Rutas por Museos y colecciones de Paleontología: La Rioja, Asturias, Galicia y País Vasco

November 6, 2017 | Autor: A. Delgado Buscal... | Categoría: Paleontology, Cultural Heritage
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Descripción

Rutas por Museos y Colecciones de Paleontología LA RIOJA, ASTURIAS, GALICIA y PAÍS VASCO Ángela Delgado Buscalioni

Instituto Geológico y Minero de España 2006

Serie: Guías. Museos de Paleontología.

DELGADO BUSCALIONI, Ángela Rutas por Museos y Colecciones de Paleontología: La Rioja, Asturias y País Vasco / Ángela Delgado Buscalioni; Isabel Rábano, coord.-Madrid: Instituto Geológico y Minero de España, 2005 ??? págs.; 22,5 cm.-(Guías Museos de Paleontología; 2) ISBN - 84 -7840 - 575- 5 1. Colección. 2. Museo Paleontología. 3. Libro guía. 4. Comunidad Castilla y León. 5. Comunidad Aragón. I. Instituto Geológico y Minero de España, ed. II. Isabel Rábano, coord. III. Guías Museos de Paleontología 56.061.6(460.18+460.22)

Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados.

Coordinación: Isabel Rábano Textos: Ángela Delgado Buscalioni. Profesora de Paleontología del Departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid Textos de Introducción a la Geología: Mª Antonia Fregenal Martínez. Profesora del Departamento de Estratigrafía de la Universidad Complutense de Madrid Ilustraciones: Ángela Delgado Buscalioni, Miguel García Ramos Cartografía Geológica: Instituto Geológico y Minero de España Diseño y Maquetación: Equipo Franja Impresión: P. G. Pamadís ISBN: 84-7840-571-2 (Colección) ISBN: 84-7840-575-5 NIPO: 657-05-006-5 Depósito Legal: © Instituto Geológico y Minero de España

A todos aquellos hombres y mujeres que participan en la difusión y conservación de nuestro rico patrimonio en fósiles. A mis amigos y a mi familia. A mis compañeros, pues sin su trabajo y su generosidad esta guía habría sido imposible. A mi madre, Ángela.

ÍNDICE

De qué trata y a quién va dirigida esta guía ...........................................7 Los museos..........................................................................................11 Cómo utilizar la guía.............................................................................23 La escala del Tiempo............................................................................26 Museos de La Rioja ..............................................................................29 Museo Municipal de Ciencias Naturales de Arnedo .........................31 Centro Paleontológico de Enciso......................................................36 Asociación Cultural Igeensis............................................................37 Museos de Asturias y Galicia ................................................................57 Museo de la Minería........................................................................62 Ruta del Jurásico: Visita Guiada por los Dinosaurios de Ribadesella a Lastres ...............................................................66 Museo del Jurásico de Asturias, MUJA............................................75 Museo de Geología, Universidad de Oviedo .....................................86 Museos del País Vasco .........................................................................91 Museo de Ciencias Naturales de Álava............................................94 Museo de Minerales y Fósiles de Urretxu ......................................104

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DE QUÉ TRATA Y A QUIÉN VA DIRIGIDA ESTA GUÍA El conocimiento de la naturaleza, el turismo rural, el senderismo y la búsqueda de rutas históricas comienza a ser algo habitual en la formación integral de las personas, y por eso cada vez existen más guías y textos especializados sobre estos temas; en cambio, los aficionados y amantes de los fósiles carecían de una guía sencilla que les permitiese localizar los museos y las aulas de paleontología de España. Con este libro el Instituto Geológico y Minero de España continúa una colección de guías que reúne los 75 museos y colecciones de fósiles que podéis visitar en las diversas autonomías de nuestro país. He procurado que sea ahí donde aprendáis a disfrutar de la observación de los fósiles y de su conocimiento. No encontraréis aquí un catálogo descriptivo de fósiles, con sus nombres científicos y la relación de ejemplares maravillosos; he creído más didáctico que sean los fósiles los que os muestren cómo ha sido la vida en la Tierra, los momentos más impresionantes de la historia remota de nuestra península o los cambios que ha experimentado su geografía, su clima y los animales y las plantas que la han habitado desde hace más de 500 millones de años hasta la actualidad. Ya sabéis que la Paleontología es la ciencia que estudia los fósiles; pues bien, viajando por los museos viajaremos también en el tiempo y conoceremos mejor la paleontología y la geología de nuestro país. Para elaborar estas guías he recorrido muchos museos y he observado cómo los visitantes se fascinan con los fósiles. Algunas de las preguntas que se hacían me han sido útiles para la guía. En particular, quisiera dedicar esta guía a los padres y madres de familia que tienen la inquietud de transmitir a su prole la sensibilidad ante lo natural, y a las niñas y niños que mostraban un brillo de sorpresa y entusiasmo constantes en sus ojos. Cuando yo era niña, solía correr detrás de los guías en los

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museos; ahora no es frecuente encontrar un guía uniformado como los de entonces, con gorra de plato, que al final del recorrido esperaba ser reconocido y valorado por los visitantes. Era, y es, una profesión difícil, pues el público es amplio, diverso y exigente. Esta guía de viajes por el tiempo quiere emular el savoir faire de quienes ejercen la profesión de conducir a la gente por los espacios y universos evocados por los objetos naturales que han sido recogidos y custodiados por los humanos, a veces durante siglos. Esta guía, quiero resaltarlo, no es para expertos, sino para un público "simplemente" sensible y entusiasta de la naturaleza, que esté interesado por la vida del pasado y al que le guste viajar. Está dirigida a familias y a personas que disfruten visitando pequeñas localidades en busca de paisajes excepcionales o pequeños museos y aulas que divulguen conocimientos de la naturaleza y de los fósiles. Pretende también ser una guía didáctica de introducción a la paleontología, de modo que encontraréis información básica en el CD adjunto acerca de los fósiles y sobre el origen y la evolución de las plantas y animales. He pensado también en el uso que podrían darle los docentes a esta guía, así que incluyo reseñas sobre las actividades que realizan los museos. He intentado hacer una búsqueda exhaustiva para que dispongáis de las referencias de todos o casi todos los museos de paleontología de España. La experiencia me dice que la demanda de cultura de la naturaleza en nuestro país es muy grande y que gracias a la presión del público se abren cada vez más centros dedicados a las ciencias naturales. Como profesional de la paleontología me gustaría ver que esos centros progresan, y cuando digo "progresan" no sólo me refiero a mejorar la difusión y divulgación de su patrimonio natural, sino también a que se consoliden como centros que protegen el patrimonio de todos, catalogando y conservando adecuadamente los materiales fósiles que guardan. Estas guías manifiestan expresamente su respeto por todos estos centros, sabiendo que son muchos los que asumen con entusiasmo la responsabilidad de hacer de la cultura de la naturaleza algo activo. Espero que también a ellos les sea de utilidad este trabajo, como estímulo para alcanzar sus objetivos. En comunidades como Cataluña, Aragón, Valencia y La

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Rioja, donde la riqueza paleontológica y la afición por las ciencias naturales es grande, el número de pequeños museos es sin duda mayor que en otras, y algunos comienzan a tener recursos e infraestructuras que garantizan su perdurabilidad, contando, además, en sus plantillas, también con profesionales. En general, veréis que los museos de paleontología son muy jóvenes en nuestro país, y no ha sido tarea fácil localizar algunas de las colecciones. El tipo de gestión que tienen es muy variopinta; la gran mayoría dependen de los Ayuntamientos y no se hallan siquiera registrados o catalogados a escala provincial o autonómica. Es probable, por ello, que algunas colecciones no aparezcan aquí, a pesar de nuestros esfuerzos. Se han omitido, eso sí, las colecciones particulares que no son visitables y aquéllas cuyos fondos proceden de la expoliación intencionada de yacimientos; tampoco se incluyen las que tienen como finalidad el comercio de fósiles con el único objetivo del provecho personal de un individuo, ni aquéllas cuyo recolector oculta la procedencia de los fósiles y evita que sean catalogados y documentados. Quiero, con ello, defender la idea del patrimonio paleontológico como bien común y como legado cultural. Los fósiles pueden ser objetos bellos –muchos así lo creemos–, y pueden ser tratados como obras de arte de la naturaleza. Pero, sobre todo, los fósiles son indispensables para conocer la historia de nuestro planeta y nuestra propia historia. Los fósiles son los únicos documentos de origen orgánico capaces de transmitirnos información desde el pasado al presente. Dicho de otro modo, un fósil es un médium, como los de las pelis, que nos comunica acontecimientos de hace millones de años. A estos mensajeros de tiempos antiguos hay que respetarlos y no olvidar que sólo la colaboración de todos –los que los encuentran, los que los custodian, aquellos que nos los muestran y los que los estudian para descifrar sus mensajes– nos permitirá comprender mejor nuestra historia. Acepto correr el riesgo de despojar a la ciencia paleontológica y a la geología de pesadas definiciones y arduos nombres para acercar los fósiles al público en general. En la búsqueda de un discurso simple, claro y quizá esquemático, probablemente haya cometido alguna imprecisión; espero que

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no sean muchas, y espero también que aquellos compañeros que vean sus ideas reflejadas a lo largo de la guía no se sientan defraudados. Después de dejar unas páginas escritas para que los aventureros comiencen su singladura, quiero decir que me encantaría recibir las impresiones de aquellos que sigan las recomendaciones aquí propuestas. Para quienes deseen hacer críticas, comentarios o sugerencias, os dejo la siguiente dirección cibernética: [email protected]

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LOS MUSEOS Definir en detalle qué es un museo no es algo fácil, primero porque la definición depende de las características y el desarrollo de cada sociedad; en segundo lugar, porque también hay definiciones jurídicas de la expresión "bienes de interés museográfico", y tercero, porque no es lo mismo hablar de museos de arte, bien conocidos en nuestra cultura, que de paleontología, palabra para muchos desconocida. En algunas de las legislaciones sobre museos de las autonomías españolas se define lo que es un museo y se diferencia a éstos de las colecciones museográficas. Podemos encontrar, por ejemplo, esta definición: "Son museos las instituciones o centros de carácter permanente, abiertos al público, que reúnen, conservan, ordenan, documentan, investigan, difunden y exhiben de forma científica, didáctica y estética conjuntos y colecciones de valor histórico, artístico, científico, técnico o de cualquier otra naturaleza cultural, para fines de estudio, educación o contemplación. Un museo debe de tener fondos, y éstos estar reflejados en un Libro de Registro, un Inventario y un Catálogo, a fin de contar con una documentación exhaustiva de nuestro patrimonio histórico." Ya veréis que en nuestro país existen muy pocos museos dedicados al estudio de los fósiles, y de las ciencias naturales en general, que cumplan todos los requisitos de la definición anterior. En cambio, es mucho más frecuente que os encontréis con lo que legalmente se conoce como colecciones museográficas. Las colecciones museográficas son conjuntos estables de bienes culturales conservados por una persona física o jurídica que, sin reunir todos los requisitos propios de los museos, se exponen al público para su contemplación de forma permanente, coherente y ordenada. Muchas de estas colecciones actualmente son gestionadas por los municipios. Ahora bien, en esta guía se utiliza indistintamente el término "museo", para hacer más fluida la lectura. Esta situación de pocos museos y muchas colecciones permite averiguar cómo se han ido formando las colecciones de

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fósiles que existen en nuestro país, y clasificarlas de acuerdo con las razones y los fines que les dieron origen.

Los museos y sus creadores La creación de museos y colecciones de historia natural, plantas, animales, minerales, rocas y fósiles es algo muy antiguo en nuestra cultura. Ya en Grecia existieron colecciones que eran tratadas y custodiadas como verdaderos tesoros. En Roma proliferaron las colecciones privadas y se potenció el comercio de objetos artísticos y naturales. Formaba parte del buen gusto y del placer por la vida el tener colecciones raras, originales, y se valoraban los objetos por su antigüedad. Muchas de las colecciones que vais a visitar guardan ese espíritu: los objetos expuestos son tratados como elementos estéticos que guardan historia. Cada fósil es un objeto precioso y preciado por su rareza y forma parte de una conjunción extraña entre lo natural y lo mitológico.

El primer coleccionismo Algunos de los fondos de los museos creados a partir de colecciones privadas delatan el carácter de quienes las fueron acopiando a lo largo de toda su vida. El entusiasmo de esas personas refleja parte de sus creencias respecto de los fósiles. En algún caso, prevalece en la colección la fascinación por lo desconocido, el asombro por cómo se ha podido formar un objeto particularmente extraño, como un insecto hallado en ámbar, por ejemplo, o una huella o un coprolito (hez fósil en que se ha conservado parte de la digestión que tuvo un animal de hace millones de años). Ese interés es algo natural en los seres humanos, y del mismo modo que hoy algunas personas lo tienen muy vivo, los humanos de hace más de 50.000 años también lo compartían. En su libro Fósiles y Hombres, el paleontólogo francés Eric Buffetaut cuenta que durante las excavaciones arqueológicas en las cuevas de Arcy-sur-Cure, en Borgoña, se descubrió en un nivel del Paleolítico Medio una colección de fósiles compuesta por un coral y un caracol llevados a la cueva por un neandertal. Los fósiles, pues, han despertado siempre la curiosidad de los humanos y han estado en la base de numerosas leyendas y mitos.

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La leyenda del "Gigante", por ejemplo, hunde sus raíces en la paleontología y, de hecho, la "gigantología" se consolidó como una rama de esta ciencia durante los siglos XVII y XVIII. Los escritos acerca de los fósiles del "Barranco de las Calaveras" o "de las Maravillas", en la localidad de Concud, próxima a Teruel, atestiguan el fuerte debate que en un momento hubo en torno a la presencia de gigantes en España. El debate lo protagonizaron el benedictino Feijoo y el franciscano Torrubia. Torrubia defendía la existencia de gigantes en Concud basándose en la tradición oral de los indígenas centroamericanos, que sólo ponían nombres a aquello que conocían, y la palabra "quinametin" significaba gigante, así que, si existía la palabra, debía existir "la cosa". Torrubia citaba los trabajos de otros gigantólogos europeos que describieron los restos de Teutobocus, rey de los teutones derrotado por Mario, cónsul romano. Feijoo, por su parte, interpretó los huesos del Barranco de las Calaveras como los restos de una batalla. El Barranco de Concud está, ciertamente, lleno de huesos cuya edad se remonta a hace unos 7,5 millones de años. Su peculiar y rica asociación de fósiles (rinocerontes, jabalíes, antílopes, caballos primitivos, ciervos y el perro más antiguo de que se tenga noticia) lo hacen merecedor de la atención prestada por estos y otros estudiosos. Muchos de los museos cuyas colecciones guardan este sabor "misterioso y mítico" se han formado a partir de la recolección de fósiles hallados en el entorno geológico más próximo. Esta tarea la suele iniciar una única persona, instruida o no pero que, en general, trabaja aislada. Conocer sus historias es toda una experiencia, creedme. Actualmente se está intentando que colecciones así reunidas sean catalogadas e inventariadas, pues corren el riesgo de que en el futuro se pierdan o desaparezcan. Algunas comunidades autónomas están potenciando ayudas para ello, o bien conceden una serie de privilegios fiscales a aquellos coleccionistas que ceden sus colecciones a una institución pública, pero estas acciones son aún insuficientes y hay que trabajar más en esta dirección con el fin de organizar y estructurar el rico patrimonio paleontológico y geológico que tiene España y sus comunidades.

