2010: La singular dualidad de enterramientos en el poblado de silos calcolítico de Camino de las Yeseras (San Fernando de Henares, Madrid)1

June 16, 2017 | Autor: P. Ríos Mendoza | Categoría: Funerary Archaeology
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La singular dualidad de enterramientos en el poblado de silos calcolítico de Camino de las Yeseras (San Fernando de Henares, Madrid) VEGA, J., BLASCO, C., LIESAU, C., RÍOS, P., BLANCO, J. F., MENDUIÑA, R., ALIAGA, R., MORENO, E., HERRERA T., PETRI, A. Y GÓMEZ, J.L.

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DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN

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D.L. ISSNSS-1792/2010 XXXX-XXXX

La singular dualidad de enterramientos en el poblado de silos calcolítico de Camino de las Yeseras (San Fernando de Henares, Madrid)1 Burial duality in the Calcolithic site of Camino de las Yeseras (San Fernando de Henares, Madrid)1 PALABRAS CLAVES: Calcolítico, enterramientos, fosas, Campaniforme, Ciempozuelos, Península Ibérica. KEY WORDS: Chalcolithic, Bell Beaker, Ciempozuelos style, Funnerary, Iberian Peninsula. GAKO-HITZAK: Kalkolitikoa, hilobiratzeak, hilobi, kanpai-antzeko , Ciempozuelos Iberiar Penintsula

VEGA, J.(2), BLASCO, C.(1), LIESAU, C.(1), RÍOS, P.(1), BLANCO, J. F.(1), MENDUIÑA, R.(2), ALIAGA, R.(1), MORENO, E.(2), HERRERA T.(2), PETRI, A.(2) y GÓMEZ, J.L.(3) RESUMEN La excavación del yacimiento Calcolítico de Camino de las Yeseras ha ofrecido la oportunidad de poder realizar un estudio de una gran variedad de manifestaciones funerarias que incluyen enterramientos individuales, colectivos y algunas agregaciones en áreas de planta similar a las de algunas cabañas en las que se abren hipogeos y covachas, destinadas sólo para aquellos grupos que portan ajuares campaniformes de estilo de Ciempozuelos en asociaciones no habituales acompañados por elementos de prestigio como las cuentas de oro. Las características osteomorfológicas y métricas de algunos inhumados campaniformes apuntan a un aspecto físico muy llamativo en vida. ABSTRACT The excavations carried out in the site of Camino de las Yeseras has provided a series of new aspects of the Chalcolithic period of Madrid. One of the most interesting aspect has been the fact that it has been possible to perform a study of the funeral rituals with a great variety of individual and collective burials in enclosures or delimited areas. Among the last ones, hipogeus and small caves were especially assigned to groups containing Bell Beaker pottery. The osteomorphologic and size characteristics of some Bell Beaker individuals point them out as having a conspicuous physical aspect during their life time and the funerary gifts consist fundamentally of ceramic sets of Ciempozuelos style in an unusual association accompanied by prestigious elements such as golden beads. LABURPENA Camino de las Yeserasko Kalkolitiko aztarnategiko indusketak hileta-manifestazio barietate handi baten ikerketa egin ahal izatea eskeini du, manifestazio hauen barnean bakarkako eta talde-hilobiratzeak daude, hainbat eransketa hipogeoak eta kobazuloak irekitzen diren etxolak bezalako planta dituzten eremuetan, Ciempozuelosko estilozko ostilamendu kanpai-antzeko ( ez-ohizkoko elkarketetan urrezko bolatxoekin ,prestigiozko beste elementu batzuen artean, batera datozenak) eramaten zituztenentzako soilik ziren. Lurperatutako “kanpai-antzeko”-en ezaugarri osteomorfologiko eta metrikoek itxura fisiko deigarri batzuk izan zituztela iradokitzen dute.

El yacimiento calcolítico de Camino de las Yeseras se sitúa sobre una terraza elevada del río Henares que comparte con el Jarama, localizada en las proximidades de la confluencia de ambos cauces, en el término madrileño de San Fernando de Henares (Figura 1). Entre las novedades que ha aportado la última campaña de excavación realizada por la empresa Argea S.L. cabe mencionar la confirmación de la existencia de muy dis-

(1) (2) (3)

tintos sistemas de enterramiento y, en particular, una clara diferenciación entre las tumbas de quienes no poseen ajuares campaniformes y los que sí las contienen. La totalidad de las inhumaciones se han llevado a cabo en tumbas situadas dentro de los espacios domésticos, pues junto a ellas y, entre unas y otras, se abren hoyos siliformes, cabañas o fosos en su mayoría con materiales procedentes de desechos domésticos y casi

Dpto. de Prehistoria y Arqueología. UAM Argea S.L. Antropólogo físico

Trabajo publicado dentro del proyecto de investigación subvencionado por la Comunidad de Madrid y la UAM. (Referencia CCG06-UAM/HUM0469), dirigido por Corina Liesau y del Contrato de investigación subvencionado por la Dirección General del Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid (Referencia nº 1665/2007/00), dirigido por Concepción Blasco.

