[2011] Josefina Planas Bádenas, \"El Breviario de Martín el Humano (2009)\", en Goya, 334, p.92-94

August 1, 2017 | Autor: Marta Serrano Coll | Categoría: Iconography, Manuscripts (Medieval Studies), Manuscrits Enluminés
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Descripción

josefina planas bádenas El Breviario de Martín el Humano Publicacions de la Universitat de València, Valencia, 2009, 222 pp.

A finales de 2009 apareció, de la mano del servicio de publicaciones de la Universitat de València, el trabajo de Josefina Planas que lleva por título El Breviario de Martín el Humano. Un códice de lujo para el monasterio de Poblet, estudio que se convierte en la última obra de referencia de este precioso códice (París, BnF, ms. Rothschild 2529) considerado como uno de los más atractivos del período bajomedieval en la Corona de Aragón. Digno de mención es el cuidado en la impecable edición, que ya se advierte en la portada y en la contraportada del volumen, y que se despliega a lo largo de todas sus páginas, pues las reproducciones de las bellas miniaturas, que han sido dispuestas pertinentemente, permiten un fácil seguimiento del discurso al tiempo que fascinan a su lector. Menos funcional resulta la colocación de las notas pues, en vez de aparecer a pie de página, se han agrupado al final del texto con las consiguientes incomodidades que ello supone, por razones evidentes, a quien quiere leer de un modo pormenorizado el análisis de este breviario tan espléndidamente iluminado. Es, precisamente, el repertorio iconográfico del suntuoso manuscrito lo que se impone como aspecto medular en la aportación de Josefina Planas, dejando relegados a un segundo término puntos de vista que la autora considera “anclados en parámetros estilísticos” cuando, en realidad, no me equivoco si afirmo que estos constituyen una parte de las cuestiones pendientes que, de este códice pío, todavía hoy quedan por

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resolver. No obstante, la desilusión que para algunos puede suponer que no se haya avanzado en este asunto se ve, en cierto modo, resarcida por el novedoso acercamiento de carácter iconológico y metodológico empleado por la autora para abordar los folios del breviario populetano. Así, esta obra se analiza ahora contextualizada en la reconstrucción del marco político-religioso que la generó al tiempo que aparecen desvelados los supuestos contenidos de cada una de las imágenes que decoran sus pergaminos con el fin de exhibir su verdadero sentido que, aunque en primera instancia es claramente plural, tiene como objetivos últimos la satisfacción de la devoción particular del monarca y la exaltación dinástica. Para logarlo, organiza su discurso en cuatro capítulos1, siendo el tercero, titulado El Breviario regio y el monasterio de Poblet, el que ofrece el mayor número de aportaciones, si bien los que le preceden y suceden son imprescindibles para entender este breviario como enlace entre el gótico internacional catalán y el gótico internacional valenciano. Al mismo tiempo, todos ellos permiten calibrar hasta qué punto se aplicó una elaborada organización iconográfica sin antecedentes en Cataluña que responde a la voluntad de la realeza aunque canalizada, probablemente, a través de algún teólogo que podría haber facilitado las pautas ilustrativas a los miniaturistas que participaron en su decoración. Tras una breve introducción en la que desgrana sumariamente las particula-

