NUEVA VISIÓN DEL PASADO ANDINO

September 6, 2017 | Autor: Isaac Bigio | Categoría: Latin American and Caribbean History, Middle East Studies, Latin American politics
Share Embed


Descripción

n La hipótesis del

peruano Robert Barker es que el Tawantinsuyo duró muchísimo más que lo que se admite en la historia oficial y que el número de incas fue también mucho más grande



escribe Isaac Bigio

D

esde que somos pequeños se nos enseña a recitar de memoria los nombres de los 14 incas mientras que ni siquiera los profesores de historia pueden usualmente nombrar a los casi 40 virreyes y casi 80 presidentes que ha tenido el Perú. Según la historia que nos cuentan, el noveno inca, Pachacútec, fundó el imperio en 1438, el cual duró hasta 1532: ¡menos de un siglo! El doctor Robert Barker, posiblemente el principal experto peruano sobre el Tawantinsuyo en Inglaterra, acaba de publicar en inglés su libro ‘La duración y la naturaleza política del imperio inca’ donde plantea que la historia fue intencionalmente modificada por algunos incas que quisieron alterar su genealogía o por los conquistadores quienes quisieron abreviar el extenso período que habría supuesto el imperio conquistado. Para Barker la expansión inca se dio muchísimo antes de Pachacútec. Los incas llegaron a Lima entre 2 a 4 siglos antes de Pachacútec y el Tawantinsuyo tuvo entre 20 y 30 monarcas. ¿14 incas? En cuanto a los incas, los únicos escritos que hoy podemos consultar son aquellos hechos durante el breve reinado de Atahualpa y las décadas subsiguientes a su muerte, ya que aún hoy no se pueden descifrar los quipus. Entre los cronistas no hay consenso sobre la cantidad de incas que hubo ni en qué tiempo y por cuántos años gobernaron. La gran mayoría de ellos coincide en 13 nombres, aunque no en todos los casos en el mismo orden. Además, algunos cronistas colocan a otros incas. Uno de ellos, Fernando de Montesinos, incluso enumera alrededor de un centenar de incas. Para Barker muchos monarcas fueron removidos de la memoria oficial cuando un inca quería erradicar todos los trazos de uno anterior, cuyo legado, momia, escrituras (quipus) y clan eran eliminados.

Una visión radicalmente nueva del pasado Barker Conocí a Barker a inicios del milenio cuando yo investigaba y enseñaba historia en la London School of Economics y él hacía lo mismo en la adyacente University College of London. Entonces veía que su proyecto de tesis era muy osado, aunque hoy esta ha sido publicada por Mellen Press y ha sido objeto del galardón ‘Professor D Simons Evans’ por su ‘distinguida contribución a la erudición’. Su supervisor y prologuista es uno de los principales profesores latinoamericanistas británicos (Stephen Hart, promotor inicial del mes de la comunidad iberoamericana en Londres). Curiosamente su universidad queda en la calle que da a la esquina donde murió el más célebre peruano enterrado en Londres (Juan Pablo Vizcardo y Guzmán), cuya avenida se llama Baker, un nombre similar al de Robert. Él es un limeño hijo de peruana con europeo, al igual que su tía María Rostworowski, la gran historiadora de los Andes precolombinos que en seis meses cumplirá su primer siglo de vida. Barker se enorgullece de su pariente lejana pues es una gran cuestionadora de mitos sobre la historia prehispánica, pero él cree que ella debe ir más lejos y aceptar que la cronología oficial del incario debe ser radicalmente cambiada. Roma americana Se suele equiparar al Tawantinsuyo como la Roma andina. La distancia que había entre Roma y sus provincias geográficamente más distantes (Portugal al oeste y Jerusalén al este) es similar a la que había entre Cusco y los extremos norte y sur de su imperio (Pasto en Colombia y el río Maule en Chile). Ambos imperios tenían una extensión máxima de alrededor de 4.000 kilómetros, pero mientras los romanos podían tramontar rápidamente esas distancias usando caballos o navegando el mar interno que circundaba a su imperio, los incas conectaban su vasto Estado esencialmente a pie. El Tawantinsuyo fue el imperio hecho sobre piernas más grande de la historia universal. Su red de caminos de unos 40.000 kilómetros era similar a la que tuvo Roma pero sobre terrenos mucho más empinados y difíciles. Si el imperio romano duró medio milenio (uniendo a todo el Mediterráneo) y un milenio más regentando el este de dicho mar, es inconcebible que el imperio inca haya durado menos de un siglo. Cronología La cronología oficial del incario es aquella que ha trazado el destacado arqueólogo John Howland Rowe en 1945 y que siguen todos los grandes historiadores andinos de la actualidad.

20 hildebrandt en sus trece ≠ del 23 al 29 de enero del 2015

1La monarquía inca occidentalizada (y blanqueada) por la Colonia.

