2012. Una aportación fonetista en el siglo XIX: la Ortografía kastellana fonétika o konforme a la pronunziazión (1853) de Antonio Franchi Alfaro. En García Valle et al. Fablar Bien et tan mesurado, Valencia: Tirant Humanidades /Université de Neuchâtel, 163-182

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UNA APORTACIÓN FONETISTA EN EL SIGLO XIX: LA ORTOGRAFÍA KASTELLANA FONÉTIKA O KONFORME A LA PRONUNZIAZION (1853) DE ANTONIO FRANCHI DE ALFARO Mercedes Quilis Merín Universitat de València

0. INTRODUCCIÓN La unificación de los criterios ortográficos del español que están hoy presentes en la Ortografía de la lengua española (2010) publicada por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la lengua española —esto es, la ortografía panhispánica—, es el resultado de un largo recorrido de consenso en el que la confrontación entre los criterios academicistas y los reformistas de uno y otro lado del Atlántico durante el siglo XIX tiene uno de sus exponentes en la obra que vamos a comentar1. El conocimiento de los factores que llevaron a la doble oficialización ortográfica normativa durante el siglo XIX en América y en España y las circunstancias en las que se produjo esta situación (Martínez Alcalde, 2010) permiten integrar en la historia de las ortografías del español el caso de este autor, Antonio Franchi de Alfaro, que es un ejemplo especial de difusor en paralelo de la ortografía académica y de su propia propuesta reformista. En efecto, en 1853 publicó en la ciudad de Nueva York un pequeño tratado ortográfico apenas conocido, la Ortografía kastellana fonétika, o konforme a la pronunziazión, encuadrado en la corriente ortográfica reformista hispanoamericana de la segunda mitad del siglo XIX.

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El presente trabajo se inscribe en el Proyecto de Investigación FFI2009-09639, “Historia de la pronunciación del castellano, (HISPROCAST)”, iniciado en 2009, financiado por el MICINN y dirigido por M.ª Teresa Echenique Elizondo, (http://hisprocast.webnode.es/).

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Esta corriente partía de las conocidas Indicaciones para simplificar la ortografía de Andrés Bello y García del Río (1823) o de Sarmiento (1843) en América, y de los planteamientos más o menos teóricos, más o menos conservadores o radicales de autores como Salvá (1831), Basomba (1837), Rementería (1839) o Cubí i Soler (1852), basados en principios fonéticos cuyo fin era simplificar la ortografía y, subsiguientemente, facilitar el aprendizaje de la lengua escrita; esto es, expandir la alfabetización como principio social de universalización de los conocimientos, y como principio ideológico liberal en lo político.

1. ANTONIO DE FRANCHI DE ALFARO (LA HABANA, 1803 - NUEVA YORK, 1866) El origen de la familia de los Franchi se encuentra en Génova, de donde pasó a España, concretamente a Cádiz, a finales del siglo XV y posteriormente a Tenerife, a las poblaciones de La Orotava y el Puerto de la Cruz, donde se encuentra afincada desde 1584. Una rama de esta nobiliaria familia, constituida ya como Franchi-Alfaro, emigró a Cuba en el siglo XVII y de ella procede nuestro autor, Antonio Franchi de Alfaro y Lemaur, nacido en La Habana en 1803. Su formación académica se desarrolla en esta ciudad, donde estudió Derecho Civil entre 1823 y 1827 en la Real Pontificia Universidad de San Jerónimo y consta también que lo hizo en la Universidad de Alcalá2. Calcagno, en su Diccionario biográfico cubano (1885-86: 284) dice de él que fue «escritor público, que adoptó principalmente el campo de la traducción, abogado distinguido, humanista, matemático, buen latino y mejor helenista». Fundó y dirigió varias publicaciones y revistas en la Habana: en 1827, Miscelánea de Literatura de la que se publicaron solo ocho números y en 1833 El Repertorio Cubano, de Ciencias, Literatura y Arte, publicación científica, según recoge Aguilera

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La primera fuente biográfica de que se dispone sobre Antonio Franchi es la que aparece en Calcagno en su Diccionario Biográfico Cubano (1885-6). Hay información biográfica más detallada en Martinez Quintana (2006). Existen, además, referencias en red sobre la genealogía de los Franchi Alfaro desde su instalación en la Península y se encuentra asimismo una completa relación de la familia en el blog dedicado a personajes tinerfeños ilustres de Bernardo Cabo. (http://ber������������ nardocabo.blogspot.com).

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(2007). Martínez Quintana (2006) lo considera el primer traductor de las Instituciones de Gayo al español en 1834 y ofrece diversas informaciones de su paso por la universidad habanera extraídas de los expedientes académicos y administrativos conservados. En efecto, su conocimiento de lenguas antiguas y su fama de buen traductor fue lo que hizo que «con la reforma de estudios ocurrida en la Universidad en 1842, ocupara la Cátedra de Griego de la Literaria de la Habana», donde también desempeño el cargo de profesor de Geografía e Historia Universal. Se sabe también que en 1850 pidió al Rector «su poderosa e ilustrada protección para la empresa que he concebido de formar un léxico griego-español y español-griego que tanta falta hace para la enseñanza y de que carecemos en España». No conocemos la suerte de esta obra lexicográfica, pero sin duda está ligada a las circunstancias que concurrieron en torno a esos años. Sí se conservan otras, como el estudio jurídico Observaciones sobre el modo de enjuiciar (1845), y su única novela de ambiente judicial El Foro de la Habana y sus misterios o Un oficial de Causas publicada en Madrid 1846 bajo el seudónimo de «Un magistrado cubano». En el expediente administrativo de la Universidad citado por Martínez Quintana consta que en noviembre de 1851 se le autorizó una licencia por un año para desplazarse a Europa, y que durante su ausencia fue acusado por el fiscal de la comisión Militar del delito de traición a España; por esta razón se le suspendió de la cátedra por Real Orden en julio de 1853. Ese mismo año publicó en Nueva York una reproducción de la 4ª edición de la Gramática de la Lengua Castellana de la Real Academia Española que incluía su Ortografía kastellana fonétika. Exiliado e instalado definitivamente en Nueva York desde 1854, impartió clases en el Columbia College de esta ciudad. Antonio Franchi también publicó en 1856 una obra en forma epistolar en la que un viajero norteamericano, Demoticus Philalethes, trataba irónicamente la realidad cubana3. Según la valoración que realiza Hernández (2006:7) de su papel como impulsor de la independencia cubana, «son constantes sus escritos en prensa llamando a los cubanos y canarios a la lucha contra los privilegios en mejores

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Philalethes, Demoticus (seudónimo) Yankee travels through the island of Cuba; or, The men and government, the laws and customs of Cuba as seen by American eyes, New York, D. Appleton & co., 1856.

