\" El no ínfimo grado de civilidad \" Consideraciones sobre la cultura mexicana de Pedro José Márquez

May 24, 2017 | Autor: O. López | Categoría: Pensamiento novohispano, Pedro José Marquez
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“El no ínfimo grado de civilidad” Consideraciones sobre la cultura mexicana de Pedro José Márquez Oliver Eduardo López Martínez Universidad Autónoma de Zacatecas [email protected]

El presente trabajo es un acercamiento a la obra del Jesuita mexicano del siglo XVIII, Pedro José Márquez, quien al igual que sus compañeros expulsos en el año de 1767 escribieron en el exilio acerca de su patria. Haciendo una apología de los antiguos mexicanos, sus construcciones y su cultura, Pedro José Márquez se caracteriza por ser un filósofo cosmopolita que reflexiona desde la circunstancia y el contexto de cada nación para entender que cada cultura tiene su propio valor. Utilizando analogías con otros pueblos de la antigüedad, Márquez hace de la cultura mexicana una cultura universal, tan avanzada y constituida como la antigua Grecia o Roma. De tal manera que podemos decir que Pedro José Márquez al realizar una apología sobre lo antiguo en el Nuevo Mundo le lleva a una concepción propia sobre la identidad nacional y la belleza, aun y cuando estas dos ideas no están del todo cimentadas.

El padre jesuita Pedro José Márquez es una de las figuras “más señeras y relevantes de la ilustración hispana”1 al igual que sus contemporáneos y compañeros de orden José Abad, Francisco Clavijero, Francisco Alegre, Andrés Cavo, Guevara y Basoazábal, Maneiro, etc., quienes dedicaron su vida, además de lo que obligaba su orden religiosa, a exaltar y defender la cultura mexicana, o como diría Clavijero en su Historia antigua de México: “para servir del mejor modo posible a mi patria, para restituir a su esplendor la verdad ofuscada por una turba increíble de escritores modernos de la América”2. En el destierro y el exilio, la orden de Jesuitas escribió para defender la cultura americana tanto prehispánica como colonial, desde un humanismo sui generis, apoyado en el reconocimiento del otro, de la educación moderna y del rescate material e intangible de la historia de México, realizan una apología a

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Flores Flores, Oscar (Comp.), El clasicismo en la época de Pedro José Márquez (1741-1820), Bonet, Correa Antonio, “Pedro José Márquez un mexicano universal”, p. 15. 2 Clavijero, Francisco Javier, Historia Antigua de México¸ Prólogo, p. XXI.

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los ojos de Europa sobre el nuevo mundo. Al igual que muchos de sus colegas Pedro José Márquez se suma a esta apología de la cultura mexicana. Como estudioso de la arqueología, tanto americana como romana, Pedro Márquez analiza, rescata y estudia las construcciones prehispánicas, además de la arquitectura clásica; las describe, las detalla y las compara con otras como la egipcia, griega o romana que para él en nada son inferiores a las de América, sino similares. Tal es el caso de su obra Du antichi monumenti di archiettura messicana (1804) en donde hace referencia al Tajín y Xochicalco. Así como Esercitazioni arquitettoniche sopra gli spectacolidegli antichi con apéndice sul bello in generale (1801 y 1808) en el que trata sobre la belleza. Ernest Cassirer afirma que “aún todo lo que considerado en sí mismo pudiera parecernos como un mero despiste dentro de la estética del siglo XVIII ha colaborado indirectamente en su producción, en su logro final”3 y el padre Márquez es partícipe de esta discusión, con todo y su tradición religiosa se inserta en la modernidad, sobre todo en la que los jesuitas promulgaron tanto en Europa como en América y sin duda podemos hablar de él como el primer teórico de la estética en la Nueva España, al respecto hace el comentario la doctora Hilda Julieta en “Pedro José Márquez, Primer teórico de la estética mesoamericana”4 publicado en el año 2000, en donde pone las reflexiones de Márquez, que bien pudieran verse como “una estética indigenista”, tendiendo “un puente entre occidente y el antiguo mundo indígena”5. Pero para poder analizar la estética de este autor debemos de considerar un punto de partida específico y este es lo que opina él sobre la cultura y sobre el arte producido por los diversos pueblos, así al analizar sus consideraciones acerca de la cultura mexicana en sus obras entenderemos posteriormente sus consideraciones sobre la estética, qué es digamos la culminación del pensamiento de este jesuita. En los diversos trabajos de Pedro José Márquez encontramos que utiliza la analogía para justificar y exaltar la cultura mexicana, las costumbres, la arquitectura y hasta el lenguaje y ello lo conduce a establecer una versión de la belleza. Pero veamos primero esas consideraciones.