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Las colecciones virtuosas Otro tipo de colecciones son aquellas creadas por "coleccionistas virtuosos", que seleccionan con sumo cuidado las piezas, recreándose en "lo precioso" del objeto fósil. Este tipo de museos y colecciones conservan el espíritu de los antiguos Gabinetes de Historia Natural de los siglos XVI y XVII. Pretenden mostrar el fósil en toda su integridad, es decir, mostrar que son realmente objetos "preciosos" que nos enseñan qué organismos existieron en el pasado. Para ello buscan el mejor ejemplar, aquél en el que podamos apreciar todas sus partes, cada detalle de su anatomía, y procuran que esté siempre perfectamente preparado y limpio. En este tipo de colecciones, que sin duda son muy ilustrativas, existe un cierto sentido de "orden natural" que podríamos rastrear hasta el Renacimiento y que consiste en creer que los seres pueden ser exhaustivamente ordenados y catalogados. Fue precisamente en el Renacimiento cuando se crearon los Gabinetes de Historia Natural con el fin de sistematizar los objetos, ordenándolos según las analogías que se encontraban entre aquéllos hallados en la Tierra y los del macrocosmos, procurando así reunir la totalidad de la Naturaleza en un único sistema. De acuerdo con este sistema de pensamiento, los fósiles eran considerados representaciones petrificadas de otros objetos, por ejemplo astros u órganos. Eran comunes términos como Priapolitos o Histerolitos para denotar las piedras con forma de órganos masculinos (priapo) o femeninos (útero). Pero esta tradición no se ha agotado del todo, pues algunos de los términos que utilizamos en la actualidad para referirnos a determinados fósiles proceden de costumbres arraigadas en la historia natural renacentista. Nombres como "ammonites" o "belemnites" se han seguido usando desde hace tres siglos para identificar, en el lenguaje corriente, las extrañas formas de algunos fósiles. Un coleccionista "virtuoso" siempre acabará mostrando la colección que tanto esfuerzo, y muy probablemente dinero, le habrá costado, convirtiendo su muestra en una "Raroteca" o en el "Thesaurus fossilium" del Manierismo renacentista. Estos museos, ubicados probablemente en los lugares más insólitos y bellos, estarán siempre bien ordenados, tendrán etiquetas con el nombre de la especie a la que el fósil perte-

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nece y los coleccionistas más ilustrados habrán comenzado a hacer un catálogo documentado de sus colecciones, algo necesario para la transmisión del saber.

Colecciones enciclopédicas A diferencia de los museos y colecciones que hemos mencionado, los museos enciclopédicos se gestan con la colaboración de muchas personas, y su orden obedece al saber científico de la época en que se crean. En estas instituciones los fósiles son el legado dejado por el tiempo, y como tal, es un documento que hay que custodiar. Este privilegio, estar cerca del saber y custodiarlo, creó la élite cultural que correspondió en sus orígenes fundamentalmente a la Corte y a la Iglesia. La raigambre de las órdenes religiosas en las ciencias naturales españolas es profunda. Uno de los primeros naturalistas españoles, el Padre José de Acosta (1540-1600) era jesuita. Nacido en Medina del Campo y de origen judío, Acosta estudió en Alcalá de Henares y viajó a Perú. Sus estudios sobre la fauna de las Indias son los primeros que intentan explicar por qué los animales y las plantas de aquellas regiones eran diferentes a los europeos. Acosta combinó argumentos geográficos, biológicos y teológicos, y sus escritos influyeron en las observaciones que Darwin realizara en su viaje a las Indias. Éste y otros jesuitas españoles, especialmente después que fueron expulsados de España, en 1767, contribuyeron al mejor conocimiento de la historia natural y humana de Hispanoamérica en la Europa ilustrada. Jesuitas, escolapios, benedictinos y franciscanos participan activamente en los estudios de la historia natural de España; además del padre Acosta, ya se han destacado las figuras de Torrubia y Feijoo. Estas órdenes religiosas han jugado también un importante papel en la historia de la paleontología española, y su relevancia científica se extiende hasta el tercio final del siglo XX. Muchos de estos religiosos llegaron a la paleontología defendiendo los principios del cambio orgánico o "transformismo" que promulgaba la teoría de la evolución. Aún se pueden visitar algunas colecciones en los centros docentes de estas congregaciones que, además, mantienen en vigor la paleontología participando activamente en los descubrimientos científicos.

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La primera colección enciclopédica de importancia fue la del Real Gabinete de Historial Natural de Madrid, fundado en 1752 por Fernando VI a propuesta del Marqués de la Ensenada y que hoy es el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Este tipo de centros tiene un poder "sacralizador" de los objetos naturales, donde sólo los expertos pueden comprender su orden, sus nombres y su significado. El discurso de la historia natural se aleja del gran público y si uno no maneja su jerga no puede más que observar y maravillarse del trabajo realizado por otros. La ciencia natural del siglo XVIII quería encontrar un lenguaje que fuese capaz de denominar lo visible y que le permitiera comparar los seres entre sí. Ese intento queda reflejado en los cientos de términos especializados que sirven para describir animales y plantas (por ejemplo, pigostilo, pigidio, gena, pleura, braquia, pistilo, bráctea, etc.), términos que para muchos no significan más que supercalifragilístico espiralidoso, estribillo de una canción que cantaba Mary Poppins en la película protagonizada por Julie Andrews. Sin embargo, para los especialistas, esos nombres hablan de la forma, la cantidad, el tamaño o la manera en que se distribuyen los elementos en el espacio. La utilización de estos términos que describen la anatomía de los organismos fue decisiva para poder comparar y ordenar a los seres entre sí, de un modo sencillo. Así, detrás del nombre Tyrannosaurus rex, hay un análisis profundo de las diferencias y semejanzas que existen entre este animal (un dinosaurio) y los demás. La posibilidad de ordenar la naturaleza poniendo nombre a las especies nos ha servido como referente para reflexionar sobre la vida en el pasado, y cómo podrá ser ésta en el futuro. Esta disciplina se conoce con el nombre de Taxonomía y su saber le llega al público a través de los nombres latinizados de las especies. Esta es la razón por la que cada fósil tiene una etiqueta donde aparecen su nombre, su procedencia y su antigüedad. En algunos sitios podemos ver la serie de ejemplares a partir de los cuales se realizó la primera descripción de una especie; a esos lugares se les llama "tipotecas".

Los museos didácticos Entre los museos de más reciente creación cada vez surgen más los museos didácticos, en los cuales el público desempeña un

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papel protagonista. Sin duda, estos museos aparecen en sociedades mejor formadas, con mayores recursos y más tiempo de ocio. En teoría, estos museos tienen una estructura más compleja y más dinámica que los tradicionales, pues necesitan de una mayor infraestructura y de recursos humanos para poder mantener las exposiciones, las actividades que promueven y, en general, las iniciativas educativas que diseñan para los diversos públicos. A partir del siglo XIX y, por supuesto, en el XX, el museo se "democratizó", puesto que se socializa la cultura. La iniciativa de estos nuevos museos surge en Estados Unidos y provoca la creación de una verdadera trama museológica que se engrana en instituciones internacionales y que ya no restringe la noción de museo a la sola idea de guardar y proteger una colección. Para poner en marcha y mantener museos de este tipo se necesitan instituciones sólidas y una administración pública comprometida con la cultura, de modo que, lamentablemente, por ahora no hay muchos en nuestro país. Si vais a uno de estos museos, observaréis que los objetos naturales que se exponen son pocos. El fósil que se muestra está seleccionado porque forma parte de un contexto más general que también se expone, sea una idea, una actividad o una analogía. Se busca así presentar una mejor relación entre los objetos. Hay que intentar comprender en estos museos cuál es la historia, el discurso que debemos seguir, qué elementos y en qué direcciones preferentemente debemos mirar, para sacar el máximo provecho a nuestra visita, pues a veces incluso se persigue la complicidad entre el objeto y el observador, para que así se sienta involucrado y aprenda mejor. Un museo didáctico tiene que animar a que se produzca esa complicidad. Por ello, uno de los avances en este sentido fue la idea de ilustrar pictóricamente los museos paleontológicos, introduciendo grandes murales que representen retazos de la vida del pasado a modo de clichés fotográficos. Algunos de nuestros museos siguen esta tradición, que comenzó en Estados Unidos hacia 1950, cuando famosos ilustradores como Charles Knight comenzaron a llenar los huecos de nuestra imaginación. La riqueza y la diversidad del pasado más remoto quedó espléndidamente plasmada en los murales del Museo Peabody, de Yale. Pero los ilustradores y maquetistas españoles no van a la zaga, y sus obras

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están dejando huella en el mundo nacional e internacional de la representación paleontológica. A veces, buscando una comprensión sencilla e inmediata de los hallazgos paleontológicos y científicos, se crean modelos. Los modelos explican la relevancia de determinados hallazgos mediante el uso de reconstrucciones, programas de ordenador, holografías o grandes maquetas de tamaño natural, o la mecánica que existe detrás de un acontecimiento natural, como por ejemplo el crecimiento de las plantas. Ahora bien, no es fácil encontrarlos, puesto que requieren de expertos y personal especializado, y a veces se trata de técnicas muy costosas. No obstante, algún ejemplo encontraréis en las visitas que aquí os recomiendo. Es importante que, como visitante, uno se deje seducir por las imágenes que desvelan el pasado, mirarlas proyectadas en el tiempo, pues es ahí donde se reconocen los avances de la ciencia. Las imágenes son las interpretaciones y explicaciones sobre un tema. Lamentablemente, los museos suelen retirar de sus exhibiciones las reconstrucciones, los dioramas y las pinturas que consideran pasadas de moda. Y digo "lamentablemente" porque la comparación entre el antes y el ahora de las reconstrucciones es muy ilustrativa del saber paleontológico. Un porcentaje muy alto de los museos de España están dedicados a los dinosaurios y a la evolución humana; tener la posibilidad de comparar las reconstrucciones que se han hecho a lo largo de la historia es entrar en la propia historia de nuestras creencias: de los dinosaurios lentos y torpes, fieros y sangrientos pasamos a concebirlos como animales estilizados, ágiles, inteligentes y sociales. Y en la esfera de lo humano, de los neandertales morenos, barbudos, peludos y bárbaros a los humanos de piel blanca,lampiños, con costumbres sociales sofisticadas. El papel que desempeñan estos museos en nuestra sociedad ha de ser activo y activado, pues si bien tenemos la oportunidad de visitar pequeñas colecciones paleontológicas con bellos ejemplares, los museos didácticos, por sus capacidades económicas y técnicas, pueden poner en relación y en reacción mundos muy diversos. Estos museos han de incitar a la reflexión, rompiendo esquemas prefijados, y han de educar nuestra sensibilidad hacia la historia y las ciencias, ya

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que no dejan de ser manifestaciones humanas tan atractivas como la música o el deporte.

Los parques naturales, geológicos y culturales Algunas comunidades autónomas están desarrollando un nuevo ámbito para conservar, mostrar y potenciar su patrimonio. Como podréis seguir en las guías, algunos de los centros que se pueden visitar forman parte de rutas establecidas dentro de un Parque Natural, un Parque Geológico o un Parque Cultural. Estas figuras se han creado para abarcar áreas extensas de un territorio cuyos paisajes sean de una belleza singular, ya sea por su flora o por su fauna, o bien porque contengan formaciones geológicas o paleontológicas que merezcan una atención especial. En estos lugares, los yacimientos geológicos y paleontológicos son considerados "Monumentos Naturales y Culturales", lo que, por una parte, resalta su interés científico, educativo y turístico, y, por otra, establece un nexo entre la historia de la tierra y la historia del hombre. El desarrollo de estos territorios ha favorecido a aquellas zonas con escasos recursos tecnológicos que han visto en los Parques un nuevo modo de ganarse la vida, relacionado con un turismo que busca valores en la naturaleza y que incentiva el respeto por la cultura tradicional y natural. En estos ámbitos encontraréis a personas muy concienciadas de la labor que realizan, que tratan de llevar adelante iniciativas de muy diversa índole para potenciar la oferta cultural y crean, por ejemplo, rutas arqueológicas, etnológicas, senderos, etc. Conviene, si vais a uno de estos lugares, que recopiléis todo tipo de información acerca de lo que ofrecen, pues su oferta es variada y asequible. Normalmente encontraréis exposiciones y colecciones dedicadas a la geología y a la paleontología local o regional, en lo que se denominan Aulas o Centros de Interpretación, que no museos, pues sus fondos son más bien escasos. Muchos de estos centros ofrecen visiones interesantes por la sencilla razón de que podemos contemplar los fósiles en el contexto en que fueron hallados y en su lugar de procedencia, situación de gran potencial didáctico que a veces está poco explorada o mal gestionada.

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La creación de este tipo de parques es una iniciativa reciente que está cuajando pero que requiere de la colaboración y la buena voluntad de muchos estamentos: ciudadanos, ayuntamientos, asociaciones culturales, patronatos, diputaciones y los propios licenciados y profesionales. En parte, podríamos hablar de una nueva visión de lo que es la cultura gestionada y animada desde dentro, en busca de un proyecto global, con grupos y redes de cooperación. En este modelo, la conciencia y la protección del patrimonio se convierten en algo colectivo, en una custodia compartida. El resultado, en consecuencia, debería ser una relación más dinámica con la cultura y con los bienes naturales y culturales, pues se invita a los visitantes a que participen activamente. En muchos de estos centros encontraréis que la visita es guiada y que existen actividades que son muy populares. El éxito de estas iniciativas dependerá de que los grupos que las impulsan vayan formando un verdadero tejido en acción, no sólo en la defensa de sus intereses puntuales, sino en la consolidación de una cultura más próxima a la naturaleza.

Los museos tecnológicos y temáticos En este apartado me referiré a dos tipos muy distintos de museos. Unos son los temáticos relacionados con los fósiles, que suelen ser museos dedicados a la minería del carbón, y los otros son los grandes Museos de las Ciencias. En ambos casos nos alejamos mucho de donde comenzamos, pues aquí los fósiles se muestran como ejemplos de grandes discursos e ideas procedentes de aspectos humanos, científicos y tecnológicos muy diferentes. En los museos de minería el desarrollo científico está vinculado a la búsqueda del carbón, y el estudio de los fósiles tiene por único objetivo el saber si existe este combustible y qué calidad tiene. El carbón es un producto derivado de la fosilización de los abundantes restos vegetales que se produjeron en remotos pantanos de aguas estancadas. Algunos de estos museos han cuidado notablemente sus exposiciones y son lugar de encuentro entre varios mundos: el científico, el técnico, el social propio del mundo minero y el del visitante. Los Museos de las Ciencias, por su parte, son algo más complejo, aunque los fósiles se utilizan también con objetivos

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muy puntuales. Estos grandes museos suelen recibir a un público muy numeroso y a veces distan poco de los centros de atracciones. Aquí, los visitantes, de un modo lúdico, disfrutan de los objetos que se exponen, de su funcionamiento. Son lugares en los que la técnica parece hacerlo todo posible y que supuestamente nos acercan a bosques tropicales, minas o desiertos. Son las catedrales de nuestro mundo tecnológico y científico, construidas por grandes corporaciones o para gloria de nuestras administraciones políticas. Su prestigio puede llegar a ser grande y desarrollar una labor educativa importante en nuestras sociedades, pero para ello requieren del dinamismo de propuestas que mantengan a estos museos vivos en tanto que museos.

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CÓMO UTILIZAR LA GUÍA Cuando pensamos cómo debía ser este libro, tuvimos como referencia las guías de viajes, pues de algún modo el espíritu práctico y teórico que lo anima se acerca mucho a la idea de un viaje por la Península, pero también a lo largo del tiempo. La guía está organizada por comunidades autónomas, agrupadas en 5 volúmenes, cada uno dedicado a la paleontología de comunidades autónomas próximas geográficamente. El lector encontrará una explicación breve sobre la geología de cada comunidad junto con la descripción de sus museos. Todos éstos cuentan con una ficha previa con direcciones, horarios, localización, si disponen de visitas guiadas, además de un breve resumen sobre sus características y sobre el entorno histórico y natural donde se ubican. Un código simple permite saber si el museo alberga una colección extensa de fósiles o si está dedicado específicamente a un grupo paleontológico. Así, el código “Eras Geológicas” se refiere a la antigüedad geológica de los restos de la colección. De este modo, “desde 600 millones de años (m.a.)” sería la máxima antigüedad referida, y el lector podrá comprobar en la escala del tiempo, que aparece en el CD o en la página 27, de qué Era o Periodo se está hablando. “Registro Fósil”, por su parte, es un indicador de la diversidad de la colección, la calificación de “completo” atiende a que el museo o la colección contienen fósiles de un gran número de grupos biológicos. En caso de colecciones específicas se indica el tipo de fósiles que el visitante va a encontrar. Por último, cada guía contiene un CD donde, de un modo resumido y gráfico, el lector podrá acudir para documentarse sobre la historia geológica de la Península, con mapas de cómo fueron cambiado los perfiles geográficos de ésta a lo largo del tiempo geológico. Un espacio del CD está dedicado a los fósiles más abundantes y se describen las características más relevantes de éstos, y a modo de curiosidad, el lector podrá encontrar en qué momento se producen los grandes cambios de la vida en la Tierra, descritos a partir de preguntas simples como:

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¿Cuándo se conquista la tierra firme?, o ¿Cuándo aparecieron las bacterias?, ¿Cuándo apareció el sexo?, etc. El contexto geológico y geográfico de los museos. Antes de hablaros de los museos de cada comunidad, os presentamos los dominios geológicos más importantes que la componen, en breves reseñas elaboradas por la geóloga María Antonia Fregenal. Se incluyen también mapas geológicos y geográficos, donde hallaréis los logotipos de los museos y el trazado de las rutas principales para acceder a ellos por carretera. Puesto que muchos museos muestran la riqueza paleontológica de su zona, ésta dependerá de la antigüedad y el origen de las rocas y de las formaciones que hay en el entorno. En cualquier caso, combinando el mapa geológico y la situación del museo podréis tener una idea previa de lo que os vais a ir encontrando. Las fichas de cabecera. La información relativa a la localización (logotipo, dirección, teléfonos, página web) de cada museo se consigna en las cabeceras. Se os proporcionan, además, datos sobre si es fácil o difícil el acceso, los horarios y las ofertas didácticas y de ocio. Se añade también si el centro tiene interés local (si se ocupa de la historia y la naturaleza de la zona), geológico (si se ocupa más de la geología que de la paleontología) o museológico (si la historia del museo es particularmente interesante). Finalmente, para ayudaros a elaborar una ruta por si queréis visitar otros lugares y monumentos de las respectivas localidades o cercanos a ellas, se recogen algunas características del entorno natural e histórico en que se halla emplazado cada museo. En el margen inferior de la ficha, encontraréis los siguientes iconos que representan el interés del museo o de la zona donde se ubica: paleontológico, geológico, histórico, paisajístico, huellas, arqueológico, minero, senderismo.