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empleos administrativos, en el comercio y en las haciendas o plantaciones que benefician a los propietarios de la metrópolis peninsular». Durante su exilio, Franchi de Alfaro mantuvo su actividad política (Morales, 1931) y publicó un Manifiesto en Nueva York, en 1852, donde instaba a los cubanos a luchar por la independencia de Cuba del Imperio español, razón por la cual se le considera uno de los padres de la patria cubana. Franchi se sitúa así en la corriente independentista, liberal y progresista de su época. Fue una figura notable en la ciudad de Nueva York, donde murió en 1866 y se conservan póstumos sus Principios de jurisprudencia práctica masónica, de 1867, publicados bajo el seudónimo de P. F. de Acharat4. Su recuerdo perduraba años más tarde cuando, tras el fusilamiento de su hijo por su participación en la rebelión independentista cubana conocida como el Virginia’s Affaire, era mencionado en las noticias del New York Times (13-111873) como persona muy respetable y «a prominent lawyer and linguist, and one of founders of the University of Habana».

2. LA GRAMÁTICA ESPAÑOLA PUBLICADA POR FRANCHI DE ALFARO Franchi de Alfaro publica en Nueva York en 1853 un compendio que contiene, en primer lugar, la reproducción de la cuarta edición de 1796 de la Gramática de la lengua castellana de la Real Academia Española. La carencia de actualización de la obra en casi sesenta años propiciaba este tipo de reimpresiones; sin embargo, tan solo un año más tarde, en 1854, la Academia pondrá al día la quinta edición de su Gramática, por lo que es posible suponer que la vigencia del volumen preparado por Franchi fuera muy breve. El título y autoría declarada en la portada serviría, sin duda, de reclamo por razones de prestigio de la institución a un volumen que se completaba con la adición de otras obras. Se presentan así, a continuación de la Gramática, el Prontuario de ortografía de la Academia de 1850, cuarta edición del original de 1844, con anotaciones de Franchi, la Prosodia y Métrica de Vicente Salvá, capítulo extraído íntegramente de la segun-

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Así consta en el Diccionario cubano de seudónimos de Figarola-Caneda (1922: 5).

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da edición de 1835 de su Gramática de la lengua castellana según ahora se habla, sin ninguna nota u observación, y como cierre del volumen la Ortografia kastellana fonétika, un «nuevo Tratado de Ortografía Fonétika, ó sea Sistema de escribir la lengua castellana según se pronuncia» del propio autor. El formato compilatorio se deja ver claramente ya que cada una de las obras aparece con paginación independiente. El título de la portada es el de la Gramática de la Academia, pero también recoge la mención a las obras que componen el conjunto del volumen, y en la licencia de impresión, se señalan las adaptaciones normativas realizadas en las obras para ajustarse a las propuestas norvativas vigentes y ya oficiales de la Academia. Gramática de la lengua castellana: compuesta por la Real Academia Española. 4. edición, corregida y aumentada. Reimpresión escrupulosamente arreglada á la última edicion de la Academia que es del año de 1796; y á la cual se ha agregado/ Numerosas notas tomadas de Salvá y algun otro ; / La Prosodia y Métrica del mismo Salvá ; / La ortografía de la precitada Academia, según la última edición de 1850, con notas del editor ; y / Un nuevo Tratado de Ortografiá Fonétika, ó sea, sistema de escribir la lengua castellana según se pronuncia. New York, Imprenta española, 7 Spruce-Street. 1853. [Portada] Esta reimpresión se ha arreglado con tal escrúpulo al testo de la edicion de Madrid de 1796, que solo se han cambiado las q en c en palabras como quando & y las x en j, léjos por léxos &c. en los casos en los que la misma academia española lo establece en su última ortografía de 1850. Las notas tomadas de Salvá (sic) van marcadas con S, para distinguirlas de las de la Academia, que no llevan señal. Las de otros autores llevan su esplicacion. [Licencia]

No es posible determinar si Franchi de Alfaro preparó este volumen para la enseñanza, pero se encuentra la lógica interna de la obra si se tiene en cuenta que la Gramática académica solo se ocupaba de la analogía y la sintaxis, omitiendo la ortografía «porque anda en tratado separado», y la prosodia «por no haber fijado todavía las reglas de la verdadera pronunciación de las vocales castellanas». De ahí este compendio que ofrecía al lector interesado en un solo volumen los contenidos completos de la gramática que, de otro lado, seguían exactamente la división presentada por Salvá de quien se incorporaba la Prosodia en el lugar correspondiente5. Por otra parte, Antonio 5

Ya señaba Salvá (1835: xxix) : «Los que hallen larga mi Gramática comparándola con la de la Academia, tal vez no habrán tenido presente, que falta en esta por

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Franchi de Alfaro no parece querer mostrar su adhesión sin más a la institución académica y desde la primera nota a pie de página parece dispuesto a censurar todo aquello que no le parezca adecuado6. En la Gramática se incorporan, además de las propias, «numerosas notas tomadas de Salvá y algún otro» (los denominados «progresistas» por Calcagno). No obstante, la gran mayoría son referencias a los contenidos de la segunda edición de la Gramática de Vicente Salvá, por el que muestra una admiración constante basada en varias razones: la extensión de la obra y su completitud, su provechosa lectura, el tratamiento de los problemas gramaticales con el acostumbrado «tino y laboriosidad» del autor, etc. También cita en un par de ocasiones a José Gómez Hermosilla y sus Principios de Gramática General, publicados en Madrid, 1835, así como a «Un D. Pedro Martinez Lopez, que se propuso impugnar todos los principios que asienta aquel autor en su gramática». Efectivamente, Martínez López había publicado en París en 1840 unos Principios de la lengua castellana, o prueba contra todos los que asienta Don Vicente Salvá en su gramática en los que polemizaba, como es sabido, con el afamado Salvá, pero Franchi considera la mayoría de sus observaciones como meros ataques hiperbólicos y desmedidos contra el autor y no les otorga demasiado crédito, como se ve en las notas que aparecen en el Prontuario y en su propia Ortografía fonetika. No hay que olvidar que Martínez López era el azote de los reformistas y especialmente de los ortográficos y así, el anónimo ortógrafo fonetista valenciano de 1885, estudiado Calero (2006: 334), también denunciaba en su obrita las ideas conservadoras de Martínez López, a quien, además de llamarle «sabiondo» se refería humorísticamente con el hipocorístico «Perico»7. Por

