Una reducción para el corazón del Obispo Don José

September 6, 2017 | Autor: Clarisa Pedrotti | Categoría: Musicology, Colonial America, Church History, South American Indians, Villancicos
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Descripción

Una reducción para el corazón del obispo Don José Clarisa Eugenia Pedrotti CIFFyH – SECyT (2011) Dícenme algunos que los han visto causa ternura, oír por las selvas por donde caminan que los párvulos van cantando alabanzas a Dios, 1 a su Santísima Madre y a los Santos [...]

Introducción En septiembre de 1734 el Obispo de Córdoba José Antonio Gutiérrez de Zeballos ordenó la fundación de una reducción conformada por algunas parcialidades de Indios Vilelas. La intención más profunda del obispo era crear un asentamiento con iglesia y altar en el cual, prometió, descansaría su corazón. El deseo del obispo llegó a cumplirse. Logró su última voluntad disponiendo en su testamento el envío de su corazón desde Lima, donde murió siendo arzobispo en 1745.

El presente trabajo, que forma parte de mi tesis doctoral, se propone contribuir modestamente a la construcción de una historia de la música colonial en Córdoba como sede del Obispado del Tucumán durante el siglo XVIII. Nos centraremos en las reducciones de indios dentro del universo colonial a través de su particular construcción de la devoción religiosa y la participación litúrgica, así como del uso de la música para adornar el culto. Nos referimos a la Reducción de San José de Santiago de Indios Vilelas asentada, luego de varias peregrinaciones y desgajamientos poblacionales, en tierras de Chipión, antiguo pueblo de indios, a escasas leguas de la ciudad de Córdoba. Las fuentes utilizadas han sido las que obran en el Fondo Documental Pablo Cabrera (FDPC, FFyH, UNC) bajo las signaturas 12094, 3376 y el “Legajo 13” (33833389), referidas todas a la Reducción de Vilelas. Asimismo hemos consultado documentación del Archivo Histórico Provincial de Córdoba, al respecto. Por otra parte, hemos tomado en consideración los escritos del Padre Cayetano Bruno y el artículo de 1

Fondo Documental Pablo Cabrera (FDPC), 3376, f. 119v. Carta del Doctrinante José Teodoro Bravo de Zamora al Obispo Gutiérrez de Zeballos.

Dora Celton (1991), “Una reducción de Vilelas en Córdoba” publicado por la Junta Provincial de Historia de Córdoba. De los datos que hemos consultado, resulta particularmente interesante el uso del término “villancico”, que aparece mencionado en reiteradas oportunidades en relación con las actividades que llevaban adelante los indios vilelas en su reducción. Dicho término hace referencia a un género musical cultivado ampliamente en España y sus colonias americanas. Nos proponemos establecer algunas consideraciones en torno al uso del término asociado a una serie de prácticas litúrgico-devocionales. ¿Por qué una reducción de Indios? El primer antecedente de intención de reunir a indios Vilelas2 en pueblo (en reducción) se remonta a 1724, cuando llegaron algunos miembros pertenecientes a la etnia a Santiago del Estero en busca de jesuitas para formar reducción3. Los resultados de esta búsqueda fueron infructuosos. Posteriormente hubo otros intentos de reunir en reducción a algunas parcialidades de estos indios pero todas quedaron en promesas. En 1734, el flamante obispo de Córdoba, Don José Antonio Gutiérrez de Zeballos se disponía a realizar su visita a Santiago del Estero, dentro de la extensa diócesis a su cargo, cuando conoció los pormenores de la posible fundación de una reducción de algunas parcialidades de Vilelas. El obispo se decidió a crear reducción habiendo visto la buena disposición de los indios y la necesidad presentada por ellos. Asimismo decidió que dicha reducción quedaría en manos del clero secular, esto es, no sería puesta en las experimentadas manos jesuíticas. La reducción fundada por el Obispo Gutiérrez de Zeballos no se creó en un solo acto, ni se mantuvo en las mismas tierras durante toda su historia. Las vicisitudes que sufrió exceden a los fines de este trabajo y pueden consultarse en la bibliografía específica al respecto4. Para este estudio nos referiremos a la reducción que, finalmente, se estableció en tierras de Chipión a escasas leguas de la ciudad de Córdoba. Dichas