Interés paleontológico

Interés arqueológico

Interés geológico

Huellas

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Interés histórico

Interés paisajístico

Minería

Sendero

Visita guiada

La clasificación. Si la colección, además de estar simplemente ordenada, se completa con paneles, modelos, maquetas y montajes que ayuden didáctica y estéticamente al museo, se valora con una estrella ( ). Si existen piezas únicas que sean relevantes o asociaciones fósiles especiales, la colección será señalada con un rombo ( ). La información de cada museo. He procurado contextualizar los fósiles dentro de cada museo, destacando si pertenecen a un yacimiento importante, si tienen detrás una historia particular o si por su excelente preservación son buenos guías para aprender algo sobre la evolución. No se trata, por lo tanto, de describir exhaustivamente todos los fósiles, sino más bien de subrayar lo que podemos conocer a través de ellos, sin dejar de compararlos con los organismos vivos y aprovechando algunos especímenes para relataros descubrimientos que han determinado la historia de la paleontología española. A esto se dedican sobre todo los recuadros que acompañan al texto principal.

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LA ESCALA DEL TIEMPO Rutas por periodo geológico. Un modo de utilizar la guía sería recorrer la Península en busca de periodos geológicos específicos. No es muy práctico, ciertamente, pero si alguien desea, por ejemplo, visitar los museos con fósiles del Triásico –y tiene tiempo para ello–, puede darse un buen paseo desde Alcover (Tarragona) a Requena (Valencia), y de ahí a Santiesteban del Puerto (Jaén). En todo caso, esta opción me permite introducir algo que siempre va a estar presente en esta guía: la referencia temporal. La escala del tiempo nos sirve para conocer la edad, los millones o miles de años que tienen unos fósiles o unos sedimentos, pero también es un modo de ordenar los acontecimientos que ha vivido el planeta. La escala del tiempo siempre se lee de abajo hacia arriba, de lo más antiguo a lo más moderno. En la escala hay varias subdivisiones, la mayor corresponde a las Eras. La Era “primaria” es el Paleozoico, la “secundaria” es el Mesozoico y la “terciaria” es el Cenozoico, que llega hasta nuestros días. La otra división que se utiliza a lo largo de la guía son los periodos. A cada Era le corresponden una serie de periodos; al Mesozoico, por ejemplo, le corresponden los periodos Tríasico, Jurásico y Cretácico. Finalmente, se incluye también una escala más pequeña, que son las épocas. Hay varias épocas por periodo. El Plioceno y el Mioceno son épocas del periodo Cenozoico. En la figura se representa una escala de tiempo a la que seguramente tendréis que acudir muchas veces.

299 Ma

HOLOCENO

PLEISTOCENO

CARBONÍFERO

PALEOCENO

SUPERIOR Malm

SENONENSE NEOCOMIENSE

GUADALUPIENSE

CISURALIENSE

NEOPROTEROZOICO

INFERIOR

LOPINGIENSE

PÉRMICO

PRÍDOLI LUDLOW WENLOCK

LLANDOVERY 443 Ma

SUPERIOR

MEDIO INFERIOR SUPERIOR MEDIO

INFERIOR 542 Ma

PROTEROZOICO

TRÍASICO

199 Ma

251 Ma

INFERIOR

488 Ma

INFERIOR Lías

MEDIO

MEDIO

416 Ma

MEDIO Dogger

SUPERIOR

SUPERIOR

CÁMBRICO

CRETÁCICO

145 Ma

JURÁSICO

M E S O Z O I C O

INFERIOR

359 Ma

DEVÓNICO

55 Ma

MISSISSIPPIENSE

SILÚRICO

EOCENO

SUPERIOR

PENNSYLVANIENSE

ORDOVÍCICO

OLIGOCENO 34 Ma

P A L E O Z O I C O

MIOCENO

F A N E R O Z 0 I C O

NEÓGENO

5 Ma

23 Ma

PALEÓGENO

C E N O Z O I C O

PLIOCENO

65 Ma

PALEOZOICO

ÉPOCA

0.01 Ma

1.8 Ma

F A N E R O Z 0 I C O

PERÍODO

ÉPOCA

ERA

EÓN

PERÍODO CUAT.

ERA

EÓN

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EDIACÁRICO

600 Ma

CRIOGÉNICO 850 Ma

TÓNICO 1000 Ma

MESOPROTEROZOICO 1600 Ma

PALEOPROTEROZOICO 2500 Ma

ARCAICO Tabla cronoestratigráfica.

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MAPA GEOLÓGICO DE

LA RIOJA

LEYENDA CUATERNARIO NEÓGENO PALEÓGENO JURÁSICO-CRETÁCICO PÉRMICO-TRIÁSICO CARBONÍFERO CÁMBRICO-DEVÓNICO PROTEROZOICO

Escala 1:1.100.000

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MUSEOS DE

LA RIOJA Museo Municipal de Ciencias Naturales de Arnedo, Centro Paleontológico de Enciso. Asociación Cultural Igeensis.

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232

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La Rioja es una comunidad de poca extensión pero que goza de una gran popularidad, no sólo por ser una de las comarcas vinícolas más tradicionales de nuestro país, sino por sus reputados yacimientos de huellas o icnitas de dinosaurios que ya forman parte de sus atractivos turísticos. Dos unidades geológicas diferentes conforman este territorio: la Cuenca del Ebro, en la que se asienta la mitad norte de la Comunidad y el Sector de Cameros-La Demanda de la Cordillera Ibérica que ocupa la mitad sur de este territorio. Estas dos unidades geológicas han sido descritas profusamente con anterioridad, ya que esta no es la única comunidad autónoma asentada sobre las mismas (ver Aragón, vol.2 y Cataluña, vol. 4 para Cuenca del Ebro y Castilla y León, vol. 2 para Cameros-La Demanda).

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Respecto a la Cuenca del Ebro cabe reseñar que al igual que en Aragón aquí también está constituida por sedimentos continentales procedentes de la erosión de los relieves montañosos adyacentes levantados durante la orogenia Alpina, que se depositaron en ambientes fluviales y lacustres. Son esas rocas anaranjadas que se pueden ver aflorando en los alrededores de la ciudad de Logroño o en el entorno de la localidad de Nalda. En su mayor parte estos sedimentos son de edad miocena, aunque también hay afloramientos oligocenos y pliocenos. El Museo Municipal de Arnedo ofrece la posibilidad de reconocer algunos ejemplares de las ricas faunas pliocenas de la Cuenca del Ebro. Cameros-La Demanda es un sector de la Ibérica que se reparte entre La Rioja y las provincias de Burgos y Soria que está compuesto por un extenso macizo de rocas paleozoicas (La Demanda) rodeado de estrechas franjas de afloramientos triásicos y jurásicos. Al sur y al este de La Demanda se disponen los 9000 m. de rocas continentales de edad Cretácico Inferior que rellenaron la antigua cuenca sedimentaria de los Cameros. Esta extraordinaria acumulación de sedimentos de litologías variadas (conglomerados, areniscas, calizas, arcillas, yesos) tuvo lugar en ambientes fluviales, zonas pantanosas, lagunas y lagos salobres y carbonatados alejados de la influencia marina y en marismas y llanuras más próximas a las costas. Estos sedimentos son los que guardan tal abundancia de icnitas o huellas de locomoción de dinosaurios, que toda La Rioja en su conjunto se considera un superyacimiento de icnitas. El recorrido por el Centro de Enciso, o un paseo por Préjano o Igea o por los alrededores de las localidades de El Villar, Poyales, Navalsaz, o Cornago, nos permitirá hacernos una muy buena idea de la riqueza paleontológica de esta zona que el aficionado a la paleontología y la geología no puede dejar de visitar.

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MUSEO MUNICIPAL DE CIENCIAS NATURALES DE ARNEDO LOGROÑO: Santiago Milla, 18 - Arnedo 941 38 38 15 Eras Geológicas: 400 - actualidad Registro fósil: marino y continental Clasificación: Interés:

Arnedo es un municipio con historia, que en la actualidad es próspero gracias a la industria del calzado. El Museo está emplazado en la Casa de Cultura de Arnedo, en el antiguo palacio renacentista de 1658 casa del Arzobispo de Granada. En él se muestra una rica colección de minerales y fósiles procedentes de todo el mundo y se aprovecha este espacio expositivo LOGROÑO Agoncillo Río E bro Alcanadre Murillo de Río Ausejo

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Igea

para dedicar algunas salas a los fósiles de La Rioja. En los alrededores de Arnedo, en el valle del río Cidacos, se han recuperado espacios naturales para caminar. El Monasterio de clausura es un buen lugar para contemplar el valle y abastecerse de dulces. El Museo de Ciencias Naturales abre de lunes a viernes y domingos de 18 a 20, los sábados de 11 a 13 y de 18 a 20. Arnedo cuenta con otros museos locales, como el del calzado. En las proximidades a Arnedo se encuentra la localidad de Préjano. Aprovechad para visitar los espacios recuperados de lo que fue una zona rica en la minería del carbón. En Préjano encontraréis también huellas de dinosaurios, bien documentadas. También podéis visitar Calahorra y su Museo Municipal, rico en restos arqueológicos.

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El municipio de Arnedo es un lugar floreciente, con industria y una activa vida comercial y cultural. Por Arnedo pasa el río Cidacos, y el valle, mitad agrícola mitad de recreo, se extiende a los pies de la ciudad. El nombre de Arnedo procede de Arenetum, que significa "lugar de arena", y es la imagen primera que uno tiene de esta ciudad, puesto que está ubicada sobre una gran colina de arena rojiza, de origen Terciario. Por este último dato comprenderéis que aquí, en Arnedo, no haya huellas de dinosaurios, pero su Museo de Ciencias Naturales ofrece un buen resumen de la paleontología de La Rioja y una rica colección de minerales y fósiles de prácticamente cualquier lugar del mundo. Así que si os dirigís o venís de visitar las huellas de dinosaurios de Enciso, Pérjano o Igea, no dudéis en recalar por aquí. El edificio que alberga al museo es un palacio renacentista que data de 1658 y que muestra la peculiar construcción de la zona, que utiliza el ladrillo en lugar de la piedra. Al igual que otros muchos edificios nobles de nuestro país, sufrió remodelaciones y usos muy diversos, hasta que recientemente se ha habilitado como centro cultural y museo. El interior conserva la grandiosidad que siempre tienen los palacetes renacentistas, guardando armoniosas proporciones en las alturas de las plantas. El doble uso que se le da a este edificio lo hace rumoroso, con jóvenes que circulan de la biblioteca a las salas de informática o al salón de actos. La colección de minerales y fósiles que aquí se muestra ha sido una de las más andarinas de nuestro país, pues este fue, en origen, un museo itinerante. Los fondos han sido donados por Iberdrola y por el entusiasta naturalista Santiago Jiménez. La exposición de mineralogía es impresionante, y dedica algunas vitrinas a los minerales españoles,

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ordenados por comunidades. Los fósiles son prueba de una muy buena selección y proceden, como otros museos cuyos fondos se han constituido mediante donaciones privadas y compras, de muy diversos continentes y países. Si queréis tener algo más de información sobre estos fósiles, podéis encontrarla en la parte dedicada al Museo de Los Barrios, en Cádiz (volúmen 5 de esta colección), pues en ambos casos las colecciones se han formado de un modo muy parecido. En el espacio ocupado por la antigua bodega del palacio se muestran los fósiles de La Rioja. El espacio es misterioso y da la impresión de que descendemos a una cámara sagrada que contiene los tesoros más preciados. En el descenso hay algunos moldes de huellas de dinosaurios que se exponen como una gran obra y ocupan un muro completo. Para saber más acerca del tipo de huellas o por qué las huellas se encuentran pintadas de color negro, os remito a La Ruta de los Dinosaurios de la Rioja.

Villarroya, un yacimiento singular Los restos fósiles que encontramos en la bodega son de distintas épocas. Entre el material existen preciosos cráneos de mamíferos del Plioceno, de una localidad próxima a una cueva de lignito de esta comunidad, Villarroya. Es uno de los yacimientos más importantes de esta época, y fue estudiado por uno de los padres de la paleontología española, José Fernández de Villalta. Los fósiles procedentes de Villarroya se exponen en el Museo Geominero, en Madrid, y en el Museo Martorell, del Ayuntamiento de Barcelona. Este último alberga, por cierto, la colección particular de Villalta. Los restos de Villarroya nos permiten conocer los ambientes terrestres de hace unos 2 millones de años. El yacimiento nos enseña el momento de la transición entre las faunas antigua y moderna de mamíferos, transición ocurrida entre el Mioceno y el Plioceno. Por

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Hipparion. Antiguo équido.

ejemplo, se heredan los antiguos équidos, Hipparion; aún se encuentra algún proboscídeo ancestral, como Anancus, o todavía se hallan vestigios de rinocerontes. Simultáneamente, existen rasgos propios de una fauna moderna, pues aparecen formas que conocemos actualmente, como las hienas rayadas, el lince o el guepardo. Aparentemente, los fósiles expuestos no dicen nada de lo que fue el Plioceno, pero hace 2 millones de años el clima comienza a sufrir cambios bruscos y el enfriamiento se hace más acusado. Las zonas boscosas son sustituidas en gran medida por amplias prade-

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Los cuernos de los ciervos modernos. Una de las familias de rumiantes más numerosas en la actualidad son los cérvidos. El estudio de los fósiles de estos animales se ha basado fundamentalmente en sus cuernos, su cráneo y sus dientes. Los cuernos de los cérvidos no siempre fueron iguales; en la actualidad se caen estacionalmente: la parte ramificada, que es la porción terminal, tiene un ciclo que dependen de las secreciones hormonales. La existencia de astas completas coincide con la época de celo. Los apéndices o astas presentan una zona basal que es perenne (pedículo) y otra caduca (asta). Cada especie muestra un número característico de ramificaciones en el asta. Los ciervos antecesores de las especies actuales tenían astas rectas, dirigidas hacia arriba; sus descendientes, en cambio, tienen astas compuestas, de dos ramas, una dirigida hacia adelante (la garceta) y otra hacia atrás (estaca o vara). La vara puede tener candiles o puntas. Los estudiosos de estos animales han encontrado una relación entre el clima y los ciclos de las astas, relacionando su caída con los climas más templados y de mayor estacionalidad que se dieron durante el Mioceno Medio (hace unos 7-8 millones de años de la actualidad).

Astas de ciervo, en negro. En el detalle se señala las dos partes que la componen: la base perenne (pedículo) y la caduca (asta). Dibujo modificado de Israel M. Sánchez en " Patrimonio Paleontológico de La Comunidad de Madrid". Asta del fósil Cervus elaphus del cuaternario de la Península (ejemplar expuesto en el Museo Geominero de Madrid).

ras de gramíneas, tipo sabana, dejando una vía de paso a los grandes herbívoros procedentes de África y de Asia. En esa época se produce un cam-

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bio drástico en la composición de la fauna y se perfila la diversidad de mamíferos que conocemos en la actualidad, muy empobrecida si la comparamos con la rica diversidad del Mioceno. Fauna de grandes mamíferos que habitó la Península Ibérica, hacia el final del Plioceno (hace unos 1,8 millones de años). 1, rinoceronte; 2, tapir; 3, équido Hiparion; 4, hiena; 5, guepardo; 6, mastodonte; 7, oso; 8, cánido moderno. Compárese la diversidad en relación con la fauna actual.

