[2015] ¿Es el Estado Islamico un Estado? - Daniel Morales Ruvalcaba

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¿Es el Estado Islámico un Estado? Reflexiones desde las Relaciones Internacionales – Por Daniel Morales Ruvalcaba* Santiago Aceves

En el marco de las actividades de UNITESO 2015, colegas profesores y alumnos discutimos en torno a la naturaleza del autodenominado Estado Islámico. La preocupación central se plasmó en la pregunta: ¿es en realidad el Estado Islámico un Estado-nación? Para responder esto, fue necesario proceder ciertas reflexiones de tipo epistemológico y ontológico en el marco de las Relaciones Internacionales. Los orígenes del Estado Islámico se encuentran en Al Qaeda, una organización paramilitar yihadista fundada en 1988 y que, desde entonces, recurre a prácticas terroristas para difundir sus mensajes y alcanzar sus objetivos. No obstante, a diferencia de otros grupos terroristas, Osama Bin Laden –líder de Al Qaeda desde su fundación hasta el momento de su muerte en 2011- logró dotar a su organización de una compleja estructura organizativa, al punto de proyectarla como una auténtica red de terrorismo global: en palabras de Greame Wood, “Bin Laden convirtió el terrorismo en una empresa y creó franquicias” (Wood 2015). Y aquí es precisamente donde inicia la historia del llamado Estado Islámico. Hacia 2004, el grupo Jama’at al-Tawhid wal-Jihad (JMJ), se adhirió a la organización de Bin Laden: a partir de esta alianza, JMJ será mejor conocida como Al Qaeda en Irak (AQI). Un par de años después, Abu Musab al-Zarqawi – líder de AQI- será muerto a través de un ataque aéreo estadounidense. Esto fue rápidamente celebrado por las autoridades iraquís pero sin tener conocimiento de que al-Zarqawi sería relevado por quien luego llegaría a ser considerado por la revista Time (edición del 16 de diciembre de 2013) como el hombre más peligroso del mundo: Abu Bakr al-Baghdadi. Con un Doctorado en Estudios Islámicos por la Universidad de Bagdad e insurgente contra la invasión estadounidense a Irak durante en 2003, Al Baghdadi se convertirá en el encargado de catalizar las acciones y proyecciones del AQI: en noviembre de 2006, su nuevo líder anuncia la creación del Estado Islámico de Irak (ISI, por sus siglas en inglés) cuya forma o modelo de Estado sería un Califato. Con este hecho, el ISI adelantaría significativamente los objetivos de Al Qaeda: mientras que Bin Laden entendía su movimiento de insurgencia islámica como el preámbulo a un califato que muy posiblemente nunca vería concretado, ISI se propuso –en el corto plazo- de un territorio que le permitiese derrocar al gobierno iraquí de Nuri al-Maliki y, en su lugar, erigir un Califato. Entre 2007 y 2010, el ISI fue duramente atacado por Estados Unidos: hacia finales de este período la organización había sido prácticamente derrotada. No obstante, a partir del estallido de la Guerra Civil en Siria en 2011, alBaghdadi supo aprovechar el vacío de poder en dicho país –así como la desestabilidad en toda la región (postPrimavera Árabe)- para expandirse hacia Siria. Este hecho motivará un ajuste al nombre de su organización: a partir de entonces será Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS, por sus siglas en inglés). Evidentemente las diferencias de orígenes, visiones, objetivos e –incluso- generacionales entre Al Qaeda y el ISIS comenzarían a relucir. Estas discrepancias se acrecentarán durante 2013 cuando el ISIS, en su estrategia de consolidación, se enfrenta en territorio sirio a diversas organizaciones insurgentes aliadas de Al Qaeda. Como respuesta a su afronta, a inicios de 2014, Al Qaeda rompe con el ISIS. Para estas mismas fechas, el ISIS ajusta su nombre a Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL, en inglés), ampliando con ello sus pretensiones territoriales y, luego, en 2015, la misma organización decide autodenominarse simplemente Estado Islámico (EI) para manifestar así su vocación universal.

