Seres fabulosos en el arte rupestre prehistórico extremeño: I. La sirena del P.N. de Monfragüe (Cáceres)

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Descripción

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VIII CONGRESO DE ESTUDIOS EXTREMEÑOS

LIBRO DE ACTAS

Badajoz, 2007

COORDINADOR DE ESTA PUBLICACIÓN:

Faustino Hermoso Ruiz. Diputación Provincial de Badajoz-Universidad de Extremadura COMITÉ CIENTÍFICO DEL CONGRESO:

Presidente: Dr. D. Eduardo Alvarado Corrales. Dto. de Geografia y Ordenación del Territorio de la Universidad de Extremadura. Vocales: Dr. D. Fernando Sánchez Figueroa. Departamento de Informática de la Universidad de Extremadura Dra. Dª. Pilar Mogollón Cano-Cortés. Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Extremadura Dr. D. Fernando Serrano Mangas. Departamento de Historia de la Universidad de Extremadura Dra. Dª. Trinidad Ruiz Téllez. Departamento de Botánica de la Universidad de Extremadura Dr. D. Antonio Salvador Plans. Departamento de Filología Hispánica de la Universidad de Extremadura Dr. D. Moisés Cayetano Rosado. Revista de Estudios Extremeños Dr. D. Felipe Lorenzana de la Puente. Sociedad Extremeña de Historia Dra. Dª Carmen Fernández Daza. Unión de Bibliófilos de Extremadura. Edita: ÁREA DE CULTURA Y ACCIÓN CIUDADANA DE LA EXCMA. DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE BADAJOZ

D. L.: BA-555-07 ISBN: 978-84-690-7115-1

3.26.- SERES FABULOSOS EN EL ARTE RUPESTRE PREHISTÓRICO EXTREMEÑO I. LA SIRENA DEL P. N. DE MONFRAGÜE (CÁCERES) Autores: Manuel Rubio Andrada y Francisco Javier Rubio Muñoz; Maestro y profesor del I.E.S. Turgalium de Trujillo y Estudiante del I.E.S. Francisco de Orellana de Trujillo Resumen: La presentación en nuestro trabajo de 1991 de este conjunto tan singular y desde luego original dentro de la pintura rupestre prehistórica a nivel mundial, debería haber servido para ocupar algo de tiempo de investigadores profesionales. No ha sido así y los que se han acercado a él parece que más bien han preferido ignorarle y mirar para otro lado. La dificultad del tema frena. Ahora presentamos unos avances que, dentro de nuestras posibilidades y limitaciones, nos acercan al mismo aunque no dan el tema por concluido. Palabras claves: Sirena, cefalópodo, espada, difuminar, zigzag… 3.26.1. Introducción Tras unos años en los que los descubrimientos y divulgación del arte rupestre extremeño, pinturas y grabados, ha sido lo dominante en esta faceta de nuestro quehacer cultural, parece imprescindible profundizar en algunas cuestiones que ese variado panorama nos ofrece. Este trabajo nos surgió tras el estudio en la ermita románica de Nuestra Señora de la Coronada en las proximidades de Trujillo, Cáceres. (Rubio, 2006). El contacto con los relieves románicos hizo inevitable la relación con el mundo simbólico del mismo y su bibliografía. Algún trabajo nos sorprendió por la extensión, exactitud y claridad magistral en la búsqueda de las fuentes ( Docampo, 2000), en concreto y en sentido amplío lo que entendemos por fuentes clásicas y bíblicas. No intento con este trabajo completar ese magnífico estudio pero si creemos conveniente, antes de adentrarnos en él, recordar la problemática que generan tanto su transposición cultural como el cambiante contenido, 995

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valor etc. que estos seres fabulosos pueden llevar en su devenir histórico. Para ello nos servimos de la reflexión particular sobre los contenidos generales de dicho libro aportando brevemente otras cuestiones. No nos hemos detenido a discernir cual es lo nuestro y cual lo prestado. 3.26.1.1. Definición

