Sociedad Civil y Paradiplomacia chileno - boliviana: Dos casos en torno a Tarapacá

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Descripción

Aranda, Gilberto, Ovando, Cristian, “Sociedad Civil y Paradiplomacia chileno - boliviana: Dos casos en torno a Tarapacá”. En Actas de XXXIV Congreso Internacional de Americanística, Centro Studi Americanistici “Circolo Amerindiano”, Perugia (Italia) del 3 al 10 de mayo de 2012. http://www.amerindiano.org

Sociedad Civil y Paradiplomacia chileno - boliviana: Dos casos en torno a Tarapacá.1 Gilberto Aranda Bustamante Instituto de Estudios Internacionales Universidad de Chile Cristian Ovando Santana Instituto de Estudios Internacionales Universidad Arturo Prat Introducción. En los últimos años las relaciones internacionales han experimento importantes cambios. Los dirigentes de los Estados comprenden que la autosuficiencia es imposible y han decidido jugar el juego de la integración, a través del comercio y los denominados regionalismos de diverso corte. De este modo la acción exterior emprendida desde una pluralidad de actores tendría tanto motivaciones funcionales como simbólicas entendidas como formas de adaptación a los cambios del entorno político y económico internacional (CORNAGO N. 2006). Por integración podemos entender una plataforma de proyección al mundo, desde una posición de mayor fortaleza, donde los actores poseen una verdadera red de contención y protección, que amortigua los efectos de una economía internacional en permanente fluctuación y con procesos de crisis y recesión cada vez más abreviados y agudos. La “región” aparece como un nuevo horizonte de acción y de participación a tener en cuenta, más allá del Estado nacional. Esta nueva configuración territorial comporta un amplio espectro de expectativas y de temores acerca de sus implicancias tanto para los gobiernos como para los actores sociales, económicos, privados y públicos y para la ciudadanía en general. Así, esta prioridad por nuevas escalas, de la nacional a la regional y transfronteriza (JESSOP B. 2003), se manifiesta en territorios que buscan proyectarse internacionalmente, desplegando su identidad local, reivindicada desde su proyección internacional, dándole un significado distinto a las acciones paradiplomáticas (CORNAGO. 2006). Estas transformaciones revelan la importancia de la emergencia de fenómenos paradiplomáticos en latitudes diversas, ya sean regiones que su proyección económica internacional lo demanda o regiones que perciban cierto sentimiento de alienación territorial o extrañamiento hacia el centro nacional. (CORNAGO N. 2010; KEATING. M 1996). Desde esta perspectiva nos interesa el carácter multidimensional que la integración requiere, demandando la ampliación de políticas públicas regionales, apuntando a que vayan más allá de los parámetros estrictamente comerciales, donde esté presente una política de desarrollo territorial y reconocimiento identitario que acompañe a las entidades territoriales en el proceso de la nueva inserción internacional (OVANDO C. – ALVAREZ G. 2011) Paradiplomacia

Este trabajo forma parte del proyecto Anillos en Ciencias sociales-CONICYT (SOC1109) “Relaciones transfronterizas entre Bolivia y Chile: Paradiplomacia y prácticas sociales 1904-2004”, financiado por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, Ministerio de Educación de Chile. Del que los autores son investigadores colaboradores. Se trata de una primera aproximación. 1

