[2015] Continuidades y discontinuidades en la periodización sintáctica del español. La evidencia del siglo XVII

May 22, 2017 | Autor: C. Company Company | Categoría: Español, Siglo XVII
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Continuidades y discontinuidades en la periodización sintáctica del español. La evidencia del siglo xvii Concepción Company Company

(Universidad Nacional Autónoma de México)

1. Introducción Este trabajo trata de sintaxis histórica y de filología. Tiene como objetivo central arrojar luz sobre la periodización de la sintaxis histórica del español, específicamente analizar el complejo papel que el siglo xvii juega en esa periodización, a partir de varios cambios sintácticos diacrónicos ocurridos en nuestra lengua. Un segundo objetivo, derivado del anterior y resultado del análisis de esos cambios, es reflexionar e incluso cuestionar algunos postulados tradicionalmente aceptados de la gramática histórica, tales como la gradualidad del cambio sintáctico, su lentitud o su carácter acumulativo o estratificado. El análisis está basado en cinco fenómenos sintácticos del español que muestran todos ellos un comportamiento particular en el siglo xvii: a) la evolución de los adverbios temporales aún, luego, todavía y ya; b) la diacronía de los adverbios en -mente; c) la evolución de la preposición a seguida de un término frase nominal; d) la diacronía de la preposición para seguida de oración con infinitivo, y e) la evolución de la preposición entre con término frase nominal1. La propuesta que sostendré en este trabajo, y que adelanto en esta introducción, es que el siglo xvii se muestra para efectos de estos cinco cambios sintácticos —y para varios más que por razones de espacio no analizaré aquí2— como un outlier respecto de la diacronía normal esperada de esos cambios3, ya que la línea evolutiva de cada uno de ellos exhibe un quiebre o inflexión brusca en el siglo xvii, inflexión que es estadísticamente significativa de que ese siglo se aparta, cuantitativa y estadísticamente, de la evolución esperada para el fenómeno en cuestión. Después del siglo xvii o bien la construcción cuantitativamente se generaliza para La fuente de datos de estos cambios son cinco capítulos de la obra Sintaxis histórica de la lengua española. Tercera parte: Adverbios, preposiciones y conjunciones. Relaciones interoracionales (Company dir. 2014). Los datos cuantitativos que expondré, aunque reelaborados para los fines de este trabajo, están contenidos en los siguientes cinco capítulos: Magaña (2014), Company (2014), Company y Flores (2014), Torres y Bauman (2014) y Hernández Díaz (2014), que corresponden al orden de temas expuesto arriba y en el que serán analizados. 2 Los otros cinco cambios son: el orden relativo del adjetivo y del sustantivo; la generalización de la conjunción pero en las oraciones adversativas; la generalización de aunque en concesivas; la extensión de para en oraciones finales con verbo conjugado y la generalización de porque en las oraciones causales. En todos los cambios se produce un fuerte quiebre cuantitativo en el siglo xvii para después estabilizarse y volverse más lenta su dinámica diacrónica. 3 Prefiero mantener el término original en inglés, procedente de la estadística (Sloman 2005), porque las traducciones literales o aproximadas del español, como mentiroso o desvirtuador, tienen una connotación añadida de ‘anormalidad cualitativa’ que rompe el espíritu estrictamente cuantitativo estadístico de lo que pretendo mostrar en este análisis. 1

