SERMO AVGVSTANVS. ELEMENTOS DEL IDIOLECTO DE AUGUSTO EN L A APOCOLOCY NTOSIS ŁUKASZ BERGER Universidad Adam Mickiewicz de Poznań
[email protected] Resumen — El artículo se propone una lectura de la oratoria de Augusto en la Apocolocyntosis (10–11.5) atendiendo a su caracterización lingüística y comunicativa. La construcción pragmático-textual del pasaje y sus destacados rasgos léxico-fraseológicos se comparan con la descripción del lenguaje del princeps facilitada por la biografía de Suetonio. Como resultado, se pone de relieve la agilidad de Séneca como satírico y estilista. Palabras clave — Apocolocyntosis, Séneca, Augusto, sermo cotidianus SERMO AVGVSTANVS. ELEMENTS OF THE IDIOLECT OF AUGUSTUS IN THE APOCOLOCYNTOSIS Abstract — The aim of the article is to establish the linguistic and communicative characterization of the speech of Augustus in the Apocolocyntosis (10–11.5). The pragmatic and textual construction of the passage together with its lexical and phraseological features are compared with the description of the language of princeps given in his biography by Suetonius. As a result, it is reinforced that Seneca disposed of great stylistic and satirical efficiency. Keywords — Apocolocyntosis, Seneca, Augustus, sermo cotidianus
En su sátira a la muerte de Claudio, Séneca incluye un discurso de Octavio Augusto (Apocol. 10–11.5), quien definitivamente condena al cojo emperador consignando su alma a los infiernos. La autoridad de un princeps senatus no impide que su discurso demuestre cierta emotividad y espontaneidad. Estos rasgos más naturalistas parecen servir a Séneca para dotar su intervención de elementos del estilo personal del gran emperador. Según apuntan los comentaristas y los editores (Bauer 1981, Eden 1984, Lund 1994), este fragmento de la Apocolocyntosis contiene varias reminiscencias tanto de las fórmulas oficiales de las Res Gestae, como del supuesto sermo cotidianus de Augusto tal como lo describe Suetonio. En las páginas que siguen nos hemos propuesto trazar en dicho pasaje de Séneca la posible imitación no solamente del lenguaje del emperador, sino también de sus costumbres comunicativas. Augusto en la literatura, la historia y el arte · EClás · Anejo 3 · 2016 · 101-108 · issn 0014-1453
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1. Augusto en Apocolocyntosis A la hora de crear la Apocolocyntosis, el innegable ingenio literario de Séneca le facilitó componer una obra que consigue combinar una (a veces obscena) burla de Claudio con un elogio de Nerón. En esta empresa artística e ideológica, la figura de Augusto llega a tener un papel primordial. Es fácil notar que la parte central de la sátira está compuesta de una anábasis del difunto (Apocol. 5–7), el consejo de los dioses (8–11) y, como resultado del veredicto divino, su final catábasis (12–15). Si atendemos a esta división tripartita de la obra1, el consilium deorum y su participante más reconocido, Octavio Augusto, constituyen su núcleo argumental. En efecto, Gil (1971: 140) no duda en denominar el discurso del princeps (Apocol. 10–11) como el «punto álgido» de la obra, subrayando el significado político de confrontar al divinizado pater patriae con el ridiculizado Claudio2, cuya transformación post mortem no será sino en calabaza. He aquí Augusto, el fundador de la dinastía, que expulsa a su descendiente del cielo condenándolo a la catábasis a los infiernos. En este momento culminante, al prestar la voz a Octavio, el autor de Apocolocyntosis evoca el ejemplo de una apothéosis no frustrada y merecida, a la par que presenta a Nerón (y al público) una figura del emperador a seguir, cuya mera aparición, además, legitima su futura política imperial3. Ahora bien, aparte de utilizar la imagen del emperador, el gran estilista de Séneca opta por una verosímil caracterización lingüística en su oratoria. Por lo general, todas las sermocinationes de la sátira presentan una elaborada variación de registros y sociolectos: desde la senil Cloto y la airada Febris, pasando por un forzadamente culto Claudio hasta el coloquial Hércules. Para dar cuenta de la posible imitación del lenguaje de Augusto en la sátira
