Vampiros a Contraluz - Constantes y Modalizaciones del Vampiro en el Arte y la Cultura - Tomo II

July 5, 2017 | Autor: Diego Díaz Piedra | Categoría: Comics Studies, Comic Book Studies, History of English Literature, Comics, Comics/Sequential Art, Vampire Literature, History of Art, Indian Cinema, Chinese literature, Vampirology, Comics and Graphic Novels, Vampire Studies, American Comic Books and Social Commentary, Critical Theory, Deconstruction, Graphic Narrative, Comics, Latin American Literature, Film Studies, Cultural Studies, Ethnic Studies, Literatura Latinoamericana, Edgar Allan Poe, Theory of Comics, Literatura, Comic books, Comic, Marvel Comics, Vampires in Film and Literature, Historia del Arte, Comic Book History, Literatura Medieval, English Literature, Graphic Novels, Comics Studies, Manga Studies, Popular Culture, Cultural Studies, Women's Studies, Gender Studies, Visual Culture, Historia de la Literatura Universal libros, Literatura mexicana, Historia del Cine, Literatura española - exilio 1939 - cine y literatura, Cómic y novela gráfica, History of Comics, Vampire Literature, History of Art, Indian Cinema, Chinese literature, Vampirology, Comics and Graphic Novels, Vampire Studies, American Comic Books and Social Commentary, Critical Theory, Deconstruction, Graphic Narrative, Comics, Latin American Literature, Film Studies, Cultural Studies, Ethnic Studies, Literatura Latinoamericana, Edgar Allan Poe, Theory of Comics, Literatura, Comic books, Comic, Marvel Comics, Vampires in Film and Literature, Historia del Arte, Comic Book History, Literatura Medieval, English Literature, Graphic Novels, Comics Studies, Manga Studies, Popular Culture, Cultural Studies, Women's Studies, Gender Studies, Visual Culture, Historia de la Literatura Universal libros, Literatura mexicana, Historia del Cine, Literatura española - exilio 1939 - cine y literatura, Cómic y novela gráfica, History of Comics
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Descripción

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Granada , 2015 2015

Diseño de la portada: Elisa Canteras Jiménez Ganadora del I Concurso de Ilustración o Fotografía de temática Vampírica, en colaboración con el Centro de Cultura Contemporánea de la Universidad de Granada.

© Los autores Editorial Comares, S.L. Polígono Juncaril C/ Baza, parcela 208 18220 Albolote (Granada) Tlf.: 958 465 382 http://www.editorialcomares.com • E-mail: [email protected] https://www.facebook.com/Comares • https://twitter.com/comareseditor ISBN: 978-84-9045-311-7 • Depósito legal: Gr. 981/2015 Impresión y encuadernación: comares, s.l.

