93. ERASMO, REFORMA Y CONTRA-REFORMA EN LA FORMACION DE LA ESCUELA MODERNA

June 7, 2017 | Autor: Jorge Eduardo Noro | Categoría: Religion, Educación, Historia de la Educación, Escuela, Erasmo, Calvino, Martin Lutero, Calvino, Martin Lutero
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MATRIZ DE LA ESCUELA MODERNA DR. JORGE EDUARDO NORO

ERASMO, REFORMA Y CONTRA-REFORMA Y LA MATRIZ DE LA ESCUELA MODERNA

PROF.DR. JORGE EDUARDO NORO [email protected]

 La articulación entre el pensamiento y la fortaleza de las iglesias, y la configuración de la escuela moderna encuentra un paralelo notable entre los católicos y los protestantes, tanto en las prácticas como en las configuraciones institucionales. Más allá de la autonomía con que se produjeron las enunciaciones discursivas y las acciones, CALVINO representa el brazo operativo de las ideas educativas proclamadas y reclamadas por LUTERO; IGNACIO de LOYOLA representa el brazo ejecutivo de las disposiciones del CONCILIO DE TRENTO: ambos, provenían de un pasado similar (Los Hermanos de la Vida Común) e impusieron orden y disciplina rigurosa en sus organizaciones: a la definición del plan de estudio transformado en un verdadero diseño curricular, asociaron un rigor organizativo para el efectivo funcionamiento de la estructura escolar. (AGUIRRE LORA, 2001: 172) 1

01. ERASMO Y EL HUMANISMO RENACENTISTA  Si bien los grandes representantes de la reforma pertenecen al siglo XVI, es importante rescatar – entre otros - la figura anticipatoria de ERASMO que genera y proyecta su pensamiento sobre el escenario previo a la reforma, al mismo tiempo que llega a ser un espectador complaciente, primero, y posteriormente crítico de la protesta luterana. Es en ERASMO en el que aparecen las primeras críticas a las prácticas eclesiásticas y a la jerarquía, las referencias al cristianismo interior y no exterior, al libre acceso a la lectura de la Biblia (con traducciones y versiones accesibles), a la educación como pasaporte necesario para tener una mayor comprensión de las verdades religiosas, considerando intolerable que se defienda la ignorancia sobre las verdades. Pero es el mismo Erasmo quien se establece una prudente equidistancia dentro de la ortodoxia, sin llegar nunca a una separación, demarcando una clara diferencia con respecto a los reformadores. Sus ideas provocaron adhesiones y rechazos enconados: constituía un reflejo y una proyección de un proceso más amplio, el desencadenado por la Reforma en Alemania, 1

AGUIRRE LORA Ma. Esther (2001: 163 y 174) Los Hermanos de la Vida común, frecuentados por todos los reformadores implementaron principios organizativos para ordenar la vasta población estudiantil que frecuentaban los Colegios. La disposición de los alumnos dentro de las escuelas estaba dividida en diez clases o cursos, respetando edades y niveles de aprendizaje; y un profesor era el encargado de cada curso. Las escuelas fueron suplantando las ya mencionadas prácticas medievales que se reunían en el atrio de las Iglesias, en algunas esquinas o en algún local alquilando, pero sin graduación en los programas, mezclando edades y condiciones de los estudiantes.

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proceso que aceleró las condenas y las censuras contra sus obras y su pensamiento. Son los primeros signos de una Europa se asomaba con estupor y con pasión hacia una nueva y probable división religiosa. En este contexto, para unos, Erasmo era el causante del problema; para otros, en cambio, él se perfilaba como la solución al conflicto, sobre todo tras publicar sus escritos contra Lutero. En realidad Erasmo anticipó numerosas ideas defendidas por Lutero y coincidía con muchas de sus posturas frente a la reforma moral, las disputas teológicas, la auténtica actitud religiosa en la interioridad del alma humana, el mismo espíritu frente a la Escrituras sagradas. Pero no profundizó los escritos de Lutero y censuró su alejamiento y su enfrentamiento con la autoridad del Papa: su defensa de Lutero consistió en solicitar que no se lo persiguiera sino que se le pidiera que corrigiera sus errores, para con exacerbar el cisma en el interior de la iglesia y provocar una fractura irreversible. Finalmente a los ataques de Lutero respondió con sus propios ataques, específicamente oponiendo a la negación de la libertad humana (Siervo arbitrio), la tradicional doctrina del libre albedrío (Libre arbitrio y Hyperaspides contra el Siervo arbitrio de Martín Lutero).2  No se trata de unos de los representantes y discursos constitutivos de la escuela moderna, pero es un nexo entre la educación medieval, las prácticas formativas de los Hermanos de la Vida común y algunas experiencias formalistas renacentista del siglo XV: creemos que algunos aspectos de un pensamiento llegaron a conmover los cimientos de algunas tradiciones y formulaciones significativas. Erasmo y el eramismo son referentes ineludibles del pensamiento del siglo XVI y del siglo XVII y su producción es mucho más amplia y mas rica que su divulgado (y muchas veces mal interpretado) Elogio de la locura. (BARCELO, 1966) 3 No sólo se erigió en el compilador del humanismo renacentista, sino que logró alcanzar algunos de sus objetivos principales, como la edición crítica de una nueva traducción de la Biblia. Asimismo, aunque fue censor incansable de los vicios e injusticias de su época y siempre se preocupó por cultivar una imagen independiente, supo mantener una relación muy estrecha con las altas jerarquías políticas y eclesiásticas, entre las que logró aliados muy importantes. Erasmo también entendió muy pronto la importancia de la imprenta, y por esta razón estableció una estrecha colaboración con los grandes impresores de la época, quienes, a su vez, apreciaron la creciente demanda que los textos erasmianos tenían. También supo concebir la comunicación epistolar como un elemento esencial para la difusión de sus ideas. Este intenso trato epistolar le permitió lograr una constante imagen de actualidad, de modo que no sólo sus libros sino también sus cartas interesaban vivamente a los lectores.4 2

“Tú [Lutero] das dos razones por las cuales tu doctrina debería ser divulgada entre todos. La primera es que el hombre, desconfiando de sí y desengañado de sí mismo, no ha de esperar su salvación sino únicamente de Dios, cuya misericordia le es próxima, porque comprende que por sus propias fuerzas nada puede hacer para asegurársela. (...) Entre tú y yo no hay desacuerdo, excepto en que yo hago de nuestra voluntad una cooperadora de la gracia de Dios, en tanto que tú la concibes completamente pasiva. Porque lo que añades, que “mientras el hombre esté persuadido de que puede hacer siquiera un poquito por su salvación, permanece en la confianza en sí mismo, no se humilla ante Dios y secretamente permanece soberbio y enemigo de la gracia divina” está dicho con fuerza pero sin pruebas y en sentido contrario a las Escrituras, además de qué, aparte de la exageración, no contiene ninguna novedad. (...) Todo cuando puede el hombre con sus fuerzas naturales no es sino don gratuito de Dios. ¿Quién que desee atravesar el océano confía en poder lograrlo si no cuenta con un barco y con vientos favorables? Y sin embargo, no se mantiene ocioso durante la navegación. Así también la afirmación del libre arbitrio no tiende a que el hombre atribuya menos a la misericordia divina, sino a que no defraude a la gracia operante y a que tenga de qué acusarse si naufraga”. (Hyperaspides. I) 3 BARCELO Joaquín, (1996). El autor señala que la obra es considerada una sátira, un opúsculo festivo, de lectura masiva, cuando en realidad se trata de una verdadera filosofía de la historia del esfuerzo civilizador del hombre, al reconsiderar y contextualizar el verdadero significado del término locura, que siguiendo las palabras de Pablo distingue la locura o sabiduría del mundo¸ origen de las artes, de las artes y de la civilización, frente a la locura divina vinculada con la redención y la revelación. “La locura humana, es decir, la energía civilizadora por la cual el hombre se esfuerza por superar su propia condición natural, no puede satisfacer su cometido sino es iluminada por la locura divina, la única que puede darle sentido”. 4 En 1521 escribía desde Bruselas Juan López: “Para los libreros no hay señuelo más seguro para la caza de compradores que la de poner en cabeza de las ediciones el nombre de Erasmo con el título de examinador, revisor, comentarista. Y no hay libro tan apreciado y por contraste tan desestimado y vil que no sea avalado o

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 Para conocer su pensamiento político es necesario destacar Institutio principis christiani (1516), escrito en torno a la figura del joven Carlos V y como parte de una campaña de propaganda para favorecer la aceptación hispana del nuevo monarca. Aunque se trata de una clara obra de circunstancias, el humanista expone en este tratado que el principal objetivo del gobierno era hacer reinar el orden evangélico en la sociedad, un propósito que sólo era posible contando con la virtud del príncipe cristiano. Por esta razón concibe su Institutio como un tratado educativo, un método para la formación cristiana de un príncipe que, además de gobernar, debía cumplir una función pedagógica, al constituirse en ejemplo vivo y eficaz para sus súbditos. El consejo erasmiano de que es preferible abandonar el cetro antes que cometer una injusticia es buena prueba de ello. Erasmo se opone además a la idea renacentista de la soberanía sin límites y al utilitarismo calculado (El príncipe de su contemporáneo Nicolás Maquiavelo, escrito en 1513) 5 y su posición moral es idéntica cuando aborda los problemas de la guerra y la paz. Erasmo se indigna ante la actitud bélica de algunos príncipes de la Iglesia de su tiempo, y hace resaltar el carácter absurdo de los motivos habitualmente aducidos para justificarla y ridiculiza los métodos diplomáticos. Su reprobación de la guerra como negación del ideal apostólico tiene su origen en la patrística, pero va más allá, haciendo propuestas para acabar con las guerras que consisten en la fijación de fronteras y del orden de las sucesiones, en la utilización de la capacidad de arbitraje de las autoridades morales y religiosas y en un llamamiento a la caridad cristiana para asegurar la paz entre los pueblos. Erasmo retomó en su tratado político Querela pacis (1517) el tema de la paz, tratado ya en obras anteriores como en su Adagio: dulce bellum inexpertis (La guerra es dulce para quien no la ha vivido). Condena la guerra desde un punto de vista natural, político y teológico, y hace un llamamiento a la paz: No existe paz, por injusta que sea, que no resulte preferible a la más justa de las guerras. Las guerras nunca pueden ser justas, ya que ¿a quién no le parece justa su propia causa? La guerra origina el naufragio de todo lo que es valioso y de ella nace una infinidad de males: de una guerra nace otra; de una pequeña una grande; y la peste de una guerra surgida en otro sitio se propaga a los vecinos y aun a los que se encuentran muy distantes. “Un buen gobernante no iniciará jamás una guerra a no ser que, después de haberlo intentado todo, no existan medios de evitarla.”6  En 1503 publicó en Lovaina el Enchiridion o Manual del caballero cristiano, arma contra los males que amenazan al cristiano, tal como advierte en su primer capítulo. El hombre se convierte en el soldado descrito por San Pablo en continua lucha contra el pecado, la carne y el demonio. En este pequeño manual o librito (sentido etimológico de enchiridion), Erasmo expone su teoría del cristianismo interior, definiendo la esencia y la actitud del verdadero cristiano. Al afirmar el valor de la conversión sincera y de la vivencia íntima de las verdades de fe, estaba condenando directa o indirectamente las prácticas exteriores y formales que veía en ciertas órdenes religiosas, hacia las que dirigió sus críticas. Erasmo las había puesto en evidencia muchas veces y de muy diversas maneras, censurando su extrema ignorancia, recomendado por la autoridad y la majestad del lema de Erasmo. Y por no mentar más una tras otra todas las singularidades, Erasmo, créeme, preside y reina en la liza de los doctos y de los indoctos” En 1527 a las aulas de la universidad de Alcalá, un alumno podía sorprenderse de que en la cátedra de santo Tomás se leyeran más textos de Erasmo que del santo de Aquino; pero veinte años después los manuales erasmianos circulaban con normalidad entre los estudiantes, y ya no provocaba sorpresa su lectura: en 1556 la Ordo del studi en la universidad de Barcelona establecía como libros escolares tanto el De acto orationis partium constructione, como los Colloquia de Erasmo. Éste había llegado al punto de vulgarizarse gracias a la enorme divulgación de sus obras. 5 Cfr. BOWEN, 1986: II, 465. El concepto del príncipe en ERASMO y en MAQUIAVELO 6 La educación del príncipe cristiano. Cap. 11. SÁNCHEZ MOLEDO Gonzalo. En 1563 el Concilio de Trento certificó la derrota de algunas tendencias del pensamiento de Erasmo. El irenismo - solución pacífica y no bélica de los conflictos religiosos - siempre propugnó la necesidad de convocar un Concilio donde se abordara la reforma de la Iglesia y se cerraran las heridas de la división religiosa; este Concilio fue Trento y en sus sesiones se reformó la doctrina y la vida eclesiástica, si bien no para unir, sino para afianzar las diferencias entre un credo verdadero y los otros credos heréticos. Como no era la solución defendida por el irenismo erasmiano, toda la obra de Erasmo fue prohibida y puesta en el Índice de Roma (1559). Durante los siguientes doscientos años el nombre de Erasmo fueron acompañados de una triste coletilla manuscrita: auctor damnatus, en los libros del mundo católico

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así como su envidia, el número excesivo, el ocio, la impunidad y la petulancia. Este análisis despertó, naturalmente, un terrible odio hacia su persona por parte de las órdenes mendicantes, quienes veían aproximarse la pérdida de su poder y prestigio. Los Colloquia, publicados entre los años 1516 y 1536, fueron una colección de acertadas y jocosas sátiras también contra la corrupción eclesiástica de la época, quizá admisibles antes de que Lutero lograra afianzar su reforma en Alemania, pero en 1527 fueron causa más que suficiente para que Erasmo terminase condenado por la Inquisición. Afortunadamente, muchos de sus amigos, hombres de gran influencia, evitaron el desastre que, de lo contrario, se habría producido inevitablemente.  En los escritos de Erasmo hay anticipaciones educativas que reflejan algunos de los criterios y los principios que luego se convertieron en formulaciones operativas en los escritos e en determinaciones de los Reformadores del siglo XVI y XVII.7 Mas allá de las limitaciones impuestas por el contexto en el que Erasmo recibió su educación y las condiciones en las que vivió, supo puntualizar una serie de principios que fueron cosechados y aplicados por los organizadores de la matriz eclesiástica de la escuela moderna. Se habla de escuelas, pero las mismas refieren a la presencia de algunos preceptores o maestros que ofrecían su servicio a los estudiantes de manera individual y no simultánea, a cambio de alguna retribución por su trabajo. He aquí algunos de sus aportes: (1º) Son puntuales sus recomendaciones acerca de la educación de los niños, especialmente marcando LA RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES como una prolongación necesaria de la procreación: “Tú debes tener el propósito preconcebido de procurar que tu niño (...) sea iniciado en las buenas letras, instruidos en las más honestas disciplinas, y formado y aleccionado por los más saludables preceptos de la filosofía. (...) ¿Quién será tan ciego que no vea que proceden mal y en sentido contrario a lo que corresponde aquellos que ponen el mayor esmero en el cultivo de los campos, en la construcción de los edificios, en la cría de caballos, dedicando a esos menesteres personas expertas y de probada experiencia, pero ponen escasa atención en cambio en la educación y formación de sus hijos? 8 (...) “La fuente de toda virtud es la educación diligente y esmerada, así como la necedad y la malicia es la instrucción descuidada y viciosa. Y esto quedó especialmente reservado a los seres humanos. (...) Sólo al hombre lo alumbró débil, desnudo, sin defensa. En compensación de todas estas deficiencias le infundió una mente capacitada para toda suerte de disciplinas. (...) Eficaz es la naturaleza, pero la

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No es el único. PETRUS RAMUS – asociado en algunos temas a las preocupaciones de ERASMO – hizo los suyos, los que también tuvieron influencias en el siglo XVII: RAMÉE, Pierre de la (Petrus Ramus) (1515-1572) provee una clave para comprender el modo en que la imprenta dio forma a la cultura moderna. El movimiento ramista introdujo una forma novedosa de educación que hizo avanzar la claridad racional en el sentido cartesiano moderno y se propuso reorganizar tradiciones de larga data de la lógica y la retórica occidental, una reorganización que abarcaba todo el conocimiento e incluso del mundo y la vida de los hombres. Entre las propuestas se destacan: (1) El uso de la conferencia o la exposición como método fundamental de enseñanza. (2) El uso del libro que implicaba la especialización del conocimiento y la información, y la división de los saberes en disciplinas y asignaturas. (3) Renunciar a la enseñanza personalizada, respondiendo a la necesidad de que un maestro atendiera a varios alumnos. (4) El trabajo uniforme y simultáneo de los alumnos en la disciplina o asignatura designada por la organización de la clase y al ritmo que lograba establecer el profesor. (5) Utilización de métodos sencillos de control para crear y garantizar el mismo ritmo: recitar, leer y analizar el texto, (5) El contenido del programa o curriculum de las disciplinas, basado en varios libros, que el profesor consideraba básicos (en ocasiones, no los mejores, sino los disponibles). (6) Uniformidad en los conocimientos ya que por falta de tiempo, o de recursos financieros o informativos, los estudiantes no consultaban otras fuentes, ni comparaban opiniones diferentes. 8 Este es un interrogante y un argumento que utilizan tanto COMENIO como RUSSEAU J. J. (1980: Libro I. Pp. 28, 36 – 43) “Un padre, cuando engendra y alimenta a sus hijos, no ha hecho sino el tercio de la tarea. El debe hombres a su especie, debe hombres sociables a la sociedad y debe ciudadanos al estado. (...) El que no puede cumplir los deberes de padre no tiene el derecho de serlo”.

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supera en eficacia la instrucción.9 (...) ¿Para tener un hijo que reporte honra y provecho a sus padres, en quien puedan transferir buena parte de las cargas domésticas para su descanso, cuya piedad sea báculo amoroso de una gravosa senectud, que sea sostén y ayuda de sus consanguíneos, que para la esposa sea marido probo, que sea para la república ciudadano animoso y útil, ponen un cuidado nulo o tardío? ¿Para quienes siembran, aran, construyen, van a caza de riquezas por tierra y por mar? ¿No es para los hijos? (...) Con afán desmedido trabajan por la posesión, mas por el futuro poseedor no se toman cuidado alguno. (La temprana educación liberal de los niños). (2º) Si bien proclama la necesidad de la educación, determina las condiciones de la enseñanza y los CARACTERES IMPRESCINDIBLES DEL MAESTRO O PRECEPTOR. Erasmo reconoce las experiencias de la mala enseñanza - que él mismo ha padecido - y de la presencia de maestros ignorantes, principalmente monjes, clérigos y Hermanos de la Vida Común, indigentes en saber propio e ignorantes en cuestiones de método y objetivos de la educación. (BOWEN, 1986: II, 472) Las nuevas escuelas exigen maestros capaces de instruir a la nueva generación. El buen maestro vigila las disposiciones intelectuales de sus alumnos, reconoce los caracteres individuales de cada uno y determina qué tipo de estudios son los apropiados. En una época en que la actividad es objeto de ataques y desprecio, manifiesta respeto y aprecio por el oficio de maestro de escuela y efectúa su propia defensa (1511) cuando algunos dudaban de las intenciones y de las condiciones de quienes debían dedicarse al cuidado de los muchachos en las escuelas: “es una profesión sumamente honorable educar a los jóvenes en la virtud y el saber”. Pero el ejercicio de esa tarea exige numerosas condiciones: “El primer grado de la docencia es el amor del que enseña. No hay cosa más inútil para la enseñanza que el carácter desapacible y agrio del preceptor que hace que los niños empiecen a tomar fastidio al estudio antes que puedan entender los motivos porque debe ser amado. Andando el tiempo sucederá que el niño, que comenzó a amar las letras por afecto al que se las enseñaba, cuando ya no sintiere su influencia, las amará por ellas mismas. (...) En la enseñanza de todos los conocimientos es menester que el preceptor no sea ni pesado ni severo, sino asiduo más que inmoderado. No causa enojo la asiduidad si es comedida, si la sazonan la variedad y el agrado, si, finalmente, estas cosas se enseñan de modo que esté ausente la idea de trabajo y el alumno se imagine que todo se hace por juego. Hoy en día no vemos a hombre tan ruin, tan inútil, tan poca cosa que el vulgo no le atribuya suficiente aptitud para regentar una escuela. Y ese maestro, a su vez, figurándose haberse alzado con un reino, os causa maravilla cómo se hace feroz porque tiene mando, no sobre fieras, sino sobre aquella edad que es menester que se la trate con dulzura y cariño. Dirás que aquélla no es escuela sino prisión por el estallido de los azotes y el estrépito de los palos; allí dentro no se oye nada sino llantos y quejas y amenazas espantosas. ¿Qué otra cosa aprenden allí sino aversión por las letras? (...) 10 No hay quien desuelle y martirice con mayor crueldad a los niños que aquellos maestros que no tienen nada que enseñarles. ¿Qué hacen esos en las escuelas sino gastar todo el día en azotainas y denuestos? (La temprana educación liberal de los niños). (3º) Establece, además, cuáles deberían ser LAS RESPONSABILIDADES DE LAS AUTORIDADES para poner el debido cuidado en la educación de los súbditos y de los ciudadanos, anticipando la organización de los sistemas educativos modernos como un resguardo de las instituciones y de los Estados: “¿Qué hacen con aquellos que, si no es a fuerza de golpes, no se les puede llevar a que estudien? (...) Existen seres humanos que nacieron para el arado y el molino, no menos que los 9

Hay resonancias del Discurso sobre la dignidad del hombre de Pico de la Mirándola (1486), pero Erasmo supone que lo que el hombre puede llegar a ser lo consigue a través de la educación. 10 Los aportes de COMENIO (1657) afirmando que “no hay que guiar con voces, cárcel o azotes a la criatura racional, sino con la razón” (1976: 23) y los límites impuestos por los primeros Reglamentos escolares son una respuesta histórica a las propuestas de Erasmo.

