25 puntos sobre la impunidad.pdf

May 23, 2017 | Autor: Omar Barrault | Categoría: Psicologia Social Comunitaria
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Descripción

25 puntos sobre la impunidad1

“Las verdades incomodas tienen que recorrer un difícil camino”. Primo Levi Para pensar sobre el tema de la impunidad se hace necesario detenernos a pensarlo sobre su significación actual y su relación a otros temas que identifican, en su relación, aspectos de la impunidad. 1)

Cuando pensamos en la impunidad aparece enseguida la representación de los juicios contra

los crímenes de lessa humanidad. Pero también aparecen en nuestra mente: el mismo accionar de los “políticos” –en un sentido general-. Y cuando pensamos en una relación directa de la impunidad con los barrios, aparece enseguida las situaciones de “Gatillo fácil”, femicidios y la problemática ambiental. Y la lista puede seguir. Es decir el término tiene presencia hoy. 2)

¿Qué se hace necesario hacerle lugar para pensar la impunidad, detenernos en poder

pensar –críticamente- lo que la impunidad viene a hacer lugar como idea?. Una primera cuestión a pensar es que ¿nombra “la impunidad”, que hace necesario que se nombre de esa forma? ¿Para qué sirve hoy hablar en estos términos?. Como sea, y adelantando un poco la posición que asumiremos para “pensar” –y hasta donde podamos- este tema, no es pensable este sin una irreductible reconocimiento que somos en sociedad y también, vale aclararlo, en comunidad. La necesaria insistencia en que nos necesitamos, la necesaria insistencia en mundos amplios. 3)

El equipo de Salud Mental del Centro de Estudios Legales y Sociales define la impunidad

como “Situación en la que se encuentra la sociedad cuando los responsables de haberse alzado contra el orden constitucional democrático y del terrorismo de Estado que le sigue, no son sancionados”.(Alvarez Merino 2006:9). Impunidad según Louis Joinet Relator Especial de la Naciones Unidas sobre la cuestión de la Impunidad de los autores de Violaciones de los DDHH: “la inexistencia, de hecho o de derecho, de responsabilidad penal por parte de los autores de violaciones de los derechos humanos (…) porque escapan a toda investigación con miras a su 1

El texto surge de discusiones extensas con Alicia Greco. Fue presentada una versión preliminar de éste en el “Encuentro de Presentación de la experiencia del Equipo de acompañamiento psicológico a testigos víctimas, familiares y querellantes en la Megacausa por crímenes de Lesa humanidad, La Perla –la Rivera. El trabajo de dar testimonio judicial de crímenes de Lesa Humanidad.” Dirección de Atención Primaria de la Salud. Secretaria de Salud. Municipalidad de Córdoba (23 de septiembre de 2016). Son solo puntos dispuestos para facilitar la discusión sobre el tema. Existe un larga lista de artículos y producciones sobre el tema, de al cual aquí solo se toman algunos aspectos.

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inculpación, detención, procesamiento y, en caso de ser reconocido culpables, condena a penas apropiadas, incluso a la indemnización del daño causado a sus víctimas” (Pizarro A. y Wittebroodt I. 2000:124 ). Todas las definiciones pone en el centro el infringir la ley (delito) y la falta de castigo. Del vocablo latino impunitas, que refiere a la falta de castigo. Existen innumerables publicaciones que tratan el tema de la impunidad y sobre todo desde el sentido jurídico2. Podemos empezar a decir que en el núcleo de la nominación está el consenso social (ley) que nomina un hacer reprochable, condenable, y la inacción para preservar ese consenso. Refiere a una acción o falta de acción de un tercero. 4)

Hay algo de la omnipresencia en la idea de impunidad. Algo relacionado con la totalidad, con

lo absoluto. Que nos hace sentir lo imposible, lo inconmensurable. El efecto de sentido de esto es que lo que no entra aquí, es del orden del sinsentido3. 5)

Ha diferentes maneras de nombrarlo: La impunidad, sentimiento de impunidad (Kordon y

otros 1995 ), situación de impunidad (Kordon y otros 1995), sistema de impunidad, Contextos de impunidad (Segato 2013), exhibición de la impunidad (Segato 2013). 6)

¿Qué ley? 4 . Si la impunidad tienen que ver con un delito (según la normas, la ley) no

sancionado, que pasa cuando la misma ley o norma está en cuestión?. Si existe un bastardeo sistemático, el incumplimiento de la leyes, ¿que valor tienen las mismas?5. Si se aplica con algunos

