Un giro inesperado de la ideología. Neoliberalismo y el colapso del Bloque Soviético
Descripción
UN GIRO
inesperado
DE LA IDEOLOGÍA. NEOLIBERALISMO Y EL COLAPSO DEL BLOQUE SOVIÉTICO* Jan Sowa**
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uy cerca del lugar donde nací, al sur de Polonia, existe una gigantesca planta side- rúrgica. Diseñada y construida inmediata- PHQWHGHVSXpVGHOD6HJXQGD*XHUUD0XQGLDOSRUORV soviéticos, contaba con un doble propósito: aumen- tar la capacidad industrial del país que se encontraba arruinado por la guerra. Los soviéticos aplicaron en VXEORTXHHQHOPDUFRGHOD1XHYD3ROtWLFD(FRQyPL- FD1(3 GHODPLVPDGLQiPLFDGHGHVDUUROOR a través de la industria pesada que se estableció en OD 8566 3HUR ODV PHWDO~UJLFDV steelworks WDP- bién formaban parte del dispositivo de ingeniería so- cial. Construida cerca de Cracovia, capital medieval de Polonia y otrora lugar artístico vibrante y centro intelectual de una universidad que fue fundada en 1364 y que formó por generaciones a estudiantes de ODWDOODGH1LFROiV&RSpUQLFRHQHOVLJOR;9,\GH %URQLVáDZ 0DOLQRZVNL HQ ORV DOERUHV GHO ;; (VWD aura histórica de Cracovia le daba un aire burgués-
Este artículo es una versión reducida del texto “An Unexpected Twist RI,GHRORJ\1HROLEHUDOLVPDQGWKH&ROODSVHRIWKH6RYLHW%ORF´SXEOLFD- do en Praktyka Teoretyczna, núm. 5, 2012. Traducción de Luis Martínez Andrade. Publicado con la gentil autorización del autor y de la revista. ** 'RFWRUHQ6RFLRORJtD3URIHVRUDGMXQWRHQOD8QLYHUVLGDG-DJHOOyQLFD de Cracovia, Polonia.
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DULVWyFUDWDTXH6WDOLQWUDWyGHFRPEDWLUUHIRU]DQGROD clase obrera de la ciudad. Así pues, la metalúrgica fue concebida para ser una enorme planta que empleaba a 50 mil personas (en aquellos años, la población com- SOHWDGH&UDFRYLDHUDGHPLO \SURGXMRPLOOR- nes de toneladas de acero por año durante su ejercicio en la década de los sesenta y setenta. A pesar de este enorme esfuerzo, el plan social soviético no funcionó realmente -aunque el barrio construido al lado de la planta haya sido técnicamente una parte de Cracovia durante más de medio siglo-, nunca fue integrado a la ciudad y sólo ha fungido como ciudad satélite desde HQWRQFHV0DMHZVND.DOWZDVHU\6]UHGHU Después del colapso del comunismo en 1989, la planta y todo el distrito cayó en una rápida degrada- ción social y económica. Polonia, como el resto del bloque soviético pasó por un proceso de desindustria- lización que tuvo su efecto sobre todo en la industria pesada. Las metalúrgicas se fueron a la bancarrota KDFLD ¿QDOHV GH ORV QRYHQWD 6yOR ORJUDURQ VREUHYL- vir aquellas que redujeron drásticamente su personal y producción. Posteriormente, en 2004, la planta fue adquirida por Ispat International, compañía fundada \JHVWLRQDGDSRUHOKRPEUHPiVULFRGHOD,QGLD/DN- shmi Mittal. Después de cambiar su nombre y fusio- METAPOLÍTICA núm. 80, enero - marzo de 2013
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nándose con Arcelor para formar Arcelor Mittal, la empresa paso a controlar el 70 por ciento de la in- dustria metalúrgica en Polonia. De herramienta de la ingeniería social estalinista, la metalurgia pasó a ser un juguete del capitalismo global. Actualmente, em- plea sólo a 3 500 personas y produce menos de 1.5 millones de toneladas de acero por año.
lleva en 2004 un nuevo nombre para conme- morar a una persona en quien, la mayoría de ORV SRODFRV FUHHQ DGHPiV GH -XDQ 3DEOR ,, \ Lech Walesa- destruyó al Imperio soviético y ayudó a establecer el capitalismo en su antiguo reinado: fue nombrado Ronald Reagan Square.
(VWDWXDGH/HQLQHQODSOD]DSULQFLSDOGHODFLXGDGGH1RZD+XWDFLX- GDG REUHUD FUHDGD HQWUH GHFRUDGD SDUD OD ¿HVWD GHO GH mayo en 1978.
