SUGERENCIAS SOBRE LA IMAGEN DE SANTA MARÍA DE VITORIA-GASTEIZ

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II

3 3.4 3.4.1 3.4.2

Estudios históricos Sugerencias sobre la imagen de Santa María de Vitoria-Gasteiz Introducción Prolegómenos

3.4 SUGERENCIAS SOBRE LA IMAGEN DE SANTA MARÍA DE VITORIA-GASTEIZ

propias.1 La situación inaugura el patronato real de los templos vitorianos, una de las notas decisivas en la evolución posterior de

3.4.1 INTRODUCCIÓN

la fábrica, dado que esa adscripción dinás-

Abordar el análisis de la Catedral no es

tica impone su formato, como veremos.

tarea sencilla, lo que hoy se nos muestra

En resumidas cuentas la concesión de la

como arqueología fue vida y como toda bio-

Carta Puebla jalona su progreso, en cierto

grafía, aunque sea artística, no se carac-

modo se aprovecha el emplazamiento privi-

teriza por describir una evolución lineal ni

legiado, que conlleva el papel articulador

progresiva, cuenta con momentos álgidos, a

del callejero y del caserío, y sobre todo in-

la vera de otros de crisis; a iniciativas mag-

troduce esa condición defensiva y el carác-

níficas suceden otras más apagadas, poco

ter real, pilares que cincelan con fuerza su

acertadas y hasta negativas. Ha padecido lo

perfil. Por raro que pueda parecer, la primi-

equivalente al cansancio, al envejecimiento,

tiva construcción genera, o por lo menos

a la desgracia, también a la estima, al tri-

condiciona, algunas de las peculiaridades

unfo, a la consideración... Ha evolucionado

de esa imagen gótica, a la que no debe re-

al igual que el tiempo nos cambia a nos-

sultar extraño, incluso, el progresivo au-

otros. Cada etapa imprime su marca, deja

mento demográfico de la nueva urbe y por

su huella, impone sus cicatrices, la con-

consiguiente la necesidad de ampliar espa-

fluencia de todas esas improntas –unas

cios religiosos.

afortunadas, otras no tanto– forja su ima-

200

gen. Como en toda vida determinados mo-

3.4.2 PROLEGÓMENOS

mentos no son fáciles de entender y más

Un momento extraordinario para Vitoria, a

difíciles aún de explicar. Intentemos recrear

buen seguro, fue el cambio de la vincula-

en lo posible ese periplo, del que han que-

ción navarra, trasmutada por la dependen-

dado los mudos testimonios de las piedras.

cia castellana, hacia el año 1200, gracias a

Remontarse a la concesión del fuero de

los empeños del rey. Dentro de la monar-

1181, por Sancho el Sabio de Navarra, pa-

quía la participación de Alfonso VIII se

rece obligado; mucho es efectivamente lo

dibuja con intensidad. Detectado el interés

que la emisión supone para su ulterior de-

del monarca hacia la ciudad, favorecido,

sarrollo. En buena lógica para esa fecha ya

qué duda cabe, por la posición estratégica,

debía existir una primitiva fundación bajo tal

sus atenciones se documentan especial-

advocación. Después de todo, su aventa-

mente tras el incendio de 1202. Se volcó en

jada ubicación al norte de la ciudad domi-

la reconstrucción, impulsando un impor-

nando el paisaje circundante aumenta su

tante núcleo para atraer pobladores.2 La

alcance, se convierte en uno de los polos

renovación del plano urbano es cosa suya,

prioritarios que organizan y dirigen estraté-

con la ampliación hacia poniente surgen las

gicamente la topografía urbana. La solución

nuevas calles: Correría, Zapatería, Herre-

pone de manifiesto algo habitual en villas

ría; las propias nominaciones denotan el

medievales, los templos como elementos

tono artesanal y comercial de la población,

activos y articuladores de la planimetría, sin

inherente al desarrollo del gótico, con lo que

olvidar que ello le reporta un matiz defen-

se fijan los elementos básicos de su curso

sivo llamado a condicionar su aspecto. Ade-

y devenir ulterior. Con la intención de cubrir

más en el fuero el monarca reúne para sí

las necesidades de los nuevos moradores

sus iglesias como si se tratara de capillas

debió fundar inmediatamente San Pedro.

En otro orden de cosas la intervención del

su momento. Que los restos arqueológicos

profesor Moralejo va todavía más allá, su-

Plan Director en la Catedral Vieja ha puesto

y numismáticos revalidan, pues un argu-

giere la posible ascendencia del crucero de

al descubierto una empresa previa a la fá-

mento de notable significado es la aparición

Silos, aceptando desde un punto de vista

brica gótica. Y esa primitiva fase predeter-

de monedas de Alfonso I el Batallador –las

funcional su situación a la vera del Camino.5

mina la planta de la iglesia con lo que el

menos– y de Alfonso VIII –más abundan-

Sea como fuese, la constancia documen-

pretendido y defendido arcaísmo de Santa

tes– entre el material de relleno de esa fase

tada de los precedentes explican la vigencia

María ha de matizarse. La pervivencia de

inicial, que sitúan la construcción hacia

del nuestro. Partiendo de esa argumenta-

una tipología anterior, lejos de una decisión

esas fechas.

ción no parece desafortunado atribuir su

–más o menos volitiva–, inducida por la

Ahora bien de ninguna manera estas

adopción en el templo vitoriano a la revitali-

falta de una tradición arquitectónica como

obras previas se suponen góticas, la propia

zación del Camino de Santigo que desde

se había mantenido, viene impuesta por la

cronología desestima la idea, pero sin em-

Bayona pasaba por la villa. Precisamente

fuerza de los acontecimientos: la adecua-

bargo fijan la escenografía urbana que aco-

cuando Vitoria bascula a Castilla adquiere

ción a unos modelos preexistentes que

ge y condiciona empresas artísticas poste-

renovada vigencia dicha ruta y Santa María

constituyen su cimentación.

riores, situación que obliga por lo menos a

debía ser la primera iglesia encontrada por

Ignoramos el momento preciso de esa

su mención en este estudio, como prolegó-

los peregrinos al penetrar en la ciudad, reci-

primera iniciativa; en efecto la materializa-

menos –en muchos casos decisivos y deter-

bidos en una proyectada puerta norte, en

ción del proyecto le hubiese otorgado un

minantes– que son de la ulterior actividad

las inmediaciones al crucero, a pesar de no

lugar destacado en la Historia del Arte, que

edilicia.

llegarse a ultimar, pues no supera la idea de

por razones desconocidas no llegó a ulti-

Por lo demás ya en esas preexistencias

un diseño. De hecho la tesis nos proporcio-

marse. La campaña no va más allá del tra-

se constata la participación de iglesia en el

na causa y fecha para la solución, como

zado de su testero y el crucero, como que-

sistema defensivo, la fábrica se adosa a la

sucedía en los antecedentes. Por tanto su

da patente tras los trabajos arqueológicos.

muralla con las repercusiones espaciales,

adopción y formato no serían extraños a un

Sin embargo, las constantes estilísticas y

ambientales y de distribución de accesos

cometido funcional. Se constata de este

formales de esos restos, la defendida vin-

que conlleva, al igual que había sucedido

modo un buen ejemplo de interdependencia

culación planimétrica de la cabecera a

también en San Pedro. Como indica La-

entre la Historia y la Historia del Arte. Y por

otros edificios coetáneos; en la literatura

vedan, “el hecho urbanístico de situar como

otra parte refuerza la vinculación de la

sobre la iglesia vitoriana resulta común la

refuerzo de las murallas la iglesia es una

Catedral Vieja de Santa María con esa cul-

evocación del monasterio de las Huelgas

herencia del sistema empleado en las civi-

tura de las peregrinaciones que Apraiz tanto

de Burgos y Santo Domingo de la Calzada.

tas, desde los primeros años de la Edad

había defendido.

No sería ocioso recordar que en todas esas

Media, por ser edificios construidos con ma-

obras, aludidas para el parentesco, el rey

teriales más sólidos y compactos.”3

En este sentido resultan certeras las palabras de Manuel Riu: “en el campo de las

ha tenido una participación activa o, por lo

La longitud otorgada a la nave trasversal

construcciones eclesiásticas es mucho el

menos, algún grado de incidencia. De he-

en el fondo resulta peculiar. Incluso su mis-

camino que queda por recorrer arqueológi-

cho, el mismo acontecer histórico sugiere la

ma existencia ha desdibujado la imagen

camente, las obras que se han ido realizan-

intervención de la Corona.

gótica. La extraordinaria dimensión queda

do en muchas iglesias comunitarias obliga a

Si pensamos en Alfonso VIII como impul-

fijada en esa primera etapa, según la ar-

una revisión de la cronología, de paramen-

sor de la puebla nueva, como presunto fun-

queología ha sacado a la luz. Éste es sin

tos, argamasa y sucesivas construcciones

dador de San Pedro, implicado con decisión

duda un aspecto interesante, si bien no va-

con el estudio del destino dado a cada

en la ampliación del plano urbano, dise-

lorado lo bastante por la historiografía. No

pieza. Estas iglesias parroquiales no pocas

ñando el recinto amurallado vitoriano y

estaría de más recordar el desarrollo del

veces han dado lugar a la creación de nú-

atendiendo a la notable participación de los

transepto en la Catedral gótica de Burgos,

cleos de población intercalados en el pai-

nuevos edificios religiosos en el sistema

cuya solución Karge la relaciona funcional-

saje urbano.”6

defensivo de la ciudad, no veo inconve-

mente con el camino de Santiago y esta-

No se ha determinado con exactitud las

niente –al menos hipotéticamente– en ads-

blece ciertas vinculaciones con el de la

causas que impidieron que la empresa se

cribir ese primer empeño de Santa María a

Catedral de Santiago de Compostela.4 El

viera coronada con éxito, su empeño no va

201

II

3 3.4 3.4.2 3.4.3

Estudios históricos Sugerencias sobre la imagen de Santa María de Vitoria-Gasteiz Prolegómenos Etapa gótica

más allá de la cabecera y del trazado del

Evidentemente la transcendencia del rey

crucero. Habrá que esperar a tiempos más

no se limita a lo expuesto, reiteradas veces

favorables para que las obras prosigan en

él mismo se define como el patrón de las

una fase ya plenamente gótica que, incluso

iglesias vitorianas. Y como se ha señalado

pese a sus alteraciones, todavía hoy im-

“este gran afecto que don Alfonso X debió

pone una forma al espacio.

sentir hacia Vitoria queda patente en 1263

3.4.3 ETAPA GÓTICA

iglesias de Vitoria son mias más que nin-

Un momento extraordinario en la definición

gunas yglesias del reyno e yo he patronaz-

de la imagen gótica vitoriana tiene cabida

go.’”8 El problema radica en determinar ese

en el reinado de Alfonso X el Sabio. Tras una

patronato, sabemos por las Partidas que el

visita en 1256 completa el plano medieval;

epíteto se generaliza para todo aquel que

al inicial ensanche de su predecesor añade

beneficia a alguna institución religiosa con

una segunda ampliación, extendida por el

algún tipo de contribución, bien sea la

este de la villa. La remodelación urbana se

cesión de un terreno, bien una ayuda eco-

materializa

Cuchillería,

nómica a la fábrica y por supuesto el cubrir

Pintorería y Judería, cortadas por cantones

los gastos de un nuevo edificio. En la citada

y bordeadas por la cerca monumental,

advertencia al titular de la seo calagurri-

siguiendo la costumbre. No hará falta insis-

tana, autoridad eclesiástica que regía los

tir cómo la toponimia acusa la orientación

destinos de las iglesias alavesas, se adi-

artesanal, a la vez que refrenda el protago-

vina un tono reivindicativo y a su vez ase-

nismo de la comunidad judía, cuyos

verativo que tal vez denuncie las intencio-

impuestos han de contribuir de algún modo

nes y las atenciones del monarca a los

al progreso urbano, y quizás una buena

templos gasteiztarras, aunque con la ex-

parte fueron desviados hacia las fábricas

cepción de San Ildefonso, ignoramos su

parroquiales, que comienzan a monu-

incidencia en las parroquias restantes.

cuando insiste al obispo de Calahorra ‘las

202

en

las

calles

mentalizar sus trasnochadas construccio-

Cabría preguntarnos si su iniciativa afec-

nes así como a adecuarlas a los modos

ta a la reconstrucción de Santa María. El

vigentes y mejorar su apariencia, conforme

enérgico y persistente fervor alfonsí hacia

a la favorable situación.

la Virgen, quizás, abone la intuición. Por

El patronato de Don Alfonso X, de mani-

otro lado, demostrada su implicación en la

fiesto en varios momentos de su reinado,

empresa urbanística que fija definitivamen-

marca el inicio del arte gótico, ya consoli-

te el escenario medieval, no parece impro-

dado en la ciudad. La primera noticia docu-

pio que favorezca la monumentalidad de

mental es la de la fundación de la Iglesia de

los edificios religiosos, máxime cuando

San Ildefonso, presidida por una imagen

esta parroquia, Santa María, por razones

real.7 Todo, imagen y fundación delata la

desconocidas no había ultimado su pro-

intervención del soberano, con una contri-

yecto anterior, a todas luces de comienzos

bución material y figurativa en la implanta-

de siglo, con lo cual la iglesia más antigua

ción y desarrollo del estilo, de hecho las

y principal permanecía inconclusa. Además

obras por él patrocinadas inauguran su

las actuaciones del Plan Director han sa-

práctica. A la par se dinamiza la presencia

cado a la luz una serie de monedas suyas

del santo toledano en la villa, dilucidando la

utilizadas como material de relleno de la

sobresaliente notoriedad en el futuro pro-

cabecera. El aporte numismático y la mis-

yecto iconográfico de la Catedral.

ma arqueología acuden a testificar por lo

menos la coetaneidad de la fase inicial

A pesar de la dificultad de precisar el ritmo

los modelos canónicos catedralicios. El ca-

gótica de la cabecera a su reinado, si no su

de desarrollo de los edificios medievales

rácter parroquial apuntado origina en buena

implicación directa. No obstante, la inter-

así como la resistencia a delimitar las cam-

lógica algunos cambios, traducidos en es-

vención no debe afectar a la totalidad del

pañas sucesivas que jalonan la articulación

pecial en una reducción de sus dimensio-

conjunto, pues la construcción y la eleva-

de las obras; sin embargo el clímax de la

nes y se acusa con preferencia en la ausen-

ción del testero, por donde se retoma la

creación del perfil de la ciudad corresponde

cia de algunas dependencias comunes de

nueva fábrica, denotan cambios en su mor-

con un momento ligeramente posterior,

la topografía catedralicia, se echa en falta el

fología correspondientes a campañas edili-

todo apunta hacia los años finales del siglo

coro de canónigos, de tan amplio desarro-

cias diferentes que se suceden, aunque no

XIII, prolongándose en el XIV. En efecto,

llo en la planimetría de las seos, y el claus-

con un ritmo lineal ni uniforme. Etapas y

asistimos a una actividad edilicia desenfre-

tro con sus dependencias anejas, caso de

avances progresivos que articulan el pro-

nada para un núcleo pequeño y reciente

la sala capitular. Si bien esa carencia claus-

ceso y jalonan la evolución arquitectónica

como Vitoria. En otro lugar hemos evocado

tral incide con más fuerza en la organiza-

del monumento, al igual que la perfecta

la idea de la urbe como una gran cantera

ción y distribución de ámbitos funerarios

integración del programa escultórico, tanto

abierta donde arquitectos, canteros y ma-

que en cualquier otro aspecto. De todos

formal como iconográficamente.

zoneros participan simultáneamente en las

modos la obra jerarquiza la práctica artís-

También al patronato de Alfonso X he-

numerosas canterías abiertas, ubicadas a

tica de la ciudad, como su aspecto trasluce,

mos atribuido recientemente la Virgen de la

escasos metros unas de otras. Piénsese

y quién sabe si hay detrás un interés en rei-

Esclavitud, como se verá posteriormente

que se trabaja en Santa María, que se re-

vindicar una sede una vez realizada la obra.

en el estudio escultórico, a buen seguro do-

construye a la par San Pedro, que debía

No se ha determinado con exactitud su

nada a la iglesia que en aquellos momen-

estar recién ultimada la fundación de San

imagen gótica, pero entendido el término

tos se estaba ejecutanto, fechada hacia

Ildefonso, que se remozan los conventos

no solamente como imaginería o decora-

1280, este dato vendría a confirmar una

de dominicos y franciscanos. Completán-

ción plástica sino en una acepción más

vez más la implicación del monarca caste-

dose con las obras ya más avanzadas en

amplia que compete asimismo a las estruc-

llano en la nueva fábrica.

