¿ Debemos ver la producción televisiva nacional?

June 28, 2017 | Autor: J. Espinoza Ventura | Categoría: Televisión
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Descripción

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ

Examen parcial










ALUMNO: ESPINOZA VENTURA, Jefferson Gustavo 20114552

SEMESTRE: 2015 - 2
CURSO: Deontología de la comunicación

PROFESORA: CASALLO, Victor









¿Debemos ver la producción televisiva nacional?
INTRODUCCIÓN
Sin duda, en nuestro país, en los últimos años, se ha estado cuestionando nuestra realidad televisiva llamándola "Televisión basura". Se la denomina así debido a que se considera que algunos programas que se emiten en los canales de televisión peruanos no tienen buenos contenidos, se basan en el chisme barato, la banalidad y el culto a la cara bonita pero el cerebro hueco, en el caso de los realitys de competencia, la divulgación de la vida privada, que no son culturales ni educativos, etc.
Ante esta realidad, han surgido movimientos en facebook y colectivos que salieron a protestar exigiendo la mejoría de contenidos y el respeto a la Ley de Radio y Televisión N° 28278 en la que se señala que se debe proteger a los niños de los contenidos que lo vulneran, el horario de protección al menor. Frente a esta medida, también existen críticas. Estas se refieren a la autorregulación, que uno tiene el poder de cambiar de canal, que la labor educativa la deben ejercer los padres de familia, etc.
Cierto es, pues, que los medios y los contenidos que generan tienen un impacto en la población en la que son consumidos, pero también son impactados por las cultural en las que se desarrollan. Es decir, algunos contenidos, como la ficción, léase series, novelas, muestran realidades palpables en nuestra vida cotidiana, como las teleseries nacionales. Prueba de esta afirmación son los estudios de Martín Barbero acerca de la novela, el cine y su influencia en nuestra compleja realidad sudamericana. Según Jesús Martín-Barbero, en la modernidad en América Latina la población se ha integrado y ha sido influenciada principalmente por medio de la "sintaxis audio-visual". Este proceso inició alrededor de los años 50 y se desarrolló plenamente en los años 70. Es en esta época cuando se empieza a generar una cultura de masas accesible a todas las clases sociales, impulsada por la difusión de los aparatos de televisión. Esto implicó una importante modificación de hábitos y opiniones en un gran contingente de la población y produjo la revitalización del espacio doméstico y un proceso de homogeneización cultural.
JUSTIFICACIÓN
Mi interés por este tema tan complejo surgió a partir de la crítica que sufrió una tesis de mi universidad que estudiaba precisamente los estereotipos y prejuicios sociales que se mostraban en la exitosa serie "Al fondo hay sitio". En esta crítica el argumento principal era el hecho de estudiar esta serie. Muchas personas comentaban que se perdía dinero y tiempo en la universidad si al final vas a hacer una tesis sobre esta serie que es considerada, por un sector de la población, como una serie no educativa y parte de la televisión basura.
Frente a este contexto, los estudiantes de comunicaciones debemos preguntarnos ¿Cuál es nuestro papel como comunicadores?, ¿Estará bien realizar estos programas?, ¿Algo de bueno tendrán?
En ese sentido, este artículo se centrará en tocar estas preguntas desde la ética en torno al principio de beneficencia de todo profesional y, particularmente el del comunicador.
EL PRINCIPIO DE BENEFICENCIA Y DE AUTONOMÍA EN LA PRÁCTICA PROFECIONAL
En primer lugar, el principio de beneficencia se refiere al acto de hacer bien lo que se hace buscando el bien para el resto. En este punto, pues, ¿estaremos los comunicadores chocando con el derecho de las personas de tener un contenido televisivo de calidad? Frente a esto, comunicar significa compartir contenidos, intercambiar información, recibir respuestas de los contenidos que se transmitan en un sistema complejo. Esto, pues, se evidencia de cierto modo en el rating. El rating es la respuesta del televidente frente a lo que se le propone, el programa, serie, etc. En ese sentido, si la gente acepta lo que se le propone como contenido, ¿estará la mal, no será ética, la persona que elabora ese producto, llamado basura?
