Trabajo Social en una sociedad multicolor

September 9, 2017 | Autor: Blas Flores Aguila | Categoría: Trabajo Social
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Descripción

Trabajo social en una sociedad multicolor: Ensayo propositivo sobre pertinencia cultural en el campo de la aplicación de políticas sociales. Trabajo expositivo a ser presentado en La Juntada Patagónica, 5 y 6 de Noviembre de 2005, Ushuaia, Argentina.

Eje Temático Corrientes migratorias: La intervención del TS en la diversidad. AUTORES: BLAS FLORES AGUILA SILVIA VILLEGAS MUÑOZ.

Trabajo social en una sociedad multicolor: ensayo propositivo sobre pertinencia cultural en el campo de la aplicación de políticas sociales. Introducción.

El mundo multicolor de la sociedad global, nos pone en un desafío a la imaginación, a la creatividad que surge desde nuestro quehacer profesional, desde las particularidades de cada uno de los grupos que conforman nuestro ámbito de trabajo, nuestro campo de intervención. Nuestro continente americano desde épocas precolombinas ha sido un escenario donde se encuentran diversas formas de enfrentar el desafío de la supervivencia, en la medida en que los grupos humanos fueron configurando sociedades se fueron diferenciando las diversas culturas que dan origen a nuestra identidad como tierras lejanas y desconocidas para aquellos que nos descubrieran/conquistaran.

Con el allegamiento de la colonización colombina comienza la historia de encuentros y desencuentros que nos han llevado hasta el rostro mestizo que nos engalana hoy, lejos de la homogeneidad que pretenden que tengamos, con el correr de la historia nuestro territorio se ha ido reconociendo como diferente y diferenciado en cada una de las regiones que lo componen. Hoy con un proceso que ha llevado a constituirnos como una sola gran aldea construida con información, conexión, y otros fenómenos que han ido haciendo de las distancias sólo una ilusión, la reivindicación de las identidades locales se ha consolidado como un deber de todos los actores sociales involucrados, en especial nosotros, agentes de cambio social, profesionales cuya vocación se centra en la búsqueda de nuevas sociedades más justas y respetuosas de las particularidades de quienes son nuestro sujeto de acción.

Desde esta globalización, que centraliza y en muchas ocasiones anula la posibilidad de reconocernos a nosotros mismos como individuos con características propias, las regiones de cada país han tomado conciencia de la necesidad urgente de mostrar sus propios colores, su rostro más real, en especial aquellas que se sienten aún más únicas que aquellas que se encuentran localizadas cerca de los centros de poder, de las ciudades donde se toman las decisiones. Es en este contexto donde la zona austral, la Patagonia hace valer el derecho de ser diferente, no sólo por el capricho de la naturaleza que nos impone el desafío de vivir en condiciones extremas, sino también por nuestra historia, muchas veces ajena a los procesos que se han vivido en el cono sur de América e ignorada desde el centralismo en los acontecimientos que nos han dado este sello.

Nos enfrentamos muchas veces a la hegemonía de aquellos que nos ignoran y tienen el poder de decidir por nosotros, que nos exigen arar con los bueyes que ellos nos proporcionan, jugar con las reglas que ellos nos ponen; ellos mismos tienen el desafío de velar por el bien común, entendido

en estos términos como el bienestar de la mayoría, con el costo de negar, innumerables veces, las particularidades, o convirtiéndolas en fundamento para los prejuicios con que nos observan y evalúan.

El presente trabajo no busca ser una respuesta, no pretende ser la receta que todos esperan para superar el centralismo o la acción globalizante del mismo, no es más ni menos que una observación, una nota al pie en esta nueva historia que se escribe a partir de hoy, en lo que a la construcción de un accionar pertinente se refiere.

Desde la realidad existente en la Región de Magallanes y Antártica Chilena buscamos plantear la necesidad de considerar cualquier planteamiento del Estado en términos de adecuación a la realidad cultural existente, considerando la diversidad, teniendo como objetivo el respeto por las particulares identidades que se ven atacadas en nombre del bien común y un estándar de calidad de vida, definidos por actores lejanos, ignorantes muchas veces, del camino recorridos por quienes han construido en la Patagonia un lugar de desarrollo.

L@s trabajador@s sociales tenemos mucho que decir al respecto, por cuanto somos quienes aplicamos las políticas y somos quienes podemos dar en este proceso el matiz necesario para que no sean ajenas a la realidad que pretenden mejorar.

Los colores de la Patagonia Chilena

Ya desde tiempos precolombinos esta región contaba con una multiplicidad de grupos étnicos distribuidos en su territorio, los Tehuelche en el continente, los Selknam en la isla Tierra del Fuego, Kawésqar en los canales del norte de la Región y los Yagán en los canales más australes.