Entendemos que estos son seres híbridos ideales: humanos, animales, plantas…que, por sus características, son propios de narraciones literarias fantásticas, dando lugar a fábulas, mitos, leyendas etc. Las características y contenidos son propios de cada ser, a veces cambiantes e intercambiables 3.26.1.2. Realidad o fantasía

Aunque para nosotros la naturaleza ideal de esos seres esté fuera de toda duda, no siempre fue así. La mayor parte de las veces su existencia fue o es aceptada con literalidad por la mayoría de los individuos que forman el conjunto de una sociedad o por un grupo de individuos más o menos numeroso. 3.26.1.3. Sus orígenes

Falta rastrear la mayoría de esas formas entre las realizaciones prehistóricas. Generalmente a los seres fabulosos se los hace partir de sociedades históricas ya formadas y plenamente establecidas pero el origen de la mayoría debe ser anterior. También debemos señalar la posibilidad de que las sociedades en las que aparece una realización artística mostrando al personaje en cuestión, no sean las creadoras de los seres fabulosos representados. Éstos suelen haber penetrado en alguna narración, acompañando a personajes humanos reales aunque de alguna manera foráneos o en contacto con otras culturas que han importado el tema. 3.26.1.4. Sus cambios a través del espacio y del tiempo

Cualquier figura era conocida en su lugar de origen, en su sentido fantástico, didáctico, etc. por la propia naturaleza intelectual general – imaginativa- de esa cultura. Cuando es importada, en su nueva ubicación social, seguramente alejada en el espacio, debe perder, al menos matices, de sus contenidos originales y tomar otros diferentes, que en ocasiones llegan a ser opuestos. Así la formación de los relatos en los que se mencionaban es numeroso y variable, lo probable es que seguirían creciendo y separándose hasta desaparecer alguna de ellas; literalmente morir.

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3.26.2. La sirenita de Monfragüe 3.26.2.1. Introducción

En el repertorio cacereño de pinturas rupestres nos había llamado la atención un corto pero elocuente número de formas cuyo contenido simbólico debemos clasificar de interesantísimo, propio de un preclaro Bien de Interés Cultural y por lo tanto con una protección en todos los aspectos “blindada” de la que hoy, como hace 30 años, carece. Son dos conjuntos que muestran formas de seres fabulosos marinos. Se localizan en el P. N. de Monfragüe, abrigos de Serradilla II, del que ahora nos ocuparemos, y el del Santuario, Torrejón el Rubio I (Rubio, 1991). Las dos son retazos de relatos imaginativos que deberían aplicarse en narrativas diversas aunque como suele ocurrir casi siempre es la unidad lo que nos ha llegado. En nuestra exposición vamos a prescindir, de manera general, de aquellos aspectos que con claridad ya han sido publicados como pueda ser la localización pormenorizada del monumento etc. No obstante insistiremos en completar su estudio deteniéndonos en aquellas cuestiones que entendemos necesitan ser retocadas. 3.26.2.2. El soporte

El pequeño abrigo que lo contiene se localiza en el pie de falda de la cadena montañosas donde se ubica “Peña Falcón”, a solana y muy próximo a la mitad del trayecto entre éste y el Salto del Gitano. En la margen derecha del río Tajo, término de Serradilla (Lám I).. Para realizar esta figura se escogió un pequeño resalte de las cuarcitas, blanco brillante, de forma redondeada aunque irregular, de unos 14 cm de diámetro por término medio. Todo el espacio que lo contiene –poniente (izquierda)- carece de otras formas o al menos no fueron vistas en nuestro estudio y presenta por lo general una pigmentación rojiza. Las manchas negruzcas es lo predominante en el resto. Otros conjuntos que la acompañan se dispusieron más en el frente -norte- y el naciente –oeste (derecha)-. Todos ellos, excepto éste, se enmarcan sin dificultad dentro de los temas y contenidos generales de la pintura esquemática. 3.26.2.3 La figura

El color empleado nos ha llegado en tono rojo claro con tendencia anaranjada y presenta una diferencia cromática con el resto de los conjuntos.

