2009: \"Asociaciones y negocios: las redes sociales vasco-catalanas en el Cono Sur latinoamericano (1911-1936)\". En: II Seminario Internacional Euskal Herria Mugaz Gandi, Presencia vasco-navarra en el mundo, Vitoria/Artea, 3 al 6 de mayo 2005.Universidad del País Vasco.

September 24, 2017 | Autor: G. Dalla-Corte Ca... | Categoría: Historia de América
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Descripción

Asociaciones y negocios: las redes sociales vasco-catalanas en el Cono Sur latinoamericano (1911-1936) Gabriela Dalla-Corte Caballero Universitat de Barcelona Segundo Seminario Internacional Euskal Herria Mugaz Gandi, Investigaciones Recientes sobre la presencia vasco-navarra en el mundo, Vitoria/Artea, 3 al 6 de mayo 2005, organizado por la Red de investigadores de la presencia vasco-navarra en el Mundo de Euskosare, y el Departamento de Historia Medieval, Modena y América de la Universidad del País Vasco; patrocinado por la Sección de Historia-Geografía de Eusko Ikaskuntza– Sociedad de Estudios Vascos, Red de la Comunidad Vasca Global

http://www.euskosare.org/komunitateak/ikertzaileak/ehmg/2/txostenak/redes_vasco_c atalanas_cono_sur_latinoamericano/

Resumen: Los vínculos tejidos por España y América a partir de la ruptura política propiciada por las últimas colonias españolas en 1898 se asentaron en gran medida en la gestión de diversos grupos empresariales que acompañaron un diálogo cultural y político de naturaleza iberoamericana. La ponencia se centra en las experiencias corporativas y empresariales de la asociación internacional iberoamericana fundada en Barcelona en 1911 con el nombre de Casa de América de Barcelona. La entidad recibió un gran aporte económico hasta la Guerra Civil española y buscó oponerse a la Unión Panamericana de Washington. En tanto asociación internacional compuesta por empresarios, intelectuales y comerciantes, jugó un rol fundamental en la construcción de redes sociales entre las diversas burguesías transatlánticas y fue una de las estrategias implementadas en el marco de la expansión “nacional” española. Se sirvió de un órgano de difusión, la Revista Comercial Iberomamericana Mercurio, en el que publicitaban sus productos decenas de empresas vascas y catalanas para darse a conocer en América. El trabajo muestra la construcción de la red social del norte español para hacer frente a la reconstrucción del vínculo iberoamericano. 1.- Introducción[1] Las relaciones entre España y América están recibiendo gran atención en la actualidad, en parte gracias a la fuerte presente inmigratoria latinoamericana de los últimos años. En el caso hispanoargentino, dicho interés se ha reforzado por el proyecto de recuperación de la memoria histórica. Dos temáticas aparecen como claves en este proyecto: el exilio republicano y las relaciones de Perón con el gobierno franquista[2] . La presencia vasconavarra en el mundo desde el siglo XV hasta el XXI, temática que convoca este segundo Seminario Internacional Euskal Herria Mugaz Gandi sobre la presencia vasco-navarra en el mundo, me permite reconsiderar la importancia de los vínculos tejidos por el empresariado vasco con el catalán hasta la Guerra Civil, y la iniciativa de colaborar en pro de un objetivo común: exportar a América. En este trabajo, dedicado a mostrar hasta qué punto una organización empresarial catalana como fue la Casa de América de Barcelona, así como su órgano editorial la Revista Comercial Iberoamericana Mercurio, se mostraron interesados en estrechar vínculos con los grupos vascos, mucho más que con sus pares madrileños o gallegos. Pretendo comprender diversos problemas: primero, la manera en que Cataluña se vincula a nivel regional con el norte peninsular tras la pérdida de Cuba y Puerto Rico y la firma del

Tratado de París, utilizando para ello la publicidad que las empresas vascas editaban en Mercurio; en segundo lugar, los conflictos con Madrid suscitados en concreto con la Unión Iberoamericana y la presencia vasca en la Conferencia de Cámaras organizada por la Casa de América en 1923; tercero, la preferencia por una vinculación económica y mercantil con América, primordial para catalanes y vascos, frente a las relaciones culturales como fundamento de aquel diálogo hispanoamericano que todos consideraban central para sostener las economías locales. Las fuentes documentales corresponden al fondo de la Casa de América de Barcelona, entidad fundada en 1911, así como a la publicidad de la Revista Mercurio que se editó de 1900 a 1938.

2.- Panamericanismo, hispanoamericanismo e iberoamericanismo: nombres para una alianza. Para gran parte del empresariado catalán, un obstáculo para sus ideales iberoamericanos era el “latinoamericanismo” francés que, de acuerdo a Francisco Fariña, ejercía “una sugestión inmensa sobre los medios intelectuales de la América íbera”, al igual que lo que denominaron italianismo y britanismo. Robustecer corrientes hispanoamericanas después de la pérdida de las últimas colonias sirvió para oponerse al panamericanismo estadounidense que era:

"Antagónico en sus fines e intereses al hispanoamericanismo, desde su poderosa Oficina Central de Washington ejerce una acción tenaz y abrumadora merced a su grandiosa organización, para la que dispone de dinero en abundancia y elementos de todas clases. Contrarrestar los efectos de dicha acción es sumamente difícil, y sólo una persistencia enorme e incesante de los países ibéricos dará a la larga frutos beneficiosos en tal sentido. La doctrina de Monroe, tan sistemáticamente practicada por la Oficina Panamericana de Washington, en conexión con los potentes financieros de Wall Street, de Nueva York, asegúranle una supremacía en el orden económico sobre los pueblos de Ibero-América que repercute lógicamente en los demás órdenes"[3] .

Para oponerse a la Unión Panamericana, entidad surgida en 1910 por la transformación de la Oficina Internacional de Repúblicas Americanas, la Casa de América de Barcelona, creada un año después en abril de 1911, mantuvo en sus primeros años –cuando estaba intentando tomar forma tras su fundación [4] – relaciones con grupos empresariales, mercantiles, y académicos vascos y navarros. Uno de ellos, quizás el más importante, fue Julio de Lazúrtegui, miembro del Centro de la Unión Iberoamericana de Vizcaya [5], entidad encargada de organizar el Museo Comercial Comparativo Hispanoamericano. La iniciativa le correspondió a José Olavo, quien tomó como referente el Museo Comercial de Bruselas y el Export Musterlarger de Stuttgart [6] . Lazúrtegui fue uno de los socios de honor de la entidad quizás porque en 1904, cuando Frederic Rahola estaba escribiendo su conocido libro Sangre Nueva, Impresiones de un viaje a la América del Sud [7] , Lazúrtegui estaba dando forma a su conocido libro La idea iberoamericana y su desenvolvimiento en Vizcaya[8] . Socios vitalicios, honoríficos y corresponsales de la Casa de América, 1912. Claudio López Bru segundo Marqués de Comillas (español), Eusebio Güell Bacigalupi primer Conde de Güell (español), Salvador Samà y Torrens Marqués de Marianao (español), Pedro G. Maristany Conde de Lavern Socios Vitalicios (español), Marqués de Villanueva y Geltrú (español, título heredado por vía materna por Salvador Samà y Torrens Marqués de Marianao), Pedro Milà y Camps (español), Ramón Abascal (uruguayo), Luis Guarro, exportador (español), Pedro Rodríguez, banquero (cubano), Jacinto Viñas

Muxí, exportador (uruguayo), Manuel Maucci, editor (italiano), Rafael Vehils (español), Bosch y Cía., exportador (español), Conde, Puerto y Cía, exportadores (españoles), José Deu y Cía., exportadores (españoles), José Espasa e hijos, editores (españoles), A. Pladellorens y José Lozano, exportadores (españoles), La España Industrial, Sociedad Anónima, fábrica de tejidos, Diputación de Barcelona, Ayuntamiento de Barcelona Rafael M. de Labra, Rafael Altamira y Crevea, Adolfo Posada, Faustino Rodríguez San Pedro, Juan Navarro Reverter, Julio de Lazúrtegui, Socios de Honor Eduardo Bosch y Barrau, Eduardo Berenguer y Villanova, Carlos R. Tobar, Marcial Martínez, José Marchena Colombo, Pelayo Quintero Atauri Mariano Miguel de Val, José de Palomino Loynaz, Rafael María de Labra, Pedro Torres Lanzas, Germán Latorre, Eduardo Berenguer Enríquez, Socios Bartolomé Ferrer Bittini, Rafael Maynar, Julián Pérez Carrasco, Simeón corresponsales Muguerza, Alfredo Vicenti, Mariano Martín Fernández, Andrés Mellado, José Roca y Roca, José G. del Valle, Ernesto García Ladevesse, Miguel Carvajal, Baronesa de Wilson (hermana de Rafael Vehils) Fuente: Memoria de la Casa de América 1911-1912, Junta ordinaria 25.02.1912.

