90. JOSE DE CALASANZ, LAS ESCUELAS PIAS Y LA FORMACION DE LA ESCUELA MODERNA.

June 8, 2017 | Autor: Jorge Eduardo Noro | Categoría: Educación, Historia de la Educación, Escuela
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MATRIZ DE LA ESCUELA MODERNA DR. JORGE EDUARDO NORO

JOSE DE CALASANZ, LAS ESCUELAS PIAS Y LA MATRIZ DE LA ESCUELA MODERNA

PROF. DR. JORGE EDUARDO NORO [email protected]

 En la constitución de la matriz eclesiástica de la lógica de la escuela moderna los aportes de José de Calasanz son importantes no solamente porque es el primero en hacerse cargo prioritariamente de la educación de los pobres y de los des-heredados, sino que al mismo tiempo que reconoce la existencia y los aportes de los jesuitas, asume como función específica y privativa ayudar a los excluidos de la sociedad a través de la educación, y la educación a través de la escuela, teniendo conciencia del carácter instrumental que tanto educación como escuela tienen para todas las instituciones y organizaciones. No sólo asume ese rol, sino que sale a buscar la manera de ordenar el carisma religioso y el proyecto educativo para constituirlo en un sistema, con sus principios, sus aportes pedagógicos, sus reglamentos. “Si desde la infancia el niño es imbuido diligentemente en la Piedad y en las Letras ha de preverse, con fundamento, un feliz transcurso de su vida entera”. (CONSTITUCIONES, 2) 1“Muy meritorio, por establecer y poner en práctica, con plenitud de caridad en la Iglesia, un remedio eficaz, preventivo y curativo del mal, inductor e iluminador para el bien, destinado a todos los muchachos de cualquier condición – y por tanto a todos los hombres que pasan primero por esa

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Hemos trabajado la abundante documentación disponible en las páginas oficiales de la Congregación de los Escolapios, especialmente en www.Calasanz.org y www.escolapios.es. También ha estado a nuestra disposición la referencia virtual de números históricos de la revista Analecta Calasanctiana. Son referencias esenciales los libros de GINER GUERRI Severino (1985) y SANTHA GIyorgy (1956), ambos frecuentemente consultados y citados por numerosos estudios. Los apartados referidos a la Historia, a la Documentación y a las Publicaciones han puesto a nuestra disposición numerosos estudios, muchos de ellos de un acreditado rigor académico. La presencia en el sitio virtual no siempre viene acompañada de la debida ubicación temporal y espacial, con respecto a la edición de los mismos. Hemos optado por mencionar a los autores y los trabajos consultados. Cfr. CONSTITUCIONES DE LAS ESCUELAS PIAS en SANTHA G. , 1956: 739 – 745.

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edad – mediante las letras y el espíritu, las buenas costumbres y manera, la luz de Dios y del mundo.” (MEMORIAL, nº 9) 2  El lema de las escuelas de José de Calasanz se resume en dos palabras acuñadas por el mismo fundador, aunque inspirado en la tradición educativa y jesuítica precedente y también en uso3: Piedad y Letras.4 Para Calasanz era impensable una educación sin la atención del alma, una pura instrucción en contenidos que no trajera consigo una mejora de la persona y de la sociedad. Las letras garantizaban a los niños pobres de Roma – los primeros elegidos y siempre los privilegiados - la posibilidad de encontrar un empleo digno y honrado; la piedad les ayudaba a saberse hijos de Dios y a vivir como tales. Entre las dos consignas del barroco carpe diem y memento mori, a diferencia de los jesuitas que acentuaron la última, Calasanz prefirió la primera: si bien el destino definitivo era importante, la razón del esfuerzo educativo debía atender al dinamismo mismo de la vida y a sus exigencias, aunque sin descuidar el destino definitivo del hombre. 5

01. EL DESCUBRIMIENTO DE LA ESCUELA  Resulta históricamente incuestionable que Calasanz se encontró al mismo tiempo con la realidad social de las ciudades de su tiempo que exhibían - principalmente en sus suburbios - pobres y necesitados de una salvación general que él interpreta debía provenir de la educación, y también con las limitaciones de las respuestas disponibles: (1º) las primitivas escuelas dependientes de las autoridades municipales y de algunas parroquias, eran siempre pagas y representaban una solución reducida, al tiempo que eran objeto de todas las críticas por su estado y por sus servicios; y (2º) los prestigiosos Colegios de los Jesuitas exigían una formación elemental previa que los convertían automáticamente en oferta para las clases sociales superiores. En sus reiteradas visitas a los barrios romanos, escenario de los encuentros primeros, el futuro pedagogo no sólo fue testigo de los problemas sociales de las numerosas familias miserables que allí vivían, con sus problemas de alimentación, higiene, salud y moralidad, sino también de la lamentable pérdida de las capacidades y condiciones que demostraban poseer algunos niños y jóvenes. Ese descubrimiento le dolió 2

El Memorial al Cardenal Tonti es un documento clave para entender y fundamentar la originalidad fundacional de José de Calasanz y el sentido que asume la educación y la creación de escuelas en el contexto del siglo XVII, ya que refleja la lucha del fundador – casi medio siglo después de la primera fundación - por lograr la aprobación de su Orden religiosa, lo que obliga a multiplicar sus argumentos en la defensa de la educación universal y de la escuela como instrumento educativo necesario. El memorial al Cardenal Tonti, compuesto entre abril y agosto de 1621 y no es únicamente la respuesta preparada para responder a las dificultades por el Cardenal, sino que se transforma y se conecta con la concepción precisa de la institución escolar de José de Calasanz. El resultado de este memorial – injustamente silenciado durante mucho tiempo - fue el apoyo incondicional y entusiasta del Cardenal Tonti, encargado pontificio de las órdenes religiosas hasta el punto de dejar en su testamento todos sus bienes para la fundación del Colegio Nazareno. Existe un único ejemplar en el Archivo General de San Pantaleón y ocupa seis páginas y media cosidas juntas. La escritura, si bien no es caligráfica, es muy clara y de fácil lectura, aunque abundan las abreviaturas que no son siempre sistemáticas y el uso de las mayúsculas es arbitrario e incoherente con una puntuación, prácticamente inexistente. El manuscrito no es ni original ni de la mano del Santo Fundador, sino una copia. La primera reproducción en español es de 1949. Cfr. PEREZ Asunción, Rasgos pedagógicos del Memorial de San José de Calasanz al Cardenal Miguel Angel Tonti. SANTHA g. (1956: 703) 3 Cfr. Los principios educativos que guían a Ignacio de Loyola y a la Compañía de Jesús, y los fundamentos propuestos por Juan Amós Comenio, en los que se suman las profundas convicciones religiosas con la progresiva iniciación en las letras y en las ciencias. CFR. GINES GUERRI S. (1985: 163) Capítulo 9: Piedad y Letras. 4 La determinación educativa de Calasanz responde a las orientaciones de la época: la “pietas litterata”, la “sapiens et eloquens pietas” provienen de la tradición humanista de Erasmo y de Francis Bacon que pretenden rechazar una piedad iletrada. Los jesuitas prefieren hablar de una “virtus literata”.CUBELLS SALAS Francisco, Calasanz y la educación de los alumnos más pequeños. 124 5 CUBELLS SALAS Francisco, op.cit. 125

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profundamente y fue para él un auténtico acicate interior: “Jovencitos de bellísimo ingenio y aptos para hacer gran servicio a la república, quedaban en la oscuridad de la ignorancia por no poder aprender las letras y juntamente con ellas las buenas costumbres.” Fue entonces cuando el clérigo, que había sido hasta entonces el doctor universitario que deseaba hacer carrera sacerdotal en Roma, empieza a descubrir la gran vocación de su vida, la de pedagogo, promotor de escuela y formador de maestros. Desde una perspectiva religiosa encuentra el llamado universal del rebaño al que debe atender, que - en la interpretación evangélica - no excluye ninguna de las ovejas, sino que busca afanosamente las perdidas y abandonadas y se dispone a hacerse cargo de la misión educativa.  Histórica y metodológicamente, primero descubre la misión y, luego, convoca a quienes puedan ayudarlo en la tarea: los llamados para acompañarlo no construyen el carisma educativo y escolar – como había sucedido con los primeros miembros de la Compañía de Jesús – sino que se unen a José de Calasanz porque adhieren a su misión evangelizadora a través de la educación escolar, al punto tal que la misma designación de la Orden los identifica con el lugar y el carácter de su misión: escolapios, es decir, los responsables de las Escuelas Pías,6los que prioritariamente trabajan en las Escuelas. El desempeño específico consistía en trabajar como Maestros de Escuelas al servicio de los niños pobres, por lo que no debían aspirar a las cátedras superiores de filosofía y teología, u otras tareas pastorales como sacerdotes, en un contexto de verdadera pobreza (asociada al carácter mismo del oficio). No resulta extraño que, tiempo después, se testimonie de esta manera la vida y el trabajo de todos ellos: “El ministerio de enseñar lo ejercitan gratis, sin recibir estipendio, y emiten un cuarto voto de enseñar por el amor de Dios, y no admiten inmuebles, fundaciones ni réditos ciertos para su sustento7. Si la gente les da algo, lo aceptan en calidad de limosna, sin pretender erigirlo jurídicamente, como lo harían si fuesen réditos o entradas propias; aceptan legados y herencias, pero con el fin de venderlos y servirse del precio para sus necesidades, y - cuando se les ofrece - construir una iglesia, las escuelas y sus habitaciones, y el estipendio de las misas. Todo lo cual, como no es suficiente para su sustento, se aprovechan del privilegio que gozan de Religión Mendicante y van a las cuestiones ordinarias. Guardan austeridad en el hábito, que es paño burdo con camisa de estameña, en los pies descalzos, en la pobreza de las celdas, durmiendo vestidos sobre un saco de paja, en los alimentos, guardando ayuno dos veces a la semana y en otros rigores, disciplinándose tres ves a la semana. Todo lo cual quizás es excesivo y no es compaginable con la fatiga diaria de las escuelas, y con el acompañamiento mañana y tarde de los niños a sus casas, el invierno por el fango y el verano con calor, reuniéndose cuatro veces al día, es decir, hora y media de oración mental y tres cuartos de hora de oración vocal.” (RELACION DEL VISITADOR, el sacerdote jesuita PIETRASANTA, 18 de julio 1645) (GINER GUERRI, 1985: 227)  Mientras los Jesuitas alababan y destacaban la necesidad de la enseñanza de las primeras letras pero la suponían y no se dedicaron organizarla (“Enseñar a leer y escribir sería también obra de caridad, si la Compañía tuviese tanto personal que pudiera dedicarse a todo; mas por la penuria de sujetos, nos hemos acostumbrado a enseñar esto ordinariamente”.CONSTITUCIONES, 1556) los Escolapios fueron mirados principalmente como maestros de instrucción primaria, de enseñanza popular, destinados a suministrar al 6

DOMÈNECH I MIRA Joseph (1999). Este valioso artículo trata de resucitar el valor histórico de José de Calasanz asociándolo a la destacada presencia de su contemporáneo Juan Amos Comenio. SANTHA G. (1956: XV) justicia el estudio que realiza en la necesidad de resucitar una figura de trascendencia educativa, poco menos que desconocida, aun en el ámbito específicamente educativo y de la historia de la educación. 7 Esta es una nota diferencial con respecto a los Jesuitas que no se proponían prioritariamente la gratuidad, sino que la lograban por la generosidad de quienes respaldaban económicamente a la Orden.

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pueblo, pobres y menestrales, los conocimientos y la educación indispensables para la vida. Y ése fue el principal argumento utilizado por Calasanz para lograr la aprobación de la Iglesia de la nueva orden8, en tiempos en los que se retaceaba las autorizaciones: “Es indudable que, entre las mayores empresas reservadas a los Sumos Pontífices (…) ocupa quizás el primer lugar la aprobación de las Ordenes religiosas.(…)“Con gran celo los Padres del Concilio de Letrán (…) prohibieron la creación de nuevas Ordenes, pareciéndoles esto remedio suficiente –según afirman expresamente en el decreto - para evitar la confusión y superflua multiplicidad de los Institutos religiosos”.(…) ”Estando bien proveída la Iglesia de congregaciones que se ocupan en enseñar las ciencias y muy escasa de maestros de la tierna y pobre juventud, este ideado Instituto debe aplicarse a este ministerio, como ocupación distintisima”. (MEMORIAL 1 y 3)  ¿Cuáles son las nuevas órdenes que el Canon Lateranense permite aprobar? Aquellas que no multiplican innecesariamente carismas existentes, sino que ofrecen un “ministerio diferente, necesario y específico en la Iglesia de Dios”. Diferente porque no es algo ya llevado a cabo por otros; necesario viene ligada a útil y opuesto a superfluo, mientras específico se asocia a peculiar y se opone a general y común. En consecuencia un nuevo ministerio es necesario en cuanto que posee una utilidad para la Iglesia. Además es peculiar y específico en cuanto no es o no ha sido ejercido por otro Instituto. El ministerio podría expresarse así: (1º) la necesidad del ministerio escolapio reside en la evangelización educadora de los niños: evangelizar educando; (2º) lo específico es la educación integral en Piedad y Letras; (3º) lo diferente e innovador es la escuela, la escuela como lugar de evangelización. “[Entre las numerosas órdenes se deben mencionar] la Obra de los Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, con un ministerio insustituible, en opinión común a todos, eclesiásticos y seglares, príncipes y ciudadanos y acaso el principal para la reforma de las corrompidas costumbres; ministerio que consiste en la buena educación de los muchachos en cuanto que de ella depende todo el resto del buen o mal vivir del hombre futuro, según juzgaron acertadamente, iluminados por Dios, los Concilios Calcedonense y Tridentino y los Santos Basilio y Jerónimo, Benito e Ignacio.”(MEMORIAL, 5) 9 “El Instituto de las Escuelas Pías que consiste en la instrucción y educación cristiana de los niños, principalmente pobres, ejercitado por los Pobres de la Madre de Dios, no sólo no se puede negar que no sea superfluo en la República Cristiana, sino que se debe afirmar que es necesario. Y esto tanto por el hecho universal de que se debe instruir y educar a la juventud en las nuevas y virtuosas costumbres, estando los libros de filosofía moral llenos de razones tanto de Santos 8

GINER GUERRI S. (1985: 114 y ss): Cap. 7º De congregación secular a orden religiosa. La peculiaridad de la orden se define también por la incorporación de un cuarto voto religioso: el ejercicio de la enseñanza en las escuelas que se subordinaba al voto de obediencia. (GINER GUERRI S. 1985: 166) 9 El Instituto religioso había sido creado en el pontificado de Clemente VIII, fue admitido con la autorización de Paulo V como Congregación de sacerdotes seculares con votos simples y erigido como religión con votos solemnes por Gregorio XV. Siempre se insistió en la extrema pobreza de sus miembros y en la necesidad de dedicarse casi con exclusividad a los niños pobres, expresa uno de sus apologistas, cuando en momentos críticos de la Orden y del fundador pretenden atentar contra la continuidad del proyecto. Cfr. P. CASTELLI, (1) Justificación del gobierno del Fundador y sus compañeros. (2) Defensa del Gobierno del Fundador y compañeros de las Escuelas Pías. (3) Apología del Instituto de las Escuelas Pías, en ASIAIN Miguel Angel, Defensa de Calasanz y de las Escuelas Pías. Entre los matices de la defensa se encuentra el lograr que no se reduzca la Orden a una simple congregación con votos simples porque siembran un clima de incertidumbre y quienes los convocan ven con temor el futuro y los interesados tienen miedo e ingresar a ella.

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Padres como de los sagrados concilios, como principalmente por el motivo especial de que la República cristiana consta en su mayor parte de ciudades, tierras y personas pobres, que por ganarse la comida con la propia fatiga, no pueden atender a sus hijos, quienes no deben ser abandonados por ser pobres, ya que se trata de la mayor parte de la República cristiana”. (CASTELLI, 1645) (GINER GUERRI S., 1985: 227)  La situación de defensa de la propia obra, frecuentemente atacada10, y la apología de lo realizado en algunos escritos producidos por seguidores y amigos, permiten reflejar con mayor rigor el impacto de las ideas originales y del esfuerzo de años de labor continuada11. Calasanz y los sacerdotes de las Escuelas Pías se habían hecho cargo de sectores doblemente descuidados: se trataba de una verdadera cruzada misional que unía la formación religiosa y la escolarización forzada de los niños y de los jóvenes. La iglesia no podía postergar (1º) a los pobres que representaban el grueso de la población ni podía desatender (2º) la multitud de poblaciones de una Europa que asomaba a la modernidad. A esos dos territorios (el social y el geográfico) – relegados por igual – se dirigieron los escolapios con las armas de la religión (piedad) y de la enseñanza (letras). No es de extrañar que, al calor de la defensa del Instituto, se llegue a mencionar el esfuerzo realizado en el territorio alemán por recibir en las Escuelas Pías, aún a los hijos de los heréticos para sembrar en ellos con la intervención de los Maestros en la fe católica, el germen de la verdadera religión y convencer a los padres para que “se rindan a la fe católica y dejen las herejías”.12 Los ataques tuvieron gran fuerza a partir de 1642, 13 ya que no sólo José de Calasanz fue destituido como Superior 10

Los primeros ataques se produjeron a partir de 1612 y en torno al año 1632, es probable que existieran acusaciones y amenazas que justificaran la Apología de Campanella. Cfr. GINER GUERRI S. (1985: 198 y 208) SANTHA G. (1956: 721) 11 Desde la fundación original (1597), existen dos momentos claves en los que la Obra se ve sacudida por los ataques externos y por las crisis internas: (1º) en torno a la Constitución como Orden Religiosa en 1622, lo que permite la intervención decidida de José de Calasans a través de sus Memoriales; la segunda acaece en 1642 / 1643 y allí la defensa la deben cumplir algunos miembros de la Orden y otros visitantes que tratan de salvaguardar el carisma y la trascendencia de la misión. Sin embargo, los Decretos de las autoridades eclesiásticas fueron muy duros y José de Calasanz, junto con quienes presidían la Orden fueron apresado y públicamente conducidos por las calles de Roma ante el Tribunal del Santo Oficio. En la sesión ordinaria del 15 de enero de 1643, el Santo Oficio promulgaron el decreto In causa P. Marii, en el que decidieron: (1) nómbrese cuanto antes un Visitador apostólico para toda la orden; (2) el P. Mario queda constituido Primer Asistente General, que gobernará la Orden junto al predicho Visitador y los demás Asistentes nuevos; (3) se prohíbe en adelante fundar nuevas casas y recibir novicios sin licencia del papa y del Santo Oficio. (4) el P. General, José de la Madre de Dios, sea suspendido de sus funciones de General por el Vicegerente de Roma. (5) los cuatro Asistentes generales actuales quedan sin más destituidos de sus cargos. En Breve dado a conocer por el secretario del Vicario del Papa disponía que: (1) cada casa de la Religión se ha de gobernar por sí misma, sujeta al Ordinario del lugar según la Congregación. del Oratorio de Felipe Neri; (2) los profesos que quieran pasar a otra Religión pueden hacerlo; (3) en adelante no se puede admitir al hábito sino como los del Oratorio sin voto alguno, (4) no haya ni General, ni Provincial, y se deberá gobernar cada cual según las Constituciones que harán algunos Prelados; (5) el Colegio Nazareno quede sometido a la Rota Romana. Cfr. GINER GUERRI S. (1985: 298) 12 ASIAIN Miguel Angel, Defensa de Calasanz y de las Escuelas Pías. De allí hemos extraído los diversos escritos que operaron como defensa y sostén de la obra de los Escolapios. 13 A pesar de todos los esfuerzos apologéticos, al cumplir casi los cincuenta años de la fundación de la primera escuela en el Trastévere romano, Calasanz y la Orden fueron duramente atacados: El Breve no propuso una simple reducción a la Orden, ni a Congregación de votos simples o a su primitivo estado de Congregación Paulina sujeta al Ordinario, como se sugería en la sesión y en el primer esbozo del breve; ni siquiera a Congregación sin votos como el oratorio, pues todos mantenían sus votos solemnes por una parte, y, por otra, se prohibía la admisión de nuevos miembros, condición absurda para la supervivencia de cualquier sociedad constituida. Era, pues, una disimulada reducción a la extinción, lenta, inexorable, bajo el sudario de una inexistente Congregación sin votos. Eran muchos los que acusaban a los jesuitas de haber sido los instigadores de la condena. En el momento de las disputas la Congregación religiosa tenía 500 religiosos (de los cuales 220 son sacerdotes, 110 son clérigos y 160 hermanos operarios), alrededor de 40 casas de la religión. La información sobre estos hechos está registradas en los Ensayos Críticos de la Analecta Calasanctiana. Cfr. GINER GUERRI S. (1995: 208 y 227)

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General, sino que se pretendía disminuir a la Orden convirtiéndola en una Congregación simple. Las acusaciones llegaron al Tribunal del Santo Oficio y la intervención de la Iglesia no se hizo esperar. 14

02. ORGANIZACIÓN DE UNA NUEVA ESCUELA  El propósito de José de Calasanz fue educativo y escolar, pero en el trasfondo de su propuesta operó también el espíritu reformador y utópico del período, cosmovisión que comparte con Comenio, Bacon y, principalmente, Campanella. La educación era necesaria para atender a la reforma de las costumbres, que esencialmente consistía en anticipar el surgimiento de las virtudes, frenando el avance de los vicios. Las sociedades perfectas se transformaron, en el pensamiento y en las determinaciones de Calasanz, en una operación de cambio sobre la sociedad concreta, especialmente aquella que lo sorprendía y lo interrogaba desde las calles de Roma. La situación social y moral exigía una respuesta inmediata y la construcción de un antídoto efectivo: la intuición de José de Calasanz consistió en creer que la fundación de las escuelas y el diseño de una buena propuesta educativa significaban un verdadero pasaporte hacia la reforma universal de las costumbres, reforma que se podía construir en la medida en que se multiplicaran los miembros solidarios y comprometidos con sus Ideas (maestros y sacerdotes) y las escuelas en la vasta geografía europea.15 Calasanz conocía – por su función sacerdotal - todo tipo de necesidades sociales y económicas, y llegó comprender que todos aquellos muchachos, debido a su pobreza, no podían recibir ninguna educación y desconocían lo elemental de la fe cristiana, y dándose a todo tipo de vicios, llegaban a perderse todos los talentos que hubieran podido fructificar con los medios adecuados. Por eso, la educación gratuita para todos, especialmente para los más necesitados y aun en las poblaciones más pequeñas, representaba. “[un compromiso religioso] (1º) Muy digno, por girar en torno a la salvación, conjuntamente, del alma y del cuerpo. (2º) Muy meritorio, por establecer y poner en práctica, con plenitud de caridad en la Iglesia, un remedio eficaz, preventivo y curativo del mal, inductor e iluminador para el bien, destinado a todos los muchachos de cualquier condición y, por tanto, a todos los hombres, que pasan primero por esa edad- mediante las letras y el espíritu, las buenas costumbres y maneras, la luz de Dios y del mundo. (3º).Muy beneficioso, por ayudar a todos en todo: sin ninguna acepción de personas y, por tanto, suministrando lo necesario y haciendo pedagogos de todos los niños, incluso acompañándolos hasta sus propias casas. (4º) Muy útil, por los numerosos cambios de vida efectuados, como puede comprobarse con frecuencia entre los muchachos, tanto que no se reconocen según eran anteriormente. (5º) Muy 14

¿De qué se lo acusaba a CALASANZ? El fundador tiene una edad avanzada y se menciona: (1) Ser responsable de la destrucción de la orden por hacer prevalecer únicamente sus propios criterios; (2) Falta de talento para ser Superior y Fundador. (3) Falta de prudencia e incompetencia para solucionar los problemas. (4) Falta de discernimiento con respecto al espíritu y a la vocación de sus seguidores. (5) Irresponsabilidad por conceder autoridad a Religiosos indignos. (6) Ser orgulloso y ambicioso. (7) Negligencia para aplicar los remedios oportunos. Cfr. RODRIGUEZ ESPEJO Manuel, Calasanz habla de sus enemigos o los enemigos de Calasanz en sus cartas. 231. (GINER GUERRI S. 1985: 208) 15 CUBELLS SALA Francisco, Calasanz y la educación de los alumnos más pequeños, en su documentado estudio considera que José de Calasanz se encuentra más próximo a las ideas de la ilustración que a los conflictos ideológicos del Barroco; era un sacerdote culto que no desconocía la insistencia de la Iglesia con respecto a la recuperación del dominio de la cultura, la ciencia y la educación en documento tales como: (1º) Tre libri Della educatione cristiana e política dei figliuoli, escrito por el Cardenal Silvio Antoniano en 1583, (2º) Trattato de la buona educaciones dei figliuoli, la cuale di quanto gran momento si sia manifesta con l’autorita Della divina Scrittura, dei Sacri Consili, deu Padri, e di Scrittori gentili, con vive ragioni et esempi, escrito en 1594 por Juan Leonardo, y (3º) la Ratio Studiorum de los Jesuitas (1599) que unían la experiencia del manejo de los Colegios con la sistematización de las prácticas del famoso Gimnasio de Strasburgo, obra del pedagogo Johannes Sturn. Las polémicas y los memorandos que debió redactar para la defensa de su Instituto exhiben estos conocimientos.