AGRADECIMIENTOS Para que este volumen llegase a convertirse en una realidad, muchas han sido las personas que han colaborado, ya fuese con su esmero y trabajo, o con la simple ilusión de conocer un poco más acerca de estas criaturas que tanto nos atraen. Con estas líneas queremos agradecerles su dedicación. El proyecto Vampiros a Contraluz nació de una idea sin grandes pretensiones y ha acabado convirtiéndose en un conjunto de actividades realizadas a lo largo de cuatro años en las que numerosas personas han tenido cabida, pero todo ello habría sido imposible sin la dirección, guía y consejo de Margarita Carretero González, gran profesional y mejor amiga. AGRADECIMIENTOS Queremos agradecer a Francisco Álamo Felices, Minerva Alganza Roldán, Ricardo AnguitaPara Cantero, Antonio Ballesteros Antonio Castellón, que este volumen llegase aGonzález, convertirse en unaCalvo realidad, muchasMargarita han sido las Carretero González, Matilde Casas Olea, Francisco Cruz, Irene Díaz y Laura Moreno personas que han colaborado, ya fuese con su esmero y trabajo, o con la simple ilusión (Xiannu Studio), José Antonio González Alcantud, Esperanza Guillén Marcos, de conocer un poco más acerca de estas criaturas que tanto nos atraen. ConXimena estas líneas Hidalgo Vásquez, MercedessuIáñez Ortega, Joaquín López González, Santiago Lucendo queremos agradecerles dedicación. Lacal, David Martín López, Elena Mironesko Bielova, Enrique Nogueras Valdivieso, EugenioElOlivares Julio Ángel Olivares Merino, Inés Alonso-Collada, proyectoMerino, Vampiros a Contraluz nació de una idea sinOrdiz grandes pretensiones y ha Pedro Ordóñez Eslava, Juan Núñez, Alicia Relinque Eleta, acabado convirtiéndose en Paredes un conjunto de actividades realizadas a loJuan largoCarlos de cuatro Rodríguez, José Manuel Rodríguez Domingo, Jesús Rubio Lapaz, Juan de Dios Salas años en las que numerosas personas han tenido cabida, pero todo ello habría sido Chamorro, Francisco Salvador Ventura, Ludwig deSchwarz, Miguel ÁngelGonzález, Sorrochegran imposible sin la dirección, guía y consejo Margarita Carretero Cuerva y Jesús Torres, los estudios realizados que, ya sea en forma de ponencia o profesional y mejor por amiga. artículo, han dado sentido a este proyecto. Queremos agradecer a Francisco Álamo Felices, Minerva Alganza Roldán, Ricardo AAnguita Julio Ángel Olivares Merino, por bautizar a este proyecto como Vampiros a Cantero, Antonio Ballesteros González, Antonio Calvo Castellón, Margarita Contraluz. Carretero González, Matilde Casas Olea, Francisco Cruz, Irene Díaz y Laura Moreno (Xiannu Studio), José Antonio González Alcantud, Esperanza Guillén Marcos, Ximena AHidalgo Elisa Canteras Jiménez, porIáñez las dos magníficas imágenes que sirvenSantiago de portada a Vásquez, Mercedes Ortega, Joaquín López González, Lucendo estosLacal, volúmenes. David Martín López, Elena Mironesko Bielova, Enrique Nogueras Valdivieso, Eugenio Olivares Merino, Julio Ángel Olivares Merino, Inés Ordiz Alonso-Collada, APedro Ricardo AnguitaEslava, CanteroJuan y el Paredes Centro de Cultura Contemporánea, por colaborar Ordóñez Núñez, Alicia Relinque Eleta, Juan Carlos con nosotros en la realización del I Concurso de Ilustración o Fotografía de de Temática Rodríguez, José Manuel Rodríguez Domingo, Jesús Rubio Lapaz, Juan Dios Salas Vampírica y la Francisco exposición Salvador ¿Cuándo Ventura, se le rompió el espejo al vampiro? Así mismo, Chamorro, Ludwig Schwarz, Miguel Ángel Sorroche debemos agradecer participación a todas/os las/los que, artistas colaboraron en los o Cuerva y Jesús su Torres, por los estudios realizados ya que sea en forma de ponencia mismos. artículo, han dado sentido a este proyecto. A Marta SolerÁngel Montellano, siempre has estado ahí, dispuesta ayudar en lo a A Julio Olivaresporque Merino, por bautizar a este proyecto acomo Vampiros necesario. Contraluz. A todas/os alumnas/os Universidad de Granada que,que desirven una manera u a A Elisalas/los Canteras Jiménez,de porlalas dos magníficas imágenes de portada otra,estos participaron en este proyecto. Es por ellos que nuestro esfuerzo tiene sentido. volúmenes. A Ricardo Anguita Cantero y el Centro de Cultura Contemporánea, por colaborar vii con nosotros en la realización del I Concurso de Ilustración o Fotografía de Temática Vampírica y la exposición ¿Cuándo se le rompió el espejo al vampiro? Así mismo, debemos agradecer su participación a todas/os las/los artistas que colaboraron en los mismos.

