4 de julio, día de la independencia en Zacatecas

July 22, 2017 | Autor: E. Jacobo Bernal | Categoría: Historia, Fiestas y celebraciones, Historia De Zacatecas
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Descripción

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4 de julio, día de la Independencia… en Zacatecas José Eduardo Jacobo Bernal Las festividades cívicas han sido siempre un motivo bastante adecuado para llenar la misión civilizadora que se imponen los hombres de recto patriotismo y se sentimientos filantrópicos indudables.1

Ante esta afirmación lapidaria de Elías Amador, cabe hacer una reflexión, puesto que si bien es cierto que las celebraciones patrias son un elemento que dota de identidad y cohesión a un pueblo, la “mexicanidad” se construye a partir del discurso histórico y éste es resultado del contexto socio-político de cada época. Este 2010, denominado oficialmente como el “año de la patria”, festejamos el Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución, pero en realidad ni en 1810 ni en 1910 se dio un cambio en las formas de gobierno, los movimientos insurrectos no alcanzaron sus metas en esos años; entonces ¿por qué los celebramos? La Independencia de México se consuma el 27 de septiembre de 1821, y acerca de la Revolución podríamos decir que el “cierre histórico” lo marca el 5 de febrero de 1917 con la jura a la nueva Constitución. ¿Cuál es entonces la causa de que estas fechas no sean tan importantes como el 16 de septiembre o el 20 de noviembre? ¿Dónde los desfiles o los “gritos”? El calendario de las fiestas cívicas se construye desde el poder, serán los gobernantes quienes decidan qué y a quién hay que festejar. El ejemplo más claro de ello nos lo dio el general Porfirio Díaz, quien movió la fecha del grito de Dolores del 16 al 15 de septiembre para hacerlo coincidir con su cumpleaños. Pero no se trata sólo de caprichos o de decisiones sin sentido, las fechas patrias suelen revelar la ideología política del grupo en el poder, por lo que es interesante analizar las diversas fechas propuestas como días de fiesta.

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Elías Amador, Bosquejo Histórico de Zacatecas T. II, Zacatecas, Talleres tipográficos Pedroza, 1943 , p. 319

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Al inicio de la vida independiente en el país hubo en Zacatecas una fecha que el tiempo se encargó de borrar, pero que en su momento fue considerada como el mayor festejo patrio: el 4 de julio. Para entender el porqué de esta fecha es necesario dar un breve repaso por la historia zacatecana en los últimos años del movimiento independentista. Y es que más que un proceso para el caso mexicano podríamos hablar de procesos, ya que se impusieron los intereses regionales y determinaron visiones alternativas y hasta opuestas acerca de la posibilidad de dejar de ser una colonia del imperio hispano. En Zacatecas, por ejemplo, no hubo un movimiento insurgente destacado, pues el movimiento de Hidalgo pronto adquirió un tinte popular y amenazó no sólo a los españoles, sino a los criollos adinerados, los cuales eran la clase gobernante en tierras zacatecanas. Fue por ello que, ante la huida de las autoridades españolas, los mineros criollos, representados por el Conde de Santiago de la Laguna, se hicieron con el poder y evitaron revueltas y enfrentamientos, debido en gran parte a la riqueza minera de la región, pues se trataba de no afectar la producción. Las autoridades trataron de mantener a Zacatecas un poco al margen del movimiento insurgente, para lo que se envió a José María Cos a negociar con las fuerzas de Hidalgo el reconocimiento del gobierno zacatecano, lo cual se logró en cierta medida hasta que el general insurgente Rafael Iriarte, en noviembre de 1810 arribó a Zacatecas y dio cuenta a Hidalgo de que el conde no era leal a la insurgencia sino a los intereses de unos cuantos criollos, lo que motivó la huida del conde. 2 Sin embargo, a pesar de esta “neutralidad” de la capital zacatecana, se vio atrapada en medio de la lucha entre insurgentes y el ejército, aunque ambos bandos procuraron mantener el orden, y con ello, la producción minera. Tras la muerte de Hidalgo, el movimiento insurgente perdió muchos adeptos y en Zacatecas rápidamente se disolvieron las gavillas de rebeldes, ubicadas principalmente en la región de los Cañones. La lucha independentista en los años siguientes fue intermitente y se dio principalmente en el centro y sur del territorio, por lo que se podría decir que Zacatecas regresó a la normalidad.