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bueyes y los burros. Con esta media, dicen, la población escolar disminuiría. Y se reducirían las ganancias y ello es un recio golpe. El interés por encima del aprovechamiento de los alumnos. Esta es la mentalidad de la gran mayoría de los maestros de párvulos. Confieso que (...) es harto más fácil prescribir cómo ha de ser el preceptor que hallar a muchos que se ajusten a la exigencia. A pesar de todo debería ser el acuciante ideal de los magistrados seglares y de los jerarcas de la Iglesia, y que así como reciben la adecuada instrucción quienes han de dedicar sus actividades a la milicia o cantar en los templos, también con mayor celo se instruyan quienes han de formar recta y liberalmente a los hijos de los ciudadanos. (...) (La temprana educación liberal de los niños) “A quien ha de ser promovido al gobierno se le debe recordar en primer término que la mayor esperanza de la nación reside en la adecuada educación de los niños. (...) En efecto, la edad no cultivada se presta para toda disciplina. Hay que cuidar, por consiguiente, ante todo la enseñanza pública y privada, y de la educación de las muchachas, para que, bajo la dirección de profesores excelentes e incorruptibles se empapen de la enseñanza de Cristo y de las ciencias mas dignas y útiles para la nación. De esta manera se logrará que no sean necesarias demasiadas leyes ni castigos, ya que los ciudadanos obrarán rectamente de manera espontánea. Tan grande es la influencia de la educación que, como ya Platón lo dijera, el hombre bien educado se transforma en un ser en cierto modo divino, en tanto que el mal educado degenera en una suerte de bestia feroz. Nada puede interesarle más a un gobernante que el hecho de que sus súbditos sean los mejores posibles. (La educación del gobernante cristiano. Cap. III).11 “Si falta la atención pública, no queda otro recurso sino que cada uno vigile en su propia casa. Pero, ¿qué harán los de escasa fortuna que, con harto sacrificio, mantienen apenas a sus hijos y que están muy lejos de poder pagar a un buen maestro? (...) Nosotros declaramos cuál es el mejor plan educativo, pero la fortuna no podemos darla si es que no contamos con la generosidad de los ricos que salen a socorrer a los ingenios bien dotados. (...) No todos consiguen evadirse de su humilde estado, pero todos deben educarse para esta finalidad”. 12(La temprana educación liberal de los niños) 13 (4º) Para Erasmo – fiel representante del humanismo – EL MAESTRO debe poseer un inmenso saber, porque su tarea no consiste en la transmisión del mismo a los alumnos (tarea que se convertiría en una empresa temporalmente imposible), sino en ahorrarle tiempo: “Quiero que uno sólo [el maestro] lo lea todo, para que los demás no necesiten leerlo todo”. (DURKHEIM, 1992: 247) Los alumnos no tienen necesidad de conocer todos los autores, sino solamente algunos elegidos, pero sí debe tener un amplio 11

Con la misma insistencia escribirá COMENIO un siglo después recordando los deberes de los Gobiernos con respecto a la educación de los súbditos y ciudadanos: “”De igual moto los súbditos también deben estar ilustrados para saber prudente y sabiamente obedecer a los que mandan. (...) A todos los que nacieron hombres les es precisa la enseñanza, porque es necesario que sean hombres no bestias feroces, no brutos, no troncos inertes”. (1976: 23 y cap. 33º) 12 Los castigos corporales, la autoridad omnipotente del maestro, la cuidada formación de los educadores, la universalidad del derecho a la educación, la compensación entre los que disponen de recursos y de los que nos tienen, las condiciones naturales (previa) para el ingreso a la escuela, las responsabilidades de las familias, de la Iglesia y de los Estados son algunas de las cuestiones sobre las que Erasmo formula sus propios criterios y propuestas. Algunas afirmaciones anticipan a COMENIO (Didáctica Magna, 1657) y a ROUSSEAU (Emilio o de la Educación. Siglo XVIII). 13 El hombre tiene una capacidad innata que le permite ser educado. El necesario cultivo de la razón exige tiempo y método. La educación debe comenzar en los primeros tres años de vida, sin retrasar hasta después de los siete años el inicio de la labor educativa. Educar significa atender (1) al carácter y a la personalidad del niño, (2) al buen método para la enseñanza y (3) a la práctica que consolida los hábitos. El comienzo prematuro no puede olvidar el conocimiento de la natural inmadurez del niño y los procedimientos deben acomodarse a esa etapa de desarrollo y crecimiento. (BOWEN, 1986: II, 474)

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conocimiento de la cultura clásica porque el fin que se persigue no es un conocimiento enciclopédico – como el que defiende RABELAIS (1971) – sino el manejo de los recursos instrumentales para la producción del pensamiento, el desarrollo de las ideas, el manejo del lenguaje (en el hablar y en el escribir). Se trata de que los alumnos se familiaricen con las palabras y las cosas (Ferum ac verborum) y para ello no se trata de llenarnos de conocimientos, sino que a través de antologías de los autores relevantes se puedan descubrir los modelos para el desarrollo del buen gusto y de las propias posibilidades. Para esto el maestro debe poseer una erudición amplia, condición de posibilidad del ejercicio de su profesión: servir de nexo entre el patrimonio cultural vigente y los alumnos, a quienes debe hacer degustar la vastedad de la cultura.14 (5º) Es importante destacar sus aportes a la modificación de los comportamientos sociales, a la CONSTRUCCIÓN DE LA CIVILIDAD O DE LA URBANIDAD, (REVEL J. en ARIES – DUBY, 1992: V, 171 - 175) especialmente en el difundido texto De civilitate forum puerilium libellus, escrito en 1530 y rápidamente difundido en Europa, con probadas proyecciones en los tres siglos posteriores, dando lugar a un nuevo género literario “la educación en los buenos modales”. El texto no distingue clases sociales sino que se dirige a todos los niños sin distinción, superando producciones anteriores que sólo atendían a la preparación de las clases altas. Erasmo se propone imponer y enseñar un código social válido para todos: para ello se encarga de censurar aquellos gestos, actitudes y comportamientos que desacreditan, y estimula la práctica de otros que dignifican. Mientras Erasmo intenta difundir estas normas básicas para el ejercicio de la educación doméstica (entendiendo que son los padres los responsables directos de su enseñanza), el legado posterior se encargará de escolarizar estos preceptos y depositará en la escuela y en los maestros la responsabilidad de completar la formación en la civilidad y las buenas costumbres. (REVEL J. en ARIES – DUBY, 1992: V, 177 – 179) 15 (6º) Finalmente recuerda el RESPALDO EDUCATIVO DE LOS CREYENTES que deben acompañar con su preparación cultural el cultivo y el desarrollo de su fe, en una clara anticipación de los planteos luteranos. “Con vehemencia disiento de quienes se oponen a que los laicos puedan leer las Santas Escrituras traducidas a las lenguas vulgares, como si Cristo hubiera enseñado cosas tan intrincadas que escasamente pudieran ser comprendidas por unos pocos teólogos y como si la difusión de la religión dependiera del desconocimiento de ella. Tal vez pueda ser conveniente que los reyes oculten sus secretos, pero Cristo quiere divulgar al máximo sus misterios.” (Prefacio al Nuevo Testamento. Exhortación). 16

02. MARTÍN LUTERO  Cuando se reflexiona sobre la presencia de la educación y de las escuelas entre los reformadores – principalmente como antecedentes directos de la escuela moderna – se observa, a partir de ese período la necesidad de instrumentar la educación y universalizar la escuela con el propósito de alcanzar objetivos prefijados: existe interés explícito en crear un orden social, comunicar las ideas, difundir la fe, 14

Son muchos los escritos de Erasmo relacionados con el tema educativo: De ratione studdi (Del correcto método de enseñar) (1511), Anti barbaros (contra la enseñanza escolástica), De clamatio de pueris ad virtuten ac literas statim et liberaliter instituendis, dique protinus a nativitate, De civilitate morum puerilium (tratado de urbanidad que anticipará otros escritos similares, entre ellos el de Juan Bautisla de La Salle en los albores del siglo XVIII) 15 Destinan una de los capítulos de Las formas de la privatización: el escrito por Jacques REVEL: Los usos de la civilidad. (169 – 209) con un amplio desarrollo y puntualmente anotado e ilustrado. De la presencia de la Urbanidad, la civilidad y las buenas costumbres en la escuela dan testimonio los representantes posteriores en los siglos XVI, XVII y XVIII. 16 BARCELO Joaquín (1996). www//agoraclass.fltr.ucl.ac.be/ UCL. Université catholique de Louvain. Faculté de philosophie et letters. Département d´études grecques, latines et orientales (GLOR). Textos Latinos de Erasmo.

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propagar la doctrina, marcar un cuerpo dogmático ortodoxo en contra de otro heterodoxo, etc. Lo que de manera difusa anunciaban los colegios medievales y los Hermanos de la Vida Común se transforma en un mandado categórico en la nueva edad. Debe existir la educación en el contexto de las escuelas porque ambas deben responder a una función religiosa, cultural y social, función que se cumple a través de un mismo acto pedagógico: “Deus servavit ecclesiam per scholas” (1530). Martín Lutero es un ejemplo de ellos: escribió sus conocidos documentos (1º) “A los concejales de todas las ciudades de Alemania: que deben crear y mantener escuelas cristianas(1524) 17 y (2º) “Sermón para recomendar que los niños debían ser enviados a las escuelas” (1530), en el mismo período histórico en el que debió disciplinar y civilizar a los desaforados y bárbaros campesino que amenazaban con destruir todos los derechos y todos los principios, amparados en el nuevo grito de libertad, que los liberaba por igual de la iglesia (autoridad del Papa) y de los príncipes asociados.18  Cuando un poder cae, otro poder debe constituirse y Lutero descubrió al mismo tiempo los riesgos y la medicina: la escuela debía ser el instrumento educativo para consolidar los rasgos del nuevo poder. Es antológica la queja de Lutero: “Aquí no queda ya disciplina ni temor de Dios; porque perdido el miedo al Papa, sólo se hace lo que cada uno quiere“. Negado y destruido los referentes del poder religioso y político anterior (y sus poderes asociados), constata que ha desaparecido todo poder legítimo y que el poder presente y futuro debe constituirse y conquistarse. Para ello necesita edificar un nuevo cuerpo social y un nuevo referente normativo. No basta recurrir al ejercicio de la autoridad, es necesaria la presencia de la escuela “que siembra en la conciencia la demanda de un nuevo orden”: Un criterio similar al asumido también por el Concilio de Trento: ¿de qué sirven las leyes si no se encarna en las costumbres? ¿De qué sirve escribirlas en tablas de piedras, si no se las escribe en tablas de carne, en las tablas del corazón? El mismo Lutero que condenó la anarquía de los rebeldes y violentos campesinos, ordenó a los concejales de Alemania que crearan escuelas para constituir a los habitantes en ciudadanos responsables y convencerlos de que con la Reforma no cae toda la ley, la religión y el poder, sino que se construye una nueva ley, un nuevo orden, una nueva religión, un nuevo poder. En definitiva lo que interesa es precisamente recordar que el poder sigue (en otras manos y con otro marco de ideas) y que para que haya continuidad es necesario que se lo interprete como necesario y se lo legitime obedeciendo. “Cada día más experimentamos en los países alemanes cómo se dejan arruinar del todo las escuelas. Desde que han faltado los monasterios y fundaciones, nadie quiere hacer a sus hijos aprender y estudiar. Esto es obra del Diablo. Bajo el papado tenía el demonio extendidas sus redes por medio de monasterios y escuelas; de manera que, sin un estupendo milagro de Dios, no era posible que se le escapase ningún niño. Más después que sus redes han sido deshechas por la palabra de Dios, no dejan que aprendan cosa alguna. Nadie entiende cuan pernicioso y diabólico sea este proceder; y con esto se consuma tan calladamente, que antes de tener tiempo para deliberar, precaverse y buscar auxilio, el daño llegará a ser irremediable. Ahora que la luz del nuevo Evangelio os ha librado de las contribuciones y socaliñas de los clérigos, ¿por qué no empleáis en la educación de la juventud la décima parte de lo que os habéis ahorrado?” (...) “Mientras gemíamos bajo la tiranía del Papado, todas las bolsas estaban 17

Los textos aparecen en diversos documentos y fuentes mencionados como los clásicos de la educación propuesta por Lutero. 18 Las predicaciones luteranas sobre la libertad cristiana y contra la opresión de la autoridad eclesiástica y aun contra el emperador, contribuyeron, indudablemente, a revolver las pasiones y los reclamos contenidos desde hacía tiempo y a desatar la revuelta general conocida en la historia como la “guerra de los campesinos”. Los agitadores juntaban bandas de paisanos, grupos de proletarios urbanos, monjes relajados y nobles arruinados. Los horrores que cometieron por todas partes fueron incalculables: arrasaron castillos y casas señoriales, destruyeron monasterios e iglesias, sembraron por doquier la destrucción. En 1525 propusieron los célebres doce puntos. Entre otras cosas, exigían la abolición de la servidumbre, la libertad para disfrutar de la caza, la supresión del diezmo, la posibilidad de elegir y designar a los pastores, todo conforme al Evangelio. La unión y el poder de algunos príncipes permitió frenar la barbarie y los reclamos que ponía en riesgo tanto a católicos como a protestantes. GARCIA VILLOSLADA - MONTABAN F.(1960: 657)

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abiertas, y no tenían medida el dar para las iglesias y escuelas. Entonces se podían llevar los hijos a los monasterios, fundaciones, iglesias y escuelas, y empujarlos y forzarlos a ir con indecibles dispendios. Mas ahora, que se deberían fundar buenas escuelas e iglesias, y ni aun fundarlas siquiera, sino sostener las fundadas, todas las bolsas se cierran con candados de hierro; para esto nadie puede dar, y, además, se llevan de allí los niños y consienten que se los eduquemos. No son solamente los particulares los que se muestran refractarios a la enseñanza: son los mismos consejeros en todas las ciudades y casi todos los gobiernos dejan perecer las escuelas”. (LUTERO, 1524) 19  Aquí se produce, por parte de Lucero un esfuerzo múltiple: (1º) reconquistar y convertir la escuela en un instrumento de disciplinamiento; (2º) convencer a las capas sociales inferiores - confiadas en su propia educación y necesitadas en sus numerosos hijos como fuerza de trabajo - que la educación y la concurrencia obligatoria a las escuelas era necesaria para la sociedad y conveniente la prole; (3º) garantizar el funcionamiento de la institución escolar a través de una alianza definida entre la iglesia y la familia, con la concurrencia activa de las autoridades. No son los padres lo que pueden fundar y sostener escuelas, sino los funcionarios, quienes amparados por la ley deben obligar a los padres a enviar a sus hijos a las escuelas: la educación es para todos (universalidad) y para el beneficio de todos (finalidad): desobedecer es desconocer la voluntad de Dios y la voluntad de la sociedad (bien común). La iglesia le otorga el caudal de conocimiento y la legitimidad del mandato: provee la forma, la metodología y los recursos; la familia le otorga el reconocimiento y la aceptación: la materia prima, los demandantes, los estudiantes; los gobernantes aporta los recursos y el poder. Lutero sabía que no podía persuadir individualmente a los padres para que educaran a sus hijos y por ello consideraba que la única manera de apostar a la educación era transformarla en un bien público: de la misma manera que los impuestos atendían a la construcción de puentes y caminos y todas las obras necesaria para la comunidad, la educación debía formar parte de esos servicios que brindaba el Gobierno. El deber de la autoridad pública era crear y mantener escuelas, y obligar a los súbditos a mantener a sus hijos en ellas, pero ante la posibilidad de que no se hiciera efectiva tal obligatoriedad no dejaba de insistir en sus exhortaciones.  La educación de la juventud es importante por diversas razones; los jóvenes deben estar preparados (1º) para asumir la profesión secular o eclesiástica y servir desde allí a la sociedad; (2º) para cumplir su misión, los funcionarios - del estado y de la iglesia - deben ser personas bien entrenadas. Mientras la iglesia provee al bienestar espiritual, el Estado sirve al bienestar temporal: ambos deben garantizar – por diversos caminos – la ley y la justicia porque de lo contrario se retorna al estado de barbarie, animalidad primitiva, y el marco para responder a estas obligaciones es también la educación escolar. 20 “Es tan general el desorden en el país, que si no se emprende una vigorosa organización y sostenimiento gubernativo, en breve tiempo, no quedará parroquia, ni escuela, ni escolares”. (LUTERO, 1524) “De los particulares no hay que esperar que quieran o puedan hacer algo para el establecimiento de nuevas escuelas. Los príncipes y señores, que debían hacerlo, están ocupados en viajar en sus trineos o patinar y correr a las mascaradas; y agobiados por la importancia de la bodega, la cocina y la alcoba. Por eso lo pongo todo en vuestras manos, mis queridos Consejeros. (...)Los consejeros, en todas las ciudades, y casi todos los gobiernos, dejan perecer las escuelas, como si estuvieran libres, o hubieran obtenido remisión de su cuidado. Nadie piensa cuál sería la voluntad de Dios, educarse los niños para su servicio y alabanza, lo cual, no puede conseguirse sin escuelas; y los padres sólo ponen diligencia en proveerlos del 19

CABALLERO Valentin (1945: 100) cfr. la interpretación política del movimiento de la reforma protestante que realizan LLANOS Marco y CARVAJAL Patricio (2003) Los autores profundizan las relaciones de los escritos y las doctrinas protestantes con la filosofía de la historia, la filosofía política y la modernidad, contraponiéndola con los documentos y la doctrina del catolicismo. Presentan un marco necesario para contextualizar la presencia y la función de la escuela en el proyecto de la modernidad. 20

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temporal sustento”. (LUTERO. 1529) (...) Para la educación de los jóvenes pobres hacen falta, así sacerdotes, como escuelas, porque ya los padres no cuidan de esto. (...) A la fuerza, debiera el Elector, como tutor supremo de la juventud, obligar a los ciudadanos y labradores pudientes, a sostener púlpitos y cátedras sagradas y escuelas de la misma manera que se les obliga por fuerza a que contribuyan y den para puentes, edificios y caminos públicos, y otras semejantes necesidades del país.” (LUTERO, noviembre 1525) “Si perecen las Letras y las Artes, ¿qué quedará en Alemania, sino un tropel de brutales y salvajes Tártaros o Turcos; o mas bien, una manada de fieras perniciosas y selváticas?” (LUTERO, 1530) “Yo sostengo que la Autoridad está obligada, aun a forzar a los súbditos a llevar a sus hijos a la escuelas; pues, en verdad, está obligada a conservar las carreras y los funcionarios, para que haya predicadores, juristas, párrocos, escribanos, médicos, maestros: pues la sociedad no puede pasarse sin ellos. Si puede forzar a los súbditos, cuando llegan a edad competente, a llevar la alabarda y el arcabuz, correr a los muros y hacer todo lo demás necesario en tiempo de guerra, cuanto más los puede y debe obligar a que lleven sus hijos a la escuela, ya que hay otra mas terrible guerra con el demonio enemigo”. (LUTERO 1530) 21  Puede encontrarse en los escritos de Lutero una serie de afirmaciones que permiten identificar no sólo una preocupación directa por el fortalecimiento de las escuelas, sino una línea educativa que acompaña el desarrollo de sus propias ideas en material de religión y organización políticas y social: (1º) La razón fundamental para crear y mantener escuelas cristianas es la educación en la fe, es decir, comunicar el evangelio. Ciertamente, en el contexto medieval en el cual se movía Lutero22, la profunda relación existente entre parroquia y escuela hacía que los límites entre una y otra aparecieran fluidas. Si bien la enseñanza no se reducía a la Biblia y al catecismo – Lutero sugería, siguiendo la tradición humanista, estudiar literatura clásica, lenguas, historia, matemáticas y música — no se puede soslayar que la tarea de la escuela era auxiliar a la obra educativa por excelencia: el anuncio de la Palabra. (2º) ¿Qué escuelas pretende Lutero? El Reformador recrea en forma vívida su propia experiencia educativa: “un infierno y purgatorio donde nos torturaban con el aprendizaje de casos y tiempos [del latín], con ejercicios de castigo o disciplina, zurras, temblores, angustias y lamentaciones”. Lutero defiende el desarrollo de la iniciativa y de la auto-confianza para permitir a los pequeños hacer por ellos mismos las cosas que les interesan, sin los límites de una estricta disciplina. Para Lutero el juego y el placer no 21

RUIZ AMADO Ramón (1911: 182- 6) (cita a JANSSEN J, Geschich, des detsh. Volkes. Tomo VII) Lutero no pertenece íntegramente a la Modernidad, pues tiene antecedentes en la Edad Media, especialmente en el occamismo. Porque de la misma manera que afirma la autonomía del cristiano frente a la Iglesia en la lectura e interpretación de la Biblia, defenderá una ética teónoma siguiendo la tradición de Ockam: Dios es para Ockam incondicional voluntad o potencia ilimitada, hasta lo arbitrario o irracional ante nuestros ojos, lo imprevisible o impredecible. Aunque Dios ha establecido un orden, preceptos, mandamientos, y el hombre debe observar ese orden y cumplir sus preceptos, nada fuerza a Dios a aceptar ese cumplimiento, sino que Dios obra según su voluntad y arbitrio de una manera caprichosa, contingente, desconcertante. Es natural que eso genere una lucha por la salvación y un sentido de angustia y desesperación, des-desmoralización. (ARANGUREN: 491) Esta situación – al producirse el paso de la edad media a la edad moderna – representa un replanteo directo de la vida y el estado religioso. No hay nada, ningún esfuerzo, ninguna obra que asegure el merecimiento de la gracia de Dios, por tanto es preferible optar por la secularización o el regreso al siglo, al mundo, al escenario de la vida real. Se asegura que el hombre – frente a otras imposibilidades – se salva por la fe y sólo por la fe, pero esta fe no es una conquista sino una Gracia del mismo Dios, ya que la salvación llega no por alguna virtud nuestra sino por la gracia de Dios y nuestra sola fe. (ARANGUREN: 494) Lutero vive intensamente el profundo sentido de la indignidad ante la ira de un Dios justo, que le conduce a extravagantes penitencias y a obsesivas confesiones diarias, convencido de que no bastaban para hacerle merecedor de la gracia. Le parecía que sus ejercicios piadosos, lejos de ser gratos a Dios, estaban viciados por esa “horrible inmundicia que es el amor a sí mismo”. Estaba convencido de la idea de que nosotros no podemos saber si nuestras obras son agradables a Dios e, impotente para vencer su amor propio, no puede encontrar reposo a pesar de sus austeridades. Sufría de fuertes escrúpulos, condición morbosa registrada en los manuales de confesionario, en la que el penitente se siente más preocupado por su propia indignidad que confiado en la gracia de Dios que otorga el sacramento, y que conservó hasta su muerte. ARANGUREN José Luis, Etica protestante. 22

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solamente eran medios fundamentales para el aprendizaje de idiomas, artes o historia, sino un fin estético que también develaba el propósito de la existencia humana y el valor de la persona amada por Dios. (3º) La responsabilidad docente es un llamado que incumbe, de manera primordial, a los padres: el Catecismo Menor fue pensado por Lutero para auxiliar a los padres de familia en la educación religiosa de sus hijos. Tenía por la docencia una opinión magnánima (BOWEN, 1986, II: 494): después de la predicación la consideraba como la actividad más útil, más grande y superior. El maestro deriva su autoridad no sólo de sus conocimientos, o de su llamado, sino de su rol delegado por los padres que los ubica en el plano sacerdotal de responsabilidad hacia los más pequeños. Pero este argumento se complementa con otro: los padres no tienen la propiedad sobre sus hijos, sino que deben cumplir con la obligación de educarlos y de escolarizarlos, de brindarles la posibilidad de beneficiarse y de beneficiar a la sociedad. La educación es una proyección de sus derechos y de su autoridad, pero es una promoción social necesaria, que todo padre deben aceptar y promover. (4º) Lutero se escandalizaba ante el descuido de la juventud de su época que, entre otras cosas, se expresaba en la falta de interés por parte de padres y autoridades por su educación. Llegó a decir que “violar vírgenes o mujeres es mucho menos grave que el pecado de abandonar y deshonrar a las nobles almas [de los niños]...” En la visión de Lutero la educación de los niños y los jóvenes se enmarcaba dentro de la responsabilidad espiritual que ataba a los cristianos mutuamente. Llamó a esto el “sacerdocio universal de todos los creyentes” por el cual una relación de mutua ayuda y cuidado entre los miembros de la comunidad. (5º) Aparece muy marcada en sus escritos, la doble condición que caracteriza a todo cristiano: creyente y ciudadano. Respondiendo a los que argumentaban que enviar a los niños a la escuela era una pérdida de tiempo porque valía más tenerlos en casa trabajando o aprendiendo un oficio útil para ganarse la vida, Lutero se manifiesta anteponiendo las necesidades y el bienestar de la comunidad por sobre los requerimientos a veces mezquinos y utilitario de los padres y de las autoridades. Recuerda que el gobierno y la administración de lo temporal o mundano no es una tarea alejada de lo espiritual. 23 Siendo que Dios, en su presencia activa y creadora, convoca a toda la humanidad a participar de su obra, los oficios, las artes y las vocaciones son muchos de los medios que Dios utiliza en su misión. Lutero ilustra este punto afirmando: “Aunque no existiese el alma, aunque las escuelas y las lenguas no fuesen necesarias para la Escritura y por motivos divinos, sería más que suficiente motivo para instituir en todos los lugares las mejores escuelas para muchachos y muchachas, la necesidad que tiene el mundo para el gobierno temporal de hombres y mujeres preparados, de tal forma que los hombres puedan regir el país y a la gente, y las mujeres educar y gobernar perfectamente a los niños, a los domésticos y a la casa”.24 Y para aquellos aún no convencidos por su argumento teológico Lutero expone un razonamiento mucho más pragmático: “la prosperidad de una ciudad no depende tan sólo de la acumulación de riquezas, sino por el contrario, la mayor prosperidad, seguridad y fortaleza de una ciudad consiste en tener muchos ciudadanos capaces, sabios, juiciosos, honorables y bien educados, los cuales, después, podrán acumular, conservar y utilizar debidamente los tesoros y toda clase de bienes”. (LUTERO, De mantener a los niños en la escuela. Sermón de 1530).25  Lutero quiere convencer tanto a quienes desconfían de la utilidad de las letras y de los estudios (los más pobres) como a los Burgueses y a las clases acomodadas que deben ver como un beneficio que los 23

“En lo que concierne al Estado y al gobierno temporal, enseñamos que todas las autoridades en el mundo, los gobiernos y las leyes civiles que mantienen el orden público, son instituciones excelentes, creadas y establecidas por Dios. Un cristiano es libre de ejercer las funciones de magistrado, soberano o juez. Puede recurrir a los juicios basados en las leyes imperiales y las otras leyes en vigor, castigar a los malvados, emprender una guerra justa, ser soldado, hacer contratos legales, tener propiedad, hacer juramentos cuando le sean requeridos, casarse etc. La confesión de Augsburgo (Confessio o Glaubensbekenntnis), 1530 24 LUTERO Martín (1997), Obras. citado por AGUIRRE LORA Ma. E. (2001: 159) 25 Este es el texto que citará COMENIO en el capítulo final de su Didáctica Magna (cap. XXXIII) al justificar la intervención directa y responsable de los gobernantes en la educación y en la fundación y el sostenimiento de las escuelas. PORRUA (1976): 192.

