San Juan Mixtepec. Una comunidad transnacional ante el poder clasificador y filtrador de las fronteras. Colección Estudios Transnacionales. Ed. Universidad Autónoma Metropolitana y Juan Pablos Editores. 288 pp. Federico Besserer y Michael Kearney (Eds.) 2006 (Libro completo / full book)

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Descripción

SAN JUAN MIXTEPEC UNA COMUNIDAD TRANSNACIONAL ANTE EL PODER CLASIFICADOR Y FILTRADOR DE LAS FRONTERAS

Colección Estudios Transnacionales

Federico Besserer y Michael Kearney (editores)

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA DR. JOSÉ LEMA LABADIE Rector General MTRO. JAVIER MELGOZA VALDIVIA Secretario General

SAN JUAN MIXTEPEC UNA COMUNIDAD TRANSNACIONAL ANTE EL PODER CLASIFICADOR Y FILTRADOR DE LAS FRONTERAS

UNIDAD IZTAPALAPA DR. ÓSCAR MONROY HERMOSILLO Rector DR. PEDRO SOLÍS ROSALES Director de la División de Ciencias Sociales y Humanides DRA. ANA PAULA DE TERESA OCHOA Jefa del Departamento de Antropología DR. FEDERICO BESSERER Coordinador de la Colección Estudios Trasnacionales

Departamento de Antropología

Casa Juan Pablos Fundación Rockefeller Universidad de California Riverside Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa Departamento de Antropología México, 2006

En memoria de Moisés Cruz Sánchez

San Juan Mixtepec. Una comunidad transnacional ante el poder clasificador y filtrador de las fronteras de Federico Besserer y Michael Kearney (editores) Primera edición, 2006 D.R. © Casa Juan Pablos, Centro Cultural, S.A. de C.V., 2006 Malintzin 199, Col. del Carmen, Coyoacán, 04100, México, D.F. D.R. © Universidad Autónoma Metropolitana, 2006 Unidad Iztapalapa División de Ciencias Sociales y Humanidades Departamento de Antropología San Rafael Atlixco núm. 186, Col. Vicentina Iztapalapa, 09340, México, D.F. tel. 5804-4763, 5804-4764 y fax: 5804-4767 ISBN 970-31-0706-0 Impreso en México Printed in Mexico

Índice

Introducción Federico Besserer y Michael Kearney

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El poder clasificador y filtrador de las fronteras Michael Kearney

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Género, poder y trabajo en la comunidad transnacional Ernesto Hernández Sánchez

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Comunidad transnacional y cadenas globales de mercancía Jorge González Huerta

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Estrategias educativas de la comunidad transnacional Atzimba Rodríguez Pérez

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La chilena mixteca transnacional Ulises Revilla López

237

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Introducción

Setecientos trabajadores indígenas mixtecos migrantes, todos de la comunidad de San Juan Mixtepec, Oaxaca, se reunieron hace algunos años en la población de Kerman, California, para discutir las elecciones municipales que se aproximaban en su comunidad de origen. Al mismo tiempo, las autoridades municipales de San Jerónimo del Progreso, otra comunidad mixteca oaxaqueña, formaron un comité de ciudadanos a los que instruyeron para que visitaran a los migrantes de su pueblo en California y recolectaran un impuesto para sufragar los gastos de instalación de un receptor de señal de televisión vía satélite y un transmisor secundario para la comunidad. Tanto en San Juan Mixtepec como en San Jerónimo, los cargos públicos municipales son ocupados cada vez más frecuentemente por personas que regresan después de algunos años de estancia en “el norte” para cumplir con sus obligaciones civiles y “servir” en el sistema de cargos por un año o más, frecuentemente sin una retribución a cambio. El estilo de vida transnacional ha transformado la cotidianidad de estas comunidades, donde la vida se vive usando estrategias que articulan localidades situadas tanto en México como en Estados Unidos.1 Una larga bibliografía antropológica se ha desarrollado en los últimos diez años dando cuenta de la complejidad de fenómenos como los antes descritos, que no pueden ser reducidos exclusivamente a procesos de “migración” y que han requerido del desarrollo de un marco teórico, un conjunto de herra1 Esta investigación se benefició del financiamiento de UC MEXUS-Conacyt, de los departamentos de Antropología de la UAM-I y de la UCR, así como del Programa North American Transnational Communities de la Fundación Rockefeller que hizo posible la publicación de los resultados.

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mientas metodológicas y fórmulas analíticas novedosas que, juntas, constituyen lo que podríamos denominar estudios transnacionales. La discusión sobre la transnacionalidad se ha distinguido por su dinamismo y carácter propositivo. Algunos de los puntos destacados de la discusión se refieren al proceso de formación de las “comunidades transnacionales” (Kearney y Nagengast, 1989; Glick Schiller y Basch, 1992), a la diferencia de éstas con otros tipos de comunidades desterritorializadas, como las diásporas (Clifford, 1999), a su especificidad histórica (Smith, 1999) y a la pertinencia de pensarlas en un marco político y económico globalizado (Gledhill, 1995). El cuestionamiento de la isomorfia entre comunidad y territorio (Gupta y Ferguson, 1997) y la creciente etnografía sobre procesos comunitarios transnacionales han generado preguntas sobre la pertinencia de las herramientas etnográficas y conceptuales de la antropología para aprehender estas realidades sociales (Kearney, 1995; Marcus, 2001). Hasta ahora, esta discusión se ha sustentado con información proveniente de etnografías realizadas en forma bilocal: desplazándose los o las investigadoras entre una comunidad “de origen” y otra “de destino” (Rouse, 1988; Smith, 1995; Burrochoff, 1999; Malkin, 1998). El desarrollo teórico en torno a los procesos transnacionales y el conocimiento adquirido por medio de la etnografía existente, propone la necesidad de generar una etnografía más robusta ya que, en varios sentidos, la etnografía existente no puede dar cuenta de la complejidad y especificidad de los procesos a que se refiere la teoría. Un ejemplo claro de ello es el problema de la multidireccionalidad de procesos transnacionales (Besserer, 1999). Por ejemplo, el conocimiento convencional sobre las remesas que envían los migrantes, nos ha hecho suponer que éstas fluyen de los lugares donde trabajan los migrantes en Estados Unidos hacia las poblaciones de origen en México. Sin embargo, ya desde 1991, Rouse sugería que éstos no eran envíos de una localidad a otra, sino “circuitos” de dinero, lo cual ha permitido proponer (Rouse, 1991) una variedad de alternativas, incluyendo el que tanto el origen como el destino de muchos de estos envíos quede dentro de Estados Unidos. 10

Nuestra propuesta es que, para que la etnografía pueda apoyar el desarrollo de la teoría existente sobre comunidades transnacionales, se requiere que ésta avance en dos direcciones. En primer lugar, se hace necesaria una etnografía que rebase la bilocalidad para reportar procesos que, espacial y socialmente, han demostrado ser mucho más complejos. Es cierto que existen aportes con propuestas metodológicas interesantes para realizar etnografía multilocal (Besserer, 1996; Kearney y Runsten, 1994; Hannerz, 2003; Marcus, 2001; Stoller, 1997), pero no se ha avanzado mucho en lo que es propiamente el trabajo etnográfico, el análisis y la redacción de sus resultados. El segundo aspecto que resulta importante impulsar en lo referente a la etnografía de comunidades transnacionales, es el trabajo comparativo. Si bien existen trabajos que se refieren a varias comunidades (Rivera, 1999; Velasco, 1999) éstos se enfocan en las organizaciones binacionales o transnacionales y no han profundizado en la vida comunitaria propiamente dicha, la cual sabemos que no puede ser reducida a las historias de las organizaciones. Pensando en estos problemas de la etnografía transnacional fue que iniciamos, en el año de 1998, una colaboración entre los departamentos de Antropología de la Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa y de la Universidad de California, en Riverside. Esta colaboración se ha concretado en un programa de investigación de largo aliento, orientado a desarrollar la metodología y la etnografía necesarias para entender, en forma comparativa, los procesos que articulan a las comunidades transnacionales en las geografías mexicana y estadounidense. El presente trabajo es el primer producto de esta investigación y presenta los resultados relativos a la etnografía multilocal realizada en la comunidad transnacional mixteca de San Juan Mixtepec. Se ha iniciado ya el trabajo etnográfico multilocal en otras comunidades transnacionales mixtecas (véase, por ejemplo, Gil, 2006; Martínez, 2005; Matus, 2004) al que se suman algunos casos exploratorios para otras regiones (véase, por ejemplo, Hirai, 2002 y Pizarro, 2005). Para realizar la etnografía de San Juan Mixtepec que ahora presentamos sostuvimos que, aunque los miembros de las 11

comunidades transnacionales tienen un lugar común de referencia (la así denominada “comunidad de origen”), no necesariamente nacieron todos en ella ni tienen pensado regresar todos a aquel lugar. Cuando migran, tampoco lo hacen todos los miembros de una comunidad hacia los mismos lugares. La etnografía implicó innovaciones metodológicas que combinaron la etnografía multilocal (donde los investigadores se trasladaron a varias localidades a hacer trabajo de campo, u otras que dieron cuenta de las prácticas sociales que enlazan a las localidades entre sí, como historias de vida, seguimiento transnacional de objetos, etcétera), con una etnografía translocal, en la que los etnógrafos acompañaron a poblaciones móviles, que no tienen un asentamiento único o definitivo a lo largo del año, o estudiaron otro tipo de espacios como el radiofónico. La investigación tuvo el doble objetivo de realizar un trabajo etnográfico transnacional que sirviera como base para un esfuerzo comparativo con otras comunidades, así como formar estudiantes en la etnografía de comunidades transnacionales. A la par de la inquietud que despertaba en nosotros el experimentar con nuevos diseños de investigación y con herramientas etnográficas novedosas para el estudio de procesos transnacionales, sentíamos preocupación por las señales que percibíamos de quienes no anticipaban posibilidades a la logística de realizar trabajo de campo transnacional con alumnos (y mucho menos con alumnos de licenciatura). Convencidos de que no sólo es posible, sino necesario romper con la visión tradicional de lo que constituye el “campo etnográfico”, decidimos llevar adelante la investigación formando un equipo con estudiantes de licenciatura. Inicialmente, el reto fue definir el perfil del estudiante que se inscribiría en el proyecto de investigación para emprender, primero, tres meses de trabajo de campo en una localidad dentro del municipio de San Juan Mixtepec, para después emprender un segundo periodo de campo en uno o más lugares de la vasta geografía del Mixtepec transnacional. Para ello, fue necesario considerar que en la UAM no abundan los estudiantes multilingües que hablen el inglés y/o el mixteco (y nosotros nos enfrentábamos a una comunidad y espacio trilingüe). 12

Iniciamos las entrevistas con los estudiantes que quisieron participar. Tuvimos un modesto financiamiento de la Universidad de California y del Conacyt, que cubriría parcialmente los costos del proyecto y (ya después nos percataríamos) resolvería un complicadísimo intríngulis burocrático, que significaba para los jóvenes estudiantes mexicanos realizar una parte del trabajo de campo en Estados Unidos. El criterio de selección tuvo menos que ver con el desempeño académico de los estudiantes y más con que tuvieran una experiencia de vida que les permitiera lograr una perspectiva como lo requería el trabajo de campo: un punto de vista “transnacional”. Elegimos, entre los estudiantes que manifestaron entusiasmo por participar, a aquellos que se habían desempeñado en profesiones en las que habían viajado, a otros cuyas familias habían residido en diversos lugares, a los que provenían de familias migrantes o a quienes sostenían sus estudios con profesiones viajeras (conductores de transporte público). La manera en que se dividió el trabajo etnográfico se refleja en la estructura del texto que ahora presentamos. Cada estudiante estuvo a cargo de la descripción etnográfica de una “dimensión” de la vida transnacional de los mixtepequenses. Entre las dimensiones estudiadas de manera transnacional estuvieron el trabajo, la educación, la música y otras expresiones culturales como la danza. En un principio, los estudiantes —que se iniciaban como etnógrafos— se trasladaron a Oaxaca y ahí se asentaron en distintos barrios de la cabecera municipal de San Juan Mixtepec. Después de una primera estancia de tres meses en Oaxaca, los estudiantes —etnógrafos ya experimentados— viajaron a diversos estados de la Unión Americana y de México, donde realizaron una segunda estancia de trabajo que duró entre tres y cinco meses. A su regreso a la ciudad de México, los estudiantes trabajaron en la redacción de sus tesis de licenciatura, las cuales después transformaron en capítulos de este libro. Así, los autores de esta etnografía trabajaron en los estados de Oaxaca, Sinaloa, Baja California y en el Distrito Federal; en Estados Unidos lo hicieron en los estados de Arizona, California, Virginia y Nueva York. 13

El trabajo etnográfico que subyace en este libro no fue en el sentido estricto “multilocal”, ya que, con frecuencia, las relaciones sociales en que nos insertamos cuando realizamos la etnografía no encontraban una ruptura abrupta entre un lugar visitado en la primera estancia de campo y otro visitado durante la segunda estancia de campo. Por ejemplo, los estudiantes que residieron en el Barrio San Pedro en su primera estancia de campo, continuaron después su trabajo etnográfico con la misma familia en Culiacán y, tras una pequeña estancia en Baja California, se encontraron con las mismas personas más adelante, en el “viaje” dentro de Estados Unidos, quienes les brindaron su hospitalidad en Harrisonburg, Virginia. Lo mismo sucedió con quienes iniciaron su etnografía en la localidad de Independencia y siguieron a sus informantes y anfitriones hasta Harrisonburg. Ernesto Hernández viajó con un grupo compacto de varias decenas de trabajadores mixtepequenses a través de una infinidad de campos agrícolas en Estados Unidos. Así, la que fuera inicialmente diseñada como una etnografía “multilocal”, se transformó en una etnografía “translocal”, con rutas de viaje diversas que se entrecruzaron y separaron en varias ocasiones, siguiendo las articulaciones mismas de la vida transnacional. No estamos hablando tampoco, en sentido estricto, de una etnografía “desterritorializada”, ya que las familias que se “siguieron” durante los meses de trabajo de campo resultaron tener múltiples residencias; es decir, se habían “reterritorializado”. Éste es el caso de una de familia que conocimos en el Barrio Centro, en la cabecera municipal de San Juan Mixtepec, a la cual después encontramos en Arvin, California, donde tienen su residencia “permanente”, y a quienes posteriormente entrevistamos, a unos cuantos minutos de distancia de las instalaciones de la Universidad Autónoma Metropolitana, en su casa de la ciudad de México. La investigación mostró que para lograr una etnografía profunda y con densidad suficiente, era necesario “viajar”. El enfoque en los problemas propios de una localidad nos podría haber llevado a perder de vista el núcleo de nuestra investigación, ya que el meollo de la vida de las personas, familias, 14

barrios y comunidades transnacionales estudiados se encuentra en dispersión. Sólo es posible llegar al “núcleo” de los problemas y de las estrategias de la comunidad transnacional con prácticas viajeras y un enfoque translocal. Los trabajos reunidos en este libro son un primer intento por realizar una etnografía que trascienda los estudios de migración, los cuales privilegian un lugar de origen y uno de destino, para dar curso a una etnografía que atienda la dispersión entre localidades y la relación entre ellas. Nos ha interesado producir un trabajo que, en la mejor tradición etnográfica, recupere la densidad y profundidad de la descripción y el análisis de la vida comunitaria. Nos propusimos hacerlo en la forma inversa a la que se ha realizado convencionalmente. Preferimos pensar en la comunidad como un sistema “abierto” y no como un sistema “cerrado”. Es decir, preferimos reconocer desde un principio que la comunidad excede la posibilidad de una etnografía “total” y asumimos que el conocimiento que adquiriríamos sería descriptivo de los principales procesos que reconocimos en la comunidad, pero nunca aspiramos a una descripción comprehensiva. Esta preferencia nos distancia de lo que podría llamarse un “localismo metodológico”, en el que se prefiere controlar la mayor parte de la información de la comunidad, entendida como una unidad acotada en el espacio, pese a saber desde un principio que estamos prescindiendo del conocimiento sobre la mayor parte de la comunidad que vive más allá de los límites impuestos por nuestra frontera metodológica. Pensamos que podríamos aprender más sobre los problemas de la comunidad si intentábamos reconstruir la complejidad de la fibra social que la constituye (donde quiera que esto nos llevara), frente a la alternativa que consiste en reconstruir un problema en su faceta estrictamente local (aunque a primera vista frecuentemente lo “local” parece aportar densidad ante la alternativa que es la dispersión geográfica). En este estudio combinamos dos perspectivas que resultan complementarias. Por un lado, la de Michael Kearney, que propone diferenciar entre el “espacio” comunitario y los “campos” en los que la comunidad se inserta. Una pieza clave de 15

la teoría de los campos, como la propone Kearney, es el concepto de frontera y su papel clasificador y filtrador. La función integradora del “espacio” comunitario que articula campos que de otra forma se encuentran divididos por las fronteras lingüísticas, nacionales y de otros órdenes, resulta en una situación en la que potencialmente se construye la inequidad a partir de los problemas de convertibilidad del capital social, económico, cultural y, finalmente, simbólico, que circulan a través de dichas fronteras. Por otro lado, en este trabajo retomamos la propuesta de Besserer (2004) de desagregar la vida comunitaria en “ámbitos de vida” o “dimensiones analíticas”. Así, los etnógrafos estudiaron distintas dimensiones transnacionalizadas de la comunidad, tales como los ámbitos del trabajo, de la educación, de la música, etcétera, para después entender mejor las dinámicas entre las distintas dimensiones de ésta. Encontramos procesos por los cuales se da con dificultad y a muy alto costo la conversión del salario ganado por un miembro de la familia en la educación de otra persona de la misma familia. Las fronteras que estos capitales deben trasminar no son sólo las fronteras nacionales (como cuando una persona en Estados Unidos envía parte de su salario a su hermana en México para que la segunda sostenga sus estudios), sino que también existe una frontera entre el campo agrícola y el campus universitario que divide a la comunidad en su interior. Pensamos que hay mucho trabajo por hacer. Es necesario seguir repensando el concepto de “comunidad” para que éste permita describir la vida de los sujetos que son miembros de estas colectividades. Para llevarlo a cabo, salta a la vista la necesidad de revaluar las herramientas con las que hemos construido nuestras representaciones de las comunidades: proponer nuevas técnicas para aprehender su espacialidad, generar sistemas para construir censos comunitarios que no excluyan a los miembros de las comunidades que viven alejados de las localidades de origen, construir herramientas que nos permitan describir las instituciones comunitarias que operan transnacionalmente —desde las familias hasta el gobierno comunitario. Adicionalmente, necesitamos detenernos a pensar algunas 16

categorías básicas y sus significados en el contexto transnacional, tales como los conceptos de “masculinidad”, “paternidad”, “derecho”, “gobernanza”, “ciudadanía”, etcétera. Asimismo, parece imprescindible evaluar el uso de las nuevas tecnologías de comunicación, para comprender la reorganización de las distancias sociales y generar modos de entender y representar mejor la implosión espacial y el aceleramiento de la vida que esto provoca. La investigación que realizamos incluyó —a la par del trabajo de observación participante y entrevistas a profundidad— una aproximación cuantitativa diseñada para orientarnos en la selección de las localidades en las cuales iniciaríamos nuestro trabajo de campo, así como para tener una primera impresión de las múltiples localidades donde se encontraban miembros de la comunidad transnacional que estudiaríamos. Iniciamos el trabajo con la visita a las oficinas de telégrafos de la cabecera municipal de San Juan Mixtepec, donde revisamos la lista de telegramas recibidos durante el año de 1997. Este ejercicio nos permitió obtener dos tipos de información: En primer lugar, obtuvimos un listado de las localidades, dentro del perímetro municipal de San Juan Mixtepec, donde fueron recibidos los telegramas, así como el número de éstos que fueron recibidos durante el año. Esto nos permitió tener una visión inicial de las relaciones entre las distintas localidades del municipio de San Juan Mixtepec con el resto de las localidades en la extensa geografía de la comunidad transnacional. En el mapa de la comunidad de Mixtepec (véase la figura 1) indicamos las localidades con mayor número de telegramas recibidos, las localidades con una cantidad intermedia de telegramas recibidos durante el año, y las localidades que recibieron la cifra menor de telegramas. En segundo lugar, hicimos un listado de las localidades en Estados Unidos y en la República Mexicana donde se originaron los telegramas. La suposición fue que a mayor número de telegramas enviados desde un punto, mayor número de personas residían en las inmediaciones de dicho lugar en un momento determinado. Este listado nos sirvió para orientar la organización del segundo periodo de trabajo de campo, pero fue 17

A HUAJUAPAN TEPEJILLO

A UAC LAH UXT AJ

RANCHO LUCERO

SAN JUAN CAHUAYAXI CERRO DEL METATE

MESÓN DE GUADALUPE

LÁZARO CÁRDENAS SANTIAGO TIÑO

CABALLUA

PUEBLOVIEJO

TINUMA DE ZARAGOZA

CANGREJO

YERBABUENA

STO. DOMINGO VIEJO STO. DOMINGO DEL PROGRESO

LA BATEA RANCHO DIEGO

EL CAPULÍN

SAN ISIDRO YUCUMAY

CUAJILOTE RÍO AZUCENA

PEÑA BLANCA

RÍO GRANDE

TIMBRE RÍO VERDE

LOMA REYES

OJO DE AGUA ARENAL

LOS TEJOCOTES LLANO COLORADO

ARENAL CENTRO

YUCUNANI

ARROYO DEL SABINO

SCHÍÑUU MATANZA

YOSOBA

RÍOFLORES

A SAN MARTÍN ITUYOSO

CANAMA

SAN ISIDRO

BUENA VISTA

LOMA REDONDA

EL LLANO SAN JUAN MIXTEPEC

SANTA MARÍA TEPOSLANTONGO

SANLUCAS

INDEPENDENCIA

SAN CRUZ SAN PEDRO TIERRA BLANCA

YOSONDU

COR RAL

STACHI

A TLAXIACO

RETOÑO

CONSTITUCIÓN

SIMBOLOGÍA AGENCIA MUNICIPAL AGENCIA DE POLICÍA NÚCLEOS RURALES TERRACERÍA BRECHA CAMINO HERRADURA

LLANO GRANDE

OJO DE AGUA

Mayor número de telegramas. Número intermedio de telegramas.

SAN PEDRO YOSOSCUA

YUCUMI Menor número de telegramas.

Figura 1. Comunidad de Mixtepec.

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necesario realizar un levantamiento más puntual de información, pues sabíamos que de estos lugares se envían los telegramas, mas no necesariamente las localidades donde los mixtepequenses residían o trabajaban en ese momento. En la figura 2 podemos observar en tono oscuro los estados de California, Florida y Carolina del Norte, desde donde se originaron el mayor número de telegramas a lo largo del año 1997. En segundo lugar, en tono intermedio, resultaron significativos los estados de Washington, Oregon e Idaho, en la costa oeste estadounidense, y Georgia, Virginia y Ohio, en la costa este de Estados Unidos. El Distrito Federal y Baja California se destacaron entre los estados de nuestro país que mostraron presencia de mixtepequenses. Los estados que aparecen en tono claro mostraron la menor actividad de comunicación por vía telegráfica con el municipio de Mixtepec. El trabajo que se presenta en este libro sólo incluye la etnografía realizada en la cabecera municipal y en las localidades más relacionadas con la primera en otros estados de la República Mexicana y en Estados Unidos. La revisión final de los trabajos que se realizaron en otras localidades del municipio se encuentran aún en proceso. Basándonos en la información anterior, iniciamos nuestro trabajo de campo seleccionando entre las localidades de origen a Barrio Lado, por ser un barrio que parecía tener una mayor densidad de relaciones con el exterior; Independencia y Barrio San Pedro, en la cabecera, por tener una densidad intermedia de relaciones con localidades en Estados Unidos y otros estados de nuestro país; y Barrio Centro, también en la cabecera municipal, por tener el menor registro de telegramas y por el papel preponderante que juega en la comunidad. Se sumó después, durante el trabajo de campo, el barrio conocido como Río Flores. Durante la segunda temporada de campo, los etnógrafos viajaron a los estados de Sinaloa, Baja California, California, Arizona, Virginia, Carolina del Norte y Nueva York. La contribución del profesor Kearney sirvió como marco teórico para la elaboración de esta etnografía. Lo que propone Kearney es un modelo analítico que permite entender los procesos de intercambio desigual de valores que resultan del pa19

DAKOTA DEL NORTE

MONTANA

VERMONT

WASHINGTON

MINNESOTA WISCONSIN

OREGON

IOWA NEBRASKA UTAH

ILLINOIS

INDIANA

PENSILVANIA OHIO

MISSURI

KANSAS

KENTUCKY TENESSEE

CALIFORNIA

MIS ISS IPP I

ARKANSAS AL AB AM A

OKLAHOMA NUEVO MÉXICO

FILADELFIA DELAWARE BALTIMORE

CAROLINA DEL NORTE CAROLINA DEL SUR GEORGIA OCÉANO ATLÁNTICO A RID FLO

CHIHUAHUA

BAHAMAS

GOLFO DE MÉXICO

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GUERRERO

OAXACA

TABA SCO

CHIAPAS

QUI NTA NA ROO

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NAYARIT

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IA FORN CALI BAJA

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VIRGINIA

COLORADO

ARIZONA

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WYOMING

NEVADA

NEW YORK

AN HIG MIC

DAKOTA DEL SUR

IDAHO

MAINE

GUATEMALA

Figura 2. Estados de México y Estados Unidos en los que se generó mayor comunicación telegráfica con Mixtepec.

pel “filtrador” que juegan las fronteras. Si bien el análisis se centra en la función que desempeña la frontera que divide los “campos” soberanos entre Estados Unidos y México (y con ello Kearney describe la extracción de valor de la Mixteca oaxaqueña hacia regiones como el estado de California), el modelo es válido también para entender (como lo hacen Rodríguez y González en este libro) el papel que tienen las fronteras entre otros campos (como el escolar y los campos que configuran las cadenas globales de mercancía) para comprender mejor el intercambio desigual que se da desde la comunidad transnacional hacia otros campos que no son exclusivamente los del Estado-nación. 20

El capítulo que aporta Jorge González a este libro reúne tres cuerpos analíticos: La bibliografía sobre ciudades globales, los estudios sobre cadenas globales de mercancía y la literatura sobre comunidades transnacionales. González investiga la manera en que convergen la cadena global de producción avícola y la comunidad transnacional. Físicamente, el lugar de esta convergencia es una ciudad rural de Harrisonburg, en Virginia, Estados Unidos, que es “transnacionalizada” por la presencia tanto de una cadena global de mercancía como de una comunidad transnacional. González nos muestra cómo los nódulos de la cadena de mercancía son territorializados en Harrisonburg y cómo la comunidad crea circuitos de circulación diferenciados hacia cada nódulo. Así, el circuito de migrantes que llega al trabajo agrícola que proveerá a la industria de alimentos para aves se asienta en viviendas físicamente localizadas dentro de los campos agrícolas y mantiene un ritmo de migración acorde con los tiempos de producción del agro. Un segundo circuito es el que se establece en las “trailas” o viviendas marginales de la población, el cual nutre con fuerza de trabajo a los criadores de aves y a las empresas contratadas para hacer las labores de limpieza de las compañías empacadoras. Finalmente, localizados en el centro de la población se asientan los trabajadores que laboran en el procesamiento y empaque de las aves. El trabajo de González nos muestra cómo lo que desde dentro de la cadena de mercancía y a los ojos de los pobladores de Harrisonburg aparecen como tres segmentos diferentes de la clase obrera local, que viven en espacios geográficos claramente diferenciados, son en realidad una sola comunidad transnacional que combina sus estrategias residenciales y laborales, y que eventualmente transita de su condición de “jornalero agrícola mixteco” a “obrero hispano de la industria avícola”. El trabajo de González sugiere, entonces, que frente a la transferencia de valor de la comunidad hacia las empresas que conforman el campo de la cadena de mercancía transnacional, existe un proceso contrario por el cual los trabajadores mixtepequenses construyen estrategias migratorias, laborales e identitarias que violan las fronteras que les contienen dentro de categorías étnicas, laborales y de vivienda. González se refiere 21

a esto como “bifocalidad”, que se manifiesta en la “readecuación” a los procesos de trabajo. Ernesto Hernández investiga la relación existente entre trabajo y masculinidad. Hernández inicia su capítulo con su experiencia etnográfica, al sumarse a un grupo de trabajadores migrantes que se desplaza por la costa este de Estados Unidos. Organizados por un contratista del mismo pueblo de origen, este numeroso grupo de trabajadores no se desplaza siguiendo el viejo esquema de “sigue la cosecha” (follow the crop) referido en la literatura para designar la movilización anual por la que los trabajadores alternan los empleos siguiendo la estacionalidad de los productos a cosechar y en el que la ruta y los tiempos de trabajo están determinados con un año de antelación. En lo que Hernández nombra “migración justo a tiempo”, esta masa de trabajadores se ajusta a las necesidades de una agroindustria posfordista y viaja de una localidad a otra respondiendo a la llamada de los rancheros que requieren mano de obra para cosechar un producto que ha sido solicitado con poca anticipación y por clientes que esperan flexibilidad por parte de sus proveedores. El trabajo de Hernández nos muestra que si bien existe una parte de la comunidad transnacional que con los años tiende a regularizar su estancia en Estados Unidos, al obtener un trabajo, que si bien no es permanente por tratarse de contrataciones por hora, sí permite la estancia en una localidad a lo largo de todo el año (como lo muestra el caso que describe González) y, tal vez, incluso comprar una vivienda. Por el otro lado, parte de la comunidad experimenta un aceleramiento en el ritmo de desplazamiento, mayor incertidumbre en cuanto al calendario de trabajo y una mayor dependencia hacia el contratista que organiza grandes cantidades de trabajadores para una agroindustria que se moderniza. Aparecen en esta etnografía grupos de trabajadores varones que viajan juntos constituyendo el equivalente a unidades domésticas interétnicas formadas sólo por hombres y al interior de las cuáles se (re)construyen mutuamente el género y la etnicidad. En contraposición a la feminización del trabajo que observamos en algunos tipos de labores en la agroindustria, como el empaque de los productos agrícolas, parece que hubiese una 22

masculinización del trabajo en este tipo de migración laboral intensiva. Al modificarse las condiciones materiales del viaje y la organización del trabajo agrícola, también se modifican los procesos específicos de construcción de la masculinidad para una parte importante de la comunidad que estudiamos. La importancia de este tema no debe menospreciarse, si pensamos que precisamente es el género uno de los ejes en torno a los cuales se construye tanto la subordinación en el trabajo asalariado, como los procesos de inequidad al interior de la propia comunidad. En su texto, Hernández nos muestra las muchas maneras de construir la masculinidad en la comunidad transnacional de San Juan Mixtepec y el impacto en la localidad de origen. Ahí, en el San Juan Mixtepec de Oaxaca, pequeños grupos de jóvenes replican la organización de las bandas a las que pertenecen en Estados Unidos, la homosociabilidad es mediada por la construcción de la masculinidad en el trabajo asalariado, y las relaciones entre padres e hijos atraviesan por la participación de ambos en los sistemas de cargos. Mientras que González y Hernández se ocupan de la dimensión laboral de la comunidad, Atzimba Rodríguez se insertó en la comunidad transnacional y viajó con ella a través del “archipiélago” que constituyen los múltiples campos formados por los distritos educativos donde los niños y jóvenes mixtecos se educan. A diferencia del campo laboral formado por la cadena de producción del pollo, que se presenta como desarticulado, pero que tiene una unidad en la concatenación de los procesos económicos, los campos educativos parecen estar desligados entre sí, ya que cada país y cada distrito escolar imponen diferencias muy marcadas a la educación dentro de sus fronteras. Así, los niños mixtecos transitan entre múltiples sistemas educativos: uno de ellos es el sistema bilingüe españolmixteco en Oaxaca; otro es el sistema bilingüe español-mixteco de Baja California, donde niños que hablan diversas lenguas son reunidos en un mismo salón. Un sistema de educación basado en la idea de la enseñanza del inglés como segunda lengua es el que se encuentra en Harrisonburg, Virginia. Finalmente, algunos mixtepequenses tienen acceso a la educación 23

superior en instituciones monolingües, donde se requiere del aprendizaje de una “lengua extranjera”, como es el caso de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Rodríguez nos propone, en primer lugar, que al interior de la comunidad transnacional hay una articulación importante entre las dimensiones laboral y educativa. Así, mientras que un miembro de una familia transmigrante estudia en Culiacán una carrera profesional, otro trabaja en los campos agrícolas de Florida para apoyar los estudios del primero. Estas estrategias de combinación de dimensiones de la vida transnacional son un recurso en la búsqueda de acumulación de valor económico y cultural al interior de las familias transmigrantes. El trabajo de Rodríguez propone que hay problemas de convertibilidad de los capitales cuando se cruzan las fronteras nacionales (como lo sugiere Kearney), pero también hay problemas de convertibilidad de los capitales cuando cruzan las fronteras entre los campos educativo y económico. Así como se pierde en la transferencia y conversión de dólares a pesos, así se pierden años de escolaridad cuando se transita de un sistema bilingüe a uno de inglés como segunda lengua, pero también se pierde en la transformación de los dólares ganados en el trabajo agrícola a capital cultural en las escuelas superiores. Pese a estos problemas de “convertibilidad de capitales” económicos y culturales, sorprende el hecho de que los transmigrantes no busquen la apropiación y adecuación de los campos educativos a sus características transmigratorias. Lejos de haber un interés por adecuar la escuela a sus condiciones de transmigración, los transmigrantes buscan adecuarse a las características de cada campo educativo en el archipiélago de la educación del subcontinente americano por el que transitan de un año a otro o de un ciclo escolar a otro. La explicación que Rodríguez nos ofrece es que la apropiación de la escuela en el plano transnacional tiende a reproducir la condición de trabajadores para el capital transnacionalizado. Por ello, en el afán de acumular capital cultural, los transmigrantes mixtepequenses prefieren ajustarse a las condiciones “locales” de cada campo educativo, con la esperanza de acumular como familia y comunidad capital cultural que pueda ser transferido de 24

vuelta a la dimensión laboral cuando los educandos salgan al mercado de trabajo y puedan colocarse en mejores empleos. Por otra parte, el trabajo de Ulises Revilla nos hace reflexionar de una manera diferente sobre este problema de la reproducción cultural. Revilla estudia la transnacionalización de uno de los ritmos musicales preferidos por los mixtepequenses: las “chilenas”. Encuentra que la construcción de la identidad comunitaria incluye la reproducción de sus ritmos musicales y de las prácticas dancísticas. Éstas se dan, al igual que la educación y el trabajo, en campos en los que otras instituciones (como el Estado nacional) imponen fórmulas hegemónicas de regulación por medio de la definición de “autenticidad” y de la apropiación y estilización de las fórmulas “verdaderamente tradicionales”. Descubre que las respuestas de los transmigrantes son diversas en la contienda entre imposición hegemónica y resistencia musical. Por un lado, describe a una generación de aprendices de música “tradicional” mixteca que hace uso de las transmisiones de radio en idioma mixteco en California (Radio Bilingüe) pero también de videos que circulan por los circuitos transnacionales con grabaciones de los grupos de sus pueblos que reproducen las formas “originales” de las chilenas. Por otro lado, grupos de músicos transmigrantes se apropian de instrumentos eléctricos y sirven como mediadores para la comunidad entre las tradicionales chilenas y las populares cumbias y quebraditas, así como entre los sonidos del violín y la guitarra de afinaciones mixtecas y las tecnobandas juveniles. La ironía es que mientras más adentrados en el territorio estadounidense y más alejados generacionalmente están los músicos de quienes han nacido en los límites territoriales del municipio, más “tradicional” es su sonido. Por el contrario, en la cabecera municipal, en los meses de diciembre y enero, cuando se celebran los bautizos, las bodas y las confirmaciones “tradicionales”, imperan las tecnobandas en el pueblo. Las estrategias educativas (según el análisis de Rodríguez) y las prácticas musicales e identitarias (en el trabajo de Revilla) parecen responder a una lógica de convertibilidad de capitales a través de las dimensiones de la propia comunidad. Por un lado, las estrategias educativas de la comunidad tienden a 25

reproducir el modelo hegemónico de cultura conforme se acercan a los campos de poder hegemónico estatal, con el fin de poder acumular y transferir capital cultural a la dimensión laboral. Por el otro, la producción musical tiende a ser “tradicional” conforme se “aleja” de los centros rituales de la comunidad. Puede inferirse que la preservación de la cultura “tradicional” en las latitudes más alejadas es el resultado de un proceso de segmentación y segregación (clasificación) al que están expuestos los indígenas de origen mexicano. En términos generales, aprendimos que los mixtepequenses han salido de los espacios confinados del trabajo en ciertos productos agrícolas transnacionales (como la producción del jitomate en Baja California y California) para tejer una red que articula muchas regiones y producciones diferentes. Esta nueva situación se expresa en una diferenciación importante en los estilos de vida de la comunidad: mientras que algunos mixtepequenses se han asentado en alguna localidad (como Harrisonburg, Virginia) durante todo el año, otros han acelerado su movimiento a lo largo de la costa este de Estados Unidos viajando durante el año desde Florida hasta Nueva York. En este proceso, los mixtepequenses han ganado control sobre su vida transnacional. Por un lado, algunos miembros de la comunidad se han transformado en contratistas que logran movilizar a un grupo importante de paisanos (frente a la situación que imperaba años atrás, donde dependían de contratistas externos a la comunidad). También algunos de los miembros de la comunidad han tejido vínculos entre los dos sistemas educativos (el sistema bilingüe de Oaxaca, con el sistema bilingüe de Baja California). El enlace entre radiodifusoras que transmiten en idioma mixteco en México y Estados Unidos es otro ejemplo de esta construcción y agencia dentro de distintas dimensiones de la vida transnacional. La construcción de estos espacios transnacionales, sin embargo, no está libre de problemas. Mientras que la red radiofónica transnacional con una fuerte presencia mixtepequense parece ser una experiencia alentadora en el contexto de la construcción de capacidades transnacionales, otras experiencias parecen ser más complicadas o incluso infructuosas. La inequi26

dad entre contratistas y trabajadores (en el caso de los migrantes en la región este de Estados Unidos), así como la incapacidad de ciertos componentes del sistema educativo para garantizar la permeabilidad social (como parece ser la oferta bilingüe en el norte del país), nos advierten que la maduración de la capacidad de gestión transnacional de estas comunidades no siempre deviene en beneficios inmediatos para todos los miembros de la comunidad. Atrapados en segmentos laborales con ingresos muy bajos y condiciones de trabajo y vida marginales, los mixtepequenses pugnan de manera activa por articular a su interior las dimensiones de su vida transnacional y adquirir el control sobre las mismas. Actores en un sistema de transferencia desigual de valores entre dos países, entre dimensiones de la vida comunitaria, y de la comunidad hacia la sociedad mayor, los mixtepequenses desarrollan proyectos para transformar estas dinámicas en su favor, los cuales requieren de sofisticados sistemas de gestión transnacional. Estos proyectos van desde los negocios particulares hasta las iniciativas colectivas como la instalación de un microbanco en la comunidad (extensión de un proyecto desarrollado en la agencia municipal vecina de Santa Cruz Mixtepec). El sistema de cargos, el derecho consuetudinario y las nuevas identidades, parecen ser los instrumentos para lograr coherencia y control sobre estos procesos transnacionales de manera que puedan transformarse en alternativas para el bienestar comunitario, mejorando las condiciones laborales, de vida, otorgando oportunidades educativas y contrarrestado tendencias que exacerben la inequidad al interior de la comunidad, o respecto a las regiones de origen y destino de esta población transnacional. La gente de Mixtepec, que amablemente nos recibió y a quienes acompañamos en su vida cotidiana, nos ha dado una lección: ante las adversidades de la vida transfronteriza, han reconfigurado un espacio de vida y un instrumento de resistencia transnacional: la comunidad. A todos ellos está dedicado este trabajo. Les agradecemos su generosidad, sus enseñanzas y su amistad. Iztapalapa-Riverside, mayo de 2006. 27

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El poder clasificador y filtrador de las fronteras Michael Kearney

Cuatro renombrados estudiosos de las fronteras y zonas fronterizas —Robert Álvarez, Hastings Donnan, Josiah Heyman y Thomas Wilson— nos invitan a enfocar nuestra atención como antropólogos en la ecología política o la geopolítica formal de las fronteras más que en las fronteras culturales metafóricas.1 Ésta es también la intención principal de este trabajo, pero como Álvarez, Donnan, Heyman y Wilson, yo también estoy preocupado por las fronteras culturales que demarcan las identidades, como son la nacionalidad, la ciudadanía, la etnicidad y otras más. Una frontera —en este caso la frontera entre Estados Unidos y México— que se establece en ambos sentidos, es una estructura y un proceso geográfico, legal, institucional y sociocultural compuesto. La comprensión de estas “totalidades complejas” se resiste a su posible reducción a las dimensiones que la componen, y como tal demanda una aproximación antropológica integral y holística que combine y trascienda los enfoques más puntuales de otras perspectivas disciplinarias, tales como los de la ciencia política, la sociología, el derecho, la economía y los estudios culturales. Por ello, una tarea mayor de una antropología robusta como ésta, es explorar la manera en que estos dos tipos de fronteras (las geopolíticas y las culturales) se relacionan entre sí. Este trabajo explora esta integración para el caso de la frontera entre México y Estados Unidos, y lo hace examinando dos efectos de dicha frontera, a saber, la manera en que ésta clasifi1 Véase por ejemplo Álvarez (1995), Donnan y Wilson (1994, 1999) y Wilson y Donnan (1998).

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ca las identidades y la forma en que modera los flujos transfronterizos de valor económico. La frontera, en este sentido amplio del término, no es sólo la línea que demarca a Estados Unidos y a México, sino que es también el inmenso sistema burocrático, policiaco, político y sociocultural, que formal e in-formalmente la define, a la vez que también define a las personas que son divididas por ella y que la cruzan. El modelo teórico que presento en este capítulo se verá sustanciado etnográficamente en varios de los capítulos que siguen en este mismo libro, y pretende también complementar un modelo más general sobre procesos tales como la formación de comunidades transnacionales. Intenta, además, constituirse en un paso hacia la construcción de una metodología y una teoría para la antropología comparativa de las fronteras y, más específicamente, la presentación de la hipótesis de que las fronteras afectan ciertos intercambios desiguales de valor económico entre tipos diferentes de personas y regiones definidas por las fronteras en cuestión. En el ejemplo que se dará aquí, el intercambio desigual de valor es afectado por la migración a través de la frontera de un área “emisora” hacia otra “receptora”. Esta terminología, que es frecuente en la literatura sobre migración, se refiere a las regiones que “emiten” y “reciben” migrantes. Aquí extenderé estos términos para referirme al intercambio desigual de valor económico entre dichas regiones, y entre migrantes y residentes, que pertenecen a esas regiones. Esta perspectiva teórica se sustenta en las teorías del intercambio desigual —colonial y de otros tipos— entre regiones. Estas transacciones desiguales están mediadas por varios mecanismos, tales como las políticas mercantiles, tarifas, pago de intereses o préstamos internacionales, y las ganancias de las corporaciones multinacionales. Sin embargo, aquí estamos interesados en conocer cómo el funcionamiento de las fronteras y la migración a través de ellas, puede también afectar esa transferencia de valor interpersonal e interregional. Es importante destacar que cruzar la “frontera” en una dirección no es lo mismo que cruzar la frontera en la otra dirección, pues lo que nos parece una sola frontera son en realidad dos fronteras distintas. Ciertamente, cada frontera es construida 32

por un régimen de poder diferente que define sus fronteras y las identidades que la cruzan en su propia forma distintiva. En este caso, para distinguir las dos fronteras que aunque coincidentes son diferentes, me referiré a la frontera construida por Estados Unidos como la “frontera estadounidense-mexicana”, y a la frontera construida por México como la “frontera mexicana-estadounidense”. En este trabajo nos interesa la primera y la migración a través de ella desde México hacia Estados Unidos.2 Con el fin de avanzar hacia una definición de las fronteras, quisiera proponer que éstas tienen tres misiones: la primera es clasificadora en el sentido de definir, categorizar y afectar de varias formas las identidades que son circunscritas y divididas por ellas, a la vez que las atraviesan. Este tipo de identidades son la etnicidad, la nacionalidad, la experiencia cultural y diversos marcadores de la clase social, etcétera. La segunda misión es clasificar, pero en el sentido de afectar las posiciones y relaciones económicas de clase de los migrantes que las cruzan (véase más adelante). La tercera misión de las fronteras es filtrar diferencialmente y transformar las formas de valor económico que fluyen a través de ellas. Sostengo que estos tres procesos complementarios —los dos sentidos de clasificación y la filtración de valor— son, de facto, las misiones prioritarias de las fronteras significantes. En consecuencia, las políticas fronterizas y las prácticas fronterizas de un Estado-nación pueden ser vistas como instrumentos para obtener un flujo neto de valor económico a través de sus fronteras hacia su territorio por vía de las diferentes clasificaciones en los dos sentidos del término anotados anteriormente.3 2 .Para una discusión de “las dos caras” de la frontera, véase Donnan y Wilson (1999:21-23). 3 .Mi definición de trabajo del concepto de Estado la tomo de Heyman (1994:51), quién plantea: “Los Estados son agregados de reglas para las acciones sociales y económicas y las organizaciones burocráticas requeridas para implementar dichas reglas [...]”. Mi uso del término nación, como se usa en el concepto de Estadonación, refiere al conocimiento cultural y a los valores más informales de los ciudadanos y agentes del Estado que hacen uso de ellos, y está en relación con la formación de las reglas del Estado; es decir, leyes y regulaciones que conciernen a los inmigrantes, la inmigración y los ciudadanos. Estas disposiciones culturales

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La propuesta de que las fronteras tienen misiones específicas fue sugerida por James Fernández (1974) en su discusión sobre “la misión de las metáforas”. El trabajo de Fernández fue escrito antes del interés actual —y de hecho lo anticipó— sobre la manera en que las identidades y las “fronteras culturales” (por ejemplo, Rosaldo, 1989) son construidas. Y mientras que mucho del interés actual en la identidad y las políticas identitarias toma un giro hacia los estudios culturales o el posmodernismo que considera a las identidades construcciones culturales arbitrarias, la teoría de la metáfora revela la manera en la que un aparente bricolaje de identidades está basado, en realidad, en aspectos concretos del mundo material. De esta manera, propone una teoría de la construcción cultural que vincula las construcciones con referentes materiales. El acercamiento a las identidades fronterizas presentado aquí también nos lleva hacia el sustrato material de la formación de las identidades y la relación correspondiente (y necesaria) con la diferenciación de clase. De una manera similar a la forma en que las metáforas que analiza Fernández tienen como misión principal la concreción de identidades que no existirían de otra forma, así, yo propongo que las fronteras tienen misiones similares que son indispensables en la economía política de los Estados-nación.4 Quisiera enfatizar que estas misiones, que en última instancia son principalmente económicas, son llevadas a cabo por el poder que tienen las fronteras para dar forma a la construcción cultural de las identidades de aquellas personas que son circunscritas y excluidas por ellas, de aquellos que las cruzan, y quienes son definidos por ellas. Otra estrategia fronteriza de los Estados-nación emergentes y maduros es la de buscar la reubicación de las

fronteras de forma tal que redefinan territorios y población. En este trabajo no me referiré a este último tipo de dinámica geopolítica de frontera.

FRONTERAS, ÓRDENES, IDENTIDADES Para iniciar el análisis del papel clasificador y filtrador de las fronteras, quisiera ofrecer un marco conceptual. Por varios años he participado en un taller internacional que ideó una útil tríada de términos: fronteras, órdenes e identidades, o FOI (véase la figura 1).5 Podríamos tomar cualquier término de esta tríada y examinarlo en la relación mutuamente constitutiva que sostiene con los demás. En este trabajo me enfoco en la frontera estadounidense-mexicana, pero lo hago con un enfoque en el orden político frente a aspectos del Estado-nación, tales como la legislación, la política, la teoría y la investigación sobre inmigración, así como las identidades construidas culturalmente, por ejemplo, “ciudadanos”, “residentes legales” e “ilegales”. Órdenes

Fronteras

Identidades

Figura 1. Fronteras-Órdenes-Identidades.

Una presuposición de esta tríada es que cada uno de los términos que la componen es definido en su relación con los también dan forma a la aplicación, respectivamente la no aplicación y la aplicación selectiva de las reglas y las identidades que definen. 4 .Esta preocupación también se puede extender a componentes del Estadonación, como son, por ejemplo, el estado de California en Estados Unidos, sus condados y sus entidades municipales, los cuales comparten algunas características básicas del Estado-nación moderno, por ejemplo las fronteras geopolíticas precisas, jurisdicción legal interna, definición de residencia, impuestos y prestación de servicios públicos.

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5 .Agradezco a Yosef Lapid por introducir esta tríada de términos que se transformó en el referente conceptual común del Grupo Las Cruces, un taller internacional sobre temas transnacionales que se reúne en el Instituto para los Estudios de la Frontera en la State University of New Mexico, en Las Cruces. Este trabajo se ha beneficiado de mi participación dentro del Grupo Las Cruces. Lapid, usualmente se refiere a esta tríada como IFO, pero para subrayar el interés principal de este trabajo en las fronteras yo prefiero referirme a ella como FOI.

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otros dos. De esta manera, una identidad es una dimensión de la persona que ha sido construida culturalmente (Kearney, 1996:137-140). Dos puntos de especial importancia son que la identidad es conformada, en cierta medida, por el hecho de estar dentro de una frontera o por cruzar una frontera. Así, en términos de la clasificación legal formal, en un lado de la frontera méxico-estadounidense, las personas pueden ser de nacionalidad mexicana, pero en el otro lado, pueden ser personas de nacionalidad mexicana que son además “inmigrantes indocumentados” o “residentes legales”, o bien, “visitantes no inmigrantes”, y potencialmente “ciudadanos” estadounidenses (véase Heyman, s.f.). Estas identidades legales, formales, coexisten e interactúan de manera compleja con patrones informales y populares de clasificación sociocultural en un proceso que es consustancial a la dinámica general de la formación de fronteras o, como lo llamaremos aquí, “fronterización”. Así, en esta práctica más amplia de clasificación, un “inmigrante indocumentado” está apto para ser identificado, y autoidentificarse como un “extranjero ilegal”. La aplicación de estas categorías populares a las personas que técnicamente serían “inmigrantes indocumentados” o “residentes permanentes legales”, o tal vez incluso “ciudadanos”, desafía el principio legal de presuponer la inocencia de cualquier persona hasta que se compruebe lo contrario. Pero como Heyman (1991, 1994, 1998a, s.f.) nos muestra, esta clasificación informal, prevaleciente como es, constituye un componente importante de las prácticas clasificadoras más generales que se aplican a los “inmigrantes” en la sociedad estadounidense. Otro ejemplo de cómo la atribución de términos revela presuposiciones comunes acerca de las identidades, es el uso frecuente de inmigrante e inmigración cuando se habla del cruce de fronteras y de quienes cruzan las fronteras, cuando sería etnográficamente más acertado usar los términos de migrante y migración. Los términos anteriores son consistentes con la difundida presuposición popular de que la mayoría de los extranjeros ilegales son inmigrantes ilegales, esto es, personas que llegan a Estados Unidos para quedarse, y no,

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tal vez, personas que cruzan la frontera para permanecer sólo una temporada corta y luego regresar. Por lo que se refiere a los órdenes, está implicado en el concepto el ejercicio oficial y no oficial de diferentes formas de poder con el fin de hacer distinciones territoriales. Por ejemplo, dibujar, definir y administrar fronteras en la tierra de manera tal que afecten a las identidades. Así, de acuerdo con este uso, una frontera es una demarcación que da forma tanto a naciones-Estado como a otras entidades territoriales, y que tiene el poder de definir las identidades de aquellas personas que las cruzan, que son circunscritas por ellas y excluidas por ellas. Una frontera también demarca el dominio interno dentro del cual este orden tiene el poder de construir y definir identidades legítimas en contraste con las ilegítimas (por ejemplo “ilegal”). Más aún, una frontera tiene este efecto porque existe alguna constelación de poder formal e informal; es decir, un orden que construye y refuerza las fronteras de forma tal que funcionen de esta manera. Además de dibujar y manejar las fronteras geopolíticas, los órdenes, tanto en su forma institucional formal, como sus formas populares más cotidianas, también conforman las identidades de las personas que están divididas por las fronteras y de las personas que las cruzan. De la misma manera, los órdenes tales como las naciones-Estado son definidos, en gran parte, por su fronterización frente a otros órdenes. Por ello, cada uno de los tres términos de la tríada (véase la figura 1) da forma a los otros dos (véase Lapid, s.f.). Al reunir sus elementos, FOI es un avance en la teoría de las fronteras. Genera preguntas importantes sobre ellas y lleva hacia un análisis robusto. Sin embargo, no nos lleva a preguntarnos por qué en cualquier momento en esta historia, una frontera asume una determinada importancia política y forma específica. Lo que aquí estoy proponiendo es que la tríada FOI no tiene la capacidad de explicación teórica necesaria, ya que no es suficientemente antropológica para atender las problemáticas de flujo de valor y de clase económicas, que son la preocupación central de este trabajo. Tampoco permite un análisis histórico incisivo de la frontera mexicana-estadounidense que pudiera explicar las diferentes formas y funciones que la 37

frontera ha tenido en distintos momentos históricos desde su formación en 1848.6 Visto desde una perspectiva antropológica, FOI es básicamente un modelo “folk”, esto es, una construcción conceptualizada desde la sociología y la política básicas del conocimiento, que le dan forma y que definen las fronteras que examinan. Como un concepto “folk”, su lenguaje y perspectiva teórica no están suficientemente distanciados de su tema de investigación como para que fuesen capaces de percibirle comprehensivamente en forma teórica. En otras palabras, el lenguaje FOI deriva, en primer lugar, de disciplinas tales como la ciencia política, las relaciones internacionales y la geografía, que están ellas mismas como disciplinas imbricadas en el lenguaje, la cultura y la política de los Estados-nación que desean investigar. Así, las disciplinas académicas indicadas antes —al igual que las fronteras nacionales— son instrumentos del Estado y de la cultura popular que no tienen suficiente distanciamiento social e intelectual del Estado y de la cultura popular como para lograr tener una mirada comprehensiva de ellos y sus artefactos —tales como las fronteras que crean, siendo ellos mismos un orden complejo.7 Una versión más enfática de esta posición teórica es que dado que el lenguaje y los modelos de la politología y las relaciones internacionales están relacionadas muy de cerca con el lenguaje y la estructura del Estado, su uso es consustancial a la construcción y constitución —reproducción— de las mismas fronteras, órdenes e identidades que estudian. En otras palabras, muchos de los términos, conceptos y datos usados en el discurso de las ciencias sociales son, básicamente, los mis6 .Véase Vélez-Ibáñez (1996) para una revisión histórica comprehensiva de la amplia región del sudeste estadounidense (o respectivamente del noroeste mexicano), así como del impacto que ha tenido sobre sus habitantes en distintos momentos la imposición de la frontera estadounidense-mexicana. 7 .Para una revisión comprehensiva de la conceptualización y temas teóricos en relación con el tratamiento de las fronteras en la ciencia política, las relaciones internacionales, la sociología, la geografía y en otras disciplinas, véase Newman y Paasi (1998). Esta revisión revela la ausencia de interés en el flujo de valor a través de las fronteras, que es el tema central del presente trabajo. La exhaustiva revisión que hace Álvarez (1995) de la literatura antropológica sobre la investigación relativa a la frontera estadounidense-mexicana revela una ausencia similar.

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mos términos y conceptos que son usados por los sujetos que investigamos; es decir, los políticos, los burócratas y el propio público. Propongo como hipótesis de trabajo, que muchas de las aproximaciones convencionales de la sociología, la ciencia política, la economía y un tanto de la antropología, a los estudios de la migración y la frontera, emplean terminología y presuposiciones culturales implícitas que subyacen e informan el orden político de sus Estados-nación respectivos, incluyendo sus fronteras, identidades y políticas de inmigración. Si esto es así, entonces la investigación y el análisis que se apoyan en dichas presuposiciones, participan en la construcción del fenómeno que desean estudiar.8 Esta versión “robusta” de la teoría es sugerida por el análisis de Corrigan y Sayer (1985) sobre el papel que juegan las instituciones y prácticas gubernamentales en el proceso de formación del Estado, y va incluso más allá al sugerir que las ciencias sociales institucionalizadas —en especial aquellas ciencias sociales que tienen una relación cercana con el gobierno— participan en la formación de elementos que son componentes integrantes y prácticas del Estado y de la cultura popular, que a su vez son las matrices socioculturales institucionales y cotidianas en las que las ciencias sociales están alojadas y que las configuran (Abrams, 1988). De la misma manera, una antropología aplicada —en la medida en que está al servicio de alguna entidad gubernamental y en busca de promover sus proyectos por la vía de la ingeniería social— también emplea y “cosifica” los términos, categorías e identidades sociales oficiales y populares, y como tal perpetúa el sistema hegemónico de clasificación de dichas identidades. La aproximación que hemos adoptado aquí —y que es considerada necesaria para un método científico más objetivo— es la de lograr un distanciamiento sociosemántico para llegar a un 8 .Sería interesante —pero el espacio no lo permite— presentar un análisis comparativo de la sociología del lenguaje, la teoría y los problemas de investigación en la academia mexicana que se ocupa de la migración mexicano-estadounidense. Esto revelaría cómo la investigación refleja preocupaciones nacionales oficiales y no oficiales, las cuales se combinarían en un complejo semántico, intelectual, moral y político distinto de su contraparte estadounidense.

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punto de vista teórico más incluyente, que tome los términos oficiales de identidad más como un objeto de análisis que como categorías básicas para el análisis y el diseño de políticas sociales. Si la mayor parte del conocimiento académico relacionado con las fronteras y la migración está desarrollado y se expresa en la sociología política del conocimiento nacional, entonces lo que se requiere es una sociología —o mejor dicho, una antropología— del conocimiento que examine las disposiciones ideológicas y los presupuestos teóricos y metodológicos correspondientes a las aproximaciones sociológicas, económicas y de la ciencia política al fenómeno de la migración.9 Para lograr un cambio teórico de este tipo, lo que necesitamos es un desplazamiento de la construcción de la teoría a un espacio sociointelectual que tenga un grado mayor de libertad respecto de los discursos políticos de los Estados-nación, de lo que ahora es la situación de la mayor parte de la teoría más convencional sobre migración. En una palabra, necesitamos teorizar de una forma más antropológica, esto es, debemos separar la teoría de los asuntos del Estado, incluyendo sus disciplinas y su lenguaje.10 Este distanciamiento es necesario para el avance de una antropología conceptualmente más emancipada, esto es, una antropología que mantenga una mayor distancia de los contextos sociales locales específicos y los presupuestos que acompañan a su visión del mundo conforme éstos se encuentran inscritos, por ejemplo, en las constelaciones de un lenguaje específico contenido en el FOI. Este distanciamiento es facilitado por una perspectiva antropológica que percibe al espacio y a los procesos sociales transnacionalmente. Ciertamente, la antropología es la disciplina por principio transnacional, en virtud de su sociología del conocimiento distintiva y su enfo-

que en comunidades situadas más allá de las fronteras nacionales de sus propios centros institucionales. A pesar de algunos de sus orígenes “coloniales”, y algunos de los rastros lingüísticos que éstos han dejado en ella (Kearney, 1996:26-30), más que ninguna otra disciplina, la antropología ha logrado una sociología transfronteriza del conocimiento que le permite que su teoría tenga el mejor distanciamiento respecto de las instituciones nacionales y del contexto semántico hegemónico, hacia otros campos sociales y conceptuales. Con el interés de lograr avanzar aún más en este desplazamiento antropológico hacia una sociología diferente del conocimiento de las fronteras, propongo una segunda tríada de términos, valor-CLASE-campo, o VCC, como un complemento para la primera. Cuando se combinan las dos tríadas de conceptos, éstas constituyen un paradigma que interrelaciona los seis términos. Mientras la mayor parte de la investigación sobre migración a través de las fronteras está escrita desde la perspectiva de la primera tríada (véase la figura 1) y con su terminología, intentaré aquí extender este trabajo hacia la teoría y ámbitos prácticos de la segunda tríada (véase la figura 2). La propuesta principal es que una antropología robusta de la migración debe atender e integrar ambas tríadas. CLASE

Valor

Campo

Figura 2. Valor-CLASE-Campo.