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entero todo lo que concierne á la Ortografía, á la Prosodia y á la Poética; y que si al volúmen de la Gramática de la Academia se agregase el de su Ortografia, la diferencia de tamaño sería menos notable». En la dedicatoria al Rey, la Academia alude a la «heroica empresa» que supone el estudio de la gramática para llegar a la perfección de la lengua. Franchi objeta en nota que «según el diccionario de la misma academia, heroico es un “adjetivo que se aplica a las personas famosas por sus hazañas ó virtudes, í lo perteneciente a ellas, “i está mui mal aplicado á una empresa puramente literaria. N. del E.» Véase, por ejemplo, el comentario de Franchi en el Prontuario al anotar los usos de g/j: «Martínez López asegura que la pronunciación de la g, y de la j son diferentes delante de las vocales e i; pero le cegó sin duda la pasion que le dominaba de censurar a todo trance cuanto dijo Salvá» (Prontuario, nota pág. 10). Esteve

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último, hay también una mención a la obra de Mariano José Sicilia, Lecciones elementales de ortología y prosodia, de 18278.

3. LOS COMENTARIOS AL PRONTUARIO DE LA ACADEMIA La versión del Prontuario de ortografía que reimprime Franchi corresponde a la del mismo año de publicación en Madrid, la 4ª edición de 18539. Mediante el sistema de notas citado, se presentan algunas críticas a la ortografía de la Academia, oficial en la enseñanza primaria en todos los territorios españoles, y al mismo tiempo se anuncian las soluciones a los problemas planteados en el mismo vo-

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recoge (1982: 81) la dura opinión que manifestó Martínez López de la Ortografía de Salvá: «Con respecto a la ortografía del célebre autor valenciano comenta: “Ojalá desapareciera de ella lo poco que ha podido añadir a la de la Academia de Madrid, porque todos ganaríamos, incluso su autor”». El título completo de la obra de Mariano José Sicilia es Lecciones elementales de ortología y prosodia: obra nueva original en que por primera vez se determinan y demuestran analíticamente los principios y reglas de pronunciación y del acento de la lengua castellana. Franchi, en la página 6 de la Ortografia fonétika señala: «Sizilia opinaba ke debiamos aspirar la h, i el la aspiraba en la konversazion. Rekonozia pues ke no se azia asi, esto es, que el buen uso era kontrario a su sistema». La obra de Silicia fue comentada por su compilador, Juan Vicente González, en sus Elementos de ortología castellana (1843). González declara seguir a Sicilia en sus principios y nomenclatura y señala que está su obra está «llena de finas observaciones, es un depósito de excelentes doctrinas, un monumento precioso levantado á la lengua, mas no un curso de enseñanza elemental. A lo costoso de su adquisición reúne además el ser demasiado extensa en las doctrinas y el estar consignadas en un lenguaje metafísico que tarde llegarían a poseer los alumnos y así lo creyó el mismo Sicilia cuando en su prólogo la dedica solamente a los maestros, á los oradores y poetas» (apud Rojas, 2007: 65-6). El título completo es Prontuario de ortografía de la lengua castellana dispuesto de real orden para el uso de las escuelas públicas por la Real Academia Española con arreglo al sistema adoptado en la novena edición de su diccionario. Reimpreso de la cuarta edición de Madrid. New York 1853. (Cuarta edición: corregida y aumentada: En la Imprenta Nacional, 1853). 1ª 1844; 2ª 1845; 3ª 1850. Dentro de la periodización ortográfica, el Prontuario se encuentra en la denominada época académica (cf. Martínez de Sousa, 1991: §2.2.), en la que a partir de 1844, bajo el reinado de Isabel II, las propuestas académicas adquieren el estatuto de obligatorias en la enseñanza en las escuelas mediante real decreto (25 de abril de 1844), situación que permanece hasta 1868 con el inicio del periodo liberal.

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lumen en su Ortografía kastellana fonétika. Frente a los principios que sostiene la ortografía académica, uso constante y origen etimológico, Franchi se enmarca claramente en el principio que sustenta la pronunciación como criterio único, legítimo y esencial, tal como habían hecho Bello y Sarmiento en sus Indicaciones (1832: 77, apud Esteve, 1982: 110): «la concurrencia de los otros dos es un desorden, que solo la necesidad puede disculpar». Franchi se sitúa así en la corriente de ortógrafos fonetistas o filosóficos contrarios a los principios ortográficos académicos prevalecientes del uso y el origen: * El principio único, verdaderamente filosófico sobre el que debe fundarse todo sistema de ortografía, es el que demanda su mismo objeto : la pronunciación. Trátase de escribir los sonidos de cada palabra ; y esto fue lo que se propusieron los primeros inventores de las letras. La ortografía que propiamente merece este nombre, es la fonética. Solo arreglandose á ella los escritores de todas las naciones que usan los mismos caracteres alfabeticos, es como pudiera conseguirse algun dia una uniformidad en todas ellas que facilitaria el aprendizaje de los idiomas. Sus sencillos principios se hallarán esplicados en el parrafo 10 de mi ortografia fonética , que a al final de este volumen. ‒E.» (Prontuario, «Advertencia», nota pág. 6).