Estas relaciones fueron mucho más estrechas que las que procuró implementar con otras regiones de la península, como Galicia, que por entonces tenía en Gumersindo Bustos uno de los promotores más importantes [9]. Otro grupo con el que se vinculó la Casa de América fue el que estaba reunido en derredor de “La Industria, Guía, Revista Comercial Iberoamericana”, a la que Vehils, director de la Casa de América, propuso escribir artículos sobre la industria catalana y sobre la expansión comercial a América [10]. Entre la correspondencia de aquellos primeros años aparecen frases tales como “el asunto propiedad intelectual salitre va despacio”, escrita a la Casa de América por el chileno Emiliano Figueroa radicado en San Sebastián en 1912 [11], que muestran el interés conjunto de empresarios vascos y catalanes por las inversiones chilenas, interés compartido con el propio Ministro de Estado García Prieto[12] .

“Usted sabe de mi entusiasta campaña ibero-americana, de cerca de 10 años, en Bilbao”, escribió Julio de Lazúrtegui a Manuel González en 1914. Como miembro del Centro de la Unión Iberoamericana de Vizcaya, Lazúrtegui daba importancia a que España pudiese participar en certámenes y exposiciones en Sevilla, San Francisco y Paraná. Vizcaya, según Lazúrtegui, estaba en ese momento en estado de apatía y era necesario dar un impulso desde Madrid para conseguir el objetivo de todos estos grupos: exportar la producción vasca a los mercados americanos[13]. Lazúrtegui consiguió en 1926 vender libros a América utilizando los servicios de la Casa de América, en particular de su secretario Francesc Carbonell[14] . El Marqués de Villarreal, radicado en Portugalete, por ejemplo, fue acreedor de la Casa de América por ser propietario del primer edificio ocupado por la entidad en el Pasaje Méndez Vigo de Barcelona. Esto muestra las estrechas relaciones vasco-catalanas, pero hay que señalar que no siempre las relaciones fueron fáciles y fluidas: Manuel Ponce de León, desde San Sebastián, se negó a dar a la Casa de América información por no ser socio de la entidad, aunque accedió a hacerlo con la condición de ue hubiese reciprocidad comercial, es decir, intercambio de productos, para garantizar así cierta igualdad de condiciones en la vinculación con América [15]. El propio Marqués de Villarreal, por su parte, reclamó las deudas impagas de la Casa durante la Primera Guerra Mundial, y la falta de pago del alquiler forzó a la entidad a abandonar el edificio en el que se instaló por primera vez[16] .

También la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Bilbao se vinculó con la Casa de América para entrar en contacto con la Cámara de Comercio barcelonesa a través de la asociación privada [17]. Estamos hablando de una red que funcionó en momentos muy puntuales, pero que hizo de la Revista Comercial Iberoamericana Mercurio uno de los centros más importantes de su acción. Porque las relaciones con América eran el objetivo de la acción de empresas y asociaciones, pese a que, por ejemplo, la Revista Las Españas, órgano de la Unión Iberoamericana de Madrid, afirmara que "hace una porción de años que el bergantín del hispanoamericanismo está dando bandazos en medio de la borrasca internacional, a merced del oleaje encrespado de las pasiones, intrigas, idearios y programas del mundo político y diplomático, sin saber cómo ni cuando podrá arribar a puerto seguro" [18] .

El interés por el proceso migratorio español se manifestó, entre otras cosas, en las críticas que el director de la revista España, Luis Araquistáin, dirigió a la falta de política de Estado:

"Pocas discusiones nos han parecido siempre tan fútiles como esas que suelen entablarse de vez en cuando sobre los daños y ventajas de la emigración española a América. Tan pueril como defender la emigración porque, de rechazo, envía unos cuantos millones de pesetas anuales a la patria de origen, como si la pérdida de la energía social que representa la emigración de varios miles de hombres por año fuese computable o resarcible en dinero, es querer impedirla con alharacas sensibleras y lamentaciones seudolíricas sobre el dolor que se engendra de perder de vista el campanario de la aldea nativa, como si lo importante para el hombre fuese el imperio inerte de las cosas y no el tejido de relaciones humanas, éticas y jurídicas, que hace llevadera o intolerable la vida" [19] .

La carencia de legislación en materia migratoria se dejó sentir en la falta de normativa del servicio militar, el cual supuso un conflicto para los hijos de españoles nacidos en países que fundaban su ciudadanía en el jus soli. En algunos casos, los padres los inscribían en el Consulado para conservar su nacionalidad de origen, pero por la Constitución del país de residencia esos jóvenes eran llamados a filas; si asumían en Argentina, perdían la calidad de españoles por entrar al servicio de las armas sin licencia del rey. Si eran inscritos en el Consulado, podían ser llamados a filas a España, una situación similar que se repetía en Italia [20]. La Casa de América fue una de las primeras en solicitar la ciudadanía automática de los españoles emigrados a las Repúblicas hispanoamericanas, así como la concesión de la doble nacionalidad a los hijos [21]. Pero además, la Casa procuró vincularse con los emigrados españoles en territorios en los que su número hacía presagiar que tendrían muchas posibilidades de ser escuchados. En el Cono Sur, las redes vascas tuvieron que relacionarse con las redes catalanas, en un territorio en el que la inmigración fue uno de los temas presentes en los debates políticos y asociativos. En 1922, en una nota general del Comité de Acción Catalana de Sud América, se constata la decepción de los representantes de las entidades catalanas en el Cono Sur respecto a la gestión de gobierno en España.

"fins fa poc hom creia que l´intervencio de nostres capdevanters politics en els afers actius del gobern d´Espanya habia de conduir a Catalunya al complert reconeixement de sa personalitat nacional. Amb aquella táctica s´ha obtingut, certament, quelcom en el cami de les reivindicacions catalanes; mes han sigut tant minses les concesions atorgades i son, de dia en dia, tant minvades, que més que aventatges per l´assoliment de nostres ideals semblan escarnis a les inquietuts de nostre poble. Això ha motivat escissions en les rengleres catalanistes qual subsistencia i agreujament es deure patriótic destorbar, bé en evitació de noses en la vida amb tanta virilitat empresa, bé

per a no donar pas als enemics de nostra terra i de nostra causa. El poble català està convençut de que els homens que malmenen l´Estat Espanyol no senten llurs dalers, que consideren despectiuament en mantes oportunitats se ls ´hi presenten, i creu que mantindrer´s en espectativa, no fonamentada en cap promesa, de concessions temporals o parcials, ni es convenient a la seva causa, ni s´avé amb la serietat del seu carácter, ni es decorosa a sa cultura i dignitat....I no son pas impaciencies filles de joventut freturosa les que reclamen una nota táctica política per assolir la seva autonomia, sino el cansament en l´espera de la realització de promeses mai complides i l´esgotament de sa paciencia devant de la manera despectiva com els homens del Estat Espanyol responen a nostra actitut massa benévola...” La presencia de políticos catalanes en el gobierno central había sido considerada hasta entonces como una verdadera posibilidad para conducir a Cataluña al completo reconocimento de su personalidad nacional, afirmarían, para agregar:

“Aixó prové, a nostre entendrer, de que fins are el Gobern d´Espanya no s´ha trobat cara a cara amb Procuradors dels drets que Catalunya reclama, i de que aquesta, propiament, no ha exterioritzat com cal les seves exigencies. El fet d´independitzar el seu electorat de la tutela del poder central; la circunstancia de tenir constituides les Diputacions en una Mancomunitat de facultats merament administratives, mermades cada dia mes; les manifestacions de ses corporacions populars, de volguer gobernar-se per si mateixes i de usar en sos actes el verb del poble que les el-legí, no sonmés que exponents del volver de nostre poble, sense cap altra mena de finalitat. Tots sabem que el nacionalisme catalá, responent a una llei de natura, vol aconseguir els instruments politics que garanteixin a Catalunya el lliure desenrotllament de la seva nacionalitat propia...Es indispensable e inajornable, doncs, que aquest voler es manifesti d´una faisó esplicita i concreta, per representans dotats de la necessaria auctoritat. Universalment està establerta la manera de que un poble nomeni els seus portaveus, aixis com el limit fins a on poden extendrer´s els poders conferits”.

El Comité de Acción Catalana de Sud América señaló que “encare que allunyat de la Patria per l´immensitat del espai, sent, pregonament totes les seves inquietuts; es condol de sos pesars, i es creu, per ço, obligat a fer una crida que, per lo mateix que surtida d´aquestes llunyanies, i apartada, per tant, dels collegis electorals”. Antonio P. Aleu, junto a E. Vila i Vallés y en nombre del Comité que reunía a representantes de entidades catalanas del Cono Sur, acabó su nota afirmando:

"Nosaltres, els que composem la Junta executiva d´aquest Comité, considerem arrivada l´hora de constituir `la força´ de que parla l´il.lustre President de la Mancomunitat Catalana al comentar la convocatoria de la Conferencia Nacional, o el `front unic de combat´ qual existencia aquesta creu necessaria. Per tal motiu els soscrits, en nom propi, i segurs d´interpretar els sentirs de tots els catalans residents a la América, en quals cors es revolten ánsies d´independencia i de llibertat per la Patria, envia un fervorós prec a tots els indrets de Catalunya a fi de que arreu arreu, aquells que es senten moguts per els mateix anhels i persegueixen els mateixos ideals, afegeixin llur clam al nostre i, declarant que consideren indispensable i urgent la constitució d´un organisme representatiu de la Nació Catalana, demanin a les entitats directores de les forçes catalanes que en assemblea general i popular, expressament convocada, es nomenin els seus representants; els hi fixin sos poders i els imposin l´obligació de recabar d´Espanya, per els mitjans que considerin més convenients i eficaços, el regoneixement de la plena autonomia de Catalunya" [22] .

El contacto con los peninsulares radicados en América fue el epicentro de los proyectos implementados para conservar los mercados y aumentar las influencias intelectuales [23].

La representación iberaomericana en la Junta de Gobierno de la Casa de América fue uno de los elementos utilizados por la asociación para presentarse como una entidad inocente y solidaria. La Casa de América impulsó su vinculación con las colectividades de españoles así como su protección y orientación con la finalidad de nutrir a la “patria de origen”[24] .

A principios de 1919 el delegado de la Casa de América establecido en Port au Prince, León Gouraige, recibió las “Instrucciones para la realización de las bases orgánicas de la Confederación General de Colectividades Españolas de Ultramar en la República de Haití”. Gouraige, desesperanzado, informó a la asociación que entre los escasos españoles residentes en Haití sólo había un comerciante, Martín del Río, y un panadero, Manuel Fernández. Con esa colectividad tan pequeña y poco representativa, el delegado consideró inviable llevar adelante el programa de la Casa de América, que consistía en crear la Federación General de las Colectividades de Ultramar y establecer de una vez por todas la Unión Parlamentaria Iberoamericana aprovechando el hecho de que Rafael Vehils se desempeñaba como Diputado a Cortes. El delegado haitiano no consiguió crear ni tan siquiera un Centro Español, pero alcanzó a informar sobre la necesidad de que la Compañía Transatlántica tocara puertos en las Antillas. El delegado de Coquimbo, Francisco Cañas, escribió desde Chile que "su iniciativa sobre la federación de Centros españoles me parece no obtendrá los resultados que fuesen de esperar. Los prejuicios existen en todas partes y son más tenidos por desgracia entre nuestro propio elemento"[25] .

La situación del Río de la Plata, pese a lo extensa de la colectividad española, no era muy diferente: tras entrevistarse con Emilio Boix en Rosario, José Quintana, próspero comerciante catalán radicado en la ciudad argentina de Rosario, informó a la Casa de América de las dificultades reales de llevar adelante cualquier empresa hispano-argentina: "el comercio español de la Argentina no carece, sin embargo, de razones poderosas para desconfiar de los entusiasmos peninsulares de la hora presente, después de haber perdido el comercio y la industria de España las oportunidades brillantísimas que no volverán más, que ofreció el alejamiento durante cinco años de las grandes potencias industriales del mundo". Manuel J. Masalías, entre otros, advirtió acerca del riesgo de que España quedase rezagada respecto del resto de potencias, y de perder incluso ascendiente entre los españoles radicados en América si no tomaba conciencia de la trascendencia de estas asociaciones y corporaciones locales que se habían incorporado a la vida cotidiana americana incluso sin apoyo oficial del Estado español. Desde Buenos Aires, Antonio P. Aleu, también designado delegado, llevó la representación de la Cámara Española de Comercio porteña al Congreso Nacional del Comercio Español en Ultramar en el año 1923. Antonio P. Aleu era amigo de Francisco Cambó y de Ventosa, y, precisamente cuando Cambó estaba organizando en Barcelona y Madrid la CHADE con la intención de salvar las inversiones alemanas en Argentina, organizó en Buenos Aires el Comité de Acción Catalana de Sud América en 1920 [26]. El proyecto de federar a individuos dejó paso al ideal de una organización ultramarina corporativa para incorporar a los españoles establecidos en América a las fuerzas sociales del viejo reino y para expandir la economía peninsular. En 1917 la Unión Española de México ya había procurado federar, aunque sin éxito, a las diversas asociaciones españolas del país, comenzando por el Casino Español de La Ciudad de México, así como con el Centro Vasco, el Centro Gallego, el Orfeón Catalán, el Club de España, el Centro Deportivo Español, el Club Asturiano, la Sociedad Jacinto Benavente, la Sociedad Española de Beneficencia. Este intento sería retomado en Barcelona, esta vez con la intención de federar a todos los centros de América y no sólo a los que existían en cada uno de los países. En 1919 Vehils explicó que:

“paralelamente a la organización de la Unión Parlamentaria Ibero-Americana, empresa iniciada por esta Dirección en virtud de ostentar además la calidad de Diputado a Cortes español y en franca organización, según comunicaremos a Vd. en nota detallada proximamente, y paralelamente a la organización definitiva de nuestros servicios sociales, mediante la construcción de un edificio social adecuado a las necesidades de esta CASA, emprendemos ahora la obra importantísima de organizar a los españoles radicados en América en una vasta Federación, con objeto de dar personalidad sustantiva a la importantísima fuerza social que representan” [27] . Al mismo tiempo, los “españoles de Ultramar” recibieron un Manifiesto en el que la Casa de América llamaba a la integración automática de una Confederación General de Colectividades Españolas de Ultramar, con el objetivo de defender los intereses y derechos de los peninsulares en América y Filipinas. La Casa de América redactó las “Bases Orgánicas de la Confederación” y las envió a América y Filipinas para que fuesen aprobadas por cada una de las asociaciones interesadas en formar parte. La Confederación General de Colectividades Españolas de Ultramar fue presentada como la continuación corporativa de las Cortes de Cádiz del siglo XIX, y la representación de los intereses americanos quedó en manos de españoles radicados en la península. Al recibir el Manifiesto, los diversos delegados de la Casa de América se encargaron de convencer a los representantes más importantes de las colectividades peninsulares en América de constituir los Comités Nacionales para formar parte de la Confederación. 3.- El proyecto de 1923.

