2014 - Las primeras representaciones urbanas gallegas. Fe notarial, espionaje y devoción

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Descripción

LA CIUDAD Y LA MIRADA DEL ARTISTA

ALFREDO VIGO TRASANCOS (Director)

© La Ciudad y la mirada del artista. Visiones desde el Atlántico. Todos los estudios realizados por los investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela, y que forman parte del Grupo de Investigación GI-1510-HAAYDU, se inscriben en el marco del proyecto de investigación nacional titulado “LA VISIÓN DEL ARTISTA. CIUDAD Y ARQUITECTURA EN GALICIA DESDE LA EDAD MEDIA HASTA LA IRRUPCIÓN DE LA FOTOGRAFÍA” concedido por el Ministerio de Economía y Competitividad para el trienio 2012-2014 y que tiene como número de referencia: HAR2011-24968. Del mismo modo la publicación de este volumen ha sido en parte financiada con los fondos económicos de este mismo proyecto.

Edita: Teófilo Edicións

Fotografía de la cubierta: Arsenal de Ferrol, Mariano Sánchez, 1794. Palacio de la Moncloa, nº de inventario 10024111. © Patrimonio Nacional, Madrid.

© Del texto: los autores © De la edición: Teófilo Edicións Maquetación: Teófilo Comunicación ISBN: 978-84-942086-9-0 Depósito legal: PO 668-2014 Impreso en España Printed in Spain Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin permiso debidamente autorizado y por escrito del propietario del copyright.

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Introducción / pág. 9

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Alfredo Vigo Trasancos 1. / pág. 17 De Francia a España. Tres miradas de artistas al norte y sur del “Arco Atlántico” 1.1. / pág. 19 Les villes atlantiques françaises au XVIIIe siècle. Guy Saupin. CRHIA-Université de Nantes 1.2. / pág. 55 Descubrimiento y construcción de identidades urbanas. Algunas miradas del Romanticismo sobre enclaves marítimos. Jesús Ángel Sánchez García. Universidad de Santiago de Compostela 2. / pág. 87 La Cornisa Cantábrica. Representaciones artísticas de las ciudades norteñas de los siglos XVI al XIX 2.1. / pág. 89 Paisajes portuarios del Cantábrico oriental: de la corografía al vedutismo. Luís Sazatornil Ruiz. Universidad de Cantabria 2.2. / pág. 125 La costa, puertos, entornos urbanos y vistas de Asturias anteriores a 1850: estudio y clasificación de muestras previas a la fotografía. Javier González Santos. Universidad de Oviedo 3. / pág. 167 Galicia. Imágenes urbanas del país del Finisterre 3.1. / pág. 169 La visión artística de las ciudades gallegas: definición de un problema de representación en los orígenes de la iconografía urbana. Miguel Ángel Cajigal Vera. Universidad de Santiago de Compostela 3.2. / pág. 189 La visita extranjera. Tipología viajera, género literario e ilustración artística. Irene Mera Álvarez. Universidad de Santiago de Compostela

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3.3. / pág. 221 Las primeras representaciones urbanas gallegas. Fe notarial, espionaje y devoción. Julio Vázquez Castro. Universidad de Santiago de Compostela 3.4. / pág. 249 Ferrol en el punto de mira (1587-1800). Imágenes “artísticas” de un puerto de guerra de la España atlántica. Alfredo Vigo Trasancos. Universidad de Santiago de Compostela 3.5. / pág. 287 Vistas y visiones: «retratos» de A Coruña realizados por extranjeros (1666-1830). Paula Pita Galán. Universidad de Santiago de Compostela 3.6. / pág. 319 Vistas urbanas de Santiago de Compostela: de la ciudad imaginada a los primeros retratos de ciudad. Miguel Taín Guzmán. Universidad de Santiago de Compostela 3.7. / pág. 351 Un retrato de Galicia en los cuadernos de viaje del irlandés John Henry Synge (1813). Francisco Javier Novo Sánchez. Universidad de Santiago de Compostela 3.8. / pág. 381 La ciudad redescubierta. El paisaje urbano en la Galicia del Semanario Pintoresco Español. Juan David Díaz López. Universidad de Santiago de Compostela 4. / pág. 417 El norte de Portugal. Villas y ciudades de una tierra fronteriza en el siglo XVI 4.1. / pág. 419 Representaçoes de espaços urbanos no noroeste de Portugal nos alvores da Época Moderna. Mário Jorge Barroca. Universidade do Porto CEAACP

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3.3 Las primeras representaciones urbanas gallegas. Fe notarial, espionaje y devoción

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Julio Vázquez Castro Universidad de Santiago de Compostela

LAS PRIMERAS REPRESENTACIONES URBANAS GALLEGAS. FE NOTARIAL, ESPIONAJE Y DEVOCIÓN

Q

ue Galicia no cuente con representaciones gráficas de sus entornos urbanos hasta los primeros años del siglo XVI quizá no debería extrañarnos. En los siglos XIV y XV este reino se encontraba en una situación periférica en relación a los centros de poder político y económico, la monarquía se encontraba físicamente muy alejada, en general la nobleza estaba más preocupada por incrementar sus posesiones que por cultivar sus mentes, el alto clero -en muchas ocasiones- se tomaba sus estancias en las sedes gallegas como algo temporal dentro de un cursus honorum que preveían concluyese en un destino más codiciado y las ciudades y villas no acababan de prosperar económica y culturalmente lastradas por el poder señorial. La situación política y cultural no era propicia y la usencia de centros culturales tampoco favorecía la existencia de estudios geográficos, a pesar del interesante potencial marítimo que ofrecían sus costas. Desde este punto de vista quizá sea revelador, aunque casual, que entre las primeras representaciones gráficas de espacios habitados estén las poblaciones de pequeña entidad, como el grupo de viviendas que se encuentra al amparo del castillo de San Paio de Narla (Friol, Lugo) en 15111 (fig. 1) o la pequeña aldea de Randín (Calvos de Randín, Ourense) en 1510 agrupada en torno a una torre medieval2. Aldeas con escasas viviendas, todas ellas de pobre construcción (muros de mampostería con escasos vanos y cubierta vegetal) e ínfimo tamaño, cobijadas bajo un castillo o una torre. Quizá sea una buena metáfora de lo acontecido en los siglos bajomedievales en Galicia, donde la nobleza ejerció con firmeza, y a veces con capricho, sus derechos sobre los campesinos. Sin embargo es posible concluir que este Reino ha sido afortunado, al menos parcialmente, ya que la primera vista urbana de una ciudad gallega se re-

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gistra en un momento temprano en relación a lo que acontece con el ámbito peninsular, es el caso de la ciudad de Tui (Pontevedra) en 1510 que se representa en el Livro das fortalezas de Duarte de Armas3, del que más adelante trataremos4. Tampoco existió, en líneas generales, un interés especial por la representación gráfica de las ciudades en el territorio hispano hasta comienzos del siglo XVI. Tenemos constancia de precedentes de autorretratos en los que las ciudades desarrollan su propia imagen, son urbes prósperas donde el orgullo comunitario se hace patente destacando en sus efigies las dimensiones de la ciudad, magnificando sus monumentos y presentando un abigarrado núcleo urbano5. Estas representaciones gráficas tienen su correlato literario en las antigüedades y grandezas, los laus urbian, que empiezan a estar de moda en esta época6. Sería el caso de la vista de Mallorca de Pere Nissart en la tabla principal del retablo de San Jorge en 14681470 (Museo Diocesano de Mallorca) y, sobre todo, las de la ciudad de Sevilla representada en la predela del retablo del altar mayor de su catedral por Peyter Dancart y Jorge Fernández (1482-1526), en el grabado inicial del Floreto de Sant Francisco (Meinardo Ungut y Estanislao Polono, Sevilla, 1492) o en la tabla atribuida al Maestro de Moguer con las santas Justa y Rufina de la parroquia de Santa Ana de Triana (hacia 1500). Todas ellas son vistas de ciudades estereotipadas y flamenquizantes, realizadas generalmente por artistas extranjeros, con ocasionales apuntes propios de las urbes representadas tanto en los detalles monumentales como en el paisaje, y nos transmiten más la vanidad de los habitantes de la población autorretratada que la fidelidad representativa global7. La vista de Évora en 1501, que ilustra el Foral concedido por Manuel I a dicha ciudad y atribuida a Duarte de Armas, es quizá la más perfecta del grupo, donde el orgullo cívico de carácter humanista se alía al registro de