San Miguel y San Vicente. Todos ellos for-

turas arquitectónicas y litúrgicas.9

Reconocer el decisivo impulso del rey

man el entramado monumental vitoriano,

Describe una planta basilical de tres na-

sabio es obligado, sus decisiones cimentan

ahora asistimos a su misma gestación, lo

ves, el crucero de una nave muy acusada,

el proyecto gótico, aunque se materialice

que hace que esa escenografía y ámbitos

tres capillas radiales abiertas a la girola y

éste unos años más tarde. A luz de la situa-

imprimen a una forma gótica a toda la ciu-

presbiterio de cinco tramos donde se pres-

ción histórica su interés se refleja con pre-

dad, pues en verdad es la visión que toda-

cinde del tramo recto, para tal solución se

cisión. La misma enumeración de los acon-

vía domina como la literatura ha cantado.

había aducido su índole parroquial.10 El Profesor Bango señala el carácter anómalo en

tecimientos evita toda discusión: en 1256 amplía el plano urbano, en 1257 funda San

a. Sobre la imagen construida

el diseño de su cabecera y sugiere su ori-

Ildefonso, en 1263 reivindica ante el Obis-

La iglesia dirige el trazado medieval, cons-

gen en función de “un efecto generalizado

po de Calahorra el patronato de las iglesias

tituye un polo neurálgico en torno al que se

de reducción de dicha parte del templo en

vitorianas, sus disposiciones son proclives

articula el callejero y el caserío, su empla-

esta centuria.”11 El excesivo desarrollo del

y totalmente favorables al núcleo ciuda-

zamiento ha cambiado poco, las modifica-

crucero, como se ha dicho predeterminado

dano frente a la cofradía de Álava y el 14

ciones afectan a las dimensiones y al estilo,

por la fase anterior de la fábrica, ha desfi-

de abril de 1271 otorga a Vitoria el Fuero

de modo progresivo ampliada para cumplir

gurado la obra gótica anulando hasta su

Real. Todo ello aconseja defender una

mejor sus funciones. De hecho es una igle-

misma interpretación.

notable incidencia si no su intervención di-

sia urbana, condición parroquial generali-

Ignorando la anomalía de la nave tran-

recta en las empresas artísticas vitorianas.

zada en una segunda fase del estilo. De

séptica, la planimetría vitoriana delata la

Sin duda su voluntad y decidida apuesta

partida esa primitiva categoría templaria

pervivencia del tipo canónico francés, con

fraguan un tono óptimo para el progreso

repercute mínimamente en la propia cons-

capillas radiales, si bien ligeramente desdi-

cívico que forja la adopción generalizada

trucción. La tipología del conjunto, la misma

bujado por la longitud del crucero. La adop-

del gótico a lo largo del siglo XIV.

estructura, la organización sigue de cerca

ción de este esquema prototípico galo, lejos

203

II

3 Estudios históricos 3.4 Sugerencias sobre la imagen de Santa María de Vitoria-Gasteiz 3.4.3 Etapa gótica

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de ser un arcaísmo como se había defen-

algún interés en reivindicar la antigua sede

dido, impone una intencionalidad. La elec-

de Armentia está dentro de lo posible, en

ción del formato ha de vincularse al estatuto

realidad más tarde Santa María será la he-

de iglesia real.12 Según Sedlmayr “aproxi-

redera de aquélla. Como es sabido, incluso

madamente a partir de 1200 el modelo de

algunas iglesias abaciales o parroquiales

todas las iglesias reales de Europa –con

rivalizaban en su categoría con sedes epis-

pocas excepciones– ha sido la Catedral

copales. Entretanto la falta de documenta-

real francesa,”13 que apoya la sospecha.

ción deja la idea en una nebulosa; si bien en

En palabras del historiador: “el verda-

1387 en una carta el Obispo Martín de

dero motivo reside en que Francia creó en

Pamplona, dirigida al papa Clemente VII en

sus catedrales una encarnación visible de

Aviñón, solicitando elevarla a colegiata, ca-

la iglesia real sin comparación en su

lifica a nuestra iglesia como solemnis y pul-

tiempo en toda Europa; un grandioso sis-

cra.17 El dato no deja de tener importancia,

tema arquitectónico al que no había más

por una parte se ampara en una construc-

remedio que recurrir cuando se pretendía

ción notable para demandar una superior

hacer valer una aspiración al reino.”14 De

jerarquía eclesiástica, con lo cual esa aspi-

hecho la autoridad ideológica del modelo

ración arriba apuntada por el historiador se

dilucida que sean tipologías obligadas a

confirma. Pero tampoco podemos olvidar la

imitar. En nuestro caso se confirma la hipó-

condición formularia, retórica y hasta tópica

tesis, salvando las distancias; sin defender

de la misiva diplomática, máxime cuando lo

que Vitoria aspire a ser la capital de un

que se pretendía era elevar la categoría, de

nuevo reino, una voluntad en divulgar esa

hecho el tono y los calificativos han de ser

unión a la monarquía resulta verosímil para

elogiosos y positivos por necesidad. De to-

lo cual se apuesta por una imagen que así

dos modos puede leerse entre líneas, y

lo pregone.

considerarlo como un dato de interés que

La copia del prototipo se ha de entender

vendría a indicar, a falta de otros testimo-

en el marco de la iconografía de la arqui-

nios más directos, la práctica finalización de

tectura, con la intención de reproducir un

la obra, que después de todo los mismos

formato pleno de resonancias dinásticas.15

aspectos morfológicos, formales e icono-

Ahora bien en el logro final y el grado de

gráficos aconsejan.

similitud alcanzado ya intervienen otros fac-

Y esa ascendencia del paradigma galo

tores que condicionan esa evocación. Ni

pervive en la organización de sus entradas

que decir tiene que si la adopción cons-

y en el proyecto escultórico. El templo dis-

ciente de la plantilla no plantea dudas, no

tribuye sus accesos en un pórtico tripartito

se ignorará sus precedentes inmediatos,

a los pies y en el lado sur del crucero y otro

caso de las plantas de Burgos y León, que

portal más en las inmediaciones del brazo

por su acreditada contribución puntual le

norte de la nave transéptica, como luego se

han podido proporcionar el esquema. En

verá, cuya coincidencia con el prototipo

cualquier caso el matiz ideológico implícito

francés no podía ser más estrecho, aunque

parece fuera de toda duda, como incluso la

no hemos de ignorar su recepción en mo-

plástica y la misma heráldica pregonan.

numentos hispanos como Burgos y León,

El mismo Sedlmayr ha señalado que en

con los que viene a mantener una estrecha

ocasiones el construir una iglesia de este

comunidad temática, especialmente con la

tipo obedece a la aspiración de fundar una

primera, que promulga una comunidad de

organización episcopal propia.16 Defender

parentesco.

Es fácil imaginar que la decisiva apuesta

intereses de los religiosos vitorianos es un

parte alta un triforio, frecuente en las cons-

por una imagen arquitectónica se debe a la

claro reflejo del ascenso de la clerecía

trucciones del País Vasco. Y un cuerpo de

intención de celebrar o conmemorar su

urbana. Y por tanto su progreso ha de rela-

óculos corona el ándito. En el perfil de la

condición real. Ahora bien, precisar la cro-

cionarse con el desarrollo del gótico monu-

Catedral de Santa María contrasta el exte-

nología del proyecto resulta más problemá-

mental. La Voluntaria Entrega en el 1332

rior con una apariencia de fortaleza, indu-

tico. En efecto, con Alfonso X se constata

materializa, mejor que ningún otro avatar, la

cida por su cometido defensivo como se ha

un impulso significativo, pero ello no auto-

extraordinaria ascensión de la ciudad y el

apuntado, que de hecho viene a coincidir

riza a adscribir la construcción completa de

desesperado e inoperante intento de los

con uno de los modos habituales y genera-

la iglesia de Santa María de Vitoria a su

nobles de acotar y agotar tal progreso. To-

lizados en el momento, en oposición al va-

época, atribución que los propios estilemas

dos reflejan acontecimientos decisivos de

lor lumínico interior. Desde luego el ritmo

formales e iconográficos niegan. Nos en-

la evolución histórica de la urbe y por con-

interior no se traduce para nada en el exte-

frentamos desde el punto de vista metodo-

siguiente han de jalonar algunas de las

rior. Y esa arquitectura cerrada impone su

lógico al principio de indeterminación como

pautas rectoras de las grandes empresas

marca, como no podía ser de otro modo,

ya señalara Moralejo, “cuando al tratar un

artísticas cívicas. La situación descrita de-

pero esta construcción compacta cerrada,

edificio medieval se habla de etapas o cam-

bió afectar preferentemente a Santa María,

opaca al exterior no deja presentir el con-

pañas se suele entremezclar hechos e ín-

obra de patronato real a la cabeza de las

cepto ambiental, claro, ligero, grácil del in-

dices muy heterogéneos. Una campaña

parroquias vitorianas.

terior, donde se apuesta por un espacio

constructiva es en principio, antes que un

De todos modos el diseño planimétrico,

amplio, diáfano, que no alcanza ni de lejos

hecho artístico o arqueológico, un hecho

ligeramente desdibujado por la incidencia

el carácter de arquitectura traslúcida pecu-

administrativo y económico definido por

de la construcción anterior, aboga por ajus-

liar en el tratamiento de los prototipos góti-

una cierta continuidad de trabajo de una

tarse al modelo de iglesia real francesa, con

cos, entendida como emanación de la luz

determinada empresa.”18

las connotaciones ideológicas implícitas

de Dios, fiel reflejo y semejanza de la ciu-

Desasistidos de documentación artística

que conlleva. En buena lógica su estatuto

dad celeste, donde el visitante se siente

el calendario político aporta datos que con-

de iglesia real le debió imponer o cuando

transportado a otra realidad inmaterial, ba-

tribuyen a discernir los avances. Atribuir a

menos facilitar el formato. La proyección

ñado en una luz coloreada de las vidrieras

Alfonso X el inicio de la fase gótica es idea

del crucero ha de ligarse a su funcionalidad

que aquí no se ve y se niega por esa con-

ya argumentada, incluso considerar la con-

y situación a la vera del Camino.

dición de fortín.

cesión del Fuero Real como el momento

La plantilla adoptada le proporciona una

Una serie de pilares, capiteles y columnas

culmen de las atenciones se perfila con

cierta similitud con el paradigma de la seo

pueblan el recinto, cerrado por sencillas cu-

peso. En verdad los problemas del final de

gótica, cuya tipología y aspecto quiere

biertas hoy abovedadas, elaboradas en los

su reinado comprometen la idea de unos

reproducir, aunque en su evocación inter-

distintos momentos, cuyas claves precisan

últimos años proclives al apoyo de empe-

vengan otros factores que condicionan su

la titularidad de las capillas, definen los ám-

ños edilicios, la situación sugiere la parada

grado de similitud. La ascendencia del pro-

bitos litúrgicos de la Catedral e, incluso, pre-

de la empresa y vendría a explicar el cam-

totipo canónico se confirma en la propia

gonan la generosidad de sus promotores.

bio de campaña detectado en las capillas

organización de sus entradas y en la distri-

Hay que pensar que la Catedral se con-

absidiales. Con Sancho IV no hubo de ser

bución del programa plástico, del que se-

vierte –y en nuestro caso se puede aplicar

mucho mejor. Un eslabón decisivo supone

guidamente daremos cuenta.

al templo parroquial– en sala comunal. El

la fundación de la Hermandad de la Marina

A lo que dijimos antes del diseño plani-

hombre del medievo participa de una armo-

de Castilla con Vitoria en 1296, en buena

métrico se suman su isometría, todo con-

nía colectiva cuyo reflejo sería la Catedral.

lógica activadora del foco urbano en los

creta obviamente la imagen que nos ha lle-

Además la iglesia deviene en el símbolo del

años sucesivos y a lo largo del siglo XIV. En

gado. Destaca la verticalidad de su alzado,

desarrollo de la comunidad, se fragua una

1329 se sentencia un pleito entre los cléri-

conforme a ese ímpetu ascensional que

serie de relaciones recíprocas y la iglesia

gos rurales y los urbanos, dirimido por el

tiende hacia Dios e intenta evocar la Jeru-

queda como imagen y como icono de ese

arcediano de Calahorra don Fernán Ruiz

salén Celeste, aunque hay quien piensa

ascenso urbano, en el sentido estricto es

de Gaona, la resolución favorable a los

que más que evocarla, la refleja. Recorre la

una obra comunal.