En una lógica poscomercial, aparece un escenario liderado por nuevos actores políticos y el creciente protagonismo de actores subnacionales, proceso que ha modificado la morfología de la política exterior (CORNAGO N. 2011) y cuestionado la diplomacia tradicional (RIORDAN S. 2012).En consecuencia se ve incrementando el número de participantes, superando su estructura jerárquica, permitiendo el despliegue de una “paradiplomacia”, caracterizada por una estructura más horizontal, con una ampliación en los temas de agenda y la activa presencia de instituciones nocentrales a nivel nacional, regional o local.. Estos nuevos fenómenos, propio de escenarios globales, promueven el empoderamiento de actores subnacionales, denominado por la Dra. Mercedes Botto “Internacionalización”, es decir, la posibilidad de construir capacidades que le den a un actor subnacional autonomía, respecto del Estado nacional. Es el traspaso de los procesos de integración, de una nivel macro (MERCOSUR) a niveles micro, con procesos de dimensiones menores con características subnacionales; acompañados de territorios organizados a menor escala (ciudades o regiones). Particularmente para nuestro caso, la emergencia de nuevos actores de la sociedad civil que han impulsado estrategias de desarrollo e integración subregional en las fronteras chileno boliviana alienta una nueva lectura acerca de las prácticas paradiplomáticas para esta área. La Paradiplomacia en esta zona se ha pensado fundamentalmente en función de objetivos regionales o específicos, ya fuera favorecer la inserción internacional de las regiones (recursos, reconocimiento y legitimidad) y de la incidencia en el desarrollo transfronterizo. Las condiciones geográficas regionales, con una trayectoria histórica marcada por el centralismo (ARANDA. G. et al . 2010) han favorecido la eclosión de iniciativas que propician la integración Particularmente con Bolivia desde finales del XIX y de manera irregular durante todo el siglo XX (CASTRO L. 2002; OVANDO C. Y GONZÁLEZ S. 2011). Ésta estaría marcada por un sentimiento de alienación territorial, pues su sociedad desde siempre se percibe alejada de los núcleos más dinámicos de desarrollo del país. Este extrañamiento hacia el centro seria causa y expresión de la reivindicación identitaria propia de la paradiplomacia de las regiones periféricas, sobre todo de Estados unitarios centralizados. Esta tiene precedentes históricos en torno al malestar producto del abandono y el desabastecimiento en que se encontró la región y el sentimiento de crisis generalizada que atravesó Tarapacá desde sus orígenes. Para Noé Cornago paradiplomacia se refiere a «(…) la participación de los gobiernos no centrales en las relaciones internacionales, a través del establecimiento de contactos permanentes o ad hoc con entidades públicas o privadas extranjeras con el propósito de promover diversos aspectos socioeconómicos o culturales (…)» (CORNAGO N. 2000: 56). En un primer término los gobiernos locales y regionales son los sujetos directos que participan de la Paradiplomacia. Es un nuevo enfoque en las relaciones internacionales de las regiones que, sin cuestionar el exclusivo poder del estado-central para definir la política exterior del país, abre nuevas posibilidades de entendimiento entre las sociedades. Consideramos que también ofrece nuevas alternativas de desarrollo:     

Aprovechando nuevas oportunidades del comercio exterior, Aumentando la seguridad y la paz a través de la cooperación descentralizada (MARTELES S. 2009), Permitiendo la emergencia de plataformas pivotales (BOISIER S.1994) en áreas transfronterizas y corredores internacionales, Permitiendo la formación de redes sociales transfronterizas, incluyendo las étnicas y familiares, que aumentan la densidad cultural(GONZÁLEZ S. 2006), Incrementando la seguridad y el control de tráficos ilícitos en la frontera, etc.

Las gobernaciones, intendencias y municipalidades son uno de los entes de cooperación y competencia internacional a nivel gubernamental. No obstante, no han de ser consideradas las únicas entidades paradiplomáticas. En efecto, a partir de la interpretación reflectivista que James der Derian (1987) hace del neologismo, –para: “junto a”, “al lado de”, pero también “divergente de”, “opuesto a”– la paradiplomacia podría entonces referirse a toda forma de actividad

