La juventud urbana en África

Share Embed


Descripción

Marc Sommers*

La juventud urbana en África1

I. Introducción

Las ciudades africanas han dejado perplejos y desilusionados a muchos visitantes y académicos. Simone sostiene que las ciudades africanas “…no funcionan” y que para muchos residentes urbanos “…la vida se reduce a un estado de emergencia.” 2 Ritner, en un escrito de comienzos de la era de ODLQGHSHQGHQFLDD¿UPyTXHODVFLXGDGHVDIULFDQDV“…funcionan, pero en dirección a la decadencia en lugar del crecimiento.”3 Para Hope las ciudaGHVDIULFDQDVQRWLHQHQVHQWLGRHQWpUPLQRVHFRQyPLFRVGDGRTXHHVWiQPiV XUEDQL]DGDVGHORTXHVXQLYHOGHGHVDUUROORHFRQyPLFRSRGUtDMXVWL¿FDU4 ElKenz observa que las ciudades son “…crueles” y que ofrecen un anonimato “…desconcertante”.5 Kaplan describe a las ciudades de África Occidental como “…concentraciones de alta densidad de seres humanos que han sido *. Investigador principal del programa Jennings Randolph del United States Institute of Peace (Instituto de Paz de los Estados Unidos); es también becario de investigación del Centro de Estudios Africanos de la Universidad de Boston. 1. Artículo preparado originalmente para un seminario sobre Políticas del Trabajo, Juventud, Espacio y Pobreza en el contexto keniano, organizado por el British Institute of East Africa. Traducción del inglés María Villa. 2. Simone, Abdou Maliq (2004a), For the City Yet to Come: Changing African Life in Four Cities, Duke University Press, Durham y Londres, páginas 1 y 4. 3. Ritner, Peter (1960), The Death of Africa, Macmillan, Nueva York, página 18. 4. Hope Sr, Kempe Ronald (1998), “Urbanization and urban growth in Africa”, Journal of Asian and African Studies Vol 33, No 4, páginas 345–358, página 356. 5. El-Kenz, Ali (1996), “Youth and violence”, en Stephen Ellis (editor), Africa Now: People, Policies and Institutions, James Currey, Londres, y Heinemann, Portsmouth, NH, página 16.

8

Marc Sommers

YH]DJHQWHVDFWLYRVHQODWUDQVIRUPDFLyQ UDGLFDO GH OD UHJLyQ GH ÈIULFD VXEVDKDriana de una zona principalmente rural a XQD UHJLyQ SUHGRPLQDQWHPHQWH XUEDQD /RVMyYHQHVDIULFDQRVHVWiQPiVDOOiGH casi todas las instituciones gubernamenMuchos observadores discurren sobre tales y no gubernamentales en su orienORV MyYHQHV XUEDQRV .DSODQ GHVFUL- WDFLyQ XUEDQD \ QR VyOR ORV TXH YLYHQ EH HO JUDQ Q~PHUR GH KRPEUHV MyYHQHV en ciudades o pueblos; en su vestimenta, desempleados que han abandonado la VXVLQWHUHVHVVXMHUJDODPD\RUtDVLQR escuela como “…moléculas sueltas en WRGRVORVMyYHQHVGHODVDOGHDVHVWiQLQXQÀXLGRVRFLDOLQHVWDEOHTXHDPHQD]DQ FOLQiQGRVHWDPELpQDODVFLXGDGHV con encenderse”.7 Shoumatoff escribe sobre ³«KRPEUHVMyYHQHVTXHKDQSHU- Lo que los autores citados tienen en coGLGRVXVUDVJRVWULEDOHVDOPDVSHUGLGDV P~QHVVXOLPLWDGDLQWHUDFFLyQFRQODMXen el vasto espacio entre el mundo tradi- ventud urbana misma que tanto los precional y el mundo moderno… aullando RFXSD/DLQYHVWLJDFLyQGHFDPSRVREUH SRU ODV FDOOHV GHO FHQWUR GH 1DLUREL HQ ORVMyYHQHVXUEDQRVDIULFDQRVGHPXHVWUD medio de la noche.”8 El-Kenz resalta TXH VL ELHQ OD PD\RUtD GH ORV MyYHQHV su “…furia, un sentimiento de dolor, y que viven en las ciudades son realmente VXEOHYDFLyQ«´ y conjetura que: “Existe SREUHV\PXFKRVHVWiQHQODOXFKDVXV un pequeño paso entre la cultura de la vidas no se caracterizan por ser un desastre generalizado. La vida en la ciudad violencia y su puesta en práctica”.9 es dura y a veces peligrosa. Pero las ciuConsiderando estas visiones colectivas, dades no son “agujeros negros”; ofrecen no es llamativo que muchos organis- DORVMyYHQHVRSRUWXQLGDGHVDWUDFFLRQHV PRVLQWHUQDFLRQDOHVFHQWUHQVXDWHQFLyQ y trayectorias posibles que simplemente en los pueblos y no en las ciudades de no existen en las zonas rurales. Para la ÈIULFD 6LQ HPEDUJR H[LVWH XQD LURQtD juventud, el anonimato de la vida en la en esta amplia tendencia institucional: ciudad no representa una amenaza sino si bien ingresan gran cantidad de inver- un recurso: las ciudades son lugares siones en el sector rural de África, cada donde se puede renunciar a las expecYH] VRQ PiV ORV UHVLGHQWHV UXUDOHV TXH tativas de la adultez (o al menos demoFRQÀX\HQDODVFLXGDGHV/DPD\RUtDGH rarlas) y donde existe la posibilidad de ORVPLJUDQWHVXUEDQRVVRQMyYHQHV\DOD reinventarse. Sobrevivir en las ciudades privados de ciertos modelos culturales estabilizadores, que no cuentan con instituciones gubernamentales o comunidades fuertes que puedan compensarles su pérdida”.6