En abril de 1923 podemos afirmar que comenzó a prepararse el futuro de las corporaciones empresariales españolas en América. En el caso argentino, José Francos Rodríguez reclamó por el hecho de que "los comerciantes argentinos se quejan del desamparo en que viven por nuestra parte y ¿cómo no han de sentirse aislados si nosotros apenas si sabemos ni cuántos son, ni dónde radican?". La Casa de América apovechó para recordar su viejo proyecto de realizar un estudio estadístico de la emigración española a Ultramar, así como un análisis de los mercados para preparar acuerdos internacionales. En 1923 se decidió enviar un cuestionario a las instituciones y firmas comerciales (colectivas, comanditarias o anónimas) españolas en Filipinas y América, preguntando acerca del número de españoles radicados en esos territorios, el tipo de actividad económica que desarrollaban, la naturaleza de sus centros españoles, las instituciones religiosas, comercio, industria y las profesiones auxiliares. También se indagó si los directores o gerentes operaban como agentes a comisión, compradores, importadores o exportadores, así como las posibilidades de que las firmas aceptasen en el futuro representar a nuevas casas españolas:

"La doctrina sustentada de promover la unión de los españoles a través de sus Centros y Corporaciones privadas, responde a conceptos fundamentalmente democráticos: Libertad individual para asociarse según sus posibilidades y sus condiciones; federación de las Asociaciones españolas hasta constituir un solo bloque en cada República; ausencia completa de toda intervención oficial. Sin pretender hacer la crítica de este sistema, séame permitido manifestar mi disconformidad en punto a la doctrina que lo inspira. A mi juicio todo el sistema orgánico debe basarse: primero, en la integración de individuos y no de Sociedades; y segundo, en la función reguladora del Estado. Téngase en cuenta que el ideal que se persigue es fundamentalmente orgánico y de derecho. Se trata de crear una unidad jurídica, dentro de la cual se desarrolle la vida en todas aquellas manifestaciones que consientan, de un lado, la Constitución del país de residencia, y de otro, la propia legislación española" [28] .

La Casa de América elevó su proyecto de una Conferencia de Cámaras al gobierno. El Ministro de Estado, Manuel González Hontoria, por Real Orden del 21 de febrero de 1922 autorizó la Conferencia con la indicación de que fuese celebrada en Madrid, pero Rafael Vehils, apoyado por Francesc Cambó, propuso una doble jornada entre Barcelona y Madrid y planteó este proyecto alternativo ante el Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Industria y Navegación. El Presidente de Ministros José Sánchez Guerra, con el acuerdo del Rey Alfonso XIII, decidió ampliar la instancia hasta abarcar a todo el Reino representado por Madrid-Barcelona-Sevilla, "obligado a ello por recientes y reiteradas manifestaciones del Parlamento y por su propio sentir sobre el problema vital y esencialísimo de las relaciones hispanoamericanas". Sevilla estaba pensando en ese preciso momento en organizar un Congreso de Comerciantes establecidos en América en ocasión de la Exposición Iberoamericana. La coincidencia de estos planteamientos fue aprovechada para recrear un proyecto a tres puntas en el que coincidieron Basilio Paraíso y Lassús como representante del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Industria y Navegación del Reino; el Conde de Colombí, del Comité de Exposición Iberoamericana de Sevilla; y Rafael Vehils, director de la Casa de América.

El 25 de abril de 1922, la Junta Directiva de la Casa de América de Barcelona en pleno se reunió en Madrid con los representantes de las Cámaras de Comercio, la Comisión Protectora de la Producción Nacional, la Unión Iberoamericana y los Ministerios de Estado y de Trabajo, Comercio e Industria, y aceptó participar en el Primer Congreso. Rafael Vehils fue artífice del Real Decreto que el 30 de julio de 1922 organizó a comerciantes y productores españoles radicados tanto en la península como fuera de ella en el Primer Congreso Nacional de Comercio Español de Ultramar y que redactó sus estatutos. El Congreso contó a Vehils como ponente sobre el tema del crédito exterior, tema que abrió la puerta para la constitución de la Junta Nacional del Comercio Español en Ultramar, por decreto del Gobierno el 12 de julio de 1923, donde se definió el radio de actuación del organismo a los límites hispanoamericanos [29]. El Comité Organizador, finalmente, recibió financiación mediante un crédito concedido por las Cortes, unificando así intereses corporativos y públicos. La presidencia del Primer Congreso fue concedida a Madrid en la figura de Basilio Paraíso y Lassús. Paraíso llegó a afirmar que “otros pueblos se iban aprovechando de nuestra invencible pereza, y creaban en América derechos e intereses que, con el tiempo, habían de dar abundantes frutos. España quedaba, de esta suerte, relegada a ocupar un sitio muy secundario en el mundo de las realidades de Ultramar". Por ello, la reunión fue pensada para "vincular a la economía peninsular las fuerzas nacionales económicas atomizadas, dispersas y gregarias que tenemos en América", apoyando la acción en la labor de las Cámaras Españolas de Comercio en el exterior que eran los únicos centros peninsulares de carácter económico. "La lucha”, diría Vehils en una oportunidad, “ha tenido pues que desarrollarse, por nuestra parte, a campo abierto, casi sin protección y sin defensa" [30] . La organización del Primer Congreso le correspondió al Instituto de Industria y Comercio, creado en 1922 como dependencia del Ministerio de Trabajo, Industria y Comercio a cargo de Abilio Calderón Rojo [31], pero la convocatoria quedó claramente en manos de la Casa de América que envió entonces las "Instrucciones para las Cámaras, Centros y Asociaciones Españoles de Ultramar" en las que argumentó que el verdadero problema de las relaciones hispanoamericanas en su aspecto económico seguía siendo: "la colegiación de los comerciantes y productores españoles establecidos en Ultramar, a fin de vincularlos a la Economía peninsular, tanto para utilizarlos en bien de los intereses económicos del Reino, como para recibir de ellos la influencia que su condición de Adelantados en la Expansión comercial de España en Ultramar les asigna, y se encara esa organización de los Comerciantes y Productores españoles radicados en aquellos países en forma solidaria y cohesiva sobre la base de reorganización de las

