2009. Enciclopedia Monterrey: Origen y Destino, tomo IV Monterrey: Revoluciones, Guerras y Comerciantes (1808-1855).

June 7, 2017 | Autor: Miriam Martínez Wong | Categoría: Historia política y social siglos XIX y XX, Historia Regional, Historia Local, Historia Política
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Descripción

MONTERREY ORIGEN Y DESTINO

MONTERREY ORIGEN Y DESTINO TOMO IV Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes (1808 -1855) Eduardo Cázares Puente Claudia Roxana Domínguez García Miriam Martínez Wong

Municipio de Monterrey

Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

Lic. Adalberto Madero Quiroga Alcalde de Monterrey Ing. Ramón de la Peña Manrique Secretario de Desarrollo Humano Lic. José Antonio Olvera Sandoval Director de Cultura Lic. Ernesto Castillo Ramírez Editor

Museo Metropolitano de Monterrey Zaragoza y Corregidora, Zona Centro, Monterrey, N.L. Tel. (81) 8344-2503 Fax. (81) 8344-1971 [email protected]

Primera edición, 2009 © Municipio de Monterrey ISBN: (opcional si no hay ISBN, poner: Todos los derechos en trámite). Impreso en Monterrey, México Printed in Monterrey, México 6

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A través de estas notas deseo agradecer, primeramente, a la Administración del Municipio de Monterrey 2006-2009 por el respaldo que otorgó para la conclusión de esta importante obra histórica. Asimismo, al Archivo Histórico de Monterrey (AHM), al Archivo General del Estado de Nuevo León (AGENL), al Archivo General de la Nación (AGN) y al Museo de Historia y Armas Nacionales de Lampazos, Nuevo León por habernos facilitado los documentos, imágenes y mapas necesarios para la presente investigación, y por el esfuerzo que su personal realiza todos los días para atender las necesidades de los visitantes. Para mis amigas Miriam Martínez y Claudia Domínguez, quienes formaron de este gran equipo de trabajo, y que con su entusiasmo, avidez para investigar y honestidad profesional, me auxiliaron en los momentos más difíciles de la investigación. No quiero dejar a un lado la paciencia y seguridad que me ofreció mi esposa en el transcurso de la investigación. Mi cariño y amor eterno son tuyos Lizzertte: este trabajo te lo dedico a ti y a nuestro bebe. Y finalmente, deseo agradecerle a mi Dios Todopoderoso, quien me fortaleció y dio ánimo en los momentos de angustia (Salmo 91)… Eduardo Cázares Puente Historiador Primavera de 2009

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ÍNDICE Introducción

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I. MONTERREY DURANTE LA ÉPOCA INSURGENTE (18081821)

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1. Las reformas borbónicas y el Nuevo Reino de León: circunstancias previas a la Guerra de Independencia

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2. La insurgencia llega al Nuevo Reino de León (1810-1811)

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3. Ecos de la insurgencia de Morelos, la contrarrevolución y el constitucionalismo hispano (1811-1815)

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4. El Nuevo Reino de León ante el fin de la Revolución de Independencia Citas bibliográficas

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II. MONTERREY DEL PROVINCIALISMO NUEVOLEONÉS A LA FORMACIÓN DEL ESTADO

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1.La provincia del Nuevo Reino de León en los inicios de la vida independiente

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2. La Junta Gubernativa de Monterrey y su adhesión al Plan de Casa Mata

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3. El surgimiento del estado de Nuevo León 4. Los primeros gobiernos constitucionales 5. El origen de los partidos en la elite nuevoleonesa

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Citas bibliográficas

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III. MONTERREY: UNA PERSPECTIVA DE SU HISTORIA ANTE EL CAMBIO DE FRONTERA (1835-1855)

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1. Aspectos de la administración municipal del Ayuntamiento regiomontano durante la primera mitad del siglo XIX

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2. Comercio y pequeñas industrias regionales

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3. Evolución urbanística de la ciudad

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4. La participación de los extranjeros en Monterrey durante la primera mitad del siglo XIX

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5. La invasión norteamericana pisa suelo regiomontano: ruge la guerra en el noreste mexicano 6. La ciudad ante el cambio de frontera y sus conflictos: indios, bandidos y aventureros Anexos Citas bibliográficas Bibliografía

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INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN Una de las etapas menos conocidas o investigadas por la historia del noreste mexicano es aquélla que comprende de las postrimerías de la colonia, el proceso de insurgencia en la ciudad, la gradual adopción de la independencia, el proceso y formación en que se contextualiza los primeros años de vida independiente de la todavía capital de provincia del Nuevo Reino de León, la formación y establecimiento de Nuevo León como estado y Monterrey como su capital, y su posterior desarrollo basándose en la institucionalización, organización de un estado republicano federal; sólo algunos estudios de los conflictos armados con Francia y los Estados Unidos de América, así como de la guerra contra los texanos angloamericanos, y de la gran coyuntura que acercó la línea fronteriza mexicana a los márgenes del río Bravo, han sido integrados a la historiografía norestense. La ciudad metropolitana de nuestra señora de Monterrey arribó al siglo XIX con grandes expectativas de crecimiento y desarrollo económicosocial. Atrás habían quedado dos siglos de zozobra social y despoblamiento del reino. La ganadería y el comercio se consolidaban como motores de bonanza económica. Las reformas implementadas por los reyes borbones en los territorios de la corona durante la segunda mitad del siglo XVIII tenían como objetivo modernizar y hacer eficiente la administración de las provincias en cada virreinato, sin embargo, no hicie-ron más que acrecentar y agudizar la crisis política, social y económica de las tierras dominadas por la corona española.

La repercusión que dichas reformas generaron fueron el comienzo de una nueva territorialidad, cambios políticos importantes como la

Carlos IV, rey de España. Fotografía: David Brading. Apogeo y derrumbe del imperio español .(México, Clío, 1996)

abolición de las alcaldías mayores, creación de nuevos funcionarios como los intendentes, o la posterior división de las comandancias militares, entre otros detalles. Lo importante es recalcar el hecho de que, desde entonces, con la creación de las Provincias Internas de Oriente, fue objeto de importantes singularidades en su organización

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política y administrativa. Monterrey. Ante estas circunstancias surgieron diOtro importante acontecimiento fue el versas voces criollas que exigían igualdad y trato acogimiento con que se recibió la introducción de digno a los españoles en el poder. En medio del la Constitución Liberal de Cádiz de 1812 y el ejerdebate entre la gobernabilidad del rey de España cicio de ayuntamientos electivos o las elecciones (preso por causa de la invasión napoleónica a tierpara la formación de las diputaciones provinciales. ras hispanas), y la autonomía del pueblo, emerge el La figura de las diputaciones fue entendida como movimiento insurgente encabezado por militares y el órgano representativo más significativo y trareligiosos criollos. Este movimiento tuvo buen eco scendente, por medio del cual, la elite política de entre los militares y ciudadanos del reino, logrando las provincias orientales podían participar en el adoptar, por poco tiempo, la bandera insurgente en ejercicio del poder. Monterrey y el establecimiento de gobiernos simEl desarrollo de esta institución se vio patizantes a los movimientos independentistas que afectado tanto por la corta duración de sus geslideraba el cura Miguel Hidalgo y el capitán Ignationes como por los inconvenientes propios del cio Allende en el centro del virreinato. contexto en que se desarrollaron, por ejemplo, Después de la captura de los jefes insurel dominio de otras instituciones como el ayungentes, en Acatita de Baján, en marzo de 1811 (intamiento, el jefe político o comandante en turno. cluidos algunos militares neoleoneses como Juan Dicha situación se agravó de manera considerable Ignacio Ramón), el ejército realista logró controlar al inicio del periodo independiente, cuando la disnuevamente la capital del Nuevo Reino del León, puta entre comisionados de Saltillo para buscar la Monte-rrey. Se esta-bleció una Junta Gobernadora sede de la nueva diputación, y la impugnación por que dirigió los destinos de la provincia y la capital parte de Monterrey para seguir reforzando y mande forma leal al virrey. Esta Junta surge como una tener su posición como capital de la diputación, forma de autogobierno provisional y autónomo, se intensificó todavía más, al saberse la disolución que se estableció en la provincia para ejercer dicha del Congreso Nacional por el entonces emperador gobernabilidad en ámbitos admi-nistrativos, de haAgustín Iturbide. cienda, seguridad y justicia. Para 1821 las circunstancias en el virreinato y en el Nuevo Reino de León habían cambiado completamente. El movimiento de independencia era encabezado por militares criollos que años atrás habían combatido a Hidalgo y sus huestes insurgentes. Mientras tanto, en la ciudad de Monterrey, los criollos milicianos juraban la independencia en la Plaza de Armas, y con ello concluían más de doscientos años de dependencia política con la corona española, y se iniciaba un proceso de vida inde- El 60% del ejército de la Nueva España eran americanos, situación preocupante por el inminente peligro de rebelión. Fotografía: Meyer, Jean. Hidalgo. Clío, México, 1996 pendiente para el reino y su capital:

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En ausencia de una Diputación Provincial, la elite política de Monterrey se pronunció a favor del Plan de Casa Mata, y estableció por segunda ocasión la Junta Gubernativa de Monterrey, a falta de un centro de unión general, y con motivos justos para evitar el caos y fomentar el orden. Esta importante atribución fue motivo para que otras juntas de las otras Provincias de Oriente se resintieran de tal soberanía. El único punto en que la mayoría de las Juntas Provincias de Oriente estaban totalmente de acuerdo era en la necesidad de establecer una Junta General de las Provincias de Oriente, medida encaminada a fortalecer la unión, estabilidad y desarrollo de sus propios intereses, en un territorio que se disponía a alienarse en común frente a la ingobernabilidad ejercida en el centro del país. Esta última intención de establecer una junta general se volvió ocupación del Dr. Ramos Arizpe, quien no cesó en sus intentos por lograrlo primero con Pedro Lemus, y luego con el jefe político Felipe de la Garza. Pero si la influencia e ideas profederalistas de Arizpe en la región eran llamativas en algunos círculos grupales de la elite del Nuevo Reino de León, en la misma atención se encontraban fuertes intereses impulsados por el Padre Mier y algunos miembros del Ayuntamiento de Monterrey, al final ambos grupos contendientes irán definiendo cada vez más y de forma más concluida sus ideas. Por lo pronto, luego de un arduo trabajo de convencimiento y labor del P. Mier para que el gobierno aprobara que cada provincia tuviera su propia diputación, deshiciera las juntas instaladas bajo el Plan de Casa Mata y las cosas volvieran a un relativo orden, haciendo los preparativos concernientes para la elección del segundo Congreso Constituyente. Así observamos la cronología de los hechos que nos refleja cómo se fueron dando las diferentes manifestaciones liberales en la región, conformando nuevos niveles de autogobierno y representación

mediante la constitución de juntas, diputaciones y la interacción que estas instituciones llevaron con otros cuerpos o autoridades. La organización territorial fue otro aspecto en el que las Provincias Internas de Oriente tuvi-

Napoleón Bonaparte

eron que organizarse y lidiar para solventar una a una las proposiciones en torno al tema. Y a pesar de que sobre este apartado aún falta mucho por investigar, el punto es que la desmembración de las cuatro Provincias de Oriente fue un hecho que parece haber sido impulsado fuertemente por el recelo hacia que Nuevo Santander, como estado de Tamaulipas, tuviera las representaciones de la provincia de Nuevo León, la cual acreditó sus posibilidades para constituirse como estado independiente. Finalmente, Nuevo León nació como estado soberano, libre e independiente un 7 de mayo de 1824, y Monterrey se convirtió en su capital. En ade-lante el deseo de autogobierno se convirtió legítimamente en una realidad. La preparación para las elecciones del primer Congreso local dio por resultado el establecimiento de la primera legislatura el 1 de agosto de 1824. Luego le siguió la preparación de la Constitución local, que nuevamente pone énfasis en

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la continuidad e importancia de la influencia de la Constitución de Cádiz de 1812. Es por ello que dedicamos un apartado para puntualizar algunas ideas o conceptos como: ciudadanos, el proceso de elecciones, facultades del gobernador y del congreso local con el propósito de que puedan ser ilustrativos para estudios posteriores. Por último, terminamos con el apartado que se relaciona al proceso de cómo se estableció la concepción de un estado liberal y la manera en que el estado de Nuevo León concibió el ejercicio de dichas políticas liberales al respecto. Con ello se da cuenta tanto de las nociones prácticas y teóricas de diversas políticas que atienden desde los temas más ordinarios, como es el caso de la educación, a otras de índole más institucional que atienden las necesidades propias de una población como la asistencia o beneficencia pública, hasta las más controversiales como el empeño del estado en intervenir en asuntos clericales mediante la Junta de Diezmos. Para complementar la idea de la sociedad y las políticas en desarrollo de los gobiernos institucionales, asociamos por último la significación de algunos espacios importantes de crecimiento tanto para los grupos políticos en sí, como las políticas orientadas en el desarrollo y necesidades de la población. Así interpretamos la gestión e importancia del ayuntamiento de Monterrey, que motivó tanto a la clase política en su desenvolvimiento en los cargos públicos como a su labor en la puntualización o aplicación de algunos decretos y la creación de otros, como las ordenanzas municipales. En tanto, en espacios como la creación de las Sociedades Patrióticas de Amigos del País se puede apreciar más claramente el desenvolvimiento de proyectos encauzados para fomentar el crecimiento de la sociedad en la economía. Trabajamos la consolidación de una de las instituciones más antiguas de la colonia: el ayuntamiento regiomontano. En este capítulo agregamos aspectos relacionados a su funcionamiento, las discusiones y acuerdos, su relación con la Iglesia

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católica y su transformación como corporación republicana. Asimismo, analizamos el desarrollo de los primeros talleres de obra técnica en la ciudad, la consolidación del comercio como actividad económica no sólo de supervivencia, sino como creativa de las grandes fábricas de finales del siglo XIX, y de la feria de Monterrey como núcleo comercial de esta región. Analizamos la situación de la novel nación mexicana en sus primeros años de independencia, la cual estaba envuelta en conflictos políticos, militares, económicos y sociales que impedían su desarrollo; y, por otra parte, los Estados Unidos emergían como un gigante devorador de territorios, con una economía en constante crecimiento y un sistema político estable y ordenado. Para 1848 los angloamericanos concluían una guerra con México que le dejaba de ganancia los territorios de Texas, Nuevo México y las Californias. En este trabajo aplicaremos aspectos sobre la invasión norteamericana a Nuevo León y el control político económico que ejercieron en Monterrey los administradores estadounidenses. Así advertimos la vida de la ciudad de Monterrey durante la primera mitad del siglo XIX, moderadamente afable y algunas veces interrumpidos por los ataques indígenas. La ciudad atravesó la línea de una capital de provincia perteneciente a un reino, para convertirse en capital de un estado libre y soberano integrante de una república federal.



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CAPÍTULO I MONTERREY DURANTE LA ÉPOCA INSURGENTE (1808-1821)

1. Las reformas borbónicas y el Nuevo Reino de León: circunstancias previas a la Guerra de Independencia Durante la segunda mitad del siglo XVIII y los primeros años del siglo XIX el mundo entero sufrió una transformación en todos los niveles y sistemas políticos, económicos, sociales y culturales. Los ideales de libertad, autogobierno, democracia y, hasta ciertos límites, de igualdad propuestos por la Ilustración, fueron adoptados por los revolucionarios franceses y los colonos norteamericanos. Asimismo, el sistema mercantilista fue reemplazado por el liberalismo económico. Sin embargo, para las colonias españolas en América, dos acontecimientos serían determinantes para la adopción del pensamiento moderno y el cambio político: por un lado el establecimiento de las reformas borbónicas, y, por el otro, la invasión napoleónica a España. Hacia 1808, a falta de monarca, los novohispanos se percataron de que el autogobier-no era posible, dando paso a la discusión política. Estos eventos, además del fracaso del Cabildo de la Ciudad de México en el intento de lograr una transición política pacífica, dieron pie al inicio del movimiento armado encabezado por el cura Miguel Hidalgo y Costilla en septiembre de 1810. El Nuevo Reino de León no escapó a este torbellino de acontecimientos, a pesar de su tardía fundación y de que la lejanía hacía difícil la comunicación con el centro del virreinato. De acuerdo a la historiografía local, la insurgencia en Nuevo León

Miguel Hidalgo y Costilla iniciador de la independencia novohispana Fotografía: www.arts-history.mx/enciclopedias/hist_mex/03.jpg

no registró acontecimientos de gran realce dando la impresión de que fue algo externo y ajeno. Si bien es cierto que la mayoría de las batallas insurgentes tuvieron lugar en otras regiones novohispanas, esto no quiere decir que el noreste, y en particular el Nuevo Reino de León permanecieron estáticos e indiferentes ante estos eventos.

1.1. Situación general de las Reformas Borbónicas Para el siglo XVIII la familia Borbón llegó al trono español y encontraron serios problemas, principalmente de carácter administrativo, tanto en la península como en los territorios de ultramar. Estos problemas se reflejaban especialmente en las condiciones económicas de España, ya que, a pesar de poseer un vasto imperio, el país vivía endeudado.

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Debido a esta situación, y al advenimiento de la llamada modernización que vivía Europa, impulsada principalmente por la Ilustración, la nueva familia real decidió comenzar la modernización en el imperio español. Las Reformas Borbónicas se implementaron primero en territorio europeo para trasladarse después a los territorios americanos. Estos últimos cambiaron de estatus, ya que se rechazó la idea de los reinos confederados, pasando entonces a ser colonias (Rodríguez, 2005: 53). Con el fin de conocer las condiciones en las que se encontraban los territorios americanos, se determinó realizar una valoración de los mismos. Para llevar a cabo dicha valoración se enviaron visitadores a los virreinatos. En 1765, José de Gálvez, enviado por el rey Carlos III con la encomienda de valorar a la Nueva España, se encontró con varias situaciones en América que preocupaban a los Borbones, una de ellas era, según Lynch, que los colonos americanos cuestionaban, evadían o modificaban leyes en lugar de cumplirlas con ciega obediencia (Lynch en Rodríguez, 2005: 54). Otro aspecto que preocupaba al gobierno Borbón era el poder que adquirieron los criollos, sobre todo con la venta de cargos públicos. De la misma forma, objetaban la dependencia de los

Discusión entre criollos

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Habsburgo hacia la Iglesia, ya que favorecían una administración secular integrada por burócratas civiles y militares (Rodríguez, 2005: 59). Gálvez determinó que era necesario un cambio en distintos rubros: distribución del territorio, modificaciones al sistema de administración pública y política interna, reestructuración del sistema económico y de recaudación de impuestos, creación y fortalecimiento de un ejército que defendiera los te-rritorios fronterizos, entre otras. En su afán por mejorar la administración pública, y por consiguiente la recaudación de impuestos, así como la defensa de los territorios fronterizos de incursiones extranjeras e indígenas; el 22 de agosto de 1776 instauró la Comandancia General de las Provincias Internas. Dicha Comandancia estuvo compuesta en un principio por las provincias de Nueva Vizcaya, Nuevo México, Sonora, Coahuila, Texas y las Californias. El poder político y militar quedó en manos de un comandante responsable directamente ante el rey (Vizcaya, 2003: XVIII), limitando así el poder del virrey. La nueva organización territorial requirió de un nuevo aparato burocrático, uno que no fuera susceptible a la corrupción, y que además velara por los intereses de la corona. Por ello, Gálvez recomendó la abolición de los alcaldes mayores,

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así como la creación de nuevas instancias de gobierno, en este caso los intendentes. El intendente debía encargarse de los ramos de administración de hacienda, justicia y policía, subordinado a la autoridad del virrey, pero nombrado por la Corona. Igualmente se proyectó la creación de un nuevo rango de oficiales subordinados al intendente: los subdelegados, quienes tomarían el lugar de los alcaldes mayores (Hamnet en Vázquez, 1991: 91). Estos nuevos funcionarios públicos debían privilegiar los intereses de la corona sobre los inte-reses locales, por ello se prefirió a españoles peninsulares para esos puestos. Además contaban con salarios pagados por la Corona para evitar la corrupción; todo esto con el fin de desarticular los grupos de poder locales, sin embargo, esto no funcionó ya que “[…] los nuevos funcionarios tenían que comprometerse con los intereses ya existentes, o se les negaba la plenitud de poder que reclamaban. […]” (Hamnet en Vázquez:, 1991: 94). En cuestiones económicas, las Reformas Borbónicas influyeron en todos los rubros de la economía novohispana. Sin embargo, la mayoría de las disposiciones se enfocaron a incentivar el

José de Gálvez, enviado del rey Carlos III con la encomienda de valorar a la Nueva España.

comercio, con algunas limitaciones propias de los regímenes absolutistas. Las medidas implementadas incluían, entre otras cosas, crear otros consulados con el fin de restarle poder al consulado de la Ciudad de México (Hamnet en Vázquez, 1991: 95-96), asimismo, se abrieron otros puertos al comercio además del de Veracruz.

Por otro lado, se tomaron medidas encaminadas a mantener el control sobre las importaciones y las exportaciones americanas. De este modo las colonias se vieron reducidas a proveedoras de materias primas y metales preciosos, además de proporcionar el principal mercado para los productos españoles. El gobierno español sirvió de intermediario en el comercio con otras naciones (Rodríguez, 2005: 72-73). No obstante las medidas de control, el comercio se fortaleció hacia el interior de la Nueva España. Este fortalecimiento tuvo sus bases en la redistribución de mercancías. El transporte de dichas mercancías estaba a cargo de los arrieros y la comercialización en manos de los comerciantes a detalle en las ciudades novohispanas (Miño, 2001: 332-380). En cuanto a la incipiente actividad industrial, en un principio estaba representada por talleres que realizaban su labor de manera artesanal. Se puede hablar de la existencia de la pequeña industria de jabón, vidrio, objetos de cerámica y curtiduría; aunque la más desarrollada fue la textil. Las manufacturas novohispanas eran de gran calidad, sin embargo, la política económica a favor de los productos europeos impidió su total desarrollo (De la Torre, 2004: 73-75). No obstante, a pesar de que la mayoría de las medidas iba encaminada a tener un control riguroso de la economía novohispana, las medidas más duras se enfocaron en debilitar la Iglesia. La monarquía española y la Iglesia católica habían tenido buenas relaciones, tanto que “[…] a partir del concordato de 1737, celebrado por Felipe V con la Santa Sede, los bienes de la Iglesia quedaron sujetos a impuestos que bene-ficiaron al Estado y que también podían ser objeto de desamortización […]” (De la Torre, 2004: 60). Ese impuesto subió hasta 15% en 1798. Además de este impuesto, la Iglesia fue obligada a “prestar” grandes cantidades de dinero a la Corona. La presión económica sobre la Igle-

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sia desembocó en la promulgación de la Cédula de Consolidación de Vales, el 26 de diciembre de 1804. Mediante esta disposición, “[…] los funcionarios reales [podían] embargar y subastar los bienes inmobiliarios de la Iglesia […]” (Rodríguez, 2005: 78). Esto significó un duro golpe para la economía novohispana, ya que la Iglesia era la institución de financiamiento por excelencia. Muchos propietarios de minas, hacendados, comerciantes y demás deudores tuvieron que rematar sus propiedades quedándose en la bancarrota. Después de numerosas protestas por parte de los habitantes americanos, la Cédula de Consolidación de Vales se suprimió. Por otro lado, uno de los ámbitos de la vida novohispana que se vio beneficiado con las Reformas fue el cultural. En conjunto con los cambios en la educación se requería de otros medios para difundir las ideas ilustradas entre la población. A este respecto, los reformadores tomaron medidas para promover la libertad de expresión, resultando ésta fundamental para la discusión y propagación de la ideología ilustrada. La discusión de estas ideas permitiría su reflexión y adopción, desembocando después en el debate de formas de gobierno distintas a la monarquía absoluta. Las publicaciones periódicas, en ese tiempo denominadas gacetas, fueron uno de los principales medios de difusión utilizados (Rodríguez, 2005: 84). Estos periódicos también informaban acerca de historia, arte, literatura y filosofía.1 Dentro de esta relativa libertad de expresión se ejercía censura en escritos que para la monarquía y la religión católica resultaban poco convenientes. Sin embargo, dicha censura era muy inestable y en ocasiones contradictoria, ya que, como lo menciona Jaime Rodríguez, […] acontecimientos que podrían haber tenido implicaciones revolucionarias eran comentados abiertamente; por ejemplo, las publicaciones madrileñas incluían rela-

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ciones de la lucha independentista de los Estados Unidos. Más tarde, publicaron la edición en español de la Constitución estadounidense, [también] analizaban aspectos de la Revolución Francesa mientras defendían la fe católica y la monarquía española (Rodríguez, 2005: 86). Otro medio eficiente de propagación de ideas era la comunicación oral, tomando en cuenta que el porcentaje de analfabetismo era alto. Las tertulias eran veladas en donde los amigos y familiares se reunían para hablar y discutir sobre diversos temas. “[…] En España y América las tertulias reunieron a las élites –nobles y del estado llano–,

El comercio se fortaleció hacia el interior de la Nueva España.

comerciantes, funcionarios gubernamentales, sacerdotes, profesionales y otras personas educadas, para hablar de gran cantidad de temas. […]” (Rodríguez, 2005: 87). Para las otras clases sociales, la difusión y discusión de ideas se llevaba a cabo en cafeterías, mercados y cantinas, principalmente. Por último, diremos que la reorganización de territorio permitiría la defensa de espacios clave para la América española, como lo eran las fronteras. Estas regiones eran asediadas por los extranjeros, sobre todo al norte de la Nueva España por norteamericanos y franceses. Si bien es cierto que las fronteras, sobre todo la localizada al norte de la Nueva España, contaban con presencia militar en

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los presidios, éstos eran insuficientes. El número de efectivos militares disminuyó al detenerse el avance hacia el norte, conservando pequeños regimientos para contener los ataques indios. Otras áreas que requerían atención eran los puertos comerciales, asaltados por piratas, bucaneros y corsarios.

ramiento del gobierno de las provincias, el aumento en la recaudación de impuestos y el fomento del desarrollo económico y regional, en última instancia su legado fue impulsar el regionalismo. […] los nuevos funcionarios dislocaron los lazos políticos y económicos que unían las elites locales con sus equivalentes de las capitales virreinales; mas también dieron oportunidades de movilidad social y económica en el plano provincial. Mejoraron los caminos y las obras públicas, la salubridad y el abastecimiento de agua, […] (Rodríguez, 2005: 64). El resultado de las reformas borbónicas no pudo dejarse sentir del todo debido a las guerras en las que participó España, además de la invasión que sufrió a manos de Napoleón. No obstante, des-

La gaceta fue el medio por el cual se difundieron la ideología ilustrada.

A raíz de esto, las autoridades españolas decidieron que era necesario contar con un ejército permanente que pudiera cuidar de estos territorios. Al ejército americano se le concedieron fueros, y resultaba una fuente de movilidad social importante para los americanos que llegaron a ser 60% del ejército. Esta situación preocupaba a la Corona por el peligro inminente de una rebelión. Por ello, los criollos en puestos importantes fueron removidos y sustituidos por oficiales peninsulares (Rodríguez, 2005: 69). También fueron conformados cuerpos de milicias civiles que apoyarían al ejército en la defensa. De manera breve, ésta fue la situación y los cambios que se vivieron en España y en la Nueva España, cambios motivados en primera instancia por el cambio de casa reinante en la metrópoli. Si bien el sistema de intendencias propuesto al principio por José Campillo y después por José de Gálvez, […] tuvo éxito en lo que respecta al mejo-

Las tertulias eran reuniones propicias para debatir sobre temas polémicos.

pertó el debate político entre los pobladores americanos, y surgieron conceptos nuevos como el de ciudadano, pero, sobre todo, ciudadano americano. Se buscó una identidad propia, y la lucha contra el mal gobierno que los oprimía desembocó en la Guerra por la Independencia. Los españoles americanos (en lo sucesivo llamados americanos o criollos) fueron formando una identidad propia, distinta de la europea. Se registró un fenómeno de sincretismo en la educación al revalorar e incorporar elementos prehispánicos y de

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Los jesuitas tuvieron un papel importante en la educicaón, sincretizaron elementos españoles e indígenas.

la conquista, mucha de esta labor estuvo a cargo de los jesuitas, al frente de las principales instituciones educativas novohispanas. De este modo comenzaría a vislumbrarse un sentimiento de identidad y nacionalismo americano, al considerarse distinto del europeo (Rodríguez, 2005: 44).

1.2. Aplicación de las Reformas Borbónicas en el Nuevo Reino de León En cuestiones políticas y hacendarias se impuso otra división territorial: las intendencias. En 1786 se emitió la Real Ordenanza de Intendentes, mediante la cual el territorio se repartió en doce circunscripciones llamadas intendencias. Las doce intendencias fueron México, Puebla, Guadalajara, Veracruz, Oaxaca, Valladolid, Zacatecas, Guanajuato, San Luis Potosí, Mérida, Durango y Arizpe (De la Torre, 2004: 42). A partir de la Real Orden de Intendentes se determinó que los territorios septentrionales debían ser gobernados por el intendente establecido en San Luis Potosí, “[…] cuya jurisdicción se amplió con la inclusión de los gobiernos del Nuevo Reino de León, Nuevo Santander, Texas y Coahuila, así como con una buena parte de la Nueva Galicia” (Gerhard, 1996: 31).

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Para 1786,2 después de la publicación de la Real Ordenanza de Intendentes, el Nuevo Reino de León y el Nuevo Santander se unieron a las Provincias Internas, las cuales se dividieron en tres distritos militares: 1) Texas, Coahuila, Nuevo Reino de León, Nuevo Santander, los distritos de Parras y Saltillo; 2) Nuevo México y Nueva Vizcaya y 3) Sonora, Sinaloa y las Californias. No obstante, las modificaciones siguieron, y para el 3 de diciembre de 1787 el virrey Manuel Antonio Flores redujo las Provincias Internas a dos comandancias: la Comandancia de las Provincias Internas de Oriente (Coahuila, Texas, Nuevo Reino de León, Nuevo Santander, Parras y Saltillo) y la Comandancia de las Provincias Internas de Occidente (las Californias, Sonora, Sinaloa y Nueva Vizcaya) (Vizcaya, 2003: XIX).3 La reorganización del territorio fue una constante en el periodo colonial tardío, y para el 24 de noviembre de 1792 la Comandancia General se volvió a independizar del virreinato y su capital se fijó en Chihuahua. Sin embargo, Nuevo León, Nuevo Santander y las Californias quedaron sujetas al virreinato. Por último, el 18 de mayo de 1804, se volvió a dividir en dos Comandancias Generales, tal como lo estuvie-ron en 1786, pero ahora ambas dependían del virrey. Este último cambio no llegó a concretarse antes del inicio de la Guerra de Independencia (Vizcaya, 2003: XIX). La base de la economía nuevoleonesa eran la agricultura y la ganadería, en esta última actividad sobresale la cría de ganado menor. El gobernador Simón de Herrera presentó al virrey un informe acerca de la situación en la que se encontraba la provincia en 1806. Las actividades agrícolas reportaban producciones en regulación al año por un quinquenio de la siguiente manera: maíz, 127 575 fanegas a 20 reales; trigo, 4 452 fanegas a 20 reales; fríjol, 3 301 fanegas a 4 pesos 4 reales; el algodón comenzaba a ser introducido para su cultivo; se producían 31 538 630 panes de piloncillo a 32 panes por un peso.

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Otros productos agropecuarios eran la lana, 16 638 arrobas a doce reales; la grana, el ixtle y el añil sólo se obtenían para el consumo local; por último, menciona la producción de maderas como brasil, ébano, barreta, palo amarillo y mezquite (Herrera en Espinoza, 2006: 177).4 En lo concerniente a la ganadería, existían en la provincia 51 532 cabezas de ganado mayor; ganado de pelo y lana 1 115 360 cabezas; ganado de cerda (sic), 3 285 cabezas; ganado caballar, 54 720 cabezas y ganado asnal, 3 080 cabezas (Herrera en Espinoza, 2006: 177). Por otro lado, la provincia nuevoleonesa registró un crecimiento económico a partir de la segunda mitad del siglo XVIII. El crecimiento económico se debió, según Andrés Montemayor, al crecimiento y delimitación de las Provincias In-

ternas de Oriente que trajo consigo la colonización del Nuevo Santander y con esto último la relativa pacificación del territorio. Aunado a la apertura del puerto de Soto la Marina en 1781, Monterrey se colocó como distribuidora de mercancías (Montemayor, 1971: 87). A pesar de ello, la apertura de este puerto no cubrió las necesidades y expectativas comerciales de las Provincias Internas de Oriente. La importación y exportación de mercancías se encontraba todavía muy vigilada y restringida. Esto lo corrobora el informe presentado por Félix María Calleja en 1795, en el cual manifestó que era necesario abrir un puerto en el norte. Los beneficios que se obtendrían en las Provincias de Oriente serían, entre otras cosas, el fortalecimiento del comercio y el mejoramiento en las formas de vida. En el Nuevo Reino de León había varios reales de minas, pero la producción de plata no fue trascendental en comparación con la producción de otras minas en la Nueva España, no así la extracción de plomo y de otros insumos necesarios para el bene-ficio de la plata en otros centros mineros cercanos. Según el informe del gobernador Simón de Herrera, la actividad minera reportaba lo siguiente: “De hierro: se dice que en toda la Sierra Madre hay mucha vena pero nadie la ha beneficiado. De plomo hay muchas en la provincia con ley de plata, pero consta que no sufre los costos; - de cobre sucede lo mismo; […]”; en lo referente a la plata, hubo denuncias de minas en Vallecillo y Cerralvo, pero las vetas se agotaron rápido o el beneficio se Mapa de los Obispados de la Nueva España Fuente: CARTOGRAFIA DE MEXICO VIRREINAL Y DEL SIGLO XIX DR REYES S. TAMEZ GUERRA, UANL, Monterrey, 1997

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volvió riesgoso. Por último, en la Sierra Madre se encontraba mucho alabastro, el cual se ha obtenido y mandado a México, y también el yeso. Para el Nuevo Reino de León, en el ramo industrial, se reportaron tres sectores en el informe del gobernador Herrera: las curtidurías con una producción anual de 400 suelas, 400 cordobanes y 50 baquetas descarnadas; los textiles, en los que a pesar de que el trabajo es doméstico y apenas se estaban introduciendo los telares, las mujeres producían rebozos finos, cotonías y jorongos de lana; el último ramo industrial era la destilación de aguardiente de caña, con una producción de 25 a 30 barriles anuales. Asimismo, se denunció la existencia de salitres, pero sin beneficiar (Espinoza, 2006: 178). Por otro lado, de acuerdo a la generalidad de la historiografía regional, el ambiente cultural del Nuevo Reino de León y de los territorios norteños en general era muy distinto con respecto al del centro del virreinato. Según Galindo, este vacío se debe a que las instituciones ya conformadas, ocupadas en asuntos relacionados con la seguridad de la población y mantener el nivel de vida de la

misma, por ello lo concerniente a la educación y a las demás expresiones culturales quedaban en segundo plano. Ante la ausencia de una entidad que asumiera el compromiso de satisfacer los requerimientos de la población, la Iglesia era la única institución con la capacidad y recursos necesarios, ya que no sólo atendía los asuntos de carácter ultraterreno, sus esfuerzos se dirigían a la realización de tareas de la más variada índole, como serían: el establecimiento de escuelas elementales y hospitales, levantamiento de censos poblacionales, la prestación de servicios sociales y las inherentes al desarrollo de las actividades económicas, por ser la Iglesia la única fuente de financiamiento de toda obra pública y privada. […] (Galindo, 2005: 82). Para el Nuevo Reino de León de finales del siglo XVIII y principios del XIX, las manifestaciones culturales son pocas en relación a las reportadas en otras partes de la Nueva España. No se construyeron grandes iglesias ni conventos; el arte barroco y neoclásico no floreció en estas regiones y puede decirse que las construcciones eran más bien modestas y sencillas.5 Hacia 1787 se construyó el Palacio del Obispado por fray Rafael José Verger, quien fue nombrado obispo en 1783 (Salinas, 1981: 33). Su sucesor, don Andrés Ambrosio de Llanos y Valdés, originario de Zacatecas, fue nombrado obispo en 1792, ambos eran doctores en derecho por la Universidad de México; entre sus legados más importantes podemos citar la fundación del Real y Tridentino Colegio Documento sobre el estado de los ejércitos de las Provincias Internas de Oriente a finales del siglo XVIII. Seminario en 1793.

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imaginario colectivo, los súbditos estaban a merced de las decisiones del monarca. En el caso de España algunas de esas decisiones no fueron acertadas. En la política interior, los reformadores borbónicos (llamados también francófilos), al afectar los intereses de algunos sectores de la población como la Iglesia y la aristocracia, generaron descontento al interior de los territorios españoles tanto europeos como americanos. La política inMapa de la Comandancia General de las Provincias Internas de Oriente de la Nueva España terna sufrió algunos cambios La instauración de la silla episcopal en esta después de 1792, al ser testigos provincia trajo consigo un impulso a la educación del caos provocado por las masas descontroladas en y la cultura. Sin embargo, un elemento fundamenla radicalización de la Revolución Francesa, el contal para la difusión de ideas, la imprenta, no estaba trol interno se intensificó. En lo que respecta a los presente en el Nuevo Reino de León en esos moterritorios americanos, la población se encontraba mentos, haciendo que el avance cultural fuera todescontenta por el aumento en el control fiscal y davía muy modesto cotejado con lo sucedido en el las reformas en materia económica que buscaban el centro-occidente de la Nueva España. incremento en la recolección de impuestos. En política exterior se puede mencionar 1.3. La crisis monárquica y los ecos del que España no supo manejar el monopolio del debate político comercio con los territorios americanos, apoyó a las colonias inglesas en América en la lucha por La crisis de las monarquías absolutas no su independencia, lo cual era un desafío abierto sólo tuvo su origen en la Ilustración, sino también hacia Inglaterra; fue parte del grupo de naciones en las condiciones sociales y económicas del grueabsolutistas que buscaban detener la expansión de so de la población en toda Europa. Si bien es cierto la Revolución Francesa. Esto último llevó a España que la evolución y la discusión sobre las formas de a la guerra contra Francia; que resultó vencedora gobierno fueron el comienzo, la situación social sometiéndola a un tratado humillante que obligaba de la población común era desesperada. Aunado a la monarquía española a apoyar el bloqueo cona esto, los intereses de grupos como la burguesía tinental en contra del imperio británico, lo cual refueron elementos importantes para la caída del absultó una catástrofe para España. solutismo. La alianza con Francia en contra de InglaEn los regimenes absolutistas el poder se terra permitió la entrada del ejército francés a terricentraba en la figura del rey, quien tenía el derecho torio ibérico. Esta situación, además de los descona gobernar por gracia divina. Debido a esto, en el tentos con respecto a la política interna, propicia-

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ron la cons-piración y el golpe de Estado dado por el príncipe heredero Fernando VII, quien era visto como la solución a los problemas intestinos. Fue así como Carlos IV abdicó a favor de su hijo Fernando VII el 19 de marzo de 1808. Napoleón aprovechó la transición de poderes y la estancia del ejército francés en territorio español para obligar a la familia real a trasladarse a Bayona. Fernando VII abdicó en favor de los franceses el 1 de mayo de 1808 durante su estancia en esa ciudad. A su vez, Napoleón instauró en el trono a su hermano José Bonaparte. No obstante, a pesar de que los monarcas habían entregado las riendas de la nación a extranjeros, una parte del pueblo español consideraba que la enajenación del imperio español era ilegítima y que el monarca estaba violando el contrato social monarca-pueblo. El ambiente de debate e intercambio de ideas en los distintos espacios (prensa, tertulias, escuelas) propició el surgimiento de un sentimiento de nacionalismo español (Rodríguez: 1997, 38). A razón de esto se organizó la resistencia española. Las noticias de la abdicación de Fernando VII y la invasión francesa alertaron a las élites novohispanas y también surgieron los debates sobre en quién recaía la soberanía, sobre la manera en que debían gobernarse y sobre todo quién tenía el legítimo derecho a gobernar en los territorios americanos. Eran tiempos de incertidumbre. Para sorpresa de los franceses, el pueblo español se resistió a la ocupación francesa, y no sólo eso, se mantuvo fiel a quien consideraba el legítimo monarca. François-Xavier Guerra afirma al respecto: […] El mismo Napoleón, […] no había previsto para la monarquía hispánica más que algunos disturbios sin importancia. [También] hay que señalar el origen popular del levantamiento [y, por último,] sorprende la identidad de reacciones tanto en España como en América […] (Gue-rra, 2000: 119).

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Bajo estas circunstancias es importante resaltar varios aspectos, en primer lugar el interés del pueblo en la situación política de su patria. Dicho interés fue incentivado, por un lado, por las reformas en la educación que promovieron los ilustrados españoles, y por otro la libertad de expresión plasmada en los periódicos y gacetas de la época. Siendo ésta la situación, el imperio español se encontraba acéfalo, y dadas las circunstancias de la guerra, resultaba imperativa la formación de un go-bierno provisional que encabezara la defensa de dicho imperio. Debido a ello comenzaron a formarse juntas de gobierno provisionales, primero en varios reinos de la península ibérica y después una Junta Central, ya que “[…] en el imaginario dominante en todo el mundo hispánico de esta época, el “pueblo”, origen de la soberanía, se piensa ante todo un conjunto de “pueblos” […]” (Guerra, 2000: 124). Como resultado, el 25 de septiembre de 1808, se constituyó, en Aranjuez, la Suprema Junta Central Gubernativa del Reino, conformada por dos representantes de las juntas formadas en los reinos y provincias españolas. La formación de dicha Junta llevó a los hispanos a un debate importante, sobre todo con respecto a los territorios

En 1787 se iniciaron los trabajos de construcción del Palacio del Obispado en la Loma de Vera. Esta obra arquitectónica es representativa del arte colonial en Monterrey.

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americanos y su representatividad, ya que existían opiniones encontradas acerca de las condiciones de igualdad entre peninsulares y americanos. Aunque

nales, la discusión sobre qué forma de gobierno debería adoptarse temporalmente. Como parte de los debates se formaron dos posturas claramente opuestas. La primera, representada por la élite española gobernante, en su mayoría europea, optaban por mantener lo ya establecido: “[…] El presente estado de las cosas, nada ha alterado el orden de las potestades establecidas legítimamente y deben todas continuar como hasta aquí […]” (RODRÍGUEZ, 1997: 41), en general, ésta era la postura de la Audiencia de la Nueva España. Por otro lado, los criollos, específicaMotín de Arajuéz. Los descontentos con respecto a la política interna, propi- mente los integrantes del Ayuntamiento de la ciaron la conspiración y el golpe de estado. Carlos IV abdicó a favor de su ciudad de México, basaban su postura en tres arhijo Fernando VII el 19 de marzo de 1808. gumentos principales: la Nueva España como un reino y no como una colonia; la soberanía popular en un primer momento, lo primordial era conseguir en ausencia del rey, y el derecho a convocar a un el reconocimiento y apoyo de los territorios americongreso de ciudades en donde la primera sería canos en la lucha contra el invasor francés y, por la de México (Rodríguez, 1997: 41). Para el 19 de consiguiente, el reconocimiento a este gobierno julio de 1808, el Ayuntamiento sostenía que “[…] temporal. el reino de Nueva España estaba representado por Para el caso de América, existían divergensus tribunales superiores, por las ciudades que lo cias entre sus pensadores: la mayoría propugnaba constituían, el clero y la nobleza. […]” (Rodríguez, por un cambio pacífico, recurriendo como justifi6 1997: 42), asimismo, le propuso al virrey José de cación a elementos tradicionales (el mito visigodo, Itu-rrigaray la conformación de una junta integrada la defensa de la religión católica y la ampliación de por estos mismos para que gobernaran la Nueva la élite sin que ésta desapareciera) para hacer frente España. a la tiranía francesa, motivados también por el horPara el 3 y el 5 de agosto de 1808, el Ayunror que les provocó el radicalismo de la Revolución tamiento le solicitó al virrey se integrara una junta Francesa. Otros comenzaban a hablar de cambios con las principales autoridades. Como resultado, y más profundos como el autogobierno, e incluso a pesar de la oposición de la audiencia, Iturrigaray una independencia de la metrópoli. Con el avance convocó a las principales autoridades de la ciudad de los acontecimientos tanto en la península como de México a cuatro sesiones, éstas eran el paso preen los territorios americanos, los movimientos vio a la convocatoria para que todas las demás propolíticos fueron militarizándose, y por lo tanto se vincias del virreinato formaran parte de dicha junta. radicalizaron, dando como resultado las revoluEstas juntas se llevarían a cabo los días 9 y 31 de agciones de independencia americanas. osto, así como el 1 y 9 de septiembre. Las reuniones Al estar enterados de las acciones de los servirían de prueba antes de convocar a juntas a compatriotas ibéricos ante los franceses, surgió, nivel nacional (De la Torre, 2004: 79; Rodríguez, entre la élite gobernante novohispana, algunos de 2005: 110). Las acciones del virrey parecían incliellos con ideas políticas modernas y otros tradicio-

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narse hacia los crio-llos, lo cual creó desconfianza entre los miembros del Real Acuerdo. Los acuerdos a los que se llegaron como resultado de estas primeras juntas en la Ciudad de México fueron: se reconocía a Fernando VII como gobernante legítimo y que el virrey sería su representante legítimo en la Nueva España, así como el repudio a Napoleón. Sin embargo, las posturas del Ayuntamiento y de la Audiencia se radicalizaron y resultaron irreconcilia-1bles. Además, el que Iturrigaray accediera a las peticiones del Ayuntamiento, convenció a la Audiencia de que estaba a favor de éstos. Alarmados porque posiblemente perderían todos los privilegios que tenían, organizaron un golpe de Estado encabezados por Gabriel de Yermo el 15 de septiembre de 1808. José de Iturrigaray y todos los miembros del Ayuntamiento fueron apresados. El mariscal de campo Pedro de Garibay fue erigido virrey. De este modo, el primer intento para constituir juntas de gobierno provisionales como los súbditos de la península se vio frenado. Como consecuencia, las discusiones de gobiernos alternos fueron llevadas a la clandestinidad, dando origen a las primeras cons-piraciones criollas. Entre las más conocidas podemos mencionar la conspiración de Valladolid, encabezada por Mariano Michelena y la de Querétaro, liderada por Miguel Hidalgo. La primera fracasó en su intento de iniciar una revolución, aspecto que consiguió la segunda.

registraron en las actas de cabildo de la ciudad de Monterrey. En la se-sión del 20 de agosto de 1808, el Ayuntamiento fijó su postura ante esta situación de la siguiente manera: […] =Excelentísimo señor= Luego que esta ciudad tuvo la plausible noticia de la exalta-ción al trono de nuestro amado soberano el señor Dn. Fernando Séptimo, llena de júbilo y alegría prorrumpió en vivas demostraciones del afecto que es con-natural hacia sus monarcas y sólo esperaba para acordar las disposiciones correspondientes a recibir las superio-res ordenes de Vuestra Excelencia. En este estado se hallaba cuando los papeles públicos han visto las fatales acaecimientos de nuestra Monarquía que le han llenado del más vivo dolor, manifestándolo todos en sus semblantes y discursos y aunque no manifestó a Vuestra Excelencia como la han hecho otras ciudades la disposición con, que se halla de sacrificar todos los bienes y personas de sus individuos en defensa de sus monarca de la Patria y de la Religión […].8 Éste fue el carácter de la respuesta nuevoleonesa al conflicto en Europa. Además, porque así lo mandaban las leyes y costumbres, se juró leal-

1.4. El Nuevo Reino de León ante el inicio de los cambios políticos A pesar de la distancia geográfica y de interés entre el Nuevo Reino de León y la ciudad de México, y más aún, de la Metrópoli, las noticias sobre la invasión francesa a España y la deposición del Rey llegaron relativamente pronto a estos territorios,7 y durante todo el conflicto se mantuvo el flujo de información. Las primeras noticias se

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José Bonaparte fue impuesto en el trono de España por su hermano Napoleón Bonaparte, monarca del imperio francés

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tad al nuevo rey, don Fernando VII, con el lujo y pompa acostumbrados el 4 de noviembre de ese año.9 También comenzaron las exhortaciones a la población para que participaran en la cooperación monetaria en apoyo a la resistencia patriótica.10 Toda la provincia se mantuvo al tanto de los acontecimientos en la madre patria por medio de bandos y comunicados enviados desde México. En ellos se copiaban las disposiciones emitidas en España sobre la resistencia civil, y lo más importante, sobre la formación de gobiernos alternos y su evolución hasta llegar, en primer lugar, a la instauración de la Junta Suprema de Gobierno,11 después al Consejo de Regencia, y también todo lo referente a la convocatoria para la elección de diputados para las Cortes. Hacia 1808, se recibieron varios bandos en donde se relataba la forma en la que Napoleón había engañado a los Borbones para usurpar el trono español. En este mismo bando, firmado por Pedro de Garibay, también se apeló al patriotismo y al vasallaje para contribuir a la defensa del imperio de los enemigos externos, en este caso Napoleón, promoviendo la unidad entre los vasallos ultramarinos y los peninsulares para hacer frente al enemigo común. Los mares nos dividen, y no podemos combatir contra el usurpador; ci (sic) pudiéramos (ya os oigo decir) iríamos a sacrificar gustosamente nuestras vidas en defensa de nuestra Religión de nuestro Rey, y de nuestros Hermanos. No podemos es cierto ha-cer estos gloriosos sacrificios; pero ci (sic) queremos tener alguna parte en tan eroica empresa, desplegad vuestra generosidad, socorred a la península, abrid vuestros tesoros, y remitidlos sin pérdida de tiempo. Ygualaos en lo posible con vuestros hermanos en la España. Allí dan su sangre y aquí podréis dar vuestras riquezas; […].12 Es importante observar que se tiene información en los archivos regionales sobre lo que sucedió en España, pero no de lo que sucedió en la Ciudad de México y los debates del Ayuntamien-

to de dicha ciudad y la Real Audiencia sobre la gobernabilidad y el proyecto de conformación de juntas como había sucedido en España, salvo un bando en donde las autoridades virreinales, previo a dicho debate, con fecha de agosto de 1808, reafirmaron la lealtad a Fernando VII y retoma la importancia de la unidad para evitar cualquier embuste de los franceses.13 Esta falta de información podría significar que las provincias del noreste se encontraban hasta cierto punto desligadas de una de las metrópolis centrales, en este caso, la Ciudad de México.14 Del mismo modo, convinieron que “[...] el Exmô Sr. Virrey es legal y verdadero lugarteniente de S.M. en estos dominios; que la Real Audiencia y los demás tribunales, magistrados y autoridades constituidas, subsistían en toda su plena autoridad y facul-tades concedidas por las Leyes, [...]”. Se termina diciendo que la defensa del reino está en manos de estas autoridades legítimas.15 En los distintos archivos consultados no hay documento alguno que dé noticia de los planteamientos de Talamantes, Primo de Verdad o Villaurrutia,16 y tampoco existe documento que evidencie que la población del Nuevo Reino de León se enteró de los debates suscitados entre el Cabildo de la Ciudad de México y la Audiencia de la Nueva España, y mucho menos si tomó alguna postura a este respecto. Asimismo, no se ha localizado la comunicación en la que se informe del cambio de virrey después del golpe de Estado peninsular y la deposición del virrey Iturrigaray. Existen los documentos firmados por Pedro de Garibay ya como virrey, pero no de su nombramiento. En este sentido llama la atención un bando en el que Garibay externa su sentir con respecto esta tensa e irregular situación: Desde que tomé el mando de este reyno, fue una de mis primeras atenciones la tranquilidad y el sosiego público, á cuyo en tengo expedidas con uniforme parecer del Real Acuerdo quantas providencias se

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han considerado oportunas; mas á pesar de que gobernó en lugar de Fernando VII después de mis deseos, noto con grande sentimiento, que se disolvió la Suprema Junta Central Gubernaque hay algunos espíritus inquietos, genios tiva.21 Ese mismo año se convocó a las provincias a elegir diputados ante las Cortes. El Nuevo Reino malignos y revoltosos que pretenden turbar de León fue incluido en la lista de provincias que y seducir los ánimos tranquilos, no sólo en debían tener representante. esta Ciudad, sino en las demás Provincias, En las actas de cabildo de Monterrey, por medio de anónimos, pasquines ó libelos siendo ya gobernador Manuel de Santa María, se famosos, perniciosos siempre, mucho más registraron los procesos de elección de diputados, en las presentes circunstancias, los quales siendo electo el licenciado Juan José de la Garza, por lo mismo manda romper la Ley 44. tít. quien fungía como lectoral de la Iglesia.22 Es lógica 3° lib. 3° de las Municipales: semejantes pala elección de un funcionario eclesiástico para el peles por lo común son parte del encono, puesto de diputado, ya que eran quienes contaban del odio y de la venganza, son subversivos con formación académica. Esta elección representó del buen orden, alevosos, con que los mal un reto para Nuevo León por las características que intencionados, á manera de asesinos, predicho diputado debía tener, enunciadas en los bantenden arruinar la sociedad, triunfar de la dos emitidos por el virrey Lizana. Llama la atensana moral, de la buena política, de la vida ción el discurso utilizado civil y aun natural de sus semejantes, y Desde este momento, Españoles Ameriaunque indignos de fe, son apropósito para canos, os veis elevados á la dignidad de hombres hacer dudar de la verdad, y aventurar acaso libres: no sois ya los mismos que antes encorbados las providencias con agravio de algunos inbaxo un yugo mucho más duro mientras más disocentes.17 Se puede decir que las autoridades virreinatantes estabais del centro del poder; mirados con les, después de la deposición del virrey Iturrigaray, indiferencia, besados por la codicia, y destruidos se preocuparon por mantener comunicación fluida, por la ignorancia. Tened presente que al pronunbajo las reservas de la condición de las comunicaciar o al escribir el nombre del que vuestros desticiones en esa época. Muestra de ello son todos los bandos y correspondencia proveniente de México, de España, e incluso de Cuba.18 De este modo la Provincia del Nuevo Reino de León se enteró de la instauración de la Suprema Junta Central Gubernativa que gobernaría en lugar de Fernando VII,19 y le juró lealtad el 7 de abril de 1809.20 Del mismo modo, el 23 de mayo de 1810 se realizó el juramento de lealtad al Supremo Consejo de Regencia de España e Indias, que fue la instancia Bando del Virrey José de Iturrigaray a favor de Fernando VII en 1808.

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Mapa de la Nueva España después de la implantación del sistema de intendencias.

Itinerario en leguas de la ciudad de Monterrey a San Luis a principios del siglo XIX.

nos ya no dependen ni de los Ministros, ni de los Virreyes, ni de los Gobernadores; están en vuestras manos.23 Probablemente escritos como éste, enviados al Nuevo Reino de León, tuvieron influencia en el posterior desarrollo de la ideología y la política locales. Igualmente se realizó el juramento de lealtad a las Cortes una vez que éstas se establecieron el 4 de diciembre de 1810.24 Por otro lado, ya desde 1793, para las autoridades de las provincias norestenses existía la preocupación constante de que los franceses de

Nueva Orleáns, los norteamericanos y los ingleses cruzaran la frontera, principalmente con el fin de ejercer el contrabando.25 Sin embargo, para 1808 y los años posteriores, las incursiones de extranjeros en territorios novohispanos fueron vistas como un intento de Napoleón para apoderarse de las colonias españolas.26 En respuesta a esta amenaza, D. Bernardo Bonavía y Zapata, comandante de armas de las Provincias Internas de Coahuila y Texas; Antonio Cordero, gobernador, político y militar de Coahuila; Simón de Herrera y Leyva gobernador del Nuevo Reino de León y don Manuel de Salcedo, gobernador, político y militar del Nuevo Santander se reunieron en San Antonio del Béjar, el 23 de mayo de 1809. En dicha reunión se tomaron resoluciones de cómo actuar para defender los territorios de las amenazas de invasión norteamericana. Entre las medidas tomadas se encuentra el envío de los regimientos de dragones provinciales y de San Carlos a las fronteras. En lo que res-pecta a Nuevo León, enviaría las fuerzas del presidio de la Punta de Lampazos. También plantea la necesidad del establecimiento de la Comandancia General de Oriente para coordinar las acciones de defensa.27 Por su parte, el virrey Pedro de Garibay hizo llegar al Nuevo Reino de León órdenes de prohibir la entrada a extranjeros, principalmente franceses debido a que […] cuyo genio versátil y novelero en todos tiempos, ha dexado entre ellos, en el actual, muy pocos hombres de bien, siendo los más ó Ateos refinados en la vil órden de la Francmasonería ilustrada, Sansculotes, ó Jacobinos, y de todos modos enemigos del Altar, del Trono, y de toda propiedad, como sectarios ciegos del monstruo de la impiedad, del desorden y de la perfidia Napoleón Bonaparte, que ha consagrado en máxima propia suya el infernal principio, de que autoriza la justicia lo que aconseja la política.

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Pero no fue suficiente la prohibición de entrada a extranjeros, también debían someterse a vigilancia a los extranjeros ya avecindados en territorio novohispano. Por ello, el virrey ordenó “que se presentaran ante las autoridades locales con doc-

Mapa noreste de la Nueva España Cartografía.

umentos que informaran su origen, estado, ocupación ú oficio; el tiempo en el que vinieron á este Reino, las licencias que trajeron, los lugares en que han vivido, y los oficios que hayan ejercitado, como también si están ó han estado casados con naturales de estos Reinos; si tienen hijos, y cuántos, y si se emplean en la Agricultura, Minería ó Comercio, ó en alguna arte liberal ó mecánica. Todo esto con el fin de levantar un padrón de extranjeros. Quien no se presentase ante las autoridades corría el riesgo de ser considerado un espía, encarcelado y sus bienes confiscados”.28 En observancia de esta disposición, las autoridades de la provincia hicieron circular el bando en donde se ordena la presentación de los extranjeros.29 Los documentos antes citados y otros más, localizados en los archivos, demuestran la visión de las autoridades de una incursión francesa como una posibilidad latente. Debido a ello, cualquier actividad considerada como subversiva se creía influencia de Napoleón. Éstas eran las circunstancias que

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vivía el Nuevo Reino de León poco antes de que en Dolores estallara la Guerra de Independencia. 2. La insurgencia llega al Nuevo Reino de León (1810-1811) Después de ver frustrados los intentos de lograr una transición pacífica hacia la modernidad política que los tiempos requerían, un sector de la población, principalmente constituida de criollos, optó por el camino de las armas. De este modo comenzó la lucha por la independencia, encabezada por Miguel Hidalgo en Guanajuato, hacia septiembre de 1810. Habría que señalar que en un principio este proyecto no buscaba en sí la independencia, sino el autogobier-no. Esta búsqueda fue modificándose hasta llegar al planteamiento de la independencia de la metrópoli. Al inicio del movimiento armado, Hidalgo y sus seguidores consiguieron victorias importantes y un mayor número de personas se unían al movimiento, incluso contaban con la simpatía de las clases urbanas altas y medias debido a la propuesta de autonomía (Rodríguez: 2005, 288). Sin embargo, con cada ciudad que era tomada por los insurgentes, los saqueos y las vejaciones aumentaban, a tal punto que causó conflictos entre los mismos líderes insurgentes (De la Torre: 2004, 86 – 87). Ya a las puertas de la ciudad de México, Hidalgo,

El Obispado

Monterrey: origen y destino

temeroso de que los saqueos fueran incontrolables, decidió retirarse. De este modo, llegó a Valladolid el 13 de noviembre de 1810 y de ahí partió a Guadalajara, en donde realizó una entrada triunfal el 26 de noviembre. Ya en Guadalajara, reunido con algunos de sus simpatizantes, como Ignacio López Rayón y José María Chico, pensaron en “[…] reunir un congreso con representantes de las diversas provincias. También trató de obtener el apoyo y re-

inmerso en otro tipo de actividades, algunas de alcances locales y otras más, como la elección de diputado a cortes y la recaudación de ayuda para el sostenimiento de la resistencia civil en la península, de alcances mayo-res. El advenimiento del movimiento armado causó gran alarma entre las autoridades y la población de la provincia. En este capítulo describiremos el contexto en el que se recibieron las primeras noticias sobre el movimiento insurgente, así como las disposiciones del gobierno local para hacer frente a esta amenaza.

2.1. Primeras noticias de la insurrección

Fernando VII

conocimiento del exterior, para lo cual comisionó a Pascasio Ortiz de Letona para ir a Estados Unidos, en donde encontraría auxilio. […]” (De la Torre: 2004, 89). Días después, en la batalla librada en el Puente de Calderón, en enero de 1811, los insurgentes fueron derrotados por el ejército realista de Calleja, obligándolos a marchar hacia el norte. De este modo se adentraron en las Provincias Internas de Oriente, en ese entonces controladas por Mariano Jiménez. Fue así como la insurgencia se hizo presente en el noreste de la Nueva España. Hacia principios de 1810, el Nuevo Reino de León se encontraba

Poco después de las noticias sobre la diputación y todos sus efectos, llegaron al Nuevo Reino de León las noticias del inicio de la insurgencia en el bajío novohispano. Las noticias fueron alarmantes, sobre todo al anunciar el avance de Hidalgo y sus tropas hacia las Provincias de Oriente. Un ejemplo de las muchas comunicaciones que llegaron a esta provincia es la enviada al gobernador Santa María por Manuel de Acevedo, desde San Luis Potosí, el 22 de septiembre de 1810: Con el designio de introducir el desorden, robar, causar otras extorsiones, y por fin desgracias, algunas gentes perversas han puesto en insurrección ó levantamiento el Pueblo de Dolores y San Miguel el Grande. Lo aviso a V.S. para su inteligencia y gobierno, esperando de su honor, celo y lealtad que sin perder instante procurara tener conserbadas y unidas todas las personas conocidas y honrradas de esa ciudad para su seguridad, y defensa de la Religión, de la Patria y de los derechos de nuestro amado soberano señor Don Fernando Séptimo; y estorbar los papeles anónimos, y subversivos, que ya empiezan a circular por los emisarios del cura de Dolores.30 Como puede observarse, estas comunicaciones resultaban sumamente alarmantes para las

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

José de Iturrigaray

autoridades de la provincia. Asimismo, el gobernador Manuel de Santa María recibió la comunicación del brigadier Félix María Calleja, mediante la cual le ordenaba reunir un contingente de 250 hombres para que se unieran a su ejército. También le instaba a tomar todas las precauciones necesarias para la defensa de la provincia en caso de ser necesario.31 El contenido de las cartas recibidas de otras partes de la Nueva España alertaron a toda la provincia.32 El gobernador reunió los recursos humanos y monetarios que tenía a su alcance para hacer frente a una posible invasión y además reunió los refuerzos que le solicitó Félix Calleja.33 El gobernador, como una de sus primeras disposiciones, promovió la unidad de los habitantes del reino, así como la prohibición de cualquier contacto o simpatía con los insurgentes, siendo esto considerado como delito de traición.34 También le informó al obispo Marín de los sucesos de Dolores y le pidió que emitiera un edicto de excomunión para los simpatizantes de la insurgencia, y de este modo hacer un frente común ante esa amenaza. El obispo fue quien mostró de una manera más abierta su parecer en lo que a la insurgencia se refiere:

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[…] amados Hermanos míos quedareis bien instruidos del Plan, y horribles proyectos de un corto número de Españoles desnaturali-zados, que ingratos a su Patria pretenden despedazar las entrañas de su propia Madre, […] Prohibiendo como prohivimos baxo la pena de excomunión mayor, y otras á nuestro advitrio á todos los Legos, y seculares, y además de ésta la de suspensión ipso facto incurrenda a todos nuestros Eccos tanto Domiciliarios, como Forasteros, seculares, y Regulares de este nuestro obispado, y retengan, ú oculten, ó traten de

Soldado realista. Fuente: Sitio web http://www.militar.org.ua/foro/ uniformes-de-nueva-espana-mexico-siglo-xix

ocultar dichas Proclamas que nos remitiran baxo las mismas penas dentro de tercer día; á cuyo efecto concertandose primero con las Justicias, y Jueces respectivos harán que se junte el Pueblo en sus Yglesias a cualquier hora del día para leerlas, y manifestarles esta nuestra carta pastoral, y que recurridos y animados todos del espíritu de fidelidad, que siempre los ha distinguido, los hagan desaparecer de nuestras providencias la rebelión, que nos amenaza […].35 Como puede observarse, la postura es abi-

Monterrey: origen y destino

ertamente realista. Paso seguido emitió un decreto de excomunión para las personas que simpatizaran de alguna manera con el movimiento insurgente. Sin embargo, parece ser que la postura del obispo no era compartida por todos los miembros del clero nuevoleonés, Isidro Vizcaya menciona el caso de José León Lobo Guerrero (Vizcaya: 2003, 84-85). No obstante, a pesar de los esfuerzos del gobierno de Nuevo León para detener el avance insurgente, le fue imposible ya que en efecto circularon entre la población algunos papeles con contenidos sediciosos y justificando las acciones insurgentes: “El día 16 de septiembre de 1810 verificamos los criollos en el Pueblo de Dolores, y villa de San Miguel el Grande la memorable y gloriosa acción de dar principio a nuestra santa libertad, poniendo presos a los Gachupines, quienes por mantener su dominio, y que siguiéramos en la ignominiosa esclavitud, que hemos sufrido por trescientos años, habían determinado entregar este Reyno Cristiano al Herege Rey de Inglaterra, con que perdíamos nuestra Santa Fee Católica, perdíamos a nuestro legitimo Rey Fernando Séptimo, y quedábamos en peor, y más dura esclavitud.

Imagen de Mariano Michelena, uno de los integrantes de la conspiración de Valladolid en 1809.

Por tan sagrados motivos, nos resolvimos los criollos á dar principio a nuestra Redención; pero bajo los términos más humanos, y equitativos, poniendo el mayor cuydado, para que no se derramara una sola gota de sangre, […] sin embargo aquel Bulgo ciego saqueó una tienda, sin poder contener este echo tan feo, y de que estamos sumamente adoloridos […] Éste hasido (sic) el suceso; y nuestros enemigos quie-ren pintarlo con los negros colores de horror de ine-quidad, con el fin de atraer a su partido, a nuestros propios hermanos los criollos, con el detestable pensamiento de que nos destrullamos, y matemos criollos con criollos […].36 Incluso hay informes de la discusión de estos papeles entre la población, nos referimos al caso de Nicolás de la Garza Falcón en Cadereyta.37 Garza Falcón fue acusado de haberse pronunciado a favor de Hidalgo en una reunión. El 29 de noviembre se llevó a cabo una reunión con el objetivo de planificar la defensa de la provincia. A esta reunión fueron convocados el gobernador de la provincia Manuel de Santa María, el cabildo justicia y reglamento de la misma ciudad; administradores de reales rentas: el Sr. provisor y vicario general de este Obispado y dos vecinos republicanos.38 Los acuerdos que se tomaron fueron el de formar en esa capital dos compañías de milicias urbanas, y para lograr el equi-pamiento del ejercito reunido dispuso del erario en manos de la administración del tabaco. Sin embargo, estos esfuerzos no resultaron suficientes para organizar una buena defensa de la provincia. La comunicación hacia las villas fue lenta, además de que una gran parte de los militares se encontraban en Texas, otros más eran de edad avanzada y la mayoría carecía de adiestramiento, uniformes, caballos y armas (Vizcaya: 2003, 4350). Algunos hacendados como Pedro Torre Borrego se resistían a participar. Explicó que tenía 50 peones para la molienda de la caña, […] todos los cuales, con mi persona están a

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

Acta de Cabildo de 1808

la disposición de V.S. en defensa de Nuestra Santa Religión, Nuestro mui amado Católico El Señor Don Fernando Séptimo y la Patria. Pero como quiera el próccimo Noviembre se dá principio a la molienda de caña, para con sus frutos satisfacer sus créditos suplico a V.S. rendidamente no nos molesten los señores subdelegados, ni Gefes militares a citar peones, por estar en peligro todos los esquilmos, (á menos que no sea una estrema necesidad) pues en este casso, gustoso, me aprontaría, capitaneando mi cuadrilla, y estaré pronto a la disposición de V.S. á la más lebe insinuación comunicada para el superior Gobierno. V.S. dispense esta molestia, y pido al Señor de llueban las vendiciones del cielo para que como Primer Gefe salga con todo lucimiento […].39 Ante estos acontecimientos y las noticias de los triunfos insurgentes en San Luis Potosí que motivaban su avance hacia el Nuevo Reino de León, el gobernador Santa María decidió dejar la ciudad para reclutar milicianos y recaudar fondos para enfrentar a Mariano Jiménez. Dejó en su lugar a Juan Ignacio Ramón, oficial de mayor rango de la compañía de la Punta de Lampazos.40

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Para el 15 de noviembre se recibió la noticia de la caída de San Luis Potosí en manos de los insurgentes, por lo que el cabildo de Monterrey en sesión extraordinaria dispuso que el gobernador Santa María se trasladara a Monterrey para organizar la defensa de la ciudad.41 Resultaba apremiante el reunir fondos para solventar los gastos que la defensa de la ciudad representaría, por lo que el gobernador Santa María se dirigió a Melchor Núñez de Esquivel, administrador de tabacos, y a José Valera, administrador de alcabalas, para que franquearan los fondos correspondientes a estos ramos. Recibió evasivas y negativas por parte de los dos funcionarios, y lo mismo sucedió con el cabildo eclesiástico42 (Vizcaya: 2003, 83-85). El gobernador convocó a otra reunión el 29 de noviembre, a la cual asistieron José León Lobo, previsor del obispado de Monterrey; Bernardo Ussel y Guimbarda, regidor; Pedro Manuel de Llano, Fernando de Uribe, Juan Francisco de la Penilla, regidores honorarios; José Valera, administrador

Fernando VII.

Monterrey: origen y destino

de alcabalas; Marcos de Para el 8 de diciArredondo, síndico proembre, Jiménez y sus curador; Juan Antonio de tropas habían llegado a Múxica, Melchor Núñez Charcas y de ahí marde Esquivel, administracharon hacia Matehuala, dor de tabacos; Bernardo en donde establecieron de Izurieta, adminisun campamento. Cada trador de correos, y J. día el ejercito insurgente Lorenzo González, veengrosaba sus filas con cino. En esta reunión se personas provenientes de acordó formar una tropa las haciendas del sur del de cerca de 400 hombres, Nuevo Reino de León, aunque no tenían sufiotras más provenían del cientes armas ni dinero Nuevo Santander, e inpara pagarles. Se dijo que cluso recibieron a soldadebían tomarse los fondos que desertaban de dos necesarios del ramo los campamentos realisde alcabalas, de tabacos tas (Vizcaya: 2003, 102y del cabildo eclesiástico, 103). Ya en el campaademás de las donaciones mento, Jiménez puso en de los ciudadanos práctica otra estrategia […] que no obstante para ganar adeptos, prinProclama de Miguel Hidalgo a favorde la libertad de la Nación. haber celebrado concipalmente los oficiales sejo de guerra en criollos. Ésta consistía donde y a pluralidad de votos se apoyó la en escribirles cartas explicándoles el propósito de reunión de tropa y su destino, ha tenido la insurgencia. por conveniente se formalizare esta junta No obstante todas las medidas tomadas por no sólo para hacer más públicas sus activas las autoridades del Nuevo Reino de León, para providencias, dejándolas sentadas en esta finales de diciembre de 1810 Juan Ignacio Ramón acta, sino para que con acuerdo general dehabía iniciado correspondencia con Mariano Jicidiera si era o no de precisa urgencia seguir ménez; un ejemplo de esta correspondencia es el soportando las tropas y en caso de serlo se siguiente: le facilite el modo de verificarlo en el inter lo Americanos: noticia a la superioridad del Excelentísimo ¿Es posible que hayáis de tomar las armas Señor Virrey; entendidos que de lo conen contra de vuestros hermanos que están trario esta misma tropa que con urgentísiempeñados con riesgo de sus vidas en libermo trabajo se ha reunido, aun en caso de taros de la tiranía de los europeos, y aun de que las operaciones de las contrarias dieran ser esclavos suyos? ¿No conocéis que esta espera no podría conseguirse su nueva reguerra es solamente contra ellos; y, por tanunión, con otras varias objeciones que se to, es una guerra sin enemigos, que pronto omiten por no hacer más difusa esta acta. concluiría si vosotros no les ayudarais á pe[…].43 lear? […] Es necesario que quitemos el man-

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do y el poder de las de los europeos: esto es dencia, o si fue para evitar la toma violenta de la todo el objeto de nuestra empresa, para lo ciudad. Isidro Vizcaya, estudioso del tema, opina que estamos autorizados por la voz común que “parece ser que Ramón creía ingenuamente de la Nación, y por que adoptando nomilos sentimientos nalmente el partido de que se abrigan en la insurrección o manlos corazones de los teniendo una especie criollos; aunque no de neutralidad, podría puedan expresarlos evitar la entrada de los todavía en aquellos insurgentes a Nuevo lugares en donde León”44 (Vizcaya: 2003, 114). están bajo la dura A principios de servidumbre de un 1811 ésta era la situación gobierno tirano y de las tropas realistas en arbitrario, deseosos las inmediaciones del de que se acerquen Nuevo Reino de León: nuestras tropas á […] el coronel [Antodesatarles de las nio] Cordero estaba cadenas que les en [el campamento oprimen (Jiménez de] Aguanueva con en Garza Cantú: 700 hombres, mien1995, 114). Ramón le es- Miguel Hidalgo inició el movimiento de independencia en la Nueva Es- tras Varela avanzaba paña el 16 de septiembre de 1810. Fuente: Meyer, Jean. Hidalgo. Clío, hacia el sur con otros cribió al gobernador México, 1996. tantos; en el Nuevo diciendo que el ejército Reino de León el gobernador salía de Moninsurgente contaba entre sus filas con indios de fleterrey con 150 hombres, dejando probablechas, tropas de La Colonia, tanto milicianas como mente 100 en esta plaza; el capitán Sada veteranas y gente de las haciendas, amos y sirviguardaba la boca de Santa Rosa con 22 entes. En esta correspondencia también incluía hombres y don Juan Ignacio Ramón estaba una carta que Jiménez le había enviado y le decía en Río Blanco con menos de cin“[…] haber procurado valerse del más cuenta. […] (Vizcaya: 2003, 117). favorable arbitrio para no ensangrenOtro oficial realista, Pedro de tar más un asunto que realmente se Herrera, quien se había unido junto había decidido, pues era irresistible con su tropa a las fuerzas de Varela, la fuerza que ya estaba dentro de la le escribía a Santa María el 6 de enprovincia. […] Deje correr las fuentes, ero que tenía serias sospechas de que que Dios nos ha de ayudar” (Vizcaya: Juan Ignacio Ramón era insurgente 2003, 113-114). (Vizcaya: 2003, 119). Para el día 9 el No se sabe de manera certera capitán Varela recibió una carta prosi Juan Ignacio Ramón se unió al movimiento insurgente porque estuviera Retrato del comandante Juan Igna- veniente del campamento de Aguanueva con el siguiente mensaje: de acuerdo con la idea de la indepen- cio Ramón.

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Documento de la Inquisición contra Miguel Hidalgo y sus seguidores.

Se ha fugado del campo dispuesto en el puerto del Carnero el comandante de ustedes, don Antonio Cordero, por consiguiente todas las tropas que gobernaba están gustosamente reunidas a las mías y toda la provincia no conoce ya más gobierno que el americano, en tal virtud, prevengo a usted, que sin pretexto ni demora, se pase con las que le acompañan a la villa del Saltillo, donde le aguardo, trayén-dome todos los prisioneros que le entregó a usted el capitán Borrego, junto con los europeos que asisten en esa división, a los que puede usted asegurar de mi parte que los trataré con aquella generosidad y nobleza que caracteriza a los americanos. Si así lo practicase, trataré a usted como amigo y de lo contrario lo perseguiré hasta su total exterminio (Jiménez citado en Vizcaya: 2003, 120). Después de tomar el campamento de Aguanueva, sin librar batalla, Jiménez entró a Saltillo el 8 de enero con un ejercito de 8 000 hombres y 16 cañones. No fue recibido por el Cuerpo Capitular

de la ciudad. Al enterarse de estos acontecimientos, Varela decidió moverse al valle de Labradores y de ahí partir hacia el Nuevo Santander. Sin embargo, tras recibir la contestación de Santa María, diciendo que se encontraba en el valle del Pilón y que haría todo lo posible por defender la provincia, Herrera influyó en la decisión de Varela y marcharon para reunirse con Santa María. Llegaron al valle del Pilón el 11 de enero, encontraron a Santa María con una actitud de indiferencia hacia la situación. El 12 convocó a un consejo de guerra en donde se tomó la decisión de licenciar a las tropas por considerar perdida la provincia, el gobernador regresó a Monterrey (Vizcaya: 2003, 120-123). Por otro lado, los insurgentes preparaban su entrada a Monterrey, Jiménez envió al coronel Juan Bautista Carrasco para este propósito. El gobernador Santa María entregó la provincia pacíficamente, no contaba con las tropas suficientes para presentar resistencia debido a la deserción masiva de milicianos y oficiales. Jiménez entró a la ciudad el 26 de enero de 1811, en medio de la aceptación y el regocijo popular, y aparentemente una parte importante del clero estaba a favor de la insurgencia, ya que le franquearon a Jiménez los fondos que le negaron al gobernador Santa María para la defensa de la ciudad (Vizcaya: 2003, 132-133). Durante su estancia en Monterrey, Jiménez otorgó indultos a los europeos que se encontraban en la provincia y en algunos casos les regresó bienes

Imagen del fusilamiento de Miguel Hidalgo en la ciudad de Chihuahua

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que habían sido confiscados por los jefes insurgentes. En cuestiones de gobierno, Jiménez no tomó el control del mismo, sino que se designó como gobernador a Santiago Villarreal. Santa María y Ramón se unieron al ejército insurgente. Jiménez, al recibir la noticia de la derrota de Hidalgo en el Puente de Calderón y de su marcha hacia las Provincias Internas, salió hacia Saltillo para recibir a los líderes insurgentes, quienes entraron a la ciudad; Allende el 24 de febrero de 1811 e Hidalgo dos días después (Vizcaya: 2003, 134 y Cossío: 2000, 90-92). Después de permanecer unos días en Saltillo, los jefes insurgentes decidieron marchar hacia San Antonio del Béjar, y de ser necesario cruzar la frontera hacia Estados Unidos. Asimismo, Ignacio López Rayón y José María Liceaga recibieron instrucciones de reanimar la lucha insurgente en el centro de la Nueva España, separándose del grueso del contingente que se dirigiría a Monclova (De la Torre: 2004, 91). Ya en camino hacia Monclova, oficiales realistas, entre ellos Ignacio Elizondo y Manuel Royuela, tendieron una emboscada en las norias del Baján, en donde capturaron al grueso del ejercito insurgente incluyendo a Hidalgo, Aldama, Allende y Jiménez. Los insurgentes capturados fueron enviados a Monclova, después los líderes fueron enviados a Chihuahua para enfrentar un juicio y la pena de muerte (De la Torre: 2004, 91; VIZCAYA: 2003, 181 – 189).

2.2. Postura del Ayuntamiento de Monterrey El Ayuntamiento estaba constituido, para 1810, por alcalde de primer voto, don José Antonio de la Garza; de segundo don Matía de Sada; procurador don Marcos de Arredondo; don José Joaquín Canales, regidor alférez real y don Bernardo Ussel y Guimbarda, regidor fiel ejecutor. Sin embargo, a la llegada del gobernador Santa María se aceptó el nombramiento de regidores honorarios […] todo a fin no sólo de su mayor y justo

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realce, sino de la utilidad pública y recomendada orden de policía; al intento, todo bien meditado, se acordó y procedió a la votación, recayendo esta gracia en Dn. Pedro Manuel de Llano, Dn. Fernando de Uribe, Dn. José María de Sada, y Dn. Juan Francisco de la Penilla [...].45 A este cabildo le correspondió la elección del diputado a cortes, referida en el capítulo anterior, así como realizar, el 25 de mayo, la ceremonia de juramento de lealtad al Supremo Consejo de Regencia de España e Indias, que gobernaba en nombre del rey ausente Fernando VII.46 En lo concerniente a las noticias sobre la insurgencia, no se tienen claras las primeras reacciones y disposiciones del Ayuntamiento de Monterrey, debido a que las fechas de las actas se saltan de agosto a noviembre de 1810. Lo que hace suponer que, debido a la situación de emergencia, el cabildo sólo se reunió de manera esporádica o formaron parte de los consejos de guerra. Para noviembre de 1810, Juan Ignacio Ramón había sido nombrado gobernador interino, ya que Santa María le había sucedido su puesto con el fin de dedicarse al reclutamiento de hombres para la defensa de la provincia. Es así como Ramón, en su nuevo puesto, hace circular el siguiente bando: Hago saber á todos los estantes, y habitantes de esta Capital y Provincia que las Proclamas del Sanginario Emperador de los Franceses, y las de su hermano, el intruso Rey José han introdusido (sic) la insurrección, y Anarquía con que se ha conjurado el contumaz (sic) Hereje Cura del Pueblo de los Dolores, Allende, y demás partidarios, esperando Proclamas, y ensangrentando los puñales contra nuestros amados hermanos los Ultramarinos, para con más libertinaje robar, hasta los mismos Criollos, que aparentan favorecer, y á fin de cuentas semejante sisma en esta Ciudad, y muchas se producen de malicia, según los Pasquines inicuos que han fijado, he resuelto mandar promulgar el Bando del terror siguiente.47

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Como podemos darnos cuenta, en un primer momento la insurgencia fue tomada por las autoridades de la provincia como un intento de Napoleón de apoderarse de las provincias, y de causar una especie de cisma entre lo peninsular y lo novohispano. La última acta de cabildo de 1810 es la del 29 de noviem-bre, en donde se convocó a junta para organizar la defensa de la ciudad. Después, el Archivo Histórico de Monterrey registra la elección de nuevos funcionarios el 1 de enero de 1811. Fueron electos don Bernardo Ussel y Guimbarda, alcalde de primer voto; don Francisco Farías, síndico procurador general; capitán don Matías de Sada, don José Marcos de Arredondo, don Lorenzo de la Garza, electos regidores honorarios, así como don Urbano de la Garza, electo mayordomo depositario de propios.48 Puede decirse que el cabildo de Monterrey se encontraba a la expectativa de las decisiones que el gobernador tomaría para la defensa de la provincia. Asimismo, por encontrarse en una situación de guerra inminente, las reuniones y las actividades de otra índole disminuyeron. El cabildo registraría gran actividad después de recibir la noticia de la captura de los insurgentes. La siguiente acta de cabildo registrada es la fechada el 1 de abril, en donde se propone la instauración de una Junta Gobernadora que llenara el vacío de poder provocado por la caída de los insurgentes. De esta manera concluyó la primera etapa de la lucha por la Independencia de la Nueva España. 3.Ecos de la insurgencia de Morelos, la contrarrevolución y el constitucionalismo hispano (1811-1815) Después de la aprensión del cura Hidalgo y de los principales líderes del movimiento insurgente, iniciado en 1810, continuaron la lucha Ignacio López Rayón, en el bajío, y José María Morelos y Pavón, en el sur, entre otros líderes. A pesar de que estos dos personajes luchaban por la misma

Ignacio López Rayón (litografía de Santiago Hernández S. XIX)

causa, en un principio sus esfuerzos no se encontraban coordinados. López Rayón intentó reordenar y concretar el proyecto insurgente, entre las acciones a seguir se encontraban el […] proseguir con la guerra, instituir un gobierno que dirigiera el movimiento y pusiera las bases de la organización jurídica y política del país, gobierno que podría ser una junta nacional, como las instituidas en España y otras capitales americanas, o un congreso; se conservaría la legislación cristiana, se dejaría de remitir a España dinero, se defendería el reino de los franceses y se trataría de mantener incólumes los derechos del monarca […] (De la Torre: 2004, 93). Con este plan López Rayón trató de unir y conjugar las acciones de los líderes insurgentes locales. De este modo convocó a la formación de una junta de gobierno insurgente. Dicha junta se instauró el 19 de agosto de 1811, en Zitácuaro, con el nombre oficial de Suprema Junta Nacional Americana. Morelos aprobaba la formación de este órgano de gobierno (Guzmán, 1994: 58). Personajes como José María Cos, Carlos María de Bustamante, Andrés Quintana Roo y fray Vicente de Santa María fueron miembros de esta junta. Una vez instaurada, además de los objetivos ya mencionados, se encontraba el pedir reconocimiento y auxilio del exterior, por ello se enviaron

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emisarios a Sudamérica y Estados Unidos. Otro mérito de la Junta y de Rayón fue el involucrar a las élites urbanas de las principales ciudades de la Nueva España a través de una organización secreta: los Guadalupes (De la Torre: 2004, 94). Por otro lado, José María Morelos y Pavón realizaba campañas militares exitosas. Constituyó y organizó su ejército, al cual se integraron Hermenegildo Galeana y los hermanos Bravo, personajes clave para el triunfo insurgente. En medio de ese clima de luchas militares, de poder e ideologías, y tras la captura de Hidalgo y sus seguidores, el Nuevo Reino de León experimentó un vacío de poder. Para solucionar esta situación, el grupo de notables encabezados por Francisco Antonio Farías propusieron un proyecto novedoso en la provincia, más no en el imperio español: una Junta Gobernadora.

3.1. Un gobierno alternativo en el Nuevo Reino de León: La Junta Gobernadora (1811-1813) La llegada de noticias sobre la crisis de la monarquía española, de la resistencia civil contra los invasores y, por último, el desarrollo de la insurgencia en el Nuevo Reino de León, propiciaron cambios imRetrato de Mariano Jiménez. portantes en la gobernabilidad del territorio. Estos cambios desembocaron en la implementación de formas de gobierno provisionales con características propias, poniendo en evidencia las formas del pensamiento nuevoleonés. Con la llegada de Mariano Jiménez y la insurgencia al Nuevo Reino de León, la estructura

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de gobierno sufrió modificaciones importantes. Las dos principales instancias de gobierno local renunciaron a sus puestos para unirse al ejército insurgente, dando lugar a un vacío de poder. Para llenarlo, Jiménez, como oficial de mayor rango, nombró gobernador interino a Santiago Villarreal, en enero de 1811. La población en general aceptó el cambio de autoridades sin resistencia; sin embargo, las autoridades insurgentes estuvieron poco tiempo en funciones debido a la captura de los principales jefes independentistas en las Norias de Baján, unos meses después. Al regresar la provincia al régimen colonial realista, sucedió algo sumamente interesante: el gobernador Santiago Villarreal renunció a su cargo por considerarse éste ilegítimo.49 Entonces la provincia vivió el mismo dilema que España al encontrarse sin monarca y que la Nueva España al enterarse de la deposición del Rey, ¿quién gobernaría? La instancia que podía nombrar un gobernador legítimo era el vi-rrey o el rey. Debido a la guerra, las comunicaciones eran sumamente difíciles, impidiendo el nombramiento de un nuevo gobernador. Ante este dilema, el síndico procurador, Francisco Antonio Farías, propuso la instauración de una Junta de Gobierno tal y como se hizo en España, conformada por cierto número de notables quienes gobernarían de manera provisional hasta que las comunicaciones con el centro fueran posibles. Este ejercicio político demuestra la introducción del pensamiento liberal. Sin embargo, este pensamiento liberal más que teórico resultó práctico debido a que la motivación principal de la élite nuevoleonesa, al aceptar formar la junta, era el responder a una problemática inmediata, muesDibujo de lancero insurgente

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tra de ello era su empeño en dejar claro el carácter temporal de la misma, su desvinculación con la insurgencia y su lealtad a las principales instancias de gobierno, hasta ese momento legítimas como lo eran el rey y la Iglesia católica. Esto último se puntualizó en el documento titulado Plan de una Junta Provincial que debe formarse en la ciudad de Monterrey, capital de la Provincia de N.R. de León.50 En la propuesta elaborada por Antonio Farías se distinguen tres aspectos principales: la justificación de la instauración de la Junta y su postura ante la insurgencia, la preocupación por la seguridad y pacificación de la provincia y las primeras disposiciones en mate- Carta de Mariano Jiménez ria de gobierno. La Provincia de el Nuevo Reino de León gobernada y dirigida por esta capital, ha dado en todos tiempos los más claros testimonios de su firmeza y adhesión á la sacrosanta católica Religión que profesa; de su fidelidad y amor á nuestro católico Monarca el Sor. Don Fernando 7° que Dios prospere, y á los supremos y superiores Magistrados legítimamente constituidos en su Real Nombre; y últimamente de el celo é interés que toma en beneficio de la Patria común, y la suya propia. Estos nobles sentimientos, á excepción de lo tocante al Dogma, solamente podrá sofocarlos una fuerza irresistible y de tal suerte poderosa que Carta de Juan Ignacio Ramón.

hiciera inútiles los sacrificios de la vida, y haberes de sus habitantes. Tal ha sido la que acaba de sufrir esta ciudad y su provincia; pero corriendo de público y notorio la voz de que los Jefes de la Insurrección han sido presos en Coahuila, y sus ejércitos destruidos por todas partes, de lo que se nos presentan cada día indicios muy manifiestos, juzga el Procurador haber llegado el caso de sacudir el infame yugo de la opresión, y de recobrar nuestra antigua libertad, volviendo á pro-clamar seguir y obedecer á nuestro antiguo legitimo Gobierno, en el que solamente podremos hallar un seguro asilo, y la sólida prosperidad de nuestras Arcas y Hogares.51 Para la instauración de esta Junta de Gobierno se pidió autorización tanto al intendente como al virrey, los cuales dieron su aprobación siempre y cuando el carácter de la misma fuera temporal.52 Parte de la justificación utilizada se fundamentaba en su carácter provisional y de subordinación al Rey, las autoridades y leyes vigentes, la religión y los intereses de la patria. Según el plan que propuso Farías, la Junta debería estar constituida por seis vocales y un presidente. Las personas elegidas no debían haber tenido ninguna simpatía por el gobierno instaurado por los insurgentes,

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proteger su reputación. Igualmente para la defensa del mismo modo no lo harían con la causa que estos del territorio era necesaria la formación de milicias, últimos defendían. las cuales requerían de equipamiento para el comEsta Junta estuvo conformada por Blas bate. Dada esta urgencia, la junta ordenó la entrega Gómez de Castro, presidente; Bernardo Ussel de todas las armas que los pobladores tuvieran en y Guimbarda, vicepresidente; José León Lobo casa, así como las municiones, todo bajo inventario Guerrero;53 José Vivero; José Valera; Melchor Núñez de Esquivel; Antonio Silverio de Berridi y con la promesa de devolverlo a sus dueños. AsiFrancisco Bruno Barre-ra Gómez de Castro (Galmismo, y dada la experiencia en el Bajío, se tomó la indo Cárdenas, 2005: 44), quienes para poder decisión de vigilar y en algunos casos prohibir todo aceptar el cargo debieron negar todos sus nexos tipo de reuniones, en especial después de las nueve con el gobierno insurgente y su simpatía por la inde la noche. dependencia. En materia de gobierno, ordenaron informar Los integrantes de la Junta tuvieron que rea la población por medio de bandos y cordilleras plantear su postura ideológica ya que, si bien sus sobre la instauración de la junta y las condiciones miembros no ejercieron en la que fue establecicargos públicos durante da.54 Como parte de las medidas para informar a el periodo en el que el los ciudadanos, se dispuNuevo Reino de León so, junto con el Cabildo adoptó la insurgencia, Eclesiástico, seguir con tampoco opusieron relos protocolos habituales sistencia a la lle-gada para el reconocimiento de de los insurgentes y las nuevas autoridades. adoptaron como propia De igual manera, se desu causa. Al ser estos úlclaró que el trato hacia la timos derrotados, y volvjunta sería el de señoría, er al antiguo régimen, se sin embargo, de manera vieron en la necesidad de individual, los vocales repudiar las ideas revotendrían el mismo estalucionarias insurgentes, tus que los miembros de cambiando de postura los cabildos. radicalmente. Este camEl acuerdo con el bio de postura pudo ser motivado por la necesi- Lancero insurgente. Fuente: Historia de México, Tomo VIII. Salvat, Cabildo Eclesiástico, así como la puntualización en dad de proteger los inter-México, 1978. los tratos y en el estatus con eses económicos, políticos respecto a los poderes locales que pudieran opony hasta cierto punto militares de la provincia, por erse o desconocer a la junta, fueron necesarios para encima de los de la colonia o de la nueva nación evitar problemas internos y luchas de poder entre proyectada por la insurgencia. las instituciones vigentes. Debido a la inestabilidad Las primeras disposiciones de la Junta en y la inseguridad de la provincia, los miembros de materia de seguridad fueron la deposición volunla junta decidieron que lo más conveniente era el taria de todos los funcionarios nombrados por los tomar posesión, además de la gobernabilidad y la insurgentes, ofreciéndoles no sólo la amnistía, sino

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administración pública del reino, de los ramos de hacienda, seguridad e impartición de justicia. La protección hacia los españoles peninsulares que habían sido desplazados debido a la llegada de los insurgentes era prioritaria. La población española europea era muy importante en la sociedad de principios del siglo XIX. La mayoría de los funcionarios y comerciantes eran peninsulares, y esto lo observaron los miembros de la junta, por ello se comprometieron a garantizar su seguridad y la de sus bienes. Pero al mismo tiempo, para obligarlos a regresar, amenazaron con confiscar sus propiedades y retirarles el permiso de residencia. Asimismo, los miembros de la junta enviaron un escrito a la población en donde le explicaron que, después de la expulsión de los insurgentes la formación de la junta era de extrema necesidad para mantener el orden en la provincia y dieron a conocer las acciones y actitudes de esta instancia de gobierno de esta manera: Instalose ésta, y desde aquel feliz momento ha trabajado sin intermisión en restituir la paz y seguridad de la Provincia con la observancia de las Leyes: en buscar con el mayor empeño los auxilios, y medios de defensa para en caso de un nuevo ataque de los enemigos: en levantar, y armar tropas

Mapa de las campañas emprendidas por los insurgentes.

para el mismo efecto; en preparar remontas, víveres, y municiones; en ocupar con avanzadas aquellos puntos más expuestos dejando a la Capital una fuerza respetable para acudir con ésta a donde la ocasión lo requiriese como lo ejecutó con la división que dirigió a Labradores para socorrer aquel valle amenazado por la facinerosa chusma de que fuera caudillo el temerario e infame lego villeria, todas las operaciones se han comunicado al superior Gobierno que ha tenido la bondad de aprobarlas y declararlas eficaces, en esta virtud cual pensáis había sido la sorpresa, y conjunción de la Junta, cuando ha llegado a entender que se le sindican sus providencias con notable aturdidad pues unos las gradúan de lentas y demasiado suaves, y otros las califican de arbitrarias, y sin concierto haciendo al público en general motor de esta importuna y sediciosa murmuración de su Gobierno: […].55 Como parte de las providencias para mantener la paz en la provincia, la junta prohibió las expresiones de criollos en contra de peninsulares y viceversa, bajo pena de sepo (sic) y cárcel.56 Otras disposiciones de dicha junta, importantes de señalar, fueron las medidas para evitar la vagancia, algunos señalamientos sobre la relación patrónempleado;57 instrucciones sobre la regularización del abasto de carnes en referencia a los lugares de matanza, los días y quienes deberían hacerlo58 y la normalización de la producción de mezcal de manera especifica, los impuestos de producción y comercialización que estos debían cubrir.59 A pesar del trabajo y las disposiciones de la Junta Gobernadora por mantener la paz en el Nuevo Reino de León, éste permaneció militarizado hasta el fin del periodo independentista. Si bien no existieron grandes regimientos insurgentes, sí se llevó a cabo una guerra de guerrillas en donde el Nuevo Reino

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de León servía como punto estratégico para movi3.2. La vuelta al realismo y la Comandancia lizar los ejércitos realistas hacia Nuevo Santander General y Texas. En este periodo surgieron algunos líderes insurgentes locales, como José Herrera y Policarpo Una vez muertos los jefes insurgentes, y con la Verástegui, sin embargo, estos líderes carecían de provincia en aparente paz, para finales de 1812 lleun plan ideológico sólido. garon noticias acerca del levantamiento insurgente La Junta Gobernadora estuvo en funciones en Texas, las cuales alarmaron a las autoridades. El hasta 1813, cuando fue nombrado el gobernador nuevo brote insurgente tenía como líder a Bernardo Ramón Díaz de Bustamante. La junta sirvió como Gutiérrez de Lara, se informó también que en este mediadora entre la población y las autoridades reataque participaron norteamericanos con Gutiéralistas, encabezadas por Joaquín de Arredondo, rez. La postura de la Junta Gobernadora fue la de quien adquirió un carácter despótico. mantenerse fieles al régimen realista.61 Es preciso resaltar lo novedoso de este plan, La segunda sesión,62 en febrero de 1813, del ya que anteriormente, quien tomaba las riendas del cabildo de Monterrey da testimonio de un acuerdo gobierno de la provincia al estar ausentes el goberentre los miembros de la Junta Gobernadora, el canador y el teniente de gobernador era el Ayunbildo de la ciudad, el obispo Marín (quien representamiento de Monterrey (Génesis y evolución de la taba al clero). Esta sesión tenía como objetivo reunir administración pública de Nuevo León, 2005: 28), a los ciudadanos “pudientes” para la estructuración procedimiento que se dejó de lado en esta ocasión. de un plan de defensa de la ciudad debido a las noDesgraciadamente no hay documentos que conticias recientes sobre las acciones insurgentes en la staten el porqué se tomó la determinación de no provincia de Texas.63 Entre las medidas a tomar se seguir con la tradición y formar la junta. encontraba la formación de una o dos compañías A pesar de ello, y debido a la copiosa code patriotas. Se le dio a Juan Antonio de Mújica rrespondencia recibida desde España,60 en la y a José Froilán de Mier la tarea de llevar a cabo el que se informaba detalladamente sobre la crisis reclutamiento en la ciudad y los ranchos cercanos. monárquica, puede inferirse que esas noticias fuÉsta fue una de las últimas acciones registradas de eron la principal influencia para la adopción de una la Junta Gobernadora, ya que para marzo de 1813 Junta como forma de gobierno provisional. Esta recibieron la noticia del nombramiento de Ramón influencia resultó más notoria y directa que la que Díaz de Bustamante como gobernador provisional pudiera ejercer la independencia de las colonias del Nuevo Reino de León.64 Este mismo mes, Féinglesas o la Revolución Francesa. La crelix María Calleja fue nombrado ación de la Junta Gobernadora sirvió de virrey de la Nueva España.65 transición entre un gobierno insurgente Por otro lado, en abril llegaron a y el regreso al realismo. No obstante, esta la provincia las noticias sobre la primera experiencia de autogobierno sercaída de San Antonio de Béjar viría de referencia para la introducción de y la captura de Salcedo, quien nuevas formas de participación política lideraba la insurrección en esa de por lo menos un sector de la población provincia.66 nuevoleonesa. La promulgación de la No obstante, el gobiConstitución de Cádiz fue otro impulso erno de Díaz de Bustamante María Calleja, militar español duró unos cuantos días; se dio para el avance de la cultura política en la Félix que combatió ferozmente a los insurgentes (óleo del siglo XIX). provincia. noticia de su fallecimiento el 22

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de abril de ese mismo año. Debido a la situación lero, quienes lograron repeler el ataque de Herrera. de inestabilidad en la que se encontraba la Nueva Sin embargo, en este enfrentamiento murieron España, la designación de un nuevo gobernador Julián Arrese y Alejandro de la Garza, el primero por parte del rey tardaría bastante. Por ello el caocupó cargos públicos en el cabildo regiomontano bildo de la ciudad se reunió nuevamente con el fin (Cossío: 2000, tomo IV, 144). de nombrar un gobernador provisional con base en Para el 25 de agosto se recibió y se dio lecla legislación vigente, es decir, la Real Ordenanza tura a un oficio del virrey en donde se informaba de Intendentes. Se nombró gobernador al alcalde del nombramiento de Joaquín de Arredondo como de primer voto de Monterrey, Pedro Manuel de comandante general de las Cuatro Provincias de 67 Llano. Cabe decir que esta acción denota por sí Orien-te.72 En esta sesión se acordó escribirle a misma la vuelta al antiguo régimen en cuestiones Arredondo para felicitarlo por su nombramiento.73 La llegada de Joaquín de Arredondo a la provincia políticas. es sumamente importante, ya que marca la consoliPara mayo de ese mismo año, llegaron a dación de la contrarrevolución en Monterrey y el Monterrey las noticias y las órdenes para jurar regreso al régimen monárquico. lealtad a la constitución del imperio español. Se Cuando Arredondo recibió la notificación planeó la celebración de dicho juramento para el de su nombramiento como comandante general, se día 29 de ese mismo mes.68 Esta ceremonia incluyó la limpieza e iluminación de las calles, una procesión solemne partiendo de las Casas Consistoriales a la plaza principal69 en donde, además, se dio lectura a la constitución. Al día siguiente se llevó a cabo una misa solemne en la catedral, después de la misa se llevó a cabo el acto solemne del juramento de lealtad a la constitución.70 La puesta en práctica de la constitución incluía un cambio en las formas de gobierno. Una de las más significativas fue la organización de las primeras elecciones, las cuales se explicarán más adelante.71 A pesar de la poca actividad militar de los insurgentes, un grupo encabezado por José Herrera entró a Monterrey el 3 de julio de 1813. La defensa de la ciudad estuvo a cargo de Francisco Bruno Barrera, José Félix Trespalacios y Juan Pablo Cabal- Retrato del general José María Morelos (óleo de 1813).

