Una aproximación a la comunicación del mensaje bíblico en contextos académicos seculares

September 27, 2017 | Autor: Marcelo Falconier | Categoría: Cosmovision, Epistemología, Posmodernidad, Contextualization
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Borrador del capítulo publicado en: Gerald A. Klingbeil, editor, Misión y contextualización: llevar el mensaje bíblico a un mundo multicultural (SMEBT 2; Libertador San Martín: Editorial Universidad Adventista del Plata, 2005) pp. 325-336.

UNA APROXIMACIÓN A LA COMUNICACIÓN MENSAJE BÍBLICO EN CONTEXTOS ACADÉMICOS SECULARES

DEL

Marcelo Falconier Universidad Adventista del Plata Resumen En el presente artículo se procura contribuir con elementos para la comprensión de ciertos procesos de comunicación del mensaje bíblico en contextos académicos seculares. En ese recorrido se enfatizan las formas de organización de los significa- dos y la manera en que pueden ser alterados los conjuntos del mensaje según la trama de significación a la que ingresa. Se intenta caracterizar los acuerdos básicos de la comunidad académica en núcleos organizadores profundos o paradigmas y a partir de esta mirada epistemológica analizar y proponer algunos procesos comunicativos. Se introduce en el análisis el pluralismo epistemológico típico de un escenario posmoderno, y se intentan esclarecer algunos principios bíblicos que pueden servir como claves interpretativas y de intervención en dichos escenarios. Establecido este contexto, se realiza una propuesta comunicativa. Abstract The present study seeks to contribute towards an understanding of communication processes of the biblical message in secular academic contexts. It emphasizes the organizational forms of meaning and the way in which message sets can be altered according to the particular context. The study also attempts to characterize the basic points of agreement within the academic community’s organizational forms and paradigms. The author, then, using this as an epistemological point of departure, proposes and analyzes some communication processes. After having analyzed the typical epistemological pluralism of a postmodern scenario, he clarifies some biblical principles, which may serve as interpretative keys within these contexts. He also proposes a model of communication that will help to communicate the gospel in secular academic contexts.

Introducción Para comunicar un mensaje —en este caso, bíblico— en un contexto diferente es necesario considerar las características del mismo; sus códigos y su manera de ordenar los significados, entre otros tantos aspectos. De otra manera, es probable que un mensaje correctamente entendido por quienes lo expresan sea comprendido de una manera completamente dife-

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rente por el otro grupo que no comparte algunas maneras de organizar los significados. 1 Los contextos académicos pertenecen a esos grupos que no siempre han sido bien entendidos. Manejan un lenguaje diferente y decodifican de manera diferente la información. Debido a algunas características peculiares, estos grupos resisten ciertas estrategias evangelizadoras que resultan efectivas para otras poblaciones. Sin embargo, la comisión evangélica también abarca estos colectivos, razón que justifica un esfuerzo por entender los procesos que pueden entorpecer o favorecer la comunicación del mensaje.

Algunos énfasis a evitar Al pensar en adaptar o traducir el mensaje bíblico a un contexto académico secular es natural que surjan reparos. Esto no sorprende, puesto que una buena cantidad de intentos de hacer algo semejante ha seguido al menos dos tendencias: o bien una connotación apologética del mensaje, o bien una tendencia explicativa de “mejora” o adaptación de algo proveniente de mentes “simples” a mentes más preparadas e inteligentes.2 Al evaluar, incluso de manera panorámica –como en este caso- estas orientaciones, es posible observar lo siguiente: los intentos de mejora presuponen una asimetría en la que lo bíblico es inferior a lo académico, mientras que los intentos de argumentación o fundamentación de la existencia de Dios o de defensa de la cosmovisión bíblica en general asumen que existe un sistema de conceptos fundamentales y categorías de inteligibilidad superior al bíblico, al cual se debe recurrir para recibir aprobación y acreditación. Ambos intentos suponen que hay algo más serio, seguro y estable que la Biblia, a lo que esta debe ser sometida; un núcleo de conocimiento más razonable al que debe adaptarse.3

