“Tradición retórica e Historiografía clásica en la España defendida, de Francisco de Quevedo (con un enfoque comparativo respecto a la Vida de Marco Bruto)”
Descripción
Humanismo y pervivencia en el Mundo Clásico, V. 5 (2015), PAG-PAG.
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José M ª Maestre Maestre - Sandra I. Ramos Maldonado Manuel A. Díaz Gito - Mª Violeta Pérez Custodio Bartolomé Pozuelo Calero - Antonio Serrano Cueto (eds.)
HUMANISMO Y PERVIVENCIA DEL MUNDO CLÁSICO HOMENAJE AL PROFESOR JUAN GIL V.3
ALCAÑIZ - MADRID 2015
Humanismo y Pervivencia del Mundo Clásico V. Homenaje al profesor Juan Gil / José María Maestre Maestre, Sandra Inés Ramos Maldonado, Manuel Antonio Díaz Gito, María Violeta Pérez Custodio, Bartolomé Pozuelo Calero, Antonio Serrano Cueto, eds.- Alcañiz: Instituto de Estudios Humanísticos; Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas; Cádiz: Universidad, Editorial UCA; Cáceres: Universidad de Extremadura, Servicio de Publicaciones; León: Universidad, Servicio de Publicaciones; Zaragoza: Universidad, Servicio de Publicaciones; Teruel: Instituto de Estudios Turolenses, 2015. 5 vols.; 24 cms. ISBN Obra completa: 978-84-00-09965-7 eISBN Obra completa: 978-84-00-09968-8 1. Humanismo- Influencia Clásica- España. 2. Literatura Renacentista Española- Influencia Clásica. 3. Gil, Juan- Homenajes. I. Maestre Maestre, José María, ed. II. Ramos Maldonado, Sandra Inés, ed. III. Díaz Gito, Manuel Antonio, ed. IV. Pérez Custodio, María Violeta, ed. V. Pozuelo Calero, Bartolomé, ed. VI. Serrano Cueto, Antonio, ed. VII. Instituto de Estudios Humanísticos, ed. VIII. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ed. IX. Universidad de Cádiz, Editorial UCA, ed. X. Universidad de Extremadura, Servicio de Publicaciones, ed. XI. Universidad de León, Servicio de Publicaciones, ed. XII. Universidad de Zaragoza, Servicio de Publicaciones, ed. XIII. Instituto de Estudios Turolenses, ed. XIV. Título. OTRAS ENTIDADES COEDITORAS Y PATROCINADORAS
La publicación de esta obra se ha llevado a cabo también gracias al Proyecto de Investigación de la DGICYT: FFI2012-31097. © INSTITUTO DE ESTUDIOS HUMANISTICOS y CSIC Coordinación editorial de la obra completa: Sandra I. Ramos Maldonado Portada y diseño: Olga Ramos Maldonado Ilustración de cubierta: Joaquín Escuder Viruete Coordinación editorial y premaquetación del Vol. III: María Violeta Pérez Custodio Maquetación del Vol. III: Jesús Serrano Cueto ISBN Obra completa: 978-84-00-09965-7 eISBN Obra completa: 978-84-00-09968-8 ISBN Vol. III: 978-84-00-09979-4 eISBN Vol. III: 978-84-00-09980-0 NIPO: 723-15-119-2 eNIPO: 723-15-120-5 D.L. Vol. III: M-29402-2015 Imprime: Imprenta Kadmos (Salamanca)
Humanismo y pervivencia del Mundo Clásico, V. 3 (2015), 1615-1635
Tradición retórica e Historiografía clásica en la España defendida, de Francisco de Quevedo
(con un enfoque comparativo respecto a la Vida de Marco Bruto) Francisco Javier Escobar Borrego Universidad de Sevilla
Resumen: El presente trabajo ofrece un análisis de la España defendida, de Francisco de Quevedo desde la perspectiva de la Tradición retórica. Testimonios como las Diatribaí de Epicteto, las Epístolas a Lucilio de Séneca, el corpus de controversias y suasorias de Séneca el Viejo o la Institutio oratoria de Quintiliano son referentes a tener en cuenta en aras de estudiar dicha pervivencia. En el contexto trazado, en paralelo a la identificación de fuentes grecolatinas, se atiende, de forma específica, a la vigencia de la Historiografía antigua. Para ello se toma en consideración los modelos de Tucídides, Tito Livio, Floro y Tácito, fundamentalmente. Tal praxis discursiva se contextualiza en el maridaje existente, en lo que atañe al horizonte de referentes clásicos, entre Retórica e Historia. Dadas las analogías perceptibles en la España defendida y el Marco Bruto, en consonancia con el Humanismo cristiano, se plantea, por último, un enfoque comparativo al hilo de la indagación propuesta. Este proceder vincula dos etapas distintas –aunque con palmarios puntos de encuentro– de la trayectoria profesional de Quevedo. Palabras clave: Francisco de Quevedo. España defendida. Tradición retórica. Humanismo cristiano. Fuentes clásicas. Abstract: The present paper offers an analysis of España Defendida by Francisco de Quevedo from the perspective of the Rhetorical Tradition. The Diatribaí by Epictet, the Moral Letters to Lucilius by Seneca, the Corpus of Controversies and Suasories by Seneca the Elder or the Institutio Oratoria by Quintilian are the main reference points to be studied here. In this background the influence of ancient Historiography (Thucydides, Livy, Florus and Tacitus) is especifically analized in order to stablish the relationship between Rhetoric and History. Similarities between España defendida and Marco Bruto in the context of Christian 1615
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Humanism are also highlighted, since they connect two separate critical stages in Quevedo’s professional career. Keywords: Francisco de Quevedo. España defendida. Rhetorical Tradition. Christian Humanism. Classic Sources.
A tenor de los variados testimonios que jalonan la trayectoria profesional de Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) resulta perceptible su voluntad de forjar una imagen de sí mismo como erudito.1 En mayor medida, si cabe, este hecho puede comprobarse, con especial intensidad, en su etapa de juventud. Durante este período, Quevedo realiza, entre otras obras, su España defendida, con data de 1609 y dedicatoria a Felipe III, que debió experimentar un proceso de redacción prolongado hasta 1614.2 En este proyecto inconcluso –como muestra su final truncado–, con enmiendas y variantes redaccionales fruto de una labor compositiva in fieri, el poeta madrileño exhibe su fértil erudición e ideología político-religiosa en aras de defender su patria en diferentes planos y niveles. En este sentido, la apología de España, frente a la opinión adversa de los extranjeros, se sustenta sobre un género cultivado por otros hombres de letras de la época, según sucede con Pellicer.3 Como resultado, hace gala Quevedo de una exaltación nacionalista con el propósito de contrarrestar la invectiva de prestigiosos humanistas foráneos, a la vez que llamaba su atención y competía con ellos. Estos son el geógrafo Gerardo Mercator y su Menor Atlante, José Justo Escalígero con su Cronicón de Eusebio y Marc Antoine Muret, autor de una edición comentada de Catulo: Catullus, et in eum commentarius (1558). En calidad de polemista, censura, asimismo, a sabios españoles, como el jesuita Luis de la Cerda por sus Commentaria in omnia opera Publii Virgilii Maronis (1617). En este caso, lo reprende por seguir a Julio César Escalígero en el juicio de que Virgilio era poeta de mayor fuste y aliento que Homero.4 1 Para el perfil erudito de Quevedo, véase López Poza (1999) y Roncero (2007). En cuanto al itinerario vital y profesional del humanista en una mirada de conjunto, cf. Jauralde (1998). 2 Según Roncero (1999a: 199). Sobre la España defendida –custodiada en un manuscrito autógrafo de la Real Academia de la Historia con la signatura 12-5-4-4-76–, Roncero (1997: 222-234, con edición parcial del capítulo cuarto; 1998, 1999a, 1999b, 2002) y Jauralde (1997). Un compendio de las directrices analíticas aplicadas a la España defendida ofrece Roncero en los capítulos I-III de 1999b: 13-119, así como en 1999c. Citaremos los textos quevedianos por la edición de Buendía (1990). 3 Arredondo (2000). 4 Roncero (1999a: 202).
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Deseaba contraer lazos, en efecto, el joven Quevedo, admirador del humanista belga Justo Lipsio (1547-1606),5 con una tradición patrióticoliteraria que se remontaba a señeros referentes de la Antigüedad; entre ellos, Calino de Éfeso (Fr. 1D) y, a imitación de este, Horacio (“ dulce et decorum est pro patria mori”, Carm. III, 2, 13), así como Catón y su ideal del pugna pro patria, aunque ello ocasionase inexorablemente dolor y sufrimiento para el individuo, al decir del humanista en las Migajas sentenciosas: “El amor a la patria siempre daña a la persona”.6 El tema acusará su tratamiento en autoridades españolas como Fernando de Herrera en las Anotaciones a Garcilaso (1580), en su defensa patriótica frente al acerado y acerbo juicio de Paulo Giovio.7 Quevedo, por su parte, en el capítulo cuarto, alaba las excelencias de los autores españoles elevados a la altura de los canónicos de la Antigüedad clásica. Bajo la apariencia de un mero discurso apologético, vinculado a las laudes Hispaniae en el De Adserenda Hispanorum Eruditione (1553) de García Matamoros, Quevedo concibe una obra erudita con el designio de ensalzar las cualidades de su nación; entre ellas merecen un lugar privilegiado, claro está, los hombres de letras. Sin embargo, la naturaleza genérica de la España defendida se muestra más compleja de lo que a primera vista pudiera parecer. Quevedo alude al texto mismo, en un apunte metadiscursivo, como una suerte de “memorias”.8 Ello conlleva una consciente indagación del pasado histórico de su patria y de sus personajes dignos de recuerdo, como refiere en Migajas sentenciosas: “Las historias son retratos verdaderos de los siglos y de los hombres”.9 Evoca, por tanto, la tradición de hechos y protagonistas merecedores de encomio en la línea del De dictis factisque memorabilibus Libri XI ad Tiberium Caesarem Augustum o Dictorum ac factorum magis memorabilium, de Valerio Máximo y las Cosas memorables de Gaudencio Merula hasta llegar a otros hitos vernáculos como los Claros varones de España de Hernando del Pulgar o las Generaciones y semblanzas de Pérez de Guzmán. Junto a esta concepción ciceroniana de la Historia como magistra vitae –con el pertinente recobro de gestas preclaras–, la caracterización genérica de la España defendida se relaciona, en diversos horizontes, con la tradición retórica.10 El mismo tema, la alabanza de las 5 En lo que atañe a la influencia del humanista belga en nuestro autor, véase Schwartz (2000). 6 Ed. cit., p. 1243. 7 En relación a la lectura de Herrera por Quevedo en el marco de la polémica literaria, Komanecky (1975). 8 Ed. cit., p. 549. 9 Ed. cit., p. 1203. 10 Entre la amplia bibliografía sobre la presencia de recursos retóricos en la obra de Quevedo destacamos: López Grigera (1998), Veloso (2002) y especialmente los trabajos de Azaustre, como el realizado en el 2005. Para la España defendida: Escobar (2012, 2013).