1 En el principio de la obra, además, habría que distinguir la parte del prólogo (Apocol. 1) y la descripción de la muerte de Claudio (2–4) que precede directamente su camino al Olimpo. De ahí que, atendiendo solamente a los desplazamientos del emperador, podamos hablar en efecto de tres principales hilos argumentales. 2 La contraposición de Claudio y Augusto, como apunta más adelante Gil (1971: 140), sirve también para elogiar a Nerón: «Antes Séneca había contrastado a Nerón con Claudio [scil. Apocol. 4.1]; ahora destaca el abismo que media entre Claudio y Augusto dejando hábilmente que el lector saque sus propias conclusiones. En este mañoso empleo de claroscuro es evidente que subyace una intención muy precisa: la equiparación de Augusto, el padre de la patria, y Nerón, iniciador de un siglo de oro.» 3 En este sentido la imagen de Augusto funcionaría en la obra senequiana de igual modo que Eneas —el pater patriae por excelencia— en la epopeya virgiliana. El fundador de Roma encarnaría la fuerza que derrota el caos y establece una edad de prosperidad. Analógicamente, Augusto, exiliando al monstruoso Claudio a los infiernos, legitima la nueva edad de oro (durante el reinado de Nerón) anunciada por Febo (Apocol. 4.1).
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senequiana, pasaremos a su más completa descripción, conservada en la biografía de Suetonio. 2. Octavio Augusto como orador El autor de la famosa De vita Caesarum (ca. 121) nos ha proporcionado no solamente las célebres citas de Octavio Augusto, sino también una coherente caracterización de varios aspectos de sus competencias lingüísticas. Si bien buena parte de sus testimonios tiene carácter meramente anecdótico, parece que algunos nos pueden informar de ciertas tendencias en el idiolecto del emperador tal como las percibía su entorno para luego llegar, de forma indirecta, a Suetonio. Ante nada, a lo largo de la biografía del emperador, se hace hincapié en su agilidad como un orador: Eloquentiam studiaque liberalia ab aetate prima et cupide et laboriosissime exercuit. […] Nam deinceps neque in senatu neque apud populum neque apud milites locutus est umquam nisi meditata et composita oratione, quamuis non deficeretur ad subita extemporali facultate. (Aug. 84.1, cf. 86)
Como todo ciudadano, Octavio recibió una sólida formación retórica y, según anota Suetonio, era consciente del papel de la elaboración previa y meditada de cada discurso, pese a que tampoco le faltaba talento para improvisar (extemporalis facultas). Del mismo modo describía su arte oratorio Tácito (Ann. 13.3), mencionando su natural facilidad a la hora de dirigirse al público: et Augusto prompta ac profluens, quae deceret principem, eloquentia fuit. Acorde con esta imagen, el Augusto de Séneca toma la palabra durante la asamblea de los dioses con mucha elocuencia (Apocol. 10.1: summa facundia disseruit), si bien su discurso contiene algunos rasgos de espontaneidad. En una captatio beneuolentiae justifica su intervención con la indignación causada por la insolente petición de Claudio: non possum amplius dissimulare, et dolorem, quem grauiorem pudor facit, continere4. Este recurso retórico, que sugiere una falta de planificación previa del discurso, luego parece ser reforzado por otros «fallos» propios de un comunicado espontáneo. Primero, a Augusto, tan conmovido en pleno consejo, le faltan las palabras (10.2):
4 El texto de Apocolocyntosis según la edición de Gil (1971).
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SERMO AVGvSTANvS. ELEMENTOS DEL IDIOLECTO DE AUGUSTO In hoc terra marique pacem peperi? Ideo ciuilia bella compescui? Ideo legibus urbem fundaui, operibus ornaui, ut… quid dicam p. c. non inuenio: omnia infra indignationem uerba sunt.