6. 7. 8. 9.

Kaplan, Robert D (1996), The Ends of the Earth: A Journey at the Dawn of the 21st Century, Random House, Nueva York, página 29. Ver referencia 5. Shoumatoff, Alex (1988), African Madness, Alfred A Knopf, Nueva York, página xiv. Ver referencia 4.

La juventud urbana en África

9

QRHVSDUDQDGDIiFLOSHURVL³ORORJUDQ´ nes desempleados transforman a las ciudades africanas en sitios inusualexiste la posibilidad de aspirar al brillo mente violentos; y del éxito que tal vez nunca conozcan en ‡/RVPLJUDQWHVXUEDQRVMyYHQHVSXHGHQ sus pueblos de origen. ser devueltos a sus hogares rurales de origen. &RPSUHQGHU SRU TXp ORV MyYHQHV VH LQVWDODQHQODVFLXGDGHV\FyPROXFKDQ por sobrevivir y con suerte triunfen en (VWHDUWtFXORSRQHHQWHODGHMXLFLRHVWRV ellas es esencial para relacionarse exi- supuestos, al tiempo que describe algutosamente con ellos y poder brindarles QDVGHODVWHQGHQFLDV\SHU¿OHVGRPLQDQun apoyo efectivo. Es también crucial WHVGHODXUEDQL]DFLyQGHÈIULFD\DQDOLSDUD ORJUDU HO GHVDUUROOR HQ OD UHJLyQ ]DFyPRHVVHUXQDSHUVRQDGHHQWUH\ 6LQ HPEDUJR OD GRFXPHQWDFLyQ VREUH 24 años en una gran ciudad africana. muchas dimensiones vitales de la vida urbana en África subsahariana es esca- II. Urbanización y tendencias sa,10\ODIDOWDGHGDWRVVREUHMyYHQHVXU- urbanas en África EDQRVHQHVWDUHJLyQ\GHDGROHVFHQWHV HQSDUWLFXODUHVD~QPiVJUDYHDSHVDU /DXUEDQL]DFLyQGHOPXQGRKDVLGRVRUde que aproximadamente la edad de uno SUHQGHQWHPHQWH UiSLGD (Q HO  HO de cada cuatro africanos oscila entre los  GHO WRWDO GH OD SREODFLyQ YLYtD HQ 10 y los 19 años.11 La ausencia de datos ODVFLXGDGHV\DHQODSURSRUFLyQ se complementa a través de ciertos su- KDEtDDXPHQWDGRDOHQFDVL puestos generalizados que impiden cap- OD PLWDG GH ORV VHUHV KXPDQRV YLYtD tar con exactitud y responder en forma HQ iUHDV XUEDQDV  \ SDUD  VH DSURSLDGD D OD UiSLGD XUEDQL]DFLyQ \ D HVWLPD TXH HO  GH OD SREODFLyQ GHO ODVHVWDGtVWLFDVVREUHODSREODFLyQMXYH- PXQGR UHVLGLUi HQ FLXGDGHV12 África QLOGHÈIULFD/DVKLSyWHVLVVRQTXH subsahariana, actualmente una de las regiones menos urbanizadas del mundo, • África es un continente rural; VHHVWiXUEDQL]DQGRPiVUiSLGRTXHQLQ• Las ciudades africanas tienen poca in- guna otra.13 Caraël y Glynn señalan que FLGHQFLDHQODHFRQRPtD ³« ODV SREODFLRQHV XUEDQDV GH ÈIULFD ‡/DV GHQVDV FRQFHQWUDFLRQHV GH MyYH- VXEVDKDULDQDKDQDXPHQWDGRXQ 10. Myers, Garth Andrew (2005), Disposable Cities: Garbage, Governance and Sustainable Development in Urban Africa, Ashgate, Burlington, VT, y Hampshire, Reino Unido, página 4. 11. Montgomery, Mark R, Richard Stren, Barney Cohen y Holly E Reed (editores) (2003), Cities Transformed: Demographic Change and its Implications in the Developing World, National Academies Press, Washington DC, página 247. 12 Naciones Unidas (2006), World Urbanization Prospects: The 2005 Revision, Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, División de Población, Nueva York, página 1. 13. Tostensen, Arne, Inge Tvedten y Mariken Vaa (2001), “The urban crisis, governance and associational life”, en Arne Tostensen, Inge Tvedten y Mariken Vaa (editores), Associational Life in African Cities: Popular Responses to the Urban Crisis, Nordiska Afrikainstitutet (Nordic Africa Institute), Uppsala, página 8.

