500 años del cristianismo en América Latina

September 4, 2017 | Autor: E. Silva Arévalo | Categoría: Latin America, Cristianismo, América Latina
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500 años de cristianismo en América latina EDUARDO SILVA A., S.J.

uatro días de trabajo, más de 80 ponencias, numerosos invitados de! país y del extranjero, un debate sobre los más diversos problemas y desafíos que la historia y presencia del cristianismo en nuestro continente involucra, son sólo algunos de los frutos del Encuentro Internacional: 500 Años del Cristianismo en América latina, realizado en nuestro país hace algunas semanas. El evento organizado por el CERC y la Universidad Academia de Humanismo Cristiano tuvo un apretado programa de trabajo que incluía dos modalidades de participación: la asistencia en las tardes a actos públicos donde intervenían destacados conferencistas y el trabajo en comisiones en las que participaron unas 200 personas, entre invitados y expositores. Los nombres de las cinco comisiones nos dan una ¡dea de las temáticas abordadas: conquista, evangelización y cristianismo colonial; cristianismo, clases populares y pueblos indígenas; culturas latinoamericanas y cristianismo; ética cristiana y derechos humanos, cristianismo y procesos sociales contemporáneos.

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nar con seriedad sobre cuál ha sido nuestro aporte a la historiade América latina, nuestra contribución a laformación de su identidad y culturas propias, el significado y evolución de la presencia de las iglesias en estos cinco siglos, y cuál ha de ser el papel y el servicio futuro que nos cabe en las espe-

ranzas y angustias de los hombres y pueblos de estas tierras. Una reflexión a la que están invitados, como fue el caso del encuentro que comentamos, obispos, teólogos, dentistas sociales, historiadores, agentes pastorales, miembros de comunidades de base, indígenas y nuestros hermanos protestantes. Una reflexión que debe considerar los tres momentos significativos de la historia de la constitución de nuestra identidad: la cultura indígena, la síntesis colonial, la creación de los estados nacionales. Por ello, algunas ponenciasdel encuentro estuvieron abocadas a indagar en la cosmovisión y religión de mapuches, guaraníes, aymarás; a reseñar los problemas de violencia física y simbólica de la conquista, dominación y evangelización de los indígenas; a vislumbrar los esfuerzos de traducción e inculluración de la fe de la primera evan-

El debate sobre el V centenario, el llamado del Papa a promover una "nueva evangelización" de este continente, ios preparativos a la próxima IV conferencia de nuestros obispos en Santo Domingo, son acontecimientos que obligan a los cristianos a reflexio-

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gelización de estos pueblos. Otras ponencias se ocuparon de analizar el cristianismo colonia! que ocupa tres largos siglos de nuestra joven historia, indagando en las reducciones jesuítas del Paraguay o en las cofradías religiosas o en el arte barroco o en las fiestas religiosas y el marianismo tan extendido. Por último otro grupo de ponencias se ocupó de los procesos generados desde la constitución de las repúblicas nacionales hasta nuestros días. Temáticas tales como las relaciones Iglesia y Estado, la participación de los cristianos en los procesos de cambio social y prácticas de liberación, el aporte de la teología latinoamericana, la defensa y promoción de los derechos humanos, los desafíos de la modernización, la presencia reciente y el aporte de las iglesias protestantes, fueron materia de debate y reflexión. Una diversidad de temas, aspectos, ámbitos que nos hablan de una riquísima historia de lo que "el espíritu ha suscitado en las iglesias" y que está atravesado por la gracia y el pecado de toda obra humana. Una multiforme presencia que impide las simplificaciones, los slogans, las perspectivas reduccionistas. A menudo nuestras precomprensiones y proyectos tiñen la mirada con la que vemos y evaluamos la historia. No podemos teñir de rosa, ni de soberbio triunfalismo, lo que ha tenido muchos desaciertos y es motivo de escándalo, por el solo hecho de que las inseguridades del presente nos hacen aferramos a un pasado que quisiéramos recuperar. Tampoco podemos cubrir con un velo negro tanta santidad y heroísmo, tanto testimonio creyente, so pretexto de empezar de nuevo todo, porque lo anterior fue mal hecho. En ambos casos se incurre en el pecado de tener una mirada ahistórica: pretensión de juzgar desde el presente, con nuestras valoraciones, con nuestros escándalos, con nuestra mirada lo que ha sido el pasado. • Los 500 años nos plantean un MENSAJE N s 392. SEPTIEMBRE 1990

problema hermenéutico: ¿desde dónde juzgamos la historia del cristianismo en América latina? ¿con qué claves de lectura interpretamos y leemos los hechos? Del mismo modo que no parece apropiado criticar el pasado colonial desde los valores liberales de la república, tampoco lo es juzgar la historia del cristianismo desde fuera de la experiencia creyente. Se puede hacer, pero queda fuera lo más propio, la perla preciosa que ilumina y da sentido a hechos que si no son entendidos desde la

luz de la fe -la de los protagonistas, no la nuestra con sus mediaciones- nos aparecen opacos e incomprensibles. Frente a los 500 años cabe la acción de gracias y la petición de perdón. Pero eucaristía y penitencia deben ir acompañadas por la reflexión lúcida, el análisis minucioso, la mirada que investiga y escudriña. Tarea inmensaque nos desafía, y para la cual este reciente encuentro internacional celebrado en Santiago fue un valioso aporte. D

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