2015, Jennings, Justin y Willy Yepez Alvarez. La ocupación Inca del valle de Cotahuasi, Arequipa-Perú. Revista Haucaypata: Investigaciones arqueológicas del Tahuantinsuyo 10: 44-64.

July 4, 2017 | Autor: Justin Jennings | Categoría: Archaeology, Andean Archaeology
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La ocupación Inca del valle de Cotahuasi, Arequipa-Perú Justin Jennings [email protected] Willy Yépez Álvarez [email protected]

Resumen Este artículo combina datos etnohistóricos, estudios arqueológicos y excavaciones de prueba para describir la ocupación Inca del valle de Cotahuasi, al sur del Perú. La ocupación Inca del valle es un buen ejemplo de control imperial directo. El imperio incaico construyó un centro administrativo llamado Maulkallacta en la parte superior del valle, implementó un camino a través del valle y se creó un centro ceremonial en un sitio ritual local. Así, el poder Inca se pudo sentir en la vida cotidiana del valle, por medio de las vasijas utilizadas y las estructuras arquitectónicas construidas. Esta alta inversión Inca en el valle se debe tal vez a cuatro factores: los ricos yacimientos de oro, plata, cobre, sal, y obsidiana; la ubicación del valle a lo largo de un corredor natural de Cuzco a la costa; el alto nivel de resistencia a la conquista Inca y el bajo nivel de complejidad política local. Palabras claves: Imperio Inca, arqueología, valle de Cotahuasi, imperialismo. Abstract This article combines historical records and data from archaeological survey and test excavations to describe the Inca occupation of the Cotahuasi Valley of southern Peru. The Inca occupation of the valley is a good example of direct imperial control. The empire constructed an administrative center called Maulkallacta in the upper valley, built an Inca road through the valley, and created a ceremonial center from a local ritual site. Inca power could be felt as well at every village in the vessels that were used and in the structure that were passed every day. This high Inca investment in the valley was perhaps due to four factors: rich deposits of gold, silver, copper, salt, and obsidian, the location of the valley along a natural corridor from Cuzco to the coast, the high level of resistance to the Inca Conquest and the low level of political complexity. Keywords: Inca Empire, Archaeology, Cotahuasi Valley, Imperialism. Introducción Durante el siglo XV el Imperio Inca se desarrolló en Cuzco y se expandió por gran parte de los Andes, impactándolo de manera sustancial. La imposición de su gobierno trajo profundos cambios políticos y económicos a las regiones conquistadas. Sin embargo, el poder Inca no fue absoluto y los administradores adaptaron sus políticas a las condiciones locales (Menzel 1959; D´Altroy 1992; Covey 2000). Diferentes grupos fueron integrados al Imperio a través de distintos factores, entre ellos: complejidad política, distancia desde la capital imperial, hostili-

dad hacia el control externo, importancia ideológica, potencial de recursos naturales, entre otros (Schreiber 1992 y Kaulicke et al. 2003 y 2005). El valle de Cotahuasi, en la sierra de Arequipa, fue una de muchas áreas que sucumbieron al gobierno cuzqueño; región que tuvo gran importancia para el gobernador Inca (Trawick 1994: 85) (figura 1). Este artículo analiza los registros etnohistóricos y arqueológicos existentes y expone los datos recolectados durante el desarrollo de nuestro proyecto de prospección arqueológica y de excavaciones de prueba realizados en el valle alto (desde el pueblo de Cotahuasi hasta el distrito

JENNINGS, Justin y Willy YÉPEZ ÁLVAREZ, 2015. La ocupación Inca del valle de Cotahuasi, Arequipa-Perú. Revista Haucaypata. Investigaciones arqueológicas del Tahuantinsuyo. Nro. 10: 44-64. Lima.

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Figura 1. Mapa del departamento de Arequipa con la localización del valle de Cotahuasi. Imagen adaptada del Gobierno Regional de Arequipa, proyecto “Desarrollo de Capacidades en Zonificación Ecológica y Económica para el Ordenamiento Territorial en la Región Arequipa”, archivo de acceso público. Patrón de ubicación y distribución de los sitios en el valle durante el Intermedio Tardío. El área resaltada muestra los límites de nuestro estudio.

de Puica) en 1999-2000 (figura 2); además revisa y evalúa los trabajos arqueológicos preliminares realizados en el área (Chávez Chávez 1982; Chávez Chávez y Salas Hinojoza 1992; Trawick 1994 y 2003). A continuación haremos una breve descripción del valle, de sus recursos naturales y de su ubicación geográfica, y luego compararemos los antecedentes arqueológicos con nuestro registro en campo de las sociedades del periodo Intermedio Tardío. Concluimos con un resumen de la conquista Inca y exponemos evidencia arqueológica de la ocupación imperial en el valle de Cotahuasi. Con esto esperamos no solo enumerar los pasos que se dieron para lograr la conquista sino también brindar algunas explicaciones tentativas sobre la estrategia de integración Inca. Geografía del valle, medio ambiente y recursos naturales Con una profundidad de más de 3500 metros,