Con el establecimiento de las rutas de navegación desde el Atlántico al Pacífico estos pueblos establecieron contacto con Europa, fueron estudiados, clasificados llevados al viejo continente para ser exhibidos, etc. Para más tarde ser evangelizados y civilizados.

Con el correr de los años y habiendo encontrado recursos para ser explotados en este territorio, el establecimiento de ciudades, pueblos, estancias, etc. generan un nuevo cambio en el rostro de la Patagonia, a partir de la competencia por la ocupación van desapareciendo los rasgos indígenas de esta tierra, el visitante europeo y el chileno hacen notar su deseo de progresar y prevalecer en este inhóspito lugar, desplazando y luego combatiendo al habitante originario, mientras en los canales las buenas intenciones diezmaban a los navegantes de esta agua.

Vinieron a poblar esta tierra, Ingleses, Escoceses, Suizos, Italianos, Croatas, Franceses, Rusos, Chilenos y, por supuesto, Españoles. Cada pueblo trajo consigo su historia, su razón para alejarse de sus países y tierras natales, cada uno trajo su modo de sobrevivir, de producir, de domesticar su entorno, de organizarse para el trabajo, de festejar y de hacer duelo, cada pueblo viajó con sus canciones y recuerdos, cada pueblo trajo sus propios colores y se mantuvo diferente respecto de los otros con que compartían la aventura de ser pioneros.

Muchas de sus tradiciones aún permanecen, a pesar de que hoy hablan la misma lengua que los otros, a pesar de haber absorbido algunas de las costumbres y formas de hacer las cosas de los demás, aún cuando la mezcla es evidente, las diferencias permanecen, porque aunque lleven juntos mucho tiempo compartiendo esta aventura, aunque esencialmente sean iguales, las diferencias los mantienen unidos entre sí, las diferencias con los demás los hacen más iguales entre sí.

Esta región se construye a partir de la diversidad, esta región se identifica aún más con las diferencias que con las similitudes, con la capacidad de reconocernos diferentes. Hoy estas colonias de la época de los pioneros se han transformado en familias, clubes, grupos u organizaciones de ayuda mutua, en que se practican las tradiciones traídas desde su origen, que encierran el secreto de la sobrevivencia de esas culturas.

Con el advenimiento de la democracia se recupera el valor de pertenecer a un pueblo indígena, dándole a esta sociedad nuevos bríos desde la tragedia antigua, dándonos la porción de rostro faltante para poder mirarnos en el espejo de la historia y reconocernos como lo que realmente somos. El desafío de enfrentar la diversidad

En este contexto vemos que nos encontramos hoy, dónde, además de la diversidad en el origen o referencia cultural, nos encontramos con diferencias producto de las profesiones y oficios existentes, nivel educacional, localización geográfica, etc., lo que a su vez se enfrenta con una planificación centralizada de políticas sociales, que no siempre dan cuenta de la realidad sectorial o local.

Parece ser que la gran tarea es incorporar al quehacer de los Trabajadores Sociales el concepto de pertinencia, y por su intermedio inducir la transformación desde la aplicación de dichas políticas. Para los fines de este trabajo tomaremos la definición de pertinencia cultural utilizada por el Ministerio de Planificación y Cooperación, que dice:“el explicito reconocimiento y valorización del carácter multicultural de la sociedad chilena y la adecuación de los instrumentos y/o modalidades de atención a las particularidades y demandas especificas" (MIDEPLAN, 2005) de los distintos

grupos culturales de nuestro país”[1], debemos incorporar, además, que entenderemos como grupo cultural a todo grupo de personas que tienen características culturales similares, vengan de donde provengan estas similitudes. La intención de ampliar tanto la aplicación del término radica en el hecho de que es usual que al mencionar la Pertinencia Cultural, inmediatamente nos circunscribamos al tema indígena en nuestro país, sin embargo, este concepto resulta tener una aplicación no exclusiva de la temática indígena, ya que también es aplicable en cualquiera de los distintos grupos culturales que forman parte de nuestra sociedad.

Teniendo este concepto no sólo como una característica del accionar del Trabajador Social, sino como una directriz ética que surge del reconocimiento de las particularidades de cada cliente/usuario[2] , es posible dimensionar y valorar el grado de daño que puede provocar la aplicación irreflexiva de instrumentos de beneficio social, sea cual sea su objetivo. Una de las intenciones de incluir la pertinencia cultural en nuestra praxis es, efectivamente, por un lado disminuir los efectos no deseados o dañinos que puede provocar la aplicación de políticas sociales en determinados grupos y por otro aumentar el beneficio desde el uso de los recursos culturales existentes en el ámbito de trabajo.