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cualidades de España, es objeto de un contrafactum en La Fortuna con seso y la Hora de todos, donde se describe, desde el exorno retórico, la nación reducida a ruinas.11 En la España defendida, la Retórica de Aristóteles dejó su huella gracias a un fragmento referido a la virtud, motivo grato, a la par, al ideal estoico. El texto exhibe analogías con las anotaciones de Quevedo en su ejemplar de esta obra. Puntualiza nuestro autor en la España defendida: “Como dijo Aristóteles idea in antiquis nobilitas, quia in antiquis antiqua fuit virtus, ‘por eso hay en los antiguos nobleza, porque es antigua en los antiguos la virtud’, por eso mismo hay propia, no mendigada nobleza en España, porque hubo antiguos españoles en quien la virtud lo fue, que, cuando los godos vinieron a España, gente había española valerosa y noble, a la cual trujeron trabajo y guerra, y no virtud y nobleza, aquellas gentes sobradas, mezclando con nuestra santa y valerosa simplicidad sus robos y tiranías. Calamidad han sido en España godos y cartagineses. No fueron gloria ni nobleza suya”.12 Se observan, junto a esta, varias menciones en la España defendida, a modo de metadiscurso, que delinean la perspectiva compositiva señalada. Quevedo alude así, al hilo del texto, a la derivatio y la argumentación inductiva del locus a minore ad maius: “de dos o tres particulares ejemplos en hacer proposición general”.13 El recurso resulta grato al humanista si lo cotejamos con sus escolios al ejemplar anotado de la Retórica de Aristóteles, ya que en este pueden localizarse reflexiones suyas sobre conceptos como representación (III, 11), elusión (III, 11) o entimema (III, 17).14 En consonancia con este uso retórico, son varios los referentes al alcance de Quevedo en la forja compositiva de la España defendida, cuestión a la que vamos a dedicar las páginas siguientes. Estos son Epicteto y su recepción en las cartas de Séneca, en el marco estoico, las controversias y suasorias a partir del corpus transmitido por Séneca el Viejo y, en un eslabón concomitante, 11
Para un conocimiento cabal de esta obra, véase el estudio y edición de Schwartz (2003). Nos referimos al siguiente texto (p. 743): “España, cuya gente en los peligros siempre fue pródiga del alma, ansiosa de morir, impaciente de mucha edad, despreciadora de la vejez, cuando con incomparable valentía se armó en su total ruina y vencimiento y, poca ceniza derramada, se convocó en rayo y de cadáver se animó en portento, […]”. 12 Ed. cit., p. 499. En las anotaciones quevedianas sobre la virtud señaladas por López Grigera (1998: 151) puede leerse: “* Noble / El que desciende de nobles. * Generoso / El que continúa la virtud de sus ascendientes, y no degenera en ellos en sus costumbres. Y no solamente son cosas diferentes generoso y noble, sino tan diferentes que pocas veces se juntan.”. 13 Ed. cit., pp. 558 y 560. 14 López Grigera (1998: 167 y 168). Para el entimema y el silogismo, Quintiliano (V, 14, 24-25). 1618
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Quintiliano, con lugares coincidentes respecto a la Retórica de Aristóteles.15 Pasemos a abordar, en primer lugar, la influencia de Epicteto y Séneca en Quevedo.
Epicteto, las Cartas a Lucilio y el recurso de la διάλεξις en la España defendida: una práctica de sesgo estoico con culminación en el Marco Bruto En la España defendida, la técnica que emplea Quevedo a partir de un diálogo ficticio recupera un procedimiento retórico-filosófico griego que arranca de la tradición sofística: la . Esta se concebía como práctica basada en la disertación conversacional, el razonamiento crítico y la disputa dialéctica. De hecho, el vocablo (‘conversación filosófica’), de donde surgen las (Disertaciones) de Epicteto o una directriz notable en el pensamiento del cínico Bión de Borístenes, goza de su correlato sinonímico en el término .16 Bien conocido es el tono vehemente y agresivo de la cínica, con huellas en Séneca, y que, en cierta medida, recuerda la actitud de Quevedo en la España defendida. Se trata, en síntesis, de una declamación por parte de un filósofo ante un auditorio con el propósito de divulgar, mediante la propaganda y la retórica de la ostentación, una doctrina. Este recurso, según el cual una única voz se interrumpe a sí misma aduciendo la tesis opuesta por un interlocutor, fue manejado por dos referentes asimilados por Quevedo, de mayor peso en su obra que la tradición sofística: Epicteto, por un lado –partiendo de la práctica socrática–, y, de otro, Séneca, avezado en las , en sus Epístolas a Lucilio. Ambas autoridades vendrán de la mano en buena parte de los textos quevedianos. A la vista de un examen detenido de la influencia de Epicteto en el corpus quevediano,17 no sorprende, de entrada, la asimilación por parte del humanista madrileño de las bases retóricas ofrecidas por el filósofo. En la España defendida, el recurso con el que el humanista apela a su interlocutor 15 De esta fuente le interesa al humanista, en particular, la interacción planteada por Quintiliano entre ars retórica e Historiografía, disciplina esta última imprescindible para el orador pero necesitada, a su entender, de revisión crítica. Apuntamos en estas páginas la pervivencia de Quintiliano, si bien le dedicamos un estudio específico en otro lugar (Escobar: 2012). 16 Un análisis circunscrito a esta cuestión terminológica y al contexto declamatorio ofrece Giner (1992). El DRAE brinda, por otra parte, una definición del vocablo diatriba: “(Del lat. diatrĭba, y este del gr. .). f. Discurso o escrito violento e injurioso contra personas o cosas”. 17 Sabemos que Epicteto fue un autor traducido por Quevedo, al que accedió por el epítome de su discípulo Arriano, teniendo en cuenta la traslación del Brocense. Para los mecanismos de traslación aplicados por Quevedo al texto de Epicteto, véase López Eire
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–aunque desde una perspectiva monológica– recuerda el “conversar con nosotros mismos” (“ ”) o “conversar tú contigo mismo” (“ ”) de las (III, 13, 7 y IV, 9, 13), motivo que dejó su impronta en Séneca, bien en las cartas a Lucilio o en el De ira, III, (1982). El preclaro filósofo compuso cuatro libros que conforman las Diatribaí. Arriano, por su parte, oyente en Nicópolis de las declamaciones del pensador estoico, las compiló. En este contexto, ofrece, como reflejo de su asimilación de la doctrina del maestro, un resumen de la misma en el Encheirídion o Manual. Tal transmisión del saber del maestro la evoca Quevedo en su texto de sesgo teológico y ético-político La caída para levantarse, el ciego para dar vista, el montante de la Iglesia en la vida de San Pablo Apóstol (ed. cit., p. 1670). Ahora bien, en un lugar señero de esta vigencia, cabe referir, en particular, la Doctrina de Epicteto puesta en español con consonantes, inserta en su Epicteto y Focílides en Español con consonantes. Con el origen de los estoicos, y su defensa contra Plutarco, y la defensa de Epicuro contra la común opinión (1635). A dicha obra alude Quevedo en otros testimonios suyos en calidad de relaciones intratextuales. Sucede en Contra las cuatro fantasmas de la vida, con motivo de que el doctor Manuel Serrano del Castillo ha leído su visión de Epicteto (ed. cit., p. 1424), y en Providencia de Dios padecida de los que la niegan y gozada de los que la confiesan, en este marco remitiéndose a sí mismo a modo de autoridad (ed. cit., p. 1543). Sea como fuere, en la Doctrina de Epicteto puesta en español con consonantes rememora, en la dedicatoria a Juan de Herrera, a tenor de la frase lapidaria “Enseña a sufrir y a abstenerse …”, el binomio de Epicteto “ , ” (‘[contempla] cómo soporto, cómo me abstengo’, IV, 8, 20). Su formulación más difundida, el sustine et abstine, recordado en las Meditaciones de Marco Aurelio (V, 33, 6) y en San Agustín (Serm. 38), se halla en un fragmento de Epicteto (“ et ”, ‘soporta y abstente’) recuperado por Quevedo en la Defensa de Epicuro (ed. cit., p. 1096). En la Razón de la Traducción comenta nuestro humanista que trabajó con fuentes heterogéneas: el texto griego, las traslaciones del Brocense –esta revestida de argumentos y escolios– y de Gonzalo Correas, y de varias versiones de Epicteto en latín y en francés, junto a la italiana adjunta al Manual con el comentario de Simplicio (Blecua 1981: 489). El filósofo estoico dejó, además, su traza en otros hitos quevedianos. Entre ellos sobresalen los primeros capítulos de La Cuna y la Sepultura (1634), donde recomienda Quevedo la Doctrina de Epicteto y los escritos de Séneca en armonía con los Sapienciales de Salomón y los libros de Job (ed. cit., p. 1346), así como en Lo que pretendió el Espíritu Santo con el Libro de la Sabiduría y el Método con que lo consigue (ed. cit., pp. 1470-1471). Análogamente, en la traducción-paráfrasis Constancia y Paciencia del Santo Job, vuelve a sugerir la lectura de Epicteto y Séneca, al igual que aparecen ambos autores en Virtud militante contra las cuatro pestes del mundo y cuatro fantasmas de la vida (ed. cit., p. 1494 y 1394). Una estampa similar adquiere el perfil de Epicteto en el Nombre, origen, intento, recomendación y descendencia de la doctrina estoica (1635). Entraña la memoria, en este contexto filosófico, tanto de la etiología denominativa de estoico como de la Manuducción (Manuductio ad Stoicam Philosophiam) de su maestro Lipsio (ed. cit., pp. 1084 y 1092); otras alusiones rezan en pp. 1086-1087, 1089, 1091. De modo parejo, el leitmotiv de “cógelos la Hora”, en La Fortuna con Seso y la Hora de Todos. Fantasía moral, evoca un celebrado pasaje de las de Epicteto cuando transmite a su interlocutor que si, en una situación inesperada, le sorprendiese la muerte, sería preferible estar llevando a cabo, en ese momento, alguna actividad: “ , , […]” (IV, 10, 11); ed. cit., p. 615. 1620