una realidad más concreta de la urbe8. En este grupo, desgraciadamente, no podemos incluir ningún ejemplar que afecte a Galicia. Igualmente existieron paisajes panorámicos utilitarios, que surgieron fundamentalmente de la necesidad de hacer visible a los jueces la situación de una determinada propiedad o uso en disputa judicial9. Podrían incluirse aquí el mapa de parte de Vizcaya y La Rioja de 14871497 fruto de un pleito sobre la construcción de un mesón entre varios concejos de la zona y el conde de Salinas, el plano de la villa de Aranda de Duero (Burgos) de 1503 que fue remitido por el juez al Consejo Real dentro de una información sobre la apertura de una nueva calle en la villa (en este caso una vista vertical), el mapa de los lugares de Barcial de la Loma (Valladolid) y Castroverde de Campos (Zamora) realizado por Cornielis de Holanda en 1510 como prueba para un pleito sobre heredades en la zona (tras ser rechazado por las partes y la Audiencia un primer dibujo de Rodrigo López) y, sobre todo, la excepcional vista de la ciudad de Cádiz en 1513 (muy en la línea de las representaciones de Duarte de Armas), que acompaña la relación de las quejas por la apertura de un nuevo postigo en las murallas de la ciudad y que no está exenta de un marcado orgullo cívico10. Todas ellas, como podemos observar, derivan de informaciones periciales con un marcado carácter notarial, dando fe de una situación concreta. Para el caso gallego podríamos incluir en este grupo las citadas vistas del castillo de San Paio de Narla (Friol, Lugo) de 1511, si bien es verdad que no son vistas urbanas sino más bien monumentales y rurales, y la de Cambados de 1593. Un último grupo estaría formado por vistas panorámicas destinadas a la nobleza o la monarquía en las cuales se presentan sus posesiones con un doble carácter11. Por una parte pueden ser fundamentalmente utilitarias, como las elaboradas por Duarte de Armas en

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las que por mandato del rey recoge el estado de las fortificaciones en la frontera con Castilla, o básicamente representativas. En este último incluiríamos, por ejemplo, los cuadros y pinturas sobre papel y pergamino que poseía Isabel la Católica hacia 1500 con vistas de la región de Sepúlveda y el reino de Granada12 o las vistas de las ciudades conquistadas por los Reyes Católicos en el citado reino de Granada representadas en la sillería baja de la catedral de Toledo, realizada ésta por Rodrigo Alemán entre 1489 y 149613. Para el ámbito gallego podrían incluirse en este apartado las vistas de Tui por Duarte de Armas (1510), las de Pontevedra (1595) y las de Muros y Vigo (1597). Volviendo a Galicia, sí son muy frecuentes sin embargo las representaciones de arquitecturas y ciudades convencionales, con mayor o menor carga simbólica. Se llevaron a cabo desde el siglo XIII en determinadas miniaturas de códices realizados o conservados en este Reino y en fragmentos de pintura mural. También están presentes en múltiples microarquitecturas, que igualmente tienen un carácter ideal y simbólico (generalmente representando a la Jerusalén Celeste), tanto en relieves -pétreos o lígneoscomo en orfebrería14. A éstas habría que añadirle un nutrido grupo de miniaturas y pinturas de los siglos XIV, XV y XVI, en las que se representa de un modo imaginario diversos entornos urbanos gallegos, especialmente la basílica y la ciudad compostelana, ya sea de modo general o fragmentario. En este grupo habría que destacar las ilustraciones miniadas vinculadas al relato de las Crónicas de Jean Froissart15 (fig. 2 y 3), a las casuales entradas de los monarcas en las urbes gallegas o las partidas de ellas16, a determinadas -y esporádicas- ilustraciones del ciclo de Hércules influenciadas por la Estoria de Alfonso X17, a la legendaria vida de Carlomagno18 (fig. 4) y, de modo especial, a la llegada del apóstol Santiago a Compostela, fundamentalmente la dispersión apostólica19 y la traslatio20 (fig. 5), y de los peregrinos medievales a su templo (fig. 6).

Son más frecuentes las vistas de monumentos puntuales, generalmente no inscritos en un entorno urbano, que se recogen de un modo más o menos fiel al natural aunque siempre de forma esquemática y general. Es el caso del faro romano de A Coruña, la Torre de Hércules, representada con cierta precisión arqueológica en el Mapamundi del Beato de Burgo de Osma en 1086 y, mucho después, en el sello de placa del concello de A Coruña de 144822. Por otra parte, la maqueta del castillo que corona el baldaquino funerario de la iglesia de San Salvador de Vilar de Donas (Palas de Rei, Lugo), de 1492 aproximadamente, copia con bastante exactitud el concéntrico y aparentemente geométrico modelo del cercano castillo de Pambre para evocar la Jerusalén Celeste23. No obstante, sí resulta extraño que la ciudad de Santiago de Compostela, dada su entidad como lugar santo reconocido en todo el ámbito occidental, no contase con imágenes urbanas propias que fuesen más allá de las visiones convencionales o imaginarias, inspiradas ocasionalmente en narraciones orales o relatos manuscritos. Al cliché del desdén hispánico por las representaciones urbanas se suma, quizá, que Compostela careciese de hitos urbanos semejantes a las antiguas ruinas y santuarios de Roma o de los lugares sagrados de Jerusalén que necesitasen de una guía topográfica urbana que guiase a los peregrinos por las mirabilia compostelanas24. La ciudad de Santiago era relativamente pequeña, carecía de antigüedades romanas notables y los hitos de su peregrinación se realizaban, fundamentalmente, en un escenográfico itinerario ritual dentro del propio recinto catedralicio que sólo excepcionalmente podía extenderse a lugares ya muy alejados como Padrón o Finisterre. Con todo hay dos grandes repertorios medievales de vistas urbanas que podrían haber recogido la ciudad de Compostela. El primero sería el Liber Chronicarum de Hartmann Schedel publicado en Núremberg el 12 de julio de 1493 en su primera edición latina25. Una publi-

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cación excepcionalmente lujosa y muy cuidada que contó con la participación de Michael Wolgemut y Wilhelm Pleydenwurf, contratados ya en 1491, para elaborar los más de 1.800 grabados de gran calidad que decoran la obra. Entre ellos se recogen múltiples representaciones urbanas, un buen número de ellas son convencionales o imaginarias pero también cuenta con un amplio repertorio de vistas realistas (treinta y cuatro, de las que veintisiete son a doble página) tomadas de grabados anteriores (como las ciudades italianas de Roma, Génova, Venecia o Florencia y las relacionadas con la peregrinación a los Santos Lugares, es decir, Jerusalén, Rodas o Candía) o directamente del natural, como las veinticinco ciudades del ámbito germano que se reproducen (Augsburgo, Colonia, Lübeck, Múnich, Núremberg, Ratisbona, Salzburgo, Estrasburgo, etc.26). En esta colección no sólo estamos ante un acta notarial, de dar fe, de la situación en la que se encuentran las ciudades sino, ante todo, del deseo humanístico del conocimiento y una importante y novedosa conciencia cívica, de orgullo ciudadano, especialmente evidente en el caso de Núremberg. Uno de los colaboradores del Liber Chronicarum fue Jerónimo Münzer de Feldkirch, el cual participó activamente en las cuestiones cosmográficas y geográficas con Martín Behaim27, elaborando uno de los primeros mapas modernos impresos del norte y centroeuropa. El médico y humanista Jerónimo, o Hieronymus Monetarius como él se denominaba latinizando su nombre, abandonó Núremberg huyendo de un brote de peste en 1494. A partir de ese momento emprendió diversos viajes por Suiza, Francia, España y Portugal, buscando no sólo eludir la epidemia sino también cumplir delicadas misiones diplomáticas e investigar tanto asuntos históricos como actuales, como el exotismo del recién conquistado reino de Granada o los nuevos descubrimientos marítimos del reino portugués28.