10

Marc Sommers

en los últimos 35 años: una tasa de crecimiento sin precedentes en la historia humana.”14 En 2030, el 51% de los afriFDQRVYLYLUiHQiUHDVXUEDQDV\ODVWDVDVGHXUEDQL]DFLyQHQÈIULFD2ULHQWDO\ ÈIULFD0HULGLRQDOKDQVLGRODVPiVDOWDV del mundo durante casi 50 años.15 Los SDtVHV DIHFWDGRV SRU FRQÀLFWRV WLHQHQ tasas de crecimiento particularmente altas16 y una gran cantidad de refugiaGRVVHHVWiWUDVODGDQGRGHORVFDPSRV\ asentamientos a las ciudades – aunque esto sea ilegal.17

 HQ$VLD 0HULGLRQDO /D SREODFLyQ de los barrios precarios de África subVDKDULDQD FDVL VH GXSOLFy HQ  DxRV alcanzando la cifra aproximada de 200 millones en 2005.”18

Las condiciones pueden ser desastrosas. 3DFNHU HQ VX GHVFULSFLyQ GH /DJRV OD FLXGDGPiVJUDQGHGH1LJHULDWUDQVPLWHXQDIXHUWHVHQVDFLyQGHUHSXJQDQFLD “Es difícil decidir…” observa, “…si la H[WUDYDJDQWHIHDOGDGGHOSDLVDMHXUEDQR es una señal de vigor o de enfermedad XQD IXHU]D YLWDO R XQ $SRFDOLSVLV LQ/D PD\RUtD GH ORV UHVLGHQWHV GH ODV minente.”19 Concluye que “…la miseria FLXGDGHV DIULFDQDV HQ H[SDQVLyQ YLYHQ KXPDQDGH/DJRVQRVyORDEUXPDQXHVen barrios precarios que no cuentan si- tros sentidos y compasión sino que parequiera con servicios rudimentarios. De FHVHULUUHYHUVLEOH.”20 DFXHUGR FRQ HO )RQGR GH 3REODFLyQ GH las Naciones Unidas (“UNFPA”, por sus Garth Myers asume una postura menos visceral, sosteniendo que los gobiernos siglas en inglés): africanos, estimulados por institucio“En África subsahariana, la ur- nes multilaterales y gobiernos donanEDQL]DFLyQVHFRQYLUWLyYLUWXDOPHQWHHQ WHVDGRSWDURQSROtWLFDVQHROLEHUDOHVTXH XQ VLQyQLPR GH FUHFLPLHQWR GH ORV ED- FRQGXMHURQDODPD\RUtDGHORVDIULFDQRV UULRV SUHFDULRV HO  GH OD SREODFLyQ a la ruina. En su relevamiento de Dar es XUEDQDGHODUHJLyQYLYHHQFRQGLFLRQHV Salaam y Zanzibar en Tanzania, y de la GH SUHFDULHGDG HQ FRPSDUDFLyQ FRQ HO capital de Zambia, Lusaka, sostiene que 14. Caraël, Michel y Judith R Glynn (2008), “HIV infection in young adults in Africa: context, risks and opportunities for prevention”, en Michel Caraël y Judith R Glynn (editores), HIV, Resurgent Infections and Population Change in Africa, International Studies in Population Vol 6, Springer, Nueva York, página 124. 15. Ver referencia 9. 16. Peters, Krijn, Paul Richards y Koen Vlassenroot (2003), What Happens to Youth During and After Wars? A Preliminary Review of Literature on Africa and Assessment on the Debate, ROWOO, La Haya, octubre, disponible en http://www.rawoo.nl/pdf/youthreport.pdf; también Sommers, Marc (2003), War, Urbanization and Africa’s Youth at Risk: Understanding and Addressing Future Challenges, Actividad de Educación Básica y Política de Apoyo (BEPS, por sus siglas en inglés) y Creative Associates International, Washington DC, disponible en http://www.beps.net/publications/BEPS-UrbanizationWarYouthatRisk-.pdf. 17. Human Rights Watch (2002), Hidden in Plain View: Refugees Living Without Protection in Nairobi and Kampala, Human Rights Watch, Nueva York; también Sommers, Marc (2001a), “Young, male and Pentecostal: urban refugees in Dar es Salaam, Tanzania”, Journal of Refugee Studies Vol 14, No 4, páginas 347–370. 18. Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) (2007), State of the World Population 2007: Unleashing the Potential of Urban Growth, UNFPA, Nueva York, página 16. 19. Packer, George (2006), “The megacity: decoding the chaos of Lagos”, The Nueva Yorker Vol 82, No 37, 13 de noviembre, página 5, disponible en http://www.newyorker.com/archive/2006/11/13/061113fa_fact_packer?printable=true. 20. Ver referencia 18.

La juventud urbana en África

11

ODSREUH]DVHKDGLVHPLQDGRD~QPiV\ que los gobiernos locales han perdido la capacidad para cumplir sus obligaciones.

