Vicisitudes de un hombre de letras inquieto: Fernando de la Quadra Salcedo (1889-1936)

August 19, 2017 | Autor: Santi Rementeria | Categoría: Biography, Bilbao, Historians
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Descripción

(Versión ampliada de Rementeria, S., Vicisitudes de un hombre de letras inquieto: Fernando de la Quadra Salcedo (1889-1936), Bidebarrieta: Revista de Humanidades y Ciencias Sociales de Bilbao, vol. 21, pp. 185-197, 2010)

Vicisitudes de un hombre de letras inquieto: Fernando de la Quadra Salcedo (1889-1936) Dr. Santiago Rementeria Sanz

En este artículo se recuerda a un personaje singular que no pasó desapercibido en el Bilbao del primer tercio del siglo veinte. Fernando de la Quadra Salcedo fue un historiador, poeta y genealogista que contribuyó activamente a la vida cultural de la villa como participante en tertulias e instituciones, así como a través de sus libros, folletos y colaboraciones en la prensa, y que fue percibido por sus coetáneos de forma ambivalente. Palabras clave: Fernando de la Quadra Salcedo, Escritores vascos, Historiografía del País Vasco

Letra-gizon egonezin baten gorabeherak: Fernando de la Quadra Salcedo (1889-1936) Artíkulu honetan hogeigarren mendeko lehen herenean Bilbon nabarmendutako pertsona berezi bat gogoratzen da. Fernando de la Quadra Salcedok solasaldi eta instituzioetako partaide bezala, baita bere liburu, liburuxka eta prentsa-kolaborazioen bidez ere, hiriko bizitza kulturalean biziki parte hartu zuen historialari, poeta eta genealogista izan zen. Bere garaikideek modu anbibalentez hauteman zuten. Hitz gakoak: Fernando de la Quadra Salcedo, Euskal Herriko idazleak, Euskal Herriko historiografia

Vicissitudes of a restless man of letters: Fernando de la Quadra Salcedo (1889-1936) In this article a personage is recalled who did not go unnoticed in the first third of 20th century Bilbao. Fernando de la Quadra Salcedo was a historian, poet and genealogist that took active part in the cultural life of the town as participant in cafe circles and institutions, as well as through his books, leaflets and press collaborations. He was perceived by his contemporaries in an ambivalent manner. Key words: Fernando de la Quadra Salcedo, Basque writers, Basque Country historiography

Hace casi cincuenta años Ángel Ortiz Alfau se lamentaba por la falta de un estudio detallado 1 centrado en el escritor vizcaíno Fernando de la Quadra Salcedo . Aunque desde entonces se han 2 publicado algunos apuntes breves sobre este hombre singular y controvertido , su obra amplia y desigual sigue siendo poco conocida y sus esbozos biográficos suelen reducirse a un cúmulo recurrente de anécdotas. Quadra Salcedo fue un polígrafo precoz e inquieto, un erudito en temas históricos que también se desenvolvió como rapsoda, genealogista y heraldista, dejando evidencia de su elocuencia en 3 periódicos, revistas, folletos, libros y tribunas . Sus más de trescientas contribuciones, algunas de ellas recopiladas después en forma de libro, abarcan asuntos económicos, artísticos, literarios y biográficos en los que casi siempre echa la mirada a aspectos del pasado del País Vasco y resalta el papel histórico jugado por sus hijos preclaros. Sincero, crítico, cultivado, original, excesivo y fantástico, son epítetos aplicables a este encartado apasionado hasta lo extravagante y en ocasiones también superficial. Considerado por muchos, ya en su época, un personaje de otro tiempo, su carácter afable no le impidió blandir un verbo agudo y pertinaz en discusiones sobre temas diversos. A continuación, tras recordar algunos aspectos sobre su formación, se aportan un bosquejo de su personalidad y un resumen de las principales características de su obra. Para finalizar se recopila un conjunto de testimonios de personas que conocieron a este autor, hoy prácticamente ignorado, pero que no dejó indiferente a quienes le trataron. 1. SEMBLANZA Fernando Tomás Sabino de la Quadra-Salcedo y Arrieta-Mascarúa nació en Güeñes, Bizkaia, el 30 de diciembre de 1889. Los pocos detalles biográficos que se han ido transmitiendo de un autor a otro son a menudo inexactos, comenzando por su año de nacimiento, que a menudo se sitúa en 4 1890 . Segundo de catorce hermanos (aunque ejerció de primogénito tras el fallecimiento del mayor en la infancia), era de ascendencia egregia: pertenecía al linaje de los Salcedo de Aranguren fundado una veintena de generaciones atrás, y entre sus antepasados por vía materna se encontraba, al parecer, el secretario de cámara de Felipe II. 1.1. Formación Hasta el momento se desconocían los pormenores de la trayectoria académica de Quadra Salcedo, que erróneamente se ha presumido pudo discurrir íntegramente en la capital vizcaína. Aunque asistió a la escuela de instrucción primaria en Bilbao, cursó después la educación secundaria en el Colegio de los Jesuitas de Orduña y obtuvo el título de bachiller por el Instituto General y Técnico de Vizcaya en julio de 1906. El siguiente curso se matriculó en Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca, pero pronto decidió cambiar de rumbo, abandonando la carrera para ingresar en el seminario jesuita de Loyola en noviembre de 1907. Cinco años después, tras completar el noviciado y la formación en humanidades, renuncia al camino emprendido y decide reanudar sus estudios en la ciudad del Tormes. Los cursos 1912-13 y 1913-14 vuelve a matricularse,

1. ORTIZ ALFAU, Ángel. “Palabras previas sobre Fernando de la Quadra Salcedo”. En: QUADRA SALCEDO, Fernando. Calles de Bilbao. Bilbao: Librería Arturo, 1963 [1931]; pp. IX-XV. 2. BACIGALUPE, Carlos. “Fernando De la Quadra-Salcedo: el fracaso teatral de un humanista”. En: Bilbao, nº 67, diciembre 1993; p. 34; FERNÁNDEZ DE LA SOTA, José. Bilbao, literatura y literatos. Bilbao: Laga, 2000; pp. 80-81; ORTEGA, Elene. “El foralista Fernando de la Quadra Salcedo”. En: Pérgola. Suplemento cultural de “Bilbao”, nº 136, marzo 2000; p. VI; MARAÑA, Félix. “Fernando de la Quadra Salcedo, razón, pasión y fantasía”. En: Pérgola, febrero 2008; p. VI. 3. Aunque incompleta, la recopilación más detallada de la extensa y diseminada obra de Fernando de la Quadra Salcedo es la recogida en AMEZAGA, Elías. Autores Vascos, tomo VII. Bilbao: Gorka, 1987; pp. 414-417. 4. El hecho de que su bautizo se registrara el día 2 de enero del año siguiente podría explicar la confusión. El primer apellido en la partida correspondiente figura como “Cuadra Salcedo”, siguiendo la grafía utilizada en ocasiones por el padre de Fernando (Archivo Histórico Eclesiástico de Bizkaia, ES/AHEB-BEHA/2288000300-0148.jpg. pp, 284-285, I.D.: 602409). Fue uno de sus tatarabuelos quien, como condición de herencia de un importante mayorazgo, incorporó el apellido Quadra al nombre familiar. Quadra Salcedo, con o sin guión interpuesto es, pues, un único apellido compuesto.

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esta vez no sólo en Filosofía y Letras, sino también en Derecho, y en 1914-15 y 1915-1916 lo hace solamente en esta facultad. Se licencia en Derecho el 3 de febrero de 1916, y ese mismo año traslada su expediente a la Universidad Central de Madrid para cursar estudios de doctorado. Quadra Salcedo, ocupado en aquellos tiempos en multitud de frentes culturales y libre de presiones para completar este último ciclo académico, lo culminó con la presentación en 1924 de su tesis 5 doctoral titulada El Fuero de las Encartaciones . Aunque ya antes había publicado algún artículo suelto, fue con veintidós años, recién salido del seminario, cuando irrumpió en el panorama de las letras de la capital vizcaína con sus trabajos históricos y colaboraciones en la prensa, y antes de cumplir los veintiocho ya era cofundador del Círculo de Bellas Artes y Ateneo de Bilbao (1914) y de su revista Idearium, miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia (1915), secretario de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de la provincia (1916), así como vocal de la Junta de Cultura Vasca de la Diputación (1917). 1.2. Carácter Quadra Salcedo fue un nostálgico de la herencia cultural clásica y renacentista, un humanista que se desenvolvía con soltura entre registros históricos y legajos antiguos. Las suyas eran “manos 6 investigadoras y amigas de pergaminos e incunables” . Su afición por la documentación antigua y el conocimiento de épocas pasadas, comenzada en la propia biblioteca familiar, confirmada durante su largo periplo académico en Loyola y Salamanca, y desarrollada después también en archivos vizcaínos y de Madrid, le llevó a profundizar en aspectos de la historia económica, artística, literaria, eclesiástica y del derecho, así como de la genealogía y la heráldica. “Épocas de nuestra historia – decía–, cuya trascendencia y doctrina era desconocida y olvidada, saqué a la luz del sol de los 7 archivos y bibliotecas del patrimonio vizcaíno” . El historiador, cuyo gusto por el lenguaje es patente en todos sus escritos, dominaba la lengua del Lacio y tradujo del griego algunas Odas de 8 Anacreonte . En varias ocasiones se mostró preocupado por el aparente impacto negativo del progreso en el nivel cultural de sus conciudadanos. Su pasión por el conocimiento le llevó a complementar el 9 programa artístico que había confeccionado en 1913 redactando el plan de una biblioteca vasca con secciones literaria, científica, histórica, sobre bellas artes, lengua vasca y jurídica, inicialmente de doce volúmenes cada una, y a falta de concretar la sección filológica. Además, esta biblioteca 10 contendría sesenta volúmenes de filósofos vascos reimpresos en lengua vulgar . Quadra consideraba que la “bibliología” es “la prueba de la cultura histórica de un pueblo”, por lo que quiso contribuir a paliar la falta de una bibliografía de obras impresas en la capital vizcaína con el opúsculo Libros raros y curiosos de Bilbao (1800-1830) (1920), donde menciona que no se debe descuidar “con la práctica de las ciencias matemáticas la decencia del gusto, que se depura y perfecciona en las humanidades”, y se lamenta: [Aunque] la prosperidad material del pueblo de Bilbao es mucha y su riqueza alcanza ponderable fama, se pueden observar ciertas deficiencias dentro de las actividades de la cultura que indican, nos hallamos en formación y que no ha llegado aquella hora en que los hombres de la ciudad, al salir de la fábrica, se encaminen a la Biblioteca, a la escuela o al taller más perfeccionado, para pedir a su inteligencia, en el 11 concurso diario de la vida, lo que puede su inteligencia suministrarles.

