Ñ. La letra que no se enteró de lo que sucedía a su alrededor

Share Embed


Descripción

COMUNICADO

Ñ La letra que no se enteró de lo que sucedía a su alrededor. Theory the Iberian acronyms RPI: B-3851-14

Por Enrique Cabrejas Apreciados Srs.; Me complace poner en su conocimiento y a través de este comunicado que la letra Ñ que, como bien saben, se trata de la decimoquinta letra del alfabeto español, ha tenido hasta ahora su verdadera identidad extraviada. Felizmente logré diagnosticar sus rasgos y distingos confirmando qué letra es realmente la duodécima consonante y recuperarla para su estudio. Con el sugerente enunciado “La letra que no se enteró de lo sucedía a su alrededor”, lógicamente es un modo afable de cargar las tintas sobre el elemento y disculpar a quienes deberíamos habernos dado perfecta cuenta y con exactitud plena de la auténtica identidad de este ente, a la vez que un medio metafórico de explicar una anormalidad gramatical y semántica que, como se verá, durante años ha envuelto enmascarada a esta singular consonante. Vaya por adelantado mi simpatía y afecto personal por esta admirable letra “eñe y por tanto mayor causa de interesarme por ella. Verán, si bien es cierto que todas las letras son representaciones gráficas de una lengua que es hablada, el caso particular que nos ocupa, excepcionalmente, es el resultado de una insospechada confusión: La letra Ñ no se trata de una “n” con virgulilla como se ha tenido por más cierto, sino de otro carácter distinto y como producto de una subsiguiente vocal consonantizada. En realidad, proviene de la conjunción ibérica í que significa suma o total. Pero entonces ¿suma de qué? Pues, de la vocal “i” + acento circunflejo. En otras palabras, nuestra letra “eñe” es homóloga a la letra griega “ῆ” (eta acento circunflejo). Dado que originalmente no fue España, año, Iñesta, etc., sino que fue Espaῆa, aῆo, Iῆesta, etc. La razón fundamental para el desacierto, probablemente, es que el elemento al sonar fonéticamente como una consonante nasal (sonora) palatal [ɲ] presumieron que en el castellano la letra “n” abolida todavía permanecía, sin advertir que en realidad se trata de la correlativa vocal consonantizada / î /. Para ser más exactos, su origen se encuentra en un auténtico fósil lingüístico que lo confirma. Mírenla ¿no les parece castiza esta magnífica “i” ibérica í responsable de nuestra letra Ñ y que en castellano antiguo era equivalente a la letra helena “ῆ” -ήτα περισπωμένη-. Y es que nuestro idioma no sólo se caracteriza por un peculiar yeísmo sino además por un inadvertido ñeísmo. Me hago cargo de que esta afirmación les deje perplejos, no puede ser de otro modo; voy a transmitirles una epistemología que ha estado inédita durante miles de años. Esta teoría del conocimiento tiene un razonamiento que puedo sustentar empíricamente.

ῆ Página 1

LA VOCAL “ῆ” CONSONANTIZADA La afirmación de que el idioma español proviene del latín vulgar y dado por cierto en la historiografía oficial es un monumental error. Esta teoría está sustentada en una ilusión óptica, ya que lo que el ojo ve, la mente lo cree. A todas luces parece latín, pero... créanme, no lo es. Es puro ilusionismo. Nuestra lengua la vemos escrita con caracteres latinos y por tanto, suponemos que fue razonada igualmente en latín pero, miren, fue pensada de otro modo. Fue construida con una escritura ibérica y fundamentada en una filosofía del lenguaje de origen heleno anterior. Verán, nuestros antepasados ibéricos no doblaban letras, es decir no tenían letras doppia “dobles”, sorprende que haya seguido siendo así hasta nuestros días también en nuestra lengua española. El caso de la letra “ll” es un solo carácter y no dos que se comparten entre dos sílabas, anterior y posterior, como se solía hacer en el latín o hacen otros idiomas como el italiano, griego, etc. La “rr” es un sólo fonema. Incluso se fracasó con la pretensión de la doble “n” y se considera que cuando aparecía una, por ejemplo: Anno, lo que se hacía era poner una tilde sobre una “n” y obviar la otra: Año. No obstante, cabe señalar que Anno es una palabra del latín y no es castellana. El nacimiento de nuestra peculiar letra “ñ”, y si bien es cierto que, parecería que cuando había dos se suprimía una, la cosa era de otro modo muy distinto. Pero para que se entienda en toda su extensión, comenzaré por exponer que, y por poner un ejemplo, nuestra preposición “con” en castellano se escribía: co֘. No hay doble “n” y la única que supuestamente tuviera tampoco está. En cambio, añade un acento muy llamativo, característico y sin lugar a dudas propio. De hecho, tanto es así que nosotros decimos España y es claro que el nombre “Hispania” no tenía doble “n”. Así que permitan que les anuncie que esa explicación sobre sus causas y dada hasta nuestros días no es válida. Los castellanos antiguos no ponían una tilde sobre una “n” y obviaban la otra. Lo que sucedía es algo muy distinto: la “n” no se escribía pero ¿qué ocurría si presuntamente precedía a la vocal “i”? Es el caso de “Hispania. Pues ¡asombroso! se consonantizaba la vocal. Lo que vemos en la “ñ” de “España” es una vocal “i” con acento circunflejo. ¿Cómo? Nuestra lengua la vemos escrita con caracteres latinos y, por tanto, suponemos que fue razonada igualmente en latín pero, miren, fue pensada de otro modo. Fue basada en una filosofía de origen heleno antiguo y con escritura ibérica, ahora lo entenderán. Les muestro la letra

