\"Signos de los tiempos a la chilena\" Carta al Director Revista Mensaje Septiembre 2012

October 8, 2017 | Autor: J. Espinosa Arce | Categoría: Teologia, Gaudium et spes, Vaticano II, Teología De Los Signos De Los Tiempos, Signos De Los Tiempos
Share Embed


Descripción

cartas

NUEVA OPORTUNIDAD PARA UN DIÁLOGO SOCIAL Sr. Director: Cada año, desde el retorno a la democracia, se producen conversaciones entre trabajadores, empresarios y Gobierno sobre el salario mínimo. Lamentablemente esta vez la discusión fue tan intensa que a veces pareciera que se perdió el tema de fondo que nos convocaba como país. La vocación al diálogo y el entendimiento forman parte del alma de Chile. El positivo resultado de los acuerdos alcanzados en enero de este año entre los presidentes de la CUT y la Confederación de la Producción y del Comercio auguraban otro camino al alcanzado con la propuesta del salario mínimo este año. Pensando que el 2013 tendremos una nueva oportunidad de lograr un mejor diálogo social en torno a este tema, deseamos recordar lo dicho por monseñor Alejandro Goic hace casi cinco años: la necesidad de alcanzar un salario ético. La discusión debería ser una oportunidad para avanzar hacia una remuneración que permita el sustento de la familia, la atención a las necesidades del bien común e incluso favorecer para el trabajador la posibilidad de cierto ahorro, en un marco en el que se pueda tener en consideración la realidad de la empresa.

Un salario justo —lo dice reiteradamente el magisterio pontificio en la Doctrina Social de la Iglesia— es la contrapartida que ofrece legitimidad a la propiedad privada. Es necesario cuidar ese orden por igual en sus dos dimensiones: la propiedad privada de los bienes de producción y el justo pago por el trabajo. Entendemos que se trata de objetivos a conseguir de manera gradual, pero sobre ellos debe haber metas claras y plazos razonables. Sabemos que esta es una mirada desde los principios. No nos corresponde avanzar en los aspectos técnicos. Pero no podemos sino elevar estas consideraciones morales a la conciencia de quienes deben decidir. No es posible entender que se dé un alto crecimiento nacional junto a una tan mezquina valoración del trabajo. Cuidemos que tanta creación de riqueza esté al servicio especialmente de mejores condiciones de vida para los más, así como de una mayor cohesión social. Padre Andrés Moro Vicario de la Pastoral Social y de los Trabajadores

MAYOR PARTICIPACIÓN DE LOS LAICOS Sr. Director:  Ha sido una alegría encontrarnos en la pasada edición de su revista con información acerca de la Primera Plaza de Laicos/as realizada por Iglesia entre Todos en la Iglesia de San Francisco. La nuestra es una institución que surge a partir de una carta laical redactada por cerca de cien personas y que cuenta con la adhesión de laicos/as y religiosos/as. Surgió de la búsqueda de un espacio de voz laical significativo en nuestra Iglesia chilena. La gran mayoría —si no todos— quisiéramos que nuestra Iglesia fuese más dialogante, con participación real del laicado en la toma de decisiones dentro de ella, especialmente de las mujeres. Queremos una Iglesia en Chile más preocupada de lo social que de lo sexual, más sencilla y acogedora con quienes sienten y piensan distinto a nosotros. Quisiéramos que los laicos nos creamos esto de ser profetas, sacerdotes (y sacerdotisas) y reyes (y reinas), y que las estructuras eclesiales fortalezcan al laicado. Esto implica que nosotros mismos asumamos iniciativas de reflexión, diálogo y participación adulta en la vida de la Iglesia y su conducción. No creemos que construir Iglesia se

2

386

refiera solo a las pastorales de movimientos o parroquias. Esta tarea tendría que ir en directa relación con la construcción de una sociedad más humana, inclusiva y sencilla, es decir, construir el Reino de Dios, de Jesús, aquí en la Tierra... en Chile, en Santiago, Valparaíso, Puerto Montt, Antofagasta, donde sea que estemos. Nos ha sorprendido la cantidad de e-mails de personas que se han conmovido con nuestra carta y en sus líneas ven fuerza para colaborar en la transformación. Iglesia entre Todos tiene pensadas dos Plazas más este año (avisaremos vía facebook) en relación con las temáticas tratadas en la primera. Asimismo, hemos promovido la participación en el Encuentro por los 50 años del Concilio Vaticano II a celebrarse en el Colegio de los SS.CC. Alameda los días 6 y 7 de octubre. Damos testimonio, por lo que hemos visto y oído, de que somos muchos quienes anhelamos la realización de un nuevo Concilio en nuestra Iglesia. Constanza Correa M., Sebastián Correa D., Paul Endre S., Nicole Vásquez D. Equipo Iglesia entre Todos