205

Quintas Fotógrafos

3 Estudios históricos 3.4 Sugerencias sobre la imagen de Santa María de Vitoria-Gasteiz 3.4.3 Etapa gótica

Imagen 97. Visión panorámica del pórtico occidental

Como ha señalado Duby: “Por su función

En la misma línea pueden considerarse los

iniciática, emblemática la obra de arte está,

restos que hoy componen la capilla de San

por consiguiente, en correspondencia con

Prudencio donde el tipo de columnas y

una visión del mundo y su historia incluye la

capiteles denuncia la presunta reutilización

historia de un sistema de valores. Pero la

de restos de una etapa anterior de tradición

obra de arte se muestra dependiente pues

cisterciense –con todos los problemas que

la produce las riquezas de una sociedad

plantea el término–, que pudiera corres-

que ella pretende renovar. Su historia in-

ponder a esa primera planta o bien vesti-

cluye también la de un sistema de produc-

gios de otras construcciones. Toda vez que

ción.”19 Vitoria vino así a ser un símbolo de

la idea de capillas en alto puede vincularse

la alianza del monarca y los parroquianos

a modelos de peregrinación.

frente a los nobles. Y en cierto modo las

En efecto son muchos los datos que un

construcciones parroquiales y sus emble-

análisis más detenido de los ámbitos de la

mas heráldicos actúan de testigos certifi-

Catedral nos proporciona, pero desbordan

cando esas alianzas.

los propósitos de este breve esbozo de su

Para finalizar este breve recorrido de la

imagen, por lo que nos centramos en los

imagen constructiva de nuestra Catedral

más significativos. De todos modos los la-

quiero insistir en algunos elementos –a

dos del crucero quedarían embutidos y ven-

nuestro juicio plenos de intención– que no

drían condicionados por la muralla, con las

han recibido la atención merecida. Así

repercusiones que ello impone.

empotrados en el segundo contrafuerte del

En resumen, de lo expuesto se deduce

lado norte queda embutido un sillar con

un acusado interés en destacar a Santa

rosetas, la literatura artística lo ha conside-

María sobre las empresas vitorianas coetá-

rado de tradición visigoda aunque su téc-

neas, manifiesta sus diferencias en la tipo-

nica es más avanzada.20 De todos modos la

logía de la planta, del alzado y hasta del

idea de una intencionalidad en su reempleo

programa escultórico. La divergencia es tan

toma peso, la solución más allá de una fun-

evidente que excusa cualquier aclaración.

ción tectónica ha de obedecer a un come-

La génesis de su particular personalidad no

tido ideológico; hasta donde llegan mis noti-

parece una elección arbitraria, se adivinan

cias es el resto más antiguo existente en los

motivos profundos –tácitos o expresos– con

templos vitorianos. Su recurso, acaso, sea

la intención de proclamar prioridad, je-

un expolio en el sentido etimológico del tér-

rarquía, patronato dinástico y quién sabe si

mino, en tanto en cuanto su apropiación

hasta futuras aspiraciones religiosas, para

viene a conferir antigüedad a la obra. Más

lo cual se invierten todas las posibilidades

que una decoración su adopción vendría a

al alcance con la voluntad de forjar una ima-

denotar una condecoración del edificio con

gen, en la acepción más amplia del término,

restos de un pasado que le proporciona

que así lo proclame. Veámos ahora cómo

legitimidad, autenticidad, autoridad sobre

contribuye en ello la plástica.

las otras parroquias. En verdad la solución coincide con esa tónica generalizada “de Quintas Fotógrafos

II

Imagen 98. Capitel historiado del crucero. Escena de caza

206

b. Sobre la imagen esculpida

una deliberada voluntad por acumular la visión de un pasado histórico a la clarifica-

Introducción

ción del presente y hasta la dominación del

La significativa aportación de la plástica

futuro,” que señalara García de Cortázar

gótica de Vitoria, es argumento plena-

para otros casos.21

mente reconocido por la historiografía;

como reiteradamente ha señalado la litera-

Asimismo, la situación apuntada afecta por

los pies de la iglesia; se echa en falta un

tura artística, su producción junto a la tole-

igual al plano iconográfico donde también

acceso amueblando el lado norte del tran-

dana y el foco de Pamplona forman lo más

las constantes generales de los programas

septo, su carácter cerrado de impronta mili-

granado de la actividad escultórica en la Pe-

–como la articulación en torno a la interpre-

tar lo hacía del todo inviable –al menos con

nínsula en la decimocuarta centuria –ex-

tación eclesiológica/mariana de los temas,

tal emplazamiento–, aunque en principio, la

cluida la corona de Aragón–. De las em-

su formulación con un complejo grado de

hipótesis de una entrada en sus proximida-

presas monumentales las obras de la

sistematización, la exposición narrativa y

des no ha de abandonarse y va cobrando

Catedral Vieja acaparan el proyecto más

continua de las escenas para concretar un

consistencia. De hecho, la distribución y

ambicioso llevado a cabo en la urbe. Ahora

desarrollo unitario– había adquirido ya su

organización de sus portales insiste en esa

bien su primitiva condición parroquial,

enunciado prototípico. A pesar de lo nor-

evocación del modelo paradigmático galo,

siguiendo lo habitual en una segunda fase

mativo y genérico de un programa medie-

si bien los precedentes españoles inmedia-

del estilo, no permitía augurar tan óptimo

val, éste es producto de su tiempo y como

tos acaso le faciliten el esquema, como su

resultado. Sin embargo, Santa María, a la

tal ciertas notas, más o menos solapadas,

reconocida contribución en estilemas y pro-

cabeza de la Hermandad de la iglesias gas-

delatan su momento. Sospecho que ahí ra-

gramas parece indicar.

teiztarras, desde sus inicios revalida su prio-

dica la innovación y aportación más notable

De todos modos la plástica se completa

ridad y carácter jerárquico sobre el resto del

de la escultura de la seo, no suficientemen-

asimismo con la escultura de capiteles y

tejido religioso a través de su imagen.

te valorada en su conjunto. La amplitud epi-

claves. En los primeros una notable reduc-

De todos modos, la ascendencia del pro-

sódica y la síntesis de ciclos adquieren la

ción, por otro lado habitual en el gótico,

totipo canónico se confirma en la propia

categoría de constante, toda vez que con-

limita la producción a una decoración fitor-

organización de sus entradas y en la distri-

templa nuevos temas debidos a su dimen-

mórfica y ciertos temas historiados, total-

bución del proyecto plástico, del que segui-

sión litúrgica cuya presencia los diferencia

mente esporádicos y por supuesto despoja-

damente daremos cuenta.

de la plantilla habitual, revalorizando su al-

dos del cometido significativo de momentos

cance.

anteriores, conforme a la colonización y

La cronología tardía de la escultura de la seo vitoriana es supuesto unánimemente

Abordar la plástica arquitectónica o la

preferencia de la talla pétrea por el exterior.

aceptado por la crítica. Desde la óptica for-

escultura del templo vitoriano con la inten-

Las claves ultiman el registro monumental,

mal su acusada diacronía con los paradig-

ción de determinar la progresión de la cons-

al notable valor estilístico de algunas se

mas del estilo reduce su iniciativa a adop-

trucción no es tarea fácil, nos enfrentamos,

añade su alcance iconográfico, refieren tá-

tar y adaptar modos y formas plenamente

como ya señalara el profesor Moralejo, “al

cita o expresamente ciertos contenidos se-

consolidados, como había pasado por otra

principio de indeterminación, más acusado

mánticos sin desarrollo narrativo en los por-

parte en la producción hispana. Los gran-

si cabe en lo referente a elementos decora-

tales caso de la Anástasis o el mismo San

des logros del gótico tales como: el predo-

tivos, pues éstos pueden prepararse con

Juan. En ocasiones componen un conjunto

minio del eje vertical, el encuentro del hom-

anticipación, incluso se reaprovechan de

de representaciones que matizan el men-

bre con su propia imagen, la supresión de

otras campañas o bien puede suceder a la

saje catedralicio. En efecto se combinan con

las relaciones de dependencia del relieve

inversa, la decoración escultórica como

el mobiliario litúrgico, la imaginería y la ico-

del marco arquitectónico –reducido a fondo

colofón de la obra, lo que por supuesto difi-

nografía arquitectónica para determinar un

pero sin ser determinante–, el redescubri-

culta su análisis.”22 En otro orden de cosas

proyecto que como figuración de la Jeru-

miento de la estatua, su pleno dominio de

el trasiego –sin documentar– de imágenes

salén Celeste, imagen arquetípica a la que

la gravedad, su valor tectónico y su carác-

de sus primitivos destinos desdibuja no sólo

aspiraba toda la iglesia medieval, adquiere

ter monumental, entre otros habían alcan-

la apreciación estilística o cronológica sino

su pleno sentido.

zado su recetario definitivo hacía tiempo;

que altera el mismo mensaje iconográfico,

Como se ha dicho discernir la evolución

de hecho nuestros modelos quedan libres

una de las cuestiones prioritarias de la ima-

progresiva de los trabajos escultóricos es

de especulaciones teóricas, por tanto en

ginería medieval.

tarea complicada. La ausencia de datos

este sentido se limitan a fijar, con mejor o

El proyecto monumental de la seo vito-

reduce las tesis a intuiciones más o menos

peor resultado, las soluciones canónicas y,

riana invade el brazo sur del crucero y se

objetivas, que sin una ratificación docu-

en cierto modo, ya agotadas.

remata con un pórtico tripartito ubicado a

mental demostrable y positiva no superan

207

II

3 Estudios históricos 3.4 Sugerencias sobre la imagen de Santa María de Vitoria-Gasteiz 3.4.3 Etapa gótica

la categoría de hipótesis de trabajo. No

arquitectónicas –a pesar de la neutralidad

obstante el aporte estilístico, las considera-

que se les imputa, dado su carácter reite-

ciones iconográficas, el análisis de la obra

rativo y la amplitud de su vigencia–,

en sí y su aproximación por cuantas vías lo

sugiere cierta proximidad. Mayor interés

permitan son pilares suficientemente sóli-

reviste la comunidad de dovelas de sus

dos y válidos para apoyar la argumentación

respectivos portales, la identidad ejecutiva

y hacer avanzar la investigación; toda vez

acerca posiciones, aunque bien podríamos

que los datos indirectos, proporcionados

encontrarnos ante esos supuestos princi-

por otros conjuntos a los que se vinculan,

pios de indeterminación, pero su misma

son indicadores fiables para establecer y

existencia y especialmente su utilización

contextualizar el aporte catedralicio. En la

anula sus diferencias en el tiempo que una

síntesis de esa pluralidad de fuentes de

acusada diacronía haría inviable.

información bascularán las conclusiones. En cualquier caso suponer la programa-

Imagen 99. Portada de Santa Ana

208

Portada de Santa Ana

ción conjunta y unitaria del proyecto icono-

La puerta monumental se abre en el brazo

gráfico resulta lo indicado, aunque su eje-

sur del crucero. Su ubicación denota un

cución se aborde en estadios sucesivos o

ligero desplazamiento hacia el flanco occi-

incluso por talleres distintos que trabajan a

dental, inducido por razones estratégicas;

un tiempo, generando la llamada implosión

la participación activa de Santa María en el

de estilos simultáneos. A buen seguro el

encintado defensivo determina los cambios

grueso de la actividad plástica, entendida

apuntados, la integración en la muralla im-

ésta con cierta consistencia y un grado de

posibilitaba la apertura con tal emplaza-

continuidad –más allá de la labor esporá-

miento. El portal queda así encajado en un

dica de un capitel o una moldura decora-

espacio estrecho, proyectando una mar-

tiva– se inició por la conocida como puerta

cada diagonal. La portada fue tapiada por

de Santa Ana; el ritmo constructivo de la

unas obras de refuerzo del edificio, –como

fábrica desde la cabecera hacia los pies

se ve la tectónica ya planteó problemas

así lo aconseja para proseguir en el Pórtico

desde antiguo–. Se redescubrió en la inter-

Occidental, lo que no niega en éste la evi-

vención de 1962, de todos modos los cuan-

dencia de una imaginería monumental pre-

tiosos e irreversibles desperfectos de su

via o simultánea a esa primera portada,

cerramiento –muchas tallas fueron serra-

caso de las figuras veterotestamentarias

das con la consiguiente desaparición de

de las jambas. Una continuidad más que

buena parte de los atributos iconográficos–

una reanudación de campañas define

impiden reconocer con mayor precisión lo

mejor la empresa escultórica vitoriana,

fijado. Su estructura tipológica sigue un

variados indicios avalan la sospecha de no

modelo clásico cuya plantilla se inaugura

mediar un margen temporal amplio entre

en el portal de San Teófilo de París, con

sus respectivas facturas, incluso la idea de

nichos en las jambas para alojar estatuas y

un trabajo sincrónico y simultáneo en

rematada en gablete que concede al portal

cierto momento no parece desacertada.

elegancia. El modelo parisino concreta un

De lo llegado se deduce cuando no una

prototipo que, como ha señalado Sauer-

coetaneidad entre ellas por lo menos un

lander, “llega a formar escuela por Europa

avance progresivo sin grandes modifica-

entera hasta bien entrado el siglo XIV.”23 Si

ciones, ni cortes, la similitud de marcas de

bien el tipo vitoriano puede venir indicado

cantería en sus respectivas estructuras

por los ejemplares hispanos más próximos.

Las arquivoltas se organizan en cinco ar-

observando el principio de consustanciali-

En el registro intermedio la serie figurativa

cos de fuerte derrame. El despiece vertical

dad del gótico, su condición constructiva

resultó tan dañada con las obras de re-

de las dovelas subraya el carácter ascen-

domina sobre el matiz decorativo, de hecho

fuerzo que es imposible con fiabilidad reco-

sional de la portada de acuerdo al sentido

se genera una especie de nicho corrido

nocer la idea primitiva. En cualquier caso

de elevación gótica. La iconografía allí dis-

como marco de fondo para cobijar y distri-

pensar en secuencias narrativas intercala-

puesta, en apretada síntesis de ciclos, enri-

buir la estatuaria, pues, dada la proyección

das entre los asuntos del dintel y el tímpano

quece el mensaje anunciado. Para la más

volumétrica de las figuras y el pleno dominio

parece lo indicado. Al tímpano se destina el

externa se adoptan personajes del Antiguo

de la gravedad exhibido, les corresponde

Bautismo de Cristo, la trama se ajusta al

Testamento. El cordón contiguo presumi-

mejor que a ningunas otras la definición de

modelo habitual, pero se exalta su carácter

blemente fija los distintos tipos iconográfi-

auténticas estatuas, como imágenes que

teofánico. La plantilla iconográfica e incluso

cos cristológicos, siguiendo una variante

están en el espacio.

la formal las proporciona la puerta del

chartriana, coronando las dovelas superio-

En el friso se representan sendas esce-

claustro de la Catedral de Burgos, a su

res con ángeles donde San Miguel se co-

nas. La primera de la izquierda fija una

ascendencia icónica y estilística se suma la

loca a la cabeza, como príncipe de las

Sagrada Parentela, para la pareja central

comunidad topográfica, nótese que tam-

cohortes celestiales. En la tercera se pre-

se ha querido ver bien a Isabel o Zacarías

bién allí se ubica en el brazo sur del cru-

fiere la diversidad de figuras religiosas:

–como progenitores de San Juan y vincu-

cero. La vinculación con el ejemplar caste-

obispos, padres, representantes de órde-

lados al alcance del Precursor en la escena

llano está fuera de duda, sin embargo la

nes religiosas, sacerdotes veterotestamen-

superior–, bien a Joaquín y Santa Ana, co-

propia cronología alavesa niega la comuni-

tarios, etc. El dovelaje de la cuarta detalla

mo antecesores de Cristo. El protagonismo

dad ejecutiva, reduciendo su ascendencia a

un coro de santas, cuya ejecución coincide

de Santa Ana estaría directamente relacio-

la de fuente de inspiración, que no es poco.

con la homónima del portal del Juicio Final,

nado con la propia dedicación de la Puerta

Más estrecha si cabe es la afinidad del

denuncia su comunidad y avala la apun-

y su patronato sobre la capilla próxima, que

programa completo de portada, en Vitoria

tada cercanía. A la arquivolta interna se

inclina la balanza a favor de la segunda

también se canta la doble naturaleza de

destina el ciclo de la Infancia; enlaza en sig-

alternativa, acusando esas relaciones en-

Cristo. El valor carnal se alude en Burgos

nificado con la imaginería dispuesta en el

tre las portadas y la topografía templaria

simbólicamente a través de la Anunciación

dintel que la culmina. Algunos temas icono-

adyacente.

y David e Isaías fijados en las jambas como

gráficos son un unicum en la producción

Para el grupo del extremo derecho se ha

columnas –en el sentido literal y figurado–

monumental alavesa y desde luego es el

reconocido una Sagrada Familia, no obs-

del proyecto.24 En nuestro portal se trans-

conjunto infantil más amplio y rico de su

tante la presencia de una segunda mujer

forma en una representación expresa de la

plástica. El artista resuelve bien las compo-

compromete la hipótesis, si nos atenemos

Encarnación, a través del ciclo de la Infan-

siciones, la factura exhibe un notable vigor

a la verdadera acepción iconográfica del

cia y con especial insistencia en el retrato

narrativo favorecido por el propio avance

término. Otra posibilidad es asimilar la com-

de familia, amueblando el dintel, conforme

cronológico; el lapicida organiza la trama

posición al Hypapante festividad litúrgica

a un sentido naturalista propio del gótico y

hacia el fondo para conferir profundidad y

que conmemora el encuentro del anciano

relacionado con el desarrollo de una icono-

volumen al ámbito espacial, abandonando

Simeón con el Niño, de amplio desarrollo

grafía más humanizada. La frecuencia de

el concepto de relieve plano se concretan

en el mundo bizantino, pese a que Oc-

esta temática se constata en la pintura ita-

auténticas escenografías habitadas por los

cidente prefiere la Presentación misma,

liana aunque su adopción es de rabiosa

protagonistas fijados en él. La cota de dina-

aunque en algunos modelos italianos se

novedad en la escultura monumental. Se-

mismo y espontaneidad es sorprendente,

insiste más en el encuentro propiamente

gún imponían las normas de la jerarquía

con ciertas coincidencias con la de otros

dicho. En el último supuesto su presencia

iconográfica la naturaleza Divina del Hijo se

proyectos de iconografía marginal e, inclu-

conecta con el asunto bautismal que co-

celebra en el tímpano, el espacio privile-

so, profana.

rona el programa, la escena fijada inicia el

giado de la portada.

