[2012] Babel vs. Pentecostés. ¿Qué papel ha jugado la Iglesia ante la crisis?

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BABEL VS. PENTECOSTÉS. ¿QUÉ PAPEL HA JUGADO LA IGLESIA ANTE LA CRISIS? Alberto Ares Mateos, sj*

Fecha de recepción: abril de 2012 Fecha de aceptación y versión final: junio de 2012

Resumen Vivimos la mayor crisis económica mundial de la era de la globalización. Uno de los grandes retos de este tiempo es dar respuesta a la «encrucijada de la diversidad». Necesitamos personas y organismos que nos ayuden a dar respuestas nuevas a tiempos nuevos; personas e instituciones que tengan el coraje y la esperanza de llevar la economía, las finanzas y a nuestra humanidad a un estadio mayor de desarrollo humano integral, donde la solidaridad prime sobre el egoísmo. En este contexto, la Iglesia ha escuchado, acompañado, servido, denunciado, enseñado y dado esperanza. ¿Cómo ha realizado dicho papel? ¿Qué nos enseña sobre ella su actuación en esta gran crisis y qué acentos y particularidades de ella han quedado especialmente resaltados durante este tiempo? PALABRAS CLAVE: diversidad, autoridad mundial, bien común universal, centralidad de la persona.

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Economista. .

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Babel vs. Pentecost. What role has the Church played in the crisis? Abstract We are experiencing the greatest worldwide economic crisis in the globalization era. One of the main challenges of this period is to provide an answer to the question known as «diversity at a crossroads». We need people and organizations to help us provide new answers to new times; people and institutions that have the courage and hope to lead the economy, our finances and humanity to a greater stage of comprehensive human development, where solidarity prevails over selfishness. In this context, the Church has listened, supported, served, denounced, taught and given hope. How has it performed said role? What does the Church’s behavior in times of crisis teach us about it, and what have been the main aspects and features that have been highlighted during this time? KEY WORDS: diversity, world authority, universal common good, focus on the person.

––––––––––––––– 1. Introducción El año 2008 pasará a la historia por ser el del inicio de la mayor crisis mundial que se ha vivido en esta era de la globalización. En este artículo trataremos de revisar qué papel ha jugado la Iglesia católica en este proceso de crisis iniciado hace cuatro años. Uno de los grandes desafíos de esta crisis y de nuestro tiempo es la gestión de la diversidad. En nuestro mundo globalizado, con múltiples interconexiones a nivel de información, de flujos de capital y migratorios, entre otros, vivimos la «encrucijada de la diversidad». Una encrucijada que necesita una respuesta nueva en una nueva época, es decir, encarnando el Espíritu de Pentecostés (Hch 2,1-12). En Pentecostés se vivió un acontecimiento novedoso que cambió la vida de las personas. Un espíritu de armonía que generó esperanza. La diversidad se convertía en riqueza, generaba capacidad de entendimiento y de Sal Terrae | 100 (2012) 623-641

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respeto hacia los otros. Así mismo, el espíritu de Pentecostés puso de relieve la centralidad de la persona. Solo desde el reconocimiento de la dignidad de las personas, desde una mirada enriquecedora de los otros, podremos caer en la cuenta de la gran oportunidad que supone vivir juntos. Pero en toda situación de crisis corremos el riesgo de derrumbarnos, de dejarnos llevar por el miedo, replegando nuestras velas. Algo así debió de ocurrir en torno a la Torre de Babel (Gn 11,1-9). Se mascaba en el ambiente un espíritu de discordia, de miedo, de desentendimiento. La diversidad en tiempos de crisis puede convertirse en cauce de división y egoísmo. ¿Espíritu de Babel o espíritu de Pentecostés? Este interrogante nos plantea el gran reto de nuestro tiempo, que está en el corazón de la crisis económica mundial. La Iglesia católica ha aportado una voz ante estas cuestiones. Existen varios documentos aportados desde el ámbito eclesial, entre los que destacan la encíclica Caritas in veritate1, de Benedicto XVI, y la Nota del Consejo Pontificio Justicia y Paz ante la crisis financiera2. Del mismo modo, las Conferencias Episcopales, los teólogos y teólogas católicos, diversas instituciones3 y personas de Iglesia han realizado distintas aportaciones en el escenario público.

1.

2.

3.