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36, 10.18 Considera Epicteto que este es el medio de persuasión más eficaz y directo ante un auditorio (IV, 9, 13). A partir de esta atalaya, el revestimiento dramático y de discusión dialéctica, mantenido sobre un estado de exaltación a fin de rebatir a un contrincante, tiene su asidero en Epicteto (II, 24, 24; III, 5; III, 21, 6; IV, 6, 28) conforme a la naturaleza de las . En una voluntad mimética respecto a su modelo, Quevedo brinda la tesis antagónica –la de los sabios ignorantes– en contraposición a la que él sostiene, procedimiento habitual en el género retórico de las . El pensamiento de los sabios necios se equipara, en consecuencia, a la opinión común o lo que se suele manifestar mediante conjetura y apariencia (), a la manera del vulgo, en contraste con la verdad-realidad (). De hecho, se trata de un motivo frecuente en la España defendida en el que se decanta la voz argumentativa del humanista por la demostración de la veracidad a tenor de las “varias opiniones” aducidas. La perspectiva esgrimida queda atestiguada en diversos momentos de la obra: “mas sólo referiré las varias opiniones que en esto hay y las razones en que se fundan, esforzando por mejor la que más verdad mostrare”.19 No menos interés ostenta el motivo en el capítulo sexto en el que se aboga por la verdad atendida por el auditorio de mano de nuestro “humanistapredicador”. Acusa un desarrollo, mediante amplificatio, en sendos apuntes a la vista del “examen de la verdad”, elevándolo Quevedo a una categoría de enseñanza universal para las naciones: “Oigamos, pues, toda la verdad, y séanos, si no dulce, provechoso el desengaño”;20 y “Veránse así más claras las tinieblas con que la ciega Antigüedad ha persuadido tan mal fundadas presunciones a las gentes, y gócense todas las naciones en el examen de la verdad”.21 Cuando nuestro autor no está de acuerdo con alguno de estos pareceres lo indica, a la hora de establecer su refutatio, en giros como “No me Se localizan vestigios del interés de Quevedo por el filósofo estoico también en su correspondencia epistolar. Lo comprobamos en su carta CLXXXIX, en la que señala cómo le acompaña el pensamiento de Epicteto en su estancia en prisión, la misiva a Tamayo, con data del 12 de noviembre de 1612, en la que alude a Epicteto, o en Al excelentísimo señor Conde-duque (I, 11, 39). Subraya el humanista, en este escrito, siguiendo la doctrina del filósofo, que el instruido suele ser objeto de mofa para la mayoría de las personas. Es más, la descripción de Epicteto (“aquel pobre cojo y esclavo,”) aparece referida en el Discurso de todos los diablos o Infierno enmendado (ed. cit., pp. 529 y 240, respectivamente). 18 Entronca, asimismo, el motivo con San Agustín y Petrarca, lecturas también de Quevedo. 19 Ed. cit., p. 557. 20 Con un recuerdo horaciano, por añadidura, en lo que hace a la dualidad utile et dulce y prodesse et delectare. 21 Ed. cit., p. 589. 1621
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contenta este modo de dar luz a los libros”, “Lo que hay que dudar acerca desta opinión es que […]” o “Mas no lo creo yo sin más razón que decirlo”.22 La paradoja entre los portadores de la verdad y la mera opinión, entre los sabios (sapientes) y los estultos (stulti),23 halla acomodo cuando alude Epicteto a las paradojas de los filósofos (I, 25, 32-33)24 y en otros pasajes (es el caso de IV, 1, 125 ss.). Sobre esta distinción, Quevedo, en su voluntad de optar por una paradoja estoica, convierte a los eruditos extranjeros en necios ignorantes por haber postulado que España venía a ser tierra de bárbaros.25 El tema no es original tampoco de nuestro autor sino que responde a una paradoja codificada por Epicteto. Expresa, en concreto, el filósofo su deseo de no contar entre sus amigos con un sabio necio: “ ” (II, 15, 40).26 Junto a la pervivencia de Epicteto, sobresale la influencia, en el pensamiento quevediano, de las Epístolas a Lucilio de Séneca, heredero de las claves retóricas mencionadas.27 Para el discernimiento específico de la obra de Séneca continúa el madrileño la estela del pensamiento estoico predicado por su admirado maestro Lipsio, cuya edición suscitó su interés, como tenemos constancia por un intercambio de misivas.28 Séneca, conocedor, por otra parte, de la ,29 plantea la correspondencia entre epistula (‘carta’) y sermo (‘conversación’). Esta directriz contextualiza, por ende, el vituperio dirigido a un interlocutor-destinatario en un discurso dialógico-epistolar, técnica compositiva visible tanto en la España defendida como en la poesía 22
Ed. cit., pp. 558 y 559. Tan del gusto del humanista no sólo en esta obra sino también en la Vida de Marco Bruto (1644) y en las Migajas sentenciosas; ed. cit., p. 1124. 24 Con una variatio en IV, 1, 173-174. 25 El motivo presenta relación con la invectiva contra los sabios y los necios analizada por Schwartz (1987). 26 Por otra parte, la invectiva contra los estultos constituye un denominador común en la poesía satírica de Quevedo (musa Terpsícore) así como en la Pregmática de aranceles generales, el Origen y definición de la necedad o, con variaciones, en La cuna y la sepultura, en cuyo capítulo cuarto se adoctrina al “seso mal informado” haciéndole ver su ignorancia; ed. cit., pp. 75, 69 y 1343, respectivamente. 27 En lo que hace a la pervivencia de Séneca en Quevedo, véase: Rothe (1965), González de la Calle (1965: 305-340), Ettinghausen (1972), Gendreau (1977: 153-169, 353-360) y Blüher (1984: 427-486). De manera específica, en La Cuna y la Sepultura (1634), el mismo título quevediano recuerda varias sentencias senecanas contenidas en las cartas a Lucilio. Presentan estas una naturaleza de aforismos diatríbicos: “cui nasci contigit, mori restat” (99, 8) o “ inpares nascimur, pares morimur” (91, 16), en una suerte de fulmen in clausula. El motivo lo desarrolla el filósofo cordobés en otros textos: Ep. 47, 10; 95, 50; Ben. III, 28, 1-2. 28 Contextualizado cronológicamente en el período de composición de la España defendida. 29 Con las implicaciones consabidas para con Epicteto. 23
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quevediana.30 Al tiempo, presenta vínculos con los memoriales de Quevedo por su cariz epistolar en el marco de un tratado relacionado con España y mediando, de soslayo, una controversia o pleito. Se trata, como se sabe, de unos memoriales en los que dejó también su huella Séneca en calidad de auctoritas.31 La inclinación de Quevedo por este ejercicio retórico de juventud habrá de conservarla hasta su etapa de senectute. Así, la España defendida y el Marco Bruto comparten la oposición antitética alabanza-vituperio, junto a células temáticas como la mirada retrospectiva a tiempos pasados –formulada en el Marco Bruto con el “o tempora, o mores” de Cicerón–,32 la consideración del origen divino del poder del monarca, desarrollada en la Política de Dios (1626), o la exaltación patriótica33 y la oratoria apologética (es el caso de la sermocinatio de Marco Antonio en defensa de César). Otros loci communes en ambas obras vienen dados por el tema de la vestal Silvia Rea y el nacimiento de Rómulo, la crítica al afeminamiento de los hombres, la desmitificación de las leyendas fabulosas vinculadas a episodios históricos –como señalaba Quintiliano–, la conjugación de los referentes paganos y cristianos,34 la importancia del marco epistolar en una contaminación genérica o el de las armas y las letras (fortitudo et sapientia). Estos aparecen encarnados por los hispanos en la España defendida y por Julio César y Marco Bruto en la obra homónima quevediana.35 Además, el modelo cardinal del Marco Bruto, junto a Suetonio, es Plutarco con sus Vidas paralelas, autor referido en la España defendida.36 En este cuadro híbrido de tradición retórica y doctrina estoica, Quevedo, valiéndose de la paradoja, se decanta por un cambio o trueque temático en las dos obras. Los preceptos de Epicteto y Séneca convergen, de esta manera, en una idéntica aplicación práctica en el humanista. Por ello, en la España 30
En lo concerniente al destinatario en el marco del soneto, Azaustre (1996a, 1996b). Azaustre (1997: 113-114). Sánchez, por su parte (1993: 294), ha prestado atención a la dimensión pública de la práctica epistolar quevediana relacionada con los memoriales. 32 Ed. cit., p. 981. 33 Interesante es, a este respecto, el arranque de la segunda oración de Porcia. 34 Se comprueba mediante la imagen de Lucrecia retratada como una mártir cristiana o, lo que es lo mismo, un apunte de Livio “a lo divino”. Este personaje, en compañía de las Sabinas, tiene cabida en la Controversia I, 8 de Séneca trasladada por Quevedo (ed. cit., p. 232). 35 El motivo se encuentra, igualmente, en La Fortuna con seso y la Hora de todos (ed. cit., p. 741). 36 Una vez aducida la autoridad, proclama, con rotundidad, Quevedo: “confirma mi declaración” (ed. cit., p. 566). Marcado interés entraña, además, un texto tomado de la Vida de Sertorio que avala la argumentación autorial en beneficio de la perspicuitas (‘claridad’): “Y porque haya en la voz cataspisi más claridad y tenga más autoridad mi opinión, veamos las 31
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defendida los eruditos reconocidos a nivel canónico pasarán a ser considerados necios desde su prisma, como se ha indicado. Andando el tiempo, en el Marco Bruto, el protagonista experimenta una metamorfosis de sabio a necio en oposición a la figura de Junio Bruto, que acusa el proceso inverso. El tema está en consonancia con el tópico retórico del “mundo al revés” y tan relevante en testimonios quevedianos como Los Sueños y su poesía satírica.37 Se alza, en definitiva, una paradoja concebida a manera de contrafactum en la que se modifican los pasos preceptivos de la gradación estoica de Epicteto y Séneca, a saber: -insipiens (‘el que no sabe nada’), -proficiens o progressor (‘el que se va iniciando’) y -prudens (‘el sabio’). Este proceder suscita, en fin, un efecto admirabile en el auditorio-lector.38