2014 representará un año franca expansión y crecimiento para el EI pues logrará hacerse del control de distintas ciudades y territorios de Irak y Siria. No obstante, destaca aquí una cuestión, ¿por qué el ISIL ha logrado no sólo dominar, sino también consolidarse en dichos territorios? Pierre-Jean Luizard encuentra que la estrategia del EI ha sido muy diferente pues, en cada ciudad conquistada ha procedido a “la restitución del poder a actores locales: jefes tribales o clánicos, notables barriales, líderes religiosos sunnitas y antiguos oficiales del ejército de Saddam Hussein, a quienes se confía la responsabilidad de la gestión de la ciudad bajo una serie de condiciones” (Luizard 2015, 50). Dichas condiciones, son jurar fidelidad al Estado Islámico (que se ha erigido como Califato); obediencia a alBaghdadi, autoproclamado Califa del EI; y el acatamiento de la Sharí’a, pero en su versión más salafista-yihadista. A partir de dichas consideraciones contextuales, es posible tornar a nuestra preocupación inicial: ¿es en realidad el EI un Estado? Y esto nos lleva a la segunda parte de la reflexión: ¿qué es un Estado? Por definición, el Estado es una forma de organización política dotada de órganos, que integra la población de un territorio determinado y goza de reconocimiento internacional. Pero, ¿cumple el EI con estos aspectos? Territorio: aunque el EI ejerce control de facto sobre una superficie equivalente a la de Reino Unido, estos territorios pertenecen a la jurisdicción de otros Estados. Más aún, el EI pretende seguir erosionando las fronteras estatales a fin de expandir su Califato. Población: el vasto territorio que ha logrado controlar el EI se encuentra, en su mayoría, deshabitado. Los sitios donde se concentra la mayor cantidad de población es en ciudades como Mosul (1.5 millones de habitantes), Faluya (325 mil) y Al-Raqqah (338 mil), por mencionar las más importantes. No obstante, en los últimos meses han llegado decenas de miles de musulmanes de todo el mundo en respuesta a la supuesta obligación islámica de emigrar al Califato. Gobierno: el EI ha desarrollado un aparato gubernamental, el cual destaca por reconocer una forma de Estado (Califato), con su respectivo jefe o cabeza (Abu Bakr al-Baghdadi, autodenominado califa); por poseer un sistema de leyes (la Sharí’a); por el establecimiento de un ejército regular (calculado en 50 mil efectivos) y por recabar ingresos públicos (mismos que se calculan en alrededor de 2 millones de euros diarios); pero también por la promesa de –en un futuro no muy lejano- acuñar monedas propias (en oro, plata y cobre), proporcionar algunos servicios públicos como servicio de autobuses (entre Siria e Irak) e impresión de documentos de identidad (se ha prometido la emisión de pasaportes) y de nombrar gobernantes, burócratas y jueces, entre otros proyectos. Política exterior: si el EI pierde su territorio dejará de ser un Califato. En ese sentido, sus líderes tienen claro que la política externa del EI debe estar orientada por una yihad ofensiva, es decir, por la expansión a través de la fuerza. A simple vista, pareciera que el EI cumple con los requisitos mínimos para considerarlo como un Estado incipiente o un Estado en formación. Sin embargo, la simplicidad resulta engañosa y puede conducir al error, puesto que las acciones, procedimientos y medios del EI entran en contradicción flagrante con la legitimidad, tanto en su dimensión formal como en su dimensión sustancial (Morales Ruvalcaba 2015). Desde la Paz de Westfalia –y especialmente durante el siglo XIX- fue institucionalizándose entre las naciones el ius ad bello, mismo que se encuentra erigido sobre cuatro criterios sustanciales (Bellamy 2009, 192-195): intensión correcta, causa justa, proporcionalidad de los fines y prueba sustancial del último recursos. Si bien es cierto que el EI desconoce el Derecho Internacional contemporáneo –pues lo denuncia como un conjunto de normas impuesto por las potencias occidentales al resto del mundo-, esta organización difícilmente podrá coexistir en un sistema que ha proscrito la religión como casus belli y que ha consagrado dicha tradición en la Carta de las Naciones Unidas, documento ratificado por prácticamente todos los países del mundo (incluidos los del mundo islámico). Pero, más allá de la religión, ¿puede un gobierno legitimarse ante su pueblo y ante la comunidad internacional cuando sus principales fuentes de ingresos son secuestros (ingresos por rescates), robo de antigüedades, robo de bancos (como ocurrió en Mosul), tráfico de órganos y venta de petróleo en el mercado negro?

¿Tiene cabida en el mundo un Estado que contradice y confronta las normas reconocidas por todos? A la luz un examen ontológico, resulta evidente que las acciones, procedimientos y medios del EI son completamente ilegítimos y, todo esto –junto con sus antecedentes históricos-, terminan por desmontar cualquier argumento a favor del reconocimiento del EI como Estado-nación. El Islam es una religión milenaria y fascinante que ha contribuido de muy diversas formas a la humanidad. Sin embargo, como bien han manifestado más de una centena de líderes musulmanes, los seguidores de al-Baghdadi “han malinterpretado el Islam convirtiéndolo en la religión de la severidad, la brutalidad, la tortura y el asesinato” y, esto, constituye “un gran error y una ofensa al Islam, a los musulmanes y al mundo entero” (Join hundreds of Muslim leaders and Scholars worldwide 2014, Conclusión). Referencias Bellamy, Alex. Guerras justas. Madrid: Fondo de Cultura Económica, 2009. Damin, Cláudio Júnior. «Surgimento e trajetória do Estado Islâmico.» Boletim Meridiano 16, nº 148 (marzo-abril 2015): 26-33. Join hundreds of Muslim leaders and Scholars worldwide. Open Letter to Al-Baghdadi. 19 de septiembre de 2014. http://www.lettertobaghdadi.com/translations/spanish.pdf (último acceso: septiembre de 2015). Luizard, Pierre-Jean. «La emergencia del Estado Islámico.» Nueva Sociedad, nº 257 (mayo-junio 2015): 48-63. Morales Ruvalcaba, Daniel. Poder, estructura y hegemonía: pautas para el estudio de la gobernanza internacional. Vol. I: Índice de Poder Mundial. GIPM Ediciones, 2015. Wood, Greame. «Estado Islámico, crónica del horror.» El País, 6 de mayo de 2015: http://elpais.com/elpais/2015/05/05/eps/1430834532_513617.html.

*Daniel Morales Ruvalcaba es profesor del Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos del ITESO. © 2015 Debate Social. All Rights Reserved.

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