Sin duda pues, tal vez sería importante rescatar algunos puntos de estos programas como la influencia en los niños por el lado de los ejercicios y la competencia. Puesto que nuestra realidad, influenciada por la tecnología, ha transformado nuestros espacios de debate, relación y juego, los niños de hoy en día no juegan con yo-yo, sino con un app de yo-yo, como se muestra en un video de EnchufeTv. Ante esta realidad, he podido observar que los programas de competencia, como Esto es guerra y Combate han influenciado en los niños, creando una especie de hinchaje comparado con el hinchaje deportivo. A causa de esto, en muchos espacios podemos ver a los niños jugar diciendo ser cobras, leones, rojos o verdes compitiendo en pruebas físicas, como saltar por las llantas de los juegos infantiles, correr, trepar los pasamanos, etc.
Esta afirmación, pues podría ponernos a reflexionar y decir: "sí, tiene razón!". Sin embargo, la parte negativa es el incumplimiento del principio de autonomía en la práctica profesional. El principio de autonomía es, pues, la cualidad de ser ley uno para sí mismo, responde a la capacidad de autorregularse. Respecto a este hecho, como comunicadores, debemos, pues estar atentos a cuan "libres" somos para generar ciertos contenidos y en qué momentos. El factor del rating es muy importante, puesto que se cae en la lucha por ganar rating y transgredir algunos límites que como individuos tenemos. La autonomía implica universalizar el respeto. Es decir, si algo me afectaría que me lo hagan, entonces no debería hacerlo, porque probablemente alguien sienta lo mismo. Auto limitarse es vital en este punto.
¿En verdad, la sociedad en la que estamos se merecerá la televisión que tiene? ¿No es una obligación producir contenido de calidad? Estas preguntas, pues, se formulan diversos autores. Tal vez la respuesta esté en el principio de beneficencia, que representa el proyectar siempre cosas beneficiosas que partan del disfrute de hacerlas. De esta afirmación, se desprende otro asunto a tratar: somos autónomos, ¿seremos autónomos realmente al salir de la universidad e ingresar a un canal de televisión?
Esta pregunta no solo tiene que ver con la producción de ficción o programas de entretenimiento, sino también con el periodismo, la publicidad y la comunicación para el desarrollo. El hecho de pertenecer a una empresa implica adherirse a la cultura organizacional de la empresa y, en muchos casos, obedecer. Esta es una problemática difícil de solucionar, pero que la respuesta, de nuevo, tal vez sea la autonomía y la beneficencia.
En las aulas, uno puede escuchar a compañeros que muestran sus proyecciones de acuerdo a su carrera, como audiovisuales que se refieren a ganar premios en festivales, publicistas refiriéndose a generar mensajes que más allá de generar adhesión a un producto, genere un impacto positivo en las personas, comunicadores para el desarrollo que hablan sobre el cambio de la sociedad . Sin embargo habrá que ver cuán cerca de esto están los egresados de dichas especialidades. Sin duda es un tema que debemos de tener en cuenta al momento de buscar trabajo y debemos de dirigirnos a nuestras metas trazadas en el aula.
Respecto a esto, en algunos casos, el contenido "basura" de la televisión a veces no es responsabilidad de los comunicadores, los trabajadores, sino las compañías televisoras. Ellas son parte importante de este fenómeno. Es complicado, pues, tratar de hablar del respeto y la cancelación de algunos contenidos que denigran al individuo, como los retos de comer insectos, por ejemplo, cuando la ganancia económica está por encima de todo. Sin duda, las personas que trabajan en estos programas, llámense guerreros, combatientes, etc, tienen, también, una gran responsabilidad en esta problemática al permitir esto. De nuevo, caeríamos en la autonomía y la beneficencia. Qué sería considerado lo bueno para un concursante de estos programas es algo que debemos preguntarnos. Si lo bueno para ellos es ganar dinero, lucir bien y ser conocidos, pues, los demás debemos respetar desde el principio de autonomía, la decisión de esta persona.
Finalmente, como es de esperarse, debemos buscar alternativas a esta problemática desde distintas partes: la audiencia, los canales, los profesionales, etc. Tal vez la respuesta la encontremos, pues, en la autonomía y la beneficencia que son dos principios, no solo profesionales, sino generales en nuestra práctica ciudadana
BIOGRAFÍA
QUINTANA, Ana Rosa 2011 "No hay televisión basura". La Opinión de Málaga. (s.f.).
EnchufeTv. (2015) Sponsor: El Cole Antes y Ahora [Videograbación].
ESPERT, N. 2010. "La basura de la televisión es culpa nuestra". Diario de Mallorca.
FUNES, V. 2008 "Espectadores inteligentes, un reto posible" (Spanish). Comunicar, 16(31), doi:10.3916(/c31-2008-03-031), 431-437.
HORTAL, A. (2002). "Ética general de las profesiones". Desclée de Brouwer.
QUINTANA, A. R. (2011) "No hay televisión basura". La Opinión de Málaga.


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