Sobre la visión católica de un auténtico desarrollo humano: ¿es utópica o realista?

September 23, 2017 | Autor: L. Leiva Moreira | Categoría: Caritas, Desarrollo humano integral, Desarrollo Humano, Iglesia, Catolicismo, Teorías de la verdad
Share Embed


Descripción

Pontificia Universidad Católica de Chile
Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política
Instituto de Ciencia Política
Religión y Política Internacional






Sobre la visión católica de un auténtico desarrollo humano: ¿es utópica o realista?










Por Laura C. Leiva Moreira

Año Académico 2014, Primer Semestre

Desde la década de los sesenta los avances en la tecnología y en las comunicaciones dieron lugar a la globalización, expandiendo aceleradamente las fronteras tanto económicas como culturales en el mundo. Frente a ello, el Papa Pablo VI advierte en su encíclica Populorum progressio que la aspiración por dar fin a la cuestión social globalizada no debe descansar sólo en lo económico, sino que también debe considerar lo espiritual. A esto le llama «buscar un desarrollo integral, auténtico y verdadero», el cual es resumido por el Papa Benedicto XVII como vivir la caridad en la verdad en todas las dimensiones del hombre. En el presente ensayo se sostiene que la visión católica sobre un auténtico desarrollo humano católico se puede volver irrealizable (utópica), no por su carácter multidimensional, sino por la vulnerabilidad de la verdad, por un lado, que demuestra la complejidad del concepto de «la verdad», que exige cautela para hablar de ella, y por otro lado, porque no se puede controlar que las personas amen o sientan caridad.
Para comprender en qué consiste la vulnerabilidad de la verdad, primero se debe aclarar qué se entiende por verdad: El Papa Benedicto XVII y Hannah Arendt coinciden en que la verdad es válida no por su deliberación sino por su objetividad. El primero sostiene que tanto la fe, como la teología, la metafísica y las otras ciencias (duras y blandas) tienen –luz, es decir– verdad, lo cual no es tan lejano a lo que dice Arendt, cuando hace referencia a Leibniz, quien "asignó verdades matemáticas, científicas y filosóficas –Arendt agrega a las religiosas dentro de esta última– a las especies comunes de verdad de razón, distinta de la verdad de hecho o factual". Aunque no se refieren al mismo tema, ambos advierten el peligro que significa el desentenderse de la verdad o negarla, o aún peor, destruirla.
La vulnerabilidad de la verdad es expuesta por Arendt en Verdad y Política, en cuanto la verdad se confunde con la opinión. Sabemos que el método científico permite identificar errores y omisiones –opuestos de la verdad científica–, por lo que la fragilidad de la verdad científica se puede zanjar. Por otro lado, la autora afirma que la verdad filosófica demuestra su validez sólo por medio del ejemplo concreto, convirtiéndose en verdad ejemplar: "para verificar la idea de valor podemos recordar el comportamiento de Aquiles y para verificar la idea de bondad nos inclinamos a pensar en Jesús de Nazaret o en san Francisco". El mayor problema está en que la verdad de hecho puede ser intencionalmente modificada –para que concuerde con el provecho y el placer– a través de una «falsedad deliberada o mentira», debido a que no existe razón concluyente para que los hechos sean lo que son; puesto que la realidad objetiva es contingente, accidental. "En otras palabras, en la medida en que la verdad de hecho está expuesta a la hostilidad de los que sustentan la opinión, es al menos tan vulnerable como la verdad filosófica racional".
Uno de los ejemplos de esta posibilidad de autoengaño son "los sistemas relativamente cerrados de los gobiernos totalitarios y las dictaduras de partido único, que son por supuesto (…) las entidades más eficaces para proteger las ideologías y las imágenes del impacto de la realidad y de la verdad". La consecuencia de este autoengaño "no es que las mentiras vayan a ser aceptadas en adelante como verdad, y la verdad se difame como mentira, sino que el sentido por el que establecemos nuestro rumbo en el mundo real (…) queda destruido".
La visión católica de un auténtico desarrollo humano tampoco se exime de la posibilidad de confundir la verdad con la opinión, de la misma forma que otras «fuerzas transformadoras de la realidad», que obtienen su poder "por su denuncia y rechazo del orden existente y la prospección de una sociedad diferente", pueden caer en ello. Si bien el Papa Benedicto XVII destaca la relevancia de reconocer y respetar la objetividad, y efectivamente se esmera por no desconocer los hechos que son visibles y constatables, como cuando dice que "[l]a riqueza mundial crece en términos absolutos, pero aumentan también las desigualdades" o que
"[e]l mercado, al hacerse global, ha estimulado, sobre todo en países ricos, la búsqueda de áreas en las que emplazar la producción a bajo coste con el fin de reducir los precios de muchos bienes, aumentar el poder de adquisición y acelerar por tanto el índice de crecimiento, centrado en un mayor consumo en el propio mercado interior",
de todas formas cometería un error si considerara que hacer un análisis objetivo del problema convierte su solución en una propuesta objetiva, pues, siguiendo a Hannah Arendt, su aspiración deviene de una verdad vista con la mente, que
cuando entra en la calle, cambia su naturaleza y se convierte en opinión, porque se ha producido una verdadera μετάβασις εις άλλο γένος (metavasis a otro género), no sólo de un paso de un tipo de razonamiento a otro sino de un modo de existencia humana [vida contemplativa] a otro [vida activa]".
Mientras su propuesta sea aspiración, no puede atribuirse objetividad, y como ya se ha dicho, sólo mediante el ejemplo obtendrá validez.
El problema de esto para la visión católica es que aunque los creyentes cristianos se esmeren en no vulnerar la verdad, existen otras personas capaces de razonar y tener una visión diferente pero igualmente vista con la mente, e igualmente libres de mentir o de respetar la verdad. Esta imposibilidad de control sobre el respeto por la verdad es lo que puede volver irrealizable al proyecto, pues su fundamento es el que peligra.
La siguiente razón, que evidencia que la visión cristiana sobre un auténtico desarrollo humano puede ser utópica/irrealizable, se deduce desde el mismo diagnóstico cristiano: "[e]l subdesarrollo tiene una causa más importante aún que la falta de pensamiento: es «la falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos»", por lo tanto cuando el Amor esté presente en la verdad de (todos) los saberes, el ser humano tenderá a un desarrollo integral. En síntesis, el desarrollo integral se centra en el amor, pero éste sólo puede resplandecer y "ser vivid[o] auténticamente" en la verdad. Es más, querer alcanzar un desarrollo integral es una decisión libre y responsable, por lo cual imponerlo sería una contradicción. Consiguientemente, no se busca que las personas amen o sientan la caridad de forma falsa o en la mentira –ya sea en deshonestidad (privada) o en falsedades deliberadas (públicas)–, por lo que el proyecto se vuelve irrealizable en cuanto las personas, en su honestidad y en su respeto por la verdad, no sientan la caridad.
De esta forma, aunque "la competencia específica de cada ámbito del saber" encuentre "su lugar dentro de una colaboración al servicio del hombre" y aunque la verdad sea respetada, "[u]na persona tiene la libertad de decidir si quiere perseguir el desarrollo auténtico, si quiere «ser más »", por lo que es imposible controlar que se decida seguir la aspiración de la visión católica. Si esto ocurre, la visión católica sobre un auténtico desarrollo humano es utópica y su aspiración es irrealizable.
Para resumir, tanto la vulnerabilidad de la verdad, es decir, la imposibilidad de controlar el respeto por la verdad, como la importancia de la libertad y la verdad en desarrollo auténtico, es decir, la imposibilidad de controlar que las personas sientan amor, hacen que la aspiración por un desarrollo humano integral y auténticamente católico sea utópico e irrealizable. La primera razón se debe a que es posible confundir opinión por verdad y destruir lo real, como lo expone Hannah Arendt en su ensayo Verdad y Política. La segunda razón se explica porque justamente el desarrollo auténtico consiste en algo que se busca en libertad, y si aún con libertad y con verdad las personas no sienten Caritas, un desarrollo humano en amor pierde su sentido.
La incertidumbre de la realización de un desarrollo humano auténtico se debe a la libertad de las personas, tanto en decidir respetar la verdad como al sentir el amor. Pero, ¿se puede amar auténticamente sin ser libres?