Durante el Mioceno aparece un conjunto de nuevos artiodáctilos como los hipopótamos, jiráfidos, paleomerícidos, ciervos y bóvidos. Justo estos últimos son los que reconocemos hoy como los más abundantes de las faunas africanas y asiáticas. El dominio de los bóvidos se consolidó durante el Plioceno, pues se diversificaron notablemente y extendieron sus modos de vida a medios muy diversos, adentrándose incluso en los desiertos. En Villarroya, la gacela (Gazella borbonica) dominó en las praderas pliocenas, en las que aparecieron por vez primera los ciervos de enormes astas, parientes del "alce irlandés" y que son conocidos científicamente como Megaloceros. El esquema al margen os permitirá ver los cambios que sufrieron las faunas, y apreciar cómo decae la riqueza a medida que nos acercamos a la actualidad. Diversidad en el Plioceno-Pleistoceno en comparación con la actualidad: 1, rinocerontes; 2, tapires; 3, équido Hipparion; 4, hienas; 5, félidos; 6, mastodontes; 7, osos; 8, cánidos.

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CENTRO PALEONTOLÓGICO DE ENCISO LOGROÑO: Portillo, 3 - Enciso 941 39 60 93 Eras Geológicas: 120 m.a. Registro fósil: Cretácico inferior, Dinosaurios Clasificación: Interés:

Enciso es el municipio de La Rioja desde donde se coordinan las actividades paleontológicas relacionadas con el estudio de huellas de dinosaurios. Situada en la Cuenca alta del Río Cidacos, el municipio posee además piezas arquitectónicas de valor. Enciso fue un centro ganadero, pero en la actualidad los

dinosaurios la han convertido en centro turístico. El museo expone y explica en paneles cada una de las rutas propuestas para realizar una visita. A Enciso podemos llegar desde Soria, siguiendo la ruta de las icnitas desde las Tierras Altas. Se puede acceder desde el Norte, a través de Arnedo y Arnedillo siguiendo el Cauce del Río Cidacos. El Centro paleontológico permanece abierto todos los días de la semana de Junio al 15 de

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Septiembre de 11 a 14 y de 17 a 20 horas; modifica su horario de tarde durante los meses fríos. Las visitas guiadas hay que concertarlas. El Centro es útil para documentarse previamente antes de acceder a los yacimientos. Las huellas se encuentran próximas a la localidad. En cualquier caso, se necesita un vehículo para recorrer las pistas señalizadas con huellas. Los yacimientos están dotados de reconstrucciones de dinosaurios a tamaño natural, algunas son de buena calidad escultórica y paleontológica. En la oficina de Turismo de Arnedillo tienen información de las rutas con dinosaurios, y desde este punto se puede acceder por una “senda verde” a otras localidades haciendo el recorrido a pié o en bicicleta. Hay alojamiento disponible en Enciso. Recorrer algunas de las sendas señaladas suponen un buen paseo al aire libre, elija un momento del día donde el sol no esté muy alto para observarlas mejor y no olvide protegerse del sol si acude en verano.

ASOCIACIÓN CULTURAL IGEENSIS LOGROÑO: Ayuntamiento de Igea. 678 98 35 50 - 678 98 35 56 Eras Geológicas: 115 m.a. Registro fósil: Cretácico inferior, Restos vegetales, huellas de dinosaurio, moluscos Clasificación: Interés:

Igea es una de las localidades que se incluyen en un recorrido por La Rioja, en busca de dinosaurios. Además de su centro, se ha preparado un recinto al aire libre donde se expone un tronco fósil de gran envergadura. El famoso tronco fósil que se encuentra a pie de carretera es ya en sí una atracción para visitar el municipio. El museo abre de lunes a domingos de 11 a 13 y de 16 a 19.

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LA RUTA DE LOS DINOSAURIOS POR SORIA Y LA RIOJA

Un modo razonable de visitar la zona El puerto del Oncala es el paso hacia las Tierras Altas de la Sierra con un paisaje árido alterado por los fríos y hielos. Las rocas de caliza son del Jurásico y del Cretácico. En los pequeños valles de ríos encañonados se encuentran los pequeños municipios de las Tierras Altas. Si entramos desde Soria, la ruta de las icnitas comienza su señalización en Garray con un dinosaurio a pie de carretera. Hay que prever que el Puerto de Oncala no esté cerrado

Icnitas: Huellas fosilizadas.

por hielos o nieve. Oncala es un pequeño municipio con un Museo de los Tapices. Pasado Oncala hay que decidir qué ruta tomar: hacia Santa Cruz de Yanguas o directamente a Villar del Río. En el camino en ambos lugares encontraremos dinosaurios reconstruidos a pie de carretera. En Villar del Río se encuentra el Aula de Paleontología, que prepara actividades con niños y proporciona medios para recorrer los yacimientos auspiciados por pastores; conviene contactar telefónicamente e informarse previamente. Desde allí podemos ir a Bretún, el primer lugar donde se hallaron huellas en la zona. Villar del Río tiene una veintena de habitantes, pero en verano se multiplican por cien; uno puede alojarse en casas rurales en Yanguas y en Villar del Río si

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piensa pasar unos días. No dejen de visitar en el recorrido la localidad de Yanguas con importantes restos arquitectónicos. Desde ahí seguir hacia La Rioja siguiendo la ruta de los dinosaurios. Entre Préjano, Enciso, Cornago e Igea podemos, con tranquilidad, hacer una parada de tres días, caminado y deteniéndonos aquí o allá, en los pequeños municipios de Tierras de Cameros, pues el universo de las huellas no acaba en estas localidades. Tanto en Enciso como en Préjano hay hotelitos donde parar, y si estáis alojados en Arnedillo consultad en la oficina de turismo, pues los pequeños municipios del entorno están llenos de reliquias y de curiosos museos. A estos recorridos debéis añadir algo de tiempo para visitar la localidad de Arnedo, que tiene un Museo Municipal de Paleontología, y si gustáis de la arqueología llegar hasta el Museo Arqueológico de Calahorra.

El Entorno La paleontología de La Rioja está íntimamente ligada a las huellas de dinosaurios, y su fama como “megayacimiento” es mundialmente reconocida. Así pues, el visitante ha de estar dispuesto a deambular entre varias localidades, e incluso entre provincias y comunidades, si quiere seguir “La ruta de los dinosaurios". La extensión de los depósitos abarca las provincias de Burgos, Soria y la Comunidad de La Rioja. Comencemos por la Sierra de Cameros, que se ubica en la Cordillera Ibérica. Para acceder a ella podéis hacerlo desde varios puntos. El paso a través del Oncala (en la provincia de Soria) es casi una ruta de iniciación, pues cruzando el puerto cambiamos totalmente de paisaje y entramos en la serranía desde los paquetes sedimentarios más antiguos, donde afloran las huellas que se depositaron ahí hace unos 145 millones de años. En este punto hay que hacer un ejercicio de imaginación porque es evidente que las huellas de los dinosaurios no se produjeron en los paquetes de sedimentos tal y como los vemos en la serranía hoy.

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Las huellas, en general, se produjeron en ambientes húmedos sobre sedimentos acumulados por la acción de corrientes fluviales, olas, mareas o tormentas. En el caso de Cameros, los sedimentos se depositaron en amplias llanuras inundadas por riadas o tormentas. Las Huellas de un dinosaurio carnívoro que se produjeron sobre un sedimento encharcado y con una cierta corriente, como muestran las señales de rizaduras conservadas.

coladas y barras de arenas depositadas por las riadas eran después pisoteadas por los dinosaurios, al moverse de aquí para allá. Ahora, sorprenderos, cada paquete de sedimento que se detecta en el paisaje forma parte de un evento de depósito, y el espesor total de la zona es de unos 9 km. Eso significa que la serie completa se fue acumulando en un intervalo de tiempo de unos 40 millones de años, siendo la parte más antigua del Jurásico Superior, mientras que la más moderna corresponde al Cretácico Inferior (hace unos 115 millones de años). Durante todo este intervalo se tiene registro acumulado de pisadas de dinosaurios, aunque la mayoría son del Cretácico. Ahora bien, si deseáis ver huellas del Jurásico en abundancia habréis de viajar a Asturias (ver Ruta del Jurásico en este mismo volumen).

Dinosaurios al borde del camino Puesto que la extensión de los afloramientos es enorme, la ruta de los dinosaurios tiene, como ya os he dicho, un sector en Burgos, otro en Soria y una extensa zona en La Rioja. En Burgos existen localidades con huellas como

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Regumiel de la Sierra o Salas de los Infantes (ver el capítulo dedicado a su museo en el volúmen 2 de Castilla y León). Las Diputaciones Provinciales de Burgos y de Soria, a través de la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León, han editado una guía que describe cada una de las localidades y proporciona datos acerca de su accesibilidad. Una guía similar editó, por su parte, la Consejería de Cultura del gobierno de La Rioja. Estas guías se pueden encontrar en muchos museos o se pueden solicitar directamente a las correspondientes Consejerías. La ruta de los dinosaurios está señalizada desde el municipio de Garray, en la provincia de Soria (donde se ubica la fortaleza de Numancia, duramente conquistada por la Roma imperial). En el portal de entrada a la ruta de los dinosaurios hay una maqueta a tamaño natural de un dinosaurio herbívoro (Parasaurolophus) que, digamos, es un intruso en Tierras de Cameros, puesto que, además de ser propio del continente Norteamericano, vivió varios millones de años más tarde de lo que corresponde a la antigüedad de los rastros de Cameros. En cualquier caso, su sola presencia y lo surrealista que resulta hallar un gigante en el camino hace que se genere un estado de ánimo proclive a lo fantástico.

Dinosaurio Parasaurolophus y cartel anunciador de la Ruta de los dinosaurios en Soria.

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En la provincia de Soria tenéis una ruta trazada que pasa por varias localidades (Bretún, Santa Cruz de Yanguas, Ventosa de San Pedro y Villar del Río). No dejéis de comprobar en el cartel que hallaréis a pie de carretera (junto al dinosaurio) dónde se ubican esos pueblos, para que así podáis programar mejor el viaje. De nuevo, a lo largo de todo el recorrido la visión en lontananza de grandes maquetas al borde del camino os anunciará la llegada a los sitios con huellas. Es especialmente divertida la maqueta del saurópodo de Villar del Río. De los dinosaurios que os iréis encontrado a escala natural, sólo Iguanodon (en Ventosa de San Pedro) corresponde verdaderamente a la antigüedad y el tipo de huellas que vamos a ver en estos parajes. Los demás, triceratops, estegosaurio y braquiosaurio, son sólo posibles –pero no seguros– autores de las huellas, o intrusos visitantes que amenizan el camino.

El Aula de Paleontología de Villar del Río, Soria En Villar del Río se puede visitar un aula de paleontología y recoger información acerca de la zona soriana Deinonychus, Una maqueta un tanto expresionista de este dinosaurio puede verse en Villar del Río. Se trata de uno de los parientes más próximos de las aves. Lo más característico de Deinonychus son las garras de sus pies, que utilizaba como arpones para clavarlas en sus presas. ¿Alguien había pensado que los dinosaurios también tenían lengua?

Maqueta del dinosaurio Deinonychus que se expone en el Aula Villar del Rio en Soria.

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de la ruta de los dinosaurios. En el aula nos podemos documentar con datos básicos sobre el mundo de los dinosaurios, así como sobre la formación de las huellas y las claves para reconocerlas. Podremos también jugar con un interactivo en un pequeño ordenador y pasear entre maquetas de dinosaurios de gran tamaño (algo que fascina especialmente a los más pequeños). No quisiera redundar en la información que recurrentemente encontrarán los rastreadores a lo largo de la ruta sobre cómo se forma una huella; más bien quisiera animaros a que consideráseis algunas observaciones de interés. Antes de que entréis en el local del aula mirad las placas expuestas al aire libre. En las placas hay huellas, y allí mismo surge la pregunta por cómo han podido quedar preservadas. Una huella desecada y cubierta por otro sedimento es el modo más frecuente de preservación. Localizad la huella que aparentemente está en una superficie cuarteada. La exposición al sol de una huella dejada en un sedimento húmedo y arcilloso puede producir la desecación de la misma, así que el cuarteado que veis es fruto de las fisuras del barro sobre el substrato que contenía la huella. Estas señales nos indican que el sedimento primero estaba húmedo y que luego se desecó. Un sedimento arcilloso húmedo desecado se hace muy resistente. En este caso, las marcas de desecación de barro y huella se han conservado juntas en el registro.

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El Centro de Paleontología de Enciso, en La Rioja La localidad de Enciso es un buen lugar para retomar el rastreo de los dinosaurios. Este municipio, de armónicas edificaciones del XVIII, tiene un Centro de Paleontología que conviene visitar antes de recorrer las distintas sendas marcadas con huellas de dinosaurios. En las proximidades de Enciso hay 10 rutas con rastros, todas bien señalizadas y conectadas por caminos forestales o paseos demarcados para hacer excursiones. Conviene llevar para la visita un calzado apropiado, unas zapatillas de deporte, y un sombrero para el sol. En el Museo, prestad atención a cada uno de los paneles explicativos de las rutas, e incluso tomad notas de aquellas más próximas al lugar, pues si os desplazáis después al campo veréis que los paneles explicativos a pie de yacimiento son breves y a veces están algo deteriorados.

Cómo está organizado el Centro El interés de este centro radica principalmente en los paneles que explican las distintas rutas que se pueden seguir para conocer las huellas. Cada panel interpreta los hallazgos más novedosos o interesantes, aunque también encontraréis información sobre la vida de los dinosaurios y reproducciones de algu-

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nos de los cráneos emblemáticos de su registro fósil, como es el cráneo de Allosaurus. Este cráneo es un molde que han adquirido muchos museos y que, por lo tanto, veréis a menudo (en el Museo Municipal de Arnedo, en el Museo Nacional de Ciencias Naturales y en el Museo Municipal de Valencia, por ejemplo). Allosaurus es un dinosaurio carnívoro

Allosaurus.

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que habitó en el Jurásico de Norte América y cuyos restos han sido también descubiertos en Portugal. En una de las vitrinas se exponen moldes de las garras y de los dientes de estos dinosaurios carnívoros. Aunque en Cameros no son frecuentes los fósiles corpóreos, los restos de la vitrina señalan los atributos característicos de este animal. La patente admiración por los terópodos (dinosaurios carnívoros) obedece a que son los animales más abundantes del registro de huellas de Cameros. Si queréis ubicar geológicamente las huellas de Cameros, hay que buscar el Cretácico Inferior en la maqueta que pretende reconstruir los eventos geológicos del planeta desde el Jurásico hasta las últimas glaciaciones. Cuando seáis conscientes del tiempo transcurrido, imaginaos dentro del paisaje: es el momento de salir a descubrir las huellas al campo. Montaje donde se compara el paisaje actual con el de Cameros en época de los dinosaurios hace unos 115 millones de años.

La ruta de icnitas, en Enciso Ser un rastreador lleva su tiempo: el descubrimiento y el estudio de las huellas se realiza en su totalidad en el campo, y reconocer al animal concreto que las pro-

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Reconstruir un animal fósil, o los aciertos de Cuvier. Cuando los amantes de la paleontología comienzan a hacerse preguntas, una de las más frecuentes es la siguiente: ¿cómo se puede reconstruir un animal con restos tan poco completos, tan dispersos y desarticulados? Siempre existe la sospecha de construir un animal imaginario. Ahora bien, George Cuvier, padre de la paleontología (ver historia del megaterio en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Volúmen 1 de esta colección), adquirió gran fama precisamente porque era de la opinión de que podía reconstruir un animal con precisión gracias a los principios de la anatomía comparada. Cuvier hacía demostraciones en los salones de la burguesía francesa prediciendo cómo iba a ser un animal a partir de unos huesos fragmentarios. Sus predicciones se comprobaron con entusiasmo preparando el ejemplar en público. En el esquema racionalista de Cuvier, ciertos rasgos o atributos están correlacionados en los animales, de modo que las garras han de ir asociadas a dientes cortantes, que sólo pueden pertenecer a un carnívoro como los que tenéis en la vitrina.