El dintel manifiesta un tratamiento prácti-

ritual litúrgico prescrito en la Antigua Ley

El Bautismo se fija así en la entrada de

camente independiente, que se encuentra

como prefiguración del Bautismo, sacra-

la iglesia. Y como ha señalado Moralejo:

coronado por unas arquitecturas turriformes,

mento de la Nueva Ley.

“concebida la basílica medieval a modo de

209

II

3 Estudios históricos 3.4 Sugerencias sobre la imagen de Santa María de Vitoria-Gasteiz 3.4.3 Etapa gótica

210

ciudad de Dios, sus accesos cobran espe-

comunidad detectada con la capilla bautis-

cial relieve como puntos de contacto entre

mal de la Catedral de Santiago de Com-

el espacio sagrado y el profano”25. Se for-

postela, donde también existía una puerta

mula, por tanto, un conjunto alegórico para

menor en sus inmediaciones, abona por lo

subrayar el simbolismo de la puerta como

menos la sospecha.29 Y así la imaginería

entrada al Templo de Dios, pues el Bautis-

sagrada proporcionaba la escenografía

mo es precisamente el sacramento median-

adecuada para decorar las conmemoracio-

te el cual el neófito queda agregado a la

nes litúrgicas que en sus inmediaciones

comunidad creada por Jesús, formando

tenían cabida y celebrarlas, lo que no podía

parte del cuerpo místico de Cristo. Este pri-

ser más apropiado, si bien se constata una

mer sacramento supone el ingreso a la vida

generalización de tal procedimiento.30 Toda

espiritual por la que se accede a la Iglesia.

vez que pone de manifiesto la relación en-

Al fijarlo en una puerta se insiste en el doble

tre el programa monumental y los ámbitos

significado de entrada a la iglesia como edi-

adyacente e inmediatos.

ficio y a la Iglesia como congregación. “Se

Algunos indicios reflejan su proyección

utiliza en virtud de las posibilidades figura-

urbanística, llamando la atención sobre un

tivas en la arquitectura, especialmente en

hecho que nos había pasado totalmente

relación con la imagen. El portal de Santa

desapercibido. Atendiendo a la topografía

Ana acceso físico al templo se hace así

de la Vitoria medieval, tras el ensanche de

metáfora funcional del sacramento, acceso

Alfonso X, su misma ubicación la coloca,

espiritual a la iglesia como comunidad.”26

de hecho, como la entrada dispuesta hacia

Sentido alegórico y simbólico que queda

las modernas calles por donde crecía la

perfectamente expresado a través de un

ciudad. De tal modo la nueva población

claro dominio del contenido narrativo.27

accedía en el sentido físico y espiritual a

Conocido el carácter litúrgico de la imagi-

través del Bautismo al templo, el dato

nería gótica ya habíamos intuido la proba-

resulta particularmente indicativo y de nin-

ble ubicación del primitivo recinto bautismal

guna manera parece una elección arbitra-

en sus proximidades. La intervención del

ria. El matiz ya fue señalado por Moralejo

Plan Director de Santa María ha puesto al

para Santiago de Compostela: “en su tras-

descubierto un antiguo ámbito, sustituido

lado –se refiere al baptisterio– al lado sur,

en el siglo XVI por una capilla moderna bajo

en la nueva basílica románica, debieron

la advocación de los Reyes.28 De hecho la

influir razones que podríamos calificar de

nueva titularidad puede tener algo que ver

urbanísticas. Era a ese costado hacia don-

con el uso original, como es de todos cono-

de se orientaba por entonces el crecimien-

cido, el bautismo corresponde a la primera

to de la ciudad, hacia el vicus novus y el

teofanía, íntimamente ligada desde su ori-

villare,”31 corroborando una cierta tradición

gen a la celebración litúrgica de la Epifanía.

que avala nuestra propuesta.

Incluso el 6 de enero se reserva fundamen-

Además precisamente en la ampliación

talmente a celebrar la Epifanía bautismal,

citada, promovida por el rey sabio, la jude-

que vuelve a demostrar esa relación entre

ría es significativa. El dato incita a suponer

ámbitos, advocaciones y programas. De la

cierta incidencia en la programación; deter-

construcción original primera quedan sen-

minadas opciones icónicas, acaso la elec-

dos arcos estrechos y apuntados, actual-

ción del Hypapante, el alcance de las figu-

mente tapiados, cabe pensar que comu-

ras del Antiguo Testamento y quien sabe si

nicaban la dependencia con la portada. La

hasta la propia advocación de la puerta

quizás obezcan a algún tipo de condescen-

En los nichos de las jambas, cuatro a cada

tificación fiable; acaso pueda reconocerse

dencia o guiño hacia ese colectivo, máxime

lado, hoy figuran sendas imágenes en cada

como San Bartolomé al personaje lampiño

cuando sabemos de una coexistencia pací-

flanco, el trasiego de piezas ha desdibujado

que empuña un mango; en el otro Cantera

fica en estos momentos. Y más que proba-

el proyecto iconográfico.Ya en 1563 se que-

ha querido ver a San Luis rey de Francia si

ble se antoja la desviación de parte de los

da en pagar a Pedro de Elosu por el trans-

bien nada apoya su hipótesis, incluso la

impuestos de la comunidad judía hacia la

porte de las esculturas de la Puerta de

falta de la corona real, vendría a rebatir la

construcción parroquial, que de alguna ma-

Santa Ana a la puerta principal,35 indicativo

idea.38 Se deben a una mano diferente a las

nera explica el alcance y el progreso de las

de su integración en el plan primitivo. En la

anteriores, en este último ciertas afinidades

obras. No hará falta insitir que Santa Ana es

izquierda encontramos dos mujeres, tradi-

con el cercano apostolado de San Pedro

una advocación muy ligada al siglo XIV, de

cionalmente identificadas como Santa Ca-

abonan la sospecha de una reinterpreta-

especial veneración en Vitoria donde es

talina y Santa Bárbara, no obstante, los atri-

ción de un modelo común, en ningún caso

patrona del barrio, titular de un cantón pró-

butos iconográficos de la primera Santa

comunidad de autoría. Sus formas corres-

ximo y de una puerta de la villa,32 si bien

corresponden mejor con la mártir Lucía, re-

ponden a un taller distinto al de las Santas,

cada uno de los ejemplos se inscriben en

conociendo al emperador Diocleciano en la

donde la ascendencia de un manierismo

ese ensanche. De todos modos no veo

figura echada a sus pies. La talla contigua,

francés y algunos ecos estrasburgueses

inconveniente en defender un notorio pro-

una imagen del mismo tipo, presenta una

confluyen, si bien como contribución de

selitismo de lo dispuesto, incluso adivinar

fractura en el cuello y su cabeza no se

notas genéricas no con plantillas directas.

un cometido triunfal sobre el mundo judío

ajusta al cuerpo actual, avalando la idea de

En el siglo XIV ya mediado los emplaza su

no parece ajeno a su intencionalidad, pero

una reutilización de otra imagen similar. Es-

hechura. Sabemos de su estancia en el

en efecto la lectura eclesiológica se perfila

tilísticamente no encajan en la factura de la

pórtico occidental, dispuestos al lado de

como la más apropiada: la Ecclesia ex cir-

obra monumental que las acoge, mos-

Ezequiel los localizan fotografías anti-

cuncisione reflejada en el dintel coronada y

trando claras y notables diferencias diso-

guas,39 sin embargo ignoramos su ubica-

superada por la Ecclesia ex gentibus cele-

nantes con el conjunto, los estilemas deno-

ción original y la vinculación ideológica para

brada en el tímpano. Interpretación eclesio-

tan una ejecución posterior a la portada.

su inclusión en los programas catedralicios.

lógica no exenta de vínculos con el aconte-

Azcárate las consideraba obras del XV,

Un escudo picado remata el gablete de la

cer cotidiano medieval vitoriano en el que

abogando por una influencia norteña,36 el

portada, su estado impide conocer las ar-

se inserta, al que de algún modo obedece

tipo de indumentaria las sitúa en los años

mas originales. Pero si hubo allí lugar para

y al menos alusivamente denota, pues “en

finales del siglo XIV. Por su parte Cantera

una enseña a buen seguro lo monopoliza-

pocas ocasiones en la historia de la huma-

en su estudio de pórtico de 1951 reconocía

ría el registro de la corona, habida cuenta

nidad ha estado tan íntimamente ligado el

en las jambas las figuras de Lucía, Catalina

de su condición de primer portal catedrali-

edificio al medio en que se inserta.”33

y Bárbara, trasladadas posteriormente a

cio, datada en el segundo tercio del siglo

La presencia de un San Juan Bautista en

Santa Ana.37 En buena lógica componían el

XIV. De hecho la puerta es inmediata a

una de las claves de bóveda próxima al

ciclo de las Vírgenes capitales que con Mar-

acontecimientos históricos donde el monar-

crucero insiste en tal significación y forja

garita completaban el cuarteto. Y aunque

ca, con un decidido protagonismo, se había

nexos con el programa y la capilla bautis-

desconocemos su ubicación original, cono-

decantado a favor de la ciudad y más

mal. Sintonizando o marcando más el sen-

cida la extraordinaria proyección de la ima-

determinante aún su propio patronato. Su-

tido litúrgico de aquéllas. Toda vez que pue-

ginería de Santas en la fachada de los pies,

poner el registro real coronando la obra

den extrapolarse algunas notas que ya

bien pudieron ocupar en su día algunas de

parece lo más indicado. Es el único caso de

señalara Sauerlander para la portada mo-

las jambas, hoy vacías. Sus modos las

acceso monumental vitoriano rematado con

numental románica: “El programa del portal

coloca entre los últimos eslabones de la

escudo. La situación no extraña si pensa-

forma parte del contexto interior de la igle-

producción monumental de la seo vitoriana.

mos en la trascendencia del motivo herál-

sia y de la vida litúrgica. Y tales distincio-

Todavía más compleja y confusa es la pa-

dico en la portada del claustro burgalés,

nes, lejos de arbitrarias y artificiales, son

reja de varones de los nichos fronteros, la

donde se inaugura un gusto por los signos

necesarias para comprender la compleji-

ausencia de atributos específicos y la

plásticos y emblemas que llega a crear

dad y la multifuncionalidad de la fachada.”34

imprecisión iconográfica impiden una iden-

escuela, según señalaron Gómez Bárcena

211

II

3 Estudios históricos 3.4 Sugerencias sobre la imagen de Santa María de Vitoria-Gasteiz 3.4.3 Etapa gótica

y Sánchez Ameijeiras. El parentesco entre

en el que ya hemos insistido, si bien los

ambos conjuntos es idea aceptada. Y tal

notables cambios y nuevas influencias sólo

vez el castellano pudo sugerir asimismo el

un margen temporal entre sus respectivas

recurso del blasón real, aunque allí la herál-

dataciones explica satisfactoriamente. En

dica adquiere un valor ornamental mientras

cuanto a la ejecución, sus estilemas y de

que la vitoriana –con independencia de las

modo especial la adopción de nuevos te-

armas fijadas– abunda en el carácter de

mas de ascendencia o, por lo menos, de

posesión o patronato.

tradición italiana colocan la portada alavesa

La acotación cronológica de la portada

en unas fechas no anteriores a este se-

reviste mayores problemas, la ausencia de

gundo tercio del siglo XIV, que de otro lado

datos documentales obliga a considerar

encajan bien con las datas respectivas de

otros indicios. La reciente campaña arqueo-

los otros portales, como ya veremos.

lógica es contundente para adelantar el ini-

Entretanto interesa esa implicación ur-

cio de la fábrica gótica; en cualquier caso

bana que viene a corroborar las palabras

una programación conjunta se confirma por

de Sauerlander: “El santuario medieval no

sí sola, la comunidad y uniformidad vigente

es un monumento aislado. Forma parte de

denuncia un interin temporal escaso, si-

un ámbito urbano a menudo bastante com-

tuando el empeño a partir del segundo ter-

plejo. Así la topografía local es de una

cio. A falta de otros testimonios, los aconte-

importancia capital para comprender la sig-

cimientos históricos forjan el entramado

nificación de las diferentes partes de una

donde se fragua la actividad artística que

iglesia y sobre todo la distribución y el

nos ocupa, así la Voluntaria Entrega, en

arranque de sus fachadas y puertas. Pero

abril de 1332, refleja lo óptimo de la situa-

tras el cambio del paisaje urbano y en el

ción vitoriana: la asistencia de la monar-

curso de los siglos y las transformaciones

quía, la ascendencia del poder político ciu-

de los monumentos medievales es a me-

dadano y consiguientemente económico

nudo muy difícil de reconstruir la topografía

que activa y acelera el empeño edilicio

de su época, pero más aún si se trata no de

comunal y en buena lógica impulsó a ulti-

la física sino de la semántica, tributaria de

mar su iglesia principal. La puerta fue la pri-

costumbres, derechos, de limites desapare-

mera empresa plástica, de acuerdo al

cidos u olvidados. Además la fachada no

avance progresivo de la construcción, con-

era necesariamente la occidental. O por lo

dición prioritaria no ajena a su propio des-

menos la más transitada. Hay otras facha-

tino y función, pues la apuntada proyección

das por ejemplo en las extremidades del

urbanística hacia el moderno ensanche la

crucero que pueden estar unidas a los ejes

convierte en la más transitada. Además

urbanos de gran importancia,”40 términos

reservado el uso de los pórticos y fachadas

que parecen especialmente pensados para

occidentales a las festividades, solemnida-

nuestro caso, pues la coincidencia no podía

des y ceremonias políticas y religiosas,

ser más estrecha.

como había sucedido en Amiens, en Reims

212

o en Burgos, se erige en el ingreso más

Pórtico occidental

común y habitual, de ahí su imperiosa ne-

De todos modos, el grueso del proyecto

cesidad monumental. Toda vez que los mis-

monumental se dispone en la entrada occi-

mos caracteres estilísticos e iconográficos

dental de la iglesia. Observando la tipolo-

no dejan lugar a dudas, de un lado su vin-

gía habitual, se apuesta por un formato tri-

culación al claustro burgalés es argumento

partito en exacta correspondencia con las

naves. La solución en principio nada tiene

Estos particularismos singularizan nuestras

Presumiblemente según también indicó Az-

de extraña aunque concierta novedades,

obras y aumentan su consideración, aunque

cárate el proyecto fuese más amplio y no se

relativas especialmente a la concepción

lejos de ser creaciones propias se recurre a

llegara a ultimar, dado que sólo se llevan a

espacial; se prescinde del modelo de arqui-

fórmulas ya superadas y que sólo en un foco

cabo los cuatro ejemplares fronteros, “son

tectura de parada generalizada en el mun-

periférico como el alavés podían adquirir

restos de un pórtico primitivo que quizás no

do gótico. El conjunto vitoriano no se ade-

alguna consideración.