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ciudadanos sean instruidos y respetuosos de la ley, porque de este modo se fomenta la paz y se favorece al buen gobierno. La ley es dada al hombre por Dios, pero no puede sostenerse con los puños y con las armas, sino sólo con las cabezas y con los libros. La ley es mantenida por las profesiones cultas: los eruditos, los investigadores, los maestros de escuela, los pastores de la comunidad, los que practican la medicina y las artes liberales. (BOWEN, 1986: II, 492, 500). Pero además señala que:(1º) La escuela era para Lutero el ámbito por excelencia para forjar un pensamiento crítico sobre la base del dominio de ciertas herramientas conceptuales. En su contexto la clave para despertar este pensamiento crítico era el aprendizaje del hebreo y del griego. Una y otra vez Lutero insiste sobre este punto, porque era necesario acceder directamente a la lectura de la Biblia independientemente de la interpretación dada por la maquinaria eclesiástica romana. Todos los argumentos religiosos se construían sobre la base del conocimiento de la Palabra sagrada. Lutero argumenta que las conciencias seguirán cautivas de no contar con la capacidad de juzgar la doctrina que oprime y mantiene el estado de infantilismo espiritual a la mayoría de la población.26 (2º) Para responder a estos propósitos las escuelas deben ser reformadas. Lutero se suma a las críticas formuladas por sus contemporáneos (Erasmo, Montaigne, Vives, Rabelais) que atacan por igual el formalismo decadente y las expresiones de violencia27 en las prácticas pedagógicas: “Tampoco es mi intención que se funden escuelas como las que tenemos hasta ahora, donde un muchacho trabajaba como esclavo durante veinte o treinta años para aprender su Donato o Alejandro, y aun salía sin saber nada. Mi idea es que los niños pasen en esta escuela uno o dos horas diarias y utilicen el resto del tiempo para trabajar en casa aprendiendo un oficio o haciendo cualquier otra cosa que se les pida. De este modo, estudio y trabajo irán a la par mientras los muchachos son jóvenes y capaces de hacer simultáneamente ambas cosas”. (LUTERO: Carta a los regidores de Alemania, en BOWEN, 1986: II, 494). (8º) Al desarrollo de sus argumentaciones se le suma la necesidad de sostener la reforma religiosa en marcha: sin las escuelas y sin la formación de los niños en ellas no puede mantenerse la nueva iglesia. (BOWEN, 1986: II, 502) Solamente en Sajonia existían 1800 parroquias que requerían 3600 pastores: si sólo existían 4000 muchachos que – en toda Alemania – concurrían regularmente a las escuelas, ¿cómo podían mantenerse, en el futuro, las comunidades sin pastores debidamente preparados para su función?  Lutero imagina la educación y propone la escuela en términos innovadores: edificios apropiados, buenas bibliotecas28, rechaza el aprendizaje de cosas inútiles, insiste en el conocimiento de la lengua vernácula, condena los castigos exagerados, propone un ritmo de asistencia reducida en la primera etapa, pero sugiere un régimen de jornada completa cuando se trata de formar a los que teniendo capacidades deben prepararse para se maestros, pastores o predicadores. Recomienda a las autoridades no sólo fundar o fortalecer las escuelas, sino tratar de designar maestros realmente preparados para el ejercicio de su tarea. Con los aportes de Felipe Melanchton (1497 – 1560) 29– en sus 26

Para la presentación de los caracteres educativos de Lutero hemos consultado puntualmente el material desarrollado por HANSEN Guillermo, Algunas perspectivas sobre Lutero y la educación, en www.netverk.com.ar/whansen/Educacion.htm. cfr. también BOWEN, 1986: II, 492 27 Es necesario recordar, sin embargo, la inapropiada generalización de las experiencias personales, que convierte en violentas las prácticas pedagógicas, cuando se trataba solamente de algunos casos. (DURKHEIM: 1992: 207) 28 Sistemáticamente ordenadas y clasificadas en (1) Libros sobre la Sagrada Escritura en las diversas lenguas; (2) obras literarias cristianas y paganas que sirva de complemento a la gramática y de puerta de acceso a las Escrituras; (2) obras referentes a las artes y las ciencias; (4) libros de jurisprudencia y medicina. (BOWEN, 1986: II, 494) 29 Activo colaborador de Lutero, profesor de Nuevo Testamento de la Universidad de Wittenberg, tuvo un papel protagónico en materia educativa, fue el encargado de redactar el texto de La confesión de Augsburgo (Confessio o Glaubensbekenntnis) que expresara las convicciones de los príncipes luteranos y los territorios libres:: “A nuestro muy invencible Emperador, Cesar Augusto, señor clemente y misericordioso. Como Vuestra Majestad ha convocado una dieta del Imperio aquí en Augsburgo para deliberar sobre las medidas que se deben tomar contra los turcos; (…) asimismo deliberar sobre las disensiones en lo concerniente a nuestra santa religión y fe cristiana, de manera tal que las opiniones y juicios de las partes puedan ser oídas en la mutua presencia. De esta manera, consideradas y sopesadas entre nosotros en mutua caridad y respeto, podamos, luego de haber removido y corregido las cosas que hemos tratado y entendido diversamente, volver a la única verdad y concordia cristiana y de esta manera abrazar y

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Artículos de visita a Sajonia de 1528 – aporta un método apropiado para llevar adelante las escuelas de manera posible e inculcar la piedad elocuente o ilustrada que suma la formación espiritual y religiosa y la preparación humanística; se reconocían tres etapas o grados: el primero para principiantes, el segundo para estudiantes de gramática y el tercero para los que debía completar los estudios, con indicaciones de las disciplinas y los horarios de las actividades de la escuela. (BOWEN, 1986: II, 494) "Siento vergüenza cuando nuestros cristianos dicen la instrucción está bien para los eclesiásticos no para los laicos. Necesitamos escuelas por todas partes, no pido hacer un sabio de cada niño pero si escoger a los más capacitados para maestros y maestras" (1524).  Generalmente se asocia LA APARICIÓN DE LA IMPRENTA en el escenario de la modernidad con los aportes de Lutero y la necesidad de divulgar sus ideas30, y especialmente, su traducción de la Biblia al alemán. Pero la revolución de la imprenta, una de las primeras revoluciones tecnológicas que creó el mundo moderno, se produce mucho tiempo antes que Lutero haya logrado exponer sus disensos (1517). La reproducción por duplicado – utilizando grabados en maderas y, progresivamente, tipos móviles31 – se venía haciendo desde el siglo XIV y encuentra a alguien que descubre la posibilidad de imprimir cada página entera de un libro en una sola operación: es históricamente 32 muy probable que, en el siglo XV, JOHANN GÄNSEFLIESCH O GUTEMBERG sea quien experimenta en Maguncia (entre 1439 y 1455) esta nueva manera de policopiar los textos. Pero Gutenberg vivió y murió (1394/9 – 1468) cuando aún Lutero no había nacido (1483 – 1546). Los cincuenta años que siguieron, permitieron un perfeccionamiento entusiasta de la imprenta y su presencia revolucionó la cultura de Europa y cambió por completo su economía y su psicología. (McLUHAN, 1998; POSTMAN, 1999; FERRES, 2000; DRUCKER, 200333).  Los libros que realmente se imprimieron34 durante esos primeros cincuenta años, los llamados incunables, contenían más que todo los textos que los monjes - en sus scriptoria - habían copiado laboriosamente a mano durante los largos siglos del medioevo: tratados religiosos y escritos que permanecían desde la antigüedad. En esos primeros cincuenta años se publicaron unos 7.000 títulos, en

mantener la única y pura religión, estando bajo el único Cristo y presentar batalla bajo El, de manera que podamos también vivir en unidad y concordia en la única Iglesia Cristiana. (…) Por lo tanto, obedeciendo los deseos imperiales, presentamos en esta cuestión sobre la religión, la Confesión de nuestros predicadores y la nuestra, mostrando qué doctrina de las Sagradas Escrituras y la pura Palabra de Dios ha sido enseñada en nuestras tierras, ducados y dominios y ciudades y enseñada en nuestras iglesias. Y si los otros Electores, Príncipes y estados del Imperio presentan, siguiendo la dicha proposición Imperial, escritos similares en latín y alemán, dando sus opiniones en materia de religión, nosotros, juntos con los dichos príncipes y amigos, estamos preparados para conferir amigablemente delante de ti nuestro Señor y Majestad Imperial, acerca de los caminos y medios para llegar a la unidad, tanto como pueda honorablemente hacerse. De esta manera, discutiendo pacíficamente sin controversias ofensivas, podamos alejar con la ayuda de Dios la disensión y ser devueltos a la única religión verdadera”. Prefacio al Emperador (25 de julio de 1530). El Emperador Carlos V había convocado en Augsburgo a los príncipes y ciudades de sus reinos alemanes y para ello solicitó a la nobleza alemana la exposición de sus creencias religiosas con la esperanza de poner fin a las controversias suscitadas por la Reforma. 30 Para la corriente revisionista Lutero nunca fijó sus 95 tesis en las puertas de la Catedral de Wittenberg, sino que las envió al obispo de quien dependía y las distribuyó utilizando las reproducciones de la imprenta. 31 Estos procedimientos primitivos permitieron la impresión de Apocalipsis (1440), Biblia pauperum (1450), Ars moriendi (1450) 32 cfr. McLUHAM, 1998: 217 – 220 y BOWEN, 1986:II, 347 donde se hace un análisis crítico del verdadero aporte de Gutemberg. Es necesario recordar que Galaxia Gutenberg es un desarrollo sistemático de las formas de experiencia, de perspectiva mental y de expresión alteradas primero por el alfabeto fonético y, luego, por la imprenta. 33 DRUCKER Peter F., Más allá de la revolución informática. mimeo 34 Imprimir, impresión, prensa responde a una misma raíz etimológica. El nombre pudo haber sido tomado de la tecnología de la producción del vino, con sus prensas en el lagar. De la imprenta fluyen los abundantes vinos del conocimiento de la época moderna. (McLUHAN, 1998: 213)

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35.000 ediciones. Por lo menos 6.700 de esos títulos eran tradicionales.35 “Los siglos XVI y XVII vieron más de la Edad Media de lo que jamás estuvo disponible para nadie en la Edad Media, porque estuvo disperso, fue inaccesible y de difícil lectura”. (McLUHAM, 1998: 206) Las imprentas del norte de Europa utilizaron la letra gótica, mientras que Italia utilizó la denominada antiqua o cancilleresca cursiva.  Durante esos primeros cincuenta años, la imprenta puso a disposición de todos, y a precios cada vez menores, información tradicional y productos de comunicación. Las universidades y los señores intentaron ejercer sus controles sobre la producción de los libros y, en un primer período, no faltaron quienes manifestaron un notable recelo con respecto a los libros impresos por lo que no los incluían en sus bibliotecas. Con posterioridad, unos sesenta años después de Gutenberg, llegó la Biblia de Lutero en alemán. Miles y miles de copias se vendieron casi de inmediato a un precio increíblemente bajo. Con la Biblia de Lutero, la nueva tecnología de la imprenta anunció la entrada de una nueva sociedad, ya que el protestantismo se permitió difundir generosamente sus ideas y reforzado por las propuestas educativas. Como lo hicieron Bacon, Aretino36, Rabelais y especialmente Erasmo y Maquiavelo 37, Lutero usó el nuevo medio, la imprenta, pero con el propósito deliberado de volver a situar la religión en el núcleo de la vida individual y de la sociedad. El cristiano educado podía acceder a la lectura de los textos sagrados, porque la imprenta y la lengua vulgar le permitían el acceso individual, personal, a las fuentes. (HAMILTON, 1986: 79)  Lo que Lutero hace con la Biblia es paradigmático con respecto a toda la cultura: las grandes obras de la antigüedad y del medioevo dejaban de ser propiedad exclusiva del lector único o un usuario seleccionado para convertirse en patrimonio compartido. Su propuesta de libre acceso e interpretación de la Biblia sólo fue posible cuando la imprenta - que había socializado previamente otros textos y documentos - depositó una ejemplar de la palabra sagrada en cada familia o en las manos de cada creyente. Hubiera sido imposible que sin la lectura y sin los libros – en la mera transmisión del anuncio y la escucha - se hubiera habilitado la libre interpretación. Lutero comenzó a finales de 1521 con la traducción del Nuevo Testamento al alemán; en menos de tres meses estaba terminada. El 13 de enero de 1522 escribe a Amsdorff: “Entre tanto estoy traduciendo la Biblia, aunque he tomado una tarea más allá de mis fuerzas. El Antiguo Testamento no puedo tocarlo a menos que me prestes tu ayuda.” La traducción de Lutero superaba las traducciones anteriores, toscas y ajenas a la comprensión del pueblo, y estaba hecha a partir del Nuevo Testamento griego que Erasmo había compilado, aunque consultando también la edición de la Vulgata. Ya en 1517 había comenzado con la traducción de los Salmos penitenciales (mejorados en 1525) continuando con otros fragmentos del antiguo testamento. La influencia del trabajo de Lutero traspasó las fronteras de Alemania pues fue la base de la traducción danesa de 1524, de la sueca y holandesa de 1528, de la islandesa de 1540 y de la versión autorizada inglesa de 1611. La primera edición en septiembre de 1521, en la que no se decía el año, ni el nombre del impresor ni del traductor, fue de tres mil ejemplares y tal fue su éxito que tres meses después hubo que hacer una reedición. Para el año 1553 las ediciones del Nuevo Testamento de Lutero ya eran cincuenta y ocho. La terminación de toda la Biblia la llevó a cabo en 1534. La traducción de Lutero atendía más al sentido que a la letra, pues estaba hecha en un lenguaje tan vivo y tan popular que todos lo entendían, contribuyendo de manera indirecta a la fijación de la lengua germana.

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Entre las obras impresas pueden señalarse: Institutio Oratoria de Quintiliano (1470), Ars minor de Donato (1458), Gramática Latina (llegaron a hacerse veinticinco ediciones), los clásicos latinos, Opera Omnia de Platón ( 1483 – 1491) (BOWEN, 1986:II, 349) 36 cfr. McLUHAM M. (1998: 261 y 276) y la particular función que desempeñó para cada uno de los autores el descubrimiento y el uso de la imprenta. 37 En el mismo período que Lutero usaba la imprenta con la intención manifiesta de restaurar la cristiandad, Maquiavelo escribía y publicaba El príncipe (1513), el primer libro occidental en más de mil años que no contenía una sola cita bíblica y ninguna referencia a los escritores de la antigüedad. El libro tuvo influencia notoria en su época.

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“Hacer la Biblia directamente accesible a un número mayor de lectores, no sólo en latín, sino también en su lengua vernácula, facilitar a los estudiantes y maestros de las universidades los grandes tratados del arsenal escolástico tradicional; multiplicar, sobre todo, los libros corrientes, breviarios y libros de horas necesarios en la práctica de las ceremonias litúrgicas y en los rezos de devoción popular; sobre todo, hacer más fácilmente accesible la lectura de estas obras a una público muy numeroso; tal fue una de las principales misiones de la imprenta en sus comienzos”. (FEBRE y MARTÍN, 1950 citado por McLUHAN, 1998: 206)  Lo cierto es que la imprenta impone un proceso de regulación sobre los conocimientos y sobre las ideas, establece una norma, disciplina el conocimiento en la medida en que llega con los libros a más usuarios y son muchos los que acceden a los mismos contenidos y a su interpretación. No se trataba ya de una producción libre, variable, cambiante, sino que se impone una coincidencia textual necesaria. Todos pueden partir hacia la pluralidad hermenéutica desde el mismo escrito. Mientras que los manuscritos aparecían como universos abiertos, modificables, el texto impreso es – en sí mismo – un universo cerrado, clausurado, que no admite agregados (sino con la intervención del autor o del editor en sucesivas ediciones). El libro impreso y multiplicado no admite correcciones inmediatas, e instala el rigor del discurso consagrado.38 Lo que se recibe y se debe saber es un patrimonio acumulable y socializable, y esto tiene presencia y produce impacto en las escuelas, porque introducen – entre los maestros y los alumnos – los libros como un instrumento de trabajo.39 Como señala FERRÉS (2000: 26) la imprenta consagra la cultura de la logosfera y, reproduciendo el pensamiento de POSTMAN (1990,1999) instala históricamente la denominada segunda revolución de la escuela, en donde la tecnología tiende a privilegiar una representación del mundo de carácter conceptual, estático, analítico, reflexivo a través de los signos lingüísticos; la lectura opera sobre signos abstractos (arbitrarios, convencionales, aprendidos) y tiende a desarrollar el pensamiento continuo y lineal, tratando de ir mas allá del significante en búsqueda del significado, aplicando complejas operaciones mentales de carácter gramatical, sintáctico y semántico. No es lo mismo encontrarse con un sujeto o con un conjunto de estudiantes que escuchan la lección impartida por el maestro (que dispone de un texto y administra la palabra y el saber), que trabajar con los mismos alumnos los textos, a través de la lectura de los mismos. La forma del libro impreso crea una nueva manera de organizar el contenido y, con esto, fomenta una nueva manera de sistematizar el pensamiento, ya que la estructura de la conciencia se transforma en una analogía de la estructura tipográfica. (POSTMAN, 1990, FERRES: 2000: 55). La imprenta revoluciona la enseñanza de la lectura y de la escritura en el seno de la escuela.40 Mientras que antes de la imprenta y de la Reforma, los alumnos traían – si podían - cualquier libro, a partir de esa época, “la escuela se organiza de tal forma que un mismo libro, un libro maestro, una misma lección, una misma corrección sirvan para todos. El método simultáneo de lectura implica que cada niño tenga su libro y que todos los 38

Una posible analogía permitía asociar el manuscrito con la representación teatral y al libro impreso con la cinematografía: en cada representación el director y los actores (eventualmente el mismo autor) pueden imponer deliberadas o circunstanciales modificaciones; en una película definitivamente editada, el discurso está definitivamente clausurado, a disposición de los espectadores, que en diversas fechas y geografías (y aun con el paso del tiempo) siempre se encontrarán con el mismo producto, mientras que en la representación teatral pueden encontrarse variaciones en las sucesivas funciones. 39 Aunque no se trata puntualmente de una escuela, sino de la función del preceptor, en el siglo XVI, Rabelais en el clásico capítulo De cómo Gargantúa fue instruido por Ponocrates con tal disciplina que no perdía una hora del día, menciona permanente la lectura y la consulta de los textos y, al mismo tiempo que cita a los diversos clásicos que se refieren a los más variados temas, señala: “Mientras tenían estas pláticas, para estar mas seguros hacíanse traer los susodichos libros a la mesa”. Y también jocosamente, “Nadaba en agua profunda(...) y con una mano en el aire en la que llevaba un libro, sin mojarlo” (1971: 119, 123.cap. XXIII)Cfr. la co-relación entre RABELAIS y la imprenta que desarrolla McLUHAN, 1998: 212 –217 40 La lectura rápida se volvió necesidad porque la imprenta aumentó de manera enorme el número de libros. En tanto que la gente del medioevo y de la antigüedad – como ya lo señalamos - leía en voz alta, abriéndose paso vocalmente por entre cada palabra del texto, los lectores del pos-renacimiento trabajaban en silencio, desentendiéndose de su oído y telegrafiando el mensaje a su cerebro y procesando, por minuto, un número superior de palabras que los estudiosos del medioevo.

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libros sean iguales”. (QUERRIEN, 1979: 49) Y hasta los mismos tiempos escolares admiten otra organización: la presentación oral de las lecciones exigía un cierre discursivo; la utilización de los libros, como textos de referencias, posibilita la lectura personal y silenciosa (CHARTIER R. en ARIES – DUBY, 1992: 127), la prolongación de las lecciones en días consecutivos, y la eventualidad del trabajo autónomo de los alumnos-lectores: la lección va con el alumno y el libro a su casa, no queda sólo en poder del maestro que transmite y enseña.  LA IMPRENTA – como extensión tecnológica inmediata de la persona humana – dio en su primera época un acceso sin precedente de poder y vehemencia, porque visualmente, la materia impresa tiene mucho más definición que el manuscrito. La imprenta enseñó a los hombres cómo organizar todas las demás actividades sobre una base sistemática lineal. A su vez, la generalización de los libros en la sociedad y, consecuentemente, de la lectura, operó como incentivo necesario para la expansión de la educación y las escuelas.41 Las clases sociales que podían acceder a nuevo instrumento mediador de la cultura entendieron y demandaron la escuela, al mismo tiempo que sus constructores y organizadores interpretaron las peticiones y le dieron – en el marco de la Reforma – las orientaciones que suponían ineludibles. Era necesario multiplicar la oferta, insistir en la conveniencia y en la obligación y organizar las tareas de las escuelas en torno a los conocimientos y a los libros que debían convertirse en los contenidos formativos precisos. A través de los libros la escuela se volvía también una institución controlable. No es extraño que en el mismo tiempo en que Lutero publica la traducción de la Biblia (Biblia de septiembre), el reformador multiplique sus escritos más intensos sobre la necesidad de la educación y de la reconstitución de las escuelas.42  LUTERO es el primer eslabón de la escolarización de la edad moderna y lo es también en la constitución de la matriz eclesiástica. No podemos considerarlo un organizador de la estructura de la escuela, sino como expresión de una demanda permanente de su establecimiento en el escenario moderno. En sus escritos – caracterizados por ser exhortaciones retóricas que pretenden lograr más el convencimiento que la imposición de normativas – anticipa numerosos caracteres que la modernidad incorporará como específico de la lógica de la escolarización. Entre ellos debemos mencionar: (1º) la educación necesaria para todo ser humano es un proceso que nace en la familia (como derecho y como práctica) pero se completa en el ámbito de las escuelas. (2º) La educación escolarizada es garantía de humanidad; su ausencia compromete la identidad misma del ser humano y representa un retorno individual y social a la barbarie. (3º) La escuela es una prolongación forzosa de la formación religiosa: Lutero no le otorga a la educación una verdadera autonomía, sino que le asigna un papel instrumental de salvaguardia de la religión y de la Iglesia reformada. No se trata de un llamado universal, sino de prédicas (cartas, sermones, visitas) de carácter pastoral dirigida especialmente a los fieles. 43 (4º) La creación de escuela es una responsabilidad directa de la sociedad y de sus autoridades: es un bien común que debe ser sostenidos por los mismos impuestos que aportan a los otros requerimientos comunes de la comunidad. (5º) El individuo y la familia son los primeros beneficiarios de la educación: 41

HAMILTON D, (2003: 192) afirma que la combinación de las nuevas tecnologías de la impresión y de las nuevas prácticas de la traducción (asociadas ambas a la recuperación de los textos antiguos) tuvo consecuencias cualitativas porque empezaron a aparecer y a difundirse no sólo traducciones diferentes sino también versiones diversas de los textos: la posibilidad de comparar versiones representó un verdadero avance hacia la búsqueda de la verdad y la liberación de yugo del texto único impuesto por los copistas. 42 CHARTIER R. en ARIES – DUBY (V, 1992: 121) es mas cauto a la hora de evaluar el impacto de la imprenta, de la lectura y de los escritos en el protestantismo, afirmando que Lutero rápidamente abandona la exigencia de la lectura individual y generalizada de la Biblia, y propone un papel mas activo a la educación y a la predicación que se encarga de darle interpretación y sentido a los textos sagrados. La Biblia sigue siendo propiedad de los Pastores, mientras que el pueblo accede muy paulatinamente a su consulta y uso. En este sentido ciertas prácticas educativas de exposición – memorización – repetición debieron extenderse, a pesar de la invención de la imprenta y de la proliferación de los libros. 43 Sin embargo, “durante esa época no había progresado aun suficientemente la idea de que las escuelas pudieran utilizarse como vehículos de una fe específica: tanto católicos como protestantes llevaban programas escolásticos o humanistas, o una mezcla de ambos. Tal situación cambió a mediados del siglo”. (BOWEN, 1986: II, 496)

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se transforman en ciudadanos honorables, hombres de bien, cristianos convencidos y disponen de capacidades para desempeñarse en diversos oficios y profesiones. (6º) La sociedad y el Gobierno son beneficiarios solidarios de las buenas escuelas y de su educación: se crea un clima de conocimiento y de respeto a la ley, de obediencia y de subordinación al orden establecido, de incorporación responsable y productiva al universo social. (7º) Las respuestas de las diversas clases sociales siempre son variables: mientras los pobres deben saber renunciar a la propiedad exclusiva del tiempo de sus hijos y de sus aportes productivos, y como contrapartida comprender que potencian sus cualidades y sus posibilidades económicas y sociales, los ricos necesitan de las escuelas para dar cuenta – con idoneidad - de los honores y las funciones que socialmente desempeñan, y para sentirse respaldados por una sociedad más segura y controlada. (8º) La educación verdadera solamente se encuentra en las auténticas escuelas: es necesario pensar en la reformulación o reconstrucción de las existentes para que cumplan con los fines previstos y propuestos.