internacional llevada a cabo por actores no tradicionales, incluyendo entre éstos las corporaciones transnacionales, las organizaciones internacionales de trabajadores, las comunidades religiosas, los organismos no gubernamentales, la industria, los medios de comunicación. Según lo expuesto, han de ser susceptibles de calificarse como actores y agentes paradiplomáticos un sin fin de organizaciones e individuos que no se encuentran circunscritos a gobiernos no centrales. En definitiva, no podemos decir que son actores paradiplomáticos todas las personas, grupos o instituciones, tanto públicas como privadas que participan en el sistema internacional. De manera que resueltamente podemos definir como actor paradiplomático “aquella unidad del sistema internacional (entidad, grupo, individuo) que goza de habilidad para movilizar recursos que le permitan alcanzar sus objetivos, que tiene capacidad para ejercer influencia sobre otros actores del sistema y que goza de cierta autonomía.” (BARBÉ E. 2003: 135). En el caso del Norte Grande de Chile existen casos destacados de diplomáticos chilenos y bolivianos afincados en las provincias chilenas de de Tarapacá, Arica y La Paz, respectivamente (en 1903 y 1920), que buscaban con sus contactos, sobre todo comerciales y en vista al desarrollo de conexiones transfronterizas, compatibilizar intereses y un mayor entendimiento desde la validación de los parámetros regionales, como la idea de “frontera abierta”, en conjunto con los conceptos derivados desde las respectivas capitales, tal como el de “límites fronterizos nacionales”(CASTRO L. 2003b:7-8). Por otro lado, los contactos entre las ciudades de Iquiquei y Oruro entre 1950 y 1960, que alcanzan el clímax a partir de las caravanas de la amistad de 1958 y los contactos diplomáticos a distintos niveles que dinamizaron las relaciones diplomáticas oficiales, en la denominada “época dorada de las relaciones chileno-bolivianas”, a partir de los intentos por consolidar proyectos de desarrollo trasfronterizos (GONZÁLEZ S. 2012, OVANDO C.-GONZÁLEZ S. 2012). De esta manera se reconoce que en la dinámica relacional boliviano-chilena la existencia de actores tales como las autoridades regionales –intendentes, delegados presidenciales-, empresarios, y sindicatos, junto a los comités cívicos que proliferaron en varios hitos clave de las relaciones bilaterales entre estos dos países (CASTRO L. 2005, 2003; GONZÁLEZ S. 2011,2012). Para una investigación acerca del papel de la paradiplomacia en la relación Bolivia-Chile existen dos iniciativas colectivas que nos parecen particularmente atractivas. Aymaras Sin Fronteras Ejemplo de una dinámica paradiplomática en clave alienación territorial (CORNAGO, N. 2011) presente en la región de Tarapacáii, es el “Proyecto de Desarrollo Aymaras Sin fronteras. En efecto, se plantea que este proyecto pretende superar una serie de problemas propios de las comunidades fronterizas de la triple frontera norte, dentro de las que se destacan: “carencias de servicios e infraestructura, barreras legales (arancelarias) y políticas para su desarrollo económico sostenible. La falta de planes comunes de gestión territorial que incorporen los usos culturales de la tierra. La falta de acuerdos transfronterizos fito-sanitarios para el intercambio de productos, que afecta y limita los intercambios verticales tradicionales de las comunidades Aymara (la crianza de alpacas y llamas, el comercio de quinua, carne de llama, los cultivos tradicionales y plantas medicinales y aromáticas El creciente despoblamiento de la zona por la falta de oportunidades que se ofrece y su desconexión del circuito vial. La incursión de proyectos de desarrollo económico que desconocen y dejan de lado los usos y costumbres de los pueblos Aymaras de la zona generando riquezas que no son aprovechadas por estas comunidades. La falta de estrategias transfronterizas de desarrollo económico que tomen en consideración el capital social, natural y cultural del pueblo Aymara. (VÁSQUEZ J.2011) Este proyecto posee una particular mirada de la integración sub-regional que apunta a fortalecer la identidad Aymara (LETAMENDIA F. et al., 2011; ROUVIERE L. 2009, GONZÁLEZ S. et al. 2008), a la que se adscriben las comunas participantes en el proyecto El repertorio en el que se inscribe el proyecto es la suscripción de convenios de municipios con homólogos extranjeros que en Chile han crecido notablemente en los últimos años