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encontraba en campaña contra los insurgentes y de casi en lo absoluto y aunque conoce igual-mente camino a Texas, por ello envió a Ramón Perea en que cuando el bien de la Nación, Rey y Patria, calidad de comandante militar a Monterrey (Cospiden nuestra atención debe ser ante todo cosas sío: 2000, tomo IV, 145), Perea llegó a la provincia preferida; pero no nos hallamos, gracias a Dios, en el 19 de julio; según David Alberto Cossío, Perea se estas tan tristes circunstancias; quedan aún en esta caracte-rizó por tener mano dura con los rebeldes, ciudad y provincia muchos recursos; se hallan aún ordenando varios fusilamientos de rebeldes en la multitud de hombres sin destinos ni oficios, sin relplaza de la ciudad y azotes públicos. aciones de familia, y oficiales militares (lo decimos Una vez en la ciudad, Perea dirigió al caa V.S. por que es necesario) que ganando el pan al bildo regiomontano la respuesta del comandante Rey no hacen servicio alguno los infelices patriotas Arredondo acerca de la posibilidad de la formación sin estipendio alguno y necesitando tal vez de que de la compañía de patriotas, dicha compañía se foralguna persona les dé la comida el día que hacen maría en condiciones similares a las de la compañía la guardia, se sa-crifican en beneficio de la Patria, formada en Tula. Sin siempre que el embargo, ante tales bien de ésta lo pida condiciones, el canosotros salimos bildo regiomontano garantes de que manifestó la impotodos los vecinos sibilidad de formar de esta ciudad se dicha compañía de presentarán gustopatriotas ya que sos al servicio del El Sr. ComanRey sin estipendio dante de esta plaza ni premio alguno, […] sin duda se mocon abandono de vió a informar a V.S. su casas y familias lo acreditado, digo, e intereses; se saclo acertado que sería rificarán en su benla formación de una eficio y deberá V.S. Compañía de Patriocontar con tantos tas; pero este Ayunsoldados cuantos tamiento en cumplihabitantes hay en miento de los deberes Monterrey.74 Arredondo de su oficio se ve en la llegó a Monterrey indispensable necesihasta julio de 1814, dad de hacer a V.S. y estableció la sede presente que la agride la Comandancultura, el comercio cia General. Para y las artes mecánicas, este año el cabildo nervio todo de la feliestaba compuesto cidad de esta Ciudad por Juan Antonio y provincia, se paraMújica como alrían con este proyecto La élite religiosa rechazó el movimiento armado de Hidalgo

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calde de primer voto y encargado del mando político, los regidores Urbano de la Garza, José María Cárdenas, José Luis de la Garza, Matías de Llano, Lorenzo Ramos, Juan Ángel Martínez y los síndicos procuradores Ambrosio María de Aldasoro y Juan José Taméz. Uno de los puntos en los que el cabildo regiomontano y las autoridades de la Comandancia General tuvieron dificultades para ponerse de acuerdo fue en la formación de la compañía de patriotas. La posible formación de dicha compañía comenzó desde el año anterior con la renuencia del cabildo para formar la compañía con las características que el comandante general solicitaba. Para enero de 1814 el comandante Perea envió de nueva cuenta un oficio con una inserción de Arredondo retomando el tema. Como respuesta, el cabildo decidió posponer la fundación de la compañía hasta el arribo de Arredondo a la provincia.75 Arredondo insistió en la formación del cuerpo de patriotas, por lo que el cabildo decidió formar un expediente con la correspondencia sobre el tema y turnarlo a la Diputación Provincial para que tomara la decisión más conveniente.76 En respuesta a la solicitud del cabildo, la Diputación Provincial “[…] en quinto de 17 del corriente en que acompaña Su Excelencia los documentos que le remitió este cuerpo, relativos a la formación de la Compañía de Patriotas, resolviendo su alistamiento y organización, bajo términos y condiciones que en él se expresan […].77 Una Mapa del Nuevo Reino de León.

vez enterado de la respuesta de la diputación, el ayuntamiento ordenó la elaboración de listas para decidir quién formaría parte de la compañía. La compañía debería estar conformada por un capitán, un teniente, dos alféreces, tres sargentos, seis cabos y cincuenta y dos soldados. Se decidió que los sorteados serían convocados el día 20 de junio.78 Sin embargo, la reunión con los convocados a la compañía de patriotas se pospuso debido a que la mayoría de las personas convocadas no atendieron a la convocatoria. A los asistentes se les informó sobre las órdenes enviadas por el comandante general sobre la compañía que debía formarse.79 Se acordó una nueva reunión para el día 29 de ese mismo mes.80 Otro desencuentro que tuvieron el cabildo regiomontano y la comandancia general tuvo que ver con la orden de leva que emitió el virrey. Quienes debían ser reclutados eran, según el cabildo, los vagos y otros hombres que sean útiles al servicio. Sin embargo, este reclutamiento se llevó a cabo en medio de insultos y prejuicios al vecindario,

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lo que provocó que el síndico procurador pidiera un reclamo oficial al comandante general pidiéndole además que […] ponga remedio, prescindiendo de mucho ultrajes y malas razones con que el sargento Acosta trató a varias personas, hasta de los empleados públicos […].81 Los desencuentros continuaron, otro de ellos se generó cuando los miembros del cabildo se sintieron desairados al no seguir el protocolo acostumbrado en la ceremonia de conmemoración del cumpleaños de Fernando VII. Este desaire, jamás practicado por los anterio-res jefes que han mandado esta provincia, nos hizo ver manifiestamente el desagrado o ningún aprecio con que v.s. trata a este Cuerpo, que tiene el honor de representar a el noble y leal vecindario que compone esta ciudad, y que ha tenido siempre la más viva satis-facción de ser atendido por nuestro soberano y por los Excelentísimos Señores Virreyes que en su real nombre nos han gobernado […].82 Este gesto de la Comandancia General provocó tal descontento que en el oficio que el cabildo acordó enviarle no sólo manifestó su enojo por el desaire sufrido, sino que retomó temas anteriores como las quejas por la forma en la que se llevó a cabo el reclutamiento en la ciudad por parte de los oficiales de una compañía proveniente de Veracruz, los cuales protagonizaron algunos disturbios el 31 de agosto de ese año.83 En dichos disturbios destruyeron el monumento de la pirámide, construido en conmemoración de la promulgación de la constitución de Cádiz. Asimismo, manifestaron su sentir con respecto a la actua-ción de la comandancia general: Cuando esta ciudad fundaba las mejores esperanzas para su incremento en la venida de v.s. ve cuasi palpablemente que camina a su destrucción y aniquilamiento por la oculta mano que contraria las sanas disposiciones de v.s. y que el ejército que triunfó en los campos de Béjar, parece que paga

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los sacrificios de estos habitantes impedidos para socorrerlo en aquella frontera, con las más ingrata corres-pondencia, como lo comprueba el modo con que han ejecutado las órdenes gubernativas en la exacción de multas y demás anexos […].84 En este documento se informó también que el ayuntamiento y los vecinos esperaban que el comandante general pusiera un alto a este tipo de comportamiento, de no ser así acudirían a instancias superio-res. Por otro lado, una vez establecida cierta paz, los miembros del cabildo se preocuparon por la apariencia y la salubridad de la ciudad como lo hicieron Herrera y Santa María en su momento. Para julio de 1814 se recibieron noticias sobre el posible brote de una epidemia, la enfermedad parece ser que consistía en fiebre, o al menos es lo que se menciona en las actas de cabildo.85 Como medida preventiva se considera oportuno formar una comisión de sanidad precedida por Miguel Pagés, médico militar. Sin embargo, la formación de esta comisión de sanidad también pasó por dificultades, como la definición de sus miembros y el presupuesto que tendría a su disposición para medicamentos y otros implementos. Otra de las medidas tomadas fue la de crear un cerco sanitario impidiendo que personas ingresen a la provincia, sobre todo las provenientes de Saltillo, en donde se registraron los primeros brotes de la enfermedad.86 En 1815 se registraron brotes de viruela natural en un gran número de la población. La preocupación del cabildo se enfocó en la atención de los más pobres.87 Para el tratamiento de la viruela se enviaron vacunas a la provincia; sin embargo, la población se resistía a utilizarlas y prefería recurrir a remedios caseros y a la medicina tradicional. Al observar esta situa-ción, Arredondo dispuso que se les administrara la vacuna a todas las personas que no habían contraído la enfermedad en los puntos delimitados por el Ayuntamiento: éste debía supervisar la inoculación de la población, quien se

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resistiera a la vacunación sería sancionado y los chamanes serían multados y corrían el riesgo de ser expulsados de la provincia.88 Como puede observarse, el regreso al régimen realista no fue tan sencillo. La postura de las autoridades locales fue defender los intereses de la provincia, lo cual provocó roces con las autoridades peninsulares, quienes ostentaban un régimen militarizado debido a la guerra por la que se atravesaba en esos momentos. La promulgación de la Constitución de Cádiz representó un nuevo obstáculo para las autoridades realistas tradicionales.

taba un problema para los diputados peninsulares, ya que los diputados americanos los superaría en número. Para disminuir la cantidad de diputados americanos, se le negó la calidad de ciudadanos a la población de origen africano así como a sus castas (Chust en Guedea: 2001, 28-30; Rodríguez: 2005: 147). Sin embargo, las comunicaciones lentas, las enormes distancias y la situación bélica de algunas provincias tanto americanas como en la península provocaron un retraso en el arribo de los diputados, por lo que se nombraron suplentes. Según Virginia Guedea, las elecciones para diputados propietarios 3.3. La Constitución de Cádiz y su impacto en se llevaron a cabo a finales de 1810 y principios de la Nueva España y el Nuevo Reino de León 1811. En la Nueva España se eligieron 20 diputados de 22 que le correspondían al virreinato de la La resistencia española conformó una Junta Censiguiente manera: tral con el fin de coordinar la defensa de la penín[…] cada capital de provincia debía contar sula. Sin embargo, ante el avance francés, la Junta con un diputado, el que sería elegido por su se autodisolvió a finales de enero de 1810, y nomrespectivo ayuntamiento. Al igual que había bró un Consejo de Regencia para de este modo ocurrido con la elección de representante formar un gobierno más efectivo. Una de sus priante la Junta Central, cada ayuntamiento meras encomiendas sería la de convocar a Cortes89 debía elegir tres individuos “dotados de (Rodríguez: 2005, 147). probidad, talento e instrucción y exentos La reunión tendría lugar en septiembre de de toda nota”, entre los cuales se escogería 1810. La convocatoria establecía que por cada 50 a uno por sorteo. Asimismo se precisaba 000 habitantes habría un diputado. Esto represenque todos ellos debían ser naturales de las provincias que debían representar (Guedea en Rodríguez: 2005, 153).90 Durante la primera sesión, las Cortes se atribuyeron la soberanía del pueblo al que representaban. También dividió el gobierno en tres ramas: legislativo, ejecutivo y judicial, en ausencia del rey el ejecutivo sería atribuido al Consejo de Regencia (Rodríguez: 2005, 156). El poder judicial tuvo pocas facultades independientes, y el ejecutivo estaba subordinado al legislativo. Fernando VII retoma el trono de la Corona española la ser expulsados los franceses de su territorio

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En las cortes se distinguieron dos bandos: diencias se transformaron en tribunales supremos, los liberales que optaban por una monarquía parde este modo el territorio quedó dividido en prolamentaria y los serviles, a favor de una monarquía vincias que podían tratar directamente con el poder absolutista. La mayoría de los diputados americacentral español (Rodríguez: 2005, 165).92 La instauración de los Ayuntamientos nos simpatizaba con los liberales, sobre todo en lo Cons-titucionales trajo consigo una mayor parreferente a la discusión acerca de la igualdad entre ticipación política, tratando de evitar que esta inamericanos y peninsulares, sin embargo, para algustitución fuera dominada por los jefes políticos. Se nas otras cuestiones el bando americano se dividió procuró la creación de nuevos ayuntamientos, la y hubo quienes apoyaron a los serviles. En el papel constitución permitió la erección de ayuntamientos que desempeñaron los diputados americanos en las para villas que tuvieran de mil habitantes en adelanCortes destaca el planteamiento de un programa de te (Rodríguez: 2005, 168). Con esta medida, y al reformas autonomistas. Sobresale el caso de Miguel conceder la ciudadanía a todos los varones adultos, Ramos Arizpe y sus argumentos para la creación de a excepción de los de origen africano, se aseguraba las Diputaciones Provinciales. la participación política de las masas (Rodríguez: Éstas iban desde las reiteradas libertades 2005, 173). Asimismo, se establecieron tres niveles económicas91 hasta las aspiraciones políticas: una representación proporcional equitativa ante las de gobierno representativo: el municipio, la proCortes, igualdad de derechos de los amerivincia y el imperio. canos, españoles o indios para poder Otras disposiciones constituejercer cualquier cargo político, cionales fueron la abolición de eclesiástico o militar, dislas instituciones señoriales, el tribución de la mitad de tributo indígena, se dio fin a los cargos a favor de los la Inquisición y estableció naturales de cada terun control firme sobre la ritorio, creación de coIglesia; por otro lado, mités consultivos para declaró formalmente la la elección de cargos libertad de prensa, entre públicos entre los resiotras cosas. La constidentes de la localidad tución de 1812 estableció y restablecimiento de un Estado unitario, las la orden de los jesuitas leyes se aplicaron para en América (Chust en todo el imperio, redujo el Guedea: 2001, 28). poder del rey y las Cortes Asimismo, el fueron dotadas de poder, parlamento modificó la de este modo sirvieron estructura del imperio al como contrapeso al monarcrear dos instituciones: la ca (Rodríguez: 2005, 171). El Diputación Provincial y los Nuevo Reino de León recibió Ayuntamientos Constitucionalas noticias sobre la derogación de les. Con esta medida los las mitas, mandamienvirreinatos fueron aboli- Escudo de la Inquisicion en la Nueva España fue abolida por la Consti- tos y repartimientos de de Cádiz de 1812. Fuente: Meyer, Jean. Hidalgo. Clío, México, dos en América y las Au- tución indios el 16 de octubre 1996.

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de 1813. El alcalde Fernando de Uribe dispuso se publicara en todos los departamentos.93 La Constitución de 1812 representaba una opción pacífica para los autonomistas americanos. Las elecciones convocadas por la constitución fueron las primeras de carácter popular en América (Rodríguez: 2005, 172). El procedimiento para esta elección fue bastante complicado ya que no fueron elecciones directas. Según Virginia Guedea En el caso de la elección para ayuntamientos constitucionales se procedería en dos etapas. Primero, debían elegirse electores parroquiales y más tarde éstos debían designar a los nuevos alcaldes, regidores y síndicos. El grado de complejidad aumentaba para la designación de diputados a Cortes y de diputados provinciales. Las elecciones debían hacerse primero por parroquias, por partidos después y finalmente por provincias. Fue, pues, necesario que para su organización y cuidado se establecieran juntas preparatorias (Guedea en Rodríguez: 2005, 178). Entre las obligaciones de la junta preparatoria estaban organizar un censo electoral por parroquias, dividir sus territorios en distritos para la selección de diputados a Cortes y de diputados provinciales, y por último supervisar las elecciones (Rodríguez: 2005, 179). Para el Nuevo Reino de León dichas elecciones se llevaron a cabo el 13 de junio de 1813.94 Las elecciones de las diputaciones registraron retrasos; como resultado, dichas instituciones entraron en funciones poco antes de que el Fernando VII aboliera la constitución. Según Jaime Rodríguez, existen varias razones por las que el gobierno constitucional no funcionó: Primero había sido poco tiempo para que las instituciones nuevas conquistaran el apoyo popular. […] Ni las diputaciones provinciales ni los ayuntamientos constitucionales trabajaron el tiempo suficiente para poder mostrar su valor en el nivel local; segundo, los ejércitos

guerri-lleros que pudieron haber defendido a las Cortes se encontraba luchando contra Napoleón, […] tercero se conservó la imagen del rey […] (Rodríguez: 2005, 195). Para el caso del Nuevo Reino de León existe una correspondencia que a grandes rasgos da cuenta sobre la forma en la que se organizaron las primeras elecciones: Sábado 8 de mayo de 1813 En este día llego á esta ciudad de Monterrey la Nueva Constitución Sábado 29 de mayo de 1813 En éste día se publicó dicha constitución Domingo 30 de mayo de 1813 Día de nuestro católico monarca D. Fernando 7°. Se juró dicha constitución ciendo (sic) gobernador interino D. Pedro Manuel de Llano Jueves 14 de junio de 1810. Se instaló la nueva constitución. Salieron electores Las 17 personas siguientes anotadas según sus grados o votos Froilan de Mier, José León Lobo, Domingo Ugarte, José Vivero, Bernardino Cantú, Juan Francisco de la Penilla, Bernardo Ussel y Guimbarda, Ambrosio María Aldasoro, Mariano Manzano (¿?), Matías de Llano. Aparece otro nombre, pero está ilegible. Viernes 25 de junio de 1813 en este día salieron empleados en cabildo las personas siguientes Alcalde de 1° elección y jefe político, comandante Fernando Urive, de segunda elección, asendero (sic) y comandante Froilan de Mier. 1. Regidor Juan José de la Garza 2. Urbano 3. José María Cárdenas 4. Cayetano (¿?) de la Garza y Treviño 5. José León de la Garza 6. Matías de Llano

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7. Juan Lor-o (Lorenzo) (por su fallecimiento) Juan Rey. Indio del pueblo de Guadalupe 8. Lorenzo de la Garza 9. Francisco Paula de Mier 10. Francisco de la Penilla 11. Antonio Mier 12. José Antonio de la Garza y Garza Ambrosio Aldasoro 1° procurador Pedro Morales 2° id. Lic. Mateo Lor-o. Srio de N. Domingo 19 de diciembre de 1813 en este día salieron electores las 17 personas siguientes Froilan de Mier Pedro Manuel de Llano Matías de Llano Ambrosio Aldasoro Fernando Uribe Domingo de Ugarte Francisco Farías Juan José de la Garza Melchor Esquibel Pedro Morales Urbano de la Garza Diciembre, domingo 26 de 1813. En este día salieron empleados en cabildo para el de 1814. Las personas siguientes. Alcalde de 1° elección y jefe político Comandante Juan Antonio Muxica. Id. De 2° Juan Francisco Farias 1. Regidor Juan José de la Garza comerciante 2. Urbano de la Garza, comerciante 3. José María Cárdenas, acendero 4. Cayetano de la Garza Treviño, labrador 5. José Luis de la Garza, acendero y comerciante 6. Matías de Llano, comerciante 7. Lorenzo González, asendero y comerciante 8. Juan Ángel Martínez, asendero

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Decreto de excomunión a los insurgentes por el obispo Francisco Lizana.

9. Manuel Lira, mercader viandante 10. Basilo Ramos, hijo del pueblo de Guadalupe 11. Matías (alias) Lozano, labrador 12. Leonardo (documento incompleto) d. Ambrosio (doc. Incompleto) 13 de febrero de 1814. En este día se hizo la Junta Parroquial Domingo 20 de marzo. En este día se hizo la Junta de Patria Año de 1814. Marzo 27 de sep. Quedó abolida en Monterrey la Constitución95 Como puede notarse en este documento, la Constitución de Cádiz, así como las instituciones creadas por ella, no tuvieron mucha oportunidad de actuar, ya que fueron derogadas al poco tiempo del regreso de Fernando VII al trono. Por otro lado, también los insurgentes hicieron el intento de organizar un nuevo proyecto de nación, el cual está

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inscrito en la que es considerada la primera Constitución. Ésta fue la visión de José María Morelos, quien creyó necesaria la formación de un congreso constituyente que diera forma a la nación. Fruto de este congreso es la Constitución de Apatzingán de 1814. Esta etapa es muy importante ya que el proyecto independentista comienza a tomar características propias. Las campañas militares fueron fructíferas y se logró involucrar a las elites urbanas en el proyecto insurgente (De la Torre: 2004, 100).

3.4. La Diputación Provincial y el Ayuntamiento de Monterrey La Diputación Provincial96 fue una institución establecida por la Constitución de Cádiz. Dichas diputaciones eran una especie de legalización de las Juntas de Gobierno que se formaron en las provincias durante 1808. [La Diputación estaría conformada] por el capitán general, el intendente (ambos nombrados por el rey) y nueve vocales elegidos en la provincia. En las provincias de más de nueve corregimientos o partidos, habría tantos vocales como corregimientos o partidos hubiere. Cada partido habría de elegir un miembro o diputado en la junta. Los elegidos deberían tener bienes o arraigo y ser naturales de la provincia o haber tenido en ella diez años de vecindad para ser diputados a Cortes. El encargo de vocal de las juntas provinciales duraría a lo más tres años y su renovación sería por terceras partes cada año. Los vocales habrían de servir sin sueldo, gratificación, honores ni tratamiento alguno […] (Benson: 1992, 21-22). Se autorizaron seis diputaciones provinciales para México, dos en la Nueva España, en la capital y en San Luis Potosí (la primera agrupaba las provincias o intendencias de México, Veracruz, Puebla, Oaxaca, Michoacán, Querétaro y Tlaxcala; la segunda, San Luis Potosí y Guanajuato), una en Guadalajara (Nueva Galicia y Zacatecas), una en Mérida (Yucatán, Tabasco y Campeche), una en Monterrey (Provincias Internas de Oriente),

y una en Durango (Provincias Internas de Occidente). Los miembros del gobierno de la provincia estaban subordinados a al gobierno central español mediante el jefe político y el ministro de asuntos ultramarinos. Las facultades de la Diputación Provincial según el artículo 335 eran:97 1) Vigilar y aprobar la distribución entre los pueblos de las contribuciones que hubieren correspondido a la provincia. 2) Velar por la buena inversión de los fondos públicos de los pueblos y examinar sus cuentas. 3) Cuidar que se establecieran ayuntamientos en donde correspondiese que los hubiere y en cada comunidad con mil habitantes. 4) Proponer al gobierno los arbitrios más convenientes para la ejecución de obras nuevas de utilidad común de la provincia o reparación de las antiguas, a fin de obtener el permiso ne-cesario de las Cortes (en caso de urgencia de obras públicas en las provincias de ultramar, proceder a financiarlas y proveerlas sin esperar la aprobación de las Cortes). 5) Promover la educación de la juventud y fomentar la agricultura, la industria y el comercio, protegiendo a los inventores en todos sus empeños;

Juramento de los diputados a la constitución de Cádiz. Pintura.

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6) Dar parte al gobierno de los abusos que notare en la administración de los fondos públicos. 7) Levantar el censo y extraer estadísticas de las provincias. 8) Cuidar que las instituciones de beneficencia llevasen a cabo su respectivo objeto y proponer las reglas y reglamentos para la corrección de todo abuso. 9) Dar parte a las Cortes de toda clase de infracción a la Constitución. 10) En las provincias de ultramar, velar por la economía, el orden y los progresos de las mi-siones para la conversión de los indios (Benson: 1992, 28-29). Para el 23 de mayo de 1812 se expidió el decreto mediante el cual se convocaba a la elección de diputados a las primeras Cortes ordinarias. Para ello

debían constituirse juntas preparatorias en México, Guadalajara, Mérida, Guatemala, Monterrey y Durango. “[…] Cada junta se compondría del jefe político, el arzobispo, obispo o quien hiciese sus veces, el intendente, si lo hubiere, el alcalde más antiguo, el regidor decano, el síndico procurador y dos hombres de buena reputación, vecinos de la misma provincia, nombrados por las personas antedichas […]” (Benson: 1992, 33). Era tarea de la junta preparatoria designar a los diputados y sus suplentes a razón de un diputado por cada 70 mil habitantes. Para la rea-lización de las elecciones podría dividir el territorio o en su defecto utilizar las divisiones ya establecidas con el fin de congregar a los electores. Para las Provincias Internas, Fernando de Uribe, alcalde primero de Monterrey y gobernador interino de la provincia, convocó a la junta prepa-

En la Plaza de Armas de Monterrey, después llamada Plaza Zaragoza, se juró la Constitución de la Monarquía española en 1813.

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ratoria electoral en 1813. Dicha junta estuvo compuesta por Uribe, José León Lobo Guerrero, Juan José de la Garza, Ambrosio María de Aldasoro, José Bernardino Cantú y Joseph Mier y Noriega. La división territorial que estableció la junta se basó en los censos del obispo Marín y Porras de la diócesis de Linares, la cual correspondía al territorio de las provincias internas. Los distritos se asignaron de la siguiente manera: uno a Texas (debido a su escasa población), cinco a Nuevo Santander, cuatro a Nuevo Reino de León y tres a Coahuila. Los gobernadores organizarían las elecciones en sus provincias de acuerdo a la división parroquial y distrital o de partido. Los diputados a la Diputación provincial fueron designados antes del 10 de mayo, cuando la mayoría de los electores de Coahuila, Nuevo León y nuevo Santander ya habían llegado. Se decidió que Coahuila, Nuevo León y Santander estarían representados cada una por dos miembros y Texas por uno y sus respectivos suplentes. Sin embargo, Texas tenía problemas de insurrección, por lo que se nombró a un tercer diputado de Nuevo León para Texas. Los diputados electos fueron los doctores Bernardino Cantú y José Lobo Guerrero, José Melchor Sánchez Navarro por Nuevo León; Francisco Antonio Gutié-rrez, por Coahuila; Ylarión Gutiérrez y Pedro Paredes por Santander, y Pedro Manuel de Llano, por Te-xas. Los suplentes fueron Juan Isidro Campos, José Grande y el bachiller José María Gutiérrez de Lara, además nombraron como su secretario a Juan bautista Arizpe (Benson: 1992, 40). La Diputación proclamó el inicio de las se-siones públicas el 16 de mayo de 1814.98 Entre las actividades de la Diputación Provincial en el Nuevo Reino de León consistió en ser una especie de intermediario entre el ayuntamiento regiomontano y la Comandancia General. Uno de los puntos a discusión fue la formación de la compañía de patriotas, la Diputación apoyó los argumentos del ayuntamiento que exponían la dificultad de la formación de dicho cuerpo.

Con esta disposición y en virtud de las Justas causas que han movido el zelo (sic) de V.S.M.Y. para impedir el alistamiento general, que ha intentado hacer este comandante de armas; contribuirá la diputación al mismo objeto con quanto pueda su autoridad, y se empeñará en conservar el bien público con la debida resistencia de tal efecto, que verificada no tendría otro efecto, que la ruina de las provincias en todos sus ordenes, y ejercicios con perjuicio gravísimo del estado mismo, que se trata defender, pues esto no puede lograrse por un medio destructivo de sí mismo: y no se encuentra otra cosa en el proyecto expresado, que va a extinguir la agricultura, la conservación de los bienes, y los arbitrios todos de progresar, y aun de una precisa subsistencia, sin las cuales cosas es imposible se sostenga el estado. Fuera de que por especial favor de la divina providencia no tenemos enemigos, que combatir por un medio tan apurado, y tan aflictivo, como lo palpamos, y lo expresa uno de los documentos que nos incluyo V.S.M.Y. y los debolvemos (sic), como nos lo han pedido.99 Las relaciones entre la Diputación Provincial y el jefe político y militar de las Provincias Internas de Oriente atravesaron por varios conflictos. Desde el establecimiento de la Constitución de Cádiz en América, los intereses de algunos funcionarios se vie-ron afectados, entre ellos el virrey y los jefes políticos. Arredondo y la diputación no congeniaban (Benson: 1992, 40). Fernando VII derogó las Cortes y con ello a la Constitución el 4 de mayo de 1814. Unas semanas después estas noticias llegaron al Nuevo Reino de León y como

Bandera del ejército de Morelos.

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consecuencia la Diputación Provincial fue disuelta.100 Debido a su corto periodo de existencia, las actividades de la Diputación fueron pocas, sin embargo fue el primer intento de un gobierno representativo en las provincias americanas. Por otro lado, la segunda etapa de la lucha insurgente terminó con la aprensión y muerte de Morelos y sus generales en 1815. Si bien esta es una de las etapas con mayor actividad política y militar insurgente, para el Nuevo Reino de León y para Monte-rrey significó actividad política local y la adaptación a formas de gobierno muy distintas: la Junta Gobernadora, el poder central realista y la introducción de instituciones políticas representativas y modernas. No obstante el intento de introducir la modernidad política a la provincia, la mano dura del realismo se impuso. 4. El Nuevo Reino de León y el fin de la Guerra de Independencia (1816-1821) Después de la muerte de Morelos, el movimiento insurgente se vio francamente minado. Algunos caudillos locales seguían luchando, enfrascándose en una guerra de guerrillas y en muchas ocasiones obligados a refugiarse en la sierra, como en el caso de Vicente Guerrero y Guadalupe Victoria. Por otro lado, “[…] [el indulto fue] un instrumento poderoso que utilizó el gobierno español para debilitar el movimiento rebelde, ya que cada día era mayor el número de insurrectos que claudicaban y lo solicitaban, abandonando de esta manera la causa insurgente” (Vigil Bautista en García Díaz: 2005, 2009). Para principios de 1816, el movimiento insurgente se había debilitado en las Provincias Internas de Oriente, al igual que en el resto de la Nueva España. En ese mismo año las preocupaciones del cabildo regiomontano eran principalmente el abastecimiento de granos y de carne, al menos es lo que reflejan las actas de cabildo de ese año.101

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Hacia 1817 la preocupación del cabildo102 siguió siendo el abasto de alimentos, ya que el Nuevo Reino de León experimentó una fuerte sequía. A tal grado llegó la crisis por la sequía que se organizaron varios eventos de carácter religioso, entre ellos un novenario a la Virgen pidiendo por lluvias. Para llevar a cabo este novenario se propuso la recaudación de limosnas entre la población, el monto reunido fue puesto a disposición del cabildo eclesiástico para sufragar los gastos que se generaron.103 Dos meses después, el 19 de mayo de 1817, llegarían a la ciudad las primeras noticias sobre el desembarco de Javier Mina en Soto la Marina.104 En el siguiente apartado ahondaremos acerca de la expedición de este perso-naje a la Nueva España.

4.1 La incursión de Francisco Javier Mina y la influencia de Fray Servando Teresa de Mier Para entender la incursión de Javier Mina a la Nueva España, resulta necesario echar un vistazo a la situación política en la península. A su regreso, Fernando VII no sólo abolió la Constitución de Cádiz, sino que intentó reestablecer el antiguo orden. Para ello reinstaló al alto clero, la nobleza, la antigua burocracia y al ejército de carrera en el poder, mientras que la mayoría de los generales de la guerrilla fueron licenciados y pocos de ellos obtuvieron puestos en sus provincias (Rodríguez: 2005, 336-337).

Escudo Junta Nacional de Zitácuaro

Naturalmente, esta situación fomentó la aparición de grupos de oposición al régimen de Fernando VII, los cuales se movían en la clandes-

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tinidad. Muchos de estos grupos adoptaron las formas de sociedades patrióticas, asimismo, las logias masónicas también sirvieron para este propósito Los conspiradores contaban con gran variedad de motivos. Muchos de ellos sólo buscaban empleo, otros deseaban poner fin a la guerra en América,105 en tanto que unos más querían restaurar el régimen constitucional. […] De hecho Javier Mina creía que la guerra insurgente de América constituía en realidad un intento de restaurar la constitución (Rodríguez: 2005, 337-338). Javier Mina era un héroe de la guerra contra Francia que no alcanzó ningún puesto una vez que ésta terminó. Junto con otros militares, como su tío Francisco Espoz y Mina, encabezaron una rebelión exigiendo el reestablecimiento de la constitución en 1814. Debido a ello fue exiliado a Londres donde conoció a fray Servando Teresa de Mier (Rodríguez: 2005, 338). En Londres, fray Servando lo convenció de encabezar una expedición a la Nueva España con el fin de restaurar el orden constitucional. Dicha expedición contó con el apoyo británico, italiano y estadounidense, partió en mayo de 1816 hacia Estados Unidos y de ahí a la Nueva España. Desembarcó en Soto la Marina con 300 hombres el 15 de abril de 1817 (De la Torre: 2004, 115 y Rodríguez: 2005, 338). Las noticias del desembarco de Mina en Soto la Marina fueron recibidas por Arredondo en abril de 1817 (Cossío, 2000: 207). Asimismo, el 19 de mayo llegó el informe sobre la partida del comandante Arredondo a Soto la Marina para combatir a Mina y su expedición al Ayuntamiento de Monterrey. En ausencia del comandante, el alcalde regiomontano tomaría las funciones de comandante de armas. La incorporación de Javier Mina a la insurgencia revitalizó el movimiento, inyectándole fuerza y áni-mo. Una vez desembarcado en Soto la Marina, Mina proclamó un manifiesto en el que explicaba los motivos que lo habían llevado

a adherirse a la causa insurgente: la lucha por la independencia y el establecimiento de un gobierno liberal, dando la vida si fuera necesario. El plan de Mina era penetrar el interior del país para ponerse en contacto con los insurgentes y luchar juntos contra el tirano español (Vigil: 2005, 209). Después de estable-cer un fuerte en Soto la Marina Mina, se internó en el país dejando dicha plaza en manos de Sardá junto con un regimiento de cien hombres (Cossío, 2000; 208). Tuvo algunas batallas exitosas, llegando hasta Guanajuato, sin embargo no pudo tomar la ciudad. Mina fue capturado el 27 de octubre en el rancho el Venadito, y fusilado en el fuerte de los Remedios el 11 de enero de 1818106 (De la Torre: 2004, 115). Fray Servando se embarcó en la expedición de Mina, considerado como director intelectual de dicha expedición. Mier se caracterizó por poseer un pensamiento liberal antimonárquico. Fray Servando se quedó en Soto la Marina con un grupo de hombres que Mina dejó para asegurar dicho puerto. Al saber del desembarco de Mina, Arredondo reunió tropas con el fin de recobrar el puerto. En dicha campaña, Mier fue hecho prisionero y remit- Imagen de soldado realista ido a la ciudad de México. Dichas acciones le redituaron al comandante Arredondo la confianza del virrey Apodaca, quien lo conservó en su cargo (Cossío: 2000, 208). Por otro lado, se recibió la noticia en la provincia de que Bernardo Villamil fue designado gobernador, a principios de octubre del 1817,107 Sin embargo, la estancia de Villamil en el Nuevo Reino de León fue corta.

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4.2. Fin de la guerra y el nacimiento de México Para finales de 1818 la Corona española recibió fuertes presiones internas que culminaron con la restitución de la Constitución de Cádiz por Fernando VII. De este modo las Cortes reanudaron sus labores en julio de 1820, restaurando principios liberales como […] la disolución de las ordenes religiosas, el fomento a la secularización y desamortización, la utilización de los tesoros y plata de iglesias y catedrales, la vuelta a la libertad de imprenta y otras medidas que escandalizaron y atemorizaron a varios grupos del clero y a las sociedades oligárquicas […] (De la Torre: 2004, 118).

Pintura de rancheros o chinacos mexicanos

Por esas fechas, en el Nuevo Reino de León, Arredondo logró una relativa pacificación de las Provincias Internas a base de mano dura con los insurgentes. De este modo encaminó sus esfuerzos hacia la persecución de indios comanches y a la defensa de las provincias del avance de filibusteros (Cossío: 2000, 213). En la Nueva España, José María Calleja había sido sustituido en el cargo de virrey por

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Juan Ruiz de Apodaca, quien estuvo en el cargo de septiembre de 1816 a julio de 1821, cuando fue destituido por los mismos oficiales españoles. Ruiz de Apodaca fue reemplazado provisionalmente por Francisco Novella, hasta la llegada de Juan de O’Donojú, quien tomó el cargo el 3 de agosto de 1821 (De la Torre: 2004, 119). Por otro lado, la constitución de Apatzingán estuvo vigente poco tiempo en los territorios dominados por los insurgentes. La lucha independentista, después de la muerte de Morelos, se vio seriamente diezmada. Muchos de los líderes insurgentes pidie-ron el indulto. A partir de 1818, el grupo rebelde más importante era el comandado por Vicente Guerrero. En esta etapa de la guerra, tanto insurgentes como autoridades virreinales tuvieron una actitud un tanto conciliadora, ya que en ambas partes se pensaba que era necesaria una especie de negociación para poder finalizar la guerra. Hacia 1819, la población de la Nueva España se encontraba en búsqueda de libertades como supresión de tributos y alcabalas, la distribución equitativa de la riqueza y de la tierra, la impartición pronta de justicia, la posibilidad de obtener una movilidad social y el goce de los derechos naturales y civiles del hombre (De la Torre: 2004, 124). Este deseo de la población novohispana era muy similar al de sus compatriotas en la península. La presión social y en el caso de la península también la militar, obligaron al rey y al virrey a volver a jurar la constitución de Cádiz en 1820. Éstas fueron las circunstancias que motivaron a Vicente Guerrero a intentar hacer un pacto con un militar fuerte y prestigiado para así lograr, de una vez por todas, la independencia de la Nueva España. El 9 de noviembre de 1820 le fue encomendada la Comandancia del Sur a Agustín de Iturbide, quien inició correspondencia con Guerrero a principios de 1821; Iturbide comenzó la comunicación epistolar. En sus cartas, Iturbide le hacía saber a Guerrero sus planes de independen-

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Mapa de los Estados Unidos Mexicanos

cia y el deseo de adoptar una monarquía constitucional. Ambos jefes militares llegaron a un acuerdo y se reunieron el 14 de febrero cerca de Teloloapan, donde tuvo lugar el memorable abrazo de Acatempan (De la Torre: 2004, 129). El 24 de febrero fue promulgado el Plan de Iguala y se formó el Ejército Trigarante, con las fuerzas de Iturbide y Guerrero. Dicho ejército tenía como principios la religión, la independencia y la unión entre americanos y europeos. Copias de este plan fueron distribuidas en toda la Nueva España. Iturbide y su ejército fueron recibidos con júbilo por la población de la mayoría de las ciudades por las que pasaba en su avance hacia la capital. Sin embargo, estando en Puebla se enteró de la llegada a Veracruz de Juan de O’Donojú,108 quien sustituiría a Apodaca. Iturbide cambió de

planes y marchó hacia Veracruz a entrevistarse con O’Donojú, con quien después de una larga negociación firmó los Tratados de Córdova, el 24 de agosto de 1824. En dichos tratados […] se reconoce a México como nación independiente, se crea un gobierno monárquico constitucional moderado, y se llama a reinar en el Imperio Mexicano, en primer lugar al señor Fernando VII, y por su renuncia o no admisión, al serenísimo infante don Carlos Luis, y por renuncia o no admisión, al que las Cortes del Imperio designaran (De la Torre: 2004, 130). Después de firmar los tratados, Iturbide y el Ejército Trigarante marcharon hacia la ciudad de México. Acompañados por O’Donojú hicieron su entrada en la ciudad de México el 27 de septiem-

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bre de 1821, consumándose así la Independencia. A pesar de que O’Donojú firmó los tratados representando a la Corona española, ésta no reconoció la independencia de la Nueva España de inmediato, sino unos años después.

4.3. El Ayuntamiento de Monterrey en la última etapa de la Guerra de Independencia Después de la incursión de Javier Mina a territorio novohispano, y de los constantes conflictos de Joaquín de Arredondo y el Ayuntamiento de Monterrey durante la etapa insurgente, liderada por Morelos, para 1818 las preocupaciones del Ayuntamiento eran, entre otras cosas, el abasto de alimentos en la ciudad, la construcción de una nueva casa consistorial debido a que consideraron que su reparación ya no era suficiente,109 entre otras. Ese año, en el Nuevo Reino de León, el gobernador Bernardo de Villamil pidió licencia de dos años para ausentarse de su cargo con el fin de viajar a España, dicha licencia fue concedida110 y de nuevo el cargo de gobernador quedó vacante.111 Según la legislación vigente, el cargo sería ocupado de manera interina por el alcalde primero de Monterrey, el coronel Francisco Bruno Barrera,112 quien recibió todo el apoyo de los miembros de dicho ayuntamiento113 para su designación como gobernador, muestra de ello es la carta dirigida al virrey en donde el ayuntamiento avala dicha designación. Además, en dicho documento se enlistan todos los beneficios que Barrera ha traído a la provincia cuando ocupó, también de manera interina, el gobierno de la provincia.114 Por otro lado, el obispo doctor José Ignacio de Arancibia arribó a la provincia para ponerse al frente del obispado de Monterrey. La sede episcopal había quedado vacante después de la muerte del obispo Marín y Porras. Se llevó a cabo la ceremonia correspondiente a la que el cabildo de la ciudad fue invitado.115

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A principios de 1819 se realizaron las elecciones para renovar a los funcionarios del ayuntamiento. Resultaron electos José Francisco Bruno Barrera y Jorge Soriano como alcaldes ordinarios de primer y segundo voto, respectivamente; Bernardo Ussel y Guimbarda, Lic. José Alejandro de Treviño y Gutiérrez, Lic. Rafael Eca y Múzquiz, alférez. Francisco de Paula Mier Noriega, Manuel

Bernardo Gutiérrez de Lara, líder del levantamiento insurgente en Texas.

Antonio Arana, José Antonio de la Garza Saldívar, Juan José de la Garza y Treviño, Francisco Machorro, Ramón Rodríguez como regidores; Ignacio Martínez como síndico procurador y como secretario Pedro José Morales116. Durante 1819, las discusiones del Ayuntamiento giraron en torno al repartimiento de aguas, sobre todo la que donó a la ciudad el obispo Verger,117 así como el abasto y el control de precios en la venta de alimentos, específicamente de maíz y de carne. En 1820, la Constitución de Cádiz fue restituida en todo el imperio español. Para el Nuevo Reino de León significó el regreso del ayuntamiento constitucional y la organización de elecciones. La ceremonia en donde se prestó juramento a la Constitución, tanto por el jefe político, Joaquín de Arredondo, como por el Ayuntamiento de Monterrey118 y las autoridades eclesiásticas se llevó a cabo el 13 de junio de 1820, siguiendo el protocolo,119 sin embargo, la promulgación de dicha constitución se llevó a cabo hasta el 24 de julio.120 Siguiendo lo establecido en la Constitución, en su título III, capítulos III y IV, el procedimiento

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para llevar a cabo las elecciones era el siguiente: “En el caso de la elección para ayuntamientos constitucionales, se procedería en dos etapas: primero, debían elegirse electores parroquiales y más tarde éstos debían designar a los nuevos alcaldes, regidores y síndicos […]”.121 Para la elección de los electores parroquia-les se convocaba a los ciudadanos en la parroquia debido a que eran éstas las que podían tener un registro de los feligreses y su condición, a falta de censos o padrones civiles. Una vez designados los electores, se formaba una junta electoral en la cual se nombraba un presidente, un secretario y dos escrutadores. Todos los miembros de esta junta debían asistir a misa. Después cada elector le indicaba a la mesa los nombres de los compromisarios a designar.122 Es así que Hallándose en las casas de Ayuntamiento bastante número de vecinos ciudadanos de los que comprende la Parroquia de esta ciudad convocados con anterioridad por Bando Publicado el día 15 del corriente para el nombramiento de los diez y -siete Electores, que deben elegir el nuevo Ayuntamiento Constitucional según lo dispuesto por los Artículos trescientos trece, y trescientos catorce de -la constitución Política de la Monarquía Española […] el Señor Comandante General de -estas provincias Brigadier Don Joaquín de Arredondo, que presidió la junta de este día manifestó al concurso debía procederse al nombramiento de dos Escrutadores, y un Secretario […] resultaron Electos a pluralidad de Votos

Don Juan Bautista de Arispe, y el Alférez de Milicias Don Pedro del Valle, y para lo último Don Pedro José Morales cuyos Individuos aceptaron el nombramiento […] se procedió a la Votación por medio de listas que contenían el número de las diez y si-

Bandera mexicana del siglo XIX.

ete personas, por otros tantos Electores que conforme al Artículo sexto del Real Decreto de veinte y tres de Mayo citado toca á la comprensión de la Parroquia de esta ciudad, y reunidas las expresadas listas, que con el acto presentamos los ciudadanos y otros que sucesivamente y durante la junta manifestaron otros, se verificó el escrutinio con toda escrupulosidad del que resultaron nombrados para Electores por mayoría de Votos los ciudadanos siguientes; el Señor Don Matías de Llano Don José Luis de la Garza, Don José Alexandro de Treviño, Don Juan Bautista de Arispe, Don Bernardo Guimbarda, Pedro Morales, Don Santos de Uribe, Don Rafael Muzquis,

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Joaquín de Arredondo fungió como comandante general de las Cuatro Provincias de Oriente. Su llegada a la provincia es sumamente importante ya que marca la consolidación de la contrarrevolución en Monterrey y el regreso al régimen monárquico.

Don Rafael Llano, Don Pedro del Llano, Don Francisco Farias, Don José María Sada, Don José Antonio Garza Guerra, Don Melchor Núñez Esquivel, Cura Don Juan Bautista Valdés, Don Juan Antonio Mujica, Don Domingo de Ugarte.123 Después´, los electores conformarán la junta electoral que será presidida por el jefe político, Joaquín de Arredondo; se nombró como secretario de dicha junta a José Alejandro de Treviño y Gutiérrez. Quienes podían ser electos, según la Constitución, eran los ciudadanos y el concepto moderno de ciudadano tenía tres componentes de soberanía: lo nacional vs. lo extranjero, el sujeto de derechos civiles y el titular de los derechos políticos. El ciudadano moderno definía, por medio del modelo de círculos exclu-yentes, en el cual quienes fueran esclavos, extranjeros, mujeres o menores de edad, quienes descendieran de esclavos y/o no tuvieran un modo honesto de vida, no podían ser ciudadanos. Sin embargo, todavía estaba muy cercano al vecino124 del antiguo régimen, produciéndose lo que Francois-Xavier Guerra llama una hibridación de conceptos.125 Una vez instalada la junta electoral, se procedió a la votación, resultando electos el Lic. José Alejandro de Treviño y Gutiérrez y Santos Uribe como alcaldes ordinarios; don José Antonio de la

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Garza Saldívar, don José Antonio Rodríguez, don José María González, don Rafael de la Garza, don Nicolás de la Garza y Guerra, don miguel de la Garza y los ciudadanos don Leonardo Guerra, don Domingo Isundagui, don Juan José Martínez, y para síndicos procuradores don Apolinar de Mazmela y don Joaquín García.126 Asimismo, se realizaron las elecciones para conformar la Diputación Provincial, la cual fue instalada el 20 de noviembre de ese mismo año.127 No obstante, Santos Uribe, quien fue electo alcalde segundo, fue nombra-do vocal de la Excelentísima Diputación Provincial por lo que para sustituirlo fue nombrado Francisco de Paula Mier y Noriega.128 En los meses antes de la proclamación del Plan de Iguala, la ciudad sufrió una restructuración administrativa al ser dividida en barrios: […] resolvieron que para celar y cuidar con más exactitud de los diversos puntos que comprende dicho ramo, como de la seguridad y buen orden interior se divida la Ciudad en cuarteles, y se haga el nombramiento de cuatro individuos aptos para cuidar de ellos con el nombre de Alcaldes de Barrio; para cuya propuesta de uno y otro se comisionaron a los Señores Regidores don Rafael de la Garza y don Julián de Llano […]129 Asimismo, los recursos del fondo de propios ya no son suficientes para cubrir los gastos municipales. Enterada la Diputación Provincial de dicho problema, se acordó “[…] llevar a efecto el cobro de la contribución voluntaria de uno por ciento y en su consecuencia acordaron que formadas las listas de todos los vecinos capaces de entrar en ella se presentaron para nombrar el regidor comisionado a cuyo cargo sea el cobro inmediato y colectación de su producto […]”,130 los nombrados para realizar dicha comisión fueron Francisco Mier, los regidores José Antonio Rodríguez y Apolinar Mazmela.131 El Plan de Iguala y las noticias acerca de los éxitos de Iturbide llegaron al Nuevo Reino de

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León, provocando aceptación entre la población, teniendo como consecuencia que el régimen de Arredondo se endureciera. Al llegar la noticia de que gran parte de las tropas realistas se habían pasado al bando insurgente, causó gran impresión entre los miembros de las fuerzas armadas en las Provincias Internas. Nicolás del Moral, comandante del regimiento procedente de Veracruz, desconoció las órdenes de Arredondo y declaró su adhesión a la insurgencia el 1 de julio de 1821. Al mismo tiempo, en Saltillo también se declaraba la adhesión al Plan de Iguala. Viendo esta situación, a Arredondo no le quedó más que convocar a una reunión a las autoridades y vecinos el 2 de julio de 1821, con los cuales, después de un largo debate, acordó jurar la independencia. Al día siguiente se enviaron órdenes a los gobernadores de las provincias internas, con el fin de que en ellas también se proclamara la independencia. Después, Arredondo salió de la provincia y dejó el mando de las Provincias a Gaspar López (Cossío: 2000, 220). Es así como el Nuevo Reino de León vivió los últimos años de la insurgencia. Algo que es importante señalar es que el restablecimiento de la Constitución de Cádiz fue fundamental para el establecimiento futuro de un sistema con tendencias liberales. Éste es un momento de transición importante debido a que se parte de la soberanía popular para la realización de elecciones. Aunque los derechos políticos depositados en manos de los ciudadanos-vecinos restringieron la participación directa de las masas, aún así el grupo que tiene acceso al poder creció y su función era la de representar los intereses de la población que votó por ellos y propiciar el bien común. Por otro lado, el régimen de Joaquín de Arredondo fue considerado como autoritario y despótico, permitió a los regiomontanos el ejercer en cierto grado el autogobierno debido a la falta de gobernador en la provincia que pudiera interferir

con los intereses locales. Francisco Bruno Barrera ocupó este cargo durante la mayor parte de este periodo con el apoyo del Ayuntamiento de Monterrey, por lo que los intereses de la Corona pasaron a segundo término al no haber un representante que viera por sus intereses y que por lo tanto tensionara el ambiente político en la provincia. Pese a que no se llegó a la autonomía, debido a la falta de recursos fiscales del municipio. Sin embargo, el que no se hayan registrado acontecimientos bélicos en la ciudad, le dio oportunidad al cabildo regiomontano de enfocarse en cuestiones económicas como lo son la reordenación del arrendamiento de aguas, reglamentaciones para el abasto de carnes y de maíz, e incluso el establecimiento de una especie de impuesto adicional de 1% aplicado a la población que pudiera cubrirlo. Aunque el abastecimiento de las tropas, tanto en bagajes como en personal, fue constante durante este periodo. Por último diremos que este periodo sirvió de ensayo para la conformación del estado de Nuevo León dentro de un sistema de gobierno moderno como lo es la república.

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Citas Bibliográficas 1.-Algunos de los principales periódicos fueron, en España: La Gaceta de Madrid (1701), Semanario erudito (1781-1791), El Observador (1781-1877), entre otros; y en la Nueva España, La Gaceta de México (1722, 1728-1739, 1784-1809), El Mercurio volante (1772-1773), La Gaceta de Literatura de México (1788-1795), entre otras. Para más información consúltese Rodríguez, Jaime (2005). La independencia de la América española. México: FCE. 2.-Recuérdese que la Comandancia de las Provincias Internas ya había sido instaurada (1776), ésta fue una modificación a los territorios que comprendían dicha comandancia. 3.-Véase también a Gerhard, Peter (1996). La Frontera Norte de la Nueva España. México: Instituto de Investigaciones históricas UNAM. p. 29. 4.-Catálogo de noticias concernientes a esta provincia del Nuevo Reino de León por Simón de Herrera y Leyva que solicita el señor intendente para llenar el general informe que pide el Real Consulado de Veracruz, 1806, en Espinoza (2006). (2006). p. 174-175. 5.-A excepción del desaparecido convento franciscano, la catedral y el palacio del obispado, los cuales son las obras arquitectónicas de mayor dimensión de la época. 6.-Este mito, según Luis Villoro, da cuenta de una especie de consejo en el cual se encontraban representadas todas las tribus visigodas y en el cual se tomaban acuerdos y decisiones en asuntos que les concernían a todos. Este consejo fue disuelto por los monarcas absolutos. Consúltese Villoro, Luis

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(2002). El proceso ideológico de la Revolución de Independencia. 2ª, ed. México: CONACULTA. 7.-El AHM cuenta con una amplia colección de ejemplares de periódicos y gacetas españolas en las que se da cuenta de todo lo acaecido en la península durante la invasión francesa. 8.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Actas. Colección Actas de Cabildo. Vol. 3, Exp. 1808/04. 20 de agosto 1808. Oficio dirigido al Virrey Iturrigaray. 9.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Actas. Colección Actas de Cabildo. Vol. 3, Exp. 1808/05. 6 de septiembre 1808. Con base en esta documentación puede decirse que las autoridades del Ayuntamiento de Monterrey y del Nuevo Reino de León trataron de seguir las instrucciones del gobierno que hasta ese momento era el legítimo para la Nueva España, y que a su vez recibía órdenes del gobierno provisional español. 10.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Actas. Colección Actas de Cabildo. Vol. 3, Exp. 1808/07. 2 de noviembre 1808. En esta sesión el cabildo elaboró una lista de los miembros del cabildo que efectuarán donaciones para la defensa de la madre patria y señalaban el monto de la cooperación realizada. 11.-Cuando el gobierno provisional español estuvo legitimado e instauró su aparato de comunicación con las colonias para dar a conocer de manera oficial las disposiciones de dicho gobierno, emitió las Gacetas de la Regencia. En el Archivo Histórico de Monterrey se encuentra una colección importante y numerosa de ejemplares de este medio impreso.

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AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Secc. Gacetas y Periódicos. Colección Impresos. 12.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Gacetas y Periódicos. Colección Bandos. Vol. 1, Exp. 13, fol. 10. 4 de octubre 1808. 13.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Gacetas y Periódicos. Colección Bandos. Vol. 1, Exp. 13, fol. 4. 20 de agosto de 1808 14.-Con respecto a la falta de documentos que verifiquen que las autoridades del Nuevo Reino de León estuviesen al tanto de los debates realizados en la ciudad de México entre el Ayuntamiento y la Real Audiencia, podemos mencionar algunas hipótesis que podrían explicar la ausencia de esta información, entre ellas la distancia y el hecho de que la discusión entre las instancias antes mencionadas tenía como fin la convocatoria a todas las provincias para la integración de una especie de cortes novohispanas a semejanza de las peninsulares. Sin embargo, esto no se llevó a cabo debido al golpe de Estado que sufrió Iturrigaray. 15.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Gacetas y Periódicos. Colección Bandos. Vol. 1, Exp. 13, fol. 4. 20 de agosto de 1808. 16.-Entre las ideas planteadas por estos dos pensadores políticos podemos mencionar la defensa de la tesis del pacto entre el monarca y su pueblo, en el cual la soberanía reside en el pueblo y es cedida al monarca otorgándole la capacidad de gobernar. Sin embargo, a falta de monarca, la soberanía retornaba al pueblo. Este planteamiento es importante ya que de él se desprenderían posteriormente

las propuestas de autogobierno para los territorios americanos. 17.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Gacetas y Periódicos. Colección Bandos. Vol. 1, Exp. 13, fol. 9. 6 de octubre de 1808. 18.-Existe un bando en el cual el gobernador Pedro de Herrera publica noticias sobre los acontecimientos de la guerra en España. Pareciera que la publicación de este tipo de noticias era con el fin de despertar el patriotismo y de este modo promover la cooperación para el sostenimiento de esta guerra. AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Gacetas y Periódicos. Colección Bandos. Vol. 1, Exp. 14, fol. 6. 12 de marzo de 1809. Incluso se publicó un bando en donde informaban sobre el buen estado de salud del rey aun en su cautiverio. AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Salud. Colección Bandos. Vol. 1, Exp. 14, fol. 19. 20 de agosto de 1809. 19.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Gacetas y Periódicos. Colección Bandos. Vol. 1, Exp. 14, fol. 7. 18 de marzo de 1809. 20.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Actas. Colección Actas de Cabildo. Vol. 3, Exp. 1809/07. 7 de abril de 1809. 21.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Actas. Colección Actas de Cabildo. Vol. 3, Exp. 1810/07. 23 de mayo de 1810. 22.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Actas. Colección Ac-

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tas de Cabildo. Vol. 3, Exp. 1810/10 y 1810/11. 14 y 19 de junio de 1810.

Colección Bandos. Vol. 1, Exp. 14, fol. 11. 18 de abril de 1809.

23.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Ordenanzas Reales. Colección Bandos. Vol. 4, Exp. 11, fol. 2. 4 de diciembre de 1810.

29.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Ayuntamiento. Colección Bandos. Vol. 3, Exp. 4, fol. 1. 30 de septiembre de 1809.

24.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Actas. Colección Bandos. Vol. 3, Exp. 5, fol. 4. 16 de mayo de 1810.

30.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda época). Sec. Correspondencia. Colección Correspondencia. Vol. 130, exp. 8, fol. 11. 22 de septiembre de 1810.

25.-AGN. Grupo documental Provincias Internas. Vol. 15. 1793. Este documento es una carta dirigida al virrey Revillagigedo por Ramón Castro en Monclova en donde queda enterado de las disposiciones para evitar el contrabando con franceses de Nueva Orleáns y norteamericanos. El comandante general de las Provincias también firma de enterado. 26.-AGN. Grupo documental Provincias Internas. Vol. 200. exp. 1, fojas 1 – 48, 1802 – 1809. Noticia emitida por el comandante de Provincias Internas en la que a su vez comunica lo dicho por el marqués de Someruelos, capitán general de Cuba y don José Vidal, residente de Nueva Orleáns con fecha de 2, 6, 12 y 13 de febrero de 1809. En estas comunicaciones se informa lo siguiente: […] relativo a los armamentos que hacen los estados americanos, con intento de lo que parece de invadir las Floridas, y aun el Reyno, para que impuesto V.S. de estas graves novedades, pueda tomar por su parte las medidas de precausión que estime convenientes a fin de cubrir la Provincia de Texas limítrofe con la Luisiana […].

31.-Consúltese a Vizcaya Canales, Isidro (2003). En los albores de la independencia: las Provincias Internas de Oriente durante la insurrección de don Miguel Hidalgo y Costilla. Monterrey: AGENL. 32.-Además de la correspondencia particular, llegaron al Nuevo Reino de León varios documentos que daban cuenta de los acontecimientos de Dolores. Consúltese el Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época), colección Principal vol. 14, exp. 7; vol. 15, exp. 1 y vol. 17 exp. 5. del Archivo Histórico de Monterrey. Además del Fondo Colonial, secc. Guerra de Independencia del Archivo General del Estado de Nuevo León.

27.- AGN. Grupo documental Provincias Internas. Vol. 200. exp. 1, fojas 1 – 48, 1802 – 1809. Este acuerdo se encuentra entre la p. 14 – 17 de este expediente.

33.-AGENL. Fondo Colonial. Sec. Militares. Caja 2 años 1802 – 1810. exp. 15. 26 de octubre de 1810. Este documento parece ser una circular enviada por el gobernador Santa María, aunque no aparece su firma. “Manden ustedes sin escusa ni pretexto alguno a esta capital toda la gente útil que haya quedado en las compañías de su mando, […] Ynmediatamente y sin pérdida de instantes empelado toda la dulzura y persuasión siempre menesterosa procedan ustedes a tiviar la gente útil que se pueda para que a mi llegada les pase la correspondiente revista […]”.

28.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Gacetas y periódicos.

34.-AGENL. Fondo Colonial. Sec. Guerra de Independencia, Caja 1. 12 de octubre de 1810.

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35.-AGENL. Fondo Colonial. Sec. Guerra de Independencia, Caja 1. 15 de octubre de 1810.

ción: Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1810/14. 29 de Noviembre de 1810.

36.-AGENL. Fondo Colonial. Secc. Guerra de Independencia caja 1, en esta misma sección existen otros ejemplares de anónimos insurgentes. También véase los expedientes con causas seguidas a algunos indígenas provenientes de Guanajuato y San Luis Potosí por la propagación de material sedicioso, AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Sec. Vida Cotidiana. Colección Causas Criminales. Vol. 42, exp. 731. 19 de diciembre de 1810.

44.-En este punto existe cierta controversia, ya que según Vizcaya, Ramón efectivamente tuvo correspondencia con Jiménez, pero que trató de no tomar abiertamente partido por los insurgentes y que Santa María no tuvo correspondencia con Jiménez “[…] Probablemente lo que la Junta de Gobierno quería saber era si Santa María había tenido correspondencia con los insurgentes, y naturalmente ésta no la encontraron en el Archivo porque nunca existió” (p. 130). Esta afirmación surgió por el interrogatorio que la Junta de Gobierno realizó a Martín Salvatierra, sirviente de Santa María acerca del archivo que el gobernador se había llevado consigo. Cossío por su parte en su Historia de Nuevo León, afirma que Jiménez también le escribió a Santa María y que Juan Ignacio Ramón tomó partido por los insurgentes después de recibir una segunda carta del insurgente explicándole los motivos de la insurgencia, y no sólo tomó partido, sino que se había comprometido a convencer al gobernador para que se uniese a los insurgentes (p. 74-75).

37.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda época). Sec. Vida cotidiana. Colección Causas criminales. Vol. 42 - A, exp. 732, fol. 0. 13 de diciembre de 1810. 38.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda época). Sec. Actas. Colección Actas de cabildo. Vol. 3, exp. 1810/014, fol. 0. 29 de noviembre de 1810 39.-AGENL. Fondo Colonial. Sec. Correspondencia de Gobernadores. Caja 1. año 1810. 40.-Según Isidro Vizcaya, Santa María le escribió a Calleja pidiéndole que lo incorporara a su ejército y que no quería seguir como gobernador del Nuevo Reino de León. (p. 56). 41.-AHM. Fondo: Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época). Sec. Actas. Colección Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1810/13. 15 de noviembre de 1810. 42.-Quien estaba a cargo de los fondos eclesiásticos era José León Lobo Guerrero. 43.-AHM. Fondo: Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época). Sec. Actas. Colec-

45.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Actas. Colección Actas de Cabildo. Vol. 3, Exp. 1810/05. 11 de Mayo de 1810. 46.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Actas. Colección Actas de Cabildo. Vol. 3, Exp. 1810/07. 23 de Mayo de 1810. y AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Actas. Colección Actas de Cabildo. Vol. 3, Exp. 1810/08. 25 de Mayo de 1810 47.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda Época). Sec. Correspondencia. Colección Bandos. Vol. 4, exp. 11, fol. 4. 1 de noviembre de 1810.

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48.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época). Sec. Actas. Colección Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1811/1. 1 de enero de 1811. 49.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (Segunda época). Sec. Correspondencia. Colección Correspondencia. Vol. 129, exp. 1, fol. 2. 1 de abril de 1811. 50.-AGENL. Fondo Colonial. Sec. Guerra de Independencia, Caja 3. 1811.

56.-AGENL. Fondo Colonial. Sec. Correspondencia de Primeros Alcaldes de Lampazos, Caja 1. 10 de Junio de 1811. 57.-AGENL. Fondo Colonial. Sec. Correspondencia de Primeros Alcaldes de Lampazos, Caja 1. 9 de Agosto de 1811. 58.-AGENL. Fondo Colonial. Sec. Correspondencia de Primeros Alcaldes de Lampazos, Caja 1. 9 de Agosto de 1811.

51.-Ibid.

59.-AGENL. Fondo Colonial. Sec. Correspondencia de Primeros Alcaldes de Lampazos, Caja 1. 6 de Noviembre de 1811.

52.-AGENL. Fondo Colonial. Sec. Guerra de Independencia, Caja 4. 22 de abril de 1811, este documento fue firmado por Félix Ma. Calleja. Otro documento emitido en Zacatecas, el 29 de abril de 1811, informa a los miembros de dicha junta el visto bueno del virrey.

60Ejemplares de las gacetas españolas pueden consultarse en el Archivo Histórico de Monterrey, el fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época), colección impresos.

53.-En el mismo expediente de la formación de la Junta se anexa la negativa de José León Lobo Guerrero de pertenecer a dicha Junta. 54.-AGENL. Fondo Colonial. Sec. Correspondencia de Primeros Alcaldes de Lampazos, Caja 1. 3 de abril de 1811. Este bando contiene los mismos puntos que el plan propuesto por Francisco Antonio Farías, sin embargo, lo importante de este documento, incluido en el Anexo 6, es la difusión del discurso oficial. Otro punto importante en este documento es que se dan a conocer los nombres de quienes conforman la junta y los cargos que desempeñarían en ella. 55.-AGENL. Fondo Colonial. Sec. Correspondencia de Primeros Alcaldes de Lampazos, Caja 1. 10 de Junio de 1811.

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61.-AGENL. Fondo Colonial. Secc. Correspondencia de Primeros Alcaldes de Lampazos. Caja 1. Años 1802 – 1816. 21 de noviembre de 1812. 62.-La primera sesión del cabildo, en enero de 1813, sirvió para las elecciones del nuevo cabildo regiomontano, resultando electo Pedro Manuel de Llano como alcalde de primer voto; José Marcos de Arredondo, como alcalde de segundo voto; Ambrosio María de Aldasoro, para regidores a Melchor Núñez de Esquivel, José María Sada y Miguel González, para síndico procurador a Juan Bautista de Arizpe y para mayordomo de propios a Ignacio Martínez. AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1813/001. 1 de enero de 1813. 63.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Mon-

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terrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1813/002. 10 de febrero de 1813. 64.-Ramón Díaz de Bustamante era el gobernador de la colonia del Nuevo Santander, a pesar de esto el virrey le otorgó provisionalmente el cargo de gobernador en el Nuevo Reino de León. AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1813/003. 11 de marzo de 1813. 65.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Correspondencia. Col. Correspondencia. Vol.2, exp. 21, fol. 1. 4 de marzo de 1813. 66.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Correspondencia. Col. Correspondencia. Vol. 2, exp. 9, fol. 59. 10 de abril de 1813. 67.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1813/004. 23 de abril de 1813. 68.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1813/005. 10 de mayo de 1813. 69.-Tiempo después, por decreto real las plazas en donde se había llevado el juramento a la constitución, serían llamadas Plaza de la Constitución y se pondría una placa conmemorativa. AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1813/022. 27 de septiembre de 1813. 70.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas

de Cabildo. Vol. 3, exp. 1813/006. 31 de mayo de 1813. 71.-Estas elecciones tenían como propósito elegir un nuevo cabildo según lo que marcaba la Constitución de Cádiz. A partir de junio se registra en las actas de cabildo a los nuevos funcionarios, Fernando de Uribe alcalde de primer voto; José Froilán de Mier Noriega alcalde de segundo voto; Juan José de la Garza, Urbano de la Garza, José María Cárdenas, José Luis de la Garza, Matías de Llano, Juan Francisco de la Penilla, José Antonio Mier y José Antonio de la Garza regidores; Ambrosio María Aldasoro y Pedro José Ma. Morales como síndicos procuradores. 72.-Este nombramiento se otorgó después de ser hecha pública la disposición del virrey de dividir la Comandancia General en dos, haciéndose cargo Arredondo de las Provincias Internas de Oriente. AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Correspondencia. Col. Correspondencia. Vol. 1, exp. 17, fol. 0. 28 de marzo de 1813. 73.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1813/018. 25 de agosto de 1813. El nombramiento se efectuó el 28 de abril de ese año. 74.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1813/019. 28 de agosto de 1813. 75.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1814/002. 10 de enero de 1814.

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76.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1814/029. 16 de mayo de 1814. 77.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1814/030. 21 de mayo de 1814. 78.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1814/037. 17 de junio de 1814. 79.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1814/040. 20 de junio de 1814. 80.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1814/040. 26 de junio de 1814. 81.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1814/066. 10 de octubre de 1814. 82.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1814/069. 15 de octubre de 1814. 83.-A este respecto el Ayuntamiento se dio a la tarea de reunir testimonios sobre este acontecimiento para respaldar sus argumentos. AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1814/070. 17 de octubre de 1814. 84.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Mon-

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terrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1814/069. 15 de octubre de 1814. 85.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1814/051. 23 de julio de 1814. 86.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1814/052. 29 de julio de 1814. 87.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1814/018. 8 de mayo de 1815. 88.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Salud. Col. Bandos. Vol. 4, exp. 6, fol. 1. 11 de mayo de 1815. 89.-En esta convocatoria participó Miguel Ramos Arizpe. Según las actas de cabildo de 1810 y correspondencia localizada tanto en el Archivo Histórico de Monterrey como en el Archivo General del Estado de Nuevo León, también se eligió un diputado por el Nuevo Reino de León, sin embargo, no se menciona a de la Garza en las listas de diputados de la Nueva España en Cádiz. Debido a esto se presume que Juan José de la Garza no pudo llegar a Cádiz. 90.-Complementando un poco la información sobre el representante de Monterrey como ciudad capital del Nuevo Reino de León, Rodríguez menciona que sólo 15 de los diputados electos participaron en las cortes, y en la lista de provincias con diputado en Cádiz no aparece el Nuevo Reino de León. p. 153. 91.-Entre las libertades económicas, Chust menciona la libertad de cultivos y manufacturas, de importación de bienes no sólo a España, sino a

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otras naciones, libertad de extracción de mercurio, libertad de comercio entre los territorios coloniales tanto americanos como asiáticos y la eliminación de monopolios (p. 28). 92.-Según Rodríguez, a pesar de haber abolido el virreinato, el cargo de virrey se conservó, si bien no como tal, sí como un jefe político superior. Esto con el fin de mantener cohesión entre los territorios americanos. 93.-AGENL. Fondo Colonial. Secc. Correspondencia de Primeros Alcaldes de Monterrey. Caja 1. Años 1807 – 1818. 16 de octubre de 1813. 94.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1813/07. 13 de junio de 1813. En el apartado anterior se hace el listado de los funcionarios que fueron elegidos para renovar el Ayuntamiento de la ciudad. 95.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Ayuntamiento. Col. Correspondencia. Vol. 1, exp. 24, fol. 0. 1 de enero de 1814. Esta es la fecha en la que se tiene registrado el documento, más a juzgar por el contenido fue elaborado tiempo después. 96.-En un principio entre sus obligaciones estaban 1) ayudar a los capitanes generales y demás jefes militares a conseguir suministros y reclutas, correspondiéndoles especialmente el repartimiento entre las tropas de las recaudaciones de bastimentos; 2) velar por que la recaudación de los caudales públicos se hiciera en la debida forma; 3) poner en conocimiento de las Cortes las cantidades de caudales, víveres, donativos, etc., que hubieren exigido y cobrado de los pueblos, los ayuntamientos y otras corporaciones o personas particulares para el mantenimiento de las tropas, y el uso que hicieren de los mismos. Estaban también encargadas de 4) cuidar

que los caudales públicos fuesen guardados en una sola tesorería de la hacienda pública y de 5) publicar y remitir al gobierno central un estado mensual de las entradas y salidas del erario público y otro a fin de año con la cuenta general y nota de las partidas que se hubieren reclamado. Además, tenía que 6) levantar el censo de su población y la estadística anual de los diversos productos de la agricultura, industria y comercio de la provincia; 7) fomentar y establecer escuelas de primeras letras para ambos sexos; y 8) comunicar a las Cortes los empleos y los establecimientos que juzgasen ya inútiles en las provincias y proponer los que conviniese fomentar o formar de nuevo (Benson: 1992, 22). 97.-Las facultades de la diputación provincial se detallaron en la “Instrucción para los Ayuntamientos Constitucionales, juntas provinciales, y jefes políticos superiores” decretada por las Cortes el 23 de junio de 1813 (Benson: 1992, 29). 98.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Correspondencia. Col. Correspondencia. Vol. 3, exp. 6, fol. 0. 16 de mayo de 1813. 99.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Correspondencia. Col. Correspondencia. Vol. 3, exp. 2, fol. 0. 13 de abril de 1814. 100.-Se encontró una correspondencia procedente de la villa de Laredo anunciando la disolución de la Diputación Provincial. AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Correspondencia. Col. Correspondencia. Vol. 4, exp. 3, fol. 0. 7 de junio de 1814. 101.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1816/000. 1 de enero de 1816. Resultaron electos para ese año José Francisco Bru-

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no Barrera y Bernardo Ussel y Guimbarda como alcaldes de primero y segundo voto, respectivamente, José Agabo de Ayala, José Luis de la Garza, Miguel González, Francisco Antonio Farías, Bartolomé Serna, Francisco Martínez Guajardo, Francisco García Elizondo y José Antonio de la Garza Saldívar como regidores y José Antonio Rodríguez como síndico procurador 102.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1817/001. 7 de enero de 1817. Para este año fueron reelectos José Francisco Bruno Barrera y Bernardo Ussel y Guimbarda como alcaldes de primero y segundo voto respectivamente, Matías de Llano, Juan Bautista de Arizpe, Leonardo Guerra, José María González, Juan José Taméz, Blas Casimiro Sada, Francisco Martínez y Garza y Simón Rodríguez como regidores, Jorge Soriano como síndico procurador y Pedro José Morales como escribano del cabildo. 103.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1817/004. 20 de marzo de 1817. 104.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1817/006. 19 de mayo de 1817. Según las actas de cabildo, las noticias sobre Javier Mina llegaron a la ciudad hasta mayo, sin embargo, David Alberto Cossío afirma que Joaquín de Arredondo tenía noticias de la expedición de Mina desde abril de ese mismo año (Cossío: 2000, tomo IV, 207). 105.-Según Jaime Rodríguez, debido a las guerras en América, España no podía recibir las ganancias de sus colonias con lo cual la restauración del país después de la guerra se complicaba.

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106.-No está del todo clara la fecha del fusilamiento de Mina ya que Vigil afirma que acaeció el 11 de noviembre de 1817 y no el 11 de enero como asegura Ernesto de la Torre. 107.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1817/019. 8 de octubre de 1817. 108.-Según De la Torre, O’Donojú era un hombre con ideas liberales. Al enterarse de las circunstancias en las que llegó a la Nueva España comprendió que no había mucho que hacer ya que el número de soldados que le acompañaban no era suficiente para hacerle frente al Ejército Trigarante. No obstante, la Corona española no reconoció la independencia de la Nueva España hasta 1836 (De la Torre: 2004, 130). 109.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1818/012. 4 de mayo de 1818. 110.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Correspondencia. Col. Correspondencia. Vol. 7, exp. 1, fol. 39. 16 de febrero de 1818. 111.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1818/06. 16 de febrero de 1818. 112.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1818/010. 2 de abril de 1818. 113.-Las elecciones del cabildo se llevaron a cabo el 1 de enero. Resultaron electos José Francisco Bruno Barrera, Bernardo Ussel y Guimbarda como alcal-

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des, Juan Bautista de Arizpe, José María González, Santos de Uribe, Victoriano Martínez, José Antonio de la Garza y Guerra, Matías de Llano, Nicanor Martínez, Víctor Garza Treviño como regidores y José María Canales como síndico procurador. AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1818/046. 1 de enero de 1818. 114.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1818/019. 3 de abril de 1818. 115.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Correspondencia. Col. Correspondencia. Vol. 7, exp. 2, fol. 9. 12 de septiembre de 1818. 116.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1819/041. 1 de enero de 1819 117.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1819/04. 25 de enero de 1819. 118.-Los miembros del Cabildo al momento de realizar el juramento de lealtad a la Constitución eran Francisco Bruno Barrera, capitán retirado de milicias y gobernador político interino de la Provincia; regidores don Bernardo Ussel y Guimbarda; honorarios licenciado don Rafael Eca y Múzquiz, don José Antonio de la Garza Saldívar, don Antonio Rodríguez, don José María González, don Rafael de la Garza, don Pedro García de Hoyos, don Miguel de la Garza y el Síndico Procurador General don Apolinar Mazmela. 119.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1820/010. 13 de junio de 1820.

120.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1820/015. 24 de julio de 1820. 121.-Virginia Guedea en Rodríguez (2005). p. 178 122.-Guerra en Sabato (2003). p. 50. 123.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1820/033. 18 de junio de 1820. 124.-Ser vecino no es sólo tener un estatuto particular, sino de un estatuto privilegiado, por lo tanto, implicaba desigualdad no sólo con los que no eran vecinos, sino entre los mismos vecinos, este estatuto depende de los derechos de la comunidad a la que se pertenecía, lo cual pone de manifiesto la jerarquización de las ciudades. Asimismo, dentro de la misma ciudad, la diferencia estaba en los privilegios que se poseyeran (nobleza, hidalguía). Consúltese el trabajo de Francois–Xavier Guerra “El soberano y su reino. Reflexiones sobre la génesis del ciudadano en América Latina” en Sabato Hilda (2003). Ciudadanía política y formación de las naciones. Perspectivas históricas de America Latina. México: Fondo de Cultura Económica – El Colegio de México. 125.-Véase el artículo de Francois – Xavier Guerra “El soberano y su reino. Reflexiones sobre la génesis del ciudadano en América Latina”. 126.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1820/034. 19 de junio de 1820. 127.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1820/027. 4 de diciembre de 1820.

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128.-Francisco de Paula Mier y Noriega aparece como alcalde segundo en la primera acta del año de 1821, por lo cual se corrobora su nombramiento para sustituir a Santos Uribe. AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1821/001. 10 de enero de 1821. 129.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1821/010. 19 de febrero de 1821. 130.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1821/017. 26 de marzo de 1821. 131.-AHM. Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época) Secc. Actas. Col. Actas de Cabildo. Vol. 3, exp. 1821/019. 12 de abril de 1821.

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CAPÍTULO II MONTERREY, DEL PROVINCIANISMO NUEVOLEONÉS A LA FORMA DEL ESTADO

1. La provincia del Nuevo Reino de León en los inicios de la vida independiente En este capítulo abordaremos la transformación del Nuevo Reino de León y de la ciudad de Monterrey, en un estado libre y soberano perteneciente a una república federal, y en la capital de una entidad de los Estados Unidos Mexicanos.

1.1. De la constitución de 1812 a la formación de las Diputaciones Provinciales Desde la época en que se introdujeron las reformas borbónicas en la monarquía española con el objeto de descentralizar el poder de las elites en los reinos y provincias se creó una territorialidad diferente.1 El sistema de intendencias en la Nueva España respondió a estas inquietudes, su objetivo fundamental era establecer un sistema administrativo, fiscal y territorial2 y dentro de éste las provincias internas de Oriente, Nuevo Santander, Nuevo León, Coahuila y

Texas formaron parte de la Intendencia de San Luis Potosí en 1787, y uno de los fenómenos que se creó a partir de estas reformas fue el surgimiento de las provincias como unidades de áreas administrativas.3 Este proceso fue evolucionando a partir de los inicios del siglo XIX, con la promulgación de la Cons-titución de Cádiz en 1812, de donde surgió la tradición liberal hispánica que influiría todo el pensamiento del futuro estado mexicano. Entre las aportaciones más importantes de esta carta constitucional, Jaime E. Rodríguez menciona: abolición de las instituciones señoriales, la Inquisición, el tributo a los indígenas, el trabajo forzoso y el control

El Nuevo Reino de León fue poblado por españoles, criollos y castas.

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del Estado sobre la Iglesia. Esta constitución estableció, además, un gobierno representativo en tres niveles: en las ciudades y pueblos con el establecimiento de ayuntamientos constitucionales, en las distintas provincias con la creación de diputaciones provinciales, y la monarquía con la plataforma de las cortes hispánicas.4 Empezaremos hablando de la importancia del establecimiento de las Diputaciones Provinciales, éstas fueron colocadas a partir de las denominadas Juntas Gubernati- Mapa del virreinato de la Nueva España hacia 1821 vas, surgidas en España a raíz de la ausencia del rey Fernando VII, en 1808.5 La posterior mediante el cual la provincia evolucionó hasta conreunión de las Cortes Españolas dio legitimidad al vertirse en un estado. establecimiento de estas juntas y decretó la Carta Así pues, como antecedente de dicho proConstitucional de 1812. Dentro de esta constitución ceso, partiremos desde el movimiento de insurse legisló el capítulo II que contiene los artículos gencia en la provincia del Nuevo Reino de León, res-pectivos al gobierno político de las provincias y el cual llegó con fuerza a la región en 1811, con la de las Diputaciones Provinciales.6 presencia de Mariano Jiménez; en ese entonces el La formación de las Diputaciones Provingobernador de la provincia del Nuevo Reino de ciales señalaba, mediante el artículo 6 de la ConLeón, Manuel Santa María, se unió al jefe milistitución española, que “las diputaciones provintar Juan Ignacio Ramón y ambos se adhirieron a ciales, peninsulares y de ultramar se compondrían la causa insurgente. Jiménez nombró un gobierno de un jefe político, el intendente y siete individuos interino presidido por Santiago Villarreal, el cual independientemente de la extensión o población duró apenas unos días, pues fue declarado ilegítide la provincia”.7 La figura del jefe político (que mo al volver la provincia al régimen realista.8 sería nombrado directamente por el gobierno), Por ello Santiago Villarreal hizo dimisión marcó la extinción del virrey y le dio a este primero de su empleo, creándose un vacío de poder. Ante la atribución del gobierno político. El jefe político la necesidad de establecer gobierno, el síndico proo gobernador provincial se convirtió en la máxima curador de Monterrey, Francisco Antonio Farías, autoridad en el territorio de la provincia, mientras presentó un plan para formar una Junta Provisional que los ayuntamientos quedaron bajo la supercompuesta de seis individuos y su presidente: Blas visión de la diputación provincial. (De Castro en Gómez de Castro, presidente; Bernardo Ussel y Gortari, 2003: 55). Guimbarda, vicepresidente; José León Lobo Guer La trascendencia de esta constitución y rero; José Vivero; José Valera; Melchor Núñez de los conceptos antes mencionados es invaluable de Esquivel; Antonio Silverio de Berridi y Franpues introdujo la existencia de un nuevo gobierno cisco Bruno Barrera Gómez de Castro, esta junta más li-beral y representativo. Analizar particulargobernó desde el 1 de abril de 1811 hasta el 11 marzo mente dentro de la experiencia de la provincia del de 1813 (Jáuregui, 2003: 352). Nuevo Reino de León, dichos conceptos resultan Luego de esa fecha, Fernando Uribe, esenciales para comprender el proceso histórico en calidad de alcalde mayor, asumió el cargo de

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gobernador y convocó a la junta preparatoria electoral de 1813, “la cual mandó el 20 de septiembre a los gobernadores de Nuevo Santander, Coahuila, Texas y Nuevo León, que remitiesen sin demora en los censos de sus respectivas provincias, para que pudieran terminarse las ins-trucciones relativas a elecciones” (Benson, 1980:28), y formar la que sería la primera Diputación Provincial de las Provincias Internas de Oriente en 1814. La junta señaló los distritos electorales, de acuerdo con los censos eclesiásticos del obispo Martín de Porras, de la diócesis de Linares. A Texas, debido a su escasa población, le fue designado solamente un distrito electoral, con su capital en Béjar, a Nuevo Santander, cinco distritos; a Nuevo León cuatro y, finalmente, a Coahuila, tres. Se giraron instrucciones a los gobernadores de cada provincia para realizar las elecciones parroquiales y las de partido o de distrito, y los votados se trasladaron a Monterrey y realizaron las elecciones de partidos el 20 de febrero de 1814, eligiendo los diputados a cortes que ejercerían en 1815-1816 (Benson, 1980: 28-30). La formación de la primera Diputación de las Provincias de Oriente 1814 La elite del Nuevo Reino de León reconoció la soberanía del Congreso español, adoptó la Cons-titución Liberal Española, y acogió a la nueva corporación: la Diputación Provincial, con entusiasmo y esperanza. El acta de proclamación e inicio de sesiones exclamó con complacencia que este nuevo cuerpo repartiría “los preciosos frutos del sistema social”, y que sus integrantes se dirigirían a promover el desarrollo de la “industria, artes, comercio y demás ramos de la economía civil”.9 Respecto a la Constitución, se mostraban complacidos, ya que por medio de esta carta se habían convertido en ciudadanos libres con derechos, recalcaban, además, comprometerse a vigilar su observancia, pues a través del espíritu de

Fray Servando Teresa de Mier, religioso regiomontano.

esta ley aspiraban a alcanzar “la rectitud, la justicia y la equidad”, único medio que conduce a la grandeza de la nación y el Estado.10 Manifestaron que la Diputación era un órgano representativo que se ocuparía por la felicidad pública e individual, que todos los ayuntamientos y corporaciones debían respetarla y acatar sus disposiciones; así como presentar ideas, proyecto y planes de progreso para que la diputación dictara las mejores providencias para el gobierno interior de las provincias y lograr entonces la prosperidad.11 La primera Diputación Provincial fue integrada por los entonces diputados Dr. Bernandino Cantú y el Dr. José de León Lobo Guerrero, representando a la provincia de Coahuila estuvieron los Sres. Melchor Sánchez Navarro y Francisco Antonio Gutiérrez; por la provincia de Nuevo Santander Ylarión Gutiérrez y Pedro Paredes; representando a la provincia de Texas fungió Pedro Manuel de Llano y como secretario Juan Bautista de Arizpe (Galindo, 2005:45).12 Estos siete individuos, tal y como marcaba la Constitución de Cádiz, tenían como presidente al jefe político de las Provincias de Oriente, Joaquín Arredondo.

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Joaquín Arredondo había sido designado comandante de las Provincias Internas de Oriente desde 1813, y basándose en el decreto expedido del 23 de junio de 1813, estableció su comandancia y cuartel general en la ciudad de Monterrey. (Cossío, 2000: 197, Tomo IV). La relación entre la elite provincial y el jefe militar fue siempre muy tensa, pero con la revocación de la constitución de 1812 y la abolición de las cortes de Cádiz por el monarca Fernando VII, en 1814, la diputación provincial fue disuelta por órdenes del comandante general. Desde entonces Arredondo tuvo la libertad para gobernar las provincias de ma-nera autoritaria, férrea y dominante. No fue sino hasta mayo de 1820, cuando, con motivo del pronunciamiento liberal ocurrido en España, mediante el cual Fernando VII fue obligado a restaurar la Constitución de 1812 en mayo, que se restablecieron en la Nueva España las diputaciones provinciales como formas de gobierno (Chust, 2003: 101). En la provincia de Monterrey se comenzó por girar las correspondencias respectivas con el resto de las provincias para llevar a cabo el juramento de la Constitución de la monarquía española y establecer los ayuntamientos, así lo describe una correspondencia de la ciudad de Linares dirigida al gobernador de la provincia Francisco Bruno Barrera y al jefe político Gaspar López, así como el testimonio de conformidad que suscribe el ayuntamiento.13 Segunda diputación El siguiente paso fue llevar a cabo las juntas parroquiales14 y las electorales de partido, para así establecer la segunda Diputación de las Provincias Internas de Oriente, misma que se eligió el 2 octubre de 1820 y fue instalada en Monterrey en noviembre del mismo (Jáuregui, 2003: 352).

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Los integrantes de la segunda Diputación Provincial fueron: por Coahuila José de León Lobo Guerrero, canónigo doctoral de la Iglesia, y Mauricio Alcocer hacendado de Saltillo; por el Nuevo Reino de León, Fermín Sada, prebendado de la catedral de Monterrey, y Santos de Uribe, alcalde 2 de Monterrey; por Nuevo Santander, don José Eustaquio Fernández de Lara y don Manuel de la Torre, alcalde la villa de Aguayo; por Texas, Ambrosio María de Aldasoro, del comercio de la capital de Monterrey; como suplente fungió don José Antonio Rodríguez, regidor del ayuntamiento.15 Esta segunda diputación es considerada de “transición” ya que fue nuevamente disuelta por Arredondo en los primeros días de julio de 1821, para llevar a cabo la junta electoral de provincia que elegiría a la tercera diputación provincial. A pesar de lo efímero de su existencia, la segunda diputación llevó a cabo algunas actividades que se pueden inferir por las correspondencias recibidas de las diferentes Provincias de Oriente. Principalmente de la provincia texana se recibieron los oficios referentes a los ataques indígenas que eran tan perjudiciales a la región, por este motivo la diputación se dio a la tarea de proyectar una campaña en contra de los indios bárbaros.16 Para llevarla a cabo se acordó establecer un cobro de contribución de 1% a la población, y el ayuntamiento de Monterrey,17 se crearon comisiones encargadas de levantar listas de posibles contribuyentes.18 Otras correspondencias como las de la dipu-tación de Nuevo Santander relataban, a petición de la diputación provincial, la averiguación relativa a la introducción de harinas en el puerto de Altamira.19 Sin embargo, pese a los esfuerzos de la diputación nunca celebró sesión formal alguna, ante la falta de un competente número de vocales que acudiera para resolver dichas cuestiones y finalmente fue disuelta por Arredondo en los primeros días de julio de 1821.20

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Mapa Diputaciones Provinciales e Intendencias en 1821

1.2. Reconocimiento y jura de la independencia Mientras la vida de la provincia del Nuevo Reino de León continuaba, y los representantes de las cortes hispánicas sesionaban en España, los generales Iturbide y Guerrero proclamaron la Independencia en febrero 1821. Su Plan de Iguala proponía una monarquía constitucional con el rey de España o un miembro de la familia real española como soberano, reconocía la constitución española de 1812, y los decretos promulgados por las cortes españolas (Rodríguez, 2001: 285). Lo proclamado mediante este plan llegó a conocimiento de la provincia del Nuevo Reino de León en marzo de 1821. Pero la adhesión al plan y la jura tuvieron lugar hasta el mes de julio. Fue en estos últimos meses de gestión que el comandante militar Arredondo redobló la vigilancia y mandó traer de Saltillo las cajas reales; pero el tesorero y el

ayuntamiento de dicha provincia se negaron a obedecerlo. El comandante mandó entonces al batallón de Veracruz, que se encontraba de guarnición en Monterrey, hacia Saltillo, con la intención de hacerse obedecer (Cossío, 2000: 219).21 Por el contrario, el teniente de la compañía de granaderos de Veracruz, don Nicolás del Moral, junto con los soldados, juró la independencia el 1 de julio de 1821, para ser luego acompañado por el teniente don Pedro de Lemus. La situación se volvió en contra del militar realista, y no tuvo más remedio que verse en la necesidad de convocar, la noche de 2 de julio, a las autoridades y vecinos más representativos de Monterrey, quienes, en común acuerdo “para aquietar los ánimos y uniformar el sistema de gobierno”,22 juraron la Independencia y adoptaron el plan de iguala (Cossío, 2000: 220, Saldaña, 1943:107). Sin duda, estas acciones fueron muy significativas para el estado político tanto de las provincias internas como para la ciudad de Monterrey.

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El poder del brigadier Arredondo disminuyó de manera considerable, al grado que la provincia de Saltillo se negó a reconocer al comandante pese a saber del juramento prestado en la capital de Monterrey.23 De tal manera que Joaquín Arredondo manifestó, o más bien amenazó con renunciar al mando de las provincias.

Vicente Guerrero se une a Iturbide, al proclamarse el Plan de Iguala.

Esto generó confusión en Monterrey, pues se temían las consecuencias que de toda esta situación se podrían originar, especialmente respecto a la unión y tranquilidad de las provincias. Cabe recordar que la segunda diputación provincial recién había sido disuelta, y en esta atribución, el ayuntamiento tomó la resolución de erigir una representación escrita y personal por medio del regidor brigadier don Juan Bautista de Arispe, en la cual relataban todas estas “desavenencias” al primer jefe, don Agustín de Iturbide, para que dictara una resolución.24 Sin embargo, los días de Arredondo estaban contados, y en una reunión extraordinaria de cabildo se acordó aceptar la renuncia de Arredondo “por no contemplar autoridad para hacerlo” y también se convino que las comisiones de los cuerpos eclesiásticos, civil y militar pasaran a la ciudad de Saltillo a exponer las razones y dificultades que existían para deponer del mando al “señor general” y, asimismo, exhortar a la unión de ambas provincias para proceder a nombrar la diputación en lo que se esperaba la resolución del gobierno.25 Finalmente, en agosto de 1821, Joaquín Arredondo entregó el mando al nuevo jefe político de la región, el teniente coronel Gaspar López.26

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Tercera diputación La tercera Diputación Provincial había sido electa por la junta electoral de provincia en marzo de 1821, y entre sus elementos fueron elegidos: Bernandino Cantú, del Nuevo Reino de León; José Melchor Sánchez Navarro, por Coahuila; José María Gutiérrez de Lara, por Nuevo Santander, y José Vivero, por Texas; se entiende que ésta laboró entre los meses de septiembre y diciembre de 1821 (Galindo, 2005: 47). El nuevo jefe político, Gaspar López, se ganó a pulso el rencor de la comuna de Monterrey. Primeramente estableció su mando en Saltillo, “lo que presagiaba que, como comandante militar y, por lo tanto jefe político, la diputación provincial se trasladaría a la ciudad” (Jáuregui, 2003: 352). Gaspar López solicitó a la provincia de Monterrey bagajes para la conducción del parque, la imprenta y hasta del archivo de la diputación; de inmediato el cabildo de Monterrey mandó formar una comisión para dirigir un oficio al primer jefe, Agustín de Iturbide, y al comisionado en corte, Juan Arispe, informando “del notorio despojo y agravio que se le infiere a esta capital, trasladando la comandancia ge-neral de su suelo”, y en tanto se detuvo la conducción del archivo y el demás encargos.27 Gracias a la resistencia de la provincia se pudieron salvaguardar los archivos de la diputación, no así en lo que se refiere al parque y la imprenta, que sí fueron enviados a Saltillo en detrimento de la milicia y, por consiguiente, en la seguridad de la misma.28

1.3. Solemnidad de la proclama de Independencia del Imperio Mexicano realizada en Monterrey Una vez que los dirigentes de la Nueva España declararon la Independencia, en septiembre de 1821, y se proclamó la adhesión al Plan de

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un repique general y música resonó por las calles Iguala, se estableció un Consejo de Regencia para públicas para anunciar el evento, mientras que en ejercer el poder ejecutivo y una Soberana Junta Prolas salas, adornadas con entapizado de Damasco, visional Gubernativa para el poder legislativo, en y en la cabecera al frente del dosel una mesa y en tanto se reunían las Cortes mexicanas (Rodríguez, medio de ella la efigie de Jesucristo acompañada 2001: 285). del libro de los santos evangelios, se afinaban los Para ese entonces, en la provincia de Nueúltimos preparativos.32 vo León, la independencia era ya una realidad, Llegó el día de la jura y primeramente se “consecuencia inevitable por los rápidos progresos contó con la presencia de todas las autoridades imde nuestro victorioso y valiente y nunca bien ponportantes para tan magno evento: el teniente coronel derado ejército libertador trigarante”,29 así lo manifestaba la correspondencia que el ayuntamiento Gaspar López, las diputaciones de la excelentísima dirigió al jefe político Gaspar López, en la que se diputa-ción provincial, el cabildo eclesiástico: con le invitaba a asistir a la presen-cia de don José las celebraciones prode León Lobo Guerrero, gramadas el 11 de novicanónigo diocesal de embre de 1821 ante tan la santa Iglesia catedral plausible noticia. provincial y el vicario Un decreto capitular del obispado, enunciado por la Junta don Ambrosio María de Provisional GubernaAldasoro; el secretario tiva formuló el modo y don Rafael de Llano, los términos en que dedon José Bernandino bía verificarse la jura de Cantú, tesorero de la Independencia, y con santa Iglesia; don Pedro base en este oficio, el de Hombre, canónigo, ayuntamiento de Mony el secretario don José terrey acordó: convocar Antonio de la Garza, toal vecindario para que dos ellos en reunión de contribuyera con lo que todos los vecinos repub“dictara su patriotismo” Escudo nacional, símbolo de la independencia mexicana. licanos, del batallón de para los gastos de la orvoluntarios de la patria, ganización, que lo que se produjera en la plazuela el batallón de infantería de Querétaro, y dos de los se sufragara con el fondo de propios, además se cuerpos de caballería que guarnecían en ese monombró una comisión que se encargaría de solicimento la capital.33 En seguida se dio lectura del acta soberana tar la casa morada para hospedaje del jefe político de la junta de imperio, declaratoria de su independe la provincia; por su parte, el cabildo eclesiástico dencia, del Plan de Iguala y del Tratado de Córseñaló al ayuntamiento de Monterrey que en breve doba.34 Luego se recibió el juramento individual mandaría la fecha programada para el canto de una por el señor comandante General, quien lo prestó misa en sufragio de las almas de los fallecidos en la 30 ante el vocal más antiguo de la excelentísima diputlucha de la Independencia. La jura de Independencia se llevó a cabo fiación. Al término del juramento el comandante nalmente el 18 de noviembre de 1821.31 Un día antes general, don Gaspar López, hizo entrega de la

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bandera tricolor al alcalde primero, don Matías de Llano, quien al sujetarla la besó, diciendo: “Ésta es la bandera del pueblo mexicano, juremos defenderla hasta la muerte” (Saldaña, 1943:11), en coro todos contestaron juramos y se hicieron entonces las vivas y aclamaciones, las descargas de artillería de los granaderos voluntarios de la patria, y además se acompañó con música y repique de campanas de la santa iglesia catedral por espacio de media hora, con lo que se disolvió la junta.35 Nuevamente se reunieron a las cinco de la tarde todas las autoridades y el ayuntamiento, quienes se trasladaron a la catedral donde los esperaban el ilustrísimo señor venerable presidente y cabildo. En ese momento el alcalde Matías de Llano portaba la bandera de las armas del imperio para ser bendecida en el acto. Concluida la bendición, y como lo previe-ne el art. 4 del decreto, se llevó a cabo un paseo por las calles que anteriormente había señalado el ayuntamiento, y que para mayor lucimiento se hallaban bien adornadas.36 En el paseo ocho granaderos de las compañías veteranas de la provincia de Guanajuato abrían el paso a la multitud, le seguían dos danzas alegóricamente vestidas por los vecinos de la ciudad de Monterrey y del pueblo de nuestra señora de Guadalupe, en seguida marchaban la infantería

de voluntarios de la patria, la ligera de Querétaro, quienes finalizaron el recorrido al llegar a la plaza principal.37 En la plaza el ayuntamiento se tenía preparado el tablado,38 que estaba adornado con la bandera del imperio, al que subieron el ayuntamiento y el concurso, mientras que en un decente dosel, colocado enfrente de la plaza, la demás ocurrencia, tomó sus asientos. A continuación se llevó a cabo el juramento bajo la fórmula que juraban antes los reyes por los señores alcaldes. Después de terminar la voz del alcalde Matías de Llano, se solemnizó en augusto acto una aclamación general que fue iniciada por el señor comandante Gaspar López, quien tributó las justas vivas a nuestra santa religión, al imperio y unión, como las tres garantías que sostienen nuestra gloriosa independencia, seguido entonces de las descargas militares y el repique de campanas. En el acto intermedio, el señor comandante, el ayuntamiento y las diputaciones repartieron bastante cantidad de dinero, habiendo concluido así con dar al público las tres fuentes de plata que dispuso la ciudad con ese objeto.39 Enseguida, el concurso se dirigió a la casa que el ayuntamiento dispuso para el refresco y por la noche se repitieron a las oraciones el repique de campanas. Al día siguiente continuó la iluminación general y a poco comenzó la diversión en la plaza pública hasta las once de la noche, acompañados de lucidos fuegos artificiales. Al tercer día se celebró en la santa iglesia catedral la magnífica, para dar gracias al todo poderoso, el sermón fue predicado por el presbítero Francisco Rafael Antonio Gamboa, y asistieron al acto las Diputaciones Provincial y el ayuntamiento, presididos por el comandante general. Acto seguido, ambos cuerpos, diputaciones, vecinos de distinción y oficialidad se Anónimo. Entrada triunfal de Iturbide a la ciudad de México para lograr la trasladaron a la misma casa donde se repitió independencia. Fuente: Riva Palacios, Vicente. México a través de los siglos. el refresco dispuesto por la ciudad, y se solOcéano, México, 1991.

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emnizó lo mismo que el anterior. Y así se dio por concluido el juramento y proclamación de la Independencia.40

1.4. Elecciones para la cuarta Diputación Provincial y la rivalidad con Saltillo En noviembre de 1821, el Consejo de Regencia expidió las instrucciones para la elección de miembros ante el nuevo congreso. Sobre el establecimiento para las diputaciones en el art. 15 se dispuso que los miembros de las diputaciones provinciales ya estable-cidas fueran renovados por completo; mas la mitad de los antiguos podrían ser reelegidos, a condición de de que perteneciesen a la provincia que los reeligiera (Benson, 1980:64). En la provincia de Monterrey se llevó a cabo la junta parroquial para el nombramiento de electores, en diciembre de 1821. Se nombraron dos escrutadores, según lo prevenido el decreto de las Cortes de España del 23 de mayo de 1821, resultando electos: don José Antonio y don José María González; en seguida ocu-rrieron los ciudadanos presentando las listas de elección de los 17 electores nombrados que correspondían a esta capital.41 La Diputación quedaría elegida para el 29 de enero de 1822, e instalada para inicios de marzo de ese año, con siete miembros: dos de las provincias de Nuevo Santander, Coahuila, Nuevo León y uno por Texas (Benson, 1980: 77), mientras que el nombramiento para diputado recayó en la persona del doctor Fray Servando Teresa de Mier y Guerra, y el señor don Juan Bautista de Arispe como diputado suplente.42 Sin embargo, la cuarta Diputación Provincial de las Provincias de Oriente nunca fue establecida, pues desde mediados de diciembre de 1821, más o menos al tiempo que se había disuelto la tercera diputación, el ayuntamiento de Monterrey tuvo la noticia de que comisionados de Saltillo buscaban que la Corte de México declarara capital de las provincias de oriente a aquella villa.43 El ayun-

tamiento acordó el envío de una representación que expondría a la Junta Provisional Gubernativa: la poca justicia con que la villa de Saltillo pretende despojar de su rango y representación a esta ciudad”, las ventajas que ésta ofrece res-pecto a aquélla para que se exijan en su suelo los Tribunales Superiores de Audiencia, Silla Episcopal, Diputación Provincial, Comandancia General y Tesorería Nacional, además de explicar las ventajas de la ciudad en productos, salubridad, “por haber sido ya reconocida capital y erigida ciudad metrópoli, implorando suspender cualquier injusta pretensión.44 Estas prerrogativas fueron representadas por Miguel Ramos Arizpe, “que con un amor inmode-rado a procurado engrandecerlo más de lo justo” (Saltillo), con agravio manifiesto de esta ciudad. El ayuntamiento de Monterrey alegaba que la situación topográfica de la villa Saltillo era el último lugar en una extremidad, lo cual creaba un visible prejuicio para los habitantes de la provincia “al obligarlos a pasar atravesando desiertos para dar cursos a sus negocios o desempeñar sus destinos (…)”,45 además su suelo es desigual, sus edificios de tierra, sus producciones, a excepción del pan, son estériles, “porque la carne, maíz, piloncillo, pescado, lana, pieles, ganado mayor o menor y muchas fiestas las recibe de esta provincia y sus adyacentes”.46 El ayuntamiento de Monterrey formalizó estos informes en una representación muy contundente en la que pedía suspender las prerrogativas del diputado Miguel Ramos Arizpe.47 A partir de estas declaraciones, Monterrey y Saltillo iniciaron una lucha por establecer la capital de la diputación provincial durante 1822.48 Nuevo Santander aprovechó esta situa-ción y solicitó su separación de las Provincias Internas, eligió su propia Diputación Provincial, la cual fue aprobada por el Congreso en agosto del mismo año (Benson, 1980: 67).