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necesario para esa corrupción de costumbres y ese predominio del vicio que reinan en los de educación mala y para las necesidades de la Iglesia, a las que se atiende con la oración continua de los niños en el oratorio, por turnos. (6º) Muy enraizado en la naturaleza de todos los hombres, que por instinto quieren la buena educación de sus hijos. (7º) Muy conforme a razón, para príncipes y ciudades, a quienes trae mucha cuenta tener vasallos y ciudadanos morigerados, obedientes, bien disciplinados, fieles, sosegados y aptos para santificarse y ser grandes en el cielo, pero también para promocionarse y ennoblecerse a sí mismos y a su patria obteniendo puestos de gobierno y dignidades aquí en la tierra. Lo cual se ve más claro por los efectos contrarios de las personas educadas mal, que con sus acciones vituperables perturban la paz del estado e inquietan a los ciudadanos. (8º) Muy de agradecer por parte de los hombres, que lo aplauden unánimes y lo desean en su patria, presagiando acaso el bien de la reforma universal de las corrompidas costumbres, que es consecuencia del diligente cultivo de esas plantas tiernas y fáciles de enderezar que son los muchachos, antes de que se endurezcan y se hagan difíciles, por no decir imposibles, de orientar; como lo vemos en los hombres ya hechos: pese a toda la ayuda de oraciones, pláticas y sacramentos, cambia de vida y realmente se convierte una exigua minoría. (9º) Muy de agradecer también por parte de Dios, mucho más que la conversión de un pecador, aunque ésta da alegría al cielo; porque en la escuela no sólo se arrepienten muchos de muchas ofensas a Dios, sino que diariamente se conservan otros muchos en la inocencia bautismal, y en consecuencia se libra de manifiesta condenación la mayoría de aquellos que, de morir en su mocedad, se condenarían por las culpas tal vez cometidas sin escrúpulo y con ligereza, y confesadas sin contrición, si es que no calladas. (10º) Muy agradable para quien sea llamado a laborear en esta viña y a trabajar en esta mies tan abundante. (MEMORIAL, 7 - 17)16  La educación intelectual representaba junto con la formación moral y religiosa un propósito central en la propuesta de Calasanz (SANTHA G., 1956: 468), ya que no se podía formar la voluntad sin lograr la formación de un intelecto iluminado por la verdad. Pero había además – y en esto se muestra su virtud de precursor – motivos sociales, porque cada alumno formado intelectualmente se disponía de un discreto patrimonio cultural que le ampliaba las posibilidades para el desempeño laboral. Cuando establece que en sus escuelas se enseñen cinco materias fundamentales: la lectura, la escritura, el ábaco (matemática y cálculo), el latín y la doctrina cristiana, está proponiendo un plan de estudios que universaliza las posibilidades a los sectores más populares. La novedad no estaba en la selección de tales contenidos, sino en su efectiva implementación.  Siglos antes de la aparición de quejas y reclamos por la universalización de la educación en manos de los Estados, ya en el siglo XVI – frente a las propuestas de José de Calasanz y de Juan Amos Comenio - se hacían sentir quienes demandaban la necesaria formación religiosa del pueblo, pero censuraban una preparación intelectual que les hiciera imaginar un cambio en la situación social y económica de las masas: la tarea de educar se convertía en una amenaza para el orden establecido. Y estas acusaciones también provenían del ámbito eclesiástico, ya que entre ellos había diversos estamentos y jerarquías, y no resultaba extraño que también allí hubiera diversos estados y derechos: en numerosas órdenes existían los religiosos legos o hermanos coadjutores que vivían tranquilo su grado religioso, pero que para no caer “en la tentación de aspirar al sacerdocio, no debían aprender más letras (estudios) de las que ya poseían al entrar en la religión.” La educación –peligrosamente, y aún en el seno de instituciones que predicaban su valor y su 16

PEREZ Asunción expone la estructura argumental y discursiva del Memorial, al exhibir las cualidades del ministerio educativo: allí se afirma (1º) la excelencia del Ministerio educativo, (2º) la razón de la misma, (4º) y el beneficio que implica para diversos destinatarios. Resulta muy llamativo la similitud de las afirmaciones formuladas por Calasanz comparadas con las de Comenio: universalidad, necesidad, educación integral, valor religioso y político de las escuelas.

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universalidad – era un bien que debía ser administrado y dosificado discrecionalmente ya que deliberada o involuntariamente habilitaba cambios de estados que no siempre de juzgaban convenientes o bienvenidos. No faltaron peleas intestinas – en el seno de la misma iglesia - entre las congregaciones religiosas porque cada una se consideraba canónicamente habilitada para brindar educación a una clase establecida y para desempeñarse en un determinado nivel de enseñanza (aunque una situación conllevara a la otra). Cuando alguna congregación se salía de los límites, no sólo vulneraba un convenio previamente establecido y un derecho adquirido, sino que habilitaba a un sector socialmente no autorizado; si las Escuelas Pías avanzaban sobre la educación media o preuniversitaria, su criterio de universalidad, de gratuidad y de servicio a los más necesitados trasladaba también a ese nivel educativo un sector social que no gozaba efectivamente de esos derechos, al mismo tiempo que invadía un ámbito que eclesialmente le había sido concedido y había sido conquistado por los Jesuitas, que sabían cómo y a quiénes administrarlo.17 En este sentido, es ingeniosa la trama argumental con que José de Calasanz defiende la originalidad de su carisma religioso: ”Y si alguien todavía insistiera alegando que ya se ha provisto a la falta de este ministerio con los seminarios, con los Padres Jesuitas y con los maestros seglares, no haría más que confirmar el consentimiento universal respecto a la necesidad de la educación como medio acaso único para la reforma de costumbres. En efecto, entre otras cosas, (1º) aun en el supuesto de que los maestros seglares no se encontraran privados de la necesaria caridad, no rehuyeran la fatiga, y al cesar la necesidad no hicieran lo que dice el Evangelio: “el asalariado echa a correr, porque a un asalariado no le importan las ovejas”, por lo que los muchachos más aprenden el vicio que la virtud. (2º) Y aun en el supuesto de que los seminarios en las diócesis, según el Concilio, no estuvieran tanto para formar buenos pastores cuantos obedientes ovejuelas, aparte de tener capacidad sólo para un reducido número. (3º) Y aun en el supuesto de que los Padres Jesuitas poseyeran licencia, a tenor de su ministerio, para emplearse en poblaciones y personas pequeñas y pobres18 –que son las que más abundan en el mundo- y fueran admitidos en muchos estados y repúblicas que, al no aceptarlos, se privan del mayor bien: pese a todo, la tierra es aún grande, y “la mies abundante y los braceros pocos”. (MEMORIAL, 23 y 26) (SANTHA G. 1956: 704)

03. LOS REGLAMENTOS  El predominio del carácter operativo por sobre el especulativo queda claramente reflejado en la multitud de Reglamentos que – al calor de las diversas experiencias educativas en cada una de las escuelas Calasanz escribió, dándole forma a través de la redundancia y los aportes originales de las sucesivas reformulaciones, a la estructura definitiva de la escuela necesaria.19 El Reglamento más antiguo 17

“Díganles a los padres que avisen a los superiores de los jesuitas, asegurándoles que nuestras escuelas no les han de ocasionar ningún trastorno, porque la mayor parte de los discípulos serán de leer y escribir, y los de gramática irán luego a sus manos, por lo que se procurará que vayan bien instruidos y acostumbrados con frecuencia a los sacramentos.” (CABALLERO V.,1945: 168) 18 Los documentos de José de Calasanz muestra la especificidad de su propósito educativo: las personas y las poblaciones pequeñas y pobres. Escrito en el mismo período se complementa con la universalidad y la escuela maternal o Premium maternum y Escuela común Publica, de las propuestas de Comenio. Didáctica Magna. Cap.XXVII: “Asi habrá una escuela materna en cada; una escuela pública en cada población, plaza o aldea; un Gimnasio en cada ciudad y una Academia en cada Reino o provincia mayor”. (nº 3) 19 El estudio más vasto y profundo que hemos trabajo es el de G. SANTHA (1956) que en generosas notas al pie de página y respetando el idioma original de los documentos y en el desarrollo mismo de su obra declara sus fuentes: (1) Constituciones de la Orden de 1622; (2) Reglamento del Colegio Nazareno de 1639; (3) El Memorial al Cardenal Tonti; (4) Las instrucciones para los maestros; (5) La breve relación sobre el modo que se tiene en las Escuelas Pías para enseñar a los escolares pobres; (6) Otros reglamentos escolares; (7) Textos escolares (doctrina, reglas plegarias); (8)

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probablemente sea “Orden sobre la manera de distribuir el trabajo escolar en un colegio donde no hay mas que dos escuelas20 y dos maestros” (escrito antes de 1610) porque allí Calasanz organiza prácticamente por primera vez una escuela y atiende a todos los elementos que se requieren para el funcionamiento conjunto de dos aulas y dos grados.21 Pero, además, entre 1610 y 1645, aparecieron paulatinamente: (1º) Reglamento de Alumnos del Colegio de Roma (“Normas que deben observar todos los alumnos”) y Documentum Princeps (1610); (2º) Reglamento de Alumnos del Colegio de Frascati (“Ordenes a observar para los alumnos de las Escuelas Pías de los Pobres de la Madre María de Frascati”) (1616); (3º) Reglamento del Maestro Escolapio (1616); (4º) Reglamento de Alumnos del Colegio de Narni (1616); (5º) Reglamento de los Maestros de las Escuelas Pías (1630); (6º) Reglamento de Alumnos del Colegio de Campi (“Normas que deben observar los alumnos de los Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías de Campi”) (1630) ; (7º) Reglamento Interno para el Nazareno (1629): un reglamento muy extenso, dirigido a los internos que se iban a educar allí, organizado en una introducción y diez capítulos, con exigencias en las letras y en la piedad cristiana que lo acercaban a la preparación específica de los futuros sacerdotes22; (8º) Reglamento de Alumnos del Colegio de Florencia (1630): “Donde hay multitud hay confusión, y para evitar la confusión de la multitud es necesario el orden. Por eso, para que en nuestras escuelas no nazcan la confusión y los inconvenientes, hemos juzgado apropiado establecer las siguientes normas a observar en ellas inviolablemente, y así parezcan a la multitud de Ángeles del Cielo, donde debido al orden no se confunden, más aún hacen mas amable el Paraíso”; (9º) “Algunas órdenes para las escuelas de Germania, mandadas ahora a Nikolsburg” (1633). Reglamento de las Escuelas Pías de Nápoles (1638): cada una de las reglas tienen una fundamentación y remiten a las Constituciones; (10º) Reglamento de Alumnos de Leitomischel; y también se citan: (11º) Primitivo Reglamento de los Maestros de las Escuelas Pías.23

Diversos textos de formación y de prácticas religiosas; (9) cartas de José de Calasanz; (10) Memoriales, Apologías, Defensas, Relaciones, Rescriptos compuestos a favor o en contra de la Orden; (11) Ritos comunes, horarios, programas, reglamentos; (12) textos escolares compuestos por los religiosos de la orden respondiendo a las directivas de Calasanz; (13) libros de economía y de orden general de los diversos colegios. (SANTHA G., 1956: XVII) En la bibliografía rescata: 90 fuentes manuscritas del fundador; diversas cartas de variada procedencia y un amplio repertorio de documentos impresos. 20 Calasanz utiliza el término escuela para designar a: (1) la institución, el agrupamiento general de aulas y grados, el colegio; y también (2) el aula, la clase. De alguna manera la escuela moderna es la suma de las pequeñas escuelas que – en un mismo lugar geográfico – atienden a diversos grupos de alumnos en aulas o salones de clases diferentes. La arquitectura de la escuela moderna será una consecuencia necesaria de este cambio de concepción y esta ampliación del significado. 21 Conocida también como una Breve relación (1610) que aparece como una exposición del funcionamiento de las escuelas, conteniendo también su interior reglas elementales. 22 El internado se abrió con muy pocos alumnos con la posibilidad de aumentarlo en la medida en que aumentaran los recursos y con el propósito de brindar educación a los más pobres y al mismo tiempo a los dotados con mejor genio y buenas costumbres. (Introducción del Reglamento). ASIAIM Miguel Angel (1990) en El estudiante modelo en los reglamentos escolares según Calasanz hace referencia a detalles del Reglamento del Internado., entre ellos a las condiciones de ingreso: (1) ser hijo legítimo, (2º) no tener defectos físicos, (2) no se menor de 11 años, ni mayor de 15 ó 18, (4) saber leer y escribir, y tener conocimientos básicos, (5) ser pobre, rico en ingenio y de inmejorables costumbres, (6) haber asistido al menos un año a otra de las Escuelas Pías. ARIES (1987: 38)) pone en duda el rigor y la vigencia de las edades aun en el siglo XVII, aunque los registros de catolicidad (bautismo de los fieles) (1987: 20 – 21) pudieron expandirse durante el período de la reforma otorgando testimonios fehacientes del año y de la fecha de nacimiento. 23 Cfr. RODRIGUEZ ESPEJO Manuel, Contenido de los reglamentos y ASIAIN Miguel Angel, El estudiante modelo. Fueron escritos entre 1604 y 1644 – en el mismo período en el que los Jesuitas revisaban y le daban forma definitiva a su Ratio y otros escritos, y en el que Comenio produce numerosas de sus obras mas importantes, entre ella su Didáctica Magna. Los Reglamentos reciben diversos nombres: normas, constituciones, leyes.

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 Las sucesivas redacciones de los Reglamentos respondían a las situaciones específicas de cada uno de los Colegios y, también, a la construcción progresiva del mejor modelo de escuela, creciendo en detalles y en exigencias. En cada uno de ellos, redactado y dado a conocer al poner en marcha las actividades de una nueva escuela, se pretendía, al mismo tiempo: (1º) establecer los propósitos de la educación y su necesario ordenamiento; (2º) informar a los estudiantes para que supieran como comportarse, sin alegar ignorancia; (3º) entregar a los maestros las normas que les indicaran el modo de obrar en su tarea pedagógica. En la totalidad de los reglamentos – redactado por Calasanz o sus primeros colaboradores - reaparece la intención de dotar de racionalidad a todo y a todos los que constituyen la escuela. El espacio y el tiempo, los que enseñan y la multitud de los que aprenden, deben ser sometido a un orden, al que necesariamente han de adherir los que ingresan para permanecer en ella, replicando el proyecto de la Ratio Studiorum, contemporánea en la redacción.24 El carácter gratuito y universal del proyecto conlleva, sin embargo, una explícita aceptación de las normas de aprendizajes y de convivencia.  La redacción de cada Reglamento en las diversas escuelas religiosas de la Congregación no fue más que la proyección de las Constituciones que ordenaban la formación y la permanencia de los religiosos en la orden. A través de los Reglamentos, las actividades de la escuela lograban transformar el caos en cosmos, la espontaneidad y la buena voluntad en hábitos, los vicios en virtud, los compromisos en contratos, las ideas en prácticas y las relaciones entre los actores en pautas pre-determinadas en las que todos sabían lo que se debían hacer y decir. Este afán ordenador parece asociarse a todos los discursos sobre los métodos que se promovieron en los siglos XVI y XVII señalando los procedimientos necesarios para ordenar el funcionamiento del pensamiento y de la realidad: regular, medir, legislar, prescribir, someter son los verbos que conjugaron entre otros Johanes Kepler, Renato Descartes, Francis Bacon, Galileo Galilei. Los Reglamentos reflejaban, además, el carácter eminentemente ejecutivo y práctico del fundador: nunca hablaban de la escuela como un ente teórico del que se podían predicar cualidades generales o grandes ideales, o reformas necesarias o posibles, nunca hizo pedagogía o se refugió en la construcción teórica, adjetivando o calificando: se ciñó siempre al plano de lo concreto y con motivo de un hecho, de una situación o de una idea, deducía los principios, que no eran más que la síntesis creativa y superadora frente a lo observado. En los articulados y en las introducciones de los Reglamentos estaban concentrados todos los principios y las elaboraciones teóricas.25  A los Reglamentos se le sumaron algunos apartados de las Constituciones y los diversos Memoriales elevados a las autoridades eclesiásticas para defender su misión y el desarrollo de su orden religiosa.26 Pero mientras en los Reglamentos las escuelas y sus principios aparecen reflejadas o proyectadas a través de los mandatos, las recomendaciones y las prohibiciones, el resto de los escritos apuntan a presentar, describir y a justificar las prácticas educativas escolarizadas desarrolladas en las Escuelas Pías. Los Reglamentos cumplen un rol pedagógico preventivo y regulatorio, y las restantes exposiciones apuntan a crear un discurso apologético y argumentativo. Las Constituciones, escritas entre septiembre de 1620 y febrero de 1621, y aprobadas y publicadas el 31 de enero de 1622, juegan pedagógicamente un papel análogo al desempeñado por las Constituciones de la Compañía de Jesús. El manuscrito original - un cuadernillo de 22 hojas de apretada caligrafía – resalta la importancia y prioridad de las escuelas para el naciente Instituto, tanto que la misma vida religiosa consagrada adquiere su verdadero sentido y dimensión por el fin 24

El día que comenzaron las clases en Nani, terminada la oración el P. Francisco Balde, orador de la jornada – que se encontraba en el púlpito – leyó una hoja con las órdenes que debían ser observadas por los escolares, seguida con mucha atención y aprobación del pueblo. ASIAIN Miguel Angel, citando cartas sistematizada por G. SANTHA (1972): 529 25 FAUBELL Vicente, Escuela y escuela popular en el epistolario calasancio (1597 – 1639). 121 26 A toda esta documentación de procedencia original del Fundador se le puede sumar El Decreto o plan de estudios del capítulo general de 1694.