desde el fondo del valle, Cotahuasi es el cañón más profundo del mundo (Pérez Vera 1997: 31). Ubicado a 14o latitud sur y 73o longitud oeste, el valle se encuentra a lo largo del extremo norte del Altiplano volcánico de Arequipa, en los Andes Centrales. El Cotahuasi-Ocoña es uno de los ríos que cortan de manera profunda el Altiplano a medida que se dirigen hacia el Océano Pacífico (figura 1). Durante el Terciario y Cuaternario ocurrieron erupciones volcánicas y levantamientos en la región de Cotahuasi. Estos procesos, combinados con la actividad glacial y la erosión fluvial, fueron responsables de la creación del valle (Olchauski y Dávila 1994 y Burger et al. 1998). La actividad geológica ha dejado un espectacular paisaje de precipicios de 1000 metros de altura, laderas fértiles nutridas por manantiales y campos inclinados inestables. Actualmente el valle se encuentra aislado. El único camino para llegar a Cotahuasi se conecta con los pueblos de Chuquibamba (6 a 8 horas

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Figura 2. Patrón de ubicación y distribución de los sitios arqueológicos en el valle durante el Intermedio Tardío. El área resaltada muestra los límites del estudio.

en ómnibus), Majes (8 a 10 horas) y la ciudad de Arequipa (11 a 14 horas). Antes de la construcción de la carretera (hasta los años de 1960), el viaje a Arequipa se efectuaba en acémilas, tardando hasta 8 días. La ciudad del Cuzco está aproximadamente a 220 km y puede llegarse en seis días a caballo (Trawick 1994: 33). A pesar de las actuales limitaciones, el valle es un corredor natural y su posición entre la sierra y el mar hicieron de este una importante vía de transporte y comunicación de la sierra sur del

Perú hasta inicios del siglo XX (Trawick 1994: 33, Capítulo 2). Desde el periodo Arcaico Medio (6000 -4000 aC) hasta los tiempos modernos, la ubicación geográfica del valle trajo periodos de prosperidad a sus habitantes (Jennings 2002; Trawick 2003; Jennings y Yépez Álvarez 2009 y 2015; Perry et al. 2006). La región es un área con recursos naturales muy particulares. Aquí se encuentra la mayor fuente de obsidiana de los Andes Centrales, cerca y alrededor del pueblo de Alca (Burger et al. 1998;

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Figura 3. Plano de Rascancha (CO-13), un pueblo típico ocupado durante el Intermedio Tardío.

Jennings y Glascock 2002). Además, el valle está situado dentro de la zona geológica Puquio y Caylloma, conocida por ser una de las

principales de áreas de producción de metales del Perú, donde la plata, el oro y el cobre son aún explotados (Trawick 1994 y 2003; Canchaya et

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al. 1995; INGEMMET 1995). Cerca al pueblo de Huarhua, en Pampamarca, se encuentran las minas de sal de Huarhua, un depósito de sales de roca dentro de calizas y otras rocas sedimentarias de aguas profundas y del océano (Concha Contreras 1975: 74 y Jennings et al. 2013). Los estudios arqueológicos indican que todos estos recursos fueron explotados por los habitantes del valle desde el Horizonte Medio, o tal vez desde antes (Jennings et al. 2013: 128-129). Al igual que en otros valles de los Andes, en Cotahuasi es posible caminar desde el desierto sub-tropical seco hasta el equivalente al piso de la tundra ártica en el transcurso de un día (Trawick 1994: 32). La vegetación natural del valle es escasa y consiste en pastos perennes, arbustos semi-leñosos y diversos tipos de cactáceas. Sin embargo, gran parte de la ecología del valle es vista como un artefacto cultural, debido a que por mucho tiempo los pobladores han transformado su ambiente de acuerdo a sus necesidades (Huillet 1992: 16). Cotahuasi, así como otros valles de la sierra (Murra 1972 y Brush 1977), demandó un patrón de explotación económica de tres o cuatro zonas en donde las partes altas del valle y los pastos naturales fueron aprovechados intensamente como alimento para camélidos; mientras que los espacios más bajos fueron usados para diversos tipos de agricultura (Trawick 1994: 57). El Intermedio Tardío y la conquista Inca Durante el Intermedio Tardío (1000-1476 dC), las aldeas prosperaron en tanto que la población crecía y la estratificación social aumentaba. A diferencia del Horizonte Medio (600-1000 dC), el número de aldeas aumentó y en algunos casos se duplicaron (Jennings y Yépez Álvarez 2009). Nuevas aldeas fueron construidas en lugares geográficos semejantes a las del Horizonte Medio, con el nuevo sistema de asentamientos compuestos por 14 aldeas vinculadas con cementerios (figura 2). Estas eran usualmente organizadas alrededor de una o varias plazas y la mayoría presenta conglomerados de casas agrupadas alrededor de patios centrales o alineadas a lo largo de terrazas domésticas. Las estructuras tuvieron plantas cuadradas o rectangulares, aunque una variedad de edificios de forma poligonal irregular también fueron comunes. Los vanos de acceso