5. Expediente académico personal del Archivo Histórico de la Universidad de Salamanca (AUSA, 3926/13), y sección de tesis doctorales inéditas de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid. 6. QUADRA SALCEDO, Fernando. Ensayos sobre el renacimiento vasco. Bilbao: Dochao, 1918 [1912]; p. 84. 7. QUADRA SALCEDO, Fernando. Op. cit.; pp. VII-VIII. 8. QUADRA SALCEDO, Fernando. “Odas de Anacreonte”. En: Idearium. Revista del Círculo de Bellas Artes y Ateneo de Bilbao, vol. 4, 1916; pp. 214-215. 9. QUADRA SALCEDO, Fernando. Op. cit., 1918 [1913]; pp. 124-125. 10. QUADRA SALCEDO, Fernando. “Plan de una biblioteca vasca”. En: Idearium, vol. 10, 1918; pp. 166-170. 11. QUADRA SALCEDO, Fernando. Libros Raros y Curiosos de Bilbao 1800-1830. Bilbao: 1920; p. 12 y p. 7. En 1934 Quadra ganaría un accésit del jurado en el concurso de artículos periodísticos organizado por la Cámara Oficial del Libro de Madrid con el titulado “La biblioteca de un español” (ABC, 28 de abril, 1934; p. 30).

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Aquel mismo año se refería a la villa como “una ciudad cosmopolita, despectiva y entregada al 12 ocio del alcohol y del automóvil” y expresaba su temor por la pérdida de los valores tradicionales: “en mi tierra luchan la inquietud por el progreso creciente y rápido con la reciedumbre de la estirpe y en esta lucha nuestras ideas, nuestros monumentos históricos y legislativos, tienen que resistir, con peligro constante, el fuego de lo moderno que levanta un alto horno donde hubo una torre banderiza 13 y que con los Archivos del país quiere hacer historietas falsas e infantiles” . “En los últimos treinta años -mencionaba en otra ocasión- se ha dejado notar no poca depreciación hacia la literatura en Bilbao; ello es inadmisible. Sin duda que conversar nos gusta, lo deseamos todos, pero no es difícil. 14 (…) debemos leer y crear” . En su artículo Semblanza literaria de Bilbao (1928), lleva a cabo un repaso conciso de los principales escritores bilbaínos (y algunos vascos) en lengua castellana. El papel a jugar por los estudios históricos resulta fundamental, piensa el autor, para el resurgir de la cultura e identidad vascas: “Pueblo que no tiene conciencia de lo que ha sido, no tendrá fuerza 15 para ser; esta conciencia se forma en la historia y nuestra historia está falseada” . Pretendía renovar los días gloriosos de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País para que se pudiera “repetir aquello del padre Isla de que hasta los aldeanos son críticos, es decir, cultos, y que es algo más que aquello de Enrique II de Navarra, IV de Francia, que aspiraba sólo a que los aldeanos 16 gozasen de gallina en su olla los domingos” . La inquietud de Quadra Salcedo queda bien reflejada 17 en su proclama “no basta que tengamos raza, es necesario que esa raza piense” . Se podrían extractar decenas de fragmentos de la obra de Fernando de la Quadra Salcedo para ilustrar su fervor por lo vasco y defensa enfática de la contribución de los vascos a la historia del pensamiento, la literatura, el derecho, la economía e incluso los inventos. Vayan aquí algunos ejemplos a los que habría que sumar opúsculos como ¡Cavernícolas, cavernícolas! Defensa de la 18 obra de los vascos en su integridad : Nuestra raza, que es la vasca, debe tener conciencia de su superioridad sobre las demás, principio 19 necesario para su engrandecimiento. Los vascos no hemos nacido ayer a la vida del espíritu; por eso caminamos investidos con el manto de una tradición sobria y fecunda. En las disciplinas de la inteligencia tenemos marcados jalones, dentro de los cuales se desarrolla el amplio escudo de nuestra personalidad. Hemos dado norma a muchas civilizaciones y dimos norma a la nuestra, afirmando hasta el día la nación vasca, cuando los vecinos reinos veían hundirse sus tronos y ser guillotinados sus monarcas por hordas que no pudieron contaminar con sus ideas 20 la pureza de nuestra raza. [H]a sido achaque de historiadores propios y extraños reconocer a los vascos como gente de mar y de guerra, negándoles ¡insólita ignorancia! la superioridad filosófica entendiéndose por ésta el studium sapientae del ardor latino. En la ciencia universal presentan los vascos pensadores de primera línea cuyas obras son expresión de los caracteres de su raza. Ellos pueden ser por su vida ejemplos modelo de la 21 generación actual.

12. QUADRA SALCEDO, Fernando. Emiliano de Arriaga. Un viejo bilbaíno. Epílogo de: ARRIAGA, Emiliano. Vuelos cortos de un chimbo. Bilbao: El Tilo, 1994 [1920]; p. 327. 13. QUADRA SALCEDO, Fernando. El pensamiento político de Navarra. 1450-1512. Bilbao: Ambos Mundos, 1921; p. 4. 14. QUADRA SALCEDO, Fernando. Ensayos sobre el renacimiento vasco. Bilbao: Dochao, 1918 [1912]; p. 77. 15. QUADRA SALCEDO, Fernando. Op. cit., 1918 [1915]; p. 146. 16. QUADRA SALCEDO, Fernando. “Semblanza literaria de Bilbao”. En: Libro de Oro Ibero-Americano. Catálogo Oficial y Monumental de la Exposición de Sevilla. Santander: Unión Ibero americana, 1928; pp. 752-754. 17. QUADRA SALCEDO, Fernando. Los vascos del Renacimiento: Tratase de lo que hicieron en el sacrosanto y ecuménico Concilio Tridentino. Bilbao: Santa Casa de Misericordia, 1915; p. 5. 18. AZCOITIA, Xavier de (seudónimo de Fernando de la Quadra Salcedo). ¡Cavernícolas, cavernícolas! Defensa de la obra de los vascos. Bilbao: Mayli, 1931. 19. QUADRA SALCEDO, Fernando. Op. cit., 1918 [1915]; p. 138. 20. QUADRA SALCEDO, Fernando. Prólogo de: ISPIZUA, Segundo de. La guerra actual y las doctrinas del vasco Francisco de Vitoria. Bilbao: Elespuru Hermanos, 1915; p. 6. 21. QUADRA SALCEDO, Fernando. Los vascos del Renacimiento. Bilbao: Santa Casa de Misericordia, 1915; p. 5.

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¡Verdaderamente que sorprende, a través de todos los tiempos y circunstancias, el espíritu de rectitud y sabiduría que sin saberlo tal vez une a los vascos en las mismas ideas y direcciones proclamando 22 siempre la pureza y sabiduría de la raza!. [E]l peso de las plumas vizcaínas en la redacción de las nuevas constituciones sudamericanas en la época de la independencia de las colonias de la corona española (…) No fue sólo, no, el movimiento norteamericano el que produjo la desmembración de la América del Sur; nada hubiese influido el triunfo de Washington y las proclamas de la Pensylvania si la sociedad, dispuesta con el espíritu de la libertad labrado por los vascos, no hubiese, no digo aceptado sino precedido al movimiento de los Estados 23 Unidos. [U]na raza, la vasca, ponderada, única y altamente distinguida.

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[E]s tan notable en sus usos y costumbres esta nación de los vascos, que forman una de las más ilustres del mundo, aunque por su espíritu emigratorio, inquieto, honrado y digno, no ha llegado a formar núcleos de carácter privativo políticamente (…) Su destino fue dar levadores de dignidad y constancia al 25 occidente europeo y a las razas primitivas de América con las que se fundió maravillosamente.