De hecho, como indica Esteve (1982: 81) la Academia había reconocido «lo antipedagógico de un sistema ortográfico en el que se presta una atención considerable a los principios de la etimología y el uso y con el fin de paliar las dificultades completa el tratado con listas de palabras de dudosa ortografía». El resultado de la obra no es del gusto de Franchi, quien no duda en presentar una crítica valoración de la obra en su conjunto por su poca utilidad para el aprendizaje sencillo de la escritura correcta. Cuando en el Prontuario se escribe contra el descuido de los maestros en el conocimiento y enseñanza de la ortografía y los resabios de la escuela que hacen arraigar costumbres y vicios contrarios a la buena ortografía como justificación a la propia obra, Franchi denuncia que: Estas mismas dificultades de la ortografía actual, que no desaparecen por cierto con el presente tratado, serían suficientes para que ella se diese al olvido. Ni la misma academia que la enseña, la posee completamente; de cuya verdad es un comprobante decisivo la edicion que fielmente reproducimos: tales y tantas son las inconsecuencias con que á cada paso tropezamos» (Prontuario, nota, pág. 7).

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En la línea de los ortógrafos fonetistas, se reprocha la imprecisión académica sobre cuál de los dos principios ortográficos con los que opera la Academia debe ser aplicado de modo sistemático, el uso o el origen, ya que en ocasiones es forzoso atenerse a uno de ellos, y así, declara: «A cual de ellos en caso de pugna? Jamas ha podido la academia satisfacer á esta pregunta; i la razon es porque su sistema de ortografìa no se funda en verdaderos principios.» (nota, pág. 6). En caso de elección del uso constante, Franchi objeta la imprecisión manifiesta en la selección de los modelos de referencia: «La academia no explica lo que debemos entender por uso constante ya que este adjetivo no puede aquí indicar que tal uso es invariable porque en tal caso la idea sería falsa: si al menos no señalara los libros o las ediciones que deberian dar la norma, algo sabríamos» (nota pág. 8). Y en el caso de que la Academia muestre su preferencia por la etimología, como ocurre, por ejemplo, en el caso de las reglas para el uso de h («Regla 1ª. - Se usará de la h en todas las voces que la tienen en su origen», pág. 11), la objeción también es contundente: La academia nos habla siempre del origen sin haberse tomado el trabajo de decirnos cual, como si se tratase de una cosa mui sabida. Ha de buscarse este en la lengua madre de que venga la palabra? Ha de saberse para esto el fenicio, el hebreo, el griego, el árabe, el latín, entre las lenguas antiguas, i todas o casi todas las modernas tambien, pues diariamente se adoptan palabras de estas? En el caso presente, por ejemplo, si en latín hallamos la h, en ome del castellano antiguo no la hay. A qué nos atenemos? (nota, pág. 11).

Estas, entre otras razones, mueven al autor a componer y publicar su propia ortografía de base fonética para facilitar y extender de manera universal el aprendizaje de la escritura de un modo racional y filosófico.

4. LA ORTOGRAFÍA KASTELLANA FONÉTIKA O KONFORME A LA PRONUNZIAZION 4.1. En el conjunto de reformas fonológicas que aparecen durante la segunda mitad del siglo XIX basadas en el principio de pronunciación hay distintas posturas en cuanto a la novedad y extensión de las propuestas aportadas (Esteve, 1982, Martínez Alcalde, 2010) y Franchi, con esta obra, se sitúa entre las más moderadas. Para este autor,

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la ortografía equivale a la perfecta escritura, la representación del discurso bien hablado cuyos elementos son las palabras, la entonación y las pausas, que estudia en tres secciones. Precisamente, la mención a la pronunciación se articula en torno a la noción de discurso bien hablado frente a la pronunciación «viciosa» (§ 2). Este concepto modula las referencias a la variación dialectal del español de un modo destacado ya que, para Franchi, cubano, de orígenes canarios y en contacto con ellos (recordemos su Manifiesto), y conocedor de las variantes del español, ni los andaluces, ni los castellanos nuevos, ni los aragoneses, ni los gallegos o los catalanes pueden ser representantes de ese discurso bien hablado, modelo y base de la escritura fonética que pretende con su método ortográfico: Los andaluzes, por ejemplo, aspiran fuertemente la h ke en buen castellano no suena, i trastruekan los sonidos de la c i de la s, de la ll i de la y; los de Kastilla la nueva artikulan la ultima d de Madrid como una z : los aragoneses dan a la j un sonido tan áspero que repugna ; i no ablo de los gallegos i katalanes porke jamas llegan a poseer la jenuina ponunziazion kastellana» (§ 2).

Con estas afirmaciones sobre las variantes del español peninsular, y sin mencionar en ningún lugar del texto las americanas, se posiciona en contra de una minoría de reformadores americanos, entre los que destaca Sarmiento, que hacían de la representación de las variantes fónicas del español de América y principalmente el seseo una manifestación de su conciencia lingüística y su coherencia con los principios fonéticos, al tiempo que una declaración de individualidad e independencia frente al modelo peninsular. Franchi se muestra así como un personaje revolucionario e independentista, sí, pero desde luego no con el modelo lingüístico heredado. La valoración negativa del Prontuario de la Academia y las correcciones y comentarios que había insertado en su edición, le permiten proponer las soluciones en su propio tratado ortográfico, amparado en un principio general de aplicación universal: evitar la «superabundancia inútil y aún perjudicial de signos» o «la deficiencia» de algunos de ellos (como es el caso de g/j, i/y, c/z y de h), que es de lo que adolece el sistema seguido por los que escriben el castellano en su época. Su sistema ortográfico no introduce signos nuevos (argumenta que la letra k no lo es y que su sonido es conocido por todos) y su base «es esaktametne una

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eskritura fonétika» de fácil aprendizaje10. «Solo siendo lojikos seremos razonables», señala la cita inicial de la obra, que inicia con un «Sumario» donde expone con ejemplos y de manera sucinta en nueve líneas el resumen de su sistema, seguido de cinco «Prinzipios» que constituyen su base filosófica: Sumario. Basta examinar las sigientes palabras para comprender (sic) todo el sistema: kasa, keso, kitasol, koro, kurial, ke, kien; ombre, onor, desonrado; chaleko, chuzo, chorlito, cherna, chiton; zanaoria, zeniza, zinko, zona, zumo; ganso, gerra, gitarra, gota, gusano, glandula, grande; greguesko, guiro, en vez de gregüesko, güiro; examen, exponer, eszelente (por excelente), esprimir (por exprimir). Kasi total supresion de azentos. Grande ekonomia de mayuskulas asi komo de komas i demas notas de puntuazion. Prinzipios. Kada sonido tiene su signo, i nada mas ke uno; Kada signo representa un solo sonido No ai signos mudos; No se usa de ningun signo nuevo; No se varia el uso de ninguno de los signos ya konozidos.