(SUBDERE, 2009; RHIS SAUSSI JL. 2008). Esta tendencia permite a los alcaldes conocer otras realidades y tender a la búsqueda de intereses comunes en la medida que se trata de comunas que aspiran a insertarse en el mercado mundial por la vía de la cooperación descentralizada (RHISAUSI JL. 2008). Desde este espíritu se llega a la Alianza Estratégica Aymaras Sin Fronteras (AE).Se trata de una Asociación de municipios rurales que preserva una nutrida relación con sus pares bolivianos. Este proyecto liderado por el alcalde de la comuna de Pica, Miguel Nuñez, reúne a 56 municipios de los tres países, abarcando una población aproximada de ciento ochenta mil personas, y que ha interesado a organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la ONG CeSPI, entre otros. También ha incorporado a los Gobiernos Nacionales como de Chile, Gobiernos Regionales como el de Tarapacá y el de Tacna, ONG nacionales como el Centro de Estudios y Servicios Multidisciplinarios INTI de Bolivia” (GONZÁLEZ S. et al. 2008) En cuanto a la relación que se da entre los municipios y los gobiernos regionales respectivos en el marco de este proyecto, Francisco Humire considera que ellos tienen las ideas más claras que los representantes de los gobiernos regionales, respecto del desarrollo transfronterizo, pero entiende que debe trabajar con ello, sin perder con ello su finalidad última: la unidad aymara trinacional. En palabras del propio Humire lo más relevante es precisamente su carácter étnico: “nosotros tenemos un sustento cultural que nos hace distintos a otras regiones ya que somos Aymaras. La Alianza busca el otorgar fuerza al movimiento indígena haciendo resurgir una organización que tiene un pasado milenario que es necesario reivindicar”. (GONZÁLEZ S. et al.: 38) En cuanto a sus motivaciones, se trata de una combinación de finalidades económicas y culturales, pues buscan nuevos mercados para sus productos, y promoción turística de los territorios ancestrales; además, la paradiplomacia funciona para reivindicar su identidad marcada por la distancia hacia el centro político, especialmente desde su mirada del desarrollo con identidad al amparo del convenio 169 de la OIT.. La relevancia de este proyecto radica en que esta propuesta va más allá de un mero intercambio de bienes o servicios, puesto que se estarían validando nuevas y complejas escalas de acción internacional (JESSOP B. 2004) a través de la institucionalización de una estrategia de desarrollo vinculada a una nueva territorialidad transfronteriza. Así, en el año 2004, dentro de las negociaciones con la cancillería chilena para constituir la asociación, estableciendo su personalidad jurídica que le permitiera acceder a financiamiento internacional (BID y Banco Mundial), ésta se negó a que se denominase “Asociación Trinacional”, quitando el calificativo. A partir de la escasez de fondos públicos para su implementación, hacia 2006 se congeló la iniciativa, por lo que el Estado chileno gestionó un proyecto de inversión vía cooperación internacional a través del Banco Interamericano de Desarrollo. Aunque Aymaras sin Fronteras no promueven reivindicaciones autonomistas ni se enfrentan de manera radical con los respectivos Estados centrales, imagina nuevas especialidades (TAPIA M. OVANDO C. 2013), es decir frente al espacio institucional se encuentran los espacios de representación de los habitantes, aquellos espacios que desafían el orden espacial vigente, tratando de modificar y de apropiarse de la imaginación (FILIBI I. 2010:26). Con todo, Aymaras sin Fronteras constituye un desafío para las élites nacionales chilenas, bolivianas o peruanas, en la medida que cuestiona los fundamentos básicos de la soberanía del Estado y la centralización de la actividad diplomática (CORNAGO N. 2012).Además resulta particularmente esquiva a los intentos de normalización, puesto que, por más que tenga la venia de los Estados que han apostado por reformas administrativas para darle cause (SUBDERE-URAIComités de Integración y Frontera), les resulta incómoda su proyección supranacional, sobre todo que se trata de un territorio epicentro de una Guerra que hasta hoy genera disputas diplomáticas (Chile demandado en la Haya por Perú y Bolivia)