Quadra Salcedo, jovial en el trato y con un sentido del humor accesible para sus más próximos, podía pecar de cierto afán de notoriedad y era poco dado a falsas modestias. En ocasiones tampoco parecía otorgar relevancia a ciertas inexactitudes como cuando, por ejemplo, atribuía a su propia pluma un comentario premonitorio sobre la existencia de “cuevas de carácter prehistórico” en Bizkaia: “lo escribí al hablar de la Cueva de Altamira en un artículo que se insertó en la magnífica 26 obra ‘Los vascos en la nación argentina’ al hablar del arte primitivo” . Si se consulta dicho libro, en cambio, queda en evidencia el desliz, ya que quien realmente apuntaba a “la probable existencia en las numerosas grutas del actual territorio basko, de restos no menos interesantes y valiosos [que los 27 localizados en Cantabria]“ era el catedrático y naturalista vitoriano Enrique Eguren . Consciente de la incomodidad que su afán crítico podía llegar a despertar, Quadra Salcedo no era tan iluso como se ha afirmado. “Nadie antes que yo había dado vibración de actualidad a ciertos 28 problemas de Vizcaya levantando en su derredor el comentario y la polémica” dijo, y sabía que su perseverancia exasperaba a algunos: “Puedo repetir a mis lectores Ille ego sum (yo soy aquel mismo) de Publio Ovidio, aunque para más de uno tenga que añadir con el mismo autor, quamquam 29 non vis audire (aunque no quieras oírlo)” . Polemista contumaz, sobre todo en sus años de juventud, Quadra Salcedo blandiría su retórica punzante en disputas sobre cuestiones artísticas, literarias e históricas. Desde el comienzo se mostró audaz a la hora de defender sus ideas, y nunca se arredró ante la autoridad de sus contendientes, algunos de ellos figuras largamente respetadas y cuyo magisterio, por otra parte, no tenía reparos en reconocer de forma elogiosa. En sus primeros años rebatió públicamente, entre otros, al vascólogo y bibliófilo Julio de Urquijo, quien criticaba la falta de solidez de algunos de los argumentos del joven escritor. También a Miguel de Unamuno, máxima autoridad de la universidad en la que él mismo era alumno, por haber proclamado en una conferencia la falta de originalidad, pobreza literaria, debilidad del instinto de conservación, carácter rural y bajo nivel cultural del pueblo

22. Ibid.; p. 61. 23. QUADRA SALCEDO, Fernando. Fuero de las M. N. y L. Encartaciones. Bilbao: Santa Casa de Misericordia, 1916; pp. X-XI. 24. QUADRA SALCEDO, Fernando. La Universidad Vascongada. Bilbao: José A. de Lerchundi, 1923; p. 18. 25. QUADRA SALCEDO, Fernando. “Usos y costumbres del País Vasco”. En: Vida Vasca, vol. 1, 1924; p. 171. 26. QUADRA SALCEDO, Fernando. “Algo de historia sobre la cueva de Basondo”. En: Vida Vasca, nº VI, 1929; p. 44. Se refiere a QUADRA SALCEDO, Fernando. “Pintores y escultores baskos”. En: URIARTE, José R. de, Ed. Los Baskos en la Nación Argentina. Buenos Aires: La Baskonia, 1916; pp. 93-103. 27. EGUREN, Enrique. “Prehistoria baska”. En: URIARTE, José R. de, Ed. Op. cit.; p. 42. 28. QUADRA SALCEDO, Fernando. Op. cit., 1918; pp. VIII-IX. 29. Ibid.; pp. XI.

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vasco, así como a su afín ideológico Ramón de Basterra porque, junto con otros, “se compadecieron 30 del país vasco y, sobre todo, del pueblo de Bilbao y lo satirizaron, lo calumniaron, lo insultaron” . Una de las quejas de Quadra era que sus antagonistas parecían fijarse únicamente en el pasado reciente, ignorando tiempos anteriores al período restauracionista: “Hasta 1876 guardóse la ley de la sangre, ¿qué valla más poderosa existe para conservar la raza y su espíritu? ¡Escritores, cronistas, conferenciantes, habláis desde el año 1876! Yo hablo de antes, yo quiero recoger aquella ley, aquella tradición, aquella fuerza de la sangre”. Para el encartado, con la pérdida de los fueros 31 “[n]uestra tradición ha quedado interrumpida oficialmente, pero dura la raza y la familia” . Para el 32 autor son fundamentales la relevancia del linaje (“la familia es lo único que imprime naturaleza” ) y el papel de la nobleza, temas que le acompañarán toda su vida marcando una diferencia con otros compañeros de tertulia, aficiones e inquietudes. En las discusiones solía mantener el pulso sin ceder en su posición, lo cual no le impedía incluir llamadas a la concordia y el entendimiento. “Desearía que todos los vascos nos uniésemos en estos trabajos ayudándonos unos a otros y comunicándonos sin reserva nuestras opiniones para que la 33 ciencia vasca brillase más de lo que ha brillado” , decía en una ocasión. Los ejemplos son numerosos: “[N]o puedo menos de señalar la necesidad de que todos unidos, dejando a un lado pequeñas querellas, pongamos todo fervor y emoción en cultivar cuanto signifique pretérita historia y 34 sensibilidad arcaica, porque en ello encontraremos lenitivo en la vida y recreo espiritual” , o “[Hemos] expuesto algunas discrepancias, cambiando así impresiones acerca de este solar con 35 aquel, que sin duda, lo ama como nosotros” , pudiendo llegar a zanjar el debate situándose moralmente por encima de sus antagonistas: “El señor H. me calumnia en asunto grave (…) Por mi 36 parte le perdono” . Se ha dicho de Quadra Salcedo que a veces “hablaba con falsa seguridad de asuntos que no acababa de ver claros, y era aquella una venganza contra los ignorantes, un pasarles por los morros 37 cualquier dato que eran incapaces de contrastar” . En alguna ocasión, sin embargo, el ancho horizonte de sus inquietudes llevó al escritor a adentrarse en terra ignota y colisionar con cultivadores de ramas del saber más allá de su alcance. En 1918 y 1919, por ejemplo, Quadra Salcedo protagonizó una disputa en torno a las entonces recién descubiertas pinturas paleolíticas de la cueva de Santimamiñe, en Kortezubi (Bizkaia), y los ecos del desencuentro aún resonarían una 38 década más tarde. El historiador, autor de la primera publicación sobre el sitio rupestre , con más voluntad que formación específica en prehistoria y sin canales de contacto fluidos con especialistas relevantes, carecía de la experiencia precisa para interpretar y preservar adecuadamente los hallazgos. Su postura estaba por tanto abocada a la postergación por parte de la colectividad científica y los poderes públicos, quienes en este lance apoyaron de forma unánime a sus contendientes los naturalistas Telesforo Aranzadi, Enrique Eguren y José Miguel Barandiaran.

30. QUADRA SALCEDO, Fernando. Op. cit., 1918 [1913]; p. 111. De forma característica, Quadra listó una veintena de obras y gestas vascas que, en su opinión, invalidaban las tesis del poeta. Años más tarde, después de su fallecimiento diría: “En la actualidad literaria de Bilbao lloramos la pérdida del vate Ramón de Basterra, que cerebralizó sus últimas direcciones en libros de sesgo tradicional y aristocrático, adonde llegó de las avanzadas goethianas, dejando las sugestiones burguesas por las seriedades, a veces amargas, pero dignas de la bocina linajuda” (QUADRA SALCEDO, Fernando. Op. cit., 1928; p. 754). 31. QUADRA SALCEDO, Fernando. Op. cit., 1918 [1913]; p. 118. 32. QUADRA SALCEDO, Fernando. Op. cit., 1915; p. 77. Hasta tal punto el autor opina que el apellido vasco determina esa naturaleza que rechaza “como no vascos a quienes nacidos en Vasconia, son de familia extranjera”. 33. QUADRA SALCEDO, Fernando. El canto de guerra de los vascos (La personalidad vasca en la literatura poética. Ratificaciones necesarias). Bilbao: El Nervión, 1914; p. 12. 34. QUADRA SALCEDO, Fernando. “La estación prehistórica de Basondo”. En: El Pueblo Vasco, 31 de octubre, 1919; p. 1. 35. QUADRA SALCEDO, Fernando. Op. cit., 1918 [1912]; p. 108. 36. QUADRA SALCEDO, Fernando. “Crítica de revistas”. En: Idearium, nº 4, 1916; p. 242. 37. BACIGALUPE, Carlos. Cafés parlantes de Bilbao. Del Romanticismo a la Belle Époque. Bilbao: Eguía, 1995; p. 162. 38. “Descripción de las figuras de la cueva de Basondo”. En: Boletín de la Comisión de Monumentos de Vizcaya, tomo VII, primer trimestre, 1918; pp. 21-38, apéndice y láminas. Aunque en su edición original este artículo es anónimo, la autoría del escrito es de Quadra Salcedo. Algunas partes de este texto aparecieron también como QUADRA SALCEDO, Fernando y ALCALÁ GALIANO, Álvaro. “La cueva de Basondo”. En: Idearium, vol. III, nº 13-15, 1918; pp. 296-313 y láminas.