1Si Barker tuviera razón toda la historia precolombina debería pasar por un escrutinio severo. Rowe cuestionaba las cifras del mandato de cada uno de los incas según los cronistas españoles. Sarmiento, en 1572, sostuvo que Manco Cápac gobernó durante un siglo (565665) y Cabello, en 1586, afirma que lo hizo por 61 años (945-1006). En 1931 un especialista moderno, Philip Ainsworth Means, publicó una cronología donde también iniciaba el incario en el año 945. Rowe demostraba que era imposible que hubiese un siglo bajo el dominio de un solo inca o de un inca padre con su hijo. Su solución fue recortar

entre 3 y 7 siglos el inicio del incario. A partir de entonces la historiografía oficial aduce que los incas debutaron como un señorío local en el Cusco en el siglo XIII y que su expansión imperial duró unas 7 décadas a partir de Pachacútec. Barker aduce que Rowe es más realista cuando presenta regímenes de gobierno real que duraban pocas décadas, pero que también el inicio del incario podría datarse en el siglo X, como proponía Means. Lo que les faltó a ambos es establecer que hubo muchos más incas.

Un inca bien podía erradicar la existencia de uno previo e incluso asumir que él fue el autor de todos sus éxitos, práctica que también se ha visto en civilizaciones como la egipcia, donde se eliminaban murales y jeroglíficos de determinados faraones

Tergiversaciones Los incas no tenían una visión lineal del tiempo donde el presente estaba condicionado por el pasado. Más bien creían que hechos del presente alteraban inmediatamente el pasado. Esto daba pie a que siempre hubiese una licencia para modificar la historia según los requerimientos de cada gobernante. Lumbreras sostiene que los incas eliminaron de la memoria histórica toda referencia al imperio Wari, el cual gobernó desde Cusco a Lambayeque entre el quinto y décimo siglos. Si los incas podían hacer eso con lo

1El peruano Robert Barker en University College of London el día que recibió el grado de PhD gracias a su tesis “The Duration and Political Nature of the Inca Empire” (derecha).

Hildebrandt en sus trece

que Lumbreras llama el primer Tawantinsuyo, muy bien podrían haber alterado radicalmente la historia de su propia monarquía. La guerra civil entre Atahualpa y Huáscar no fue la primera o la última que se dio en el incario. Antes hubo muchos conflictos violentos por la sucesión en el cargo. Cada inca podía tener decenas o cientos de hijos con múltiples mujeres y sus hijos se afiliaban a distintas panakas (clanes matrilineales). El clan que perdía podía ser aniquilado físicamente y su símbolo (la momia del inca que fue parte de su panaka) y quipus eran quemados. Cuando los españoles llegaron ese proceso se había iniciado con la panaka de Túpac Yupanqui (el inca que más expandió el imperio y que habría descubierto Oceanía llegando a las actuales Polinesia francesa e Isla de Pascua, según Del Busto), pues Atahualpa y su panaka quemaron su momia y mataron a sus seguidores por haber apoyado a Huáscar (la mitad de la nobleza cusqueña fue exterminada). La lucha entre panakas se daba en torno a cómo cambiar mejor la historia según sus conveniencias. Varios cronistas sostienen que el imperio inca fue creado cuando un avance militar chanca fue derrotado por el hijo de un inca que salió a enfrentarlo mientras su padre (el rey) se escapaba. Mientras la mayoría de ellos aduce que dicho inca fue Pachacútec y que el inca cobarde fue Viracocha, Garcilaso, quien fue de la panaka de Túpac Yupanqui y Huáscar y por ende enemigo de Pachacútec, dice que el inca que aplastó a los chankas y creó

[email protected][email protected]

el imperio fue Viracocha. El cronista Cieza de León indica que cuando un inca pudo haber sido tímido, cobarde o frívolo corría el riesgo de ser eliminado del registro histórico. Un inca bien podía erradicar la existencia de uno previo e incluso asumir que él fue el autor de todos sus éxitos, práctica que también se ha visto en civilizaciones como la egipcia, donde se eliminaban murales y jeroglíficos de determinados faraones. Urcos, el hijo mayor de Viracocha, es un inca al que se lo removió de su sitial pues su medio hermano Pachacútec lo aniquiló. Según Barker, otros dos incas removidos habrían sido Amaro Topa y Yanque Yupanqui quienes habrían gobernado entre Pachacútec y Túpac Yupanqui, los cuales no habían sido un rey padre sucedido por su hijo, sino incas distantes por dos o tres generaciones. Conquista La extrema violencia que podían suscitar las luchas entre panakas habría sido una causa central de la caída del incario. En una serie que la BBC ha difundido este enero sobre el incario no se plantea para nada el hecho que este imperio fue derrumbado porque numerosos pueblos indios se unieron a los españoles por su odio a Atahualpa. Pizarro navegó toda la costa ecuatoriana y norperuana un quinquenio antes de marchar a Cajamarca. La idea de que unos 160 castellanos matasen miles de adiestrados guerreros incas en la plaza de Cajamarca para capturar a Atahualpa parecería otra leyenda española.