3ODQ*HQHUDOGH1RZD+XWD6DWpOLWHFRQWHPSRUiQHR
6LQHPEDUJRHVWRHVVyORODPLWDGGHODKLVWR- ria. Una transformación aún más sintomática tuvo lugar en el nivel simbólico. La planta re- FLELyHOQRPEUHGH³0HWDO~UJLFD9ODGLPLU/H- nin” y contaba con una enorme estatua de Le- QLQVREUHODSOD]DFHQWUDOGHOGLVWULWRGH1RZD Huta. El diseño original de la ciudad era -ar- quitectónicamente hablando- una obra maestra urbanística. Construida a un lado de la enorme planta industrial, en medio de la nada, entre campos de cultivo y habitada por migrantes de origen rural que se habían convertido en traba- jadores de la planta, este renacimiento, un tipo de modernismo “ciudad de jardines” -llamado así por sus parques y prados- fue símbolo de la emancipación social y desarrollo económico de un país de Europa central que había sido des- truido por la guerra. En concordancia con esta visión leninista, la estatua era representada de manera dinámica, casi de manera sublime: con sus manos entrelazadas a la espalda, Lenin se encontraba caminando y cubierto con un largo abrigo. A mediados de los años noventa, la me- talúrgica estaba casi muerta, la mayoría de sus trabajadores desempleados y la larga estatua yacía en el suelo. Empero, este vacío simbó- lico no duró mucho tiempo. La plaza central METAPOLÍTICA núm. 80, enero - marzo de 2013
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Es imposible no ver un carácter profundamente irónico en este giro simbólico. La principal fuerza de oposición al régimen soviético en Polonia emergió en la escena FRPR PRYLPLHQWR REUHUR HO VLQGLFDWR ³6ROLGDULGDG´ (6ROLGDUQRĞü 6XSXQWRPiViOJLGRIXHHQWUHDJRVWRGH 1980 y diciembre de 1981, contando con 10 millones de miembros, y a pesar de que era más que un simple movimiento obrero, su principal fuerza surgió de las protestas de los obreros y los trabajadores industriales. Precisamente es esta clase quien ha pagado el precio más alto de la transformación capitalista de los años QRYHQWD2VW \1RZD+XWDODFLXGDGHQORVDO- rededores de la metalúrgica sufrió una alza de 90 por ciento de desempleo de sus trabajadores- fue el lugar donde la pauperización social y económica causada por el régimen neoliberal pegó como en ningún otro lugar de la manera más brutal. Además, con la propia planta sobrepasada por el capital internacional, los tra- bajadores literalmente fueron despojados de lo que se suponía era la herramienta de su emancipación. A pe- sar de todo, esas mismas personas decidieron nombrar a la plaza central de su comunidad con el nombre de uno de los más feroces defensores de la lógica de su desposesión. Lo muestra con claridad que el gran ga- nador de la guerra fría no fueron los ciudadanos opri- midos del bloque soviético, liberados de la dominación GHOD5XVLDEROFKHYLTXHQLHVRTXHVHOODPD2FFLGHQWH al contrario, el capitalismo neoliberal. Esta victoria fue
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un paso importante y decisivo en la genealogía del or- den neoliberal contemporáneo tanto en su plano social y económico como en su dimensión ideológica. Uno de los primeros intelectuales que avizoró lo TXHHVWDEDRFXUULHQGRD¿QDOHVGHORVDxRVRFKHQWDIXH )UDQFLV )XNX\DPD 6LQ HPEDUJR VX IDPRVR HQVD\R The End of History? publicado en el verano de 1989 PDOLQWHUSUHWy OD QDWXUDOH]D GHO FRQÀLFWR \ HO FDPELR TXHHVWDEDWHQLHQGROXJDU1RIXHHOWULXQIRGH2FFL- GHQWHVREUHDOJ~Q2WURXRWURV VLQRHOWULXQIRGHXQ conjunto de ideas occidentales (libre mercado, demo- cracia parlamentaria, propiedad privada de los medios GHSURGXFFLyQ SRUHQFLPDGHRWURFRQMXQWRGHLGHDV también occidentales (dictadura de un partido de van- JXDUGLD EXURFUDFLD \ SODQL¿FDFLyQ FHQWUDOL]DGD SRU SDUWH GH XQD HFRQRPtD GH (VWDGR )XNX\DPD DGH- más mostró estar profundamente equivocado cuando SURIHWL]y HO ¿Q GH OD KLVWRULD FRPR FRQVHFXHQFLD GHO ¿QDOGHODJXHUUDIUtD4XLHQORGXGDEDGHMRGHKDFHUOR después del infame 11 de septiembre de 2001 (11-S 6LQHPEDUJRORTXHVtFRPSUHQGLyIXHHOLPSRUWDQWH cambio que se estaba generando en el paradigma ideo- lógico global, y que era aquel que apoyaba el eslogan básico del neoliberalismo -There Is No Alternative 1R KD\ DOWHUQDWLYD TXH DQWHV GH VH WHQtD SRU OR menos una obligación intelectual para explicar el por