2

Los vilelas serían de procedencia andina, por el idioma y los caracteres étnicos que presentan. Junto con los lules provendrían de un mismo tronco étnico. Hacia fines del siglo XVII los vilelas se encontraban en el interior del Chaco. 3 Cayetano Bruno, Historia de la Iglesia en la Argentina (1968) Vol. IV. 4 Ver bibliografía al final de este trabajo.

tierras fueron compradas por el propio Obispo Gutiérrez de Zeballos al Maestre de Campo Don Leandro Alejo Ponce de León en 1739 por el valor de cien pesos5. La fundación original de la Reducción data de 1734, fecha en que se inicia el “Libro de la Fundación” (FDPC, 12094) que contiene datos referidos a la misma, indicaciones especiales del Obispo a los Doctrinantes, padrones de Indios y bautismos, así como la mención a las Misas cantadas y rezadas que se celebraron en el paraje que ocupaban durante el período de 1740 a 1747. La vida en la reducción De acuerdo con Bruno, una vez asentada la reducción en las tierras de Chipión “la vida se regularizó”6. El Libro de la Fundación da cuenta de una sencilla pero firme organización establecida por el propio prelado para el desarrollo de la vida en comunidad. Por su parte, Celton sostiene que, Si bien la Reducción no fue confiada a la Compañía de Jesús, tal como Felipe V había ordenado en 1716 para todos los indios del Chaco, la forma de organización del Pueblo de San José de Vilelas recuerda en mucho a la de las misiones del Guayrá. Como vasallos reales los indios deberían ser atendidos en su enseñanza, manutención y protección y estaban obligados a concurrir en la guerra contra los enemigos de los españoles. Asimismo, estaban exentos del servicio personal y de todo tributo durante los primeros diez años de su reducción por especial mandato 7 del virrey, Marqués de Castelfuerte.

Aún cuando no estuvieran en manos jesuíticas, las reducciones de indios respondieron a modos de organización bastante similares en todos los sitios donde se establecieron. Se estipuló desde el comienzo la prohibición de entrada a cualquier persona ajena a la población reducida. […] que sea español, negro o mulato, cuarterón o mestizo ni por ninguna causa, pretexto ni motivo vaya ni entre a sus tierras de los referidos Vilelas y demás 8 parcialidades diez leguas en contorno [...]

Para comenzar se decidió la construcción de la Capilla, eje central del trabajo en la Reducción, [...] elegido el lugar para el Pueblo harán primero una ramada lo más decente que se pueda para tener dónde celebrar el santo sacrificio de la Misa, y doctrina a dichos Indios, y otra ramada para habitación de dichos Doctrineros y ejecutando esto escogerán sitio el más a propósito y exento de salitre y [e] inundación del río, 5

Fondo Documental Pablo Cabrera (FDPC), Documento 12094, Libro de la Fundación, f. 23v, 29/01/1739. Cayetano Bruno, Historia de la Iglesia en la Argentina, Vol. IV, p. 486. 7 Dora Celton, “Una reducción de vilelas en Córdoba”, 1991, p.102. 8 FDPC, 12094, f. 2v. 6

para la Iglesia, y la casa de su habitación, junto a ella[,] calle de por medio poco más o menos y primeramente pondrán por obra la Iglesia de una nave y un sólo altar en ella, la que será lo más grande que se pueda con soleras altas y bajas en pies derechos o pilares todo de quebracho colorado que es madera que no falta y la más opuesta a toda corrupción y de tal modo que hagan unión y trabazón, que si 9 por algún accidente faltaren las paredes exista el edificio en su techumbre […]

La construcción de la iglesia respondía a que los indios debían cumplir con un programa doctrinal, también establecido por el obispo y que quedaba en manos de los doctrinantes. [...] Y por ahora es preciso entablar que no sólo los muchachos asistan a la Doctrina todos los días sino también los adultos y viejos, señalándoles la hora de misa de mañana para que la oigan al mismo tiempo y por la tarde a la oración después de la 10 que se ha de rezar el rosario y que ellos asistan y le recen.

