Topografía del culto en las casas romanas de la Bética y la Tarraconense

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Descripción

MADRIDER MITTEILUNGEN

DEUTSCHES ARCHÄOLOGISCHES INSTITUT ABTEILUNG MADRID

MADRIDER  MITTEILUNGEN

54 – 2013

REICHERT VERLAG WIESBADEN

MADRIDER MITTEILUNGEN erscheint seit 1960

MM 54, 2013 · VIII, 600 Seiten mit 225 Abbildungen

Herausgeber Erste Direktorin · Zweiter Direktor Deutsches Archäologisches Institut, Abteilung Madrid, Calle Serrano 159, E-28002 Madrid

Wissenschaftlicher Beirat

Prof. Dr. Oswaldo Arteaga Matute, Universidad de Sevilla, España · Prof. Dr. Manuel Bendala Galán, Universidad Autónoma de Madrid, España · Prof. Dra. María Paz García-Bellido, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, España · Prof. Dr. Antonio Gilman, California State University, Northridge, U.S.A. · Prof. Dr. Amílcar Guerra, Universidade de Lisboa, Portugal · Prof. Dr. Andreas Hauptmann, Deutsches Bergbaumuseum Bochum, Deutschland · Prof. Dr. Pierre Moret, Université de Toulouse, France · PD Dr. Sabine Panzram, Universität Hamburg, Deutschland · Prof. Dr. José Ramos Muñoz, Universidad de Cádiz, España · Prof. Dr. Dorothee Sack, Technische Universität Berlin, Deutschland · Prof. Dr. Markus Trunk, Universität Trier, Deutschland

© 2014 Deutsches Archäologisches Institut/Ludwig Reichert Verlag, Wiesbaden ISBN: 978-3-95490-034-3 8· ISSN: 0418-9744 04180418-9744 Gesamtverantwortlich: Deutsches Archäologisches Institut, Redaktion der Abteilung Madrid Layout und Satz: Imprenta Taravilla, S.L., Madrid Herstellung und Vertrieb: Ludwig Reichert Verlag, Wiesbaden (www.reichert-verlag.de) Alle Rechte, insbesondere das Recht der Übersetzung in fremde Sprachen, vorbehalten. Ohne ausdrückliche Genehmigung ist es auch nicht gestattet, dieses Buch oder Teile daraus auf photomechanischem Wege (Photokopie, Mikrokopie) zu vervielfältigen oder unter Verwendung elektronischer Systeme zu verarbeiten und zu verbreiten. Printed in Germany · Imprimé en Allemagne Printed on fade resistant and archival quality paper (PH 7 neutral) · tcf

INHALT

G. DE CARVALHO-AMARO, Der Copo canelado (Portugal, 3. Jahrtausend v. Chr.). Ein möglicher Vorläufer des maritimen Glockenbechers, mit 10 Textabbildungen .......................... 1 F. J. NÚÑEZ CALVO, De Tiro a Almuñécar. Conexiones metropolitanas de un contexto colonial fenicio, mit 31 Textabbildungen................................................................................. 27 E. GARCÍA TEYSSANDIER und D. MARZOLI mit Beiträgen von B. HEUSSNER, I. GAMER-WALLERT und M. DINIES, Phönizische Gräber in Ayamonte (Huelva, Spanien). Ein Vorbericht, mit 19 Textabbildungen................................................................................ 89 M. ALMAGRO-GORBEA, La ›Tumba de Melqart‹ del Herákleion de Gadir, mit 16 Textabbildungen.......................................................................................................... 159 H. HILLER, Griechisch oder etruskisch? Der anthropomorphe Kannenhenkel von Málaga, mit 20 Textabbildungen.......................................................................................................... 203 M. H. HERMANNS, Forschungsperspektiven der Montanarchäologie auf den Balearen. Antike Blei- und Silbergewinnung auf Ibiza, mit 14 Textabbildungen............................................... 242 M. CISNEROS CUNCHILLOS, E. ORTIZ PALOMAR und J. Á. PAZ PERALTA, Not everything is as it seems. I mitation marbles and semi-precious stones in roman glass, mit 4 Textabbildungen............................................................................................................ 275 R. WAHL-CLERICI und A. WIECHOWSKI, Untersuchungen zur antiken Prospektion von Erzlagerstätten mit bergbaulichen Beispielen aus dem römischen Goldbergwerksdistrikt von Três Minas, Gralheira und Campo de Jales in Nordportugal, mit 16 Textabbildungen.............................. 299 W. TRILLMICH, Aureae litterae, mit 13 Textabbildungen................................................. 327 TH. G. SCHATTNER, Wo in Munigua tagte der Senat?, mit 9 Textabbildungen............. 348 D. OJEDA, Un torso militar procedente de Itálica, mit 3 Textabbildungen........................... 371

inhalt

M. PÉREZ RUIZ, Topografía del culto en las casas romanas de la Baetica y la Tarraconensis, mit 23 Textabbildungen.......................................................................................................... 399 R. BARROSO CABRERA, J. CARROBLES SANTOS und J. MORÍN DE PABLOS, Una propuesta de interpretación de la llamada basílica exterior de Cabeza de Griego, mit 20 Textabbildungen ..................................................................................................................... 442 C. GARCÍA DE CASTRO VALDÉS und S. RÍOS GONZÁLEZ, Santa María de Villaverde y el Valle del Güeña, Cangas de Onís, Asturias (Vertiente Norte de los Picos de Europa). De la Antigüedad a la Edad Media, mit 13 Textabbildungen................................ 485 F. VALDÉS FERNÁNDEZ, Algo más sobre los marfiles de Madinat al-Zahra, mit 5 Textabbildungen...................................................................................................................... 528 J. Á. DOMINGO, La decoración arquitectónica de San Cebrián de Mazote (Valladolid). Reaprovechamiento, imitación e innovación en el alto medioevo hispánico, mit 7 Textabbildungen .... 548 In memoriam Géza Alföldy (1935–2011), von A. U. STYLOW ............................................

580

In memoriam Jürgen Untermann (1928–2013), von M. KOCH ..............................................

583

Hinweise und Richtlinien der Redaktion......................................................................................

589

Indicaciones y normas de la redacción...........................................................................................

589

María Pérez Ruiz

TOPOGRAFÍA DEL CULTO EN LAS CASAS ROMANAS DE LA BAETICA Y LA TARRACONENSIS

Introducción La ubicación de los espacios para el culto en las casas de la Baetica y la Tarraconensis es de lo más variada, algo que es común al conjunto del mundo romano y que resulta especialmente evidente en las ciudades de Pompeya y Herculano, donde se conserva el conjunto de lararios más completo y rico. Precisamente en estas ciudades se ha demostrado que dicha ubicación, aunque múltiple, no es arbitraria, sino que la elección del espacio dedicado al culto dentro de la casa denota la existencia de intereses o preferencias concretos por parte de la familia1, que no siempre es posible definir con claridad, pero que hay que poner en relación con las diversas connotaciones que tenía la religión doméstica para ella y que no siempre eran de tipo estrictamente religioso. En Hispania, como en las ciudades vesubianas, no parece que la elección del lugar en el que se coloca el larario sea casual y cabe, por tanto, preguntarse cuáles son las razones que motivan dicha elección y si éstas son similares a las que parecen encontrarse en Pompeya y Herculano o en otras zonas del mundo romano o si, por el contrario, difieren en algo. A pesar de que el registro arqueológico de partida es limitado tanto en cantidad como en calidad, resulta suficiente para tratar de responder a estas cuestiones, al menos en parte, y para obtener algunas interesantes conclusiones al respecto. Los espacios para el culto doméstico en las provincias Baetica y Tarraconensis Se ha documentado un total de 42 estructuras y espacios dedicados al culto doméstico en las provincias Baetica y Tarraconensis2, ocho de los cuales proceden de la primera y 34 de la segunda (fig. 1). Todas las estructuras béticas proceden de contextos urbanos, mientras que las tarraconenses proceden tanto de ámbito urbano como rural. La inmensa mayoría de estas estructuras puede caracterizarse como lararios (tab. 1), es decir, que responden formalmente a la tipología romana de espacios para el culto doméstico definida 1 La importancia que tiene la ubicación de las capillas domésticas para comprender la ritualidad familiar y el uso específico al que éstas estaban destinadas comienza a reconocerse y reivindicarse de forma cada vez más generalizada por los investigadores dedicados a estas cuestiones (Bassani 2011, 103; Van Andringa 2011, 91). 2 La mayoría de estas estructuras serán tratadas con detenimiento a lo largo de las siguientes páginas. Para el resto remitimos a Pérez Ruiz 2013, con bibliografía.

Casa de la Cañada Honda Casa del sector F-5 Casa Triangular Casa de las Cuevas Ciegas Casa de C. Iulius Sylvanus Melanio

Italica (Santiponce, Sevilla)

Ilici (La Alcudia de Elche, Alicante)

Clunia (Peñalba de Castro, Burgos)

Clunia (Peñalba de Castro, Burgos)

Segobriga (Saelices, Cuenca)

SE/Italica02-E

AL/Ilici01-E

BU/Clunia01-E

BU/Clunia02-E

CU/Segobriga01-E Casa n.º 1

Casa de los Pájaros

Italica (Santiponce, Sevilla)

SE/Italica01-E

(L’Escala, GE/Emporiae01-E Emporiae Gerona)

Casa del Sectile

Hispalis (Sevilla)

SE/Hispalis01-E

Urbano

Urbano

Urbano

Urbano

Urbano

Urbano

Urbano

Urbano

Urbano

Urbano

Florentia Iliberritana Domus del Callejón de (Granada) los Negros

GR/Florentia01-E Domus

Urbano

Casa de la Plaza de la Corredera

Corduba (Córdoba)

CO/Corduba01-E

Acinipo (Ronda, Málaga)

Urbano

Fábrica de salazones con estructura doméstica

Gades (Cádiz)

CA/Gades01-E

ML/Acinipo01-E

Urbano

Casa de la Torre del Rocadillo

Carteia (San Roque, Cádiz)

CA/Carteia01-E1

TIPO DE CONTEXTO

PROCENDENCIA

YACIMIENTO

REFERENCIA

Sacrarium

Sacrarium

Sacrarium

Sacrarium

Sacrarium

Aedicula

Sacrarium

Nicho

Aedicula

Nicho

Sacrarium

Aedicula

Nicho

TIPO DE LARARIO

Atrio

Indefinida

Peristilo

Jardín (?)

Peristilo

Peristilo

Peristilo

Indefinida

Desconocida

Atrio

Atrio (?)

Zona de producción (patio porticado)

Atrio

UBICACIÓN

 

In situ

In situ

In situ

Primera mitad s. I d.C. (época tiberiana) Fin. s. II-primer tercio s. III d.C.

In situ

In situ

In situ

Mediados s. I (post quem)-s. III d.C.

Fin. s. I-ppios. s. II d.C.

Med. s. II-med. s. III d.C.

In situ

In situ

Med./fin. s. IV-s. V d.C. Med. s. II-med. s. III d.C.

 

Destruido (?)

Destruido

In situ

In situ

ESTADO ACTUAL

 

Med. s. I-s. II d.C.

S. III d.C.

Ppios. s. I-med. s. II d.C.

Fin. s. I a.C./ ppios. s. I d.C.-?

CRONOLOGÍA

400 maría pérez ruiz

Villa de el Rihuete Complejo de El Alamillo Villa de Las Musas Villa de Los Villares

Complejo de El Alamillo (Mazarrón, Murcia)

Villa de Las Musas (Arellano, Navarra)

Villa de los Villares, Santervás del Burgo (Fuentearmegil, Soria)

MU/Alamillo01-E

NA/Arellano01-C

SO/Villares01-E

Casa en el Arx Hasdrubalis

MU/ Carthago Nova CarthagoNova04-E (Cartagena, Murcia)

Villa de El Rihuete (Mazarrón, Murcia)

Edificio del Atrio

MU/ Carthago Nova CarthagoNova03-E (Cartagena, Murcia)

MU/Rihuete01-E

Casa de la Fortuna

MU/ Carthago Nova CarthagoNova02-E (Cartagena, Murcia)

Casa de la Cabeza de Bronce

Pollentia (Alcudia, Mallorca, Islas Baleares)

IB/Pollentia01-C Casa de la Plaza de San Ginés

Casa de las Rosetas

Osca (Huesca)

HU/Osca01-E

MU/ Carthago Nova CarthagoNova01-C (Cartagena, Murcia)

Villa de Vilauba

Villa de Vilauba (Camós, Gerona)

Casa n.º 2B

(L’Escala, GE/Emporiae03-E Emporiae Gerona)

GE/Vilauba01-C

Casa n.º 19

(L’Escala, GE/Emporiae02-E Emporiae Gerona)

Rural

Rural

Rural

Rural

Urbano

Urbano

Urbano

Urbano

Urbano

Urbano

Rural

Urbano

Urbano

Aedicula

Aedicula

Aedicula (?)

Sacrarium

Pseudoedículo

Pseudoedículo

Sacrarium

Sacellum

Aedicula

Sacrarium

Sacrarium

Altar

Nicho

 

S. II-III d.C.

Zona de producción (cella vinaria) Indefinida

?-último cuarto s. II a.C.