qué nadie lo había creído. Después de 1989, There Is No Alternative se convirtió en una especie de senti- do común, una GR[D, y era una obligación contra sus oponentes como prueba por si alguien osaría dudar. Empero, lo crucial para una genealogía del neolibera- lismo -no tanto como orden económico sino como una poderosa ideología- es que este cambio no fue princi- palmente el resultado de un verdadero cambio econó- mico, sino el efecto de los sentimientos y emociones con los que el cambio fue recibido en el bloque sovié- tico vencido³£4XpEXHQRTXHSHUGLPRV\FXiQWRKDQ ganado!” parecían gritar sus ciudadanos, nombrando 5RQDOG5HDJDQDODVSOD]DVGHORVEDUULRVSRSXODUHV\ erigiendo restaurantes McDonalds en Moscú, el más socorrido del mundo. Fue precisamente esta Vae victis proclamada por los derrotados TXHSHUPLWLyD)XNX\D- PDGHFODUDUHO¿QGHODKLVWRULDVLQFXHVWLRQDUOR abriendo la brecha para que There Is No Alternative se convirtiera en la GR[D neoliberal de los noventa. (QODPLVPDpSRFDGH)XNX\DPDTXLHQDUWLFXOyXQ diagnóstico mucho más radical de los acontecimientos GH\IXHHO¿OyVRIRIUDQFpV$ODLQ%DGLRX(Q 1991, publicó un libro titulado D’un désastre obscure dedicado a la caída del llamado “comunismo” en el blo- que soviético. Para él, “la crisis política de este colapso
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UHYHODXQDFULVLVWDQWRHQHO2HVWHFRPRHQHO(VWH´%D- GLRX 6HJ~Q%DGLRX HOWULXQIR del capital no debería interpretarse como la victoria de la libertad y la emancipación, sino al contrario. /RTXHXQHD)XNX\DPDFRQ%DGLRXHVTXHDPERV HQFXHQWUDQHOSXQWRGHLQÀH[LyQHQODIRUPDFLyQGHO orden contemporáneo casi simultáneamente: la ruptu- ra del año 1989. En esta sede tomaré como ejemplo HOFDVRGH3RORQLD(VWDHOHFFLyQVHMXVWL¿FDSRUGRV PRWLYRV3ULPHURHOHYHQWRPiVVLJQL¿FDWLYRDO¿QDO de la disolución del bloque soviético no fue la caída GHO0XURGH%HUOtQDXQTXHIXHHOPiVHVSHFWDFXODU\ el más simbólico- sino las elecciones parlamentarias, parcialmente libres, que tuvieron lugar en Polonia el 4 de junio de 1989, con más de cinco meses de an- WHODFLyQDORVHYHQWRVTXHVHGHVDUUROODURQHQ%HUOtQ 6HJXQGRGDGDODPRYLOL]DFLyQVRFLDO\FRPRWUDWDUp GHPRVWUDUQRGHOWRGRSURPHUFDGRRSURFDSLWDOLVWD GHOPRYLPLHQWR³6ROLGDULGDG´DORODUJRGHORVRFKHQ- ta;; por consiguiente, el caso de Polonia representa el ejemplo más irónico del triunfo del neoliberalismo. El destino paradójico de los trabajadores polacos -ven- cedores del partido dominante y que fueron vencidos por el capitalismo que ellos introdujeron al país, y que aún es alabado por las bendiciones que ofrece el libre mercado- encarna la victoria ideológica crucial que permitió al neoliberalismo presentarse, en la década de los noventa, como la única posible opción para toda la humanidad. Esto muestra claramente que precisa- mos de “una tercera vía” para analizar el neoliberalis- PRFRPRORSURSRQH:DFTXDQW /RVHQIRTXHV estructurales y los estudios de gobernabilidad parecen ser más complementarios que contradictorios con re- lación a los paradigmas del análisis de la hegemonía neoliberal que utiliza -capturando la macro-estructura de la máquina estatal y la micro-administración ideo- lógica de las nuevas formas de subjetividad (Foucault, SDUDLPSRQHUVXGRPLQLR3DUHFLHUDTXHHOpQ- fasis en la temática de la gobernabilidad como fuer- za central del neoliberalismo es un subproducto de la FRQ¿DQ]DGHVXLGHRORJtDLQFOXVRDXQTXHQRGH¿HQGD por completo la teoría neoliberal, omnipresente en el GLVFXUVRS~EOLFRGHORVSROtWLFRVQHROLEHUDOHV HVWRHV que el Estado y el mercado son opuestos, y que de- bemos debilitar al Estado para fortalecer al mercado. Lo que Wacquant muestra es que el capitalismo neo- liberal necesita para su conservación del Estado como condición sine qua non6LQHPEDUJRQRH[LVWHQDGD nuevo con lo que respecta al capitalismo neoliberal. *LRYDQQL $UULJKL GHPXHVWUD HQ VX OLEUR The Long Twentieth Century que el Estado y el mercado METAPOLÍTICA núm. 80, enero - marzo de 2013
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han existido en perfecta simbiosis desde los orígenes de la acumulación capitalista y no se puede imaginar ninguna forma de economía capitalista sin un apoyo activo por parte del Estado. 62%5((6248(6(120%5Ï&2081,602