El obispo Zeballos se encargó personalmente de dotar de imágenes y alhajas a la Capilla y de proveer a la reducción de todo lo necesario para su funcionamiento, así como del vestido de los indios. De acuerdo con Dora Celton, Favorecida la situación del pueblo por la gran producción calífera de la zona, los vilelas construyeron tres hornos de cal y ladrillo. […] En 1768 la quema de los tres hornos sumaba una capacidad total de ochenta carretadas de cal diarias, aproximadamente. También las carretas se fabricaban en el pueblo […] y en ellas se conducía la cal a la ciudad, donde eran principalmente compradoras las Monjas 11 Teresas .

La música en la Reducción: “que canten los indios” El punto que resulta de mayor interés para este trabajo es la mención que se hace en los documentos a la participación musical que los indios tenían durante el aprendizaje de la doctrina y las celebraciones litúrgicas, tanto en la reducción misma como en la Catedral de Córdoba, a la cual eran invitados con cierta frecuencia. Fue el mismo obispo José Antonio quien alentó en los indios el ejercicio del canto. Así lo expresan los documentos: […] con la buena disposición que se halló en los Indios muchachos en habilitarlos en el canto para estos oficios como lo están ya juntamente con el paje del Doctrinante, mandaba y mandó su Ilustrísima que siempre perpetuamente sea de cargo y obligación del Doctrinante que es o fuere de esta dicha Reducción, cantar todas las referidas misas en los dichos días y en el del Arcángel San Miguel, San Jerónimo, Patrón de la ciudad, y en los del Patrocinio y desposorios del Señor San José y su fiesta principal de diez y nueve de marzo y aplicar las dichas misas con 9

FDPC, 12094, f. 8v, 1734. FDPC, 12094, f. 9v, 1734. 11 Dora Celton, “Una reducción de vilelas en Córdoba”, 1991, p. 111. 10

las demás de estos días de fiesta por su Santidad Ilustrísima en vida y en muerte 12 […]

En octubre de 1738 se produjo una seca general que afectó a las tierras donde estaba asentada la reducción, el paraje conocido como Pampa de los Mulatos. En enero del año siguiente se decidió que los indios fueran trasladados a la Ciudad de Córdoba, huyendo de los malestares que la sequía producía. Fueron alojados en la casa del Señor Don Francisco Antonio de Argomoza Zevallos, Gobernador y Capitán General de Santa Cruz de la Sierra, […] asistidos de su Doctrinante a rosario y doctrina, y ellos los días de fiesta a oír Misa y cantar algunos villancicos en la Santa Iglesia Catedral y lo hicieron a 13 recibir vela, ceniza y Palmas en sus días […]

Entonces, los indios “cantaban” y participaban de las funciones litúrgicas catedralicias solemnizando de este modo el culto religioso. Este hecho no debe resultar en ningún sentido extraordinario si pensamos en las reducciones jesuíticas distribuidas por toda América y que fueron ejemplos pioneros en el uso de la música como herramienta de evangelización. Es cuantiosa la literatura sobre la participación musical en el servicio religioso y doctrinal de los indios en las misiones de la Compañía de Jesús. Pero en el caso que estamos presentando no se trata, como ya dijimos, de una reducción encargada a manos ignacianas. De cualquier modo, y quizá en remedo de esa bucólica imagen del indiecito cantando canciones devotas, el obispo Zeballos incentivó de manera enérgica la participación musical de los vilelas en su reducción. En cuanto a qué cantaban estos vilelas, el término que con más frecuencia aparece en la documentación es el de “villancicos” (villancicos en la Misa Mayor, villancicos devotos, al Santísimo). Veamos entonces qué era un villancico en el temprano siglo XVIII.