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educativo propuesto. Allí – en el Proemio - se fijan los principios fundantes de la pedagogía y la razón de ser de quienes se incorporan a la orden, ya que se insiste en (1º) la tarea del educador como un camino de perfeccionamiento personal, (2º) en la educación como el método más eficaz para producir las Reformas que reclama la Iglesia desde el Concilio de Trento, (3º) en la necesidad de educar a los más pobres y desde la más temprana edad. Y en los diversos capítulos específicos de la segunda parte, el fundador determina algunas condiciones necesarias para poner en marcha el proyecto educativo: (4º) modalidad y condiciones para las fundaciones de las escuelas, (5º) dirección y administración de los colegios, (6º) educación y preparación de los futuros maestros, (7º) la uniformidad del método disciplinar y de enseñanza que debe regir en todas las escuelas y en todas las clases. 27  José de Calasanz fue el verdadero creador de las primeras escuelas populares gratuitas de Europa porque fue quien acertó a reunir y fundir sus elementos constitutivos: la educación intelectual completa, la sólida formación moral y la gratuidad absoluta de la enseñanza: (1º) hizo una firme opción no sólo por la gratuidad de la enseñanza sino por la amplitud efectiva de la oferta28, para que los pobres fueran educados, exigiendo para sí mismo y sus seguidores una vida austera; (2º) privilegió la enseñanza en las lenguas vernáculas y en plena contrarreforma, recibió a niños luteranos y judíos en sus aulas, y hasta recibió peticiones de abrir escuelas entre los turcos, aunque no pudo atenderlas por falta de personal; (3º) sistematizó la graduación de la enseñanza en niveles y ciclos; (4º) fiel a su siglo, subrayó la gran importancia del estudio de las matemáticas y las ciencias para facilitar la irrupción de los nuevos saberes en las escuelas; (5º) propuso un método preventivo en el uso de la disciplina, y racional en el uso de los castigos porque debían ayudar más a provocar un cambio que para penalizar una falta; (6º) trabajó en la personalidad y en la preparación profesional de los miembros de su Orden para el ejercicio de la docencia: la tarea de educar exigía la presencia de personas de gran caridad, paciencia y otras virtudes, por lo que no todos podían ser incluidos; (7º) finalmente, subrayó la importancia de una sólida formación intelectual, moral y cristiana para los niños desde la más tierna infancia.  Tanto Calasanz como Comenio utilizaron la analogía que unía educación y naturaleza: no es de extrañar en pleno siglo XVIII, sus sucesores interesados en expandir las Escuelas Pías en verdaderos proyectos educativos estatales29, mencionen: “Toda la felicidad pública de un Estado depende en gran parte de las primeras semillas que se siembran en los corazones tiernos de los jóvenes. Estas caen en corazones comúnmente 27

Cfr. CAHUANTZI Anton, Una síntesis de aportes pedagògicos de Calasanz, y también LESAGA J.M., ASIAIN M.A., J.M. LECEA, (1979) Documentos fundacionales de las Escuelas Pìas. Introducción a las Constituciones. Ediciones Calasancias. Salamanca. 28 La gratuidad no habilita necesariamente la universalidad y el privilegio por los sectores populares. Los Jesuitas ofrecían en sus colegios educación gratuita, pero el acceso a los mismos dependía de tantas condiciones previas que esa condición no permitía automáticamente transformar las escuelas en universales y populares. En muchos casos Calasanz fue a la búsqueda de los que no quería ingresar a la escuela (desinterés) y de los que no podían hacerlo. 29 Los Hermanos de las Escuelas Pías, los Escolapios son en España el paralelo de los Hermanos de Juan Bautista de La Salle en Francia. Los Escolapios no quieren desengancharse del carro del poder. Algunos - en el siglo XVIII - escriben al Rey (…) para que opere una estatización de sus escuelas, entre ellos el P. Felipe Scio, autor del Método Uniforme. Llegaron a proponer una separación de la casa central en Roma para poder ponerse al servicio del proyecto educativo del Rey: para esto era necesario producir una transformación, mantener la estructura y convertir el exacerbado sentimiento religioso de los escolapios por el sentimiento de amor y respeto a la patria. Tuvieron su época de oro entre 1750 y 1800 y con el crecimiento de su prestigio y su paso de la humilde aldea a la gran ciudad también se generaron la oposición de otras congregaciones. Fueron favorecidos por la expulsión de los jesuitas, y curiosamente José de Calasanz fue beatificado tres meses después de dicha expulsión, beatificación avalada y promovida por el rey Carlos III. (VARELA, 1979: 174 – 176)

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sencillos y nada preocupados por lo que, así como un terreno que nuevamente se rompe, recibe mejor en su seno lo primero que en él se echa, lo arroja después con mayor pujanza y por último lleva una cosecha copiosísima, del mismo modo, en el corazón de los niños se arraigan mas profundamente las primeras máximas y verdades que oyeren, se conservan más largo tiempo y vienen por último a dar fruto muy abundante y sazonado. (…)Así como en un campo inculto y abandonado solamente se ven brotar espinas y malezas, de la misma suerte, del descuido en la crianza y primeras instrucciones de gente [más pobre y en mayor número], nace una general corrupción en sus costumbres que tiene cada uno como cristiano, como vasallo y como miembro que es del cuerpo político, y de aquí la ociosidad, el horror al trabajo y a la aplicación y a todos los otros vicios que con tanto perjuicio suyo y del común no los constituyen moralmente inútiles sino perniciosísimos o como una peste pública, que todos deben huir y procurar evitar”. (P.F.SCIO, Plan de Reforma. Al conde de Floriblanca . 1º de octubre de 1787)30

04. APORTES DE LAS ESCUELAS PIAS A LA MATRIZ Y LA FORMACION DE LA ESCUELA  Sistematizamos a continuación los aportes que José de Calasanz y los escolapios realizaron a la escuela moderna, utilizando las categorías que construye o enriquece sus notas esenciales, y que ha hemos descubierto y desarrollado en las etapas anteriores.

4.1. CREACIÓN DE LA ESCUELA PUBLICA31, POPULAR, GRATUITA Y OBLIGATORIA:  ¿Cuál es el origen histórico de las Escuelas Pías? José de Calasanz, sacerdote aragonés, había llegado a Roma en 1592, con 35 años y, como muchos otros sacerdotes de la época, se inscribió en diversas Cofradías que le permitían dar curso a su celo apostólico y establecer vínculos de pertenencia institucional32. Alrededor del año 1595, se incorporó a la Confraternidad de la Doctrina Cristiana y a la Cofradía de los Doce Apóstoles, asociaciones religiosas que venían funcionando en Roma desde tiempo atrás. En su carácter de visitador de la Cofradía tenía a su cargo el recorrido por catorce diversos barrios pobres de Roma, entre los que se encontraba la parte del Transtíber: allí tomó contacto con los sectores más pobres, especialmente 30

en Analecta Calasantiana nº 13. 1867. VARELA Julia, Postfacio en QUERRIEN Anne (1979: 181) Algunos discuten la vigente de este carácter de las Escuelas Pías, juzgando que el carácter netamente religioso que las inspira y las gobierna, traiciona el concepto mismo de escuela pública. Pero juzgada no desde los debate modernos al respecto (que impone la exclusividad del Poder del Estado) sino desde una perspectiva mas amplia, las Escuelas Pías son públicas porque están abiertas a todos los que quieren ingresar a ella sin límites de capacidades, condición social, recursos económicos, distancia, y aún, de creencias. 32 ARIES – DUBY (1992) Allí se menciona entre las prácticas y devociones religiosas la necesaria incorporación a una cofradía porque representaban asociaciones que facilitaban la confraternidad y la ayuda mutua, ya que además de compartir determinas devociones se constituyen en verdaderas sociedades de socorro mutuo (tanto espiritual como material). Pág. 89-90. Las Cofradías desempeñaban en el ámbito eclesiástico la misma función que las Academias en el ámbito de las ciencias, la filosofía y la cultura. 31

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con las familias del bajo pueblo a quien visitaba en sus propias casas, y con los numerosos niños que se pasaban las horas en las calles, jugando y haciendo fechorías, sin concurrir a las primitivas escuelas municipales que había en cada barrio de Roma, sumadas a las ofertas privadas que eran aprobadas por la Universidad de Roma. Unas y otras eran escuelas pagas que admitían algunos alumnos gratis, aunque muy pocos, porque los maestros compensaban los bajos sueldos oficiales que percibían con el cobro a la familia de los alumnos. El primer esfuerzo de José de Calasanz consistió en habilitar la presencia de los pobres en las escuelas existentes tramitando subvenciones y ayudas económicas.33 Después de recurrir a los maestros contratados, al senado para que aumentara el sueldo a los maestros, a los poderosos para que se hicieran cargo de la educación de los pobres y desvalidos, terminó recurriendo a la Iglesia: pudo entablar relación con el cura párroco que tenía a su cargo la Iglesia de Santa Dorotea y que, ayudado por algunos Cofrades de la Doctrina cristiana, sostenía una pequeña escuelita. Fue él quien le brindó a Calasanz dos cuartos continuos a la sacristía y la misma sacristía, gratuitamente y sin ningún interés, ofreciendo también su propia cooperación. Calasanz les propuso convertirla en una escuela gratuita destinada exclusivamente para los pobres. Procedió a comprar bancos y el necesario menaje para las escuelas (tinteros, tintas, plumas, papel, libros), se proveyó de estampas, medallas, rosarios y otros regalos, y salió a buscar los niños que debían inaugurar la nueva escuela: buscaba a los más pobres y desarrapados.  Fue en 1597 – cuando ya los jesuitas habían extendido sus colegios por más de 50 años - cuando José de Calasans abrió la primera escuela pública, popular y gratuita. Así nació en uno de los barrios de Roma (Trastévere) la primera Escuela Pía. La presencia de esta escuela tuvo amplia difusión y a ella se dirigieron los niños de todos los barrios y para atender a esta demanda Calasanz debió ampliar las instalaciones y hacerse cargo de todos los gastos que ocasionaba su idea. Pero, rápidamente esa escuela y sus fundadores fueron víctimas de acusaciones por parte de los maestros de las escuelas existentes (perjudicados en sus menguados ingresos por esta inesperada e inusual gratuidad)34 y por el atrevimiento de ofrecer no sólo la formación religiosa sino también la habilitación educativa y escolar a los sectores mas desposeídos: hijos del pueblo que – como adultos instruidos - se enfrentarían al partido de los nobles, atendidos en otras escuelas; pobres educados que podían debilitar el gobierno de los Patricios, ya que no aceptarían la natural sumisión que Dios y el nacimiento requerían, y hasta el mismo gobierno no encontraría forma de refrenar la audacia de los doctos plebeyos en lucha con los nobles (no siempre ni igualmente doctos).35 “No se escuche aquella opinión tan poco afecta a la Pobreza que juzga que no se ha de enseñar letras a los pobres, como si el ingenio dependiese de la riqueza y no de la naturaleza. Afirmando que enseñar a los pobres es nefasto para la República, ya porque se desvían de las artes mecánicas, ya porque la mayoría de las veces al no aprender de una manera suficiente las letras, se quedan sin una cosa y sin la otra; de donde resulta que permanecen ociosos y para ganarse la vida se convierten en viciosos. (…) Ningún Príncipe ni República ordenada niegan a los pueblos sometidos a su jurisdicción por pobres que sean, el Maestro de Escuela. Y aquí mismo, en Roma, ¿no vemos que el pueblo romano paga a los maestros rionales por los pobres 33

Cfr.GINER GUERRI Severino (1985:71). El autor menciona las iniciativas protestantes de universalizar las escuelas y la educación, pero señala que la gratuitad tardó mucho en llegar. Existieron ciertas leyes locales que insistieron en la obligatoriedad, pero no avanzaron en la gratuidad: Weimar, 1619; Gotha, 1642; Braunsweig, 1651; Hesse, 1656; Magdeburgo, 1658. 34 Cuando arrecian las acusaciones, las autoridades eclesiásticas efectúan una intervención y para laudar en la cuestión y exigen que los que concurren a las Escuelas Pías gratuitas certifiquen su pobreza ante el cura párroco del lugar. GINER GUERRI Severino, 74. Algo similar sucederá en Francia con la expansión de las Escuelas Cristiana de La Salle. 35 CABALLERO Valentin (1945: 105-106.) Cfr.CUEVA Dionisio, Razón del nombre “Escuelas Pías”. 166 y ss., especialmente CALASANZ Jose de (1623), Narración del principio de las Escuelas Pías y su progreso. GARCIA DURAN Adolfo, La Cofradía de la Doctrina Cristiana en Roma en Tiempos de San José de Calasanz. Se hace un recorrido histórico desde 1536 hasta 1606, fecha en la que Calasanz deja de figurar en los libros de la Cofradía.

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sin miedo de que se dejen las artes o por eso los hombres se conviertan en viciosos u ociosos?” (CASTELLI, 1644)  Desde 1600, las escuelas de Calasanz comenzaron a llamarse Escuelas Pías 36 y el grupo de maestros que las atendía comenzó a formar una asociación religiosa secular que respondía específicamente a la misión descubierta: la educación escolarizada de los más pobres. A partir de 1617 tomó forma la Congregación religiosa hasta convertirse en 1621 en la Orden de las Escuelas Pías. Este recorrido revela el verdadero carácter de Calasanz: descubrió una realidad y a partir de ella trabajó en la búsqueda de soluciones; privilegió la opción por la educación como una forma de promoción integral y se puso al frente de una escuela. Finalmente – necesitado de colaboradores que se sumaran a la cruzada educadora – terminó organizando una Institución religiosa al servicio del carisma educativo. No fue una Asociación religiosa en búsqueda de una tarea pastoral, fue una respuesta específica que requería la presencia y la organización progresiva de quienes deseaban sumarse al trabajo, por eso a los seguidores de Calasanz se los reconoció siempre por la dedicación a la enseñanza gratuita de los más pobres. (CABALLERO V., 1945:151) 37 “Las Escuelas Pías constituirán pues un arma fundamental en esta amplia estrategia de moralización y domesticación popular a través de la escuela. Las escuelas de los escolapios, los hospicios, las escuelas de barrio y las escuelas patrióticas son una gama de tácticas con especificidad propia que concurren al mismo fin. (…) Los Escolapios que tuvieron una fuerza especial en el terreno de la educación de los pobres, precisamente por disponer de un método uniforme de enseñanza, así como un cuerpo preparado de maestros, contribuyeron a la inculcación de la lengua castellana. [En su insistencia en la caligrafía] fijaron un tipo de letra llamada escolapia o bastarda que mas tarde se llamará española.” (VARELA, 1979: 173 – 175)  A la gratuidad se le sumó la obligatoriedad, ya que José de Calasanz interpretó que a partir de la determinación de concurrir a la escuela, los alumnos debían hacerlo regularmente (asistencia diaria) como un recurso pedagógico reglamentario para asegurar la eficacia de la tarea. También en esto hay una construcción progresiva en la formulación metódica y reglamentaria: las primeras escuelas prolongaron la rutina curricular de las escuelas pre-existentes en Roma, teniendo como propósito dotar de los recursos necesarios a los que debían ingresar al Colegio Romano de los Jesuitas. Con el paso del tiempo descubrió 36

Casi todas las obras de caridad que ofrecían las diversas asociaciones en Romas, estaban destinadas a la ayuda de los pobres, es decir, eras obras pías, ya que el nombre designa una acción de caridad realizada por el amor de Dios. Desde sus orígenes, Calasanz mencionó este título para sus escuelas, habida cuenta su pertenencia a las Asociaciones y Cofradías vigentes. En 1623 escribió un detallado y meditado informe titulado Narración del principio de las Escuelas Pías y su progreso, en el que se confirma nombre y pormenores de los momentos iniciales. Pudo haber influido en la designación del nombre el carácter gratuito de la oferta educativa, ya que ponía en acto todos los requerimientos de la caridad cristiana. De alguna manera la gratuidad es un carácter tan específico de las escuelas que asumen en su mismo nombre tal carácter. Cfr. CUEVA Dionisio, Razón del nombre “Escuelas Pías”. 166 y ss, y GARCIA DURAN Adolfo, La Cofradía de la Doctrina Cristiana en Roma en tiempos de San José de Calasanz. 190. Presenta testimonio de la absoluta gratuidad de las actividades de las Cofradías: “Gratis habéis recibido, dad gratis, no se tenga bolsa ni dinero, ni bandejita en las escuelas, ni se tome cosa alguna ni por sí ni por interpósita persona”. 37 Las Escuelas Pías estaban dedicadas principalmente a los niños pobres, pero fueron muchas las discusiones que llevaron a proponer y efectivamente a brindar la educación también a los ricos: muchos de ellos demandaban la educación de los escolapios por la calidad de la misma. El debate se potenció cuando se les exigía a los alumnos interesados en ingresar a las Escuelas Pías certificaciones que molestaban a las familias ricas. (CABALLERO V., 1945: 318) Una de las constantes de las ofertas educativas eclesiásticas es que sumaban un creciente nivel de calidad en sus propuestas, por lo que las escuelas rápidamente desplazaban su carácter exclusivo para los más pobres y necesitados, para convertirse en policlasistas, ya que los usuarios de diversas clases sociales optaban por frecuentarlas. No se trataba de ofrecer cualquier formato de educación y escuela, sino el mejor.

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que la gratuidad, la popularidad, la obligatoriedad requerían – sobre todo – un tipo de escuela que por sus características eliminaran los conocidos defectos y exhibieran una organización interna, un sistema didáctico y un tipo de maestros que las distinguiera del resto. Fue también el aumento progresivo del número de alumnos lo que lo obligó a definir un sistema único y un método universal que reprodujera la uniformidad universal de la Ratio Studiorum de la Compañía de Jesús, en el nivel primario o elemental. Cuando el número de alumnos lo desbordó, se vio obligado a establecer grupos o aulas distintas, a organizar las materias y actividades escolásticas, a graduar la enseñanza atendiendo a las edades de los alumnos y a la progresiva adquisición – en cantidad y diversidad – de los conocimientos. Distinguió, además, en cada clase a quienes sólo esperaban su ingreso al mercado del trabajo, y a quienes se preparaban para proseguir sus estudios en el Colegio Romano y en la Universidad. En menos de 10 años, en 1604 – 1605 ya se distinguieron los nueve cursos o grados en los que se dividía la Escuela. Al calor de estas transformaciones, el mismo José de Calasans produjo en sí mismo una profunda conversión ya que pasó de ser el sacerdote celoso en las actividades apostólicas de las Cofradías a desempeñarse como un organizador efectivo e innovador – y por eso mismo estudioso y crítico – de las escuelas que los sectores populares necesitaban. A partir de la formación de las primeras escuelas, José de Calasans fue instituyendo a través de las diversas creaciones y Reglamentos un sistema de enseñanza específico de las Escuelas Pías, de tal manera que se velara por el debido orden en todos los colegios: en las clases, en la elección de los libros de lectura y en las prácticas espirituales. Los Superiores Provinciales, a cargo del control de los miembros de la Orden religiosa, debían velar por esta identidad institucional. 4.2. FORMACIÓN RELIGIOSA: aunque las escuelas pretendían ser universales y convocaban a todos, la propuesta siempre tuvo un acento y un sentido religioso. “El principal objetivo de la enseñanza fue, sin duda, una formación religiosa y moral del educando lo más perfecta posible, sin la cual difícilmente se habrían logrado el fin último de la educación calasancia y que fue y es aquel “felix totius vital cursus” del que con tanta esperanza y certeza hablan las constituciones. (…) Calasanz, para obtener una sólida y eficaz educación religiosa y moral (…) tuvo como indispensable una enseñanza de la doctrina cristiana tan regular y normal como todas las demás materias escolares”. (SANTHA G., 1956: 490)  Por eso, en ella, además de la formación en los Sacramentos, se insistía en la instrucción catequística, como un contenido asociado a los otros desarrollos curriculares, primordialmente con la memorización de los catecismos habilitados (textos oficialmente adoptados por las Escuelas Pías): “Doctrina cristiana breve, para que se pueda aprender de memoria” (1597) del Cardenal Belarmino.38; “Declaraciones mas extensas de la doctrina cristiana para uso de quienes se la enseñan a los niños y a otras personas sencillas” (1598) también del Cardenal Belarmino; y los Catecismos de Pedro Canisio y Gliserio Landriani. En línea de principios, estos catecismos abordaban las siguientes cuestiones: (1º) Fe y credo, (2º) Sacramentos, (3º) Mandamientos, (4º) Padrenuestro y oraciones, (5º) Virtudes, obras de misericordia, pecados y novísimos. La metodología de los Catecismos y de las clases respondía a una forma dialogada, ajustada a la tradicional estructura de las preguntas y las correspondientes respuestas. (SANTHA G., 1985: 496) A estos recursos de educación sistemática y ocasional, se le sumaba la traducción escolar del modelo Ignaciano de los Ejercicios Espirituales para los jovencitos de las Escuelas Pías. La metodología escolar de la formación religiosa respondía al siguiente ordenamiento: (1º) el maestro en la clase explicaba la doctrina y los alumnos cada mañana debían saber de memoria siete u ocho líneas de la misma; en el curso de dos o tres años, debía abordarse la totalidad del texto elegido; (2º) cada día – por la mañana y por la tarde – los últimos 38

Una figura de la Iglesia, redactar de catecismos y de libros para la enseñanza de la doctrina cristiana y asociada con la producción del saber y los avances del conocimiento, que desempeñó un papel protagónico en la condena de Galileo Galilei, cuyos vínculos con los Escolapios fueron importantes.

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momentos de la actividad escolar estaban dedicados a la explicación de algunos temas religiosos ocasionales; (3º) grupos de oración continua recibían instrucciones particulares; (4º) encuentros de enseñaza dominicales y propia de los días festivos; (5º) exámenes de los conocimientos religiosos ante una comisión designada al efecto; (6º) competencias y estímulos con premios para los mas aventajados. El propósito final que animaba estas acciones respondía a la formación que integraba la piedad y las letras, la fe y la cultura, lo religioso y la formación humana integral, 39 atendiendo tanto a la incorporación y al manejo de conceptos claros y bien asimilados, como a las convicciones vitales y a las ideas fuerzas que pudieran guiar el pensamiento y el obrar.