VALOR, CLASE, CAMPO 9

.Una variante de esta teoría “robusta” es que aun las aproximaciones teóricas que buscan un análisis crítico como una manera de resistir las políticas y prácticas oficiales pueden, en los hechos, operar como “cosificadoras” y “reconfiguradoras” de las fronteras, órdenes e identidades por la vía de un sutil jujitsu de política sociocultural (Kearney, 2001). 10 .Heyman (1998b) propone un tipo de desplazamiento similar, con respecto a la formación de la política y la administración de la inmigración, también asociado con una sociología del conocimiento muy diferente.

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Fui llevado a elaborar esta tríada por la notable falta de un elemento en la primera tríada, y la rica discusión e investigación que genera, a saber, clase, un término con dos sentidos fundamentalmente distintos, que son diferenciados en la figura 3. En el sentido convencional y en el lenguaje de las ciencias 41

sociales, clase se refiere a las características culturales de las personas y grupos que corresponden —a grandes rasgos— a sus ocupaciones y niveles de ingreso. En este sentido, es apropiado hablar, por ejemplo, de cultura de clase obrera o de identidad de clase elite, ya que estas características se reflejan, entre otras cosas, en el estilo de expresión oral y gustos culturales. Este significado de clase se refiere a un componente de la identidad general de una persona o de un grupo, adquirido de manera social y construido culturalmente, comparable con otras dimensiones de su identidad, tales como su género, etnicidad, “raza”, nacionalidad, etcétera (véase la figura 3), y como tal pertenece a la tríada FOI (véase la figura 1).11

CLASE Y CLASE En contraste con clase, en este sentido, CLASE (con mayúsculas) corresponde a la tríada VCC (véase la figura 2). Mientras que las identidades de clase son elementos de las personas o los grupos que están construidos culturalmente, en la teoría marxista, la naturaleza de su CLASE está determinada por su posición en un modo de producción de tal manera que uno sea, por ejemplo, un trabajador o un capitalista, un siervo o un señor feudal, etcétera. La manera en que prefiero usar CLASE en este segundo sentido es diferente de las distintas formas de identidad culturalmente construida. También propongo que se trata de una dimensión incluso más fundamental del ser social y que, a la vez que conforma, es conformada por la formación de relaciones económicas y de poder entre la variación de las identidades, por ejemplo, clases “alta” y “baja”, “hombre” y “mujer”, “blancos” y “negros”, mujer “blanca” y hombre “negro”, etcétera.12 De acuerdo con lo anterior, CLASE es diferen11 .Véase Williams (1983:60-69) para una historia del sentido más revalente de clase como identidad. 12 .En el caso de “hombre” y “mujer”, las comillas se usan para indicar que no estamos ante la distinción natural y biológica, sino con identidades culturales de género —cualesquiera que sea la forma que adopten— que son construidas en torno a los seres físicos. Así, las relaciones de CLASE existen entre sexos cuando éstos son representados en tanto que identidades de género, fronterizados de ma-

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te conceptualmente de identidad, aunque algunas identidades construidas culturalmente son necesarias para la existencia de las diferencias de CLASE, ya que hacen posible las relaciones de CLASE con intercambio desigual de valor económico entre las identidades posicionadas en campos en los cuales el valor es producido, consumido e intercambiado desigualmente. Yelvington nos proporciona una definición comprehensiva del primer sentido de clase como identidad, mientras que, a la vez, sugiere los elementos del segundo sentido (es decir, CLASE): Para nuestros propósitos, entonces, podemos definir clase como una identidad basada en un entendimiento cultural de los recursos de capital que uno tiene, y el modo de circunscripción que uno habitualmente emplea con la estructura objetiva proporcionada por el capitalismo como un sistema cultural totalizante. La coalición del capital económico, capital social (en su estado general e incorporado), capital cultural y capital simbólico es determinante y determinado por tal circunscripción. Circunscribir incluye tanto los actos propiamente de exclusión o usurpación —esto es, explotación— y también se vuelve un medio para contender por la convertibilidad del capital y las acciones simbólicas para legitimar la configuración y valor del capital poseídos por individuos y grupos varios (Yelvington, 1995:32-33).13

El significado central del sentido de CLASE como una relación de intercambio desigual fue desarrollado primero por Marx con referencia al caso específico de la acumulación del valor excedente de los trabajadores por los capitalistas en la producción (Marx, 1967; parte III). Aquí estoy generalizando esta idea básica hacia otras formas de valor y a las fronteras como demarcaciones de CLASE y como mecanismos para la distribución desigual del valor. nera tal que se construyen asimétricamente, siendo ésta la base del intercambio desigual de formas distintas de valor. 13 .Yelvington discute las dinámicas de diferenciación de clase y las relaciones de intercambio que se ajustan al segundo sentido, es decir CLASE, en tanto que perteneciente a las relaciones capitalistas. En contraste, yo estoy generalizando aquí el concepto de CLASE para referirme a todos los intercambios desiguales de valor.

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VALOR Una teoría antropológica robusta del valor debe ser capaz de moverse hacia dos objetivos. El primero es el de facilitar una integración del tratamiento de los fenómenos económicos infraestructurales y los procesos simbólicos que tengan que ver con la diferenciación de las identidades y la CLASE (véase la figura 3). En otras palabras, debe instrumentar una aproximación al valor que atienda, y de la misma manera, sus formas material, monetaria, social y simbólica, así como la forma en que están distribuidas y cómo es que, de diversas maneras, pueden convertirse las unas en las otras. El segundo objetivo es permitir la documentación y análisis de los flujos de valor y las conversiones que tengan lugar entre diferentes formaciones económicas. Así, por ejemplo, mientras que la economía y la antropología marxistas trabajan fundamentalmente con una teoría del valor que se derivó del análisis de la sociedad capitalista, una antropología robusta también debe poner atención en cómo se crea el capital, cómo se distribuye y cómo se convierte no sólo en formaciones no capitalistas, sino también cómo es que fluye entre varias comunidades capitalistas y no capitalistas. En el caso particular que aquí estamos examinando, estos flujos de valor ocurren entre comunidades y regiones capitalistas y no capitalistas, así como a través de una frontera internacional. La tarea inmediata es considerar cómo es que estas fronteras afectan dichos flujos. Valor es tal vez el concepto más controvertido en la economía marxista (véase Steedman, 1981) y no pretendo resolver aquí los debates en torno a este tema. Más bien propongo una aproximación antropológica amplia del concepto de valor, de manera tal que reconozca, como en Marx, que el valor abstracto, que es la base del intercambio de mercancías y que deriva del valor de la fuerza de trabajo humana que las creó, es sólo una de las formas de valor en las relaciones humanas, si bien una forma muy importante. Este paradigma básico marxista puede ser extendido, y hecho más antropológico, al combinarlo con los conceptos de capital como fueron elaborados por Bourdieu (1986), que se manifiestan en forma económica, so44

cial, intelectual y simbólica. De la misma manera en que lo hace Marx, quien se refiere al valor en ambos sentidos, tanto como fuerza de trabajo incorporada y como recurso material, así como valor simbólico abstracto, también Bourdieu se refiere a formas de capital que trascienden la división entre los fenómenos que operan en la base y aquellos que son superestructurales. Más aún, el trabajo de Bourdieu (1984) [...] integra el análisis del valor económico con los valores culturales al elaborar una teoría de la diferenciación de clase, y preservando el proyecto marxista original de teorizar sobre las clases en términos de la producción, la acumulación, la transformación y el consumo de valor (Kearney, 1996:161).14

CLASE E IDENTIDAD En el caso clásico marxista, dos identidades construidas culturalmente (trabajadores y propietarios) se reúnen en el proceso de producción de tal manera que tiene lugar entre ellos un intercambio desigual de valor económico, esto es, una transferencia de valor de una posición de CLASE a la otra. Pero este intercambio desigual es sólo posible por las identidades diferentes que están presentes en las dos posiciones de CLASE en un campo social y por la relación política entre estas posiciones. Estas relaciones de CLASE están inscritas en un grupo de formas y prácticas legales, culturales, lingüísticas e incorporadas (embodied), es decir, un orden.15 El punto importante aquí es que las relaciones de CLASE son sinónimos de la forma des14 .Como una primera aproximación, valor —en el sentido amplio usado aquí— puede ser vinculado con las “formas de capital” de Bourdieu, pero véase Kearney (1996:162-168). La teoría de los capitales en Bourdieu y su método para “mapificar” la distribución entre identidades en diferentes campos sociales y su transformación de un tipo al otro de capital son igualmente aplicables a las sociedades capitalista y no capitalista, y por esta razón, así como para integrarle mejor una teoría del valor marxista, prefiero hablar de “formas de valor” más que de “formas de capital”. 15 .Para los aspectos de incorporación de dichas identidades, véase la discusión de Bourdieu sobre el “habitus” (1990).

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igual de intercambio de valor económico dentro de un campo económico. Esta característica relacional estructural de la CLASE como un resultado de las posiciones en un campo de valores producidos, intercambiados y consumidos desigualmente, es distinta (pero depende) de los correlatos culturales correspondientes de la persona o grupos posicionados de esa forma determinada; esto es, de sus otras identidades de clase. Una hipótesis de trabajo es que sólo nos preocupamos realmente por las relaciones entre identidades cuando percibimos que algunas de esas relaciones de desigualdad de valor existen entre ellas. De no ser por esos intercambios desiguales, es decir, de esas relaciones de CLASE entre identidades, simplemente celebraríamos su singularidad cultural. Pero nos damos cuenta, intuitivamente, en algún nivel de comprensión, que existen identidades en contienda en campos y relaciones con un intercambio desigual de valor. Y, como dije antes, estas relaciones de intercambio desigual son, por definición, relaciones de CLASE. Pero debido a que los humanos somos todos miembros de una especie, estas relaciones de CLASE se sustentan en distinciones construidas artificialmente, es decir, en la construcción de identidades tales como nacionalidad, etnicidad, género, “raza”, clase, etcétera (véase la figura 3).16 La segunda tríada es un complemento de la primera en el sentido de que cada una hace referencia a una esfera fenoménica y conceptual.17 En primer lugar, los términos de la tríada FOI se refieren a artefactos construidos culturalmente en forma popular, es decir, su sistema legal formal y su clasificación social informal de identidades culturales, fronteras, etcétera.18 En contraste con esto, cada uno de los términos de la tríada 16 .Véase Heyman (s.f.) para la discusión sobre los nexos entre la clasificación oficial y no oficial (popular) de las identidades de quienes cruzan fronteras. 17 .La segunda es el resultado de un esfuerzo por ganar distancia de la primera, que es tomada como un modelo emic (folk). Sin embargo, no asumo que la segunda tríada sea un aparato totalmente etic (culturalmente neutral). Más bien, lo veo como un ejercicio pragmático para lograr un distanciamiento hacia una antropología universal y culturalmente neutral de la especie humana, que sólo se puede lograr de manera asintótica. 18 .Hay, desde luego, una dimensión material de este “orden”, que son, en este caso, los componentes materiales de la construcción y mantenimiento de la frontera como son las bardas, el equipo de vigilancia, los vehículos, etcétera.

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IDENTIDADES:

Nacionalidad, etc. Etnicidad Género “Raza” Identidad de clase

FOI CLASE

VCC

Figura 3. CLASE e Identidades.

se refiere y relaciona con fenómenos que están apoyados en la infraestructura material de una formación social, pero que también tienen manifestaciones o permutaciones que aparecen en la superestructura social y cultural. El valor, por ejemplo, puede existir en formas materiales como la propiedad tangible, las mercancías y la fuerza de trabajo incorporada; y también puede ser convertido en dinero de papel o electrónico y otras formas simbólicas materiales e inmateriales (Bourdieu, 1986; Kearney, 1996:158-168; Mauer, 1999). De manera similar, el campo puede ser el suelo tangible que es distribuido entre las personas y sobre el cual están distribuidas, como también puede ser un espacio socioeconómico en el cual las personas son distribuidas en forma tal que reflejan cómo está distribuido el suelo entre ellos. También la distinción entre CLASE e identidad es una diferencia fundamental entre dos tríadas. Nótese que mientras las identidades son construidas culturalmente, CLASE es una posición en una relación dentro de un campo donde el valor se encuentra distribuido desigualmente. Así, una relación de CLASE existe entre dos identidades cuando intercambian cantidades desiguales de valor de forma tal que una es una receptora neta y la otra es una donante neta (véase más adelante). Por ello, CLASE no se opone a identidad. Más bien, cada identidad (incluida la identidad de clase) está asociada a una posición de CLASE. Una gran parte del análisis contemporáneo centra la atención en la identidad de clase, la cual es tratada sólo o preferentemente sin hacer referencia a las relaciones de CLASE que subyacen a ésta y las otras identidades. Se descuida la CLASE y la clase es tratada de manera adecuada como una identidad comVCC

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parable en su estatus conceptual a “raza” y etnicidad, como es evidente en cursos, congresos, libros, etcétera, que se ocupan de permutaciones varias de este tema con títulos como “etnicidad, raza, clase y género”. Este tratamiento de la clase nos lleva a debates inacabables sobre si ésta (por decir algo, la “raza”, la nacionalidad o la etnicidad, etcétera) es la característica más importante de la identidad personal y colectiva. Lo que afirma la presencia de CLASE como un elemento en la segunda tríada, en contraste con las identidades en la primera —incluida la de clase— es que la consideración de la relación entre identidades y CLASE no implica que sean una o la otra, sino que siempre son una y la otra. Esta relación entre CLASE e identidad se puede pensar mejor, no en términos de cuál es el aspecto más importante de una persona o un grupo, sino más bien, cómo es que ambos funcionan juntos y, en particular, cómo es que las identidades funcionan en la estructuración de las relaciones de CLASE entre personas y grupos, es decir, la producción, intercambio y consumo desigual de valor. La figura 3 muestra esta relación entre CLASE e identidades.19

nes de CLASE del migrante. Así, un campo es un espacio con coordenadas geográficas y abstractas en el cual las personas están localizadas, se mueven y migran. De forma similar, las formas del valor se distribuyen en campos, en los que son adquiridas, creadas y transferidas entre personas y grupos, proveyendo así de una base a las posiciones y relaciones de CLASE dentro del campo. Los campos, como el territorio geográfico, son diseccionados por las fronteras que pueden ser vistas como instrumentos que controlan el flujo de personas y formas de valor (véase Donnan y Wilson, 1999:107-108). El mayor reto etnográfico y analítico es el de comprender el doble impacto CLASificador de la migración transfronteriza sobre, primero, la construcción de la identidad (incluida la cultura de clase) y, segundo, sobre las posiciones de CLASE de los migrantes e inmigrantes. Aquí resulta importante recordar que CLASE en este sentido es una relación de intercambio desigual de valor.

FRONTERAS Y CLASIFICACIÓN MIGRACIÓN, FOI Y VCC Ahora podemos definir migración en los términos de las dos tríadas. En términos de FOI, migración es el movimiento a través de una frontera significada, ordenada, que cambia la identidad. En términos de VCC, la migración es el movimiento a través de una frontera que disecciona un campo y que cambia tanto la identidad como, muy probablemente, la posición y relacio19 .La conciencia de clase puede aparecer como una dimensión de la identidad en FOI, pero como tal es conceptualmente diferente como posición de CLASE en un campo de valor en tanto que VCC. Estos dos significados diferentes de clase en las dos tríadas son comparables a la distinción que Marx hace entre clase para sí y clase en sí, en la medida en que la primera se refiere a la conciencia de la membresía a una clase como una identidad colectiva, en tanto que la segunda es la realidad objetiva de la posición de clase, sea que quienes ocupan dichas posiciones estén colectivamente conscientes de su situación, o no lo estén. Y como lo ha planteado Kevin Yelvington (comunicación personal), las dinámicas identitarias ocurren no sólo entre las identidades y la CLASE, sino que también entre las identidades.

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Una de las principales misiones de las fronteras es CLASificar personas y cosas que las cruzan. Pero al hablar de CLASificación en este sentido debemos invocar los dos sentidos de clase contenidos en el verbo clasificar, cada uno de los cuales corresponde a una de las tríadas. El primero de los sentidos tiene que ver con la clasificación en un sentido nominal de la asignación de identidades, como lo hace el Servicio de Naturalización e Inmigración diariamente en los puertos de entrada hacia Estados Unidos. Esta forma de clasificación pertenece, entonces, al ámbito de la primera tríada de términos y es una función ejercida por un orden oficial y no oficial (incluyendo al público en general), que afecta las identidades de las personas que cruzan y que son definidas por las fronteras. Pero este término —clasificación— también carga dentro de sí el sentido de CLASE social. Inserto dentro de esta forma de clasificación nominal, hay actos de CLASificación socioeconómica que pertenecen a la segunda tríada de términos, ya que 49

afectan la posición y relaciones de clase social de la persona investida de la identidad clasificada en el primer sentido. Podemos y debemos distinguir entre la clasificación nominal categórica de identidades asociada con la primera tríada de términos contra la CLASificación socioeconómica de la segunda tríada que afecta la posición y relaciones de CLASE de los migrantes, recordando que la aparente asignación formal e informal de identidades —clasificación en el primer sentido— siempre tiene implicaciones para la CLASificación en el segundo sentido. Propongo que en cada caso de contienda en la construcción de identidad —la construcción formal e informal de las identidades de los “cruzadores” de fronteras es un primer ejemplo— hay una dinámica subyacente de CLASE, como he definido el término, que da forma de manera importante a la dinámica cultural de la formación de identidad. La primera tarea teórica es, por ello, relacionar la dinámica de las identidades y las fronteras culturales y políticas que las definen y vinculan con los temas de CLASE que les subyacen; por ejemplo, el intercambio desigual de valor económico que fluye a través de las fronteras entre ellos, esto es, entre personas y regiones en las relaciones de CLASE.

MIGRACIÓN, FILTRADO DE VALOR Y CLASE20 Ahora bien, ¿qué es lo que tienen que ver la migración y las fronteras con el intercambio desigual de valor? Podemos comenzar con una definición de trabajo del concepto migración como un movimiento a través de las fronteras significantes que cambia la identidad, y examinemos esta relación entre fronteras, órdenes, e identidades en el caso de los migrantes, introduciendo aquí la segunda tríada de términos y comparando su relación con los términos de la primera tríada, empezando por “fronteras”. Para desarrollar este análisis, propongo que una misión muy importante de las fronteras es la de servir como filtros diferenciales que permiten pasar ciertas cosas, pero 20

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.Esta sección, con modificaciones, forma parte de Kearney (s.f.a).

no otras, y permiten también controlar la proporción en que algunas cosas pasan. Claramente, una de las cosas más obvias que controlan las fronteras son las personas, siendo este control la esencia de las políticas de inmigración, así como el control transfronterizo de las mercancías y divisas es la esencia del mercado exterior y de la política monetaria. En el caso del mercado y la política monetaria, el objetivo de las naciones es operar con una ventaja que es la de tener un intercambio positivo en favor de las arcas nacionales. Similarmente, al invocar la segunda tríada, podemos sugerir que en la base, un efecto mayor del control transfronterizo de personas —como el control transfronterizo de mercancías— es tener un impacto sobre el flujo transfronterizo neto de valor que está contenido potencialmente y en la práctica en dichas personas.21 El poder filtrador de valor de las fronteras puede ser ilustrado con una analogía del mundo físico: imaginemos un envase lleno de agua y dividido por una membrana semipermeable a través de la cual el agua puede difuminarse en ambas direcciones (véase la figura 4). Si se le agrega una proteína soluble o sal a uno de los lados, un volumen neto de agua fluirá hacia aquel lado de la membrana como un resultado de la ósmosis y el nivel del agua en ese lado aumentará, mientas que el nivel del agua en el lado emisor se reducirá. En esta analogía, la membrana representa la frontera estadounidense-mexicana, y el agua representa el valor económico general que fluye en cantidades netas desde México hacia Estados Unidos, como resultado de la migración transfronteriza. La tarea teórica correspondiente es indagar sobre la naturaleza de la frontera como un filtro diferencial de valor económico. Esta discusión de la acción de filtrado diferencial de la frontera estadounidense-mexicana es, necesariamente, específica. Heyman (1994:51-52; 1995; s.f.) nos provee de un modelo analítico y de una descripción etnográfica en la que mues21 .El valor “contenido de facto y potencialmente en estas personas” se refiere al valor que puede ser creado, por ejemplo, cuando los migrantes van a trabajar como empleados, y por ello funden su fuerza de trabajo y energía con tecnología, para producir un producto o servicio que es intercambiado por un salario o alguna otra compensación.

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Figura 4. Ósmosis a través de una membrana semipermeable (frontera).

tra cómo es que la construcción de una aplicación variable de la política inmigratoria en la frontera y al interior de Estados Unidos sirve para disciplinar a los trabajadores indocumentados de tal manera que produzcan mayor valor económico, mientras que les remunera con menor valor a cambio (en comparación con los ciudadanos y los “legales”); véase también Donnan y Wilson (1999:99). Mientras que Heyman se enfoca en cómo las leyes y políticas de inmigración hacia Estados Unidos y su variabilidad afectan la transferencia de valor de los inmigrantes hacia los no inmigrantes dentro de Estados Unidos, la discusión que sigue se ocupa principalmente de un flujo desigual de valor a través de la frontera de México hacia Estados Unidos, que es mediado por los migrantes e inmigrantes. En ambos casos, las prácticas y políticas fronterizas resultan en una transferencia neta de valor de la comunidad inmigrante-migrante hacia la economía mayor de Estados Unidos. Para demostrar las combinaciones de dicho evento y el intercambio desigual (filtrado) transfronterizo, podemos referirnos al caso de la migración de la región mixteca del sur de México hacia California. 52

LA MIXTECA Y CALIFORNIA Desde su inicio, hacia finales del siglo XIX, la agricultura de gran escala en California —una industria que hoy representa aproximadamente 300 millones de dólares al año— ha dependido fuertemente de oleadas sucesivas de trabajadores migrantes de la Cuenca del Pacífico, de manera tal que varios grupos étnico-nacionales no estadounidenses han pasado, cíclicamente, por el sistema de trabajo agrícola de California. Hoy, los indígenas de La Mixteca del este de Oaxaca, en el sur de México, son la aparición más reciente en la escena en la que reemplazan en distintos grados a los trabajadores migrantes mestizos mexicanos que les precedieron y que, a su vez, llegaron después de migraciones anteriores de chinos, japoneses, filipinos y otros grupos étnicos.22 Los migrantes e inmigrantes mixtecos encuentran también en forma creciente empleo en el sector servicios y en la economía informal. Un elemento central para la migración mixteca contemporánea es la formación de comunidades transnacionales (CTNs) que se extienden a ambos lados de la frontera. Además de las comunidades primarias en Oaxaca, las CTNs mixtecas contienen también numerosas comunidades “hijas” en el centro y noroeste de México, así como en Estados Unidos (especialmente en las regiones agrícolas de California y el sudeste de Estados Unidos). Hogares y familias transitan entre todas las comunidades de las CTNs en complejos patrones económicos, sociales, culturales y de reproducción biológica que se desarrollan en múltiples sitios en ambos lados de la frontera (Besserer, 1999a; 1999b; 2001; Besserer y Kearney, 2002; Kearney y Nagengast, 1989; Rivera-Salgado, 1999a). En tanto que entidades culturales, las CTNs mixtecas constituyen un “tercer espacio” al que popularmente se hace referencia como “Oaxacalifornia”, 22 .Véase, por ejemplo, Bade (1993, 1994); Besserer (1999); Cederstrom (1993); Kearney (1986a, 1991, 1995, 1996); Nagengast y Kearney (1990); Nagengast et al. (1992); Rivera-Salgado (1999a, 1999b); Runsten y Kearney (1994); Stuart y Kearney (1981); Velasco Ortiz (1995, 1996, 1999); Wright (1990); Zabin et al. (1993). Para descripciones de las condiciones de vida de los mixtecos en el condado de San Diego, véase Chávez (1992). También hay películas sobre los transmigrantes mixtecos: Grieshop y Varese (1993); Ziff (1994).

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que existe tanto en México como en Estados Unidos (Kearney, 1995; Rivera-Salgado, 1999b; véase Rouse, 1992). Las CTNs mixtecas están ancladas en las comunidades agrarias en Oaxaca, donde la agricultura y las artesanías que tienen un valor de uso y de cambio son producidas fuera de las relaciones capitalistas. Estas formas de valor, incluyendo la fuerza de trabajo incorporada y otras formas de capital humano, entran en los circuitos por medio de los cuales fluyen a través de la frontera estadounidense-mexicana, de la misma manera en que el valor adquirido en Estados Unidos por los migrantes es remitido por medio de las CTNs de regreso hacia los pueblos en Oaxaca. Estas CTNs son diseccionadas por la frontera estadounidense-mexicana en todas sus manifestaciones. Esta frontera es la zona donde las características no capitalistas de las CTNs y la sociedad y economía capitalista de la sociedad receptora se encuentran y se articulan. La frontera es así, en efecto, una compleja membrana semipermeable en lo que se refiere a flujos de formas de valor económico. Como tal, ejerce su poder regulador con una especie de proceso de ósmosis (véase la figura 4) por efecto del cual fluye más valor a través de la CTNs de México hacia la economía californiana no mixteca, que a la inversa. El caso de San Jerónimo del Progreso, una comunidad mixteca de aproximadamente dos mil habitantes en el municipio de Silacayoapan, en el estado de Oaxaca, es un caso típico e ilustrativo. Al final de los años setenta y a lo largo de los ochenta, virtualmente todos los migrantes de San Jerónimo que llegaron a California cruzaron la frontera estadounidense-mexicana ilegalmente. Un gran número de ellos regularizaron su estatus bajo el procedimiento iniciado por la Immigration and Reform Control Act (IRCA) de 1986. En la actualidad, cerca de 35 a 40 por ciento de la población de San Jerónimo (de cerca de 800 que viven en California) son residentes legales, incluyendo aquéllos nacidos en Estados Unidos. Los inmigrantes y migrantes de San Jerónimo se asientan en Estados Unidos o regresan a Oaxaca. Aquellos que se quedan en el país vecino, tienden a mejorar en la escala de ingreso y, por lo general, son menos vulnerables a los tipos y proporción de la sobreexplo54

tación que experimentan los que han llegado más recientemente, que obviamente son más vulnerables. Pero aquellos que transitan más hacia la inmigración y la paridad económica con su contraparte económica en Estados Unidos, son reemplazados continuamente por los nuevos inmigrantes quienes, como “ilegales”, están sujetos a varios regímenes de disciplina y discriminación, tal como lo fueron los anteriores en el patrón general que Heyman (s.f.) describe. De esta manera, el flujo neto de valor continúa desde el lado mexicano de la comunidad transnacional de San Jerónimo, a través de la frontera y hacia fuera de la comunidad, y hacia la economía de California y Estados Unidos. El funcionamiento de la frontera como un filtro diferencial cambia de un momento histórico hacia otro. En este momento, tras la puesta en marcha del TLC (Tratado de Libre Comercio), la frontera se hace más permeable al capital y las mercancías, pero al mismo tiempo la política de inmigración es más restrictiva y está haciendo menos permeable el movimiento de personas que viajan hacia el norte. Ciertamente, hasta la Gran Depresión de la década de los treinta, el movimiento de personas a través de la frontera era prácticamente irrestricto (Vélez-Ibáñez, 1996:82-83); sin embargo, es importante hacer notar que mientras la política de inmigración restringe actualmente el movimiento de personas, no lo detiene totalmente. Más bien, lo que hace la política de inmigración a Estados Unidos es el proceso continuo de construcción de la frontera o fronterización (ordenar) (véase la figura 1); es separar la fuerza de trabajo de las personas migrantes, de tal manera que su trabajo sea entregado en distintos lugares en California, pero que regresen a México sin él (véase Kearney, 1991:55-60, 1996: 98-103). Para este proceso de fronterización es central la clasificación de la mayoría de los migrantes mixtecos y sus familiares como “ilegales”,23 que es una parte integral de su CLASificación; éstas son, entonces, relaciones de explotación que se establecen con personas y corporaciones que reciben cantidades de 23 .Heyman (s.f.) describe cómo este régimen clasificador y de vigilancia es interiorizado e incorporado por los “extranjeros ilegales”. Véase Heyman (s.f.) y la viñeta y la discusión que le acompaña en Kearney (1991:60-61).

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valor neto cuando establecen una relación con ellos (véase Donnan y Wilson, 1999:135-136). Esta premisa básica, en relación con la contribución económica de los inmigrantes ilegales extranacionales en Estados Unidos, es sugerida por la teoría de la dependencia que propone un flujo de valor económico de las “periferias” des-desarrolladas del sistema mundial para el desarrollo de “centros”, siendo ambos al mismo tiempo lados de la misma moneda.24 Pero la teoría de la dependencia se enfoca en los intercambios desiguales macroeconómicos entre regiones globales, y no en el análisis transnacional de grano fino etnográfico que se requiere para referirse al impacto de los migrantes individuales sobre el intercambio desigual entre regiones. Un paso en esta dirección lo dio la teoría de la articulación que puso más atención a las dinámicas de la migración en el nivel de los hogares. La teoría de la articulación muestra cómo los hogares campesinos de infrasubsistencia y las comunidades como San Jerónimo están articulados con mercados de trabajo distantes por la vía de la migración (Foster-Carter, 1978; Kearney, 1996: 81-104; Palerm y Urquiola, 1993). En un sistema como éste, la fuerza de trabajo que se entrega a los empleadores es parcialmente reproducida por la producción de comida y otros recursos fuera de las relaciones capitalistas de producción, articulando así los modos capitalista y no capitalista (campesino) de producción. En una situación de articulación, como la discute De Janvry y Garramon (1977), se encuentran generalmente las siguientes condiciones: 1) un campesinado rural vive en una región remota como La Mixteca, donde una combinación de presiones demográficas, escasez de buena tierra para la agricultura y falta de empleo asalariado hace de la emigración en busca de trabajo asalariado una necesidad para la supervivencia; es decir, viven en una economía local de infrasubsistencia; 2) los mercados de trabajo a los que los campesinos de infrasub24 .Para una revisión de la investigación sobre migración guiada por la teoría de la dependencia, puede consultarse Kearney (1986b); para una discusión de la teoría de la dependencia, en general, véase Chilcote y Edelstein (1986).

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sistencia migran son temporales y están saturados (o cerca de estarlo), obligándoles a regresar a casa en las temporadas sin empleo; 3) como dicha fuerza de trabajo se reproduce parcialmente con ingresos que no provienen de los salarios (de la agricultura de subsistencia y de la economía informal), es posible para dichos trabajadores aceptar salarios muy bajos e incluso menores a lo necesario para vivir cuando entran en los mercados laborales. Estos sistemas de trabajo articulado son favorables económicamente para las economías receptoras, no sólo porque el trabajo barato se entrega a ellas por sí mismo, sino también porque el costo de la reproducción y retiro de ese trabajo es sostenido por la economía de una región diferente y distante. En la forma pura de este sistema, los migrantes son adultos jóvenes que pagan los gastos de su viaje hacia las regiones de empleo con sus propios recursos, mientras que los niños y otras personas dependientes se quedan en los lugares de origen. De estos lugares de empleo ellos envían sus ingresos para sostener a sus dependientes, quienes no tienen acceso a los servicios públicos que hay disponibles en los lugares donde los trabajadores migrantes están empleados. El empleo en el trabajo agrícola es preferentemente estacional y los mercados de trabajo en la agricultura californiana están casi siempre saturados, de tal suerte que muchos trabajadores encuentran trabajo, pero sólo esporádicamente (véase, por ejemplo, Griffith y Kissam, 1995:190-239). Después, al final de la estación de trabajo y al final de sus carreras laborales, los trabajadores por lo común regresan a sus comunidades de origen, que deben cargar con los costos de su retiro. Bajo estas condiciones, la tasa de explotación, esto es, la acumulación de valor excedente de dicha fuerza de trabajo, es potencialmente más alta que la de una persona residente todo el año y que está totalmente proletarizada. Cuando los migrantes empezaron a establecerse en las áreas donde encontraron trabajo asalariado, las condiciones de articulación empezaron a decaer. Desde la perspectiva de la economía que los recibe, un funcionamiento eficiente del sistema requiere que la reproducción biológica y el retiro se mantengan en las comunidades desde donde emigran. De 57

hecho, una función de la frontera es perpetuar dicha situación.25 Los mixtecos, que están entre los trabajadores que han entrado al mercado de trabajo agrícola más recientemente, son con frecuencia una fuerza de trabajo buscada por los empleadores, ya que se les reconoce como más autodisciplinados y productivos, como es típico de la primera generación de trabajadores extranjeros. También es importante señalar que los mixtecos están entrando, en la actualidad, a los mercados de trabajo de California en un momento de sentimientos crecientemente “antiinmigrante”, que son propiciados, en parte, por el impacto negativo de investigaciones que definen a los “inmigrantes” como consumidores netos de valor económico en la economía de California (Kearney, s.f.a). En este clima político, con una sobreabundancia de trabajo “ilegal”, los empleadores y los contratistas pueden usar —y usan frecuentemente— a los mixtecos que arriban como un instrumento para disciplinar a trabajadores más experimentados, sacando así una doble ventaja del proceso de disciplinar a los mixtecos de forma directa.26 Para que este sistema de articulación prevalezca, deben existir mecanismos que perpetúen la separación transfronteriza de la reproducción biológica respecto de la producción económica; en el caso California-México, esto lo logra la frontera internacional, las leyes de inmigración y la aplicación desigual de éstas (Buroway, 1976; Heyman, s.f.; Kearney, s.f.b). Dichas leyes, políticas y prácticas de inmigración, pueden ser vistas en funcionamiento, por ejemplo, en la fronterización, para asegurar la separación entre la reproducción biológica y la producción económica, de manera que se perpetúen las ventajas 25 .Los beneficios de la comunidad receptora que le devienen de transferir dichos costos a la comunidad emisora bajo condiciones de articulación, y cómo el asentamiento en las áreas de recepción causa un deterioro en la ventaja estructural de la articulación a dichas áreas de generación en generación, se muestra en Kearney (1996, figuras 4.2 y 4.3) según las adaptó de Meillassoux (1981), quien examinó la migración de trabajadores entre Senegal y Francia. 26 .Por ejemplo, no es poco común escuchar a los mayordomos en el trabajo agrícola diciendo: “Apúrense a trabajar o vamos a traer a los mixtecos a reemplazarles”.

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económicas de este sistema para la comunidad que las reciben, esto es, un flujo neto desigual de valor.

INTERCAMBIO DESIGUAL DE VALOR ENTRE LA MIXTECA Y CALIFORNIA La analogía de la filtración osmótica que presentamos arriba es una manera de pensar en el flujo transfronterizo de valor, pero es una analogía incompleta, porque no da cuenta de otras posibles combinaciones de intercambios transfronterizos de valor neto entre algunas CTNs y la sociedad mayor estadounidense y mexicana. Como se indica en la figura 5, hay por lo menos ocho posibilidades generales en un caso como ése (en el cual la analogía de la ósmosis representada en la figura 4 es una instancia del número 6). Frontera 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.

+ + + 0 -

       

++ + 0 0 0 + --

Valor Se incrementa más rápidamente de un lado que de otro Se incrementa en forma igual de ambos lados Se incremente en un lado; no hay cambios en el otro No hay cambios en ninguno de los dos lados Decrece en un lado; no hay cambios netos en el otro Decrece en un lado; crece en el otro Decrece en ambos lados en forma igual Decrece en un lado más rápido que en el otro

Figura 5. Comibinaciones posibles del flujo de valor neto transfronterizo entre una comunidad transnacional y las comunidades receptoras.

En el momento de la llegada de los españoles, en el siglo XVI, los valles de La Mixteca eran regiones productoras de maíz (Spores, 1984). Al principio del periodo colonial, los asentamientos rurales indígenas se formaron como “comunidades corporadas cerradas”, como las descritas por Wolf (1957), que fueron diseñadas como entidades autosuficientes y productoras de excedente en la base de la cadena alimenticia colonial (Pastor, 1987). El objetivo de quienes planearon este sistema pa59

rece haber sido crear una situación del tipo 3, en la figura 5, en la cual las comunidades indígenas serían capaces de producir bajo condiciones constantes, a la vez que producían, además, excedentes que serían acumulados por personas y entidades fuera de la comunidad [combinación (+) (0), en la figura 5]. En el momento actual, sin embargo, después de cinco siglos de condiciones coloniales y neocoloniales, mucho de La Mixteca es una región des-desarrollada importadora de maíz con un fuerte deterioro ambiental. La relación de intercambio de valor ha deteriorado hasta el tipo 6, de la figura 5 (-) (+). Muchas de estas comunidades todavía practican la agricultura de subsistencia, pero como ahora producen menos de lo que consumen, muchos de sus miembros deben migrar permanente o esporádicamente en busca de salarios o de otros ingresos.27 El periodo colonial en La Mixteca fue un caso de dependencia clásica, en el cual el excedente absoluto fue extraído de ahí por la vía de la minería, la explotación de la madera y la migración hacia otros lugares de México. Claramente ahora, en los principios del siglo XXI, un nuevo régimen de fronterización-orden-identidad ha aparecido en La Mixteca y, como el anterior en el periodo colonial, también funciona en una economía política global que extrae valor económico de las comunidades mixtecas. Sin embargo, ahora el mecanismo principal de dicha transferencia de valor es la migración circular dentro de México y la migración circular transnacional hacia Estados Unidos. Los circuitos de extracción del valor son ahora más complejos, ya que la fuerza de trabajo indígena que está en la base del presente régimen de acumulación se reproduce, primordialmente, no en comunidades campesinas corporadas autosuficientes, sino en pueblos y ciudades proletarizadas de forma parcial, que reproducen por la combinación de la producción campesina y la migración a sitios distantes de trabajo asalariado.28 Así, numerosas comunidades, cerradas, corpo-

radas, han evolucionado para transformarse en comunidades transnacionales mayormente desterritorializadas y parcialmente reterritorializadas, cada una de las cuales conserva en su núcleo su comunidad corporada en el territorio original (véase, por ejemplo, Besserer, s.f.). El autoempleo (en la producción de subsistencia) en estas comunidades contribuye, sustancialmente, a los costos de producción y retiro de los migrantes. Si se pagaran estas actividades con los salarios mínimos (o por debajo del salario mínimo) de los mercados formales de trabajo, dichos salarios excederían el valor producido. Lo mismo sucede en el caso del trabajo que realizan los miembros de las CTNs en otras actividades económicas informales, tales como la producción de artesanías y las ventas callejeras. En este caso, lo importante es que la contribución que se hace con estas actividades a la reproducción general de fuerza de trabajo, hace posible que los migrantes reciban salarios más bajos de lo que sería necesario si ellos dependieran totalmente del trabajo asalariado para su reproducción biológica y social. Estas condiciones de articulación descritas antes, hacen posible una tasa más alta de acumulación por parte de los empleadores y consumidores del valor agregado a productos y servicios por parte de los trabajadores mixtecos. En esta situación, el ingreso (valor neto acumulado) de los migrantes se incrementa, pero parece que la cantidad y proporción de valor excedente que es acumulado gracias a su trabajo, por parte de los empleadores y otros arriba de ellos en las relaciones reticulares de CLASE, es incluso más grande.29 Así, la acumulación e intercambio de valor entre los migrantes y estos otros es un caso típico del tipo 1, según la figura 5. La propuesta que hago aquí es que, para que se sostengan en el nivel actual en Estados Unidos estas altas tasas de acumulación de valor producido por los mixtecos y por lo no mixtecos, son necesarias algunas formas muy efectivas de fronteriza-

27 .Véase Stuart y Kearney (1981) para los datos y cálculos que demuestran la relación entre la agricultura de infrasubsistencia y la migración en una comunidad mixteca más o menos típica. 28 .Véase Kearney (1996:98-104, específicamente las figuras 4.1, 4.2, y 4.3) para una discusión de dicha transferencia de valor.

29 .Uso reticular para indicar la naturaleza compleja y en forma de red de las relaciones de CLASE, por medio de las cuales fluye el valor en una dirección ascendente en campos sociales organizados sobre la base de identidades de clase, pero raramente marcadas por fronteras de CLASE delineadas con claridad (véase Kearney, 1996:126-127).

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ción —o CLASificación—, para mantener bajos los salarios y otras fuentes de compensación, y para transferir los costos a las CTNs, especialmente a las que se encuentran en México. Una segunda ventaja que esta fronterización formal e informal proporciona a la sociedad estadounidense receptora, es la transferencia de costos de los servicios sociales y de retiro de los migrantes que trabajan en Estados Unidos, pero que nacen, crecen, se recuperan y se retiran en México. Esta fronterización proporciona beneficios a tres tipos de receptores de valor neto estadounidenses. Un tipo es el empleador que se beneficia de manera directa de trabajadores “ilegales”, altamente disciplinados y productivos, que por lo regular trabajan más y reciben salarios más bajos que los trabajadores domésticos y que otros trabajadores “legales” e “ilegales”. El segundo tipo son los consumidores que se benefician de diversas maneras. En primer lugar se benefician de los bajos precios de las mercancías producto de los bajos salarios pagados a los trabajadores indocumentados. En segundo, también podríamos decir que los productores son presionados a bajar los precios de los productos resultado de trabajo intensivo como en ciertos productos agrícolas y de vestido, debido a la dura competencia con los productores fuera de Estados Unidos que tienen acceso a trabajo barato y abundante. El tercer tipo es el beneficio que recibe el público en general, que paga sus impuestos y que se beneficia adicionalmente de que los costos en salud, bienestar social, educación y otros servicios sociales de los miembros de las CTNs sean transferidos a aquellas partes que están en el lado mexicano de la frontera. Otra característica de esta relación transnacional que subsidia, como otras, el lado estadounidense de la balanza, se revela también en la etnografía de los trabajadores mixtecos en Estados Unidos. Aquí me refiero a las irregularidades frecuentes en las deducciones para la seguridad social que se hacen de los salarios de los trabajadores mixtecos. Una práctica común es que dichas deducciones son acreditadas a otro trabajador que no es el “indocumentado” que debería estar recibiendo los beneficios; esto sucede por varias razones: ya sea porque el trabajador “indocumentado” está usando un número falso, o 62

porque el empleador le asigna al “indocumentado” el número de otra persona. Algunos mixtecos que usan su propio número válido de seguridad social para el pago de impuestos regresan a México al concluir sus vidas laborales y se “retiran” en sus localidades de origen sin hacer uso de los beneficios de ley, dejando así estos recursos en Estados Unidos. El proceso de fronterización, como lo describe Heyman (2000) y como lo muestra la etnografía mixteca, inhibe el establecimiento de los trabajadores dentro de Estados Unidos y con ello transfiere los costos del “retiro” a la comunidad de origen y a otras localidades de las CTNs en México. La frontera en este sentido más amplio circunscribe a la CTNs. Estas condiciones y prácticas inhiben la acumulación de valor en La Mixteca y en las CTNs, ya que dicho valor es transferido por medio de los trabajadores mixtecos en Estados Unidos, donde es acumulado por los empleadores, consumidores y tributarios de impuestos estadounidenses, quienes en su relación con los migrantes mixtecos son nuevamente una instancia del tipo 1, según la figura 5. Así, aunque la producción y adquisición de valor por los migrantes mixtecos en Estados Unidos aumenta en términos absolutos y relativos, la acumulación de valor transferida vía las CTNs a los receptores estadounidenses de este valor, se da a una tasa mayor que la tasa de acumulación de los migrantes mixtecos. Por ello, tiene lugar un flujo neto de valor a través de las CTNs mixtecas y a través de la frontera entre ellas y la sociedad estadounidense mayor. Nuevamente es importante enfatizar que la frontera a la que nos referimos no es sólo la línea fronteriza entre Estados Unidos y México, sino también todas las formas institucionales y populares de distinción que crean identidades, tales como la “ciudadanía” y la categorización de “ilegales”, “extranjeros”, “trabajadores indocumentados”, “inmigrantes indocumentados”, etcétera, mencionados antes y que Heyman describe ampliamente (1994, s.f.). El resultado de esta diferenciación fronteriza es la extracción de valor neto de la CTN mixteca más amplia; mucho de este valor se extrae de La Mixteca, que es por ello des-desarrollada. Este des-desarrollo ocurre aun cuando la riqueza absolu63

ta de muchos mixtecos aumenta, aunque en términos formales su posición y relaciones de CLASE empeoran, debido a las tasas mayores de explotación y de ahí la pérdida de valor. De nueva cuenta es importante recordar que la definición de CLASE que usamos aquí es relacional y no se refiere a la riqueza absoluta. El punto importante aquí es que este flujo neto de valor hacia el norte desde Oaxaca hasta California (tipo 6, figura 5) y las tasas de intercambio desigual entre las CTNs mixtecas y la economía estadounidense mayor (tipo 1, figura 5) se deben, en gran medida, a la acción filtrante diferencial de las fronteras en sus diversas manifestaciones y funciones.

CONCLUSIONES Los conceptos y análisis presentados, al mismo tiempo que intentan evadir un determinismo económico, sugieren que el estudio de las políticas de inmigración y migración, así como de las dinámicas de fronterización y formación de identidad de los migrantes, pueden ser exploradas fructíferamente en términos de cómo se emplea la fronterización para influir sobre las relaciones de CLASE (intercambio desigual de valor) entre migrantes y no migrantes, y sus respectivas regiones y comunidades. Este artículo ha estudiado un caso específico de intercambio desigual transfronterizo de valor, y como tal representa uno de los varios intercambios posibles (véase la figura 5). Las mismas pregunta básicas que se hacen aquí sobre cómo la frontera estadounidense-mexicana afecta el intercambio interregional y entre migrantes y no migrantes, también puede ser hecha respecto de otras fronteras y regímenes de fronterización, así como del ordenamiento de personas con identidades específicas —los refugiados y la fuga de cerebros son algunas de las que se vienen rápidamente a la cabeza. La labor que queda ahora por hacer es el trabajo comparativo sobre la manera en la que se construyen las diferentes fronteras y cómo la migración a través de ellas afecta el intercambio desigual de valor, es decir, las relaciones de CLASE. 64

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Género, poder y trabajo en la comunidad transnacional Ernesto Hernández Sánchez Y fue cuando la vida comenzó en otra parte... Altazor

INTRODUCCIÓN1 (O DE CÓMO CINCO HOMBRES MADUROS LLORAN PICANDO CEBOLLA) Me encontraba una madrugada de junio de 2002 desvelado y con un dolor de cabeza enorme. Dormí en una camioneta a la mitad de un campamento de casas rodantes en el estado de Carolina del Norte. En ese lugar realizaba trabajo de campo. Pude despabilarme un poco y subí las escaleras de la primera casa rodante, ahí me encontré a cuatro mixtecos, trabajadores migrantes, tratando de picar cebolla para un consomé. Discutían sobre la mejor manera de cortarla y alguien sugirió incluso ponerse una rebanada en la cabeza para evitar llorar, pero fue inútil; todos lloramos picando cebolla para el consomé. Cinco hombres solos en un país ajeno, desvelados de trabajar para hacer la comida y de discutir cómo hacerla, para la gran fiesta de fin de temporada de la mora azul (blueberry). Esta simple acción me demostró que ser un hombre mixteco migrante no es fácil, sobre todo si se tiene una noción tradicional de lo que es “ser hombre” de la Mixteca oaxaqueña. 1 Este trabajo pudo ser posible gracias al apoyo de las siguientes instituciones: la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, la Fundación Rockefeller y la Universidad de California, a través de MEXUS-Conacyt y el INAH. Dedico este trabajo a quien tomó mi vida en sus manos y la echó a volar como a un pájaro.

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Cuando se viaja a otro país, la identidad propia se ve enfrentada a muchas otras formas posibles de la masculinidad. Se vive con contradicciones, actuando como lo harían las mujeres de su pueblo frente a otros hombres, haciendo comida, lavando la ropa y haciendo de la lavandería el punto central de toda comunicación. Se vive con la preocupación sobre la comida, dónde dormir, dónde lavar, etcétera. En la vida del trabajador transnacional convergen necesidades y actividades que son aparentemente contradictorias entre sí. Los hombres construyen su masculinidad durante el contacto con otras masculinidades (que incluyen rasgos y prácticas que en otras circunstancias podrían haberlas considerado como “femeninas”). La construcción de las masculinidades en el contexto transnacional y las contradicciones con las que se viven dichas masculinidades son los temas de este trabajo. Las trayectorias de vida de los migrantes mixtepequenses se extienden por los cuatro puntos cardinales de Estados Unidos, organizados en lo que podríamos llamar unidades laborales. Estas unidades laborales son grandes grupos de trabajadores de distintos países que están conformados por individuos que entretejen dos grandes redes: la de los rancheros que demandan trabajo y la de los trabajadores agrícolas que están en busca de empleo. La organización de estas unidades laborales no se reduce exclusivamente a la figura ya estudiada del “contratista”, son unidades organizacionales más complejas que incluyen a un número mayor de personas. Por un lado, las unidades laborales son organizadoras del trabajo que responde a las necesidades del capital agroindustrial e incluyen un número importante de empleados encargados de la organización logística de los trabajadores, el contacto con las comunidades, la seguridad en el traslado de un punto de trabajo a otro, la preparación de los lugares donde se va a pernoctar, etcétera. Por el otro, estas unidades laborales son aparatos productores de “roles” sociales asociados a la figura del trabajador agrícola migrante, entre ellos, los roles de género. En este trabajo describiré una de estas unidades laborales —organizada fundamentalmente por personas de origen mixteco— en su tránsito a lo largo de la costa este de Estados Uni74

dos. Me interesa particularmente explicar por qué las masculinidades constituyen un componente esencial en la definición de la forma de trabajar y de relacionarse entre los miembros de estas unidades laborales. Describiré cómo la mayoría de sus miembros son varones y cómo éstos definen sus masculinidades por medio del trabajo y de las relaciones de poder entre los varones y sobre las mujeres. Esta investigación se sitúa en la discusión sobre la vida transnacional y me interesa, en particular, aportar a los estudios de género en el contexto transnacional. ¿Cómo ha modificado la experiencia de la migración a los varones mixtecos, entre ellos y respecto a las mujeres? ¿Cómo se construyen las masculinidades en una comunidad mixteca transnacional? Éstas son algunas de las preguntas que guiaron este trabajo. Sin duda, la experiencia de la migración ha modificado las representaciones sobre la masculinidad entre estos jornaleros mixtecos. La vida transnacional ha creado en ellos representaciones “excéntricas” de la masculinidad, entendidas no sólo como representaciones que se reconstruyen alejadas de un “centro” religioso, político y ceremonial de la comunidad ubicado en la localidad de origen, sino que también como representaciones que difieren de los significados “nucleares” o “centrales” de lo que es ser “hombre” en las fórmulas dominantes de construcción de la masculinidad en estas comunidades. Una pregunta recurrente entre los estudiosos del género y la migración es si acaso la condición transnacional, las definiciones desde la marginalidad, la condición “descentrada” de los sujetos les permite escapar a las fórmulas dominantes de asignación de roles de género. En el caso de este estudio, concluyo que esto no es siempre así. Propongo que en el contexto transnacional se construyen nuevas masculinidades, pero que éstas, con frecuencia, son componentes de nuevas fórmulas de subordinación de género. Los estudios de género han sido parte de mi formación como antropólogo. Estoy convencido de que las nuevas masculinidades son capaces de transformar las relaciones de género. Así como existen avances sumamente importantes en la frontera feminista, los estudios sobre hombres deben ser capaces de 75

abrir su propia trinchera y cuestionar, desde ahí, su visión del mundo. El varón ya no debe ser el negativo de la historia, lo incuestionable, la medida de todo. Es susceptible de ser modificado y aprovechado para tratar de construir un mundo mejor. Cuando llegué a San Juan Mixtepec conocí a un hombre que vivía en el norte, era contratista y viajaba a Mixtepec para divertirse y mostrarse como un hombre triunfador que “la hizo” en el norte. Me di cuenta que había varios como él y que empezaba a apreciarse la manera de ser que estos hombres tenían. Cuando fui a Telixtlahuaca con él pude darme cuenta que “ser hombre mixteco”, para quienes migran a Estados Unidos, es un concepto con múltiples significados nutridos por la vida tradicional de Oaxaca, la vida de jornalero, la vida en el norte. De alguna manera el tema se me presentó y lo único que tuve que hacer fue viajar con él. Hablar de “hombres” en una comunidad transnacional es hablar de un mundo que la modernidad niega, pero que su testimonio ha trascendido desde los calurosos campos de labor y desde la sierra azul de Oaxaca hasta estas páginas donde yo, conmovido por sus vidas, he escrito apenas lo indispensable.

LAS CARACTERÍSTICAS DE LA COMUNIDAD TRANSNACIONAL EN ESTADOS UNIDOS Y EN EL ESTADO DE OAXACA La carretera 72 atraviesa los campos agrícolas perfectamente recortados en la enorme extensión del paisaje. Es junio y me encuentro recorriendo el estado de Carolina del Norte, en la costa este de nuestro vecino del norte. Sigo en su recorrido a los mixtecos, que desde Oaxaca van a trabajar a los campos de Estados Unidos. La carretera va descubriendo poco a poco, entre los apretados árboles, los campos de tabaco que tanta fama han dado a este estado y los campos donde se cultiva la mora azul. A veces parece que la uniformidad del paisaje da la impresión de que estoy en el mismo lugar, los cultivos de maíz y pepino rompen la monotonía. Éste es un estado donde los afroamericanos y los blancos pobres tienen que trabajar al parejo como farmworkers y aún así la mayoría de los campos pa76

recen desiertos. Entre estos trabajadores, los indígenas de origen mexicano empiezan a tener una presencia cada vez mayor. Aquí, los trabajadores mixtecos vienen a la pizca de la mora azul durante los meses de mayo a julio. Yo vengo buscando a los trabajadores mixtecos que trabajan “en la corrida”, cambiando constantemente de campo de trabajo. Como explicaré más adelante, “la corrida” ha cambiado mucho en los últimos años. Antes, los lugares y las fechas de empleo a lo largo del año estaban fijados de antemano en el calendario de los trabajadores migrantes. Hoy, en cambio, la demanda de trabajadores depende de la solicitud que se haga de los productos por parte de los grandes supermercados que laboran con poco producto almacenado. Por ello, la demanda debe ser atendida con una provisión “justo a tiempo” del producto, proceso que a su vez requiere de trabajadores para realizar el trabajo, por lo que “la corrida” (antes con rutas y tiempos previsibles) hoy se ha transformado en una especie de “migración justo a tiempo”. Sigo, en particular, a los indígenas de las localidades de El Llano, Barrio Lado e Independencia, del municipio de San Juan Mixtepec. No son más de 40 de un total de cerca de 100 trabajadores organizados que “siguen la corrida”. El inicio del recorrido se dio en el estado de Florida, durante los meses de febrero a mayo, donde este grupo trabajó en los campos de fresa y tomate, en las localidades de Naples y Homestead. Debo aclarar que los alcancé en Carolina del Norte, a principios de junio, cuando ya se encontraban trabajando normalmente. El grupo de mixtecos incluye también a trabajadores de la región de Juquila y Tlaxiaco, y de otras localidades como Juxtlahuaca, San Juan Piñas y Santa María Tindú, dentro de la región de la Mixteca Alta. Este grupo de trabajo se compone de distintos grupos étnicos y semejan más a una unidad de organización laboral dispuesta a solucionar la cuestión de la demanda inmediata y difícilmente predecible del mercado, que a un grupo de migrantes de distintas nacionalidades que esperan encontrar trabajo en localidades preestablecidas. El grupo incluye a trabajadores de los estados de Morelos y Querétaro e indígenas de la región de Quetzaltenango, en Guatemala. 77

La cotidianidad del trabajo de los mixtecos en la costa este de Estados Unidos está inserta dentro de una realidad compleja, que llamaré, por el momento, “la demanda inmediata”. Esta realidad determina que estos grupos de migrantes tengan una gran movilidad, a diferencia de otros grupos de migrantes mixtecos en California o Virginia, por ejemplo, que se encuentran asentados en una localidad, con un empleo que les ocupa todo o la mayor parte del año. Me referiré a los mixtecos de un grupo en particular que conocí en Oaxaca y que en Carolina del Norte me permitieron reunirme con ellos.