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adquirir una caracterización próxima a la que alcanza en el español actual o bien regresa al comportamiento cuantitativo que el fenómeno en cuestión exhibía en el siglo o corte cronológico precedente. Este trabajo, además de esta breve introducción, está estructurado en cinco apartados. En §2 expongo de manera muy resumida la caracterización de algunas de las propiedades comúnmente aceptadas del cambio sintáctico; el apartado 3 es una breve revisión sobre el lugar que ocupa el siglo xvii en los estudios de filología y sintaxis histórica de la lengua española; §4 está dedicado a exponer la hipótesis y la metodología cualitativa y cuantitativa en que se sustenta el análisis de los datos; en §5, el apartado más extenso, presento los datos base del análisis, los cuales, como veremos, ponen en cuestionamiento algunas de las propiedades del cambio lingüístico y arrojan nueva luz sobre el lugar del siglo xvii en la periodización del español; cierran unas conclusiones en §6. 2. Las propiedades del cambio sintáctico Un postulado bien conocido del cambio gramatical es que este es continuidad + discontinuidad y ambas tendencias operan de manera conjunta simultánea nunca equilibrada en la manifestación de cualquier lengua en cualquier etapa. El cambio gramatical es tanto evolución como preservación de la estructura (Bybee 2010: cap. 1; Company 2012). En esencia, un cambio lingüístico, puede ser definido como una discontinuidad observable puesto que la lengua opera como una constante transformación imperceptible que se inserta en la gran continuidad que constituye el fundamento de toda lengua. La continuidad es técnicamente y teóricamente necesaria, dado que los recursos para llenar o (re)codificar un vacío gramatical están siempre disponibles en el estado precedente y porque sin ella no hay sustento epistemológico para hablar de variación, cambio y discontinuidad. La discontinuidad debe ser entendida como un conjunto de pequeños microquiebres, cada uno de los cuales en sí mismo no es observable aunque el sistema lingüístico los incorpora y opera con ellos constantemente. Cuando se juntan varios de esos microquiebres se produce una catástrofe elemental, en el sentido de la teoría de las catástrofes de René Thom (1983), que es una discontinuidad observable cuya consecuencia es que se reequilibran las relaciones en el interior del sistema lingüístico y se ajusta la comunicación, lo cual permite que la lengua siga funcionando. Un microquiebre sintáctico no es obervable porque los hablantes lo producen de manera inconsciente, ya que, en realidad, la esencia del cambio, como se ha dicho numerosas veces, es que nadie quiere cambiar nada, motivo por el cual hay mucha más continuidad que discontinuidad en el devenir de cualquier lengua. Se requiere, como digo, de 718

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varios microquiebres acumulados para que se produzca un cambio o discontinuidad obervable. En condiciones normales de la evolución interna de una lengua, un cambio o discontinuidad observable se caracteriza por, al menos, las siguientes tres propiedades básicas: a) ser un proceso inferencial y dependiente del contexto, b) ser un proceso gradual y lentísimo, y c) ser un proceso acumulativo o estratificado. Expongamos brevemente cada una de estas propiedades. a) Es un proceso inferencial y dependiente del contexto porque las formas no cambian en aislado sino en distribuciones y contextos específicos, que son altamente favorables o afines a la forma, construcción o significado innovadores que está entrando en proceso de cambio y compite con la forma, construcción o significado conservadores. Esa dependencia del contexto motiva que sea un proceso inferencial, ya que el oyente carga la forma o construcción en cuestión con nuevos matices semánticos que no son parte integrante de la forma sino que están inferidos del contexto, lingüístico e incluso extralingüístico; debe quedar claro que el cambio gramatical involucra siempre cambio formal más cambio semántico. Cuando el oyente toma el turno de hablante emplea la forma o construcción en cuestión enriquecida con nuevos matices y la usa en nuevas distribuciones, comparte o socializa el significado extraído por inferencia, y con el tiempo ese nuevo significado termina por convencionalizarse. La progresión del cambio, bien conocida, es: inferencia individual > inferencia compartida > convencionalización de la inferencia (Traugott y Dasher 2002: cap. 1; Traugott 2010; Company 2012). Un mecanismo fundamental de este proceso inferencial es la elisión de formas o incluso de tramos completos del contexto lingüístico, ya que a medida que se convencionaliza la inferencia, tal convencionalización hace posible prescindir del contexto originario motivador de dicha inferencia. b) En general se acepta que el cambio sintáctico-semántico es lento y gradual en el sentido de que las transiciones entre las distintas fases del cambio gramatical —sea este diacrónico sea este dialectal o sociolectal sincrónico— se producen de manera imperceptible. Las causas de la gradualidad parecen obvias: por un lado, nadie quiere voluntariamente cambiar nada en la gramática y, por otro, el contexto precedente y la fase previa del cambio condicionan y limitan enormemente la progresión del cambio impidiendo que se produzcan discontinuidades abruptas. No obstante en los últimos cinco años, se ha empezado a aportar evidencia importante de cambios gramaticales no graduales, tanto para ciertas construcciones y zonas gramaticales cuanto para ciertos periodos (Traugott y Trousdale 2010 y referencias ahí citadas). Hasta ahora, la evidencia aportada por los trabajos especializados sobre este aspecto 719