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Coincidiendo en el tiempo con la polémica anterior, con su retirada de Hermes y, aproximadamente, con su alejamiento definitivo de iniciativas e instituciones controladas por el nacionalismo vasco, Quadra Salcedo también se vio implicado en un incidente en torno al congreso patrocinado por las Diputaciones vascas que habría de celebrarse en Oñate en septiembre de 1918. Presentó un contraproyecto centrado “en lo que forma el conjunto de los problemas fundamentales como son la raza, lengua y literatura, derecho, instituciones públicas, filosofía, historia”, frente al 39 exceso de temas “comerciales y sociales, de orden demasiado práctico” recogidos en el programa oficial. El vizcaíno, que no aparecía como conferenciante en la propuesta aprobada por las cuatro Diputaciones, se asignaba a sí mismo la ponencia titulada “La cueva de San Mamés de Basondo y sus figuras rupestres” y una segunda charla sobre el Renacimiento. Su sugerencia no fue aceptada y Quadra Salcedo protagonizó un incidente en Oñate al protestar por no haberse leído en sesión plenaria algunas aportaciones realizadas en la sección de Historia. 40 Según la prensa se desencadenó un “vivo incidente” armándose “un monote más que regular” . Quadra también aprovechó el evento para dar a su artículo sobre la gruta de Santimamiñe la difusión que se le había negado desde la comisión organizadora al no incluirle entre los conferenciantes sobre prehistoria, hecho que mereció una reprobación pública: “Si algún lunar pudo tener éste [El 41 Congreso de Estudios Vascos], fácilmente puede apreciarse en parte a qué atañe” . Quadra Salcedo, por su parte, no guardó un buen recuerdo del acontecimiento, en su opinión “tan sonado y 42 tan poco práctico” por la “balumba de mediocridades que tuvimos allí que soportar” . Pensaba, además, que Eusko Ikaskuntza, la Sociedad de Estudios Vascos, era una “sucedánea de la Junta de 43 Cultura de la Excma. Diputación de Vizcaya” . Las investigaciones genealógicas de Quadra Salcedo dieron pie a una serie de anécdotas que dan idea del carácter del encartado. Se ha mencionado, por ejemplo, que en pleno enfado con alguien cuya genealogía había investigado decidió airear que en realidad había dulcificado las conclusiones del trabajo ocultando, para evitarle el disgusto a su cliente, que uno de sus antepasados había muerto ahorcado. González Ruano informa de los esfuerzos del historiador para reivindicar el trono de Navarra primero y, “en un repliegue de modestia”, el de Andorra después. Una comisión desplazada desde el Principado se entrevistó con Quadra en Madrid para tratar sobre el asunto, que finalmente no 44 prosperó . El diario Heraldo de Madrid canalizó una parte de la hilaridad y crítica provocadas por la ocurrencia, a lo que Quadra Salcedo replicó en términos solemnes y patrióticos: “ni bajo la República ni bajo la Monarquía tolero a nadie que haga de mi dignidad y seriedad profesional objeto de sus incorrecciones, ni menos de sus groserías. Incapaces quienes me combaten de comprender los altos destinos de la Patria y atentos sólo a las sugerencias de espiones (…)”. Y se desahogaba marcando las distancias: “No es extraño que gentes sin Dios, sin filiación social ni familiar, embistan 45 a las jerarquías con procedimientos de suburbio” . Unos años antes Salcedo había argumentado la legitimidad sobre el reino de Albania de los descendientes del duque de Durazo, infante conquistador de aquellas tierras en el siglo XIV en 46 nombre de la casa Beaumont de Navarra , de tal forma que su pariente Manuel González de 39. QUADRA SALCEDO, Fernando. “Un contraproyecto al congreso de Oñate”. En: El Pueblo Vasco, 11 de julio, 1918; p.2. 40. “El Congreso de Estudios Vascos de Oñate. Siguen adoptándose conclusiones radicales. Se han producido algunos incidentes”. En: El Pueblo Vasco, 5 de septiembre, 1918; p. 1. 41. EGUREN, Enrique. “Una bibliografía y unos comentarios”. En: Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, tomo XVIII, 1918; p. 425. 42. “Temas del día”. En: El Pueblo Vasco, 29 de abril, 1919; p. 1. 43. QUADRA SALCEDO, Fernando. Economistas vascongados y artículos varios sobre problemas de la economía vizcaína. Bilbao: El Pueblo Vasco, 1943 [1920]; p. 251. 44. GONZÁLEZ-RUANO, César. “Andorra”. En: ABC, 26 de julio, 1934; p. 3. 45. QUADRA SALCEDO, Fernando. “Una carta del Marqués de los Castillejos. En defensa de los intereses de España en Andorra”. En: ABC, 4 de agosto, 1934; p. 28. 46. QUADRA SALCEDO, Fernando. “Los derechos de la casa Beaumont al reino de Albania”. En: La Tarde, 19 de noviembre, 1928; pp. 1-2.

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Castejón, barón de Beorlegui, resultaba ser el designado como pretendiente natural al trono albano. En aquella ocasión se organizó una campaña reflejada en la prensa internacional, se llegó incluso a componer un nuevo himno nacional, y hubo bromas de distinto tono en torno a la reivindicación. En estas y otras situaciones Quadra Salcedo dejaba patente su tendencia a la acción, sentido de la teatralidad y despreocupación por la opinión de los demás, no siempre compasiva. No fue, en contra de lo que se ha sugerido (sobre todo en torno a su época de estancia en Madrid) un personaje bohemio. A diferencia de otros escritores que sobrevivían a duras penas, con algunos de los cuales se relacionó, él era un universitario linajudo con una cierta despreocupación por las necesidades materiales, lo que le permitió dedicarse a sus aficiones y desarrollarlas con amplitud. Aunque el tamaño de su parentela y el ritmo de vida de su entorno llegaran a comprometer la inicial holgura de medios, habría que relativizar las historias que le sitúan “sin un cuarto”. 47

Llegó a rehabilitar y ostentar con orgullo el marquesado de los Castillejos , que había sido concedido por primera vez en 1769 al alavés Francisco de la Guardia, enriquecido en el tráfico comercial con las colonias americanas y que poco después ingresaría en la Real Sociedad 48 Bascongada de Amigos del País . De esta forma, al igual que aquel primer titular, Quadra Salcedo materializaba su aspiración a formar parte de una nobleza ilustrada y útil, en su caso una utilidad intelectual. 1.3. Ideología Quadra Salcedo era un intelectual acomodado, un “señorito bien conocido de Bilbao” como alguna vez se refirieron a él, cuya tradición y nivel de vida familiar quedan reflejados al hablar de sus 49 abuelos, “para quienes la vida era la lectura, la caza y el campo tranquilo” . El joven Quadra Salcedo, que no comulgaba con los ideales sabinianos, da muestra sin embargo de una cierta independencia de criterio y no rechaza algunos ingredientes de los mensajes y símbolos bizkaitarras. Así, por ejemplo, en las páginas de portada y colofón de varios de sus libros y opúsculos de la época anterior a 1918, que podríamos denominar de juventud, incluye una esvástica de brazos rectos o lauburu esquemático que, aunque de uso extendido también en otras latitudes, fue impulsado en el 50 País Vasco por Arana y sus seguidores . En su obrita de 1914 El canto de guerra de los vascos (La personalidad vasca en la literatura poética. Ratificaciones necesarias) incorpora, además, el lema nacionalista Jaun eta lege zaŕa, con el que parece apelar al valor tradicional y religioso de la divisa al margen de su intencionalidad más política. Sus primeros textos destilan un idealismo que, reorientado y tamizado por los años, Quadra Salcedo conservaría hasta el final. Sobre el idioma, por ejemplo, dijo entonces: el “euzko vive todavía, porque murió el latín al llegar a Pirineo, y si pudieron penetrar al predicarse el cristianismo los conceptos evangélicos, nunca penetraron las voces de los imperiales”, no debiendo en cualquier caso ”rechazar los vascos a nuestros padres que escribieron en otras lenguas que no fueran el euzko, porque representan siempre la personalidad de la raza, su aptitud para toda disciplina 51 intelectual” . Y sobre Vasconia: “si es cierto que todas las siete regiones del país eran habitadas por una misma raza, en cambio las circunstancias históricas les hicieron llevar vida distinta, sobre todo 52 en lo político y comercial, aunque en lo primitivo conservasen ciertos caracteres comunes” .

47. “De sociedad. Ecos diversos. Otras noticias’”. En: ABC, 9 de enero, 1931; p. 18. Salcedo también ayudó a González Ruano en las gestiones para obtener su propio título nobiliario. 48. ANES FERNÁNDEZ, Lidia. “Comercio con América y títulos de nobleza: Cádiz en el siglo XVIII”. En: Cuadernos Dieciochistas, vol. 2, 2001; pp. 109-149. 49. QUADRA SALCEDO, Fernando. Prólogo de: OLANO Y DE LA CAVADA, Ramón. Parito, Bilbao: Ambos Mundos, 1921; p. VII. 50. Es el caso, al menos, de La personalidad vasca en la literatura poética. Examen crítico hasta el siglo XVI (1914), Recuerdo histórico sobre casas de moneda y bancos de emisión en el País Vasco (1914), Los vascos del Renacimiento (1915), Fuero de las M. N. y L. Encartaciones (1916) y El Versolari (1917). 51. QUADRA SALCEDO, Fernando. La personalidad vasca en la literatura poética. Examen crítico hasta el siglo XVI. Bilbao, 1914; p. 9. 52. QUADRA SALCEDO, Fernando. Recuerdo histórico sobre casas de moneda y bancos de emisión en al País Vasco. Bilbao: Imprenta de Ricardo Wamba, 1914; p. 17.