Fin. s. I/ppios. s. II-fin. s. III/ppios. s. IV d.C. Ppios. s. I-fin. s. II/ppios. s. III d.C. Fin. s. I a.C.segunda mitad s. II d.C.

Fin. s. I a.C.160/180 d.C.

S. I d.C.

Indefinida

Estancia de representación

Zona de representación

Atrio

Estancia de representación

Jardín

Fin. s. II-s. III d.C.

S. I a.C.-s. II/III d.C.

Indefinida (tablinum?, patio?) Indefinida

Med. s. I-fin. s. III d.C.

Fin. s. I a.C.-ppios. s. I d.C.

 

Peristilo

Peristilo

Espacio de distribución (pseudoatrio)

In situ (?)

In situ

Destruido

Destruido (conservado el pavimento)

Destruido

In situ

In situ

Destruido

In situ

In situ

In situ

In situ; Museu d’Arqueològia de Catalunya. Empùries

In situ topografía del culto en las casas romanas de la baetica y la tarraconensis

401

Casa del Ninfeo Casa de la C/ Palomeque 12 Casa del Emblema Blanco y Negro Casa de la Tortuga

Bilbilis (Calatayud, Zaragoza)

Caesaraugusta (Zaragoza)

Celsa (Velilla de Ebro, Zaragoza)

Celsa (Velilla de Ebro, Zaragoza)

ZR/Bilbilis02-E

ZR/ Caesaraugusta01-E

ZR/Celsa01-E

ZR/Celsa02-E

Urbano

Urbano

Urbano

Urbano

Urbano

Larario pictórico

Sacrarium

Pseudoedículo

Sacrarium

Jardín

Atrio

Jardín

Atrio

Acceso

27 a.C.-14 d.C.

Fin. s. I a.C.

Último tercio s. I d.C.

Primera mitad s. I d.C-?

Segunda mitad s. I-s. II d.C.

Fin. s. IV-med. s. V d.C.

Estancia de representación

Sacrarium Larario pictórico

Fin. s. II/ppios. s. III-ppios. s. V d.C.

Fin. s. II/ppios s. III-fin. s. IV d.C.

S. I-III d.C.

s. IV d.C.

S. II-último cuarto s. III d.C.

S. II-III d.C.

 

Jardín

Jardín

Desconocida

Peristilo

Indefinida (cubiculum?)

Indefinida (jardín?)

Indefinida

Sacellum

Sacellum

Larario pictórico

Aedicula

Sacrarium

Aedicula

Indefinido

In situ

In situ

In situ

 

In situ

In situ

In situ (?)

Museo de Zaragoza. Centro Monográfico de la Colonia Celsa

In situ

Destruido (?)

In situ

Museo Municipal de Calatayud

Tab. 1 E = estructura de culto doméstico; C = conjunto de estructura de culto doméstico con materiales o epigrafía asociados.

Casa de la Fortuna

Rural

Rural

Villa del Pou de la Sargueta Villa de Requejo

Rural

Villa de Cornelius

Urbano

Casa de la Plaza de Cisneros

Bilbilis (Calatayud, Zaragoza)

Villa de Cornelius (L’Enova, valencia) Villa del Pou de la Sargueta (Riba-roja de Turia, Valencia) Villa de Requejo (Santa Cristina de la Polvorosa, Zamora)

Valentia (Valencia)

Rural

Rural

Urbano

Rural

Villa de Maternus

Villa de Els Munts

ZR/Bilbilis01-C

ZA/Requejo01-E

VA/Sargueta01-E

VA/Enova01-C

VA/Valentia01-E

TO/ Carranque01-E

Villa de Els Munts (Altafulla, Tarragona) Villa de Maternus (Carranque, Toledo)

Domus portuaria

Tarraco (Tarragona)

TA/Tarraco01-E

TA/Munts01-E

Villa de Los Villares

Villa de los Villares, Santervás del Burgo (Fuentearmegil, Soria)

SO/Villares02-E

402 maría pérez ruiz

topografía del culto en las casas romanas de la baetica y la tarraconensis

403

Fig. 1 Mapa con ubicación georreferenciada de las estructuras de culto y los conjuntos de estructuras con materiales asociados, hallados en la Baetica y en la Tarraconensis. 1 Nicho, Casa de la Torre del Rocadillo, Carteia (San Roque, Cádiz), 2 Aedicula, fábrica de salazones con estructuras domésticas adosadas, Gadir (Cádiz), 3 Sacrarium, Casa de la Plaza de la Corredera, Corduba (Córdoba), 4 Nicho, Domus del Callejón de los Negros, n.º 8, Iliberri (Granada), 5 Aedicula, domus en Acinipo (Ronda, Málaga), 6 Nicho, Casa del Sectile, Hispalis (Sevilla), 7 Sacrarium, Casa de los Pájaros, Italica (Santiponce, Sevilla), 8 Aedicula, Casa de la Cañada Honda, Italica (Santiponce, Sevilla), 9 Espacio con uso religioso, Casa del Sector 4-C, Ilici (La Alcudia de Elche, Alicante), 10 Sacrarium, Casa del Sector 5–F, Ilici (La Alcudia de Elche, Alicante), 11 Espacio con uso religioso, Can Balençó (Argentona, Barcelona), 12 Sacrarium, Casa Triangular, Clunia (Peñalba de Castro, Burgos), 13 Sacrarium, Casa de las Cuevas Ciegas, Clunia (Peñalba de Castro, Burgos), 14 Sacrarium, Casa de C. Iulius Sylvanus Melanio, Segobriga (Saelices, Cuenca), 15 Sacrarium, Casa n.º 1, Emporiae (L’Escala, Gerona), 16 Nicho, Casa n.º 19, Emporiae (L’Escala, Gerona), 17 Altar, Casa n.º 2B de Emporiae (L’Escala, Gerona), 18 Espacio con uso religioso, Casa 1 de Mas Castellar de Pontós (Gerona), 19 Sacrarium, Villa de Vilauba (Camós, Gerona), 20 Sacrarium, Casa de las Rosetas, Osca (Huesca), 21 Aedicula, Casa de la Cabeza de Bronce, Pollentia (Alcudia, Mallorca, Islas Baleares), 22 Sacellum, Casa de la Plaza de San Ginés, esq. C/ Faquineto, Carthago Nova (Cartagena, Murcia), 23 Sacrarium, Casa de la Fortuna, Carthago Nova (Cartagena, Murcia), 24 Pseudoedículo, Edificio del Atrio, Carthago Nova (Cartagena, Murcia), 25 Pseudoedículo, Casa en el Arx Hasdrubalis, Carthago Nova (Cartagena, Murcia), 26 Sacrarium, Villa de El Rihuete (Mazarrón, Murcia), 27 Aedicula (?), Complejo de El Alamillo (Mazarrón, Murcia), 28 Aedicula, Villa de Las Musas, Arellano (Navarra), 29–30 Aedicula y larario de tipo indefinido, Villa de Los Villares, Santervás del Burgo (Fuentearmegil, Soria), 31 Aedicula, Domus portuaria, Tarraco (parcela 30 de PERI 2, Jaume I-Tabacalera; Tarragona), 32 Sacrarium, Villa de Els Munts (Altafulla, Tarragona), 33 Aedicula, Villa de Materno (Carranque, Toledo), 34 Larario pictórico, Plaza de Cisneros n.º 6, Valentia (Valencia), 35 Sacellum, Villa de Cornelius, L’Énova (Valencia), 36 Sacellum, Villa del Pou de La Sargueta, Riba-roja de Turia (Valencia), 37 Sacrarium, Villa de El Requejo (Santa Cristina de la Polvorosa, Zamora), 38 Larario pictórico, Casa de la Fortuna (zona S.P.P.), Bilbilis (Calatayud, Zaragoza), 39 Sacrarium, Casa del Ninfeo, sector C.III de Bilbilis (Calatayud, Zaragoza), 40 Pseudoedículo, Casa de la C/ Palomeque 12, Caesaraugusta (Zaragoza), 41 Sacrarium, Casa del Emblema Blanco y Negro, Celsa (Velilla de Ebro, Zaragoza), 42 Larario pictórico, Casa de la Tortuga, Celsa (Velilla de Ebro, Zaragoza).

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Fig. 2 Volumen de lararios por tipos hallados en las provincias Baetica y Tarraconensis.

a partir de los vestigios vesubianos3. Los casos restantes, sólo tres, responden a tradiciones indígenas y presentan una cronología bastante alta, siendo todos anteriores al cambio de Era. Se trata de testimonios dispares entre sí, por lo que no es posible relacionarlos tipológicamente4. Entre los que pueden identificarse como lararios, el tipo predominante es el de los sacraria, habitaciones dedicadas por completo al culto, al igual que los sacella, que son, sin embargo, mucho menos numerosos5; el siguiente tipo más común es el de las aediculae o templetes, algunos de los cuales son pseudoedículos6. Menos numerosos son los nichos practicados en la pared y los altares, de los que sólo hay uno7. El grupo se completa con un larario de tipo indefinido (fig. 2). El porcentaje resultante de lararios por tipos está completamente invertido respecto de lo que se conoce para las ciudades vesubianas, donde abundan los nichos y los lararios pictóVéase una caracterización de dicha tipología en Pérez Ruiz 2007/2008, 213–220, con bibliografía. Se trata de una de las habitaciones de la casa del Sector 4-C de Ilici (La Alcudia de Elche, Alicante) (Ramos Fernández 1991, 70; Ramos Fernández 2001/2002; Ramos Folqués 1966), una estructura en el recinto P de Can Balenço (Argentona, Barcelona) (Belarte 1997, 197; CODEX 1992, 166) y la estancia principal de la Casa n.º 1 de Mas Castellar de Pontós (Gerona) (Pons 1997, 77–84; Pons et al. 1998, 59 s.; Pons et al. 2002, 120 s. 129. 401). Para el estudio de la topografía del culto doméstico que aquí se pretende, no se tendrán en cuenta de forma directa estas estructuras de adscripción indígena, pues, como se ha dicho, hacen referencia a otro tipo de tradiciones culturales con raíces en una época anterior a la romana, por lo que crearían una cierta distorsión si se analizaran junto al grupo más homogéneo de los lararios. Pero en algún caso sí se tendrán en cuenta, junto con otras estructuras de culto protohistóricas peninsulares, para la interpretación del significado de dichos lararios. 5 La principal diferencia estructural entre sacraria y sacella radica en que los primeros son habitaciones integradas en la planta del edificio doméstico, mientras que los segundos son estancias exentas construidas en espacios abiertos (Pérez Ruiz 2007/2008, 217–220). 6 Edículos con el cuerpo central realizado mediante paredes macizas en lugar de columnas en las esquinas, lo que crea un espacio interior similar a un nicho (Boyce 1937, 13; Pérez Ruiz 2007/2008, 216 s.). 7 Las aediculae, los nichos, las pinturas o los altares se consideran lararios sólo cuando aparecen solos, mientras que cuando se documentan en el interior de estancias para el culto (sacraria y sacella) se los considera como parte del equipamiento de éstas. En estos casos, la estructura que se tiene en cuenta para la cuantificación aquí presentada es la que engloba a las demás. 3 4

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ricos, y las aediculae y los sacraria son más escasos8. Sin embargo, hay que tener en cuenta las características del registro arqueológico peninsular, en el que es posible documentar con cierta frecuencia lararios que dejan huella en planta, como los sacraria, sacella y aediculae, mientras que los que se encontraban a cierta altura en las paredes, como nichos y lararios pictóricos, han desaparecido junto con ellas. Sólo un número reducido de los lararios estudiados cuenta con materiales asociados9. Éstos suponen un enriquecimiento sustancial de la información que pueden aportar los espacios para el culto, a la vez que son un apoyo fundamental para su correcta identificación, lo que hace a este pequeño grupo de lararios con materiales contextualizados especialmente interesante. No hay, sin embargo, un conjunto de materiales tipo que sea esperable hallar en un larario, más allá de esculturas en bronce de pequeño formato o altares portátiles, pues en su interior se han hallado piezas de vajilla comúnmente usadas en el espacio doméstico y objetos cuya función ritual viene determinada generalmente por el lugar de su hallazgo más que por una tipología específica. Algunos de los lararios hispanos cuentan además con estructuras añadidas como equipamiento para el desarrollo del rito, que coinciden en algunos casos con estructuras que cuando son independientes se interpretan como lararios en sí mismas (nichos, altares, aediculae...). En otros casos, se trata de repisas o superficies de diverso tipo sobre las que colocar objetos rituales, balsas para contener líquidos, etc. En cuanto a la cronología de los lararios béticos y tarraconenses, abarca desde el s. I a. C. hasta el s. V d. C., con la única excepción de la posible aedicula del complejo del Alamillo (Mazarrón, Murcia; MU/Alamillo01-E10), cuyo abandono está fechado en el último cuarto del s. II a. C.11. El período donde se concentra el mayor número de lararios en uso es el comprendido entre la segunda mitad del s. I y el s. III d. C., mientras que entre el s. III y comienzos del s. IV se amortiza un gran número de ellos (fig. 3), coincidiendo con el auge de otros tipos de culto, entre ellos el Cristianismo; no obstante, en el s. IV d. C. se construyen nuevas capillas domésticas que, aunque poco numerosas, demuestran la vigencia de este culto pagano hasta el s. V, en el que se amortizan definitivamente todos los lararios estudiados. Varios lararios se mantuvieron en uso durante uno, dos y hasta tres siglos, lo cual implica una gran continuidad en las tradiciones religiosas familiares. En otros casos no es posible datarlos con exactitud, de manera que se deben utilizar las fechas de uso de la vivienda en la que se encuentra, sin poder saber si el larario se construyó y se amortizó en el mismo o diferente momento que el resto de la estructura doméstica. Ubicación de los lararios en la casa El conjunto de los lararios de las ciudades vesubianas demuestra que éstos pueden hallarse prácticamente en cualquier estancia doméstica, si bien existen algunos espacios preferentes para 8 El índice realizado por G. K. Boyce (Boyce 1937) en su catálogo de los lararios pompeyanos puede dar una idea de las proporciones por tipos en esta ciudad, si bien desde su realización se han añadido algunos nuevos y otros resultan dudosos. 9 En la tabla 1, se trata de los lararios señalados con una ›C‹ en la referencia, siendo un total de seis. 10 Estas referencias identificativas se corresponden con las usadas en la tabla 1, en las que se recoge la información básica de cada larario. 11 La escasez de datos sobre el edificio y la posible estructura de culto (Amante et al. 1996, 314; TIR, J-30 (Madrid 2000), s. v. Alamillo, Complejo de El) nos lleva a ser muy cautos en su interpretación como aedicula.