privado son a menudo muy pequeñas, HVWiQGHYDVWDGDVSRUODFRUUXSFLyQ\HO nepotismo y ofrecen oportunidades ecoQyPLFDV VyOR D OD PLQRUtD DIRUWXQDGD $VtODLQIRUPDOLGDG³…se ha convertido Independientemente del modo en que HQXQDIDFHWDYLWDOGHODYLGDXUEDQDHQ VH PLUHQ ODV GL¿FXOWDGHV \D VHD HQ HO ÈIULFDHQHOVHQWLGRGHTXHHVWiPD\RUSODQR SUiFWLFR D QLYHO VHQVRULDO FRPR mente impulsada por prácticas en áreas Packer, un periodista) o a nivel de la es- FRPRHOWUDEDMRODYLYLHQGDHOXVRGHOD WUXFWXUD OD SROtWLFD \ HO SURFHVR FRPR tierra, el transporte y diversos servicios Myers, un académico), el resultado para sociales.”22 ORV SREUHV XUEDQRV GH ÈIULFD HV SUiFWLcamente el mismo. Los gobiernos mu- /DVLWXDFLyQDOPHQRVHQDOJXQDVFLXGDnicipales pueden ser débiles e inclusive GHVHVWiHPSHRUDQGRFRQVLGHUDEOHPHQpobres por varias razones, y general- te. Un estudio sobre el uso doméstico mente dependen en gran medida de las del agua en ciudades de África Oriental, donaciones, de las ideas de las ONG, de por ejemplo, indica que la tasa de uso ODSURYLVLyQGHIRQGRV\GHODVDOLDQ]DV GLDULR GHO DJXD GLVPLQX\y XQ  SHU FRQ HO VHFWRU SULYDGR /D FRRUGLQDFLyQ FDSLWD HQ XQ SHUtRGR UHFLHQWH GH WUHV de estos esfuerzos por parte de dichos décadas (1967–1997).23 El saneamiento gobiernos es inconsistente, por no de- en barrios precarios urbanos de África cir inexistente. El abastecimiento de las Oriental y Meridional es “deplorable” QHFHVLGDGHV EiVLFDV SRU SDUWH GHO VHF- y las enfermedades relacionadas con el WRU S~EOLFR HV SRU OR JHQHUDO PtQLPR DJXDFRPRODVDUQDODGLVHQWHUtD\HOFyy posiblemente favorezca a los ricos. lera son muy comunes.24 Lubuva (un funcionario del gobierno de Tanzania) sostiene que: “las autoridades %U\FHVRQD¿UPDTXH“La creencia geORFDOHVXUEDQDVFXHQWDQFRQPX\SRFRV QHUDOGHTXHORVKDELWDQWHVXUEDQRVJRingresos propios, muchos menos de los ]DQ GH PHMRU VDOXG TXH ORV KDELWDQWHV que se necesitarían para acompañar el UXUDOHVQRVHDSOLFDDORVSREUHVXUEDritmo de crecimiento de la tasa de ur- nos.”250iVWHUULEOHD~QTXHORVSHOLJURV EDQL]DFLyQ.”21/DVHFRQRPtDVGHOVHFWRU de la salud pública relacionados con 21. Lubuva, John M (2004), Community Approach to Security, Social Inclusion and Development in Tanzania, informe presentado en el Diálogo sobre la Promoción de la Convivencia y la Seguridad en la Sociedad de la Información, Barcelona, 9–11 de septiembre de 2004, (informe no publicado), página 4. 