Escultura de George Cuvier, padre de la paleontología. El busto se encuentra en el Museo de Historia Natural del París.

dujo no es tarea fácil. El ejercicio se parece al cuento de la Cenicienta, en el que el príncipe con el zapato busca el pie de su amada. Eso es precisamente lo que se resuelve en la figura: una huella y su protagonista. Ante la imposibilidad de hacer casar siempre "huella y pie", los paleontólogos han creado una clasificación paralela, de modo que las huellas tienen sus propios nombres. Estos nombres, que acaban en ichnus, son los que habréis visto escritos en el Centro de Enciso. Cada nombre caracteriza los rasgos de la huella, pero no implica la pertenencia concreta a nin-

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gún individuo o especie. Vamos, que seguro que el zapato de Cenicienta cupo en más de un pie. Esqueleto del pie de un dinosaurio Iguanodon. Se ha sombreado la huella que dejaría. A la derecha un rastro mostrando las huellas de ambos pies al caminar.

Esqueleto del pie de un dinosaurio carnívoro Tyrannosaurus rex, junto al paleontólogo especialista en huellas José Joaquín Moratalla.

Sobre un área descubierta de no muy grande superficie, como las que vais a ver en estos yacimientos de huellas, los paleontólogos han de hacer varios tipos de ejercicios. Primero, descubrir las huellas, localizarlas y pintar su contorno, y después consolidarlas y protegerlas. Las huellas se consolidan con grafito, por eso las veis de color gris oscuro. Para su conservación, algunos yacimientos se han resguardado o se les han construido surcos para desaguar. El siguiente paso es dibujar las huellas e identificar al animal que las produjo.

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Se ha de reconocer si existen rastros completos de la locomoción del animal, es decir, detectar su pie izquierdo y derecho. Si descubriéseis un rastro, habría que medirle la longitud de la zancada de los pasos. Este y otros datos, además de describir el rastro, permiten extraer información sobre la velocidad, anchura, altura y tipo de locomoción del animal que lo produjo. En una huella, o en un rastro, se observan también peculiaridades que pueden tener interés para reconocer el ambiente en que vivían estos colosos.

Rastro de ignitas.

A otro nivel, para estudiar las huellas hay que ver el conjunto total. En ocasiones, para conocer la extensión de un yacimiento se necesita montar en avioneta y recorrer la zona, con el fin de localizar los estratos señalados con pisadas. ¿No os parece emocionante?

La ruta de la Virgen del Campo Situado a unos 400 metros del puente sobre el río Cidacos, éste es el lugar paleontológico más próximo a Enciso. Aquí podemos ver un sucesivo pisoteo de dinosaurios, pues la capa está muy alterada. Si os tiráis al suelo para mirar la capa desde lejos, veréis que está llena de socavones: son marcas de dinosaurios. Si miramos en detalle, paseando entre las huellas, podremos encontrar en el sedimento moldes de

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Huellas de la ruta denominada “Virgen del Campo”. Se puede observar cómo el pisoteo ha alterado el sedimento. Se cuentan hasta 22 huellas.

conchas y, en algunas partes, señales de ondulaciones (o rizaduras) fosilizadas, originadas por la acción de corrientes de agua. En determinadas zonas, se han conservado moldes de bivalvos en la misma superficie donde se encuentran las huellas.

Detalle de rastro de icnitas.

Valdecevillo Esta ruta se encuentra a unos 2 km. de la localidad de Enciso. Su visita permite ver varias maquetas de dinosaurios, entre las que destacan unas reconstrucciones

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en detalle de un pequeño rebaño de dinosaurios herbívoros (Iguanodon). Las maquetas son reconstrucciones fidedignas, y tienen un tamaño bueno para imaginar lo que serían estos animales en la naturaleza. Eso sí, el tamaño de los animales de la maqueta es algo así como la mitad de la media que tendría en talla un Iguanodon real.

El yacimiento es grande. Al comienzo, en una caseta, hay una serie de huellas protegidas con un rastro no muy extenso de dinosaurios carnívoros. No me extrañaría que alguien tuviera la tentación de arrancar una huella, pero si no se protegen y se consolidan debidamente se deterioran, y francamente son Entrada al un estorbo inútil en casa. yacimiento de Valdecevillo. Algunas huellas de dinosaurios son muy caracterís-

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Caseta que resguarda una serie de huellas de dinosaurios carnívoros, yacimiento de Valdecevillo.

ticas por tener tres dedos, pero el registro fósil de huellas en nuestro país abarca también a otros animales, como tortugas, aves, reptiles primitivos o pterosaurios, además de otras huellas de animales de los que nunca se han encontrado sus huesos (ver yacimiento de Santiesteban, en Jaén volúmen 5 de esta colección). De hecho, uno de estos extraños rastros se ha hallado en Cameros: se trata, al parecer, de un dinosaurio que ha dejado cuatro dedos impresos, cuando lo común es que tengan 3 o 5 dedos. En el Centro de Enciso se ha reconstruido a tamaño natural la pata de uno de estos dinosaurios tetradáctilos. En Valdecevillo podemos andar por el camino pre-

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fijado para observar las huellas. Uno de los lugares interesantes se encuentra a la altura en que se exponen las maquetas del rebaño de Iguanodon. En este punto se puede apreciar uno de los escasos rastros de estos animales herbívoros, pues ya hemos dicho que son mucho más abundantes los rastros de carnívoros. Esto resulta, en cierto modo, un contrasentido, pues en el registro de fósiles de dinosaurios españoles se conocen mucho mejor los restos de huesos de los herbívoros iguanodontes que de los carnívoros (ver el Museo de Morella, en Castellón volúmen 4, o de Galve, en Teruel volúmen 2). Muy pocos fósiles de dinosaurios carnívoros se han encontrado en general en el Cretácico de España.

La localidad de Préjano Entre Arnedo y Arnedillo se encuentra Préjano. Este pequeño municipio ha preparado, con la ayuda de un colectivo de naturalistas y de jubilados locales, un espacio donde, digamos, se puede recorrer la historia de la localidad. El antiguo trazado del tren se ha transformado en una senda “verde”, propicia para viandantes y ciclistas. En realidad, el antiguo trazado de la vía Entrada via verde de Prejano.

se puede seguir desde Arnedillo. En la parte alta del pueblo, y siguiendo el camino que conduce a la mina, podemos andar entre sierras viendo alguna que otra garganta hasta localizar las huellas de dinosaurios. El paseo está lleno de detalles que nos hablarán de la vida en Préjano. Es notable ver cómo la serranía ha sido profusamente explotada: aún quedan las cicatri-

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ces de los bancales organizados para el cultivo del cereal, que alcanzan casi las cimas, y también podréis detectar la presencia de cuevas para resguardar al ganado. Además, en el camino bordearéis la entrada a una mina de carbón que se abre a las ruinas de sus antiguas oficinas y que estuvo en activo hasta hace relativamente poco. La recuperación del patrimonio de esta localidad pasa por no perder la memoria histórica de lo que fue fuente de riqueza para el municipio. Las huellas de dinosaurios se han acondicionado e instalado en una antigua cantera de piedra. Ya podréis imaginar que no son las auténticas, sino unas copias muy fidedignas de las originales, que se encuentran a muchos más kilómetros sierra adentro. En la cantera podemos ver documentación sobre el paisaje en que se produjeron las huellas. Una vez sobre el rastro del yacimiento denominado “La Magadalena”, observad que en una de las huellas se reconoce la impresión de las pezuñas y hasta el burlete dejado por el sedimento limoso en la pisada. Las zancadas del animal son cortas y las huellas están giradas hacia el interior de la línea media del rastro. Por su forma, sabemos que se trata de un dinosaurio herbívoro ornitópodo de gran talla y peso, que caminaba pausadamente.

Cornago y el yacimiento de Los Cayos La visita a la localidad de Los Cayos nos permite introducirnos por la serranía. Podéis ir a los yacimientos de Los Cayos desde Cornago, que se encuentra al sur de Préjano, o alcanzarlos desde el propio Préjano, a través de una ruta no muy bien asfaltada, de modo que se necesita mucha calma y un buen mapa, pues es un poco laberíntica. En Los Cayos, la vista que se tiene de la serranía es espléndida, pero también podemos hacernos una clara idea de lo difícil que es trabajar en estos menesteres. Una caseta con huellas os indicará que habéis llegado al lugar adecuado.

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Caseta construida para proteger las huellas del yacimiento de Cornago.

En Los Cayos vamos a ver las huellas mejor definidas, además de una gran variedad de formas y tamaños. En esta zona existen muchos yacimientos conoRizadura. En los remansos de aguas tranquilas, con apenas corrientes, se producen superficies de sedimentos rizadas por un ligerísimo oleaje.

cidos (más de 100), algunos de los cuales tienen huellas de tortugas, de aves, de reptiles voladores como los pterosaurios y de pequeños dinosaurios. A la gran llanura que era esta región llegaban las aguas, dejando algunas áreas encharcadas de lagunas. Estos

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La quietud de las aguas permiten una conservación excelente de las huellas, como las de Los Cayos.

remansos de agua eran tranquilos, con apenas corrientes, y en algunas zonas había una superficie de sedimento rizada por un ligerísimo oleaje. Esta quietud es lo que ha permitido que las huellas de Los Cayos estén tan bien conservadas que, a veces, es posible ver trazas de los que algunos creen que podrían ser los rastros de las colas de los dinosaurios al caminar. En los puntos en donde se realizan las paradas más frecuentes se han instalado paneles explicativos de cómo seria el paisaje y del huellas que se han encontrado.

Igea y el tronco fósil En Igea existe, además, un museo local, donde los propios alumnos de la zona han ido colectando ejemplares. El grupo cultural de Igea ha promovido la creación de un Centro Paleontológico que recrea el registro fósil de la zona con maquetas y esqueletos completos de dinosaurios, y pone en contexto a estos animales junto con otros organismos que habitaros estas regiones de grandes lagunas. Entrada al Centro de Paleontología de Igea.

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Maquetas de los dinosaurios Baryonyx y de Iguanodon del Centro de Paleontología de Igea (para más información sobre Baryonyx, (ver Salas de los Infantes, en Castilla y León vol.2).

Hasta ahora hemos estado viendo huellas de dinosaurios y de algún que otro animal que habitaría alrededor de los lagos o canales de agua. Seguro que alguno se preguntará si este paraje estaba arbolado. Pues el punto donde hallaréis la respuesta es la localidad de Igea. Para tener una idea de la vegetación circundante en esta época, nada como hacer una breve visita al tronco de unos 10 metros de longitud que está expuesto al aire libre en Igea, pero protegido. Este tronco está excavado sobre el sedimento y

Tronco de conífera de unos 10 m de largo.

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se trata de un gran árbol tipo conífera. Por su talla casi se puede decir que en millones de años no se ha movido del lugar en que creció. Hace unos 115 millones de años el clima aquí era húmedo y subtropical, y puesto que las pisadas de los dinosaurios están próximas, se puede especular que estos animales se desplazaban entre coníferas de gran porte y helechos. Los helechos arborescentes del género Tempskya estuvieron ampliamente distribuidos en estos parajes. Ejemplares de helechos fosilizados.

En la zona de Igea, Cornago y Prégano se han localizado varios yacimientos con restos vegetales,

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Vegetación durante el Cretácico Inferior. En recuadro se marcan los helechos arborescentes (Weischelia, Tempskya) y árboles más frecuentes del registro de la Península Ibérica (conífera Frenelopsis), y las plantas de sotobosque Cycadoideas.

e incluso han quedado vestigios de los suelos. Los restos vegetales que han quedado registrados dibujan dos paisajes diferentes; uno semejante al de una sabana, de condiciones parecidas a las de zonas subtropicales áridas, pero con árboles sin flor. Este paisaje abierto estaría formado por helechos y con coníferas enanas. El otro paisaje muestra una vegetación de bosque con coníferas de gran porte del tipo que se puede ver en Igea, mientras que el sotobosque estaría formado por plantas de bajo porte como las cicadales.

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MAPA GEOLÓGICO DE

ASTURIAS

Escala 1:2.000.000

LEYENDA CUATERNARIO NEÓGENO PALEÓGENO JURÁSICO-CRETÁCICO PÉRMICO-TRIÁSICO CARBONÍFERO CÁMBRICO-DEVÓNICO PROTEROZOICO ROCAS VOLCÁNICAS NEÓGENO-CUATERNARIO ROCAS PLUTÓNICAS HERCÍNICAS

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MUSEOS DE

ASTURIAS Museo de la Minería, Ruta del Jurásico: visita guiada por los dinosaurios de Ribadesella a Lastres, Museo del Jurásico de Asturias MUJA, Museo de Geología de la Universidad de Oviedo. MAR CANTÁBRICO

Avilés

GIJÓN

632 A-8

Vegadeo

634

Salas a

R.

e rc Na

AS-1

Na

Llanes

A-8

Sama de Langreo

A-66

lón

Colunga

Ribadesella

A-64

634

OVIEDO R.

Lastres

Villaviciosa

El Entrego Mieres

625

A-66 630

La compleja geología de esta comunidad de sobrecogedora belleza paisajística y gran popularidad turística no pasa desapercibida y algunos de sus rasgos geológicos gozan de una reconocida popularidad. Así ¿quién desconoce o no ha oído hablar de la cuenca minera asturiana del carbón o quién no reconoce las emblemáticas masas de rocas carbonáticas blancas que forman los Picos de Europa?. El 80% del territorio asturiano pertenece geológicamente al Macizo Ibérico o Hespérico que se extiende por todo el tercio occidental de la Península Ibérica en el que afloran las rocas más antiguas de la misma (ver Andalucía, volumen 5 para la descripción de las zonas que forman el Macizo Ibérico). Estas rocas son precámbricas y paleozoicas y se levantaron durante la orogenia Hercínica o Varisca al final del Paleozoico, esencialmente durante el Carbonífero hace más de 300 millones de años. Si recorremos el Principado de Asturias en sentido OesteEste atravesaremos varios dominios o zonas geológicas pertenecientes al Macizo Ibérico que han sido individua-

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lizadas en función de su estructura geológica y de los materiales que en ellas afloran: 1) la Zona Astur-occidental leonesa; 2) el Antiforme del Narcea; 3) la Zona Cantábrica en la que aquí se reconocen a su vez los siguientes dominios: - La región de pliegues y mantos - La cuenca carbonífera central - El manto del Ponga - Los Picos de Europa La zona Astur-occidental leonesa, que ocupa además buena parte de la mitad oriental de Galicia y del cuadrante noroccidental de la provincia de León, está formada por una serie muy potente de casi 10000 m. de rocas sedimentarias y metamórficas, esencialmente pizarras, areniscas, cuarcitas, conglomerados y algunos niveles de carbonatos todos ellos formados en ambientes marinos, tanto someros como profundos que abarcan desde el Cámbrico hasta el Silúrico y que contienen abundantes faunas de trilobites y de graptolitos silúricos (ver CD). El antiforme del Narcea separa las zonas Astur-occidental leonesa de la zona Cantábrica y corresponde a una estructura que de forma grosera sería un anticlinal en cuyo núcleo afloran rocas precámbrica con más de 600 millones de años de antigüedad que se pueden observar a lo largo del valle del río Narcea y que penetran en la provincia de León. Este precámbrico esta formado por pizarras y grauvacas que se depositaron en ambientes marinos profundos. En la zona Cantábrica la sucesión de rocas que abarca desde el Cámbrico hasta el Silúrico presenta un espesor más reducido que en la zona Astur-occidental leonesa y no todo el lapso de tiempo que abarcan estos tres sistemas (Cámbrico, Ordovícico y Silúrico) está siempre representado. Rocas pertenecientes a estos sistemas se pueden reconocer en la región de pliegues y mantos al este del Antiforme del Narcea, mientras que por ejemplo en el dominio del Manto del Ponga no se encuentra el Silúrico. A pesar del menor espesor y de las discontinuidades, es

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decir lapsos de tiempo no representados por rocas, las sucesiones que se pueden observar para el intervalo Cámbrico-Silúrico en la zona Cantábrica son similares a las de la zona Astur-occidental leonesa, areniscas, cuarcitas, pizarras y algunos niveles de dolomías y calizas todos ellos formados en ambientes de plataformas marinas poco profundas con faunas de trilobites y graptolitos al llegar al Silúrico. El Devónico, que se encuentra escasamente representado en la zona Astur-occidental leonesa, aparece bien desarrollado en la zona Cantábrica y se caracteriza por su riqueza y variedad paleontológica, especialmente por el gran desarrollo de arrecifes coralinos y por las grandes cantidades de carbonatos formados en ambientes marinos someros. Tanto la Cuenca Carbonífera Central como los Picos de Europa están mayoritariamente constituidos por rocas de edad carbonífera sinorogénicas, es decir, rocas que se formaron al mismo tiempo que se producía el levantamiento orogénico de la cadena Hercínica. El rasgo más distintivo de la Cuenca Carbonífera Central, en la que hay acumulados hasta 6000 m. de depósitos sedimentarios, es el desarrollo de frecuentes y potentes capas de carbón que han sido activamente explotadas con propósitos comerciales. Estas capas de carbón se formaron por acumulación de gran cantidad de restos vegetales en ambientes pantanosos cercanos a la costa, que se conocen como ambientes parálicos y en los que también se formaron las capas de sedimentos arcillosos, limosos y arenosos entre los que aparece intercalado el carbón. Hacia el este, es decir, hacia la región del Manto del Ponga las capas de carbón son cada vez menos abundantes y potentes y comienzan a aparecer capas de calizas formadas en ambientes de litorales marinos carbonatados. Estas capas de calizas pasan a ser dominantes en los Picos de Europa que están totalmente formados por calizas sedimentadas en ambientes de plataformas marinas carbonatadas cálidas.