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fueron realizados en los muros cortos de las estructuras (figura 3). Se encontró en cada aldea un grupo de edificaciones bien conservado, que pueden ser separados por su tamaño y elaboración arquitectónica de las demás estructuras del sitio. Mientras que en la mayoría de los casos, las estructuras domesticas median entre 4 y 6 metros de longitud, estas edificaciones tenían una longitud promedio de 5 a 9 metros. Hornacinas y otros ornamentos fueron más comunes dentro de estas edificaciones. Las estructuras estaban generalmente agrupadas alrededor de la plaza central y/o en el punto más alto del sitio. La forma, embellecimiento, y ubicación de estas edificaciones indican que las estructuras eran casas de elite. También tenemos evidencia de distinciones de status en los cementerios. Algunas tumbas de alto status, por ejemplo, tienen una capa de estuque cubierta con pintura roja o mayor cantidad de hornacinas. Aunque la mayoría de las tumbas han sido saqueadas, existe evidencia de distinción social en los artefactos encontrados: grupos de individuos enterrados en las mejores tumbas tenían acceso preferencial a bienes de prestigio evidenciados en las vasijas y tejidos. A pesar de la probable existencia de una elite en la aldea, no hemos conseguido evidencia de que haya existido una jerarquía política más allá del nivel de las aldeas. Tampoco hemos encontrado una distinción clara en el tamaño de los sitios de aldea, y la composición arquitectónica de cada una de ellas no difiere de manera significante. No existieron grandes diferencias de poder político entre aldeas reflejadas en el número de habitantes, arquitectura administrativa, estructuras de elite y especialización artesanal. No existió una jerarquía política en todo el valle. Sin embargo, en Tiqnay o Alca La Antigua (CO02) se puede distinguir un grupo de tres templos que probablemente fueron edificados al inicio del Intermedio Tardío. Su arquitectura fue única y dos de los templos quedan como recuerdo de la tradición de estructuras en “D”, típica de la arquitectura religiosa Wari (figura 4). Probablemente en el sector de los templos de Alca La Antigua se realizaron importantes rituales relacionados a la fertilidad agrícola porque en el extremo suroeste del templo se han reconocido cientos de “placas de piedra pintadas” (Kauffmann 1992). Las placas recrean motivos geométricos simples, aplicados con pintura roja, complementados con diseños

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en amarillo, verde y anaranjado. Estas placas, que representaban una forma de “pago”, fueron colocadas entre los espacios libres de la rocas y cavando hoyos en la base de las rocas. Las placas se han encontrado en múltiples sitios, en diversos contextos poco estudiados (Jennings 2002: 359-372). El número resonante de placas ofrecidas y la arquitectura ritual del lugar sugieren que Alca La Antigua era un centro ritual importante del Intermedio Tardío. Aunque el poder ritual de Alca La Antigua parece haber crecido durante este periodo, la ausencia de un sitio principal en el valle indica que la jerarquía política por encima del nivel del valle jamás se realizó (Jennings y Yépez Álvarez 2009). Aun así, el poder de Alca La Antigua fue suficiente para organizar las fuerzas militares del valle y desafiar al Inca. De acuerdo a las crónicas y las historias locales, la resistencia al control de los cuzqueños fue feroz (Trawick 1994: 77), como Garcilaso de la Vega relata (1985: 106-107 [1609]): Hecha la calcada, passó el Inca Maita Cápac, y entró por una provincia llamada Allca, donde salieron muchos indios de Guerra de toda

la comarca a defenderle el passo de una asperissimas cuestas y malos passos que hay en el camino, que son tales que aun passar por ellos caminando en todo paz, ponen grima y espanto, cuanto más haviéndolos de passar con enemigos que lo contradigan. En aquellos passos se huvo el Inca con tanta prudencia y consejo, y con tan buen arte militar, que aunque se los defendieron y murió gente de una parte y de otra, siempre fue ganando tierra a los enemigos. Los cuales, viendo que en unos passos tan fragosos no le podian resistir, antes ivan perdiendo de día en día dixeron que verdaderamente los Incas eran hijos del Sol. pues se mostravan invencibles. Con esta creencia vana (aunque havia[n] resistido más de dos meses), de común consentimiento de toda la provincial lo recibieron por Rey y señor, prometiéndole fidelidad de vassallos leales. El Inca entró en el pueblo principal llamado Allca con gran triunfo. De allí passó a otras grandes provincias cuyos nombres son: Taunsma, Cotahuaci. Pumatampu. Parihuana Cocha... Sin embargo, el “gran triunfo” del Inca duro poco tiempo. Luego de la derrota, los grupos de la región se reunieron nuevamente para combatir

Figura 4. Plano del sector ceremonial de Alca. Los templos están marcados como T1 a T3.

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a los Incas. De acuerdo con Cieza de León (1985: 116-117 [1550): Los que escaparon de los enemigos, como mejor pudieron, fueron a parar a su provincia, a donde de Nuevo procuraron de allegar gente y buscar favores, publicando que habían de morir o destruir la ciudad de Cuzco, matando todo las advenedizos que en ella estaba; y con mucha soberbia, inflamados en ira. se daban priesa a recoger armas y. sin ver el templo de Curicancha, repartían entre ellos mesmos las señoras que en él estaban. Y estando aparejados,

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se fueron hacia el [cerro] de Guanacaure. para desde allí entrar en el Cuzco, donde había aviso destos movimientos y Capac Yupanqui había juntado todos los comarcanos al Cuzco y confederados. Y con los orejones aguardó a sus enemigos, hasta que supo estar cerca de Cuzco, a donde fueron a encontrarse a ellos, y entre los unos y los otros se dio la batalla, animando cada capitán a su gente. Mas, aunque los de Condesuyo pelearon hasta más no poder, fueron vencidos segunda vez con muerte de más de seis mili hombres dellos y que escaparon volvieron

Figura 5. Patrón de ubicación y distribución de los sitios en el valle durante el Horizonte Tardío. El área resaltada muestra los límites del estudio.