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Clifford Geertz, La interpretación de las culturas (trad. Alberto L. Bixio; Barcelona: Gedisa, 1995), 20. Señalar bibliografía en este caso sería inacabable y probablemente no representativo. Sólo en líneas sociológicas, psicológicas y filosóficas ya es extremadamente abundante. Esto no justifica la afirmación hecha arriba, pero ahondar en esto desequilibraría los énfasis para el propósito del artículo. Queda en este caso, abierta como hipótesis de discusión. Se puede encontrar un tratamiento profundo de estos temas en el trabajo de Fernando L. Canale, Toward a Criticism of Theological Reason: Time and Timelessness as Primordial Presuppositions (AUSDDS 10; Berrien Springs, Mich.: Andrews University Press, 1983) y en los trabajos de Raúl Kerbs, “El problema fe-razón (I)”, Enfoques 12.1 (2000): 105-25;

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La propuesta de este trabajo En este artículo se mantiene la voluntad de evitar dichos énfasis. A lo que se aspira es a contextualizar y a traducir; puesto que, al no hacerlo, se están manteniendo las condiciones que impiden que el mensaje sea comprendido. La traducción aquí no implica asimetría, sino el intento de que un mensaje pueda ser transmitido de un contexto de significados a otro de manera que pueda ser comprendido por el otro y que esa comprensión mantenga el equilibrio en los énfasis. De no contextualizar, se estarían preparando las condiciones para que en ese contexto diferente se altere considerablemente la estructura de significados: lo que es central y lo periférico, lo que es subordinante y lo subordinado, resultando en una reconstrucción completamente distorsionada.

La diversidad involucrada en “lo académico” y su convergencia en núcleos organizadores profundos La frase “contextos académicos” señala de manera muy general y dispersa a un complejo que incluye grupos muchas veces dispares entre sí, que actúan de manera antagonista, complementaria, convergente, divergente; lo que hace que un intento de descripción de ciertas características puntuales no sea representativo del todo, puesto que ese todo incluye biólogos, físicos, sociólogos, psicólogos, teólogos, filósofos y genetistas, por mencionar sólo algunos; y cada grupo, a su vez, representa una dinámica de especialidades y corrientes de pensamiento no unificadas. Considerando lo mencionado en el párrafo anterior, y a partir de eso, se puede hablar de un sistema más abarcante que incluye los diferentes sistemas que pasan a funcionar como subsistemas. Esas comunidades, a pesar de sus múltiples divergencias, comulgan en acuerdos muy básicos y organizadores que cohesionan, organizan y regulan la manera colectiva de pensar. Feyerabend señala que la ciencia se caracteriza por un escepticismo radical y es capaz de criticar las teorías que antes defendía, pero esto sigue sin conmover sus ideas básicas y centrales —cuestiones que se señalan en este trabajo con el término paradigma. Con estas últimas se experimenta una adhesión que se manifiesta, por ejemplo, cuando éstas son ata-

idem, “El problema fe-razón (II)”, Enfoques 12.2 (2000): 65-82; idem, “El problema ferazón (III)”, Enfoques 13.1-2 (2001): 13-32.

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cadas, provocando reacciones de tabú. 4 A esos organizadores básicos y profundos de la convivencia académica se los puede llamar paradigmas.5

Los núcleos organizadores profundos o paradigmas Edgar Morin toma el concepto de paradigma de Thomas Kuhn y lo reelabora6 y desarrolla aplicándolo a las operaciones cognitivas en general. Para el caso se utiliza una noción extensiva que lo considera como un organizador cognitivo que aporta los conceptos fundamentales y las categorías maestras de inteligibilidad; algo que opera la selección, la determinación y el control de la conceptualización, la categorización, la lógica; designa y controla las categorías fundamentales de inteligibilidad; determina las jerarquías, clases y series conceptuales.7 De este modo, informaciones similares pueden adquirir connotaciones completamente diferentes según el paradigma al cual son sometidas. Algo totalmente central puede aparecer como periférico en otro organizador; lo que opera como criterio de verdad en uno puede ser confinado a la descripción de una manera fantasmagórica de encarar el mundo. Y precisamente esta noción explica de manera bastante adecuada lo que sucede en el intercambio entre organizadores tan diferentes en algunos aspectos como el bíblico y el académico secular.

