Vidas paralelas: ALMA, FRIDA Y LOU

September 26, 2017 | Autor: Jose Mejia | Categoría: Mahler, André Breton, Gustaf Klimt
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Descripción

Vidas paralelas ALMA, FRIDA Y LOU 1

Los complejos seres humanos siempre estamos sujetos a la esclavitud de nuestro libre albedrío. Y es por ese paradójico poder que los avatares de la evolución nos ha dado, que el sufrimiento o la alegría se turnan para ser nuestros compañeros. Ansiamos la libertad y cuando supuestamente alcanzada, nuestra imperfecta naturaleza nos conduce al error, necesario para aprender, generalmente. Nos nutrimos de destrezas, pero en el proceso sembramos dicha y dolores, tanto propios como ajenos. Las azarosas y ricas vidas de Alma Mahler-Gropius- Werfel y Frida Kahlo- Rivera, son coherentes y de algunas formas, paralelas. Ambas mujeres, extraordinarias en muchos sentidos, pujantes y arrolladores personajes, hermosas artistas, brillantes cual más en cada género de las artes del espíritu y ambas prisioneras de sus cuerpos y de sus más íntimos sentimientos, de sus más profundas pasiones y numerosos amores, la una constreñida por la casi maquiavélica prohibición implícita de su afamado esposo Mahler, de abandonar su talento en aras del cuidado del compositor y dar una rémora estoica a la posteridad en el conocimiento de sus obras, sus cantos líricos o lieder, a la par que la indomable Frida, condenada por el destino y sus carencias físicas a una postración obligada y a un dolor permanente, el físico por su accidente temprano y como consecuencia de ello, el espiritual por su esterilidad materna. La otra, el ángel en brama o novia del viento, perdió a varios de sus hijos, casi sistemáticamente, sin saber que ella generaba en los planos sutiles esos infortunios, en razón de su vida aciaga y desordenada. Ambas mujeres, fieles a sus convicciones e infieles a sus amantes, prolíficas en el arte y en el amor, ambas rozaron los deleites prohibidos para la época de la heterogeneidad libidinosa y se entrelazaron en amoríos y relaciones del corazón y de la carne de manera intensa y polémica con personajes connotados de la época y otros no menos singulares. Alma fue inmortalizada en el muy conocido y mágico cuadro “El beso” de Gustaf Klimt , su pintor amante temprano y en varias creaciones musicales de su enamoradísimo compañero Mahler, su primer esposo a quien le siguió una imponente lista de personajes de fuste de la época. Frida se auto retrató por siempre y desgarró sus frustraciones en cuadros de alto contenido dramático, comenzando a hollar la gloria y la inmortalidad de la mano de Picasso, Miró, Kandinsky y Giacometti, la flor y nata de la pintura del siglo XX y la admiración de 2

Andre Breton que siempre la consintieron tiernamente, entre tantos admiradores. Ella descargó también su dolor y frustraciones en los brazos de innumerables compañeros y compañeras sentimentales y de lecho que paliaban perentoriamente sus dolamas infinitas. Finalmente, las dos no pudieron o no quisieron desligarse, a pesar de sus aventuras generosas y abundantes en los lances del amor y de la creación, de sus mejores hombres, Mahler y Rivera, compañeros fundamentales de tan enriquecidas vidas. Frida murió antes que Diego en Coyoacan, también sitio del descanso final? de uno de sus mejores amantes, el genial Trostski y Alma le sobrevivió a Gustav y permaneció en esta valle de experiencias mucho tiempo después de la muerte de su primer marido. Alma pudo ver reflejado el arte y dejar como testigo de su inestable vida sentimental, de sus frecuentes amoríos en su hija, Anna Mahler, Gucki, la reconocida escultora austriaca de grandes ojos azules y que igualmente fracasó en sus lances amorosos casándose por varias ocasiones, nacida el 15 de junio de 1904, casi exactamente tres años antes de que México viera nacer a su alondra surrealista, Frida, la mejicana pintora del dolor. Es innegable que la ley de la correspondencia y de la Consecuencia opera finamente en la vida de los hombres y que aunada a la otra, la de la Reencarnación, son los nexos conductores de los destinos y su objetivo vital que es el aprendizaje y la experiencia. Esas especialísimas situaciones, como la de Alma la mujer de todos y de nadie, como intitula el artículo que ha motivado este improvisado ensayo, no es el único evento cercano, en la época moderna, de similares características. Pablo Pintado-Casas , profesor asistente de la Kean Univérsity, nos cuenta una historia muy interesante: el caso de Lou Andreas Salomé o semblanza de una mujer libre, la amante singular de Nietsche. Transfiero parte de su escrito, porque enriquecerá el breve análisis que he hecho de las vidas paralelas de Frida y Alma.