LA VIDA EN CAROLINA DEL NORTE Durante mi trabajo de campo en Oaxaca trabajé a la par de mujeres y hombres en las faenas del tequio. Era una labor ruda, y me asombraron por su capacidad física y por las largas jornadas que se imponían. Pero nada de ese primer trabajo de campo se compara con las difíciles condiciones de vida y de trabajo en Estados Unidos. Llegué a Carolina del Norte a principios de junio gracias a un contacto con Benito López, quien organiza una de estas unidades laborales. Estos paisanos venían de trabajar en Florida, de la pizca de pepinillo, calabaza verde y amarilla, y ejote. Habían estado en localidades cercanas a Homestead, de febrero a finales de mayo. Es una parte del trabajo que pertenece a un circuito más grande, conocido como “la corrida”, que determina los destinos de la comunidad durante casi un año. La primera parte de “la corrida” es muy dura porque las condiciones de trabajo en Florida son muy precarias: el constante hostigamiento de las autoridades migratorias, la falta de espacio para vivir y las malas condiciones de la vivienda, los turnos extenuantes para conseguir horas extras de trabajo. Se requiere, además, de sumar otras actividades necesarias para conseguir documentos que les permitan acceder a los pagos. Finalmente, las temperaturas a las que se trabaja —de 36 a 38 grados centígrados— hace del trabajo una actividad aún más difícil. 78

Cuando ya no los llaman para seguir trabajando —más o menos en la misma época—, el grupo en el que viajan los mixtecos se traslada hacia Carolina del Norte para pizcar mora azul, al iniciar la temporada de esa fruta. La forma que tienen de llegar a ese estado requiere de una organización que depende del contratista quien, con sus contactos, busca en los ranchos los lugares apropiados para trabajar. Benito López, el contratista, viaja primero a Carolina para buscar trabajo. Algunos rancheros lo llaman por teléfono solicitándole personal; en otras ocasiones él mismo ofrece su trabajo, pero generalmente eso ya no ocurre. El contratista se encarga de negociar el trabajo para su gente y de encontrarles vivienda. Algunas razones por las cuales van a trabajar a Carolina son las condiciones más propicias para circular y cobrar su sueldo. En este estado las carreteras son más estrechas, pero tienen menos vigilancia, lo que les permite transportarse en camionetas, tan necesarias para su trabajo. Las revisiones de la policía para las licencias y los papeles de migración son casi nulas y los mixtecos lo aprovechan para trabajar en distintos ranchos, a veces apartados por horas de camino. Esto les beneficia porque pueden tener relativa autonomía respecto a los lugares donde deciden trabajar o por lo menos donde pueden buscar trabajo. Consideran también benéfico la posibilidad de cobrar por día, sin la necesidad de presentar algún documento, como sucede en Florida, Ohio y Nueva York. Debido a la organización del trabajo, el cobro se hace diariamente. En cuanto a los niños, éstos participan en el trabajo y sus padres o los adultos que los cuidan cobran su sueldo. El ranchero permite —aunque de una manera velada— que ellos trabajen. Prefiere que los oculten cuando pasa en su motocicleta y los niega cuando llegan personas a visitarlo. Sin embargo, existe un acuerdo tácito para que algunos de los pocos menores trabajen. Algunas personas que platicaron conmigo me dijeron que los niños trabajan porque la temporada de vacaciones coincide con su estancia en Carolina, cuestión que los padres aprovechan; lo cierto es que pocos padres traen a sus hijos a los ranchos. 79

La comunidad de mixtecos que trabaja en Carolina del Norte se compone de sujetos que pertenecen a distintas localidades de la Mixteca Alta. El número de individuos fluctúa porque algunos pueden no llegar al siguiente destino o desviarse para trabajar con otro grupo. En Carolina del Norte encontré personas de Juxtlahuaca, Juquila, Santa María Tindú, además de las de Mixtepec, entre las que se encontraban también trabajadores de las agencias de Teposlantongo y Santa Cruz. Las personas que visité en la región de Oaxaca y después en Estados Unidos son de las comunidades de Barrio Lado, El Llano e Independencia, quienes en mi primer trabajo de campo me contaron que normalmente llegaban a trabajar a la costa este y me invitaron a conocer cómo viven en Estados Unidos. Siguiendo a los migrantes mixtecos me encontré, de pronto, en la comunidad de Clinton Leane, en Carolina del Norte. Esta ciudad, fundada en 1777, es uno de los puntos de encuentro donde los paisanos se reúnen para ir a trabajar. La razón es que ahí está la terminal más cercana de los autobuses Greyhound, y desde ahí se pueden mover hacia otros destinos. Quienes tienen camionetas transportan a los demás, por lo menos entre los mixtecos, aunque hay quienes llegan por sus propios medios, sin ser de la comunidad, pero dispuestos a trabajar: como yo. Dentro del mapa de las localidades en Carolina del Norte, otros puntos son importantes también en la geografía de los mixtecos, y su importancia resulta distinta porque representa para la comunidad las estrategias necesarias para resolver problemas que ocurren cuando ésta se dispersa y tiene la necesidad de comunicarse. Los mixtecos requieren de la constante comunicación —al igual que otras comunidades—, debido a que en esta región la información es vital para trabajar. La geografía mixteca en Carolina del Norte está articulada por la telefonía celular y los vehículos de la comunidad. Quienes tienen teléfonos celulares convocan a reuniones para tomar cerveza y platicar en algunos puntos de encuentro, tales como las lavanderías de ropa, donde (entre otras cosas) definen la ruta que seguirán una vez concluido el empleo en esa localidad. En Elizabethtown, situado a 42 millas de Clinton y 80

fundado en 1773, pueden comprar celulares y hasta automóviles, quienes tengan el dinero necesario. La pequeña localidad de Garland, en el siguiente condado de White Lake, es el punto donde se establece mucha de la comunicación de carácter político de la comunidad. La lavandería de ese lugar es el punto de encuentro de los mixtecos de la zona, no sólo del grupo que ahora describo, sino también de paisanos que trabajan en otros ranchos. Desde localidades más lejanas, incluso Wilmington, llegan para reunirse, en ocasiones para tomar alguna determinación o cooperar en las reuniones del comité de emigrantes del estado de Virginia, integrado por las comunidades de Barrio Lado y El Llano. El trabajo en estas localidades está fuera de los pueblos. La región es principalmente agrícola y la unidad de mixtecos con quienes viajé y trabajé mientras estuvieron en Carolina del Norte, laboró en las cercanías de la región del condado de White Lake, donde un gran lago de aguas saladas es un lugar de descanso y veraneo para la población anglosajona de la región, así como una zona de abundante empleo para los mixtecos transmigrantes. Cuando los mixtecos llegan a esta región deben pernoctar lejos de los lugares de trabajo. El contratista se encarga de conseguir para los trabajadores casas móviles en renta (llamadas “trailas”) que están estacionadas en lugares lejanos de los campos de trabajo y, a su vez, apartadas entre sí. En mi propia experiencia compartí una “traila” con tres personas de Oaxaca y tres guatemaltecos. Teníamos que recorrer una hora de camino desde la “traila” hasta el rancho donde trabajábamos. El lugar más importante de trabajo en esa temporada fue Blueberry Farm, en White Lake, sobre la carretera 72, donde se trabajó casi un mes. Sobre la carretera 72 también está el rancho Barnes Farm donde se laboró en algunas ocasiones en que se interrumpía el trabajo en la pizca de la mora azul. El trabajo en estos lugares es muy duro: comienza generalmente a las seis de la mañana, cuando llegan las camionetas o “van” con los paisanos. El dueño de la camioneta es quien transporta a los que no tienen vehículo, a cambio de una cooperación, al final de mes, para la gasolina y las refacciones necesarias para la camioneta. 81

Cuando llegan al punto de trabajo, se espera que el contratista discuta o se ponga de acuerdo con el ranchero para ubicar el campo donde se va a pizcar. Por lo general, los campos están sembrados en distintas etapas para tener mora azul durante toda la temporada. Los campos que ya tienen la fruta madura están divididos en surcos donde el contratista coloca a dos trabajadores, uno por cada lado del surco, para pizcar la fruta de las grandes matas que la sostienen. Los trabajadores se amarran a la cintura —con un lazo o rafia— un bote de aproximadamente tres kilogramos de capacidad y avanzan a lo largo del surco desgranando la fruta que está prendida a la mata, cuidando de no cortar las frutas que aún no han madurado. A las pocas horas, la rafia ha calado en la cintura cortando la piel, las manos están hinchadas del roce con las ramas al tirar de la fruta para su corte. Se hacen distintos descansos para comer. La comida es servida por dos personas de San Juan Mixtepec, quienes tienen permiso del contratista para venderla. Se ofrecen hamburguesas, hot dogs y pollo con chile; pero también se ofrece la comida de Mixtepec, como la masita (maíz con chile y barbacoa, que es muy pesada para al estómago), el pozol y los tacos de guisado servidos en las enormes tortillas mixtecas. Se venden refrescos de cola, pero también los “tradicionales” Jarritos mexicanos y agua embotellada. Todo cuesta un dólar. En ocasiones, una familia de Guatemala vendía tamales, pero sin mucho éxito. La jornada de estas mujeres y hombres que venden comida es extenuante porque necesitan comprar los ingredientes en la tarde y cocinar en la noche para después hacer su venta en el rancho durante todo el día. Las mujeres generalmente son quienes llevan la parte más pesada de este trabajo, el único hombre que conocí que trabajara en esta actividad sólo cobraba y pagaba las cuentas. La jornada de trabajo en estos ranchos es extrema; de las seis de la mañana hasta que el campo —el “fil” de los paisanos— se ha terminado de pizcar. Primero se recoge la fruta con ganas, después afanosamente, luego trabajosamente y al final desesperadamente. Se detienen las labores casi diez horas des82

pués de haber iniciado y mediante gritos se corre la voz “ya le vamos a parar”; y como se hace durante todo el día, se completan los botes que en ese momento se están llenando, para llevarlos con los “buseros” que son estadounidenses encargados de vaciar la fruta en charolas y transportarla en sus autobuses para el empaque. Estos “buseros” cumplen una función similar a la de los capataces, porque son gente de confianza del ranchero que señalan a los trabajadores el nivel de llenado que deben tener los botes, reciben el producto, les regresan los botes vacíos y reparten unas fichas del color representativo del rancho —en este caso azul— que se cambian a razón de una por bote y representan el monto de dinero que se pagará al final del día por cada uno de los botes que hayan sido llenados, precio que fue negociado de antemano (en este caso 2.50 dólares por bote). Al final del día, como escribía, se juntan las fichas y se llevan a la camioneta del contratista que las cuenta y las cambia por dinero en efectivo. Se hace la fila y se cobra, después de eso se juntan las personas correspondientes a cada camioneta y se van a las casas rodantes. La vida diaria para los trabajadores agrícolas en un lugar como Carolina del Norte transcurre entre el trabajo y la solución de los problemas más urgentes de su cotidianidad. Los mixtecos tratan todo el tiempo de maximizar sus recursos; es decir, ahorrar todo el dinero posible, y esto se logra viviendo muy limitados o procurando gastar lo menos posible. En algún momento de la semana, las personas con las que vivía —los mixtecos— viajaban al pequeño poblado de Garland y me llevaban con ellos. Normalmente hacíamos ese viaje para comprar alimentos y artículos de baño. Pero en una ocasión se dio una verdadera fiesta cuando uno de ellos, después de enviar mil dólares a su casa en Tlaxiaco, se decidió a comprar un equipo de sonido que llevaron a la “traila”. Las condiciones de trabajo y de vida de estos jornaleros migrantes imponen nuevas exigencias, las cuales deben ser resueltas con prácticas que no son convencionales en sus poblados de origen. Tienen que aprender a cocinar para ellos mismos, lavar su ropa, además de ocuparse de la administración del “hogar”. Muchas de estas actividades corresponden a lo que 83

para algunos son roles femeninos. También las condiciones del entorno cambian e influyen sobre prácticas privadas, tales como la crianza de los niños. Las condiciones extremas de la vida transmigrante y la dureza con la que frecuentemente son tratados los niños es penalizada por las leyes y supervisión de las instituciones escolares de Estados Unidos, colocándolos en situaciones de incertidumbre sobre qué es ser “un buen padre”. En ocasiones, la educación de sus hijos entra en conflicto con la vida de trabajo, impidiéndoles continuar con la corrida de trabajo cuando, por ejemplo, los periodos de inscripción coinciden con el inicio del trabajo en otros estados. Hay padres que sí matriculan a sus hijos en las escuelas locales, en otros casos, los padres prefieren que sus hijos trabajen con ellos. El grupo de mixtecos con los que viajé estaba integrado en su mayoría por varones jóvenes de entre 15 y 25 años, la mayoría solteros. Sin embargo, son muy pocos los que no mandan dinero a sus casas. La juventud y soltería de estos trabajadores facilita la movilidad del grupo, la adopción de decisiones con poca anticipación sobre el desplazamiento hacia otras regiones, e incluso la posibilidad de dividirse para trabajar en distintos ranchos. La flexibilidad de esta unidad laboral no está sustentada en la individualidad y desvinculación total. Por el contrario, los jóvenes mantienen contactos estrechos con sus familias y su comunidad donde quiera que ésta se encuentre. Además, en el viaje y el trabajo se refuerzan las relaciones de amistad y la camaradería. Es precisamente esta estrecha relación entre los miembros del grupo lo que permite la movilidad de estas unidades laborales, que así como se apoyan en el trabajo, toman por su cuenta los bares los fines de semana. El papel del contratista también excede el espacio estrictamente laboral y se extiende hacia otros ámbitos de vida: en una ocasión el contratista se vio en la necesidad de sacar de la cárcel a seis jóvenes que ocasionaron molestias en el pueblo de Garland.

LAS COMUNIDADES EN OAXACA El municipio de Mixtepec es uno de los más grandes de la zona conocida como la Mixteca Alta. La región es árida y la vege84

tación se recupera poco a poco después de grandes épocas de deforestación. Toda la vista son montañas con faldas de nubes —de allí su nombre mixteco Xnuvico, “lugar entre nubes”— y por momentos la vista se llena con el esplendor de la sierra. El sitio donde se ubican Independencia, El Llano y Barrio Lado es cercano a la cabecera municipal. Escasos veinte minutos separan a estos lugares con el centro y entre sí. A pesar de su cercanía geográfica, las comunidades no mantienen una relación tan estrecha como en el norte, debido a que las condiciones son distintas: en Estados Unidos la subordinación al capital les exige estar unidos estratégicamente, en Oaxaca las relaciones son distintas porque el sentido de competencia existe entre estos lugares. Las localidades son consideradas rancherías porque no tienen el número suficiente de personas para erigirse en agencia: en Independencia apenas son 702 habitantes; en Barrio Lado, 306 y en El Llano, 689 personas. Estos números varían constantemente, ya que la migración altera las cifras y el propio concepto de los habitantes sobre quién pertenece y quién no hace variar también el número. Los criterios para ser ciudadano de estas localidades (categoría “folk” que deslinda a quienes tienen derechos y obligaciones como miembros de la comunidad y a quienes no) están relacionados con el cumplimiento de las obligaciones en el sistema de cargos, dar trabajo voluntario a la comunidad o “tequio”, etcétera.

Independencia Cuando se está a punto de llegar a la cabecera de San Juan Mixtepec, le recibe a uno un letrero sobre el camino en el que puede leerse “Bienvenidos a Independencia” en tres idiomas: español, mixteco e inglés. El lugar es tan pequeño que casi sin darse cuenta uno lo atraviesa y sigue descendiendo hasta llegar a la cabecera. Este lugar tiene primaria y en sus alrededores se sitúan las construcciones de los servicios básicos y una tienda. Cuando comencé a estudiar el lugar, conocí la importancia de su escuela primaria: es el sitio alrededor del cual gira la vida de Independencia, su ámbito ritual, político, en donde se 85

encuentran la única tienda y el único teléfono. Un aspecto sobresaliente es la construcción de su presa, que se pensó con la intención de tener agua para los cultivos todo el año y para la que año con año se convoca un gran “tequio” para avanzar con los trabajos. El costo de la presa fue dividido en cuatro partes, de las cuales una la pondría el gobierno federal, otra el estatal, otra parte el municipal y la última la comunidad. Esta última parte fue aportada por los trabajadores migrantes de California y Florida. El lugar de construcción es un monte alejado diez kilómetros, donde en una barranca de 500 metros se edificó la presa. Como una forma de participar y ser aceptado en la comunidad, pedí que se me incluyera en el “tequio” y trabajé en la construcción. Cargué un bulto de cemento de 50 kilos y amarré alambre (una experiencia muy dura, pero que me sirvió para conocer a la comunidad y que la comunidad me conociera a mí). A partir de este punto se me aceptó como una persona que tenía dos deberes: preguntar y trabajar. Trabajé también con el “Comité del comedor”, sirviendo comida a los niños de la primaria. De esta manera me conoció Independencia y pude obtener información acerca de sus destinos y su vida en el norte. Esta pequeña localidad (a la que antes se le conocía como “El Pozole”) está situada a un lado de la carretera a Tlaxiaco, lo que le ha permitido negociar últimamente con la cabecera su intención de asfaltar el camino, porque el de terrecería, como está en la actualidad, ocasiona múltiples problemas en el área (entre ellos el precio alto en los alimentos y la dificultad de atender de manera rápida necesidades con Tlaxiaco). Esta capacidad de negociación se ha visto reforzada por los migrantes, quienes propusieron a la cabecera aportar la cantidad de dinero que toca a la comunidad para asfaltar la carretera. Los migrantes, al actuar de esta manera, establecieron un nuevo tipo de relación con su cabecera (con mayor presencia e incluso tomando a veces decisiones con cierta independencia de los habitantes de aquella localidad). En Independencia apliqué 12 cuestionarios vitales para conocer la geografía de las vidas de sus habitantes. Al narrar sus 86

vidas, los lugareños nombraron las siguientes localidades como las más relevantes en su historia personal. Por orden de importancia enlisto aquellas localidades que fueron nombradas por el mayor número de personas: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11.

San Juan Mixtepec (cabecera), Oaxaca. Nogales, Sonora. Burgaw, Carolina del Norte. Dayton, Ohio. Fremont, California. Chandler, Arizona. Culiacán, Sinaloa. Arvin, California. Naples, Florida. Tlaxiaco, Oaxaca. Woodburn, Carolina del Norte.

San Juan Mixtepec aparece en la lista porque es mencionado como un lugar importante para quienes realizan alguna actividad relacionada con la ciudadanía o membresía con el municipio. En este lugar se realizan registros y bodas, bautizos y asuntos relacionados con las oficinas de bienes comunales. La ciudad de Nogales es considerada por las personas que entrevisté como un punto de paso importante y también de reunión; esto se debe a que en Independencia la mayoría de las personas tienen vehículo, con el que se transportan hacia el norte, muchas veces hacia Nogales, que es punto de encuentro para conocer su siguiente destino. Por lo general, alguien que posee la información desde el norte se los hace saber en este lugar; a partir de allí las personas saben hacia donde dirigirse. La localidad de Burgaw, en Carolina del Norte, es mencionada de manera frecuente porque en los dos años anteriores se había trabajado allí, este año de 2002, se trabajó en Clinton. Es el mismo caso con la localidad de Dayton, en Ohio. Fremont pertenece a una primera etapa de trabajo de los comuneros en la costa oeste, y es mencionado como una localidad de trabajo muy inestable aunque necesaria en su paso por la costa oeste. Chandler, en Arizona, es un punto a donde se puede llegar cuando no 87

se tiene papeles de estancia en Estados Unidos, y donde otros paisanos pueden ayudarles a conseguir trabajo; es un lugar de acceso a Estados Unidos. Culiacán, en Sinaloa, representa una parte del trabajo del tomate y es nombrada por los encuestados como un lugar de paso, en el cual se puede reunir el dinero suficiente para pagarle al pollero la entrada a Estados Unidos. Casos aparte son las localidades de Arvin, California, y de Naples, Florida, porque ambos son lugares en los que la comunidad tiene miembros de manera permanente, quienes no regresan a México a menos que sean solicitados para ocupar algún cargo o como una visita especial, siempre y cuando tengan papeles para reingresar al norte. Tlaxiaco es mencionado porque tiene una correspondencia importante con Mixtepec y es el lugar por donde pasan para iniciar su camino al norte. Es el caso también de Woodburn, localidad donde se informan sobre el próximo trabajo en los estados del norte de Estados Unidos.

El Llano Rumbo al oeste y lejos de la carretera a Tlaxiaco, se encuentra una pequeña brecha que en algunos lugares tiene incrustados fósiles de conchas. Más arriba, desde donde se domina el valle de Mixtepec, se encuentra El Llano. Esta comunidad, considerada ranchería, está más alejada de la cabecera y nunca fue parte de ella. El centro de su vida está más disperso, cuenta con un establecimiento preescolar en donde toman clase cerca de diez niños, y una pequeña casa de salud. Tiene una primaria un poco alejada de este lugar, sobre una de las pequeñas colinas. Rumbo al norte se encuentra la nueva telesecundaria de la cabecera municipal, que se localiza en una pequeña comunidad llamada Yosobá (la telesecundaia se cambió hacia un lugar más amplio y porque donde se ubicaba el predio era prestado. La comunidad por sí sola donó el espacio y se ocupó de trasladar su escuela para allá. Ahora tiene mejor recepción y dos maestros más). El Llano tiene una vida política intensa, por lo común se reúnen en asambleas en las casas de sus representantes y me comentan constantemente de su poca depen88

dencia de la cabecera, aunque siempre negocian con ella. En El Llano apliqué 12 cuestionarios vitales que me indicaron las localidades más relevantes en la geografía transnacional de la comunidad: 1. San Juan Mixtepec (cabecera), Oaxaca. 2. Naples, Florida. 3. Elba, Nueva York. 4. Burgaw, Carolina del Norte. 5. Wilson, Carolina del Norte. 6. Harrisonburg, Virginia. 7. Santa María, California. De estas localidades, la cabecera tiene la misma relevancia que Independencia, porque es en donde se realizan los trámites y registros. Su importancia es administrativa, política y religiosa. En Florida, Naples es una localidad central en la geografía de la comunidad porque allí viven numerosas personas de El Llano, que sirven de apoyo para quienes trabajan en los ranchos de los alrededores. El mismo caso sucede con Elba, en el estado de Nueva York, pero se le menciona menos porque los paisanos prefieren vivir en Florida, donde, según me dijeron, se sienten más identificados. La localidad de Burgaw es conocida porque fue el lugar de trabajo por tres años consecutivos, lo mismo que Wilson. Por su parte, Harrisonburg, en Virginia, es un punto de encuentro para la comunidad de El Llano en Estados Unidos, donde algunos de ellos viven de manera más o menos permanente. Finalmente, Santa María, California, es también un lugar de trabajo muy recurrente, aunque ha menguado en estos últimos dos años.

Barrio Lado Al oeste de Independencia se encuentra Barrio Lado, a escasos 20 minutos por la misma carretera que conduce a Tlaxiaco. Es un lugar que anteriormente pertenecía a la cabecera como una extensión del Barrio de Jesús. Pero es dentro de la dinámica de dispersión de las comunidades que Barrio Lado se ha se89

parado y proclamado en una forma particular. Este proceso de dispersión es probablemente originado por el aumento de la migración y la necesidad de las pequeñas localidades de gobernarse y controlar sus propios recursos de manera independiente de la cabecera. En este lugar, la escuela primaria tiene una importancia central, ya que es bastante grande y es un punto de reunión de Barrio Lado, el cual geográficamente está muy diseminado a lo largo del corredor de la carretera. Aquí se realizan las ceremonias de la comunidad y se discuten las cuestiones políticas. Otro punto es que de aquí es originario el actual presidente municipal, Moisés Cruz (2001-2004), y fue en la cancha de esta primaria donde se le designó para ocupar el puesto. En esa ocasión fue notorio cómo personas de Independencia y de El Llano se hicieron presentes y algunos incluso cooperaron con refrescos y comida para celebrar la toma de posesión.

¿Una comunidad o tres? Las localidades de Barrio Lado y El Llano también son consideradas rancherías o cuadrillas (depende de quién lo defina). El problema de clasificación de estas comunidades, dentro del ámbito legal del Estado mexicano, ha creado cierta confusión en el momento de referirse a ellas. La clasificación política de las comunidades en Oaxaca depende de la población de las mismas. Sin embargo, en años recientes la demografía regional es afectada por la enorme migración. Por un lado, los emigrantes participan activamente con sus aportaciones económicas y regresan para cubrir cargos religiosos y civiles cuando se les solicita, por lo que son contados como parte de la población de la comunidad. Por el otro, cuando se levantan censos por parte de instancias del gobierno federal o estatal, los transmigrantes no son contabilizados como parte de la comunidad. Existe tensión entre los diferentes criterios de la demografía estatal y por la manera en que se les considera para efectos administrativos. Es por esto que hay una “contienda” por la representación que distintas instancias hacen de estas comunidades. En algunos casos, Independencia aparece como depen90

diente de El Llano, por ser ésta una comunidad con mayor población estable en la localidad. Otras veces aparecen con jerarquías iguales. Otras más se presentan como extensiones de la cabecera municipal. Las tensiones entre las localidades son, sin embargo, parte del proceso mismo de “hacer comunidad”. Así, por ejemplo, las personas que viven en la comunidad de El Llano han construido recientemente un camino diferente para salir hacia Tlaxiaco, que no pasa por Independencia y se une más adelante a la carretera principal. Asimismo, la ruta que seguirá la carretera asfaltada (siguiendo la ruta construida por El Llano, o por el camino de Independencia) ha sido un motivo de competencia entre estas comunidades. Es notorio cómo en el viaje al norte y en el trabajo en Estados Unidos las comunidades de El Llano e Independencia son parte de una misma comunidad y, sin embargo, en Oaxaca surgen motivos de discrepancia y de competencia. Cierto es que en el norte las diferencias existen y no están exentas de conflicto. En cierta forma es el conflicto el que otorga la dinámica a estas comunidades, tanto en el norte como en Oaxaca, pero el sentido es distinto. Mientras en Estados Unidos ambas comunidades están inmersas en el mercado y a merced del capital que determina sus siguientes movimientos, en Oaxaca las localidades compiten en una comunidad, presta a proletarizarse, como lo es Mixtepec, donde los recursos con que cuente cada una son un paso importante para lograrlo.

LA ARTICULACIÓN A PARTIR DE LA “COMUNIDAD EN EL NORTE” Existen entre Independencia, El Llano y Barrio Lado vínculos adicionales creados por la experiencia transnacional. Son como un nódulo que articula una nueva “comunidad del norte”. Esta comunidad tiene características y dinámicas propias, impuestas en parte, por la vorágine del trabajo migratorio dentro de Estados Unidos. Entre otras cosas, le distingue una estrategia común frente al mercado: la respuesta rápida y efectiva frente a la urgencia del capital de mano de obra. 91

En este sentido, la comunidad del norte practica una intensa comunicación entre sus miembros y con los rancheros para conocer los próximos lugares de trabajo. Esta comunicación se da por medio de los teléfonos celulares y de las reuniones que se organizan pasando la voz entre los paisanos. Los recursos como el teléfono fijo, la radio o la internet no son de uso frecuente, ello probablemente se deba al poco acceso que existe a estos medios en los campos agrícolas en Estados Unidos, donde una caseta telefónica o un café internet pueden estar alejados a varias horas de distancia de los lugares de trabajo y de vivienda. Otra característica de esta comunidad norteña es su extraordinaria movilidad. Por ello los vehículos, en su mayoría camionetas conocidas como “van”, son estratégicos para el grupo. En ellos se desplazan entre la vivienda y el trabajo, se va de compras o se acude a la lavandería. Las camionetas adquiridas contienen, en sí mismas, todos los significados de la vida en el norte. Me refiero a que son usadas como vivienda, en ocasiones son incluso mejor alternativa que los lugares a los que son destinados en los ranchos. Son signo de privilegio y objetos de poder para sus dueños, además de que se usan en la contienda de la vida diaria para asegurar una posición de dominio sobre los otros trabajadores, quienes dependen siempre de sus buenas relaciones con el dueño y de sus ganas de sacarlos en la camioneta. Son factores de prestigio y significan la posibilidad de llegar a tiempo, de pertenecer y de trabajar, de continuar con la vida propia; porque en ellas se va de compras o se va a tomar cerveza, se hacen confidencias y se arreglan o desarreglan tratos. Las camionetas son la parte de la comunidad que les permite asegurar, cumplir y concluir con el trabajo. Por último, una característica común a esta comunidad del norte tiene que ver con un sentido del trabajo y de estar dispuestos a ser explotados con su propia complicidad. Quienes son parte de esta comunidad se dirigen a trabajar a Estados Unidos con la idea persistente de que su estancia en ésta u otras comunidades similares es temporal, y que serán sólo algunos años los que tendrán que trabajar duro para poder reunir algún dinero y mandarlo a sus comunidades o gastarlo ellos mismos. 92

Con la idea de trabajar intensamente entran en los ranchos, donde son sobreexplotados, porque en muchas ocasiones no se respetan sus derechos laborales y comúnmente aceptan la idea de que trabajando diez o doce horas, a veces más, en condiciones difíciles evitarán trabajar más tiempo en algún otro lugar de Estados Unidos. Por un lado, las posibilidades de ganar más dólares en menos tiempo es cierta, pero también son mayores las posibilidades de que se abuse de su fuerza de trabajo. Los mixtecos de las comunidades de Independencia, El Llano y Barrio Lado comparten estas características cuando se encuentran trabajando en el norte, en la costa este.

LA GEOGRAFÍA DE LA UNIDAD LABORAL EN ESTADOS UNIDOS Para conocer la distribución geográfica de la comunidad así como las características más importantes de las actividades que realizan los entrevistados en las localidades mencionadas, en mi estancia en México y Estados Unidos apliqué cuestionarios. Los “cuestionarios vitales” aplicados fueron diseñados para conocer los lugares donde acontecen sucesos importantes para los mixtepequenses, y el ámbito de la vida al cuál se refiere dicho acontecimiento (educación, trabajo, participación política, etcétera). De los diez cuestionarios vitales aplicados en Carolina del Norte a miembros de las tres localidades que convergen en Estados Unidos, y que se conforman como lo que hemos denominado “comunidad del norte”, puede observarse que los miembros de las tres comunidades comparten las siguientes toponimias, como parte de sus trayectorias vitales: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

San Juan Mixtepec (cabecera), Oaxaca. Clinton Leane, Carolina del Norte. Naples, Florida. Yosobá, Oaxaca. Albión, Nueva York. Barrio Lado, Oaxaca. White Lake, Carolina del Norte. 93

8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17.

El Llano, Oaxaca. Elizabethtown, Carolina del Norte. Garland, Carolina del Norte. Harrisonburg, Virginia. Homestead, Florida. Plaint City, Florida. Tallahasse, Florida. Medina, Nueva York. Rosario, Sinaloa. Santa María, California.

Esta lista muestra que una parte de la comunidad tiene gran cercanía con San Juan Mixtepec, lugar con el mayor número de menciones. Debido a que Independencia, Barrio Lado y El Llano son comunidades cercanas a la cabecera, pero sin los servicios de ésta, ya que son sólo rancherías, los servicios civiles se tienen que realizar en la cabecera. Clinton, en Carolina del Norte, es mencionado por ser un lugar de paso entre Florida, Ohio y Nueva York, lugares donde el trabajo es más intenso y duradero. En Clinton, la estancia dura sólo un mes y medio, pero es un punto de contacto muy importante, porque allí se puede acceder al universo de trabajo que se encuentra más al norte. La población de Naples, Florida, es un punto importante porque es en donde viven muchas personas del municipio de Mixtepec de manera permanente. Naples existe, además, en el imaginario de la comunidad, como un lugar de trabajo permanente. Las localidades listadas con los números 4, 5, 6, 7, 8, 9 y 10, son puntos que forman parte de la “geografía colectiva de la comunidad”. Son lugares relevantes para la gran mayoría de los informantes. Es ahí donde se desarrollan las actividades relacionadas con el trabajo, el estudio, los matrimonios, etcétera. Homestead, en Florida, es un lugar de mucho trabajo en la agricultura. Igual que Clinton en Carolina del Norte, es un punto de referencia para quienes trabajan en una región muy amplia a su alrededor. Harrisonburg, Virginia, se distingue porque, si bien es un lugar donde los paisanos van al trabajo agrícola estacional (véase el trabajo de Jorge González en este mis94

mo libro), es también un lugar de trabajo permanente, ya que la ciudad está dedicada a la crianza y al procesamiento de aves (pollo y pavo), donde trabajan mixtecos a lo largo de todo el año. El resto de los lugares (13, 14, 15, 16 y 17) son puntos muy concurridos de trabajo para esta comunidad.

LA RED DE REDES TRANSNACIONALES Tomando como referencia la información de los cuestionarios que apliqué entre los trabajadores mixtecos con los que viajaba por Carolina del Norte, así como la recabada en Barrio Lado e Independencia, en Oaxaca, encontramos que los habitantes de estas localidades mencionaron a Burgaw, Carolina del Norte, como un lugar donde ha transcurrido parte de su vida. Para los habitantes de Barrio Lado, así como para los del grupo de trabajadores en el “norte”, Santa María y Harrisonburg (en California y Virginia, respectivamente) son lugares que revisten relevancia. Los tres grupos entrevistados refieren a San Juan Mixtepec, en Oaxaca, y Naples, en Florida. Del cuadro 1 se desprende que las experiencias de vida de los mixtepequenses entrevistados en Oaxaca y Carolina del Norte convergen de manera especial en Naples y comparten experiencias laborales en Burgaw, Carolina del Norte, en Santa María, California, y en Harrisonburg, Virginia. Todos son referentes para los tres grupos entrevistados, como lo es la cabecera municipal en Oaxaca. Tanto los entrevistados en Barrio Lado como aquellos que respondieron el cuestionario trabajadores entrevistados en Carolina del Norte, como para el grupo entrevistado en Barrio Lado. La información anterior permite sugerir que las vidas de los mixtepequenses se entreveran en una geografía compartida y transnacional, formando redes que se replican en rizomas que articulan a las localidades, y éstas a su vez forman parte de geografías incluso mayores de pueblos y regiones transnacionales en movimiento. Las dinámicas sociales de los mixtepequenses no pueden ser explicadas sólo a partir de lo que sucede en el contexto de 95

CUADRO 1 EL NORTE

INDEPENDENCIA

Barrio Lado

San Juan Mixtepec (cabecera), Oaxaca

San Juan Mixtepec (cabecera), Oaxaca

San Juan Mixtepec (cabecera), Oaxaca

Naples, Florida

Naples, Florida

Naples, Florida

Burgaw, Carolina del Norte

Burgaw, Carolina del Norte

Burgaw, NC

INDEPENDENCIA San Juan Mixtepec Naples, FL

Harrisonbourg, Virginia

Harrisonbourg, Virginia

Santa María, California

Santa María, California

BARRIO LADO

Santa María, CA

Harrisonbourg, VA

COMUNIDAD “DEL NORTE” las fronteras políticas municipales. Las afinidades y tensiones entre diversas localidades en Oaxaca pasan por las experiencias vividas en las unidades laborales que juntos emprenden por la “corrida” norteña, así como la vida en Naples y en Harrisonburg, donde crecientemente encontramos organizaciones sociales, laborales y políticas de los mixtepequenses. Conocer las dinámicas combinadas de la vida transnacional es importante para explicar la dinámica comunitaria en Oaxaca y viceversa. Procesos tales como la construcción de carreteras, las afinidades en el trabajo asalariado, el lavado de ropa y la sociabilidad en los bares en Carolina del Norte son parte de estas dinámicas generales de la comunidad, donde se entreveran vidas, pueblos y regiones en el plano transnacional. No sería correcto plantear que esta geografía transnacional es el resultado obligado de las condiciones macroestructurales en las que se insertan las vidas de los transmigrantes (las cadenas globales de mercancías, las políticas estatales, etcétera). Hay un gran margen de variabilidad, indeterminación e incertidumbre en el proceso. Pero en ese gran caos también hay procesos organizadores como los mercados de trabajo, las organizaciones de trabajadores agrícolas, las reglas comunitarias, etcétera. Son esos procesos aleatorios, pero concretos, los que me interesa describir. 96

Figura 1.

PROCESOS ECONÓMICOS Y COMUNIDAD En la costa este de Estados Unidos las formas de producción tienen algunas características que debemos considerar para conocer mejor el funcionamiento de lo que llamaré, desde ahora, la “comunidad percibida”, que definiré más adelante. Las características del capital globalizado adquieren en esta región formas vertiginosas debido a la “demanda inmediata”, que Besserer considera, es la articulación del capital sobre los hiperespacios, por los que la producción se intensifica de acuerdo con las necesidades del mercado. Por ejemplo, si hace falta determinada cantidad de manzanas en un supermercado de Virginia, los jornaleros acudirán al trabajo que el mercado les solicita para recolectar dicha cantidad de manzanas en determinado tiempo. Los trabajadores que responden a este esquema están sometidos a un régimen de sobreexplotación dentro de los campos de cultivo estadounidenses —los hiperespacios; monótonos— que están abiertos a un tipo especial de trabajadores que son capaces de producir lo solicitado en el tiempo 97

establecido. Quienes así se encuentran trabajando necesitan de algunos recursos para poder laborar, quiero decir formas de comunicación precisas y la capacidad de movimiento para estar en el lugar donde se les solicite. Estas formas de movilidad, este empleo trashumante, caracteriza a los grupos que utilizan el capital como de “rápida respuesta”. Dentro de este esquema coloco a la comunidad del norte; este conjunto de grupos étnicos que tiene, de alguna manera, una “unidad laboral”. Están organizados bajo una estrategia económica y esto se convierte en el denominador común de cualquiera de estos trabajadores. Dentro del grupo que yo visité en Estados Unidos existía un determinado número de mixtecos de las regiones de Tlaxiaco, Juxtlahuaca, Juquila y la Mixteca Baja. También encontré indígenas mam de la región este de Guatemala y personas de los estados de Morelos, Querétaro y del Distrito Federal. Este grupo es un ejemplo de muchas otras unidades laborales que surgen en los espacios discontinuos (o hiperespacios) del capital globalizado; unidades compactas, multiétnicas, nutridas precisamente por las regiones que expulsan a sus trabajadores, reunidos en los campos, en las fábricas, en los servicios, atentos a la demanda de mano de obra dentro de los países receptores. Estos grupos especializados en sus tareas son capaces de responder de manera eficaz al trabajo en los cultivos; da lo mismo que sea en los campos donde se pizca calabaza, fresa y mora azul, sin importar si es en Florida, Carolina del Norte o Nueva York.

LA COMUNIDAD PERCIBIDA Dentro de la unidad laboral que pude visitar en el estado de Carolina del Norte, encontré inmediatamente a los paisanos mixtecos que había ido a buscar. No sólo ocurrió que es mixteco quien me recogió en la estación del Greyhound, sino que llegué a trabajar dentro de un grupo de mixtecos que tenían para ellos una zona de surcos para pizcar. También viví en una “trai98

la” con tres de ellos y tres guatemaltecos de origen mam. Los mixtecos, debido a una serie de características que implican su lengua, su aspecto, su forma de vivir, son identificados como tales dentro de esta unidad laboral. Son reconocidos por otros y por ellos mismos (como diría Stavenhagen) dentro de esos espacios del capital agroindustrial, y aunque el supervisor profano considere que todos quienes trabajan allí son iguales, cada grupo se reconoce diferente; sin embargo, respecto a los mixtecos esta cualidad se ve reforzada por sus características culturales y su identidad; es decir, se perciben dentro del espacio ocupado por quienes laboran en estos campos. La comunidad percibida hacia fuera del hiperespacio laboral es indistinta, y hacia dentro se reconoce y es reconocida por los jornaleros debido a sus características étnicas. Dentro de la comunidad percibida existen personajes interesantes que participan activamente en su organización y funcionamiento; estos personajes son mixtecos y están a la cabeza de esta comunidad. El primer caso, Benito López, es el contratista, también nombrado manager o contrator. Sus tareas son múltiples y la principal de ellas es conseguir trabajo, llevar a su gente y estar comunicado con los rancheros para obtener —antes que otras unidades laborales— los contratos en los ranchos. Su trabajo es estar comunicado y para ello Benito recurre a la telefonía celular. Porta varios celulares a la vez, prácticamente uno para cada estado donde trabaja en Estados Unidos. Benito se encarga de conseguir condiciones propicias para el trabajo en los ranchos —solamente se dedican al trabajo agrícola—, de encontrar vivienda y de conseguir los contratos de energía eléctrica para las viviendas que consigue. También es el responsable de dar a sus trabajadores un pago que pueda ser considerado justo para ambos. Benito es capaz de negociar con el ranchero y en esta capacidad reside su poder sobre los demás jornaleros, supeditados a lo que les pueda conseguir. Los cuñados de Benito —Lázaro, Norberto y Ambrosio— son quienes conocen y conducen a los trabajadores a los campos de cultivo. Durante el trabajo en Carolina del Norte, Benito recibió una llamada a su celular que contestó en mixteco, des99

pués me contaría que era su cuñado Lázaro quien le avisaba que en los próximos tres días llegaría en una camioneta “van”, de las más grandes, con 27 personas de Morelos y una del Distrito Federal. Esta llamada la contestó Benito diciéndole que ya tenía dónde alojarlos, aunque hubiera preferido que llegaran a Nueva York dentro de 15 días, porque ahí si habría lugar suficiente para todos. En esta llamada Benito le dijo a su cuñado que si era posible no pasaran por Texas, debido a que ya había mucha vigilancia de la policía de migración. Cuando llegaron traían dos camionetas con los trabajadores, hombres, mujeres jóvenes y niños. Fueron directamente a trabajar a donde yo me encontraba; se quedaron a vivir en una “traila” y también utilizaban la camioneta para dormir. Requirieron seis coyotes para pasarlos por Sonora, allí hicieron contacto con los mixtecos que los llevaron al norte. Quienes ya tienen la ciudadanía estadounidense o la residencia llegan por sus propios medios y se comunican con Benito para saber el punto de encuentro. Conviví con Benito en Oaxaca algunos meses y me dio su teléfono celular en Estados Unidos, lo cual me permitió iniciar su búsqueda por la costa este —aunque se supone que yo ya sabía que estaba trabajando en Carolina del Norte— y saber con precisión cuál era el pueblo más cercano a su lugar de trabajo. Estas comunidades transnacionales insertas en los procesos de producción acelerados, como los que ocurren en la costa este de Estados Unidos, tienen una gran movilidad, por lo que dependen de una activa red de comunicación que yo pude aprovechar para poder localizar mi comunidad. Al llegar, los jornaleros ya saben o por lo menos intuyen sus labores en los inmensos campos de cultivo y se dejan conducir por los cuñados, que a su vez parecen desempeñar el papel de mayordomos dentro de la estructura de trabajo de los mixtecos.

LAS NUEVAS MASCULINIDADES TRANSNACIONALES Con tres casos etnográficos mostraré ahora fórmulas diferentes de construcción de la masculinidad en el contexto trans100

nacional, para después explorar tres regímenes en torno a los cuales se construye la inequidad de género en el contexto transnacional.

Benito López En Oaxaca, Benito es un hombre respetado porque representa la culminación de una búsqueda de valores que tiene la comunidad de Mixtepec; dichos valores están asociados con la identidad viril en el norte y sólo se pueden alcanzar enfrentando los múltiples problemas que algunos varones ya conocen. Para hombres como Benito es importante encarar a los dueños de los ranchos, y lo hace poniendo en contienda su propia representación de indígena, de jornalero y de extranjero; es decir, necesita crear estrategias congruentes con una representación que, enfrentada a sus trabajadores, sea aceptada como hegemónica e incuestionable, aunque no sea así frente al ranchero. Benito debe trabajar más que los otros para tener las cosas que se consideran dan prestigio a los hombres: camionetas, casas y los enormes gastos de las fiestas en su pueblo. Debe ser capaz de darse a respetar y de sobresalir por un conjunto de valores que lo distingan como hombre respecto a los demás varones de su comunidad. Se trata de mantener una familia y de representar a su comunidad adecuadamente, si es necesario, frente a otras personas. En este punto puedo mencionar que mientras algunos trabajadores trataban de ocultar su condición de indígenas oaxaqueños, Benito hacía ostentación de ella, dando a entender que un indígena —considerado en términos nacionales marginal— es capaz de negociar y de trabajar con rancheros estadounidenses, además de conseguir condiciones ventajosas para sus jornaleros. Respecto a las relaciones que sostiene con su familia, Benito está casado con una mujer de El Llano y tiene dos hijos que nacieron en Oaxaca. Son niños que utilizan la internet y están perfectamente adaptados en su medio, su lengua —el inglés— y en su escuela en el estado de Nueva York. Su esposa tiene un trabajo fijo y por eso no lo puede acompañar a sus compromisos en estados de la costa este, pero tampoco lo acom101

paña a Oaxaca, porque Benito considera que ese lugar es suyo y es donde puede visitar a sus amigos y hacer lo que quiera. En este sentido, San Juan Mixtepec es un lugar de privilegio para quienes, como Benito, aprovechan la temporada de fiestas y celebraciones de fin de año para exhibir su presencia y su capacidad de gastar. Mixtepec se convierte en un lugar donde los hombres contienden en una lucha por sobresalir entre los demás y ser más hombres. El nuevo espacio que se está formando tiene que ver con una posición económica privilegiada, pero con un enfoque distinto, como el nuevo restaurante que planea abrir Benito: “un restaurante donde se venda comida como hamburguesas y pizzas para los paisanos”. Como podemos advertir, en el caso de Benito, existen formas de masculinidad que reivindican valores asociados al dinero y al prestigio obtenidos en Estados Unidos. Cuando acompañé a Benito a Telixtlahuaca, me dijo que su generación podría ser la última que se preocupe por encontrar trabajo y sufrir trabajando. Ahora, sus hijos en Estados Unidos asisten regularmente a la escuela y pueden encontrar otras formas de trabajo que no sean tan duras. Su propia búsqueda de una mejor vida le ha provocado a sus hijos, sin quererlo, la apatía hacia la aventura. Puede resultar difícil hablar de las expectativas de esta nueva generación, pero de algún modo, esta generación será la encargada de dar continuidad a la comunidad extendida, por medio de otras formas de organización y con una base de trabajo que puede ser distinta, como está ocurriendo en California, donde los mixtecos ya trabajan en servicios y se están expandiendo hacia otras labores. Mientras que otros recorren la costa oeste en forma de bandas, como una alternativa más de organización frente las difíciles condiciones que impone el capital de respuesta inmediata.

Lencho Cuando mi colega Adriana Zárate llegó procedente de Florida, la situación cambió: nuestro amigo, el contratista, consideró que no era apropiado para una mujer dormir en una camioneta como yo lo hacía, nos dijo que lo mejor era que tuviéramos 102

un lugar donde mi compañera y yo pudiéramos estar más cómodos. Nuestro amigo, el contratista, pudo conseguirnos sin dificultad un lugar donde vivir durante el tiempo que íbamos a estar con ellos, lógicamente fue una “traila”. La “traila” donde llegamos fue, a primera vista, un lugar singular. El número de inquilinos era pequeño: sólo seis habitantes. Su composición étnica también fue singular, tres eran jóvenes mixtecos de la región de Mixtepec y tres personas de Guatemala, dos de ellos indígenas mam. Pudimos distribuirnos en tres cuartos y compartimos el baño, la verdad fue que esto hizo las cosas más sencillas, porque una vez que tuvimos un lugar estable pudimos organizar mejor las estrategias para nuestra investigación. Sin embargo, poco a poco pude percatarme que la propia vida en nuestra “traila” –así le decíamos— era también un espacio que me podía explicar el modo en el que se construyen como hombres los jornaleros mixtecos. A partir de algunas variables (el conflicto entre los hombres, la competencia, el trabajo y la amistad) los ocupantes de esta “traila” construían día con día su identidad como hombres. El conflicto es algo que resulta inevitable en toda relación humana. La convivencia en una “traila”, donde el espacio es reducido y existen muy pocos privilegios (como el agua caliente y una pequeña cocina), resulta problemática. Durante la vida en la “traila” se crearon algunas reglas que los recién llegados —mi compañera Adriana, un guatemalteco y yo— aprendimos. Se establecieron turnos para cocinar y todos íbamos juntos al supermercado. El baño era primero para los oaxaqueños, después para los guatemaltecos y, finalmente, para nosotros. La relación entre los trabajadores oaxaqueños y los guatemaltecos fue de cordialidad, aunque a espaldas de unos, los otros hacían bromas. Sin embargo, esto no pasó de manera que afectara notoriamente la relación entre estos grupos, y en repetidas ocasiones se reunían para ver alguna película en la televisión de Santos, el guatemalteco. Lencho, un oaxaqueño al que yo considero el líder de la “traila”, fue quien logró imponerse a los demás hombres. La razón es que él tenía la camioneta que nos transportaba y decidía la hora y hasta el destino si teníamos que salir. Su camio103

neta era un símbolo de su capacidad de trabajo y era muy cuidada: diariamente Lencho la limpiaba y si no lo hacía, algún otro de sus paisanos oaxaqueños la lavaba. Esta relación de poder sobre los demás está mucho más implícita a la hora de ir al trabajo: Lencho era el primero en abordar la camioneta y la prendía de manera ruidosa para asegurarse de que todos los demás estábamos enterados de que ya era hora de ir a trabajar. El trabajo es una parte importante en la definición de ser hombre y qué clase de hombre. En las relaciones de poder entre varones, la capacidad de trabajo es una manera de definir la virilidad, dado que se considera que el uso de la fuerza es un privilegio reservado para los hombres, quienes la emplean en sus labores. Es en el trabajo donde la competencia por el dinero es equivalente al uso de la fuerza. Dentro de la “traila” dos eran los hombres que en su trabajo se distinguían: Lencho, el oaxaqueño, y Santos, el guatemalteco. Entre ellos se estableció una callada competencia avalada por sus compañeros, un día ganaba uno más y al siguiente día otro. Esto fue una forma de equilibrar la representación entre estos grupos al interior de la “traila”. Después fue más sencillo juntarnos para pasar las calurosas noches de Carolina del Norte, platicando e incluso bromeando. Santos, gracias a su trabajo, pudo comprar una televisión con videocasetera y ocupó un lugar especial dentro de las actividades de la “traila”, porque una de las actividades favoritas de los muchachos era ver películas. Por esta razón, un poco más tarde, Lencho compró una televisión para su camioneta. En tanto, Santos me contó que planeaba comprarse una camioneta tan pronto como pudiera hacerlo. Cuando le pregunté para qué la quería, me dijo que no podía esperar a que Lencho lo llevara a la lavandería cuando quisiera, además con la camioneta sería el primero en llegar a su pueblo en Guatemala con un vehículo y eso sería muy importante para él. Hombres como Lencho y Santos contienden cotidianamente fuera de los centros cívicos y religiosos de sus comunidades. En este contexto “excéntrico”, sus identidades como varones se construyen con características distintas y se demuestran como en esta ocasión, a través del reconocimiento del trabajo y de 104

manejar artículos de prestigio y de poder hacia los demás, como la camioneta y la televisión.

Fernando Sánchez Fernando Sánchez Hernández tiene 27 años y vive en la cabecera. Desde hace algún tiempo no viaja a Estados Unidos, pero aún se considera parte de la banda de mixtecos californianos llamada “Arre Juanita”. En Mixtepec sigue con una vida muy parecida a la que hacía cuando vivía en Leamont con los “juanitos”. Su experiencia de viaje al norte fue muy dura y solitaria; no llegó a ver a su hermana en Virginia, sino que se quedó a trabajar en California porque allí conoció a otros muchachos mixtecos que formaban grupos como bandas, en sustitución de sus familias y para formar algo así como un frente étnico para protegerse: “nos juntábamos para defendernos de los gringos, de los salvadoreños y hasta de güeyes de Zacatecas y del norte. Cuando estábamos frente a bandas de otros países pues todos nos juntábamos, pero cuando nos quedábamos puros mexicanos se ponía cabrón y nos hacían menos, nos decían “oaxacos” y ya allí pues nos juntábamos los del pueblo y nos dábamos en la madre con ellos”. Pero este frente oaxaqueño se dividía en facciones de comunidades y barrios que se enfrentaban entre sí; los “Vatos locos” y “Arre juanita” de la cabecera, los “Prófugos del infierno” de Canama, los “Fuck rollers” de Barrio Lado y Yosobá. Estos grupos toman de las bandas angelinas las formas de violencia en sus relaciones. Es considerado por los jóvenes que están inmersos en esta situación que es muy de hombres demostrar valentía, resistencia a la bebida y a los golpes, y demostrar a los demás su capacidad viril respecto a las mujeres. La situación de las mujeres es distinta, no se les considera parte activa de la banda, sino la parte que debe ser protegida y defendida en su honor, de ser el caso. Son una parte pasiva y aunque comparten con sus compañeros la mayoría de las actividades no participan en las que son consideradas cosas de hombres. No intervienen en peleas sino es con otras mujeres. 105

Además, la actitud hacia el sexo es abierta, pero como dice Fernando: “pues si te tiras a una, ésa ya te pertenece, o sea vato, tienes a una, pero ésa ya es tuya”. Las relaciones entre estos jóvenes son distintas, pero no han mejorado las relaciones entre géneros. Las mujeres siguen siendo consideradas pasivas y sentimentales, lo que les impide tener un rol más activo en estos grupos. En los bailes que se organizaron fueron hombres de distintas bandas, pero ninguna mujer. Cuando llegaron a ir permanecían solas, mientras los varones —a veces dirigidos por Fernando— se dedicaban a pelear entre ellos. Pero eso sí, no te les acerques a invitarlas a bailar, porque puedes buscarte un problema y salir del baile rumbo a la clínica. En Estados Unidos se cuecen las rencillas, pero debido a la situación precaria de algunos jóvenes trabajadores (falta de papeles, líos con la policía), se contienen de llevar al extremo sus pleitos y saben esperar para llegar a la tierra sin ley de Oaxaca, donde es más fácil pelear y huir al norte, o en su caso ya no regresar. Fernando está en una situación parecida: [...] mi problema fue que me pelié con un vato de Santa Cruz, allá en el norte, luego me vino a buscar aquí, aquí le volví a dar y este chavo me amenazó con matarme en el norte. Yo no le saco, pero lo espero aquí porque si pasa algo me puedo ir al norte. Si le hago algo allá pues me agarran y me chingan.

Fernando considera que puede ser un hombre formal y caballeroso con quien no conoce, por mi parte puedo decir que desde un principio fue hospitalario y le caí tan bien que participó de las pláticas vespertinas que tenía después de comer con su hermana en su tienda, en un lugar público donde llegaban sus amigos. Fue por él que pude conocer a los demás integrantes de “Arre Juanita” y nadie expresó una burla por la situación de que un chilango pasara tanto tiempo en la tienda con su hermana. La hermana de Fernando es quien mantiene la casa y ocasionalmente él le ayuda, casi siempre va a Oaxaca con su novia y no se pierde un partido del Cruz Azul. “Si mi hermana 106

está allí sin hacer nada, pues que se ocupe de la tienda”. Ella hace las labores de la casa, excepto por la ropa de su hermano, ya que él mismo se encarga de lavarla. Fernando es atento con los demás habitantes de Mixtepec. Se ofreció para trasladar el ataúd de un hombre muerto en el norte y llevó a sus amigos para que lo cargaran también. No tiene problema para mencionar sus preferencias políticas y para apoyar a quien, según él, lo está haciendo bien; asimismo, recibe de buen modo las críticas. Ante la insistencia de la hermana de Fernando, llevé a cabo una sistematización: cada semana Fernando tomaba alcohol tres días, trabajaba dos y pasaba otros dos en Oaxaca. En este caso, el “ser varonil” es también una medida de presión para que Fernando maneje su identidad de hombre de una manera tal que la experiencia trasnacional no modifique su posición hegemónica. Se trata de una masculinidad nueva basada en criterios que no existían con anterioridad en Mixtepec, pero que se encuentran abriendo nuevos espacios. Fernando me dijo que los jóvenes de ahora buscan sobresalir por medios distintos a los de sus padres, pero siempre con la mira al norte.

LAS NUEVAS FORMAS DE INEQUIDAD Los casos descritos son interesantes desde su posición respecto a la forma en que contemplan su comunidad. Su experiencia trasnacional no es similar a lo que las prácticas e identidades dominantes pueden decir. Han creado sitios donde antes no había sino un sentimiento negativo hacia las prácticas de la vida en el norte. Sus diversas identidades resuelven contradicciones que podrían generar una actitud crítica hacia sus actitudes de varones dominantes. Para Benito, Fernando, Lencho y Santos, es más importante considerarse y ser considerados hombres en los ambientes distintos en que viven y poder, así, reivindicar su “ser varonil” frente a cualquier circunstancia. Ellos manejan una serie de actitudes que no mejoran las relaciones de género, por el contrario, éstas se ven empodera107

das con las actitudes de los varones y las mujeres que conocen en el viaje. Benito me decía: [...] yo veo a los bolillos [así les llaman los mixtecos migrantes a los estadounidenses] cómo son con sus esposas. Ellas les dicen y hacen lo que les da su gana, pero yo ya vi que de esa manera sus maridos también ganan, porque si ellos hacen algo, como tomar, pues sus señoras ya no les pueden decir nada, así se aprovechan.

Y me dice Fernando: [...] yo me fijo cómo son las mujeres de otros lados y cómo las tratan sus hombres. Yo no voy a dejar que alguien maltrate a una mujer de mi pueblo, pero veo que algunas cosas sí son efectivas para llevarse mejor con ellas, hablarles como si fueran un vato o largarse a tomar con ellas de igual a igual.

Estas estrategias se acumulan en una experiencia de viaje y vida en otros lugares, y cambian de alguna manera la visión del sujeto, pero reafirman su posición masculina hegemónica frente a nuevas condiciones subalternas de las mujeres (Ibarra, 2003). Debo decir que los hombres de Mixtepec no están empoderados en todos los sentidos. Siguen siendo marginales en términos de la sociedad nacional y en Estados Unidos, pese a ello conservan su identidad hegemónica frente a las mujeres de su comunidad y a otros hombres cuyas masculinidades son consideradas subalternas. Además, pude advertir una serie de comportamientos que se confrontan con las actitudes entendidas como correctas y con estas nuevas visiones de ser hombre dentro de la comunidad. Los varones migran y adquieren actitudes y fragmentos de identidades que corresponden a otras masculinidades hegemónicas que conocen con la experiencia de la migración, pero aquellas identidades varoniles consideradas tradicionales se ven confrontadas en los espacios creados por estos nuevos hombres, donde el respeto ha sido sustituido por la competencia y la camaradería. Aho108

ra, ser parte de una banda, como Fernando, es algo que los hombres hacen para ser más hombres que otros; de la misma manera, Benito juega en el prestigio de su papel proveedor las cosas que permiten ser a un individuo, un hombre. Lencho compite con Santos y ambos contribuyen a crear una identidad varonil basada en criterios distintos a los de sus comunidades. Estos nuevos hombres están formando un espacio propio, y ya es común ver muchachos vestidos como cholos en las calles de Mixtepec; tampoco extraña la presencia de hombres a la usanza norteña, en sus grandes camionetas, oyendo corridos y hablando de una vida cada vez más comprometida con el norte, donde ahora ellos han dejado a sus familias para regresar y ser prueba de un triunfo que es posible, si quien lo desea puede ser tan hombre como ellos. Estos casos tienen ya un espacio dentro de la comunidad de San Juan Mixtepec y lo han enriquecido con su experiencia. Sin embargo, la vida trasnacional no ha sido suficiente para modificar el modelo hegemónico de dominio masculino, porque por medio del contacto con otras situaciones en el norte, estos hombres han creado alternativas que empoderan las actitudes, los entendimientos y las identidades tradicionales y patriarcales. En Mixtepec algunos varones desarrollan estrategias distintas, de acuerdo con su experiencia trasnacional para definirse y ser definidos como hombres, en una necesidad de resolver situaciones que ponen en contradicción su propia identidad. Por ello, en alguna ocasión me dijo Fernando: [...] no es por ser mixteco, o mexicano, es porque para ser hombre uno debe de sufrir un chingo y ¿para qué? Pues para no tener las manos vacías cuando regreses, para que no se diga que no la supiste hacer, porque es como si tu tierra te rechazara y ya no pudieras vivir aquí.

Sería equívoco plantearnos la posibilidad de que la globalización del capital haya creado procesos homogéneos de identidad en todo el mundo, erradicando las diferencias (Montesi109

nos, 2002). Por el contrario, surgen todo tipo de diversidades como respuesta a las representaciones hegemónicas de la modernidad. En este margen de alternativas, algunas identidades comprendidas como formas fluidas, como narrativas que las propias personas relatan y construyen (Fuller, 2001) surgen como propuestas subalternas a las fórmulas hegemónicas de poder. Algunas identidades se han construido como imágenes de masculinidad “centrales” en el sistema de gobernabilidad y han sido cuestionadas por estas fórmulas “excéntricas” que no comparten la visión tradicional. En la modernidad, considerada por Montesinos la fuente actual del cambio, se encuentran diversas masculinidades que han sido creadas a partir del cuestionamiento del modelo económico. En la vorágine del capital de respuesta inmediata en la costa este de Estados Unidos, los mixtecos han encontrado alternativas en la construcción de su masculinidad y han creado muchas masculinidades que se ven como ofertas de cambio frente al tradicional sistema hegemónico que provoca desigualdad frente a algunos hombres y frente a las mujeres. Las masculinidades están cambiando en este marco y están creado espacios alternativos que siguen siendo subalternos y marginales.

