SIN PERDER LAS RAÍCES: IMPACTOS DE LA AGENDA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS EN EL PROGRAMA BINACIONAL DE EDUCACIÓN MIGRANTE \"PROBEM\" DESARROLLADOS ENTRE 2004 Y 2006

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SIN PERDER LAS RAÍCES: IMPACTOS DE LA AGENDA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS EN EL PROGRAMA BINACIONAL DE EDUCACIÓN MIGRANTE "PROBEM" DESARROLLADOS ENTRE 2004 Y 20061. WITHOUT LOSING ROOTS: IMPACTS OF THE MEXICO-UNITED ESTATES AGENDA IN MIGRANT EDUCATION BINATIONAL PROGRAM "PROBEM", DEVELOPED BETWEEN 2004 AND 2006.

Jose A. Collazos Molina2 RESUMEN El tema de la educación no puede ser ajeno al creciente flujo migratorio y al contexto de trasnacionalidad al que se enfrentan los sujetos que por diversas circunstancias transitan entre un país y otro. Para enfrentar este fenómeno algunos países han implementado estrategias para asumir el reto de recibir a la persona en el nuevo medio, propiciando espacios de vinculación a la nueva organización política y administrativa y fomentando el reconocimiento por los migrantes de su lugar de origen, incluso cuando entre sus planes no se cuente el retorno. Una de ellas es el PROBEM entre México y Estados Unidos, que desde 1990 busca el fortalecimiento educativo entre los dos países con el fin de intercambiar conocimientos y recursos para educar a los niños mexicanos que cruzan la frontera, en los estándares curriculares del sistema estadounidense, incluyendo algunos elementos de la cultura y la tradición mexicana. Estrategias como estas pueden contribuir a reducir el impacto de llegada de los sujetos al país receptor e impedirán la desvinculación total del migrante de su tierra de origen, sus costumbres y su cultura.

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Artículo presentado como trabajo final del curso Migración, población y territorio, asesorado por la asesorado por la profesora Leidy Laura Cartagena Benítez, Especialista en investigación social. Medellín, 22 de octubre de 2014. 2 Estudiante de pregrado en Ciencia Política, Universidad de Antioquia

Palabras claves Migración, educación, identidad, multiculturalidad, comunidades trasnacionales, formación cívica ABSTRACT The issue of education can not ignore the growing migration flow and context of transnationality that subjects are confronted by various circumstances transiting from one country to another. To address this phenomenon, some countries have implemented strategies to meet the challenge of the person receiving the new medium, offering opportunities for linkage to the new political and administrative organization and encouraging the recognition of migrants from their place of origin, even among return plans are not counted. One is the probem between Mexico and the United States since 1990, seeks to improve education between the two countries to share knowledge and resources to educate Mexican children who cross the border in the curriculum standards of the American system, including some elements of Mexican culture and tradition. How are you strategies can help reduce the impact of the arrival of the subjects receiving country and prevent the complete untying of migrants from their land of origin, customs and culture. Key words Migration, education, identity, multiculturalism, transnational communities, civic education. INTRODUCCIÓN El tema de la educación y la formación ciudadana ha pasado por los diversos análisis que superan los estudios en pedagogía (Rousseau, 1990), sino que son ya de interés para ciencias como la politología (Tedesco, 1996). Así en el campo de estudio de la ciencia política se hace

importante reconocer que la formación en ciudadanía es uno de los componentes que constituyen la materia prima para comprender los distintos fenómenos donde se esbozan las características del comportamiento del ciudadano en las esferas públicas y privadas. En ese espacio de interrelación, las dinámicas propias de cada comunidad generan procesos migratorios que finalmente y en atención a las múltiples realidades concluye en la desvinculación de los sujetos con la tierra y la cultura de la cual salieron y se adoptan como propias las tendencias de su nueva locación. En este sentido, los gobiernos de países latinoamericanos – particularmente- han hecho del asunto migratorio una cuestión por asumir teniendo como atmosfera la preservación de la cultura aun cuando los ciudadanos son trasladados a otros ambientes generalmente no provisionales (Leite, Ramos, & Gaspar, 2003). La frontera México-Estados Unidos es uno de los ejemplos con mayor publicidad donde, según las autoridades migratorias estadounidenses, más de mil personas la cruzan a diario (Midgley & Martin, 2010) viajando hacia Estados Unidos, huyendo de la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades de México. Considerando este alto flujo migratorio, los gobiernos de ambos países han diseñado un Programa para la Educación migrante, gestado en 1976 con la Colaboración Binacional entre los estados de Michoacán y California y a partir de 1982 se llevan a cabo las reuniones del PROBEM semestralmente, una en México y otra en Estados Unidos3: El programa surgió con el objetivo de cubrir la demanda de maestros bilingües que se requieren para atender las necesidades educativas de la comunidad de origen mexicano en Estados Unidos; fortalecer el conocimiento de la cultura mexicana en los alumnos de origen mexicano que