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Para ver el sentido jurídico del término, esta: Corte interamericana de derechos humanos: Justicia derechos humanos e impunidad: http://www.corteidh.or.cr/tablas/13060.pdf, “El concepto de impunidad a la luz del derecho internacional: una aproximación sistémica desde el derecho internacional penal y el derecho internacional de los derechos humanos” Choncho Alvarez: (2012), también se puede consultar “El concepto de impunidad , su abordaje en los instrumentos de Derecho internacional de los Derechos Humanos, Derecho internacional humanitario y derecho penal internacional”. Escobedo Barrondo (2013) 3 Por un lado Kaes(1995) nos advierte: “La impunidad es sin duda el rechazo del juicio, del proceso de justicia y de verdad, pero también del proceso del restablecimiento del sentido”(p19). Podemos pensar como ejemplo la nominación insistente de: “las locas de la plaza de mayo”. Algo del aturdimiento se juega (Burijovich y Barrault 2013), que ponen en cuestión el sostenimiento de una posición. Cuestiona hasta la fibra más íntima, al punto de considerarse descolocados/as del sentido general. Por otro lado siguiendo a Cerdeiras que justamente da el ejemplo de la Madres como ejemplo de Acontecimiento y nos dice: “Un acontecimiento político no es un hecho estruendoso, generalmente es un exceso silencioso sostenido de una manera precaria y aplastado por el murmullo ensordecedor del sentido común.” (Cerdeiras 2002:53) 4 ¿Cuál es el estatuto de la ley en los tiempos actuales?. Lewcowicz (2003) nos interpelaba sobre las condiciones de la ley en tanto: “Anhelamos el tiempo de la armonía entre tres hebras de lo que llamamos ley: ley simbólica, norma jurídica, regla social. La ley simbólica estructurante del sujeto, la norma jurídica estructurante del cuerpo político estatal, la regla social estructurante de las conductas de relación entre los individuos suenan armónicamente en unas precisas condiciones históricas.” (…) “La potencia capaz de hacer sonar conjuntamente estas tres hebras es la potencia estatal.” Y avanza en decirnos que transitamos un espacio caracterizado por la “destitución de la soberanía del Estado en nombre de los poderes el capital neoliberal”. Por lo tanto ante la caída del soporte de la ley simbólica, ¿que soporta a ley?. Nos dice, no alcanza un conjunto de reglas de un grupo o “tribu”. A fin de cuentas, la ley como soporte estatal, ya no es tal. 5 Lamentablemente existen muchos ejemplos. Uno es el que refiere al “basural del zona sur”. En marzo del 2010 el mismísimo intendente de la ciudad de Córdoba firma un acta acuerdo en la parroquia barrio Comercial, por presión de los vecinos de la zona sur, donde se compromete ante los mismos que en abril del 2011 el predio de depósito de la basura de la ciudad se cerraría por los impactos desfavorables en la zona. Llegado el plazo, en la primera sesión de apertura del consejo deliberante anuncia que no se cerrara, sin comunicación ni explicación hacia los vecinos. Si un intendente de la ciudad no respeta lo acordado con los propios

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sectores y con otros no, si algunas se aplican y otras no. ¿Cuál sentido de la ley prevalece socialmente?6. 7)

Situaciones de impunidad. Carácter de sometimiento en una relación y un reconocimiento

más público, de lo injusto de la misma, y lo sancionable de la misma. Se hace presente la dificultad de que aparezca alguien que detenga el avasallamiento7. 8)

Aparece la idea de víctima del delito. ¿Pero la idea de victima que representa8? ¿Cuál es su

sentido subjetivo de eso?. ¿Hay una insistencia en centrar el tema de la impunidad en las victimas? 9. En este sentido es interesante pensar denunciar el delito y no la víctima, en todo caso 10 . Los organismos de DDHH identificaron, y visibilizaron el delito: crímenes de lessa humanidad, más que hacer pie en la victima. Otro ejemplo podríamos pensarlo con situaciones difíciles de identificar por su naturalización: la pobreza como un delito económico11. 9)

La impunidad inscripta en los cuerpos.

Es en sí mismo un tema a tratar

por su

inmensidad12. ¿Qué pasa en el cuerpo social y personal cuando es sistemática la violación de la ley,

vecinos (acta escrita de por medio), ¿qué valor tiene lo acordado?. ¿Quién se hace cargo de los sentimiento que generan estos actos?. ¿ 6 En este punto la misma impunidad produce como efecto el cuestionamiento de la misma idea de ley: “la impunidad del crimen cuestiona fundamentalmente lo que sostiene en la vida social y en la vida psíquica la necesidad del Derecho, la necesidad de decir la ley.”(Kaes 1995:16) 7 “Al decir de Ulloa, debe interpretarse como encerrona trágica toda situación donde un sujeto depende de alguien que lo maltrata o “destrata”, sin tomar en consideración la situación asimétrica e incluso de desamparo. En este sentido, el autor plantea que en esa situación se produce la inexistencia del tercero de apelación” (Consecuencias 2006 :24). Y cuando estas situaciones se multiplican, sobre todo con sectores en condiciones de pobreza que sistemáticamente ven como funcionarios de turno no respetan las leyes, ni las hacen cumplir (o lo hacen discrecionalmente), y ven como a otros sectores de la población si se los respeta. ¿quién se hace cargo de los efectos en los cuerpos, sentimientos y en los idearios como “ciudadanos” de este sistemático avasallamiento?. Para Lewcowicz (tomado por Hupert 2014) es que “en tiempos fluidos cae el Tercero trascendente que regula las relaciones. El Estado deja de estar en el centro de lo social para convertirse en ”p123. 8 Hay una insistencia en la idea de la víctima como lugar de despotenciación de las capacidades individuales y colectivas. En esto Cerdeiras (2003) es agudo en su observación: “El hombre se convierte en víctima, y toda víctima necesita de aquel que lo represente, de aquel que lo defienda, de aquel que lo ayude, de aquel que se compadezca, de aquel que diga pobrecito, y por lo tanto la figura de la víctima es absolutamente antinómica de la figura del que se rebela”. 9 “Según Kaes, la impunidad en la dimensión psíquica tiene que ver con el sometimiento de la víctima que se transforma el única emisaria del crimen impune. Allí donde no hay culpable sancionado el delito se sostiene, en términos sociales, solo por aquel quien a sufrido el ataque”. (Pizarro A. y Wittebroodt I. 2000:130). Nos dirá Kaes (1995): “La impunidad engendra los chivos emisarios: son buscados y designados para tomar el lugar del conocimiento de la falta y de arrepentimiento.”(p18). 10 Este punto especialmente aportado por Alicia Greco, sobre la insistencia en las victimas. Recordamos lo que Edelman y Kordon aluden en términos de “Inversión de la culpabilidad sobre la víctima” (1995). 11 “Cuando hablamos de impunidad, lo hacemos en referencia a la impunidad de los poderosos, a la impunidad de quienes tienen el poder del Estado, a la impunidad de la que gozan los genocidas y represores, y los responsables de los gravísimos delitos económicos que atentan contra el patrimonio nacional y someten a la exclusión social a las grandes mayorías.” (Kordon, Edelman, Lagos, Kersner 2002:97) 12 Arnao(2014) nos advierte: “Y pensar la subjetividad, como hemos señalado, nos lleva a pensar prácticas y representaciones a cerca de y a partir del cuerpo. Se abre, de este modo, e indisociablemente ligado al campo de la subjetividad, el campo de la corporeidad.”(p87) Tanto Bourdieu en su clara enunciación “lo social hecho cuerpo”, internalizado en modos y maneras corporales, como Foucault en relación a lugar de los cuerpos en las relaciones de poder, ponen en los cuerpos tanto un modo inscripto como un expresivo –diríamos, más cercano a Segato-, que sostiene sentidos y efectos.