En este punto nos encontramos con otro concepto igual de importante, que hace relación con el norte de nuestras acciones profesionales, “Desarrollo con Identidad” (Austin, 2005) el cual postula que el Estado no sólo debe preocuparse de mejorar las condiciones de vida materiales de los ciudadanos, sino que además, debe procurar que las iniciativas de fomento se desarrollen teniendo en cuenta los aspectos culturales de los distintos grupos humanos que benefician; esto se logra a través de la acción participativa de dichos grupos, reduciendo de esta forma el choque cultural entre lo que el Estado entiende como desarrollo y lo que estos grupos culturales particulares aceptan como idea de desarrollo. De esta manera el aspecto cultural que distingue a cada grupo en particular deja de ser un obstáculo y se transforma en un capital para el desarrollo sostenible de la comunidad en la que se encuentra inserto este grupo humano. La pertinencia cultural se refiere a la necesidad de extremar cuidados para que la acción sociocultural sea la apropiada para la gente beneficiaria, de modo que ellos se sientan parte de este accionar, se apropien de ella y puedan seguir desarrollándola por ellos mismos. Si se logra que la población beneficiaria, que en este caso es un grupo cultural particular, se sienta protagonista de estas acciones, quiere decir, que la acción sociocultural fue diseñada y llevada a cabo con Pertinencia Cultural, es decir, en la forma que correspondía hacerlo, o sea considerando las características del grupo cultural y adecuando la idea de desarrollo del Estado a estas características, y de esta manera potenciar ambas.

Aterrizando la propuesta: Metodología

Desde el aspecto metodológico, tomando en cuenta el modelo clásico de intervención social DIAGNÓSTICO-PLANIFICACIÓN-EJECUCIÓN-EVALUACIÓN, proponemos lo siguiente: Como en toda acción profesional, es fundamental el diagnóstico que se realiza previo a la intervención propiamente tal y en este sentido es primordial considerar elementos propios del universo cultural de nuestro cliente/usuario, sea este un individuo/familia, grupo o comunidad, tales como sistema de creencias, costumbres, modos de producción, de negociación, alimentación, campo de ejercicio laboral, religión, procedencia geográfica, etc. Debemos poner nuestra atención a todos aquellos detalles, por insignificantes que parezcan, que nos puedan parecer novedosos desde nuestra propia cultura, los elementos que explícitamente nos plantea nuestro cliente/usuario y aquellos que nos puedan proporcionar informantes calificados pertinentes al área de ejercicio profesional. Ya que, en estos elementos podemos identificar posibles obstaculizadores de nuestro accionar y, lo más importante, elementos que pueden ser potenciados en pos de un mejor resultado. Siendo importantísimo el primer contacto que se establece y su correspondiente sistematización.

Aún cuando es norma metodológica evitar la intencionalidad en el momento de realizar el diagnóstico, es relevante en este punto insistir en ello, ya que de lo contrario podríamos no actuar con pertinencia, sino ser eco de lo que queremos evitar. Debemos hacer el ejercicio de liberarnos de cualquier juicio a priori, ya que esto sólo nos permitirá encontrar obstaculizadores en desmedro de aquellos factores que harían más eficaz nuestro trabajo. Una vez finalizada la etapa diagnóstica, en la planificación nos encontramos con el desafío de incorporar aquellos elementos que son posibles de utilizar y en un segundo momento realizar una prognosis respecto de los patrones que son susceptibles de ser alterados con nuestra intervención, así como la valoración que tendrían nuestras acciones por parte de nuestro cliente/usuario; no podemos perder de vista los potenciales efectos negativos o no deseados que podemos causar.

Antes de proceder a la ejecución propiamente tal se requiere de la validación de nuestra planificación por parte de nuestro cliente/usuario, sólo así es posible tener una referencia respecto de cuan pertinente es la línea de acción que hemos decidido y podemos incorporar modificaciones oportunamente.

En la ejecución misma, no debemos dejar de observar la reacción que nuestra praxis produce, y buscar las causas de dichas reacciones, especialmente si estas no contribuyenal éxito que buscamos, quizá pasamos por alto algún dato o no lo valoramos en su justa medida. El ejercicio de evaluación permanente del proceso y su posterior sistematización en una

evaluación final nos permite medir el grado de pertinencia con el que actuamos, poniendo especial interés al hecho de que los cambios que queríamos producir se produjeron con el mínimo de efecto en otros aspectos de la cultura de nuestro cliente/usuario. No resulta tan complejo como parece, desde la experiencia personal me permito plantear un ejemplo desde lo cotidiano, la preparación de canastas familiares para personas Adultas Mayores, donde se incluye además de lo básico, yerba mate y se aumenta el número de tarros de jurel (pescado), así como las papas, reduciendo el número de cajas de té y de fideos, porque estos alimentos resultan ser más satisfactorios para estas personas, sin que esto signifique un costo mayor.