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Véase http://www.sep.gob.mx/work/appsite/probem/

radican en Estados Unidos; compartir experiencias entre profesores estadounidenses y mexicanos; favorecer el intercambio de ideas, experiencias e información entre los educadores de ambos países; y sensibilizar a los maestros sobre la problemática educativa que debido a los flujos migratorios, comparten México y Estados Unidos (Moreno Perez, 2012)

A partir de lo anterior, este programa ha logrado la integración entre los diversos actores políticos y educativos tendiendo hacia el fortalecimiento de los vínculos históricos y analizar la relación entre los actores, el contexto de desarrollo y los alcances que ha tenido, al menos de manera documental, se configura como objetivo de este microanálisis del caso. PANORAMA MIGRATORIO: LA DIFÍCIL SOCIABILIDAD ESTADOUNIDENSE Uno de los retos más importantes para el estudio multidisciplinar de las migraciones contemporáneas radica en el alto flujo de menores de edad cada vez más creciente. Las necesidades fundamentales y básicas de los niños son más o menos las mismas en cualquier parte que se encuentren. Como lo señala Jane Junn (2004) “los inmigrantes y sus hijos representan ahora por más de 20% de la población de EE.UU”4, a pesar de ello, como en muchas otras regiones del mundo, la aceptación de estos habitantes no es la mejor y los procesos de socialización deben ser mediados por otros agentes: el nacional dificilmente sentirá que el otro podrá equipararse, ni políticamente, a sí mismo. México ha sido un país que se abrió al mercado regional, con las indicaciones de la CEPAL, siendo uno de los principales contribuyentes a la industria de las maquilas (Delgado

Traducción propia de “Immigrants and their children now account for more than 20% of the U.S. population” (Junn, 2004: 254) 4

Wise & Márquez Covarrubias, 2005). Aparte de las motivaciones, políticas, sociales y culturales (Castles, 2003), el asunto económico y este mercado ha sido un factor determinante en las motivaciones que tienen los sujetos para migrar: el mercado mexicano se ve en crisis pues la fuerza de trabajo aplicada y las ganancias totales de los productos maquilados son transferidos al exterior. Incluso con un pago salarial por dicho trabajo, el mercado de este país no es el más favorecedor para los ciudadanos, pues esta transferencia “priva a la economía mexicana de la principal mercancía para la acumulación de capital” (Delgado Wise & Márquez Covarrubias, 2005: 5). Este indicador de falta de competitividad de los usuarios del mercado mexicano ha obligado a muchos a cruzar la frontera hacia estados Unidos. “En 2010, la migración hacia EU constaba de 11 859 200 mexicanos que sumando a sus descendientes alcanzó 20 millones” (Maya, 2014). La economía de México viene a ser dinamizada gracias a las remesas que alcanzan más o menos los 22 600 millones de dólares anuales. La cifra en sí misma es atrayente y significativa para los migrantes potenciales. Las rentas mejoradas implican una alza considerable en la calidad y condiciones de vida para las familias del que migra. Pero esta situación no es exclusiva para quienes pasan la forntera, regular o irregularmente, con fines económicos. Como muestran las cifras enunciadas, más de 7 millones de migrantes mexicanos, de los veinte estimados en 2010, son niños estadounidenses con padres mexicanos dedicados a diferentes actividades en el territorio. Allí nace la inquietud por el ¿qué hacer? con ellos, pues aunque legalmente son ciudadanos americanos, no compartirán muchas de las costumbres de sus cociudadanos legales-formales. Estados Unidos no puede invisibilizar que parte de su sociedad actual es producto del mestizaje constante al que se ha sometido, sin embargo el reciente reclamo del multiculturalismo

