Samperio: Las enseñanzas de Julia. Una entrevista

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Descripción

Samperio: Las enseñanzas de Julia. Una entrevista. Oct 28, 2013

por Jaime Villarreal Publicado en http://www.posdataeditores.com

Entrevisté a Guillermo Samperio (México, 1948) a invitación de Violetta Ruiz de Posdata en el marco de la recién concluida FIL Monterrey. Violetta no sabía entonces que la invitación me venía como anillo al dedo por tratarse de un género y un autor de los que me he ocupado, amén de que se trate tal vez del cuentista mexicano más destacado de las últimas décadas. Aunque Samperio (México, 1948) es un polígrafo, que ha escrito ensayo y crónica política, literatura infantil, poesía y novela, se ha destacado desde los años setenta como narrador de brevedades (cuentos y minificciones) y por reflexionar sobre la creación cuentística. Autor de más de veinticinco colecciones de cuentos y relatos breves, se ha caracterizado por abordar registros lúdicos, eróticos, esotéricos, políticos, humorísticos, metaficcionales, urbanos, coloquiales y contraculturales en relatos que a menudo adoptan la hibridez genérica contemporánea. Su obra es muy cercana a lo que investigadores como Lauro Zavala llaman ficción posmoderna. Como la gran mayoría de los autores de su generación, ha tenido como marcas vitales al rock, la Revolución Cubana, el movimiento estudiantil del 68, el boom latinoamericano y la cultura (masiva, popular y culta) norteamericana. Antecedentes de las múltiples tendencias de su escritura son Juan José Arreola (1918-2001), con sus minificciones humorísticas; Augusto Monterroso (1921-2003, quien por cierto fue tutor de Samperio cuando éste fue becario del INBA) renovador de la fábula y autor de cuentos irónicos; los narradores de “la onda”, como José Agustín (1944) y Parménides García Saldaña (19441982), quienes legaron a los narradores posteriores la coloquialidad juvenil, musical y citadina de los jóvenes de los sesenta. Sus dos principales vertientes creativas se reflejan también en sus influencias literarias, desde los argentinos destacados por sus ficciones fantásticas, Julio Cortázar y Jorge Luis Borges, hasta su muy admirado Raymond Carver (1938-1988), padre del realismo sucio estadounidense[1]. Así, el mismo autor ha distinguido en sus libros una disposición pendular entre la corriente imaginaria o fantástica y la más cotidiana, social y realista: “en ocasiones he dado a luz libros que contienen ambas caras. Tal es el caso de Miedo ambiente, en el que un jurado premió tanto unos como otros relatos”. En esa afirmación contenida en unos de sus ensayos teóricos sobre el cuento, se refiere al volumen que mereció el Premio Casa de las Américas de 1977 y que fue publicado en La Habana ese mismo año. Nuestro encuentro es en el lobby de un hotel aledaño al recinto de la Feria, el escritor lleva sombrero Panamá y ha preferido fumar uno de sus cigarros de medio o lejano oriente, los que, nos cuenta, consigue muy baratos en la fayuca del centro histórico del DF. Los temas y el ritmo de la breve entrevista se ciñen a la charla espontánea del propio Samperio, quien, por cierto, lamenta que su desorden de atención haya empeorado con los años. Intento hacerlo hablar del cuento, de uno de los libros que presenta en la Feria, ¿Te acuerdas, Julia? (Alfaguara, 2013), de su posición política… Sin querer empezamos a charlar sobre un par de relatos excepcionales en su libro y en los que aborda de manera inusual el consabido tema del narco. Me quejo de las muy esquemáticas narconovelas que no hacen más que repetir patrones de la novela negra, incluyendo, eso sí, los antihéroes de moda, capos y sicarios del narcotráfico. –Ese grupo del narco acostumbraba llegar por atrás –se refiere al cuento titulado “los malevos”, incluido en ¿Te acuerdas, Julia?–; pero él sabía, el jefe de los narcos que están en la casa, sabe que van a entrar por los árboles para parapetarse. Y ahí empieza la balacera. Y el chiste no es tanto la balacera o la matanza, sino burlarme, hacer un texto de humor de lo terrible. De repente: ¡wow, un bazucazo!, y le vuelan el baño. Y él dice: “uta, mi mujer me va a matar”. Y en el baño todo lo que trajo de Venecia… Está mucho más preocupado de lo que va a decir su vieja –Violetta, que registra y toma fotos, no puede evitar carcajearse– que porque estén allá afuera los seis narcos. Me encanta esa idea.