Controversias y suasorias en la España defendida y el Marco Bruto En consonancia con la pervivencia de las fuentes clásicas aducidas, la España defendida queda enmarcada en el género retórico de la controversia, del que Quevedo se muestra bien versado. Se conserva, a este propósito, una traducción quevediana de las Controuersiae transmitidas por Séneca el Viejo, que el humanista recuerda en el prólogo del Marco Bruto.39 Tanto para estas Controversias como para las Suasorias VI y VII insertas en el Marco Bruto, Quevedo contó con la edición de 1604 del jesuita antuerpiense Andreas Schott.40 A este erudito rememora también nuestro autor en el parlamento de Aurelio Fusco.41 propias palabras de Plutarco en la vida de Sertorio, que son éstas: Erat autem in Hispania mos ut cohors pretoria, una cum cadente imperatore, mortem obiret, quod vocabant illius regionis barbari devotionem; […]” (ed. cit., pp. 565-566). Debió emplear Quevedo, según se ve, un impreso bilingüe (griego-latín). Hemos consultado, para ello, una edición londinense (Ex Officina Jacobi Touson & Johannis Watts, 1773, p. 320) que ofrece el mismo texto aducido aquí por el humanista. Sobre sus escolios al ejemplar de la Retórica aristotélica, López Grigera (1998: 157). 37 Vaíllo (1982: 364-393). La conjugación de dicho motivo con la paradoja no es exclusivo de Quevedo; véase para el caso de Tirso, Redondo (2002). Notorio es, asimismo, con vistas a esta cuestión, el trabajo de Rubio inserto en este mismo volumen (pp. 133-144). 38 Para el empleo de un recurso similar por parte de Cervantes en el Persiles, Escobar (2008). 39 Cuestión analizada por Plata (2000, 2001). Ofrece este investigador, en el primer trabajo (pp. 405-406), noticias relativas a un testimonio apógrafo de la España defendida custodiado en la Biblioteca March (ms. 102/A/12). De otro lado, Adiego, Artigas y Riquer, en un artículo conjunto (2009), analizan la vigencia de Séneca el Viejo en la traducción parcial de las suasorias 6 y 7 que consta en la Vida de Marco Bruto en consonancia, al tiempo, con la traslación de varias controversias por parte de Quevedo. 40 Autor de la Hispania Illustrata en cuatro volúmenes (Francfurt, 1603-1608) y la Hispaniae Bibliothecae (Francfurt, 1608). 41 Ed. cit., p. 986. 1624
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Atendiendo a dicha perspectiva de análisis, la España defendida, al igual que su reescritura de las Controuersiae de Séneca el Viejo, podría leerse como un ejercicio preparatorio o de exercitatio retórica. Ello explicaría que ambos textos se conserven manuscritos (incluso la España defendida presenta folios en blanco a modo de borrador). Por tanto, el estímulo compositivo de Quevedo debió experimentar los siguientes pasos, a saber: primero se familiariza el humanista con el modus operandi de las fuentes clásicas nombradas y luego lo lleva a la práctica, como exercitatio creativa, en el dominio de la lengua vernácula.42 Concebido este proceso como una forma de mímesis ensayada por Quevedo en otros textos,43 una tentativa primigenia –fruto de la juventud– sería la España defendida, proceder que habría de perfilarse, con el tiempo, hasta culminar en el Marco Bruto. En esta última obra, de hecho, Quevedo se inscribe (y canoniza, de paso, mediante sobrepujamiento) como personaje a fin de realizar una suasoria junto al mismísimo Cicerón. No obstante, se perciben, en el Marco Bruto, huellas de instrucciones retóricas que contribuían a la formación del humanista, según Baltasar de Céspedes, yerno del Brocense, en su celebrado discurso sobre el tema (1600). Se trata el Brocense, de otra parte, de un comentarista del Enchiridion de Epicteto (Doctrina del estoico filósofo Epicteto, de 1600), alabado por sus paradojas en la España defendida. Ahora bien, si en la España defendida resulta clara la voluntad apologética partiendo del concierto entre ars retórica y contenido histórico, el Marco Bruto culmina, en esta senda, con una autodefensa apologética de Cicerón. Quevedo viene a sustituir, gracias a este procedimiento aprendido en Epicteto y Séneca, el enfoque de los antiguos Progymnasmata de Aftonio y Hermógenes o los Adagia de Erasmo. De manera que el caso a debatir (“thema”, según el tecnicismo transmitido por Séneca el Viejo), en la España defendida, viene movido por la supuesta barbarie de los hispanos, amparados estos por la ley (“lex”) de Dios frente a los herejes extranjeros.44 Recomendados especialmente por rétores como Fray Luis de Granada en su Retórica eclesiástica, los exempla bíblicos operan, además de en la España defendida, en otras obras quevedianas como la Virtud militante y los memoriales dedicados al apóstol Santiago. En 42
Adiego, Artigas y Riquer (2009: 146-147) llegan a una conclusión similar en lo que atañe a la asimilación por parte de Quevedo, en la Vida de Marco Bruto, del corpus transmitido por Séneca el Viejo. A tenor de esta hipótesis, en concreto, no se trataría sólo de una mera imitación servil sino de una composición creativa de Quevedo, quien se habría valido del contenido legado por la fuente para construir un discurso marcado, en este caso, por una “sucesión acumulativa”. 43 Sigler (1994) y Plata (2001: 214-215). 44 Ed. cit., p. 550. El motivo reaparece a lo largo de la obra; así en el capítulo V: “pues en las ciencias sólidas, como filosofía, teulogía, leyes, cánones y medicina y escritura, todas las naciones nos son inferiores, si bien nos tratan de bárbaros porque no gastamos el cuidado en gramática y humanidad” (ed. cit., p. 588). 1625
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la España defendida, en particular, Quevedo pondrá de relieve, en dicho juicio o controversia, si la afirmación suspecta adquiere la consideración de iustum vel iniustum, como sucede con sus escritos sobre el Apóstol. De otro lado, atiende al reparo o por qué de la práctica sermonaria, quaestio finita resuelta a favor de la tesis del autor, como hace aquí Quevedo.45 Desde su postura, defiende, en una demostración ajustada a la ratiocinatio, la falacia de dicha afirmación por la parte foránea y sus continuas contradicciones.46 La premisa inicial, la supuesta barbarie española, se nutre así de un cariz de captatio beneuolentiae en el ordo naturalis discursivo. Interviene, de hecho, en el texto junto a una propositio argumentativa y un pórtico proemial que hace las veces de exordio.47 En la España defendida, las partes encontradas o los “dos colores” en el litigio planteado vendrían dados, de un lado, por la defensa a cargo de Quevedo (“pars prima”, según los verba propria del género, o pro 45
Con influencia, por añadidura, en la Homilía de la Santísima Trinidad; cf. Cerdan (1996). 46 En este contexto, el tema de la barbarie cabe vincularlo, en paralelo, con Erasmo y su Libro de los Antibárbaros (Antibarbarorum Liber), finalizado en 1494. En él, bajo la apariencia de una exercitatio, ataca el método escolástico y sus técnicas de expresión literarias (la crítica, sobre este particular, ha señalado la influencia erasmiana en los padres de Quevedo; Alatorre 1953). Asimismo, en dicho contexto, el recurso de la paradoja, señalado para la España defendida, tiene su correspondencia en el o Stultitiae Laus (Elogio de la Locura), mientras que junto a la paradoja, la diatriba dirigida, desde el prisma cristiano, a los obispos alemanes entronca con la tradición ya expuesta de las declamaciones antiguas (“Erasmi Roterodami Declamatio” reza en el título). Seguramente este punto de partida arroje también luz sobre la invectiva de Quevedo contra el humanista holandés en la España defendida, a modo de refutatio, cuando este –emblema de la perspectiva extranjera frente a la hispana– censura la pronunciación del griego por parte de los españoles. Su alabanza, como contrapunto, a la sabiduría de Erasmo, muestra su intención de emular este modelo de prestigio en la primera mitad del XVI. En aras de alcanzar el propósito trazado sigue Quevedo, en cambio, la línea de su maestro Lipsio. A este humanista pretende imitar, justamente, transitando una nueva senda de cara a la praxis erudita: No se me esconde que Erasmo en el diálogo De pronunciación, burla del afecto con que los españoles repetidamente usamos de la ese; y fúndalo mal Erasmo con cuentecillos y chistes; y aun para ofendernos en sola la pronunciación de una letra, nos alaba en lo que más importa. […]. Pase esto por chocarrería en el doctísimo Erasmo, que tal vez se deja llevar de la pasión de extranjero. […] Y destos versos [54 y 68 de la Geórgica de Virgilio] son infinitos en todos los autores latinos; por lo cual en ellos y en los griegos lo consideró mal Erasmo, y en los hebreos. (ed. cit., p. 581). Otras referencias a Erasmo en la obra quevediana pueden verse en ed. cit., pp. 526 (Al excelentísimo señor Conde-duque de Olivares), 537 (Noticia, juicio y recomendación de la “Utopía” y de Tomás Moro), 747 (Política de Dios y gobierno de Cristo), 1405 (Virtud militante contra las cuatro pestes del mundo y cuatro fantasmas de la vida) y 1633 (La caída para levantarse, el ciego para dar vista, el montante de la iglesia en la vida de San Pablo apóstol). 47 Según recomendaba Quintiliano, IV, 1, 49. Procede Quevedo de forma pareja al memorial Su espada por Santiago o a la Virtud militante. 1626
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Hispania), iniciada gracias a la máscara retórica de la indignatio juvenaliana,48 y, de otro (“pars altera”), por la traba de los humanistas foráneos (contra hispanos), de la que el madrileño se hace eco. Se percibe, pues, una actitud de exaltación declamatoria coherente con el género tanto de la como del corpus textual transmitido por Séneca el Viejo.49 En cambio, la actitud de “predicador” estoico que adopta Quevedo, acorde con el Sermón estoico de censura moral, evoca más bien estilemas de la práctica sermonaria en un contexto de Humanismo cristiano. Para ello equipara a los españoles con la virtud –a los que transmite su exhortatio como “excitator animae”– y a los extranjeros con el vicio.