De todo su recorrido dejó una extensa relación manuscrita que hoy en día no se conserva. Sí tenemos la copia contemporánea realizada por su amigo Hartmann Schedel, el autor del citado Liber Chronicarum, también médico, humanista e historiador de Núremberg. El texto, bajo el título Itinerarium sive Peregrinatio excellentissimi viri, artium ac utriusque medicine doctoris, Hieronimi Monetarii de Feltkirchen, civis Nurembergensis, se encuentra inserto en un manuscrito misceláneo que había pertenecido a la biblioteca personal de Hartmann29. En la copia se han recogido algunos interesantes dibujos, sospecho que quizá simplificados, que comprenden escudos, croquis geográficos y tres plantas de edificios30. De todos ellos, prueba del interés del alemán por Compostela, el más grande (casi a folio entero) y detallado es la Ymago ecclesie S(ancti) Jacobi, un sencillo e imaginativo trazado de la planta de la basílica compostelana realizado durante su estancia en esa ciudad, entre el 13 y el 21 de diciembre de 149431. Cabría pues preguntarse qué hubiera pasado si Jerónimo Münzer hubiese iniciado su periplo tan sólo un par de años antes y teniendo en mente la confección de la obra de Schedel. Quizá hubiese querido contar en su séquito con un pintor que dejase constancia de las ciudades visitadas. La carencia de vistas urbanas francesas e hispanas en el Liber Chronicarum podría haberse matizado, y la crónica enriquecida con el retrato de ciudades como Toledo, Lisboa, Granada y, quizá, Compostela32. El otro gran repertorio gráfico al que me refería es el citado Livro das fortalezas de Duarte de Armas33, compuesto por ciento diez vistas panorámicas de cincuenta y cinco poblaciones fronterizas (con las plantas de cincuenta y una de ellas) más otras cuatro representaciones de localidades interiores (tres de ellas de Sintra y una de Barcelos). Todas fueron realizadas por el escudero y dibujante Duarte de Armas en 1510, basándose en apuntes del natural recogidos previamente en 1509, por encargo del

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rey portugués Manuel I, el cual deseaba conocer de primera mano el estado de las posiciones defensivas de su frontera con Castilla34. De este manuscrito en pergamino existe una versión anterior realizada en papel, hoy en la Biblioteca Nacional (Madrid). Antaño incluiría el mismo número de vistas de las fortalezas fronterizas (posiblemente también con las mismas plantas) pero actualmente está incompleto y sumamente desorganizado. A diferencia del ejemplar lisboeta en el madrileño las representaciones son más bien esbozos, menos perfectas y con menor número de detalles en las construcciones y el paisaje circundante, carencia que se compensaba con un mayor de número de anotaciones escritas35. De este modo, el ejemplar fragmentario y en papel conservado en la Biblioteca Nacional tiene una función meramente utilitaria que, aproximándose a un acta notarial, pretende recoger con fidelidad la urbs, lo construido y su estado presente para hacerlo visible al monarca, del mismo modo que en esas mismas fechas, hacia 1508, Jörg Kölderer dibujaba los castillos y fortalezas fronterizas del Tirol y Friuli por encargo de Maximiliano I36. Sin embargo el manuscrito de la Torre do Tombo, en grandes hojas de pergamino y más cuidado, completo y detallista, sin abandonar el aspecto utilitario antes comentado avanza hacia un carácter representativo, de la urbs se pasa a la civitas37, lo construido cobra vida y adquiere matices simbólicos que se transmiten a los ojos del monarca. En ambos manuscritos los edificios emblemáticos se reflejan con bastante exactitud, las ciudades sin embargo se rellenan con un caserío convencional en función de la entidad de la población. En el ejemplar lisboeta, más lujoso, se definen los detalles con mayor precisión (vanos, aparejos, etc.) y se aprecia una tendencia muy clara a dotar las vistas de vida, ésta no

está presente en todas las láminas pero sí es muy abundante (al contrario que en el códice madrileño, donde sucede lo contrario). Se representa el arbolado, los cultivos diferenciados, las huertas cerradas, los puentes, los molinos, los cruceros, los cementerios, las horcas, los pelourinhos, etc. Pero también personas navegando, mujeres en las fuentes y transportando agua, mercaderes viajando con sus géneros, pastores con sus rebaños, cazadores con sus perros, etc. El mismo Duarte se representa, acompañado por su sirviente, más de una treintena de veces. Vemos, además, cigüeñas en las torres y campanarios, patos nadando en ríos y estanques y hasta pájaros volando sobre los acantilados. Esta representación del detalle se torna también simbólica, y no tanto (aunque también) por la sobredimensión de torres y castillos, algo que es común en las representaciones urbanas y que en este caso estaba plenamente justificado al ser ese el fin último del manuscrito, hacer visible al monarca el estado de las defensas fronterizas. Si Manuel I se caracterizó por sus reformas económicas y administrativas, sentando las bases de un novo Estado mucho más centralizado, vería con buenos ojos la sobredimensión de las fortalezas fronterizas, los enormes escudos y emblemas del monarca que se magnifican y repiten constantemente y que sólo se representasen almenas en los edificios propios de la monarquía, haciendo invisibles a los ojos del rey todas las de los edificios de la nobleza38. Su preocupación por el desarrollo municipal y la justicia, tiene su correlato en el engrandecimiento de torres del reloj y casas de audiencia y la abundancia de pelourinhos (que llegan a alzarse sobre el caserío urbano) y horcas -generalmente en uso- que se repiten constantemente. Su fomento de las artes y la cultura y su fervor religioso se destacan con la sobredimensión de campanarios e iglesias y la minuciosidad en las edificaciones religiosas más recientes. Su inclinación por la paz, man-

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teniendo la neutralidad en todos los conflictos -al menos aparentemente-, y por el desarrollo de la economía tiene su reflejo en los campos cultivados, los mercaderes circulando por los caminos, los astilleros funcionando o las múltiples naves partiendo hacia el océano. Todo ello va más allá de las licencias convencionales de la época. Recogería, en parte, las tendencias humanísticas con aportaciones aristotélicas y de San Agustín para ofrecernos unas ciudades ideales construidas sobre los principios del orden, la justicia y la fe y a las que sólo se puede llegar a través del buen gobierno39. Desde este punto de vista, el códice lisboeta es una obra aduladora, no hacia las villas y ciudades (que se representan como son) sino hacia el propio monarca, convirtiendo el códice en una especie de panegírico del Buen Gobierno y sus imágenes en representativas de él. En este sentido parece aproximarse al Armorial compilado hacia 1450-1460 por Guillaume Revel40, un heraldo de armas al servicio de Carlos I, duque de Borbón, en el cual se registra minuciosamente los blasones de la nobleza que vivía en los lugares que poseía el duque acompañados de panoramas del territorio que incluían ciudades, villas, castillos y abadías41. Inicialmente estaba destinado al duque Carlos I, pero su fallecimiento en 1456 con el trabajo sin concluir implicó una posterior dedicatoria al rey Carlos VII. Este códice, que quedó finalmente inconcluso, presenta el mismo carácter adulador, representativo y lujoso que el manuscrito lisboeta. Compartiendo con él igual detalle de la naturaleza, el arbolado, los huertos, etc. Ocasionalmente también se reproducen las mismas escenas de vida: las mujeres transportando agua, los patos en los ríos, los pastores con sus rebaños, los caballeros transitando por los caminos, campesinos trabajando los campos, hombres navegando, cigüeñas en las torres, pájaros saliendo de un palomar, etc. A diferencia de la obra de Duarte de Armas,

en este caso participaron varios dibujantes, posiblemente tres, por lo que la obra se preveía más monumental, con más de 400 imágenes urbanas de las cuales sólo se realizaron un centenar42. En este contexto surgió la primera imagen urbana de Galicia, la panorámica de Tui (Pontevedra) que aparece de modo marginal en la lámina correspondiente a la vista de Valença da parte do sur43 (fig. 7 y 8). Cabría preguntarse por qué se representa la ciudad gallega (pues no es estrictamente necesario a pesar de su proximidad a la plaza portuguesa) y por qué se recoge con todo lujo de detalles, frente al resto de posesiones castellanas que no suelen aparecer más que esbozadas o a menor escala44. La respuesta quizá se encuentre en una cuestión estratégica y militar. El Livro das fortalezas a través de los alzados, plantas y anotaciones mostraba con todo detalle las distancias entre fortalezas, los caminos y su aspereza, los puentes y dónde se encontraban, las zonas vulnerables, el abastecimiento de agua en aljibes y pozos, las puertas falsas, los reparos urgentes y necesarios, las comunicaciones visuales, el estado del terreno y la topografía circundante, la altura y grosor de los muros, la distancia entre las torres y los bastiones, los accesos a los adarves, etc. Todo ello lo convertía en un libro muy valioso ante un eventual enfrentamiento con Castilla y, a la vez, también muy peligroso si caía en manos del enemigo. De hecho, se ha supuesto en un primer momento que el códice madrileño era una copia del lisboeta que podría haber llegado a la corte castellana en aquella época como fruto de una inicua traición realizada por el artista45. Hoy tenemos la certeza de que no fue así, el códice en papel es ligeramente anterior a la lujosa versión de la Torre do Tombo y todo indica que llegó a España entre 1655 y 172646. Es razonable