Ha sido una moda escribir sobre el narco. –Es que hay los que escriben en serio, entre comillas, del narco, que se volvió una moda. Yo dije voy a hacer unos cuentos del narco pero con jiribilla, ¿no? Como éste.

¿Cómo ves que el Nobel se lo lleve una cuentista? –Me parece estupendo porque el cuento muy rara vez se había tomado en cuenta para el premio Nobel.

Ni a Borges se lo dieron. –Bueno respecto a Borges, él se ganó no ganarlo por haber ido a saludar a Pinochet. Eso lo hizo por cabrón, eh. No por otra cosa. No creo que él fuera tan derechoso.

Creo que no le interesaba mucho la cuestión política… –Su padre fue militar y él mismo casi fue militar, entonces que los militares llegaran al poder yo creo que en el fondo él sentía algo agradable. No digo que traicionero, porque no traicionó nada ni a sí mismo. Él era de derecha. Entonces fue coherente siempre. Y por eso fue a visitar al dictador chileno.

Recibió un doctorado Honoris Causa del dictador. –Para él fue una honra y para nosotros fue una ofensa. Queremos que los ejércitos no maten a los civiles.

Por otro lado, te planteo una “polémica” acerca del cuento iniciada por un poeta joven en las redes sociales. Él se preguntaba: ¿qué de bueno puede tener un género literario del que se hacen decálogos? –Yo tengo un libro, Después apareció una nave. Recetas para nuevos cuentistas (Alfaguara, 2002). Pero yo ahí no digo el ABC sino que ellos le tienen que echar ganas.

Esta tradición de las teorías del cuento de los cuentistas viene desde Poe… –Releí a Poe. Yo salvaría unos cuantos cuentos de Poe, la verdad. Ha envejecido mucho y los buenos cuentos nunca envejecen, como los de Chéjov, esos siguen vigentes y estupendos. Y Gorki no se diga. [Pero Chéjov] es el padre del cuento moderno. –Conocedor de la tradición literaria rusa, recuerda “La nariz”, cuento de Gógol– Cuando cuenta ese en que va un señor a la peluquería y se equivoca el peluquero y le corta la nariz, entonces la nariz cobra vida y sale de la peluquería con su capa y se sube a la carreta, a su carreta, y da la orden de empezar. Y ahí va la nariz.

Me acordé de una presentación de unos premios donde hablaban de Jennifer López, le recomendaban ahí que cuidara mucho su trasero porque podía empezar una carrera de solista –ríe. Como cuento de Gógol. Éste era de Gógol, Gorki no es muy bueno por su izquierdismo. Digamos, yo no tengo una posición política definida, pero me cargo hacia la democracia severa, que está muy cerca de la izquierda. El problema de la izquierda es que maneja una ideología y las ideologías son lo más terrible que hay en el mundo. Entonces preferí yo solo rentar políticamente las cosas, ser yo mismo mi organización política. Recuerdo el caso de unos presuntos indígenas en Chiapas [presos], firmaron como 15 ó 20 organizaciones, oenegés, every body. No, yo no firmé, me invitaron. Investigué bien la situación de los dos indígenas, hice mi propio texto, me llamó el secretario de gobierno de Chiapas y me dijo: “Creo que tiene razón, el gobernador les va a dar la libertad pero a cambio de algo”. Le dije: “¿Qué?”. “Aquí te lo paso”. Y me pasó al gobernador [al teléfono]: “Hola, tienes toda la razón, vamos a sacar a esos tipos de la cárcel, pero a cambio de que me mandes tu libro Lenin en el futbol” –cuentario publicado por Grijalbo en 1977. Y fui a buscar en libros usados, para no deshacerme del mío, y se lo mandé. No recuerdo qué gobernador era. Fue la libertad de dos indios por un libro.

Escribiste un ensayo-crónica sobre Colosio. –Ah, ese es un libro grande que tuvo tres reimpresiones y nada más tres porque una vez que fuimos a la oficina de María de los Ángeles Moreno [ex senadora, secretaria y presidenta del PRI], como representantes de oenegés, yo era representante como de tres, estaba metido en todos lados, salimos,

osea visitamos a cada dirigente de partido para que no se metieran en lo que íbamos a hacer a traer un chorro de oenegés. Yo ahí hubiera creado el partido de oenegés, pero pues unos reaccionarios se opusieron. Y existiría ahorita y sería un partido, pero bueno la tranza siempre es la tranza.