REGÍMENES EN LOS QUE SE (RE)PRODUCE LA MASCULINIDAD El respeto El “respeto” suele ser vinculado a los sistemas tradicionales indígenas (Portal, 1998). Algunos de estos sistemas se sustentan en una base de poder que clasifica a los sujetos que lo conforman como hegemónicos y subordinados. Parto del concepto de que existen masculinidades que ejercen un dominio sobre otros varones (Gutmann, 1998) y sobre las mujeres. Las contiendas de poder dentro de los sistemas tradicionales indígenas involucran actitudes que buscan sustentar las desigualdades sociales (Besserer, 1999). Estas desigualdades se hacen evidentes por medio de los nuevos espacios que están surgien110

do en Mixtepec gracias a la migración; la participación de los nuevos hombres en el sistema tradicional de respeto ha ocasionado cambios en su estructura. Besserer considera que existe un régimen sentimental (el respeto) que mantiene esta subordinación patente (Besserer, 1999). Las estructuras de poder mantienen la gobernabilidad por medio del respeto entre los hombres y las mujeres. El respeto está asociado al parentesco. De una manera tradicional, las relaciones entre la comunidad están fuertemente sustentadas en las relaciones familiares. Algunas personas de Mixtepec consideran que conocer y tratar a los primos, tíos y demás parentela es, en todo caso, mejor que tratar personas cuyo origen desconocen y cuyos antecedentes familiares también son desconocidos. Incluso la forma de concertar matrimonios está tradicionalmente relacionada con las relaciones familiares. En Mixtepec, el sistema de respeto puede considerarse la base de la masculinidad tradicional mixteca. Este tipo de masculinidad está asociada con los demás valores tradicionales, tales como la paternidad y la virilidad asociada con el dominio sobre las mujeres, en la representación más general de cómo debe ser un hombre mixteco. En Carolina del Norte este sistema de respeto enfrenta algunos inconvenientes debido a la situación que el capital ha creado en esta región; el respeto existe como una parte del sistema de desigualdad, compartiendo con otras instituciones las formas de gobernabilidad; sin embargo, en la costa este de Estados Unidos no existen de manera formal estas instituciones y en los términos del Estado-nación, los trabajadores mixtecos siguen siendo marginales; es decir, el sistema de respeto no existe como tal en estos lugares del norte, nadie respeta a quienes están acostumbrados en términos formales a este sentimiento hegemónico. Mediante la transnacionalidad estos mixtecos se convierten en subordinados y el sistema de respeto en una forma subalterna de relación entre los migrantes. Este sentimiento hegemónico, considera Besserer, está inmerso en una contienda sentimental que la migración ocasiona aportando el “punto de vista” a sus integrantes en su experiencia 111

de viaje. Quienes por medio de sus experiencias han asimilado nuevas fórmulas sentimentales, disputan al régimen de respeto los espacios reservados a la gobernabilidad de la comunidad. En el viaje y por medio del trabajo los mixtecos han encontrado nuevas fórmulas sentimentales que pueden oponerse al sistema de desigualdad de respeto. Aun así, estas nuevas formas continúan siendo subordinadas frente a las clasificaciones sentimentales de la gobernabilidad en la comunidad. Me refiero, específicamente, a la amistad entre hombres y mujeres, y entre los varones. Estos nuevos órdenes sentimentales han ocasionados cambios en las relaciones de género y han creado nuevas maneras de desigualdad; es decir, que aunque la amistad es un régimen subordinado y que crea nuevas expectativas, es en realidad una nueva forma de subordinación entre hombres y mujeres.

La amistad La amistad entre los mixtecos que trabajan en la comunidad percibida de Carolina del Norte, ha surgido de las necesarias relaciones entre trabajadores de muy distintos orígenes. Personas de distintas nacionalidades y grupos étnicos conviven en un espacio estrecho y de alta movilidad geográfica. Por ello, la amistad es un recurso que los varones han convertido en una estrategia de identidad. Entre los mixtecos jornaleros ser amigos representa una opción frente al viejo sistema de respeto de sus comunidades de origen. También les ha servido para contender en un nuevo espacio mediado por la producción, por las posiciones de poder. La amistad entre los mixtecos de esta comunidad surge entre los surcos del campo y en la confidencia de la “traila”. Despierta a la mitad de la noche con unas cervezas en la mano y espera el abrazo en la penumbra de un bar. La amistad se decide por la preferencia, como también se deciden los rivales. Entre la nostalgia y la acidez de una resaca, la amistad sobrevive a la distancia, a veces aferrándose a un teléfono y otras encaramándose a una camioneta. Ser amigo en estas condiciones es demostrar pesar por la partida del otro amigo y ser ca112

paz de invitar la cerveza al extraño, en ocasiones es poner el hombro para que el señor Tereso, que viaja por primera vez al lado de su hijo, llore borracho porque no podrá estar en los quince años de su hija. El significado de la amistad para los trabajadores puede estar relacionado con la sobrevivencia, con hacer tolerable el ritmo de la vida y la necesidad de desahogarse de vez en cuando con la garganta atestada de cerveza. Norma Fuller (2001) refiere que en la amistad se encuentran partes muy precisas de la construcción de la masculinidad. Es en la dinámica de las relaciones sociales donde la amistad es parte de un régimen sentimental que otorga identidad a las personas y en la que los sentimientos son negociados para distinguir una relación de subordinación y otra de dominio. Entre los mixtecos de la costa este, la amistad se ha convertido en una fórmula práctica de cuestionar las nociones hegemónicas de respeto. Sin embargo, la amistad en estos lugares es también un ejercicio de poder. En el interior de estas relaciones existen cuestionamientos y burlas, intrigas y, a veces, enfrentamientos con el fin de determinar que postura es más hegemónica y cuáles pueden ser subordinadas porque representan otras maneras de ser amigo. En el campo de trabajo, Miguel era considerado un mejor hombre porque tenía experiencia de haber sido jinete en los jaripeos y conocía de animales. Además trabajaba rápidamente y con sus amigos era violento y burlón. Trataba mal a las mujeres que vivían con su grupo para hacer patente su dominio. Jesús era un trabajador más calmado y, por lo general, más callado, no alardeaba y no había tenido una relación de pareja en los cinco años que había vivido en Estados Unidos. En la relación de amistad entre ellos, Jesús ocupaba una posición subordinada frente a Miguel, aunque probablemente la actitud de Jesús era la más adecuada para resolver la situación de inequidad entre géneros. La amistad es también una forma de ejercicio de la hegemonía y crea desigualdad entre hombres y mujeres, construyendo, en el caso de los varones, un régimen del que las mujeres pueden estar excluidas o participar de manera distinta por su identidad de género. Existen grupos de amigos al interior de la comunidad mixteca donde 113

hombres y mujeres conviven, pero es patente que en aspectos que pueden definir la identidad, como el trabajo y la parranda, las mujeres no son consideradas iguales. La contradicción de empoderarse sin crear inequidad sigue latente y es algo que la amistad entre los mixtecos no ha conseguido resolver; por el contrario, ha encontrado nuevas formas y espacios —los bailes, el trabajo— de desigualdad.

La hipermasculinización en el trabajo Uno de los ámbitos más importantes en la construcción de la masculinidad entre los mixtecos que viven en la costa este de Estados Unidos es el trabajo. En los campos donde trabajan de jornaleros se presentan actitudes que destacan la acción viril y construyen identidades basadas en la fuerza y la capacidad de trabajo. La voluntad, la resistencia al trabajo, a los medios naturales —el calor, la arena, la lluvia— y a los malestares físicos —el cansancio, la sed, la depresión—, además de las precarias condiciones de vida en las “trailas”, las barracas y la constante tensión de verse enfrentados a las autoridades migratorias, a mexicanos que los rechazan y personas que puedan abusar de ellos, son condiciones en las que se desenvuelven distintas masculinidades. Por medio de la experiencia de trabajar con otros varones de lugares distintos han creado virilidades que son fragmentarias de identidades y que pueden tener, incluso, rasgos de ser hegemónicas. En el campo de trabajo existen actitudes que demuestran quién es mejor trabajador que otro. Por medio de los gritos —pues es imposible ver nada en los cultivos de mora azul— se puede localizar a tal o cual persona en el “fil”, y preguntarle qué tal está trabajando. Invariablemente la respuesta es “un chingo, cabrón”, y después la carcajada general. Para poder trabajar en la pizca de la mora azul se necesitan pequeños botes que son cuidados celosamente, estos botes también indican cuál es la capacidad de trabajo de una persona. Algunos traen hasta ocho botes colgando porque los usan todos, otros usan menos botes; yo, por ejemplo, usaba solamente dos. En el llenado 114

de los botes se conoce la capacidad de un trabajador y, desde luego, su ingreso. Es en realidad una forma de demostrar que su capacidad de trabajo es proporcional a su virilidad, el dinero que gane es la justa retribución a su trabajo y avala su condición de hombre trabajador. Uno de los gestos favoritos de Lencho era limpiarse el sudor de la frente y el cuello con un fajo de dólares al momento de cobrar y repartir luego ese dinero a quien le hubiera prestado. A mí en una ocasión me tocó que me devolviera cinco dólares mojados. La forma que adoptan, en ocasiones, los trabajadores de competir por el mejor surco es parte de un sistema de jerarquización. Los mejores surcos son aquellos en los que se encuentran los arbustos de mora azul más tupidos y las mejores posibilidades de llenar rápidamente los botes; eso depende de la habilidad de los trabajadores. Esa habilidad está reconocida de antemano por los trabajadores que ya se conocen y de alguna manera se hace patente que los mejores y más hábiles son los que escogen primero y después, al terminar, se dedican a pizcar los surcos de otros, lo que los mixtecos llaman “coyotear”. Por medio de estas actitudes se representan los valores que, se considera, otorgan masculinidad. Para identificarse como un trabajador hábil y, al mismo tiempo, un mejor hombre, es necesario compartir muchas de ellas. Decir que la identidad de trabajador es primero que la de varón es en cierta manera correcto, pero también lo es decir que la identidad de los hombres existe de antemano y que solamente se va transformando conforme conoce el código de conductas que lo convertirán en un mejor hombre a la vista de los demás trabajadores. Las masculinidades, como identidades polisémicas, se nutren de las experiencias más diversas para construirse como diferentes. Son identidades que cambian de significado constantemente. Los trabajadores mixtecos comparten su masculinidad hacia otros hombres y respecto a las mujeres; es decir, de alguna manera utilizan distintas representaciones en cada caso, y éstas son atravesadas por los mismos significados que otorgan masculinidad. Las masculinidades son identidades polisémicas con distintos significados, pero que contribuyen a crear de continuo la identidad del varón como hombre. 115

CONSIDERACIONES FINALES Durante mi regreso a México desde la ciudad de Nueva York, las cavilaciones en el viaje me llevaron a una ocasión en que Benito López fue de compras con su familia al Walt Mart de Clinton, en Carolina del Norte. Allá, Benito se desempeñó en perfecto inglés y se dio el lujo de comprar joyería para su esposa. A sus hijos les compró tenis y algunos fireworks para celebrar el 4 de julio. Me enseñó a usar el cajero automático en inglés y después regresamos al hotel donde dejó a su familia. Ellos se iban al día siguiente para su casa, en Elba, Nueva York, y Benito y yo regresaríamos al trabajo. Esta multiplicidad de significados enriquece la vida de los mixtecos migrantes. A través de su vida manejan las distintas representaciones que se tienen de ellos y las que ellos mismos se crean. Benito y los hombres como él, que han comprometido su vida en el norte, han desarrollado estrategias en las que ser mixteco y ser transnacional son parte de una nueva realidad, sometida al capital, pero que al mismo tiempo presenta una resistencia desde la marginalidad: las personas que se organizan y trabajan y viven. La comunidad transnacional de San Juan Mixtepec ha trascendido las fronteras del Estado-nación y se ha extendido a más de 270 lugares en el norte del país y en Estados Unidos. Estos lugares son representados en el imaginario social de los mixtecos como espacios donde sus propias identidades están en contienda y donde, en ocasiones, las normas establecidas, incluso las del género, se encuentran mezcladas y difíciles de discernir. Las fronteras del lenguaje y del ámbito cultural están siendo trascendidas rápidamente y han sido asimiladas de tal manera que ahora Benito se desenvuelve con soltura yendo de compras, al dialogar con el ranchero y al viajar y vivir en su casa frente a las cataratas del Niágara. Dentro de la comunidad de Mixtepec existen individuos que se desempeñan en el trabajo de los campos agrícolas de la costa este de Estados Unidos. Estas “unidades de trabajo” se han especializado de tal manera que son capaces de responder al capital de demanda inmediata, que tiene por toda la costa este lugares de producción idénticos (no lugares en la termi116

nología de Auge). Su estrategia se basa en la agilidad, en la forma de comunicarse y de estar pendiente en cuanto a la oferta de trabajo. Los teléfonos celulares y las camionetas son parte importante de la extraordinaria movilidad de estas unidades, ya que no existen ciudades o pueblos de reunión como tales, sino que cambian año con año. Dentro de estas unidades de trabajo existen diversos grupos étnicos y de distintos países. La base, la estructura que organiza y da movilidad y forma a estas unidades de trabajo, son los mixtecos que han desarrollado estrategias para hacer llegar a los trabajadores a sus lugares de trabajo, no importa que tan adentro de Estados Unidos estén. Esta organización también se encarga de negociar y establecer las relaciones de trabajo y algunas de sus condiciones frente al ranchero. Esto les da un poder considerable respecto a las personas que manejan, porque no alcanzan a entender cómo se da esta relación y sólo llegan a trabajar. Dentro de estas unidades de trabajo he caracterizado lo que llamé “comunidad percibida”, que es la presencia de mixtecos como la estructura por la que existe esta unidad y que además son los trabajadores que se distinguen por sus características, sobre todo de grupo, frente a los demás trabajadores, aunque los capataces sean incapaces de reconocer quién es mixteco. Las nuevas masculinidades son articuladoras entre las personas y la comunidad multisituada. La comunidad del norte produce y reproduce nuevas masculinidades que están representadas por algunos tipos de hombres: Benito, contratista, Fernando con su vida de las pandillas en todo Mixtepec, Lencho que contiende por las posiciones de poder en el mundo laboral. Estos nuevos hombres construyen espacios nuevos en sus comunidades y han empoderado posiciones que son consideradas subalternas desde la visión tradicional. Las nuevas masculinidades, sin embargo, no han resuelto la inequidad de género y, al contrario, han encontrado nuevas formas de subordinación frente a las mujeres y a otros hombres. La posición posmoderna feminista considera que la experiencia no es suficiente para modificar su posición de subordi117

nación respecto al poder hegemónico de los hombres. En este trabajo, los hombres mixtecos han vivido la experiencia de la migración de una forma intensa y comprometida, pero no han resuelto la cuestión de la inequidad. Es difícil decir si esta situación se resolverá más adelante, porque las nuevas fórmulas de masculinidad se han construido desde una perspectiva misógina de lucha por las posiciones de poder y por encontrar formas de subordinar a las mujeres. Aunque las mujeres ocupan espacios en la gobernabilidad de las comunidades, solamente lo hacen en sustitución de sus maridos o por una masculinización de su figura. Cada vez son más las mujeres que trabajan por su cuenta y las mujeres jóvenes cada vez más reúnen conocimientos sobre su comunidad y se preparan para ocupar cargos y posiciones de responsabilidad. Esta situación ha provocado que los hombres resuelvan las contiendas por los espacios de poder en su favor con estas nuevas formas de masculinidades, que son misóginas y hegemónicas. También es una forma de ser hegemónicos frente a otros hombres, que no han compartido esta experiencia transnacional o que incluso la comparten, pero que han optado por fórmulas diferentes como la amistad para construir una forma distinta de masculinidad. La amistad entre los mixtecos ha sido resultado del papel de Mixtepec en la modernidad. A partir de su inserción en el capital y de su constante migración, los regímenes tradicionales de respeto se han visto trasgredidos por nuevos regímenes sentimentales, como el de la amistad. Ha creado fórmulas de masculinidades que empoderan a los hombres que migran y que, a la larga, están definiendo aspectos tan importantes de la comunidad como la gobernabilidad. En este universo de la vida transnacional, tan vasto y complejo, el estudio de las masculinidades está por hacerse. Es necesario crear instrumentos de análisis que nos permitan entender los cambios por los que los hombres y las mujeres en relación con ellos están pasando. Este trabajo es un esfuerzo por mostrar que es posible hacer etnografía bilocal y binacional, adoptando un enfoque particular sobre la transnacionalidad como los estudios sobre los hombres. De esta manera, los futuros análi118

sis sobre los hombres y la migración deberán incluir aportes novedosos sobre las identidades y las múltiples representaciones de su masculinidad. Porque he considerado que las masculinidades son identidades polisémicas que en sus representaciones están mandando un mensaje de urgencia y de resistencia a la tan pretendida modernidad, de la que sin duda los mixtecos están excluidos y representan la parte explotada de ella. Pero también existe un mensaje de esperanza y de fe en su propia cultura, que lejos de aislarse y de mantenerse pura, se ha vuelto vital y ha asimilado, a veces trágicamente y a veces con fortuna, varios aspectos de la vida transnacional.

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Comunidad transnacional y cadenas globales de mercancía Jorge González Huerta Este trabajo forma parte de un proyecto de investigación que se enfoca en el estudio de aspectos relevantes de la economía, el poder y la cultura de las comunidades mixtecas. Me refiero a las comunidades transnacionales que rebasan los límites territoriales municipales. Mi trabajo de campo lo realicé en dos lugares: el primero de ellos fue la comunidad indígena de San Juan Mixtepec —en particular la cuadrilla de Independencia— ubicada en la Mixteca Alta. Este primer trabajo de campo lo llevé a cabo durante el primer trimestre de 1998. Para el segundo, me trasladé a la comunidad de Harrisonburg, en Virginia, Estados Unidos, donde permanecí el último trimestre de 1999. Un componente importante de mi trabajo fue seguir los pasos de la comunidad por medio de ciertos informantes clave, conforme iban desplazándose hacia algunos de sus lugares de trabajo. Harrisonburg fue uno de estos lugares. Ahí existe una industria avícola con características transnacionales, en la cual laboran los trabajadores mixtecos y que incorpora todos los procesos productivos, desde la selección del material genético, la crianza, la matanza, el procesamiento y empaque, hasta la distribución, exportación y venta de pollo y pavo. Otras actividades que los mixtecos realizan en esta localidad son la poda y pizca de la manzana en los campos agrícolas y algunos servicios misceláneos en la ciudad. Durante el trabajo de campo me percaté que estaba ubicado en el vértice donde se articulan dos espacios sociales transnacionales: una cadena global de mercancía (la de producción de pollo y pavo) y una comunidad transnacional (la de los tra-

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bajadores mixtecos de San Juan Mixtepec). Harrisonburg me pareció un punto geográfico de convergencia entre estos dos espacios transnacionales. Detecté diversos espacios de vivienda, como son los estacionamientos de “trailas”, las casas de renta y las instalaciones de los campos agrícolas. Como mostraré más adelante, los espacios de vivienda están vinculados con distintos eslabones de la cadena productiva del pollo y pavo o de la manzana. Las cadenas de mercancía regulan no sólo los ritmos diarios de trabajo, sino también los ritmos de circulación de los trabajadores transnacionales y los sitúa en distintos espacios en la ciudad. El objetivo de este trabajo es, precisamente, mostrar la vinculación entre los espacios de vivienda, la cadena global de mercancía y la comunidad mixteca transnacional.

INDEPENDENCIA, EN LOS MÁRGENES DE MIXTEPEC Todavía recuerdo cómo durante mi primera visita a Mixtepec, casi llegando a la cabecera municipal, pasé por una ranchería llamada Independencia. Ni por un instante cruzó por mi mente la idea de que la geografía de esta comunidad se extendía mucho más allá del montón de casas aglutinadas en torno a la escuela primaria y otras más esparcidas a lo largo de un estrecho camino de terracería. En efecto, Independencia parece, a simple vista, un pequeño núcleo rural; su población es de 286 habitantes, contando tanto a la población permanente como a la flotante.1 Sin embargo, durante mi estancia en la localidad (de enero a marzo de 1998) nunca pude ver reunida a más de la mitad de su gente. No estuvieron ahí durante las festividades del carnaval de febrero ni en la celebración de alguna boda, bautizo o velorio; tampoco durante el “tequio” —una forma de trabajo comunitario con la que la comunidad realizó las obras para la construcción de un tanque de agua que abastecería del vital líquido a buena 1 .Según el Censo General de Habitantes de la Comunidad de Independencia, Mixtepec, Juxtlahuaca, Oaxaca, 14 de febrero de 1998.

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parte de la población. La mayoría de los ausentes se encontraban en el “Norte”. Pese a pertenecer administrativamente a dos de los seis barrios que conforman la cabecera municipal de San Juan Mixtepec (el Barrio Lado y el Barrio de Jesús), Independencia es más que sólo parte del núcleo económico, político, social y religioso de la misma. En la práctica, este pequeño punto en la red social mixteca representa más que un punto marginal dentro del municipio. Independencia ocupa una posición importante en el espacio transnacional mixteco. Los mixtepequenses originarios de Independencia conforman una red que ha unido localidades geográficamente dispersas. Con sus trayectorias de viaje, los mixtecos han transitado por los espacios productivos del capital transnacional. Así, encontramos personas de Independencia que laboran los campos de trabajo de la fresa, el tomate, la naranja o el pollo, en el intento de asegurarse trabajo todo el año.

INDEPENDENCIA, UNA COMUNIDAD MULTIDIMENSIONAL Así como yo asisto a la universidad en un lugar, trabajo en otro diferente y llevo a cabo diversas actividades cotidianas en horas y lugares distintos, de la misma forma la mayoría de nosotros realizamos las tareas de la vida cotidiana en lugares diversos. Éste es el caso también de los miembros de la comunidad de Independencia, sólo que para ellos no es posible realizar las actividades anuales en la misma localidad. La movilidad es la constante y responde a circunstancias espacio-temporales (Harvey, 1992)2 propias de los migrantes, pero también del capital 2 .Véase David Harvey, The Condition of Post-Modernity. An Enquiry in to Origins of Cultural Change, Cambridge, MA, Blackwell Publishers; especialmente el capítulo 10: “Theorizing the transition”. Harvey señala que deberíamos considerar que todas las oportunidades creadas, así como también las dificultades y los peligros para la clase trabajadora, fueron adquiridos por la educación, flexibilidad y movilidad geográfica, comenzando desde los capitalistas como forma de control (Harvey, 1992:187). Así , el capitalismo es lo translocal y muchas cosas más, es decir, en el proceso de la construcción de nuevas identidades se amalgaman formas flexibles del capitalismo. Hay que ver cómo en él se acentúan estos dos procesos de la posmodernidad y lo translocal creando hiperespacios.

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transnacional en el cual se desenvuelven. (véase Linz Ribeiro, 1994:141-171 y Nina Glick Schiller, 1995). Tradicionalmente, las comunidades transnacionales han sido mostradas como homogéneas y estáticas. Lo que sugiero es que tanto Independencia como Harrisonburg sean presentadas de la manera propuesta por Michael Kearney: La migración está significada por la reconstrucción de identidades, no sólo porque esto permite a los migrantes moverse a través de diferentes campos y espacios sociales en los cuales las identidades están formadas, sino también porque esto permite a los migrantes escapar de las categorías sociales que contienen una identidad subjetiva. Esta migración permite escapar parcialmente de la identidad subjetiva que está conducida y contenida por el Estado, con sus leyes y literaturas que limitan las identidades y movimientos de personas y cuidan de ellos en sus espacios (Kearney, 1996).

Como señala Kearney, nuestro objetivo es salirnos de las teorías que hablan sobre migración en un solo sentido, es decir, el de la inmigración. En este trabajo, empleo una estrategia etnográfica translocal.3 Intento evitar centrarme exclusivamente en los lugares de origen o de destino de los migrantes, incluyendo también los espacios intermedios (entre un lugar y otro) con el fin de entender cómo los sujetos que seguía saltaban de un punto en la geografía de la producción agrícola a otro (en ocasiones incluso estando dentro de una misma localidad). En mi trabajo intento desarrollar algunas de las sugerencias etnográficas que hace James Clifford (1994:302-338). En este sentido, asumo que la gente viaja por diferentes motivos y muchas veces por 3 .Véase esta propuesta en Clifford James, “Traveling Cultures”, en Laurence Grossberg et al. (eds.), Cultural Studies, Routledge, New York, 1992. El autor demuestra que ya es anticuado hablar de trabajo de campo convencional. Ahora existen otras formas de acercarse a la realidad y simplificar las tareas, no por ello perdiendo complejidad. El concepto de campo es muy adaptable de acuerdo con las perspectivas de la investigación que la misma comunidad crea; es decir, el investigador se encuentra en movimiento constante al igual que su sujeto de estudio, ninguno de los dos permanece estático.

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todos ellos a la vez, con frecuencia en forma errática o impredecible, y no única y exclusivamente por trabajo, como suele creerse a menudo. Por un lado, hice observación etnográfica de las localidades donde vive la gente de Independencia; por el otro, también estuve atento a la manera en que la gente de Independencia transita o se comunica entre localidades. Este proceso me confrontó, irremediablemente, con una constante en la vida de estos transmigrantes: el cruce de fronteras. Estas fronteras fueron físicas y culturales, como son las aduanas, las garitas, los consulados, los puertos aéreos, los idiomas, etcétera. Giancarlo Vattimo (s.f.) sugiere que hay que considerar las diferencias que la gente va construyendo en el preciso momento en que se traspasan las fronteras, incluso por medio del uso de los medios electrónicos. Mi trabajo destaca, precisamente, este proceso de transformación de identidades de la gente de Independencia cuando cruzan fronteras, sean éstas en el contexto de la vida laboral, cuando se cambian de una vivienda a otra, etcétera. Independencia es, entonces, una comunidad transnacional multidimensional;4 es decir, una comunidad que ocupa y genera un espacio que se extiende más allá de un solo país, y que contiene diferentes ámbitos sociales que forman parte de la vida de una persona. La gente de Independencia se mueve hábilmente entre distintos ámbitos de la vida, conforme van desplazándose y realizando múltiples actividades. Esta comunidad ha ido ampliando paulatinamente sus espacios de participación laboral, educativa y ciudadana, extendiéndolos cada vez más hacia lugares fuera del municipio de Mixtepec e incorporándolos a su amplia red social. Si bien existen diversas dimensiones sociales de la comunidad, yo haré hincapié en la dimensión laboral; otros trabajos en este mismo volumen tratarán otras dimensiones del espacio social transnacional, tales como la educación, la cultura, etcétera. 4 .Aquí utilizo el concepto multidimensional como una habilidad o adaptabilidad para combinar distintas actividades productivas en un mismo espacio, y no la flexibilidad encadenada a la pluriactividad, y hasta el autoempleo para forzar nuevas formas productivas como señala Etxezarreta en el apartado cinco.

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La organización espacial de la comunidad de Independencia se explica, en parte, por los cambios que la agricultura ha sufrido en los últimos 30 años. Las nuevas formas de estructuración de las empresas, la organización de la producción y las transformaciones en el mercado de trabajo han impuesto sobre los trabajadores un marco dentro del cual se adoptan las decisiones cotidianas de empleo, traslado y supervivencia. A este nuevo momento de la agroindustria se le ha dado el nombre de “posfordismo”. El posfordismo es una de las nuevas formas que ha adquirido el capitalismo en la última parte del siglo XX. En este nuevo periodo el Estado deja de ser un “benefactor” y se privatizan muchos de los servicios que tenía a su cargo, tales como la atención médica, entre otros. En este nuevo periodo surgen, asimismo, nuevas formas de organización al interior de las corporaciones transnacionales. En el caso que estudiamos, esto tiene un efecto directo sobre la organización de los espacios comunitarios que asemejan lo que F. Jameson define como “hiperespacios”:

lugares donde impera la monoproducción, y b) una segunda etapa, que se relaciona con el trabajo en lugares donde la producción es dominada por un sistema de policultivos. El cambio de un periodo al otro se da alrededor del año 1980. El mapa 1 muestra la distribución geográfica de los mixtepequenses de Independencia por periodos de diez años. En él podemos observar cómo la gente se ha ido incorporando a diversas actividades que suponemos asociadas a distintas formas del capital.

[...] el capitalismo se transforma en una imagen no de “globalización” si no de “fragmentación”. El capitalismo avanza hacia regiones no desarrolladas y conforma vinculaciones sui generis entre modernidad y post-modernidad, entre capitalismo tardío y otras formas de capitalismo. El resultado es un “Capitalismo fragmentado” con “hiperespacios”, por los cuales circula el capital.5

La dimensión laboral de la comunidad transnacional de Independencia se encuentra relacionada con actividades agrícolas. Esta dimensión presenta dos secciones claramente diferenciadas: a) una primera etapa se relaciona con el trabajo en

60’s 70’s 80’s 90’s

Mapa 1. Migración de los mixtecos por décadas. 5

.Parafraseando un poco la idea de E. Jameson de que hay un cambio en el capitalismo y que con ello cambia la forma hegemónica de construcción del espacio, que ha pasado por tres fases: a) capitalismo de libre mercado, en el cual hay una internacionalización del capital-mercancía; b) capitalismo monopolista de Estado, que es el periodo donde la producción se concentra en fábricas, el Estado es un regulador; y c) capitalismo tardío, periodo en donde el capital pierde su “nacionalidad”. Se transforma en “transnacional”. Es la etapa posimperialista que, según Jameson, corresponde a la etapa de la lógica cultural del posmodernismo.

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En términos de la inserción de la gente de Independencia en el trabajo agrícola transnacional encontramos dos etapas: la primera muestra una gran concentración en algunos cultivos y otro tipo de actividades. Para el tomate: Los Mochis, Sinaloa; 129

Campo Villa Juárez en Hermosillo, Sonora; Guamúchil, Sinaloa; Ensenada, Baja California; Bachoco y Culiacán, Sinaloa. Para la uva: Madera, California. Para el algodón: Tapachula, Chiapas. Para la construcción: la ciudad de México. Esto permite sugerir que hasta antes de los años ochenta se llegaba a pocos lugares, y parece ser que había poca flexibilidad para cambiar de un cultivo a otro. La segunda etapa señala cómo, desde la década de los ochenta hasta finalizar el siglo XX, los mixtecos ya habían diversificado sus actividades, viajaban a más lugares y combinaban actividades en torno a diversos productos agrícolas. Así, lo que hay ahora es una gran proliferación de actividades agrícolas, además del empleo en la construcción y los servicios. Los cambios en las ocupaciones de los mixtepequenses coinciden con transformaciones en la estructura del capital. En los años precedentes a la década de los ochenta, la estructura fordista del capital concentraba todos sus esfuerzos en un aparato productivo que alentaba la producción masificada y en serie desde un sólo lugar, forjando una especialización poco flexible de la mano de obra que trabajaba con una misma empresa, con pocos resquicios para la innovación y la diversificación. Por otra parte, ya entrada la década de los ochenta, las nuevas estructuras posfordistas ampliaban la manera en que se trabajaba, desde la producción hasta el consumo. Para algunos autores, un elemento importante es que en este periodo se diversifican los puntos desde donde se ejerce el mando sobre toda la cadena de mercancía (punto de gobernancia). En algunos casos, el punto de gobernancia es el eslabón principal de la producción; en otros casos, la producción responde a directrices que se dan desde otros puntos de la cadena de mercancía (por ejemplo, los punto de venta al menudeo). En este escenario se diseminan geográficamente los procesos productivos, realizando partes de él en diversas regiones, según los requerimientos del mercado, fenómeno denominado maquila u outsourcing. Todos estos cambios en la estructura del capital transnacional han impactado a la mano de obra que trabajaba para estas empresas. Hoy en día, en un solo lugar se pueden producir hor130

talizas, granos y leguminosas, y en otro muy distinto y lejos de ahí, empaquetarlos y comercializarlos, lo cual es parte de la misma organización posfordista de nuestros días. Durante las primeras décadas de migración, los trabajadores mixtecos estuvieron asociados a la producción agrícola transnacional, pero se concentraron en los campos dedicados a productos como el tomate. En los años noventa este escenario cambió: por un lado, los trabajadores mixtecos combinaron varias actividades durante el año, y por el otro, la agricultura buscó formas de contrarrestar la rigidez en la producción. A continuación se presentan algunos de los lugares donde existen cultivos perennes como la uva, pera, manzana, tabaco y naranja (que por requerir varios años de espera hasta que la planta esté lista para entrar en plena producción, resulta para los empresarios incosteable o hasta imposible cambiar de producto de un año a otro). Contrastan con la agricultura de productos como los anteriores, el cultivo de productos no perennes como el repollo, el pepino, la papa y la fresa, que pueden ser sustituidos por otros dentro de un mismo año agrícola. Algunas otras actividades agroindustriales requieren de inversiones altas ya sea en los sistemas de riego, los invernaderos, las instalaciones, etcétera; tal es el caso del tomate, el algodón, y —para la producción pecuaria—, el pollo y el pavo. Todos éstos son lugares y productos en los que trabajan los mixtepequenses. En el mapa 2 se muestran los estados donde los mixtepequenses trabajaron en la década de los años noventa. En el mapa podemos observar que los estados de California, Florida y Carolina del Norte, en Estados Unidos, son los que agrupan la mayor concentración de actividades.

ESPACIOS DE PRODUCCIÓN TRANSNACIONAL Hemos visto cómo se pasó de una agricultura poco versátil, con cultivos perennes como el algodón (Besserer, 1993), la uva y los cítricos (Zabin, 1992), predominantes en los años sesenta, setenta y buena parte de los ochenta, a otro tipo de agricultura más flexible (diversa, no perenne y tecnificada), que co131

cia estamos ante una descalificación de la mano de obra (o una parte de ella), proceso que se relaciona con el cambio hacia fórmulas más flexibles de producción. En algunos casos las empresas requieren de personal calificado y en otros no, según sean sus requerimientos estratégicos; esto eventualmente implica cambios en el punto de regulación de la cadena de mercancía global (Reynolds, 1996). Desde el punto de vista de la organización del capital, ciertos espacios de cultivo se articulan por estar integrados en cadenas productivas y de mercancía conformando espacios productivos discontinuos. Son los hiperespacios del tomate, la lechuga, etcétera (Besserer, 1997:17). Estos espacios pueden rebasar las fronteras nacionales, e incluso estar impactados por las formas de regulación que operan a lo largo y ancho de la cadena (Gereffi, 1994).

CULTIVOS NO PERENNES CULTIVOS PERENNES ACTIVIDADES QUE REQUIEREN DE FUERTES INVERSIONES

Mapa 2.

rresponde más a una agricultura posfordista (Reynolds, 1996: 144-146).6 Hoy, los mixtecos no se especializan sólo en el trabajo en uno o dos cultivos, por el contrario, trabajan con una gran combinación de productos agrícolas. Así como el capital ha entrado en una especialización flexible, sucede lo mismo con la fuerza de trabajo, que se ajusta a los procesos productivos agrícolas que está dada en gran medida por la habilidad del capital transnacional y de las formas del trabajo para introducir nuevas tecnologías y mejores usos de los tiempos. Con frecuen6 .Para Laura Reynolds (Institutionalizing, Flexibility: A Comparative Analysis of Fordist and Post-Fordist Models of Tirad World Agro-Export Production, 1996) el punto de gobernancia es aquel desde el cual se adoptan las decisiones operativas de la cadena global de mercancía y puede estar en cualquier eslabón de ella.

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Algunoshiperespacios dondecirculanlos mixtecosactualmente Manzana Pera Tomate Tabaco Naranja Uva Pavo

Mapa 3.

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En la mayoría de las cadenas globales de mercancía, el proceso productivo se encuentra disperso en el espacio (en un lugar se cultiva, en otro se procesa el producto y en otro diferente se adoptan las decisiones importantes sobre la producción). Harrisonburg, el lugar que escogí para realizar la segunda parte de mi trabajo de campo, es una excepción: si bien Harrisonburg es una localidad en el proceso global de producción, distribución y consumo del pavo, en esta pequeña población encontramos casi todos los eslabones de la producción de aves que son distribuidas en escala global. Harrisonburg es una localidad en donde convergen la cadena global de la industria de producción de pavo y pollo con los circuitos migratorios transnacionales de los mixtepequenses de Independencia. Harrisonburg es un lugar pequeño. Si bien la relevancia económica de este lugar para la comunidad transnacional de Mixtepec no puede ignorarse, demográficamente podemos decir que es una localidad con baja “centralidad” en la red mixtepequense.7 Los mixtecos colaboran a transnacionalizar esta industria avícola con su simple presencia. La ciudad de Harrisonburg mantiene una conexión con San Juan Mixtepec, que no es ni formal ni rígida. Algunos se asientan en Harrisonburg por largos periodos, otros transitan estacionalmente por esta localidad. Dada la segmentación étnica del trabajo en la ciudad de Harrisonburg, parecería que los mixtecos ocuparan un nicho laboral muy específico y, con ello, estuvieran sujetos a un proceso de especialización en el trabajo. Ahora bien, ¿están los mixtecos realmente especializados en una sola actividad en Harrisonburg? Parece ser que no, pues aunque la cadena de mercancía de la industria avícola está dividida y esparcida por la ciudad, y las diversas ocupaciones son realizadas por distintos grupos étnicos, en la práctica, los mxtepequenses de la comunidad de Independencia realizan varias de estas actividades, escapando (y a la vez reafirmando) la segmentación étnica del trabajo en este lugar. 7 .Con el término de “centralidad” me refiero a las localidades que presentan una mayor o menor concentración de personas en ellas por diversos motivos, principalmente laborales.

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En los apartados que siguen explicaré esta situación, analizando la relación entre espacios de vivienda, actividades laborales, división étnica del trabajo y la movilidad de la gente de Independencia entre todos estos campos segmentados en la ciudad y la cadena de producción. Para ello, me valdré de los registros obtenidos de mi observación participante y del estudio de historias de vida de personas entrevistadas en Harrisonburg y que son originarias de la comunidad de Independencia. El manejo de las historias de vida se hizo de dos maneras: por un lado, las historias de vida a profundidad (Félix Hernández, 1998; Vicente Santiago, 1998; Vidal Hernández, 1998, 1999; Cenobio Hernández, 1998 y Daniel Hernández, 1999) me permitieron conocer algunos de los momentos más significativos de las comunidades y sus habitantes, de acuerdo con sus propias experiencias. Por otra parte, se utilizaron para modelar redes sociales que nos permitieron sostener algunas de las reflexiones que se hacen en este artículo (Knoke y Kuklinski, 1983:7-60). En los apartados siguientes explicaré por qué los mixtecos que trabajan en Harrisonburg están sujetos a varias formas de segmentación: 1) la división entre los distintos eslabones de la cadena global de producción de aves, 2) la diferenciación de los espacios de vivienda y 3) la segmentación categórica de la población en grupos étnicos. Trataré de mostrar la manera en que estas segmentaciones se articulan en “estructuras de confinamiento social”, para luego presentar la forma en que la comunidad de Independencia viola estas estructuras de confinamiento y establece sus propias reglas de flexibilidad frente a la cadena global de producción y la lógica de los espacios “etnificados” de la ciudad de Harrisonburg.

LA PRODUCCIÓN TRANSNACIONALIZADA DEL POLLO En la ciudad de Harrisonburg existen dos empresas transnacionales con características posfordistas: Wampler y Rocco. Hablando de la ciudad y de la economía que sustenta a la región tenemos que la economía del valle de Shenandoah es dominada por la agricultura y por la industria avícola. Virginia repre135

senta para Estados Unidos el cuarto lugar en dicha producción. Ahora bien, en esta región del valle, con sus siete condados, se encuentra más de 75 por ciento de toda la industria del estado, dominando las plantas de procesamiento avícola antes mencionadas. Estas compañías transnacionales emplean a trabajadores migrantes que realizan los trabajos menos deseados en la región. Encontré a los mixtecos haciendo el trabajo “sucio” en las plantas, especialmente en los servicios de limpieza y sanidad. La región se sostiene en gran medida de la industria avícola, para la que trabajan granjeros rusos, ucranianos y serbio-croatas principalmente, quienes también trabajan en las plantas avícolas y compiten de cierta manera con los hispanos y con los mixtecos por mejores sueldos. Los mixtecos tienen gran desventaja porque aparentemente no buscan establecerse de manera permanente en el valle de Shenandoah. Esta “falta de interés” por formar parte de esta sociedad representa una desventaja en el proceso de hacerse de mejores empleos, como lo narra uno de los entrevistados: Los rusos son muy inteligentes, aprenden el inglés rápidamente [...], yo pienso que como ellos quieren quedarse acá en Harrisonburg para toda la vida, pues le echan todas las ganas del mundo.8

El valle tiene una población estimada de poco más de 350 mil habitantes, donde el condado de Rockingham tiene aproximadamente unos 60 mil habitantes y la ciudad de Harrisonburg poco más de 30 mil (según el censo del U.S. Department of Commerce, 1992). Aquí, desde la década de los ochenta, se ha registrado un gran auge migratorio, contando con la presencia de mixtecos desde más o menos el comienzo de la década de los años noventa. Esta presencia, aunque sea poco numerosa, es hasta cierto punto indispensable, sobre todo si consideramos el rápido aumento de la población y la creciente industria transnacional del pollo y pavo. La alta migración no deja de 8 .Fragmento extraído de la entrevista con el señor Cenobio Hernández, nativo de San Juan Mixtepec, Oaxaca; Harrisonburg, Virginia, noviembre de 1998.

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representar un reto para el gobierno local y la administración de recursos del valle, pues la presencia de dichos trabajadores implica destinar más recursos para la ola de inmigrantes que ha llegado al lugar. Es una gran paradoja la que enfrentan, pero que de acuerdo con la opinión de los habitantes de Harrisonburg, se ha ido asimilando lenta pero firmemente (tal vez un poco en contra de la voluntad de los sectores más conservadores de la comunidad y del estado de Virginia, que no se caracteriza precisamente por su orientación liberal). Es muy interesante ver cómo hay personas y grupos que son abiertos y que se interesan por la comunidad, sus problemas y toda su gente. A mí me da mucho gusto que en un estado tan conservador por su origen sureño como es Virginia —y donde aún de cierta forma nostálgica está presente el rencor que dejó la guerra civil— haya mucha gente “realista” y que rápidamente acepta o va aceptando que su ciudad, o sea, Harrisonburg ha crecido y que tiene muchas minorías y nuevas lenguas, y que no pueden quedarse al margen de la diversidad étnica que antes no era común.9

CADENAS GLOBALES DE MERCANCÍA Hemos mencionado que la economía del valle de Shenandoah está dominada por la industria avícola. Virginia representa para Estados Unidos el cuarto lugar en dicha producción y en esta región del valle, con sus siete condados, se encuentra más de 75 por ciento de toda la industria del estado, dominando las plantas de procesamiento avícola de Wampler y Rocco, compañías transnacionales que emplean a trabajadores migrantes. Hacer una descripción de los elementos y procesos que integran las cadenas globales de mercancía de la industria avícola regional, en la que se insertan los mixtecos, implica conocer cómo es el vínculo con el capital transnacional. Para ha9 .Fragmento extraído de la conversación con la señora Tonya Osinkosky-P., miembro de la comunidad de Harrisonburg y asistente del Programa de Educación Migrante del Shenandoah Valley, Lutheran Church, Virginia, 11 de diciembre de 1998 (fichas personales de trabajo).

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cerlo mostraré dos casos distintos que ejemplifican cómo están compuestas estas cadenas de mercancía. Abordaré los casos de las compañías Rocco y Wampler, principales competidoras mundiales en la industria avícola.

ROCCO Y WAMPLER10 La compañía Rocco se define como una industria integrada completamente vertical, como si fuera una sombrilla bajo la cual existen diferentes divisiones. Cuando la empresa usa el concepto de “integración vertical” se refiere a que abarca desde los procesos de producción, como son la selección de huevos, hasta la venta de distintos productos para el consumo masivo. Sin embargo, la empresa externaliza parte de los procesos laborales, en especial la producción de las aves y los trabajos de limpieza de las plantas procesadoras. Sus oficinas generales se localizan en Harrisonburg, Virginia. Rocco es una compañía privada que emplea a más de 3,800 trabajadores. Esta cantidad no incluye a las personas que trabajan en las granjas, las compañías subsidiarias indirectamente conectadas con la industria avícola y, por supuesto, a los que trabajan en los servicios de limpieza o “sanidad”, que forman parte de empresas externas que trabajan para Rocco y en las cuales se contratan mixtecos. Si bien la producción en las granjas no es propiedad de la empresa, los insumos que éstas utilizan son producidos por Rocco. Es el caso de Rocco Feed, una división de la empresa que produce cientos de miles de toneladas de alimentos para pavo y pollo por año. Los alimentos son transportados por una flota de tráileres a más de 450 granjas familiares alrededor del valle Shenandoah. En Harrisonburg hay 220 de ellas. 10 .Buena parte del organigrama y algunos aspectos relevantes de las compañías Rocco y Wampler fueron obtenidas de sus respectivas páginas electrónicas: www.rocco.com; y www.wampler.com. La otra parte de la información la obtuve de mis propia experiencia de trabajo en la planta de Rocco, en Harrisonburg, y también de la información recabada durante las entrevistas con algunos de los empleados.

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Uno de los aspectos más importantes de Rocco y su “integración vertical” es la distribución del producto al cliente final. En 1992 Rocco abrió Rocco Distribution Center. El centro de distribución tiene la capacidad de manejar 22 millones de libras de productos, frescos y congelados. Una expansión en agosto de 1995 duplicó la capacidad de la distribución. Rocco también tiene algunas subsidiarias indirectamente conectadas con la industria avícola, aunque trabajan en conjunto. Parece ser que el punto sensible de Rocco son los granjeros locales que trabajan para ellos, de los cuales hay que señalar las siguientes características: un granjero es quien toma a su cuidado a los pavos o pollos. Él va a la granja cada día y verifica las condiciones para que las aves estén saludables y tengan suficiente alimento y agua. Además, ellos supervisan los sistemas de calefacción y de ventilación. No obstante, los granjeros siempre son supervisados por personal veterinario de Rocco. Estas personas viajan a las granjas cada semana para inspeccionar la salud de las camadas. Rocco da a “maquilar” su producción a más de 400 granjeros en todo Virginia. La relación contractual entre ambas partes es la siguiente: el granjero provee la tierra, el trabajo y las instalaciones; la compañía proporciona los huevos, el alimento y la supervisión. Puede verse que los granjeros representan el outsourcing o sistema de maquila, en la que la empresa principal, Rocco, contrata los servicios externos de otra para reproducir constantemente la materia prima que necesita para su industria avícola. A la larga, para Rocco representa tener un control menos directo sobre estos eslabones de la cadena global de mercancía. Este tipo de relación con los granjeros confiere a Rocco un rango de flexibilidad que le permite cambiar de proveedores cuando las condiciones lo exijan. Éste sería el caso de una epidemia entre los animales que constituyen la materia prima o entre los trabajadores que se emplean en las granjas. Al externalizar estos riesgos, Rocco conserva la flexibilidad de buscar nuevas fuentes de materia prima. Es una característica distintiva que encontramos en la estructura organizativa de Rocco. La relación entre Rocco y sus demás componentes deja entrever que dicha integración vertical no es total, ya que no tiene 139

el control absoluto de esa parte tan importante que son las granjas familiares. Su principal competidor, Wampler, cuenta con una integración más completa, más uniforme, pues controla desde los proveedores hasta el acto mismo de la venta del producto al consumidor. Esta empresa, a diferencia de Rocco, es dueña de las granjas (punto medular de la industria) y de los servicios de limpieza y sanidad. Las decisiones que se adoptan para modificarla afectan por entero a cualquiera de los puntos que integran su propia cadena de mercancía. Estas empresas se articulan al mercado local y global. Rocco exporta productos a 55 países. Alrededor de 15 por ciento de la producción total es exportada, mientras que 85 por ciento es destinada al consumo doméstico. Los países que importan sus productos, por orden de importancia son: Rusia, Polonia, México y China. El punto de mayor flexibilidad de Rocco reside en que externaliza riesgos y costos de la producción de aves. Wampler parece ser menos flexible al mantener integrada esta producción. Sin embargo, su capacidad de competir en el terreno de los costos de producción reside en el uso de mano de obra migrante mal pagada, evitándose con eso problemas posteriores, como destinar más recursos en sueldos, prestaciones, capacitación, pero sobre todo en sindicatos y organizaciones laborales.

Wampler: industria totalmente rígida

Exportación

Alimentos rápidos

Supermercados

Plantas procesadoras Granjas propiedad de la empresas

*Sanidad y limpieza

Incubadoras y servicios veterinarios

Puntos de gobenancia

Rocco: industria parcialmente rígida Exportación

Alimentos rápidos

Punto de regulación

Supermercados

Incubadoras y servicios veterinarios

ETNOGRAFÍA DE LA PRODUCCIÓN TRANSNACIONAL Durante mi estancia en Harrisonburg realicé trabajo de campo en las áreas urbana y rural de la zona. A continuación presento parte de mis tres experiencias de campo: los campos agrícolas, los servicios y las plantas de procesamiento avícola, según se muestra en la figura 2. Es pertinente señalar que no realicé investigación directa dentro de la plantilla laboral de Rocco, sino en una empresa de limpieza contratada por ella; es decir, en una empresa que hace el outsourcing o maquila. Posteriormente me trasladé fuera de la ciudad, a los campos de cultivo de manzana. 140

Plantas procesadoras

*Granjas familiares

*Sanidad y limpieza

Figura 1.

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Planta procesadora

Sanidad y limpieza

Lugares donde están la mayor parte de los mixtecos, que cuentan con permisos de trabajo legales. Usualmente viven en el centro de la ciudad, en departamentos de alquiler y menos frecuentemente en “trailas”.

“La manzana”

Lugares donde hay algunos mixtecos que trabajan en sanidad y en servicios misceláneos, no requieren papeles legales. Sus espacios de vivienda son las “trailas” y las barracas de los campos de la manzana.

Figura 2.

Desde el punto de vista de la producción, las cadenas de mercancía de las aves y de la manzana no están conectadas entre sí. Para la gente de la ciudad, son dos grupos sociales étnicos diferentes. Uno de los grupos de trabajadores está alojado principalmente en las “trailas” o campos de casas móviles, que se rentan a los trabajadores más permanentes que trabajan en los servicios de limpieza. El otro grupo trabaja durante un par de semanas al año y se aloja en las barracas de los campos productores de manzana. Pese a las diferencias que percibe la gente de Harrisonburg entre ambos grupos —que incluyen las estrategias migratorias, el tiempo de estancia en la localidad y los lugares de residencia—, en la práctica los sujetos que conforman estos grupos (entre los que se encuentran mixtecos) transitan de un grupo de trabajadores al otro. Una forma de referirse a esta permeabilidad de las fronteras laborales, residenciales y de adscripción étnica por parte de la comunidad de Harrisonburg puede encontrarse en la siguiente entrevista que hice a una persona de Mixtepec que trabaja en esta ciudad: Bueno, te contaba, llega el vato ese y me regaña, y como yo ya estaba caliente, le dije, así no se habla, así no se hace, 142

yo sé el reglamento, y hasta ahí, nos hicimos enemigos [...]. Él busco la forma de sacarme hasta que lo logró, pero no me agüite, porque yo sabía que fácilmente encontrar otro trabajo de volada en otro lado, en otra planta. —Está bien, me voy, yo me alegro por mí, porque ahora puedo conseguir un trabajo mejor donde gane más.11

En Rocco los empleados se ciñen a los requerimientos de la industria, tales como aumentos salariales, ascensos en el escalafón, obligaciones y derechos, etcétera.12 Sin embargo, cuando es necesario, Rocco se flexibiliza para dar cabida a los trabajadores de limpieza contratados por medio de otras empresas, muchos de los cuales no reciben los beneficios que tienen los empleados que Rocco contrata directamente. Así, algunas prestaciones no son accesibles a todo el personal por varias cuestiones, como el estatus migratorio, la edad, la nacionalidad, la filiación étnica, entre otras. Los trabajadores de Rocco no tienen sindicatos a los cuales recurrir para demandar algo que se perciba como injusto, el trato es directo entre empresa y trabajador.13 Lo anterior, de alguna forma ha propiciado que los mixtecos hayan recurrido en muchas ocasiones a otra instancia para apoyarse y representarse: la misma comunidad transnacional. La comunidad les ayuda a conseguir vivienda, a conseguir trabajo, mejorar las condiciones laborales, intervenir en caso de conflicto, etcétera. Por otro lado, la comunidad articula ámbitos de trabajo que aparentemente están diferenciados: el cultivo de la manzana, las labores de limpieza en las plantas, etcétera. Para decirlo en palabras de Kearney, la comunidad rebasa las formas de confinamiento impuestas por la comunidad que les recibe y por el proceso productivo. 11

.Extracto de la entrevista, ya citada, con el señor Cenobio Hernández. .Los empleados de Rocco pueden acceder, por ejemplo, a un paquete de beneficios: “Rocco cree en un programa de beneficios que es un balance razonable y justo y está apropiado para nuestra operación y tiene propósitos importantes para los empleados” (Manual del empleado de Rocco por hora, 1995:23). 13 .La empresa Rocco es muy clara al señalar en sus estatutos laborales que cualquier problema interno entre empresa y trabajador que sea atendido o promovido fuera de sus instancias y/o por terceros, será considerado como un acto de indisciplina (idem.). 12

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SANIDAD No obstante, y de acuerdo con mi experiencia en la industria avícola de Harrisonburg, un aspecto que no considera esta situación es la que se presenta en lo que se denomina “sanitation o sanidad” en la planta procesadora. Este caso es muy ilustrativo de una situación concreta para algunos mixtecos antes de obtener sus permisos de trabajo para trabajar en Rocco. En el servicio de sanidad, al cual me sumé por algunos días, los mayordomos son mexicanos y trabajan bajo presión constante, transmitiéndola directamente a los demás trabajadores. Mi experiencia al respecto fue desagradable. Los ácidos y la lluvia de agua con jabón es incesante e irritante, junto al olor pestilente que despiden los desechos de las aves y la sangre. Trabajar en tales condiciones, puedo decirlo por experiencia propia, es un martirio. Por regla general, las personas que laboran en él no cuentan con documentación legal que les permita trabajar en algo mejor dentro de la misma planta. Cuando yo llegué a Harrisonburg, hace unos ocho o nueve años, no había gente de Mixtepec trabajando en la limpieza, [...] hace dos años que empezaron con la limpieza, y sí, hay gente de Mixtepec en ello, casi todos los mixtecos que están aquí aún no tienen papeles para trabajar. En la limpieza es puro chueco.14

Hasta hace dos años, este trabajo lo realizaba la empresa Rocco, pero como le resultaba más fácil y económico contratar los servicios de alguna subsidiaria particular, decidieron que de este trabajo se encargara otra empresa. Según los mismos mixtecos que laboran en Rocco, la empresa sólo se dedicó a procesar el producto y no a realizar labores de sanidad. A los empleados se les dieron mejores condiciones de trabajo, así como mejores sueldos. No tendrían que participar de las tareas de sanidad del equipo e instalaciones de la planta. Cabe señalar que para trabajar en Rocco se requiere contar con 14 .Fragmento extraído de la entrevista con el señor Daniel Hernández, nativo de San Juan Mixtepec; Timberville, Virginia, diciembre de 1998, p. 2.

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documentación legal, de lo contrario es prácticamente imposible ingresar. Las revisiones por parte del SIN (Servicio de Inmigración y Naturalización), pese a estar en un estado alejado de la frontera con México, aunque poco frecuentes son muy estrictas (máxime si se llega a presentar algún conflicto o altercado entre trabajadores en la planta por cuestiones laborales o étnicas, como cuando algún mixteco tiene cierta “rivalidad” con algún ruso, principal minoría étnica en Harrisonburg). Los trabajadores tienen mucho cuidado de cumplir el reglamento interno. Estando aquí en el trabajo, en las plantas, hay mucha gente de diversos países y cada gente tiene su forma de manejar la situación. Aquí es un poquito difícil, porque somos de otros países y a la gente de aquí muchas veces no les caemos bien, cuando eso sucede les gusta mandar a uno, regañar, nomás porque somos de pelo negro. Aquí en Virginia la gente es diferente, porque como no hay mucho latino, la gente es un poquito envidiosa, pero ahí vamos poco a poquito.15

Por otro lado, en “sanidad” las condiciones de trabajo no dejan de ser infrahumanas por muchos aspectos. El principal motivo es que como no se puede tratar directamente con la empresa, por no trabajar para ella como empleado directo (y por la barrera del idioma en la mayoría de los casos), no hay posibilidad de pedir ni reclamar nada. Por otra parte, al trabajar en condiciones de ilegalidad, la gente no puede arriesgarse a ser despedida ante la menor falta cometida. Es una situación difícil de sortear. Claro, también está la otra salida: ir directamente a los campos agrícolas del durazno y la manzana, principalmente. Para mí ser trabajador representa un permiso y una obligación, se requiere de un número de seguro social. Mucha gente consigue papeles falsos o en regla para trabajar, cambian hasta de nacionalidad como en el caso de los chicanos y puertorriqueños que venden sus propias actas de nacimiento a quien sea, por unos 600 o 700 dólares. El seguro social 15

.Idem.

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es lo que pide para trabajar en las plantas de pollo, en sanidad aceptan cualquier papel falso, no es como en Mixtepec, donde el que quiere trabaja y el que no, no.16

Dentro de la industria avícola, los problemas de disciplina siempre están presentes de alguna forma cuando los trabajadores, por necesidad, tienen que ajustarse a ciertos parámetros laborales de la producción transnacionalizada del pollo, ya sea en la planta de procesamiento o en sanidad. La disciplina y flexibilidad en la contratación (el empleo de personas con menos poder de negociación por medio de otras compañías) son dos caras de la misma moneda en la empresa avícola. Colaboran en este proceso de control sobre la mano de obra los mecanismos de “etnificación”, los cuales se transforman en un control “personalizado” sobre cada trabajador. Así como las empresas tienden a la flexibilización, la comunidad mixteca también adopta estrategias “flexibles”. Una de ellas es la capacidad de romper con los confinamientos geográfico, laboral y étnico. La comunidad provee a los mixtepequenses de “ayudas” (a manera de contactos, información, etcétera) para moverse entre las distintas áreas de la producción, y aun en distintos trabajos. Los cambios de un tipo de trabajo a otro llegan a estar acompañados de “cambios de identidad”. Cuando, al cambiar de los campos agrícolas a las empresas de limpieza y de ahí a las plantas, los mixtepequenses se transforman de mixtecos en mexicanos, y de mexicanos a latinos (o incluso por indios estadounidenses), según la conveniencia para encontrar trabajo en el que se requiera mano de obra barata, o incluso tener que ir a los campos agrícolas cuando se es posible compaginar los tiempos con algún periodo vacacional en la planta y con los tiempos agrícolas; o bien, porque en caso extremo se ha llegado a perder el empleo. Estas identidades bien pueden considerarse como representaciones diversas que están contenidas dentro de la comunidad. Es decir, la comunidad mixteca comparte al mismo tiem16

146

.Idem.

po todas estas identidades: son mixtepequenses, son mixtecos, son indígenas, son mexicanos y son latinos. Es el mundo del trabajo y de la vida en la ciudad el que establece una diferenciación entre cada una de estas identidades y las impone sobre los mixtepequenses, quienes con facilidad transitan de una condición a otra. Cuando trabajan en la manzana son mixtecos, cuando trabajan en la limpieza son mexicanos, y cuando trabajan en las plantas recurren a su condición latina. No debe entenderse esto como un uso utilitario de la identidad, es la limitación impuesta por el sistema el que les obliga a recurrir a sólo una forma de representación de su pertenencia bajo cada condición social y laboral. Por algún tiempo, antes de decidirse por cualquiera de los otros dos, o bien combinándolos, los mixtecos han demostrado ser muy versátiles al respecto. Pareciera ser que la comunidad necesita de las empresas transnacionales para su bienestar económico, y las empresas requieren de mano de obra barata para realizar gran parte de sus procesos operativos y de costos. Entonces, tanto la comunidad y las empresas se flexibilizan para no sucumbir, esto es, se puede hablar de una flexibilidad compartida. Por un lado, las empresas se flexibilizan para dar cabida a los mixtecos y a otras minorías en algunos puntos de la cadena de producción y funcionar correctamente. Por otra parte, la comunidad es la que se flexibiliza como mano de obra barata, porque sabe que la industria requiere de ella, y además por que no puede negar que desde los años ochenta la ola inmigrante ha aumentado a un ritmo mayor que el de la población original y está presente en varias dimensiones de la comunidad (Kimsey, 1998).17 Esta flexibilidad parece ser una relación entre capital y comunidad transnacionales. Tal vez pudiera verse como una especie de “suavizamiento” de las condiciones laborales y de la actitud de la gente que trabaja en la industria avícola, los campos agrícolas y los servicios, y que inevitablemente tiene que convivir con el resto de la comunidad, lo cual en la práctica 17 .Mary B. Kimsey, Cultural Diversity in the Shenandoah Valley —From the Community to the Classroom, James Madison University/Center for GIS, 1998. Sobre todo para corroborar la información estadística acerca del valle.