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Héctor Sánchez Tagle, Insurgencia y contrainsurgencia en Zacatecas, 1810-1813, México, UAZ, 2009, p. 86 y ss.

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Es claro que el gobierno colonialista dispuso de numerosas fuerzas que protegieran el bastión platero, por lo que el surgimiento de caudillos locales fue muy escaso y los alzamientos armados fueron resultado de incursiones externas. El caso más sonado es el del español Francisco Javier Mina, quien llegó a Pinos en junio de 1817, pero no incursionó tierra adentro en el territorio zacatecano. Sin embargo tras este episodio no hubo mayores disturbios, y sería hasta el movimiento encabezado por Agustín de Iturbide que se volviera a discutir en Zacatecas el tema de la independencia. Para este momento el “partido independentista” era muy diferente al que lideraba Hidalgo, ya no era un ejército popular, sino un grupo de la élite criolla el que proponía la separación de España, sin exigir reformas sociales, sino prometiendo estabilidad y seguridad a la clase acomodada. Sería entonces, en los estertores de la lucha armada, que Pedro Celestino Negrete, nombrado por Iturbide teniente general del Ejército Imperial y capitán general en Zacatecas, Jalisco y San Luis Potosí, se pusiera como una de sus principales metas la jura de la independencia y el reconocimiento de Iturbide como libertador. Una de las últimas resistencias a la independencia en esta región la presentó José de la Cruz, comandante general de las fuerzas contrainsurgente en la Nueva Galicia, quien, al paso del Ejército Trigarante por Guadalajara, huyó a Durango, pasando por Zacatecas, de donde se llevó parte del batallón de Navarra y más de cien mil pesos. Sin embargo, al llegar a un lugar llamado el Zain, el cabo del batallón provincial José María Borrego exhortó a las tropas a rebelarse, por lo que Cruz no pudo evitar que regresaran a Zacatecas y se pusieran a las órdenes del antiguo capitán de milicias provinciales Pedro Iriarte.3 Lo que nos lleva a la fecha en cuestión, pues Negrete dejó Guadalajara para buscar al general Cruz en Durango, y en su paso por Zacatecas “hizo que allí se jurase la independencia en 4 de julio” 4, este día se aceptó el Plan de Iguala y se hizo la proclamación de la Independencia, además se dio el “grito” por parte del licenciado Domingo Velázquez,

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Juan Ortiz Escamilla, Guerra y gobierno: los pueblos y la independencia de México, España, Universidad Internacional de Andalucía-Colmex-Instituto Mora, p. 164 4 Carlos María de Bustamante, Suplemento a la Historia de los tres siglos de México durante el gobierno español escrita por el Padre Andrés Cavo T. IV, México, 1839, Imprenta de Luis Abadiano en las Escalbrillas, No. 13, p. 246

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nombrado por Negrete presidente del ayuntamiento zacatecano y que en 1827 fungiría como gobernador interino.5 Las autoridades de la ciudad y los vecinos distinguidos aprobaron los Tratados de Córdoba en el salón de la casa que perteneció al empresario minero don Manuel de Retegui. La consumación de la Independencia en Zacatecas fue celebrada con diversas manifestaciones, entre otras, una corrida de toros organizada en la plazuela de Villarreal. 6 Sería de esta forma en que el 4 de julio se convirtió en una fecha de exaltación patria para los zacatecanos, pues para ellos la independencia estaba representada por el proyecto monárquico iturbidista, no por el movimiento insurgente de Hidalgo. Fue por ello que en 1822 se celebró el 4 de julio el grito de independencia y no el 16 de septiembre, y sería el propio Domingo Velázquez quien se encargaría de recordarlo con una breve oración cívica, la cual concluyó con el grito: “¡vivan las dos columnas del Ymperio Mexicano, el Congreso y su Emperador, apoyadas ambas sobre las bases de la religión, Yndependencia y Unión, ahondamente [sic] cimentadas en la opinión de todos los habitantes de este vasto continente”. 7 Los gobernantes zacatecanos buscaron pues imponer el 4 de julio como fiesta cívica en correspondencia con la idea que para ellos representaba la independencia, el héroe era Iturbide, no Hidalgo. Situación que cambió en 1823 con el derrocamiento del que fuera el primer Emperador de México. Para este momento el gobierno monárquico era sinónimo de Antiguo Régimen, máxime cuando Iturbide había dejado abierta la posibilidad de que un miembro de la casa reinante española podría gobernar al nuevo país; fue entonces que los independentistas radicales buscaron cortar cualquier lazo con la antigua metrópoli y comenzó un sentimiento de rechazo al pasado español. Esto modificó de manera abrupta la visión de la patria y de sus héroes, Iturbide fue visto como una rémora de ese pasado y el cura Hidalgo se convirtió en el representante de “lo mexicano”, por lo que el 16 de septiembre adquirió cada vez mayor fuerza como la mayor fiesta del país. 5