4.3. LOS MAESTROS:  Eran el factor clave de la educación propuesta, a tal punto que – en 1625 – en una de las visitas que las autoridades realizaron a uno de los Colegios40, se convino en la necesidad de no propagar de manera rápida al Instituto para no causarle daño, debido a la falta manifiesta de maestros idóneos: no debía abrirse ninguna escuela nueva sin la expresa licencia de la Congregación y atendiendo a la preparación de sus educadores. Las Escuelas Pías debían hacerse cargo también de la preparación de los futuros maestros y del perfeccionamiento de quienes estaban desempeñándose para cumplir debidamente su misión. Calasanz mismo se interesaba en hacerse cargo de la educación de los más pequeños41, costumbre que conservó cuando solía visitar casi diariamente las diversas escuelas de su congregación. “En las escuelas para niños pequeños, no todos los maestros son buenos, y si los maestros no tienen las cualidades adecuadas para su desempeño son muchos los niños que se pierden no solamente de las escuelas, sino en la vida misma”. La insistencia de Calasanz era la de lograr que los educadores se adaptasen a las edades de los alumnos, así como a la diversidad de temperamentos, retomando recomendaciones y sugerencias generales de Juan Luís Vives (1492 – 1540)42, transfiriéndolas a las escuelas. Debían eliminarse los maestros ignorantes, los orgullosos y sobre todo los ignorantes presumidos.  Quería que los maestros se dedicasen de manera exclusiva a su oficio de educadores, desentendiéndose de toda ocupación que no sea la de las escuelas, atendiendo sin embargo prioritariamente al negocio de la propia perfección espiritual. Debían instruir “a los alumnos con toda modestia en las letras y las buenas costumbres; que les den siempre ejemplo de modestia y de toda virtud”. Recomendaba la moderación (sin arrebatos ni gritos, ni estridencias); la delicadeza (como quien trata no con bestias sino como almas tiernas); la reverencia (tratando a los hijos de Dios). No quería en manera alguna se presentasen ante los discípulos 39

Cfr. CAHUANTZI Antón, Una síntesis de aportes pedagógicos de Calasanz, y SANTHA György, (1956) Se trata de la Visita apostólica de la Iglesia y de la Casa de San Pantaleón, el 27 de octubre de 1625, decretada por la Bula del papa Urbano VIII a todas las Iglesias, monasterios y lugares píos de Roma. Los visitantes estaban investidos de especiales facultades y privilegios, y concurrían con importante número de acompañantes. 41 El tema y el problema de la infancia y la determinación de la división de las edades ha sido abordado de manera exhaustiva por ARIES Philippe (1987). CUBELLS SALAS Francisco ha hecho la lectura y las necesarias adaptaciones a la situación vivida por Calasanz en el siglo XVII. Conceptos que tenían de la infancia en tiempos de Calasanz. 126. La educación de los niños pequeños, en una época en la que el concepto mismo de edad era confuso (ARIES, 1987: 38) y cuando se depositaba en las mujeres y en el ámbito doméstico toda la responsabilidad, José de Calasanz lo asume como una de las prioridades, reforzando el concepto salvador de la escuela que – vistas las condiciones de pobreza y abandono – sale a prevenir las consecuencia nefasta de un crecimiento sin orientación y cuidado. Una tradición religiosa – avalada por documentos y escritos – aconsejaba la rápida iniciación en la doctrina cristiana, afirmando que desde muy temprana edad los niños reconocen el bien y son capaces de realizar acciones buenas: “en la temprana semilla descansa la esperanza de la cosecha, en la educación de la niñez la de la felicidad y la cultura de los pueblos”. (130 – 135) 42 Cfr, VIVES Luis (1957), Tratado del alma. Cap. VIII: De la manera de aprender, y (1985) Las disciplinas. 40

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vestidos de cualquier manera o sucios 43 Cuando el maestro entraba en una clase nueva debía mostrar “desde el primer momento vivo deseo de ayudarles [a los discípulos] con todas sus fuerzas, sin extenderse de pronto en largos razonamientos y exhortaciones, las cuales podrán hacer cuando los estudiantes comiencen a gustar del estudio, y será con más provecho”. (CABALLERO V.1945: 227 y 229) Sin embargo frente a estos ideales, la experiencia le mostró – en un primer momento - una cara diferente: en menos de tres años, los maestros sacerdotes a quien les había solicitado ayuda y colaboración lo abandonaron; debió contratar algunos maestros retribuidos a la espera de otros voluntarios, que también se cansaron y lo abandonaron. (CABALLERO VALENTIN, 1945: 153,163)44  No es de extrañar que a partir de entonces pensara en una asociación de voluntarios que – con el tiempo – dieran progresivamente forma a una nueva orden religiosa que pudiera convocar a los miembros incorporados por su vocación religiosa, pastoral y educativa. La mejor formación era la que se nutría de la experiencia de las mismas Escuelas Pías y que al calor del espíritu del fundador desarrollaba actitudes y aptitudes para la verdadera educación: muchos de los fundadores de las sucesivas Escuelas fueron quienes acompañaron a Calasanz en sus esfuerzos iniciales, después de haber aprendido el modo de enseñar y de organizar un Colegio. En numerosos casos – entre los más destacados, el sacerdote y matemático Juan Francisco Fiammelli, natural de Florencia que había estado con Calasanz entre 1602 y 1603 – aparecían quienes decidían formar junto con otros voluntarios “una escuela semejante a las Escuelas Pías que funcionan en Roma y que se diferencian de las otras ordinarias porque enseñan a los pobres por caridad y porque ponen gran cuidado en que sus alumnos salgan buenos cristianos, píos, devotos y temerosos de Dios”, basados en la experiencia originalmente vivida, hasta que finalmente la Orden religiosa las incorporaba como escuelas propias. 45  Los maestros debían exhibir las siguientes cualidades: (1º) Autoridad y prestigio moral, base de toda educación, fundadas en la propia personalidad y formación, porque “del modo de conducirse del maestro en su vida y en sus aposentos, puede conjeturarse fácilmente cómo se conduce en la clase: porque no es posible que un maestro descuidado, ocioso y aburrido en su habitación, que se pasa el tiempo fuera de la clase, hablando o fuera de casa, sea en la clase bueno y diligente maestro”. El maestro debía ser modelo en la vida porque eso aseguraba que era serio y responsable en el interior de la clase. (2º) Piedad, es decir: mucho amor y gusto por las cosas de Dios. (3º) Competencia: debía poseer magistralmente lo que enseñaba y llegar siempre preparado a la escuela para la exposición de sus lecciones. Toda la cuestión de la enseñanza se reducía en último término a que los maestros debían dominar bien y sólidamente las materias que habían de enseñar. Pero no se debían limitar sólo a su asignatura: se obligaban saber muchas cosas más, de lo contrario, no pasarían de ser unos menguados profesores (CABALLERO V.1945: 490. SANTHA G., 1956: 339 346) 46

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La disposición y el pedido de Calasanz guarda relación con la miserable descripción de un maestro de la época, presentada por ARETINO Pietro (1982: 34 – 37) 44 Curiosamente a esta escasez original se le opone el alto poder de reclutamiento que tuvo la Congregación, con el paso del tiempo: en 1645 tenía 37 casa y unos 500 religiosos, y el mismo fundador afirmaba que los pedidos de interesados en sumarse a la tarea eran incesantes, así como las solicitudes de las autoridades Religiosas y Civiles para que los Escolapios se establecieran en las mas diversas ciudades y poblaciones de Europa. 45 CUEVA Dionisio, Razón del nombre “Escuelas Pías”. 179 – 181. Fiammelli fundó y dirigió las escuelas de Florencia y de Bologna. 46 “También aprovecha que los maestros bajo la presidencia del Prefecto tengan alguna conferencia pedagógica de vez en cuando, en la cual se trate sobre temas como éstos: extirpación de los abusos que pudieran introducirse en las escuelas, el método y utilidad de la educación, el progreso de la moralidad y otras muchas otras cosas, hechas con ánimo tranquilo, mucha concordia y un intenso deseo de agradar a Dios”. (JUAN DE JESUS Y MARIA, 1613, El libro de la educación en la piedad)

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[En el manejo de los alumnos]“los maestros, deben procurar por cuantos medios estén a su alcance (vigilancia, persuasión, avisos, ruegos y reprensiones): (1º) ser muy puntuales en acudir a clase, sin concurrir ni antes ni después de la hora establecida; (2º) perseverar en ella hasta el fin, trabajando con diligencia y no saliendo sin justa causa; (3º) observar todos con fidelidad el orden y el método seguido entre nosotros en lo tocante a enseñar, explicar, dictar, componer, absteniéndose de dictar cosas inútiles o imprudentes, ni bien preparadas ni limadas, de memoria y no por escrito: (4º) no perder el tiempo ni ocupar a ningún niño en cosas ajenas a la escuela; (5) no excederse en el castigo de los discípulos, ni tratarlos con modos o palabras inconvenientes, o con muestras de afecto o demasiada familiaridad.” (CABALLERO V.1945:224) 47

 Finalmente conviene recordar que la alta consideración que tenía y postulaba José de Calasanz por la misión y la función de los maestros lo expresó en la asignación de tal tarea a los sacerdotes de su orden (y en la incorporación del ya mencionado cuarto voto, con lo que la misión de enseñar se convierte en una de las razones de la consagración religiosa). En una época en la que aún el reconocimiento era escaso y la retribución mezquina, optó por otorgar a la tarea de enseñar una importancia tal que los sacerdotes podían convertir su tarea apostólica en la atención regular de los alumnos en las escuelas. Los sacerdotes eran genuinamente los educadores y los enseñantes de las Escuelas Pías; el propósito era claro: era necesario producir un corte radical y manifiesto frente a las prácticas de los maestros de su tiempo y frente a las críticas que llegaban desde todos los rincones. Casi todos los testimonios consideraban a la enseñanza como un oficio extremadamente mortificante por lo que no accedían a ella los mejores ingenios, ni los más capaces, sino aquellos que lo necesitaban subsistir. Aunque los jesuitas habían jerarquizado el oficio, no se habían dedicado a las primeras letras, ni trabajaban en los contextos en los que funcionaban las escuelas municipales de la época.  La decisión de Calasanz se sumó a otras voces que postulaban al sacerdote como el educador natural, en el contexto de la contra-reforma. Pero, a su vez, esta determinación permitió delimitar el carácter de la Congregación constituida: las Escuelas Pías debían contagiarse de la presencia en el mundo y del dinamismo propio de los Jesuitas y vivir con el espíritu y la ascética de las órdenes mendicantes. Estas convicciones se acrecentaron con el paso del tiempo, ya que a partir de 1637, Calasanz y el Capítulo de la orden optaron por asignar solamente a los sacerdotes la tarea de enseñar, desplazando a los Hermanos (operarios y clérigos no ordenados), cuya incorporación había obedecido más las demandas impuestas por la fundación de nuevas escuelas y la falta de colaboradores. El ejercicio de la docencia exigía cualidades específicas: humildad y humillación (por ejercer un servicio tan desacreditado), verdadero sacrificio, disponibilidad absoluta del tiempo al servicio de la escuela, caridad cristiana y disposición al servicio de los más pequeños. El mismo itinerario formativo de los sacerdotes escolapios reflejaba esta vocación, ya que se diseñaba un recorrido de práctica docente en todos los niveles, comenzando por los más pequeños. 48 SANTHA G. (1956: 77 – 284) hace un amplísimo desarrollo de las condiciones del educador escolapio y específicamente del personal docente que se desempeñaba en las Escuelas Pías (1956: 316 – 371). En el primer caso se especifica el ideal 47

Algunos consejos que respiran el espíritu de las Escuelas Pías: (1º) Prepárate diligente y ordenadamente para la clase: (2º) Preséntate a los escolares con festiva gravedad. (3º) Procura encontrarte en clase antes que los discípulos, pero en el horario justo. (4º) Reza en su presencia con recogimiento y devoción. (5º) Ten especial cuidado de los ingenios más tardos. (6º)Estimula a los discípulos al estudio más bien con alabanzas que con reprensiones. (7º) En las graves perturbaciones del ánimo mantente en silencio. (8º) Puesto que los jóvenes te llaman Padre, trátalos como padre y cuídalos como a hijos; al hablar con ellos figúrate que un ángel habla con otros ángeles. CABALLERO V.1945: 498). Cfr, también, ASIAIM Miguel Angel (1990), El estudiante modelo en los reglamentos escolares según Calasanz donde se menciona el comportamiento de los maestros y educadores. Se prohibía la existencia de armarios o cajones cerrados en la clase: el Superior debía tener siempre acceso a ellos o disponer de las llaves necesarias. 48 Cfr. CUBELLS SALAS Francisco: op.cit. 155.

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del educador y, a partir del mismo, las condiciones necesarias que debe tener desarrollar: condiciones naturales (80)49 amor a Dios y al prójimo (84), paciencia (90), humildad (96), pobreza (96), castidad(103), vida interior (108), vida religiosa (117), vida sacerdotal(120), autoridad(137)50, ejemplaridad (140).  Con respecto a la formación intelectual y religiosa se menciona la escritura, la aritmética, la doctrina cristiana, los estudios clásicos, los estudios de filosofía y de la teología, estudio de la música sagrada y profana, estudio de la lengua vernácula.51 Al hablar del personal docente de las Escuelas Pías (SANTHA G., 1956: 316) se encarga de detallar la organización de cada uno de los roles en su funcionamiento efectivo en las instituciones. Aunque los puestos claves estaban desempeñados por los miembros de la orden, desde los tiempos de Calasanz el personal de las Escuelas estaba formado por sacerdotes auxiliares y por maestros seglares pagados para desempeñar la tarea: además de exhibir archivos documentales con las listas del personal de las primitivas casas (SANTHA G., 1956: 317), se distinguen las siguientes funciones propias de todas las casas: (1º) el ministros local, (2º) el prefecto de las escuelas, (3º) los maestros, (4º) el confesor y el director espiritual de los alumnos, (5º) el prefecto de la oración continua, el corrector de escolares, (6º) el hebdomadario, (7º) el bibliotecario, (8º) el custodio de los escolares, (9) el prefecto de patio, (10º) los guías para acompañar a casa a los alumnos, (11º) el encargado de los lugares comunes, (12º) los barrenderos o encargados de la limpieza, (13º) el portero, (14º) el ecónomo y la presencia de oficiales extraordinarios como (15º) los examinadores de maestros, (16º) los visitadores de las escuelas, (17º) el Padre Provincial y (18º) el Padre General. Del mismo modo que la jerarquía de la Iglesia y del orden militar, la pluralidad de las funciones se asociaba a los mecanismos de distribución de responsabilidades y poder, asignación de funciones y responsabilidades específicas, subordinación, ascensos y control propios de la organizaciones modernas.  Como si la matriz eclesiástica quisiera asentarse con mayor vigor, el vínculo entre (1º) la iglesia, como templo en el que los sacerdotes presiden las ceremonias litúrgicas, y (2º) las escuelas, en las que los maestros conducen y ordenan el aprendizaje y el trabajo metódico de los alumnos, encuentra una conexión necesaria. A la luz de las formulaciones que constatamos en los sucesivos representantes, es posible concluir, además, que estos caracteres que asociaban la tarea del maestro con la del sacerdote fueran invirtiendo la relación, construyendo – en el contexto de la escuela moderna – la figura de todo educador como la alguien consubstanciado con su misión, ejerciendo su tarea como un verdadero sacerdocio vocacional y desplazando otros caracteres relacionados con la profesión, el trabajo y la remuneración. No es de extrañar que los testimonios del período de plena expansión de la escuela en el paisaje europeo

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Calasanz lo quería óptimos, llegando a afirmar que era preferible tener pocos y buenos que muchos e imperfectos: buen ingenio, buena índole, buenas costumbres, sano de cuerpo y de espíritu, como si se tratara del substrato fisiológico - pedagógico requerido para el futuro ejercicio de la tarea como sacerdote, religioso y maestro. Descartaba los que padecían algunas enfermedades o malestares crónicos, alguna anomalía mental o cualquier defecto en la lengua (Linguae defectos), los de carácter inconstante o inquieto, los caprichosos, los obstinados, los iracundos, los que sufrían melancolía y todos los que mostraban una especie de manía religiosa o fueran supersticioso por naturaleza. (SANTHA G., 1956: 80 – 83) 50 Con respecto a la autoridad señala: “El educador debe hacerse estimar, respetar, reverenciar, obedecer y amar (…) y en las clases mas alta debe mostrar una cierta presencia que le permita dominar la clase y guiar a los educandos”. Debe estar cercano a los educandos, pero no debe familiarizarse con ellos. (SANTHA G., 1956: 137) 51 Este fue el ámbito en el que Calasanz incorporó a representantes notables de la ciencia, la filosofía, las letras y la cultura – como Galileo y Campanella – procurando ofrecer la mejor formación para los miembros de la orden, aun cuando se desempeñaran como maestros de las Escuelas Pías. (SANTHA G:, 1956: 148)

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moderno reflejen esa concepción de la tarea educativa como el ejercicio de un sacerdocio laico en el templo del saber. (DUSSEL – CARUSO: 1999)52

4.4. DIRECCIÓN DE LAS ESCUELAS.  La responsabilidad máxima estaba en manos del Ministro local, o presidente del Instituto: era la personificación del poder, el orden y la disciplina escolar, y era el responsable de todo y delante de todos: sus cualidades eran las que atribuían San Benito e Ignacio de Loyola a los Superiores. (SANTHA G., 1856: 322). No solamente se encargaba de la selección del personal y de los maestros, sino que era el encargado de las conferencias pedagógicas semanales en las que recababa las opiniones e inquietudes de los educadores, tomaba conocimiento del estado general de la escuela, especialmente de sus problemas y aportaba su orientación y su mirada espiritual y pedagógica. El Prefecto (SANTHA G., 1956: 330) era el Superior efectivo y operativo de las escuelas, guarda inmediato y custodio de la moralidad y de los reglamentos, y el alma de todos los estudios; era quien vigilaba el orden de todo en la enseñanza, controlando las conductas de los alumnos y de los maestros: (1) Debía cuidar el orden cuando los niños iban entrando a las clases y después en las escuelas (o aulas), visitándolas con frecuencia y observando cómo se conducían en ellas los maestros y los discípulos. (2) Recibía a los que se presentaban por primera vez, los examinaba y los colocaba en la clase correspondiente. (3) Dos veces al año realizaba los exámenes correspondientes y trasladaba a los más aprovechados a las clases superiores. (4) Establecía los horarios y velaba por su estricto cumplimiento. (5) Cuidaba los libros habilitados para el uso. (7) Respondía por el buen orden del instituto como garante de la buena disciplina de los escolares, a través de una supervigilancia sobre los maestros, un control permanente sobre los alumnos y el contacto con los padres de familia. (7) Velaba por la uniformidad y de la identidad tanto en orden al método como a la disciplina en todas las escuelas: “han de procurar que en todas las escuelas se den las mismas enseñanzas y se observe el mismo método”. 53 (1630)  La escuela dividida en grados exigía que hubiera un solo director y a éste correspondía la apertura y cierre de las escuelas (y el derecho a autorizar los ingresos y las salidas), la clasificación de los niños a su ingreso, la confección de programas, la vigilancia sobre los maestros auxiliares, la inspección de todos los 52

Cfr. El Contrato docente firmado 1923, exigiendo de la maestra firmante cualidades y conductas fuera de la escuela propias de una dedicación exclusiva, vocacional y absoluta con la sacerdotal tarea de enseñar en la escuela. APPLE (1987) ANTELO E. (1999) 53 Las coincidencias o repeticiones del modelo jesuita son evidentes: la unión de la piedad con las letras, el ingreso, el control, la promoción, los libros escolares habilitados, el sistema de decuriones, la competencia entre bandos opuestos. Seguramente José de Calasanz que lucha por encontrarle a su congregación el nicho en donde ubicar su misión, sabiendo que hay un vasto territorio no conquistado por orden religiosa alguna, debió conocer profundamente, admirar e imitar a la Compañía de Jesús, sabiendo que muchos de sus recursos debían trasladarse desde el ámbito de los Colegios utilizados por las clases dirigentes a las escuelas puestas al servicios de la totalidad de la población

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grados, la implantación de los mejores procedimientos pedagógicos, la coordinación de todas las clases y el mantenimiento de las relaciones entre la escuela y el hogar. Esas eran las tareas y las atribuciones que en su organización Calasanz le atribuía al Prefecto. (CABALLERO V.1945: 222, 238) 4.5. ORGANIZACIÓN Y ORDEN EN LAS ESCUELAS.  Frente a la organización espontánea y casi inexistente de las pequeñas escuelas pre-existentes, con un mínimo número de alumnos, se impone la sistematización del trabajo escolar con la afluencia de un número creciente de estudiantes (en algunas escuelas llegaron a ser 1200 y 1500): para ello era necesario dividirlos en grupos homogéneos, graduándolos en clases, etapas y ciclos progresivos, estableciendo con claridad lo que se debía enseñar en cada una de las aulas. Calasanz consideraba que solamente con un número muy limitado de educandos se podía esperar y obtener buenos resultados en la educación: si se rebasaba el límite se ponía en riesgo toda la obra pedagógica. Aun disponiendo de pocos maestros, estimaba que ninguna clase debía tener mas de cincuenta alumnos, llegando a sesenta sólo en casos extraordinarios. (SANTHA G., 1956: 305)54 Todos los que visitaban la escuela salían impresionados del orden que reinaba en ellas, ya que centenares de niños se mostraban perfectamente disciplinados y maravillosamente formados en la piedad y en las letras. Los criterios de la disciplina de las escuelas debían exhibirse – para el conocimiento de los padres y de los alumnos – en el atrio para que todos supieran de qué manera regirse. El cartel de la entrada fijaba las reglas, los sacerdotes educadores vigilaban su cumplimiento, las advertencias anticipaban preventivamente las faltas y los castigos corregían las actitudes. La disciplina era también la correcta distribución de los roles y de las funciones, tema que Calasanz deja asentado en un capítulo de sus Constituciones, distinguiendo tres aspectos: el personal, el pedagógico y el disciplinar. En el primero se presenta un detallado elenco de los perfiles y de las responsabilidades de los religiosos y de los maestros en las escuelas, algo que habían anticipado los jesuitas en sus documentos. (CABALLERO V.1945: 216, 221, 223)  Como parte de la organización de sus escuelas, Calasanz pretendía que los alumnos de las Escuelas Pías se mostraran bien educados para con todos. Para ello era necesario sumar a la enseñanza religiosa y a la iniciación graduada en las letras y en las ciencias, los elementos fundamentales de la cortesía y de la modestia, tomando como referencia el clásico formador de la urbanidad y de la civilidad de Erasmo (1530), asociado a la obra del Cardenal Berlarmino (1597) que en su libro sobre la Doctrina Cristiana (catecismo) había incluido: Regole cristinae prescritte a tutti i fanciulli di Roma per la loro buona e modesta condotta verso Dio e l’uomo.55 La importancia de esta disposición de José de Calasanz radica en la condición social de los que frecuentaban las Escuelas Pías: la tarea de civilizar a los sectores populares a través del orden en la escuela, el conocimiento y la práctica de las buenas costumbres representaba un aporte educativo fundamental para su promoción integral. 4.6. LA CLASE ORDENADA:  Para alguien que multiplicó los Reglamentos, tratándose de las clases, el orden y la correcta distribución de actividades y roles era lo que más recomendaba Procuraba imponer en las escuelas un ordenamiento riguroso, mostrando particular interés por el aprovechamiento de los estudiantes: asistencia de los alumnos, aviso a los padres, reglas claras y precisas expuestas para todos. (1) A medida que iban entrando en la clase, los niños hacían primero reverencia a la imagen religiosa que la presidía, hecho lo cual se arrodillaban ante la imagen y rezaban, retirándose luego a repasar la lección replicando el ritual que 54

La nota al pie de página en SANTHA G. (1956: 306) da detalles del número de alumnos por clase en las diversas Escuelas Pías, en tiempo de Calasanz. En algunas de ellas, el ideal no era respetado y el número de alumnos se duplicaba. 55 CUBELLS SALAS Francisco, op.cit. 151