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parece ser una situación real de adaptación a circunstancias adversas.

EL CASO DE LA “MANZANA” Cuando acompañé a los mixtepequenses a los campos de manzana de Timberville, como a 45 minutos de Harrisonburg, pude darme cuenta que el problema ahí es que no siempre es temporada de pizca, y no cualquiera le “entra” a ese tipo de trabajo tan pesado. Es muy fácil conseguir el “jale”, una vez que el mayordomo interroga un tanto capciosamente a los “nuevos”, que es como se les conoce a quienes por primera vez llegan al campo. Ahí, les dan sus guantes de gamuza, sus machetes y una especie de lancetas de unos tres metros de largo con un sistema de resorte que accionan unas tijeras en uno de sus extremos, y se les dice: “Ahora se van a fijar como se hace: agárrense o péguense a alguien para que luego lo hagan solos”. En mi caso, me dieron herramientas de trabajo. La encargada de llevar la contabilidad de los árboles que cada uno poda me dio mi número de trabajador para identificarme y me dijo: “échale ganas chavo”. Ella es de Puebla. Trabajé todo el día, desde las siete de la mañana hasta más o menos las seis de la tarde; aquí sí hay un periodo de descanso para comer y platicar un rato. Después uno se retira a uno de sus pequeños cuartos compartidos en las barracas que están al interior del campo, o bien —si uno no vive ahí— hay que irse a la ciudad. Los mayordomos tratan de exportar una forma de “organización” mexicana a Estados Unidos, país en el cual generalmente el reclutamiento para este tipo de labores es de acuerdo con la etnia a la que se pertenece. Existe una marcada autoidentificación y el sentido de pertenencia de acuerdo con este tipo de patrón divisorio, que se acentúa una vez que se está dentro de él, y pese a divisiones hechas de manera autoritaria. El trabajo en el campo de manzana es difícil, aquí no se dan escaleras para subir a los árboles a podar o pizcar, todo es cuestión de habilidad personal, llegar a las manzanas, saber trepar. Es una combinación de flexibilidad corporal y buena 148

suerte para no caer. En especial, en época de lluvias y nevadas —que fue cuando yo estuve ahí—, el intenso frío (que llega a temperaturas inferiores a -20ºC) y lo resbaladizo de las ramas hace extremadamente difícil esa tarea especializada. Si el pago es por lo que se logra hacer por hora, entonces el riesgo es mayor, dado que hay que esforzarse más por una buena paga, aunque la jornada no sea del todo prometedora.

ESTRUCTURAS DE CONFINAMIENTO TRANSNACIONAL Destaca en la literatura existente la discusión sobre el proceso de globalización de las ciudades predominantemente en torno a las actividades del sector financiero (Sassen, 1991:2223). Otros estudios analizan los procesos de “confinación y vigilancia” en dichas ciudades (Davis, 1990). Pero poco se ha hablado de las ciudades enclavadas en regiones agropecuarias, como es el caso de Harrisonburg, donde los espacios de vivienda y trabajo representan una forma específica de transnacionalización. Harrisonburg es una ciudad ubicada en una región de producción agropecuaria que, sin ser una gran ciudad como las estudiadas por los dos autores anteriores, ha sido incorporada al régimen global a partir de su participación en el sistema de las cadenas globales de mercancía. En las páginas siguientes mostraré cómo en esta población convergen dos sistemas transnacionales. Por un lado, la cadena global de mercancía que involucra la producción y distribución de pollo y pavo empacados; y por el otro, la de diversas comunidades transnacionales que proveen de mano de obra (barata y traída de lugares lejanos) a varios eslabones de esta cadena. Combinando las contribuciones de Sassen y Davis, intentaré hacer una descripción de dos procesos que complementan la constitución de los diversos espacios transnacionales al interior de Harrisonburg. Por un lado, describiré los mecanismos por los que se fragmentan y acotan los espacios de la ciudad. Por el otro, describiré los procesos específicos de la pro149

ducción que demandan formas particulares de flexibilidad que dan lugar a que dichos espacios puedan ser considerados como espacios de confinamiento transnacional.18 Propondré que al interior de los espacios laborales y de vivienda hay procesos de circulación de trabajadores que pueden ser más o menos rápidos y que se estructuran según las estrategias de los que renuncian al trabajo, piden permisos para ausentarse algún tiempo, o combinan hasta dos trabajos al mismo tiempo. Algunos de ellos incluso regresan temporalmente a Independencia, en el municipio de Mixtepec.

HARRISONBURG Y LA ETNICIDAD COMO CONFINAMIENTO El marco de referencia en el que se da la constitución de los diversos espacios sociales es básicamente una pequeña ciudad semirrural de aproximadamente 30 mil habitantes. A primera vista parece ser el típico caso de la vieja comunidad tradicionalista en la que una o dos familias pujantes sueñan con el “American Way of Life”, como en el caso de los Strickler y los Wampler, quienes finalmente, al paso de las décadas crearon una importante industria de pavo y pollo que se ha convertido en una industria transnacional por su mercado y lo diverso de sus procesos productivos. La parte que particularmente interesa resaltar de Harrisonburg es cómo en una comunidad muy conservadora hasta los años ochenta, a raíz de la dependencia de la industria avícola, tuvo que “abrirse” y adaptarse de cierta forma a nuevas olas de inmigrantes para satisfacer las crecientes necesidades de una industria vigorosa, contexto en el que se da la llegada de los mixtecos a la región. Creándose con ello la presencia de nuevos espacios transnacionales en la ciudad de Harrisonburg, convirtiéndola en una comunidad en la que existen distintas 18 .Con las estructuras de confinamiento transnacional me refiero propiamente a los sitios donde también viven los mixtecos, como son los aparcaderos de “trailas”, los campos de la manzana y los departamentos del centro de la ciudad.

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dimensiones culturales, no sólo sociales, económicas, políticas y religiosas. Harrisonburg es un centro heterogéneo por su vasta variedad étnica, sobre todo representada por más de 20 diferentes lenguas nacionales presentes en las distintas dimensiones sociales del condado y sus alrededores. Este robustecimiento étnico se dio a partir de la década de los años ochenta. La antigua composición suizo-germana, escocés-irlandesa e inglesa ya no era la única. Respecto a la presencia menonita, este grupo étnico y religioso desde entonces se ha resistido de distintas formas a la asimilación que representa las nuevas formas culturales en el valle. Existe un estimado de 1,300 hispanos y alrededor de 20 unidades domésticas de mixtecos en Harrisonburg y en Timberville, este último, suburbio de Harrisonburg. Definitivamente, la “minoría étnica” con mayor presencia es la de agricultores rusos y bosnios con aproximadamente 900 personas, después les siguen ucranianos y serbio-croatas. El conjunto de estos grupos es el encargado de proveer de fuerza de trabajo a la industria avícola de esta fértil región (Kimsey, 1998).19 En la investigación etnográfica detecté tres tipos de espacios de vivienda transnacionalizados en Harrisonburg, que son: las “trailas” o casas-trailer, que se pueden estacionar en un lote para tal efecto por medio del pago de una mensualidad y que son viviendas semimóviles; el centro de la ciudad, espacio de vivienda básicamente representado por un conjunto de departamentos de renta con condiciones de hacinamiento muy marcadas; y los campos agrícolas, espacios al interior de los propios campos de trabajo que consisten en pequeñas barracas con servicios compartidos para albergar temporalmente a sus trabajadores, en las que no se paga renta. Cada uno de estos espacios es la expresión de mecanismos de diferenciación y alberga formas específicas de vida que se ajustan a esas características de flexibilidad requeridas por el capital transnacional. Destacan entre los mecanismos de diferenciación el tipo de tenencia de la tierra, la ubicación del espa19

.Kimsey, op. cit.

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cio de vivienda, los horarios laborales, el factor étnico y la discriminación, así como el poder adquisitivo, entre muchos más. El “modo de vida flexible” puede encontrarse en los siguientes ejemplos: ritmos y usos de la vivienda, tipos de alquiler y adquisición, manejo y apropiación cultural del espacio de vivienda. La flexibilidad al interior de cada uno de los distintos espacios de vivienda se manifiesta por medio de los aspectos mencionados, tiene semejanzas con ciertos requerimientos del aparato productivo del mercado de trabajo. A continuación haré una breve descripción de cada uno de los diferentes espacios de viviendas en Harrisonburg.20

Las “Trailas” El universo de aparcaderos de tráileres consta de cinco diferentes espacios con un total de 481 casas, lo cual arroja un promedio de 96 casas-trailer por aparcadero. El costo de una de éstas suele ir desde dos mil hasta los 20 mil dólares, dependiendo de su estado general de uso. Los nombres de los aparcaderos de casas-trailer son: Spotswood Trailer Park, National Coach Trailer Park, Broadway, Valley View Trailer Park y Timblewood Trailer Park. En cada uno de los aparcaderos en Harrisonburg y Timberville (considerado también en el conjunto por su relativa cercanía) existe la presencia latina, así como también la de estadounidenses caucásicos, afroamericanos y asiáticos. Aunque varían las proporciones en que se encuentran presentes, nunca falta la presencia de personas de origen mixteco, sean mexicanos o estadounidenses de nacimiento. En el caso de la gente de origen mexicano, tenemos que hay representantes de casi todos los estados de la República. De su contraparte latina, la presencia es de gente de República Dominicana, Honduras, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, 20 .Para recabar la información consistente en el levantamiento de un censo de población y vivienda en algunos sitios de Harrisonburg y Timberville, así como también en los campos agrícolas de la “manzana”, tuve que trasladarme a dichos lugares y vivir casi dos meses en ellos. De alguna manera interactuar con sus habitantes, principalmente los mixtecos, facilitó la obtención de los datos.

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Puerto Rico y Nicaragua, principalmente, y que después de la obvia relación social existente entre los mixtecos, representan para éstos su vínculo social más cercano y estable, incluso es posible encontrar gente de otras latitudes y etnias en los diferentes aparcaderos, excepto en Broadway, pues allí aunque existen sólo 30 casas, la mitad de ellas corresponde a mexicanos y la otra parte a estadounidenses de origen caucásico. Por ejemplo, la peculiaridad del aparcadero de Timblewood Trailer Park es que no todas las casas son tráileres, algunas de ellas son casas fijas muy pequeñas y la gente que habla español generalmente lo conoce como el “gallinero”. Aquí es donde se da la mayor concentración de mexicanos. También aquí está la mayor concentración de mixtecos. A diferencia de los otros lugares ya señalados, en este lugar no hay ningún tipo de problemas con la casera —que es anglosajona—, se pueden tomar bebidas alcohólicas afuera de las casas, realizar bailes, fiestas y reuniones con gente de otros aparcaderos y del centro, incluso con los que vienen de los campos agrícolas. Por su valor social, este espacio de vivienda es el más importante para los mixtecos. Por regla general, en los aparcaderos donde viven los trabajadores (algunos de origen mixteco) que laboran en la industria avícola regional, las personas son dueñas de sus casas-trailer, no así del terreno donde éstas se asientan, pues pagan una renta por estacionarse allí. Una persona de Mixtepec dijo: Una traila para mí es vivir más tranquilo con la familia, más a gusto, estar en un aparcadero representa pagar menos que un departamento. En un departamento es un poco más difícil, hay más ruido, hay más problemas, más gente, aquí es más tranquilo.21

El Centro En el centro de Harrisonburg hay siete familias de origen mixteco, en departamentos rentados o cedidos de manera tem21

.Señor Daniel Hernández, entrevista citada.

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poral por los empleadores o caseros, según sea el caso. Por lo general, estas familias trabajan para las plantas avícolas de Wampler o Rocco. Parece ser que de todos los lugares donde hay mixtecos, ya sea Harrisonburg o Timberville, este pequeño conjunto de viviendas de renta (no casas-trailer) es el que tiene peores condiciones, pues existe hacinamiento y muchos de estos departamentos están en pésimas condiciones. En ciertas ocasiones representan el primer sitio a donde arriban los mixtecos, (generalmente parientes) y permanecen allí hasta que logran conseguir algún empleo y pueden pagar la renta en otro lugar, o incluso comprar alguna casa-trailer usada a buen precio. Esto viola el reglamento de estancia permitido tanto en una casa-trailer como en los departamentos. Lo común es que sólo cohabiten de cuatro a cinco personas, de lo contrario se corre el riesgo de tener problemas con las autoridades, no obstante es posible “desaparecer” ante la vista de los caseros. Mi propia experiencia al respecto puede ilustrar un poco de esta realidad. —Pero oye Pedro, ¿de verdad podemos quedarnos en la sala? [extremadamente pequeña]. —Claro que sí man, ya sabes que aquí no hay bronca, ya veremos como le hacemos, si quieren pueden salirse, pero que no los vea el casero, es argentino y es muy mala onda, si los “cacha” digan que vienen de visita y ya estuvo man. —Órale Pedro, así quedamos, OK.22

Es el lugar de viviendas más céntrico, se encuentra en el corazón de la ciudad de Harrisonburg y muy cerca para algunos de los mixtecos que laboran en la plantas avícolas. Además, es el único espacio para vivir que no puede moverse de lugar, a diferencia de las casas-trailer que conforman parte del complejo mixteco en la red. Por otra parte, es muy difícil encontrar departamentos que no sean rentados. 22 .Fragmento extraído de mi diario de campo. Experiencia en el departamento de una familia originaria de San Juan Mixtepec; Harrisonburg, noviembre de 1998.

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Los campos agrícolas En Timberville, el pueblo más cercano a Harrisonburg hacia el norte, se encuentra este peculiar espacio de viviendas. A decir verdad, son barracas con un comedor y cocina centrales para todos sus “huéspedes”. Éstas se encuentran ubicadas dentro del mismo campo agrícola donde se lleva a cabo la pizca y la poda de la manzana, que es la actividad agrícola más extendida en la región del valle Shenandoah. Este lugar es un sitio de vivienda para quienes laboran en las tareas agrícolas. No hay muchas opciones, hay que vivir allí, o bien, en el peor de los casos, vivir con algún paisano en otro lugar y conseguir transporte cuando no se cuenta con uno propio. Algunos no alcanzan espacio en las barracas. Esto sucede en primavera y verano cuando es la temporada de la pizca, y las condiciones climáticas permiten que haya mucha gente laborando en los campos. En sí, es un lugar difícil para vivir largas temporadas, máxime si se considera que está muy alejado de las áreas pobladas. Aquí hay algunos mixtecos que suelen ir a trabajar preferentemente a la pizca, empero, la gran mayoría de la gente proviene de varios estados mexicanos, principalmente de Veracruz y Querétaro. Toda esta gente, que en su conjunto no sobrepasan el número de 50 o 60 individuos, finalmente se acomodan en aproximadamente unos 15 pequeños cuartos. La convivencia entre las distintas personas y grupos que se forman al interior del campo no siempre es fácil, incluso se producen tensiones personales que se reflejan en el campo y repercuten en el desempeño laboral. Esto, a su vez, puede influir positiva o negativamente en los mayordomos para que los trabajadores (muchos de ellos con permisos falsos para trabajar) pierdan su empleo. Algunas personas de origen mixteco pueden, inclusive, combinar esta actividad con el trabajo en la industria avícola regional cuando los tiempos así lo permiten. Cabe señalar que en el campo agrícola el espacio de vivienda no es propiedad de los empleados, sino de las compañías, 155

porque los campos son de las compañías agrícolas y los espacios de vivienda están dentro del mismo campo.

VINCULACIÓN DE LOS ESPACIOS CON LA COMUNIDAD TRANSNACIONAL Y LA CADENA GLOBAL

Al interior de cada uno de los lugares de vivienda coexiste un vínculo con la comunidad transnacional y otro con la cadena global. A continuación haré una sucinta descripción de esta relación y para ello voy a remitirme al caso de un aparcadero de “trailas” para ilustrar su condición transnacional. No necesariamente a cada una corresponde una sola familia, ya que en muchas de ellas viven personas solas o familiares que vienen de paso. Los mixtepequenses suelen rentar o incluso vender alguna “traila” a otras personas, preferentemente del mismo pueblo. Esta actividad representa un minicircuito de relaciones sociales forjado a por medio de las mismas viviendas y sus habitantes, que rebasa la presencia de un solo grupo étnico debido, sobre todo, a la vecindad obligada y por compartir problemas en común. Existe un caso particular en Harrisonburg que vincula un espacio de viviendas con el resto de la comunidad transnacional, es el del aparcadero de Spotswood Trailer Park. Se trata de los problemas resultantes por la construcción de un centro comercial en el sitio donde actualmente se encuentra estacionado un conjunto de casas-trailer con unas 300 familias, aproximadamente. La comunidad en Harrisonburg sabe que pronto tendrán un nuevo centro comercial en la ciudad, los medios de comunicación han divulgado la noticia. Algo que no sabe toda la comunidad es que se verán afectadas las familias que habitan el aparcadero. Después de todo, siempre hay intereses económicos muy fuertes. Los inversionistas han puesto mucho empeño en el proyecto, dicen que crearán nuevas fuentes de trabajo, distracciones, etcétera; aunque en realidad en la ciudad no hace falta mucho empleo, sino gente que quiera cubrir las va156

cantes disponibles. Es una situación crítica que enfrentan las familias del aparcadero. Cuando yo estuve en el lugar, las familias disponían de 80 días para abandonar el terreno. Parece ser que el aparcadero se instalará en otra parte de la ciudad, donde en un principio se iba a construir el centro comercial. A propósito, una mujer anglosajona señala lo siguiente: Esta situación no conviene porque creará graves problemas en la ciudad a corto plazo, tanto para las plantas procesadoras del pollo como para la economía de las familias afectadas. Por un lado, la gente pierde posiblemente su empleo al tener que mudarse de lugar, tal vez les quede demasiado lejos. Por otra parte, la empresa tardará unos días en ocupar esas vacantes de trabajo, y eso representa problemas en la producción [...].23

La comunidad transnacional mixtepequense está fuertemente vinculada con ese espacio de viviendas. Ahora se sabe que la empresa quiere apoderarse del lugar. Hasta ahora, la ciudad está dividida en diversos sectores étnicos y está “contenida” en zonas de vivienda, según el trabajo que realizan y la categoría étnica que se les asigna (mixteca, afroamericana, asiática o de cualquier otra minoría étnica). Esto supone para las empresas avícolas un mayor control, pues les da de dónde escoger para cubrir sus necesidades. Pese al carácter transnacional de algunas de estas minorías étnicas (incluyendo a los mixtecos), la forma de regular la vida social de la comunidad es acotando los espacios. Nadie se confundiría: los mixtecos son migrantes, fundamentalmente trabajan para empresas transnacionales y se insertan en ciertos puntos muy precisos de la cadena global de mercancía. Es decir, tienen su sitio bien identificado en el trabajo, aunque no sea una regla escrita, generalmente desempeñando las labores más pesadas y de menor paga. Pero también tienen su sitio de vivienda. Ahora que se construye el centro comercial se vuel23 .Fragmentos de la conversación con una mujer de origen inglés que trató el tema del futuro desalojo de aproximadamente 300 familias del aparcadero de Spotswood Trailer Park, por parte de un centro comercial en Harrisonburg, Lutheran Church, Harrisonburg, 11 de diciembre de 1998 (fichas personales de trabajo).

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ven a poner en práctica los mecanismos que construyen la segmentación social. La situación afecta a los dueños de las plantas procesadoras, que de por sí requieren más empleados debido al constante crecimiento de la planta productiva. Los mixtecos hacen una parte importante del trabajo; no pueden prescindir tan fácilmente de ellos, pues les son indispensables. En este tipo de trabajo también es frecuente ver a personas de otro origen étnico, como rusos, ucranianos y serbio-bosnios, pero ellos generalmente viven en departamentos propios y en mejores zonas de la ciudad, realizando labores físicas menos demandantes. Tenemos, así, dos formas de reconfiguración de los acotamientos: por un lado, las viviendas serán trasladadas, pero a un espacio en el que siga su diferenciación geográfica; por el otro, el sistema de diferenciación étnica seguirá reproduciéndose. Al respecto, un comentario desde la perspectiva mixteca es el siguiente: Los rusos, todos, absolutamente todos, son muy inteligentes, en un año o dos ya “se levantaron” ya hablan inglés, sin embargo, los latinos pueden tener diez u once años aquí y no pasa nada, o apenas saben que onda [...]. Ellos nos ganan en todo, creo que en gran parte se debe a que vienen con la intención de quedarse y nosotros no, yo no conozco hasta ahora a alguien de Mixtepec que quiera quedarse para toda la vida, todos los mixtecos quieren regresarse a morirse a su tierra y como los rusos son blancos pues por eso no se les asignan tareas más pesadas, no más por eso.24

En relación con la situación que afecta la parte laboral, recogí la siguiente anécdota: en cierta reunión llevada a cabo en una iglesia luterana, en Harrisonburg, con diversos grupos representados en la ciudad, la delegada del sector industrial, en este caso de Rocco, decía que ellos, o sea los industriales, desconocen a fondo la situación del próximo desalojo de las “trailas”, y que tiene que consultar a sus superiores para explorar la situación, decir algo por el momento sería muy aventurado.25 24

.Señor Cenobio Hernández, entrevista citada, p. 5. 25 .Diario de campo personal, Harrisonburg, diciembre de 1998.

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Al igual que muchas personas ahí reunidas, creo que tanto Rocco como Wampler no desconocen la situación. Si los que trabajan en las plantas procesadoras ya no están, pues ya llegarán otros; después de todo, la ciudad y su población continúan creciendo, los no anglófonos han aumentado respecto al resto de los habitantes en proporción de seis a uno (Kimsey, 1998). Por otra parte, existen otros aparcaderos cercanos que también tienen a mucha gente dispuesta a trabajar en la industria avícola. Éste es el aspecto más importante de la relación de la industria del pollo con los espacios de vivienda. Cada uno necesita del otro para cubrir sus necesidades. A la industria le sirve porque los mixtecos “le entran a todo”; y al mixteco porque cubre sus gastos en Estados Unidos y puede mandar dinero a su comunidad, como lo hace la gente de Independencia. Finalmente, en el caso de la gente de Mixtepec, pues ellos cambiarán de aparcadero en el mejor de los casos. Por ejemplo, el señor Vidal Hernández probablemente regresará a Oregon, dice que “allá se está mejor”, se pagan menos impuestos y además dos de sus hijos añoran el estado donde nacieron. En el caso del señor Francisco H., quien dice saber todas las movidas “chuecas”, sencillamente optará por irse a otro aparcadero cercano, o bien a otro estado, a seguir trayendo gente de Mixtepec y colocarlos en algún trabajo que aparezca. Al igual que la gente de Mixtepec, ellos nunca están en un solo lugar, en este sentido son multilocales, al igual que las trailas que viajan hacia cualquier lugar.26 Así, a cada tipo de vivienda corresponde un cierto tipo de persona: la que generalmente trabaja en los campos de la pizca y poda de la manzana, como la población semipermanente de origen mexicano que radica en el mismo campo; o la que se establece cerca de los servicios “misceláneos” y el “pollo” (sobre todo sanidad), que vive en los aparcaderos de “trailas”, ya sean mixtecos, mexicanos o latinos. Por lo tanto, cada uno de los espacios de vivienda representa una forma única de contención que confina a la gente dentro de la ciudad de acuer26 .Información obtenida de un documento propio denominado Historia de un objeto, basado en una pequeña semblanza de la “traila” de una familia de Independencia, Mixtepec, viviendo en Harrisonburg, México, febrero de 1999.

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do con el trabajo que desempeña y el origen étnico (y los liga, a la vez, a diversos grupos étnicos asociados por el tipo de actividad que desempeñan).

BIFOCALIDAD Y FLEXIBILIDAD Los mixtecos transnacionales, pese a su movilidad, experimentan estrategias de contención dentro del valle Shenandoah que les segregan, según el trabajo y el grupo étnico al que pertenecen. Al mismo tiempo, este proceso “clasifica” a las personas según su trabajo. Las políticas del capital desde los años ochenta se han caracterizado por la flexibilidad laboral, que permite cambios repentinos en el empleo, ajustes en la organización del trabajo “reorganizando” la producción y, frecuentemente, se expresa en la pluriactividad de los trabajadores que no se ciñen a un solo empleo, e incluso en ocasiones, recurren al autoempleo (Etxezarreta, 1992:44). Movilidad y contención, rigidez y flexibilidad, empleo y autoempleo, son binomios que forman parte del régimen posfordista. Los mixtepequenses tienen que contender con esta realidad cambiante. De ahí que el concepto de bifocalidad, ya usado en los estudios sobre diásporas, puede utilizarse para referirnos a los sujetos que tienen que conocer y entender ambas situaciones para poder vivir sus vidas: vivir en Harrisonburg, entenderlo, y al mismo tiempo ser parte de la comunidad de Mixtepec, participar en ella, de su cultura y obligaciones, etcétera. Pero el concepto de bifocalidad no es suficiente. Las personas de Independencia tienen la capacidad de cambiar de acuerdo con las condiciones en que viven y con las formas de contención en las que se encuentran. Así, una persona de Independencia se transforma en un mixteco en Harrisonburg. Y más adelante, de ser un mixteco en el trabajo de la cosecha de manzana se transformará en un latino en el trabajo de alguna de las empresas. También transitará de las “trailas” a los campos agrícolas, según sea el caso. Y, probablemente, regresará dentro de diez o veinte años a su pueblo de origen. Todo esto es una forma de flexibilidad que requiere ser entendida y conceptualizada. 160

Los mixtecos pueden insertarse en uno de los sectores económicos como el de la producción de la industria avícola en Harrisonburg, y al mismo tiempo hacer las veces de autoorganizadores de sus propios recursos. Las condiciones de vida y del mercado de trabajo de los mixtecos ya no son atendidas por sindicatos locales. En parte, porque ante los cambios del capital, los sindicatos han desaparecido del horizonte laboral en muchas localidades. Pero también, porque el modo de vida de los transmigrantes requiere de una forma de empoderamiento y representación que no esté anclado en una localidad. Pareciera que, en este sentido, la comunidad misma se ha transformado en el mejor instrumento de apoyo de los propios migrantes para contender con los problemas para conseguir trabajo y habitación, para acceder a asesoría legal cuando se trata de problemas de migración, así como para obtener apoyo cuando se trata de problemas económicos. Así, hay que considerar que el surgimiento de formas de organización comunitaria en las localidades de destino de los mixtepequenses, de alguna manera coincide con el deterioro de las condiciones tradicionales del mercado laboral agrícola de la década de los ochenta (Runsten, 1991; apud. Zabin, 1992:1314). Tal parece que en el valle los mixtecos se sobreponen apoyados en su organización comunitaria. Planteo que la comunidad es, de alguna forma, la nueva manera de organización frente al capital transnacional, en el sentido de que puede ser considerada como un modo de resistencia (Santa María, 1994:351).27 El problema, parece ser, que a la vez que proveer de recursos para la subsistencia en el medio transnacional, los recursos de las comunidades facilitan las cosas para las empresas que les emplean. ¿Hasta dónde las comunidades, al apoyar a sus miembros, facilitan el proceso de acumulación a las empresas para las cuales trabajan? 27 .Véase Arturo Santa María, La política entre México y Aztlán. Relaciones chicanomexicanas del 68 a Chiapas 94, UAS/California State University, 1994. El autor señala a propósito lo siguiente: “Para una sociedad desarrollada los sectores de mando del estado norteamericanos han adoptado, a pesar de los aparatos policiacos como la migra, por tolerar parcialmente la inmigración indocumentada mexicana”, op. cit., p. 351.

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No me parece que haya una posición contestataria, de negociación o incluso un proyecto propio de clase en el valle del Shenandoah. Yo no lo pude apreciar porque allí los mixtecos no estaban inmersos en ese proyecto clasista, como puede haber en otros lugares dentro de su propia red social. En cambio, lo que sí puedo decir es que tengo un caso en el que la periferia de Mixtepec está usando sus recursos para resistir a este proceso pulverizador y fragmentador del capital. Por ejemplo, transfiriendo parte de su economía, desde Harrisonburg hasta Independencia, para aprovecharse de la manera más conveniente, como en el caso específico de la construcción de un tanque de agua para beneficio de la comunidad que requería tanto de mano de obra venida desde Virginia como del capital para hacerlo. Así, paradójicamente, la vida comunitaria es útil al capital pues incorpora mano de obra barata que encuentra los medios para subsistir, y para los mixtecos porque tratan de responder con solidaridad interna frente a los mecanismos de exclusión: Estando aquí, en el trabajo en las plantas hay mucha gente diferente, y cada quien tiene su forma de manejar la situación. Para la gente aquí es un poquito difícil porque somos de otros países, y la gente que no es de aquí muchas veces no cae bien. Cuando en el trabajo no se cae bien, les gusta mandar a uno, regañar, no más porque somos de pelo negro, aquí en Virginia la gente es diferente porque como no hay mucho latino, pues la gente es un poquito envidiosa, pero ahí vamos poquito a poquito, respecto a los “güeros”, hay que batallar más en ese sentido.28

La solidaridad entre los mixtecos se vuelve no solamente un valor añadido que beneficia a las empresas, sino que, además, se vuelve un valor que mejora la calidad de vida de quienes viven cerca de ellos. Aquí casi todos, la mayoría de los que somos latinos, andamos juntos, hablamos la misma lengua [...]. Los gringos que están en las trailas, yo pienso que están ahí porque les gus28

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.Señor Daniel Hernández, entrevista citada, p. 4.

ta el ambiente —muy festivo y menos formal—, claro que siempre hay uno que otro que no jala “igual”, son muy raros, pues casi la mayoría se juntan otros con otros. La raza de Mixtepec aquí es muy unida, se ayudan entre sí, cuando alguien del pueblo llega y no tiene como acomodarse pues le ayuda. Uno nunca sabe cuando va a necesitar del otro.29

Esta manera tan singular que tienen los mixtecos de ayudarse mutuamente, incluso con otra minorías étnicas, no es sino una especie de reacomodo de sus propias condiciones laborales. Esto representa, por un lado, que al organizarse en un espacio de vivienda pueden saber los ritmos de circulación de su propia gente, la cual necesita trabajar; con base en ello se mueven o más rápido o más lentamente, ya sea por los campos de la “manzana”, los campos avícolas o los servicios, para no perder el empleo y, a su vez, dar cabida en la cadena global de mercancía a otros de sus paisanos. Por otra parte, ellos están confinados o contenidos “étnicamente” en cada uno de sus espacios de vivienda, porque el capital transnacional así creó las condiciones laborales de acuerdo con sus intereses. No obstante, no consideró que al interior de cada uno de esos espacios también se ha originado una autoconfinación de los elementos que pretendió separar, no porque así lo hayan planeado los unos o los otros, sino porque los mixtecos se mueven a otros ritmos, tienen otra percepción espacio-temporal, y porque pueden darse el “lujo” de hacerle el juego al capital en el que están inmersos, adaptándose a conveniencia por diversos espacios que tal vez los demás desconocen. Dentro de ese contexto, tenemos que existen tres formas de transnacionalidad entre los mixtecos que viajan a Harrisonburg: 1. La primera de ellas es la que tiene que ver con los distintos espacios de vivienda, como son los aparcaderos de “trailas”, los departamentos de renta y los campos agrícolas. Cada uno de estos espacios son transnacionales por el tipo de trabajo al que están vinculados sus habitan29

.Señor Cenobio Hernández, entrevista citada, p. 2.

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tes y porque se da una relación entre grupos pertenecientes a países y comunidades diferentes. 2. La segunda es la que viene con el trabajo directamente. La condición de trabajador de una empresa transnacional. El trabajo mismo se vuelve un lugar de encuentro de historias de todo el mundo, experiencias personales y organizativas diversas. Este tipo de trabajo puede obtenerse con una situación migratoria regular o irregular. 3. La tercera forma es cuando los mixtepequenses saltan de una condición de confinamiento a otra: cuando cruzan las fronteras para regresar a su pueblo, cuando se mudan de vivir en los campos agrícolas para residir en los estacionamientos de “trailas”. Esta flexibilidad y bifocalidad es un indicador de transnacionalidad. Estos tres ámbitos representan los puntos de articulación entre la transnacionalización por trabajar con capital transnacional, la transnacionalización por vivir en complejos habitacionales transnacionales, y por la propia condición transnacional de su comunidad, donde transita entre Harrisonburg e Independencia, Mixtepec.

ARTICULACIÓN DE LOS ESPACIOS DE INDEPENDENCIA HARRISONBURG COMO COMUNIDAD TRANSNACIONAL

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Ahora voy a presentar una viñeta relacionada con la construcción de un tanque para proveer de agua potable a Independencia, con la que deseo mostrar cómo se da la circulación constante de la gente entre varias localidades que habita su comunidad, y la forma en que se articula con personas de otros lugares en la red comunitaria. Vidal Hernández viajó a California con su familia y después de varios años se trasladó de manera definitiva al estado de Oregon, donde nacieron los más pequeños de sus hijos. Tras varios años de residir en Oregon, decidieron trasladarse a Harrisonburg, donde él y su mujer trabajan diariamente. Con los in164

gresos que han obtenido, lograron comprar su “traila”. La comunidad de Independencia le llamó para que regresara a dar su servicio gratuito a la comunidad durante un año, ocupando un cargo en el comité encargado de mejorar la situación del agua potable en Independencia. El señor Hernández aceptó. Como el cargo no viene acompañado de un pago, una parte de la familia regresó a la comunidad para disminuir al máximo los gastos, los otros se quedaron para trabajar en Virginia. Don Vidal transita a lo largo del año entre Independencia y Harrisonburg. Durante su periodo se construyó un tanque a varios kilómetros de la localidad, que contendrá el agua potable de la población. La construcción se hizo con recursos de los paisanos radicados en Estados Unidos y con trabajo aportado por la comunidad en faenas diarias, en las que hombres y mujeres cargaron los materiales y construyeron el tanque. Seguir los pasos del señor Vidal nos sirve para observar que los mixtecos circulan continuamente entre Harrisonburg e Independencia. No hablamos de flujos anuales. Él lo hace a su propio ritmo, cada cuantos años. El señor Vidal “salta” del pollo en Harrisonburg al tanque de agua y viceversa, transitando de su condición de encargado del comité de aguas al de empleado de una empresa transnacional, su condición como sujeto migrante se lo permite. Trabajando arduamente en el tequio junto con los habitantes de la ranchería, me pregunto, ¿qué pasa económicamente en esta situación?, ¿en qué dirección se dan las transferencias económicas? Ahora los mixtecos se han transformado en grandes transferentes de valor. Pero no hay que verlo sólo en el sentido negativo, en el que únicamente ciudad y empresa transnacional se benefician, sino también en un sentido inverso, en el que los valores se transfieren al campo. Los mixtecos pagan impuestos en Harrisonburg y van a Independencia a trabajar sin ninguna remuneración económica, para compensar lo que el Estado no ha aportado al pueblo. Sus hijos seguramente no lo disfrutarán pronto, ellos crecerán en Virginia. Igual sucedió cuando salieron de Oregon con sus hijos para luego irse a vivir a Virginia. Realmente nun165

ca disfrutaron los beneficios de los impuestos aportados en Oregon, California, o (para tal efecto) en Independencia. Después de todo, buena parte de los ingresos de los mixtecos circulan entre las localidades que habitan. Los puntos de origen y destino de los recursos no siempre son los mismos. En ocasiones los mixtecos aportan a la economía de Oregon, para residir en Virginia. Otras veces trabajan comunitariamente en Independencia, para vivir sus vidas empobrecidas en California. ¿Hasta qué punto la comunidad es el vehículo que transfiere valor entre las localidades donde habitan, y hasta qué punto es un recurso para el mejoramiento de la vida de los mixtepequenses y de resistencia?

CONCLUSIONES A lo largo de cada uno de los apartados de este artículo he querido describir las muchas maneras en que los transmigrantes de Independencia, en San Juan Mixtepec, construyen espacios transnacionales de articulación: articulan con su migración eslabones de cadenas de mercancías; articulan lugares de trabajo y lugares de vivienda. Por medio de sus lazos comunitarios unen las localidades en que habitan en México con las que son sus hogares en Estados Unidos. Como lo hemos planteado, las comunidades mixtecas son transnacionales. Sus miembros trabajan para empresas transnacionales, habitan en localidades en que convergen muchas comunidades transnacionales y construyen continuamente los lazos entre sus hogares y familias de forma transfronteriza. Los espacios posmodernos del posfordismo pareciera que nos “liberan” de algunas ataduras del modernismo. Acaban con la idea de que lo tradicional es “atrasado, indeseable y malo”. Muestran que lo “tradicional” es una manera alterna de la “modernidad”. Los mixtepequenses son “tradicionales” (porque cumplen con los requisitos de los usos y costumbres comunitarios) y “modernos” (porque viven de acuerdo con las reglas de la vida urbana estadounidense), pero siguen siendo los más pobres en ambos lados de la frontera. 166

La pregunta es, ¿qué nuevas formas de desigualdad crean los espacios posfordistas y la condición posmoderna? El “obrero-flexible”, el “mixteco-estadounidense” son nuevas categorías que encierran nuevas desigualdades. ¿Qué podemos aprender de este caso de estudio? El proceso de migración, en vez de contribuir a la dilución de los vínculos comunitarios, los ha reforzado. El reforzamiento de los vínculos comunitarios, por el otro lado, no ha creado una comunidad inamovible, sino que ha sido el punto de origen para permitir la transición de sus miembros entre categorías de contención (mixtecos, mexicanos, latinos, etcétera). La comunidad no ha sido sólo un lugar para la resistencia comunitaria, sino también un recurso para las empresas que contratan a los mixtepequenses, para las localidades empobrecidas que requieren de sus recursos, para el Estado que les cobra impuestos. Queda mucho por explorar sobre la relación entre resistencia y explotación en el contexto transnacional.

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Estrategias educativas en la comunidad transnacional Atzimba Rodríguez Pérez En este trabajo exploraré las estrategias que activan las familias de una comunidad migrante y transnacional para acceder a la educación.1 Pretendo retomar el tema de la apropiación subalterna de la escuela. ¿Pueden los miembros de una comunidad indígena y migrante intentar construir una alternativa educativa adecuada a sus necesidades reales dada su movilidad? ¿Será posible que puedan optar por algo diferente al programa educativo que le ofrece el Estado? En las últimas décadas, diversas disciplinas han contribuido al análisis de los problemas de la educación con el fin de mejorar los programas escolares, haciendo recomendaciones sobre la pedagogía, analizando los cambios en las políticas educativas, criticando la escuela castellanizadora, proponiendo modelos escolares alternativos y reflexionando sobre el verdadero sentido de la educación. De igual manera, se han elaborado muchos estudios que indagan sobre la relación entre migración y educación. El papel de la escuela bilingüe en la lengua materna ocupa un lugar importante en el contexto de las discusiones mencionadas. Sin embargo, el sistema bilingüe se lamenta de los enormes obstáculos que encuentra para la aplicación real de sus programas, tales como las cuestiones de espacio, la falta 1 .Hablo de “estrategias”, pues las familias mixtepequenses, si bien ocupan los recursos que tienen a la mano para promover el acceso de algún o algunos de sus miembros a la escuela, sin una profunda reflexión sobre su futuro ni sobre la propia educación, sí elaboran un plan apenas previsto pero que cuenta con una intención y con un manejo de conocimientos del entorno, de las reglas sociales, culturales y hasta político-económicas que les asignan un rol dentro de la sociedad, no únicamente como individuos o familias, sino como comunidad.

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de material didáctico adecuado, el escaso subsidio, las relaciones y conflictos interétnicos, así como la creciente movilidad de los educandos y sus familias. Una postura entre quienes analizan la problemática de la educación bilingüe en el país es que ven a los indígenas de una manera “esencialista”, es decir, que plantean la recuperación de una cultura “real”, “primera”, “verdadera”. La escuela bilingüe no desconoce las repercusiones de la migración, en tanto promueve planes piloto y programas “de verano” para que exista una escuela en los campos donde trabajan los padres de esos niños, pero no ha integrado al programa alguna asignatura que esté más acorde con las necesidades, los problemas y las expectativas de los migrantes. Los trabajos sobre el tema regularmente hacen un análisis del aprovechamiento de los educandos en el aula y concluyen que “hay un grave problema de aprovechamiento”; hablan del desfase y las incapacidades familiar y estatal para que los prospectos cubran la educación mínima. No han funcionado las sanciones monetarias para que los padres no saquen a los hijos de la escuela cuando migra toda la familia (práctica que encontramos en varios municipios de la Mixteca), ni ha servido que “la escuela los siga” a los lugares de trabajo (iniciativa que se ha desarrollado especialmente para los niños en edad preescolar). Conceptualmente, los analistas de la educación de los niños migrantes piensan en términos de un “lugar de origen” y un “lugar de destino”. En estos casos, el “lugar de origen” suele ser un sitio bilingüe y tradicional (en el sentido de esencialista y autoritario), mientras que el lugar de destino es un lugar “moderno” (por ejemplo, alguna localidad en Estados Unidos). Estas posturas no exploran la situación particular de un número cada vez más abundante de niños, cuyas trayectorias educativas combinan la educación en forma alternada entre ambos lugares —el de “origen” y el de “destino”— ni tampoco exploran la manera en que los sistemas educativos —el de “origen” y el de “destino”— se influyen mutuamente. Por otro lado, la mayoría de estas posturas atienden a la escuela como un lugar de enseñanza. Yo quiero referirme a ella, 172

no como un lugar, sino como un espacio multilocal en el cual se libra una contienda por la valoración del “capital cultural” y de clase de la comunidad transnacional. Este trabajo pretende seguir a los educandos durante sus trayectorias educativas, y a la comunidad más amplia a través de la geografía de su migración, para describir cómo es que los migrantes articulan sistemas educativos que de otra forma estarían separados (entre México y Estados Unidos) y para preguntarme, entonces, si acaso hay un proceso de apropiación del sistema escolar y del capital cultural que ahí se acredita. El resultado será, como veremos, un complejo mosaico en el cual, desde el punto de vista del educando migrante, diversos sistemas (educación bilingüe, inglés como segunda lengua, etcétera) se suceden a lo largo de su “curricula vivida”. Desde el punto de vista de las instituciones, los cambios que trae la presencia de contingentes de otras latitudes y culturas obliga a generar estrategias de atención a estos niños y jóvenes migrantes. Ni las estrategias de los educandos, sus familiares y comunidades, ni las estrategias de los profesores, escuelas y distritos escolares, son estrictamente técnicas, sino que incluyen tensiones y negociaciones de carácter étnico, lingüístico, nacional, de clase, etcétera. ¿Cuál es el resultado de estas contiendas? ¿Cómo impactan en el proceso de inserción en el mercado de trabajo? ¿De qué manera estas contiendas escolares llevan a mejorar las percepciones sobre los migrantes? ¿Es conveniente la participación y apropiación del sistema escolar por parte de las comunidades, familias y educandos? ¿Cuáles son los riesgos y problemas de una escuela en la que los indígenas migrantes participen no solamente como alumnos, sino también como diseñadores del programa? ¿Es posible pensar en una “escuela transnacional” para “educandos transnacionales”? Éstas son las preguntas que me hice para iniciar la investigación que aquí reporto. Para el presente trabajo he decidido utilizar algunos conceptos de Pierre Bourdieu que me parecen de utilidad en el estudio del fenómeno educativo. En primer lugar, coincido con él en concebir a la escuela como un “campo”, un lugar de confrontaciones, en el que los agentes (alumnos, profesores, padres de familia, etcétera) son parte de un habitus mayor. El habi173

tus (esa estructura mayor en la cual se dan las acciones de las personas) no es una estructura plana, sino que incluye, necesariamente, la agencia de las personas para su reproducción (es decir, es una estructura estructurada). Cuando Bourdieu propone el concepto de la agencia, está hablando de la posibilidad de discernir y actuar que tienen las personas y no de sujetos que obedecen a una regla como autómatas regulados. Sin embargo, Bourdieu propone que existe algo en los actores sociales que es anterior a sus acciones y que es aprendido (el hábito), por lo que puede decirse que los habitus tienen también un papel estructurante. Bourdieu define el hábito como un sistema de esquemas adquiridos que funcionan como categorías de percepción y de apreciación, o como principios de clasificación, al mismo tiempo que como principios organizadores de la acción (1987:26). Es por esto que creo que el concepto de “agencia” otorga un giro importante a la teoría de Bourdieu. Las acciones son parte de las confrontaciones que ocurren en el campo y son reguladas por el habitus. Las acciones son “[...] el producto del encuentro entre el habitus y el campo, es decir, entre dos historias más o menos ajustadas” (1987:111). La educación, para él, es uno de los lugares sociales (o campos) de reproducción del habitus y de las determinantes sociales. Sin embargo, acota él mismo, existe la agencia, que muestra el cambio que produce el movimiento de la historia de una sociedad. Hasta aquí coincido con Bourdieu en su teoría de la educación, aunque en el presente trabajo resulta insuficiente la manera en que Bourdieu aborda el concepto de habitus, pues éste parece una entidad continua y estructurada de manera relativamente “parsimónica”. Pero en la vida de los migrantes, el habitus parece configurarse a partir de la convergencia de estructuras (de varias localidades, regiones y naciones) que son muy distintas entre sí. Y a su interior encontramos una multiplicidad de campos (o campus) educativos. Así que usaré el concepto de habitus con reservas. Para Bourdieu el habitus influye (y a su vez es estructurado) por las acciones de las personas que adquirieron ciertos hábitos al crecer y vivir en el contexto de dicho habitus y los distintos campos culturales que le integran. En el caso de los educan174

dos migrantes, la construcción de hábitos en el tránsito de un estado al otro, de un país al otro, y de un sistema educativo a otro, no puede ser reducido a un solo “campo”. Hablamos de distintos “hábitos” que se adquieren en los diferentes “campos” por los que atraviesa la trayectoria educativa de estos educandos, cuyas vidas transcurren en el contexto de un marco mayor que está en proceso de constituirse en un “habitus transnacional” (o que tal vez no termina de articularse como tal). En el primer apartado de este trabajo muestro a la escuela como un espacio en movimiento, como un espacio político en el cual se negocian posiciones en la estructura social y reviso la teoría de Bourdieu en relación con la escuela, tratando de hacer uso de las herramientas teóricas que él presenta (aunque introduciendo el aspecto multilocal en que vive la comunidad de estudio: San Juan Mixtepec). Discutiré el trabajo de dos teóricos que nos muestran a sujetos subalternos en contextos multiculturales y multilocales. Ambos trabajos conceden “agencia” a los individuos que analizan, pero anticipan resultados opuestos ante la pregunta sobre la pertinencia de “apropiación” de la escuela como un espacio de reproducción cultural por parte de los grupos subalternos. Paul Willis advierte que cuando los subalternos actúan con agencia y participan en la transformación del medio escolar en el que se forman, reproducen los roles sociales que les fueron asignados de tal suerte que la escuela no funciona como un instrumento que facilite la movilidad social. Willis concluye que los niños de la clase obrera, que defienden y reproducen la cultura obrera en la escuela, terminan obteniendo trabajos como obreros. Por otro lado, Kemet Asante defiende la necesidad de construir una escuela afrocéntrica que valore la cultura afroamericana y permita a los educandos construir a partir de los valores culturales que ya tienen, pues advierte que hasta ahora la escuela obliga a los educandos a conformarse con el modelo cultural anglosajón, cuestión inalcanzable y contraproducente para los educandos afroamericanos en un mundo dominado por los anglosajones que no les admite como iguales. Siguiendo esta discusión, nos preguntamos, para nuestro caso de estudio ¿deben y pueden los transmigrantes mixtecos apropiarse culturalmente 175

del sistema educativo en el contexto transnacional, o deben conformarse con el mosaico de sistemas por el que transitan? En el segundo apartado —para poder hablar después de la edificación de una escuela que los mixtepequenses pudieran construir como propia o “apropiada”— describo a la comunidad transnacional y la gran red de sistemas educativos que articula cuando enlaza una gran cantidad de localidades que forman, finalmente, esa gran geografía transnacional de la comunidad de San Juan Mixtepec. Aquí trataré de mostrar —enfocándome en el campo educativo— la construcción de un habitus mixtepequense que rebasa los límites políticos y geográficos que circundan al municipio de San Juan Mixtepec. Considero a esta sección como un aporte importante, pues ninguno de los estudios sobre migración y escuela, de los que he hablado al principio, han podido analizar cómo en el movimiento e integración de la comunidad transnacional. Se construye la red de territorios en la cual los niños nacen, viajan y se educan. Tal vez la comunidad de San Juan Mixtepec podría entrar en la larga lista que de las comunidades “rotas” por la migración hacia Estados Unidos. Sin embargo, Mixtepec, por su condición transnacional, conserva su unidad como comunidad pese a la dispersión de las localidades por las que transita y se asienta. San Juan Mixtepec existe y crece en varias localidades en forma simultánea y conserva relaciones entre ellas; esto le ha permitido trascender diversas fronteras físicas, sociales, económicas, educativas y políticas. La escuela de Mixtepec está igualmente dispersa en ese espacio haciendo y reproduciendo un habitus que permite tales condiciones de vida transnacional. Dicho habitus proporciona a los educandos de Mixtepec la oportunidad de trascender los trabajos que les serían asignados, si pensamos en que ellos reproducirán su condición “campesina”, “indígena”, “jornalera” y/o como “mojados”. El esfuerzo que algunos han hecho como trabajadores migrantes, para que ellos o algún miembro de su familia acceda a la educación, les ha permitido ganar espacios, recursos y, en ocasiones, mejores empleos. En un tercer apartado mostraré varias estrategias que han puesto en marcha la comunidad y las familias para lograr la 176

acumulación de capitales (social, económico y cultural), y cómo éstos se transfieren del campo laboral al educativo. Mostraré cómo, luego de contender con las necesidades básicas, utilizan el capital económico para hacerse de mejores posibilidades en el campo educativo (posibilidades que implican empoderamiento, si pensamos en la educación como un espacio de poder); y mostraré también cómo el capital cultural obtenido puede llegar a tener un valor simbólico que permite generar nociones propias de lo que “debe ser la escuela”. En este apartado propongo que la “apropiación” de la escuela —como espacio simbólico y político para los jóvenes de Mixtepec— ha impactado sobre el mapa político de la comunidad y presenta visos de transformaciones mayores que repercutirán al exterior, en la relación con la sociedad mayor. Sin embargo, no siempre hay un proceso de “capitalización” en el proceso educativo. Cuando pensamos en la posibilidad de las transferencias de “capitales” de un campo (como el laboral) a otro (como el educativo), podemos encontrar dos tipos de procesos que se oponen a la “capitalización”: el primero tiene que ver con la pérdida de valor que sufren los capitales al trasladarse entre los campos (valor que puede ser apropiado por un tercero en el proceso de transferencia); el segundo es la no convertibilidad de los capitales cuando hablamos de campos diferentes (por ejemplo, cuando un niño debe regresar uno o varios grados al cambiar de escuela por no contar con las habilidades básicas del idioma para continuar en el nuevo país o en el nuevo distrito escolar). Finalmente, diré que la información presentada en este documento fue recolectada en cuatro regiones distintas: la ciudad de Harrisonburg, Virginia, Estados Unidos; el valle de Culiacán, Sinaloa, México; la cabecera municipal de San Juan Mixtepec, Oaxaca, México; y el valle agrícola de San Quintín, Baja California, México. Se aplicaron 165 cuestionarios sobre historias de vida que incluyen trayectorias educativas y laborales. Pero el grueso de la información se obtuvo de entrevistas abiertas, conversaciones informales, entrevistas grabadas, diario de campo y, en todo momento, la herramienta más útil fue la observación par177

ticipante. Se hicieron historias orales y análisis de contenido para el argumento más general. Sistematicé la información con un gran número de gráficas, mapas y tablas (entre ellas las que aquí presento) que nos hablan de la movilidad de los mixtepequenses a lo largo de su vida, los circuitos de trabajo y/o de estudio, cuyo resultado es una lista de más de 250 localidades consignadas. Me he atrevido a decir e interpretar muchas cosas que he escuchado de los migrantes porque cuando las discutíamos hacían un reflejo en mí. Algo muy parecido he vivido más de la mitad de mi vida, migrando, cambiando de amigos, de casa y de escuela, enfrentando otras visiones de la vida y podría decir que otros idiomas. Éste es un trabajo que me ha mostrado cosas de mí misma, que ha cuestionado mi saber, mi manejo de relaciones, mis herramientas para comportarme en otros sitios y otros espacios y, además, me implica pensar en la historia tunante del ser humano, desde su vieja tradición de migrante.

CÓMO PENSAR LA ESCUELA We don’t need no education We don’t need no control No dark sarcasm in the classroom. PINK FLOYD, The Wall.

La escuela es uno de aquellos espacios que han sido el punto de interés para muchísimos investigadores que la han entendido desde distintas perspectivas: para algunos ha sido el sitio en el cual se construye a los sujetos sociales, se les socializa; para otros ha sido el lugar donde pueden obtener herramientas para integrarse a la producción; para otro grupo más ha sido un espacio que subordina; mientras que para algunos ha sido proveedora de conocimientos liberadores. Pero casi siempre vemos a la escuela como una institución que aparece como preexistente y terminada frente al educando que se some178

te a ella. ¿Acaso alguien podrá crear una alternativa escolar frente al dominio que el Estado tiene sobre ésta? El sentido en que yo propongo la escuela aquí es como un campo2 político, un lugar en el cual se inscriben todo tipo de confrontaciones sociales, un campo que efectivamente colabora en la reproducción del espacio social que es de contienda (Bourdieu, 1994). Para entender la educación de esta manera tenemos, en principio, que pensar en las personas no como “sujetos” que reaccionan ante estímulos de una macroestructura, sino como “agentes” que participan activamente en dicha estructura para reproducirla o cambiarla. El viejo dogma althusseriano percibía a la escuela como la institución en la cual los sujetos introyectaban, pasivamente, conocimientos que les hacían ser personas “aptas” para la vida en sociedad, sujetos al (y del) aparato del Estado. Pareciera la determinación que describe Huxley en Un Mundo Feliz, u Orwel en 1984, en el que un poder supremo, que es el aparato ideológico del que hablaba Althusser (siguiendo la definición marxista de ideología) determina a los individuos y les niega posibilidad de acción: la educación es un mecanismo ideológico contundente. El uso del concepto de sujeto que maneja esta escuela y la tradición estructuralista le confiere un papel determinante a la estructura, menospreciando la agencia del educando. Ciertamente, la escuela —como espacio institucionalizado— y todos los programas educativos pasan por el aparato estatal que intenta enseñar su versión del mundo y la sociedad. Sin embargo, los participantes, además de recibir la información, la codifican, la asimilan según sus propias experiencias y la transforman. La propuesta de Bourdieu de habitus3 como un lugar constituido y constituyéndose a partir de las acciones de los individuos refleja, desde mi perspectiva, la realidad cotidiana fuera y dentro del ámbito escolar de una mejor manera. El habitus es un conjunto de conocimientos aprendidos y 2

.Sobre la definición de campo y de espacio social, hablaré más adelante. .“El habitus es a la vez un sistema de esquemas de producción de prácticas y un sistema de esquemas de percepción y de apreciación de las prácticas” (Bourdieu, 1987:134). 3

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asimilados que nos fueron dados por el entorno en que nacimos y crecimos, sumados a la propia experiencia. Implica manejar un sentido práctico para actuar dentro del espacio social donde vivimos. Toda persona está dotada —a decir de Bourdieu— de este sentido del juego, del conocimiento del entorno que le permite actuar. El concepto de “agencia” nos permite concebir a las personas con capacidades, aunque limitadas, para transitar por distintas vías en un entorno en el cual pueden construir diferentes destinos, por ejemplo, el de la movilidad social, que es el resultado de la obtención y el uso de diversos capitales (sobre este tópico hablaré posteriormente). No estoy de acuerdo con quienes reducen la teoría política de Bourdieu a una teoría de la “reproducción”, que terminan encajonándola con las mismas posiciones que ven a los individuos determinados por las instituciones. No existe para Bourdieu tal imposición radical, los agentes no están irremediablemente determinados por causas mayores, aunque tampoco son individuos totalmente libres que tengan todo conocimiento de causa y puedan deshacerse de lo que han aprendido, como proponían muchos de los movimientos sociales sobre la importancia de la educación liberadora de conciencias o la teoría de la pedagogía radical que expone, por ejemplo Henry Giroux (1997). Giroux, por ejemplo, entiende a la educación como liberadora y a los agentes como individuos libres y que son liberados por la educación. Si bien coincido con este autor en concebir a la escuela como un espacio político (un lugar donde existen enfrentamientos políticos) y no estático (de reproducción del Estado o la ideología), no coincido en que los agentes puedan, por muy educados que estén, liberarse (léase deshacerse) de lo que saben, esto es, de todas las condicionantes que han aprendido por el lugar donde nacieron, donde se educaron. Son estas mismas condicionantes las que les permiten vivir dentro de la sociedad, porque les han dado las reglas del juego y que necesariamente tendrán que partir de ellas para, por ejemplo y para empezar: comunicarse con su entorno por medio de un idioma. Debemos concebir a la escuela como un espacio de confrontaciones donde los individuos actúan, es decir, tienen agencia. 180

Por eso me interesa ver a los sujetos y sus estrategias, porque ahí podemos conocer su participación en la construcción y reconstrucción del entorno donde viven. Al hablar de agentes permitimos que las relaciones de poder que se dan en la escuela sean obvias, que los educandos tengan la posibilidad de asumir roles, negociar y/o resistir. Los padres, al interferir en el deber de mandar a sus hijos a la escuela, negándose a que les enseñen una lengua que ya saben y que se aprende en casa, están participando, están asumiendo una postura, incluso si ésta ha sido inducida. De igual forma, los educandos pueden criticar la forma o el contenido de lo que el profesor expone, incluso la rebeldía en el aula confronta las fuerzas existentes. Construir la noción de habitus como un sistema de esquemas adquiridos que funcionan en estado práctico como categorías de percepción y de apreciación o como principios de clasificación al mismo tiempo que como principios organizadores de la acción, es constituir al agente social en su verdad de operador práctico de construcción de objetos [...] (Bourdieu, 1987:26).