Por un lado, el estado de agitación y, por otro, la escala del crimen de Claudio llevan al hablante a cometer un aparente error en la formulación de la estructura sintáctica del mensaje. Tras dejar sin acabar la frase (aposiópesis), Augusto reconoce la ruptura en su discurso (quid dicam […] non inueniam) utilizando el incidente como otro síntoma de su indignación y sale adelante recurriendo a una sentencia (atribuida a Mesala Corvino), es decir, una unidad automatizada del habla. Lo irónico del pasaje consiste, a su vez, en el hecho de que las tres preguntas retóricas del principio son reminiscencias más o menos literales de Res Gestae, el documento de Augusto más extendido y reconocible también para el público de Séneca5. Así, la aporía verbal acecha al emperador justo en plena (re)citación de sus propios méritos, contraponiéndolos a las insolentes pretensiones de Claudio de un reconocimiento post mortem. A la aparente espontaneidad de la intervención de Octavio puede contribuir, asimismo, la típica negociación —consigo mismo— del tema a tratar (praeteritio). Cuando parece que el hablante ya ha escogido el principal eje temático (asesinatos de los personajes públicos), enseguida cambia de opinión (10.3: illa omittam, haec referam) y opta por hablar sobre los crímenes contra los miembros de su propia familia. Después sigue todo un catálogo de las víctimas del difunto emperador que aboca en el esperable veredicto. Curiosamente, al final Augusto, tras zanjar su discurso con una recapitulación (11.5: Ego pro sententia mea hoc censeo), recurre a la tablilla que tiene preparada en la mano (ita ex tabella recitauit). Aquí, por escrito, es donde recoge una vez más los asesinatos más chocantes (entre otros el de Mesalina) y repite su condena de manera oficial. Esta práctica no era nada insólita en el senado romano (cf. Cic. Fam. 10.13.1, Att. 4.3.3), si bien, conforme al comentario de Lund (1994: 107), el gesto de ayudarse con los «apuntes» coincide con el testimonio que Suetonio da sobre Augusto:
5 Séneca reproduce literalmente una fórmula oficial de Res Gestae: terra marique pacem peperi (cf. RG. 13: terra marique esset parta uictoriis pax). Aparte, parafrasea varios méritos de los que se jacta el princeps (ciuilia bella compescui cf. RG. 43.1; legibus urbem fundaui cf. RG. 8.5; operibus ornaui cf. RG. 19–21) manteniendo el sobrio estilo del original, ya que salta a la vista el característico orden de palabras con el verbo en la marcada posición final (cf. el estudio sobre las Res Gestae por Torrego Salcedo en este tomo).
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Por consiguiente, la sermocinatio senequiana, al margen de su habitual construcción retórica, puede ilustrar los hábitos oratorios de Augusto, que combina la suma erudición con una facilidad improvisadora, recurriendo al texto escrito solamente para controlar mejor su discurso (ne plus minusue loqueretur ex tempore). 3. Estilo personal de Augusto Aparte de las asentadas prácticas del emperador en su actividad oratoria, Suetonio recoge también varios rasgos de su estilo —del lenguaje escrito (Aug. 86) y oral (87.1–2)—, e incluso de su caligrafía (87.3) y ortografía (88). Si tomamos en cuenta el hecho de que el autor de De uita Caesarum llegó a emplear la función de secretario a epistulis, podemos suponer que los datos recogidos por él provienen de las cartas originales del emperador, a las que seguramente tenía acceso y las que cita a veces (cf. Tib. 21.4-7, Claud. 4). Efectivamente, incluso su relato sobre el sermo cotidianus de Augusto, como reconoce el mismo Suetonio, se basa en su correspondencia privada (87: litterae ipsius autographae ostentant). Ahora bien, de trazar a grandes rasgos el estilo de los escritos de Octavio —siguiendo la valoración de Suetonio—, lo tildaríamos de elegante y moderado: Genus eloquendi secutus est elegans et temperatum uitatis sententiarum ineptiis atque concinnitate et «reconditorum uerborum», ut ipse dicit, «fetoribus»; praecipuamque curam duxit sensum animi quam apertissime exprimere. Quod quo facilius efficeret aut necubi lectorem uel auditorem obturbaret ac moraretur, neque (a) praepositiones urbibus addere neque (b) coniunctiones saepius iterare dubitauit, quae detractae afferunt aliquid obscuritatis, etsi gratiam augent. Cacozelos et antiquarios, ut diuerso genere uitiosos, pari fastidio spreuit exagitabatque nonnumquam. (Aug. 86.1–2)
Manteniendo la adecuación del registro, Augusto parece evitar demasiado el arreglo formal y el artificio de la composición (concinnitas6). En cuanto