Contexto post moderno y oportunidades de comunicación del mensaje bíblico 8 La modernidad emprendió un proyecto superador de lo anterior. La civilización occidental creía dirigirse hacia un futuro de progreso indefini4

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Paul Feyerabend, Tratado contra el método (trad. D; Madrid: Editorial Tecnos, 1986), 292. Thomas Kuhn desarrolla ese concepto, aplicándolo a las comunidades científicas, en The Structure of Scientific Revolutions (Chicago, Ill.: University of Chicago Press, 1970). Edgar Morin, El método 4. Las ideas (Madrid: Cátedra, 1998), 216-44. Aunque estos conceptos responden a Morin, en este trabajo se utiliza el término en un sentido menos específico, utilizándolo de maneras que no siempre corresponderían con el uso que le daría el autor. Ibid. En esta sección se introduce sin discusión la noción de posmodernidad, y se lo hace de una manera simplificada y totalizante. Se optó por eso debido a los propósitos que motivan el artículo y se deja en manos del lector la tarea de evaluación crítica de estos y otros conceptos introducidos.

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do que se sostenía en la ciencia, la técnica, la historia, la economía, la democracia.9 Su racionalidad lanzó una mirada crítica y desmitificadora a casi todo lo que tenía pretensión de saber o verdad, ambicionando superarlo. Sin embargo, cuando comenzó a recibir esa mirada que aplicaba a los otros saberes, progresivamente se fue desintegrando su hegemonía.10 Su hegemonía al nivel de la organización básica y profunda de cualquier forma de conocimiento fue perdiendo fuerza para convertirse en una manera más de organizar y producir significados. Y, más allá de que se comulgue en mayor o menor medida con los posmodernistas, resulta cada vez más difícil concebir a la tradición desarrollada durante la modernidad como única o superior. Esta situación, en especial la posibilidad de desocultar los núcleos organizadores profundos y proponer organizaciones alternativas, es favorable y propicia para el académico creyente en la Biblia. El posmodernismo diluye las “razones” del ateísmo y las barreras arbitrarias que separaban y confrontaban lo bíblico con lo racional, científico o académico,11 permitiendo una reorganización a partir de la cosmovisión bíblica. Deconstruye el fundamento de cualquier relación asimétrica entre lo académico y lo bíblico, dejando en claro que lo que hace a las diferencias depende de opciones al nivel de los núcleos profundos que organizan el conocimiento. Esto abre una oportunidad para que se hagan planteos académicos desde los supuestos que aporta la Biblia 12 y para que las universidades cristianas puedan dar un tratamiento serio, intenso y penetrante a lo que algunos llaman integración fe–enseñanza.13 9

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Jürgen Habermas, “Modernidad, un proyecto incompleto”, en El debate modernidadposmodernidad (ed. Nicolás Casullo; Buenos Aires: Puntosur, 1989), 137-38. Puesto que su “neutralidad” no ha escapado al condicionamiento de presuposiciones. “Basta recordar los conceptos de ‘certeza irracional de la experiencia’, ( Gehlen), ‘prejuicio’ (Gadamer), ‘cautiverio de los preconceptos’ (Hans Lipps), ‘comprensión previa’ (Heidegger), ‘juego de lenguaje’ y ‘forma de vida’ (Wittgenstein), ‘interés’ (Habermas), ‘acción’ (Piaget), ‘Lebenswelt’ (Husserl), ‘episteme’ (Foucault), ‘paradigma’ (Thomas Kuhn)”. Véase Kerbs, “El problema fe-razón (I)”, 111. Que no son estructuras uniformes y sólidas sino, en todo caso, cristalizadas de cierta manera e inmunizas por mucho tiempo contra miradas críticas y deconstructivas. Véase en el área de educación, el trabajo de René Smith: El proceso pedagógico: ¿agonía o resurgimiento? (Montemorelos: Publicaciones Universidad de Montemorelos, 2004). Que no consiste en una yuxtaposición entre lo bíblico y lo académico o en la utilización de versículos o casos bíblicos para explicar modelos que relegan lo bíblico a un espacio periférico. Esa aproximación mencionada no sólo afirma estas organizaciones

