Tauste agua y vida. Actas VII Jornadas sobre la Historia de Tauste

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Descripción

TAUS TE AGUA Y VIDA

TAUSTE AGUA Y VIDA

IX

CENTENARIO DE LA INCORPORACIÓN DE LA VILLA AL REINO DE ARAGÓN

Miguel Ángel Pallarés Jiménez, coordinador Joaquín Cebamanos Conde Jesús Criado Mainar Enrique Galé Casajús Antonio Ortigosa Laplaza Montse de Vega Mas, fotografía y tratamiento de imágenes

AYUNTAMIENTO DE TAUSTE 2005

Fotografía

de portada:

Vista de Tauste desde el convento [mnciscano de San Cristóbal.

Fotografía de la página 1: El Molino en el Canal de Tauste. Fotografía de la página 13: Las Norias. Fotografía de la página 224: Las Trabas.

© De los textos, los autores

© De las fotografías, si no se señala procedencia, Montse de Vega Mas Edita: Ayuntamiento de Tauste Colaboran: Prefabricados Tecnyconta, S.L. Caja Inmaculada IberCaja MultiCaja TI Automotive Imprime: TALLERES EDITORIALES COMETA, S.A. Ctra. Castellón, Km. 3,400 - 50013 Zaragoza ISBN: 84-606-3855-3 Depósito Legal: Z. 3.182-05

Para todos los que han estado en esta tierra a lo largo del tiempo, porque sin ellos, no podriamos ser

Se celebran, un año más, las Jornadas sobre la Historia de Tauste. Como en las seis ediciones ante­ riores, la Asociación Cultural «El Patiaz», con el patrocinio del M. l. Ayuntamiento de Tauste, a través del Patronato de la Casa de Cultura, se aplica con seriedad a cuestionar la naturaleza de las jJreguntas que le dirigimos al pasado, a la tarea de intentar hacer explícito el lugar desde el que hablamos en el pre­ sente. Desde que en 1999 se celebraran las Primeras Jornadas, los organizadores, desde la convicción de que, para el historiador, el presente es, de forma absolutamente forzosa, punto de partida y desembocadura al mismo tiempo, se han esforzado por huir de tres riesgos que impiden a la historia llegar a ser un elemento de comprensión de la realidad: la oposicion de lo contemporáneo a lo histórico, el abandono a una plácida visión continuista de la historia y la tentación de una óptica puramente descriptiva de los hechos. El rigor metodológico de la citada Asociación, junto con el esfuerzo del Ayuntamiento, ha generado a lo largo de los últimos mios una sólida labor didáctica y de recuperación del patrimonio cultural de Taus­ te, que ha extendido entre los ciudadanos el conocimiento del patrimonio arqueológico, histórico, etnográfi­ co y arquitectónico, ayudando a construir un nuevo paisaje. El paisaje es la «visión» que tenemos del terri­ torio. Por eso lo construimos, es siempre nuestro paisaje; a la vez, somos responsables de su cuidado. Nos identifica, nos identificamos con él y nos permite descubrir nuevos horizontes. No podemos olvidar que los que carecen de horizontes, no ven suficiente, valoran únicamente lo que tienen más cerca, generan una «cul­ tura de campanario» que no les deja ver más allá. Construir paisajes y ganar horizontes es aprender a inter­ pretar la realidad en un tono mayor, es ganar libertad. Tauste celebra, este afio 2005, el IX Centenario de su incorporación al Reino de Aragón. Lejos de para­ lizantes visiones nostálgicas, las celebraciones de este centenario deben servir para que con la responsabili­ dad e identidad antes mencionadas, Tauste, con la ilusión de siempre, con la firme decisión de ser fiel a su voluntad histórica integradora, afronte nuevos tiempos y nuevas realidades construyendo un futuro ven­ turoso que sin duda merece. Sin olvidar que el horizonte, a fin de cuentas, está en aquella dirección don­ de uno fija la mirada. Marcelino Iglesias Ricou Presidente del Gobierno de Aragón

Nos encontramos en la última etapa de la conmemoración del IX Centenario de la incorporacion de Tauste al Reino de Aragón, que coincide con otro hecho que se viene repitiendo durante los últimos siete años en nuestra Villa; me refiero a la celebración de las jornadas sobre la Historia de Tauste. No es una casualidad esta coincidencia, son dos hechos indisolublemente unidos porque nacen de la voluntad y del interés de un buen número de vecinos que decidieron trabajar e investigar para recuperar la historia de nuestra Villa. Confieso que me es muy agradable, como Alcalde de Tauste, participar en la presentacián. de este libro, Tauste, agua y vida, porque es el premio que se merecen todos estos ciudadanos que dedican buena parte de su tiempo libre a trabajar en el anonimato, para recuperar con criterio la historia de nuestro pueblo. Tauste, agua y vida es un título que resume, de una manera casi gráfica, lo que ha sido el devenir de nuestra Villa durante toda su existencia; quiere ser una guía en la que se recoja la geografía humana y física, la historia, sus costumbres, el arte y los personajes ilustres de nuestro pueblo. Con este contenido, este libro tiene que ser la referencia obligada para su conocimiento. Trabajar la historia de Tauste no es una tarea sencilla; la falta de documentación en nuestro pueblo significa realizar esfuerzos añadidos en otros depósitos archivísticos, buscando nuevas fuentes. Por eso, el trabajo previo a las jornadas sobre la Historia de Tauste y el contacto con especialistas, en aspectos e inves­ tigaciones concretas, han sido fundamentales para saber que estábamos en el momento adecuado para la edición de este libro. Quiero destacar el empeño de JVIiguel Ángel, Joaquín, Antonio, jesús, Enrique y Montse, que en muy poco tiempo han realizado un gran trabajo; todos ellos han sido, además, colaboradores incondicionales de nuestras Jornadas de Historia. Gracias por vuestro esfuerzo. Ahora disponemos de un documento resumen de nuestra historia; la colaboración, la participación, el emjmje de muchos taustanos ha sido determinante para conseguirlo. fo podemos conocer la Historia de Tauste. Ahora sólo nos queda seguir trabajando por nuestro pueblo,

por conservar nuestras tradiciones y nuestro patrimonio, por hacer historia día a día para tener un futuro lleno de vida. Gracias a todos. José Luis Pola Lite Alcalde de Tauste

Dónde estamos y quiénes somos, Medio físico y geografía humana de Tauste ANTONIO ÜRTIGOSA LAPLAZA

Licenciado en Geografía y Ordenación del Territorio

La geografía es una ciencia de relaciones: la idea que planea sobre los procesos de la geografía es la de unidad terrestre, la concepcion de la tierra corno un · todo, cuyas partes están interrelacionadas y donde los fenórnenos se encadenan y obedecen a leyes generales de las que derivan los casos particulares. Vida! de La Blache, geógrafo. 1955 La geografía consiste en el estudio de la organización espacial y de las relaciones ecológicasentre el hombre y su medio arnbiente. La geografía considera la tierra como el medio natural del hombre, un medio que influye sobre sus formas de vida pero que, a su vez, es modificado por él. Haggett, geógrafo. 1979

INTRODUCCIÓN 644.900 en X y 4.642.500 en Y; con una Z, que es la altura de 267 metros sobre el nivel del mar, representan las coordenadas Universal Transversal Mercator (UTM). Aproximadamente a las 10 de la mañana de cada día, el satélite Landsat nos fotografía; lo hace así ya que es un satélite heliosincrónico utilizado para recursos naturales, que tiene órbita polar y que visita cada punto de la tierra más o menos a la misma hora cada día. Así podemos comenzar hoy en día una descripción o una explicación acerca de la villa de Tauste. Con toda seguridad, Alfonso 1 el Batallador no disponía de estos datos cuando reconquistó nuestra localidad en 1105 para el mundo cristiano y la incorporó al Reino de Aragón.

Ejemplares de salicornia en el Saso Mira.

Desde luego han cambiado las gentes, los modos de vida, las herramientas, las viviendas, la higiene, pero lo que no ha cambiado es Tauste en sí mismo: como entidad, como pueblo, sigue igual de vivo, con más habitantes o menos, con polideportivo (¿qué será eso del deporte? diría el bueno de Alfonso), con parques, bares, biblioteca, guardería, escuelas, piscinas, con internet, con coches ... pero en sí mismo, Tauste. Curiosamente estamos en el mismo sitio que hace 900 años y, si todo va bien, seguiremos hasta que el ser humano quiera; porque no somos distintos a los demás, y mientras el mundo exista, seguiremos estando aquí. ¡Qué bueno sería poder conocer algo de ese Tauste de dentro de otros 900 años!



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¿Qué son las coordenadas o las zonas UTM? Las coordenadas UTM (Universal Transversal Metcaior) se diseñaron para facilitar la localización de puntos en el planeta. Existen las coordena­ das geográficas que miden la latitud y la longitud, en grados, minutos y segundos, distinguiendo el hemisferio norte del sur: La Tierra se divide en 60 zonas o husos UTlvI y, cada zona, en 20 bandas: de C a N[ en el hemisferio sur)' de N a X en el norte, todas de 8º menos la X, que es de 12º. España está incluida en las zonas/husos 28 (Islas Canarias), 29 (Galicia), 30 (Centro de España y España occidental), y 31 (Espaiia oriental e Islas Baleares). Al contrario de lo que pueda pare­ cer, las coordenadas localizan un cuadrado, no un punto. Como hemos dicho, las coordenadas UTlVIde Tauste, son: 30 T 644. 900 en X y 30 T 4.642.500 en Y. Normalmente se añade la altura del punto; en este caso, 267 metros sobre el nivel mm:

EL MEDIO FÍSICO Localización La villa de Tauste es la más meridional de la comarca de las Cinco Villas de Aragón. Se halla a 41 °y 55' latitud Norte y a 1 °y 15' longitud Oeste. Su término municipal tiene 405 km2 de superficie; su gran extensión hace que los límites administrativos sean, de

igual modo, amplios; así pues: linda al norte con el término de Ejea de los Caballeros y, en menor medida, con Castejón de Valdejasa; al sur con varios municipios que pertenecen a la Ribera Alta del· Ebro, concretamente con Pradilla, Gallur, Boquifieni y Luceni; y al este con Remolinos; destacando que también hay contacto con los términos de Zaragoza y Zuera. Por el oeste limitamos con el municipio zaragozano de

Vista desde el santuario de Sancho Abarca en dos épocas distintas del año: relieve tabular donde se ven cerros testigos y antecerros, con mesa o páramo al fondo.

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Novillas y con territorio de la Comunidad Foral de Navarra. Los límites físicos que determinan y localizan nuestra villa son los siguientes: por el norte el corredor de los Arbas (de Luesia y de Biel), que en Ejea se fusionan en uno sólo; por el sur, el río Ebro en dirección oeste-este; por el este, los Montes de Castejón o Castellar, y, finalmente por el oeste, la Plana Negra navarra y la Plana de Borja, como antecesora del Sistema Ibérico, que nos enseña su pico más elevado, el Moncayo.

Talud de Carralaspeñas, en la carretera de Remolinos.

Relieve El término municipal de Tauste se halla situado, en su totalidad, en la Depresión del Ebro. En la Comunidad aragonesa existen otras dos grandes unidades de relieve: los Pirineos y el Sistema Ibérico.

La Depresión del Ebro es una amplia fosa tectónica; este río, la recorre longitudinalmente y es el receptor de los afluentes procedentes de las unidades montañosas. La parte aragonesa de la Depresión presenta una gran diversidad de paisajes geo-



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Me voy a labrar al Saso Mira A veces nos preguntamos por qué las cosas o los lugares tienen la deno­ minación que tienen. Algunos de los lugares más comunes de nuestro mon­ te tienen unos nombres que nos son muy familiares, a la vez que muy pre­ visibles; aunque primero hay que matizar que, en Tauste, se entiende por monte al terreno de secano. Por ejemplo, cuando hablamos de los sasos, se denomina así a las zonas que forrnan un glacis colgado; dicho con otras palabras, son aquellos terrenos que unen las zonas elevadas de las muelas con las del llano. Tienen pendientes que no superan el 1 O% y son típicas de lugares donde las precipitaciones son escasas pero que, cuando llueve, lo hace con intensidad. Otra zona que posee un nombre característico es la sarda. Esta deno­ minación se da a zonas donde el suelo es muy pedregoso y, por consiguien­ te, bastante duro para la labor: Todos hemos escuchado en Tauste el nom­ bre de la Sarda Malaño, y ese nombre lo dice todo. Antes se ha descrito lo que son las vales, tan comunes en nuestro tér­ mino: Val de Carro, Val de Volví, Val de Perané, Val de Taus. Podríamos estar días y días escribiendo sobre todos los nombres de nuestro monte: por ejemplo, Las Hoyas (Terrén, Salada) que, por supuesto, se ubican en fon­ dos depresivos entre zonas elevadas. Si seguimos nuestro paseo por la toponimia observarnos los puis (Puy Zarralla, Puy Lao, Puy Martín), que son peque'ños cabezos con cierta altu­ ra respecto al área donde se ubican. Las alturas son modestas pero desta­ can en la planicie general del terreno. De igual manera aparecen zonas como La Salada, que con su nombre nos está indicando cual es el material más abundante en sus suelos. Y así podriamos seguir con el Sotillo, cerca del rio Arba; con los Llanos, que refle­ jan una orografía horizontal; con La Lomaza, en una zona un poco ele­ vada que no llega a ser ni siquiera cerro. Así pues, y sin hacer un estudio exhaustivo, podemos descubrir de dónde provienen los nombres de cada rin­ cón de nuestro monte.

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morfológicos, debido a los diferentes rasgos morfoestructurales y a la evolución morfoclimática. En consecuencia, por su situación, Tauste presenta paisajes muy significativos. En nuestro horizonte, los relieves más destacados topográficamente hablando son las Muelas o Planas y nos referimos a los Montes de Castejón, la Plana de Borja, la Plana Negra y su parte taustana, con el Santuario de Nuestra Seño­ ra de Sancho Abarca. Se puede decir que, dicho santuario, está ubicado en la parte sureste de las Bardenas Reales navarras. Estos relieves son estructurales y están formados por material calizo del Terciario; si concretamos más podemos decir que son materiales del Neógeno y, si queremos más exactitud, se puede afirmar que son del Mioceno, de hace entre 8 y 20 millones de años. Se hallan individualizados por encima de los 600 metros como consecuencia del encaja-

Val de Taus.

miento de la red fluvial de la zona y están coronados por escarpes calizos marginales; su superficie calcárea presenta marcas de disolución con formas kársticas, tales como lapiaces y dolinas en cubeta. En Tauste es muy común observar diferentes tipos de relieves estructurales afectados por erosión diferencial. Hablamos de los relieves tabulares o muelas y de los cerros testigos y antecerros.

Panorámica del barranco de Santa Bárbara. El paisaje, de calizas )' yesos, ha sido erosionado por el agua y dibuja los tipicos relieves kársticos.