llegó a hacerse totalmente, lo que justifica la obra del XVI.”43

cúa en el sentido etimológico del término a

El pórtico según Azcárate “se proyectó

la definición de fachada; dado su desinte-

cubierto para salvar el desnivel de la calle,

La caja arquitectónica parece ser una

rés por el tratamiento y proyección de

con entradas laterales asimismo bajo la

obra unitaria, realizada de modo conjunto,

espacio exterior y abierto indispensable,

torre, en disposición análoga a la Catedral

si bien las diferentes plantillas de los porta-

convendría más hablar de portales organi-

de Oviedo.”41 Conocida la ascendencia del

les desdibujaba su uniformidad. La organi-

zados sobre un ámbito interior y cerrado.

modelo canónico, lo esperado hubiese sido

zación describe un amplio basamento so-

En efecto, la acotación potencia los recur-

sendas torres recreando la fachada armó-

bre podium, formado por doseletes donde

sos expresivos de lo fijado enriqueciendo el

nica de tan amplio desarrollo en el mo-

se ubican las imágenes y coronados por

programa. Se crea así un proscenio o un

mento, que no deja de ser una hipótesis

gabletes de los que arrancan las arquivol-

escenario habitado y rodeado por imáge-

sugestiva pero sin consistencia. El valor de

tas. Los frentes de los pedestales exhiben

nes con lo que el ciudadano medieval al

ámbito acotado, el mismo sentido espacial

una decoración de arcos corlados y gable-

acercarse al templo –lejos de dominar el

y la inexistencia de restos turriformes en la

tes, cubiertos con fondos de tracería y re-

conjunto, como sucedía en las obras del

construcción comprometen la tesis, aun-

mate en forma de antepecho de claraboya.

momento– invade el ámbito existencial de

que, una inspección arqueológica propor-

En las tracerías cuatrifolios y gabletes ani-

las figuras, y por tanto su percepción y su

cionase más de una sorpresa, como ha

man el conjunto. Repiten, como ya señalara

punto de vista quedan condicionados por

sucedido en la cabecera. El propio Azcárate

Azcárate, formas vigentes en el siglo XIV.44

esas estatuas que le rodean y dirigen su

ya apuntaba cómo el reforzamiento de los

Similares motivos recorren los doseletes

atención; el espectador se convierte pues

pilares de la nave central puede obedecer a

donde alternan esquemas trifoliados y cua-

en un intruso en el drama Sagrado repre-

la intención de servir de contrafuerte a las

trifoliados, combinados en diversas compo-

sentado por las imágenes, por utilizar la

dos proyectadas torres, de las que sólo se

siciones para romper la monotonía. A veces

afortunada expresión de Moralejo. El plan-

lleva a cabo la de la nave de la epístola

una hoja vegetal, apenas conservada, de-

teamiento no es nuevo, es el sistema rec-

hacia la ciudad.42 El dato pone de mani-

coraba el conjunto.

tor del pórtico de la Gloria; si se acepta la

fiesto algunas implicaciones urbanísticas,

vinculación sería acaso un testimonio o

no tenidas en cuenta pese a su interés.

Distintos modelos inciden en el diseño de los portales occidentales, su tipología de-

mejor un reflejo en nuestro templo de esa

En otro orden de cosas, lo tardío de las

nota un desarrollo progresivo; el modelo

cultura de las peregrinaciones que tanto

bóvedas actuales cuestionan un cierre ori-

más antiguo corresponde a la portada de-

defendiera Apraiz.

ginal, pero las dudas se despejan al estar

recha, se prosigue en el izquierdo, aca-

En cuanto a la apuesta por un espacio

los portales concebidos para engarzar una

bando en el central, el más avanzado de

cerrado una plantilla similar se había dado

techumbre, como los respectivos remates

ellos. Y esta secuencia evolutiva, basada

en Noyon. Por lo demás, la evidente diacro-

testimonian. El problema es limitar su pro-

en el bastidor arquitectónico, se confirma

nía con los ejemplares citados denuncia una

fundidad, bien sumamente estrecha, prácti-

asimismo en la plástica que los amuebla

de las constantes del gótico en Álava: la de

camente un intercolumnio, al igual que en

consecutivamente.

retomar modelos agotados, plenos de signi-

León, o por el contrario un ámbito amplio,

ficados, pero caídos en desuso, que la pro-

solución que se nos antoja más probable

Portal derecho

pia marginalidad geográfica y cronológica

pues la comunidad de los pedestales fron-

La portada derecha exhibe un modelo

favorece. Asimismo, se advierte un acusado

teros insisten en su coetaneidad y por tanto

estrecho, elevado y ligeramente lancetado

desinterés por un tratamiento exterior del

limitan el espacio y determinan la escena

como corresponde a su cronología. Se di-

espacio que dilucida la ausencia de facha-

–en el sentido constructivo del término–

vide en dintel, registro y tímpano propia-

das en la estricta acepción terminológica.

que cobijó el programa.

mente dicho. Dos arquivoltas figurativas

213

Quintas Fotógrafos

3 Estudios históricos 3.4 Sugerencias sobre la imagen de Santa María de Vitoria-Gasteiz 3.4.3 Etapa gótica

Imagen 100. Tímpano del Juicio Final

Quintas Fotógrafos

II

Imagen 101. Tímpano de San Gil. Escena de la salvación del naufragio

214

acotan y completan su escaso derrame. La

que formulan un discurso compacto e inte-

reducción de su dovelaje coincide con la

rrelacionado. El Juez e intercesores com-

puerta del claustro de la Catedral de Burgos,

ponen el grupo iconográfico conocido como

sin embargo la organización tripartita del

Deesis. Se sigue el formato tipificado en

tímpano sigue un modelo de amplia vigencia

Chartres, que con pequeñas variantes co-

como esquema paradigmático. En el cordón

manda el modelo de la Coronería, uno de

exterior habita una galería de Santas, algu-

los más directos ascendientes, aunque la

nas de difícil identificación, dado lo genérico

ejecución del alavés es más próxima al tím-

de sus atributos, a buen seguro completan la

pano de la capilla del Corpus Christi en el

Visión de la Gloria. La estrecha afinidad eje-

claustro burgalés.

cutiva de algunas con las bienaventuradas

En el registro intermedio tiene lugar el

de las dovelas de Santa Ana delata una

acto que determina el destino definitivo: la

comunidad de taller y acerca posiciones en

sicostasis o peso de las almas, habitual en

sus respectivas datas, en esa evolución pro-

las figuraciones plásticas, su trascendencia

gresiva de toda la plástica monumental. El

dicta su jerárquica disposición. San Miguel

Colegio Apostólico ocupa el cordón más

se encarga de la balanza y dentro de ciertas

interno, ajustados al texto bíblico, en su con-

concesiones a lo anecdótico un demonio

dición de asesores. Su extraño emplaza-

intenta inútilmente alterar la solución. A la

miento refleja esas pequeñas transgresio-

derecha una gran puerta, custodiada por un

nes a la plantilla prototípica frecuentes en

ángel, acota el ámbito paradisíaco. Tras-

conjuntos más tardíos y periféricos. En su

puesto el umbral otro ángel recibe y corona

ejecución concursan variados influjos desde

a los elegidos. En Vitoria el cortejo, genera-

aquellos inspirados directamente en el gó-

lizado en muchos casos, se sustituye por la

tico clásico, si bien con cadencias manieris-

Gloria misma, habitada por una santa, un

tas –ya francesas, ya alemanas–, hasta

mártir –Lorenzo– y un confesor –San Ilde-

otras más toscas y tardías como se ve en la

fonso–. La nutrida representación de la es-

talla de San Pedro. Para sugerir sensación

cala social de otros conjuntos se reemplaza

de profundidad, volumen y bulto redondo se

por la categoría de bienaventurados, la

juega con el propio perfil de la arquivolta, la

solución parece reflejar la propia situación

cavidad rehundida del muro del fondo y la

histórica. La ausencia de jerarquías coin-

proyección de las arquitecturas. Sin ignorar

cide con la organización de la joven socie-

igualmente el valor icónico de las cons-

dad vitoriana, más democrática, sin gran-

trucciones que puede referir la Jerusalén

des linajes de abolengo y sin las dignidades

Celeste, matizando el programa.

eclesiásticas que desfilaban en otras comi-

En el tímpano se labra el Juicio Final, el

tivas. En este supuesto la iconografía sa-

Juez manifiesta una imagen más humana,

grada mantiene una dimensión histórica y

al dictado de los textos de Mateo. Se insiste

refleja el mismo acontecer cotidiano, convir-

en el Hombre que ha sufrido, como subra-

tiéndose a su vez en documento.

yan las acusadas huellas de la Pasión y los

Para el ámbito infernal la postura se

ángeles portando enfáticamente las Armae

repite, se adopta el cortejo hacia el abismo

Christi. A su lado la Madre y el discípulo

más que el Averno mismo, relegado a un

Amado abogan por los humanos en este

extremo; se prefiere la imagen genérica del

último trance. La corona de la Virgen remite

vicio y no la figuración de la clase o profe-

al tímpano aledaño, pues no podemos olvi-

sión que lo caracterizaba; la misma elección

dar que esa teofanía le precede, vínculos

de vicios: la avaricia y probablemente la

lujuria no parece casual, sin olvidar su

espacio del tímpano, siguiendo un modelo

La cronología de la obra parece correspon-

carácter de topos de la época, son los típi-

más moderno. A las dovelas se destina un

der a una recién iniciada segunda mitad del

cos de una sociedad urbana y comercial a

coro de ángeles y figuras veterotestamenta-

siglo, como los propios estilemas denun-

la que iban dirigidos. Todo indica una imagi-

rias, profetas y reyes músicos.

cian. Se aborda de modo inmediato al tím-

nería mediatizada, expuesta como motivo

En el tímpano se suceden en secuencia

pano del Juicio Final, las formas son una

coercitivo y admonitorio frente a los peligros

continua la hagiografía completa de San

continuación suya, especialmente en el din-

que una conducta similar comporta y sus

Gil: entrega de la túnica, curación del para-

tel, debidas al mismo taller aunque en algu-

consecuencias de carácter eterno. En

lítico, estancia con el obispo de Arlés, vida

nos se advierte una pauperización de la gra-

efecto se insiste más en la idea de la con-

retirada con Veredimio, sucesos de la caza

cia del primer modelo y algo más tosco.46

dena como condición más que como

con el hijo del monarca, encuentro del san-

momento y contrasta con la alusión social

to con el rey, salvación del naufragio, cons-

Portal central

de otros programas. Es ahí donde el con-

trucción del monasterio, resurrección del

El portal central culmina –en su doble

junto escatológico vitoriano ofrece mayores

hijo del gobernador de Nimes. Algunos

acepción de tiempo y calidad– la empresa

novedades.

asuntos como el encuentro con el monarca

plástica del pórtico. Un modelo más avan-

Pero conforme al valor sintético del gótico

o la edificación del monasterio son topos de

zado define su diseño arquitectónico, la

en Álava en el dintel se dispone una hagio-

la literatura y la iconografía hagiográfica.

línea de luz supera la de sus compañeros,

grafía. En ocasiones se ha interpretado

Cristo flanqueado por San Gil y otras figu-

en correspondencia a la mayor amplitud de

como la vida de San Esteban, que parece

ras arrodilladas coronan el conjunto. Así la

la nave central. Se adoptan dos arquivoltas

dudoso. Retomando una vieja tesis de

vida ejemplar del titular detallada en los

y tímpano, articulado en cuatro registros

Apraiz, lo dispuesto se ajusta mejor con la

registros inferiores se traduce en su salva-

superpuestos, como en el portal vecino de

vida de Santiago. Se reconocen escenas

ción, figurada en el vértice, integrando la

San Gil. Esa superposición de registros

de: la vocación de Santiago, acompañado

visión de la Gloria, que se completa en la

más acorde con su momento potencia,

de San Pedro, la predicación, el arresto y el

Eucaristía, entendida en un nivel anagógico

como en su compañero, el avance narra-

martirio del apóstol. Incluso, la propia dedi-

como Ágape Celeste. De tal modo la bio-

tivo y la amplitud episódica de lo fijado. En

cación de la capilla de la cabecera –en el

grafía edificativa tiene como recompensa el

la distribución temática de los portales se

mismo eje del portal– al santo peregrino

refrigerium de la Eucaristía.

sigue la plantilla reimsiana, si bien eslabo-

apoya la identificación. De este modo se

En la elección del santo influye: su patro-

nes más próximos en el espacio y en el

prescriben nexos entre la iconografía monu-

nazgo sobre arqueros y lisiados, la remisión

tiempo actúan de intermediarios. Y mani-

mental y la titularidad de las dependencias,

de faltas y la dispensa de la confesión y

fiesta una cierta afinidad organizativa con

apenas tenidas en cuenta, pese a su indu-

sobre todo la tradicional vinculación a la

la puerta Preciosa de la Catedral de Pam-

dable interés por despejar algunas incógni-

realeza, que el patronato dinástico de la

plona, que se revalida con otros préstamos

tas, como en este caso, y en especial por su

iglesia apuntala. También, acaso, pese al

de la navarra, como ya iremos viendo.

contribución a forjar la imagen del templo,

protagonismo de Don Gil de Albornoz en la

La reducción de las arquivoltas mantiene

en el sentido más amplio del término. Se

corte de Alfonso XI, entre 1338-1350, que

la solución vista en los portales vecinos. Al

perfila así la vinculación entre los proyectos

abunda además en su vínculo a la monar-

cordón exterior se destinan figuras vetero-

plásticos y la topografía litúrgica y la advo-

quía. Las alusiones proporcionan una fecha

testamentarias, donde patriarcas, profetas

cación de determinados ámbitos.45

circa quam para la programación del con-

y reyes matizan los asuntos centrales. Su

junto, denota esa implicación con su mo-

asistencia se ajusta a los viejos ciclos tipo-

Portal izquierdo

mento que caracteriza a la obra gótica,

lógicos ubicados en las jambas de los pri-

Secunda la empresa del pórtico el portal

insertada en el contexto ambiental que la

meros portales dedicados a la Coronación

ubicado en la izquierda, desde el punto de

fundamenta. Toda vez que la historia intro-

de la Virgen, pero pronto se mudan a las

vista estructural sigue el mismo sistema que

duce la categoría de monjes y eremitas que

dovelas, plantilla que aquí se mantiene. Las

su vecino, pero el vano es más elevado,

completa la visión de la Gloria, fijada en el

presuntas representaciones de David y Sa-

ligeramente lancetado, trasdosado por sen-

tímpano derecho, con lo que se apuesta por

lomón presiden la comitiva. Es notable la

das arquivoltas. Cuatro registros articulan el

un proyecto unitario y completo.

calidad ejecutiva, algunos ecos clasicistas y

215

Quintas Fotógrafos

3 Estudios históricos 3.4 Sugerencias sobre la imagen de Santa María de Vitoria-Gasteiz 3.4.3 Etapa gótica

Quintas Fotógrafos

Imagen 102. Tímpano Central del pórtico occidental. Escena del viaje de los Apóstoles

Imagen 103. Tímpano Central del pórtico occidental. Asunción

Quintas Fotógrafos

II

Imagen 104. Tímpano Central del pórtico occidental. Coronación

216

cadencias manieristas deciden su resul-

tema de rabiosa novedad en la plástica his-

tado. Y denuncia cierta similitud con la ar-

pana, su elección remite a un modelo ita-

quivolta homónima de Santa María de La-

liano, llegado por la vía de Aviñón y constitu-

guardia. Para la arquivolta interna se

ye, así como el énfasis puesto en la muerte,

prefiere un nutrido coro de ángeles, deta-

una de las notas peculiares de la escultura

llando diversas categorías, con una es-

norteña –Pamplona, Vitoria, Laguardia y

pecial asistencia de turiferarios y cerofera-

Deba–.

