Una comparación entre Venancio Fortunato y Ovidio

July 23, 2017 | Autor: A. Martínez Pacheco | Categoría: Classics, Intertextuality, Ovid, Venantius Fortunatus, Reception of Ovid
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Descripción

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS Licenciatura en Letras Clásicas

Comparación entre Ovidio y Venancio Fortunato Arturo Martínez Pacheco

Literatura Latina II Lic. Iván Salgado García 12 de diciembre de 2014

Introducción Después de elegir un tema para trabajo final y de leer con detenimiento el fragmento del Carmina1 de Venancio y la heroida de Ovidio2, suponiendo como cierto lo que propone Wolfgang Schmid3, debo confesar que me sentí un poco decepcionado, porque creí que en realidad no encontraría muchas similitudes entre ambos autores; así que pensé con gran insensatez en cambiar el tema de mi trabajo por alguno que fuese más viable en vez de perder un tiempo muy valioso leyendo toda una heroida y a Venancio. Sin embargo, después de releer varias veces los fragmentos escogidos, me di cuenta que había más semejanzas que las que a primera vista se pueden distinguir, por lo cual, he decidido seguir con mi tema, emprendiéndolo con gran entusiasmo y sabiendo que no será en vano todo el esfuerzo consignado a esta tarea. Aunque las vidas de Venancio y Ovidio estén separadas por 6 siglos aproximadamente, el propósito de este escrito es demostrar con varias pruebas la influencia de uno de los mayores poetas latinos de época imperial sobre un autor que se encontraba en el umbral de la Edad Media y cuya obra muy prolífica, influenció a varios escritores medievales. Y de la misma manera, mi intención es subrayar que la fama de Ovidio no solamente se cristalizó durante el tiempo que vivió y algunos años más tarde, sino que perduró a tal grado que en un autor cristiano, se pueden notar algunas marcas ovidianas; enseñándome también que aunque el cristianismo no simpatizaba con las ideas paganas de los antiguos, llegó a servirse de los modelos clásicos latinos y griegos al realizar sus obras para llevar a cabo diversos intereses, ya fuese enseñar, entretener, predicar el evangelio, etc.

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A saber, Ven., Fort., Carm., VIII, 3. 205-260. Ov., Her., 13. 3 La New Pauly cita a este autor con su respectiva obra Ein christlicher Heroidenbrief des sechsten Jahrhunderts. Zur spätantiken Traditionsgeschichte elegischer Motive und Junkturen, donde al parecer asevera la clara influencia de Ovidio en Ven., Fort., Carm. VIII, 3, 219 ff. Debo mencionar que no conseguí el libro, por lo que me aventuré a descubrir las similitudes por mi propia cuenta. 2

Desarrollo El tema que trata la Heroida de Ovidio y el fragmento del Carmina de Venancio están relacionados, ya que por una parte, en el primero, es la carta de Laodamia a su esposo Protesilao donde le dice todas las cosas que no le pudo decir antes de irse y así mismo que lo extraña, que ansía que regrese con bien y que se cuide de todos los troyanos pero sobre todo de Héctor; y en el segundo, hay una reunión en los cielos donde Dios relata a todos los santos presentes que hay una muchachita que ha decidido conservar su virginidad por él4 y que a cada rato del día llora porque no puede estar con Cristo5 y que le escribió incluso una carta6. Como puede notarse, en ambos textos hay una mujer que extraña a su amado y que muestra su sentir mediante una carta. En la asamblea celestial, Dios narra que la muchachita7 veía su rostro: Vidit forte meum quotiens in imagine vultum, / oscula dans labiis lumine fudit aquas. 8 Cada vez que por casualidad vio mi rostro en su imaginación, daba besos con sus labios y desbordaba lágrimas de sus ojos. De la misma manera que Laodamia: Sed tua cur nobis pallens occurrit imago?9 Pero ¿por qué se me aparece tu imagen pálida? Ambas mujeres, veían a su objeto de amor en su mentes, pero cabe añadir que además de esta semejanza, la aparición ocurría en el mismo tiempo del día, en la noche. Lo que se hace más claro con las siguientes especificaciones, siguiendo con la narración de Dios:                                                                                                                 4

Ven., Fort., op. cit., VIII, 3. 185-190. Ven., Fort., op. cit., VIII, 3. 217-218. 6 Ven., Fort., op. cit., VIII, 3. 221-226. 7 Jamás se dice el nombre de la joven que ama a Cristo más que a ella misma. 8 Ven., Fort., op. cit., VIII, 3. 209-210. 9 Ov., op. cit., 109. 5

pervigil incubuit, si forte alicunde venirem, / marmore jam tepido frigida membra premens.10 Se acostó estando en vigilia, por si quizá yo llegase de algún lugar, presionando su cuerpo frío contra la piedra cálida. Al ver el rostro de Dios, la muchacha no podía dormir, estando expectante por si llegaba su salvador en cualquier momento, también así Laodamia después de presenciar la imagen de su marido, dice: excutior somno simulacraque noctis adoro;11 Me despierto y les ruego a los espíritus de la noche. Otro punto a destacar es que ambas mujeres no se preocupan por su cuidado personal en señal de la angustia y la tristeza por la que están pasando. Dios narra el abandono de la pobre muchacha: Corpore despecto recubabat … / seque oblita jacens me memor ipsa fuit.12 Se acostaba con su cuerpo descuidado… permanecía acostada olvidada de sí misma pero acordándose de mí. Laodamia tampoco quiere poner mucho cuidado en su persona: nec mihi pectendos cura est praebere capillos, / nec libet aurata corpora veste tegi.13                                                                                                                 10