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Las competencias entre el comandante Gaspar López y el Ayuntamiento de Monterrey Con la limitación de la tercera Diputación Provincial, la falta de establecimiento de la cuarta, y la instalación de la Comandancia Militar en Saltillo, Gaspar López se perfiló como detentor del poder político de las Provincias Internas de Oriente. En tal la situación, la relación entre el Ayuntamiento de Monterrey y el comandante militar Gaspar López se tornó conflictiva.

Militares, civiles y religiosos juraron la independencia en Monterrey

El problema estribó principalmente en la ausencia de un gobernador en la provincia de Monterrey, y como medida la Regencia del Imperio Mexicano declaró, en marzo de 1822, el ejercicio del go-bierno político a favor del Alcalde I del ayuntamiento de Monterrey, el Lic. don Alejandro Treviño. Este último padeció un tiempo enfermo por lo cual la circulación de algunos decretos y circulares no tuvieron un puntual cumplimiento, y esto generó resentimientos entre ambos, y en este contexto el ayuntamiento ejerció el gobierno político.49 El inicio de los problemas entre el ayuntamiento y el comandante, comenzó cuando este último ordenó al Cabildo levantar una suscripción patriótica para la compra de armamento, el ayuntamiento, por su parte, justificó no poder llevar a cabo dicha tarea debido a la escasez del vecindario, y contestó al comandante diciendo que se debía reunir a la Diputa-ción Provincial50 para que esta corporación tomará las medidas, arbitrios o recursos convenientes para adquirir el dinero necesario

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para ese objeto; además, el Ayuntamiento sugirió que se podía tomar razón de los depósitos de los juzgados de concursos de acreedores para usarlos en calidad de reíntegro.51 Otra petición del señor comandante, dirigida al ayuntamiento, era la relativa a que se quitara la estatua del rey de España de la plaza mayor de la ciudad, el ayuntamiento decidió por votación que su orden no podía tener efecto por “carecer la ciudad absolutamente de fondos” para erogar los costos. La reacción del comandante Gaspar López no se hizo esperar, se rumoraba, según informes del procurador, que el señor comandante había afirmado públicamente, en una junta de oficiales “que la corporación se hacía sospechosa por no haberse llevado a efecto la suscripción que propuso para comprar armamento”, habiéndose comprometido de esta manera la conducta de la corporación.52 El ayuntamiento, indignado, acordó reclamar al comandante general por medio de un oficio, pidiéndole que don Francisco Mier rindiera cuenta de la contribución que exigió al vecindario el año pasado cuando este había sido nombrado capitán de caballería;53 en esta prerrogativa el ayuntamiento dijo haber tomado las medidas que estaban en sus facultades, y además acordó pasar los antecedentes del problema al procurador más antiguo para que en beneficio público solicite un sujeto letrado que forme una enérgica representación “que abrace todos los puntos que se coincidieren anexos al bien de las provincias y para sostener los derechos y honor de esta corporación”.54 Estas demostraciones por parte de la corporación, las cuales, siendo justificadas o no, fueron una muestra evidente de insubordinación al jefe político; en esa actitud el ayuntamiento buscaba ejercer mayor autonomía y poder, de la misma manera que el comandante general luchaba por ejercer su primacía como jefe político, así pues, la competencia entre ambas corporaciones resultó inevitable, creando un conflicto para regular las ordenes, circulares y decretos entre los mismos.

Monterrey: origen y destino

Mientras las competencias prosiguieron, la siguiente actividad entre las distintas corporaciones en la provincia de Monterrey fue la relativa al juramento prestado al Congreso Constituyente del Imperio, ins-talado el 24 de febrero de 1822. El juramento tuvo lugar en el mes de mayo y, siguiendo el decreto dictado por el Soberano Congreso, se celebró una misa, y al término de ésta prestaron juramento todos los vecinos concurrentes y el clero, quienes juraron reconocer la soberanía de la nación mexicana representada en el Congreso Constituyente, obedecer y cumplir las leyes y decretos que dimanen del mismo. Al término del mismo el ayuntamiento se retiró a la sala capitular bien adornada, y en presencia de la efigie de Jesucristo, prestó ahora juramento el Sr. presidente y luego todo el cuerpo, el secretario y mazeros, finalizando así el acto de reconocimiento.55

cito que exigía al Congreso aceptar la candidatura de Iturbide al trono, pues ya había sido descartada la posibilidad de que la casa de Borbón ocupara la vacante con la negativa de las Cortes Españolas y de Fernando VII de aceptar los Tratados de Córdoba, ante la presión popular y militar el Congreso ratificó el hecho y declaró emperador a Iturbide el 19 de mayo de 1822.56 En el Nuevo Reino de León, el mismo mes de mayo que había tenido lugar la jura de reconocimiento al Congreso Constituyente del Imperio,

1.5. El efímero episodio del iturbidismo en la provincia de Monterrey El Congreso Constituyente del Imperio reconoció su origen en el Plan de Iguala. Así se aceptó que la soberanía reside en la nación y que se establecería una monarquía católica moderada basada en la separación de poderes y el respeto a los derechos individuales (Lempèrière, 2003: 319). Los conflictos iniciaron cuando el Congreso Constituyente declaró ser el depositario de la sobera-nía nacional, situación que fue aceptada por el Consejo de Regencia. Esta medida estuvo encaminada no sólo a legitimar la posición del Congreso, sino a tratar de romper los límites impuestos a las cortes por el Plan de Iguala, por esta razón Iturbide se opuso a reconocer la supremacía del Congreso (Ávila, 2002: 226). La oportunidad llegó cuando el Congreso en sesión secreta declaró incompatible el cargo de presidente de la Regencia y jefe de las tropas de Iturbide. Momentos después se inició, un movimiento popular que fue reforzado con el apoyo del ejér-

Escudo imperial del gobierno de Agustín de Iturbide:

se recibió la noticia relativa de que el pueblo de México y el ejército proclamó emperador al generalísimo Agustín Iturbide. La noticia causó no sólo expectación, sino gran simpatía en el pueblo de Monterrey, el cual cele-bró con un repique general de campanas, fuegos y demás demostraciones de júbilo. Sin duda, la intención de legitimar una nación independiente iba adentrándose en los pueblos de la Provincias de Oriente, pero aún estaba muy arraigada la costumbre de un poder personificado en un monarca, pues cuando se proclamó

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

emperador a Iturbide, uno de los personajes más populares de la lucha de Independencia, el pueblo de Monterrey se agolpó en la plaza principal y “con demasiado fervor y resolución comenzaron a derribar la estatua del rey de España colocada en el Pirámide, fusilándolo, creándose un gran desorden”.57 En esos momentos el ayuntamiento celebraba sesión, cuando se presentó el capitán de la milicia nacional don Julián de Arrese, diciendo que se advertía mucho desorden y acaloramiento en el pueblo porque se quitase la estatua, por lo cual pidió que la corporación extendiera una solución. El regidor, Francisco Iglesias, acudió a la plaza y trató de imponer orden, proponiendo al pueblo que el ayuntamiento acordaría el modo de bajar la estatua.58 Finalmente se llegó a un arreglo con Nicolás Castillo (alias obispo), al que mandó llamar el ayuntamiento, para que llevara a cabo la acción de bajar la estatua evitando todo desorden, mofa y alboroto, mas se le advirtió que para el cobro de su trabajo se entendiera con quienes lo habían mandado, ya que el ayuntamiento no había tenido acuerdo alguno sobre el particular.59

Agustín de Iturbide, militar de origen criollo, logró la independencia mexicana en 1821.

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Para celebrar la proclama del emperador, el cabildo eclesiástico celebró un te deum y acordó tres días de iluminación, ante tal acontecimiento.60 Sin embargo, el ayuntamiento acordó no celebrar la jura, hasta esperar alguna resolución del Congreso Nacional.61 Por ello, en junio se mandó convocar una junta general de la provincia con el fin de acreditar la volun-tad general de todos los ayuntamientos en el nombramiento de don Agustín Primero.62 Por último, se acordó el mes de agosto para solemnizar la coronación de su majestad (a pesar de no haber recibido la noticia o decreto) y “evitar las importunas que de omitirse este acto de reconocimiento”, se acreditó la adhesión del ayuntamiento y del vecindario, para “que desde esta noche se comience la iluminación de tres días, que se aseen las calles y se adornen con colgaduras”, también se acordó celebrar con un baile, y mandar oficio sobre esta providencia al señor diputado Mier, comentándole que el juramento y proclamación solemne se hará en cuanto se reciba el soberano decreto con toda la magnificencia que corresponde al primer emperador de América en su restauración política después de trescientos años de opresión.63 Al respecto de este atraso en la jura, el Comandante Gaspar López instruyó un informe en el que acusó la conducta del ayuntamiento de suspender la jura. Aclaró que la corporación ya había recibido el citado decreto del Congreso Nacional del 5 de septiembre, expuso también que el ayuntamiento entorpecía sus determinaciones, y que la idea para hacer concurrir a la capital de la provincia a cada uno de los ayuntamientos de la provincia para realizar la jura era una conducta nada conforme al cumplimiento de los decretos del gobierno, pues la corporación por ningún título podía ejercer ese tipo de facultades.64 Mas el ayuntamiento testificó que estaba en todo su derecho, pues en oficio expedido por la Junta Gubernativa, el 19 noviembre, se declaro a Monte-rrey capital y provincial por un solo partido,

Monterrey: origen y destino

y en base a ello, todos los ayuntamientos debían concurrir a la capital por medio de un diputado, para así solemnizar la proclama y jura del monarca, a la que no con alguna inconformidades habían ya acordado asistir los partidos de provincia: Linares, Cadereyta y Boca de Leones.65 Durante este periodo comenzó de forma continua la correspondencia suscrita del diputado Mier con la provincia de Monterrey, al ayuntamiento pedía informes sobre censos y estadística para respaldar la postura de la provincia de Monterrey en la lucha por establecer la capital de la diputación.66 Irónicamente, a diferencia de la población de Monterrey, Mier, como miembro del Congreso, era un abierto opositor al emperador Iturbide. Esta situación llegó a un momento crítico en agosto de 1822, cuando Iturbide ordenó la aprehensión de varios diputados, entre ellos Mier; y posteriormente la disolución del Congreso Constituyente, para establecer en su lugar una Junta Nacional Instituyente (Sordo, 1994: 198). Así refirió este episodio el padre Mier: “Muy señor mío: Vuelvo a tomar el hilo de nuestra correspondencia interrumpida desde el 26 de agosto último, en que el tirano, fingien-do una conspiración contra su persona apresó la flor de los diputados de la nación, y creyó con eso tener sometido a sus caprichos al Congreso (...), éste supo sin embargo sostenerse, y en 31 de octubre fue disuelto por la violencia (…).

Yo, que le había hecho principalmente oposición y no cesaba de hacérsela desde los calabozos donde me tenía sepultado, fui el que más sufrió el rigor de su venganza.67 Las circunstancias estaban cambiando en el escenario nacional, y a pesar de que todavía en enero de 1823 el ayuntamiento de Monterrey mencionaba el pendiente sobre la proclama hacia el emperador Iturbide, sucesivas correspondencias del diputado Mier, y sobre todo el hecho de haberse disuelto el Congreso Constituyente del Imperio por el mismo emperador, transformaron la opinión de la provincia de Monterrey.

El Padre Mier, como era conocido Fray Servando, fue uno de los ideólogos de la independencia mexicana

Lucha de ideas entre Miguel Ramos Arizpe, Valentín Gómez Farías, Fray Servando Teresa de Mier, para establecer la República

2. La Junta Gubernativa de Monterrey y su adhesión al Plan de Casa Mata

Luego de que Agustín de Iturbide fuera declarado Emperador por el Congreso Constituyente, la división entre ambos cuerpos (ejecutivo y legislativo) por la lucha de la soberanía fue intensificándose en los meses siguientes. La llegada de nuevos opositores como José Mariano Michelena, José Miguel Ramos Arizpe, José Servando Teresa de Mier, José del Valle, Juan de Dios Mayorga, reforzada con la presencia de republicanos como Miguel Santa María, Joel Poinsset, Vicente Rocafuerte, contribuyó a crear grupos informales de oposición al monarca (Rodríguez, 2001:292-293). Estos grupos políticos planearon una conspiración que tenía por objeto deponer al emper-

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

ador y colocar el ejército bajo la autoridad de las Mata, el 1 de febrero de 1822 (Rodríguez, 2001: Cortes. 294). Entre las cláusulas más atractivas del Plan se La intriga fue descubierta, por ello Iturbide encontraba, en primer lugar, aquélla que concedía ordenó, el 26 de agosto de 1822, la aprehensión de autoridad local a las diputaciones provinciales, y los confabulados, entre los que se encontraban mien segundo, su principal demanda: “La elección embros del Congreso. de un nuevo Congreso, ya que algunos dirigentes En los días siguientes, la legislatura trató de provinciales consideraban que la composición del obtener la libertad de sus miembros bajo el derecho primer Congreso mexicano tenía algunas fallas”.68 La noticia del plan de Casa-Mata llegó a de inmunidad parlamentaria, pero ya en una sesMonterrey el 1 de febrero de 1823. Al saber la notiión secreta, el secretario del Interior, José Manuel cia, Miguel Ramos Arizpe y Rafael de Llano conHe-rrera, explicó a la Corte “que la Constitución vocaron al ayuntamiento de Monterrey, pues en española y las leyes vigentes otorgaban al ejecutivo ausencia de una Diputación Provincial,69 y con el la suficiente autoridad para mantener y proteger a motivo de no haber un centro de unión nacional, la nación contra la subversión”. establecieron, el 6 de marzo de 1823, una junta proFinalmente, el 31 de octubre de 1822, Iturvisional gubernativa de Monterrey. La creación de bide disolvió el Congreso acusando que la legislala junta se creyó de absoluta necesidad para que, tura había sobrepasando su autoridad (Rodríguez, puesta al frente de los 2001: 294). negocios, “tomase en En un intento su consideración la por procurar la legalisalvación de la patria, dad y el orden, Iturcuidando de manbide creó entonces tener el orden interior una Junta Nacional de los pueblos, para Ins-tituyente, conforevitar confusión y mada con aquellos anarquía”.70 congresistas que aún Esta junta inestaban dispuestos tegró, entre alguno de a colaborar con él. Esta medida de orden Mapa de Diputaciones Provinciales en México en noviembre de 1822. Fu- sus miembros ya conopolítico no tuvo la ente: Benson Lee, Nettie (1994). La Diputación Provincial y el Federalismo cidos, como presidente Mexicano. México: Colegio de México-UNAM, coordinación de Humania Miguel Ramos Arizaceptación deseada, dades, p. 98 pe; como vicepresipues se argumentaba dente, José León Lobo que los miembros de Gue-rrero, José Vivero, además de los vocales: la Junta Nacional habían sido designados por el Francisco Eusebio de Arizpe, Rafael González, emperador, que eran partidarios del gobierno y no Julián de Arrese y José Antonio Rodríguez. Como de la nación, por lo que su carácter representativo secretario se nombró a Rafael de Llano. Siguiendo fue puesto en duda (Ávila, 2002: 233-234). El deslos lineamientos del Plan de Casa-Mata, la junta contento y la oposición respecto al gobierno fue afirmó ser establecida “con el fin de sostener la creciendo gradualmente, estallando con ello varias soberanía, que reside en la nación, y sus represenrevueltas en el país. tantes (cuyo congreso fue disuelto),71 y cifrados en Todas estas inconformidades se concrela instalación del cuerpo representativo de la sobertaron en torno a la promulgación del Plan de Casa-

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Monterrey: origen y destino

Dr. Miguel Ramos Arizpe, ideólogo de la República Federal

anía de la nación como fuente inagotable del bien y de la prosperidad del Estado, único baluarte de l) la libertad civil y el único eficaz (...) que puede ser el sostén de nuestra independencia.72 Además de esto la junta de Monterrey añadió dos artículos más al plan de Casa-Mata: Art. 1. Aunque la representación nacional por esta vez sea convocada bajo las bases de la convocatoria del Congreso anterior, o en cualquier forma que haga admisible la necesidad de conservar la Unión Nacional, los poderes de las juntas electorales de cualquier clase que se otorgaren a sus electores y diputados, se extenderán con plena libertad, y en la forma más amplia, sin más bases ni limitaciones que la de sostener y defender la Independencia absoluta de nuestra patria, la religión católica, apostólica romana, con exclusión de otra alguna, y

la Unión entro todos los habitantes de esta America, y la libertad de nuestra representación nacional. Art.2. El próximo congreso nacional dentro de los ocho primeros días contados desde su instalación deberá tomar en consideración en toda su extensión la convocatoria por la cual ha sido reunido, y reorganizar libremente la representación nacional, según principios inconclusos de derecho natural y público.73 Asimismo, la Junta Gubernativa de Monterrey se atribuyó facultades vastas y amplias para ejercer el gobierno y mando de estas provincias. También mandó las respectivas correspondencias para que cada uno de los ayuntamientos que conformaban las Provincias Internas de Oriente se adhieran al Plan de Casa-Mata, mediante el siguiente juramento: “¿Juráis sostener, defender a toda costa el Congreso Nacional que se va a reunir a fin de ser colocados en lugar seguro, delibere en plena libertad? ¿Juráis sostener y defender a toda costa la soberanía de la nación mexicana y el derecho imprescriptible que ésta tiene para nombrar libremente sus representantes y depositar en ellos el ejercicio de dicha sobe-ranía? Al que la Junta de Monterrey añadió: ¿Juráis obedecer las órdenes que emanen de la junta provisional gubernativa de esta provincia que acaba de instalar en esta capital hasta que el Congreso Nacional por deliberaciones libre y estando presente los representantes de ellas resuelvan su cesación? 74 Los ayuntamientos del Nuevo Reyno de León, como Cadereyta, Linares, Punta de Lampazos, Real de Santiago de la Sabinas, el pueblo de San Miguel de Aguayo, juraron la adhesión al plan, y algunos rea-lizaron los acostumbrados ritos de aceptación como la celebración del Te deum,

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repique de campanas, paseo por las calles, lectura pública del documento proclamado; además ofrecieron su apoyo en hombres, armas y dinero.75 La Junta Gubernativa de Monterrey comunicó además a las provincias sobre la necesidad de convocar una junta general para conciliar la unión de las provincias en una alianza, “tan deseada como necesaria”, que establecería una Junta Central.76 Pese al apoyo de los ayuntamientos norteños, la intención de la junta de Monterrey de establecer una unión común y representativa de las Provincias Internas de Oriente, se vio truncada por varios factores: uno fue la creación de la diputación provincial de Nuevo Santander,77 y otro la renuencia de Saltillo para aceptar el mando de la Junta de Monterrey. Por otro lado, Saltillo tuvo dificultades para poder votar completa la adhesión al Plan de Casa-Mata; para ejercer dicho voto, el comandante Gaspar López (pese a no apoyar el plan) reunió al ayuntamiento de Saltillo, clero, empleados, vecindario y oficialidad de la tropa, y se creó entonces la Junta de Saltillo. Sin embargo, López expuso que la junta presentaba algunas dificultades, principalmente sobre las atribuciones de la Junta de Monterrey y sobre el establecimiento de la Diputación Provincial o diputaciones “que han debido existir en estas provincias”.78 A estas consideraciones habría que agregar que, en realidad, el objetivo oculto del comandante Gaspar López era preservar el régimen realista y establecerse como el jefe al mando de las Provincias Internas, para lograr dicho objeto buscó obtener el apoyo de la tropa auxiliar; en vista de la situación, las autoridades de Monterrey tuvieron el temor de que se formara una revuelta en la villa de Saltillo.79 Por tal motivo, la Junta Gubernativa de Monterrey ordenó a Pedro Lemus marchar sobre Saltillo “para auxiliar al pronunciamiento libre de los habitantes de ese lugar”80, acompañando también una comisión a la villa de Saltillo compuesta por el Dr. Miguel Ramos Arizpe y el Lic. Rafael

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de Llano. Esta comisión fue recibida con agrado; para uniformar la opinión del vecindario, el señor Ramos pronunció un largo discurso para ratificar el juramento de sostener el Congreso Nacional. En cuanto al punto de representación de las provincias, se le dijo al comandante general López “que su representación era ya innonia, a lo que él repuso que ya tenía resuelta su salida de estas provincias, pero deseaba arreglar el punto de entrega de mando, lo que quedó pendiente para tratar en otras conferencias (..)”.81 De este manera Saltillo se adhirió al Plan de Casa-Mata, pero no por ello dejó de cuestionar la instalación de la Junta de Monte-rrey, exigiendo la grande y única medida que nos hace temibles a los enemigos de afuera, y respetables (…) a saber la formación de una Junta Gubernativa de la cuatro, compuesta de individuos nombrados en igual número por cada una de ellas (..).82 Sumado a esta la provincia, Monclova, que también votó su adhesión al Plan de Casa Mata, y creó una junta denominada “General Gubernativa” (Jáuregui, 2003: 356). La junta de Saltillo concilió con la comisión de Monterrey en formar una junta compuesta de nueve individuos, ambas acordaron que por el bien general de las provincias y para evitar toda división: una junta provincial de las cuatro Provincias de Oriente, que se componga de dos indivduos formados libremente por cada provincia,

Fray Servando Teresa de Mier, el primer regiomontano universal.

Monterrey: origen y destino

los cuales se irán reuniendo a la junta actual de Monterrey, y cuando todos estén reunidos resolverán a pluralidad de votos, si conviene o no al bien general de las provincias trasladar su residencia a otro lugar.83 Saltillo envió un informe y por consiguiente una invitación para unirse al plan de unión de un gobierno general a la Junta establecida en Monclova. Expresó además que de lograrse dicho plan, cada provincia lograría su bien y su prosperidad “sin que estemos más a merced de autoridades residentes a distancias inmensas, y poco conocedoras de nuestras necesidades y virtudes”.84 Todas las medidas que se añadieron iban dirigidas a proporcionar la unión general de toda la nación bajo los auspicios de un congreso general y a cuyas decisiones quedaban sujetas a la Junta General de las cuatro Provincias. La Junta de Monclova dijo en su respuesta que ya no había necesitad de tal reunión de ese cuerpo, pues acaban de recibir un decreto que establecía la instalación de una Diputación Provincial en la capital de Monterrey con arreglo en febrero último.85

2.1. La tercera Diputación Provincial, Nuevo León, Coahuila y Texas

para que unidos pudieran establecer un gobierno interino (Rodríguez, 2001: 295). Según el decreto de gobierno, la Diputación Provincial de las Provincias Orientales debía ser integrada por las provincias de Monclova y Texas, sustituyendo a los de Santander dos suplentes de la provincia de Monterrey y dos de Monclova, la Junta de Monterrey acordó que siendo muy limitadas las circunstancias de las provincias, la Diputación tendría tanta autoridad, facultad y poder como las que habían sido otorgadas a las diputaciones de Veracruz, Puebla, Querétaro, San Luis, “por la notable diferencia que se advierte en aquéllas que tiene un jefe político o un capitán general, y éstas carecen de esa representación”.86 Sobre las invitaciones para asistir a las juntas de San Luis y Querétaro, la Junta de Monterrey tomó la resolución de asistir a la Convención de Puebla, “pues se cree con autoridad de proceder al nombramiento de los diputados que deben ir, y si lo cree propio la exma. Diputación debe reunirse para que estas provincias tengan su debida representación”.87 Con la decisión de acudir a la reunión de Puebla, la Diputación se pronunció por la organización de “una Junta Central, compuesta de dos individuos

La Junta Gubernativa de Monterrey recibió el oficio sobre la reinstalación del Congreso Constituyente y el decreto relativo al establecimiento de la Diputación Provincial en la capital. En una reunión, la Junta discutió acerca de las invitaciones de la dipu-tación de San Luis, y también sobre la convocatoria de reunión de Puebla y Querétaro, provincias que habían ido adoptando posiciones más radicales a medida que Iturbide continuó negando la petición de las provincias sobre la elección de un nuevo Congreso Nacional. Con ese motivo invitaron a las provinLa carreta fue un medio de subsistencia entre los reineros de principios del siglo cias orientales a mandar sus representantes XIX.

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nom-brados por cada diputación provincial, la cual debía ocuparse de arreglar una convocatoria liberal, bajo la cual se formará el futuro congreso nacional” (Jáuregui, 2003: 357). Las posturas respecto a la “representación” de la Diputación fueron muy particulares, ya que el Plan de Casa-Mata estipuló que para establecer la nueva Diputación se debía hacer “nombramientos” de los individuos que la conformarían. La primera corporación inconforme con este lineamiento fue la Junta de Monclova,88 la cual consideraba “que era impracticable la resolución dictada”, pues esta medida era contradictoria a lo que ya había sido acordado por el ayuntamiento de esa provincia, la cual reclamaba para la conformación de la Diputación la reunión de los individuos ya nombrados en 1822.89 Finalmente, la Junta de Monclova accedió a conformar la Diputación Provincial, luego de que la Junta de Monterrey explicó a los comisionados de Coahuila, Víctor Blanco y José Guadalupe, algunas dudas sobre las respectivas atribuciones de la Dipu-tación que estaba por reunirse, la Junta de Monterrey respondió detallando: Que la Diputación Provincial podría intervenir en lo gubernativo en los pueblos, y en todo lo demás que se dirija a conservar el orden, la seguridad y libertades, rotos los vínculos que los unían a la sociedad con su gobierno (…). Que la parte gubernativa de la provincia en particular y todo lo que sea necesario a conservar el orden y la seguridad interior la tendrían los gobernadores de ellas y resolvían por el momento no parecer conveniente disolver las juntas provisionales instaladas. Que el nombramiento de los vocales que debían asistir a la junta de Puebla (...) debían expresar la voluntad de los pueblos de cada provincia, para lo cual se formaría de ser necesario una convocatoria liberal y sin trabas, ‘para la próxima reunión del Congreso constituyente de la nación, o ya

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para que se acordasen legítima reunión del anterior, y que estas tareas en su parecer debían ser practicadas por la dipu-tación provincial’. El mando superior de las armas de las cuatro provincias, debía recaer en el jefe de más graduación en ellas, que fuera merecedor de la confianza del pueblo (a juicio de una junta superior representativa), (…), y en caso de que las provincias no quisieran reunirse en esta forma, podría cada una nombrar por sí su comandante militar (…).90 Estas resoluciones nos expresan un poco el autonomismo de la provincia para dictar en materia de gobierno órdenes concernientes a preservar el orden y la seguridad; en tanto, el deseo de otorgar a los gobernadores de provincia libertad para administrar sus territorios, así como la propensión de no disolver las juntas, seguramente fueron signos mediadores de conciliación para conformar lo más rápido posible la Diputación Provincial. Finalmente, la Diputación Provincial quedó establecida el 31 de marzo de 1823, y en su instalación contó con cinco de los siete individuos que debían integrarla, pues “fue en parte el resultado del decreto de 14 de octubre de 1822”.91 Los sujetos nombrados resultaron ser casi los mismos que habían integrado la Junta Gubernativa de Monterrey: José León Lobo Guerrero, José Vivero, Francisco Eusebio de Arizpe, Rafael González, Ju-

La sociedad mexicana del siglo XIX estuvo integrada en su gran mayoría por rancheros y militares

Monterrey: origen y destino

lián de Arrese y José Antonio Rodríguez. El ayuntamiento de Monterrey no estuvo conforme con aquella situación, y envió a su diputado Mier una comunicación en que se le pedía que la Junta Gubernativa de Monterrey fuera disuelta, Mier presentó la solicitud al congreso: para que se reinstalen con las personas que estaban nombradas la diputación provincial en Monterrey de las tres provincias de Nuevo Reino de León, Coahuila y Tejas; porque la de Nuevo Santander pidió y obtuvo junta provincial aparte y que esta diputación tome el mando político de las tres provincias mientras que el poder ejecutivo provee de jefes políticos cesando las juntas gubernativas.92 Mientras esta solicitud tenía curso, la Diputación Provincial de Monterrey tuvo que ligar con las posturas de la provincia de Saltillo y Texas. Por una parte Texas no se portaba renuente a aceptar el Plan de Casa Mata; y tanto Saltillo y Parras decidie- ron no reconocer la autoridad de la Diputación de Monterrey porque también instaban “por la nueva elección de individuos y no la reunión de los que se habían nombrado”.93 Aunado a esto, Miguel Ramos Arizpe continuaba haciendo labor para que todas las juntas de las provincias orientales se unieran en una sola Junta Gubernativa General de las tres provincias, para lograr el objetivo, Arizpe y Pedro Lemus fraguaron una revuelta en Monterrey que iba dirigida “a envolver a las provincias y separarlas de México”.94 La revuelta tuvo lugar el 30 de abril de 1823, pero no logró concretarse. El alcalde de primer voto en Monterrey, don Francisco Tomás Iglesias con la ayuda de la milicia cívica, “procedió a la captura de los cabecillas y los demás de su séquito para asegurar la tranquilidad y defender de conocimiento la sobera-nía del Congreso”.95 Informes de estos hechos fue-ron enviados al diputado Servando Mier y al recién nombrado jefe político y militar de las Provincias de Oriente, Felipe de la Garza, pues

“mucho fue lo que depuso Lemus contra el honor y persona de nuestra señoría (…), nos iba á envolver en una recinta que sería la última de ésta y demás provincias”.96 En el mismo informe, la provincia de Monterrey demandaba la pronta venida de Felipe de la Garza, pues Ramos Arizpe, insistiendo en sus pretensiones de establecer una junta general de las Provincias Oriente y de que Saltillo fuera el nuevo centro de gobierno,97 había establecido en aquella provincia una nueva junta de la cual era presidente y trata de someternos a sus ideas, pero “esta capital jamás lo permitirá y antes por el contrario aumente a sus principios y forme en su resolución sostendrá los derechos del Soberano Congreso a toda costa”, reconociendo además que sólo “la Diputación Provincial es el órgano por donde inmediatamente deben las Provincias manifestar su opinión”.98 Por estos motivos Mier aceleró la legalización del decreto de 22 de abril de 1823 sobre la Diputa-ción Provincial de las tres provincias99 y apresuró la llegada de Felipe de la Garza, así lo expresó en una carta dirigida a don Bernandino Cantú: “Allá envío de comandante general y jefe político a Garza, que lo remediará todo y no sucumbirá á las seducciones de los saltilleros (...),100 aprovecho además para solicitar a la diputación y al ayuntamiento de Monterrey, hicie-ran petición formal de República “pero no en razón si ha de ser central o federal; lo mejor será un medio (…).101

2.2. Los pronunciamientos federalistas y la creación de nuevas diputaciones provinciales Felipe de la Garza, nombrado comandante general de las cuatro Provincias de Oriente a propuesta del padre Mier, llegó a Monterrey el 20 de mayo de 1823, resuelto a imponer el orden y solucionar los conflictos en las provincias nororientales.102 Con la llegada de De la Garza, Texas se subordinó al nuevo régimen y a la diputación provincial de Monterrey.103 El ayuntamiento de Saltillo, en cam-

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

Salón de sesiones del Congreso mexicana.

bio, seguía sin reconocer la Diputación Provincial, alegando que desde un principio habían propugnado “por la creación de una junta provincial de las cuatro Provincias de Oriente que se componga de dos individuos formados libremente por cada provincia”, a más de esto la Diputación Provincial de Monterrey se había otorgado facultades amplísimas, “en especial la de atribuirse como cuerpo, toda la autoridad del jefe superior político”, lo que para Saltillo era inadmisible.104 En esta postura Saltillo se sintió con el derecho de denunciar la poca parcialidad de la Diputación y de conformar una junta que realmente fuera representativa de las provincias orientales, con bases en estas premisas y estando en consonancia con las ideas de Ramos Arizpe, a fines de abril Saltillo se pronunció por una república federada. En tanto, y haciendo caso omiso a las recomendaciones del padre Mier, el ayuntamiento de Monterrey discutió el 2 de junio sobre el modo de gobierno más adaptable para las provincias. El

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procurador, don Julián de Llano, propuso a la corporación un pronunciamiento sobre la forma de gobierno representativo federado, “para que pueda persuadirse estar uniformes las provincias” por lo que se acordó investigar con exactitud sobre la voluntad de las provincias.105 El 5 de junio de 1823, la provincia de Monterrey, por medio de la Diputación Provincial, ecidió formar una junta cívica para formalizar el acto de adhesión y reconocimiento del Congreso Nacional restaurado, pero sólo con autoridad para convocar a otro nuevo, sujetando así al gobierno provisional de la nación.106 La carta de la Diputación de Monterrey fue recibida en el Congreso Nacional con agrado, por “su cordura en contraposición á las locuras de otras diputaciones”, la de Saltillo en cambio ni siquiera fue leída.107 Así, la diputación provincial de Monterrey quedó como la única reconocida por el gobierno: “que espera que por el fin de la tranquilidad, y por conservar en su integridad la nación mexicana, haya desaparecido la inconstitucional junta de

Monterrey: origen y destino

Carta del Padre Mier a Bernardino Cantú

Saltillo, pues esa diputación (Monterrey) reúne en sus facultades económicas lo necesario para el buen gobierno y prosperidad de la provincia”.108 Con la oposición del gobierno nacional respecto la junta “conciliatoria” instituida en Saltillo con el apoyo de Arizpe, ésta terminó por disolverse a consecuencia de la llegada del comandante Felipe de la Garza, por su negativa a reconocer el gobierno provisional, y por la uniformidad con que se fueron dando los pronunciamientos federalistas en la región, lo que le restó legitimidad. Otras juntas como la de Monclova y Texas aletargaron su proceso de disolución, afectando con ello la estabilidad de las provincias orientales y amena-zando con desconocer en cualquier momento la autoridad del gobierno nacional si éste no apresuraba la convocatoria de elección del nuevo congreso. Estas provincias fueron presas de la influencia de Ramos Arizpe, quien no cedía en su pretensión de establecer una “Junta General Suprema Gubernativa de las cuatro provincias”. Arizpe,

junto con el comandante De la Garza, invitaron a la provincia de Monterrey por medio de una circular a unirse en un plan “para cons-tituir un estado soberano conforme a la federación de Estados Unidos” (Jáuregui, 2003: 365). La provincia de Monterrey no se pronunció completamente a favor de la idea, pues ya con anterioridad el ayuntamiento sospechaba de la conducta del comandante De la Garza, y la desconfianza de éste hacia las corporaciones regiomontanas era aún ma-yor. Por estos motivos se redobló la vigilancia dentro de la ciudad y se ordenó a la milicia estar pendientes de cualquier suceso que pudiera trastocar el orden público.109 Sin embargo, el 23 de junio de 1823, con acuerdo de previa citación, el ayuntamiento de Monterrey, el comandante general, el gobernador de Coahuila, don Antonio Crespo, y don Juan Echandia, de Santander, se reunieron para discutir acerca de la creación de una Junta Provincial de las provincias orientales; pero el ayuntamiento de Monterrey, a propuesta del alcalde 1º Tomás de Iglesias, sólo promovió la creación de una Junta con el carácter de convocante, “meramente para consultar la voluntad de los pueblos”, por no considerarse autorizadas para promover el establecimiento de otra (junta) para las providencias que exigen en la necesidad y circunstancias en que se hayan las provincias (…).110 El ayuntamiento ratificó su voto días después añadiendo que por ahora y mientras el Soberano Congreso General Mexicano no expida las bases del gobierno republicano federado (…) no puede Federarse de modo alguno con esta última en los términos que se acordó la junta gubernativa en su oficio y plan (…), entre tanto, esta provincia se gobernará del modo más análogo a sus circunstancias, mientras llega el propósito para federarse bajo un Presidente firme contable y conforme al centro de unidad que tenemos reconocido, (…) parece es llegado de que el caso de que esta ciudad en junta cívica nombre una Junta Provincial del momento autorizada según la necesidad exige en todo lo que

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Pintura de Agustín I, emperador de México en 1822.

pueda ocurrir entre tanto se convocan los Ayuntamientos de toda esta Provincia (...).111 La postura de la provincia de Monterrey, que por momentos parecía algo confusa, era en realidad producto de dos vertientes de ideas e influencias dentro de los dos cuerpos políticos más activos del momento: el Ayuntamiento de Monterrey y la Diputa-ción Provincial. Ambas corporaciones competían entre sí por ejercer un control político que desembocara en consolidar una propia idea de gobierno. Por una parte el ayuntamiento de Monterrey, sincero seguidor de su diputado Fray Servando, quien también estaba íntimamente relacionado con uno de los miembros de la diputación provincial (Bernandino Cantú), sostenía con firmeza la necesidad de uniformar la provincia sobre la conservación de la unión nacional y la obediencia del supremo gobierno. En esa posición, el ayuntamiento de Monterrey acusaba continuamente a los miembros de la Diputación Provincial, específicamente a los vocales de Coahuila, de ser agentes de Ramos

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Arizpe; expresaban además que dicha representación y don José María Parás de la de Nuevo León “van siempre conforme a sus ideas”.112 Por ello el ayuntamiento de Monterrey instaba a Mier que en el actual estado de cosas lo más conveniente era que la provincia de Monterrey tuviera su propia diputación provincial: mientras esta provincia no tenga sola su diputa-ción siempre prevalecerán los otros y aunque ella en su opinión y conducta se maneje con cordura cargará la nota de las demás, y así sucede siempre esta gobernándola la representación de Coahuila, porque sobre ser tres sus vocales, el de Texas por lo común o por las relaciones o por estar mas inmediatas, en asunto o interés general se adhiere a Coahuila: ahora han logrado tener de su parte a Parás y están por ellos todas las disposiciones, de esto proviene que en los asuntos siempre se determine con opiniones contrarias como dirigidos diversos objetos (…) .113 Pese a la resistencia del Ayuntamiento, y de estar ya reconocida como legítima, la Diputación Provincial de Monterrey sucumbió a cuanto se propuso por el jefe. Se circuló entre los ayuntamientos la propuesta de la “Junta Provincial de las cuatro provincias para proceder a la unión de las mismas en un solo estado, conservando cada provincia el carácter político de tal para separarse y formarse por sí sólo el día que se considere capaz de esta rango y otra acerca de un Congreso Provincial”.114 Por ello el ayuntamiento de Monterrey acordó que, en virtud de que el gobierno interior de las provincias o estados federales depende en lo general del Soberano Congreso Nacional, convenían sólo en formar una “Junta General con asiento en Monterrey, compuesta por diputados que señalarían las instrucciones relativas para la perfecta unión con la nación hasta que el Congreso haga la división del territorio y señale las capitales de los estados (…).115

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Grabado de la antiguo Cámara de Diputados en Palacio Nacional.

La propuesta de la Junta General fue apoyada por De la Garza, quien sustentó la reunión y el establecimiento de la misma, aduciendo que las provincias debían hacer uso del derecho que les asiste en el actual estado de la nación constituirse del modo más conforme y análogo a sus circunstancias que se hallan. La idea era que esta junta convocara a la reunión de un “congreso provincial”116 que establecería el gobierno interior de las provincias y ministraría lo necesario para contener el peligro que temía de una invasión al territorio debido al ilegal pronunciamiento de Santa Ana en San Luis.117 El gobierno nacional, alarmado con la insistencia de las provincias para crear una junta general en las provincias orientales, aprobó, el 14 de julio, la medida presentada por Mier sobre que cada una de las cuatro provincias tuviera su Diputación Provincial, incluso ampliándose las facultades de las mismas para así desbaratar la centralización de la provincias inventada por el Sr. Ramos Arizpe.118 Por su parte, De la Garza expresó al ayuntamiento de Monterrey su deseo de que la pro-

vincia regiomontana no apoyara la iniciativa de separación, “porque unidas las cuatro provincias podían facilitarse recursos para su subsistencia, prosperidad en sus recíprocos intereses y estar a salvo de toda invasión enemiga interior y exterior con una fuerza conside-rable que no podrían hacer cada una de por sí separadas y aisladamente”.119 El comandante agregó además que con el objeto de evitar esta separación, Coahuila (Monclova) había enviado una invitación a la provincia de Monterrey, y aunque la de Santander no hace terminantemente lo mismo, de ninguna manera pasaba por alto aquella posibilidad. En realidad, la situación del país era delicada, las diputaciones provinciales de Michoacán, Querétaro, Guanajuato y San Luis se habían reunido en una junta de representantes para resistir al gobierno, la provincia de Guadalajara estaba envuelta en un problema mayor que se agravó más cuando ésta y la provincia de Zacatecas se negaron a obedecer la ley electoral del 17 de junio de 1823 sobre nuevas elecciones para el Congreso y para nuevas

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diputaciones provinciales (Rodríguez, 2001: 305307). Temiendo que el país se fragmentara, el gobierno envió al ejército a controlar las provincias, al respecto de estos hechos relata Mier: Como el miedo es un específico excelente para la docilidad, luego que se asomó el excrito. Nacional mandado por los Generales Bravo y Negrete y se les unieron los brigadieres Barragán, Cortazar (…), vino a reunírseles también Santana; entregó su división y pasó a México donde está arrestado hasta que se le juzgue (…), pero respeto a la diputación de San Luis muy temprano se reconcilió con el Gobierno y el Congreso. A la primera orden del gobierno también Querétaro, Valladolid, Guanajuato y San Luis deshicieron su junta de Celaya y están del todo quietas y obedientes. Restaban Zacatecas y Guadalajara (…) ya han enviado comisionados para ajustarse y todo se compondrá sin efusión de sangre (….).120 Respecto a las Provincias Internas de Oriente, en palabras de Mier, era necesario acallarlas y contenerlas, y bien informados el poder ejecutivo y el Congreso de las acciones de Ramos Arizpe y Garza, el gobierno ordenó a De la Garza deshacer las juntas, especialmente la general que había convocado, “y si no obedeciere será depuesto, y marchará sobre el ejército nacional”.121 Aparte de esta exigencia, otros factores que influyeron para debilitar la posición de De la Garza fueron la aprobación del Congreso de las propuestas postuladas Mier sobre la separación del mando político y militar y la creación de los congresos provinciales.122 El comandante De la Garza renunció a ambos mandos, pero políticamente se juzgó oportuno mantenerlo brevemente, ya posteriormente el Congreso decretaría para cada provincia un jefe político y un comandante; quedando enteramente independiente un comandante general para las cuatro provincias.123 Ya sin remedio, De la Garza procedió a acatar la orden de disolver las juntas

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provinciales que se habían erigido durante ese año; así lo hicieron las juntas de Texas, y la que en Coahuila se había erigido con el título de gubernativa (Jáuregui, 2003: 369).124 Mientras las juntas eran disueltas, y con ello se disgregaban los sentimientos separatistas de las provincias, la tercera diputación provincial instalada en Monterrey llevó a cabo los preparativos concernientes para las elecciones. Este paso se convirtió en un factor de competencia entre el ayuntamiento de Monterrey y la diputación provincial. Pues la diputación, en base al art. 83 del decreto de la convocatoria actual, pidió al ayuntamiento a cumplir con la obligación de “circular entre los ayuntamientos de la provincia las instrucciones relativas para la elección de diputados”. El ayuntamiento de Monterrey se negó terminantemente a circular las órdenes del partido, apegándose al decreto del 23 de junio de 1813, que atribuía a los jefes políticos como conducto responsable para lle-var a cabo dicha tarea, pues de ninguna manera está carga se imponía a los ayuntamientos, exponiendo a la diputación: “este Ayuntamiento esta muy distante de calificar las operaciones que ni le pertenecen y le importa muy poco entrometerse en ellas (…), solamente le hace presente no querer cargar sobre sus obligaciones (..)”,125 en dicha actitud devolvió dos veces a la diputación provincial las citadas instrucciones, exponiendo además que daría parte al ejecutivo para que dictara lo conducente a la ley.126 La diputación acusó al ayuntamiento de insu-bordinación a la autoridad, de falta de reflexión sobre el art. 88 y 89 que encargaban a los ayuntamientos la ejecución de las juntas preparatorias y la circulación de órdenes, tachó de inferior a la corporación y la hizo responsable de entorpecer el proceso de elección, además de atribuirle la responsabilidad sobre la falta de representación de las juntas electorales que resultare por la desobediencia prestada.127 La preocupación por parte del ayuntamiento se hizo presente cuando remitió, en

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una sesión de cabildo, avocarse al art. 19 del decreto de 23 de junio de 1813, que delegaba al alcalde 1 de las cabeceras de partido la circulación de órdenes y decretos en defecto del jefe político.128 Para fortuna de ambas corporaciones, la solución fue dada por el Dr. Mier, que respondió a ambas corporaciones que no existía contradicción entre el art. 81 del decreto reciente que exponía que la dipu-tación tenía a su cargo las juntas preparatorias y el 83 que refería que si varias provincias estaban bajo una misma diputación y distantes sus capitales, los ayuntamientos eran los encargados de llevar a cabo la junta preparatoria, y aclaró: No hay contradicción, (…), se puso ese artículo de remitir a los ayuntamientos de Coahuila y Texas las juntas preparatorias. Para sólo ellas, á instancia mía se puso ese artículo (es una excepción, no una contradicción) es lo que los saltilleros de esa

Mapa del Nuevo Reino de León a principios del siglo XIX.

Diputación quieren hacer la cosa á su gusto para sacar a Ramos, que quizá no lo elegiría Monclova.129

Finalmente, luego de las desavenencias, se llevó a cabo el proceso de elecciones, siendo reelegido para la provincia de Nuevo León Fray Servando Teresa de Mier y como suplente el Dr. Simón de la Garza, por el Nuevo Santander quedaron elegidos Pedro Paredes, suplente Ignacio Gil, por Coahuila Ramos Arizpe, suplente Dr. José Domingo Letona.130 En cuanto a la organización política de la provincia, la iniciativa presentada por Mier sobre que cada una de las provincias orientales tuviera su propia diputación, quedó expedida en decreto el 18 de agosto de 1823. Cada provincia nombró entonces a sus respectivos diputados, “con el acuerdo de que el diputado primeramente nombrado ejerciera las funciones de jefe político de su provincia”. Los diputados propietarios nombrados por Nuevo León fueron: Eusebio Gutiérrez, Andrés Sobrerilla, Juan José de la Garza, Bernandino Guimbarda, Joaquín García, Pedro de la Garza, Pedro González, y como diputados suplentes fungieron: Francisco Mier, José María Cárdenas y Pablo Cavazos (Benson, 1980: 82-83). El puesto del jefe político provincial resultó ser toda una afrenta, pues a instancias de Mier, la diputa-ción provincial había elegido primeramente a José Antonio Rodríguez, siendo que en base al artículo constitucional debía ejercerlo el más antiguo no siendo eclesiástico: “nosotros, suponiendo esto, y viendo firmadas por un señor Rodríguez las actas de diputa-ción creímos sin duda que era el más antiguo”.131 Sin embargo, la diputación siguió turnando la jefatura política a disgusto del ayuntamiento de la ciudad. Mier aseguraba que ni él ni el gobierno sabían con seguridad quién era el miembro más antiguo de la diputación, “aunque los Llanos dicen que es Julianito Arrese”, escribía el diputado.132 Por recomendación de la Garza, y por las atenciones prestadas a la familia de Mier, se confirió el cargo de jefe político del Nuevo Reino de León a Juan José Echandía.133

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2.3. Nuevo León en la federación, un sólo estado para las Provincias Internas de Oriente, o un estado independiente, las diferentes posturas Echandía llegó a la provincia a mediados de septiembre de 1823, y en el mismo mes la (cuarta) Diputación Provincial de Monterrey comenzó a ejercer funciones.134 El ayuntamiento se vio muy complacido con la llegada de Echandía, quien se presentó ante el ayuntamiento expresando el mismo reconocimiento;135 en la misma sesión formuló la conveniencia sobre que el ayuntamiento se hiciera cargo de la formulación de la estadística, para así tenerla lista antes de que el nuevo soberano congreso lo requiriera. Sus siguientes instrucciones fueron relativas a llevar a cabo la completa organización y arreglo de la milicia nacional, así como solicitar los arbitrios necesarios para la compra de armas, todas estas tareas que se generalizaron entre las diferentes corporaciones de gobierno para resto del año.136 Sin embargo, el gobierno presidido por Echandía duró sólo del 23 de septiembre al 28 de noviembre, pues durante su interinato se presentó una serie de desórdenes en contra de las autoridades de gobierno, en estos hechos se vio involucrado un individuo llamado José María Garza, a quien se le notificó que sería sacado de la ciudad. Este sujeto se presentó ante el ayuntamiento a manifestar su reclamo contra tal decisión y expresó: “Jamás he intentado faltar al respeto a las autoridades y menos perturbar el orden público, que era su asunto conservar, con precaver las acciones que se le habían denunciado y sólo creyó, en aquel acto, reconocer la autoridad del señor Gefe Político por motivos que tiene para ello, y que está dispuesto a sostener”.137 Así, muy a pesar del favoritismo exclamado por el ayuntamiento, o la recomendación de Mier según decía: “Por dar gusto a la anterior Diputación, o la animosidad en su contra”, el comandante fue cesado de su cargo. Durante el mismo mes de

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noviembre, Mier por fin concretó la elección de su candidato a jefe político, designándose para ello a don Francisco de Paula Mier y Noriega. Este nombramiento también generó oposición dentro de algunos miembros de la elite política neoleonesa, esto se evidenció en la toma de posesión del jefe político el 28 de noviembre de 1823, donde se suscitó un tumulto motivado por los sujetos que recha-zaban al citado Francisco, y que, según informes de Fray Servando, sostenían el propósito de desobedecer al gobierno y evitar con ello el nombramiento.138 El suceso concluyó con el auxilio de Bernandino Cantú y la toma del jefe político, quien hizo un llamamiento a los presentes recomendando “la obediencia a las autoridades, el cumplimiento de las leyes, el respeto de los derechos sagrados de los ciudadanos y amor a la justicia y equidad” para el orden y tranquilidad pública.139 El Acta Constitutiva de la Federación Mientras estos hechos tenían lugar en la provincia, en el escenario nacional, luego de tantas disputas y de los últimos acontecimientos generados en el país, quedó elegido el segundo Congreso constituyente, el cual nombró una comisión encargada de elaborar la primera versión del Acta Constitutiva de la federación. Entre los personajes que formaron esta comisión: Miguel Argüelles, Rafael Mangino, Tomas Vargas, José de Jesús Huerta, Miguel Ramos Arizpe, Juan de Dios Cañedo y Manuel Crescencio Rejón (Ávila, 2002: 263). El punto principal del Acta era el relativo a la forma de gobierno que se establecería en la república; las discusiones entre los diputados Arizpe y Mier Carta Magna de los Estados Unidos Mexicanos de 1824.

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al respecto no se hicieron esperar, más las intervenciones a favor del sistema federal como el más conveniente por la vastedad del territorio y como el más provechoso para atender la inquietud de las provincias resultaron mayoría en oposición al grupo de Mier que se inclinaba por un gobierno fuerte de tipo centralista, quedando acordado la adopción del sistema federalista (Gortari, 2003: 59). Otro de los puntos más interesantes del debate del Acta fue acerca del tipo de federalismo que adoptaría la república, Mier señalaba que la adopción de un federalismo conceptuado como el norteamericano generaría desunión y anarquía en las provincias, proponiendo un federalismo más compacto, “una federación razonable y moderada, conveniente a nuestra poca de ilustración y a las circunstancias de una guerra inminente, que debe hallarnos muy unidos, pero al final se aprobó por mayoría el artículo marcada como número 5, que estableció la república representativa popular y federal (Gortari, 2003: 60). Otro concepto importante es el relativo al ejercicio de la soberanía, marcado como el art. 6, el autor Ávila destaca tres grupos: la postura federalista contendida por Arizpe, que consideraba que la soberanía nacional radicaba en los estados unidos y sus órganos representativos serían la cámara de diputados, el senado y los congresos locales; la confederalista, representada por Cañedo y su grupo radical, que consideraba que la soberanía en cada uno de los estados confederados, en el que cada estado tendría su congreso local y un congreso general con representantes de cada entidad confederada, y un tercer grupo federal moderado, conformado por Mangino y Mier, que apuntaba que la soberanía que reside únicamente en la nación, y no en los estados, aunque éstos también podrían elegir sus propias autoridades que sólo tendrían funciones administrativas y no de represen-tación, de igual manera se les concedería un congreso de diputados y un senado (Ávila, 2002: 267-268).

El acuerdo estableció, finalmente, el reconocimiento de una doble soberanía, la de la nación y la de los estados, estos últimos quedaron reconocidos como independientes, libres y soberanos, en lo refe-rente a su administración y gobierno interior (Gortari, 2003: 60). Por último, mencionaremos el debate sobre la territorialidad de los estados la federación, señalado como el artículo 7º, el cual promovió de nuevo la rivalidad entre Arizpe y Mier. Es por ello que desde noviembre de 1823, Mier suscribió tanto a la dipu-tación provincial como al ayuntamiento de Monterrey para que participaran en la discusión sobre el mejor modo que podrán constituirse estas cuatro Provincias de Oriente entre sí: si formando todas un solo estado como primera opción (secundada también por Arizpe), la segunda era la proposición sobre la conformación de un estado entre Nuevo León y Santander, y la formación de otro por Coahuila y Texas, y por última opción sobre si cada provincia podría convenir en la formación de un solo estado, cediendo Nuevo Santander cincos villas y el Puerto del Refugio a las Provincias Internas.140 Un solo estado de las cuatro Provincias de Oriente Para resolver este asunto, el ayuntamiento de Monterrey nombró en comisión a don Antonio Canales y Rafael de Llano, éstos expusieron en su re-presentación la necesidad de establecer un solo estado de las cuatro provincias debido a la pobreza general de las mismas, la falta importante de gente instruida para renovación de los ayuntamientos, del que sólo la provincia regiomontana poseía el Colegio Seminario, “de suerte que sólo el carácter honrado y sencillo de estas gentes, en lo general, es capaz de contenerlos en el círculo de sus deberes es un trastorno, y desgobierno tal como el que se padece”, añadiendo que no existían los elementos

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Mapa de los Estados Unidos Mexicanos según el Acta Constitucional

necesarios para que cada una de las provincias se convirtieran en estados, y sólo la unión de éstas podría formar una representación digna de alternar con los otros estados (Cossío, 2000: 84, Tomo V). En la misma postura sobre la unión de las cuatro provincias se pronuncio el Dr. José León Lobo, advirtiendo del peligro de la frontera con los norteamericanos, y sobre todo de los avecindados en Texas; como posible capital mencionó a las villas de Mier o Cerralvo por ser poblaciones más céntricas (Cossío, 2000: 85, Tomo V). Estas dos representaciones sirvieron como base a Mier para exponer que el sentir general del Nuevo León era sobre la una unión de las cuatro provincias, sólo que el diputado siempre se apegó a que la capital del estado debía ser Monterrey. Esta misma posición fue secundada por otros elementos como el cabildo eclesiástico, quien con los mismos argumentos sobre la pobreza, los indios, la falta de atención de los gobiernos a las propiedades, exclamaba: “No parece caber la formación de muchos Estados, sin que puedan favorecerlos muchos brazos que le restan porque son inútiles por carecer de industria y ocupación” (Cos-

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sío, 2000: 86, Tomo V). La misma repuesta se advirtió también en los partidos municipales como Linares, Cadereyta, el valle de San Mateo del Pilón, y a pesar de que en todas las representaciones se plantean distintas posibilidades de combinación entre las cuatro provincias, todas promueven una base de equilibrio en la que señalan al Nuevo Reino de León constituido como capital. La única postura contraria a este sentir es la testificación escrita por el doctor José Francisco A-rroyo, quien expuso que la conformación de un estado de las cuatro provincias podría ser un peligro para la Federación, pues con el tiempo este gran estado podía llegar a oponerse a la Unión, rompiendo el lazo federal, exponiendo lo que a su parecer, y con base en la naturaleza del género de gobierno y la habitud de los pueblos, se persuadía porque cada provincia se gobernara por sí misma (Cossío, 2000: 85, Tomo V). A pesar de la generalidad del argumento sobre la formación un solo estado, esta postura sufrió un giro cuando el diputado de la provincia de Nuevo Santander, Pedro Paredes, con el favor de Arizpe, promovió para su provincia la petición ante el congreso para que fuera constituido en Estado. En esa misma sesión, Mier expresó que su provincia estaba en el mismo derecho de petición de convertirse en un estado, “pues Coahuila y Texas no le servían para nada”. Los largos debates no se hicieron esperar y Arizpe, en detrimento de las explicaciones utilizadas por Mier para fortalecer a

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Monterrey como capital, señaló que esta última era erno provocando con ello el desmembramiento de dominada por tres o cuatro canónigos, y que era las Provincias Internas de Orien-te. una ciudad corrompidísima y levantisca (haciendo Nuevo León, ¿formar un solo estaalusión al disturbio presentado con Francisco de do? Mier) (Cossío, 2000: 57, Tomo V) El Dr. Mier perdió la paciencia y acusó a Ésta fue la tendencia generada entre los Arizpe de ser enemigo jurado de su patria, contra miem-bros de la elite neoleonesa, la cual, al tener la cual descargaba su rabia por habérsele frustranoticia sobre el rango concedido al Tamaulipas, do sus planes, al final la sesión no llevó a ningún convino en formular una representación escrita que acuerdo. La resolución fue dada por el Congreso fue empleada por Mier, en la que se expusieron los en el decreto expedido en febrero de 1824, el cual fundamentos para que Nuevo León fuera instituido reveló la creación del Estado Interno de Oriente como estado. El documento emconformado por Nuevo León, pieza de un modo lastimero, la Coahuila Texas y Nuevo San141 corporación se manifestaba dotander. No obstante, como las legislaturas de Zacatecas, Jalisco, losa y sensible, pues como metYucatán, Jalisco y Oaxaca fueron ropolitana y digna ciudad “es la declarados como estados, Nuevo mártir de las otras tres provinSantander reclamó lo mismo, cias”, pues poseyendo un buen conformarse como un estado, fin clima, te-rrenos fértiles, mayor que el congreso resolvió a su faantigüedad, decorosa represenvor (Jáuregui, 2003: 373). tación política, gozando de una La República Mexicana surgió como país en 1824 Con la elevación de iglesia catedral, un colegio semTamaulipas como un estado independiente, se insinario y por ello de una mayor ilustración a diferentauró otro dictamen pronunciando a Nuevo León, cia de las demás provincias, esperaba ser mecedora Coahuila y Texas como el Estado Interno de Oride tan plausible beneficio.142 El escrito establece que la estadística faente, fijando provisionalmente como capital Monvorece a Nuevo León, según la cifra formada en terrey y designando para la formación de su con1820, la provincia regiomontana cuenta con 70,000 greso cinco diputados a la provincia de Coahuila, habitantes, a diferencia de las otras tres provincias, cinco a Nuevo León y dos suplentes, y a Texas un Texas, Nuevo Santander, Coahuila, que cuentan diputado y un suplente. con 4 mil, 55 mil y pico, y 45 mil habitantes, reA pesar de que este decreto de alguna spectivamente. También supera a las demás en agmane-ra debió uniformar las provincias en un senricultura, así “como que Nuevo León subsisten las timiento común, las divisiones y disputas generaotras tres”, y su producción de diezmos ascendía a das en parte por el celo y rivalidad por delimitar 82,000 en comparación a la de Tamaulipas que era su territorialidad y su dominio frente a las demás, sólo de 10, 000.143 como era el caso entre los partidos de Monterrey, Con la separación de Tamaulipas, decían, Saltillo o Monclova, aunado a la pequeña pero susse creaba un desequilibrio entre las provincias, el tentable experiencia de representación tanto de las perjuicio se distinguían simplemente en la reprediputaciones como de las juntas gubernativas, y sentación política, pues con igual número de magsobre todo el peso de las posturas intransigentes de istrados que han de componer el congreso concesus diputados, reafirmaron los deseos de autogobi-

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dido de las tres provincias, se ocultaba capciosamente a pluralidad de votos, el riesgo de perder el asiento del congreso y que por ello fuera a radicar en Saltillo, dejando “a la metropolitana de Nuevo León desairada y despojada de todo su rango y su representación política”.144 Por ello, aducían, el abismo generado por sus rivalidades no cesaría, por tanto no ocurría a la corporación sino “erigirse por sí sola en estado federal”, con absoluta independencia de sus laterales y limítrofes de Tamaulipas, Coahuila y Texas.145 Los argumentos de este escrito, sumados a la persuasión de Mier, debieron causar un buen impacto en las discusiones del congreso, pues a pesar de ha-berse ya declarado en abril la conformación de un solo estado de las Provincias de Oriente, el congreso se disuadió finalmente por decretar, el 7 de mayo de 1824, como estado a Nuevo León por un lado y a Coahuila y Texas por otro.146 La noticia fue recibida en Monte-rrey con satisfacción y la Diputación Provincial, regida por Bernardo Ussel y Guimbarda y el Lic. Rafael de Llano, procedió a organizar las elecciones para el primer congreso estatal de Nuevo León. Algunas consideraciones Los primeros años de vida independiente fue-ron reveladores para la formación y el pensamiento de la sociedad nuevoleonesa de principios del siglo XIX. Este breve esbozo nos ha permitido observar de qué manera las elites provinciales, particularmente la de Monterrey, practicó y arraigó la tradición liberal hispánica, aplicada especialmente en la Constitución de Cádiz de 1812. Pues, pese que a primera vista se pudiera entender que esta experiencia fue temporal, en la realidad los alcances de esta carta, en un sentido político-administrativo y económico, prevalecie-ron ampliamente en muchas de las corporaciones ya existentes, como se verá más adelante con las nuevas instituciones formadas al establecerse el estado de Nuevo León.

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Así pues, con la introducción de la Constitución de 1812, la provincia del Nuevo Reino de León experimentó nuevos niveles de representación, especialmente mediante la conformación de las diputaciones provinciales. Con la formación de esta corporación, la provincia se vio inmersa en la

Juramento de la Constitución de Cádiz en 1812

producción de una nueva cultura política en la que la preparación y práctica de las elecciones, como las parroquiales y de distrito, se volvieron procedimientos admisibles de actividad política. Con la formación de las dos primeras diputaciones: la primera en 1814 y la segunda en 1820, las diferentes elites provinciales entendieron perfectamente las posibilidades de la nueva corporación: esto es la formulación de una representación de las provincias, que integrada por algunos de ele-mentos más sobresalientes, perseguía consolidar una especie de “autogobierno” mediante la práctica de reglas expedidas que tenían como objeto lograr el desarrollo económico y político de las entidades. Las primeras diputaciones de las Provincias Orientales no pudieron concretar dichas funciones y lograr tales objetivos debido a su corta duración y al dominio de otras corporaciones. La primera de ellas era la del jefe político, figura que, nombrada directamente por el gobierno, se convirtió en la máxima autoridad de la provincia, éste es el caso, Joaquín Arredondo, quien, aprovechando la coyuntura de la guerra de independencia y la posterior abolición de las cortes de Cádiz, gobernó

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la provincia de manera despótica hasta 1821, año en que entregó el mando a Gaspar López. La tercera diputación provincial tuvo una mejor y más amplia participación que sus antecesoras, y durante su gestión se aceptó y legitimó la independencia. No obstante, desde este año, la cabeza de la diputación comenzó a estar en juego, sobre todo cuando el comandante y jefe político estableció su base en Saltillo. Esta situación se agravó más cuando comisionados de Saltillo presentaron ante la Junta Provisional Gubernativa una solicitud sobre el nombramiento de la ciudad de Saltillo como capital de las Provincias de Oriente. Para entonces la tercera diputación provincial ya había terminado su gestión, y el ayuntamiento de Monterrey, consciente de la importancia de extender y a la vez consolidarse como la capital de las Provincias de Oriente, hizo frente a esta problemática, fundamentando importantes razones para frenar a sus permanentes rivales de Saltillo. En estos argumentos se advierte no sólo la añeja lucha entre ambas ciudades, sino también los deseos autonomistas de ambas provincias por instituirse como centro de la actividad provincial política y económica y asentarse como una unidad territorial autónoma.406 El otro problema para el ayuntamiento de Monterrey era el concerniente a la competencia desatada con el jefe político Gaspar López, pues encontrándose este último en Saltillo, y teniendo ausente en Monterrey la figura del gobernador, el ayuntamiento, por orden de la Regencia del Imperio en 1822, tomó, por medio del alcalde 1, Alejandro Treviño, el gobier-no político de la provincia regiomontana. Una vez más la competencia entre ambas corporaciones se torna en nulos deseos de subordinación y crecidas aspiraciones autonomistas de dominio y gobierno. Es en este trance cuando se presentó el episodio de arrebato entre la población de Monterrey, con motivo de la proclamación de Iturbide; y dejando un lado las desavenencias entre el jefe

político y el ayuntamiento sobre la jura de adhesión al emperador, nos parece oportuno sugerir que la provincia de Monterrey, debido a sus características y su apego por la forma monárquica republicana de gobierno, hubiera sido un buen partidario de dicho régimen. No obstante, los acontecimientos presentados con la disolución del congreso por el emperador encendieron los ánimos en las provincias orientales, pues sin diputación provincial, con la presencia de Ramos Arizpe en la región, y motivados siempre por un espíritu práctico, la elite política de la ciudad se adhirió al Plan de Casa Mata, y estableció, el 31 de marzo de 1823, la Junta Gubernativa de Monterrey. Al igual que la de 1811, esta junta fue instalada en circunstancias extremas como una forma gobierno provisional, y su postura ideológica en línea con el plan Casa Mata apostó por sostener la soberanía del Congreso como el representante de la nación, exigiendo también una justa representación del mismo mediante una nueva legislatura. En esa situación, la soberanía de la provincia fue delegada al mando de la Junta Gubernativa de Monterera, pues reuniendo esta corporación en su entidad todo el mando político y económico de la región, todos los ayuntamientos debían aceptar su dirección y subordinarse a su mando. Es por estas características que su legitimidad ante las demás provincias –Saltillo, Coahuila, Santander– siempre fue puesta en cuestión, pues cada una de estas provincias sostenían sus propias juntas y delimitaban sus territorios de una manera vehemente. El punto en común entre las provincias radicaba sólo en la reunión de una Junta General de las Provincias de Oriente, este plan de gobierno no sólo era una causa motivada por Arizpe, sino que era el genuino sentir de las provincias sobre que este era el único medio eficaz que los llevaría a lograr estabilidad y el desarrollo. En este pensamiento las características de autogobierno se hacen nuevamente presentes en ello, pues como

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dice Saltillo, de “lograr el plan, no estaremos más a merced de autoridades lejanas y pocas conocedoras de nuestras necesidades”. La reinstalación del Congreso y la orden para restablecer las diputaciones provinciales abrió una nueva serie de eventualidades entre las provincias. Es en esta fase cuando, justificando la ausencia de un jefe político, todo el poder, facultad y autonomía de la diputación regiomontana se hace presente.407 Finalmente, la Diputación Provincial legalizada no fue la que la provincia regiomontana había nom-brado y que había compartido a los integrantes de la Junta Gubernativa de Monterrey, pues a pedimento del ayuntamiento de la ciudad, y por influencia del Dr. Mier, el gobierno autor-

izó la Diputación ya nombrada en 1822, es decir, la tercera, ésta contaba entre sus miembros a Bernardino Cantú, lo cual le aseguró al diputado una especie de equilibrio y resistencia en la representación de dicho cuerpo frente a la actitud de otras provincias. En correspondencia, debemos repetir la cons-tante actividad e influencia de Ramos Arizpe en la provincia de Monterrey, pues sus ideas repercutieron en muchos de los miembros de la elite política de Monterrey, más claramente en algunos de los sujetos que habían conformado la Junta Gubernativa de Monterrey, la posición federalista y su deseo de ins-taurar una Junta Gubernativa de las tres provincias, esta ambición fracasó en el primer intento con Pedro Lemus, esto en parte por la actitud afanosa de los regiomontanos respecto a las pretensiones saltillenses y su frecuente inclinación de sujetarse al gobierno. La variación se encontró cuando el jefe político de las provincias orientales, Felipe de la Garza, se rebeló en contraposición del gobierno, y en convenio con Arizpe, y ante la delicada situación de división en el país y el temor de los hechos ocurridos con Santa Anna en San Luis, propuso a las corporaciones regiomontanas la instalación una Junta Provincial de las cuatro provincias. El ayuntamiento de Monterrey, cauteloso y resistente a las ideas de De la Garza, y con el influjo de Mier en el Congreso, ya había expresado a su diputado los deseos de que a cada una de las provincias se le otorgara su propia diputación provincial, pues de otra manera temían que las ideas de Una vez lograda la independencia mexicana, la disputa por el poder provocaba discusiones Arizpe prevalecie-ran en la región; públicas en la ciudad de Monterrey, así como en todo el país

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por medio de los representantes de Coahuila en la diputación provincial, por su influencia en Parás, o incluso en Julián de Llano, conducta que nos refleja un poco hasta dónde llegaba la persuasión de las ideas federalistas en los regiomontanos. El ayuntamiento, frente a la invitación De La Garza, respondió reconociendo al Congreso y el gobierno, y con resistencia lograron convenir solamente en la formación de una Junta General en Monterrey que tendría como finalidad centralizar las provincias orien-tales mediante un congreso provincial que dictaría las medidas concernientes para el gobierno interior de las mismas. Este tipo de centralización fue remediado por el gobierno con las disposiciones para establecer diputaciones con amplias facultades en cada una de las provincias, con el mandato a De la Garza para deshacer las juntas de provincia, especialmente la general que había convocado; y finalmente con la separación del mando político y militar, medida que acabó por mermar el peso autoritario de los comandantes de provincia. Así, De la Garza fue “oficialmente” el último detentor de un poder con esas ca-racterísticas; con todas estas acciones las provincias orientales entraron en un periodo de relativa calma, en dicho entorno la provincia de Monterrey procedió a regularizar el orden político, tratando de atender en lo posible los dictámenes del gobierno. Una de estas disposiciones, la relativa a circular las órdenes del partido para la elección de diputados, generó serias contrariedades entre el ayuntamiento de Monterrey y la diputación provincial, este simple detalle expresa claramente un proceso muy carac-terístico durante toda esta etapa, es decir, al ser ambos cuerpos encargados de ejercer una administración local en dos niveles: el municipal que correspondía a los ayuntamientos, y el provincial, a las diputaciones,408 fue inevitable que se desataran competencias entre ambas corporaciones y, por tanto, que este tipo de administración pudiera ser practicada con equilibrio, pues

en sí, el ayuntamiento era tradicionalmente el organismo encargado de ejercer el gobierno interior de los pueblos; debido a esto, el Ayuntamiento se convierte en la segunda corporación que dificulta el provechoso funcionamiento de la Diputación; las disputas son un reflejo del control que la Diputación quería ejercer como cuerpo superior y que el ayuntamiento declinaba a aceptar, esta situación se complicó aún más por la divergencia de ideas e influencias entre ambas corporaciones, como lo muestran los hechos suscitados. Ante todo se reconoce la prudencia con que se manejaron los cuerpos, como el ayuntamiento, la diputación y otros, pues sin otras dificultades se puede decir que la provincia permaneció estable hasta el arribo de su jefe político, Juan Echandía. A su llegada, la última Diputación Provincial de Oriente ejercía funciones, y durante su interinato fue que la provincia se vio uniformada en los diversos pronunciamientos federalistas. Tanto el cese de su mandato como la ocurrencia presentada con el nuevo jefe político, Francisco de Paula Mier y Noriega, son ejemplos que deducen claramente el surgimiento de la división de grupos dentro de la elite, la procedencia se irá definiendo de forma cada vez más tangible conforme se vaya pactando el sistema de gobierno en la república. Con todo, la experiencia en los últimos meses de la vida política de la nación, a través de la Diputa- ción Provincial de 1823, había producido la tendencia a rebasar la dosis moderada de autogobierno que era regulada de forma centralista por la corte gatidanas, ahora las provincias demandaban mayor independencia y soberanía; la inclinación hacia los gobiernos provinciales fuertes, encauzada en el federalismo, fue ganando terreno, y entre éstos, las Provincias Internas de Oriente. Nuevo León se pronunció también como partidario del federalismo, pues la provincia suponía poder gobernarse de manera autónoma al reunir buenas facultades económicas para ello como se lo había advertido a la Diputación Provincial en mayo de 1823.

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Los juegos como el ajedrez y las cartas, relajaban, en parte, las tensiones políticas en la ciudad.

En efecto, los derechos de las provincias fue-ron reconocidos en El Acta Constitutiva, y una vez declarados independientes, libres y soberanos, era necesario especificar la delimitación de los estados que compondrían la república federal. Por ello las Provincias Internas de Oriente tenían que resolver del modo más análogo y fructuoso la manera de constituir su territorio. Las variadas representaciones de la provincia de Nuevo León naturalmente concibieron la necesidad de formar todas las cuatro provincias un solo estado. De alguna manera, por tradición y experiencia, ésta había sido la manera más funcional y práctica en que siempre se habían gobernado, y la concepción no era ahora tan diferente, al menos en la provincia regiomontana. Muchos eran los motivos que sostenían esta premisa en las representaciones de los diferentes cuerpos provinciales: la pobreza del territorio, sus muchas dificultades económicas, falta de instrucción, el peligro de las incursiones de los indios y otros. Es interesante que sólo la opin-

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ión del doctor Arroyo fuera opuesta a este sentir; se puede conjeturar que, compartiendo un poco la visión de Mier y observando los hechos anteriores, Arroyo se convenciera que Nuevo León podría ser la que poseía más posibilidades de gobernarse por sí misma. Y esta última proposición fue la que se manifestó en Nuevo León al saberse la elevación del Nuevo Santander como estado de Tamaulipas. Esta noticia provocó un sentimiento de inferioridad en la provincia de Nuevo León, pues las diferencias entre ambos estados parecían inexplicables a los regiomontanos, pues a su favor contaban con mayor población, comercio y riqueza, poseían un Colegio Seminario, mayores diezmos, características que la convertían en el mejor candidato para poderse gobernar medianamente y convertirse en estado (Gortari, 2003: 68). Aduciendo estas argumentaciones y la rivalidad con las provincias de Coahuila y Texas y sus intereses locales, el diputado Mier y los grupos políti-

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cos regiomontanos lograron el convencimiento del gobierno para que Nuevo León fuera declarado estado independiente. Con el dictamen se disgregaban las Provincias Internas de Oriente y Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y Texas formaban cada uno estados independientes. De éstos Nuevo León siempre figuró como la provincia de mejores posibilidades de consolidarse de manera económica y política, y ésta sería la tarea que emprendería la elite política regiomontana a partir de su nacimiento como estado. 3. El surgimiento del estado de Nuevo León.

3.1. El establecimiento del primer Congreso Constitucional del estado de Nuevo León Señor: Día grande, día dichoso afortunado día ha sido aquél en que la provincia del Nuevo León levantó su augusta y majestuosa frente y se colocó a la par de los estados libres de la grandiosa república mexicana.147 ¡Caminad pues dignos representantes! ¡Caminad a paso firme y con ánimo tranquilo, desplegad toda la alegría de nuestro ilustrado zelo, conducid al pueblo neolense a la encumbrada grandeza a donde la llama su destino; y disponer a recibir las bendiciones de la presente generación, y los laureles de la inmortalidad!148 El 7 de mayo de 1824, el Congreso Nacional declaró a Nuevo León como un estado de la federación mexicana. La tercera Diputación Provincial y el jefe político, Francisco de Paula Mier y Noriega, circularon las órdenes respectivas para el proceso de elección del primer Congreso del estado. Las elecciones primarias y secundarias o de partido tuvieron lugar los días 20 y 27 de junio, y el 11 de julio los electores de los cinco partidos: por Monterrey José Antonio Rodríguez y Joaquín García; de Ca-

dereyta, Br. Francisco Antonio González; del valle del Pilón Julián García y Gómez; de Linares Francisco de la Garza Benítez, y por el de Real Boca de Leones, José de Jesús Treviño, conformaron la junta de electores de provincia (Cossío, 2000: 94, Tomo V). Siguiendo el decreto sobre la convocatoria de 17 de junio de 1823, se nombró a los electores de la junta de partido, un secretario, dos escrutadores y una comisión compuesta por tres ciudadanos, “por componerse la junta de sólo seis individuos expresados”, quienes en conjunto nombraron a los diputados del congreso local (Cossío, 2000: 95, Tomo V). La primera Legislatura de Nuevo León quedó establecida el 1 de agosto de 1824, la conformaron los diputados propietarios: primer vocal. Dr. José Francisco de Arroyo, D. José María Gutiérrez Lara, Lic. Pedro Agustín Ballesteros, Cosme Aramberri, Lic. Juan Bautista de Arizpe,149 Lic. Rafael de Llano, José María Parás, Juan José de la Garza Treviño, Antonio Crespo, José Manuel Pérez, Pedro de la Garza Valdés. Fueron nombrados diputados suplentes; José Andrés de Sobrevilla, Pedro Antonio de Eznal, José Andrés García de Evia y Francisco del Corral (Cossío, 2000: 96, Tomo V). La ceremonia de instalación contó con la compañía de diez individuos de los once que conformaron la legislatura, y ante un numeroso concurso de ciudadanos, el señor jefe político Mier y Terán recibió individualmente el debido juramento a cada uno de los señores diputados. A continuación tuvieron lugar los ya conocidos ritos para legitimar al nuevo cuerpo: el Te Deum, júbilo del vecindario, honores de la milicia cívica, la cual quedó encargada de velar por la soberanía y legalidad del Congreso, así como felicitaciones y discursos del jefe político y del gobernador de la mitra.150 En la acto se entregó también los archivos de la diputación provincial, y ya en sesión la asamblea acordó que el Congreso local sería tratado de

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como el supremo poder legislativo, esto es ciertamente evidente en las inquietudes que formuló un manifiesto del ayuntamiento del valle de Guajuco, en él expuso: “que se asegure la prosperidad pública, la quietud del ciudadano, el castigo al criminoso; el alivio del mi-serable; el progreso del agrícola y del artesano; que haga florecer la industria (…), que levante un dique que contenga los abusos que oprimen los derechos del ciudadano”,153 estos intereses tan representativos de las provincias orientales serían plasmados en la formulación de la carta constitucional nuevoleonesa. En el mes de septiembre la legislatura realizó la votación para elegir presidente de la Sala del Antiguo Congreso del Estado de Nuevo León. El primer recinto legisla- república, quedando elegido por nueve votos tivo estuvo ubicado en una antigua casona que se encuentra en la calle Morelos Nicolás Bravo y como vicepresidente Guacruz con Escobedo en el centro de Monterrey. dalupe Victoria. Como senador fue votado Hono-rable e impersonal (Cossío, 2000: 102, Tomo Simón de la Garza y en octubre fueron elegiV), y se dispuso que todas las autoridades de gobidos diputado y suplente al Congreso Nacional Euerno, empleados, corporaciones civiles y militares sebio Gutiérrez y Manuel María Canales, respecdebían pres-tar el juramento correspondiente de retivamente (Jáuregui, 2003: 375). conocimiento y obediencia de la corporación.151 En A partir de noviembre se realizó el bosquejo la sesión del 2 y 3 de agosto se procedió a tratar el de la Constitución, siendo promulgada y jurada el nombramiento de gobernador, por ser “urgentísi5 de marzo de 1825. Siguiendo la costumbre, fue jumo y por hallarse en desorden todos los ramos de rada ante un crucifico, los libros sagrados, y según la administración pública”, fue nombrado proviparece se intentó imitar el simbolismo del acto sionalmente gobernador José Antonio Rodríguez y del presidente Guadalupe Victoria de acompañar como teniente de gobernador provisional Francisco el juramento con un símbolo mexicano, pues un Bruno Barrera.152 acuerdo de la comisión de reglamento interior del Durante los meses siguientes de ser comuCongreso local sugirió que en la sala de sesiones nicada la instalación del Congreso local de Nuevo se instalaría en el lugar más conveniente la imagen León, fueron llegando los manifiestos de felicitde María Sra. de Guadalupe, patrona de la nación ación de diversos estados como Querétaro, Durmexicana,154 aunque no queda del todo claro si ango y Veracruz, como menciona el autor Jáuregui, efectivamente se realizó el juramento acompañado la idea de federación se iba construyendo según lo de la imagen. exponen las cartas recibidas por estas entidades. Nuevo León se constituyó como un estado 3.2. La Constitución federal del estado de independiente, libre y soberano. La soberanía que Nuevo León residió en su augusta asamblea fue bien recibida en los diferentes ayuntamientos de la antes provincia. Los estados nación se definen por su conTodas las esperanzas eran puestas en este cuerpo stitución y por su forma de gobierno, es por ello

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que la Constitución mexicana de 1824 nos detalla todo un concepto de sociedad, del poder público y de las relaciones entre ambos (Sordo, 1994: 146). Con una importante influencia liberal de la Constitución de Cádiz de 1812, la carta mexicana mantuvo la religión católica como exclusiva en el estado y además perpetuó los privilegios de grupos de poder como los eclesiásticos y militares.155 Estos privilegios que contrastan con el ideal un gobierno constitucional representativo son producto de la fuerza e intereses de distintos grupos, principios como “militarismo y civilismo o institucionalismo, el ejecutivo o congreso fuerte, liberalismo y tradicionalismo, federalismo y centralismo” se conjuntaron en un solo código de leyes (Sordo, 1994: 148). En ese contexto la Constitución de 1824 trató de dar respuestas a las diversas manifestaciones ideológicas de los grupos que intentaban construir la nación mexicana, y a pesar de que varios de estos principios tienden a ser contradictorios, la promulgación de la Constitución contribuyó a la formación de un compromiso y un camino que formuló distintos cambios y continuidades dentro de la sociedad mexicana. La Constitución estatal de marzo de 1825 transcribió los mismos principios de la Carta Federal.156 Primeramente, en su artículo 1, estableció la territorialidad, comprendiendo Nuevo León, en particular los distritos municipales de: Monterrey, Valle de Santa Catalina, Pesquería Grande, Cañón de Guadalupe, Salinas, Huanuco, Boca de Leones, Punta de Lampazos, Vallecillo, Sabinas, Cadereyta, Cerralvo, Marín, Agualeguas, Pilón, Mota, China, Linares, Río Blanco y Labradores.157 En el artículo 2º declaró su soberanía: “El estado de Nuevo León es libre, soberano e independiente de cada uno de los estados mexicanos y de cualquier extranjero. No es ni puede ser patrimonio de la nación, estado, corporación, familia o persona alguna”.158 Como lo estableció la Carta Federal, la soberanía estatal debía ser compartida con en el supremo poder de la federación, por ello

el artículo 3 señaló que Nuevo León ejercería su soberanía en lo concerniente: “a la común conservación, defensa y relaciones exteriores con otras naciones, y a la unión y paz, orden justicia mutua de estas personas morales de los estados (…)”.159 Resulta notable la discusión en torno al art. 5, el cual estableció que el objeto de gobierno es “procurar a los individuos la mayor suma de posibles goces, y alivios”; y “a costa de la mayor suma de posibles padecimientos y sacrificios”.160 Éste es un elemento bastante distintivo del código nuevoleonés: el bienestar de los individuos, pues ése era el fin de toda sociedad política y para lograrlo era necesario el sacrificio de las personas. Curiosamente los que no estuvieron del todo de acuerdo con la formulación de este artículo fueron los diputados Antonio Crespo, José María Parás, Antonio Crespo, José Manuel Pérez y Juan Bautista de Arizpe. Otro elemento muy representativo de la cons-titución estatal, unido al deseo de procurar bienestar al individuo, es el artículo 9, que estableció que el estado garantizaría a “todo individuo, habitante, estante y aún trausente la seguridad de su propiedad y demás bienes que le pertenecen”.161 Como vimos anteriormente, esta preocupación por la seguridad, la propiedad individual y el bienestar, eran las necesidades más inmediatas de sus habitantes, este interés identificado con el liberalismo y

Ejemplar de la primera Constitución Política del Estado Libre de Nuevo León sancionada el 5 de marzo de 1825.

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su concepto del individuo como lo más importante en el “entendido de que la suma de las felicidades individuales traerá el bienestar colectivo” son peculiaridades visibles dentro de la constitución de Nuevo León (Jáuregui, 2003: 383). Finalmente, los artículos 6 al 8 de la constitución local establecieron la unidad y adopción sobre la forma de gobierno republicana-federal, la división de poderes en Ejecutivo, Legislativo y Judicial, del que “ni los tres, ni dos de ellos pueden jamás reunirse en una sola persona o corporación, ni el Legislativo puede nunca estar en un solo individuo”, y la perpe-tuación de la religión católica, prohibiendo el ejercicio de alguna otra.162

3.2.1. Otros conceptos básicos dentro de la Constitución estatal Los principales atributos de la carta estatal han sido mencionados, sin embargo, es necesario señalar algunos otros que se refieren al tipo de sociedad que se concebía, así como los que tratan sobre los derechos y obligaciones de todo ciudadano nuevoleonés que formaban esa sociedad, y las relaciones implícitas con otros poderes. El ciudadano nuevoleonés. La constitución estatal estableció la libertad e igualdad de los ciudadanos, por ello el artículo 12 rezó: “En lo sucesivo nadie nace esclavo en el estado de Nuevo León: no se permitirá introducción de esclavos, y quien introdujera alguno se entiende en el mismo hecho de manumitirlo”.163 Al respecto de este artículo, sólo el diputado Arizpe salvó su voto objetando que el último apartado del artículo podía ser una traba efectiva para los extranjeros que quisieran avecindarse en el estado; quizá por la poca población de la región o el deseo de que los extranjeros ayudaran al progreso del estado, Arizpe contemplaba esta idea, de cualquier manera el

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artículo votado en su totalidad abolió textualmente la esclavitud y dio libertad a los individuos. Pero, ¿quién podía ser ciudadano en el estado de Nuevo León?, ciudadano, según la Constitución, es todo hombre nacido o avecindado en el territorio de Nuevo León, también lo es todo militar que con sus armas haya contribuido a la Independencia donde quiera que haya nacido, al igual lo era todo americano natural de cualquiera de las naciones emancipadas de España, con tal de que tuvieran una residencia mínima de tres años en algún pueblo del estado con familia, bienes raíces o alguna industria útil. Pero los extranjeros también podían ser ciudadanos del estado de Nuevo León, las condiciones eran residir en algún pueblo del estado por espacio de seis años, ser católico y tener algunas de las tres circunstancias indicadas en el artículo precedente.164 De este modo la categoría de ciudadano implica la connotación de vecindad como un elemento de la sociedad política, en la que el individuo, al convertirse en vecino-ciudadano, es titular tanto de derechos como de obligaciones que debe cumplir con el gobierno y por consiguiente con el estado (Carmagnani, 1994: 62-63). ¿Y cuáles eran las obligaciones a las que todo ciudadano estaba precisado a cumplir?, la constitución advierte cuatro: “Contribuir a la seguridad del estado y en justa proporción a los bienes que el estado le asegura y defiende, acudir personalmente a la defensa del estado, siempre que sea llamado por la ley, contribuir con su voto al buen gobierno del estado, toda vez que la ley le llama a nombrar mandatarios públicos, y por último, amar a la patria, ser veraz, justo, benéfico, en suma, virtuoso”.165 En conjunto, el ciudadano debía ejercer sus derechos y sus obligaciones convirtiéndose en un modelo de virtud que conllevaría a lograr el bienestar colectivo. De igual manera, la constitución legisló además que el derecho de ciudadanía se perdía si: un ciudadano se naturalizaba extran-

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jero, por sentencia ejecutoriada con penas corporis aflictivas o infamantes.166 Por otro, lado se advirtió también la suspensión de esos derechos, ya sea por “incapacidad física o moral, por el estado de deudor quebrado hasta la conclusión del juicio, por ser deudor de caudales públicos, por no tener caudal, renta, oficio u modo de vivir conocido, por hallarse procesado criminalmente, por no tener cumplidos veintiún años de edad, excepto los casados que ya hallan entrado en los dieciocho, y los que tuvieran cuarenta años en adelante y no supie-ran leer ni escribir”.167 Las elecciones

ciudadanas ya marcadas en el artículo 11, y más importante era realizar el pago de la contribución directa, para así poder votar.170 Este requisito, junto con la escasa y poca preparación política de la población, hizo inevitable que al igual que en el periodo colonial, los puestos públicos fueran ocupados sólo por aquellos personajes notables de la provincia, ahora estado. Las juntas para realizar las elecciones seguían el mismo patrón ya marcado por la legislación gatidana, las elecciones populares debían ser realizadas en forma indirecta. La realización de las juntas primarias o municipales debían ser celebradas el primer domingo de diciembre de cada ayuntamiento municipal, a la junta debían acudir todos los ciudadanos y enseguida se elegía un secretario y dos escrutadores, en compañía de estos censores y del presidente, cada ciudadano debía acercarse a la mesa con los funcionarios y presentar una lista

Pero las condicionantes por parte del gobier-no no terminaban ahí, pues, aunque relativamente cualquier persona podía ser ciudadano del estado, no todos podían cumplir con la obligación y derecho de ejercer su voto. Las razones son varias: la primera se relaciona con el sistema de elección que Nuevo León adoptó para elegir a sus mandatarios políticos. Para arreglar las elecciones se eligió el criterio demográfico, es decir, las elecciones debían ser arregladas en base a la población.168 En consecuencia, tocaba a cada distrito municipal “tantas acciones o votos cuantos millares de almas tenga la población. Las fracciones, que pasen de 500 almas, se reputarán como acciones enteras; las que no pasen de 500 almas no se tomarán en cuenta”.169 Es decir, cada mil almas, o fracción mayor de 500 representaba un voto. ¿Quiénes podían ser votados y elegidos por los ciudadanos?, nuevamente encontramos fuertemente condicionados los derechos, pues para ejercer la voz activa y voz pasiva era La Constitución explicaba terminantemente quién era considerado ciudadano en el estado de Nuevo León, quién podía votar y ser votado, entre otros conceptos. Aquí se ilustra necesario cumplir con las obligaciones la imagen de una familia mexicana del siglo XIX.

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de candidatos para la renovación del ayuntamiento y para el nombramiento de electores secundarios.171 Enseguida el secretario preguntaba al ciudadano si estaba conforme con la expresada lista y de ser negativa la respuesta, en ese momento tenía oportunidad de corregirla, y entonces entregarla firmada. La lista debía contener el nombre, apellido, estado y oficio del votante. Al término de la elección los funcionarios debían leer en voz alta los nombres de los elegidos, y en caso de que hubiera algún Elecciones en el siglo XIX. empate, se decidía a la suerte, por último se le172 debía echar en una urna todos los votos que remitía vantaba constancia escrita sobre el acto. el partido que representaba.175 La juntas secundarias o de partido debían Los resultados obtenidos designaban a los tener lugar quince días después de haberse celebonce diputados y cuatro suplentes del Congreso lorado las primarias. A ella acudían los electores prical, y al diputado y suplente para el Congreso de la marios elegidos por los partidos del estado, quienes Unión. El cargo de diputado era bienal y reelegya en una precedente reunión a la junta secundaría ible indefinidamente para todo ciudadano en el elegían secretario y escrutadores. Asentados los ejercicio de sus derechos. Al otro día de haberse electores sin preferencia alguna, y siguiendo casi realizado la elección de diputas, la junta de estado el mismo mecanismo de las juntas primarias, ejervolvía a reunir para votar la elección de 21 hombres cían su voto de manera secreta. El resultado de la íntegros, conocidos como “censores” de los altos elección nombraba uno a uno a dos electores sefuncionarios.176 cundarios173 o de partido, quienes debían llevar a En pocas palabras éste era el proceso de la junta de estado tantas acciones o votos como le elección, de forma indirecta y escalonado en tres habría delegado su distrito. grados era la forma en que se elegía a los funcionarios políticos. La elección de gobernador y vice Juntas de estado, antes de provincia gobernador, en cambio, debía ser realizada por los ayuntamientos del estado. Cada ayuntamiento Eran celebradas también a los quince días debía mandar al congreso estatal una lista cerrada de haberse realizado la junta precedente, y estay sellada de cinco ciudadanos, vecinos del estado, ban formadas por los electores secundarios de los hombres de bien y con aptitud para el cargo. El partidos de todo el estado.174 Tres días antes de congreso era el encargado de abrir las listas y comla elección, los electores, en junta y a puerta abiputar los votos, y el que obtuviera la mayoría de erta, nombraban al secretario y los dos escrutadovotos era designado gobernador.177 res respectivos. Las credenciales de estos últimos El cargo de gobernador y vicegobernador funcionarios y de los electores eran revisadas para era también reelegible indefinidamente, los reqmayor transparencia de la elección. A puerta abieruisitos para estos puestos eran: nacer en territorio ta y sin preferencia en los asientos, el escrutinio se mexicano o ser hijo de padres mexicanos, tener 30 realizaba en forma secreta. Cada elector secundario

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años de edad, y cinco de vecindad en el estado, no ser militar en ejercicio, eclesiástico, ni empleado federal o de hacienda pública del estado.178 Facultades del gobernador y del congreso local La constitución local también invistió al poder Ejecutivo o gobernador con facultades importantes para el funcionamiento de la sociedad, así como de los bienes y derechos de las personas. Algunas de las funciones de este poder ejecutivo eran: ejecutar las leyes, proteger la seguridad de las personas, bienes y derechos de los individuos y además mantener el orden, paz y tranquilidad en todo el estado, remover a los jefes políticos en caso de incumplimiento, cuidar de la justicia administrada por los tribunales del estado, formar el censo y estadística de los distritos y en general del estado, comunicar, circular, publicar y cumplir los decretos y órdenes del congreso del estado; y como nombrado jefe nato de la milicia local, debía cuidar de la organización, instrucción y disciplina de dicho cuerpo (Madero, 1998: 84-87). Pero el poder Ejecutivo no estaba solo en cuanto al cabal cumplimiento de sus obligaciones, el gobernador podía apoyarse en la Junta Consultiva, creada con la función de dar consejo en las cuestiones más urgentes y graves, debía ser compuesta del teniente gobernador, el eclesiástico más autorizado de la capital, el jefe de Hacienda, el secretario de Gobier-no y el jefe político de la capital.179 A pesar de las amplias facultades del gobernador del estado, la constitución estatal de Nuevo León de 1825, invistió al Congreso estatal de poderes mucho más fuertes, éste era el fundamento del liberalismo, la idea de que la soberanía nacional se ejerce a través de sus representantes (Sordo, 1994: 139); en este cuerpo reside la soberanía y por ello las facultades del congreso local son extraordinarias, entre ellas podemos mencionar: supuesto

que al estado toca proteger la seguridad de las personas, bienes, derechos, indivi-duos, debe el Congreso decretar las leyes relativas a la administración y gobierno interior del estado en todos sus ramos, velar sobre el cumplimiento de la constitución y de las leyes, especialmente las concernientes a la seguridad de personas, propiedades, libertad de imprenta y de industria (Madero, 1998:78). También declarar cuando haya lugar a censura de altos funcionarios, representar ante el Congreso de la Unión sobre leyes u órdenes que se opongan o perjudiquen a los intereses del estado, o de sus individuos. Ordenar el establecimiento o supresión de los cuerpos municipales o ayuntamientos, fijar anualmente todos los gastos de la administración pública del estado, a propuesta del gobernador; en sí, ejercer todas las facultades propias de un cuerpo legislativo, en todo aquello que no le prohíbe la Constitución Federal (Madero, 1998:79-80). En conclusión, la promulgación de la constitución local de marzo 1825 concretó los derechos y los deseos autonomistas del estado de Nuevo León. El establecimiento de un gobierno legislativo fuerte y soberano, y las amplias facultades otorgadas a este cuerpo, por ejemplo, el derecho y la libertad de decidir, crear o fundar instituciones que respondieran a sus necesidades más inmediatas, concretaron dichas expectativas. Así, el congreso local se estableció de forma definitiva como la corporación soberana encargada de institucionalizar la vida de los nuevoleoneses. La importancia de esta institución resulta indudable porque en ella se advierte un nuevo proceso de formación, participación y representación política; y en esa transformación los congresos se convierten en la escuela política del naciente estado mexicano y en un reflejo del carácter elitista de la política de esos años (Sordo, 1994: 139). Esta idea es aplicable al estado de Nuevo León, pues todos los personajes notables del periodo de transición colonial-republicano par-

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ticiparán y se formarán a lo largo del siglo XIX, en este cuerpo. Y aunque el proceso de participación política nuevoleonés es poco democrático, bastante condicionado e indirecto,180 esto no significa que los espacios de participación ciudadana fueron tan cerrados como en la época colonial en que los puestos políticos se vendían y compraban al mejor postor; ahora la dinámica política es diferente, y los espacios son ahora llenados por la conformación de una nueva clase política local surgida de la consolidación de esa práctica “democrática” (González Maíz, 2006: 62). Pero pasemos ahora a describir algunos de los trabajos y preocupaciones de aquella clase política que conformó la primera legislatura del estado. Algunas de las labores del Congreso local La reorganización política y administrativa de Nuevo León fue una de las más apremiantes necesidades para la primera Legislatura local. Dentro de los trabajos de este cuerpo encontramos algunos temas referentes a distintos ramos, estas acciones responden al cumplimiento de los diversos decretos federales, especialmente el relativo a la organización y clasificación de rentas de los estados, para ello el gobierno nacional estableció el pago de un contingente, es decir, el pago de una contribución que cada estado pagaría de acuerdo a su riqueza y población (Zoraida, 2003: 34), para ayudarse a pagar dicho contingente, Nuevo León legisló sobre algunos ramos importantes; a continuación detallaremos algunos de estos ramos:

de tabaco para el consumo de un tercio de año, especificando si el pago lo harían de contado, o en el término más breve para ejecutarlo. Deseando que el recargo no fuere perjudicial, y que tampoco se le privara de tal consumo, la primera Legislatura local dedico amplias y diversas discusiones a tal objeto.181 La primera intención del estado fue la de establecer una fábrica de cigarro y ponerla en orden de arreglo y así facilitar su expendio. Con ello se evitaría la escasez y se contaría con efectivo para pagar la cuota correspondiente al gobierno. Labrar por su propia cuenta el tabaco era la propuesta de Nuevo León, y por este motivo muchas de las reglamentaciones refe-rentes a la producción y mercantilización del tabaco serán destinadas a este producto durante los primeros años de vida constitucional (Reséndiz, 2002: 6). En este primer momento, una comisión especial del Congreso local y el gobernador propusieron un plazo de tres meses para llevar a cabo el proyecto de la fábrica, mientras tanto pidieron al gobierno su auxilio para que en el primer tercio del año se cargaran al estado las cajas de tabacos, labrado a razón de tres octavos, y un plazo fijo para el pago de las remesas.182 La situación se agravó con la noticia y comunicación, con fecha de 10 de mayo 1825, sobre que el diputado Padre Mier había declarado al ministro que no se le enviará tabaco al estado de Nuevo León durante un año porque

El tabaco La inquietud sobre el monopolio estatal, producción y venta del tabaco respondió a la orden federal de 9 de febrero de 1824, en la que se debía responder al gobierno sobre el número de tercios

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Las cigarreras, obra de Gonzalo Bilbao. La Industria del tabaco fue uno de los principales motores económicos del siglo XIX.