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sugiere que las discontinuidades bruscas se deben a motivaciones exógenas, tales como impactos o cambios sociales y/o culturales fuertes en una comunidad, sin embargo, es este un aspecto controvertido que requiere más investigación y requiere, sobre todo, definir qué vamos a entender por gradual y qué por no gradual para hechos culturales en general y qué vamos a entender por motivación endógena y qué por exógena, definiciones todas que, aunque importantes, exceden los propósitos de esta comunicación. Por ejemplo, en el caso de la historia del español, la evolución de algunas construcciones, tal es el caso de la inserción de a en las perífrasis con ir + infinitivo (Melis 2006), o el comportamiento diacrónico de ciertos periodos, por ejemplo, el comportamiento gramatical general del siglo xvii que aquí estamos examinando, muestran quiebres bruscos que hacen cuestionar seriamente la gradualidad del cambio gramatical. c) Es un proceso acumulativo o estratificado en el sentido de que formas o construcciones conservadoras y formas o construcciones innovadoras conviven por siglos, muchas veces bajo un mismo exponente formal. Esta característica está en dependencia de la propiedad anterior y se debe al hecho de que las innovaciones lingüísticas, cambios o discontinuidades observables, nunca afectan a una categoría en su totalidad, sino que, en condiciones normales, afectan a pequeñas parcelas o items de esa categoría, de manera que la forma o construcción innovadora convive por largos periodos al lado de las parcelas y/o items categoriales aún no afectados por el cambio. Lo anterior garantiza que el cambio sea lento y garantiza que no se produzcan quiebres en la comunicación y operatividad de la lengua, porque, por lo regular, nunca tienen lugar sustituciones bruscas en la sintaxis. Sólo excepcionalmente, el requisito de acumulación no se cumple, tal es el caso de lo que sucedió con los adverbios en -mente del español, ya que el sustantivo pleno mente desapareció totalmente de los textos y documentos medievales, para reaparacer, a partir de fines del siglo xv, pero siempre muy tímidamente, tanto en frecuencia como en diversidad de contextos de empleo (Company 2014).