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practicaban al ingresar a la iglesia, ocupando el sitio en ella, para la oración personal. (2) Todos los alumnos debían distribuirse según sus méritos y capacidades. (3) Alguien designado debía ocuparse de escribir en un registro todos los escolares que faltaban a la clase tanto por la mañana como por la tarde, con el fin de poder avisar al padre o a la madre y hacerlo venir a la escuela. (4) El tiempo de las clases se debía organizar y mostrar perfectamente distribuido, y las mismas clases sucesivas debían responder al orden y a la gradualidad. (4) Algunos niños de agudo ingenio, debido a la aplicación de un buen método único, fácil, simple, útil, y las reglas de enseñanza podían aprender - en menos de un año - todos los preceptos de la gramática. (CABALLERO V.1945: 212) Las clases estaban atendidas generalmente por un maestro, pero en aquellas en las que el número de alumnos y el esfuerzo para enseñar eran mayores, se prefirió asignar dos maestros, oficiando uno de maestro principal y otro de maestro ayudante. (SANTHA G., 1956: 302) 4.7. DISPOSICIONES, ADVERTENCIAS Y PROHIBICIONES: 56  Las reglas - conocidas y permanentemente recordada – señalaban:57 “Deben guardar el mayor orden así al entrar como al salir de las escuelas.58 (1) Que comenzados los ejercicios literarios nadie salga sin verdadera necesidad ni ande divagando por patios o claustros; (2) que procedan con moderación, así vayan solos o en sección y que sean respetuosos con sus profesores, fieles en el cumplimiento del deber, considerados entre sí, sin tolerar riñas, palabras injuriosas, juegos de manos o tirarse al suelo; (3) deben presentarse al colegio vestidos con decencia, lavados, peinados, limpios; aun los pobres deben vestir con honestidad (pero de ninguna manera se los debe excluir por este motivo); (4) deben ser corregidos y castigados los que incurren en indisciplinas o defectos, y alentados y felicitados los que tienen conducta elogiosa”. (CABALLERO V.1945: 225)  Es importante advertir, también, cómo se debían conducir los niños en el templo: entrar de a dos en dos, en silencio y con reverencia, sin hablar nunca y sin darse vuelta para mirar a los que entran o salen, o mirar a sus compañeros y reír.  Los reglamentos operan como discursos legitimadores de acciones recomendadas y como elenco de acciones prohibidas y condenadas. En cuanto tal construyen una línea divisoria entre lo bueno y valioso, y lo malo y negativo, habilitando en el primer caso los reconocimientos y los premios, y en el segundo los castigos y las expulsiones. Los reglamentos construye un tipo de encierro y de aislamiento simbólico, al crear un ámbito incontaminado en el que debe construirse una idealidad educativa, contrarrestando las influencias nocivas y perniciosas que surgen del exterior o de la sociedad, y del interior mismo de los alumnos. Al natural encierro arquitectónico se le suma este cerco moral que habilita determinados procederes e impide el ingreso y la circulación de otros, reproduciendo el modelo del Monasterio y, sobre todo, del espacio sacro de las Iglesias. Las puertas de ingreso y egreso marcan los límites del encierro físico; 56

SANTHA G. (1956: 386 – 393) destina un apartado a las Ordenes y Reglamentos Escolares con referencias puntuales a las diversas prácticas y reglamentos. 57 Debían existir reglamentariamente - en cada escuela - notificaciones pública; la mismas debían estar colgadas en el vestíbulo o atrio de la escuela en tres tablitas o cuadros: (1º) todas las reglas que deben observar los estudiantes; (2º) el calendario escolar con los días de trabajo y estudio, y los de vacación; (3º) las prácticas de piedad que cada alumno debe hacer en su casa. (CABALLERO VALENTIN,1945: 240) 58 Los desplazamientos de los alumnos en el interior de la escuela – una vez ingresado – eran mínimos: llegar al aula y concurrir a la Iglesia. La configuración eclesiástica de la escuela – tanto en Ignacio de Loyola como en José de Calasanz – opta por agrupar a los alumnos, asignarles una clase (grupo y lugar) y encerrarlos para que aguarden la llegada del o de los maestros, que son los que se desplazan. Al concluir uno de los grados se produce el desplazamiento físico (de un salón o clase a otra) y simbólico (de un nivel inferior a uno superior).

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la exhibición pública del Reglamento anticipando la norma con sus correspondientes castigos reproduce los lindes del encierro simbólico. José de Calasanz en sus numerosos reglamento determina con una lógica carga de redundancia (porque los Reglamento se repiten unos a otros) los criterios que los alumnos deben conocer y respetar, y los directivos y maestros deben hacer cumplir. Entre los actos prohibidos se mencionan: (1º) En las relaciones entre pares: despreciar, ofender o molestar a otros; pelear a puñetazos o a bofetadas, tirarse piedras; tener una familiaridad especial que dé mal ejemplo; (2º) En la conducta en la escuela y en el aula: permanecer en la escuela fuera del horario establecido; marchar o escribir en las paredes o en los bancos, cátedras, ventanas, puertas, o rayarlos con cortaplumas; traer o leer libros perniciosos y disolutos; faltar a clase sin permiso de la autoridad o sin excusa válida; llevar instrumentos para jugar o para interpretar música o cosas que distraen del estudio; comer en clase sin autorización expresa; llevar a la escuela armas, navajas,59 tinteros con puntas; permanecer fuera de la escuela o en su entrada, sin ingresar directamente a las aulas; charlar, dormir, bromear, pelear, perturbar al maestro en la clase; llevar a la escuela parientes , vecinos o extraños; cambiarse de aula y tomar contacto con los más grandes o lo más pequeños; (3º) En la conducta fuera de la Escuela: ser escandaloso o inmodesto por la calle; ir a espectáculos públicos, comedias, charlatanes, ferias o juegos; pararse a oír charlatanes o saltimbanquis; jugar a las cartas u otro juego por dinero, en la escuela, en la calle o en plazas públicas; tratar con jóvenes no pertenecientes a las escuelas pías; tratar con quienes han sido expulsados de la escuela; ir a nadar o ver nadar, tanto de día como de noche; ir a bares, tabernas, lugares de juego, entretenerse en la plaza; (4º) En las cuestiones de moral y buenas costumbres: cometer sustracciones; mentir; ser díscolo, ladronzuelo o desobediente; tener contacto con lugares nocivos, compañeros pervertidos o díscolos o personas contrarias a las costumbres; (5º) En el uso de las palabras: pronunciar palabras deshonestas, decir bajezas, injurias, acusaciones; proferir juramentos, afrentas. 60  Por su parte lo permitido y recomendado exhibía una pluralidad de ofertas que apuntaban a la educación integral de cada alumno: allí se especificaba lo que se debía hacer y evitar: (1º) En lo religioso: acordarse de que Dios está en todas partes por lo que hay que manifestarse con modestia en todo lugar, principalmente en el templo y en la clase; confesar y comulgar por lo menos una vez al mes; misas todas las mañanas; oración continua al iniciar cada clase; todos los días de fiesta concurrir a la Doctrina Cristiana; asistir a una charla espiritual semanal; concurrir todos los sábados a la exhortación sabatina; (2º) En las relaciones entre pares: no tomar venganza ante las afrentas o agresiones; no pegarse con nadie, no darse puñetazos, bofetadas o cargas, ni siquiera en broma; no visitar a los compañeros en sus domicilios y tener trato con niños o jóvenes que no concurren a las escuelas; (3º) En las relaciones con los maestros: ser obedientes al prefecto y al maestro; respetar y obedecer a cualquiera de los Padres tanto en la clase como en la iglesia, en la calle o en cualquier otro lugar, ejecutando cuanto les sea impuesto; saludar siempre a los superiores; (4º) En la conducta en el interior de 59

El poder disciplinador de la escuela exigía librarla de las amenazas también de sus usuarios. Como en un espacio sagrado no había lugar para las agresiones ni para el ejercicio de la defensa, de allí la prohibición de llevar armas o navajas. La administración y el control de la seguridad personal dependía de la estructura escolar, de la misma manera que en la sociedad el poder del Estado debía garantizar la seguridad de las personas. 60 El elenco ha sido extraído de los Reglamentos de los Colegios de Roma, Frascati, Nardi, Campi, Leitomischel, seleccionados por RODRIGUEZ ESPEJO Manuel en Contenido de los Reglamentos escolares en tiempos de Calasanz. Por su parte ASIAIN Miguel Angel (1990), El estudiante modelo en los reglamentos escolares según Calasanz menciona Los aspectos que el alumno modelo debe cuidar.

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la escuela o del aula: concurrir a la hora que determine el Prefecto, no antes ni mucho después; al llegar a la clase, hacer primero una oración personal y luego ocupar el lugar correspondiente; estar con modestia y silencio en las aulas; utilizar el método de estudio prescrito por el maestro tanto en las clases como en la casa; escribir el nombre y el apellido en los propios libros con el fin de que si se pierden se pueda saber de quién son; todo lo que se encuentre en el aula, en la iglesia o en la escuela debe ser entregado al Prefecto; cada uno debe estar siempre en su puesto, dedicado al estudio modesta y silenciosamente; ser diligente en oír y en repetir las explicaciones, en resolver las cuestiones y activos y siempre prontos en los demás ejercicios escolares; interrogar al maestro sobre las cuestiones no entendidas, anotar lo que no retenga la memoria, escribir mucho; no vagar de un lado a otro, ni estar durmiendo, ni bromear o pelear, ni molestar de la forma que sea al Maestro;(5º) En la conducta fuera de la Escuela: regresar con modestia y en grupo a la propia casa; reverenciar a los padres y obedecerles; caminar y (6º) En el uso de las palabras: comportarse con toda urbanidad y modestia en la conversación; hablar en latín. 61 4.8. DISCIPLINA Y SANCIONES:  El significado del concepto de sanciones es usualmente tomado en el sentido que le da el derecho de pena o castigo por romper una regla o norma de comportamiento, sin embargo debe ser tomado primero en su sentido más amplio, como el reconocimiento de la forma en que se ha cumplido la regla, y en segundo término en su sentido estrecho o incompleto de sanción negativa o pena por desobediencia. El sentido amplio, como forma de cumplimiento de una normativa incluye tanto la sanción negativa o castigo, como el premio o sanción positiva por el buen cumplimiento de las reglas. Desde esta perspectiva entonces, una regla o norma es un modo institucionalizado de hacer cosas que por sí mismas interviene en el mantenimiento de la paz y el orden. La sanción viene a ser la consecuencia, positiva o negativamente institucionalizada que puede derivarse tanto del respeto y cumplimiento de las normas, como de las violaciones del comportamiento aceptado y normativo. Cada sociedad desarrolla un sistema de recompensas y castigos (sanciones) con el fin de estimular a sus miembros a actuar de conformidad con los cánones existentes. Se denominan sanciones positivas aquellas recompensas que son dadas cuando se actúa conforme a las normas, y sanciones negativas son los castigos que se aplican cuando se deja de actuar de conformidad con ellas. Debido a la existencia de esas sanciones es posible mantener el control social. Las recompensas y castigos varían entre los formales (sujetos a rituales y ceremonias) y los informales. 62  La vigilancia continua y los avisos eran los instrumentos necesarios en toda disciplina. Era oportuno crear en los discípulos un saludable temor como una expresión del respeto: José de Calasanz se mostraba partidario de un sistema preventivo que reconocía tres etapas: (1º) Remover los obstáculos en los educandos, preparando el camino y allanando los senderos, para lograr el interés de los alumnos. (2º) Promover la actitud de amor y búsqueda de la verdad a través del conocimiento. (3º) Conducirse de manera racional, previniendo las diversas fuentes de equivocaciones y de error. Eso justificaba la determinación de hacerse cargo de la educación “desde la mas tierna edad (…) para asegurar el feliz transcurso de toda la vida”. (Memorial. 2, 11) Asimilando la educación de las escuelas con el desarrollo de las plantas – analogía utilizada frecuentemente por Comenio – consideraba que era difícil enderezar a los muchachos ya crecidos y habituados a las malas costumbres: 63 “Por pequeñita y débil que sea una planta, si ocurre que un práctico 61

Ibidem, citando los Reglamentos de los Colegios de Roma, Frascati, Campi, Florencia, Leitomischel. Además de la Selección de Manuel RODRIGUEZ ESPEJO, cfr. parte ASIAIM Miguel Angel (1990), que sintetiza los aportes al mencionar las virtudes que debe poseer el alumno modelo. 62 Cfr. AUSTIN Tomás (2000) 63 Cfr. CAHUANTZI Antón, Una síntesis de aportes pedagógicos de Calasanz

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jardinero tiene pensamientos esmerados y la cuida, en poco tiempo se la ve crecida, florecida y cargada de frutos”. Cuando son muchos los que parecen haber cometido una falta, nadie debía ser castigado. Serenamente había que buscar a los cabecillas responsables y aplicar el castigo a uno o a pocos, para poder infundir el temor a todos (los niños obran más por impresión y temor que por razón y castigo). Cuando las circunstancias obligaban a castigar a los estudiantes, el oficio de castigar debía ser desempeñado sólo por uno de los maestros o directores (y no por muchos) para que no se cayera en ningún desorden o apresuramiento (CABALLERO V. 1945: 236)  Las faltas muy graves implicaban la expulsión, que siempre era considerada el último recurso, cuando los otros remedios habían sido agotados y era necesario separar a algunos de la comunidad. En esto retoma la tradición precedente de los Jesuitas y del mismo Concilio de Trento (“Discolos et incorregibles ac malorum forum seminatores acriter punient, eos etiam si opus fuerit expelendo”.) La expulsión pretendía mejorar al alumno expulsado, mediante el impacto de la exclusión del Colegio y evitar que los daños contagiaran al resto de los alumnos (“para que [no los afectaran] los ataque de la peste de la desobediencia”) y lograr que “otros, por miedo a esa pena, aprendan a moderarse y se dediquen con mayor intensidad al estudio que llevan entre manos, haciéndose más precavidos”. 64 La decisión de expulsar era compartida por los votos del Superior, el confesor, el maestro y del encargado de vigilar las filas. Entre las causas que ameritaban la expulsión, se mencionaban: (1º) No participar los días festivos en el Oratorio, aunque los diversos reglamentos van graduando condiciones y causas; (2º) Cualquier tipo de intemperancia e insolencia; (3º) No confesar mensualmente con el Confesor destinado (cuando esta falta se reiteraba tres veces); (4º) Llevar al aula vino o bebidas; (5º) Obstinación en no cumplir con cualquier norma del Reglamento; (6º) Las malas costumbres; (7º) Las frecuentes faltas de asistencia a las obligaciones; (8º) Menospreciar los castigos, no dar esperanza de enmienda; (9º) Molestar en los momentos de estudio; (10º) Ser pernicioso con el mal ejemplo. La expulsión podía estar precedida de severas advertencias previas (“A los alumnos que no están endurecidos se les debe prevenir que se los expulsará en el futuro si abusan de la paciencia de los maestros”) y podía practicarse de manera reservada, privada y oculta o en un acto público y aleccionador: “Cuando hubiese de apartar de las escuelas algún niño insolente, reconocido por todos, podría ser expulsado mediante algún acto público notorio, para que los demás se hagan mas precavidos”. 65  Recomendaba el uso del sacramento de la Penitencia, sugiriendo las Confesiones generales y periódica de los alumnos para corregir y prevenir interiormente las faltas: la confesión permitía remover los obstáculos, crear las convicciones y anticipar los problemas desde el interior de cada uno de los alumnos, al mismo tiempo que respondía a los paradigmas religiosos de la época.66 Es evidente que el sacramento (y la 64

Reglamento del Colegio de Florencia, 12. Cfr. RODRIGUEZ ESPEJO Manuel, Contenido de los reglamentos escolares en tiempos de Calasanz, los ya citado y mencionados Reglamentos de los Colegios de Roma, Campi, Frascati, Florencia, Leitomischel. 66 LEBRUN F. en ARIES – DUBY (1992: V) El proceso de cambio en la sociedad de los siglos XVI-XVIII : Allí se aborda la trascendencia del tema de la Confesión en el contexto de la contra-reforma: mas allá de las prácticas colectivas – en progresiva extinción – del perdón general de los pecados para habilitar el acceso a la Comunión, se reafirma – a partir del siglo XVI – el valor de la confesión individual ante un sacerdote, con la absolución que pronuncia y la penitencia que asigna. Esta práctica esta asociada a los Manuales para el examen de la conciencia, con una indagación diligente de los pecados que cada uno ha cometido. Para eso se requiere soledad, reflexión y presencia espiritual ante Dios. La Confesión se solía asociar con la Dirección espiritual o cura del alma en la que el Sacerdote confesor prodiga consejos, advertencia y aliento a quienes se acercan frecuentemente a dar cuenta del estado de su alma y de su vida espiritual. (78 – 83) La estructura de los confesionarios, mueble que se difunde a lo largo del siglo XVI para reforzar el sentido del secreto del acto – LEBRUN, 1992: 79 y 82– reflejan en los cuadros el formato que se mantuvo durante más de cuatro siglo. Como no todos los fieles se sentía tan atraídos por estas prácticas, la educación de los niños y de los jóvenes insiste en la formación de un hábito religioso que se considera esencial y que, además, cumplen funciones disciplinares en el contexto de la escuela. 65

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dirección espiritual) se convertía también en un recurso educativo de corrección y de control disciplinar: “[Los sacerdotes] ayudarán en las confesiones que son el remedio más útil y necesario para el servicio de Dios en los niños. (…) En cuanto a los castigos de los alumnos procure que siempre el confesor pida que se perdone alguno para confesarlo, que se los perdone porque se produce mayor efecto a la través de la confesión que a través de los azotes.” En lugar del castigo y la vigilancia exterior, la confesión se introducía en el interior de cada alumno, para generar allí, en la subjetividad, el reconocimiento, la conversión y las convicciones. Para cumplir esta misión, la Confesión no era voluntaria, sino obligatoria, ya que cada alumno debía confesarse al menos una vez al mes y su incumplimiento comportaba sanción o expulsión67. De esta manera el sentimiento de culpa religioso se proyectaba sobre lo educativo a través del cuidado en la propia conducta “El remedio que se puede emplear(…) será que un confesor tuviese con él [educando] gran caridad, lo confesase dos veces por semana y lo visitase con frecuencia, induciéndole a que manifieste todos los pensamientos y razonamientos que sienta interiormente, dándole el remedio necesario, y si ese ejercicio durase dos o tres meses continuos, tengo por cierto que se enmendaría y mantendría en su corazón el dolor de haber ofendido a Dios y el deseo de hacer penitencia por sus pecados”.68 Estos recursos debían operar con una particular predisposición del sacerdote que se debía mostrar mucha amabilidad y simpatía “para que los alumnos le profesen amor como a un padre, para que tengan mayor facilidad y sinceridad en la confesión, y siempre que pueda procure hallarse presente cuando el prefecto castigo a un niño para que por su intersección y lo perdone, lo lleve consigo a confesarse”69  El confesor o director espiritual formaba parte de la estructura misma de las Escuelas Pías (SANTHA G. 1956: 346 – 351 y 130) y preferentemente desempeñaba solo esa función. Para ellos se mostraba como un hombre de gran caridad, vida ejemplar, persona confiable y respetable, de maneras afables y atrayentes, de modo que facilitara el acercamiento frecuente y oportuno de los alumnos. Las confesiones se realizaban en los lugares habilitados, evitando de este modo el contacto visual con los penitentes. Era un cooperador con el Prefecto de las escuelas y con los maestros porque facilitaba el clima de orden, el arrepentimiento ante las indisciplinas y la posibilidad de evitar la aplicación de los castigos. Creaba en los alumnos la convicción y la fuerza interior que obligaba a la buena conducta o al arrepentimiento sin tener que esperar la intervención del maestro o del superior. La dirección espiritual transformaba al acto de confesión en una orientación formativa para la organización integral de la propia vida.  Los castigos debían asociarse al amor pedagógico que sabía que “los maestros se ven obligados a usar castigos, cuando no son suficientes las palabras, en todo lo relativo a las costumbres” (Reglamento de 67

La norma aparece expresada en el Reglamento del Colegio de Campi.2. Calasanz recomendaba que los escolapios observaran a los muchachos y registraran las culpas y las faltas mas frecuentes para poder prevenir las mismas a través de la intervención educativa. Curiosamente, TOMASO CAMPANELA, asociado a José de Calasanz y su apologista, presenta en su utópica Ciudad del Sol una curiosa manera de practicar la confesión y la purificación de las conciencias, en la que sucesivamente los miembros de la comunidad van declarando sus culpas hasta ascender al sacerdote supremo Hoh, al mismo tiempo que van dando cuenta de las faltas mas frecuentes para que el Conductor de la comunidad pueda ejercer una tarea educativa sobre la misma. Cfr. Los sacerdotes, la religión el sacrificio y la oración, en MORO, CAMPANELLA, BACON (1980:186 – 187) 69 Cfr. La selección de textos Calasancios presentada en Fundamentos de la Pedagogía Calasancia. Esta doble y complementaria labor educativa que une al Prefecto que castiga y al Sacerdote o encargado de la formación religiosa que intercede, invita a la confesión y a la reconciliación, y perdona ha quedado instalado en las escuelas modernas, especialmente las escuelas de orientación religiosa. Tiene cierta analogía con las condenas del Santo Oficio o de la Inquisición y a su vez marca claramente la delimitación entre la condena y el castigo judicial y las sanciones en el ámbito escolar. En las ejecuciones públicas, el condenado – irremediablemente – era invitado por algún sacerdote a (1º) reconocer su culpa y su error, (2º) arrepentirse y pedir perdón, a través de la confesión. Esto no implicaba una suspensión de la condena, sino que a la definitiva ejecución y destrucción del cuerpo se le podía oponer la salvación del alma. 68