ridades de signo formal e iconográfico y donde advierte su deseo expreso de incidir en otros aspectos que los puramente estilísticos, la autora expone los argumentos que posibilitan la conexión entre este manuscrito y el rey Martín2 y, además, a raíz de la adaptación del contenido textual a los usos litúrgicos de Santa María de Poblet, entre el códice y este monasterio populetano, panteón dinástico desde Alfonso II el Casto3 y, para la autora, lugar originario del códice. De este modo, Josefina Planas se reafirma al considerar este scriptorium como el lugar en el que el breviario fue realizado aunque advirtiendo que la movilidad de los artistas, que se asentaban temporalmente en diversos centros monásticos como por ejemplo el de Sant Cugat, impide definir el lenguaje propio de cada uno de estos focos de producción, lo que redunda negativamente en el análisis formal de esta obra4. La particular predilección del rey Martín hacia los libros de lujo se analiza en el siguiente capítulo, donde se sugiere cierto continuismo del Humano al proseguir con la política iniciada por su padre y, después, por su hermano Juan I, aunque también su carácter innovador que viene de la mano de diversas empresas artísticas por él promovidas. Francia se configura como uno de los puntos de irradiación más importantes5 según desvelan, por un lado, los pergaminos iluminados de un rosario de obras que, identificadas oportunamente, enriquecen la prolífica biblioteca del Humano, y, por otro, la constatada llegada de artistas foráneos que favorecieron la recepción y

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asimilación del gótico internacional en la Corona de Aragón6. La aportación fundamental se condensa en el tercer capítulo, destinado a profundizar sobre el breviario regio y sus vínculos con el monasterio de Poblet. Esta ambiciosa exploración le lleva a concluir que tanto el conjunto de imágenes como el contenido iconográfico del mismo ofrecen un programa polisémico que conviene enfatizar. El excepcional Calendario iluminado observa una directriz semántica de tintes agustinianos que considera que el mensaje del Nuevo Testamento está contenido en el Antiguo y que la autora relaciona con otros códices del norte de Francia que podrían remontarse incluso hasta poco después de mediar la decimotercera centuria, aunque sin descuidar Aviñón como bisagra a partir de la segunda mitad del siglo siguiente. Le sigue un obituario sobre el que, pese a evidenciarse bajo el prisma de la exaltación dinástica al perpetuar la memoria espiritual de los reyes de Aragón en el entorno populetano convertido en panteón regio, desconciertan visibles ausencias como, entre otras, la omisión, en los nomina defunctorum, de la madre de don Martín, Leonor de Sicilia. Estas evidencias llevan a suponer a Josefina Planas que este calendario está, en realidad, inacabado. Por su parte, el Salterio, que se organiza siguiendo el uso cisterciense, arranca de forma excepcional con una doble página ilustrada que actúa a modo de díptico al tiempo que augura, conforme a la autora, la lectura iconográfica del ciclo davídico que se desarrolla a continuación y que sólo se entiende a través de la óptica político-religiosa. Recuérdese que la monarquía de la Corona de Aragón se consideraba en continuidad con los reyes de Judá, nexo de unión ya habitual en los reyes de Francia pero también aquí desde, al menos Jaime I. No obstante, acotaré que este lazo no se manifiesta plásticamente hasta bien entrado el siglo XIV7. Si de los salmos Josefina Planas llama la atención sobre los numerosos testimonios gráficos e iconográficos que vinculan a los reyes de Aragón con

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los veterotestamentarios, del Propio del Tiempo destaca no sólo la belleza de sus miniaturas sino también sus particularidades iconográficas, algunas de ellas con claras conexiones con el Libro de Horas de Estocolmo –originario de Sant Cugat del Vallés–, con la tabla pintada de Guerau Gener –autor que colaboró con artistas valencianos de gran relevancia y, por tanto, eslabón estilístico entre el gótico valenciano y el catalán–, y con las Horas del Duque de Berry, como sería el caso de la Natividad, donde la investigadora cree identificar a una de las parteras con María de Luna8. También encuentra otra manifestación del rey a lo divino en la Epifanía, donde propone reconocer a dos de los oferentes regios con Martín el Humano y Martín el Joven, lo que creo que debe ser entendido, en realidad, como una posible evidencia ilustrada de una práctica que se constata desde Pedro IV9. Fue él quien favoreció la importancia de esta fiesta litúrgica dentro de la campaña de prestigio de la dinastía acaudillada bajo su gobierno y que tuvo eco textual en las famosas Ordinacions dictadas por el monarca10 y quizás también plástico en el retablo de la colegiata de Sant Vicenç de Cardona, acaso procedente de Santa María de Poblet11, lo que sería sintomático en cuanto a este argumento todavía por confirmar. La autora no desatiende otras particularidades compositivas, que logra explicar a partir de mutaciones iconográficas, de textos literarios de tono misógino, de los criterios de la orden dominica en general y, en particular, de los sermones de san Vicente Ferrer con acento decididamente pintoresco, o, entre otros, de los preceptos religiosos emanados de la devotio moderna. No descuida tampoco la novedad que supone la procesión del Corpus Christi cuya iconografía, que también analizó hace algún tiempo12, convierte un evento religioso en un acontecimiento social por la participación, entre los congregantes del acto, de altos dignatarios civiles y, asimismo parece ser, de un representante soberano. En el Propio de los Santos, Josefina Planas vuelve a constatar una interesante imbricación de devociones particulares