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3. El lugar del siglo xvii en la gramática histórica del español Es un hecho ampliamente aceptado que el siglo xvii ocupa un lugar privilegiado en los estudios de historia de la lengua española, frente a siglos, como, por ejemplo, el xviii, que hasta hace muy poco era un periodo desatendido y un vacío de conocimiento en el conjunto de la gramática histórica. El xvii, en cambio, es el gran siglo en la atención de los estudiosos, tanto desde un ángulo cualitativo, por los varios calificativos elogiadores que ha merecido, como desde un ángulo cuantitativo, por la cantidad de estudios que se han hecho sobre esta centuria. En lo cualitativo, como se sabe, ha sido calificado una y otra vez como el «Siglo de Oro» o el «periodo áureo» de la historia de la lengua; también es común caracterizarlo como un periodo de «revolución» fonológica (Ariza 1994), como un periodo de esplendor general, cultural, literario y lingüístico (Abad 2004), como el periodo que posiblemente despliega la mayor concentración de cambios del español (Girón Alconchel 2004) y como un periodo en que, al parecer, existía una conciencia lingüística y cultural bastante desarrollada, y no sólo en quienes podrían ser llamados los intelectuales del momento sino en el pueblo llano incluso (Gauger 2004). La opinión de López Grigera (2004:707) resume bien, a mi modo de ver, el sentir generalizado y perspectiva de muchos estudiosos: «Los textos literarios de la época de los Austrias constituyen, sin ninguna duda, la mayor riqueza de nuestra lengua». Y en general, en muchos trabajos existe, si no explícita sí implícitamente, la idea de que todos los cambios importantes de la lengua española tuvieron lugar antes de 1700. En lo cuantitativo, no cabe duda de que el siglo xvii ha merecido un lugar privilegiado desde los inicios de la gramática histórica española por la cantidad de estudios y páginas a él dedicados. Baste un par de ejemplos. La obra colectiva Historia de la lengua española, coordinada por Cano (2004), contiene 256 páginas dedicadas al siglo xvii, de un total de 1132 páginas, lo cual supone casi el 23 % del total del libro; es decir, un sólo siglo merece casi la cuarta parte de una obra que analiza un devenir de veinte siglos de historia del español, puesto que empieza con los antecedentes latinos y las lenguas prerromanas de sustrato. Por su parte, la obra ya clásica de Lapesa (1981), Historia de la lengua española, mantiene proporciones semejantes: 127 páginas dedicadas al siglo xvii, en tres capítulos, de un total de 590 de análisis y exposición de datos, lo cual significa que, de nuevo, un sólo siglo supone casi 22 % de la obra total, esto es, un siglo ocupa casi la cuarta parte de la atención de este estudioso en una obra de carácter abarcador y general, intitulada por ello Historia de la lengua española. El lugar privilegiado del siglo xvii en la historia de nuestra lengua queda, como vemos, fuera de toda duda. 721

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También, con base en datos cuantitativos sobre el orden de constituyentes en la oración, Aguilar, Aguilar, Araiza y Melis (2006) han propuesto que el siglo xvii por sí mismo constituye, como lo hicieran otros autores antes con base en otros fenómenos de lengua, un «tercer periodo evolutivo del español». 4. Hipótesis y metodología La hipótesis de este trabajo, apoyada en la evidencia aportada por los cambios sintácticos que expondré en el apartado siguiente, es que el siglo xvii debe ser considerado como un periodo especial en la periodización sintáctica del español, sin necesidad de aportar más calificativos a esta caracterización, ni positivos ni negativos. Este siglo, como ya señalé en la introducción, constituye un outlier estadístico en el conjunto de la diacronía amplia de todos esos cambios, por dos motivos: uno, porque, estadísticamente, los datos de ese siglo arrojan resultados no previstos y muestran un fuerte quiebre o inflexión brusca en el conjunto bastante gradual de la diacronía global de los cambios en cuestión, y dos, porque cuando el fenómeno diacrónico en cuestión se analiza en detalle para ese siglo, esa inflexión brusca hace que nos cuestionemos seriamente la propiedad de la gradualidad y lentitud de los cambios prototípicos. En resumen, el siglo xvii parece poner en tela de juicio la propiedad de la gradualidad del cambio lingüístico y parece poner en tela de juicio el calificativo de siglo «áureo», al menos en lo que respecta a la periodización del español, porque arroja resultados estadísticos que no se insertan en el conjunto diacrónico general. Ello sin negar algo por demás obvio: que el siglo xvii es un periodo particularmente rico culturalmente y único literariamente en el conjunto de la historia de la lengua española por el concentrado de grandes autores y grandes obras producidas en unas cuantas decenas de años. Lingüísticamente, sin embargo, esta centuria requiere, en mi opinión, una mirada detenida y, sobre todo, muy cautelosa. Las herramientas metodológicas empleadas para analizar y exponer este comportamiento peculiar o especial del siglo xvii han sido las siguientes: en primer lugar, aplicar un estadístico z a los datos cuantitativos generales por siglos que aparecen en los diversos capítulos ya mencionados en la introducción y en la nota 1, tras la sistematización cuantitativa que expongo abajo; el estadístico z, también conocido como estimado z es clave para saber si es significativo estadísticamente el quiebre que muestra el siglo xvii y es parte de la denominada prueba de diferencia de proporciones4, que consiste en comparar las ocurrencias de cualesquiera dos hechos, en este caso un fenómeno en dos siglos determinados, no Es de libre acceso y empleo en la página .