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Litomysl, 1641: 12) El educador, al castigar, no se debía mostrar colérico, irritado o imprudente ni con el alumno ni con sus padres, porque para cumplir su función educativa y alcanzar algún beneficio, los castigos debían ser justos, animados por la caridad, moderados, apacibles, firmes. 70 A su vez, no se trataba de avisar y castigar cada falta mínima que cometían los alumnos, sino que las exhortaciones y las correcciones debían producirse cuando se convertían en “inclinaciones y faltas que alguien suele cometer a menudo”. Calasanz reglamentó la administración misma de los castigos: (1º) “A los maestros no les está permitido pegar a los alumnos con sus propias manos, sin permiso del Superior; lo que no sólo debe referirse a las manos, sino también a cualquier otro instrumento”. (2º) El encargado de castigar es el Prefecto, según su prudencia, a los escolares que le indiquen los maestros. (3º) El castigo consiste en dos palmadas o un caballo y mulas de cinco azotes71, siempre sobre la ropa del alumno; (4º) No está permitido a ningún maestro castigar a alumnos de otra clase, castigar en el comedor y someter a los alumnos a ayuno de pan y agua, pegar sobre la carne desnuda. (5º) A los maestros que se muestren demasiado rígidos en la corrección de los alumnos, se les prohibirá absolutamente castigar, con orden de enviarlos a Corrector o Prefecto de disciplina.72 “La corrección se inscribe a partir de ahora en la misma actividad del aprendizaje y juega por lo menos una doble función: gratificar y sancionar. Los escolapios organizaron toda una microeconomía de los premios y de los ejercicios escolares que facilitarán una diferenciación continua y una penalidad que no se dirige tanto a los actos en sí mismo cuanto a los individuos mismos, a sus aptitudes y virtudes. (…) “Esta penalidad jerarquizante permite distribuir a los alumnos según su conducta y en consecuencia según lo que podrá hacerse con ellos cuando salgan de la escuela. Formar ciudadanos útiles a sí mismos y a la nación implica ejercer una presión constante sobre los alumnos para que se sometan a la subordinación, sean obedientes, atentos en sus estudios, exactos en el cumplimiento de sus deberes y obligaciones.”73 (VARELA, 1981: 180) 4.9. MÉTODO SIMULTÁNEO: “Pongan toda diligencia en conducir a los alumnos a la escuela, al oratorio y a la frecuencia de los sacramentos y vea de hacer una sola clase, si bien a dos o tres más diligentes podrá dar a estudiar tres o cuatro líneas más de latín que a los demás; pero todos deben oír y estudiar las mismas lecciones y no tenga escrúpulo en enseñar cómo le parezca más conveniente, pues así creo yo que debe proceder” (CARTA. 28 noviembre 1625)  El número de alumnos que un maestro podía adoctrinar, debía permitir llegar con sus lecciones convenientemente a todos.74 Una vez que fue adoptado el sistema de clases separadas para cada edad y para diferentes contenidos, se siguió como necesaria consecuencia la introducción del método 70

Parece ser un tema recurrente en los Reglamentos, pero sobre todo en las Cartas dirigida a los miembros de la Orden y a los Directores de las Escuelas Pías (entre 1625 y 1640). Seguramente le tema de los castigos – tan frecuente en las escuelas del momento necesitaba una definición clara en el contexto de la inspiración religiosa y del nuevo sentido de la escuela. Cfr. CAHUANTZI Antón, o. c. 71 La expresión caballo o mula hace referencia a la posición del culpable a la hora de recibir los azotes o las palmadas. 72 Cfr. RODRIGUEZ ESPEJO Manuel, Op. Cit. 73 En esta línea es mucho más explícito COMENIO para quien los racionalmente educados pueden ser racionalmente gobernando, herencia que asumirá el despotismo ilustrado. 74 Son frecuentes las cartas haciendo la correspondiente distribución y amonestando por haber admitido más alumnos de los que los maestros pueden atender. Si los alumnos son muchos no pueden ser bien enseñados, siendo en tan gran número: “hará poco un maestros que intente enseñar a cincuenta”. (CABALLERO V.1945: 239) Sin embargo los testimonios – CUBELLS SALAS Francisco: 151 – mencionan cursos de 60 ó 70 alumnos, sugiriéndose en estos casos la ayuda de los alumnos aventajados.

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denominado simultáneo: todos en cada clase debían ser instruidos al mismo tiempo, en la misma materia y por el mismo maestro. (SANTHA G., 1956: 307) Al sistema simultáneo se le sumó el sistema mixto75 que se hacía cargo de la enseñanza y del control individual. Para ello se reproducía el conocido modelo jesuita (que no será ajeno a las definiciones didácticas de Comenio) con el uso de decuriones 76 encargados de su sección respectiva y una variedad de obligaciones que permitían al maestro atender a una sección mientras los demás estaban ocupados en prácticas o revisiones que no exigían inmediatamente la intervención del maestro. “En las escuelas inferiores, mientras una sección lee ante el maestro, la otra se dedica a estudiar la lección o a escribir; mientras se corrige la escritura de los unos, otros se entretienen en otra ocupación”.  Un criterio metodológico de similar inspiración y origen se observaba en las clases superiores ya que era costumbre dividirlas en dos bandos o secciones: Romanos y Cartagineses, Pars Pía et Pars Angélica, Equites et Pedites, Legio Velox et Legio Florens. En todas ellas la competencia era progresiva y alguien terminaba siendo designado Emperador y se convertía en un auxiliar privilegiado del educador, especialmente para el repaso y la revisión de las lecciones.(CABALLERO V.1945: 242 y 247) La competencia permitía darle mayor poder de adaptación al método simultáneo porque a la hora de exponer lo estudiado y aprendido, cada uno podía rendir según sus capacidades, al enfrentarse con quienes tenían su mismo nivel, facilitando la posibilidad de emulación, porque no se descartaba – como en el original de los jesuitas – el desafío a quienes ocupaban posiciones superiores. “Estimulará con premios la inteligencia de los niños, nombrando a un niño Emperador y dándole, por el tiempo que dure su mandado, el privilegio de no ser azotado y el de conceder dos o tres gracias a los alumnos que merecen ser castigados” (Reglamento de Litomysl: 6, 7) 77 4.10. GRADUALIDAD:  Las escuelas graduadas son las que, conservando su unidad orgánica, constan de varias clases en salones separados y con sus respectivos maestros cada una, advirtiendo que las clases son parte de un mismo todo, puesto que sus programas están concebidos y redactados bajo el principio de unidad y gradación ascendente a que debe responder la clasificación intelectual de los niños, a fin de que entre ellos exista homogeneidad en cada grado o clase de la escuela. Aunque la experiencia de escuelas graduadas pertenece al siglo XVI, Calasans es el primero que distribuye en grados diversos (con enseñanza simultánea) la enseñanza primaria, aún cuando las restantes escuelas seguían trabajando con un maestro y un grado único.78 La división permitía al mismo tiempo: la graduación y escalonamiento de los contenidos, y la atención diferenciada al desarrollo físico, intelectual y moral propio de cada una de las edades, evitando las mezclas nocivas entre alumnos de diversas edades.  El diseño curricular de las Escuelas Pías, el plan completo de estudios reconocía nueve clases (una introductoria, cuatro de primera enseñanza y cuatro de latinidad), numeradas en orden inverso y el paso 75

SANTHA (1956: 308) afirma que el sistema mixto pudo haber sido utilizado excepcionalmente por Calasanz, ya que en realidad fue aprobado a partir del Capítulo General de 1694. 76 Los decuriones según SANTHA G. (1956: 360 – 362) eran alumnos pero en sus funciones pertenecían al personal docente y contribuían a la eficacia del trabajo de los Padres y maestros, tanto en el control disciplinario como (en menor grado) en lo didáctico. 77 CUBELLS SALAS Francisco, op.cit. 143 y 147. Allí se menciona que esta lucha por los honores y los reconocimientos podía convertirse en una justa anual de la que participaban todas las escuelas de la ciudad, compitiendo sobre la enseñanza de la doctrina (catecismo): el ganador era proclamado Emperador de todos. 78 Todavía en 1646, se registran prácticas y disposiciones en las que se trata de poner cierto orden a las aulas únicas, en las que se clasifican los alumnos según la etapa del aprendizaje en la que se encuentran. CUBELLS SALAS, op.cit. 137

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sucesivo desde la novena a la primera se hacía a través de sucesivos exámenes: (9ª) De la Santa Cruz: enseñaban a santiguarse y a conocer las letras y las sílabas; (8ª) Del Salterio: aprendían a leer mecánicamente, usando el libro de los Salmos o el Breviario Latino; (7ª) Lectura corrida de la lengua vernácula; (6ª) Completaban la anterior, sumando a la lectura la comprensión de su contenido; (5ª) Se ocupaban de los rudimentos de la escritura, las operaciones fundamentales de la matemática y las primeras nociones del latín y de la gramática; Calasanz insistía mucho con la enseñanza, la ejercitación y el correcto uso de la caligrafía en los escritos de los escolares;79 (4ª) Gramática inferior en la que se desarrollaban las declinaciones, las conjugaciones y las concordancias: (3ª) Gramática media con el conocimiento de verbos, formación de frases y conversaciones en latín: (2ª) Gramática superior en la que aprendían el resto de la gramática y leían textos de Cicerón; (1ª) La clase superior de Latín en la que se enseñaba la retórica. En algunas escuelas el número de grados se reducía a siete clases o menos, y, con posterioridad, llegaron a ser doce las clases graduadas. 80 2.4.11. HORARIO DE CLASES:  Las horas de clase eran seis y era norma común que se aplicaba en todos los colegios y escuelas. El rígido horario escolar se manejaba con el sonido de las campanas (“Procuren que se observe puntualmente los tiempos de tocar la campana de la escuela a la mañana”): para el inicio, dos campanadas precedían el ejercicio de las escuelas: el primero servía para llamar a los niños e irlos reuniendo en sus respectivas clases bajo la vigilancia del Prefecto, debiendo también bajar los maestros antes que transcurra la media hora acostumbrada entre los dos toques. En ese primer momento los alumnos repasaban y recitaban las lecciones acompañados y controlados por los más aventajados (decuriones) que se encargaban de informar a los maestros responsables. Al segundo toque de campana se daba comienzo a la clase, con las preces que eran de costumbre de la que participaban los maestros y los discípulos, vueltos hacia la imagen religiosa que presidía la clase, descubiertos y de rodillas. Las clases duraban dos horas y media, interrumpiéndose para algún otro tipo de ejercicio, juego y oraciones.81 Al concluir la jornada escolar, cada maestro acompañaba a la Iglesia a sus discípulos, que debían ir de dos en dos, con modestia y en silencio. Luego se los enviaba a sus casas, según es costumbre, sin ruido y sin confusión. Los maestros eran encargados de garantizar el regreso, acompañándolos hasta sus domicilios: “según es costumbre, serán acompañados a sus casas, para 79

Cfr. También GINER GUERRI (1985:76) FOUCAULT M. (1989: 156) establece la correlación entre el ejercicio de la caligrafía y el disciplinamiento del cuerpo; citando a Juan Bautista de La Salle, señala: “Un cuerpo bien disciplinario forma el contexto operatorio del menor gesto. Una buena letra, por ejemplo, supone una gimnasia, toda una rutina cuyo código riguroso domina el cuerpo por entero, desde la punta del pie a la yema del dedo índice. Hay que tener el cuerpo derecho, un poco vuelto y libre del lado izquierdo, y un tanto inclinado hacia delante, de suerte que estando apoyado el codo sobre la mesa, la barbilla pueda apoyarse en el puño.(…) Hay que dejar una distancia entre dos dedos entre el cuerpo y la mesa; porque no sólo se escribe con más rapidez, sino que nada hay mas perjudicial para la salud como contraer el hábito de apoyar el estómago contra la mesa; la parte del brazo izquierdo desde el codo hasta la mano, debe estar colocada sobre la mesa.(…) El maestro hará conocer a los escolares la postura que deben adoptar para escribir y la corregirá, ya sea por señas o de otro modo, cuando se aparten de ella.”. En las ilustraciones, FOUCAULT ofrece en la lámina nº 8: El modelo de escritura asociado a la posición de la mano tomando la pluma y la correcta posición del cuerpo sentado frente al escritorio. 80 De hecho, SANTHA G. (1956: 290 y 294) recogiendo la información de las diversas Escuelas Pías del período fundacional – y mencionado la división presentada - propone el siguiente esquema: (1) Escuela de leer, (2) Escuela de escribir, (3) Escuela de ábaco, (4) Cuarta de Gramática, (5) Tercera de Gramática, (6) Segunda de Gramática, (7) Primera de Gramática, (8) Escuela de humanidades, (9) Escuela de retórica y poética. Obsérvese el amplio uso del término escuela asociado a clase. Este juego de la parte por el todo y del todo por la parte recuerda las puntualizaciones de DUSSEL – CARUSO (1999: 83) y el juego de las metáforas y metonimias. 81 CUBELLS SALAS Francisco, op.cit. 139. No queda claro en las referencias consultadas si existía algún recreo que dividiera las obligaciones de cada una de las clases. Se habla del sonido de las campanas, del cambio de tarea y del uso de las oraciones como recursos para separar tramos diarios de actividades.

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que no se entretengan en jugar por las calles y perder el tiempo.” (CABALLERO, 1945: 246,249) La responsabilidad educativa de las escuelas y de los educadores no concluía en el aula sino que se prolongaba fuera del encierro, en el trayecto que comunica con cada uno de los domicilios de los escolares.82  Los escolapios propusieron una práctica pedagógica que se adecuaba en gran medida a los intereses de los forjadores de ciudadanos. Al introducir la educación de los pobres, cambiaron la enseñanza tradicional para lograr retenerlos, organizaron el espacio escolar de forma seriada: cada alumno tenía un puesto fijo en la clase y eso permitió un control individual de cada uno y el trabajo simultáneo de todos. La escuela aplicaba una nueva organización del tiempo de aprendizaje y comenzaba a funcionar como una máquina de enseñar83, pero también de vigilar, de recompensar, de jerarquizar. Se estableció la vigencia de un método universal: “Establezca en su escuela un orden y una subordinación constante, dividiendo los niños en tres clases, que se distingan por sus progresos, libros que lean y lugar en que estén sentados y nunca por la nobleza o riqueza de sus padres”. (P.F.SCIO,III: nº1) De esta manera el tiempo de la escuela adquirió su propia autonomía y se separaba del tiempo de los adultos, creando una pedagogía del detalle. No se trataba solamente de aprender sino también de modelar comportamientos educando cuerpos obedientes y morales, a través de un riguroso sistema de control. “La escuela de los Escolapios, escuela del silencio, de la escritura, de los ejercicios escolares, de la disciplina será el modelo a partir del cual emergerá la escuela pública nacional”. (VARELA, 1979: 180 - 181)  Aunque se hace referencia a un educador encargado de mantener la disciplina en los patios de las Escuelas (El prefecto del Patio), tarea que se asociaba a quienes custodiaban a los escolares antes de autorizar el ingreso efectivo a la Escuela y a las aulas, sin embargo, SATHA G. (1956: 356 y 647) señala la presencia de paseos recreativos y salidas al aire libre, diversas formas de paseos y recreación, pero no hay registro alguno de intervalos destinados a los recreos entre las diferentes clases: las lecciones diarias duraban tanto de mañana como por la tarde dos horas y medias o – como máximo – tres horas. Solamente los internos del Colegio Nazareno disponían de un recreo después del almuerzo y otro después de la cena, ambos de una hora de duración. 4.12. CALENDARIO ESCOLAR Y EXÁMENES:  El poder de la norma es fácilmente operativizable en un sistema de igualdades formales, ya que sobre la homogeneización natural (fruto del nacimiento) se operan las diferencias. Los exámenes regulares de los Escolapios se convertían no solo en un instrumento para calificar el aprendizaje sino también en uno de sus elementos constitutivos. El examen aparecía como un procedimiento objetivo de valoración del saber, pero también una actuación del poder, un método de control y dominación: el poder registraba al alumno, le asignaba una nota, lo convertía en un caso y le daba una ubicación en el sistema (grado) y en espacio (aula).(VARELA, 1979: 180) En las Escuelas Pías había dos tipos de exámenes: los de admisión y los de promoción (cuatrimestrales o semestrales) Para los primeros es bueno recordar que José de Calasanz definió el criterio de gradualidad y lo puso en práctica en su experiencia Romana: “A medida que vayan presentándose los niños para su admisión, serán examinados para irlos colocando en aquellas clases y con aquellos maestros que según los conocimientos antes adquiridos les convengan” (CABALLERO V.1945: 238239) Era el encargado el Prefecto de estudios quien recibía a los nuevos alumnos y determinaba mediante exámenes el grado al que debían incorporarse. Para los restantes exámenes se debe aclarar que regían para todos, pero no había un calendario único y riguroso de acreditación y de promoción (cada grado = un año escolar): las clases se iban escalonando y respondiendo a la solicitud, la capacidad y el empeño que 82

Un amplia desarrollo del horario y de los criterio para su organización puede verse en SANTHA G., 1956: 371 – 382) ¿Los reglamentos serían como los instructivos que tienen las máquinas para que puedan ser usadas por los usuarios o sus aplicadores? 83

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mostraban los niños de mejor ingenio y más aplicación, los mismos podían ir pasando a las escuelas o aulas superiores, mediante exámenes cuatrimestrales, evitando el aburrimiento, el estancamiento o a la pérdida de tiempo. Sin embargo los exámenes tenían un lugar en el calendario anual: para pascua, en otoño, a mediados de agosto, antes de las vacaciones (que comenzaban el 18 de octubre), o los primeros días de noviembre, fecha de inicio del nuevo curso. Las fechas podían variar según las disponibilidades de las aulas, el mobiliario, o ciertas necesidades propias del contexto en el que cada colegio funcionaba, pero siempre existía la posibilidad de la promoción obedeciendo a las condiciones y capacidades de los alumnos. 84  El período de vacaciones era muy breve (apenas 15 días), pero se compensaba con la abundancia de los días festivos durante el curso escolar, impuestos a todas las escuelas de Roma y, posiblemente, de Italia. Del total del año, 244 días estaban destinados para la escuela, pero sólo 195 representaban obligaciones completas, ya que 55 comprometía sólo la mañana. De la totalidad de los días de fiesta, 31 de ellos eran sin obligación de asistir al oratorio (aunque sí a la Misa) y sólo 13 días (de San Lucas a la Conmemoración de los Fieles difuntos) eran sin ninguna obligación escolar. (SANTHA G., 1856: 383) 85 4.13. REGISTROS ADMINISTRATIVOS DE LA ESCUELA:  Cada maestro – en todas los colegios y escuelas - debía llevar tres libros: (1º) Libro de matrícula, donde se consigna el nombre del niño y de sus padres, con su domicilio, lugar de nacimiento, clase en la que se lo inscribe, nombre del maestro; (2º) Libro de asistencia a clase : con aviso a los padres y responsables por las repetidas faltas, antes de darle la baja (y para certificar eventualmente las razones por las que el alumno no aprende); (3º) Libro destinado a las calificaciones. Los libros eran supervisados por el Rector o Prefecto de estudios. (CABALLERO V.1945:240. ASIAIN, 1990) 4.14. ELEMENTOS ESCOLARES:  Se recomendaba la presencia de los libros, especialmente en las clases superiores: “En cuanto a los libros de texto es necesario que los que reciben las clases de latín, sobre todo los mayores, tengan los libros necesarios para cumplir con su obligación”. Para las clases inferiores los alumnos disponían de una pequeña tabla para escribir y en el aula se instalaban – en las paredes - cartelones que reproducían las hojas o los libros que los alumnos poseían para uso personal, lo que facilitaba el trabajo coordinado del maestro, simultáneo con la totalidad de los alumnos. En los cartelones colgados ofrecían el alfabeto para que el maestro avanzara señalando con el puntero las letras, las sílabas y la secuencia formación de las palabras. 4.15. ARQUITECTURA ESCOLAR:  Calasanz interesando en velar por la salud de los maestros y de los alumnos ponía como condición para aceptar nuevas fundaciones un edificio adecuado para los requerimientos de las Escuelas Pías. (SANTHA G., 1956: 394 – 403) Le interesaba tanto la estructura del edificio como la ubicación del mismo. Prefería una ubicación céntrica que facilitara la cómoda concurrencia de los alumnos. Nunca los quiso alejados de la ciudad, aunque muchas veces eligió o aceptó el centro de los barrios más pobres de las grandes urbes. Por otra parte exigía disponer de un parque o jardín y agua corriente para uso de los escolares. Interesado en brindar las mejores condiciones para sus escolares, procuró aprender en los libros de arquitectura conocimiento referentes a la edificación para guiar los trabajos que se iban realizando en las diversas obras. Acostumbraba a mandar él mismo el proyecto y el diseño para guiar la construcción de la nueva escuela. Es curioso observar como la escuela que Calasanz tenía en su mente y en su imaginación se concretaba en sus 84 85

Cfr. SANTHA G., 1956: 311 Cfr. CUBELLS SALAS Francisco, op.cit. 139 que remite a los estudios documentales de G. SANTHA

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fundaciones, se organizaba en sus reglamentos, se hacía efectiva en la elección de sus maestros y se consolidaba en una estructura edilicia que respondiera a sus principios pedagógicos.  Lo guiaban algunos criterios fundamentales: (1º) la escuela debía estar separada de la residencia de los Padres escolapios; (2º) toda la escuela debía tener comunicación con la iglesia; (3º) debía disponer de un portón cómodo y amplio destinado al uso exclusivo de los alumnos; (4º) el ascenso a las diversas plantas debía hacerse a través de escaleras buenas, anchas, seguras; (5º) todas las aulas debían disponer de un piso o pavimento enlosado; (6º) además de las aulas para cada una de las clases debía existir una disponible para la enseñanza de la doctrina religiosa; (7º) debía existir un salón para recitales, academias, ejercicios literarios, oratorio; (8º) no podían faltar el despacho para el prefecto, con comodidades para recibir a los padres de los alumnos; (9º) las aulas debían disponer de una amplitud que permitiese el trabajo cómodo del maestro y de sus alumnos; (10º) las aulas estaban presididas por un crucifijos, debían estar bien ordenada y ventiladas y adornadas con carteles, muestras caligráficas e imágenes; (11º) en el atrio de la escuela debía estar – como lo hemos anticipado – el reglamento vigente; (12º) los baños debía estar divididos por secciones y ser – en número – adaptados a las necesidades de los escolares86; (13º) los alumnos debían disponer de agua abundante y segura para su consumo; (14º) no podía faltar un patio, parque o jardín para la recreación de los escolares.