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Un ejemplo de diferencias paradigmáticas Para mostrar de manera más explícita lo que se intenta señalar, se presenta, a modo de ejemplo, una revisión muy panorámica de como puede ser entendido un mensaje según el organizador cognitivo al que ingrese. El contenido que enuncia el primer capítulo del Evangelio según Juan puede ser objeto de comprensiones muy diferentes según la trama de significados desde la cual se lo lea. Se puede pensar que se trata de una metáfora sensible que tiene la finalidad de alcanzar mentes simples, arraigadas a lo concreto y temporal, pero que contiene un mensaje que debe ser abstraído para llegar a lo real.14 O se puede pensar que comunica una sublime experiencia o encuentro del escritor que va más allá de lo que humanamente se puede conocer, pero que se debe entender como eso: una experiencia mística que no puede enunciar verdades sobre el mundo fenoménico.15 Y esto si se toma en cuenta lecturas que se hicieron desde pensadores creyentes. Desde otras lecturas puede verse como un mito primitivo que organiza y cohesiona una comunidad religiosa, 16 o como un discurso

conceptuales que desplazan lo bíblico sino que en cierto sentido enmascara dicho proceso, creando en el que enseña, y, especialmente, en los que aprenden, una sensación de estar aprendiendo desde un punto de vista cristiano; ilusión que crea una falsa confianza, la cual no ve la necesidad de intentar hacer una evaluación profunda de lo aprendido desde los supuestos bíblicos. Cualquier intento serio debe incluir una evaluación profunda, al nivel de las estructuras básicas de la organización del conocimiento y reorganizar el resto del conocimiento a partir de esos núcleos ordenadores del conocimiento. No se trata de desatender los avances de las diferentes disciplinas y aislarse para hacer desarrollos insulares, sino de tratar de otra manera dichos adelantos. Para ver una reorganización conceptual en cadena, desde núcleos organizadores del conocimiento en las ciencias vinculadas con el hombre, aunque desde supuestos diferentes a los bíblicos, puede considerarse la obra de Edgar Morin, cuyo trabajo principal se encuentra en su obra El Método que consta de los siguientes volúmenes: Edgar Morin, El método 1. La naturaleza de la naturaleza (Madrid: Cátedra, 1981); idem, El método 2. La vida de la vida (Madrid: Cátedra, 1983); idem, El método 3. El conocimiento del conocimiento (Madrid: Cátedra, 1988); idem, El método 4. Las ideas (Madrid: Cátedra, 1992); idem, El método 5. La humanidad de la humanidad (Madrid: Cátedra, 2003). Un ejemplo de un tratamiento deconstructivo y reorganizativo en la pedagogía puede encontrarse en la obra de René Smith ya citada en la nota anterior. 14

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Como se ha hecho en buena parte de la teología católica de orientación tomista. Véase Canale, Toward a Criticism of Theological Reason, 164-208. Como se ha interpretado en la mayor parte de la teología moderna, con influencia de los postulados kantianos. Véase Canale, Toward a Criticism of Theological Reason, 208-82. Véase, por ejemplo, Maurice Halbawchs, Los marcos sociales de la memoria (Barcelona: Antrhopos, 2004), 211-60.

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que pretende mantener la aceptación de un orden que sostiene una relación alienante; 17 por mencionar algunas. Pero también se puede entender desde otra situación de lectura que considere lo que el texto dice de sí mismo como núcleo organizador profundo. En este caso, el texto mismo puede ofrecer los conceptos fundamentales y las categorías maestras de inteligibilidad. Por ejemplo, que Dios existe, que lo creado está dotado de significado por él, que los seres humanos fueron creados con capacidad para conocer, que el pecado alteró esa capacidad, que el conocimiento es personal y que Dios mismo, la fuente de conocimiento, es personal y puede cohabitar con lo contingente.18 De modo que se puede tomar de la Biblia, y, en este caso, de Juan 1, los presupuestos para una lectura que no sólo abarque el texto bíblico sino todo lo que existe.

Poliparadigmatismo: un retorno al politeísmo Este escenario posterior al pensamiento moderno presenta posibilidades para aquellos que toman la Biblia en serio, puesto que muchos de los que no asumen su hegemonía se autoimponen la obligación de escuchar lo diferente19 de manera simétrica, 20 incluyendo la manera en que se puede