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y de los cuerpos?. ¿Cómo es la forma actual de “incorporación en los cuerpos” de la impunidad?. El cuerpo puede ser pensado como efectos, prácticas, potenciadores o despotenciadores, como marcas como expresión, cuerpos habitados por imaginarios y sentires, cuerpos que confrontan la impunidad13. Una de las sensaciones es “sentirla en la piel, en el cuerpo”14. En la situación de los femicidios aparece la forma de cómo la misma muerte es producción y efecto de la impunidad. 10)

La insistente construcción de la historia15. Se puede decir de maneras muy diferentes: la de

historia oficial, lo de negación, lo de reacción ante acontecimiento 16 , lo de ambigüedad de los “hechos” que remite a los medios de comunicación actuales y su distancia de la experiencia. Lo claro es la construcción social del sentido de la historia, sus puntos clave y sus puntos ciegos. En donde hay impunidad hay un insistente construcción de sentidos que buscan convalidar el avasallamiento y usando a tal fin cualquier medio y dispositivo (negación, mentira, sentido hegemónico, etc.). 11)

En la misma nominación hay una interpelación a todos nosotros. Y más específicamente,

tomando posición en el eje –anticapilista, afin de cuenta- de la relación ética con el otro/a tenemos una interpelación aún más aguda a nuestra implicación personal y colectivamente con otra palabra: justicia. Un punto difícil de hacerle lugar. No hablamos de responsabilidad sobre las acciones de sometimiento y avasallamiento, sino de las acciones colectivas en defensa de derechos. ¿Cuánto hay construido socialmente para que no nos involucremos? ¿Quién quiere pasar por una experiencia de impunidad -aunque no sea el “directamente afectado”-?. ¿Qué capacidad tenemos para hacerle frente a los sentimientos que nos genera?. Podemos arriesgar dos hipótesis: a) se ha logrado construir un consenso generalizado de que el otro/a no es responsabilidad de uno/a, que yo no tengo nada que ver con otro/a. Y vienen a cuento explicaciones que hacen asiento en la personalidad de la víctima, sino en la familia o el contexto más cercano. b) Se ha construido la incapacidad de tramitar las afectaciones que genera la impunidad. Se prefiere no ver –negar-, no registrar, no saber. El solo 13

Ante situaciones tan avasallantes, los cuerpos aparecen también como el tope, el mojón, el freno –no sin marcas- de lo real de un sometimiento. Cuerpos en movimiento, que cortan rutas, hacen tomas de espacios públicos, marchan. 14 En este sentido es paradigmático la afectación de compartir el mismo territorio con los perpetuadores –corporizados- de situaciones de impunidad: “nuestras sociedades en la que los efectores de desapariciones y torturas pueden estar caminando a nuestro lado en las calles, compartiendo los espacios comunitarios, están invadidas por la desconfianza, el desconcierto, el resentimiento, el miedo.”(Rincon 1995:75). 15 Relacionado a esto y en términos de luchar contra la impunidad (Alvarez Merino, 2006 ) en relación a crímenes de lessa humanidad en España, nos dice que hay dos aspectos a considerar: la importancia de la memoria y reconocer el carácter político (las acciones y los efectos que en las personas ha tenido). 16 Una arista de esto es pensar, siguiendo en esto a Badiou (2008), que esta construcción de la historia se hace en base a la reacción por el acontecimiento producido que enuncia-expresa -lo impune, diríamos nosotros- en un movimiento que es para cualquiera (todos). Se puede relacionar con lo que refiere este autor como figuras subjetivas (ante el acontecimiento) reactivas u oscuras. En la primeras se busca negar lo que ha pasado y además se crean “novedades” que se arman para negar esto, en la otra - sujeto oscurodirectamente se la oculta a cualquier precio. Esta busca un solo sentido presente y por lo tanto se aniquila, se busca hacer desaparecer cualquier otro sentido.

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registro y reconocimiento nos confronta con sentimientos molestos por su constreñimiento o por su exposición. Lo que se ha minado sistemáticamente es el sentido más comunitario de nuestro tránsito en este mundo. 12)

Las situaciones de impunidad pueden ser reconocidas o no. Podemos pensarlo acá en

relación a la “banalidad del mal” (Anna Arendth): “Al hablar de la banalización del mal , no entendemos solo la atenuación de la indignación frente a la injusticia y el mal sino, más allá de ello, el proceso que, por un lado, desdramatiza este mal (que no debería nunca ser desdramatizado) y, por otro, moviliza progresivamente una cantidad creciente de personas al servicio del cumplimiento del mal, haciendo de ellas “colaboradores”.(Dejours 2006 :144) 17 No hay consenso sobre la necesaria identificación de lo que produce daño. Hay una naturalización del término, en pensar las cosas como esencia y no como producto y menos como proceso. Hay una dificultad de reconocimiento que son campo de lucha, y en este sistema “capitalista”, es “así” y se banaliza el daño y las responsabilidad, pasa a ser natural. Ante situaciones de impunidad en situaciones de despido y la expulsión del sistema de trabajo Dejours tiene una provocativa hipótesis: “La exclusión y la infelicidad inflingidas al otro en nuestra sociedad actual, sin movilización política alguna contra la injusticia, serian el resultado de una disociación entre infelicidad e injusticia, bajo el efecto de la banalización del mal en el ejercicio de los actos civiles ordinarios por quienes no son víctimas” No se quiere pensar en eso. Si alguien trae relatos del horror se “cierra la oreja” 18, no se sabe cómo manejar la energía entre el malestar que genera el horror y sus vidas. ¿Aparece aquí cierta economía de energías? 13)