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Figura 1. Mapa de situación de Camino de las Yeseras y detalle de su localización en las proximidades de la confluencia de los ríos Henares y Jarama (Según P. Ríos).

siempre ya amortizados. Las características del yacimiento, que presenta una clara estratigrafía horizontal, no permiten precisar hasta qué punto las aparentes asociaciones de estructuras responden a una realidad sincrónica y, por tanto, no es fácil determinar, por el momento, si los lugares en los que se abren las tumbas ya habían quedado abandonados como espacios residenciales o, por el contrario, las fosas funerarias se abrieron en superficies que todavía no habían sido ocupadas por las viviendas y áreas de trabajo (Figura 2). Así mismo, se ha constatado que, aunque son pocos los individuos enterrados en el interior del poblado -sobre todo si tenemos en cuenta su tamaño y su prolongada duración-, la práctica de depositar los cadáveres en el interior o en la periferia del poblado no es tan excepcional como podían hacer pensar los relativamente pocos ejemplos conocidos hasta ahora, en yacimientos calcolíticos de fosos y estructuras negativas de características similares a Camino de las Yeseras, pues aunque son bastantes los yacimientos de los que se tienen noticias de enterramientos, generalmente su número es escaso e, incluso, con frecuencia se reduce a una única evidencia (Cámara, 2001, 53-58). En opinión de Cámara estos enterramientos en silos u “hoyos” aunque arrancan de niveles neolíticos “…están presentes también en los niveles calcolíticos de Valencina de la Concepción … y suponen, en cualquier caso, un precedente y

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una alternativa a los enterramientos colectivos en dólmenes y cuevas artificiales.” (Cámara, 2001, 53), de las que se diferencian sustancialmente por no encontrase en espacios específicamemte reservados, al compartirlos con las áreas de vida cotidiana. Sin embargo, en el caso de Camino de las Yeseras, como en otros conocidos del interior de las Península, caso de los del Valle Amblés (Fabián, 2006, 306-363), no se trata de una modalidad que conviva con el megalitismo o los enterramientos en cueva, sino que es la única fórmula practicada en los núcleos de población de grupos no campaniformes tanto para inhumaciones individuales como dobles y colectivos, por lo que no podemos compartir la idea de que pertenezcan a personajes tradicionalmente excluidos del enterramiento colectivo, mujeres y niños fundamentalmente (Alcázar Godoy et al, 1992), auque sí hemos comprobado la escasez e incluso ausencia de ajuares. Junto a las tumbas de fosa, el yacimiento madrileño objeto de este estudio incorpora otro tipo de sepulturas más elaboradas: las covachas y los hipogeos, en los cuales se llevan a cabo inhumaciones que, en todos los casos, poseen ajuares de cerámica campaniforme. Una dualidad todavía no explicada al estar pendientes de conocer los resultados de los análisis de C14 para, a través de ellos, poder valorar si el diferente comportamiento en el tratamiento de los enterramientos tiene una explicación temporal o no.

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Figura 2. Planietría de los erstos localizados en la prospección del yacimiento con la localización de las estructuras funerarias (Según Argea S.L., modificado por P. Ríos).

1. LOS ENTERRAMIENTOS EN FOSA SIN VAJILLA CAMPANIFORME EN SUS AJUARES Como hemos apuntado, se trata de tumbas en hoyo simple y, al parecer, carentes de algún tipo de indicador externo como pudiera haber sido una laja de piedra hincada o algún amontonamiento de piedras, por lo que quedaron totalmente ocultas dentro del paisaje urbano y casi ajenas a la vida cotidiana que en él tenía lugar. Pese a ello, existen indicios de que esto no era del todo así, pues resulta evidente el respeto del que fueron objeto, ya que los deseos de conservación de las mismas se mantuvieron intactos a lo largo de la vida del poblado. Esto queda especialmente patente en un enterramiento colectivo en el que fueron inhumados al menos tres individuos dispuestos en la base de la fosa y sellados por una capa de tierra de unos 0,20

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m de espesor sobre la cual se realizó otro enterramiento individual. Pues bien, esta sepultura existía con anterioridad a que se excavara uno de los tramos de un foso cuya trayectoria se desvió intencionadamente para respetar, una vez más, la integridad de dichas inhumaciones (Figura 3). La mayor parte de los enterramientos se han localizado en el sector sureste del yacimiento, pero existen algunas excepciones de fosas de inhumación en otros puntos de la periferia del yacimiento y un solo caso que se localiza en un punto bastante central, entre el segundo y el tercer recinto de fosos (Figura 2). Esta disposición permite pensar que, aunque no existieran áreas exclusivamente reservadas para los enterramientos, sí se produjo una tendencia a concentrarlos en determinados puntos. No obstante, aunque estuvieran en la periferia, eran

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Figura 3. Tramo de foso donde se observa el desvío de su trayectoria para salvar una fosa funeraria con enterramiento colectivo (Fotografía Argea S.L.).

zonas donde también se levantaron viviendas aunque, lamentablemente, desconocemos si estas estructuras domésticas llegaron a ser sincrónicas a los enterramientos o no. Estas fosas funerarias poseen un diámetro y una profundidad muy variables, pues oscilan entre 1 y 2,50 m de diámetro y poseen una profundidad que va de algo menos de 1 m a poco más de 2,00 m. Esta variabilidad en las dimensiones de las tumbas no está en relación con el número de inhumados. De hecho, con frecuencia los enterramientos colectivos suelen encontrarse en fosas de dimensiones modestas donde los cuerpos tienen que adoptar posturas extremadamente forzadas. Incluso ocasionalmente es posible que se seccionaran los ligamentos entre las articulaciones de algunos miembros inferiores para poder hiperflexionarlos y permitir su alojamiento en un reducido espacio (Figura 4). Es el caso de un enterramiento colectivo que acoge a seis individuos y posee unas dimensiones de 2 m de diámetro y tan solo 1 m de profundidad, por lo que varios de los cuerpos están colocados aprovechando al máximo la fosa, adaptándose a las paredes de la misma.