Cámaras de Comercio que España tiene en esos países ya que no existe otro género de organismos colectivos que, como las Cámaras de Comercio, respondan de un modo exacto al carácter comercial que requieren las Agrupaciones de los repetidos comerciantes y productores y españoles establecidos en América y Filipinas. Se inicia, por tanto, en España la política de reorganizacióin de sus Cámaras en el Extranjero, como lo han venido realizando en los últimos cinco años la mayoría de los países que apoyan su política de expansión económica en esos organismos, singularmente, Italia, Francia, Inglaterra y Bélgica; y como consecuencia de ellos, pero en segundo término, este Primer Congreso, se encara asimismo al estudio de las medidas de perfeccionamiento procesal del Intercambio comercial...y al examen de las aspiraciones y necesidades de los productores y comerciantes españoles instalados en América y Filipinas"[32] . La organización corporativa diferenció entre miembros individuales (productores y comerciantes españoles radicados en la península y en Ultramar) y organizaciones. Para los primeros se dispuso el derecho de opinar en primera instancia durante las deliberaciones preparatorias en Barcelona, pero se los excluyó en el segundo periodo –en realidad, la sesión oficial– realizado en Madrid, donde se habilitó la participación de las corporaciones para tratar cuestiones de organización de las Cámaras Españolas de Comercio en Ultramar. Allí sólo pudieron tomar parte activa las representaciones corporativas de la Economía peninsular designadas por el Gobierno, las delegaciones corporativas de las Cámaras Españolas de Comercio constituidas en América y Filipinas, y algunas asociaciones españolas. Los votos fueron corporativos, correspondiendo uno solo a cada delegación, tanto para las de carácter metropolitano como las de carácter ultramarino. La convocatoria reconoció que el Congreso tenía “un carácter exclusivamente español”, pero aclaró a las Cámaras y asociaciones españolas en América y Filipinas que podían incluir como representantes “en casos excepcionales, a aquellos comerciantes y productores, españoles de origen que por determinadas circunstancias hubiesen adquirido la nacionalidad del país de residencia". La Presidencia del Consejo de Ministros otorgó representación a lo que denominó "organismos de la Economía Nacional Metropolitana", es decir, delegaciones de no más de diez personas de los Ministerios de Estado, Trabajo, Comercio e Industria y de Fomento; las Direcciones Generales de Aduana y de Correos; la Comisión Protectora de la Producción Nacional; los Consejos Superiores de Cámaras Oficiales de Comercio, Industria y Navegación; Fomento y de Propiedad Industrial y Comercial; Comité Oficial del Libro; Fomento del Trabajo Nacional; Liga Nacional de Productores; Asociación General de Ganaderos; organismos agrarios; Casa de América de Barcelona; Unión Iberoamericana de Madrid; Comités organizadores de la Exposición Internacional de Industrias Eléctricas y General Española de Barcelona; Exposición Iberoamericana de Sevilla; Centros y Asociaciones de los Viajantes de Comercio; Colegios Periciales Mercantiles; Escuelas de Comercio. 4.- Empresas vascas y la Revista Comercial Iberoamericana Mercurio.

La Casa de América, tal como confesó su director Vehils, pretendió aprovechar la fuerza del Primer Congreso para sus propios fines que eran el estudio de la colegiación de comerciantes y productores, la reorganización de las Cámaras españolas de comercio en América y Filipinas, el análisis de la codificación de usos y costumbres, las visitas, exposiciones y museos, así como el establecimiento de ferias en el continente [33]. Pero el objetivo más importante e inconfensado fue controlar “una sección de relaciones hispanoamericanas” en el Instituto de Industria y Comercio, dependiente desde 1922 del Ministerio de Trabajo, Industria y Comercio a cargo de Abilio Calderón Rojo. El evento debía ser “un cauce obligado donde podrían reunirse todas las iniciativas de orden

económico referentes a América”, convencimiento que llevó a grandes personalidades de la Casa de América de Barcelona a compartir la organización del Congreso con Sevilla y Madrid, y a actuar directamente en el Instituto de Industria y Comercio. Mariano Viada y Lluch, por ejemplo, fue designado representante de la Casa de América en dicho Instituto, mientras Vehils asumía el cargo de vocal nato del mismo por Real Orden. Viada y Lluch, en su defensa del Primer Congreso, sostuvo que:

"Ya en América no se dirá que España desatiende a sus hijos que cruzan el mar uno y otro día en falange interminable para continuar la obra que con la cruz y la espada iniciaron los españoles de hace cuatro siglos y continúan con el martillo y el arado los españoles del siglo XX. Ya en España no se dirá que los españoles de América no son nuestros mas poderosos auxiliares en la tarea de dar salida a los frutos de nuestras tierras y a los productos de nuestras industrias, ya en todo el mundo hispano sólo se entonara un himno de fraternidad excelsa" [34] .

El Ministro Abilio Calderón Rojo expresó en Mercurio que el Instituto de Industria y Comercio debía ser independiente de los gobiernos en el terreno económico, y no un centro meramente burocrático. "A la abstención que hasta hoy tuvieron los gobiernos en las materias referentes a industria y comercio", diría el Ministro en las páginas de una revista que estaba de acuerdo a medias con su afirmación sobre la intervención del Estado, "debe suceder una intervención directa y eficaz" para orientar la vida económica nacional y la búsqueda de nuevos mercados de exportación. El Primer Congreso hizo posible que “los españoles, separados por el mar, atravesaban el Océano para unirse en una obra común, en una labor de compenetración de intereses, no de intereses mezquinos, propios, particulares, sino de intereses generales". No es casual, entonces, que las ponencias presentadas expusiesen en diversas ocasiones el deseo de “no yanquinizarse” dando, al mismo tiempo, enormes facilidades a la Compañía Trasatlántica como empresa representativa del Reino[35]. Mientras esto ocurría, el presidente argentino Marcelo T. de Alvear visitaba Inglaterra y Bélgica para fomentar el comercio del país con Europa, Roma era la sede del Segundo Congreso que la Cámara Internacional de Comercio, y tenía lugar la quinta Conferencia Panamericana en Santiago de Chile, cuya primacía demostró la hegemonía de los Estados Unidos. Esto llevó a uno de los delegados de la Casa de América, Ricardo Monner Sans, a confesar su pesimismo sobre las bondades del Congreso, mientras presentaba a otros comerciantes españoles, como B.G. Alvarez, como excesivamente optimista "al tratar asuntos que todos conocemos"; la Casa de América pensó entonces en la posibilidad de liderar la organización de los Estados Unidos Sudamericanos para hacer frente a los Estados Unidos de Norteamérica y a la Unión Panamericana de Washington[36]. Y para ello pensó en una estrategia de tipo regional, excluyendo incluso a los grupos americanistas de Madrid.

La intencionalidad entonces era incorporar a los españoles establecidos en América y Filipinas en una problemática compleja: la de la expansión económica en aquellas regiones, recogiendo y normalizando las aspiraciones de comerciantes y productores peninsulares. La sesión preparatoria del Primer Congreso tuvo lugar en la Casa Lonja de Mar de Barcelona, sede de la Cámara de Comercio de Barcelona, el 22 de marzo de 1923, y las actividades se continuaron en la Casa de América; se expuso información diversa acerca del idioma, la población, las industrias, la producción rural, el estado bancario español, el comercio con Ultramar, las comunicaciones, todo gracias a la información que a lo largo de dos décadas habían reunido Mercurio y la entidad americanista[37] . La Casa de América fue representada por José Creixell, Enrique Ferrer Portals, José Freixa y Argemí, Juan Garriga Massó, Santiago Güell y López primer Barón de Güell, Daniel

Mangrané, Juan Perpiñá Grau, Joaquín Pellicena Camacho, José Rosales y Gutiérrez del Bustillo, así como por Manuel Viñas Muxí, quien se había asociado un año antes en calidad de numerario siguiendo los pasos de su padre, el iniciador de la entidad Jacinto Viñas Muxí. Los congresistas participantes provinieron de una amplia gama de entidades y asociaciones. Bilbao envió un representante por el Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Industria y Navegación, otro por Centros y Asociación de Viajantes de Comercio; y otro por Colegios Periciales mercantiles y Escuelas de Comercio.