Chamorro, Francisco Salvador Ventura, Ludwig Schwarz, Miguel Ángel Sorroche Cuerva y Jesús Torres, por los estudios realizados que, ya sea en forma de ponencia o artículo, han dado sentido a este proyecto. A Julio Ángel Olivares Merino, por bautizar a esteII proyecto como Vampiros a Vampiros a Contraluz Contraluz. A Elisa Canteras Jiménez, por las dos magníficas imágenes que sirven de portada a estos volúmenes. A Ricardo Anguita Cantero y el Centro de Cultura Contemporánea, por colaborar con nosotros en la realización del I Concurso de Ilustración o Fotografía de Temática Vampírica y la exposición ¿Cuándo se le rompió el espejo al vampiro? Así mismo, debemos agradecer su participación a todas/os las/los artistas que colaboraron en los mismos. A Marta Soler Montellano, porque siempre has estado ahí, dispuesta a ayudar en lo necesario. A todas/os las/los alumnas/os de la Universidad de Granada que, de una manera u otra, participaron en este proyecto. Es por ellos que nuestro esfuerzo tiene sentido. Y, finalmente, pero no por ello menos importante, a ti lector, que atesoras en tus manos el resultado del trabajo, esfuerzo y dedicación de todas las personas que se incluyen en estas líneas y eres quien pone punto final a este proyecto, ya que este volumen es el cruce de caminos en que estos Vampiros a Contraluz encuentran su reposo.

Diego Díaz Piedra [email protected] Sara Rodríguez Fernández [email protected] Granada, 2014.

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ÍNDICE DE AUTORAS Y AUTORES Ricardo Anguita Cantero Profesor Titular del Departamento de Historia del Arte. Universidad de Granada. Mercédez Iáñez Ortega Doctora en Historia del Arte. Universidad de Granada. Santiago Lucendo Lacal

ÍNDICE DE AUTORAS Y AUTORES

Profesor Adjunto en el Departamento de Arte y Diseño. Ricardo Anguita Cantero Universidad Europea de Madrid. Profesor Titular del Departamento de Historia del Arte. Eugenio M.Universidad Olivares Merino de Granada. Profesor Titular Iáñez del Departamento de Filología Inglesa. Mercédez Ortega Universidad de Jaén. Doctora en Historia del Arte. Julio ÁngelUniversidad Olivares Merino de Granada. Profesor TitularLucendo del Departamento de Filología Inglesa. Santiago Lacal Universidad de Jaén. Profesor Adjunto en el Departamento de Arte y Diseño. Inés OrdizUniversidad Alonso-Collada Europea de Madrid. Becaria de Investigación delMerino Departamento de Filología Moderna. Eugenio M. Olivares Universidad de León. Profesor Titular del Departamento de Filología Inglesa. Alicia Relinque Eleta de Jaén. Universidad Profesora TitularOlivares del Departamento de Teoría de la Literatura y Literatura Julio Ángel Merino Comparada. Universidad de Granada. Profesor Titular del Departamento de Filología Inglesa. Universidad de Jaén. Francisco Salvador Ventura Inés Ordiz Alonso-Collada Profesor Titular del Departamento de Historia de Historia Antigua. Universidad de Granada. Becaria de Investigación del Departamento de Filología Moderna. Universidad de León. Alicia Relinque Eleta

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Profesora Titular del Departamento de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Universidad de Granada.

Universidad de Jaén. Inés Ordiz Alonso-Collada Becaria de Investigación del Departamento FilologíaIIModerna. Vampirosde a Contraluz Universidad de León. Alicia Relinque Eleta Profesora Titular del Departamento de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Universidad de Granada. Francisco Salvador Ventura Profesor Titular del Departamento de Historia de Historia Antigua. Universidad de Granada.