03. JUAN CALVINO  Calvino (1509 – 1564) representa una definición religiosa y educativa diferente, con respecto a la reforma de Lutero. No es quien produce la reforma, sino que se encuentra con ella al frecuentar los colegios y al graduarse como maestro de arte y estudiar leyes en París. Se traslada a Suiza y escribe su obra fundamental Christianae religionis institutio o Institución de la religión cristiana en 1536. 44 Obra que amplia en su edición de 1539 y a la que le agregan ediciones posteriores: en francés en 1541 y 1560, y en latín en 1559. Calvino no provenía del ámbito eclesiástico, sino del académico: la publicación de la obra le permitió oficiar de organizador de la nueva confesión, tarea que desempeñó especialmente en Ginebra a partir de 1541 y especialmente en 1555 cuando fue reconocido como jefe indiscutible de toda la vida ciudadana. Este papel de disciplinador social y censor religioso, sumado a las ideas teológicas que defendía, generó y puso en marcha otro tipo de concepción de la educación y de organización específica de las instituciones. Calvino adopta un criterio progresista e intervensionista en la reforma social y en el control de la comunidad. Su propuesta y su presencia consistieron en organizar la religión y la reforma, formalizándola e institucionalizándola, porque si bien el luteranismo había profundizando la interioridad y la fe, Calvino suponía y exigía también una manifestación de los convencimientos a través de una conducta externa, sometida a control por la congregación o la comunidad.(HAMILTON, 1986: 78; FROMM, 1968: 128). La interioridad planteada por Erasmo y proclamada por Lutero se cambia por la manifestación externa de las creencias, los criterios y los convencimientos. En este programa de vigilancia, la educación y la escuela se convirtieron en un instrumento necesario, aunque no totalmente asimilable a los planteos luteranos.

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CALVINO Juan (1557), Institución de la religión cristiana. Trad. De Juan Cipriano de Valera (1597) Contenido: Juan Calvino al lector, (1) Libro primero: del conocimiento de Dios en cuanto es creador y supremo gobernador de todo el mundo. (2) Libro segundo: del conocimiento de Dios como Redentor en Cristo, conocimiento que primeramente fue manifestado a los patriarcas bajo la ley y después a nosotros en el evangelio. (3) Libro tercero: de los medios externos o ayudas de que Dios se sirve para llamarnos a la compañía de su hijo, Jesucristo, y para mantenernos en ella. (4) Libro Cuarto: De los medios externos o ayudas de que Dios se sirve para llamarnos a la compañía de su Hijo, Jesucristo, y para mantenernos en ella.

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 Calvino, como teólogo y jurista, traductor de Séneca (y bajo las influencias de la filosofía estoica)45, era muy adepto a la imposición de disciplinas para regular la vida de los individuos, de las instituciones y de la misma sociedad, por eso es natural que se muestre exageradamente aficionado a las Reglamentaciones (aquellas que ya pre-existían entre las órdenes religiosas en forma de Reglamentos de disciplina, destinados a ordenar las actividades escolares y castigar los desórdenes), porque solamente regulando las conductas individuales, sumando al convencimiento, a la disciplina interior y a la responsabilidad individual, el control institucional (a través de leyes y reglamentos) se podían restaurar las instituciones y las sociedades. (AGUIRRE LORA, 2000)  La organización de la Iglesia de Ginebra, muestra a Calvino proponiendo un orden cuádruple que marcó el camino de la iglesia reformada, vale decir, un régimen que no concentraba sino que distribuía las funciones y el poder, y se dividía en cuatro cargos: (1º) Los pastores cuya misión era predicar y enseñar, administrar los sacramentos (Bautismo y Santa Cena) y visitar a los enfermos; una vez a la semana se reunía el convento de pastores de la ciudad y sus alrededores, interpretaba la Biblia en comunidad y se evaluaban mutuamente. (2º) Los profesores cuya la tarea era "enseñarles a los fieles la doctrina de la salvación“; en el sentido estricto, esto significaba interpretar el Antiguo y Nuevo Testamento, ya que "para que esta enseñanza dé frutos", se requerían conocimientos de idiomas y una formación cultural y académica general. (3º) El consistorio, formado por Doce presbíteros (elegidos cada año por los distintos consejos de la ciudad) y seis pastores (elegidos por sus pares) cuya función consistía en cuidar la Ley Eclesiástica dentro de la comunidad; se preocupaba por la conducta de la comunidad, la participación en los cultos y la doctrina. Si constataba desconsideración o abuso, tenía que advertir los miembros primero amistosamente (“advertir amablemente a los que ven fallar o vivir en condiciones desordenadas“); si esto no bastaba, podía excomulgarlos o denunciarlos ante los tribunales laicos. Las dos cosas ocurrían muy raramente. El consistorio no debía intervenir en el área del poder laico ni en el trabajo de los tribunales de la jurisdicción oficial, sino solamente mediar en situaciones de conflictos. La Ley Eclesiástica definía el espíritu del consistorio con las siguientes palabras: "Todo esto debe ser siempre tan moderado que no haya lugar para una rigidez aplastante, y las advertencias sólo tienen el fin de guiar a los pecadores hacia nuestro Señor.” (4º) Los diáconos cuyas tareas eran: el apoyo a los pobres y la preocupación por los enfermos. La primera consistía en conseguir limosnas y distribuirlas entre los necesitados; aquí también entraba la alimentación de los pobres. La segunda tarea concernía a la organización de los hospitales y de los albergues para forasteros.  Desde el punto de vista doctrinal, el calvinismo suple el dogma luterano de la justificación (la salvación llega no por la virtud, por las obras o por los méritos propios, sino sólo por la gracia de Dios y por la fe del creyente)46 por el de la predestinación:47 si bien desde toda la eternidad cada hombre está 45

AGUIRRE LORA (2000) menciona que “algunos conceptos filosóficos favoritos de Calvino para referirse al devenir de la vida, de marcado sabor latino, eran vitae cursu, vitae stadium, vitae curriculum, que después emigraría al territorio escolar”. El término ciceroniano curriculum vitae era utlizado para designar la fragilidad de la vida humana, las natural condición fluyente y finita de la misma. 46 Afirma la Confesión de Augsburgo, en el artículo 20: “Nuestras obras no tienen el poder de reconciliarnos con Dios o merecer el pendón de los pecados, la gracia o la justificación, sino que esto se obra únicamente por la fe; ya que cuando creemos que nuestros pecados han sido perdonados a causa de Cristo que es el mediador para reconciliar al padre con nosotros. (…) Nuestras obras no tienen el poder de reconciliarnos con Dios o merecer el pendón de los pecados, la gracia o la justificación, sino que esto se obra únicamente por la fe; ya que cuando creemos que nuestros pecados han sido perdonados a causa de Cristo que es el mediador para reconciliar al Padre con nosotros. (…) Enseñamos que es necesario hacer buenas obras, no porque esperamos merecer la gracia por medio de ellas, sino porque es la voluntad de Dios. Es solamente por la medio de la fe que se obtiene el perdón de los pecados, y esto gratuitamente.” 47 “Ahora bien, la razón de que el Señor sea misericordioso con unos y ejerza el rigor de su juicio contra los otros, sólo Él la conoce, ya que ha querido ocultarla a todos, y esto por muy justos motivos. Pues ni la dureza de nuestro espíritu podría soportar tan gran claridad, ni nuestra pequeñez podría comprender tan gran sabiduría. (...). Nos basta pensar en nuestro interior que esta dispensaci6n del Señor, aunque oculta a nosotros, es sin embargo santa y justa. Pues si Dios quisiera perder a todo el género humano, tendría derecho a hacerlo. Y en los que aparta de la

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predestinado o elegido a la salvación o a la condenación 48, esta concepción no inhabilita al hombre ni a sus obras, sino que produce un rebote dinamizador sobre su propia vida y su compromiso temporal, porque el hombre sabe por los frutos y por las obras que produce cuáles son resultado de su esfuerzo humano y de la Gracia Divina, son signos inequívocos de la elección divina. De alguna manera el determinismo divino no paraliza ni relativiza la acción (como en Lutero), sino que activa el obrar y la moral: sobre esas ideas se crearon las grandes escuelas del ejercicio de la libertad, de la organización social y de la actividad civil. Así, mientras el medioevo entendía la perfección como renuncia al mundo, la cosmovisión protestante calvinista y moderna considera que la perfección pasa por la presencia activa del hombre en el mundo, porque es el mismo Dios el que nos demanda obrar, hacer, triunfar, no sólo en lo individual, sino en lo familiar y en lo colectivo. (ARANGUREN: 501)  Es imposible silenciar el puntual desarrollo presentado por MAX WEBER (1894 – 1920) en el clásico La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1904 – 1905). El sistemático tratamiento de las ideas representa necesariamente un antecedente para la definición de la educación y la constitución funcional de la escuela en la modernidad. El autor distingue claramente las construcciones racionales49 propias del catolicismo, del luteranismo y del calvinismo que desde sus fundamentos definen el tipo de práctica religiosa y sus proyecciones sobre el obrar moral y el compromiso con el mundo (profesión y trabajo) , respondiendo al propósito fundamental de su obra: “la determinación del influjo de ciertos ideales religiosos en la constitución de una mentalidad económica, de un ethos económico, apegándonos al caso preciso de los nexos de la ética económica moderna con la ética racional del protestantismo ascético”. (MAX WEBER, 2003: 36). Para la mentalidad religiosa católica, los preceptos religiosos acentúan el distanciamiento del mundo y un carácter ascético particular que se pone al servicio de los altos ideales espirituales a través de un despego ante los bienes terrenales. Pero a su vez, los católicos – que unen a la fe la confianza en las obras – disponen de seguros instrumentos de salvación, ya que las buenas acciones, la conducta moral y la administración sacramental le otorgan la certitudo salutis o fides eficax que se constituyen en pasaportes de inversión y reaseguro para conseguir la inequívoca protección de Dios y su destino definitivo: la fe católica permite controlar favorablemente las determinaciones divinas, sin depender ciegamente de su absoluta libertad y gratuidad. El católico establece un contrato de compensación en el que las partes (el creyente – Dios)50 depositan su confianza recíproca y su perdición, sólo podemos admirar su soberana bondad. Reconozcamos, pues, que los elegidos son los vasos de su misericordia y que los reprobados son los vasos de su có1era, la cual es, no obstante, justa. De los unos y de los otros tomemos ocasi6n y argumento para exaltar su gloria. Por lo demás no pretendamos -como sucede a muchos, para confirmar la certeza de nuestra salvación, penetrar en el cielo y averiguar lo que Dios, desde su eternidad, ha decidido hacer de nosotros, pues esta indagación no servirá sino para agitarnos angustiosamente y perturbamos miserablemente. Contentémonos, por el contrario, con el testimonio por medio del cual Él nos ha confirmado suficiente y ampliamente esta certeza. Pues ya que en Cristo son elegidos todos los que han sido preordinados a la vida, aun antes de haber sido establecidos los fundamentos del mundo, en Cristo también nos ha sido presentada la prenda de nuestra elección, si es que la recibimos y le abrazamos por la fe”. (CALVINO Juan, 1537. Tercera Parte. De la Fe. nº 2) en CALVINO Juan (1537), Breve Introducción Cristiana. (1) Primera parte: Del conocimiento de Dios y de nosotros mismos. (2) Segunda parte: De la ley del Señor. (3) Tercera parte: De la Fe. (4) Cuarta Parte: De la oración. (5) Quinta Parte: De los sacramentos. (4) Sexta parte: Del orden en la iglesia y en la sociedad. 48 “Pues, por más extraño que parezca, es absolutamente cierto que ni una sola obra procede de nosotros con absoluta perfección y sin estar ensombrecida con alguna mancha. He aquí por qué, siendo todos pecadores y estando manchados con innumerables huellas del pecado, tenemos que ser justificados desde fuera. Siempre, pues, tenemos necesidad de Cristo para que su perfección cubra nuestra imperfección, para que su pureza lave nuestras manchas, para que su obediencia borre nuestra injusticia, para que, finalmente, su justicia nos sea gratuitamente imputada, sin consideración alguna a nuestras obras, cuyo valor no puede subsistir ante el juicio de Dios”. (CALVINO Juan, 1537. Tercera Parte. De la Fe nº 8) 49 MAX WEBER tematiza los conceptos racionalidad, racionalismo, racionalización, racional, irracionalidad lo que ameritaría una investigación específica al respecto. (2003: 14, 15, 19) 50 En algunas prácticas católicas se llevaba una verdadera contabilidad (con su correspondiente registro) de los pecados, las tentaciones y los frutos cosechados en la gracia. La contabilidad religiosa permitía que aquel que caía en el pecado podía ir pagando con el fruto de todos sus méritos, reconociendo el capital y los correspondientes intereses. (MAX WEBER, 2003: 112)

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seguridad: quien cree sabe que “puede remediar sus naturales momentos de flaqueza y desenfreno, mediante las buenas obras”, lo que habilita una vida oscilante entre el pecado y la contrición, la culpa y la penitencia, la descarga de la conciencia y la nueva caída del pecador. (2003: 26, 27, 108, 112). Como contrapartida de esta confianza en la bondad de Dios y en las posibilidades del hombre pecador, el católico opta por una mayor tranquilidad frente a las demandas del mundo, decreciendo en su afán adquisitivo y optando por un tipo de vida bien asegurada.51 El control de la conducta moral articula un compromiso más sereno, menos comprometido y sin ambiciones frente a las demandas de riquezas, honores y acciones riesgosas. Este cambio de perspectiva en la relación con Dios, este nuevo contrato, produce también otros efectos en las distintas religiones: “Cuando LUTERO Y CALVINO exaltan el poder de la fe y la gratuidad de la gracia divina acortan el crédito y el poder del sacerdote, disminuyendo la opinión que hay sobre el mérito de las obras, la eficacia de las ceremonias, las prácticas rituales y sacramentos que constituyen esencialmente el ministerio del sacerdote y dan a su persona un carácter sagrado. Exigir absolutamente del más humilde una fe viva, un culto completamente espiritual, significaba herir en el corazón a la institución clerical y consiguientemente a toda la jerarquía. En el cristianismo reformado ya no existiría según tal base, clero, ya no existirían sacerdotes en el verdadero sentido de la palabra, sino solamente predicadores y doctores como los hay en otras religiones. (…) La transformación del cristianismo sería una marcha a la secularización completa de la vida social, pues la religión misma se seculariza. (…) Cuando se suprime o se disminuye la autoridad del sacerdote, es preciso naturalmente reemplazarla por la autoridad de la ley, de la palabra divina, del texto sagrado. (…) El clero que se considera como investido el cuerpo del derecho a enseñar, conserva respetuosamente el texto sagrado, lo comenta según la tradición autorizada y no lo comunica sino muy discretamente al común de los fieles. (…) La lectura repetida de un mismo libro produce en la inteligencia y con mayor razón en la fe y en el sentido moral, efectos tales que ni las mayores lecturas podrían lograr”. (COURNOT A.1945: 191 - 192)  Frente al catolicismo – que a los ojos de Max Weber aparece como una prolongación natural e histórica del cristianismo primitivo y medieval (2003: 109) – se abre un amplio abanico de confesiones protestantes: luteranos, calvinistas, anglicanos, y también: pietistas, puritanos, metodistas, presbiterianos, cuáqueros, menonitas, con apariciones progresivas entre el siglo XVI y el siglo XVIII. Weber prefiere concentrar su investigación en el calvinismo con necesarias referencias a los luteranos, y con proyecciones entre los puritanos y los metodistas. (2003: 28-29). Lo hace porque “constituye la idea religiosa que originó todas y cada una de las luchas relativas tanto a la religión como a la cultura de los pueblos civilizados más avanzados dentro del capitalismo52, durante los siglos XVI y XVII”. (2003: 95) No se trata, por tanto, del protestantismo en general, sino específicamente de ciertas manifestaciones del mismo que permiten delimitar los nexos que unen los caracteres específicamente religiosos con la cultura capitalista moderna (2003: 23, 30) Lutero es quien da los primeros pasos al otorgarle a la profesión y al trabajo un verdadero valor, desprendiéndose de la tradición monástica de alejamiento del mundo, no sólo como expresión del amor al prójimo, sino – sobre todo – afirmando que “la observación de los propios deberes en el mundo es la única manera de complacer a Dios y que (…) en consecuencia, 51

Erich FROMM (1968: 101) ofrece una particular lectura de la cuestión de las indulgencia, asociándolo al naciente capitalismo: mas allá de la condena luterana al comercio descontroladas de las mismas, las indulgencias potenciaban la importancia asignada a la voluntad del hombre y al valor de sus esfuerzos, ya que todo hombre podía comprar con esfuerzo temporal la salvación eterna. La iglesia y las autoridades – verdadera réplica espiritual de los bancos - se convertían en propietarios de un inmenso capital moral que podía ser administrado a favor de los fieles, que podían asegurar su futuro eterno de la misma manera que aseguraban su futuro temporal. 52 La caracterización del capitalismo moderno aparece de manera permanente en la obra de MAX WEBER: Introducción (2003: 10 – 14), Espíritu del capitalismo (2003: 37 – 42) No puede afirmarse que el espíritu capitalista es un surgimiento único y un fruto necesario de la Reforma protestante: mucho antes del movimiento reformista ya existían formas de economía capitalista. Es necesario determinar hasta qué punto las reformas religiosas tomaron parte en un proceso económico y político de reconocida complejidad.(2003:77)

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cualquier profesión lícita tiene ante Dios un valor absoluto por igual”. Sin embargo no se puede encontrar ni postular ninguna filiación entre el espíritu capitalista y el pensamiento luterano, ya que sobran manifestaciones en sus escritos contra las ganancias excesivas, la acumulación del dinero o los préstamos usurarios, y “el afán de hacinar bienes materiales que sobrepase a la propia necesidad”. Para Lutero cada uno debe sujetarse a los designios trazados por Dios: “mantenerse en la profesión y en el estado en que Dios lo ha colocado de golpe y para siempre y reprimir en esa limitación todos sus anhelos e impulsos en este mundo”. (2003: 70, 73). En el plano ético, la religión luterana dejó el paso libre al vigor de los impulsos y sentimientos naturales, pues no poseía el ímpetu interior para el propio control continuo y la planificación regulada de su existencia, que es lo que la distingue de la doctrina calvinista. El luteranismo no tiene capacidad para dar a la vida del hombre un sentido ascético: la razón de esta postura obedece al apego a la doctrina de la Gracia que reprimía el ímpetu anímico a ordenar metódicamente el comportamiento. (2003: 114)  Otra es la posición que asume Calvino y el calvinismo, así como sus proyecciones posteriores, lo que le lleva a afirmar a Max Weber:”No se podría concebir a la Reforma sin el ánimo evolutivo propio de Lutero, y a la recia personalidad de él se debe su ineludible sello: sin embargo sin el calvinismo su obra reformista no hubiera perdurado”. (2003: 74) No se trata solamente de ordenar éticamente el obrar moral para alcanzar la salvación del alma, sino de ordenar y controlar racionalmente la vida de los creyentes y de los ciudadanos para transformar el mundo: “la vida religiosa y la manera de obrar en el mundo por parte de los calvinistas guarda una relación de índole fundamental distinta a la que es peculiar a católicos y luteranos”. Se trata de una sistematización metódica del comportamiento moral que se convierte en una cristianización de toda la existencia con influencias decisivas sobre la vida y las obras de cada creyente. El denominado protestantismo ascético53 no es más que la racionalización metódica de la vida moral. Calvino debía encontrar una salida humana a dos tendencias religiosas doctrinales igualmente agresivas: (1º) el concepto calvinista de la ruindad de todo lo creado podía exterminar totalmente el vigor de la vida profesional y el compromiso con las cuestiones mundanas; y (2º) la idea de predestinación podía convertirse en una fatalidad frente a la imposibilidad de cada creyente de realizar algo que efectivamente lograra conmover la voluntad de Dios. (2003: 117) El principio dogmático de la predestinación es central en la doctrina calvinista: “Quienes están predestinados para la vida han sido escogidos en Cristo para la gloria eterna por Dios, con anterioridad a la creación, por su designio eterno e invariable, su mandato oculto y el poder de su voluntad, y eso por espontáneo amor de y gracia, y no debido a la antelación de la fe o de las buenas obras o de la perseverancia de una de las dos”. (Confesión de Westminster. 1647) Calvino parte de la certeza de que la redención sobreviene por la intervención de un poder objetivo (voluntad de Dios) que debemos agradecer, sin que intervenga ningún mérito propio (voluntad humana). Un abismo inescrutable separa de Dios a todas las criaturas y, ante El todas las criaturas merecemos la muerte eterna: únicamente nos es dado saber que una parte de la humanidad se salvará, en tanto que otra se condenará. No se trata de merecimientos o de culpabilidad, porque la Gracia es esencialmente inadmisible para quien le es donada (y consecuentemente se salvará), y le resulta inalcanzable para quien le ha sido negada (y se condenará): en esta vida nada distingue a los condenados de los elegidos. Frente a esta afirmación, el hombre se siente irremediablemente solo, aislado, abandonado, porque nadie puede – ni siquiera los pastores o la Iglesia -en nombre de Dios otorgar certezas o leer señales. (2003: 98 – 99).  La única salida de este encierro espiritual y abandono metafísico es convertir la propia existencia en una misión en el mundo honrando a Dios: es necesario afianzarse en la profesión, en la producción y en el trabajo como un compromiso para alcanzar en la lucha cotidiana la certeza objetiva – una prueba - de la propia salvación. Los santos calvinistas practican la ascesis laica, tienen personalidad propia y son los que obedecen al precepto religioso que determina el trabajo profesional permanente – no la huida monacal del mundo – como medida eficiente para apartar de sí la duda religiosa, la inseguridad, le incertidumbre y conseguir el indubitable estado de gracia propio. El hombre angustiado y en soledad 53