Congresistas del Primer Congreso Nacional del Comercio Español en Ultramar. Barcelona - Madrid - Sevilla, 1923. (Madrid, Barcelona, Málaga, Bilbao, Sevilla, Valencia) Congresistas residentes en España, adheridos, representación del Estado y de organismos económicos peninsulares designados por el gobierno Total Representación del Estado y de organismos económicos peninsulares designados por el gobierno

Ministerio de Estado

Ministerio de Trabajo, Comercio e Industria

Ministerio de Fomento

Dirección General de Correos

Dirección General de la Aduana

Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Industria y Navegación Comisión protectora de la producción nacional

Consejo Superior Bancario

Consejo Superior Ferroviario

Consejo Superior de Fomento

Consejo de la propiedad industrial y comercial Comité Oficial del Libro

Fomento del Trabajo Nacional Liga nacional de Productores

Asociación Nacional de Ganaderos

Organismos Agrarios

Casa de América de Barcelona

Unión Iberoamericana Madrid

Exposición Internacional de Industrias Eléctricas y Gral Española, Barcelona Exposición Iberoamericana de Sevilla

Centros y Asociación de Viajantes de Comercio Colegios Periciales mercantiles y Escuelas de Comercio

Adheridos de España Procedencia

Madrid BCN Málaga Bilbao Sevill Valen. Otros 5 6 5 1

6

2

8 4 2 6 4 2 5 8

2

1

1

5

6

3

10

1 1

1

10

4 3

5 4

10

5

9 8

4

4

2

8

1

1

3

5 2

1 3

Total

5

2 2

442

1

1 1

6 2

1 1

10 1

4 4

10 10 8 5 6

10 10

Fuente: Conclusiones del Primer Congreso Nacional del Comercio Español en Ultramar, Barcelona, Madrid y Sevilla, Madrid: Gráficas Unidas, 1923.

Tras la clausura del Congreso, las Cámaras fueron transformadas por el Real Decreto del 12 de julio de 1923 propiciado por el Ministro Santiago Alba, que pretendió con esta decisión organizar y concentrar a los comerciantes, productores y agentes auxiliares

españoles dedicados al comercio, la industria y las profesiones auxiliares en América y Filipinas. Dependientes del Ministerio de Estado, las Cámaras correspondían directamente con el Ministerio de Trabajo, Comercio e Industria y con los Centros oficiales y privados metropolitanos [38] . Pero este no fue el único cambio: las grandes beneficiadas fueron, sin lugar a dudas, las casas comisionistas y las productoras de bienes de capital, entre las que se encontraban algunas vascas que promocionaban sus productos en Mercurio.

La Revista Comercial Iberoamericana Mercurio estuvo estrechamente vinculada, gracias a su funcionamiento como órgano de difusión y de publicidad empresarial, a empresas vascas y navarras. Entre ellas cabe señalar a diversas fábricas de Guipuzcoa: fábricas de pasta Real Compañía Asturiana; fábrica de boinas Nietos de Antonio Elosegui; la fábrica de tejidos de los Pirineos y Talleres de Confección Carlos Doussinague; la fábrica de papel Nazabal y cía.; papel J. Sesé y cía., todos de Tolosa; la fábrica de papel y cartulinas Juan José Echezarreta (Legorreta); la fábrica de aparatos eléctricos para la calefacción Construcción de Batería de cocina en aluminio (Arechavaleta); azadores, picos, carboneras, mazas, picas y bates Patricio Echelarria (Legazpi); escopetas Ignacio Aranguren (Placencia); muebles Hijos de J.B. Busca (Zumárraga); fábrica de aparatos eléctricos Sociedad Espaola de Aparatos Eléctricos P.M.E. (Pasajes); la fábrica de muebles Urquiri, Gabilondo e Izarra. De Eibar caben citar: Manufacturas Mecánicas Eibarresa, Escopetas de caza y tiro, de exportación, de Víctor Sarasqueta; también la fabricación mecánica de toda clase de armas de exportación Cancelegui Hermanos; la fábrica de pistolas automáticas Bonifacio Echevarría; el Taller mecánico de precisión Hijos de Zabala y cía.; y la fábrica de escopetas finas de caza Miguel Acha; el fabricante de toda clases de armas Lascurain y Olasolo; escopetas finas de caza y tiro de pichón Víctor Sarasqueta; la fábrica de artículos mecánicos para cazadores Esteban Sarasua; fabricación de portaherramientas y trinquetes para tornos El Coro y cía. S.L.; talleres de fundición y de forja Centro Exportador de la Industria Eibarresa; fábrica de pistolas automáticas Erquiaga y cía.; casas de juego Arizmendi Zulaica y cía.; fábrica de armas de juego Francesco Albistegui. De Bilbao, las empresas que utilizaban la Revista Comercial Iberoamericana Mercurio fueron Aceites de oliva Juan de Goiri e hijos; bodegas de vino y fábricas de alcoholes Antonio de Arrarte S. en C.; la Compañía Anónima de Seguros a Prima fija Aurora; la Compañía Española de Destilación de Carbones (Bilbao); la fábrica de acero Compañía Anónima Basconia; la gran destilería a vapor de Manuel Acha; el Banco de Bilbao; la Sociedad de construcciones metálicas Talleres de Ouravalles S.A., el Ingeniero R. de Eguren; la fábrica de tubos de hierro y acero, y de accesorios de hierro maleable Marcelino Ibáñez de Betolaza; minerales, carbones, consignaciones y fletamentos Juan Correa; la Sociedad de Altos Hornos de Vizcaya; la farmacia y laboratorio químico Zvazagotia; la fábrica de hierro y acero San Pedro de Elgoibar; aceros Poldi; hierros, tubería, metales y metales viejos Enrique Martínez Inchausti; fundición de metales Domingo de Guruceta; Gran fundición de acero, hierro y metales Mariano de Corral Esteban; Banco del Comercio; Almacenista y exportador de vinos Viuda de Ramón Esnaola; Constructora Vasco-Catalana Meñaca y Torres; fábrica de básculas, balanzas y romanas Viuda e Hijos de José Rosal y cía.; M. Castellanos y cía. (La Casilla); Talleres de fundición y maquinaria Ilanduya, Aldecoa y cía.; fábrica nacional de radiadores y calderas de calefacción Talleres de Asua, Bayo e Hijo; fabricación nacional de mesas de billar y sus accesorios y sillones mecánicos Pedro Garagarza; Barandiarán y cía.; De Vizcaya, el Banco de Vizcaya; Ramón de Bergé; de San Sebastián, material de construcción ferroviario forja y estampaje Talleres Urcola S.A.; fábrica de puntas de París Viuda de Tomás Gros; de Álava, vino tinto Marqués de Riscal (Elciego); finalmente, de Guernica, la Sociedad Anónima Los Pirineos que producía leche condensada y seca, mantequilla, pastillas de café con leche; la fábrica de llaves inglesas Antonio Zabalaurtena.

En síntesis, gran parte de las empresas con las que la revista Mercurio, y, por ende, la Casa de América de Barcelona [39], estaban radicadas en Eibar, Bilbao y Guipuzcoa. Un buen número eran compañías dedicadas a la producción de armas o productos derivados del hierro, además de la producción vitivinícola representada por la compañía Marqués de Riscal.