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ÍNDICE Prólogo ……………………………………………………………………………pp. i-v El vampiro literario mexicano en el s. XXI: Entre el homenaje y la parodia Inés Ordiz Alonso-Collada.………………………………………...……………........p. 1 El “Cura de los Perros”: Un extraño caso en la Escocia del s. XII Eugenio Olivares Merino…….. ……………………………………………………..p. 23 Cuerpos obstinados: Cadáveres andantes y otros seres maléficos en la literatura china Alicia Relinque Eleta ………………………………………………………………..p. 39 La epifanía reviniente: Rima, simbolismo y otras intimaciones vampíricas en la . xiii obra Prólogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . de Edgar Allan Poe (II Parte) Julio Ángel Olivares Merino………………………………………………………...p. 69 El vampiro literario mexicano en el s. XXI: entre el homenaje y la parodia Inés Ordiz Alonso-Collada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

El vampiro en la viñeta: 75 años de presencias vampíricas en el cómic americano (1935 – 2010) II Parte (desde 1971) El «Cura de los Perros»: Un extraño caso en la Escocia del s. XII Ricardo Anguita Cantero ………………………………………………………........p. 89

Eugenio Olivares Merino. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25

Un vampiro para dos (P. Lazaga, 1965): una rara avis hispana Cuerpos obstinados: andantes y otros seres maléficos en la literatuFrancisco Salvador VenturaCadáveres ………………………………………………………..p. 109 ra china

Alicia en Relinque . 41 Vampirismo el cineEleta. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . asiático II: El vampiro en la India y en las filmografías nacionales del sur La epifacía reviniente: Rima, simbolismo y otras intimaciones vampíricas en 123 la Mercedes Iáñez Ortega……………………………………………………..............p. obra de Edar Allan Poe (II Parte) Julio Ángel Olivares Merino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71

El vampiro en la época de su reproductividad técnica Santiago Lucendo Lacal …………………………………………………………...p. 137

El vampiro en la viñeta: 75 años de presencias vampíricas en el cómic americano (1935-2010) II Parte (desde 1971) Ricardo Anguita Cantero. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91 Un vampiro para dos (P. Lazaga, 1965): una rara avis hispana Francisco Salvador Ventura. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111 Vampirismo en el cine asiático II: el vampiro en la India y en las filmografías nacionales del sur Mercedes Iáñez Ortega . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125 El vampiro en la época de su reproductividad técnica Santiago Lucendo Lacal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139 Ilustraciones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155

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A la memoria de D. Jesús Rubio Lapaz, excelente profesor y amigo que, con su apoyo y enseñanzas, participó en la génesis de este proyecto.

PRÓLOGO “Yo pertenezco a una familia vieja y vivir en una casa nueva me mataría. Una casa no puede hacerse habitable en un día; y, al fin y al cabo, cuán pocos son los días que forman un siglo. También me regocija que haya una capilla de época antigua. A nosotros, los nobles de Transilvania, no nos gusta pensar que nuestros huesos reposarán entre los de los muertos vulgares. No busco ni la alegría ni la brillante voluptuosidad del sol abundante y las aguas resplandecientes que agradan a los jóvenes. Yo ya no soy joven. Y mi corazón, tras fatigosos años de duelo por los muertos, no está en armonía con el regocijo. Además, los muros de mi castillo se han desmoronado; las sombras son múltiples, y el viento frío sopla por entre las almenas y los marcos de las ventanas rotas. Amo la umbría y la sombra, y quiero estar a solas con mis pensamientos siempre que pueda” (Drácula, de Bram Stoker, 1897).