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La enorme riqueza paleontológica del Paleozoico asturiano, tanto por la abundancia como por la variedad de invertebrados marinos, puede merecer una visita a la Sala de Geología en la Facultad de Geología de la Universidad de Oviedo, o al Museo de la Minería (ubicado en la localidad de El Entrego). En este último se exponen ejemplares de los abundantes fósiles de plantas ligados a la cuenca carbonífera. El Museo ofrece una visita a una mina y en él se exponen los artilugios desarrollados para la explotación del carbón desde el comienzo de la minería en Asturias. Como ya se indicó al comienzo, el Mesozoico y el Cenozoico se encuentran escasamente representados en Asturias y afloran en un área relativamente pequeña entre Avilés, Gijón, Oviedo y Ribadesella. Aunque el Pérmico es un sistema que formalmente pertenece al Paleozoico o Era Primaria, es durante este tiempo que comienza la sedimentación de los primeros materiales de transición. Algunos afloramientos de arcillas y areniscas permo-triásicas formadas en ambientes continentales fluviales y carbonatos jurásico marinos constituyen el Mesozoico de Asturias. El jurásico asturiano aflora espectacularmente a lo largo de la costa desde Gijón a Ribadesella y está compuesto por margas, calizas y dolomías depositadas en litorales y plataformas marinas someras carbonatadas hace más de 150 millones de años. Además de abundantes restos de ammonoideos, estos depósitos jurásicos han aportados restos de dinosaurios y cocodrilos y son muy populares los rastros de huellas de dinosaurios. Un nuevo museo ubicado en la localidad de Lastres (MUJA, Museo del Jurásico Asturiano) expone los ejemplares de los restos fósiles más característicos del Jurásico en Asturias. La oferta de este museo os introducirá en la serie de yacimientos de huellas de dinosaurios que actualmente podéis recorrer entre Ribadesella y Tazones, en lo que se conoce como la Ruta del Jurásico Asturiano.

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Las faunas marinas del jurásico asturiano son distintas de las que se pueden reconocer en la Cordillera Ibérica o en las Béticas ya que las plataformas marinas de esta región no se encontraban abiertas hacia el Tethys, sino hacia el Atlántico, de manera que las asociaciones son afines a las de otras zonas del dominio paleobiogeográfico subboreal. Una interesante muestra de estas faunas la encontraréis en el Museo de Ciencias Naturales de Alava (Vitoria-Gasteiz).

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MUSEO DE LA MINERÍA MUMI ASTURIAS: Fundación Nuevas Tecnologías y Cultura. San Viccente - El Entrego 985 66 31 33 Eras Geológicas: 300 m. a. Registro fósil: Paleozoico, Plantas Clasificación: Interés:

Museo temático bien documentado y moderno que se ha preocupado de aspectos estéticos y museográficos. Su oferta más atractiva es la visita guiada a una mina de carbón. El Entrego es una localidad de la cuenca minera central asturiana, próximo a Mieres. La colección paleontológica puede, eventualmente estar

en exhibición. A la localidad de El Entrego se puede llegar en tren (FEVE y RENFE) desde cualquier punto de Asturias, en autobús de línea regular desde Oviedo (Alcotan) y desde Gijón y Avilés (Asturbus), y por vehículo, lo más simple es desde las autovias A8 y A-66 y tomar desvío a Langreo dirección (El Entrego y Pola de Laviana). Para llegar al museo hay que entrar en el municipio. Desde Ribadesella se puede llegar, desde la localidad de Infiesto, a Pola de Laviana. En esta ruta se cruza a la comarca minera desde el norte atravesando pequeñas localidades mineras por carreteras algo estrechas y con curvas. El museo abre de 10 a 14 y de 16 a 19, los domingos de 10 a 14 y los lunes está cerrado. Conviene ser puntual, pues se forman grupos con un número limitado de personas para la visita a la Mina, y podemos quedarnos sin turno.

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El Museo de la Minería se encuentra en la localidad de El Entrego, uno de los centros neurálgicos de la minería asturiana. Es uno de los museos mas visitados de España, y no es difícil que encontréis aquello lleno de autocares de distintas provincias, pues el museo ofrece un atractivo ineludible: bajar a una mina. Prefiero no relatar las sensaciones que se pueden tener en una mina, pues mejor es que viváis la experiencia, pero no olvidéis descender con calzado cómodo, ya que el recorrido dura unos 30 minutos. El edificio es singular, con unos espacios interiores amplios y de una armoniosa luminosidad, e integra una torre minera –"la Torre del Castillete"– donde se localiza la "jaula" que desciende a la mina. Otro de los atractivos de este centro, que deja al visitante satisfecho y contento de haber acudido, es el personal que lo muestra. Los responsables de atender al público son verdaderos mineros, así que conocen perfectamente el terreno.

Museo de la Minería con su singular torre., donde se localiza la ”jaula” que desciende a la mina.

Las cuencas carboníferas centrales se conocen desde el siglo XVI, pero su explotación masiva comienza en el XVIII. Los primeros estudios de la geología de la zona los realizaron especialistas belgas y franceses. Uno de los personajes principales del Museo es Luis Adaro y Magro, geólogo que estudió hacia finales de 1800 la cuenca minera donde nos encontramos. Los estudios de Adaro supusieron un gran avance para la prospección de yacimientos, pues permitían localizar las capas productivas con carbón aún ocultas bajo la cobertera.

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El carbón más antiguo es de edad carbonífera, pero no todo el Carbonífero está formado por sedimentos con carbón. Los sedimentos del Carbonífero proceden de un amplio abanico de ambientes: marinos profundos, marinos someros, transicionales (entre el mar y la costa) y continentales. Todos los depósitos son ricos en fósiles, especialmente de invertebrados. Existen unas colecciones excelentes que también se pueden visitar en el Departamento de Paleontología de la Universidad de Oviedo, donde se encuentran grandes especialistas en la paleontología del Paleozoico. El carbón tiene su origen en restos vegetales acumulados en fondos de pantanos, lagunas o deltas fluviales. La capa de carbón se deposita como resultado de la transformación de los vegetales encharcados que impide el desarrollo posterior de vegetación. Como tiene lugar en aguas estancadas carentes de oxígeno se desencadenan una serie de reacciones donde se desprenden gases y se pierde agua compactando los restos enriquecidos del carbono de la materia orgánica.

En este Museo ocasionalmente se exponen los fósiles de vegetales que aparecen siempre tan unidos a las explotaciones de yacimientos de carbón. La cuenca central de Asturias se formó a partir de depósitos vegetales en las lagunas interiores que durante el Carbonífero desarrollaron una exuberante vegetación. El carbón tiene su origen en restos vegetales acumulados en fondos de pantanos, lagunas o deltas fluviales. Estos restos se han acumulado a veces en el mismo sitio donde se desarrollo el bosque, o bien han sido transportados y acumulados. La capa de carbón se deposita como resultado de la transformación de los vegetales encharcados que impide el desarrollo posterior de vegetación. Como tiene lugar en aguas estancadas carentes de oxígeno se desencadenan una serie de reacciones donde se desprenden gases y se pierde agua compactando los restos enriquecidos del carbono de la materia orgánica. En nuestro país se dan dos tipos de cuencas con carbón: las de hulla y antracita, en los terrenos paleozoicos de Asturias, del norte de León y de la Sierra Morena (ver Museo de Ciudad Real y Puertollano en el volumen 1), y las cuencas carboníferas de lignito. Estas últimas se localizan en terrenos terciarios, y las más importantes están en Cataluña, Teruel y Galicia. En la exposición "Carbón y minería", el Museo explica cómo esta actividad ha sido motor de los cambios sociales que ha vivido Asturias. A lo largo de su recorrido conocemos los logros técnicos y

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científicos del comienzo de la minería asturiana, los dueños y empresas que se han ido haciendo responsables de la extracción, los problemas socioculturales que el implante minero acarreó, así como la vida de los trabajadores de la mina y sus conflictos laborales. En este centro, la exposición de objetos está bien seleccionada, y muestra la riqueza que poseen algunas de sus colecciones, adquiridas o donadas por coleccionistas privados. Una de las colecciones de las que quedé impresionada es la dedicada a la medicina, en la que se remedan los espacios y utensilios de las enfermerías mineras. Veréis que los paneles de explicación de enfermedades, las maquetas de madera que reproducen la anatomía humana, los utensilios y todo lo demás está en francés. La razón es que esta exposición corresponde al periodo en que la mina asturiana estaba en manos de belgas, que trajeron especialistas de su país para la atención de los mineros. Máquina de ventilación utilizada en la minería europea del siglo XVI.

Taladradora y máquina de drenaje.

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RUTA DEL JURÁSICO: VISITA GUIADA POR LOS DINOSAURIOS DE RIBADESELLA A LASTRES ASTURIAS: Colunga ayuntamiento 985 19 56 41 Eras Geológicas: 150 m.a. Registro fósil: Dinosaurios, huellas Clasificación: Interés:

Entorno natural muy bello. Las huellas se localizan en los acantilados de las costas asturianas, son parajes solitarios y campos salpicados por pequeñas localidades rurales. La ruta comprende unos 20-30 km desde Ribadesella a Colunga, Lastres y MAR CANTÁBRICO

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GIJÓN

Tazones

Lastres Venta de Bárzana las Ranas Colunga Ribadesella Fonfría Villaviciosa Prado Berbes AS-1 A-8 Sta. Eulalia Margolles A-64 Llovio a Arriondas ell (Cuevas Tito Vallobal 634 oS í Bustillo) R Infiesto Villamallor

Tazones. La oferta cultural es amplia, se puede visitar las cuevas de Tito Bustillo con ricas pinturas rupestres, un aula de interpretación (Teléfonos: 985 86 11 20; 985 86 11 18), y hay varios puntos de interés próximos a Ribadesella que detallan en la Oficina de Turismo. Existe un ruta, a lo largo de la costa, formada por 6 itinerarios. El primero comienza en Tazones y finaliza en Ribadesella. En Ribadesella, se puede concertar una visita guiada a las huellas en la oficina de turismo de la localidad. El resto de los itinerarios se pueden seguir atendiendo al folleto que se ha editado de la zona.

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En la visita por esta ruta no sólo queda uno impresionado por la paleontología, sino por el paisaje, la geología y el paisanaje. Esta combinación ha dado como resultado el nacimiento de un nuevo proyecto, el Museo del Jurásico de Asturias. El MUJA, que así se le conoce ya por sus siglas, abierto al público en la localidad de Lastres que se ha convertido en un centro con gran afluencia de visitantes, pues cuenta con réplicas de esqueletos completos de dinosaurios en tamaño natural.

Cartel de la ruta del Jurásico de Asturias en la playa de Ribadesella.

Hace tiempo que se sabía en los círculos científicos que la costa asturiana era rica en restos de huellas, pero estos hallazgos estaban poco difundidos. Entre Ribadesella y Colunga, siguiendo la costa, hay emplazadas diversas señales con el rótulo de Ruta del Jurásico, que indican los lugares donde se han descubierto fósiles corpóreos de dinosaurios, cocodrilos y otros reptiles y una serie de estratos con abundantes rastros de distintos tipos de dinosaurios. La serie geológica en la que se han descubierto estas huellas es única, pues la mayor parte del suelo asturiano es Paleozoico (de la Era Primaria). Los estratos pertenecen al Jurásico (entre 208 y 104 millones de años) y se extienden en una estrecha franja costera desde Gijón a la ya mencionada Ribadesella. Es muy importante la localización de estos niveles, pues sedimentos con restos de dinosaurios de esta edad no son frecuentes en España; de hecho, sólo se han encontrado otros en la Comunidad de Valencia (ver el Museo Municipal de Valencia en el volumen 4). Así, de entrada, cuando estéis ahí considerad que se

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trata de un entorno especial y bastante diferente del muy conocido de La Rioja, pues las huellas de dinosaurios riojanas son unos millones de años más modernas.

Generalidades acerca del recorrido y algunos datos a tener en consideración antes de iniciarlo Los sitios donde se pueden ver las huellas de los dinosaurios se sitúan al borde mismo de la costa, en las playas asturianas. Son pocos los kilómetros que van de Ribadesella a Colunga, pero el mar es un

Acantliado próximo al faro de Tazones en Villaviciosa.

sujeto con personalidad en esta aventura, y hay que aprovechar sus mareas para poder encontrarnos con el pasado. Por eso, antes de emprender la ruta convendría que os hiciérais con un calendario de mareas que tenga los horarios de bajamar y de pleamar. Lo podéis solicitar en las Oficinas de Turismo o mirarlo en algún periódico local. Esto condiciona el viaje, pero se le puede sacar grato partido. Si tenemos prisa es mal asunto, así que lo mejor es dejarse llevar por un imperativo físico como el Mar Cantábrico y si os encontráis atrapados

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sin poder seguir el camino porque ha subido la marea, consultad en Ribadesella la oferta turística. Hasta que el mar disponga, podéis visitar otros lugares, como la Cueva de Tito Bustillo, que tiene pinturas rupestres y un aula museo.

Rastro y detalle de icnita. Tazones.

Las huellas de Asturias no son tan inmediatamente asequibles como las de La Rioja ni están tan bien dibujadas sobre el sedimento, pero tienen el encanto de perderse entre rocas escarpadas. No hay que desesperar; se pueden ver perfectamente y llegaréis casi a oír que viene un dinosaurio si os aproximáis como los indios a uno de estos amplios estratos y miráis de reojo la superficie de la roca. Veréis que las deformaciones que tiene se deben a las muchas pisadas ahí grabadas. En ciertos momentos hay que pasear por la playa con los ojos bien atentos para localizar los puntos señalados en los carteles que marcan los itinerarios. Cada itinerario tiene una peculiaridad, y si sois curiosos aprendices os gustará tener un folleto explicativo o realizar alguna de las visitas guiadas que se ofertan en Ribadesella. En la costa, los bloques derrumbados del acantilado suelen contener huellas, además de otra mucha

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información paleontológica. Disfrutadla, y una última recomendación: el paseo playero requiere, en ciertos puntos, de pequeñas escaladas por pendientes escarpadas, así que hay que llevar un buen calzado que además no os importe que se moje. Rastro y huella tridáctila. Acantilados de Oles.

Ahora bien, ¿las huellas de qué dinosaurios tenemos en Asturias? Son tres los tipos de huellas: de terópodos o carnívoros, de ornitópodos o herbívoros y, finalmente, de saurópodos, ya sabéis, parientes de los "brontosaurios" (ver en Enciso, La Rioja, los dibujos para reconocer la forma de las huellas). Su estudio no está tan avanzando aún como en la Rioja, pero esta zona está proporcionando una serie de sedimentos con huellas de gran calidad. Por ejemplo, se ha localizado un laja con restos de lo que los investigadores creen es una zona de pisoteo de reptiles voladores o pterosaurios. En estos sedimentos tan finos, que son como lodos limosos, se han conservado detalles incluso de la piel de estos animales. Estas rocas jurásicas están formadas por los sedimentos de distintos ambientes o paisajes que se sucedieron a lo largo de varios millones de años. Estos paisajes son continentales, pero la costa siempre estuvo próxima. Así pues, lo fósiles que se han

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encontrado son una mezcla de fauna terrestre y marina. Pongamos a funcionar el reloj del tiempo: hace entre 170 y 151 millones de años, el paisaje se transformó del siguiente modo: primero hubo un mar abierto (a esto lo han llamado Formación Rodiles); después, la tierra se eleva y aparece un medio terrestre con ríos, lagunas y abundante vegetación (Formación Vega). En el siguiente fotograma, el paisaje se convierte en un mar interior de aguas muy tranquilas y con una costa fangosa (Formación Tereñes), y el último episodio sería un paisaje de marismas y pantanos adonde iban a desembocar pequeños deltas (Formación Lastres). A lo largo de los itinerarios marcados, estos paisajes fosilizados aparecen una y otra vez.