rios, celebrando el triunfo de la Madre. Su

El friso superior lo completa la Asunción,

filiación delata afinidad con modelos de la

con un desarrollo compositivo e iconográ-

seo iruñesa que se confirman con otras

fico sin precedentes en la plástica monu-

contribuciones más puntuales.

mental hispana. Asistida por el Hijo que le

En el tímpano se canta la figura de la Ma-

agarra por el vientre, se subraya simbólica-

dre, conforme a su ascendencia en el gó-

mente el motivo de su gloria, como la litur-

tico, con una presencia omnímoda y un va-

gia del momento celebraba, un coro de

lor impregnado del espíritu caballeresco. El

ángeles la inciensan y entonan himnos

dintel da cumplida cuenta del ciclo de la

para recibirla. Pero la trama se completa

Infancia. De tal modo significativa y com-

con la leyenda del envío del cinturón a

positivamente constituyen la base de ese

Santo Tomás, convertida en un certificado

triunfo. Los textos de los Padres de la

de su triunfo. Una serie de reyes y obispos

Iglesia y la propia liturgia del momento dic-

arrodillados amueblan los extremos del

tan su ordenación, dado que hacían arran-

registro, como materialización de la Iglesia

car la Victoria de María en el momento

Triunfante y Militante adquiere su pleno

mismo de la aceptación del encargo divino.

sentido, además de insistir en una lectura

En el registro inmediato se suceden la

eclesiológica de amplia vigencia en el

Ascensión, la Dormición, el Viaje de los

momento, articulando el significado último

Apóstoles y Petencostés. Sorprende la se-

del proyecto.47

lección de los asuntos cristológicos, a buen

Y como no podía ser de otro modo la

seguro el protagonismo de la Madre y

Coronación de la Virgen remata el tímpano,

especialmente la inclusión de ambos en los

el propio Hijo se encarga de colocar la dia-

Gozos de María justifican su irrupción. De

dema. En los espacios residuales ángeles

hecho un foco secundario concierta su ori-

ofrecen un concierto a la Señora; la va-

ginalidad en esas transgresiones al esque-

riante del músico se vincula a su vigencia

ma prototípico; a su vez se adivinan nuevas

en la iconografía italiana –ya presente en

influencias de devociones y fórmulas más

otros aspectos– y obedece a la ascenden-

modernas que denuncian su tiempo. Ade-

cia de los modelos de la Preciosa, donde

más el libro portado por Cristo destaca en

aún los ecos mediterráneos son más deci-

ambas escenas, introduce un matiz relativo

sivos. Todo el programa con un amplio de-

a la Segunda Parusía y por tanto enlaza

sarrollo narrativo y notables concesiones a

con el portal vecino, subrayando esos

lo anecdótico confluyen en celebrar los

nexos, ya reseñados, que refuerzan y unifi-

matrimonios místicos entre María y Cristo

can el proyecto de modo compacto. La ri-

que son también los de Cristo y su Iglesia.

queza narrativa del ciclo de la Dormición

Determinadas variantes icónicas obedecen

parece inspirada en la Leyenda Dorada. El

a la liturgia contemporánea.

Viaje de los Apóstoles sigue la plantilla de

La portada central ultima la campaña del

la Preciosa de la Catedral de Pamplona, es

pórtico. Según se ha venido insistiendo los

préstamos de la Puerta Preciosa de Pam-

este rey, enfrente de la iglesia de Santa

una de las singularidades del conjunto vito-

plona son continuos, tanto en su aporte for-

María, el monasterio, claustra o clausura o

riano. La variedad de grupos, estilos, crono-

mal como especialmente en su vertiente

casa de clerecía donde vivían los clérigos

logías y hasta de significados convergentes

iconográfica. De hecho su relación sitúa a

todos juntos en clausura.”48 Dada la inme-

en esas figuras expone magníficamente el

la pamplonesa como punto de obligada

diatez de esta portada a la residencia a

sincretismo característico del estilo en la

referencia. La obra iruñesa se ha fechado,

buen seguro fue el acceso utilizado por los

provincia. Si bien la pluralidad se articula

recientemente, en torno al año 1360, ba-

canónigos, con lo cual la interpretación

para ofrecer un modelo compacto donde

sándose en su aspecto estilístico, datación

eclesiológica del conjunto no podía ser más

cada pieza apostilla un matiz semántico,

que su proyecto iconográfico confirma, los

oportuna; al igual que en otros casos se for-

invertido en forjar esa comunidad y unifor-

constantes préstamos de modelos italia-

mulan así lazos entre la imaginería y sus

midad, aunque primando la visión global.

nos, llegados a través de Aviñón, se acer-

funciones.

El grupo de figuras del Antiguo Testa-

can también a esa cronología. Por tanto se

Como bien apuntan algunos investigado-

mento ostenta la primacía cronológica de

concierta así una data post quam para

res no se puede estudiar una fachada sin

toda la estatuaria del pórtico, antecediendo

nuestra obra. No estaría de más recordar

considerar el contexto original, la historia,

a la factura de los mismos portales. En su

cómo precisamente entre 1368 y 1373, Vi-

la topografía local y litúrgica cercana. La

ejecución dominan ecos castellanos, algo

toria vivió de nuevo ligada a la monarquía

anterioridad del conjunto residencial matiza

acallados los de León y más fuertes los bur-

vecina, pues fiel a don Pedro prefiere

la relación, atestigua la consideración de

galeses, en su caso la relación se estrecha

entregarse a Navarra. Los acontecimientos

los ámbitos preexistentes y su incidencia

con las figuras de la puerta del claustro. Ya

históricos proporcionan de hecho una con-

en la programación. Por otro lado su ubica-

Azcárate atribuyó esas tallas a un primer

vincente razón que puede contribuir a

ción en el oeste coincide con la norma

taller que trabaja en el pórtico, de mediados

explicar esa ascendencia navarra en el por-

generalizada en el gótico, que junto a una

del siglo XIV.51 Sin embargo su labra debió

tal central, más extraña si cabe ya que

49

lectura crítica de los datos del citado autor

ser simultánea, si no precede de inmediato

hasta ahora los programas y su materiali-

apoyan la idea de modernizar el asenta-

a la portada de Santa Ana, las notas esti-

zación había dependido de influjos caste-

miento de la clerecía. No obstante su cer-

lísticas suscriben esa anterioridad. Con la

llanos, burgaleses preferentemente. Las

canía a la muralla registra lo habitual de

puerta del crucero denota también algunas

fechas por otra parte se ajustan bien con

otros casos, próxima a la muralla estaba el

afinidades, que sin pensar en identidad de

las datas y el avance progresivo de los res-

palacio episcopal de León, inmediato a la

mano sugieren comunidad de influencia. A

pectivos portales. Acaso, el cambio del

Catedral.

su vez resulta un buen exponente de la

rumbo político y su vuelta al Viejo Reino ha

Después de todo el monumento resi-

manera de trabajar en la Edad Media con

de venir acompañado de una voluntad de

dencial contribuye a precisar la imagen de

talleres laborando de modo simultáneo en

adoptar lo navarro, que sin duda aclara

ciudad santa, constituida por la iglesia y la

portales distintos.

este significativo aporte iruñés; cuya im-

clerecía, repitiendo en cierto modo el es-

A la notoriedad estilística de las piezas se

pronta en nuestra portada es reconocida

quema típico de las catedrales galas donde

suma el alcance iconográfico, más impor-

por la literatura artística de modo unánime.

se combinaba seo y palacio episcopal, con

tante si cabe, pues el arte medieval es

En otro orden de cosas, aun consideran-

lo cual su defendida aproximación al mo-

antes que nada historia de las imágenes,

do todos sus precedentes y la frecuencia

delo francés se refuerza. La ideología im-

uno de los factores que vehicula la produc-

de su plantilla, en el proyecto debe incidir

plícita atiende a las mismas medidas y

ción y, por supuesto, razón prioritaria entre

de alguna manera los usos del portal y del

expone idénticas posibilidades e intencio-

todas. A ese maestro se deben las repre-

pórtico a pesar de no haber sido tenidos en

nes, con lo que la comunidad es más pró-

sentaciones de: Isaías, Ezequiel, Salomón

cuenta. Sabemos de la existencia de la cle-

xima si cabe.50

y la reina de Saba. Representan las figuras veterotestamentarias que en su día integra-

recía o residencia de los clérigos, emplazada al Oeste del templo, ubicada en lo que

Jambas

ron los ciclos tipológicos distribuidos en las

con posterioridad será el hospital de Santa

Pero como se ha dicho, el programa se

jambas de los primeros portales góticos

María. Fray Juan de Vitoria atribuye su ori-

completa con la serie de las jambas, su dis-

dedicados a la Coronación de la Virgen,

gen a Sancho el Sabio: “Fundó también

tribución, bordeando el ámbito, concreta

modelo aquí todavía de plena vigencia. En

217

3 Estudios históricos 3.4 Sugerencias sobre la imagen de Santa María de Vitoria-Gasteiz 3.4.3 Etapa gótica

su caso, las posibilidades, variantes y alter-

léxico universitario y retórico. El análisis de

nativas –tácitas o expresas– introducidas

los gestos matiza el momento exacto repre-

en el programa son en extremo amplias y

sentado y más que el encuentro aquí se

ricas de matices, como vamos a ir viendo

escenifica el planteamiento de los enigmas

individualmente.

de la reina al Sabio, como el índice elevado

De entrada Isaías es la primera figura

Quintas Fotógrafos

II

Imagen 105. Pórtico occidental. Salomón

218

y el cómputo digital certifican.

que acoge al visitante desde el pedestal

Por su parte la asistencia de Salomón se

frontero a los portales, se notará su combi-

ajusta a la tradición icónica gala en la que

nación con la pareja de Gabriel y la Virgen,

se inspira, pero la adopción en Vitoria aca-

dispuestos a continuación. En principio la

so denuncie otras intenciones. El modelo

propia organización mantiene una vieja

se había abandonado hacía tiempo por lo

costumbre, vigente desde la época paleo-

que su renovada vigencia en las jambas de

cristiana, se coloca al profeta al lado de la

la Catedral alavesa a buen seguro conlleva

escena vaticinada, formando un grupo,

implícita alguna intencionalidad. Su inclu-

recurso dispositivo perdurable en la Edad

sión sugiere, quiza, la voluntad de vincu-

Media. A buen seguro la profecía de la

larlo con el monarca reinante, que dado el

Anunciación decide su presencia, aunque

patronazgo en la fábrica y su relación favo-

otras misivas suyas, aludidas en el ideario

rable con la ciudad nada tiene de extraño,

de los portales también deben incidir y con-

por supuesto interpretado en el sentido

templarse siquiera de modo supuesto.

simbólico. De alguna manera ha de ligarse

En el extremo exterior del portal central

a ese ímpetu por destacar la figura de los

figura Ezequiel. Sus predicciones sobre la

reyes bíblicos en el programa, entendido

virginidad de María, en buena lógica, acon-

en su condición de referencia solapada a la

sejan su asistencia, en especial aquella de

dinastía histórica. La hipótesis de la icono-

la Puerta cerrada da entrada a un cometido

grafía dinástica refuerza ese formato real

simbólico de evidente matiz alegórico. Pero

apuntado en la planta, con lo cual planime-

nótese cómo el propio profeta se vuelve

tría e imaginería convergen en reivindicar

ligeramente hacia el tímpano de la derecha,

la ascendencia de la realeza. El carácter

con su giro conecta con el tema del Juicio

asociativo a la monarquía reinante intro-

Final, no sería ocioso recordar que la litera-

duce el cometido político, dando paso a

tura exegética otorga a sus textos una inter-

una clara notación a las circunstancias per-

pretación escatológica, con lo que se con-

sonales que lo patrocinaron, sea directa-

ciertan lazos y nexos entre unos elementos

mente o sea en clave bíblica es decir en

y otros apostando por un programa perfec-

sentido figural. Con ello se aumenta el

tamente cohesionado y compacto.

valor de lo fijado, pues con una lectura co-

Un valor extraordinario adquiere la figu-

rrecta y precisa se convierte en un autén-

ración de Salomón y la reina de Saba, se

tico documento de época en el amplio sen-

disponen en las jambas del portal central

tido del término. Como han apuntado

uno frente a otro estableciendo un grupo

algunos autores mientras que en una cró-

binario interrelacionado a través de la mí-

nica o en un documento escrito se puede

mica. Su figuración coincide, al igual que

falsear y alterar, la plástica –si nos ha lle-

sus compañeros, con la cultura figurativa

gado en buenas condiciones– permanece

francesa. Ambos exhiben un lenguaje ges-

completa, íntegra, intacta esperando una

tual preciso, su registro mímico manifiesta

lectura atenta y la plena comprensión por

clara deuda con el repertorio formulario del

parte del historiador. Y en su caso imprime

una dimensión histórica, se convierte de

condición de la mujer, que en la nueva épo-

parteluz; actúa como pilar en el sentido real

tal modo la obra en un espléndido docu-

ca de los mercaderes desempeña un papel

y figurado del conjunto, como no podía ser

mento, que confirma aquel axioma : “sólo

más activo y participa en el pulso de la vida

de otro modo, a fin de cuentas es la titular

las piedras recuerdan. Y hablan”.

cotidiana.”52

de la iglesia. Se erige en la pieza clave del

En otro orden de cosas el alcance sim-

Algunas se reconocen fácilmente, encon-

programa, por posición, tamaño, tratamien-

bólico del rey sabio no se agota en lo ex-

tramos allí a Santa Margarita, María Mag-

to, estructura se convierte en el eje y de

puesto, su valor semántico es amplio, poli-

dalena, Santa Marta, Santa Marina. Pero en

hecho en el centro del programa. En efecto

fónico podríamos decir, e insiste en la idea

otras su identificación se resiste, la historio-

jerarquía temática y emplazamiento privile-

de justo, legislador, pacífico, constructor

grafía tradicional venía asimilándolas a san-

giado la diferencian del resto.

del templo, arquetipo perfectamente ajus-

tas de reciente canonización, que dada la

En lo formal la imagen coincide con la

tado con la imagen conveniente y apro-

consideración en el fervor popular no

típica talla de Mainel vigente en el XIII fran-

piada para una sociedad burguesa en la

extraña, aunque para algunas lo inmediato

cés. Si bien para cuando se ejecuta la esta-

que se inserta. La reina de Saba, además

de su santificación compromete la idea. De

tua monumental de parteluz ha caído en

de su acepción de tipo eclesiológico a la

todos modos en algunos programas de

desuso en la propia Francia, dejando el

que sin duda da entrada, enlaza con el

Glorificación mariana se colocan también

campo libre a la confluencia de otros aires

asunto del Juicio Final que como sibila ha

santas como sucede en el portal de la Ca-

y, en verdad, otros cauces deciden su inspi-

anunciado, cerrándose así filas en función

tedral de Viena (h, 1353) donde para Ver-

ración. Por lo demás es dentro del arte fran-

de atar el ideario.

dier: “Es como si la liturgia de la Asunción

cés donde se forma. La producción arqui-

El grupo de figuras del Antiguo Testa-

englobase al común de las santas,”53 ape-

tectónica cede el testigo a la imaginería

mento corresponde a un primer taller, en

lando a la trascendencia de la escena en

mariana, ya sea de condición pétrea, ya de

dependencia principal de la seo burgalesa,

nuestra tímpano, acaso pueda aplicarse.