De la doctrina estoica a la Historiografía clásica: fuentes clásicas y aspectos retóricos en la España defendida y el Marco Bruto En consonancia con la doctrina estoica que venimos abordando, el discurso o tratado apologético nutrido de retórica y tradición historiográfica –sobre todo, Tucídides y Tácito, como habremos de comprobar– se hace patente en la cuestión que nos ocupa. La confluencia de ars retórica e Historia en la España defendida, como en el Marco Bruto, obedece, en efecto, al designio de Quevedo de recuperar la tradición retórico-arqueológica de la Antigüedad.50 En el caso concreto de la España defendida, se sirve el humanista de un buen número de motivos temáticos, resultado de su conocimiento de las fuentes grecolatinas. Varios de estos modelos están indicados en la España defendida y no necesariamente adscritos al género historiográfico: Estrabón, Diodoro, Apolodoro y su Biblioteca, Horacio (Ars poetica, 68-72), Marcial (Epigramas, XII, 51) o Pompeyo Trogo. Otros, en cambio, actúan sub cortice, en una imitación compuesta con la que aspira Quevedo a la aemulatio de los clásicos, como recomienda Quintiliano (X, 2).51 48
Ed. cit., p. 575. Quevedo acude, por lo demás, a dicho recurso en otros momentos de la obra; así, en el siguiente fragmento con una apelación al auditorio: “¡Miren si lo enmendó! [Gregorio López] Aquí nos ha cogido. Menester es un adivino etrusco para esto. Espantóme que un hombre tan honrado dijese tal cosa, […]”. Por otra parte, la indignación, presente en la España defendida, había sido tratada con anterioridad, al margen del modelo de Juvenal (“Si natura negat, facit indignatio versum”, I, 79), por Aristóteles desde la concepción retórica (II, 9, 16-19 y 8-12). 50 Vinculado a este tema, el estudio de Schwartz (2001). 51 Un análisis circunscrito a este proceder quevediano en el Marco Bruto ofrece Vaíllo (2003). Mencionamos, por nuestra parte, varios casos representativos para la España defendida. Sucede con la referencia al Stichus plautino (v. 2008), cuando se equipara la persona curiosa a la malévola (“Nam curiosus nemo est quin sit maleuolus”), o al Rudens del mismo autor en el diálogo entre Librax y Charmides (vv. 535 ss.); ed. cit., pp. 550 y 588. Enriquecen este cuadro de fuentes un pasaje de Petronio sobre Horacio (Satiricón, 118), de 49
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Circunscribiéndonos al maridaje entre Historiografía clásica y tradición retórica, comprobamos este proceder en la descriptio geográfica de la Península Ibérica en el capítulo primero de la España defendida. En su consideración del epítome del siglo II d. C. de Justino (XLIV, I), transmisor de un texto de Pompeyo Trogo, desea vincularse Quevedo con el modelo grecolatino de descripción retórica ajustada a un espacio geográfico. Relaciona, de esta suerte, su texto con otro de Tucídides a propósito del arranque del libro sexto de la Guerra del Peloponeso, en relación a Sicilia, y Tito Livio en Ab urbe condita, en lo que hace a Roma. La presencia del historiador griego se justifica por tratarse de una autoridad52 que recuerda Quevedo no sólo en la España defendida sino también en el Marco Bruto y las Migajas sentenciosas.53 En la primera de ellas, Tucídides consta como modelo citado por el motivo de la ronquera (“ ”) de acuerdo con el episodio de la peste de Atenas –que tuvo lugar en el 430 a. C.– y la sintomatología que esta enfermedad conlleva (Guerra del Peloponeso, II, 48, 3). En cuanto a Livio, Quevedo pudo acceder al contenido de su obra por el epítome que de él hizo Lucio Anneo Floro, historiador del período de los emperadores Trajano y Adriano. En su volumen (Lucii Annaei Flori Epitome Rerum Romanorum), facilita una sucinta codificación de la descriptio loci ceñida a la alabanza de Roma. Ello explica la mención conjunta de ambos historiadores, Livio y Floro, en un texto sobre la fundación del pueblo romano y la remembranza a unos marineros de Frigia, Eneas y varios arcades conducidos por Evandro. Su fuente la constituye dicho epítome (I, 9). En el texto correspondiente, la actitud crítica de Quevedo queda puesta de vigor en el Sermón estoico y epístola satírica, una cita de Silio Itálico y sus Punicorum Libri Septemdecim (XVII, 220), con motivo de un episodio que tiene como protagonista a Aníbal (“Altera complebant Hispanae castra cohortes”), y el celebrado verso horaciano “Odi profanum vulgum et arceo” (III, 1, 1) en el giro “la boca del pueblo las profanó”, aducido por Quevedo en el escrito Al excelentísimo señor Conde-duque, con ecos, al tiempo, en el soneto “A quien la buena dicha no enfurece,” (“Huye la multitud descaminada”; v. 9); ed. cit., pp. 562 y 576. El verso horaciano puede leerse en ed. cit., p. 528. La curiosa felicitas, por otro lado, nombrada por Quevedo, tiene su correspondencia en un lugar de Petronio “et Horatii curiosa felicitas”, como ya apuntase Rey (1998: 319, n. 1). Cierran este repaso por egregias autoridades en la España defendida varios textos de Virgilio (En. IV, 135, 610; V, 89; Geór. II, 54, 68) y dos más de Terenciano Mauro (siglos II-III d. C.) provenientes del poema didáctico sobre prosodia y métrica latina De litteris, syllabis, pedibus et metris: “Vibrat tremulis ictibus aridum sonorem / has quae sequitur littera”; y “S promptus in ore est agiturque pone dentes; / Sic levis, et unum ciet auribus sussurum” (332, 238-239; 241); ed. cit., pp. 581-583. 52 Incluida, como se sabe, en la ratio studiorum de los jesuitas, bajo cuya férula se instruyó nuestro humanista; de ahí que se expliquen también, entre otras cosas, su conocimiento de la labor mencionada del jesuita Andreas Schott y la presencia de las fuentes clásicas referidas en humanistas como Quevedo y Gracián, habituales en la ratio studiorum; para la biblioteca de los jesuitas, Laplana (1998). 53 Ed. cit., p. 1130. 1628
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manifiesto en su revisión de los pasajes históricos enturbiados por el contenido fabuloso, como aconseja Quintiliano (II, 4, 2): Y bien leído, Tito Livio y Lucio Floro no dicen que fundaron el pueblo de Roma [sus primeros habitantes], dándole nombre, sino que fueron fundadores de la ciudad y del imperio, sacando a Roma de triste aldea y miserable. Y, al fin, revuelta su antigüedad, se halla que fue poblada de facinoros [sic], haciendo así so su sagrado un bosque, donde poblaron los muros nuevos, señalados con un arado, latinos y tuscos pastores, y unos marineros de Frigia que quedaron de Eneas y otros arcades que trujo Evandro. Gocen su antigüedad y principios los romanos fabulosos, indignos de crédito y verdaderos dignos de desprecio y burla.54
El fragmento de Floro considerado por Quevedo es el siguiente: “Phryges, qui sub Aenea, Arcades, qui sub Evandro duce influxerant”. Justamente el comienzo de este compendio (I, 1) aborda el episodio inverosímil de Rómulo, Marte y Rea Silvia recreado en la España defendida: “Primus ille et urbis et imperii conditor Romulus fuit, Marte genitus et Rhea Sylvia. Hoc de se sacerdos gravida confessa est; […]”. La táctica aplicada por Quevedo en el empleo de fuentes historiográficas heterogéneas explicaría, en su laus a la nación española, las menciones al espacio romano y Sicilia al inicio del capítulo primero como medio retórico: “Es abundante de todas semillas; no avarienta para sí sola, sino, pródiga para con la copia de mantenimientos, enriquecerá Italia y sustentará Roma. No solamente se precia de troj de África como Sicilia, pues es abundante ella sola en competencia del mundo junto de todo, pues es rica de miel, vino y aceite”.55 Llama, a priori, la atención que estas alusiones geográficas asentadas por Quevedo no figuren en Pompeyo Trogo.56 Se trata, en síntesis, de una alusión a estos intertextos historiográficos a fin de emular el modelo que constituye el punto de partida, Trogo, mediante la imitación compuesta y la descriptio. El recurso lo manejó, además, Quevedo en otras obras en la medida que se vale de alusiones a historiadores o a citas suyas como mecanismo retórico para codificar la argumentación.57 En continuidad con la imbricación entre práctica retórica y tema histórico, la España defendida ostenta un cariz de discurso oratorio en el que la voz de Quevedo se alza de modo equivalente al Marco Bruto. En este texto se 54
Ed. cit., pp. 553-554. Ed. cit., p. 551. 56 Lo subraya Roncero, 1999d, p. 46. Por otra parte, Quintiliano había recordado, en el capítulo sobre el género demostrativo, la alabanza de Cicerón a Sicilia cuando aboga por la laus retórica de lugares geográficos (III, 7, 4). 57 Salta a la vista, en la línea de los Politicorum sive civilis doctrinae libri sex de Lipsio, en un pasaje –en este caso, paródico– de La Fortuna con seso y la Hora de todos. Allí recuerda, entre otros referentes, a Tucídides y Tácito (ed. cit., p. 630). 55