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se lo tomaría la legislatura y no habría de pagarlo; esto generó gran algarabía en el congreso. La legislatura consideró este rumor como una calumnia, una intriga, un ataque en contra de los intereses del estado de Nuevo León.183 También se manifestó que el Padre Mier nada sabía del terreno de las costumbres y negocios del estado neoleonés, que no era un verdadero republicano cuando era notorio que es un “dominante ambicioso, aspirante, pretendiente eterno y semipeterno: que no cesa de trabajar y fatigar a las autoridades en acomodar en empleos a los aún individuos más ineptos de su familia (..)”, “quiere mandar en déspota desde México, por medio de ellos quiere fundar aquí en Nuevo León una monarquía donde absolutamente nada se haga sin su licencia y dirección (..)”; su acción, decían, era motivada por el resentimiento de las providencias del congreso para que Mier y algunos deudos inmediatos suyos duplicaran la percepción de sus pagos.184 Por último, declararon que si Mier tenía enemigos personales en Nuevo León, debería batirse con ellos, y no tomarla en contra de un gobierno y un estado, acordaron suplicar al gobierno que se les abonara a cuenta del contingente del estado los doce mil pesos por causa del tabaco, y no privar con ello al estado de la tercia parte de sus rentas totales, imposibilitándolo de pagar el contingente del primer año y humillándolo al ver entonces intervenidas sus rentas.185 Para 1825, la clasificación de rentas del estado asignó a Nuevo León la suma de un contingente de 18, 750 pesos (González Maíz, 2006: 61), suma que para casi mediados de año el estado no había podido solventar. El motivo más fuerte para argumentar esta imposibilidad era aducida a la importancia del ramo de tabaco, remesa de la cual el estado estaba privado, aún de provisiones de labrados; siendo este ramo el más valioso, productivo y seguro.186 Sin saber la razón exacta de tal omisión, y con el estanco de dicho ramo por parte de la fed-

eración por espacio de casi un año, el congreso local explicó las graves consecuencias del problema, arguyendo contrabando e introducción de cultivo extranjero, debilidad de leyes en materia, perjuicio de la Federación y del estado, monopolio inmoral de los que se dedican a esta negociación, y lo más grave, “la pérdida de la independencia, seguridad y propiedad de las rentas”.187 La desmoralización del estado de Nuevo León era mucha, pues “siendo un estado pobre y con un carácter pacifico moderado”,188 pedía fuera redimido de tal vejación, de ese ataque centralista. Pero todavía para mediados de 1826 la prohibición sobre el cultivo de tabaco estaba aún vigente, y deducciones hechas por el congreso local se volvieron una realidad. Para ese año la legislatura local decretó varias disposiciones relativas a exterminar la introducción del tabaco extranjero; pues los contrabandistas compraban tabaco en Virginia, EUA, por vía del Puerto Refugio, alias Matamoros; además la existencia de sembradíos clandestinos en distritos como Monterrey, Santa Catalina, Pesquería, Cadereyta y Montemorelos, conllevaría a la legislatura a poner de ejemplo el estado de Texas, donde no existía el estanco, puesto que dicho estado y sus nuevas colonias se proveían de tabaco mediante un ilegal tráfico extranjero.189 El congreso aseguraban que el estanco de tabaco era perjudicial en los estados de oriente de México, y que esto no aprovechaba en ningún modo a las ciudades de Córdoba ni Orizaba, pues la cercanía con los contrabandistas extranjeros era más provechosa y fácil para el consumidor, pues el contrabandista vendía más barato y su producto era de calidad superior.190 Nuevamente el congreso local pidió al gobierno que se le concediera a los estados el libre derecho de cultivo de tabaco, que sobre ese derecho se estableciera un impuesto que indemnizara a la federación del interés actual del estanco, y que los estados también pudieran decretar para su provecho tal impuesto.191 No obstante

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La Constitución de 1824 dio a los Estados la autoridad de regular los comercios. Fuente: Fotografía Manuel M. López.

los esfuerzos y las crecientes peticiones del estado neoleonés, fue hasta julio de 1829 que el gobierno nacional declaró libre la siembra de tabaco. El comercio e impuestos La Constitución federal de 1824 dispuso a los estados la libertad de establecer cobro de alcabalas, impuestos y contribuciones directas en el ámbito de los estados (Zoraida, 2003: 34). Éste es nuevamente otro factor común en el Congreso local, la amplia le-gislación y decretos de diverso orden económico. Sin embargo, aunque la principal actividad del estado era la agricultura, muchos de los miembros de la elite local neoleonesa se dedicaban en mayor o menor medida a otro tipo de actividades económicas, entre ellas el comercio. Paulatinamente, este ramo irá cobrando cada vez mayor importancia, en base a ello, desde 1821 encontramos información sobre la necesidad de las provincias orientales por la habilitación de un puerto en Soto la Marina, por tener notables ventajas en comparación al de Altamira, Tamaulipas;

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como mayor comodidad en los caminos, por estar a menor distancia de Monterrey, entre otras.192 Con el mismo objeto fue discutida por el Congreso local la representación del vecindario de Altamira, Tamps. La petición era el apoyo del estado de Nuevo León para pedir al Congreso nacional la ha-bilitación del Puerto de Santa Ana. Una comisión se encargó de averiguar, por medio de los comerciantes, las posibilidades de dicha solicitud. La comisión expuso que las pérdidas para los comerciantes de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Durango, Chihuahua y gran parte de los pertenecientes a Zacatecas por la vía del puerto y aduana de Pueblo Viejo eran sumamente gravosas, tanto que el comerciante de Nuevo León “tiene que dejar los caudales que no le son necesarios conducir a Pueblo Viejo junto con su equipaje, bestias, y mozos”; agregaban además que los otros comerciantes que se dirigen a la aduana de Panuco sufrían también vejaciones, incomodidades y riesgos.193 Declararon que el privilegio exclusivo de Veracruz por mantener una aduana en Puerto Viejo

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mo sobre todos y cualesquiera efectos de la llamada alcabala eventual.195 También quedó abolida la contribución directa de la ganancia de tres días por la ley de junio de 1823 sobre rentas, sueldos, salarios, giros e industrias, y en su lugar se estableció una contribución de 1% sobre productos, rendimientos y ganancias de los habitantes del estado.196 Para la introducción de efectos extranjeros al estado sobre los aforos de las aduanas marítimas, se impuso un cobro de tres por ciento de derecho de consumo. También se exceptuaron de todo derecho de alcabala de consumo y aún municipal a productos como el azogue, fierro, platina, vergajon, el acero con varilla, faroles y fondos que se usan en los trapiches.197 Todas estas contribuciones estaban destinadas a carga de la población y con ellos se auxi-liaba el estado, de ahí la urgente necesidad de regular las bases y administración del nuevo estado. Milicia

Mapa que muestra la ubicación del municipio de Soto la Marina, en el estado de Tamaulipas. Notable ventajas, según la documentación del archivo del H. Congreso del Estado de Nuevo León, se lograrían con la habilitación de un puerto en la entonces la villa de Soto la Marina.

o de remontarla en Panuco, era perjudicial para la libertad de comercio, para los estados mencionados y para los extranjeros, por ello apoyaban la solicitud de la apertura del puerto, como un medio de activar la economía del noreste.194 Junto al interés por el comercio estaban también algunas disposiciones relativas a los arbitrios, y siguiendo con los acuerdos relativos de Hacienda por el gobierno nacional; el Congreso decretó también sobre este ramo. Por ejemplo, los derechos de aduana común quedaron vigentes según la ley federal del 4 de agosto de 1824, en cambio se abolió la alcabala ordinaria de 6% llamada eventual, y en su lugar se reemplazó con el derecho de 3% de consu-

Así como el reordenamiento el ámbito político-administrativo era una necesidad indispensable para el nuevo estado, también lo era la urgente organización de las fuerzas armadas, tanto para la conservación del orden, por previsión y seguridad del territorio por los deseos de invasión de potencias extranjeras, como también por la constante guerra en contra del “bárbaro” (Reséndiz, 2002: 6). Para principios de 1825, el Congreso local encargó al diputado Antonio Crespo la comisión de informar acerca de la posición militar del estado. En el informe se detalló que no se sabía a ciencia cierta el número con que contaba la milicia cívica y tampoco acerca del número de su armamento, pero se sabía de antemano que éste era escaso.198 Respecto a la milicia permanente, establecida en Punta de Lampazos, ésta se hallaba con sólo 50 hombres entre soldados viejos y reclutas, sin vestuario ni caballo; y la milicia activa también era

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propiedades de los habitantes, por ello debían ser arreglados y disciplinados. Por ello gran parte de la actividad legislativa posterior estuvo dedicada a este tema; finalmente, durante 1827 y 1828, el Congreso decretó una ley para la milicia cívica y posteriormente un reglamento interior202 para la conformación de estos cuerpos, estas leyes derogaron la ley de milicia del 8 de abril de 1823 y compensaron de alguna manera la obligación que la Legislatura tenía para solventar de manera teórica las necesidades de la fuerza armada. Justicia

Ejemplar del reglamento de la milicia cívica de Nuevo León, 1828

nula.199 Para mejor conocimiento acerca del armamento, la comisión del congreso mandó a los ayuntamientos a hacer una relación exacta de todas las armas útiles que tuvieran los habitantes de sus municipalidades, con presencia de las que las tuvieran en su poder corrientes para cuando fuera necesario usar de ellas, ya sea por sus dueños o por la milicia cívica.200 Como se puede observar, las condiciones de la milicia cívica eran pésimas, por ello, los esfuerzos del gobierno, como los del comandante militar del estado, estarán siempre destinados a tratar de mantener al menos medianamente en mejores condiciones a dicha fuerza militar.201 Por lo pronto, el Congreso local dictaminó a varias medidas concernientes para la reforma de organización y composición de la milicia, pues esta fuerza era el baluarte de la libertad de la nación y el encargado de conservar del orden interior de los pueblos y

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La administración de la justicia también fue apremiante para el orden interno, pues se carecía de leyes aplicables al sistema federal (Jáuregui, 2003: 375). Para la aplicación de las leyes en causas civiles y criminales se aprobó un proyecto sobre el arreglo de los tribunales de primera instancia. Este tribunal tendría la función de juzgar y hacer que se ejecute lo juzgado de las diversas causas y litigios (Madero, 1998:88). La Constitución local reglamentó las labores del tribunal de justicia, este cuerpo sería el encargado de administrar justicia en nombre de la ley del estado, ni el Congreso ni el gobernador podían ejercer funciones judiciales, solicitar causas penThemis la diosa de la justicia griega dientes ni mandar abrir juicios ya concluidos. Respecto al arreglo de los tribunales, quedaron libres las facultades de los alcaldes constitucionales de los pueblos, sus facultades correccionales, conciliatorias y también judi-

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ciales, que acordaron las leyes de octubre de 1812 (Madero, 1998: 89). Los alcaldes eran pues los jueces de primera instancia en su distrito, siempre que llegaran a tres mil almas; los pueblos que no tuvieran esa cantidad podían solicitar su petición al Congreso o podían dirigirse al juzgado más inmediato. Además, de manera representativa, el Congreso decretó el establecimiento de una Audiencia, la cual se compondría de tres salas, un competente número de magistrados y un fiscal (Madero, 1998: 90). A esta Audiencia pertenecían funciones como: conocer los negocios civiles y criminales, en segunda y tercera instancia, en recurso de nulidad, en juicio de residencia de empleados sujetos a ella, competencias que se susciten entre jueces y tribunales del estado entre sí, o alguna sala de la audiencia, también examinar y aprobar a los abogados y escribanos, y expedirles el título como tales, entre otras (Madero, 1998: 91). Los últimos apartados, XIII Y XIV, de la Constitución local son relativos a la administración de justicia en lo civil y en lo criminal. Este tipo de reglamentaciones son muy importantes porque advierten para el nuevo estado su deseo y capacidad para aspirar de una manera autónoma al ejercicio de la justicia, pues ya sin depender de otras instancias, el estado contaba ahora con su propio tribunal de justicia, y si bien faltara aún mucho más tiempo para reglamentar de forma interior este cuerpo y reformar a fondo todo el sistema, los primeros pasos estaban ya concedidos constitucionalmente. 4. Los primeros gobiernos constitucionales

4.1. El primer gobernador José María Parás (1825-1827) De manera general, los lineamientos de los primeros gobiernos del estado fueron ejercidos en consonancia con las normas fijadas por el gobi-

El mazo es otro de los símbolos de la Justicia. Se utiliza para abrir o cerrar un acto judicial, ordenar silencio o dictar una sentencia.

erno central.203 Estos nuevos gobiernos asumieron con entusiasmo la tarea de lograr, mediante la implantación de políticas económicas y sociales, las aspiraciones de un gobierno liberal y republicano. La creación o reforma de nuevas leyes como los ya mencionados decretos sobre el tabaco, comercio, impuestos o tributaciones, así como el deseo de establecer una casa de beneficencia, la promulgación sobre un plan de instrucción pública, el establecimiento de la Junta de Diezmos, el simbolismo de la primer festejo del Grito de Independencia en Nuevo León o la relevancia del ayuntamiento de Monterrey en la aplicación de estos decretos son sólo algunos de los rasgos característicos de este primer periodo del siglo XIX. A continuación describiremos el seguimiento de algunas las leyes o decretos más interesantes de estos gobiernos. Una vez terminado el mando como gobernador provisional de José Antonio Rodríguez, el proceso de elección para designar al nuevo jefe del estado de Nuevo León favoreció el empate de dos candidatos: precisamente al ciudadano José Antonio Rodríguez y José María Parás, el congreso dejó a la suerte el desempate y ésta concedió a Parás la facultad de ser oficialmente el primer gobernador constitucional. Proveniente de una familia con descendencia española, cultivado en el Seminario de Monterrey, comerciante y hacendado, José María Parás decretó algunas de las políticas estatales más revelantes de la época que por sus particularidades

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y características son tanto demostrativas de la sociedad mexicana en general como particulares de los habitantes del Nuevo León. De la instrucción pública

En tanto el informe de gobierno de Parás, de 1826, se refería así a la instrucción pública: Hay una escuela de primeras letras, legado piadoso instruido al efecto, igualmente sujeta al diocesano, quien la produce y cuidad de su servicio. Hay otros vecindarios, no en el mejor arreglo, por la escasa dotación de maestros, que en lo general suelen ser unos sujetos que apenas pueden dar, a los niños, unas cortas nociones de la doctrina cristiana, y los principios comunes para aprender a leer y escribir, quedando después al cuidado de los padres, el que ya acaben de perfeccionar(…)”.205 Si la actitud del gobierno respecto a la educación no era la de separar completamente los privilegios del poder eclesiástico sobre el ramo educativo, en lo que se refiere a dotación e instrucción, sí lo era por lo menos auxiliarse de ellos, y de cierta manera distanciarlos y reforzar con ello un poco el carácter público de la educación, y así cumplir también la obligación del gobierno para promover e impulsar de paso la prosperidad e industria del estado. Esto es precisamente lo que se planteó en decreto provisional en 1826, el plan de instrucción pública y prevenciones generales nos permite visua-lizar un poco más acerca de las particularidades del proyecto de sociedad que se tenía en mente.

La confianza puesta en la educación como un medio de poder lograr el progreso y desarrollo del individuo es un elemento liberal muy común dentro de la ideología de nuestros políticos. Por ello, consciente de la precariedad de este rubro, José María Parás Ballesteros. Primer goberconstitucional del Estado de Nuevo el congreso lo- nador León. Prominente liberal y político. cal encargó a una comisión la elaboración de un dictamen sobre dicho ramo. El informe expuso que la situación de las escuelas de primeras letras en el municipio de Monterrey y en el estado era naturalmente penosa, pues no había los arbitrios necesarios para la dotación y el sostenimiento de estos establecimientos, pues las que se habían puesto desde 1821 “se han sostenido a costa de contribución y sacrificios para los niños pobres, y los de mediana comodidad pagan y han pagado sus padres”,204 similares situaciones se encontraron en otros municipios, por ello el Congreso pidió a los ayuntamientos formular propuestas sobre los arbitrios más convenientes para poder establecer y sostener las Imagen que ilustra una escuela de enseñanza primaria elemental en el siglo XIX. escuelas.

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Los puntos del decreto sobre instrucción las virtudes morales en un lenguaje claro y sencillo pública y prevenciones generales refieren sobre (Galindo, 2005: 109). la ins-trucción primaria, que en cada cabecera de Para la materia de geografía se dispuso tamdistrito se debía establecer una escuela de primeras bién mandar traer una colección de mapas geográletras para niños y niñas, que se darían las licencias ficos, especialmente de la república mexicana, y necesarias para cualquier interesado en promovertambién globos terráqueos. Además de estas malas, y que el ayuntamiento era el cuerpo comisionaterias, también se animaba el desarrollo físico medo para vigilar y proteger con celo las escuelas.206 diante la práctica de la lucha, carrera, el lazo, tiro Los padres de familia que por su pobreza al blanco con flecha y bala, sembrar y transportar no pudieran enseñar por sí mismo, o hacer enseárboles y matas útiles, enfrenar, ensillar y montar ñar dentro de su casa a sus hijos y domésticos las caballo (…) o jugar al florete y sable de palo. Por úlobligaciones cristianas y civiles, como leer y escritimo, se contemplaba la enseñanza del latín, dibujo bir, tenían la obligación de mandarlos a la escuela lineal y humano, termómetro, barómetro y brújula pública, salvo aquel tiempo que los tengan ocupacuadrante (Galindo, 2005: 110). dos en labores útiles como la pastoría u labranza. Se Sin embargo, a pesar de las buenas intenseñaló además que lo mismo se entendía respecto a ciones plantadas por el gobierno con este plan de la instrucción de las hijas pobres y ricas en leer, esinstrucción, la educación de primeras letras concribir y contar, además de enseñarles una industria tinuó siendo muy precaria y de alcances limitados. proporcionada a su sexo.207 Para 1828 un estado de escuelas manifestaba que En las escuelas sólo había tres en el distrito de primeras letras se de Monterrey, el grado de señaló, además de enseñanza de los alumnos enseñar a leer, escrimostraba que había doce bir y contar, se debía en cartilla, cinco en Catón, aprender el catecismo siete en libro, cero en Cata, de la doctrina cristiana y escribiendo y contando y también un compen19, haciendo un total de 43 dio de las obligaciones alumnos.208 También los fondos civiles sacada de la Constitución del es- Profesor mexicano del siglo XIX. La educación en Monterrey estuvo para el mantenimiento de estos establecimientos era tado. En el texto edu- destinada para las familias que pudiesen pagarla siempre austero, por ello cativo figuraban las una solicitud de doña Josefa Niño de Córdova diobras de autores como el catecismo de Fleuri, o el rigida al ayuntamiento de Monterrey expuso: “Que compendio de religión de Pinton. Las materias ina once años de enseñar en la escuela de niñas “por struidas debían ser enseñanza en la moral, historia disposición del gobernador actual del Obispado, y y geografía. Para la compresión didáctica de estas mandada exigir por el finado Domingo Ma. Aldamaterias se acordó mandar a hacer en Nueva York soro, con la dote de dos mil pesos, de los cuales una colección de estampas que trataran sobre los se estipuló cien pesos para la gratificación de la personajes célebres de la historia sagrada y pro-famaestra”. Doña Josefa declaró al ayuntamiento que na, antigua y moderna, especialmente la americana, esa renta a lo largo de los años era escasa y solicitó acorde al sistema republicano, y con una breve naalguna ayuda aparte para su mejor subsistencia. rración del suceso, junto con una explicación de

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La maestra expresó también haber ocupado con entrega su oficio en la escuela de niñas, pues “no satisfecha de que sepan leer y escribir, también ha procurado enseñarles ejercicios de devoción, que le es muy útil, que recen el rosario después de la lección, que en la mañana se pregunte la doctrina cristiana y otras devociones con los actos de fe, y que canten alabanzas en honra de María Santísima, sin contar con la buena educación y precisas instrucciones de la hones-tidad, lucio y recato, con que deben portarse siempre por ser oficio propio de maestras”. Para su suerte, estos argumentos convencieron al ayuntamiento, que autorizó técnicamente el pago del anual de cincuenta pesos del fondo de propios.209 Caso contrario es la petición de Matías Dávila Prieto de establecer una escuela de primeras letras en Monterrey, en 1831. Esta solicitud es muy interesante no sólo por su discurso efusivo, sino también por los lineamientos educativos que propone. Menciona el ciudadano Dávila que la educación: era la base fundamental de todo gobierno bien constituido y la más firme áncora de la libertad de los gobiernos representativos”, divisa de la moral pública de los ciudadanos, pues la ilustración es la base y el apollo firme de la libertad, y sin ésta no puede ni haber ciudades”, ni nunca ecsistir lo que se llama Patria.210 Bajo tales principios propuso abrir dentro de la ciudad de Monterrey un establecimiento de primeras letras, sencilla y privada, y destinada a niños pobres. Sus propuestas sobre la enseñanza eran las siguientes: 1.Lo primero que me propongo enseñar a los niños a hablar y pronunciar clara y distintivamente con mayor especialidad que me sea posible las voces propias y figuradas de nuestro idioma nativo, con sus significa-

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dos por orden de sentido en oración concluida y de uso fácil. 2. Explicar diariamente la doctrina santa de nuestro señor Jesucristo como no lo ha enseñado nuestra fe. La Santa Iglesia; con todos sus misterios y sacramentos explicando todo con dignidad y decoro: sin profundizar en los Ministerios Santos porque no es prohibido, y es imposible comprender lo infinito y lo eterno. Para lo literal me valgo del Pe Ripalda recomendándolo a los niños para de memoria; y en qto. a la substancia me adhiero a Ripalda, de Fleuri, Clicnét, Pouget De todos los misterios de la fe divina, los que explican con más continuación son los siguientes: El de la Trinidad de la Santísima encarnación del verbo, su vida y, el de la renumeración eucarística, y finalmente es de mi atribución es darles a entender la dignidad de los santos sacramentos y las necesarias disposiciones de nuestra parte para conseguir la gracia de Dios. 3. Enseñar a los niños honrar y respetar a todas las superiores autoridades q.e nos goviernan: como también amar y obedecer con docilidad las leyes de nuestro supremo y actual gobierno, ya que desde niños tiernos tengan un amor grande y verdadero por su patria, honrándola con ser buenos cristianos y buenos ciudadanos. 4. Darles máximas y preceptos de una educación pura, fina y delicada, con la más ecsacta escrupolosidad, y con sus verdaderos princi-pios reducidos a práctica general, con toda clase de personas. 5. Del método de enseñanza para leer con perfección: será por tres fórmulas, silabar, deletrear, y decorar. El uso de silabar facilita a los niños la comunidad de pronunciar una dicción con toda propiedad (…).

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Además aprenderán de memorias los niños todo el alfabeto con definiciones para los vocales y su número, las consonantes así mudas (…), preceptos útiles de ortografía y ortología, escritura cursiva, aritmética (…).211 Dávila calculó que la cuenta en total de cinco reales por cada niño pobre, siendo veinte en total, y pidiendo la dotación de 150 pesos, para su infortunio y pese al entusiasmo del ayuntamiento, el comisionado de escuelas declaró innecesario dicho establecimiento, pues en la ciudad ya existía una escuela pública para amparo de pobres dotada con cuatrocientos pesos anuales a su director C. Juan Nepomuceno Morales.212 Durante los siguientes años los problemas en cuanto a la educación de primeras letras, como falta de arbitrios para su apertura y mantenimiento, así como de maestros capaces y la práctica de recurrir a las contribuciones voluntarias de los vecinos serán constantes. Y pese a ser poco perceptibles o mínimos los avances en este ramo, podemos vacilar en cuanto a la cifra de establecimientos en el estado que nos proporciona el informe del gobernador Joaquín García, en 1831, siendo un total de 30 escuelas, con un total de 1598 alumnos.213 De lo que no podemos dudar es de la fe e importancia colocada en este ramo por parte de los gobiernos republicanos. Ideológicamente estos establecimientos fueron proyectados no sólo como divulgadores de una instrucción educativa, sino que ésta iba complementada a la formación ideal y práctica de unos ciudadanos propiamente religiosos sí, pero también versados en el conocimiento de la moral y la política de las instituciones, como lo sugiere el decreto del gobernador Parás sobre la instrucción en escuelas e iglesias sobre la Constitución,214 crear ”buenos cristianos”, “buenos ciudadanos”, republicanos, respetuosos y dóciles con las autoridades, y sobre todo útiles y provechosos al estado. Ésta es la sociedad que en teoría podemos observar dentro de las leyes expedidas durante la gestión de los prime-ros goberna-

dores, y que prácticamente influirá en la formación y carácter de los habitantes del estado de Nuevo León en las décadas siguientes. El Colegio Seminario La dirección educativa era un poco distinta en lo que se refiere a la instrucción superior. Para 1825 sólo había un solo establecimiento científico en

Durante los primeros años de vida del Nuevo Reino de León la labor educativa estuvo a cargo de religiosos que pertenecían a las órdenes franciscanas y jesuitas

el estado, el Colegio Seminario Conciliar, fundado en la capital de Monterrey en 1793, y desde entonces “siempre bajo la inspección del excelentísimo dioce-sano”, por esta última razón el gobierno no podía tratar con facilidad sobre la dotación, cátedras u otros puntos de dicho establecimiento.215 No obstante que el colegio estaba sujeto exclusivamente al gobierno eclesiástico, su importancia y trascendencia es incuestionable. El Seminario de Monterrey era hasta ese momento el único y más importante establecimiento científico de educación en el noreste de México. Este “verdadero plantel de luces e ilustración”216 se vio favorecido por la nueva autonomía del estado al inaugurarse en su seno, en 1824, la cátedra de derecho civil y canónigo, la cual quedó a cargo del entonces presidente del Tribunal de Justicia, el Lic. Alejandro Treviño y Gutiérrez (Ga-lindo, 2005: 102). Las cosas mejoraron aún más en 1827, cuando por decreto se habilitó al Seminario para

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conceder los grados mayores de teología por la enorme dificultad y distancia para solicitarlos en México. Los requeri-mientos del decreto eran: -El tiempo necesario de curso y pasantía de los estudios, pruebas, actos ejercicios, calificaciones se exijirán con arreglo a las constituciones de la Universidad de Guadalajara. -Los doctores de universidades aprobadas existentes en la ciudad harán los exámenes, calificaciones y aprobaciones con arreglo a dichas constituciones, en falta de doctores se suplirá con licenciados y catedráticos de la ciudad. -La propina de cada doctor o examinador en grado menor no excederá de tres pesos, ni nueve en grado mayor. -El maestrescuela de la Santa Iglesia Catedral es Conciliario, Rector y Secretario será el que designare la autoridad superior eclesiástica, bajo cuya inspección y gobierno consiste el dicho Seminario Conciliar, aunque no sean doctores.217 Finalmente, también en 1826, el gobierno expidió un decreto para fundar una cátedra de medicina y cirugía en el único hospital de la ciudad, para cuyo objeto se asentó una dotación anual aproximada de mil pesos.218 El decreto no llega a la práctica hasta 1828, año en que con esfuerzo e invitaciones por parte del gobierno, para encontrar un sujeto idóneo para establecer una escuela de medicina, el ayuntamiento de Monterrey agregó a esos mil pesos la suma de 200 pesos. La vacante fue ocupada por el profesor de medicina y cirugía, Dr. Pascual Constanza, mediante un contrato que el Congreso del estado discutió y acordó paulatinamente. Entre las proposiciones discutidas se mencionaron gastos de viáticos para el viaje del doctor, arreglo del plan y autores presentados para la cátedra de medicina y cirugía por el mismo doctor, puesto también a aprobación de la legislatura, asignación de una cátedra de botánica

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médica y otra de anatomía práctica, para el mismo se advierte como necesario establecer un jardín botánico y un anfiteatro, arreglo entre las autoridades del estado y los mandos eclesiásticos para que el Dr. Constanza se haga cargo de visitar y asistir el Hospital de la capital, anticipación del sueldo de un año para el facultativo, contrata mínima de 6 años, entre otros.219

Contrata del médico italiano Pascual Constanza y los representantes del Estado Dr. José Simón de la Garza y Manuel María de Llano, aprobada por el Congreso en diciembre de 1828

La contrata con el doctor Constanza tuvo lugar en agosto de 1828, mediante los representantes del estado, Dr. José Simón de la Garza y Manuel María de Llano, y fue aprobada por el Congreso en diciembre del mismo. Gracias a este acuerdo, pese a su corta estancia en el estado, el Dr. Pascual Constanza fue el primer catedrático y precursor de la medicina en el estado.220 En suma, el Seminario de Monterrey221 continuó siendo la institución formativa de bachilleres, licenciados, doctores, tanto seculares como eclesiásticos en el ahora estado de Nuevo León (Galindo, 2005:84). De manera conjunta al Semi-

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nario, la articulación de elementos como la apertura de la cáte-dra de derecho, la habilitación de grados mayores de teología y la fundación de la cátedra de medicina y cirugía, contribuyeron al desarrollo y profesionali-zación de una nueva clase política que consolidaría su dominio bajo la experiencia práctica de los cargos y oficios (González Maíz, 2006:71). La Casa de Beneficencia Pública Entre 1825 y 1827 la situación económica del recién fundado estado de Nuevo León no era precisamente la más óptima. La agricultura continuaba siendo la principal actividad del estado, pues “se cuenta con terrenos espaciosos feraces, campos abundantes de pastos y aguas, hermosos y enriquecidos bosques y finas maderas”; pero este ramo no lograba impulsar su crecimiento debido a la “escasez de fomento y la falta de mayores capitalistas, lo cual hace que no se halla conseguido mayores ventajas”.222

Los productos agrícolas se reducían a los víveres de primera necesidad como el maíz, el fríjol, chile, algún garbanzo, frutas de varias clases, legumbres, cañas dulces.223 La industria, al igual que el ramo agrícola, se encontraba también obstruido y paralizado, los ramos sostenidos eran la labranza, cría de ganados mayores y menores de pelo y lana, algo de caballada, la minería continuaba en decadencia, y no obstante existir en la “capital dos telares de manta y telares de jorongos y fresadas en Cadereyta y Montemorelos del que se surten algunos pueblos del estado de Tamaulipas”, esta pequeña industria se vio afectada por la introducción de telares de Norteamérica a precios más cómodos.224 Entre 1824 y 1825 se contaba con una población de 83, 871 pobladores, siendo inferido un porcentaje de 80,000 a causa de la epidemia de sarampión225 sufrida en 1825, y por la epidemia de fiebres, pútrida de que vino acompañada. Pero un estado modesto, con una población agrícola

La ciudad de Monterrey se convirtió en la capital del estado libre y soberano de Nuevo León

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austera, una industria casi nula y una población diezmada, no fue obstáculo para que el gobierno de José María Parás decretara, en junio de 1825, la propuesta sobre el establecimiento de una casa de beneficencia y corrección general para todo el estado.226 Este decreto trasluce el deseo del estado para establecer reiteradamente una base organizativa, pero esta vez enfocada en la facultad de administrar y cons-tituir reglas acerca de la atención y necesidades de su población por medio de una institución de beneficencia que fuera no sólo caritativa y asistencial, sino también correctiva y educativa para el estado. ¿De qué manera explicar esta inquietud del gobierno para incursionar en la caridad y los servicios asistenciales o educativos en un estado que no tenía la capacidad o la fuerza económica para crear y administrar un establecimiento de esa naturaleza? La capacidad y práctica de la caridad para los más necesitados era en aquella época dominio exclusivo de la Iglesia católica. Por ello un informe del cabildo eclesiástico en 1823 documentó acerca de los establecimientos de beneficencia pública:

Andrés Ambrosio Llanos y Valdés. Nombrado por el Papa Pío VI, tercer Obispo del Nuevo Reino de León

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Como los pueblos de estas provincias son verdaderamente más nuevos y más pobres que los otros de Anáhuac han carecido de fundaciones de establecimientos de pública beneficencia con que pueda contarse para la planificación general de este ramo. Apenas puede sostenerse el hospital general de la capita fundado por el Ilustmo. Obispo don Antonio Ambrosio de Llanos y Valdez (de buena memoria) el cual subvive conforme a su establecimiento de la cuota que sobre la masa decimal le está asignada por las leyes. Verdad que la corta población, la senci-llez de los alimentos, vida, costumbres hace aquí más educado que en otro países el número de los verdaderos indigentes. Pero sin embargo las contribuciones forzadas de unos pueblos, que aún no pueden colocarse en la clase de cultivadores, ni menos en la de las manufacturas o comerciantes, no es verosímil que puedan sufragar por sí solas a la creación y manutención de los establecimientos respectivos, aun de los ramos más necesarios de pública beneficencia, como cerca de una casa en cada lugar considerable para recoger los expósitos, huérfanos, viejos estropeados y sanos que no tienen en que trabajan (….) Al cabildo solamente ocurre circunstancias tan apuradas el de establecer asociaciones piadosas de caridad en las ciudades y pueblos más considerables.227 Así, en 1825, el estado retomó la idea de fundar un establecimiento de beneficencia, es decir una casa de corrección, educación y beneficencia. Poco interesaba que no hubiere fondos para llevar a cabo dicha tarea, porque “ya bien formados el plan y los términos del proyecto, se pedirá a los vecinos que contribuyan”.228 Ya formalmente, el decreto número 48 estableció: 1.Que los sobrantes que haya de rentas del estado cumplidas sus más indispensables y urgentes obligaciones se funde en la misma capital, ó no muy lejos en paraje oportuno, una casa de corrección, educación, beneficencia. 2. Y lo que en adelante se ha de cobrar,

Monterrey: origen y destino

sin novedad la manda forzosa, llamada patriótica, de tres pesos para viudas y huérfanas españoles. 3. Que el producto de las otras cuotas mandas forzosas que se están cobrando se apliquen provisionalmente al mismo objeto con calidad de reintegro al dueño. 4. Que el gobierno excite los vecinos pudientes y benéficos del estado a ejercitar su caridad, liberalidad, beneficencia con preferencia en vida favor de un objeto piadoso importante. 5. Que estos caudales no entren en arcas, sino que el gobierno nombre un tesorero y un contador particular.229 Acordados los términos en que se recaudarían los fondos para el establecimiento de la casa de beneficencia, el congreso acordó el plan sobre el que se asentarían las bases de dicha empresa; en los primeros artículos se estableció que la casa de beneficencia sería gobernada por una Junta de Beneficencia compuesta por tres individuos, además de un tesorero, un contador y un procurador síndico, todos con voto cuyos oficios son denominación del Congreso, esta Junta tenía como función atender sobre la conservación, aumento, perfección y gobierno de la casa de beneficencia, pero siempre bajo las ordenes inmediatas del gobernador.230 Bajo ese objetivo las tareas de las Junta eran variadas, entre ellas estaban: nombrar administradores y dependientes; colaborar en conjunto con el auxilio de personas eclesiásticas y seculares; formar, de ser posible, una asociación o cofradía estable de beneficencia; formular un reglamento u ordenanzas para el gobierno general de la casa de beneficencia y para el gobierno de cada una de las clases de personas que allí ha de haber; la Junta tendría una autoridad en la casa verdaderamente paternal entre otras.231 En tanto, las personas que podían asistir y destinarse a esta Casa eran numerosas: -En beneficencia: muchachos desampara-

Dibujo de la historia del Juan el Pecador

dos o vagabundos quienes sus padres no cuidan bastamente, los locos que no cuidan sus deudos para que no perjudiquen, los mendigos verdaderamente necesitados de socorro, los que buscan trabajo y no encuentran, los que piden voluntariamente estar ahí porque así les conviene -Por corrección podía ir: los muchachos quienes sus padres quieran poner allí por incorregibles, los que piden limosna por no trabajar, los que no tienen oficio o modo de vivir conocido o teniéndolo no lo ejercitan, los vagos, jugadores ebrios, amancebados, viciosos y ociosos de cualquier género, los peones o criados que reúnen devengar con su leal trabajo el dinero recibido a cuenta de él, los malcriados, las mujeres ociosas o rameras.232 Una vez definido el tipo de personas que debían ser destinadas al establecimiento, y tomando en cuenta que el objetivo de la Casa de Beneficencia res-pondía a dos propósitos: uno socorrer al más necesitado y dos volver en ciudadano útil a la sociedad a todo aquél que molesta, perjudica y turba sus vicios, se ideó un régimen de coerción en el que cada uno de los habitantes de esta Casa

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tendría sus obligaciones, así como recompensas o castigos dependiendo de su comportamiento. El método de corrección funcionaba de la siguiente manera: cualquiera de las personas anteriormente calificadas para la Casa de Beneficencia podía cumplir ahí su indulto o también podía ser puesta a cargo de algún amo honrado, labrador o empresario, el cual les instruía en su oficio. De la misma manera, estos sujetos podían pasar al establecimiento y hacer solicitud de personas a propósito para servirse de e-llas en sus empresas, trabajos e industrias. Por ello, el art.10 sobre la instrucción pública y prevenciones generales señalaba: “Se exhorta a los dueños de tene-rías, obrajes y otras fábricas y a los maestros de oficios mecánicos a que en pro de sus semejantes y de toda la sociedad sean liberales y francos en admitir aprendices celosos en su enseñanza y arreglo”.233 Las personas destinadas a la beneficencia tenían las mismas funciones que las personas en co-rrección; aprender una industria útil si sus padres no les habían podido enseñar alguna, educarse también en las obligaciones cristianas-civiles, y de instrucción elemental o primaria. También los métodos incluían una clara separación entre los sexos y sus empleos, por ejemplo, para los hombres sanos y robustos se sugerían emplearlos en la elaboración de cigarros; en cambio, para las mujeres se proponía introducirlas en la habilidad de hacer medias, cintas, zapatos y ropas.234 En la práctica, el proyecto de la Casa de Beneficencia avanzó a pasos muy lentos. Se comenzó por buscar un espacio o terreno adecuado para el nuevo establecimiento. En 1826, la Junta de Beneficencia nombró a los ciudadanos D. José Francisco Arroyo y Rafael Garza, en compañía del síndico procurador Mateos Quiroz para reconocer y demarcar el espacio que había de servir para Casa de Beneficencia, aunque por la cortedad de fondos aún no fue posible edificarla. Más adelante se menciona como su ubicación por el lado norte, por la calle de los ojos de Santa Lucía; por el oriente, el

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callejón que sale de los Pilares; por el sur la calle de la Tortuga, y por el poniente el callejón que sale de la plazuela de la Purísima.235 En cuanto a los alcances o propósitos de la Casa de Beneficencia, puede decirse que éstos fueron casi mínimos e ineficaces. Sólo hemos encontrado datos sobre la corrección de mujeres regenerándose en la elaboración de algodón.236 Y en tanto, para 1832, un informe anunció que la separación de los departamentos de hombres y mujeres, y su división entre educandos y corrigendos, aún no era posible por la escasez de erario, exponiendo además: Los productos de las labores de las reclusas en este año han subido a 67 pesos 6 reales, podrían ser mucho más si se diera ese ramo un impulso más enérgico. Niñas desamparadas que hay bastantes y muchachos holgazanes de cuya educación descuidan sus padres, deben mover el celo de las autoridades que de este caso son los verdaderos padres y dedicar a los unos a el aprendizaje de las labores de su sexo en la casa de beneficencia y a los otros asignados maes-tros de los oficios a que se inclinaron con la precisión de asistir al descanso de la noche y en los maestros desocupados de la casa de beneficencia, cuyo rector debería de cuidar mucho de inspirarles las mejores máximas y presidir las diversiones que es necesario conceder siempre a su edad.237 No obstante el discurso celoso de las autoridades, un año después, es decir, en 1833, el gobierno ya pensaba en la posibilidad de suspender o clausurar la Casa de Beneficencia, pues debido a la falta de fondos para su manutención, se encontraba ya inhabilitada, por lo que se propuso repararla y ocuparla para el uso de oficinas de Hacienda, Aduana y Secretaría, pero al parecer no fue así, el establecimiento se abandonó y se arruinó por completo.238 Así es que de manera conclusa podemos afirmar que el proyecto del gobierno de incursionar en los servicios asistenciales por medio de la Casa

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de Beneficencia fue una experiencia malograda y poco afortunada. Mas no por ello podemos dejar de lado el sumo interés y cuidado en el arreglo planteado en una ley que concibió la acción social pública mediante el establecimiento de una casa de beneficencia que, como ya hemos mencionado, tenía funciones tanto asistenciales y caritativas, así como correctivas y educativas. Siguiendo el liberalismo de Cádiz y los postulados del liberalismo clásico, el proyecto de beneficencia reconoció a un conjunto de ciudadanos, entre ellos los pobres, con la capacidad de generar riqueza. Por ello se les asiste de forma paternal y protectora, porque su capacidad de regeneración se concibe como una atribución o un beneficio para la sociedad, ésa es pues la importancia de la Ley de Beneficencia, así lo expresó finalmente el gobierno en 1835: Este establecimiento (beneficencia) se puede asegurar influye bastante en el adelanto y el complemento de la moral pública, porque su objeto es corregir y reprimir los excesos que con escándalo los pue-blos, se constan por algunas mayores desarregladas y proteger el desamparo de los huérfanos y

Manuel Gómez de Castro. Fue gobernador de Nuevo León durante los periodos de 1827-1828, 1833-1834

educándolos y proporcionándoles un oficio con que puedan vivir con utilidad propia y de la sociedad.239 En conclusión, la Ley de Beneficencia, pese a no ser exitosa, dejó un importante antecedente histórico, pues retomó problemas como la pobreza, vagancia, desamparo, etc., como un asunto público que el estado liberal trató de orientar y resolver de manera conjunta a otras corporaciones como el cabildo eclesiástico y, sobre todo, con la acción de los ayuntamientos, para juntos promover el desarrollo y de fomento de valores como el trabajo, la cooperación y la obediencia con la finalidad de crear ciudadanos virtuosos y útiles al estado.240

4.2. El gobierno de Manuel Gómez de Castro (1827-1828) Manuel Gómez de Castro se formó, al igual que José María Parás, en el Seminario de Monterrey. De un carácter liberal republicano, certero y moderado, inició su periodo como gobernador constitucional en 1827, y uno de los actos cívicos más simbólicos de su gobierno fue conmemorar en el estado indepen- diente y soberano de Nuevo León el primer aniversario de la Independencia en México. La programación del festejo estuvo a cargo de la Junta Patriótica de la capital del Nuevo León, la cual fue elegida por la municipalidad y que tentativamente planeo lo siguiente: El festejo comenzaría a las 3 de la mañana de día 15 de septiembre, con tiros de artillería, dia-na militar, repique solemne: música y gallo. Las casas serían adornadas con colgaduras, ga-llardetes y bandera en la consistorial, gobierno, tesorería, aduana, comisaría, correo y catedral si es posible, caja del pueblo, pito, chirimías, teponastle que seguirán todo el día.241 A las ocho en punto comenzarían los fuegos anunciados por un tiro de artillería, comenzarían los

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tropos y los corredores por los cuatro vientos dirigidos a la pirámide, en ademán de batir esa columna del depositario, la cual se iluminará toda con luces, con cuatro muy durables en la parte más alta, para que vea la estatua del Nerón Fernando 7 (…), en el que se concluirá con un llorido o grito furibundo, reventado con un gran trueno y cayendo del suelo quedará en su lugar la del pabellón mexicano con el gorro de libertad en la punta del asta y trofeos indianos. Seguirán luego llamando la atención las dos pilastras de fuegos ratifícales sobre las cuales estarán las estatuas de la América y de Europa, batiéndose con tiros disparados (…) hasta que derribada, quedé triunfante la América iluminada con un viva la América (…).242

federación. Toda la comitiva se dirigirá a la catedral para asistir a los actos religiosos. Saliendo se dirigirán a la casa del ciudadano Francisco Arizpe al refresco en que se servirán los licores, ponche, sangría y repostería designada. La música alegrará la concurrencia con las mejores obras, especialmente la nueva canción del día con su música propia y poesías nuevoleonesas.243 A las cuatro de la tarde un cañonazo será la señal de una reunión de ciudadanos en la plaza municipal a su sala y empleados del palacio del supremo gobierno de éste saldrá el paseo a las cuatro y media con el carro triunfal, verificará el exmo. señor gobernador la manumisión de diez esclavos en que la liberalidad del ciudadano José Trinidad Ar-

Soldado presidial mexicano

Celebración del Centenario de la Independencia.

El 16 de septiembre se anunciará con tres tiros de salva de artillería, repique, diana militar a las cuatro de la mañana. Desde las ocho se preparará a la milicia cívica con toda decencia y aseo posible en vestuarios y armamentos. A las nueve se habrán reunido todos los miembros de los ayuntamientos en las plazas municipales para que, en masa, salgan a recibir al excelentísimo gobernador en su Palacio, el que estarán reunidos los señores diputados, los magistrados del Tribunal de Justicia, y todos los empleados que disfrutan del estado y

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rese, su dueño va a dar un golpe de fama eterna.244 Los huérfanos de la patria, hijos de los fusilados por orden del cruel Perea serán recomendados a los artesanos y maestros de educación religiosa y civil por el mismo señor gobernador prometiéndoles iniciar a la legislatura un decreto de protección o socorros encargándoles del honrado comportamiento y amor al trabajo.245 Acto seguido, el licenciado de Llano subirá a la tribuna, hará un saludo al gobierno y al pueblo y pronunciará el discurso del que se ha dignado encomendarse. Después de esto seguirá un paseo y de-mostraciones de jubilo en buen orden por la calle del Hospital, de la Presa, de la Alameda,

Monterrey: origen y destino

puente Morelos, (...) calle principal hasta entrar a la plaza, donde se divertirá todo el día con el palo encebado, el que con el atractivo de algún interés de ropas incitará a los fornidos para treparse, con interés de lograr el premio si llegan a encender una rueda de fuego. En la noche será divertido todo el pueblo con un baile público en la plaza, y por fin de función se dará el día 17 en la noche un baile de etiqueta en la casa del ciudadano Pedro A. Gómez.246 En la planeación de este evento existe una continuidad en las fórmulas utilizadas para legitimar este tipo de actos ceremoniales, la diferencia estriba en el entorno en que ahora se realiza dicha práctica, pues el paulatino convencimiento sobre la idea de una nación independiente, asociado al de un estado soberano y autónomo, se enriquece con las representaciones figuradas y alegóricas que alimentan el imaginario colectivo de la sociedad nuevoleonense sobre la idea de lo nacional, lo cívico y, sobre todo, del arraigo regional. El establecimiento de la Junta de Diezmos Una de los asuntos más polémicos dentro de los grupos políticos de la elite nuevoleonesa fue el relativo al cumplimiento y arreglo del decreto

Pintura. Diversiones populares del siglo XIX

federal número 70 del 18 de diciembre de 1824, el cual, basado en lo prevenido en la ordenanza de los intendentes, adjudicó a los estados lo que antes pertenecía al rey de España, “de lo que resulta que Nuevo León tiene una gran parte de la gruesa decimal de su obispado y por consiguiente debe tener esto una inspección inmediata, puesto que no sólo es de sus atribuciones sino su obligación tomar conocimiento de todos los ramos de la hacienda pública del estado”, con ese objetivo se procederá a la mayor brevedad a establecer la Junta de Diezmos”.247 La Junta de diezmos fue un tema que generó dentro del Congreso, la posición de grupos bien definidos, y los debates al respecto fueron largos e intensos. Las principales proposiciones acerca de la necesidad de establecer la Junta de Diezmos, por ejemplo: el interés de los diezmos para el estado y su inmediata inspección, la oscuridad y falta del conocimiento de los ingresos por parte del Congreso o el gobierno, la falta del repartimiento de los diezmos, entre otras, fueron representadas por los diputados Joaquín García, Ambrosio de Llano Lozano y Vicente de la Garza. El grupo opositor fue encabezado por José Francisco Arroyo, al que se unieron José Joaquín Canales y José María Elizondo. El primer argumento de Arroyo en contra de la Junta de Diezmos fue alegar que la Iglesia era sólo una interventora de los estados participes en los diezmos, la única encargada de las liquidaciones y repartimientos, siendo esto último, dijo, el único medio de quitar la “oscuridad”: “Señor aunque se instale la junta de diezmos, el cual para ese efecto es, la misma junta de diezmos se ha de quedar por siempre en esa misma oscuridad e incertidumbre. Sólo la liquidación general o repartimiento es quien la disipa (…). Y así es que en ninguna parte se ha hecho, ni se ha podido hacer todavía la liquidación general o repartimiento de los diezmos causados con posterioridad

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a la clasificación de la rentas de los estados (…). Por todo lo dicho (…) esa oscuridad e incertidumbre (...) ha quedar en pie, no se ha de remediar por el establecimiento de la junta de diezmos, el cual para ese efecto es absolutamente inútil e infructuoso tan lejos de ser necesario (…).248 Juzgando la utilidad de la Junta de Diezmos, el diputado Francisco Arroyo reforzó aún más su posición, exponiendo ante el Congreso los siguientes argumentos: 1. No estamos ciertos ni seguros de que se halle en nuestras facultades sobre el establecimiento de la junta. (..). Los canonistas enseñan informes y aun los pragmáticos mismos confiesan que la autoridad eclesiástica es administradora general de los diezmos redonados a la Iglesia y de todos los bienes eclesiásticos. 2. Los mismos príncipes y estados protestantes de Alemania en su reciente negociación con el Papa sobre exención

de cuatro o cincos obispados católicos de nuevos (…) hablan así al Papa en su nota diplomática todos y cualesquiera bienes de la Iglesia, los de todos los beneficios seminarios, fábricas y en general todos los fondos eclesiásticos generales particulares y locales y, así aquéllos que existan al presente como los que fueren adquiridos en adelante siempre conservados en su integridad, no podrán ser empleados en otros usos, ni desnaturalizados, sino es según los cánones de la Iglesia. 3. Todo lo dicho lo hace muy dudora la facultad de quitar la administración de bienes que son eclesiásticos por confesión aún son los mismos jurisconsultos españoles, quitarla digo a los eclesiásticos y trasladarla a una junta que en su mayoría es de seglares. (…). Por otra parte al obispo a quien como esposo incumbe en jefe de la administración de los bienes de su esposa, se ha vuelto fatuo o pródigo para que se la quite? Estos adminis-

La unión del Estado con la Iglesia permaneció en México hasta 1857

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tradores que representan al obispo que han y la contaduría de diezmos continuara fungiendo hecho por donde se les declare indignos de como interventora por los estados (Coahuila, Nueproseguir la administración? (…). vo León y Tamaulipas).250 El proyecto del Dr. Arroyo propuso que 4. El estado no es más de un partícipe en de ser necesaria mayor intervención “cada estado bienes comunes con el a varios otros. Dunombrará una o dos personas que residan en la damos que e calidad de tal, tenga la facultad capital del Obispado en calidad de interventoras”, de cambiar o mudar de más, en otras manos, “en junta o sin junta estos interventores tendrán la administración de los bienes comunes el derecho a intervenir todos y cada uno de los sin el consentimiento de los otros participes 249 actos administrativos en que vaya interés del es(...) estados, (…) la iglesia, (...). El grupo contrario replicó que aunque la ley tado respectivo o interés común de los tres estados de 18 de diciembre de 1824 estaba pendiente ante quienes arreglaran los pormenores con el diocesano el Congreso de la Unión, sólo al estado concernía (...), y en caso de no poderse convenir acudirán a su ejecución, expresaron además que el estableclos estados respectivos”. Terminada la propuesta imiento sobre la Junta de Diezmos era oportuna, del partido del Dr. Arroyo, los debates se prologaque la contaduría de diezmos era mala e insufiron en torno al dictamen de las comisiones unidas ciente y que por ello la intervención del estado era Eclesiástica y de Hacienda sobre la Junta de Dieznecesaria, proponían también esperar a ver sobre mos.251 Se reconoció entonces la existencia de opinla posición de los demás estados, para así no obrar ión dividida en dos partidos. El diputado Francisco solos y aisladamente en un punto tan importante Arro-yo hizo la proposición de efectuar arreglos al para el ramo de Hacienda. art. 113 de la constitución estatal, el cual señala la El debate continuó con la palabra del Dr. circulación de extractos de razones y motivos de la Arroyo, quien continuó fundamentando “la admiopinión de cada partido del Congreso, expresando nistración notablemente no va mejorar, los diezmos lejos de crecer disminuyen: algún nuevoleonés padece: los otros no se alivia: y al cabo nos hallamos más pobres menos desahogados”, finalizó concluyendo que la ley sobre la Junta de Diezmos no era saludable, necesaria ni oportuna, ni urgente, “aun estándolo en la orbita de nuestros poderes” y propuso a votación un proyecto que resumía que la administración de la diócesis se debía conservar integra y unida y en las mismas manos, mientras no fuera dividido el Obispado, Imagen de la Catedral de Monterrey

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claramente que aquélla no es ley todavía, sino un proyecto de ley que se trata de examinar (Madero, 1998: 82), petición que fue aceptada. El debate finalizó con la exclusión del proyecto de intervención del partido de Arroyo y el examen de los artículos del decreto sobre la Junta de Diezmos.252 El primero de los artículos fue impugnado por el partido de Arroyo, quien en un último esfuerzo arguyó que aprobaría la Junta de Diezmos si ésta, al igual que la Contaduría, tenía un carácter de interventora, no como administradora, esto, dijo, ayudaría a evitar el desorden y las pérdidas en el ramo de diezmos; lo cual, advirtió, generaría un deterioro en la acción y el mantenimiento del Obispado, Catedral, Seminario, Hospital, Cátedra de derechos, Curatos de Monterrey. Insistió nuevamente en la necesidad sobre la repartición entre los estados del noreste, participes del Obispado, así como en la cuestión de esperar la decisión del Congreso Federal, por último repitió que el establecimiento de la Junta era opuesta a la ley federal del 18 de diciembre.253 El partido contrario, el cual para esos momentos ya era claramente mayoría, respondió que no había oposición con la ley federal porque ésta sólo se limitaba a prohibir a los estados las variaciones en la naturaleza y cuota de las rentas eclesiásticas, mientras que la ordenanza de intendentes no privaba a nadie de la renta decimal, a más de esto añadieron no existía desafío alguno contra el Congreso de la Unión porque éste ya archivaba

Patio del Palacio del Obispado Fuente: Fotografía Manuel M. López

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decretos de varias legislaturas que previnie-ron establecerla en sus respectivos estados. Finalizaron concluyendo que la advertencia y el temor de ver perjudicados los intereses y la administración de las rentas decimales en sus consecuentes empresas, es decir, el Hospital, Seminario, la Cátedra de derecho etc., serían arreglados y cuidados conforme al compromiso y obligación que el estado tiene de sostener las iglesias, ministros de culto, y demás preocupaciones enfocadas en el sobreentendido de conservar la religión cristiana.254 La balanza entre los partidos en el Congreso estatal se inclinó a favor del proyecto de la Junta de Diezmos, la cual se decretó de la siguiente manera: 1. El gobierno procederá, a la mayor brevedad, a establecer la junta de diezmos de que habla la ordenanza de intendentes. 2. Dicha junta se compondrá del vicegobernador, del ministro menos antiguo de la audiencia, del jefe de Hacienda, de dos jueces hacedores, y el contador, que hará las veces de fiscal. 3. El presidente nato será el vicegobernador, en su defecto el que le siga en orden de nombramiento. 4. La junta en el uso de sus facultades se arre-glará a lo prevenido en dicha ordenanza, en cuanto no diga la oposición de nuestro actual sistema, y sin traspasar los límites de la comprensión del estado, de cuyos solos diezmos debe cuidar por lo respectivo su dirección, recaudación e inversión. 5. El gobierno pondrá en conocimiento del eclesiástico diocesano el presente decreto, invitándole al nombramiento de los jueces hacedores que se hará con arreglo a la misma ordenanza.255 6. El mismo gobierno comunicará esta resolución a los estados participes en la gruesa decimal del obispado.256

Monterrey: origen y destino

La oposición de partidos, generada desde comienzos de la época independiente en el centro del país, y reflejada en el congreso federal, comenzó a percibirse de manera local en el estado. Asociado a esta idea el decreto federal sobre el establecimiento de la Junta de Diezmos posicionó la existencia de dos partidos en el seno del congreso local: uno liderado por el Dr. Arroyo, quien defendía los intereses del cabildo eclesiástico, y otro por el diputado Joaquín García, defensor de los intereses del estado. Para el cabildo eclesiástico, este ramo decimal era una importante fuente de ingresos que aseguraba la estabilidad y la acción de la corporación traducida en acciones sobre la educación elemental y superior, en la protección o asistencia de la población en momentos críticos (Otero en Galindo, 2005: 66). Para el poder civil los diezmos eran una importante fuente de colaboración, socorro o hasta servicio en las múltiples necesidades del estado.

percibido de manera muy clara por el partido del diputado Arroyo, quien defendió enérgicamente la posición del cabildo eclesiástico cuestionando la legitimidad de las autoridades civiles del estado para intervenir en los bienes de la Iglesia, y exhortando a la repartición de la gruesa decimal de los estados de oriente, antes que proceder a una intervención perjudicial en la administración del estado.257 En cambio, la elite civil asimiló la utilidad de la propuesta de intervención en el ramo decimal de forma práctica y oportuna en el entendimiento de utilizar esos recursos de manera más directa como un medio para constituirse como la entidad capaz de sustentar y mantener de forma efectiva las exigencias del estado.258 Sin embargo, la secularización de los diezmos no aseguró en lo absoluto el éxito de la recaudación y administración de los mismos, de hecho todo parece indicar que con la nueva organización en todo su conjunto, este ramo fue cada vez más en descenso y la repartición quedó reducida al mínimo, hasta que la obligación civil de pagar los diezmos quedó suspendida en 1833.259

4.3. El Ayuntamiento de Monterrey y su relación con algunos decretos estatales

Antiguo Palacio Municipal de Monterrey

El discurso liberal gatidano, con sus raíces en la ilustración hispánica, identificaba como una de sus ideas prioritarias reducir la posición de la iglesia en la economía y en la educación (Hamnnet, 1994: 80). Este anticlericalismo presente en el decreto federal sobre la Junta de Diezmos fue

Si el Congreso local se convirtió en la institución soberana y representativa del estado, justo es decir que de forma análoga los ayuntamientos, en especial el ayuntamiento de Monterrey, capital del estado, se consolidó durante la república federal como la corporación o institución local más importante y representativa de la voluntad de los pueblos o distritos. Poseedores de una fuerte tradición corporativa, los ayuntamientos desarrollaron con libertad múltiples funciones de carácter administrativo, económico y social. En su conjunto, estas funciones, anteriormente legitimadas por la Constitución de Cádiz, en el reglamento sobre el gobi-

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erno interior de los pueblos, fueron reformuladas y delegadas nuevamente por la constitución estatal de 1825 en su artículo 230, el cual especificó que a los ayuntamientos tocaba: hacer el repartimiento y recaudación de las contribuciones directas, proponer al Congreso arbitrios para escuelas, cárcel, así como cuidar de la construcción y reparación de las cárceles, sala consistorial, calzadas, puentes, velar sobre la seguridad y propiedad de los individuos, cuidar que no sea quebrantada la Constitución, promover la educación, establecer escuelas de primeras letras, cuidar de la administración y régimen de la cárcel, casa de caridad o corrección o cuales-quiera establecimientos de beneficencia (Madero, 1998: 101-103). También tocaba al ayuntamiento promover la agricultura, la minería, las manufacturas, el comercio “y cuanto conduzca a proporcionar medios de subsistencia y adelantamiento a la fortuna de los individuos de que resulta la riqueza pública”, formar el censo y estadística de todo el distrito y, por último, crear ordenanzas municipales “para el buen gobierno del distrito y policía de seguridad, corrección, educación, salubridad, comodidad y demás objetos concernientes al bien del individuo” (Madero, 1998: 101-103). De forma interna, el ayuntamiento de Monte-rrey es la institución responsable de suplir las necesidades más básicas de la población. Con este objeto el Ayuntamiento tiene la autoridad para controlar recursos tan importantes y esenciales como el abasto, provisión, arreglo o venta de alimentos como la carne, el maíz y la repartición o arreglo del agua. El desempeño de sus atribuciones abarcaba también el arreglo y peso de medidas, la organización del ramo de bagajes y alojamientos, la recaudación y cuidado de la ventas o rentas de mercancías en la Plazuela, el cuidado, seguridad y manutención de la cárcel y sus presos, la formación de la estadística, el mantenimiento y seguridad de la ciudad y el individuo mediante el ramo de policía y limpieza.

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Las múltiples funciones del ayuntamiento fueron organizadas mediante comisiones formadas y repartidas entre los miembros del ayuntamiento: regidores, procuradores y alcaldes; una elite formada “por aquellos individuos que habían obtenido reconocimientos por su capacidad de servir y representar los intereses de la comunidad, o que por otras causas gozaban de más prestigio social” (González Maíz, 2002: 25). Debido a sus alcances, el ayuntamiento se convierte en el órgano legítimo y ejecutor en que el estado coloca la marcha de políticas esenciales para el funcionamiento y desarrollo de la sociedad. La repercusión e importancia de esta institución advierte también un espacio trascendente para el crecimiento, influencia y consolidación de una elite local que perfeccionó a través de la ocupación de cargos, toda la experiencia y conocimiento necesario tanto “para la organización normativa y formal de la comunidad social a la que sirven” (González Maíz, 2002: 26) como para atender y proteger sus intereses particulares. Ordenanzas municipales La creación de las ordenanzas municipales, atribución marcada por la Constitución estatal en el título XVI, artículo 230-XX, definió la reformulación de un reglamento enfocado en los aspectos de policía de seguridad y salubridad que creó el ayuntamiento entre 1827 y 1828, y aprobó el Congreso estatal en 1829.260 Procurando establecer el orden y la seguridad, se decretó que la primera autoridad política del distrito de forma directa era el presidente del ayuntamiento, encargado también del juzgado de primera instancia, con capacidad de multar a quienes turben la tranquilidad, imponer penas correccionales, y de ser necesario decretar el arresto en alguno o más ciudadanos.261 Se estableció además, para la seguridad de los individuos y las propiedades, orden y tranquilidad pública, la formación de rondas

Monterrey: origen y destino

Ordenanzas generales de policía expedidas por el Alcalde 1. Francisco Tomás Iglesias, Alcalde 1º constitucional de Monterrey en el año de 1828.

por turnos hechas por vecinos y en auxilio del alcalde y el regidor encargados. Se incluye también el toque de queda para la población y tiendas de comercio, castigos o multas sobre la portación de armas prohibidas, entre otras.262 De la misma manera, la ordenanza general de policía hacía observaciones a aquellas medidas de seguridad, corrección y educación necesarias para tranquilidad del vecindario. Entre éstas se mencionan no provocar ni turbar la tranquilidad con gritos “descompasados” el sosiego de la noche, pedir las respectivas licencias para la realización de baile o música en la calle al Alcalde 1, también se les prohibía correr a caballo dentro del poblado “aún en los días de San Juan, San Pedro, San Santiago y Santa Ana”. Otra medida muy recurrente era exhortar a todo aquel forastero, visitante, a presentarse ante los alcaldes o jueces de prevención del distrito e informar algunos datos generales, su oficio y motivo de visita para darles un permiso o pasaporte, a la vez se invitaba a todo vecino a avisar a la au-

toridad sobre el alojamiento o posada dada a algún desconocido o forastero, todo con el fin de evitar “el resguardo en la ciudad de malhechores, sirvientes, fugitivos de un amo, desconocidos, vagos o malentretenidos”.263 La corrección y educación respecto a los vagos, ebrios y escandalosos,264 debía llevarse a cabo a través de los alcaldes, quienes los debían destinar a estable-cimientos correccionales o en su defecto encomendarlos a maestros artesanos y labradores. Mientras que para los rufianes, delincuentes o encubridores se procedería conforme a las leyes. A los muchachos huérfanos, destituidos o abandonados por sus padres, se les consignaba a un pariente cercano, algún labrador o maestro de oficio que responda de su instrucción.265 Siguiendo con la seguridad del vecindario, los ordenanzas marcaban que en caso de peligro de algún incendio se obligaba a todo individuo sin distinción de personas a concurrir en auxilio del accidente, “cuidando de no extraviar ninguna cosa que pertenezca al dueño de la casa incendiada”, tampoco se permitía realizar en las casas juegos de albures, montes u “otros prohibidos en la ley de 6 octubre de 1771”. A los jóvenes se les prohibió jugar palmo, rayuela, y tres en raya. Respecto a la corrección de los jóvenes de familia la ordenanza municipal iba con al plan de instrucción pública y prevenciones generales.266 Sobre la policía de Salubridad se exhortaba a cuidar de la limpieza y el aseo de las calles, de los mercados y las plazas públicas, “y que los alimentos y bebidas que se vendan sean de buena calidad, y de que el peso y medida de productos sean arreglados conforme a la ley”. Se procuraba la desecación de las lagunas, pantanos, así como dar curso a las aguas insalubres o estancadas.267 También se incitaba a remover “todo lo que en su territorio puede alterar la salubridad pública, así de los hombres como del ganado,268 a hacer que los caminos carreteros y que travesías de su territorio se mantengan compuestos y desmontados para

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el más cómodo tránsito, comunicación y comercio”. Se alentaba a cuidar que los cementerios o camposantos estuvieran situados de manera conveniente y así evitar problemas de salud como epidemias. Incluso se animaba a cuidar de la conservación y defensa de los bosques o árboles, entre muchos otros puntos sobresalientes.269 En suma, la elaboración de las ordenanzas municipales complementaron íntegramente los planes del gobierno del estado para institucionalizar un proyecto de sociedad basado en sus intereses más inmediatos, como ya lo hemos mencionado de forma constante, es decir, intereses como: “la seguridad de las personas y las propiedades, la conservación del orden público, la corrección de los vicios”, la necesidad de protección y amparo de la educación, coordinando también implícitamente el fomento de la industria, el comercio y la agricultura, todo con el fin u objeto de promover el bienestar y el progreso. Las sociedades patrióticas de amigos del país Las sociedades patrióticas del país, anteceden-tes de las sociedades económicas modernas (Novales en González Maiz, 2002: 27), fueron establecidas en Nuevo León con base en el cumplimiento del decreto estatal provisional 83 y convertido en ley en marzo de 1827. Estas sociedades se constituyeron como otro espacio significativo en que la clase política del estado orientó de manera uniforme la reafirmación de contenidos sobre el valor del desarrollo de la economía y la riqueza para el bienestar de la sociedad que se han hecho presentes en algunos de los decretos o leyes anteriormente referidos. Su objetivo principal consistió en procurar conocimientos y ayuda a los individuos del distrito: 1. En todo aquello que conduce a la conservación de la vida del hombre.

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2. En la adquisición de los medios de subsistencias suyas y de su familia. 3. En arbitrios para el aumento de su riqueza, de sus servicios, de sus comodidades y de sus goces.270 Asimismo, el plan sobre establecimiento de sociedades dispuso que en cada cabecera del distrito del estado habría una Sociedad Patriótica de Amigos del País, y desde el principio se especificó que la sociedad estaría compuesta de manera innata pero temporal por los miembros que compusieran actualmente el ayuntamiento, por el cura párroco y los empleados distritales de Hacienda. Más tarde, el decreto de 18 de marzo de 1827, estableció que la Sociedad sería fundada a lo menos de ocho individuos electos por el ayuntamiento “de los más aptos, patrióticos y amantes del orden entre los muchos que hay como residentes del distrito”.271 En calidad de socio podía ser admitido cualquier ciudadano que de palabra o por escrito deseara ingresar a la sociedad, “siempre que tuviera las cualidades afines a la sociedad, y se decidiera a pluralidad de votos su admisión”, al paso que también la misma sociedad podía hacer un nombramiento de socio de forma espontánea sobre algún individuo que tuviera las cualidades o actitud para influir en los fines de la sociedad.272 Los socios residían fuera del distrito serían llamados socios corresponsales. Cualquier indi-

Pintura Hidalgo e Iturbide coronando a la patria.

Monterrey: origen y destino

viduo de la sociedad podía promover la censura o exclusión sobre otro miembro que faltara el bien público y los fines u obligaciones de la Sociedad. Además se obligaba a todo miembro a contribuir con dos reales mensuales adelantados para los gastos de la Sociedad.273 Los nombramientos de los funcionarios que conformaban la Sociedad eran electivos anualmente y podían ser reelegibles; la mesa directiva era integrada por un presidente, un vicepresidente, un síndico procurador, un tesorero y un secretario.274 Las tareas de la Sociedad se enfocaban a atender los negocios económicos más urgentes, en velar por “el buen estado y aumento de la pastoría, de la agricultura, de la minería, del tráfico, del comercio, de las artes útiles, la economía doméstica y rural, la química y otras ciencias naturales y exactas auxiliares del hombre para conservarse y facilitarse los medios de su subsistencia y sus riquezas en el ejercicio de las artes”, a más de procurar los medios y arbitrios para extinguir la mendigues voluntaria, la inmoral holgazanería y en la mala crianza, ociosidad y abandono de los muchachos .275 Otro plan de la Sociedad era suscribirse a algún periódico de interés, y de haber los fondos se aprobarían los gastos necesarios para “comprar algunos libros, estampas o muebles o modelos de instrumentos, máquinas de las artes o cuando hubiere necesidad de imprimir memorias sobre cultivo o fabricación de algún útil sobre invención de alguna máquina o instrumento”.276 Desde sus comienzos, la Sociedad Patriótica de Amigos del País agrupó a los individuos más sobresalientes de la elite local, en su política se encuentra de forma más directa el pensamiento general de la misma, es decir, volvemos nuevamente a tocar el tema sobre el desarrollo y progreso de la economía, de la industria, como “la fórmula general la riqueza de los pueblos”. La singularidad de esta asociación radica en este interés y en este deseo de atención, especialización, protección y fomento de todas las posibles

actividades o relaciones económicas “sólo posibles en un estado liberal”.277 La identificación de la elite con estos fines y su participación activa contribuyó a lograr que la Sociedad Patriótica se convirtiera en un importante espacio de asociación y conocimiento político-económico para sus miembros, a la vez que proporcionaba al estado una fuente de cooperación primordial en determinados momentos de auxilio como recaudaciones, aportaciones, contribuciones, etc.278 Así pues, para finalizar, sólo se mencionará que cada uno de estos decretos y de las instituciones expuestas son en su conjunto una base importante para estudiar más a fondo y entender cómo la elite política concibió la práctica del liberalismo político y económico en los primer decenios posteriores a la independencia, todo este esfuerzo refleja a la vez un importante proceso y desarrollo de un estado y una sociedad en que los valores del trabajo, la industria y el crecimiento económico irán definiendo cada vez más la identidad y el carácter del nuevoleonés. 5. El origen de los partidos en la elite nuevoleonesa El inicio de la vida independiente de México y la adopción del régimen republicano, y su carta de 1824, vislumbraron el sueño y las esperanzas de que el país “se elevaría al rango de las potencias, libres, independientes y soberanas” (en Costeloe, 1975: 11). Sin embargo, esto no sucedió y la inestabilidad política, las asonadas, revueltas, el continuo desastre económico han hecho que se generalice erróneamente la historia del siglo XIX como un periodo anárquico. Dentro de la llamada “era de las revoluciones” han abundado estudios en torno a factores o causales sobre dicho desequilibrio económicopolítico, pocos han sido hasta ahora los estudios realizados en torno a elementos intrínsecos a la formación del estado-nación como la cultura política, el desarrollo o evolución de las elites o grupos de

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cultura política, la representatividad y actuación de los grupos dirigentes, la experiencia del primer imperio, el deseo de autogobierno que culmina con la adopción del régimen federal, el establecimiento del estado y la institucionalización del régimen republicano. Con base en lo anterior, y retomando el proceso de la institucionalización y surgimiento Pintura. Paseo de la independencia en la ciudad de México. Fuente: Historia de México, Tomo VIII. del estado, podemos afirSalvat, México, 1978 mar que pese a eventuales poder, su ideología, comportamiento, entre otros. desordenes, como las inMás aún, existe una ausencia importante en los cursiones de los indios bárbaros, una persistente estudios regionales al res-pecto de estos temas. austeridad económica y de constantes limitaciones, Retomando las ideas del autor Carmagnani, el estado de Nuevo León y la elite o grupo político la investigación histórica regional nos presenta dirigente ejerció una gobernabilidad envidiable, variadas posibilidades interesantes y comparativas enfocada totalmente en la organización y adminisde diversos hechos: tración del nuevo tipo de estado republicano, com(…) un fenómeno oscurecido por los hechos promiso que el estado parecía haber encaminado a y por las biografías, la capacidad de cada su ulterior consolidación. territorio, provincia o estado de México de En este pacto de consolidación, y frente a impedir, en ausencia de cualquier gobierno los múltiples levantamientos militares sucedidos central, la anarquía política y la suspensión en esta etapa, el estado nuevoleonés se distinguió de la colaboración social. Si pudiéramos caracterizar la vida mexicana a partir de los estados y no, como por lo general ha acontecido hasta ahora, a partir de la ciudad de México, podríamos decir que ella no fue ni caótica ni anárquica (Carmagnani, 1994: 71). Y en efecto, durante los capítulos anteriores a este trabajo, hemos intentado describir un poco acerca de los hechos ocurridos en la antes provincias del Nuevo Reyno de León durante las primeras décadas del siglo XIX, y así comprender un poco acerca de la influencia del liberalismo, la Ilustración de indios Comanches

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más por adoptar un federalismo moderado y por apegarse de manera cuidosa y fiel al presidente o gobierno nacional en turno. Otro proceso asociado a la forma de gobierno republicana es el surgimiento de los partidos políticos y su posterior polarización a partir de 1826. Esta contienda de la política partidista nacional no estuvo exenta en el estado de Nuevo León, especialmente su capital, Monterrey; por lo tanto, el último apartado del trabajo está dirigido a indagar en el desarrollo de los partidismos en la elite local nuevoleonesa, en su antagonismo y la lucha por el poder para así poder comprender algunas de sus ideas, actitudes y posturas precedentes al derrumbamiento del régimen federal. Los partidos políticos y las logias masónicas Durante 1821-1824, en el México independiente, surgieron diversos grupos políticos dentro de los que se encontraban: los monárquicos que aspiraban a una monarquía constitucional moderada, y por otra parte los republicanos, tributarios de la tradición liberal europea y que entre sus personalidades más destacadas contaron con: Lorenzo de Zavala, Miguel Ramos Arizpe, Juan de Dios Cañedo, José Mariano Michelena, todos habían sido miembros de la Cortes de Cádiz “defendían la política progresiva que habían aprendido, (…) en sus lecturas de Venta, Constant y los grandes filósofos de la Francia del siglo XVII. La libertad de prensa y del individuo, la igualdad ante la ley, el gobierno representativo, la división de poderes (…) eran principios compartidos por ellos (Costeloe, 1975: 19). Los diversos partidos que se generaron al principio del siglo XIX encontraron en el movimiento masónico una base para la organización y difusión de sus ideas. El que predominó en un primer momento fue la Logia Masónica Escocesa.

Al respecto, el Dr. Mora nos dice: “Este partido nació en México en 1813 a consecuencia de la constitución española de 1812, y entre sus actividades estaban: trabajar para conseguir prosélitos, fomentar la lectura, dar difusión a los libros prohibidos Miguel Ramos Arizpe, religioso y reducir la influencia y político coahuilense. clerical en la sociedad” (Costeloe, 1975: 20, 22). A la caída del imperio de Iturbide surgió la división del grupo republicano, entre los que propugnaban una república federal y los que optaban por una república central. Al proclamarse la república federal, la lucha partidista se recrudeció con la presidencia de Guadalupe Victoria, éste siguió la política de amalgamiento de partidos, es decir, compuso su gobierno de individuos pertenecientes de diversos partidos: el vicepresidente Bravo era el jefe de los centralistas, el ministro de Relaciones, Lucas Alamán, también era centralista, mientras que Manuel Gómez Pedraza, ministro de Guerra, satisfacía a los “iturbidistas, y José Ignacio, Esteva ministro de Hacienda, era reconocido como federalista” (Costeloe, 1975: 48-49). La política de amalgamamiento terminó por irritar a los federalistas y criollos americanos en gene-ral, quienes, resentidos de la influencia y el poder de los centralistas, fundaron, en 1825, una nueva sociedad conocida como los yorkinos, la cual tenía como objetivo establecer el apoyo federalistas sobre una base firme y organizada, entre los personajes que se distinguieron en esta logia se encuentran: José María Alpuche e Infante senador radical del Congreso nacional; Miguel Ramos Arizpe, José María Mejía, Lorenzo Zavala, José María Tornel y Vicente Gue-rrero (Costeloe, 1975: 50).

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con un carácter relativamente más participativo y “democrático”. En este proceso de transformación de la elite en el republicanismo y su articulación con los parti-dismos y logias masónicas destaca la influencia directa de dos figuras: el Dr. Fray Servando Teresa de Mier, el Dr. Miguel Ramos Arizpe;

Miguel Fernández Félix más conocido con el nombre de Guadalupe Victoria, fue electo primer presidente de la República Mexicana en 1824.

El nacimiento del Partido Yorkino estuvo involucrado con la controversial participación del diplomático estadounidense Joel R. Poinsett, algunos autores defienden distintas posturas acerca de si en su participación sólo se limitó a ser consejero en la formación de la logias yorkinas, o si, por otro lado, tuvo una intervención más activa e influyente. En todo caso las logias se convirtieron en clubs políticos, y en este desarrollo los masones yorkinos enfocaron su programa político bajo dos objetivos: la defensa de la independencia y la consolidación de la federación (Costeloe, 1975: 55-56).

5.1. La elite nuevoleonesa y las logias masónicas La estructura social y el carácter de la elite local nuevoleonesa del siglo XIX, entre la que podemos encontrar elementos de distintos grupos o intereses como: eclesiásticos, abogados, médicos comerciantes y pequeños industriales,279 experimentó importantes cambios en la transición de la colonia a la república, los cuales provocaron el nacimiento de una nueva clase política local que diversificó su autoridad y poder a través de las diversas corporaciones institucionales como puestos en el cabildo, juntas, diputaciones, congresos, gobernaturas, poder judicial y otros espacios formativos,

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Joel Robert Poinsett, diplomático norteamericano.

ambos importantes e influyentes personajes que rivalizaron celosamente en sus ideologías. Su relación con las Provincias Internas de Oriente, su posterior posición en el primer Congreso Nacional Constituyente, y su prolongada lucha por tratar de imponer sus ideas al organizarse la república, se extendió con el establecimiento del federalismo,280 fueron condiciones que derivaron en que ambas personalidades se convirtieran en modelos a seguir para algunos miembros de la elite nuevoleonesa. Elementos conservadores, masones escoceses De manera que, tomando en cuenta estos dos factores, la estructura social de la elite y sus influencias, y adoptando al autor Hamill, podemos identificar dentro de la elite local nuevoleonesa a dos tipos de criollo: el primero de ellos incluye aquéllos que habían prosperado económicamente bajo el régimen colonial y sus ideas y actitudes eran

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de orientación europea (en Costeloe 1975: 16), éste pareciera ser el caso de varios personajes políticos como José Francisco Arroyo, José Joaquín Canales, Juan Bautista Valdez, Bernandino Cantú, todos ellos eclesiásticos, y también a Joaquín García de la Garza, José de Jesús Dávila Prieto, Juan Nepomuceno de la Garza y Evia.281 Todos estos personajes criollos, un poco más europeos, que conservaban sus privilegios desde la colonia, entre los que sobresalen la clase eclesiástica, particularmente el doctor José Francisco Arroyo, quien se consolidó desde 1825 como el personaje dominante del congreso local durante varios años; familiares de don Servando Teresa de Mier como Felipe Mier y Lorenzo Antonio Melo, y otros como Juan Nepomuceno de la Garza, se identificaron y alienaron en la práctica con el Dr. Fray Servando Teresa de Mier como elementos ligados a las fuerzas conservadoras, enfatizando su posición como masones escoceses más por su habilidad, experiencia y resistencia ante el grupo opositor liberal, antes que por abierta manifestación.

en 1813, padre de Julián; Manuel María, Rafael, Francisco Antonio y Ambrosio, Diego Cenobio de la Chica por mencionar algunos.282 Sin embargo, el concepto o término de los tipos de criollo que utilizamos no debe ser tomado de forma tan concluyente, pues dentro de ambos conceptos podemos encontrar elementos combinados de ambos criterios, el caso más evidente es el del político José María Parás, quien siendo

Elementos liberales, masones yorki-

hacendado, comerciante, fue también estudiante del seminario de Monterrey, pero en otros casos existe una tendencia muy marcada en ciertos personajes para pertenecer, según sus ideales, a uno u otro bando. Éste el caso de una de las familias liberales por excelencia que estuvo vinculada a la logia yorkina y al Dr. Ramos Arizpe. La logia yorkina se organizó en Monterrey en un taller, el primero de los yorkinos en provincia, alrededor de 1825, era llamada Perfecta Unión y las tres primeras luces fueron: Irineo Castillón, Julián Arrese y Rafael de la Garza.283 Es innegable mostrar que en la familia Llano se encuentra una profunda identidad en todos estos ideales que la logia yorkina practicaba. Y especialmente en Manuel María de Llano, quien se distinguió siempre por profesar un liberalismo progresivo. Julián Arrese

nos El segundo tipo de criollo, “el americano”, es descrito por Hamill: la mayoría no poseía ni riqueza ni posición. Los más importantes de éstos destacan en las profesiones eclesiástica, militar, jurídica y docente, los más (…) ocupando puestos inferiores de tenderos, artesanos, pequeños propietarios y comerciantes de poca monta (en Costeloe, 1975: 16). Tal vez este segundo concepto no se adapte completamente al caso de algunos miembros de la elite nuevoleonesa, pero como tal nombraremos a: José Antonio Rodríguez, dueño de una tenería y gobernador provisional en 1823; Pedro Manuel de Llano, comerciante, quien también era descendiente de españoles, alcalde 1 de Monterrey

La situación política del país originó discusiones en las calles.

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fue el punto de conexión de los De Llano con los masones yorkinos, pues además de coincidir en ideales políticos, los Llano estaban emparentados con los Arrese con vínculos matrimoniales (Derbez, 2007, Galindo, 2005: 161). Es durante los años que van de 1826 en ade-lante que encontramos a los Llano y a su grupo involucrados en una serie de hechos escandalosos que confirman la lucha de poder entre dos partidos, uno más conservador y otro más liberal y progresivo.

5.2. El comienzo de la lucha política: insultantes anónimos y pasquines. Insulto contra el ayuntamiento de Monterrey La introducción de la masonería en Nuevo León se presentó de forma manifiesta con el gobernador José María y Parás y de forma más activa con Manuel Gómez de Castro, ambos mandatarios con un carácter tolerante y moderado, quienes permitieron las expresiones partidistas. Fue a partir 1825 cuando surgieron las primeras señales de las logias masónicas a través de una serie de anónimos o pasquines ligados al movimiento partidista. El 18 de abril 1825 apareció un anónimo fijado en la casa de Manuel Uribe. El anónimo insultaba “del modo más infame y calumnioso” al Ayuntamiento de Monterrey, presidido por el alcalde 1, Julián de Arrese. Se ordenó realizar una averiguación exacta para dar con el autor del anónimo. Los peritos nombrados al efecto fueron los ciudadanos Juan del Moral, Francisco de Rada y Lorenzo Melo, quienes responsabilizaron en su investigación al secretario del ayuntamiento José Antonio Canales.284 No resulta claro cuál era el objeto de ofender mediante a un anónimo a la corporación por un sujeto de la misma, sin embargo, Canales fue suspendido y se le instruyó causa sumaria por el alcalde segundo de Cadereyta, quien en ese mo-

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mento fungía como juez de primera instancia de la cabecera del partido.285 Pasquín: “conjugación antimasónica” El año de 1826 fue el inicio de los enfrentamientos entre los partidos políticos a nivel nacional. La lucha por las elecciones se reflejó en México a través de la publicación de periódicos como El Sol de tendencia escocesa, El Águila Mexicana Federalista, El Correo Semanario, yorkino, y otros que promovían campañas a favor de sus respectivos bandos. En estas operaciones el principal acometido de los escoceses se enfocó en hacer declarar ilegales las sociedades secretas.286 No obstante que el proceso de elecciones mostró la creciente influencia de las logias yorkinas, quienes organizaron sus fuerzas aprovechando el control de tres de sus agentes en los ministerios de gobierno: Hacienda con Esteva, Justicia con Ramos Arizpe y Relaciones, donde se encontraba temporalmente Espinosa de Monteros, en la mayor parte del país las elecciones fueron agitadas y algunas hasta violentas, acusándose de dichos desórdenes a los yorkinos y a los clericales; pero, al final, el triunfo y el dominio de la mayor parte de las votaciones fue para los yorkinos (Torcuato, 1994b: 184-186, 194). De manera más leve, un ejemplo bastante efectivo de la influencia de los yorkinos en la ciudad de Monterrey y del temor de los escoceses a la oposición lo señala el pasquín nombrado como “Conjugación Antimasónica” en plena etapa de elecciones. Este pasquín fue encontrado el 4 de diciembre de 1826 por Antonio de Llano, quien, según sus palabras, declaró “haber salido de su casa a las ocho y media de la noche, cuando encontró un papel tirado en la esquina de frente a su casa, creyendo que al ser época de elecciones ese papel pudiera contener su nombramiento, tomó el papel y lo llevó a la casa de su hermano, el Lic. Rafael

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de Llano”.287 Cuál fue la Ya yo sabré: sorpresa de los Llano que Ya yo habría sabido: a la luz de la vela advirtiYa tú habías sabido: eron y leyeron el mencioYa tú sabrás: nado pasquín. Luego de Ya yo habré sabido: leerlo, Antonio de Llano Ya aquél había sase dirigió a la plaza con bido: la intención de identificar Ya aquél sabrá: algún sospecho y relata: Ya aquél habrá sapero en proporción bido: que me acercaba a Ya ntros habíamos la repetida sociedad sabido: advertí un hombre Ya nosotros sabrede mediana estatura mos: envuelto en una capa Ya nosotros habremos que se hallaba cerca sabido: del pirámide por el Ya vtross habíais salado que mira el pabido: rage en que enconYa vtros. sabréis: tré el mencionado Ya vtros. habréis saEl Pasquín Conjugación antimasónica fue encontrado tirado en la pasquín, el que desde calle por Antonio de Llana. bido: luego se advierte Ya todos habían sahaber estado en obbido: servación de lo que pasaba y por lo consiYa todos sabrán: guiente haber sido quien lo tiró.288 Ya todos habrán sabido: Se ordenó hacer una averiguación y se Que el governador Que será desastroso Ya mandó citar al presunto responsable, quien, ante todos habrán sabido Juan Bautista Valdez, aceptó que el documento era Debiendo quitarlos El fin de los masones el de su puño y letra, éste resultó ser el cura y catdesprecio y la burla edrático de latinidad del seminario don José ÁnNo ha querido con razón tendrán que el pagel Benavides.289 Un eclesiástico era el autor que pel de los yorkinos sospechosamente había dejado exactamente frente Justam.te han sufrido a la casa de Antonio de Llano. ¿Qué es lo que contenía dicho pasquín? A continuación retomamos El pasquín291 expresa hacia los yorkinos un ataque verbal y sutilmente agresivo en su contra por unas líneas del pasquín: parte de los partidarios escoceses, quienes trataban, Conjugación antimasonica290 Pretérito Plusqumperfecto, Futuro imperpor todos los medios posibles, de desprestigiarlos fecto, Futuro perfecto solicitando con ello al gobernador Parás suprimirYa yo había sabido: los y así acabar con la oposición.

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5.3. La legislación antiespañola y las elecciones presidenciales de 1828: la manifestación política en Nuevo León Como ya se mencionó anteriormente, el programa político de los yorkinos se basó en dos objetivos: defensa de la independencia y consolidación de la federación. Las elecciones de 1826 favorecieron a este partido que dominó a partir de entonces y hasta 1830 la Cámara de Diputados del Congreso nacional. En esa posición de dominio, una de las mejores armas de los yorkinos para llevar a cabo sus objetivos fue la campaña emprendida a favor de la expulsión de los españoles. En una época de fuerte depresión económica en que la posición de los españoles pe-ninsulares y su dominio en el comercio o en puestos políticos eran mirados como una amenaza a la independencia y al sistema republicano, la popularización y el apoyo a la causa antiespañola encontró eco en la conspiración del padre Joaquín Arenas (Sims, 1982: 16-18). La conspiración de Arenas es acerca del escándalo de un religioso español reaccionario que, en complicidad con otros personajes, fraguaban un plan para llevar a cabo la restauración del poder español en México. Arenas invitó a participar al Dr. José María Luis Mora en el movimiento, pero éste se negó a comprometerse con el movimiento y reveló al gobierno federal lo acontecido, estos hechos desataron el furor en la república (Costeloe, 1975: 90-91). El gobierno distribuyó una circular a todos los gobernadores advirtiendo sobre la conspiración,292 y en mayo de 1827 el Congreso nacional decretó, la ley de empleos que prohibía a los españoles el ejercicio de todo cargo público, civil o militar federal, hasta que España no reconociera la independencia mexicana (Sims 1982, 25). El sentimiento antiespañol y la labor de los yorkinos en el Senado creció en los siguientes meses, la difusión de peticiones armadas en el país

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Informe del Ministerio de Relaciones al Congreso sobre los resultados de la primera expulsión general de españoles

y la iniciativa de algunos gobiernos estatales como Jalisco, el estado de México, Michoacán, Tamaulipas, Guanajuato, Oaxaca, Coahuila y Texas culminó finalmente con la promulgación en el Congreso nacional de la ley de expulsión española de diciembre de 1827 (Sims 1974: 117-127). En Nuevo León los desórdenes respecto a la campaña antiespañola no llegaron a tales extremos de desorden y expulsión, pero tampoco estuvieron ausentes. Prueba de ello son las acciones realizadas por Manuel María de Llano y sus colaboradores en la campaña antiespañola. El primer incidente se caracterizó por un altercado que Manuel María de Llano, alcalde del Ayuntamiento de Monterrey, enfrentó con el cabildo eclesiástico al exhortarlo a cumplir con el decreto federal sobre la destrucción

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de escudos y armas localizados en la Audiencia y Catedral de la ciudad, pues eran símbolos de la dominación española, propósito que logró (Derbez, 2007). El eco sobre la campaña del padre Arenas fue utilizado por los colaboradores yorkinos Pedro Treviño y Refugio Flores, quienes, haciendo caso omiso y en provecho de la promulgación del decreto federal 107 del gobernador Parás, que condenaba en sus artículos 6 y 7 a toda persona que perturbara la Constitución del Estado mediante papeles subversivos, conspiración, persuasión, castigándolos con el destierro, expulsión, o privación del empleo, según dependiera el caso,293 lanzaron unos pasquines con la firma “S.A”, siglas que significaban: “miembro del partido de Arenas”, dirigidos a un enemigo suyo de Punta de Lampazos de nombre don Cayetano. Para su mala suerte, su acción fue denunciada por el ciudadano Cristóbal Sánchez, en el proceso Refugio Flores fue declarado culpable y encarcelado, para ser liberado meses después (Derbez, 2007). Pese a estos hechos, no se puede generalizar la existencia de un sentimiento antiespañol en Nuevo León. La Ley Fe de Expulsión de diciembre de 1827 fue aplicada posteriormente a la ley nacional en 1828; dicha ley exhortó la expulsión de los españoles capitulados, a los “desafectados”, los que habían llegados a partir de 1821, el clero regular y peninsulares solteros que hubieran carecido de hogar durante los dos años anteriores”, de la ley se exceptuaban a los casados con mexicanas que hagan vida marital, a los que tengan hijos que no sean españoles, a los mayores de setenta años o a los impedidos físicamente a perpetuidad.294 Una lectura ligera sobre la aplicación de la ley de expulsión de españoles en Nuevo León en el gobierno de Joaquín García indica que la ley se acató y observó de forma indulgente y generosa. Los ayuntamientos del estado fueron los organismos responsables de presentar los censos e in-

formes sobre los españoles residentes, los cuales incluían datos sobre su procedencia, edad, año de ingreso al país, oficio, pueblo de residencia, estado civil y oficio o profesión, destacando en este último apartado los giros de co-mercio y labrado.295 En Monterrey se registró una lista de 29 españoles residentes, entre los que destacan Hipólito de Hoyos, de 49 años, y que durante algún tiempo sirvió en la Secretaria de Gobierno en Nuevo Santander en tiempos del general Echandía; Matías de Llano, natural del señorío de Vizcaya, de profesión comerciante; D. Jorge Soriano, natural, comerciante y otros, entre los españoles capitulados se encontraban: Antonio Mier y Cayetano Rodríguez ambos soldados del regimiento de Extremadura. También eclesiásticos regulares como el Prb. Francisco Félix, Fr. Andrés Higuero, R.P. Fr. Juan Antonio Manuel Alamo, venidos en 1795,

Ocupaciones de los españoles que quedaban en México en 1828

eclesiásticos seculares como el canónigo Pedro de Hombre. Por último, se mencionaban a los espa-

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ñoles conocidos como trausentes y dedicados al comercio-viandante y algunos ausentes a los que no se les había sido posible presentarse ante las autoridades por asuntos propios.296 En general, las solicitudes de excepción para los residentes españoles, basadas en el art. 2 de la ley, fueron copiosas; para asegurarse de esto el gobier-no del estado encargó a los facultativos de medicina Dr. Constanza y Manuel Ma. de Llano, para revisar “quién se hallaba físicamente impedido para efectuar la ley de excepción” y extender los correspondientes certificados de salud, incluso se hacían averiguaciones testimoniales sobre el camino y la conducta de los residentes españoles, para exponer entonces al gobierno federal “el convencimiento, satisfecho de su conducta quieta y pacífica, aprecio de vecinos”.297 Los españoles exceptuados podían permane-cer en el territorio a condición de que realizaran el correspondiente juramento público de sostener la independencia, la forma de gobierno federal, su cons-titución y leyes generales de la nación y del estado nuevoleonés,298 los menos agraciados debían obtener su pasaporte y salir del país en plazo de un mes y arre-glar sus pendientes, liquidar cuentas, decidir llevar o no sus familias, de ser necesario podrían pedir al gobierno el aplazamiento de su salida por medio de los gobernadores en un término no mayor de seis meses, y salir por el puerto más cercano a embarcarse.299 Así pues, la ley de expulsión de españoles no generó grandes controversias al interior del estado, la anuencia entre los partidos se uniformó en el objeto de hacer cumplir la ley, independiente si estuvieran o no en concordancia con ella; asimismo, pese a que la actitud del gobierno deja entrever preocupación y tensión en la marcha de las diligencias, oficialmente aceptaron la expulsión como una medida necesaria que derivó de la conspiración del padre Arenas, del profundo temor hacia una invasión española y de la amenaza en la capacidad del gobierno federal para contener a los partidos.

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La postura del estado es perceptible, por ejemplo, con el levantamiento de Montaño. Por entonces la polarización entre las facciones yorkinas escocesas en el país llegó a ser significativa con el triunfo sobre la ley de expulsión de los españoles de 20 de diciembre de 1827, lo que provocó el levantamiento armado de los escoceses en Otumba, Veracruz, quienes, encabezados por el teniente coronel Juan Manuel Montaño, exigían “la abolición de las sociedades secretas, un cambio de gabinete y la expulsión del representante de los Estados Unidos, Joel Poinsett, uniéndose poco después a ellos el general Nicolás Bravo”. La sublevación pronto fue sofocada por la campaña emprendida por Vicente Guerrero, y los insurrectos fue-ron encarcelados o exiliados (Torcuato, 1994b: 213). Pronto la noticia sobre el pronunciamiento del plan de Montaño fue enviada a los gobiernos estatales, advirtiéndoles “las verdaderas miras del plan”, las cuales “obligan a entender que el verdadero propósito sea impedir que se hagan los severos ejemplares, que el público reclama contra los complicados en el plan de la conspiración que descubrió el religioso Arenas, frustran el cumplimiento de la ley de los españoles y declinan en otros proyectos más avanzados y contra-rios a la forma de gobierno adoptada (..)”.300

La elección presidencial de 1828 enfrentó a Vicente Guerrero y a Manuel Gómez Pedraza

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Al respecto, Nuevo León expidió un decreto en el que definió su postura en unión y acuerdo al gobierno federal: (…) Entre tanto el gobierno debe estar segurísimo de la adhesión de la legislatura misma y de todo el estado: pues aunque en realidad se detestan aquí las reuniones clandestinas y se prevén sus malos efectos ya demasiado paten-tes, su extinción se quiere y se procura tan sólo por medios legales y en Nuevo León no se han hecho ni se harán Dios mediante males por amor de bienes, ni se atacarán a las mismas leyes a pretexto de sostenerlas.301 Pocos días después, esta postura fue reafirmada con un bando del Congreso y del gobernador Manuel Gómez de Castro, y sobre la prevención que el gobierno exhortó al estado expresaron: (…) prevenidos contra las seducciones de los revoltosos (….) Nuevo León hizo el más alto desprecio a los perturbadores, facción detestado al contestar al aviso oficial. Otumba no tendrá séquito alguno en Nuevo León, en donde sólo hay confianza en el supremo gobierno, amor a las leyes vigentes y obediencia a las legítimas.302 En resumen, Nuevo León reiteraba su apoyo al gobierno, desaprobaba el levantamiento en función de ser ilegítima y contraria al sistema republicano, pero sostenía la necesidad de exterminar las asociaciones secretas y con ellas el antagonismo entre partidos. Sin embargo, la lucha entre los principales partidos del país siguió recrudeciéndose aún más cuando las elecciones presidenciales de 1828 estaban en puerta. En esta tarea los yorkinos iniciaron una fuerte campaña electoral para ganar la renovación de la Cámara de Diputados, el Senado y las legislaturas estatales. El candidato elegido por los yorkinos, héroe nacional de la guerra de independencia, vencedor contra el pronunciamiento de Montaño, fue Vicente Guerrero, “su reputación era

la de un devoto servidor de pueblo, un hombre de gran bravura” (Costeloe, 1975: 169). El candidato opositor de Guerrero, y por consiguiente representante de la facción escocesa, fue el ministro de Guerra Manuel Gómez Pedraza, “pues socialmente era el candidato ideal, cultivado y criollo blanco”, cualidades tan atractivas que le ganaron el apoyo de los yorkinos moderados y los entonces conocidos como imparciales: Gómez Farías, Ramos Arizpe, Juan de Dios Cañedo (Costeloe: 1975: 170). En esta lucha de elecciones la logia yorkina dirigió sus esfuerzos en el dominio de las legislaturas estatales,303 motivo por el cual empezaron a servirse de sus propias esferas de influencia y así lograr el voto a favor de Guerrero (Costeloe, 1975: 177). En Nuevo León, la influencia de la logia yorkina y sus miembros se puede apreciar directamente en Manuel de Llano, quien fue elegido diputado federal por el estado en 1827-1828 (Galindo, 2005: 205). Incluso apareció un impreso propagandístico a favor de Guerrero en el que se recomendaba votar por él “porque pertenecía a la clase de distinguidos, sus servicios fueron constantes y heroicos (…), a pesar de que algunos miserables arrastrados del espíritu de partido cuestionaban sus hechos, talentos y popularidad” (Derbez, 2007). Sin embargo, la legislatura del estado de Nuevo León ejerció su voto el 1 de septiembre de 1828, resultando electo Manuel Gómez Pedraza y Anastacio Bustamante como vicepresidente.304 Esta elección se puede explicar por la identificación y preferencia en la votación ejercida en el Congreso local, que incluía a diputados como Joaquín García y Francisco Arroyo, ambos descendientes de españoles y poseedores de una esencia más conservadora, lo que los hizo simpatizar con Pedraza. Otro posible factor es el siguiente: la propuesta de Pedraza incluía a Anastacio Bustamante como vicepresidente, Bustamante había sigo designado comandante general de los Estados de Ori-

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ente desde 1826 y mantenía una relación armoniosa con el go-bierno estatal, lo que sin duda podría ser un motivo más de oposición para Guerrero.

Manuel Gómez Pedraza fue respaldado por el partido escocés

Además, es singular notar que aunque en Monterrey se empezaba a vivir una época de agitados partidismos, la lucha se mantenía todavía con cierta sensatez, y fuera de la evidente preferencia de Manuel María de Llano por Guerrero, la mayoría de la elite criolla nuevoleonesa eligió a Pedraza, votando diez diputados propietarios a favor del general Pedraza, un voto que obtuvo Bustamante y ninguno Guerrero.305 El voto del estado de Nuevo León se hizo aún más interesante cuando llegó a la ciudad, y en parti-cular al Congreso del estado, la noticia de un impreso procedente de Victoria Tamaulipas, con la firma Jacobo Amat. Este personaje era un militar y partidario yorkino que había estado en la ciudad de Monterrey acompañando a Manuel María de Llano, cuando éste recién había terminado su labor como diputado federal en las elecciones de 1828. Amat permaneció en la ciudad alrededor de un mes, alojado en la casa del liberal.306 El impreso de Jacobo Amat expresaba lo siguiente:

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Acabo de regresar de México y a mi tránsito de Nuevo León, he hallado que desde la prime-ra hasta la última clase del estado se encuentra una mayoría en deseos que el benemérito Guerrero sea presidente porque así lo proclaman sus pueblos. ¿Cómo así que aquella legislatura sufragó contra el común sentir de sus ponderantes? La respuesta era muy sencilla: pero no es mi ánimo escribir personalidades ni quiero encender la tea de la discordia (…), y entonces dirá lo conducente el virtuoso diputado Parás como tan empapado de las intrigas que ocurrieron en su estado; por cuyo motivo lloran los patriotas, lloran (…) el yerro de sus diputados.307 El Congreso del estado, ofendido por la agresión y las acusaciones referentes a no respetar las preferencias del pueblo debido a intrigas políticas, según el impreso, publicó la impugnación a estas acusaciones diciendo respecto a Amat: Lo de menos era que gritara aún más alto si puede el folletista en su desesperación de conseguir que se le unan las diversas encontradas sectas de masones (...), lo de menos era que mintiese, que vomitase calumnias contra la legislatura y contra el estado virtuoso de Nuevo León (…). Nunca jamás hemos visto llorar, ni sabido que llore un patriota, pueblo, cocinera, no se ha dejado de percibir ni antes ni después esa pretendida mayoría de deseos que el gene-ral Guerrero sea presidente (…). Os lleváis un chasco si sobre la palabra de Amat contáis con Nuevo León con vuestro alzamiento y vuestras intrigas.308 Y firmemente el impreso finaliza: Aquí se ama el orden: aquí no hay más regla que proceder que la ley (…). Aquí no hay partidos, ni hay masones de ningún género: aquí no hay más que mexicanos federalistas amantes de la libertad de la ley: no cuente

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con ellos para oprimir la libertad mexicana embiste con la ley. Imprenta de Manuel María de Mier. Firmas Joaquín García Presidente, José Francisco Arroyo y Julián García Gómez, diputado secretario.309 Otro documento respecto a las elecciones concluye que “el gobierno está plenamente satisfecho de que la honorable legislatura ha obrado con buen fin; que en la elección nada hubo que oliera a intriga, seducción o engaño (…), ¿pues cómo no han de estar contentos cuando han visto que la mayoría de las le-gislaturas de la república han sufragado por el mismo que sufragó la de su estado? En efecto Nuevo León está satisfecho.310 Una vez más el gobierno establecía su postura mediante la impresión de un decreto en el que negaba en que Nuevo León hubiera la existencia de un grupo opositor, en este caso representado por los yorkinos, hay que observar también la constante tendencia a desaprobar los alzamientos ilícitos, se distingue también en su discurso la creencia ampliamente compartida de una “sociedad basada en el orden, el respeto de la ley y el carácter sagrado de la propiedad privada” (Costeloe, 1975: 86), características bastante representativas en la constitución nuevoleonesa y, por supuesto, de la elite nuevoleonesa en continuidad como una elite criolla y conservadora. Sin embargo, se advierte también un proceso de evolución dentro de la conformación de la elite, de un nuevo grupo político, “gente educada, intelectuales, profesionales interesados en reafirmar ideales como el gobierno republicano representativo, libertad de prensa e igualdad jurídica” (Costeloe, 1975: 186), que ya no necesariamente comparte la homogeneidad, postura e ideales de la clase política dirigente. Más adelante veremos que estos dos grupos partidistas se confrontan cada vez más a medida que la disputa se hace abierta entre un partido opositor encabezado por Manuel de Llano, que lucha por establecer sus ideas y con-

seguir el poder, y el otro grupo lidia por mantenerlo el poder y conservar sus ideales.