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Como presenta la lectura marxista y las corrientes posteriores que se nutren de la misma. James Sire, Discipleship of the Mind (Downers Grove, Ill.: InterVarsity, 1990), 79-95. Puesto que si no lo asumen como diferente, los estarían asimilando y anulando su alteridad. Para un ejemplo de este tipo de enfoque Christoph Wulf, “Educación intercultural”, Educación. Colección semestral de aportaciones alemanas recientes en las ciencias pedagógicas 60 (1999), 9-17. Este es el caso de algunos posmodernistas y defensores del multiculturalismo. De todos modos, es conveniente aclarar que dichas posturas, más que una relación simétrica, proponen una relación hegemónica relativista que se constituye en árbitro y que asimila cualquier otro saber, recluyendo a cada cosmovisión a la posición de una más del todo, y le niega, por lo tanto, cualquier pretensión de verdad. A pesar de dicho dogmatismo y de presuponer la no verdad de cualquier discurso —excepto el propio— permite que se pueda exponer la cosmovisión bíblica y que se la deba considerar sin someterla a otras tradiciones tales como la Ilustración, por ejemplo. Es conveniente recordar que, aunque en estos casos sólo reciba un lugar periférico en el escenario global, el cristianismo pocas veces gozó de hegemonía simbólica, y, la mayoría de las veces que contó con ella, no estaba muy cerca de sus contenidos bíblicos. Esos espacios se constituyen en oportunidades para la presentación de trabajos teóricos basados en el paradigma bíblico, y para el intercambio personal.

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organizar la teoría a partir de la Biblia. 21 Pero esta situación no sólo abre las puertas para los creyentes en la Biblia, sino que permite que este mismo proceso pueda ser realizado desde cualquier otra forma de conocimiento, sin que estos necesiten sujetarse a criterios de validez externos. Lo mencionado señala un escenario plural; un poliparadigmatismo que es, en ciertos aspectos equivalente a un politeísmo. Anteriormente las divinidades funcionaron como núcleos organizadores y cohesionantes profundos. Estas divinidades, sus sacerdotes y estructuras, no han desaparecido, sino que han sufrido metamorfosis que les han permitido mantener su influencia.22 En la actualidad los paradigmas hacen lo propio con el conocimiento de esta época.23 Algunos, ante este escenario, anatematizan lo posmoderno y se aferran a lo moderno; probablemente, en parte, por miedo a que se desintegren los valores que los hacían sentir cómodos. Pero, sin por esto adherir al posmodernismo, es conveniente recordar que el cristiano nunca debió descansar sobre los valores modernos sino sobre los bíblicos, y que, al defender la modernidad, se está defendiendo al sistema que postulaba que no podía haber verdad en el mensaje bíblico. Es más, durante la hegemonía del pensamiento moderno, los creyentes que querían tomar en serio a la Biblia, tuvieron que hacer lo mismo que los cristianos del primer siglo hicieron frente al imperio de los cesares. 24 El escenario posmoderno, en cambio, presenta oportunidades puesto que la hegemonía de algunos de esos sistemas de ideas está corroída y los lenguajes desplazados tienen posibilidades de resurgir y presentarse. Esto no implica una mirada ingenua ante estos procesos, pero sí una manera estratégica de enfrentarlos.

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Una tentativa del autor de este trabajo de aprovechar este tipo de escenarios es el trabajo publicado a partir del Congreso Internacional de Filosofía “La idea del ser humano en el siglo XXI” (Córdoba, 26-29 de noviembre de 2003): “El problema del otro: hacia una reorganización teórica a partir de una racionalidad hebráica”, América y la idea de la nueva humanidad (Sociedad Argentina de Filosofía: Colección Perspectivas, Tomo IX, 2003), 189-97. Véase Josexto Beriain, La lucha de los dioses en la modernidad (Barcelona: Anthropos, 2000). Morin, El método 4, 216-44. Paul Feyerabend compara el modelo científico de la modernidad con los colonizadores europeos en América, que arrasaron con los particularismos e impusieron una visión – la propia- que reclamaba la prerrogativa de ser la única válida. Véase Paul Feyerabend, Adiós a la Razón (trad. José R. de Rivera; Madrid: Editorial Tecnos, 1992): 76, nota al pié de la página. También, Feyerabend, Tratado contra el método, 293.