Itinerarios 6 y 5: Ribadesella y Tereñes Si entramos en la playa de Ribadesella por el paseo, donde se encuentran algunas bellas mansiones veraniegas de estilo Modernista, nos iremos acercando al punto donde comienza la serie de rocas de la época Jurásica. Este corte por el que caminaréis, bordeándolo a pie de costa, son los restos de una secuencia de acontecimientos que se sucedieron en un intervalo de unos cuantos millones de años. Al comienzo de vuestro paseo estaréis sobre una plataforma marina del Jurásico medio, que tiene una cierta pendiente y es rica en invertebrados (ammonites, braquiópodos, belemnites). En este punto el mar ganaba, se hacia extenso y profundo. Hacia la mitad del recorrido estaréis ya en el Jurásico superior, tiempo en el que, como os he comentado, las tierras se elevaron, produciendo una línea de costa baja muy distinta a la actual. Percibiréis el cambio cuando veáis materiales de color gris verdoso y rojizo, que procedían de los ríos o de las pequeñas lagunas próximas al borde de costa. En estas zonas pantanosas y de marismas, que fue el paraje que habitaron los dinosaurios, los restos vegetales fueron abundantes, y en ellas tuvo su origen el famoso azabache asturiano. Los troncos fosilizados y transformados dieron lugar a este lignito tan brillante.

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Grietas fosilizadas de desecación del sedimento. Existen varias capas sucesivas y entre ellas aparecen las huellas de dinosaurios.

Cuando la playa vuelve a formar una nueva rada, hacia el final del paseo, aparece un nuevo conjunto de rocas de color grisáceo, donde pueden apreciarse buenos planos de estratificación que están levantados en pared. Al aproximarnos, podéis empezar a distinguir una serie de evidencias geológicas y paleontológicas que enumero: 1) trazas de grietas de desecación, dispuestas como gruesas líneas conectadas geométricamente, 2) rocas llenas de pequeñas conchas o lumaquela (hay que fijarse bien en las manchas blanquecinas que son los fósiles), y 3) por fin, rastros completos de dinosaurios. Si alguien intenta imaginar el aspecto que tendría ese sedimento durante el Jurásico, tendrá que pensar en una costa fangosa y protegida, en ocasiones formando un mar interior, como la que tenemos actualmente en la zona de los caños de marismas en Chiclana (Cádiz). Al itinerario de la playa de Tereñes se accede desde Ribadesella, o bien saliendo de nuevo a la carretera con dirección a Gijón y desviándose en San Esteban para pasar por Abeo hasta la costa. Este camino, aunque más complejo, es muy agradable porque descubre la belleza de los prados asturianos. Una vez en Tereñes, hay que descender hasta la playa salvando un escarpado terraplén. En la playa no hay buenos rastros, pero se pueden detectar algunas curiosidades, por ejemplo: cómo la pisada de un dinosaurio es capaz de deformar varias capas de sedimento y compactarlas. De este modo, con la erosión, todo el derredor de la hue-

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lla ha desaparecido, salvo su contorno, que ha permanecido en conexión por compactación. Deformación del sedimento producida por una pisada de dinosaurio. El bloque está invertido, caído en playa, la pisada se produjo en 1, y deformó aún varias capas en profundidad (hasta 4).

La playa de Colunga (Itinerario 4) Este itinerario corresponde al afloramiento de la playa de La Griega, que fue durante el Jurásico una costa cerrada y fangosa (Formación Tereñes). En estos mares habitó un grupo de cocodrilos marinos de pequeña y mediana talla que tuvo una gran implantación durante el Jurásico Superior en toda Europa. Estos cocodrilos comedores de peces, de rostros muy largos y estrechos como el actual falso gavial de Indonesia, o el verdadero gavial de India, vivían en bahías y estuarios salobres de aguas estancas y de escaso oleaje. Si nosotros hubiéramos podido salir en barca en aquellos tiempos desde la costa de Asturias, no habríamos visto delfines, sino ictiosaurios; y en vez de ballenas habríamos divisado plesiosaurios, y en lugar de las orcas, los cocodrilos harían su papel depredador. Alrededor de ese mar, en las llanuras costeras de substrato fangoso, caminaban los dinosaurios. Y en la playa de Colunga se encuentran unas huellas de tamaño gigante, de 1 metro 30 centímetros de diámetro, dignas de ver y de fotografiar. Hay que caminar por la costa para llegar a ellas; se tarda un poco, pero el lugar es reconocible con la ayuda de un folleto. Estas huellas corresponden al saurópodo de Colunga, que debe haber tenido el aspecto de un Camarasáurido (ya lo

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Huellas gigantes del saurópodo de Colunga de más de 1 metro de diámetro, Las flechas señalan los burletes de barro que se formaron en la pisada.

veréis en el MUJA). En las huellas se reconocen las señales de pies y de manos de este gran animal cuadrúpedo que pudo pesar entre 30 y 80 toneladas. Esqueleto del pie de un saurópodo semejante al que produjera la huella de Colunga.

En esta playa, además, los bloques de roca desprendidos nos mezclan un poco los paisajes del Jurásico que os describí más arriba. Por ejemplo, de la Formación Vega han quedado fosilizados restos de suelos, con marcas de raíces. ¿Cómo reconocemos

Huellas de raíces. Las grietas en vertical señalan las deformaciones producidas por las raíces.

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un suelo fósil? Pues éste es de color rojizo, tirando a verdoso, con nódulos de sales y con huellas de raíces. Este tipo de sedimento corresponde a las zonas de ríos y lagunas con vegetación entre los pequeños canales próximos a la desembocadura. En los demás itinerarios que podéis visitar a lo largo de la costa, tal y como os indica el mapa de la zona, iréis encontrando más rastros de dinosaurios, y seguramente algún paisaje donde merecerá la pena pasar un buen rato. Espero vuestras sugerencias después de las caminata. Mapa que ilustra las rutas señaladas en el folleto sobre el Jurásico de Asturias.

FALTA HACER BIEN EL MAPA OCUPANDO EL RESTO DE PAGINA

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MUSEO DEL JURÁSICO DE ASTURIAS. MUJA ASTURIAS: Lastres 985 19 56 41 Eras Geológicas: 250 a 65 m.a. Registro fósil: Dinosaurios Clasificación: Interés:

Museo temático de nueva creación y actualizado sobre dinosaurios. El museo integra las rutas jurásicas de la costa asturiana. Las exposiciones se disponen en 5000 m2 y muestran aspectos novedosos y bien documentados de la biología de los dinoMAR CANTÁBRICO

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GIJÓN

Tazones

Lastres Venta de Bárzana las Ranas Colunga Ribadesella Fonfría Villaviciosa Prado Berbes AS-1 A-8 Sta. Eulalia Margolles A-64 Llovio a Arriondas ell (Cuevas Tito Vallobal 634 oS í Bustillo) R Infiesto Villamallor

saurios en donde se exponen esqueletos completos de dinosaurios. El edificio del museo es una alegoría que emula uno de los fósiles mejor conocidos de esta costa: las huellas. Los murales que recrean el modo de vida de los dinosaurios son excepcionales. El Museo se enclava a medio camino entre las localidades de Colunga y Lastres. Tiene buen acceso desde la autovía A-8 que va desde Oviedo a Santander, en la salida Km 345. El edificio se sitúa próximo a la Playa de la Griega y en un paraje espléndido, con buenas vistas y la zona dispone de buena infraestructura en alojamiento y restauración en Colunga y en Lastres. En temporada de vacaciones y festivos abre todos los días de 11 a 14 horas y de 16 a 20 horas. El resto del año abre de miércoles a domingo de 11 a 14 horas y de 16 a 18 horas, cerrando lunes tarde y martes. El Museo cuenta con monitores para hacer el recorrido por las exposiciones, y ofrece precios especiales para grupos y personas de tercera edad.

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El Museo Jurásico de Asturias y los dinosaurios En Lastres se encuentra un edificio singular, cuya planta recuerda la silueta de una huella de dinosaurio tridáctilo. Este diseño viene muy a cuento porque el inmueble alberga una amplia exposición

Aspecto que tendría en vida el prosaurópodo plateosaurio. Dibujo modificado de Raúl Martín.

dedicada al conocimiento de los dinosaurios, y en especial a lo que se conoce de su registro Jurásico de Asturias. Cada sala de exposiciones, que corresponde a un “dedo” del edificio, se ocupa de un periodo concreto de la historia evolutiva de este gran grupo. De este modo, aunque el MUJA contiene la “J” de Jurásico, sus salas dan a conocer lo que se sabe sobre el origen de los dinosaurios, durante el Triásico, es decir, hace unos 230 millones de años, hasta su extinción al final del Cretácico, hace unos 65 millones de años. El recorrido se acopla al peculiar trazado de este museo,

cuyo espacio se distribuye en varias alturas aprovechando las rampas que rodean los tres núcleos expositivos principales: el Tríasico con un esque-

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leto montado de Plateosaurus (un prosaurópodo); el Jurásico con un esqueleto montado de Camarasaurus (un sauropodo), y el Cretácico con

los esqueletos de Tirannosaurus (un terópodo). Como el trazado de la exposición no es lineal, y además, a lo largo del montaje existen espacios de refuerzo sobre cuestiones particulares acerca del

Salas y vitrinas del museo MUJA.

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registro español de reptiles, o sobre la biología de los dinosaurios, o sobre aspectos concretos del registro de dinosaurios en Asturias, conviene hacerse acompañar por un monitor. No dejéis de visitar el espacio dedicado a las huellas de los dinosaurios de la costa asturiana, conectado así las rutas indicadas al aire libre con la documentación que ofrece el museo.

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Dedicado a Freddy Kruger: El esqueleto de un plateosaurio esta montado para que el público compruebe que, a pesar de su antigüedad, en ocasiones el registro fósil es capaz de documentar profusamente la anatomía de un animal. Cada núcleo expositivo en este Museo cuenta no solo con el esqueleto montado de un determinado dinosaurio, sino con un gran mural que narra una historia. La del plateosaurio cuenta como un gran número de individuos quedaron atrapados en el lodo, que actuó como trampa mortal, dejándonos eviden-

cias de huesos aislados y esqueletos completos, en tal número que este nivel recibe el nombre de “capa de huesos”. Los mejores yacimientos de este dinosaurio prosaurópodo se conocen en Suiza, Alemania y Francia. Pero uno debe mirar el mural con detalle, y comprobar que el mismo animal está representado con dos posturas diferentes: casi-bípedo (sostenido en las patas traseras aunque no completamente erguido), y cuadrúpedo. Las claves de estas dos interpretaciones radica en las proporciones entre la pata posterior y el tronco, y en la forma de las manos. Por esa razón estamos viendo de frente en el mural al plateosaurio, mostrando la particular morfología de sus manos. Una garra en el pulgar, que utilizaría cuando el animal adoptase una posición bípeda, mientras que cuando caminase en posición

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cuadrúpeda extendería todos sus dedos apoyando sobre todo los dedos 2-3 y 4. Estos tres dedos son largos y por sus proporciones, son más propios de un cuadrúpedo que de un bípedo estricto. De hecho, un embrión (sí, he dicho bien) descubierto en Sudáfrica parece confirmar que estos animales a lo largo de su crecimiento pasaban de cuadrúpedos a bípedos optativos, algo así como los niños que gatean y luego cuando las piernas comienzan a crecer más rápido que los brazos adoptan posturas bípedas. La naturaleza imita al arte. Entre los grandes aficionados a los dinosaurios se encuentra un grupo muy particular de profesionales, los grafistas o artistas que reconstruyen en vida a estos animales jamás vistos por el hombre. La simbiosis entre artistas y paleontólogos (a veces los primeros acaban convirtiéndose también en estos últimos) es una de las relaciones más fecundas de la paleobiología. Este museo es un ejemplo de ello y se puede apreciar la simbiosis entre el ilustrador Raúl Martín y los paleontólogos José Luis Sanz y Francisco Ortega. Uno de los aspectos más fecundos entre artistas y paleontólogos ha sido poder representar qué postura tendrían en vida: ¿a dos o a cuatro patas? En 1900 el ilustrador Charles Knight y el paleontólogo Henry Osborn reconstruyeron el gran saurópodo Apatosaurus levantado sobre sus dos cuartos traseros. Aunque en la actualidad se ha descartado que estos animales fuesen bípedos, pues se han hallado huellas cuadrúpedas que atestiguan su locomoción, el Museo de Historia Natural de Nueva York decidió asumir el reto de realizar un montaje con un esqueleto de Barosaurus en esta postura. El resultado es un espectáculo y la gracilidad de este saurópodo gigante de unos 18 metros de alto casi anima a considerar si la naturaleza imita al arte. Este montaje tan atrevido lleva a preguntarnos si ¿podrían estos animales adoptar esta postura en algún momento, cuando se encontrasen delante de un depredador, o para exhibir su fuerza con otros individuos de sus manadas? Recordemos que los elefantes pueden hacerlo en el circo, y las patas de los elefantes y las de un saurópodo no son tan diferentes entre sí. Montaje de Saurópodo en posición erguida, según la reconstrucción que se realizó en el Américan Museum Natural History de Nueva York.

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Aquí habría que decir algo más que os va a permitir conocer mejor los grupos de dinosaurios que son las estrellas de este museo. El conjunto de dinosaurios que conforman los tres núcleos expositivos: los prosaurópodos, los saurópodos y los terópodos, se denomina formalmente Saurischia. Este nombre hace mención a la disposición de los huesos de la cadera, que recuerdan a la de los saurios (reptiles como lagartos y cocodrilos). En cambio, los dinosaurios son unos reptiles peculiares, pues no reptan, muy al contrario, sus extremidades se disponen en vertical a lo largo del cuerpo. Una de las mejores evidencias que muestran que estos animales caminaban con las extremidades verticales son las propias huellas que dejaron. En Asturias y en La Rioja es fácil comprobar por uno mismo cómo las huellas de los pies derechos quedan en línea con los de los pies izquierdos. Los espacios dedicados a la ampliación en el conocimiento de los dinosaurios os introducirán en los rasgos que diferencian a los saurísquios del resto de sus parientes. Pero no solo la cadera es un rasgo propio de los dinosaurios saurisquios. Cuando uno mira las manos de Plateosaurus daría la impresión de que estuviésemos delante del temido personaje Freddy Kruger: grandes garras y dedos de distinta forma y longitud. Estas manos son capaces de agarrar, de asir y sujetar. Pues bien, precisamente este es el rasgo que caracteriza la versatilidad de formas que encontrareis entre Manos de dinosaurios saurisquios comparada con la de Freddy Kruger. A la derecha mano de un prosaurópodo, a la izquierda mano de un terópodo.

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En los humanos los brazos se acortaron, dándose la posibildad de utilizar las manos para otras funciones. Algo similar sucedió en la evolución de los terópodos.

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los saurisquios. La forma de sus manos y el modo en que la extremidad anterior cambia de proporciones son rasgos que los hace ser diferentes del resto de los dinosaurios. No olvidéis mirar los brazos y manos al saurópodo Camarasurus y al terópodo Tirannosaurus rex para apreciar cómo se ha ido modificando la extremidad anterior en este grupo. Una analogía con la evolución de los humanos serviría para comprender que en ocasiones la diversidad de los animales se puede explicar a partir de las modificaciones de algunas estructuras como las extremidades. Por ejemplo, entre los grandes simios, los brazos pueden ser más largos que las patas, como ocurre entre muchos saurópodos. Dentro del mismo grupo también puede suceder que los brazos se acortan como en los humanos, utilizando las manos para otras funciones. Algo similar sucedió en la evolución de los terópodos, el acortamiento de sus brazos guarda relación con las posibilidad de utilizar sus manos de muchos modos posibles. Os recuerdo que las aves son descendientes directos de los dinosaurios terópodos y os dejo con el enigma evolutivo de si esta reducción y la capacidad de modificar sus manos fue decisiva en el evolución del vuelo.