5.4. Inicio de la polarización de los grupos masónicos en Nuevo León La elección de Manuel Gómez Pedraza como presidente de la república fue interrumpida por el levantamiento de Santa Anna, ocurrido en Perote, Veracruz, el 10 de septiembre de 1828. Los pronunciados exigían la anulación de la elección de Pedraza y apoyaban la elección de Guerrero, así como la convocatoria a nuevas elecciones por parte de las congresos estatales, ya que argumentaban “que la mayoría de las legislaturas que habían votado por Pedraza fueron elegidas con anterioridad al establecimiento de los yorkinos, lo que significa que era impopular en sus propios estados (…)”, y por lo tanto no expresaban la voluntad popular (Sims, 1982: 64, 66). Con la noticia sobre la sublevación de Santa Anna, el gobierno de Nuevo León reiteró su postura de adhesión al gobierno, declaró que la sublevación era un ataque a las instituciones, una rebelión anarquista; y lanzo un impreso para prevenir al pueblo nuevoleonés acerca del hecho Conciudadanos el general Santa Anna, (....), acaba de sublevarse contra el gobierno seduciendo algunas tropas, con las cuales en la fortaleza de Pero-te: viva la federación, la soberanía de los pueblos, el inmortal Guerrero y fuera los españoles…he aquí los pretextos con que ese hombre ambicioso quiere cubrir el más horroroso crimen que contra la patria pudiera cometer un hijo desnaturalizado. Tal pronunciamiento no necesita comentario; él por sí está descubriendo toda la malicia de su autor, (…) el congreso ha declarado fuera de la ley al general Santa Anna y traidores quienes procuren el sostén de su plan (...), nuevoleoneses no reconozcamos autoridad que no esté legalmente constituida, pongámonos en derredor del gobierno;

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y sea nuestra divisa Unión Independencia y Libertad en la ley, 30 sep 1828, Manuel Gómez.311 El conflictivo ambiente partidista y la sospecha de complicidad de los partidarios yorkinos en el pronunciamiento hizo al gobierno destituir a José María Tornel, gobernador del Distrito Federal; y sucesivamente otros yorkinos fueron destituidos de sus puestos y acusados. Luego, en octubre de 1828, el Congreso Nacional puso en vigor la ley que prohibía la existencia todas las sociedades secretas (Costeloe, 1975: 199).312 En tanto, la rebelión de Perote fue sofocada por la superioridad de fuerzas del ejército federal, pero siguieron ocurriendo grandes protestas y rebeliones en algunos estados del país; por último, Zavala, uno de los más representativos yorkinos, quien había sido acusado de favorecer la subversión, se

Lorenzo de Zavala, político yucateco. De ideas liberales, desconoció a Santa Anna y apoyó la rebelión texana en 1836.

unió a cons-piradores experimentados como José María Lobato, Anastasio Tercero y Lucas Balderas, más tarde se les uniría Guerrero. Pronto la rebelión se hizo general en el episodio conocido como la Acordada. Los rebeldes exigían una legislación más estricta contra los españoles, y una multitud de gente se les unió provocando un saqueo de tiendas en la zona del Parían (Torcuato, 1994: 224). Luego Zavala fue llamado para encabezar a los rebeldes y buscar una solución, la fuerza armada

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ocurrida en el la Acordada y la vacilación de algunos sectores del ejército para reprimirla, sometió al gobier-no de Victoria quien cedió a sus demandas (Torcuato, 1994b: 225). Gómez Pedraza, ministro de Guerra, renunció a su puesto y se fue a Jalisco, donde Vicente Filisola presentaba resistencia al gobierno hasta que fue vencido. En diciembre de 1827, Pedraza renunció a su derecho a la presidencia y en marzo de 1829 abandonó el país (Costeloe, 1975: 206). Poco a poco el escaso apoyo del gobierno se fue desmoronando, los rebeldes de la Acordada triunfaron, los rumores en estados como Veracruz, Guanajuato, Puebla, México, Jalisco sobre una posible resistencia a favor de Pedraza no se concretaron, y finalmente el Congreso de la Unión, elegido en los meses de la campaña presidencial 1828 declararon nula la elección de Pedraza y ejercieron una votación en la que naturalmente resultó electo Vicente Guerrero para la presidencia y Bustamante para la vicepresidencia (Costeloe, 1975: 210). Nuevo León sin duda fue un estado más, que por “mucho que lamentase la situación, aceptó el hecho consumado”. Curiosamente existen informes con relación a estos acontecimientos en la correspondencia del entonces comandante general de los Estados de Oriente, Anastacio Bustamante. En estos documentos se puede apreciar que los nuevoleoneses se hallaban perfectamente instruidos de los pronunciamientos y consideraban “facciosos” a los involucrados en estos hechos, optaban por sostener al gobierno, incluso, aunque muchas correspondencias hablan acerca de la necesidad de “sostener la independencia, la constitución, sacrificios y libertad”,313 no existe alguna prueba que demuestre los intentos más allá de la prevención de los hechos y adhesión al gobierno: Ciudadano Gobernador. Manuel Gómez. Mi conciudadano y amigo muy querido: supongo a usted instruido en los desastres ocurridos en la ciudad federal, por lo que considero a los supremos poderes en el

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mayor conflicto y sin la libertad y energía necesaria para regir la nave del estado y por impuesto con necesidad de nuestros auxilios para sostener su dignidad y reestablecer el imperio de las leyes halladas y ultrajadas (…) espero (…) que me diga qué opina en tan críticas circunstancias para que obremos de acuerdo y hacer aquello que mejor convenga a la patria. Afortunadamente se conserva el orden público en estos estados y creo de suma importancia el que no se altere, porque en medio de la confusión de los de-sordenes y las pasiones, es difícil obrar con arreglo a la razón y a la justicia (…).314 No hemos encontrado la respuesta del gobernador Manuel Gómez, sin embargo es posible deducir, como ya se ha mencionado, que la postura oficial de gobierno se dirigió a conservar el orden y la tranquilidad dentro del estado, pues una vez legitimado por las propias autoridades del Congreso de la Nación, el gobierno se limitó a enviar sus correspondientes felicitaciones al presidente Guerrero. El recién instalado Congreso de la Unión había declarado presidente a Vicente Guerrero,315 mientras que Nuevo León las elecciones del congreso local declararon gobernador al ciudadano Joaquín García, “hombre íntegro y de ideas progresistas” y como vicepresidente a Manuel Gómez de Castro. (Cossío, 2000: 220, Tomo V).

La lucha entre los grupos conservadores y liberales provocó caos en la vida social, política y económica de la sociedad mexicana

La influencia del grupo conservador de la elite local continuaba frenando la influencia del grupo liberal de Manuel de Llano, pues poco antes de la elección de Joaquín García como gobernador, llegó a manos del gobierno un anónimo que hacía burla sobre varios funcionarios de gobierno, dicho escrito fue encontrado por Hilario Mesa; la posterior de Cristóbal Sánchez y una posterior averiguación declaró culpable a Pedro Treviño Pereyra, quien fue encarcelado e incomunicado, pero enseguida obtuvo el apoyo de Manuel de Llano, quien se presentó como su testigo de asistencia, y le sirvió además al amigo suyo Camilo Gutiérrez como abogado (Derbez, 2007). Por ello el gobernador hizo extensiva la ley federal sobre la prohibición en sociedades secretas el 24 de febrero de 1829,316 medida que en apariencia exterminó la masonería, porque era ya un hecho que la influencia de los liberales iba en ascenso en la ciudad de Monterrey, así lo ilustran algunas sesiones en el congreso local en la discusión del proyecto de reforma sobre elecciones presentado por los diputados Francisco Arroyo y Leonardo Gómez.317 El proyecto de reforma sobre elecciones se enfocaba en dos puntos: uno era la preocupación acerca de que la mayoría de los ciudadanos propietarios no acudían al sufragio y se decía que de esto resultaba el repartimiento de listas en las elecciones primarias “donde puede resultar no vengan a ser la expresión de la voluntad general de distrito, sino en la expresión de la voluntad general de una fracción muy corta”.318 El segundo punto hace referencia a la relación susceptible entre el presidente, el secretario y escrutadores y “alguna otra persona no comisionada por el pueblo pudiera intervenir malintencionadamente en la elección”, de modo que la voluntad general “puede ser aún oprimida sofocada y superada toda vez que una facción o sea un hombre activo e intrigante sedicioso se empeñara en repartir listas (…) sólo aparece dominante la voluntad del autor o

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autores de las listas repartidas”.319 Con base en estos puntos, los diputados Arro-yo y Gómez propusieron el siguiente decreto del cual destacamos lo siguiente: 1. Todo el ayuntamiento o una Como parte de la discusión nacional, en el Congreso de Nuevo León se dis- comisión suya cutió y aprobó la expulsión de los esdebe presenciar pañoles no gratos. la junta primaria desde el nombramiento del secretario y escrutadores inclusive hasta la conclusión y declaración solemne de la regulación de votos que prescribe el art. 41. 5. El repartimiento de listas impresas o manus-critas para la junta primaria de cualquiera distrito es delito aun cuando el valor de la elección primaria no parezca vacilar: contra el que escribiere o repartiere tales listas se procederá desde luego conforme a la ley número 90 del estado aplicándole las penas que se expresan allí en el artículo 4.320 El diputado Pedro González criticó la propuesta, expuso que la ley reglamentaria era cabal y suficiente, y que si ésta resultaba poco satisfactoria, se debía a que a los ciudadanos no veían ni cuidaban de sus derechos. Agregó que la nueva propuesta complicaba las elecciones, y cuestionó la existencia, función e intervención de una comisión formada por el ayuntamiento y expresó: “en mi concepto el único que aparece más visiblemente es el que cuiden y celen por el legal procedimiento del presidente, secretario y escrutadores en las elecciones, lo que induce sin duda un género de desconfianza en aquellos cuatro individuos escogidos, tres de ellos inmediatamente por el pueblo para declarar su voluntad consignada en las listas que se depositan en

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sus manos”;321 por último añadió: “porque a nadie se le oculta que los partidos tienen sus prosélitos en los ayuntamientos en los congresos y en toda clase de corporación y reuniones (..)”.322 Todos éstos y algunos otros argumentos fueron refutados por la comisión de Francisco Arroyo, quien sustentó que el Congreso poseía toda la autoridad tanto para hacer reformas a la Constitución como para computar, regular o anular votos en las diversas elecciones de gobernador-vicegobernador y magistrados del congreso. 323 El diputado Pedro González insistió en que el decreto sobre elecciones “atacaba la libertad natural del hombre, restringía su libertad, que eran las bases mismas del gobierno liberal, exhortando que el único remedio consistía en ilustrar y moralizar a los pueblos; nunca restringiendo ni recogiendo lo que es un efecto necesario del mismo gobierno, sino es que queramos mudar su forma y esencia (…).324 Los diputados José Manuel González Ballesteros, Garza García y Francisco Arroyo se opusieron a los cuestionamientos de González alegando “que no eran los derechos del pueblo los que atacaba la ley, sino que la ley atacaba la manera tiránica de algunos que pretenden contrahacer, suplantar, oprimir la vo-luntad general haciendo prevalecer la suya propia para que su partido se apodere de todo. Obviar esto no es variar ni enmendar la constitución: es sostenerla, conservarla, defenderla: es impedir que la arruinen por el pie esos que a la fuerza de maña quieren que su particular voluntad prevalezca sobre la voluntad de todos (…)”.325 Finalmente, el decreto que fue aprobado con una mayoría (9 de 10 votos) muestra la fuerte pugna y discusión de los partidos que en Nuevo León que iban alienando cada vez para principios de 1829; por otro lado, la regulación de las elecciones por medio de una comisión del ayuntamiento por parte de un grupo conservador no estuvo dirigida precisamente a tratar de llevar con orden el proceso de elecciones, sino a tratar de dominar por

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completo en su favor la gubernatura y coartar las libertades de los ciudadanos y su voto. Todos estos problemas se harían más evidentes a medida que el enfrentamiento entre ambos grupos encaminara la lucha por la disputa del poder en los próximos años. Aunque la lucha partidista se hacía presente en el estado, el gobierno se ocupó de problemáticas más inmediatas y, ciertamente, aunque el gobierno de Nuevo León no simpatizara en lo absoluto con el presidente Guerrero, estos aplicaron con afán la política proteccionista local en contra del comerciante extranjero (Torcuato, 1994: 229). Este sentimiento antiextranjeros, presente en las disposiciones del gobierno local, y la inspección realizada en todos los extranjeros circulantes o residentes en la región en los primeros meses de 1828,326 tuvo también su efecto en la representación que el ayuntamiento de Monterrey dirigió al Congreso local, este escrito exhortaba a remediar, a extinguir el comercio extranjero, “especialmente el norteamericano”; pues “el nocivo comercio, la defraudación de rentas, el aumento de las ventas en mercancía en la capital del estado en perjuicio del comerciante nuevoleonés”.327 Por ello, el siguiente año el gobierno de Joaquín García expidió un decreto que regulaba las negociaciones con extranjeros, en el bando se declaró extranjeros “a todo negociación cuyos agentes venga algún extranjero aunque sea mero criado o muchacho mozo de tienda”, expresando además las correspondientes sanciones en caso de cualquier fraude.328 Sin embargo, ningún hecho causó tanta expectación y alarma en ese tiempo como la noticia sobre la invasión española en Tampico. La invasión y reconquista por parte de España siempre fue un temor presente en el México independiente, constantes rumores iban y venían, hasta que el temor se hizo realidad con las noticias circulares sobre la preparación de una expedición española procedente de la Habana,329 por fin las fuerzas españolas

aparecieron a finales de julio por Tampico, Tamps. (Torcuato, 1994b: 233). Enseguida, el Congreso Nacional, que ya en marzo de 1829 había promulgado una segunda ley de expulsión más estricta en contra de los españoles,330 otorgó facultades especiales al presidente Guerrero para hacer frente a la invasión extranjera. Al mismo tiempo se activaron los cuerpos de milicias; en Nuevo León, el gobernador Joaquín García, en conjunto con los oficiales militares, dispuso el ordenamiento de la milicia cívica para ser montada y armada, ejercicio que se tornó dificultoso por la falta de instrucción, disciplina y armas.331 Basándose en la inexperiencia y la falta de disciplina, el gobierno de Nuevo León retrasó continua-mente el auxilio de las divisiones de su milicia cívica bajo la reserva de que esta acción sólo ocasionaría gastos y era mejor esperar el momento oportuno.332 Parte de esta situación, unida al sentimiento hostil que el gobierno nuevoleonés manifestaba con el presidente Guerrero, provocó los ataques del periódico yorkino El Correo, que acusaba al estado de “poco entusiasta en la participación de la defensa contra los invasores españoles”, acometiendo además sobre la campaña y el servicio prestado por el estado de Nuevo León”.333 Sin embargo, el apoyo y el esfuerzo de los nuevoleoneses se manifestó en las cartas de diversas dirigidas al coronel Julián de Arrese, otra del comandante de la milicia cívica de Cadereyta Jiménez, don Félix Rodríguez, y otras notas pertenecientes a don Felipe de la Garza (Cossío, 2000: 23, Tomo VI). Debido a la urgente situación, el gobierno federal decretó un préstamo forzoso destinado a los gastos de guerra para cada una de las entidades federales, correspondiendo a Nuevo León 17, 248, Coahuila y Texas 47.414 y Tamaulipas 26.000.334 La colección del “donativo” en una “prueba de pureza y legalidad de sus procederes”335 en la defensa y unión del país se ejerció exhortando a los ciudadanos especialmente el de los ciudadanos

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Los sacrificios fueron recompensados en septiembre de 1829, fecha en que logró ser sitiado y derrotado el enemigo por las fuerzas convergentes de Ma-nuel Mier y Terán, de Tamaulipas, y de Santa Anna, de Veracruz, personaje en quien recayó la gloria.338 Las noticias sobre la capitulación fueron recibidas en Nuevo León con repiques, iluminaciones, colgaduras en las calles, sermón, misa de gracias y Te deum en la catedral (Cossío, 2000: 227, Tomo V); afirmando con ello mucho del sentimiento sobre un país libre e independiente.

5.5 La efervescencia política en Monterrey (1830-1831)

Anastacio Bustamante, militar que fue presidente de México.

propietarios y pudientes, para ello se formó una junta de nueve individuos escogidos en lo cinco partidos del estado, esta junta estuvo compuesta por el señor gobernador, dos sujetos del cabildo eclesiástico: don Juan Bautista Valdés y don Pedro Antonio Esnal, y los señores Manuel Gómez de Castro, José María Parás, don Pedro de la Garza González, don Pedro Fernández, d. Julián de Llano y don Manuel Pérez.336 Las contribuciones fueron de 1000 a 100 pesos y se incluyeron doce haciendas, de las cuales ninguna se ubicaba en la capital de Monterrey (González Maiz, 2002: 31), incluso el gobernado cedió su sueldo para ayudar en los gastos de campaña (Cossío, 2000: 23, Tomo VI); así, de manera general, el empréstito forzoso fue sacado de los capitalistas nuevoleoneses bajo las garantías correspondientes y en calidad de provisional.337

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Para el término de 1829, el gobierno del presidente Guerrero, el cual se había distinguido por ser una coalición de elementos heterogéneos que incluía liberales progresistas o federales, que había colaborado con el imperio de Iturbide como José María Bocanegra en la Secretaría de Relaciones y Lorenzo de Zavala en Hacienda; así como de facciones ajenas al yorkinismo, procedentes tanto del iturbidismo como del naciente santannismo, entre los que se encontraban Anastacio Bustamante en la vicepresidencia o José María Tornel, gobernador del distrito federal, se derrumbaba en medio de un periodo de crisis, en la que la aplicación de la segunda ley de expulsión en contra de los españoles, la amenaza de la invasión española, los severos problemas económicos como: la implementación de la política proteccionista, menores ingresos en las aduanas, desaparición del monopolio del tabaco y la aparición de los agiotistas como importantes inversionistas: terminaron por agitar y romper la coalición que lo había llevado al poder (Torcuato, 1994a: 128, 1994b: 229-230). La presión de las fuerzas opositoras obligó al presidente Guerrero a pedir la salida al diplomático estadounidense Poinsett y a declarar la amnistía a los implicados en el plan de Montaño. No obstante, los temores de los sectores conservadores se habían

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ido acrecentando por las propuestas vertidas en el periódico yorkino El Correo, las cuales hablaban sobre la aceptación de la tolerancia religiosa y sobre las elecciones directas en lugar del complicado sistema indirecto. La situación se complicó más con los constantes rumores de una revuelta relacionada a la formación de un régimen centralista, siendo efectivos con el golpe de Yucatán, donde la guarnición militar de Campeche manifestó su deseo de adoptar el régimen centralista (Torcuato, 1994b: 234-235). Semanas después, el 4 de diciembre, las fuerzas armadas de Xalapa, a la orden de Ignacio Inclán y José Antonio Facio y otros oficiales, presentaron un plan en defensa del federalismo contra el centralismo, exigiendo un cambio en el gabinete de gobierno, la reunión del Congreso para reuniones extraordinarias y la suspensión de las facultades extraordinarias del Ejecutivo. A la cabeza del movimiento se colocó el vicepresidente Anastacio Bustamante (Torcuato, 1994b: 236). El presidente Guerrero salió a batalla, pero pocos días después se pronunció la guarnición de la capital al mando de Luis Quintanar y otros militares de derecha como Pedro José Romero de Terreros, Miguel Cervantes, Ramón e Ignacio López Rayón. La resistencia fue precaria debido a la rápida y extensa adhesión de los militares al Plan de Xalapa, y el apoyo de los propietarios, el clero, avanzó de forma incontenible; el 31 de diciembre de 1829 Bustamante dirigió su ejército a la capital y se hizo cargo del poder ejecutivo, apoyándose en las clases privilegiadas, las jerarquías militares y eclesiásticas y por políticos conservadores como Lucas Alamán (Costeloe, 1975: 246). El fraude electoral de diciembre de 1830, teoría de la conspiración El gobierno de tipo conservador de Anastacio Bustamante coincidió con la gobernatura del conocido centralista Joaquín García en Nuevo

León. Como ya se había mencionado con anterioridad, la lucha partidista en Nuevo León había mantenido ocupado al congreso local, reformando la Constitución local para solucionar el problema del repartimiento de listas en el proceso de elección de los dignatarios del poder político. El grupo de Manuel María de Llano había llegado a tener una presencia e influencia importante, valor que se mostró significativo con la llegada al po-der en distintos puestos políticos. Esta problemática quedó en evidencia cuando, el 5 de diciembre de 1830, Manuel de Llano, en compañía de Francisco Iglesias y Pedro Treviño, fueron nombrados secretario y escrutadores, respectivamente, en la junta primaria de elecciones del ayuntamiento de Monterrey. Juntos presenciaron y levantaron el acta correspondiente de la junta; sin embargo, ésta no prosperó debido a la denuncia de Cristóbal Sánchez, un miembro de la comisión del ayuntamiento, quien declaró una serie de irregularidades en el proceso que acusaban directamente al secretario y escrutadotes de “manipular las elecciones”. Entre las acusaciones se encontraban: permisión de votos ejercidos a personas que no habían pagado la contribución directa, haber insultado a la comisión del ayuntamiento, burla en contra de las listas que no eran de su séquito,339 todas estas irregularidades provocaron un escándalo y los individuos que antes se conocían como masones yorkinos se convir-tieron abiertamente en una facción o partido opositor que se declaraba como “representante del pueblo”, soberanía que constitutivamente pertenecía al Congreso local. Una averiguación del asunto hecha por el alcalde 4 del ayuntamiento de Monterrey, Juan de la Garza Ayala, declaró la nulidad de las elecciones primarias, siendo el principal vicio “haber encontrado 34 listas de la misma mano y letra (…) siendo el vicio más claro el del repartimiento de listas”.340 Nulidad que el Congreso local corroboró mediante una nueva regulación de listas y la expedición del cor-

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les acusó de estar fraguando una conspiración, en la que Llano era el autor principal y sus colaboradores cómplices de una revolución. Esta acusación, que fue motivada por la declaración y denuncia de un militar que custodiaba a Llano, el sargento Segundo de la Garza, quien informó que el ciudadano Refugio Flores, con palabras de querer seducirlo, lo había citado a una conferencia para tratar sobre el plan de dar un grito en tres días para que la milicia cívica sostuviera las elecciones primarias a favor de Manuel de Llano y “expresar la voluntad del pueblo Las clases sociales bajas se vieron perjudicadas por las luchas entre partidos. que este individuo obtiene el gobierno para poner remedio a respondiente decreto.341 345 La teoría de la conspiración fue muy los abusos”. Manuel de Llano presentó su queja de incontroversial, pero gracias a la defensa y los arguconformidad al Congreso local, y éste ordenó su mentos del Lic. Luis Gonzaga, los liberales pudiaprehensión por atreverse a negar a la representaeran quedar libres y en el goce de su ciudadanía.346 tividad y legalidad del cuerpo legislativo en el proPero Manuel de Llano continuó encarcelaceso de elección.342 El Congreso local, liderado por do y dirigió al gobernador García una representel grupo de Francisco Arroyo, lo acusó de iniciar, el 5 de di-ciembre, un “partido o facción desorganizadora”, y agregó respecto a de Llano: “Él fue marcado en México, en 1828, como adicto a Guerrero y a la facción desorganizadora que elevó a este hombre inepto. No ha dado hasta ahora prueba alguna de su arrepentimiento, ni hay un solo hombre que pueda testificar que ha mudado de ideas”.343 Con el temor de que aun Manuel de Llano pudiera influir en el proceso de elección, se le mantuvo en rigurosa prisión e incomunicado por orden del juez de su causa, Juan de la Garza Ayala, al tiempo que sólo fue liberado uno de los escrutadores, Francisco Iglesias.344 Los alcances de esta situación llegaron a proporciones inimaginables, Lista de regulación de votos hecha por el Congreso local sobre las al grado de que a Manuel de Llano y su grupo se elecciones del 5 de diciembre de 1830

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reunió a sus amigos y les preación en que exponía su opinión sentó el proyecto de establecer respecto a los mandatarios polítiun periódico que vio la luz el 25 camente elegidos, y aclaraba que de febrero de 1831, este primer no se le imputara a él y su facción número expresó su propósito de desorganizadora, “los esfuerzos ser “un medio ilustrativo y digde los pueblos libres que se agino del público, proponiéndose tan y conmueven por la amoviliser una fuente de saber para el dad y renovación de sus mandapueblo para así defen-derlo de tarios que ‘perpetuándose quilas irrupciones arbitrarias del eren hacerse necesarios, como lo poder” (Zapata, 1998: 8). experimenta Nuevo León’”.347 Esta representación no El costo del periódico tuvo efecto alguno para agilizar era de 3 reales mensua-les con el proceso de liberación de la condición de pagarlo trimesLlano, mas al ser repartido en tralmente y por adelantado. Manuel María de Llano, liberal regiomontano Monterrey fue considerable su Los primeros números fueron influencia al manifestar que la impresos en Leona Vicario anulación de las elecciones era una acción encami(Saltillo, Coahuila) y eran vendidos en la casa de nada a perpetuar en los empleos a sus opositores Pedro Treviño y Pereyra. Y el lema del periódico (Derbez, 2007). Aparición de El Antagonista de Nuevo León y la efervescencia política Ante las constantes exhortaciones de Llano para liberar su causa y los ataques de que era objeto por medio del periódico oficial del gobierno La Gaceta Constitucional,348 Manuel de Llano planeó establecer un periódico. El proceso se inició cuando uno de los hermanos De Llano contactó en Saltillo al escritor Juan José de la Rosa Meléndez349 para ser redactor, de este modo sus hermanos Rafael y Julián de Llano, quienes en ese momento ejercían como funcionarios de gobierno, llevaron a cabo el proyecto para: “plasmar sus ideales liberales y criticar los vicios de poder del gobierno que ellos mismos representaban” (Derbez, 2007). Finalmente, De Llano y Pedro Treviño Pereyra salieron libres en enero de 1821, gracias a la consulta hecha al asesor general quien declaró como arbitrarias las providencias de no permitirles fianzas ni defensor.350 Ya en casa, Manuel de Llano

Ejemplar del periódico El Antagonista de Manuel María de Llano

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era el siguiente “Tiranos alimenta perpetuidad, Termino pone al mando, la libertad”, Tácito.351 Con la creación de este periódico comenzó una lucha controversial de ideas, posturas y versiones entre El Antagonista de Nuevo León y La Gaceta Constitucional, pues ambas prensas se convirtieron en importantes instrumentos de difusión de las ideas políticas de cada uno de los partidos existentes en Nuevo León. Establecido El Antagonista, dedicó sus primeros números, como lo había explicado en el prospecto del primero, a “exponer los abusos y críticas hacia el gobierno”, su crítica era explícitamente lanzaba contra la perpetuidad de los puestos públicos.352 Los ánimos apenas se calentaban y el primer incidente de relevancia se suscitó por un artículo

sus-crito en la Gaceta Constitucional del 14 de julio, este escrito era la respuesta ante la crítica que El Antagonista había hecho sobre el fuerte gasto que el estado sufragaba para que estudiantes de medicina continua-ran sus estudios fuera del estado. La Gaceta acuso a El Antagonista de curandero tolerado por la falta de facultativo (una clara alusión a la persona de Manuel de Llano).353 Manuel María de Llano presentó una acusación por injurias al alcalde 2 Mateo Quiroz en contra del responsable del escrito, quien resulto ser Felipe de Mier,354 sin embargo, ambos implicados no pudieron convenir sobre un juicio de conciliación,355 formalizándose la causa ante el Alcalde 1 Irineo Castillón, quien bajo el art. 46 de la ley federal mandó citar a los 15 miembros pertenecientes al jurado de imprenta, en un acto de tendencia ilícita el jurado desechó la denuncia de Manuel de Llano (Derbez, 2007). El periodismo nuevoleonés de la Gaceta Constitucional y El Antagonista

Gazeta Constitucional fue el primer periódico del estado de Nuevo León, su primer número salió el 3 de agosto de 1826.

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Pero el juicio más controversial entre La Gaceta Constitucional y El Antagonista es sin duda la denuncia de Lorenzo Antonio Melo en contra del periódico liberal. La causa fue la crítica que Manuel María de Llano vertió en El Antagonista no. 20 en la persona del gobernador Joaquín García. El nombre del artículo era “Gaceta de gobierno”, y expresaba un duro ataque al órgano oficial del gobierno al que inculpaba de destruir a los ciudadanos, especialmente el de Manuel de Llano, agregaba además que el causante de tales ofensivas en contra de los ciudadanos y de la destrucción de los cimientos de la constitución nuevoleonesa era don Joaquín García (Galindo, 2005: 150). El impresor Lorenzo Antonio Melo denuncio el artículo bajo la causa de injurias y calumnias a la dignidad del gobierno y exigió averiguar el autor del escrito. En seguida se presentó Manuel M. de Mier, impresor de El Antagonista y reveló como

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responsable a Manuel María de Llano.356 Sin prode la noche del día 3 de agos-to, dos o tres soldaceder al arreglo mediante el juicio de conciliación, dos con fúsiles acudieron a casa de De Llano y fue y con la declaración hecha por el alcalde 3, Pedro apresado y conducido a la cárcel pública.361 Ante esta nueva vejación, De Llano, incomunicado y en de la Garza Ayala, de ser injurioso a la autoridad rigurosa prisión, sin poderse llevar a cabo su juicio del gobierno el escrito no. 20 de El Antagonista, el no tuvo otra salida que dirigir una solicitud de ingobernador exhortó la orden para proceder al ardulgencia al gobernador del estado. resto de Manuel María de Llano “por la altanera y En la representación De Llano explicaba falta de respeto en que trata en el citado número a los padecimientos de los que había sido victima, las autoridades minando su concepto y provocando su desgracia, decía, “ha consistido en que se le ha escandalosamente la desobediencia, la desorden y creído autor de los vicios, y defectos que se notaron la anarquía”.357 Ante esto, de Llano abogó que apegándose en aquellas elecciones”, “su honor se vio retratado al art. 22 de la Ley Federal del 14 de octubre de con los negros colores de guerrerista, anarquista y 1828, que sólo se debía exigir fianza previa califidesorganizador, de-signado como autor y reo prin358 cación del jurado de ser injurioso el escrito, con cipal de los desórdenes, tachado aún de conspiresta razón logró una detención domiciliaria y el ación y sufriendo una rigurosa prisión”.362 Respecto a El AntagLic. Valeriano Borrego, aseonista, relató: la reparación sor letrado del estado, recode su honor, le hizo concemendó proceder a escuchar bir el proyecto de realizar al fiscal de imprenta y califiun periódico, que tuvo por car el impreso. Pero el alcalde efecto la asociación de varios 4, Juan de la Garza Ayala, en compañeros y que entre otras su carácter de juez de primera cosas creyeron conveniente instancia, ordenó un auto de censurar algunas providenarresto en la casa de beneficias y actos públicos de los cencia para Manuel María de que se persuaden más opreLlano.359 Manuel de Llano no sivos a su persona (…), para perdió tiempo y acudió con ver si de esta suerte lograban Guadalupe Treviño y Franalgún remedio (…).363 Este escrito fue cisco Mier, en calidad de presentado al gobernador testigos, se presentó ante el por su hermano Rafael de Alcalde 4, Garza Ayala, y dijo Llano, quien llevó consigo no reconocerlo como juez de causa, exigiendo un jurado La libertad de prensa en Monterrey, provocó grandes con- la edición de El Antagonista de imprenta como juez nato, flictos entre el gobierno civil, los eclesiásticos y la sociedad no. 21 que había recogido a su hermano, y le prometió al y en un acto de desobedi- civil ejecutivo que dicho periódiencia y desafío se dispuso a co jamás vería la luz pública.364 El Congreso, satmarcharse a su casa.360 En tanto Garza Ayala, dispuesto a hacerse isfecho del arreglo, decretó un impreso en que se obedecer, pidió se le franqueara la guardia de soldeclararon a los inculpados en los acontecimientos dados del alcalde 1 Irineo Castillón. Y entre 8 y 9 del 5 de diciembre de 1830 como libres y en el ejer-

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cicio de sus derechos, declaró el cese de las causas, aclarando que el gobierno guardaría los expedientes bajo el reparo de abrir nuevamente el proceso de serle necesario.365 Esta última condición fue la causa de que Manuel de Llano, ya en libertad, no respetara el acuerdo expedido por el gobierno, por lo que declaró que renunciaba al citado beneficio por serle gravoso.366 Supuestamente derrotado, y con la apariencia de aceptar su culpabilidad ante los hechos, Manuel de Llano publicó El Antagonista 21, del 4 de agosto, e incluyó un artículo en el cual denunció que el gobierno no dejaba de acusar y perseguir a sus enemigos (Derbez, 2007). La lucha se abrió de nuevo y la Gaceta tachó a los liberales de ser unos hombres miserables con un frenético y temerario empeño por gobernar, acusó a De Llano y sus compañeros de haber burlado traidora y alevosamente al gobierno y al congreso mismo, y sobre la publicación de las protestas en El Antagonista expresó: “su objeto no fue otro que procurarse una tregua mientras el congreso que pudiera dictar medidas que lo escarmentaran se disolvía para volver de nuevo a la carga”.367 El gobernador acudió a la junta consultiva de gobierno presentando El Antagonista 21, y les pidió tomar providencias en contra de los editores; porque: “era excesivo el abuso de la libertad de imprenta que hacían esos hombres y el desacato con que trataban a la autoridad”.368 La junta recomendó remitir todos los documentos a la legislatura, “manifestando los funestos efectos que ha producido y puede producir en todo el estado la publicación del periódico Antagonista en los términos que hasta ahora lo ha verificado”. Mientras que en el Congreso pensaban en las posibles medidas para poder acabar con El Antagonista, la influencia del periódico continuó creando polémica. En especial Rafael de Llano quien, como presidente del Tribunal Superior de Justicia, comenzó a tener enfrentamientos con el segundo magistrado de Justicia, Juan Nepomuceno de la

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Garza y Evia, a quien acusó de promover “la cizaña, fomentar odios y venganzas personales entre el gobierno y particulares”.369 El Antagonista se convirtió en tribuna de Rafael de Llano, y el gobierno, que ya entonces sospechaba de la participación de Rafael en dicho órgano, confirmó sus sospechas con la aparición de El Antagonista número 26,370 declarando entonces “que les causaba que un magistrado de audiencia apoyara las doctrinas anárquicas y sediciosas de un periódico como El Antagonista.371 El fin de El Antagonista sobrevino tal y como había iniciado, en medio del escándalo. La lista de jurados autorizada por Lorenzo Antonio de Melo para la causa de Manuel de Llano, como oficial mayor de la Secretaría de Gobierno, y no por el Secretario de Gobierno como correspondía, se convirtió en la cruzada de El Antagonista no. 29.372 Lorenzo Antonio se defendió de la acusación, diciendo haber autorizado la lista por

Suplemento de la Gaceta Constitucional

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hallarse enfermo el secretario de Gobierno. Posteriormente denunció ante el alcalde 3, Pedro de la Garza Ayala, a El Antagonista por injurias; luego se mandó citar al impresor del periódico liberal, Manuel María Mier, quien se negó a revelar el nombre del autor del escrito; entonces se designó como responsable a Andrés Elizondo, un criminal que se hallaba en la cárcel con causa pendiente.373 Mier fue condenado a un mes de prisión por no colaborar con las autoridades, y apeló su causa, petición que fue declarada inadmisible por el magistrado de la tercera sala, Lic. Dávila Prieto, “por no haber documentación acerca de los hechos, ni acusación de ellos por la parte agraviada como la única legítima.374 El número 30 fue la última edición de El Antagonista, número que hacía referencia a la causa de Mier y Elizondo. A partir de entonces ya no se tiene noticia de este periódico. Un artículo firmado por El Censor, inserto en la Gaceta no. 274, con fecha de 20 de octubre, lo proclamó así: Para la felicidad del género humano pasó ya y para no volver jamás, la funesta época de horror y tiranía en que algunas familias prevalidas de la injustas prerrogativas sobre las sociedades, e investidas al canto de cuantos vicios es susceptible la fragilidad humana, dominaban y disponían a su antojo de la suerte de los pueblos, considerándolos como un rebaño de ovejas que constituían su legítimo patrimonio: esta época de abjección y abatimiento voló para siempre de Nuevo León, según el art. 2 de la constitución.375 La Gaceta declaró además que el público había sido testigo imparcial y discreto de la contienda, y que ésta ha sido cerrada a favor del gobierno, añaden que el pueblo debe aprender a reconocer los enemigos del estado, aspirantes políticos, como El Antagonista. De esta manera terminó “oficialmente” la lucha política entre el periódico oficial la Gaceta Cons-titucional, bastante representativo del desarrollo de la ideología política local, lo cual lo con-

Lucas Alamán y Escalada fue la personalidad más controvertida del partido conservador

virtió en el órgano expositor de la elite dominante mayoritariamente moderada y conservadora, y del primer periódico opositor del estado, El Antagonista, “defensor de las doctrinas democráticas puras, de la no reelección, separación de poderes constitucionales del poder electivo” (Garza Cantú, 1995: 188). La influencia de las corrientes políticas de la época, como el liberalismo gatidiano, y el delinea-miento del posterior federalismo, aunado a la llegada de la masonería de la región, causaron un progresiva transformación dentro de la ideología de la elite local de principios del siglo XIX. Los cambios dentro de la elite rebelaron la aparición y lucha de un grupo liberal progresivo, liderado por Manuel de Llano, en oposición a un grupo moderado y conservador, grupo al que pertenecían el Dr. Francisco Arroyo y Joaquín García. Las elecciones de diciembre de 1830 exhibie-ron por fin la existencia de ambos grupos y la contienda por el poder, una polémica lucha periodística entre “los hombres de bien”,376 y la considerada “facción jacobina”. Sin embargo, esta oposición por parte del grupo liberal no ter-

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minó con la desaparición de El Antagonista, sino que continuó hasta el término del periodo de gobierno de Joaquín García y Anastacio Bustamante, aguardando el momento de llegar al poder y poner en práctica sus doctrinas, como vere-mos más adelante

5.6 El gobierno centralista de don Anastacio Bustamante y de don Joaquín García; la llegada al poder de los liberales progresistas de Manuel de Llano Los sectores de las clases dominantes como clericales conservadores, liberales moderados, militares profesionales, iturbidistas y desarrollistas pragmáticos, representados por Lucas Alamán, se habían unido en torno al gobierno de don Anastacio Bustamante, quien había ascendido el poder “considerando que Guerrero377 había quedado incapacitado para ejercer el mando”, la resistencia del periodismo de oposición terminó con la desaparición o la censura, y la reacción de los estados inconformes fue aplacada o negociada con el gobierno y el Congreso nacional (Costeloe en Torcuato, 1994b: 238). Con un sólido apoyo de la clase alta, el gobierno, mediante el ministro de Relaciones, Lucas Alamán, puso orden en la administración y los impuestos, con lo que se logró el aumento de los ingresos la reducción de los gastos. Favoreció además la creación de un Banco de Avío para estimular el desarrollo de grandes proyectos industriales y se favorecie-ron los intereses de los grupos de artesanos, medidas que le ganaron el favor de importantes sectores de la población. Se recuperó el ramo de la minería estimulado por el capital británico, y se empezaron a construir fábricas textiles en Puebla y en la cercana Orizaba, Querétaro, Guadalajara (Torcuato, 1994b: 240, 243). Las aspiraciones del gobierno nacional para desarrollar o fomentar la industria, el comercio y la agricultura eran ideales muy fijados dentro la

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elite local nuevoleonesa; aun así, ésta se encontraba dividida en grupos, ambos coincidían el progreso del estado. Esta identificación de ideales es perceptible dentro del gobierno “paternal y progresista” de Joaquín García. Una imagen de la capital del estado, en el tiempo de las elecciones de diciembre de 1830, nos permite observar una distribución de clases entre las que se encontraban “758 criadores, 937 labradores, 795 sirvientes, 562 artesanos, once maestros de escuela y 32 dueños de atajos”.378 Se incluye en la nota estadística la pequeña industria, la cual registró 37 zapaterías, 27 herrerías, 24 sombrererías, 7 platerías, 28 telares de fresadas, 3 curterías, 15 alfareros, 43 albañiles, el comercio 27 tiendas de ropa, 69 tendajos con 76 comerciantes, tres billares y una plaza de gallo.379 Éste era el panorama con el que el gobierno de Joaquín García ejerció su mandato; y al término de 1831 se le reconoció por su “imparcialidad, rectitud e integridad”, cualidades del verdadero “hombre de bien” que dirigió la nave del estado en tiempos que la “borrasca de las pasiones que se apoderó de la imprenta” (refiriéndose a la confrontación entre el gobierno y el grupo de Manuel de Llano), que por fortuna y satisfacción ha desaparecido.380 En buena medida, no obstante la lucha de facciones y las críticas vertidas entre ambos bando; el gobierno de García se dedicó a atender problemáticas inmediatas como la sublevación de las tribus comanches que amenazaban a las poblaciones fronterizas, y se ocupaba también, un tanto desalentada, de la promoción de la industria del país, la cual se reducía a los tejidos de algodón y lana de pueblos como Abasolo, San Nicolás de Hidalgo y otros, constantes iniciativas en ámbitos hacendarios expuso el ejecutivo para mejorar desde las utilidades de la feria local, las ganancias de la extracción del ganado menor y del piloncillo del estado.381 Igualmente, se debe hacer mención de la ejecución del primer proyecto de alumbrado de

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la ciudad, “para el bien que resulta a la moral y la protección de personas y propiedades”.382 Para dicho proyecto de utilidad y ornato se formó un presupuesto de la cons-trucción de faroles y se acordaron por la legislatura del estado, los arbitrios correspondientes, pero siendo insuficientes, se convino ingresar fondos de propios en los ramos de contribución, multas, licencias de baile, la pensión del ejido de cabras lecheras, cobro de solares de arrendamiento pertenecientes a la ciudad, arrendamiento del agua de la toma de Santa Lucía en auxilio de la causa.383 Pero en 1832, la población de Nuevo León empezó a experimentar diversos problemas. Enfrentó una gravosa seca que acrecentó el fervor religioso, pues el ayuntamiento de la ciudad acordó traer del pueblo de Guadalupe la imagen de cristo crucificado, con el fin de venerarlo y pedirle el envío de lluvias tan necesarias para los sembrados y la salud pública.384 También encaró un conflicto con el gobierno de Tamaulipas, cuando éste a pretexto de reclamar 400 fúsiles, amenazó invadir al estado de Nuevo León.385 Y no obstante que el estado tenía sobrados elementos para repeler con ventaja la agresión, se juzgó conveniente un arreglo que puso fin a las hostilidades.386 De la misma manera, y no obstante el óptimo crecimiento económico, el régimen conservador y autoritario del presidente Bustamante, que había acallado a toda resistencia, empezó a generarse una “oposición legal” que se diferenció de la más violenta que empezaba a surgir en varias partes del país. A esta oposición legal se fueron sumando algunos liberales moderados que no estaban del todo de acuerdo con la orientación conservadora de la mayoría de los escoceses, además de federalistas y algunos restos del pedracismo (Torcuato, 1994b: 243-244). En enero de 1832 ocurrió un nuevo pronuncia-miento en el país, Santa Anna se había levantado en armas en el Plan de Veracruz bajo la de-

Los primeros años del México independiente se convirtieron en la etapa de las revoluciones de Antonio Lopez de Santa Anna

manda de un cambio en el ministerio del gobierno, a él se le unieron aliados del puerto de Tampico. Este hecho mantuvo al gobierno ocupado a fines de marzo, pues sitió a los sublevados, mientras que el comandante Manuel de Mier y Terán hacia lo propio con el gobierno de Tamaulipas (Torcuato, 1994b: 244). La noticia sobre el pronunciamiento de la guarnición de Veracruz fue recibida con total desagrado en Nuevo León, donde la legislatura se ocupó de romper el silencio, y tachó a Santa Anna de “ingrato general” que “ha burlado las medidas de paz y conciliación que el supremo gobierno con ‘dulzura y moderación’ ha brindado”. Indignada y en total desacuerdo por el plan revolucionario y anticonstitucional, la Legislatura juzgó conveniente reprimirlo.387 Y agregó: “¿Cómo pues por la débil y simple petición del general Santa Anna, sin el principal apoyo de la opinión pública, desorganiza el orden preservado por la carta federal?, ¿y cuando menos por la protesta temeraria de sostener su plan con la espada que ha creído reguladora del destino de los mexicanos? (…) Téngase pues por traidor y por un hijo expureo aborto de la naturaleza”.388 Respecto a los informes del comandante Gral. de los Estados de Oriente, Manuel Mier y Terán, sobre que las guarniciones de Pueblo Viejo y ciudad de Tampico que se adhirieron al plan general Santa Anna, el estado de Nuevo León ordenó esperar las indica-

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ciones del presidente para poder auxiliar a la peconjuntos esfuerzos para contener las correrías de tición del comandante Gral. y de la propia milicia las tribus salvajes.391 Mas la lucha civil aumentaba conforme cívica, quienes pedían el apoyo del gobierno del estrans-currían los meses, y a la oposición del gobiertado para involucrase en la lucha de la conservación no centralista del presidente Bustamante se sumade las instituciones atacadas; mientras tanto, el goron los estados de Zacatecas, el estado de México, bierno se dedicó a dictar las medidas concernientes Guadalajara; para mayo de 1832 el gabinete del gopara la seguridad y preservación del orden interior bierno generalentró en crisis, Lucas Alamán y José del estado.389 Con el mismo objeto, el gobierno decretó, Ignacio Espinosa renunciaron a sus puestos. En en octubre, un préstamo forzoso por la cantidad de agosto del mismo año, en un intento de reconstruc10, 000 pesos para cubrir las urgencias del estado, ción política para salvar el gobierno, Bustamante ofmotivo por el cual se organizó una junta entre todos reció a la oposición legal una cohabitación, medida los capitalistas, comandantes y hacendados del esque fue aceptada. En seguida se hicieron cambios tado, a los prestamistas en el gabinete y se eligió a se les pagaría un 5% anMelchor Múzquiz como ual sobre las cantidades presidente sustituto (Torprestadas.390 cuato, 1994b: 245-46). También se Sin embargo, el cuidó de evitar cualquidesorden nacional coner tipo de subversión, tinuó y los rumores sobre producto de la conel fin de régimen eran tienda civil, cuidó esuna realidad; Santa Anna pecialmente la relación rompió el pacto de armiscon el vecino estado de ticio que el gobierno había Tamaulipas por medio logrado con anterioridad, de un convenio que fue envió tropas a Toluca y encargado a los comipara principios de octubre sionados don Manuel ocupó Puebla; el gobierno de Llano y don Franenvió comisionados para cisco, en el mismo se negociar un cese al fuego, anotaron como puntos: el 13 de octubre fue toma“el respeto entre ambos da la decisión de llamar a estados que deberán suGómez Pedraza para que Valentín Gómez Farías. Reformador Liberal. jetarse en sus opiniones regresara de Nueva York y votos en la actual cony ocupara brevemente la tienda al de la mayoría de la nación”, el cuidado de presidencia. la frontera de Texas para cuyo fin se invertirían los Por último, el 23 de diciembre de 1832, productos adua- neros del puerto de Matamoros, Anastacio Bustamante, Antonio López de Santa dar de baja a los cuerpos que en ambos estados Anna y Gómez Pedraza pusieron fin a las revueltas se habían levantado con el objeto de defender u mediante el convenio Zavaleta. Más tarde se conofenderse, no perjudicar a los emigrados de ambos vocó a elecciones en los meses de febrero y marzo estados debido a sus opini-ones políticas y dirigir de 1833; y posteriormente el Congreso nacio-

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nal, mediante los votos de las legislaturas, declaró presidente a Santa Anna y vicepresidente a Gómez Farías (Torcuato, 1994b: 249). En la práctica, el jefe del ejecutivo fue ejercido por Gómez Farías, quien llegó al poder apoyado por una coalición que incluyó a federalistas, expedrecistas y a liberales progresistas. Nuevo León había reconocido, desde mediados de 1832, el nombramiento de presidente de Gómez Pedraza, y también, en agosto del citado año, la guarnición del estado de Nuevo León se adhirió al pronunciamiento de la legislatura de Zacatecas y al Plan de Santa Anna en Puebla. En octubre se designaron diputados al Congreso nacional al Lic. José de Jesús Dávila y Prieto y como suplente al doctor José Bernardino Cantú. Finalmente, a mediados de enero de 1833, el recién electo Congreso local decretó la aceptación del plan Zavaleta para la pacificación del país y ratificó el reconocimiento de Gómez Pedraza como jefe de la nación (Cossío, 2000: 33, Tomo VI). En febrero de 1833 el estado llevó a cabo las elecciones de gobernador y vicegobernador del estado; siendo nombrados, respectivamente, el muy apreciado don Manuel Gómez de Castro y el liberal don Manuel María de Llano. De forma casual así como el ejercicio del ejecutivo fue constituido por la persona Manuel Gómez Farías; la renuncia de don Manuel Gómez de Castro en el cargo de gobernador provocó el ascenso tan ansiado, al menos por parte de los seguidores de este liberal progresivo, de Manuel María de Llano como gobernador del estado de Nuevo León. El 4 de marzo de 1833, día que ascendió al poder, Manuel de Llano lanzó un manifiesto en el que proclama el triunfo de las ideas liberales: me habéis visto siempre a la vanguardia de la causa del pueblo: mis constantes anhelos por tan plausible decisión, sabéis cuántas contradicciones, padecimientos y persecuciones me han acarreado, envolviendo

aún a toda mi familia: las ideas liberales, no podían dejar de triunfar y las reiteradas elecciones populares para la renovación de los funcionarios, prestan una prueba irrefutable de esta verdad (Cossío, 2000: 34, Tomo VI). Convino además en la necesidad de protección de la religión “única y verdadera”, advirtiendo que en caso de algún roce con el ministerio de la Iglesia debido a “personas o intereses”, estaría seguro de contar con la buena disposición de ambas partes para el arreglo de sus diferencias. Con la misma consonancia el Congreso local elegido para 1833-1834, y en el cual figuraron individuos como Bernando Guimbarda, Tomás Iglesias, Gregorio Zambrano, Camilo Gutiérrez, Pedro Treviño y Pereyra, Manuel Marín de Llano y como suplentes Perfecto Barbosa y Bernardo Quiroz, lanzó, en marzo de 1833, un manifiesto al pueblo en el que reafirmaba “el poder de la soberanía y sus representantes en sus justos límites, y hacía un llamado a no confiar en los falsos rumores de la oposición y descontentos, siempre presente en los gobiernos populares” (Cossío, 2000: 35, Tomo VI).

5.7. El fracaso de las reformas liberales de 1833: Valentín Gómez Farías y Manuel María de Llano El ascenso del nuevo gobierno de Valentín Gómez Farías se distinguió por llevar a cabo la administración de reformas contundentes a abolir los privilegios de corporaciones tradicionales como el clero y el ejército. En resumen, la administración de Farías abrazó los principios de: libertad de opinión e imprenta, abolición de los fueros de los privilegios del clero y milicia, supresión de las instituciones monásticas, reconocimiento, clasificación y consolidación de la deuda pública, medidas para cesar y reparar la bancarrota de la propiedad territorial, destruir el monopolio del clero en la educación pública, abolición de la pena capital, creación de

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su papel consistiría sólo en ser la fuerza de defensa del país en caso de amenaza exterior; a más de señalar que cualquier tipo de sublevación en contra de las instituciones sería motivo de disolución de dicho cuerpo (Reséndiz, 2000: 9). La consecuente radicalización de las reformas eclesiásticas naturalmente generó una creciente oposición de los grupos más conservadores de la sociedad. Los alzamientos militares en contra del gobierno comenzaron a sucederse. En el estado de Michoacán la reacción provino, en mayo de 1833, del capitán Ignacio Escalda, quien se sublevó a protesta de sostener “la santa religión de Jesucristo, los fueros y los privilegios del Iglesia de El Roble en Monterrey. La institución de la Iglesia fue una de las clero y del ejército amenazados por las autograndes corporaciones atacadas por las reformas liberales de 1833. ridades intrusas” y al presidente Santa Anna; también se levantaron en armas los generales colonias para garantizar la integridad del territoDurán y Arista, ambos reconocían a Santa Anna rio.392 como dictador de la república; sólo que esta vez La Iglesia, vista como fuente de poder fue el mismo Santa Anna quien acudió a someter a económico, fue de las primeras instituciones afectalos rebeldes y aprobó, en junio, la llamada Ley del das con estas reformas, el Estado impuso medidas Caso, medida que trató de acabar con la oposición extremas para minar los diferentes privilegios de mediante la expulsión de una lista de varias doceesta corporación; con este objeto se derogó la oblinas de personas “casi todos notables escoceses y gación civil de pagar el diezmo y su pago se volvió algunos conocidos iturbidistas (Torcuato, 1994b: voluntario. También se acabó con la fuerza civil de 252). los votos monásticos o conventos, y se permitió que En una actitud ya sumamente conocida del los frailes y monjas salieran de los monasterios o gobierno de Nuevo León, mediante el vicegoberconventos si querían. Además se declararon nulas nador en funciones Manuel de Llano, se condenó y se abolieron todas las transferencias de bienes inla insurrección de los generales: muebles pertenecientes al clero regular, pensando Nuevoleoneses: el generoso pueblo mexique con ello se provocaría la eventual desaparición cano, que en la última sangrienta lucha supo sacrifide las órdenes regulares (Bethell, 2000: 116, Tomo car en aras de la paz pública, los honores, atractivos 6). de una victoria cierta; (…) acaba de recibir el preOtra de las grandes corporaciones tradiciomio de proceder tan noble, el execrable presente de nales que se vio perturbada con las reformas liberla más negra, y escandalosa perfidia. Los Generales ales fue el ejército. Tratando de delimitar el poder, Arista y Durán, cuyos nombres leerán con oprobio, el gobierno redujo una porción considerable de sus en la historia de nuestros asesinatos públicos, han miembros, y se exhortó a que éste debía ser suborasaltado cuan bandidos en despoblado, al gobierno dinado a la orden del ejecutivo, y que en adelante nacional en su camino de prosperidad y gloria.393

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ales, antes que ser miserables esclavos de una facción alevosa, que intenta con la espada borrar las glorias de los Hidalgos, y Morelos, de los Iturbides y Guerreros (…).394 Pero no sólo en este hecho se manifestó la correspondencia del grupo liberal progresista de Ma-nuel La Catedral de Monterrey. Los grupos eclesiásticos fueron los más golpeados en las reformas aplicadas por de Llano con el goGómez Farías a nivel nacional bierno de Farías, la Sin embargo, la cualidad de este testimonio armonía también se varía en su tono elevado y en una posición mucho condujo en la práctica del doctrinario de reformas más abierta y crítica respecto al comportamiento de liberales que con devoción profesaba el superior los “facciosos” y su defensa de la religión; advirdirigente del estado de Nuevo León. tiendo a los ciudadanos la obligación de sostener el La reforma en materia de bienes eclesiástisistema federal: cos fue aplicada con vivacidad y rigor por Manuel ¡Y estos pérfidos reclaman religión! ¡hipócride Llano, las medidas incluyeron un decreto que tas!, ¿no os basta desgarrar de nuevo el seno establecía como arbitrarios los cobros sobre los de una infortunada patria? (…..) Malvados derechos parroquiales o administración de sacrainvocáis sólo a la religión para cicatrizar las mentos. Este decreto, formulado como provisionmatanzas, y excitáis la rebelión en nombre al, contiene las firmas de los diputados Francisco de un Dios de paz, para hacer mayor ultTomás Iglesias, Gregorio Zambrano y Eduardo rajes a la divinidad. García Dávila; en el mismo el gobierno decreta un No compatriotas: la ado-rable religión de arancel común para todas las parroquias y capillas Jesucristo, que sostiene a la nación por en los servicios de bautismos, casamientos y entiermasa por convicción, y por deber, no es en ros (Cossío, 2000: 36, Tomo VI, Reséndiz, 2000: los impuros labios de esos carniceros jefes, 10). En noviembre de 1833 se expidió el decreto sino un malicioso pretexto, por el que mosobre el cese del pago del diezmo eclesiástico, “deviendo nuestra sincera piedad, se os quiere jándose a cada ciudadano en entera libertad obrar hacer instrumento ciego, para apoyar nuecon arreglo a su conciencia”.395 vos desordenes (…) Por otra parte, la ley federal del 17 de Compatriotas morir mil ves en el campo de diciembre de 1833, la cual ordenó la supresión de honor, sosteniendo las instituciones federsacristías mayores, y la de abril de 1834, sobre cit-

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ación de concurso de curatos, provocó en 1834 la emigración del obispo de Monterrey, Belaunzarán y Ureña, quien se informó tiempo después desapareció en su camino por los distrititos nuevoleoneses (Cossío, 2000: 38, Tomo VI). Sin embargo, en los meses de julio y agosto de 1833, antes de la partida del obispo Belaunzarán, la situación social de Nuevo León se vio interrumpida por la llegada del mal epidel cólera en el siglo XIX como una masa de aire venenosos, de acuerdo a la teoría midémico del cólera, lo que Representación asmática, la cual afirmaba que las epidemias son causadas por el miasma o aire impuro creado por la materia orgánica en descomposición movilizó la unión de las fuerzas civiles y eclesiástide los vecinos honrados, “especialmente del cura cas para controlar los daños de la enfermedad. Las párroco”. La asonada de Matamoros desvió la disposiciones del gobierno en cuestión de salubriatención y los recursos del estado en defensa de la dad, y para evitar el contagio de la enfermedad, capital y las legítimas autoridades constituidas, ante consistie-ron en prohibir la procesión o paseo de la amenaza de una invasión al estado y una posible los cadáveres descubiertos para que fueran traslaguerra civil que finalmente logró ser evitada tanto dos de inmediato al camposanto o cementerio, con por las disposiciones dictadas del ejecutivo Manuel el mismo objeto se prohibió la sepultura de las vícde Llano como por la disposición del comandante timas en las iglesias, medidas que pidió a los curas de Nuevo León, Domingo Ugartechea, y hasta los y párrocos circular entre la población.396 buenos deseos del obispo eclesiástico. 398 La gobernabilidad del Manuel de Llano se Pero estas dificultades no lograron impavio afectada no sólo por la necesidad de atender las cientar el ánimo del gobierno local, que en un acto urgencias derivadas de la enfermedad, sino tamque difiere de su reiterada actitud pasiva, suma corbién por la apremiante situación política que se dura y habitual posición de manifestarse o definirse produjo con la noticia de sublevación de la guarsólo en situaciones apremiantes, marcó el primer nición Matamoros y el general José de las Piedras momento de defensa por parte del estado a favor en apoyo de los gene-rales Arista y Durán, y su del federalismo, coaligándose con los estados de consecuente invitación a otras guarniciones de San Luis, Durango, Zacatecas, Jalisco, Guanalos Estados Internos de Oriente y al propio ayunjuato, Morelia, Michoacán y Querétaro, “a fin de tamiento de Monterrey.397 sostener el sistema republicano, representativo y El general Piedras invitó al ayuntamiento popular”.399 de Monterrey a unirse en favor de la salud y bien Por medio del plan de coligación con los futuro de la patria y a levantar un acta de adhesión Estados de Occidente, Nuevo León se compro-

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metió a cooperar con el pago de 1,000 fúsiles de desobediencia hasta la reposición del Congreso de los 50, 000 que marcaba el citado plan, se admitió la Unión. Durante los siguientes meses Manuel de también la proposición del gobernador de ZacateLlano trató de salvaguardar el gobierno federal y cas para que los estados fronterizos quedaran en la libertad de los estados, según parece pretendía “libertad de emplear sus contingentes de tropas en hacerse de alguna fuerza y armas y de utilizar los la seguridad de puertos y fronteras (...)”, emplear recursos del puerto de Matamoros; este testimonio las milicias para mantener la tranquilidad interior y y parte del sentir de los liberales se puede leer con defender el territorio en caso de ser invadido”.400 las dos cartas interceptadas que se dirigían hacia la Mientras el proceso de la aplicación de las ciudad de San Luis Potosí, la primera de ellas es de reformas se radicalizaba mediante las leyes del 17 don Pedro Treviño y Pereyra: de diciembre del año anterior, y de abril del año Exmo. Sr. General d. José Antonio Mejía. entrante, los debates respecto a la nacionalización Muy respetable y fino amigo que hinchade las propiedades eclesiásticas y las pretensiones das las entrañas negras del fraile impío, el asesino del estado con respecto a ejercer el ejercicio del paservil, y el cuerpo general del fanatismo político retronato se ele-varon, el clero, ante estos gravámenes, ligioso, de hombres débiles (…). Mas levantado de se posicionó en un actitud de total desacato. Santa nuevo la confederación mexicana de sus hermosos Anna se opuso a la ley de destierro; y el clero, junto estandartes de libertad o morir, quedan ahogados con la oposición aristocrática y militar, empezó a por una mostrousa serpiente que los devora en su recobrarse de los reveses sufridos el año anterior y agonía, que ya suena: (…). A grande esfuerzos de pronto se dejaron sentir nuevamente los rumores la nación, se agregan los del amigo general Lemus, sobre conspiración y sublevación (Costeloe, 1975: quien con religioso deber no permitirá que los 420-21). mexicanos sufran cautiverio, y siga esclavizada a En marzo de 1834, el plan de Cuernavaca una condición extranjera; por cuya fortuna, a Santa se proclamó en contra de las reformas eclesiástiAnna le ha concedido hallar error en lo que eligió cas, la destitución de personas y las leyes de proy buscó, encontrando una disolución social, más scripción. Santa Anna, quien ya había retomado hueso que carne. (…).402 La carta de Manuel de Llano está dirigida a al Ejecutivo, suprimió el Congreso Nacional que seguía sesionando fuera del tiempo establecido por la Constitución, rompió en definitivamente con Gómez Farías y derogó la mayoría de la legislación antirreligiosa, exclamando sostener el régimen federal.401 El gobierno de Nuevo León declaró enseguida desconocer las medidas adoptadas por Santa Anna, por ser inconstitucionales y protestó Mapa de los Estados Unidos Mexicanos hacia 1822

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D. Vicente Romero y expresa lo siguiente: Exmo. Sr. General. D. Vicente Romero. Q.B.S. Monterrey junio 1 1834. Apreciable y fino amigo: al contestar su muy grata fecha de 26 pasado que recibí por extraordinario, debo decirle, que la incertidumbre que os ha puesto Tamaulipas, y la consiguiente indecisión de los puertos de Tampico y Matamoros, me hace no poder mover esta vez fuerza alguna, como ardientemente lo deseo, pues el clero que no cesa de hacernos la guerra con furor, desde que se verificó su salida el P. Obispo, unido al partido aristócrata, que por desgracia no ha desaparecido entre nosotros y alentado hoy más que nunca. Con la defección de nuestro D. Vital, haría un esfuerzo debilitando nosotros los medios de contenerlo, y las consecuencias serían el retroceso de los principios en estos pueblos, que dirigidos con un poco de desconfianza, pueden servir de patria el asilo a los perseguidos de toda la república (…).403 En la última parte de la correspondencia, Llano continúa su queja respecto a la “apatía” de las comunicaciones con Tamaulipas, y finaliza comentando sobre la disposición de los generales militares: El Sr. Lemus y Ugartechea se portan bien y uniformes conmigo y con Coahuila y Texas que se han acelerado también, se ocupan de arreglar la fuer-za, que aún no se pone sobre las armas, porque aún no contamos con los puertos y escasean los recursos pecuniarios: en fin, cualquier cosa que sea, y lo que piense D. Vital, lograremos siempre Matamoros, y entonces duplegarémos la energía que no lo es dado por hoy por las razones dichas a su afectísimo amigo y compañero. Q.B.S.M Manuel.404 Pero a pesar de los ánimos y la disposición de Manuel de Llano, el poder políticos de los liberales iba en descenso, la oposición de religión y fueros iba ganando terreno, el vicegobernador Farías

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fue expulsado y pese a la resistencia de la Liga Federal Central en el Bajío y en Zacatecas, Santa Anna consolidó su posición, sofocó un intento de reacción en Puebla y convocó a nuevas elecciones para el Congreso (Torcuato, 1994b: 258). Dos meses después de que Manuel de Llano lanzara su protesta de junio de 1834, y sin contar con el apoyo de una fuerza armada, con la oposición del clero, del grupo conservador y de los mismos comandantes que el creía estaban “uniformes a sus ideas”, se vio obligado a dejar el cargo ejecutivo y se verificó entonces un pronunciamiento hecho por el comandante del estado Domingo Ugartechea, y el comandante general de los Estados de Oriente, Pedro Lemus, para “suspender los efectos del decreto 368 en cuanto al desconocimiento del presidente Antonio López de Santa Anna, declarar sin valor y sin efecto los decretos expedidos por la legislatura del estado que introducen una verdadera novedad en la disciplina antigua de la iglesia, y aconsejar a los ‘opositores’ reconocieran su derrota en caso contrario serían tratados de traidores (Cossío, 2000: 39, Tomo VI). Así llegaba a su fin el intento de reforma de la clase media liberal de Nuevo León, aquélla que desde principios de 1824 había demostrado diferenciarse de una parte de la elite, retomando los principios liberales que los llevaron a identificar con las logias yorkinos, aquélla que había luchado

El cambio a un régimen central nacional fue respaldado por la iglesia y algunos militares.

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por conseguir el poder “por voluntad del pueblo”, y que habiendo llegado al poder casi una década después de la expedición de la carta federal, caía súbitamente en medio de la oposición nacional y local por una reforma que “se había concentrado sólo en reducir los fueros y privilegios del clero” (Reséndiz, 2000: 12). Para agosto de 1834, una Junta del Ayuntamiento nombró gobernador interino provisional al C. Juan Nepomuceno de la Garza Evia, quien reconoció “el descontento de los pueblos contra la anterior administración por la precipitación de las forma-lidades legales que introdujeron muchas novedades en puntos radicales”, por lo que se derogaron todas leyes, órdenes y decretos dictados hasta entonces.405 En octubre de 1834, en cumplimento de una orden de la Secretaría del Estado, se encarceló a Manuel de Llano “para ser juzgado por el tribunal que corres-ponde (…), en una casa decente, cual corresponde a la circunstancias de dicho señor de Llano”, para ser liberado bajo el permiso del presidente de la república y una fianza sufragada por don Julián de Llano (Cossío, 2000: 40, Tomo VI). Mientras tanto, la campaña electoral nacional de los elementos centralistas y el clero conservador en las elecciones para 1835 dio sus frutos en varias legislaturas y en el Congreso Nacional. En una posición mucho más fuerte, las crecientes demandas sobre un cambio de gobierno cambiaron la balanza a favor de los centralistas, y durante los siguientes meses la asamblea nacional, con una mayoría centralista-cleri-cal, preparó el camino para un sistema centralista de gobierno; después de largos debates, discusiones y votaciones, el Congreso se declaró facultado “por voluntad de la nación”, para reformar la Constitución de 1824” (Costeloe, 1975: 435), En septiembre el Congreso asumió plenos poderes para efectuar el cambio de gobierno, se disolvió y se convirtió en cámara única, el 3 de octubre se adoptó formalmente el sistema centralista,

se promulgó una ley que disolvía las legislaturas de los Estados y los sometía al poder central, y se preparaba el camino para la sustitución de la Constitución de 1824 por la nueva constitución centralista: las Siete Leyes Constitucionales (Costeloe, 1975: 436). Ante la imposición del centralismo, el congreso local de Nuevo León acordó que cada uno de los ayuntamientos manifestara su opinión sobre la variación de gobierno, las correspondencias llegaron durante los meses de julio a septiembre de 1835, presentándose desde la adhesión del ayuntamiento de la capital, y el apoyo a favor del centralismo de villas como Galeana y Santiago, hasta la abstinencia de Cadereyta o la pronunciación a favor del federalismo de el valle de San Felipe de Jesús de China (Cavazos, 2005: 66). Finalmente, el voto general nuevoleonés reconoció al gobierno nacional centralista y, en octubre de 1835, el gobierno local acató las disposiciones sobre el cambio del gobierno, el Congreso del estado cesó en funciones y su lugar se eligió una Junta Departamental, siendo elegido gobernador legítimo del estado, para 1835-1836, Juan Nepomuceno de la Garza Evia; ya no había marcha atrás, el primer federalismo mexicano había terminado y el proceso hacia la república centralista y la gobernabilidad del Departamento de Nuevo León iniciaba.

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Citas Bibliográficas 1.-Carmagnani, 1994: 39. 2.-Ibid. 3.-Gortari, 2003: 47, 52. 4.-Rodríguez, 2004:212. 5.- Benson, 1980:11. 6.- Al saber a cerca de la publicación del reglamento de las provincias de este distrito, el diputado Ramos Arizpe presentó una memoria que describía la situación política y económica de las Provincias Internas de Oriente. Entre las recomendaciones para remediar la situación de las provincias proponía: el establecimiento de una junta superior ejecutiva de las cuatro Provincias de Oriente, compuesta por siete ciudadanos de las mismas y la instalación de una diputación provincial por cada provincia. Benson, 1980:14. 7.-Jáuregui, 2001: 96 8.-Archivo General del Estado de Nuevo León, AGENL, Fondo Colonial, Sección Guerra de Independencia, Caja 3, expediente sobre la instalación de la Junta de Gobierno de esta capital y su provincia, foja 3. 9.-Archivo Histórico de Monterrey, AHM, Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey (segunda época), Sección Ayuntamiento, Serie Disposiciones Generales, Colección CORRESPONDENCIA, Vol. 003, Exp. 6.1, 12 mayo 1814. 10.-Ibid. 11.-Ibid. 12.-De acuerdo con el artículo 330 de la Constitución Española, “para ser individuo de la Diputación Provincial se requiere ser ciudadano en el ejercicio de sus derechos, mayor de veinticinco años, natural o vecino de la provincia, con residencia, a lo menos de siete años, y que tenga lo suficiente para mantenerse con decencia (..)”.consultar Constitución Política de la Monarquía Española

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promulgada en Cádiz a 19 marzo de 1812, Cap. II. , p. 93. Del gobierno político de las provincias, y de las diputaciones provinciales, disponible desde: http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/c1812/12260 13.-AGENL, Correspondencia de Gobernadores, Caja 1, Oficio 28 de julio 1820, Linares, 2f., y Correspondencia de Primeros Alcaldes, Fondo Colonial, Caja 2, oficio con fecha 25 septiembre de 1820. 14.-Un hecho sobresaliente durante el proceso para llevar a cabo la exhortación a los electores de parroquia fue la acusación pronunciada en contra del Lic. José Viveros, por parte del comandante Joaquín Arredondo. Según el testimonio de este último el Lic. Viveros pronunció un discurso en la catedral de la ciudad que era ofensivo a su persona y reputación, ya que se le acusaba de no dejar progresar a las provincias, pues “a los artesanos se les quitan sus arrieros, a los labradores sus mozos, a los arrieros las mulas de recua”. Por su parte, el Lic. Viveros respondió que no era su ánimo injuriarlo, y justificó que sus disposiciones eran dirigidas sólo en utilidad de la provincia, asimismo, accedió seguramente por orden de los mandos eclesiásticos, a escribir una satisfacción a favor del comandante. Asuntos Eclesiásticos, AE. 3/99, septiembre de 1820. 15.-AGENL, Fondo Colonial, Caja 2, Circulares 1812-1824, aviso de la junta electoral, 3 octubre 1820. 16.-AGENL, Fondo Colonial, Correspondencia de Alcaldes Primeros, Caja 1, noticia del gobernador de Texas, 9 mayo 1821. Desde fines de 1820 el brigadier Arredondo había propuesto a la Diputación Provincial un informe sobre los ataques de las tribus bárbaras, por lo cual pedía a la diputación dirigiera una solicitud al virrey para emprender una campaña en contra de los bárbaros, Vizcaya, 1998: 19. 17.-Una de las funciones del ayuntamiento de Monterrey, bajo el reglamento del gobierno interior de las provincias y los pueblos, artículo 321, tercer punto, “era llevar a cabo la administración e inversión de los caudales de propios y arbitrios, conforme a las leyes y reglamentos” y cuarto punto,

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“hacer el repartimiento y recaudación de contribuciones, y remitirlas a la tesorería respectiva”. Consultar: Chust, 2003 81. 18.-AHM, Fondo Sección Metropolitana, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 003, exp. 20, 5 abril 1821 y exp. 21, 9 abril 1821, exp. 17, 26 marzo 1821. 19.-AGENL, Fondo Colonial, Correspondencia de Alcaldes Primeros, Caja 1, noticia del administrador de rentas unidas del Nuevo Santander, 1 febrero de 1821. Se entiende que esta petición derivaba de los abusos cometidos por comerciantes y regatones que habían introducido a la ciudad de Monterrey algunos efectos para su expendio sin control alguno sobre el precio de compra. Véase AHM, Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 004, Exp. 7, 5 febrero 1821. 20.-AGENL, Fondo Colonial, Alcaldes Primeros, Caja 2, oficio de 29 mayo 1831 y Correspondencia de Gobernadores, Caja 1, 31 mayo 1821. 21.-Por su parte, Jáuregui detalla que la intención de Arredondo de trasladar la tesorería a la provincia de Monterrey “sugiere que deseaba que la cabeza de la diputación provincial estuviera en Monterrey”, estos temores estaban fundados en el proyecto de establecer una intendencia en las Provincias Internas de Oriente con sede en Saltillo, pretensión expuesta por Ramos Arizpe en las cortes hispánicas desde 1811 y 1812, Jáuregui, 2003: 353. Véase también Vizcaya, 1998:20. 22.-AHM, Fondo Ciudad Metropolitana, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 003, exp. 30, 5 julio 1821. 23.- AHM, Fondo Ciudad Metropolitana, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 003, exp. 30, 5 julio 1821. 24.-Ibid. 25.-AHM, Fondo Ciudad Metropolitana, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 003, exp. 31, 6 julio 1821.

26.-Ibid. 27.-AHM, Fondo Ciudad Metropolitana, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 003, Exp. 41, 27 agosto 1821, y exp.46, 27 septiembre 1821. 28.-AHM, Fondo Capital de Provincia, Vol. 003, Exp. 41, 22 octubre 1821. Véase también Fondo Capital de Provincia, Sección Correspondencia, Colección PRINCIPAL, Vol. 2, exp. 16, 30 abril 1823. 29.-AGENL, Fondo Colonial, Correspondencia de Alcaldes Primeros, Caja 2, oficio 27 octubre 1821. 30.-AHM, Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 003, Exp.55, 29 oct 1821 y exp. 56, 5 noviembre 1821. 31.-La simbología utilizada en el acto ceremonial y las fiestas provenían de las fórmulas utilizadas para legitimar el poder de los monarcas españoles, por lo que ya eran propiamente conocidas por los pueblo de la Nueva España. Lo único que cambiaba en sí era significado del acto, y en éste se legitimaba el poder de un México independiente (Frasquet, 2004: 254). 32.-AHM, Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO Vol. 003, Exp. 64, 18 noviembre 1821. 33.-Ibid. 34.-La lectura del Acta de Independencia, Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba eran leídos al pueblo, como un medio simbólico “de convencer al pueblo de que México se convertía en un imperio independiente de la monarquía española, aunque mantenía la forma de gobierno monárquico constitucional (Frasquet, 2004: 271). 35.-AHM, Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 003, Exp. 64, 18 noviembre 1821. 36.-Ibid.

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37.-Ibid. 38.-Sobre el tablado, estos: se colocaban cerca de los tres poderes principales de la ciudad: el monárquico, el religioso y el municipal (…), Víctor Mínguez citado en Frasquet Ivana, 2004: 265. 39.-AHM, Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 003, Exp. 64, 18 noviembre 1821. El lanzamiento de monedas también era un símbolo de los monarcas hispanos, “las monedas significaban devolver la imagen del rey multiplicada a la multitud en monedas de oro y plata que simbolizaban las futuras riquezas del nuevo monarca proporcionaría a sus súbditos (…), Víctor Mínguez, citado en Frasquet Ivana, 2004: 265. 40.-AHM, Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 003, Exp. 64, 18 noviembre 1821. 41.-Resultaron electos: don José Antonio Rodríguez, don Julián de Llano, el Lic. don Rafael de Llano, don José Vivero, doctor Bernandino Cantú, don Julián Arrese, don Tomás Iglesias, Pedro José Morales, el Lic. don José Alejandro Treviño y Gutiérrez, don Bernando Ussel y Guimbarda, el Dr. José de León Lobo, don José Luís de la Garza, don José María Sada, don Fermín Sada, Melchor Núñez de Esquivel, Dr. don Domingo Ugarte, el bachiller don José Antonio Gutiérrez. AHM, Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 003, Exp. 65, 20 dic 1821. 42.-AHM, Fondo Capital de Provincia, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 003, exp. 7, 1 febrero 1822. 43.-AHM, Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 003, exp. 59, 18 diciembre 1821. 44.-Ibid. 45.-AHM, Fondo Capital de Provincia, Sección Asuntos Legales, Serie Información y Declaración,

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Colección MISCELÁNEO, Exp. 6, Folio 52, 18 diciembre de 1821. 46.-Ibid. 47.-Para más detalle acerca de la representación del ayuntamiento de Monterrey: AHM, Fondo Capital de Provincia, Serie Información y Declaración, Colección MISCELÁNEO, Vol. 2, Exp. 6, folio 53, 18 dic. 1821. 48.-La rivalidades entre ambas provincias eran muy añejas, pues desde que Monterrey había obtenido la sede del obispado en noviembre de 1789, (Consultar Galindo, 2005: 34-36), Saltillo no cesaría en sus intentos por convertirse en la capital de las provincias de oriente, véase también Benson, 1980: 76-77. 49.-AGENL, Fondo Concluidos, Caja 8, Exp. 70, CL-8/73. oficios fecha, 25, 30 mayo y agosto de 1822. 50.-El art. 335 del reglamento del gobierno interior de las provincias y de los pueblos estableció que correspondía a las diputaciones intervenir y aprobar el repartimiento hecho a los pueblos de las contribuciones que hubieren cabido en la provincia, velar sobre la buena inversión de los fondos públicos de los pueblos y examinar sus cuentas, cuidando en todo la observación de las leyes, consultar Constitución Política de la Monarquía Española promulgada en Cádiz a 19 marzo de 1812, Cap. II. , p. 94. Del gobierno político de las provincias y de las diputaciones provinciales. Disponible desde: http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/c1812/12260. 51.-AHM, Fondo Capital de Provincia, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 003, exp. 25, 10 abril 1822. 52.-Ibid. 53.-AHM, Fondo Ciudad Metropolitana de Monterrey, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 003, exp. 26, 10 abril 1822.

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54.-AHM, Fondo Capital de Provincia, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 003, exp. 27-28, 22 y 27 abril 1822. 55.- AHM, Fondo Capital de Provincia, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 003, exp. 32, mayo 1822 56.-Ibid. 57.-AHM, Fondo Capital de Provincia, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 003, exp. 36, 29 mayo 1822. 58.-Ibid. 59.-Ibid. 60.-Ibid. 61.-AHM, Fondo Capital de Provincia, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO Vol. 003, exp. 38, 30 mayo 1822. 62.-AHM, Fondo Capital de Provincia, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 003, exp. 42, 45, 10 junio y 26 junio 1822. 63.-AHM, Fondo Capital de Provincia, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 003, exp. 55, 5 agosto 1822. 64.-AGENL, CL-8/70. 65.- Ibid. 66.-AHM, Fondo Capital de Provincia, Sección Actas, COLECCIÓN ACTAS DE CABILDO, Vol. 003, Exp.53, 58, 69, fechas: 29 julio, 2 septiembre y 9 noviembre de 1822. 67.-AHM, Fondo Capital de Provincia, Sección Correspondencia, Serie Políticos, Colección PRINCIPAL, Vol. 2, Exp. 1, 1823, documento sin fecha exacta. 68.-Acerca de la representación y elección del primer Congreso Constituyente consultar: Ávila, Alfredo, 2002: 214-220. 69.-Los conflictos entre Saltillo y Monterrey por

la sede de la diputación provincial seguían en proceso, pero para finales de 1822, tanto Nuevo León, Coahuila y Texas, formularon peticiones para establecer su propia diputación provincial. Hasta el 25 de febrero de 1823 se publicó el decreto del primer Congreso Constituyente de octubre de 1822, que establecía que la sede de la diputación de Nuevo León, Coahuila y Texas fuera la ciudad de Monterrey, Benson, 1980: 70, 80. 70.-Archivo Histórico de Monterrey (AHM), Sección Correspondencia, Serie Diversos, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 12, Exp. 15, 30 marzo 1823. 71.-Ayuntamiento de Parras a la Junta Gubernativa de Monterrey, 14 marzo 1828, Archivo General del Estado de Nuevo León, AGENL, Fondo Adhesión de las Provincias de Oriente al plan de Casa-Mata, en adelante APOPM, Caja 1, exp. 7. 72.-Ayuntamiento del Refugio a la Junta Gubernativa de Monterrey, 16 marzo 1828, AGENL, APOPM, Caja 1, Exp. 7. 73.-Ayuntamiento de la villa de Santiago de Saltillo a la Junta del Nuevo Reyno de León, AGENL, APOPM, Caja 1, Exp. 57. 74.-Correspondencia de Real de Vallecillo a la Junta de Monterrey, AGENL, APOPM, caja 1, legajo 7. 75.-Ibid. 76.-AHM, Fondo Capital del Nuevo León, Sección Correspondencia, Serie Diversos, Vol. 12, exp. 15, 30 marzo 1823. 77.-La villa de Aguayo escribió a la junta gubernativa sobre su adhesión al plan, y señaló haber recibido el decreto del emperador sobre la Diputación Provincial de Nuevo Santander “por lo que esta provincia cuenta ya con una Corporación a la que la ley previene cuide de su felicidad de su territorio en lo gubernativo y económico (...), pero no crea usted que se interrumpirán por nada las estrechísimas relaciones que ligan a una y otra provincia, pues ésta queda en continua vela para servir (...) en toda clase de auxilios, y en especial el de la tropa armada y sus anexos (...), AGENL, APOPM, Exp.

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37, 14 marzo 1823. 78.-Correspondencia de Gaspar López al presidente y vocales de la Junta Gubernativa de Monterrey, AGENL, APOPM, Caja1, Exp. 1. 79.-Ibid. Véase también Exp. 14, 10 marzo 1823. Al respecto de la revuelta: “se tuvo noticia de que el Sr. brigadier López, en la hacienda La Rinconada “tenía toda la tropa acuartelada, haberla juramentado sobre reconocimiento sobre el emperador y ciega obediencia a sus órdenes, parece a pedido tropa a Monclova (…)”, Miguel Ramos Arizpe y Rafael de Llano a la junta gubernativa de Monterrey, exp. 2, 10 marzo 1823. 80.-AGENL, APOPM, Exp. 20, 10 marzo 1823. 81.-AGENL, APOM, Caja 1, Exp. 12, 11 marzo 1823. 82.-Ibid., exp. 57, 14 marzo 1823. 83.-AGENL, APOPM, Caja 1, Exp. 57, 14 marzo 1823. 84.-Ibid. 85.-Ibid. Exp. 50 y 51, 20 marzo 1823. 86.-Ibid. Exp. 52, 24 marzo 1823. 87.-Ibid. 88.-La junta de Monclova era considerada por la junta de Monterrey como la capital de la provincia de Coahuila, véase AGENL, APOPM, Caja 1, Exp. 57, 20 marzo 1823. 89.-Ibid. Exp. 53-54, 26 marzo 1823. 90.-AGENL, APOPM, Caja 1, Exp. 52, 24 marzo 1823. 91.-En su instalación contó sólo con cinco de los siete individuos que debían conformarla, siendo la ausencia más notoria la de Ramos Arizpe, Jáuregui, 2003: 357.

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92.-AHM, Fondo Capital de Provincia, Sección Correspondencia, Serie Políticos, Colección PRINCIPAL, Vol.2, Exp. 8, sin fecha. 93.-Según parece, Saltillo no deseaba formar parte del gobierno establecido en Monterrey, primero porque tenía una actitud de oposición hacia la Junta Regiomontana y en segunda porque se negaba también a ser parte de una Diputación conformada por los miembros electos en enero de 1822, petición de Mier y el Ayuntamiento de Monterrey, Jáuregui, 2003: 359-360. 94.-AHM, Fondo Capital del Nuevo León, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 999, Exp. 26, 5 mayo 1823 y exp. 27, 9 de mayo 1823. Retomamos el término “separar” utilizado por Jáuregui el cual significa “la posición federalista” que defendía Ramos Arizpe. Jáuregui, 2003: 362. Sobre la representación de Pedro Lemus por haber salido de Monterrey en calidad de reo: AHM, Fondo Capital de Provincia, Sección Correspondencia, Serie Ayuntamiento de Monterrey, Colección PRINCIPAL, Vol. 17, Exp. 7, mayo, agosto 1823. 95.-AHM, Fondo Capital del Nuevo León, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 999, Exp. 26, 5 mayo 1823 y Exp. 27, 9 de mayo 1823 96.-Ibid. 97.-La Junta de Monterrey que coincidía en mucho con los argumentos de Ramos Arizpe, particularmente su idea de establecer “Una junta General de las provincias orientales”, “fue disuelta por vecinos medio amotinados, porque conocieron que el Sr. Ramos Arizpe, ciego como spre. por su Saltillo quería llevarse allá el gobierno y reinstalaron la diputación provincial que tenia luego el mando político y que Saltillo no quiso cambiar a sus miembros, ni quiere reconocer a Monterrey, ni a Monclova (…)”, AHM, Fondo Capital de Provincia, Sección Correspondencia, Serie Políticos, Colección PRINCIPAL, Vol. 2, Exp. 14, sin fecha. 98.-AHM, Fondo Capital de Nuevo León, Sec-

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ción Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 999, Exp. 26, 5 mayo 1823 y Exp. 27, 9 de mayo 1823.

110.-AHM, Fondo Capital del Nuevo León, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 999, Exp. 35, 24 junio 1823.

99.-AHM, Fondo Capital de Provincia, Serie Políticos, Colección PRINCIPAL, Vol.2, Exp. 11, sin fecha.

111.-En el acta don Julián de Llano asentó ser contrario al total acuerdo del ayuntamiento, en cuanto que él votaba pero por respaldar el acta de 23 de junio en que se convino en la formación de la Junta General convocante, AHM, Fondo Capital del Nuevo León, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 999, Exp. 38, 29 junio 1823.

100.-AHM, Fondo Capital de Nuevo León, Sección Correspondencia, Serie Civiles, Colección PRINCIPAL, Vol. 2, Exp. 3, 30 abril 1823. 101.-Ibid. 102.-AHM, Fondo Capital de Provincia, Serie Políticos, Colección PRINCIPAL, Vol.2, Exp. 11, 13, sin fecha. 103.-AGENL, APOPM, Caja 1, Exp. 59, 20 mayo 1823. 104.-Consultar: AGENL, APOPM, Caja 1, Exp. 52, 24 marzo 1823, Jáuregui, Luis, 2003: 363. 105.-AHM, Fondo Capital del Nuevo León, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 999, Exp. 28, 2 junio 1823. 106.-Ibid., exp. 29, 5 junio 1823. 107.-Carta de el padre Mier al Sr. Bernardino Cantú, 25 junio 1823. Cossío, 2000: 32, 39, 75, Tomo V. 108.-AGENL, APOPM, Caja 1, Exp. 59, 20 mayo 1823. Nota: la diputación provincial que se reconoció por el congreso, fue la tercera, la que entre sus miembros contaba con Bernandino Cantú, por Mty., José Melchor Sánchez Navarro de Coahuila, José María Gutiérrez de Lara. 109.-Las inquietud eran suscitadas por las noticias sobre los hechos ocurridos en San Luis por Santa Ana, y por el rumor de la venida a la ciudad de los presos del 30 de abril del corriente, por ese motivo la defensa de los hogares y la protección de los vecinos eran preocupaciones urgentes para las corporaciones de Monterrey, AHM, Fondo Capital del Nuevo León, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 999, Exp. 32, 18 junio 1823.

112.-AHM, Fondo Capital del Nuevo León, Sección Correspondencia, Serie Diversos, Vol.12, Exp. 41, 21 julio 1823. El rechazo por parte de miembros de la elite regiomontana hacia los representantes de Coahuila era tan obvio que el ayuntamiento recibió, por parte de la Diputación Provincial, un oficio con fecha de 17 de julio, en el que cuestionaban a la corporación la veracidad del rumor sobre si deseaban “la separación de la representación de Coahuila”, y la traslación de la Diputación a otro punto; el Ayuntamiento respondió por medio de Julián de Llano: “que entendían que la representación de Coahuila debía cesar por motivo de la declaración de la Junta de Coahuila de ser libre, independiente y soberana, como había quedado en concepto público, y que de ser llevado a efecto la exclusión debían convocar a una Junta de Provincia con reconocimiento a la soberanía y supremo gobierno, a la vez expresaron que los rumores seguramente provenían de las especies ligeras e improperios de los señores de la representación de Coahuila, por último expresaron que no consideraban conveniente el traslado o disolución de la Diputación, por ser opuesto a las leyes y por los trastornos, reclamos, desórdenes que se ocasionarían con ello, AHM, Fondo Capital del Nuevo León, Sección Correspondencia, Serie Diversos, Vol.12, Exp. 36- 37, 17-18 julio 1823. 113.-Ibid. 114.-La propuesta de la diputación provincial y del comandante De la Garza fue aceptada por el ayuntamiento del Pilón, como un medio para evitar la anarquía, adhiriendo a los siguiendo puntos del acta: 1. Unión de dichas provincias en un solo estado; 2. Esperar la convocatoria del congreso provisional: 3. gobernar hasta la reunión del Congreso, obrando en su dirección las autoridades constitui-

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das y reconociendo al gobierno nacional con todos los casos a que el Estado queda obligado por medio de la federación. AGENL, Fondo Militares, Caja 9, 30 junio, 7 julio, 1823. 115.-AHM, Fondo capital del Nuevo León, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Exp. 39, 30 junio 1823. 116.-Ya en junio de 1823 Mier relataba la petición de las Provincias de Oriente sobre un Congreso Provincial: “Algo embarazado se halla para que el Congreso sea de las cuatro provincias, con la diputación de Santander; (…), este pobre diputado de Monterrey (…) hizo proposición la semana pasada, (...) que se instalen congresos provinciales con facultades amplísimas conforme al proyecto de bases. Hoy lo apoyó el gobierno con toda eficacia, (…), Cossío, 1946: 38. 117.-AHM, Fondo Capital del Nuevo León, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 999 Exp. 39, 30 junio 1823. 118.-Sobre la petición dirigida al congreso el padre Mier expresó: “Yo viendo la opresión de mi patria por la prepota (prepotencia) de ese comandante y los excesos políticos de las otras provincias pedí al congreso 1. que se separase el mando político del militar y lo 2. que cada una de las cuatro provincias tuviera su propia diputación provincial como todo se ha concedido a las provincias internas del poniente (…)”. Sobre las facultades de las diputaciones provinciales comunicó: “ya se autorizó a las diputaciones provinciales velar sobre los fondos de provincia hasta suspender a los empleados y para proponer ternas al gobierno para todos los empleos civiles, políticos, de hacienda, judicatura; ¿qué más quieren?”, AHM, Fondo capital de provincia, Sección Correspondencia, Serie políticos, Colección PRINCIPAL, Vol. 2, Exp. 20, sin fecha. Sobre la petición de diputaciones provinciales véase también Cossío, 1946: 40. 119.-AHM, Fondo Capital del Nuevo León, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 999 Exp. 39, 30 junio 1823. 120.-AHM, Fondo Capital de Provincia, Sección Correspondencia, Serie Políticos, Colección PRINCIPAL, Vol. 2, Exp. 23, sin fecha.

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121.-Ibid. 122.-Ver más arriba citas 130 y 135. 123.-Fondo Capital de Provincia, Sección Correspondencia, Serie Políticos, Colección PRINCIPAL, Vol.2, Exp. 10, fecha aproximada agosto 1823. Cossío, 2000: 46, Tomo V. 124.-Correspondencia de Alamán al jefe político de Monterrey, 20 de septiembre de 1823, AGENL, APOPOM, Caja 1, Exp. 10. 125.-AHM, Fondo Capital del Nuevo León, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol.999, Exp. 41-42, 12, 14, julio 1823. 126.-AHM, Fondo Capital del Nuevo León, Sección Correspondencia, Serie Ayuntamiento de Monterrey, Vol. 12, Exp.68.6, 14-15 julio 1823. 127.-Ibid., 15 julio 1823. 128.-Ibid., 21 julio 1823. AHM, Fondo Capital del Nuevo León, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol.999, Exp. 44, 17 julio 1823. 129.-Carta de Servando Teresa de Mier a Bernardino Cantú, 30 julio 1823, Cossío, 2000: 48, 78, Tomo V. 130.-AGENL, Fondo Colonial, Caja 2, Circulares 1812-1824, Gaceta, 18 noviembre 1823, Tomo II. 131.-AHM, Fondo Capital de Provincia, Sección Correspondencia, Serie Ayuntamiento de Monterrey, Colección PRINCIPAL, Vol.2, Exp.22, sin fecha. “Se han equivocado Vdes. Con la elección del jefe político, lo que les pidió el Gobierno no fue que indicarán a las personas que anduvieran por ahí a propósito, no que lo eligiesen, carta de Fray Servando Teresa de Mier, 5 julio 1823, Cossío, 1946: 41, 45. 132.-Carta del diputado Dr. Mier a Bernardino Cantú, 13 julio 1823, Cossío, 2000: 46, Tomo V. 133.-Juan José Echandía tenía la orden de resistir a De la Garza si éste turbaba el orden público, Echandía incurrió en la indiscreción de participarle a De la Garza la noticia lo que le costo el cargo de

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jefe político en noviembre de 1823. AHM, Fondo Capital de Provincia, Sección Correspondencia, Colección PRINCIPAL, Vol. 2, Exp. 28, Cossío, 2000: 52, Tomo V. 134.-AHM, Fondo Capital del Nuevo León, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 999, Exp. 4, 22 septiembre 1823. Para revisar quienes conformaron la cuarta diputación provincial, véase cita 149. 135.-El ayuntamiento se mostró complacido con la elección de Echandía como jefe político, pues su celo, patriotismo, actividad, prudencia y conocimiento eran ideales para un perfecto desempeño para llevar a cabo el orden, tranquilidad y prosperidad de la provincia, AGENL, Fondo Colonial, Caja 2, 24 septiembre de 1823. 136.-AHM, Fondo Capital del Nuevo León, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 999, Exp. 57, 30 septiembre 1823. La petición sobre la necesidad de conseguir fúsiles, ya había sido expuesta por la diputación provincial al ayuntamiento en sesión del 24 de septiembre, en la misma exponía el acuerdo para que la provincia se hiciera de la compra de una imprenta y de fúsiles. 137.-AHM, Fondo capital del Nuevo León, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol.999, Exp. 66, 3 noviembre 1823. 138.-La oposición en contra de las autoridades y del propio Mier seguramente era causada por la ya entonces visible incompatibilidad de ideas dentro de los integrantes de los grupos políticos, al respecto Mier señaló: “Esa diputación tiene aturullado al gobierno con representaciones contra Francisco, sin duda son cosas de Arizpe y Llano. Toda la Federación se reduce á pleito de empleos”. Cossío, 2000: 56-58. Tomo V. pPp 139.- AHM, Fondo Capital del Nuevo León, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol.999, Exp. 70, 28 nov. 1823. 140.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 999, Exp.73, 9 diciembre 1823.

141.-Incluso el Dr. Mier comunicó a Bernardino Cantú el 17 abril de 1824 que la comisión de Constitución ya había dictaminado la reunión de las cuatro provincias en un solo estado, Cossío, 2000: 93, Tomo V. 142.-AHM, Fondo Capital del Estado, Fondo Correspondencia, Colección Correspondencia, Vol. 14, Exp. 25-26, 20 febrero 1824. Este documento esta firmado por el jefe político don Francisco de Paula Mier y Noriega. 143.-Ibid. El número poblacional indicado en el documento se acerca a lo presentado por el Dr. Mier, quien refirió al Congreso de la Unión que en las estadísticas preparadas para las cortes españolas en la década de 1820 “constaba que Nuevo León tenía más de 70 mil habitantes, Tamaulipas 51 y Coahuila 45 mil, aunque le daban igual número de representantes que a Coahuila, con casi el doble de población, y a ésta se le agregaba Texas por ser limítrofe”, Gortari, 2003: 67. 144.-Ibid. 145.-En equivalente consulta de Mier al ayuntamiento de Monterrey, el procurador más antiguo d. Mateo Quiroz opinó respecto a las rivalidades entre las provincias: “(…) esta anexión está comprobada con la experiencia (…), a casos particulares de desavenencias, discordias, enemistades acaecidas con la provincia de Coahuila (…..)”, AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Actas, Colección ACTAS DE CABILDO, Vol. 999, Exp. 7, 24 marzo 1824. 146.-Todavía en junio, en una posición variable del congreso “se volvió a debatir la posibilidad de una sola entidad nororiental, ante la representación recibida por las villas de Mier, Camargo y Refugio pidiendo la supresión del estado de Tamaulipas o agregación al actual estado de oriente”, Jáuregui, 2003: 373. 147.-Felicitación del estado de Querétaro dirigido a la provincia del Nuevo León, Archivo de Honorable Congreso del estado de Nuevo León, AHCENL, Tomo 1, Exp.1, 18 agosto 1824.

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148.-Congratulación del ayuntamiento del valle de Guajuco y su cura párroco Preb. Pedro Antonio de Eznal, AHCENL, Tomo 1, Exp. 1, 4 agosto 1824. 149.-La votación de la primera legislatura contó desde sus inicios con divisiones políticas bien definidas, pues ya sea por suerte o por doble escrutinio, Parás, el ya citado agente de Arizpe, Rafael de Llano, quien también se distinguió por estar acorde a sus ideas, y Juan Bautista de Arizpe salieron electos diputados. Este último declaró abiertamente no querer aceptar su nombramiento, pues ofendido por la acusaciones de Fray Servando por llamarlo ladrón al haber cobrado dietas cuando fungió como diputado suplente en el Congreso de la Unión en 1822, pidió nulidad del cargo por ser contrario a la ley; pero la comisión nombrada para estudiar su caso dictaminó que no había mérito para tal petición, Cossío, 2000: 97-99, Tomo V. 150.-AHCENL, Tomo 1 (reservado), sesión 3 agosto 1824. 151.-Se presentaron ciertas contrariedades relativas al manejo interior y pendientes de la Tesorería de Saltillo; entre ellas el administrador de tabacos se negó a prestar el debido juramento al Congreso del estado de Nuevo León, por tal motivo el Congreso, para evitar todo género de dudas sobre su reconocimiento y juramento de obediencia, decretó que todo individuo que se rehusase a prestar conforme a la ley juramento saldría del estado inmediatamente, AHCENL, Tomo 1 (reservado), sesión de 16, 23 agosto 1824. 152.-AHCENL, Tomo 1 (reservado), sesión 3 agosto 1824. 153.-Congratulación del ayuntamiento del valle de Guajuco y su cura párroco Preb. Pedro Antonio de Eznal, AHCENL, Tomo 1, Exp. 1, 4 agosto 1824. 154.-La comisión agregó además que en la sala se sesiones “se dispondría de bancas y asientos para que los concurrentes extraños pudieran asistir y oír las discusiones, además de una banca distinguida destinada para los señores magistrados, exdiputados del congreso, o empleados extranjeros (…), AHCENL, Tomo II (reservado), sesión 6 agosto 1824.