22. Konings, Piet, Rijk van Dijk y Dick Foeken (2006), “The African neighbourhood: an introduction”, en Piet Konings y Dick Foeken (editores), Crisis and Creativity: Exploring the Wealth of the African Neighbourhood, Brill, Leiden and Boston, página 3. 23. Thompson, John, Ina T Porras, Elisabeth Wood, James K Tumwine, Mark R Mujwahuzi, Munguti Katui-Katua y Nick Johnstone (2000), “Waiting at the tap: changes in urban water use in East Africa over three decades”, Environment and Urbanization Vol 12, No 2, octubre, páginas 37–52, páginas 40 y 42. 24. Bryceson, Deborah Fahy (2006), “Fragile cities: fundamentals of urban life in East and Southern Africa”, en Deborah Fahy Bryceson and Deborah Potts (editores), African Urban Economies: Viability, Vitality or Vitiation?, Palgrave MacMillan, Hampshire, Reino Unido y Nueva York, página 24. 25. Ver referencia 23.

12

Marc Sommers

HODJXDHVHOÀDJHORGHODSDQGHPLDGHO VIH/SIDA. África Oriental y Meridional se encuentran en el centro de la pandemia, con tasas de prevalencia urbanas de casi HOGREOHTXHHQiUHDVUXUDOHV\PiVDOWDV que en ningún otro lugar del mundo. La DPHQD]DVHDSOLFDQRVyORDORVMyYHQHV XUEDQRVTXHVRQSULQFLSDOPHQWHYtFWLPDV del SIDA, sino también a quienes dependen de ellos, por ejemplo, a sus parientes ancianos que viven en las ciudades.26 Al igual que casi todos los servicios en las regiones urbanas de África, el acceso a la HGXFDFLyQXUEDQDHVGHVLJXDO\DPHQXGR H[FOX\HQWH6LVHFRPSDUDDORVMyYHQHV UXUDOHV FRQ ORV MyYHQHV XUEDQRV HVWRV ~OWLPRV WLHQHQ PiV YHQWDMDV HQ PDWHULD GHHGXFDFLyQ DXQTXHQRDVtHQ.HQLD 27 Pero en este aspecto, como en otros, las diferencias entre ricos y pobres en las FLXGDGHV DIULFDQDV HVWiQ DXPHQWDQGR \ HODFFHVRDODHGXFDFLyQHQODVFLXGDGHV WLHQGHDVHUPXFKRPiVIiFLOSDUDXQDPLQRUtDGHIDPLOLDVTXHFXHQWDFRQORVFRQ UHFXUVRVVX¿FLHQWHVSDUDREWHQHUOD28 /DV GL¿FXOWDGHV GH ODV FLXGDGHV DIULFDnas se ven agravadas por un alto grado de competencia estimulado por el consWDQWHFUHFLPLHQWRGHODSREODFLyQXUEDna: instalar un negocio en la esquina de una calle concurrida para vender agua