la orfebrería, aunque no se olvidará el

como apuntara Azcárate. Y dentro de la

Su factura debió ser progresiva y hacia el

alcance de las imágenes de mainel en estos

Catedral castellana la imaginería de las

fin del segundo tercio parece una data posi-

momentos en Navarra, de todos modos el

jambas de la puerta del claustro resultan

ble, es otro maestro, distinto al de las figu-

modelo vitoriano es más suelto, no tan en-

las de mayor afinidad. Su ejecución se de-

ras veterotestamentarias, más tardío y con

varado. Es la escultura mariana ultrapire-

be llevar a cabo en el segundo tercio del

diferentes influencias. Su hacer no deja de

naica inmediata quien le proporciona el

siglo XIV, como los rasgos estilísticos de-

tener interés, genera unos modos llamados

gesto, el hachement, la indumentaria, la

nuncian, su factura inicia las labores escul-

a incidir en la producción lignaria de la zona

apariencia y hasta el gesto. Destaca el quie-

tóricas del pórtico occidental, coetáneo o

y así obras como el calvario de Aberasturi o

bro de su imagen, la dulzura de sus formas

ligeramente anterior al de la puerta de

el de Legarda, entre otros se adscriben a su

que registra la ascendencia de María, el

Santa Ana.

estela, que sin pensar en una comunidad

papel de la mujer y hasta el ideal femenino

Pero en aras de ese espíritu sintético tan

de mano resultan magníficos exponentes

de la sociedad donde se gesta. Igualmente

peculiar al gótico vitoriano, inducido por el

de la manera de resolver y organizar las

el Niño se cubre con el velo de su Madre,

notable eclecticismo y cierta relajación de

empresas artísticas en la etapa medieval.

denotando una cronología más avanzada.

la plantilla paradigmática, a la imaginería

Todas y cada una en su papel, las esta-

La Virgen sujeta una rama florida, plena

tipológica un coro de santas le secunda en

tuas acompañan al visitante hasta la en-

de significado, a pesar de su frecuencia. Su

las jambas. Su misma presencia denota el

trada del templo, en su selección combina

cometido no se limita a lo expuesto, a sus

valor y alcance del santo en la vida medie-

por un lado el esquema habitual de la doble

pies repta un dragoncillo al que la Madre

val, pero su condición femenina, más allá

cadena –real y profética– de la espera y por

domeña pisándole, refiere el pasaje del

de una preferencia de género, traduce el

otro, acorde con su tiempo innova la planti-

Génesis al insistir en el valor de María co-

mayor protagonismo de la mujer en una

lla clásica, pues con la adopción de Vírge-

mo nueva Eva. Y así la idea y los versos: “lo

sociedad mercantil, como Chiara Frugoni

nes y mártires se representa a la iglesia

que se cerró por Eva se abrió por Ave”

ya cantara para lo italiano: “A mi parecer, en

triunfante y militante.

conecta con la puerta del cielo abierta por

este surgimiento de figuras femeninas se

Después de todo, la Madre, acompañada

puede advertir una lenta mutación de la

por su Hijo, preside el proyecto desde el

la que transitan los Bienaventurados, lo que no podía quedar mejor expresado.

219

Quintas Fotógrafos

Imagen 106. En página anterior, Virgen del parteluz. Pórtico occidental. Santa María

La imagen sustenta el tímpano, pero tam-

significado litúrgico.Y el vientre de la Madre

apostillando otros significados. Además son

bién el proyecto, a la lectura mariana añade

apostilla la condición grávida de la mujer,

los religiosos residentes en la clerecía los

la eclesiológica, de la iglesia como edificio

refiriendo por tanto también la Concepción.

que transitan por esa puerta contigua, no

y como comunidad, cuyo triunfo conme-

Sabemos que en el siglo XIII empieza a ser

está de más recordar que la literatura exe-

mora los registros sucesivos.

notable la festividad litúrgica de la Expec-

gética establece el comienzo de la iglesia

Sus estilemas denotan esa ascendencia

tatio Partus, en su instauración han sido

con la aceptación del encargo. Toda vez

de la imaginería mariana, más que la de-

decisivos los textos de San Ildefonso, quien

que la indumentaria litúrgica del arcángel,

pendencia de la talla monumental. En sus

precisamente campea en frente en la

acaso sea también una licencia a la vesti-

modos el manierismo es la nota prioritaria,

Gloria –tímpano derecho–; no parece for-

menta y a las funciones de esos clérigos, lo

dotada de apariencia tremendamente hu-

tuito. La idea se refuerza con un ángel que

que desde luego no podía ser más conve-

mana, no encontramos en el gótico alavés

desde una dovela –portal central– sujeta

niente, demostrando –si la hipótesis fuese

una imagen más cercana, más realista;

una casulla; sin duda es una notación de la

válida– las concesiones en los programas a

perdidas el envaramiento y la frialdad de

descensio de Toledo, donde la Madre le

las circunstancias particulares y locales.

las precedentes, estamos ante una imagen

impone la casulla al teólogo en agradeci-

verídica. Después de todo, su hacer da en-

miento por defender su Virginidad.

De todos modos la ejecución de este grupo da por cerrado los portales. Siempre

trada a una modalidad más amplia en el

La mujer grávida la informa la Virgen de

se había defendido su vinculación a León,

gótico en Álava, puede considerarse el pri-

la O, también conocida como Virgen la Es-

aunque en sus formas las dependencias y

mer eslabón que culminará en la hechura

peranza, Virgen del Parto o vulgarmente

ecos zamoranos tamizan esa influencia,

de Santa María de los Reyes de Laguardia.

como la Preñada; el modelo se había ges-

como ya apuntara Azcárate y hemos defen-

En buena lógica su factura vendría a ulti-

tado en León, pero el esquema castellano

dido en otras ocasiones.54

mar las tareas del pórtico, colocando así el

pronto se difunde, según se pone aquí de

broche final en el sentido ideológico y eje-

manifiesto.

Ahora bien en la apariencia actual del pórtico inciden las obras ejecutadas en el

cutivo. De tal manera sus estilemas acon-

El grupo vitoriano articula una polivalen-

siglo XVI, promovidas por don Diego Fer-

sejan una data en torno a 1370 que la pro-

cia semántica, invertida en enriquecer lo

nández de Paternina que construye una

pia indumentaria revalida. Es una de las

fijado, contiene la referencia oportuna a la

capilla en él. En 1554 amplía el ámbito

piezas más sobresaliente, se cuenta entre

Anunciación, introduce la festividad litúrgica

hacia el norte, se modifica la fisonomía

las mejores estatuas del pórtico, su misma

de la Expectación al parto así como la

original, reforma las bóvedas y hace de-

titularidad explica tales concesiones y

misma Encarnación. Además no se igno-

saparecer la galería abierta que existió en

miramientos. Por estructura formal e ideo-

rará que el espacio no es sólo expresión de

ese lado. El dato no deja de tener impor-

lógica es la columna en todos los sentidos

tiempo sino un lugar simbólico. De hecho

tancia, pone de manifiesto la recepción de

de pórtico.

son las primeras imágenes en recibir al visi-

la obra de arte en épocas posteriores,

Completa el mensaje de las jambas un

tante y precisamente su cometido implícito

entendida en sus dos sentidos: recepción

grupo de la Virgen y Gabriel, acompañados

marca el inicio de lo fijado en los portales

como consideración pero también como

de Isaías. Emplazados en los pedestales

fronteros. Después de todo su misma ubi-

apropiación; en efecto es lo que se hace,

fronteros recibían al visitante al acceder por

cación reviste interés, lo acostumbrado era

apropiársela para crear allí la capilla fune-

la parte occidental, aunque hoy están maci-

un tratamiento monumental de la pareja

raria. La solución no es nueva, enlaza con

zados los muros todo parece indicar que en

colocada en el interior del templo, con un

la tradición de los accesos y las puertas de

su día unas escaleras salvaban el desnivel

emplazamiento privilegiado, generalmente

los templos como espacios funerarios,

del ingreso encontrándose el espectador

sujetaban los pilares del crucero con el sim-

según señaló Rocío Sánchez Ameijeiras.

acogido por ellos, tal procedimiento más

bolismo inherente que conlleva, pues que-

De hecho la presencia del apostolado, si

allá de la casualidad obedece a un plan-

dan en el sentido literal y figurado como

bien posterior, bien pudo pensarse en su

teamiento pensado detenidamente.

apoyos de la iglesia, caso de León y Toro.

origen: a tenor del cometido eclesiológico

De todos modos el registro semántico de

Sin embargo en la plantilla vitoriana pierde

que introducen y dada la proximidad de la

la pareja no se limita sólo a la Anunciación.

esa autonomía, sale al exterior y se integra

clerecía, su asistencia completa lo fijado,

La capa pluvial del ángel nos habla de un

en un proyecto monumental más amplio,

aunque no podemos olvidar que el Colegio

221

3 Estudios históricos 3.4 Sugerencias sobre la imagen de Santa María de Vitoria-Gasteiz 3.4.3 Etapa gótica

Imagen 107. Tímpano que probablemente perteneciera a la desaparecida portada norte de la iglesia

ya integraba la imaginería, como se recor-

resultan contundentes como para ser fortui-

dará ocupa la arquivolta del tímpano del

tas, la misma organización del pórtico occi-

Juicio. A fin de cuentas es un buen ejem-

dental exhibe afinidades con el desapare-

plo de los cambios y alteraciones someti-

cido de la Catedral castellana, el parentesco

das a las obras, que refleja esa vida de las

eleva el valor del alavés y magnífica su

formas y esas etapas a las que aludíamos

alcance por convertirse en un eco de esos

al comienzo. En definitiva la imagen gótica

ejemplares perdidos. De tal modo que em-

domina, impone una forma al edificio,

prender una reconstrucción hipotética del

desde luego su aspecto define el proyecto

castellano a través de su reflejo alavés

más rico del estilo en Álava, como nos ve-

parece conveniente a la vez que necesario,

nimos haciendo eco desde el principio. Y

conjugando, cómo no, otros ecos.

por ello es a la que se ha prestado más atención en este esbozo.

El tímpano describe una Deesis, acompañado de los ángeles con las Armas de la Pasión, asunto asimilados para otros ejem-

Quintas Fotógrafos

II

Imagen 108. Virgen de la Esclavitud

222

Portada norte

plos como un Juicio Final reducido. Faltan

A la hora de reconstruir o recrear la apa-

las dovelas y las figuras de las jambas que

riencia original de nuestra Catedral, la ima-

en su día completaron el proyecto. En la fi-

gen arquetípica quedaba ligeramente desfi-

liación burgalesa abundan los nexos estilís-

gurada sin un acceso en el crucero norte,

ticos; su ejecución, aunque torpe, denuncia

que a todas luces debió ser contemplado.

la influencia de la portada del Corpus Chris-

De hecho, la idea de una puerta no ha de

ti, en el claustro burgalés. La obra debe

desestimarse, si bien por el carácter ce-

realizarse en el segundo tercio del siglo

rrado de la construcción, su condición mili-

XIV, con cierta coetaneidad con la actividad

tar lo hacía inviable con tal emplazamiento,

en la puerta de Santa Ana, sin hablar de

pero a buen seguro en sus inmediaciones

comunidad de autoría, en desventaja cuali-

hubo un paso. Y aunque no se había adver-

tativa para el modelo que nos ocupa.

tido, en la segunda capilla quedan vestigios

Al hilo de lo anterior, la abundante poli-

de la existencia de un vano de dimensiones

cromía y la excesiva restauración, o mejor

monumentales, ratificado por la propia do-

lo rehecho, desdibuja cualquier aprecia-

cumentación, pues en 1540 los canónigos

ción del conjunto escultórico. El cotejo de

piden que se abra la puerta de la Brullería

fotografías antiguas denuncia que gran

para acceder por ella al templo, de donde

parte de la pieza está totalmente recreada,

se deduce su cierre para la fecha, acaso

obedeciendo a otros criterios de restaura-

macizada por problemas tectónicos, como

ción, inducidos por la necesidad de refabri-

los restos arqueológicos certifican. Con esa

car una obra completa, debida al ingenuo

entrada la dependencia con el ejemplar

deseo de poseer y exhibir un objeto en

paradigmático se refuerza.

buen estado, aunque para ello pierda au-

En ese supuesto el tímpano de la Deesis,

tenticidad, al amparo de otros patrones res-

en la actualidad empotrado en el crucero,

tauradores vigentes en épocas anteriores.

presumiblemente coronó la portada. La con-

Para nuestro pesar esa impronta en la Ca-

firmación le ajusta, aún más si cabe, al mo-

tedral no se limita a este caso, pues modi-

delo catedralicio habitual, toda vez que insis-

fica sustancialmente el monumento com-

te en su vinculación el esquema burgalés;

pleto original para crear una fórmula de

donde un ciclo del Juicio Final amuebla el

manual que desdibuja la plantilla inicial

ingreso norte. En efecto, las coincidencias

alterándola, como la intervención del Plan

Director está poniendo al descubierto. Y en

buen seguro presidió el templo. Es una

coincide con lo usual en el círculo regio.

aras de un ideal academicista de supuesta

Andra-Mari, tipo de amplia difusión en la

Todo induce a pensar que la Virgen de la

pureza estilística se borró cosméticamente

zona. Se detecta una afinidad estrecha

Esclavitud fue la donada por el rey, eri-

las huellas del pasado convirtiéndolas en

entre esta talla con los modelos marianos

giéndose en el modelo paradigmático. Las

auténticas escenografías. Alterando así la

miniados de Las Cantigas, coincide asi-

afinidades estilísticas apuntadas, su primi-

apariencia de otros tiempos.

mismo con otras obras marianas exentas,

tiva advocación como Santa María de Vi-

Ciertamente la forma construida y la

vinculadas también al círculo de Alfonso X,

toria y las planchas de plata que recubrían

forma esculpida insisten en su vinculación

caso de la Virgen de la Sede, por ejemplo.

su imagen abundan en su filiación alfonsí,

con el modelo paradigmático de Catedral

Afinidad que va más allá de la simple coin-

que de otro modo aparecía aquí como un

francesa con todas la implicaciones ideoló-

cidencia de estilo y época o de relaciones

elemento extraño exótico y que florecía por

gicas que ello conlleva.

arbitrarias y sugiere un vínculo más estre-

generación espontánea; difícil de admitir

cho con las plantillas cortesanas.

en la génesis de los fenómenos tanto físi-

c. La imagen devocional

El soberano es el introductor del gótico

cos como artísticos. Todo aconseja su data

Al reconstruir la imagen gótica de Santa

en Álava tanto en la práctica arquitectónica

hacia 1280 y su donación a la capilla prin-

María de Vitoria nos debemos enfrentar al

como escultórica, piénsese en San Ilde-

cipal de la iglesia de Santa María que el

principio de selección, no todo lo que fue se

fonso y en la imagen real que lo presidía. Y,

propio Alfonso X debió iniciar y había

conserva, partimos de una realidad frag-

según dijimos, el Plan Director ha sacado a

patrocinado.

mentada desde la cual hay que recompo-

la luz la posible intervención de la cabece-

Y el conjunto se ultimaba con la temática

ner el conjunto.Y si los cambios atañen a la

ra, que el aporte numismático testimonia.