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necesariamente consecutivos; por ejemplo, xiii con xv, xvi con xvii, xvi con xviii, xvii con xix, etc. Un estadístico z es significativo cuando el resultado es superior a 1.96 o inferior a 1.96. En segundo lugar, los resultados de la prueba son convertidos a gráficas que fueron elaboradas con lenguaje R. Subyacente a la aplicación de esta paquetería estadística está el hecho teórico de que la incorporación de la frecuencia de uso en el análisis es, a mi parecer, una útil herramienta de diagnóstico. El aumento o disminución en la frecuencia relativa de uso de una forma o construcción vs. otra u otras para codificar un «mismo» espacio referencial nos informa de cómo se está moviendo o desplazando una determinada área de la gramática y por ello cambios de frecuencia son síntoma de cambio lingüístico. Es decir, el análisis cuantitativo es una herramienta útil para poner a prueba las teorías, los postulados aceptados de la historia de una lengua y para hacer más sólido un análisis cualitativo, sustentado, por lo general, como es lógico, en observaciones parciales e intuiciones. Los cinco cambios que serán expuestos en el siguiente apartado se sustentan en una metodología y acercamiento diacrónico comunes. Tal homogeneidad metodológica para acercarse a fenómenos gramaticalmente distintos pero con resultados similares respalda la propuesta de que el siglo xvii es un outlier. En efecto, todos los capítulos analizan diacronías amplias que abarcan desde los siglos xii-xiii a fines del siglo xx o inicios del xxi; todos realizan varios cortes cronológicos con intervalos sistemáticos de 150 o 200 años; cada fenómeno está fichado por muestreo al azar; el fichado está realizado sobre un universo de palabras cuantitativamente similar para cada periodo, lo cual permite cierta comparabilidad cuantitativa y garantiza que los quiebres observados no sean producto de la casualidad; todos están basados en fichados amplios de datos, de 2500 a 6000 ocurrencias; todos abarcan una cierta diversidad de géneros textuales dentro de cada corte cronológico, todos toman el mismo número de obras para cada periodo seleccionado, y todos toman como corpus base del análisis textos en prosa, con la sola excepción del Cantar de mio Cid, en caso de estar incluido este texto para el análisis del fenómeno en cuestión5. El cuadro 1 es una muestra de cómo está armado un corpus base del análisis para los cambios que constituyen la evidencia: en este caso, los adverbios en -mente, con cinco cortes cronológicos en una diacronía amplia, universos cuantitativos de palabras aproximadamente similares para cada corte, unas 200000 para este fenómeno, semejante cantidad de textos por 5

Corresponden estos lineamientos metodológicos a los seguidos en la obra colectiva Sintaxis histórica de la lengua española, que se han seguido en las tres partes realizadas hasta ahora; cf. las introducciones en Company (dir.) (2006, 2009, 2014).

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etapa analizada, cinco, etc. El cuadro 2 es un ejemplo de cómo se preparan los datos estadísticamente para hacer una prueba de dos proporciones y obtener un estadístico z, ya que es necesario comparar un solo rasgo a la vez dentro de un determinado cambio: la primera columna corresponde a adverbios en posición adyacente al verbo, sin importar para esta variable si van antepuestos o pospuestos a él, la segunda columna corresponde al total de observados o adverbios documentados, la tercera columna es el universo de palabras muestreado al azar; como ya anticipé, los resultados de la prueba de dos proporciones permiten elaborar las gráficas en lenguaje R.6

Cantidad adverbios Universo palabras



xiii xv xvii xix xxi

421 525 780 699 657

206527 180487 218328 229493 200927

Cuadro 1 Ejemplo de fichado: corpus base de los adverbios en -mente



Adyac. xiii xv xvii xix xx

Verbo 173 209 240 350 219

Observados Universo palabras 229 128000 264 129100 263 128000 462 128700 287 128600