Villancicos en el universo colonial El término villancico fue aplicado en el siglo XV a una forma poético musical española en lengua vernácula conformada por una serie de coplas enmarcadas por un estribillo que se entona al comienzo y al final de éstas y que suele intercalarse entre ellas. 12 13

FDPC, 12094, f. 36v, 1740. FDPC, 12094, f. 35, 1738. El resaltado es mío.

Este género experimentó un extenso y rico desarrollo y fue trasplantado a América con la colonización. Un villancico es, básicamente una canción en lengua vernácula que se canta a varias voces, ocho generalmente, es decir, en polifonía, pero también hay villancicos en dúo o en trío. Al poseer un texto en lengua vulgar, el villancico es un género que combina elementos profanos y sacros, con un importante contenido religioso. Tanto en España como en América fue el género preferido para utilizarse en lugar de los responsorios de Maitines, en la mañana de Navidad. Reflejan una devoción caracterizada por imágenes muy humanizadas refiriéndose, en muchos casos, a la figura de los pastores que llegan al pesebre a saludar al Niño. El género se cultivó de manera profusa en todo el orbe americano, reconociéndose obras de alta factura en las grandes capillas musicales de los centros más poblados como México, Lima, Sucre o Guatemala. Era obligación del Maestro de Capilla de cada iglesia, aquel encargado de la música, el componer juegos nuevos de villancicos para cada ocasión festiva que así lo ameritara como Navidad, Pascua de Resurrección o Corpus Christi. Desde su origen se acompañaron con instrumentos y para el siglo XVIII lo más común era el uso de cuerdas frotadas (violines, violones) y el arpa. Ahora bien, según la información que emana de los documentos cordobeses, en la primera mitad del siglo XVIII y en una pequeña reducción de indios, también se cantaban villancicos. ¿Cómo serían estos villancicos?, ¿cómo sonarían? Al no poseer documentación musical propiamente dicha, papeles de música, no estamos en condiciones de afirmarlo con certeza. Por el empleo del término podemos aventurar que se trataba de canciones devotas cantadas a una sola voz (monofonía) que poseían texto en quechua (lengua general) y en castellano, tal como expresan las fuentes. Un hecho importante que nos permite sostener esta afirmación es la ausencia de un maestro de capilla o persona encargada especialmente de la música en la reducción. El aprendizaje del canto aparece siempre asociado a la doctrina y se halla en manos del doctrinante, el cual por su parte, es un sacerdote secular con una formación básica a nivel musical.

Por otra parte, algunos de los inventarios practicados en la reducción mencionan la presencia de un arpa14, instrumento típico para realizar el acompañamiento de este género musical. El documento 3376 es especialmente rico en el uso del término “villancico”. La fuente, de tipo epistolar, reúne las cartas que, hasta 1739, se enviaron entre el obispo y los doctrinantes encargados de la formación de los indios15. Hemos escogido, por parecernos una de las citas más ricas y ejemplificadoras, las siguientes palabras del doctrinante al momento de conducir a un grupo de indios jóvenes hasta la ciudad de Córdoba para saludar al prelado. En referencia a la doctrina dice el sacerdote: […] la cantan prodigiosamente y en la Misa la Salve de los Dolores que su Ilustrísima introdujo y los villancicos al Santísimo que se usan en los demás Pueblos de Indios en lengua general que la saben todos hombres y mujeres [...] y su Ilustrísima tuvo grandísimo consuelo de verlos a todos vestidos y tapados honestamente y más bien las mujeres y unos y otros trenzado el cabello y más 16 españolados que los demás Indios del Reino […]

Con estas palabras se está haciendo alusión a un tipo de canto colectivo, a una sola voz, de factura sencilla, de ritmo pausado, como un rezo cantado, y que, según el doctrinante, se correspondía con canciones conocidas en los demás pueblos. Esto hace alusión, entonces, a una práctica común y extendida.