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Fig. 3 Volumen por años de lararios en uso en las provincias Baetica y Tarraconensis.

Fig. 4 Ubicación de los lararios béticos y tarraconenses en el interior del edificio doméstico, por tipos.

su colocación12. En las provincias Baetica y Tarraconensis predomina su ubicación en las zonas nobles de la casa, tanto en espacios abiertos y de distribución – atrios, peristilos y jardines – como en salas de representación. Menos común es hallarlos en zonas de producción y de acceso y en algunos casos la ubicación es desconocida o indefinida13 (fig. 4). Aunque ninguno de estos lararios se encuentra dentro de salas de banquete, resulta interesante destacar que 12 El catálogo realizado por G. K. Boyce (Boyce 1937), aún una referencia obligada para el estudio de los lararios pompeyanos, da muestra de la variedad de ubicaciones posibles. Véase el índice de éstas en pp. 105. 106. 13 Aunque no se puede especificar la funcionalidad exacta de estos espacios, sí se puede hipotizar la de algunos de ellos. En el caso del nicho de la Casa del Sectile de Hispalis (SE/Hispalis01-E) debe de tratarse de una estancia noble, a juzgar por sus dimensiones (7,2 x 7 m) y su decoración (pavimento de opus sectile), así como por el contexto doméstico en el que se encuentra (D. González Acuña propone el uso de toda la estancia para el culto, aunque no descarta su multifuncionalidad, dadas sus dimensiones; véase González Acuña 2011, 218 s. 390). Es probable que el sacrarium de la Casa de C. Iulius Sylvanus, en Segobriga (CU/Segobriga01-E), perteneciese también a la parte pública de la casa, a juzgar por sus características y dimensiones (Cebrián 2002/2003; Pérez Ruiz 2013, catálogo en CD). En la Casa de las Rosetas de Osca (HU/Osca01-E), la estancia en la que se encuentra el sacrarium se ha identificado como un tablinum (Juste 1994, 153), pero el conocimiento sólo parcial de la planta y las características de la estancia crean ciertas dudas sobre dicha identificación, pudiendo tratarse también de un patio. En la Villa de Els Munts (Altafulla, Tarragona), es posible que el sacrarium (TA/Munts01-E) se encuentre en un cubiculum con cámara y antecámara, al que se accedía desde el triclinium.

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varios de ellos tienen una relación estrecha con estos espacios o con salas de representación, siendo adyacentes o teniendo una relación visual directa, sobre lo cual se volverá más adelante. El predominio de las zonas nobles de la casa como lugares de ubicación preferente de los lararios hispanos no resulta extraño si se tiene en cuenta que las tipologías predominantes son las más monumentales, que se solían reservar para los espacios principales de la casa, como demuestran los testimonios hallados en diversas regiones del mundo romano. Así ocurre en las ciudades vesubianas, donde las aediculae y los sacraria se concentran mayoritariamente en atrios y peristilos14. También en Ostia, la mayoría de los lararios, en este caso nichos de grandes dimensiones y pseudoedículos mayoritariamente, se han documentado en peristilos y, a diferencia de las ciudades vesubianas, también con frecuencia en estancias de representación y de banquete15. En Túnez, los sacraria estudiados por Maddalena Bassani16 se ubican casi en su totalidad en los peristilos y, en un caso, en una sala de representación. La colocación en zonas de producción no es muy frecuente, a lo que hay que sumar la peculiaridad de que en los dos casos hispanos el tipo de larario elegido ha sido la aedicula, que, como se ha dicho, se suele reservar por su monumentalidad para estancias de un cierto rango. Lararios en zonas de almacenamiento y fermentación del vino, como el de la Villa de las Musas en Arellano17 (Navarra; NA/Arellano01-C) (fig. 16), se han documentado en la Villa Regina y en la Villa della Pisanella, ambas en Boscoreale (Italia)18. En cuanto al larario hallado en una fábrica de salazones gaditana19 (CA/Gades01-E), los encontrados en tabernae, cauponae, thermopolia o pistrina pompeyanos, herculaneses y ostienses, con zonas de vivienda asociadas, pueden servir como referente20. Otro de los lararios aquí analizados se ha documentado en la entrada de la Casa de la Fortuna, en Bilbilis21 (Calatayud, Zaragoza; ZR/Bilbilis01-C). Se trata de un larario pictórico, como buena parte de los hallados en las fauces de las viviendas pompeyanas, algunos de ellos con nichos, así como nichos únicamente22. En Ostia sólo un mosaico con decoración de falo, interpretado por J. Bakker como un larario23, responde a esta ubicación, en el vestíbulo de la Domus di Giove Fulminatore24. En la Narbonense, en cambio, ésta parece ser una ubicación frecuente25. 14 Véase la contextualización topográfica de las estancias vesubianas para el culto realizada por M. Bassani (Bassani 2008, 103–112). 15 Bakker 1994, 32–42. 54 s. 179–182. 16 Bassani 2003a, 171–175. 17 Mezquíriz 2003, 136–138. 18 De Caro 1994, 37–44. 19 Inédito. Agradecemos la información facilitada sobre este larario por los arqueológos J. M.ª Gener Basallote, J. M. Pajuelo y M.ª Á. Navarro. Excavación arqueológica del Teatro Cómico de Cádiz. 20 Uno de los trabajos más recientes sobre estos lararios para la ciudad pompeyana es el realizado por Santoro et al. 2011; para Ostia véase Bakker 1994. 21 Abad 1982, I 261 n.º Z.4.4.1; Martín-Bueno 1975/1976, 169–171; Martín-Bueno 1991, 172 s. fig. 7. 8; Guiral y Martín-Bueno 1996, 236–244. 22 Sirvan como ejemplo el larario pictórico con representación de Príapo en las fauces de la Casa dei Vetti (Pompeya VI, 15, 1.27; Boyce 1937, 54 n.º 211) o el larario pictórico con nicho en la entrada de la Casa del Cenacolo (Pompeya V, 2, h; Fröhlich 1991, 268 s.). 23 Más que de un larario, sería quizá oportuno hablar de un mosaico con fines apotropaicos, como sucede en Pompeya con los diversos pavimentos musivos decorados con perros y con el lema ›cave canem‹, como en la Casa del Poeta Tragico (VI, 8, 3–8; Pesando – Guidobaldi 2006, 179). 24 Bakker 1994, 232 n.º 71. 25 Santrot 2007, 82.

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Entre los lararios de ubicación indefinida, el de la Villa de Els Munts (Altafulla, Tarragona), un posible sacrarium26 (TA/Munts01-E), se halla en una estancia que podría interpretarse como un cubiculum con cámara y antecámara, al que se accede a través de un oecus corintio27 (fig. 20 b). Aunque no son muy frecuentes, los lararios en cubicula se documentan también en Pompeya28 y Herculano; en el segundo caso, algunos son aediculae de madera colocados en dormitorios del segundo piso29 y, por tanto, testimonios prácticamente únicos en todo el mundo romano. Las fuentes literarias hacen también alusión a los cubicula como lugares para desarrollar en culto doméstico30, por lo que su uso en este sentido pudo ser más frecuente de lo que el registro material muestra. Cabe subrayar la inexistencia de lararios en cocinas en la Bética y en la Tarraconense, pues se trata de una de las ubicaciones más frecuentes para los lararios pompeyanos31. Los tipos que se encuentran en ellas, nichos y lararios pictóricos casi exclusivamente32, son, como se ha dicho, escasos en el registro hispano. Pero debe también señalarse que en Herculano sólo tres de los aproximadamente cincuenta lararios documentados hasta la fecha, de los que 24 son nichos y cinco lararios pictóricos, se ubican en cocinas33; y en Ostia, donde abundan los lararios tipo nicho34, no se ha hallado ninguno en este tipo de estancias35. Esto alerta sobre la posibilidad de que la colocación de lararios en cocinas responda a una tradición local pompeyana, pero la diferencia cuantitativa entre sus lararios – más de 400 – y los de cualquiera de las demás ciudades y regiones a las que hemos aludido – Herculano con 50, Ostia con 21, la Bética y la Tarraconense con 39 – invita a ser cautos por el momento, a la espera de poder contar con más datos procedentes de otras regiones36. Tarrats et al. 1998; Tarrats et al. 2008. La disposición de la habitación en la que se encuentra y la que le da acceso a ésta responde a la composición de cubicula con cámara y antecámara (Uribe 2007, 96). P. Uribe, que ha estudiado este tipo de estancias, subraya frecuente asociación a salas de banquete (Uribe 2007, 101), todo lo cual nos ha llevado a proponer esta interpretación para la Villa de Els Munts. 28 Pueden servir como ejemplo los lararios tipo nicho documentados en sendos cubicula de la Casa di L. Caecilius Iucundus (Giacobello 2008, 290 n.º C9) y de la Casa della Regina Carolina (VIII, 3, 14; Boyce 1937, 75 n.º 352). 29 En la Casa a Graticcio (III, 14, 13, 15) se han documentado dos lararios de madera en sendos cubicula (Mols 1999, 188. 189 n.º 27 fig. 137; Pesando – Guidobaldi 2006, 326. 327). 30 Suet. Aug. 7, 1; Dom. 17, 2. 31 F. Giacobello contabiliza más de 100 lararios pompeyanos en cocinas o asociados estrechamente a ellas (Giacobello 2008, 64). 32 Véase el catálogo de lararios pompeyanos realizado por F. Giacobello (Giacobello 2008, 132–219). 33 Datos extraídos del catálogo realizado por D. G. Orr (Orr 1972) y del trabajo de campo realizado por la autora. Agradecemos las facilidades ofrecidas para su desarrollo a la Dra. M. P. Guidobaldi, directora del yacimiento. 34 13–14 nichos de un total de 21 lararios documentados en domus y en otros tipos de unidades habitacionales, según la documentación recopilada en Bakker 1994. La mayoría de ellos se encuentran en espacios abiertos y en estancias de representación, con la peculiaridad de ser más monumentales que los que frecuentemente se documentan en Pompeya y Herculano (Bakker 1994, 189 s.). 35 Bakker 1994, 179. 36 La presencia de lararios en cocinas ha atraído la atención de numerosos investigadores (Pérez Ruiz 2007/2008, 224. 225, con bibliografía). Una de las propuestas más novedosas y sugestivas sobre su significado es la de F. Giacobello, que interpreta los lararios en cocinas, o directamente asociados a ellas, como los verdaderos espacios para el culto a los Lares, vinculados con el fuego del hogar (Giacobello 2008, 59. 60. 64–66. 110–114; Giacobello 2011, 88). Teniendo esto en cuenta, la restricción de este tipo de ubicación a Pompeya supondría importantes problemas para la comprensión del culto doméstico romano y de las divinidades veneradas en él. W. Van Andringa, en cambio, considera que »se il luogo di culto principale [de los Lares] era il focolare, il loro ruolo riconosciuto di protettori del territorio della casa li rendeva, a lato del genius, titolari indiscutibili del santuario domestico in origine ubicato nell’atrium« (Van Andringa 2011, 93). 26 27