• Los relieves tabulares u horizontales, tan característicos en nuestro paisaje, están formados gracias a unas series litológicas de resistencia diferencial en la vertical, y se caracterizan por tener un techo muy resistente y un sustrato mucho más deleznable; de otro modo, la disposición horizontal de la estructura otorga la plenitud al relieve de las cumbres. Los procesos provocados por los lechos fluviales, finalmente, se encargan de vaciar las depresiones presomontanas y los valles. De esta manera dejan muy resaltados, topográficamente hablando, estos relieves entre ríos, por decirlo de algún modo; dicho de otro forma, podríamos entender que a lo largo de los años la erosión ha sido selectiva con los materiales más blandos y ha dejado en resalte los más duros, dejando formas de relieve muy caprichosas. Las alturas de estas planas son considerables si las comparamos con la altitud media en la que nos encontramos; así pues, la altura máxima de los Montes de Castejón son 744 metros; la de la Plana Negra, 646 metros; la de Borja, 805 metros y la del Santuario de Sancho Abarca, 635 metros. Las plataformas que se generan en las cimas se encuentran muy ligadas al afloramiento de niveles resistentes de caliza lacustre. Las laderas que las delimitan presentan dos tramos; las cornisas, más o menos abruptas, y los taludes, más tendidos, modelados en las series margo-yesíferas más deleznables de la base. Los antecerros y los cerros testigos son igualmente relieves estructurales residuales de forma cónica que indican la antigua extensión de las muelas y las cuestas. Los primeros presentan tallas medias y están formados sobre afloramientos de rocas deleznables de la base. Los cerros testigo, en cambio, constituyen por lo general alturas relativamente importantes y están coronados por los materiales resistentes de los niveles de cumbres. En un recorrido por el monte de Tauste podremos observar esta serie de figuras en el paisaje. A todo esto añadiremos un fenómeno que ocurre con mucha asiduidad y que seguro que, para todos los habitantes de la

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villa, es muy familiar. Estamos hablando del modelado kárstico. Dicho modelado queda ligado a la actividad disolvente del agua sobre algunos sustratos rocosos, generando huecos a distintas escalas, y en general áreas de drenaje subterráneo y vertical a partir de la filtración del agua. El sustrato que en nuestro territorio se disuelve con facilidad es la caliza y el yeso. Son características en nuestro paisaje las dolinas y simas, además de pequeñas grutas interiores. Otro paisaje muy característico de nuestra villa son las vales. Son barrancos de fondo plano y laderas escarpadas que aparecen cerca, siempre, de afloramientos yesíferos. En planta ofrecen un denso trazado dendrítico, es decir, ramificaciones abarrancadas. En el relieve de Tauste o en los materiales que conforman el término municipal, existe otra zona extensa a resaltar: son las áreas fluviales del río Arba y del Ebro. Los materiales que conforman estas zonas son del Cuaternario, y más concretamente del Pleistoceno; hablamos de conglomerados, arenas, gravas y limos. Clima e hidrología Cuando analizamos los datos climáticos principales, es decir, temperatura y precipitación, observamos que nos encontramos en un territorio con un clima que está a caballo entre dos grandes tipos. La zona donde nuestra villa se asienta presenta características climáticas que la hacen formar parte de los climas templados; éstos se ven afectados por los movimientos de verano-invierno de los anticiclones subtropicales, que se desplazan hacia latitudes más altas en el período estival, determinando una disminución de las precipitaciones en esta estación. La principal característica del clima de nuestra tierra es la falta de precipitaciones más o menos acusada del verano, lo cual es muy extraño en el resto del planeta y muy normal para todos los taustanos y cin covilleses. Las precipitaciones se sitúan en torno a los 400-600 mm. anuales, aunque los datos

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más recientes que estamos analizando nos arrojan 358,5 mm. anuales. Las temperaturas son suaves en invierno y cálidas en verano. Los últimos datos con los que trabajamos nos dicen que las medias invernales no son inferiores a 6ºC y, los tres o cuatro meses del verano son verdaderamente cálidos, con medias en torno a 25ºC. Con todo esto podemos catalogar el clima como templado mediterráneo. Anteriormente, hemos apuntado que la situación de la villa hacía que la clasificación de nuestro clima estuviera un poco entre medias de dos tipos; esto se debe, sobre todo, a los valores de la precipitación. En el clima templado mediterráneo el umbral de las precipitaciones está en 400 mm. anuales. Muchos son los años en los que esta barrera no es superada, y muchos son los agricultores taustanos que lo pueden asegurar. Al no rebasar este umbral, nuestro territorio presenta algún matiz para clasificarlo dentro de otro clima. Un rasgo muy característico de nuestro clima es la acusada amplitud térmica, es decir, la diferencia entre la temperatura elevada en verano y la fría del invierno. Hablamos de una amplitud en torno a 20ºC; esto es debido al factor de la continentalidad y el consecuente alejamiento del mar. Así pues podemos englobarlo dentro del clima árido templado. La temperatura media anual es inferior a 18ºC, los inviernos no son muy fríos y los veranos muy cálidos. Para resumir diremos, que, analizando la temperatura y las precipitaciones, lo catalogaremos de templado mediterráneo; pero si valoramos sobre todo las precipitaciones, podemos decir que tenemos un clima Árido Templado.

Recursos hídricos Cuando hablamos de recursos hídricos de nuestro entorno nos estamos refiriendo a todos aquellos bienes naturales relacionados con el agua que el medio natural nos ofrece. Si a alguien de nuestra localidad se le pregunta por el agua seguramente nos contestará que «está muy mal», pero si hay que rela-

cionar nuestra localidad con algún recurso hídrico, lo haremos con el río Arba. Sería correcto matizar lo de recurso hídrico plenamente natural, ya que seguramente, mucha gente habrá pensado en el Canal de Tauste. Más adelante hablaremos un poco más detenidamente de esta gran obra de la cual nos sentimos muy orgullosos. En este apartado, fundamentalmente hablaremos de agua y de cómo nos llega a nosotros; por eso en nuestra villa podemos destacar los ríos Arba y Ebro, y el Canal de Tauste. El Arba El río Arba, como tal, nace en el término de Ejea de los Caballeros, tras la fusión del Arba de Biel y el Arba de Luesia, a los que se suma el Riguel en El Sabinar; todos estos cursos fluviales nacen en las sierras exteriores del Prepirineo. Desemboca en el río Ebro, por su margen izquierda, en el término municipal de Gallur y tras recorrer 96 Kms. desde su nacimiento. La superficie total de la cuenca del sistema de los Arbas es de 2.249 km2 y la aportación media anual al río Ebro es de 193 Hm3• Tomando los datos de las estaciones de Biota, que abarca 142 km2 de cuenca, y la de Tauste, que engloba 2.048 km", se ha establecido un caudal medio anual de 6,12 m3/seg.; éste es muy escaso, no sólo por las mínimas precipitaciones medias de la cuenca (526 mm.) sino por las fuertes pérdidas debidas a la elevada evapotranspiración. La irregularidad del sistema de los Arbas no es muy alta, dado que los aportes no son muy grandes; a modo de curiosidad el río, en agosto del año 1922, marcó un registro de 0,00 m3/seg. Ya señalaba Mariano Supervía, en el año 1885, que el Arba llegaba a secarse en verano, aunque en ocasiones de tronadas y deshielos sus avenidas causaban perjudiciales avenidas que llegaban hasta los edificios de Tauste, como sucedió en la arbada del Moce­ tón en 1836. Cabe añadir que, en la actualidad, el caudal ha experimentado un aumento, debido a la función de colector, de una serie de escorrederos y riegos de Bardenas. Cuando hablamos de cursos fluviales siempre existe un territorio que «apadrina» por decirlo de algún modo, el río. Por ejemplo,

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El rio Arba.

siempre se dice que el Ebro es aragonés o mañico; o que el Guadalquivir es sevillano. Un curso fluvial no entiende de límites administrativos y lo más normal es que atraviese varias zonas, ya sean comunidades autónomas, provincias o municipios. En el caso del río que nos ocupa sabemos que el de Luesia y el de Biel se fusionan en Ejea y que, una vez unidos los cauces, recibe un tercer aporte del Riguel en el término de El Sabinar; pero no deja de ser «nuestro Arba». Con respecto a su geomorfología, desde esta localidad, el Arba discurre por los materiales sedimentarios de la zona central de la cubeta del Ebro, dentro de los términos municipales de Tauste y de Gallur, para desembocar, como antes se ha comentado, en el Ebro. En su recorrido final, el Arba deja a un lado el Canal de Tauste y pequeños resaltes del relieve como las Horcas ( 302 m.) o el Alto de los Machos (416 m.), que destacan dentro de la monótona planitud de los glacis y terrazas.

El Ebro Aunque de sobras es conocido por todos, el Ebro es uno de los elementos naturales que conforman el medio taustano. Este río, que transcurre por numerosas regiones y que su cuenca de 85.550 km2 afecta a Cantabria, Castilla La Mancha, Castilla León, Cataluña, La Rioja, Navarra, País Vasco, Comunidad Valenciana y Aragón, es el que pasa por el término de Tauste y en donde «nuestro» Arba vierte sus aguas rojizas. No creemos que haya algún taustano que desconozca que el Arba muere en el Ebro, allí en Canduero, cerca de Gallur. Mucho se ha escrito sobre el Ebro, y no es nuestra intención iniciar una descripción pormenorizada de todas las características y dinámicas de este gran río. El objetivo de este apartado es recordar al lector que las aguas de este río y las del Arba han sido utilizadas por los taustanos para desarrollar los regadíos en su huerta desde hace siglos.

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• igual permiso que el que ya disfrutaban las dos villas navarras.

El rio Ebro visto desde La Madraza, al final del batidero de la almenara de La Trinidad.

El Canal de Tauste La historia del Canal de Tauste se inicia en el afio 1252, cuando el rey de Navarra, Teobaldo I, da la orden para poder sacar agua del río Ebro. Se construye una presa y se excava una acequia por parte de la Orden de San Juan de Jerusalén en las villas de Cabanillas y Fustinana. Este interés por el riego con aguas del Ebro es compartido por la villa de Tauste, situada ya en el reino de Aragón; en 1444 esta localidad obtiene de Don Carlos, Príncipe de Viana, una concesión para tomar aguas del río Ebro mediante una acequia que atravesase las tierras navarras. Los intentos por ejecutar la obra resultaron hasta tal punto infructuosos que, en 1498, la villa de Tauste, desistiendo de su idea inicial, solicitaron del Rey Católico licencia para traer aguas del río Aragón. A su vez, en 1499, las villas navarras de Cabanillas y Fustifiana solicitan y obtienen, de los reyes de Navarra, Don Juan y Doria Catalina, la confirmación de su derecho, y en 1504 se inician las obras del que será uno de los primeros canales de Europa, por aquel entonces denominado Acequia del Ebro. Por su parte la villa de Tauste no cejará en su empeño y, en 1524, conseguirá del emperador Carlos I

Por fin, en 1552, las villas de Cabanillas, Fustifiana y Tauste concluyen en la conveniencia de trabajar unidas, redactando la «Escritura de Concordia» por la que nuestra localidad se comprometía a reforzar el azud, a ensanchar y mejorar el cauce existente, a la vez que lo alargaba. Este compromiso supondrá, a la zona aragonesa del canal, un esfuerzo económico descomunal. En consecuencia, la segunda mitad del siglo XVI dará a luz a la Acequia o Canal de Tauste, denominada así por el insistente ernpefio de esta villa en su ejecución. El camino del proyecto fue ligado siempre a la estrechez económica y las penurias del día a día del Concejo, pues si difícil fue la financiación de la construcción de la acequia, más difícil fue hacer frente a los gastos de mantenimiento y conservación. La situación fue degradándose hasta tal punto que, en 1775, el Ayuntamiento de Tauste solicita la intercesión de Don Ramón Pignatelli y Moncayo para que la acequia sea acogida, al igual que el Canal Imperial, bajo real protección. En 1780 la acequia quedó prácticamente inservible; ante esta situación, el rey Carlos III llevó a cabo las reparaciones y mejoras necesarias, consiguiendo que se regaran las cosechas de 1781. A partir de este momento la Acequia de Tauste quedó incorporada a la Corona, agregada al Canal Imperial y sujeta a la normativa de éste. D. Ramón de Pignatelli se encargó de ampliar la capacidad de transporte de nuestra acequia y de mejorar su trazado, así como de aumentar en una primera fase la zona regada, que paso de 10.000 cahizadas (4.770hectáreas)a14.000 (6.678 has.). Regularizado su funcionamiento, y a petición de los regantes, la reina Isabel 11 les devolvía la acequia en junio de 1848 y, un afio después, era aprobado por real orden el



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Almenara de La Trinidad en el Canal de Tauste.

Reglamento del Sindicato de Riegos de la Acequia de Tauste. El Canal de Tauste toma sus aguas del Ebro en el término municipal de Fontellas (Navarra), aguas arriba de la toma del Canal Imperial (a 4,2 kms.), también situada en el mismo término municipal. Discurre paralelo al Ebro, por su margen izquierda, a lo largo de 44 kms. Y su capacidad en origen es de 12,5 m3/s. En la actualidad, la superficie regada por el Canal de Tauste es de 9.022 has., de las cuales 2.852 pertenecen a la Comunidad Autónoma de Navarra, en los términos municipales de Cabanillas, Fustiñana, Ribaforada, Buñuel y Cortes; y 6.170 hectáreas, a la Comunidad Autónoma de Aragón, en los términos municipales de Novillas, Tauste, Gallur, Pradilla de Ebro, Boquiñeni, Remolinos, Alcalá de Ebro, Cabañas, Torres de Berrellén y Alagón. Al igual que sus «hermanos mayores», el Imperial y de Lodosa, el Canal de Tauste va _formando una gran banda de regadío junto

al Ebro, en su margen izquierda; las acequias la atraviesan de forma más o menos transversal. El número de tomas que riegan más de 100 has. es del orden de 45, y entre ellas están: Valdetelles, La acequia La Mejana, El Ramillo, La Arena, El Saso, Lo Tañao, El Abarquillo, La Loma, El Soto, etc., todas ellas por encima de las 250 has. de riego. La dedicación productiva de la zona regable está fundamentalmente orientada a los cultivos herbáceos extensivos (alfalfa, maíz, cereales, etc.), complementado con cultivos hortícolas como el tomate, la alcachofa, la cebolla, el pimiento, etc., si bien estos últimos y, desde el punto de vista de la ocupación superficial, en menor cuantía. Vegetación y Fauna Nos vamos a adentrar en el mundo del reino animal y vegetal. En este apartado se van a estudiar las especies principales; es decir, el estudio se centrará en describir las espe-

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cies que más aparecen en nuestro territorio o las que son importantes por algún otro motivo relevante.

El paisaje vegetal La mayor parte de nuestro territorio se enmarca dentro de una gran zona perteneciente al valle medio del Ebro; éste es un territorio enormemente modelado por la mano del hombre, tanto para usos agrícolas como ganaderos. En el término municipal de Tauste se pueden diferenciar diversos tipos de paisaje vegetal, pero nos centraremos en dos principalmente: el paisaje de Bardena o secano, y los paisajes húmedos. Con respecto al paisaje vegetal que aparece en el monte que hemos denominado Bardena, cabe destacar que la vegetación natural se ha quedado refugiada casi exclusivamente en las laderas con pendientes más o menos acusadas, difíciles de poner en cultivo. Es muy característico encontrar extensos campos de cultivo de cereales que ocupan las zonas llanas encima de los relieves y, sobre todo, las zonas basales. De igual modo podemos hallar un paisaje típico como los coscojares y pinares que bordean las Planas; estos últimos constituyen las principales masas de vegetación que aparecen en esta parte de nuestro territorio.

ceas. En nuestro término municipal aparece con insistencia un tipo de pino, el carrasco (Pinus Halepensis Miller), también denominado pino de las garrigas y blanquilla. Puede llegar a alcanzar unos 22 ms. de altura y está considerado de talla media. Su corteza es en las partes inferiores oscura y, en las partes elevadas, de color plateado. Su tronco normalmente es de carácter tortuoso y sus hojas son flexibles, largas y con punta blanda. El fruto es un piñón alargado de unos 8 cms. casi plano. Es una especie que suele estar desde el nivel del mar hasta los 1.000 ms. Normalmente habita suelos calizos con alto contenido en yeso. Se puede encontrar en los parajes denominados Valdecarro, La Gabardilla, en la Plana de Muses, Val de Perané y la zona de Pacolafuén, ya en los límites con Zuera y Zaragoza. También existe una pequeña zona próxima al Santuario de Sancho Abarca y a la Punta de la Negra donde aparece este tipo de árbol.