Por su parte, existen fuertes razones teóricas e históricas que permiten cuestionar la naturaleza de los regímenes comunistas desarrollados en el bloque soviético del si- JOR;;VLFRQVLGHUDPRVHOPDUFRFRQFHSWXDOGHVDUUR- OODGRSRU0DU[\(QJHOVD\E FRPRSXQWR de referencia. En cambio, si adoptamos el enfoque prag- mático-realista y decimos que “comunismo” es lo que cualquiera denomina a esa forma, entonces no puede H[LVWLUGLVFXVLyQ6LQHPEDUJRHVWHSXQWRGHYLVWDLPSOL- FDVHULRVSUREOHPDV6LHVQHFHVDULRFRQWDUFRQDOJ~QHV- tándar externo más allá de cualquier práctica social para juzgar el nivel de democracia y de libertad de un deter- minado régimen político, también será necesario contar con un parámetro para aproximarnos al comunismo. Es un ejercicio sorprendentemente sencillo comparar la realidad socio-política del bloque soviético con el es- tándar propuesto por Marx y Engels, a pesar de que la vi- sión comunista no fue presentada de manera detallada en sus escritos. El contraste es tan evidente que aún cualquier YDJDLGHDVREUHHOFRPXQLVPRHVVX¿FLHQWHFRPRSXQ- to de referencia. ¿Existía como propiedad social de los PHGLRVGHSURGXFFLyQHQHOEORTXHVRYLpWLFR"1RSXHV había propiedad estatal y esto es algo completamente di- IHUHQWH¢)XHURQDEROLGDVODVFODVHVVRFLDOHV"1RQROR fueron y las comparaciones realizadas por los economis- tas muestran que el nivel de desigualdad social dentro del EORTXHVRYLpWLFRH[SUHVDGRHQHOFRH¿FLHQWHGH*LQL HUD virtualmente similar a la más equitativa sociedad capita- OLVWDFRPRIXHHOFDVRGH(VFDQGLQDYLD.RZDOLN ¢+XERXQDGLFWDGXUDGHOSUROHWDULDGR"1RHUDXQDGLF- tadura de un partido de vanguardia y según Lenin y los bolcheviques debía ser considerada como una medida po- pular para la gente. Muchos comunistas nunca aceptaron sus ideas. Además también podemos fácilmente mostrar diversos elementos constitutivos del orden soviético que no se encuentran en la perspectiva de Marx sobre la uto- pía comunista: nacionalismo exacerbado, policía secreta y prisiones políticas para nombrar sólo los más recurrentes. Lo más importante para el desarrollo de la hegemo- nía global del neoliberalismo no fue la naturaleza de la 8QLyQ6RYLpWLFDVLQRODVUD]RQHVGHVXGHFDGHQFLD/D supremacía del capitalismo liberal había sido menos ob- YLDKDFLD¿QDOHVGHORVVHVHQWD\HQORVDOERUHVGHORV setenta. Estados Unidos tenía razones para creer que el VLVWHPDVRYLpWLFRHUDFRPSHWLWLYR\H¿FLHQWHDSHVDUGH METAPOLÍTICA núm. 80, enero - marzo de 2013
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TXHGXUDQWHHOJRELHUQRGH%Up]KQHYOD8QLyQ6RYLpWLFD entró rápidamente en declive. Entonces, ¿cuáles fueron las causas inmanentes de esta decadencia que abrió la EUHFKDSDUD³HO¿QGHODKLVWRULD´"3DUHFLHUDTXHHVWDPRV frente a una situación “a là Derrida”, ya que el remedio (pharmakon GHODPLVHULDVRFLDOTXHVHLQ\HFWyHQORV cimientos del Estado leninista se convirtió en el veneno TXHORGHUUXPEy'HUULGD (VGHFLUIXHXQDYL- sión de la modernización a través de la industrialización masiva y pesada, con lo cual el bloque soviético podía probar lo bueno era que su sistema mediante su produc- ción de acero, carbón, cobre, cemento, ferrocarriles y otro tipo de productos típicos de la industria pesada. El modo leninista de desarrollo creó en el largo plazo un in- terbloqueo (deadlock LPSRVLEOHGHUHVROYHUGHQWURGHVX propia dinámica. El énfasis puesto en la industria pesada provocó un exceso crónico y sistémico en la producción de sus medios de producción (plantas de industria pesa- da, máquinas, carbón para poder alimentarlas, acero para crear más máquinas, líneas ferroviarias para transportar FDUEyQ\DFHURHWFpWHUD \ODIDOWDGHinversión en la pro- ducción de medios de consumo (mercancías para que la JHQWHFRPSUH $GHPiVGHODHVFDVH]GHVXPLQLVWURV\HO malestar social que provocaba, esta situación dio lugar a XQDLQÀDFLyQFRQVWDQWH 'HHVWHPRGRKDFLD¿QDOHVGHORVVHWHQWDORV(V- tados del bloque soviético se mostraban abiertos a la posibilidad de recibir préstamos baratos en los merca- dos internacionales, al grado de que todos los pidieron. Durante la “época comunista”, la deuda externa de Po- ORQLDOOHJyDPLOORQHVGHGyODUHV5XVLDFRQ PLOORQHV%XOJDULDFRQPLOORQHV\+XQJUtD FRQPLOORQHV*yUQLHZLF] (QORVDxRV ochenta, el precio de la deuda se acrecentó y dio el