y de alianza con ciertos santos vinculados con la dinastía de la Corona de Aragón, entre otros San Esteban, que encabeza el santoral y que está íntimamente relacionado con Poblet, donde se le había dedicado una capilla. De acuerdo con la autora, que sólo algunos de ellos aparezcan acompañados con el Señal Real debe leerse en clave tanto política como religiosa: asuntos como el cisma de la Iglesia y el apoyo incondicional al papa aviñonés, el homenaje a san Benito de Nursia y san Bernardo de Claraval –fundador y propulsor del Cister, respectivamente–, el interés por la defensa del misterio de la Purísima Concepción o devociones particulares –como san Martín, santa Eulalia o santa Bárbara, por ejemplo– glosan las explicaciones que la autora realiza acerca de este nutrido santoral, no pocas veces condimentado con singularidades iconográficas también subrayadas y esclarecidas a lo largo de su discurso. El Oficio de san Jorge, que supone un desfase cronológico con respecto al resto del corpus del manuscrito, al haber sido añadido a instancias de Alfonso el Magnánimo, evidencia la conocida vinculación del culto a san Jorge con los reyes de Aragón. No se equivoca Josefina Planas al mencionar el papel de Pedro II en la cristalización de esta relación entre el santo y la monarquía, ni tampoco en atribuir a Pedro IV el momento de su mayor desarrollo asociado al ideal de santo guerrero invocado en defensa del rey y del reino. Con todo, los precedentes más inmediatos creo que cabría encontrarlos, por el símil simbólico y metafórico de estirpe política y sancionadora, en tiempos de su admirado predecesor, Jaime I el Conquistador13, a quien, no es casual, el Ceremonioso pretendió emular en las diversas facetas de su vida. Cierra el análisis del fastuoso breviario algunos comentarios acerca de las personalidades artísticas que intervinieron en su iluminación, disquisición que no hace sino reflejar que se reafirma en las propuestas formuladas en estudios preliminares14. Podría sintetizarse que son, al menos, cuatro los miniaturistas –si

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se descuenta a Leonardo Crespí, cuya intervención dataría en tiempos de Alfonso V– los que se implicaron en el proceso de su elaboración, que se advierte problemático por la serie de altibajos que presentan sus folios y que Josefina Planas explica como consecuencia de las dificultades económicas por parte de la corona. Son, precisamente, estas interrupciones las que complican el análisis estilístico del manuscrito; no en vano algunos de sus artífices todavía permanecen inmersos en el anonimato. Sin embargo, la autora ofrece propuestas concretas con su correspondiente justificación y contextualización, y argumenta los motivos por los cuales este breviario debe considerarse como una obra clave para comprender las relacio-

nes artísticas mantenidas entre el reino de Valencia y el Principado en los albores del estilo internacional. Tras las conclusiones, donde se jalonan y precisan los más relevantes resultados de esta investigación, consta la relación de notas, organizadas por capítulos y siguiendo una numeración correlativa y, finalmente, la bibliografía general. Del extenso repertorio bibliográfico sorprende que sólo siete obras se fechen entre 2007 y 2008 y que, de ellas, tan sólo tres –dos de la autora– hagan mención explícita a este extraordinario códice15, lo que pone en evidencia la necesidad de realizar un estudio pormenorizado y actualizado como el que aquí se reseña. Así, el Breviario del