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pensar que Duarte de Armas no fue un traidor pero, en parte, quizá sí fue un espía. No hay que olvidar que Tui tiene una posición estratégica para Portugal, sobre todo en sus incursiones hacia el norte en caso de conflictos armados con el reino castellano. Ese papel fronterizo había estado presente en la Guerra de Sucesión Castellana (1474-1479) a raíz del enfrentamiento entre Isabel la Católica y Juana la Beltraneja, apoyada ésta por los portugueses. A pesar de la paz declarada desde 1479 y las estrategias familiares, con matrimonios de conveniencia, las relaciones entre ambos reinos siguieron siendo tensas en los siguientes decenios, no sólo por las pretensiones legitimistas del bando portugués sino también por la rivalidad en los descubrimientos marítimos y la apropiación de nuevos territorios fuera de la Península, lo que llevó al reino portugués, y especialmente a Manuel I, a un reforzamiento en las posiciones de frontera en 1502 que contradecía el desmantelamiento de ellas pactado con los Reyes Católicos47. En esta tensa paz castellano-portuguesa Duarte de Armas era algo más que un dibujante curioso. Desde la segunda mitad del siglo XV se había extendido en Italia el uso del dibujo como arma de guerra y con el Humanismo se propagó también por las Cortes europeas. Poseer croquis de las plazas enemigas era un arma indispensable para el ataque y por ello realizar vistas de ciudades y fortalezas en un país extranjero era una actividad sumamente peligrosa y arriesgada48. Duarte de Armas era la persona adecuada para ese trabajo. Era un hombre de armas acostumbrado a empresas arriesgadas, hábil en el dibujo y fiel al monarca. Es más, ya tenía experiencia en estas misiones. El escudero-pintor había sido comisionado con anterioridad, en 1507, para acompañar una pequeña armada de reconocimiento que el monarca había enviado a sondar as barras de Azamor, Mamora, Salé e Larache en la costa africana. Duarte de Armas

traçou e debuxou as entradas destes ríos e a situaçam da terra y con esta información gráfica el rey, finalmente, mandó en 1508 una armada sobela cidade Dazamor49. En su periplo por la frontera Armas pasó en varias ocasiones a territorio gallego, lo hizo en la Limia y al parecer también desde Caminha, cabe pues la posibilidad de que también estuviese en Tui con el fin de tomar las notas para la vista de Valença desde el norte50. El apunte de Tui podía tener un valor estratégico-militar en caso de conflicto y por ello se consideró adecuado recogerlo con sumo detalle. El uso de croquis y dibujos tampoco era desconocido en el reino castellano en esos años51, como tampoco lo era el sistema figurativo de alzados (por ejemplo la citada vista de la ciudad de Cádiz en 1513) y el modo de representar las plantas52, y mucho menos los caballeros de confianza comisionados para reconocer las plazas fuertes fronterizas53. Tui se representa de un tamaño casi tan grande y con tanto detalle y calidad como Valença, si bien desde el punto de vista representativo y simbólico el resultado final es distinto. En el códice madrileño la vista de la ciudad gallega es incompleta, oculta por un montículo, en el lisboeta parece haberse completado con los apuntes tomados del natural en el viaje. Al comparar la ciudad gallega y la portuguesa en el códice lisboeta uno tiene la sensación de que la segunda se presenta como una fortificación inexpugnable, con murallas y torreones almenados en perfecto estado y que apenas nos dejan ver el caserío que encierran. Al otro lado del río Miño la representación de Tui es bien diferente, pues aunque también fortificada, sus murallas carecen de almenas, salvo escasos restos que nos indican que un día las tuvo, y en el cierre oriental se distinguen lo que parecen torreones pero semiderrumbados54. El contraste entre la fortaleza portuguesa y el abandono y caos de la ciudad gallega es una imagen que contrasta con las anotaciones del propio Duarte de Armas, al asegurar que Valença nõ

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tem fortaleza ne alcayde55. Esta imagen buscada por Duarte y presentada al monarca se extiende también por las representaciones de las aldeas fronterizas gallegas que en general son empobrecidas, empequeñecidas e infravaloradas en el lujoso códice lisboeta frente a la versión madrileña56 y, de modo contrario, el caserío portugués crece en volumen y calidad de un códice a otro. ¿Por qué Santiago de Compostela podría haber contado con una imagen de Duarte de Armas, en el Livro das fortalezas o fuera de él? Podríamos pensar en tres razones. La primera por un interés estratégico, al ser Compostela la ciudad más importante al norte de Portugal y cabeza del Reino de Galicia. Si en Tui quizá sea posible hablar de espionaje otro tanto se podría decir de Santiago. Además, el Libro das fortalezas, en su versión lujosa en pergamino, no se reducía sólo a recoger enclaves fronterizos pues también se incluyó Barcelos y Sintra, lo que se desviaba del cometido inicial encomendado por el rey portugués. En segundo lugar, Compostela podría tener también un interés representativo de carácter personal para Manuel I. Él había realizado una ostentosa peregrinación a Santiago pocos años antes, a finales de 1502 y no resultaría extraño que quisiese representarse ante la ciudad o la basílica del apóstol al igual que habían hecho muchos nobles antes. El monarca llegó a Compostela en noviembre y permaneció en la ciudad tres días, dejando como presente una hermosa lámpara de plata en forma de castillo que era a mais rica de quantas se até aquele tempo naquela casa ofereceram. Dotó también generosamente de rentas la obligación de mantenerla encendida día y noche, y sus sucesores se preocuparon celosamente de conservar ese compromiso durante las décadas siguientes57. Por último, podría haber existido un interés representativo de la monarquía portuguesa. En este punto conviene destacar la figura de

la reina Isabel de Aragón, esposa de don Dinís, sobre la cual se construyó a nivel popular y ya en época medieval una consistente imagen de bondad y se le atribuyeron multitud de milagros. Para una Corona que remarca su cristiandad es sumamente importante contar con un monarca santo, y en el caso portugués esa figura fue la de la rainha santa Isabel. El propio Manuel I solicitó al papa León X su beatificación en 1516 y éste accedió a ello, siendo canonizada finalmente en 1625, convirtiéndose así en la única reina portuguesa con título de santa. Uno de los episodios más relevantes de la vida de la reina Isabel fue su peregrinación a Compostela en 1325, ya viuda, un hecho que quedará permanentemente marcado en la memoria colectiva portuguesa pues no norte do país, é difícil encontrar uma paróquia de Santiago que não reivindique que ela passou por ali!58. Muestra palpable de la importancia de santa Isabel para la corona portuguesa y del valor simbólico de su peregrinación a Compostela es el hecho de que cuando el infante don Fernando, hermano del rey Juan III e hijo de Manuel I) encarga un lujoso manuscrito en el que se debían recoger los árboles genealógicos de la monarquía portuguesa desde Noé hasta Manuel I al mejor pintor de toda Europa, Simón Bening, una de las imágenes elegidas es precisamente el de la peregrinación compostelana de la rainha Santa en 1325, que ilustra los márgenes inferior y derecho del gran árbol genealógico de la reina59 (fig. 9). La imagen de la peregrinación, que parece haber sido realizada en su totalidad por António de Holanda, nos muestra a la reina portuguesa llegando ante la fachada occidental del templo y siendo recibida por el arzobispo, Berenguel de Landoira, ante el altar mayor. El aspecto de la basílica es totalmente convencional y se refuerza simbólicamente con veneras y bordones. Existen, no obstante, algunas particularidades llamativas. Si la presencia de una gran plaza ante el edificio (plaza del Obradoiro), la