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distingue, precisamente, una sermocinatio –tipo de evidentia o demonstratio– junto a otras declamaciones de rétores destacados en la memoria histórica de la altura de Cicerón o Quinto Haterio con una voluntad de canonización. Incluso, con anterioridad, Tucídides había ofrecido, en su obra historiográfica, parlamentos exornados de un evidente contenido retórico como los presentados por Quevedo. Por tanto, en el Marco Bruto, en correspondencia con el modus operandi tucideo, da la impresión de que fuesen coetáneos Cicerón, Haterio y Quevedo de acuerdo con la fictio personae. Tal estrategia se produce en una manifiesta suspensión del tiempo o atemporalidad. Con este recurso, la Historia se concibe como un continuum, en el marco retórico, avalado por la translatio studii. De manera parecida, en la España defendida, parangona el humanista, en un plano de igualdad, al historiador Jerónimo de Zurita – citado en el Marco Bruto–58 y Tito Livio. De otro lado, la España defendida y el Marco Bruto comparten la doctrina transmitida por Lipsio desde su conocimiento de la historiografía de Tácito.59 Su actitud se muestra congruente con la práctica retórica del estilo lacónico-aticista60 portadora de rasgos parangonables, salvando las distancias, al Oráculo manual de Gracián. En el Marco Bruto, Quevedo menciona la “brevedad lacónica” y la “sentenciosa concisión”,61 en tanto que en la España defendida alaba la traslación de Tácito por Baltasar Álamos de Barrientos (Tácito español, ilustrado con aforismos), editada en 1614. Se trata de una traducción acompañada de escuetos resúmenes de naturaleza aforística y contenido histórico en un palmario ejercicio de abbreuiatio: “Cornelio Tácito vergüenza hace a Lipsio y los demás comentadores, rico con los comentarios y traducción de don Baltasar de Álamos”.62 Esta conciliación propuesta por Quevedo entre el ideal del laconismo y la erudición historicista plasmada mediante la copia verborum63 es perceptible en la España defendida así como en la Política de Dios.64 Para ello Quevedo se vale, en la España defendida, de diferentes fórmulas entre las que sobresalen “dejo de referirlas [las alabanzas a España]”, “Sólo notaré”, “No refiero las grandezas 58
Ed. cit. p. 973. De interés es, en este sentido, la dissimulatio tiberina recordada en las Migajas sentenciosas (ed. cit., p. 1124). 60 A tenor de la breuitas et concinnitas. 61 Ed. cit., p. 924. Un análisis comparativo en este sendero realiza Krabbenhoft (2000). 62 Ed. cit., pp. 578-579. 63 Recuerdo del tratado erasmiano De duplici copia verborum ac rerum, de 1513; cf. Nider (1995) y Peraita (2001). 64 Sobre esta última cuestión, Peraita (1999). La obra de Erasmo había dejado su impronta, además, en la Retórica eclesiástica de Fray Luis de Granada, autor modelo para el madrileño en el marco de la oratoria sagrada. 59
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[de Aragón, Portugal y Castilla]”, “Sólo se ha de advertir que …”, “Pondré pocos ejemplos, por no afectar ambición de estudioso y leído” o “[…] sólo quiero advertir lo que u se le olvidó, u despreció por inútil o demasiado”.65 Con los giros mencionados aboga Quevedo por una economía discursiva gracias a la retórica del silencio y, con frecuencia, de la exhaustio. Con todo, buena parte de estas cuestiones que dice que no va a abordar, en cierta medida, son tratadas a modo de preterición o insinuatio en un contexto histórico. En su propósito desplaza o abandona una perspectiva de argumentación para centrar su mirada en un planteamiento más cercano a la veracidad: “Dejemos los hispalos y hispanes y contentémonos con lo que tenemos cierto …”.66 Como contrapunto, gusta Quevedo de la repetitio valiéndose de estructuras bimembres o dicola que amplifican la disertación en el ornatus elocutionis. Consigue dicha expolitio mediante sinónimos (“nos criamos y vivimos”, “mentirosos y engañadores”, “muchas y varias lenguas”, “duros y rústicos”, “trabajo y labor”) o antónimos en una contradictio ligada a la antítesis: “Y así Dios, cuyo favor es premio justo de los buenos y castigo de los malos, […]”; y “más o menos virtud en mejores tierras o peores sean causa de vida o muerte, de salud o enfermedad”.67 En suma, a la vista de los datos expuestos, ha quedado de manifiesto la importancia de la Tradición retórica como metodología de análisis aplicada a la España defendida. La vigencia en Quevedo de modelos señeros como Epicteto, Séneca o Séneca el Viejo, en el marco de la retórica y la doctrina estoica, y Tucídides, Livio, Floro o Tácito, en la confluencia señalada de historiografía y práctica retórica, ponen de relieve, en fin, la visible erudición del joven –pero no bisoño– humanista madrileño a la hora de llevar a cabo su apología de la nación española. Este proceder, que parte de una granada asimilación de la práctica retórica en diálogo con el Humanismo cristiano y la doctrina estoica, tendrá continuidad –ya en una fase avanzada de la trayectoria de Quevedo– en el Marco Bruto, texto en el que nuestro escritor tiene plena conciencia de merecer un puesto de excepción en el Parnaso de las letras áureas españolas.
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Ed. cit., pp. 552, 567 y 569. Otro texto de interés es el siguiente: “No pongamos ejemplos largamente. Sólo se ha de advertir que […]” (ed. cit., p. 572). 66 Ed. cit., p. 556. 67 Ed. cit., pp. 585, 587 y 590. Formulan los diversos mecanismos de amplificatio Cicerón, De oratore (III, 27, 104) y Partitiones oratoriae (VIII, 27), y Fray Luis de Granada (Retórica eclesiástica, III, 5, 17). Ahora bien, además de estos recursos retóricos que ponen de relieve la conjugación del estilo lacónico-aticista y la pervivencia de Tácito como fuente histórica, otros de mayor calado intervienen en la recepción de la tradición retórica en la España defendida. A estos dedicamos un estudio en Escobar (2012, 2013). 1631
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1635
ÍNDICE GENERAL
Liminar José María Maestre Maestre, “Prólogo.................................................... Emma Falque Rey, “Semblanza del profesor Juan Gil (I)”........................ Daniel López-Cañete Quiles, “Semblanza del profesor Juan Gil (II)”.... Juan Gil Fernández, “Mis maestros”.........................................................
9 49 59 67
VOLUMEN I: FILOLOGÍA GRIEGA Y LATINA
Manuscritos, ediciones, traducciones y comentarios Juan Francisco Alcina Rovira, “Un comentario medieval al De officiis de Cicerón y su difusión hispana: mss. Esc. T.II.14, MBN 9225, BAV Chigi H.VII.224, B.CORSINIANA Rossi 66”..................................... Luis Gil Fernández, “La Epistola de rebus Persarum de don García de Silva y Figueroa”....................................................................................... Jesús Luque Moreno, “Pro- y re- desde la prehistoria hasta el latín más reciente”................................................................................................... Francisca Moya del Baño, “Don Francisco de Quevedo, ‘filo-filólogo’ clásico”..................................................................................................... Theodericus Sacré, “De Alexandro Antonio Bischetti sive Iohanne Francisco ab Iesu Maria (fl. 1640-1664) Alexandri VII P.M. praecone”................................................................................................. 2897
85 113 143 185 211
Índice general
Manuel Ayuso García, “Aportaciones de la edición de Basilea (1532) del De Nuptiis Philologiae et Mercurii al texto de la exposición de Geometría”............................................................................................... Ramón Baltar Veloso, “Un fantasma decapitado y sin aspiración”.......... Matilde Conde Salazar, “Los impresos incunables de las Vitae duodecim Caesarum de C. Suetonius Tranquillus conservados en bibliotecas españolas”................................................................................................. Ignacio J. García Pinilla-Antonio Alvar Ezquerra, “Para una edición del De rebus gestis a Francisco Ximenio Cisnerio de Álvar Gómez de Castro”..................................................................................................... Paraskevi Gatsioufa, “Notas sobre los manuscritos griegos de la abadía del Sacromonte”...................................................................................... Alejandro Martínez Sobrino, “Jodocus Badius Ascensius a las Sáturas de Persio: De Auctoritatibus”......................................................................... Javier Moraleda Díaz, “El incunable valenciano de Salustio (1475): análisis del texto y filiación”..................................................................... ª M José Muñoz Jiménez, “Marcial en el manuscrito 246 de la Biblioteca Histórica de Santa Cruz de Valladolid”................................................... Carmen Teresa Pabón de Acuña, “Incunables de Cicerón en España que contienen el diálogo De legibus”.............................................................. José Palomares Expósito, “Varia: adiciones al Satiricón y enmiendas a la Garcineida (con un excurso sobre la bóveda de Fernando Gallego)”..... Sandra Inés Ramos Maldonado, “De usu Pliniano: Erasmo y Longueil ante Plinio el Viejo y sus ediciones de la Naturalis Historia”.................. Mª Ángeles Robles Sánchez, “Richardus Bentleius (1662-1742) y su edición de Horacio a la luz de su correspondencia”................................ Ángel Urbán, “El discurso de Dión Crisóstomo, Diógenes o sobre la Virtud (Or. 8)”.................................................................................................... Irene Villarroel Fernández, “Ovidio en el ms. 94 de la Biblioteca Pública del Estado en Tarragona”............................................................
