Violencia de género: avances y retrocesos desde una perspectiva victimológica.

(2011) En España y en la Comunidad Autónoma andaluza se ha producido un importantísimo esfuerzo para atajar la violencia de género, tratando de erradicarla con reformas legislativas, respaldadas con dotaciones presupuestarias,  desarrolladas a través de protocolos de actuación, campañas formativas e informativas, etc. Pese a todo ello continúa el desinterés hacia esta realidad que la sociedad no quiere reconocer. La reacción patriarcal, utilizando argumentos pretendidamente igualitarios, es furibunda y desarrolla nuevos mecanismos para acallar y neutralizar a las víctimas (mito de las denuncias falsas, síndrome de alienación parental, guarda y custodia compartida impuesta, etc.). Las víctimas continúan desprotegidas: en España muere asesinada por violencia machista más de una mujer a la semana, y siete de cada diez no se habían atrevido a denunciar; pero ésta, la de resultados extremos, es sólo la punta del iceberg de la violencia de género. Muchas víctimas que denuncian son revictimizadas por el sistema, descreídas, culpabilizadas, y sufren las contradicciones del sistema que, incluso cuando las cree, deja a su descendencia a merced del maltratador. Mientras la sociedad y todos los operadores relacionados con el sistema  de justicia no identifiquen y rechacen toda forma y manifestación de violencia de género no se proporcionará a las víctimas una protección eficaz. Para conseguirla es fundamental la atención especializada a las víctimas por profesionales que conozcan esta amarga realidad y los procedimientos para hacerle frente. También en este campo se ha avanzado mucho, pero la política económica neoliberal mercantilista y privatizadora, que mantiene en precario los servicios sociales, junto a los recortes sociales subsiguientes a la crisis y la reacción patriarcal antedicha, hacen peligrar todo avance y temer serios retrocesos. Es preciso afianzar los avances y profundizar, sin retroceder, en la protección a las víctimas, modificando la cultura y los valores sociales que hacen posible la violencia.