que no existe en latín y que siendo propia ibérica protagoniza nuestra Ñ: Se trata de í. Es equivalente a la conjunción “ῆ” y que tenía el significado semántico de suma o total. Pero entonces ¿suma de qué? No se trata de una letra “n” con virgulilla, la letra se abolía. Originalmente fue Espaῆa, aῆo, Iῆesta, etc., con “ῆ” (ήτα περισπωμένη) En otras palabras, la castellana “eñe” es homóloga de la helena “eta acento circunflejo”. Dado que siendo la vocal / î / fonéticamente suena como una consonante nasal (sonora) palatal [ɲ] se imaginó una consonante “n” con virgulilla, sin advertir que en cambio se trata de la consecutiva vocal consonantizada. Así tomó un aspecto a ras de “ñ” para España, año, Iñesta, etc. Y es que nuestro idioma no sólo se caracteriza por un peculiar yeísmo sino también por un insólito ñeísmo. Nadie mejor podría saberlo, modestamente, comprendí que mi segundo apellido y que, como saben, es Iñesta; era el modo correcto de escribirlo en castellano, mientras que Iniesta era una traducción castellanizada de la raíz pre helena y de la cual incluso bebe el vocablo latín genistae. Eso muestra que la impronta ibérica fue tan excepcional que, incluso sin pretenderlo, se impuso al latín. Así que ya ven, no fueron los críos irresponsables con sus mensajes de sms los primeros en abreviar la hermosa lengua española.

Página 2

ARAÑA Para que se entienda mejor e ilustrar cómo actúa la letra ῆ en el idioma español, pondré el ejemplo de un nombre común tan popular como es el del artrópodo ARAÑA y que tiene el connatural significado de TEJEDORA, aunque no solo en el sentido de hilar un tejido, tal como se pudiera pensar, sino de urdirlo con la intención de enredar. Y es que en el léxico español existe la entrada “enredadora” pero únicamente para aplicar a quien “complica las cosas” y no alude a quien lo hace mediante “hilar un entramado”. No obstante ese concepto lo tenemos en nuestro léxico, y esa inadvertida palabra es “ARAÑA”. Se trata de un antiquísimo ACRÓNIMO IBÉRICO que define a quien “actúa (tejiendo una) trama”. Su origen etimológico se encuentra en una locución dada por nuestros ancestrales antepasados y que ha permanecido desde hace miles de años preexistente en nuestro léxico. Verán, el sustantivo ARAÑA no únicamente es una palabra que tiene una definición como es conocida; es el resultado, a su vez, de dos raíces léxicas en una frase que detenta una significación desde su vertiente semántica. Y es porque la locución española [AR] [AÑA] se compone de dos monemas. Esto supone que nos encontramos ante dos lexemas. Unidades mínimas dotadas de significación y articuladas en un antiquísima frase ibérica: áq ámíá “Araña”. Se trata de un verbo y un sustantivo que yuxtapuestos definen el concepto de quien “añade” o “agrega” con astucia. La ARAÑA justamente es un animal que CAPTURA a sus presas de este modo. También es importante tener en cuenta que ARAÑA es una RED, incluso algo o alguien que con lazo o truco APREHENDE o TOMA. Y eso es porque TRAMAR en la antigüedad era la habilidad textil de TEJER una hebra, un filamento o el hilo. Bien, para fijar el nombre común en español ARAÑA es necesario conocer las raíces pres helenas y es que no hay consenso entre quienes derivan el nombre del latín Aranea y quienes lo derivan del griego ἀράχνη. No se debe derivar de uno ni tampoco del otro. Con toda franqueza, lo que sucede es que muchos y distintos idiomas se nutren de las mismas raíces pres helenas, por ello en unos casos los términos tendrán relativa similitud y en otros difícilmente porque habrán tomado otra diferente raíz. Y es que cada lengua tiene su particular modo de expresarlo y de completar sus propios términos. En absoluto derivan uno del otro ni entre ellos, se tenga por más cierto. Cada idioma lo resuelve desde su pragmatismo y gramática. Además en el vocablo que nos ocupa ortográficamente hay una clara evidencia de ñeísmo. Así que tuvimos durante todo este tiempo este término desubicado porque ARAÑA siempre fue ARAÑA. ΑΡ áq ámíá ΑΝΙΑ