Cf. L. GONZÁLEZ-CARVAJAL, La fuerza del amor inteligente. Un comentario a la encíclica «Caritas in veritate», de Benedicto XVI, Sal Terrae, Santander 2009; J. MARTÍNEZ «“Caritas in veritate”: El desarrollo humano integral en tiempos de globalización y de crisis»: Sal Terrae 98 (2010) 73-92; G. ZANETTI, «“Caritas in veritate”: orientamenti per un’economia in crisi»: Aggiornamenti Sociali 06 (2010) 447-454. Nota del Consejo Pontificio Justicia y Paz, «Por una reforma del sistema financiero y monetario internacional en la perspectiva de una autoridad pública con competencia universal», Ciudad del Vaticano, lunes, 24 octubre 2011; en línea, www.vatican.va (El texto se puede encontrar en varios idiomas, pero no en la traducción al castellano. Por ello he tomado la traducción de Radio Vaticana. Consulta el 19 de abril de 2012). A modo de ejemplo cercano tenemos los informes de Caritas y el SJM España ante las elecciones españolas en noviembre de 2011. Solo indicar el informe «Crisis Prolongada, Solidaridad Reforzada», del SJM España, donde se analiza y se proponen medidas en torno a la crisis. En línea, http://www.sjme.org/ (Consulta el 19 de abril de 2012).

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Pero no solo ha habido reflexiones, sino que estas han ido acompañadas de programas de acción para implementar varias de estas propuestas, algunas de ellas realizadas de forma inmediata debido a la precariedad en que viven millones de personas a nivel mundial. Diversos ejemplos concretos de estas medidas se desarrollarán más adelante en este artículo. Durante la crisis, la Iglesia ha escuchado, acompañado, servido, denunciado, enseñado y dado esperanza. ¿Cómo ha realizado dicho papel? ¿Qué nos enseña sobre ella su actuación en esta gran crisis y qué acentos y particularidades de ella han quedado especialmente resaltados durante este tiempo? 2. ¿Qué papel juega la Iglesia ante la crisis? Hablar sobre la Iglesia y la crisis es todo un reto en nuestros días. Es evidente, aunque a veces se nos pase por alto, que la Iglesia católica ha permanecido fiel y servicial a los desheredados de la tierra en su historia, y más especialmente en estos tiempos de crisis. Las acciones pastorales, caritativas, formativas y de promoción social realizadas por la Iglesia católica se canalizan en gran medida a través de Caritas Internacional y el Pontificio Consejo «Cor Unum», de los que dependen la Fundación Juan Pablo II para el Sahel (fundación que lucha contra la sequía y la desertización y ayuda a los afectados) y la Fundación Populorum Progressio, al servicio de la población indígena, mestiza, afroamericana y de los campesinos pobres de América Latina y del Caribe. Así mismo, el número de fundaciones, asociaciones, ONGs, congregaciones religiosas e instituciones civiles vinculadas a la Iglesia católica representa una proporción muy considerable dentro de todo el mapa de ayuda a la población necesitada y el medio ambiente a nivel mundial. Hoy en día, hasta los grandes interlocutores del G20 reconocen la necesidad de buscar una actividad económica global basada en la responsabilidad4. En este sentido, la crisis, enseña Benedicto XVI, «nos obliga a re-

4.

«Nos reunimos en medio de la transición crítica de la crisis a la recuperación para Sal Terrae | 100 (2012) 623-641

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visar nuestro camino, a darnos nuevas reglas y a encontrar nuevas formas de compromiso, a apoyarnos en las experiencias positivas y a rechazar las negativas. De este modo, la crisis se convierte en ocasión de discernir y proyectar de un modo nuevo. Conviene afrontar las dificultades del presente en esta clave, de manera confiada, más que resignada»5. La gran crisis económica y financiera6 que hoy vivimos encuentra su origen en múltiples causas. Unas apuntan a raíces más estructurales, y otras a elementos más coyunturales. Sin intención de agotar las causas de esta crisis, podemos citar: los errores inherentes a las políticas económicas y financieras; las debilidades estructurales de las instituciones políticas, económicas y financieras; y los errores éticos, de modo especial en las conexiones entre economía y ética, que afectan a la política. Como es conocido, las crisis en el sistema capitalista son cíclicas, si bien las causas que las provocan, pese a tener causas estructurales comunes, no son idénticas. Todos los ciclos no son iguales, sino que cada ciclo es diferente, porque la historia, contrariamente al aforismo vulgar, no se repite, sino que es siempre distinta, con arreglo a las circunstancias del momento particular. No es fácil mirar con perspectiva una crisis, máxime cuando las consecuencias y el impacto de las fases más duras no acaban de alejarse de nosotros. Según el economista Luis Orduna Díez, en toda fluctuación económica se pueden distinguir, al menos, cinco etapas: «La fase álgida, o crisis propiamente dicha, en la que el ciclo estalla y se vuelve relativamente incontrolable o ingobernable; la

5. 6.

dejar atrás una era de irresponsabilidad y adoptar un conjunto de políticas, regulaciones y reformas que se ajusten a las necesidades de la economía global del siglo XXI»: Declaración final de la cumbre del G-20 en Pittsburgh en 2009. En línea, http://www.g20.org/ (Consulta el 19 de abril de 2012). BENEDICTO XVI, Caritas in veritate, 21. Para entender la crisis del 2008 en toda su profundidad recomiendo: L. ORDUNA DÍEZ, «El principio ético y la crisis de 2008: hacia una reorganización del sistema»: Revista de Fomento Social 66 (2011), 429-466; P. FOGLIZZO, «Crisi finanziaria, moderno flagello»: Aggiornamenti Sociali 11 (2008) 671-682.