¿Qué hacemos con los sentimientos que generan las situaciones de impunidad?19: miedo20,

rabia, enojo, impotencia 21 , impunidad, soledad, tristeza 22 . ¿Qué lugar le hacemos, como nos

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En relación a otra arista de la impunidad y los linchamientos podemos mencionar la recuperación de fotos de linchamientos en EEUU y el prólogo del libro: “Lo más perturbador acerca de estas escenas es descubrir que los perpetuadores de los crímenes eran gente ordinaria, no muy diferente de nosotros mismos –comerciantes, granjeros, trabajadores, operadores de maquinaria, maestros, abogados, doctores, policías, estudiantes-; eran hombres y mujeres de familia, buenos, decentes, feligreses que creían mantener a los negros en su lugar era poco menos que controlar la peste, un modo de combatir una epidemia o un virus que, en caso de nos e refrenados, serian perjudiciales para la salud y seguridad de la comunidad” (Litwack 2014:256) 18 Conversaciones con Alicia Greco. 19 Ya nos anticipaban Edelman y Kordon (1995) la presencia de sentimientos de temor, indefensión e inseguridad, vivencias persecutorias entre otras afectaciones ante las situaciones de impunidad. El sentimiento que aparece, también, ante la impunidad es la rabia (Mejia Correa 2005), además de esta afecto, efecto de la impunidad, también la angustia lo es: “Entonces, la angustia es un efecto psíquico de la impunidad porque el sujeto es confrontado con la crueldad de un Otro que nadie detiene, nadie limita, nadie sanciona. No hace presencia un tercero que lo proteja y lo preserve de los estragos psíquicos que supone el ser tratado como una cosa.”(Mejia Corre 2005:271). “Resumiendo: la impunidad de la violencia social ataca a las persona en sus cuerpos, sus mentes y en

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impacta?. ¿Qué habilitaría amigarse a estos sentimientos negativos que genera la situación de impunidad?. A demás, siempre está presente la expectativa de que un “tercero” advenga a poner fin a “esto”. El “sentimiento de impunidad” vienen a nombrar la relación entre estos sentimientos y las situaciones, nombra más bien una serie de sentimientos ante el avasallamiento en una relación de poder. No es solo además una relación de poder sino la percepción de lo injusto de esta relación. Implica cierta relación con lo público por su expresa presencia o su insistente ocultamiento. La pregunta a hacerse es: ¿qué efectos en uno y colectivamente tiene?. En principio se puede pensar en dos vías que no se excluyen: una que nos despotencia, nos hace sentir chiquitos y otra que nos potencia a seguir andando, a enfrentar, intentar hacer algo con estas situaciones. Hasta acá es del orden de lo reconocible, no llega a ser pensamiento: nos pone triste, nos enoja, pero también hay algo de lo irreconocible y que actúa en nosotros, algo a lo que no podemos “hacerle lugar”23. 14)

La impunidad no es del orden del razonamiento, del fundamento, sino de la imposición. La

racionalidad es la del poder-sobre24, como poder-sometimiento25. 15)

Las situaciones de

impunidad

como aprendizaje de la indignidad 26 . El caso de los

femicidios muestra claramente como la impunidad es tanto un contexto que favorece, como efecto: “Deseo proponer que los feminicidios de Juárez se pueden comprender mejor si dejamos de la construcción de su historia. Por eso para desmantelarla es necesario desde los distintos sectores del cuerpo social mantener las posibilidad de buscar causalidades y sentidos a todo lo que nos rodea. La cultura y el accionar de los grupos son medios eficaces para ello. Se trata de construir una historia integrada a un sistema de valores donde la vida de todos y de cada uno sea lo primordial.” (Aguiar 1993). Ya nos anticipaban Edelman y Kordon (1995) la presencia de sentimientos de temor, indefensión e inseguridad, vivencias persecutorias entre otras afectaciones ante las situaciones de impunidad. 20 ¿Cuál es la relación entre el miedo y el horror en las situaciones de impunidad?. Que de lo siniestro de activa? ¿Qué de lo social en esto? 21 Las condiciones de producción de estos sentimiento es compleja, por ejemplo: “otra de las causas sistemáticas de impotencia ha sido la carencia económica de mucha de la gente que ha aprendido que, tanto las acciones de denuncia como el manejo de los impactos de las violaciones de derechos humanos, devienen en procesos imposibles si no hay una capacidad económica que los respalde.” (Frustracion 2010:361) 22 “La impunidad que se mantuvo por tanto tiempo, ha producido como efectos en la gente altos de niveles de frustración, sentimientos de indefensión y rabia contenida. Esto a su vez, ha reproducido, en diferentes momentos, lógicas de inmovilización y parálisis social.” (Frustracion 2010:361 ) 23 Hay algo de la impunidad que no es tramitable, expresable en el sentido de vías de expresión o de transformación. Si nos mas de la imposición, se nos impone, sin que podamos hacer, en principio nada. Nos habita y solo después podemos reconocerlo. Y siempre hay un resto con el que no podemos hacer nada. 24 Halloway (2001) nos recuerda que existe una distinción que hacer en relación a la idea del poder. Hay dos sentidos para pensar el poder: el poder-sobre (potestas) y el poder-hacer (potentia). “El poder-sobre es la ruptura y negación del hacer. Es la negación activa y repetida del flujo social del hacer, del nosotros que nos construimos a través del hacer social. (…) El poder-hacer es social. Es la constitución del nosotros., la practica del reconocimiento mutuo de la dignidad” (p.77) 25 “Es necesario denunciar la violencia abismal de la impunidad; la misma somete triplemente al arbitrio del otro, a su poderío, al someter a la víctima a la violencia natural del cuerpo a cuerpo; al exigirle que se aliene a la ley del más fuerte; al obligarla a ofrecerse como víctima emisaria del crimen impune.” (Kaes 1995: 18) 26 Hablar en términos de dignidad-indignidad nos remite a la consideración de la vida misma más allá de las condiciones biofisiologicas. Implica una valoración de las vidas. Otra manera de nombrarlo es como lo hace Martin –Baro (1989) en términos de lo que en el marco de una política de terrorismo de estado es el efecto de la “devaluación de la vida Humana”.