Trabajadores Sociales en Acción: Roles

El esquema actual de aplicación de políticas públicas nos pone a los Trabajadores Sociales como los profesionales de acción directa con los destinatarios de estas estrategias y como agentes de retroalimentación de las instancias que las implementan, somos el nexo entre el cliente/usuario y el Estado, es nuestro deber velar porque las cosas se hagan de la mejor forma posible. Tanto en la acción directa como en la retroalimentación, la capacidad de actuar y de repensar con pertinencia favorecerá el reconocimiento de las particularidades de nuestra población objetivo desde una perspectiva más local, ya quedesde las individualidades atendidas es posible construir un marco de referencia más cercano a la realidad con la que trabajamos. Si no se toma protagonismo en el ámbito de la retroalimentación nuestros esfuerzos serán poco efectivos, si bien es cierto nuestra responsabilidad inmediata es con quienes tenemos al frente como cliente/usuario, también lo es velar porque el cambio en este sentido se institucionalice y prevalezca por sobre el centralismo que nos afecta.

Por lo tanto, es de vital importancia sistematizar nuestra praxis, para reforzar nuestra capacidad propositiva y permitir, además la posibilidad de intercambiar información en este sentido, en lo que respecta a método y técnica de aplicación y medición de pertinencia cultural en la ejecución de políticas sociales. En la actualidad no existe un criterio único, ni menos un instrumento que permita realizar este tipo de precisiones, restándonos poder en la negociación pro descentralización real.

Algunas consideraciones desde lo local

La Región de Magallanes se encuentra desconectada del resto del país debido a las dificultades que implica cruzar las distancias que nos separan de él, esto no sólo en materia de transporte, sino

que, además por las comunicaciones, quizás no en acceso, sino la calidad de la transmisión de datos.

El costo de la vida en esta región es uno, sino el más, alto del país, a esto se suma el alto costo que significa salir de ella con “rumbo al norte”.

Interiormente las vías de transporte y comunicación tampoco garantizan a todas las localidades acceso a la capitalregional, el clima puede dejar sin comunicaciones y sin posibilidad de salir de ellos a cualquiera de los poblados que existen.

Esto repercute fuertemente en el nivel de expectativas que tiene la población, respecto de la calidad de vida y las aspiraciones a futuro, es realmente difícil para un joven pensar en salir de la región y acceder a la oferta de educación superior que existe en el resto del país, por lo que las proyecciones favorecen permanecer en ella.

Las condiciones climáticas no permiten vivir en condiciones en extremo precarias, por lo que el tipo de pobreza e indigencia existente difiere enormemente de las situaciones que se observan en cualquier otra parte del territorio nacional.

Las actividades productivas poca relación tienen con las actividades que se desarrollan en el centro de Chile, los productos que se obtienen en la zona son distintos, etc. Así se pueden seguir enumerando situaciones que nos hacen distintos y que no se consideran en la elaboración de políticas sociales de aplicación o ejecución nacional.

Desde cierta perspectiva, se requiere de instrumentos especiales, hacer diferencia respecto de lo que pasa en otras regiones, no obstante, es posible mantener nuestra identidad local y cubrir las necesidades locales sin recurrir a mecanismos exclusivos, en esta región se requiere tomar medidas urgentes en pos de aplicar la pertinencia cultural, incrementando el éxito de las medidas aplicadas y reduciendo el gasto social.

Las medidas que se aplican sin pertinencia terminan siendo gasto, no inversión social, ya que norepercuten en un mejoramiento significativo de la calidad de vida de las personas y en más de una ocasión se transforman en vías de asistencialismo crónico, porque frente a una iniciativa fracasada se inyectan más recursos buscando de esa forma cumplir con los objetivos, sin buscar las verdaderas causas del problema.

A modo de conclusión

Hoy en día el centralismo se nos presenta con muchas caras y en variadas circunstancias, con el consecuente deterioro de la voluntad de cambio de quienes se ven afectados. Las decisiones que no representan la realidad local, aún cuando sea con las mejores intenciones, perjudican a la población objetivo y al estado. Es urgente que quienes se encuentran en la posición de generar un cambio positivo en este sentido se comprometan con él, desde la acción convencida de la construcción de una política social con pertinencia cultural.

BLAS FLORES AGUILA, ASISTENTE SOCIAL

----------------------[1] Coordinación de Políticas y Programas Indígenas, “Lineamientos para la Aplicación de las Nociones de Pertinencia Cultural y Desarrollo con Identidad en Programas Públicos”, Subsecretaría de MIDEPLAN, Junio 2005 [2] se usará esta denominación para identificar al sujeto que ocupa nuestro servicio como Trabajadores Sociales, para evitar otras como beneficiario u objeto de atención, ya que consideramos que estos términos encierran de mejor forma la relación que se establece

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