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155.-A pesar de que tanto la Constitución de 1824 como la local de marzo de 1825 establecieron la igualdad de todos los individuos, esto fue manifestado sólo de forma relativa, ya que el Tit. XI del Poder Judicial art. 50, declaró no hacer novedad alguna en cuanto al fuero clerical ni militar, Quiroga, Madero, 1998: 89. 156.-Otras fuentes que sirvieron de base para la formulación de la constitución del estado de Nuevo León fueron algunas leyes y reglamentos de otros estados: Oaxaca, Veracruz, Yucatán, Estado de México y otros, Jáuregui, 2003: 376. 157.-AHCENL, Tomo 2 (reservado-Borrador de la Constitución), sesión 9 dic. 1824. 158.-Ibid. 159.-AHCENL, Tomo 2 (reservado-Borrador de la Constitución), sesión 11 dic. 1824. 160.-Ibid. 161.-Ibid. 162.-AHCENL, Tomo 2 (reservado-Borrador de la Constitución), sesión 11 dic. 1824. 163.-Ibid. 164.-AHCENL, Tomo 2 (reservado-Borrador de la Constitución), sesiones 13 y 14 dic. 1824. Consultar también: Quiroga, Madero (1998). Nuevo León a través de sus constituciones, H. Congreso del Estado de Nuevo León, artículos 13-16, 63. 165.-AHCENL, Tomo 2 (reservado-Borrador de la Constitución), sesión 11 dic. 1824 166.-Ibid., sesión 13 dic 1824. 167.-Ibid. 168.-Para facilitar más el proceso de elecciones y para la circulación de las órdenes el Congreso decretó oficialmente, en 1826, la división del territorio del estado en los partidos de: Monterrey, Cadereyta Jiménez, Montemorelos, Linares y Boca

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de Leones, AHCENL, Tomo 3 habilitado para los años 1825-1827, libro de acta de sesiones públicas, 9 abril 1826. 169.-AHCENL, Tomo 2 (reservado-Borrador de la Constitución), sesión, 14 dic. 1824. 170.-Ibid. En las elecciones sólo se exceptuaba de ser electores a las personas empleadas en el poder ejecutivo del estado, así como los que ejercían jurisdicción contenciosa, eclesiástica civil o militar, art. 23 en Quiroga, 1998: 65. 171.-AHCENL, Tomo 2 (reservado-Borrador de la Constitución), sesión, 14 dic. 1824. 172.-Ibid. 173.-Para poder ser elector primario bastaba con ser ciudadano en el ejercicio de sus derechos, en cambio, para ser elector secundario a petición se debía ser ciudadano en el ejercicio de sus derechos y ser vecino del partido que lo nombra con residencia de tres años en el estado, AHCENL, Tomo 2 (reservado), sesión 14 y 16 dic. 1824. 174.-Para consultar la división de los partidos y los distritos que cada uno componen: AHCENL, Tomo 3 habilitado para los años 1825-1827, libro de acta de sesiones públicas, 9 abril 1826. 175.-AHCENL, Tomo 2 (reservado), sesión 16-18 dic. 1824.

178.-Ibid. En caso de muerte o imposibilidad del gobernador, el nombramiento debía recaer en el teniente gobernador, y a falta de éste el jefe político de la capital hasta finaliza el año, Quiroga, 1998: 87. 179.-La Junta Consultiva de Gobierno de 1825 estuvo compuesta por: presidente, vicegobernador del mismo estado Julián Arrese; eclesiástico secular nombrado doctor José Bernardino Cantú; secretario de gobierno Miguel Margain; alcalde I Ambrosio de Llano, AHCENL, Tomo 3 (reservado), libro de actas de la Junta Consultiva del gobierno del estado de Nuevo León, sesión 2 agosto 1825. 180.-Jáuregui retoma el concepto de antidemócratas interpretado por Annino, pero para los criollos nuevoleoneses, consultar Jáuregui, 2003: 378. 181.-AHCENL, Caja 1, exp. 8. Disposición sobre el ramo del tabaco que pertenece al estado, 18 oct 1824. 182.-AHCENL, Caja 1, exp. 8. Disposición sobre el ramo del tabaco que pertenece al estado, 22 oct 1824. 183.-AHCENL, Caja 1, exp. 5. Dictamen recaído sobre la comunicación dirigida al gobierno del estado por los representantes del mismo en la cámara del senado, sobre ataques del padre Mier al estado, junio 1825. En relación también consta el expediente del Tomo I (reservado), sesión 18 abril 1825.

176.-Ibid. Sesión 18 dic. Como las personas de los altos funcionarios (entendiéndose por estos: Gobernador, secretario, diputados del Congreso, integrantes de la Junta Consultiva, magistrado de Audiencia y síndicos procuradores) eran inviolables, ninguno de ellos podían ser procesado criminalmente. Por ello la constitución estatal estableció en su título XV que la conducta pública y privada de estos funcionarios estaría sujeta a un juicio sumario llamado censura, cuyo efecto tenía por fin la revocación del cargo. Para esta función eran elegidos en Junta de Estado los censores, para participar de ser el caso, en juicio censorio; Quiroga, Madero, 1998: 94-100.

184.-Ibid.

177.-Ibid.

190.-Ibid.

185.-Ibid. 186.-AHCENL, Caja 2, exp. 18, mayo 1825. 187.-Ibid. 188.-Ibid. 189.-AHCENL, Caja 4, exp. 60, 9 sept. 1826. Disposición relativa a la introducción del tabaco extranjero en los estados de Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y Texas.

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191.-Ibid. 192.-AGENL, Fondo Concluidos, Caja 7, Exp. 47. CL-7/47. 193.-AHCENL, Tomo II (reservado), sesión 21 agosto 1824. 194.-Este tipo de solicitudes no eran novedosas, ya desde el siglo XVII el reclamo en contra del monopolio ejercido por los comerciantes de Veracruz o México era persistente; de igual manera la solicitud de apertura de puertos fue también una petición representada por Miguel Ramos Arizpe o Simón Herrera y Leyva, Galindo, 2005: 124. 195.-AHCENL, Caja 3, Borradores de decretos expedidos por el congreso del estado, exp. 30. no. 21. 196.-Ibid. Sólo se exceptuó de este cobro a los individuos cuyos productos no llegasen a los 100 pesos anuales, el cobro de este impuesto se comenzó a realizar por los ayuntamientos a partir de mayo de 1825, AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Correspondencia, Serie Congreso de la Unión, COLECCIÓN IMPRESOS II, Vol. 4, Exp. 5, Folio 1. Al respecto se puede consultar también, AHCENL, Caja 2, exp. 30, decreto 22, 17 marzo 1825. 197.-Ibid. 198.-AHCENL, Tomo 1 (reservado), sesión secreta 13 enero 1825. 199.-Ibid. 200.-Ibid. 201.-Un informe del militar Vicente Arreola dirigido al gobernador detalla la precaria condición y miserabilidad de sus tropas, suplicando asistencia y auxilio para la escasez; la respuesta del gobernador fue la imposibilidad de su petición, pues el único medio que podía aliviar esta situación era el envío de tabacos labrados y con rama que se había solicitado al gobierno (…). AGENL, Caja 12, exp. 28, 17-18 mayo 1825. 202.-En estos documentos se señaló que la milicia nacional debía ser conformada por todos aquellos

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individuos que estaban obligados a concurrir a la defensa de la patria cuando la ley los llamara, que los individuos que formaban la milicia nacional local estaban sujetos a los gobernadores del estado y el presidente de la república; que la milicia debía ser compuesta de infantería, artillería y caballería (…), AHCENL, Caja 4, exp.61, 29 dic. 1827. El reglamento detallaba el nombramiento de jefes, oficiales, sargentos y cabos de las milicias, el cual debía ser hecho por los ayuntamientos del estado, también se señaló el juramento de las fuerzas armadas que rezaba: “Juráis a dios nuestro señor emplear las armas que este estado pone en nuestra manos en defensa de la religión católica, apostólica, romana, de la independencia y de la soberanía de la nación mexicana y de la forma de gobierno republicana, conservar el orden interior del estado: cumplir y hacer cumplir sus leyes y las del Congreso de la Unión, guardando en todo la más acendrada felicidad; obedecer a nuestros jefes, no abandonar jamás cualquier servicio y guardar la más debida consideración a los demás ciudadanos”; asimismo, el reglamento disponía sobre el uniforme de la milicia, el cual debía ser casaca pantalón, pantalón y forro azul celeste, cuello, vueltas y vivo encarnado, botón de oro de la infantería, y de plata la caballería, se estipuló también sobre penas y castigos correccionales sobre el servicio de milicia, entre otros temas interesantes. AHCENL, Tomo 3, sesión 8 marzo 1828. 203.-Reséndiz Balderas (2002). Liberalismo en el noreste de México, siglo XIX. ACTAS. Vol. I Núm. 1. Enero-Junio, 5. 204.-Oficio del ayuntamiento de la Mota, Archivo del Honorable Congreso del Estado de Nuevo León, AHCENL, Caja 2, Exp. 10, Dictamen de la comisión de instrucción pública, junio 1825. Se estableció también, por decreto del Congreso del estado y del gobernador José María Parás, que a todos los niños en las escuelas e iglesias se les debe instruir acerca de la Constitución, AHM, Fondo capital del estado, Sección correspondencia, Serie ayuntamiento de Monterrey, Vol. 16, Exp. 4, Folio 9, 12 abril 1826. 205.-Archivo General del Estado de Nuevo León AGENL, Fondo Memoria de Gobierno, Informe de José María Parás, Caja 1, 16 febrero 1826.

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206.-AHCENL, Tomo 4 (reservado), sesión 16 febrero 1826. Véase también Archivo Histórico de Monterrey, AHM, Fondo Capital del Estado, Serie Planes y Programas, Colección IMPRESOS II, Vol. 6, Exp. 3, Folio 9 no.1, artículo 12 de Instrucción Primaria. 207.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Educación, Serie Planes y Programas, Colección IMPRESOS II, Vol. 6, Exp. 3, Folio 9., no.1. 208.-Memoria presentado al Honorable Congreso por el gobernador Manuel Gómez, 1828, AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Correspondencia, Serie Ayuntamiento de Monterrey, Colección Principal, Vol. 23, Exp. 1, 8 marzo 1828. 209.-AHCENL Caja 10, Exp. 10, Solicitud del ayuntamiento de esta ciudad, sobre que se le autorice dar del fondo de propios $50. 00 anuales a la preceptora de escuela pública de niñas, 4 febrero 1828. En la práctica, según parece la autorización de estos 150. pesos no tuvieron efecto, así lo expresa otra representación de la maestra Josefa Niño de Córdova en 1840, Galindo, 2005: 116. 210.-AGENL, Fondo Concluidos, Caja 16, Exp. 27, CL/16-27, enero, junio 1831. 211.-Ibid. 212.-Ibid. 213.-AGENL, Fondo Memoria de Gobierno de Joaquín García, Caja 2, 1831. Posteriormente la previsión sobre estos establecimientos se extiende a los gobiernos centralistas, pues en 1835 la memoria de Manuel Gómez de Castro menciona la sanción de un decreto para la creación de un instituto para enseñar después de los primeros rudimentos y nociones de urbanidad: aritmética, geométrica, gramática, castellana, astronomía y geografía. Sin embargo, la enseñanza pública no representó un avance representativo sino hasta la fundación de las compañías lancasterianas de 1844, Galindo, 2005: 117. 214.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Correspondencia, Serie Ayuntamiento de Monterrey, Colección Correspondencia, Vol. 16, Exp. 4, Folio 9.

215.-AGENL, Fondo Memoria de Gobierno, Informe de José María Parás, Caja 1, 16 febrero 1826. 216.-Memoria del Estado Libre de Nuevo León a cargo del gobernador Manuel Gómez de Castro, 1828. AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Correspondencia, Serie Congreso de la Unión, Colección Impresos II, Vol. 4, Exp. 5, Folio 1. 217.-En 1825 el Congreso decretó la propuesta sobre la habilitación de grados mayores de teología véase: AHM, Fondo capital del estado, Sección correspondencia, Serie Ayuntamiento de Monterrey, Colección correspondencia, Vol. 16, Exp. 5, Folio 4, 1 mayo 1826. Pero fue finalmente el decreto del gobernador Manuel Gómez quien con rigor de ley publicó el impreso, AHM. Fondo Capital del Estado, Sección Reglamentos, Decretos y Circulares, Colección PRINCIPAL, Vol. 10, Exp. 36. 218.-Memoria del Estado Libre de Nuevo León a cargo del gobernador Manuel Gómez de Castro, 1828. AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Correspondencia, Serie Ayuntamiento de Monterrey, Colección Principal, Vol. 23, Exp. 1, marzo 1828, 219.-Archivo del Honorable Congreso del Estado, AHCENL, Tomo 3 habilitado para los años 18251827, sesión 9 febrero de 1829. 220.-Desgraciadamente, para junio de 1829 el gobierno no podía solventar más los gastos de la escuela de medicina y deseaba rescindir la contrata del Dr. Constanza, AHCENL, Tomo 3 (reservado), sesión 1 junio 1829. Según el informe de gobierno de 1831, la escuela dejó de funcionar a “falta de director, pues el recomendable médico Dr. Pascual Constanza, encargado de su asistencia, ha tenido que abandonarla estrechando la necesidad de atenderse a sí mismo (…)”.AGENL, Fondo Memoria de Gobierno de Joaquín García, Caja 2, 1831. Por último, de los cuatros alumnos inscritos en el curso de medicina, sólo dos: Francisco Gutiérrez y Carlos Ayala, lograron concluir sus estudios fuera del estado, Galindo, 2005: 100. 221.-El desarrollo del Colegio quedó confirmado con el estado manifiesto 1828 que expresa entre otras características un número total de alumnos del Seminario, cátedras, facultades, autores que sirven de seguía, y otros, consultar: AHM, Fondo

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Capital del Estado, Sección Correspondencia, Serie Ayuntamiento de Monterrey, Colección PRINCIPAL, Vol. 23, Exp. 1. No obstante de que el Colegio Seminario fue por mucho el único establecimiento ilustrativo hasta el advenimiento del Colegio Civil, éste nunca pudo estar a salvo de las carencias económicas tan comunes en esta época; la situación llegó al extremo en 1832, pues a falta de recursos y debido a la decadencia en rentas decimales, este centro educativo ingresó en una etapa de decadencia, cierres prolongados, y hasta abandono, muy a pesar de los esfuerzos generales del gobierno y de su temor a “una retrogradación espantosa y funesta en la moral y en la civilización”, AGENL, Fondo Memoria de Gobierno de Joaquín García, Caja 2, 1832.

sirvientes, en los que incluidos tanto los pobres, como hasta las inútiles y desvalidas mujeres, todos van a resultar aprovechados de esta disposición”, AGENL, Asuntos Eclesiásticos, Caja 3, Exp. 111, AE, 3/111. Informe que el Venerable Cabildo Eclesiástico presenta al Jefe Político de esta Provincia sobre los establecimientos de Pública Beneficencia, 1823, Monterrey, 15 fojas.

222.-AGENL, Fondo Memoria de Gobierno de Manuel Gómez, Caja 1, 1827.

230.-AHCENL, Tomo 4 (reservado), sesión 13 de febrero de 1826 o consultar también AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Reglamento, Decretos y Circulares, Colección IMPRESOS II, Vol. 6, Exp. 2, Folio 24. Entre los nombres manejados para llenar los cargos de la Casa de Beneficencia se mencionaron como tesorero al C. Br. José de Jesús de la Cerda, como contador al C. Pedro Morales, síndico procurador don Francisco Arroyo, y para los otros tres individuos: don Fermín de Sada, Rafael de la Garza, Pedro Agustín Ballesteros, AHCENL, Tomo 4 (reservado), sesión 13 abril 1826.

223.-Ibid. 224.-AGENL, Fondo Memoria de Gobierno, Informe de José María Parás, Caja 1, 16 febrero 1826. 225.-Ibid. El estado de Nuevo León sufrió en 1825 una epidemia de sarampión, el plan de contingencia del gobierno en casos como éste, obligaba al gobierno a facultar a los ayuntamientos para que éstos tomaran las medidas correspondientes a fin de cortar el mal y auxiliar al pueblo con medicamentos y socorros necesarios, también se formaban “Juntas de Sanidad” que colaboran en unión del ayuntamiento, se exhortaban a la caridad de los pudientes para proveer medicinas y alimentos a los más necesitados, y por último el gobierno redoblaba esfuerzos para hacer circular el método curativo. 226.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Correspondencia, Serie Ayuntamiento de Monterrey, Colección CORRESPONDENCIA, Vol. 16, Exp. 5, Folio 1. 227.-En su informe, el tesorero de la iglesia, D. José Bernandino Cantú, expresó que no se podía pensar por ahora en algún establecimiento de beneficencia por la falta de erario, mas proponía como útil, conveniente y práctico la siembra, cultivo y labranza de tabaco por ser un ramo de utilidad del que saldrían beneficiados “a todas las clases del común, tanto cosecheros, empleados, menesterosos, como

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228.-AGENL, Fondo Memoria de Gobierno, Informe de José María Parás, Caja 1, 16 febrero 1826. 229.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Reglamentos, Decretos y Circulares, Serie Municipales, Colección IMPRESOS II, Vol. 20, Exp. 8, Folio 12.

231.-Ibid. 232.-Ibid. 233.-Plan de Instrucción Pública y Prevenciones Generales, AHCENL, Tomo 4 (reservado), sesión 20-21 de febrero de 1826. El plan de prevenciones generales e instrucción pública que hemos citado con anterioridad en el apartado sobre educación pública es un complemento entre las obligaciones del gobernador para ejercitar en formar conjunta con el Congreso, el ayuntamiento y otras corporaciones la corrección sobre desconocidos vagos, ociosos y malentretenidos, locos, mendigos, voluntarios y muchachos desamparados; enviándolos a obras públicas o a casas de corrección y beneficencia, o poniéndolos a cargo de empresarios o maestros, que los instruyan o empleen en ocupaciones útiles, Título 10, art. 128-IV, Madero, 1998: 85. 234.-Ibid.

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235.-En este documento aparece el oficio sobre la comisión de la Junta de Beneficencia y un plano, AGENL, Fondo Correspondencia de Alcaldes Primeros, Caja 3, junio-julio 1826. Según el informe de gobierno en 1828 de Manuel Gómez Castro, la ubicación contemplada para la casa de beneficencia se encontraba por el barrio de la capilla de la Purísima Concepción, AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Correspondencia, Serie Ayuntamiento de Monterrey, Colección PRINCIPAL, Vol. 23, Exp. 236.-En 1830 la Casa de Beneficencia formuló un reglamento interior para las reclusas conformado por 20 puntos. Este reglamento incluye todo un día de itinerario que va desde las cinco y media de la mañana hasta las nueve o diez de la noche, comprende además el tipo de oraciones que deben rezar, el trabajo del día, sus dietas y los métodos de corrección que incluían: ejercicios espirituales, confesión, reclusión y meditación, omisión del desayuno o cena como multas, como “destinarla a un trabajo que la humille y fortifique”, pero también se mencionan recompensas por la obediencia y corrección por ejemplo ofreciendo a las reclusas alguna fruta o plato especial, dispensarles el que se levanten temprano u otra atribución para su recreo, por mencionar algunos puntos interesantes, AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Reglamentos, Serie Vida Cotidiana, Colección IMPRESOS II, Vol. 21, Exp. 3, Folio 11. 237.-Consultar: AGENL, Fondo Memoria de Gobierno de Joaquín García, Caja 2, 1831 y 1832. 238.-Todavía para 1852 se menciona el abandono de la Casa de Beneficencia y una aprobación por parte del Congreso para las reparaciones del edificio, AGENL, Fondo Correspondencia de Alcaldes Primeros, Caja 4, oficios 1833, 1834 y 1852. 239.-AGENL, Fondo Memoria de Gobierno de Manuel Gómez Castro, Caja 2, 1835. 240.-Un estudio muy interesante sobre la acción pública en el estado liberal lo podemos encontrar en: Myiriam Fernández Herrero (2001), Proceso de convivencia y sustitución de la acción social en el estado liberal, Disponible: http://www.aecpa. es/congreso_07/archivos/area6/GT-26/FERNANDEZ-HERRERO-Myriam(UV).pdf.

241.-AGENL, Fondo Correspondencia de Gobernadores, Caja 1, 13 septiembre 1827. 242.-Ibid. 243.-Ibid. 244.-Ibid. La idea sobre la manumisión de los esclavos fue una obra meditada entre el gobierno y el ciudadano Arrese para darle a la ceremonia de Independencia un acto público, solemne y simbólico, así lo indicó una correspondencia que José Trinidad Arrese: “El amor a la humanidad, particularmente a aquellos infelices, que adornados de igual subsistencia y espíritu que los demás hombres, la suerte, la fortuna u origen los presenta desiguales, me han hecho ver siempre con horror su fatal condición con el nombre de esclavitud. Los bienes de la fortuna ó mejor decir, el derecho hereditario me constituyó dueño, casi desde mi tierna edad, de posición de personas sujetas a dichas condición; pero careciendo de las comodidades necesarias, para mantenerlas y educarlas, no queriendo tampoco enriquecer con el precio de la humanidad, ni menos sujetarlos al carácter ó dura servidumbre de otro señor, tomé el partido de permitirles se mantuvieran como sirvientes en casas particulares (….), cuando en esto vemos que las autoridades del Estado invitan a sus conciudadanos a celebrar el aniversario de la independencia tenemos el honor y la satisfacción de poner en manos de V.E manumitirlos (…), AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Correspondencia, Serie Ayuntamiento de Monterrey, Colección CORRESPONDENCIA, Vol. 20, Exp. 7, 13 de septiembre 1827. 245.-Ibid. 246.-Ibid. 247.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Correspondencia, Serie Eclesiásticos y Cabildo Eclesiástico, Colección IMPRESOS II, Vol. 20, Exp. 11, Folio 1. 248.-AHCENL, Tomo 3, sesión 9 mayo 1827. 249.-Ibid. 250.-Ibid.

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251.-Ibid. 252.-AHCENL, Tomo 3, sesión 10, 12 mayo 1827. 253.-Ibid. Véase también AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Correspondencia, Serie Eclesiásticos y Cabildo Eclesiástico, Colección IMPRESOS II, Vol. 20, Exp. 11, Folio 1. 254.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Correspondencia, Serie Eclesiásticos y Cabildo Eclesiástico, Colección IMPRESOS II, Vol. 20, Exp. 11, Folio 1. 255.-Este punto también fue objetado por el partido de Arroyo, el cual sostuvo que la junta debía ser compuesta por tres eclesiásticos y tres seculares y no de cuatro “juglares” y dos eclesiásticos. 256.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Reglamentos, Decretos y Circulares, Serie Estatales, Colección PRINCIPAL, Vol. 10, Exp. 35, 15 mayo 1827. 257.-Una vez aprobado el decreto 157 sobre la Junta de Diezmos, el cabildo eclesiástico utilizó como último recurso una representación escrita dirigida al Congreso estatal, en el que pidieron suspender dicho decreto, medida que no prosperó por ser extemporánea según las leyes, “quedando sólo la aptitud y el derecho de poder hacer observaciones y reclamos, según el art. 114 de la Constitución”, AHCENL, Tomo 2 (reservado), sesión 30 mayo 1827. 258.-Para 1827 aún sin haberse realizado el reparto de la gruesa decimal, el gobierno ya contemplaba el recurso de este ramo para efectuar el pago del contingente del estado en unión de las utilidades de la venta de tabacos labrados, AGENL, Fondo Memoria de Gobierno, Informe de Manuel Gómez Castro, Caja 1, 1827. 259.-Ibid. Caja 1-2, Informes de gobernadores 1827, 1831-33, 1835. 260.-La comisión formada por los ciudadanos Camilo Gutiérrez, Félix Taboada y Pedro Treviño presentó ante al Ayuntamiento Municipal un proyecto de ordenanzas municipales compuesto

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de 8 capítulos y 65 artículos que comprende los temas de policía de corrección, policía de seguridad, policía de salubridad, policía de industria, policía de arbitrios, policía de agricultura, policía de milicia local, de la instrucción pública, AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Reglamentos, Decretos y Circulares, Serie Municipales, Colección PRINICIPAL, Vol. 14, Exp. 12, 14 nov. 1825. 261.-AHCENL, Tomo 3, Sesión 2 mayo 1827. 262.-AHCENL, Tomo 3, Sesión 3 marzo 1828. 263.-AHCENL, Tomo 3, Sesión 8 marzo 1828. 264.-Se declararon como viciosos, holgazanes y mal entretenidos 1. Los que sin oficio y beneficio, hacienda, o renta viven sin saber de qué les venga su subsistencia, 2. los que teniendo patrimonio o siendo hijos de familia, no se les conoce otro empleo que el de las casas de juego (…), 3.los que vigorosos, sanos y robustos, y aún con lesión que no les impide ejercer oficio, piden limosna, 4. los hijos de familia mal inclinados (…), 5. los distraídos con juegos de embriagueces o amancebamiento, 6. los que tenidos por la reputación de su casa, del poder, o representación de sus padres, no veneran la justicia como deben (...) disponiendo músicas, bailes, (...), 7. los que traen armas prohibidas, 8. los que teniendo oficio no lo ejercen más de un año sin motivo justo que lo impidan, 9. los que con pretexto de jornaleros si trabajan un día lo dejan de hacer muchos (...) y gastan su tiempo en ociosidad, 10. Los muchachos forasteros que andan prófugos y sin destino (...), AHCENL, Tomo 3, Sesión 12 abril 1828. 265.-AHCENL, Tomo 3, Sesión 26 marzo 1828. 266.-Ibid. Se puede consultar un informe sobre los juegos que estaban prohibidos según el decreto del Conde de Revillagidedo de 29 de octubre de 1790, AGENL, Fondo Concluidos, Caja 23, Exp. 361, 13 fojas, 1833. 267-.AHCENL, Tomo 3, Sesión 12 abril 1828. 268.-Las ordenanzas incluían además medidas de preocupación para licenciar el “carnear” o matar ganado norteño, para realizar ordenadamente las

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corridas de caballada o ganado y la venta de los mismos, AHCENL, Tomo 3, Sesión 26 marzo 1828. 269.-AHCENL, Tomo 3, Sesión 12 abril 1828. Para mayor exactitud y detalle sobre el ramo de policía y salubridad de estas ordenanzas se puede consultar el bando publicado con fecha de 27 febrero de 1821 por el Ayuntamiento de Monterrey y el Alcalde 1 don Matías de Llano en AGENL, Fondo Colonial, Sección Correspondencia de Alcaldes Primeros, Caja 2 1829-1821, 11 fojas. De igual forma el ayuntamiento de Monterrey, expidió un bando de policía y buen gobierno de 23 artículos previo a la aprobación del Congreso local de las ordenanzas de gobierno, Galindo, 2005: 217-224. 270.-AHCENL, Tomo 4 (reservado), Sesión 1 marzo 1827. 271.-AHCENL, Tomo 4 (reservado), Sesión 18 marzo 1826, 26 febrero 1827. 272.-Ibid. 273.-Ibid., Sesión 1 marzo 1827. 274.-AHCENL, Tomo 4 (reservado), Sesión 26 febrero 1827. 275.-Ibid., Sesión 1 marzo 18287. 276.-Ibid. 277.-El proyecto de ordenanzas municipales presentado por el Ayuntamiento en 1829 señaló reiteradamente la necesidad de protección de la industria, el comercio, la agricultura, por lo que proponían: extensión o moderación de alcabalas comestibles, apertura a la diligencia, tráfico y abundancia; realizar el cobro puntual de los vendedores de las plazas, ofrecer terrenos y laboríos del patrimonio de María Santísima y así aumentar los fondos y productos derivados de dichas rentas en beneficio del municipio de Monterrey, mientras que a los pobres y desocupados involuntarios se les ofrecería terrenos indultos y capaces de beneficio (..), AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Reglamentos, Decretos y Circulares, Serie Municipales,

Colección PRINICIPAL, Vol. 14, Exp. 12, 14 nov. 1825. 278.-En 1856 la Junta fue obligada a contribuir con 200 pesos de sus fondos para construir obuses para el Ejército del Norte, en 1870 tenía en funcionamiento dos escuelas para adultos con dieciséis y veinticinco alumnos cada una. Incluso algunos miembros de la sociedad fungían como maestros e impartían clases gratuitamente, consultar González Maiz, 2002: 27. 279.-Sobre la conformación de las elites locales consultar González Maiz, 2006: 81-83, Galindo, 2005: 156. 280.-Todos estos temas son tratados especialmente en el capítulo 2 de este trabajo. 281.-Galindo, 2005: 187-215. 282.-Ibid. 283.-Consultar Derbez, 2007.Véase también Cossío, 1946: 210, 221. Tomo V. En que detalla que Irineo Castillón era de los miembros más prominentes de la masonería. 284.-AHM, Fondo capital del estado, sección actas de cabildo, sesión mayo 1825, exp. Nota: no se cuenta con el contenido escrito del anónimo. 285.-AHM, Fondo capital del estado, sección actas de cabildo, sesión mayo 1825, exp. 286.-La defensa de las sociedades secretas por órganos como la revista literaria El Iris destacaron la importancia de las sociedades secretas y lo perjudicial de la excesiva influencia que los curas ejercían en el proceso de elección en los pueblos, Torcuato 1994: 181. 287.-AGENL, Asuntos eclesiásticos, caja 4, exp. 123. En adelante AE.4/123. 288.-Ibid. Documento con fecha de 9 de diciembre de 1826. 289.-Ibid. Documento con fecha de 12 de diciembre de 1826.

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290.-Tomado de la segunda columna, para consulta del pasquín completo. AGENL. Asuntos Eclesiásticos, caja 4, exp. 123. En adelante AE.4/123. Las negritas son nuestras. 291.-Para más información sobre la existencia de otros pasquines íntimamente relacionados con la lucha de los partidos, consultar Derbez, 2007. 292.-AHM, Fondo Capital del Estadio, Sección Reglamentos, Decretos y Circulares, Serie Municipales, Colección IMPRESOS II, Vol. 20, Exp. 12, Folio 3.

ñol Blas Antonio, residente apoderado de la hacienda El Carrizal en Punta de Lampazos, quien fue apoyado en su petición de aplazamiento de su salida, autorización de una ruta más segura y embarque por Mata Gorda; por el gobernador Joaquín García, quien lo declaró: “estimado amigo y compañero, intimo amigo en toda la extensión de la palabra, con quien he tenido relaciones de amistad y de comercio, desde el momento en que nos conocimos (…)”, AGENL, Caja 14/215-17. 300.-AHCENL, Caja 10, Exp. 1, 1 febrero 1828.

294.-AHCENL, Caja 4, Exp. 61. Decreto de expulsión de los españoles o en Sims 1982: 36-37.

301.-Ibid. Existe también otro impreso del Comandante General de los Estados de Oriente, Anastacio Bustamante en el ratifica la lealtad del estado nuevoleonés y sus fuerzas de milicia cívica, AGENL, Fondo Militares, Caja 25, 3 febrero 1828.

295.-Sobre el censo de los españoles residentes en el estado de Nuevo León consular: AGENL, Caja 4, CL-12/165.

302.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Gacetas y Periódicos, Colección IMPRESOS II, Vol. 1, Exp. 8, folio 1, 1, 8 de febrero 1828.

296.-Ibid. 15 enero 1828.

303.-Torcuato S. Di Tella lo explica mejor al referirse así sobre el proceso de elección indirecta: “Ésta era una de las cualidades de la Constitución adoptada de 1824, que redujo la legitimidad de las autoridades y de algunos representantes: senadores y presidentes eran elegidos por las legislaturas salientes de los estados (…)”. Torcuato, 1994: 185.

293.-AHCENL, Caja 4, Exp. 62, 2 mayo 1827.

297.-AGENL, Caja 4, CL-12/215, mayo 1829. Otra prueba de la actitud de colaboración entre la elite nuevoleonesa, pese a la ya existente división de partidos, es la ocurrida en los meses de octubre y diciembre de 1830, cuando el estado fue azotado por una epidemia de viruela, AHM, Fondo Capital del Estado, Serie Epidemias, Colección CORRESPONDENCIA, Vol. 26, Exp. 34.

304.-AGENL, Gaceta Constitucional. No. 110, 4 septiembre 1828.

298.-AGENL, Caja 4, CL-12/165, 28 enero 1828. Entre los nombres de los residentes españoles exceptuados por la Federación Mexicana se encuentran Antonio Casado, Matías de Llano, Fr. José Roll, don Pedro Hombre, Pedro González, Tomás Delgado, José Garay, D. Francisco Marichalar, don Francisco e la Penilla entre muchos otros, consultar la lista completa de los españoles exceptuados de la ley de marzo de 1829 en CL-14/215, 23 mayo 1829. Sobre la fórmula o juramento, AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Correspondencia, Serie Ayuntamiento de Monterrey, Colección CORRESPONDENCIA, Vol. 20, Exp- 5, Folio 2.

305.-AHM, Fondo Correspondencia, Serie diversos, colección impresos II, vol. 20, exp. 14, folio 37, 25 nov 1828.

299.-Artículo 19 del decreto de expulsión de los españoles de 20 de diciembre de 1827 en AHCENL, Caja 4, exp. 61. Significativo es el caso del espa-

310.-Ibid., documento con fecha de 5 dic. 1828.

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306.-Ibid. 307.-Ibid. 308.-AHM, Fondo Correspondencia, Serie Diversos, Colección IMPRESOS II, Vol. 20, Exp. 14, Folio 37, 25 nov. 1828. 309.-Ibid.

311.-AGENL, Gaceta núm. 115, 9 oct, 1828.

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312.-En Nuevo León, en un intento por frenar la lucha de anónimo y pasquines que se vivía en la ciudad, el gobernador Manuel Gómez de Castro expidió un decreto prohibiendo la circulación o creación de pasquines bajo las correspondientes penas, AGENL, Gaceta Constitucional no. 123, 4 diciembre 1828.

325.-AGENL, Gaceta Constitucional no. 146., 7 mayo 1829.

313.-AGENL, Fondo Militares, Caja 30-31, Oficios 22 dic. 1828, José Juan Sánchez veterano, Lampazos 2 enero 1829, José Mariano Guerra, San Fernando, 11 enero 1829.

327.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Correspondencia, Serie Ayuntamiento de Monterrey, Colección IMPRESOS II, Vol. 5, Exp. 1, Folio 17, 18 noviembre 1828. A principios del mismo año existe también un expediente de la legislatura de Coahuila y Texas en que expone una petición para prohibir la introducción en la república los lienzos de algodón, lana, vinos, aguardientes y otros licores, por ser gravosos y perjudiciales a la industria agrícola y fabril, AHCENL, Caja 10, Exp. 16, 18 febrero 1828.

314.-AGENL, Fondo Militares, Caja 29, Anastacio Bustamante, San Fernando, 19 diciembre 1828. 315.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Reglamentos, Decretos y Circulares, Serie Estatales, Colección IMPRESOS II, Vol. 21, Exp. 1, Folio 14. 316.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Reglamentos, Decretos y Circulares, Serie Estatales, Colección PRINCIPAL, Vol. 10, Exp. 2, Folio 58, 21 agosto 1831. 317.-AHCENL, Diario de debates tomo 4, sesión 14 marzo 1829. 318.-Ibid. 319.-Ibid. 320.-Ibid. 321.-Ibid. 322.-AGENL, Gaceta Constitucional no. 142, 9 abril 1829. Es de observarse que la conformación del Ayuntamiento de Monterrey en 1829 estaba dominada por el partido de de Llano: el alcalde suplente Francisco Tomás Iglesias, los regidores: Pedro Treviño Pereyra, Francisco Antonio de Llano, síndico Camilo Gutiérrez. Véase Cavazos, : 83. 323.-Ibid. 324.-AGENL, Gaceta Constitucional no. 144, 23 abril 1829.

326.-Algunas de estas relaciones sobre los limitados extranjeros en el estado se pueden revisar en AGENL, Fondo Correspondencia de Gobernadores, Caja 1, meses marzo, abril, julio 1828.

328.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Reglamentos, Decretos, Circulares, Colección IMPRESOS II, Vol. 21, Exp. 3, Folio 8, 7 abril 1830. 329.-AHM, Fondo Capital de Estado, Sección Reglamentos, Decretos y Circulares, Serie Estatales, Colección IMPRESOS II, Vol. 21, Exp. 1, Folio 23. 330.-Los documentos respectivos a la segunda ley de expulsión en AGENL, Fondo Concluidos, Caja 14, Exp. 215, meses de abril-mayo 1829. El decreto sobre la expulsión se puede consultar en AHM, Fondo Reglamentos, Decretos y Circulares, Serie Estatales, Colección Impresos II, Vol. 21, Exp. 2, Folio 3. 331.-AHM, Sección Circulares, Serie Estatales, Colección IMPRESOS II, Vol. 3, Exp. 11, Folio 2, 11 mayo 1828, AGENL, Fondo Militares, Caja 33, 37, 38, oficios julio- agosto, 1829. 332.-Ibid. Caja 36, 13 agosto 1829. AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Reglamentos, Decretos y Circulares, Serie Estatales, Colección IMPRESOS II, Vol. 21, Exp. 1, Folio 31, 5 agosto 1829. 333.-En noviembre el gobierno de Nuevo León

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

respondió a los ataques de El Correo por medio de la Gaceta Constitucional en que reivindicaba su “honor” exponiendo sobre el aprestamiento y armamento de 500 hombres de infantería y 500 de caballería; de los cuales 350 habían marchado a la campaña, revelando que si el gobierno no había podido mandar las dos compañías de milicia activa de caballería fue porque “no estaban a su disposición”, AGENL, Gaceta Constitucional, extraordinaria sin número, 7 agosto de 1829 y Gaceta 175, 26 nov. 1829. 334.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Reglamentos, Decretos y Circulares, Serie Estatales Colección IMPRESOS II, Vol. 21, Exp. 2, Folio 17, 8 sept. 1829. 335.-Ibid., Vol. 21, Exp.1, Folio 32, 18 agosto 1829. AHCENL, Tomo 4, Sesión 2 julio 1829 336.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Reglamentos, Decretos, Circulares, Serie Estatales, Colección IMPRESOS II, Vol. 21, Exp. 2, Folio 18. 337.-Ibid., Vol. 21, Exp. 3, Folio 2, 21 enero 1830. 338.-AGENL, Fondo Militares, Caja 39, 12 sept. 1829 339.-AGENL, CL.20/335. Información sobre las elecciones primarias de 5 de diciembre de 1830, exp. 4. 340.-AGENL, CL20/335. Información sobre las elecciones del 5 de diciembre, Exp. 5. 341.-Ibid. 342.-Ibid. Oficio con fecha 13 de diciembre 1830. 343.-Ibid. 14 dic. 1830. Firmas Arroyo, González. 344.-Ibid. Foja 37. 345.-AGENL, CL22/346. Causa criminal contra el reo Refugio Flores, acusado de conspiración. Se decía que, con la pronunciación Manuel de Llano,

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acabaría con los abusos de administración de caudales, y de esta manera habría suficiente dinero para asistir bien las tropas. 346.-Ibid. Uno de los argumentos más importantes del abogado Gonzaga fue demostrar que el acusado Flores había persuadido a la guardia que custodiaba la persona de don Manuel María de Llano, “para pedirle un medicamento a una hija suya que se hallaba sumamente enferma”. 347.-AGENL CL20/335. Oficio con fecha 29 diciembre 1831. 15 fojas. 348.-En diferentes números de la Gaceta se puede leer la controversia generada con las elecciones y con los hechos ocurridos en las elecciones primarias: tráfico, contrato de elecciones, “el podersito” usado para referirse al grupo liberal, son algunos de los términos con que se expresaba la prensa de gobierno. Véase AGENL, Gaceta Constitucional 174- 19 nov 1829, 232-30 dic. 1830, 239- 17 febrero 1831. 349.-AHCENL, Gaceta Constitucional 183, 28 enero 1830. Con anterioridad los De Llano conocían a de la Rosa (apoderado el carmesí). Este escritor fue defendido por los Llano cuando éste escribió un impreso en Saltillo titulado “Fenómeno raro acaecido en Nuevo León”, en donde criticaba al gobernador Joaquín García por el destierro que les fue impuesto en Monterrey 350.-Ibid. El defensor de los liberales fue Antonio de la Guerra Saldívar, éste se encargó de desvanecer todos los cargos imputados en la causa de las elecciones primarias en contra del secretario y los dos escrutadores: los puntos más importante de la defensa fueron: 1.Reclamo por la falta del auto de incomunicación, 2.Desvanecimiento del cargo hecho al secretario por no hacer la lectura correspondiente de las listas porque algunas listas fueron remitidas desde las casas, y fue necesario prescindir de la lectura por premura de tiempo y 3. Sobre el aumento de votos, injurias, existen también otras irregularidades por las que se justifica que la junta, en uso de sus atribuciones, dejó de computar sufragios y otras que podían serlo dejó de anotarles

Monterrey: origen y destino

(…), Véase AGENL, CL20/335. oficio con fecha 3 marzo 1831.

368.-AHCENL, Diario de debates tomo 3, 27 agosto 1831.

351.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Reglamentos, Decretos y Circulares, Colección IMPRESOS II, Vol. 21, exp. 3, folio 1.

369.-AGENL, Gaceta Constitucional no. 270, 22 septiembre de 1831.

352.-AGENL, Gaceta Constitucional 242, 10 marzo 1831. 353.-AGENL, CL22/347. 16 julio 1831. Véase también AHCENL, Gaceta Constitucional 261, 21 julio 1831 y 263, 4 agosto 1831.

370.-Gaceta Constitucional No.274 del 20-octubre-1831 371.-Ibid. 372.-AGENL, Gaceta Constitucional no. 275, 27 octubre 1831.

354.-Ibid.

373.-Ibid.

355.-Sobre la causa entre Manuel de Llano y Felipe de Mier, AGENL, El Antagonista no.19 y CL22/347, 29 JULIO 1831.

374.-Ibid.

356.-AGENL, CL22/348, oficio con fecha 1 de agosto 1831.

376.-“Los hombres de bien” es un concepto que el periódico federalista El Correo explicó: los antiguos escoceses, la facción de los yorkinos y el tercer partido conocido como “los moderados”, “hombres de bien” en el que figuraban clérigos, oficiales del ejército, altos funcionarios del gobierno, antiguos escoceses, y otros que habían apoyado la candidatura de Gómez Pedraza, en general, todas las clases propietarias y muchas familias con parentesco español (Costeloe, 1975: 247); parte de la elite local nuevoleonesa se identificaban a sí mismos como “hombres útiles y de bien” en diferentes número de la Gaceta Constitucional, lo cual reafirma que simpatizaban y adoptaban el republicanismo centralista.

357.-Ibid. 358.-Ibid. 359.-AGENL, CL20/335 exp. 2. Declaración de Florencio Farías en la causa seguida a Manuel María de Llano, 10 agosto 1831. 360.-Ibid. Oficio 4 agosto 1831. 361.-Ibid. 362.-AHCENL. Suplemento de la Gaceta Constitucional no. 266, 25 agosto 1831. 363.-Ibid. 364.-AGENL, Gaceta Constitucional no. 273, 13 octubre 1831 y no. 274, 20 octubre 1831. 365.-AHCENL. Suplemento de la Gaceta Constitucional no. 266, 25 agosto 1831.9 366.-AGENL, CL22/348. Oficio con fecha 23 de agosto 1831. 367.-AGENL, Gaceta Constitucional no.269, 15 sep. 1831.

375.-Ibid.

377.-Una vez depuesta la presidencia, La Gaceta Constitucional del estado siguió las acciones de Vicente Guerrero, con cierta apatía, publicando también sobre su aprehensión y ejecución (Cossío, 2000: 27-28, Tomo VI). El Antagonista, en cambio, publicaba su desánimo y decepción respecto a la decapitación de Guerrero, El Antagonista en AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Gacetas y Periódicos, Colección IMPRESOS II, Vol. 21, Exp. 3, Folio 1. 378.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Educación, Serie Escuelas, Colección CORRESPONDENCIA, Vol. 26, Exp. 13, Folio 13, 30 diciembre de 1830.

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

379.-Ibid.

394.-Ibid.

380.-AGENL, Fondo Memorias de Gobierno, Caja 2, 1831.

395.-AHM, Fondo Capital del Estado, Serie Estatales, Colección IMPRESOS II, Vol. 21, Exp. 6, Folio 14.

381.-Ibid. Memoria del año 1832.

383.-Ibid. 10, 26 febrero 1831.

396.-AGENL, AE5/149. Correspondencia entre Fray José María de Jesús Belauzarán, Obispo de Monterrey, y Manuel María de Llano gobernador, sobre la epidemia del cólera morbos, 1833, 27 fojas.

384.-AGENL, Fondo Correspondencia de Alcaldes Primeros, Caja 10, junio 1832.

397.-AGENL, Correspondencia de Alcaldes Primeros, Caja 11, julio 1833.

385.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Correspondencia, Serie Ayuntamiento de Monterrey, Colección CORRESPONDENCIA, Vol. 32, Exp. 16, Folio 5, 7 dic 1832.

398.-Ibid., 13 agosto 1833, AGENL, AE5/149-151, 16, 18-18 julio y 25 sep. 1833.

382.-AGENL, Fondo Correspondencia de Alcaldes Primeros, Caja 7, 2 diciembre 1830.

386.-AGENL, Fondo Memorias de Gobierno, Caja 2, 1832. 387.-AHCENL, Exp. 22 “Exposición que la legislatura del estado dirigió al vicepresidente de la república (…), 27 febrero 1832. 388.-Ibid. En julio de 1832 el capitán Díaz Noriega informó sobre el sentido suicidio del Comandante Manuel Mier y Terán, hecho que causo sensación en el estado de Nuevo León, Cossío, 2000: 32, Tomo VI. 389.-AHCENL, Exp. 33, 38, Caja 12, 27 febrero, 29 marzo; 1832. 390.-AHCENL, Exp. 90, Caja 13, 13 octubre 1832, 391.-AHCENL, Exp. 96, 98, Caja 13, nov-dic. 1832. 392.-Sordo Cedeño (1895), Federalismo, Centralismo y Constitución del Estado, disponible en: http://biblioteca.itam.mx/estudios/estudio/estudio02/sec_49.html. 393.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Gacetas y Periódicos, Serie Congreso de la Unión, Colección IMPRESOS II, Vol. 1, Exp. 11, 19 junio 1833.

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399.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Gacetas y Periódicos, Serie Estatales, Colección IMPRESOS II, Vol. 21, Exp. 7, Folio 2. 400.-Ibid. 401.-Sordo Cedeño (1895), Federalismo, Centralismo y Constitución del Estado, disponible en: http://biblioteca.itam.mx/estudios/estudio/estudio02/sec_49.html. 402.-AHM, Sección Gacetas y Periódicos, Colección IMPRESOS II, Vol. 6, Exp.7, Folio 1. 403.-Ibid. 404.-Ibid. 405.-AHM, Fondo Capital del Estado, Sección Reglamentos, Decretos, Circulares, Serie Estatales, Colección IMPRESOS II, Vol. 6, Exp. 7, Folio 4. 406.-En la exposición del ayuntamiento de Monterrey se advierte precisamente esa demanda autonomista de (consultar cita 57), no sólo de obtener en su seno corporaciones ya establecidas como la sede episcopal o la Diputación Provincial, sino la petición de exigir igualmente, un Tribunal Superior de Audiencia o Tesorería Nacional, como dice Beatriz Rojas sobre los reclamos autonomistas de las provincias novohispanas en las Cortes de Cádiz: “Las provincias pedían instituciones que las consolidaran como unidades territoriales autónomas o cuerpos de provincia y que pusieran fin o limitaran la dependencia en la cual hasta entonces se habían encontrado en relación con sus cabeceras.

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Con esto buscaban consolidar su autonomía tanto en el ámbito civil, como religioso, pues pidieron indistintamente, obispados, audiencias, tribunales, y todas las instituciones que la cultura de la época, eran indispensables para obtener la autonomía que buscaban: (…), Beatriz Rojas (2001), El reclamo provincial novohispano y la Constitución de Cádiz: 133. Disponible: http://www.istor.cide.edu/ archivos/num_25/notas.pdf. 407.-Consultar cita 106. 408.-Myriam Fernández, Coronado González (2002), Las Diputaciones en el contexto de una mejor administración local. Disponible desde: http://www.uned.es/113016/docencia/Lecturas%20GAL%2003-04/LecturaGALT06-D.pdf.

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CAPÍTULO III MONTERREY: UNA PERSPECTIVA DE SU HISTORIA ANTE EL CAMBIO DE FRONTERA (1835-1855) “Las lecciones del pasado entre hombres que han sufrido males precaven los desórdenes del porvenir.” Montesquieu Hacia mediados de la década de 1830 la novel nación mexicana navegaba en aguas de incertidumbre e indefinición política. Los grupos federalistas y centralistas continuaban peligrosamente con una pugna iniciada desde antes del establecimiento de la República Federal Mexicana en 1824. Estos enfrentamientos provocaron entre 1821 y 1867 una guerra civil (la también conocida “guerra de reforma” 1858-1861), tres intervenciones extranjeras (dos francesas 1838, y 1862-1867, y una norteamericana 1846-1848), la pérdida de más de la mitad del territorio nacional (Texas, Nuevo México y la Alta California, así como la separación de las naciones centroamericanas que pertenecieron al virreinato de la Nueva España), y a una serie de conflictos y golpes de estado que provocaron caos y anarquía en la política, la economía y la sociedad mexicana. Durante el año de 1835 los promotores del régimen central tomaron las riendas del poder en la nación. Los centralistas promovían un gobierno fuerte que pretendía unificar y dirigir las distintas regiones del país (Génesis de la Evolución de la Administración Pública de

Nuevo León, 2005, p. 65). Durante cerca de un década (1835-1846) esta forma de gobierno ocupó las discusiones políticas en el ámbito nacional y regional: el presidente en turno se encargó de someter el poder en sus manos gracias a las ilimitadas facultades que les otorgó la constitución centralista (las también llamadas “Siete Leyes”), y manipular a gobernadores y prefectos a su beneplácito. Algunos estados de la república como Zacatecas, Yucatán y Texas se rebelaron en armas contra tales disposiciones. En el caso de Nuevo León la aceptación para el cambio de régimen fue en circunstancias muy similares a las del resto del país: con el voto de los ayuntamientos y del congreso local se aceptaba en octubre de 1835 la República Centralista Mexicana. Mientras la nación se convertía en un país de “revoluciones”, la región del noreste mexi-

Mapa de la República Mexicana de mediados del siglo XIX.

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

cano hervía en el fuego de la “guerra viva” que diariamente sufrían los habitantes de las villas y ciudades de Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas y Texas a causa de los embates de los indios seminómadas norteamericanos. Por sí no fuera poca esta penuria, colonos estadounidenses avecindados en la Texas se rebelaron con el régimen central mexicano y decidieron independizar la provincia y conformar la República de Texas a partir de marzo de 1836, hasta que finalmente en 1845 se anexan a los Estados Unidos como un estado más de la unión americana. La campaña militar mexicana por recuperar este territorio duró cerca de diez años en los cuales las poblaciones norteñas tuvieron una fuerte y destacada participación a través de donativos, préstamos forzosos y actividad militar. En este contexto y bajo tal problemática se consolida en la ciudad de Monterrey un grupo, una élite política local que había controlado los destinos de la provincia y de los ayuntamientos reineros desde la época de la colonia. Este grupo monopolizó durante años el poder político, económico y militar de la región haciendo a veces de lado las disposiciones provenientes de la capital. Ante esta situación se establece que la comprensión del discurso y el acontecer histórico local se visualizó desde la óptica de los grupos hegemónicos de la provincia, más que a los lineamientos provenientes de la capital de una nación en proyecto de constituirse (Galindo, 2005, pp. 15,16). 1. Aspectos de la administración municipal del Ayuntamiento regiomontano durante la primera mitad del siglo XIX En el contexto de la Nueva España, el cabildo era el representante del poder central de la Colonia en pueblos, villas, ciudades y provincias pertenecientes a la Corona española. Según refiere

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Durante el siglo XIX, el antiguo Palacio Municipal fue motivo de discusión en su intento por modernizarlo.

Agustín Cue Cánovas “en los pueblos españoles el cabildo estaba compuesto de alcaldes ordinarios y los regidores (Cue Cánova, 1990, pp. 146-147). Comúnmente eran elegidos cada año por el cabildo saliente, y en sus acuerdos y discusiones intervenían gobernadores y corregidores. La palabra “ayuntamiento” se puede referir a una junta o reunión de una corporación compuesta de un alcalde y varios concejales para la administración de los intereses de un municipio de personas para tratar algún asunto, y al cabildo como la corporación máxima que rige un municipio. Constituida la ciudad metropolitana de nuestra señora de Monterrey en septiembre de 1596, don Diego de Montemayor (fundador y uno de los primeros pobladores de ella) establece en su acta de fundación un cabildo que regiría los destinos de los primeros reineros: “la Ordenanzas de Nuevas Poblaciones que se concedieron y dio Su Majestad a este reyno en el número cuarenta y tres, dice que nombrado ciudad metropolitana, se nombre el concejo y regimiento de los oficiales que se requieren y señala y atento a que al presente no hay gente suficiente de españoles, para el señalamiento de dicho concejo hasta adelante, Dios mediante que haya más comodidad, dejando su derecho a salvo para cada que la haya, use de su facultad conforme en ella se

Monterrey: origen y destino

contiene como tal ciudad metropolitana, tan solamente al presente para la administración de justicia, concejo y cabildo que ha de haber en esta población, nombro a vos Alonso de Barreda y a Pedro Iñigo por alcaldes ordinarios y a Juan Pérez de los Ríos y Diego Díaz de Berlanga y a Diego Maldonado, por regidores y a Diego de Montemayor por procurador general de este reyno y a Diego Díaz de Berlanga por escribano de cabildo; y el dicho procurador general pueda tener y tenga voto en cabildo, a los cuales y a cada uno de ellos les doy entero poder y facultad en nombre de Su Majestad, para que este presente año de noventa y seis usen y ejerzan el dicho oficio de Cabildo, Concejo, justicia y regimiento de ella y que a fin de él y principio del año venidero, el primero día nombren y elijan ellos para el año siguiente dos alcaldes ordinarios y cuatro regidores y los demás oficiales a la dicha república necesarios y aquéllos mismos hagan la misma elección para el otro año, así sucesivamente durante todo el tiempo que la dicha ciudad permaneciere, con el aditamento que atrás se refiere, que habiendo comodidad suficiente se nombre concejo con los oficiales, que como a tal ciudad metropolitana le compete por la concesión que Su majestad por sus reales ordenanzas concede, al cual dicho concejo y cabildo de la dicha ciudad que es o fuere, le doy el dicho poder en el dicho real nombre, cuan bastante de derecho requiere, con declaración que los oficiales de la real hacienda tengan ellos y cualquier de ellos, voto en el dicho Cabildo y Concejo.1 Según la Real Ordenanza de Nuevas Poblaciones de 1573, en su apartado 43 se señalaba que toda nueva metrópoli debía ser erigida bajo la autoridad de la Corona española, y como requisito levantarse un Consejo o Cabildo integrado por españoles: “Elegida la tierra, provincia lugar en que se ha de ser nueva población y averiguada la comodidad de aprovechamiento que pueda haber, el gobernador en cuyo distrito estu-

viere, o en cuyo distrito confinare, declare el pueblo que se ha de poblar, si ha de ser ciudad, villa o lugar; y conforme a lo que declare, se forme el consejo, república de españoles; de manera que sí hubiere de ser ciudad metropolitana, tenga un juez con título o nombre de adelantado o gobernador o alcalde mayor o corregidor o alcalde ordinario que tenga la jurisdicción in solidum, y justamente con el regimento. Tenga la administración de la república tres oficiales de la Hacienda Real, doce regidores, dos jueces ejecutores, dos jurados de cada parroquia, un procurador general, un mayordomo, un escribano de consejo, dos escribanos públicos, uno de minas y registros, un pregonero mayor, un corredor de lonja, dos porteros; y si diocesana o sufraganea, ocho religiosos y los demás dichos oficiales perpetuos. (Zapata, 2001, p.24) Como es sabido, los pocos pobladores que integraron en un inicio la Metropolitana Ciudad de Monterrey no eran suficientes para integrar su aparato administrativo. Inclusive, hubo duplicado de cargos en el primer cabildo de la ciudad. Pedro de Iñigo y Alonso de Barreda se convirtieron en alcaldes ordinarios hacia 1596,2 los regidores fueron Diego Díaz de Berlanga, Juan Pérez de los Ríos y Diego de Maldonado; como procurador general se designó a Diego de Montemayor “El Mozo”, además a Diego Díaz de Berlanga se le asignó el cargo de escribano público. Solo hasta 1813, el cabildo regiomontano logró tener los 12 regidores que le correspondían como ciudad, capital de una provincia, aunque fue difícil completar el número debido a la escasez de funcionarios capaces de servir empleos públicos.3 Cada inicio de año se elegía un nuevo Cabildo, integrado casi siempre por los mismos aspirantes. Comúnmente, eran escogidos individuos que unos años antes habían sido regidores, síndicos o alcaldes ordinarios. En algunos, casos, los funcionarios elegidos despreciaban el nombramiento argumentando trabajo en estancias lejos de la ciudad, enfermedades e incapacidad para gobernar. Ante ello, la labor político-administrativa de Monterrey durante la época colonial estuvo en manos de

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

individuos con poca educación superior, militares, encomenderos, campesinos, mineros, etc. Además, se puso en práctica el sistema de oficios vendibles, que consistía en la venta de los puestos públicos, que solo algunos vecinos de la ciudad podían comprar. Ejemplo de ello es el caso de don José Joaquín Canales, quien en 1789 compró el título de regidor alférez real en $350 pesos. Este título lo ostentaría durante 31 años (1780-1811).4 Durante el siglo XIX, el Cabildo regiomontano fue integrado por otro tipo de ciudadano, más letrado y con visión de servicio. Como ejemplo destacamos la labor de don Miguel Nieto, distinguido regiomontano, que en 1825 tomó el puesto de Secretario del Ayuntamiento logrando permanecer en el cargo 45 años ininterrumpidos hasta que en 1870 falleció en su oficina municipal firmando documentos (Rodríguez, 2002, p.16) Varios fueron los obstáculos para el ejercicio de la función pública en los ayuntamientos de Nuevo León. Enfermedades, negocios personales,

Lista de la propuesta de ciudadanos al Ayuntamiento de Monterrey para ocupar cargos militares.

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incapacidad física, hacendados renuentes a dejar sus parcelas por ocupar un puesto público, etc. Y como ejemplo citamos el caso de José María de la Garza, alcalde primero de Monterrey en el año de 1849. El 1 de enero toma posesión del cargo, del cual tiene que pedir permiso trece días después para atender sus “negocios particulares”. Al cumplimiento del permiso regresa para tomar posesión de su cargo,5 pero en agosto de ese año se tiene que retirar de las actividades políticas “por sus enfermedades”6. Al final, la Junta Electoral nombra un alcalde sustituto por causa de su fallecimiento.7

1.1 ELECCIÓN DE FUNCIONARIOS Era el Cabildo de la ciudad el encargado de organizar las elecciones de funcionarios, quienes realizaban toda gestión relativa en la ley electoral vigente. Ante estas modificaciones, el Ayuntamiento de Monterrey de mediados del siglo XIX era representativo de la voluntad popular, y estaba integrado por mexicanos de nacimiento. Aun lograda la independencia de España en 1821 y en años posteriores, los Cabildos eran integrados por extranjeros, en particular españoles. Citando el caso del español Pedro Calderón, quien durante la década de 1820 llegó a Monterrey, y se dedicó al comercio. Casándose con una mexicana, integró los Ayuntamientos de 1838 y 1839 como alcalde primero. Las elecciones de los ayuntamientos durante la primera mitad del siglo XIX se llevaba a cabo de la siguiente manera: se realizaba una asamblea en donde los votantes (o funcionarios salientes) escribían los nombres de los candidatos elegidos en papeletas, o se distribuía un folleto impreso con los nombres de los candidatos para que los votantes los usaran como boletas electorales (Galindo, 2005, p. 144) A partir de la Constitución Estatal de 1849 se reestablece en Nuevo León la forma republicana, representativa y federal que comprendía en su territorio 32 distritos federales. Además de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, se contempló la existencia de un poder Electoral, por medio del cual los funcionarios de gobierno fueran elegidos

Monterrey: origen y destino

directamente por los ciudadanos. (Véase lista de alcaldes de Monterrey 1808-1855 en anexo 1)

1.2 FUNCIONES DEL CABILDO El escribano público y de cabildo eran los encargados de las funciones que hoy tiene el Secretario del Ayuntamiento. Se encargaban de la redacción de los acuerdos del cabildo (actas). En ocasiones, este trabajo era realizado por quien podía hacerlo tal como lo refieren algunas actas ubicados en el Archivo Municipal. La función de administrar el dinero fue asignada en un principio a los En 1851 se realizó la construcción de los portales del Antiguo Palacio Municipal, frente síndicos procuradores, y a principios del a la Plaza de armas (hoy plaza Zaragoza). siglo XIX se nombró un mayordomo de propios, independiente del cabildo. Para una mejor organización, el AyunJosé María de Cárdenas tamiento regiomontano a partir de 1813 decidió •Para cuidar del cobro de la Plazuela del dividir las tareas de los regidores en comisiones. Mercado don Manuel Treviño. Algunas de ellas fueron: las de policía y salubri•Para ejercer funciones de Alguacil Mayor dad, abasto de carnes, pesas y medidas, abasto de don José Luis de la Garza. maíz, acequias y puentes, distribución de aguas, •Para continuar con el cobro de la conreparación de las Casas Reales, etc.8 tribución mensual impuesta por el Serenísi El primer ayuntamiento de la ciudad en mo Señor Yturbide (sic), don Juan José la era independiente encabezado por el Lic. Joseph Martínez9 Alejandro de Treviño como alcalde primero, estaLa Constitución Política del Estado de bleció en diciembre de 1821 las siguientes comiNuevo León de 1825 estableció como funciones del siones y obligaciones para servicio de la comuna Ayuntamiento las tareas relativas a educación, saregiomontana: lud, salubridad, y lo que hoy se conoce como obras •Para cuidar de los Abastos de carnes en las públicas (Génesis y evolución de administración Tablas de la Ciudad el Señor Regidor don pública de Nuevo León, 2005, p.58). José Alexandro de Uro Es así como en los primeros años de vida •Para el acopio y expendio de maíces don independiente el papel político-administrativo de Juan José Taméz y don Pedro Cleto de la provincia y del municipio recayó en la figura del Ayala Muy Ilustre Ayuntamiento de Monterrey, el gobi•Para cuidar del arreglo de aguas de esta erno del naciente estado libre y soberano de Nuevo Ciudad desde la Partición hasta la ComLeón, Juntas Gobernadoras, Jefes Políticos Milipuerta del Nogal en la Plazuela de la Purísitares, vocales de la Junta Departamental, y hasta ma don José María de la Peña en extranjeros, como fue el caso de la ocupación •Para la Policía y Limpieza de las calles don norteamericana, que durante dos años (1846-1848) Tomás de Yglesias (sic) mantuvieron el control administrativo del Estado, a •Para ejercer funciones de fiel ejecutor don la par del gobierno local.

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

En la etapa de la posguerra (1848-1855) la mayoría de los alcaldes y regidores eran de origen militar, por causa de la inestabilidad política, social y económica que había en el país. Casi siempre, los funcionarios públicos electos eran los mismos personajes que controlaban el comercio y las haciendas en la región. En lo particular, el caso de Nuevo León refiere la existencia de un círculo de ganaderos, terratenientes urbano-rurales, comerciantes, prestamistas y burócratas eclesiásticos que constituyeron la clase política local durante la primera mitad del siglo XIX (Galindo, 2005, pp. 19, 20). En el cuadro 1 que corresponde a le elección del cabildo de Monterrey del año de 1836 podemos ver la existencia de este selecto grupo Cuadro 1. Ciudadanos sufragados para electores primarios esta capital10 Pedro Gómez Mateo Quiroz Pedro José Alvarado Miguel Nieto José María Garza y Gza. Nicanor Martínez Juan José Garza Treviño Cristóbal Sánchez Lorenzo A. Melo Lic. Domingo Martínez Ramón Quiroz Nicolás de la Garza Guerra Rafael de la Garza Joaquín Sada Lic. Juan Martínez Miguel Sada Felipe Sepúlveda Anselmo R.l de Marichalar José María García Calderón Juan N. Margain Rafael Arreola y Garza José Ángel Zambrano Blas de la Garza García Santiago Vidaurri Luciano Espinosa

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41 votos 40 “””” 38 “””” 36 ”””” 35 “””” 34 “””” 34 “””” 34 “””” 33 “””” 32 “””” 32 “””” 31 “””” 31 “””” 31 “””” 25 “””” 23 “””” 23 “””” 22 “””” 22 “””” 22 “””” 21 “””” 20 “””” 18 “””” 17 “””” 17 “”””

Asimismo, la elección de oficiales militares para la compañía de infantería recién creada en 1835 estaba integrada por las siguientes personas: Cuadro 211 Lista de Guardia militar en Monterrey de 1835 Capitán…….. Leandro Aguilar Teniente 1°…. Rafael de la Garza Teniente 2°…. Blas Castaño Subteniente 1°... José Pablo Carreño Subteniente 2°... Lorenzo Garza Tijerina Sargento 1°…... Pedro González de Maya Sargento 2°…… Joaquín Sada Otro…………. Gregorio Zambrano Otro…………. Vicente Lozano Otro…………. Francisco Antonio de Llano Cabo primero.... Ramón Treviño Otro………….. Pablo Ancira Otro…………. Francisco Doria Otro…………. José María Penilla Cabo segundo... Ubaldo González Otro………….. Luis Zambrano Otro………….. Francisco Margain Otro………….. Pedro Quiroz Otro………….. Pablo Martínez Otro………….. Matías de Llano

Como hemos visto, los asientos primeros asientos políticos estaban ocupados casi siempre por las mismas familias criollas herederas de la etapa de la colonia. Por ello, historiadores como Benjamín Galindo han expresado que este reducido grupo de personas pertenecientes a la élite dominó, sin interrupciones, el escenario político local desde la instalación de la Junta Gubernativa en 1811, hasta el deceso de del gobernador José María Parás en 1850 (Galindo, 2005, p. 18). Después, viene un intervalo de gobernantes impuestos desde la capital, hasta que finalmente en 1855 Santiago Vidaurri llega al poder con una nueva camada de políticos que controlarían los puestos administrativos hasta el porfiriato.

Monterrey: origen y destino

1.3 DISCUSIONES Y ACUERDOS Las actas de cabildo ubicadas en el Archivo Histórico de Monterrey nos permiten observar que las reuniones del ayuntamiento durante la La feria de Monterrey se estaépoca colonial se reducían a la elección anual de blecía en la Plaza de Armas y en funcionarios, y juntas extraordinarias provocadas la Plazuela del Mercado por desastres naturales o situaciones excepcionales (epidemias, visitas o llegadas de gobernadores, compañías de infantería y cívicas, recién creadas, juicios de residencia, etc.). Sin embargo, la jura de para la vigilancia en los días de la feria de la ciula Constitución Política de la monarquía Española dad, “para que hagan servicios de rondas y patrullas en 1813, obligó al cabildo regiomontano a reorgade día y de noche que son tan necesarias para evitar nizar su rol de funciones. los desórdenes que pueda causar la reunión de varias A lo largo del siglo decimonónico, hubo algentes que traen consigo semejantes negocios.13 gunos intentos por formalizar la imagen del cabildo Su cercanía histórica con la iglesia proregiomontano. La más conocida fue la propuesta vocaba que por motivo de desastres naturales que hecha por el bachiller Juan Bautista de Arizpe en azotaban la región, tales como la lluvia, la sequía y 1817, quien solicitó la uniformidad de la comuna hasta temblores de tierra, se acudiera a la catedral reinera, argumentando la distinción jerárquica que de la ciudad para clamar ayuda de lo alto. En acta el puesto demandaba. Catorce años después, el de cabildo del 24 de mayo de 1841 se expresa lo Reglamento Municipal emitido requería a los intesiguiente: grantes del Ayuntamiento uniforme para toda asis“Acordado por el Ayuntamiento que se hagan tencia pública, usando pantalón, chaleco y casaca frases a la Santisima Virgen para que como negra, sombrero montado y espadín (Cavazos, Madre de Dios interceda para con su Hijo 1996, p.45). Santisimo socorra a esta Ciudad con todo los La organización de la feria anual de la remedios necesarios asi por la escases de lluPurísima Concepción era motivo de discusiones y bias, como por los temblores que han comenacuerdos entre el ayuntamiento, particulares, y el zado a aparecerse; despues que para esta cabildo eclesiástico de la ciudad. En oficio presenreligion objeto a colecta limosna a los fieles tado ante el gobernador Joaquín García, Santiago manifestandoles el objeto con que se pide y García alcalde 1º de Monterrey refiere en agosto es para hacer un novenario a misas con su de 1835 que “la continuación de la obra pública, la salve por la tarde a la Santisima Virgen en su disposición de plazas y calles para el mejor ornato de adoracion a la Purisima Concepcion que se esta ciudad; la de formar en distintos puestos sitios venera en la Capilla de esta Ciudad.14 para las plazas de toros…, y atajos que en la feria… fu Durante el siglo XIX se dejaron sentir eron lo motivos que impidieron a este Ayuntamiento una serie de movimientos de tierra que fueron reel aumento de cuatro hombres para portados por los alcaldes de los la policía.12 En contestación, el diferentes municipios al alcalde gobernador García confrontaba al de Monterrey. El 9 de agosto de alcalde de Monterrey la obligación 1838 el Juez 1º de Paz de la Villa de que como edil tenía para cuidar Santiago comunicaba al Prefecto la tranquilidad y orden público, del Distrito de Monterrey por la seguridad de los ciudadanos y Juan Nepomuceno Tamez, que sus bienes, por lo que evitando La Sala de cabildo es el lugar donde se dis- hubo ocurrido un fuerte temblor cualquier confrontación verbal y cuten los asuntos públicos-administrativos en este día, sin causar perjuicio de la ciudad. pública le permitía disponer de las Fuente: Fotografía Eric Lara Salázar. alguno.15

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A lo largo de la historia, el cabildo regiomontano fue juez y mediador en asuntos que rebasaban los límites de su jurisdicción. Siendo la máxima autoridad legal-político-administrativa del estado, muchos asuntos de villas, haciendas y rancherías fueron sancionadas en las salas del ayuntamiento regiomontano. Hacia 1835 el cabildo supervisaba la venta de las tierras pertenecientes a la virgen de la Purísima Concepción que desde la fundación de Monterrey los primeros pobladores habían otorgado para la realización de sus festividades. En la referida acta de cabildo se solicitaba que: “que se suspenda la petición al gobierno pidiendo licencia para vender las tierras de la virgen en Jurisdicción de Cadereyta Jimenez hasta que el señor Quiros pase a inspeccionar la saca y se asosien los señores Garza Garza y Treviño. Leída la ley federal para nombrar el jurado se dispuso se publique bando para cumplir con el artículo 4o. y se nombraron en comision para recibir la inscripsion de los señores Margain y Tames.16 Como institución que regulaba la gobernabilidad y el bienestar de la ciudad, el cabildo regiomontano orientó gran parte de sus acuerdos al tema de la seguridad. Indios, bandoleros, filibusteros asolaban durante la primer mitad del siglo XIX los pueblos y villas de Nuevo León. Por este motivo el alcalde de Monterrey, Santiago García, solicitaba al gobernador del departamento aumentar el número de vigilantes que servirán para la comunicación de todas las disposiciones judiciales y preventivas del bandidaje.17 Días después el gobernador Joaquín García ordenaba a todos los alcaldes la organización de una compañía de infantería y otra de caballería para la conservación del orden interior.18 La organización de milicias cívicas provocaba en ocasiones el rechazo popular, distinciones y obligaciones ciudadanas. En diciembre de 1835 el ayuntamiento de Monterrey era informado a través de un comunicado la compañía de infantería debería organizarse “bajo el pie de guerra” reclutando a los principales individuos de la ciudad, ciudadanos útiles sin incluir a los artesanos, operarios po-

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bres y dependientes de haciendas.19 Los españoles, hijos de viudas, individuos que fueran “cajeros del comercio”, mayordomos20 y procesados por delitos también eran exentos de estos reclutamientos, provocando estas excepciones en el enlistado que en ocasiones no se lograra convocar las cantidades de personas por causa de inutilidad a los servicios militares requeridos y deserciones. En el tema de las deserciones del ejército, el gobernador y los alcaldes se veían obligados a dictar disposiciones para el castigo de estos hechos. Aunque en ocasiones la ley no se aplicaba (o no se quería aplicar), las sanciones contra los desertores iban desde la cárcel o la reinstalación en el ejercicio militar hasta la pena capital. En una ordenanza dada en julio de 1836 por el gobernador Juan Nepomuceno de la Garza y Evia al alcalde de Monterrey se le menciona lo siguiente: “Ha observado este gobierno que, bien por el considerable número de desertores que ha tenido el ejército de operaciones sobre Texas, o bien, por la introducción de la gente perdida de afuera, abundan, los distritos de este departamento en hombres vagos, ociosos, y mal entretenidos, de que resultan los robos, riñas, y otros excesos, que con frecuencia se han experimentado en estos días. Para evitar estos males que perjudican en gran manera a la sociedad, ha venido esta superioridad en recordar a v. el cumplimiento mas puntual de las circulares libradas sobre la persecución y castigo de todo desconocido y demás personas comprendidas en el art. 89 de la ley num. 179: cuidando de no permitir la residencia en el distrito de su mando a ninguna persona de fuera, aunque de conocimientote su persona, si no es que de pública notoriedad este entretenimiento en algún oficio u ocupación honesta, y de remitir al Sr. Comandante principal de desertores que resulten.21 Asimismo, los ayuntamientos y los congresos estatales (o en su defecto juntas departamentales) y federales eran los encargados de establecer las formas de gobierno de la nación. Hacia noviembre de 1835 el cabildo regiomontano dio

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su voto a favor del cambio de régimen centralista en la nación y de la siguiente manera se lo expresaba al gobernador Joaquín García: “En la Metropolitana Ciudad de Nuestra Señora de Monterrey, capital del Departamento de Nuevo León, a los quince días del mes de noviembre de mil ochocientos treinta y cinco: reunido es sus Casas Consistoriales el Excelentísimo Ayuntamiento con el objeto de dar cumplimiento al soberano decreto nacional de 27 de octubre del presente año, sobre jurar las bases constitucionales sancionadas por el La obra del antiguo Palacio Municipal, estuvo a cargo del arquitecto Papías Anguiano, quien concluyó la obra en 1853. actual congreso general en el soberano decreto de 23 del mismo mes… cuyo caldes para la administración de justicia y se preste la acto concluido con la solemnidad y formalicasa llamada de beneficencia para la penitenciaria de dades que previenen los enunciados soberanos reos interin hay lugar a propósito.23 La proposición decretos, se mandó entender la presente acta fue admitida a discusión y pasada a los señores que autorizada en debida forma se remitirá Garza Fonseca, Quiroz y primer Síndico para que en copia duplicada al Superior Gobierno del prestaren el dictamen correspondiente el cual no Departamento como dispone la prevención prosperó. de su reglamento consiguiente del artículo 10 La remodelación del antiguo edificio que de el Superior Gobierno General. De cuyo ocupaba el cabildo regiomontano durante las primacto doy fe. Santiago García, presidente; eras décadas del siglo XIX fue motivo de discusión Juan de la Garza Ayala, alcalde 3º, Felipe e intentos por modernizarlo. En julio de 1835 el Sepúlveda, regidor 2º; Julio Gutiérrez, regialcalde suplente de Monterrey, Nicanor Martínez, dor 11º; Cristóbal Sánchez, procurador 2º; requirió al gobernador su autorización para traslaMiguel Nieto, secretario22 dar las piedras que había sueltas en el corral y una Otro aspecto que fue plenamente discutido pila de la noria de la casa donde reside el poder legpor el cabildo de Monterrey durante la primera islativo y judicial, a fin de utilizarlas en las bases de mitad del siglo XIX fueron las constantes restaulos pilares de las Casas Consistoriales de la ciudad. raciones que sufrieron las Casas Consistoriales. En contestación el gobernador autorizó tal moviSegún algunos historiadores, el edificio en donde miento.24 se realizaban las reuniones del ayuntamiento de la Iniciados los trabajos de remodelación, el ciudad se encontraba en condiciones deplorables, alcalde de la ciudad informaba al gobernador un de insalubridad, de inseguridad y de falta de una año después de los avances de la construcción de imagen digna para una ciudad como Monterrey los portales del referido edificio, tal cual se describe (Cavazos, Morado, 2006, p.71). Inclusive en enen el siguiente párrafo: ero de 1850 se intentó por parte del regidor Quiroz “se ha continuado la saca y labrado de piedra, “para que previos los requisitos necesarios se prose han concluidos dos pilares, se han hecho ponga al Estado el cambió de las casas consistoriales otros dos nuevos y se han hecho todos los cerpor la que esta destinada para formarse palacio para ramientos de los arcos…25 los Poderes del Estado, siempre que en aquella se de Años después, mediante una sesión de calugar al Ayuntamiento para sus secciones de los Albildo en mayo de 1851 se aprobó la construcción

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erogaciones que se hacen en la construccion del palacio municipal, se anuncie áquí y en los pueblos correspondientes la venta de los sitios de China, y se haga otro tanto con los sitios y Caballerias que estan en la Boca del rio San Juan y que se encarguen de formar las correspondientes bases para lo primero el Señor Gonzalez Dávila y para lo segundo el Señor Ayala.28 Por consiguiente el gobernador Pedro de Ampudia, exhortaba en enero de 1854 al ayuntamiento de Monterrey a enviar una misiva al presidente general Antonio López de Santa Anna “pidiendo autorización para vender las aguas de la Ciudad en virtud de creer ser este el medio mas apropósito para que los fondos municipales puedan contar con los recursos necesarios para sus atenciones, para la obra del Palacio Municipal para un Hospital y otros Establecimientos de publica utilidad.29 La aprobación presidencial permitió la venta de estos sitios y a la vez motivó a la clase política de la ciudad, prometiéndole “que en lo sucesivo seran mayores los auxilios.30 Inclusive, la comisión de arbitrios del cabildo regiomontano solicitó, por medio de la aprobación de todo el ayuntamiento, un préstamo de cinco mil pesos sin premio alguno al gobierno estatal.31 La dificultad de la obra, y el pago a los funcionarios municipales obligó a tal medida. Hacia julio de 1853, el arquitecto de la obra Papías Anguiano al presentar los diseños de pintura se proponía concluir Las arcadas del Palacio Municipal, en las alas oriente y norte, se terminaron en la obra en septiembre del mismo año. 32 Fi1853. namente, los trabajos de herrería de GregoFuente: Fotografía Manuel M. López. rio Vega, de carpintería para las puertas por el taller de Santiago Rivier y Manuel OlivaLa situación precaria del erario obligó a los res, y de la supervisión de la obra por el mismo Anintegrantes del cabildo a vender los sitios de tierra guiano, quien también contribuyó en el labrado del y agua que desde la fundación pertenecían a la escudo de armas de la ciudad (Cavazos, Morado, ciudad y así continuar con el proyecto del nuevo 2006, p.72), dejaron concluida la obra. palacio municipal. Tal como lo afirmamos el acta de Como retoque de esta majestuosa obra cabildo del 25 de octubre de 1852 dice lo siguiente: para la ciudad el cabildo solicitaba, siempre que “Se acordó á mocion del Señor Gutierrez se pudiera, la compra de muebles extranjeros para Don Julio que para atender á las actuales adornar el palacio municipal en la feria que habría escaceses y principalmente á las crecidas de llevarse a cabo en Monterrey.33 La reconstruc-

de los portales que dan frente a la Plaza de Armas (Zaragoza), según el plan que presentó el arquitecto de la obra Papías Anguiano.26 Las dificultades que sorteó el ayuntamiento de Monterrey para costear la obra se ven reflejadas en la siguiente acta de cabildo: “La comision encargada de agenciar dinero para la continuacion de la obra del palacio Municipal hizo presente no poderse conseguir pero que hay 1100 pesos cuya entrega no urge hasta el mes de Noviembre y el interesado dice que agenciandose su anticipacion podra conseguirse con algun descuento, concluyendo con decir que parase muy oportuno hacerse cualquier Sacrificio por no pararse la obra y mas cunado entíende que podra ser ninguno tal vez lo cual acordo se facultó a la misma comision para hacer la misiva con la menor gravamen posible de si cerrar trato.27

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Doctor José Francisco Arroyo, entre otros, formaron parte de diferentes Diputaciones y Legislaturas (Galindo, 2005, pp. 67,68). A pesar de los cambios que sufrió la ciudad a lo largo de siglo decimonónico, el Ayuntamiento secular continúo, como desde los primeros años de la fundación de la ciudad, organizando las fiestas anuales de la Purísima Concepción que se realizaba durante los meses de agosto y septiembre34 y que era el culto oficial de la ciudad, la fiesta de la encarnación del divino Verbo,35 las fiestas de semana santa, entre otras. Aunque con roces normales en la realización de las fiestas con el cabildo eclesiástico, era muy común ver a los regidores regiomontanos salir de la Catedral después de un acto religioso por causa de las sequías, inundaciones o enferme1.4. RELACIONES AYUNTAMIENTO-IGLESIA dades. Generalmente el cabildo eclesiástico en Una institución que estuvo ligada desde voz de sus integrantes participaba en los llamados un principio al Ayuntamiento regiomontano fue para el auxilio por algún desastre natural, epidemia el cabildo eclesiástico. Salvo excepciones, las relao algún motivo extraordinario. Durante el año de ciones entre estas dos instituciones fueron de mu1836 la campaña del ejército mexicano por controtua convivencia y acuerdos. Para la década de 1830 lar a los rebeldes colonos texanos se encontraba en y a pesar de los discursos de libertad y soberanía su plenitud, y mediante el llamado que realizó el producidos por la independencia y la constitución gobernador del departamento para ayudar con maíz estatal de 1825, el coexistir de estos cabildos se forel sostenimiento de dicha campaña, esta institución taleció y complemento a causa de los poderes que religiosa donó una gran cantidad de semillas que representaban (uno el económico, y otro el político por orden del gobernador se recogieron en Montey social). morelos y Cadereyta.36 Varios clérigos ocuparon durante gran parte del siglo XIX puestos importantes en el En ocasiones, estas relaciones ayuntamienárea legislativa del municipio y el estado. Personto-iglesia facilitaban el uso de la infraestructura del ajes como el Presbítero José María Canales, el cual el ayuntamiento regiomontano y el gobierno Canónigo José Ángel estatal carecían. DuBenavides, el Doctor rante la guerra de inBernardino Cantú, tervención norteamel Canónigo Manuel ericana en la ciudad María Canales, el (1846-1848) la falta Presbítero Felipe de de cuarteles militares Jesús Cepeda, el Cura donde acantonar la Pedro Antonio Eznal, tropa y sus animales el Doctor José María obligaron al gobierno Gutiérrez, el Doctor civil a solicitar el uso José León Lobo Guerdel vetusto convento rero, el Doctor Fermín de San Andrés, de la la guerra de intervención norteamericana en la ciudad, el convento Sada, el Cura Juan Durante Catedral de la ciude San Andrés, la Catedral de la ciudad y las ruinas de la llamada Catedral Bautista Valdez, y el nueva, fueron utilizados como centros de operaciones militares. dad y de las ruinas de ción del palacio municipal se vió enmarcada por el empedrado de la Plaza de Armas, la instalación de faroles y la el traslado del mercado a la Plaza de las Carnes (Cavazos, Morado, 2006, p. 72). Como hemos podido comprobar, las discusiones y acuerdos a que llegó el cabildo regiomontano durante la primera mitad del siglo XIX fueron de gran trascendencia para la ciudad. Obras públicas, medidas de seguridad para la población, acuerdos sobre las formas de gobierno fueron solo algunos de los muchos asuntos que el ayuntamiento de Monterrey, como corporación política-administrativa de la capital del estado, ejecutó para el bienestar de los ciudadanos de esta ciudad.

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Catedral de Monterrey a mediados del siglo XIX.

la llamada Catedral nueva, al norte de la ciudad, como centros de operaciones militares. En referencia al convento de San Andrés, fue necesario que el guardián del convento solicitara al gobernador el desalojo del edificio para su rehabilitación tal como se refiere en la siguiente carta: “El R.P. Guardián del Convento de esta capital ha ocurrido a este gobierno haciendo presente que aunque tiene reunida una limosna para hacer al edificio aquellas reparaciones más necesarias en los deterioros que sufrió durante la invasión americana, la circunstancia de estar alojados en él dos cuerpos del ejército se lo impide absolutamente, y como a la vez haya manifestado S.P. que está conforme que la caballería permanezac allí, suplicando solamente que se le quite la infantería que es la que más embarza los trabajos que va a emprender. Este gobierno, deseando atender tan justa súplica recomienda a V.S. excite a la comisión respectiva a que con la brevedad posible solicite un local en donde se acuartele la indicada tropa.37 Como hemos confirmado, las relaciones estado-iglesia se mantuvieron intactas en Monterrey por lo menos hasta la época de la Reforma. Relaciones de élite permitían que la vida económica, política, social y espiritual de los regiomontanos se fusionaran en un solo aparato administrativo. Educación A pesar de que durante la primera mitad del siglo XIX la educación estaba en manos de la Igle-

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sia Católica, el ayuntamiento de Monterrey ofreció, aunque moderadamente, el servicio de instrucción pública a los niños y jóvenes regiomontanos. En febrero de 1821, los miembros del cabildo regiomontano veían la urgente necesidad de establecer una escuela de primeras letras con el fin de instruir correctamente a la niñez de la ciudad. En el acta de cabildo referida se menciona lo siguiente: “Habiéndose propuesto la necesidad tan urgente que hay en esta Ciudad de una escuela de primeras letras bajo la dirección de un hombre instruido y suficiente: y lo mismo de un facultativo de medicina de cuya persona carece con notable perjuicio este público; sería muy oportuno tomar unos medios que fuesen suficientes a conseguir el fin que se desea y en consecuencia de todo acordaron: que se junte el vecindario para el 15 del corriente y se le proponga lo útil y casi necesario que es formar una contribución voluntaria para dotación de un maestro de primera letras considerándose suficiente para ello el Presbítero don José Antonio Gutiérrez de Lara por su notoria aptitud y aplicación.38 Para el establecimiento de esta escuela y con el fin de sacar fondos para proveer las necesidades que se suscitasen, el cabildo de Monterrey propuso el cobro del 1% “y en el que debía hacerse la iguala o contribución para los otros establecimientos.39 Meses después, esta iniciativa fue desechada “y acordaron se suspenda tomar providencias por ahora a causa de la falta de recursos, y estar aún subsistentes las pensiones diversas sobre los más ramos del comercio, y agricultura. 40 En ocasiones, era difícil para el Ayuntamiento regiomontano encontrar un espacio digno para el establecimiento de escuelas. Es preciso señalar que la infraestructura educativa del municipio y del estado durante el siglo XIX era nula, por lo que era necesario rentar casas para abrir sitios de instrucción pública. En octubre de 1849, la falta de locales en la ciudad se evidenció en la queja que el Cabildo regiomontano hizo sobre este aspecto: “dado cuenta la comision de Escuelas no encontrarse local para la continuación de la

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El Colegio Civil fue una de las primeras instituciones educativas de Monterrey.

educacion de Niños, se dispuso que la misma comision; conceda a ella como se ofreció el Sr. Garza Martinez, solicite en renta la casa conocida con el nombre del Sr. Marin, ó en venta ofreciendo tomar á reditos su valor.41 La falta de una institución educativa que formara profesionistas no religiosos fue un problema que existía en Monterrey desde su fundación. El Maestro Benjamín Galindo refiere que la inexistencia de estos profesionistas detuvo el desarrollo social y conómico de la ciudad: “No sorprende la total inexistencia de profesionistas tan necesarios para el desarrollo social y económico de una sociedad como profesores, dado el alarmante índice de analfabetismo; médicos, estando la región plagada de enfermedades endémicas; o arquitectos, ingenieros topográficos, agrónomos y veterinarios (Galindo, 2005, pp. 98, 99). La Constitución estatal de Nuevo León de 1825 obligaba a los municipios a promover la educación para los niños nuevoleoneses, establecer escuelas y cuidar las que ya existían. La uniformidad de la enseñanza sería trazada por el método pedagógico “acorde a las necesidades y circunstancias de la región” (Galindo, 2005, p. 105). Anteriormente, la educación era monopolio de la Iglesia, en donde se enseñaba lectura, escritura, aritmética y doctrina católica. En la década de 1840, el ayuntamiento de Monterrey avaló el modelo lancasteriano en las escuelas municipales. Las compañías lancasterianas eran sociedades civiles a las que podían ingresar

cualquier ciudadano interesado en la enseñanza pública, ya fuere con su esfuerzo personal o con sus medios económicos (Galindo 2005, p. 117). Este modelo de enseñanza pública funcionaba mediante el aprovechamiento de los alumnos más adelantados como auxiliares del maestro en la impartición de contenidos. Este sistema, permitía que el ayuntamiento aligerara la carga presupuestal, pues resultaba muy económico para las arcas municipales (Galindo, 2005, p. 117). La inspección de los locales que eran las sedes de estas instituciones educativas era llevada a cabo por los integrantes de la Junta, quienes hacían llegar sus opiniones acerca del funcionamiento de las tales. Ocasionalmente sugerían el cierre o clausura de escuelas por el mal uso de ellas o el mal testimonio público de los dueños de los locales en donde se localizaban las escuelas. En mayo de 1843 la Junta Lancasteriana de esa Monterrey autorizó que se cerrara el establecimiento de primeras letras de don Rudecindo Aldape ubicado por la calle de la Presa Grande, “ya que dicho individuo se embriaga con frecuencia.42 La Iglesia monopolizaba el uso de la educación y seguía contando con los maestros y profesionistas más distinguidos de la sociedad, por lo que en ocasiones los ayuntamientos de miembros distinguidos del clero regiomontano para que se encargaren de la educación en la ciudad. Por ello no es raro comprender que en 1835 los integrantes del cabildo regiomontano suplicaran al gobernador del estado se dirigiera al Cabildo Diocesano para que diera permiso al religioso Felipe de Jesús Cepeda se encargare de la escuela pública de la ciudad.43

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Epidemias A lo largo de la historia, la ciudad de Monterrey fue testigo de los embates ciclónicos de diversas y muy mortíferas epidemias que hicieron blanco en la población de estas regiones. En estos casos el ayuntamiento regiomontano era el encargado de aplicar medidas de prevención y sanidad para la población, las cuales permitieron, en la mayoría de los casos controlar los efectos de estas mortales enfermedades. En julio de 1814 el cabildo local tenía informes de un brote epidémico de fiebre que provenía de la villa del Saltillo en un jacal ubicado en el sitio de San Jerónimo, al poniente de la ciudad. Los miembros del ayuntamiento regiomon-

Imagen relacionada a la epidemia de viruela en Monterrey

tano deseosos de controlar este brote decidieron “tomar las medidas proporcionadas para precaver de ella a esta ciudad; a cuyo efecto había resuelto que el señor Dn. Miguel Pagés, cirujano del Ejército, de su mandado, pasase a inspeccionar a los enfermos y hecho cargo de los síntomas de la enfermedad, le informarle lo conveniente.44 El avance de esta epidemia en la ciudad provocó que un mes más tarde el cabildo organizara una Junta de Sanidad para los saludables efectos de los regiomontanos. Esta Junta estaba compuesta por los señores Miguel Pagés; los Regidores José Ma. Cárdenas y Matías de Llano, y los ciudadanos vecinos republicanos José Froylán de Mier y Juan

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Francisco de la Penilla.45 La junta reportaba que para octubre del mismo año existían varios enfermos en el Hospital Real, por lo que debían acelerarse métodos curativos para controlarla. La rápida intervención del cabildo en la toma de desiciones, provocó que este brote epidémico no registrara víctimas. Sin embargo, para 1825 un brote de sarampión sacudió fuertemente a los habitantes de estas tierras. Hacia octubre de 1825 el ayuntamiento local solicitó la orInsumos otorgados al ganización de los Hospital de los pobres en Monterrey por mo- ciudadanos para el control de tivo de la epidemia de esta enfermedad. Siguiendo un viruela en 1798. parámetro, se definió que, “los individuos que sean menos aptos en otros que sean mas aptos para la formacion de las listas de los habitantes de cada manzana o quartel, la pasen al secretario y que acada individuo en los que expresa la lista de la comision le de una copia a la manzana o quartel que le corresponda.46 Además, esta Corporación Municipal requería la puesta en práctica de un plan curativo emergente y los medios que se creían adaptables para evitar los funestos resultados que causa la epidemia del sarampión como los accidentes que suelen acompañarle.47 El contagio más mortal que resistieron los regiomontanos fue provocado por el cólera morbus en 1833. Los embates de esta enfermedad provocaron una fuerte mortandad entre la población, por lo que fue necesario construir un nuevo camposanto en las afueras de la ciudad, por el rumbo de San Francisco (Apodaca);48 una carta del gobernador Manuel María de Llano al alcalde de Monterrey

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negocio para resolver lo que sea mas conveniente con arreglo a las leyes.49 Algunas crónicas de la época refieren que los cadáveres eran transportados a los camposantos en carretas50 y sepultados inmediatamente para evitar así el contagio de este mal. Inclusive, fue necesario que el gobernador del estado informara a los alcaldes que creía conveniente se difiera la solemnización del 16 de septiembre hasta el 4 del entrante mes por causa de que la epidemia del cólera morbus no había cedido en sus embates a la población.51 Hacia octubre de 1833, en donde los momentos más críticos de la enfermedad habían pasado, el Ayuntamiento regiomontano en voz del Alcalde primero Francisco Iglesias solicitaba al Cabildo eclesiástico y su Presidente la realización de

Francisco Iglesias así Oficio del Cabildo de Montergirando instrucciones para lo refiere, y además le rey, controlar la epidemia de viruela expresaba las dificulta- en 1798. des para establecer este cementerio: “y como no se halla contado con esta superioridad para designar el local con el previo nombramiento de facultativos perito y la concurrencia del cura párroco, espera que le informe a la mayor brevedad sobre este grave

Bando sobre el tratamiento del sarampión en Monterrey del año de 1836.

La epidemia de cólera morbo arrasaba con villas y ciudad.

una misa por aquellas personas que habían sobrevivido a los embates de la epidemia.52 Al final, en el recuento de los daños los números eran fríos y contundentes. Durante los meses de agosto, septiembre y octubre solamente

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

llevadas a cabo de manera satisfactoria por el ayuntamiento de Monterrey, y ejerciendo así de manera responsable la labor de administrar y ver por el bien de sus gobernados.

1.5. El Ayuntamiento de Monterrey durante la ocupación norteamericana (18461848) La independencia de la provincia de Texas ejecutada en 1836 por los colonos anUna epidemia de cólera morbo atacó a los habitantes de Monterrey en agosto gloamericanos abrió la puerta a una serie de de 1833. acontecimientos que culminarían con la pérdida por parte de México de los territorios de en la jurisdicción de Monterrey ocurrieron 667 deNuevo México y las Californias mediante el tratado cesos de los 886 que se suscitaron en todo el año.53 de paz de 1848, y la conquista estadounidense del Este suceso fue uno los hechos de recuerdos más siempre lejano oeste americano. dramáticos para la población regiomontana del siTras anexarse los territorios de Texas en glo XIX. 1845, los Estados Unidos deciden militarizar la *Estadística de muertos en la ciudad de frontera con México, la cual llegaba a las márgenes Monterrey durante el año de 183354 del río Nueces.56 Un incidente menor provocado por una escaramuza entre patrullas militares en la Enero 18 línea fronteriza dio a los angloamericanos la oporFebrero 20 tunidad para iniciar la tan anhelada guerra con Marzo 26 Abril 32 México. Mayo 23 Después de sendas batallas en Palo Alto y Junio 39 Resaca de la Palma al lado norte del río Bravo en Julio 24 Agosto 451 mayo de 1846, el ejército mexicano se ve obligado Septiembre 156 a replegarse a la ciudad de Monterrey, centro comOctubre 60 ercial y político del noreste de México, en donde Noviembre 16 Diciembre 21 prepararía la defensa de la plaza más importante de Total 886 la región. Los días del 21 a 24 de septiembre de 1846 Años después, en 1849, otra terrible se llevaron a cabo las batallas por Monterrey, las epidemia de cólera morbus atacó nuevamente esta cuales al final dieron como resultado un armistitierra norestense. Ante este suceso, el cabildo local cio en donde el ejército mexicano se retiraría de la se vio obligado a solicitar un carro para que sirviese plaza, permitiría la instalación del Cuartel Maestre en trasladar a un nuevo camposanto los cadáveres, del ejército invasor en la ciudad, se abriría un armipor causa de que el campo santo de la ciudad essticio por el transcurso de siete semanas, y se per55 taba lleno. mitiría a los habitantes del estado tener un gobierno Durante la primera mitad del siglo XIX, propio que regulara las actividades económico-adla participación activa y diligente del cabildo reministrativas. giomontano en los casos de enfermedades en la Durante cerca de dos años (de septiembre población permitió que estas no llegaran a mayores de 1846 a julio de 1848), la ciudad de Monterrey tragedias. Salvo la epidemia de 1833 en donde se se mantuvo ocupada por una parte del ejército salió de control por la naturaleza de la misma, las norteamericano encabezado por el general Zachary medidas preventivas de higiene y salubridad fueron

208

Monterrey: origen y destino

que se han de construir para poner esta ciudad en defensa de las minas del enemigo “y proceda a proporcionar a dicho Jefe los auxilios que se enumeran en la preinserta contestación, poniendo el mayor empeño en completarlos sin atacar la propiedad particular…, y convocar a los jornaleros que sean necesarios, incluso a los prisioneros.58 Además de esto, el Ayuntamiento de Monterrey se encargó Los días del 21 a 24 de septiembre de 1846 se llevaron a cabo las batallas por Monterrey. de vigilar la seguridad y tranquilidad de una ciuTaylor. En el transcurso de estos dos años, la ciudad provincial que comenzaba a familiarizarse con dad se mantuvo bajo el resguardo del ayuntamiento el aroma de la guerra. El 6 de julio de 1846 el caregiomontano, quien era el mediador entre la pobildo local denuncio ante las autoridades militares blación y el cuartel maestre norteamericano, quien la realización de un baile “prohibido”, organizado a su vez nombró un gobernador o administrador en por el soldado Regino Hidalgo “sin el permiso de Monterrey.57 la primera autoridad”, al cual acudieron tropas que Ante estas circunstancias es necesario realizaban la guardia nocturna. En contestación, el entender la función que cumplió el cabildo reteniente coronel Bruno de Ordóñez refirió la apregiomontano ante el problema de la invasión extranhensión del mencionado Hidalgo y de los soldados jera durante estos casi dos años (1846-1848). Por que acudieron al baile realizado sin licencia.59 ello analizaremos algunos aspectos de su función En lo relativo a las actas del cabildo de administrativa de la ciudad, sus reclamos ante los Monterrey, no existe durante los meses de julio, abusos de los soldados norteamericanos contra la agosto y septiembre de 1846 ninguna referencia a población civil, y su relación con el gobernador del la actividad militar de uno u otro bando, o alguna estado, quien a partir de la ocupación militar exorden superior para auxilio en alguna obra de fortranjera en Monterrey, decidió trasladar su sede a tificación. Lo más seguro es que se trató de no inlos municipios del sur de Nuevo León. filtrar miedo a la población sobre el torbellino de La función del ayuntamiento de Monterrey la guerra, la indiferencia del ayuntamiento lo cal, durante este periodo bélico fue de constante auxilio o que el cabildo regiomontano no era la instancia a las labores militares que en su momento realizó el correcta para tratar estos asuntos bélicos. ejército mexicano en las calles y fortificaciones de Solo hasta el 28 de septiembre de ese año, la ciudad. En junio de 1846, tres meses antes del cuatro días después de la capitulación de la ciudad ataque militar extranjero, el gobernador de Nuevo de Monterrey en manos del ejército norteameriLeón solicitaba al alcalde de Monterrey José María cano, existe una referencia de la situación políticode la Garza proporcionare al Comandante General militar que vivía Monterrey. En este documento, del ejército mexicano los auxilios que necesite en el gobernador de Nuevo León Francisco de Paula atención de la importancia de las fortificaciones

209

Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

Morales expone lo siguiente: tanto el gobernador como el alcalde de la ciudad se “que durante las circunstancias permanecio han ido con rumbo a Linares o Galeana, y que “sin de acuerdo con el Excelentisimo Señor Gendecir de donde se pagaba la fuerza que dejó sobre las eral en Jefe del Ejército del Norte asistiendo armas para mantener en lo posible el orden y custoá algunas juntas en las que dicho General diar los criminales lo que le movió ocurrir a la Adtuvo hasta la ultima en que despues de toministración de Alcabalas con este objeto interin redos los pagos y pasando algunos dias aquel ciba del Gobierno la aprobacion sobre el partícular.63 Jefe acordó capitular así el Jefe en los Estados También refiere que el general que manda la plaza Unidos a lo que le expuso en la misma Junta esta dictando algunas órdenes “y aun interiorizandose respecto del comercio y manejo de la aduana con Generales y Jefes que al efecto hubo para pues quiere que se le de rason y cuenta de la distribuello: que verificado la capitulación como lo sion de caudales, lo que le ha manifestado hase por ha palpado bien la corporación el General arreglar en alguna parte el orden de la ciudad y para impondra según los artículos acordados en ella se mandó con su ejercito al Saltillo y lo que espera que reuniéndose el Ayuntamiento con su acuerdo se dispondrán todas las cosas de manera ocupo el ejercito Americano esta Plaza.60 que todo sea arreglado.64 Asimismo, el gobernador Morales mencionaba haberse reunido con el General en Jefe del En esta situación podemos ver que a pocos Ejército Norteamericano Zachary Taylor, asegurándías de haber tomado posesión de la plaza de Mondole este que “todo sería ordenar con su acuerdo a la terrey, los militares norteamericanos inmediatamarcha segura de los casos del Estado, manifestánmente trataron de tomar el control administrativo dose que desearía con el mayor interes que las autode la ciudad. Ante ello, los políticos locales trataron ridades constituidas en el siguiesen todas como lo esde retomar el manejo político-administrativo pretaban hasta aquí en el libre ejercicio de las funciones viniendo que las comunicaciones y acuerdos se que las Leyes se han cometido para lo cual cooperará dirigiesen a Galeana, en donde se encontraba el de la manera que el Gobierno lo crea conveniente gobernador del estado y que “varios decretos genpara la seguridad y pacificación de los pueblos.61 Dierales los cuales ha dispuesto el Jefe Americano que sponiendo el militar norteamericano que las rutas mandó la plasa no se publiquen pues que el General en Gefe ha prevenido que solo las leyes documentos generales serán puestas a disposición del gobierno del para que de ellas vivan los empleados del Esy ordenes del Estado puedan publicarse y circularse y tado, “pidiendo solo por ahora se le proporcionen no asi las generales.65 los recursos de mais Además, el y leña así como cabildo tuvo que mechas y un confungir como productor de equipajes tector y guardián y viajes de Camargo de los bienes del a esta Capital ofreregiomontano, se ciendo que todo será enfrentó a la viosatisfecho anticilencia que en ocapadamente a precios siones los militares de plaza de que pide angloamericanos una noticia.62 (sobre todo los En el acta Voluntarios, grupo del 19 de octubre que causó destrode 1846, el ayunzos materiales u Ayuntamiento de Monterrey se preocupaba por la tranquilidad de la ciudad aun tamiento de Mon- El muertes en las en tiempos de guerra. Uno de los disturbios mas comunes era la realización de bailes ciudades donde se terrey establece que sin permiso de la autoridad.