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pensarlos como consecuencia de la impunidad e imaginamos que se comportan como productores y reproductores de impunidad.”(Segato 2013:28). La autora propone la idea de una pedagogía de la crueldad que busca adoctrinar, a fin de cuenta domesticar las formas colectivas 27. 16)

Cuando se produce un daño y la impunidad está relacionada con este daño, algo de lo

irreparable se juega. La impunidad expande el sentido de lo inconmensurable del daño que hace que sea difícil cerrarlo en un sentido. El triste ejemplo que nos puede ayudar es la condena que Menendez “cumplió” y el sentido social de insuficiencia de tal condena ante tanto daño hecho. 17)

Algunas perspectivas de la impunidad

Según Pizzaro y Wittebroodt (2000) para entender la impunidad hay que tener en cuanta 5 dimensiones: la dimensión jurídica, la política, dimensión histórica: la memoria, dimensión ético/moral, la impunidad psicologica/psicosocial. Por otro lado retomaremos aquí lo planteado por el Procurador de los derechos humanos de Guatemala (2013)28: Como acto: violatoria de los derechos humanos Como factor causal: contexto posibilitador Como factor perpetuador: culturización Como estrategia de poder: control social

a) La impunidad como ausencia de castigo. En este sentido, hay tres tipos de impunidad: la penal, la moral y la histórica. a.1. Impunidad penal: refiere a la prolongación de una situación de injusticia ejercida contra las personas víctimas de un crimen de lesa humanidad: inadecuado marco normativo, ausencia de investigación, no ejercicio de la acción penal, mala integración de la averiguación, parcialidad de los jueces, etc. a.2. Impunidad moral: se alude aquí a lo que denominan complicidad social que se realiza a través de la ausencia de sanción social (se ejerce socialmente a través del silencio, la minimización del hecho y la culpabilización a las víctimas).

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“…describo esta función como una “Pedagogía de la Crueldad”(..) es absolutamente esencial al mercado y al capital en esta fase ya apocalíptica de su proyecto histórico. Sin embargo, la función ejemplar del castigo en el submundo de las jurisdicciones informales mafiosas y la “Pedagogía de la Crueldad” ejercida en el cuerpo de las mujeres y esencial para forjar sujetos dóciles al mercado y al capital, aunque emparentadas, no son lo mismo, no constituyen la misma función.”(Segato 2013:57) 28

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a.3. Impunidad histórica: como acto de borramiento simbólico a través de los discursos y mitos institucionalizados sobre un crimen de lesa humanidad ejercido por el Estado. Se realiza a través del olvido, la tergiversación de los hechos, la negación y la mentira institucionalizada. b) La impunidad como acto de violencia La impunidad no es sólo la ausencia de castigo, un acto de omisión o negligencia de la justicia. La impunidad penal, moral e histórica es un acto de violencia directa, visible, racional, instrumental, con interés determinado. De aquí que la impunidad no sea un efecto de la violencia mediado por una omisión, sino que la impunidad es un acto en sí de carácter violento. De forma que la impunidad contribuye a la revictimización de las personas que han sido víctimas de violaciones a sus derechos. En ese sentido, la impunidad es una violación al derecho de todas las personas a la justicia. c) La impunidad como contexto La impunidad es una situación que posibilita la comisión de delitos y violaciones a los derechos humanos por parte del Estado. La impunidad necesita de un contexto. d) La impunidad como cultura29 La impunidad también pasa a ser es un conjunto de instituciones, hábitos, creencias, actitudes y comportamientos30 que perpetúan las injusticias, los delitos, las violaciones a los derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad. En el ámbito de la ley, la falta de justicia se va internalizando (podemos pensarlo en el sentido de Bourdieu), por lo que se convierte en elemento de la cultura de la sociedad, como parte de los mecanismos de poder y control social. e) La impunidad como control social La impunidad tiene una función política, pues envía el mensaje de que los agresores nunca van a ser procesados, enjuiciados y castigados, por los delitos o violaciones a derechos humanos que hayan cometido. Esto juega a favor del miedo colectivo, la inamovilidad y la apatía social.

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Interesante como Edelman y Kordon (1995) nos dicen que la impunidad puede ser pensada como un modelo: “La represión política y a impunidad han ofrecido modelos e ideales sociales que legitiman un tipo de violencia que refuerza los funcionamientos omnipotentes del psiquismo. Los ideales colectivos se ofrecen como matrices identificadoras desde el contexto social y los miembros de una comunidad los asumen como propios, asegurándose a través de ello sus sentimientos de pertenencia social” (p.33) 30 “Las consecuencias de las violaciones de derechos humanos en Ecuador, desde la época de 1984-88 hasta la actualidad, con sus diferentes patrones e intensidades, ha tenido un efecto común que persiste hasta la actualidad y que se refiere a las consecuencias de la impunidad. Dicha impunidad no solo consiste en la ausencia de justicia y castigo a los responsables de las violaciones de derechos humanos, sino que también tiene un impacto en las creencias y actitudes sociales, generando un clima de silencio y pasividad frente al ejercicio de los derechos como ciudadanos.” (Frustracion…2010:361)