Por otro lado, implica un desplazamiento del sistema diplomático entendido como un asunto de Estados, hacia una nueva interpretación de la diplomacia en la que se reivindica su valor antropológico primordial, no solo como forma de mediar en el alejamiento entre el yo y el otro (DER DERIAN J. 1987), sino como forma de afirmar su valor transformador para todas las subjetividades políticas involucradas (CORNAGO N. 2012).

Caso ZICOSUR Desde otra lógica – propia de las elites locales regionalistas- existe otro proyecto que cobra fuerza con el paso del tiempo: la Zona de Integración de Centro Oeste de América del Sur, ZICOSUR. Una alternativa de integración regional originada en 1997 en la región de Antofagasta, ubicada al Norte de Chile, de la mano del Primer Encuentro ZICOSUR-Asia Pacífico, donde 300 representantes, embajadores y empresarios de Asia y Oceanía, buscaron espacios para la cooperación y generación de acuerdos entre empresarios y gobiernos. ZICOSUR, se puede entender como un conjunto de unidades administrativas subnacionales, conformada por provincias argentinas, regiones de Chile, departamentos de Bolivia, Estados de Brasil, Paraguay como bloque nacional y actualmente la incorporación de cuatro regiones del sur de Perú, las que están unidas por tres corredores bioceánicos (Corredor del Norte, Corredor del Trópico de Capricornio y Corredor del Sur). Es un proyecto de complementación económica, comercial y cultural y de cooperación intergubernamental y empresarial, que surge como una alternativa a la situación relegamiento que presentan estas zonas, respecto de los centros políticos. Su objetivo funcional (CORNAGO, 2006), consiste en coordinar y potenciar sus recursos para lograr el crecimiento conjunto y generar un desarrollo comercial con los países del Pacífico. Se trata de un medio para alcanzar mayor crecimiento económico, desarrollo de la cooperación política y económica, intercambios sociales y culturales, mejor calidad de vida, menor pobreza y desigualdad. También en clave más simbólica, el proyecto imagina un espacio territorial (FILIBI I. 2010; TAPIA M-OVANDO C. 2013) cuya población participa, por su historia, costumbres, cultura e idiosincrasia de un destino común. ZICOSUR es un proyecto que busca destacar, en un ámbito local, los intereses económicos y comerciales, apoyado fuertemente por el desarrollo de infraestructura, la proximidad geográfica, pero anclado en el apoyo ciudadano. Para ello las zonas juegan un rol trascendental apostando por la creación de una “cultura de la integración” apoyada fuertemente por el desarrollo de una ciudadanía informada y crítica y por lazos educacionales y culturales que, permitan construir, desde la diversidad, una mirada común respecto de las estrategias de desarrollo. Si bien, ZICOSUR es una región mediterránea, dispone de una franja costera ubicada en el norte de Chile y sur del Perú. Gracias a estos aspectos las subregiones del ZICOSUR, pueden ingresar a un mercado que concentra al 50% de la población mundial y representa el 47% del PIB mundial. Por su parte, la ZICOSUR presenta una economía basada principalmente, en la producción agrícola, pecuaria y minera, lo que le permite ofertar productos a los mercados de la Cuenca del Pacífico (China, Taiwán, Corea del Sur, Singapur, Malasia, Indonesia, Australia, Nueva Zelanda, México, USA y Canadá). Así, ZICOSUR provee de materias primas a esta vasta zona, generándose un proceso de integración transnacional. ZICOSUR, genera beneficios económicos, a las zonas no incorporadas por el MERCOSUR, las que configuran un mercado de 40 millones de habitantes, con más de 4 millones de KM2, un PIB de US$120 millones y más de 15 millones de hectáreas disponibles para la producción agropecuaria. Sumado a ello, la existencia de importantes reservas de energía y combustible y una interconexión ferroviaria que conecta ambos océanos.