fijada en las vidrieras, llamada a matizar los

arquitectura y la escultura monumental, la

Existe además un dato extraordinario –a mi

cometidos simbólicos de los diversos ámbi-

situación se agrava con más intensidad en

juicio– cuyo testimonio no se ha valorado

tos y perfilar la apariencia definitiva. Sin ig-

relación al mobiliario litúrgico y la imagine-

como se merece, precisamente en Vitoria

norar que las vidrieras proporcionaban una

ría devocional que perfilaban el aspecto

el rey cae en cama postrado por grave en-

luz coloreada, conforme a la idea de brillo

global del templo. Su condición portátil y

fermedad y cuando todos lloran una muerte

y esplendor generalizado en el ideario

sus dimensiones más reducidas la expo-

segura, Alfonso sana gracias a la interven-

gótico, que a la par ayuda a crear una sen-

nen a la desaparición. Su misma natura-

ción de la Virgen. El suceso biográfico, algo

sación de realidad transcendida al ingresar

leza las hace más susceptibles a los cam-

más que anecdótico, debió impresionarle

en el templo.

bios de las modas, y –como es sabido– de

vivamente; de hecho es el único milagro

todos los fenómenos que inciden en la obra

que protagoniza y así en la Cantiga nº 95,

d. La imagen añadida

de arte ninguna que afecte tanto como el

del Códice rico de Florencia, lo celebra con

Pero en Santa María a esa imagen cons-

cambio de gusto de sus admiradores.

todo lujo. Bien es verdad que en la minia-

truida, esculpida y devocional de la que nos

Siguiendo la costumbre, la elección de la

tura no se reproduce ninguna escultura ma-

venimos ocupando, en un momento dado

historia nos ha privado de todo tipo de mo-

riana, sino que sana gracias a la proximi-

se le añade una nueva planta, una capilla

biliario litúrgico, faltan algunas imágenes

dad del libro, acercado al lecho al monarca

próxima a la cabecera a la que se adosa y

devocionales, se han perdido las represen-

moribundo. Debido a la trascendencia del

que hoy ayuda a esbozar el perfil completo

taciones de los titulares de las capillas y no

evento, acaecido entre 1276-77, suponer el

de nuestro conjunto.

nos ha llegado manifestación alguna de

patronato real de una imagen conmemora-

La planimetría traza dos tramos casi cua-

retablística inicial.

tiva que actuaría como exvoto resulta con-

drados y capilla mayor heptagonal, paralela

vincente. Y a buen seguro ella se erige en

a la cabecera. La tipología coincide con

la cabeza de serie de esta tipología.

modelos mediterráneos, tanto por la am-

El mensaje programático de toda iglesia se perfila con el aporte semántico de las formas artísticas que aglutina, dentro de

La significación del patrón y el carácter

plitud espacial como por las capillas dis-

las cuales la imaginería mariana adquiere

conmemorativo milagroso de la obra facilita

puestas entre contrafuertes, sin acusarse

una proyección no suficientemente valo-

su difusión como un impulso mimético del

al exterior. Se cubre con sencillas bóvedas

rada en su medida. En Santa María se

real. En verdad conocida bajo la primitiva

de crucería y en los plementos de la cabe-

encuentra la Virgen de la Esclavitud, que a

advocación de Santa María de Vitoria,

cera se horadan unos óculos, repitiendo un

223

3 3.4 3.4.3 3.4.4

Estudios históricos Sugerencias sobre la imagen de Santa María de Vitoria-Gasteiz Etapa gótica A modo de epílogo

modelo del gótico catalán. Ricos vanos ras-

la condicionan, a la vez que son un buen

gados de tracería, siguiendo una tipología

exponente de esos otros usos del ámbito

del siglo XIV, otorgan luminosidad colore-

parroquial y de la vida de la propia

ada al conjunto.

Catedral.

Siempre se había supuesto –y nosotros

Quintas Fotógrafos

II

Imagen 109. Imagen de la capilla de Santiago

así lo habíamos mantenido– su condición

3.4.4 A MODO DE EPÍLOGO

de empresa costeada en 1401 por un rico

Todos –cada uno en su medida– jalonan el

comerciante, Martín Fernández de Abaun-

aspecto gótico de Santa María de Vitoria. El

za para instaurar en ella su ámbito funera-

templo jerarquiza el entramado religioso de

rio. Se había defendido su ejecución en los

la urbe y por ende se convertía en la ciudad

últimos años del siglo XIV, todavía en 1419

santa por excelencia, imitando las plantillas

se costea la cubierta. En 1401 el comer-

de las sedes galas. En los siglos posterio-

ciante vitoriano funda la capellanía, indica-

res nuevos cambios van a afectarla, pero

tivo de su avance. Y en el centro estuvo el

eso es otra historia que mejor dejar para

sepulcro de su promotor. Sin embargo con-

otra ocasión.

viene revisar ciertos datos; algunas marcas

A fin de cuentas la empresa prioriza la

de cantero y los formatos de sus elementos

práctica artística de la ciudad, como su as-

constructivos coinciden con los modos del

pecto trasluce. Tras una serie de tanteos

pórtico occidental, apoyando una fecha

previos a mediados del siglo XIII, se decide

inmediata a éste, incluso que se aborde

crear la iglesia con una obra gótica digna

consecutivamente no parece descabellado.

de la nueva ciudad, iniciativa destinada a

Existe otra nota significativa apenas consi-

fabricar su imagen y quién sabe si hasta

derada. En los muros perimetrales de la

–una vez realizada– a reivindicar una sede

capilla asoman unos blasones, los escudos

catedralicia. Empeño cuyos vestigios duran

serían indicativo del patronato de la obra.

hasta nuestros días. Pues la evolución ar-

La heráldica precisamente se corresponde

tística vitoriana lejos de describir un pro-

con el escudo monárquico, de hecho la

ceso lineal y ascendente se define en se-

enseña proclama su participación de algún

cuencias cumbres, proseguidas de otros

modo en la obra, como se constata en el

momentos átonos, incluso más o menos

resto del templo. Acaso por razones desco-

regresivas, aunque no necesariamente en

nocidas, como había sucedido en otras

ese orden. Sin embargo, los inicios, tal y

dependencias, se ceda a otros usos. En

como nos han llegado dominan: y aunque

efecto, el dato cambia el primitivo origen

ligeramente alternados logran imponer su

imputado, altera su condición de capilla pri-

forma al espacio, pues ante un espacio

vada por la de un ámbito dependiendo del

gótico, en toda la fuerza de su expresión, es

templo, que bajo la advocación de San-

a lo que nos enfrentamos. Y esa es la ima-

tiago, completa la apariencia de nuestra

gen que persiste como la literatura recoge.

seo hasta el punto de resultar inseparable de él. De todos modos y dentro de este apartado de imagen añadida habría que apuntar la serie de capillas y/o la apropiación de algunas, como las de Santa Ana, destinadas a recintos funerarios de determinadas familias, que también inciden en la obra y

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NOTAS 1. C. González Minguez. Aportación a la historia eclesiástica de Vitoria. Príncipe de Viana, 1978, p. 458, En el fuero se dice: In ecclesiis etiam uestris (quas mihi i propias capellas retineo) episcopus non accipiat nisi quartam partem decimarum; clerici vero in ipsis constituti tres partes decimarum in omnes oblationes ecclesiarum in pace recipiant et possideant. Utilizamos la transcripción de G. Martínez Diez; Álava Medieval, T. I, Vitoria, 1974, p. 149. 2. R. Díaz de Durana. Vitoria a fines de la Edad Media. Vitoria, 1984, p. 30 y ss. 3. P. Lavedan y J. Hugueney. L´Urbanisme au Moyen age. París, 1974, p. 57. 4. H. Karge. La Catedral de Burgos y la Arquitectura del siglo XIII en Francia y en España. Valladolid, 1995, p. 161. 5. S. Moralejo Álvarez. Recensión al libro de Karge, Goya, nº 220, 1991, p. 225. 6. M. Riu. Lectura arqueológica de la documentación de Alfonso VIII (1158-1214). Alfonso VIII y su época. Aguilar de Campoo, 1990, II curso de Cultura Medieval, p. 207. 7. Un análisis más detallado de la situación donde se recogen noticias literarias y documentales en Mª L. Lahoz. “Patronato real en el gótico en Álava”, Boletín del Museo Instituto Camón Aznar, LXIX, 1997, p. 56. 8. J. J. Landazuri Romarate. Historia civil, eclesiástica, política, legislativa de la Muy Noble y Muy Leal ciudad de Vitoria. Vitoria Ed. 1929, p. 198. 9. S. Moralejo Álvarez. “Le Lieu Saint: Le tombeau et es basiliques medievales”, Santiago de Compostela 1000 ans de pelegrinage europèen. Gand, 1985, p. 43. 10. J. Mª Azcárate Ristori. “Catedral de Santa María (Catedral vieja)”. AAVV. Catálogo Monumental de la diócesis. Ciudad de Vitoria. Vitoria 1970. T. III, p. 84. La idea ha sido repetida por la totalidad de historiadores interesados por el tema. 11. El profesor Bango se refiere al siglo XIV, fecha en la que venía datándose la construcción I. G. Bango Torviso. “Arquitectura gótica”. Historia de la Arquitectura Española. Ed. Planeta, Barcelona, 1987, p. 581. 12. Sobre este aspecto y sus significados vid. H. Sedlmayr. Épocas y obras artísticas. Madrid, 1965, T, I, especialmente el capítulo VII, “La Catedral gótica en Francia como iglesia real europea”, pp. 173-191. 13. Ibidem, p. 178. 14. Ibidem, p. 179. 15. Para el significado de la copia consúltese S. Moralejo Álvarez. Modelo, originalidad y copia en el marco de las relaciones artísticas hispano-francesas (siglos XI-XIII). Actas del Congreso Nacional de Historia del Arte, Barcelona, 1987, esp, pp. 89-90. 16. H. Sedlmayr; Épocas Op. cit, p. 179. 17. J. Zunzunegui. El Reino de Navarra y su obispado de Pamplona durante la primera época del Cisma de Occidente. San Sebastián,1942, (Apéndices. XXXVI, pp. 347-348). 18. S. Moralejo Álvarez. “Notas para una revisión de la obra de K.J. Conant” en Conant, J.K.; Arquitectura Románica da Catedral de Compostela. Santiago de Compostela, 1983, p. 224. 19. G. Duby. San Bernardo y el Arte Cisterciense. Madrid, 1981, p. 17. 20. J. Mª Azcárate. La Catedral. Op. cit. p. 81. 21. J. A. García de Cortazar; Cultura en el reinado de Alfonso VIII de Castilla: Signos de un cambio de mentalidades y sensibilidades. Alfonso VIII. Op. cit, p. 178. 22. Un análisis de los problemas que plantea en S. Moralejo Álvarez. Notas para una revisión. Op. cit. p. 224. 23. W. Sauerlander. La scuplture gothique en France 1214-1270. París, 1972, p. 152. 24. Además en Burgos el Árbol de Jessé dispuesto en las dovelas apostilla el mensaje, pues al ser coronado por la paloma insiste en tal sentido, apostando por un conjunto incardinado. 25. S. Moralejo Álvarez.“La primitiva fachada Norte de la Catedral de Santiago”. Compostellanum, nº14. 1969, p. 649. 26. Empleamos la definición del profesor Moralejo para la portada occidental de la Catedral de Jaca IDEM. Aportaciones a la interpretación del programa iconografico de la Catedral de Jaca. Homenaje a don José María Lacarra de Miguel en su jubilación del profesorado. Zaragoza, 1977, p. 187. 27. Ibidem. 28. Sabemos que esta capilla se cita en los protocolos notariales hacia 1550-1560 como recién hecha. Vid. J. Martínez de Ma-

rigorta. La Catedral de Santa María de Vitoria, Vitoria, 1964, pp. 41 y 42. Por lo tanto la fecha es indicativa de su vigencia hasta momentos inmediatos. 29. En este sentido vid. S. Moralejo Álvarez. “La imagen arquitectónica de la Catedral de Santiago de Compostela”. Il peregrinaggio a Santiago de Compostela e la letteratura jacopea. Perugia, 1983, p. 48 y fig. 1. 30. Un análisis más detallado en nuestro estudio “Contribución al estudio de la portada de Santa Ana de la Catedral de Vitoria”, Boletín del Museo Instituto Camón Aznar, 1996, LXIII, p. 79, donde se recogen otros casos. En la vecina parroquia de San Pedro la situación también se constata, que certifica una cierta costumbre vigente en Vitoria y abona la intuición. 31. S. Moralejo Álvarez. La imagen Op. cit. p. 148. 32. Un análisis más detallado de la ascendencia de Santa Ana en J. Martínez de Marigorta. Santa María Op. cit., p. 19. 33. J. Mª Azcárate Ristori; “Arquitectura gótica en Castilla la Vieja y León”, Ciclo de conferencias sobre El gótico en Castilla y León. Palencia, 1984, p. 8. 34. W. Sauerlander. “Façade ou façades romanes?” Cahiers de Civilitations Medievale, XXXIV”. 1991, p. 399. 35. J. Martínez de Marigorta. Santa María Op. cit.” p. 18. 36. J. Mª Azcárate Ristori. “La Catedral de Santa María de Vitoria. (Catedral Vieja)” en AA.VV; Catálogo Monumental de la Diócesis de Vitoria, Ciudad de Vitoria, T. III, Vitoria 1968, p. 89. 37. J. Cantera Orive. El pórtico y la portada de la Catedral. Vitoria, 1951, p. 37. 38. Ibidem, p. 34. 39. Puede verse en A. Duran Sanpere y J. Ainaud de Lasarte. Escultura Gótica. Col, Ars Hispaniae, Madrid, 1956, fig. 147. 40. W. Sauerlander; Façade. Op. cit. p. 399. 41. J. Mª Azcárate Ristori. La Catedral. Op. cit. pp. 86-87. 42. Ibidem. 43. Ibidem, pp. 89-90. 44. Ibidem. 45. Sobre este portal vid. Mª L. Lahoz; “El tímpano del Juicio Final de la Catedral de Vitoria. Aspectos iconográficos”, Sancho el Sabio. nº 4, 1994, pp. 181-199. 46. Mª L. Lahoz; “La portada de San Gil en la Catedral de Vitoria. Cuadernos de Arte e Iconografía t.V. nº10; 1992, pp. 235-248. 47. Idem “La Asunción del tímpano de la Catedral de Vitoria, algunas consideraciones iconográficas”, Cuadernos de Arte e Iconografía, nº6; 1990, pp. 5-10. 48. J. L. Vidaurrazaga. Nobiliario alavés de Fray Juan de Vitoria, p. 206. 49. En cierto modo las noticias resultan confusas. Fray Juan de Vitoria nos dice: “Puso en la puerta de estas iglesia y casa las armas reales que entonces usaban, que eran la Anunciación de Nuestra Señora, que hasta hoy duran ahí. Sirve esta casa ahora de hospital y sirvió antes de casa de consistorio”. Ibidem, p. 206. Nótese lo inverosímil del dato, la atribución de la Anunciación a las armas del monarca es erróneo. La Anunciación es una obra posterior, ya renacentista, realizada por Martín de Açurrio y datada en 1520. Parece obligado modernizar la clerecía, acercando su ejecución al gótico, precisamente cuando los clérigos urbanos adquieren importancia, aunque ello no impide que hubiese una residencia anterior... 50. Sobre este aspecto Vid. A. Erlande-Brandenburg. La Catedral. Akal, Madrid, 1993, pp. 249 y ss. 51. J. M. Azcárate Ristori; La Catedral Op. cit.; pp. 90-91. 52. C. Frugoni; “La mujer en imágenes, la mujer imaginada”. AAVV. Historia de las mujeres, t. II Taurus,1987 Madrid, p. 465. 53. P. Verdier. Le couronnement de la Vierge. Les origines et les premiers développements d´un theme iconographique. Monteral, 1980, p. 141. 54. Hemos tratado este grupo en Mª L. Lahoz; “A propósito de la filiación leonesa de la Anunciación de la Catedral de Vitoria”, Archivos Leoneses, nº 93 y 94, pp. 321-328, donde se recogen los textos.

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