gol- SH¿QDODODVHFRQRPtDVGHOEORTXHVRYLpWLFR Por varias razones, el colapso del bloque soviético es importante para entender la genealogía de la hege- monía neoliberal actual. El hecho de que las econo- mías “comunistas” literalmente quebraran permitió a las fuerzas liberales apropiarse del crédito simbólico GHVXFDtGD/DVHFRQRPtDVGHSODQL¿FDFLyQFHQWUDOL- zada fracasaron -la historia sigue su curso- porque no pudieron soportar el desafío de la competencia de sus SDUHV OLEHUDOHV 1R KD\ SUXHED TXH DSR\H OD D¿UPD- FLyQVHJ~QODFXDO5RQDOG5HDJDQ(VWDGRV8QLGRV\ el capitalismo liberal destruyeron al Imperio soviético y aportaron la libertad a Europa central y a Europa del Este. El colapso del bloque soviético ocurrió por los defectos inherentes en su diseño económico y social. $SHVDUTXHHUDPX\SUiFWLFRSDUD5RQDOG5HDJDQ\ los apologetas del mercado libre declarar su victoria
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VREUHODHFRQRPtDSODQL¿FDGDFHQWUDOL]DGDODVIXHU]DV del mercado internacional tuvieron un impacto consi- derable VRODPHQWHHQODIDVH¿QDOGHVXGHFOLQDFLyQ. /DGHJHQHUDFLyQGHODVHFRQRPtDVGHSODQL¿FDFLyQ FHQWUDOL]DGDGHO(VWDGR\ODVGL¿FXOWDGHVTXHHOODVUHSUH- sentaban para los ciudadanos de los Estados leninistas crearon dos importantes condiciones que posibilitaron la KHJHPRQtDQHROLEHUDO(QSULPHUOXJDUVLJQL¿FDEDuna pérdida de prestigio para cualquier idea sobre la pro- piedad colectiva de los medios de producción. Incluso, con cualquier alternativa de moderar a la propiedad pri- vada. Es cómodo para la propaganda neoliberal presen- tar cualquier crítica sobre el capitalismo liberal como un intento de volver hacia el “comunismo”, que ya probó VHUPX\LQH¿FLHQWH/DVHJXQGDFXHVWLyQFUXFLDOSDUDOD victoria del neoliberalismo en los inicios de los noventa fue XQDJORUL¿FDFLyQGHODFXOWXUDGHFRQVXPRque tuvo lugar en los Estados leninistas, donde era concebida como el paraíso en la tierra. La imagen de miles perso- nas reunidas frente al McDonalds en Moscú muestra un UHYHUVRGHORTXH-iQRV.RUQDL OODPDED³HFRQR- mía de penuria”. La estantería vacía de las tiendas quedó como representación icónica de la miseria de los años ochenta para la mayoría de los ciudadanos del bloque soviético y creó un tipo de condición psíquica para ca- nalizar toda la energía libidinal en la construcción del capitalismo liberal de los años noventa. (/)5$&$62'(³62/,'$5,'$'´
Aunque sería exagerado sostener que el movimiento ³6ROLGDULGDG´GHVWUX\yDOD8566QRVHOHSXHGH negar su crédito en la transformación social y política del bloque soviético. Los Estados leninistas se hubie- ran hundido por su propio peso, incluso sin el movi- PLHQWR ³6ROLGDULGDG´ SHUR VLQ GLFKR PRYLPLHQWR \ su legado en los años noventa, el panorama hubiera sido distinto en Europa Central y Oriental y quizá PiVSUy[LPRDORTXHRFXUULyHQORV%DOFDQHV ³6ROLGDULGDG´IXHXQIHQyPHQRVRFLDO\SROtWLFRH[- cepcional. Logró aglutinar a 10 millones de miembros, constituyendo una cuarta parte de la población de Po- lonia, durante su corta existencia entre agosto de 1980 y diciembre de 1981, lo que la convierte en una de las más grande organizaciones formalizadas en la historia de Eu- URSD3RUHMHPSORHO3DUWLGR1DFLRQDOVRFLDOLVWD2EUHUR $OHPiQ16'$3 FRQWDEDHQVXFOtPD[FRQPLOOR- nes de miembros. Dentro de las asociaciones contempo- UiQHDV³6ROLGDULGDG´SRGtDFRPSHWLUIiFLOPHQWHFRQHO 3DUWLGR &RPXQLVWD GH OD 8QLyQ 6RYLpWLFD TXH FRQWDED con 11 millones de miembros. Por supuesto, estamos muy lejos del Partido Comunista chino, que cuenta con
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72 millones de miembros, pero dicho número no repre- senta ni el 10 por ciento de la población china. $ODxRVLJXLHQWHGHVXUHJLVWUROHJDOHQ³6ROL- daridad” había perdido su identidad puramente obrero industrial y llegó a ser un movimiento del proletaria- do en sentido marxista del término -de los explotados y de los despojados del control de sus propios medios GHSURGXFFLyQ6XEDVHQRSRGtDVHUUHGXFLGDDQLQJXQD FDWHJRUtD VRFLDO ³6ROLGDULGDG´ XQLy D OD JHQWH GH FDVL cualquier identidad social posible: trabajadores, intelec- tuales, maestros, estudiantes, taxistas, mineros, escrito- res, periodistas, entre otros. Existe un mito pro-capitalista y pro-liberal para