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Aplaudió el levantamiento primorriverista (“imborrable manifiesto del glorioso 13 de 53 54 septiembre” ) para renegar después de aquella “casta de milicianos y guerrilleros” , sintiéndose uno 55 de “los desterrados, de los vejados, de los obnubilados por la Dictadura” . Siempre conservó una 56 cierta independencia (“Yo no sirvo con mi palabra ni a tirios ni a troyanos” ) que le permitió compatibilizar con naturalidad su monarquismo tradicionalista y regionalista con reivindicaciones 57 foralistas , criticando la Constitución de Cánovas de 1876 y manifestándose a favor de la 58 armonización de las soberanías popular y real . Amante de lo vizcaíno y lo vasco, en este orden, poco tiempo después de constituirse el Directorio, y refiriéndose a la necesidad de contar con una universidad, el escritor afirmaba que “forzosamente debe ser oficial, pero vasca por su emplazamiento, por la procedencia de sus maestros y discípulos y porque ha de tener como uno de sus objetivos el estudio del idioma euzkérico, idioma reliquia, representante de una civilización desaparecida”, añadiendo que “los vascos no sólo tienen derecho de conservar su idioma, sino obligación imperativa de hacerlo, porque 59 de lo contrario constituiría un crimen de lesa humanidad, intolerable para cualquier buen vizcaíno” . Quadra compaginaba su sentimiento sobre “nuestra preciosa lengua vascongada, tan hermosa, tan 60 antigua, tan tierna y tan familar” con la posibilidad de “firmar los destinos de esta nación española, 61 una de las más grandes de la humanidad” . 62

Partidario de una “revolución desde arriba” á la Maura , defendió postulados ideológicos afines al conservadurismo liberal pujante entre los habituales de la tertulia vespertina del bilbaíno café Lyon d’Or. Según el antropólogo Aranzadi “Lyon D’Or = Lequerica, Bergé, Eguileor, Valparda and Cª Lª 63 (sic)” , a los que habría que añadir, entre otros, a personas del mundo de las letras como Basterra, Sánchez Mazas, Mourlane Michelena, Miquelarena, Zuazagoitia y el propio Quadra Salcedo. Como es conocido, varios de los asiduos a esta tertulia formarían parte de la autodenominada Escuela Romana del Pirineo, tan selecta en lo estético y literario como imperial y totalitaria en sus planteamientos, y que acabaría asimilando y cultivando el ideario fascista. La personalidad desbordante de Quadra Salcedo pronto llamó la atención también en los ambientes culturales de Madrid, donde el escritor residió de forma intermitente tras haberse trasladado su familia a aquella ciudad después del fallecimiento de su madre. Fue asiduo de la tertulia sabatina que tenía lugar en el anacrónico Antiguo Café y Botillería de Pombo, fundada y dirigida por Ramón Gómez de la Serna, y en la que se daban cita algunos de los intelectuales en ciernes de la época. Más adelante, a comienzos de los años treinta, tuvo su auge otro corrillo, el del Café de Recoletos, éste liderado por César González Ruano y en que también participaba Quadra. Aunque la reunión solía ser de carácter literario (tenían en el mostrador libros y diccionarios, así como un cajón para guardar cartas y objetos de papelería), el perfil de los concurrentes, a los que se sumó en alguna ocasión José Antonio Primo de Rivera, era claramente conservador. En esta época 53. QUADRA SALCEDO, Fernando. La Universidad Vascongada. Bilbao: José A. de Lerchundi, 1923; p. 23. 54. QUADRA SALCEDO, Fernando. España y su Constitución. Madrid: Imprenta Central, 1930; p. 20. 55. QUADRA SALCEDO, Fernando. Op.cit.; p. 6. 56. QUADRA SALCEDO, Fernando. Op. cit., 1923; p. 6. 57. En 1919, por ejemplo, con ocasión de un viaje regio a Bilbao escribe el artículo “Al rey la hacienda y la vida”, y en 1930 le dedica su obra Los parientes mayores de Vizcaya a Alfonso XIII, eso sí, en su calidad de Señor de Bizkaia y conde de Tavira de Durango. 58. QUADRA SALCEDO, Fernando. Op. cit., 1930; p. 6. 59. “La conferencia del señor Quadra Salcedo. Sobre la universidad. Cómo debe ser el futuro centro cultural”. En: Euzkadi, 18 de diciembre, 1923; p. 3. 60. QUADRA SALCEDO, Fernando. “Temas del día”. En: El Pueblo Vasco, 1 de mayo, 1919; p. 1. 61. QUADRA SALCEDO, Fernando. La Universidad Vascongada. Bilbao: José A. de Lerchundi, 1923; p. 22. 62. QUADRA SALCEDO, Fernando. Op.cit.; p.6. 63. Carta a Julián Elorza, presidente de Eusko Ikaskuntza - Sociedad de Estudios Vascos, 4 de abril de 1924, Archivo EISEV, mencionado en GOICOETXEA MARCAIDA, Ángel. Telesforo de Aranzadi. Vida y obra. San Sebastián: Sociedad de Ciencias Aranzadi, 1985; p. 116. Sobre este grupo se pueden consultar, por ejemplo, ORTEGA, Elene. “Ramón de Basterra y su imagen de Bilbao”. En: Bidebarrieta: Revista de Humanidades y Ciencias Sociales de Bilbao, vol. VIII, 2000; pp. 397-408, y DE PRADA, Juan Manuel. “La Escuela Romana del Pirineo: ‘Fervor de Bilbao’”. En: ABC de Sevilla, 30 de julio, 2000; p. 27.

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el encartado defendió “la necesidad de que haya unión entre la prensa de la derecha y la de la 64 izquierda en beneficio de los problemas nacionales” . Más reaccionaria resultaba la apretada tertulia que se celebraba durante la Segunda República en el sótano del café Lyon, denominado La Ballena Alegre, poblada de falangistas y que también frecuentó el vizcaíno. La postura de Quadra Salcedo frente a la figura de Arana fue ambigua, y así, por ejemplo, lo mismo critica al “pseudo fundador del llamado partido nacionalista bilbaíno”, cuya prosa estima “bien 65 poco recomendable” , que ensalza su obra “fundamental”, su “genio filológico”, “fe de patriota y 66 67 constancia de mártir” , llegando a proclamar: “¡Loor y gloria a Sabino Arana, el vidente!” . Sin llegar a abrazar, como decíamos, el núcleo de la ideología aranista, el encartado parecía apreciar lo que según él era “el principio de concentración” formulado por el político de Abando “al decir que ´los vascos son para Euskadi´. Esta fórmula quiere decir: Basta de rebasión, basta de emigración, basta de servicios a organizaciones que van minando, poco a poco, nuestro organismo y desnutriendo la raza y su espíritu con doctrinas erróneas (…) en adelante, atacados en nuestra propia vivienda, acorralados en nuestro solar, conculcadas nuestras Leyes y nuestros Fueros, hollados nuestros 68 derechos, se precisa y es urgente la concentración de todas nuestras fuerzas” . Cuando critica las ideas filológicas del fundador del PNV prefiere no “entrar en sus tesis políticas (…) porque no las desprecio, sino que las reconozco, aunque siempre con grandes correcciones en cuanto signifiquen 69 amor al país vasco y a su lengua” . Al margen de sus importantes diferencias ideológicas, Quadra Salcedo mantuvo una relación amigable con el dirigente socialista Indalecio Prieto, quien en una ocasión le encargó que investigara la ascendencia genealógica de su segundo apellido, Tuero. El retrato del obispo de Astorga de este nombre que el escritor le regaló entonces fue visible durante un tiempo en la residencia madrileña del político. Salcedo también coincidió en alguna ocasión con Manuel Azaña. Al parecer, cuando fue detenido al comienzo de la guerra civil mostró a sus captores, en vano, una fotografía que conservaba en la que aparecía junto al dirigente republicano. 2. OBRA 2.1. Artículos en la prensa periódica A lo largo de los años Quadra Salcedo colaboró con unos quince diarios y publicaciones periódicas bilbaínas, a las que habría que sumar otras de Gipuzkoa, Cataluña, Madrid y Latinoamérica que cubrían en su conjunto un espectro amplio de perspectivas sociopolíticas. En 1912 publicó sus primeros artículos sobre temas culturales y nobiliarios en el semanario donostiarra Novedades, donde sumó en torno a veinte colaboraciones en los siguientes tres años, todos al abrigo del seudónimo Sabino de Ayala. A partir de 1923 publicó otra veintena de artículos, varios de ellos reimpresiones, en la argentina La Vasconia. Revista Ilustrada, y también colaboró con La Veu de Catalunya. Los noticieros y revistas de la capital vizcaína en los que se pudieron leer más artículos suyos fueron El Pueblo Vasco (por encima de setenta entre 1917 y 1928, la mayor parte de ellos concentrados en el bienio 1919-20), Información (la revista de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Bilbao en la que aparecieron casi cuarenta colaboraciones entre los años 1923 y 1936), Propiedad y Construcción (órgano de comunicación mensual de la Cámara Oficial de la Propiedad Urbana de la Provincia de Bizkaia), La Tarde (con unas veinticinco aportaciones, el grueso de ellas en 1918), Hechos (otra veintena, casi la mitad de ellas en los años treinta) y Vida Vasca (fundamentalmente, también, en la tercera década del siglo).

64. “Banquete a D. César González-Ruano en celebración del premio Mariano de Cavia”. En: ABC, 2 de abril, 1932; p. 49. 65. QUADRA SALCEDO, Fernando. El Versolari. Madrid: Patronato de Huérfanos de los Cuerpos de Intendencia e Intervención Militares, 1917; p. 17. 66. QUADRA SALCEDO, Fernando. Op. cit., 1963 [1931]; pp. 114-119. 67. AZCOITIA, Xavier de (seudónimo de Fernando de la Quadra Salcedo). Op.cit.; p. 53. 68. Ibid.; pp. 50-51. 69. QUADRA SALCEDO, Fernando. Op. cit., 1919; p. 1.