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Una extrapolación de principios que puede ser orientadora En caso de asumir lo que se viene planteando, se puede sugerir un paralelo que permita inferir lecciones orientadoras para el escenario actual, puesto que no sería la primera vez que el pueblo de la Alianza tiene que encarar un escenario plural. En la mayoría de las ocasiones, el hebreo no contaba con argumentos y/o criterios que estuvieran fuera de su cosmovisión para defender su lugar ante los otros dioses. Incluso en el caso que un tercero quisiera ofrecerle esos criterios, no los aceptaría como superiores a lo que YHWH planteaba. En otras palabras, se trataba de lo que YHWH decía, contra lo que afirmaban cada una de las otras divinidades, y cada divinidad se constituía en centro organizador y desplazaba a las otras o directamente las excluía.25 En ese caso la configuración de la situación era otra; se trataba de adhesión, de alianza, de pacto con una de estas divinidades, que se constituía en el centro de los conceptos fundamentales y las categorías rectoras de inteligibilidad. Pero esa alianza no implicaba un aislamiento sino todo lo contrario; connotaba la comunicación y la invitación a hacer pacto con YHWH y a experimentar las bendiciones que esto acarrea. Por eso los hombres se amparan bajo tus alas. Quedan completamente satisfechos con la abundancia de tu casa y tú les das a beber del torrente de tus delicias, porque contigo está el manantial de la vida (Sal 36:7-9).

Hacer teoría: un modo contextualizado de predicar26 Elena White menciona que en más de una ocasión personas de alto nivel cultural pueden llegar a ser refrigerados por las palabras sencillas de

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Frente a lo mencionado, algunos argumentan que es necesario un metalenguaje que considere la relatividad y la centración de los diferentes organizadores y procure intentar un conocimiento más amplio y abarcativo. Sin embargo, y sin desmerecer las posibles contribuciones de tal intento, es necesario recordar que esa perspectiva se estaría constituyendo en un organizador que estaría asumiendo la “neutralidad” y el autoocultamiento típicos de los paradigmas, que, sin embargo, confieren posiciones, posibilidades, límites y roles a los demás. Este no podría escapar a las dificultades de legitimación, subjetividad, centración, dogamtismo y otros caracteres de estos organizadores profundos. Es conveniente destacar que existen otras maneras de encarar la comunicación del mensaje en estos contextos. En este artículo se hace mención de una de ellas y no se considera a las otras para no darles un tratamiento superficial ni omitir importantes contribuciones sobre cada una.

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alguien que confía en Dios.27 Y la teoría no necesariamente tiene que oponerse a eso. En esa afirmación no se valora el hecho de que el cristiano que se menciona sea ignorante, sino que confíe de manera humilde en Dios. El cristiano, al nacer de nuevo, ve todas las cosas desde una nueva perspectiva. 28 El cristiano académico no es ajeno a esto, y, al aceptar la alianza con el Dios bíblico, reorganiza también su red conceptual teórica acerca de la realidad, la comunica y comparte. Hacer teoría puede despertar reparos, pero no necesariamente debe implicar una apología ni una “mejora” de lo bíblico. Incluso el cristiano académico necesita mantener en mente que cualquier intento teórico es algo siempre inacabado y parcial.29 Intentar hacer teoría enfrenta también otra dificultad; el conocimiento bíblico, por sus propias características no es teórico ni trabaja como tal, pero hacer teoría se convierte en algo necesario si se quiere mantener en la base a la Biblia como paradigma rector. Volviendo al ejemplo del primer capítulo del Evangelio según Juan, se puede hacer teoría utilizando sus enunciados como categorías fundamentales. Y al presentar una teoría elaborada de manera consistente, es más probable que se pueda comunicar lo central como central, y lo periférico como periférico. La teoría puede convertirse en cierta manera en terreno israelita, donde, el que ingresa, puede experimentar un espacio cuyo centro organizador es el Cofre de la Alianza. El mundo académico está poblado por mentes agudas pero también está generalizada la dificultad para encontrar equilibrios en los énfasis y orientación en los horizontes. Gianni Vattimo, comentando a Nietzsche, escribe: “el mundo verdadero se ha convertido en fábula y con él se diluyó también el mundo ‘aparente’. Todos esos errores son más bien errares o vagabundeos inciertos.”30 Muchos académicos son buscadores sinceros. Y la cosmovisión bíblica tiene mucho para ofrecer como orientadora de los recorridos teóricos. Sólo que es necesario que se la comunique de una manera comprensible, es decir, teórica, en muchos casos. 27 28 29

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Elena G. de White, El evangelismo (Buenos Aires: ACES, 1978), 325. Véase 2 Corintios 5:17. Véase 1 Corintios 13:12; Edgar Morin, Educar en la era planetaria (Barcelona: Editorial Gedisa, 2003): 43. Si bien Morin no es un pensador cristiano, coincide más con la Biblia que algunos pensadores cristianos en lo referido a la contingencia del trabajo teórico. Gianni Vattimo, El fin de la modernidad (Barcelona: Gedisa, 1985), 149.