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fase de descenso, que se suele caracterizar por una profundización de la insuficiencia de la demanda; la fase más baja de la recesión o depresión, caracterizada por el “paro masivo”; la fase del estancamiento productivo (cuya duración puede ser muy variable, dependiendo de múltiples circunstancias); y la fase de recuperación, que generalmente aparece vinculada a cambios estructurales en la organización del sistema y cuya rapidez o lentitud depende del acierto o no en las medidas de política económica implementadas por las autoridades públicas»7. Según distintos expertos, un ciclo completo puede desarrollarse en un lustro, aunque si no se toman las medidas oportunas, puede perdurar durante 20 o 30 años. Si hacemos un simple cálculo, sobre las expectativas más halagüeñas, el año 2018 podría significar el final de la crisis y el inicio de la recuperación del sistema.

3. ¿Tecnocracia o centralidad de la persona? No todo son elementos negativos cuando se mira el cuadro mundial, aunque ahora vivamos angustiados por las consecuencias que producen las crisis. Los elementos positivos de la globalización han hecho que la riqueza que se ha generado a nivel mundial en el siglo XX medida por el PIB haya crecido de forma muy rápida y en cantidades difícilmente imaginables, unido todo ello a un crecimiento de la población que prácticamente se ha cuadruplicado. Las cifras no son del todo halagüeñas cuando miramos los datos de la distribución de esa renta generada. Existe una brecha mayor entre ricos y pobres en muchas partes del planeta. Benedicto XVI, ha puesto de relieve en su encíclica Caritas in veritate que una de las raíces de esta crisis tiene que ver no solo con los componentes económicos y financieros, sino con la ética, sobre todo en lo referente a la persona humana. Tanto el utilitarismo como el individualis-

7.

L. ORDUNA DIEZ, art. cit., 437-438. Sal Terrae | 100 (2012) 623-641

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mo –elementos del liberalismo económico–, en la base del sistema capitalista, son elementos que han apartado a la persona del centro de la actividad económica, dejando a la técnica como componente de referencia de nuestros comportamientos económicos y sociales. Benedicto XVI denuncia la «ideología de la tecnocracia», poniendo el acento en la centralidad de la persona humana frente a otro tipo de elementos que parecen eclipsar nuestra existencia, especialmente en el mundo de los valores y en la ciencia económica. Sin duda, el desarrollo de la econometría, acompañado del despliegue de todos los adelantos de la informática, ha generado unos modelos que parecían concretarse en una economía a tiempo real. Cualquier cambio en la bolsa de Tokio generaba repercusiones en la otra punta del planeta en apenas un abrir y cerrar de ojos. La ideología neoliberal planteaba el rumbo de la economía desde modelos preestablecidos, donde la técnica econométrica y las aplicaciones informáticas cobraban un punto central. Una economía aséptica, donde los desajustes debían ser reajustados dentro de estos modelos. El Papa ha indicado que ningún modelo económico es aséptico, sobre todo cuando se ven tantos miles y millones de personas víctimas de pequeñas variaciones de la cotización en las bolsas a nivel global. La economía debe estar al servicio del ser humano, de su dignidad y del bien común de toda la humanidad. No existen «manos invisibles» ni abstractos modelos matemáticos que no tengan una repercusión sobre la vida de las personas. No existen modelos asépticos. La economía necesita de la ética8 para poder dar su mejor fruto, es decir, ayudar a que el bien común sea cada vez mayor y más universal. Pensadores como el premio Nobel de economía Amartya Sen, junto a otros, han planteado que el crecimiento económico medido en términos de PIB no es el único ni el mejor índice para valorar el bienestar de una

8.

Cf. A. SEN, Sobre ética y economía, Alianza Editorial, Madrid 1989; A. SEN – B. KLIKSBER, Primero la gente. Una mirada desde la ética del desarrollo a los principales problemas del mundo globalizado, Barcelona-Deusto, 2008.

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comunidad. Las capacidades, entendidas como posibilidad de acceso a la salud y a la educación, entre otras cosas, tienen que acompañar a cualquier índice que mida el bienestar de las personas.

4. ¿En qué manos hemos puesto nuestro futuro? Hacia una autoridad mundial Ante este panorama de una crisis económico-financiera que parece poder arreglarse, según algunos, de la mano de los tecnócratas de la ciencia económica, la Iglesia, y más en concreto Benedicto XVI9 y «Justicia y Paz», aboga por una Autoridad Mundial10 que pueda ayudar a coordinar y regular la economía y que tenga en la persona y su bien común la forma de priorizar la actividad económica a nivel mundial. El acento está en una estructura organizativa mundial que sea capaz de arbitrar en procesos globales que integren, entre otros agentes, a instituciones y entidades que viven a caballo entre distintos continentes, sin una patria y una ley común que las regule. La misma Declaración de los Derechos Humanos, en su artículo 28, nos dice: «Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos». Este artículo, promulgado por los Estados como un derecho y una obligación, necesita llevarse a buen término. La Declaración está pidiendo una coordinación de los Estados. Se hace necesaria, por tanto, una Autoridad mundial al servicio de todos, no solo de los más poderosos ni al servicio de una «mano invisible» –que muchas veces resulta «la más visible» de las soluciones. En definitiva, una Autoridad mundial que favorezca el entendimiento y el crecimiento mutuo, encarnando el espíritu de Pentecostés.