Un punto relevante es que no se ha entendido cabalmente que en la teoría de Pierre Bourdieu, la escuela es uno de los campos donde se reproduce el habitus y es también colaboradora de la reproducción del espacio social; sin embargo, cuando introduce a la “agencia”, rompe con la gran idea cuadrada de la escuela como reproductora de la ideología (falsa conciencia). Su teoría de reproducción implica un proceso, una historia que escriben todos los participantes del campo, es por esto mismo, un lugar de confrontación y construcción. La educación es un espacio político. De hecho, Bourdieu menciona que “las contradicciones específicas del modo de reproducción con componente escolar son uno de los factores de cambio más importantes en las sociedades modernas” (ibid.:55) y no se queda como un exponente de “la teoría de la reproducción”. Una vez que aceptamos la participación del educando como agente en el habitus educativo, nos preguntamos hasta dónde participa con un proyecto propio en la estructura del habitus; 181

es decir, ¿hay una búsqueda hacia la apropiación de la escuela?, y si la hay ¿cuáles son las implicaciones? Hay que dejar en claro que al aceptar la agencia de los individuos no estoy diciendo que exista una apropiación; el hecho de que existan acciones porque hay agencia no garantiza —ni lo ha hecho en el espacio educativo— plantear o consumar la apropiación. Existe, por ejemplo, la importante contribución del Paul Willis (1972) respecto a este punto, quien hace una revisión de niños obreros que estudian en un área fabril y se pregunta ¿por qué resulta que los niños de la clase trabajadora obtienen trabajos de clase trabajadora? Plantea que si bien los discursos educativos están ya dados, los individuos participan en la reproducción del estatus otorgado por la sociedad y la escuela al identificarse con su cultura de clase, la cual les dicta su lugar en la producción. Incluso, al resistirse, están reproduciendo la diferenciación social que les determina. En Willis es clara la liga que mantienen los campos laboral y escolar. En un primer momento, la ubicación en su cultura —de clase— dentro de la escuela tiene que ver con el momento en que se hace explícita la relación que guarda con el trabajo. Esto es, que al hacer conciencia de que la escuela es un medio para conseguir empleo, se da una colocación de los individuos en una posición social específica, que tiene que ver con dónde se ubican ellos como fuerza productiva (Willis, 1977:2). En otro momento, la educación es un paso para el acceso al trabajo, mismo que ya está prefigurado por el tipo de educación y el tipo de escuela que tuvieron; y, ya antes, por el lugar donde nacieron dentro del espacio social.4 Esta ubicación (disposición), como ya dije, es un proceso de negociación entre los agentes implicados, pero enmarcado en la estructura del habitus que presenta a la desigualdad como “natural” y la reproduce. Estas condiciones de clase o lugares diferenciados promueven también el acceso diferenciado a la educación, hay escuelas para ricos, para intelectuales, para in4 .Bourdieu define: “El espacio social es constituido de tal modo que los agentes o grupos son distribuidos en él en función de su posición en las distribuciones estadísticas según dos principios de diferenciación [...]: el capital económico y el capital cultural” (1998:30).

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dígenas, para obreros, para mujeres, para migrantes, etcétera, puesto que sus objetivos son preparar técnica y socialmente a los sujetos para el trabajo, para mantener y reproducir las fuerzas productivas. Es por ello que, para Willis, no existe una “apropiación” sino una “reproducción” de las condiciones de clase; que, irónicamente, está mediada por la participación política de los agentes subordinados en la ecuación. La toma de posición política (para Willis la identificación con una clase social) implica “un proceso de autoinducción al proceso laboral que constituye la reproducción de la cultura de clase trabajadora en general y un importante ejemplo de cómo esta cultura es conectada de manera compleja con las instituciones estatales reguladoras” (Willis, 1977:12) que son las que hacen las políticas sociales, incluyendo los programas escolares. A diferencia de la postura de Willis, otros autores sostienen que existe la posibilidad —y hasta la necesidad— de los sujetos subalternos de apropiarse de la institución escolar (Tapia Uribe, 1994; Asante, 1990; Giroux, 1997). Por ejemplo, Molefi Asante, intelectual de la diáspora afroamericana, propone la necesidad de recuperar el interés por estudiar seriamente y formular una historia fuera de la historia eurocéntrica u occidental: la historia de las “otras culturas”, en este caso específico, la historia africana. Su propuesta es hacer estudios de África desde África, es decir, desde el modo africano de ver el mundo. Estudiar sus aspectos constitutivos aun cuando éstos no coincidan con la lógica occidental. De hecho, esto último es parte primordial del proceso de “apropiación”. Asante se apoya en la idea de que la población diaspórica tiene en un pasado y origen común con el que promueven pertenencia e identidad a un grupo “africano”, independientemente de la nación donde los individuos vivan. Los afrocentristas, como Asante, proponen la construcción de una escuela que pueda producir y reproducir valor cultural desde su propia cultura, que llegue a ser un espacio sólido de resistencia a la hegemonía occidental y de existencia como otra opción educativa válida. Para Asante, la educación no tie183

ne que ver primordialmente con el trabajo y la producción, se centra en los problemas de la reproducción. Por un lado, la reproducción de la cultura y el desarrollo que es el aspecto deseable y rescatable de la escuela. Así, plantea, “el afrocentrista nunca ha abandonado la posición de que el conocimiento debe ser buscado en cada encuentro del ser humano con el ‘yo’, la naturaleza y el cosmos” (Asante, 1994:36). Sin embargo, por otro lado, también implica la reproducción de las desigualdades (aspecto que crítica Asante), porque es dentro de la escuela donde se reproducen y enseñan las contradicciones raciales, económicas, políticas, etcétera. Y esto es por el tipo de escuela que se ofrece a los educandos subalternos, quienes son “entrenados en el punto de vista eurocéntrico, mirada que es decididamente diferente que la de una persona africana, que ha sido victimizada por la imposición de la expresión eurocéntrica” (ibid.:38). Cuando Asante plantea la creación de una escuela africana, propone valorar el capital cultural que traen los educandos afroamericanos de su casa, de su barrio y de su historia, permitiendo la transferencia de este capital al ámbito escolar, y su acumulación. Es un capital que ha existido y que no ha sido evaluado positivamente en las instituciones eurocentristas: la herencia cultural de África. De esta manera, Asante propone constituir una postura alterna, en la que la escuela —como espacio sociopolítico— se modificará para valorar y permitir el incremento de dicho capital cultural afrocentrista. Willis y Asante conciben a la escuela como un lugar de reproducción, pero con “sujetos” actuantes, agentes que intervienen en la sociedad que habitan. He tomado a estos autores porque me ayudarán a pensar sobre la forma en que puede darse una apropiación educativa por los transmigrantes mixtepequenses. Willis y Asante asumen una conexión entre la escuela y el entorno social de donde provienen los educandos. Su análisis es sofisticado porque los sujetos y su entorno no son comunidades “cerradas”, sino sujetos sociales tan complejos como las “diásporas” o las “clases sociales”. Voy a llevar el análisis a un nivel de mayor complejidad, porque mientras que Willis y Asante se refieren a una escuela que está ubicada geográficamente 184

en una localidad, la realidad etnográfica que describiré nos llevará a un contexto diferente: una comunidad dispersa, en movimiento constante, que articula y moviliza aparatos educativos diversos. Me interesa plantear el papel de las personas de San Juan Mixtepec en la construcción de estrategias de socialización alternativa y hasta contrahegemónica, siendo ésta una comunidad trasnacional. Definiré el concepto de transnacionalidad antes de continuar mi acercamiento con el modelo de Bourdieu. Mixtepec es una comunidad transnacional porque trasciende muchas de las fronteras que impone el Estado-nación (Kearney, 1994). Los mixtepequenses viven transitando, de manera constante, sobre las líneas materiales, comerciales, políticas y educativas que se extienden entre Estados Unidos y México. San Juan Mixtepec vive en un espacio integrado por un gran número de localidades discontinuas, lo que Besserer ha llamado (siguiendo a Jameson) “hiperespacio comunitario” (Besserer, 1993; Jameson, 1991) un número importante de localidades dispersas en ambos países, que son integradas por el accionar de los miembros de la comunidad, creando una red viva por la que los mixtepequenses se interconectan y comunican. Todos los roles que juegan los distintos agentes de Mixtepec se desarrollan en esa red de localidades esparcidas: ahí encontramos los lugares de trabajo y de estudio, los lugares donde se cumple con las obligaciones religiosas o administrativas; también hay lugares de recreo, lugares de paso, etcétera. Los mixtepequenses transitan por ellos a diferentes ritmos pero permanentemente para cumplir con sus necesidades sociales como el trabajar, cumplir un cargo, rituales eclesiásticos, prestar servicios a la comunidad, construir, prepararse, viajar, entre otros. Entre todas estas actividades hay obligaciones que, de diferentes formas, la comunidad presiona para que los de Mixtepec cumplan, a riesgo de que si hay faltas sean sancionadas no sólo con una mala reputación, al no ser sujeto de confianza por su actuación irresponsable frente al grupo (desprestigio que puede recaer en su familia) sino, en un caso extremo, con la exclusión del grupo (pueden ser confiscados sus bienes y se le 185

considera desarraigado de obligaciones y beneficios). Por ejemplo, cuando a un señor se le avisa que le toca hacerse cargo del santo patrono de su barrio u otro, así esté en Estados Unidos y tenga un excelente trabajo, él tiene que presentarse en Oaxaca para ocupar el cargo. De igual forma se le obliga a los pagos para actividades en la comunidad, el servicio del tequio, etcétera. Esta vigilancia constante de la comunidad sobre sus miembros reproduce y renueva prácticas que competen a toda la comunidad. Si hablamos de comunidad, estamos diciendo que existe un espacio social que se nutre de las relaciones que mantienen los individuos, grupos e instituciones que forman parte activa de ella (Bourdieu, 1989) y esto es independiente de dónde estén situados los individuos o grupos. Es por esto que la comunidad transnacional nos refiere a una geografía diferente de la que comúnmente asociamos con el concepto de “comunidad” como adscrita o circunscrita dentro de un territorio. Este cambio en la percepción de la comunidad tiene consecuencias directas con sus relaciones y representaciones. No sólo escapan a la circunscripción territorial que el Estado impone sobre los “sujetos”, sino que escapan también a la adscripción a categorías simples (como indígena, campesino, etcétera). Los mixtepequenses se escapan a las formas de contención del Estado-nación (Kearney, 1994), pues estructuran y reproducen identidades indígenas que no se ajustan a las fórmulas conocidas y reconocidas por las instituciones del Estado, sino que requieren de una nueva conceptualización: son con frecuencia, al mismo tiempo indígenas y mexicanos (a los ojos de sus patrones estadounidenses), son al mismo tiempo campesinos y obreros (cuando alternan ambas ocupaciones a lo largo del año). Se escapan porque las comunidades transnacionales y el sistema de gobierno no manejan las mismas ideas sobre identidad, comunidad, espacio; las políticas que pretenden instrumentar estarán alejadas de sus necesidades. Se escapan al Estado mexicano porque la escuela bilingüe que combina el uso del español con la lengua indígena no resuelve las demandas de una comunidad que habla inglés y ha dejado atrás los “esencialismos” (vestigios arqueológicos que al186

gunos investigadores desean encontrar al rescatar una lengua prístina, un rasgo cultural puro, etcétera). Se escapan porque su economía interna incluye de manera muy importante la circulación y el cálculo comercial en dólares, y porque su identificación es un “I.D.” (Identification Document) obtenido en Estados Unidos. Se escapan al gobierno estadounidense cuando esa identificación es falsa y porque estas identificaciones multiplican las identidades de sus portadores.5 El proceso educativo trasnacional está lejos de las metas y los principios emanados del discurso dominante de los Estados-nación en los que se insertan los mixtepequenses. Para algunos autores, los Estados están cambiando y ajustándose a las nuevas condiciones transnacionales, generando nacionalismos de larga distancia que constituyen parte de un proceso neocolonizador como propone Nina Glick Shiller (1995). Pero pareciera que entre México y Estados Unidos, los Estados no han tenido la capacidad de construir aparatos completos que subordinen a sus sujetos a través de las fronteras nacionales. Son entonces los sujetos los que articulan aparatos educativos que están separados entre sí. En este sentido, le infunden un sentido transnacional a dichas instituciones, no sólo por su presencia, sino por cómo les transforman. Pero, ¿es esta transformación un proceso que funcione en su favor?, ¿emanan de las paradojas que crea la presencia de la “otredad” inmigrante en la “mismidad” local, espacios de celebración de las identidades, de la diversidad, del enriquecimiento cultural?, ¿o es la escuela una fórmula de reproducción de las formas de inequidad local? Si bien el objetivo de este trabajo se centra en el campo de la educación, las características de la comunidad transnacional de Mixtepec no nos permiten pensar en un solo “campo” educativo, circunscrito dentro de un territorio. Nos enfrentamos a una espacialidad constituida por múltiples localidades (entramados sociales locales) y dentro de ellos, de campos educativos (donde se dan estructuras de poder en torno a la cultura). 5 .Para una revisión de identidades y ciudadanías transnacionales, véase Eric Mercado, Prácticas políticas transnacionales. El caso de Santa Cruz Mixtepec, tesis, UAM,1999.

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Bourdieu define al campo como “el lugar de las confrontaciones”, y dice que cada campo tiene su lógica constituida por las condiciones concretas del lugar, el momento, los intereses donde se encuentre. El funcionamiento del campo incluye necesariamente “que haya algo en juego y gente dispuesta a jugar, que esté dotada de los habitus que implican el conocimiento y reconocimiento de las leyes inmanentes al juego, de lo que está en juego, etcétera” (Bourdieu, 1984:136). Sin embargo, los mixtepequenses, al estar en varios campos educativos (por ejemplo, los distritos y “campus” escolares), aprenden varios sistemas de reglas para jugar el “juego educativo”. Por decirlo así, a diferencia de otros educandos (incluyendo a sus familias y comunidades), los mixtepequenses no juegan el “juego educativo” en un solo “tablero”, sino en varios (como aquellos genios del ajedrez que juegan varias partidas simultáneas). Sólo que en cada tablero (o campus) las reglas cambian ligeramente. Viéndolo desde el punto de vista del educando, el juego (la totalidad de las partidas que el educando está jugando) requiere de la habilidad de conocer las reglas y sus variaciones para cada tablero. Las trayectorias educativas de los mixtepequenses son la suma de su paso por distintos campos educativos en los cuales se ha tenido que jugar basado con distintas reglas sociales y sus variaciones.6 Es por esto que en este trabajo he querido hablar de la creación de un habitus mixtepequense que aprende de varios entornos, varios campos educativos desde los que construye su propio modo de jugar y es por esto que los Estados en donde viven los de Mixtepec poco pueden hacer para sujetarlos. Tal vez ésta sea una manera de mostrar la agencia de los individuos, en la cual crean y deciden según sus propias expectativas, pero en el marco de las limitaciones que les imponen las reglas de los aparatos estatales. Hay una conexión entre las decisiones de las personas y el marco mayor, porque hay una relación de poder en constante tensión entre ellos. Bourdieu lo dice de la siguiente manera: “La estructura del campo es un 6 .Habría que adelantar que no por jugar en varios “tableros” se ganan todas las “partidas”.

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estado de la relación de fuerzas entre los agentes o las instituciones que intervienen en la lucha” (Bourdieu, 1984:136). Ya varios autores han hablado de esa relación de fuerzas, éste es el sentido de la hegemonía que propone Williams, como un proceso social total, como proceso de límites y presiones complejo e interrelacionado,7 en el que las fronteras se promueven y recrean constantemente desde el poder, con la participación de los antagonistas que resisten y presionan hacia afuera de los límites. Este proceso se da igualmente en la definición de las políticas educativas; “la educación como variable dependiente es resultado de dos fuerzas correlacionadas: la oferta educativa oficial (política educativa) y la demanda social de educación (condiciones, necesidades y aspiraciones educativas de los grandes grupos sociales)” (Martínez Jiménez, 1998). Podemos hablar, por ejemplo, del caso mexicano. Desde siempre el Estado ha querido integrar a los indígenas y campesinos a un proyecto de nación que tiene que ver con los planes productivos capitalistas. Muchas formas de integración de los indígenas y minorías al Estado-nación mexicano se han intentado. En la etapa en que se promovió la construcción de la unidad nacional ingresa el capital exterior a escena, la educación se vuelve estandarizada para conformar conductas, actitudes y hasta formas de conciencia uniformes; se trata de conformar un México homogéneo, moderno y urbano. En las décadas de los cincuenta y sesenta se intenta integrar la lengua indígena en el proceso de educación, pero como una ayuda para el proceso de castellanización. Fue hasta los años setenta cuando se empieza a hablar de pluralidad cultural en México, no como un obstáculo para el desarrollo, sino como un mapa de tonalidades distintas y se discuten las propuestas de educación bilingüe, bicultural e intercultural. Los indígenas de Mixtepec se mantuvieron al margen de las incursiones educativas porque la escuela no representaba 7 .“Dentro de un proceso social total, estas determinaciones positivas, que pueden ser experimentadas individualmente pero que son siempre actos sociales, que son realmente y con frecuencia formaciones sociales específicas, mantienen relaciones sociales muy complejas con las determinaciones negativas, que son experimentadas como límites, puesto que en modo alguno son sólo presiones contra límites, aunque éstos son de fundamental importancia” (Williams, 1977:107).

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un proyecto que tuviera que ver con su marco de trabajo. Cuando se proponía un programa para indígenas aislados y desconectados del entorno nacional, los mixtepequenses dependían fuertemente del capital extranjero invertido en la mina local que extraía metales necesarios en la economía estadounidense, o estaban viajando con el programa bracero. Cuando en los años setenta se plantea el programa bilingüe para los indígenas, los mixtepequenses valoran más el castellano, como un instrumento para su trabajo en el norte. En los ochenta, cuando se implanta la educación indígena en Mixtepec, los mixtepequenses ya están en proceso de reterritorialización en Baja California y en Estados Unidos, y reclaman la enseñanza del idioma inglés. Por eso algunos opinaban que “la educación bilingüe es para los ranchitos”. Es claro que existe una relación de poder constante en el campo educativo y que en ella intervienen los agentes y las determinaciones que los han ubicado dentro del espacio social. Para Bourdieu, hay un vínculo entre el habitus y el campo que tiene que ver inicialmente con que allí se nació y se aprendió todo para poder vivir dentro. Sin embargo, el concepto de habitus no puede ser usado inopinadamente para explicar la estructura mayor en la que se enmarcan los aparatos educativos que los mixtepequenses yuxtaponen al transitar por ellos y articularlos de tantas maneras diferentes. Tal vez estamos hablando de “campos distintos”, en los que para Bourdieu tendría que existir una transferencia de capitales, que a decir del mismo autor “sólo pueden suceder bajo condiciones especiales” (1997:39). Aquí intento plantear la idea de que hay un habitus mixtepequense en formación, que en su interior hay un archipiélago de escuelas y espacios educativos que funcionan como una “plataforma educativa” de los mixtepequense. En esta “plataforma” no sólo se activan los conocimientos del lugar de nacimiento (hábitos), sino que se agregan las experiencias y costumbres de otros entornos que nutren también su conocimiento y su sentido práctico para actuar. La comunidad transnacional de San Juan Mixtepec vive una continua acumulación de capitales: la de “capital social”, 190

que le hace funcionar como una especie de red social; la de “capital económico”, que ha ganado en el trabajo migrante, fundamentalmente, y la de “capital cultural” (o multicultural), que ha ido juntado y construyendo a lo largo de la vida en distintas latitudes y por generaciones de profesores y profesionistas. Con esta diversidad de capitales, los mixtepequenses intentan procurar el acceso de sus hijos a la educación. Entre sus estrategias, las familias mixtepequenses se preparan acumulando capital económico para sostener a alguno de los miembros mientras estudia (transformando lentamente en capital cultural el capital económico que se ha invertido en el proceso), y con ello obtener un lugar distinto en el espacio social en que se desempeñen laboralmente. Con el capital cultural incorporado, el educando recibe un título universitario que le da “crédito” a los mixtepequenses, pues detrás de él se inscriben símbolos de peso (conocimientos y credenciales). Sin embargo, la asignación de estos “créditos” y la acumulación de capitales culturales que conlleva, requiere de un proceso complejo de “transferencias” de capital (del económico al cultural y viceversa) que no siempre es exitoso y del cual hablaré en el tercer apartado.

EL ARCHIPIÉLAGO EDUCATIVO DE LOS MIXTEPEQUENSES Los dioses nos permitan crecer junto a la música, el canto y la palabra hecha semilla para crecer y expandirla desde los caminos del norte hasta los caminos del sur [...]. Sí, que camine y se engrandezca la palabra hasta donde la cuidan y reproducen nuestros migrantes, esta palabra que tiene sentido en un lugar donde bajan las nubes, San Juan Mixtepec. Grupo Musical “Cantarrecio” San Juan Mixtepec.

El municipio de San Juan Mixtepec se encuentra en la Mixteca Alta, en el estado de Oaxaca, México. Cerca de allí (a 75 minutos) se encuentra la Heroica Ciudad de Tlaxiaco. Mixtepec es 191

una comunidad que ha llamado la atención de diversos estudiosos por su fuerte migración, y que pese a la dispersión geográfica no ha perdido cohesión como unidad sociológica. Los mixtepequenses han construido estrategias y rutas específicas para acceder a la escuela y, además, han roto, como ya lo he mencionado, el vínculo obligado con un solo tipo de trabajo y su correlativa educación. A San Juan Mixtepec la escuela llegó hace 30 años, traída por religiosos católicos con el objetivo de enseñar a leer y escribir (casi una tarea evangelizadora). El padre Abraham se encargaba de impartir las clases a los niños que les era permitido asistir: sólo varones. Posteriormente, el sistema formal (de la SEP) instaló en la cabecera municipal una escuela primaria (que hoy se conserva y es la más grande) a mediados de los setenta, y años después, en 1979, se construyó la secundaria, tras un enfrentamiento que dividió a la población. Ésa fue la década del auge de la educación, en la que se formaron los primeros profesores mixtepequenses, con el requisito de que tuvieran al menos el sexto grado acreditado; 30 años después del inicio del programa indigenista. Antes, el trabajo principal de los mixtepequenses se relacionaba con el campo; en la siembra, el cuidado del ganado o en la labor jornalera; y también durante algunas décadas con el trabajo minero. Además, Mixtepec tiene una vieja tradición migratoria, aunque los lugares, tiempos y motivos han cambiado. El trabajo migrante abrió espacios laborales, algunos de los cuales se fueron abandonando por mejores expectativas y otros fueron a tierras donde se echaron raíces y hasta hoy dan trabajo y escuela a muchos. Actualmente, el espacio laboral para los de Mixtepec incluye no sólo el campo, sino la industria, los servicios, la docencia, la investigación y el comercio. El proceso de exploración de lugares ha sido permanente, no únicamente en el sentido laboral. Mientras nuevas ciudades en Estados Unidos se convierten en zonas de trabajo, otras ciudades, en las que se dejó de ir a trabajar, siguen siendo lugares en los que se puede estudiar, es decir, que única y exclusivamente con ese fin llegan hasta allá los jóvenes mixtepequenses. 192

En otras ciudades la gente trabaja de modo permanente y sus hijos nacen y estudian en ese nuevo lugar. En la comunidad, todos los niños en edad de ingreso a la primaria asisten a la escuela.8 En los niveles superiores disminuye a 80 por ciento al salir de sexto año y para secundaria el ingreso es de 75 por ciento. Dado que la comunidad vive dispersa en muchas localidades, los estudiantes asisten a las escuelas de la zona donde viven (cualesquiera que sea ésta). Los niveles básicos (primaria y secundaria) se estudian en casi cualquiera de los sitios en los que viven los mixtepequenses (según fue reportado en los cuestionarios aplicados) (véase el cuadro 1). Dentro de la Mixteca, las localidades en las que los mixtepequenses entrevistados dijeron con más frecuencia haber cursado sus estudios, son el propio municipio de San Juan Mixtepec y las ciudades de Tlaxiaco y Huajuapan. En el norte del país, exclusivamente San Quintín (en Culiacán sólo se registró un caso de la segunda generación que hoy ya vive en San Quintín). En Estados Unidos sobresalen Florida y California, aunque también hay registrados otros lugares, como Ohio, Arizona y Oregon. Sólo 20 por ciento del total de niños con edad para ello son llevados a preescolar, esto sucede primordialmente en Estados Unidos y, en México, en San Quintín. Según los cuestionarios aplicados, estudian el bachillerato 65 por ciento de la población de jóvenes en edad para hacerlo. En el nivel superior —no magisterial— ingresa 50 por ciento y estudian para profesores o niveles técnicos 20 por ciento. El bachillerato se estudia en todas las ciudades de la Mixteca, en la mayor parte de los casos se trata del bachillerato técnico, encaminado regularmente a las actividades del campo, tales como la agricultura y la zootecnia. En el nivel superior están las que pueden llamarse ciudades-escuela, a las que sólo se va a estudiar, como Culiacán, Morelia, Distrito Federal, Oaxaca, etcétera, que son lugare de trabajo muy antiguos. Tijuana y Puebla son espacios que se adhirieron a la lista cuando se ob8 .La información estadística que presento es producto de los datos obtenidos en los trabajos de campo y corresponden a los porcentajes de los resultados de una encuesta que apliqué a 20 familias.

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Los datos fueron obtenidos de cuestionarios de vida aplicados a personas de distinto sexo y edades variadas. Representa los lugares a donde los de Mixtepec han viajado durante más de tres décadas. Los “viejos lugares” de migración ya no son visitados frecuentemente y en los “nuevos” generalmente coexisten las dos actividades: trabajo y escuela (cfr. cuadro 2).

CUADRO 1

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servó que existían posibilidades de acceso a la educación superior, pues en el estado de Puebla existen internados para cursar la secundaria y Tijuana es un lugar de paso constante. En Estado Unidos se repite la práctica de mandar a los hijos a la escuela hasta el nivel high school, pues piensan que la universidad es cara o que el sistema educativo es mejor en el país de origen. De hecho, en México ya tienen un vasto control de los procesos y del capital que consume estudiar una carrera universitaria. En algunos lugares de Estados Unidos (sobre todo los del oeste), muchos mixtepequenses han estudiado cursos técnicos de capacitación para el trabajo y algunos han aprovechado los cursos para el aprendizaje del inglés, del cual reciben un diploma. San Quintín, el Distrito Federal y también California son regiones donde la gente buscó asiento hace tiempo y ya han nacido allá nuevos mixtepequenses, que requerirán de acceso al sistema escolar. Son localidades donde los mixtepequenses ya han demandado y construido el acceso a los niveles superiores. En el caso de San Quintín, los estudios superiores se centran en las ciencias de la educación (existe una unidad de la Universidad Pedagógica Nacional), mientras que en el Distrito Federal preferentemente ingresan en las universidades públicas. La diversidad de áreas de estudio es amplia, como sucede en Culiacán, donde los mixtepequenses pueden ingresar a 20 carreras universitarias distintas. Si anteriormente Mixtepec contaba con algunos licenciados —varios son hoy padres de los jóvenes educandos—, la mayoría son profesores y representan 20 por ciento de la población profesionista. Hoy existen abogados, profesores y médicos (profesiones muy solicitadas entre los indígenas estudiantes de antaño y los grupos marginados desde hace décadas), pero también hay biólogos, ingenieros químicos y civiles, veterinarios, arquitectos, economistas, contadores, fotógrafos, antropólogos, químicos, psicólogos, administradores, politólogos, etcétera. En Estados Unidos una joven estudia administración de negocios. Esto representa una diferencia (véanse las gráficas 1 y 2), pues antes estudiar para sobresalir era ir a la escuela normal y convertirse en profesor de educación primaria. En cambio, ahora, si alguien se prepa195

ra para el magisterio (que son los menos) van a Huajuapan o se trasladan a Ensenada o Tijuana para estudiar la normal y luego la licenciatura en pedagogía. Puede decirse que en el espacio discontinuo donde habitan los mixtepequenses dispersos entre Estados Unidos y México hay una geografía educativa formada por una gran cantidad de campus educativos, en los cuales los mixtepequenses asisten a clases y van consolidando los años y cursos necesarios para llegar al nivel de preparación deseado. En esta geografía educativa, que articula un gran campo educativo que da forma a la compleja estructura (o “plataforma”) escolar, se forman los mixtepequenses. La comunidad de Mixtepec no puede estudiarse acotada al territorio municipal en Oaxaca; estamos hablando de una comunidad que vive y se desarrolla dispersa e interconectada en una red de localidades que se encuentran en Estados Unidos y México. Esta red se construye y reconstruye con frecuencia. En la mayoría de las localidades donde residen temporal o definitivamente los mixtepequenses hay alguien que asiste a la escuela. Cada escuela representa una inserción en la sociedad local. Es una ubicación de los sujetos dentro del espacio social, de la ideología del Estado en que se encuentran; pero al mismo tiempo constituye un nódulo de la gran red educativa (o “plataforma educativa” si se quiere usar otra metáfora con fines ilustrativos) de la comunidad mixtepequense que forma parte de la construcción del habitus de la comunidad. El análisis etnográfico de la educación de una población transnacional requería de un nuevo enfoque para abordar su estudio. De forma convencional, los trabajos sobre migración adoptan como eje central de análisis el mundo laboral de los migrantes. Incluso en las narrativas de los mixtepequenses frecuentemente se menciona que “el lugar más importante de Mixtepec, es el norte”,9 pues es considerado como el lugar por excelencia para ir a trabajar. Así, la asistencia de los jóvenes y niños a la escuela es un aspecto de la vida migrante que no 19

.Palabras pronunciadas por el arquitecto Sabino Ramírez en una entrevista en la ciudad de Culiacán.

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aparece en las grandes narrativas académicas ni en las representaciones de los propios transmigrantes. ¿Cómo elegir las localidades donde realizaría la investigación? Mi trabajo de campo me llevó a cuatro regiones diferentes: la cabecera municipal de San Juan Mixtepec (en la Mixteca oaxaqueña); la ciudad de Culiacán, en Sinaloa; el valle de San Quintín, en Baja California (a tres horas de la ciudad de Ensenada), y Harrisonburg, en Virginia, Estados Unidos. Hice una primera estancia de campo en la población de San Juan Mixtepec, conocida en la literatura como una población con alta migración. Encontré que los estados de California y Florida eran centros de trabajo muy importantes,10 es por eso que originalmente había planteado realizar una estancia en Homestead, Florida. Pero las condiciones no parecían ser propicias, pues me informaron que muchos de los jóvenes y niños trabajan en el campo y no van a la escuela. Entonces surgió la posibilidad de viajar a Virginia: la relación establecida con una familia en Mixtepec me llevó a Harrisonburg, hacia donde viajan familias que tienen años regresando al mismo lugar y la asistencia de los jóvenes a la escuela es más constante. También viajé a Baja California. El motivo de mi estancia de campo en Tijuana tuvo que ver con un fenómeno interesante: en San Juan Mixtepec había un interés comunitario y familiar muy importante para que los niños y jóvenes estudiaran. Pero en general, la mayoría de las personas no ven como una opción la educación bilingüe en la localidad, prefieren la educación monolingüe que ofrecen algunos de los planteles escolares. Insospechadamente, algunos profesores habían sido llamados por paisanos radicados en Baja California para establecerse allá como profesores bilingües. Así, resultaba que mientras que en Oaxaca la educación bilingüe no era valorada por sobre la educación monolingüe, en Baja California las cosas eran a la inversa, y por ese motivo elegí San Quintín como una de las localidades de trabajo. De las familias que conocí sólo una había vivido en el valle y pocos tenían familiares allí; 10 .Muchas son las ciudades de Estados Unidos donde viven los de Mixtepec, de hecho están por todos lados; sin embargo, Florida y California son las localidades más pobladas en este momento y con mayor arraigo.

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sin embargo, parecía un lugar donde la educación que incluyeran el idioma indígena en la formación de los alumnos sí tenía reconocimiento. ¿Sería acaso este un caso exitoso de “apropiación” del sistema educativo? De Culiacán todos hablaban como el lugar donde se va a estudiar la universidad. Varias familias que conocí en Mixtepec tenían hijos estudiando allá o viajarían el siguiente ciclo escolar. Me interesaba conocer las expectativas y la problemática de aquellos que estaban en el nivel superior, pues las condiciones de viaje eran distintas del usual modo mixteco de acceso a la educación y el viaje por trabajo. En los siguientes párrafos quiero mostrar los diferentes lugares que visité y las características de la relación entre los mixtepequenses y las escuelas en esta gran geografía educativa de la comunidad transnacional.

San Quintín San Quintín representa un espacio ganado por los indígenas en el plano del trabajo, vivienda, servicios, comunicación y, de forma muy especial, en el campo de la educación. La ciudad de San Quintín se ha venido formando desde hace más de dos décadas, iniciando cuando varios agricultores proyectaron implantar la siembra intensiva sobre esos grandes terrenos, los cuales hoy se han convertido en uno de los parajes mexicanos con mayor producción en el nivel de exportación. La mano de obra que ha trabajado ahí ha sido fundamentalmente indígena, muchos de los cuales viajaron originalmente desde Oaxaca y empezaron contratándose con los agricultores sinaloenses y que, terminada la temporada en aquel estado, buscaron otros sitios para seguir trabajando. Desde hace más de una década que se establecieron escuelas para satisfacer las demandas de la creciente población migrante: un par de escuelas del sistema formal en la delegación más importante y grupos piloto en los campos. La población exigía desde entonces que la escuela otorgara realmente apoyo y educación, por eso los profesores que se reclutaron para el “plan 198

piloto” en los campos tenían que ser indígenas bilingües. Poco más de un tercio del total fueron de San Juan Mixtepec y más de la mitad eran mixtecos. El trabajo de la mayoría de los mixtepequenses está en los campos agrícolas de los grandes consorcios o con los rancheros en sus plantaciones (la diferencia estriba en lo pesado del trabajo y en los ingresos que se pueden obtener en uno y otro lado), muy pocos son profesores y una fracción más pequeña tiene negocios propios. Aunque la mayoría de los mixtepequenses que llegaron a trabajar a San Quintín se ha establecido, una fracción de los recursos, para el sostenimiento de las familias, lo envían los miembros del núcleo familiar que trabajan en Estados Unidos, principalmente en California y Florida. En el valle, la confrontación de su calidad indígena y la defensa de lo que ello representa está constantemente presente y eso ha llevado a una conciencia muy fuerte y a muchas movilizaciones autoidentificadas como indígenas por mejoras sociales. Desde un principio, la gran presencia indígena pugnó por la construcción de escuelas y el uso del sistema bilingüe en ellas. Cuando esto se obtuvo, llenaron un espacio vital de trabajo y enseñanza, y a la vez la escuela fue un impulso para la revaloración y defensa de los derechos y las costumbres indígenas. Se construyó una cultura de respeto hacia los indígenas y su cultura, misma que ha sido transmitido más allá de los límites del valle. La contribución de los mixtepequenses al sistema escolar se da en varios planos. Por ejemplo, las escuelas reciben apoyo de la comunidad por medio de comités constituidos para tal efecto (igual sucede en las comunidades indígenas en Oaxaca), donde los miembros del comité trabajan sin recibir un pago a cambio. Muchos de los miembros de estos comités son ágrafos. Muchas personas pueden estar convencidas del valor de la educación y defenderla con un discurso que no parece tener un sustento propio, sino ser más bien la copia de los discursos de funcionarios públicos estatales; es decir, manejan con frecuencia las razones y los parámetros que marca la propia escuela y el sistema político. Para ellos la educación debe pro199

porcionar capacidades de leer y escribir y el manejo de aritmética elemental, para la satisfacción del “conocimiento” y resolución de problemas básicos de la cotidianidad. Sin embargo, en la práctica, estos conocimientos no cambian de manera significativa las condiciones generales del acceso al trabajo en la región de San Quintín, ya que en esta región hay trabajo permanente. Para acceder a esos empleos —como dicen ellos— sólo se necesita “tener fuerza y llegar temprano”. Las habilidades básicas y los conocimientos académicos no parecen ser requisitos que puedan ayudar a obtener un mejor empleo. Por este motivo, es que, sin restar importancia a la revaloración de la condición indígena en un contexto social tan adverso como el del valle de San Quintín, muchos mixtepequenses tienen sus reservas sobre la utilidad de la educación bilingüe. La educación cobra importancia en San Quintín especialmente en los primeros años escolares. Pero el abandono escolar en los últimos grados de la primaria es de 50 por ciento y al iniciar la secundaria alcanza 80 por ciento. En opinión del representante de la delegación Vicente Guerrero en la región, el problema de la falta de interés en la búsqueda de una mayor preparación estriba en la falta de profesionalización del trabajo. San Quintín es, sin lugar a dudas, una de las localidades más importantes en la geografía transnacional de la comunidad de San Juan Mixtepec, por la gran cantidad de población de la comunidad que se ha asentado en lugares como Camalú, la colonia Vicente Guerrero y en otras más, como la Maclovio Rojas que fue fundada por personas de la comunidad. El valle de San Quintín es uno de los lugares de la gran geografía transnacional mixteca donde se observa mayor conciencia y defensa de la condición indígena. La radio del Instituto Nacional Indigenista es un espacio que controlan, cada vez en mayor porcentaje, indígenas que trabajan para una audiencia indígena. La radio es un medio muy importante para la reflexión sobre la cultura y conciencia indígenas. En ella se escucha la historia, la música, las tradiciones y la reflexión académica de la condición indígena. La radio es, además, un espacio en el cual 200

se observan y recrean líneas de una red que articula a la comunidad, uniendo las diferentes localidades donde se encuentra. Las líneas que tejen esa gran red se ponen en acción cuando alguien se comunica por medio de la radio con algún pariente en busca de apoyo económico para su casa, por la muerte de un familiar, para mandar un recado, para la organización de una fiesta, para avisar sobre la puesta en marcha de un proyecto comunitario, para la organización de viajes de quienes van o quienes vienen, etcétera. Todo el día se escuchan mensajes de los mixtepequenses que trabajan en el otro lado, de los que van a cumplir un cargo al Mixtepec de Oaxaca, de los que llegaron a los campos, de los que andan de paso o simplemente viven en otro sitio. También, pensando en el campo de la educación, la comunidad sostiene una comunicación de otra índole cuando viajan los profesores desde Mixtepec para asentarse en el valle. Y cuando los profesores mixtepequenses plantean nuevos proyectos educativos. A mi parecer, es San Quintín uno de esos sitios importantes que aportan a la comunidad las reflexiones sobre su pertenencia e identidad indígenas. Como podemos observar, en San Quintín se trabaja y estudia. Ambas dimensiones de la vida cotidiana coinciden en la clasificación que los mestizos de la región hacen de los indígenas dentro del espacio social del valle: son indígenas y fuerza de trabajo barata para el campo, porque su preparación es precaria y las mínimas perspectivas que guardan reproducen su condición —como lo han hecho desde que llegaron al valle. Irónicamente, en las escuelas primarias bilingües la preparación en el aula atiende sólo el programa básico y la lengua indígena no se enseña. La razón es que los grupos en realidad son multilingües.11 Empero, se exaltan las costumbres de cada pueblo y muchas de las veces tienen apoyo en el material didáctico que, por cierto, no es coherente con las peculiaridades de su cultura, porque, por ejemplo, cuando utilizan libros de texto en idiomas indígenas, éstos no siempre corresponden 11 .Dentro de un mismo salón se encuentran niños de varios grupos indígenas, cultural y lingüísticamente diferentes.

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a las variedades lingüísticas que ellos hablan. Ante esto, las profesoras llaman a las madres de familia para que platiquen a los niños sobre la cultura de sus comunidades y pueblos. Los mixtecos han logrado ganar control de los espacios escolares, no así en los planes de estudio (el proyecto nacional de la Secretaría de Educación Pública, más la asignatura de la lengua indígena). Se han plegado a una identidad colectiva que les da una presencia importante para reivindicar su condición indígena, pero que, al mismo tiempo, los sitúa con mayor fuerza en dicha posición de subordinación que la sociedad mayor les ha impuesto durante toda la historia. Algunos profesores están pugnando por cambiar la forma concreta en la que se imparten las clases, pero también para que los criterios con que se elaboran y diseñan los programas escolares para indígenas cambien y atiendan mejor las necesidades de éstos. Benito García, líder social desde hace muchos años, presentó una propuesta de educación en el Foro sobre Derechos Indígenas en Baja California, que promovió el Congreso local en septiembre de 1998, en la cual pide al gobierno que ponga mayor atención a la escuela bilingüe e invierta más en la educación para indígenas. Algunos estudiantes de la Universidad Pedagógica Nacional en San Quintín, como los profesores Fermín Salazar y Celerino García (ambos mixtepequenses, uno nacido en Oaxaca y otro en Culiacán), están elaborando propuestas desde la pedagogía, la política, el idioma y el aula, para que se den transformaciones que caminen más cercanas a las necesidades de los indígenas; propuestas que ya han llevado a diversos foros como los comités de la colonia y de las escuelas, y en las asambleas citadas por el municipio, con sede en la ciudad de Ensenada. Finalmente, la educación bilingüe en San Quintín provee del mínimo de educación para un trabajo que no requiere de una formación escolar. Tal vez 20 por ciento de los estudiantes de secundaria tiene aspiraciones al bachillerato y algunos de ellos querrán continuar estudiando el nivel universitario en Culiacán o en Baja California. Esto podría traducirse en la incorporación de algunos de ellos a las redes escolares que han ido construyendo los mixtepequenses, y así los mixtecos de San 202

Quintín encuentren el camino de vías educativas en favor de romper con las ideologías que, por un lado, los encasillan en conceptos como “indígenas”, “jornaleros” o “migrantes”, y con ello justifican su inserción en condiciones de trabajo y vida subalternas. Sin embargo, la mayoría de los mixtepequenses en San Quintín no aspiran a continuar una carrera universitaria o técnica, pues el trabajo en el campo es permanente y siempre está la opción de cruzar la frontera hacia Estados Unidos.

Mixtepec En San Juan Mixtepec, Oaxaca, la discusión sobre la educación tiene características muy diferentes a las de el valle de San Quintín, Baja California. La discusión sobre los derechos y las luchas indígenas era escasa cuando realicé mi trabajo de campo. Probablemente esto se debía a que la negociación de la identidad era diferente en ese lugar (y menos acalorada) al ser la mayoría de los habitantes de extracción indígena. No todos los profesores de las escuelas de las agencias y de la cabecera son bilingües y, en algunos casos, tampoco son indígenas. El sistema aceptado es el de la Secretaría de Educación Pública y los programas bilingües son vistos con recelo. Algunos piensan que están dirigidos a “los de las rancherías, ésos son monolingües”, “los que no tiene pretensiones”,12 los que no cuentan con amplias posibilidades de migrar. A diferencia de las discusiones sobre la identidad indígena que se dan en San Quintín, los debates sobre la “pertenencia” al grupo son más frecuentes en confrontaciones políticas internas de la comunidad y tienen que ver con la repartición de los recursos locales (tierra, agua, etcétera), así como con la participación en la organización de cargos. Esto incluye el acceso a la escuela. Para los mixtepequenses de San Juan Mixtepec, la educación sí representa una posibilidad de cambio. Desde su perspectiva, la educación permite obtener más y mejores herramientas para la supervivencia futura de cada individuo. En San Juan Mixtepec es donde me pareció que los mixtepequenses coinci12

.Aseveraciones de varios informantes, asentadas en el diario de campo.

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den más con el discurso del Estado sobre los resultados del proceso educativo. Para ellos es claro que únicamente con la educación formal podrán tender el puente hacia la cultura nacional mexicana y obtener mejores cosas, mayor capacidad económica, otro trabajo, etcétera. Para comprender esta posición frente a la educación es necesario entender que las posibilidades laborales para los mixtepequenses de San Juan está vinculadas con el trabajo campesino en la región o con la migración hacia Estados Unidos. Los recursos económicos con los que cuentan las familias de Mixtepec están relacionados con lo que obtienen de sus parcelas o ganado, y/o al dinero que viene del trabajo de una parte de sus miembros en Estados Unidos. También, en menor medida, algunas familias dependen de sus negocios (que de todas formas no se sostendrían sin los dólares que envían sus familiares para surtirlos, o los dólares que llegan a sus clientes y que terminan consumiendo los productos de estos pequeños comercios locales). La educación permite el acceso al exterior, donde se consiguen más y diversos recursos económicos, simbólicos y políticos. De hecho, la educación también funciona como un recurso más vasto para las relaciones sociales al interior de la comunidad. Así, el lazo educación-trabajo (trabajo agrícola) ya no es ni tan directo ni tan fuerte como lo era en el valle de San Quintín, la preparación escolar permite buscar otros espacios que antes eran inaccesibles para los mixtepequenses. Aunque la mayoría de las familias cuentan con su parcela, la economía de cada una está vinculada con el dinero que viene del trabajo en el norte. En la división geográfica de las actividades de los mixtepequenses, la localidad de San Juan Mixtepec se convierte, cada vez más, en un lugar que se destaca por las actividades políticas y religiosas, y menos por su importancia para la supervivencia económica de la comunidad. En Mixtepec encontramos familias que no migran, o no lo hacen internacionalmente como la mayoría. Esto las coloca en desventaja frente a “los norteños” que cuentan con la posibilidad de mejoras económicas familiares. Para estas familias la educación representa una opción, un espacio que pelean fre204

cuentemente y en el que han participado para extender sus posibilidades. Así se explica la confrontación que hubo en los años setenta entre grupos que se oponían, por un lado, y los que apoyaban la construcción de la escuela secundaria. Hoy, la población también cuenta con un plantel de bachillerato, una extensión del Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario de la ciudad de Juxtlahuaca, que les prepara como técnicos en áreas agrícolas y zootécnicas. En algunas poblaciones de la región, así como en la ciudad de Oaxaca, hay muchos mixtepequenses estudiando el nivel medio superior. El nivel de educación más saturado en la población es la educación primaria. Ahí, los migrantes que regresan del norte encuentran todo tipo de trabas que implican obstáculos para acceder a la educación. Lo anterior es irónico, pues son ellos quienes tienen más opciones educativas, por tener más posibilidades escolares, disponer de mayores recursos económicos, manejar mejor el español, etcétera. De los comentarios de la gente en Mixtepec, Oaxaca, se desprende que la educación bilingüe indígena no es totalmente aceptada, pues existe la percepción de que no prepara efectivamente para obtener un mejor trabajo, pues promueve la identificación con la condición indígena que, en el mercado de trabajo, está asociada a los empleos menos calificados y peor remunerados. En San Juan Mixtepec existe la percepción de que la educación representa la posibilidad de movilidad geográfica y social de los individuos, que les permitirá dejar de ser “indígenas, pobres, incultos y monolingües”. La manera en que la educación se transforma en motor de este cambio es preparándolos en los niveles básicos para que puedan acceder a otras escuelas y así obtener otros trabajos, un mejor estatus económico en otro lugar y una mejor condición política en la comunidad. Quienes buscan la educación como un mecanismo de movilidad social requieren de recursos económicos que les permitan contender con los costos de la educación primaria y, más adelante, con los costos de la movilización hacia otras localidades, donde se ofrezca la preparación para llegar a la universidad. Estos recursos económicos estarán más disponibles para 205

las familias que tienen miembros migrantes en Estados Unidos, no así para las familias que no tienen acceso a los recursos del norte. Para estos últimos, probablemente sus expectativas no podrán rebasar Mixtepec o la región escolar. La satisfacción de sus necesidades dependen del trabajo en la tierra o en el comercio informal. Aunque en el discurso es más respetado quien tiene preparación, por ser un bien inalienable, si comparamos aquello que se obtiene con el trabajo, que son cosas materiales y, por ende, perecederas, el trabajo migrante y la educación son dos posibilidades igualmente reconocidas para el cambio económico y político, y ambas se tratan de alcanzar y explotar por las familias de Mixtepec.

Harrisonburg Si bien Harrisonburg, Virginia, no representa la totalidad de fenómenos educativos o laborales que se dan en los diferentes campos de trabajo en Estado Unidos, sí nos muestra una tendencia importante frente a la educación y al trabajo por parte de la comunidad de Mixtepec. A Virginia llegaron los primeros mixtepequenses hace aproximadamente 20 años. Llegaron a trabajar en los empleos estacionales, en los campos de manzana que circundan la ciudad. Hace diez años los primeros mixtepequenses empezaron a trabajar en la ciudad de Harrisonburg en empleos relacionados con el sector servicios. Luego fueron colocándose en las plantas procesadoras de pollo, en el mercado de trabajo agroindustrial. Hoy, la competencia por el trabajo no es sólo entre la población latina, sino que incluye a los migrantes europeos y asiáticos.13 Las personas de Mixtepec han creado una plataforma de relaciones sociales que les asegura trabajo en las plantas empacadoras de carnes, aun siendo estas labores de las más pesadas y de las más bajas en la escala laboral. Sin embar13 .Gente de la península escandinava, vecinos exiliados de la desaparecida Unión Soviética y del Asia menor.

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go, visto desde el punto de vista de la comunidad mixtepequense, las condiciones de trabajo se compensan con una mejor retribución económica que la que pueden encontrar en otros lados, con menor competencia y la posibilidad de dejar el trabajo en el campo agrícola (que para la mayoría es la única opción). Las alternativas laborales en Harrisonburg funcionan como una salida hacia el mundo industrial, introduciéndose, así, en otros espacios sociales en Estado Unidos y México. Pareciera ser que en Harrisonburg hay más oportunidades para tener mejores condiciones de vida, desde el acceso a bienes materiales hasta la posibilidad de trabajo y educación. Esto se extiende no solamente para quienes llegan a vivir ahí, sino para sus familiares, quienes reciben ayuda económica en algún lugar de México (no siempre la localidad de origen). En Harrisonburg, la vida laboral y educativa están relativamente separadas. Allá todos los niños y adolescentes van a la escuela y no trabajan. Esto podría pensarse como una aseveración superflua, pues en Estados Unidos hay una prohibición que prevalece sobre el trabajo de menores y, por el otro lado, existe la obligación para los padres de otorgar educación a los niños. Esto, sin embargo, no es una realidad para los mixtecos en otras poblaciones de Estados Unidos (como reporta Ernesto Hernández en esta misma publicación, quién hace referencia al trabajo infantil entre los mixtepequenses en Carolina del Norte). En Harrisonburg, los mixtepequenses insisten en el valor de la educación y por eso asisten a la escuela en todos los niveles básicos; sólo algunos pocos ingresan al nivel superior. Muchos de los alumnos de Mixtepec, en Harrisonburg, nacieron en alguno de los estados de la Unión Americana y han crecido allá, al grado tal que se dicen mixtepequenses, pero no conocen el sitio donde nacieron sus padres. La escuela es una oportunidad doble desde la visión de los de Mixtepec: consideran que es una forma de preparación —aquella misma idea del acceso a herramientas para la movilidad social—, es una forma de adquirir conocimiento para beneficio propio, pero además —y esto es importante de señalar— representa la posibilidad de insertarse en la vida de Harrisonburg y continuar 207

allá, lo que se ve como la mejor forma de integrarse a la sociedad donde viven. Estudiar, en este sentido, es socializarse. En Estados Unidos existen varias fórmulas de atención para los niños que provienen de diversas culturas. Por un lado, en estados como California, en el pasado se desarrollaron programas de atención bilingüe en las escuelas.14 En otros estados se trabaja de cara a las poblaciones migrantes con el sistema de inglés como segunda lengua (ESL, por sus siglas en inglés), que enfatiza en el aprendizaje del idioma inglés, no de la lengua madre de los educandos.15 La escuela tiene la tarea de integrar al aula a los niños migrantes, esto es una política educativa impulsada en el nivel de ley en Estados Unidos. Algunos métodos inician por enseñarles el idioma inglés en programas anexos a la escuela, como es el caso de los que se están elaborando en Harrisonburg. Por otra parte, los individuos que ingresan a la escuela y que la escuela quiere que se incorporen a la sociedad local, ya han sido socializados en sus propias culturas, es por ello que en la escuela se da tanta atención a los programas “para migrantes”. Las complicaciones comienzan cuando los educadores se dan cuenta que ese grupo social que habían etiquetado como “migrantes” resulta provenir de una multitud de culturas. Así, cuando diseñan programas para “hispanos” (o hispanohablantes), se encuentran con sujetos cuyo idioma madre es el español y que están estudiando en Estados Unidos: latinos, mexicanos, indígenas, etcétera. Existe en aquel país una discusión sobre cuál es el mejor método para integrar a los grupos migrantes a la sociedad sin que se conviertan, como proponen las miradas prejuiciosas, en bandidos o grupos conflictivos organizados. Entre las opcio14 .Las escuelas bilingües trabajaban con el idioma del tipo de población que atendían. Por ejemplo, en California, era población preferentemente hispanohablante. Estos programas han estado desapareciendo en muchos de los estados de la Unión Americana. En Virginia no se dio nunca, por ser un estado muy conservador. 15 .Los programas ESL fueron impulsados por asociaciones religiosas y de servicio a los migrantes que trabajan coordinadas con las escuelas. Por el crecimiento de la población hispanohablante en la ciudad, esos programas incluyen algunos aspectos de la lengua española.

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nes está, por un lado, la enseñanza bilingüe (inglés-lengua materna) que ha tratado de educar a los niños en ambos idiomas y que para el caso mixteco se encuentra con que la lengua materna no es el español como suponían. Por otro lado, están los que piensan en el sistema ESL (inglés como segunda lengua) con programas anexos a la escuela, en los cuales se imparte inglés y se familiariza al educando con la cultura anglosajona. En ambos casos, la finalidad parece ser la mejor y más rápida incorporación de esos niños a la sociedad local, proceso que significa costos elevados al estado de Virginia, ya que la migración indígena e hispanohablante es un fenómeno reciente, pero muy contundente. En este objetivo coinciden los mixtepequenses.

Culiacán El valle de Culiacán, Sinaloa, es una región agrícola donde los mixtepequenses llegaron para trabajar en el cultivo de hortalizas. Hoy, los jóvenes llegan allí para estudiar una carrera universitaria, luego de haber cursado en otros sitios los niveles básicos.16 A los campos de Culiacán llegaron muchos de Mixtepec desde los años cuarenta hasta principios de los noventa. Muchos participaron en las luchas por mejoras laborales (que tuvieron impacto posterior en los movimientos de San Quintín), pero pocos se quedaron a vivir ahí. En la memoria de los mixtepequenses, Culiacán representa los campos más pobres, más sucios, con agua llena de químicos, un clima caliente y lleno de mosquitos. Nunca ha sido un buen lugar y, sin embargo, durante muchos años fue una de las mejores oportunidades laborales. A Culiacán hoy en día se va a estudiar, ya no a trabajar. La universidad ofrece una casa para estudiantes, donde reciben alojamiento y comida durante cinco años (que es lo que dura una licenciatura). Los jóvenes estudiantes suelen recibir alguna ayuda de su familia, desde cualquier otra parte de la comuni16 .Se han abierto otras posibilidades en Oaxaca, Distrito Federal, Tijuana, Puebla, Morelia, y en algunos lugares de Estados Unidos, como Nueva York y California, principalmente.

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dad y, en ocasiones, trabajan en algo que no les demanda mucho tiempo. Se dice que todos los mixtepequenses aspirantes a ingresar en la universidad en Culiacán se han quedado dentro de la universidad (no siempre en la carrera solicitada), y mientras que casi 90 por ciento ha terminado su licenciatura o estudios de ingeniería, 10 por ciento ha abandonado los estudios para irse a trabajar a Estados Unidos. En general, los estudiantes sienten su estancia en la universidad como un privilegio y es importante terminar por la obligación que sienten con los familiares que les ayudan económicamente. De los egresados, varios han permaneciendo en Sinaloa, algunos pocos se han ido a trabajar a Estados Unidos mientras encuentran donde ejercer su profesión. Otros han hecho o están cursando maestrías en Tijuana o en la ciudad de México; casi ninguno ha regresado a Mixtepec. En las expectativas de la mayoría está el procurar su acceso a la política y/o a los espacios académicos de su estado natal, mientras que los demás desean practicar su profesión en Mixtepec o fuera de la comunidad. La educación también les abre las puertas para la participación política al interior de la comunidad, por el prestigio social que crea la preparación, pero ninguno de los nuevos universitarios ha recurrido a integrarse en la política interna comunal. Allí, como en Harrisonburg, no se cuestiona la educación ni se discute el estatus indígena en la escuela. De la Universidad Autónoma de Sinaloa se consigue conocimiento para ser mejor y para incluirse en el modus operandi de la sociedad mexicana. Culiacán ha desaparecido del mapa de trabajo agrícola de Mixtepec, porque ya nadie va a trabajar allí y, en su lugar, quedó como un punto en la cartografía educativa de la comunidad. Ahí, algunos de “Oaxaca” ya no pertenecen a las estadísticas sinaloenses sobre atraso, marginación y analfabetismo. La relación “dime dónde estudias y te diré donde trabajarás” se ha roto para los mixtepequenses, porque la identidad de “licenciado-migrante-indígena” no se contrapone con el hecho de que algunos puedan tener hoy cargos en la administración de una 210

compañía transnacional en Estados Unidos o puede dar conferencias en España o en Rusia, o en un posgrado en alguna universidad particular de la ciudad de México.

EDUCACIÓN Y TRABAJO EN LA GEOGRAFÍA TRANSNACIONAL En un primer momento, la migración se daba por la necesidad del trabajo. Los acuerdos internacionales que generaron el “programa bracero” y las necesidades de los agricultores que alentaron a los mixtepequenses a cruzar las fronteras, estuvieron entre las muchas razones por las cuales la comunidad de San Juan Mixtepec se transformó en una comunidad itinerante, con mecanismos propios que garantizaron el viaje y el trabajo. Fue sobre esta “plataforma” económica que se pudo dar el mediano acceso de algunos a la escuela. Hoy en día, como hemos visto, la geografía laboral no se superpone de manera exacta a la geografía educativa. La diferencia entre ambas (la del trabajo y la de la escuela) no significa que no haya vínculos. Por ejemplo, un joven que estudia la licenciatura en Culiacán puede depender económicamente de sus hermanos que trabajan en la agricultura del estado de Florida, en Estados Unidos. Los cambios en el clima, la disponibilidad de empleo, los salarios de Florida, afectan al joven en Culiacán, a pesar de la distancia física que guardan el campo agrícola (el mundo del trabajo) y el campus universitario (el mundo de la educación). De la misma manera, dos personas pueden vivir en la misma localidad, pero el campus escolar y el campo agrícola pueden estar socialmente muy distantes. Un ejemplo es cuando la maestra Cande, que vive en la colonia Las Flores, en San Quintín, me comentaba: [...] mi primo vino a trabajar a los campos el año pasado y yo no me enteré hasta cuando mi tía habló y me platicó que él acababa de regresar a Mixtepec.

El cuadro 2 representa el espacio transnacional que he querido ir dibujando a lo largo de este apartado. Con los datos 211

Información correspondiente a la distribución geográfica y actividad principal de las personas consignadas en los cuestionarios aplicados durante el trabajo de campo en 1998.

CUADRO 2 TABLA GENERAL POR CIUDADES Y ESTADOS CONTRA NIVELES DE EDUCACIÓN Y ÁREAS DE TRABAJO

sobre historias de vida que recogí en mi trabajo elaboré esta tabla, en la cual busco presentar las localidades organizadas según las dimensiones de la vida (educativa y laboral) de los miembros de las familias que entrevisté. Aquí se diferencian las dimensiones (antes les he llamado “plataformas”) educativa y laboral, y se desglosan las actividades que desempeñan los individuos que conocí. Llama la atención que más personas estaban estudiando que trabajando en el momento de mi trabajo de campo ¡y no debe olvidarse que hablamos de una comunidad migrante de escasos recursos! Los de Mixtepec mandan a mucha de su gente a estudiar y no a trabajar. Otros grupos migrantes privilegian el viaje para obtener trabajo y, en consecuencia, dinero (y que incluyen a los niños y jóvenes en el viaje y el trabajo agrícola). Poniendo en el centro la dicotomía estudio-trabajo, se puede observar que hay localidades que son preponderantemente de trabajo (Hermosillo, La Paz, Fresno, Sacramento, Santa María, Vista, Homestead, entre otras)17 frente a aquellas que he llamado ciudades-escuela (Culiacán, Guasachi, ciudad de México) porque a ellas se viaja específicamente a estudiar (en los niveles superiores principalmente). No sólo es que en un mismo lugar se hayan abierto posibilidades de ir a la escuela, sino que se ha considerado, gracias a una acumulación de conocimientos, ocupar parte de las redes que se abandonaron en un sentido para aprovecharlo en otro. Asimismo, encontramos campus escolares en localidades donde también hay campos laborales (Tlaxiaco, Oaxaca y Harrisonburg, entre otros). Estas ciudades en las que se dan ambas actividades, los mixtepequenses tienen una mayor permanencia y mantienen aproximadamente un número igual de trabajadores y de estudiantes (yo visité tres de ellas). Eso nos está hablando de lugares donde mientras los jóvenes y los adultos trabajan, los niños y los adolescentes asisten a la escuela.