Es curioso pensar en la idea de paisaje que existió en nuestro monte; su carácter estepario, en la actualidad, hace pensar que siempre fue así. Estudios recientes de geógrafos y botánicos, con respecto a la evolución bioclimática, nos arrojan la teoría de la existencia de zonas arboladas y zonas desarboladas. Las condiciones climáticas y edáficas impidieron el desarrollo de cualquier árbol en amplias áreas. Se cree que la vegetación primitiva, es decir, la que existió antes de la acción del hombre, fue la de un bosque de carrascas; posteriormente la gran roturación de los suelos y las escasas precipitaciones anuales, distribuidas de forma irregular a lo largo del año, hacen que sea muy difícil el desarrollo de un bosque. Describiremos las especies vegetales más importantes que habitan en nuestro territorio y comenzaremos por la familia de las piná-

Pino de repoblacion en el margen de la carretera de Sancho Abarca.

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El otro tipo de pino que podemos ver en Tauste es el piñonero (Pinus Pinea), también llamado doncel y real. Es una especie de árbol con tronco robusto, de copa grande, casi esférica, y su corteza es de color pardo. Posee un sistema radical fuerte con raíces largas y profundas. Sus hojas son gruesas, pardas y abultadas; igualmente, sus piñones son muy gruesos. Es una especie indiferente al suelo. Cierto es decir que quedan muy pocas zonas que alberguen este tipo de pino pero podemos encontrar en el entorno de Sancho Abarca, por la zona de La Socarrada y Lomas Tajadas. Otra especie que aparece en los límites entre nuestro municipio y la Comunidad Foral de Navarra es el quejigo (Quercus Faginea). Es un árbol que puede llegar a alcanzar los 20 metros de altura; en ocasiones adquiere forma de arbusto con más de 6 metros. Posee un tronco derecho, esbelto y regular. Su corteza no es corchosa y su fruto es la bellota. Abunda en suelos silíceos, pero prefiere los calizos o arcilloso-calizos. Vive bien sobre margas y yesos.

LAPLAZA

Dos especies importantes dentro del paisaje taustano son el almendro y la vid. No lo son por su número sino por lo que fueron. Apenas existen zonas donde se puedan observar estas especies, cuando en su día ocupaban áreas bastante amplias. Ambas especies habitaban zonas cercanas a Castejón de Valdejasa, en términos como San Lamberto y El Ginebral; por dichos lugares, existe otra partida llamada El Trujal, que nos indica la vinculación al vino de la zona. Especies vegetales de gran porte no existen muchas más que merezcan una descripción particular. Ahora describiremos los diferentes matorrales que aparecen, entendiendo como tales las formaciones vegetales xerofíticas constituidas por matas, es decir, arbustos de poca altura (entre 50 cms. y un metro). Uno de los matorrales más importantes de nuestro paisaje es el romero. Grandes zonas de romeral surcan nuestro municipio y, concretamente, en la zona de Las Fuesas, Caviz-

Tamarices en las orillas del Arba.

Carrizales en los má1genes del Canal de Tausie.

m conde y Pu tamariz. Se trata de matorrales poco densos formados por arbustos de pequeña talla entre los que suelen aparecer zonas de pastizales secos. Frecuentemente se instalan en suelos muy pedregosos; su existencia se debe, en gran parte, al pastoreo y a la apertura de los bosques. La especie dominante es el romero (Rosmarinus ojficinalis), seguida del tomillo ( Thymus vulgaris) y del espliego (Lavandula latifolia). Otro paisaje de matorral típico de Tauste son los saladales. Un ejemplo lo tenemos en Los Salados de Cavizconde, cerca de Val de Higuera. Se forman en zonas llanas o algo deprimidas, rodeadas de suaves relieves, en las que se acumula agua tras las lluvias. El lavado periódico de las zonas de los alrededores hace que se acumulen sales arrastradas por el agua. Durante los calores del verano, el agua se evapora quedando en resalte una capa blanquecina de sal; así pues, las especies que habitan este terreno se deben adaptar a ella para vivir.Una especie típica de estas zonas es la sosa ( Suaeda brevifolia), pequeña mata rastrera con tallos leñosos y hojas carnosas de forma cilíndrica. Con respecto a las zonas húmedas, existen numerosos barrancos dentro del término de Tauste que se han formado por la intensa erosión de las aguas sobre los materiales blandos, arcillas y limos, principalmente. Cada zona tiene sus peculiaridades pero, con respecto a los barrancos de nuestro monte, podemos afirmar que el agua circula tras las lluvias, arrastrando tierras y sales en disolución. Esta salinidad se va acumulando en los fondos creando unos ambientes húmedos y salinos donde pocas especies vegetales son capaces de sobrevivir.No podemos obviar el carácter endorreico de muchas de las zonas de nuestra villa; esto genera la formación de una serie de balsas que, de manera salteada, dibujan otra de las singularidades de nuestro paisaje. Estas balsas tienen su flora y fauna particulares, y sirven como abrevadero a los ganados de ovejas y a los animales silvestres. Una especie típica que habita las zonas de barrancos es el Tamarix canariensis o Tamariz. Son una especie de bosques pequeños, que ejercen una función muy importante como protectores del suelo frente a la ero-

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sión que lleva a cabo la lluvia; de igual modo se pueden encontrar de manera aislada pero casi siempre en zonas deprimidas, algo húmedas y en algunos saladales. La otra agrupación típica de zonas húmedas son los juncales. Se encuentran próximos a los ríos (sotos, mejanas), en zonas abarrancadas con cierta humedad y en lugares donde llega agua sobrante de acequias de riego. Esta especie se instala en suelos poco o nada salinos y puede llegar a formar una especie de pradera densa. Junto a estas zonas, si están muy desarrolladas, aparece otras especies típicas de nuestro entorno, como son el carrizo (Phragmites australis) y la espadaña (Typ­ ha angustifolia). De igual modo también se puede encontrar junto a los juncales, y en suelos más secos, pastos ricos en grama y trébol. Hablando de áreas húmedas, no podemos olvidarnos de los bosques de ribera. Siempre cerca de los ríos, en nuestro caso del Arba y el Ebro, aparecen especies como el chopo y el olmo, principalmente; y especies de la familia de las gramíneas y rosáceas. Fauna La fauna suele estar muy ligada a la vegetación, por lo que es muy frecuente describir conjuntamente las comunidades vegetales con las animales. Mariano Supervía, que daba cuenta de la aún apreciable extensión de bosque en nuestro término a finales del siglo XIX, señalaba cómo todavía se veían en él alguna vez lobos. Vamos a intentar enumerar los animales que son más importantes en nuestra fauna en la actualidad. Hemos denominado importante a un animal cuando su presencia en número es reseñable; no queremos dejar de matizar que cualquier animal es importante en un ecosistema, pero vamos a nombrar sólo aquéllos que están presentes en un número considerable. Los bosques de ribera, tanto los que se hallan a las orillas del Arba como del Ebro, son ricos depósitos de vida animal, tanto de vertebrados como de invertebrados; en las zonas de regadío tampoco es difícil ver rastros o ejemplares de codornices, tejones o zorros,

ENTRE

ABIRÓN

Y SAN

IJi1I

MIGUEL

en la zona para ser utilizado en la construc­ ción desde siempre; véanse, si no, los restos del yacimiento de Val de Taus. Pensamos que, tal como es el terreno del casco viejo de nuestra villa, con abundancia de arcillas (de las que llamamos « buro») y de yesos disueltos, tuvo que haber viviendas troglodí­ ticas o dependencias anexas a las casas bajo tierra (bodegas, fresqueras y cilleros); recuér­ dese el Chaminerón, cerca de San Antón, o, extramuros, las cuevas aún habitadas del barrio que sube hacia la ermita del Sepulcro, en el final del barranco de Santa Bárbara.

En la parte más alta del pueblo, las co­ rrientes de agua han sido sangradas por pozos que abastecían a sus habitantes desde anti­ guo, como decía el obispo Supervía que se seguía haciendo a finales del siglo XIX, a pesar de que entonces ya estaba en funcionamien­ to la fuente pública, donde ahora están las piscinas municipales. Esta relativa abundancia de líquido mento en un entorno como el nuestro ha fundamental para la supervivencia de la de Tauste, como lo ha sido su situación vada respecto al llano que la circunda.

Torre de Victoria Pallarés Cocián, sita junto al Canal de Tauste )' a la entrada del camino del Carladero, donde se hallaba la barca de Boquiñeni para [msar el Ebro. A la izquierda, la almenara de La Trinidad

ele­ sido villa ele­

Tauste antes más: nuestra Villa y sus costumbres JOAQUÍN CEBAMANOS CONDE

Diplomado en Magisterio Musical y Primaria

En memoria de Ángel Betoré Latorre INTRODUCCIÓN Resulta complicado describir cómo era la vida de los taustanos y taustanas antes del siglo XIX. De sobras es conocido el problema his­ tórico que arrastra nuestra villa debido a los continuos desmanes sufridos en sus fondos documentales; aún así, somos de la opinión de que tal contrariedad no debe servir de excusa para dejar de investigar y escribir sobre el quehacer cotidiano y las costumbres de nuestros predecesores. De esta forma, tenemos que aprovechar, recuperando, analizando y exprimiendo al máximo, toda la documentación que de nues­ tra localidad tengamos constancia. El prin­ cipal objetivo que nos hemos marcado aquí es la aportación de datos, textos e informa­ ción que, sobre Tauste, o bien no se había mostrado o no se había hecho en su totali­ dad. Los principales fondos documentales en los que hemos trabajado son: el Archivo His­ tórico Nacional, la Hemeroteca Municipal de Zaragoza, el Archivo de Tradición Oral de las Cinco Villas (cedido por Luis Miguel Bajén y Mario Gros); y los archivos locales (Parroquial, Municipal, Archivo de la Casa de Cultura y el fondo documental de la Asociación Cultural «El Patiaz» de Tauste). No podemos olvidar la Bajando las vaquillas por el Arco de Ballesta. (Archivo Miguel Ángel Cortés).

numerosa información obtenida gracias a las entrevistas realizadas en la localidad y a la bibliografía pertinente con las que se ha com­ pletado el trabajo. Hemos decidido recrear brevemente los pasos que, hasta el matrimonio, iban dando nuestros antepasados; todo ello, basándonos en los resultados de la investigación que se ha centrado en un periodo comprendido entre la segunda mitad del siglo XIX y la Gue­ rra Civil española. Una vez llegados al matri­ monio pasaremos a abordar los aspectos más importantes y representativos del calendario festivo taustano, como son la Semana Santa y las fiestas patronales. Los márgenes tempora­ les del artículo no van a permanecer cerra­ dos sino que vamos a mantenerlos abiertos a diferentes entradas que, por su relevancia, nos parecen interesantes dar a conocer. Al final del artículo, en forma de anexos, ofrecemos íntegramente dos textos que refle­ jan el tipo de documentación que hemos manejado para la elaboración del presente tra­ bajo: la Relación de las fiestas celebradas en Tauste en el afio 1789 con motivo de la Pro­ clamación Real de Carlos IV; y una de las pri­ meras referencias recopiladas sobre las fies­ tas de nuestra villa en la prensa aragonesa de la época, concretamente en el Diario de Avi­ sos del 26 de abril de 1876.

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CEBAMANOS CONDE

LA INFANCIA Solía ser habitual que en Tauste, tal y como ocurre en otros lugares de la geografía española, los niños y niñas fuesen bautiza­ dos con los nombres de los patro­ nes de la localidad, en nuestro caso, María de Sancho Abarca y Miguel. Y decimos solía porque aunque el nombre de varón sigue utilizándose, del femenino apenas hay niñas que reciban dicho nom­ bre. A la semana siguiente del Formación escolar de comienzos de los años 20 del siglo pasado. (Archivo nacimiento, e incluso el mismo Joaquín Celramanos). día del parto, los niños eran bau­ tizados. Esta celeridad en la admi­ nistración del primer Sacramento era debida Mi niñito tiene sueño, al elevado número de casos de mortandad no tiene cama ni cuna infantil de la época (conocido en nuestro pue­ San José que es carpintero blo como folías). En el bautizo, el recién naci­ le diremos que haga una. do era ataviado con un gran faldón y la madre Avancemos un poco en el tiempo e inten­ portaba una toalla de hilo y una jarra, para temos trasladarnos, por un momento, a los una ceremonia que no tenía que formar par­ últimos años del siglo XIX, imaginando una te necesariamente de la Liturgia, tal y como fría y lluviosa mañana de principios del mes sucede hoy en día. Aún se recuerda cómo las de marzo. Nos encontramos en la Escuela Gra­ familias con posibles lanzaban peladillas a la duada de Niñas, en la que las alumnas se salida de la iglesia. Una vez terminado el bau­ encuentran jugando en el patio, unas atán­ tizo se preparaba una comida familiar para dose sus pañuelos a la cabeza con cuatro nudos los más allegados. y, otras, saltando a la comba o bailando en Los curas y taberneros corro y dando palmas. Las niñas acompañan son de la misma opinion, sus juegos con sencillas canciones que podí­ cuantos más bautizos hacen, an ser muy similares a éstas: más dineros al cajón. El gallo pera se pinta las ojeras se da colorete, se vuelve a pintar Cuando los niños no podían conciliar el se pinta los labios como las mujeres sueño con normalidad o se desvelaban por y solo le falta coser y bordar. algún motivo, las madres o las abuelas ento­ naban susurrantes pequeñas canciones para que pudieran dormir. Mostramos algunas de las nanas más populares que se cantaban en Tauste: JV!i niñito tiene sueño y no se puede dormir que lo duerma San Antonio y el glorioso San Joaquín. A dormir mi niño hermoso que luego vendrá el cocón preguntando puerta a puerta dónde está el niño llorón.

(Canción de comba «a dubles») Al corro chirimbolo que bien bonito es un pie, otro pie, una mano, otra mano, un codo, otro codo la nariz y el morro. (Canción de corro) San Serafín del norte San Serafín cortés, yo como soy cristiano

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yo me arrodillaré. Hacen así, así las lavanderas, hacen así, así me gusta a mí. Hacen así, así las costureras, hacen así, así me gusta a mí. Hacen así, así los panaderos, hacen así, así me gusta a mí. (Canción de gestos y palmas)

JUEGOS INFANTILES La directora de la escuela de niñas, Doña Ana Baquedano, turolense de nacimiento y esposa del veterinario taustano Don Manuel Ruiz Muniesa, les va a anunciar una noticia que les alegrará la mañana. El Ayuntamiento Constitucional de la Villa, como ya era cos­ tumbre, iba a recompensar el esfuerzo reali­ zado por los alumnos y alumnas durante los exámenes con unas libras de confitura y unos cuantos cucuruchos. Consideramos curioso y significativo este primer dato, ya que más ade­ lante, concretamente en el año 1934, tene­ mos referencias de que también se repartían

entre niños y niñas bolsitas de 80 gramos de caramelos preparadas por «Confitería. Paste­ lería y Cerería. Pedro Latorre». Hoy en día, la costumbre a la que nos referimos sigue lle­ vándose a cabo, siendo la Policía Local la que, durante los últimos días de clase, distribuye golosinas en el actual Colegio Alfonso I de Educación Primaria. Uno de los momentos más esperados de la infancia era el día de la Primera Comu­ nión. Tradicionalmente en nuestro pueblo ha habido dos fechas en las que se celebraban las comuniones, una era el día de la «Ascen­ sión del Señor» (el jueves anterior al Domin­ go de Pentecostés) y la otra, el 21 de abril, día de la Virgen de Sancho Abarca. Era habitual que las niñas comulgaran con un vestido blanco llevando en la cabeza un tocado o manto de gasa del mismo color. Por su parte, los niños lo hacían con un traje, bien de pantalón corto o largo, con camisa blan­ ca y con una banda cruzaba al pecho. Hasta no hace muchos años no había una edad fija, como ahora, para comulgar sino que la Pri­ mera Comunión se podía recibir teniendo entre siete y diez años aproximadamente. El desayuno especial en este día podía estar com­ puesto perfectamente por una taza de cho­ colate y unos bollos o bizcochos. En los días de celebración importante, como era este caso, las mujeres de la casa podían cocinar un arroz enriquecido con las menudencias del pollo; de segundo mataban un capón para prepararlo al chilindrón; y, de postre, una especie de bizcocho hueco con confites, todo bañado de blanco con azúcar molida, que lla­ maban tortada. Después de comer, y tal y como se solía hacer tras una celebración de este tipo, la gente cantaba mucho, sobre todo jotas. A comienzos del siglo XX, el simpático cantador de jotas taustano Royo Tianos era emplazado por sus paisanos para amenizar las veladas de los días que había algún aconteci­ miento que festejar. Estando varios de Taus­ te en una caseta del campo, mataron una galli­ na para comer e hicieron llamar al coplero para que les alegrara la sobremesa.