¿Cómo era la música religiosa en Córdoba? Veamos ahora cuál era el panorama musical general en el cual se pudieron haber insertado estos indios cantores dentro de la vida religioso-musical de la Córdoba colonial. En el caso particular de Córdoba, sede del Obispado del Tucumán, estamos en condiciones de afirmar que la música religiosa se hallaba en manos de los esclavos. El Cabildo Catedralicio contaba con un Sochantre, esto es un canónigo versado en artes musicales que se encargaba de enseñar y conducir al resto de los sacerdotes en el canto de las Misas y Oficios Divinos, principalmente canto llano. Las distintas órdenes religiosas presentes en la ciudad: franciscanos, dominicos, mercedarios y jesuitas, así como los dos conventos femeninos de carmelitas y dominicas (monjas catalinas) tenían sus propios encargados de la música en cada caso. Pero el hecho de la ejecución de instrumentos 14

FDPC, 12094, f. 87, 1740. El documento está dañado y no contamos con su carátula y los primeros folios. Comienza en el folio 97. 16 FDPC, 3376, f. 225v, 20/08/1738. El resaltado es mío. 15

corría por cuenta de esclavos, miembros de castas y pertenecientes a las rancherías de monasterios y conventos. Al ser Córdoba una urbe de pequeñas dimensiones, alejada de los grandes centros de poder, necesitó valerse de una sólida red de préstamos, alquileres e intercambios de músicos e instrumentistas para poder cumplir con una cierta “decencia y dignidad” en la solemnización de sus celebraciones religiosas. Siempre debemos tener presente que la música fue considerada desde muy antiguo como el adorno más exquisito de todo acto religioso. La práctica común, entonces, era la de contratar conjuntos de músicos para cada momento particular. Había en la ciudad tres conjuntos musicales disponibles para ser contratados por las distintas instituciones religiosas: -

El conjunto de negros músicos del Colegio de la Compañía de Jesús, organismo más o menos estable entre fines del siglo XVII y la segunda mitad del XVIII. Este conjunto participaba de funciones musicales en la iglesia de la orden y podía ser alquilado o solicitado en préstamo por otras instituciones religiosas17;

-

El conjunto de músicos del Monasterio de Santa Catalina de Sena. Entre sus esclavos se cuentan ejecutantes de caja, chirimías, arpa, bajón y violines18;

-

El conjunto de músicos del Convento de La Merced que, según inventarios del último cuarto del siglo XVIII, contaba con un grupo de esclavos dedicados a las cuerdas (violines, violón, trompa marina) y órgano19.

De los datos que poseemos al momento, entendemos que estos conjuntos se especializaban en la ejecución de instrumentos, pero muy poco o nada sabemos del hecho de que hayan cantado. Las referencias indican principalmente la presencia de instrumentos e instrumentistas que acompañaban el canto de los canónigos, sacerdotes y monjes o simplemente realizaban ejecuciones instrumentales. Es por esto que la aparición de documentación referida al canto de villancicos, la doctrina y la Salve a la Virgen de Dolores resulte tan rico para nuestra investigación.

17

Cfr. Gabriel Abalos, Bernardo Illari, Héctor Rubio y Leonardo Waisman. “Córdoba (II)”. Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, Sociedad General de Autores y Escritores, 1999. 18 Archivo Arzobispal de Córdoba (AAC), Catalinas, Legajo 9, tomo I, 1737, fol. 56 y 56v y Fondo Documental “Pablo Cabrera” (FDPC), documento 03539. Agradezco especialmente a la Profesora Marisa Restiffo la colaboración documental en este punto. 19 Archivo del Convento de La Merced de Córdoba (Argentina), Libro 19, Inventarios, 1776-1804.

Quedan aún por establecer las relaciones entre los instrumentistas negros del ámbito urbano y los indios cantores de la reducción en el sentido de la posible participación de ambos en el engrandecimiento del culto.