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Otra manera es pensarla es según los efectos que produce31. Es un eje, una mirada que

identifica e hilvana estados de ánimo, acciones, prácticas según su relación con las situaciones de impunidad. Algunos en relación a la resignación32 y procesos de impotencia y desesperanza que describe un estado de apatía generalizado antes estas situaciones, como el aumento del sufrimiento33 como condición social, otros toman la arista de como el no aprendizaje social produce la repetición 34 tanto de estas situaciones como de lo traumatizante de estas relaciones o de la ruptura de las mismas relaciones. Es decir, deja marcas que pueden ser pensadas en su relación intergeneracional35 y por lo tanto en sus condicionantes a generaciones futuras36. 31

En este sentido es indispensable tener en cuenta todo lo producido en nuestro país sobre esto. Ejemplo ineludible al cual recurrir es la producción de Edelman, Kordon y otros (1995). Aquí solo se mencionaran algunos aspectos. 32 “Una sociedad acostumbrada a que no tengan consecuencias los delitos se convierte en un grupo humano resignado, que aprende que las experiencias vitales no tienen nada que ver con los actos propios; sino con algo ajeno y “superior” a ti” (Alvarez Merino 2006 :9). A demás “al negar el castigo a los culpables que exigen las víctimas y los familiares, se busca generar un proceso de frustración, por lo que, en ocasiones, las víctimas tienen la sensación de que realmente no hay nada más que hacer y que hay que aceptar la realidad impuesta por el victimario. Con esto, se va generando un proceso de impotencia y desesperanza, ya que si los victimarios están impunes, si el poder se ríe de sus injusticias, si los verdugos se regocijan en las mentiras, resistir y seguir luchando por los ideales es una utopía, mientras que acostumbrarse es una forma de sobre vivencia. En este mismo sentido, la impunidad pretende dejar en el olvido los crímenes cometidos por los victimarios y “Si olvidamos lo que hemos vivido tendremos la tendencia a repetir.” (Correa 2011:12) 33 “La elaboración psíquica de las experiencias negativas se dificulta y aumenta el sufrimiento cuando el propio Estado no se hace cargo de las violaciones de los derechos humanos; “la experiencia nos señala que hay límites para elaborar intrapsíquicamente con eficacia cuando el Estado aún debe respuestas de verdad y justicia al conjunto de la sociedad”. “Las heridas de la memoria colectiva también necesitan de la justicia para poder curar”. (Gómez Mango, 1989).” (Alvarez Merino 2006 :9) 34 “En conclusión, los principales efectos de la impunidad, siguiendo a Gómez Mango (1989) se pueden resumir en tres: 1. Perpetuar las razones de represores para no hacer justicia es dar validez a argumentos basados en el miedo y la amenaza, con lo que está fabricando una sociedad inhibida, temerosa, donde se hace más fácil la repetición de violaciones de los derechos humanos al no haber correctores de dichas actitudes. 2. La reconciliación es fruto de la verdad, la justicia y la reparación; sin ello, hacemos posible que los/as encargados/as de hacer justicia, cuando no se hace responsable el Estado, sean los propios individuos, favoreciendo “la justicia por su mano”. 3. Los herederos y defensores de los represores se sienten amparados, con lo que se están fortaleciendo y manteniendo reductos de violencia y autoritarismo que facilitan rebrotes facciosos (recordemos a Tejero y el 23-F).” (Alvarez Merino 2006 : 10) 35 “La impunidad de los crímenes realizados atenta contra reglas que rigen las relaciones sociales de la vida y la muerte. Se convierte en una nueva situación traumática en la que concurren una serie de factores.(…) Todo esto basado en la falta de justicia produce distintos efectos: 1. Efecto de reactualización de las vivencias traumáticas 2. Efecto de repetición: repetición como efecto de la impunidad; repetición como efecto de la inducción al olvido; repetición como fruto de la inscripción social de la impunidad. 3. Efecto de embotamiento y anestesia afectiva 4. Efecto de alienación y masificación 5. Efecto de duplicación de las pérdidas 6. Efecto de subversión de valores 7. Efecto de búsqueda de leader mesiánico y chivo – expiatorio. 8. Efecto de la ruptura de lazos solidarios. La impunidad deja marcas y estas pueden ser transmitidas como legado a nuestros descendientes en la medida en que la generación que sufrió la violencia social y su impunidad no la intente recordar ni darle causas y sentidos.”(Aguiar 1993) 36 “Si retomamos las palabras del padre Javier Giraldo, diremos que la consecuencia más importante, en el orden político de la impunidad, es el condicionamiento de la sociedad frente al futuro, ya que ese futuro se moldea, fundamentalmente, de acuerdo con los principios, con la ideología y con el modelo de ordenamiento social deseados por los victimarios. Este fenómeno deja efectos psicológicos en las personas y en la sociedad que pueden ser más traumatizantes que los mismos hechos violentos que han sufrido

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Todo otro capítulo podría ser la relación entre impunidad y el ámbito del trabajo. Las

instituciones son portadores de normas, reglas y preceptos, así como de prácticas. Las consideraciones anteriores se pueden pensar también para el ámbito laboral con el agregado que éste le da particularidades. El miedo37 (al despido, sanciones, por ejemplo) y la resignación aparecen tanto por las condiciones de precariedad38, como de aprendizaje social de la indignidad. Es una interpelación, también difícil, a los propios trabajadores 39 en tanto que hacer o no ante las situaciones de impunidad. También se pueden pensar en tanto condiciones de producción de una “subjetividad trabajadora” que no es ajena a los avatares de una subjetividad estatal vigente. 20)

Contra la impunidad.