Excavaciones de Guillermo Cox en Puruchuco e investigaciones de Efraín Trelles y Rostworowski demostraron que es falsa la versión española de que unos cuantos jinetes pizarristas repelieron a decenas de miles de soldados de Manco Inca cuando estos llegaron al centro de Lima, pues fueron varios pueblos indígenas de esta y Huaylas los que con sus armas defendieron a Pizarro y derrotaron a los rebeldes. Así como las panakas incas reescribían la historia, los conquistadores hicieron lo mismo relegando el gran apoyo que cañaris, chachapoyas, huancas y otras etnias locales les dieron por su animadversión a Atahualpa, sin lo cual ellos fácilmente hubiesen sido conjurados. Los cañaris, que vivían entre los actuales Ecuador y Perú, llegaron a apresar a Atahualpa antes de la llegada hispana. Más tarde fueron masacrados por él y por eso finalmente se alistaron con Pizarro. Barker cree que es necesario reestudiar la historia y ver si habría sido posible que Pizarro intencionalmente fue recorriendo la costa peruana reclutando decenas de miles de indios para luego avanzar a Cajamarca y si es que los cañaris, o los de Tumbes y otros pueblos, que apoyaron inicialmente a Huáscar, no se plegaron a Pizarro antes y no después que él capturase a Atahualpa.

Pruebas arqueológicas Barker cree que Pachacútec gobernó antes de 1438 y que mucho antes que él el imperio inca ya se había expandido fuera de su cuna. Eso se corrobora con descubrimientos de muchos restos inconfundiblemente incas bastante al norte no sólo del Cusco sino de la zona chanca. En la región Lima hay hallazgos incas que datan de alrededor de 1325 en Cerro Azul, del 1190 al 1213 en Chancay y del 1038 al 1213 en Pachacámac. Esto último podría implicar que los incas llegaron a lo que hoy es la capital peruana hasta 4 siglos antes de lo que se pensaba y que Lima habría estado más tiempo bajo el Tawantinsuyo que

Según Barker, otros dos incas removidos habrían sido Amaro Topa y Yanque Yupanqui quienes habrían gobernado entre Pachacútec y Túpac Yupanqui, los cuales no habían sido un rey padre sucedido por su hijo, sino incas distantes por dos o tres generaciones

bajo la colonia o la república. Incluso más al norte, en La Libertad, se han desenterrado en Farfán reliquias incas que datan de entre 1350 y 1425. Incas: ¿peruanos, bolivianos o ecuatorianos? Hace algunos años en el Museo Británico hubo un seminario que agrupó a todos los grandes especialistas mundiales sobre las lenguas andinas. Allí el profesor Rodolfo Cerrón Palomino me explicaba que, según él, los incas tenían origen boliviano aunque los idiomas quechua y aimara son peruanos. Para él los incas hablaban el puquina porque venían de la cuenca del Titicaca donde esta habría sido la lengua de Tiahuanaco. Al llegar al Cusco ellos mantuvieron su idioma como ‘secreto’ y adoptaron el de dicha zona (que era el aimara) y finalmente, al conquistar el Chinchaysuyo, tomaron el idioma dominante (quechua) como el imperial. Rostworowski no cree que haya verdad alguna tras la leyenda de Manco Cápac saliendo del Titicaca. Se ha demostrado que él no pudo haber traído la civilización al Cusco pues medio milenio antes que los incas se construyó, a 30 kilómetros al sureste de dicha ciudad, la descomunal urbe huari de Pikillacta. Otra tesis sostiene que Manco Cápac no provino de Puno sino de la isla de Puna en el Ecuador. No obstante, Barker cree que Manco Cápac no fue ni boliviano ni ecuatoriano sino peruano. Él cree que la hipótesis más plausible es la de los hermanos Ayar, los cuales podrían representar a 4 tribus que salieron de la descomposición del imperio Wari y se asentaron en el fértil valle cusqueño. Barker, igualmente, duda que haya habido una sola guerra contra los chancas y él tiende a creer que constantemente se daban conflictos entre esos poderes a ambas riberas del río Apurímac. Si tomamos en cuenta que ya hubo un Tawantinsuyo desde los waris a mediados del primer milenio y que estos, desde sus inicios, gobernaron Cusco, no podría descartarse que Tiahuanaco, como entidad, existió alrededor de un milenio, aunque con diversas dinastías, idiomas y capitales, tal y cual pasó con las civilizaciones de Egipto o China. Barker es un hombre muy modesto, que no cree tener todas las respuestas, pero lo que sus provocadoras tesis persiguen es promover el debate y buscar nuevos desarrollos demostrando que hay que revisar la cronología oficial inca. Ojalá él pudiese participar más activa y directamente en los debates académicos de sus Andes nativos, a los que no regresa a vivir desde hace 4 décadas. n Posdata: Dedico este artículo a la memoria de mi primo Michel Mitrani y de otro excompañero de la Católica, Pepo Velásquez, quienes recientemente han fallecido y se hubiesen deleitado con esta nota en este medio que tanto leían.

del 23 al 29 de enero del 2015

≠ hildebrandt en sus trece

21

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.