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Figura 6. Se aprecia: 1. Qhapaq Ñan que vincula al sitio de Maukallacta (CO-12) con pueblos de la región de Apurimac y Cuzco; 2. parte Inca de Maukallacta; 3. parte del Intermedio Tardío de Maukallacta; 4. pueblo moderno de Puica; 5. andenes en abandono y de uso temporal del pueblo de Suni y 6. segmento incólume del Qhapaq Ñan que articula a los pueblo del valle hasta la región del Cuzco, en la actualidad es usado por caravanas de llameros. Imagen tomada de Google Earth Pro.

huyendo a sus tierras. Estos registros sugieren que la conquista Inca del valle fue ferozmente disputada, por lo tanto no es sorprendente que el imperio recurriera a una vasta variedad de medidas para consolidarse en este importante centro de recursos y corredor de transporte. Los intentos del Inca de incorporar el valle parecen haber tenido éxito1. La ocupación Inca del valle de Cotahuasi La transformación del valle, de una región recalcitrante a un área leal al Inca, se llevó a cabo en menos de cien años. Al contrario de otras regiones de los Andes, que resistieron la conquista Inca (Murra 1980: 174-178), no existe evidencia de que los sitios en Cotahuasi hayan sido forzados a ser reubicados, con la posible excepción de Achombi (CO-26), donde gente de otras regiones fue establecida en el valle (figura 5). Aunque varios cementerios y pequeñas aldeas puedieron haber estado desiertos

después de la conquista Inca del valle, ninguno de los pueblos principales fueron abandonados y no se fundaron nuevos lugares para habitar2. Aun así, la inversión Inca en la región fue sustancial (a pesar de los cambios mínimos en el patrón de asentamiento del Intermedio Tardío y el Horizonte Tardío), por ejemplo instalaron un centro administrativo y construyeron un camino principal. Edificaciones en estilo imperial fueron 1 En el tiempo de las campañas en Quito, los guerreros de Cotahuasi pelearon en los ejércitos del Inca (Jiménez de la Espada 1965: 314 [1881]) y en el tiempo de la conquista española, el valle de Cotahuasi fue una de las áreas más leales de respaldo al Inca (Hemming 1970: 247). 2 Sin embargo, es posible que los sitios abandonados continuaran siendo ocupados durante el Horizonte Tardío. Aunque nosotros datamos los sitios por la presencia - ausencia de muestras de cerámica local, estilo Inca o relacionadas con el estilo Inca – era común que el estilo local del Intermedio Tardío siguiera en uso en las áreas conquistadas.

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levantadas en muchas aldeas y el uso de cerámica Inca se hizo más común. Los Incas pugnaron por consolidar el área ritualmente, empleando los ritos y creencias locales para integrarlos al canon imperial. *Maulkallacta, un centro administrativo Inca El cambio más significativo en el valle fue la construcción de Maulkallacta (CO-12), un típico centro administrativo de siete hectáreas, localizado cerca del actual pueblo de Puica. El sitio dominó la ruta principal de acceso al valle alto y fue permanente tránsito al Cuzco (Figura 6). Casi todos los tipos de vivienda son de una habitación sin frontones – que es una de las estructuras Incas más comunes. (Gasparini y Margolies 1980: 160). Las hornacinas, ventanas y vanos de acceso fueron construidos al estilo Inca y están colocados simétricamente en los muros largos y, raramente, en los más chicos (Gasparini y Margoiles 1980: 13). Las kanchas, bloques rectangulares amurallados, que envolvían grupos de viviendas de una habitación, no fueron encontradas en el sitio, pero los edificios en Maulkallacta estaban claramente agrupados libremente alrededor de pa-

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tios abiertos. Kanchas irregulares como las de Maulkallacta son más frecuentes en los centros Inca fuera del Cuzco (Gasparini y Margolies 1980: 186) (Figura 7). La parte más importante del sitio fue probablemente una gran plaza abierta con dos de los principales símbolos arquitectónicos del poderío imperial – el usnu y la kallanka (Hyslop 1990: 18, 69). Fuera del Cuzco, los usnus fueron usualmente plataformas escalonadas hechas en piedra que se encontraban en la plaza principal. La plataforma era un símbolo visible del poder del estado usado por el Inca como trono, un estrado para reuniones militares, para juicios y para rituales (Hyslop 1990: 70-72). En Maulkallacta se registró un usnu en escombros, que fue arrasado hasta sus cimientos. La kallanka se define por tener planta rectangular con tres vanos de acceso ubicados en uno de sus lados más largo asociado a la plaza, un modelo típico para la época Inca (Hislop 1990). Para brindar soporte al techo, usualmente se usaban pilares a intervalos dentro de la estructura (Gasparini y Margolies 1980: 196). Las construcciones fueron probablemente estructuras de multiuso: para almacenamiento y hospedaje temporal, así como para actividades

Figura 7. Vista de las edificaciones Inca en Maulkallacta.