Niiio de comunión, en la década de los años 20 del siglo pasado. (Archivo Joaquín Cebamanos).

Pa' que sus cante canciones rne llamáis a la cocina. ¿Cómo no me habéis llamao pa' haber comido gallina? ·

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¿Quieres jugar conmigo? Las pelotas de trapo, la comba, el aro, los zancos, catapún, el pañue­ lo, marro, «churro, media manga, manga entera», el escondite, «Tío tío Cataba, por la culera te conocí», las chapas, la galdrufa o pirulo (peon­ za), al gua y los pitos, el «tres­tres», la picoleta o la torrija, y la «taba la correa» son algunos de los juegos que desde siempre se han practicado en Tauste. La imaginación y el ingenio, acentuados en aquel tiempo por nece­ sidad, eran los rasgos principales que definían las formas de fugar de nues­ tros abuelos. El reciclaje de materiales, que ahora está tan de moda, servía para la creación de sus propios elementos lúdicos. Vamos a centrar nuestra atención en tres de los juegos citados anteriormente: Tres­tres: Consistía en dos bandos de tres niños, los cuales intentaban atravesar una línea imaginaría, trazada habitualmente en el centro de una plaza, para llegar a la pared donde se encontraba el equipo contrario y ganar el juego. Se podía porar con las manos y agarrar para que los adversarios no cumplieran su objetivo. Podríamos englobar este juego de desarrollo físi­ co junto a otros como el pañuelo o el marro. La picoleta, también conocido como la torrija, se practicaba con el tro­ zo de un palo de escoba (o similar) con los bordes en punta )' con otra vara más larga. El objetivo del juego era levantar la madera más pequeña gol­ peando con la vara en uno de los extremos. Si el golpe era certero, cogía altura y con la vara se le volvía a atizar un goljJe para enviarla lo rnás lejos posible. Algunos ya recordarán haber recibido buenos porrazos jugan­ do a la picoleta. La taba la correa: Se necesitaba un palo corto, una correa y una taba (articulación de la pota del cordero). Solían particioar más de cuatro jugadores. Se lanzaba la taba que tenía cuatro posiciones posibles de caí­ da: palo, correa, tripa y hoyo. El primero que dejaba la taba en posicion de palo, ordenaba al jugador que había sacado correa que le infligiese un castigo al jugador que había tenido la mala suerte de dejar la taba en posi­ ción de tripa.

Otro de los grandes cantadores de jotas de esta misma época en Tauste fue Alonso Bigaray. El día de la inauguración de la vía Gallur­Sádaba, «el ferrocarril de Cinco Villas», el reconocido jotero cantó diversas coplas en honor a las autoridades, entre las que se encontraba el Ministro, Sr. Ugarte, y otras de­ dicadas a la gente del pueblo tales como: Al oír silbar el tren hasta mi mujer se alegra aunque no lo puede ver. .. ¡que la pobrecica es ciega! Soy de Tauste, soy de Tauste: tengo la novia en Ejea; dende que han echao el tren todos días subo a vela. No trascurrían muchos años desde que los niños que habían comulgado pasaban a trabajar con sus padres, bien en el campo,

con el ganado o bien de aprendices en el ofi­ cio familiar. No resulta necesario explicar la dureza del trabajo agrícola o pastoril de aque­ llos años, que llevaba a familias enteras a rea­ lizar peonías de sol a sol. El ya reconocido perfil religioso y creyente de los habitantes de Tauste permitía que, cuando el pueblo se encontraba «afligido por la justicia divina», dirigieran sus miradas al cielo queriendo hallar un poco de amparo. Tenemos cons­ tancia de que en los periodos de absoluta sequía, con las cosechas casi perdidas y con el debido permiso del arzobispo de Zarago­ za, el pueblo de Tauste sacaba en rogativa la imagen aparecida de la Virgen de Sancho Abarca. Encontramos una de estas invocacio­ nes el 21 de mayo de 1861, tras la que nue­ ve días después llovió en abundancia y otra, tres décadas más tarde, concretamente el 25 de mayo de 1896.

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zadas para implorar al altísimo el beneficio de la lluvia en 1896. Y es que los procesos naturales de las labo­ res del campo (labrar, sembrar, cosechar, ... ) marcaban en gran medida el desarrollo vital de las gentes de nuestro pueblo. Para com­ prender la trascendencia de estas actividades en el transcurso cotidiano de los taustanos, nos gustaría citar un texto, que más adelan­ te presentaremos en su totalidad y que, aún siendo anterior en el tiempo, nos va a servir de ejemplo perfectamente. En el año 1789 se celebró en toda España la proclamación del rey Carlos IV, quedando constancia escrita de las festividades dedicadas a dicha coronación en cada localidad. Pues bien, en Tauste, así como en otros lugares, tuvieron que aplazar las solemnidades para finales del mes de sep­ tiembre debido, por un lado, a la escasez de grano recogido durante ese año y, en segun­ do lugar y lo más significativo, a que la gen­ te tenía que terminar la recolección para poder dedicar su tiempo a conmemorar la pro­ clamación real.

Niña de comunión, en la década de los años 20 del siglo pasado. (Archivo Joaquín Cebamanos).

El obispo Supervía y Orencio Cardona nos relatan, en su edición ampliada de la Historia de la Virgen de Sancho Abarca de Basi­ lio Iturri del Roncal, publicada en 1864, cómo hubo ocasiones en las que, sin haber terminado la marcha, tuvieron que acelerar el paso para preservarse de la lluvia que caía en gran cantidad. En los años que hemos dicho y, por ende, en la época que intenta­ mos describir, en nuestro pueblo era cos­ tumbre realizar una novena de misas canta­ das justo a partir del día que se había llevado a cabo la rogativa. En el altar del patrón San Miguel se celebraban tres misas que eran cos­ teadas por el Ayuntamiento; en el de San Simón y San Judas, otras tres por la Corpo­ ración de Ganaderos; y, las otras tres res­ tantes, se celebraban en la capilla de Nues­ tra Señora, a cuenta del capítulo eclesiástico. Precisamente, podemos constatar el pago de 9 pesetas del Ayuntamiento al párroco Dáma­ so Marquina por las misas de rogativa reali­

Las tareas agrícolas en este tiempo eran especialmente severas, por lo que la gente del campo intentaba sobrellevar su trabajo can­ tando. Como hemos leído en los textos de la época, en los años en que hemos centrado nuestro estudio se recogían en Tauste dife­ rentes productos, desde trigo, cebada, cente­ no, avena y maíz pasando por aceite, vino, ju­ días, habas, lentejas, patatas, frutas y verduras. Pa' melocotones gordos los que cría nuestra tierra con seis, u a lo más con ocho, bastan para una docena. También, gracias a las entrevistas realiza­ das durante el periodo de investigación, hemos conocido muchos datos y anécdotas acerca de la agricultura en Tauste. Uno de los que más ha llamado nuestra atención y que más nos han repetido, es el de la existencia de un gran número de olivares que sucumbieron ante una devastadora helada sufrida en nuestra locali­ dad en los años cincuenta del siglo XX. Pre­ cisamente, de la gente que se dedicaba a ese cultivo y, sobre todo, a la recogida de la oli­ va, mostramos algunas de aquellas jotas que reflejaban la dureza del trabajo.

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Si vas a coger olivas no digas que tienes frío, que te dirá el sobrestante jódete y no haber venido. Ya se pone el sol, nuestro amo, la gente por los caminos y en este jodido tajo siempre vamos los ultimas. Solía ser bastante habitual que la gente que se ocupaba de las labores del campo o que cuidaba al ganado en las cercanías del pueblo, se guiara por el toque de las campa­ nas para determinar sus jornadas de trabajo. A lo largo de los siglos, las campanas se han oído en nuestra villa por diversos motivos: para la tanda de Navidad, para tañer a las ánimas todos los miércoles y viernes, para San Miguel, cuando el viático salía a visitar a los enfermos, tañendo a bando, a misa, para el Rosario, con la llegada del verano, tocando. a difunto, a folías, para trabajos vecinales, para indicar el comienzo de las fiestas, etc. De esta forma,

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las campanas han cumplido, y siguen cum­ pliendo, una función fundamental en la vida cotidiana de las gentes de Tauste, la de con­ cretar e informar sobre los principales hechos que se han ido sucediendo en la localidad. La información sonora a la que nos refe­ rimos estaba repartida entre las torres mudé­ jares de las iglesias de Santa María (Campa­ nería Mayor) y la de San Miguel (actual San Antón). Queremos hacer un breve comenta­ rio sobre la figura del campanero, persona dedicada a tañer estos instrumentos que con­ taba con una pequeña remuneración anual de la iglesia y, por según qué trabajos, tam­ bién del Ayuntamiento. Como hemos com­ probado en algunos casos, la persona encar­ gada de hacer sonar las campanas también realizaba otras funciones, como la de sacris­ tán. Gracias a la investigación realizada en el Archivo Parroquial de Tauste y a la docu­ mentación de las retribuciones mencionadas, podemos citar alguno de los campaneros que hubo en la villa a finales del siglo XIX: Ángel

Culeca, [ullatre, cajicas, mantecados y roscones. (Panadería La Aragonesa).

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Unos días para lamineros En Tauste, jutuo a las fiestas patronales, los días de San Antón y de San José son las fechas apropiadas para hacer en el horno los dulces más típicos de la localidad. San Antón Roscones borrachos o de anís: 1 litro de anís, 1 Kg. de azúcar; 1 l. de aceite, 3 Kgs. de harina, 4 huevos, 1 pastilla de levadura y, si se quie­ re, esencia de anís. Se deshace el azúcar en el anís, se echa el aceite, la leva­ dura, los huevos y poco a poco se va incorporando la harina hasta que la masa queda conformada. Se cogen trozos de masa y se hacen los roscones que se untan con huevo. Una vez metidos en el horno, y habiendo dejado el tiempo suficiente para que se enfríen, los roscones quedan listos para ser comidos. Cajicas y gorretes: 1/2 Kg. de azúcar; 1/2 Kg. de harina, 1/2 l. de acei­ te, 1 O huevos y dos gaseosas de j;apel. Se ponen los huevos en un balde y se baten, se añade el azúcar y, cuando está deshecha, se incorpora la hari­ na, las gaseosas de papel y el aceite. Las cajicas reciben su nombre de la for­ ma del papel en que se presenta el dulce. San José Fullatres: 350 grs. de azúcar; 500 grs. de masa, 350 ml. de agua, la misma cantidad de aceite, 1. 750 grs. de harina, una tercera parte de leva­ dura y 4 huevos. En un balde se mezclan todos los ingredientes: la masa, el agua templada y la levadura que se deshace en el agua; se van añadiendo el aceite, el azúcar; los huevos y la harina poco a poco. Se deja reposar la masa ta/Jada con un paño hasta que suba lo suficiente. Con un trozo de masa se forma la base en la que se colocan la piña central y las bolas unta­ das con aceite. Al final se enrolla el borde para sujetar las bolas y que no se salga el aceite. Culecas: Con las mismas cantidades e ingredientes se hace un círculo con la masa según la cantidad de huevos duros que se vayan a poner: Se pone la masa un poco más grande y se sujetan los huevos con un trozo de la misma masa en forma de cruz; se deja reposar y se mete al horno. Des­ pués se unta con clara de huevo con mucho azúcar y se echa «carajea» por encima. Antiguamente, se cocía anís en rama en el agua que se iba a uti­ lizar para elaborar los[ullatres y las culecas, que también se solían adornar con los frutos secos que hubiera por casa. Continente (1877­1879), Saturnino Lahílla (1880­1883), Francisco Conde Berlín (1883­ 1899) o Cenara Fustero (1891). En el ciclo festivo de nuestra villa, vamos a centrarnos en dos de los días que, desde hace siglos, el pueblo celebra de forma col_~c­ tiva: San Antón (17 de enero) y San José (19 de marzo). La tarde anterior a la festividad de San Antonio Abad, patrón de los anima­ les, se celebra una misa y se enciende una gran hoguera a los pies de la iglesia que reci­ be el nombre del santo. El mismo día 17, se vuelve a celebrar otra misa y la gente que lo desea lleva a sus animales para que sean ben­

decidos dando la vuelta a la ermita. Imagi­ nemos, por un instante, el revuelo de aque­ llos años en los que la gente acudía con gran cantidad de ganado, caballerías, etc.; en algún momento, el tumulto se llegó a descontrolar de tal manera que se produjo algún acciden­ te fatal, hecho por el cual, las autoridades tuvieron que suspender el acto. Desde el año 1599, las gentes de Tauste celebran el voto en honor a San José que libró a la villa de las enfermedades de tabardillo e imploraba su ayuda en los momentos de nece­ sidad de agua y de otras calamidades. Para agradecer la intercesión del santo, todos los

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vecinos y animales del pueblo tenían la obli­ gación de guardar fiesta sin hacer cosa algu­ na. Aunque no se seguía el voto con el fervor del de San Miguel, hasta no hace muchos años el día de San José en Taus te era fiesta. Actual­ mente, con la nueva concepción del calenda­ rio laboral, esta jornada ha dejado de feste­ jarse y ha pasado a un segundo plano. De todas formas, la romería no dejó en ningún momen­ to de celebrarse y la gente siguió acudiendo a la ermita de Santa Ana para escuchar misa, a la lectura del voto, a comerse la culeca o el fullatre, y a recoger su ramito de boj bende­ cido, que luego permanecería colgado en las casas como elemento de protección. Se utilizaban carros y galeras para llegar hasta la ermita que dista del pueblo más de dos kilómetros. Ahora bien, la gente partía andando en procesión desde la iglesia de San­ ta María hasta los límites del pueblo, marca­ dos por el final de las casas, y de allí monta­ ban en los citados medios de transporte o, simplemente, seguían caminando. El gremio de carpinteros participó en la romería lle­ vando la imagen de su patrón hasta que la procesión dejó de realizarse. San José culequera si no me das culeca tampoco te quiero. En la celebracíon de la festividad de San José por la tarde, las muchachas que aún no habían entrado al baile lo hacían ese día por primera vez; normalmente, si el tiempo acom­ pañaba, ya se estrenaba la ropa nueva que lue­ go se luciría en las fiestas de Abril.