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Figura 4. Detalle de una de las fosas con enterramiento colectivo (Fotografía Argea S.L.).

El contrapunto a esas limitadas dimensiones funerarias lo representa una fosa de grandes dimensiones -de 2,50 m de diámetro y 2,10 m de profundidad- que alberga sólo una inhumación doble en decúbito supino con las piernas algo flexionadas y los cuerpos en paralelo, cuya deposi-

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ción posiblemente se produjo en un mismo acto o en momentos muy próximos (Figura 5). En el caso de las fosas con inhumaciones individuales, su capacidad es muy variable, pero no es infrecuente que su profundidad sea sensiblemente superior a la de la mayoría de las que contienen enterramientos colectivos, si bien su diámetro es claramente inferior. En lo que se refiere a la disposición de los cuerpos, no suele haber un patrón estandarizado de su colocación en la fosa, pero hay ligeras diferencias entre las tumbas colectivas y las inhumaciones individuales o dobles. Éstas suelen adoptar posturas más cuidadosas en decúbito lateral o supino con las piernas flexionadas (Figura 6), mientras que en las colectivas los cuerpos se encuentran en disposiciones muy distintas, incluso dentro de una misma tumba, como ocurre en una de las documentadas donde algunos mantienen posiciones similares a las de los enterramientos individuales y otros no solo adoptan posturas forzadas sino que incluso parece que algunos fueron arrojados de modo, aparentemente, precipitado (Figura 4). Otro aspecto destacable es la existencia de inhumaciones de porciones esqueléticas incompletas, tanto en enterramientos individuales, entre los que destaca un caso de deposición exclusiva de los miembros inferiores dentro de una fosa con

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suficiente espacio para contener al individuo completo (Figura 7), como en inhumaciones colectivas, algunas de las cuales han entregado porciones esqueléticas desmembradas de extremidades superiores e inferiores como única evidencia de alguno de los individuos inhumados, en estos casos, no descartamos que en ocasiones puedan ser el resultado de procesos postdeposicionales y tafonómicos y no necesariamente de acciones intencionadas. Aún pendientes de los estudios antropológicos definitivos, los resultados preliminares parecen indicar que en las fosas con enterramientos individuales o dobles suelen predominar individuos adultos mientras que en los colectivos hay individuos de todas las edades y de ambos sexos pero entre ellos resultan más frecuentes los inmaduros. Todos estos enterramientos se caracterizan por la escasez del ajuar depositado o incluso de su inexistencia en ciertos casos, de los que tan sólo destacaríamos la presencia sistemática de piedras de molino amortizadas e incompletas y de restos cerámicos bastante fragmentados que no suelen completar un recipiente. Como es lógico, existen algunas excepciones en las que se han recuperado recipientes cerámicos completos o cuentas de collar, asociados tanto a enterramientos colectivos como individuales. El caso más sin-

Figura 5. Enterramiento doble (Fotografía y plano Argea S.L., este último modificado por P.Ríos).

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mos en cuenta que un fragmento de uno de los recipientes del ajuar se encontró en el interior de un fondo próximo en el que también había cerámica campaniforme. Falta saber si, en el caso de Camino de las Yeseras, los enterramientos en hoyos responden a fórmulas funerarias de larga duración o, por el contrario, todas las prácticas funerarias documentadas en el yacimiento se realizan en un mismo momento concreto de su ocupación.

Figura 6. Detalle de enterramiento individual sin ajuar localizado en las proximidades de una de las áreas funerarias campaniformes.

Figura 7. Fosa con enterramiento de a porción esquelética que corresponde a los miembros inferiores (Fotografía Argea S.L.).

gular es el de una inhumación infantil, de entre 2 y 3 años, acompañada por un excepcional lote de animales domésticos y silvestres a cuyo lado se encontraba un esqueleto incompleto de perro, huesos dispersos de un ovicaprino, fetos de suidos bajo el perro y un cuervo cuidadosamente colocado bocabajo y con las alas extendidas formando un lecho bajo los pies del inhumado. Se trata del único enterramiento localizado, hasta el momento, en la zona central del yacimiento lo cual le da un carácter especial al mismo. Pendientes de conocer nuevos resultados de los análisis de C14, sólo disponemos de una fecha para esta categoría de inhumaciones en “hoyos”. Pertenece a uno de los enterramientos colectivos dotado con un ajuar compuesto por dos cuencos lisos y su datación es:

Entre los yacimientos bien conocidos que incorporan enterramientos en fosas, probablemente algunos más antiguos, hay que mencionar la inhumación quíntuple del polideportivo de Martos (Lizcano et al., 1991-92, 20-21, fig. 2), o los ya numerosos registros en determinadas áreas del interior peninsular de los que son un buen exponente los hallazgos del abulense Valle Amblés, recientemente publicados (Fabián, 2006, 306363), muchos de ellos aislados, pero otros claramente relacionados a lugares de hábitat, cuyas características son muy similares a las documentadas en el yacimiento madrileño. También en este territorio abulense es frecuente la convivencia de enterramientos individuales y colectivos con un número moderado de inhumaciones que no alcanza la decena de individuos. Otro aspecto común, que se diferencia de algunos de los hallazgos en los yacimientos andaluces, pero que coincide con los dos meseteños, es la disposición compacta de los enterrados, de cuerpo contactando con cuerpo, sin apenas sedimento entre ellos, lo que parece indicar una proximidad temporal en la deposición de los mismos. De los ejemplos conocidos se desprende que esta categoría de enterramientos se enmarca dentro de las prácticas funerarias de los poblados de arquitectura negativa de “hoyos” y recintos de fosos de finales del Neolítico y del Calcolítico, como una fórmula paralela al megalitismo más ligado a los poblados con sólidas murallas defensivas. Otro aspecto que diferencia a los enterramientos en fosa de los megalíticos es su incorporación al espacio doméstico, frente a la agrupación en necrópolis situadas extramuros y espacialmente diferenciadas de los lugares de hábitats de estos últimos.

3920 + 40 BP; Cal BP 4440 ; Cal BP 4440-4240

2. ENTERRAMIENTOS CON AJUAR CERÁMICO CAMPANIFORME:

Interesa destacar que esta datación resulta prácticamente sincrónica a las conocidas para los enterramientos con cerámica campaniforme (Blasco y otros, 2007), algo que es lógico si tene-

Su diferencia con respecto a las tumbas en fosa, no sólo estriba en la incorporación de vajilla campaniforme a los ajuares sino también en una serie de rasgos perfectamente normalizados y

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explícitamente diferenciadores que podemos resumir en los siguientes puntos:

gos, es necesaria una nueva reflexión. Se han documentado un total de tres conjuntos.

a) Localización en una zona periférica pero agrupados en un área concreta que se localiza en el sureste del yacimiento (Figura 2). Sin embargo, esta concentración no significa que constituya una verdadera necrópolis ya que, como ocurre en las proximidades de los enterramientos en fosa, entre las tumbas se disponen estructuras con otras funciones que en ningún caso supusieron su amortización para otros fines diferentes.

2.2. Fosa de grandes dimensiones con pequeño nicho lateral abierto en la zona más profunda de la misma. Sólo se ha documentado una fosa de estas características que desgraciadamente presentaba un contenido muy alterado, con una importante ausencia de las porciones esqueléticas de, al menos, tres individuos, todas ellas en un elevado grado de fragmentación. Algo similar ocurre con los restos cerámicos, que también se encuentran muy fragmentados, a excepción de un vaso liso y un pequeño cuenco decorado colocado en su interior, si bien ambos completos. En este contexto conviven recipientes campaniformes de todos los estilos. Es esa remoción la que nos impide conocer si el nicho era la única cámara funeraria existente o si también se utilizó la fosa para depositar algunos cuerpos.

b) Cierre de las cámaras mediante grandes losas de sílex basal dispuestas en vertical. c) Señalización mediante acumulaciones de cantos rodados que crean túmulos de dimensiones modestas, pero muy visibles en el paisaje urbano. d) Colocación de los cuerpos en posición normalizada, de lateral y con las piernas encogidas. e) Enterramientos individuales o dobles, aunque a veces una misma tumba pueda dar cabida a dos o más inhumaciones sucesivas.

Las tumbas abiertas en los zócalos de estructuras semiexcavadas están agrupadas en dos áreas:

f) Ajuares con vajilla campaniforme que sólo en contadas ocasiones se completa con otras donaciones.

2.2.1. Área funeraria 1

g) Tumbas excavadas a modo de hipogeos o covachas, abiertas en el interior de estructuras más amplias con forma irregular pero de tendencia ovalada o circular y bastante menos profundas. h) Jerarquización de los enterramientos, expresada en la mayor o menor riqueza y singularidad de los ajuares así como en la complejidad arquitectónica de las sepulturas. En general, las tumbas pueden ser clasificadas en dos grupos, con variantes: 2.1. Tumbas abiertas en los zócalos de estructuras con planta de tendencia ovalada, similar a la de algunas de las cabañas y que, como ellas, presentan zócalos excavados en la superficie. Todas ellas poseen, como ajuar, uno o varios recipientes campaniformes de tipo Ciempozuelos y responden a dos categorías:

Está constituida por una estructura semiexcavada hasta unos 0,50 m, de unos 30 m2 y planta ovalada en cuyos zócalos se abrieron dos sepulturas: una covacha y un hipogeo (figura 8). a) La covacha fue excavada a más de 1 m de profundidad respecto a la superficie, con una altura de 0.80 m y con una profundidad que no supera 0,60 m. (Figura 9). En su interior aparecieron dos adultos: uno completo en decúbito lateral izquierdo y otro de varón maduro -aunque reducido-, en un lateral de la cavidad y con algunos huesos largos cubriendo el cráneo. Al ser una estructura funeraria de modestas dimensiones ha obligado a reali-

a) hipogeos con cámara de planta ovalada y dimensiones considerables con acceso profundo y escalonado que contienen ajuares singulares; b) covachas de dimensiones más discretas que sólo contienen cerámicas y, ocasionalmente, elementos de molienda. Sus características son similares a las covachas de la “cabaña” identificadas en una campaña anterior (Blasco et al. 2005), sobre cuyo significado, a la vista de estos nuevos hallaz-

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Figura 8. Vista aérea del área funeraria 1 con enterramientos dotados de ajuares con cerámica campaniforme de estilo ciempozuelos (Fotografía Argea S.L.).

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Figura 9. Covacha del área funeraria 1 con dos inhumaciones consecutivas, con los restos de la primera de ellas reducidos y arrinconados (Fotografía Argea S.L.).

zar la reducción esquelética de la primera inhumación para dar cabida a la segunda, posterior. El ajuar del segundo enterramiento, el del que está en conexión anatómica, está compuesto por dos cuencos colocados uno dentro de otro y situados entre las piernas, es decir cubiertos por la tibia y el peroné derechos. Un tercer cuenco fue localizado a espaldas de este mismo individuo y arrinconado al fondo de la covacha, lo cual permite pensar que fuera el ajuar de la primera inhumación cuyos restos estaban reducidos. Los tres recipientes están decorados con motivos y técnicas del más clásico estilo Ciempozuelos. La tumba fue sellada mediante gruesas lajas de sílex colocadas en la boca de la covacha y su cierre reforzado por la colmatación del acceso con abundantes cantos que rebasan la superficie para crear la correspondiente señalización tumular externa.

b) El hipogeo está abierto en la zona central de la estructura funeraria y alcanza una profundidad de 2,50 m que se salva mediante un acceso escalonado amplio -más de 2 m de largo por 1,50 de ancho- y una cámara de planta ovalada de, al menos, 1,7 m² (Figura 10 b). La cámara quedó sellada con enormes lajas hincadas de sílex tabular procedentes de la base de la terraza que cierran totalmente la boca, tarea que implicaría un gran esfuerzo colectivo en su transporte y colocación. El espacio del acceso presenta un relleno de grandes nódulos de sílex y cantos sobrepasando el suelo semiexcavado del área para formar un túmulo de tamaño muy superior al que señaliza la covacha que resulta muy destacado en superficie (Figura 10 a). La laja de mayor tamaño de las dos que sellaban la boca se encontraba claramente vencida hacia un lado, evidenciando un expolio o alteración posterior que también quedaba de manifiesto por hallarse todo el contenido de la cámara revuelto e incompleto. Esta circunstancia explica el hecho de que sólo se recuperaran restos muy fragmentados de, al menos, tres individuos adultos entre los que cabe destacar parte de un cráneo de un varón senil robusto (54-64 años) con una nariz ancha y desviada hacia la izquierda. Esta evidencia es consecuencia de un traumatismo que provocó el hundimiento y la desviación de la misma con un soldado posterior de los nasales. El ajuar se encontraba igualmente incompleto y disperso. Está constituido por, al menos, dos recipientes: un vaso y una cazuela, ambos de estilo Ciempozuelos. A esta donación cerámica se suma una placa rectangular de oro algo deformada, recuperada entre las tierras del acceso. Aunque no tenemos certeza absoluta de ello, muy posiblemente se

Figura 10. Hipogeo del área funeraria 1.a) Mostrando el cierre de la boca con una gran laja y una acumulación de cantos rodados. b) Acceso escalonado del hipogeo (Fotografía Argea S.L.).

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Figura 11. Vista aérea del área funeraria 2 con enterramientos dotados de ajuares con cerámica campaniforme de estilo ciempozuelos.

trate de una de las piezas constitutivas de una joya similar a la diadema recuperada en el hipogeo del área funeraria 2 que seguidamente veremos. Por otra parte, esta remoción explicaría el hecho de que uno de los fragmentos del vaso recuperado en la cámara así como los pertenecientes a un segundo vaso, a un cuenco y cinco fragmentos más de adscripción formal imprecisa y la placa áurea, aparecieran entre las tierras que sellaban el acceso escalonado a la cámara, lo que redunda en esa idea de profunda alteración intencionada del depósito. Dada la envergadura de la tumba es de suponer que perteneciera a personajes de elevado estatus y que los ajuares estuvieran en relación con esa posición destacada, algo que se intuye tanto por la presencia de la cazuela -una forma que no aparece en las tumbas en covacha- como por la presencia de la placa de oro que debió de formar parte de un ornamento más complejo desparecido a causa del expolio.

tres tumbas: dos covachas y un hipogeo, abiertas todas en su perímetro interior (figura 11). La subestructura presenta planta de tendencia ovalada y perfil irregular, tiene una superficie de 60 m2, el doble que la del área 1. a) La primera covacha, de reducidas dimensiones, contiene los restos de una mujer adulta y un niño de corta edad, ambos en conexión anatómica (Figura 12). La mujer, colocada en decúbito lateral izquierdo con las piernas flexionadas, presenta el tronco ligeramente girado hacia una posición supina y la cabeza sobreelevada con respecto al plano del cuerpo, posiblemente por la colocación de un objeto a modo de almohada realizado a partir de materia orgánica. El niño estaba oculto detrás de la pelvis y bajo los pies de la difunta.