IUtD R DQWHRMRV GH VRO SXHGH SURYRFDU acaloradas protestas, y lo que para una persona es un bloque de cemento para otra bien puede resultar una cama. Bryceson se encuentra entre un grupo numeroso de académicos para quienes ODVSROtWLFDVHFRQyPLFDVQHROLEHUDOHV\OD H[SDQVLyQGHODLQYHUVLyQH[WHUQDGLUHFWD KDQH[DFHUEDGRODVGHVLJXDOGDGHVHFRQymicas en las ciudades. Tienen una mirada oscura del futuro del África urbana, anticipando un porvenir peligroso. Para Katumanga “Lo que es curioso es suponer que un Estado empequeñecido pueda apadrinar el nacimiento de una clase emprendedora productiva africana.”29 Katumanga duda de que pueda hacerlo. Otros observadores tienen una mirada PiV SRVLWLYD GHVWDFDQGR OD FUHDWLYLGDG excepcional que emplean los residentes urbanos para sobrevivir (con demasiada frecuencia, obviamente, a fuerza de necesidad) como una señal inspiradora de XQ³QXHYR´WLSRGHÈIULFDTXHHVWiVXUgiendo en los barrios urbanos de las ciudades africanas. Si bien es posible que las ciudades estén en decadencia, de toGDVIRUPDVD¿UPDQTXH³…la mayoría de ORVUHVLGHQWHVGHEDUULRVDIULFDQRVSUHcarios tuvieron una actitud pasiva frente al deterioro de las condiciones.”30

26. Kamwengo, Martin M (2007), “Gendered generational support systems among elderly urbanites in Zambia”, en Matseliso, M Mapetla, Ann Schlyter y Basia D Bless (editores), Urban Experiences of Gender, Generations and Social Justice, Institute of Southern African Studies, National University of Lesotho, página 112. 27. Departmento de Asuntos Económicos y Sociales (2007), Informe sobre la juventud mundial 2007: Young People’s Transition to Adulthood: Progress and Challenges, Naciones Unidas, Nueva York, página 91. 28. Ver referencia 23. 29. Katumanga, Musambayi (2005), “A city under siege: banditry and modes of accumulation in Nairobi, 1991–2004”, Review of African Political Economy Vol 32, No 106, páginas 505–520, página 507. 30. Ver referencia 21.

La juventud urbana en África

III. La juventud urbana en África D'DWRVGHPRJUi¿FRV Como ya se ha mencionado, la juventud (y la masculina en particular) es la principal responsable del avance de África hacia las FLXGDGHV(VWRQRGHEHUtDVRUSUHQGHUQRV GDGRTXHODSREODFLyQJOREDODFWXDOHVOD PiVMRYHQGHODKLVWRULD(QWpUPLQRVJHnerales, la mitad de las personas del mundo (aproximadamente 3.300 millones) son menores de 25 años, y 1.500 millones de ellas tienen entre 12 y 24 años. Hoy las WDVDV GH IHUWLOLGDG HVWiQ GLVPLQX\HQGR en todo el planeta, y es probable que no YXHOYDDUHJLVWUDUVHXQFRQMXQWRGHMyYHQHVGHVHPHMDQWHGLPHQVLyQ31 De esta exWUDRUGLQDULDFDQWLGDGGHSHUVRQDVMyYHQHV HOYLYHHQSDtVHVGHLQJUHVRVEDMRV\ medios32, un hecho sin precedentes para quienes deben abordar cuestiones relacionadas con el desarrollo.