Cuadro 2 Reelaboración cuantitativa de fichado para análisis estadístico: adverbios de tiempo

Doy un ejemplo, a manera de muestra, de cómo se realiza la interpretación estadística de un cambio con la prueba de diferencia de proporciones, a partir de la cual se elaboran las gráficas con lenguaje R. Veamos el caso de los adverbios en -mente: comparación de xiii con xv: estadístico o estimado z = 5.47, por lo tanto, sí es significativo el incremente de adverbios, con una diferencia de proporciones con valor absoluto de .00087. Comparación xv con xvii: z = 3.65 = sí es significativo el estadístico z. Comparación xv con xix: z de 0.8, por tanto, no es significativo el estadístico z. Comparación xix con xxi: z de 1.31, por tanto, no es significativo z. Todo lo anterior significa que sí hay cambios significativos del siglo xiii al xv y del xv al xvii, pero que después de este siglo no sucedió nada estadísticamente significativo, ya que el estadístico z resultante de la comparación de las proporciones de los siglos xv y xix, periodos precedente y subecuente al xvii en este corpus, es no significativo o, en otras palabras, arroja nula significatividad estadística diacrónica. La misma comparación de dos en dos se hace para cada fenómeno cuya significatividad estadística se quiera medir con la prueba de dos proporciones y estadístico z.

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5. Nuevos datos sobre el lugar del siglo xvii en la periodización del español Las gráficas 1 a 9 a continuación muestran de manera resumida y esquemática la evolución de los cinco cambios enumerados en la introducción. Como en toda gráfica, la coordenada horizontal representa la línea del tiempo, la vertical, la frecuencia de empleo. Las gráficas 1 y 2 controlan dos variables de los adverbios aún, luego, todavía y ya: la adyacencia al verbo y la posición inicial. Como adverbios que son, lo esperado es que mantengan, en una fuerte proporción, una posición adyacente al verbo y que si se separan de él y amplían su alcance para modificar toda la oración o adquirir funciones discursivas, se desplacen hacia los extremos, concretamente en la variable analizada, hacia el extremo inicial. Efectivamente, eso es lo que puede verse en las dos gráficas: se mantuvieron adyacentes al verbo pero muchísimo más en el siglo xvii, y también se desplazaron hacia la posición inicial, pero muchísimo más en el siglo xvii. Tras este siglo, en ambas variables, la evolución «vuelve a la normalidad», ya que si el lector observa los cortes cronológicos precedente y subsecuente, siglos xv y xix, respectivamente, se percatará de que están casi a la misma altura en frecuencia porcentual; es decir, el comportamiento de estos adverbios en los siglos xv y xix está casi nivelado o casi igualado antes y después del siglo xvii. Si jugamos con el lenguaje R y creamos una situación virtual, gráfica 3, puede verse que la adyacencia al verbo de estos cuatro items adverbiales se mantuvo sin cambios bruscos en la diacronía general del español, ya que la gráfica virtual resultante tiene conexiones entre puntos temporales  más «suaves», y hay que concluir, por tanto, que el siglo xvii rompe esa continuidad y se comporta, para efectos estadísticos, como un outlier en el caso de estos cuatro adverbios. El mismo resultado de suavización ocurre con todos los cambios que expondremos, aunque ya no crearemos situaciones históricamente no reales. Adverbios Tiempo Adyacencia 1.0

0.9

Porcentaje

0.8

0.7

0.6

0.5 1300

1500

Siglo

Gráfica 1

725

1700

1900

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Adverbios Tiempo inicial 0.8

Porcentaje

0.6

0.4

0.2

1300

1500

Siglo

1700

1900

Gráfica 2

Adverbios Tiempo Adyacencia sin siglo XVII 1.0

0.9

Porcentaje

0.8

0.7

0.6

0.5 1300

1500

Siglo

1700

1900

Gráfica 3

La gráfica 4 mide la frecuencia general de empleo de los adverbios en -mente. Como creación romance que son, lo esperado es que incrementen su frecuencia de uso, como efectivamente ocurrió, pero, de nuevo, el aumento se dispara en el siglo xvii, y de nuevo, el lector podrá observar que los cortes precedente y posterior a este siglo, xv y xix, respectivamente, están prácticamemte nivelados, con un ligero incremento en el siglo xix y otro aumento más en el xxi; es decir, los incrementos fueron graduales y lentos, con excepción del ocurrido en el siglo xvii.