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CASSIRER, Ernst, La filosofía de la ilustración, pp. 306-307. VALDÉZ GARCÍA, Hilda Julieta, “Pedro José Márquez, Primer teórico de la estética mesoamericana”, pp.6164. 5 Ibídem, p. 64. 4

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Ya desde el siglo XVI los primeros cronistas, fueran soldados o religiosos que habían exaltado la grandeza de los habitantes del valle de México y sus alrededores, lo podemos encontrar en las Cartas de Relación de Hernán Cortés, las crónicas de Bernal Días del Castillo y las Historias de Bernardino de Sahagún y Toribio de Benavente, sin embargo, estas fueron muy diferentes a las del siglo XVIII hechas por jesuitas, aquellas apenas descubrían un nuevo mundo y si acaso lo describían aún con una perspectiva medieval6, lo que les importaba era descubrir de dónde provenía aquello que veían, cuál era su naturaleza, qué tipo de realidad era. En cambio, la visión jesuita del siglo XVIII era de criollos, personajes nacidos en México con una cultura universal quizá, pero mexicanos, en defensa de lo propio y en la búsqueda por la aceptación de lo otro, además expulsados hacia un mundo que no conocía del todo o casi nada de dónde venían y su misión, más que renegar de la patria que los expulsó fue de exaltarla y defenderla, tanto en su pasado como en su presente. Así que la versión jesuita de México del siglo XVIII es apologética y la versión del siglo XVI es de asombro y descubrimiento. Por ello es que jesuitas como Clavijero y Márquez defiendan tanto un pasado como un presente mexicano. Para Pedro Márquez la antigüedad de los pueblos es lo que les dará cierto carácter de pueblos cultos y de buen gusto. “Allí donde no se toma en cuenta la antigüedad, las obras tienen un dejo de barbarismo.”7 Por ello que el estudio de la arquitectura antigua le dará cierta comprensión de cada pueblo. Y no sólo en la arquitectura se encuentra la cultura y el buen gusto, sino partiendo de lo que se entienda por bello se podrá reconocer la belleza en cualquier otra parte. Al respecto escribe su apéndice de lo bello, para reconocer “si estos o aquellos objetos son bellos, y cómo o por qué lo son”.8 Pero hay otros dos aspectos que considera Pedro Márquez para meditar el grado culto y no bárbaro de una cultura, estos son la educación-instrucción y como se dirija-gobierne un pueblo. El que la nación mexicana ha gozado de semejante suerte en su tiempo, quedará demostrado por las luces que, aislada como estaba, y muy lejos de Asia como de Europa, se había procurado: luces tales

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Autores como Wecmann nos hablan de lo Medieval que había en la visión de los primeros españoles en América, veáse: WECKMANN, Luis, La herencia medieval de México, COLMEX, México, 1994, 7 ROVIRA, María del Carmen y CAROLINA Ponce Hernández (Comp.), José Márquez, Pedro, Ejercitaciones arquitectónicas, Dos antiguos monumentos de arqueología mexicana, p. 433. 8 Ibídem, p. 437.

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que no podrían dejar de ser ora causa, ora efecto de una instrucción nada vulgar.9 Además, se apoya no sólo en los vestigios, testimonio de la grandeza cultural mexicana prehispánica, sino que se sirve de los testimonios oculares que en su tiempo tuvo acceso como las Cartas de Relación de Hernán Cortés. Testigos oculares de estas cosas, escribieron desde el mismo principio: testimonios que, siendo de autoridad digna de todo crédito, confirman el no ínfimo grado de civilidad y de cultura que habían alcanzado estos pueblos mucho antes de que fueran visitados por ningún europeo.10 Dice Pedro Márquez que la nación mexicana es aquella que desciende del pueblo Tolteca y que habitó el Anáhuac “descubierta por los españoles como la más fuerte”11 quienes la subyugaron con grandes y conocidas batallas al igual que a los demás pueblos vecinos, que tenían al pueblo mexicano por el dominador. La más culta y bien organizada, a causa de que se había establecido una ciudad, la de México, que a manera de las primeras cortes atraía hacia sí las riquezas, el comercio y el tráfico no sólo de las ciudades sometidas… … sino también de las otras naciones y reinos tanto vecinos como lejanos.12 Compara la organización mexicana con las primeras cortes europeas, seguramente las cortes de León en el año de 1188 que se constituían con tres estamentos: Privilegiados: clero y la nobleza. No privilegiados: representantes de las ciudades.13 Así el gobierno mexicano mantenía el equilibrio y con sus leyes conservaba el orden interno, además de controlar el comercio y las propiedades. No sólo eso, “también se practicaba el estudio de las cosas científicas, tanto prácticas como especulativas”.14 Alfarería y tejido de gran valor artístico, así como “a partir de los conocimientos astronómicos y arquitectónicos similares a los de los caldeos, asirios y egipcios, se pone de manifiesto su indudable ciencia antigua.”15 Cabe