Los tres primeros principios constituyen en resumen la base fónica de correspondencia biunívoca entre sonido y signo que establece

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Una de las objeciones más comunes a la adopción de las reformas ortográficas era la de la imposibilidad para las futuras generaciones de leer los libros antiguos (Quilis Merín, 2008). Fue uno de los argumentos esgrimidos por la mayoría de los contrarios a cualquier reforma (Martínez López, entre otros) y Franchi lo rebate, al mismo tiempo que ofrece, de modo sucinto, el contenido de su propuesta reformista: «Solo me are una objezion para satisfazerla: pareze un jigante i es un pigmeo. “Los niños ke aprendan a leer por este sistema, se me dira tal vez, no podran leer los libros i dikzionarios ke oi existen”. Kreo ke no sera menester un kuarto de ora para enseñarlos. Reduzese a apernder ke ka se representa en akellos libros por ca, ke por que, ki por qui, ko por co, ku por cu, i en los mui antiguos por qu; ge por gue, gi por gui; je, ji algunas vezes por ge, gi; i kopulativa o en fin de dikzion por y; i ke la palabra ke empieze por vokal y no la allen en el dikzionario, la busken con h, i la ke no enkuentren kon z la busken con c. Si una dikzion en kuyo medio aya dos vokales segidas no se allase en el dikzionario, es de kreer que la ortografia de la Akademia interkala una h. Ejemplo: no allandose ahora, debera buskarse haora, y luego ahora. Los mismos estranjeros allarán pokas difikultades».

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la base de la representación de lo oral y, en su conjunto, los sencillos cinco principios le permiten no tener la necesidad de inventar signos nuevos y seguir utilizando los habituales en la escritura, para evitar así lo que era el principal motivo de censura en otros reformistas más radicales. Esto, en su opinión, coloca su propuesta en una posición más aceptable socialmente que al resto de los novadores en materia ortográfica y, de este modo, su adopción tiene mayores posibilidades de éxito. En este sentido, Franchi entronca con la mesura y equilibrio manifestados por Salvá en su Ortografía, como ha señalado Esteve (1982: 81), y en ser consciente de que una reforma radical no podía triunfar. 4.2. La exposición de su método se divide en tres secciones: la Sekzion primera está dedicada a las palabras —esto es, a los sonidos vocálicos y consonánticos, las mayúsculas11 y las sílabas—, y en ella desarrolla su propuesta de escritura conforme a la pronunciación que corresponden a los siete primeros ejemplos de su «Sumario». Franchi de Alfaro propone la la unificación gráfica para la escritura del sonido [k], oclusivo velar sordo, lo que implica la utilización de k seguida de todos los sonidos vocálicos y la supresión de la c y de la q ante e, i, como se ve en los ejemplos (kasa, keso, kitasol, koro, kurial, ke, kien)12; por tanto, se sigue el primero de sus principios para la

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El uso de mayúsculas queda muy limitado en su tratado y se aplica a cuatro circunstancias: tres de ellas se refieren a usos en el texto (inicial, después de punto y tras signo de interrogación o exclamación cuando en ellas termine el discurso) y la cuarta a los nombres propios que ejemplifica con breve texto, del que podríamos destacar la mención a topónimos cubanos (Abana, isla de Kuba, montaña de Pan de Matanzas, el Rinkon de Santiago, etc.). En cuanto a la sílaba, se ocupa de su correcta división en el caso de diptongos y una consonante, dos o tres entre vocales. En cuanto a la duplicidad de usos de las letras para dos sonidos distintos, Franchi echa en falta una valoración de la Academia en este aspecto. En el Prontuario había anotado para la c en representación de dos sonidos ([k] y [θ]), «Algo debería decir la academia sobre la singularidad que menciona. Las letras inventadas para espresar los sonidos, solo deben representar uno, á la manera de una nota musical. Atribuirles dos para despues establecer una porcion de reglas, es recargar la memoria con cosas inútiles» (Prontuario, nota pág. 9); y en cuanto a la letra q, había adelantado ya su propuesta de supresión: «La letra Q solo sirve para las sílabas que, qui, i aun en ellas entra para apagar el sonido de la u, o convertirla en muda. Teniendo el sonido fuerte de la c bastaría escribir qe qi, Sin embargo, mejor seria escluirla enteramente del abecedario, asi como la c, i rempla-

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supresión de letras distintas en la representación de un único sonido y la simplificación de la escritura (§ 12,13). Así mismo, se reserva únicamente la grafía z para el sonido interterdental sordo [θ] con todas las vocales13. Por su parte, los ejemplos de ombre, onor, desonrado presentan la supresión de signos superfluos o de los que denominaba «excesos de letras»: la h14 representa este caso a la perfección, ya que en la perfecta y genuina pronunciación no se aspira, no tiene utilidad porque distingue solo unas pocas palabras lo que no compensa aprender las reglas (§ 11). Alejado de otros modelos reformadores que, simplificando los signos gráficos en la escritura modificaban o variaban la representación gráfica de la africada palatal sorda, Franchi mantiene el dígrafo ch, porque no modifica ni varía el uso de los signos ya existentes, como anunciaba en el último de sus principios.