13

HO FUHFLPLHQWR GH VX SREODFLyQ MXYHQLO DOFDQFHVXQLYHOPi[LPR'HXQWRWDOGH SDtVHV\WHUULWRULRVGRQGHDOPHQRVHO GHODSREODFLyQWLHQHPHQRVGH DxRVVyORVLHWHQRYLYHQHQÈIULFDVXEsahariana.33

/RV MyYHQHV DIULFDQRV TXH YDFtDQ ORV pueblos para desembocar en las ciudades nunca han tenido muy en cuenta al argumento de que las ciudades africaQDV HVWiQ FRQVWUXLGDV VREUH XQ FDVWLOOR GHQDLSHVHFRQyPLFR6HWUDVODGDQDODV FLXGDGHV \ XQD YH] DOOt VRQ SRFRV ORV TXHYROYHUiQDYLYLUHQVXVDQWLJXDVFDsas rurales, como la historia urbana de África lo ha demostrado una y otra vez.34 /RVJRELHUQRVKDQLQWHQWDQGRSHULyGLFDPHQWHKDFHUUHWRUQDUDORVMyYHQHVXUEDQRV HQVXPD\RUtDKRPEUHV DOFDPSR SHUR QR OR KDQ ORJUDGR7DO YH] OD PiV famosa de estas campañas fue la denominada “Nguvu Kazi” (“Trabajo Duro”) GHHQ7DQ]DQLDFX\R¿QHUD³UHSD/DSREODFLyQGHÈIULFDVXEVDKDULDQDKD triar” a las personas urbanas desempleaOODPDGRODDWHQFLyQSDUWLFXODUGHORVGH- das (muchas de las cuales, en realidad, PyJUDIRVGDGRTXHODFDQWLGDGDEVROXWD WUDEDMDEDQ HQ OD HFRQRPtD LQIRUPDO  D GHMyYHQHVHVWiDXPHQWDQGRFRQPD\RU VXVYLYLHQGDVUXUDOHV5HVXOWyXQIUDFDVR rapidez que en cualquier otro lugar del costoso y engorroso. Luego de ser transPXQGR /D SREODFLyQ GH ÈIULFD VXEVD- SRUWDGRV D XQD ]RQD UXUDO ORV MyYHQHV hariana se ha cuadruplicado desde 1950 VyORGHVHDEDQWRPDUXQFROHFWLYRRWUHQ \DGLIHUHQFLDGHWRGDVODVGHPiVUHJLR- que los llevara derecho a la capital.35 Tal nes del mundo, faltan 20 años para que YH]ODSUXHEDPiVGUDPiWLFDGHODGHWHU31. Barker, Gary (2005), Dying to Be Men: Youth, Masculinity and Social Exclusion, Routledge, Londres, 186 páginas. 32. Banco Mundial (2006), Informe sobre el desarrollo mundial 2007: El desarrollo y la próxima generación, Banco Mundial, Washington DC, página 4.28. Ver referencia 23. 33. Katumanga, Musambayi (2005), “A city under siege: banditry and modes of accumulation in Nairobi, 1991–2004”, Review of African Political Economy Vol 32, No 106, páginas 505–520, página 507. 34. Ogbu, Ostia y Gerrishon Ikiara (1995), “The crisis of urbanization in sub-Saharan Africa”, Courier enero-febrero, páginas 52–59; ver también referencia 15, Sommers (2003). 35. Sawers, Larry (1989), “Urban primacy in Tanzania”, Economic Development and Cultural Change Vol 37, No 4, páginas 841–859, páginas 854–855.

14

Marc Sommers

PLQDFLyQGHORVMyYHQHVXUEDQRVDIULFDnos de permanecer en las ciudades sea el caso de los desplazados internos (IDP, por sus siglas en inglés) en Jartum, SuGiQ$SHVDUGHODLQWLPLGDFLyQLQFOXVLYH GHODGHPROLFLyQGHODVFDVDVGHORV,'3 por parte del gobierno sudanés, un estuGLRVREUHHVWRVGHPRVWUyTXHORVMyYHQHV VHSHUFLEtDQDVtPLVPRVFRPRXUEDQRV\ no deseban abandonar Jartum.36 Cuando trabajaba para la Agencia Central de Inteligencia del gobierno de los EstaGRV8QLGRVHQXQGHPyJUDIROODPDGR*DU\)XOOHUDFXxyHOWpUPLQR³\RXWK bulge”,37 DOWD SURSRUFLyQ GH SREODFLyQ MRYHQORTXHDTXtOODPDUHPRV³H[FHGHQte juvenil”) que ha perdurado a través de ORVDxRV(OWpUPLQRGHVFULEHXQIHQyPHQR GHPRJUi¿FR HVSHFLDO SHUR WDPELpQ encierra una idea de inestabilidad que DFWXDOPHQWHHVWiDVRFLDGDDODDPHQD]D\ al peligro. Después de todo, un excedente bien puede producir un estallido.