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Se percibe una transición entre las distintas líneas editoriales con las que colaboró en su faceta periodística a lo largo de los años. Así, además de tres apariciones en el diario tradicionalista y católico La Gaceta del Norte, observamos que hasta 1918 un número considerable de sus textos bilbaínos aparecieron en revistas y periódicos de orientación nacionalista vasca: Euskalerriaren Alde (1913), revista Euzkadi (1914-15), Hermes (1917-18) y, sobre todo, el mencionado diario vespertino La Tarde (1914-18). Más que confirmar una filiación política, estas primeras contribuciones buscarían encontrar algún eco entre quienes compartían las inquietudes del autor, foralista convencido y apologista de la tradición y cultura vascas. En 1917 empezaron a aparecer sus artículos en El Pueblo Vasco, diario conservador bilbaíno en el que se asentaría su pluma durante un decenio tras algunas desavenencias con el nacionalismo vasco recién institucionalizado. Miembro de la admirable nómina de colaboradores iniciales de Hermes, la revista cultural bilbaína por excelencia, pronto su firma se ausentaría por descuerdo con la línea editorial de la publicación que, aunque declaradamente universal y efectivamente moderada, mantuvo la inspiración sabiniana de sus promotores. A partir de aquellos años Quadra Salcedo se alinea de forma clara con la derecha monárquica pero, con todo, muestra su autonomía de pensamiento al escribir ocasionalmente en los diarios Euzkadi (en 1923, 1928 y 1932), Excelsior (1926, aquí como El Licenciado Vergara), y de nuevo La Tarde (1928). Su única aportación al socialista El Liberal es también de esta época (1926). En la década de los años veinte comienza así mismo a escribir en Hechos, Información, Vida Vasca y Propiedad y Construcción, que serán ya sus tribunas de referencia en el Bilbao de los años treinta. A comienzos de 1935, en un entorno social de posturas radicalizadas, dirigió el nuevo semanario madrileño Lealtad, que salía “a luchar por la religión y por el amor a España, dos puntos de coincidencia en las derechas por los que será posible una unión profunda ante las próximas 70 elecciones municipales” . A pesar de sus numerosas colaboraciones en la prensa, Quadra Salcedo nunca fue un “plumilla” de redacción ni un cazador de lo cotidiano, debiendo ser considerado, más bien, como un escritor que supo explotar el medio periodístico. Algunos de sus artículos fueron agrupados y publicados posteriormente en forma de libro, como en el caso de la compilación llevada a cabo por el propio autor en Ensayos sobre el Renacimiento Vasco (1918), y de los compendios realizados tras su fallecimiento: Economistas vascongados y artículos varios sobre problemas de la economía vizcaína (1943), y Calles de Bilbao (1962). 2.2. Libros y folletos Prácticamente durante toda su vida de escritor Quadra Salcedo dio a la imprenta opúsculos y algunos libros, casi una treintena en total, que solía editar él mismo. Más allá del aliento genérico por profundizar en aspectos del pasado del pueblo vasco, o dar a conocer la participación preponderante de los vascos en acontecimientos históricos o movimientos artísticos, no se puede decir que las obras de Quadra obedezcan a un programa de investigación propiamente dicho, sino más bien a impulsos acotados, iniciativas que, salvo alguna excepción, se concretan en publicaciones breves centradas en acontecimientos pretéritos puntuales. En varias ocasiones su esfuerzo se centró en el rescate de textos olvidados o de difícil acceso. Su obra histórica es desigual, alternando trabajos originales con desahogos eruditos a partir de fuentes secundarias. Entre las principales monografías de carácter histórico escritas por Quadra Salcedo, al margen de las recopilaciones referidas sobre economistas vascos y calles de Bilbao, merecen mención las siguientes: •



Recuerdo histórico sobre casas de moneda y bancos de emisión en el País Vasco (1914), breve y documentada compilación que se remonta a los tiempos del imperio romano. Los vascos en el Renacimiento. Tratase de lo que hicieron en el sacrosanto y ecuménico Concilio Tridentino (1915), vinculado a su larga estancia entre los jesuitas, es un estudio detallado de las aportaciones de los prelados vascos en el Concilio de Trento (1545-1563)

70. “El semanario Lealtad”. En: ABC, 28 de febrero, 1935; p. 28.

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que incluye una bibliografía exhaustiva, y que, siguiendo la pauta clásica, fue impreso “para honor y gloria de Dios”. •







Fuero de las M. N. y L. Encartaciones (1916), una recuperación del antiguo texto para que sirviera de elemento de juicio con ocasión de la actualización prevista del Código Civil, un hecho que Quadra equiparaba en importancia a la reforma foral de 1526, y que igualaría definitivamente a las Encartaciones con el resto de merindades. El estudio introductorio de esta obra constituye un repaso a la presencia de los vascos en la historia del derecho, de forma similar a lo que supondría, en un campo diferente, la serie denominada Economistas Vascongados que escribiría años más tarde. La primera vuelta al mundo. Participación de Vizcaya en la expedición del Cano: 1522-1922 (1923), investigación sobre la primera circunnavegación a partir de la documentación conservada en los archivos de la Real Academia de Historia. Anexión forzosa de Vizcaya en 1356 y muerte del infante don Juan en 1358 (1936), basado en gran medida en fuentes secundarias, repasa los hechos mencionados en el título y la ejecución, casi trescientos años más tarde, de Martín Ochoa de Ojarabide, licenciado como Quadra Salcedo en Derecho por la Universidad de Salamanca, y sus compañeros en la Plaza Vieja de Bilbao “por defender el Fuero de Vizcaya”. El general Castaños y la batalla de Bailén (1936)

Como muestra del carácter inquieto y emprendedor de Quadra Salcedo, y también de sus intereses vastos y dispersos –y acaso de una cierta falta de constancia, aunque para ser justos habría que recordar la muerte prematura del escritor–, baste mencionar que es comparable el número de monografías que iba anunciando y nunca llegó a publicar al de las que finalmente vieron la luz. Entre los múltiples proyectos sobre temas históricos comunicados y no materializados se encuentran al menos cuatro tomos adicionales de la serie Los Vascos en el Renacimiento, de la cual únicamente publicó el dedicado al concilio tridentino (del segundo tomo Los vascos en el Renacimiento de Italia llegó a detallar once capítulos con unos veinte epígrafes); otros dos libros sobre el Fuero de las Encartaciones (finalmente aprovechó el material disponible para su tesis doctoral); una Historia de las Encartaciones; las obras tituladas Hidalguías Vizcaínas 1500-1800, La Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, Economistas Españoles bajo los Borbones. Estudio de las ideas económicas en España desde Felipe V hasta la Regencia (aunque sí publicaría biografías sueltas de economistas vascos en la prensa periódica), Restauración de las Humanidades, Libro de los Buenos Linajes, Las Silloneras. Episodio de D. Carlos, Duque de Madrid y desterrado en Loredan de Venecia; así como seis volúmenes sobre Filósofos Vascos; nueve obras de la serie que denominó Disertaciones Clásicas (únicamente se publicó en 1917 la primera de las diez previstas, Del Diálogo y la Amistad); y la mayor parte de los cincuenta títulos abarcando todo tipo de temas y curiosidades históricas que Quadra tenía intención de editar en la serie Folletos 71 Históricos y de Actualidad, y que sólo alcanzó a comenzar . Aunque Quadra Salcedo no solía eludir el posicionamiento ideológico cuando la discusión lo requería, no se puede decir que sus escritos más elaborados fueran, en general, abiertamente políticos. Su espíritu crítico llegó a aflorar con más nitidez en la prensa y, sobre todo, en la tribuna de orador, desde la que no dudaba en opinar sobre temas de actualidad, reivindicar sus causas y reprochar con ímpetu tanto a gobernantes como a aspirantes. Este hecho llevó a que alguna de sus conferencias, que en ocasiones publicó en forma de folleto, fuera prohibida por la autoridad gubernamental. 2.3. Poesía

71. Algunos de los anunciados, como “Leyes de Mendel aplicadas a la genealogía”, “Cómo un guipuzcoano ideó la Guardia Civil y un navarro la fundó” o “Un bilbaíno en la corte imperial de Rusia” ayudan a conformarse una imagen del talante desenvuelto del autor. En el último caso Quadra Salcedo tenía sin duda previsto narrar la historia de Alexis de Sarachaga y Lobanov de Rostov, cuyo padre era descendiente, como el propio escritor, de vecinos de Güeñes y Bilbao, y que contrajo matrimonio con una princesa rusa en 1837. Alexis (o Alejo), bilbaíno bautizado en la parroquia bilbaína de San Nicolás, habría sido nombrado Barón de Saragachov (САРАЧАГОВ) en 1862 por el zar Alejandro III.