¿Cómo se confronta un sentido omnipresente? ¿Cuáles estrategias se pueden? ¿Cómo se sostiene cualquier acción contra la impunidad? ¿Qué de lo colectivo? ¿Que de lo comunitario?40 ¿Qué del reconocimiento de otros de la situación (el deseo, el reconocimiento de existencia)? ¿Qué de las utopías? “Por más impunidad e indulto que se decrete, ningún poder es totalmente hegemónico y por ello están presentes en mayor o menor medida los focos resistenciales que operan en los intersticios del cuerpo social. ” (Aguiar 1993)

las víctimas. Al respecto, Andréu-Guzmán afirma que la impunidad les recuerda a los pueblos que sus propios destinos están regidos por el poder. También les recuerda que su destino es impuesto por los verdugos, amenazándoles, a su vez, con el retorno del pasado de horror si este límite es desbordado.” (Correa 2011:12) 37 “la inteligibilidad y la racionalidad de las conductas subjetivas que conducen a la banalización del mal son accesibles a partir del análisis del sufrimiento –del miedo específicamente- que engendra procesos defensivos aterradores” (Dejours 2006:132) 38 En este sentido es importante lo planteado por Dejours (2006) que nos dice que: el primer efecto de la precarización es la intensificación del trabajo y el aumento del sufrimiento subjetivo; el segundo efecto es la neutralización de la movilización colectiva contra el sufrimiento, la dominación y la alienación, la tercera consecuencia es el silenciamiento, la ceguera y la sordera como estrategia defensiva. Frente a la infelicidad ajena (ej. despedidos) no solo “no hay nada que hacer” sino que su percepción provoca un malestar o una dificultad subjetiva suplementaria que malogran los esfuerzos de resistencia. El cuarto efecto de la amenaza de despido y la precarización es el individualismo. Cada cual a lo suyo, nos dirá. A partir de un nivel de sufrimiento “la miseria no une, sino que destruye reciprocidad “(Sofsky citado por Dejours). En fin, viven constantemente en una situación de miedo. 39 “…la adhesión a la causa economicista, que agrava la infelicidad de la injusticia, no tendría que ver, como muchas veces se cree, con la simple resignación o la aceptación de la impotencia frente a un proceso que nos supera, sino que funcionaria además como una defensa contra la conciencia dolorosa de la propia complicidad, de la propia colaboración y de la propia responsabilidad en el desarrollo de la infelicidad social” (Dejours 2006:17). Y avanza en enunciaciones provocadoras: “…la conciencia del –o la insensibilidad al- sufrimiento de los desempleados es indefectiblemente tributaria de la relación del sujeto con su propio sufrimiento. Esta es la razón por la cual el análisis de la tolerancia al sufrimiento del desempleado y a la injustica que este padece pasa por la dilucidación del sufrimiento en el trabajo. O, para decirlo con otras palabras, la imposibilidad de expresar y elaborar el sufrimiento en el trabajo constituye un gran obstáculo para el reconocimiento del sufrimiento de quienes no tienen empleo.” (Dejours 2006:44) 40 “Es importante y además una obligación ética, contar con dispositivos que permitan alojar lo ocurrido en un registro que ubique a los/as afectados/as, en una instancia facilitadora para la construcción de vías de elaboración de estos episodios. En este sentido es fundamental recalcar la importancia que cobra el fortalecimiento de dispositivos comunitarios y sociales, además de los estrictamente terapéuticos, dado que permiten abordar estos temas desde el lugar diverso (Consecuencias 2006 ;28)”

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Foucault también ya nos advirtió que donde hay poder hay resistencia 41. 21)

Ante la desertificación 42, la implosión de las relaciones y la justicia por mano propia. Otro

apartado a tener en cuenta es la relación entre impunidad y las acciones de justicia por mano propia (sean individuales o colectivas). Cuando son colectivas tienen un nombre: linchamientos43. Por un lado pensar en la relación con el Estado: “Un problema vinculado a la impunidad tiene que ver con la perdida de la confianza en el Estado en cuanto a la capacidad de hacer justicia y la certeza de que dicha función ser ejercida” (Edelman y Kordon 1995:35), por otro con las capacidades colectivas de “hacer comunidad”44. 22)

Se puede pensar en otra lógica: que implica contextos de “siempre en movimiento”. Decía

una testigo45: “No pensé en mis energías” para saber si podía seguir o no. En un contexto donde todo es calculable, ubicable, medible, cuantificable, aparece la tensión que nos pone en la pregunta de ¿Cuánto un cuerpo puede?. Ante la “impunidad omnipresente”, ¿se puede pensar, calcular, estimar algo?. Si lo que se juega ahí mismo es el efecto de sentido de “nada se puede hacer” y “Todo” esta ya definido. Se juega en todo caso la apuesta (loca y sin sentido) incalculable, inmedible e indefinible -de antemano- del encuentro.

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“Que no existen relaciones de poder sin resistencias; que éstas son más reales y más eficaces cuando se forman allí mismo donde se ejercen las relaciones de poder; la resistencia al poder no tiene que venir de fuera para ser real, pero tampoco está atrapada por ser la compatriota del poder. Existe porque está allí donde el poder está: es pues como él, múltiple e integrable en estrategias globales.” (Foucault 1980:171) 42 Otra manera de decirlo es intemperie. Intemperie etimológicamente refiere “al aire libre”, “expuesto al tiempo (clima)” en tanto no manejable, imprevisto. Cuando las leyes no regulan, cuando el Estado no protege, cuando las instituciones no cobijan: ¿cómo se arma una relación?, ¿qué subjetividad se arma? (Lewcowicz). El Colectivo Juguetes Perdidos nos habla de la intemperie: “En otras palabras, ponerse la gorra es cifrar –y ordenar- la información compleja y múltiple que circula en los barrios actuales en términos de inseguridad/seguridad.” (…) “La cosa viene desde un abajo bien profundo, en donde los desbordes sociales se viven sin reparo ni mediaciones, en dónde al exposición existencial a la precariedad es violenta y brutal, donde 43 Por un lado una definición general podría ser como lo plantea (xx 2014:268): “entendiendo por linchamiento la aplicación colectiva de castigos físicos y simbólicos, de manera drástica e inmediata, por parte de un grupo de pobladores a personas que incurren en acciones consideradas delictivas o dañinas por aquellos.” fsdgd y dentro de las tantas aristas del tema podemos decir que “el linchamiento es un artefacto político de producción de desemejanza. Producción efectiva, performativa, de desemejanza. Los saqueos expresaban que hay muchos que quieren consumir como todos; los linchamientos expresan que hay muchos que niegan que todos somos todos. El robo es un movimiento económico. Una mercancía pasa de un lugar a otro. El valor –de cambio- es inalterado. El linchamiento es un movimiento político: se apropia del cuerpo ajeno –esa mercancía- y lo usa para producir la desemejanza, para producirse como estamento distinto casi antropológicamente, es decir como clase diferenciada” (Valle 2014:31) 44 Existe una interesante publicación que nos pone a pensar cual es el lugar y sus implicancias hoy de los linchamientos: Linchamientos. La policía que llevamos adentro. Pennisi y Cangi (editores) 2014. En particular diremos que se pueden pensar en dos paradigmas para pensar esto: el de la seguridad pública y el de la justicia popular (Castillo Claudett 2014). A partir de aquí se ponen en consideración múltiples aspectos: el control Estatal, las fuerzas de poder entre quienes lo aplican y las relaciones sociales, las fragmentaciones sociales o modos actuales de relación, la violencia urbana, entre otros. 45 Conversaciones con Alicia Greco sobre expresión de una testigo en el marco del proceso del Juicio Megacausa “La Perla”. Más información en: http://www.eldiariodeljuicio.com.ar/