De esta manera ZICOSUR ha incrementado su valor estratégico, por medio de los avances alcanzados en la integración física e institucional, aumentando, a su vez, sus niveles de productividad (especialmente considerando el gran aumento de las exportaciones de materias primas destinadas al Asia-Pacífico) y acrecentando sus relaciones económicas y comerciales. Por ejemplo, Argentina ha abierto mercados importantes en China, India, Corea. Bolivia ha mostrado un notable crecimiento en el volumen de sus exportaciones, siendo el sector de más dinamismo la extracción de minerales, liderado por la exportación de hidrocarburos. Paraguay ha visto incrementadas sus relaciones con China aunque con una balanza comercial desequilibrada. Mientras que Brasil, a través de Mato Grosso do Sul se ha transformado en un gran exportador de productos como soja, maíz, arroz, yuca algodón, productos agrícolas, ovino y una de los grandes productores mundiales de alcohol combustible Etanol. Otro importante elemento a destacar es la institucionalidad que ha formado ZICOSUR, buscando a través de ella, el encuentro de países que, por diferentes instancias, puedan presentar desavenencias. Tal es caso de la situación de Chile y Bolivia. Bolivia, con sus Departamentos de Chuquisaca, Cochabamba, Santa Cruz de la Sierra, Potosí, Oruro, Pando, Beni y Tarija, ha participado de diversos encuentros que buscan acercar posiciones entre ambos países. Se han desarrollado encuentros entre profesionales, parlamentarios, municipalidades, militares y grupos indígenas, generando lazos de confianza mutua en búsqueda de una solución definitiva. En el marco de la ZICOSUR se han concretado obras de infraestructura, proyectos mineros, avances en temas relacionados al control de fronteras, encuentros comerciales y estudios sobre posibilidades de intercambio energético. A su vez, durante 2012, se han desarrollado encuentros tendientes a regular el tráfico aéreo y concretar nuevos proyectos viales que conecten a toda la región. Todo ello, ha permitido generar una agenda bilateral, en donde, las regiones y departamentos han buscado fórmulas de acercamiento y conexión paradiplomática Conclusiones. Podemos conjeturar la existencia de una paradiplomacia en Tarapacá y Antofagasta , urbana, de corte más funcional, en torno a ZICOSUR - pero que supone superar cierto extrañamiento hacia el centro producto de la tradición centralista que padece Chile - un alcance: Chile es un país de arraigada tradición centralista, el más centralizado de América Latina y el más centralizado del concierto de países de la OECD, señaló en abril de 2013 Claudia Serrano, directora ejecutiva de Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural- ; lo que nos lleva a escrutar la posibilidad de reconocer una identidad distintiva de uso político vinculada a redes transnacionales en torno a este proyecto de integración subestatal. Esta acción paradiplomática, como señalamos más arriba, tiene antecedentes históricos que la hacen una actividad con una continuidad en el tiempo, pero no exenta de los vaivenes propios de la conflictividad diplomática bilateral (Por ejemplo, Bolivia rechazó realizar este 2013 el XIII Comité de Integración Chile Bolivia, uno de los vehículos para concretar acuerdos en marco de ZICOSUR). Además estaría surgiendo una paradiplomacia simbólica, propia de la franja fronteriza, producto de su doble abandono, tanto por la misma región a que se circunscribe, como desde un centro lejano, y con una identidad distintiva de uso político vinculada a redes transnacionales y proyectos de cooperación transfronteriza con una visibilidad que en ciertos momentos parece destacarse. Nos referimos al proyecto de desarrollo Aymaras Sin Fronteras. Finalmente, se trata de los mismos territorios donde se expresan tres lógicas diplomáticas superpuestas con sus matices y conflictividades: la estatal, el municipalismo rural indígena y las elites locales empresariales vinculadas a las autoridades regionales Con todo, aunque las experiencias de Aymaras Sin Fronteras Y ZICOSUR dan cuenta del potencial de la paradiplomacia para la concertación de zonas alejadas de los centros queda mucho por hacer. Si bien se ha avanzado en el desarrollo de cierta institucionalidad estable con respaldo internacional es necesario que se siga avanzando en diferentes áreas. La necesidad de mejorar la infraestructura es notoria, no obstante se hace aún más urgente el repensar nuestros antiguos