rey Martín, hasta ahora sólo abordado parcialmente por parte de diversos autores, entre ellos la propia Josefina Planas, cuenta, por fin, con un estudio monográfico muy bien estructurado. En él se constata que este manuscrito, realizado en un momento de efervescencia artística, puede considerarse como una de las más importantes obras del gótico y, al mismo tiempo, de mayor ambición por parte de su promotor. Este factor explica el carácter poliédrico de sus espléndidas miniaturas, que han sido analizadas en profundidad y con una perspectiva del todo novedosa por parte de esta investigadora. · marta serrano coll · Universitat Rovira i Virgili de Tarragona

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Al margen de la Introducción, las Conclusiones, las Notas y la Bibliografía General, los capítulos son: El Breviario de Martín I de Aragón, El rey Martín el Humano y los libros de lujo, El Breviario regio y el monasterio de Poblet, y Personalidades artísticas que intervinieron en la iluminación del Breviario de Martín I de Aragón. Ya advertido por la divisa As far fasses, identificada en F. Avril, J. P. Aniel, M. Mentré, A. Saulnier e Y. Zaluska, Manuscrits enluminés de la Péninsule Ibérique, Bibliothèque Nationale de France, París, 1982, pp. 109-110. Sobre la empresa de la corretja resulta fundamental el trabajo de H. Bresc “L’empresa de la correge et la conquête de la Sicile: le royaune errant de Martin de Montblanc”, Anuario de Estudios Medievales, 23, 1993, pp. 197-220. Aunque con discontinuidades hasta la llegada al trono de Pedro IV, con quien se instaura este cenobio como único panteón para la monarquía de la Corona de Aragón. Cuestión que ya puso de manifiesto en J. Planas, “El missal de Sant Cugat i les diferents personalitats que intervingueren en la seva il·luminació”, XLII Assemblea Intercomarcal d’Estudiosos, Sant Cugat del Vallès, 23-25 de octubre de 1998, pp. 429-441 y en J. Planas, El esplendor del gótico catalán. La miniatura a comienzos del siglo XV, Universitat de Lleida, Lérida, 1998. Sobre este aspecto conviene remitir igualmente, a F. Español Bertrán, “Artistas y obras entre la Corona de Aragón y el reino de Francia”, en El intercambio artístico entre los reinos hispanos y

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las cortes europeas en la Baja Edad Media, C. Cosmen Alonso, M. V. Herráez Ortega y M. Pellón Gómez-Calcerrada (coords.), Universidad de León, León, 2009, pp. 253-294. Sobre el papel del rey Martín y el establecimiento de maestros ultrapirenaicos en Valencia, véase también la síntesis de M. Miquel Juan, Retablos, prestigio y dinero. Talleres y mercado de pintura en la Valencia del gótico internacional, Universitat de València, Valencia, 2008, en especial, pp. 50-69. Más detalles en M. Serrano Coll, Jaime I el Conquistador. Imágenes medievales de un reinado, Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 2008, pp. 235-239. Es cierto que María de Navarra no aparece en las diversas miniaturas de su libro de horas con la insignia que más la caracteriza como reina, aunque la corona es más que evidente en las efigies de los folios 20r, 45r y 81r. Por otra parte, en el Breviario del rey Martín, la identificada como María de Luna lleva, además de la toca de cuernos tan característica de este período, una guirnalda perlada, o garlanda conforme a la documentación, no sólo utilizada por princesas e infantas, sino también por las reinas. Al respecto léanse las prescripciones de Pedro IV relativas a la coronación de las reinas y que aparecen transcritas en A. San Vicente, “El códice y su transcripción” en Ceremonial de Consagración y Coronación de los Reyes de Aragón. Ms. R. 14.425 de la Biblioteca de la Fundación Lázaro Galdiano, en Madrid, E. Vicente de Vera (coord.), vol. 1, Centro de Documentación Bibliográfica Aragonesa, Zaragoza, 1992, pp. 44 y 46.