AR AÑA

Verbo ibérico: ACTUAR Sustantivo ibérico: TRAMA

Veamos de qué modo se construye la antiquísima locución ARAÑA: El acrónimo en cuestión se forma a partir del verbo ibérico áq “Ar” que significa “ACTUAR” más el sustantivo ibérico ámíá “Aña” que significa “TRAMA”. Aglutinados dan como resultado el acrónimo ibérico áqámíá “ARAÑA” que literalmente quiere decir que “actúa (tejiendo una) trama”. Naturalmente, todos sabemos que, lo que se pretende es agarrar o contener, “HACER UNA PRESA”. Pero déjenme les anuncie una primicia, la lengua española curiosamente admite la entrada AR en su léxico como una interjección y es porque entiende que se trata de una orden para realizar un movimiento inmediato. Realmente ¿no se dan cuenta? eso es justo la función del verbo y en especial ACTUAR.

Página 3

ΕΛΛΑΣ · ELAZ El 21 de Abril de 2012 descifré la lengua ibérica, concretamente a partir de la escritura ibérica septentrional. Averigüé que el texto de El Bronce de Luzaga estaba compuesto por 124 signos que formaban 24 vocablos, y estos se componían a su vez de sintagmas con 45 palabras significadas, más 16 signos de puntuación escritos en ocho párrafos. Cabe señalar que los antiguos epigrafistas cometieron un error crítico, creyeron que la escritura íbera y celtíbera se escribía con palabras cuando una gran parte de la misma son acrónimos o sintagmas de dos, tres o más vocablos de significación. Algo nada celta y por otro lado completamente heleno. Descubrí que el texto se podía leer y comprender perfectamente en una coherencia que resultaba tan excelente como extraordinaria. Además se podía contrastar científicamente a través de la lengua griega antigua al cruzarla a la vez con la helena frigia, en sus modos frigio-jonio-eolio-lidio-dorio, ya que la escritura ibérica septentrional o celtibérica no tiene origen en una supuesta lengua celta sino en las raíces de la proto lengua griega de la época frigia. Pero lo más sorprendente lo anuncio ahora: Nuestras palabras, las que usamos nosotros, pude comprobar que son las mismas que usaban ellos. Naturalmente no están completas tal y como las conocemos hoy, ni tampoco escritas con nuestros caracteres actuales. Otras muchas se extraviaron en el tiempo y no son de uso corriente; no obstante, todavía podemos encontrar esas raíces en el griego antiguo, incluso muchas en el griego actual, lo cual no digan que no es portentoso; ahora bien, nosotros las conocemos escritas con ortografía de patrón latino. ¡Sorprendente! Nuestros celtíberos grabaron el texto de ese bronce usando un alfabeto epichorikos, quiere decirse en este caso uno ibérico propio, y los vocablos guardan perfecto significado con el griego frigio. Son ellos, quienes nos confirman a Heródoto, asombrado tan sólo doy testimonio de ello. Me resulta sumamente emocionante, como es natural. Son ellos y no otros quienes dicen ser: ΕΛΑΣ... ΚΑΡΥΟ : ΤΕΚΕΣ. Es decir “Helenos, Cario de Anatolia”, ¡Impensable! Y lo hacen de este modo singular, vean: ëlaF… Cquo : &wF. Pero éramos analfabetos de la escritura ibérica y no lo pudimos siquiera sospechar. Era un debate abierto durante siglos y que los historiadores no pudieron resolver. Lo denominaron el problema insoluble de LAS DOS IBERIAS pero la cuestión quedó resuelta en el instante que pude leer una menuda lámina ibérica: “El bronce de Luzaga”. Entonces pude constatar que sencillamente era cierto, que las dos Iberia estaban relacionadas entre sí y entre esas dos Iberia finalmente se fundó Europa. Y no sé si han podido percibir que nuestra filosofía del lenguaje es la misma que la suya. Lo más llamativo es que para ser el ibérico una lengua ignota y extraña, muy extraña, aún es más raro que sus vocales coincidan con las nuestras. Miren, en español hay cinco fonemas vocálicos. Pero sepamos cuantas vocales tiene la lengua ibérica: CINCO. Sí, cinco, y son las mismas vocales, exactamente iguales, que los cinco fonemas vocálicos que tenemos hoy en día en nuestro idioma español: /a/ /e/ /i/ /o/ /u/, pero con la salvedad de que ellos las escribían de este otro modo: á, è, í, o, U. Con la llegada de los romanos a la península, es conocido que la grafía antigua cambió al patrón latino pero, ¿saben cuántas vocales tiene el latín? Tiene DIEZ. Nuestras vocales no son las del latín sino las ibéricas. Nos encontramos frente a una teoría que se dio por cierta sin una debida comprobación: “La lengua madre del español es el latín.”

