TERCERAS JORNADAS PATAGÓNICAS DE CIENCIA POLÍTICA 25/10/14 –Trelew ¿Qué ciudadanos para cuál construcción de democracia? Aportes para pensar la formación de la subjetividad política

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TERCERAS JORNADAS PATAGÓNICAS DE CIENCIA POLÍTICA 25/10/14 –Trelew

¿Qué ciudadanos para cuál construcción de democracia? Aportes para pensar la formación de la subjetividad política Lic. Analía Orr 1

Resumen: este trabajo se propone interpretar cuál es el modelo de ciudadano y de democracia presente en los diseños curriculares del espacio “Construcción de Ciudadanía” del Nivel de Educación Secundaria en la provincia de Chubut, a partir de conceptos y categorías propias de la Ciencia Política y nociones que provienen de la pedagogía. Desde allí, podremos pensar la educación ciudadana y los aportes que nuestra disciplina puede hacer. Desde algún lugar… Proponernos pensar la educación ciudadana implica exponer una concepción sustancial de la democracia, no reducida a la noción de régimen electoral sino ligada a múltiples dimensiones de la ciudadanía (política, social, cultural) y asignando al Estado algún papel en su logro/reproducción. Ahora bien, como señala O’Donnell en aquel artículo tan generoso en su reconocimiento a los aportes de las Ciencias Sociales latinoamericanas, “uno siempre piensa y escribe desde algún lugar, desde alguna circunstancia histórica y social, y contra alguna interpretación de ese lugar” (O’Donnell, 2004: 110). Por lo tanto, debo decir que escribo desde la experiencia histórica de ser una mujer que ha abrazado la docencia como 1

Docente de la Carrera de Ciencia Política – Modalidad a Distancia, Facultad de Humanidades y Cs. Sociales de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Sede Comodoro Rivadavia. Coordinadora del Área de Cs. Sociales del Nivel de Educación Secundaria del Instituto Austral de Enseñanza de Comodoro Rivadavia.

su principal profesión y que pienso y escribo desde la influencia que el pensamiento de Guillermo O’Donnell ha trazado sobre tantos politólogos, herencia cuidadosamente retratada en el texto de Martín D’Alessandro, “Un politólogo absoluto” (2012). Entonces, desde allí la noción de “educación ciudadana” cobra una relevancia y una potencia especial. Pensar en educación es afirmar la posibilidad del aprendizaje, es confiar en la perfectibilidad del sujeto, y agregar el adjetivo ‘ciudadana’ es señalar que el contenido y práctica de aquellas dimensiones de la ciudadanía puede ser aprendido, en la escuela, y colectivamente. Por lo tanto es apostar al aprendizaje de nuestras sociedades y a la sustentabilidad de la democracia. Al respecto, el curriculum o diseño curricular ha ido un paso más allá y ha denominado “Construcción de Ciudadanía” a los espacios en los cuales se abordará la enseñanza-aprendizaje del ser y hacer ciudadano. Específicamente en el caso de Chubut, la denominación no es casual en tanto refleja coherentemente los propósitos y estrategias previstas para el espacio. De esta manera, nos centraremos aquí en el nuevo diseño curricular del espacio “Construcción de ciudadanía” correspondiente al 1°, 2° y 3° año del nivel secundario, cuya implementación comenzó en el año 2013.

¿Qué ciudadanos en la construcción de la ciudadanía? Si analizamos el texto del diseño curricular mencionado, encontraremos ciertas características y claves que atraviesan toda la propuesta, que son distintivas e imprimen algunos desafíos. En primer lugar, la característica central del diseño de Construcción de Ciudadanía es la organización de la secuencia de contenidos en forma de ciclo, en el cual los mismos ejes se profundizan y complejizan en cada año. Estos ejes son: 1.

El contexto social y cultural desde la mirada de los jóvenes y

adolescentes, los otros actores sociales y políticos y los medios de comunicación; 2.

Los derechos y responsabilidades que nos igualan y la autonomía

progresiva en los adolescentes y jóvenes; 3.

El ejercicio de la ciudadanía en la búsqueda del bien común.

A su vez, cada uno de estos ejes se relaciona con conceptos estructurantes que permitirán secuenciar el trabajo en cada año. Para cada eje los conceptos son: 1.

Identidades, diversidades, desigualdades;

2.

Sujetos, derechos, responsabilidades;

3.

Espacio público, participación, ciudadanía.