2898
235 253 255 273 287 309 327 343 355 367 385 401 415 443
Índice general
Fuentes epigráficas Jaime Siles Ruiz, “Juan Gil: aportaciones a la epigrafía prerromana de la Península Ibérica”.................................................................................... Marta Bailón García, “El culto a Fortuna Dea y sus advocaciones en la Lusitania romana visto a través de las fuentes epigráficas”...................... Joan Carbonell manils, “Las supuestas síloges epigráficas de Alfonso y Gaspar de Castro. A propósito de los papeles J. Matal y A. Agustín del Ms. Vat. Lat. 6040”................................................................................. Xavier Espluga Corbalán, “Fuentes epigráficas hispanas en las Castigationes Plinianae de Ermolao Barbaro (1491)”............................. Gerard González Germain, “E scholio in lapidem. Recreaciones humanísticas epigráficas de un pasaje de Juvenal (sch. 6, 638)”............. Mª del Rosario Hernando Sobrino, “Apuntes de epigrafía de Nicolás Antonio: manuscritos autógrafos de la Biblioteca Nacional de España (Madrid)”.................................................................................................
457 467 477 497 511 523
Juan Gil y el Milenarismo Eustaquio Sánchez Salor, “El mesianismo sobre Jerusalén de la Edad Media y del Renacimiento. A propósito de: Juan Gil, ‘Carlomagno, el imperio y Jerusalén’”................................................................................ Emilio Suárez de la Torre, “Juan Gil y el fin del mundo”....................... Pablo Toribio Pérez, “Alanos, vándalos y suevos en la exégesis apocalíptica de Isaac Newton: una fuente y un texto desconocidos”..........................
2899
543 557 575
Índice general
VOL. II: LITERATURA TARDO-ANTIGUA Y MEDIEVAL. LITERATURA HUMANÍSTICA (I)
Historiografía
cristiana
Mª Teresa Muñoz García de Iturrospe, “El tirano filósofo como canis rabidus: el emperador Juliano desde Jerónimo”...................................... Miguel Ángel Rábade Navarro - Francisca del Mar Plaza Picón, “Valor y uso del término barbarus en Orosio y Salviano”..................................
607 623
Religión: Corán, Biblia y conversos César Chaparro Gómez, “A propósito de una antología de plegarias bíblicas de la Biblioteca de Barcarrota”......................................... Tomás González Rolán, “El humanismo cívico entre las soluciones al problema converso en la Castilla de mediados del siglo XV”..... José Martínez Gázquez, “Las traducciones latinas del Corán, una percepción limitada del Islam en la Europa Medieval y Moderna”.................................................................................... Helena Carvajal González, “Cives Romanus sum: la pervivencia de la herencia clásica en la representación de San Pablo”................... Cándida Ferrero Hernández, “Pervivencia de tópicos medievales en el humanista Pedro Guerra de Lorca”......................................
635 651 663 683 695
Nuevo Mundo y Literatura de viajes Gregorio Hinojo Andrés, “Influencias clásicas en el Libellus de medicinalibus Indorum herbis”...................................................... J. Eduardo López Pereira, “Del relato literario de viajes al viaje como peregrinación del Mundo Antiguo al Renacimiento”.......... Jesús Paniagua Pérez, “Animales y mitos clásicos en Indias”............ Consuelo Varela, “El oficio de intérprete en el Nuevo Mundo”....... Eulogio Baeza Angulo, “Ouidius in Orbe Nouo”............................. Manuel Antonio Díaz Gito, “El oráculo del cemí: Ignacio de Loyola en la Columbeis de Giulio Cesare Stella”....................................... 2900
709 739 753 777 793 805
Índice general
José Carlos Martín de la Hoz–Eduardo Fernández Fernández, “Un humanista en la corte de los Reyes Católicos: Juan López de Palacios Rubios”........................................................................... Antonio Ignacio Molina Marín, “Un nuevo mundo, una nueva geografía”..................................................................................... Raúl Platas Romero, “El uso de las fuentes clásicas en el libro II de De bello hereticorum del Fortalitium Fidei de Alfonso de Espina”.. Xavier Tubau, “La decretal Quod super his y el Democrates secundus de Juan Ginés de Sepúlveda”........................................................ Israel Villalba de la Güida, “Virgilio y la épica neolatina de tema colombino: el episodio de Dido y Eneas en la Columbeida de Giulio Cesare Stella (1585-1589)”...............................................
819 833 849 859 869
Traductores Benjamín García-Hernández, “Descartes en latín y traducido, a la vista de Plauto”............................................................................ José Luis Moralejo, “De nuevo sobre el tacitismo español del siglo XVII: el traductor autocensurado”............................................... Miguel Rodríguez-Pantoja, “Versiones de Erasmo al castellano en el siglo XVI: los coloquios Pietas puerilis y Funus”........................ José A. Beltrán Cebollada, “Pedro Simón Abril, traductor de las Epístolas Familiares de Cicerón (1589)”........................................ Marco Antonio Coronel Ramos, “Las traducciones castellanas (Valencia, 1528 y Alcalá, 1529) del De institutione feminae Christianae de J. L. Vives (Amberes, 1524)”................................. Ramiro González Delgado, “Primeras traducciones del griego a lengua asturiana”.......................................................................... Julián Solana Pujalte – Ignacio J. García Pinilla, “Erratas y correcciones manuscritas de autor en la traducción latina de la Política de Aristóteles de Juan Ginés de Sepulveda editada por Michel de Vascosan (París, 1548) (II): los escolios”...................... Hélène Rabaey, “La Nueva traslación y interpretación española de los cuatro sacrosantos evangelios de Jesu Christo de fray Juan de Robles, un alegato a favor de la lectura en lengua vulgar de los Evangelios y la concordia entre cristianos”..................................................... Raimon Sebastian Torres, “Las fuentes latinas de Ferrer Sayol como traductor de Paladio”..........................................................
2901
889 907 937 971 989 1003
1019
1037 1055
Índice general
El problema de la lengua en el siglo xvi Jenaro Costas Rodríguez, “Ambrosio de Morales y sus observaciones críticas sobre el castellano del siglo XVI: la carta latina al maestro Valentín”......................................................................................
2902
1069
Índice general
VOL. III: LITERATURA HUMANÍSTICA (II)
Retórica
y
Póetica Latinas
Trinidad Arcos Pereira, “Los primeros niveles de la enseñanza de la retórica: los progymnasmata”................................................................ Andrés Gallego Barnés, “Orar en tiempos revueltos”....................... Juan Lorenzo Lorenzo, “Los tres ‘tenores’ de la Retórica clásica en retóricas renacentistas”................................................................. ª M Elisa Cuyás de Torres, “Lorich: el lugar común”....................... Toribio Fuente Cornejo-Luis Alfonso Llera Fueyo, “Observaciones a las anotaciones a la Poética de Aristóteles del humanista valenciano Pedro Juan Núñez”..................................................... Mª Dolores García de Paso Carrasco, “La sententia en Alardus Aemstelredamus”......................................................................... Ferran Grau Codina, “Un ejemplo de comentario ramista: el Artificium orationis Ciceronis pro Caio Rabirio perduellionis reo de Pedro Juan Núñez”...................................................................... Mª Luisa Harto Trujillo, “Exempla y consolationes”....................... Manuel López-Muñoz, “Las Praelectiones de Agustín Valerio a su Rhetorica Ecclesiastica ad Clericos”................................................. Manuel Márquez Cruz, “La Oratio in funere Iohannis Strozzi de Leonardo Bruni y la Oración fúnebre de Pericles recogida por Tucídides: ¿sólo inspiración retórica?”.......................................... Luis Merino Jerez, “La memoria en la Tertia et ultima pars Rhetoricae de Juan Lorenzo Palmireno”......................................................... Carlos de Miguel Mora, “Aristóteles, Escalígero y Weinberg”......... Mª Violeta Pérez Custodio, “La recepción de los ejercicios retóricos del Pseudo-Hermógenes en la España del XVI”........................... María Asunción Sánchez Manzano, “El uso de la terminología y doctrina retórica en la edición que hizo H. Alonso de Herrera de los Rhetoricorum libri de Jorge de Trebisonda”..............................
2903
1163 1191 1217 1237 1247 1257 1271 1287 1301 1315 1327 1339 1351 1365
Índice general
Epistolografía Juan Mª Núñez González, “La doctrina de epistolis conscribendis de Pedro Juan Núñez”...................................................................... Mª Elena Curbelo Tavío, “La teoría epistolar en Christoph Hegendorff”................................................................................. Bartolomé Pozuelo Calero, “El epistolario latino perdido de Pedro Vélez de Guevara y su valor documental”.....................................
1385 1409 1415
Poesía y teatro Rosa Mª Marina Sáez, “De officio feminae. Sobre un epigrama de Pedro Ruiz de Moros”.................................................................. Darío Martínez Montesinos, “Cinco epigramas inéditos del humanista Pedro Juan Perpiñán (1530-1566)”............................. Luis Pomer Monferrer, “La temática mitológica en los epigramas de Falcó”...................................................................................... Mª Dolores Rincón González, “Sobre la égloga dramática: M. Verardi y Juan del Encina”........................................................... Antonio Serrano Cueto, “Hacia un repertorio de la poesía nupcial latina de los siglos XV y XVI”...................................................... Gorana Stepanic, “El reloj de arena en un epigrama latino de Dubrovnik del siglo XVIII”.........................................................
1435 1447 1467 1475 1485 1529
Gramática y Lengua José Ramón Carriazo Ruiz, “Las palabras y las frases romances contenidas en la Tertia et ultima pars rethoricae de Juan Lorenzo Palmireno”................................................................................... Javier Durán Barceló, “Sexto Pompeyo Festo en la collectio vocabulorum (1488) de Alfonso de Palencia”................................ Juan Francisco Fraile Vicente, “Genitiuus neque graece nec latine a uerbo regi potest o la defensa de la elipsis nominal por parte de ‘El Brocense’”....................................................................................
1545 1561 1583
Retórica y poética en castellano José Javier Iso Echegoyen, “Para una edición de la Agudeza y arte de ingenio de Gracián”...................................................................... 2904
1597
Índice general
Pere Bescós Prat, “Sia cosa més per poetas que de istoriògrafos tractada: poética y traducción en Francesc Alegre”...................................... Francisco Javier Escobar Borrego, “Tradición retórica e Historiografía clásica en la España defendida, de Francisco de Quevedo (con un enfoque comparativo respecto a la Vida de Marco Bruto)”.............................................................................. Aurora Martínez Ezquerro, “El Diálogo de la lengua o el concepto de retórica en el Humanismo renacentista”...................................