9.

Cf. M. CZERNY, «Crisi e governance Internazionale. Verso un mondo inteso come comunità di comunità»: Aggiornamenti Sociali 02 (2011) 99-106. 10. Ya en 1963, el papa Juan XXIII, en su encíclica Pacem in Terris (n. 135), auguraba una «Autoridad pública mundial» que velara por el bien común de la humanidad.

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4.1. El bien común universal Por tanto, tomando el testigo de Juan XXIII en la encíclica Pacem in terris, Benedicto XVI presenta la necesidad urgente de crear una Autoridad política mundial que atienda las oportunidades y retos propiciados por «el complejo fenómeno de la globalización, ante la importancia de garantizar, además de los otros bienes colectivos, el bien representado por un sistema económico-financiero mundial libre, estable y al servicio de la economía real»11. Muchos son los temas que necesitan una respuesta a nivel global: la promoción y salvaguarda de los derechos y capacidades fundamentales, la seguridad alimentaria, la paz y seguridad mundial, el control de armamentos, la lucha contra el narcotráfico, el gobierno de la economía y las finanzas, la gestión de los flujos migratorios, la promoción de los programas de desarrollo y la tutela del medio ambiente, entre otros. 4.2. Principios de solidaridad y de subsidiariedad No podemos pensar en medidas aisladas o parciales, que engloben solo una o varias áreas. Necesitamos respuestas integrales y estructurales que se orienten hacia el bien común universal. Estas respuestas deberían estar inspiradas en los principios de solidaridad y de subsidiariedad, como nos indica nuestra tradición eclesial. PRINCIPIO DE SOLIDARIDAD12 Algunos pensarán a estas alturas que hablar de solidaridad13 o de caridad resulta apropiado en una charla de una ONG, en la Iglesia o, quizás, en

11. Nota del Consejo Pontificio Justicia y Paz, op.cit. 12. Cf. la Declaración de la Conferencia Episcopal Europea: «Una comunidad europea de solidaridad y responsabilidad», 27 de octubre de 2011. En línea, http://www.conferenciaepiscopal.es/ y las reflexiones del Documento Conclusivo de Aparecida de Mayo de 2007,60 -73. En línea, http://www.celam.org/conferencias/Documento_Conclusivo_Aparecida.pdf (Consultas, el 19 de abril de 2012). 13. Cf. Sollicitudo rei socialis, 26. Sal Terrae | 100 (2012) 623-641

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la escuela. Pero hablar de solidaridad en el terreno económico no tiene mucho sentido. Tal vez no nos suene tan raro escuchar que los valores que deben prevalecer en nuestra convivencia sean el propio interés o el individualismo. ¿Por qué estos valores venden más en la arena pública? Principalmente, porque una rama del pensamiento económico –que está en la base del sistema neoliberal imperante–, lo tiene como uno de los pilares del sistema económico. Lo cierto es que una persona se constituye como tal en el contacto con los demás. Desde que nacemos, necesitamos vivir en sociedad junto a otros y otras. Y, claramente, lo que nos hace crecer como personas, lo realmente importante en la vida, no siempre –podríamos decir que casi nunca– se puede comprar con dinero14 o podemos conseguirlo por nosotros mismos. Necesitamos la colaboración de otras personas y trabajar en equipo. Una Autoridad a nivel planetario debería surgir de un proceso de maduración progresiva de las conciencias y libertades y desde la responsabilidad15. Para ello se necesita un consenso previo, en el que cada país presente sus esperanzas e intereses propios. Solo desde el reconocimiento y el respeto de la diversidad geográfica, cultural, histórica, de recursos, entre otras cosas, podrá lograrse una comunión de ánimos que dotará de credibilidad y eficacia a dicha Autoridad. PRINCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD Algunos han interpretado esta Autoridad Mundial como un padre sobreprotector que lo controla todo, que no ayuda a crecer y que aniquila la libertad de sus hijos. La Doctrina Social de la Iglesia y el Papa Benedicto XVI nos recuerdan que una Autoridad así entendida no ayudaría a

14. Cf. Caritas in veritate, 36; L. BRUNI, «Reciprocità e gratuità dentro il mercato. La proposta della Caritas in veritate»: Aggiornamenti Sociali 1 (2010). En línea, www.aggiornamentisociali.it (Consulta el 19 de abril de 2012). 15. Cf. BENEDICTO XVI, Caritas in veritate, 58 y 60. Sal Terrae | 100 (2012) 623-641

