Siempre hay tiempo para aprender

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Descripción

Siempre hay algo qué aprender Jorge Restrepo1

Taller de Jorge Restrepo, sobre creatividad y construcción de sociedad, Mesa de Graffiti Ciudad Bolívar, Bogotá, 2015- Foto de Joemz.

Si Bogotá se cubriera de cenizas…y varios siglos después fuera descubierta por arqueólogos, una de las mayores riquezas que éstos encontrarían sería el trabajo gráfico de cientos de escritores de graffiti y artistas urbanos que desde distintas realidades van colonizando los muros con sus firmas y propuestas de gran riqueza para la historia visual colombiana. La apreciación del arte requiere prudencia, tiempo y sobre todo, supresión del juicio. Cuando esta apreciación se hace en medio de los cánones morales del momento, hay una gran posibilidad de equivocarse. La supresión del juicio es Jorge Restrepo es Máster en Admnistración Pública de la Universidad Harvard, es Máster en Administración de la Universidad ICESI, es experto en creatividad e innovación y artista con especial interés en el arte urbano de Bogotá. Entre sus últimos proyectos se cuenta la oferta de conferencias sobre la mente humana en los procesos de creatividad, ofrecidas tanto a importantes grupos empresariales latinoamericanos, como a los jóvenes de las mesas de graffiti del Distrito de Bogotá en distintas localidades del Distrito. 1

precisamente una de las funciones de mayor complejidad que puede alcanzar la mente humana. Ésta es indispensable para que los líderes –en este caso hago referencia al gobierno distrital de nuestro alcalde Enrique Peñalosa- puedan tomar decisiones apropiadas ante fenómenos tan complejos y significativos como el arte urbano en Bogotá. El gobierno de Peñalosa tiene importantes retos, y entre éstos se encuentra fijar una posición frente al creciente fenómeno del arte urbano en nuestra capital. Este reto se hace mayor al ser un gobierno opositor a muchas de las propuestas y proyectos de Gustavo Petro. Ante las inversiones y flexibilidad que Petro tuvo en relación con el arte urbano, Peñalosa tiene la opción de tomar decisiones sin generalizar, pues toda generalización es pobre, limitada y castrante. No podemos poner en una misma canasta toda la compleja gama de expresiones que nos deja la intervención –violenta o no- de la pintura en la calle. Las decisiones que tome la Alcaldía en relación con el graffiti deben considerar que una fuerza popular será siempre invencible, esto nos lo muestra la historia. Si la Alcaldía reconoce la importancia de las mesas de graffiti, si las valora en su dimensión como “capital social vínculo” y “capital social puente”, si genera relaciones y alianzas –que son ese capital social del cual nos habló Putnamaportará a una mejor ciudad. Enrique puede conciliar entre las distintas filosofías estéticas: lo clásico y moral, versus las culturas de expresión libre. Bogotá bien orientada en su dinámica de arte urbano, será un polo de atracción de turistas por la riqueza de muros. El graffiti ilegal existe y se hará con la anuencia o con el rechazo de los gobiernos. Hay una gran cantidad –la mayoría- de escritores de graffiti que no tienen llegada a los contratos con la Alcaldía para hacer murales. ¿Cómo podemos comunicarnos con esta fuerza real y creciente? Definitivamente es con el diálogo y la construcción colectiva. La molestia que generan los graffitis ilegales en gran parte de la población es uno de los principales insumos para la construcción de una sociedad abierta y tolerante, que aprenda desde la experiencia relacional la importancia de la celebración de la diversidad. Los esfuerzos de la administración distrital deben enfocarse en coordinar con las mesas de graffiti cómo esta seria e importante fuerza del arte libre puede ser canalizadora de la energía social de artistas urbanos, muchos de los escritores de graffiti expresan: acá estamos, somos parte de la ciudad, nos podemos comunicar de forma contundente. Las mesas de graffiti pueden contribuir, mas no son las articuladoras de la dinámica natural de los escritores libres, que son también fuerza política y de naturaleza rebelde. Todo proceso social merece atención, construcción colectiva y no control que pretenda “alinear” a una parte de la población. La verdadera educación debe ser catalizadora: debe invertir tanto en quienes quieren rayar como en los que no tienen aún la posibilidad de apreciar las propuestas gráficas de los escritores de graffiti, aquí debe haber inversión en ciudadanía.

El Distrito puede tomar el debido tiempo que requiere la capitalización de la gráfica urbana, y más que la valoración y protección de ésta, el acercamiento constructivo a brillantes y decididos representantes del arte urbano por medio de las mesas de graffiti que tanto ha costado construir. Esta dinámica debe partir de un ejercicio de lecciones aprendidas en el que revisemos: ¿Qué hemos hecho bien en arte urbano en Bogotá? ¿Qué hemos hecho mal? ¿Cómo lo podríamos hacer mejor? Es también en este proceso es fundamental la educación ciudadana en la apreciación del arte urbano. Algunos importantes medios de comunicación ya han hecho publicaciones objetivas sobre la calidad de la gráfica urbana en Bogotá. La explicación oportuna y no moralista del arte urbano, hará que muchos ciudadanos cambien su percepción de “pared sucia” por riqueza gráfica y fenómeno de interés para la historia del arte.

Bogotá, 10 de enero de 2016

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