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zarlas por la letra k, cuyo valor es conocido de todos, antes de a, o u, i a la segunda por z, siempre que hubiese de preceder a e, i» (Prontuario, nota pág. 13). Franchi había anotado ya en el Prontuario la incongruencia de los usos de g/j propuestos por la Academia y adelantado la propuesta reformadora que se encontraba en su ortografía: «Reservando la g para los sonidos suaves, esto es, antes de a, o, u y destinando la j para los guturales en todos los casos, no solo alcanzaríamos las grandes ventajas de precaver toda equivocación, uniformar la escritura, i facilitar el estudio de la ortografía, sino que salvaríamos también la irregularidad en los que hoy se incide de hacer muda la u que la sigue, como en la palabra guerra. Véase mi ortografía fonética, parr. 14» (Prontuario, nota pág. 10). En cuanto a exceso de letras, se encuentra la h «ke ningun sonido representa ni sikiera una aspirazion». La h, sigue Franchi, solo sirve para distinguir unas poquísimas palabras, y esta es una ventaja que no compensa el trabajo de escribir una letra «casi siempre inútil» y así manifiesta: «pero no es tolerable ke siendo nula en kastellano, se emplee no obstante nada mas que para embarazar la eskritura. Por eso la eskluyen los italianos con mas filosofia ke nosotros i por eso sin duda se a eskluido aze tiempo de la voz armonia, armoniko, &c. en la eskritura española, por una espezie de privilejio inkomprensible». Ya hemos visto que Franchi censuraba como vicio de pronunciación en los andaluces la fuerte aspiración de h, y tampoco admite la pronunciación como «g suave» cuando precede al diptongo ue, como en huerto o vihuela, que se señalaba en el prontuario y anota en este caso: «Es singular que la academia acredite esta pronunciación cuando no es cierto que los que hablan bien digan gu en las voces que ella cita» (Prontuario, nota pág. 11).

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El modelo propone la unificación en g para la representación del sonido velar sordo en todas las circunstancias (ganso, gerra, gitarra, gota, gusano, glandula, grande) mientras que se reserva j para la velar fricativa sorda de la que no aparecen ejemplos en el sumario pero que se desarrolla en el texto (§ 17)15. Tampoco aparecen ejemplos para la distinción de i/y. La y debe representar en este sistema exclusivamente el sonido consonántico y en ninguna circunstancia el vocálico, lo que simplifica el modelo propuesto por la Academia para la conjunción y los diptongos (§ 15). Así, Franchi ya había objetado en el Prontuario al tratar la letra i que «se nos dan nada menos que cuatro reglas provistas de sus competentes escepciones, que pudieran reducirse a una sola infalible, dando un signo para cada sonido que hoy representa y. La academia deja ademas indeciso si se escribe reina o reyna». Otra de las aportaciones de Franchi consiste en obrar consecuentemente con la equivalencia sonido-letra: al atribuir g para el sonido velar, la combinación de g+u representará siempre e inequivocamente dos sonidos, aun cuando vengan seguidos de e, i (greguesco o guiro) por lo que, de nuevo, significa una simplificación en la escritura al hacer innecesaria la diéresis de ü. El tratamiento más extenso en el tratado de Franchi lo recibe el uso de x (§ 16-23), que se presenta como el más complejo porque encuentra la misma variación gráfica «en los libros españoles» que en otros casos de confusión generalizada, como j/g y en c/z. Lo considera, pues, un caso difícil en la escritura. En primer lugar, entiende que la letra x en el español debe entenderse como un signo de abreviatura de ks, y observa que en la pronunciación de sus contemporáneos se ha igualado con gs. Desde esta concepción, x es un signo innecesario, puesto que ya existen otros dos equivalentes, sin embargo razona que puede ser aprovechado, ya que facilita la escritura «i además se consige dejar indicada sikiera la etimolojia de algunas palabras»:

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En nota señala: «No falta kien asegure ke ai diferencia en el sonido de la j i de la g; pero si asi fuera no es de kreer ke ubiera autorizado la akademia española tal kambio de una por otra en una de las ediziones de su dikzionario”. Para la representación de los sonidos en la lexicografía española en el siglo XIX, v. Quilis Merín, 2010b.

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Aunke oi se a modificado (sic) el sonido gs asta konfundirse con el ks, pues así no lo enseña la observazion de los ke mejor ablan, nadie sabe si efektivamente se retrozediese al orijen, no abria entonzes nezesidad de inventar un signo nuevo (pues tal seria una letra olvidada), i por otra parte a los ke kieran pronunziar kon rigorismo klasiko no se les obliga a una artikulación que repugnan (§ 16).

Es una de las concesiones al reconocimiento etimológico de las palabras que había criticado en la Academia pero bien matizado aquí, ya que no es la etimología ni puede serlo la razón de la escritura, sino la recta pronunciación y, de este modo, propone el examen de las voces por la posición que ocupa la letra x en las palabras compuestas y no por su origen latino o no. Así, su uso entre vocales no presenta problemas y equivale a ks o gs, de manera que «las personas ke ablan puro castellano» pronuncian eksaltar y si se escribieran con s «kedaria privada la lengua de un sonido ke en muchos kasos es dulze o enerjiko». Sin embargo, en los compuestos tiene que mantenerse siempre ex cuando el segundo elemento comience por una sola consonante (exponer), pronunciado ks por los que hablan con propiedad; y se escribirá es cuando el segundo elemento es bien z o bien dos consonantes (eszelente, esprimir) «ya que sería muy afectado o de una dureza inevitable» el mantenimiento de ks. § 22. Es innegable ke kuando la konsonante ke sigue a la partikula ex es c (en nuestro sistema z), la x no suena ks, sino simplemente s, i para konvenir en esto parezeme ke basta rekordar el modo komo se pronunzian las palabras excelente, excelso, excesivo, «ke para kuantos ayan vivido algun tiempo en las Kastillas suenan eszelente eszelso eszesivo, ke para kuantos ayan vivido algun tiemo en las Kastillas suenan eszelente, eszelso, eszesivo (…) eskribiremos pues komo pronunziamos eszelso, eszelente, eszesivo. § 23. Tampoco se articula la x como ks (o mi oido me engaña) en los kompuestos ke empiezan kon dos konsonantes i para azerlo seria nezesario grande esfuerzo i una bien markada afektazion. Explicito Explicito, expresar, no pueden articularse eksplizito, ekspresar sin una dureza inevitable en el choke de kuatro konsonantes, ke aunke es zierto se enkuentran segidas de unas pokas palabras kastellanas, nuestra lengua tiende a evitar tal defekto kuando sea posible azerkandose así a las mas notadas por la dulzura. Aun para admitir la union de tres konsonantes los griegos exijian ke al menos una de ellas fuese líkida, a saber l m n r; i no conozco ejemplar kastellano de kuatro juntas en ke dos no sean de esas likidas».