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sugerencia de un deambulatorio (con vagas alusiones del estilo románico) y la presencia de Moisés en la portada podrían considerarse pura coincidencia60 no así la torre que se eleva por el margen derecho del folio. La división de cuerpos de ésta, el remate almenado, los arcos ciegos, el pequeño campanario en la cúspide y la presencia de un peregrino ante una gran campana remiten directamente a modelos reales, releídos en clave ornamental renacentista. Es interesante comparar esta torre con la figurada en la vista de la catedral compostelana desde la plaza de la Quintana (es decir, desde el Este) realizada por José de Vega y Verdugo hacia 1656-165761 (fig. 10), pues encontramos los mismos elementos y cuerpos (si bien presenta dos largas aspilleras en lugar de un gran ventanal en la estancia que cobija la campana mayor) coronados por el chapitel de la campana del reloj (1527-1533). La gran campana que observa el peregrino alude a la donada por Luis IX de Francia en 1483, la mayor de toda la cristiandad, que dio origen a la construcción de la torre (conocida por ello como la Torre de las Campanas del Rey de Francia), y que pronto se convirtió en un reclamo para la atención de los peregrinos, admirados por su colosal tamaño y las habladurías que surgieron en torno a ella62. Estos detalles tuvieron que ser, necesariamente, conocidos a través de algún dibujo o de relatos orales muy detallados que el miniaturista tuvo que conocer.

pues en 1536, a ruego de religiosos y peregrinos, propuso que dicho reino tuviese su propia capilla en la catedral de Santiago para atender espiritualmente a los peregrinos portugueses, solicitando el 21 de julio de dicho año a su hermana, la emperatriz Isabel (esposa de Carlos V), las gestiones ante el arzobispo y el cabildo compostelano64. Quizá existió la posibilidad de que Santiago figurase, con mérito, en uno de esos repertorios gráficos urbanos, sin embargo no fue así. La ciudad de Santiago de Compostela, como se ha apuntado, carece de imágenes gráficas hasta bien entrado el siglo XVII. No obstante, es una de las más ricas en imágenes literarias, relacionadas fundamentalmente con su carácter de lugar de peregrinación.

Desconozco si António de Holanda llegó a estar en Compostela o recibió esa información o dibujo de algún peregrino, pero quien sí hizo la peregrinación en 1533 fue el humanista y diplomático Damião de Góis, que actuó de mediador entre el infante y Simón Bening. También la hizo el hermano del infante don Fernando, Luis, acompañado por el pintor Francisco de Holanda, hijo de António de Holanda, en 154963. Todo ello es muestra del atractivo que seguía ejerciendo Compostela en el reino portugués y del valor simbólico que tenía para la monarquía lusa. El propio Juan III aspiró a tener una presencia real en la basílica compostelana

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3.3 LAS PRIMERAS REPRESENTACIONES URBANAS GALLEGAS. FE NOTARIAL, ESPIONAJE Y DEVOCIÓN

Los alzados de este castillo, con las vistas de su entorno más cercano, se realizaron con un marcado carácter notarial, con la vocación del reconocimiento pericial que les aproxima a la realidad, pues surgieron a raíz de un pleito que el obispo y el concello de Lugo mantuvieron, entre 1505 y 1511, con Vasco das Seixas sobre la casa-fortaleza que éste estaba construyendo. Desde Valladolid el Consejo mandó a la Real Audiencia de Galicia que enviasen a una persona para medir el castillo de San Paio e lo faga pintar e se pinte en presençia de las partes por ante escrivano publico, lo cual se cumplió el 24 de enero de 1511, siendo pintado e traçado por Hegas Gutierres, pintor para ello nombrado e tomado. Archivo de la Real Chancillería de Valladolid (ARCHV), Planos y Dibujos, 57-60 (antes: pleitos civiles, Alonso Rodríguez -fenecidos-, carp. 250-1). Véase Vázquez Castro, Julio: “Los maestros de obras y la construcción en Galicia durante la Edad Media” en El aparejador y su profesión en Galicia. De los maestros de obras a los arquitectos técnicos, Consello Galego de Colexios de Aparelladores e Arquitectos Técnicos, Santiago, 2009 (1ª ed.: 2001), p. 47-48 y Vigo Trasancos, Alfredo (dir.): Planos y dibujos de arquitectura y urbanismo. Galicia en los siglos XVI y XVII, Consello Galego de Colexios de Aparelladores e Arquitectos Técnicos, Santiago, 2003, nº 77-80, p. 225-232. 1

219-220 (Muros). Un poco anterior es la vista geográfica de Cambados, en extremo convencional por lo que respecta a las poblaciones y sus monumentos, fruto de un apeo y realizada en 1593 (Arquivo Histórico Universitario de Santiago, clero 559, f. 251r). Para el ámbito gallego este panorama se torna más desolador cuando nos referimos a vistas urbanas impresas pues hasta finales del siglo XVIII no tenemos constancia de ellas si descartamos la edición de las múltiples visiones estereotipadas e idealizadas, como por ejemplo las de A Coruña y Santiago de Compostela en Medina, Pedro: Libro de grandezas y cosas memorables de España, Dominico de Robertis, Sevilla, 1548, f. 122r y 124v. Braunfels, Wolfgang: Urbanismo occidental, Alianza, Madrid 1983 (1ª ed.: Köln, 1976), p. 98-99. 5

Kagan, Richard L.: “La corografía en la Castilla moderna: género, historia, nación” en Studia Aurea. Actas del III Congreso de la AISO (Asociación Internacional Siglo de Oro), Université de Toulouse-Universidad de Navarra, ToulousePamplona, 1996, I, p. 79-91 (especialmente p. 82-84) e Imágenes urbanas del mundo hispánico. 1493-1780, El Viso, Madrid, 1998, p. 47-85. 6

Véase Llompart, Gabriel: La pintura gótica en Mallorca, Polígrafa, Barcelona, 1987, p. 32-33 e ilustraciones 76-88 y Cabra Loredo, María Dolores y Elena María Santiago Páez: Iconografía de Sevilla, 1400-1650, El Viso, Madrid, 1988. 7

Arquivo Nacional da Torre do Tombo (ANTT), Ms. 159, f. 101r y 102r. Véase Armas, Duarte de: Livro das Fortalezas (introd. de Manuel da Silva Castelo Branco), ANTT-Inapa, Lisboa, 2006 (1ª ed.: 1990), f. 101r y 102r. Otra aldea orensana fronteriza, sin identificar, aparece en el f. 100r, alguna edificación de la frontera pontevedresa en el f. 105r y en el f. 94r una vista imaginaria del castillo del Monterrei (Verín, Ourense). Véase también Biblioteca Nacional (BN), Ms. 9241, f. 56r, 57r y 54r. 2

Biblioteca Pública e Arquivo Distrital de Évora, sin inventariar; para esta imagen véase el trabajo de Mário Jorge Barroca “Representações de espaços urbanos do noroeste de Portugal nos alvores da época moderna” en el presente libro. 8

Vandenbroeck, Paul: “Entre simpatía cósmica y observación distante. El orden natural y moral en la pintura paisajista de Joaquín Patinir”, BSAA, LXXII-LXXIII (206-2007), p. 73-108 (ejemplos en p. 75-76). 9

ANTT, Ms. 159, f. 112r. y BN, Ms. 9241, f. 60r. Véase Armas, op. cit. (2006), f. 112r. 3

Afortunado parcialmente pues la vista de Tui es fruto de una casualidad (estar próxima a la portuguesa Valença do Minho) y de un autor extranjero al servicio de un monarca foráneo. Salvando esa imagen casual no se volverán a realizar más, o al menos no tengo constancia de ello, hasta los años finales del siglo XVI. Me refiero, en este último caso, a las vistas de Pontevedra de 1595 y las de Muros y Vigo hacia 1597, las cuales a pesar de estar descontextualizadas se inscribirían dentro del programa defensivo de las costas del reino con el fin de conocer la situación y entidad de los principales enclaves y las defensas de las que se disponía en ese momento antes de realizar las actualizaciones y mejoras necesarias durante el reinado de Felipe II. Véase Archivo General de Simancas (AGS), Mapas, Planos y Dibujos (MPD), VI, 100 y 101 -Pontevedra-; XVI, 9 -Muros- y XVI, 15 -Vigo(antes en Guerra y Marina, 00431 y 00498). Véase Álvarez Terán, María Concepción: Mapas, planos y dibujos (Años 1503-1805), Ministerio de Cultura, Valladolid, 1980, vol. I, p. 826, 727 y 1002 y Vigo Trasancos, op. cit, nº 102-103, p. 296-301 (Pontevedra); nº 201, p. 547-549 (Vigo) y nº 75, p. 4

Véase para el primero ARCHV, Planos y Dibujos, desglosado, 448 y Pinedo Gómez, Eugenia María: Catálogo de óleos, planos y dibujos de La Rioja conservados en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Instituto de Estudios Riojanos, Logroño, 2000, p. 35-36 y 79; para el segundo AGS, MPD, X, 1 y Consejo Real de Castilla, 39, 3; Álvarez Terán: op. cit., p. 39 y Buisseret, David: “Spanish Peninsular Cartography, 1500-1700” en Woodward, David (ed.): Cartography in the European Renaissance, University of Chicago, Chicago, 2007, vol. 3/1, p. 1069-1094 -para la imagen comentada véase p. 1072 y plate 38-. Para el tercero ARCHV, Planos y Dibujos, desglosado, 143 y Cuesta Salado, Jesús: “Pintores Hispano-Flamencos en el nordeste de la provincia de Zamora”, BSAA arte LXXVI, 2010, p. 33-56 -especialmente p. 50-53-. Finalmente, para el cuarto véase AGS, MPD, XXV, 47 y Cámara de Castilla, Pueblos, 4, 361; Álvarez Terán, op. cit., p. 209 y Buisseret, op. cit., p. 1072. 10

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Vandenbroeck, op. cit., p. 76, con varios ejemplos.