Ven., Fort., op. cit., VIII, 3. 211-212. Ov., op. cit., 111. 12 Ven., Fort., op. cit., VIII, 3. 215-216.   13 Ov., op. cit., 31-32. 11

Ni me preocupa dar mi cabello para que sea peinado ni me place que mi cuerpo se cubra con vestidos de oro. Tampoco se puede pasar por alto, el llanto de ambas mujeres que se encuentran solas y que sufren demasiado con la ausencia de sus esposos. De una manera un poco más dramática, Venancio mediante Dios dijo: Fletibus adsiduis exhausto humore genarum / siccatis oculis terra natabat aquis.14 En el momento en que se acabó por completo el líquido de sus ojos por las lágrimas constantes y sus pupilas se secaron, la tierra estaba inundada por el agua. También Laodamia siempre que venía a su recuerdo la guerra de Troya, no contenía el llanto: more nivis lacrimae sole madentis eunt.15 Mis lágrimas fluyen como la nieve derretida por el sol.

Luego que Dios narró a los santos la situación de la muchacha, lee para todos la carta que comienza así: strata solo recubo lacrimans neque cerno quod opto , / tristis in amplexu pectore saxa premo . / sponso absente manens tam dura cubilia servo , / nec mea quem cupiunt membra tenere queunt.16                                                                                                                 14

Ven., Fort., op. cit., VIII, 3. 217-218. Ov., op. cit., 52.   16 Ven., Fort., op. cit., VIII, 3. 227-230. 15

Postrada, estoy recostada llorando sin saber qué deseo, abrazo triste a la piedra contra mi pecho. Al estar mi prometido ausente y yo esperando, conservo solamente al lecho rígido, sin poder tener a aquél que mi ser desea. La carta se abre con el lamento de la muchachita por no poder tener a Cristo junto a ella, solamente puede sentir el lecho rígido y no al objeto de su deseo, que incluso lo nombra como su prometido del mismo modo que Laodamia también ansía sobre manera el momento en que: quando ego, te reducem cupidis amplexa lacertis, / languida laetitia solvar ab ipsa mea? / quando erit, ut lecto mecum bene iunctus in uno / militiae referas splendida facta tuae?17 ¿Cuándo podré abrazarte, de regreso, con mis brazos apasionados, y abandonarme lánguida, en mi propia alegría? ¿Cuándo será que puedas contarme muy cerca de mí en la misma cama tus brillantes hechos de armas?18 Viendo una clara relación que existe entre las dos amantes, las dos esperan de manera ferviente a sus amados y quieren estar acostadas junto a ellos. Además están dispuestas a ir en su búsqueda y seguirlos a donde sea: dic ubi sis quem exspecto gemens , qua te urbe requiram / quave sequar 19 Dí dónde estás tú, aquel que espero lamentándome, tanto te buscaré en la ciudad, como te seguiré.

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Ov., op. cit., 115-118. Traducción de Ana Pérez Vega en Gredos, las demás traducciones presentadas a lo largo del trabajo, son mías. 19 Ven., Fort., op. cit., VIII, 3. 231-232. 18

Per reditus corpusque tuum, mea numina, iuro, /perque pares animi coniugiique faces, / me tibi venturam comitem, quocumque vocaris,.20 Juro por mis dioses, que es tu regreso, tu cuerpo y ambas antorchas, la de mi corazón y la del matrimonio, que te acompañaré a donde sea que me llames. Otro punto es, el tema de la luz relacionado con sus esposos. La muchachita escribió: nunc sine te fuscis graviter nox occupat alis , / ipsaque sole micans est mihi caeca dies,21 Ahora sin ti, la noche profundamente toma lugar con sus alas negras y el mismo día aunque es brillante por el sol, es oscuro para mí. lux quoque tecum abiit…22 La luz junto contigo se ha ido. Para las dos mujeres, no existe la luz sin su esposo, ahora todo es oscuro y confusión. La última semejanza, es la más evidente e incluso se encuentra en ambas, al final de la carta. La desconsolada muchachita se despidió así: est mihi cura tui , sit tibi cura mei.23 Porque te amo, preocúpate por mí.

                                                                                                                20

Ov., op. cit., 159-163. Ven., Fort., op. cit., VIII, 3. 235-236. 22 Ov., op. cit., 23.   23 Ven., Fort., op. cit., VIII, 3. 248 21

En cambio Laodamia cierra su epístola con: si tibi cura mei, sit tibi cura tui!24 Si me amas, ten cuidado. En definitiva, como ha podido notarse, ambas cartas tienen varias semejanzas entre sí, Venancio utilizó el nuevo género epistolar que creó Ovidio para reinventarlo y utilizarlo para sus propios intereses, creando así mediante una carta un ambiente que causa conmoción y que es más que probable que a los lectores haya motivado para ser fieles a Dios y consagrarse a él o les enseñó que los que perseveran y son obedientes a los mandatos de Dios, serán mencionados en las reuniones celestiales y su nombre será escrito en el libro de la vida como el de la muchachita.25

                                                                                                                24 25

Ov., op. cit., 166. Ven., Fort., op. cit., VIII, 3. 260. Nomen perpetuo scribitur inde libro.  

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