LA JUVENTUD También relacionado con el día de San José, nos encontramos con la figura de los quintos. La principal función del quinteo era la de tallar a los mozos del pueblo en el Ayun­ tamiento con el consiguiente sorteo que, a viva voz, se efectuaba en la plaza para cono­ cer el destino en el que los jóvenes debían hacer el servicio militar. Podemos constatar, gracias al programa de fiestas de 1912 que, en la segunda mitad del siglo XIX, el día más movido del año era el que entraban los mozos en quintas. El día de la víspera del sorteo,

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desde el punto de la mafiana, un nutrido gru­ po de jóvenes tomaban las calles del pueblo con todo instrumento que pudiera hacer sonar para ir haciendo la ronda, tocando, can­ tando y bailando. Muchos años fueron acom­ pañados por Ballesta, al clarinete, y por Cala­ sanz, que tocaba un bajo «más antiguo que las Almenas» con forma de serpiente. La pri­ mera canción que cantaban en estos años la atribuyen a una invención del día 2 de ene­ ro del afio 40, cuando la Virgen se apareció a Santiago: ¿Qué es aquello que reluce por detrás del campanart O es estrella, o es lucero, o es la Virgen del Pilar. Antes de la Guerra Civil, y al igual que sus predecesores, la gran mayoría de los com­ ponen tes de la quinta comenzaban una ron­ da que les iba llevando por las casas de sus padres que, a su vez, les esperaban con vino y pastas (gorretes, cajicas, roscones ... ) Se solían hacer bastantes trastadas y se montaban unas buenas juergas. De esta época, recogemos algunas de las letras de las jotas que los quin­ tos cantaban: Niña de los veinte novios, y conmigo son veintiuno, si todos van como yo te quedarás sin ninguno. Mucha fuerza tiene un carro, pero más una galera, pero más una mujer por mu, pequeña que sea Si me diste calabaza, me la comí con pan tierno, más quiero una calabaza que una mujer sin gobierno. También hemos recogido varios testimo­ nios que nos indica cómo los quintos baila­ ban de forma disoluta y desvergonzada alre­ dedor de la banda de música. La pieza con la que mostraban esta actitud más desenfre­ nada era con la conocida «Jota de los toros», del Maestro Borobia. La perdida gradual de todos los elemen­ tos tradicionales propios de este día (el sor­ teo y tallaje, la música, las canciones, los bai­ les, ... ), el cambio en las formas de vida y el

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paso del tiempo fueron erosionando el pro­ pio acontecimiento hasta convertirlo en un componente más de la cultura popular que, actualmente, ha perdido toda su significación primitiva. Por otro lado, tenemos constancia de que una de las grandes aficiones que tuvieron los mozos taustanos, hasta comienzos del siglo XX, fue la práctica del juego de pelota. Ya desde principios del siglo XVII encontramos varias referencias que así nos lo confirman. En la visita pastoral del licenciado Don Álva­ ro de Toledo Dávalos, visitador general de la ciudad y Arzobispado de Zaragoza, con fecha del 18 de diciembre de 1629, reflejada en el tomo IV del Quinqui Libri del Archivo Parro­ quial de Tauste, se prohibía, bajo pena de excomunión, jugar a la pelota en el denomi­ nado «juego de la Abadía» mientras se decí­ an los divinos oficios. Doscientos setenta arios más adelante, encontramos otra reseña de lo que suponemos un juego de pelota similar; en este caso hallamos el pago del arreglo rea­ lizado por Manuel Cardona, albañil de pro­ fesión, del espacio destinado a dicho juego, según la orden del Ayuntamiento Constitu­ cional de la Villa. El coste de la reparación

fue de 52 pesetas con 50 céntimos y la fecha del recibo, el 8 de abril de 1899. El último documento que atestigua lo popular de este deporte es el extenso y pro­ lífico programa de fiestas del año 1912. Con­ cretamente, gracias al artículo titulado «Mi pueblo hace cincuenta años» conocemos la existencia de un frontón en la calle de la pla­ za en el que se jugaban grandes partidos de pelota. Incluso, el anónimo autor del texto cita varios nombres de los afamados jugado­ res que, «nunca a sueldo y sí por afición», practicaron este ejercicio de esparcimiento: «Manuel Sancho, Antonio Jiménez, Manuel Usán, Justino Guevara y, más tarde, también fue muy conocido por su bolea el popular Cacorro».

CARNAVAL Uno de los momentos más esperados por los mozos y mozas de nuestro pueblo era la importante celebración que del Carnaval se hacía en Tauste. Antes de ser suprimidos por decreto, como en toda España tras la Guerra Civil, los carnavales que llevaban a cabo nues­

Calle de Antonio Germán. (Archivo Miguel Ángel Cortés).



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Esta es la Cuadrilla Santa...

La Cuadrilla Santa estaba compuesta por un grujJo de hombresy muje­ res disfrazados cada uno a su libre albedrío (de fantasmas, con simples care­ tas, las mujeres de hombre, etc.) y prooistos de toda clase de instrumentos, castañuelas, hierros, zambomba, trombón, bandurria e incluso acordeón. Todos los años, la cuadrilla comandada mucho tiempo por los Boteros, inventaba coplas sobre los hechos sucedidos en el pueblo; durante el Carna­ val, las cantaban sobre una melodía ya establecida, parándose en cada esqui­ na para que la gente las escuchase.

tros abuelos duraban tres días y en ellos dis­ frutaban por igual jóvenes y mayores. En gran número, la gente participaba de la fiesta, del baile y de la música, se disfrazaban con más­ caras de trapo, con caretas; los hombres se vestían de mujeres y viceversa, aunque esto último no debía ser del gusto de algunos mari­ dos. Cuentan que uno de los hombres más populares del pueblo, llamado Conde, orde­ nó a su mujer ponerse sus calzones la noche de bodas y al no acceder a su petición, éste le dijo: «Pues lo mismo que ahora has de hacer toda tu vida, no vestirte de hombre ni para Carnestolendas». Para San Antón, Carnestolendas son En las Ordenanzas Municipales de la Villa de Tauste, del año 1909, encontramos dife­ rentes artículos que intentaban disponer las medidas adecuadas para que los festejos de Carnaval tuvieran un mínimo orden y para que los participantes guardaran las compos­ turas necesarias de la época. Por ejemplo: Art. 18. En los tres días de Carnaval, se per­ mitirá andar por las calles con disfraz, careta o máscara; pero queda prohibido el hacer parodia alguna que pueda ofen­ der a la religión, a las buenas costum­ bres; el usar vestiduras de los ministros y sacerdotes, de trajes de funcionarios públicos y de la milicia, bajo la multa de dos a cinco pesetas ...

largasjornadas de Carnaval, la diversión se apo­ deraba de la localidad. En esta fiesta de liber­ tad y regocijo los instintos más básicos del hom­ bre, la comida, el alcohol, el sexo e incluso la violencia, que habían permanecido ocultos durante todo el año salían a relucir sin nin­ gún tipo de miramiento. No sólo se gastaban bromas y abundaban los actos obscenos, sino que debía ser bastante frecuente que se come­ tieran algunos ajustes de cuentas amparándo­ se en la noche y en lo anónimo de la másca­ ra. No es de extrañar que la autoridad competente legislara sobre el tema en cues­ tión. De esta forma, en las citadas ordenanzas municipales del año 1909, también encontra­ mos un artículo reservado a la prohibición explícita de llevar armas durante el Carnaval: Art. 20. Queda prohibido a los enmascarados llevar armas de ninguna clase, ya sea por las calles, ya en los bailes, aun cuando sea bajo el pretexto de que lo requiere el traje con que vaya disfrazado. Otro tipo de agresiones menos violentas, dentro del contexto del periodo de Carnes­

Art. 21. Solamente la autoridad podrá obligar a quitarse la careta a la persona que no hubiese guardado el deco­ ro correspondiente, cometido alguna f al­ ta o causado disgusto en el público con su comportamiento ... Hemos reunido numerosos tes­ timonios que afirman que durante las

Cuadrilla de amigos, hacia 1945. (Colección Carmen]iménez Carbonel),

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co hace tantos años de aquello. Una vez que la pareja ya se había cono­ cido, y si el mozo quería ir a buscar a su pretendida a casa, debía hablar a solas con el padre en lo que se denominaba «pedir la entrada». Tam­ bién había que solicitar permiso para comenzar el festeje, que se llevaba a cabo en casa de la novia, siendo ésta una de las formas que ha subsistido con el paso del tiempo. Otro de los aspectos referidos a las relaciones entre hombre y mujer en Tauste es que, cuando se terminaban las nove­ nas de la Virgen en las jornadas pos­ Cuadrilla de amigas: «Recuerdos de las fiestas de Tauste, teriores a las fiestas, las nuevas pare­ 21 de abril de 1940». (ColecciónCarmen [iménez Carbonel}. jas se paseaban por la calle de la plaza; de esta forma, toda las perso­ tolendas y repartidas por todo Aragón, era nas del pueblo conocían los festejes que habí­ manchar a la gente con todo tipo de ele­ an salido durante las mismas. mentos como ceniza, hollín, e incluso betún. Una vez que la relación ya se había esta­ En Tauste se utilizaba la paja, que era lanza­ blecido, y si la pareja y sus padres decidían da desde sacos, combinándola con agua que se repartía abundantemente mediante botas de vino. En nuestra opinión, este tipo de con­ ductas, que nosotros consideramos como una simple transgresión de las normas habituales de convivencia, encierran ancestrales usos y costumbres que han perdido toda su signifi­ cación inicial. ¡Careta tiñosa que va a pegar y no gasa, careta tiñosa que va a pegar y no gasa! Acerca de los ejercicios de obscenidad que hemos citado anteriormente, en este caso tam­ bién de exhibicionismo, es bastante conoci­ do en Tauste, el carro lleno de mozos que animaban a las mujeres a mirar por un agu­ jero del mismo gritando: «¡El mundo por un agujero!». Cuando se asomaban, lo único que veían era el aparato sexual de algún mozo, el trasero, etc.

EL FESTEJE Y LA BODA Varios de los pasos más significativos den­ tro de la vida de los taustanos eran los momen­ tos de hacerse novios, comenzar a festejar y la boda. Hoy en día, nos puede resultar muy curioso el arduo camino que había que atra­ vesar para iniciar una relación, pero tampo­

Retrato de boda, en la década de los años 30 del siglo pasado. (ArchivoJoaquín Cebamanos).



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Las arras. (Colección Felisa Usán).

que debían casarse, la madre del novio iba a casa de la familia de su futura nuera a anun­ ciar el acontecimiento, llevando consigo el regalo de pedida, en lo que era conocido como pedir boda. Para agasajar la visita y para celebrar el momento, la familia de la novia preparaba algún tipo de dulce como por ejem­ plo el Beso de Cardenal. Siguiendo con el elemento dulce, para San José, el novio de aquella familia que podía permitírselo regalaba a su prometida una cule­ ca de docena (de doce huevos). Como ya hemos comentado, la culeca estaba bañada con cla­ ra de huevo a punto de nieve y por encima se le echaban confites o carajea, que es como se denomina a este elemento en Tauste.

Era frecuente que las bodas se celebraran a unas horas que, actualmente, podíamos con­ siderar como intempestivas. Y es que, si la pare­ ja podía permitirse el ir de viaje de novios, tenían que tomar pronto el tren autovía en la estación local para poder partir cuanto antes hacia su destino; con suerte, a casa de unos parientes en San Sebastián o en Barcelona o, si no, a pasar una o dos noches en Zaragoza. Si la boda era a las seis de la mañana, fuese la época del año que fuese, podemos imaginar que la celebración se llevaba a cabo mientras aún era de noche. De esta forma, los asistentes a la ceremonia eran convidados tras la misma a desayunar, bien con un vaso de leche, con un chocolate y un trozo de tor­

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judíos en los mios 50 del siglo pasado. (Archivo Casa de Cultura de Tausie).

tada, bien con un esponjao, e incluso con un trozo de arra. Más adelante, cuando las bodas comenzaron a celebrarse a unas horas más cercanas a las costumbres actuales, la paella y el pollo, como ya conocemos, eran los pla­ tos más habituales. Uno de los dulces típicos taustanos que formaban parte de las celebraciones matrimo­ niales eran las denominadas arras; estaban ela­ boradas por una base grande de tortada, que se solía emborrachar con un poco de anís o brandy, de la que partían diferentes arcos y puentes ornamentales realizados con turrón de guirlache. Las solían hacer en Perico Latorre, comercio local de gran tradición, y se puede afirmar que eran verdaderas obras de arte dul­ ce. Se elaboraban dos arras que eran llevadas a la ceremonia por las familias dejándole la más pequeña al cura que había oficiado la misa.

LA SEMANA SANTA Al terminar el Carnaval, con el Miércoles de Ceniza, se daba paso a una etapa diame­ tralmente opuesta, la Cuaresma. Comenzaba

un periodo de pocas fiestas, en donde las cele­ braciones y las reuniones populares tenían un carácter esencialmente religioso, por ejemplo, la conmemoración ya citada del voto de San José, el 19 de marzo. Hoy en día, la Semana Santa en Tauste ha retomado nuevas energías, siguiendo su propia evolución con la inclusión de nuevos elementos. Una muestra clara del citado avan­ ce es la instalación de dos nuevas cofradías musicales que aportan otro tipo de espacios sonoros desconocidos en nuestro pueblo, como son las agrupaciones de tambores, bom­ bos y cornetas. En aquella semana de pasión que queda un poco más alejada de nuestra memoria, y que tan fielmente fue descrita por Ramón J. Sender, tenemos que recordar ele­ mentos especialmente interesantes que han resistido al paso del tiempo, actos que han dejado de realizarse o que simplemente están perdiendo vigencia. Duran te los tres primeros días de Semana Santa se representaban los Ejercicios en los que varias personas vestidas de currucurros (hábito y capuchón negro o morado con cordón blan­ co atado a la cintura) salían con distintos estan­



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dartes y, uno de ellos, con una calavera en la mano, prevenía apuntando: «Hermanos no pecar, que a esto hemos de venir a parar y este divino señor es el que nos ha de juzgar». El día de Martes Santo por la noche se celebra el Vía Crucis o Procesión del encuen­ tro, conocido en la época en la que nos cen­ tramos como la Plática. El sacerdote ofrecía, y sigue ofreciendo, un sermón en la plaza del pueblo, en el mismo lugar donde se encon­ traban las imágenes de Jesús Nazareno por­ tando la cruz y la de la Dolorosa. Actualmente completa la procesión la Guardia Romana, curiosamente conocida en Tauste como los judíos, y las dos nuevas cofradías musicales que acompañan a cada uno de los pasos.

Matraca de la iglesia de Santa María. (Archivo de Tradición Oral de las Cinco Villas).

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Durante la Semana Santa, el sonido de las campanas era sustituido por el de las matracas y carraclas. Especialmente en Taus­ te, tenemos que hacer alusión a las enormes matracas que se situaban en el campanario de la torre mudéjar de la iglesia de Santa María y que llegaron a alcanzar los 1 70 cm de diámetro. El mismo Ramón J. Sender en su Réquiem por un campesino español describe con gran realismo estos instrumentos que fue­ ron utilizados en nuestra villa hasta los años 70 del siglo pasado.

CAMBIO DE GUARDIA

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Partitura del Cambio de Guardia para dos voces. (Repertorio Antonio Aragüés Castán).

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El cambio de guardia Durante toda la noche del jueves al viernes, en la Cueva, en la últi­ ma estancia de lo que hoy es Museo o Sala de Exposiciones de la Parroquia, los Judíos velaban el cuerpo de Cristo yacente. Para el relevo se utilizaba la melodía de una marcha lenta que fue interpretada por distintas formacio­ nes musicales: dos clarinetes, dos bandurrias o dos violines, siempre acom­ pañados de un tambor o caja marcando el paso. Los Judíos completaban su participación en la Semana de Pasión en la procesión del Viernes Santo donde aparecían montando a caballo, en una represeniacurn que se prolon­ gó hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX.