ca- UDFWHUL]DUDOVLQGLFDWR³6ROLGDULGDG´6LQHPEDUJRLQ- FOXVRHFKDQGRXQYLVWD]RDO3URJUDPD2¿FLDOGH³6R- lidaridad” elaborado en octubre de 1981 (Programa 16== ORGHVPLHQWH$ORODUJRGHODVSiJLQDV que componen el documento no se encuentra una sola YH]ODSDODEUD³FDSLWDOLVPR´1LVLTXLHUDHUDXQDPD- niobra para burlar a la censura. Tampoco hay una pala- bra o término donde el “capitalismo” aparezca disfraza- do o encubierto. Existen pocas menciones al “mercado” SHURQXQFDDFRPSDxDGRGHODGMHWLYR³OLEUH´ 6LQHP- bargo, en todo momento el mercado es descrito como una medida suplementaria destinada a formar parte del marco de una economía des-alienada y controlada so- cialmente. Lo mismo vale para el lugar común de la retorica capitalista neoliberal: la propiedad privada y la privatización. La palabra “privado” (o cualquiera de sus DFHSFLRQHV DSDUHFHHQHOGRFXPHQWRVRODPHQWHFXDWUR YHFHV\HQGRVRFDVLRQHVUH¿HUHDODUHDOLGDGGHODVHP- SUHVDVSULYDGDV1RH[LVWHPHQFLyQDXQWLSRSDUWLFXODU de privatización de la propiedad pública o estatal. De hecho, el programa exige lo contrario. El terminó que HVXVDGRHQODPD\RUtDGHODVYHFHVFRQWpFDVRV es el de “social” en todas sus formas y combinaciones: justicia social, bienestar social, protestas sociales, mo- vimiento social, renacimiento social, iniciativa social, costos sociales de las reformas económicas, y el más importante ya que alude a la cuestión de la economía política: empresa social, control social de la economía y la exigencia comunista SDU H[FHOOHQFH: propiedad común o social sobre los medios de producción. Este SXQWRHVGHLPSRUWDQFLDFDSLWDO³6ROLGDULGDG´VHGLULJH al Partido Comunista con la exigencia de la “real so- cialización sobre el control de la economía”, donde el partido recibe su propio mensaje en una inversión (Ma- MPXUHN0LNXUGD\6RZD El tránsito de esta actitud para nada pro-capitalista hacia una neoliberal recalcitrante ocurrió en dos etapas. La primera de ellas fue la “Ley Marcial” implantada METAPOLÍTICA núm. 80, enero - marzo de 2013
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HQ/LWHUDOPHQWHDSODVWyD³6ROLGDULGDG´&RQORV tanques en las calles y los líderes opositores en prisión, ³6ROLGDULGDG´SHUGLyVXLPSXOVR\QXQFDORJUyUHFXSH- rarse del golpe propinado por el puño militar. En este sentido, la “Ley Marcial” cumplió su propósito. Además D¿UPDUtDTXH3RORQLDHVWDED\GHKDEHUVHFXPSOLGRHQ los albores de la década de los ochenta en la ruta hacia una revolución que reformaría drásticamente las relacio- nes de poder y el paisaje ideológico en Europa. Exagera- ríamos si dijésemos que suprimiría el dominio global del capital, pero no hubiera permitido el triunfo tan despia- GDGRGHORVQRYHQWD\GHODSURFODPDGHO³¿QGHODKLV- WRULD´GH)UDQFLV)XNX\DPD(OSDUWLGRHUDFRQVFLHQWH GHODIXHU]DGH³6ROLGDULGDG´VREUHWRGRGHVSXpVGHORV eventos de marzo de 1981, cuando el sindicato convocó a los 10 millones de miembros a una huelga general y paralizó al país completo -y digo completo en su senti- do literal: cada empresa individual y compañía. La “Ley Marcial” era lo único que restaba por hacer: colapsando DOPRYLPLHQWRSRSXODUGH³6ROLGDULGDG´LUyQLFDPHQWH se contribuía a los intereses del capital, ya que se elimi- naba una alternativa fuerte y viable. La segunda etapa del tránsito de la revolución so- FLDOKDFLDODSULYDWL]DFLyQIXHUHDOL]DGDKDFLD¿QDOHVGH ORVDxRVRFKHQWD³6ROLGDULGDG´UHDSDUHFLyGHVSXpVGHO ³(VWDGRGHH[FHSFLyQ´SHUR\DHUDRWUR(VWDEDLQÀXLGR por los intelectuales y por otras élites sociales. Las ideas liberales no eran muy populares entre los trabajadores, pero tenían un considerable peso entre los intelectua- les, especialmente de la ciudad de Cracovia (otra vez: podemos ver como el intento estalinista de colapsar el carácter burgués de la ciudad había fracasado comple- WDPHQWH )XHGHVGHDOOtGRQGHXQJUXSRGHRSRVLWRUHV comenzó a propagar la ideas de Milton Friedman y de )ULHGULFK YRQ +D\HN 6X OtGHU HO ¿OyVRIR 0LURVáDZ ']LHOVNL PXULy DQWHV GHO FRODSVR GH OD 8566 SHUR RWURVFRPR7DGHXV]6\U\MF]\N\5\V]DUG/HJXWNROOH- garon a ser miembros del gabinete y/o del parlamento. Otro centro liberal muy importante se formó, a me- GLDGRVGHORVRFKHQWDHQODFLXGDGGH*GDQVNHQHOQRU- te de Polonia. Entre sus miembros más destacados se HQFXHQWUD'RQDOG7XVNSULPHUPLQLVWURDFWXDOGH3R- ORQLD -DQXV]/HZDQGRZVNLPLQLVWURUHVSRQVDEOHGHO proceso de privatización en los noventa y actualmente PLHPEURGHO3DUODPHQWRHXURSHR \-DQ.U]\V]WRI%LH- OHFNLSULPHUPLQLVWURHQ\DOWRIXQFLRQDULRHQWUH \GHO%DQFR(XURSHRSDUDOD5HFRQVWUXFFLyQ \HO'HVDUUROOR /DDFWLYLGDGGHHVDV¿JXUDVQRHVOD ~QLFDFDXVDGHOWULXQIRGH¿QLWLYRGHOQHROLEHUDOLVPRHQ Polonia. Lo que abrió paso a dicho triunfo fue el cambio HQHOVHQRGHO3DUWLGR&RPXQLVWD6RORODVLPXOWDQHLGDG METAPOLÍTICA núm. 80, enero - marzo de 2013