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Comunicación y conversión: a modo de cierre Lo planteado puede suscitar la pregunta por la conversión, puesto que la teoría no necesariamente convierte. Pero esa no es una tarea de la teoría. Su misión es formar parte de un conjunto de estrategias para comunicar un mensaje, y que este pueda ser entendido de la mejor manera posible. La conversión en el contexto bíblico siempre fue tarea del πα ρά κ λητ ο ς, “consolador, abogado, intercesor”. Es posible comunicar la ventaja de establecer alianza con este Dios capaz de orientar al nivel de los núcleos profundos que aportan los conceptos maestros y las categorías de intelegibilidad, especialmente en un contexto desgastado por repetidas lecturas fallidas; la posibilidad de no quedar encerrado en las opciones epistemológicas del momento (Ro 12:2), la posibilidad de una perspectiva teórica equilibrada en los énfasis y en la orientación de los recorridos, entre otros beneficios epistemológicos, axiológicos y existenciales. La responsabilidad enfatizada aquí es la de comunicar como un primer paso fundamental; los resultados no son directamente una responsabilidad humana.31 El παράκλητος es el que convierte, aunque también ofrece orientación y dirección en el proceso de comunicación. 32 Sólo que muchas ve- ces pareciera que no hay ánimo de comunicar. Se argumenta que los académicos son soberbios y que desprecian aquello que implique humildad y aceptación de lo revelado. Esto es cierto en ocasiones, pero no es el único grupo con personas que mantienen esa actitud. La responsabilidad ante ellos es la misma que ante otros grupos; la de evitar por todos los medios posibles las barreras para la comunicación y comprensión del mensaje bíblico.

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Así como no siempre es posible medirlos. Elena White comenta que recién en el cielo “todos los que obraron con espíritu abnegado, verán el fruto de sus labores. […] Pero ¡cuán poco del resultado de la obra más noble del mundo se manifiesta en esta vida al obrero! ¡Cuántos trabajan abnegada e incansablemente por los que pasan más allá de su alcance y conocimiento! […] Más de un obrero envía al mundo mensajes de fortaleza, esperanza y valor, palabras portadoras de bendición para los habitantes de todos los países. Mas él poco sabe de los resultados mientras trabaja en la oscuridad y la soledad. Así se otorgan dones, se llevan cargas, y se hace el trabajo. Los hombres siembran la semilla de la cual, sobre sus sepulcros, otros recogen cosechas abundantes. Plantan árboles para que otros coman sus frutos. Se contentan aquí con saber que han puesto en acción agentes que obran para bien. En lo futuro se verá la acción y reacción de todo esto”. Véase, Elena G. de White, La educación (Buenos Aires: ACES, 1964), 295. Véase Juan 14.

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La Biblia muestra que Dios puede suplir diferencias en la comunicación como, por ejemplo, el idioma;33 pero también es bastante evidente que se abren posibilidades al aprender el nuevo idioma. El “idioma” académico en ocasiones es considerado soberbio por diferente, y frecuentemente porque las mismas palabras adquieren un significado completamente diferente al ingresar en otro núcleo organizador profundo. Sin embargo, en esos grupos, tanto como en otros, hay personas sinceras que en muchas ocasiones dedican sus vidas enteras a la búsqueda de algo mejor para el hombre y la vida, y se encuentran desilusionados porque no reciben respuesta, o porque las respuestas llegan en otro lenguaje y las comprenden mal, como iguales a otras anteriores. En este artículo se proponen ciertos criterios de interpretación e intervención en la comunicación del mensaje bíblico en estos contextos académicos seculares. Estos deben ser revisados críticamente, replanteados y reubicados. El propósito central es cooperar con el creyente académico en su responsabilidad de intentar comprender los procesos por los cuales el mensaje bíblico se hace entendible a estas personas, y generar estrategias comunicativas consecuentes con estos procesos.

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Véase Hechos 2.

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