El fin del sueño del obispo José La

reducción tuvo una

vida bastante breve.

Hacia 1750 estaba

casi

desapareciendo, algunos indios trabajan como jornaleros en la fábrica de la Catedral, al servicio del Obispo Argandoña. El doctrinante había renunciado a su cargo por no tener congrua y en 1759 ya no había ningún sacerdote responsable de la reducción. Sin doctrinante, las reducciones que no estaban en manos de jesuitas eran vistas por los vecinos como mano de obra barata para el servicio de sus estancias. De todos modos, entre 1762 y 1768 se consiguió nombrar a un doctrinero, el franciscano Pedro José Aguirre y mantener su congrua por ese período20 del cual no poseemos mayores datos. En 1768 la reducción fue finalmente desmembrada por disposición final del obispo Manuel Abad Illana. Así lo explica Dora Celton La nostalgia de su lejana familia, el cansancio de lidiar continuamente con abusivos vecinos y el escaso respaldo del gobierno local –tanto civil como eclesiástico – movió a los vilelas de Chipión a solicitar a los obispos Argandoña e Illana su traslado a la Reducción de sus hermanos de raza en Petacas, en la provincia de Santiago del Estero. Estos pedimentos, rechazados por el Rey en 1758, volvieron a examinarse diez años más tarde en vista de la escasez de clérigos dispuestos a hacerse cargo de los pueblos de indios, luego del extrañamiento de los jesuitas, lo que decidió a Monseñor Illana a refundir los dos pueblos.

Evidentemente y de acuerdo con la documentación consultada, fue durante el obispado de Gutiérrez de Zeballos cuando mayor esplendor tuvo la actividad musical dentro de la reducción. Continuamos analizando la documentación para su mejor comprensión en aras de acercar datos que contribuyan a la construcción de una historia social de la música en Córdoba del Tucumán.

20

Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba, Gobierno, Caja 4, Carpeta 5, s/f, 1758-1769.

Bibliografía Fuentes éditas AA.VV. The New Grove Dictionary of Music and Musicians. “Villancico”. 2004. ÁBALOS, Gabriel, Bernardo Illari, Héctor Rubio y Leonardo Waisman (1999), “Córdoba II”, Diccionario de la música española e hispanoamericana. Tomo III. Madrid: Sociedad General de Autores y Editores. BRUNO, Cayetano. Historia de la Iglesia en la Argentina, Vol. IV, Buenos Aires: Don Bosco, 1968. CELTON, Dora Estela. “Una reducción de vilelas en Córdoba”, en Revista de la Junta Provincial de Historia de Córdoba, N° 14, 1991, pp. 67 a 120. KNIGHTON, Tess & Álvaro Torrente. Devotional music in the Iberian world, 1450-1800: the villancico and related genres. Ashgate Publishing, Ltd., 2007. WAISMAN, Leonardo. “Sus voces no son tan puras como las nuestras”, en Revista Resonancias N° 4, mayo 1999, pp. 50 a 57. Fuentes inéditas Archivo Arzobispal de Córdoba Catalinas, Legajo 9, Tomo I, Razón de los esclavos y esclavas de este Convento de Santa Catalina de Sena, ff. 56-56v, 1737. Archivo del Convento de San Lorenzo de la Merced (Córdoba) Libro de Inventario de todos los bienes raíces y muebles que tiene esta casa grande de San Lorenzo de Córdoba […], N° 19, Inventarios 1776-1804.

Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba Gobierno, Caja 4, Carpeta 5, s/f, 1758-1769. Fondo Documental Pablo Cabrera (FDPC), Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba 12094, Libro de la Fundación, Inventario, Padrones y Bautismos del Pueblo de San José de Santiago, Reducción de los Vilelas […]. 3376, Indios Vilelas [documento sin carátula] 3383-3389, Papeles de la Reducción de Vilelas, Legajo 13.

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