Desconocemos las causas de la manipulación ¿saqueo? ¿traslado de parte del depósito funerario a otro lugar?-, así como el momento en el que se produjo, pero cabe la posibilidad de que se realizara durante la propia fase campaniforme, pues la apertura de tumbas entre las comunidades de este horizonte parece ser frecuente. 2.2.2. Área funeraria 2 Está formada por una subestructura que, como la anterior, se encuentra excavada en el subsuelo y

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Figura 12. Covacha del área funeraria 2 con un enterramiento doble de mujer e infantil (Fotografía Argea S.L.).

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restos del infante. La mujer presenta una deformación craneal intencionada que se manifiesta por un aplastamiento de la región occipital y superior del mismo, lo cual provocó un ensanchamiento de los parietales y de los frontales dando un aspecto piriforme a la cabeza. b) La segunda covacha (Figura 13) corresponde a la tumba de un único individuo, que tiene como ajuar un vaso lineal inciso, completo y algo asimétrico, y un cuenco de estilo Ciempozuelos de base umbilicada. El vaso presenta características ornamentales muy similares a las del cuenco de mayor tamaño depositado en la covacha del área funeraria 1. Figura 13. Covacha del área funeraria 2 con un enterramiento individual (Fotografía Argea S.L.).

Entre los brazos de la misma se colocaron dos cuencos. El mayor de ellos presenta una sencilla decoración incisa de líneas paralelas. En su interior había sido depositado otro más pequeño, también inciso de estilo Ciempozuelos. Un tercer cuenco, de menor capacidad, de nuevo de tipo Ciempozuelos, se depositó bocabajo, y sobre los

c) El Hipogeo presenta un acceso en chimenea con someros escalones para facilitar la bajada hasta la cámara, la cual presenta planta oval con unos ejes de 1,50 por 0,80 metros (Figura 14 a). A pesar de que esta sepultura se encuentra intacta, los restos óseos del único individuo recuperado -un adulto joven de unos 16 ó 18 años-, están en un pésimo estado conservación, por lo que no ha sido posible sexarlo. El cuerpo, dispuesto en decúbito lateral izquierdo con las piernas flexionadas, pare-

Figura 14. Hipogeo del área funeraria 2 con un enterramiento individual. a) Planta y sección (Según Argea S.L. modificados por P. Ríos). b) Elementos aureos pertenecientes al tocado. c) Fragmento de la cazuela con decoración campaniforme ciempopzuelos que incluye un friso con figuras esquemáticas de ciervos (Fotografía UAM).

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ce haber estado cubierto por un pigmento rojo. El análisis del mismo ha dado como resultado que se trata de cinabrio. El personaje se ornamenta con una diadema o tocado de oro del que se han recuperado 20 cuentas tubulares y dos placas subtrapezoidales (Figura 14 b), todas ellas situadas alrededor de la cabeza. Además, han aparecido restos muy parciales de otros adornos y atuendos como varias cuentas bicónicas, un botón en forma de casquete esférico con perforación en V y una placa con doble perforación, todo ello realizado en hueso. El ajuar cerámico está constituido únicamente por una cazuela que es, con mucho, el recipiente cerámico más destacado de cuantos hasta ahora se han recuperado en Camino de las Yeseras. En ella contrasta enormemente la mediana calidad de la arcilla usada para su fabricación con el excelente bruñido de las superficies y la cuidada decoración desarrollada en la cara externa. Está decorada al estilo Ciempozuelos pero lo que verdaderamente le hace singular es el espectacular friso de ciervos esquemáticos incisos con el que aparece engalanado el cuello (Figura 14 c). Hasta el momento, este tipo de cerámica simbólica con esquematizaciones de ciervos acompañando a motivos geométricos del estilo Ciempozuelos la habíamos encontrado sobre la cara interna de cuencos y más excepcionalmente en el exterior de vasos (Garrido y López Astilleros, 1999; Garrido, 2000: 125-126), pero es ésta la primera cazuela en la que aparece este tipo de decoración.

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A diferencia de los cuencos que presentan la decoración figurada en la cara interna, vasos y cazuela la desarrollan en la cara exterior, por ser la más visible y por tratarse, posiblemente, de recipientes para repartir el contenido entre los participantes en la ceremonia, y no directamente para beber. Esta ubicación obliga a que los diseños figurados sean de menor tamaño, incluso que estén constreñidos, al compartir la superficie decorada con otros motivos puramente geométricos dispuestos en bandas. Aunque no se ha conservado todo el friso -que tuvo 63 cm. de longitud, en la parte que nos ha llegado comparecen once cérvidos, de los cuales cinco son hembras y seis, machos. Estos conjuntos tumbales agrupados en auténticos panteones son, desde el punto de vista de su arquitectura, una novedad al no haber constancia de otras áreas funerarias en yacimientos similares. Resulta llamativo que se trate de una arquitectura similar a la de las casas de vivos, sin embargo desde el punto de vista conceptual estos panteones asociados tienen su referente más próximo en la necrópolis del Valle de las Higueras donde cada una de las “…cuevas excavadas en las rocas…” acogen a diversos enterramientos individualizados en nichos y cámaras de manera que el grupo familiar -hombres, mujeres y niños- se mantiene unido pero individualizando a cada uno de los núcleos o a sus componentes (Bueno et al. 1999, 2000 y 2006).