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Tampoco en la Bética ni en la Tarraconense se documentan estancias subterráneas para el culto, como las halladas en otras zonas del mundo romano, especialmente en la Galia y en la Italia centro-meridional37. El único testimonio de larario subterráneo es la aedicula de la Villa de las Musas (Arellano, Navarra), lo cual se debe, sin embargo, no a una preferencia por colocarla bajo tierra sino a que la habitación en la que se ubicó y que debía proteger, una cella vinaria, estaba soterrada. Finalmente, debe señalarse que no existen diferencias significativas en la elección de los espacios para la colocación del larario entre el ámbito urbano y el rural. Prácticamente todas las ubicaciones se han documentado en los dos ámbitos, con la excepción del único larario hallado en el acceso a una casa (ZR/Bilbili01-C), de tipo urbano, y de manera más significativa los lararios procedentes de atrios, todos ellos urbanos. Sin embargo, esto no resulta llamativo si se tiene en cuenta que esta pieza doméstica no es común en el contexto rural, donde es sustituida casi invariablemente por el peristilo. Una vez presentada esta visión general sobre las posibles ubicaciones de los lararios béticos y tarraconenses, conviene realizar un análisis más pormenorizado de algunas de ellas, especialmente significativas para entender la funcionalidad y el valor que podían tener estas capillas en el contexto doméstico y familiar. Los lararios asociados a salas de representación y banquete y la dimensión social del culto doméstico Como ya se ha dicho, la mayor parte de los lararios documentados en la Bética y en la Tarraconense – 26 de los 39 totales – se han hallado en espacios que pueden considerarse públicos, a los que tenían acceso personas ajenas a la familia con un mayor o menor grado de libertad: atrios, peristilos, jardines y salas de representación (fig. 4). En otros cinco casos, si bien la funcionalidad de la estancia en la que se encuentran no está definida con seguridad, es probable que se trate de zonas de representación o asociadas a ellas38. Este tipo de ubicación abrumadoramente mayoritario, unido a aspectos como la decoración o las dimensiones de los lararios39, demuestra que en Hispania, como se ha atestiguado ya en Pompeya40, estas capillas domésticas tenían un valor no sólo religioso sino también social, vinculado a la imagen y a los valores que la familia quería proyectar hacia el exterior como parte de un lenguaje formal de autorrepresentación y autolegitimación, que encontraba su mejor escenario en las zonas públicas de la casa y su mejor vehículo de transmisión en Bassani 2003b, 401–419. Nicho de la Casa del Sectile, en Hispalis (SE/Hispalis01-E); sacrarium de la Casa de C. Iulius Sylvanus, en Segobriga (CU/Segobriga01-E); sacrarium de la Casa de las Rosetas, en Osca (HU/Osca01-E); aedicula de la domus portuaria de Tarraco (TA/Tarraco01-E) y sacrarium de la Villa de Els Munts, en Tarragona (TA/Munts01-E). 39 Como puede verse en Pompeya, los lararios colocados en comunia loca de la casa son, generalmente, más monumentales y están más ricamente decorados que los se hallan en zonas de servicio o de paso, por lo que no parece que esta suntuosidad estuviese orientada a las divinidades, sino que más bien cumplía una función de autorrepresentación (Pérez Ruiz 2007/2008, 221). Las referencias literarias dan también cuenta de que en algunos lararios no se reparaba en gastos a la hora de decorarlos o fornirlos de objetos e imágenes de culto; es el caso del sacrarium de Heius en Mesina, que albergaba un Cupido de Práxiteles y un Hércules de Mirón (Cic. Verr. 2, 4, 4–5; Rossbach 1899); el tesoro de Mâcon (Francia) es, por su parte, un buen ejemplo de la suntuosidad que podían alcanzar las imágenes de culto y los objetos rituales domésticos (Kaufmann-Heinimann 2007). En Hispania, el caso más singular de dignificación del espacio religioso es el de la modesta Casa Triangular de Clunia (Peñalba de Castro, Burgos; BU/Cluina01-E), en la que el sacrarium ocupa la estancia más grande y es el único espacio pavimentado con mosaico (Pérez Ruiz 2012, 244). 40 Bassani 2008, 111. 37

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los elementos simbólicos que en ellas se disponían, entre los cuales estaba el larario41. Éste era la materialización de la observancia de los ritos domésticos debidos a los dioses y a los antepasados familiares y la muestra del respeto por la mos maiorum y de la pietas del paterfamilias; todas las personas ajenas a la familia que accedían a estos espacios públicos de la casa captaban, por la sola presencia del larario, este mensaje de forma clara. Independientemente del origen étnico de los moradores de las casas hispanas en las que se han encontrado lararios, la presencia de éstos implica la asunción más o menos adaptada de las connotaciones propias de la religiosidad doméstica romana. Algunos de estos lararios fueron construidos, incluso, en el interior de estancias de representación o adyacentes a salas de banquetes y en comunicación directa con ellas a modo de apéndice lateral, integrándose como parte misma de estas salas y adquiriendo, por tanto, un protagonismo indiscutible como componentes sustanciales de los espacios públicos de la casa. Así puede verse en la Casa de la Fortuna de Carthago Nova (Cartagena, Murcia), donde el sacrarium42 (MU/CarthagoNova02-E) se ubica en un retranqueo de la pared N del tablinum (fig. 19 a), de forma similar a lo que ocurre en la estancia principal de la Villa de El Rihuete (Mazarrón, Murcia), en la que el sacrarium43 (MU/Rihuete01-E) está retranqueado en la pared NO (fig. 19 b), o en la Villa de El Requejo (Santa Cristina de la Polvorosa, Zamora), donde nuevamente el sacrarium44 (ZA/Requejo01-E) es un entrante en la pared O de una gran sala de representación (fig. 19 c). En la Casa de las Rosetas de Osca (Huesca), el sacrarium45 (HU/ Osca01-E) se construyó detrayendo parte del espacio a la estancia en la que se encuentra, interpretada como un tablinum, a la vez que condicionaba el acceso a dicha sala al encontrarse inmediatamente después de la entrada (fig. 19 d). En la Casa de las Cuevas Ciegas de Clunia (Peñalba de Castro, Burgos), el sacrarium46 (BU/Clunia02-E), que forma parte del conjunto de estancias en torno al peristilo y es adyacente al triclinium, presenta la peculiaridad de estar abierto a ambos espacios47, de manera que se comunica directamente, además de con el peristilo, con la sala de banquetes (fig. 5. 20 a), en una posición equivalente a la de los lararios en salas de representación a los que nos acabamos de referir, pero con mayor autonomía48. El sacrarium de la Villa de Els Munts (Altafulla, Tarragona; TA/Munts01-E) tiene una relación menos directa con la sala de banquetes, pero no por ello menos significativa. Se encuentra dentro del conjunto de estancias que presidía un oecus corintio, una sala para banquetes ennoblecida por un orden de columnas que recorre el interior por completo y que, por su magnificencia, se convertía en la sala principal

41 La mayoría de los lararios vesubianos y la práctica totalidad de los hispanos proceden de casas de tipo aristocrático, por lo que las conclusiones obtenidas del estudio de su ubicación deben aplicarse a este grupo privilegiado, para el que la representación social era una parte sustancial de la vida diaria. 42 Bassani 2005, 75; Martín Camino et al. 2001, 34; Soler 2000, 72 s.; Soler 2001, 69 s. 43 Bassani 2005, 76 s.; Ramallo 1985, 84. 44 Regueras 1990, 636; Regueras 1991, 166–169. 45 Juste 1994, 153. 46 Inédito. Véase Pérez Ruiz 2013, catálogo en CD. 47 Se trata del único sacrarium de los documentados en las provinciae estudiadas que cuenta con dos accesos, mientras que el resto tiene solamente uno. 48 Mientras que los lararios en salas de representación no muestran ningún elemento de separación con respecto del resto de la estancia, el sacrarium de la Casa de las Cuevas Ciegas conserva aún los bloques de piedra para el apoyo de las jambas, si bien no es posible saber la forma concreta de cierre del sacrarium (puertas, canceles...).

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Fig. 5 Casa de las Cuevas Ciegas en Clunia (Peñalba de Castro, Burgos). Vista del sacrarium y la sala de banquetes desde el peristilo.

de cualquier edificio doméstico que lo contuviese49. Este oecus da acceso a una sucesión de dos estancias laterales, al fondo de las cuales se abre el posible sacrarium, por lo que, a pesar de no encontrarse en la propia sala noble, su relación con ésta es indiscutible, al ser su único acceso (fig. 20 b). En diversos lararios ubicados en los patios de distribución se puede observar también una significativa relación con las salas de representación y de banquete. El sacrarium de la Casa de los Pájaros50, en Italica (Sevilla; SE/Italica01-E) y el de la Casa del Ninfeo51, en Bilbilis (Zaragoza; ZA/Bilbilis02-E), fueron construidos adyacentes a sendas salas de banquete, aunque sin acceso directo desde ellas (fig. 20 c52. d). En la Casa de la Plaza de la Corredera53, en Córdoba (CO/Corduba01-E), y en la Villa de Materno54, en Carranque (Toledo; TO/Carranque01-E), el larario se encuentra prácticamente frente a la sala de banquete, estableciendo, por tanto, una relación visual directa con ésta55 (fig. 21 a. b). En las casas del Sector 5–F56 de Ilici (La Alcudia Bullo 2003, 76–78. Bassani 2005, 77 s. 84 s. 89; García y Bellido 1960, 85. 86; Mañas 2011, 41 n.º 23; Rodríguez Oliva 1994, 21. 51 Sáenz et al. 2005, 386–388; Sáenz et al. 2006, 414–417. 52 A pesar de que hay plantas más recientes de la Casa de los Pájaros, hemos elegido la realizada por A. García y Bellido, por ser en la que el larario aparece representado de forma más fidedigna, así como su relación con el triclinium y los patios adyacentes. 53 Bassani 2005, 79; Blanco 1959, 174; Blázquez 1981, 22 n.º 6; García y Bellido 1965, 183–196 fig. 15. 54 Inédito, véase Pérez Ruiz 2013, catálogo en CD. Agradecemos al equipo del Proyecto Carranque la información proporcionada, especialmente a las Dras. V. García-Entero y Y. Peña Cervantes. 55 Las relaciones visuales que se establecen entre el larario y su entorno están tan meditadas como su propia colocación y no resultan, por tanto, casuales. Véase el caso de los lararios de la pompeyana Casa del Principe di Napoli, más abajo. 56 Ramos Fernández 1991, 76. El nuevo estudio de la casa realizada por J. Sarabia y V. Cañavate (2009) pone de manifiesto las dificultades de lectura de su estratigrafía, que afectan a la estancia interpretada como posible larario. 49 50

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de Elche, Alicante; AL/Ilici01-E), del Emblema Blanco y Negro57 de Celsa (Velilla de Ebro, Zaragoza; ZR/Celsa01-E) y del Arx Hasdrubalis de Carthago Nova58 (Cartagena, Murcia; MU/ CarthagoNova04-E), el larario se encuentra en una posición lateral, de un patio en los dos primeros casos (fig. 21 c. d.) y de una zona de representación en el segundo, pero junto al acceso a la sala de representación. En la Casa n.º 2B de Ampurias (L’Escala, Gerona), el altar pintado dedicado al culto doméstico59 (GE/Emporiae03-E), ubicado en el jardín del peristilo, tiene una relación visual directa con el triclinium a través del único acceso a dicho jardín, que está descentrado respecto del eje axial de la casa, enmarcando la vista del larario desde la sala de banquete (fig. 6. 22 b). En este último grupo de lararios parece haber una vocación por vincularse a las zonas de paso y de distribución principales de la casa, a la vez que por mantener la relación con las salas de representación y de banquete. La elección de la ubicación del larario en el atrio o en el peristilo favorece su ›control‹ de los principales accesos y estancias de la casa, potenciando su función tutelar, primordial del culto y las divinidades domésticas y sobre la que volveremos a continuación. A la vez se mantiene el peso de su función social, no sólo colocándolo en zonas domésticas de gran visibilidad y representatividad, sino asociándolo también a los espacios principales y más nobles de la casa, mediante relaciones físicas o visuales directas. Se aprecia, por tanto, una doble función religiosa y social en estos lararios hispanos, como se conoce ya para otras zonas del mundo romano, caso de los lararios ubicados en espacios públicos de la casa en las paradigmáticas ciudades vesubianas. Quizá los más evidentes son algunos lararios que se colocan junto al tablinum y frente al acceso principal de la vivienda, como el de la Casa del Sacello Iliaco60 (I, 6, 4) (fig. 7), o bien junto al acceso a la vivienda y frente al tablinum, como en las pompeyanas Casa del Menandro61 (I, 10, 4. 14–15) (fig. 8), Casa delle Colonne Cilindriche62 (I, 16, 4) y Casa di Caecilius Iucundus63 (V, 1, 23. 25–27. 10) o en la Casa di Nettuno e Anfitrite64, en Herculano (V.7). Pero si bien la dimensión social destacada del larario no resulta novedosa en Hispania, lo cierto es que en las ciudades vesubianas apenas existen capillas domésticas en el interior de tablina o asociadas de forma más o menos directa a triclinia u otras salas de banquete. Atendiendo al catálogo de G. K. Boyce, sólo uno de los más de cuatrocientos lararios domésticos pompeyanos parece proceder de un tablinum65 y otro de un triclinium66, siendo también poco numerosos los que tienen una asociación más o menos directa con salas de banquete67. En Beltrán 1991a, 145 s. fig. 13; Beltrán 1991b, 69 fig. 56; Soler 2000, 72. Fernandez Díaz 2003, 190 s. fig. 2. 8 lám. 5; Fernández Díaz 2008, 247 s. fig. 37. 59 Abad 1982, I 122. 123 n.º G.1.2.2; 371. 376. 390. 410; Abad 1982, II fig. 173. 173bis; Almagro 1958; Balil 1962a; Balil 1962b; Balil 1972, 101–104; Nieto 1971/1972; Nieto 1979/1980, 331; Rodríguez Oliva 1994, 21 s. 60 Bassani 2008, 214 s. 61 Boyce 1937, 27 s. n.º 48. 62 Giacobello 2008, 235. 63 Boyce 1937, 33 n.º 80. 64 Orr 1972, 196 n.º 18. 65 Una base de mampostería sobre la que podría haberse encontrado el larario, en la pared O del tablinum de la Casa di Romolo e Remo (VII, 7, 10) (Boyce 1937, 68 n.º 297). 66 Un larario pictórico en la pared N del triclinium de la casa IX, 2, 16 (Boyce 1937, 81 n.º 394). W. Van Andringa añade otro larario en el triclinium de la casa I, 12, 15 (Van Andringa 2011, 97). 67 Los más ilustrativos para su comparación con los casos hispanos pueden ser un templete en la Casa di Octavius Quartius (II, 2, 1–3. 5. 6), asociado a un ninfeo y colocado frente al triclinium (Bassani 2008, 224 s.), y un nicho en el jardín con triclinio estivo en la Casa della Venere in Bikini (I, 11, 6. 7; Giacobello 2008, 25 n.º V14). 57 58

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Fig. 6 Casa n.º 2B de Ampurias (L’Escala, Gerona). Vista de la estructura del altar desde el triclinio.