evidencia la acción colectiva frente a una política de identidad racial, característica de los modelos de desarrollo eurocentrados y funcionales al capitalismo. Lejos de estos subjetivismos, que en algunas ocasiones parecen claves de procedimiento paradigmáticas, el marco jurídico estadounidense es rígido, y representa similar impacto, incentivos, y repercusiones para todos los miembros de la comunidad política, entendida como el conjunto de sujetos reconocidos por el Estado y con igualdad formal ante la ley, esto es los migrantes-ciudadanos regulares. Por ello los programas de educación se consolidan en un instrumento funcional al desarrollo de una democracia fuerte; la idea de raza marca muchos aspectos de la ciudadanía entre las generaciones nuevas del país y es por ello que los efectos de estos modelos no son iguales para todos. Un gran porcentaje de la población migrante total, está representada en grupos más pequeños de ciudadanos nacionalizados. A partir de ello, las políticas migratorias pretenden ser estrategias asumidas para abrir un debate interno atravesado por la coyuntura internacional. El derecho internacional, la transnacionalización de la justicia, los debates sobre la protección de extranjeros y en general los postulados por la teoría del cosmopolitismo ruedan en la mesa para asumir una postura ante las olas de migración que impactan a un estado que recibe, “legal” o “ilegalmente” a ciudadanos de otros países[…]. La doble perspectiva del fenómeno, a saber: el hecho de mantener vínculos con el país de origen y la construcción de comunicaciones entre los países, sitúa la discusión en el campo del transnacionalismo político, toda vez que no se generan relaciones simbólicas en el país receptor sino en el campo de la representación política de los intereses. No se interesa por una asimilación de las nuevas realidades sino por la adaptación al nuevo ambiente. La geografía entonces no agota el ejercicio político, pues continua vigente la demanda de derechos humanos, de justicia internacional y de lucha contra el crimen. Este activismo político dota a los migrantes de herramientas propias para mantener la idiosincrasia sin desvanecer las identidades. (Collazos Molina, 2014).

Funcionales a esta postura excluyente de la cultura estadounidense, son los enunciados del politólogo Samuel Phillips Huntington, quien en uno de sus últimos textos “Quienes somos: Los desafíos a la identidad nacional americana” (Who Are We: The Challenges to America's National Identity), publicado en 2004, desarrolla la idea de que el alto flujo migratorio representa, en primer lugar, un choque de civilizaciones y en segundo, un riesgo para la identidad nacional norteamericana. Como lo dice Imer Flores (2004), el texto de Hungtinton representa en gran modo la posición agresiva de los estadounidenses, en tanto que, a pesar de que exista un precedente jurídico, reglas de migración e incluso regularización de población migrante, han creado ficticiamente dos nacionalidades que cohabitan en un mismo territorio: nativos y latinos. Sin embargo, esta división nacional, prescindiendo de la situación irregular en que residen muchos migrantes, representa el miedo colectivo de la sociedad norteamericana a la sustitución de el “credo americano”, entendida como “la eminencia y la sustancia de la identidad estadounidense” (Flores, 2004: 205) por un discurso de identidad multirracial y multiétnica. De hecho, esta constante confrontación y la sana exposición del ordenamiento de los EE.UU. a un contexto de alta migración, de latinos y asiáticos, ha resultado que “efectivamente los Méxicoamericanos están influenciados por la cultura de los mexicanos, pero también por la de los estadounidenses” (Flores, 2004: 229): no puede entonces pensarse en la existencia de violación a derechos por cuestiones étnicas, sociales o culturales, en un contexto que no puede ni remotamente invisibilizar las construcciones históricas que han logrado los migrantes, para este caso mexicanos, por medio de la consolidación de comunidades y redes de apoyo, que son significativas para comprender su papel dinamizador de la cultura, la economía y la sociedad de los países involucrados en el acto migratorio.