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Ibídem, p. 507. Ibídem, p. 507-509. 11 Ibídem, p. 509. 12 Ídem. 13 Cfr, COLMEIRO, Manuel, “Introducción a Cortés de León y Castilla”, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 1999. 14 14 ROVIRA, María del Carmen y CAROLINA Ponce Hernández, Op. Cit., p. 511 15 Ídem. 10

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señalar igualmente que Pedro Márquez admira la creación de calendarios y la cuenta de los días que llevaban los pueblos originarios de México, de ello tenemos noticia en las Observaciones del Padre Márquez acerca del Calendario del códice mexicano del cardenal Borgia” Bernabé Navarro escribió que los jesuitas expulsos: Escribían desde Europa y para los europeos, quienes apenas sabían de América, algunas cosas, deformadas, y que no le concedían valores ni grandes hombres… … comprendamos su papel y su obligación de presentar ante el Viejo y Sabio Mundo, a sus “grandes” compañeros y compatriotas, que debían ser portadores del mensaje cultural de la nación mexicana. 16 ¿Hacia dónde nos llevan estos ejemplos de Márquez sobre el “no ínfimo grado de civilidad” de los antiguos mexicanos? Nos habla de un “non infimo grado di polizzia, e di coltura”17 es decir tomando el vocablo polizzia desde su acepción aristotélica como , una organización social, o constitución ciudadana que demuestra precisamente el comportamiento del ciudadano, siguiendo ciertas leyes, pactos, formas de vida que ciertamente no son para nada barbaros, en el sentido de incivilizados, sino lo contrario, que viven bajo una organización igual que cualquier otra conocida hasta entonces en Europa. Pero además de mostrar que los antiguos mexicanos no eran tan incivilizados como se había creído, Márquez nos lleva a reflexionar que así cómo los pueblos son capaces de ser diferentes son por lo tanto “iguales”, y es la tarea de un filósofo tener a “todos los hombres por compatriotas y saber que cualquier lengua por exótica que parezca… puede ser tan docta como la griega… y que cualquiera que sea el pueblo, por obra de la educación, puede devenir tan pulido como aquel que se crea el más así mismo” 18. De tal manera que la civilidad, la organización y el grado culto de un pueblo dependen de su educación y de su gobierno, la educación filosófica sobre todo nos ayudará a señalar que tan importante es un pueblo como otro, entendiendo sus vestigios, su pasado y dependiendo de ese contexto se entenderá algo más: de la idea que se tenga de su nación, dependerá la idea que se formen sobre la belleza, dice Márquez: “Pues como influyen las ideas nacionales en el gusto de cada pueblo, así 16

MANEIRO, Juan Luis, Vidas de mexicanos ilustres del siglo XIII, p. 10. MÁRQUEZ, Pedro José, Sobre lo bello en general y dos monumentos de arquitectura mexicana Tajín y Xochicalco, facsímiles. P. 183 18 MANEIRO, Juan Luis, Op. Cit. p. 129 17

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influyen las costumbres comunes, las tradiciones antiguas, máximas generales y todos cuantos principios se hallen ser adoptados por la muchedumbre”19. Así pues, la belleza es cosa de cada nación y no algo completamente universal. La condena hacia ciertas naciones, nos deja pensar Márquez, es por no entender estas diferencias que hay en cada nación, la tendencia a establecer criterios iguales y únicos crea los malentendidos y la ignorancia, por ello que se deba de adoptar la actitud de “cosmopolita”, ciudadano del mundo, sólo así tendremos una idea de lo bello, de lo que es bello para cada nación. Vemos pues que este autor haciendo una apología de lo mexicano y de la necesidad de observar a cada nación y cada cultura desde su contexto y su importancia aterriza en una idea de nación, aún en ciernes, y una estética particular.