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Él nos dice de Lou Andreas Salomé que “ Otros, quizás, también puedan recordar su relación con el poeta Rainer Maria Rilke e imaginar el idílico viaje que ambos hicieron juntos a Rusia. Incluso puede que otros -los más aficionados a encontrar nexos entre escritores, pensadores y artistas-, acaben encontrando lazos comunes de amor y amistad, o inesperados hilos conductores como si la historia del pensamiento y el arte se encargara por si misma de poner en orden y en contacto a diversos personajes para hacerles participar en un entramado de acciones que conducen inevitablemente a la realización de una obra que más tarde será entendida por los ojos de espectadores de generaciones futuras. Sería este un caso ilustrativo para conectar en el transcurso del tiempo a Friedrich Nietzsche y Sigmund Freud, dado que Lou Andreas Salomé tuvo amistad tanto con uno como con el otro. Nos parece también que en otros casos como el de Clara Schumann, Cosima Wagner, Alma Mahler, Frida Khalo, Elena Dimitrievna Diakonova (Gala) y otras muchas mujeres nos conducen de inmediato -como aquella conocida y intrigante Ariadna del heróico Teseo y el laberinto, a las vidas de otros célebres músicos, pintores, artistas, escritores y filósofos. Pensemos por ejemplo en Clara, Robert Schumann y Johannes Brahms; George Sand y Chopin; Cosima, Hans von Bulow y Richard Wagner; Alma, Gustav Mahler, Werfel y Gropius; Frida Khalo, Diego Rivera y Troski; Gala, Paul Eluard y Salvador Dalí; Simone de Beavouir y Jean Paul Sarte. También resulta interesante que el comienzo del pasado siglo XX se encargó definitivamente de destruir el mito de la mujer “musa” del siglo XIX para plantearnos la delineada y oscura figura del arquetipo de la mujer “fatal”, aunque, bien es cierto, que del personaje de Lilith -representada tantas veces mitológicamente en la pintura-, a la Lulu de Alban Berg en la música, o el ángel azul de Heinrich Mann en el cine hay todo un larguísimo trayecto por explorar. Desgraciadamente, lo primero en lo que se piensa no es en ellas o en sus obras sino en tal relación amorosa con 4

tal o cual celebridad, es decir: o se las considera amantes “incomprendidas” o se las destaca por una determinada capacidad especifica -un gran talento por desarrollar- que quedó destruido por la figura del genio con quien tuvo la oportunidad de compartir su vida. De este modo se intenta comprender toda su verdadera relación intelectual únicamente desde un punto de vista secundario como si toda su potencialidad artística o creadora hubiera quedado de algún modo anulada en la historia misma. Podemos creer que, al final, Teseo sale gloriosamente del laberinto habiendo matado al terrible minotauro aunque desplazando para siempre de la mitología el hilo conductor de su hazaña: la propia Ariadna. Del mismo modo acaba sucediendo con la bellísima Helena en relación a Troya, se olvida su belleza -supuestamente en este caso, motor de la épica-, quedando así olvidada en el mar de los tiempos.” Afortunadamente esos procelosos finales no ocurren con Frida y recién se está buscando reivindicar la obra musical de la inquieta Alma, ambas, “mujeres fascinantes y de gran talento y también musas de genios inmortales”.

José Mejía R. Febrero de 2014

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