¿Te gustó la película que hizo Carlos Bolado sobre Colosio? –Sí, sí me gustó. Me parece bastante certera. Así le convenía sacarla en tiempos electorales. Yo digo que los escritores y los cineastas con experiencia ya no se cuecen al primer hervor.

¿Cuántos libros de cuentos llevas a la fecha? ¿Sabes? ¿Unos treinta? –No, no sé. Yo creo que unos treinta. No sé cuántos llevo.

Te acuerdas, Julia está dedicado a una hermana tuya que vivó muy poco. –Sí, muy poco, creo que trece días o quince o dos meses, no me acuerdo.

Has comentado que ella te enseñó mucho. Me interesa saber qué te enseñó Julia –antes de que pueda contestar suena el ensordecedor silbato con el que la Fundidora Monterrey llamaba a sus trabajadores a interrumpir o continuar la jornada. Le explico el origen del estruendo, otro de los ornamentos históricos del parque, y le vuelvo a plantear mi duda. –Eh… Pues… A luchar por la muerte, contra la muerte. Porque la venció la muerte. Y si yo actualmente pues ya tengo una edad en que cada vez más se acerca la muerte, osea hay que enfrentarla. Reaccionar. Si ya estando más viejo me quito la vida o no me la quito. Ese tipo de cosas. No esperar a que estés con tanque de oxígeno y lleno de mangueras. Yo vi cómo murió mi padre y fue horrendo.

William, tu padre, era músico. ¿Tenía una agrupación relacionada con Tamaulipas? –Era veracruzano. Se llamaron Trío tamaulipeco de los hermanos Samperio. Y eso se los pidió Azcárraga, el primer Azcárraga, porque él se nacionalizó tamaulipeco. El que hizo la mejor, la buena tele la hizo el padre, no el Tigre; el Tigre echó a perder la tele mexicana. Pero su padre fue un genio.

¿Tu padre te heredó la sensibilidad artística? –Sí, pues él era músico, componía, les vendía canciones a los cantantes también, ellos las firmaban.

Tus cuentos eróticos profundizan esa experiencia por medio de personajes viejos, además de explorar la conversación como vivencia erótica que se enriquece con la edad. –Sí, se va decantando también. Ahí quise trabajar con cualquier personaje de cualquier edad. Y en el cuento de los campos aislados que eran pedregosos –se refiere a “La Encantadora de los Campos Aislados”. Esa mujer es una diosa.

Ese texto, a nosotros en el semidesierto norteño, nos puede hacer mucha resonancia. A la gente norteña de ciudad le da mucho por irse a caminar en los descampados. En el claro de rocas, dices, se encuentra la diversidad y amplitud del pensamiento, a diferencia de la unidad del pensamiento que encontraba María Zambrano en el claro del bosque. –El cuento obedece a eso. A cómo enfrentas tu entorno.

Jaime Villarreal (Monterrey, 1974). Ensayista y crítico literario, licenciado en letras españolas (UANL), maestro en ciencias del lenguaje (BUAP) y doctor en humanidades-literatura (UAM-I). Desde 1997 es catedrático de literatura, lingüística y estudios culturales (UANL, ITESM y UR). Sus textos han sido incluidos en Diez ensayos sobre narrativa neoleonesa (UAZ / UANL, 2012) y en Memorias en tinta.

Ensayos sobre la representación de la violencia política en Argentina, Chile y Perú (Santiago de Chile: Universidad A. Hurtado, 2013). Ha publicado artículos, ensayos y notas sobre teoría, literatura mexicana e hispanoamericana en diarios y revistas literarias y culturales. Ganó en 2007 el concurso literario nacional “Magdalena Mondragón” con su ensayo “La crítica catártica en ‘El perseguidor’ de Julio Cortázar”. En 2012 publicó la colección de textos críticos Lectofilias. Ensayos y notas críticas (UANL). Es residente posdoctoral de la Maestría en Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Guanajuato.

[1] En 2005 se publicó un antología de cuentos escritos a la manera de Carver coordinada por Samperio: Di algo para romper este silencio: celebración por Raymond Carver. México: Lectorum, 2005. Narradores como Eduardo Antonio Parra, Mempo Giardinelli, Hernán Lara Zavala, Beatriz Espejo, Alberto Chimal, Hugo Valdés y Pedro Ángel Palou aportaron relatos a dicha colección Tags: Guillermo Samperio, Jaime Villarreal, Julia?, ¿Te acuerdas

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