5.- Conclusiones: la fusión de intereses vasco-catalanes en las empresas en el Cono Sur En 1929, al realizarse la Conferencia de Cámaras y Asociaciones de Comercio en Barcelona, con la intención de retomar los debates del Congreso de 1923, el Banco de Vizcaya estaba estrechamente relacionado con la Casa de América, aunque rechazó participar en la reunión, decisión adoptada también por el Banco de Bilbao[40] . Ambas entidades bancarias utilizaban las páginas de Mercurio para darse a conocer en España y en América, y formaban parte de la Compañía Hispanoamericana de Electricidad (CHADE), en cuya estructura administrativa en esos años actuaban el Marqués de Mac-Mahon (Banco de Vizcaya), Enrique Ocharan y Rodríguez (Banco de Vizcaya), Venancio Echeverría y Cariaga (director- general Banco de Vizcaya) y Emilio Roy Lhardy (directorgeneral adjunto Banco de Vizcaya). La CHADE entonces estaba presidida por el catalán Francesc Cambó, líder de la Lliga Regionalista, y en su estructura directiva estaba Rafael Vehils, director de la Casa de América. Consejo de Administración de la CHADE, 1926-1930. Presidente

Francesc Cambó y Batlle

2º Vicepresidente

Juan Ventosa y Calvell

1º Vicepresidente

Vocales

Dannie Heineman (Consejero Delegado SOFINA ante la CHADE) Gonzalo Arnús Pallós, Gordon Auchincloss (Casa Parker Marshall Miller y Auchincloss), Rodolphe G. Bindschedler (director Crédit Suisse), Maurice Bock y de France (director general CHADE), Félix Deutsch fallecido en 1927 (presidente AEG), Federico Dominicé (consejero-delegado Unión Financière de Genève), Bernardo Dudley Frank Docker (consejero Metropolitan Railway Carriage Waggon and Finance C. Ltd. The Gables), Luis Durán y Ventosa, Venancio Echeverría y Cariaga (director- general Banco de Vizcaya), W.C. Escher (presidente Crédit Suisse), Mariano de Foronda Vallarano Marqués de Foronda Vallarano y Conde de Torre Nueva (director-general S.A. Tranvías de Barcelona), Juan Antonio Gamazo y Abarca (presidente S.A. Arnús-Garí), Jorge Garí Gimeno (vicepresidente S.A. Arnús Garí), José Garí Gimeno (consejero S.A. Arnús-Garí), Arturo Von Gwinner (vicepresidente Deutsche Bank), D. E. Heinemann, Luciano Janlet (dirección SOFINA), Rodolfo Lüscher (director Banque pour Entreprises Electriques), Pedro Mac-Mahon y Aguirre, Marqués de Mac-Mahon (Banco de Vizcaya), Enrique Ocharan y Rodríguez (Banco de Vizcaya), Oscar Oliven (director Gesellschaft für Elektrische Unternehmungen), Emilio Ortuño y Berté (presidente Banco Central), Jorge Pavie (vicepresidente Société Centrale pour l´Industrie Electrique), Emilio Roy Lhardy (director-general adjunto Banco de Vizcaya), Valentín Ruíz Senén (consejero-delegado Banco Urquijo), Arturo Salomonsohn (Disconto-Gesellschaft), H. Sanford, Jacobo Stuart Fitz-James Falcó Portocarrero y Osorio Duque de Berwick y de Alba, Juan Manuel de Urquijo y Ussía (consejerodelegado Banco Urquijo), Francisco de Ussía y Cubas, Marqués de Aldama (comisión delegada Banco Central), José Luis de Ussía y Cubas Conde de los Gaitanes (comisión delegada Banco Central), coronel Ernesto Weyl (consejerodelegado Société Générale d´Entreprises), Edmundo Wyldbore Smith (consejero Compañía Universal del Canal Marítimo de Suez)

Secretario

Miguel Vidal y Guardiola

Administración Central

Andrés Bausili Sanromà, Germán Kreye y Frerk, ambos designados en 1929; luego Rafael Vehils

Vicesecretario

José María Casabó y Torras

Director General Maurice Bock y de France, designado desde 1929

Fuente: Memorias CHADE 1926, 1927, 1928, 1929, 1930.

Es indudable que la vinculación fue más empresarial y bancaria y permitió uno de los objetivos de la Casa de América: controlar empresas en el Cono Sur latinoamericano como la CHADE, con intereses en Chile, Uruguay y Argentina [41]. La vinculación vasco-catalana a nivel empresarial, con intereses en el Cono Sur latinoamericano, fue esencial en la exportación de capitales y sentó las bases de una unidad de acción regional en el sector de la electricidad. [1] Presentado al Segundo Seminario Internacional Euskal Herria Mugaz Gandi, Investigaciones Recientes sobre la presencia vasco-navarra en el mundo, Vitoria/Artea, 3 al 6 de mayo 2005, organizado por la Red de investigadores de la presencia vasco-navarra en el Mundo de Euskosare, y el Departamento de Historia Medieval, Modena y América de la Universidad del País Vasco; patrocinado por la Sección de Historia-Geografía de Eusko Ikaskuntza–Sociedad de Estudios Vascos. Agradezco al Comité organizador (Oscar Alvarez Gila, Alberto Angulo Morales, Ana de Zaballa Beascoechea, Matteo Manfredi, Eneko Sanz Goikoetxea) por la invitación a participar en este evento. Parte de esta ponencia corresponde al libro DALLA CORTE, Gabriela, Casa de América de Barcelona (1911-1947), Comillas, Cambó, Gili, Torres y mil empresarios en una agencia de información e influencia internacional, Premio LID Colección de Historia Empresarial, Editorial LID, Madrid, 2005, en prensa. [2] Véase QUIJADA, Mónica, Aires de República, Aires de Cruzada: la Guerra Civil Española en Argentina, Barcelona, Sendai, 1991; de la misma autora,“De Perón a Alberdi: selectividad étnica y construcción nacional en la política inmigratoria argentina”, Revista de Indias, 195-196, vol. LII, Madrid, 1992, pp. 867-888. En relación al pacto Franco-Perón, D. SCHWARZSTEIN, Entre Franco y Perón, Memoria e identidad del exilio republicano español en Argentina, Barcelona, Crítica, 2001. [3] FARIÑA GUITIÁN, Francisco, "Ilusiones y realidades del hispanoamericanismo", en Revista Las Españas, de la Unión Iberoamericana, Madrid: Talleres Gráficos de Ernesto Giménez Moreno, Año III, 25, 1928, pp. 420-427. [4] DALLA CORTE, Gabriela y PRADO, Gustavo, “El movimiento americanista español en la coyuntura del Centenario. Del impulso ovetense a la disputa por la hegemonía entre Madrid y Cataluña”, 2005, mimeo. [5] ACA, Secretaría, carta de Rafael Vehils, director Casa de América, a Julio de Lazúrtegui, 18.05.1912. [6] "El Centro de la Unión Iberoamericana en Vizcaya" de Julio de Lazúrtegui, Unión Iberoamericana XXI, 7, julio 1907. [7] DALLA CORTE, Gabriela, “Las relaciones Cataluña-Argentina. Sangre Nueva o crónica de la legitimidad anunciada”, Tierra Firme, Revista de Historia y Ciencias Sociales, dossier coordinado por M.Bertrand y G.Dalla Corte, abril-junio, 78, 20, Vol. XX, pp. 249-269. [8] LAZÚRTEGUI, Julio de, La idea iberoamericana y su desenvolvimiento en Vizcaya, Bilbao, 1904. [9] CAGIAO, Pilar (coord.) Cien anos da Biblioteca América (1904-2004), Universidade de Santiago de Compostela, 2004; en particular véase de dicha obra el texto de REY TRISTÁN, Eduardo, “O contexto histório da Biblioteca América: Rexeneracionismo e Hispanoamericanismo”.