Convoca las miradas y las domina a voluntad, retorciéndolas o lustrándolas posesivamente, susurrando mil y un nombres, degustando las carcasas del eco, innúmeras víctimas y jadeos de bestia sobre la alfombra roja, los asaltos de medianoche sobre lechos de marfil, en alcobas del frenesí, traspasando los visillos de la lógica y lo púdico, allegado al alféizar de la pantalla o al enmarque literario. Ahí permanece, vistiendo galas de ensueño en esta atardecida que se advienta, marcando la acuarela de degradado y los coágulos más siniestros en la pared de mi despacho, en la dimensión insinuada, allá donde los iris agudizan su imaginación, allá donde alimentamos las pesadillas, allá donde comienzan a despertar los engendros del miedo, entre el hervor de la sed… No falta a su cita con la hora bruja; pronto iluminará la piel de la noche y las bridas de la ventisca… pronto, muy pronto se suspenderá en los abismos de tormenta y será el invitado de madrugada, colmando la demuda de nuestro espanto y escalofrío… El vampiro es un eclipse de encantamiento y pavor. Atesora en su dilatada memoria ciertos manuscritos mohosos de la tradición, tratados científicos que fundamentaron superstición e histeria, exquisiteces literarias del romanticismo o el tránsito decimonónico por las sombras, ya los finiseculares Le Fanu, Stoker o Baudelaire, ya las paronirias más tempranas en tal siglo, como las de Tieck o Polidori, además de macabros soliviantos en pantalla o en otros tantos ámbitos artísticos con autoría de acólitos rendidos a su usanza. No importa el tiempo cuando de un esclavo de la eternidad se trata, aunque, curiosamente, sí demudan las épocas y es implacable la lente proteica que distorsiona su imagen, su silueta entre la realidad y el postín de ultratumba, para legarle un espacio de incertidumbre en el que sigue nuestros pasos con el propósito de subyugarnos e hilar encarnizadamente nuestras pesadillas o, por el contrario, se le confina a una porción de cotidianidad compartida en la que intima con nuestras limitaciones y nuestros vicios, recelando de ellos y dictando, solemne, como juez de la humanidad.

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Vampiros a Contraluz II

El que ocupa lugar de privilegio en mi estancia intuye la inminencia de la noche y ha dejado de parpadear; ahora, ya por fin, a la luz de un legajo de plenilunio, me mira, mientras su hechizo se multiplica. Ojos inyectados en sangre, emanando, telúricos, de una luna con bordados, la nostalgia de tiempos febriles en cada astilla disimulada de ese marco. Sus fauces dilatan el perímetro del infierno; nos falta la respiración y se congela la sangre cuando contemplamos esos colmillos aflorar. Una obra de arte… para la catarsis y la purga, para el exorcismo de nuestros miedos interiores o la materialización de nuestros anhelos más inconfesables. El vampiro, toda una iniciación en el curso existencial, leyendas como simulacros de vida versada en ambivalencia y dualidad: la existencia como escenificación de la muerte y el ocaso como forma de vida. Posee credencial, tiene ganados el cielo del instante y el infierno eterno. Con solvencia restalla liberando la prestancia de un fotograma clásico, enfundado en atmósfera y reverberación casi epifánica. Sigo contemplándolo, mientras cae la noche y, muy contrario a su naturaleza, se deja reconocer. Es un delirio del manierista Fisher, una mueca de ultratumba estilizada en la faz apetente e impenitente de Christopher Lee: es nuestro temido Drácula, un afiche del ayer que me desvela cada noche y se sacude el polvo de las décadas con fatalidad reviniente. Ni los amaneceres de posmodernidad, con su voraz desemantización de espino, ni las estacas de los guiñoles afectados de Stephanie Myers o los imberbes de series de testosterona han hecho que su silueta mengüe; nada de la mediocridad vampírica de nuestro presente ha romado sus colmillos u horadado su henchido carisma de gurú de las tinieblas. Sigue ahí, aquí, interpelando el paso de las décadas, bautizando cada anochecer. Y no podía ser de otro modo, pues, fascinación mediante, la visceralidad y fisicidad silente de ese vampiro de la Hammer, embebecida de implacable tiranía feudal, se imposta gracias a su bestialidad primitiva y momificado encanto byroniano. El holograma macabro y el marco son mi inconsciente, ese que aún hoy, manido y memorizado en noches interminables, me escalofría con descaro. Frente a ello, en la actualidad, como privados del factor sorpresa, como Juanes sin miedo curtidos en mil y una pesadillas, los niños se emocionan o permanecen impasibles al presentir el paso alado de un vampiro o la atractiva palidez de una novia cadáver. Se distancian de su máscara inverosímil o empatizan con su existencia sombría, con su condena sempiterna, con su sed hemática, incluso buscan al visitante extraño o al exangüe compañero de clase para involucrarse en juegos morbosos, disfrazándose en Halloween o acompañando a “Buffy” en una de sus aventuras por la devaluada Transilvania estadounidense. Los pequeños juegan al escondite allá en el pasillo más desolado del colegio o en los ángulos oscuros de la realidad, como si escenificasen una de las previsibles tramas de R.L. Stine; lo hacen, lo pretenden y ansían porque el umbral del espanto en nuestra realidad es imposible de igualar, porque el peaje que han de pagar es mínimo, quizás tan sólo una secuencia de escalofríos momentáneos y, en ocasiones, cuando la identificación es suma, alguna que otra gota de sangre entregada para gusto y paladeo de esos seres disfuncionales o no integrados. De hecho, la galería de vampiros en la literatura infantil invita a soñar entre seda y moralina de principito, ya sea en la amable y complaciente versión del pequeño vampiro de Angela Sommer-Bodenburg, las revisitaciones algo más tétricas de clásicos literarios en ii