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rituales y administrativas (Gasparini y Margolies 1980: 199-200). La kallanka fue destruida, pero se conservó la pared frontal con sus tres vanos de acceso, los cuales fueron clausurados intencionalmente; a una altura de 1.5 metros. Se preservó solamente la base de los otros tres muros. A lo largo del extremo sur de la plaza de Maulkallacta, se han registrado ocho tumbas disturbadas, únicas en el valle (Figura 8). La arquitectura funeraria es bastante similar a ejemplos de tumbas Inca encontradas en Cuzco y Arequipa (Guaman Poma 1980 [1615: 262] y Sobczyk 2000: 250-253). Siete de las ocho tumbas se encuentran en terrazas artificiales, que varían en el ancho (de 2 a 5 metros). Las tumbas son rectangulares, compuestas de dos 0 tres niveles. El ingreso y piso inferior de la estructura son subterráneos (2 m de profundidad aproximada). El piso y el techo poseen grandes bloques de piedra talladas, pareciéndose bastante a una caja sólida. Lamentablemente, las cámaras fueron saqueadas, pero se encontraron junto a restos de óseo humanos, tres fragmentos de cerámica del Horizonte Tardío, incluyendo un tiesto de un cántaro tipo aríbalo. *El Camino Inca Cuzco -Chala Los Incas desarrollaron un sistema extenso de caminos para desplazar tributos, fuerzas e información de manera efectiva (Hyslop 1984). En el Condesuyo, el Inca construyó dos cami-

nos principales, uno transversal y otro costero (Von Hagen 1955; Hyslop 1984; Manrique y Cornejo 1990: 23). El camino transversal corre desde la boca del río Chala hasta Cuzco y fue utilizado para llevar pescado y otros productos desde el océano hasta la capital (Von Hagen 1976). Desde el Cuzco el camino cruzaba el Apurimac y se dirigía hacia el sur por el valle de Cotahuasi, luego de bajar casi hasta el moderno pueblo de Cotahuasi, subía hasta salir del cañón antes de la cascada de Sipia, cruzando la puna hasta las orillas de la laguna de Parinacochas, y finalmente llegaba al valle costeño de Chala (figura 9) cerca de la fuente de sal de Huarhua. Aunque el camino parece seguir una ruta de comunicación muy antigua (Burger et al. 1998: 193-194; Jennings y Glascock 2002: 112-113 y Jennings 2002), el esfuerzo para mantener y mejorar el camino fue sin duda fundamental. Nuestra investigación en el valle de Cotahuasi identificó varias posibles secciones del camino prehispánico a lo largo de la región. Estos tienen una extensión de 3 a 5 km, representados por graderías de piedras marcadamente desgastadas. Uno de estos tramos es visible en el pueblo moderno de Alca ascendiendo al este del valle. El camino cruza por una zona de andenes agrícolas, los mismos que integran el paisaje de cuatro sitios ocupados durante el Intermedio Tardío (CO-2, CO-43, CO-33, CO-29), y antes de salir del valle pasa por el sitio Maulkallacta con dirección a Cuzco. Aunque los pobladores del valle insisten

Figura 8. Tumbas de piedra reconstruidas al este de la plaza de Maulkallacta.

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Figura 9. Segmento del Qhapaq Ñan y movilidad de la sal de Huarhua (CO-50): 1. mina de sal, pueblo de Huarhua y trayecto hacia los pueblos de Parinacochas en Ayacucho; 2. camino que relaciona al pueblo de Huarhua y la quebrada de Pampamarca; 3. Pampamarca y la ruta hacia el pueblo de Antabamba en Apurimac; 4. pueblo de Mungui; 5. pueblo de Cotahuasi; 6 y 7. pampa y sitios de Tenahaha (CO-45) y Collota (CO-8); 8. apu y sitio de Huiñao (CO-48); 9. margen izquierda y acceso a sitios del pueblo de Locrahuanca; 10. sitio de Tulla (CO-23) y 11. pueblo de Taurisma. Imagen tomada de Google Earth Pro.

que este camino es parte de los restos del camino real Inca, no pudimos determinar el período de construcción mediante las ruinas de superficie. Lo que sí queda claro es que este camino se utiliza actualmente de manera continua. Cabe resaltar que fue la única vía de integración antes de la construcción de la carretera Alca-Puica. *Arquitectura Inca insertada en sitios locales Por lo menos se puede encontrar una construcción Inca en cada uno de los sitios principales conservados en el valle3. En Ullchulca (CO-33), por ejemplo, dos construcciones fueron edificadas empleando las bases y gradas que forman el muro fortificado del Horizonte Medio (figura 10). Las estructuras tienen muros hastiales altos rematados en forma triangular, detalle arquitectónico claramente de estilo

Inca (Gasparini y Margolies 1980: 164). También existe una construcción al extremo este de Juchayoc (CO-11) con rasgos arquitectónicos atípicos en la región. Esta estructura, insertada en un área de terrazas de una habitación, contiene dos columnas en su pared norte, similar a una Kallanca, un caso típico del estilo Inca (Gasparini y Margolies 1980: 170-173). Además, una estructura en Tulla (CO-23) contiene dos hornacinas trapezoidales. Cabe resaltar que en los primeros períodos en Cotahuasi solo se utilizaron hornacinas rectangulares y cuadradas. Las construcciones comentadas, 3 Hay tres sitios de importancia (CO-26, CO-27, CO-37) que contienen arquitectura del Horizonte Tardío, pero ninguno con la arquitectura aún de pie. Los pueblos más pequeños ocupados durante el Horizonte Tardío, como CO-21. CO-29, y CO-39, tienen arquitectura pero ninguno es de estilo Inca.