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crecer a la humanidad. Por tanto, el principio de subsidiariedad, en la base de la Doctrina Social de la Iglesia, permitiría «respetar la libertad de las personas y de las comunidades de personas y, al mismo tiempo, responsabilizarlas respecto de los objetivos y los deberes que les competen»16. Por supuesto, este principio respetaría los procesos democráticos. La Autoridad Mundial sólo actuaría subsidiariamente cuando los organismos o instituciones no lograran por sí mismos acometer las medidas que se necesitan o cuando estas resulten del todo inadecuadas. Es decir, en todos los demás casos, cada uno de los agentes actuaría con toda libertad y responsabilidad con respecto a los derechos y obligaciones que les son propios. Así mismo, el principio de subsidiariedad se encuentra fuertemente relacionado con el de la solidaridad, que a su vez lo complementa. Gracias al segundo, el horizonte del bien común mundial transciende sobre los intereses personales, instituciones o nacionales, constituyendo relaciones fecundas y duraderas entre la sociedad civil a nivel planetario y la Autoridad Mundial. La nota del Consejo Pontificio «Justicia y Paz» ve en la ONU un punto de referencia para la constitución de esta Autoridad, debido a su capacidad para reunir a la comunidad mundial y su multitud de atribuciones y agencias. Sin duda, para que esta institución sea el germen de una verdadera Autoridad pública mundial habría que realizar en ella varias y amplias reformas17. Cuando hablamos de esta Autoridad mundial, no podemos dejar de lado estos dos modos de gobierno. Por una parte, cuestiones de «governance», entendida como coordinación horizontal entre los distintos agentes a nivel planetario. Y, por otra, atribuciones de «shared government», es decir,

16. Nota del Consejo Pontificio Justicia y Paz, op.cit. 17. Ya en el año 2009, Mons. Celestino Migliore, en aquellos momentos observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, apuntaba en su intervención en la 63ª sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas, dedicada a la crisis financiera, sobre la posición de la Santa Sede ante unas finanzas responsables. (New York, 30 de octubre 2008). En línea, www.vatican.va (Consulta, el 19 de abril de 2012).

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una Autoridad super partes «funcional y proporcionada al gradual desarrollo de una sociedad política mundial»18. Se pone el acento en que esta Autoridad mundial no se logrará alcanzar si no se dota de expresión política a determinadas relaciones multilaterales ya preexistentes. 5. ¿Se ha hecho todo bien? Críticas desde dentro Dice un refrán castellano que, «nunca llueve a gusto de todos»; es decir, posicionarse ante una situación genera empatías y antipatías en cualquier ámbito. Esto mismo ha ocurrido en nuestra Iglesia. Existen dentro de ella grupos que han reaccionado de diversa manera a raíz de nuestra implicación en esta crisis y sus pronunciamientos para salir de ella. Por una parte, algunos se quedarían más tranquilos si la Iglesia se convirtiera en una mera sanadora de heridas, atendiendo a las necesidades básicas a pie de obra, con un discurso espiritual que no se concretara en medidas en el ámbito ético o social. Así, principalmente algunos grupos de católicos conservadores no han visto con buenos ojos el documento de «Justicia y Paz» y sus pronunciamientos sobre una Autoridad Política a nivel Mundial19. En el otro extremo estarían los grupos más progresistas, que sienten que la implicación de la Iglesia resulta insuficiente y muchas veces genera connivencia con los gobiernos o los poderosos. En nuestro país, por ejemplo, algunas instituciones y teólogos han criticado una escasa respuesta de la Iglesia ante la crisis20. 18. Nota del Consejo Pontificio Justicia y Paz, op.cit. 19. Catholic League y la comunidad de catholicvote.org en Estados Unidos han criticado las posturas tomadas por el documento de «Justicia y Paz». Es interesante sobre este punto el artículo publicado en Periodista Digital: «Los “neocons”, contra la Iglesia solidaria», en línea, http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2011/11/02/ religion-iglesia-vaticano-neocons-criticas-justicia-paz-fmi-autoridad-mundialpresion-benedicto.shtml (Consulta, el 19 de abril de 2012). 20. Interesantes son estos dos artículos: «Teólogos españoles acusan a los obispos de insensibilidad ante la crisis», en línea, Sal Terrae | 100 (2012) 623-641