Aún con esta detallada explicación de los casos de uso de x o s, queda un margen para la duda y el error en el uso, debido a que,

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fuera de los que conocen el latín y la etimología de estas palabras, esto es, los usuarios cultos (y debemos recordar que Franchi de Alfaro era profesor de griego en la universidad de la Habana), «el uso va ya aboliendo la dureza de tal sonido (x [ks])» por lo que para aplicar correctamente las reglas de escritura en estos casos o bien se conocen las palabras o bien hay que retenerlas de memoria. Por eso ofrece un listado de palabras con ex y sus derivados. Si algo llama la atención en este tratado es que se prescinde de abordar el tan debatido asunto en el siglo XIX sobre la pronunciación de b/v (Alonso, 1969, Brumme, 1995). Ya en el DRAE de 1837 se relega la articulación distintiva de b y v a un hecho del pasado, sin embargo, en la GRAE de 1870 se afirma que gran parte de España iguala la pronunciación de ambas «aunque no lo debiera». No obstante, si nos atenemos al texto del Prontuario, al tratar de estas letras se afirma que es idéntica «por lo común en nuestro idioma» la pronunciación de ambas, lo que remarca Franchi: «Noten bien este hecho que consigna aquí la academia los que se empeñan en distinguir la b de la v en la conversación». Por tanto, también para él se identifica la pronunciación de ambas letras y se reprueba la distinción artificiosa o afectada que aproxima la v a una articulación labiodental sonora. En la Ortografía kastellana fonétika solo se halla una mención al caso de estas dos letras consonantes cuando afirma que «[…] no e inkluido en la tabla anterior las palabras en ke puede ekivokarse la b kon la v, ya ke en el lenguaje komun i no afektado no se distinguen ambas letras» (§ 21). Por tanto, es una incongruencia de su sistema que en este caso no aplica los principios de equivalencia entre el signo y el sonido aunque se haga explícita la pronunciación igualadora más común en el momento. Por último, cabría una observación sobre el tratamiento de los topónimos extranjeros, para los que manifiesta que el respeto al buen uso y a la pronunciación de las lenguas extranjeras y, sobre todo, el peligro de introducir confusión en los nombres, le obliga a tomar partido por el mantenimiento de las grafías originales para estas voces, no solo por el mejor reconocimiento de los lugares a que se refieren sino porque hasta el momento no hay un criterio consecuente con algún principio y no se aplica de igual modo a todos los nombres: «kreo que debiamos kurarnos de la mania de españolizarlo todo, escribiendolos como lo azen sus naturales» (§ 25). En este sentido, su

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propuesta va más allá que la que promovía la ortografía chilena de Bello (1844) quien limitaba el uso de las grafías originales de los los nombres de países, personas, dignidades y empleados extranjeros de nueva adopción. 4.3. La Sekzion segunda de la Ortografía kastellana fonétika (§ 29-40) se ocupa de la entonación («el mayor o menor enfasi ko ke se artikulan las silabas») y el acento. En consonancia con Salvá y frente a la Academia, Franchi de Alfaro concibe el acento español como un acento de intensidad y no de cantidad («La academia española ha confundido siempre la cantidad con el acento»); pero la marcación gráfica y uso de la tilde «entorpece la rapidez de la escritura» y solo puede seguirse un criterio uniforme en su colación siguiendo a los impresores y las obras que pasan por las manos de un mismo corrector, que sí siguen un sistema uniforme, y no las reglas que ofrece la Academia por su mala elección, por el descuido en su redacción y por las numerosas excepciones. La representación gráfica del prosodema acento en español carece de razones filosóficas en opinión de Franchi y es materia de poca importancia, pues nadie reconoce la necesidad de la acentuación gráfica. De ahí que su opción es la supresión generalizada: «kasi total supresión de acentos» y aún así «Todavía konzedo mucho, i las inkonsekuenzias ke e observado en la edizion de la ultima ortografia de la akademia española, i prezede a este tratado son una prueba kabal de mi aserto», afirma16. 4.4. Por último, la Sekzion terzera (§ 42-63) se ocupa de las pausas y su representación gráfica17 y queda resumida en el sumario como «Grande economia de mayusculas asi komo de komas i demas notas de puntuación», lo que se justifica a partir de la oralización de los textos en los que los signos de puntuación aparecen para distinguir las oraciones o para la respiración. La dificultad para ofrecer algunas reglas lógicas se aprecia en el estudio de los tratados dedicados a esta

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En cuanto a las variaciones acentuales en palabras de origen griego del tipo epígramma – epigráma afirma que «estas son cuestiones de ortolojia: la ortografía no debe hacer más que imitar la buena pronunziazión i aunke sea determinada por la primera, akí solo trataremos la segunda». Para las cuestiones de ortología y ortografía en el siglo XIX puede consultarse Quilis Merín, 2010a y 2010b). Para el tratamiento de los rasgos suprasementales y su representación en las obras gramaticales, v. Velando (1999) y García Folgado (2002a y 2002b).

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materia que es «metafísika i difizil en estremo», por lo que Franchi opta por la simplificación radical en la utilización de los signos, en un sistema de puntuación no sistemático pero sí fácil de aprender y que puede resumirse en dos principios: la puntuación debe evitar toda tergiversación del sentido y hay que economizar al máximo los signos de puntuación o el uso de los mayores cuando basten los menores. Así, la lectura de los buenos libros modernos y las ediciones esmeradas de clásicos constituye la única regla que puede darse en esta materia. En su opinión, pues: Filólogos muy eruditos y loboriosos (sic) an eskrito sobre este asunto disertaziones sumamente apreziables; más komo la materia es metafísica i difízil en estremo, mui raro es encontrar un solo párrafo en los mejores autores exaktamente arreglado a los buenos prinzipios […] Oi, seamos frankos, no son muchos los ke azen estudio ni mucho ni poko de esta parte de la ortografia; i aun los autores suelen dejar este kuidado a sus impresores por ke el estudio es arido i poko importante. Tratemos pues de azerlo kon una fazilidad proporzionada la materia18.