EL MIGRANTE MEXICANO: UN SER DE COMUNIDAD FILIAL Según el análisis presentado por Miguel Moctezuma (2002) el migrante mexicano se define en términos de comunidad filial. Las sencillas estructuras marcadas por el acento en el vecinazgo y el paisanazgo están caracterizadas por la reproducción de los patrones culturales de la comunidad de donde provienen y calcan los modelos de redes sociales. Así los migrantes mexicanos se unen en torno a valores colectivos y reproducen pequeñas comunidades hijas. Como lo señala Moctezuma, generalmente estas micro-comunidades son atomizadas, y pocas veces se cohesionan a modo de clubes permanentes, es decir, solo en casos necesarios para perseguir un objetivo comun, que puede ser desde la comunicación de información para trámites de regularización de la residencia hasta las oportunidades laborales y de acceso al sistema educativo estadounidense. Los objetivos de estas comunidades son: “a) construir estructuras organizativas formales más o menos establecidas; b) realizar un conjunto de acciones sociales e incluso políticas; c) llevar a cabo alianzas con organizaciones de migrantes de otras entidades, y d) trascender el localismo” (Moctezuma, 2002: 2). Vale resaltar que en varios paises, y no solo en México por el compromiso de la estrategia PROBEM, estas comunidades filiales son constantemente intervenidas positivamente por los gobiernos de las naciones expulsoras, pues “en todo momento está presente la negociación con los gobiernos de las naciones involucradas, así como los compromisos y convenios con los representantes de su entidad y municipio” (Monctezuma, 2002: 3). De este paralelo se infiere una organización comunitaria donde se viven experiencias como el mutualismo ante la discriminación y la unión en torno a sindicatos o a agrupaciones religiosas

(Calderón Chelius, 2006). Con ello se pretende realizar una red significativa de apoyo e información bajo actividades que fomenten la cohesión entre esa organización. Los migrantes que se trasladan a Estados Unidos son de todo el territorio mexicano sin embargo los estados de “Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Estado de México, y Zacatecas agrupan a 45% del total de migrantes en EEUU” (Albo & Ordaz Díaz, 2011: 5). Respecto a la población, los estados de Baja California y Zacatecas presentan la mayor cantidad de emigrantes en EE.UU. “Los estados que históricamente han tenido mayor tradición migratoria son Aguascalientes, Colima, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, San Luis Potosí y Zacatecas” (Albo & Ordaz Díaz, 2011: 5). Éstos se convertirán en los firmantes del Programa Binacional de educación migrante. A partir de lo anterior no puede hablarse de la conformación de una única comunidad filial de migrantes en los Estados Unidos, ni mucho menos de una sola vertiente cultural en el territorio, sin embargo resulta de vital importancia reconocer los valores ancestrales que conforman el patrimonio cultural de México y que trasciende las fronteras politico administrativas trazadas artificialmente. Autores críticos que realizan estudios de migración en México reconocen la importancia del Estado como garante de la permanencia de estas tradiciones que son únicas en el territorio. Por ejemplo, José Luis Maya (2014), citando a Bernardo Olmedo, considera que una de las funciones del Estado debería ser aquella en que éste sea “la instancia reguladora tanto de la denominación de origen como de la norma oficial mexicana” (Maya, 2014: 203), refiriéndose a industrias tradicionales que manufacturan productos emblemáticos como el Tequila, pues ésta función reguladora actualmente está en manos de los empresarios. Si se habla de los valores mexicanos y de cultura, estas comunidades son destacables en el permanecimiento de las mismas. Aunque de diversas maneras, la cultura mexicana es reconocida

por su riqueza, diversidad y sobre todo por su permanencia trasnacional (Delgado Wise & Márquez Covarrubias, 2005). Sin embargo, como ya se ha señalado, la cultura es un elemento de cohesión para los migrantes mexicanos en EE.UU., más no de organización formal o reconocida por alguno de los gobiernos involucrados en el asunto. Las remesas sociales no se constituyen en elemento de intervención de los gobiernos, y por ello la organización y canalización de todos estos potenciales siguen su libre curso por la formación de redes entre migrantes. Al anterior respecto, Eric Mercado Arias (2007) señala que hacer parte de estas redes es posible por dos medios: por nacimiento y por residencia. Ambas son importantes señalarlas en esta presentación pues los niños mexicanos migrantes pueden corresponder a estos dos tipos de membresias. Las comunidades filiales migrantes son tejidas “mediante cooperaciones monetarias o en especie, colaboraciones en trabajo, ocupando cargos públicos, aportando ideas para beneficio social, con la simpleresidencia y pago de servicios, compartiendo lenguaje y otras tradiciones cívicas y religiosas, con la acreditación de propiedades, etc.” (Mercado Arias, 2007: 117), apuntando a que cada comunidad crea características y exigencias implícitas a partir de las prácticas culturales locales para aceptar a un nuevo actor que contribuirá a preservar, los bienes inmateriales que han cargado junto a sus maletas hacia un territorio distinto al suyo. Es en la visualización de estas practicas multiculturales y comunitarias que radica el esfuerzo institucional por estimular el intercambio de estrategias educativas para que se tienda a una formación armónica y compatible en los requerimientos estadounidenses y los preciados valores culturales mexicanos.