Fig. 7 Planta de la Casa del Sacello Iliaco, en Pompeya. Larario señalado en rojo.

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Fig. 8 Planta de la Casa del Menandro, en Pompeya. Lararios señalados en rojo.

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Herculano, en cambio, no hay lararios dentro ni asociados directamente a salas de banquete y representación68. Fuera de las ciudades vesubianas y con una cronología algo más avanzada (ss. II–IV d. C.), resulta especialmente interesante el conjunto de los lararios ostienses. La cantidad de éstos no es muy alta – 18 en domus y tres en otro tipo de unidades habitacionales – y su variedad es menor que la conocida para las ciudades vesubianas, tratándose principalmente de nichos, aediculae y pseudoedículos y apenas algún sacrarium69. Sin embargo, en este pequeño grupo, a diferencia de lo que ocurre en las ciudades vesubianas, destaca la ubicación en salas nobles, especialmente de banquete, como una de las más frecuentes70. En ellas, los lararios – nichos de gran tamaño y factura cuidada – se encuentran en una posición central respecto de los accesos y de los ejes visuales de la casa (fig. 9) 71, a diferencia de lo que ocurre en Pompeya, donde se observa con cierta frecuencia que los lararios ubicados en espacios principales de la casa son objeto de una »visión progresiva«72 o están ligeramente descentrados respecto de ejes físicos o visuales principales, quedando en ocasiones incluso parcialmente ocultos por elementos arquitectónicos que se encuentran en un plano visual anterior (fig. 14 a. b). En la Galia Cisalpina también se han documentado algunos espacios para el culto que tienen un peso sustantivo en la zona de representación y banquete de la vivienda y cuya construcción se data entre la segunda mitad del s. I y el s. II d. C. Es el caso de la Domus di Titus Varenus en Augusta Pretoria (Aosta, Italia), en cuya segunda fase (mediados del s. II d. C.) una de las estancias más importantes de la casa se transformó en capilla doméstica, lo que demuestra su peso fundamental en el discurso de autorrepresentación de la familia73. En la Domus C de Santa Giulia parece probado que en el tercer cuarto del s. I d. C. el triclinium fue transformado en un sacrarium74. Resulta también interesante el caso de la Maison des Messii (fin. s. I – primera mitad s. II d. C.), en Vaison La Romaine (Vaucluse, Francia), donde el sacrarium se ubica entre el atrio y el tablinum, en el eje que une ambos y la entrada a la casa, de manera que se encuentra inserto y es inmediatamente reconocible entre los espacios domésticos principales75. En Túnez, donde la mayor parte de los sacraria se fechan entre los ss. II y IV d. C., sólo uno se halla en el interior de una sala de representación, en la Maison des Colonnes Rouges, en Acholla (Botria, Túnez) (fig. 10 a); pero otros, construidos en peristilos, tienen una relación clara con estas estancias76 y parecen tener, por tanto, un valor destacado dentro del discurso social de la casa77, como ocurre en Hispania. Un buen ejemplo de esto es el posible sacrarium en la Maison 68 Ni en el catálogo realizado por D. G. Orr (Orr 1972) ni en el estudio in situ llevado a cabo por la autora se han constatado lararios en este tipo de estancias. 69 Bakker 1994, 37 fig. 5. 70 Se han documentado cuatro domus en cuyas estancias principales, tres de ellas posiblemente dedicadas a banquetes, hay lararios de tipo nicho: Domus su Via del Tempio Rotondo, Domus dell’Aquila, Domus del Ninfeo y Domus della Fortuna Annonaria. En todos los casos se fechan entre los ss. III–IV d. C. (Bakker 1994, 32–36). 71 Bakker 1994, 37 s. 72 Bassani 2008, 112. 73 Bassani 2011, 112 s. 74 Bassani 2011, 110. 75 Bassani 2008, 105. 76 Bassani 2003a, 176. 77 Y. Thébert, en su análisis sobre la casa en el África romana, considera que este valor social es extensible al conjunto de los lararios identificados en este territorio, incluidos algunos hallados en Marruecos y Libia (Thébert 2000, 359).

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Fig. 9 Pseudoedículo en el peristilo de la Domus della Fortuna Annonaria (Ostia, V, 2, 8). La escultura de Diana procede de otra estancia.

de Neptune (fig. 10 b), también en Acholla, colocado frente a un oecus corintio. En la Maison des Dauphins, en Thysdrus (El Djem, Túnez), en cambio, el sacrarium es adyacente al oecus, mientras que en la Maison du Paon, en la misma ciudad, se ubicó frente a la sala principal, al otro lado del peristilo. La función de vigilancia combinada con el valor social del larario se aprecia mejor en los sacraria de la Maison d’Asinius Rufinus, en Acholla, y de la Maison du Neptune (fig. 10 c), en Thuburbo Maius (Henchir el Kasbat, Túnez), ambos colocados en el lado del peristilo contrario al acceso a la casa a la vez que establecen una relación visual con el triclinium78. Maddalena Bassani, que ha estudiado los sacraria tunecinos, se plantea las razones de su especial relación con estas salas nobles y especialmente la relación del culto doméstico con el banquete79. Ésta última forma parte de la tradición religiosa más antigua, transmitida por las fuentes literarias y según la cual las divinidades domésticas estaban presentes en las comidas familiares: los Penates las presidían, colocados como sigilla en la mesa80, y recibían la ofrenda de una pátera llena de sal y harina en el fuego del hogar, como agradecimiento por la comida y la bebida a punto de ser ingeridas81; los alimentos que caían al suelo, en cambio, se le ofrecían al Lar82. Precisamente con los rituales y sacrificios ofrecidos a los Lares vincula William Van Andringa la presencia de lararios en triclinia83. Pero más reveladoras aquí nos 78 Véase un análisis de los sacraria tunecinos en Bassani 2003a. La información básica sobre las casas a las que nos referimos se da en: Maison des Colonnes Rouges, Bullo – Ghedini 2003, II 15–17; Maison de Neptune, en Acholla Bullo – Ghedini 2003, II 8–11; Maison des Dauphins, Bullo – Ghedini 2003, II 309–312; Maison du Paon, Bullo – Ghedini 2003, II 313–316; Maison d’Asinius Rufinus, Bullo – Ghedini 2003, II 12–14; Maison du Neptune en Thuburbo Maius, Bullo – Ghedini 2003, II 240–243. 79 Bassani 2003a, 178 s. 80 Radke 1981, 353. 81 Pers. 3, 24; Verg. Aen. 5, 745; Hor. carm. 2, 23, 20. 82 Plin. nat. 28, 27. 83 Van Andringa, 2011, 97.

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Fig. 10 a Planta de la Maison des Colonnes Rouges, en Acholla (Botria, Túnez), b Planta de la Maison de Neptune, en Acholla (Botria, Túnez), c Planta de la Maison de Neptune, en Thuburbo Maius (Henchir el Kasbat, Túnez). Sacraria señalados en rojo.

resultan las alusiones de algunas fuentes – citadas por la propia M. Bassani en relación con esta cuestión – al despliegue de escenografías religiosas durante el banquete para reafirmar el poder político o económico del anfitrión frente al resto de comensales, como narra Salustio en relación con Metelo Pío84 o Petronio con Trimalción85. En este contexto, la presencia del larario firmemente asociado a las salas de representación y banquete, como se ha visto, parece totalmente justificada como elemento necesario para completar el mensaje que se quería transmitir en estos espacios, relacionado con la reafirmación de la posición social del cabeza de familia. Esta conexión se insertaba perfectamente en el lenguaje simbólico de la casa romana aristocrática, en el que lo social y lo religioso eran dos conceptos indisociables y definidores de la propia morada y de la familia86. Ahora bien, parece que la vinculación más explícita de la capilla doméstica a las salas de representación y banquete, insertándola en ellas o estableciendo una relación física o visual directa, comenzó a generalizarse fuera de Hispania a partir del s. II d. C., según los testimonios analizados. Si se tienen en cuenta las diferencias entre los testimonios vesubianos (hasta 79 d. C.) y los ostienses (desde el s. II d. C.) a los que hemos aludido, parece poder inferirse una evolución en el significado de las capillas domésticas. La dimensión religiosa que era natural al larario y que estaba vinculada a la intimidad de la vida familiar, como parecen reivindicar la visión progresiva y el ocultamiento sutil y simbólico de no pocos lararios pompeyanos (fig. 14 a. b), a modo de contrapunto a su presencia en estancias principales como elemento de autorrepresentación, parece haberse difuminado en favor de esta última condición social del larario, que en la Ostia de los siglos II a IV d. C. era exhibido ya sin cortapisas en los lugares centrales de las principales estancias (fig. 9), a la vez que era fruto de un proceso de monumentalización incluso de los tipos más modestos, como los nichos87. Sall. hist. frg. 2, 70. Petron. 60. 86 Gros 2006, 20 s. 87 En la misma línea se expresa J. T. Bakker al analizar los lararios ostienses: »In two respects the situation in Ostia clearly differs from that in Pompeii and Herculaneum. First of all the virtual absence of shrines in the accentuated 84 85

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La asociación más directa del larario a las salas de representación y banquete parece formar parte, por tanto, del proceso de enfatización de su valor social frente al religioso, aumentando en dicho proceso su papel en el discurso de autolegitimación y autorrepresentación desarrollado en la casa romana. Este proceso que, como decimos, parece que se generalizó especialmente a partir del s. II d. C., tuvo referentes previos en viviendas excepcionales que se constituyeron en modelos a seguir y entre los cuales puede destacarse la domus privata de la casa de Augusto en el Palatino, cuyo jardín, al fondo del eje axial, parece haber estado dedicado por completo al culto, dotado de un sacellum, un altar y varias esculturas, todo ello consagrado a la veneración de sus divinidades familiares, que eran a su vez divinidades principales del Estado88 (fig. 11). Las grandes villas imperiales y de las élites locales fueron también contextos privilegiados en los que se desarrolló este discurso de autolegitimación y autorrepresentación familiar sustentado sobre la religión doméstica, de lo cual es un elocuente ejemplo la villa marítima de Val Catena, en Brioni (Istria, Croacia). En ella, la disposición arquitectónica de todo el conjunto estaba destinada a favorecer la visibilidad de los tres templos que componían el área sacra desde el mar, los cuales estaban precisamente dedicados a divinidades protectoras del mar y del comercio. Maddalena Bassani89 ha señalado acertadamente que la familia de los Laecani, probable fundadora de la colonia de Pula y dueña de la villa, debió de utilizar esta escenografía sacra, con tres templos dedicados a divinidades asociadas al comercio marítimo del que provenía su riqueza, para consolidar su posición dominante, esencial para convertirse en los principales interlocutores de la zona del poder imperial90. En Hispania, sin embargo, los lararios relacionados con salas de representación y banquete que entraron en uso antes del s. II d. C. – los más antiguos en el s. I a.C. – superan a los que lo hicieron a partir de este siglo91, por lo que esta generalización de la enfatización de su dimensión social resulta más temprana que en otras zonas del mundo romano. La explicación de esta precocidad puede encontrarse no tanto en los referentes procedentes de esas viviendas excepcionales, cuya influencia parece extenderse posteriormente, sino más bien en peculiaridades regionales. rooms of the Campanian houses is striking. Secondly, whereas in Ostia four pieces of evidence, dated to after c. 250 AD and including all the items from accentuated rooms, are in the centre of the wall [...], it looks as if the evidence in the Campanian houses is never in an axial position. [...]Perhaps in later antiquity the need to strenghten social relations was more strongly felt.« (Bakker 1994, 181). 88 Seguimos aqui la hipótesis reconstructiva más reciente de A. Carrandini y D. Bruno (Bruno 2008, 191. 194–198; Carandini 2008, 73–76). Véase también Pérez Ruiz 2012, 244 s. 89 Bassani 2011, 116–122. 90 Aunque los espacios para el culto en villas como ésta son referentes para entender la evolución del culto doméstico hacia una creciente dimensión social, debe tenerse en cuenta que, en algunos casos, estos espacios se encuentran en un punto ambiguo entre las prácticas religiosas privadas y públicas, especialmente en el caso de las villas imperiales. Especialmente interesante a este respecto es Coarelli 1983. 91 Sacrarium de la Casa de las Cuevas Ciegas (BU/Clunia02–E) de Cluia: época tiberiana. Altar pintado de la Casa 2B (GE/Emporiae03-E) de Ampurias: fin s. I a. C. – principios s. I d. C. Sacrarium de la Casa de las Rosetas (HU/ Osca01-E), en Huesca: s. I a. C. – ss. II–III d. C. Sacrarium de la Casa de la Fortuna (MU/CarthagoNova02-E), en Cartagena: s. I a. C. – 160/180 d. C. Pseudoedículo de la Casa del Arx Hasdrubalis (MU/CarthagoNova04-E), en la misma ciudad: principios s. I – finales s. II/principios s. III d. C. Sacrarium de la Villa de El Rihuete (MU/Rihuete01E), en Mazarrón (Murcia): fin s. I a. C. – segunda mitad s. II d. C. Sacrarium de la Casa del Ninfeo (ZR/Bilbilis02-E), en Bilbilis: cronología inicial de la primera mitad del s. I d. C. Sacrarium de la Casa del Emblema Blanco y Negro (ZR/Celsa01-E), en Celsa: finales s. I a. C.