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en estos y otros sitios, sirvieron como recordatorios omnipresentes del poder imperial Inca. La influencia Inca en Alca La Antigua fue particularmente fuerte (figura 11). Por lo menos tres edificaciones se construyeron con el estilo Inca. Las primeras dos, de planta rectangular, están construidas sobre una plataforma artificial en el extremo sur del sitio. La primera estructura mide aproximadamente 20 x 4 metros y contiene cuatro grandes ventanas y un acceso trapezoidales. La segunda, está al sur de la primera estructura y tiene dos vanos de acceso trapezoidales. Esta se subdivide en cuatro compartimentos, pero las paredes están muy pobremente conservadas como para determinar si existieron accesos. Los rasgos y detalles arquitectónicos de las construcciones (accesos, ventanas y esquinas) sugieren que fueron construidas con estilo Inca (Hyslop 190: 8-12). Se necesita continuar con la investigación en Alca La Antigua y otros lugares principales del valle para entender cómo la construcción de estas edificaciones se relaciona a la ocupación incaica. Mientras las construcciones pueden reflejar la imposición del control imperial directo sobre los centros de población del valle, también pueden haber sido el resultado de la emulación de las prácticas de construcción Inca por parte de las élites locales. *Cerámica Inca en el valle Se han identificado muestras de cerámica Inca en cada uno de los sitios reconocidos y dentro de la mayoría de cementerios de este período. Esta cerámica, conocida como estilo Chapi en la secuencia de estudio de cerámica Cotahuasi (Jennings 2002: 336-342), esta definida por su relación de forma, superficie, tratamiento, motivos de diseño y técnica de cocción con la cerámica Inca del Cuzco. El Huayllura es otro estilo cerámico local que adoptó las formas de las vasijas y la iconografía Inca (Jennings 2002: 325-329). Hemos comprobado, con análisis químicos, que la mayor cantidad de vasijas de estilo Chapi fueron importadas (Bedregral et al. 2015: 164). Las muestras del estilo Chapi están excepcionalmente bien cocidas, extremadamente compactas y, a diferencia de la mayoría de estilos de Cotahuasi, no tienen un centro de color plomo. La pasta compacta de los fragmentos de estilo Chapi es distinta a las otras usadas en

el valle; esta varía en color, de anaranjado al café, y el tipo y número de inclusiones no plásticas es variable. Feldespato (1/16 – 1/4mm), mica (1/8 – 1/4mm) y andesita (1/8 – 1/4mm) pueden encontrarse en algunos casos en densidad, variando entre el 3 al 10%. Las formas de la cerámica estilo Chapi, incluyen formas de vasijas abiertas y poco profundas, platos, ollas de cuello corto y expandido, aríbalos, keros y posiblemente jarras de una asa. La cerámica está bien pulida, pero presenta una gama de tratamientos, alisado con brillo y decoración con pintura. Muchos de los fragmentos están completamente cubiertos con diseños pintados de formas geométricas negras, blancas, rojas, anaranjadas y, ocasionalmente, violetas. En general, los motivos son repetitivos y finamente ejecutados, e incluyen líneas rectas, gruesas bandas, triángulos colgantes, líneas y triángulos aserrados, rombos negros, diseños de triángulos

Figura 10. Remanente de estructura Inca local en Ullchulca (CO-33).

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Figura 11. Alca La Antigua y las características fisiográficas del valle medio de Cotahuasi: 1. sitio de Juchayoc (CO-11); 2. sitio Cahuana (CO-6) y segmento del Qhapaq Ñan que vincula la zona de captación (puna), como la vertiente del río Chococo, permitiendo el acceso a la fuente de Obsidiana Condorsayan; 3. canal de riego que vincula históricamente al sitio de Cahuana (CO-6) y andenes en uso; 4. Alca La Antigua (CO-1) compartiendo un tramo del camino Inca que vincula esta margen con sitios de la parte alta; 5. apu Condorsayan; 6. apu Aica que crean, vinculan y armonizan el sistema agrícola en uso y 7. carretera Alca-Puica en la margen izquierda del valle. Imagen tomada de Google Earth Pro.