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La obra poética impresa de Quadra Salcedo es de corte culto e historicista, con visos modernistas. El Versolari (1917), por ejemplo, contiene una serie de poemas de forma estrófica sencilla y esquemas métricos clásicos como tercetos encadenados, cuartetos, serventesios, sextas y coplas de pie quebrado, inspirados en sucesos históricos y míticos del País Vasco que luego el autor comenta uno a uno, resultando un conjunto llamativo por su preciosismo verbal y medievalismo idealizado. La abundancia de nombre propios, acaso evocadores para el autor pero pesados para el lector, contribuye a que el resultado no sea del todo satisfactorio. Del mismo periodo y tono son sus 72 dos contribuciones a la revista Hermes y la única incursión del escritor en el drama histórico, con el 73 fallido texto lírico Banderizos . Este último parece responder más al deseo por experimentar el traslado de idénticos temas y traza elitista al lenguaje teatral que a la intención de concebir una obra realmente representable. Llanto de los Pirineos (1919) es una elegía de los vascofranceses muertos en la Gran Guerra, basada en endecasílabos de tono patriarcal y solariego y cuyos personajes se desenvuelven en una especie de Arcadia pirenaica. De nuevo, gran parte del resultado se encomienda al albur de los nombres históricos y tradicionales. De motivación diferente pero análoga perspectiva sublimada es Poema del Pirineo (1924), la personal respuesta de Quadra a las estrofas enviadas por el poeta argentino Leopoldo Lugones al bertsolari Enbeita ”en el que aparecía la gesta del Pirineo Vascón, pastoril y forestal”. El encartado, convencido de la insuficiencia de esta percepción, creyó oportuno 74 “contestar a la misiva cantando al Pirineo guerrero y nobiliario” con una larga secuencia de 75 alejandrinos pareados. Poemas más breves son, por ejemplo, “Llanada de Álava” . y los versos 76 dedicados al fundador de la Compañía de Jesús bajo seudónimo . Es seguro que Quadra escribió mucha más poesía que la que publicó. Entre las obras que no alcanzaría a completar se incluía un conjunto de sonetos titulado Poemas de los coroneles carlistas, y dejó inédito también otro poemario titulado Libro de los Abuelos. González Ruano reconoce la influencia de Quadra Salcedo y Basterra en sus propias obras poéticas Gesta Nobiliaria del Pirineo en la Guerra (1926) y Loa de estirpes (1927) que en su opinión constituyen un “curioso retroceso a las viejas formas poéticas. Son libros un tanto pastiche, escritos con ínfulas, pero con algún 77 78 encariñamiento” . Quadra, para quien “la poesía en el pueblo vasco es tan antigua como la raza” , ya había anunciado en 1916 dos obras líricas que no llegó a publicar: Homes de lanza en puño y Poemas de vario amor. 3. PERCEPCIÓN CONTEMPORÁNEA Tratándose, en palabras de Elías Amézaga, de una “personalidad única, un ser aparte en el cosmos de las letras, con luz propia, hecho para mentalidades en ebullición, eterno joven él 79 mismo” , la pasión y el voluntarismo con los que Quadra Salcedo acometía toda iniciativa fueron 80 objeto de loa y homenaje . Sánchez Mazas lo consideró “acaso, el más desigual, el más ameno y clásico, el más arbitrario, el más poliforme y quizá para mí el más interesante y predilecto de cuantos escritores jóvenes

72. QUADRA SALCEDO, Fernando. “Poema de las Naves Vizcaínas”. En: Hermes, vol. 5, 1917; p. 323-324; y Salmo de Rabino. En: Hermes, vol. 13, 1918; p. 131. El segundo es un fragmento de la obra Banderizos. 73. QUADRA SALCEDO, Fernando. “Banderizos. Drama lírico”. En: Idearium, vol. 11, 1918; pp. 185-199, y vol. 12, 1918; pp. 233-252 (continuación). Originalmente escrita en 1913. 74. Poema del Pirineo. Pamplona: 1924; p. 15. 75. QUADRA SALCEDO, Fernando. “Llanada de Álava”. En: Vida Vasca, vol. 1, 1924; p. 205. 76. JÁUREGUI, Juan de (seudónimo de Fernando de la Quadra Salcedo). “Iñigo de Loyola”. En: Idearium, vol. 3, 1916; pp. 161-162. 77. GONZÁLEZ RUANO, César. Mi medio siglo se confiesa a medias. Barcelona: Noguer, 1951; p. 161. 78. QUADRA SALCEDO, Fernando. La personalidad vasca en la literatura poética. Examen crítico hasta el siglo XVI. Bilbao, 1914; p. 3. 79. AMÉZAGA, Elías. “Escritores encartados”. En: Muga, nº 5, enero 1986; p. 95. 80. “Ecos de Sociedad. Banquete al Señor Salcedo”. En: El Pueblo Vasco, 7 de noviembre, 1917; p. 1.

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honran las letras vascongadas” . Hubo quien lo calificó de “acucioso bibliógrafo” e incluso 82 83 “benemérito de las Letras Vascas” . De este “vate culto y nobiliario” dijo González Ruano que era 84 85 un “buen poeta” y, aunque el suyo le resultaba un apellido con “resonancias sentimentales” , 86 también afirmó que “como pintoresco se llevaba la palma” . Ruano que, como hemos visto, en aquella época se vio influenciado en su obra por Quadra, lo incorpora en su particular antología de 87 poetas españoles en lengua castellana , mientras que para Cansinos Assens se trataba de un “curioso representante de la bohemia literaria de Bilbao” cuyo carácter era “ancho y jovial, como su 88 cara” . De Quadra Salcedo, a quien Julio Caro Baroja se refiere como “cierto escritor bilbaíno, en 89 90 extremo pintoresco” , se ha dicho que componía versos “para cantar con laúd en un castillo” , y es 91 que, “[é]l, lo que se dice él, era un señor feudal del siglo XIV” . En su prólogo a un opúsculo poético de Quadra, Valle Inclán no oculta su sorpresa y afirma del autor que “tiene mucho del intelecto castellano en su olvido por las cosas humildes y en su amor por las fechorías de adarga y lanza”. Y, pareciéndole el medieval un periodo “poco propicio para definir el alma de su raza”, continúa: El poeta evoca preferentemente a su tierra en aquella conjunción gótica y feudal que tuvo con Castilla, y esta Vizcaya de un momento histórico le seduce más que la otra, la eterna, aldeana y marinera, musical y casta, saturada de rezos y de malicias y siempre de un soñar místico y humorado. Yo no le reprocho esta 92 su inclinación al hidalgo (...)

Sin embargo, no eran menos frecuentes las declaraciones reprobatorias incluso entre aquéllos con quienes Salcedo compartía afinidades diversas. Las opiniones de personas relevantes del panorama cultural del momento arrojan luz sobre la percepción extendida de este “joven de sangre 93 fría” . Disgustado por su tendencia a la hipérbole, Julio de Urquijo afirmaba: “Decididamente Quadra de Salcedo carece del sentido de la proporción, y todo lo vasco lo ve con cristal de aumento”. 94 También reprochaba la precipitación con la que se documentaba el encartado . En otra ocasión, al fundador de la Revista Internacional de Estudios Vascos le resulta “casi increíble” que el vizcaíno se hubiera “atrevido a escribir en son de reproche” acerca de la precisión documental en los trabajos 95 históricos: “el rigorismo crítico, terror por lo visto del joven informante” . Quienes le conocieron en su faceta de genealogista a medida decían que él era “el primero, 96 naturalmente, en reírse de sus ingenuos clientes y de su pretendida ciencia heráldica” , y Gómez de

81. SÁNCHEZ MAZAS, Rafael. “Correo de las letras. Libros y autores”. En: El Pueblo Vasco, 6 de diciembre, 1917; p. 2. 82. ECHEVARRÍA, Tomás de. “Proyecto de creación de una biblioteca exclusivamente vasca”. En: Primer Congreso de Estudios Vascos. Recopilación de los trabajos de dicha asamblea. San Sebastián: EI-SEV, 1919; p. 687. 83. DÍEZ-ECHARRI, Emiliano. y ROCA FRANQUESA José M., Historia de la Literatura Española e Hispanoamericana, segunda edición. Madrid: Aguilar, 1972; p. 1183. 84. GONZÁLEZ RUANO, César. Op. cit., 1951; p. 74. 85. GONZÁLEZ RUANO, César. Diario íntimo (1951-1965). Madrid: Taurus, 1970; p. 972 y p. 1053. 86. GONZÁLEZ RUANO, César. Op. cit., 1951; p. 164. 87. GONZÁLEZ RUANO, César. Antología de poetas españoles contemporáneos en lengua castellana. Barcelona: Gustavo Gili, 1946; pp. 281-2. 88. CANSINOS ASSENS, Rafael. La novela de un literato, vol. 3. Madrid: Alianza, 2005; p. 407. 89. CARO BAROJA, Julio. El Señor inquisidor y otras vidas por oficio. Madrid: Alianza, 1988; p. 105. Otros autores lo han calificado de “raro” (FERNÁNDEZ DE LA SOTA, José. Op. cit., p. 80) y “estrafalario” (DE PRADA, Juan Manuel. Op. cit.) 90. AREILZA, José M. Tres batallas por Bilbao y otras páginas. Bilbao: El Tilo, 1997; p. 218. 91. CIRIQUIAIN-GAIZTARRO, Mariano. “Don Fernando de la Quadra Salcedo”. En: EGAN, nº 1, 1951; p. 2. 92. VALLE INCLÁN, Ramón M. del. “Emoción Lírica”. Prólogo de: QUADRA SALCEDO, Fernando. Op. cit., 1917; pp. XXI. 93. “Bilbao”. En: Hermes, nº 11, 1917; p. 54. 94. URQUIJO IBARRA, Julio. “Recensión de Ensayos sobre el Renacimiento Vasco”. En: RIEV, vol. 10, 1919; p. 218. 95. URQUIJO IBARRA, Julio. “La crónica Ibargüen-Cachopín y el canto de Lelo”. En: RIEV, vol. 13, 1922; pp. 95-96. 96. CANSINOS ASSENS, Rafael. Op. cit.; p. 408.