5. CONCLUSIÓN Aunque Franchi de Alfaro presentó su tratado bajo los principios racionales y lógicos de la escritura conforme a la pronunciación, y pese a declarar que «son innegables las bases de mi sistema que es exactamente una escritura fonetika», su propuesta ortográfica no era tan exactamente fonética, como él pretendía. Presentaba como una ventaja innegable su simplicidad y facilidad para ser aprendida y aplicada y, como no suponía una revolución en los signos de escritura, podía contentar los «reaccionarios y retrógados o a los inmovilistas». La simplificación en el sistema de representación de las letras a partir de los principios de reforma fonética es común a la de otros autores tanto españoles como americanos del siglo xix, y este tratado

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Según Esteve (1982: 63), señalaba ya Antonio Bordazar, en su Ortografía Española (1730), la importancia de los impresores en el mantenimiento e innovación de la ortografía; Bordazar consideraba a los impresores como «depositarios por tradición de la más pura ortografía del español, hasta el punto de indicar que los mismos autores dejaban a cargo de los que imprimían sus obras, la decisión de elegir el sistema ortográfico más adecuado para la publicación de las mismas».

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sitúa a Franchi de Alfaro entre los neógrafos moderados de origen americano que, siguiendo las propuestas más acordes con los reformistas españoles, y especialmente por la clara influencia de Vicente Salvá en este caso, las difunde desde América, aunque también la obra de Franchi presente algunas coincidencias con el sistema ortográfico chileno propugnado por Bello. La originalidad de la presentación conjunta y anotada de la ortografía vigente, el Prontuario de la Academia, con su propia Ortografía kastellana fonétika, permite al usuario realizar un contraste entre la adecuación y utilidad de ambos modelos y, además, sirve de plataforma para la difusión de estos principios de simplificación de la escritura. Es destacable en este tratado la supresión casi total de la tilde ortográfica y la gran economía en los signos de puntuación asociados a la entonación y las pausas, mientras que la resolución de los principales problemas en la aplicación del principio fonetista de equivalencia biunívoca entre sonido y letra responden, por lo general, a un modelo conservador que no altera excesivamente el sistema de escritura establecido ya que no inventa signos, ni varía el uso de los existentes, aunque de este modo se mantengan incongruencias como el uso del dígrafo ch o el mantenimiento del signo de abreviatura x pese a reflejar constatadas variaciones en la pronunciación. También es destacable la ausencia del tratamiento de la distinción b/v, dos signos para los que reconoce una pronunciación idéntica y que mantiene con lo establecido en las reglas ortográficas de la Academia, basadas en el uso y la etimología, sin ninguna anotación crítica en el Prontuario ni valoración en su tratado, lo que representa una incongruencia difícil de explicar desde los principios de su Ortografia fonétika. Y es notable, sobre todo, la ausencia de mención al seseo americano. Nada se dice del fenómeno más extendido de la supresión de la interdental, ni del reflejo ortográfico de las peculiaridades fonéticas y fonológicas del sistema del español de América, defendido por Sarmiento, y que debía estar directamente en las bases de una ortografía con principios fonetistas. Así, Antonio Franchi de Alfaro, con un posicionamiento decididamente progresista e independentista en lo político y con una clara voluntad reformista en el terreno ortográfico, deja ver que la concepción que subyace en su sistema de transcripción conforme a la pronunciación se ajusta únicamente al español hablado en España y sin

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variaciones dialectales, esto es, al buen castellano peninsular y al uso de las personas cultas que practican ese modelo del discurso bien hablado que se impone, de este modo, a las consideraciones puramente fonéticas de un método racional y filosófico.

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Fablar bien e tan mesurado Veinticinco años de investigación diacrónica en Valencia. Estudios ofrecidos a María Teresa Echenique Elizondo en conmemoración de su cátedra

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Índice PRÓLOGO........................................................................................................................

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I. ORÍGENES DEL ESPAÑOL................................................................................. La continuidad de una teoría desde el análisis de la nueva documentación: el arcaísmo lingüístico veinte años después............................................................. Adela García Valle

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II. FRASEOLOGÍA HISTÓRICA.............................................................................. Locuciones prepositivas en la obra jurídica de Alfonso X.................................. Viorica Codita

37 39

A reculas, a hotas, a sabiendas, a la deshilada, a la callada, a la sorda: más sobre locuciones adverbiales.................................................................................. Amparo Ricós Vidal Íñigo López de Mendoza y su secreta labor de codificación fraseológica......... Santiago Vicente Llavata III. HISTORIA DE LA PRONUNCIACIÓN DE LA LENGUA CASTELLANA... Observaciones sobre pronunciación en ortografías castellanas de autores valencianos (siglo XVIII)........................................................................................ María José Martínez Alcalde

15

63

89

115 117

¿Cómo pronunciaba Juan del Enzina? Su poesía religiosa a la luz del Arte de poesía castellana*....................................................................................... Francisco Pedro Pla Colomer

141

Una aportación fonetista en el siglo xix: la Ortografía kastellana fonétika o konforme a la pronunziazion (1853) de Antonio Franchi de Alfaro................. Mercedes Quilis Merín

165

IV. LA CODIFICACIÓN GRAMATICAL DE LA LENGUA ESPAÑOLA............. Los presupuestos ideológicos y lingüísticos ilustrados en las propuestas de Andrés Bello............................................................................................................. Juan Pedro Sánchez Méndez Bosquejo de gramática española (1663), de Alonso de Zepeda y Adrada......... Fco. Javier Satorre Grau

187 189

213

8

Índice La configuración de un modelo normativo a través de las gramáticas de la Real Academia Española................................................................................................. Mónica Velando Casanova La gramática moral de Moneva............................................................................. María Luisa Viejo Sánchez

243

267

V. LEXICOGRAFÍA HISTÓRICA............................................................................ Notas sobre los primeros diccionarios bilingües del alemán: los casos del catalán (1502) y del español (1670).................................................................................... Vicente Álvarez Vives

289

VI. LA OBRA DE RAFAEL LAPESA.......................................................................... La producción y recepción de algunas obras de rafael lapesa a partir de su epistolario................................................................................................................. Mª Carmen Sanchis Calvo

305

291

333

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