Rosalina Ríos Zuñiga, Formar ciudadanos…, p. 182 http://www.bicentenario.gob.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=1261:consumacionde-la-independencia-en-zacatecas-zacatecas-zac&catid=158:zacatecas [16 de abril de 2010] 7 AHEZ Poder Ejecutivo, Serie Gobernador, Caja 1 6

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En Zacatecas ya en 1825 se celebró el 16 de septiembre, aunque también el 4 de julio, esta indefinición ponía de manifiesto la lucha ideológica de dos posturas, la monárquica y la republicana, Iturbide o Hidalgo.8 Y es aquí, en esta lucha ideológica que encontramos un documento en el que se solicita al Congreso del estado que sea el 4 de julio el día “oficial” de la Independencia para Zacatecas. Dicho documento proponía que “el 4 de julio fuera de guarda política, recordando tan recomendable acontecimiento y dando al mismo tiempo gracias al eterno por medio de la Virgen del Refugio del buen éxito de aquella decisión en tan delicadas circunstancias”. 9 Es de notar aquí que en este momento lo cívico y lo religioso no eran opuestos, la tradición colonial, en la que el gobierno y la iglesia iban de la mano, aun no era desterrada del pensamiento político. Sería hasta el gobierno de Benito Juárez que se intentará separar el ámbito civil del eclesiástico, pero en 1825 lo más común era festejar a la patria desde el púlpito, y los sacerdotes eran activos actores de la sociabilidad política. La intención del Congreso del estado, lugar donde surgió la propuesta, era darle a Zacatecas un lugar preponderante en la historia nacional, puesto que señalaban a la entidad como parte de la vanguardia independentista, enfatizando que:

[debe recordarse] la parte activa y el influyo poderoso que tuvo Zacatecas en su pronunciamiento para desconcertar los planes del General Cruz, destruir todo el prestigio en que se fundaba el gobierno español y proporcionar los esfuerzos para sitiar a Durango, sostener el Ejército trigarante, dar más fuerza así física como moral para que se rindiesen las más de las capitales quitando muchos recursos a los enemigos que se hallaban en México, pudiéndose gloriar Zacatecas que en uno de los lugares y de su gobierno cuando todavía era provincia se adelantase el grito de Independencia cual fue Aguascalientes, excitase a Guadalajara y sirviese de apoyo para que todas las provincias internas de Oriente y Occidente desplegasen con energía su opinión y obligasen a México a rendirse por no contar con recurso alguno para su defensa, y así todavía debe ser de más gloria para Zacatecas el 4 de julio en que el Ejército independiente piso el suelo de esta provincia, sostuvo el pronunciamiento así de la Capital como de Aguascalientes y alentó a los demás partidos que el 27 en que se rindió México; ¿y si este día se ha colocado entre las fiestas políticas porqué no el 4 de julio?10

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Rosalina, p. 187 y ss AHEZ, Poder Legislativo, Comisión de Puntos Constitucionales, Caja 2, Exp. 37, F. 1 10 AHEZ, Poder Legislativo, Comisión de Puntos Constitucionales, Caja 2, Exp. 37, F. 2, las cursivas son mías. 9