ESFUERZOS POR MANTENER LA CULTURA: ENCUENTROS DEL PROYECTO EDUCATIVO BILATERAL En la búsqueda de información acerca de este acuerdo de cooperación educativa bilateral, se notó que el asunto no ha sido tratado académicamente con suficiente relevancia y resulta interesante el análisis de este megaproyecto en un contexto migratorio no solo por la particularidad del mismo, en tanto proyecto de acuerdo entre países que han guardado relaciones históricamente tensas, sino por el asunto de la educación ciudadana en contextos de migración. Pensando precisamente en el asunto de la consolidación de valores mexicanos para niños migrantes en Estados Unidos en el marco de una educación regida por el modelo estadounidense, surge hacia principios de la década de 1980, un proyecto de intercambio y apoyo educativo entre los dos países. Inicialmente se pensó entre los estados de Michoacán y California con el objeto “de cubrir la demanda de maestros bilingües que se requieren para atender las necesidades educativas de la comunidad de origen mexicano en Estados Unidos; fortalecer el conocimiento de la Historia, Cultura, Valores y tradiciones mexicanas en los alumnos de origen mexicano que radican en Estados Unidos” (Instituto de los Mexicanos en el exterior, 2014). Posteriormente se consolidó como “la respuesta de los gobiernos de México y Estados Unidos, a la problemática educativa de la población migratoria entre ambos países” (Secretaría de Educación del Estado de Jalisco, 2013). Actualmente el acuerdo busca garantizar bajo las premisas teórico-filosóficas de la educación como derecho universal, la continuidad y la calidad de la educación básica para los menores de edad que por cuestiones de migración cursan parte de los estudios bajo los estándares educativos mexicanos y estadounidenses. Para el último estatuto del PROBEM (2006), los estados integrantes del programa son: Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Coahuila,

Colima, Distrito Federal, Durango, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas (Secretaría de Educación Pública (SEP) de los Estados Unidos Mexicanos y Departamento de Educación (USDE) de los Estados Unidos de América, 2006). El Programa distingue tres tipos de estudiantes “los que cursan una parte del año escolar en Estados Unidos y otra en México, los que son repatriados pro decisión de sus padres y los que permanecen en Estados Unidos” (Zúñiga, 2002). La atención se concentra principalmente en los dos primeros grupos, toda vez que requieren de la participación activa de los dos gobiernos. El tercer grupo es el más problemático en tanto se centra la discusión por los valores y el arraigamiento en los mismos incluso en un contexto diferente. Una de las grandes preocupaciones de los gobiernos es “el análisis en la diversidad de los migrantes en tanto sujetos potenciales de desarrollo” (Monctezuma, 2002: 158). Aunque desde una perspectiva economicista, solo integrando este factor, el de los migrantes como sujetos de desarrollo, se podrán promover nuevas probabilidades jurídicas y sociales por medio de los programas y las políticas públicas que acompañen sus intrincados procesos. Precisamente los programas especiales diseñados desde los gobiernos y las estrategias pedagógicas parecen ser proyectos separados sustancialmente, pero ambos, políticos y educadores, se han fortalecido en la educación cívica para estimular de algún modo a los estudiantes para permanecer en ese conjunto de ciudadanos “deseables” que transfiguren los imaginarios colectivos que han sido el principal factor de exclusión de las comunidades mexicanas en EE.UU.

El PROBEM, según el último informe realizado en 2004 con el fin de fortalecer el Memorándum de Entendimiento sobre Educación entre el Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos y el Gobierno de los Estados Unidos de América, destacó la importancia de extender la cobertura y el mejoramiento de la calidad educativa brindada bilateralmente, implementando programas educativos específicos como estrategia de difusión binacional. Sigue siendo una constante el estímulo a las acciones que favorezcan la permanencia escolar de los niños y jóvenes incluso en situación de migración, pues al elevar la escolaridad de los mismos se aspira a cualificarlos para que participen socialmente, intercambiando conocimientos y experiencias educativas en ambos países. (Anexo VIII al memorandum de entendimiento sobre educacion entre el gobierno de los Estados Unidos Mexicanos y el gobierno de los Estados Unidos de América, 2004). Para lograrlo, los Gobiernos han consolidado una base de datos en el Sistema Integral de Control Escolar (SINCE), con el fin de operativizar las estrategias conjuntas para optimizar los procesos de información, admisión y ejecución en el sistema del PROBEM. Se hace necesaria también la capacitación a los docentes, pues por medio del correcto conocimiento de las herramientas y recursos disponibles para el acto formativo, es posible fortalecer la identidad cultural y rescate de otros bienes inmateriales como la lengua, asunto neurálgico en el acuerdo por la diferencia idiomática entre un país y otro. Las acciones binacionales de evaluación y reformulación de las estrategias de la política educativa para migrantes son analizadas regularmente en reuniones de carácter binacional donde participan la Secretaría de Educación Pública (SEP) de los Estados Unidos Mexicanos y Departamento de Educación (USDE) de los Estados Unidos de América. Una de las más recientes fue la XXV Reunión Binacional de Educación Migrante en Ciudad de Philadelphia,