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Acoger las críticas y crecer en los ámbitos de mayor debilidad hace que la Iglesia se fortalezca en el seguimiento de Jesús. Reconocer la diversidad dentro de la Iglesia como una riqueza y una oportunidad, encarnando así el espíritu de Pentecostés, también nos ayuda a ser cada día más fieles al mensaje evangélico y a Aquel que nos convoca y da sentido. 6. Respuesta de la Iglesia a los nuevos retos: signos de esperanza No me gustaría acabar esta reflexión sin al menos ofrecer algunas pinceladas concretas de cómo puede la Iglesia seguir siendo signo de esperanza y espíritu de Pentecostés ante los nuevos retos y oportunidades que nos brinda nuestro mundo globalizado. MIGRACIÓN: PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PASTORAL DE LOS EMIGRANTES E ITINERANTES La crisis económica, la violencia generalizada, la falta de empleo, entre otras causas, han hecho que muchas personas a lo largo y ancho del mundo se vean en la necesidad de dejar sus hogares y sus familias en busca de un futuro mejor para los suyos. La Iglesia católica, igual que en su día acudió al amparo de los refugiados, no ha dejado de lado este proceso migratorio, que se ha incrementado en nuestra era globalizada. La iglesia peregrina ha creado el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, dentro del cual se engloba el trabajo con migrantes. Distintas instituciones como «Caritas Mundial» contemplan múltiples programas para la ayuda a familias migrantes. Religiosas y religiosos en distintos rincones de nuestro mundo están planteando respuestas integrales a un reto global. Así podemos hablar,

http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/03/20/actualidad/1332260127 _563921.html; y otro en el que HOAC y JOC piden a la Iglesia que esté al lado de los empobrecidos en estos momentos de crisis, en línea, http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/03/03/actualidad/1330795070 _196929.html (Consultas, el 19 de abril de 2012). Sal Terrae | 100 (2012) 623-641

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a modo de ejemplo, de la Red formada por los scalabrinianos, o la creada por los jesuitas llamada SJM, Servicio Jesuita a Migrantes, a nivel mundial. Existen múltiples proyectos donde las comunidades de base parroquiales han sentido la necesidad de responder al reto migratorio en el contacto con la realidad sangrante de los desplazados. Como botón de muestra, citamos el Albergue Decanal Guadalupano, en Tierra Blanca, Veracruz (México), con su apoyo a migrantes centroamericanos en tránsito. FAMILIA: «“CARITAS” ANTE LA CRISIS» Desde 2008, «Caritas Española» lleva a cabo la Campaña «“Caritas” antes la crisis». Los datos del VI Informe del Observatorio de la Realidad Social de Caritas indican que se ha producido un crecimiento casi exponencial en las personas atendidas, pasando de 400.000 personas en 2007 a 950.000 en 2010. La gran mayoría de los casos (un 74%) son familias. La crisis plantea nuevos interrogantes en las familias a distintos niveles. Nos encontramos con países, como España, donde el desplome del sector de la construcción ha hecho que las tasas de desempleo, sobre todo entre hombres, se hayan disparado. Muchas familias se sostienen ahora con los sueldos de las esposas, y el hombre se ve forzado a realizar en la casa y con la prole tareas que hasta ahora no venía desempeñando de manera tan regular. En muchos rincones del mundo, las familias se encuentran divididas a causa de los procesos migratorios: el crecimiento de la inmigración irregular y su dificultad para regresar a sus lugares de origen, las barreras de acceso a servicios sociales, la crianza de los hijos por los abuelos en los lugares de origen, etcétera, son algunos de los retos a los que nos enfrentamos. «Caritas España» ha implementado múltiples programas para dar respuesta a estos retos desde diversas perspectivas: programas de empoderamiento y defensa de los derechos de la mujer; formación para la diversidad; cuidado especial de los menores que viven en familias divididas o desestructuradas; entre otros. La crisis ha ayudado también a que muchas personas se enfrenten cara a cara con diversas encrucijadas de nuestro tiempo. La toma de conciencia Sal Terrae | 100 (2012) 623-641

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de estas ha hecho que la gente se sienta más solidaria y con una mayor necesidad de alzar su voz ante las injusticias y las raíces de la crisis a nivel mundial. De sobra conocido es el movimiento de los «Indignados» en todo el mundo, el aumento del voluntariado en distintas entidades sociales, el apoyo a los desempleados, etc. CRISIS ALIMENTARIA Y CONSUMO RESPONSABLE: JESC (JESUIT EUROPEAN SOCIAL CENTRE) Tan importante como la ayuda directa a las necesidades más básicas es una profunda reflexión e incidencia ante las autoridades que manejan el futuro de nuestros países. Este es uno de los principales objetivos del JESC, Centro Social Europeo de los jesuitas ante las instituciones de la Unión Europea en Bruselas. Su labor especialmente en el ámbito de la ecología merece una especial mención. Así mismo, el JESC y el centro jesuita Environmental Science for Social Change (ESSC) en Filipinas han lanzado conjuntamente en 2010 una publicación mensual recogiendo diversos temas. La fluctuación en las bolsas del precio de las materias primas, debido a intereses a veces alejados de la propia dinámica alimentaria, la gestión de los recursos naturales, la cuestión energética, el cambio climático, el uso y consumo de los bienes... son algunos de los temas incluidos en estas reflexiones. No podemos vivir el medio ambiente como una «eco-religion»21, como un fin en sí misma; pero tampoco podemos vivir de espaldas a un deterioro y aniquilación del planeta que deja de lado, vulnera y arrincona en la miseria a millones de personas en todo el mundo. Así mismo, nuestra forma de consumir deja entrever cómo somos y cuál es nuestra manera de relacionarnos con los demás. EDUCACIÓN: LA PRIMERA UNIVERSIDAD PARA DALITS EN LA INDIA Las situaciones de pobreza extrema y de discriminación han sido dos de los detonantes principales para que los jesuitas del estado de Karnataka