SUHRFXSDFLyQ VH YH UHÀHMDGD HQ OD FRmunidad para el desarrollo, inclusive en la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por VXVVLJODVHQLQJOpV TXHD¿UPyKDFHDOgunos años que: “/DXUEDQL]DFLyQFRQcentra precisamente al grupo demográ¿FR PiV LQFOLQDGR KDFLD OD YLROHQFLD KRPEUHVMyYHQHVGHVDUUDLJDGRVTXHKDQ DEDQGRQDGRVXVIDPLOLDV\TXHKDQYHQLGRDODFLXGDGHQEXVFDGHRSRUWXQLdades económicas.”38

Una serie de publicaciones ha puesto HQ UHOLHYHOD FRUUHODFLyQHVWDGtVWLFDHQWUHODVQDFLRQHVFRQGDWRVGHPRJUi¿FRV que indican excedentes juveniles y la LQFLGHQFLD GH OD LQHVWDELOLGDG SROtWLFD R HO FRQÀLFWR FLYLO39 En términos estaGtVWLFRV HVWD FRUUHODFLyQ HIHFWLYDPHQWH existe. Para Urdal es “…extremamente sólida.”40 Pero también da lugar a serias GLVWRUVLRQHV 'H KHFKR OD PD\RUtD GH las naciones que exhiben un excedente MXYHQLO HQ VX SREODFLyQ QR KDQ H[SHULE-XYHQWXG\FRQÀLFWR PHQWDGR FRQÀLFWRV FLYLOHV UHFLHQWHV \ FXDQGRRFXUUHQFRQÀLFWRVFLYLOHVHQSDt/D PDUFDGD SUHVHQFLD GH MyYHQHV HQ OD ses con excedente juvenil, la gran maSREODFLyQXUEDQDKDJHQHUDGRXQDJUDQ \RUtDGHORVMyYHQHVMDPiVLQWHUYLHQHHQ DJLWDFLyQ HQWUH DOJXQRV DQDOLVWDV /D hechos de violencia.41

36. Jacobsen, Karen, Sue Lautze y Abdal Monim Kheider Osman (2001), “The Sudan: unique challenges of displacement in Khartoum”, en Marc Vincent y Birgitte Refslund Sorensen (editores), Caught Between Borders: Response Strategies of the Internally Displaced, Pluto Press, Londres y Consejo Noruego para los Refugiados. 37. Hendrixson, Anne (2004), Angry Young Men, Veiled Young Women: Constructing a New Population Threat, Corner House Briefing 34, diciembre, disponible en http://www.thecornerhouse.org.uk/pdf/briefing/34veiled.pdf. 38. USAID (2005), Youth and Conflict: A Toolkit for Intervention, Office of Conflict Management and Mitigation, Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), Washington DC, página 7. 39. Ver referencia 32. 40. Urdal, Henrik (2004), The Devil in the Demographics: The Effect of Youth Bulges on Domestic Armed Conflict, 1950–2000, World Bank Social Development Papers: Conflict Prevention and Reconstruction Paper No 14, Washington DC, página 16. 41. Barker, Gary y Christine Ricardo (2006), “Young men and the construction of masculinity in sub-Saharan Africa: implications for HIV/AIDS, conflict and violence”, in Ian Bannon and Maria C Correia (editores), The Other Half of Gender: Men’s Issues in Development, Banco Mundial, Washington DC, página 181.

La juventud urbana en África

15

Es evidente que las grandes concentraciones de personas desempleadas o subempleadas pueden, en cierto punto, contribuir a la inestabilidad.

hincapié en la tesis del excedente juvenil y de la inestabilidad es contraproducente cuando describe a la mayor parte de los MyYHQHVFRPRSHOLJURVRVHLQVSLUDD¿UPDciones no constatadas sobre el modo de 6LQHPEDUJRORPiVVRUSUHQGHQWHGHOD pensar y actuar de la juventud. Es también PD\RUtDGHODVFLXGDGHVDIULFDQDVHVTXH importante recordar que existe escasa inQRVRQPXFKRPiVFRPSOLFDGDVQLSHOL- IRUPDFLyQHQODOLWHUDWXUDUHODFLRQDGDFRQ JURVDVHLQHVWDEOHV
Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.