Figura 15. Fosa funeraria con restos de tres individuos y fragmentos de varios recipientes con decoraciones campaniformes, junto a ella una segunda fosa con depósito de dos perros (Fotografía Argea S.L.).

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2.2.3. Fosa funeraria El tercer conjunto con campaniforme documentado en la última campaña de excavación presenta características muy distintas a las anteriormente referidas, ya que se trata de un gran hoyo en cuya parte inferior se había abierto un nicho lateral. Junto a este hoyo se abrió otra fosa donde se depositaron dos perros en un momento que no sabemos si corresponde al del enterramiento o al de la violación del mismo (Figura 15). Tanto los restos óseos humanos como el ajuar funerario, básicamente cerámico, aparecieron muy fragmentados y dispersos entre las tierras que rellenaban la fosa, circunstancia esta que nos permite suponer que se dieron una de estas dos hipótesis: a) O bien se trata de una tumba violada donde se ha revuelto y retirado parte del material, b) O bien estamos ante los restos procedentes de distintos contextos funerarios, que incluso pueden ser diacrónicos, y que se concentraron en este punto por causas desconocidas. Esto podría explicar, además de la remoción, la asociación de recipientes ornamentados con técnicas y estilos muy diferentes, e incluso justificaría su elevado número, un total de 16, ya que pueden provenir de más de una tumba. Los restos óseos humanos son muy escasos y dispersos, pudiéndose asignar a, al menos, cuatro individuos: tres adultos y un infantil. De la muestra destaca la presencia de un varón adulto que, por la robustez y el gran tamaño de sus huesos, podría haber sufrido una acromegalia (gigantismo). De los dieciséis recipientes que integran el ajuar, ocho son cuencos de tamaños muy diversos, cinco vasos y tres cazuelas. Desde el punto de vista de los estilos decorativos empleados -o de su falta-, se trata de un conjunto muy interesante, clasificable en cuatro categorías: a) Producciones con decoración de estilo internacional, b) Recipientes de estilo Ciempozuelos, c) Recipientes con decoraciones impresas geométricas, d) Vasos lisos. Al estilo impreso geométrico perteneen cinco cuencos, todos ellos con la decoración localizada en la zona superior externa. El más interesante de todos ellos es el que parece imitar la decoración de “folha-de-acácia”, circunstancia que, nos remite a la zona centro-meridional lusa. El resto presenta ornamentaciones geométricas bastante sim-

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ples y muy similares a las conocidas en otros conjuntos madrileños, con frecuencia asociadas a variantes incisas. Entre las producciones de tipo Ciempozuelos hay dos conjuntos muy distintos, pues mientras dos cuencos han sido barrocamente decorados, todos los demás cuentan con decoraciones sencillas y amplias zonas en reserva. En cuanto a los recipientes lisos, choca el contraste existente entre la calidad del cuenco y la extrema tosquedad del vaso que se encuentra completo, que más parece el ensayo de un(a) principiante de la alfarería. Las características de este conjunto funerario tienen sus paralelos más próximos en la fosa 2 del vertedero de Salmedina y en uno de los hoyos de Calzadilla de Almenara de Adaja, el primero de ellos conservaba en el interior de la covacha lateral una inhumación intacta (Berzosa y Flores 2005: 483-484), lo que no permite suponer que también en Camino de Las Yeseras el nicho lateral se utilizara como cámara funeraria. Estos ejemplos presentan un contenido de características similares a este contexto de Camino de las Yeseras ya que también en ambos conviven huesos humanos inconexos con vasos cerámicos, siempre incompletos, lisos o con decoración campaniforme pertenecientes a diversos estilos (Delibes y Guerra 2004: 118 y 119). La ausencia en todos los casos de huesos craneales y escasos restos postcraneales parece indicar la manipulación selectiva de los esqueletos. 3. CONSIDERACIONES FINALES El yacimiento, todavía en vías de completar su investigación, ofrece un inmejorable punto de partida para acercarse al conocimiento de las sociedades del III milenio en el interior peninsular, pues amplía el registro que hasta ahora se tenía de los poblados con recintos de fosos al evidenciar que se trata no sólo de zonas de hábitat, sino también de centros de producción, intercambio y redistribución de bienes a larga distancia así como espacios donde se integran los ámbitos funerarios. Con la investigación todavía en curso, no tenemos aún datos suficientes para conocer si los dos tipos de manifestaciones funerarias referidos son o no coincidentes en el tiempo, pero las primeras dataciones radiocarbónicas obtenidas apuntan a la posible simulataneidad de algunas de ellas, si bien es preciso determinar si las dos fórmulas tienen una misma duración temporal o no. Lo cierto es que, según podemos comprobar en la tabla adjunta, los dos rituales coinciden en torno al tránsito del III al II milenio.