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Fig. 11 Reconstrucción de la planta de la domus privata en la Casa de Augusto en el Palatino (Roma). Larario (en rojo) construido en la pared de fondo del jardín.

Lo más original del conjunto de los lararios hispanos es la inserción de sacraria en habitaciones nobles, que no se documenta en el territorio vesubiano y que en Túnez se da escasamente y sólo a partir del s. II d. C., mientras que en Hispania contamos con tres ejemplos más tempranos. Si atendemos a lo que se conoce sobre el culto doméstico en Hispania en época protohistórica, en numerosos asentamientos ibéricos se ha documentado la existencia de estancias singulares, principales dentro de la vivienda, en las que la cultual es una de las actividades que se realiza, pero no la única92, como demuestra la convivencia en el espacio de los elementos que hacen referencia al ritual religioso junto con objetos de prestigio que se asocian más bien a una ritualidad de tipo social. Es el caso de El Oral93 (San Fulgencio, Alicante), el Castellet de Bernabé94 (Liria, Valencia) (fig. 12 a) o Mas Castellar de Pontós95 (Gerona) entre otros, tres asentamientos de diferentes características y cronologías en los que en una de las estancias de la vivienda principal, en los dos últimos casos, o en una de las más destacadas, 92 93 94 95

Bonet 2010, 178. Abad – Sala 1993; Abad – Sala 1997; Abad et al. 2001. Bonet – Mata 1997, 137–139; Guérin 1999; Guérin 2003. Pons 1997; Pons et al. 1998; Pons et al. 2002.

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Fig. 12 a Planimetría de la ›vivienda E‹ del poblado del Castellet de Bernabé (Liria, Valencia), en el dpto. principal (2) se han documentado testimonios de actividad ritual, b hogar central del dpto. 2, c cerámica ibérica pintada con decoración floral y geométrica, hallada en el dpto. 2.

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en el primero, se han hallado elementos de equipamiento – hogares (fig. 12 b), balsa para contener líquido, hornacina y objetos – cerámicas importadas o con decoraciones figuradas (fig. 12 c), microvasos, lucerna, etc. – que se asocian al ritual religioso96, junto con piezas de vajilla asociadas al banquete heroico, fusayolas o fragmentos de armas que hacen referencia a la posición social y al prestigio de los moradores de la casa y que parecen remitir a una ritualidad a la vez social y religiosa. De manera que puede que en la precocidad del registro hispano respecto a la acentuación de las connotaciones sociales del culto doméstico haya que ver una cierta reminiscencia del alto valor social otorgado al culto y al ritual doméstico entre las sociedades vernáculas hispanas, especialmente entre las iberas, que lo utilizaban con frecuencia como vehículo de legitimación y de cohesión social97. Los sacraria dentro de estancias de representación y banquete podrían ser inicialmente, por tanto, la relectura en época romana y con formas itálicas de esta misma multifuncionalidad que encontramos en espacios principales como los de las casas de El Oral, Castellet de Bernabé o Mas Castellar de Pontós; en estos triclinia, tablina, etc., el culto sería un ritual social más, como el banquete o el recibimiento de clientes o amici. Posteriormente, a partir de su propia evolución, los lararios hispanos se habrían insertado en la dinámica general de evolución del culto doméstico romano hacia valores más sociales que religiosos98. Los ›lararios vigilantes‹ y la función tutelar de las divinidades domésticas Una cuestión a la que hemos hecho referencia recurrentemente en el apartado anterior y que tiene una gran importancia en el análisis de la topografía religiosa de la casa es la de las relaciones visuales que se establecen entre el larario y su entorno. Nos hemos referido a las existentes entre algunos lararios hispanos y las salas de representación y banquete, y hemos establecido una propuesta de evolución del valor del culto doméstico a partir de la forma de mostrarse y de verse el larario en la casa. La elección de la ubicación de la capilla doméstica se presenta, por tanto, como detenidamente meditada, buscando la creación de estos diálogos visuales. Uno de los trabajos más clarificadores al respecto es el realizado en la Casa del Principe di Napoli, en Pompeya (VI, 15, 7–8). Esta modesta vivienda cuenta con dos lararios, una 96 Sobre el valor de determinados elementos arquitectónicos, de equipamiento o materiales para la identificación de un espacio como cultual en el mundo ibérico, véase Bonet 2010, 178–181; Bonet – Mata 1997, 117–120. 97 Precisamente, una de las principales dificultades para identificar e interpretar correctamente los espacios para el culto doméstico radica en la dificultad de establecer una línea divisoria entre los que verdaderamente lo son y los que tienen una dimensión gentilicia y, más allá, entre el propio culto doméstico y los cultos dinásticos y gentilicios (Domínguez Monedero 1997, 394). 98 No sería éste el único ejemplo de una tradición local que, por su similitud, se asimila a las propias del mundo romano como si de lo mismo se tratase, si bien su presencia desde los más tempranos tiempos de la conquista romana acaba poniendo de manifiesto un origen diverso. Un caso ilustrativo es el de las luchas sangrientas de personajes principales en contextos funerarios ibéricos, como las que relata Tito Livio para los funerales organizados en Cartagena, en 206 a.C., como verdadero homenaje a Publio Cornelio Escipión en honor de su padre y su tío, muertos en la guerra contra los cartagineses (Liv. 28, 21). Éstas fueron vistas en la historiografía tradicional como una muy temprana difusión de los juegos gladiatorios en la Península Ibérica, si bien ya Livio señalaba que no eran lo mismo, pues efectivamente dichas luchas respondían a un ritual funerario local de profundo sentido dinástico, en línea con la llamada devotio ibérica, en el que se inscriben, por ejemplo, las luchas en honor de Viriato muerto, de todo lo cual se tienen importantes testimonios literarios y materiales (Bendala 2006, 193 s.).

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aedicula en el jardín y un nicho en la cocina. El estudio realizado por Volker M. Strocka99 de las relaciones de cada uno de los lararios con las estancias de la casa demuestra que todas eran visibles desde uno u otro a través de los vanos practicados en las paredes, algunos de los cuales no tienen sentido como fuentes de aireación o de iluminación, sino sólo para establecer un diálogo visual entre la estancia y el larario (fig. 13). ¿Se trata de nuevo de un interés por demostrar la pietas y el respeto a la mos maiorum por parte del paterfamilias, de manera que no escapase a ningún ojo ajeno? Para esto habría bastado con la aedicula del jardín, visible desde las estancias principales de la casa y más monumental que el sencillo nicho de la cocina. Parece más probable que esta comunicación de los lararios con las estancias de la casa tuviese como finalidad garantizar la tutela, por parte de los dioses domésticos, de la familia y de la morada, como también apunta V. M. Strocka. No en vano, éste era el cometido de las divinidades alojadas en los lararios, pues cada una de ellas tenía como atribución original velar por un aspecto o persona de la comunidad familiar. En relación con esta función tutelar creemos que deben ponerse también algunos lararios pompeyanos colocados en estancias principales de la casa y visibles desde el acceso principal de ésta. Esto podría relacionarse de nuevo con su función social, al presentarse como testimonio de la pietas doméstica a todo el que accediese a la vivienda. Pero la lectura contraria es también válida, en el sentido de que el objetivo de esta ubicación fuese también que las divinidades colocadas en el larario pudiesen vigilar el acceso a la casa, ejerciendo así su función tutelar100. De hecho, la mayoría de estos lararios son aediculae, nichos y, en menor medida, sacraria, es decir, tipos destinados a albergar las imágenes de culto atesoradas por la familia. Éste es el caso de la aedicula de la Casa del Larario del Sarno101 (I, 14, 6–7), colocada en el jardín, al fondo de la vivienda y en su eje axial (fig. 14 a); del sacrarium de la Casa del Sacello Iliaco (I, 6, 4), ubicado en el atrio junto al tablinum; o de la aedicula en la pared de fondo del peristilo de la Casa del Poeta Tragico102 (fig. 14 b), entre otros. Todos son visibles desde el acceso principal a la vivienda, por lo que pueden cumplir esta función tutelar de ›lararios vigilantes‹. Pero, también en todos los casos, una pequeña parte queda oculta por un elemento arquitectónico en un plano visual anterior, lo cual no parece casual, teniendo en cuenta el cuidado y la importancia dada a la colocación del larario. La explicación del ocultamiento intencionado de esa mínima parte del larario debe ponerse en relación con la propia dicotomía de la casa romana, pública y privada a la vez. Las funciones tutelar y social del larario lo exponían a la mirada de cualquier extraño, pues las puertas de la casa permanecían abiertas todo el día; la parte del larario que quedaba oculta, por tanto, preservaba simbólicamente la privacidad de las divinidades domésticas y, más allá, de las creencias y los ritos familiares más íntimos103. Strocka 1984, 89. Los espacios abiertos y los accesos, como lugares de tránsito, eran los puntos más inestables y peligrosos de la casa. La colocación de oscilla en los peristilos o de mosaicos con perros y fórmulas rituales en las puertas tenía precisamente la función apotropaica de proteger los espacios más vulnerables de la casa de la entrada de malos espíritus (Corrales 2002, 263 s.; Warde Fowler 1911, 75–77). 101 Giacobello 2008, 159 s. n.º 30. 102 Giacobello 2008, 270 s. n.º V46. 103 Pérez Ruiz 2007/2008, 221–223; O. Elia se refiere ya a esta idea de la vigilancia divina desde el larario, buscando a la vez una cierta privacidad mediante el ocultamiento a la vista de las imágenes de culto por medio de cortinas o celosías, como ocurre con el edículo de la Casa del Menandro en Pompeya (Elia 1938, 160). 99

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Fig. 13 Planta de la Casa del Principe di Napoli en Pompeya, con indicación de las relaciones visuales de cada larario con las diferentes estancias.

En Hispania encontramos también algunos ›lararios vigilantes‹, con una disposición semejante a la que se acaba de mencionar para los pompeyanos. Es el caso del pseudoedículo del Edificio del Atrio, en Carthago Nova104 (MU/CarthagoNova03-E), colocado en la pared de fondo del patio distribuidor central, en el eje axial de la insula. Sin embargo, a pesar de que hubiese sido arquitectónicamente posible, no está centrado en dicho eje, ni con respecto a las fauces y a las columnas del atrio, sino ligeramente desplazado hacia un lado, lo cual supone que una parte pequeña de uno de sus laterales queda oculta a la vista hasta que se llega al patio (fig. 15 a. 22 a). También en la Casa de la Cañada Honda105 de Itálica (Sevilla; SE/Italica02-E) parece detectarse la voluntad de otorgar cierta privacidad desde el exterior a las divinidades moradoras en la aedicula, a la vez que se favorecía su labor vigilante. La aedicula se construyó adosada a la columna esquinera sur del lado este del peristilo, orientada hacia la entrada, de manera que el contacto visual entre ésta y el larario se realizaba de forma oblicua a través de uno de los vanos secundarios y estrechos de acceso al peristilo desde el vestíbulo (fig. 15 b. 22 c). El larario, por tanto, quedaba fuera del eje visual principal de la casa desde la puerta, pero a la vez podía controlarse perfectamente desde él a quién entraba en la vivienda. 104 105

Madrid et al. 2009, 227; Noguera – Madrid 2010, 125; Pérez Ruiz 2009; Soler 2009. Inédito. Véase Pérez Ruiz 2013, catálogo en CD.

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Fig. 14 a Casa del Larario del Sarno, en Pompeya, b Casa del Poeta Tragico, en Pompeya. Vista de los lararios, al fondo, desde la entrada.