Como podemos apreciar en la docu­ mentación recopilada, eran los propios car­ pinteros del pueblo los que construían los instrumentos indicados. De esta manera, Mariano Martínez recibió en el afio 1884 la cantidad de 449 reales de vellón por haber realizado una matraca para la torre «con el herraje necesario». Además, como es lógico, los citados artesanos de la localidad se encar­ gaban de su arreglo y mantenimiento. Éste es el caso de Emilio Retornano que, al afio siguiente, cobró de la iglesia una cantidad que no se precisa por colocar las matracas y el monumento. El día de Jueves Santo todos los altares de la iglesia, incluso el Altar Mayor, se cu­ brían con unos pafios morados y en el de la Capilla de la Virgen de Sancho Abarca se ins­ talaba el Monumento. El Camarín con la ima­ gen de la Virgen se tapaba con un rico lien­ zo y, en una especie de graderías, se colocaban todo tipo de flores y plantas, ornamentos de plata y gran cantidad de velas. Se celebraba de esta forma el día de la institución de la Eucaristía. Hoy en día, el monumento per­ manece colocado durante toda lajornada de Jueves Santo, aunque se siguen otros patro­ nes estéticos menos recargados para su deco­ ración. Conociendo el carácter religioso local, uno de los aspectos que marcaría claramen­ te la alimentación de las gentes del pueblo serían las fiestas a celebrar. En la Semana San­ ta de finales del siglo XIX y principios del XX, concretamente en los días de Jueves San­ to y Viernes Santo, un menú típico que recor­ daban las mujeres del taller de Educación de Adultos de la Casa de Cultura podía estar ela­ borado por los siguientes platos:

Comida: Garbanzos de ayuno (garbanzos, arroz, cebolla y ajo); Abadejo ajoarriero (aba­ dejo, cebolla rehogada, un poco de agua y ajo); Abadejo con maseta; Albóndigas hechas con pocillo (bacalao). De postre, Cañas, uno de los dulces más representativos y deliciosos de nuestras abuelas. La preparación, tal y como la describían en el mencionado taller es: Un vaso de aceite y otro de vino moscatel. Se les va aiiadiendo harina hasta conseguir una masa dura. Se extiende con el rodillo y, una vez la masa fina, se estira. Se corta a tiras y luego se enrollan a las cañas (tallos de la planta gramínea que da nombre al postre) y se fríen en abundante aceite. Después se pasan por azúcar y canela. El Pregón no se hacía como ahora en la mañana de Viernes Santo, sino que fue alter­ nando el horario y el recorrido conforme pasaron los años. Todavía se recuerda que hubo un tiempo en que se voceaba a las tres de la tarde, siendo acornpafiado el pregone­ ro por la Guardia Pretoriana (los judíos) a pie y a caballo. Las mujeres esperaban en sus casas al paso del cortejo para ofrecer agua fresca y naranjada. El pregonero era acom­ panado por varias personas, una tañía una campana manual de grandes dimensiones y, otra, le contestaba con tres espaciados gol­ pes de bombo. Seguidamente, se hacía cons­ tancia de la lectura del texto del pregón tal y como aparece en la tabla que lleva el pre­ gonero: Moradores de la presente villa de Tauste, se os hace saber cómo Jesús Nazareno se halla senten­ ciado a muerte por Rey fingido, perturbador de la paz y que se hacía hijo de Dios. Por lo que María Santísima, su madre, se halla triste y desconsola­

JOAQUÍN CEBAMANOS CONDE

rodeando sus tobillos, arrastraban por el sue­ lo. En los últimos años, el uso de estas anti­ guas formas se ha ido perdiendo gradual­ mente.

FIESTAS PATRONALES En las fiestas patronales de nuestra loca­ lidad se concentran gran parte de todos las emociones, usos y costumbres que concretan el sentir de las gentes de Tauste. De esta for­ ma, religiosidad, lenguaje, música, baile, gas­ tronomía, instrumentos, formas de vestir y una larga lista de elementos esenciales, se conju­ gan para conformar y definir lo que podemos denominar como los rasgos de identidad de nuestro propio carácter.

El pregón. (Archivo de Tradición de las Cinco Villas).

Oral

da, sin tener quién lo baje de la Cruz y le dé decen­ te sepultura. Por tanto, la venerable Orden Tercera de Peni­ tencia de Nuestro Seráfico Padre San Francisco, deseosa que se acompañe esta tarde a María San­ tísima en su soledad, manda hacer el siguiente Pre­ gón. El punto culminante de la Semana de Pasión taustana es el día de Viernes Santo, en especial, el momento de la procesión del Santo Entierro que cuenta con 22 pasos e imágenes y que se celebra, al igual que el resto de actos, con gran recogimiento y devo­ ción. Hasta hace muy pocos años, uno de los elementos que se incluía invariablemente en la mencionada procesión, era la figura de los penitentes. Las personas de la localidad que decidían hacer penitencia, recorrían todo el trayecto de la procesión vestidos de currucurros, con dos velas en las manos, des­ calzos y con grandes cadenas de hierro que,

Tenemos constancia del fenómeno histó­ rico y de todas las vicisitudes referidas a la aparición de Nuestra Señora de Sancho Abar­ ca gracias a la obra escrita por Basilio Iturri de Roncal en el año 1729. En La Sagrada Auro­ ra de Tauste, auto sacramental escrito por el sacerdote D. Fernando Rodríguez y Sánchez, impreso en Zaragoza en el año 1704, también se constata el milagroso aparecimiento. Sin embargo, donde se supone que debería apa­ recer testimonio de este hecho crucial para la villa de Tauste, en el Archivo Parroquial, no hemos logrado encontrar un solo docu­ mento sobre el mismo. Tampoco hemos podi­ do recopilar textos anteriores al comienzo del siglo XVIII que hagan referencia a la Virgen de Sancho Abarca. En cuanto a nuestro patrón, San Miguel, el único elemento de consulta sobre la inter­ cesión del Santo para con Tauste es el texto del voto de acción de gracias realizado en el año 1421, que se sigue leyendo durante la celebración de su festividad el día 8 de mayo. En el voto se detalla el compromiso adqui­ rido por el pueblo de Tauste con la Divini­ dad gracias a la intercesión de San Miguel Arcángel, para erradicar una plaga de lan­ gosta que estaba asolando los campos de la villa. En las ya olvidadas Novenas de San Miguel se procuraban cánticos y se rezaban oracio­ nes propias del Santo, el Rosario y se ento­ naba el himno a dicho arcángel, compuesto



TAUSTE ANTES MÁS

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N. S."de Sancho Aba~ca.. venerada en t~ Noble V11ia de Taufie. Obrn muchos milagros­ Apar~cté en 1a.,, cumbre del monte llamado de Sancho Abarca. Ano de i:~.69.· Grabado del Sermón de Nuestra Señora de Sancho Abarca, de Marco Antonio Barón y Orzáin, impreso en 1772. (Biblioteca de la Diputación Foral y Provincial de Navarra, de Pamplona).

por D. Tomás Aragüés Bayarte, que aquí re­ producimos: Desde el trono de luz donde reinas vencedor del impío Luzbel amparadnos de nuestros combates defendednos glorioso Miguel. Resplandeces Miguel en la Gloria como astro que el mundo iluminas, y llegaste valiente a la cima en defensa del fuero de Dios.

Y venciste en batallas campales con tus huestes sales victorioso, escuchadme en tu coro glorioso el fiel grito de quién como Dios. Resplandeces Miguel en la Gloria... (bis) Pruebas del carácter religioso de los taus­ tanos son la autodenominación como Esclavos de la Virgen de los integrantes de la cofradía constituida para engrandecer y venerar su figu­ ra; y, por otro lado, el ayuno obligado al que

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Escopetones

CEBAMANOS

CONDE

y trabucos

Uno de los aspectos que reflejan Supervía y Cardona es la utilización de salvas disparadas con armas de fuego desde los balcones durante las fies­ tas. Tal y como nos contaba Ángel Betoré Latorre (Tauste, 1944­2005), al paso de la Imagen de la Virgen, en la procesión del día 21 de abril, varios mozos disparaban. sus escopetones y sus trabucos cargados con pólvora, jJajJe­ les, cartón, salvado y cabezuela, armando magnífico estruendo y humareda. Imaginamos este elemento como algo permitido y usual en Tauste hasta que, por motivos que desconocemos, el Ayuntamiento comenzó a disponer medi­ das contra este uso en las fiestas de abril de 1904, contando incluso duran­ te las mismas con la particij)(lción de la Guardia Civil. En las Ordenanzas Municipales de la Villa de Tauste del mio 1909, varios artículos reflejan la prohibición de disparar armas de fuego, ya no sólo durante las fiestas, sino también en Semana Santa y en Carnavales. De todas formas, las medidas adoptadas no debieron ser ni muy estrictas, ni muy bien aceptadas, porque seis años después, en 1915, aún hemos podi­ do recopilar alguna noticia sobre este tipo de actuación popular. Creemos que en algún momento anterior al año 1920, los trabucos y escopetones dejaron de oírse durante las festividades de nuestro pueblo.

se sometían todos los vecinos y los ganados desde la medianoche del día 7 de mayo hasta que entraba la procesión de San Miguel, a la mañana siguiente. Cuando esta noche se rea­ lizaban hoguera y baile, las madres aprove­ chaban para dar la última toma a sus recién nacidos, ya que hasta que no volvía a entrar el Santo en la iglesia (antes salía a las siete de la mañana) no podían darles ningún alimento. No cabe duda de que las fiestas reflejan perfectamente una idiosincrasia que ha per­ mitido mantener e incorporar elementos fes­ tivos durante siglos, pero que también ha pro­ vocado, en algunos momentos, la pérdida de otros componentes significativos. Simple­ mente queremos reflejar la idea de una tra­ dición dinámica, cambiante, una tradición que ha ido evolucionando y seguirá haciéndolo conforme a los continuos cambios de nuestra sociedad. En nuestra opinión, creemos que las fies­ tas en honor a la Virgen de Sancho Abarca comienzan a conformarse, esencialmente, a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX. Es en estos arios cuando, tal y como ocurre en otros muchos lugares, todos los elemen­ tos festivos civiles y religiosos pasan a con­ centrarse en un mismo día para dar mayor realce y esplendor a la celebración del patrón principal de cada localidad; en el caso de

Tauste, en los festejos que conmemoran la aparición de la Virgen de Sancho Abarca en el año 1569. No es hasta la segunda edición revisada y aumentada del libro de Iturri del Roncal sobre la historia de la Virgen, publicada por Mariano Supervía y Orencio Cardona en el año 1864, cuando encontramos la primera referencia clara a las fiestas de Tauste, siguien­ do un patrón similar de las que conocemos hoy en día; en resumen, el día 20 de abril (día de la Víspera): campanas, cohetes, salvas desde los balcones, exposición al público del Pendón de la Esclavitud, Salve, Rosario y hogueras; el día 21: misa en la Capilla de la Virgen, misa Mayor, dance, procesión de la Virgen; el día 22: misa de Difuntos. Las otras fiestas, por parte del Ayuntamiento, estaban compuestas de «arcos triunfales ... corridas de novillos ... fuegos artificiales, cucañas, comida a los pobres, rifas a beneficio del santo hos­ pital y otras diversiones ... », Una muestra más de la evolución en las fiestas taustanas es la aparición de la ofrenda de flores en los años sesenta del siglo XX, o la ubicación definitiva del Rosario de Cristal y el constante desarrollo del mismo. Uno de los protagonistas principales de las fiestas es el Esclavo Mayor. El represen­ tante de Tauste ante su patrona, forma parte

Imagen de la Vúgen de Sancho Abarca,

que se venera en la iglesia parroquial de Tauste.

JOAQUÍN

de la Confraternidad de Esclavos de Nuestra Seño­ ra de Sancho Abarca, creada en el año 1765. Además de la alegría, la satisfacción y el orgu­ llo que supone «ser Esclavo y hacer la fiesta», esta persona tiene que desempeñar una serie de funciones vinculadas inherentemente al cargo, como son, portar el Pendón de la Escla­ vitud en las procesiones de las fiestas, colo­ carlo en su casa y dar el debido culto a la Vir­ gen de Sancho Abarca. Anteriormente, hemos hablado de varios elementos festivos que han seguido un desa­ rrollo hasta conformarse en lo que ahora conocemos. La figura del Esclavo Mayor no se ha mantenido ajena a la evolución de los aspectos sociales y económicos que han ido modelando nuestro pueblo y se ha dejado lle­ var, pero no precisamente por la moderación que promulgan sus antiguos estatutos, sino por todo lo contrario. A continuación ofre­ cemos un texto publicado en el Boletín del Sin­ dicato Agrícola Católico, en el número extraor­ dinario en honor a la Virgen de Sancho Abarca del mes de abril del año 1923, y que ya da muestras en esa época de lo que ahora ya tenemos muy claro: ... En los primeros años de su fundación tan sólo hacían la fiesta los sacerdotes racioneros de Tauste. Pasados unos años se introdujo la costumbre de hacerla también los seglares, sin duda, para satis­ facer los deseos de los buenos taustanos que querí­ an honrar a la Virgen haciendo la fiesta, costum­ bre que hoy continúa. Antes, y hasta 1905, el refresco con el que el Esclavo mayor obsequia a sus invitados, se ajus­ taba al Reglamento. Desde esa fecha se salen fue­ ra del Reglamento, haciendo verdaderos derroches. Ya no es un sencillo refresco: es todo un banquete, que muy bien podría pagarse a 17,50 pesetas. Y esto no debe ser así ¡quizás podria asustar el gas­ to tan tremendo que se hace, no apuntándose para hacer la fiesta! Y realmente no tardaría mucho en suce­ der lo que se apuntaba en 1923. En el dis­ curso de D. Manuel Ruiz Baquedano, que declamó el rabadán Manuel Bernad Cosco­ lluela en el año 1946, se refleja el sentir del pueblo ante lo que de sus palabras se dedu­ ce: no había habido Esclavo Mayor. Parémo­ nos a pensar y recapacitemos.

CEBAMAl'\/OS

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... Viva el Esclavo Mayor, ñay ¿veis ? Ya metí la pata, que este año Esclavo no tiene la Virgen de Sancho Abarca. Mucho anuncio por la radio, por periádicos y vallas; qué poco dicen en Tauste: si no hay hacienda, no hay nada. ¿Estáis viendo que este año no digo más que dislates, aunque ¡jJardiez!, lo que digo, lo recogí por las calles. JVl.iá que la Virgen buscando, de puerta en puerta un Mayor, y que en Tauste y que su Virgen encontrarlo no logró ...