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Adverbios mente 0.008

Porcentaje

0.006

0.004

0.002

0.000 1300

1500

Siglo

1700

1900

Gráfica 4

Las gráficas 5 y 6 muestran cómo los rasgos léxicos de la frase nominal término de la preposición a se desplazaron hacia la abstracción, en el sentido de que con el paso del tiempo se documentan menos frases nominales locativas y más frases nominales con el rasgo léxico animado, movimiento hacia la abstracción que es el esperado para dar cuenta de las varias gramaticalizaciones experimentadas por las construcciones que esta preposición forma. Debilitó la locatividad, gráfica 5, y el periodo de inflexión fuerte, de nueva cuenta, es el siglo xvii, ya que a partir de ese siglo la deslocativización del término de la preposición es mínima. Este cambio tiene su complemento en la gráfica 6, porque el carácter humano del término se incrementa enormemente a partir del siglo xvii. A FN Locativa 1.00

0.95

Porcentaje

0.90

0.85

0.80

0.75

0.70 1300

1500

Siglo

Gráfica 5

727

1700

1900

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A FN Humana

0.8

Porcentaje

0.7

0.6

0.5

0.4 1300

1500

Siglo

1700

1900

Gráfica 6

La gráfica 7 presenta la evolución de la preposición para seguida de oración con infinitivo. Puede verse que la posibilidad de construir para con infinitivo experimenta un aumento global en la historia del español pero con ciertos altibajos que exhiben su caída más fuerte en el siglo xvii, momento a partir del cual se dispara frecuencialmente el incremento de para con oraciones con infinitivo; en otras palabras, la preposición para experimentó una verbalización del término y el cambio empieza a tomar dirección definida hacia arriba en el siglo xvii.

Para infinitivo 1.0

Porcentaje

0.8

0.6

0.4

0.2 1300

1500

Siglo

Gráfica 7

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1700

1900

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Finalmente, la gráfica 8 exhibe un cambio importante experimentado por la preposición entre, a saber, el hecho de que aumentó enormemente la selección de sustantivos comunes, y debilitó los términos pronominales y nombres propios, que eran más comunes en los orígenes del español. En este caso, el punto de inflexión es el siglo xvi pero el xvii supone un espectacular crecimiento, casi generalización, de este tipo de términos; puede apreciarse que con posterioridad al xvii no hubo cambios notables en cuanto a la naturaleza del término sustantivo de la preposición entre. Entre Nominal 1.0

0.9

Porcentaje

0.8

0.7

0.6

0.5

0.4 1300

1400

1500

1600

Siglo

1700

1800

1900

Gráfica 8

Hemos concentrado en la gráfica 9, y última, sólo cuatro de los cambios, ya que es prácticamente imposible mantener la «visibilidad» del conjunto de quiebres que se producen en el siglo xvii si incorporamos todos los cambios desplegados en las gráficas 1 a 8. Puede apreciarse en esta última gráfica que efectivamente el siglo xvii genera un punto de tensión y quiebre en la diacronía de cada uno de los cambios sintácticos aquí examinados. El cambio relativo a la evolución de los adverbios en -mente, aunque retoma la gráfica 4 de arriba, parece mantenerse visualmente estable porque, en el conjunto de los cambios de esta gráfica, las frecuencias relativas de adverbios en -mente son mucho menores que las de los otros fenómenos.