2905
1607
1615 1637
Índice general
VOLUMEN IV: LITERATURA HUMANÍSTICA (III)
Biografía e historiografía José María Maestre Maestre, “¿Gonzalo de Santa María, fuente de la biografía latina de Juan II de Aragón compuesta por Lucio Marineo Sículo?”.................................................................................................... Juan R. Carbó García, “Tanto monta. Pervivencias clásicas y goticismo en las genealogías legitimadoras de los Trastámaras”............................... José Solís de los Santos, “La buena lid del césar Carlos o el panadero de Barbarroja”............................................................................................... Jorge Tomás García, “Motivos plinianos de la ‘Vida de Pausias de Sición’ en las Vite dei Pittori Antichi Greci e Latini de P. M. Guglielmo della Valle”........................................................................................................
1675 1769 1785 1807
Política y pensamiento Carmen Codoñer Merino, “Modelos de monarcas y validos en la literatura española del siglo XVII. Rómulo. Séneca y Nerón”................. Marc Mayer Olivé, “El prefacio de las Antiquitates de Juan Annio de Viterbo: oportunidad e intención política”............................................. Jordi Pérez i Durà, “Los escritores clásicos, soporte de las críticas de los diaristasa Gregorio Mayans”.................................................................... Francisco Calero Calero, “La autoría de Europa Heautentimorumene”... Gregorio Rodríguez Herrera, “Propercio en la Polyanthea de Nano Mirabelio”................................................................................................ Guillermo Soriano Sancha, “Felipe III y Enrique VIII en el aula de Quintiliano. La educación del gobernante en Sir Thomas Elyot y Juan de Mariana”............................................................................................. José Luis Teodoro Peris, “El Specimen veteris Romanae litteraturae deperditae... (1784) y el Novum Lexicon historicum et criticum antiquae Romanae litteraturae deperditae... (1787) de Mateo Aymerich: biblioteca de autores y herramienta ideológica”.......................................................
2906
1823 1853 1869 1897 1911 1925
1939
Índice general
Filosofía y ciencia Luis Charlo Brea, “Pervivencia de la lengua latina en una obra médica del siglo XVII”......................................................................................... Miguel Ángel González Manjarrés, “La Oratio in laudem physiognomoniae de Jodocus Willich”...................................................... Ana Isabel Martín Ferreira–Cristina de la Rosa Cubo, “Antiguos y modernos en los orígenes de la pediatría y la ginecología modernas: el Liber de affectionibus puerorum de Francisco Pérez de Cascales (1611)”.................................................................................................... Mª Jesús Pérez Ibáñez–Alejandro García González, “António Luíz, aproximación a un médico humanista”..................................................
1955 1973
1991 2009
Emblemática Francisco Talavera Esteso, “Los Collectanea hyeroglyphicorum en las ediciones facticias de los Hieroglyphica de Pierio Valeriano”................... Jaume Alavedra i Regàs, “El concepto renacentista de emblema en los Hieroglyphica de Horapolo”.....................................................................
2025 2043
Humanismo, literatura y sociedad Alfredo Alvar Ezquerra, “La escritura y el festejo del recuerdo en primera persona: la santificación de san Isidro y los madrileños (beatificación 24-VI-1619, canonización 12-III-1622)”............................................... Aires Augusto Nascimento, “Humanismo, uma atitude mais que um momento na história”.............................................................................. Alfonso Alcalde-Diosdado Gómez, “Beatrice y Maria Rogia, almas gemelas”................................................................................................... José M. Cañas Reillo, “Aspectos del humanismo en Cuenca” ................. Fermín Ezpeleta Aguilar, “Los Coloquios de Erasmo en los Diálogos de Bartolomé de Argensola”......................................................................... José Manuel Floristán Imizcoz, “El enigmático destino de Nicolás de la Torre, copista griego de Felipe II”........................................................... Guillermo González del Campo, “Argumentos humanísticos a favor y en contra de la leyenda de Trajano”......................................................... Alejandra Guzmán Almagro, “La magia amorosa y sus fuentes clásicas en Martín del Río (Disquisitionum Magicarum libri VI, III.3)”.................. Ángel Narro Sánchez, “Conoce a tu enemigo. Vives, lector de Ovidio” 2907
2059 2093 2117 2127 2143 2153 2173 2189 2201
Índice general
Joaquín Pascual Barea, “Rodrigo de Santaella en la Roma humanista de Sixto IV (1475-1480)”............................................................................ Carolina Real Torres, “Del humanismo a la Ilustración: Bernardo Cólogan y Fallon”.................................................................................... Juan Jesús Valverde Abril, “Los Apophthegmata de Conrado Licóstenes y la Collectanea moralis philosophiae de Fray Luis de Granada: un camino de ida y vuelta”.........................................................................................
2908
2215 2229 2241
Índice general
Volumen V: Pervivencia del mundo clásico Tradición clásica en las literaturas vernáculas Joaquín Mellado Rodríguez, “De Ovidio a Garcilaso: Apolo y Dafne en el soneto XIII”.............................................................. Fernando Navarro Antolín, “Macrobio y el sueño literario. Pervivencia y tradición en las letras hispanas”............................... Antonio Pérez Lasheras, “Algo más sobre la tradición clásica en Góngora”..................................................................................... José Luis Vidal Pérez, “Mendelssohn, intérprete de Sófocles”......... Guillermo Aguirre Martínez, “Perspectiva del mito clásico en la poesía de José Ángel Valente”....................................................... Mª Teresa Amado Rodríguez, “Álvaro Cunqueiro y la ‘Canción rodia de la golondrina’”................................................................ José Ignacio Andújar Cantón, “El mundo clásico en El rapto de las Sabinas de Francisco García Pavón, humanista del siglo XX”....... Juan Luis Arcaz Pozo, “Catulo, símbolo de la postmodernidad”..... Rocío Badía Fumaz, “La figura de Orfeo como imagen del poeta en Aníbal Núñez”............................................................................. Jesús Bermúdez Ramiro, “La figura de ‘Venus’ en la poesía de Rafael Alberti”........................................................................................ Francisco José Bravo de Laguna Romero, “Mundo clásico y crítica social en el teatro del ecuatoriano Peky Andino Moscoso”............ Sandra Camacho Cuenca, “Influencias clásicas en el Amadís de Gaula”......................................................................................... Vicente Cristóbal López, “Tradición clásica en Juan del Encina”... Pablo Cuevas Subías, “La Huesca del mecenas Lastanosa y el Arte de ingenio de Baltasar Gracián”......................................................... Mª Concepción Fernández López, “Una cita más temprana de la Eneida”........................................................................................ 2909
2275 2305 2331 2347 2363 2369 2383 2401 2415 2423 2437 2447 2463 2477 2493
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Flavio Ferri-Benedetti, “Metastasio adaptado para el teatro español: el caso de la “Issipile”...................................................... Mª Cruz García Fuentes, “Tradición e innovación en la fábula mitológica Júpiter y Dánae del aragonés A. Díez y Foncalda”........ Joaquín García Nistal, “Ecos de la tratadística clásica en la Nueva España del siglo XVII: La obra teórica y práctica de fray Andrés de San Miguel”............................................................................ Inés Illán Calderón, “Hacer los deberes. Humanismo e innovación para la pervivencia democrática”.................................................. Manuela Ledesma Pedraz, “El helenismo del emperador Adriano en Mémoires d’ Hadrien de Marguerite Yourcenar”....................... Mª Pilar Lojendio Quintero - Francisco Salas Salgado, “Madrid por dentro de Cristóbal del Hoyo o la erudición clásica en el siglo XVIII”......................................................................................... Estela Martínez Cabezón, “Medea la encantadora: la figura de la hechicera en las novelas de caballerías”......................................... Heinrich Merkl, “El Quijote cervantino como respuesta al Eutidemo de Platón. Sobre mentira y contradicción”................................... Rubén Josep Montañés Gómez, “Caronte en la cultura popular griega”.......................................................................................... Andrés Ortega Garrido, “Materiales clásicos en Exorcismos de esti(l)o de Guillermo Cabrera Infante”.......................................... Vanessa Puyadas Rupérez, “El Egipto grecolatino en las manifestaciones pictóricas del s. XVIII: Cleopatra VII en la obra de Angelika Kauffmann”.............................................................. Elena Redondo Moyano, “Gore Vidal y su recreación novelesca de Juliano el Apóstata”...................................................................... Antonio Río Torres-Murciano, “Valerio Flaco en el Siglo de Oro”............................................................................................ José Riquelme Otálora, “Herencia situacional recibida por la Calamita de Torres Naharro del Heautontimorumenos y Eunuchus terencianos”................................................................................. Adrián J. Sáez García, “Ecos y referentes clásicos en el Coloquio de los perros de Cervantes”................................................................ Pilar Saquero Suárez-Somonte, “Notas sobre la pervivencia del Bursario de Juan Rodríguez del Padrón en las letras castellanas y portuguesas del siglo XV”............................................................
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2501 2525 2539 2555 2569 2583 2593 2607 2621 2641 2651 2659 2673 2685 2701 2717
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Enseñanza del latín, Didáctica e innovación Iohannes Cienfuegos García, “Qualis in Hispania discetur Latinitas?”.................................................................................... Javier Espino Martín, “Barroquismo carnavalesco o empirismo ilustrado en la enseñanza del latín en el siglo XVIII: La Gramática y conducta del dómine Don Supino (1790) de Manuel de Vegas y Quintano”................................................................................... Manuel López-Muñoz - Luis Inclán García-Robés, “Chiron, una propuesta didáctica para el siglo XXI”.......................................... Fotografías para el recuerdo.............................................................. Índices de nombres propios.............................................................. Índice antroponímico.................................................................. Índice toponímico....................................................................... Índice de autores.............................................................................. Índice general de la obra...................................................................
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