210

Monterrey: origen y destino

establecían) realizaban. Este hecho se ve plasmado en el acta de cabildo del 23 de noviembre de 1846 en donde se refiere lo siguiente: “Leida y aprobada la acta, se dió cuenta con lo siguiente, el Señor Presidente manifestó que por los daños que se estan leyendo del alumbrado por causa de los voluntarios dispuso que los faroles se guarden y los serenos se retiren hasta que la corporación acuerde los terminos en que debe seguir la Administración y manejo de este ramo.66 De la misma manera, se establecieron serias sanciones para aquellos “contrabandistas” que vendieran licor en calles plazas, calles, establecimientos y casas particulares, y así evitar “los desordenes que de lo político y moral se están causando a consecuencia a la embriaguez.67 Los problemas entre militares extranjeros y población civil se dejaron sentir desde el inicio de la ocupación, y como ya lo hemos mencionado, el ayuntamiento de Monterrey se convirtió en el guardián del orden y el demandante ante las autoridades militares norteamericanas de los abusos de que eran objeto los ciudadanos regiomontanos. En noviembre de 1846, el gobernador del estado Francisco de Paula Morales instruía al alcalde de Monterrey para que a la brevedad posible avisara al vecindarios de que sí hubiesen sufrido algún daño o prejuicio por parte del ejército invasor inmediatamente lo denunciaran en el Juzgado 1º de la capital.68 Otro ejemplo claro de los conflictos que provocaron los militares angloamericanos en Monterrey fue la denuncia hecha por el señor Gala miembro de la Compañía Lancasteriana de la ciudad ante el cabildo regiomontano, en donde refiere que el cuartel maestre norteamericano establecido en esta capital desea instalar un cuartel militar en la casa del referido establecimiento educativo.69 Para 1847 las agresiones de los invasores contra los civiles eran intolerables. En junio de 1847 el alcalde de Monterrey José de Jesús Dávila y Prieto escribía al gobernador Francisco de Paula Morales que promoviera leyes de protección para que los ciudadanos del estado se libraran de los abusos de los norteamericanos.70 Al parecer Mo-

rales protestó, pero el General Zachary Taylor le argumentó que era muy difícil controlarlos.71 Sin embargo, el suceso que colmo la paciencia del ejecutivo estatal y del ayuntamiento regiomontano fue el asesinato del ciudadano Manuel Peña a manos de un guardia americano, por no haber respondido al “quien vive” tres veces en inglés. Por lo cual el Gobernador solicitaba al alcalde que presionara al Jefe Militar de la plaza de Monterrey para que la orden del toque de queda se derogara o se modificara.72

Acta de Cabildo de Monterrey, correspondiente al 6 de octubre de 1846, cuando ya estaba ocupada la ciudad por el ejército yanqui.

A mediados de 1847 se suscitó en la ciudad de Monterrey una confrontación de ideas entre el grupo de políticos regiomontanos y el gobierno americano. A través del periódico semanal “American Pioneer”, fundado en la ciudad por el Cuartel Maestre, los estadounidenses promocionaban sus negocios, hacían circular algún decreto o calificaban la labor administrativa del cabildo de Monterrey. Sin embargo estas críticas no eran bien recibidas por los políticos locales, quienes en voz del alcalde Gregorio Zambrano interpusieron

211

Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

una enérgica protesta a los editores del “American Pioneer”, por causa de un artículo editorial de la publicación No. 20 del referido periódico, en la que se refiere a la nueva tarifa municipal, la cual, a consideración del autor era imparcial. Esta protesta provocó que el siguiente número de este semanario los editores endurecieran su crítica, haciendo referencia de que el ayuntamiento de la ciudad pone en libertad a ladrones y vagos.73 Ahora bien, hacia finales del año de 1846 el cabildo de Monterrey resolvió permanecer en sus puesto “por motivo de las circunstancias y la de no haber Pueblo para ello continue el Ayuntamiento mientras que aquellas dán ocacion para ello y que se dé cuenta al Gobierno para su superior conocimiento.74 El 28 de diciembre de 1846 el ayuntamiento de la ciudad aprobó el restablecimiento del sistema federal en la nación, logrando con ello terminar los 11 años en donde el régimen central se estableció en todas las estructuras políticas de México. El cabildo unánimemente a una junta de vecindario votó a favor de reestablecimiento de los principios federales en el país, bajo las bases de religión, independencia y división de poderes constituidos en la carta de mil ochocientos veinte y cuatro, planteando que “será quisá el medio mas eficaz y oportuno para que tenga fin la guerra que contra nuestro Gobierno general han introducido ya los Estados Unidos de America.75 Hacia julio de 1847, la administración política del estado vivó una severa crisis que puso riesgo la existencia e identidad del estado de Nuevo León. El estado controlado en su mayoría por el ejército invasor, la escasez de recursos que a la vez reclamaban el ayuntamiento regiomontano y el gobernador civil norteamericano, entre otras circunstancias, obligaron a Francisco de Paula Morales gobernador del estado a renunciar a su encargo. Ante esta situación adversa surge la figura del alcalde de Monterrey José de Jesús Dávila y Prieto, quien por alrededor de dos meses fue gobernador interino del estado y alcalde de la capital de Nuevo León. Tras la aprobación de los municipios del estado, Dávila y Prieto se convierte temporalmente en alcalde y gobernador.76

212

La orgullosa élite militar mexicana sucumbió ante el embate de los rifles yanquis.

Aunque el tiempo que duró su interinato fue corto, la gestión de José de Jesús Dávila y Prieto puso su énfasis en controlar el desorden político, social y económico que había en Nuevo León. Precisamente el Reglamento para policía y seguridad interior dictaminado en julio de 1847 fue el primer intento por remediar el problema que enfrentaban los pueblos y los caminos, que estaban infectados de cuadrillas de ladrones y guerrilleros.77 Dos meses después de su renuncia, el Lic. Francisco de Paula Morales retoma el puesto de gobernador de Nuevo León ante la protesta de algunos municipios que consideraban ilegible el nombramiento de Morales por haber abandonado a su suerte los destinos del estado cuando más se necesitaba de la unidad de todos los ramos de gobierno.78 En el capítulo de la invasión norteamericana a Monterrey ampliaremos más sobre el tema. Posteriormente, otro de los integrantes de la élite política local, José María Parás, toma posesión del cargo de gobernador del estado en enero de 1848. Convencido de que los tiempos políticos

Monterrey: origen y destino

y militares son diferentes a los de septiembre de 1846, decide regresar con su aparato estatal a la metropolitana ciudad. Por lo cual hace saber al Jefe de las fuerzas americanas de su nombramiento y pide se le den las garantías necesarias para trasladar la capital administrativa y territorial a Monterrey, en contestación, el Jefe de las fuerzas americanas John E. Wool le expone el agrado que le causaría ese traslado.79 Sin embargo, las buenas relaciones entre ambos bandos se colapsarían cuando Parás solicitó las rentas recaudadas durante el tiempo que duró la ocupación, las cuales serían utilizadas para comenzar la reconstrucción de la administración estatal.80 Otro aspecto importante de la administración municipal regiomontana durante la intervención extranjera fue la labor de espionaje que realizó de los movimientos militares de los angloamericanos en la región. Según un reporte enviado ante el presidente de la república el general Antonio López de Santa Anna, que se enconDocumento del Cuartel Maestre Americano traba en la en Monterrey (1847). ciudad de San Luis Potosí reorganizando las fuerzas armadas de la nación, el ayuntamiento de Monterrey, por medio de su alcalde, avisaba los pormenores de los movimientos del ejército invasor en el estado de Nuevo León.81 Asimismo, el cabildo regiomontano fue administrador de los desechos de guerra habidos en la ciudad cuando la partida gradual del ejército invasor comenzó a realizarse tras los tratados de paz en 1848. Existe un documento en el Archivo Histórico de Monterrey el cual especifica que el alcalde de la ciudad mandó realizar una lista con los ciudada-

nos Juan Chávez y Clemente Penilla que contenía los apuntes del armamento, cartuchos, pólvora y demás cosas que entregaron los norteamericanos al partir rumbo a su país.82 Hacia octubre de 1848, el gobernador del estado, por medio del alcalde de Monterrey, solicitaba a los ciudadanos del estado que denunciaran cualquier daño o agravio que sufrieron en sus propiedades por causa de la ocupación norteamericana que se sufrió durante cerca de dos años. Ante el Juzgado 1º de la capital, algunos individuos como el reconocido médico José Eleuterio González “Gonzalitos”, Blas José de la Garza, Pedro José Góngora, Ramón García, entre muchos otros, acudieron a poner sus denuncias reclamando toda clase de objetos, libros, dinero, medicinas, animales, muebles.83 Todo parece indicar que no les fue resuelta su denuncia, ya que no existe documento que avale la reposición de los bienes reclamados. Como hemos podido constatar, la función que el ayuntamiento de Monterrey tuvo durante la primera mitad del siglo XIX fue de vital importancia para la administración política del municipio, la aplicación de la justicia, y el resguardo y seguridad de los regiomontanos. En medio de revoluciones, invasiones extranjeras y desastres naturales, el cabildo local a través de sus actividades públicas y desiciones logró mantener a Monterrey en el mapa político, económico, social de la naciente República Mexicana. 2. Comercio y pequeñas industrias Ha principios del siglo XIX la ciudad de Monterrey consolidó un proceso de desarrollo comercial dentro del contexto del entonces noreste novohispano, lo que le permitió atravesar la línea provincial para convertirse en una ciudad capital, comercial y finalmente industrial a principios del siglo XX. Durante estos años una tenaz actividad comercial impulsó el crecimiento urbano y demográfico de la ciudad. El establecimiento de casas comerciales y de almacenes dedicados a la venta de ropa y abarrotes en la región amplió el radio de acción de los comerciantes regiomontanos, quienes

213

Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

En la Plaza Zaragoza los comerciantes intercambiaban productos con sus colegas de otros estados.

llegaron a tener influencia mercantil hasta la zona del Bajío mexicano, específicamente en la feria de San Juan de los Lagos. Ahora bien, la situación geográfica puso a Monterrey en el centro estratégico de un gran mercado regional. Productos agrícolas provenientes de Coahuila, Durango, Jalisco y el Bajío, así como de otras naciones desembarcados de los Puertos de Tampico y Matamoros, hicieron de Monterrey un centro de comercio muy próspero durante gran parte del siglo XIX.

La intensa actividad mercantil provocó que en Monterrey se dimensionaran en mayor grado las casas comerciales, almacenes y tendajos de abarrotes. Durante la década de 1830 eran ya famosos en la región los comercios de Pedro Calderón, Juan Francisco de la Penilla, de Andrés Viteri, Julián de Llano y Pablo Carreño ubicados sobre la calle Principal o Real (Derbez, 1998, pp. 142-143) El trueque de mercancías se llevaba a cabo en la Plazuela del Mercado (hoy Plaza de Hidalgo) y en la Plaza de Armas (Plaza de Zaragoza) en donde, según una crónica del historiador Santiago Roel, este último lugar servía de sede para la realización de la feria anual de la ciudad: “La Plazuela (que más tarde se conoció como Plaza del Mercado), era el nombre de la hoy Plaza de Hidalgo, y allí se amontonaban en desorden figones y tenduchos con paredes y con techos de mercancías a la intemperie, sobre el suelo y de noche se alumbraban con candilejas colocadas al lado de aquellas, viéndose entonces la Plazuela, tapizada de luces temblorosas (Roel, 1985, p. 120)

2.1 La Feria de Monterrey

Durante estos años se celebraba en la ciudad durante los meses de agosto, septiembre u octubre la feria anual dedicada a la Purísima Concepción, la cual aglomeraba una gran cantidad de visitantes y una importante derrama económica para los comerciantes y el Ayuntamiento local. Daniel Cossío Villegas menciona que las ferias populares durante el siglo XIX eran centros de diversión que daban vida a los pueblos. “La plaza principal es el sitio escogido, y en él se establecían puestos, jacalones, tiendas, todas diferentes y a cual más llamativas por La Plazuela del Mercado (hoy Plaza de Hidalgo) y la Plaza de Armas (Plaza de Zaragoza), servían de sede para la realización de la feria anual de la ciudad.

214

Monterrey: origen y destino

Plano de la ciudad de Monterrey de 1840

sus vistosos adornos; un verdadero bullicio se apoderaba del pueblo días antes de inaugurarse la feria y las diligencias llegaban repletas de gentes de los lugares cercanos (Garza, 1990, p. 21) En el caso de Monterrey, la realización llevaba consigo la posibilidad de que los comerciantes regiomontanos pudiesen intercambiar sus productos y artículos con sus colegas provenientes de otras partes de la República. La feria de Monterrey tenía atracciones como las peleas de gallo, las corridas de toros,84 las funciones de circo y la realización de los llamados “juegos prohibidos” (que no lo eran tanto en esas ocasiones) como la baraja y las apuestas. Los permisos legales corrían a cargo del Congreso y del Cabildo regiomontano, quienes se convertían en los vigilantes y árbitros de la misma.85 Asimismo, la seguridad de las personas y de las propiedades corría a cargo del Ayuntamiento de Monterrey, quienes se veían obligados a cubrir, pese a las limitaciones de recursos y de personal, los caminos y brechas que conducían a la ciudad, así como el resguardo de los comerciantes que se ubicaban en la Plaza de Armas (hoy Plaza de Zaragoza).86 Para el remate de la plaza para la corrida de toros se hacía una convocatoria general para que

los interesados acudieran a promover su mejor propuesta. Citamos un rotulón promovido por el ayuntamiento regiomontano y fechado el 18 de abril de 1836: “Deseando este Ayuntamiento que la feria anual de esta Capital sea como hasta aquí, celebrada con el mayor fausto posible, ha acordado rematar la plaza para la corrida de toros en doscientos pesos libres, y mandaro fijar el presente por el cual se convocan a los ciudadanos de este y distritos vecinos para que quien guste tomarla ocurra dentro de quince días contados desde esta fecha a hacer la postura que crea convenirle, previas las condiciones que en el remate se [mani]pularán por ambas partes contratantes. Monterrey, abril 18 de 1836. Justo de Cárdenas; Miguel Nieto, Secretario87 La realización de la feria anual en la ciudad permitió el fortalecimiento de un mercado de libre intercambio de mercancías, que abrió las puertas para que los vecinos del comercio regiomontano acudieran a las grandes ferias del centro del país para intercambiar productos, abarrotes y artículos de primera necesidad. Según cifras de algunos historiadores, durante años la concurrencia a la feria de Monterrey era grande ascendiendo el número hasta 10 mil asistentes, muchos de los cuales procedían de San Luis Potosí y de otros lugares del país (Garza, 1990, p. 33).

2.2 El comercio en la región noreste Para 1850 el gobernador de Nuevo León José María Parás analizaba en sus Memorias la situación mercantil del estado. En ellas confirmaba el avance comercial de la región, pero resaltaba las

215

Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

*Padrón de los extranjeros formado según el decreto de 23 de diciembre de 1843133 RELIGIÓN

EDAD

Español

Católica

24

ESTADO PROFESIÓN CIVIL Soltero Comerciante

Carlos Caballero Vivanco

Español

Católica

27

Soltero

Botiquero

José Garay de Llano

Español

Mexicano

Católica

36

Casado

Comerciante

José Isaac Morguen

Norteamericano Mexicano

Católica

34

Casado

Zapatero

Eugenio Serrano

Español

Católica

45

Viudo

Comerciante

Ildefonso [Armindes]

Español

Católica

23

Soltero

Comerciante

Juan José de Isla

Español

Mexicano

Católica

44

Viudo

Comerciante

Pedro Calderón

Español

Mexicano

Católica

42

Casado

Comerciante

Juan Ángel Maritegui

Español

Católica

20

Soltero

Comerciante

Juan López Peña

Español

Católica

21

Soltero

Comerciante

Santiago Belden

Irlandés

Católica

29

Casado

Comerciante

Fernando López

Español

Católica

22

Soltero

Comerciante

José María Penilla

Mexicano

Católica

30

Soltero

Comerciante

Francisco Milmo

Irlandés

Católica

34

Soltero

Comerciante

Santiago Milmo

Irlandés

Católica

18

Soltero

Comerciante

Valentín Rivero

Español

Católica

26

Soltero

Comerciante

Nicolás Peláez

Español

Católica

13

Soltero

Comerciante

Dr. Bernardo Fougad

Francés

Católica

32

Soltero

Médico

Claudio Francisco Gojón

Francés

Católica

47

Viudo

Carlos Espinoza

Español

Católica

31

Casado

Comerciante

Estanislao Justice

Polaco

Católica

27

Soltero

Religioso

Jorge Wischler

Austriaco

Católica

35

Soltero

[Organista]

Guillermo Wischler

Polaco

Católica

33

Soltero

Pintor

Guillermo G. Steel

Norteamericano

Católica

29

Casado

Agricultor

José Phillips

Norteamericano

Católica

35

Casado

Sastre

Enrrique Vampelech

Norteamericano

Presbiterana

46

Soltero

Sastre

Francisco Arjona

Español

Mexicano

Católica

39

Casado

Médico

Cayetano Rodríguez

Español

Mexicano

Católica

62

Casado

Jornalero

Guillermo Yung

Norteamericano

Católica

36

Soltero

Platero

NOMBRE

POR ORIGEN

José Gutiérrez y Gtz.

216

LEGAL

Mexicano

Español

Monterrey: origen y destino

Francisco Tomas

Francés

Católica

34

Soltero

Peluquero

Juan Francisco Penilla

Español

Católica

64

Casado

Comerciante

Amaro Martínez

Español

Irlandesa

33

Soltero

Labrador

Bernardo Veguer

Francés

Católica

30

Soltero

Preceptor

Mexicano

limitaciones propias de la entidad; Parás veía como una necesidad la mejora de caminos como ruta para el transporte, la comunicación y el comercio, actividad “que día a día adquiere mayor vigor en la región.88 Los esfuerzos del gobierno del estado por promover la actividad comercial no solo se centró en la reconstrucción y vigilancia de los caminos de la localidad, sino en el apoyo fiscal a los comerciantes. En referencia a lo anterior Parás escribe: “La animación del comercio cada día se hace más visible por el enlace que ha formado con el interior con motivo de la abolición de las alcabalas.89 La situación del comercio había cambiado, y a principios del siglo XIX esta actividad comercial comenzaba a destellar frente a los ojos de los reineros. Durante la década de 1810 uno de los comerciantes de más actividad e influencia en la región noreste fue el español Ignacio Martínez. Miembro del grupo que controló la política regiomontana durante esos años, aprovechó su cargo como Regidor 1º (1815) y Síndico Procurador después (1819) para fortalecer sus negocios y ampliar sus redes mercantiles.90 En este referido lapso de tiempo, Martínez estableció estrechos lazos mercantiles con agricultores, comerciantes, mineros y ganaderos de las diferentes villas y pueblos de la Nueva España. Su extenso dominio comercial llegó a poblaciones como Linares, Chihuahua, Río Grande, Zacatecas, San Antonio de Béjar, Mazapil Zacatecas, Real de Catorce, Villa de San Carlos, Monclava, entre otras.91 A su muerte, su herencia, adeudos y relaciones comerciales recayeron en su hijo político Domingo de Isundegui. Por otra parte, el contrabando comercial fue uno de los ramos que más consecuencias trajo para la economía en Nuevo León. El General Mariano Arista, encargado del Ejército del Norte, intentó prevenir la práctica del contrabando a los vecinos de la frontera con los texanos, para que de esta forma

no se siguiera perjudicando la Hacienda Pública.93 En oficio girado al Prefecto del Distrito de Monterrey por orden del Secretario Gobierno del Departamento de Nuevo León, Francisco Margain, informa la aprehensión de Gregorio Avendaño, quien ha estado en la ciudad capital vendiendo tabaco. Se le acusa de haber participado en el contrabando con los texanos, y circular noticias falsas y alarmantes,

La botica del comercio se encontraba en la esquina noreste de las calles Juárez y Mátamoros y era propiedad del Dr. Mauro Villarreal.

sobre que las villas del norte se han pronunciaron en contra del Supremo Gobierno.94 De tal magnitud fue la práctica de esta actividad, que a través de ella se formularon algunos capitales que activaron el comercio regional y crearon los vínculos de unión, que históricamente se han mantenido con los comerciantes texanos, los cuales se incrementaron con la ocupación norteamericana en Monterrey (1846-1848) y con la llamada “guerra de secesión” (1859-1865). La caída de Monterrey en manos de los norteamericanos en septiembre de 1846 produjo un fenómeno poco común: el establecimiento de dos autoridades que regularon la región durante dos años aproximadamente (1846-1848). Por un lado encontramos el gobierno mexicano representado por el gobernador Francisco de Paula Morales, quien anduvo peregrinando por el sur del Estado,

217

Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

cillo y el azúcar se había incrementado a partir del acercamiento de la frontera.96 El cuadro 1 muestra la actividad productiva de los municipios más importantes de Nuevo León para 1850: Tal como lo menciona el Doctor Mario Cerutti, “tanto en México como en América Latina la centuria pasada habría estado caracterizada por un conjunto de historia regionales, mas que por precisas historias nacionales (Cerutti, 1987, pp. 7-8). La base sobre la que se forjó la industrialización en Monterrey fue sin duda la actividad comercial en el noreste mexicano. *CUADRO 1: Estado que manifiesta la riqueza industrial y profesional de Nuevo León para 1850.

Lista de comerciantes regiomontanos del año de 1847.

y por los alcaldes en la ciudad de Monterrey. Por el otro ubicamos al Gobernador norteamericano, quien a su vez fungía como Comandante de las Tropas Americanas en la ciudad. El era el que controlaba el pago de impuestos, y quien tenía pleno derecho sobre el ramo financiero y civil. Para corroborar esta afirmación citamos un oficio enviado por E. S. [Sibley], encargado de la recaudación de las rentas, nombrado por el General Wool, al Alcalde de Monterrey, en donde le informa que se ha prestado a nombrar a los Alcaldes de Montemorelos, Linares, Cadereyta Jiménez, Lampazos y Salinas Victoria, así como a él mismo, para que en sus respectivas cabezas municipales se conviertan en los agentes que cobren las rentas e impuestos acordados por el General en Jefe del Ejército Americano en la ciudad de México.95 Aunque para 1850 la actividad comercial ya ocupaba un rango muy importante dentro de la economía regional, la agricultura seguía siendo la principal actividad productiva. El cultivo del pilon-

218

MUNICIPIO

Género de industria a que se dedican y sobresalen más.

Ciudad de Monterrey

Comerciantes

Valle de Santa Catarina

Labradores y arrieros

Villa de Santiago

Agricultores

Villa de Guadalupe

Agricultores

Ciudad Cadereyta

Agricultores

Villa de Marín

Agricultores y ganadería

Villa Sabinas Hidalgo

Criadores

San Francisco Apodaca

Agricultores

Villa de Lampazos

Criadores y agricultores

Villa de Agualeguas

Agricultores

Ciudad de Montemorelos Agricultores *Fuentes: Memorias de José María Parás (AGENL, Informes de Gobierno, 1850)

2.3 Pequeñas industrias y talleres Durante la primera parte del siglo XIX, la ciudad de Monterrey se convirtió en sede de pequeños talleres y fábricas caseras que se fueron el antecedente de la gran industria regiomontana de principios del XX. Tabaquerías, tenerías, panaderías, molinos, etc. estaban en manos de comerci-

Monterrey: origen y destino

Molino de Jesús María en Monterrey.

antes, en su mayoría españoles, que le apostaban al desarrollo industrial de la región.

“A raíz de que la agricultura era la principal actividad económica de la región, explica Isidro Vizcaya, muchas de las pequeñas industrias y talleres que surgieron en Monterrey fabricaban equipos para la agricultura e industrializaban algunos productos del campo. Así se multiplicaron las carrocerías, los talleres para la fabricación de trapiches y alambiques, los molinos de trigo, las fábricas de fideos, las curtidurías y muchas otras pequeñas industrias semejantes (Vizcaya, 2001, p. 34). Según un padrón levantado en la ciudad el 12 de junio de 1847 durante la ocupación norteamericana en Monterrey, los nombre de los comerciantes y sus establecimientos eran los siguientes:97

Giro Comercial

Dueños

Tiendas de Ropa

Gregorio Zambrano, Juan Francisco de la Penilla, José Morrel, Domingo Martínez, Pedro Calderón, Valentín Rivero, Charles Heason y Cía., Francisco Milmo

Tendajos

Gregorio Zambrano, Joaquín Quiroz, José María de la Garza y Garza, Jacinto Lozano

Fondas

James Kelly, Enrique Graham, H. H. Roberts, Antonio Ramírez

Billares

Blas Castaño, Domingo Buenaventura, Juan González

Boticas

Manuel María de Llano, Francisco de Arjona

Molinos

Jacinto Lozano

Panaderías

Crisanto Lozano, Pelagio Garibay, Vicente Lozano, Concepción Tijerina

Azucarerías

Enrique Jones

Sastrerías

Juan Ayarzagoitia, Francisco Ibarra, Narciso Contreras, Miguel Hernández

Zapaterías

Nemesio Guerra, Nicanor Ibarra, Andrés Treviño

Barberías

Juan Martín Flores, Rosalío Mancillas

Tenerías

Guadalupe Treviño, Benito Martínez, Francisco Barrera, Ignacio Flores, Ambrosio García

Carpinterías

Francisco Pérez, José Ángel Zambrano, Patricio Sánchez, Agapito Saldaña

Talabarterías

Marcos Castro, Marcos Cruz

Platería

Rafael Garza

Herrerías

Diego y Pablo de la Garza

Hojalaterías

Evaristo Hernández, Guadalupe Gándara

219

Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

La aparición de fábricas como “La Fama y “El Porvenir”, fueron muy importantes para el proceso industrial que desarrolló Monterrey.

Era Monterrey para 1853 una ciudad que contaba con 26 795 habitantes, cifra que duplicaba la población de 1824 la cual ascendía a 12 282 habitantes (Vizcaya, 2001, pp. 11, 16) y que permitía ver un notable ascenso en el nivel de vida socioeconómico del regiomontano. Hacia 1854 se lleva a cabo la fundación de la Fábrica de Hilados “La Fama de Nuevo León” por un grupo de empresarios encabezados por Valentín Rivero, Pedro Calderón, Gregorio Zambrano, Manuel María de Llano, Clausen y Compañía, José Morrell, José Ángel Benavides, Mariano Hernández y Ezequiel Steel, y con 75,000 pesos de capital, formaron esta Sociedad Mercantil en Santa Catarina.98 Según el historiador Isidro Vizcaya, este hecho no puede considerarse decisiva en el proceso industrial de Monterrey, ya que el establecimiento de esta fábrica de hilados se convirtió en un hecho

Comerciantes y empresarios regiomontanos.

220

aislado, que solo 18 años después provocó el establecimiento de otra empresa del mismo rango: “El Porvenir” en 1872 (Vizcaya, 2001, p. 17). Por contraparte, la decadencia de la actividad comercial a principio de la década de 1880 por causa de la llegada del ferrocarril a Monterrey fue el detonante que apresuró la aparición de la gran industria en la ciudad. El fortalecimiento del comercio y aparición de pequeñas industrias caseras aceleraría en Monterrey el establecimiento de grandes fábricas productoras de acero, cemento, cerveza y vidrio a finales del siglo XIX y la confirmación de la región noreste como una de las más productivas de la nación mexicana. 3. Evolución urbanística de la ciudad A lo largo de su historia, la ciudad metropolitana de nuestra señora de Monterrey se ha transformado en una de las ciudades más importantes de la República Mexicana. De manera particular, durante el siglo XIX sufrió una serie de transformaciones arquitectónicas, demográficas y económicas que la catapultaron para convertirse en la gran metrópoli que es actualmente. Sin embargo, su acelerado crecimiento durante los últimos dos siglos contrasta con su sencilla y precaria situación desde la época de su fundación y durante el periodo colonial. En este contexto, presentamos al lector un breve recorrido del desarrollo de la ciudad a través de su historia.

3.1 Intentos por crear una ciudad En septiembre de 1596, el capitán Diego de Montemayor funda la ciudad metropolitana de la ciudad de Monterrey, que es en esencia el asentamiento definitivo, y que fue precedido por la villa de San Luis Rey erigida por Luis de Carvajal en 1582. Aunque con problemas, los primeros pobladores de Monter-

Monterrey: origen y destino

rey se establecen en estas tierras y establecen sus casas y jacales, de las cuales no eran de adobe, sino de palizadas embarradas y la ciudad se limitaba a unas cuantas cuadras. Años después una vez fallecidos los primeros pobladores, Martín de Zavala obtuvo del rey Felipe IV la capitulación sobre fomento y paci-

Panorámica de la ciudad de Monterrey a mediados del siglo XIX.

ficación del Nuevo Reino de León (3 de abril de 1625), siendo nombrado un mes después gobernador, capitán general y alguacil del dicho reino. A la llegada de Zavala a esta región, el Nuevo Reino de León era considerado como “reino de anillo”, debido a la escasez de vecinos. La doctrina religiosa estaba a cargo de los franciscanos, las casas no eran de adobe, sino de palizadas embarradas. Las disputas con los naturales por controlar la tierra eran muy evidentes y provocaban grandes enfrentamientos que regularmente terminaban con matanzas de uno u otro lado. En general el reino se encontraba despoblado y falto de producción, a pesar de la gran cantidad de tierra sin cultivar. Una de las primeras medidas que tomó el gobernador Zavala a su llegada fue organizar un

censo de población y vivienda en la ciudad de Monterrey. En septiembre de 1626 el gobernador Zavala ordena que se ejecute una lista de ojos y testimonio del estado en que se halló la villa de Cerralvo99, el número de vecinos casados que en ella asisten de ordinario en su habitación y casa; el número de ellas, orden y policía que tienen y el modo de república. En la descripción de las casas se menciona el nombre de quien la habita expresando si tiene mujer e hijos. El expediente incluye la nómina de los vecinos casados, viudos y solteros e indios laboríos que viven en las Salinas, los Muertos y otros lugares. Este documento nos proyecta una ciudad compuesta por casas cubiertas de paja, jacales cubiertos de zacate, una plaza, una sala nueva, un convento, aposentos y solares;100 Podemos asegurar que este fue el primer censo de población y vivienda que se levantó en la ciudad, y que es uno de los elementos históricos más importantes existentes en el Archivo Histórico de Monterrey, que resguarda la memoria histórica del regiomontano. A principios del siglo XVIII, las calles más importantes de la ciudad se limitaron a ser “la del Convento de San Francisco” que atravesaba por este edificio religioso, “la Principal”, “la Real” que comunicaba con Saltillo y era la entrada de la ciudad, “La del ojo de agua” que circulaba en las orillas de los arroyos. A esta lista se agregan algunas que fueron bautizadas con el nombre de los lugares que se encontraban cercanos, como por ejemplo “la que va de la plaza al ojo de agua”, “la que viene del camino de la silla”, “la que va a la calera”, “la

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

Una de calles más importantes de la ciudad se limitaba a ser “la del Convento de San Francisco” que atravesaba por este edificio religioso.

que va del Palacio para el camino al Saltillo”, “la que baja por el Convento de San Andrés”. Algunos poco conocidas como “del Andrajo”, “de Santa Catarina”, “de la Compañía”, “del Calvario”, “la que va a el Paso” también pasaron a formar parte de los recuerdos de nuestra ciudad. El lento crecimiento de la ciudad lo podemos ver reflejado en el mapa de la situación de Monterrey en el Nuevo Reino de León elaborado en 1791.101 El trazado de la ciudad es muy similar a las descripciones encontradas de las calles de la ciudad durante el siglo XVII. La calles del Convento de San Francisco y la de los ojos de agua son los límites de la ciudad y de oriente a occidente algunos callejones demarcan el asentamiento. Podemos ubicar la Iglesia Parroquial, la Plaza Principal, el Convento de San Francisco, la capilla de Santa Rita, una iglesia caída y un solar de San

Plano de la ciudad de Monterrey de 1791.

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Francisco Xavier, propiedad de los jesuitas, un Palacio Episcopal y Casa de Alférez Real, algunos callejones que atraviesan la ciudad de norte a sur, la capilla de la Purísima que llaman de la zapatera, un palacio que fabricó el Obispo Verger en una loma distante de la plaza de la ciudad (Palacio del Obispado), algunas acequias que circundan la ciudad, el río de Santa Catarina, la sierra madre, un cerro muy alto que llaman “de la silla”, un ojo de agua muy grande y permanente, el cerro del Topo Chico, varios puentes, algunas casas fabricadas de piedra de cantera y mezcla, así como algunos jacales o chozas fabricados de palos o adobe, techo de hierba o cáscara de sabino.102 Con estos apuntes corroboramos que durante los primeros dos siglos de su existencia, la ciudad de Monterrey tuvo un lento desarrollo demográfico y urbanístico. Durante el siglo XIX, la provinciana villa capital se convertiría en una gran ciudad con perfil industrial.

3.2 La ciudad en crecimiento durante la primera mitad del XIX A principios del siglo XIX, la ciudad de Monterrey comenzaba a experimentar la transformación que provocaba el reacomodo administrativo y económico de las reformas que los reyes borbones implementaron en todo el imperio español. La construcción de nuevos edificios, como el Obispado en la Loma de Vera, la Catedral, el Convento de las Capuchinas al norte (actuales calles de Juárez y Ruperto Martínez en el centro de Monterrey) dio una fisonomía distinta de la bicentenaria Metropolitana Monterrey. La instauración de un Obispado con sede en la capital del Nuevo Reino de León, permitió proyectos de reorganización urbanística, y por primera vez una planeación real en el diseño de Monterrey, aunque fi-

Monterrey: origen y destino

un semicírculo cuyo centro es la Ciudad distante 2.3. y 4. leguas de estas altas montañas. Tiene en sus inmediaciones varios vertientes, u ojos de agua, siendo los principales y pertenecientes en todos tiempos los de los Peña que se hayan casi en el centro al lado del Norte de la plaza principal de esta Ciudad, y que a distancia [estan] divididos en dos considerables Acequias: la una riega mas de una legua al nordeste formando el vecindario que llaman de las Labores Nuevas, y produce abundantes cosechas de semillas, caña dulce, y todo genero de fruta: la otra [azequia] [asia] el oriente riega mas de dos leguas que [comprehenden] el VecinLa construcción de edificios como el Obispado cambió la fisio-nomía del Monterrey de aquel entonces. dario del Ancón; y Pueblo de Guadalupe con su laboratorio, produciendo los misnalmente el plan urbanístico de “la nueva ciudad” mos frutos.104 se tuvo que abortar por En este condiferencias irreconcilitexto, la ciudad de ables entre el GobernaMonterrey inicia el dor y el Obispo.103 siglo XIX, un tiempo Según un docude transformación urmento descriptivo de banística y social, de la ciudad localizado en cambios políticos y el Archivo Histórico sociales que permiMunicipal de Montertieron a la ciudad trasrey (AHM), Monterpasar línea del tiempo rey, capital del estado entre una villa agrícola de Nuevo León, “se y ganadera, a una ciuhalla situada esta ciudad dad industrial y moden la primera planicie erna. Al principiar el que [dá] principio de siglo decimonónico, las espesas montañas a pesar de ser capital del Poniente, a los 25 del Nuevo Reino de grados, 50 minutos de León, Monterrey era Latitud Septentrional, una ciudad enmary a los 102 grados, 15 cada por seis cuadras minutos de Longitud, de norte a sur y doce con la altura Baromécuadras de oriente a trica de 314 [lineas]. La poniente (Vizcaya, sierra Madre le rodea de 1998, p. 1). Poniente a Sur y con el Según el censo Cerro de la Silla al Oride 1803 levantado por ente y el de las Mitras al Plano de la nueva Catedral de Monterrey, promovida por el obispo de Llael gobernador Simón punto opuesto, se forma nos y Valdés, la cual no fue concluida.

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

de Herrera y Leyva la ciudad de Monterrey contaba con 6,412 habitantes. La epidemia de viruela que había sacudido la región en 1798, la cual provenía de la provincia de Guatemala, había provocado grandes estragos en la sociedad. En esfuerzos desesperados por detener el contagio, es enviada por el Cabildo de Monterrey, una instrucción a los encargados del cuidado de los barrios de esta ciudad para que se controle la enfermedad.105 Un padrón levantado en el Nuevo Reino de León demostraba la magnitud de la epidemia:106

Ciudad de Monterrey Villa de Cerralvo Valle de Santiago del Guajuco Valle de Río Blanco Villa de Punta de Lampazos Real de San Carlos de Vallecillo

NÚMERO DE MUERTOS 104 77 31 86 27 89

Villa de Cadereyta

164

Valle del Pilón Real de San Pedro de Boca de Leones Ciudad de Linares Valle de Salinas Pesquería Grande Total

56

CIUDAD

151 184 92 18 1079

Por tal motivo, el padrón levantado por el gobernador de Herrera y Leyva en 1803 fue de gran utilidad, debido a que en el Reino había un vacío en la labor estadística. Prueba de ello es el oficio dado en 1786 por Fray Rafael Josef Verger, Obispo del Nuevo Reino de León, en el que le requiere al gobernador un padrón de las almas, de uno u otro sexo, incluso los eclesiásticos, con distinción de clases y castas de toda esta Mitra de la Provincia. En la contestación, el gobernador previene al Obispo Verger que no tiene un padrón elaborado del Reino.107 Al iniciar el siglo XIX, el empedrado de las calles se limitaba a unas cuantas calles del centro de la ciudad, y estas se encontraban en mal estado por causa de las carretas, coches, arrieros y trajineros que circulaban. Comúnmente, las calles y calle-

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jones del Monterrey del siglo XIX eran interrumpidas por fangos causantes del desbordamiento del agua del río Santa Catarina y de los Ojos de Agua de Santa Lucía (Véase Derbez, 1998, pp. 14-15)

Estadística sobre la epidemia de viruela en Monterrey en el año de 1798.

Durante la década de 1810 se iniciaron en la ciudad una serie de obras públicas que mejoraron considerablemente el rostro de la misma. En enero de 1814 el cabildo de Monterrey procedía a discutir y votar una propuesta sobre el empedrado de las calles, la cual se intentaban mandar hacer con la cooperación de todo el vecindario.108 Meses después, Joaquín de Arredondo encargado militar del Nuevo Reino de León intercambiaba correspondencia con Juan Antonio Mújica y Francisco Antonio Farias, alcaldes ordinarios de Monterrey en esos años, solicitándoles cuentas sobre el empedrado de las calles, la construcción de un rastro y una casa de matanza para el comercio de carnes.109 La justificación para la realización de estas obras era que la humedad de las acequias pro-

Monterrey: origen y destino

ciudad de Monterrey comenzaban a cambiar, y un censo levantado en 1824 se informaba que en la capital y sus jurisdicciones había una población total de 12,282 habitantes. Existía una parroquia, una misión inconclusa, 20 haciendas, 20 rancherías, y 4 estancias. En la distribución de clases se halla un obispado vacante, 4 abogados, 86 estudiantes, 4 empleados en Hacienda Pública, 788 labradores, 65 comerciantes, 297 artesanos, 1,442 jornaleros, 2 cirujanos, 3 barberos, 3 maestros de escuela, 158 criadores, un notario, 3 pintores, 30 albañiles, 25 carpinteros, 20 sastres, 7 herreros, 10 plateros, 18 sombrereros, 28 zapateros, 7 Cuarteles organizados por calles para combatir la epidemia de viruela en Mon- curtidores, 12 obrajeros que trabajan frazadas y terrey durante el año de 1798. Propiedad Archivo Histórico de Monterrey. jergas, 9 panaderos, 3 coheteros y 8 alfareros. En las casas de comunidad existía un vocaba enfermedades entre los regiomontanos, por convento, un colegio de hombres, un hospital y una lo que Arredondo recomendaba la construcción del cárcel. Las principales actividades comerciales eran empedrado de las calles y construcción de banquetas de material de loza. Además solicitaba que los presidiarios trabajaran en estas obras, y aclaraba que la escasez de materiales provocaba la imposibilidad de cercar algunos solares.110 En años posteriores se realizaron varias obras relativas al mismo ramo. Hacia diciembre de 1816 el ayuntamiento de Monterrey anunciaba el empedrado de la Plaza de Armas, así como el costo de la misma. Al parecer solo unas cuantas calles del centro de la ciudad se vieron beneficiadas con estas obras, ya que las ubicadas en las orillas de la población eran caminos de tierra que se convertían en verdaderos chiqueros cuando las lluvias llegaban a la ciudad. Inoculación contra la epidemia de viruela. No es hasta junio de 1826 cuando el cabildo aprueba la recomposición y empedrado de la la agricultura, la siembra de maíz, frijol y caña de Presa general llamada de la Purísima, ubicada al dulce, y la cría de ganados de toda especie. Dentro noreste de la ciudad en los ojos de agua de Santa de la ciudad se forma el principal comercio con 18 Lucía. Además se autorizó para que se formaran tiendas de ropa mixta y 30 tiendas de pulpería. En los asientos o banquetas del empedrado.111 Hacia el documento también se especifica que la sequía 1832, esta misma corporación municipal proponía experimentada había provocado una disminución la construcción de puentes en las calles principales alta del número de ganado caprino y vacuno.113 y sus callejones, a fin de formarlos en cal y canto Para esos años Monterrey era una pequeña con vigas de madera.112 ciudad mantenida por la actividad agrícola, ganadLa ciudad de Monterrey era para la década era y el comercio. “Sus calles rectas y no mal conde 1820 una ciudad en movimiento. Las condistruidas”, afirmó el Teniente José María Sánchez en ciones urbanas, demográficas y económicas de la

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

su visita a la ciudad en 1827, “pero las casas son de mal gusto y parece que sobran al número de individuos que las ocupan. Sus casas estaban construidas de cantería, sus plazas amplias, junto a pintorescas montañas y en medio de un valle fértil. Calificada como una de las más hermosas de la República Mexicana, era la capital de la región noreste de México (Molina, 1988, p. 25). La vida cotidiana del regiomontano transcurría en la calma de una ciudad de provincia y en el desorden provocado por las cuadrillas de asaltantes y las embestidas de las tribus de indios de indios provenientes de norteamérica. Para prevenir delitos nocturnos, el Cabildo de Monterrey y los vecinos nombraban patrullas integradas por los mismos habitantes de la ciudad. Edmundo Derbez en su obra “Sin novedad Monterrey” nos narra las acciones que realizaban estos escuadrones vecinales: “La patrulla ha de recorrer los cuarteles en que está dividida la ciudad, como una de las

Víctimas de la epidemia de cólera morbo en Monterrey, durante los meses de mayo a agosto de 1833.

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medidas de policía adoptada en la ciudad para evitar los daños de vagos y ociosos. En cada uno está nombrado un juez, obligado a celar el orden, quietud y tranquilidad del vecindarios. (Derbez, 1998, p. 12) Era muy común que los jueces del cuartel extendiesen por esos años los pasaportes o boletas de resguardo a los forasteros, y que durante la noche los comerciantes, dueños y mayordomos de las haciendas introdujeran sus cargamentos de mercancías provenientes del Puerto de Matamoros o del centro del país para evadir pagar sus respectivos impuestos (Derbez, 1998, pp. 12-13). El patrullaje y las rondas nocturnas no impedían esta práctica. Las casas y edificios regiomontanos del siglo XIX, poco elegantes, “son sólidos, de buena apariencia y cómodos en los interior”, afirma Edmundo Derbez. “Las casas se fabrican con sillares y techos de envigados, por lo común tienen zaguán, una sala, varios cuartos, corredores con sus pilares y envigados, corrales de sillar, noria y acequia de calicanto (Derbez, 1998, p. 16) Una nueva descripción de la ciudad realizada en 1854 nos refiere que en la ciudad de Monterrey “las actividades que las producciones mas abundantes son la de el maíz y fríjol de lo que se levantan dos meses considerables cosechas al año, ya sea en tierra de regadío o de temporal. Lo es también la caña dulce o la azúcar, cuya planta ó [zepa] puesta una vez, dura por 7.9 y hasta 10 años de la que se labra anualmente cantidad crecida de piloncillo por su buena calidad, es uno de los ramos principales de comercio para con las Provincias foráneas. El algodón aun sin particular [cultibo], se cosecha hasta en los mismos salones del centro de la Ciudad, en donde hay también muchos Naranjos de diversas especies, limones, limas, cidras, aguacates, [durasnos] y otra porción de árboles frutales.114 En cuanto a los ríos “la una del [rio] de la silla y ojo de agua que nombran la Pastora que es el más permanente: la otra de los vertientes del [rio] de Santa Catalina: y la tercera del arroyo que comúnmente llaman de San Miguel. Por este mismo rumbo sigue el Rancho de las Savinas, cuyo [rio] es la [linea] divisoria del Curato y Ayuntamiento de esta Ciudad y del de la Villa de Cadereyta.115

Monterrey: origen y destino

Plano de la ciudad de Monterrey del año de 1854.

Esta misma descripción nos permite conocer los límites de la ciudad hacia mediados del XIX. Rumbo al oriente se encontraban los vecindarios de “Tierra Dura y los Lermas”, hacia el noreste los Ranchos de “Guinalá y de las Gallinas”, hacia el norte la Estancia de los Garza y Santo Domingo, hacia el noroeste San Bernabé, el Topo de los González y las Labores de los Tjerinas. Al poniente de la ciudad los arroyos de “Los Jagueyes”, el rancho de San Antonio y el valle de Santa Catalina. Al sur los parajes de “Carrizalejo y San Agustín”, así como la hacienda de Mederos.116 La ciudad crecía en varios rubros movidos por el aumento de la actividad comercial. Según el plano realizado por el ingeniero Isidoro Epstein en 1865, la ciudad comenzaba a extenderse. Las Haciendas de Labores Nuevas, el Repueble del norte y del sur, así como la del Ancón iniciaban un proceso de expansión demográfica y productiva en la región117. El Ayuntamiento de Monterrey construía un nuevo Palacio Municipal bajo las órdenes del

arquitecto Papías Anguiano con préstamos hipotecarios solicitados a la Tesorería del Estado.118 La fábrica de Hilados y Tejidos “la Fama”, la primera de grandes dimensiones en la ciudad, abría sus puertas en 1854. Se funda el Colegio Civil por disposición del gobernador Silvestre Aramberri en el año de 1859, lo que impulsó el desarrollo de la educación en Nuevo León.119 La población total de Monterrey para 1857 era de 32,455 habitantes (20 mil más que en 1824). Las Haciendas, Ranchos y Minerales que estaban dentro de su jurisdicción eran: Hacienda de San Pedro

a 2 leguas de distancia rumbo al poniente

Hacienda de San Jerónimo

a 1 legua de distancia rumbo al poniente

Hacienda de San Bernabé

a 2 leguas de distancia rumbo al noroeste

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

Hacienda del Roble de los Prieto Rancho de San Martín Rancho de San Miguel Mineral de San Pedro

a 1 legua de distancia rumbo al norte a 4 leguas de distancia rumbo al noroeste a 6 leguas de distancia rumbo al noroeste a 2 leguas de distancia rumbo al sureste

*Documento ubicado en el Archivo Histórico Municipal de Monterrey (AHM)120

3.3 Remodelación del Antiguo Palacio Municipal: un ejemplo de crecimiento urbano La construcción de nuevos edificios y la remodelación de los vetustos inmuebles coloniales durante el siglo XIX dieron a la ciudad una nueva perspectiva arquitectónica. Las plazoletas fueron remodeladas y los mercados ubicados cerca de edificios de gobierno fueron trasladados a otros espacios exclusivos para su uso. En particular, queremos participar al lector sobre el caso de las remodelaciones que sufrieron las Casas Consistoriales durante el siglo XIX. Para inicios del siglo XIX se tiene la referencia que el edificio que ocupaba el Antiguo Palacio Municipal de Monterrey se encontraba en regulares condiciones. Un informe del Cabildo en 1785 refiere que la escasez de fondos impedía la construcción de unas Casas Reales propias de una ciudad sede de un Obispado. Hacia 1820, el lúcido empedrado de las calles principales de la ciudad, promovido por el gobierno del comandante y

En 1859 se funda el Colegio Civil por disposición del gobernador Silvestre Aramberri, lo que impulsó el desarrollo de la educación en Nuevo León.

Monterrey, la capital del Estado de Nuevo León se convirtió en el centro económico de la comarca. La ciudad atravesó un proceso de desarrollo único en América Latina. Una sociedad agrícola como la regiomontana, tras dos siglos y medios de lento progreso, encontró en la actividad comercial su motor de desarrollo. La etapa de consolidación urbanística y demográfica de Monterrey fue corroborada durante el movimiento industrial iniciado a finales del siglo XIX y principios del XX con la participación de inversionistas locales y extranjeros. La etapa de la gran industria había llegado al noreste mexicano, y en palabras del Profesor Timoteo Hernández, “Monterrey abrió fantásticamente su ruta de trabajo y se superó nuevamente en el campo industrial. (Hernández, 1969, p. 179)

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Censo de la ciudad de Monterrey en 1857.

Monterrey: origen y destino

gobernador Joaquín de Arredondo, la construcción leyenda de “M.I.A.”121 de 1853 en la parte superior de la Plaza Mayor (actual Plaza de Zaragoza), la y en las forjas de los barandales. Como referencia pirámide conmemorativa a la Constitución liberal mencionamos que dentro de las listas de reclusos de Cádiz de 1812, y la bonanza significativa de los que participaron en la construcción de esta obra, se locales de la Plaza del Mercado (hoy Plaza Hiencuentra el nombre de Agapito Treviño, también dalgo), contrastaban con las austeras edificaciones llamado “caballo blanco”, asaltante de caminos de las Casas Reales y de la Catedral de la ciudad quien tiempo después esperaría su ejecución en las (Cavazos, 1996, p.21) cárceles de este mencionado edificio. El pequeño caserón correspondiente a la Era Monterrey a mediados del siglo XIX casa del Ayuntamiento una ciudad en plena regiomontano se vio transformación urbanísbeneficiado por la botica, incentivada entre nanza de la Plaza del otras cosas por la prosMercado, cuyos comperidad comercial, la erciantes construyeron cual enmarco la inaumuy probablemente en guración de las nuevas la época de la guerra de Casas Consistoriales del independencia, unos Ayuntamiento de Monportales de madera en terrey. Según el dictala parte occidental del men de una Comisión edificio (de cara a la de Obras Públicas en Edificio del Antiguo Palacio Municipal, terminado en su primera parte hoy Plaza Hidalgo). en el año de 1853. 1853 se mencionaba, Estos portales fueron entre otras obras, el emremovidos posteriorpedrado de la Plaza de mente, y reconstruidos de un material más sólido Armas, la edificación de lunetas, la construcción de (Tribunal Superior de Justicia, 1979, p. 29) faroles en la plaza. Durante la etapa de la ocupación norteamLa conclusión del edificio se logró hacia fiericana en Monterrey se tiene la referencia de que nales siglo XIX. La construcción de las alas norte algunas piezas ardieron, producto del fuego cruza(calle Corregidora) y sur (calle Hidalgo) del edido entre militares mexicanos que defendían la plaza ficio, así como la totalidad de los altos de la parte y el ejército norteamericano que intentaba tomar la poniente (privada Alberto del Canto) quedó termiciudad. En ese tiempo la construcción de la planta nada hacia 1887, cuando en acuerdo con el Colegio baja del actual edificio estaba casi en su totalidad, de Abogados (que cabe decir ocupaban una de las iniciándose en el año de 1847 la edificación de las piezas del edificio para sus actividades) se liquido actuales arcadas y piezas de la zona occidental del la edificación. edificio, concluyéndose hacia 1850 (Tribunal SupeDe esta manera, la obra del Palacio Municrior de Justicia, 1979, p. 29). ipal quedó concluida en una primera etapa en 1853. La construcción de los portales que dan a La segunda parte de la obra quedaría lista para el la Plaza Mayor (hoy Plaza Zaragoza) fue asignada año de 1888. Las obras de remozamiento del Palaal arquitecto Papías Anguiano. Hacia 1853 la cara cio Municipal fueron a la par con el aceleramiento oriente de las Casas Consistoriales quedaron conurbano de la ciudad, en donde construcción de cluidas. Como colofón de esta joya arquitectónica nuevos edificios, calles empedradas, instalación decimonónica, quedó esculpida, en la planta alta de faroles y obras de limpieza e higiene en las del edificio, el escudo de armas de la ciudad, que acequias, dieron un nuevo rostro a la metropolitana la reina gobernadora Mariana de Austria concedió ciudad de Monterrey hacia la conclusión de la pria la Metropolitana Monterrey en 1672, así como la mera mitad del siglo XIX.

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

Pintura popular anónima de la Plaza de armas de Monterrey. Fuente: Museo Regional de Nuevo León “El Obispado”

4 La participación de los extranjeros en Monterrey durante la primera mitad del siglo XIX Durante el siglo XIX un gran número de extranjeros que por azares del destino o por voluntad propia se establecieron en estas tierras regiomontanas, participaron activamente en las desiciones que formaron el destino de Monterrey. Estos individuos fincaron bases no solamente económicas, sino también de lazos sanguíneos, ya que muchos de ellos formaron lazos familiares con los grupos establecidos en la ciudad. En las primeras décadas del siglo XIX se puede percibir una gran influencia extranjera en la vida política, social y económica de los regiomontanos. Un censo de extranjeros residentes en Monterrey en 1843 indicaba la realidad demográfica de la ciudad: españoles, estadounidenses, alemanes, ingleses, entre otros poblaban ya estas tierras regias.

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Los extranjeros que residían en la ciudad de Monterrey, según el padrón del 23 de diciembre de 1843, eran entre otros, los españoles Carlos Caballero Vivanco, Pedro Calderón, Valentín Rivero, Juan Francisco de la Penilla; los norteamericanos José Isaac Morguen, Guillermo G. Steel; los

Padrón de extranjeros residentes en Monterrey correspondiente al año de 1843.

Monterrey: origen y destino

irlandeses Santiago Belden, Santiago y Francisco Milmo; los franceses Bernardo Tougad (doctor) y Francisco Tomás; el polaco Estanislao Justice; y el austriaco Jorge Wesichler. 122 Sin embargo, las dificultades históricas que atravesó el Virreinato de la Nueva España primero, y la República Mexicana, provocaron que las relaciones diplomáticas con otros países, principalmente España, y con sus ciudadanos nos fueran muy afectuosas. Durante el imperio de Iturbide en 1823, el gobierno mexicano hizo un intento por proteger la integridad física y material de estos residentes. A través de un decreto imperial se requería a los gobernadores y alcaldes la protección a los extranjeros que profesaran la religión católica, la distribución de tierras según su profesión; medidas, distribución de terrenos, asignación de párrocos, repueblos, y se facilitara los trámites para la naturalización de extranjeros.123 Años después, ya establecida la República Mexicana, el Presidente Guadalupe Victoria establecía un decreto nacional para que todo extranjero que desembarcare en puertos mexicanos debiera hacer su declaración por escrito, especificando

Lista de españoles expulsados de Monterrey en 1828.

nombre, edad, estado, naturaleza, así como la presentación de su pasaporte.124 Estas medidas estaban endureciéndose ante los rumores de España planeaba reconquistar sus colonias americanas, y ante la sospecha de que ciudadanos españoles que emigraban a tierras mexicanas eran en realidad espías de la Corona española. Ante esta problemática, el gobierno federal se vio en la necesidad de modificar las medidas para que los residentes extranjeros obtuvieran la carta de naturalización. El decreto del 14 de abril de 1828 menciona lo siguiente: “que todo extranjero residente en los Estados Unidos Mexicanos, como mínimo de dos años, podrá obtener la carta de naturalización siempre cuando compruebe su residencia, su giro, industria o renta y sea católico.125 Las cartas de naturalización para los extranjeros que residían y circulaban a lo largo del país eran solicitadas con frecuencia cuando llegaban a una ciudad a comerciar, visitar o por simple revisión. El Gobernador del Estado comúnmente solicitaba a los alcaldes que registrasen bien los pasaportes de los extranjeros avecindados en la ciudad y que se les solicitare la carta de seguridad que deben portar, la cual tenían que tramitar en la forma en que la ley lo prevenía.126 Tras el decreto presidencial de Guadalupe Victoria en donde se ordenaba la expulsión de españoles de territorio nacional, las autoridades estatales y municipales de Nuevo León iniciaron con mano dura el cumplimiento de tal requerimiento. Miguel Nieto, como Secretario del Ayuntamiento de Monterrey en 1828 fue el encargado de poner a disposición del Gobernador a los ibéricos que no habían cumplido con el trámite de la papelería para establecerse en el país. Esta ley contenía los siguientes preceptos: •Que todo español capitulado o mencionado en el Tratado de Córdoba salga del país en un periodo de seis meses; •El gobierno podrá exceptuar de tal condena al español casado (a) con mexicana (o), que tengan hijos no españoles, a los mayores de sesenta años y a los impedidos físicamente;

231

Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

•Los españoles que se hayan introducido en el país después de 1821, saldrán del país en el plazo determinado; también serán expulsados del país los españoles del clero regular; •Todos los españoles que no tengan donde establecerse u hogar serán considerados vagos y también saldrán del país; •El gobierno podrá retener en el país a todo aquel que haya hecha obras benéficas para la causa de la independencia y a todo profesor en ciencia, arte o industria; todo español que pueda costear su viaje saldrá inmediatamente del país, y aquel que su sueldo no lo permita, el gobierno se lo costeará a algún puerto español o de los Estados Unidos del Norte, según le parezca; la separación de los españoles del territorio mexicano sólo durará mientras España no reconozca la independencia nacional.127 Por lo tanto, estos individuos debían jurar lealtad a la nación mexicana o serían deportados inmediatamente a sus lugares de origen.128 La gran mayoría de ellos siguió radicando en el país después de hacer su respectivo juramento de lealtad a la nación mexicana. Según una lista encontrada en el Archivo Histórico de Monterrey (AHM) los nombres de algunos de ellos son los siguientes: Nombre

Procedencia

Pedro González de Lagos

Reino de Asturias

Miguel Calvo

Reino de Córdoba

José María Chichón, alias “el gachupín”

No se encontró procedencia No se encontró procedencia

Pedro Viteri Antonio Mier y Cayetano Rodríguez Francisco Félix, religioso Fray Andrés Higuero Fray Juan Antonio Manuel del Álamo Gómez de Luna

232

No se encontró procedencia No se encontró procedencia No se encontró procedencia No se encontró procedencia

En algunos casos, las deportaciones se realizaban cuando los gobernantes de las villas, ciudades y pueblos que habitaban los españoles en Nuevo León así lo determinaban por causa de la conducta pública del acusado. Finalmente, hacia enero de 1828 el gobernador convocaba al ayuntamiento de Monte-rrey para que convocare a todos los españoles restantes en la ciudad y prestaren juramento a la nación mexicana.129 Tras el reconocimiento de la independencia de México que España hizo en 1836, una nueva legión de españoles jóvenes y de escasos recursos llegó a la ciudad. Por ello, Monterrey se convirtió en refugio de muchos españoles que emigraban por causa del fervor político de la península ibérica a territorio mexicano. Juan Francisco de la Penilla, notable español nacido en Santander, se había avecindado en el Nuevo Reino de León al finalizar el siglo XVIII. Para la década de 1820 tenía establecida una Casa Comercial en los cruces de la Calle Principal (Morelos) y de la Presa Chiquita (Escobedo), en donde protegía a los jóvenes paisanos que llegaban a trabajar a Monterrey (Mendirichaga, 1989, p. 50). Ibéricos como Pedro Calderón, Valentín Rivero y Juan José de Isla se establecieron en estas tierras y poco a poco fueron formando un capital que años después sería la base para la conformación de la gran industria regiomontana a finales del siglo XIX. La situación legal de estos extranjeros se fue regularizando con el paso del tiempo, y para 1841 la gran mayoría de ellos se habían naturalizado mexicanos y habían formado una familia. En el siguiente cuadro observamos los nombres de algunos españoles que para 1841 habitaban en Monterrey. *Registro de españoles que hay en Monterrey con fecha 13 de diciembre de 1841130 Naturalizados

No naturalizados

Juan Francisco de la Penilla Pedro Calderón Juan José de Isla José Garay de Llano Cayetano Rodríguez Eugenio Serrano Andrés Páez Luis de Granada

Leonardo de Llano Guillermo Alfonso Martell Máximo de la Torre Miguel Gómez Cossio Francisco Verguía Matías Vázquez

Monterrey: origen y destino

Además de los españoles, habitaron en Monterrey durante la primera mitad del siglo XIX un grupo muy nutrido de norteamericanos, ingleses, alemanes, irlandeses, franceses, polacos, entre otras naciones, que dejaron huella en la historia de la ciudad. Algunos de ellos con profesiones, ideas y religiones distintas se adaptaron al modo de vida del regiomontano. No obstante al decreto del 3 de mayo de 1826, en el cual se advertía a todos los habitantes de estas tierras, nuevoleoneses o extranjeros, que no se practicara otra religión distinta a la Católica, Apostólica y Romana, ya que sería declarado como traidor a los principios de la nación mexicana y reo de muerte,131 algunos de estos extranjeros residentes en Monterrey no escondieron la profesión de su fe.

En el padrón de extranjeros formulado por el decreto del 23 de diciembre de 1843, el norteamericano Enrrique Vampelech soltero de 46 años y de oficio sastre, expresaba profesar la religión evangélica (presbiteriana). Asimismo, el español Amaro Martínez, labrador soltero y de 33 años, declaraba ser de religión irlandesa (sic).132 Todo parece indicar que en esos años no existían en la ciudad lugares públicos para el culto de religiones distintas a las católicas, por lo que es muy posible que las prácticas y oraciones se llevaran a cabo en la intimidad de un hogar. Solo hasta principios de la década de 1860 se establecieron formalmente en Monterrey las primeras iglesias evangélicas por causa del decreto de libertad de cultos formulado por el gobierno liberal de Benito Juárez.

*Padrón de los extranjeros formado según el decreto de 23 de diciembre de 1843133 RELIGIÓN

EDAD

Español

Católica

24

ESTADO PROFESIÓN CIVIL Soltero Comerciante

Carlos Caballero Vivanco

Español

Católica

27

Soltero

Botiquero

José Garay de Llano

Español

Mexicano

Católica

36

Casado

Comerciante

José Isaac Morguen

Norteamericano Mexicano

Católica

34

Casado

Zapatero

Eugenio Serrano

Español

Católica

45

Viudo

Comerciante

Ildefonso [Armindes]

Español

Católica

23

Soltero

Comerciante

Juan José de Isla

Español

Mexicano

Católica

44

Viudo

Comerciante

Pedro Calderón

Español

Mexicano

Católica

42

Casado

Comerciante

Juan Ángel Maritegui

Español

Católica

20

Soltero

Comerciante

Juan López Peña

Español

Católica

21

Soltero

Comerciante

Santiago Belden

Irlandés

Católica

29

Casado

Comerciante

Fernando López

Español

Católica

22

Soltero

Comerciante

José María Penilla

Mexicano

Católica

30

Soltero

Comerciante

Francisco Milmo

Irlandés

Católica

34

Soltero

Comerciante

Santiago Milmo

Irlandés

Católica

18

Soltero

Comerciante

Valentín Rivero

Español

Católica

26

Soltero

Comerciante

Nicolás Peláez

Español

Católica

13

Soltero

Comerciante

Dr. Bernardo Fougad

Francés

Católica

32

Soltero

Médico

NOMBRE

POR ORIGEN

José Gutiérrez y Gtz.

LEGAL

Mexicano

Español

233

Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

Claudio Francisco Gojón

Francés

Católica

47

Viudo

Carlos Espinoza

Español

Católica

31

Casado

Comerciante

Estanislao Justice

Polaco

Católica

27

Soltero

Religioso

Jorge Wischler

Austriaco

Católica

35

Soltero

[Organista]

Guillermo Wischler

Polaco

Católica

33

Soltero

Pintor

Guillermo G. Steel

Norteamericano

Católica

29

Casado

Agricultor

José Phillips

Norteamericano

Católica

35

Casado

Sastre

Enrrique Vampelech

Norteamericano

Presbiterana

46

Soltero

Sastre

Francisco Arjona

Español

Mexicano

Católica

39

Casado

Médico

Cayetano Rodríguez

Español

Mexicano

Católica

62

Casado

Jornalero

Guillermo Yung

Norteamericano

Católica

36

Soltero

Platero

Francisco Tomas

Francés

Católica

34

Soltero

Peluquero

Juan Francisco Penilla

Español

Católica

64

Casado

Comerciante

Amaro Martínez

Español

Irlandesa

33

Soltero

Labrador

Bernardo Veguer

Francés

Católica

30

Soltero

Preceptor

Mexicano

La inmensa mayoría de estos extranjeros eran comerciantes, sastres, botiqueros, médicos, peluqueros, y labradores, y salvo los dos casos ya mencionados profesaban todos ellos la religión católica. Solteros, de edad entre 20 y 40 años, habían comenzado a amar esta ciudad la cual los acogió y a la que llegaron con pocos pesos. Para historiadores como el Doctor Mario Cerutti, los comerciantes locales y en especial extranjeros de la frontera norte de México, operaron sobre extensas áreas que incluían los territorios de Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas y Texas. Su protagonismo, imbricado con familias mexicanas, es fuertemente representativo del comportamiento general de los sectores burgueses que se consolidaron en el dinámico norte de México a principios del siglo XX (Cerutti, 1997, pp. 23,24). Precisamente durante las décadas de 1840 y 1850, estos grupos de extranjeros residentes en Monterrey encabezaban las principales casas comerciales. Juan Francisco de la Penilla, Pedro Calderón, Valentín Rivero y Mariano Hernández estampaban en el nombre de su negocio como si-

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gno de su honradez y buen servicio. Promovían préstamos a plazo fijo, depósitos y sirvieron de antecedente para los bancos que se establecieron en la capital del estado. Estas casas fomentaron a pequeños propietarios y artesanos mediante préstamos (Mendirichaga, 1989, pp. 49-50). A finales del siglo XIX, una nueva generación de negociantes y empresarios transformó de manera radical el porvenir de Monterrey al establecerse la gran industria en estas tierras. Esta generación fue producto de los matrimonios que formaron estos extranjeros con familias mexicanas, y como ejemplo citamos a José Calderón Penilla, quien fue hijo de María de Luz Penilla (hija de Juan Francisco de la Penilla) y de Pedro Calderón. Calderón Penilla se convirtió durante las décadas de 1870 y 1880 en un importante comerciante de la ciudad, dueño de la firma José Calderón Compañía, fue empresario fundador de la Cervecería “El León”, y formulaba, hasta antes de su muerte en 1889, la creación de la Cervecería Cuahutémoc junto a Isaac Garza, José María Schnaider y José Muguerza.

Monterrey: origen y destino

En el siguiente apartado presentamos el caso del español Pedro calderón, quien se establecería en Monterrey, y ejecutaría no solo actividades mercantiles, sino también políticas. Este caso es representativo de las actividades que muchos extranjeros realizaron en Monterrey durante la primera mitad del siglo XIX.

4.1 La presencia española en Monterrey: el caso de Pedro Calderón A finales de la década de 1820 se establece en la ciudad un joven español oriundo del Pueblo de Carrejo en la Provincia de Santander, y que respondía al nombre de Pedro Calderón Velarde. Como él mismo lo afirma en su testamento (1858), sus padres fueron Pedro Calderón Bustamante y doña Teresa Velarde y Bustamante.134

Las fábrica textileras, como El Porvenir y La Fama, fortalecieron el comercio y la naciente industria en los alrededores de Monterrey. Fotografía del Ing. Luis Eduardo Villarreal

Pedro Calderón fue vecino de la ciudad desde la etapa de su juventud, y aunque la escasez de documentos sobre su persona nos permiten con dificultad conocer certeramente en que fecha llegó a Monterrey, él ya aparecía en los registros de la ciudad para el año de 1831;135 años después se casaría con una dama de la aristocracia regiomontana: la señorita María de Luz Penilla, hija del prominente español radicado en Monterrey Juan Francisco de la Penilla.136 El establecimiento de don Pedro Calderón en la ciudad fue de gran calidez, y por ello contrajo

amistades con el grupo político y comercial que dominaba la política y la economía de la región. Sin embargo, es necesario aclarar los conflictos a que se hizo acreedor por causa del intento de reconquista española. La victoria mexicana en contra del General Barradas en Tampico (1829) abrió la puerta para la expulsión española, y sólo unos cuantos lograron quedarse en el país. En ese mismo año y por decreto del Gobernador de Nuevo León se ordena que ningún español transite por las calles de la ciudad sin pasaporte dado por las autoridades políticas respectivas.137 Por tal causa, Pedro Calderón solicitó ante el Gobernador del Estado la exención de dicha ley para su persona.138 La participación activa de don Pedro Calderón en los pormenores de la vida cotidiana de la ciudad se vio reflejada muchas veces, por su integración a las tareas administrativas municipales. Por ejemplo en 1837 integró la Junta Patriótica para la Festividad del 16 de Septiembre.139 En 1838 y 1839 fue regidor del ayuntamiento y alcalde interino de Monterrey. Asimismo, en 1843 conformó la lista de los prestamistas de ésta ciudad, para iniciar una campaña contra los indios bárbaros, según la circular dada por el Gobernador el 15 de agosto.140 Durante la guerra que la nación mexicana sostuvo contra los Estados Unidos de América, Calderón, ya nacionalizado mexicano,141 aparece en las listas de los dueños de las casas que han de dar alojamiento a los oficiales mexicanos que se establecieron en la ciudad para defender la plaza del

Fábrica de Textiles y Tejidos “La Fama de Nuevo León”, pionera en su clase en la región. Fuente: Fotografía del Ing. Luis Eduardo Villarreal.

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

ejército invasor norteamericano durante septiembre de 1846.142 Su almacén de ropa, muy popular en Monterrey hacia 1846, estaba ubicado sobre la calle Principal o Real (hoy calle Morelos), casi esquina con el callejón de la Presa Chiquita (hoy calle de Escobedo) por la acera sur. En el padrón de tiendas de ropa, tendajos, panaderías y boticas que levantó el Ayuntamiento de Monterrey en enero de 1846, se aprecia la importancia de esta tienda junto a la de Valentín Rivero, Pablo Carreño y Gregorio Zambrano.143 Sin embargo, uno de sus más grandes logros empresariales, y que dio inicio a la industrialización en la región noreste fue la fundación de la fábrica de hilados “La Fama de Nuevo León” en 1854. Junto a Gregorio Zambrano, Manuel María de Llano, Clausen y Compañía, Valentín Rivero, José Morrell, José Ángel Benavides, Mariano Hernández y Ezequiel Steel, y con 75,000 pesos de capital, formó esta Sociedad Mercantil en Santa Catarina.144 Esta industria se convertiría en uno de los pilares para el comienzo de la industrialización del noreste mexicano y el florecimiento de Monterrey como una de las ciudades más progresistas de América Latina. A su muerte, don Pedro Calderón estableció el repartimiento de su fortuna en sus ocho hijos de nombre María del refugio, Pedro, Isabel, Zeferino, José, Jesús María, Alberto y Emiliana Calderón Penilla. Solicita que sus albaceas sean su esposa María de la Luz Penilla, y sus amigos Mariano García y Juan Islas. Según dispuso, sus propiedades personales pasaron a poder de sus hijos, siendo estas unas casa “frente a la Calle del Hospital (hoy Avenida Cuauhtémoc)”, seis cuartos de terrado en la calle que pasa por el Mesón de San Antonio a la Capilla de la Purísima, una casa de alto que se localiza en la 1ª calle del Ángel (contra esquina del Palacio de Gobierno), así como sus acciones en la Fábrica de hilados “La Fama de Nuevo León”. Su voluntad fue ser sepultado a disposición de sus albaceas.

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5 La invasión norteamericana pisa suelo regiomontano: ruge la guerra en el noreste mexicano “La ciudad tomaba el aspecto severo e imponente de una plaza guerrera: aquel sordo presentimiento de la lucha próxima se comenzó a sentir…” José Sotero Noriega, capellán del ejército mexicano que defendió la ciudad de Monterrey en septiembre de 1846 El 20 de septiembre de 1846 los ciudadanos de Monterrey conmemorarían el aniversario 250 de su fundación. Sin embargo los festejos civiles debieron esperar debido a que la ciudad comenzaba a ser amenazada por el ejército invasor norteamericano quien tenía la intención de tomar a sangre y fuego la capital del noreste mexicano. Desde el mes de mayo del referido año de 1846, los Estados Unidos de América habían declarado formalmente en voz de su presidente James Polk la guerra contra México por causa de que “soldados mexicanos derramaron sangre americana en suelo americano”. Este hecho precipitó el avance de las tropas norteamericanas al mando del general Zachary Taylor acantonadas en Corpus

La invasión norteamericana a México en tres flancos.

Monterrey: origen y destino

Ante el inminente ataque del enemigo invasor, en “la ciudad santa de la frontera”145 se realizaban las labores de fortificación de la plaza y se incrementaban los trabajos de evacuación de las familias regiomontanas a otras villas circunvecinas. En este contexto llegan los norteamericanos a las inmediaciones de Monterrey el 19 de septiembre de 1846, para establecerse durante cerca de dos años con el control militar, civil y político, hasta que finalmente Con la excusa de que soldados mexicanos habían derramado sangre norteamericana, las tropas se firman en febrero de 1848 los de Estados Unidos al mando de Zachary Taylor, comenzaron la avanzada hacia México en Tratados de Guadalupe Hidalgo Corpus Christi, Texas. en donde ambas naciones acuerdan un armisticio para garantizar Christi, Texas. Taylor, veterano de la “Guerra de la paz, la indemnización de guerra y la concesión 1812”, de “la Guerra Black Hawk”, y de “la Guerra de los territorios de Nuevo México, las Californias Seminole”, comenzaría la ofensiva militar con la y Texas a los Estados Unidos de América a camfinalidad de controlar las principales villas y ciubio de una remuneración económica de cerca de 15 dades del noreste mexicano, para así garantizar una millones de dólares a favor de la novel y anárquica guerra rápida y forzar al gobierno mexicano a enRepública Mexicana. trar en negociaciones por los territorios de Nuevo México y las Californias, y el reconocimiento de la 5.1 Las batallas por Monterrey provincia de Texas como estado libre y soberano de la Unión Americana. Monterrey fue para 1846 “la más grande e Los primeros triunfos norteamericanos en importante ciudad en el noreste de México..., está los márgenes fronterizos del río Bravo (Resaca de situada en la entrada noreste de las montañas de la la Palma y Palo Alto que concluyeron con retiradas mexicanas) provocaron que el ejército mexicano, al mando del general Mariano Arista, se replegara al puerto de Matamoros primero, y a la ciudad de Linares, Nuevo León después, dejando la puerta abierta para que el ejército angloamericano avanzara por las villas de la línea del Bravo, ya en Tamaulipas, y por las villas del noreste nuevoleonés hasta llegar a la Panorámica de la ciudad de Monterrey en 1846. Se aprecia la Catedral, La Plaza Mayor, y el llamado Jardín ciudad de Monterrey. del general Arista.

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

pañías de infantería y dos de caballería que inteSierra Madre para vagones y artillería (Wilcox, grarían la milicia local.148 1892, p. 79). Capital del Departamento de Nuevo Ante la fantasma de la guerra rondando en León, la metropolitana ciudad de Monterrey era la región, hubo en la ciudad un mismo sentir contra una población en crecimiento y tranquila, ajena a el enemigo invasor. Mientras el sector civil y mililos cuartelazos y revoluciones que caracterizaban a tar se comprometió a salvar la tranquilidad de las las ciudades del centro y del bajío mexicano. Sus ciudades y villas nuevoleonesas, el otro sector, el principales actividades económicas eran el comereclesiástico, cooperaría para la causa oficiando micio, la ganadería y la agricultura, y su clima semisas y oraciones que garantizaran el triunfo de las árido provocaba grandes estragos prolongando armas nacionales.149 sequías en el campo y dañando en ocasiones las la Tras los desastres militares en Palo Alto, producción ganadera y agrícola. Resaca de la Palma y la retirada de Matamoros, el El principal conflicto social que enfrenejército del norte comandado por el general Maritaban los regiomontanos de esos años era la inseano Arista se organizó en Linares, población ubiguridad en los caminos infestados de bandidos e cada en el sur de Nuevo León. Tras la destitución indios semi-nómadas que deambulaban por la de Arista al mando de esta corporación, los mandos región. Como ejemplo citamos un documento de militares provisionales que se quedaron a cargo planoviembre de 1844 en el cual Francisco Margain, nearon la defensa del noreste en la capital y centro Oficial Mayor de la Secretaría de Gobierno, solicita económico de la región: la ciudad de Monterrey. al Alcalde de Monterrey Manuel Antonio Morales el envío de 25 o 30 hombres para que aseguren la villa de Vallecillo, debido a los constantes asesinatos cometidos por los indios en ese punto.146 Declarada la guerra entre México y los Estados Unidos en mayo de 1846, el gobernador de Nuevo León solicitó a los alcaldes la organización de una milicia cívica nuevoleonesas que combatiría las fuerzas norteamericanas que habían invadido territorio nacional, y sería integrada “por todo nuevoleonés desde la edad de dieciocho años hasta los cincuenta años.” Esta milicia exceptuaría de la lista a los eclesiásticos Valle de Monterrey. Acuarela correspondiente al año de 1846. seculares y regulares, a los sirvientes domésticos y de las haciendas. Además, La ciudad de Monterrey, situada en un estaría bajo la autoridad del gobernador, siendo los fértil valle en medio de altísimas y pintorescas monayuntamientos y juntas municipales los encargados tañas, la naturaleza se ostenta en toda su belleza y de abrir la lista de reclutamiento.147 vigor, refirió José Sotero Noriega, integrante del Algunos municipios se vieron en serios ejército mexicano que llegó a Monterrey a finaaprietos para organizar las milicias locales tales les de julio de 1846. Refiere en su narrativa que como Apodaca y Punta de Lampazos, pero en el el material con que estaba construida la ciudad caso de Monterrey el alcalde 1º José María de la “era bastante buena” (sic), con “casas de cantería, Garza García informaba al gobernador Juan Necalles tiradas a cordel, plazas amplias, y una iglepomuceno de la Garza y Evia un mes después de sia catedral de magnífica construcción. Pasa por un emitida la circular la aprobación de cuatro com-

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Monterrey: origen y destino

Plano de la ciudad de Monterrey en 1846.

costado de la ciudad un cristalino río, en cuyas márgenes hay pintorescas casas de campo y frondosas huertas.150 Sin embargo, sus letras profetizaban un panorama oscuro y deprimente para los regiomontanos “la ciudad desde su fundación había disfrutado de tranquilidad, pues aun las revoluciones civiles habían las más veces perdonado la ciudad santa de la frontera. Después de las desgracias del río Bravo el torbellino de la guerra la amenazaba muy inmediatamente, y los habitantes preveían un grave y doloroso conflicto.151 Las labores de fortificación de la ciudad de Monterrey iniciaron bajo el comando del general Francisco Mejía, quien interinamente se encargaba del mando militar del ejército del norte. Sin embargo, antes de la llegada del cuerpo militar mexicano a la ciudad, la autoridad civil ya planeaba la defensa de la misma, refiriendo la necesidad de fortificar las gargantas de la sierra madre, así como la importancia de hacer la guerra contra el enemigo invasor con el orden, las fuerzas y los recursos bastantes para dar respuesta a las demandas de libertad de la nación mexicana.152 En un documento

fechado el 16 de junio de 1846, el Secretario de Gobierno Santiago Vidaurri informa al alcalde de Monterrey que devuelve los planos del Repueble del Norte, los cuales fueron vistos y analizados por la Comandancia General para planear la ubicación de las fortificaciones que han de hacerse a la ciudad, tras el inminente ataque de las fuerzas norteamericanas a Monterrey.153 El mismo gobernador solicitó el auxilio necesario al ayuntamiento regiomontano para las labores de fortificación de la ciudad, sin poner en riesgo las propiedades de particulares, convocando a los jornaleros para tales tareas, incluso a los prisioneros existentes en la cárcel municipal.154 En otro oficio del 26 de agosto se solicitaba al alcalde de Monterrey convocara a todos los albañiles de la localidad para que se presenten ante el comandante de ingenieros teniente coronel Mariano Reyes, y ayuden en la fortificación de la ciudad.155 La respuesta no se hizo esperar, y dos días después se informaba al alcalde de Monterrey por parte de Santos Sánchez que se había cumplido con la orden de trasladar a todos los individuos que no son

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

soldados, para que ayudasen a las labores de fortifiactividad militar nos demostraron que no se había cación de la Catedral Nueva, y por lo tanto, “todos conseguido impregnar una conciencia nacional se allan en el trabajo de barras y carretas.156 que motivara a la defensa del país, y que los recluDe la misma manera, para las labores de tamientos forzosos causaron histeria y rechazo mas fortificación de la plaza fueron alistados los vagos que patriotismo y orgullo nacional. y viciosos de los pueblos y villas de Nuevo A unos días del ataque norteamericano León. Muestra de ello es el anuncio del alcalde a Monterrey el general de Cerralvo fechado el 4 julio de 1846, el cual Pedro de Ampudia ya notificaba a la autoridad militar de la ciudad atrincherado en Monque los vagos capturados en esa villa serían terrey trataba de cerrar remitidos a Monterrey para su utilidad en las labores de fortificación de la plaza.157 filas, y por medio de una La concentración de víveres, percircular enviada ante los trechos y esfuerzos para preparar la defensa ciudadanos nuevoleonde la ciudad provocó que el gobernador de eses indultaba a todos los la Garza y Evia solicitara a José María de la desertores con tal de que Garza, alcalde regiomontano, la exención de se presenten ante cualla lista para el servicio militar a los individuos quier autoridad civil o que se comprometieran a prestar sus caballos militar en un lapso de tres para combatir al enemigo invasor.158 En conmeses.163 Lancero mexicano. El 6 de agosto de testación, Miguel Nieto como Secretario del 1846 se dio en la capital Ayuntamiento le manda la lista de estos ciudadanos, entre los que se encontraban Trinidad del país un golpe federalista al gobierno en turno, el cual fue encabezado por Valentín Gómez Farías y Sáenz, Albino de la Garza, Anastasio de la Garza, el general Mariano Salas, que permitiría el regreso Trinidad Urdiales, Juan Alcántar, Rafael de la a la cumbre política del general Antonio López de Garza, José María Guajardo, y los hermanos Jesús, Santa Anna. Esta declaración promovía la restauLuis y Guadalupe San Miguel, todos ellos vecinos ración de la Constitución de 1824 y los principios del 1º y 2º sector de la ciudad de Monterrey.159 federales con que habían sido concebidos desde Otro problema que enfrentaron las altas esferas de la milicia y los ediles municipales fueron las constantes deserciones de los soldados mexicanos del ejército. En su estancia en Linares, el General en Jefe del Ejército del Norte Francisco Mejía, tomaba medidas drásticas: se condenaba a muerte a toda persona que hubiera desertado y no se reportara a su escuadrón en los próximos quince días después de publicadas sus órdenes.160 Muy pronto esta ley sería secundada por los distintos municipios del estado. Anteriormente el alcalde de Santa Catarina incitaba a los vecinos de su jurisdicción a la captura de estos individuos a cambio de cinco pesos por desertor;161 en la villa de Santiago los vecinos se organizaban en grupos para vigilar entradas y salidas de extraños y así poder identificar a los desertores;162 y de una forma Decreto del general Pedro de Ampudia, convocando a los mayores de u otra las deserciones y los pretextos para evadir la 18 años a tomar las armas contra los invasores.

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Monterrey: origen y destino

su erección los Estados Unidos Mexicanos. Para algunos historiadores, este movimiento provocó que sus coletazos llegaran a Nuevo León promoviendo en el mando del ejército del norte a un general leal a Santa Anna, de escasa valentía, y abundante propensión al abuso y a la violencia: nos referimos al general Pedro de Ampudia (González-Morado, 2006, pp. 13-14). El nombramiento de Ampudia, mil veces impopular, provocó grandes reacciones de enojo y disgusto entre la élite política local y los militares mexicanos. Para investigadores como David Alberto Cossío, Ampudia contaba con grandes enemistades en Nuevo León, y su presencia provocó disgustos que fueron de malas consecuencias (Cossío, 2000, p. 186). Políticos como el gobernador Juan Nepomuceno de la Garza y Evia, como Manuel María de Llano (amigo de Valentín Gómez Farías) escribieron a la capital del país solicitando abiertamente el reemplazo de Ampudia. Sin embrago sus voces no fueron oídas y Pedro de Ampudia llegó a Monterrey procedente de San Luis Potosí a finales de agosto de 1846 para ponerse a cargo de las labores de fortificación y defensa de la ciudad tras la inminencia de un ataque angloamericano.

Imagen de Antonio López de Santa Anna.

A pesar del rechazo de buena parte de los militares, el descontento de los políticos nuevoleoneses y de la molestia de la población, el general Ampudia anuncia su llegada a la ciudad, y que a pesar del pesimismo, no abandonaría a su suerte a los ciudadanos regiomontanos tal y como se rumoraba.164 A su llegada ejerció una serie de medidas que reflejarían su deseo por tomar el control de la situación: “se encarga del plan de su antecesor, practica escrupulosos reconocimientos, encarga a los ingenieros Reyes, Robles, y otros oficiales del mismo cuerpo, que se perfeccionen las obras de fortificación y encomienda al capitán de plana mayor don Francisco segura, que practique el reconocimiento del camino hasta el rancho de Papagayos.165 Ya establecido en la ciudad, Ampudia toma el control militar y político del estado. El Alcalde 1º de Monterrey José María de la Garza, notificó a los alcaldes de San Nicolás de los Garza y de los Topos, de esta medida y que la ciudad capital estaba declarada en estado de sitio. Por tal motivo, “es preciso que se hagan en esta plaza acopios, de toda clase de efectos comestibles.166 Como bálsamo en el desierto le llega la noticia acerca de una victoria obtenida por las armas nacionales en contra de una partida de angloamericanos, en el “Paso del Tlacuache”, a márgenes del río Grande. Por lo que solicita al gobernador de la Mitra que por la mañana, “se de un repique de campanas a vuelo para solemnizar tan plausible acontecimientos que no puede menos que reanimar los ánimos de mejicanos que con armas en las manos, están preparados para escarmentar la osadía de la nación a que pertenecen esos bandidos.167 Buscando el respaldo de los ayuntamientos del estado, Ampudia inicia una serie de comunicaciones con los ediles, tratando hacerse de aliados y de recursos para fortalecer la defensa de la plaza. En una celebre misiva enviada al alcalde de Monterrey, lo exhorta para que llame a los regiomontanos a defender la ciudad del enemigo invasor. A continuación reproducimos esta carta: “cuando un país se vé invadido por tropas estrangeras con la torpe mira de sojuzgarlo

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y envilecerlo, nada es mas justo que ocasionarle todos los perjuicios posibles aun arrastrando los mayores peligros. En este caso se encuentra hoy Nuevo León, y es por tanto necesario que sus dignos habitantes desplieguen su valor y patriotismo con el fin indicado, para lo cual convocará v. á todos los vecinos de ese pueblo y les hará entender el Perspectiva de la ciudad de Monterrey de 1846. deber en que se hallan de hacer al enemigo que con toda la injusticia nos invade todos de guía a los americanos que se hallaban en la villa los daños que puedan, ya sea derrotándoles de China y trasladarlos a Cerralvo. Las diligencias sus partidas abanzadas, ya cogiendoles sus de esta acusación involucraron a la administración correos y espias, ya retirándoles los recurde China y al referido Arrambide para que declasos, ó ya en fin abandonando sus hogares rare sobre ello.171 todos aquellos que puedan hacerlo sin la Cuando Pedro de Ampudia llega a Montotal ruina de sus familias é intereses. Del terrey, la ciudad se encontraba siendo fortificada. A acreditado patriotismo de v. espero que principios de septiembre de 1846 preparaba junto cuando el caso llegue obrará de conformia sus subalternos el plan de defensa y los trabajos dad con las prevenciones que anteceden, y para hacer de Monterrey una ciudad amurallada dictará con el mismo objeto cuantas otras contra el ataque invasor provocaron daños en las medidas le sugiera la razón y las circunpropiedades de los regiomontanos. Por ello comistancias cuidando de darme de todo conosionó al Alcalde de cimiento por extraordinario violento.168 la capital José María La comunicación fue fluida a partir de ese de la Garza y algumomento, y unos días después solicitaba al mismo nos peritos por el alcalde regiomontano la remisión de sacos de lana y nombrados para que algodón que hubiese en la ciudad, para que sirviesinspeccionaran los en en las labores de defensa de la plaza,169 y enviaba prejuicios provocauna orden dirigida a todos los dueños de la haciendos por las labores das o encargados de justicia de los ranchos de su jude fortificación en risdicción, para que auxilien cuando sea necesario diferentes puntos a las tropas mexicanas con abastecimientos, como de la ciudad, sobre maíz, carne, frijol o de cualquier otra clase. En caso todo en sembradíos, de negarse a la ayuda, serían tomados como adictos haciendas y bardas a las tropas americanas, y acusados de traidores.170 de casas particuZachary Taylor, jefe del ejército Tal es el caso de Francisco Arrambide, quien fue lares, y asimismo norteamericano que tomó Monterrey en septiembre de 1846. acusado por la autoridad militar de haber servido valoraran para que

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la Comisaría del Ejército pagara oportunamente. nuevoleonesa “la ciudad tomaba el aspecto severo e Por desgracia no se han encontrado las referidas imponente de una plaza guerrera”. Sotero Noriega, inspecciones y cotizaciones de estas diligencias.172 testigo presencial de los hechos nos narra de manPara los trabajos de edificación de fortines era dramática los hechos acontecidos en Monteren Monterrey los ingenieros militares se vieron en rey previos al ataque norteamericano a la capital de la obligación de utilizar el material disponible. En Nuevo León: ocasiones se utilizaban piedras de solares de partic“Las familias que hasta entonces no habían ulares, o como en el caso de la fortificación de la llaemigrado, ahora abandonaban e tropel sus mada “Catedral Nueva” o “Ciudadela” fue necesahogares con el terror en los semblantes, verrio trasladar materia prima como el “guilote” y “pita tiendo lágrimas por sus deudos, sosteniendo de amarras” procedente del Topo Grande. Para ello la joven los pasos el trémulo anciano, llevanfueron convocados por el alcalde regiomontano todo a sus hijos el padre cariñoso. Las escenas dos los techadores libres que había disponibles en de dolor, de ternura, de abnegación generosa la ciudad.173 se multiplicaban por todas partes, y estas suAnte la inminencia de un ataque anfridas poblaciones que tan poco debían a la gloamericano a Monterrey, Ampudia solicitó con opulenta y desdeñosa México, lo sacrificaban mayor apuro el envío de hombres habilitados de todo, se ofrecían como expiación sublime de palas, barras y azadones para construir obras de todos nuestros crímenes…, ese aspecto solidefensa; decretó algunas disposiciones a favor del tario de una ciudad en espera de un combate, pueblo para que los comerciantes no abusaran en ya lo podemos comprender los que lo hemos los precios y activó la leva a fin de contar con el visto; pero es superior a toda descripción.175 mayor número posible de individuos para la defenEl historiador Santiago Roel en su obra sa. El 15 de septiembre, seis días antes del ataque a “Nuevo León: apuntes históricos” menciona que la la ciudad, envía una circular a los alcaldes nuevociudad fue fortificada primero por el oriente conleoneses para que sí se llegase a presentar algún destruyéndose cuatro fortines: el de Tenerías ubicasertor del ejército norteamericano en sus jurisdicdo en el barrio del mismo nombre, por el antiguo ciones lo remitieran al cuartel general. De manera camino a Marín; el del Diablo ubicado a 200 metadjunta, incluyó una orden traducida al inglés la cual tiene por objeto hacer entender a los soldados invasores que deseen abandonar “aquella bandera” y de la buena disposición con que serán acogidos por el pabellón mexicano.174 La ciudad vivía momentos inéditos de su historia, ya que nunca un conflicto armado había tocado las fibras sensibles del regiomontano. Con el ejército norteamericano Plano de la situación de los ejércitos mexicanos y norteamericano, la mañana del 19 y del 24 de septiembre a las puertas de la capital de 1846, respectivamente.

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Prosiguieron hacia el paraje conocido como “Alacranes” y después acamparon el 14 de septiembre en la villa de Marín. El siguiente día el ejército invasor se aproximó al valle de Monterrey al tomar la posesión del Rancho de Agua Fría y de San Francisco.179 Finalmente, el 19 de septiembre los soldados norteamericanos se apostaron sobre el bosque de Santo Domingo, en la jurisdicción de San Nicolás de los Garza, para desde allí atacar los días 21 al 24 de septiembre los fortines y las calles de la ciudad de Monterrey Plano de la situación de los ejércitos mexicanos y norteamericano, la mañana del 19 y del 24 que eran defendidos por la división de septiembre de 1846, respectivamente. norte del ejército mexicano. El ejército invasor sumaba alrededor de ros al norte del de Tenería; de la Libertad, cerca del seis mil atacantes y los militares mexicanos que río Santa Catarina; y el del Puente de la Purísima defenderían la plaza aproximadamente el mismo que se ubicó sobre los ojos de agua de Santa Lucía número. al noreste de la ciudad. Por el área norte se amuralló El avance norteamericano hacia Monterrey la zona conocida como la “Ciudadela” y en particuprovocó nerviosismo y pánico entre los altos jefes lar se utilizaron las ruinas de la llamada Catedral militares mexicanos. El plan original de defensa se Nueva.176 En la parte occidental de la ciudad se forsustentaba en presentar combate en el paraje conotificó el edificio del Obispado sobre la misma loma, cido como Papagayos al norte de la ciudad, ya que y en la parte baja un pequeño parapeto en la iglesia en caso de retirada, el terreno daba ventajas para de la Purísima sobre la calle Hidalgo. Además se llegar a salvo a Marín. Ante el rechazo de la Junta construyeron sobre la Loma Larga algunas fortifide Militares se acordó defender la villa de Marín, caciones conocidas como de la Federación (Roel, para así dejar a Monterrey como base de refuerzos. 1984, p. 154). Ante la sorpresa de Para agosto muchos y del mismo de 1846 se recibían Ampudia, la junta millos primeros aviitar decidió atrinchersos de la presencia arse en Monterrey y norteamericana en defender la plaza “a Nuevo León. Dusangre y fuego”. La rante algunas horas falta de decisión del del 14 de agosto, Cermando militar ante la ralvo es ocupado por inexistencia de una unos cuarenta volestrategia planeada se untarios americanos manifestó en la fortiquienes posteriorficación de la capital mente se retiraron,177 del estado. Según José lo mismo sucedió 19 de septiembre de 1846 se dieron los primeros avistamientos de las tropas Sotero Noriega, el día unos días antes en El norteamericanas en suelo regiomontano. El número de sus comba-tientes era 178 de seis mil aprox. 13 de septiembre la la villa de China.