05. CALASANZ Y LOS DEBATES DE LA MODERNIDAD  Finalmente, consideramos oportuno mencionar un aspecto histórico fundamental con incidencia indirecta en la constitución de la matriz eclesiástica. Existen en la vida de Calasanz y en las crónicas de las Escuelas Pías, dos presencias que marcan diferencias con respecto a la absoluta subordinación a los preceptos eclesiásticos y a la función de las escuelas como prolongación unívoca y necesaria de la contrareforma. Se trata de GALILEO GALILEI y de TOMASO CAMPANELLA. Ambos habitaron el complejo mundo de las ideas y de las censuras en la segunda parte del siglo XVI y la primera del siglo XVII, coincidiendo con la existencia de CALASANS y el nacimiento de su obra. Resultan llamativos y extraños los vínculos establecidos, y sin embargo cuando se los analiza, se encuentran razones para valorar la apertura y la modernidad del pensamiento del fundador. Tanto el hombre de ciencia (Galileo) y el religioso dominico devenido en filósofo perseguido (Campanella) fueron contemporáneos además del Juicio y de la Condena de Giordano Bruno (1548 - febrero de 1600), no desconocieron los riesgos de la libertad del pensamiento y sufrieron – en sí mismos - persecuciones, juicios, pedidos de retractación y cárcel. Es curioso que la amistad se haya producido al calor de la labor específica de cada uno de ellos: la enseñanza de la Ciencia por parte de Galileo y la enseñanza de la Filosofía por parte de Campanella, la vocación por la educación escolarizada por parte 86

Lo movían dos motivos: los morales para asegurarse que no había cruces de edades que pusieran en peligro las buenas costumbres, y la higiene, porque consideraba la salud de los alumnos y el cuidado de su cuerpo como parte fundamental de su educación. Una de las funciones asignara era la del Encargado de mantener siempre limpio lo retretes. (SANTHA G., 1956: 644. Destina una buena parte del de desarrollo al Cuidado de la salud del educando y a la educación física. (644 – 665)

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de José de Calasanz. Y no es menos significativo que por diversas razones todos hayan debido rendir cuenta de sus ideas y de sus proyectos ante el Tribunal del Santo Oficio.  TOMASSO CAMPANELLA escribió su dialogo poético entre el Gran Maestre de la orden de los Hospitalarios y un Almirante genovés huésped suyo (utopía renacentista): La imaginaria Ciudad del Sol. Idea de una República Filosófica, en la cárcel de Nápoles, en 1602 87 cuando recién se reponía de las torturas recibidas. El manuscrito fue entregado a un amigo que tenían vínculos y simpatía con las nacientes Escuelas Pías, pero recién fue publicado en 1633 en Frankfurt. A lo largo de la obra Campanella se interesó por el tema y el problema de la educación, aunque lo hizo con la absoluta libertad de quien observando la realidad lamentable de su tiempo pretendía imaginarla de manera ideal a través de la construcción de una sociedad imposible, en la que se combinaba una visión idílica y espartana de la realidad: en la construcción de la sociedad le dedicó algunas páginas a la organización educativa de esa sociedad utópica. A pesar de ello, se observan en Campanella algunos rudimentos de la concepción de la educación que se respiraba en el siglo XVII, aunque su apertura a las ciencias y a los conocimientos parece más una conquista asociada con la figura de Comenio que con las propuestas de las escuelas Pías. Cuando Campanella fue hecho prisionero (otoño de 1599), Calasanz luchaba por llevar adelante sus primeras experiencias pedagógicas. Recién en 1624, Campanella menciona en una carta la presencia de los Escolapios. En 1626, se estableció la primera Escuela Pía en Nápoles y Campanella fue liberado de manera definitiva en 1628. Es muy probable que en esta relación haya incidido la figura de Galileo Galilei, un amigo de ambos, a quien Campanella había defendido en su Apología pro Galileo, en 1622. El florentino era un hombre de ciencia vinculado con los Escolapios que entablaron una profunda relación con él y con su producción científica (algunos miembros de la orden fueron sus alumnos) y hasta lo acompañaron – respondiendo a su pedido expreso y atendiéndolo en la prisión - cuando se produjo la condena del Santo Oficio. Campanella tomó efectivo contacto con la orden en el Colegio de Frascati entre los años 1631 y 1634, lugar en el que seguramente se encontró con José de Calasanz y en donde fue invitado a contribuir en la formación religiosa de los miembros de la sociedad y los futuros maestros. A ese período pertenece su Apología de las Escuelas Pías (Liber apologeticus contra impugnantes Institutum Scholarum Piarum): está constituido por un prefacio y dos capítulos (uno dedicado a los políticos y otro a los religiosos), redactado siguiendo el modelo de las quaestio medievales: presentación de las objeciones, exposición del argumento central, fundamentación y defensa, y respuesta puntual a cada una de las objeciones. “Nunca el mundo ha recibido con gusto, desde un principio, a los que Dios ha suscitado como fundadores de grandes obras útiles para beneficio de los mortales. (…) Hasta nuestro Señor Jesucristo confirmó esta verdad en el patíbulo de la cruz. Los que siguiéndolo a El han fundado Ordenes religiosas nuevas han sufrido oposiciones no pequeñas de parte de los mismos cristianos (…) No es, pues, de admirar que en nuestro tiempo el Instituto de las Escuelas Pías, utilísimo a la república y a la religión, sea perseguido por los seglares y por los religiosos”.88  Las coincidencias entre CAMPANELLA y CALASANZ son evidentes, ya que defienden los aspectos verdaderamente originales de las Escuelas: la universalidad de la propuesta, al dirigirse a los políticos, y la integralidad de la educación al enfrentar a los hombres de la Iglesia. 89 En la Apología explica el filósofo el carácter innovador y avanzado de la obra calasancia. A los que amparándose en Aristóteles defendían la ignorancia del pueblo y atacaban al educador por enseñar las ciencias a los pobres, diciendo que creaban un elemento perturbador en la República y en la sociedad, Campanella les dirá: La ciencia es perfección del 87

Cfr. CAMPANELLA TOMASO en Utopías del renacimiento (1980. 141 – 231) SANTHA G. (1956: 721 - 739) CAMPANELLA T., Libro apologético contra los impugnadores de las Escuelas Pías. 89 GUILLEN Fernando (1990), ¿Existe una pedagogía calasanciana?. Apuntes sobre las relaciones entre Campanella y Calasanz. 88

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alma y del género humano; luego, cuanto más se extienda más se perfecciona y corresponderá más, y el mismo Aristóteles llama tiranos a los que quieren tener un pueblo ignorante para hacer el mal impunemente sin ser reprendidos, por lo cual la depravación de los trabajadores proviene de la falta de sabiduría. Campanella sintetiza y presenta los argumentos contra Calasanz, según los seglares o políticos de la República: (1º) “Dicen los seglares que las Escuelas Pías perjudican a la república, porque el aumento de religiosos sustrae el pan a la república, puesto que no trabajan y viven del trabajo de los demás”; (2º) “Si la república ha de existir, necesita agricultores, artífices, soldados y siervos. Las Escuelas Pías la privan de estos elementos y conservadores o, al menos, los disminuyen, pues enseñando las letras a los pobres, a los villanos y a los plebeyos, los apartan de los servicios y de la república, y los inclinan a la ciencia, al monacato y a las carreras”; (3º) “Además, se altera el orden de la república, puesto que los senadores y los patricios habrán de dedicarse a la agricultura, al comercio y a los oficios”; (4º) “Además, Aristóteles enseña que en la sociedad hay que distinguir entre nobles y siervos y que no se consiente el tránsito de éstos a aquéllos; pero las Escuelas Pías enseñan las ciencias a los miserables y a los pobres, con lo cual se perturba la república”: (5º)”Además, hay que suprimir de la sociedad todo lo inútil: las Escuelas Pías son inútiles (porque monjes, frailes, clérigos y jesuitas tienen el mismo ministerio) luego las Escuelas Pías son superfluas y hay que suprimirlas”. Por su parte los argumentos de los Religiosos, hombres de la Iglesia son: (1º) “No sólo son superfluas las Escuelas Pías, sino también nefastas, porque los discípulos de los jesuitas se vuelven contumaces con la esperanza de pasar a las Escuelas Pías, si no los tratan como es su voluntad”. (2º) “Además abandonan el primer instituto en bien de los pobres y los pequeños al querer enseñar las ciencias, lo que ya hacen los jesuitas; por lo cual se les debe obligar a que se contenten con la gramática, y no pasar más adelante”; (3º) “Además prohibirles estudiar las ciencias mayores, aunque no tuviese que enseñarlas”; (4º)”Además, sucederá que se harán los negligentes en la enseñanza y en las atenciones a los pequeños”; (5º) “Además, o serán elevados a las ciencias todos o ninguno; si todos, se seguirán los absurdos que se han dicho antes; si algunos, vendrá la emulación y la discordia”; (6º) “Además, algunos se quejan de que los maestros de las Escuelas Pías oyen confesiones, predican al pueblo y fundan congregaciones y eso impide mucho mas el beneficio de los pobres y aumentará la superfluidad de las funciones a que se dedican continuamente otros regulares y doctores”; (7º) “Además está prohibido, aun a los Dominicos el estudio de los libros de los filósofos y doctrinas de los gentiles; les bastaría la lectura de los sagrados cánones y de algún libro moral, como hacen los miembros de las otras órdenes religiosas”. 90 90

SANTHA G., (1956), op.cit.: 724 – 739. Las sucesivas tandas de opositores surgían de todos los sitios: las autoridades de la Iglesia, los maestros desplazados, las autoridades civiles, los miembros de otras órdenes religiosas. Así por ejemplo, en 1630, los Dominicos y los Superiores de otros cuatro conventos apelaron a la vigencia de Bulas apostólicas para rechazar la fundación de algunas Escuelas Pías, negándoseles la autorización que el documento establecía. No fueron ajenos los problemas desde el interior de la misma Orden: entre 1637 y 1641 apareció el Memorial de los 21 reclamantes, escrito que reproducía y ampliaba el Memorial de los inconvenientes de 1630. Las situaciones de oposición interior y exterior llegarán a su punto máximo entre 1641 y 1646 (P. Mario Sozzi, Mons. Albizzi, P. Cherubini). En general las oposiciones internas estuvieron fomentadas o respaldadas por autoridades eclesiásticas externas y – en numerosas oportunidades – por miembros del Santo Oficio. José de Calasanz muere en 1648 sin lograr aquietar los conflictos y sin resolver los conflictos que pretendían disolver o desjerarquizar la Orden de las Escuelas Pías. Las numerosas cartas de José de Calasanz muestran el contraste entre el esfuerzo interior por mantener y fortalecer la Orden, y las duras acusaciones de quienes se le ponen: “Las cosas de nuestra religión van como de costumbre y los que

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 Mientras los hombres públicos y los políticos apuntaban a la supresión de las Escuelas y de la Orden por superfluas y nocivas, los religiosos buscaban resguardar la ortodoxia, reduciendo la misión al simple ejercicio de la tarea de enseñar en las escuelas, limitando el acceso a la filosofía y a la ciencia, y al ejercicio del sacerdocio. A Campanella, las acciones educativas (universales e integrales) de Calasanz le permitían imaginar la posibilidad de realización efectiva de sus utopías reformistas, por lo que al defenderlo, contribuía a fortalecer el mundo de sus ideas. Las Escuelas Pías tuvieron grandes enemigos y detractores, y debieron que soportar durante medio siglo fuertes tensiones internas y externas que provocaron finalmente – diez años después del Liber Apologeticus escrito por Campanella - la destitución del Calasanz del cargo de General de la Orden que él había fundado. La misma congregación fue rebajada de categoría y estuvo en peligro de desaparecer completamente. La ayuda anticipada brindada por el filósofo contribuyó a rescatar el verdadero sentido y la trascendencia de la obra del fundador. (CABALLERO V. ,1945: 470)  Con respecto a GALILEO GALILEI, debemos recordar que fueron los sacerdotes escolapios, seguidores del José de Calasanz los que acompañaron a Galileo en sus últimos días. Los había conocido cuando acudieron a él para perfeccionarse en las ciencias fisicomatemáticas. Y fue el mismo Galileo el que demandó la presencia de algunos de ellos para tenerlos como compañía permanente. Y curiosamente no pudieron rodearlo y acompañarlo en su muerte – en Florencia - porque estaban defendiéndose – también ellos - de las acusaciones ante el tribunal del Santo Oficio (Roma, 8 de enero 1642). Sin embargo la defensa y la ayuda que los escolapios prestaron a Galileo fueron utilizadas por los enemigos de Calasanz y de su obra, en los procesos que le abrieron. Una denuncia presentada ante el inquisidor de Florencia por el P. Mario, referida al escolapio Francisco Michelini, que sería el sucesor de Galileo en la cátedra de matemáticas, afirmaba: “El P.Francisco Michelini, de las Escuelas Pías, sostiene también que la tierra se mueve y el sol está parado, teniendo de tal manera firme esta doctrina y otras del Sr. Galileo, que todas las demás considera falsas y sin valor alguno, siendo muy contrario a Aristóteles, llamándole ignorantisimo y al Sr. Galileo oráculo, y tiene sus opiniones por oráculos, exaltando a dicho Galileo como primer hombre del mundo, con otros títulos magníficos y grandes, no solo el P: Francisco, sino también los PP. Ambrosio Clemente Settimi, Carlos Conti y Angel Morelli, como alumnos suyos piensan y sienten lo mismo, y lo dicen y se glorían todos los mencionados Padres de ser los más sabios e inteligentes de todos, burlándose de todos los demás religiosos y teniéndoles por ignorantes. (...)Muchas veces, hablando conmigo de las doctrinas y opiniones del Sr. Galileo y particularmente que la tierra se mueve y el sol está quieto, teniéndola por tan verdadera, aunque haya sido condenada por falsa, que se le escapó de la boca que Su Santidad había hecho injusticia al Sr. Galileo al condenarla... movido también, por los enemigos de dicho Sr. Galileo, particularmente los Padres Jesuitas..(...)Dice el P. Clemente que el mundo no ha tenido principio y que todas las cosas son creadas y gobernadas y reguladas por los cielos y no hay otro creador ni gobernador. El P. Ambrosio dice que todos los cuerpos están compuestos de átomos. Y afirmó que no hay colores, lo cual sería contra uno de los 'accidentes que se admiten en torno al Santísimo. Además de todo eso, si Usted investiga, hallará otras opiniones extravagantes, más propias de Ateos que de Cristianos” (CABALLERO V.1945:473; GINER GUERRI, 1992) 91 gobiernan se gloría de que las cosas no han ido nunca tan bien como ahora... [pero] algunos cardenales procuran la ruina total del Instituto”. Cfr.RODRIGUEZ ESPEJO Manuel, Calasanz habla de sus enemigos o los enemigos de Calasanz en sus cartas. 226 - 229 91 Las acusaciones del P. Mario – recurrente opositor surgido del interior mismo de la Orden – surgieron de los diversos enfrentamientos con los Sacerdotes Escolapios de Florencia, lugar en donde prosperaron los vínculos con Galileo: Este

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 Estas meritorias amistades de Calasanz reflejaban la amplitud de criterios y de pensamiento, asociado a una avanzada lectura de los evangelios, lo que lo llevaba a abrir las puertas de las escuelas a todos y a estrechar vínculos con quienes estaban acusados de heterodoxos; pero a la hora de las denuncias y de las acusaciones, obraron como antecedentes demasiado evidentes para avivar el fuego de su condena. Y, cuando finalmente la Orden de los Escolapios fue restituida a sus derechos habituales, quienes pretendieron un reconocimiento pleno de la Iglesia, a través del proceso de santificación del Fundador, se cuidaron de silenciar estos vínculos intelectuales que sirvieron de respaldo y de fortaleza a la constitución del proyecto de las Escuelas Pías. De alguna manera la condena fue doble: por una parte la Iglesia, en un primer momento, se resistió a reconocer la santidad de vida de José de Calasanz y a situarlo como el verdadero fundador y promotor de la educación y de las escuelas públicas, populares, gratuitas; y como contraparte, cuando la Iglesia accedió a su reconocimiento, sus hagiógrafos resaltaron unilateralmente sus virtudes religiosas descuidado otros aspectos vinculados con los conocimientos y las iniciativas del momento, eclipsando su figura en la Historia de la educación universal.  Es notable el paralelismo que se establece con el otro educador del siglo XVII, Juan Amos Comenio (1592 - 1670): ambos tuvieron contactos con representantes de la filosofía moderna: Calasanz (1558 – 1648) lo hace con Campanella (1568 – 1639) , mientras Comenio se encuentra con Descartes (1596 – 1650); ambos se asociaron a los proyectos de hombres de ciencias : Comenio con Francis Bacon (1561 – 1626) y Calasanz con Galileo Galilei (1564 – 1642); ambos tuvieron en sus manos o conocieron sendas utopías renacentistas: Campanella, La imaginaria ciudad del Sol, y Comenio, La Nueva Atlántica de Bacon… y ambos entendieron cenáculo de escolapios galileyanos tuvo su origen en los primeros momentos de la fundación de las Escuelas Pías en Florencia. El Padre H. Francisco Michelini se estableció en Florencia en noviembre de 1629: ya en Génova había profundizado en el estudio de las matemáticas, entrando en contacto personal o epistolar con amigos y seguidores de Galileo; trajo consigo cartas de recomendación de amigos de Galileo con las que se presentó enseguida al sabio anciano, así como también entró en el círculo de sus amigos florentinos. El incipiente prestigio conseguido por el H. Michelini por sus innegables dotes de matemático y su relación con Galileo y amigos, hizo que, además de las humildes clases de ábaco o de cuentas que daba a los niños de primaria en las Escuelas Pías, empezara en aquellos mismos locales otra escuela de Algebra o matemáticas superiores para jóvenes y adultos debidamente iniciados en tales materias, forzado por la intelectualidad y la aristocracia de Florencia. A tales clases asistían también jóvenes escolapios, interesados y alentados por los Superiores. Sabido es que al publicar Galileo en 1632 sus Diálogos fue recriminado por el Santo Oficio por desobedecer la sentencia que en 1615 le había prohibido escribir sobre la condenada teoría copernicana. Hubo nuevo proceso en Roma en la primera mitad de 1633, condenándosele como sospechoso de herejía, y las primeras penas que se le impusieron fueron conmutadas a fines del mismo año 1633 por un forzado retiro o reclusión domiciliaria en la villa, que tenía Galileo en Arcetri, junto a Florencia. Esta villa rústica era frecuentada sin objeción alguna por sus amigos, entre los cuales Michelini y los demás escolapios. En 1638, Michelini había sido llamado a palacio para dar lecciones de matemáticas a los príncipes Juan Carlos y Leopoldo, hermanos del Gran Duque Fernando II, viéndose obligado a residir continuamente en la corte. Al dejar por necesidad la escuela de álgebra, le reemplazó el P. Clemente Settimi, adquiriendo desde entonces carácter de escuela pública. Además, desde que en 1637 Galileo quedó prácticamente ciego, Settimi solía pasar con él muchas horas a la semana sirviéndole de secretario. Mas pareciéndole poco, Galileo recurrió al Gran Duque para que consiguiera del P. General permisos más amplios para retener a su lado al P. Clemente, incluso de noche. Calasanz, con moderación y por respeto a las Constituciones, concedió que “cuando no sea suficiente al Sr. Galileo que el mencionado Padre se traslade a su villa una vez por semana, puede llamarle y ordenarle que lo haga más a menudo.” Autoriza la permanencia algunos días a la semana, pero no se le puede permitir que duerma continuamente fuera del convento. El acercamiento y estima de Calasanz y de algunos de sus hijos a las controvertidas figuras de Galileo y Campanella, ambos procesados por la Inquisición, es más bien una manifestación de apertura de espíritu y aprecio de la ciencia moderna en sí, y aun de las personas perseguidas, que un intento de implantar en la incipiente Orden sendas corrientes de alta cultura matemática y filosófica: no fue nunca más allá de una formación científica de base y para emplear preferentemente en la enseñanza primaria. (GINER GUERRI S., 1985)

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que la difusión del saber universal (el saber básico y las producciones de la filosofía y de la ciencia), así como la reforma social y moral, y la corrección de las costumbre debían realizarse a través de la educación y en el ámbito de la escuela. No renunciaron a las utopías (ya que el origen cristiano de sus ideas remite al relato utópico por excelencia) pero en lugar de limitarse a definir las condiciones necesarias de un mundo ideal, optan por construirlo a través de la transformación de cada uno de los hombres. Mientras Comenio interpretó que era prioritario definir las condiciones necesarias para la formación de las escuelas universales y obligatorias, con una consistencia argumental que lograra convencer a los responsables de los poderes eclesiásticos y civiles, José de Calasanz se fue desplazando de ciudad en ciudad fundando las escuelas necesarias y respondiendo con creatividad, orden metódico y trabajo a los requerimientos y a las urgencias de la realidad. Vivieron la misma realidad, tuvieron una mirada atenta para detectar los verdaderos desafíos de una sociedad en proceso de transformación profunda, coincidieron en el fin, aunque arbitraron metodologías diversas pero complementarias, y ambos contribuyeron en alto grado a alimentar la constitución casi definitiva de la matriz eclesiástica de la lógica de la escuela moderna.  Tal vez la originalidad de Calasanz consista en haber hecho acopio de todos los saberes disponibles: los específicamente religiosos, la tradición filosófica medieval, los aportes del humanismo, la nueva ciencia y los nuevos discursos filosóficos, y no haberse detenido en ellos, sino haber hecho un uso instrumental de los mismos: su sabiduría consistió en saber para qué los necesitaba, saber para quiénes los necesitaba: allí estaba el secreto, y esto lo convirtió – de manera anticipada - en un hombre de la ilustración que tomaba el precepto de Bacon y lo ponía al servicio de todos, especialmente de aquellos a quienes la ilustración nunca pensó incluir. Saber es poder y educar a todos es otorgar saber, es otorgar poder, el poder fundamental de determinar la propia vida. No le podemos pedir que realice otros saltos: por supuesto que su fin religioso fue el fin esencial y que en torno a él nada era negociable, pero los principios religiosos nunca anularon o silenciaron – aún con la expresa intervención del Santo Oficio – el verdadero saber (y su búsqueda y actualización) porque intuía el riesgo de perder la posibilidad de conocer y de dominar la realidad. Calasanz fue un hombre del barroco tironeado por la contra-reforma y con algunos recursos instrumentales propios del siglo XVIII. En algún sentido, menos universal que Comenio, pero más operativo y práctico que él. Y en sus manos la matriz de la escuela moderna fue moldeando los últimos detalles.