Teniendo en cuenta diseños previos de Formación Ética y Ciudadana, y por supuesto con el registro intacto de aquellos espacios de Instrucción/Educación Cívica que muchos de nosotros atravesamos como alumnos y alumnas, podemos observar cómo se produce un creciente abandono del formalismo en favor de una concepción mucho más sociológica y fundamentalmente política de la educación ciudadana, en la cual se plantean nuevas metas. En este sentido, la propuesta curricular no va dirigida hacia la acumulación de saberes conceptuales, sino a la producción y apropiación de un saber hacer práctico, con el aula y la escuela como instancia y espacio de aprendizaje por excelencia. Es decir, se concibe el aprendizaje de la ciudadanía como un oficio,en el cual el aula es el taller (citado de Bárcena Orbe, Educ.ar, 2014). Y este oficio habrá de practicarse y ejercitarse en contextos de heterogeneidad, de diversidad y desigualdad, en lugar de presentarse como la necesaria adscripción a una idea de Nación, a unos valores predeterminados y a un modelo de ciudadano ad hoc. Pero la estrategia de aprendizaje sugerida de estos ejes y conceptos va mucho más allá de la conceptual, proponiéndose la comprensión de las y los estudiantes como sujetos de derecho en un orden político dinámico y, por lo tanto, atando la instancia de aprendizaje a la de acción y participación. Como sostiene el propio diseño curricular, se procura desarrollar un “diálogo en la diversidad” a partir de la concepción de que “la comprensión de lo público se logra con la reflexión y la praxis en tanto están ligadas a la constitución del sujeto en la esfera pública” (2012:3). A su vez, se realiza mención específica a la heterogeneidad cultural de la provincia al señalarse que la misma surge no sólo de tradiciones culturales diversas y movimientos migratorios desde otras provincias y también desde países limítrofes, sino también de prácticas interculturales crecientemente complejas.

En este marco,la clave que permite interpretar toda la propuesta del diseño curricular es la noción de “subjetividad política”. De hecho, el propósito declarado del espacio es que los alumnos realicen prácticas implicadas en la construcción de su subjetividad política, es decir, que este espacio tiene por propósito formar ciudadanos, en el sentido más experiencial y político de la expresión.

Educación ciudadana y subjetividad política Es preciso detenernos en el concepto de subjetividad política. Esta expresión surgió a partir de la necesidad de recortar la significación particular que tiene la constitución como sujeto político, en tanto instancia de reflexividad sobre sí mismo, con otros y en relación a otros. Según Ruiz Silva y Prada Londoño (2012), dos investigadores colombianos estudiosos de la relación entre política y educación, el proceso de formación de la subjetividad política tiene cinco elementos constitutivos: identidad, memoria, narración, posicionamiento y proyección. Brevemente, estos elementos se refieren a la comprensión de las tensiones entre lo propio y lo extraño, la lucha contra el olvido y la repetición, la recuperación de la palabra, del reconocimiento de sí mismo y su capacidad de autodesignación. Pero, además, incluye la proyección, es decir, la posibilidad de pensar, soñar, proyectar horizontes de posibilidad diferentes en términos de la participación de las y los estudiantes como miembros de una comunidad. En particular, despierta interés la narración como instancia de formación de la subjetividad política y construcción de la ciudadanía. Esto nos remite a la expresión de Paul Ricoeur cuando afirma que la vida es “un relato en busca de un narrador” (2009: 43). Ahora bien, narrar no significa enumerar uno a uno todos los hechos sino que implica producir una interpretación (lo cual requiere una selección) de acontecimientos, una evaluación, un encuentro con otras narraciones, una orientación en el tiempo. Como señalan Ruiz Silva y Prada Londoño, la narración nos constituye como sujetos históricos y se propone en términos intersubjetivos, es decir, narramos (sobre alguien) para alguien y aprendemos a narrar de alguien.

En dirección de lo señalado, las palabras clave del diseño curricular bajo análisis son construcción, ciudadanía, identidad, participación, información, subjetividad política, narración, memoria. Si nos propusiéramos como actividad elaborar afirmaciones en donde relacionáramos estas palabras, de seguro surgirían expresiones dirigidas en el sentido que prevé Construcción de Ciudadanía. Ahora bien, la propuesta de construcción de la subjetividad política que realiza el diseño curricular está necesariamente delimitada en los márgenes de la noción de ciudadanía y entonces podemos preguntarnos ¿acaso la ciudadanía agota la dimensión política del sujeto? ¿Todo lo político del sujeto puede ser expresado a partir de prácticas ciudadanas? O se trata esta de una aspiración que tiene más que ver con las necesidades del Estado que con las del propio sujeto/ciudadano?. Entonces, ¿cuál es el resultado que se pretende lograr a partir de esta construcción? Ciudadanos con subjetividad política desarrollada, autónomos, cooperativos, solidarios, con identidades reconstruídas políticamente. Allí la ciudadanía se concibe como “condición política que nos permite participar en la definición de nuestro propio destino” (2012: 4) y se prescribe la práctica de una ciudadanía activa, lo cual implica un ejercicio participativo y responsable, ya sea de manera “defensiva o propositiva” es decir, ya sea para reclamar en la defensa y protección del ejercicio de derechos como en el caso de proponer soluciones, caminos, horizontes de posibilidad. La frase que resume esta concepción es “se vivencia lo que se construye”, de manera tal que el camino para el aprendizaje ciudadano es el hacer – ser ciudadano. Como es de imaginarse, esto imprime algunos desafíos en el ámbito escolar, los cuales retomaremos más adelante en este mismo texto.