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junta de jefes de brigada decidió que se abandomente confirmado. Fue corroborado que se nasen las obras de fortificación que se construían había establecido el enemigo en la ciudad a entre la Ciudadela y el cerro del Obispado, conla fuerza; que se había construido una gran tinuándose solo las dos de los puntos referidos y estructura defendiendo el lado norte; y que la de la Tenería, que antes se había considerado el Palacio del Obispado y algunas lomas de importante..., el 19 de septiembre ante el sigilo del las proximidades del camino a Saltillo habían enemigo se mandó reparar el mismo reducto.180 sido fortificadas y ocupado por las tropas y Las batallas de Monterrey iniciaron justo artillería. Era ya sabido por informaciones cuando la ciudad celebraba 250 años de su funrecibidas previamente, que las proximidación. Las familias habían abandonado la ciudad dades al este de la ciudad eran protegidas por “vertiendo lágrimas por sus deudos y con el terror pequeños fuertes en el límite más bajo de la en sus semblantes.181 El historiador Ahmed Valtier ciudad.184 refiere que el miedo latente de quedar atrapados en medio de la batalla provocó que muchas familias regiomontanas huyeran de la ciudad en busca de refugio, ya fuere en fincas en los alrededores o con familiares a otros poblados.182 Justo antes de iniciar el ataque norteamericano, durante el día 20 de septiembre, el general Pedro de Ampudia estalla en ira por el abandono masivo de la capital nuevoleonesa. En una circular enviada ante los alcaldes de Santa Catarina, Santiago, Pesquería Grande y Salinas Victoria, ordena que haga marchar para Monterrey a todos los vecinos que se han trasladado a esos puntos en “las presentes circunstancias en que la patria los llama a la defensa del honor e independencia”, pues Catedral se convirtió en el centro de operaciones del ejército mexicano durante si habían podido transportar a sus familias La las batallas de Monterrey, además de fungir como depósito de suministros, armas, con bien a esos lugares, era tiempo “de y alimentos. regresar inmediatamente a llenar sus deberes sin excepción de personas”, y de contrariar sus Acuartelado en la catedral de Monterrey, órdenes serían severamente castigados tanto ellos el general Pedro de Ampudia esperaba los embates como autoridad, así como los desertores.183 del ejército invasor. Es preciso señalar que el ediEn el reporte oficial de las batallas de Monficio de la catedral se convirtió en el centro de opterrey que el general norteamericano Zachary Tayeraciones del ejército mexicano durante las batallas lor entregó al Congreso, refiere la siguiente inforde Monterrey, además de fungir como depósito mación sobre la llegada del ejército angloamericano de suministros, armas, y alimentos. Roberto Jorge a las inmediaciones de la ciudad: Rodríguez Lozano notable relator de la historia de “a nuestra llegada a los barrios de la ciudad la catedral, refiere que casi 20 mil libras de pólvora en la mañana del día 19 de septiembre, este habían sido almacenadas en la nave principal del presentimiento (que los mexicanos defendedificio, por lo que algún proyectil que hubiese erían a sangre y fuego Monterrey) fue totalatravesado la cúpula o los muros hubieran provo-

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Vista de los ataques a Monterrey la mañana del 21 de septiembre de 1846.

cado una verdadera catástrofe (Rodríguez, 2004, p. 29). Según se refiere en las crónicas de militares de ambos lados, y testigos presenciales de las batallas, los combates iniciaron el día 20 de septiembre cuando la artillería mexicana de grueso calibre ubicada en el fortín de la Ciudadela al norte de la plaza comenzó a disparar ante los movimientos de las columnas invasoras. El general Zachary Taylor menciona en su ya referido informe que se establecieron a tres millas de Monterrey en el sitio que ellos bautizaron como el “Walnut Springs” (Arroyo del Nogalar). Desde allí ordenó a las dos de la tarde del domingo 20 de septiembre la salida de una columna al mando del general brigadier William J. Worth para tomar el cerro del Obispado, bloquear el camino a Saltillo y ocupar las fortificaciones ubicadas al occidente de la ciudad.185 Tal maniobra fue descubierta, y por orden del general Ampudia se destacaron 200 dragones sobre este punto que sumados a los defensores ya existentes podían defender más eficientemente este cerro. Para el día 21 de septiembre, el ejército norteamericano ya había ampliado sus redes ofensivas para atacar certeramente la ciudad. En el occidente de la plaza las columnas al mando del general Worth iniciaron los combates contra la caballería mexicana en la zona conocida como “El Jaguey” al oeste del cerro del Obispado. En el lado norte las baterías de los invasores se batían en duelo contra la artillería mexicana apostada en la Ciudadela. Y

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en el oriente, tropas norteamericanas a la par tomaban los caminos a la villa de Guadalupe, y atacaban el fortín de las Tenerías. Aunque la historiografía local, nacional e inclusive estadounidense mencionan como “el sitio de Monterrey” a las batallas ocurridas por el control de la ciudad entre el ejército mexicano y norteamericano durante los días del 21 al 24 de septiembre de 1846, la realidad fue que el general Taylor y sus oficiales no tenían la intención de sitiar Monterrey estableciéndose por varios días en los alrededores, cortando toda comunicación militar, y forzando la rendición total de los defensores después de un largo acecho. Por el contrario, ellos planeaban una batalla rápida por medio de la cual se tomara el control de la plaza atacándola certeramente por varios frentes, en especial por la zona occidental de la misma. Además, para corroborar esta idea existen evidencias documentales de que los defensores mantuvieron comunicación con los municipios del centro sur de Nuevo León durante los días que duró el conflicto armado. Según Ahmed Valtier, investigador reconocido del tema, menciona que en las aldeas y villas más cercanas de Monterrey, la gente aguardaba con ansias las noticias y reportes sobre los hechos bélicos. “El camino hacia Villa de Santiago”, refiere Valtier, “continuaba abierto y por lo tanto la comunicación con el sur proseguía. Correos eventualmente se arriesgaban a salir en aquella dirección para llevar informes de los acontecimientos a Villa de Santiago, que a su vez retransmitían a Montemorelos y Linares.186 Desde nuestra perspectiva, las batallas más sangrientas se llevaron a cabo en el lado oriente de la ciudad, específicamente en el fortín conocido como “de la Tenería”. En este lugar las tropas mexicanas defendieron a sangre y fuego esta entrada de la ciudad ante unos norteamericanos obsesionados con marchar “hacia la boca de los cañones”. Según refiere el historiador Ahmed Valtier cerca de cuatro quintas partes de las pérdidas en el lado americano

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ocurrieron durante los combates de las Tenerías el día lunes 21 de septiembre.187 Las estrechas calles que desembocaban en el fortín de las Tenerías fueron sepulcro de una gran cantidad de soldados estadounidenses, quienes a primera instancia se mostraron sorprendidos por la metralla mexicana. Raúl Martínez Salazar, notable investigador de la guerra México-Estados Unidos, menciona que la inesperada capacidad de respuesta de las armas mexicanas y las sensibles bajas sufridas sin aun poder ver la cara del enemigo, desconcertó a los atacantes que rompiendo filas en completo Ataque a la ciudad de Monterrey por el oriente. Las batallas por controlar la ciudad iniciaron la mañana del 21 de septiembre de 1846 desorden buscaron protección en cualquier sitio que los guarneciera de la granizada norteamericana se ve reflejada en el informe del de metralla y bombas que caía sobre ellos (Martínez, general Taylor: 2006, p. 4). “El general Butler con el 1º regimiento de Sin embrago, una segunda carga más orgaOhio entraron a la ciudad por un punto más nizada del ejército invasor, así como la falta de auxa la izquierda y marcharon en dirección de ilio del cuartel general y el cansancio de las tropas la Batería No. 2 (fortín del Diablo). Mienmexicanas provocaron que finalmente el fortín tras estudiaba la posibilidad de capturar esta de las Tenerías cayera en manos de los soldados segunda posición por asalto, resultó herido norteamericanos. El intenso asedio de las tropas y ordenado abandonar el frente. Dada la extranjeras a este fortín duró cerca de cinco horas resistencia de la Batería No. 2 (fortín del (desde las siete de la mañana hasta el mediodía) y Diablo) y el constante disparo de mosquetes permitió a los anque flanqueaban gloamericanos sus proximidades, posesionarse de un resultaba impopunto militar para sible tomarlo sin atacar la ciudad considerables desde su lado oribajas, por ello el ente. 1º regimiento de Tras tomar Ohio fue retirado el control del barde la ciudad.188 rio de las Tenerías, Tras fracasar los norteamericaen su intento por capnos fijaron en su turar los fortines del mira capturar el Diablo y el puente fortín bautizado Entre el 21 y 24 de septiembre de 1846, los norteamericanos asaltaron la plaza, de la Purísima, y orcomo “del Diablo”, pelearon calle por calle y casa por casa. denar el retiro de las ubicado a unos tropas a las Tenerías, doscientos metros el general Taylor comprendió que para lograr tomar de las Tenerías. La resistencia que mostraron los el control de Monterrey era necesaria paciencia, indefensores mexicanos en este fortín y la retirada teligencia y sobre todo tiempo. El día 21 de septiem-

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“me sentí seguro de que, con una fuerza importante ocupando el camino y las lomas, y con una buena posición bajo la ciudad ocupada, el enemigo no tendría posibilidades de mantener el pueblo.190 En el amanecer del día 23 de septiembre las posiciones mexicanas habían sido replegadas al centro de la ciudad. Abandonando los fortines de la Ciudadela en la parte norte, del Diablo y del Puente de la Purísima en el oriente, el general mexicano Pedro de Ampudia trató de atrincherarse en el último reducto defensivo buscando soportar más tiempo el embate de los norteamericanos. Este hecho provocó el repudio de los habitantes de Monterrey quienes maldijeron “sin cesar al que ha sido la causa de su desgracia (Ampudia).191 Un militar angloamericano de nombre Israel Bush Richardson escribía desde el campamento angloamericano a su padre lleno de optimismo las siguientes letras: “Monterrey es casi nuestro ahora, pero después de un sangriento y violento combate…, (el último valuarte) el enemigo aun lo tiene en posesión y nosotros estamos extendiendo una trinchera alrededor de él por la noche desde nuestro reducto para colocar infantería y atacarlo de frente, y al mismo tiempo atacar con más fuerza las casas de la ciudad. Esto lo lograremos para antes de (que termine) la noche.192 La lucha en toda la ciudad se volvió cuerpo a cuerpo, casa por casa. Mexicanos y norteamericanos se trenzaron en luchas callejeras por el control de la ciudad. Desde el camposanto de la Purísima militares mexicanos defendían la plaza desde los parapetos instalados sobre la calle y el cementerio aquel 23 de septiembre. De pronto un ataque del ejército invasor proveniente del fortín del Obispado los obligó a replegarse al centro de la ciudad. Esta escena es narrada por Thomas Bang Thorpe de la siguiente manera: “A las murallas altas y fuertes Combate entre mexicanos y norteamericanos en el Palacio del Obispado de Monterrey. del cementerio se les habían

bre concluyó con el invasor tomando posiciones en el oriente de la plaza, y en el occidente amenazando el cerro del Obispado. Las letras de Zachary Taylor en su informe fueron más que suficiente para expresar el baño de sangre que había acontecido en la ciudad: “una de las fortificaciones avanzadas del enemigo fue capturada y ahora teníamos ya un pie en la ciudad. Pero esto no había sido logrado sin una grave pérdida de hombres, la cual comprendía algunos de nuestros oficiales más galantes y prometedores.189 Los habitantes de la ciudad durmieron bajo la sombra de la guerra y la muerte. El día 22 de septiembre el ataque invasor centro su mirada en conquistar la loma del Obispado. Una pequeña guarnición mexicana no mayor a 200 hombres defendía el Palacio de “la Loma de Vera”. El general Worth a la cabeza de su brigada controló el camino a Saltillo, cortando así la comunicación local con el centro del país. Además tomó posesión de las llamadas “Lomas de la Federación” también conocidas como Loma Larga. Durante la madrugada del día 22 las tropas norteamericanas iniciaron el ataque al cerro lográndolo escalar hasta su punto más alto por la parte de atrás, y sorprendiendo a las tropas mexicanas lograron controlar el cerro y el edificio en la tarde de ese mismo. En ese momento la bandera estadounidense comenzó a ondear en suelo regiomontano. Al contemplar la toma del Obispado aquella tarde del martes 22 de septiembre, Taylor aseveró:

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puesto cañones y el terreno sagrado se había llenado de tropas. El rudo pisoteo de la soldadesca había marcado el césped y con sus armas habían estropeado el mármol, pero no tuvieron el valor de justificar sus profanaciones con una defensa de las tumbas de sus antepasados, sino que huyeron en el momento en que nuestras armas abrieron fuego.193 Las batallas en las calles de Monterrey provocaban que los militares mexicanos se fueran replegando poco a poco y que las fuerzas invasoras tomaran calle por calle. Mientras el general Worth y su brigada avanzaban por el occidente de la ciudad bajando del cerro del Obispado, el general Taylor ordenaba al general Quitman entrar a la plaza a discreción por el lado oriente “cubriendo a sus hombres tras las casas y paredes, y avanzar cuidadosamente tan lejos como sea prudente.” Unas horas después, tras recorrer las defensas que el ejército mexicano había abandonado, el general Taylor observaba que Quitman había entrado ya al pueblo y estaba exitosamente forzando su camino hacia la plaza principal.194 Para la tarde del 23 de septiembre el reducto defensivo de la fuerza militar mexicana se limitaba a plaza de principal, la Catedral y dos calles a la re-

donda. Desde las azoteas de las casas circunvecinas a la catedral se apostaba el fuego cruzado contra los soldados estadounidenses. El historiador Ahmed Valtier expresa en las siguientes líneas el grado de gravedad que estaban sufriendo la armada mexicana: “Posesionados de algunas casas contiguas a la plaza principal, varias compañías de rifleros del Mississippi armados con sus rifles rayados Whitney, de mayor precisión que los mosquetes normales, comenzaron a hacer fuego desde la parte alta de los edificios. Los soldados mexicanos apostados en las azoteas aledañas, incluyendo los que se encontraban sobre la casa de Josefa Zozaya, respondieron al tiroteo y el combate se generalizó por entre los techos. Las balas silbaban y caían como granizo, rebotando en los sillares de parapetos.195 El avance norteamericano al centro de Monterrey durante el día 23 de septiembre se ve reflejado en las letras de una regiomontana que huyó de la ciudad tras la capitulación de la misma. En ella expresa lo que a continuación referimos: “el 19 comenzó el ataque; el 20 sitiaron los enemigos la ciudad sin dejar libre un solo

Panorámica del cerro del Obispado. El Palacio del Obispado fue tomado por el ejército norteamericano la mañana del 22 de septiembre de 1846.

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El puente de la Purísma fue asaltado por el ejército norteamericano en su atque a la ciudad en septiembre de 1846.

paso; el 21 se encontró nuestra caballería con los americanos al pie del cerro del Obispado y los nuestros se descompusieron corriendo la mitad de las tropas. El americano se fijó al pie del cerro y el 23 tomó los fortines a discreción. Este señor Ampudia redujo su defensa a solo la plaza, pues los americanos se metieron hasta la plaza de la Carne, echando casas al suelo, hor(ad)ando otras y posesionándose de todas; mientras este general estaba metido en la Catedral.196 Convencido de que la toma de Monterrey estaba cerca, el general Worth ataca los reductos defensivos mexicanos desde el occidente disparando con un mortero cerca de la plaza principal. Este militar había informado al general Taylor que sus tropas se encontraban a corta distancia del cuartel general mexicano.197 Conciente de su precaria situación, y de que era cuestión de horas para que el ejército norteamericano tomara las últimas trincheras en la ciudad, los restos del ejército y el mismo fueran capturados como prisioneros de guerra, el general Pedro Ampudia solicitó parlamento al general Taylor la mañana del jueves 24 de septiembre de 1846. Taylor ordenó un cese al fuego temporal hasta el mediodía. En cartas despachadas se acordó por la tarde del mismo día 24 crear una comisión de tres oficiales de cada bando que afinara las condiciones para la entrega de Monterrey al ejército norteamericano. Por el lado mexicano estuvieron el general Tomás Requena, el general José María Ortega y el

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Términos de la capitulación de Monterrey en el Semanario Político del 6 de octubre de 1846.

licenciado Manuel María de Llano ex-gobernador de Nuevo León, y por el norteamericano el general William Whort, el general James P. Henderson y el coronel Jefferson Davis. Hasta la madrugada del día 25 de septiembre se lograron los acuerdos conocido como “la capitulación de Monterrey”. Se establecía que los norteamericanos ocuparían la ciudad de Monterrey, a cambio que el ejército mexicano saliera con sus banderas, armas y batería de artillería ligera con ocho cañones. El armisticio suspendería toda clase de confrontación armada y se prolongaría por ocho semanas a partir de ese día, estableciendo una línea de demarcación en el Paso de Rinconada, por la frontera con Coahuila.198 Durante la mañana del 25 de septiembre las tropas mexicanas comenzaron a abandonar la plaza, en medio de tristezas de los pobladores, quienes desanimados abandonaron una ciudad destruida. La otrora ciudad santa de la frontera había dejado de serlo. Varias familias regiomontanas que no habían salido de la ciudad previo al ataque y que habían sobrevivido a las batallas en Monterrey, se encaminaron a los ranchos y haciendas de alrededores. El licenciado Hermenegildo Dávila, uno

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de los biógrafos del Dr. José Eleuterio González llegue hace 2 días, arrastrándome y casi muerta de “Gonzalitos” afirma que el benemérito del estado hambre.199 abandonó la ciudad cuando el ejército americano La visión de los norteamericanos al tomar la ocupó la plaza “en unión de otras personas dirigiéplaza de Monterrey se ve reflejada en las líneas que ndose a la Hacienda de Santa Ana, jurisdicción de escribió el coronel Jefferson Davis a su hermano Cadereyta Jiménez. Pero no permaneció inactivo Joseph desde el campamento en las afueras de la en tales circunstancias…, varias veces, ya bien se diciudad: rigía a Cadereyta, ya a la Villa de Santiago, en cuyos “Esta ciudad es nuestra después de severos puntos se habían aglomerado las familias emigradas conflictos. Los Mississippianos entramos en (Dávila, 1888, p. 28). acción el día 21 y realizamos una brillante Otros regiomontanos menos afortunados participación…, esperamos pronto regresar plasmaban en sus pues la guerra probaescritos la tragedia blemente termine.200 personal que estaban De esta manera, viviendo. Desde la el ejército norteameriVilla de Saltillo una cano tomó posesión de nuevoleonesa escribió Monterrey a partir del lo siguiente: viernes 25 de septiembre “Por fin, la Provide 1846 y su ocupación dencia lanzó para se alargó hasta junio de nosotros su terrible 1848 cuando se habían castigo. Ya me firmado los Tratado tiene aquí sin casa de paz y se dio fin a la y sin patria, huyguerra. Monterrey fue endo de las conla segunda capital de un secuencias de una estado mexicano en ser guerra provocada capturada por las tropas por un individuo estadounidenses (Santa que comprometió Fe de Nuevo México al desgraciado había sido capturada en Monterrey, presa agosto de 1846), y junto hoy de los ameria la ciudad de México canos. y el puerto de Veracruz Ya nos llevó sintieron el fervor de Satanás y todos nos las batallas en su zona encontramos en la Soldados norteamericanos asaltaron la ciudad y sus defensas del 21 al 23 de urbana. calle; repito sin pa- septiembre de 1846. Los restos tria, sin fortuna y sin del ejército mexicano hogar…, mi venida de Santa Catarina fue el día de comenzaron a abandonar la ciudad el día 25 de la dispersión, por que al ver correr a la caballería por septiembre y en un plazo de tres días la capital de el pueblo que huían porque los habían entregado, el Nuevo León estaba totalmente desierta de milipueblo tomó las serranías y a los 10 minutos solo yo tares mexicanos. Solo los soldados que habían sido estaba ahí. Los dispersos en varias gavillas comenheridos permanecieron en el hospital hasta su recuzaron a robar y a cometer excesos. Los americanos se peración. José Sotero Noriega nos narra el cuadro acercaron hasta San Pedro y yo viéndome en medio dantesco que ocurría en Monterrey a la salida del de tantos peligros me puse en salvo para esta, a donde ejército nacional:

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“(la ciudad) quedó convertida en un gran cementerio. Los cadáveres insepultazos, los animales muertos y corrompidos, la soledad de las calles, todo daba un aspecto pavoroso de aquella ciudad.201

Al rendirse Monterrey se firmó un armisticio que permitió a los mexicanos salir de la ciudad con honor, retirándose con armas, banderas y artillería.

Al ocupar la ciudad el general Taylor se da cuenta “que era muy sólida y que contenía gran cantidad de fuerza, (y) sus límites estaban fuerte y cuidadosamente fortificados.” También refiere que el pueblo y las defensas estaban armados con 42 piezas de cañón, bien abastecidas con municiones y resguardada con una fuerza de siete mil tropas del ejército y entre dos o tres mil irregulares. La fuerza bajo sus órdenes ascendía a 425 oficiales y 6,222 hombres,202 y el resultado final de las batallas por Monterrey fue de 438 entre muertos y heridos del lado mexicano, y 488 entre muertos y heridos del lado norteamericano. Las batallas de Monterrey se convirtieron en hechos históricos y literarios relatados por militares de ambos bandos años después. Sin lugar a dudas la población regiomontana de mediados del siglo XIX y los militares norteamericanos fueron marcados para toda su vida por estos acontecimientos. Héroes y villanos, valientes y cobardes serán recordados por su participación en las batallas de Monterrey. Un compositor anónimo que indudablemente participó en estas confrontaciones compuso los siguientes versos:

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Semanario Político, órgano oficial del gobierno de Nuevo León. Ejemplar 6 de octubre de 1846.

“Fuimos pocos quienes enfrentamos, ese día marcial la lluvia de plomo; ¡Pero muchas almas valientes hubiesen dado gustosos la mitad de sus días por habernos acompañado en Monterrey! Por aquí, por allá, cayeron las balas en mortales montones de rocío caliente; no obstante, ningún soldado cejó cuando a su alrededor los heridos lanzaron su último grito en Monterrey…203

5.2 Monterrey ocupado: entre guerrillas y militares El 27 de septiembre de 1846 la ciudad de Monterrey queda completamente bajo el control del ejército norteamericano. La gran mayoría de la población, incluido el gabinete del gobernador Francisco de Paula Morales, quien había reasumido el poder estatal tras la capitulación y salida del general Pedro de Ampudia, abandonaron la ciudad. Solo los integrantes del ayuntamiento regiomontano permanecieron en Monterrey, quedando bajo su cargo la tarea de negociar y confrontar las desiciones de los militares estadounidenses.

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Oficio del Cuartel Maestre Americano de Monterrey en 1848.

La ciudad había quedado completamente destrozada, con cadáveres insepultos, con calles llenas de baches producto del bombardeo, con jacales y casas destruidas y sembradíos quemados producto de los combates que se llevaron a cabo. Mientras lo cuerpos de los soldados mexicanos fueron quemados, sepultados en criptas clandestinas o en los camposantos de la ciudad, los norteamericanos construyeron su propio panteón. La historiadora Alba Garza menciona que en octubre de 1846 el ejército norteamericano construyó cerca de su cuartel general en Santo Domingo un cementerio para sus soldados muertos en combate.204 En las negociaciones que encaminaron la capitulación de Monterrey, un punto comprometedor del que tuvo que responsabilizarse el general Taylor fue el buen trato a la población civil. El día 26 las autoridades municipales de Monterrey se entrevistan con el para solicitarle el control de sus militares, la prevención de delitos, muertes de civiles y el castigo ejemplar para cualquier clase de desorden que se ejecutare en Monterrey. En contestación Taylor comentó “que no hubiera cuidado

de ello”, confiando en que todo se llevaría de manera correcta.205 Días después, las agresiones de los invasores contra los civiles comenzaron a salir a la luz pública. Por ello el ciudadano Facundo Tamez escribía el 29 de septiembre al alcalde de Monterrey José Antonio de la Garza, manifestándole que a causa de los múltiples desmanes que habían ocasionado los Voluntarios de Texas, se reuniese a los jueces de la ciudad, y participasen cualquier anomalía para prevenir desgracias y matanzas de civiles.206 Ese mismo día el Secretario de Gobierno de Nuevo León, Santiago Vidaurri solicitó al alcalde de Monterrey, el control de la venta de licor “que tantos males a causado a la ciudad en estos últimos días, debido a que los voluntarios americanos tienen acceso a el.207 Asimismo, le pidió tomase a dos vecinos honrados, para que procediese a formar una lista o tarifa de efectos con sus precios respectivos, debido a que los generales americanos han reclamado varias veces el control de los alimentos y sus variables costos por los comerciantes regiomontanos.208 Las protestas por los abusos de la milicia extranjera en Monterrey fueron presentadas por el gobernador Francisco de P. Morales, pero el general Taylor le argumentó que era muy “difícil” controlar a sus oficiales.209 En un suceso que trascendió regionalmente a mediados de junio de 1847 y que muestra claramente los abusos de militares estadounidenses en tierras regiomontanas, fue el caso de un guardia americano que resguardaba los suburbios de Monterrey y que asesinó a un civil regiomontano de nombre Manuel Peña, quien no respondió al “¿quien vive?” en lengua inglesa tres veces. El alcalde de Monterrey informó al gobernador este suceso y pidió una enérgica protesta en contra del Jefe de la Plaza para que derogara o se modificara el toque de queda en la ciudad.210 Los problemas de inseguridad y violencia muy pronto se vieron reflejados en las villas y haciendas circunvecinas de Monterrey. En un oficio enviado ante el Alcalde de Monterrey por su homólogo de Guadalupe, este último solicitaba le entregasen el permiso otorgado por el general

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La falta de respeto y los abusos de la milicia extranjera eran una queja constante de los civiles regiomontanos, en las mismas palabras del general Taylor “era muy difícil controlar a sus oficiales”.

Zacarías Taylor a ese Juzgado para establecer una policía que combata los robos y violencia que han introducido algunos criminales en ese pueblo.211 Las medidas establecidas por el Cuartel Maestre Americano que administraba la ciudad fueron insuficientes. Sin embargo, se expidieron leyes que permitirían evitar los choques entre la población civil y los militares norteamericanos, como es el caso de la ley establecida el 8 de octubre de 1846 por orden del Brigadier General Worth, u que se expresa en las siguientes líneas: “I.- Toda clase y Descripción de Establecimiento p.a el juego son por esta prohibidosToda persona, que después de ponerse el Sol, de esta fecha, abra y tenga directa o indirectamente tal establecimiento, será arrestado y encarcelado en la prisión de la ciudad á cargo del Alcalde para ser tratado como los demás presos.II.- Se permiten los Billares mas han de estar cerrados, ha no ser que haya excepción Espe-

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cial, al toque de cajas á las ocho en la retreta. Los guardias y oficiales que están de guardia están encargados de la ejecución más eficaz de estas órdenes- Por autoridad del Gral. en Jefe. Cuartel Gral. y División. Monterrey, 8 de octubre de 1846.212 Otra ley que buscaba frenar la venta de licor a toda hora en Monterrey fue establecida finales de ese mismo mes por el Teniente Pembertón, quien ordenó por requerimiento del general Worth, la prohibición de los establecimientos que vendan licores antes de las nueve de la mañana, o después de las doce del medio día, bajo la pena de perder la licencia. Así también, se procederá a cerrar los negocios que acontezcan con actitud desordenada.213 Una carta dirigida al general Taylor por el ciudadano Juan González Prieto en agosto de 1847 nos muestran las evidencias de los desmanes que las tropas invasoras provocaron en la ciudad de Monterrey y sus alrededores durante la ocupación norteamericana. González Prieto comienza este manuscrito exponiéndole la necesidad a Taylor para que dicte medidas que garanticen la seguridad de los ciudadanos, el respeto a sus fincas y certidumbre a los dueños de los ranchos del estado, ya que en la semana que pasó, “una partida de tropas mandadas por el gefe de la plaza, robo casi todas las habitaciones de un rancho cercano llamado San Agustín...; en los mismos días, una patrulla comandada por un oficial fue a aprender un mejicano, y un soldado le dio un tiro en el paraje donde estaba durmiendo. El domingo en la noche fuertes grupos de tropa armadas recorrieron la ciudad la ciudad comandados por oficiales, y uno de los varrios poblados y pacíficos, fue completamente allanado con el mayor escándalo, pues que iban rompiendo puertas, golpeando a sus moradores y robándolos también.214 No obstante los esfuerzos de los ayuntamientos, del gobierno estatal y del Cuartel Maestre Americano por proteger la integridad física de los nuevoleoneses, los abusos de los militares norteamericanos contra la población civil continuaron. En junio de 1847 el alcalde de Monterrey el licenciado José de Jesús Dávila y Prieto, escribía al gobernador Francisco de P. Morales que promovi-

Monterrey: origen y destino

Decreto del gobernador de Monterrey A. M. Mitchell sobre el buen orden público en la ciudad.

era leyes de protección para que los ciudadanos del estado se libraran de los abusos de los norteamericanos.215 Las capitulaciones o armisticio firmado en Monterrey por mexicanos y norteamericanos, motivaron que el gobierno del Estado trasladara la capital a la villa de Galeana,216 iniciando así un largo peregrinar de casi dos años por el sur de Nuevo León (el gobernador se estableció también en las villas de Dr. Arroyo, Linares, Río Blanco, y en su momento mas crítico, Matehuala, S. L. P.). Todo parece indicar que la presencia del gobierno en Monterrey provocaría grandes desacuerdos y hostilidades con el gobierno militar establecido por los estadounidenses. El gobernador Francisco de Paula Morales realizó durante estos seis meses de peregrinaje una labor ejemplar al frente del gobierno del Estado. Dos meses después de ocupada Monterrey, Morales informaba a los municipios que Nuevo León volvería a integrarse a la Federación y se regiría por la Constitución de 1824 y para ello pidió la opinión de los municipios. Muy pronto, las muestras de

apoyo de algunos municipios se vieron reflejadas; por una parte el ayuntamiento de Santiago votaba a favor de la soberanía del estado y de su integración a la Federación;217 y por otra, Lampazos apoyaba la renovación del pacto de alianza con los otros estados del país y sugería la integración de un congreso local.218 El mismo gobernador Morales formuló la idea de una red de comunicación entre la administración estatal y los municipios. En circular del 1 de septiembre de 1847 planteaba el establecimiento de tres líneas principales de comunicación: “La primera comenzará en Concepción y tocará los pueblos intermedios, Río Blanco, Galeana, Linares y a terminar en Cadereyta Jiménez. La segunda comenzará en Agualeguas, tocando Cerralvo y terminando en Cadereyta. La tercera en la Punta de Lampazos, atravezará los pueblos de Bustamante, Villa Aldama y terminará en Salinas Victoria.219 La creación de esta cordillera planeaba que todos los alcaldes primeros fueran los conductos ordinarios para mantener la comunicación y unidad del Estado. Por desgracia, la presencia norteamericana en Nuevo León, y la falta de interés y apatía de algunos alcaldes, fueron los motivos que causaron la cancelación del proyecto. Mientras el gobierno estatal sorteaba miles de dificultades para sobrevivir, la población de Nuevo León se dividía entre combatir al invasor o entablar “buenas relaciones” con él; las crónicas norteamericanas relatan que una vez ocupada la ciudad, los soldados se instalaron inmediatamente en las casas desocupadas; el fenómeno que se había presentado en Matamoros se repitió en Monterrey: “una ola de negocios como salones de billar, restaurantes, cantinas se instalaron en la ciudad manejados por comerciantes americanos con fines mercantilistas.220 El comercio se convirtió en un punto de unión entre los militares norteamericanos y la población civil. Se generó una economía de guerra que resultó provechosa para algunos productores de la región. De tal forma se inició el contacto lucrativo entre ambos bandos que el Gral. Ampudia intervino decretando unos días antes de la batalla que todo aquél que prestara algún servicio al inva-

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

sor sería pasado por las armas221; durante los dos años de permanencia norteamericana en Nuevo León podemos afirmar que se crearon las bases financieras, para la creación de un mercado regional entre el sur texano y el noreste mexicano, que se acrecentaría con el cambio de frontera en 1848. En el caso Nuevo León, algunas regiones del Estado mantuvieron la hostilidad contra los angloamericanos mediante la táctica de guerrillas. En el norte, el gral. Antonio Canales, antiguo enemigo de Santa Anna y del Centralismo, brillaba por sus victorias obtenidas entre los caminos de Cerralvo y Camargo222. En marzo de 1847, el alcalde de Pesquería Grande, Juan Bautista García, informaba a su homólogo de Monterrey que los arrieros le han solicitado al Agente Americano Samuel, que garantice el envío de una escolta, que lleven las mulas y los arrieros a Camargo, ya que el peligro esta latente por las partidas de Canales y otros.223 El sistema de guerrillas en Nuevo León fue autorizado por el ejército mexicano a consecuencia de la derrota en Monterrey. Su aliado principal era la sorpresa y se trasladaban en pequeños grupos que facilitaban sus rápidos traslados. El historiador César Morado expresa que en Nuevo León se ha encontrado evidencia documental de tres facciones guerrilleras (Martínez, Morado, Ávila, 2003, pp. 120-121): 1.La guerrilla de Norberto Galán, al norte del estado 2.La guerrilla de Lara, liderada por un teniente coronel del ejército mexicano de nombre Jorge Luis Lara 3.La guerrilla de Treviño, se desconoce quien la lideró

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Ejército norteamericano internándose en las montañas mexicanas

Mientras tanto, en el sur algunos milicianos de Galeana encabezaban la resistencia popular en contra de la ocupación norteamericana. Cabe agregar que entre ellos se encontraba el futuro General de la División del Norte, Mariano Escobedo.224 En un hecho poco conocido en la historia nuevoleonesa, un grupo de cien americanos invadieron la villa de Galeana, con el fin de explorar las Bocas de Santa Rosa y Morelos, e instruirse de alimentos y demás productos, y en defensa, algunos milicianos sometieron a los soldados invasores en Santa Rosa y capturaron ocho acémilas en que conducían sus equipajes, doce caballos frisones con sus monturas correspondientes, once carabinas, once pares de pistolas, once sables, e igual número de prisioneros;225 en tanto, el mismo alcalde de Monterrey José de Jesús Dávila y Prieto, enviaba los pormenores de los movimientos del ejército invasor al Gral. Santa Anna, acantonado en San Luis Potosí.226 A principios de abril de 1847 un grupo de guerrilleros mexicanos emboscaron una caravana de trenes norteamericanos cerca de Cadereyta, asesinando a carruajeros, civiles y militares estadounidenses. Por esta causa, el general Taylor ordenó el pago “una indemnización por la pérdida, causada por la destrucción de los trenes y el pillage de lo contenido”. Taylor advierte que no era intención del ejército americano hacer la guerra contra

Monterrey: origen y destino

electo José María Parás230 logró regresar a la capital junto a su gabinete a principios de 1848. Los Tratados de Guadalupe-Hidalgo firmados en la ciudad de México pusieron fin a la guerra y a la ocupación. La fecha clara de la entrada del Gobernador Parás a Monterrey no es precisa. Los norteamericanos se retiraron hasta julio de 1848. Durante su marcha al norte, ejecutaron sus últimos desmanes: el alcalde de Marín los acusaría de incendiar el pueblo antes de seguir su camino.231

Proclama de J.A. Early gobernador de Monterrey en 1847.

los ciudadanos mexicanos, sino contra el gobierno central mexicano, pero a causa de las guerrillas, las pérdidas causadas por los criminales serán hechas buenas por los departamentos de Nuevo León y Tamaulipas.227 De esta manera afirmamos que el sistema de guerrillas dejó de funcionar en el instante mismo en que el movimiento se radicalizó, atacando los patrimonios de sus mismos compatriotas, provocando que el rechazo civil contra estos movimientos se hiciera patente. De ser un movimiento de resistencia popular se convirtió en una actividad de pillaje. El alcalde de Linares a mediados de septiembre de 1847 acusaba a las guerrillas de caer en desmanes contra la población civil;228 los residuos de las guerrillas en Nuevo León originarían el posterior fenómeno del bandidaje que tantos problemas provocó a gobiernos posteriores. El Maestro Miguel Ángel González Quiroga describe a estas bandas como un flagelo más del angustiado pueblo de Nuevo León.229 A pesar de los diferentes problemas que enfrentaba la administración estatal, el gobernador

Ejemplar del periódico American Pioneer, editado en Monterrey.

Después de la salida del ejército norteamericano, el gobernador Parás explicaba en una carta a don Antonio María Jáuregui, comandante militar del Estado de Nuevo León, el por qué algunos particulares conservan “armamento gravado” perteneciente a algunos regimientos del Ejército Mexicano. Parás refirió en este escrito que el 24 de septiembre de 1846, día en que se firmó la capitulación con el Ejército Firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo.

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Americano, como condición para dejar la plaza, los americanos prohibieron al Ejército Mexicano portar más armas de las que cada uno traía. Entonces, el general Pedro Ampudia, al mando del Ejército Mexicano en Monterrey, como una estrategia para poder conservar mayor armamento en manos mexicanas, las repartió a algunos vecinos, mismos que para septiembre de 1848 (fecha en que Parás escribió esta carta) aun las tenían bajo su poder.232 A mediados de 1848, el gobernador Parás comenzó el reparo del aparato estatal. Después de firmados los tratados de paz, logró consagrar la regeneración del estado; consolidó los ayuntamientos como los agentes inmediatos del gobierno; fortaleció los cuerpos de policía urbana y rural, para combatir las hordas de bandidos que asolaban los caminos del Estado. Impulsó el desarrollo de las actividades económicas, mejorando la calidad de los caminos, ofreciendo mejor vigilancia en ellos y motivando a la inversión en la minería y en la industria mercantil, agrícola y fabril; reorganizó la Hacienda Pública, impulsando el comercio mediante la abolición de alcabalas; y ante todo, su logro más importante fue la organización de la Guardia Nacional en el estado, que combatió las incursiones de los indios y de los aventureros americanos a territorio nacional.233 En años posteriores al conflicto, el gobierno estatal instruyó a los municipios para que levantara listas de los daños que sufrieron en sus bienes algunos ciudadanos residentes en esta ciudad de Monterrey, a consecuencia de la guerra que se tuvo con las fuerzas americanas durante los años de 1846 a 1848. Esta circular estuvo a la vista de todos en lugares públicos y esquinas de la ciudad. La respuesta de los regiomontanos no se hizo esperar, y alrededor de doscientas personas realizaron el denuncio por el agravio de sus bienes. Según los documentos encontrados en el Archivo Histórico de Monterrey (AHM) las personas más perjudicadas fueron aquellas que tenían sus propiedades cerca de los fortines, en especial en las calles aledañas a la Ciudadela.234 Las principales denuncias son por la extracción de material como el sillar, jacales completos, vigas y puertas de madera, carretas de piedra

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La patria derrumbada. El fin del sueño criollo concluyó en 1848 con la pérdida de más de mitad del territorio heredado por España, tras la guerra con los Estados Unidos.

de loza, y pita “que se acarrearon para la Ciudadela” por el ejército mexicano. También se denunciaba la quema de sembradíos aledaños al fortín de la Ciudadela, morrilos y adobes que se llevaron los americanos “para el campo de Santo Domingo.235 Intelectuales de la talla de José Eleuterio González refirieron la pérdida de libros como “El Gran Diccionario histórico de Moreri”, una “Biblia madrileña”, “un Biluart pergamino truncado en dos tomos”, libros de física, anatomía y patología, así como un cuadro de San Francisco con marco de caoba y vidriera”, entre otras cosas que fueron extraídas por los norteamericanos de su casa.236 Una de las denuncias más costosas fue la realizada por José Rafael de la Garza, quien acusaba a los norteamericanos de haber ocupado sus casas citas en “la Plaza y Plazuela de la ciudad”

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por cerca de dos años sin pagarle renta, así como el De esta forma concluía la etapa de ocuasalto varias veces de su tienda. El adeudo ascendía pación norteamericana en Nuevo León. Duró cerca a $3,576 pesos en total.237 de dos años (septiembre de 1846 a julio de 1848) y Aunque las denuncias se hicieron, no hay más que perjudicial, la nueva realidad beneficiaría evidencia de que se hayan liquidado algunas o en en gran medida el desarrollo comercial de la región su totalidad. Hasta 1851 siguieron llegando listas de noreste de México. Las batallas de Monterrey ensangrentaron la vida de los regiomontanos, quienes personas damnificadas por este hecho armado. nunca antes habían vivido una catástrofe de tales Al concluir el conflicto surgieron un sin fin magnitudes. Aunque la recuperación urbana, de consecuencias provocadas por la derrota. Los económica, política y social fue rápida, el dardo de munícipes se acusaban entre sí de haber sido serla guerra se clavó para siempre en el corazón de los viles ante el invasor. Años después, el alcalde de Monterrey, culpó sin dar nombres, a varios alcaldes habitantes de Monterrey. que se habían vuelto “voluntarios” ante los americanos.238 Estos individuos que mencionó el alcalde 6 La ciudad ante el cambio de fronde Monterrey fueron sin lugar a dudas, los nuevos tera y sus conflictos: indios, bandidos y avencomerciantes y contrabandistas que se beneficiaron tureros económicamente de la ocupación norteamericana. La historiografía norteamericana sobre la “Si divorciaba (el río Bravo) jurídica y políticamente guerra con México refiere grandes batallas y muambos Estados-nación, unía con generosidad dos chas “primeras veces” ámbitos regionales en el devenir histórico ubicados en sus exde los estadounidenstremos geográficos, al es: menos en el plano del •La primera guermovimiento mercanra de los Estados til.240 Mario Cerutti Unidos en el extranjero •La primera guerra El cambio en el mundo que fronterizo formulado fue fotografiada por los Tratados de •La primera guerGuadalupe-Hidalgo ra en donde los hacia 1848 trajo conbarcos de vapor sigo consecuencias tuvieron una actusociales económicas ación importante de índole regional •La primera vez para la ciudad de que correspon- Mapa de México y los Estados Unidos después de finalizada la guerra Monterrey. En mesales de guerra re- (1848). dio de incursiones de portaron la noticia los indios norteamdesde el frente de batalla ericanos y de los aventureros a las tierras del norte •La primera vez que la U.S. Militar Acadede Nuevo León, la primera década posterior a 1848 my de West Point participó con cadetes que fue de constantes reclamaciones, conflictos y disfueron grandes figuras en la Guerra Civil, cusiones. como Robert E. Lee, Thomas J. Stonewall, En abril de 1848 el gobernador José María Parás ordenaba al Tesorero del Estado, que Jackson Braxton, Ulises S. Grant, George aprovechando el armisticio con los Estados Unidos, G. Meade.239

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Villa mexicana de mediados del siglo XIX. Acuarela.

reorganizare la administración pública de Nuevo León.241 A nivel nacional, en ese mismo año, continuaba la rebelión de castas en Yucatán,242 y surgen nuevas voces alertando sobre un mejor republicanismo en México aceptando las distintas manifestaciones religiosas, la extinción de las órdenes de los frailes, monjas, canónigos, cofradías, suprimiendo los fueros, aboliendo las aduanas interiores, ofreciendo educación gratuita a la juventud.243 Volviendo a la región, grandes lazos comerciales entre ambas bandas fronterizas se conformaron durante la época de la ocupación de Monterrey por los norteamericanos. Todo hace suponer que el boom mercantil del noreste mexicano y el sur de Texas en las posteriores décadas fue provocado por la economía de guerra vivida durante el conflicto y sus posteriores efectos. Según los cronistas estadounidenses, en Monterrey se repitió el mismo fenómeno que en Matamoros, ya que pronto brotaron como por arte de magia una gran cantidad de norteamericanos interesados en establecerse en la ciudad. “Tiendas, mercancías, bebidas y juegos norteamericanos suplantaron a los mercaderes mexicanos.244 En febrero de 1848 se acordó el acercamiento de la frontera hasta el río Bravo. Los intereses comerciales creados durante la guerra, se incrementarían terminando el conflicto. El Dr.

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Mario Cerutti, historiador distinguido de los temas económicos de la frontera norte de México y sur de Texas, afirma lo siguiente: “Lo que para México representó una auténtica tragedia, gestaría inéditas posibilidades para esa pequeña y aislada urbe al píe de una de las prolongaciones de la Sierra Madre.245 Era claro, la invasión norteamericana cambió para siempre los destinos del noreste de México. Los efectos del comercio con los extranjeros, desvió la ruta comercial, que originalmente circulaba entre Monterrey y el puerto de Tampico, hacia Matamoros y las orillas del Bravo. La consolidación de Texas como región libre, abrió los caminos para su integración al mercado internacional y con ello, la necesidad de crear un intercambio mercantil con diversas zonas comerciales. Las villas texanas, como Brownsville y Laredo, establecidas a orillas del Bravo, entrelazaron un mercado regional con los pueblos y ciudades del noreste de México. Para muchos mexicanos no era un secreto que el objetivo de los texanos eran los grandes centros mineros del norte mexicano. El de algunos mexicanos era continuar con las actividades muchas veces de contrabando para amasar grandes fortunas; la intención lucrativa de los comerciantes del sur de Texas y del noreste de México pronto creó un fenómeno económico-social: la consolidación de un mercado fronterizo en dos regiones ajenas totalmente una de otra. Pero, ¿ésta era la realidad de todo el estado de Nuevo León? Era claro que los grandes negocios eran exclusivos de una cuantas personas; por el contrario muchas poblaciones, como Lampazos, Cerralvo, Vallecillo y Villaldama, quedaban aisladas y empobrecidas por los ataques de los indios norteamericanos, de los filibusteros y de los bandidos. En 1851 el alcalde de Cerralvo, Antonio

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López alertaba al gobierno estatal sobre la emigración de familias a distintos puntos de la región por falta de víveres.246 Por tal motivo, el municipio se vio en la necesidad de organizar algunas fiestas y kermés para solventar los gastos administrativos,247 o tratar de vender el maíz más barato para solventar las desgracias.248 A pesar de los apuros económicos, el alcalde informaba al gobierno estatal que en las sierras de la región se habían encontrado minas con productos explotables que harían volver a la prosperidad al pueblo.249 Esta situación contrastaba con algunos municipios que al parecer no fueron alcanzados por los efectos de la guerra y por el contrario siguieron trabajando con mayor prosperidad. Como ejemplo tenemos a Montemorelos, Linares y Cadereyta Jiménez, quienes en su momento eran junto a Monterrey, los municipios más importantes de Nuevo León. Estas villas no sufrieron los embates de invasor, pero si beneficiaron su economía. Aunque cabe agregar que estas villas, ya vislumbraban empuje económico desde principios del siglo XIX. El desarrollo de un comercio fronterizo originado desde la ocupación angloamericana en Nuevo León, modificó gradualmente las actividades económicas de los alrededores. De una sociedad puramente agrícola, poco a poco la ciudad se transformó en una base comercial de la región. Sin embargo, el amasamiento de riquezas fue exclusivo de sólo un grupo privilegiado y la gran mayoría de la población del estado volvió a sufrir los flagelos originados por la guerra. Los obstáculos que enfrentó la administración municipal en Militar mexicano. Nuevo León a partir de 1848, se vieron conjugados por los efectos posteriores de la guerra, que

situaron a Nuevo León y a su ciudad capital dentro de su destino: el acercamiento de la frontera con los Estados Unidos al río Bravo, y como consecuencia de ello la consolidación de los capitales regionales en las décadas posteriores a 1848, que motivarían el despegue económico industrial de la región noreste a finales del XIX. Conflicto con los Indígenas Uno de los problemas más serios que enfrentaron los gobiernos estatal y municipal del XIX fueron las invasiones de los indios norteamericanos a estas tierras y que causaron muerte y destrucción en pueblos y villas de Nuevo León. Primero, para abordar el problema de los indígenas, es necesario conocer su génesis. Retrocediendo unos años, la política de la corona española utilizada durante el siglo XVI para controlar las tribus sedentarias de Mesoamérica fracasó ro-

Bando del general Mariano Arista en contra de las tribus indígenas que asolan la región norte de Nuevo León.

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

tundamente con las tribus semi-nómadas del norte, por lo que se crearon nuevos mecanismos para lograr el control de estas regiones conocida “Tierra de Guerra Viva”. El historiador Isidro Vizcaya afirma que a causa de estos sucesos fueron creados los presidios: “su objetivo era contener las incursiones de éstas hacia las zonas donde se habían establecido pueblos, reales de minas y ranchos (Cerutti, 1987, p. 51). A pesar de que nunca se logró pacificar la frontera, durante los últimos años de la etapa Colonial en México se logró contener las depredaciones de forma relativa. Sin embargo, el México independiente fue el heredero de este problema y ante la falta de una política que resguardara el bienestar de los estados fronterizos en la región norte, el problema se agudizó. Joaquín de Arredondo escribía en 1820 que, “Los pueblos fronterizos, de ricos y abundantes, habían quedado reducido a la mayor miseria. Los bárbaros han muerto a sus vecinos, cautivado a sus hijos y mujeres, robado sus vienes de campo y talado sus sementeras.250 Según el historiador Isidro Vizcaya, los indios que más incursionaban en tierras nuevoleonesas eran los “lipanes”, “los kikapus” y “los comanches”, los cuales se dividían en muchas parcialidades que se extendían desde el actual estado de Arizona hasta el sur de Texas (Cerutti, 1987, p. 54). De entre ellos, los más agresivos eran los denominados “lipanes”. Estas tribus originalmente se habían establecido hacia el norte de Texas y al oeste de la Luisiana. Con motivo de la ola de colonos

Indios seminómadas a caballo

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norteamericanos que se establecieron en las llanuras texanas desde la década de de 1820, estas tribus quedaron orilladas cerca del río Bravo, justo en medio de Texas, Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas. La independencia de Texas en 1836 trajo funestas consecuencias para las autoridades de las villas cercanas al río Bravo. La preocupación se centraba en la defensa territorial de la frontera contra dos fuerzas externas: la de los colonos norteamericanos avecindados en Texas y las incursiones de los indios del norte. Cabe aclarar, que aunque los estadounidenses rechazaban cualquier lazo de unión con estas tribus, tenían especial interés en desestabilizar al Gobierno Central Mexicano y por ello, algunas de las incursiones de indios semi-nómadas a territorio nuevoleonés eran financiadas por algunos comerciantes norteamericanos, quienes les aseguraban la compra del ganado. El investigador clásico de la historia fronteriza mexicana Gastón García Cantú escribió en referencia a lo anterior que, “en la huida de las tribus a México, asolaron pueblos, aldeas y rancherías, sirviendo así como avanzadas de la invasión de los colonos y posteriormente del propio ejército de los Estados Unidos (García, 1986, p.163). Cansados los habitantes de esta región de los constantes asaltos de estas tribus a las villas del norte, Mariano Arista, como General del Ejército del Norte, declaraba estado de guerras contra estos grupos que internados en estas regiones asolaban a los nuevoleoneses. En un decreto expresaba lo siguiente: 1.Queda rota la paz con los indios comanches, y en consecuencia se impone pena de la vida los militares y vecinos de toda la frontera de oriente que reciban de paz a los referidos indios, hablen con ellos amigablemente, les faciliten armas, municiones u otro cualquier auxilio. 2.Todo comandante militar o de destacamento perteneciente al ejército de mi mando que al recibir noticia de entrada de indios fuere omiso en mover sus fuerzas para perseguirlos, o se evadiere de salir en perso-

Monterrey: origen y destino

na a operar contra ellos si la incursión fuere considerable, será depuesto de su empleo, justificada que sea en consejo de guerra su omisión, o sufrira pena mayor con arreglo a la ordenanza general del ejército según las circunstancias agravantes del caso. 3.Del mismo modo se graduara la falta de los que pudiendo no auxilien inmediatamente a las poblaciones haciendas y rancherías amagadas por los salvajes. 4.Se vigilará por las autoridades militares con la mayor escrupulosidad, el que se lleve adelante el art. 1°, poniendo en segura toda custodia a los que incurren en aquel delito para que con las priIndios comanches. meras averiguaciones que se practiquen, los remitan al cuartel general a fin de que sean juzgados en consejo de guerra y sufran el castigo a que se hayan echo acreedores. Por tanto mando que las disposiciones que anteceden se publiquen por bando en el ejército que me obedece y que se fije en los parajes acostumbrados, para noticia de todos los militares y habitantes a quienes corresponde su puntual cumplimiento.251 Terminada la guerra con los norteamericanos en 1848, el problema al que se enfrentaron las autoridades municipales del estado de Nuevo León, fue el abandono que sufrieron sus territorios: “Las correrías continuas de los indios impedían cualquier actividad productiva. Toda ocupación campestre resultó sumamente peligrosa, pues las personas dedicadas a ella, estaban siempre expuestas a ser asesinadas o cautivadas por los salvajes (Cerutti, 1987, p. 60).

La situación era grave, los municipios del estado que habían tenido que soportar el torbellino de la guerra recién concluida, tenían la amenaza de dos frentes. En 1845, el alcalde de Vallecillo manifestaba al gobierno estatal que temía una invasión de los indios y de los texanos.252 Estos temores no eran infundados, ya que antes la Comandancia del Ejército del Norte recibía informes desde la frontera que una partida de indios, integrada también por norteamericanos preparaban una invasión a territorio mexicano.253 Por fortuna, muchas veces las discordias entre norteamericanos y nómadas terminaban por abortar tales expediciones. De lo

Indios acecharon las villas del norte de Nuevo León durante el siglo XIX.

contrario, el saqueo y destrucción de los pueblos fronterizos hubiera aniquilado tales poblaciones. A principios de 1845, alcaldes de la región norte de Nuevo León mandaban una propuesta al gobierno del estado para que el pago de contribuciones se quedaran en las arcas municipales y así poder iniciar una guerra contra el indio,254 y aunque la situación era complicada para dichos pueblos, la

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administración estatal no contestó tales demandas. Invadido por el fantasma de la guerra en 1846, Nuevo León se enfrentaba al enemigo en dos frentes: al indio semi-nómada en sus continuas incursiones, y al invasor norteamericano que intentaba llegar a Monterrey y así controlar el noreste mexicano; El Periódico Oficial de Nuevo León presentaba en su edición del 9 de febrero de 1845 las desgracias de estas regiones y sugería al gobierno nacional la política a seguir para proteger tales entidades: “Las irupciones de los bárbaros; la vecindad del pueblo invasor norteamericano; la inmensa estención territorial y la pequeñísima población que la cubre; la gran distancia y la dificultad de las comunicaciones con el núcleo del país... Dejar a estos Departamentos todos los elementos posibles de prosperidad individual, no tocar para nada sus rentas; armarlos; dejarles leyes escepcionales; protegerlos directamente, empleando el ejército en defender sus fronteras; plantear un sistema bien calculado de presidios, de misiones y de colonización; fijar los límites entre la

stantes correrías de los indios fue sin duda la de Punta de Lampazos, hoy Lampazos de Naranjo. Su localización cercana a la frontera con los Estados Unidos la hizo blanco fácil de aventureros y semi-nómadas. En diciembre de 1848, el alcalde 1º informaba al gobernador José María Parás que aventureros de San Antonio de Béjar e indios “salvajes” atacarían las villas de la frontera y que requerían ayuda militar para afrontar tal situación,

Indios kikapoo Fuente: Sitio web http://mx.geocities.com/presidial/dibujos.htm

Indios lipanes

República y la Norte América; abrir caminos mas cortos y mejores: componer y mejorar los que ya ecsisten...255 Una de las villas mas afectadas por las con-

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ya que la milicia local no contaba con los medios necesarios para dirigir la defensa.256 Autoridades de Vallecillo y Marín señalaban para 1850 y 1853 respectivamente, que varios ranchos de la región habían sido desocupados a consecuencia de las hostilidades de los bárbaros;257 a respuesta clara de estas necesidades, el alcalde de Cerralvo crea en 1851 “el Fondo contra la invasión de indios o cualquier otro enemigo.258 Desde un principio la autoridad estatal estuvo interesada en iniciar el combate contra el indio. El exterminio de estos se volvió una necesidad ante el cambio de frontera, ya que para la región noreste era la oportunidad para iniciar un comercio regional con sus nuevos vecinos. La hostilidad del indio originaría nuevos conflictos entre los nuevos comerciantes y su aniquilación se volvería

Monterrey: origen y destino

A manera de conclusión referimos, que los conflictos fronterizos entre México y los Estados Unidos fueron motores para que estos grupos asolaran por muchos años las villas, pueblos y haciendas del noreste mexicano. Solo el uso de la fuerza militar y la aplicación de una estrategia gubernamental para aniquilarlos pudieron contener los embates y arribos de estas tribus en la frontera norte de México. Bandidos

Asalto de bandidos a diligencia

algo fundamental para garantizar buenos tratos y bonanza económica. En abril de 1850, el gobierno estatal expidió un decreto en el cual se gratificaría con veinticinco pesos a quién matara o capturara un indio.259 En febrero de 1854 el Ayuntamiento de Monterrey aplicaría un impuesto para la guerra contra los indios, en el que solo los que tuvieran las posibilidades económicas lo pagarían (la cantidad a pagar, no fue especificada en el documento revisado).260 Anteriormente, el Comandante Juan Zuazua emprendería una campaña para combatir los ataques de los indios en Parás, Vallecillo y Sabinas Hidalgo;261 la persecución de los indios llegó a los extremos de que el gobierno de Nuevo León decretara que todas aquellas pertenencias o bienes que fueran quitados al nómada durante su persecución sería para aquél que la obtuviera.262 Durante la segunda mitad del siglo XIX, hubo intentos por controlar las incursiones de estos grupos a territorio mexicano. Algunos gobiernos estatales como el caso de Coahuila trataron de pacificarlos concediéndoles grandes extensiones de terreno, tratando de incorporarlos a la vida de los habitantes fronterizos. Su estilo de sobrevivencia, semi-nómada, impidió que esto se llevara a cabo, y que se procediera al exterminio brutal.

Otro flagelo que debió afrontar la autoridad estatal y municipal fue la creciente ola de asaltos y crímenes en los caminos. El historiador Enrique Krauze describe el contexto general del país, al referirse a esta actividad en las siguientes líneas “Por si faltase una guerra en aquella geografía bélica, estaba la guerra cotidiana contra los enjambres de bandidos que asolaban los caminos (Krauze, 1994, p. 175). Esta actividad empleada antes del conflicto se incrementó y fue una herencia desagradable y problemática de la ocupación norteamericana, ya que al invadir el ejército norteamericano territorios de Nuevo León, se creó, como ya lo hemos mencionado, una conciencia de autodefensa en los habitantes de la región. Las guerrillas fueron la mejor solución para enfrentar al hostil vecino.263 La ocupación de Monterrey como base de comuniRetrato de bandolero cación de los pueblos de Marín, Cerralvo y Camargo era la idea de los norteamericanos. “Esta ruta”, citando a Joseph Chance, “era recorrida por trenes que comúnmente conformaban ciento cincuenta vagones y mas de mil mulas de carga.264 El ladrón que asolaba los caminos y brechas en las cercanías de la ciudad de Monterrey para atacar diligencias o individuos, se transformó en un guerrillero que arremetía contra las tropas in-

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

vasoras, contra sus trenes de abastecimiento, y que enarbolaba la bandera de la libertad para cometer sus fechorías. Las actividades de las guerrillas mexicanas encabezadas por Antonio Canales, Cristóbal Ramírez y Norberto Galán causaron estragos entre las filas norteamericanas: Es preciso señalar que en varias ocasiones, el Cuartel Maestre Americano establecido en Monterrey, cansado de las bajas y de los destrozos de esta guerrillas aplicaban multas y pagos en especie a los pueblo y rancherías más cercanas al atraco. En referencia a lo anterior, el historiador Miguel González menciona que,

Documento que contiene la filiación de Agapito Treviño también conocido como Caballo Blanco.

“asi mismo, los civiles y neutrales se convirtieron en blanco de ambos bandos. Las haciendas que no colaboraba.eros, corrían el riesgo de ser quemadas por anti - patrióticas. En cambio si colaboraban con estos guerrilleros se arriesgaban a ser destrui-

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Plaza Hidalgo donde fue ejecutado Agapito Treviño. Fuente: COORDINADOR: EDUARDO MARTINEZ GARZA TITULO: ENCUENTRO CON EL BARRIO ANTIGUO DE MONTERREY EDICIONES ESPECIALES UNIVERSIDAD AUTONOMA DE NUEVO LEON R. AYUNTAMIENTO DE LA CIUDAD DE MONTERREY MONTERREY, MEXICO, 1999

das por los norteamericanos (Vázquez, 1997, p. 456). De una forma u otra, las villas del norte se vieron castigadas por ambos frentes. Al parecer, una de las consignas de la guerrilla era eliminar a todo aquel que colaborara con los norteamericanos por traicionar a la patria. En una carta al gobierno nacional, el gobernador José María Parás explicaba él por que había ordenado a Norberto Galán la disolución de su guerrilla, ya que “al no poder arrebatar ningún botín al enemigo, los guerrilleros sobrevivían asaltando a pobres e indefensos mexicanos.265 Al igual que el problema de los indios, los bandidos se convirtieron en un obstáculo que ponía en peligro la buena comunicación comercial con los vecinos del norte; los asaltantes se sumaron a la lista de una serie de enemigos para las autoridades locales. A pocos meses de haber regresado a Monterrey, el gobernador del estado solicitaba al Congreso la creación de la policía rural para combatir el bandidaje.266 Meses más adelante, el ayuntamiento de Sabinas Hidalgo solicitaba permiso a la autoridad estatal para levantar una fuerza de seguridad en la villa.267 En los intentos por contener el pillaje, se les unió un decreto estatal en el cual se condenaba a “todo ladrón que asalta dentro y fuera de las poblaciones del estado a la pena de muerte, sea cual fuere

Monterrey: origen y destino

lo que permitió el desarrollo del comercio del norla importancia del robo;268 municipios como el de este mexicano junto a los comerciantes del sur de Guadalupe, organizaban cuadrillas de vecinos para Texas. perseguirlos, pero al parecer pocas veces lograban capturarlos;269 en el caso de Aventureros anMonterrey, la organización vecigloamericanos nal que logró realizar el Ayuntamiento contra estos criminales A pesar de los logros, el permitió una relativa pacificación problema de la inseguridad en de los alrededores.270 Nuevo León creció. A las inLa práctica del bandidaje cursiones de los indios y a las se desarrolló aún mas durante las actividades del bandidaje se le décadas posteriores al cambio de agregaron las invasiones de los frontera, alcanzando estos indifilibusteros norteamericanos. viduos personificaciones épicas Estos grupos estaban constituipor sus hazañas, como por ejemdos por grupos de blancos que, plo el caso de Agapito Treviño, disfrazados de indígenas y mezapodado “Caballo Blanco”, clados con estos, entraban a roquien tras una larga historia de Armas de militares mexicanos bar ganado a territorio mexicano, capturas y fugaz271 fue fusilado en inestabilizar las villas fronterizas la Plaza del Mercado (hoy Plaza y crear el caos en territorio mexicano. de Hidalgo). Estos grupos estaban en desacuerdo con el Tratado de Guadalupe-Hidalgo y ansiaban ante *Filiación del reo Agapito Treviño272 todo más y mejores tierras en donde se expandiera su dominio. Por lo tanto, armaron y financiaron Natural y vecino de Monterrey, grupos de aventureros dispuestos a conseguirlas. Agapito soltero y de 23 años de edad: En uno de los incisos del Tratado de paz, el gobiTreviño alias es alto, musculoso, bastante erno norteamericano se comprometía a defender la “Caballo trigueño, ojos negros chicos; pelo frontera con México de los ataques de nómadas y Blanco” negro y liso; nariz grande gruesa otros peligros. Al igual que en este apartado, mualgo chata; boca grande; lampiño chos de los acuerdos quedaron en simple enunciado y no se aplica A la finalización de la ron. guerra entre México y los EsLos norteamericanos del tados Unidos la actividad del sur tenían dos objetivos que justibandidaje se vio incentivada por ficaban su actuar en contra de las las circunstancias económicaspropiedades fronterizas mexicasociales de la región. Los asalnas: tantes en los caminos frenaron •Mayor territorio para la espor cierto tiempo, al igual que clavitud las incursiones de las tribus de •La expansión de sus instiindígenas, el desarrollo mercantuciones superiores a pueblos til de la región. Solo las medidas inferiores. duras que se implementaron La Maestra Ángela Moyadurante los posteriores años no Pahisa nos comenta al respecto lograron contener esta práctica, Shako para infantería

267

Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

que la “providencia” los había colocado junto a México, y este demostraba ser un país confundido por constantes revoluciones (Moyano Pahisa, 1992, p. 213). La idea de desestabilizar los pueblos y ciudades del territorio mexicano, por parte de algunos norteamericanos, no fue compartida por el gobierno de Washington, ya que las discordias entre el norte y el sur impedían darle más poder a los plantadores; la idea de establecer una República independiente en México volvió a retomar fuerza (Moyano Pahisa, 1992, pp. 213-215). La llamada República de la Sierra Madre volvió a tomar forma dentro de la cabeza de algunos norteamericanos y mexicanos. La excusa utilizada era la falta de un gobierno mexicano legal y estable, que protegiera y diera continuidad a los proyectos político-económicos de los estados fronterizos (Moyano Pahisa, 1985, p. 326). La intención de los plantadores texanos para confundir y crear un caos en los estados fronterizos mexicanos estuvo a punto de cobrar efecto, pero no finalmente contó con el apoyo oficial del gobierno americano. Mientras tanto, Nuevo León, al igual que la mayoría de los estados fronterizos, padecía de la falta de apoyo del gobierno nacional, y constantemente sufría la invasión de su territorio por grupos extranjeros. En septiembre de 1848, bandas de norteamericanos invadieron territorio nacional saqueando los municipios de Lampazos y Bustamante.273 El gobierno angloamericano se desligaba de tales agrupaciones al considerarlos ajenos a sus decisiones y prometía aprehenderlos. Lejos de verse frenadas tales expediciones se incrementaron. En noviembre de 1848, el alcalde de Lampazos avisaba que la villas de la frontera serían asaltadas por ochenta filibusteros y solicitaban una tropa de cien soldados para defenderse.274 Anteriormente, en julio de ese mismo año, los comerciantes, vecinos y rancheros de Sabinas Hidalgo y Villaldama eran asaltados por aventureros, quienes conseguían un botín de entre doce y quince mil pesos entre oro y plata.275

268

Por los datos recopilados, las villas mas afectadas por los ataques de los aventureros norteamericanos fueron Lampazos, Vallecillo, Villaldama y Sabinas Hidalgo. Mientras tanto, la administración estatal trataba de regular los mecanismos de seguridad para poder gobernar. El Congreso del estado aprobaba en abril de 1849, la organización y disciplina de 715 hombres para la Guardia Nacional.276 Las invasiones filibusteras fueron frenadas más por el rechazo de las propias autoridades norteamericanas, que por la débil defensa del gobierno mexicano. El gobierno estatal y los nuevoleoneses se enfrentaron después de la guerra con los angloamericanos, a tres enemigos comunes que pusieron a prueba su capacidad de resistencia. Entre 1840 y 1860, el estado vivió una doble y diferente realidad: mientras las villas del norte eran amenazadas y saqueadas por los ataques de nómadas, filibusteros y bandidos, los pueblos del sur mantuvieron su ritmo de vida normal, ajenos a las consecuencias de la guerra. Al lograr controlar las consecuencias de la guerra, el estado y más propiamente los comerciantes, iniciaron el desarrollo de la actividad comercial emergida como un efecto directo a partir de la guerra con los angloamericanos. Anexos

1. Alcaldes de Monterrey en el periodo de 1808 – 1855 1808 Fernando de Uribe Manuel Antonio De la Rígada e Inda (alcaldes ordinarios) 1809 Pedro de Elizondo Juan José Lozano (alcaldes ordinarios)

Monterrey: origen y destino

1810

1817

José Antonio de la Garza y Guerra Matías de Sada (alcaldes ordinarios)

Cap. Ret. José Francisco Bruno Barrera Bernardo Ussel y Guimbarda (alcaldes ordinarios)

1811

1818

Bernardo Ussel y Guimbarda José Leonardo de la Garza (alcaldes ordinarios)

Cap. Ret. José Francisco Bruno Barrera Bernardo Ussel y Guimbarda (alcaldes ordinarios).

1812 1819 José Valera Juan Francisco de la Penilla (alcaldes ordinarios)

Cap. Ret. José Francisco Bruno Barrera Jorge Soriano (alcaldes ordinarios).

1813 1820 Pedro Manuel de Llano (hasta mayo) José Manuel de Arredondo (hasta mayo) Bernardo Ussel y Guimbarda (desde mayo) alcaldes ordinarios.

Lic. José Alejandro de Treviño y Gutiérrez Santos Uribe (alcaldes ordinarios) 1821 alcaldes:

* El 20 de junio se elige nuevo ayuntamiento: Fernando de Uribe José Froilán de Mier Noriega (alcaldes ordinarios). 1814 Juan Antonio Mújica Francisco Antonio Farias (alcaldes ordinarios).

Matías de Llano Francisco de P. Mier Noriega 1822

alcaldes:

Lic. José Alejandro de Treviño y Gutiérrez Juan José de la Garza y Treviño Francisco Antonio de Farías. 1823

alcaldes:

1815 José Froilán de Mier Noriega José Antonio de la Garza y Guerra (alcaldes ordinarios).

Francisco Bruno Barrera (hasta el 20 de abril) Francisco Tomás de Iglesias (desde el 20 de abril) Bernardo Ussel y Guimbarda Nicanor Martínez.

1816

1824

Cap. Ret. José Francisco Bruno Barrera Bernardo Ussel y Guimbarda (alcaldes ordinarios)

Francisco Bruno Barrera Francisco del Corral Juan José Tamez

alcaldes:

269

Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

1825

alcaldes: 1830

Julián de Llano Irineo Castillón Manuel Treviño * El 18 de abril de 1825 tomó posesión el primer Ayuntamiento Constitucional de Monterrey. alcaldes: Julián de Arrese (hasta 30 de junio) Ambrosio de Llano (desde 1º de julio) Irineo Castillón Felipe de la Garza. 1826

alcaldes:

Manuel Ma. de Llano (hasta 13 de octubre) Francisco Tomás de Iglesias (desde 13 de octubre) Nicanor Martínez Juan José Martínez 1827

alcaldes:

Diego de Cenobio del Chica (hasta 13 de enero). Irineo Castillón (desde 31 de enero) Juan José de la Garza Treviño Pedro Cleto de Ayala José María de la Peña. 1828

alcaldes:

Rafael de la Garza Irineo Castillón (suplente) Nicolás José de la Garza y Guerra. Leandro Aguilar Antonio Chávez. 1829

alcaldes:

Pedro de González (hasta 20 de enero) Manuel de Uribe (desde 6 de marzo) Francisco Tomás de Iglesias (suplente) Victoriano Martínez Antonio Chávez.

270

alcaldes:

Francisco Tomás de Iglesias (hasta 11 de julio) Nicolás José de la Garza y Guerra (desde 12 de julio) Rafael de la Garza (suplente) Juan José Garza y Treviño. Gregorio Zambrano Juan José Tamez. 1831

alcaldes:

Irineo Castillón Rafael de la Garza (suplente). Mateo Quirós Pedro de la Garza Ayala Juan de la Garza Ayala 1832

alcaldes:

Manuel Ma. de Llano Mateo Quirós (suplente) Victoriano Martínez José Antonio Chávez José Antonio Tamez 1833

alcaldes:

Manuel Ma. de Llano (hasta 13 de febrero) Francisco Iglesias (desde 13 de febrero) Camilo Gutiérrez (suplente) Antonio de la Garza Saldivar Antonio Tamez Juan Nepomuceno Reyes. 1834

alcaldes:

German de Iglesias Pedro de Treviño y Pereyra Francisco Antonio de Llano Macario Treviño Desidero Tamez 1835

alcaldes:

Monterrey: origen y destino

Luis Zambrano (hasta 9 de marzo) Santiago García (desde 9 de marzo) Francisco Antonio de Llano (suplente) Antonio de Ayala Lic. Luis G. Martínez Antonio Chávez.

1840

1836

1841

alcaldes:

alcaldes:

Rafael de la Garza Felipe Sepúlveda Francisco Tomás de Iglesias Juan Nepomuceno Reyes alcaldes:

Leonardo Aguilar (hasta 6 de marzo) José Justo Cárdenas (desde 6 de marzo) Nicanor Martínez (suplente) Mateo Quirós José Ma. de la Garza y Garza Blas Ma. Valdés

Manuel Ma. de Llano Joaquín Quirós Desiderio Tamez Francisco Tomas de Iglesias.

1837 continúa el Ayuntamiento anterior.

Desiderio Tamez

1838

1843

alcaldes:

Juan de la Garza Ayala Francisco de Iglesias Antonio Tamez

1842

alcalde:

alcaldes:

Antonio Ayala Manuel del Garza Antonio Treviño Juan Nepomuceno Dávila

1839 1844

alcaldes:

German de Iglesias El 2 de mayo toma posesión el nuevo ayuntamiento. Alcaldes: Desiderio Tamez Guadalupe Treviño (suplente) Francisco de Iglesias Julio Gutiérrez Darío Guerrero El 19 de mayo se designa como alcalde 2º y 4º a Gregorio Zambrano y Josè Phillips.

Lic. Manuel Antonio Morales German de Iglesias Guadalupe Treviño Julio Gutiérrez 1845 alcaldes: Francisco Antonio de Llano Pelagio Garibay Lic. Manuel de la Garza y Garza Rafael García 1846

alcaldes:

El 22 de junio se nombra como alcalde 2º, 3º y 4º: Manuel Antonio Morales. Jacinto Lozano Pedro Calderón.

José Ma. de la Garza García. Antonio Treviño González Julio Gutiérrez Lic. Antonio Ayala

271

Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

1847

alcaldes:

Lic. J. de Jesús Dávila y Prieto (hasta 22 de agosto) Santiago García (desde 22 de agosto) Gregoriano Zambrano (suplente) Lic. Trinidad de la Garza y Melo Antonio Tamez y Treviño Rafael García.

1852

Felipe Sepúlveda (hasta 25 de abril) Pablo José Carreño (desde 25 de abril) Fernando de la Garza (suplente) Rafael Martínez Antonio Treviño González Leandro Morales 1853

1848

alcaldes:

José Ma. de la Garza y Garza Juan José de la Garza y Treviño Gregorio Zambrano (suplente) Julio Gutiérrez Antonio Tamez Pablo José Carreño 1850

Juan de la Garza Martínez Mariano de la Garza (suplente) Fernando de la Garza Marín Pérez Mauricio de la Garza. 1854

alcaldes:

Esteban Tamez (hasta 13 de febrero) Juan de la Garza Martínez (desde 13 de febrero) Felipe Sepúlveda (desde 9 de octubre) José María Garza Calderón (desde el 11 de diciembre) Rafael de la Garza (suplente) Lic. Jesús M. Aguilar Rafael Martínez Cornelio Martínez

alcaldes: 1855

Manuel María Llano Santiago García (suplente) Gregorio Zambrano Rafael Garcìa Fernando de la Garza. 1851

alcaldes:

alcaldes:

Juan José de la Garza y Treviño (hasta 9 de abril) Lic. Domingo Martínez (desde 9 de abril) Antonio Tamez (suplente) Lic. Santos de la Garza Sepúlveda Pedro Gómez Leandro Aguilar. 1849

alcaldes:

alcaldes:

Gregorio Zambrano Felipe Sepúlveda (suplente) Lic. Manuel Villalón Mariano de la Garza Juan de la Garza Martínez.

272

alcaldes:

José María García Cor. Mariano Reyes Cenobio Garza González Francisco Quirós y Martínez Lázaro Garza Ayala

Monterrey: origen y destino

Índice Onomástico Capítulo I -Fray Rafael José Verger. -Don Andrés Ambrocio de Llanos y Valdés. -Iturrigaray-Pedro de Garibay. -Manuel de Santa María. -Juan José de la Garza. -Simon de Herrera y Leyva. -Felix María Calleja. -Mariano Jiménez. -Juan Ignacio Ramón. -Santiago Villarreal. -don Matías de Sada. -Don José Joaquín Canales. -Don Bernando Ussel y Guimbarda. -Don Pedro Manuel de Llano. -Don Juan Francisco de la Penilla. -Francisco Antonio Farías. -Blas Gómez de Castro. -José León Lobo Guerrero. -Francisco Bruno Barrera Blas Gómez de Castro. -José Herrera. -Policarpo Veristágui. -Ramón Díaz de Bustamante. -Joaquín Arredondo. -Julián Arrese. -Ramón Perea. -Miguel Ramos Arizpe. -José Bernardino Cantú. -José Mier y Noriega. Capítulo II -Comadante Gaspar López. -don Ambrosio María de Aldasoro. -Rafael de Llano. -don Pedro de Hombre. -Fray Servando Teresa de Mier. -Comandante Felipe de la Garza. -José María Parás. -Joaquín García. -don Francisco Paula de Mier y Noriega. -doctor José Francisco Arroyo.

-Dr. Pascual Constanza. -Manuel María de Llano. -Manuel Gómez de Castro. -Antonio de Llano -Anastacio Bustamante. -Tomás Iglesias. -Gregorio Zambrano. -Pedro Treviño y Pereyra. Capítulo III Ignacio Martínez. Domingo de Isundegui. Pedro Calderon. Juan Francisco de la Penilla. Santa Anna Zachary Taylor Mariano Arista. Francisco Mejía. Santiago Vidaurri. Juan Nepomuceno de la Garza y Evia. Miguel Nieto Pedro Ampudia. José María de la Garza. William J Worth. Israel Buch Richardson. Thomas Bang Thorpe. Tomas Requena. José María Ortega. James P Henderson. Jefferson Davis. Dr. José Eleuterio González. Francisco Paula Morales. Teniente Pemberton. Lic. José de Jesús Dávila y Prieto. Gral. Antonio Canales. Norbeto Galán. Jorge Luis Lara. Treviño. Miguel Nieto. Valentín Rivero. Mariano Hernández. José Calderon Penilla. Pedro Calderon Velarde María de la Luz Penilla. Gregorio Zambrano.

273

Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

Alonso Alvarez de Pineda. Francisco Garay. Luis Carvajal y de la Cueva. Alberto del Canto. Diego de Montemayor. Diego Díaz de Berlanga. Cap. Diego Rodríguez. Agustín de Zavala. Martín de Zavala. Juan Crouset. Obispo Fray Rafael José Verger. Teniente José María Sánchez. Arquitecto Papías Anguiano. Mariana de Austria. Agapito Treviño.

274

Monterrey: origen y destino

Citas Bibliográficas: 1. Archivo Histórico de Monterrey (AHM), Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 001, Expediente: 1596/001 2. Recordando que el primer alcalde legal fue Gaspar Castaño de Sosa, nombrado así por Luis de Carvajal para la villa de San Luis. 3. Humanitas 2006. Anuario del Centro de Estudios Humanísticos de la UANL.Mty, 2006, Rfr. Israel Cavazos Garza, El Ayuntamiento de Monterrey en 1776-1822, p.p.644-645 4. Humanitas 2006. Anuario del Centro de Estudios Humanísticos de la UANL.Mty, 2006, Rfr. Israel Cavazos Garza, El Ayuntamiento de Monterrey en 1776-1822, p.p.642-643 5. AGENL, Colección: Correspondencia Alcaldes Primeros, Monterrey, Caja 33, 13 de febrero de 1849 6. AGENL, Colección: Correspondencia Alcaldes Primeros, Monterrey, Caja 33, 1 de agosto de 1849 7. AGENL, Colección: Correspondencia Alcaldes Primeros, Monterrey, Caja 33, 26 de septiembre de 1849

11. AGENL, Colección: Correspondencia Alcaldes Primeros, Monterrey, Caja 13, 5 de noviembre de 1835 12. Archivo General del Estado de Nuevo León (AGENL), Colección: Correspondencia de Alcaldes Primeros, Monterrey, Caja: 13, agosto 19 de 1835 13. AGENL, Colección: Correspondencia Alcaldes Primeros, Monterrey, Caja 13, 31 de agosto de 1835 14. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1841/033 15. AHM, Colección: Correspondencia, Volumen: 46, Expediente: 5, Folio: 5 16. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1835/005, acta del 22 de enero de 1835 17. AGENL, Colección: Correspondencia Alcaldes Primeros, Monterrey, Caja 13, 1 de abril de 1835 18. AGENL, Colección: Correspondencia Alcaldes Primeros, Monterrey, Caja 13, 29 de abril de 1835 19. AGENL, Colección: Correspondencia Alcaldes Primeros, Monterrey, Caja 13, 3 de diciembre de 1835

8. Humanitas 2006. Anuario del Centro de Estudios Humanísticos de la UANL.Mty, 2006, Rfr. Israel Cavazos Garza, El Ayuntamiento de Monterrey en 1776-1822, p. 646

20. AGENL, Colección: Correspondencia Alcaldes Primeros, Monterrey, Caja 13, 17 de noviembre de 1835

9. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 003, Expediente: 1821/062

21. AHM, Colección: Correspondencia, Volumen: 38, Expediente: 6, Folio: 1

10. AGENL, Colección: Correspondencia Alcaldes Primeros, Monterrey, Caja 13, 6 de diciembre de 1835

22. AGENL, Colección: Correspondencia Alcaldes Primeros, Monterrey, Caja 13, 15 de noviembre de 1835

275

Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

23. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1850/005, acta del 14 de enero de 1850 24. AGENL, Colección: Correspondencia Alcaldes Primeros, Monterrey, Caja: 13, 23 de julio de 1835 25. AGENL, Colección: Correspondencia Alcaldes Primeros, Monterrey, Caja: 14, 27 de mayo de 1836 26. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1852/039, acta del 3 de mayo de 1852 27. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1851/043, acta del 11 de mayo de 1851 28. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1852/075, acta del 25 de octubre de 1852 29. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1854/005, acta del 10 de enero de 1854 30. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1854/019, acta del 9 de marzo de 1854 31. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1853/013, acta del 3 de febrero de 1853 32. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1853/042, acta del 11 de julio de 1853

999, Expediente: 1838/073, acta del 29 de agosto de 1838 35. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1835/002, acta del 8 de enero de 1835 36. AGENL, Colección: Correspondencia Alcaldes Primeros, Monterrey, Caja 14, 23 de enero de 1836 37. AGENL, Colección: Correspondencia Alcaldes Primeros, Monterrey, Caja 32, 28 de diciembre de 1848 38. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 003, Expediente: 1821/003, acta del 5 de febrero de 1821 39. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 003, Expediente: 1821/009, acta del 15 de febrero de 1821 40. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 003, Expediente: 1821/025, acta del 14 de mayo de 1821 41. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 028, Expediente: 1849/069, acta del 15 de octubre de 1849 42. AHM, Colección: Correspondencia, Caja: 75, Expediente: 6, Folio: 100 43. AGENL, Colección: Correspondencia Alcaldes Primeros, Monterrey, Caja 13, 9 de abril de 1835 44. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 003, Expediente: 1814/051

33. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1853/051, acta del 22 de agosto de 1853

45. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 003, Expediente: 1814/055

34. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen:

46. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen:

276

Monterrey: origen y destino

999, Expediente: 1825/036

bre de 1846

47. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1825/040

61. Idem 62. Idem

48. AHM, Colección: Correspondencia, Caja: 68, Expediente: 5, Folio: 12 49. AHM, Colección: Correspondencia, Caja: 33, Expediente: 23, Folio: 1

63. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1846/072, acta del 19 de octubre de 1846 64. Idem

50. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1833/060 51. AHM, Colección: Correspondencia, Caja: 33, Expediente: 23, Folio: 1 52. AHM, Colección: Correspondencia, Caja: 34, Expediente:1, Folio: 6 53. AHM, Colección: Misceláneo, Caja: 9, Expediente:22, Folio: 1 54. Ibid 55. AHM, Colección: Misceláneo, Caja: 25, Expediente:7, Folio: 2 56. Según la perspectiva norteamericana, la frontera de Texas ampliaba sus límites hasta el río Grande (Bravo), por lo cual el territorio en disputa entre ambas naciones se centraba entre el río Bravo y el Nueces. 57. AHM, Colección: Guerra México-Estados Unidos, Caja: 2, Expediente: 2, Folio: 17 58. AGENL, Colección: Correspondencia Alcaldes Primeros, Monterrey, Caja 32, 16 de junio de 1846 59. AHM, Colección: Guerra México-Estados Unidos, Caja: 1, Expediente: 4, Folio: 18 60. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1846/071, acta del 28 de septiem-

65. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1846/073, acta del 26 de octubre de 1846 66. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1846/079, acta del 23 de noviembre de 1846 67. Idem 68. AHM, Colección: Guerra México-Estados Unidos, Caja: 1, Expediente: 1, Folio: 16 69. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1847/001, acta del 4 de enero de 1847 70. AGENL, Colección: Militares, Caja: 45, 15 de junio de 1847 71. AGENL, Colección: Periódico Oficial, Semanario Político, 6 de octubre de 1846 72. AHM, Colección: Guerra México Estados Unidos, Volumen 1, Expediente 1, Folio 28 73. AHM, Colección: Guerra México Estados Unidos, Volumen 1, Expediente 13 74. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1846/081, acta del 7 de diciembre de 1846 75. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen:

277

Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

999, Expediente: 1846/086, acta del 28 de diciembre de 1846

91. AHM, Colección: Correspondencia, Cajas 5 y 8

76. AHM, Colección: Guerra México Estados Unidos, Volumen 1, Expediente 1, Folio 25

92. AHM, Colección: Correspondencia, Cajas 5 y 8

77. AHM, Colección: Guerra México Estados Unidos, Volumen 1, Expediente 1, Folio 29

93. AHM, Colección Guerra México-EEUU, Volumen 3, Expediente 2, Folio 13

78. AHM, Colección: Guerra México Estados Unidos, Volumen 1, Expediente 1, Folio 30

94. AHM, Colección Guerra México-EEUU, Volumen 3, Expediente 1, Folio 7

79. AHM, Colección: Guerra México Estados Unidos, Volumen 1, Expediente 1, Folio 48

95. AHM, Colección Guerra México-EEUU, Volumen 2, Expediente 6, Folio 4

80. AHM, Colección: Guerra México Estados Unidos, Volumen 1, Expediente 1, Folio 49

96. Ibidem

81. AGENL, Colección: Militares, Caja: 46, 26 de diciembre de 1846 82. AHM, Colección: Guerra México Estados Unidos, Volumen 1, Expediente 1, Folio 52

97. AHM, Colección Guerra México-EEUU, Volumen 2, Expediente 6, Folio 1 98. AGENL, Colección: Protocolos de Bartolomé García, Tomo: 9, Folio:198-200

83. AHM, Colección: Guerra México Estados Unidos, Volumen 3, Expediente 4, Folio 5

99. Durante cerca de un año, 1626-1627, la ciudad de Monterrey cambió su nombre por el de Villa de Cerralvo por instrucciones del gobernador Zavala

84. AHM, Colección: Correspondencia, Volumen: 20, Expediente: 2, Folio: 1

100. AHM, Colección Civil, Volumen 2, Expediente 2

85. AHM, Colección: Correspondencia, Volumen: 16, Expediente: 3, Folio: 2

101. AHM, Colección: Mapas, Mapa de la ciudad de Monterrey del año de 1791, por Juan Crouset.

86. AHM, Colección: Correspondencia, Volumen: 33, Expediente: 7 y 10

102. Ibidem

87. AHM, Colección: Correspondencia, Volumen: 38, Expediente: 12, Folio: 20 88. AGENL, Memorias de José María Parás, 1850

103. Véase plano de la “nueva ciudad” del año de 1796, trazado por Juan Crouset, sito en el libro “Barbecho del tiempo”, Monterrey, 1995 104. AHM, Colección: Misceláneo, Volumen: 31, Expediente: 1

89. Ibidem 90. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 003, años de 1815 y 1819

278

105. AHM, Colección Principal, Volumen 4, Expediente 13

Monterrey: origen y destino

106. AHM, Colección Civil, Volumen 161-A, Expediente 1-F

122. AHM, Colección Civil, Volumen 267, Expediente 14

107. AHM, Colección Correspondencia, Volumen 126, Expediente 6, Folio 28

123. AHM, Colección Correspondencia, Volumen 12, Expediente 7

108. AHM, Colección Actas de Cabildo, Volumen 003, Expediente 1814/005

124. AHM, Colección Correspondencia, Volumen 16, Expediente 6, Folio:4

109. AHM, Colección: Civil, Volumen 195, Expediente 11

125. AHM, Colección Correspondencia, Volumen 21, Expediente 4, Folio 5

110. AHM, Colección Correspondencia, Volumen 3, Expediente 19

126. AHM, Colección Correspondencia, Volumen 21, Expediente 6, Folio 6

111.AHM, Colección Actas de Cabildo, Volumen 999, Expediente 1826/040

127. AHM, Colección Correspondencia, Volumen 20, Expediente 5, Folio 3

112.AHM, Colección Actas de Cabildo, Volumen 999, Expediente 1832/021

128. AHM, Colección Correspondencia, Volumen 20, Expediente 5, Folio 2

113. AHM, Colección Misceláneo, Volumen 2, Expediente 15, Folio 60

129. AHM, Colección Correspondencia, Volumen 21, Expediente 2, Folio 2

114. AHM, Colección Misceláneo, Volumen 31, Expediente 1

130. AHM, Colección Civil, Volumen 267, Expediente 14

115. Ibidem

131. AHM, Colección: Correspondencia, Volumen: 16, Expediente 5, Folio 8

116. Ibidem 117. AHM; Colección Mapas, Mapa de la ciudad de Monterrey por Isidoro Epstein hecho en 1865. 118. AHM, Colección Protocolos, Volumen 42, Expediente 157 119. AHM, Colección: Actas de Cabildo, 1859/044, 7 de noviembre de 1859

132. AHM, Colección: Civil, Volumen: 267, Expediente: 14 133. AHM, Colección: Civil, Volumen: 267, Expediente: 14 134. AGENL, Protocolos de Bartolomé García, Tomo 13, Folios 147-149.

120. AHM, Colección Civil, Volumen 267, Expediente 10

135. AHM, Colección: Correspondencia, Volumen:30, Expediente:8, Folio: 42, 27 de julio de 1831.

121. Siglas que refieren a las palabras del Muy Ilustre Ayuntamiento, nombre oficial que tenía la institución municipal

136. Medina, Enriqueta y Arreola, Federico. Don José Calderón Penilla, precursor del desarrollo industrial de Nuevo León. Gobierno del Estado de

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

Nuevo León, Monterrey, 1994, p. 11 137. AHM, Colección: Correspondencia, Volumen: 21, Expediente: 3, Folio: 14, 20 de marzo de 1829. 138. AHM, Colección: Correspondencia, Volumen: 30, Expediente: 8, Folio: 42, 27 de julio de 1831. 139. AHM, Colección: Actas de Cabildo, Volumen: 999, Expediente: 1837/043, 26 de junio de 1837. 140. AHM, Colección: Correspondencia, Volumen: 71, Expediente: 1, Folio: 13, enero de 1843. 141. AHM, Colección: Civil, Volumen: 267, Expediente: 14 142. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 1, Expediente: 4, Folio: 25 143. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 1, Expediente: 6, Folio: 16 144. AGENL, Protocolos de Bartolomé García, Tomo 9, Folios 198-200 145.José Sotero Noriega, capellán del ejército mexicano durante las batallas de Monterrey, escribió una de las pocas crónicas de los acontecimientos antes y durante el asalto armado a la ciudad. El refiere el término de ciudad santa de la frontera a Monterrey por causa de que nunca había sido víctima de una batalla en grandes dimensiones tal y como se esperaba. 146. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 3, Expediente: 1, Folio: 28 147. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 1, Expediente: 1, Folio: 1 148. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 1, Expediente: 1, Folio: 2

280

149. AGENL, Colección: Periódico Oficial, Semanario Político, 22 de junio de 1846 150. José Sotero Noriega, “El Sitio de Monterrey”, en González, Miguel y Morado César, Monterrey Ocupado. Fondo Editorial Nuevo León, Monterrey, 2005, p. 170 151. Ibidem 152. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 3, Expediente: 3, Folio: 2 153. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 3, Expediente: 3, Folio: 4 154. AGENL, Colección: Correspondencia de Alcaldes, Monterrey, Caja 32, 16 de junio de 1846 155. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 3, Expediente: 3, Folio: 6 156. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 1, Expediente: 4, Folio: 33 157. AGENL., Colección: Correspondencia Alcaldes, Cerralvo, Caja 13, 4 de julio de 1846 158. AGENL, Colección: Correspondencia de Alcaldes, Monterrey, Caja 32, 4 de junio de 1846 159. AGENL, Colección: Correspondencia de Alcaldes, Monterrey, Caja 32, 3 de junio de 1846 160. AGENL, Colección: Correspondencia Alcaldes, Linares, Caja 9, 26 de julio de 1846 161. AGENL, Colección: Militares, Caja 42, 14 de abril de 1846 162. AGENL, Colección: Militares, Caja 42, 4 de abril de 1846 163. AGENL, Colección: Correspondencia Gobernadores, Caja 13, 12 de septiembre de 1846

Monterrey: origen y destino

164. AGENL, Colección: Periódico Oficial, Semanario Político, 27 de agosto de 1846

178. AGENL, Colección: Militares, Caja: 45, 11 de agosto de 1846

165. José Sotero Noriega, “El Sitio de Monterrey”, en González, Miguel y Morado César, Monterrey Ocupado. Fondo Editorial Nuevo León, Monterrey, 2005, p. 171

179. Véase José Sotero Noriega, “El Sitio de Monterrey”, en González, Miguel y Morado César, Monterrey Ocupado. Fondo Editorial Nuevo León, Monterrey, 2005, p. 173

166. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 1, Expediente: 4, Folio: 20

180. José Sotero Noriega, “El Sitio de Monterrey”, en González, Miguel y Morado César, Monterrey Ocupado. Fondo Editorial Nuevo León, Monterrey, 2005, p. 173

167. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 1, Expediente: 4, Folio: 22 168. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 1, Expediente: 1, Folio: 7 169. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 1, Expediente: 1, Folio: 8 170. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 1, Expediente: 1, Folio: 11 171. AGENL, Colección: Militares, Caja: 45, 17 de septiembre de 1846 172. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 1, Expediente: 4, Folio: 6 173. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 1, Expediente: 1, Folio: 9

181. José Sotero Noriega, “El Sitio de Monterrey”, en González, Miguel y Morado César, Monterrey Ocupado. Fondo Editorial Nuevo León, Monterrey, 2005, p. 174 182. Ahmed Valtier. María Josefa Zozaya, la heroína de la batalla de Monterrey, en Revista Atisbo, No. 10, p. 24 183. AGENL, Colección: Militares, Caja: 45, 20 de septiembre de 1846 184. Thorpe, Thomas. Our army at Monterrey, informe de las batallas de Monterrey por el general Zachary Taylor (traducción Pablo García González), p.p. 155-164

174. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 1, Expediente: 4, Folio: 7

185. Thorpe, Thomas. Our army at Monterrey, informe de las batallas de Monterrey por el general Zachary Taylor (traducción Pablo García González), p.p. 155-164

175. José Sotero Noriega, “El Sitio de Monterrey”, en González, Miguel y Morado César, Monterrey Ocupado. Fondo Editorial Nuevo León, Monterrey, 2005, p. 174

186. Ahmed Valtier. “¡Ya nos cargó Satanás…!”. Siete cartas inéditas y su contexto en la invasión norteamericana, en Humanitas. UANL, Monterrey, 2005, p. 701

176. Este fortín abarcaba las actuales calles de Juárez, Tapia, Guerrero e Isaac Garza.

187. Ahmed Valtier. Fatídico asalto a Monterrey, en Revista Atisbo, No. 4, p. 20

177. AGENL, Colección: Militares, Caja: 45, 14 de agosto de 1846

188. Thorpe, Thomas. Our army at Monterrey, informe de las batallas de Monterrey por el gen-

281

Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

eral Zachary Taylor (traducción Pablo García González), p.p. 155-164 189. Thorpe, Thomas. Our army at Monterrey, informe de las batallas de Monterrey por el general Zachary Taylor (traducción Pablo García González), p.p. 155-164 190. Thorpe, Thomas. Our army at Monterrey, informe de las batallas de Monterrey por el general Zachary Taylor (traducción Pablo García González), p.p. 155-164 191. Ahmed Valtier. “¡Ya nos cargó Satanás…!”. Siete cartas inéditas y su contexto en la invasión norteamericana, en Humanitas. UANL, Monterrey, 2005, p. 704 192. Bertha Villarreal de Benavides. Testimonio epistolares del sitio de Monterrey, en Humanitas. UANL, Monterrey, 2005, pp. 674-675 193. Alba Garza Acuña. Apuntes de algunos cementerios de Monterrey, en Humanitas. UANL, Monterrey, 2004, pp. 838-839

198. Ahmed Valtier. “¡Ya nos cargó Satanás…!”. Siete cartas inéditas y su contexto en la invasión norteamericana, en Humanitas. UANL, Monterrey, 2005, p. 703 199. Ahmed Valtier. “¡Ya nos cargó Satanás…!”. Siete cartas inéditas y su contexto en la invasión norteamericana, en Humanitas. UANL, Monterrey, 2005, p. 704 200. Bertha Villarreal de Benavides. Testimonio epistolares del sitio de Monterrey, en Humanitas. UANL, Monterrey, 2005, p. 677 201. José Sotero Noriega, “El Sitio de Monterrey”, en González, Miguel y Morado César, Monterrey Ocupado. Fondo Editorial Nuevo León, Monterrey, 2005, p. 182 202. Thorpe, Thomas. Our army at Monterrey, informe de las batallas de Monterrey por el general Zachary Taylor (traducción Pablo García González), p.p. 155-164

194. Thorpe, Thomas. Our army at Monterrey, informe de las batallas de Monterrey por el general Zachary Taylor (traducción Pablo García González), p.p. 155-164

203. The rouge and ready annual: or military souvenir. New Cork: D. Appleton and Co. 1848, pp. 81-82, citado por Raúl Martínez Salazar. Sangre y fuego en las calles de Monterrey. La invasión de tropas estadounidenses. Topo Grande, Escobedo, N.L., 2006, p. 28

195. Ahmed Valtier. María Josefa Zozaya, la heroína de la batalla de Monterrey, en Revista Atisbo, No. 10, p. 24

204. Alba Garza Acuña. Apuntes de algunos cementerios de Monterrey, en Humanitas. UANL, Monterrey, 2004, p. 843

196. Ahmed Valtier. “¡Ya nos cargó Satanás…!”. Siete cartas inéditas y su contexto en la invasión norteamericana, en Humanitas. UANL, Monterrey, 2005, p. 704

205. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 1, Expediente: 6, Folio: 5

197. Thorpe, Thomas. Our army at Monterrey, informe de las batallas de Monterrey por el general Zachary Taylor (traducción Pablo García González), p.p. 155-164

206. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 1, Expediente: 2, Folio: 3 207. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 1, Expediente: 2, Folio: 6 208. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 1, Expediente: 2, Folio: 4

282

Monterrey: origen y destino

209. AGENL., Colección: Periódico Oficial (1846), Semanario Político, 6 de octubre de 1846 210. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 1, Expediente: 1, Folio: 28 211. AHM, Colección: Guerra México-EEUU, Volumen: 2, Expediente: 2, Folio: 30 212. AHM, Colección Guerra México Estados Unidos, Volumen 1, Expediente 8, Folio 3 213. AHM, Colección Guerra México Estados Unidos, Volumen 1, Expediente 8, Folio 4 214. AHM, Colección Guerra México Estados Unidos, Volumen 2, Expediente 1, Folio 45 215. AGENL, Colección: Militares, Caja: 45, 15 de junio de 1847

224. AGENL, Colección: Militares, Caja: 45, 13 de enero de 1847 225. AHM, Colección Guerra México Estados nidos, Volumen: 1, Expediente 3 226. AHM, Colección Guerra México Estados Unidos, Volumen: 1, Expediente 3, 26 de diciembre de 1846 227. AHM, Colección Guerra México Estados Unidos, Volumen: 2, Expediente 2, Folio 16 228. AGENL, Colección: Militares, Caja: 46, 16 de septiembre de 1847 229. Miguel González en Herrera Serna, Laura (compilador) México en Guerra (1846-1848) .Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. México, 1997, p. 455

216. AHM, Fondo Cuartel Maestre Americano, Sección Correspondencia, Serie Políticos, Colección Guerra México Estados Unidos, Volumen 1, Expediente 1, Folio 12

230. Primer Gobernador del Estado y miembro de la élite política local que manejaba los destinos de Nuevo León desde la década de 1820.

217. AGENL, Colección: Militares, Caja: 46, 23 de diciembre de 1846

231. AGENL, Colección: Correspondencia de Alcaldes, Marín, Caja 8, 8 de abril de 1848

218. Ibid, 24 de enero de 1847

232. AGENL, Colección: Militares, Caja: 57, 16 de septiembre de 1848

219. AGENL, Colección: Correspondencia de Alcaldes, Lampazos, Caja 7, 1 de septiembre de 1847

233. AGENL, Memorias, José María Parás, 1850

220. Miguel González en Herrera Serna, Laura (compilador) México en Guerra (1846-1848) .Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. México, 1997, p. 444

234. Véase AHM, Colección Guerra México Estados Unidos, Volumen: 3, Expediente 4, Folios 5 y 6. El contenido aproximado de estos documentos son de alrededor de 200 fojas

221. AGENL, Colección: Periódico Oficial (1846), Semanario Político, 31 de agosto de 1846

235. AHM, Colección Guerra México Estados Unidos, Volumen: 3, Expediente 4, Folio 5

222. AGENL, Colección: Militares, Caja: 46, 3 de febrero de 1847

236. Ibidem

223. AHM, Colección Guerra México Estados Unidos, Volumen 2, Expediente 2, Folio 28

237. AHM, Colección Guerra México Estados Unidos, Volumen: 3, Expediente 4, Folio 6

283

Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

238. AGENL, Colección: Correspondencia de Alcaldes, Monterrey, Caja: 38, 12 de mayo de 1853

252. AGENL, Colección: Militares, Caja: 42, 17 de febrero de 1845

239. Bertha Villarreal de Benavides. Monterrey ante la invasión norteamericana, en Humanitas. UANL, Monterrey, 2001, p. 610

253. AGENL, Colección: Militares, Caja: 42, 17 de febrero de 1845

240. Mario Cerutti, en Garza Guajardo, (1991), p. 209 241. AGENL, Colección: Periódico Oficial (1848), Semanario Político, abril 6 de 1848 242. Conflicto que para muchos norteamericanos pudo haber sido la puerta de entrada de una potencia europea al continente americano 243. AGENL, Colección: Periódico Oficial (1848), Semanario Político, junio 8 de 1848 244. John R. Kenly, 1873, citado por González (a), en Herrera Serna, (1997), p. 444 245. Mario Cerutti, en Garza Guajardo, (1991), p. 203 246. AGENL, Colección: Correspondencia de Alcaldes, Cerralvo, Caja 14, 31 de enero de 1851 247. AGENL, Colección: Correspondencia de Alcaldes, Cerralvo, Caja 14, 6 de enero de 1852 248. AGENL, Colección: Correspondencia de Alcaldes, Cerralvo, Caja 14, 23 de enero de 1852 249. AGENL, Colección: Correspondencia de Alcaldes, Cerralvo, Caja 14, 31 de octubre de 1852 250. AGENL, Colección: Correspondencia de Gobernadores, Caja 1810-1821, 18 de diciembre de 1820 251. AHM, Colección Impresos II, Volumen 4, Expediente 8, Folio 1

284

254. AGENL, Colección: Militares, Caja: 42, 7 de abril de 1845 255. AGENL, Periódico Oficial (1846), Semanario Político, 14 de marzo de 1845 256. AGENL, Colección: Correspondencia: Alcaldes Primeros, Lampazos, Caja: 8, 6 de diciembre de 1848 257. AGENL, Colección: Concluidos, Expedientes CL36/618, Vallecillo, 11 de abril de 1850. Marín, 29 de septiembre de 1853 258. AGENL, Colección: Correspondencia: Alcaldes Primeros, Cerralvo, Caja: 51, 8 de febrero de 1851 259. AGENL., Periódico Oficial (1850), El Órgano Oficial, 25 de abril de 1850 260. AGENL, Colección: Correspondencia: Alcaldes Primeros, Monterrey, Caja: 38, 3 de febrero de 1854 261. AGENL, Colección: Correspondencia: Alcaldes Primeros, Monterrey, Caja: 38, 18 de noviembre de 1852 262. Archivo del Honorable Congreso del Estado de Nuevo León (AHCENL), Decreto 8, 25 de abril de 1850 263. AGENL, Colección: Periódico Oficial (1846), Semanario Político, 16 de julio de 1846 264. Joseph Chance, citado por Miguel González, 1997, p. 456

Monterrey: origen y destino

265. AGENL, Colección: Militares, Caja: 51, 31 de diciembre de 1847 266. AHCENL, Expedientes, Caja: 14, 18 de mayo de 1848 267. AHCENL, Expedientes, Caja: 14, 29 de agosto de 1848 268. AHCENL, Expedientes, Caja: 14, 24 de marzo de 1850 269. AGENL, Colección: Correspondencia de Alcaldes, Guadalupe, Caja: 3, 21 de julio de 1851 270. AGENL, Colección: Correspondencia de Al caldes, Monterrey, Caja: 37, 8 de septiembre de 1853 271. AHM, Colección Actas de Cabildo, Volumen 031, Expediente 1852/075, acta del 25 de octubre de 1852. 272. AHM, Colección Correspondencia, Caja: 90, Expediente 10, Folio: 2 273. AGENL, Colección: Correspondencia de Alcaldes, Lampazos, Caja: 8, 3 de septiembre de 1848 274. AGENL, Colección: Correspondencia de Alcaldes, Lampazos, Caja: 8, 7 de noviembre de 1848 275. AGENL, Colección: Periódico Oficial (1848), Semanario Político, 20 de julio de 1848 276. AHCENL., Expedientes, Decreto 35, 1 de abril de 1845

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

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Monterrey: origen y destino

Monterrey, origen y destino, Tomo IV, del Municipio de Monterrey, terminó de imprimirse en los talleres de Ideagráfica, S.A. En su composición se utilizaron los tipos El Dorado Display 9, 11 y 12, Kabel 8, 12, 15 y 40 . El cuidado de la edición estuvo a cargo de la Dirección de Publicaciones del Municipio de Monterrey. El tiraje de esta edición consta de 1000 ejemplares.

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Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

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