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Prólogo

la pluma de Amado Nikolai o las estilizaciones coloristas del cine de animación como la que nos regala Genndy Tartakovsky en Hotel Transilvania (2012). Coppelius… te extrañamos. Así pues, las efigies del bestiario clásico, los monstruos del siempre, no son más que reliquias de repisa ahora, caprichos o anécdotas de coleccionista, mimos amables de otros tiempos, modelo comercial de helado, llavero original, despliegue de color en carpeta o edredón, tal vez el prototipo de golosina rompedora, de color chillón. Hoy en día, los monstruos del escalofrío y de mordedura letal, los chupasangres implacables han cambiado el sudario o la capa por la chaqueta y corbata que, ya se sabe, no hacen al monje; los documentos de venta de dominios en Carfax son ahora preferentes o cláusulas de desahucio; la antropofagia de las brujas nos suena al canibalismo de las grandes corporaciones; la deformidad de la criatura de Frankenstein ha dado paso a la fealdad abyecta de tesoreros y “mandamases” en paraísos fiscales; la oratoria seductora del vampiro es ahora el engaño en letra pequeña de una semiología moderna corrompida hasta límites insospechados; la peste metafórica delega en el hedor a podredumbre y corrupción, patente, literal y sin modalización figurativa del expolio político, económico y psicológico. En una palabra, los Dráculas son los crápulas y, ante ellos, ninguna medida apotropaica, ningún Van Helsing… ni estacas, ni cruces ni decapitación, ni ceniza aventada… sólo el ajo… el “ajo y agua”. Mayores y pequeños, nos hallamos bajo la carpa del gran circo de lo cotidiano, espectadores del granguiñol y el esperpento sin límites, la parodia del día a día. El cartel no tiene desperdicio: la involución servida en bandeja, la gelidez de un entorno deshumanizado, competitivo, la libación de la esencia, la esclavitud y cegazón materialista, los romances imposibles de lo idílico, la bondad y la inocencia negadas. Un mundo de corales en agonía y sepultado en la decoloración nihilista, varado con aroma terminal, por ejemplo, en el seno de niños incapaces de soñar con el futuro y la lógica, como los príncipes y princesas oscuros de Déjame entrar (Tomas Alfredson, 2008), retorcido, de igual modo, en la obscena monstruosidad del vampiro en Cronos (Guillermo del Toro, 1993) o, en el otro polo, desterrado para siempre de la pertinencia en las apolíneas materializaciones del vampiro de diseño o el amable aderezo y “glamour” hollywoodiense. Así, con tal saturación de adefesios e impostores, con dicha democratización sobreinterpretada de lo vampírico, es fácil que todos alguna vez invitemos, por confusión, a los monstruos del sistema, creyendo que es el ente oscuro, el “hombre del saco” o el ogro el que accede a nuestro hogar. Y es probable que, en dicha obnubilación, les dejemos pacer en nuestras entrañas o probemos, no por casualidad, la golosina displicente, la fruta envenenada del paraíso. Una mirada al marco sobre la pared. Los ojos inyectados en sangre parpadean… pierden intensidad, adquieren una tonalidad melancólica. Y él, arcano Conde, medita: éstos son otros vampiros y no corresponden a su linaje, ni siquiera supieron romper amablemente con la tradición como hicieran Anne Rice u otras modalizaciones finiseculares del siglo XX. Éstos, dramática metamorfosis, no legan ya testigo de encantamiento alguno. Nuestro llanto o pavor bajo su dominio no nos hace soñadores. Como en el limbo de los mitos privados de su luz, ha anochecido por completo, pero el ente no abandona el retrato; permanece en su ataúd de sombras, ajeno a la tentación y a iii