[10] ACA, Secretaría, La Industria, Guía, Revista Comercial Iberoamericana, a Rafael Vehils, 27.05.1912; 10.08.1912. [11] ACA, Secretaría, carta de Emiliano Figueroa (San Sebastián) a la Casa de América, 09.07.1912. [12] ACA, Secretaría, Tratado de propiedad intelectual con Chile, carta de Emiliano Figueroa (San Sebastián) a la Casa de América, 28.08.1912. [13] ACA, Secretaría, carta de Julio de Lazúrtegui a Manuel González, 01.05.1914. [14] ACA, Secretaría, carta de Julio de Lazúrtegui a la Casa de América, 14.04.1926; 31.03.1926; carta de Julio de Lazúrtegui a Francesc Carbonell (Barcelona) 22.04.1926. [15] ACA, Secretaría, carta de Manuel Ponce de León (San Sebastián) a la Casa de América, 26.04.1914; 27.04.1914. [16] ACA, Secretaría, carta del Marqués de Villarreal (Portugalete) a la Casa de América, 1914. [17] ACA, Secretaría, cartas de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Bilbao a la Casa de América, 1923-1924. [18] FARIÑA GUITIÁN, Francisco, "Ilusiones y realidades del hispanoamericanismo", en Revista Las Españas, de la Unión Iberoamericana, Madrid: Talleres Gráficos de Ernesto Giménez Moreno, Año III, 25, 1928, pp. 420-427. [19] "Idea de un Estado intermedio entre España y América" de Luis Araquistáin, RM XXII, 404, 09.02.1922, pp. 29-30. [20] "A favor de los españoles de América" RM XI, 06.04.1911, Nº 121, p. 120. [21] Memoria de la Junta de Gobierno del Instituto de Economía Americana, año 1928. Casa de América, Barcelona, 1929, p. 18. [22] ACA, Hojas Informativas de delegados, Nota general del "Comité de Acción Catalana", Buenos Aires, año 1922. [23] "Los pueblos americanos y el peligro yanqui" de I. Bó y Singla, RM XXI, 379, 24.02.1921, p. 43. [24] De acuerdo a los Estatutos de 1924, la Casa de América realizaba tres celebracionesy recepciones oficiales anuales: los días 12 de octubre, aniversario del Descubrimiento de América (1492); 16 de diciembre, aniversario del Reconocimiento de la Independencia y la Paz (1836); y 2 de abril, aniversario de la fundación social (1911), reforzando la vinculación transatlántica. [25] ACA, Caja Haití, R. Vehils (BCN) a León Gouraige (Port-au-Prince) 13.03.1919 y 30.12.1918. [26] ACA, Hojas Informativas de delegados, José Quintana (Rosario) a R. Vehils (BCN) 17.02.1923; Antonio P. Aleu (Buenos Aires) a R. Vehils (BCN) 05.12.1922; 12.02.1919; 04.02.1920; "Nuestros Agentes Oficiales en América" de Manuel J. Masalías, RM XXI, 379, 24.02.1921, p. 45. [27] ACA, Caja Rep. Dominicana, Rafael Vehils (BCN) a Domingo Hernández (Santo Domingo) 13.03.1919. [28] "La federación de los españoles de Ultramar" de R. Vehils, RM XXII, 404, 09.02.1922, pp. 25-29; Censo de la Acción Española en Ultramar (América y Filipinas), Muestra Parcial del Censo y Cuestionarios circulados para su contestación, 1923, Madrid: Sucesores de Rivadeneyra SA, Artes Gráficas. [29] Memoria de la Casa de América en 1924, Junta General 31.01.1925, Barcelona: Tipografía La Académica. [30] Cita de Paraíso en Discursos pronunciados en la Sesión Inaugural del Primer Congreso Nacional del Comercio Español en Ultramar, 01.03.1923, Barcelona: Mercurio Revista Iberoamericana y Tipografía La Académica, 1923, p. 5. Mercurio (435, 19.04.1923) reprodujo los discursos de R. Vehils, Basilio Paraíso, Joaquín Chapaprieta, Rey Alfonso XIII, del presidente de la Delegación de Chile Antonio Rodríguez Rodríguez, así como del delegado cubano, Luis Casti; RM XXIII, 431, 12.02.1923, p. 59; RM XXIII, 433, 08.03.1923, pp. 76-77; "Sobre el Congreso del Comercio Español en Ultramar" de R. Vehils, RM XXII, 422, 19.10.1922, p. 283.

[31] "Comisionistas, representantes y viajantes", RM XXIII, 450, 15.11.1923, pp. 357-359; de RM XXII, véase "En torno al Congreso del Comercio Español en Ultramar", 423, 02.11.1922, pp. 299-300 y "La dotación del Instituto de Industria y Comercio", 414, 29.06.1922, pp. 175-176 de R. Vehils; "Nuestra política económica exterior", 422, 19.10.1922, pp. 292-293 [32] ACA, IDEA-Gacetillas Actividades, "Instrucciones para las Cámaras, Centros y Asociaciones Españoles de Ultramar" para el Primer Congreso Nacional del Comercio Español en Ultramar, Barcelona, 1923, mimeo. [33] Boletín de la Cámara de Comercio y Navegación de Barcelona, XXX, 341, abril 1923, pp. 12; 338, enero 1923; BCCNB XXIX, 334, set.1922. [34] "El Primer Congreso Nacional del Comercio Español de Ultramar" de Mariano Viada, RM XXIII, 435, 19.04.1923, p. 111. [35] RM XXII, véase "La Argentina ante el mundo. Lo que se piensa de ella" de Alberto Gache, 422, 19.10.1922, pp. 284-285; "El Instituto de Comercio e Industria" de Abilio Calderón, 423, 02.11.1922, p. 301 y "La verdadera fiesta de la raza" de José Roca y Roca, pp. 319-320. [36] Discurso de R. Vehils en Discursos de la Sesión Inaugural del Primer Congreso Nacional del Comercio Español en Ultramar, 01.03.1923, Barcelona: Mercurio Revista Iberoamericana y Tipografía La Académica, 1923, p. 1; "Crónica argentina" de Ricardo Monner Sans, RM XXIII, 436, 03.05.1923, pp. 141-143; 437, 17.05.1923, pp. 151-152; "El Congreso Panamericano de Chile" de Manuel Ugarte, RM XXIII, 438, 31.05.1923, pp. 176177; "Un diplomático sudamericano", RM XXIII, 433, 08.03.1923, pp. 66-71; RM XI, 120, 23.03.1911, p. 97; "Un diplomático sudamericano", RM XXIII, 433, 08.03.1923, pp. 66-71. [37] En Sevilla se aprovechó la realización de la Exposición Iberoamericana de abril de 1923, y el acto inaugural tuvo lugar en el Palacio de Arte Antiguo de Sevilla, en Madrid se utilizó el Palacio del Senado. [38] "Reorganización de las Cámaras Españolas de comercio en América y Filipinas", en Conclusiones, Primer Congreso Nacional del Comercio Español en Ultramar, Barcelona, Madrid y Sevilla, Gráficas Unidad, Madrid, 1923, pp. 5-8; "Sobre el primer Congreso Nacional del Comercio Español en Ultramar", RM XXIII, 442, 26.07.1923, pp. 234-236; "Relaciones económicas entre España y los países de América" de Enrique Domínguez Rodiño, RM XXIII, 12.02.1923, 431, pp. 54-56; "Las conclusiones del Congreso" RM XXIII, 14.06.1923, 439, pp. 192-195; también 12.07.1923, 441, pp. 227-230; "Las conclusiones del Congreso" de Mariano Viada, RM XXIII, 438, 31.05.1923, pp. 167-170. [39] Véase DALLA CORTE, Gabriela, "Asociaciones y redes sociales entre El Quijote y Hamlet: la Casa de América de Barcelona y la construcción de una `moderna fraternidad´ transatlántica", Boletín Americanista, UB, 2005. [40] ACA, Secretaría, carta del Banco de Vizcaya a la Casa de América, 18.10.1929; Banco de Bilbao a la Casa de América, 1929. [41] DALLA CORTE, Gabriela, “Empresas, instituciones y red social: la Compañía Hispanoamericana de Electricidad (CHADE) entre Buenos Aires y Barcelona”, Revista de Indias,vol. 234, mayo-setiembre, Madrid, en prensa, 2005. “La Casa de América de Barcelona y la CHADE. En torno al carácter hispanoamericano de las empresas españolas en el Cono Sur durante la primera mitad del siglo XX”, en G. Dalla Corte y P. García Jordán y otros (comp.), Relaciones sociales e identidades en América, IX Encuentro-Debate América Latina Ayer y Hoy, Publicacions de la UB, Barcelona, 2004, pp. 319-336.

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