Aportes desde la Ciencia Política Tenemos frente a nosotros dos conceptos diferenciados pero relacionados, estos son, subjetividad política y ciudadanía. ¿Cómo producir la traducción o trasposición de la subjetividad política en ciudadanía? ¿Cómo tender un puente entre ambas dimensiones del sujeto (una psicosocial y una jurídico política) y para qué? Aquí es donde y cuando la Ciencia Política puede realizar un aporte, y como anunciaba al principio de este texto, lo

hará de la mano del trabajo de Guillermo O’Donnell y especialmente de un concepto y una idea: agencia y democracia como apuesta institucionalizada. El concepto de agencia es familiar entre los politólogos porque se desprende de una forma de pensar la democracia en relación al Estado, mucho más allá de la noción de régimen, habitual en la teoría sobre la democracia. Justamente el gran aporte de O’Donnell ha sido, entre otros, comprender y explicar la enorme influencia que las características del Estado imprimen sobre la democracia, es decir, relacionar dos niveles de análisis y dos conceptos que por mucho tiempo se mantuvieron separados en las diferentes aproximaciones teóricas. En Acerca del Estado, la democratización y algunos problemas conceptuales, O’Donnell sostiene una idea que será decisiva para la comprensión de las democracias recientes al señalar que los Estados “están interrelacionados de distintas y complejas maneras con sus respectivas sociedades” (1998: 2) y es por ello que las características de cada sociedad y cada Estado habrán de influir significativamente sobre la democracia que allí se consolide o no. Estado y régimen se intersectan, con lo cual un régimen democrático requiere un Estado democrático. Y allí es donde el Estado y agencia se relacionan ya que según O’Donnell, la presunción de agencia “no es meramente una formulación moral, filosófica o psicológica, es un concepto promulgado y sustentado por el sistema legal”. Y agrega “la presunción de agencia constituye a cada sujeto como sujeto jurídico […] El sujeto jurídico decide entre opciones por las cuales es responsable porque el sistema legal lo presupone un ser autónomo, responsable y razonable: un agente” (2007: 51). En este sentido, en la base de nuestras democracias presuponemos sujetos con capacidad de discernimiento, decisión y responsabilidad por las opciones y caminos elegidos. Y a partir de esta presunción construimos reglas, instituciones y también diseños curriculares. Es oportuno recordar aquí la importancia que el autor otorga al sistema legal, como dimensión constitutiva del Estado y del orden que éste fija o pretende hacer cumplir sobre un territorio, ya que nos redirige hacia la noción de ciudadanía. Para el autor el Estado no puede ser asimilado al conjunto de burocracias públicas (aunque también lo forman) sino que puede ser mejor comprendido en términos de un conjunto de relaciones sociales que