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de estos procesos -consolidación de la derecha neolibe- ral opositora en los noventa y el giro liberal dentro del Partido- catapultó la perspectiva, fuera del Estado leni- nista, hacia un pasaje más justo e igualitario. 62%5($48(//2668-(726 //$0$'26&2081,67$6
En retrospectiva, en la historia del bloque soviético es posible preguntarse cómo un sistema tan feroz fue so- portado por una parte considerable de la población. A pesar de cómo fue presentada por los derechistas pola- cos, las actitudes populares hacia las ideas económicas, sociales y políticas de los bolcheviques estaban lejos de generar críticas unánimes. Esto es verdad en los años SRVWHULRUHVDOD6HJXQGD*XHUUD0XQGLDO$XQTXHOD6H- JXQGD5HS~EOLFDGH3RORQLDVHFUHyHQ\IXHFRQ- TXLVWDGDSRU+LWOHU\6WDOLQHQHVDFWXDOPHQWHLGHD- lizada y considerada a ser un estado ideal. Con el golpe de Estado (anti-semita, nacionalista, atrasado, clerical \ DQWLGHPRFUiWLFR GH 3LáVXGVNL HQ OD 6HJXQGD 5HS~EOLFDFRQVLJXLyXQQ~PHURFUHFLHQWHGHRSRVLWRUHV El esfuerzo de industrialización realizado por las nuevas autoridades después de la guerra fue concebido como un intento de romper con la condición de Estado agrario periférico en el cual se encontraba atrapado el país desde HOVLJOR;9,$QGHUVRQ%UDXGHO:DOOHUV- WHLQD /RFRQVLJXLyUHPRGHODQGRSURIXQGDPHQWH la realidad social al proveer electricidad, carreteras, es- cuelas, industria y emancipación social en algunas de las zonas más atrasadas de Europa. /D VLWXDFLyQ FDPELy GUiVWLFDPHQWH GHVSXpV GHO ;; &RQJUHVRGHO3DUWLGR&RPXQLVWDGHOD8QLyQ6RYLpWLFDHQ FXDQGR1LNLWD-UXVKFKRYGHQXQFLyORVFUtPHQHVGH 6WDOLQ $XQTXH VX IDPRVR GLVFXUVR ³2Q WKH 3HUVRQDOLW\ Cult and its Consequences” dictado en sesión secreta, sus transcripciones y traducciones penetraron inmediatamente HQHOEORTXHVRYLpWLFR6XVFRSLDVPLPHRJUD¿DGDVIXHURQ vendidas tanto en las zonas rurales como en los mercados GHODVFLXGDGHVGHWRGD3RORQLD3ULQFLSDOPHQWH-UXVKFKRY DSXQWDEDFRQWUD6WDOLQSXHVHUDRGLDGRDFDXVDGHODVP~O- tiples humillaciones que había experimentado durante la pSRFD GH 6WDOLQ 6X PRWLYDFLyQ LGHROyJLFD HUD DFHUFDU D OD8QLyQ6RYLpWLFDDODYLVLyQRULJLQDOGH/HQLQSURIXQGD- PHQWHGLVWRUVLRQDGDSRU6WDOLQ7DXEPDQ 6LQHP- bargo, su discurso fuertemente anti-estalinista sacudió todo HOHGL¿FLRGHO(VWDGROHQLQLVWD'HVSXpVGHVHUHTXLULy cierta dosis de cinismo y una fuerte convicción de que los ¿QHVMXVWL¿FDQORVPHGLRV(VWHWUDXPDLGHROyJLFRSURYRFy RODVGHGHVFRQWHQWRVRFLDOHQWRGRHOEORTXH6XPiVFR- QRFLGDUHSUHVHQWDFLyQVLPEyOLFDHVHODWDTXHDOD¿JXUDGH 6WDOLQHQ%XGDSHVWHQ
UN GIRO INESPERADO DE LA IDEOLOGÍA
'H¿QLWLYDPHQWHIXHHOSXQWRGHTXLHEUDTXH PDUFDHOLQLFLRGHODSpUGLGDGHFRQ¿DQ]DHQHOSUR\HF- to soviético. El régimen comienza a perder legitimi- GDGSHURVLJXHFRQSRGHUVX¿FLHQWHSDUDPDQWHQHUVH hasta los años ochenta, década que marca un cambio de la situación. A la crisis económica en los primeros años ochenta, le siguieron protestas violentas que le costaron mucho a los soviéticos, tanto en lo económi- co como en lo simbólico, como lo fue el fracaso ruso en Afganistán. Esto convenció al gobierno y no sólo a la oposición de que “el momento para un cambio de régimen” había llegado. Y fue la evolución ideológica en el interior de las partes, la que suministró la condi- FLyQ¿QDOSDUDODWUDQVIRUPDFLyQQHROLEHUDOGHOEORTXH soviético en los inicios de la década de los noventa. (VWHFDPELRGHDFWLWXGVHUHÀHMyHQXQDWUDQVIRUPD- ción radical hacia el modelo económico liberal implanta- do en Polonia aún bajo el gobierno del Partido Comunista en la segunda mitad de los años ochenta. El lema para DSR\DUHOFDPELRHUD³£6RFLDOLVPR6t£\HUURVQR´6LQ embargo, no tenía nada que ver con las ideas socialistas. Lo que en la historia de la transformación en Polonia