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la Serna sugiere que este “entendido en heráldica” también lo era en “higueras genealógicas” . 98 Baroja, considerado por el escritor vizcaíno ”un espíritu abierto a todas las ideas” , pero con quien había tenido alguna diferencia de opinión, lo incluye en la galería de tipos extraños que incorpora a sus memorias: [E]ra un iluso, un hombre que vivía de entelequias fantásticas. (...) Al Díaz corriente le emparentaba con el Cid en un dos por cuatro. (...) Se veía que en él la amplificación era un hecho natural y espontáneo. Todo se transmutaba en su imaginación y subía de categoría: el teniente se convertía en general; el cura, en obispo, y el alcalde del pueblo, en magnate. (...) Quadra Salcedo hablaba de sus parientes del Imperio romano como cualquiera puede hablar de su tío de Alcalá o de su primo de Chinchón. Era un hombre 99 fantástico, que creía en sus lucubraciones.

El musicómano Juan Carlos de Gortázar, un ilustre del movimiento culto bilbaíno y compañero de Quadra en la Junta de Cultura Vasca de la Diputación de Bizkaia, se vio envuelto en una polémica periodística con éste a raíz de una exposición benéfica de pintura celebrada a comienzos de 1918. En su alegato final contra el último artículo “atrabiliario” del encartado denomina 100 “tiquismiquis pueblerinos” las discusiones iniciadas por el “abundoso y batallador publicista” . Pocos años antes “Joannes Carolus Gortázar” era incluido junto con “Michael Unamuno, Pius Baroxa, Egnatius Zuloaga” y otros en la consecratio latina del librito de Quadra titulado La personalidad vasca 101 en la literatura poética . La correspondencia del doctor Enrique de Areilza también contiene juicios esclarecedores. En la misma carta en la que afirma respecto “al agrio vasco Telesforo [Aranzadi]” que “no ha variado absolutamente nada, dispuesto a dar un corte de mangas al mismo Sumo Pontífice” también dice: 102 “Quadra Salcedo nos entretiene con su acometividad desflorante de temas que ignora” . El mismo Areilza alude a la impresión de otro bilbaíno insigne: “El Ateneo y el círculo de bellas artes, creación nueva de Bilbao y hechura en gran parte del demente (como le llama Unamuno) Quadra Salcedo, ha 103 tomado la iniciativa del asunto y estamos expuestos a que resulte una payasada” . Una de las revelaciones que más habría entristecido a Quadra, sin embargo, es la que se 104 conserva de su admirado Carmelo de Echegaray, “el solícito conocedor de nuestra historia” . A raíz del fallecimiento del que fuera Cronista de las Provincias Vascongadas, el escritor resaltaría en una sentida y completa glosa “la influencia ejercida por Echegaray en la renovación del pensamiento 105 erudito vascongado por medio de sus cartas y relaciones epistolares” . Poco imaginaba él lo que en una de tales misivas había confiado Echegaray al secretario de la Junta de Cultura Vasca, ante la posibilidad de que Quadra fuese propuesto para realizar la exploración de una cueva vizcaína: Soy del parecer, salvando todos los respetos debidos a nuestro laborioso compañero don Fernando de la Quadra Salcedo, y alabando como se debe su anhelo de cultivar todo linaje de disciplinas intelectuales, que no procede acceder a lo que pretendes, pues ni la exploración de la cueva de Santa Marina de Urdúliz ni la de ninguna otra se puede encomendar por la Junta a dilettantísimos (sic) muy nobles y bien

97. GÓMEZ DE LA SERNA, Ramón. “Pombo: Biografía del célebre café y de otros cafés famosos”. En: GÓMEZ DE LA SERNA, Ramón. Obras Completas, tomo II. Barcelona: AHR, 1957 [1941]; p. 197. 98. QUADRA SALCEDO, Fernando. Ensayos sobre el renacimiento vasco. Bilbao: Dochao, 1918 [1912]; p. 105. 99. BAROJA, Pío. Desde la última vuelta del camino, vol. II. Barcelona: Tusquets, 2006; pp. 278-280. 100. I.Z. (Ignacio Zubialde, seudónimo de GORTÁZAR, Juan C.). “Para cortar una deplorable polémica”. En: La Tarde, 29 de enero, 1918; pp. 1-2. 101. QUADRA SALCEDO, Fernando. El canto de guerra de los vascos (La personalidad vasca en la literatura poética. Ratificaciones necesarias). Bilbao: El Nervión, 1914. El propio autor firmaba la dedicatoria como Ferdinandus Quadra Salcedo, en clara reminiscencia de las notae breves redactadas y confirmadas semestralmente en el seminario que acababa de abandonar. 102. “Carta a Leopoldo Rodríguez Abascal”, 24 de abril de 1909. En: AREILZA, Enrique de. Epistolario. Bilbao: El Tilo, 1999; p. 209. 103. “Carta a Leopoldo Rodríguez Abascal”, 4 de abril de 1916. En: Ibid.; p. 214. Quadra había criticado años antes las “genialidades chimbescas” del rector (Ensayos sobre el renacimiento vasco. Bilbao: Dochao, 1918 [1912]; p. 101), y volvería a censurar sus “barbaridades” y “excesos científicos” (“Temas del día”. En: El Pueblo Vasco, 29 de abril, 1919; p. 1). 104. QUADRA SALCEDO, Fernando. Op. cit., 1918 [1912]; p. 103. 105. QUADRA SALCEDO, Fernando. “Don Carmelo de Echegaray y las letras vascongadas”. En: El Pueblo Vasco, 6 de noviembre, 1925; p. 1.

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intencionados, sino a especialistas competentes y avezados cuyo nombre sea una garantía de que las conclusiones que deduzcan del examen de estas cavernas han de estar ajustadas a las exigencias rigurosas del método científico, que cada día hila más delgado en estas y otras materias. No sin razón se ha dividido y subdividido hasta lo infinito. Así es que ni el generoso afán de saber, ni una base de conocimientos generales son suficientes para abarcar tantas y tantas ramas como cada día van surgiendo, y ahondar en cada una de ellas. Repito que esta opinión mía, arraigada y firme, en nada se opone a la consideración y al afecto que me merece nuestro digno compañero don Fernando de la Quadra Salcedo, cuya actividad y cuyas aptitudes, 106 humanas al fin, no pueden ser ilimitadas, ni comprenderlo todo.

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Fernando de la Quadra Salcedo fue otra de tantas víctimas de la guerra civil española. Ejecutado en 1936 en el buque prisión en el que estaba confinado en la dársena de Axpe, en plena ría de Bilbao, sus compañeros supervivientes resaltarían después la entereza y el ánimo del escritor, quien 107 dos días antes del fatal desenlace escribió su último soneto . 108

Murió “a lo caballero antiguo (…) [este] panida vascongado” , y como dijo Caro Baroja, su “fin 109 trágico no correspondió a su carácter apacible” . Alejandro de la Sota lo consideró un “amigo 110 inolvidable” , y en sus recuerdos sobre la Belle Époque bilbaína lo cita entre aquéllos a quienes 111 recuerda con “igual admiración” . Más recientemente Amézaga se preguntaba “cómo pudo hacérsele daño” y lamentaba que “se nos fue como sin avisar, como trasladándose a un mundo más 112 suyo donde fuera comprendido” . El 11 de septiembre de 1949 se colocó una lápida en su recuerdo en la cumbre del monte Kolitza, atalaya de las Encartaciones, y en el discurso de homenaje el presidente de la Diputación “puso de relieve los múltiples merecimientos de éste como historiador, poeta, periodista y genealogista”, mencionando “anécdotas curiosísimas de la vida del homenajeado”. Una vida en la que Quadra Salcedo despertó entre sus coetáneos admiración y recelo a partes iguales y que, como 113 se dijo entonces, estuvo “llena de inquietudes” .

106. ECHEGARAY, Carmelo. Carta a Crescencio de Gardeazábal, 21 de abril, 1921. Archivo Foral de Bizkaia, S. Adm., F. Edu., Dep. y Tur., Caja 993, exp. 16. 107. UN TESTIGO. “Los asesinatos del ´Altuna Mendi´”. En: El Pueblo Vasco, 25 de septiembre, 1937; p. 3; YBARRA BERGÉ, Javier. Mi diario de la guerra de España 1936-1939. Bilbao: Imprenta Provincial de Vizcaya, 1941; pp. 43-49; QUADRA SALCEDO, Fernando. “En la prisión del Altuna-Mendi”. En: SANZ Y DÍAZ, José. Lira Bélica. Antología de los poetas y la guerra. Valladolid: Santarén, 1939; pp. 52-53. Al parecer se encontró un borrador de este poema entre las ropas del escritor. Se da la circunstancia de que otros tres hermanos suyos también perdieron la vida en la contienda civil. 108. CIRIQUIAIN-GAIZTARRO, Mariano. Op. cit.; p. 2. 109. CARO BAROJA, Julio. Op. cit.; p. 105. 110. SOTA ABURTO, Alejandro de la. Zuloaga y el Bilbao del Sombrero Hongo. Bilbao: Editorial Vasca, 1953; p. 36. 111. SOTA ABURTO, Alejandro de la. “Notas a la introducción”. En: VV.AA. La “Belle Époque” Bilbaína: 1917-1922. Bilbao: Librería Arturo, 1964; p. 219. 112. AMÉZAGA, Elías. Op. cit.; p.96. 113. El Correo Español-El Pueblo Vasco, 13 de septiembre, 1949; p. 8. También en AFB, S. Adm., F. Edu., Dep. y Tur., Caja 4.

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