El protestantismo ascético o el ascetismo laico – según MAX WEBER (2003: 93) consta básicamente con cuatro agentes de gestación y desarrollo: (1) el calvinismo, (2) el pietismo, (3) el metodismo y (4) las sectas bautizantes

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puede proyectarse en las obras y, reflejado en ellas, encontrar la fortaleza que le arrancan los principios doctrinales: quien se ayuda, encuentra la ayuda de Dios. La ascética protestante reconquista un clima de exigencia y de privaciones, pero unido a un espíritu de conquista, de producción, de generación de riquezas. No se trata de una acumulación para el goce y el derroche, sino de una expresión de la mayor gloria de Dios con el ascético sacrificio del hombre. Se produce una transformación del ascetismo sobrenatural (propio de la vida religiosa en los claustros) en una ascesis profana, propia de este mundo. La doctrina de la predestinación, el proceder ético racionalizado metódicamente y la ascesis laica son los tres principios que articulan el pensamiento calvinista y que tienden un puente hacia el espíritu del capitalismo. (2003: 104 - 109) Aunque muchas de las ideas desarrolladas por Max Weber responden a desarrollos teóricos y doctrinales posteriores (y a otros contextos políticos) los fundamentos religiosos del espíritu capitalismo encuentran su cabal expresión en esta síntesis: “Ciertamente la herencia que el siglo XVII legó a la sucesora utilitaria fue la coacción de conservar la conciencia sana en razón del enriquecimiento, con la condición de que rigieran las normas legales en su adquisición. (...) Al empresario burgués no sólo le estaba permitido el afán de lucro, sino que debía guiarse por él, si le asistía la seguridad de hallarse en estado de gracia y de considerarse evidentemente bendecido por Dios, siempre y cuando no se saliera de los límites de la corrección formal, se comportara con irreprochable ética, y el uso de sus riquezas no fuese indecoroso. Al mismo tiempo, gracias a la fuerza del ascetismo religioso, podía disponer de trabajadores moderados, probos, leales y de mucho vigor para el trabajo, considerado por ellos como una finalidad de la vida grata a los ojos de Dios. En otro aspecto, le asistía la firme placidez de que la desigualdad en la repartición de los bienes de esta vida estaba dispuesto expresamente por la divina providencia que, valiéndose de estas desigualdades y del particularismo de la gracia, persigue fines secretos que escapan a nuestro entendimiento.” (MAX WEBER, 2003: 186)  Mientras el ascetismo cristiano de la cristiandad medieval renunciaba al mundo, huía de él y se ponía al abrigo en la soledad, dominando el mundo desde el encierro, el ascetismo moderno – de cuño protestante y calvinista – asume una actitud inversa: “acomete el mercadeo de la vida; asegura los portones de los claustros; se encuentra consagrado a saturar esa vida con su método, a transformarla en vida racional en el mundo”. (MAX WEBER, 2003: 131)

 No pretendemos introducir aquí la discusión acerca de las afirmaciones de Max Weber, ni prestarle absoluto asentimiento. En el contexto de nuestra investigación, esta génesis religiosa de los aspectos fundamentales del espíritu del capitalismo nos permite rescatar referentes para revisar los aportes específicos del protestantismo calvinista a la escuela moderna: (1º) la concepción de la ética como una disciplinada organización de la vida, (2º) el profundo compromiso de la religión con la vida profesional y productiva (tanto en el campo de la generación de riquezas y de las empresas, como en el ámbito del

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trabajo), (3º) las estrategias de disciplinamiento y de control sobre las conductas (4º) el rigor metódico54 que impone un ordenamiento racional y universal, (5º) el ascetismo que se desplaza desde los valores estrictamente religiosos a la vida en general, son caracteres que han sido incorporados a la lógica de la escuela moderna. Una escuela que no es ajena al espíritu del capitalismo occidental. No podemos atribuirle a Calvino – ni siquiera a sus sucesores – una traducción normativa e institucional de sus grandes líneas de pensamiento al campo de la educación, aunque se alcanzan a leer algunos indicios en su labor religiosa, política y como organizador de la Academia de Ginebra. Sin embargo, es posible descubrir – como lo hace Max Weber en su investigación en el mismo contexto de la civilización moderna europea – los rastros de su presencia en la escuela de la modernidad: (1º) el freno al impulso y a los sentimientos naturales en aras de la existencia recta y del rigor metódico, (2º) la cultura del esfuerzo asociada al optimismo y a la confianza en el logro de los resultados, (3º) la preparación efectiva para el mundo productivo, (4º) el ordenamiento de la vida interior y exterior de los estudiantes, entendiendo que educar es ordenar la vida : horarios, lugares, contenidos, métodos, ritmo de enseñanza y de aprendizaje, funciones, etc. (5º) el predominio del ascetismo por sobre la cultura de gozo y del placer. (FROMM, 1968:134)  El marco político y la organización social en el que se movió Calvino es también un referente necesario para el pensamiento escolar y educativo. Calvino hace una valoración positiva del orden temporal y de su autonomía. Al producirse la separación, la organización de las iglesias protestante no reprodujo la jerarquía de la iglesia católica, sino que optó por una figura colegial en todos los niveles, comprendiendo tanto hombres como mujeres, laicos y pastores. La autoridad intentó asumir un ejercicio democrático, a través de representaciones y asambleas. Aun las funciones de los pastores representaban una función distinta (asesoramiento, acompañamiento, administración de los sacramentos, predicación) sin que eso los habilitara para concentrar en ellos el gobierno y el poder. (CARVAJAL Patricio, 2000). Estableció una clara diferencia con Lutero y su teoría de los dos reinos. La iglesia y el Estado son dos entidades interdependientes cada una habiendo recibido su autoridad del mismo Dios soberano. El estado nunca es secular ni está separado de la iglesia. Ambos deben vivir en paz y deben cooperar juntos en sujeción a la Palabra de Dios. Cada uno debe tener su propia jurisdicción y función, armonizando y distinguiendo sus respectivos ámbitos. El estado tiene autoridad en los asuntos puramente civiles y temporales, la iglesia en los asuntos espirituales. Al desarmar la estructura jerárquica del clero, se terminaban sus beneficios y se los colocaba a todos bajo la autoridad y obediencia de los magistrados en los asuntos civiles.  Calvino pensaba el Estado constituido por ciudadanos cristianos, ya que la vida individual sólo se considera posible asentada sobre una moralidad sostenida por la religión cristiana. El estado no es siervo de la iglesia o un producto del demonio: es también un siervo de Dios que permite ordenar la sociedad: los magistrados son representantes de Dios y se les debe obediencia, por causa de la conciencia. El papel de los magistrados es equivalente al de los ministros o presbíteros en la Iglesia: su función debe orientarse por la integridad, la prudencia, clemencia y moderación. El cristiano es libre, pero el ejercicio de esa libertad supone la sujeción a los tribunales, las leyes y los gobernadores. Calvino se remite a la Carta a los Romanos de San Pablo para sus principios de la ética política: “Sométanse todos a las autoridades, pues no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que existen, por Dios han sido constituidas. De modo que quien se opone a la autoridad, se rebela contra el orden divino”. (Romanos 13, 1-7). Quien se opone a las autoridades se atraen el castigo de Dios: las autoridades no son de temer cuando los súbditos obran el bien, sino cuando obran mal. La autoridad está para ejercer la justicia y aplicar los castigos, pero es necesario obrar no por el temor al castigo, sino por conciencia: “Dad a cada cual lo que se debe: a quien impuestos, impuestos; a quien tributo, tributo; a quien respeto: respeto; a quien honor, honor.”. (CARVAJAL, 2000) El estado es también electivo en el sentido que se requiere la aprobación del pueblo para la autoridad legal: el voto presenta un asunto serio y sagrado por 54

No podemos dejar de señalar que uno de los desprendimientos del Calvinismo, es el metodismo, caracterizado por la rígida metodización de la vida como garantía de la certeza de la salud espiritual. Establece relaciones con el pietismo alemán y con el puritanismo.

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el cual los magistrados son elegidos popularmente para frenar la tiranía de los reyes. El gobierno hereditario debe ser eliminado. Los ciudadanos deben al gobierno: honor, obediencia, pago de impuestos, servicio militar y otras prestaciones, y oraciones por el bienestar de los gobernantes. Pero el ciudadano tiene derecho a rehusar la obediencia si es contraria a la Palabra de Dios, legitimando la rebelión y la resistencia en tiempos de luchas, imposiciones y persecuciones religiosas. 55 Calvino introduce el derecho de resistencia, definido como “el derecho de la comunidad para enfrentar a las autoridades temporales que han incurrido en conductas ilegítimas”. En el contexto del siglo XVI este derecho es relevante a la hora de defender los intereses de la comunidad reformada, especialmente en oposición a las monarquías católicas. Esta corriente participativa y democrática pudo representar un contenido de la educación escolar, favoreciendo la formación de súbditos-ciudadanos-creyentes cumplidores y disciplinados, constructores responsables de la sociedad pero nunca se tradujo en un estilo de gobierno propuesto para el manejo de la misma escuela, que se mantuvo siempre fiel a la estructura jerárquica existente. Si Lutero había privilegiado la educación como instrumento de la formación religiosa y cultural del cristiano, Calvino – que armoniza las demandas políticas con las religiosas – pretendía convertir a la escuela en un instrumento de formación del ciudadano-creyente o del cristiano-ciudadano. Las escuelas “deben impulsar a las iglesias protestantes a identificarse con los intereses de la ciudad”.  En el tema de la organización de la educación demostró su preocupación a su llegada inicial a Ginebra, pero recién a su regreso, en 1555 fue capaz de darle forma a su idea: Academia de Ginebra (Ordre du College de Geneve). En 1558 compró un lote de terreno y aunque el edificio no se concluyó hasta 1563, ya en 1559 fue puesto en uso. Calvino mismo redactó los estatutos. El objetivo de la educación era el conocimiento de Dios y de su creación para el servicio de Dios y, consecuentemente, todos los conocimientos debían conducir a Dios. La Academia sólo se encargaba de formar Ministro para nueva confesión (BOWEN, 1986: II, 510). Se trataba de una Institución del Nivel Superior que colaboraba con el proyecto político y moralizador de Calvino: se especializaba en la enseñanza de la Teología y se basaba en las humanidades grecolatinas y en la exégesis bíblica. El aprendizaje no era un asunto individual sino para la enseñanza de otros, y ambos procesos debían estar al servicio de Dios y de su reino: una educación no podía estar divorciada de la meta del hombre en la vida que es hacer la voluntad de Dios. La Academia comenzó con 162 muchachos pero cinco años más tarde – al morir Calvino – la escuela elemental tenía 1200 estudiantes y la Academia propiamente dicha: 300. Antes de morir, había asegurado el futuro de Ginebra: con una iglesia, una escuela y una fortaleza.56 55

“Los príncipes y los magistrados deben, pues, recordar de Quién son servidores cuando cumplen su oficio, y no hacer nada que sea indigno de ministros y lugartenientes de Dios. La primera de sus preocupaciones debe ser la de conservar, en su verdadera pureza, la forma pública de la religión, conducir la vida del pueblo con buenas leyes, y procurar el bien, la tranquilidad pública y doméstica de sus súbditos. Y todo esto lo podrá conseguir tan solo por los medios que el Profeta recomienda en primer lugar: la justicia y el juicio. La justicia consiste en proteger a los inocentes, mantenerlos, guardarlos y liberarlos. El juicio consiste en resistir a la audacia de los malos, reprimir la violencia y castigar los crímenes. En cambio el deber de los súbditos consiste, no sólo en honrar y reverenciar a sus superiores, sino en pedir al Señor, a través de la oración, su salvación y su prosperidad; someterse también de buena gana a su autoridad, obedecer sus leyes y constituciones, y no rehusar las cargas que les impongan: impuestos, derechos, contribuciones, servicios civiles, requisas y demás. No sólo debemos obediencia a los magistrados que ejercitan su autoridad según derecho y conforme a sus obligaciones, sino que tenemos también que soportar a quienes abusan tiránicamente que su poder, hasta que hayamos sido librados de su yugo. Pues si un buen príncipe es un testimonio de la bondad divina en orden a la salvaci6n de los hombres, un mal y perverso príncipe es un azote de Dios para castigar los pecados del pueblo. Por lo demás debemos tener como cierto, en general, que Dios da la autoridad a unos y otros, y que no podemos oponemos a ellos sin oponemos al orden de Dios. Sin embargo hay que hacer siempre una excepción, cuando se habla de la obediencia debida a las autoridades, a saber: que esta obediencia no debe apartamos de la obediencia a Aquel cuyos mandatos deben anteponerse a los de todos los reyes. (...) En fin, tan sólo en Dios estamos sometidos a los hombres que han sido puestos sobre nosotros. Y si nos mandan algo contra el Señor, no debemos hacer ningún caso, sino más bien poner en práctica esta máxima de la Escritura: "Tenemos que obedecer antes a Dios que a los hombres”. (CALVINO Juan, 1537. Sexta parte nº 4) 56 Cfr. HENRY R. Van Til (1959)

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 Entre sus principios educativos y de organización escolar pueden rescatarse: (1º) La familia es la primera célula social, y contribuye a la cristianización del medio ambiente, a la instrucción generalizada y al bienestar de los ciudadanos. (2º) La educación debe promover la recta doctrina, las buenas costumbres y el bien público. (3º) Los maestros son encargados de la educación de los niños y los preceptores están dedicados a velar por su comportamiento, imponiendo los horarios y acompañando el recorrido de la casa familiar a la escuela. (4º) Los alumnos deben aprender a leer y escribir tanto en latín como en francés. (5º) La educación requiere, también, a enseñanza de las reglas de cortesía.57 (6º) El progreso en los conocimientos se asegura por las revisiones periódicas, por eso se impone el repaso los días sábados. (7º) El maestro debe mostrarse indulgente, tratar a los niños honrada y liberalmente; exhibir benevolencia y complacencia, dar buen ejemplo y afecto, y saber animar a todos. (8º) El aprendizaje de la lectura es simultáneo a la formación religiosa ya que los alumnos deben trabajar textos de las escrituras sagradas. (9º) La formación intelectual acompaña la formación moral de la persona para el buen desempeño en la sociedad.  Sin embargo, en el desarrollo de nuestra investigación debemos acentuar – además de los caracteres previamente señalados - dos aspectos que le otorgan continuidad a la constitución de la matriz eclesiástica porque en el marco de cosmovisión prioritariamente religiosa, la escuela moderna va definiendo sus rasgos específicos. Calvino muestra un proyecto cultural muy activo en la lucha por la defensa de la propia confesión en contra de las otras creencias. La lucha entre las confesiones significó una franca (y cruenta) oposición y el esfuerzo permanente por mantener a los fieles en la propia religión. (DUSSEL-CARUSO, 1999: 48) El confesionalismo de las sociedades fue el fenómeno religioso que transformó las comunidades y las prácticas sociales para lograr la adhesión de los fieles a determinados credos. Europa estableció dos versiones de religión cristiana y los vínculos entre religión y política fueron fuertes y necesarios. La religión y sus disposiciones se convirtieron en un principio articulador de la sociedad: el resultado fue la creciente presencia en Europa de sujetos disciplinados y autogobernados. Se trataba de educar para convencer y de vigilar para controlar: el poder de las escuelas y el poder de la Iglesia, ambos asociados al Estado. Las estructuras de gobierno comenzaron a ejercer mayor vigilancia e influencia sobre la población a través de sus instituciones y el resultado fue que (1º) la religión se convirtió en una cuestión de opción personal y práctica interior, como camino de salvación, pero también (2º) la religión debía mostrarse y demostrarse a través de los cumplimientos exteriores y de las obras: ceremonias, reuniones, moral rigurosa, conducta ejemplar, puntualidad, compromiso con el mundo.  El hombre educado se convirtió en el buen creyente, en el ciudadano responsable y en el individuo emprendedor que daba pruebas de la bendición de Dios y de sus virtudes a través de sus logros y de sus ganancias (capitalismo moderno). Los aportes de Calvino en esta dirección, especialmente a través de su gobierno de Ginebra, son relevantes. Los calvinistas asumieron una actitud distinta a la luterana: trataron de crear una sociedad a imagen y semejanza del evangelio y las escuelas se estructuraron según el mismo parámetro, acentuando el orden y la disciplina. La vida debía seguir una regla, un orden, respondiendo a lo establecido por las escrituras, y la iglesia debía imponer ese orden a los fieles, desconfiando de las tendencias naturales (“alejadas completamente del bien y sucumbidas en el pecado”); el hombre, conducido por la iglesia, podía guiar sus pasiones pero para ello debía educarse. La educación escolar, contagiada de este rigor disciplinar introduce progresivamente las ideas del currículo, la clase y el método en las prácticas pedagógicas. En la ACADEMIA aparecieron algunas novedades que se instalan en el sistema escolar: (1º) obligación para cada maestro de limitar su área de conocimiento (especialización); (2º) promoción de los estudiantes según conducta y progreso satisfactorio a través del año; (3º) los estudios universitarios o superiores respondían a un recorrido y una organización previamente establecidos (curso de estudio). Aquí aparece un tema y un término (currículum) cuyo origen y uso son controvertidos, pero no pueden soslayarse. (DUSSEL-CARUSO, 1999: 51; AGUIRRE 57

Introduce en el sistema la enseñanza de la urbanidad y las buenas costumbres, anticipado por Erasmo y retomado posteriormente por Juan Bautista de La Salle en Reglas de Cortesía y urbanidad cristiana. (1703)

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LORA, 2000; HAMILTON, 1999). No cabe duda que el ordenamiento del plan de estudio y de las actividades académicas guarda relación directa con el propósito ordenador de Calvino, pero eso no autoriza a concluir que efectivamente utilizó el término. Muerto Calvino, sus seguidores, en Ginebra y otras partes, se ocuparon de arreglar sus asuntos evangélicos según diversas líneas estructuradas y requerían una escuela bien ordenada, al igual que una iglesia bien ordenada, como condición esencial para el mantenimiento de las ideas calvinistas. La presencia de una regla de vida estaba en la esencia misma del calvinismo: "para estar bien 'cohesionado', el cuerpo de la iglesia debe estar unido por la disciplina y la energía". Así pues, desde esta perspectiva, la idea del método, con sus insinuaciones de regularidad, podría ocupar la misma posición de centralidad en las propuestas educativas calvinistas que el precepto de disciplina, que ya se mantenía en la práctica social calvinista. HAMILTON (1989, 1993) considera que el uso de la palabra curriculum es confuso. Las descripciones figurativas de la vida como carrera o como un curso eran recurrentes en los Comentarios de Calvino (1540-1556) pero su uso como lo señalamos citando a AGUIRRE LORA – no tenía la misma connotación que su resonancia escolar. En ninguna parte aparece currículum con un significado educativo. Tampoco adopta una forma educativa en ninguno de los registros del siglo XVI de la Academia de Ginebra. Por tal razón cabe la posibilidad de que el término educativo currículum se originase no en Ginebra, sino en el discurso latino de sus congregaciones filiales del siglo XVI. Un portador de la idea del currículum pudo haber sido el escocés Andrew Melville, quien enseñó durante cinco años (1569-1574) en la Academia de Ginebra. Tras haberse marchado de Ginebra a petición de sus amigos escoceses influyentes, a la edad de veintinueve años, aceptó la rectoría de la Universidad de Glasgow. 58

05. EL CONCILIO DE TRENTO  Testimonios y documentación de la historia de la iglesia refleja que la incorporación de la feligresía, a lo largo la Edad Media, se producía de manera espontánea y que sólo había una catequesis programada para los adultos que se unían tardíamente a la comunidad (catecumenado). (LLORCA, GARCIA VILLOSLADA, MONTALBAN, 1960) Los fieles – mas allá del bautismo que representaba su acreditación religiosa y su filiación institucional – encontraban en la vida eclesial, en sus rituales y en sus celebraciones, el material de sus enseñanzas. No era necesaria una sistematización adicional porque la redundancia de los mensajes reposaba en la hegemonía y en la unidad absoluta y excluyente de la doctrina. En un universo homogéneo, si el nacer era naturalmente cristiano, lo era igualmente la incorporación al credo vigente: todos los recién nacidos eran necesariamente miembros de la iglesia y el bautismo se encargaba de certificarlo. “Sabemos que hay millares de hombres en la Iglesia que, preguntados de su religión, ni saben la razón del nombre ni la profesión que hicieron en el bautismo, sino, como nacieron en casa de sus padres, así se hallaron nacidos en la Iglesia, a los cuales nunca les pasó por pensamiento saber los artículos de la fe, qué quiere decir el Decálogo, qué cosas son los sacramentos. Hombres cristianos de título y de ceremonias y cristianos de costumbre, pero no de juicio y de ánimo; porque quitando el título y algunas ceremonias de cristianos, de la sustancia de su religión no tienen más que los nacidos y criados en las Indias. Ahora hallamos en esta 58

HAMILTON David (1989)

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ignorancia, no solamente a los mancebos de quince o veinte años, sino a los hombres de cuarenta y cincuenta”. (B. CARRANZA, Catecismo cristiano, 1558).  La dinámica del proceso de evangelización remitía a tres etapas progresivas y complementarias: (1º) El Kerigma, sustantivo derivado del verbo keryssein que designa la predicación global de la buena nueva de la salvación realizada por Cristo. En lo esencial, se trata de anunciar este acontecimiento y de invitar a la conversión y a la fe, ya que Kerigma significa explosión, fuerza expansiva. Bajo el impulso del Espíritu, los apóstoles, los discípulos y los miembros de la Iglesia se ven arrastrados por una especie de fiebre, que los obliga a anunciar, a evangelizar. Llegada la plenitud de los tiempos: nada hay más importante que pueda ya producirse y, en consecuencia, todos los hombres están llamados a la salvación. (2º) La Catequesis: es lo que sucede al primer impacto de la Buena Nueva y es lo que detalla y explicita el kerigma. La catequesis presenta instrucciones más elaboradas que se dirigen a los recién convertidos, exposiciones de aspecto más didáctico en que se explican las Escrituras a la luz del acontecimiento cristiano. 59 (3º) La parénesis: sólo difiere de la catequesis por la orientación y por el tono, ya que se refiere específicamente a la conducta moral y es una exhortación dirigida a formar disposiciones morales adecuadas en los oyentes.60 Las exhortaciones, las llamadas a la vigilancia y a la práctica de las virtudes, los preceptos particulares precisan y actualizan el precepto general del amor cristiano en todos los detalles de la vida diaria. Por tanto, la parénesis no es simple moralismo, sino realismo de una vida religiosa que no carece de normas, aunque está más allá de las normas en su impulso y en su objetivo.61  Históricamente, si bien la catequesis y los catecismos – como veremos – tienen una presencia progresiva, los mismos muestran una clara expansión a partir de la fractura de la unidad cristiana. En esa etapa se trata de incorporar a la feligresía - espontáneamente religiosa y cristiana de la Edad Media y del primer periodo moderno - a cada una de las confesiones. Se trata de una verdadera etapa de expansión y reclutamiento: cada uno de los creyentes es objeto de conquista y de convencimiento: podemos postular el concepto de “construcción de la feligresía” (un anticipo de la construcción de la ciudadanía), entendido como un proceso racional y metódico para apropiarse de la población y los individuos, y para dotarlos del instrumental necesario (racionalización y justificación) que le permita a cada uno ejercer desde sus convicciones la fe que se elige y se asume. Ya no se trata de un nacimiento espontáneamente religioso, sino de un nacimiento que debe sumar un alineamiento de tipo religioso porque la religión que se tiene debe se objeto de re-elección, de fundación, de confirmación, y porque frente al feligrés se abren varias opciones que fuerzan una elección personal. Construir la feligresía supone el tránsito por las sucesivas etapas mencionadas: el kerigma o el anuncio jubiloso, la catequesis o la formación doctrinal y la parénesis o la exhortación regulatoria y moral: creer, saber, obrar (es decir, racionalizar la conducta de vida de los creyentes). A la evangelización de las iglesias y de las misiones, se le suma el papel privilegiado de la educación y de la escuela. Se trata de una escuela que evangeliza y de una actividad catequística que se expande y se refuerza con la sistematización de la cultura vigente con la que articula los contenidos.62 La educación y la escuela son al mismo tiempo una propuesta y una imposición, ya que garantizan la fuerza del anuncio religioso desde la más temprana edad. De alguna manera, la 59

En su sentido más restringido se puede considerar que la catequesis es una educación en la fe de los niños, de los jóvenes y adultos que comprende especialmente una enseñanza de la doctrina cristiana, dada generalmente de modo orgánico y sistemático con miras a iniciarlos en la plenitud de la vida cristiana. El Concilio de Trento constituye a este respecto un ejemplo digno de ser destacado: dio a la catequesis una prioridad en sus constituciones y sus decretos; de él nació el Catecismo Romano que lleva también su nombre y que constituye una obra de primer orden como resumen de la doctrina cristiana. Algo similar se produjo – en el mismo periodo entre los protestantes Luteranos y Calvinistas 60 Varias cartas de san Pablo, tras una exposición doctrinal, terminan con una parénesis (Carta a los Romanos 1215; Carta a los Gálatas 5-6; Carta a Efesios 4-6). 61 GONZÁLEZ Ruiz J.M.(1983: 542-549), LATOURELLE R.(1973) 62 El proceso será análogo al seguido por el proceso de construcción de la ciudadanía y del poder de los estados modernos: la formación de los ciudadanos se articulará con la sistematización de los contenidos culturales, respondiendo a un mismo fin, que justifica la universalización de la educación escolarizada en la modernidad.