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Inflexión Siglo XVII cia

cen

dya

v. A

Ad

0.8

al

ici

n v. I

Ad

Infi Par a

Porcentaje

nitiv o

0.6

0.4

0.2

Adv. mente

0.0 1300

1500

Siglo

1700

1900

Gráfica 9

El hecho, como digo, de que los cambios correspondan a zonas categoriales gramaticalmente no relacionadas entre sí y que algunos de ellos experimenten varios cambios internos, todos con el mismo comportamiento frecuencial diacrónico y misma inflexión cronológica, otorga peso a la hipótesis de que el siglo xvii es un outlier desde el punto de vista estadístico, un periodo especial para la historia de la lengua española y un momento que debe ser examinado con mayor amplitud y cautela en la periodización sintáctica del español. Si sopesamos el conjunto de las gráficas 1-9, es posible decir que el siglo xvii surge en efecto como un outlier pero con dos modos de inflexión. Por un lado, una inflexión que puede ser calificada de quiebre, tal es el caso, por ejemplo, de los adverbios temporales, de los adverbios en -mente y de la preposición para. En este proceder diacrónico, el periodo siguiente al xvii, siglos xviii o xix, vuelve grosso modo a la manifestación cuantitativa del periodo precedente, siglos xv o xvi. El quiebre es casi siempre hacia arriba, es un siglo de exuberancia, de exceso, y no es una inflexión hacia abajo, con la sola excepción de la preposición para. Por otro lado, el segundo tipo de inflexión puede ser calificada de generalización no gradual y modernización, tal es el caso de las preposiciones a y entre. En este segundo proceder diacrónico, el fenómeno muestra un fuerte incremento frecuencial en el 730

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siglo xvii y a partir de entonces se generaliza y se manifiesta casi tal cual a como lo conocemos hoy. 6. Conclusiones Podemos establecer dos niveles de conclusiones, unas para la teoría y el método, otras para la historia de la lengua. En cuanto a las primeras, hemos visto que los modelos estadísticos se vuelven una herramienta interesante para sopesar y afinar la periodización de la lengua, ya que permiten interpretar y mostrar posiblemente lo ya sabido, pero con una fuerte evidencia empírica y no sólo intuitivamente. Hemos visto que la frecuencia de empleo ayuda a establecer y comprobar generalizaciones o a refutar aspectos que se dan por hechos. El análisis precedente obliga a preguntarnos, para una futura investigación, qué es un cambio normal y si la gradualidad es inherente al cambio. También nos invita a reflexionar cómo deben integrarse análisis cualitativos y cuantitativos, ¿deben dialogar?, ¿alguno tiene prioridad sobre el otro o simplemente son dos acercamientos distintos? En cuanto a las conclusiones para la historia de la lengua, ha quedado claro que no es un hecho dado que el siglo xvii sea el periodo áureo para la diacronía del español, sí es un periodo especial sin duda y muy conflictivo para ser interpretado cabalmente. Es estadísticamente un outlier en la periodización de bastantes cambios sintácticos, cinco cambios no relacionados se comportan de manera similar. Unas últimas preguntas para continuar la investigación en el futuro: ¿la lengua del siglo xvii es un «modelo»?, ¿qué debe entenderse por modelo de lengua?, ¿cómo inciden los cambios de modas literarias, los cambios de género textual, la historia externa, cultura y sociedad, en el cambio sintáctico? o ¿puede haber cambios sintácticos sin bases y motivación sintáctica? Bibliografía Abad, Francisco (2004): «Diacronía y sincronía del español», Cauce. Revista de Filología y su Didáctica, 27, pp. 7-26. Aguilar, Ana, Yásnaya Aguilar, Josefina Araiza y Chantal Melis (2006): «Nueva evidencia a favor del percer periodo evolutivo del español: el orden de las palabras», Signos Lingüísticos, 3, pp. 33-67. Ariza, Manuel (1994): «De la llamada revolución fonológica del Siglo de Oro». En M. Ariza, Sobre fonética histórica del español. Madrid: Arco-Libros, pp. 223-257. 731

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Bybee, Joan (2010): Language, usage and cognition. Cambridge: Cambridge University Press. Cano Aguilar, Rafael (coord.): Historia de la lengua española. Madrid: Ariel. Company

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