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Vandenbroeck, op. cit., p. 76, n. 8.

Véase Franco Mata, Ángela: “El coro de la Catedral de Toledo”, Abrente, 42-43, 2010-2011, p. 113-165 (especialmente p. 131-135 y fig. 14-20). 13

Para el caso gallego véase Vázquez Castro, op.cit., p. 4554. 14

En las que se suelen incluir imágenes de episodios relativos a la entrada de Juan de Gante, duque de Lancaster, en Galicia entre 1386 y 1387 como su peregrinación a Compostela, la rendición de esta ciudad y su partida de ella, la llegada a Coruña, los asaltos a ciudades como Baiona, Ourense, Noia o Ribadavia, la justa celebrada en Betanzos, etc. presentando ciudades idealizadas según el modelo flamenco. Véanse, por ejemplo, Froissart, Jean: Chroniques (Brujas, c. 14701475; Bibliothèque Nationale de France -BNF-, Ms. Français, 2645, f. 122r, 132r, 187r y 211v), Wavrin, Jean de: Chroniques d´Angleterre (Brujas, segunda mitad del s. XV; BNF, Ms. Français 79, f. 149v y 117r), Froissart, Jean: Chroniques (Brujas, c. 1480-1483; The J. Paul Getty Museum, Ms. Ludwig XIII 7, f. 120v, 122r y 256r) o Wavrin, Jean de: Recueil des croniques d´Engleterre (Lille o Brujas, c. 1470-1480; British Library, Royal Ms. 14 E IV, f. 236r, 252r y 281v).

que inicia la obra de Ranulf Higden: Polychronicon, de finales del siglo XIV (British Library, Royal Ms. 14.C.ix, f. 1v-2r), en ambos casos el convencional templo que representa la basílica compostelana llega incluso a igualar o superar en volumen al templo Vaticano. Véase Santiago, Camino de Europa. Culto y Cultura en la Peregrinación a Compostela, Fundación Caja de Madrid-Xunta de Galicia-Arzobispado de Santiago de Compostela, Santiago, 1993, cat. nº 2 y 132, p. 247-248 y 443-444.

15

Como la marcha de Carlos V del puerto de A Coruña con destino a Gante (Libro de horas del viaje de Carlos V para ser coronado Emperador; Gante, 1520; Biblioteca del Monasterio del Escorial, Ms. Escurialensis, Vitr. 13, f. 7r) y quizá la entrada de Felipe el Hermoso a la misma ciudad en 1506, grabado de c. 1515 publicado en Der Weisskunig, Joseph Kurzböck, Viena, 1775, grabado 147 -entre p. 240-241-. 16

Lefevre, Raoul: Le Recueil des hystoires de Troyez (Brujas, c. 1470; BNF, Ms. Français 59, 191v) que representa el combate de Hércules con el príncipe Gerión, aquel conmemora su victoria con la construcción de una torre muy grand donde fizo meter la cabeça de Gerión en el cimento y mando poblar… una grand cibdat a la que llamó Crunna siguiendo la Estoria de Espanna de Alfonso X (sobre el tema véase Vigo Trasancos, Alfredo: “Tras las huellas de Hércules. La Estoria de Espanna, la Torre de Crunna y el Pórtico de la Gloria”, Quintana, 9, 2010, p. 217-233 -p.19 para la cita-). 17

De modo especial la construcción de la catedral compostelana por parte de dicho monarca. Véase por ejemplo Crétin, Guillaume: Recueil sommaire des cronicques françoyses (Rouen, c. 1515; BNF, Ms. Français 2820, f. 115v), Généalogie des rois de France (finales del s. XV; Bibliothèque Municipale de Tours, Ms. 1039 y Bibliothèque Municipale de Verdun, Ms. 31) o Beauvais, Vicent de: Le Miroir historial (s. XV; Musée Conde de Chantilly, Ms. 722, f. 114v). 18

Sería el caso del mapamundi con la dispersión apostólica del llamado Beato de Burgo de Osma realizado en el monasterio de Sahagún en 1086 (Archivo de la Catedral de Burgo de Osma, Cod. 1, f. 34v-35r) o, por ejemplo, el mapamundi 19

Por ejemplo la Traslación de Santiago de uno de los paneles exteriores que cierran el retablo mayor de la iglesia de Santiago de Göttingen (Alemania), de 1402, con la reina Lupa asomándose sobre un esbelto palacio. El panel con el mismo tema del antiguo retablo mayor de la catedral de León obra de Nicolás Francés, hacia 1440, con una preciosa catedral gótica y retazos urbanos como fondo (Yarza Luaces: “Artes del color en el siglo XV en la catedral de León” en La Catedral de León en la Edad Media, Universidad de León, León, 2004, p. 399-431 -especialmente p. 410-411-). La tabla de Giovenale de Orvieto procedente de la iglesia de Santa María Araceli de Roma (hoy en el Museo Diocesano de Camerino) de 1441, con la llegada de los restos del Apóstol a un supuesto palacio de la reina Lupa en forma de modesta iglesia (Vázquez Santos, Rosa: “Un nuevo catálogo pictórico del Quattrocento italiano: la tabla de Camerino y el desaparecido ciclo jacobeo de Giovenale de Orvieto en Araceli”, Archivo Español de Arte, LXXXI, 322, 2008, p. 105-114) o la tabla con el mismo tema del retablo mayor de la iglesia de Santiago de Rothenburg ob der Tauber (Alemania), pintada por Friedrich Herlin en 1466, con una espléndida vista de una imaginaria Compostela flamanquizante que cobra tanto protagonismo como los restos apostólicos que penetran a través de una de las puerta de sus murallas (Santiago en España, Europa y América, Ministerio de Información y Turismo, Madrid, 1971, il. 299). 20

Es el caso por ejemplo, de las miniaturas que presentan a los peregrinos llegando a Compostela en el Libro de Horas de Margarita de Orleáns (Rennes, c. 1430; BNF, Ms. Latin 1156B, f. 25r), a Sebastián Ilsung ante un templo apostólico encastillado en la segunda mitad del siglo XV (Santiago, Camino de Europa..., Cat. nº 136, p. 448-449), la llegada de los peregrinos al altar de la Catedral de Santiago del Cartulaire de l’Hôpital de Saint-Jacques de Tournai de c. 14891512 (Bibliothèque de la Ville de Tournai, Ms. 27, frontispicio) o al conde de Saint Gilles y su hermano postrados ante una imaginativa fachada occidental de la catedral tras su peregrinación (Beauvais, Vicent de: Le Miroir historial, s. XV; Musée Conde de Chantilly, Ms. 722, f. 216r), del grabado de 1491 de Michael Wolgemut que representa una procesión, presidida por Cristo, que sale de la basílica compostelana para recibir a un peregrino (Colecc. Privada) o de la tabla del políptico de Santiago del Indianapolis Museum of Art de hacia 1500 con peregrinos en el interior de la catedral y su visión desde el Monte do Gozo (Santiago, Camino de Europa..., p. 236, fig. 1 y p. 238, fig. 3). 21

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3.3 LAS PRIMERAS REPRESENTACIONES URBANAS GALLEGAS. FE NOTARIAL, ESPIONAJE Y DEVOCIÓN

Santiago, Camino de Europa... cat. nº 2, p. 247-248 y Barral Rivadulla, María Dolores: La Coruña en los siglos XIII al XV. Historia y configuración urbana de una villa de realengo en la Galicia medieval, Fundación Pedro Barrié de la Maza, A Coruña, 1998, p. 153-155. 22

23

Vázquez Castro, op. cit, p. 50-51.