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Las dimensiones de la figura ocupan solamente unos 8 cm de alta, dejando en la parte superior sin pintar unos 6 cm. Su ancho ocupa toda la superficie seleccionada (Fig 1. Lám II).

Fig 1 Lasirena del conjunto de Serradilla II En el P. N. de Monfragüe.

Lámina II Conjunto de la Sirenita

La parte inferior se formó con una serie de graciosos trazos curvos en zigzag horizontales y ondulaciones muy regulares. Su distribución inconexa

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tiende a formar cinco líneas paralelas. La parte central se encuentra más confusa y oscura por presentar el fondo difuminado en color parecido aunque algo más claro. Inferiormente muestra un cuarto de luna horizontal, cóncavo hacia la parte inferior. En la parte de arriba de estos trazos aparece, siempre en color plano, una mancha de forma triangular irregular de lados curvos, convexos el superior y el izquierdo y cóncavo el derecho. En la parte superior de esta forma, un tanto grácil, se realizó un cuadrado pequeño de lados ligeramente convexos y algo desproporcionado con el torso; uno de sus vértices se situó en la parte inferior, aquí se une al triangular descrito mediante un tracito vertical. Exteriormente, en el ángulo medio del lado izquierdo de este cuadrado, está trazada una corta línea ondulante. En la parte inferior del triángulo comienza una línea en varios zigzag, muy difusa y emborronada, pero visiblemente desviada hacia la parte inferior izquierda hasta unirse a la forma lunar en el centro de su lado superior. Hemos procurado describir rigurosamente las formas sin sugerir el tema para no influir en el lector. A estas alturas de la exposición, debe tener los datos suficientes para saber lo que se nos ofreció en este pequeño conjunto. Ahora, nosotros, podemos hacerlo sin ningún escrúpulo. Pensamos que se trata de una marina. La parte superior del espacio escogido aparece claro, sin pigmentos, correspondería a un cielo claro, sin nubes. Inferiormente comienza el espacio a estar difuminado tenuemente en un tono anaranjado, sobre todo por la derecha; enseguida, sobre ese fondo pero más denso, se presentan las series de líneas onduladas que se hacen más próximas y largas según descendemos, sería el mar cuya profundidad hacia el horizonte se intento realizar separando los trazos de la parte superior, a nuestro entender con cierto éxito. Cielo y mar sirven para contener, muy centrada, la forma emergente de una sirena asexuada. Su cabeza, exageradamente grande, presenta hacia el lado izquierdo, una melena construida con las mismas olas; tal vez en la parte superior de su cuerpo, las extremidades fueron realizadas de la misma manera. En la parte inferior del tronco una pronunciada curva cóncava en la derecha nos denuncia un cuerpo femenino joven. Una confusa línea inclinada en varios zigzag sirve para representar el cuerpo del pez y se dirige, inequívocamente, a la forma lunar que representaría su aleta caudal. Ésta podría interpretarse como parte del oleaje, nosotros no nos inclinamos por ello ya que la amplitud de la onda es mucho menos aguda que el resto de las dibujadas y posee en la parte superior, con toda claridad, un trazo recto que se dirige a la zona borrosa donde se encontraría el cuerpo sumergido del pez. En resumen pensamos que se trata de la representación de una juvenil sirena que se encuentra parcialmente sumergida y sentada sobre las aguas. In-

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tencionadamente la cabeza, cuello, torso, y aleta caudal fueron pintados claramente visibles; su cuerpo, no lo fue tanto, por estar superficialmente sumergido. 3.26.2.4 Proceso de realización

En el proceso de realización podemos considerar al menos tres fases. Primeramente, en la parte que ocupa el difuminado, se debió extender la pintura algo más fluida, tal vez utilizando cuidadosamente la parte inferior interna de la palma de la mano con el puño cerrado. En segundo lugar se debió trazar el oleaje. Seguidamente se trazó centralmente la figura de sirena, de tal manera que las extremidades superiores pudieron no trazarse y hacerse coincidir en ambos lados con un zigzag horizontal que, en nuestra exposición hemos supuesto como miembros superiores del cuerpo; parecida cuestión ocurre con la línea o las líneas correspondiente a la representación de la melena aunque en este caso están inclinadas y parecen ser, como lo más probable, un recurso último del autor para expresar esa parte, al menos una vez trazada la cabeza. 3.26.2.5 Relaciones