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racionalización (WEBER, 2003; COUSIÑO: 1998) se construye a partir de la oposición, de las antinomias, porque se debe dar cuenta de la identidad y de las diferencias, y cada una de las confesiones se sistematiza, se intelectualiza y se racionaliza para construir su corpus dogmático y discursivo, proyectándolo en los creyentes. Y, en un juego dialéctico, a partir de esta racionalización se crea un marco conceptual de referencia: católicos, luteranos, calvinistas, anglicanos fundan su identidad y – fortificados – marcan sus diferencias y salen a la caza de los creyentes para mantenerlos y formarlos en el interior de sus encierros dogmáticos, re-forzándolos para que no sean tentados ni por los otros, ni por sus propias dudas. Construir la feligresía es crear las condiciones para que cada uno pueda ejercer como creyente,63 ingresando en el circuito de lo que se debe creer, saber, hacer y defender, y en este circuito aparecen la catequesis, el sermón, la predicación, la lectura y la escuela. La escuela es una verdadera trinchera 64 desde la que se puede defender las propias posiciones y disparar sobre los enemigos.  EL tema de la multitud habilita la correlación moderna con el concepto de pueblo subordinado al estado 65 y puede permitirnos – en este caso - asociar el concepto de feligresía con el de cristiandad, sobre todo porque la controversia y la antinomia entre estos conceptos se produce en el mismo período (Hobbes66, Spinoza) en que la reforma y la ruptura de la unidad cristiana se consolidan y se expanden, en el corazón de la modernidad. Mientras la cristiandad (asimilable al concepto de multitud), es solo “una pluralidad que persiste como tal en la escena pública sin converger necesariamente en el uno, sin desvanecerse en un movimiento centrípeto, pluralidad que no converge en una unidad sintética, sino que opta una forma de existencia de los muchos creyentes en tanto muchos” (VIRNO, 2003: 12. SEGUNDO67, 1968:76), la feligresía (asimilable al concepto de pueblo) requiere la transformación de los muchos en 63

Lejos estamos de la autonomía que proclama Kant en su clásico y ya citado texto ¿Qué es la ilustración? , pero hay un cuerpo doctrinal – expresado en el catecismo y en credo, que se reza y se defiende – que expresa lo que cada uno debe – desde sí mismo - defender 64 El concepto de trinchera es utilizado por Gramsci, al referirse al papel del Estado en la configuración del poder, la ideología y la revolución: Mientras en oriente, el Estado lo era todo y la sociedad civil era primordial y gelatinosa, en occidente, entre Estado y sociedad civil existe una relación justa y tras el temblar del Estado se vislumbra rápidamente una estructura robusta de la sociedad civil. El Estado es sólo una trinchera avanzada detrás de la cual existe una robusta cadena de fortalezas y casamatas. Gramsci considera que en Occidente esa trinchera posee también una serie de fortines y búnkers, escalonados a diversas profundidades, que constituyen los puntos neurálgicos de una sociedad civil sumamente desarrollada. Manteniendo la expresiva metáfora bélica gramsciana, cabe considerar a los intelectuales orgánicos, del bloque dominante, como los ingenieros que han construido esas líneas complementarias de defensa y, asimismo, como los oficiales militares que las mantienen. Pero no se trata de francotiradores aislados, como sería propio del concepto tradicional de intelectual, sino de cuadros militares organizados como fuerza coherente. Y cada clase social hegemónica, o que aspira a serlo, debe crearse sus propios cuadros intelectuales. Tales cuadros se vinculan, orgánicamente, a su clase de origen, o de adopción, y la homogeneizan ideológicamente. LASO PRIETO José María (1979) (GRAMSCI: 2004) 65 VIRNO Paolo (2003:11 – 18) 66 “Una multitud de hombres se convierte en una persona cuando está representada por un hombre o por una persona de tal modo que ésta puede actuar con el consentimiento de cada uno de los que integran esta multitud en particular. Es, en efecto, la unidad del representante, no la unidad de los representados lo que hace la persona una, y es el representante quien sustenta la persona, pero una sola persona y la unidad no puede comprenderse de otro modo en la multitud”. (1988: 141) “El único camino para erigir el poder común (…) es conferir todo el poder y fortaleza a un hombre o a una asamblea de hombres, todos los cuales, por pluralidad de votos, puedan reducir sus voluntades a una voluntad. (…) Hecho esto, la multitud así única en una persona se denomina Estado, en latín Civitas.” (1988: 145) HOBBES Thomas, Del ciudadano y Leviatán. Cfr. También SPINOZA Baruch, 1985: Cap. XVI. Del fundamento del Estado. 164 - 173 67 En un texto que ya hemos citado (2.2.3) – Teología para el laico adulto 1. Esa comunidad llamada iglesia – señala: “Se encuentra el hecho de que el cristianismo se convirtió en una religión de masas, entendiendo por tal la incorporación a la Iglesia de un creciente número de de cristianos no evangelizados. La iglesia se encuentra entonces ante la tarea de asumir una masa, de organizarla, de controlarla, siendo así que el cristianismo, por su contenido mismo, no es apto para realizar esa tarea sin desvirtuarse en lo más auténtico de su mensaje”.(Esa forma de Iglesia que es la cristiandad). DUSSEL Enrique D. (1974: 24-26) le asigna otro sentido al término cristiandad: “Un proceso de helenización del cristianismo”, un proceso cultural que produce un cruce de categorías provenientes del pensamiento greco-romano con la tradición hebrea y el nuevo mensaje cristiano.

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uno, para concentrar en cada una de las iglesias el monopolio del poder y de la decisión en materia de gobierno y control doctrinal. La feligresía es algo que tiene que ver con lo uno, tiene una voluntad única y por ende se le puede atribuir una voluntad única. La categoría de feligresía, entonces, se asocia necesariamente al concepto de Iglesia y está ligado dialécticamente a su presencia y constitución como institución doctrinalmente dominante: solamente la feligresía puede constituir a la iglesia en centro de referencia, protección y poder, pero – a su vez – solamente la Iglesia es capaz de convertir a la multitud de los creyentes en feligreses capaces de articularse en unidad y reconocerse en la misma institución convocante. ARIES (1987:20) señala que en la sociedad unánimemente cristiana – como eran las sociedades medievales – todos tenían que estar bautizados porque el ritual del ingreso a la confesión se celebraba de manera colectiva y en fechas fijas. La ceremonia del bautismo no era una determinación individual, una decisión acordada con los creyentes. Todos los que concurrían a las ceremonias, los que compartían el mismo espacio, se convertían en cristianos sin que existiera todavía ni registro de catolicidad ni certificados de su incorporación. No existían porque eran innecesarios: las ceremonias legitimaban lo obvio. Nada obligaba a los individuos sino su propia conciencia, la presión de la opinión y el temor a una autoridad remota, negligente y desarmada. Pero a partir del siglo XVI se renunció a los bautismos colectivos, se optó por los rituales individuales, y se pusieron en vigencias los diversos registros que le permitían a los visitadores diocesanos el control de la administración de los sacramentos. 68 Los registros determinaban la pertenencia para los feligreses y para la institución: a unos y a otros les otorgaba identidad, ya que los creyentes se sabían parte de un todo que los cobijaban y las Iglesias se sabían fuertes también por el número de cristianos que registraban.  A lo largo de su historia secular, los cristianos aparecían como una entidad general, múltiple, heterogénea, pero cuando se produjo la ruptura de la unidad original, se constituyeron en feligreses claramente unificados e identificados: católicos, luteranos, calvinistas, anglicanos. Con esta transformación las iglesias como instituciones religiosas se convirtieron también en cuerpos políticos porque se trataba de crear y conservar la unidad y de sustituir la espontaneidad – casi natural – de la pertenencia a una confesión por la obediencia y el mandato dogmático, por verdaderos contratos de reciprocidad entre los creyentes y las instituciones. Eso explica los enfrentamientos y las coacciones que acompañaron, bajo el formato de diversas guerras de religión, la separación y la constitución de las iglesias cristianas. La subordinación a la unidad centrípeta (feligresía / iglesia) desplazó la referencia a lo individual y privado: era necesario encontrar la fortaleza en la pertenencia a la institución desplazando el valor de las determinaciones absolutamente personales y privadas: por ello la filiación a una confesión conllevaba la identificación cultual y exterior como signo de pertenencia. (VIRNO, 2003: 14) Identificarse, reconocerse, compartir con los muchos la misma confesión era la manera de lograr conjurar los peligros y de obtener la protección necesaria.  En el contexto de la cristiandad la iglesia recurría espontáneamente a la educación que asumía las mas diversas manifestaciones, porque se trataba de una práctica casi natural y poco institucionalizada (las formas institucionalizadas existían pero se ofrecían sin imponerse de manera obligatoria). La escuela premoderna era una forma de educación junto a otras formas de educación que coexistían con el mismo valor y la misma presencia. Con la feligresía (como en su momento con el pueblo asociado al Estado) la educación se institucionalizó de manera progresiva, se formalizó, se sometió al rigor metódico (se racionalizó) y respondió a parámetros pre-establecidos: al escolarizar la educación, las confesiones pretendieron concentrar en esa institución – hecha a imagen y semejanza de las iglesias – la única forma de educación socialmente necesaria y obligatoria. No se trataba solamente de una oferta sino de una necesidad a la que todos los feligreses debían responder para poder crear y mantener la unidad. Este proceso de docilidad creciente de los creyentes transformados en feligreses – ordenados exterior e interiormente – se convirtió en un antecedente directo del pueblo asociado al estado, relegando a la multitud asociada a la naturaleza, a la barbarie, al descontrol. Y en todo este proceso, la educación 68

¿Es este el origen de los registros que a partir del siglo XVI se instala en el seno de las escuelas que responden a la matriz eclesiástica? Los alumnos que concurrían se sabían parte de la escuela elegida y las escuelas se sentían fuerte por los alumnos ingresados y registrados.

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escolarizada según la lógica de la modernidad fue el instrumento disciplinador, protagónico constructor del creyente, del ciudadano, del trabajador. 69  Frente a la reforma propuesta por Lutero y Calvino, la Iglesia Católica – que produjo previamente una serie defensas, impugnaciones y condena – centró en el Concilio de Trento la definición de la propia Reforma o Contra-reforma.70 El enfrentamiento fue mucho más que una compleja contraposición de ideas o una serie de desafíos por una cuestión de dogmas y creencias, por aceptación o negación de autoridades, por el reconocimiento o desconocimiento de prácticas religiosas. Representó una apertura ante diversos tipos de vida, ante la pluralidad: el mundo, el pensamiento, el obrar moral, la visión de la existencia humana y de la trascendencia admitían una variedad de interpretaciones. De alguna manera los cristianos debieron nuevamente hacerse cristianos, reinterpretar su visión de Dios, de su vida, de su puesto en el cosmos, de su obrar y de su compromiso con la creación; las diversas iglesias – fieles a sus principios y a sus confesiones – debieron reformular sus principios, definir o confirmar sus dogmas y sus prescripciones, y convocar nuevamente a sus fieles. A los profundos cambios producidos en torno al nacimiento de la modernidad, se le sumó la ruptura de la unidad: en el escaso período que va desde 1517 a 1563 nada permaneció igual y aún las instituciones más seguras se sintieron interpeladas y debieron redefinir sus estructuras, sus propósitos y sus actividades. En este contexto sesionó el Concilio de Trento, mientras la Iglesia continuaba respondiendo y condenando las diatribas y a las propuestas que formulaban Lutero y Calvino. El Concilio no se reunió prioritariamente para responder a los ataques y a las críticas sino para reafirmar, y también para reformular, la doctrina y algunos principios dogmáticos, y para disponer numerosas recomendaciones (cánones). No se trató como la Dieta de Augsburgo de una convocatoria política para intentar la rearmar la perdida unidad, sino de una reunión de carácter religioso dispuesta a definir la posición de la Iglesia frente a los cambios producidos. La educación no permaneció ajena a este propósito, asociada a la necesidad de fortalecer las instituciones y dotar de instrumentos a la Iglesia que se veía con el imperativo de divulgar y defender las verdades. A lo largo de las diversas sesiones se aprobaron las siguientes cuestiones: 69

cfr. El concepto de Biopolítica, también trabajado por FOUCAULT (1989: 71 –83 citado por VIRNO) por el que los cuerpos se disciplinan y se adaptan para responder al modelo social, político y productivo vigente. (VIRNO, 2003:84) ¿No podemos hablar de una biopolítica en el trabajo sobre los cuerpos de los creyentes disciplinados en el calvinismo del siglo XVI y en las construcciones escolares del mismo período, adaptando artificialmente al tiempo y el espacio? 70 Fue un Concilio Ecuménico celebrado en periodos discontinuos entre 1545 y 1563 en Trento, ciudad del norte de la Italia que entonces era una ciudad libre regida por un príncipe-obispo. Aunque no consiguió reunificar la cristiandad, el concilio de Trento supuso para la Iglesia Católica una profunda catarsis. Se convocó como respuesta a la Reforma Protestante para aclarar diversos puntos doctrinales. Fue un concilio difícil y con continuas interrupciones, en el que pueden distinguirse hasta tres periodos con tres Papas diferentes: Pablo III, Julio III, Pío IV. (1) Pablo III siempre había sido muy favorable, como cardenal, a la celebración de un concilio general, que finalmente convocó para mayo de 1537 en la ciudad de Mantua pero sufrió sucesivos aplazamientos y cambios de lugar por variados motivos. Finalmente el 13 de diciembre de 1545 se pudo declarar abierto el concilio en la ciudad de Trento. En marzo de 1547 se trasladó a Bolonia por miedo a una peste negra, aunque parte de los obispos se negaron a desplazarse. Tras varias disputas se acabó prorrogando de manera indefinida en septiembre de 1549. El papa murió en noviembre de 1549. (2) Julio III, entabló inmediatamente negociaciones con Carlos I para reabrir el concilio, lo que tuvo lugar en Trento el 1 de mayo de 1551. Pero apenas se celebraron unas pocas sesiones. El elector Mauricio de Sajonia tras derrotar a las tropas de Carlos I avanzó sobre el Tirol, con lo que puso en peligro a la propia ciudad de Trento. Esta amenaza provocó una nueva interrupción en abril de 1552. Julio III murió en 1555. (3) Tras el corto papado de Marcelo II (23 días) fue elegido Pablo VI en 1555. Aunque llevó a cabo reformas en la Iglesia, no convocó la continuación del concilio. (4) Pío IV fue elegido Papa en 1559, y se mostró en seguida dispuesto a la continuación del concilio. Tras nuevos retrasos se reabrió el 18 de enero de 1562, y continuó hasta su clausura el 4 de diciembre de 1563. Constituye el periodo conciliar más importante de los tres. Los referentes políticos de la Iglesia intentaron que estuvieran representadas todas las partes, incluyendo a los protestantes, para que el concilio fuese verdaderamente ecuménico. Sin embargo sólo tenían derecho de palabra; al haber sido excomulgados no tenían derecho a voto. Esto, unido a las frecuentes escaramuzas militares y al complicado mapa político alemán, hizo que finalmente no acudiesen delegados protestantes. (CONCILIO DE TRENTO, Documentos y decretos sobre la reforma.)

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(1) Se reafirmó el Credo Niceno-constantinopolitano; (2) Se declararon la Tradición y las Sagradas Escrituras como las dos fuentes de la Revelación. La Vulgata se consideró la traducción aceptada de la Biblia. (3) Reformulación del Dogma del Pecado Original. (4) Obligatoriedad de residencia de los obispos y perceptores de beneficios eclesiásticos con lo que se evitó la acumulación de cargos. (5) Decreto de la Justificación, reafirmando el valor de la fe junto al de las buenas obras. (6) Decretos sobre los sacramentos: Eucaristía, Penitencia, Extremaunción, Orden Sagrado, Matrimonio. (7) Reforma de pluralidades, exenciones y asuntos legales del clero. (8) Reforma de la ordenación de los presbíteros, el sacerdocio y la fundación de nuevas parroquias. (9) Reforma de la moral del clero, la administración de fundaciones religiosas y los requerimientos para asumir cargos eclesiásticos. Eliminó muchos abusos flagrantes como la venta de indulgencias o la educación de los clérigos. (8) Normas para la creación y organización de los seminarios. Se reafirmó la excelencia del celibato. (9) Se reafirmaron la existencia del purgatorio y la veneración de los santos y reliquias. (10) Reforma de las órdenes monásticas. Supresión del concubinato en eclesiásticos. (11)Se dejó al Papa la tarea de elaborar una lista de libros prohibidos, la elaboración de un catecismo y la revisión del Breviario y del Misal. (12) También abolió los ritos eucarísticos locales y estableció un rito unificado conocido como Misa Tridentina.  La crisis a la que no fueron ajenas las órdenes religiosas, generó nuevas asociaciones religiosas, algunas de ellas nucleadas en torno a nuevas formas de asociación y de espiritualidad, y otros, vinculadas con propósitos netamente educativos. 71 Si era necesario llegar a todos los seres humanos (por la catolicidad del mensaje revelado) y especialmente a los feligreses (por la especificidad de quienes habían respondido al llamado) para que pudiera extenderse el mensaje del Dios verdadero en el marco de la religión verdadera, debía multiplicarse la variedad de la oferta. No se trataba ya de prácticas homogéneas, comunes, universales, sino que las propuestas educativas se diferenciaron para lograr alcanzar la universalidad del ofrecimiento. Así, algunas congregaciones interesadas en brindar la mejor educación a quienes ya la recibían, las clases acomodadas, trabajaron sobre la sistematización de la formación, el rigor de los contenidos, la racionalidad del método, ofreciendo – en sus escuelas – la educación con la calidad que requería la formación de elites. Para otras, vistas las necesidades del pueblo, fue imperioso hacerse cargo de la educación popular, principalmente de los sectores sin educación o con nivel escaso, prioritariamente de aquellos que concurriendo a las iglesias, debían prolongar fuera de ella, pero en instituciones asociadas, la formación cristiana y cultural. No se trataba de una educación universal y homogeneizadora, promotora de igualdades y con posibilidad de disolver diferencias: era sólo una forma de lograr mayores niveles de humanización y de cultura, para reforzar el cristianismo. Al calor de la reforma nacieron nuevas órdenes, muchas de ellas asociadas a carismas de carácter educativo, verdaderas promotoras y organizadoras de LA ESCUELA MODERNA.  CATÓLICOS Y PROTESTANTES compartieron los mismos principios y fundamentos, concibiendo la educación y recreando el valor de la escuela con similares argumentos. Mientras se legitimaban los 71

“El protestantismo había salido de las Universidades del Norte y había hecho del sacerdote un doctor, lo cual era razón suficiente para que el gobierno de la iglesia católica desconfiase en lo sucesivo de la institución universitaria y recurriese a otros medios para asegurarse el gobierno de la educación de la juventud. El episcopado se volvió muy propicio para dominar y vigilar en cada diócesis a las pequeñas escuelas, a lo que llamamos hoy enseñanza primaria. (…) Para elegir o formar el personal de tal enseñanza, para clasificar, repartir, promover a los súbditos según su talento, para reformarlos según su necesidad o encontrarles otros empleos, se necesitan cuerpo cuya acción se extienda a vasta circunscripciones y cuyos miembros tengan menos inmovilidad de la que se concedía al clero. Una congregación de regulares – la mayoría de cuyos miembros está dedicada a la enseñanza –puede recibir otros destino y encontrarse en condiciones administrativas y financieras mucho mejores que una corporación laica o que sacerdotes seculares. (…) Así es que a partir de la Reforma protestante se ven nuevas congregaciones que se forman en el seno de catolicismo y se proponen como fin o como medio más ostensible de influencia el dispensar enseñanza en los colegios. (…)Los jesuitas son los que – como verdaderos soldados y alejados de cualquier carga personal o institucional – desempeñaron mejor el oficio de misioneros y de educadores facilitando los traslados permanentes y las reubicaciones de sus miembros. (COURNOT A., 1945:199 - 200)

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diversos poderes – en la Iglesia, el Sumo Pontífice, Obispos y los Pastores, en los Estados, Reyes y Príncipes – los documentos y las acciones reclamaban el fortalecimiento de la educación y la creación de escuelas porque solamente allí se podían concentrar todos los esfuerzos para lograr un nuevo tipo de organización social y una nueva estrategia de control sobre la sociedad. Sin embargo, no coincidieron en las metodologías y las estrategias: mientras los protestantes insistieron más en el tema de la predicación y en la enseñanza de los feligreses, los católicos reafirmaron el valor de las ceremonias en las que además del lenguaje del ritual, se le sumaba el aporte de la predicación. “Defensores de la lectura directa de la Biblia y del libre examen – en contraposición con la mediación que hacía de su lectura el sacerdote católico - los Reformadores requieren establecer redes escolares a lo largo y a lo ancho de los territorios de incidencia, para que amplios sectores aprendan a leer (solamente) y, en contacto directo con el mensaje bíblico, logren la salvación. El comportamiento deseable de estos cristianos disidentes, dependía de su propia relación con Dios, de una moral interna (conciencia), sin intervención de terceros, a diferencia de los católicos, cuya moral sería controlada por normas externas a su propia conciencia (confesión)”. (AGUIRRE LORA, 2000: 9) Se trataba de hacer confluir una serie de factores, en la que los bandos en pugna ocuparon sucesivamente los mismos territorios, con ventajas relativas: (1º) mientras Lutero tradujo la Biblia a la lengua vernácula, los católicos establecieron un ordenamiento oficial de lo que denominaron La Biblia verdadera, (2º) multiplicaron los ejemplares disponibles a través del instrumento disponible: la imprenta, (3º) se difundió la necesidad de la lectura del texto sacro entre los feligreses; los católicos – fieles a sus principios – armaron cátedras de Sagrada Escritura 72 que asegurara la recta doctrina entre los predicadores, para facilitar la consulta y la interpretación ortodoxa; (4º) enseñaron a leer a la mayor cantidad de fieles. Pero tanto católicos como protestantes recurrieron a la educación y a la escuela como un refuerzo de sus prédicas y como prolongación de su actividad pastoral, y la escuela que configuraron tuvo un origen y una identidad compartida. En el corazón del siglo XVI, la escuela se convirtió en un engranaje necesario y extensión imprescindible de las otras acciones que la precedían y la acompañaban: ceremonias, rituales, predicaciones, dirección espiritual.  Frente a la innovación doctrinal que representaba el luteranismo y el calvinismo, la Iglesia Católica optó por restablecer la vigencia de sus dogmas y de su doctrina, ajustando algunas formulaciones para evitar el riesgo de cualquier ambigüedad. Atendiendo a este propósito los católicos asumieron un papel más apologético frente a la doctrina y a los planteos dogmáticos y, en sus documentos, trataron por todos los medios de marcar cuál era la ortodoxia, al mismo tiempo que no temían señalar y condenar la heterodoxia. Los documentos del Concilio de Trento se encargaron de trazar una clara línea divisoria entre los que se debía aceptar y creer (verdad de fe o credo) y lo que se debía evitar y condenar (herejía). Los diversos cánones demarcaron el territorio con absoluta claridad: no había espacio para la duda, la negociación o la articulación de las verdades, sino sólo aceptación de la verdad o la condena definitiva.73 : 72