21. R. DEINHAMMER, SJ, «“Eco-religión” y fe cristiana». En línea, http://ecojesuit.com/ (Consulta, el 19 de abril de 2012). Sal Terrae | 100 (2012) 623-641

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hayan puesto sus ojos en uno de los rincones más pobres y marginados del planeta. Manci, en el distrito de Raichur, es el lugar donde se han 22 sentado las bases para construir la primera universidad para los Dalits en el mundo. Con el lema «Reaching the Unreached», nació la escuela de enseñanza primaria que lleva el nombre de «Xavier School» en esa misma población. En un área donde más del 50% de la población son analfabetos, este colegio se ha convertido en un oasis para niños y niñas de los estratos más pobres de la sociedad, que vivían prácticamente en el analfabetismo por no poder costearse una educación. El requisito para poder entrar en la escuela es tener unos ingresos bajos, con un cuidado especial hacia las niñas y los Devadasi23, por ser los más pobres y marginalizados entre los pobres. Más de 1.400 colegiales nutren esta escuela en medio de la nada, dentro del gran «continente» indio. Pero el gran sueño va cristalizando. El sueño de construir la primera universidad para jóvenes Dalits en la India está a punto de hacerse realidad. Las instalaciones están muy avanzadas, y se espera que Loyola College pue-

22. Un dalit, o intocable, dentro del sistema de castas de la India, es una persona que, de acuerdo con las creencias hindúes tradicionales. se considera fuera del sistema de castas que define el status social y profesional. Debido a que está fuera del sistema, solo se le ha permitido realizar los trabajos más marginales. La discriminación en contra de los dalits, si bien ha desaparecido en las ciudades y en el ámbito público, todavía es muy fuerte en las zonas rurales y en la esfera privada. Los dalits son frecuentemente blanco de la violencia y de la vulneración de derechos. 23. El sistema Devadasi de la India se entiende como un servicio en el templo a cargo de bailarinas o «siervas de Dios». En la antigüedad, muchachas de la clase alta se casaban simbólicamente con una deidad y realizaban ritos sagrados en el templo. Con el tiempo, el sistema fue degenerando, debido a la falta de patrocinio, y se acabó obligando a estas mujeres a ejercer la prostitución «sagrada». Adolescentes que en otros tiempos realizaban voluntariamente este servicio son ahora obligadas, debido a la pobreza y a la presión de sus familias, a ejercer la prostitución. Jóvenes que se ven amenazadas por el sida y otras enfermedades mortales, además de todas las dificultades para mantener a sus hijos y la marginación que acarrean por el resto de la sociedad. En 1982, este sistema fue abolido en todo Karnataka, y en 1988 en todo el país, pero sigue existiendo, sobre todo en zonas rurales. Sal Terrae | 100 (2012) 623-641

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da pronto abrir sus puertas a más de 4.000 alumnos y alumnas. Una prioridad que ha pasado por realizar toda su educación en inglés. En la India la educación en inglés está reservada a las élites. Por lo tanto, dar la oportunidad de una educación en inglés ayudará, sin duda, a que estas familias puedan empoderarse y transformar la realidad en la que viven. DIVERSIDAD: EL «PROYECTO ESPERANZA» EN ALBANIA Conocer la génesis de la labor con personas discapacitadas en Albania pasa, sin duda, por adentrarse en la labor del «Proyecto Esperanza» y la vida de Silvana Vignali. Silvana24, natural de un pueblo de la Toscana, en Italia, se acerca a la realidad sufriente de la sociedad albanesa una vez que las fronteras se abren, después de 40 años del duro régimen comunista de Enver Hoxha. Las necesidades detectadas en esta primera experiencia, el encuentro cara a cara con una realidad tan doliente y su fe en Dios hacen que Silvana haga las maletas e inicie una nueva etapa de su vida en el norte de Albania. En esta primera etapa, crea la asociación italo-albanesa «Progetto Speranza», de ayuda a todos estos niños y niñas discapacitados, muchos de ellos huérfanos y solos, que vagan por las calles o que viven en condiciones infrahumanas en centros con apenas medios materiales ni personales. La precariedad de los servicios sociales en Albania y la marginación que aún sigue viviendo este sector de la población han convertido este proyecto en un referente dentro del abanico de apoyo social en el norte de Albania. Sin el apoyo de Caritas de varios países, de la ayuda parroquial tanto en Albania como en Italia y España, del gobierno albanés y de muchos particulares, este sueño nunca se habría hecho realidad. PERSONAS SIN HOGAR: «RED INCOLA» EN ESPAÑA Uno de los colectivos que más han sentido la crisis ha sido el de las personas sin hogar. El «boom» del ladrillo y de los «créditos basura» hizo que mucha gente se aventurara a comprar una casa. Con la crisis, la pérdida del empleo y el reembolso de las hipotecas, mucha gente se ha visto obligada a vivir en la calle.