La acción de difuminar un fondo sobre una figura ya realizada es escasamente practicado en la pintura rupestre esquemática. Nos viene a la memoria un ejemplo cercano existente en el conjunto de los varones representados en el abrigo del Santuario, Torrejón I del P. N. de Monfragüe. En él, el personaje masculino que ocupa el vértice superior del triángulo, fue realizado sobre un pequeño cérvido cuya pintura, aun fresca y sin fosilizar, fue intencionadamente difuminado en su parte central. Este hecho pasó inadvertido en las descripciones que los estudiosos de ese yacimiento realizaron, no así en el dibujo que ofrece María Cleofé Rivero (Rivero de la Higuera, 1972-73), quién lo dibujó pero no lo describió. Nosotros lo dibujamos y mencionamos en nuestro ya citado trabajo (Rubio, 1991). En cuando a la forma de realizar la figura, que no es esquemática, cubriendo con pintura el desproporcionado rostro y el cuerpo, también tenemos un solo ejemplo. En este caso hemos de marchar a la provincia de Badajoz, al término de Talarrubias y muy próxima al pantano de García de Sola, localizar la cueva de la Panda en las sierras de la margen derecha del Guadiana. En el conjunto denominado Talarrubias I, La Panda I, Conjunto V (Rubio, 1997), observamos una parejita humanas construida de modo semejante. Sin entrar en más consideraciones, también allí es evidente la miniatura y la desproporción entre la cabeza y resto del cuerpo. Las líneas de tendencia paralela en zigzag, que aquí son horizontales y sin duda aluden al oleaje, las hemos encontrado con mucha semejanza aun-

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que verticales, en la decoración de un fragmento de cerámica perteneciente a un recipiente de ambiente ibérico de la Edad del Hierro. M. Beltrán nos trasmitió de él un dibujo (Beltrán, 1973) y nosotros ofrecemos ahora una fotografía de otro fragmento; sin duda deben ser del mismo recipiente ya que

su parecido es muy cercano (Lám. III ). Lámina III Fragmento de cerámica de La Coraja.

A los tres elementos que hemos mencionado en primer lugar por encontrar alguna relación, así: el difuminado en el fondo superior del conjunto de los varones en Torrejón I; la desproporción y el color plano al realizar las figuras en Talarrubias I; debemos añadir las series de líneas en zigzag de la cerámica del poblado de la Coraja. Debemos terminar relacionando la forma de sirena con otros dos seres fabulosos marinos que contiene uno de los conjuntos del cercano y ya nombrado yacimiento del Santuario (Torrejón el Rubio I). En efecto, el conjunto citado como Fig. 7.- Monfragüe, grupo V por M. Beltrán y como Fig 2. Monfragüe, panel II en Mª Cleofé contiene, a pesar de no estar dibujadas, dos formas de cefalópodos que nosotros hicimos público en nuestro ya citado estudio (Fig 2. Lám IV y V).

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Figura 2 El conjunto de los Cefalópodos. Abrigo del Santuario P. N. de Monfragüe

Lámina IV El conjunto de los cefalópodos en el abrigo del Santuario. P. N. de Monfragüe

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Lámina V Cefalópodo con tenedor. P. N. de Monfragüe