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ANEXO: OTRA SINTESIS DE LOS APORTES DE CALASANZ A LA FORMACION DE LA ESCUELA92 LUGAR DE LA ESCUELA

Después de recurrir a los maestros, al senado para que aumentara el sueldo a los maestros, a los poderosos para que se hicieran cargo de la educación de los pobres y desvalido...”fue el párroco de una Iglesia quien brinda a Calasanz dos cuartos continuos a la sacristía y la misma sacristía, gratuitamente y sin ningun interés, ofreciendo también su propia cooperación. (...) Se dio a comprar bancos y el necesario menaje para las escuelas; se hizo de tinteros, tintas, plumas, papel, libros; se proveyó de estampas, medallas, rosarios y otros regalos, y salió a buscar los niños que debían inaugurar las nuevas escuelas: buscaba a los mas pobres y desharrapados. Pudo inaugurar sus escuelas a fin de otoño de 1557” (1945:151) Hasta muy entrado el siglo XIX se le reconocía a los seguidores de Jose de Calasanz el haberse dedicado a la enseñanza gratuita de los mas pobres. (253)

MAESTROS

No es verdad que para la escuela para niños pequeños, todos los maestros son buenos. Si los maestros no tienen las cualidades adecuadas son muchos los niños que se pierden no solamente de las escuelas, sino de la vida misma. Deben eliminarse los maestros ignorantes, los orgullosos y sobre todo los ignorantes presumidos. El mismo era quien se interesaba en hacerse cargo de la educación de los más pequeños, costumbre que conservó cuando solía visitar casi diariamente todas las escuelas, manteniendo su preocupación por enseñar a los más pequeños y miserables. (1945: 153) En menos de tres años, los maestros a quien había solicitado ayuda y colaboración (sacerdotes) lo abandonaron; debió contratar algunos retribuidos a la espera de otros voluntarios, que también se cansaron y lo abandonaron. (163)

JESUITAS Y ESCOLAPIOS

“Digales a los padres que avisen a sus superiores de los jesuitas, asegurándoles que nuestras escuelas no les han de ocasionar ningún trastorno, porque la mayor parte de los discípulos serán de leer y escribir, y los de gramática irán luego a sus manos, por lo que se procurará que vayan bien instruidos y acostumbrados con frecuencia a los sacramentos”(1945: 168)93

ORDEN DE LA CLASE

El orden era la preocupación y lo que más recomendaba tratándose de las clases. Procuraba disponer las escuelas con mucho orden y mostrando particular interés por el aprovechamiento de los alumnos: asistencia de los alumnos, aviso a los padres, reglas claras y precisas expuestas para todos. A medida que van entrando en la clase, los niños hacen primero reverencia a la imagen que la preside, hecho lo cual se arrodillan ante la imagen y rezan, retirándose luego a repasar la lección: es el mismo ritual que practican al

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CABALLERO Valentín (1945), ORIENTACIONES PEDAGÓGICAS DE SAN JOSÉ DE CALASANZ. EL GRAN PEDAGOGO Y SU OBRA, COOPERADORES DE LA VERDAD. 2da. Edición. Madrid. Consejo Superior de Investigaciones científicas. 93 Pelean los hagiógrafos sobre la prioridad de su tarea. ¿Quièn osará negarle el título glorioso de primer apóstol de la enseñanza popular a José de Calasanz? Cuando un autor se refiere a La Salle, menciona: “la educación popular esperaba un creador y un legislador “ y La Salle (nacido 1647) fue la respuesta a las necesidades de Francia... pero Calasanz ya lo había hecho en el resto de Europa. (1945: 105)

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ingresar a la iglesia. Instrucciones a los maestros para el buen orden de la clase: todos los alumnos deben distribuirse según sus méritos y capacidades; el tiempo de las clases se halla perfectamente distribuido y graduadas esas mismas clases. El método o el orden en la enseñanza: algunos niños de agudo ingenio por el buen orden, las reglas y el fácil método de enseñar en menos de un año aprendían todos los preceptos de la gramática. Era necesario en todo adoptar el método más fácil, breve y útil. (1945: 212) Todos los que visitaban la escuela salían impresionados del orden que reinaba en ellas: centenares de niños perfectamente disciplinados y maravillosamente formados en la piedad y en las letras. (1945: 211) Con respecto a la disciplina consideraba que se debía procurar que debían estar a la vida de todos en el atrio las reglas que debían regir a alumnos. (223)

ORGANIZACIÓN DE LAS ESCUELAS

En su tiempo no se conocía la palabra organización. En De gubernatione scholarum piarum Calasanz destina un capítulo de sus Constituciones para el ordenamiento de las escuelas distinguiendo tres aspectos: (1) el personal, (2) el pedagógico y (3) el disciplinar. En el primero hay un elenco de roles, perfiles y funciones que deben desempeñar los diversos religiosos y maestros en las escuelas. (1945: 216)

DIRECTOR O PREFECTO

El cargo de Prefecto, Superior de las escuelas, guarda inmediato y custodio de la moralidad y de los reglamentos, y como el alma de todos los estudios, es quien vigila el orden de todo en la enseñanza. (1) Debe cuidar el orden cuando los niños van entrando a las clases y después en las escuelas, visitándolas con frecuencia y observando cómo se conducen en ellas los maestros y los discípulos. (2) Recibe a los que se presentan por primera vez, los examina y los coloca en la clase correspondiente. (3) Dos veces al año realiza los exámenes correspondientes y traslada a los más aprovechados a las clases superiores.94 (4) Cuida los libros habilitados para el uso, (5) vela por la uniformidad tanto en orden al método como a la disciplina en todas las escuelas: “han de procurar que en todas las escuelas se den las mismas enseñanzas y se observe el mismo método”. (1630) (1945: 222) La escuela graduada exige que haya un solo director y a éste corresponde la

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¿Es el antecedente de la graduación establecida por los exámenes? ¿Tiene un grado mayor de flexibilidad porque va habilitando acreditaciones y promociones a cursos siguientes a lo largo del año? En 1876, en San Nicolás de los Arroyos se funda el primer colegio salesiano de América: después de los rituales de la inauguración, la diversidad de los alumnos inscriptos (ya que la convocatoria no hay distinciones, ni exigía certificaciones de estudios previos) obligó a los primeros salesianos a efectuar una paciente clasificación de los interesados¸ por edad, por capacidad y por conocimientos previamente adquiridos,. La ausencia de una escuela primaria y graduada, obligaba a los niños a recibir una preparación general en varios años (indefinidos) si que hubiera una acreditación o certificación del nivel alcanzado. Para iniciar los curso en 1876 abrieron TRES cursos elementales (escuela primaria ) y una clase preparatoria (secundario). Cfr. NORO Jorge Eduardo (1987) Revista Paideia. Rosario.

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formación del horario escolar, la clasificación de los niños a su ingreso, la confección de programas, la vigilancia sobre los maestros auxiliares, la inspección de todos los grados, la implantación de los mejores procedimientos pedagógicos, el engranaje de todas las clases y el mantenimiento de las relaciones entre la escuela y el hogar. Esa eran las tareas y atribuciones que en su organización CALASANZ le atribuía al director. (1945: 238)

CÓMO DEBEN CONDUCIRSE LOS MAESTROS

“Respecto a los maestros, debe procurar por cuantos medios estén a su alcance (vigilancia, persuasión, avisos, ruegos y reprensiones) que (1) sean muy puntuales en acudir a clase; (2) que perseveren en ella hasta el fin, trabajando con diligencia y no saliendo sin justa causa; (3) que observen todos con fidelidad el orden y método seguido entre nosotros en lo tocante a enseñar, explicar, dictar, componen, absteniéndose de dictar cosas inútiles o imprudentes, ni bien preparadas ni limadas, de memoria y no por escrito: (4) que no se pierda el tiempo ni se ocupe a ningún niño en cosas ajenas a la escuela; (5) que nadie se exceda en el castigo de los discípulos, ni los trate con modos o palabras inconvenientes, o con demasiada familiaridad...” (1945: 224)

CÓMO DEBEN CONDUCIRSE LOS ALUMNOS

“Deben guardar el mayor orden así al entrar como al salir de las escuelas. (1) Que comenzados los ejercicios literarios nadie salga sin verdadera necesidad ni ande divagando por patios o claustros; (2) que procedan con moderación, así vayan solos o en sección y que sean respetuosos con sus profesores, fieles en el cumplimiento del deber, considerados entre sí, sin tolerar riñas, palabras injuriosas, juegos de manos o tirarse al suelo; (3) deben presentarse al colegio vestidos con decencia, lavados, peinados, limpios; aun los pobres deben vestir con honestidad (pero de ninguna manera se los debe excluir por este motivo) (4) deben ser corregidos y castigados los que incurren en indisciplinas o defectos, y alentados y felicitados los que tienen conducta elogiosa”. (1945: 225) Es importante advertir cómo se deben conducir los niños en el templo: entrar de a dos en dos, en silencio y con reverencia; no hablen nunca y se den vuelta para mirar a los que entran o salen, o mirar a sus compañeros para reir. La vigilancia continua y los avisos son los instrumentos necesarios. Es necesario crear en los discípulos un saludable temor que es una expresión del respeto. Cuando son muchos los que parecen haber cometido una falta, nadie debe ser castigado. Serenamente hay que buscar a los cabecillas responsables y aplicar el castigo a uno o a pocos, para poder infundir el temor a todo (los niños obran más por impresión que por razón). (1945: 226) Que cuando haya que castigar a los estudiantes, el oficio de castigar sea desempeñado sólo por uno de los maestros o directores (y no por muchos) para que no se caiga en ningún desorden. (1945: 236)

LOS MAESTROS

Quería que los maestros se desentendiesen de toda ocupación que no fuese la de las escuelas, y atendiesen primero y sobre todas las demás cosas al negocio de la propia perfección. (1945: 227) “Antes que vaya a clase para tratar materias religiosas, debe encomendarse a Dios y a su Ángel Custodio, y así Dios dirigirá mejor las cosas a su santo servicio.”

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No quería en manera alguna se presentasen ante los discípulos vestidos de cualquier manera y sucios ( male in ordine).95 Cuando el maestro entra en una clase nueva: “muestre desde el primer momento vivo deseo de ayudarles (a los discípulos) con todas sus fuerzas, sin extenderse de pronto en largos razonamientos y exhortaciones, las cuales podrán hacer cuando los estudiantes comiencen a gustar del estudio, y será con mas provecho”. (1945:229) “Que instruyan a los alumnos con toda modestia en letras y buenas costumbres; que les den siempre ejemplo de modestia y de toda virtud”. Recomienda la moderación (sin arrebatos ni gritos, ni estridencias); delicadeza (como quien trata no con bestias sino como almas tiernas); reverencia (tratando a los hijos de Dios). (1945: 229)

EDUCACIÓN SIMULTÁNEA

Indudablemente es recomendable el método simultáneo ya (1) que la acción del maestro es directa, y clasificados los niños, (2) todos aprenden a la vez la misma lección. Este sistema apenas si puede emplearse sobre agrupaciones que pasen los treinta niños; pero la escasez del personal docente y el crecimiento incesante de los alumnos no permitían utilizar otro método. (1945: 235)

ESCUELAS GRADUADAS

Las escuelas graduadas son las que, conservando su unidad orgánica, constan de varias clases en salones separados y con sus respectivos maestros cada una, advirtiendo que las clases son parte de un mismo todo, puesto que sus programas están concebidos y redactados bajo el principio de unidad y gradación ascendente a que debe responder la clasificación intelectual de los niños, a fin de que entre ellos exista homogeneidad en cada grado o clase de la escuela. (1945: 239) Aunque este sistema parece un invento de la escuela moderna (escuela magistral de Suiza), José de Calasanz lo ideó y lo puso en práctica en su experiencia Romana: “A medida que vayan presentándose los niños para su admisión, serán examinados para irlos colocando en aquellas clases y con aquellos maestros que según los conocimientos antes adquiridos les convengan” (1945: 238) Sin embargo hay que admitir que sin modelos aceptables para imitar, sin autores de pedagogía por consultar, la gradación es rudimentaria, es más de escuelas que de enseñanzas, es mas sucesiva que progresiva. (1945: 239)

FUENTES

Hay variasx fuentes para registrar los criterios de organización de las escuelas pías: La breve relación del modo que se tiene que enseñar en las Escuelas Pías, y El Decreto o plan de estudios del capítulo general de 1694. Y todos los REGLAMENTOS escritos por JOSE DE CALASANZ para cada uno de sus colegios.

CRITERIOS PARA LA ORGANIZACIÓN DE LAS ESCUELAS

(1) número de alumnos: mientras que la práctica de entonces, los niños estaban arracimados en locales reducidos e infectos, con gran desorden y algarabía insoportable, consideró que el número de alumnos no excediese a los que un

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Comparar esta advertencia con la descripción del maestro en PIETRO ARETINO, La escandalosa vida de las casadas. CEDAL.

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maestro puede adoctrinar convenientemente. Son frecuentes las cartas haciendo la correspondiente distribución y amonestando por haber admitido mas alumnos de los que los maestros pueden atender. Si los alumnos son muchos no pueden ser bien enseñados, siendo en tan gran número: “hará poco un maestros que intente enseñar a cincuenta”. (1945: 239) (2) Registros: cada maestro debía llevar tres libros: Uno de matrícula, donde se consigna el nombre del niño y de sus padres, con su domicilio; otro de asistencia a clase : con aviso a los padres y responsables por las repetidas faltas, antes de darle la baja; un tercero destinado a las calificaciones. (240) (3) Notificaciones: deben ser colgados en el vestíbulo de la escuela en tres tablitas o cuadros: (a) todas las reglas que deben observar los estudiantes; (b) el calendario escolar con los días de trabajo y estudio, y los de vacación; (c) las prácticas de piedad que cada alumno debe hacer en su casa. (1945: 240) (4) Ciclismo didáctico : se establece sobre todo el orden y aunque no se trata rigurosamente de un gradación cíclica, las clases se van escalonando y con la solicitud que muestra en que los niños de mejor ingenio y más aplicación vayan pasando a las escuelas o aulas superiores, mediante exámenes cuatrimestrales. No quiere dejar lugar al estancamiento o a la pérdida de tiempo. (1945: 241) Las clases eran en el inicio nueve: cinco de primera enseñanza y cuatro de latín; luego llegaron a doce. (5) Sistema de enseñanza: al sistema simultáneo se le sumó el sistema mixto, claramente consignado en las Constituciones, con el uso de decuriones encargados de su sección respectiva y la variedad de ocupaciones que permiten al maestro atender a una sección mientras los demás están ocupados en prácticas que no exigen inmediatamente la intervención del maestro. “En las escuelas inferiores, mientras una sección lee ante el maestro, la otra se dedica a estudiar la lección o a escribir; mientras se corrige la escritura de los unos, otros se entretienen en otra ocupación”. (1945: 242) (6) En las clases superiores era costumbre dividirlas en dos bandos o secciones: Romanos y Cartagineses, Pars Pía et Pars Angelica, Equites et Pedites, Legio Velox et Legio Florens... La competencia era progresiva y alguien terminaba siendo designado Emperador y servían especialmente para el repaso y la revisión de las lecciones.(247) (7) Libros de lectura recomendados, Ejercicio de caligrafía, Música. Además de la enseñanza de la lectura, la escritura y el saber contar. Quiere que se enseñe a los niños a discurrir y a expresar por escrito sus pensamientos. (242) Había distintos niveles de enseñanza de la lectura: (a) lectura correcta, (b) lectura entendida, (c) lectura sentida y entonada. (1945: 244) (8) Horarios: dos toques de campana preceden el ejercicio de las escuelas: el primero sirve para llamar a los niños e irlos reuniendo en sus respectivas clases bajo la vigilancia del Prefecto, debiendo también bajar los maestros antes que transcurra la media hora acostumbrada entre los dos toques. En este momento

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los alumnos repasan y recitan las lecciones con los más aventajados (decuriones) y estos informan al profesor. El segundo toque sirve para el principio de la clase, con las preces que son de costumbre y que maestros y discípulos deben rezar, vueltos hacia la Imagen, descubiertos y de rodillas. Las clases duran dos horas y media, interrumpiéndose para algún ejercicio de pide u oración. (1945: 246) (9) La escuela no ha de ser un tormento, sino un placer y tendía a conseguir este resultado con la variedad de ejercicios, todos educativos: el estudio, la oración, el canto, el movimiento y el juego. (1945: 248) El superior no es militar, ni los niños forman un regimiento, ni el colegio es un cuartel. En un regimiento bastará tal vez la disciplina militar, material e inflexible; en un colegio, no. Y la razón es sencilla: en un regimiento no hay cargo de almas; en una casa de educación, sí. (1945: 262) (10) Salida de clase: al salir de clase cada maestro acompañará a la Iglesia a sus discípulos, que deben ir de dos en dos, con modestia y en silencio. Luego se los enviará a sus casas, según es costumbre, sin ruido y sin confusión. Los maestros seràn encargados de garantizar el regreso, acompañándolos hasta sus domicilios: “según es costumbre, serán acompañados a sus casas, para que no se entretengan en jugar por las calles y perder el tiempo.” (1945: 249)

POBRES Y RICOS

Las escuelas pías estaban dedicadas principalmente a los niños pobres, pero fueron muchas las discusiones que llevaron a brindar la educación también a los ricos: muchos de ellos demandaban la educación por la calidad de la misma. El debate se multiplicó cuando se les exigía a los alumnos interesados un certificado de pobreza, cosa que molestaba a las familias ricas. (1945: 318)

GALILEO

Fueron los seguidores del José de Calasanz (los escolapìos) los que acompañaron a Galileo en sus últimos días y fue el mismo Galileo el que demandó la presencia de algunos de ellos para tenerlos como compañía permanente. Los había conocido cuando acudieron a él para perfeccionarse en las ciencias fisicomatemáticas.(1945: 473) Curiosamente no pudieron rodearlo y acompañarlo en su muerte – en Florencia - porque estaban defendiéndose de las acusaciones ante el tribunal del Santo Oficio (Roma, 8 de enero 1642)

CUALIDADES DEL MAESTRO

(1) AUTORIDAD: autoridad y prestigio, base de toda educación, basadas en la propia formación. (2) PIEDAD: mucho amor y mucho gusto por las cosas de Dios. (3) COMPETENCIA: el maestro debe poseer magistralmente lo que enseña y venir siempre prevenido a la escuela, sin que parezca estudio... Toda la cuestión de la enseñanza se reduce en último caso a que los maestros posean bien y sólidamente las materias que han de enseñar. Pero no se han de limitar sólo a su asignatura: deben saber muchas cosas más, de lo contrario, no pasarán de ser unos menguados profesores... “Del modo de conducirse del maestro en su vida y en sus aposentos, puede conjeturarse fácilmente cómo se conduce en la clase: porque no es posible que un maestro descuidado, ocioso y aburrido en su habitación, que se pasa el tiempo fuera de la clase, hablando o fuera de casa... sea en la clase bueno y diligente maestro”. El maestro debe ser modelo en la vida porque eso asegura que es serio y responsable en el interior de la clase.

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(1945: 490)

CONSEJOS

1º. Prepárate diligente y ordenadamente para la clase. 2º. Preséntate a los escolares con festiva gravedad. 3º. Procura encontrarte en clase antes que los discípulos. 4º. Reza en su presencia con recogimiento y devoción. 5º. Ten especial cuidado de los ingenios más tardos. 6º. Estimula a los discípulos al estudio más bien con alabanzas que con reprensiones. 7º. En las graves perturbaciones del ánimo mantente en silencio. 8º. Puesto que los jóvenes te llaman Padre, trátalos como padre y cuídalos como a hijos; al hablar con ellos figúrate que un ángel habla con otros ángeles. (1945: 498)96

CONCLUSION JOSÉ DE CALASANZ desde su función sacerdotal descubre el estado de las escuelas populares y la posibilidad de construir escuelas verdaderas, en donde se puedan enseñar al mismo tiempo la piedad y las letras, como una preparación necesaria para la vida. Conoce el modelo jesuita pero pretende universal la educación a través de escuelas elementales. Primero descubre la misión y luego arma la orden religiosa que pueda contribuir a construirla. Los escolapios son sacerdotes y religiosos que tienen como prioridad educar en y desde la escuela. El lugar de la evangelización es la escuela que se constituye en el cuarto voto religioso. No produce obras teóricas sino que ordena el funcionamiento de cada una de las escuelas con sucesivos reglamentos (entre 1610 y 1645) y trata de atender a las necesidades de los más pobres y a las poblaciones desprotegidas, porque la formación religiosa, moral e intelectual (lenguas vernáculas, matemática, ciencias, escritura) representa un reaseguro para la sociedad, los estados y la Iglesia. Debe luchar contra diversos ataques de diversos sectores de la Iglesia que desconfiaban de sus ideas (contacto con Galileo y Campanella) y de su obra. Los memoriales y las Constituciones de la orden fueron también fuentes de inspiración y consulta.

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Es curioso ver cómo la defensa de la educación religiosa llevó a los polemistas a condenar la educación laica. Lo no religioso debía ser malo, perverso, condenable y causa de todos los males. Ni siquiera era educación. (1) Las comarcas instruidas con educación laica son las que dan mayor número de criminales; (2) Siempre que se implantó en Francia la Instrucción Laica aumentó el número de criminales; (3) Los incorregibles son laicos ilustrados y las cárceles están llenas de bribones cultivas por la instrucción laica...”Ciencia sin conciencia es ruina del alma”(Rabelais). (1945: 365

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LAS ESCUELAS PÍAS Y LOS ESCOLAPIOS. Los aportes a la constitución de la matriz fueron los siguientes: (1) creación de la escuela popular, gratuita, universal y obligatoria; (2) formación religiosa; (3) preparación, selección y cualidades necesarias de los maestros; (4) dirección de las escuelas y orden jerárquicos de los responsables; (5) organización y orden necesario de las escuelas; (6) caracteres de la clase ordenada (tiempo, rituales y espacios); (7) Disposiciones, advertencias y prohibiciones (mandamientos del buen obrar); (8) Criterios disciplinarios y sanciones; (9) Método de enseñanza simultánea; (10) organización gradual de la enseñanza: acreditaciones; (11) Conexión familia-escuela. Horario y organización del tiempo; (12) Calendario escolar y exámenes; (13) Registros administrativos de la escuela (libros); (14) Elementos necesarios para el trabajo en la escuela; (15) Arquitectura escolar; (20) Sistema educativo de las Escuelas Pías.

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