El concilio de Trento en 1559 – establecía: “En las iglesias metropolitanas o catedrales, si la ciudad fuera famosa o de mucho vecindario, así como en las colegiatas que haya en población sobresaliente (...) deba el mismo Metropolitano u Obispo dar providencia con acuerdo del Cabildo, para que haya lección o enseñanza de la sagrada escritura, (...) tratando que de ningún modo se omitan por estas otras lecciones establecidas o por la costumbre o por cualquier otra causa. (1) Las iglesias cuyas rentas anuales fueren cortas, o donde el clero y pueblo sean tan pequeño que no pueda haber cómodamente en ellas cátedra de teología, tengan a lo menos un maestro, que ha de elegir el obispo con acuerdo del cabildo, que enseñe de balde la gramática a los clérigos y otros estudiantes pobres para que puedan, mediante Dios, pasar el estudio de la Sagrada Escritura, y por esta causa se han de asignar al maestro de gramática los frutos de algún beneficio simple, que percibirá sólo el tiempo que se mantenga enseñando. (...) (2) Haya también cátedra de sagrada escritura en los Monasterios de monjes en que cómodamente pueda haberla;(...) (3) Haya igualmente cátedra de Sagrada Escritura en los conventos de los demás Regulares, en qué cómodamente pueden florecer los estudios, y esta cátedra la han de dar los capítulos generales o provinciales a los maestros más dignos. (CONCILIO DE TRENTO, Documentos y decretos sobre la reforma. Cap. I. Que se establezcan cátedras de Sagrada Escritura. 73 Así, por ejemplo: CANON XIX: “Si alguno dijere que el Evangelio no intima precepto alguno más que el de la fe, que todo lo demás es indiferente, que ni está mandado, ni está prohibido, sino que es libre; o que los diez mandamiento no hablan con los cristianos, sea excomulgado”. CANON V: “Si alguno dijere que el libre albedrío del

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“Para que nuestra santa fe católica, sin la cual es imposible agradar a Dios, purgada de todo error, se conserve entera y pura en su sinceridad, y para que no fluctúe el pueblo cristiano a todos los vientos de nuevas doctrinas , constando que la antigua serpiente, enemigo perpetuo del humano linaje, entre muchísimos males que en nuestros días perturban a la Iglesia de Dios, aun ha suscitado no sólo nuevas herejías, sino también las antiguas, el Sacrosanto Concilio (...) ha resuelto emprender la reducción de los que van errados y a confirmar los que titubean; siguiendo los testimonios de la Sagrada Escritura, de los Santos Padres y de los Concilios (...) establece, confiesa y declara estos dogmas”. (CONCILIO DE TRENTO: Decreto sobre el pecado original. Sesión V. 17 de junio de 1546).  Los protestantes respondieron a esta formulación con la Confesión de Augsburgo en la que los firmantes expusieron su propia doctrina, con su fórmula de condena a quienes no se ajustaban a la exposición dogmática.74  De la misma manera que Lutero insiste ante las autoridades civiles reclamando la recuperación de las escuelas y su fortalecimiento, el Concilio – aunque de manera menos insistente – requiere la creación para la difusión de la educación cristiana: “Establézcanse también en los estudios públicos - en que ahora no se hayan establecido - por la piedad de los religiosísimos Príncipes y repúblicas, y por su amor a la defensa y aumento de la fe católica y a la propagación de la sana doctrina. (...) Que ninguno sea admitido al magisterio de esta enseñanza, sea pública o privada, sin que antes sea examinado y aprobado por el Obispo del Lugar sobre su vida, costumbres e instrucción”. (Decreto sobre la Reforma. Cap. 1º. Que se establezcan cátedras de Sagrada Escritura).75  Y el mismo Concilio de Trento señala en 1563, próximo a concluir sus prolongadas sesiones: “Porque la edad de la juventud, si no se educa convenientemente, está inclinada a ir en pos de los placeres del mundo; y si no se forma desde sus tiernos años para la piedad y la religión, antes de que los hábitos viciosos se apoderen de todo el hombre, jamás permanece completamente dentro de la disciplina eclesiástica”.  Tales palabras aparecen asociadas al proceso de reordenamiento de la formación de los sacerdotes con la creación de los seminarios 76 y la asignación del correspondiente plan de estudios. La palabra hombre está perdido y extinguido, después del pecado de Adán; o que es cosa de solo nombre, o mas bien nombre sin objeto, y en fin ficción introducida por el demonio en la Iglesia, sea excomulgado.” CANON IX: “Si alguno dijere, que el pecador se justifica con la sola Fez entendiendo que no se requiere otra cosa alguna que coopere a conseguir la gracia de la justificación, y que de ningún modo es necesario que se prepare y disponga con el movimiento de la voluntad, sea excomulgado”. CONCILIO DE TRENTO: Documentos y decretos sobre la reforma. 74 “Condenamos pues a los que niegan que los justificados pueden recibir el Espíritu Santo. Igualmente a los que enseñan que una vez convertido, el cristiano no puede volver a caer en el pecado. Condenamos también a los Novacianos que niegan la absolución a los que pecaron después del Bautismo. Finalmente rechazamos a los que enseñan que se obtiene el perdón de los pecados, no por la fe, sino por nuestras satisfacciones.” Artículo 12: El arrepentimiento. “Antes bien enseñamos que todas las ordenanzas y las tradiciones instituidas por los hombres para reconciliarse con Dios y merecer su gracia, son contrarias al Evangelio y a la doctrina de la salvación por la fe en Cristo. He aquí por lo que tenemos por inútiles y contrarias al Evangelio los votos monásticos y otras tradiciones que establecen diferencias entre alimentos, días, etc. por las cuales se piensa merecer la gracia y ofrecer satisfacción por los pecados”. Artículo 15: Sobre los ritos eclesiásticos. 75 CONCILIO DE TRENTO, Documentos del Concilio de Trento. 76 Si bien la idea del Colegio clerical no es original del Concilio de Trento pues era una práctica consolidada en la iglesia desde la fundación de las órdenes monásticas, fortalecidos por la presencia de las nuevas órdenes y congregaciones lo cierto es que hay que reconocerle a Trento su difusión y establecimiento con su célebre decreto

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SEMINARIO responde al original latino “seminarium” (seminario, semillero, plantel, causa, origen, principio) y fue utilizada a partir de Concilio de Trento para designar a la necesaria formación de los sacerdotes dispuesta para subsanar la situación planteada por la Reforma. Las parábolas de Cristo utilizan frecuentemente la analogía con la semilla; a propósito de la semilla arrojada a la tierra, dice que brota y crece, tanto cuando el hombre vela como cuando duerme: brota y crece de noche y de día: tallos, espiga, granoS. (Mc 4, 28). La analogía con la vocación sacerdotal se impone por sí misma y como una prolongación semántica natural a denominar la formación de los nuevos retoñas pastorales, los nuevos operarios de la mies. Es como la semilla de Dios, arrojada en la tierra del alma humana, que crece con una dinámica propia. Pero la semilla, para que crezca, debe ser cultivada. El hombre debe sembrar, y también velar para que se desarrolle la semilla: Es preciso impedir que las fuerzas contrarias, personas malignas o calamidades naturales, destruyan las plantitas que están creciendo. Por eso el seminario asume la estrategia del encierro y del aislamiento, de la protección y el cuidado. Y cuando han madurado, el hombre debe tomar la hoz, como afirma Cristo, pues el campo está listo para la siega. (cf. Mc 4, 29).La palabra seminario se trasladó a la formación y preparación de los educadores, y se siguió utilizando aun cuando se generalizara la designación de escuelas normales. Pero en el recorrido histórico pueden mencionarse la reiteración de los aportes a la educación de los diversos Concilios precedentes: “Lo que ante todas las cosas requiere la utilidad del pueblo cristiano es que se confíe la educación de la juventud a maestros distinguidos por su erudición, buenas costumbres y fe sincera, dado que el gobierno de las dos sociedades, eclesiástica y civil, el resultado depende de la juventud”. 77  Asociando estrategias, la educación en las escuelas y la predicación en las iglesias responden al mismo fin que es la difusión de la recta doctrina, y a tal efecto, la Iglesia asume un papel central a través del control y la habilitación de los ministros: “Siendo no menos necesaria a la república cristiana la predicación del Evangelio (...) todos los Obispos, Arzobispos, Primados y restantes Prelados de las Iglesias están obligados a predicar el sacrosanto Evangelio de Jesucristo por sí mismo, si no estuvieran legítimamente impedidos. [En caso contrario] deben escoger personas hábiles para que desempeñen fructuosamente el ministerio de la predicación. (...) Instruyan con discursos edificativos por sí o por otras personas capaces a lo menos en los domingos y festividades solemnes, a los fieles que les está encomendados, según su capacidad y la de sus ovejas, enseñándoles lo que es necesario que todos sepan para conseguir la salvación eterna, anunciándoles con brevedad y claridad los vicios que deben huir y las virtudes que deben practicar.” (Decreto sobre la Reforma. Cap. II. De los predicadores de la palabra Divina).  La férrea posición asumida por la Iglesia en el Concilio de Trento y en el contexto de la reforma dejó su sello en la estructura escolar, efectuando contribuciones importantes a la matriz eclesiástica. La escuela se convirtió en una proyección y complemento necesario de la predicación y tenía por objeto: (1º) reafirmar las ideas religiosas vigentes, con la fuerza de los cánones, los mandatos y las exigencias doctrinales, (2º) conquistar, iniciar y confirmar a los feligreses en su fe, (3º) alejar cualquier tipo de duda, eliminando las ideas y sospechas que pudieran poner en cuestión el cuerpo dogmático XVIII de la sección XXIII (15-07-1563) en el que declara la obligatoriedad de los mismos para que todos los obispos los establezcan en sus diócesis y en donde se formaran los sacerdotes dedicados a la cura de almas («el Santo Sínodo ordena que todas las catedrales, metropolitanas e iglesia mayores, según sus posibilidades y la extensión de la diócesis, estén obligadas a mantener, educar religiosamente e instruir en las disciplinas eclesiásticas a un cierto número de niños de la misma ciudad o diócesis...y aprenderán gramática, canto, cómputos eclesiásticos y demás materias de letras humanas. Asimismo se instruirán en la Sagrada Escritura, libros eclesiásticos, homilías de los santos y en la manera de administrar los sacramentos, sobre todo respecto de oír confesiones...»). También operó un factor económico que establecía una necesaria igualdad entre los sacerdotes, obligando a todos a aportar a los seminarios comunes y a ser preparados en ellos. 77 Cf. El material presentado por CABALLERO Valentín (1945: 146) Mas allá del tono de panegírico que recorre todo el libro y del estilo de la época, los aportes documentales son valiosos y abundantes.

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establecido, (4º) crear en el educando al buen cristiano habilitándolo para las otras funciones subsidiarias: súbdito obediente, trabajador responsable, miembro de la sociedad. La educación y la escuela asumen un papel conservador, al tiempo que contribuyen a sostener las estructuras vigentes. El poder divino de los reyes se asociaba y se solidarizaba con el poder religioso de la iglesia: un poder reforzaba al otro y los mensajes tendían al sostenimiento mutuo.78 A diferencia de los protestantes que pretendieron definir un orden social y político distinto - aun en la organización institucional de las iglesias - para poder subsistir y para generar nuevos nichos de poder, los católicos se refugiaron en el orden establecido. Las escuelas fueron naciendo como expresión de este mandato, para reforzar - en unos y en otros - las ideas vigentes, y para crear en el interior de cada creyente y súbdito el marco social de control y obediencia.  Hemos reservado para el final la referencia a un tema específico que hunde sus raíces en el corazón de las doctrinas religiosas del siglo XVI y se proyecta en las instituciones y en la misma educación escolarizada. Entre católicos y protestantes existe una clara diferencia en el tema del control de las conductas y en los procesos de arrepentimiento y corrección: mientras los protestantes insistieron en la interioridad en el ordenamiento del obrar, los católicos mantuvieron un rígido control sobre los aspectos exteriores.79 Ninguno silenció de manera absoluta su complementario, pero acentuaron y privilegiaron uno de los dos aspectos.80 El eje del enfrentamiento está relacionado con el problema de la salvación del hombre y refiere a la opción entre (1º) la justificación sólo por la fe y (2º) la salvación por la fe y las obras: mientras que la fe remite a un proceso absolutamente interior, las obras remiten necesariamente a la exterioridad de las conductas. 81 Esta posición tuvo repercusiones puntuales en la organización de los rituales y las ceremonias, en la organización del culto82 y, especialmente, en la consideración de algunos sacramentos. Así – por ejemplo – es paradigmática la referencia a la práctica del sacramento de la Confesión o de la Reconciliación. Para los católicos, el mismo implicaba hacerse cargo de las faltas cometidas y verbalizarlas ante el sacerdote que en nombre de Dios exigía el arrepentimiento, perdonaba la culpa (absolución), proponía la rectificación la conducta y determinaba su reparación o penitencia. Los protestantes (que reconocían formalmente sólo dos sacramentos: bautismo y eucaristía), consideraron que el ministerio pastoral no le asignaba al ministro o pastor una función de intermediación sino un ministerio de acompañamiento y de enseñanza, por lo que la posibilidad de convertirlo en confesor quedaba relegada. Lutero hablaba de la absolución como un ritual (1º) de arrepentimiento y de petición de perdón, (2º) de comunicación con Dios, y (3º) de perdón 78

El Concilio de Trento en si mismo, los sucesivos Papas y los emperadores Carlos I de España y Francisco I de Francia exhiben el nivel de negociaciones y de entendimientos entre el poder religioso y el poder político. 79 LEBRUN F. en ARIES- DUBY (1992, V), El proceso de cambio en la sociedad de los siglos XVI – XVIII, se encargan de distinguir las diversas prácticas y los acentos puestos por unos y por otros al calor del enfrentamiento: las prácticas de las confesiones colectivas e individuales, con sus normativas y las recomendaciones (78 – 82), la celebración de las mismas y la obligatoriedad de las mismas (“La asistencia obligatoria a la misa, los domingo y días festivos, caracteriza por excelencia la partencia a la Iglesia romana”) (73-77), el sentido y el alcance de la predicación, el anuncio de la Palabra de Dios y la eucaristía entre los Protestantes (103 – 111) 80 No podemos soslayar la poderosa vigilancia social que ejerció Calvino en Ginebra, ensamblando razones religiosas, sociales y políticas para intervenir directamente en la vida y el pensamiento de los ciudadanos. 81 Es curioso como el Concilio de Trento en sus formulaciones, nunca utiliza expresiones tales como “Si alguno en su interior pensara…” o “Si sus sentimientos fueran…”, sino siempre actitudes exteriores y comprobables: “Si alguno dijere que...”, “Si alguno afirma...”, “Si alguno niega...”, “Si alguno no confiesa...”: lo que se juzga es la exteriorización de las conductas, y a la exterioridad le sobreviene la condena. 82 El Concilio de encarga de mantener la vigencia del culto a los santos, el valor de las reliquias de los mártires y la presencia de las imágenes en las Iglesia. “Enseñen con esmero los Obispos que por medio de las historias de nuestra redención, expresadas en pinturas y otras copias, se instruye y confirma el pueblo recordándole los artículos de la fe, y recapacitándole continuamente en ellos: además que se saca mucho fruto de todas las sagradas imágenes, no sólo porque recuerdan al pueblo los beneficios y dones que Cristo les ha concedido, sino también porque se exponen a los ojos de los fieles los saludables ejemplos de los santos, y los milagros que Dios ha obrado por ellos, con el fin de que den gracias a Dios por ellos, y arreglen su vida y costumbres a los ejemplos de los mismos santos; así como para que se exciten a adorar, y amar a Dios, y practicar la piedad. Y si alguno enseñare, o sintiere lo contrario a estos decretos, sea excomulgado.” CONCILIO DE TRENTO, Documentos.

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público de los pecados; en estos casos, el ministro que presidía la celebración realizaba un signo sobre la congregación en general mientras los fieles hacían el signo de la cruz sobre ellos mismos. De este modo, mientras el catolicismo pone el acento en la vigilancia sobre exterioridad del ritual (reconocimiento de las culpas, confesión de los pecados, arrepentimiento comprobado), los protestantes trabajan sobre la interioridad del proceso. No significa que lo exterior anule lo interior, sino que simplemente lo desplaza, acentuándolo. La Confesión de Augsburgo (1530) se expresa sobre el tema en los siguientes términos: ARTÍCULO 11: LA CONFESIÓN: “Con respecto a la Confesión, enseñamos que se debe mantener la absolución privada en la Iglesia aunque no sea necesaria la enumeración de todos los pecados, ya que esto es imposible como lo dice el Salmo 19,13: ¿Quién conoce todos sus pecados?” Artículo 12: El arrepentimiento. “En lo que concierne al arrepentimiento, enseñamos que aquellos que han pecado después del Bautismo pueden obtener el perdón de sus pecados todas las veces que se arrepientan y que la Iglesia no debe rechazar su absolución. El verdadero arrepentimiento comprende en primer lugar la contrición, es decir el dolor y terror que uno siente a causa del pecado; en segundo lugar la fe en el Evangelio y en la absolución, es decir, la certeza que los pecados nos son perdonados y que la gracia nos llega por los méritos de Jesucristo. Es esta fe la que consuela los corazones y que da paz a la conciencia. Luego de esto se debe enmendar la vida y renunciar al pecado. Ya que tales deben ser los frutos del arrepentimiento, como lo dijo Juan el Bautista (Mt. 2,8) Muestren los frutos de una sincera conversión”.  Y el Concilio de Trento con respecto al Sacramento de la penitencia en la reunión celebrada en tiempos del papa Julio III el 25 de noviembre de 1551 (sección XIV) establece las siguientes caracteres y condiciones: (1º) La penitencia nace como respuesta a la natural debilidad del hombre, ya que no basta solamente el bautismo, sino que los fieles cristianos deben saber que tienen una salvación si llegan a pecar después del bautismo. (2º) La confesión existe porque Jesucristo asegura la salvación y lega a “sus legítimos sucesores el poder de perdonar y de retener los pecados al reconciliarse los fieles que han caído después del Bautismo”. Por eso les otorgó el poder de perdonar los pecados. (3º) Mientras que en el Bautismo, el ministro no debe ser juez, en la penitencia los fieles se presentan “como reos ante el tribunal para que por la sentencia de los sacerdotes puedan quedar absueltos, no sólo una vez, sino cuantas recurriesen a él arrepentidos de los pecados cometidos”. (4º) En la penitencia la renovación y la integridad dependen de las lágrimas, el arrepentimiento y los trabajos. (5º) Es necesario la contrición: un intenso dolor y detestación del pecado cometido, con el firme propósito de no pecar en adelante. No se trata sólo de la atrición (fealdad del pecado o miedo del infierno o de las penas) sino del arrepentimiento y la confianza en el poder misericordioso de Dios. (6º) Es necesaria la confesión entera de los pecados. (7º) “De esto se colige que es necesario que los penitentes expongan en la Confesión todas las culpas mortales de que acuerdan, después de un diligente examen, aunque sean absolutamente ocultas”. (8º) No es verdad que la confesión de los pecados haya sido inventada por hombres ociosos o que basta confesar sólo aquellas faltas que hacen mal a los hermanos o que se trate “de un potro de tormento de la conciencia”. (9º) Quienes se acercan así a la penitencia logran la absolución de sus pecados y de sus culpas. (10º) No es verdad que los ministros de este sacramento sean todos los fieles y que a todos les dejó el mandato Jesucristo: los únicos ministros son los sacerdotes.  En síntesis, católicos y protestantes reconocen la necesidad de la penitencia y el perdón de los pecados, aunque difieren en su consideración como sacramento, asimilable (o no) en valor a los restantes. Mientras los protestantes ponen el acento en el arrepentimiento personal, en el manejo interior de la propia conciencia, en la satisfacción interior por la fe puesta en el Dios salvador, y en una presencia del ministro para perdonar en nombre de Dios pero sin obligar a los penitentes a dar cuenta de sus pecados a nadie, los católicos ponen el acento en que es la verbalización con constricción de los pecados personales en un acto privado y secreto ante el ministro que en nombre Dios absuelve al penitente de la totalidad de las culpas cometidas. De esta manera se instala en las estructuras sociales y culturales de la modernidad dos formas de control y disciplina que funcionarán de manera

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complementaria: (1º) por un lado, la formación y el desarrollo autónomo de la conciencia, del arrepentimiento y de la fe en Dios, sin tener que dar cuenta puntualmente de los pecados o de las faltas personales; (2º) por otro, la garantía de que la presentación de las culpas y el consecuentemente arrepentimiento ante un ministro que funciona como juez, certifica y otorga validez objetiva al arrepentimiento. Pareciera que ambos procesos se complementan y que la educación acompañó a ambos: convencimientos, convicciones, fuerza interior, y reconocimiento, reconciliación y absolución asegurada. La vigilancia interior (la propia vigilancia absoluta) se suma a la vigilancia exterior (panóptica) que opera desde la escucha, la confesión y el perdón. El formato fue asumido también por otros marcos disciplinarios de la sociedad: la justicia, por ejemplo, utilizó alguno de los términos: confesión, perdón, absolución, condena, reparación y asignación de penas.83  Este tema específicamente religioso se proyecta sobre lo institucional y lo educativo, ya que en este período se multiplica la redacción de los reglamentos como códigos de referencia para las conductas y los acuerdos, y como expresión de una previsión metódica y racional de las conductas deseables. Los reglamentos84 operan como autoridades de referencia, exteriores e inapelables, y fuerzan conductas exteriores, aunque el propósito es transformar esa heteronomía formal de las conductas en una autonomía real, fruto del convencimiento y de la conversión interior. Antes que el requerimiento de la formación de la propia conciencia y del convencimiento interior, aparece la norma que obliga desde la exterioridad. Los reglamentos, en sí mismo, no producen cambios de conducta, sino sujeción y adaptación del obrar a pautas establecidas, se constituyen en una necesaria condición de ingreso y permanencia a determinados ámbitos, demarcando sus límites y señalando los modos de proceder. No se hace cargo de la interioridad, aunque la supone. Las escuelas - según matriz eclesiástica – crecen al calor de los reglamentos que pautan el obrar necesario de los diversos actores educativos: los estudiantes, las familias, los maestros. La escuela tiende necesariamente a la formación de la conciencia, a la interioridad, a la autonomía, pero el camino elegido es el de la heteronomía: construir la feligresía, construir la ciudadanía, construir al hombre productivo es forjar en su interior sus convicciones y sus actitudes, para que rija el buen obrar y oficie de juez y de tribunal de sus deberes y de su conducta. De alguna manera la máxima kantiana le pone el sello filosófico y ético a esta tradición: “Obra como si la máxima de tu acción [el principio subjetivo del obrar, el principio según el cual obra el sujeto] debiera tornarse, por tu voluntad, ley universal de la naturaleza” (KANT I., 1967: 72-73) Y el mismo Kant refuerza el pensamiento afirmando: “La autonomía de la voluntad es la constitución de la voluntad por la cual es ella para sí misma una ley. El principio de la autonomía es, pues, no elegir de otro modo sino de éste: que las máximas de la elección, en el querer mismo, sean al mismo tiempo incluidas como ley universal”.(1967: 102) 85 En el plano educativo – y especialmente en la educación escolarizada – se trabaja el presente (heterónomo y reglamentado) para el futuro (autónomo), y se intenta lograr – a través del orden impuesto por reglamentos heterónomos y hecho de conductas exteriores convencimientos, seguridades interiores, actitudes de carácter permanente. El método utilizado en la constitución de la lógica de la escuela moderna fue siempre la vigilancia exterior que se aseguraba que cada educando mostrara a través sus actitudes exteriores las actitudes interiores, principalmente aquellas que – desaparecida la estructura vigilante de la escuela – debían quedar sujetas a la exclusiva vigilancia interior, acompañando al creyente, al súbdito, al ciudadano, al trabajador, al soldado el resto de sus vidas. Aunque la escuela representa un registro constante de exterioridades, tiende a la búsqueda de la necesaria interioridad fortalecida en la autonomía, ya que la autonomía – también la kantiana – no es un estado natural, sino una construcción cultural, fruto de la maduración y de los 83

El tema de mirada remite a la vigilancia tematizada por Foucault, pero también en el contexto de la filosofía del momento, como mecanismo de percepción, de captación ser los objetos o de su aparición fenoménica o de su constitución ontológica : “esse est percipi” (Berkeley) 84 Reglas de la vida monástica, Reglas de San Benito y los Reglamentos de los Colegios Medievales. 85 KANT, Inmanuel (1967). Para Kant la heteronomia de la voluntad es una forma ilegítima de moralidad: cuando la voluntad busca la ley o reglamento que debe determinarla se ajusta a imperativos hipotéticos que imponen una condición al obrar para certificar su validez. Solo en este contexto tiene adecuado sentido el llamado de Kant acerca de la mayoría de edad de la humanidad.