24. Fallecida a los 72 años, en febrero de 2012. Sal Terrae | 100 (2012) 623-641

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La Iglesia ha sabido dar la cara y atender a este colectivo, que vive la precariedad económica, personal y social a flor de piel. Entidades como la Fundación «Red Incola», formada por diez instituciones de inspiración cristiana, muchas de ellas asociadas a entidades religiosas, intentan dar una respuesta, con ilusión y esperanza, al complejo mundo de las personas sin hogar en la ciudad de Valladolid. Otro pequeño ejemplo de cómo la comunidad eclesial se involucra con las personas que se quedan sin un techo donde vivir es una cofradía, la de Coín, en Málaga, que este año ha renunciado a procesionar en Semana Santa, invirtiendo el dinero que necesitaban para ello en ayudar a tres familias que estaban a punto de perder sus casas. «Nosotros creemos que las hermandades están para ayudar a las personas que más lo necesitan, sobre todo en estos tiempos de crisis»25.

7. Conclusión Es importante subrayar el papel que la Iglesia está teniendo en este proceso de crisis: examinando, acompañando, denunciando y concretando propuestas. Proseguir un proceso maduro y responsable a nivel planetario nos remite a un horizonte donde dar respuesta a las nuevas realidades de nuestro tiempo, teniendo como centro a la Creación y al ser humano. Es en este contexto donde una Autoridad Mundial tendría un verdadero sentido. La globalización, la interconexión planetaria y todo lo que ello supone ha dejado a la luz una gran diversidad a muchos niveles: de acentos, tonalidades, sabores, olores, caracteres, estilos de vida, entre otros. Esta diversidad no solo la vemos en la televisión, en Internet o en nuestros viajes. Ahora, y debido a la intensidad de los flujos migratorios, se hace muy patente en nuestros barrios, en la escuela o en la parada del autobús.

25. En línea, http://www.diariosur.es/v/20120324/interior/cofradia-coinrenuncia-salir-20120324.html (Consulta, el 19 de abril de 2012). Sal Terrae | 100 (2012) 623-641

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¿Cómo afrontar esta situación? No podemos seguir con recetas antiguas en tiempos nuevos. Esto es lo que ocurría en Babel. La diversidad puede convertirse en cauce de división y egoísmo. Existe el riesgo en este mundo globalizado de que los pueblos nunca lleguen a entenderse y vivan de manera insolidaria, jugando el juego de una aparente estabilidad sin haber puesto unos sólidos cimientos. Por otro lado, la diversidad puede vivirse según el espíritu de Pentecostés. Una diversidad que genera riqueza y esperanza. Este «espíritu de concordia, que supere las divisiones y los conflictos, permitirá a la humanidad ser auténticamente una única familia, hasta concebir un mundo nuevo con la constitución de una Autoridad pública mundial al servicio del bien común». Y no seamos ingenuos: este proceso no estará exento de dificultades y sufrimientos, como la vida misma. Lo cual no puede amilanarnos. Las crisis estarán presentes siempre en nuestra vida, y es seguro que nos ayudarán a crecer como humanidad y personalmente. El miedo y la angustia que generan los procesos de crisis no pueden dejarnos paralizados. Esto únicamente lograría que se siguieran perpetuando los mismos desequilibrios y desigualdades a nivel mundial. Necesitamos personas y organismos que nos ayuden a dar respuestas nuevas a tiempos nuevos; personas e instituciones que tengan el coraje y la esperanza de llevar la economía, las finanzas y a nuestra humanidad a un estadio mayor de desarrollo humano integral, donde la solidaridad prime sobre el egoísmo.

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JOHN F. HAUGHT Dios y el nuevo ateísmo 168 págs. P.V.P.: 21,75 € Para algunos, los «nuevos ateos» (R. Dawkins, S. Harrris, Ch. Hitchens...) formulan de forma muy acertada lo que consideran problemático en las religiones. Pero, como muestra Haught, el tratamiento de la religión en estas obras está plagado de incoherencias lógicas, ideas erróneas y superficiales y burdas generalizaciones. ¿Puede ser rechazado Dios como un mero espejismo? ¿Es la fe realmente enemiga de la razón? ¿Es cierto que la religión lo emponzoña todo? Al hilo de estas preguntas, el autor desarrolla una profunda e interpelante visión de la fe, la experiencia religiosa y el Dios cristiano.