LOS GIGANTES Y LOS CABEZUDOS La figura de los gigantes de Tauste ha vuelto a recobrar, con gran fuerza y entu­ siasmo, el protagonismo que a finales del siglo XIX poseía y que, tras la Guerra Civil, fue perdiendo paulatinamente. Aunque no es hasta los años noventa del siglo XX cuan­ do se compra la segunda pareja de gigantes (el baturro y la baturra), el tamaño de los antiguos, con su pesado armazón de mimbre y sus cabezas desproporcionadas, les confe­ ría un carácter y un valor especial, diferen­ te. El uso y el paso del tiempo habían agra­ vado su estado, por lo que el Ayuntamiento realizó unas replicas de los gigantes del siglo XIX encargándoselas a una empresa de Zara­ goza. Las cabezas y las estructuras antiguas de esta pareja original se encuentran en el Ayuntamiento de la Villa, pero las modernas reproducciones de cartón piedra y aluminio que bailan hoy en día, siguen llamando la atención de las personas de otros lugares, acostumbradas a unas figuras mucho más equilibradas. Parece ser que representan a Alfonso XII y a María Cristina de Habsbur­ go y que, según Ramón J. Sender, a comien­ zos del siglo XX ya eran conocidos como el Perico y la Perica. No podemos dejar pasar la oportunidad de transcribir el curioso recuerdo que este escritor tenía de los gigantes de Tauste y que, luego en Monte Odina, describía: «Los gigan­

TAUSTE

ANTES MÁS

Los gigantes, hacia 1925. (ColecciónFelisa Zueco).

tes de Tauste que salen en las procesiones de las Fiestas Mayores, sobre todo en las de pri­ mavera, fueron los primeros que yo, de chi­ co oí hablar ... En Tauste, donde cumplí la importante edad de 9 años y permanecí has­ ta los 12, descubrí que los varones hablaban por la bragueta. Y las gigantas por la vagina, digámoslo así. El asombro me duró sólo el . ­ pnmer ano». En numerosos puntos de la geografía española, gigantes, cabezudos, caballitos, e incluso otros tipos de figuras mitológicas, siguen formando parte de cortejos procesio­ nales, junto a bailes, danzas, representaciones teatrales, etc. sin que éstos pierdan su carác­ ter más religioso. Estas formas antiquísimas han subsistido al paso del tiempo, adaptán­ dose a los hábitos y a las necesidades que los pobladores del lugar han ido adquiriendo en cada momento de su historia. De la escasa documentación encontrada acerca de este importante elemento festivo se desprenden varias ideas que, a continuación, plantearemos. Tal y como describe Francisco González del Castillo en su reseña de las fies­ tas de Tauste de 1904 en Heraldo de Aragón, los gigantes y cabezudos aparecen, además del

día 20 por la mañana, en la procesión del día de la Virgen, constituyéndose en la avanzada de la misma. Si leemos el programa de actos de las fies­ tas de Tauste del afio 1912, vemos cómo la participación de la comparsa fue mucho más extensa. El día 20 de abril: «Los gigantes y cabezudos harán su primera salida para ale­ gría de la gente joven y tristeza de las mamás, que tendrán que gastar tiempo y dinero para coserles los rasgones que se originen en sus caídas». También actuaron el mismo día, a las seis de la tarde, acompañando al Esclavo Mayor desde su casa hasta la Iglesia para que asistiera a la Salve. Y el día de la Virgen, tras la Misa Mayor, acompañando a la comitiva has­ ta la plaza para presenciar el dance y por la tarde, participando en la procesión en honor a la Patrona; si seguimos las indicaciones de nuestro famoso médico y corresponsal de Heraldo de Aragón, citado anteriormente, abriendo paso de dicha procesión. Incluso el día de San Jorge, el escritor del programa hace una curiosa mención a la salida de los gigan­ tes y cabezudos por la mañana: «Continua­ ción de cucañas y corridas de chicos delante de los de la cabeza gorda ...»

JOAQUÍN CEBAMANOS CONDE

En las décadas

de los años veinte y trein­

ta del siglo XX, tenemos que guiarnos nece­ sariamente por la información que nos apor­ tan los programas de fiestas. En dichos textos la comparsa sólo aparece el día de la víspera por la mariana, al comienzo de las fiestas, y el de la Virgen Pequeña, día 22 de abril; «En la mariana y tarde de este día recorrerá tam­ bién las calles de la población la Comparsa de Gigantes y Cabezudos, acompañados de los Danzantes y Dulzaineros de Estella». Aunque en todos los programas consultados sólo se presentan estos días, no debemos desechar la idea de que pudieran seguir desempeñando su papel protagonista como en los actos ante­ riormente citados del año 1912. Del Archivo Municipal del Ayuntamiento de Tauste obtenemos otra curiosa informa­ ción: la listilla de los operarios que portaron los gigantes y cabezudos el día de la Virgen del afio 1934, a seis pesetas el jornal de cada uno; en este cuadro aparecen Pedro Melero, Ignacio Galé, Mariano Pola, Lorenzo Sánchez, Cristino Pellicer (que era el encargado), Juan Castillo, Luciano Navarro y Andrés Cupillar. En el programa de fiestas del año 1939, leemos que actuó una Nueva Comparsa de Gi­ gantes y Cabezudos. La renovación de los ele­ mentos del grupo consistió en la compra de un juego de seis cabezudos en una fábrica de juguetes de cartón, llamada «LaJugueteraAra­ gonesa» de Zaragoza, y en el arreglo de los antiguos gigantes. Además de la citada fábri­ ca, participó en la reparación el taller de «Car­ pintería de Fermín Navasa» con la elabora­ ción del armado para la cabeza de una de las figuras grandes. Según la documentación reco­ pilada, parece ser que Pedro Montolar con­ feccionó los trajes para los gigantes y, Andre­ sa Aragüés Castillo, los de los cabezudos; además, las telas fueron compradas a Ángel Duaso Santolaria. Las autoridades quisieron sacar partido a las recientes adquisiciones, puesto que la caída del Madrid republicano, durante la Guerra Civil, había sido celebrada con la salida de la renovada comparsa por las calles de nuestro pueblo. La relación de personas que aparecen en el Archivo Municipal portando los gigantes en el afio 1939 son: Maximiano Navarro Ale­ gre,Jesús Pola López, Felipe Madurga Tabuen­

ca, Pascual Alonso Menjón, Pedro Navarro Berlín, Julio López Zarralanga, Manuel Soria Medrana, Domingo García Guerrero, Vicen­ te Sanz Leciñena, Antonio Pola Lanas y Faus­ tino Lafuente García. El jornal de cada uno ascendió a siete pesetas y el encargado de la comparsa era Juan Alegre, que se encargó de la misma varias fiestas más. En el periodo de potsguerra, el arreglo y acondicionamiento de los elementos de los gigantes era habitual año tras afio: reconstrucciones y pintado de los brazos, limpieza de trajes, etc. Retomando las interesantes apreciaciones que Ramón J. Sender hacía de nuestras colo­ sales figuras, señalamos una anécdota del libro citado, Monte Odina, en la que describe el padecimiento sufrido por el portador de uno de los gigantes: «cómo debía sentirse aquel hombre que, al final de la procesión en las fiestas de Tauste, salía de entre los hábitos de un caballero gigantesco, sudoroso y extenua­ do y respondiendo a una pregunta de su espo­ sa le decía: ­ ¿Qué como me encuentro? Como aquel loro a quien le retorcían el cue­ llo y con el último aliento gritaba: ¡Felicida­ des, lorito!. Lo decía compartiendo la alga­ zara jovial de la gente y cogiendo con mano temblorosa el vaso de vino que le ofrecían». Y es que, además del pesado armazón de mimbre, del peso de la enorme cabeza y las manos, la estructura interior se completaba con un pequefio tronco de madera y una plan­ cha de hierro en el espacio reservado para el portador. Los gigantes antiguos tenían la par­ ticularidad de que sus brazos eran móviles y se movían al ritmo que le marcaba la perso­ na encargada de bailarlo; este efecto se con­ seguía gracias al peso de las manos de cartón y a la ligereza del relleno del que estaban com­ puestos los brazos. A partir de 1940, las referencias sobre los gigantes y cabezudos en los programas de fies­ tas se circunscriben a la actuación de la mafia­ na de la víspera. Sin embargo, en las relacio­ nes de peonías de los portadores de comienzos de está década, observamos dos y tres jorna­ das pagadas a cada miembro de la comparsa. Creemos que la desaparición gradual de la escena festiva taustana puede comenzar en este momento, en el que se va restando impor­ tancia a la aparición de los gigantes.

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Danzantes en 1895. (Archivo Miguel Ángel Cortés).

José Laborda Jiménez (Tauste, 1952), encargado y mantenedor de este elemento fes­ tivo tradicional en nuestro pueblo, nos expli­ caba cómo le habían contado que las antiguas figuras eran bailadas con alegría por los taus­ tanos antes de que se cayera en un periodo en el que solo se llevaban andando. Podemos afirmar con seguridad que muy poca gente del pueblo recordaba el efecto que se podía conseguir imprimiendo el movimiento ade­ cuado a los gigantes, tal y como lo llevan a cabo los actuales portadores que, conforma­ dos en una asociación, han revitalizado este importante rasgo de nuestras fiestas.

los bailadores es escoltar a la Virgen de Sancho Abarca y acompañar al Esclavo Mayor. En la plaza se han realizado invariablemente, excepto du­ rante el periodo de la Guerra Civil, un saludo al público que sirve también como final; dos partes de espadas y broqueles, dos partes de palos; cuatro par­ tes de arcos de flores, culmi­ nadas con sus respectivas torres humanas denominadas Cucu­ ño, Pulso, Caballos y San Miguel; y dos números más, conocidos como La Quinta y La Madre de los Pollos.

El grupo siempre ha esta­ do formado por hombres y nunca se ha tenido conocimiento de que uti­ lizaran otra vestimenta diferente a la que siguen empleando hoy en día, el traje de labra­ dor acomodado de la villa. El dance de Tauste se baila en honor a los patronos de la villa, la Virgen de Sancho

EL DANCE DE TAUSTE El dance de Tauste, calificado como «Fies­ ta de Interés Turístico de Aragón» en marzo de 2003, es una de las representaciones más reconocidas, estéticas y singulares de nuestra Comunidad Autónoma. En él se concentran todos los valores, sentimientos y emociones que los taustanos han ido modelando con el beneplácito colectivo popular, convirtiéndose en la esencia propia del pueblo. La comparsa estaba constituida por doce danzantes, el mayoral, el rabadán y tres músi­ cos, dos dulzaineros y un tambor, que hacían un total de diecisiete personas. La represen­ tación se ha ejecutado siempre el día 21 de abril, tras la Misa Mayor, si bien la misión de

Danzantes en 2004.

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Danzantes en 2004.

Abarca y San Miguel; lo más probable es que no podamos desvelar nunca el enigma de su origen. En cuanto al significado de sus dan­ zas y torres humanas, que se repiten cada afio en nuestra localidad, nada se puede afirmar con seguridad; éste es, sin duda, uno de los grandes misterios del que nunca nadie ha podido ofrecer una hipótesis definitiva que fuese admitida por la gran mayoría de estu­ diosos. La búsqueda de la perfección en el con­ junto de la representación del dance de Taus­ te condujo a la necesidad de una explicación

que nunca ha podido llevarse a cabo, debi­ do, sobre todo, a la falta de la mínima docu­ mentación que pudiera avalarla; por lo tan­ to, se recurrió a facilitar una historia para el origen y el significado del dance, basada en una teoría que se venía manteniendo habi­ tualmente desde la segunda mitad del siglo XX, las luchas entre moros y cristianos. De esta forma se crearon una serie de elemen­ tos aclaratorios y descriptivos, como pudie­ ron ser los nombres dados a las partes (La batalla, La parada, etc.) y sus correspondien­ te leyendas, así como la búsqueda de las fechas importantes del pueblo para anunciar

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el comienzo de la actividad del grupo (la Reconquista en el siglo XII, la aparición de la Virgen en 1569); entrando a formar par­ te, de esta manera, de lo que parecía la «riece­ sidad» de pertenencia a un conjunto homo­ géneo (delimitado por unos y aceptado por la conformidad de la gran mayoría), el dan­ ce aragonés. La reciente publicación de nuestra obra El Dance de Tauste. Historia y evolución, a la que les remitimos, nos exime aquí de profundizar más en el tema. Ahora bien, las investigacio­ nes llevadas a cabo en los últimos años nos han llevado a despojarnos del peso histórico que la teoría antes citada seguía mantenien­ do, abriéndonos el camino para analizar y madurar otras, más acordes a la documenta­ ción recopilada sobre el tema; ahora pode­ mos reconocer que todos los indicios apun­ tan a que, tal y como hoy lo conocemos, el dance de Tauste no tendría una antigüedad superior al siglo XVIII.

LAS VAQUILLAS Tras los tres primeros días dedicados al culto y veneración de la Virgen de Sancho Abarca, los días 20, 21 y 22 de abril, los taus­ tanos tienen como principal acto de las fies­ tas la suelta de vaquillas por las calles de la localidad. Desde que tenemos constancia, la afición por estos festejos taurinos ha sido gran­ de, aunque siempre manteniendo el respeto de los días reservados a las funciones religio­ sas; de hecho, nuestra villa siempre ha sido un lugar con tradición en la cría de reses bra­ vas, como muestran los numerosos nombres de ganaderías locales: Madejas, Pistolas, Ram­ pín, Candeque, Gancha, Catapún, etc. Las referencias más antiguas sobre corri­ das de toros en Tauste nos llevan, en primer lugar, a los festejos costeados por la villa que se celebraron por la llegada de las monjas clarisas a la localidad, en el año 1629. En segundo lugar, a la corrida y muerte de dos

Vaquillas en la finca de Las Landas, de la ganadería taustana de Murilio Conde, «Madejas»,

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La plaza de Tauste en fiestas en 1920. (ColecciónAntonio Longás).

toros de ronda que se llevaron a cabo el ter­ cer día de la conmemoración de la traslación de la imagen de la Virgen de Sancho Abar­ ca a la Capilla en la que actualmente repo­ sa, en 1714. En el texto de 1789, que adjun­ tamos íntegramente detrás, entresacamos la corrida de novillos y de toro embolado que hubo el 29 de septiembre del citado año, con motivo de las fiestas llevadas a efecto en nues­ tro pueblo, tras la proclamación real de Car­ los IV. Al día siguiente, los taustanos mata­ ron al animal para que pudieran comer los pobres. Como recogemos de las crónicas de la época, en las últimas décadas del siglo XIX, las vaquillas de la reconocida ganadería de Val hacían las delicias de taustanos y visitan­ tes. Ya en las postrimerías del siglo, nos encon­ tramos con los nombres de otros ganaderos como Fernando Gota, el 23 abril de 1895; Félix Fernández Sola, el 8 de mayo del afio siguien­ te o Pablo Almau, en la segunda corrida de vaquillas del día de San Miguel de 1899. Otro de los datos curiosos que presentamos aquí es la adquisición de alfalfa a Concepción Laborda Chacorrén para alimentar a las reses bravas en estos mismos afios,

Durante las primeras décadas del siglo XX, destacamos la ganadería de Sebastián Supervía de Tauste; y, aparte, la exitosa corri­ da de vaquillas de las fiestas de abril de 1904, que llevó a los mozos a sacar en hombros al ganadero tudelano Fermín López «desde la plaza hasta la parada de D. Ambrosio Viñua­ les». Más nombres de ganaderías que partici­ paron en las fiestas de nuestra villa en la déca­ da de los arios veinte son la de Dofia Emilia Fernández Vizarra, en abril de 1921, y las de Alejandro Longás y Francisco Galé Salas. Jus­ to antes del comienzo de la Guerra Civil, se lidiaron reses de éste los días 23 y 24 de abril de 1934; tanto esta ganadería como la de Sebastián Supervía seguirían participando en las fiestas de Tauste hasta la segunda mitad del siglo XX, según consta en su Archivo Muni­ cipal. Por aquellos afias aún se veían cesto­ nes o roscaderos entre los lidiadores, así como tablas; éstas se siguen utilizando, en la actua­ lidad, como defensa de los mozos. El coso taurino utilizado para las fiestas se acondicionaba en aquellos tiempos con­ forme a la estructura original de la plaza mayor de la villa. Aprovechando los denominados altos de la plaza, se construían unos graderí­

El kiosco de la plaza hacia 1934. (Colección Luis Lopez Castillo).

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os de madera alrededor de la misma, cerrán­ dose por debajo con carros y galeras, que ser­ vían a la vez como asiento para los especta­ dores y como burladeros; los encargados de apuntalar perfectamente las posibles salidas del ganado eran los carpinteros de la locali­ dad, según datos del citado Archivo. Por ejem­ plo, de 1895 a 1898, los encargados de llevar a cabo esta labor, tanto para las fiestas de abril como para la celebración de San Miguel, fue­ ron Félix y Pedro Usán; y, en el año 1899, Miguel Usán. Por su parte, Román Cabestré Murillo fue el carpintero autorizado por la alcaldía para realizar el trabajo en los años 1934 y 1935. Precisamente, de esta época, era el kiosco construido en medio de la plaza de la villa, con la intención de que fuera utili­ zado por la banda de música; los días de vaqui­ llas, además, servía como burladero y res­ guardo para los mozos. La zaragozana «Agencia Rubio y Córnez» tramitó la documentación y el expediente para que se pudieran llevar a cabo los actos taurinos durante las fiestas de 1935; por su parte, el director de lidia en ese abril fue Luis Gracia Ríos, matador de Novillos­Toros. También en ese mismo año, nos parecen verdadera­ mente asombrosas las festividades celebradas en Tauste los días 16 y 17 de septiembre, en las que, siguiendo con el componente tore­ ro, Miguel Gil hizo las veces de director de lidia.