Bibliografía
Arendt, Hannah. (1996) Verdad y Política en "Entre el pasado y el futuro", Ediciones Península, Barcelona.
Carta encíclica "Caritas in veritate", 2009.
Carta encíclica "Populorum Progressio", 1967.
Cisneros, Teresa. (1993) "La educación católica: una opción a la situación educativa actual", Educación, vol. II, n° 3, PUCP, Perú.



2



Carta encíclica "Populorum progressio" (1967). Parágrafo 3.
Carta encíclica "Caritas in veritate" (2009).
CF. "Caritas in veritate", op. cit., p. 4 y CF. Arendt, Hannah. (1996) Verdad y Política en "Entre el pasado y el futuro", Ediciones Península, Barcelona. Pp. 247, 251, 252.
"Caritas in veritate". Op. Cit., confrontar parágrafos 3, 9, 30 y 31.
Arendt, Hannah. Op. Cit., pág. 243
Ratzinger habla sobre Caritas, mientras que Arendt habla sobre Mitwelt.
"Caritas in veritate", op. Cit, p. 2
Arendt, H. Op. Cit., p. 270
Arendt. Op. Cit., p. 261.
Ibid. P. 262.
Ibid. P. 256.
Ibid. P. 270. Resaltado fuera del texto.
Según Octavi Fullat y Jeffrey Klaiber, el proyecto cristiano sería una utopía, pero no como una aspiración irrealizable sino como una fuerza de transformación de la realidad. Ver Fullat, Octavi (1983) "Filosofías de la educación", Editorial Ceac, Barcelona, y Klaiber, Jeffrey (1990) "El Mensaje de la Iglesia en una Visión Histórica de la Educación" (1990) en III Seminario sobre Análisis y Perspectivas de la Eduación en el Perú, CISE-PUC, Perú.
Cisneros, Teresa. (1993) "La educación católica: una opción a la situación educativa actual", Educación, vol. II, n° 3, PUCP, Perú. Pág. 23
"Caritas in veritate", op. cit., p. 22
Ibid. P. 25
Arendt, op. cit., pág. 250.
Arendt, op. cit., p. 19
Vale destacar la siguiente diferencia: en español se habla de "la caridad", en inglés de "charity", en francés de "la charité", en italiano de "la carità", y sólo en alemán, de "Liebe" y no "wohltätigkeit". Por una cuestión de interpretación en esta instancia se prefiere decir "Amor" y no "caridad".
"Caritas in veritate", op. cit., p. 19.
Ibid. P. 3
Ibid. P. 17.
Ibid. P. 30
Ibid. P. 31.
Ibid. P. 17.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.