habrán de establecer un orden formalizado en el sistema legal, reproducido ideológicamente y respaldado por una garantía coactiva centralizada. Desde esta concepción del Estado, se entiende a la ciudadanía como dimensión inicialmente jurídica que hace posible el ejercicio de derechos políticos que la democracia supone. Entonces, el agente no es sólo un sujeto capaz de elegir en tanto individuo sino la unidad mínima o el punto de partida de la ciudadanía como categoría estatal y colectiva. De allí la importancia del desarrollo de su subjetividad política para el propio Estado y para la sociedad. La definición jurídica de la agencia produce la asignación de derechos de manera universalista, reconociendo en el ciudadano la capacidad de tomar decisiones suficientemente razonables y hacerse cargo de las obligaciones correspondientes, ya sea a la hora de votar o de asumir posiciones de gobierno. Así, el autor define a la agencia como “presunción de suficiente autonomía y razonabilidad de cada adulto(a) como para tomar decisiones cuyas consecuencias entrañan obligaciones de responsabilidad” (O’Donnell, 2007: 45). Ahora bien, esta noción de agencia se relaciona fuertemente con la concepción que O’Donnell tiene sobre la democracia como apuesta institucionalizada, la cual deriva de la agencia. El carácter universalista de los derechos mencionados implica que cada uno de nosotros deberá aceptar que todos los demás ciudadanos cuentan con los mismos derechos y obligaciones. Es decir, todos pueden – en términos inicialmente jurídicos- elegir y ser elegidos, lo cual significa que de una u otra manera habrán de influir sobre decisiones vinculantes para todos los miembros de la comunidad política. Esto quiere decir que en cada momento eleccionario (donde se presuponen elecciones limpias) cada ciudadano pondrá en juego la posibilidad de que sean elegidas personas que no aprueba, o con cuyas propuestas no está de acuerdo, o cuyas decisiones pudieran resultar de gran perjuicio para sus propios intereses. Es claro que también está presente la posibilidad de ganar esa apuesta, pero aquí el ciudadano no puede elegir cuándo correr ese riesgo en tanto el mismo viene dado por el sistema legal. En definitiva, cada ciudadano corre el riesgo de que las elecciones produzcan resultados considerados erróneos por él.

Y esta apuesta se repite una y otra vez en cada elección. Es decir, esta posibilidad está siempre presente en democracia y tolerar el resultado de dichas elecciones hace a su sustentabilidad. Sin embargo, cuando analizamos el contenido de Construcción de Ciudadanía observamos que no sólo se prevé la formación de un ciudadano autónomo, que pueda elegir, consciente de la diversidad que lo rodea, preparado para atravesar la contingencia de un resultado electoral adverso, sino que se lo prepara también para un ejercicio de la democracia y de su ciudadanía en distintos ámbitos, lo cual se relaciona con una estrategia de profundización de la democracia y con una necesidad de fortalecer la democracia más allá de los intersticios electorales. Por otro lado, decíamos con O’Donnell que esta apuesta está institucionalizada. Con ello el autor se refiere a que las reglas que ordenan esta apuesta derivan del sistema legal, son -en este sentido- iguales para todos y son permanentes, es decir, no se agotan en cada ronda. Habrá nuevas instancias en donde estas reglas se reediten para producir una nueva apuesta. Así, el ciudadano podrá desplegar su agencia en distintas oportunidades.

Desafíos y algunas conclusiones Toda implementación de una idea, proyecto o política lleva consigo el desafío que implica el encuentro con la realidad y sus múltiples variables e incluso imponderables. Sin embargo, podríamos identificar algunos aspectos generales que surgen del propio diseño en función de su aplicación a la realidad escolar. La propuesta de Construcción de Ciudadanía produce, en primer lugar, un desafío para los procesos de toma de decisiones en el ámbito escolar en tanto requiere un involucramiento más profundo de los alumnos en la construcción de sus propias normas y, por qué no, en la administración de las sanciones cuando esas normas no son cumplidas. Ahora bien, si el propósito es producir ciudadanía en el aula, en la escuela, no sería posible seguir manteniendo un sistema disciplinar que es vertical (desde los docentes hacia los alumnos) sin contemplar, por ejemplo, la posibilidad de implementar mecanismos por los que docentes y directivos rindan cuentas frente a los alumnos. En este sentido, la propuesta de Construcción de Ciudadanía, para ser efectivamente implementada, nos pone frente a la necesidad de repensar las formas de construcción de la autoridad en la escuela.

A su vez, el diseño curricular propuesto exige una política de capacitación y formación docente continua para poder ser implementado. En este sentido, observamos que hay varios títulos docentes que habilitan la enseñanza de este espacio, como Profesor de Formación Ética y Ciudadana, Diplomaturas docentes sumadas a títulos de grados, pero al mismo tiempo existe una larga lista de títulos habilitantes como Escribano, Abogado, Prof. en Filosofía y otros, los cuales requerirán un necesario complemento formativo para poder llevar adelante la propuesta del espacio. Estas ideas cobran relevancia especialmente si tenemos en cuenta que de los 248 inscriptos para el espacio Construcción de Ciudadanía en la zona C – Comodoro Rivadavia y Rada Tilly- sólo 21 figuran con título Docente, 48 con título habilitante (por ejemplo, Licenciados en Ciencia Política) y el resto con título de alcance supletorio o sin alcance. Ahora bien, en la zona C y sólo contando escuelas públicas encontramos 32 colegios en donde se dicta el espacio mencionado.2 Al respecto, es necesario remarcar la importancia de dar a los docentes los elementos formativos suficientes para que puedan implementar aquello que se les exige, de manera que propuestas de la profundidad y potencialidad como la analizada no queden en el papel. A su vez, esto se relaciona con la valorización del trabajo docente y también con la jerarquización del espacio por parte de los propios docentes, sus colegas de otras áreas, los equipos directivos y las propias familias que pertenecen a la comunidad educativa. Pero el desafío más importante que un diseño curricular como el observado impone se relaciona con la igualdad, con la posibilidad de dotar a todos nuestros alumnos de docentes capacitados, equipos directivos comprometidos, escuelas ediliciamente amigables y un entorno de aprendizaje que favorezca la concreción de las metas señaladas. De otra manera, haremos vivir a estos jóvenes a muy temprana edad aquello que O’Donnell llamó “zonas marrones”, a donde la efectividad de la ley y del ejercicio de derechos no llega. La Ciencia Política como ciencia que se practica “desde algún lugar” y en cuyo mismo proceso formativo los estudiantes atraviesan esta experiencia de subjetivación está llamada a realizar alguna contribución en la educación ciudadana.