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Aunque constan precedentes de esta asimilación de los Magos con los reyes de Aragón hacia 1325, como se aprecia en la crónica de Muntaner glosada en Les quatre grans cròniques, F. Soldevila, Selecta, Barcelona, 19833, cap. XCVI. El Ceremonioso se sacralizaría al interpretar durante la misa de los reyes, él mismo y ante su corte, el papel de los Magos al realizar la ofrenda ritual de oro, incienso y mirra. Según se prescribe en las ordenanzas dictadas por el monarca: “en festa [...] de la aparició de la Estela, cor aquell dia per Reys Aur, Mirra e Encens foren offers a IesuChrist Salvador nostre, volem que offiram en la maior Missa un diner daur dins una capseta, e encens dins altre, e mirra en altre poca quantitat, cor sol aço a significança fem dels tres Reys qui en semblant dia les sobredites coses en Betleem offeriren a nostra Dona Santa Maria”. A. M. Adroer Tassis, “Algunes notes sobre la Capella del Palau Major de Barcelona”, Anuario de Estudios Medievales, 19, 1989, p. 387. Sobre la identificación de uno de los oferentes con el Ceremonioso y la presunción de Santa María de Poblet como uno de los lugares de procedencia más convenientes para el retablo, remito a R. Alcoy Pedrós, “Maestro de Baltimore. Retablo de Cardona”, en Prefiguración del Museu Nacional d’Art de Catalunya, X. Barral i Altet (Dir.), MNAC y Lunwerg, Barcelona, 1992, pp. 227-229. Me refiero a J. Planas Bádenas, “Un manuscrito catalán iluminado en torno a 1400: los Oficios de Devoción Privada (a.III.1) de la Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial”, Boletín del

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Museo e Instituto Camón Aznar, LVII, 1994, pp. 93-124, y J. Planas Bádenas, “El Breviario del rey Martín y la promoción artística vinculada a Poblet” en Imágenes y promotores en el arte medieval, miscelánea en homenaje a Joaquín Yarza Luaces, M. L. Melero Moneo, F. Español Bertrán, A. Orriols i Alsina, y D. Rico Camps (eds.), Universitat Autònoma de Barcelona, Bellaterra, 2001, pp. 461-473. Y que habría que vincular con el llamado “derecho de conquista”, tan bien sintetizado en B. Palacios Martín, “Los símbolos de la soberanía en la Edad Media. El simbolismo de la espada”, en VII Centenario del Infante Don Fernando de la Cerda. Jornadas de Estudio, Instituto de Estudios Manchegos, Ciudad Real, 1976, pp. 273-296. Sobre esta cuestión y su relación con la iconografía de san Jorge, véase M. Serrano, op. cit., pp. 208-226. J. Planas Bádenas, “Culto e iconografía regia: el Breviario de Martín I de Aragón y el ciclo de los Salmos”, Rivista di Storia della Miniatura, 11, 2007, pp. 191202. Y, de la misma autora, “Breviarium secundum ordinem cisterciensem”, La Llum de les Imatges. Lux Mundi, catálogo de la exposición, Xàtiva, 2007, pp. 440-445, núm. 128. Además de las publicaciones de Josefina Planas ya señaladas, M. Barrientos Lima, “L’infant nu a principis del segle XV. Un estudi del cos en la marginalia del Breviari del rei Martí”, en El romànic i el gòtic desplaçats. Estudi sobre l’exportació i migració de l’art català medieval, R. Alcoy y P. Beseran (eds.), Universitat de Barcelona, Barcelona, 2007, pp. 247-274.

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