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Con este discurso cívico, Zacatecas se colocaba a la cabeza en cuanto a su amor a la patria y a la independencia, pero dejando muy claro qué tipo de proyecto de Nación era el que los gobernantes zacatecanos preferían, pues aunque ya no se trataba de exaltar a Iturbide, personaje histórico caído en desgracia desde 1823, ahora el 4 de julio representaba una fiesta local en contraposición del centro. Es bien sabido que en los primeros años de la República la disputa fue entre centralistas y federalistas, siendo Zacatecas bastión de este último grupo, con Francisco García Salinas, Tata Pachito, fungiendo como Diputado y Senador, además de haber formado parte del Congreso Constituyente de 1823. Fue así que en esta celebración inocente, en la que se enarbolaba la independencia, Zacatecas definía una postura regional, en la que las fiestas patrias nacionales sí eran celebradas, el 16 de septiembre había “función académica o torneo literario […] recitando poesías, discursos y arengas cívicas impregnadas de estusiasta liberalismo y de amor ardiente a la patria”11; pero seguía siendo la fecha local la de mayor importancia, el 4 de julio era “la fiesta” de Zacatecas, que se adelantó al resto del país en jurar la independencia. Se traslapaban pues los poderes nacionales y estatales en una fiesta. Conforme a ello, el Congreso local dio su dictamen el 5 de julio de 1825 y declaró que Que el 4 de julio sea de guarda política en todo el Estado en memoria de haber sido el día en que Zacatecas se declaró por la Independencia dando gracias al eterno de tan singular beneficio por medio de la Santísima Virgen del Refugio e impetrando sus auxilios para consolidar nuestro gobierno y librarnos de males que aún nos amenazan.12

Con ello se oficializó el 4 de julio como “día de la independencia en Zacatecas”, ordenando que “se celebre una misa con Te Deum13, en acción de gracias a nuestra Señora del Refugio, pronunciando un discurso análogo al objeto”.14 El gobierno de Zacatecas, con José María García Rojas como gobernador,

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Elías Amador, T. II, p. 319 AHEZ, Poder Legislativo, Comisión de Puntos Constitucionales, Caja 2, Exp. 37, F. 6 13 Te Deum (en latín: A ti, Dios, primeras palabras del cántico) es uno de los primeros himnos cristianos, tradicional de acción de gracias. Cuando no se cita como título de la obra sino como nombre común, se ha de emplear en minúscula y en una única palabra: tedeum. 14 AHEZ, Poder Ejecutivo, Serie Gobernador, Caja 2 12

7 “deseoso de dar el lustre posible a una fecha muy gloriosa para el estado, aceptó también el proyecto de su Consejo, encaminado a que se declarase día de fiesta cívico el 4 de julio de cada año, en recuerdo de que ese día del año de 1821 fue el último de la ominosa dominación española en Zacatecas. El proyecto referido se circuló a todos los ayuntamientos del estado para que emitieran su parecer, y como éste fue unánimemente favorable, se declaró obligatoria, por decreto del Congreso, la conmemoración mencionada.

La última celebración de que se tiene registro en este día es en 1827 15, pero a partir de allí no hay evidencias de que se continuara esta práctica, es muy posible que en los momentos de tensión entre federalistas y centralistas se hayan perdido las noticias de esta fiesta y que, en 1835, tras la derrota militar de Zacatecas a manos de las fuerzas de Santa Anna, se desterrara definitivamente esta práctica cívica muy propia del estado. El 4 de julio fue una fecha en constante discordia, primero por representar una independencia de corte conservador, moderada y que no respondía a las necesidades del pueblo; y luego por convertirse en una fecha alternativa a la establecida por el centro, por oponer el regionalismo a los designios de la capital del país. Pese a todo ello esta fecha resulta clave para entender una parte de los vaivenes políticos de Zacatecas en los primeros años de vida independiente y nos sirve para reflexionar acerca de lo que hay detrás de una celebración patria. En el plano de lo simbólico las fechas tienen toda una carga ideológica tras de sí, y justamente este año debiera ser motivo de reflexión el hecho de estar conmemorando la Independencia y la Revolución. Es hora de hacer un balance histórico acerca de los logros y, porque no decirlo, de las deudas sociales que aún están pendientes. La celebración del “año de la patria” no debe restringirse entonces a la develación de monumentos o plazas, a la publicación de libros y a los ciclos de conferencias; debe servir para que todos y cada uno de los mexicanos sea consciente de su historia y de los retos del porvenir.

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“Fiesta cívica del estado”, Correo Político y Literario de Zacatecas, 4 de julio de 1827, AHEZ, Fondo Ayuntamiento, Serie Correo Político, caja 1, Folder 1827

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