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Ante el silencio, la voz propia. No haremos acá una apología del martirio. Sabemos que es

difícil en situación de impunidad y de avallasamiento pensar en enunciar, denunciar esta situación 46. Pero tampoco es imposible. Nos han querido hacer olvidar las innumerables experiencias (siempre colectivas, siempre hay otros allí) de perseverancia en enunciar la voz propia47. Insistencia en negar los sostenes colectivos de cualquier voz. Es un camino de coraje, pero que se entrama en infinidad de lazos comunitarios. 24)

Ante la lógica desbastadora de la impunidad48, aparece el lazo amoroso. No el amor romántico

o del mártir. Sino el relacionado al coraje/valentia49, el de la ternura50, el de la perseverancia. Ese que le hace lugar a la construcción colectiva, a la memoria y a la celebración de las vidas intensas. 25)

Ante un lógica que busca fragmentar o mejor dicho dispersar (sin permitir encuentros), es

continuar con un hacer51: la lógica de la experimentación, ensayos, de encuentros (“nunca solos/as”). Hablamos de otros tránsitos y aprendizajes que hacen del encontrarse 52 su eje. Omar Barrault - Octubre 2016 46

Lo difícil de denunciar cuando los perpetuadores de la violencia están aún, pone en un lugar difícil a cualquiera en este mundo: http://www.lapoderosa.org.ar/2016/09/torturaron-a-dos-chicos-de-la-garganta/ 47 Al contrario de lo que dicen algunos hay infinidad de experiencias. Las Madres de plaza de mayo, Hijos, el Colectivo de Jóvenes, Madres de Ituzaingo, Vecinos de la Zona Sur, y la lista sigue. Citando a Ranciere, Pablo Hupert nos recuerda: “Conversar es ya ejercer igualdad. ”. (Hupert 2014:133). 48 En contraposición a formas que regulen el estar en común en la sociedad, “la impunidad busca su resolución por la repetición y la retorsión , o la autorretorsión , es decir en la destrucción sin fin. Como despojo del derecho, la impunidad ataca el orden simbólico, amenaza y ataca lo que fundamenta la comunidad.” (Kaes 1995:18) 49 “La valentía , me atrevería a decir, es la principal virtud frente a la desorientación de nuestra época. (…) no como una disposición inicial sino como algo que se construye en la práctica.”(Badiou 2009:43). O dicho de otra forma “la principal virtud que necesitamos es el coraje. Esto no es universalmente el caso: en otras circunstancias, otras virtudes pueden ser requeridas de forma prioritaria. Así, en la época de la guerra revolucionaria en China, la paciencia fue promovida por Mao como virtud cardinal. Pero hoy día, es sin duda el coraje. El coraje es la virtud que se manifiesta, sin consideración con las leyes del mundo, por la resistencia de lo imposible. Se trata de mantener el punto imposible sin tener que dar cuentas del conjunto de la situación: el coraje, en tanto que pretende tratar al punto como tal, es una virtud local. Levanta una moral del lugar, teniendo como horizonte la lenta reinstalación de la hipótesis comunista.” (Badiou 2010) 50 Interesante poder pensar en términos de ternura en tiempos de ferocidades y contra “la barbarización del lazo social” y el horror. Así nos lo recuerdan los compañeras/os, retomando a Ulloa, que acompañaron a testimoniar a testigos de crímenes de lessa humanidad (Plaza, Petiti, Bilbao, Greco, Constable, Zanetta, Ricci, Vázquez, Miretti, Galan (2014). En escenarios obscenos de poder y exclusión Ulloa (2001) lo ponía en términos de ternura: “la ternura es el escenario de ese sentimiento sencillo y firme que llamo el Buen Trato, término que no sólo remite a tratamiento, sino también a un trato solidario como núcleo de cualquier relación entre los hombres y las naciones.” 51 Se puede pensar en términos de prácticas que se instalan, se defienden, se continúan: “En el curso de esta práctica de respuesta social organizada y de búsqueda de la verdad se construyen nuevas representaciones sociales que redefinen la significación de la situación de impunidad. Ayudan a restaurar la malla social, a definir nuevas normas que regulen los intercambios, a proponer otros modelos y otros ideales colectivos.”(Edelman y Kordon 1995: 41) 52 En contraposición a la “pedagogía de la crueldad” Raquel Gutiérrez Aguilar nos habla de una especie de “cultivo de los vínculos”, de una “terapéutica del vínculo que ensaya enlazarse”, acciones, sin tanta expectativa, pero como fuente de fuerza. http://ciudadclinamen.blogspot.com.ar/2016/09/estamos-en-un-momento-de-luchas-hondas.html

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