La relación de ciertos lararios con la dimensión social del culto doméstico no excluye su función tutelar, como se ha comentado ya. Entre los casos más claros se encuentran los sacraria de la Casa de la Fortuna, en Cartagena (MU/CarthagoNova02-E) (fig. 19 a), y de la Villa de El Rihuete, en Mazarrón (MU/Rihuete01-E) (fig. 19 b). Ambos están en el interior de estancias de representación, por lo que sus connotaciones sociales han quedado ya claras, pero también los dos tienen una relación directa con el acceso a la sala, el primero enfrente y el segundo junto a él. En ambos casos, además, cerca del umbral a la sala y en eje con el larario, se colocó una inscripción pavimental que rezaba Fortuna propitia en la Casa de la Fortuna106 y Si es fur foras en la Villa de El Rihuete107. La conexión de ambas fórmulas rituales con el larario y sus divinidades crea así un espacio especialmente protegido de cualquier agresión física o espiritual108. Ambas inscripciones recuerdan, a su vez, la documentada en la entrada a la sala de banquetes en una casa de la Neapolis de Ampurias, con la fórmula Xaire Agathos Daimon, y que debió de tener una función apotropaica similar109. Los lararios en patios de distribución debieron, asimismo, ejercer una actividad tutelar junto a su función social, vigilando las zonas más expuestas a la entrada de extraños y los puntos más inestables de la casa, accesos y espacios abiertos. En la Casa del Emblema Blanco y Negro de Celsa (ZR/Celsa01-E) (fig. 21 d), la del Sector 5-F de Ilici (AL/Ilici01-E) (fig. 21 c) y la n.º 1 de Ampurias110 (GE/Emporiae01-E) (fig. 22 d) los sacraria estaban colocados de 106 107 108 109 110

Martín Camino et al. 2001, 28. Ramallo 1985, 84. Bassani 2005, 75. 77. Olmos 1989, 52–57. Pérez Olmedo 1996, 114 n.º 67; Santos 1991, 25.

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Fig. 15 a Recreación virtual de la fase II del Edificio del Atrio. Apréciese la posición descentrada de la aedicula respecto del eje axial, b Casa de la Cañada Honda, en Itálica (Santiponce, Sevilla). Vista del podium de la aedicula desde la puerta, a la izquierda.

forma que controlaban el paso desde el acceso principal a la vez que mantenían una relación visual o eran adyacentes a la sala de representación, como se ha visto que ocurría también en algunos lararios pompeyanos y tunecinos (fig. 7. 8. 10 c). Por su parte, el larario pictórico de la Casa de la Fortuna, en Bilbilis (Calatayud, Zaragoza; ZR/Bilbilis01-C) podía controlar, desde el vestíbulo en el que se encontraba (fig. 23 a), el acceso a la casa, un punto especialmente peligroso e inestable y, por esta razón, sujeto a especial vigilancia y a numerosos rituales de purificación111. 111

Warde Fowler 1911, 75–77.

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Fig. 16 Aedicula en la cella vinaria de la Villa de las Musas, Arellano (Navarra).

Los lararios en zonas de producción y la protección de la actividad económica doméstica Una última cuestión que cabe reseñar en relación con la topografía del culto en las casas de la Bética y la Tarraconense es la ubicación de lararios en zonas de producción, ya que se ha documentado una aedicula en la cella vinaria de la Villa de las Musas, en Arellano (NA/ Arellano01-C) (fig. 16. 23 b), y otra en el patio de una fábrica de salazones probablemente asociada a una domus, en Gades (CA/Gades01-E) (fig. 23 c). Ambas zonas, una cella vinaria y una fábrica de salazones, estaban al margen de los circuitos domésticos de representación, por lo que el valor social de las aediculae queda descartado. Su significado debe buscarse, por tanto, en otros aspectos propios del culto doméstico, conectados con la tutela ejercida por los dioses domésticos, pero entendida de forma diferente a como se ha visto anteriormente. Ya al analizar las diferentes ubicaciones de los lararios hispanos en la casa se ha hecho alusión a paralelos en cellae vinariae de algunas villas italianas y en locales pompeyanos con actividades productivas y comerciales. La presencia de lararios en este tipo de espacios debe entenderse, por tanto, como una forma de garantizar la subsistencia y la riqueza de la familia, poniendo los medios de producción de los que dependía bajo una protección sobrenatural. Era ésta una práctica evolucionada de una antigua tradición, según la cual los víveres que garantizaban la subsistencia familiar eran confiados a los dioses Penates, que moraban en el penus, es decir, la despensa donde la familia almacenaba los víveres del año112. Las atribuciones originales de las divinidades domésticas, como ésta, se difuminaron a medida que la sociedad romana evolucionó y se vaciaron de significado por innecesarias, diluyéndose así los propios límites entre estas divinidades113. El concepto de ›penate‹ se transformó en un sinónimo de 112 Así lo argumenta G. Wissowa (Wissowa 1887, 30), si bien otros investigadores consideran que su nombre deriva del adjetivo ›penetrale‹, que hace referencia a la zona más apartada e íntima de la casa, en la que morarían (Boyancé 1952, 112). No obstante, según una antigua tradición relacionada con el ocultamiento de las provisiones (Torelli 2000, 65), las despensas se ubicaban precisamente en estas zonas apartadas de la casa, tras el atrio (Orr 1978, 1563), por lo que ambas propuestas pueden considerarse complementarias. 113 Cicerón hace referencia indistinta a Lares y Penates como los dioses de su casa y de sus antepasados en varios pasajes de De Domo sua (Cic. dom. 1, 10; 106, 4; 108, 10).

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dios tutelar de la casa y la familia114, convirtiéndose en un epíteto aplicable a toda divinidad, alojada en el larario, que tenía como función garantizar el bienestar familiar y con la que la familia sentía un vínculo especial. Sin embargo, el recuerdo de las atribuciones de los Penates como garantes de la subsistencia familiar parece haber perdurado precisamente en casos como los de los locales de negocios, en los que se colocaban lararios poblados con divinidades tutelares de la profesión, que garantizaban no ya los víveres del año, sino la actividad industrial o comercial que permitía adquirirlos. En los pistrina pompeyanos, por ejemplo, se han encontrado lararios pictóricos con representaciones de Vesta como protectora de los panaderos115, así como es frecuente encontrar representaciones de Mercurio en cauponae y thermopolia116. Pero más ilustrativo aún es el caso de la aedicula de la Casa del Larario del Sarno, también en Pompeya (I, 14, 6–7), rodeada de un canal de agua y decorada en la parte frontal del podium con una escena en la que se representa el transporte de mercancías de y hacia el puerto, a lo largo del río Sarno, el cual mana de un ánfora colocada bajo un personaje togado y recostado, que encarna al propio río como divinidad tutelar de este proceso, el cual debe relacionarse con la actividad económica del dominus de la casa, representado también en la escena con una toga azul117 (fig. 17). Las aediculae construidas en la fábrica de salazones gaditana y en la cella vinaria de Arellano pueden adscribirse, por tanto, a este tipo de función tutelar del culto doméstico confiada a los Penates. Su presencia en las zonas de producción debía garantizar el buen término de las actividades llevadas a cabo allí y, con ello, la prosperidad del negocio y de la familia. No se conocen otros lararios en fábricas de salazón, pero este caso parece similar al de los pistrina pompeyanos, en los que la producción se confiaba a la protección de una divinidad tutelar, que en el caso de la fábrica gaditana no conocemos, pues no se han conservado restos de ninguna imagen de culto. No obstante, entre ellas pudo haber una figura de Diana o de Hércules Melqart, pues ambas divinidades eran protectoras de la actividad atunera. A Diana, sincretización romana de Ártemis y ésta a su vez de Tanit, estaba dedicado el promontorio sagrado del hemeroskopeion de Dianium (Denia), lugar privilegiado para el avistamiento de bancos de atunes118. Por su parte, Melqart aparece representado junto a atunes en monedas de Gadir (Cádiz) y Sexi (Almuñécar, Granada), al igual que las columnas de los templos de Abdera (Adra, Almería) representados en monedas romanas tienen forma de atún, todo lo cual alude a la tutela de este dios de la navegación y el comercio sobre la pesca del atún, ejercida desde santuarios como el de Gades119; en el larario de la fábrica de salazones, esta divinidad fenicia aparecería bajo la forma sincretizada de Hércules, como era costumbre en época romana. Tanto Diana como Hércules se encuentran representados en los lararios campanos y En palabras de Servio, omnes dii, qui domi coluntur (Serv. Aen. 2, 514). Es el caso del larario del pistrinum pompeyano VII, 12, 11 o del de la Casa del Labirinto (VI, 11, 9–10), este último hoy perdido (Fröhlich 1991, 289 s. n.º L91; Fröhlich 1991, 278 n.º L67). 116 Uno de los casos más conocidos es el del larario pintado en un thermopolium de Via dell’Abbondanza (I, 8, 8) (Fröhlich 1991, 252 s. n.º L8). 117 Clarke 2003, 79–81. Esto mismo a gran escala es lo que sucede con los templos de la villa de Val Catena en Brioni (Croacia), a los que nos hemos referido anteriormente por su destacado valor social. Los templos estaban dedicados a Venus, Neptuno y posiblemente Hércules, divinidades protectoras de las actividades de comercio marítimo a las que la familia de los Laecani debían su riqueza y su posición (Bassani 2011, 118–121). 118 Fernández Nieto 2002, 253. 119 Bendala 2007, 101. 114 115

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Fig. 17 Larario de la Casa del Larario del Sarno, en Pompeya.

en otras zonas del mundo romano, si bien la presencia de Hércules resulta más frecuente que la de Diana, relativamente escasa120. Entre los testimonios de culto analizados en la Bética y la Tarraconense, no hay constatación por el momento de la presencia de Diana121. A Hércules, en cambio, sabemos que estaba dedicado el sacellum de la Villa de Cornelius en L’Ènova (Valencia; VA/Enova01-C), por el hallazgo en él de una cabecita en mármol de esta divinidad y un epígrafe dedicado a Hercules Invictus122; también las aras hallada en una villa en las cercanías de Montiel123 (Ciudad Real) y en la Villa de Gazala124 (Tardesillas, Soria) están dedicadas a él. La ubicación de lararios en cellae vinariae no es frecuente tampoco, pero el de Arellano no es un caso único. En Villa Regina y en la Villa della Pisanella, ambas en Boscoreale (Italia), se han documentado sendos lararios de tipo nicho con fachada monumental en la zona de fermentación y almacenamiento del vino125. En la propia Hispania, en lo que se ha considerado un posible torcularium en la Villa de Casa del Racó (Sant Julià de Ramís, Gerona), se halló un arula anepigráfica con restos de fuego, enterrada en una fosa tallada en la roca, bajo el suelo de la estancia126 (fig. 18 a. b). En la cella vinaria, donde se han encontrado estos lararios, se llevaba a cabo la parte final del proceso de fermentación del vino, la más delicada del sistema de elaboración, pues 120 121 122 123 124 125 126

Kaufmann-Heinimann 1998, 193 fig. 138. Pérez Ruiz 2013. Albiach et al. 2006, 72–74; Corell – Gómez 2006, 65 n.º 1. Gimeno 2008, 275. García Palomar – Gómez-Pantoja 2001, 78; Jimeno 1980, 46 s. n.º 30; Oria 1996, 175 s. n.º 31. De Caro 1994, 37–44. Burch et al. 1995, 104; Ros 2005, 150; Simón 2009, 523 n.º 16.

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Fig. 18 Planta de la Villa de Casa del Racó (Sant Julià de Ramís, Gerona) (a). En una fosa en el espacio 4 fue hallada un árula con restos de fuego (b).

las reacciones químicas que transforman el mosto en vino y las condiciones térmicas necesarias para ello no siempre eran fáciles de controlar con los medios técnicos disponibles, por lo que se corrían riesgos tales como que la fermentación se detuviese o que se avinagrase el vino, echándose a perder la producción127. La colocación del larario en este tipo de espacios parece, por tanto, justificada para encomendar a los dioses domésticos el buen término de este proceso que escapaba en parte al propio control humano. En cuanto a la divinidad o divinidades a las que se les encomendaba la protección de este proceso, en ningún larario se han conservado imágenes de culto, si bien parece probable que entre ellas estuviese Baco. Se conocen diversos testimonios de su presencia en lararios a lo largo del Imperio, aunque no es una de las divinidades más comunes128. En Hispania sólo un testimonio de culto doméstico parece poder asociarse a esta divinidad. Se trata de una cabeza broncínea infantil hallada en la casa a la que da nombre en Pollentia (Alcudia, Mallorca), que últimamente ha sido interpretada como una representación de Dioniso/Baco niño129. La pieza se halló junto con otros objetos en un depósito en la esquina NE de la habitación D de la Peña 2010, 31–33. Véase la tabla de imágenes de culto en bronce halladas en contextos cerrados de lararios, realizada por Kaufmann-Heinimann (1998, 193 fig. 138), en la que el grupo formado por Baco, Príapo, Sileno, Pan y los Sátiros se encuentra entre los menos numerosos. Tampoco en los lararios pictóricos pompeyanos es una divinidad muy frecuente (Boyce 1937, 104), si bien una de las pinturas más famosas de esta ciudad es una representación de este dios vestido con un racimo de uvas junto a un monte – probablemente el Vesubio –, procedente del sacellum de la Casa del Centenario (IX, 8, 3–6; Fröhlich 1991, 297 lám. 11). La pintura hace referencia a la protección de Baco como penate sobre la actividad económica del último propietario de la vivienda, un rico vinarius (Scagliarini 2011, 261). Debe tenerse en cuenta la prohibición de venerar a Dioniso/Baco en Roma y sus territorios dependientes desde 186 a. C., a pesar de lo cual se le siguió rindiendo culto especialmente en las zonas agrícolas y vinícolas, como lo era Pompeya (Bassani 2008, 86 s.). 129 Moreno et al. 2011, 931–933. 127

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Fig. 19 Plantas de las casas referidas en el texto, lararios señalados en rojo. a Casa de la Fortuna, Carthago Nova (Cartagena, Murcia), b Villa de El Rihuete, Mazarrón (Murcia), c Villa de El Requejo (Santa Cristina de la Polovorosa, Zamora), d Casa de las Rosetas, Osca (Huesca).