paradigmas de soberanía estatal y diplomacia centralizada abogando por su desplazamiento hacia otros actores y escalas y así dar espacios a estos nuevos actores subnacionales. Urge la inclusión de una agenda pública regional de temas de integración y la necesidad de participar de procesos regionales desde las perspectivas de las potencialidades regionales de desarrollo territorial transfronterizo. Así como también la creación de una sede permanente y agendas temáticas de largo aliento.

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TERRITORIO FRONTERAS

QUE

COMPRENDE

ALIANZA

ESTRATEGICA

AYMARAS

SIN

Fuente (González, et al., 2008)

TERRITORIO QUE COMPRENDE ZICOSUR

i

Iquique es la capital de la región de Tarapacá. Al Oeste limita con Bolivia. El departamento boliviano (división administrativa , homólogo de región chilena) más cercano es Oruro y la ciudad es su capital departamental que lleva el mismo nombre. ii Este abandono queda en evidencia en siguiente relato: “ Colchane no es más que un grupo de casas al final del altiplano chileno. El pueblo se sostiene por el pastoreo de llamas y la plantación de quínoa, cebollas y papas. La calle principal es la carretera que llega hasta a Bolivia, donde se alinean la municipalidad, el liceo, el retén y un par de hoteles. El aislamiento se siente en temas como la electricidad, la que únicamente se da entre las 20 horas y la medianoche a través de generadores. La gente se abastece de mercadería al otro lado, en Pisiga Bolívar, que es tres veces el tamaño de Colchane. Sábado por medio se hace una gran feria en el pueblo boliviano, donde se vende prácticamente de todo.”( Bázán,2013:19) Además, dicho relato nos muestra la representación del espacio no oficial que tienen los Aymaras, una representación del habitar transfronterizo donde el abastecimiento y la sobrevivencia se encuentra allende la frontera y viceversa. En efecto, el abandono y el habitar transfronterizo también se percibe desde Bolivia: “En Colchane dicen que es como ir al mall. El intercambio se da hacia el lado chileno también. Son 10 los niños bolivianos que cruzan la frontera de lunes a viernes para ir al colegio. Angela Soto, la directora del liceo, dice que es porque la educación es mejor: “Se les da útiles escolares, tienen computadores, acceso a internet. Por eso vienen, y no hay problemas (…) “Al otro lado de la frontera, Pisiga Bolívar funciona como pueblo-aduana. Son varios los camiones apostados sobre la carretera esperando pasar al lado chileno. Y a pesar de que el pueblo es más grande que Colchane, también da la sensación de un descuido mayor: las calles no están pavimentadas y muy cerca de la frontera proliferan puestos de comercio más bien precarios. Tampoco es raro ver gente de raza negra, colombianos o dominicanos, esperando su oportunidad para cruzar a Chile. La base militar, encargada de vigilar la frontera, se encuentra varios kilómetros hacia Bolivia, camuflada estratégicamente por un cerro. Nadie en Pisiga admite problemas con Chile. Una mujer aimara dice que los problemas se dan porque nadie sabe bien dónde está la frontera.” (BAZÁN. 2013:19-20)

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