Pennsylvania, Estados Unidos, realizada en noviembre de 2010. La autonomía que cada Estado Federado tiene para adelantar las estrategias de este programa es importante, en tanto el pluralismo de ideas genera procesos dinamizadores que tocan múltiples aspectos de la cotidianidad migrante. Es decir, cada Estado propone estrategias para operativizar los objetivos del Programa. Por ejemplo, el Estado de Tamaulipas atendió “en los cursos de verano 731 alumnos, de los cuales 724 eran de origen mexicano y 7 de otras nacionalidades” (Gobierno del Estado de Tamaulipas, 2011) y Michoacán ha optado por fortalecer las relaciones del gobierno del Estado con sus ciudadanos radicados en Estados Unidos (MiMorelia.com, 2010) A MODO DE CONCLUSIÓN: PARA QUÉ EDUCAR AL CIUDADANO MIGRANTE SIN OLVIDAR SUS RAÍCES Este análisis no pretendió ser una exégesis al modelo educativo de cualquiera de las naciones involucradas en el PROBEM; más allá de eso se buscó presentar algunas de las características de este asunto en tanto la formación ciudadana en contextos de migración es de vital importancia para asumir los complicados procesos que le son inherentes. La pregunta por las raíces culturales de quienes se hacen residentes en otro país se hace recurrente cada vez que se piensa en el caso particular de los mexicanos que aun viviendo generaciones en territorio estadounidense no pierden sus costumbres y al otro extremo de quienes con un breve lapso de tiempo de residencia en “el país de las oportunidades” se olvidan de todo su pasado como si fuese pesadilla tenebrosa que ha cesado. A pesar del carácter plural de las estrategias de estos programas de educación por medio de acciones que parecieran incontinuas, éstas recogen unos mismos presupuestos teóricos, metodológicos, estratégicos y técnicos, con el fin de incidir en el individuo. Se deposita así una

cierta fe en la relación entre el comportamiento particular de los ciudadanos en los ámbitos a los que son expuestos y los resultados políticos de las estrategias educativas. Como ya se dijo no deja de resultar una noción relativamente importante para un estadounidense el asunto de la incorporación de nuevas colectividades en sus sociedades, por aquello del credo democrático que resulta problemático cuando es visto a la luz de la creciente diversidad étnica y racial en los Estados Unidos, fortalecidos, o al menos promovidos por políticas como las del PROBEM. Educar en la cultura y los valores ciudadanos, aumentar la escolaridad de los migrantes y propiciar las relaciones diplomáticas entre los países son ganancias del pronunciamiento de las comunidades filiales tejidas para demandar a los Estados algunos mínimos para garantizar derechos que son inviolables y que trascienden las fronteras artificiales de una nación. Uno de éstos es la educación que ha de promover el reconocimiento de las raíces culturales que no deben ser perdidas ni mucho menos expropiadas a la fuerza (física en el caso de algunos actos xenófobos o psicológica como en casos de discriminación y donde los mexicanos se van obligados a intentar ocultar su procedencia) por los requerimientos de la sociedad receptora. Así se puede constatar en la conformación misma de estas comunidades filiales que remotamente se plantean la asimilación al medio receptor y la invisibilización de las diferencias como medio de socialización y asociación a la comunidad política estadounidense. Ésta última ofrece un ambiente hostil y estimula a que de algún modo se protejan los derechos culturales y cívicos por medio de la educación. La cooperación pedagógica no viene a ser solamente en recursos humanos y materiales para garantizar la llegada de nuevos migrantes en asuntos como la lengua o los contenidos, sino que la educación propicia un despertar en la conciencia del migrante que está cualificado para conservar por los medios que le sean posibles esos inmateriales que carga consigo luego del desplazamiento.

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