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Vampiros a Contraluz II

su sed, esperando algo. Teme quedar desubicado, desentonar, no ser atonalmente bello en el mundo en el que antaño campaba a sus anchas. Un alud de recuerdos acuden como latido único, con el susurro de lo legendario y lo sacrosanto. En un instante, baraja los manuscritos de décadas y siglos, pero todo se consume de inmediato, sin esencia, deshaciéndose a golpe de relámpago. Silencio y rechinar de incisivos. El Drácula enjaulado se retuerce en su arcón de modernidad. Vuelve a parpadear aquel que, sin escrúpulos o duda, nos mirase fijamente hasta hacer claudicar a armadas y ejércitos enteros. Se duele de esta oscuridad sin rigor o criterio, una refulgencia que es aún más letal que la luz en tiempos de lógica. Algo le debemos –mucho, aseguraría– y es el momento de reconocerlo sin ambages o placebos de actualización. ¿Renovarse o morir? No… reafirmarse y vivir. Recurro a la sangre de los apasionados por los tiempos de gloria, los iluminados, los que han compartido años de revuelo letal y han aprendido a respetar el decálogo vampírico. Me sirven como constatación varios nombres y tratados de sabiduría para afirmar que el vampiro no es eco sino violentación presente, no es ceniza sino impostación explícita de lo no muerto y el arte que de ello emana. Y estamos de enhorabuena, pues es también en mi estancia, ante la atenta mirada del Conde, donde hallo el testimonio más revelador. Abro este libro que tú, lector, acunas en tu seno, y sonrío. Sus retablos de ciencia y exégesis revitalizan y dignifican la pasión e inagotable magia que nos invade al escribir sobre este mito. Estas páginas actualizan la oscuridad, convocando el ayer, el tono de los tratados sobre upiros y demás confabulaciones del folclore más atávico; versa sobre revinientes del inframundo literario chino, como los que invoca Alicia Relinque en las postas de su estudio. Es una obra que, a través de la precisión y el trazo nítido de Ricardo Anguita, libera acuarelas hemáticas y viñetas siniestras inmortalizadas en el cómic americano durante el siglo XX y los inicios de la actual centuria. Tiene eco también en este olimpo de investigadores la voz de Mercedes Iáñez, con su cruzada visibilizadora del vampiro en el cine asiático y, de igual modo, ya en mi particular aproximación al imaginario de Edgar Allan Poe, descubrimos las ensoñaciones vampíricas de dicho autor en su maelstrom formal y temático, mientras que el folclore y la tradición, lo apócrifo de revelaciones del vampiro medieval, como expedientes aún suspendidos en la niebla, manifiestan crepitar sugerente en la aportación de Eugenio Olivares. Su exhumación de un singular caso de la cuentología escocesa dentro del siglo XII escalofría al límite y constituye un delicioso e ilustre memento mori. Pero el placer y el ritual, el homenaje, no se limitan a esto. Se unen al elenco de exégetas Inés Ordiz, con una suculenta y originalísima glosa de las modalizaciones del vampiro de última en México, planteando la dicotomía entre la heredad retrospectiva y los procesos de carnavalización, además de Francisco Salvador, que estimula el proyector de la memoria del cine español para reproducir un tren de sombras muy sui géneris, una visión harto aleccionadora, a la vez que anecdótica y disfrutable, de Un vampiro para dos, de Pedro Lazaga. Por último, a modo de síntesis o lacrado final del manuscrito, Santiago Lucendo estiliza, sabiamente, el potencial polisémico del mito, extrapolándolo a ámbitos de lo tecnológico y exhumando uno de los conceptos elementales a él vinculado: el contagio y la reproductividad. iv