Es necesario señalar que no podemos encontrar una estética tal cual en Pedro José Márquez, no es posible, es decir, no está hablando el autor de estética como tal sino de asuntos como la belleza, el gusto y el arte, temas que serán considerados como estética en el mismo siglo XVIII pero hasta que los popularice bajo ese rubro Alexander Baumgarten, dice JeanMarie Schaefer que “En todas las épocas de la historia de la filosofía pueden encontrarse consideraciones filosóficas sobre lo bello y sobre las bellas artes. Sin embargo, hoy nadie discute demasiado que la estética filosófica propiamente dicha nace al final del siglo XVIII, en la corriente filosófica de Leibniz y Wolff”20. Además, la estética como la entendemos hoy es una combinación de las ideas sobre el gusto y el agrado de los ingleses, la crítica de arte que se realiza en Francia y la epistemología alemana, curiosamente estos tres aspectos del mismo siglo XVIII. Así pues, considerando los temas tratados hoy por hoy dentro de la estética, bien podríamos hablar de una estética antes del nacimiento de ésta como ciencia particular,

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Ibidem, p. 83 SCHAEFFER, Jean-Marie, El arte de la edad moderna, la estética y la filosofía del arte desde el siglo XVIII hasta nuestros días, p. 3. 20

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además en el caso del autor que nos ocupa seguiremos el ejemplo de Carmen Rovira, es decir, ella habla de que en Márquez hay una “idea de nación”21 a pesar de que no haya unidad política ni unidad cultural en su contexto, pero se advierte en él una preocupación y un sentimiento por lo propio y por una identidad cultural. De igual manera, aunque no podamos hablar de una estética como la que se ha dado a partir de la filosofía alemana, sí podríamos hablar de una estética en Márquez puesto que los temas y las reflexiones ahí están salvo que no caben por una cuestión más que metodológica cronológica. Pedro José Márquez fue un apologista de lo mexicano, de su patria, de la cultura prehispánica y fue además promotor de ésta en Europa y para europeos. Un filósofo cosmopolita, un humanista y un esteta.

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ROVIRA GASPAR, María del Carmen, “Humanismo y pluriculturalismo en Pedro José Márquez” en FLORES FLORES, Oscar, (compilador), El clasicismo en la época de Pedro José Márquez (1741-1820), arqueología, filología, historia, música y teoría arquitectónica, pp.463.

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Fuentes:

De Pedro José Márquez

 MÁRQUEZ, Pedro José, Sobre lo bello en general y dos monumentos de arquitectura mexicana Tajín y Xochicalco, Ed. y Es. De Justino Fernández, México, IIE, UNAM, 1972.  MÉNDEZ Plancarte, Gabriel, Humanistas del siglo XVIII, 2da. Ed., Introducción y selección, Gabriel Méndez Plancarte, México, Biblioteca del estudiante universitario, UNAM, 1962.  ROVIRA, Carmen y CAROLINA Ponce Hernández, ANTOLOGÍA: Instituciones teológicas de Francisco Javier Alegre.

Ejercitaciones arquitectónicas Dos antiguos

monumentos de arquitectura mexicana, de Pedro José Márquez, Prólogo de Virginia Aspe Armella, Traducción del latín de Mauricio Beuchot, Traducción del italiano y nota introductoria de José Luis Bernal Arévalo, México, FFL, UNAM, UAEM, 2007.

Sobre Pedro José Márquez



FERNÁNDEZ, Justino, “Pedro José Márquez en el recuerdo en la crítica”, Anales del Instituto de Investigaciones Filosóficas, N° 32, UNAM, México, 1963.



FLORES, Flores, Oscar (coordinador), El clasicismo en la época de Pedro José Márquez,

(1741-1820)

Arqueología,

Filología,

historia,

música

y

teoría

arquitectónica, IIE, UNAM, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 2014. 

VALDÉS García, Hilda Julieta, “Pedro José Márquez, Primer teórico de la estética mesoamericana”, Ciencia y desarrollo, Volumen XXVI, N° 151, México, 2000.

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Complementaria

 CASSIRER, Ernst, La filosofía de la ilustración. F. C. E. México, 1984.  CLAVIJERO, Francisco Javier, Historia Antigua de México, Porrúa, México, 2009.  COLMEIRO, Manuel, Cortes de los antiguos Reinos de León y de Castilla 1818-1894, Alicante,

Biblioteca

Virtual

Miguel

de

Cervantes,

1999.

(http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/cortes-de-los-antiguos-reinos-de-leon-y-decastilla--2/html/  MANIERO, Juan Luis. Fabri, Manuel, Vidas de mexicanos ilustres del siglo XIII, Prólogo, selección, traducción y notas de Navarro, Bernabé, UNAM, México, 1989.  MAYAGOITIA, David, Ambiente Filosófico en la Nueva España, Editorial Jus, México, 1945.  NAVARRO, Bernabé, Cultura mexicana en el siglo XVIII, UNAM, México, 1964.  NAVARRO, Bernabé, Filosofía y cultura hispanas, UNAM, México, 1998.  VELASCO Gómez, Ambrosio, Humanismo novohispano, independencia y liberalismo: continuidad y ruptura en la formación de la nación mexicana, UNAM, México, 2009.  WECKMANN, Luis, La herencia medieval de México, COLMEX, México, 1994.

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