Página 4

LA ESCRITURA IBÉRICA Verán, muchos de quienes siguen mis investigaciones se preguntan por qué razón no hago mención a otros especialistas, ni siquiera para rechazar sus hipótesis o argumentar en contra. Pero ¿por qué debería hacerlo? En primer lugar, no soy quien para ponderar lo que no propongo. Y en segundo lugar, desarrollé una fecunda metodología científica a la cual denominé: La Teoría de los Acrónimos Ibéricos. Es clave para entender nuestro idioma, y su aplicación me permite explicar todo aquello que nadie hizo jamás; como se debiera, entiéndase. Dispongo de la mejor herramienta y lo he explicado, reiteradamente, y claro, lo seguiré haciendo, tanto como sea necesario; porque percibo que se sigue sin entender cómo se denominaron las palabras, los lugares y las cosas en nuestro país y no solo, antes de que nosotros lo poblásemos, únicamente es método para hallar su verdadero origen y así demostrarlo. Nuestra lengua ibérica es anterior a la griega, pero hoy la conocemos y desde tiempos escrita con otra ortografía, con letras romanas. Que la lengua española viene del latín es una ilusión óptica. Ya que lo que el ojo ve la mente lo cree. A todas luces parece latín, pero... créanme, no lo es. Es puro ilusionismo. La vemos escrita con letras latinas y entonces suponemos que fue razonada igualmente en latín, pero miren, fue pensada de otro modo. Fue construida en un idioma ibérico de origen anterior y muy heleno. Su lengua, la de nuestros antepasados, es concreta, coherente y lógica. Ellos, pronunciaban todo lo que escribían, igual que nosotros decimos que lo hacemos en la actualidad, y es que se trata de nuestra misma lengua. Y es que nosotros, que teníamos una escritura antigua y anterior a la lengua griega helenística, con la llegada del latín ganamos una nueva ortografía, pero en cambio perdimos nuestras pretéritas funciones del lenguaje. Sí, perdimos la función emotiva por otra. Perdimos la función conativa por otra. Perdimos la función poética por otra. Perdimos la función fática por otra. También la función metalingüística se vio afectada y, lo que es peor, perdimos toda la función referencial y para siempre por otro idioma que desde entonces se pretendió ab initio. ¿No les parece de interés recuperar nuestro idioma primigenio? Los ACRÓNIMOS IBÉRICOS son las primarias frases de uso por los autóctonos (de facto) en la península ibérica y por asombroso que parezca hoy constituyen los morfemas, fonemas y lexemas del léxico del actual castellano, por ende idioma español. Pues, derivando del latín lo indeclinable de forma, es decir términos no variables que son genuinos y puramente ibéricos, no se acredita más el origen de la lengua española sino, bien al contrario, se justifica la conjetura de un latín superior que da como consecuencia un subordinado origen del idioma castellano. Cuando en realidad son a la par, ambos, un futuro latín y un futurible idioma castellano bebieron de fuentes “pre griegas”, incluso en numerosas ocasiones de raíces distintas ¡Inimaginable! Lo cual me complace anunciarles aquí para que conste y surta los efectos a que hubiere lugar, convenga y proceda. Afectuosos saludos; Enrique Cabrejas Iñesta Investigador de la Historia del Lenguaje En Barcelona, 1 de Marzo de 2016