No resulta difícil saber por qué no fueron bien dibujados por estos investigadores. Escuchemos los comentarios de M. Beltrán sobre este grupo: […]escasamente iluminada por la luz natural, y presentándose la roca sumamente sucia[…] Veamos ahora el panorama que nos ofrece Mª Cleofé: […]La conservación es imperfecta, pues a los picotazos de época antigua hay que unir la facilidad con que se descama la roca y la pátina que tiene, todo lo cual unido a las condiciones de luz y a lo abigarrado de los motivos representados, dificultan la obtención de calcos y fotografías claros[…] A lo dicho por los dos investigadores debemos añadir la dificultad que supone la cercanía de la pared opuesta que impide realizar la fotografía adecuadamente colocándose tras el visor. Nosotros colocamos la cámara frente al conjunto sin asomarnos al visor. De las fotografías obtenidas, un par de ellas ofrecían algo decente pero sin duda con una técnica apropiada, infrarrojos etc. Quizás se vería más. De una de las fotografías hicimos diapositivas de cada cuadrante con macro. Entonces, al proyectar la diapositiva, aparecieron algunas formas que no se observaban en circunstancias normales, entre ellas, en el cuadrante inferior derecho, un cefalópodo que ahora mencionamos, realizado en tinta plana, en el mismo tono rojizo que las demás figuras y para colmo de un color muy semejante a la superficie de la roca. Otro cefalópodo, de mayor tamaño pero escasamente visible su contorno, puede rastrearse muy próximo a

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la derecha. Intentaremos exigir al editor todo tipo de tratamiento, sin argucias, para conseguir claridad en su impresión, si esta no es correcta, tendrán que fiarse, si bien les parece, de nuestras descripciones y dibujos. 3.26.2.6 Las figuras de cefalópodos

M. Beltrán dibujó la parte inferior del mayor en la zona baja central del conjunto, lo describió como parte de las extremidades inferiores y sexo de un antropomorfo. No vio su gran cabeza, que se representó algo ovalada y es fácil ver directamente si bien nuestras fotografías apenas lo recogen. El otro cefalópodo se realizó de manera parecida, fue dotado también de gran cabeza, idéntico color, tinta plana etc. y se situó cerca del primero, a la izquierda y algo superiormente. Es de menor tamaño y porta un largo tenedor de cinco pequeños dientes; la parte inferior de este ser se construyó con una forma de peine de seis pequeñas “púas”. No es visible a simple vista aunque si en la fotografía. Menos extraño aunque singular y significativo es también un perfil de cabeza equina, emplumada, situada a la izquierda de la figura humana mayor, realizada en el cuadrante superior derecho del conjunto. Aunque es más visible, también se escapó a los trabajos mencionados. Debemos relacionar los dos seres anteriormente mencionados con nuestra sirenita ya que reflejan un ambiente marino, tan alejado de nuestro Monfragüe, del que, sin duda, deben proceder. Consideradas estas relaciones podemos afirmar que, pese a su singularidad, existen suficientes conexiones con otras realizaciones, también muy particulares, pero perfectamente encajadas en motivos que, o pertenecen al esquematismo hispano o se adosan al mismo. Sobre todos ellos, repetimos, destaca el conjunto de los cefalópodos cuyo contenido debe encerrar un largo tema fantástico. De ambiente parecido debe ser la narración original que motivo la realización de nuestra sirena. 3.26.2.7 Cronología

En un primer escrito en el diario regional Hoy, en la década de los noventa del pasado siglo, identificábamos erróneamente estas formas con las sirenas del mundo clásico citando el famoso encuentro de Ulises en la Iliada. Es cierto que Ulises no describe en el relato como eran estos seres pero es aceptado que en el mundo clásico y bíblico las sirenas eran tomadas como seres híbridos de aves-mujer si bien y con insistencia se sitúen en el medio acuático. Ahora nos resulta más difícil dudar de su realización en época temprana, desde luego prehistórica. Parece que se abren más posibilidades de que su ejecución sea anterior a su llegada a la Europa medieval.