17 .La información de esta tabla corresponde a la información que yo recabé; sin embargo, de la información del trabajo de todo el equipo de tesis se desprende que en varias ciudades del estado de California, en Estados Unidos, existe un alto nivel de asistencia a las escuela, incluso en niveles superiores.

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Hasta hoy, la gran población transnacional de estudiantes mixtepequenses se concentra en los niveles de educación básica, sin embargo, el número en estos niveles como en los superiores ha ido en aumento de algunos años a la fecha y no hay visos de que esta tendencia se detenga.

GRÁFICA 1 SQ

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MIX

HUJ

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TLX HUJ MIX HAR OH SQ CA FL

CA

TRAYECTORIAS EDUCATIVAS TRANSNACIONALES Los mixtepequenses han elaborado estrategias para dar continuidad a su educación. Las rutas que sigan y el éxito que obtengan, dependen de los recursos con los que cuenten (capital social, capital económico, capital cultural). En la gráfica 1 aparecen las localidades de estudio de los mixtepequenses que tienen (o tenían) hasta 16 años y estudian (o estudiaban) en el nivel de educación básica. La información fue extraída de las historias vitales y no incluye sólo a las poblaciones donde estudian actualmente, sino también aquellas donde estudiaron. Así, las líneas que conectan las diferentes localidades se refieren a cambios de ubicación de personas que al viajar continuaron sus estudios en otra localidad. Es decir, si bien para el sistema educativo estas escuelas no tienen conexiones relevantes entre sí, desde el punto de vista de los mixtepequenses están articuladas por las trayectorias educativas que han seguido los paisanos (y por ello, en algunos casos, estas rutas son vistas como posibles “estrategias” por aquellos que aspiran a continuar el siguiente nivel educativo). Es interesante mencionar que la mayoría de las localidades que aquí aparecen fueron mencionadas en el cuadro 2 como localidades donde se realizan tanto actividades laborales como educativas. De las rutas que siguen los mixtepequenses para su educación primaria, no todos les llevaron a la educación superior. En la gráfica 2 muestro dos dimensiones del espacio educativo transnacional mixtepequense (17-30 años). Las líneas delgadas muestran rutas que llevaron a los informantes a la educación básica como el punto terminal de la carrera educativa. Las lí214

FL

Tlaxiaco Huajuapan Mixtepec Harrisonburg Ohio San Quintín California Florida

Rango de edad: hasta 16 años

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Rango de edad: 17-30 años

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PUE Puebla DF Distrito Federal CUL Culiacán TLX Tlaxiaco HUJ Huajapan MICH Michoacán TJ Tijuana OAX Oaxaca MIX Mixtepec HAR Harrisonburg OH Ohio SQ San Quintín CA California FL Florida

neas gruesas muestran las rutas que llevaron a los informantes a la educación superior. En esta segunda gráfica aparecen quienes están estudiando o estudiaron educación primaria hasta el bachillerato (lí215

neas delgadas), y en ella se pueden distinguir las trayectorias que llevaron a los mixtepequenses a la educación superior (líneas oscuras). Todas las localidades donde se cursan estudios superiores (representadas por círculos en color oscuro) son lo que hemos llamado “ciudades-escuela” (excepto San Quintín donde hay un plantel de la Universidad Nacional Pedagógica). No todos los nódulos de la red donde se estudia la escuela primaria están conectados con la educación superior. Por ejemplo, alguien que estudia la educación superior en Tijuana, Culiacán o en la ciudad de México, estudió dentro del mismo clic de ciudades (Tijuana, Culiacán o la ciudad de México) en los años anteriores, o en Tlaxiaco o Mixtepec, pero no en California, Florida u Ohio. Así, se podría afirmar que para acceder a la educación superior es necesario educarse en circuitos (trayectorias entre ciertas localidades y no otras) que ofrecen mayor posibilidad de éxito que otros. Es interesante mostrar que, partiendo de la información de la que dispongo, los estudiantes que cursaron sus estudios preparatorios en Harrisonburg y continuaron hacia la educación superior, lo hicieron en México. Quiero insistir en que la elección de seguir una ruta educativa implica la movilización de capitales (sociales, económico y cultural) que son recursos familiares, no sólo individuales. Muchas familias cuentan con el apoyo económico para sostener a miembros de la propia familia en el tránsito hacia los espacios universitarios en México. Recientemente encontramos las primeras trayectorias donde los estudiantes radicados en Estados Unidos se propusieron continuar con sus estudios superiores en México. El caso entre Harrisonburg y Tijuana fue exitoso, pero la transición hacia Puebla de otro mixtepequense que quedó registrado en la gráfica 2 fue un intento fracasado. En este apartado he querido hacer la etnografía de San Juan Mixtepec presentando pequeños trozos de su estructura y centrándome en el fenómeno escolar. En cada localidad que presenté al principio de este apartado fui planteando que existe una relación diferente entre el trabajo y la escuela. En San Quintín se estudia sólo con la convicción de que es bueno y 216

probablemente benéfico si deciden salir del valle. Aquí, en San Quintín, la discusión sobre la importancia de la educación para las luchas indígenas está presente y busca integrarse a la discusión nacional sobre derechos indios. En este caso, el estudio no se relaciona directamente con el acceso al trabajo. Pero sí es cierto que aun aquellos que estudian terminan, en su mayoría, reproduciendo su rol como trabajadores agrícolas. En San Juan Mixtepec, Oaxaca, la educación aumenta las posibilidades de obtener un trabajo mejor remunerado e incluso con más prestigio. La escuela formal es cursada con el afán de sobreponerse a su condición de trabajadores agrícolas y de aspirar a otros espacios, tanto laborales como escolares. A Culiacán se viaja, definitivamente, a estudiar (ya casi nadie viaja allá para trabajar). Los mixtepequenses que llegan a esta localidad reciben todo el apoyo familiar y se esmeran especialmente por completar su formación. Al final, se alejan de los estereotipos sobre los indígenas migrantes sin escuela que la población local tiene de ellos, por su presencia como jornaleros agrícolas durante los años ochenta. Finalmente es en Harrisonburg, Virginia, donde en una misma familia existen miembros estudiando y trabajando, pero los campos sociales (del estudio y el trabajo) permanecen definidos y separados. Las mejores retribuciones en el trabajo (no necesariamente mejores condiciones laborales) reducen la presión de ganar dólares para llevar a México. Además, las condiciones en Estados Unidos facilitan el ingreso de los niños a la escuela. Así, los que hoy estudian tendrán mejores herramientas cuando intenten buscar trabajo, ya sea en Estados Unidos o en México. Los mixtepequenses, en su trashumancia, han construido una compleja red educativa transnacional. Algunas secciones de la red pueden ser exitosas para quienes deciden continuar con estudios universitarios, otras no. Puede hablarse de un campo educativo mixtepequense dentro de la gran geografía transnacional de la comunidad. Estamos, pienso yo, ante el proceso de construcción de un habitus mixtepequense en el cual el acceso exitoso al sistema escolar empieza a mostrar los resultados de distintas estrategias (trasladar a profesores bilingües, 217

o bien dejar atrás los anhelos de una formación que incluya la lengua mixteca, para subsumirse en el nuevo idioma del lugar de llegada) que podrían indicarnos que hay (si no una “apropiación”) un manejo de algunas estrategias que tienen resultados exitosos en la carrera escolar. El tránsito por los grados escolares que tradicionalmente hacemos: primaria, secundaria, etcétera, es satisfecho por los mixtepequenses de forma distinta; para ellos es necesario trasladarse de un lugar a otro, de un sistema escolar a otro, de un idioma a otro. Todo es parte del espacio que es “la escuela transnacional”.

ESTRATEGIAS PARA LA EDUCACIÓN Los mixtepequenses, como ya he dicho, viven como comunidad dentro de un espacio transnacional y como una de sus múltiples dimensiones (laboral, ciudadanía, ritual, etcétera) han conformado un campo educativo. Este espacio mixteco está localizado dentro de un contexto social mayor conformado por los estados y sus sistemas educativos nacionales. Es aquí, en cada uno de los campos y relaciones, donde los mixtepequenses hacen uso de los capitales culturales, económicos, simbólicos y sociales que manejan, algo de lo que hablaremos en este apartado. A decir de Bourdieu, el espacio social está constituido por las relaciones que mantienen los individuos o grupos desde la posición que ocupan. Ambas, las posiciones y las relaciones, dependen de dos cosas: del peso total de sus capitales económico y cultural en el campo social y de su distribución en el mismo. Las relaciones que mantienen los mixtepequenses (como sucede en todos los casos) están sujetas al intercambio de ciertos capitales que se ponen en acción, que dependen del campo o los campos en que intervengan (laboral, educativo, etcétera). Cuando Bourdieu habla de “capital”, se refiere a los recursos —en el sentido amplio de la palabra— que tienen los individuos, poderes sociales fundamentales que se clasifican respecto del campo donde se pongan en acción. Sin embargo, el 218

uso del concepto de capital puede introducir variantes que hacen pensarlo en relación al intercambio y la producción. Para efectos de este trabajo, prefiero usar el concepto de “valor” como lo propone Kearney (1998), y no el de “capital” que sugiere Bourdieu, ya que el concepto de “valor” tiene un carácter polisémico que permite pensar al mismo tiempo en el mundo simbólico, el de las unidades económicas y el de las culturales de los transmigrantes. En este apartado usaré los conceptos siguientes: “valor económico” para referirme al dinero que es obtenido mediante el trabajo de los transmigrantes; “valor cultural” son aquellos “saberes” que son parte del arsenal cultural (escolar o no) de los sujetos; “valor social” son las relaciones que de manera exitosa son utilizadas en la persecución de fines específicos; “valor simbólico” es la fuerza política para imponer significados dentro del espacio social en el que se dan los procesos analizados: es la capacidad de imponer reglas de juego que incluso definen “valores” en la sociedad. Bourdieu sugiere que ésta es la “forma que revisten las diferentes especies de capital al ser percibidas y reconocidas como legítimas” (Bourdieu, 1987:131). En páginas anteriores vimos que hay acumulación de valor cultural en la comunidad transnacional y cómo éste contribuye a la acentuación de desigualdades en la comunidad. En el texto siguiente presento, en un primer apartado, la forma en que la comunidad ha acrecentado valores económicos y culturales a través del tiempo, hasta que se pudo observar un auge en las posibilidades de acceso a la escuela. A continuación expongo diversos casos de acumulación que las familias han seguido, dependiendo de los valores con los que cuentan. Pero no todo es “acumulación”; en un tercer apartado hablo sobre los problemas para la transformación y convertibilidad de los valores (como lo sugiere Kearney en su artículo en este mismo volumen). Los valores culturales en ocasiones no pueden ser convertidos —o acumulados— en mejores empleos o mayor salario (como en el caso de la educación bilingüe en San Quintín). En otras ocasiones, al ser transferidos a través de fronteras lingüísticas, culturales, nacionales, etcétera, sufren una gran merma porque no representan el mismo peso 219

en uno y otro campo. Es decir, no sólo hay una “acumulación” de estos valores en el espacio transnacional, sino también hay inconvertibilidad y hasta “transferencia” hacia otros sectores de la sociedad, el Estado, las empresas, etcétera.

Las condiciones que fueron propiciando la acumulación Las familias de Mixtepec ponen en marcha distintas estrategias para hacerse del capital económico. El logro de una plataforma que les garantice obtener empleo les ha llevado décadas. Existía la migración temporal de algún o algunos miembros (regularmente varones) hacia zonas cercanas y, posteriormente, al norte. La idea era conseguir trabajo para obtener dinero y mejores condiciones de vida. Así nos lo narra el profesor Fermín, mixtepequense que vive en el valle de San Quintín: A la edad de ocho años salí de mi casa por la situación económica en que se encontraban mis padres en esos años. Pensé en apoyarlos, ayudarlos, porque tenía hermanos. Yo era el único que estudiaba la primaria y aunque mis hermanos querían estudiar no había posibilidades de comprar su material y por eso me fui a Cuautla, Morelos, a una hora y media de México; ahí estuve trabajando [...].

Los mixtepequenses llevan muchos años migrando. El trabajo en los campos agrícolas de Sinaloa, Sonora y Baja California, así como en Estados Unidos, lleva décadas. La escuela cobró relevancia cuando las diferencias económicas impulsaron el estudio de unos, exclusivo de los que más tenían, y justificando su superioridad. Desde entonces la educación tomó un papel ideológico legitimador del poder, se convirtió en un campo donde a partir de la preparación escolar se obtiene poder político. Por eso, igual que la lucha por acceder al empleo, el esfuerzo por acceder a la preparación ha sido una constante en la historia de la comunidad. Sin embargo, la idea de la escuela no es alcanzable para todos aún, según nos platica el profesor Fermín: 220

Posteriormente volví al pueblo para ingresar a la secundaria. Ése fue el primer año que se fundó la escuela secundaria en San Juan Mixtepec. Si no se hubiera fundado esa escuela yo creo que no estaría aquí, porque no tenía las posibilidades de estudiar. Entonces, la puerta que a mí se me abrió fue la fundación de la escuela que en ese tiempo era Escuela Tecnológica Agropecuaria número 544. Ésa fue la escuela que me apoyó bastante con los maestros y sobre todo, mis padres. Mis padres son campesinos y yo soy el único profesionista en la familia y pues hice un esfuerzo bastante grande para llegar a estas alturas [....].

El cambio de las políticas económicas mundiales ayudó a que los mixtepequenses tuvieran acceso a otros recursos cuando se introdujeron al trabajo en compañías transnacionales y también cuando encontraron la posibilidad de laborar en Estados Unidos. El empleo, cada vez más constante y permanente, vio acrecentar sus expectativas hasta hacer que una parte importante de sus esfuerzos se desarrollaran fuera del lugar de origen. Fue también en esa época, a finales de los años ochenta, cuando se inició de manera más enfática la búsqueda por la preparación y participación social desde un lugar diferente, aquella que en ese entonces se presentaba como opción: el magisterio. Éstos no fueron los primeros docentes, en Mixtepec ya había profesores treinta años atrás, quienes más habían estudiado (probablemente la primaria completa) y se contrataban como profesores de educación básica: [...] En ese tiempo (años después de que estuve trabajando) había la oportunidad de ingresar al servicio educativo para la educación indígena en el estado, en el año 84. En ese año hubo una organización social que estaba impulsando la creación de escuelas bilingües en el valle de San Quintín. [...] Yo no tenía la preparación social para ingresar, pero tenía el interés de colaborar, tenía la secundaria terminada —pero en el 84, para los indígenas era un estudio superior; era muy poca gente la que terminaba la secundaria— entonces nos dieron la oportunidad de ingresar con los certificados de educación secundaria, cartilla liberada, acta de nacimiento, etcétera. Nos mandaron dos meses a Michoacán a impar221

tirnos un curso que me sirvió para realizar mis actividades docentes en ese año. Luego el sistema promovió que estudiáramos, empecé a estudiar el bachillerato en Ensenada y después de dos años se da la oportunidad de ingresar a la UPN plantel San Quintín.

Los nuevos profesores (los ahora padres de la generación universitaria) asistían a la escuela normal, es decir, se preparaban en una escuela para fungir en el rol magisterial. Muchos accedieron con el mismo plan que cuenta el profesor Fermín. El profesor, como todos los que van al norte a trabajar, utiliza las relaciones sociales que conforman esa red de la comunidad para colocarse; de hecho, él fue de ese grupo pionero que fortaleció las rutas de trabajo y los espacios educativos. Participó en la lucha de 1996 para que se admitiera el sistema indígena en todas las escuelas de San Quintín, además de la formación de escuelas en los campos, y ha presentado propuestas en foros sobre reformas a la educación. Con lo anterior quiero mostrar que la acumulación de valores sociales, económicos y culturales, permitió aquellos cambios. El cambio se concretó y los egresados adquirieron prerrogativas que los colocaron en puestos de la administración o pudieron fungir en cargos en los que antes nunca participaban. La educación, el título que certifica el estar “preparado”, pesa como el recurso más poderoso para la confrontación en el campo político; es por eso que el campo educativo se ha embarnecido, mientras se ha tenido la posibilidad de acceder a él. El trabajo ligado al campo y a condiciones precarias (al parecer insuperables) era el estereotipo que se tenía de los inmigrantes. Para cambiar esas condiciones, los mixtepequenses inyectaron valores sociales y económicos que ayudaron a producir un espacio más amplio de trabajo donde se suman al ser jornalero, el ser profesor, comerciante o trabajador de la industria. Si bien cualquier lugar en el mapa social depende, a decir de Bourdieu, del tipo de capital con que se cuente y la distribución del mismo (1998), los mixtepequenses incrementaron ambos valores y rompieron, así, con las fronteras marcadas por los órdenes, es decir, todas aquellas entidades que definen 222

la estructura del espacio social, la estructura de la distribución de los lugares respecto de los valores. La familia, al igual que la comunidad, dispersa en el espacio, se hace de un valor económico que invierte en la educación de alguno de sus miembros, agregando al valor cultural (que se genera por todos los conocimientos no formalizados) el valor cultural escolarizado que enriquece la base cultural y llega, en algunos casos, a convertirse en fuerza simbólica. A continuación presento casos etnográficos que proporcionan mayor claridad a este proceso. Las condiciones económicas propicias y el conocimiento de otros territorios ayudaron a generar estrategias económicas domésticas para invertir recursos (que antes se utilizaban sólo para la subsistencia) en la educación. Digo estrategias18 porque los mixtepequenses, sobre la base de un conjunto de experiencias y conocimientos previos, hoy pueden planear una trayectoria a corto plazo para la preparación de por lo menos una parte de la familia; y digo “estrategias” y no sólo “prácticas” porque este último concepto no permite reconocer el conocimiento que se tiene de las condiciones previas y las perspectivas amplias de las consecuencias de sus acciones. Los mixtepequenses articulan estrategias familiares que ponen en funcionamiento los recursos transnacionales que tiene la comunidad para lograr el acceso a la escuela. La escuela no ha sido apropiada y transformada totalmente por los mixtepequenses. Como ya dijimos, el sistema educativo no forma un campo transnacional integrado como tal. Los mixtepequenses han articulado un espacio educativo propio (vinculado y transnacionalizado por la comunidad), pero que guarda independencia y particularidades en cada lugar.

18 .Conductas y acciones, que por más que no sean el producto de una tendencia consciente de fines explícitamente presentados sobre la base de un conocimiento adecuado de las condiciones objetivas, ni una determinación mecánica por las causas, se encuentra que son objetivamente ajustadas a la situación. La acción que guía el “sentido del juego” tiene todas las apariencias de la acción racional que diseñaría un observador imparcial, dotado de toda la información útil y capaz de dominarla racionalmente. Y sin embargo no tiene la razón por principio (Bourdieu, 1984:23).

223

Las estrategias familiares • El caso de Carlos: la acumulación A continuación presento el caso de un joven nacido en una de las agencias principales de San Juan Mixtepec, hijo de una familia grande sin muchos recursos y sin una historia académica. Carlos obtuvo recientemente un título universitario y su preparación ha estado motivada por distintos medios. Cuando fue niño contó con el apoyo de sus padres, quienes aportaron, sobre todo, valor económico resultado del trabajo en el campo para que él terminara la primaria. Como todos los niños de la época, su estancia en la escuela se interrumpía con las temporadas importantes del trabajo en el campo. La escuela secundaria la hizo en la cabecera, ayudado nuevamente por sus padres, quienes además contaron con el apoyo en especie de algunos parientes que vivían cerca de la secundaria; es decir, movilizaron valores sociales (relación de parentesco) para allegar valores económicos que apoyaran la “valoración cultural” de su hijo. La construcción de la posibilidad del ingreso a la educación superior se fue haciendo lentamente. Implicó grandes costos, ya que las familias sacrificaban una parte de sus mínimas ganancias, invirtiendo a mediano o largo plazos en favor de una preparación para que sus hijos consiguiesen después un mejor trabajo. Era su intento de no reproducir la condición de clase, el lugar en la producción y en la sociedad que se les ha otorgado históricamente. Sus padres invirtieron valores económicos y sociales para que Carlos estudiara. Aquella inversión permitió que tiempo después pudiera ingresar al siguiente nivel, el cual requirió de mayores inversiones de valor económico. Al terminar la secundaria, Carlos empezó a migrar y mediante el trabajo se hizo de dinero con el que pudo pagarse la preparatoria en Tlaxiaco. El valor económico de su trabajo fue traducido lentamente en valor cultural. Como Carlos quería seguir estudiando, tuvo que volver al norte a trabajar y con él se llevó a un hermano que no quiso seguir estudiando. Ambos estuvieron allá un año. Carlos volvía, pues era el tiempo 224

de ingresar a la universidad, pero cayó preso. La falta de un conocimiento de las reglas que impone el modo social, en este caso el desconocimiento de la ley y la falta de relaciones sociales —pues no hubo quien lo auxiliara— le impidieron salir a tiempo para su regreso a la escuela. Ningún valor económico ni cultural, que hasta la fecha había adquirido en los campos donde se encontró antes, le redituaron en estas circunstancias, no hubo convertibilidad de un espacio a otro, de México a Estados Unidos. Cumplió su condena de un mes en una cárcel de California. Cuando llegó a Oaxaca se encontró con varios paisanos que lo esperaban para viajar a Culiacán con el objetivo de ingresar a la universidad y no sabían bien a bien cómo hacerlo, mientras que él sí tenía información. Se fueron cinco jóvenes e ingresaron a la Universidad Autónoma de Sinaloa. Hasta ahora, todo lo que él sabía (viajar al norte, conocimiento de la ciudad, fechas y trámites escolares, etcétera) estaba siendo movilizado para conectar a otros mixtepequenses con la universidad y con la casa de estudiantes en Sinaloa. Toda la acumulación de los años de estudio y diplomas le posibilitaron su entrada a aquella institución, donde se mantuvo con el salario de algunos trabajos que consiguió empleándose en servicios, pero especialmente con el dinero que le mandaba su hermano desde Estados Unidos. Esto conectó transnacionalmente los campos económico y cultural generándose diferentes tipos de conversión de valores (de dólares a pesos, de valor económico a valor cultural). La universidad amplió la base de conocimientos a Carlos, le permitió hacer más complejo su cúmulo de valores culturales. Carlos conoce temas políticos del interés local y nacional, puede también tener una novia oriunda de Culiacán bajo las reglas de esa sociedad. Carlos ha logrado convertir valores económicos y sociales en culturales. Según Bourdieu, el valor cultural representa todos aquellos conocimientos que se adquieren y se incorporan a los agentes, conocimiento de cualquier tipo, los que se transfieren familiar y socialmente, aquellos que la escuela otorga, entre otros, y el conjunto de estos “saberes” constituye la base intelectual, sentimental y social: nuestros valores culturales. 225

Si bien el punto culminante de la preparación de un individuo hoy es, según los mixtepequenses, la universidad, en la vida cotidiana frente a la sociedad mayor donde nos movemos, este punto culminante requiere más que el logro de un título. Significa habernos hecho de conocimientos que si bien no están en los libros, sí están en el aula, en la escuela toda y fuera de ella, y que tienen que ver con las relaciones que se logran establecer o no con otros individuos. Carlos necesitó trabajar, como el profesor Fermín. Sin embargo, por ser un miembro de la generación que siguió al profesor Fermín, él pudo acceder a la universidad. Recibió sobre todo apoyo material. La familia extensa le ayudó con lo que pudo. Es claro el cambio de una generación a otra respecto a las posibilidades para estudiar. Oportunidades varias, incluyendo una red familiar que está dispuesta a destinar recursos para la educación de hermanos y otros parientes. Por ejemplo, hoy viven en la misma casa, en Harrisonburg, Carlos y su hermano, además vive una hermana que estudia, y recientemente llegó una sobrina que fue únicamente para ingresar a la escuela, pues las condiciones en Florida, donde está su madre, son menos favorables para estudiar, pues allá se trabaja más en el campo. Para la comunidad de Mixtepec, Carlos es todo un personaje, un graduado, y eso le confiere una posición distinta en el mapa social mixteco. Tiene un ofrecimiento para participar en la fundación de una secundaria para su agencia municipal y la posición que otorga la preparación (entre más, mejor) es su boleto de entrada al campo político de su comunidad, el de la participación en su municipio, en donde se toman decisiones sobre las reglas del juego de la comunidad. Su esfuerzo y la inversión de la familia para su educación han obtenido valor simbólico que le permite jugar otro rol en el espacio social de la comunidad. Sin embargo, ese lugar dentro de la comunidad no le interesó como a muchos otros que intentan integrarse en los campos del espacio nacional, en los cuales algunos buscan un mejor trabajo y otros, como Carlos, insisten en el campo educativo, que a la larga tendría que transformarse en otra posición en el campo laboral. 226

• Rosa y la convergencia de valores Hoy se puede observar una plataforma educativa más sólida en la cual los individuos se pueden movilizar sin tener que pendular entre el trabajo y la escuela, pues familiarmente se dan estrategias que promueven la preparación, cada vez en mejores condiciones, de por lo menos uno de sus miembros y en ocasiones de todos los hijos. Los mixtepequenses han generado la posibilidad de escolarizarse por contar con una preparación previa y/o un estatus dentro de la comunidad, o recursos económicos para solventar los gastos. También han conseguido apoyos estatales vía internados, casas de estudiantes, becas, etcétera. Para algunos, la principal fuente de recursos son los familiares que trabajan en Estados Unidos. Otros utilizan los recursos que provienen de más cerca. Además, cualquiera de estas estrategias es combinable con otra u otras. En la práctica, en muchas familias hay miembros que pueden ser enviados a estudiar y otros que tienen que ayudar con el sustento de la familia. Rosa es la menor de una familia extensa y sostiene en sus hombros una tendencia a la escolaridad heredada de sus cinco hermanos profesores y tres profesionistas que insisten, junto con el resto de la familia migrante, en que “debe ser alguien”. Ella nunca ha viajado fuera del estado, siempre estudió en San Juan Mixtepec, Oaxaca, pero la presencia de una herencia académica, por así decirlo, ha contribuido a reafirmar su interés por encontrar una entrada a la escuela, diferente al magisterio. ¿Y qué quieres estudiar? Ingeniería en computación y si no consigo eso, voy a entrar a la Normal [...] en Huajuapan [...] Pero es casi particular porque la colegiatura pagan como 450 pesos al mes. Entonces hacen un estudio a los alumnos y depende los créditos y sus recursos económicos y así les destinan una beca, si tienen buena suerte pues les dan 100 por ciento, si no 50 por ciento o 10 por ciento. 227

[...] ¿estás trabajando? ¿Te estás refiriendo a ahorita?, bueno sí, pero con todo lo que voy a sacar ahí no me alcanza para sacar mi carrera, mantener mi carrera, de todas maneras debo pedirle apoyo a [mis] hermanos y papás, mi hermano Armando que está en Arizona y Jeny que está en Florida me mandan dinero y si voy a Huajuapan ya tengo mi hermana allá.

Los recursos con que ha contado Rosa vienen de varias latitudes donde se encuentra su familia. Desde los valores económicos que salen del trabajo en la parcela de sus padres en Oaxaca, hasta el dinero que reciben de sus hermanos que trabajan en el extranjero en campos e industria. En la familia, además, hay varios profesores que comparten conocimientos y habilidades (valores culturales) que le dan la posibilidad de aspirar a una licenciatura, incluyendo el modo de conseguir una beca para estudiantes indígenas; estos mecanismos los ha utilizado, para lo cual le han válido sus relaciones sociales, además de que trabaja esporádicamente. Rosa está estudiando hoy una carrera técnica en Huajuapan. • Adriana y la “falta de fuerzas” Los recursos que los mixtepequenses invierten para que sus hijos puedan ingresar a la escuela son aquellos que la familia supone le ayudarán a transformar su condiciones económica, sociopolítica, etcétera. Movilizar estos recursos implica apostar a que las nuevas generaciones tomen las decisiones correctas y las aprovechen. Muchos lo han hecho. Sólo unos pocos han adquirido y desarrollado un cúmulo de valores tal que puedan ingresar a niveles mayores de escolaridad. Adriana es una mujer que terminó el CBTa en San Juan Mixtepec e ingresó a la docencia en una escuela piloto de la ranchería de Yucumí. Ha tenido que trabajar junto con su madre para hacerse de recursos económicos con los que han cubierto sus necesidades y ayudado a la educación de sus hermanos y de ella. Dos de sus hermanos, que están en el área metropolitana, envían dinero esporádicamente (pues son casados), pero 228

nunca ha sido suficiente para que alguno de ellos logre ingresar en un nivel superior, a excepción de Óscar, quien movilizó valores sociales y ciertos valores culturales que lo llevaron a ingresar en la Universidad Autónoma de Sinaloa, viviendo gracias a los recursos de la casa de estudiantes y su propio trabajo. Adriana no cuenta con los valores sociales ni económicos suficientes para estudiar más; no obstante, gracias a la acumulación de ciertos valores culturales que tienen peso dentro de la comunidad y a los esfuerzos anteriores de la comunidad para construir espacios educativos para todos, ella está trabajando y tiene una plaza magisterial dentro del sistema indígena.

Estrategias comunitarias Muchas de las luchas por el poder en Mixtepec se han presentado alrededor del control de un recurso que en el discurso político del lugar es básico: la educación. La educación en Mixtepec se ha presentado desde siempre como un valor positivo: el que estudia “es mejor”. Cualquiera que haya estudiado será mejor, independientemente de lo que haya logrado económicamente. La educación es la base de la superación. Cada vez más, el nivel de educación es parte de los criterios que son considerados en la contienda política del pueblo para evaluar a los candidatos a los distintos cargos de elección comunitaria. En el pasado sólo los “secretarios” de la presidencia sabían leer y escribir. Haber sido educado era un instrumento de poder en la comunidad. Hoy se usa la preparación escolar para evaluar quién tiene la capacidad para administrar el gobierno. Son los que saben leer y escribir o tienen ciertos conocimientos quienes ocupan cargos públicos. El nombramiento de los funcionarios tiene que ver con la elección de personas respetables y con preparación. Este estatus social se lo otorga crecientemente la educación con que cuentan. A finales de la década de los setenta se dio una lucha por la construcción de la secundaria de Mixtepec; el grupo que la promovía consiguió recursos estatales y comunitarios para tal 229

fin. El grupo en el poder se negaba a su construcción y puso muchos obstáculos. El argumento de los que gestionaron y pugnaban por la secundaria era el derecho a la posibilidad de obtener más herramientas para el trabajo fuera de la comunidad (el español y un certificado, principalmente). Por el otro, se dice que se oponían quienes tenían una mayor preparación en el pueblo, una ventaja que les permitía ocupar recurrentemente cargos públicos. A la fecha, varios de aquellos que impulsaron más educación para la comunidad han obtenido grados superiores y algunos han estado en el poder; otros participan activamente en la organización comunitaria en diversas regiones de la geografía comunitaria y trabajan en la radio o en la escuela en cargos administrativos. El hecho de ser una comunidad transnacional ha permitido traer recursos de tipos diversos que han dado herramientas de participación política a los de Mixtepec. Desde hace tiempo y hoy están logrando que las nuevas generaciones puedan tener como opción el estudio, ya que cuentan con tiempo, dinero y espacios para continuar con su preparación. No obstante, resulta que tal inversión y transformación de valores no les es suficiente. Adriana reproduce su condición, pues no hizo acumulación suficiente de valores que le permitiera romper con el rol familiar y de clase que ha jugado su familia al interior de la comunidad. Cuando la educación para los de Mixtepec se convirtió en una fuerza simbólica que proporcionaba legitimidad, muchos intentaron acceder a un título que como tal tiene un valor político. Sin embargo, por el otro lado, cuando no se tiene acceso a ese diploma —y a los otros valores que implican un ingreso en el nivel de la creación de las reglas del juego— se reproduce la desigualdad social. Rosa intenta conectarse con el campo educativo transnacional, sin claras expectativas sobre una incidencia distinta en el mapa político. Se encuentra trabajando, aunque esto no le es compensado por la inconvertibilidad de los valores (el escaso ingreso no podría ser suficiente para sostenerle en el estudio). Carlos ahora está trabajando en Estados Unidos, en el campo, “mientras empiezo la maestría”, plazo que se alarga cada vez más. Aunque llegó a titularse, no tiene los “valores socia230

les”, las conexiones que le permitan ejercer su profesión. No ha logrado transformar el “valor cultural” acumulado en recursos económicos. El problema simbólico no es menor: ¡un licenciado del pueblo trabajando en la agricultura estadounidense! Aparentemente, saber jugar el “juego de la educación” no prepara para conocer y manipular las reglas del mercado de trabajo. Al parecer, toda aquella “acumulación” transnacional de valores no surtió el efecto esperado, pues no repercute en la ganancia que se planeó, y probablemente el meollo se encuentra en que difícilmente exista tal acumulación, puesto que la inversión que se hizo no ha podido transformarse, en los plazos que se han creído, en un ingreso. En todos los casos, la inversión que se ha hecho les condujo, hasta este momento, a reproducir su misma condición laboral. Carlos es el ejemplo más claro de ello: todo lo que parecía una inversión de valores económicos y una acumulación de valores culturales parece haber funcionado al interior de la comunidad, como mostré arriba, pero no encuentra convertibilidad en los campos laborales que excedan a la comunidad transnacional. El dinero que sale del trabajo campesino y del norte por parte de los familiares de Carlos no se puede convertir en un conocimiento de las formas sociales para jugar en el “tablero” del mercado de trabajo. El impulso y la valoración de los familiares de Rosa no han podido solventar el costo en dinero y conocimiento que implica una carrera. Falta un aprendizaje cultural y simbólico mayor para que el esfuerzo económico que han hecho los mixtepequenses pueda redituar en una incidencia real en el espacio laboral y en política nacional, empezando por la institución del Estado que funciona como puente para la socialización: la escuela y la escuela bilingüe en especial. Después de todo, ¿quién más se ha beneficiado de la movilización de valores que han accionado los mixtepequenses? El Estado ha hecho descansar sus obligaciones en aquellos que deberían ser beneficiarios del proceso. Incluso, en opinión de algunos profesores bilingües, el Estado ha logrado que los profesores en el sistema bilingüe se “autoformen”, librándolo de 231

responsabilidades que le corresponden en términos económicos y políticos. No sólo falta una convertibilidad de los capitales que podrían beneficiar a los mixtepequenses para conseguir mejores trabajos e ingresos, sino que existe una transferencia de valores que no está beneficiando a los de Mixtepec en el ámbito de la cultura mayor: a) el valor económico que se transfiere del norte paga altas comisiones que enriquecen a otros; b) ese valor económico que se invierte en la educación no se traduce en un empleo adecuado; y c) el Estado, en vez de invertir en los profesores, pareciera que recibe de la comunidad y de los propios profesores un “subsidio”, asumiendo costos que corresponde erogar al propio Estado.

CONCLUSIONES He querido mostrar que la teoría de Bourdieu es útil para describir el fenómeno político educativo que vive la comunidad de San Juan Mixtepec. Aunque él ha delimitado su análisis a los contextos locales, a un espacio territorializado, el habitus puede entenderse como un espacio social transnacional, y la teoría de los “campos” (con su componente sobre “capitales”) puede ser aplicada a varias localidades, así como en varios niveles de estructuración. Había estado buscando la apropiación del sistema escolar por parte de los mixtepequenses, pensándoles como agentes capaces de crear planteamientos y decisiones para su mejor estar. Empero, lo que encontré es que no hay una alternativa crítica al sistema educativo. Viven aprovechando las oportunidades que obtienen (como la posibilidad de acceso al sistema de educación) para lograr el fin que estuvo determinado antes que ellos mismos: la educación para estar mejor. Encontré, en cambio, como ya lo he mostrado, otro tipo de “apropiación” del sistema educativo: la construcción de una enorme red transnacional (o plataforma educativa) en la cual, a pesar de todos los problemas que representa la transferencia 232

y resignificación de los valores acumulables a través de los campos y las fronteras, se ubica un enorme recurso para la comunidad. El espacio social educativo del Mixtepec transnacional es producto de una acumulación de valores que han dado forma a la base por la cual se extiende e interconecta la comunidad. Esta acumulación se parece a la propuesta afrocéntrica de Asante, en la que pueden existir cambios estructurales al interior del sistema y donde participan los que antes no podían, porque el peso de sus valores económicos y culturales no les permitían estar en la construcción de las reglas políticas, no podían transformar lo acumulado en valor simbólico. Sin embargo, si vemos a la comunidad transnacional dentro del contexto de los Estados-nación en que se encuentra, veremos que Willis tenía razón al plantear la autorreproducción de la condición de clase en la participación sociopolítica en el espacio social que excede a la comunidad transnacional. La acumulación de valores económico, social, cultural y simbólico de los de Mixtepec es más eficiente, se da al interior de la comunidad, pero recrea la desigualdad social en el campo controlados por el Estadonación, las empresas locales y transnacionales, etcétera. Lo anterior tiene que ver con dos procesos: la inconvertibilidad de ciertos valores dentro del mismo espacio transnacional mixtepequense y la transferencia de valores hacia campos que están fuera de su espacio transnacional. La acumulación de valor al interior de la comunidad no es fácilmente convertible en el espacio social mayor, aun cuando los de Mixtepec han acrecentado sus bases económicas y culturales. Incluso el proceso de apropiación de la formación escolar ha requerido de transferencia de los recursos que se han invertido, en sustitución de inversión estatal o particular (en el caso de las empresas agrícolas). Así, el Estado, las industrias, etcétera, se benefician de un fenómeno que pareciera redentor de las causas subalternas. Habría que indagar profundamente sobre las posiciones que van adoptando todos aquellos indígenas transnacionales que han egresado de los niveles más altos (licenciaturas, ingenierías, posgrados) y preguntar si ellos, en tanto tienen un mayor cúmulo de “saberes” en general y en relación con el campo social 233

mayor que aquellos que alcanzan sólo niveles escolares inferiores, no están pugnando o se encaminan —por una cuestión de sentido práctico— hacia una incidencia real en el espacio estatal en que se encuentra la comunidad transnacional. No basta una educación para indígenas. Se requiere, probablemente, hacer de Estados Unidos y México sociedades que sean también de los indígenas.

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La chilena mixteca transnacional Ulises Revilla López

Se suma un nuevo sonido A las orquestas del día No lo medirá tu oído Qué sorda es la lejanía. Mardonio Sinta y Laura Rebolloso

En Arvin, California, después de presenciar el ensayo de “Los Ñanis”,1 Miguel Bautista, uno de sus integrantes, me llevó a conocer a don Félix Bautista, quien vive en Lamont, una población a media hora de distancia de Arvin. Don Félix, originario del Barrio de San Pedro, ubicado en la cabecera de San Juan Mixtepec, lleva 18 años viviendo en California y es padre de cinco hijos nacidos en esta entidad estadounidense, cuyas edades fluctúan entre los siete y los 13 años. Los niños nunca han conocido el pueblo de sus padres; en cambio, saben de San Juan Mixtepec gracias a las pláticas e historias que les cuentan sus familiares y a los videos que regularmente circulan entre los mixtecos que residen o trabajan en esta parte de California. A mi llegada, la sala de la casa de don Félix estaba llena de instrumentos musicales; a decir verdad, el objetivo de mi visita era para dar una asesoría sobre la organización y difusión de una fiesta que se llevaría a cabo el 31 de diciembre en Arvin o Lamont, pero don Félix pidió a sus hijos que interpretaran algo para nosotros y juzgáramos la calidad musical del grupo lla1 .El grupo “Los Ñanis” se formó en El Llano, Mixtepec, e interpreta principalmente chilenas y música grupera.

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mado por los niños “Los Amos de San Juan”. Comenzaron con la canción “La del moño colorado”, muy conocida por los mexicanos, tanto en Estados Unidos como en México. Después, para mi sorpresa, interpretaron una chilena y una canción escrita por ellos mismos, a partir de lo que saben de San Juan Mixtepec. La canción hace referencia al pueblo, sus montes y caminos, a su gente y las dificultades que pasan en el pueblo y que por eso tienen que viajar a Estados Unidos para ganarse la vida. La música que interpretaron la aprendieron de “oído” (líricamente), y fue por iniciativa de los niños el pedirle a su padre instrumentos para aprender la música que se toca en “Mixtepec”. Al final, Miguel me confesó que me había llevado allí porque “Los Amos de San Juan” tocan mejor, y que sería beneficioso para mi trabajo que registrara a este grupo. Los integrantes de “Los Amos de San Juan” sólo se dedican a la escuela y algunas veces al trabajo agrícola, es por eso y por su edad —dice Miguel— que tocan mucho mejor que “Los Ñanis”, que tienen más ocupaciones y que sólo se juntan una vez por semana para ensayar. El presente trabajo se centra en el estudio de la música y danza oaxaqueña, en particular de la chilena. Mi objetivo es mostrar el papel que juegan la comunidad de San Juan Mixtepec y el Estado nacional2 en la apropiación, re-creación, reproducción, estilización y difusión de esta práctica músico-dancística, inscrita en una problemática de impacto global hacia la cultura tradicional y la identidad. Los estudios comunes sobre antropología musical y dancística regularmente se efectúan dentro de la localidad, es decir, no van más allá de lo que se presenta dentro de la comunidad demarcada geográficamente. Esto no es suficiente para comprender cómo es que los cambios por intervención foránea, es decir, las influencias rítmicas e ideológicas que no son pro-

2 .Entiéndase al Estado nacional como “una formación política de suficiente estabilidad, de control de los recursos naturales y humanos y poder suficiente para imponer a los súbditos o ciudadanos sus mandatos durante el tiempo que dure su poder dentro del espacio territorial. También es reconocido por el exterior y se definen sus fronteras” (Nahmad, 1999).

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pias de la comunidad, re-crean estas formas subalternas3 de expresión. La música y la danza juegan un papel muy importante como formas simbólicas de hacer presentes los elementos y las circunstancias que determinado grupo social vive cada día. Para darnos cuenta de la importancia a la que me refiero, en este artículo analizaré la manera en que desde su formación en América del Sur, la chilena ha sido conformada por diversas influencias musicales de diferentes países, tanto en la composición musical como en la instrumental. Aún más, en la actualidad la chilena ha sido una práctica subalterna apropiada por los ballets folclóricos y legitimada por el Estado-nación, ha sido también re-creada y reproducida por la comunidad (en este caso San Juan Mixtepec) y difundida de diversas maneras por ambos contendientes a través de los medios masivos de comunicación, cada quien dando su propia versión de lo que es la chilena y lo que significa socialmente. Veremos las diversas maneras en que la chilena es aprendida y difundida, de cómo los grupos chileneros (tradicionales y tecnobandas)4 se apropian de ésta para dar a los mixtecos, nacidos o no en San Juan Mixtepec, un sentido de pertenencia tal que forma parte de su vida laboral, ritual, pagana y cotidiana. En la primera parte justificaré, teóricamente, el presente artículo, agregando algunos otros estudios de danza y música que han ido más allá de las fronteras y que se encuentran en un caso similar al presente. Dentro de esta primera parte ubicaré desde una perspectiva histórica, en tres diferentes periodos la chilena, conformando nuevos espacios, imaginarios sociales e identitarios dentro de un mismo espacio de lucha social. En un segundo apartado analizaré cómo es que los medios 3 .Lo subalterno es básicamente lo que se encuentra subordinado a lo hegemónico y que es lo excluido y no reconocido; además, su representación simbólica del mundo es diferente, no está organizada políticamente e integra elementos de la cultura hegemónica. En cambio, lo hegemónico se propone como legítimo, inamovible y que forja una identidad nacional, ideológica y política, es decir, está organizado. También mezcla elementos de la cultura subalterna. 4 .Los mixtecos se han apropiado de estos instrumentos para darle un estilo característico a la chilena, que es una chilena electrónica y que es interpretada por una agrupación de músicos a los cuales nos referiremos como “tecnobanda”.

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masivos de comunicación son elementos fundamentales para la re-creación y reproducción, difusión y mantenimiento de la chilena, tanto por el lado subalterno como por el hegemónico, y cómo se forman los imaginarios que serán importantes para la formación de una identidad y su mantenimiento. En una tercera parte se verá cómo dentro de la comunidad transnacional se han formado diversos grupos de músicos de chilena, particularmente de tecnobandas. En la última incluyo cuatro casos diferentes de formas de agrupaciones musicales.

APROXIMACIÓN TEÓRICA Y CONCEPTOS DEL ESTUDIO El concepto de comunidad transnacional El concepto de comunidad transnacional hay que entenderlo de manera muy distinta al concepto tradicional de comunidad, el cual se refiere a un grupo de individuos ubicados en un marco geográfico establecido. En este trabajo, el concepto de comunidad transnacional rebasa las fronteras, tanto locales y nacionales como internacionales. Otro aspecto importante es que estas comunidades transnacionales tampoco deben ser entendidas como comunidades migrantes, que al desplazarse hacia otros lugares se desapegan de la comunidad de origen. El concepto de comunidad transnacional define a San Juan Mixtepec, el marco económico es lo que rige su movimiento o “viaje” y siempre existe comunicación con la comunidad de origen por diversas razones, ya sean de carácter político, económico y/o cultural. Las comunidades transnacionales trascienden las fronteras o a pesar de las fronteras; son resultado del proceso de construcción de la nación o por el debilitamiento de ésta. En palabras de Kearney: “la comunidad transnacional está ilimitada espacialmente y compuesta socialmente por redes de comunicación sociales que incluyen, en suma comunicación cara a cara, comunicación electrónica y por otros medios” (Kearney, 1995). 240

En el marco de los estudios transnacionales hay dos aproximaciones teóricas que explican las comunidades transnacionales y su relación con el Estado, enseguida las abordo.

Las aproximaciones teóricas: Nina Glick Schiller y Michael Kearney Nina Glick Schiller es quien comienza a usar el término de comunidad transnacional para referirse a la migración entre Haití y Nueva York (Besserer, 1996). Esta antropóloga sostiene que a través del transnacionalismo, el Estado-nación se refuerza. Sus estudios mencionan que el Estado haitiano reconoce como ciudadanos a los integrantes de comunidades haitianas establecidas fuera de este país, reforzando así su hegemonía. De manera opuesta, Michael Kearney sostiene que es por medio del transnacionalismo que el propio Estado se debilita, pues las comunidades transnacionales, por su continuo movimiento a través de las fronteras demarcadas por el Estado-nación, provocan una interacción con culturas diversas, tanto nacionales como internacionales, permite a los transnacionales escapar a las categorías oficiales identitarias y espaciales que demarca el Estado-nación. La comunidad transnacional de San Juan Mixtepec se desplaza entre las dos aproximaciones en diferentes aspectos de su vida social. Una de ellas es cómo son considerados por el Estado mexicano, quien reconoce a los mixtecos que se encuentran en Estados Unidos como mexicanos, aunque éstos hayan cambiado de nacionalidad, pues el Estado reconoce la doble ciudadanía; es decir, se puede optar por obtener la nacionalidad estadounidense sin que se pierda la mexicana. Esto implica que se mantienen todos los derechos y obligaciones como mexicanos, pero también los de Estados Unidos, al adquirir su nueva ciudadanía. En este caso, el Estado-nación mexicano se refuerza al seguir contando con sus ciudadanos, a pesar de que éstos ya no vivan en su lugar de origen, o bien, que se desplacen con frecuencia hacia ambos lados de la frontera. En cambio, cuando se hacen los censos de población y vivienda, el Estado no reconoce a los mixtecos de la comunidad 241

transnacional de San Juan Mixtepec por estar fuera del país o de su población de origen, por lo que no son incluidos dentro del conteo poblacional, dando como resultado el escape de la categoría geográfica e identitaria nacional, de lo que hablaré mas adelante. De esta manera el Estado se debilita, pues no sabe el número real de mixtecos que conforman la comunidad de San Juan Mixtepec, y pierde de esta forma parte del control que tiene sobre éstos, al no ser reconocidos como parte de México. Es en esta paradoja que los mixtecos de San Juan Mixtepec contienden por su identidad ante el Estado-nación.

La identidad Una versión localista o estática de la identidad nos lleva a concentrarla dentro de un territorio, una tradición, una lengua y la pertenencia a un grupo de individuos que comparten ideas y formas de vida similares. Para entender la identidad de los mixtecos de San Juan Mixtepec debemos profundizar en los conceptos. A partir de su desterritorialización, la comunidad de San Juan Mixtepec se fragmenta territorialmente volviéndose multicéntrica, comienza por apropiarse de nuevos elementos, costumbres y prácticas que se han ido compartiendo con todos los individuos pertenecientes a ésta a lo largo de varias décadas. Hay que resaltar que aunque la comunidad transnacional se encuentre fragmentada en lo que se refiere al territorio que habita, no sucede así con sus relaciones sociales, ya que la comunidad ha creado una gran red de comunicación a través de medios masivos de comunicación, lo que les permite mantener una unidad como comunidad transnacional. Los mixtecos “comparten un universo simbólico común” (Giménez, 1987, citado en Alteridades por Ana Rosas Mantecón). Ana Rosas Mantecón nos plantea que este universo simbólico no sólo tiene asiento sobre un territorio, sino sobre otros fenómenos, que para mi caso de estudio sería la música y el baile conocidos como la “chilena”; además, la misma autora dice que “existe la posibilidad de compartir con diferentes gru242

pos sus diferentes universos simbólicos por lo que una persona puede adscribirse a varias identidades” (Rosas, 1993). Ahora bien, debemos considerar que una identidad como la mixteca transnacional está en constante negociación en ambos lados de la frontera: “ser mixteco de San Juan Mixtepec” no es sólo hablar la lengua o ser indígena; la identidad mixteca transnacional implica estar “siendo mixteco” en cada una de las prácticas de su vida social, política, cultural y económica más allá de las fronteras. Más adelante veremos como se está “siendo mixteco” en la práctica músico-dancística.

La música y la danza La música y la danza, por ser elementos que se forman dentro de lo popular, adquieren gran importancia para crear identidad hacia un espacio en común: “el lugar donde se baila o se toca determinado tipo de música o danza”. Pero en el caso mixteco, por ser una comunidad transnacional, la identidad y su espacio social no quedan acotados por la frontera del lugar de origen de la práctica músico-dancística. Para que sus tradiciones músico-dancísticas e identidad trasciendan más allá de la fronteras nacional e internacional, hacen uso de estrategias que serán llamadas “transnacionales”. La música y la danza son lenguajes simbólicos, no verbales; son expresiones y prácticas que desde tiempos remotos han estado presentes en todas las culturas, ya sea de manera lúdica o ritual. Es obvio que hace unos siglos estos lenguajes no eran tan difundidos como lo son hoy en día, que trascienden las fronteras dejando semillas, que en consecuencia en un país podemos ver danzas y bailes y escuchar música de casi cualquier parte del mundo. Para los propósitos de mi investigación distingo entre baile y danza: el baile es una expresión que es practicada en contextos lúdicos y la danza en contextos rituales. Existe otra forma de danza que es interpretada escénicamente; nos referiremos en adelante a ella como danza escénica, la cual tiene un objetivo diferente: entretener y/o divertir a un público que no participa activamente dentro de la interpretación. Dentro de la 243

danza escénica podemos encontrar diferentes tipos, tales como danza clásica, contemporánea y folclórica, entre otras; en este estudio abarcaremos la danza folclórica por ser la única que se presentó en la investigación. Los intérpretes de los bailes (bailadores) lo hacen por mera diversión y en el caso de la danza (danzantes) por cumplimiento de algún deber o manda ritual. El intérprete escénico (bailarín) lo hace, por lo común, por profesión o pasatiempo. Para la comunidad transnacional de San Juan Mixtepec, la danza y la música juegan un papel importante en la formación y el mantenimiento de la identidad étnica y en la formación de nuevos espacios sociales. Estos elementos no están dados, no son homogéneos ni uniformes; son cambiantes y fragmentados. En cambio, para la cultura hegemónica (en este caso los ballets folclóricos), al ser legitimados en su práctica por el Estado, se apropian de las prácticas músico-dancísticas subalternas “transformándolas total o parcialmente haciéndolas irrepresentativas e inverosímiles” (García Canclini, 1990), convirtiéndolas en un producto de consumo. Las comunidades transnacionales como la mixteca, debido a sus constantes viajes a través de las fronteras estatales y nacionales, conocen otras costumbres, tradiciones y modas, y se apropian de algunos de sus elementos, integrándolos a sus prácticas músico-dancísticas, lo que puede ayudar, en un momento dado, a forjar su identidad como comunidad mixteca más allá de las fronteras. ¿La resignificación de la identidad depende del lugar y el contexto en que se encuentra establecida cierta parte de la comunidad? ¿Pierde la comunidad todo interés por las tradiciones y costumbres (en este caso músico-dancísticas) del lugar de origen? O en el último de los casos, ¿la comunidad, a partir del contacto con otras culturas, es absorbida por otras costumbres y comunidades? Los constantes viajes de los mixtecos por los diferentes espacios son significativos para la construcción y reconstrucción de identidades, no sólo porque permiten a los mixtecos moverse a través de múltiples campos sociales, en los cuales la identidad se va formando, sino también porque ese continuo movi244

miento permite a éstos escapar a las categorías que contienen el sujeto de su identidad. Así, la migración permite una salida parcial a la identidad que impone el Estado, junto con sus leyes y literaturas, que limitan las identidades y movimientos de la gente manteniéndolos, así, dentro de un espacio demarcado (Kearney, 1995). De esta manera, tanto la comunidad misma como sus prácticas músico-dancísticas se han visto legitimadas por el Estado en los ballets folclóricos en una sola región demarcada geográficamente, en este caso el estado de Oaxaca; sin embargo, la comunidad transnacional de San Juan Mixtepec ha translocalizado y transnacionalizado su propias prácticas, creando nuevos estilos y utilizando nuevos elementos para su desarrollo, reproducción y manutención. Así, vemos una contienda entre lo que el Estado-nación legitima y lo que la comunidad transnacional re-crea y reproduce dentro y fuera de su comunidad de origen. La comunidad transnacional de San Juan Mixtepec se ha apropiado de instrumentos y nuevos ritmos musicales que ha conocido en su constante flujo, lo cual ha provocado una renovación acústica en la chilena y la integración de música mexicoamericana5 dentro de sus preferencias musicales. Al moverse a través de diversos campos, donde la hegemonía del Estado mexicano no alcanza, los mixtecos han creado nuevas expresiones que han adoptado nuevas formas políticas y culturales (Kearney, 1996). La alternativa que se presenta es que no sólo existe una forma de identidad para un grupo específico, en este caso los mixtecos transnacionales, sino que existen diversas identidades dentro de la misma comunidad, de aquí parten algunas preguntas pertinentes a la identidad mixteca transnacional: ¿cómo es que los mixtecos, después de haber salido de su lugar de ori5 .Este tipo de música es popularmente creada y tocada en las zonas fronterizas. Cuando Mariángela Rodríguez nos dice que “La quebradita” (yo agregaría además la música “norteña”) es un fenómeno popular masivo y liminoide, se refiere a que es practicada por la clase subalterna esencialmente y que ha sido apropiada por ésta a través de los medios masivos de comunicación e integrado a la industria del entretenimiento; además, nos dice que es una tradición inventada, porque aparece como algo nuevo después de haber sido apropiada y resemantizada por la cultura hegemónica.

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gen y después de pasar varios años en otro lugar fundamentan su práctica músico-dancística?, ¿cómo es que después de interactuar con otras culturas los mixtecos tratan de mantener o, en dado caso, re-crean su tradición? Estas preguntas se irán resolviendo a lo largo del presente texto, esperando encontrar su solución en las conclusiones. En este estudio, las prácticas músico-dancísticas aparecieron como un espacio social en el cual se contiende sobre aspectos básicos como la identidad, la dominación ideológica y simbólica de la comunidad transnacional de San Juan Mixtepec. En esta contienda encontramos a los Estados nacionales (mexicano y estadounidense) y a la comunidad transnacional de San Juan Mixtepec.

Momentos históricos de la chilena En diversas regiones de los estados de Oaxaca y Guerrero se practica un género de baile y música conocido con el nombre de “chilena”. A diferencia de lo que es una danza, la chilena es un baile que particularmente es practicado por grupos mestizos; los amuzgos y los mixtecos son los únicos grupos indígenas que la bailan. El nombre de las chilenas, ritmo movido y elegante, proviene —según el decir popular— de la República de Chile (http:/ /www.folklorico.com) y tiene sus orígenes en la época de la colonización española de Sudamérica (http://www.suresite. com/oh/f/folklore/); de hecho, en Guerrero podemos escuchar algunas piezas musicales y apreciar algunos bailes y danzas que son de indiscutible parecido a las que se practican en Sudamérica. La chilena penetró por las costas de Guerrero —particularmente Acapulco— y Oaxaca; los marinos chilenos la introdujeron al país para después ser apropiada por los habitantes de la zona, extendiéndose hacia el norte de estos dos estados. El baile del cual provienen las chilenas debe ser sin duda el llamado cueca o zamacueca, que es el baile folclórico de Chile. Este baile establece una unión entre el canto y la música. 246

La ejecución típica de una pieza de su estilo requiere dos instrumentos esenciales: arpa y guitarra (http://www.folklorico.com). En México la instrumentación depende de la región. Podemos encontrar chilena tocada por bandas de alientos; con arpa, tapeo y vihuelas; violín y guitarra, etcétera. La cueca o zamacueca es también un baile muy popular en otros países sudamericanos, tales como Argentina, Bolivia, Uruguay, Paraguay, Colombia, Perú y Ecuador. En estos países presenta pequeñas variaciones producidas por las influencias locales, pero mantiene elementos constantes que comparten las chilenas mexicanas: se caracteriza por sus movimientos vivaces, es una pantomima del cortejo y conquista de una dama hecha por dos parejas, generalmente; el baile se acompaña de un provocativo ondeo de pañuelos y estrofas cantadas por los músicos (http://www.folklorico.com). En San Juan Mixtepec, la chilena se baila y toca de una manera más cadenciosa que la chilena hegemónica y el movimiento de los pañuelos se ha perdido; sólo en algunos bailes se usa, como en el caso del Torito. La cultura hegemónica transforma las prácticas subalternas para convertirlas en un producto de consumo masivo y espectacular, el cual, en el caso de la música y la danza, han sido manifestadas en diferentes contextos, tales como las películas del cine mexicano y por el Ballet Folclórico de México, fundado por Amalia Hernández, el cual a través de sus giras internacionales comunica la forma en que el Estado mexicano legitima la representación de la tradiciones músico-dancísticas. Por otro lado, la cultura subalterna tiene una gran variedad de interpretaciones dentro de una misma práctica músico-dancística, su fin es ritual o festivo y cambia de acuerdo con las circunstancias y el lugar donde éstas se practiquen; adapta o rechaza elementos del exterior de la comunidad local y, en el caso de la comunidad transnacional de Mixtepec, su práctica músico-dancística muchas de las veces es re-creada en el exterior de la localidad de origen. La práctica subalterna tiene una larga tradición y es transmitida regularmente de padres a hijos; en cambio, la cultura hegemónica se transmite por medio de institutos y escuelas que representan diversas visiones, es decir, la escolar, la artís247

tica, la académica, interpretando o imitando, de acuerdo con los intereses de la persona o del instituto que está difundiendo la información (es el caso de la gran mayoría de los ballets folclóricos, casas de cultura y escuelas). Ahora bien, no queda toda la responsabilidad en la compañía de Amalia Hernández; al pasar de los años han surgido otros ballets que representan la visión hegemónica en el ámbito mundial, tales son los casos del Ballet Aztlán, dirigido por Silvia Lozano, y de la Compañía Nacional de Danza Folclórica, dirigida por Nieves Paniagua, quienes fueron en el pasado bailarinas del Ballet Folclórico de México. Refiriéndonos a mi investigación, no sólo la chilena ha sido apropiada por la cultura hegemónica; la gran mayoría de las manifestaciones músico-dancísticas subalternas se han visto transformadas para dar una visión más espectacular, esto en cuanto a la danza. Por su parte, la música se ha visto disminuida en su tiempo de ejecución, ya que las compañías de discos intentan que en un disco se integren el mayor número posible de “canciones”, cambiando hasta la instrumentación misma o la estructura musical. Una de las regiones conocida por la excelencia de su chilena es Pinotepa Nacional; esto puede ser debido a la vivacidad con que se interpreta y a su profusa difusión por los ballets folclóricos, una forma hegemónica de práctica de la chilena, entre otras como academias de baile, casas de cultura y medios masivos de comunicación, los cuales muchas de las veces también trascienden fronteras, dándose de esta manera la transnacionalidad y fortalecimiento hegemónico del Estado al representar el ideal de las comunidades representadas en los cuadros de baile.