opuestos o similares a “relojes de arena”, helechos, diamantes entrecruzados con líneas, y bandas entrecruzadas (figuras 12 y 13). El estilo Chapi es muy similar y parecido a la cerámica Inca cuzqueña y de las provincias (Rowe 1944 y Pärssinen y Siiriänen 1997). Las formas son Inca (Rowe 1944: 48) y los motivos son ejemplos bien ejecutados del estilo imperial. Análisis de activación de neutrones sugiere que muchas de las cerámicas Chapi se realizaron en las regiones del Cuzco o, más raramente, del lago Titicaca. Una pasta bien cocida, dura y compacta de los fragmentos separa más a estas vasijas de los otros utensilios de Cotahuasi (Bedregral et al. 2015: 164). Sin embargo, unas cuantas formas y decoraciones utilizadas en mercancías Chapi parecen estar relacionadas con tradiciones locales y pueden haber sido producidas localmente. Evidencia que tenemos por la química de las arcillas. Por

consiguiente, la pasta podría ser un reflejo de una nueva técnica de cocción y/o la introducción de especialistas en cerámica en el valle. *Alca La Antigua y Cahuana: una transformación ritual Debido a que el Inca usualmente se esforzaba por encontrar maneras de incluir las tradiciones locales en la cosmología imperial oficial (Kolata 1997: 249; Urton 1999: 61-62; Bauer y Stanish 2001: 244), la estrategia general seguida por los Incas, en relación a la religión local, era permitir la continuación de la adoración de los dioses locales antiguos, con tal que los dioses Incas también fueran adorados (Valcárcel 1980: 77; Spaulding 1984: 82; Cobo 1990: 3 [1653]; Espinoza Soriano 1997: 435). Esta estrategia de co-opción parece haber sido aceptada en el valle de Cotahuasi. La diseminación de la cerámica con estilo Inca y local del Horizonte Tardío en lugares rituales en el

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Figura 12. Cerámica Inca “Estilo Chapi”.

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Figura 13. Cerámica Inca “Estilo Chapi”.

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valle sugiere no solo que los templos continuaron siendo venerados durante este período, sino también que la cerámica Inca fue probablemente utilizada como ofrenda o parte de la parafernalia ritual del lugar. Mientras que la adoración continuó en estos lugares, el principal centro ritual del valle fue probablemente abandonado. Durante el Horizonte Tardío, el área alrededor de los tres templos de Alca La Antigua fue abandonada. No se registraron muestras de cerámica con influencia Inca en las tres unidades de excavación realizadas en estos templos (figura 4), y sólo un 2% de los fragmentos de cerámica recolectados de la superficie en esta parte del sitio son de influencia Inca4. El abrupto final del uso de los templos, y probablemente la tradición de las ofrendas de placas pintadas asociada a él (Jennings 2003a y 2003b), sugiere que el Inca no cooptó el poder ritual de Alca La Antigua. Más bien, parece que los Incas destruyeron el poder ritual de este sitio porque percibieron que era una amenaza a su gobierno. Aunque el lugar continuó siendo uno de los pueblos principales en el Horizonte tardío5, la evidencia sugiere que Cahuana (CO-6) surgió para convertirse en el centro ceremonial del valle durante la ocupación Inca. El sitio de Cahuana se ubica en una terraza natural de un cerro al sur de un pueblo moderno y epónimo, ocupado desde el Horizonte Temprano hasta el Horizonte Tardío. Aunque nunca fue mencionado por los cronistas, existen cuatro factores que sugieren que el lugar tuvo una marcada importancia ceremonial en el período Horizonte Tardío. Primero, los Incas se instalaron y ocuparon casi la mitad del lugar a fin de construir una serie de edificaciones alrededor de las tres plazas (figura 14). Con excepción de Maulkallacta, el lugar tuvo el mayor número de edificaciones Inca en el valle. Segundo, en la parte central de dos de las plazas hay un afloramiento de piedras roja, las vetas de piedras rojas fueron importantes elementos en la religión Inca y posiblemente también tuvieron un significado ritual (Hyslop 1990: capítulo 4). En tercer lugar, los Incas 4 En comparación a un pequeño porcentaje de cerámicas del Horizonte Tardío encontrado en la cima, el 23 % de los restos recolectados en todo el lugar datan de este período.

construyeron un canal que recorría el sitio y en muchas partes, construyeron edificios sobre este (Trawich 1994: 79). El agua era sagrada para el Inca, y los trabajos de canales y andenes fueron importantes en la planificación de los sitios rituales y administrativos (Hyslop 1990: 130). Finalmente, el saliente pico que se formó en la parte superior tuvo significado ritual. La relación del pico con el lugar recuerda al Huayna Picchu que domina el famoso Machu Picchu. Muchas cimas y picos eran sagrados para el Inca y así se mantienen hasta hoy (Isbell 1978: 59), y en el Horizonte Tardío encontramos fragmentos de zampoñas de cerámica en la cima del cerro con vista a Cahuana, detalle que sugiere que la montaña pudo haber sido un lugar sagrado6. Las evidencias registradas sugieren que Cahuana fue ritualmente importante desde el Horizonte Medio. Por consiguiente, es probable que el sitio se convirtiera en el centro ritual de la región. Mientras otros lugares con trazos de patrón ritual continúan siendo usados durante la ocupación Inca, ninguno de ellos tiene estructuras asociadas al estilo Inca. Sin embargo, el sitio de Cahuana fue transformado en un lugar ritual colmado de construcciones Incas, destacado con los elementos naturales que fueron importantes para la religión del estado Inca, como el agua y la piedra. Conclusiones La presencia Inca en el valle de Cotahuasi fue determinante. El imperio construyó el sitio de Maulkallacta en el valle superior, instaló un camino principal a través del cañón desde el Cuzco al mar y creó un centro ceremonial imperial en un sitio ritual local. El poder Inca pudo sentirse en cada pueblo del valle, tanto en las vasijas que usaron como en las estructuras que usaron a diario. Este alto grado de inversión parece haber 5 El sitio de Alca La Antigua continuó siendo ocupado durante el periodo Inca y las recolecciones de superficie sugieren que incluso puede haber aumentado en tamaño durante este período. Algunas de las cerámicas más finas, influenciadas por los Incas, encontradas en el valle, vienen de la recolección de superficie y de contextos locales de excavaciones en Alca. 6 El cerro que domina el sitio de Cahuana tiene fragmentos de cerámica esparcidos en su cima que datan desde el Horizonte Medio hasta la época moderna. Aunque la cima no fue modificada, una terraza fue construida en el lado de la colina.