Sobre la imagen urbana en relación -y como invitación- a la peregrinación véase Lavedan, Pierre: Représentation des villes dans L´Art du Moyen Âge, Vanoest, Paris, 1954, p. 9-15. 24

Schedel, Hartmann: Liber Chronicarum, Anton Koberger para Sebald Schreyer y Sebastian Kammermaister, Nuremberg, 1493. La primera edición en alemán se publicó el 23 de diciembre del mismo año. 25

Wilson, Adrian: The Making of the Nuremberg Chronicle, Nico Israel, Amsterdam, 1976; Reske, Christoph: Die Produktion der Schedelschen Weltchronik in Nürnberg. The Production of Schedel’s Nuremberg Chronicle, Harrassowtz, Wiesbaden, 2000; Lavedán, op. cit., p. 16-17 y Cornejo Vega, Francisco Javier: “Cuando la vista engaña: los grabados de vistas de ciudades en los primeros tiempos de la imprenta” en Cartografía Histórica en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, Universidad de Sevilla, Sevilla, 2010, p. 148-163 (especialmente p. 7). 26

Éste mandó realizar en Núremberg en 1492 un globo terráqueo, el más antiguo de los que se conservan en la actualidad, a Ruprecht Kolberger y fue pintado por Georg Glockendon el Viejo, en el que se figuró, en buen tamaño, al apóstol Santiago frente a las costas de Galicia (Santiago, Camino de Europa…, p. 454-455). Sobre los conocimientos geográficos de Münzer y su relación cercana con Behaim véase Calero, Francisco: “Jerónimo Münzer y el descubrimiento de América”, Revista de Indias, LVI, 207, 1996, p. 279-296 (especialmente p. 285-287). 27

28

Para los motivos del viaje véase Calero, op. cit.

la basílica compostelana sino también de cualquier edificio gallego. Sobre ella véase Vigo Trasancos, Planos y dibujos…, nº 126, p. 369-371. Sobre la importancia y el renombre de Compostela en Núremberg a finales del siglo XV y comienzos del XVI véase Santiago, Camino de Europa..., p. 453-455. 32

33

ANTT, Ms. 159; véase Armas, op. cit. (2006).

Armas, op. cit. (2006), p. 1 y 15-16 y Barroca, op. cit. El monarca pretendía con ello tomar o pulso ao estado das fortificações que garantíam a defensa do reino, fazendo uma espécie de balanço en una fase intermedia de remodelación de las fortalezas adaptándolas a las nuevas necesidades pirobalísticas, véase Barroca, Mário Jorge: “Tempos de resistência e de inovação: a arquitectura militar portuguesa no reinado de D. Manuel I (1495-1521)”, Portvgalia. Nova Série, vol. XXIV, 2003, p. 95-112, para la cita véase p. 99. 34

Armas, Duarte de: Livro das fortalezas (BN, Ms. 9241). Véase González Simancas, Manuel: Plazas de guerra y castillos medioevales de la frontera de Portugal (Estudios de arquitectura militar), Tip. de la Revista de Arch. Bibl. y Museos, Madrid, 1910, p. 1-12 y Armas, op. cit. (2006), p. 1. 35

Delineationes locorum munitorum, praecipue partis meridionalis comitatus Tirolensi (Österreichische Nationalbibliothek, Cod. 2858); véase Hale, John: “Warfare and Cartography, ca. 1450 to ca. 1640” en Woodward, David (ed.): Cartography…, vol. 3/1, p. 719-737 (especialmente p. 734). Estas panorámicas, cuatro a gran formato y más de una decena a folio entero, se realizan con el más absoluto pragmatismo reflejando exclusivamente lo construido y la topografía que lo rodeaba, prácticamente sin vegetación ni vida a su alrededor. 36

37 Para los conceptos de urbs y civitas y sus precedentes clásicos véase Kagan, Richard L.: Imágenes urbanas…, p. 48-50.

Es el caso de Barcelos, véase sobre él el trabajo de Mário Jorge Barroca “Representações de espaços urbanos do noroeste de Portugal nos alvores da época moderna” en el presente libro. 38

Munich Bayerische Staatsbibliothek (MBS), Codex Latinus Monacensis (CLM) 431, fol. 96-303. Véase para el recorrido hispano Pfandl, Ludwig: “Itinerarium Hispanicum Hieronymi Monetarii, 1494-1495”, Revue Hispanique, XLVIII, 113, 1920, p. 1-179 y Münzer, Jerónimo: Viaje por España y Portugal, 1494-1495, Polifemo, Madrid, 1991. 29

Estos son los emblemas heráldicos del rey de Granada, los Reyes Católicos y la orden de la Merced; los croquis del puerto de Málaga y de Numancia (Zamora) y las esquemáticas plantas de un refectorio en Tours y un laberinto en Amberes. Véase MBS, CLM 431, f. 140r, 181r, 195v, 155v, 183v, 223v y 265v respectivamente.

39

Kagan, Richard L.: Imágenes urbanas…, p. 48-50.

Revel, Guillaume: Armorial d´Auvergne, Forez et Bourbonnais (c. 1456; BNF, Ms. Français 22297). 40

31

Pelletier, Monique: “Representations of Territory by Painters, Engineers, and Land Surveyors in France during the Renaissance” en Woodward, David (ed.): Cartography…, vol. 3/2, p. 1522-1537 (especialmente p. 1532). 41

Boos, Emmanuel de: L’armorial d’Auvergne, Bourbonois et Forestz de Guillaume Revel (3 vol.), Créer, Nonette, 1998. 42

MBS, CLM 431, f. 173r. Pese a su sencillez puede considerarse la planta más antigua que conocemos no sólo de 32

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ANTT, Ms. 159, f. 111v-112r y BN, Ms. 9241, f. 66v y 60r. Véase Armas, op. cit. (2006), f. 111v-112r. 43

Véanse los sencillos trazados de los castillos de Alburquerque (f. 29r) y Peñafiel (f. 57r) o las convencionales y lejanas representaciones de Badajoz (f. 23v y 27v) y Monterrei (f. 94r). 44

45

González Simancas, op. cit., p. 2.

Armas, op. cit. (2006), p. 2. De su valor estratégico, por las posiciones fortificadas y las indicaciones fronterizas, es buena prueba que en 1642 un hidalgo con vena artística hiciese una copia parcial y acuarelada del manuscrito de Duarte de Armas en plena Guerra de Independencia de Portugal (1640-1668). Véase Pereira de Miranda, Brás: Fronteira de Portvgal fortificada pellos Reys deste Reyno, tiradas estas fortalezas no tempo del Rey Dom Manoel (1642; Biblioteca Nacional de Portugal, Col. Iluminados, 192). Cabría preguntarse si la llegada a Madrid del códice de Duarte de Armas obedeció también a ese interés en plena Guerra de Independencia o salió de Portugal con posterioridad. 46

47

Sobre este punto véase Armas, op. cit. (2006), p. 4 y 5.

Sobre estas cuestiones véanse Hale, John: “Warfare and Cartography, ca. 1450 to ca. 1640” en Woodward, David (ed.): Cartography…, vol. 3/1, p. 719-737 y Ribouillault, Denis: “Artiste ou espión? Dessiner le paysage dans l´Italie du XVIe siècle”, Carnets du paysage, 24, 2013, p. 131-147. Es sumamente ilustrativo un pasaje de c. 1548 del pintor portugués Francisco de Holanda, el cual en sus Diálogos pone en boca de Miguel Ángel, siguiendo a Castiglione, Maquiavelo y los clásicos como Flavio Vegecio, lo siguiente: E que cousa há mais proveitosa nos negocios e empresas da guerra que a pintura, nem que mais sirva nas opressões dos cercos e rebates, que a pintura? […] Assim que a gran pintura não sòmente a tenho eu por proveitosa, mais é na guerra grandemente necessária […] serve o debuxador na guerra grandìssimamente para mostrar em desenho o sítio dos lugares apartados e feição das montanhas e dos portos, assim o das serras, como os das baías e portos dos mares, para a feição das ciudades e fortalezas altas e baixas, as muralhas e as portas e o lugar delas, para mostrar os caminos e os ríos e as praias e as alagoas e pauis que se hão-de fugir ou pasar; para o curso e espaços dos desertos e areias dos maus caminos e das selvas e matos: todo isto de outra maneira será mal entendido, e no debuxo e desenho muito claro e intelegível, o que tudo são cousas grandes nas empresas da guerra, e que grandemente fazem e ajudam estes desenhos do pintor aos propósitos e desenhos do capitão. Holanda, Francisco de: Diálogos en Roma (prefacio e notas de Manuel Mendes), Sá Costa, Lisboa, 1955, p. 57 y 59-60. 48

49

Armas, op. cit. (2006), p. 8.