septiembre 2012

LA REFLEXIÓN QUE FALTÓ EN EL CONCILIO Sr. Director: Muy original la reflexión de Antonio Bentué en Mensaje de agosto, al imaginar la Iglesia que tendríamos de no haber existido el último Concilio. Sería, probablemente, una institución contraria al mundo de hoy y “ajena a las inapelables evidencias culturales de la modernidad”. Podría haber sido una Iglesia enclaustrada, sin credibilidad, y tal vez con su teología más viva refugiada en la clandestinidad, como dice Bentué. Podría haber sido una Iglesia en riesgo “de convertirse progresivamente en una secta”. El acontecimiento del Concilio nos salvó en gran medida de esa lamentable posibilidad. Sin embargo, temo que la descripción imaginaria de Bentué en parte existe hoy, pues en un área específica podría, lamentablemente, decirse que no tuvimos Concilio. La asamblea de obispos decidió abocarse a otros temas importantes y excluyó de su agenda la anticoncepción, el segundo matrimonio de los divorciados y el celibato sacerdotal. En otras palabras, no se pudo realizar una reflexión a fondo sobre la sexualidad en la vida moderna. En la práctica el resultado ha sido

que la moral sexual oficial ha quedado congelada en lo esencial en las normas propuestas por los pontífices anteriores al Concilio, Pío XI y Pío XII. No obstante, la moral social —la doctrina social de la Iglesia— ha podido abandonar su primera formulación escolástica y ha logrado aggiornarse. En temas sociales, económicos y políticos la Iglesia de hoy habla el lenguaje de la modernidad, acepta el aporte de las ciencias sociales y su palabra es creíble y respetada. Sin embargo, la enseñanza oficial en sexualidad insiste en reiterar normas centenarias formuladas en otras épocas y basadas en conocimientos biológicos hoy sobrepasados. El último papa preconciliar, Pío XII, condenó tempranamente casi todos los descubrimientos modernos: la anticoncepción con medicamentos, la esterilización quirúrgica e incluso las técnicas de fertilización asistida. En materia de normas nos quedamos detenidos allí, en los años cincuenta del siglo XX. El resultado ha sido que en moral sexual la Iglesia está divorciada del mundo moderno y, retomando por nuestra cuenta las palabras de Bentué, se ha mantenido

“encerrada en sus tradiciones” y “ajena a las evidencias culturales de la modernidad”. Más aun, actualmente varios de los teólogos moralistas más destacados del mundo han sido oficialmente cuestionados, tal como sucedía con grandes teólogos antes del Concilio. La moral sexual oficial actualmente vigente no comprende lo que suele ser la práctica mayoritaria de los propios fieles, que culturalmente se encuentran ya en la modernidad. En este tema, y de no haber novedades, la Iglesia lamentablemente puede encontrarse “en riesgo de convertirse en una gran secta”. En cierto modo, a los grandes temas del amor de pareja y la sexualidad les estamos debiendo un concilio y un aggiornamento por parte de la teología oficial. Es necesario repensar sobre nuevas bases los temas de la sexualidad y la procreación, tan importantes en la modernidad, lo que constituye una asignatura pendiente en la Iglesia. Y los laicos tienen mucho que decir. Cristián Barría Iroumé Médico

SIGNOS DE LOS TIEMPOS A LA CHILENA Sr. Director: La importancia de ir discerniendo la presencia de Dios en nuestra historia personal y social constituye uno de los grandes aportes del Vaticano II. La Gaudium et Spes habla de “las múltiples voces de nuestro tiempo” y “los signos de nuestra época” para significar la presencia de Dios en nuestra realidad. Los signos de los tiempos constituyen procesos históricos profundos y transformadores, referidos a temas como la democracia, la valoración sociocultural de la mujer o el respeto a los derechos humanos. Pero también hay que reconocer que, como dice la parábola del trigo y la cizaña, en el mundo crece la presencia de

Dios junto a los signos del anti-reino y la muerte. En nuestro país hemos visto cómo situaciones de violencia contra comunidades mapuches, una cultura del lucro en la educación y episodios de discriminación sexual o cultural, van violentando sistemáticamente los derechos. Estos acontecimientos negativos no constituyen signos de los tiempos. Lo que sí cabe dentro de esta categoría teológica son las capacidades de los grupos socioculturales de ser solidarios y de dar la lucha por los otros. El discernimiento de la presencia de Dios en la historia debe ir enmarcado en la pregunta que Alberto Hurtado se hacía: ¿Qué haría Cristo en mi lugar?, ¿cómo puedo contribuir a que

las cosas en mi país, en mi población, en mi organización sindical o educacional vayan mejor? Auscultar la presencia de Dios pasa por el análisis intelectual —teológico, místico, sociopolítico, pedagógico y cultural— y por un compromiso pastoral consecuente con el Evangelio. Solo así dejaremos de ser espiritualmente analfabetos y podremos comprender realmente la presencia de Dios, que nos llama a anunciar su vida abundante, venciendo situaciones de pecado estructural que merman la dignidad de nuestros compatriotas. Juan Pablo Espinosa Arce Estudiante de Pedagogía en Religión, UC del Maule

Mensaje se reserva el derecho de extractar cartas de más de veinte líneas. Escríbanos a: [email protected]

septiembre 2012

387

3

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.