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aprendizajes. De alguna manera la educación escolar nace como hija de ambas corrientes del pensamiento religioso: de la exterioridad que vigila y controla y de la interioridad que opera desde los propios principios y del convencimiento.

C0NCLUSION

CAUSA FORMAL: el molde o estructura que le permitió a la institución educativa funcionar según un determinado formato (matriz eclesiástica).

CAUSA MATERIAL: la presencia de una sociedad moderna en plena crisis de ideas religiosas que exigía un proceso de intervención educativa y disciplinaria por parte de las referentes del poder religioso.

CAUSA EFICIENTE: los representantes modernos que contribuyeron a gestar la matriz y los representante modernos que la configuraron y la consolidaron.

CAUSA FINAL: obra como un modelo perfecto, una organización social que institucionaliza la educación y le otorga un funcionamiento ajustado a las necesidades sociales y a las demandas de los usuarios.

 Sin la necesaria presencia de estos cuatro elementos no hubiera podido darse a luz LA ESCUELA MODERNA (1) sus promotores y creadores, con el atrevimiento, la creatividad y la vocación necesarias; (2) el modelo ideal que permitió consagrar el formato perfecto; (3) una matriz moldeadora y generadora de orden que permitió darle una organización racional a la naciente institución; (4) una masa de feligreses, súbditos, ciudadanos, trabajadores, funcionarios, soldados, seres humanos que debían ser educados: moldeados, disciplinados, evangelizados, civilizados, moralizados, humanizados.  En el marco de la naciente modernidad, la reforma y la contra-reforma producen una dinámica religiosa innovadora y creativa, porque los feligreses no eran ya un patrimonio obligado y necesario de los reyes, países y culturas, sino que eran objeto de registro, conquista, confirmación y reaseguro. La

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pertenencia a las diversas creencias pasa a ser una determinación personal y un esfuerzo de las iglesias por mantener o convertir. A los instrumentos religiosos tradicionales de la prédica, las ceremonias religiosas y los sacramentos del ingreso y permanencia, se le sumaron otras estrategias. A la educación en manos de las familias (responsabilidad y función orientada y compartida por las Iglesias) se le sumó la necesidad de recrear y fortalecer las escuelas. Al interés por convertir, bautizar, registrar se le sumaba la convicción de que solamente uniendo la fe con la cultura, la piedad con las letras, las oraciones con el conocimiento, se podían reafirmar las convicciones. Ese es el esfuerzo de quienes reclaman – sin una propuesta escolar constitutiva aun – la presencia de las escuelas. Aunque el juego de las ideas se producen en el siglo XVI, desde la disolución de la escolástica (siglo XIV) ya se observan los gérmenes de un pensamiento innovador, que produce la ruptura con la tradición precedente (Duns Scoto y Ockam).  La escuela moderna nace en este contexto de antinomias irreconciliables y de referencias inciertas, en un clima de anarquía en las ideas en el que nadie sabía “dónde terminaba la opinión discutible y dónde empezaba la verdad dogmática”, pero nace como proyección funcional de estas contradicciones, con el mandato expreso de operar – en su interior - con certeza y definiciones. Se produce, por tanto una necesaria manipulación sutil e individualizada de las almas utilizando desde intervenciones personalizadas (escuela, dirección espiritual, devociones) hasta las predicaciones y gestos masivos y públicos de manifestaciones de la fe. La escuela no recrea en su interior el escenario de los enfrentamientos, las dudas y los debates, sino de las afirmaciones y de las verdades; está constituida para otorgar seguridades, imponer, decidir. No abre la discusión para dirimir los antagonismos: dentro de sus límites se clausuran las discusiones y se establecen y defienden los principios. Es semejante a la iglesia porque es proyección de la iglesia. Si bien la iglesia (como institución) podía padecer los males de una crisis evidente y denunciada, en el interior de la iglesia la seguridad no desaparece: los sacerdotes y los pastores proclaman con convicción y transparencia lo bueno, lo correcto, lo trascendente, lo valioso, de la misma manera que en la escuela, el maestro comunica y proclama lo que los alumnos vienen a escuchar y aceptar, el patrimonio establecido.  La articulación entre el pensamiento y la fortaleza de las iglesias, y la configuración de la escuela moderna encuentra un paralelo notable entre los católicos y los protestantes, tanto en las prácticas como en las configuraciones institucionales. Mas allá de la autonomía con que se produjeron las enunciaciones discursivas y las acciones, CALVINO representa el brazo operativo de las ideas educativas proclamadas y reclamadas por LUTERO; IGNACIO de LOYOLA representa el brazo ejecutivo de las disposiciones del CONCILIO DE TRENTO: ambos, provenían de un pasado similar (Los Hermanos de la Vida Común) e impusieron orden y disciplina rigurosa en sus organizaciones: a la definición del plan de estudio transformado en un verdadero diseño curricular, asociaron un rigor organizativo para el efectivo funcionamiento de la estructura escolar, aunque Lucero solamente organiza una Institución educativa (de nivel superior) y Loyola pone en marcha un sistema educativo que se expande por Europa y el mundo.  ERASMO funciona como una figura anticipatoria que genera y proyecta su pensamiento sobre el escenario previo a la reforma. No se trata de unos de los representantes y discursos constitutivos de la escuela moderna, pero es un nexo entre la educación medieval, las prácticas formativas de los Hermanos de la Vida común y algunas experiencias formalistas renacentista del siglo XV: creemos que algunos aspectos de un pensamiento llegaron a conmover los cimientos de algunas tradiciones y formulaciones significativas. En los escritos de Erasmo hay anticipaciones educativas que reflejan algunos de los criterios y los principios que luego se convirtieron en formulaciones operativas en los escritos e en determinaciones de los Reformadores del siglo XVI y XVII. Mas allá de las limitaciones impuestas por el contexto en el que Erasmo recibió su educación y las condiciones en las que vivió, supo puntualizar una serie de principios que fueron cosechados y aplicados por los organizadores de la matriz eclesiástica de la escuela moderna. Sobre todo es necesario destacar su insistencia en la

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responsabilidad de los gobernantes en garantizar la educación de sus súbditos y la necesidad de unir – en el creyente – la cultura con la fe, la educación con la evangelización.  LUTERO no es un creador de escuelas pero exhibe en sus escritos la necesidad de instrumentar la educación y universalizar la escuela con el propósito de alcanzar objetivos prefijados: crear un orden social, comunicar las ideas, difundir la fe, propagar la doctrina, marcar un cuerpo dogmático ortodoxo en contra de otro heterodoxo. Lo lleva adelante a través de un esfuerzo múltiple: (1º) reconquistar y convertir la escuela en un instrumento de disciplinamiento; (2º) convencer principalmente a las capas sociales inferiores que la educación y la concurrencia obligatoria a las escuelas era necesaria para la sociedad y conveniente la prole; (3º) garantizar el funcionamiento de la institución escolar a través de una alianza definida entre la iglesia y la familia, con la concurrencia activa de las autoridades; (4º) poner en funcionamiento verdaderas escuelas a cargo de verdaderos maestros. La iglesia provee al bienestar espiritual, el Estado sirve al bienestar temporal: ambos deben garantizar – por diversos caminos – la vida social, la ley y la justicia porque de lo contrario se retorna al estado de barbarie, animalidad primitiva, y el marco para responder a estas obligaciones es también la educación escolar, que convierte a los individuos en mas humanos, cristianos y súbditos o ciudadanos. Doctrinalmente, Lutero defiende el dogma de la justificación: la salvación llega por la Gracia de Dios y la Fe del creyente y no por sus obras o sus méritos)  CALVINO sostiene el dogma de la predestinación: desde toda la eterna Dios ha determinado la salvación o la condena, pero el cristiano – a través de su activa vida temporal – puede ir descubriendo la elección y la voluntad de Dios. El progreso del hombre es una forma de descubrir y anticipar el designio infinito y gratuito de Dios. En esta línea trabaja Max Weber al encontrar especialmente en el calvinismo (ética protestante) el origen del capitalismo y del progreso moderno, al tiempo se relativiza y se restringe el papel mediador de los sacerdotes (clero). Es necesario instalar un cristianismo animado por un ascetismo moderno que transforma en productiva la privación, asume un ascetismo que no abandona el mundo sino que se compromete con él. Muchas de estas ideas animarán algunas narrativas iniciales y en pleno florecimiento de la escuela moderna, ya que instalarán una organización basada en la ética del sacrificio, la renuncia a la gratificación y el esfuerzo, para crear un creyente y un ciudadano productivo y abnegado: la ascesis escolar anticipa y refleja la ascesis de la sociedad y de la vida. Aunque aporta a la formación de la Academia de Ginebra, sobre todo aporta a un concepto no sólo subjetivo de la educación y del compromiso cristiano: la religión debía mostrarse y demostrarse a través de los cumplimientos exteriores y de las obras: ceremonias, reuniones, moral rigurosa, conducta ejemplar, puntualidad, compromiso con el mundo. El hombre educado se convirtió en el buen creyente, en el ciudadano responsable y en el individuo emprendedor que daba pruebas de la bendición de Dios y de sus virtudes a través de sus logros y de sus ganancias (capitalismo moderno).  TRENTO: el movimiento de la contra-reforma representa una estrategia de la Iglesia para redefinir el cuerpo dogmático y construir la feligresía, es decir, el proceso de incorporación de los fieles cristianos asociado al sostenimiento de la fe y la pertenencia a la Iglesia. Para cumplir esta función se consideró necesario sistematizar la formación de los sacerdotes (seminarios según un orden racional de los estudios sagrados) y sumar a los procesos de evangelización la presencia de escuelas que permitieran consolidar las convicciones. Los feligreses se registran y su ingreso representa un doble movimiento de pertenencia por parte del creyente y de propiedad por parte de la Iglesia. Al escolarizar la educación, las confesiones pretendieron concentrar en esa institución – hecha a imagen y semejanza de las iglesias – la única forma de educación socialmente necesaria y obligatoria. No se trataba solamente de una oferta sino de una necesidad a la que todos los feligreses debían responder para poder crear y mantener la unidad. El Concilio no definió la organización de las escuelas, sino los principios y los criterios. Entre los debates y definiciones dogmáticas, la confesión (que separa a católicos de protestantes) representa una cuestión que instala también en las escuelas el mecanismo de la regulación objetiva y subjetiva de las conductas, el arrepentimiento y la conversión (poder pastoral)

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ANEXO MAX WEBER = LUTERO Y CALVINO EN EL ORIGEN DEL CAPITALISMO  La ética de la moral económica de la Iglesia se encuentra compendiada en la idea, posiblemente tomada del arrianismo, que se tiene del mercader: homo mercator vix aut numquan potest Deo placere, puede negociar sin incurrir en pecado, pero ni aun así será grato a Dios. Esta norma tuvo vigencia hasta el siglo XV, y sólo a partir de entonces se intentó paulatinamente atenuarla en Florencia, bajo la presión de las circunstancias económicas alteradas. La aversión profunda de la época católica, y, más tarde de la luterana, con respecto a todo estímulo capitalista, reposa esencialmente sobre el odio a lo impersonal de las relaciones dentro de la economía capitalista. Esta impersonalidad sustrae determinadas relaciones humanas a la influencia de la Iglesia, y excluye la posibilidad de ser vigilada e inspirada éticamente por ella. Las relaciones entre el señor y los esclavos podían éticamente regularse de un modo directo. En cambio, son difíciles de moralizar las relaciones entre el acreedor pignoraticio y la finca que responde por la hipoteca, o entre los endosatarios de una letra de cambio, siendo por lo menos extraordinariamente complicado, cuando no imposible, lograr esa mora-lización. El resultado del criterio eclesiástico a este respecto fue que la ética económica medieval descansó sobre la norma del iustum pretium con exclusión del regateo en los precios y de la libre competencia, garantizándose a todos la posibilidad de vivir.  ¿Y LOS JUDIOS? (…) En la Edad Media los judíos eran un pueblo al margen; hallábanse fuera de la sociedad burguesa, y, por ejemplo, no podían ser admitidos en ninguna federación municipal, porque no podían participar en la comunión, ni pertenecer tampoco a la coniuriato. No eran el único grupo étnico que se hallaba en estas condiciones. Fuera de ellos ocupaban una posición análoga los cahorsinos, comerciantes cristianos que, como los judíos, operaban con dinero, bajo la protección de los príncipes, pudiendo dedicarse a dicha actividad mediante el pago de determinados tributos. Lo que distingue, sin embargo, a los judíos, con toda claridad, de los pueblos admitidos dentro de la comunión cristiana, era la imposibilidad que para ellos existía de sostener commercium y conubium con los cristianos. A diferencia de los judíos -los cuales temían que sus reglas alimenticias no fuesen observadas por quienes los invitaban-, los cristianos no vacilaron en un principio en gozar de la hospitalidad judía; ahora bien, desde las primeras explosiones del antisemitismo medieval, los creyentes fueron prevenidos por los sínodos para que no se comportaran indignamente ni se dejaran invitar por los judíos, quienes por su parte rechazaban la hospitalidad de los cristianos.. Un nuevo motivo de la situación de parias de los judíos fue que, ciertamente, existió un artesanado judío, así como también una clase judaica de caballeros, pero, en cambio, nunca existieron agricultores judíos; en efecto, la dedicación a la agricultura resultaba incompatible con los preceptos rituales. Fueron estos preceptos los que constituyeron el centro de gravedad de la vida económica judía, e incitaron a los semitas a dedicarse al comercio, en particular a las operaciones con dinero. La piedad judaica premiaba el conocimiento de la ley, y el estudio continuo de ésta se avenía muy bien al comercio con dinero. Añadíase a esto que, a causa de la prohibición de usura, la Iglesia abominaba el tráfico con dinero, pero este era indispensable, y los judíos podían practicarlo porque no reconocían los cánones de la Iglesia. Finalmente, el judaísmo como mantenedor del universal dualismo primitivo entre moral de grupo y moral respecto a los extraños, pudo percibir interés de estos últimos, cosa que no hacían con los hermanos de religión y con las personas afines. De este dualismo se derivó, además, la tolerancia hacia negocios económicos irracionales, como el arrendamiento de tributos y la financiación de negocios públicos de todas clases. Los judíos lograron en estas operaciones, andando el tiempo, un virtuosismo que les hizo adquirir gran fama y por el que fueron

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generalmente envidiados. Pero este era un capitalismo de parias, no un capitalismo racional como el que se produjo en Occidente. Por eso entre los creadores de la moderna organización económica, entre los grandes empresarios, apenas si se encuentra un judío. El tipo del gran empresario es cristiano y sólo puede imaginarse sobre el terreno de la cristiandad. En cambio el fabricante judío es un fenómeno moderno. Los judíos no pudieron tener parte alguna en la génesis del capitalismo racional, puesto que se hallaban fuera de los gremios. Casi nunca pudieron subsistir junto a éstos, ni siquiera allí donde, como en Polonia, disponían de un numeroso proletariado, que hubiesen podido organizar como patrones de la industria doméstica o como fabricantes. Por último, como enseña el Talmud, la ética genuinamente judaica implica un tradicionalismo específico. El aborrecimiento que el judío piadoso siente hacia todo género de innovaciones es casi tan grande como el de los miembros de cualquier pueblo salvaje, unidos entre sí por vínculos mágicos. (…)  EL CRISTIANISMO no constituye un caso aislado por lo que respecta a este fenómeno, sino que el fenómeno es frecuente en la historia de las religiones, y ello permite medir la importancia extraordinaria del ascetismo. Significa éste la práctica de un determinado régimen de vida metódica. (…) El monje es el primer hombre de su tiempo que vive racionalmente, y que con método y medios racionales persigue un fin, situado en el más allá. Para él sólo existe el toque de campana; sólo para él están divididas las horas del día destinadas a la oración. La economía de las comunidades monacales era economía racional.. Ahora bien, este régimen racional de vida quedó relegado al círculo monacal. El movimiento franciscano intentó extender la institución de los terciarios, haciéndola penetrar entre la gente laica. Pero frente a este intento se alzaba el instituto de la confesión. Con ayuda de esta arma la Iglesia domesticó a la Europa medieval. Más para los hombres de la Edad Media ello significaba posibilidad de descargarse por medio de la confesión, a costa de ciertas penitencias, sacudiéndose la conciencia de la culpa y el sentimiento del pecado que habían sido provocados por los preceptos éticos de la Iglesia. La unidad y severidad de la vida metódica quedó, de este modo, quebrantada en la realidad. Como conocedora de hombres, la Iglesia no contó con el hecho de que cada individuo es una personalidad moral perfectamente hermética, sino que admitió como cosa firme que, a pesar de la admonición confesional y de la severa penitencia, caería de nuevo en el pecado; es decir, que su gracia tuvo que derramarse por igual sobre los justos y sobre los injustos.  LA REFORMA rompió definitivamente con este sistema. La supresión de los consilia evangelica por la reforma luterana significó la ruina de la doblez ética, de la distinción entre una moral que obliga a todos y otra de índole particular y ventajosa. Con ello cesó también el ascetismo ultraterreno. Las naturalezas rígidamente religiosas que hasta entonces se habían refugiado en el claustro tuvieron que laborar, en lo sucesivo, dentro mismo del mundo. El protestantismo, con sus denominaciones ascéticas, logró crear la ética sacerdotal adecuada para esta ascesis mundanal. No se exige el celibato sacerdotal; el matrimonio es sólo una institución que tiene por objeto la procreación racional. No se recomienda la pobreza, pero la adquisición de riquezas no debe inducir a un goce puramente animal: “Tú crees que has escapado al claustro: pero desde ahora serás monje durante toda tu vida.” En los países clásicos de la religiosidad ascético-protestante se puede advertir la extensión adquirida por este sello ascético, hasta la actualidad. Especialmente se reconoce este carácter en la significación de los grupos confesionales religiosos en América. Aunque el Estado y la Iglesia están separados, no ha existido, hasta hace varios lustros, ningún banquero, ningún médico, a quien al instalarse o al entablar relaciones no se le haya preguntado a qué comunidad religiosa pertenece. Según el tono de su contestación, podían ser buenas o malas sus posibilidades de prosperar. En efecto, la admisión en las sectas sólo se llevaba a cabo después de examinada la conducta moral del interesado. La pertenencia a una secta que no conocía la distinción judía entre moral de grupo y moral exterior, garantizaba la honorabilidad y la honestidad profesional, y éstas, a su vez, el éxito en la vida. De aquí el principio según el cual “la honestidad es la mejor política”, de aquí también que los cuáqueros, los baptistas y los metodistas repitan sin descanso la norma de experiencia según la cual Dios bendice a los suyos: “Los ateos no fían unos de otros, en sus asuntos; se dirigen a nosotros cuando quieren hacer negocio; la piedad es el camino más seguro para alcanzar la riqueza”. Ciertamente, el logro de la riqueza debida a la piedad conducía a un dilema, semejante a aquel

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en que cayeron siempre los monasterios medievales, cuando el gremio religioso produjo la riqueza, ésta la decadencia monástica, y ésta, a su vez, la necesidad de su restauración.  EL CALVINISMO trató de sustraerse a dicha dificultad mediante la idea de que el hombre es sólo administrador de los bienes que Dios le ha otorgado; censuraba el goce, pero no admitía la evasión del mundo, sino que consideraba como misión religiosa de cada individuo la colaboración en el dominio racional del Universo. De este criterio deriva nuestra actual palabra “profesión” (en el sentido de “vocación”), que sólo conocen los idiomas influidos por la traducción protestante de la Biblia. expresa ese término la valoración de la actividad lucrativa capitalista, basada en fundamentos racionales, como realización de un objetivo fijado por Dios.  Esta caracterización del CONCEPTO PROFESIONAL suministró, por lo pronto, al empresario moderno una experiencia excepcionalmente buena, y, además, obreros solícitos para el trabajo, cuando el patrono prometió a la clase obrera, como premio por su “dedicación ascética” a la profesión y por su aquiescencia a la valoración de estas energías por el capitalismo, la bienaventuranza eterna, promesa que en época en que la disciplina eclesiástica absorbía la vida entera en un grado para nosotros inconcebible, poseía una realidad distinta de la actual. También la Iglesia católica y la luterana han conocido y practicado la disciplina eclesiástica. Ahora bien en las comunidades ascéticas protestantes, la admisión a la comunión se hacía depender de un alto nivel ético; este, a su vez, se identificaba con la HONORABILIDAD EN LOS NEGOCIOS, mientras que nadie preguntaba por el contenido de la fe. Una institución tan poderosa e inconscientemente refinada para la formación de los capitalistas no ha existido en ninguna otra iglesia o religión, y en comparación con ello carece de importancia todo cuanto hizo el Renacimiento en pro del capitalismo. Sus artistas se ocuparon de problemas técnicos y fueron experimentadores de primera magnitud. Del arte de la minería el experimento fue recogido por la ciencia. Como concepción del Universo, el Renacimiento determinó ampliamente la política de los príncipes, pero el alma de los hombres no quedó transformada tanto como por las innovaciones de la Reforma. Casi todos los grandes descubrimientos científicos del siglo XVI y de los comienzos del XVII han crecido sobre el suelo del catolicismo: Copérnico era católico, y en cambio Lutero y Melanchton se mantuvieron hostiles a sus descubrimientos. En conjunto, el progreso científico y el protestantismo no pueden identificarse, sin más. La Iglesia católica ha cohibido en ocasiones el progreso científico; pero también las sectas ascéticas del protestantismo han tenido poco interés por la ciencia pura. Una de las realizaciones específicas del protestantismo consiste en haber puesto la ciencia al servicio de la técnica y de la economía.

MAX WEBER: HISTORIA ECONOMICA GENERAL. Fondo Cultura Económica.

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