ANTT, Ms. 159 y Armas, op. cit. (2006), f. 136r, 115r y 110v-111r respectivamente. En Caminha (f. 115r.) se repre50

senta a Duarte y su sirviente en un bote con dos remeros atravesando el rio Miño. Podríamos pensar que quizá utilizase ese recurso para tener una mejor vista de la población portuguesa desde el río, al alejarse un poco de ella, pero va acompañado en la embarcación por su montura, lo cual no sería necesario a no ser que pensasen tomar tierra en la otra orilla. El propio Manuel I también conocía Tui personalmente, había pasado por la ciudad gallega a finales de 1502 en su peregrinación a Compostela. 51

Véase González Simancas, op. cit., p. 6, n. 1.

Véase el mapa de la villa de Argeles (Valladolid) realizado en 1458 a raíz de un pleito (Archivo Histórico Nacional, Mapas, Planos y Dibujos, n. 223 y Buisseret, op. cit., p. 171 y fig. 39.1). 52

Por ejemplo la comisión dada en 1509 a Fernando de Peñalosa, contino de la Casa Real, para visitar los castillos y fortalezas de Castilla, León y Toledo; véase Paz, Julián: Castillos y fortalezas del Reino, Imp. de la Rev. de Arch., Bibl. y Museos, Madrid, 1914, p. 3. 53

54

Vigo Trasancos, Planos y dibujos…, nº 190, p. 523-525.

55

Armas, op. cit. (2006), p. 13.

ANTT, Ms. 159, f. 98v, 100r, 101r y 102r y BN, Ms. 9241, f. 56r, 57r y 54r. Véase Armas, op. cit. (2006), f. 98v, 100r, 101r y 102r. 56

Cruz, António: “No quinto centenario de Dom Manuel I”, Revista da Facultade de Letras. Série História, I, 1970, p. 3268 (especialmente p. 24-25); Marques, Jose: “O culto de S. Tiago no norte de Portugal”, Lusitania Sacra, 4, 1992, p. 99-148; Baquero Moreno, Humberto Carlos y Alcina Manuela Oliveira Martins: “Figuras de la realeza portuguesa en peregrinación a Santiago” en Santiago, Camino de Europa…, p. 99-119 (especialmente p. 113-115) y 424-425 y Ribeiro da Cunha, Arlindo de Magalhã: “A devoção e a peregrinação jacobeias em Portugal”, Ad Limina, II, 2, 2011, p. 85-114. 57

Véase Marques, op cit., p. 99-148; Baquero Moreno, op. cit., p. 99-119 (especialmente p. 109-112) y Ribeiro da Cunha, op. cit., p. 85-114 (especialmente p. 105). 58

El manuscrito había sido encomendado a António de Holanda, que realizaría el diseño previo en Lisboa, y sería concluido por Simon Bening en Brujas, lo cual se llevó a cabo hacía 1530-1534, si bien el libro quedó incompleto. Véase Genealogia do Infante Dom Fernando de Portugal (British Library, Add. Ms. 12531, f. 9bis r.); Santiago, Camino de Europa..., p. 427 y cat. nº 125, p. 433-434; y Kren, Thomas y Scot McKendick: Illuminating the Renaissance. The Triumph of Flemish Manuscript Painting in Europe, J. Paul Getty Museum, Los Ángeles, 2003, p. 460-463. 59

234

3.3 LAS PRIMERAS REPRESENTACIONES URBANAS GALLEGAS. FE NOTARIAL, ESPIONAJE Y DEVOCIÓN

60

Santiago, Camino de Europa..., p. 433-434.

Taín Guzmán, Miguel: Trazas, planos y proyectos del Archivo de la Catedral de Santiago, Diputación de A Coruña, A Coruña, 1999, p. 139-147. 61

Vázquez Castro, Julio: “La Berenguela y la Torre del Reloj de la Catedral de Santiago”, Semata, 10 (Cultura, poder y mecenazgo, ed. a cargo de Alfredo Vigo Trasancos), 1998, p. 111-148. 62

63

Ribeiro, op. cit., p. 106.

García Oro, Xosé: “Os camiños de Portugal a Santiago: os homes, as igrexas, as coroas” en Camiños Portugueses de Peregrinación a Santiago. Tramos Galegos, Xunta de Galicia, s.l., 1993, p. 237-251 (especialmente p. 245 y 250-251). 64

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LA CIUDAD Y LA MIRADA DEL ARTISTA | Visiones desde el Atlántico

Fig. 1.- Castillo de San Paio de Narla (Friol, Lugo), Hegas Gutierres, 1511 (Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Planos y dibujos, 60)

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3.3 LAS PRIMERAS REPRESENTACIONES URBANAS GALLEGAS. FE NOTARIAL, ESPIONAJE Y DEVOCIÓN

Fig. 2.- Asalto a la villa de Baiona, c. 1470-1480. Wavrin: Recueil des croniques d´Engleterre (British Library, Royal Ms. 14 E IV, f. 252r)

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LA CIUDAD Y LA MIRADA DEL ARTISTA | Visiones desde el Atlántico

Fig. 3.- El duque de Lancaster entra en la ciudad de Ourense, c. 1470-1475. Froissart: Chroniques (Bibliothèque Nationale de France, Ms. Français, 2645, f. 211v)

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LAS PRIMERAS REPRESENTACIONES URBANAS GALLEGAS. FE NOTARIAL, ESPIONAJE Y DEVOCIÓN

Fig. 4.- Combate de Hércules con Gerión y construcción de la Torre de Hércules, c. 1470. Lefevre: Le Recueil des hystoires de Troyez (Bibliothèque Nationale de France, Ms. Français 59, 191v)

LA CIUDAD Y LA MIRADA DEL ARTISTA | Visiones desde el Atlántico

Fig. 5.- Detalle de la Traslación de Santiago del retablo mayor de la iglesia de Santiago de Rothenburg ob der Tauber (Alemania), Friedrich Herlin, 1466

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3.3 LAS PRIMERAS REPRESENTACIONES URBANAS GALLEGAS. FE NOTARIAL, ESPIONAJE Y DEVOCIÓN

Fig. 6.- Detalle de los peregrinos llegando a Compostela, c. 1430. Libro de Horas de Margarita de Orleáns (Bibliothèque Nationale de France, Ms. Latin 1156B, f. 25r)

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LA CIUDAD Y LA MIRADA DEL ARTISTA | Visiones desde el Atlántico

Fig. 7.- Valença do Miño y Tui, Duarte de Armas, 1510. Livro das fortalezas (Biblioteca Nacional de España, Ms. 9241, f. 66v y 60r)

3.3 LAS PRIMERAS REPRESENTACIONES URBANAS GALLEGAS. FE NOTARIAL, ESPIONAJE Y DEVOCIÓN

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LA CIUDAD Y LA MIRADA DEL ARTISTA | Visiones desde el Atlántico

Fig. 8.-Vista de Valença do Miño y Tui, Duarte de Armas, 1510. Livro das fortalezas (Arquivo Nacional da Torre do Tombo, Lisboa, Ms. 159, f. 112r)

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LAS PRIMERAS REPRESENTACIONES URBANAS GALLEGAS. FE NOTARIAL, ESPIONAJE Y DEVOCIÓN

Fig. 9.-Peregrinación de la rainha santa Isabel, António de Holanda, 1530-1534. Genealogia do Infante Dom Fernando de Portugal (British Library, Add. Ms. 12531, f. 9bis r)

LA CIUDAD Y LA MIRADA DEL ARTISTA | Visiones desde el Atlántico

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LAS PRIMERAS REPRESENTACIONES URBANAS GALLEGAS. FE NOTARIAL, ESPIONAJE Y DEVOCIÓN

Fig. 10.- Catedral de Santiago de Compostela vista desde el Este, José de Vega y Verdugo, 1656-1657. Memoria sobre las obras en la catedral de Santiago (Archivo de la Catedral de Santiago)

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