se soslaya es el hecho de que fue que el primer cambio eco- nómico impuesto en el país hacia la senda del desarro- OORFDSLWDOLVWDHIHFWXDGRD¿QDOHVGHODpSRFDVRYLpWLFD HQWUH\8UEDĔVNL 8QFDPELRTXHIXH acompañado por la liberalización de los precios, el aban- dono del control central de la economía, la creación del sistema legal para las empresas privadas, el cambio de la UHJXODFLyQEDQFDULDSDUDFUHDUXQPHUFDGR¿QDQFLHUROD reforma de la ley de impuestos y una decena de peque- xDVPRGL¿FDFLRQHVOHJDOHV,UyQLFDPHQWHIXHHO3DUWLGR Marxista quien llevó a Polonia al Fondo Monetario Inter- QDFLRQDO6LQHVWHFDPELRHVWUXFWXUDOHQHO(VWDGR\HQVXV expresiones legales -implantado a través de su aparato re- presivo-, la transformación en el sistema no hubiera sido posible. En modo indirecto, esto expresa una de las prin- FLSDOHVWHVLVGH:DFTXDQW DFHUFDGHODVSUiFWLFDV neoliberales en la máquina estatal. Es importante subrayar que el Estado socialista no sólo se retiró para permitir el desarrollo autónomo de la sociedad en medio de una eco- nomía de mercado, sino que el Estado generó la economía de mercado sobre los escombros de la economía social de SODQL¿FDFLyQFHQWUDOL]DGD /RV PLHPEURV GHO SDUWLGR LQFOXVR ORV R¿FLDOHV GH alto rango, se convirtieron en empresarios a través de OD UHHVWUXFWXUDFLyQ GH ODV HPSUHVDV HVWDWDOHV -DGZLJD 6WDQLV]NLV GHPRVWUy TXH HO SRU FLHQ- to de la élite del partido en la década de los ochenta se volvió empresaria en la década sucesivas. Este proceso crucial tiene que ser comparado con los cambios que es-
I SOCIEDAD ABIERTA
Ciudadanos húngaros reunidos alrededor de la cabeza del derroca- GRPRQXPHQWRGH6WDOLQHQ%XGDSHVWRWRxRGH
taban teniendo lugar dentro de la oposición. Como ya IXHPHQFLRQDGRORTXHVHOODPy³6ROLGDULGDG´GHVH- gunda generación, opuesta a la “Primera generación” de 1980-1981, poseía un ala liberal muy fuerte. El cambio pro-mercado y pro-capitalista dentro del partido creó un terreno común para el fomento de elementos pro-capita- listas en el interior de la oposición. Al observar que los burócratas se convertían en empresarios, los opositores no querían quedarse atrás. Al mismo tiempo, y es fun- damental para explicar la recepción de la agenda neoli- beral en el antiguo bloque soviético, \DQRH[LVWtDQPiV socialistas o comunistas con ideales dentro del partido. De ahí que sólo el ala derecha de la oposición pudo encontrar un interlocutor y compañero del otro lado del nuevo régimen. Aquellos que todavía creían en el pro- JUDPDVRFLDO\RULJLQDOGH³6ROLGDULGDG´IXHURQDLVODGRV y tachados de “extremistas”, “utopistas”, “criptocomu- nistas” o “anarco-sindicalistas” por sus compañeros. En este contexto, no debe sorprendernos por qué “los nuevos gobiernos democráticos de Polonia, Checoslo- vaquia y Hungría rechazaron explícitamente la idea del experimento de una ‘tercera vía’ entre el capitalismo y el socialismo estatal, avizorando reproducir las institucio- QHVHFRQyPLFDVGH(XURSD2FFLGHQWDO´6DFKV El cambio dentro del partido no fue posible sin la participación externa. Los países occidentales, espe- cialmente Estados Unidos, realizaron un gran esfuerzo en la selección de los individuos más activos de la élite del bloque soviético y “los educaron” en la GR[Dneo- liberal. Esto sucedió por medio de diversos tipos de becas, programas, prácticas profesionales o pasantías. Un ejemplo del burócrata del partido que llegó a ser XQOtGHUQHROLEHUDOHV/HV]HN%DOFHURZLF]VHFUHWDULR GH¿QDQ]DVGXUDQWHHOSULPHUJRELHUQRGH3RORQLDGHV- SXpV GH %DOFHURZLF] OOHJy DO SDUWLGR HQ METAPOLÍTICA núm. 80, enero - marzo de 2013
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SOCIEDAD ABIERTA I JAN SOWA
exactamente un año después de la purga anti-semita TXHKL]RTXHLQWHOHFWXDOHVFRPR=\JPXQW%DXPDQR /HV]HN .RáDNRZVNL WXYLHUDQ TXH DEDQGRQDU HO SDtV %DOFHURZLF]VHDVRFLyFHUFDQDPHQWHFRQHOJRELHUQR +DFLD¿QDOHVGHORVVHWHQWD\SULQFLSLRVGHORVRFKHQ- WD WUDEDMy HQ HO ,QVWLWXWR SDUD ORV 3UREOHPDV %iVLFRV del Marxismo-Leninismo y fue el principal asesor del secretario de economía. Durante ese periodo, pasó mucho tiempo en el extranjero. Obtuvo una maestría HQ$GPLQLVWUDFLyQ\'LUHFFLyQGH(PSUHVDVHQOD6W -RKQ¶V8QLYHUVLW\GH1XHYD
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