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achatada de otro varón senil robusto, o el aspecto de una mujer con una cabeza deformada intencionalmente.

Enterramiento campaniforme en covacha

3962 + 289 BP

UAM-MAD 3590

Enterramiento campaniforme en covacha

3877 + 302 BP

BETA 197527

Fondo 139 Enterramiento Colectivo en fosa

UAM-MAD 3590

Fondo 139 Enterramiento Colectivo en fosa

3738 + 289 BP

UAM-MAD 3590

Fondo 139 Enterramiento Colectivo en fosa

3678 + 297 BP

Con todo esto, no son menos interesantes los datos que aportan estas manifestaciones funerarias paralelas al megalitismo, pues frente a la idea de monumentos visibles en el paisaje natural, las fosas de los grupos sin campaniforme se mimetizan entre las estructuras domésticas del paisaje urbano interior. Frente a ellos, los grupos campaniformes mantienen ciertos elementos propios del megalitismo como una arquitectura de dimensiones no desdeñables, aunque menos llamativas, como son los hipogeos y las covachas. También es significativo el sellado de las tumbas mediante grandes y pesadas losas de sílex tabular y su relleno y señalización exterior con túmulos pétreos más o menos destacados. Sin embargo, el aspecto más novedoso es el interés por destacar la individualidad de las inhumaciones, aunque con una clara intención de mantener la cohesión grupal como reflejo de una práctica transicional entre las manifestaciones funerarias del III y del II milenio a.C., apostando por el mantenimiento de una estrecha relación con los ancestros al permitirles compartir el espacio de los vivos.

Laboratorio BETA 184837

Unidad Enterramiento campaniforme en covacha

UAM-MAD 3591

C14 3740 + 40 BP; Cal BP 4090 Cal BP 4230-3980

3920 + 40 BP; Cal BP 4440 Cal BP 4440-4240

El panorama funerario que ofrece Camino de las Yeseras es uno de los mejores ejemplos de la riqueza y variedad que en este aspecto existe entre las comunidades del III milenio a. C. y deja patente que en sus últimas centurias coexisten dos ritualidades claramente diferenciadas. La de quienes no incluyen la vajilla campaniforme y practican de manera indistinta la inhumación individual o colectiva con apenas ajuar pero con una destacada frecuencia de piedras de molino amortizadas. Y, por otro lado, la de quienes incluyen la cerámica campaniforme en sus ajuares y presentan una perfecta normalización en ritos y ajuares y, lo que es más importante, el respeto por la conservación de un riguroso orden social, destacando a ciertos personajes del resto del grupo con ajuares que incluyen bienes de un alto costo por la lejana procedencia de sus materiales, caso del oro, la variscita o el cinabrio. Queda pendiente el estudio exhaustivo de las diferencias entre los propios grupos campaniformes en cuanto a los tipos de tumbas y sus asociaciones. Pero el significado de los bienes de prestigio cobra unas dimensiones nuevas a lo conocido en otros enterramientos con este tipo de vajilla por la ausencia total de las armas en el ajuar y la rareza de los objetos de cobre en las tumbas más ricas. No obstante, esta ausencia no se decanta por una mayor austeridad en los objetos, sino precisamente porque los individuos más relevantes marcan su diferencia con la presencia de cazuelas (en un caso con decoración simbólica), frente a los cuencos del resto, y por poseer adornos de materias exóticas. Por otra parte, a juzgar por algunas características físicas de los grupos campaniformes, además de ser robustos, ciertos personajes no pasaban desapercibidos con respecto al resto de la población: la enorme estatura de un varón causada por un constante crecimiento siendo adulto, la nariz

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En suma, Camino de las Yeseras representa un hito importante para el conocimiento de las primeras sociedades metalúrgicas en el interior peninsular y estamos seguros de que el avance de las investigaciones sobre los datos que han aportado las excavaciones de este yacimiento permitirán explicar no solo las conexiones con las regiones de la periferia mejor conocidas, sino que contribuirán también a desentrañar qué es y cómo se origina el fenómeno campaniforme. 4. BIBLIOGRAFÍA ALCÁZAR GODOY, J., MARTÍN, A. Y RUIZ, Mª T., “Enterramientos calcolíticos en zonas de hábitat”. Revista Arqueología 137, 1992), pp. 18-27. BERZOSA, R. Y FLORES, M., “El conjunto funerario del vertedero de “La Salmedina” (Distrito Villa de Vallecas, Madrid)”. En M. Rojo, R. Garrido e I. García (coords.) El campaniforme en la Península Ibérica y su contexto europeo, Universidad de ValladolidJunta de Castilla y León, Valladolid, 2005: pp. 481-494. BLASCO, C., LIESAU, C., DELIBES, G., BAQUEDANO, E. Y RODRÍGUEZ M., “Enterramiento campaniforme en ambiente doméstico: el yacimiento de Camino de Las Yeseras (San Fernando de Henares, Madrid)”, en M. Rojo, R. Garrido e I. García (coords.) El campaniforme en la Península Ibérica y su contexto europeo, Universidad de Valladolid-Junta de Castilla y León, Valladolid, 2005, pp. 457-479.

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