La comunidad transnacional de San Juan Mixtepec

mada por una gran red de relaciones transnacionales. Los mixtecos de Mixtepec están ubicados en 231 lugares de Estados Unidos y de nuestro país. Los más importantes son las localidades de Oregon, California, Arizona y Virginia, en Estados Unidos; y dentro de México, Oaxaca, Sinaloa y Baja California. Para los objetivos de esta investigación, los datos fueron obtenidos por medio de 160 cuestionarios sobre redes transnacionales e historias de vida, realizados en las comunidades de San Juan Mixtepec (cabecera municipal), Independencia, Santa Cruz Mixtepec y Santa María Teposlantongo, y aplicados por el equipo en su población asignada. Los datos recavados mostraron que los mixtecos de San Juan Mixtepec se mueven a través de una compleja red de relaciones sociales, entre las que destacan las de índole laboral; dependiendo de la época del año, pueden estar del lado este u oeste de Estados Unidos, o bien, si trabajan en el área de servicios, se vuelven un poco más sedentarios y estables. Ahora sabemos que San Juan Mixtepec es una comunidad multicéntrica6 y se ha ido apropiando de diversas dimensiones en sus diferentes centros laborales, educativos y culturales. La multicentricidad de la comunidad transnacional de San Juan Mixtepec la podemos observar de manera muy sucinta en el mapa 1, el cual sólo nos da referencia de cómo se distribuyen geográficamente los grupos musicales que están ubicados en diferentes estados de la República Mexicana y de la Unión Americana, en donde los mixtecos se han encontrado y, a su vez, apropiado de trabajo, educación, cultura y centros políticos. Por otro lado, en la comunidad de origen (San Juan Mixtepec) encontramos que los mixtecos realizan diversas actividades temporales, tales como el trabajo en el campo o el cumplimiento de cargos políticos y rituales, que les son solicitados a determinadas personas, por lo cual tuvieron que regresar a cumplir con su cometido. Regularmente, cuando termina el cumplimiento del cargo, los mixtecos vuelven a salir de su comu-

La comunidad transnacional de San Juan Mixtepec, según datos obtenidos por nuestro equipo de investigación, está confor-

6 .Con el término “multicéntrica” me refiero a que la comunidad no tiene un centro geográfico único.

COMUNIDADES TRANSNACIONALES Y SUS PRÁCTICAS MÚSICO-DANCÍSTICAS

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nidad, integrándose nuevamente a su comunidad de destino. Hay quienes sólo salen de su comunidad de origen a trabajar durante la temporada de “pizca”, en tanto que otros residen permanentemente en su comunidad de destino. Estos últimos no pierden comunicación con su comunidad de origen, debido a que en la mayoría de los casos tienen familiares residiendo en San Juan Mixtepec, mandan dinero para sus parientes y en la órbita comunitaria se les piden cooperaciones económicas para construcción y mejora del pueblo o, como se mencionó anteriormente, se les solicita para cumplimiento de algún cargo como mayordomías, presidencias, comités de agua y tequios, entre otros.

institucional sobre las formas dancísticas mismas (Dance Research Journal, 1993: 52). El caso que investigué tiene grandes semejanzas con los anteriores; en primer lugar, los mixtecos más que re-inventar su tradición están modernizándola sin perder la estructura esencial, ritual y festiva, con un estilo propio que difiere del la cultura hegemónica. Reviven la música que había caído en desuso, integrándola a las prácticas de la música tecnoelectrónica y, en el caso del “primer encuentro de padres de familia”, difunden las antiguas tradiciones mediante la convivencia de las diferentes comunidades que conforman San Juan Mixtepec.

La chilena de San Juan Mixtepec Prácticas músico-dancísticas transnacionales Existen diversas comunidades transnacionales en las cuales las prácticas músico-dancísticas han jugado un papel muy importante en la re-creación de su identidad y en la formación de nuevos espacios sociales. La literatura plantea que en estos casos hay una dinámica de poder entre la práctica subalterna y los intereses hegemónicos. Estos intereses van desde el no perder las prácticas músico-dancísticas hasta hacerlas resurgir de nueva cuenta, haciendo una re-creación como se describe a continuación. Casos como los que presenta Andryi Nahachewsky, en los cuales la práctica músico-dancística ucraniana en Canadá se encuentra en un conflicto entre los estándares nacionales (hegemónicos) y las tradiciones rurales, la estrategia transnacional que toma la comunidad ucraniana es forjar una tradición propia, proyectando nuevos valores, transformando así las tradiciones rurales (Dance Research Journal, 1993: 52). Por otro lado, Arzu Ozturkem examina la relación entre la danza folclórica y el nacionalismo en Turquía, y considera revivir la danza como una forma de tradición inventada, la cual despliega elementos de identidad nacional de la época de construcción de la nación. Ozturkem nota que la homogeneización de la práctica dancística es resultado de alto grado de control 250

No hay registro exacto, ni acuerdo alguno, de cuál fue el primer grupo de chilena acústica7 de San Juan Mixtepec, ni cuál el primer grupo de tecnobanda que tocó en Estados Unidos; lo que es cierto es que ambos se han visto influidos por la transnacionalidad en sus interpretaciones musicales. Una de las razones por la que los mixtecos en Estados Unidos quieren aprender a tocar es porque no tienen al alcance la música en vivo de su lugar de origen, por lo cual recurren a reunir gente que desee aprender. Una vez hecho esto, buscan cintas de audio o video de otros grupos y las copian de “oído”, lo cual hace que la interpretación de la misma chilena varíe de grupo a grupo. Por otro lado, los mixtecos han aprendido a tocar e integrar otros estilos musicales, como la música mexicoamericana (“Tigres del Norte”, “Tucanes de Tijuana”, “Los Mismos”, “Banda R-15”, entre otros), ya que en Estados Unidos este tipo de música tiene gran aceptación. Los mixtecos han optado por apropiarse de ella para integrarla a sus fiestas y diversas prácticas. Es de suponer que al integrar este estilo musical, la instrumentalización debe ser semejante a la que utilizan los grupos comerciales. 7 .La música acústica, a diferencia de la de tecnobanda, es interpretada sólo con instrumentos no electrónicos, aunque se pueden usar micrófonos para incrementar el volumen.

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Medios/mediascapes y aparatos culturales/ideoscapes Las prácticas músico-dancísticas no sólo se transmiten de persona a persona, ya que existen diversas maneras de difundir, aprender y practicar la chilena. Los mixtecos y la cultura hegemónica hacen uso de diversos medios masivos de comunicación para reproducir su propia práctica músico-dancística y de esta manera forjar una identidad, ya sea hacia lo hegemónico o hacia lo subalterno. Los medios masivos de comunicación utilizados son, en sí mismos, una herramienta “para cruzar las líneas fronterizas o límites que separan una dimensión de otra en su espacio transnacional” (Besserer, 1999), lo cual es aprovechado por la cultura subalterna y la cultura hegemónica para dar sus propias versiones de la chilena. Es obvio que la cultura hegemónica tiene mayor facilidad para acceder a medios de difusión masiva que los propios mixtecos, quienes actualmente entran en medios de gran importancia para dar su propia visión y difusión, que es lo espectacular, vivacidad y un estilismo exagerado. Por otro lado, la cultura hegemónica está conformada por un grupo de personas especializadas en elaborar programas de resemantización, estilización e investigación, cosa que por parte de la cultura subalterna no existe, pues las prácticas músico-dancísticas son parte de la vida comunitaria y en lo hegemónico de una expresión individual. Los paisajes mediáticos (mediascapes),8 rompen con la visión de un centro y una periferia. Es decir, la información ya no es transmitida desde un solo lugar para el exterior. Ahora, tanto los mixtecos como el Estado-nación cuentan con diversos centros de difusión y el actor es quien elige cuál es el de su agrado o conveniencia. 8 .Los mediascapes consisten en el reparto de las posibilidades de producción de imágenes electrónicas y su irradiación. Lo más importante de estos mediascapes es que proveen (especialmente a través de videos, casetes y televisión) un gran repertorio complejo de imágenes, narrativas y grupos de personas de todo el mundo, dentro de los cuales el mundo de las comodidades, de las noticias y de la política, están profundamente mezclados (Appadurai, 1996).

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Lo que resulta de la transmisión electrónica de la información es la formación de comunidades imaginadas y nuevos espacios sociales. Para el caso de los mixtecos nacidos fuera de San Juan Mixtepec o que llevan varios años fuera de su comunidad de origen, no es lo mismo haber visitado el pueblo que saber de él por medio de los medios masivos de comunicación, que trasmiten sólo una parte del todo dejando a la imaginación del mixteco lo que no logró ver o escuchar. Cada mixteco nacido en Estados Unidos, o que lleva varios años en ese país, da una significación propia a lo que está percibiendo del medio; es decir, lo transforma en un mediascape (paisaje mediático). Los medios de comunicación han sido los más tenaces en traspasar esas fronteras impuestas por el Estado-nación y, aunque en su mayoría han sido monopolizados por éste, los mixtecos en ambos lados de la frontera han logrado apropiarse de algunos de dichos medios para reforzar su propia ideología e identidad, incluso en su misma lengua. Los paisajes ideológicos (ideoscapes)9 son transmitidos tanto por el Estado como por la comunidad de San Juan Mixtepec a través de los medios y por otros aparatos ideológicos de los cuales hablaremos más adelante.

MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN Tipos de medios masivos de comunicación Los medios que analizaremos en este apartado y que están adquiriendo una gran importancia para producir mediascapes son: la radio, la internet y el video. Los aparatos culturales que difunden los ideoscapes que analizaremos son la escuela, la casa de cultura, las misiones culturales y los ballets folclóricos. 9 .Con ideoscapes, Appadurai se refiere a la concatenación de imágenes, las cuales están regularmente relacionadas en un orden político junto con la ideología del Estado y a las contraideologías dirigidas a capturar el poder del Estado o una parte de éste. Los ideoscapes están ligados a la visión del mundo, consistentes en una cadena de ideas, términos e imágenes, incluyendo libertad, derechos, soberanía, representación y un término muy importante: democracia (Appadurai, 1996). El ideoscape está estrechamente relacionado con el de mediascape, debido a la forma en que son aprehendidos e interpretados por el receptor (cultura hegemónica o cultura subalterna, en este caso).

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La radio Actualmente la radio ha cobrado una gran importancia para la comunidad de San Juan Mixtepec, así como para las comunidades de origen y destino en México y Estados Unidos. El papel que desempeñan las radiodifusoras es el de una interconexión de la red. A través de este medio, un gran número de mixtecos se comunican sin importar en que lugar se encuentren. Particularmente, los mixtecos se han apropiado de tres centros de difusión radial: XETLA Radio de Tlaxiaco, que es la radiodifusora más cercana a San Juan Mixtepec; XEQUIN “La Voz del Valle”, ubicada en el valle de San Quintín, Baja California, México, y “Radio Bilingüe”, ubicada en la ciudad de Fresno, California, Estados Unidos. De la radiodifusora que tuve información directa fue de “Radio Bilingüe”, la cual transmite semanalmente “La hora mixteca”, conducida por Filemón López y Timoteo Mendoza, oriundos de San Juan Mixtepec. Me concentré en los datos de esta radiodifusora porque su transmisión es en los niveles nacional e internacional, por lo que tiene gran importancia en la red transnacional mixteca. No le resto importancia a las radiodifusoras de Tlaxiaco y San Quintín pero, a diferencia de “Radio Bilingüe”, sus coberturas son locales. En “La hora mixteca” se presenta básicamente información para la comunidad mixteca transnacional de orden laboral, legislativo y de salud; ofrece además un importante servicio de lectura de llamadas de los mixtecos que necesitan saber, tanto de la ubicación de sus parientes como de apoyos económicos y noticias de su lugar de origen. Cada semana arriba algún invitado para abordar un tema específico del orden antes mencionado y también llegan grupos musicales para promocionarse. Por lo regular, estos grupos están formados por mixtecos que tocan música de chilena y mexicoamericana. A su vez, “Radio Bilingüe” está afiliada a un gran número de radiodifusoras que retransmiten programas o que hacen enlaces en vivo, de hecho se han hecho enlaces vía telefónica desde Oaxaca a Fresno para entrevistas de interés para los transmigrantes oaxaqueños. 254

CUADRO 1 Radiodifusoras afiliadas a Radio bilingüe que transmiten en directo o repiten los programas10 Estados Unidos KABF-FM Little Rock, AK KANZ-FM Garden City, KS KBFF-FM Santa Rosa, CA KBNR-FM Brownsville, TX KBSU-FM Boise, ID KCPX-AM Salt Lake City, UT KDIF-AM Riverside, CA KEOS-FM College Station, TX KEPX-FM Eagle Pass, TX KFJZ-AM Fort Worth, TX KHDC-FM Salinas, CA KLVL-AM Houston, TX KMUN-FM Astoria, OR KPFK-FM N. Hollywood, CA KRMC-FM Douglas, AZ KRZE-FM Farmington, NM KSJV-FM Fresno, CA KTMR-AM Laredo, TX KUAT-FM Tucson, AZ KUGS-FM Bellingham, WA KVER-FM El Paso, TX KVNF-FM Paonia, CO KWRB-FM Bisbee, AZ KZUM-FM Lincoln, NE WFCR-FM Amherst, MA WNWS Brownsville, TN WWGC-FM Carrollton, GA

KAGI-FM Ashland, OR KAOS-FM Olympia, WA KBNL-FM Laredo, TX KBOO-FM Portland, OR KBSW-FM Twin Falls, ID KCTM-FM Rio Grande City, TX KDNA-FM Granger, WA KEPI-FM Eagle Pass, TX KERU-AM Blythe, CA KGNU-FM Boulder, CO KIQI-AM San Francisco, CA KMPO-FM Modesto, CA KNOG-FM Nogales, AZ KRCW-FM Royal City, WA KRZA-FM Alamosa, CO KSJK-FM Ashland, OR KSVR-FM Mt. Vernon, WA KTQZ-FM Bakersfield, CA KUBO-FM Calexico, CA KUNM-FM Albuquerque, NM KVMV-FMMcAllen, TX KWKW-AM Los Angeles, CA KZFR-FM Chico, CA WEFT-FM Champaign, IL WLCH-FM Lancaster, PA WRTE-FM Chicago, IL

Puerto Rico WRTU-FM

San Juan, PR México

XEEP-AM México, DF, MX XERU-AM Chihuahua, CH XEZOL Cd. Juárez, CH

10

XEQUIN-AM San Quintín, BC XETA-AM Guachochi, CH XHITT-FM Tijuana, BC

.[http://www.radiobilingue.org] 1999.

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Los mediascapes creados por la radio se dan por medio de los diferentes temas que se manejan en los programas, ya sea en México o en Estados Unidos. Los mediascapes, a su vez, crean concretamente comunidades imaginadas y forjan identidades fuera y dentro de la comunidad de destino. Esto incluye, en particular, a los grupos músico-dancísticos (según se verá más adelante) de tecnobanda que nunca han conocido la comunidad de origen, pero que se nutren con la chilena y la música mexicoamericana que escuchan en la radio.

tan temas de orden político y económico; esto se debe a varios factores, entre ellos la falta de líneas telefónicas en San Juan Mixtepec (hasta el año 1999, Joel Tobón, mi principal informante en San Juan Mixtepec, me informó que ya comenzó la venta de líneas telefónicas para Mixtepec). La internet es un medio aún en manos de una élite, dentro de la cual podemos encontrar cientos de páginas hablándonos del folclor difundido por los ballets folclóricos.

El video La internet Tanto la cultura hegemónica como la comunidad transnacional de San Juan Mixtepec están aprovechando la gran difusión que ofrece la internet; sin embargo, es claro que prevalece la información que la cultura hegemónica ha difundido desde su propia visión de lo que es la chilena, es decir, la difundida principalmente en los ballets folclóricos: Pinotepa Nacional y el jarabe mixteco, como las prácticas músico-dancísticas representativas de la chilena oaxaqueña en México. En las páginas elaboradas por los mixtecos no encontramos información acerca de sus prácticas músico-dancísticas, regularmente la información que podemos encontrar es sobre temas de apoyo a otras comunidades, como la zapoteca o la triqui, sobre derechos de los migrantes, y algunas noticias importantes que acontecen en ambos lados de la frontera y que tienen relevancia para estos grupos oaxaqueños. Una de las páginas que difunde información sobre el origen de la chilena y de diversas prácticas músico-dancísticas en general es la elaborada por el doctor David Rojas, profesor de la Universidad de California, Santa Barbara. Desde una visión propia de lo que se conoce por la chilena (principalmente la de Pinotepa Nacional) nos ofrece un recuento que ya se citó con anterioridad (http://www.folklorico.com). Sin abundar más sobre este tema, sólo me queda concluir que la internet no ha sido totalmente apropiada por los mixtecos para dar a conocer todas sus posturas, solamente manifies256

El video juega un papel fundamental en la construcción de imaginarios los cuales, en este caso, son del orden músicodancístico. A la comunidad de destino de Arvin llegan cada año algunos videos, principalmente con contenido sobre las fiestas y los carnavales que se dan en fechas específicas: la del santo patrono, el carnaval y otros eventos como las bodas, bautizos, etcétera. A través de este medio los padres enseñan a los hijos nacidos en Estados Unidos cómo es el pueblo y cómo se llevan a cabo las fiestas más importantes. Otro aspecto importante es que, mediante el video, los mixtecos nacidos fuera de la comunidad de origen conocen a otros mixtecos relevantes dentro de la comunidad; estos personajes pueden ser el presidente municipal, agentes, músicos, bailadores (chilolos11 particularmente), etcétera. Es en los videos donde se crean otros mediascapes mediante los cuales los mixtecos nacidos en Estados Unidos aprenden a bailar y tocar la chilena, pero integrando instrumentos que están a su alcance, tales como la guitarra eléctrica, los te11 .El chilolo es el bailador de una gran variedad de lugares en Oaxaca, su origen no está muy claro y varía de vestuario dependiendo del lugar en que se practique la chilena con chilolos. Este personaje va ataviado por un saco tipo frac, gorra de policía, pantalones cortos al tobillo, una máscara con pelos de chiva y no puede faltar su instrumento que es la armónica y que cuando la música se acaba, todos los chilolos automáticamente comienzan a tocar para no dejar de bailar. Actualmente, según referencias de niños de la comunidad de Arvin, el chilolo para ellos son las personas disfrazadas para celebrar el Halloween en Estados Unidos. Este tipo de vestuario de tradición estadounidense ha sido apropiado por los mixtecos y llevado a la práctica músico-dancística en la comunidad de origen.

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clados, piano, bajo eléctrico, bajo sexto, batería y grandes bocinas para incrementar el sonido de las piezas musicales.12 El video sirve, además, para estrechar relaciones sociales dentro de la comunidad de destino misma, y en otros casos con otras comunidades de destino;13 en Arvin, por ejemplo, se invitó a varios mixtecos a ver el video que se reprodujo varias veces en casa del señor Moisés,14 el mediascape, evidentemente era diferente por parte de cada persona de la comunidad, no se podía ocultar la emoción y el sentimiento hacia las imágenes, ya que varias de las personas observadoras tenían bastante tiempo de residir en Arvin.

APARATOS CULTURALES La escuela, la casa de cultura, las misiones culturales y los ballets folclóricos Entre los aparatos culturales que son utilizados para la difusión de los ideoscapes encontramos la escuela, la casa de cultura, las misiones culturales y los ballets folclóricos. Aunque estos aparatos son herramientas del Estado, tanto personas ajenas a la comunidad transnacional de San Juan Mixtepec como la comunidad misma han tratado de utilizarlos de la misma manera, pero en una grado relativamente menor. 12 .De aquí el nombre de tecnobanda para referirme al conjunto musical que se apropia de instrumentos y tecnologías foráneas para una re-creación de la chilena en el sentido auditivo, ya que la estructura de ésta permanece idéntica. Además la tecnobanda interpreta música conocida como mexicoamericana: “Tigres del Norte”, “Tucanes de Tijuana”, “Los Mismos”, entre otros. 13 .Yo mismo fui un vínculo portador de un video que, antes de partir hacia Arvin, el señor Moisés Sánchez me encargó pasar a recoger a casa de su hermano, el señor Juan Sánchez, que vive en la comunidad de destino de Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México, otro lugar en donde existe un gran número de familias mixtecas residiendo desde hace ya varios años. El contenido del video es la última fiesta del santo patrono de San Juan Mixtepec, San Juan Bautista. Además contenía la “despescuezada de gallos”, un juego tradicional de San Juan Mixtepec, así como diferentes eventos dentro de la celebración antes mencionada. Otro contenido importante del video es la participación de una de las hijas del señor Moisés, que hace tiempo no ve y que sólo a través del video puede hacerlo. 14 .El señor Moisés Sánchez López es un personaje importante en Arvin, a quien los contratistas le encomiendan la gente que va a trabajar en los campos, ya sea en la cosecha, poda o pizca de algunos productos de la región.

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Particularmente, las casas de cultura y los ballets folclóricos son elementos que en su totalidad son parte de la difusión ideológica y creadores de ideoscapes por parte del Estado, ya que es a partir de éstas que las políticas culturales son desarrolladas como proyectos presentados por personas ajenas a la comunidad, que en su mayoría no conocen ni el contexto ni la forma en que las prácticas músico-dancísticas se llevan a cabo. La escuela y las misiones culturales15 son aprovechadas tanto por los ballets folclóricos como por la comunidad transnacional de San Juan Mixtepec. La misión cultural “Raíces Mexicanas” resulta ser imparcial, ya que aunque la información documental en su mayoría es la que hegemónicamente se conoce. La respuesta a las preguntas de la gente puede ser información de índole hegemónica o subalterna, dependiendo de la información que se solicite, lo que se puede observar en la página de internet de “Raíces Mexicanas” es que existe una gran preferencia de la gente que la visita por el ideoscape hegemónico, pretendiendo “rescatar” tradiciones que nunca han existido. Es en la escuela (de la comunidad de origen) en donde regularmente se aprende a tocar la chilena; tal es el caso de las comunidades de Tejocotes y San Juan Cahuayaxi, ubicadas en la Mixteca Alta de Oaxaca. Se contratan profesores foráneos, ya que son especialistas en la cuestión musical y se encargan de cumplir con la enseñanza de los alumnos de dichas comunidades. En el año de 1998 se llevó a cabo el Encuentro de Padres de Familia en Yosobá, ubicada dentro de San Juan Mixtepec; 15 .Hay que distinguir entre dos misiones culturales: las que dirige el doctor David Rojas y las “Misiones Culturales” que existieron en México, ya que como nos dice Amparo Sevilla, las misiones culturales en México “formaban parte importante de los programas educativos escolares [...] que tenían como propósito real la integración del campesinado en general y del indígena en particular a la sociedad nacional” (Sevilla, 1990). Las misiones culturales que dirige David Rojas tienen por objetivo recabar información necesaria para “archivar” todas las prácticas músico-dancísticas posibles, antes de que éstas desaparezcan; también se tiene la convicción de darle reconocimiento a los profesores “creadores” de la danza folclórica escénica. Vemos en estas misiones culturales un juego ambivalente, que recoge datos tanto de la clase subalterna como de la hegemónica, para poder acceder al conocimiento de lo que se lleva al escenario.

259

este encuentro trató esencialmente sobre la difusión de las costumbres tradicionales mixtecas, tales como música, danza, alfarería, elaboración de medicamentos tradicionales, cuento, mitos, arte culinario y caza. La duración de dicho evento fue de dos días, cada uno con casi doce horas de las diversas prácticas antes mencionadas. El fin de dicho encuentro fue difundir conocimientos que se han ido perdiendo con el paso de los años y que los mixtecos desean mantener. Las misiones culturales tienen la función de registrar de la mejor manera posible diversas prácticas músico-dancísticas subalternas de la República Mexicana; también tienen el objetivo de ofrecer cursos, particularmente de danza, impartidos por profesores pertenecientes a las comunidades que se están enseñando, y de proveer al estudiante de conocimientos teóricos y prácticos de las diversas prácticas músico-dancísticas. Hasta ahora no se encuentra ningún mixteco dentro de las filas de las misiones culturales, así que la información que se imparte regularmente es la que se conoce en la región de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca. En este caso el ideoscape es tomado por los “artistas” o “bailarines” que crean su propia identidad hacia lo que se les enseña a bailar para el escenario, se crea una práctica músico-dancística imaginada, ya que la “resemantización” de lo que se interpreta en el escenario no está acorde con la realidad de las prácticas subalternas.

Contexto musical y dancístico de la comunidad transnacional de San Juan Mixtepec La investigación músico-dancística fue elaborada en la comunidad de origen, en San Juan Mixtepec, Oaxaca, y en la comunidades de destino, en Arvin y Lamont, California. Para la investigación de las prácticas músico-dancísticas hegemónicas realicé el estudio en Santa Barbara, California, y San Luis Río Colorado, Sonora. En la comunidad de origen no me concentré únicamente en la cabecera municipal (San Juan Mixtepec), ya que el objeto de mi estudio fue hacer el registro de los diversos estilos de los grupos musicales y su interpretación dancística. 260

Un elemento importante fue registrar la manera en que se desarrolla el carnaval en diversas poblaciones de San Juan Mixtepec. En el carnaval es donde se logra observar el mosaico transnacional dentro de la interpretación músico-dancística en todas sus variantes, las que veremos más adelante. Las comunidades en que fueron estudiados los estilos de interpretación músico-dancística dentro del carnaval mixteco fueron: la cabecera municipal (San Juan Mixtepec), Los Tejocotes, El Mesón de Guadalupe y, debido a la cercanía de la población de Independencia, esta comunidad integró su participación junto con la cabecera municipal. Estudié además eventos importantes en los cuales se llevan a cabo las prácticas músico-dancísticas; éstas fueron: el carnaval y el Primer Encuentro de Padres de Familia, de los que hablaré posteriormente. Ahora bien, refiriéndonos concretamente al caso de modernización de la chilena mixteca, ésta se presenta en ambas comunidades: la de destino y la de origen. La migración a las grandes ciudades, “fields” y empresas de servicios ha permitido a los mixtecos adoptar decisiones y control sobre sus prácticas músico-dancísticas. En este apartado se plantean diferentes casos en los que las prácticas son llevadas a cabo por parte de la comunidad transnacional de San Juan Mixtepec. En primer lugar presentaré cuatro diferentes tipos de prácticas musicales, tanto en San Juan Mixtepec como en California. Finalmente analizaré el caso de las prácticas dancísticas. En un principio decidí utilizar el siguiente cuadro de Bonfil Batalla para explicar las características transnacionales de las prácticas músico dancísticas: CUADRO 2 Elementos culturales

Decisiones Propias

Ajenas

Propios

Cultura autónoma

Cultura enajenada

Ajenos

Cultura apropiada

Cultura impuesta

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• Cultura autónoma: es el contexto en donde se preserva

• Apropiar: es el proceso que identifica a la comunidad

“la tradición”. • Cultura apropiada: en la que se integran elementos para una re-creación. • Cultura enajenada: se trata del contexto en el cual se integran elementos controlados por lo hegemónico. • Cultura impuesta: en la cual obligadamente o no, se participa en este tipo de práctica.

como tal y que tiene un desarrollo tradicional, pero con elementos modernos, no propios. • Influir: es el proceso que identifica a la comunidad como tal, pero su desarrollo se da a partir de diversos elementos modernos. • Enajenar proceso que es totalmente ajeno a la comunidad y tiene un desarrollo moderno y comercial.

Pero al colocar a los grupos musicales y los bailes dentro de este cuadro me limitaba sólo a ver lo que ocurre para otro tipo de comunidades que no son transnacionales, es decir, que se pueden explicar de una forma centro-periferia, lo cual no es posible en el caso de la comunidad transnacional de San Juan Mixtepec, pues como ya había explicado anteriormente, esta comunidad es multicéntrica y, por tanto, el cuadro de Bonfil no me ayudó a explicar los espacios transnacionales en las prácticas músico-dancísticas mixtecas. Apoyándome en el mismo cuadro, pero con una reinterpretación en los conceptos, propongo el siguiente modelo para explicar los espacios transnacionales de las prácticas músico-dancísticas:

Viejos Nuevos

Decisiones Tradicionales

Modernas

Recrear

Influenciar

Apropiar

Enajenar

• Procesos culturales: comprenden básicamente la interpre-

tación o no de ritmos viejos y nuevos, o bien la combinación de ambos. • Decisiones: integración o no de elementos tradicionales o modernos. • Recreación: es el proceso que identifica a la comunidad como tal y que tiene un desarrollo totalmente tradicional. 262

Interpretando el cuadro 3 de acuerdo con los casos de práctica musical tenemos: CUADRO 4 Grupos musicales de chilena San Juan Mixtepec-Estados Unidos Procesos culturales

Viejos Nuevos

CUADRO 3 Procesos culturales

Casos de prácticas musicales transnacionales

Decisiones Tradicionales

Modernas

Los Gavilanes

Banda

y Los Amos de San Juan

FLAMIX

Real del Norte

“Los Gavilanes” (viejo + tradicional = recrear) Originario de Los Tejocotes, San Juan Mixtepec, el grupo musical acústico “Los Gavilanes”, está conformado por seis integrantes que interpretan únicamente chilena a la manera “vieja”, es decir, sin la intervención de ritmos o elementos foráneos para su práctica. Aunque sus integrantes han estado trabajando en Estados Unidos, no han decidido integrar elementos culturales musicales de este país. La idea del grupo es consolidarse como chileneros; sin embargo, tienen la decisión de conformar un mariachi para no recurrir a los que se encuentran fuera de la comunidad. Esta idea surge porque en San Juan Mix263

tepec no existe un grupo de mariachis, por lo tanto, al tener como base la música acústica, los mismos instrumentos servirán para ambas prácticas musicales. Como grupo local de Los Tejocotes, únicamente tocan dentro del municipio, pues en la mayoría de los casos cada comunidad tiene sus propios grupos de chilena acústica. Los instrumentos que usan esencialmente son dos violines y una guitarra. Otros instrumentos son el guitarrón, la tambora y dos instrumentos de aliento.

“FLAMIX” (tradicional + moderno = apropiar) En el grupo “FLAMIX” encontramos elementos transnacionales, desde su conformación en Florida por originarios de la cabecera municipal San Juan Mixtepec: “[...] FLAMIX se formó allá en Florida, porque como allá estuvimos y tomamos como inicial Florida, porque allá se empieza en FLA, y luego tomamos aquí de Mixtepec las iniciales de Mixtepec (MIX), por eso quedó FLAMIX. Este grupo allá lo formamos”. La idea de formar este grupo, nos cuenta Gerónimo Bautista, baterista del grupo, nació así: “Como allá en Florida hay muchos paisanos de aquí [Mixtepec], los otros compas dijeron: ‘vamos a ambientar aquí el ambiente, vamos a alegrar el ambiente de aquí, con las chilenas porque aquí nomás gustan puras chilenas’. Las imitamos del violín y de la guitarra, ellos son los originales, de allí los imitamos”. El grupo está formado actualmente por seis integrantes, cinco de ellos son primos y uno fue invitado recientemente a formar parte del mismo. Este grupo optó por tocar música de tecnobanda, pues dicen que es más fácil aprender a tocar los instrumentos electrónicos que el violín, que es un instrumento difícil. “FLAMIX” comenzó tocando en Florida, amenizando fiestas mixtecas, tales como bautizos y bodas, después fueron requeridos para tocar en Nueva York y es hasta el año de 1997, el 24 de diciembre, que tocan por primera vez en San Juan Mixtepec; de allí en adelante han tocado en diversos eventos y por vez primera también en el carnaval de 1998. 264

“Los Amos de San Juan” (nuevo + tradicionales = apropiar) En Lamont, condado de Kern, California, se formó un grupo de tecnobanda conformado por cuatro niños llamado “Los Amos de San Juan”. Don Félix Bautista, oriundo del barrio de San Pedro, en San Juan Mixtepec, apoyó a sus hijos para que aprendieran a tocar la música de Mixtepec. Cabe mencionar que los cuatro niños que conforman el grupo son nacidos en California y nunca han conocido San Juan Mixtepec, salvo por medio de videos o pláticas de sus padres y amigos mixtecos nacidos allá. Don Félix cuenta que apoya a sus hijos en lo que a ellos les gusta y que un día le pidieron instrumentos para hacer un grupo musical: “lo que quiero es que ellos [sus hijos] formen sus propias pandillas y que escuchen la música de San Juan” (diario de campo, 29 de noviembre, 1998). Las edades de los integrantes son: siete, nueve, 12 y 14 años; su instrumentación se compone de teclados, batería, guitarra eléctrica y bajo eléctrico. “Los Amos de San Juan” interpretan principalmente chilena de tecnobanda y mexicoamericana. Ellos mismos han escrito una canción, la cual habla de San Juan Mixtepec, de su gente y del trabajo que pasan para ganar dinero en el “norte”. La forma en que aprenden a tocar es de “oído”, por medio de audiocintas, el programa de radio y videos; tratan de copiar lo más fielmente posible la música que escuchan y después le hacen arreglos para mejorarla. Hasta ahora no han tenido la oportunidad de tocar en público, se había planeado que tocaran para el Año Nuevo de 1999, pero no se logró concretar.

La banda musical oaxaqueña (viejos + modernas = influir)16 Aunque la banda musical se encuentra muy distribuida en gran parte del territorio oaxaqueño, no es representativa de todas las poblaciones. A partir de la difusión comercial, por medio 16 .La banda es una agrupación musical muy generalizada en México. En el caso de la región de Oaxaca, hay bandas de numerosos músicos, quienes cuentan con los instrumentos necesarios de aliento y de percusión.

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de discos, programas de radio y televisión, la banda es hoy la agrupación representativa del estado de Oaxaca. En San Juan Mixtepec no ha habido una banda musical representativa totalmente formada, aunque sí existen músicos de banda, éstos no son muy constantes en su práctica, por lo cual la población recurre a buscar otras bandas en Tlaxiaco o en Juxtlahuaca. Por lo común se solicita la banda cuando hay alguna fiesta o evento importante, por ejemplo el carnaval o la fiesta patronal. Los problemas para reunir una banda representativa en San Juan Mixtepec van desde conseguir quiénes la integren, quién la dirija (por lo que noté, nadie en San Juan Mixtepec sabe leer música, lo cual es muy importante para la formación de una banda) y hasta la población donde ensayar. Joel Tobón, director de la Asociación Civil Nivi-Ñuu, ha intentado en varias ocasiones integrar una banda, ya que cuenta con los instrumentos necesarios, pero la ineficiencia de los profesores de música (todos foráneos) en la enseñanza y dirección no ha logrado consolidar el objetivo de constituir una banda. En cuanto a los integrantes, Joel Tobón ha preferido integrar niños, sobre todo por su facilidad para aprender la música y su disponibilidad de tiempo para los ensayos. La conformación de la banda sólo se busca como parte de la identificación de los mixtecos hacia el estado de Oaxaca, y no como un objetivo primario dentro de sus prácticas musicales, como las tecnobandas o los chileneros acústicos. En suma, se puede apreciar que la inquietud por la conformación de dicha banda corresponde más a una influencia de la cultura hegemónica que a una apropiación por parte de los mixtecos de San Juan Mixtepec de tener una banda musical con estilo propio. Hasta mi última entrevista se estaba conformando la banda de Mixtepec en la población de Los Tejocotes, lugar de donde se contrató un profesor de la ciudad de Oaxaca para comenzar a impartir las clases de lectura y práctica musical; esta banda se conformaba por niños, principalmente de Los Tejocotes, y estaba por evaluarse si se otorgaban los instrumentos por parte de la Asociación Civil Nivi-Ñuu, lo cual dependía del progreso del aprendizaje de los niños. 266

“Real del Norte” (nuevas + modernas = enajenar) “Real del Norte”, un grupo de música básicamente norteña, reside en Madera, California. Conformado por mixtecos, decidió dedicarse de lleno a este género con el cual ya han grabado su cuarta producción. Ellos tocan en eventos pagados y también de apoyo a la comunidad mixteca de California. A diferencia de los otros grupos, “Real del Norte” es un grupo totalmente comercial, desde su vestimenta —que es el típico atuendo norteño— hasta su material discográfico que comprende tanto casetes como discos compactos. Este grupo se formó en Madera, California. El grupo tiene cuatro integrantes y su instrumentación consta de acordeón, bajo eléctrico, guitarra eléctrica y batería norteña. En el cuadro 5 indico las diferentes maneras en que un músico puede ser o no transnacional, así como los momentos (aquí y/o allá) en que son músicos. Hasta el primer trabajo de campo sólo había considerado cuatro tipos, pero en California me encontré con el quinto tipo, el cual abre el campo de investigación y análisis en referencia de la identidad mixteca más allá de la frontera por medio de la música. En el cuadro 6 muestro el registro de 19 grupos musicales mixtecos: el estilo que practican (acústico o tecnobanda); el CUADRO 5 Tipología de músicos transnacionales

T1 T2 T3 T4 T5

Músicos acústicos

Músicos de banda

Músicos de tecnobanda

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X X X X X

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T1= Ma + (no salir) T2= Ma + ~MA

Ma= Músico aquí MA= Músico Allá.

Músicos aquí: en

T3= ~Ma + MA T4= Ma + MA T5= MA + (no salir)

~Ma = No Músico aquí ~MA= No Músico Allá

Músico Allá: fuera de San Juan Mixtepec.

San Juan Mixtepec.

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Trabajo y música Trabajo Trabajo ********** Trabajo y Música Trabajo y Música ********** Trabajo Trabajo y Música Trabajo y Música Personal Trabajo y Música Trabajo Personal Trabajo y Música Trabajo Trabajo y Música Trabajo Trabajo

Crean Integran Conservan Uso trasnacional

Cuautla y California Canama Mixtepec Mixtepec Arizona Arizona Mixtepec Río Flores Florida y Mixtepec Río Flores y New York California New York Mixtepec Mixtepec y California California Independencia California Mixtepec Mixtepec

El Primer Encuentro de Padres de Familia se realizó en la comunidad de Yosobá, Mixtepec. Este evento duró dos días y sus objetivos fueron difundir y compartir las viejas costumbres mixtecas en cuestión de alfarería, medicina tradicional, historia oral, música y danza, entre otras. CUADRO 7 Eventos de prácticas dancísticas subalternas y hegemónicas

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FLAMIX

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11 12 13 14 15 16 17 18 19 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19

Inspiración Los Amos de San Juan Los Auténticos Los Gavilanes Los Ñanis Meson Penumbra Real del Norte Río Verde (1) Río Verde (2)

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Viejos

? Abismo Barrio Lado Cantarrecio Chandler (1) Chandler (2) Explosión Musical Fiesta

Tecno Nombre del grupo

Primer Encuentro de Padres de Familia (viejo + tradicionales = recrear)

Procesos culturales

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Lugar donde tocan

CASOS DE PRÁCTICAS DANCÍSTICAS TRANSNACIONALES

Acustico

CUADRO 6 Listado de grupos musicales

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lugar donde tocan, que puede ser dentro o fuera de San Juan Mixtepec; el uso transnacional, es decir, además de tocar, cuál es la dimensión que practican aparte de la música y, finalmente, se muestra si los grupos conservan la estructura fundamental de la chilena, integran nuevos elementos rítmicos o instrumentales, o bien, si crean nuevos ritmos o canciones.

Nuevos

Decisiones Tradicionales

Modernas

Encuentros de padres de familia

Nivi-Ñuu A.C.

Carnaval

Festival de la cultura

En la cancha de básquetbol se desarrolló dicho encuentro, que reunió a gran parte de las poblaciones del municipio de San Juan Mixtepec. Cada población aportó, con su participación, una vieja costumbre que fuera importante en su práctica. Hablando específicamente en la cuestión dancística se presentó una gran gama de bailes y danzas mixtecas que hoy 269

están en “desuso”.17 Dos de estos bailes que están comenzando a cobrar de nueva cuenta popularidad en la comunidad son: “El Conejo” o “Chandé” y “El Torito”. •

“El Conejo” o “Chandé”

Tiene las características siguientes: es bailado por un número ilimitado de personas formando un círculo; durante su ejecución se debe poner mucha atención a lo que va cantando el músico, ya que hay que hacer lo que éste ordene, por ejemplo, si el cantante dice: “Ay chandé vuelta conejo”, los bailadores deben de dar una vuelta, si el músico dice “Ay chandé brinca conejo”, los bailadores deben brincar, etcétera. Existe otra variedad de este tipo de son que, al parecer, también está en desuso en la localidad y que en el Primer Encuentro de Padres de Familia logré registrar. Me refiero al son de “Los panaderos”,18 que al parecer data de la época de los arrieros, pues el contenido de la letra así lo demuestra y de la misma manera se debe hacer lo que el músico va diciendo, pero sólo lo baila una persona, hombre o mujer, según el músico lo decida.19 •

El Torito

Este son es del género de los “sones chuscos” y “sones de imitación”,20 y tiene las siguientes características: primero todos 17

Con danzas y bailes en “desuso” me refiero a los que ya no se practican, pero se tiene la preocupación por volver a integrar estas danzas y bailes a la práctica actual. 18 .Es importante saber que este son también lo encontramos en la práctica músico-dancística veracruzana del son jarocho con el nombre de “Los panaderos” y en la Huasteca con el nombre del “son solito”; los tres sones tienen las mismas características músico-dancísticas. 19 .Este son, del dominio público mixteco de San Juan Mixtepec, está siendo retomado por la comunidad en dos estilos diferentes: uno re-creado en la música y otro manteniendo la “vieja” versión. Es el grupo de tecnobanda “Cantarrecio” quien se ocupa de promover este son. “Cantarrecio” promueve nuevamente el uso de esto sones con música de tecnobanda, la única variación es el sonido musical, pues es interpretada con instrumentos electrónicos; por otro lado, esta tecnobanda hace investigaciones con los viejos chileneros para saber cómo se tocaba o bailaba cierta chilena, acto seguido se traslada a la instrumentación electrónica. 20 .Los sones se clasifican de diferentes maneras, para este caso el “son chusco” es el tipo de son que produce risa al practicarse y el “son de imitación”, gene-

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los bailadores se encuentran sentados en un círculo, al comenzar la música sale a bailar un hombre con su paliacate o cualquier pañuelo en la mano;21 cuando lo cree pertinente, el hombre escoge a una mujer poniéndole el pañuelo en la cabeza, ella debe pararse y bailar. Enseguida, la mujer con su pañuelo hace la forma de unos cuernos de toro y comienza a embestir al hombre sorpresivamente, debe tirarlo dándole topes con la cabeza. Cuando el hombre cae, sale del centro, se sienta y la mujer queda bailando buscando a un hombre a quien sacar a bailar de la misma manera que hizo el primero.

El carnaval (nuevo + tradicionales = apropiar)22 En el carnaval se logra observar claramente la transnacionalidad de las prácticas músico- dancísticas. En este evento, regularmente llevado a cabo en el exterior de la presidencia (o en el caso de comunidades más pequeñas, agencia de policía), participa toda la gente que guste de disfrazarse y bailar durante largo tiempo. La características esenciales son que se toca chilena y música norteña por grupos de tecnobanda, participan sólo hombres (aunque excepcionalmente lo hace alguna mujer). Los disfraces varían de acuerdo con el gusto de cada quien, pero predominan el chilolo subalterno y el chilolo transnacional. •

El chilolo tradicional

Aunque el chilolo ha formado parte del folclor mixteco, no es original de la Mixteca; al parecer, este personaje conjunta elementos de varias partes del país, el uso de elementos como el frac, la armónica, pantalones zancones y la gorra de policía, ralmente de animales, es el tipo de son en el cual se debe hacer una imitación del animal que el son lleva por nombre. 21 .Éste fue el único son que registré que tiene las características originales de la chilena, en el cual se utiliza el pañuelo en la mano; las otras chilenas son practicadas con las manos sueltas, cruzadas sobre el pecho o en la espalda. 22 .Aunque el carnaval también tiene los elementos viejo-tradicionales, esta vez sólo me referiré al nuevo-subalterno, por explicar de manera más clara los espacios transnacionales.

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son elementos apropiados de diversos lugares. También portan en la mano algún animal disecado, una víbora muerta o un tlacuache vivo. No obstante el tiempo que lleva este personaje en la comunidad, ha tenido gran auge, pues ya se encuentra en la historia de la creación cristiana del mixteco; la historia de cómo surge el chilolo revela el objetivo para el cual es usado hoy en día, el no saber quién es el disfrazado: Desde que Jesús y los judíos hicieron un pacto para hacer gente. La gente que hizo Jesús se movía y la que hizo el judío eran monos, inmovibles y además feos. El judío se dio cuenta que Jesús era mejor y planearon matarlo entre los días domingo, lunes y martes. Adán y Eva escucharon la plática de los judíos y planearon hacer un carnaval en esos días, en los cuales todos se disfrazarían para bailar; el mismo Jesús se disfrazó y los judíos no pudieron encontrarlo para matarlo.23

El chilolo es el personaje central de la fiestas de las poblaciones mixtecas y de vez en cuando se deja ver en las fiestas organizadas en Estados Unidos. La manera en que se representa este personaje debe ser totalmente fuera de lo cotidiano, pues el objetivo, como ya mencioné, es no ser reconocido; por lo tanto, se deben cambiar los hábitos de caminar y hablar, el chilolo debe estar siempre bailando y hablando con voz chillona, nunca se quita la máscara, se come y se bebe levantando solamente la parte inferior de ésta y a espaldas de quien pueda descubrir la identidad de quién representa al chilolo. •

El chilolo moderno

Al carnaval regresan los viajeros que estaban ausentes, o por lo menos en un gran número, ya que en estos días se deja ver tanta gente como nunca habíamos visto en otros. Es a partir del viaje del mixteco a Estados Unidos y su regreso a Mixtepec cuando se introducen nuevos atuendos y elementos para recrear al chilolo de manera transnacional. 23 .Crónica obtenida en el Primer Encuentro de Padres de Familia en Yosobá, organizado por la sección 04.

272

El carnaval del año 1998 se caracterizó por la participación de cuatro chilolos transnacionales con atuendos netamente estadounidenses: overoles blancos que tenían letreros pintados como “100% chicano”, “3 veces mojado”,“Viva México” y “Los 4 Machos”, adornados algunos de ellos con las banderas de Estados Unidos y de México. En la cabeza portan máscaras usadas en Estados Unidos para el Halloween, lentes de protección usados en el “field” y en la mano juguetes electrónicos, tales como carros de control remoto o muñecos de peluche. La única adaptación es en el vestuario, ya que la forma de bailar y comportarse es la misma que el chilolo subalterno, pero en vez de soplar la armónica encienden los juguetes que traen en las manos.

Nivi-Ñuu A.C. (viejo + modernas = influir) El director de la Asociación Civil Nivi-Ñuu, Joel Tobón, ha elaborado la representación de una boda mixteca que es escenificada a la manera indígena, pero con elementos escénicos, ya que Joel Tobón estudió en los cursos de verano que se impartían en la Escuela Nacional de Danza Folclórica (ENDF) y en la escuela de teatro de Javier Soler. Esta boda ha sido representada en el festival mixteco de la cultura que se llevó a cabo en San Juan Mixtepec, en el aniversario de XETLA “La Voz de la Mixteca”, radiodifusora localizada en Tlaxiaco; también se ha representado en la ciudad de Oaxaca. Sus integrantes son de varias poblaciones aledañas a la cabecera municipal, lo cual es una buena estrategia para difundir el viejo folclor mixteco a la manera hegemónica de escenificación por gran parte del municipio. La representación lleva todo un guión basado en las bodas que se llevan a cabo en San Juan Mixtepec, los intérpretes visten los “viejos” atuendos mixtecos, que hoy en día ya no se ven, salvo algún evento importante o que así lo exija la autoridad. La música usada para los bailes es acústica (a la vieja usanza) y Joel, en este caso, trata de que las nuevas generaciones se den cuenta por medio de la escenificación cómo eran las bodas mixtecas. Pues lo que dice Joel es que “sólo de esta manera podemos enseñar a los 273

jóvenes migrantes cuál es la historia de los mixtecos y que se den cuenta que están perdiendo muchos valores y costumbres y están adoptando otras que no nos pertenecen, desplazando lo indígena a segundo término por vergüenza e ignorancia”.

Festival Mixteco de la Cultura (nuevo + modernas = enajenar) En el festival llevado a cabo en el año 1997 en San Juan Mixtepec y en su organización se representaron varias visiones hegemónicas, no sólo en el plano musical sino con más auge en el dancístico. Cuando se le dio la oportunidad a San Juan Mixtepec de organizar dicho festival, esta población trató de incluir todo el mosaico cultural de lo “mixteco”, incluyendo en el programa algunas participaciones como (en palabras de Joel Tobón): La danza de moros y cristianos de San Agustín Tlacotepec se puede decir que fue la mejor presentación. Vino gente de México (mixtecos que viven en la ciudad de México), que nació en Chalcatongo y que participaron con la danza de Juan Pablo Moncayo; hicieron danza tipo Amalia Hernández, se respeta, se ve el arte pero de mixteco no tenía nada. Le comenté al representante de la cultura mixteca si se podía hacer algo representativo para el acto inaugural, algo así como una cuestión prehispánica con símbolos como el copal. Él me dijo que “ya se iba a hacer, viene un compañero, Juan Santiago Montero, que es el de la danza 8-venado garra de tigre”. Pero esto ya pinta para espectáculo. Para pedir permiso o un rito prehispánico no hay como que los ancianos lo hagan, pero a lo mejor estoy mal, hay que educar a la gente porque esto es más danza azteca por los atuendos, o tal vez no es muy conocido esto como mixteco, se apega más a la tradición mexica.

Otro baile muy significativo que se le ha atribuido a todos los mixtecos, sin considerar la diversidad que existe de ellos tanto en lenguaje, costumbres y redes sociales, es el jarabe mixteco. 274

EL JARABE MIXTECO El jarabe mixteco es la forma hegemónica de representar las prácticas músico-dancísticas mixtecas por parte del los ballets folclóricos, a su vez legitimados por el Estado como forma de identidad local. La forma coreográfica que tiene este jarabe es, a diferencia de la chilena de San Juan Mixtepec, muy rápida y con movimientos muy extensos. El vestuario difiere totalmente del que se usaba en Mixtepec, que para el hombre se componía de calzón y camisa de manta bordada; para la mujer, falda de terciopelo, blusa, rebozo y a veces huaraches. En el jarabe mixteco el vestuario para el hombre es camisa y calzón de manta simples, sombrero de ala ancha y sarape al hombro; para la mujer, falda floreada amplia y muy pomposa por la enagua, trenzas y collares; ambos con huaraches. Este jarabe también fue representado en el Festival Mixteco de la Cultura por parte de Juxtlahuaca, ciudad a la que geográficamente pertenece el municipio de San Juan Mixtepec. Este tipo de eventos, que generalmente son de escenario, no pertenece a la práctica subalterna y nos da cuenta de que aun en las zonas más alejadas de lo citadino sí influye fuertemente el concepto hegemónico de música y danza, el cual se ha difundido no sólo en el ámbito nacional sino más allá de las fronteras, dando así la imagen que el Estado-nación quiere que se conozca, y que es muy diferente a lo que la realidad social representa en estas muestras músico-dancísticas. Finalmente, en el mapa del anexo 1, muestro la distribución de los grupos de música mixteca, tanto de tecnobanda como de grupos acústicos. Para la distribución dancística hago obvia la aclaración que en el lugar que hay músicos siempre va a haber bailadores de chilena u otro ritmo, ya que en las prácticas músico-dancísticas subalternas los músicos por lo regular saben bailar.

APUNTES FINALES No me gustaría decir que ésta es una conclusión, ya que apenas se abre una nueva investigación para un caso muy espe275

cial en el estudio músico-dancístico, mediado por la condición transnacional de los sujetos que estudiamos, por lo que los estudios transnacionales nos dan una nueva forma de ver cómo se desarrollan la música y la danza desde esta perspectiva. Conforme se fue desarrollando este trabajo, nos pudimos dar cuenta de la manera en que el extenso mosaico de medios permite, tanto a la cultura hegemónica como a la subalterna, dar su propias versiones de lo que es para ellos la música y la danza, creando a su vez los mediascapes que serán transmitidos de una a otra generación, con una nueva visión por parte de los mixtecos y una visión comercial, turística y desapegada de la realidad por parte de la legitimidad del Estado; esto, por medio de los ballets folclóricos, intentando mostrar “el esplendor de México”, que difunden ideoscapes a través de ideologías que son dirigidas particularmente a grandes ciudades y al extranjero, desconociendo la práctica subalterna. ¿Cómo impacta la transnacionalidad o la globalización en las tradiciones? Lejos de las visones de una homogeneización, lo que está ocurriendo es una heterogenización de las prácticas tradicionales y la apropiación de otras nuevas; el viaje permite a los transnacionales adaptar nuevos elementos que modernizan sus tradiciones permitiendo que éstas permanezcan en renovación constante y, por ende, sin peligro a perderse. No hay que quitar mérito a los ballets folclóricos, ya que de cierta forma ellos difunden elementos que han sido olvidados por los subalternos, aunque sean difundidos en gran parte de una manera muy desapegada de su contexto comunitario, esto se debe al lugar en que se desarrollan, el escénico y el espectáculo, que van dirigidos a determinados públicos, los cuales regularmente tienen acceso a estas representaciones. Lo que puedo decir de manera segura es que la transnacionalidad de la música y la danza se puede asociar con una lucha por el poder y la negociación de la identidad. Por un lado, el mixteco de San Juan Mixtepec trata de escapar a las clasificaciones en que la cultura hegemónica lo encuadra: chilena de Pinotepa Nacional, música de banda, atuendos de manta, etcétera. Haciendo de las prácticas músico-dancísticas mixtecas un museo viviente representado en los ballets folclóricos. La for276

ma en que se esta “siendo” mixteco se negocia tanto en la salida de la comunidad de origen como a su retorno, hay que comprobar que se es mixteco de San Juan Mixtepec aunque se hayan pasado varios años fuera de la comunidad, o haber nacido fuera de ésta. ¿Cómo se es mixteco de San Juan Mixtepec?, ¿sabiendo la lengua que generalmente podría ser el patrón de identidad? No en todos los casos. Actualmente muchos mixtecos ya son trilingües: han aprendido mixteco, español e inglés; hay quienes son monolingües: hablan sólo español o mixteco. El ser mixteco de San Juan Mixtepec es pertenecer a la “red transnacional mixteca”, acudiendo al llamado de esta red cuando se requiera de la cooperación o dirección de algún cargo que tenga relación con la comunidad de origen. Pero también hay otras formas de estar “siendo” mixteco, y una de ellas, como hemos visto, es la práctica de las tradiciones músico-dancísticas, las cuales son importantes para dar ese sentido de identidad, el sentimiento que produce escuchar chilenas a través de la radio o en vivo fuera de la comunidad de origen, el conformar grupos de chilena sean ya sea de tecnobanda o acústico, llegar al carnaval o a la fiesta del pueblo como un chilolo, transnacional o tradicional. Con todo lo anterior quiero mostrar que no se está “siendo” mixteco de una sola forma, se está “siendo” mixteco de diferentes formas todos los días y en todos los lugares en que está San Juan Mixtepec. La dinámica músico-dancística nos da muestra de la manera en que el mixteco de San Juan Mixtepec puede escapar a una identidad geográfica, a un estilo impuesto de prácticas músico-dancísticas a la gran mayoría de los grupos indígenas de México, así como a la clasificación de que el indígena sólo interpreta prácticas ancestrales. Hoy en día, el mixteco de San Juan Mixtepec se encuentra laborando en Estados Unidos y en el norte de México, se ha apropiado de espacios educativos, desarrolla sus prácticas fuera del lugar geográfico asignado por el Estado-nación y por medio de sus extensas redes de relaciones sociales han permitido mantener, re-crear y difundir las diferentes formas de estar “siendo” mixteco de San Juan Mixtepec. 277

ANEXO 1

Mapa músico dancístico México-Estados Unidos. 1) San Juan Mixtepec, Oaxaca. 2) Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México. 3) Culiacán, Sinaloa. 4) San Quintín y Colonia Vicente Guerrero, Baja California. 5) Arvin y Lamont, California. 6) Santa María, California. 7) Madera, California. 8) Oregon. 9) Washington. 10) Chandler y Phoenix, Arizona. 11) Florida. 12) Carolina del Sur. 13) Nueva York. A) Radio en Tlaxiaco “La Voz de la Mixteca”. B) Radio en San Quintín “La Voz del Valle”. C) “Radio Bilingüe”, California.

La radio ha cumplido un papel muy importante en la difusión de mediascapes, que además son transmitidos en lengua mixteca en Tlaxiaco, Baja California y California (en lengua mixteca, zapoteca, inglés y español). En este caso, ni los Estados-nación estadounidense y mexicano, ni la cultura hegemónica, han tenido la oportunidad de intervenir, ya que las propias dinámicas mixtecas no lo han permitido. Veamos lo que la radio transmite (mediascapes e ideoscapes) a un San Juan Mixtepec que no se ubica ni aquí ni allá, encontramos a un San Juan Mixtepec en un espacio entre el aquí y el allá. Este me278

dio masivo de comunicación permite una gran reunión y reconocimiento del pueblo, de su música, de sus necesidades, de los “saludos” y avisos todos los domingos a las doce del día, hora de California. Todos los domingos se sabe que uno puede estar “siendo” mixteco al llamar a Filemón López y mandar un saludo a cualquier población de San Juan Mixtepec, el adjudicarse una pertenencia a esa población y que todos los que escuchan sepan que se es de allí y que se está siendo parte de la red transnacional. Finalmente, hay que darnos cuenta del papel que juegan en conjunto los medios masivos de comunicación, que lejos de “destruir” o “desplazar” las tradiciones de los mixtecos transnacionales de San Juan Mixtepec, las están reforzando, además de darles difusión, lo cual sería imposible sin la tecnología actual. Néstor García Canclini muy acertadamente nos dice que la expansión modernizadora de los medios de comunicación no sólo no lograron borrar las tradiciones, si no que “se han desarrollado transformándose” (García Canclini, 1990).

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San Juan Mixtepec. Una comunidad transnacional ante el poder clasificador y filtrador de las fronteras se terminó en noviembre de 2006 en Imprenta de Juan Pablos, S.A., Malintzin 199, Col. del Carmen, Coyoacán, México, 04100, D.F. 1,000 ejemplares

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