6 El concepto de concinnitas en el estilo oratorio fue muy valorado por Cicerón (Orat. 44.149).
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al léxico empleado, recriminaba los vocablos arcaizantes (recondita uerba) del mismo modo que criticaba a los malos imitadores de las nuevas modas estilísticas (cacozeli, del gr. κακόζηλος7). La moderación de la forma, sin embargo, tenía que estar subordinada a los fines expresivos. Para Octavio, pues, saber explicarse atendiendo a las necesidades del destinatario (sensum animi quam apertissime exprimere) era lo primordial de cada proceso de comunicación; en esta línea aconseja a su nieta Agripina (86.2): opus est […] dare te operam, ne moleste scribas et loquaris. De ahí que Suetonio detectara algunas irregularidades en la sintaxis de Augusto respecto al estándar literario. La redundancia de las preposiciones con los nombres de ciudades (a) y la repetición de conjunciones (b) son ya fenómenos del latín vulgar y responden, como apunta el mismo Suetonio, a las necesidades expresivas de énfasis o claridad. Todos estos rasgos del lenguaje escrito predilectos del princeps (falta de elaboración léxica, sintaxis funcional), curiosamente, no van muy lejos de lo que se suele asociar con el registro oral. El hecho de que Augusto tendía a mezclar los dos códigos de comunicación llega a comprobarse expressis uerbis en su biografía a la hora de hablar de su ortografía poco normativa (88): uidetur eorum potius sequi opinionem, qui perinde scribendum ac loquamur existiment. Por otro lado, Suetonio describe el colorido de su habla cotidiana con toda una serie de preferencias léxicas y fraseológicas (87) que constituyen su idiolecto. En todos los ejemplos aducidos por el biógrafo se notan algunos rasgos típicos del latín coloquial (Hofmann 1926: 5–7, cf. Chahoud 2010: 46), como la concreción de los significados, la vivacidad de la imagen y la tendencia a la analiticidad de la forma (e.g. celerius quam asparagi cocuntur en vez de celeriter). A este respecto, el Augusto senequiano parece significativamente reproducir dicha predilección por las unidades fraseológicas de tono coloquial8. Las expresiones mecanizadas de su discurso conllevan unas concretas y vivaces imágenes pertenecientes a la experiencia cotidiana para designar el concepto de «inocencia» (Apocol. 10.3: non posse […] muscam excitare) o de «facilidad de hacer algo» (tam facile homines occidebat, quam canis adsidit). Un especial estatus entre todos fraseologismos tienen, al
7 Cf. la definición de este vicio estilístico que da Quintiliano (Inst. 8.3.56). 8 Son varios los ejemplos de sermo cotidianus e incluso sermo uulgaris en la sátira de Séneca tanto en otras sermocinationes, como en las intervenciones del narrador. Rodríguez Pantoja (1997) recoge la mayoría de los fenómenos al nivel léxico y sintáctico.
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parecer, las construcciones comparativas: a los citados hasta ahora habrá que añadir tam similem sibi quam ovo ovum, que Séneca pone en la boca de su Augusto (11.5), y la recogida por Suetonio (Aug. 53): quasi elephanto stipem. También las demás unidades fraseológicas a las que recurre el personaje de Apocolocyntosis en su breve intervención, crean un tono algo relajado y muy personal de lo que parecía ser desde el principio una oratoria formal en plena asamblea de los dioses: corpus eius dis iratis natum (Apocol. 11.3, cf. Plaut. Most. 563; Hor. Sat. 2.3.8; Juv. 10.129) tria uerba cito dicat (Apocol. 11.3, cf. Plaut. Trin. 963) ad summam (Apocol. 11.3, cf. la carta de Augusto citada por Suetonio en Aug. 71) summa rei (Apocol. 11.4, cf. Petron. 37.5, 37.10, 57.3, 57.9, 58.8)9
Como acabamos de ver, el aire coloquial de la oratoria de Augusto se asienta sobre todo en el nivel léxico-fraseológico10, recalcando, podríamos decir, el efecto retórico de una agitación emocional y una disimulada improvisación por parte del locutor. Por último, habrá que notar en la intervención del emperador divinizado el uso que hace del griego tanto a la hora de citar a Homero (Il. 1.508 en Apocol. 11.1), como de recurrir a la paremia ἔγγιον γόνυ κνήμης (10.3). No será casualidad que el Augusto senequiano declare en voz alta su conocimiento de esta lengua (†sormea† Graece nescit, ego scio), dado que Suetonio menciona su minuciosa formación en la cultura griega (Aug. 89). Además, son muchos los ejemplos en la biografía de Augusto en los que utiliza un fraseologismo griego (25), cita a Eurípides (25) o a Homero (65). En una ocasión, incluso improvisa dos versos en griego (98), de manera que su interlocutor, un astrólogo de Rodes, pensó que pertenecían a algún poeta desconocido.