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Prólogo

Consecuente y afortunadamente, ésta es una obra que, en su globalidad, posee la virtud de dinamizar y desnudar el significado y peso específico de lo vampírico, inscribiéndolo como crisol de acepciones legitimadas del mito original, haciéndole, así justicia y devolviéndole su cetro inviolable, sin caer en la deconstrucción y agresión pretextual que ha difuminado sus rasgos e identidad fundacional en nuestros días. Su lectura, cargada de virtudes compiladoras, una holística de rédito, contenidos innovadores y revitalización del sentido más purista, es, pues, una necesidad para la comunidad científica y el estudioso del género o el vampiro en particular, un antídoto contra el mal gusto imperante hoy en los escenarios de la desmitificación y la desemantización. Y es que las mordeduras del vampiro deberían seguir siendo directas o creativamente oblicuas, pero siempre con denominación de origen. Con este estudio, placer e indagación en sinergia, el vampiro ha vuelto a dar un paso más allá de las sombras. A buen seguro, se convertirá en nuestro libro de cabecera cuando descansemos en los sepulcros que cada uno guardamos en nuestro interior, para momentos de retiro en compañía de nuestros terrores nucleares; nos ilustrará también cuando decidamos hacer nuestro crucero particular a bordo del Demeter, en primera clase, por supuesto, o cuando nos dirijamos a nuestro destino vacacional en el Paso del Borgo. Os invito, pues, guiño cómplice del retrato mediante, a huir a esta habitación de los reencuentros, más allá, en esa constelación del horror cósmico y primordial al que nos abismaremos una vez nos hayamos sumergido en su canto a las pesadillas. Cobijados entre estas galeradas de leyenda, volverán los tiempos de brujas y vampiros, de aquelarres y libaciones a la luz de la luna, de sortilegios y conjuros de otrora. Como en las edades extintas, el depredador advertirá nuestro pavor y presentirá el bombeo de vida en nuestras venas. No le hacemos la cruz a esta soledad, a este universo crepuscular; todo lo contrario: es un ritual de renovación, que ya hemos iniciado. A la vuelta de esta página, cuando nos entreguemos al abrazo más imperecedero, descenderemos juntos a las criptas de la esencia vampírica. Tendremos luz suficiente, bañados por la tiniebla insigne, para clavar la estaca del anhelo en el corazón académico y dejar fluir esa sabiduría que saciará nuestra sed de conocimiento. Por fin, la sonrisa diabólica en la faz del Drácula hammeriano… Disfruta, lector, y medien, pues, esa estaca y su calado de iniciación. El golpe incisivo despertará al “strigoi” y, segundos de expectación después, sentiremos la punzadura en nuestro cuello, en el alma y en el siempre. Entonces, señor Lee, como tú, seremos noche.

Julio Ángel Olivares Merino Jaén, octubre 2013

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