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¿Cuándo nos aparece la conocida figura de sirena como híbrido mujerpez?. Tal vez estemos ganando puntos para pensar que a nuestros lejanos antepasados del orientalizante, la figura les era sencillamente pasada de moda –primeramente la situamos en ese periodo-. Entonces, ¿cuál fue su procedencia?. Parece claro que nuestra figura no fue producto de una acción importadora de Grecia o del mundo fenicio por su inexistencia en esas culturas. Si es una creación de origen marítimo, por lo tanto no autóctona, aunque su localización todavía esté por precisar. Actualmente se admite que su dibujo como híbrido mujer-pez y sus connotaciones malévolas aparecen en el medievo desde de finales del s. VII o principios del VIII y generalmente se admite que sufrió una metamorfosis o cambio paulatino en la representación clásica basada en su naturaleza acuática pasando, a veces, por las representaciones de mujer-ave-pez. Es casi imposible suponer su realización en Monfragüe en época musulmana por razones obvias. Tras la reconquista, durante el gótico perdió gran parte de su vigencia expresiva, simbólica y es difícil imaginar a un siervo o señor portando los útiles para ejecutar allí una obra de esas características. Muy posteriores son sus cambios a un significado benefactor (Docampo, 2000). Parece pues difícil aceptar su realización en la época prehistórica apuntada, aunque como hemos visto no es una realización completamente aislada en ese tiempo; mas aislada está si suponemos su factura en plenos siglos XIX o XX. La clave para acercarnos a su datación está en su relación con el conjunto de los cefalópodos que ofrece otros elementos netamente esquemáticos en una composición singular. Éste contiene en el ángulo superior derecho: un antropomorfo con las extremidades superiores abiertas; la de su derecha parece portar un ancoriforme invertido; sus extremidades inferiores lo fueron en ángulo, la de su izquierda muestra en la mitad inferior una forma de uso semejando la musculatura. Es evidente que esta figura se intentó dotar de movimiento y de cierto naturalismo ya que se realizó sobre una doble líneas de puntos que se dirige en ángulo superior hacia la base de un arboriforme situado a la derecha. También son destacables un pequeño perfil de cabeza equina emplumada a la izquierda y a la derecha, además de otro antropomofo más pequeño y estático, se observa, bastante bien definido, un perfil de espada corta (Lám VII). Por último debemos destacar el movimiento del antropomorfo portando la figura ancorada y su apunte naturalista como una novedad ilustrativa de la singularidad de estos conjuntos siempre, por lo general, tan estáticos. En el estado actual suponemos su ejecución próxima a las espadas realizadas en nuestra primera serie de estelas extremeñas, las que poseen escudo, lanzas y espadas, o tal vez un poco anterior, ya que el puñalón o espada corta representado tiene indudables paralelismos con los ejemplares cortos más antiguos propios de los inicios del Bronce final.

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3.26.3. Conclusiones

¿Quiénes eran los sujetos a quienes esta inmigración cultural representa?. ¿Quiénes o que gente las recibió?. ¿Qué relaciones tenían entre si estos personajes marítimos con nuestra gente?. ¿Adoptaron como suyo los relatos que la contenía?. ¿Por qué desaparecieron?... Cuando el profeta Isaías, al referirse a Babilonia, nos habla de los dragones, los sátiros peludos y las viejas sirenas (Isaías 13,21-22), es indudable que el pueblo a quien iban dirigidos sus asertos, le entendía de manera inequívoca ya que esos seres simbólicos, propios de fábulas y mitos, eran parte del acervo cultural popular de los pueblos. Isaías utilizó una figura literaria común, que ya existía, si la hubiese creado él, probablemente no le habrían entendido. Para terminar diremos que por el momento no podemos hacer más conclusiones. Si diremos que posiblemente el relato tuvo pocos años de duración y se extendió poco, pero que, como el ave fénix, resucitó un par de milenios después, tal vez como diría C. J. Jung, en un sueño procedente de nuestro inconsciente colectivo. Bibliografía Beltrán Lloris, Miguel (1973): Estudios de Arqueología cacereña. Zaragoza. Docampo Álvarez Pilar y otros (2000): Animales fabuloso del románico en Asturias. Editorial Trea. Rivero de la Higuera, Mª Cleofás (1972-1973): Nuevas estaciones de pintura rupestre en Extremadura. Zephyrus XXIII-XXIV. Salamanca. Rubio Andrada, Manuel (1991): La pintura rupestre en el P. N. de Monfragüe. Cáceres. (1997): Las pinturas rupestres en el término de Talarrubias, Badajoz. XXVI Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo. Cáceres.

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