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Figura 14. Plano del sector ceremonial del sitio de Cahuana (CO-6).

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sido el producto de tres factores. Primero, el valle fue una fuente rica en oro, plata, cobre, sal y obsidiana y proveedor de productos agrícolas y camélidos. La dispersión en la superficie de cerámicas, textiles y recursos de extracción (Jennings 2002); la distribución de estos fuera del valle (Burger y otros 2002: 344); y la lista de tributos recopilados por los españoles (Julien 1991: 25-28) sugieren que el Inca aprovechó debidamente estos bienes. Segundo, el área fue un corredor natural desde el Cuzco hasta la costa, convirtiéndose en un espacio de gran importancia geográfica; por ello el Inca tuvo un interés vital en controlar la zona. Esto se vio reflejado en la instalación de un camino real a través del valle que fue una arteria principal que conectó parte de la sierra y la costa del imperio. Finalmente, la gente del valle no solo luchó una prolongada batalla contra la conquista Inca, sino que también se rebelaron poco después de su derrota inicial. Gobernar de manera indirecta probablemente no fue una opción, de forma que sólo una significativa y sostenida ocupación Inca pudo consolidar el área para el Imperio. Aunque el interés Inca en controlar la región fue obvia, la manera como el imperio escogió proceder fue poco común. Los Incas eran conocidos por la severidad de sus represalias contra grupos que resistían su gobierno – ocasionalmente ejecutaban porciones significativas de la población y colonizaban nuevamente el área con personas de otras regiones (Rostworowski 1999: 73-77). Mientras que las tradiciones orales en el valle de Cotahuasi sugieren que el Inca buscó reducir la influencia del sitio de Alca La Antigua en los días posteriores a la conquista (Trawick 1994: 80-85), no hay evidencia arqueológica que sugiera que el Inca hubiera tratado de destruir la sociedad del valle. Como Cieza de León sugiere para la zona alta de Arequipa (1985: 116-11 7 [1550]): Capac Yupanqui los fue siguiendo hasta su propia tierra, donde les hizo la Guerra de tal manera que vinieron a paz, ofreciendo de reconocer al Señor de Cuzco, como lo hacían los otros pueblos que estaban en su amistad. Capac Yupanqui los perdonó y se mostró muy alegre con todos, mandando a los suyos que no hiciesen daño ni robasen nada a los que ya tenían por amigos. En vez de trasladar a la gente de la región, el

Inca permitió que casi todas las aldeas permanecieran ocupadas y no se fundaron nuevos sitios. Se impuso el control directo sobre el área y se introdujo estilos arquitectónicos y novedosa tecnología en la cerámica de estilo Inca en los pueblos. La construcción de un centro administrativo, un camino y el centro ceremonial aseguraron una presencia imperial constante en todos los aspectos de la sociedad del valle de Cotahuasi. La importancia de esta región llevó a una inversión imperial sustancial dentro de la misma y, a su vez, esta inversión convirtió la región en una aliada del Inca cuando el imperio se tuvo que enfrentar a los invasores españoles después de menos de un siglo. Reconocimientos Les agradecemos a los pobladores del valle de Cotahuasi por su hospitalidad y por sus historias del pasado. También a cada uno de los miembros del proyecto: Clarence Bodmer, Forrest Cook, Michael Hendrik, Kelly Knudson, Klarissa Morena, Gregory Mazzeo, Cecilia Quequezana Lucano, y Hendrik Van Gijseghem. Un especial agradecimiento a Amelia Arguelles Talavera y a su hija Fabiola por abrir sus corazones y sus hogares durante el transcurso de nuestro trabajo en el valle. Los comentarios de Hendrik Van Gijseghem y James Tate sobre nuestros primeros borradores de este documento fueron de gran ayuda para nosotros. Les agradecemos también a Rodolfo Monteverde Sotil, Luis Manuel Gonzalez y María Teresa Sparks por su apoyo. Esta investigación fue realizada por una donación de la National Science Foundation (Concesión #9903508) y el permiso de Instituto Nacional de Cultura del Perú (Resolución Directoral Nacional Nro. 977/INC 1999). Bibliografía BAUER, Brian y Charles STANISH, 2001. Ritual and pilgrimage in the ancient Andes: the islands of the sun and moon. University of Texas Press, Austin. BEDREGAL, Patricia; MENDOZA, Pablo; UBILLÚS, Marco y Eduardo MONTOYA, 2015. Chemical characterizations of archaeological ceramics from Cotahuasi using neutron activation analysis. En: Tenahaha and the Wari State: a view of the Middle Horizon from the Cotahuasi Valley: 146-165. (Editado por Justin Jennings y Willy Yepéz Álvarez). University of Alabama Press. Tuscaloosa.

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