Página 5

Referencias Cabrejas Iñesta, Enrique (Marzo 2015) HIJOS DE TITANES - EL SECRETO ÍBERO ISBN: 978-84-9095-585-7. Colección: Investigación. Editorial Círculo Rojo. Almería. DEPÓSITO LEGAL: AL 199-2015. Bibliografía: Herodotus, The Histories. Hesiod, Theogony. Homer, Iliad. Homeric Hymns. English translation in the Online Medieval and Classical Library. Pindar, Pythian Odes. Homer: Iliad, 2 vols., revised by William F. Wyatt, Loeb Classical Library, Harvard University Press (1999) Homer: Odyssey, 2 vols., revised by George E. Dimock, Loeb Classical Library, Harvard University Press (1995) The Iliad, Farrar, Straus and Giroux (2004) ISBN 0-374-52905-1 The Iliad, Penguin Classics (1998) ISBN 0-14-027536-3 The Odyssey, Penguin Classics (1999) ISBN 0-14-026886-3 The Odyssey, Red and Black Publishers (2008) ISBN 978-1-934941-05-8 Strabo. Geographica III. Diodorus Siculus. Bibliotheca historica. Φιλολογική Ομάδα Κάκτου, εκδόσεις Κάκτος, 1992. Σπ. Ιακωβίδης, Αι μυκηναϊκαί ακροπόλεις, Εκδόσεις Πανεπιστημίου Αθηνών: Αθήνα 1973. Απολλοδώρου, Επιτομή της Βιβλιοθήκης Ηροδότου, Ιστορίαι. Παυσανίου, Ελλάδος περιήγησις. Πρόκλου, Χρηστομάθεια. Στράβωνος, Γεωγραφικά Dictys Cretensis, Ephemeridos belli Trojani libri (μετάφραση Γιώργη Γιατρομανωλάκη ως Δίκτυς ο Κρητικός, Εφημερίδα του Τρωικού Πολέμου, Άγρα, 1996) Dares Phrygius, De excidio Trojae historia (μετάφραση Γιώργη Γιατρομανωλάκη ως Δάρης ο Φρύγας, Ιστορία για την άλωση της Τροίας, Άγρα, 1996) Greek Mythology. Encyclopædia Britannica. 2002. Greek Religion. Encyclopædia Britannica. 2002. Griffin, Jasper (1986). Greek Myth and Hesiod. The Oxford Illustrated History of Greece and the Hellenistic World edited by John Boardman, Jasper Griffin and Oswyn Murray. Oxford University Press. ISBN 0-19-285438-0. Grimal, Pierre (1986) Argonauts. The Dictionary of Classical Mythology. Blackwell Publishing. ISBN 0-631-20102-5 Hard, Robin (2003). Sources of Greek Myth. The Routledge Handbook of Greek Mythology: based on H. J. Rose's A Handbook of Greek mythology. Routledge (UK). ISBN 0-415-18636-6. Lexicon Iconographicum Mythologiae Classicae. Artemis-Verlag. 1981–1999. Cabrejas Iñesta, Enrique (Enero 2013) KARUO - EL SECRETO ÍBERO - ISBN 97884-9030-665-9. Colección: Investigación. Editorial Círculo Rojo. Almería. DEPÓSITO LEGAL: A 1185-2012.

Página 6

Ñ. LA LETRA QUE NO SE ENTERÓ DE LO QUE SUCEDÍA A SU ALREDEDOR Por Enrique Cabrejas Iñesta DOI: 10.13140/RG.2.1.1430.1846 ORCID: 0000-0002-5002-5850 CIDEIN: 00.00121/ECI.01.03.2016 THE ORIGINS OF THE SPANISH LANGUAGE - THEORY THE IBERIAN ACRONYMS by ENRIQUE CABREJAS DOI: 10.13140/RG.2.1.3150.5364 Theory the Iberian acronyms RPI: B-3851-14 © 2012 by Enrique Cabrejas Iñesta © 2012 Fuentes gráficas de Ibero Juan-José Marcos © 2012 by Enrique Cabrejas Iñesta https://enriquecabrejas.blogspot.com.es https://plus.google.com/+EnriqueCabrejas www.facebook.com/EnriqueCabrejasIniesta

Página 7

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.