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Fig. 20 Plantas de las casas referidas en el texto, lararios señalados en rojo (continuación). a Casa de las Cuevas Ciegas, Clunia (Peñalba de Castro, Burgos), b Villa de Els Munts (Altafulla, Tarragona), c Casa de los Pájaros, Italica (Santiponce, Sevilla), d Casa del Ninfeo, sector C.III de Bilbilis (Calatayud, Zaragoza).

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casa, mientras que en la esquina NO de la misma, adyacente a una posible sala de banquetes, se ha documentado un podium130, seguramente de una aedicula a la que estos materiales estuvieron asociados. Precisamente, en otros contextos de lararios se ha documentado este tipo de cabezas, como ocurre en una de las casas de la Insula 5 de Augusta Raurica (Augst, Suiza), entre cuyos materiales sacros hay una cabeza de Hércules niño y otra de un joven Baco131. Conclusiones En función de lo dicho hasta aquí, resulta claro que ante una misma capilla doméstica las lecturas son múltiples y que para poder plantearlas hay que tener en cuenta no sólo la estructura, sino la decoración, el equipamiento añadido, los materiales que la complementan y, de forma especial, el lugar elegido en la casa para colocarla. La ubicación es un aspecto determinante para la comprensión de la función que la capilla y los dioses que en ella habitaban desempeñaban en la casa y, por extensión, para atisbar cuáles eran las preocupaciones que acuciaban a sus moradores. La reafirmación de la posición social, la protección de la familia y la casa o el buen término de la actividad productiva y la prosperidad del negocio familiar son los principales criterios atestiguados en la elección de la ubicación para los lararios béticos y tarraconenses, pudiendo darse la conjunción de varios de ellos en una misma estructura. Coinciden aproximadamente, por tanto, con los establecidos por William Van Andringa en su análisis de la topografía del culto doméstico en el ámbito vesubiano: religioso para los lararios en cocinas y atrios, funcional para los lararios vigilantes y social para los lararios en el atrio, a lo que nosotros añadiríamos el conjunto de las zonas públicas de la casa132. La principal diferencia radica en la inexistencia en las provincias hispanas de lararios en cocinas, que el autor y las teorías más recientes relacionan con la vinculación del Lar al fuego del hogar y, por tanto, con el aspecto más estrictamente religioso del culto doméstico y más ligado a su tradición original. La tutela sobre la actividad económica familiar, aunque no reflejada de forma clara en los criterios topográficos de Van Andringa, tiene exponentes vesubianos claros como los referidos de la Casa del Larario del Sarno o las villas de Boscoreale y podría englobarse en el criterio de funcionalidad. El registro arqueológico hispano, por tanto, permite obtener interesantes conclusiones sobre la topografía del culto en la casa en época romana, a pesar de sus limitaciones cuantitativas y cualitativas. Éstas hacen necesario partir de la referencia fundamental de lo conocido en otras zonas y, muy especialmente, en el área vesubiana, para poder construir interpretaciones sobre una base más sólida. Partiendo de dicha base, sin embargo, los testimonios hispanos resultan mucho más ricos en información de lo que a primera vista puede parecer. En este sentido, los lararios analizados se insertan sin grandes diferencias en el contexto general del mundo romano en lo que a su ubicación en la casa se refiere. Pero es posible apreciar también ciertas peculiaridades, como la existencia temprana de lararios con un destacado valor social y el gusto por colocarlos dentro o en conexión con estancias de representación y banquete. Dichas peculiaridades parecen tener una explicación 130 131 132

Arribas et al., 1973, 83–90. Kaufmann-Heinimann 1998, 143 s. Van Andringa 2011, 97.

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Fig. 21 Plantas de las casas referidas en el texto, lararios señalados en rojo (continuación), a Casa de la Plaza de la Corredera, Corduba (Córdoba), b Villa de Materno (Carranque, Toledo), c Casa del Sector 5-F, Ilici (La Alcudia de Elche, Alicante), d Casa del Emblema Blanco y Negro, Celsa (Velilla de Ebro, Zaragoza).

Fig. 22 Plantas de las casas referidas en el texto, lararios señalados en rojo (continuación). a Edificio del Atrio del Arx Hasdrubalis, Carthago Nova (Cartagena, Murcia), b Casa n.º 2B de Emporiae (L’Escala, Gerona), c Casa de la Cañada Honda, Italica (Santiponce, Sevilla), d Casa n.º 1, Emporiae (L’Escala, Gerona).

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Fig. 23 Plantas de las casas referidas en el texto, lararios señalados en rojo (continuación). a Casa de la Fortuna, Bilbilis (Calatayud, Zaragoza), b Villa de Las Musas, Arellano (Navarra), c Fábrica de salazones con estructuras domésticas adosadas, Gadir (Cádiz).

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en tradiciones vernáculas y demuestran, por tanto, que, si se analiza atentamente, en el culto doméstico se da ese mismo hibridismo que se ha constatado en otros tantos aspectos de la realidad hispanorromana. El reconocimiento de los componentes locales de este hibridismo se topa con la dificultad del conocimiento aún parcial que se tiene de los cultos domésticos de época protohistórica, por lo que el avance en ellos supondrá, sin duda, una mejor comprensión también de los testimonios de época romana. Bibliografía Abad 1982: L. Abad Casal, Pintura romana en España (Madrid 1982) Abad – Sala 1993: L. Abad Casal – F. Sala Sellés, El poblado ibérico de El Oral. San Fulgencio, Alicante (Valencia 1993) Abad – Sala 1997: L. Abad Casal – F. Sala Sellés, Sobre el posible uso cúltico de algunos edificios de la Contestania ibérica, en: Espacios y lugares cultuales en el mundo ibérico, QuadCast 18, 1997, 91–102 Abad et al. 2001: L. Abad Casal – F. Sala Sellés – I. Grau Mira – J. Moratalla Jávega, El Oral y La Escuera. Dos lugares de intercambio en la desembocadura del río Segura (Alicante) en época ibérica, en: G. Pascual Berlanga – J. Pérez Ballester (eds.), IV Jornadas de Arqueología Subacuática 28–30 marzo 2001 Valencia (Valencia 2003) 81–98 Albiach et al. 2006: R. Albiach Descals – A. Gallego – E. García-Prosper, Las reformas en la villa, en: R. Albiach Descals – J. L. de Madaria, La villa de Corneluis. L’Ènova, Valencia (Valencia 2006) 70–85 Almagro 1958: M. Almagro Basch, Una bella ara pintada de Ampurias. Los problema de su conservación, Revista de Gerona 5, 1958, 21–26 Amante et al. 1996: M. Amante Sánchez – Mª A. Pérez Bonet – Mª A. Martínez Villa, El complejo romano del Alamillo. Puerto de Mazarrón, Murcia, Memorias de Arqueología 5/1990, 313–343 Arribas et al. 1973: A. Arribas – M. Tarradell – D. Woods, Pollentia I. Excavaciones en Sa Portella (Alcudia, Mallorca) (Madrid 1973) Bakker 1994: J. T. Bakker, Living and Working with the Gods. Studies of Evidence for Private Religion and its Material Environment in the City of Ostia (100–500 AD) (Amsterdam 1994) Balil 1962a: A. Balil Illana, Pintura helenística y romana (Madrid 1962) Balil 1962b: A. Balil Illana, Arte helenístico en el Levante español II, AEspA 35, 1962, 117–123 Balil 1972: A. Balil Illana, Casa y urbanismo en la España antigua, BSAA 38, 1972, 55–131 Bassani 2003a: M. Bassani, Gli spazi cultuali, en: S. Bullo – F. Ghedini (eds.), Amplissimae atque ornatissimae domus (Aug. civ., II, 20, 26). L’edilizia residenziale nelle città della Tunisia romana. Saggi (Roma 2003) 153–187 Bassani 2003b: M. Bassani, I vani cultuali, en: P. Basso – F. Ghedini (eds.), Subterranea Domus. Ambienti residenziali e di servizio nell’edilizia privata romana (Caselle di Sommacampagna 2003) 399–442 Bassani 2005: M. Bassani, Ambienti e edifici di culto domestici nella Penisola Iberica, Pyrenae 36,1, 2005, 71–116 Bassani 2008: M. Bassani, Sacraria. Ambienti e piccoli edifici per il culto domestico in area vesuviana (Roma 2008) Bassani 2011: M. Bassani, Strutture architettoniche a uso religioso nelle domus e nelle villae della Cisalpina, en: M. Bassani – F. Ghedini, F. (eds.), Religionem significare. Aspetti storico-religiosi, strutturali, iconografici e materiali dei sacra privata. Atti dell’incontro di studi Padova 8-9 giugno 2009 (Roma 2011) 99–134 Belarte 1997: M.ª C. Belarte Franco, Arquitectura domèstica i estructura social a la Catalunya protohistórica (Barcelona 1997) Beltrán 1991a: M. Beltrán Lloris, La colonia Celsa, en: La casa urbana hispanorromana. Ponencias y comunicaciones, Zaragoza 16–18 noviembre 1988 (Zaragoza 1991) 131–164 Beltrán 1991b: M. Beltrán Lloris, Colonia Celsa. Guía (Zaragoza 1991) Bendala 2006: M. Bendala Galán, Expresiones y forma de poder en la Hispania ibérica y púnica en la coyuntura helenística, Pallas 70, 2006, 175–193 Bendala 2007: M. Bendala Galán, Mediterráneo, en: M. Artola (dir.) – J. A. Pardos (coord.), Historia de Europa 1 (Madrid 2007) 97–178 Blanco 1959: A. Blanco Freijeiro, Polifemo y Galatea, AEspA 32, 1959, 174–177 Blázquez 1981: J. Mª Blázquez Martínez, Mosaicos romanos de Córdoba, Jaén y Málaga. Corpus de mosaicos de España 3 (Madrid 1981)

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Zusammenfassung – Resumen – Summary Wie die Forschung immer deutlicher herausgearbeitet hat, ist die Wahl des Standortes für einen Kultraum innerhalb des römischen Hauses ein bestimmender Anzeiger für den Wert, den die Familie einem Lararium beimaß. Die entsprechenden archäologischen Befunde aus der Baetica und der Tarraconensis leisten, wenn sie auch nicht sehr zahlreich und unterschiedlich

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gut erhalten sind, wichtige Beiträge zum Thema. Die Untersuchung der Lage dieser Kulträume in den Befunden aus diesen beiden Provinzen zeigt, vor dem Hintergrund dessen, was aus anderen Teilen der römischen Welt – und besonders aus den Vesuvstädten – bekannt ist, und auch vor dem Hintergrund dessen, was man von den frühgeschichtlichen Hauskulten von der Iberischen Halbinsel weiß, welchen besonderen sozialen Stellenwert und schützende Funktion für die Familie, das Haus oder das Geschäft in den Standorten der Lararia erkannt werden kann. Diese mögen dem Schutz gewidmet sein oder eine Darstellung aus dem familiären Umkreis zeigen, oder beides meinen. Abschließend werden einige Eigenheiten besprochen, welche auf ältere einheimische Traditionen zurückgeführt werden können. Schlagworte: Häuser – Religion – Lararium – Iberische Halbinsel – römische Zeit. La elección del espacio para el culto en la casa romana se muestra cada vez más como un factor determinante para comprender el valor y la función que la familia otorgaba al larario. Los testimonios de la Baetica y la Tarraconensis, aunque no muy numerosos y en estados de conservación muy diversos, aportan información relevante a este respecto. El análisis de la topografía del culto doméstico en estas provincias, en el contexto de lo conocido en otras zonas del mundo romano –las ciudades vesubianas especialmente– y de los datos relativos a cultos domésticos protohistóricos, muestra la destacada importancia que tenían el valor social y la función tutelar –sobre la familia, la casa o negocio– en la ubicación de los lararios, que podían dedicarse a una (protección), otra (representación) o ambas funciones a la vez. Se aprecian también algunas peculiaridades propias de este grupo de testimonios que parecen responder a la perduración de tradiciones vernáculas. Palabras clave: Viviendas – religión – larario – Península Ibérica – época romana. The election of the religious space location within the Roman house seems to be a major factor to understand the value and functions given to the lararium by the family. Archaeological evidences from the Baetica and Tarraconensis can contribute outstanding information to this subject, even though they are scarce and their conservation is not always satisfactory. In the context of the information known from other parts of the Roman world –especially the Vesuvian cities– and from the protohistoric domestic cults in the Iberian Peninsula, the analysis of the topography of the domestic cult in these provinces points to the great importance that the social value and the protective function –of the family, the home or the business– had in the position of the lararia, that could be devoted to one (protection), other (family representation) or both functions. Some peculiarities of the domestic cult in these provinces seem to be related to indigenous traditions. Key words: houses – religion – lararium – Iberian Peninsula – Roman period.

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