9 La mayoría de las referencias citadas proviene del comentario de Eden (1984) y Lund (1994), quienes atienden en cada pasaje a su posible tono coloquial y a los testimonios de sus usos en otros autores. 10 Queda poco que añadir en cuanto al nivel sintáctico. Algunas frases utilizadas por Augusto en Apocolocyntosis parecen bastante simplificadas y elípticas (10.4: uideris luppiter an in causa mala, certe in tua, si aequus futurus); en cambio, otras responden a las necesidades enfáticas de un estilo retórico con anáforas (repetición de antequam en 10.4). De todos modos, sería forzoso relacionarlo con la sintaxis funcional de Augusto, a la que hace referencia Suetonio, puesto que ambas tendencias son propias también de la Latinitas argentea del mismo Séneca.
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4. Conclusiones. Sermo Avgvstanvs Si bien algunos fenómenos destacados en nuestro estudio pueden ser demasiado generales y convencionales como para sacar conclusiones categóricas, el personaje senequiano parece coincidir, a grandes rasgos, con la imagen, como mínimo anecdótica, del princeps. En su intervención Augusto se presenta al lector como un ágil orador de un estilo moderado y personal; la indignación, sin embargo, hace que a veces pierda el hilo de su discurso y recurra a toda una serie de fraseologismos de colorido coloquial e incluso a citas literarias en griego. Por otro lado, los rasgos de la espontaneidad y la emotividad se combinan con la seriedad de la acusación, en lo cual subyace una funcional construcción retórica. En consecuencia, este pasaje central de Apocolocyntosis parece cumplir mejor con los requisitos de la sátira menipea, género en el que se inscribe. Así pues, Séneca hace gala de sus dotes de estilista echando mano de varios códigos artísticos (citas literarias, paremias) y lingüísticos (registro formal y coloquial, helenismos) para insertar dentro de la oratio de Augusto algunos rasgos reconocibles de su sermo. Referencias bibliográficas Bauer, A. (ed.) (1981) L. Annaeus Seneca. Apocolocyntosis sive Ludus de morte Claudii Neronis, Stuttgart, Reclam. Chahoud, A. (2010) «Idiom(s) and literariness in classical literary criticism», en A. Chahoud & E. Dickey (ed.), Colloquial and Literary Latin, Cambridge, Cambridge University Press, 42–64. Eden, P. T. (ed.) (1984) Seneca. Apocolocyntosis, Cambridge, Cambridge University Press. Gil, J. (ed.) (1971) Séneca. Apocolocintosis, Madrid, Suplementos de «Estudios Clásicos». Hofmann, J. B. (1926) Lateinische Umgangssprache, Heidelberg, Carl Winters Universitätsbuchhandlung. Lund, A. A . (ed.) (1994) L. Annaeus Seneca. Apocolocyntosis Divi Claudii, Heidelberg, Universitätsverlag C. Winter. Rodríguez Pantoja, M. (1997) «¿Sermo vulgaris en la Apocolocíntosis?», en M. Rodríguez Pantoja (ed.), Séneca, dos mil años después. Actas del Congreso Internacional conmemorativo del Bimilenario de su nacimiento, Córdoba, 429–436.
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