1983: La realidad inconsistente: ediciones de Carroll en castellano
Descripción
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N.o 18
JUNIO 1983
130 Ptas.
EL CONSERVADURISMO PROFETICO DE CAVAFIS .
INTERPRETACIONES
DE PARA CUELLOS
INFORME BIBLIOGRAFICO: LEWIS CARROLL
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LA REALIDAD INCONSISTEN'l'~: EDICIONES DE CARROLL EN CASTELLANO por J.JA VIER LABORDA
lo cual significa que su figura y rensa~ miento «favorecen la feliz c()ncurren~ cia espiritual y el reconocimiento hu~ mano». El conocimiento de sus textos y su mención -con anécdotas históri~ cas curiosísimas-, las adaptaciones ci~ nematográficas y teatrales -como la que se escenifica actualmente en Broadway, con un cerdito real en las tablas-, los escritos críticos, etc... re~ afirman la creencia de que Carroll tiene vlgencia y arraigo. Y más aún con la conmemoración, en 1982, del ciento r;nrnpn'~
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un artículo (especialmente, si trata del mismo), un ensayo de humanidades o un tratado técnico. El sorprendente Carro11, al que se le encuentra en los papeles más insospechados, es un «citadísimo». Aparte del motivo específico de cada caso, la explicación general de este fenómeno no puede ser más simple: el nonsense no plantea exigencias semánticas, puesto que es incapaz de designar una parcela del mundo referencial; precisamente por no significar nada lo significa todo. Mas la razón de que este seductorentretenedor fascine a los escribas de la Ciencia y les requiera algún espacio no es la de producir frases, personajes o situaciones con función de comodín. La razón estriba en el uso radical de la función poética del lenguaje, que logra la inversión, es más, la confusión del orden de las cosas, del que creíamos primer y necesario orden. Carroll dramatiZl1 anticipadamente el caos con que Russell afirmara su concepción del universo, y evidenciaque el lenguaje es nuestro asidero al mundo; si trastocamos el intermediario verbal, nada es
igual. Ello también implica la dualidad liberadora: existe lo que es pero, además, lo que podría ser. Tal es la razón por la que Carroll cautiva al ámbito del logos y se permite incursiones irreverentes en libros de economía o filosofía, por ejemplo. Al parecer, Carroll constituye un tópico, en el mejor sentido de la palabra,
INCONSISTEN'l'l.: ~OLL EN CASTELLANO por J. JAVIER LABORDA
lo cual significa que su figura y pensa~ miento «favorecen la feliz concurrencia espiritual y el reconocimiento humano». El conocimiento de sus textos y su mención -con anécdotas históricas curiosísimas-, las adaptaciones ci~ nematográficas y teatrales -como la que se escenifica actualmente en Broadway, con un cerdito real en las tablas-, los escritos críticos, etc... reafirman la creencia de que Carroll tiene vIgencia y arraigo. Y más aún con la conmemoración, en 1982, del ciento cincuenta aniversario de su nacimiento. Pero estos actos in memoriam, que no por merecidos son menos ocasionales (artículos periodísticos, confe~ rencias, exposiciones fotográficas y bibliográficas, ediciones), no logran estorbar la comprensión de este fehómeno equívoco, si atendemos a los in~ dicios que nos proporciona la activi~ dad editorial de nuestro país. Tal vez nadie se haya llamado a engaño a este respecto, pero la feracidad
cultural del lugar común que supone Carrol! traspasa las fronteras del mundo anglosajón con una penosa debilidad. Cuantitativamente, la presencia de Carroll es más accesoria, de prestado casi, que sustantiva, merced a este prolífico uso de sus citas. Carroll constituye, en nuestro panorama cultural, una realidad inconsistente, al igual que le ocurriera al Gato de Cheshire, que es más sonrisa -pero, ¿es sonrisa?- que cuerpo.
Carroll es prácticamente conocido en España tan sólo por Alicia en el Pa!s de las Maravillas, que ha merecido numerosas ediciones; pero no es menos cierto que el autor y su obra han sido encasillados en el reducto de una lite~ ratura supuestamente menor, la infan~ ti!. A ello ha contribuido el desconocimiento
de otros escritos (aparte de
Alicia a travésdel espejo,continuación más elaborada de la primera) y la pro~ liferación de ediciones que, con la excusa de tener destinatarios infantiles, abrevian el texto, moderan o adulteran el lenguaje, diluyendo el valor de la obra. Walter de la Mare afirmaba que Ali~ cia... «es el único libro de sinsentido escrito para los niños, sin que en ni n-
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