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1858 y 1863. De esta forma, aparecen como cantores remunerados por la iglesia Miguel Aragüés y su hijo Ángel. Por su parte, en el año 1858 son Ballesta y uno de sus hijos (ima­ ginamos que Valero Ballesta o alguno de sus hermanos) los que reciben un pago, junto a la familia Aragüés, por cantar en la Novena de la Virgen. Pocos años más tarde, concre­ tamente el 3 de julio de 1862, Pedro Roqués finaliza las obras de construcción del nuevo órgano, que dotará a la iglesia de Santa María de un moderno instrumento. De 1900 a 1904, el encargado, o uno de los encargados, de realizar la labor de cantar en la iglesia es San­ tos Leciñena, que recibe por el trabajo alre­ dedor de 18 pesetas al año. Otro de los más significativos cantantes dentro de las funcio­ nes religiosas, a caballo entre los siglos XIX y XX, fue el conocido Lorenzo Aragüés, padre de los también renombrados músicos Miguel y Tomás Aragüés Bayarte.

LA MÚSICA EN LAS FUNCIONES RELIGIOSAS Ofrecemos aquí pequeñas puntadas que van tejiendo la historia musical de nuestra localidad. No cabe duda de que el sentir musi­ cal de nuestro pueblo necesita un estudio exhaustivo pero, de momento, debemos con­ formarnos con la inclusión de algunos nom­ bres, con el registro de algunas composicio­ nes y agrupaciones, con las distintas formas de actuar de la época, con la noticia de ele­ mentos que se han perdido, etc. En la segunda mitad del siglo XIX, pode­ mos constatar la participación de varias fami­ lias reconocidas en la música taustana dentro de las funciones religiosas de los años 1857,

Órgano de la iglesia parroquial de Tauste, construido por Pedro Roqués en 1862.

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Dentro de las celebraciones religiosas lle­ vadas a cabo durante las fiestas patronales, no debemos olvidar que, en el último cuarto del siglo XIX, se hizo habitual que el encargado de la misa mayor del 21 de abril y el panegí­ rico fuera D. Mariano Supervía; tal y como leemos en alguna crónica de la época, «con su docto, erudito y místico discurso llegó a conmover de tal modo al numeroso concur­ so, que muchos fieles derramaron abundan­ tes lágrimas». Con bastante asiduidad, acompañando a estas funciones llenas de pompa, solemnidad y fervor hacia la Virgen, participaba la Capi­ lla del Pilar de Zaragoza e incluso, en momen­ tos puntuales, la de La Seo. Por ejemplo en el año 1880, la Salve fue cantada por el tenor Celestino Alonso, acompañado por el orga­ nista Lucio García de la citada Capilla; ade­ más, el Adiós a la Virgen fue interpretado por Ignacia García. En los últimos años del siglo XIX y duran­ te las dos primeras décadas del siguiente, el taustano Enrique Castillo Usán realizó una importante labor dirigiendo la Capilla encar­ gada de cubrir el espacio sonoro de las fun­ ciones religiosas de la época. Además de com­ poner, junto a Mariano Ezquerra, el Himno a la Virgen de Sancho Abarca, (el popular Amoro­ sa), logró preparar e interpretar numerosas pie­ zas de variados autores, como la Salvey los Gozos del Maestro Caballero; la Misa del Maestro Barrera, cedida por el cabildo de Zaragoza en el año 1906; la Salve del maestro Lozano o, en abril de 1924, la Gran Salve de Eslava; la Misa y Gradual del Maestro Borobia y el Ofertorio de un novel Tomás Aragüés Bayarte, piezas todas ellas cantadas por la Capilla taustana. Terminada la Guerra Civil, la Capilla de la iglesia fue dirigida por otro conocido músi­ co taustano, Antonio Royo Causí. La compo­ sición del coro que acompañaba las funcio­ nes religiosas de las fiestas de abril y de San Miguel, y sus novenarios era la siguiente: des­ de el órgano dirigía el propio Royo, e inclu­ so el coadjutor D. Antonio Lorén; y las voces estaban compuestas por las señoritas de la localidad Carmen Vera, Pilar Lambea, Nati­ vidad Castillo, Luisa Llera, Gregaria Sancho, Ascensión Usán, Carmen y Aurora Usán, y Josefina Chacorrén.

EL SONIDO DE LAS FIESTAS Cuando nos imaginamos el paisaje sono­ ro de las fiestas de nuestra localidad, fácil­ mente podemos recordar la algazara del mediodía de la víspera con el volteo de cam­ panas, el disparo de cohetes, los pasacalles de las gaitas y el tamboril, entremezclados con las notas de la banda de música y el murmu­ llo alborotado de la gente. Por otro lado, en un espacio totalmente distinto, seguro que también somos capaces de rememorar el solemne silencio de la Misa de Esclavos o el de las procesiones de la Virgen de Sancho Abarca y el Rosario de Cristal, solamente roto por las marchas interpretadas por las dulzai­ nas de Estella, la banda municipal y los emo­ cionados vivas a nuestra patrona. Desde que tenemos constancia escrita, el ambiente sonoro propio de las fiestas de Taus­ te se ha mantenido en el tiempo sin grandes cambios aparentes. La breve descripción con la que iniciábamos este apartado, bien podría estar tomada de cualquiera de las crónicas que aparecían en el Diario de Avisos en el último cuarto del siglo XIX (véase Anexo 2). El primer esbozo, la primera descripción de las fiestas, como ya conocemos, la realiza­ ron Mariano Supervía y Orencio Cardona en 1864. En su esencia, poco distan de las que ahora seguimos realizando, aunque, sin duda, se han visto erosionadas por una tradición dinámica, que evoluciona, que las mantiene vivas: naturales cambios de los protagonistas, diferentes espacios en las actuaciones, reper­ torios de épocas alejadas en el tiempo, nue­ vos bailes, pérdida e incorporación de actos; en definitiva, otras formas de afrontar la vida con unas necesidades y unos condicionantes diferentes. A partir del año 1880, ya tenemos refe­ rencias escritas de la actuación durante las fies­ tas de una música bien organizada, dirigida por el Sr. Frago; cabe la posibilidad de que ésta sea una de las primeras referencias que tenemos sobre el origen de lo que hoy es la Banda Municipal. La agrupación amenizaba los diferentes bailes públicos al aire libre que se celebraban todos los días en sesión de tar­ de y noche. A las nueve de la noche se daba paso a la iluminación general y, en la plaza de

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Banda de música dirigida por Miguel Aragüés Bayarte en 1941. (ColecciónPilar Aragüés).

la Constitución, comenzaba el baile público al lado de la hoguera. La banda de música alter­ naba las piezas de su repertorio con los rit­ mos tradicionales de jota, fandango y bolero, interpretados por la popular gaita y tambor que la gente bailaba agradecida. Aunque hoy en día sigue realizándose la hoguera el día de la víspera, en los años sesenta del siglo XX dejaron de alternarse la banda y las dulzainas. Además de los bailes populares, el acompa­ ñamiento del Ayuntamiento en las procesio­ nes y los pasacalles, la banda de música inter­ pretaba todos los días una preciosa diana que comenzaba a las seis de la mañana y la lleva­ ba por los barrios de todo el pueblo. No deja de ser curiosa y esclarecedora la participación de una «buena banda de músi­ ca de Zaragoza» en las fiestas de abril de 1882. Podemos relacionar la actuación de ésta con la aparición de algún tipo de problema den­ tro de la banda local (personal, material, musi­ cal, etc.) o que simplemente el consistorio no tenía la confianza suficiente en la música del Sr. Fraga. Como anécdota de las fiestas de este año, el corresponsal del Diario de Avisos destacaba la actuación de cante flamenco rea­ lizada durante las mismas.

Los dos años siguientes, la música del Sr. Fraga volvió a recorrer las calles de nuestro pueblo durante las fiestas, hasta que en 1885 apareció la figura del polifacético Valero Ba­ llesta Cruces que, en apenas mes y medio, tuvo que reorganizar la agrupación para sal­ var de forma honrosa la actuación de las fun­ ciones de abril. Varias rondallas al estilo del país también ofrecieron su música comple­ tando los números artísticos de las citadas fies­ tas. Valero Ballesta permaneció en el cargo hasta la primera década del siglo XX; con­ cretamente, la última referencia que encon­ tramos sobre este director de la banda es del año 1904. Cabe la posibilidad de que el auge experimentado en la vida musical taustana de la época llevase al pueblo a disponer de dos grandes agrupaciones instrumentales, una la banda de música municipal y, otra, la cono­ cida como Sociedad Filarmónica. El hecho de que ésta última acompañase al Ayuntamien­ to a los diferentes actos a los que concurría nos hace pensar que podía tratarse de la pro­ pia banda municipal que recibía este nom­ bre; si bien, la aparición de otro nombre dife­ rente al de Valero Ballesta como director de

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Los conciertos de la calle Germán En el año 1921 encontrarnos la primera referencia escrita sobre el tra­ dicional concierto de la Banda de Música en la calle Gerrnán, dirigida por Antonio Bayarte Superuia. Se interpretaron las siguientes piezas:

L'Entra de la Murta (pasodoble) De Madrid al cielo (vals español) Gigantes y cabezudos (fantasía) Fiesta andaluza (de la zarzuela El Estreno) Indianola (fox­trot) Las Corsarias (pasodoble)

S. Giner M. San Miguel Caballero Chapí Henri et Donivas Alonso

Tenernos constancia de la dirección de la Banda de Música de Tauste por parte de Miguel Aragiiés Bayarte desde el año 1924. Nos parece [un­ damental recordar el exitoso estreno, durante las fiestas de abril de 192 7, de la cornposición de su hermano, el rnúsico taustano por excelencia, Tornás Aragiiés Bayarte, de El 21 de abril, suite sinfónica basada en el día gran­ de de nuestra villa. En 19 31, bajo la rnisrna dirección, la Banda local deleitó a los asis­ tentes con un gran concierto celebrado en la misma calle Germán, de diez a doce de la mañana, interpretando el siguiente programa.

1. º 2.º 3.º 4. 5.º

El Tercer chivo Las Alondras, selección de la zarzuela La Capitana Opereta La Bayadera Canto a mi tierra. Selección en tres tiempos, l.º Adagio, 2.º Bolero, 3. Zapatiado 6.º Oviedo, pasodoble sobre motivos Asturianos

R. Peña

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la agrupación nos puede hacer suponer lo con­ trario. El taustano encargado de dirigir dicha Sociedad Filarmónica en las postrimerías del siglo XIX fue Francisco Conde Berlín, que compaginaba esta actividad con sus diversas ocupaciones de pelaire o campanero. Otros directores de la banda, fueron Pedro Usán (1906), Antonio Royo (1911), Antonio Bayar­ te Supervía (1921), Miguel Aragüés Bayarte (1924) y Lucas Murillo Ferrer (1940). Según la prensa de la época, uno de los números que tenían mayor aceptación por los taustanos a comienzos del siglo XX eran la jota y el bolero. Interpretados por la músi­ ca de gaita y tambor, la briosa jota y el ver­ tiginoso bolero se convertían en piezas repe­ tidas durante el baile celebrado por la noche junto a la hoguera. Sería bonito repetir algún día este tipo de actos multitudinarios que se celebraban en estos años y que lle­ gaba a congregar a más de 500 parejas bai­ lando a la vez. Hasta nuestros días, sólo ha llegado el bolero popular de Tauste, que no ha dejado

M.S. Miguel P. Marquina

de bailarse en todos estos años y que ha per­ manecido aparentemente íntegro, musical y coreográficamente hablando; no así la jota, que perdimos por el camino y de la que sólo hemos podido recuperar la música. Gracias a la cesión de la partitura por parte de Tomás Díaz Peñalba, dulzainero de Estella, los Gai­ teros de Tauste estrenaron la nueva coreo­ grafía de la jota durante las fiestas de abril de 2005, en un acto que intentaba avivar ese estí­ mulo perdido por las danzas tradicionales de nuestro pueblo. Igual rne da jota que bolero

Aunque no hemos podido recoger refe­ rencias concretas de los Gaiteros de Tabuen­ ca, sí podemos afirmar que en esta segunda mitad del siglo XIX llegaban a Tauste para acompañar a los danzantes y hacer disfrutar a la gente con sus melodías tradicionales. De los Gaiteros de Estella también hemos reco­ pilado documentación que los une a Tauste desde 1887 hasta las primeras décadas del siglo XX. Los hermanos Elizaga llegaron a la villa en el año 1922, si bien, su padre y su abuelo

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pudieron ser los primeros músicos de esa ciu­ dad navarra que participaron en las fiestas de nuestro pueblo. En esta época de transicron, la música y los bailes tradicionales perdían vigencia en favor de lo que nuestros abuelos conocían como «el roce, baile agarrado ... cuyo nombre le dan las personas que pasan de los cuarenta y que tanto gusta a los jóvenes de uno y otro sexo que no han entrado en quintas». Los bai­ les agarraus se ponían de moda, pero a la gen­ te más mayor no les hacía mucha gracia; ade­ más, cuando se iban las dulzainas, sólo quedaba la banda de música cuyo repertorio se ceñía a valses, polcas, mazurcas, chotis o habaneras. ... ¿Y por que abusáis del «roce» siendo una cosa tan mala? Habéis de bailar suelticas, que siempre tuvisteis fama de ser buenas bailadoras casi todas las taustanas. Cuando bailáis el bolero, me se cai a mí la baba, de lo bien que taconiáis, y, sin embargo, agarradas lo hacís pa' que hablen los viejos de esas cochinas valsiadas ...

de Carlos IV, en nuestra villa se quemaron variados fuegos artificiales, todos ellos sufra­ gados por la Casa de Ganaderos de Tauste. Por ejemplo, la primera noche se cebaron el arbolito, las ruedas, carretillas y los cohetes vola­ doresfabricados con particular habilidad. Casi un siglo más tarde, Supervía y Cardona citan los fuegos de artificio como algo habitual du­ rante las fiestas de abril. Por su parte, las referencias en la prensa de finales del siglo XIX hacia este antiguo elemento festivo son continuadas, siendo uno de los actos que se remarcan con normalidad en las crónicas de la época. Las casas pirotécnicas que venían a ofre­ cer sus espectáculos procedían de diferentes lugares de la geografía española. Éste es el caso de la «Pirotecnia Espinos» de Reus, que estuvo presente en las fiestas de abril del año 1896 con un programa que consistió en una Colección ramillete de fuegos artificiales compuesta de morteros, voladores, piezas y globos. Apenas unos años más tarde, del recurrido programa

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A Tauste llegaban agrupaciones musica­ les de diferentes lugares de la geografía espa­ ñola compartiendo actuaciones con la banda local. Por ejemplo, en el año 1911, la banda de Tauste dirigida por D. Antonio Royo com­ partió escenario con la Banda de Gerona diri­ gida a su vez por D. Ignacio Vélez.

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En septiembre de 1789, durante los cua­ tro días de festejos por la proclamación real

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LOS FUEGOS ARTIFICIALES Junto a las hogueras y los bailes al aire libre, una de las atracciones más comunes y que más seducían a los taustanos y visitantes, durante las fiestas patronales, eran los fuegos artificiales. En la tregua que ofrecían la ban­ da de música y los gaiteros a las personas que disfrutaban de sus variados ritmos, se quema­ ban sencillas colecciones de diferentes tipos de elementos pirotécnicos requeridos para la ocasión.

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