2

Colegios en Zona *C* - C. RIVADAVIA - RADA TILLY: - 704 - 707 - 711 - 718 - 722 - 723 - 731 - 732 - 737 - 738 - 742 - 743 745 - 746 - 749 - 754 - 755 - 757 - 760 - 764 - 766 - 769 - 770 - 796 - 797 -798 - 799 - 7702 - 7703 - 7704 - 7715 - 7717 - . Fuente: Junta de Clasificación Docente de Educación Secundaria, disponible en http://www.chubut.edu.ar/ juntamed/ junta_ planes.php?codmat=CDCESB%200 .

Por ejemplo, producir acciones de capacitación, transferencia, difusión e información es una manera de reivindicar el compromiso que como ciencia social tenemos con la democracia. Y no sólo con la democracia como concepto normativo, esencialmente contestado, susceptible de adjetivación y elusivo ante la comparación, es decir, no sólo en términos teóricos, sino fundamentalmente en términos políticos.

Bibliografía D’Alessandro, Martín (2011): “Reseña de Democracia, agencia y Estado. Teoría con intención comparativa – Guillermo O’Donnell” en América Latina Hoy, Universidad de Salamanca, vol. 59, diciembre, pp. 131-132. D’Alessandro, Martín (2012): “Un politólogo absoluto”, en Revista Temas y Debates, N° 24, año 16, Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, UNR, Rosario, julio-diciembre, pag. 41- 46. Ippolito, Mónica y Porro, Isabela: “La educación para la ciudadanía en el sistema escolar argentino”, Educ.ar,Bs. As., disponible en http://www.aportes.educ.ar/sitios/aportes /recurso/index?rec_id=110349&nucleo=etica_nucleo_enseñanza, acceso: 21/10/14. Ministerio de Educación de Chubut (2013): “Inscriptos en Construcción de Ciudadanía – Zona C- Comodoro Rivadavia y Rada Tilly”, Junta de Clasificación Docente de Educación Secundaria, disponible en http://www.chubut.edu.ar/juntamed/junta_lista. php?up_vars=901%20CDCESB. Ministerio de Educación de Chubut (2013): “Construcción de Ciudadanía –Títulos que cuentan con esta asignatura”, Junta de Clasificación Docente de Educación Secundaria, disponible en http://www.chubut.edu.ar/juntamed/junta_mat_en_tit.php?codmat=CDCESB. Ministerio de Educación de la Provincia de Chubut (2012): “Diseño Curricular de Construcción de Ciudadanía”, Gobierno de la Provincia de Chubut, Rawson. O’Donnell, Guillermo (2007): Disonancias: críticas democráticas a la democracia, Prometeo Libros, Bs. As.

O’Donnell, Guillermo (2004): “Ciencias Sociales en América Latina. Mirando hacia el pasado y atisbando el futuro”, en Revista El Debate Político, Bs. As. , Flacso-UTDTFCE y Universidad de San Andrés, Año 1, N° 1, verano, Bs. As. O’Donnell, Guillermo (1993): “Acerca del Estado, la democratización y algunos problemas conceptuales” (Desarrollo Económico, vol. 33, nº 130, Bs. As.) en Lecturas sobre el Estado y las Políticas Públicas: retomando el debate de ayer para fortalecer el actual, Proyecto de Modernización del Estado- Jefatura de Gabinete de Ministros, 2007, Bs. As.

Ricoeur, Paul (2009): Educación y Política, Prometeo Libros, Bs. As.

Ruiz Silva, Alexander y Prada Londoño, Manuel (2012): La formación de la subjetividad política, Paidós, Bs. As.

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