¿Tiene alguna ventaja ser un gigante? El siguiente núcleo expositivo está dedicado Jurásico. El saurópodo Camarasaurus camina manada por una zona costera adentrándose en bosque de coníferas. En este mural de nuevo

CAMARASAURUS

al en un se

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cuenta una historia, que se adentre en un bosque una manada de herbívoros, significa que ¿se alimentaban de las hojas de las coníferas?, y si la manada procedía de una zona costera ¿significa esto que pasaban el tiempo sumergidos en el agua? En realidad se trata de las cuestiones más debatidas sobre el modo de vida de estos dinosaurios gigantes. Que los saurópodos fuesen animales gregarios y sociales se ha demostrado gracias al descubrimiento de huellas de diverso tamaño (lo propio en una población) todas orientadas en el mismo sentido, indicando la existencia de una manada. También las colonias de puestas, en el caso de saurópodos, donde las hembras acudían al mismo lugar recurrentemente a construir su nidos, como algunas aves modernas, muestran los hábitos sociales de estos dinosaurios. Imaginad una manada haciendo nidos y poniendo sus huevos cuando estos animales pesan toneladas y miden más de cinco metros de longitud!, se necesita un orden extraordinario y una coordinación en la conducta de las hembras que componen la manada. Algunos hallazgos curiosos sustentan la idea de que estos gigantes vivieron nadando en las costas. El descubrimiento de huellas bien marcadas de las patas anteriores, mientras que las posteriores no se hubieron señalado en el fondo, fue interpretado como una evidencia de que los saurópodos nadaban, apoyando de puntillas su cuerpo mientras movían los cuartos traseros. Parece que estas huellas fueron mal interpretadas y no debiéramos pensar que estos gigantes de toneladas necesitaban vivir sumergidos para aliviar así su peso. No obstante, una parte importante de su registro fósil se encuentra próximo a llanuras costeras, por esa razón se piensa que estos ambientes debieron de ser los más frecuentados por ellos. Y ¿de qué se alimentaban? Estudios que analizan el desgaste de los dientes señalan que no todos los saurópodos (recordemos algunos: Diplodocus, ver el Museo Nacional de Ciencias Naturales en Madrid, vol,1; Camarasaurus, Apatosaurus, Brachiosaurus, ver Dinópolis en

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Aragón, vol, 2) comían lo mismo. Parece que algunos tuvieron una dieta más dura. Tal y como os conté al tratar la exposición del Museo Nacional de Ciencias Naturales, la mayor diversidad y abundancia de saurópodos conocida a escala mundial procede de la Formación Morrison en Estados Unidos. Así pues se pudieron estudiar los dientes de varias decenas de ejemplares de Camarasarus y Diplodocus y viendo que los dientes del primero estaban más desgastados que los del segundo se asume que tuvo una dieta de vegetales con una composición más compacta y fibrosa. El mundo vegetal jurásico carecía de plantas con flor, y de árboles y arbustos de hojas como los que conocemos en la actualidad. Así la dieta de estos animales debió de consistir en helechos, cola de caballo, ginkoales, cicadofitas, y coníferas de pequeño porte (ver Museo Geominero en la Comunidad de Madrid, vol. 1 y Botánico de Córdoba en Andalucia, vol. 5). Algunos autores sugieren que los saurópodos debieron de tener un metabolismo muy lento, de modo que sus digestiones lentas junto con sus largos tractos intestinales debieron procurarles una alta eficacia digestiva capaz de extraer nutrientes a plantas de bajas calorías. ¿Tiene alguna ventaja ser un gigante? Sin duda los datos a cerca de los animales más grandes proceden de estos saurópodos. En España se encontró el hueso del brazo de uno de estos titanes, una longitud de 1,78 metros ha hecho estimar que este animal midió unos 20 metros de altura y pesó unas 100 toneladas. El ejemplar hallado en Aragón se coloca en la parrilla de los más grandes del mundo, junto con Argentinosaurus o Paralititan. Pero, ¿tiene alguna ventaja el ser tan grande? Las características de los dinosaurios gigantes se conocen mediante la comparación de estos con los mamíferos vivos de mayor talla, los elefantes, y con los reptiles más grandes conocidos el lagarto de Cómodo (ver yacimiento de Layna en Castilla y Léon vol. 2) y los cocodrilos. El gran tamaño de estos animales hace suponer que no debieron de tener enemigos y ningún depredador en solitario podría atacar un rebaño de saurópodos. Se supone también que las poblaciones naturales de estos debieron ser poco numerosas, y que los individuos debieron ser longevos estimándose una vida entre 79 y 140 años para distintas especies entre 18 y 100 toneladas de peso.

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Un famoso en amplexo Esta última sala muestra cómo vivían los dinosaurios, lo que se sabe de su biología, de su reproducción, su alimentación y, en general, su fisiología. En esta sala hay una reconstrucción única de dos grandes carnívoros, macho y hembra, en cortejo de reproducción. Se trata de uno de los terópodos más famosos del mundo, Tirannosaurus rex (el rey). De T. rex se sabe casi todo, se conocen unos 11 ejemplares que se han hallado en el Cretácico Superior de Norte América, algunos esqueletos descubiertos suponen el 90% del total de huesos. El tiranosaurio rey mas grande y el más completo recibió el nombre de Sue, un reportaje sobre su excavación y preparación se puede seguir en la documentación que ofrece el Field Museum de Chicago en la red. Uno de los últimos hallazgos realizados en los restos de estos tiranosaurios nos aproxima a un logro propio de la ciencia ficción: encontrar en el interior de sus huesos restos de tejidos que indicaban que se trataba de una hembra preñada. Y lo más impresionante, al desmineralizar sus huesos conseguir descubrir que estos tejidos habían conservado los vasos y las células originales del individuo, que aún guardaban ciertas propiedades de elasticidad y contenido molecular propio. Sin duda un dato más para seguir siendo fans de este dinosaurio tan especial. Este terópodo bípedo caracteriza lo que conocemos de su linaje, un animal bípedo, de brazos cortos y con reducción en el número de dedos de la mano. El mural de la sala recrea a modo de especulación la postura que estos dinosaurios debieron tener en el momento de la reproducción. La hembra está agachada en tierra con la cola desplazada lateralmente, algo que nos recuerda a las posturas de las aves (sus descendientes directos). Tal vez el macho tuviese que pisar a la hembra para poder aproximar la cloaca que se encuentra en el esqueleto detrás del hueso de la cadera que se conoce como isquión. Es un ejemplo de las dificultades

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que tienen los paleontólogos para reconstruir las escenas en vida de estos animales extintos. El ejercicio es complejo pues los otros parientes vivos de los dinosaurios, los cocodrilos, se reproducen en el agua, en un complejo ritual de cortejo que nunca se ha podido filmar por completo. Aquí os queda la posibilidad de discutir si el cortejo nupcial de las aves y el de T. rex sería equivalente.

Los dinosaurios y los mamíferos son dos grandes linajes cuya evolución se extiende en un intervalo de tiempo semejante: ambos tienen su origen hacia el final del Triásico y, de algún modo, ambos siguen existiendo en la actualidad si queremos ver a las aves como descendientes de los terópodos. Ambos grupos ensayan diseños que van desde animales cuadrúpedos o bípedos hasta voladores que conquistan el aire, los mamíferos además fueron capaces de colonizar los medios marinos, mientras que los dinosaurios no. Los mamíferos son campeones en los diseños de organismos con tamaños y pesos diminutos, como las musarañas, y los dinosaurios lo son para tamaños y pesos de animales terrestres gigantes. Si después de esta visita os habéis quedado con ganas de seguir conociendo y

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comparando el mundo de los dinosaurios con el de otros grupos de animales os recomiendo la vista a Dinópolis (ver vol. 2 Aragón) y al Museo Municipal de Valencia (vol. 4).

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MUSEO DE GEOLOGÍA, UNIVERSIDAD DE OVIEDO ASTURIAS: Oviedo 985 10 95 47 Eras Geológicas: Registro fósil: Clasificación: Interés:

En este museo se exponen muestras de rocas, minerales, fósiles y aparatos de investigación en geología. Se utilizan para ilustrar conceptos y procesos propios de la geología, y se complementan con paneles y gráficos. La entrada es gratuita. Se pueden realizar visitas

guiadas con duración de 1 hora en grupos de hasta 15 personas. Los horarios al público son de 4 a 7 de lunes a viernes. Las visitas concertadas se hacen telefónicamente entre 10 y 14 horas y 16 a 19 horas. Este museo se ha diseñado con fines divulgativos y docentes.

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Autovia del Cantábrico, túnel Ordovícico de Ribadesella.

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Los paleontólogos de la universidad de Oviedo son grandes especialistas en las faunas paleozoicas de invertebrados marinos. Para los que quieran conocer la diversidad geológica y paleontológica de Asturias es recomendable consultar los itinerarios propuestos en el libro “Geología de Asturias” de Ediciones Trea, Oviedo. Uno descubre en él un planeta diferente con una fauna marina peculiar cuyo registro se extiende hasta el Cámbrico hace unos 540 millones de años. La riqueza en fósiles paleozoicos de Asturias recobró su esplendor con el trazado de la autovía del Cantábrico, precisamente en un túnel que quedó bautizado como el Túnel Ordovícico de Ribadesella.

Los hallazgos del túnel fueron motivo de una exposición itinerante y de un libro que documenta paso a paso la investigación que se llevó a cabo de este “Tesoro geo-

Maqueta del trilobites ordovícico Neseuretus en la exposición itinerante.

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Neseuretus, un trilobites muy abundante en el Ordovícico peninsular.

Trilobites del género Placoparia.

lógico”. Uno de nuestros mayores expertos en el estudio del Paleozoico, Juan Carlos Gutiérrez Marco, pone gran énfasis en lo que supone la reconstrucción de la geografía de lo que fue la Península Ibérica en tiempos del Ordovícico hace unos 480 millones de años. En realidad ni siquiera podríamos hablar de una Península sino de los territorios ibéricos, que por entonces se ubicaban en pequeñas islas al norte de una gran masa de tierra situada en el hemisferio sur entre los 60 y 0º de latitud. La zona Cantábrica estaría próxima al polo Sur en un emplazamiento semejante al borde de la Antártida en la actualidad. En estas costas marinas se desarrolló una fauna exuberante de algas, trilobites, crustáceos marinos, braquiópodos, moluscos, equinodermos, graptolitos, briozoos, y un grupo de animales enigmáticos de difícil nombre como los macaeridios (gusanos acorazados), hyolítidos, conuláridos (animales con una concha en forma de pirámide), así como un mundo diverso de microfósiles inferiores a 1 mm de tamaño. Entre estos últimos, los acritarcos y los quitinozoos destacan por su variedad, miles de combinaciones posibles formadas, los primeros,

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Algunos quitinozoos del Ordovícico asturiano, fotografiados al microscopio electrónico de barrido.

por una vesícula hueca envuelta por una serie de procesos alargados que la envuelven capaces de dar lugar a extraños quistes parecidos a las formas que adoptan las células de nuestro organismo. Estas vesículas adop-

Molde interno del braquiópodo Heterorthina.

Molusco bivalvo ordovícico Cardiolaria.

Colonia en diapasón del graptolito Didymograptus.

tan en los quitinozoos otras formas como de vasija o botella. Algunos de estos microfósiles son algas, otros se han descrito como huevos de algún animal que desconocemos. Y podríamos seguir detallando más organismos de esta fauna, toda ella marina, habitantes de extensas plataformas de escasa profundidad (entre 80 y 100 metros).

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Tres ejemplares.... ..............

Este texto tiene que cambiar, habría que hablar del centro y de lo que se puede encontrar. Para los que quieran conocer la diversidad geológica y paleontológica de Asturias es recomendable consultar los itinerarios neta diferente con una Cámbrico hace unos 540 millones de años. La riqueza en fósiles de Ribadesella.

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Tres ejemplares.... ..............

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MAPA GEOLÓGICO DE

GALICIA

Escala 1:2.000.000

LEYENDA CUATERNARIO

ROCAS VOLCÁNICAS NEÓGENO-CUATERNARIO

NEÓGENO PALEÓGENO JURÁSICO-CRETÁCICO PÉRMICO-TRIÁSICO CARBONÍFERO CÁMBRICO-DEVÓNICO PROTEROZOICO

ROCAS PLUTÓNICAS HERCÍNICAS

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GALICIA La naturaleza geológica de Galicia ha condicionado el que no se haya desarrollado ningún proyecto museográfico importante en Paleontología en la Comunidad.

El registro fósil de Galicia no es tan abundante como el de otras comunidades del norte de la Península. Una parte importante de Galicia que abarca también extremo norte de Portugal está formada geológicamente por el dominio conocido como Galicia Tras-Os-Montes. En ella se diferencian dos partes: los complejos ofiolíticos, y por otra una zona que se supone corresponde a fragmentos de corteza que tras haber estado hundidos quedan montados sobre el continente y que han estado sometidos a metamorfismo de altas temperaturas y presiones. En los complejos ofiolíticos no se pudieron producir fósiles, puesto que este conjunto rocoso corresponde a fragmentos de litosfera (corteza terrestre) formada en los océanos, que fueron arrancados del océano y encaballados sobre el continente. Así estas rocas son lavas que se deformaron por la alta presión a la que estuvieron sometidas al incrustarse en el continente durante la colisión Hercínica (ver CD). Los restos fósiles Paleozoicos como hemos visto proceden de la zona o dominio geológico conocido como “Astur-occidental leonesa”, que ocupa la parte oriental de Galicia. El registro paleozoico es equivalente al de Asturias, y parte de su material puede ser visitado en el Museo de Geología en la Facultad de Geología de la Universidad de Oviedo. Aunque existen pequeñas cuencas sedimentarias lacustres de edad terciaria con restos de plantas y animales en la localidad de As Pontes, la naturaleza geológica de Galicia ha condicionado el que no se haya desarrollado ningún proyecto museográfico en Paleontología en la Comunidad. No obstante, el Aquarium Finisterrae de A Coruña permite hacer un recorrido por la evolución de uno de los grupos con mas especies entre los vertebrados: los peces.

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PAÍS VASCO

MAPA GEOLÓGICO DEL

PAÍS VASCO

LEYENDA CUATERNARIO NEÓGENO PALEÓGENO JURÁSICO-CRETÁCICO PÉRMICO-TRIÁSICO CARBONÍFERO CÁMBRICO-DEVÓNICO PROTEROZOICO

Escala 1:1.500.000

PAÍS VASCO 91

MUSEOS DEL

PAÍS VASCO Museo de Ciencias Naturales de Álava, Museo de Minerales y Fósiles de Urretxu.

MAR CANTÁBRICO

Getxo

Lasarte

Eibar

N-I

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Durango

R.

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634

BILBAO

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Sestao Baracaldo

SAN SEBASTIAN

Andoain A-15

Tolosa

240

Urretxu

625

130

Zumárraga 622

Beasain

A-68

VITORIA

N-I

Salvatierra

Condado de Treviño (Burgos)

R. E

bro

Granitos y rocas carboníferas, que forman parte de la Zona Axial del Pirineo (ver Aragón y Cataluña), rodeados de afloramientos triásicos y algún jurásico marino, será lo primero con los que nos encontremos si entramos en el País Vasco por la provincia de Guipúzcoa desde Navarra o desde Francia. En el País Vasco el Pirineo se continúa y enlaza con los mesozoicos y terciarios de la Cordillera Cantábrica que al igual que los de los Pirineos corresponden a los depósitos acumulados en el margen septentrional de la Placa Ibérica. De estos materiales son los Cretácicos, los que afloran en la mayor parte del territorio vasco. Estos cretácicos lindan al sur con los depósitos de la Cuenca del Ebro, sobre la que se asienta la comarca de la Rioja alavesa. Aunque existen algunos afloramientos de rocas del Cretácico Inferior de origen lacustre, la mayor parte del

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Cretácico vasco está formado por una variedad de areniscas y carbonatos, calizas, dolomías y margas, formados en ambientes costeros y marinos, playas, llanuras de marea, plataformas marinas someras en las que se acumulaban arenas o carbonatos, arrecifes, etc. Era el Atlántico el mar que bañaba estas costas durante el Cretácico, lo cual confiere al registro paleontológico encerrado estas rocas características distintivas respecto a los Cretácicos de otras zonas de la Península como los de la Cordillera Ibérica o los de las Béticas cuyas faunas procedían del entorno biogeográfico del Tethys y no del dominio boreal como las faunas cantábricas. Los restos fósiles singulares de los depósitos Cretácicos marinos del País Vasco, los podréis ver en el Museo de Ciencias Naturales de Alava en Vitoria-Gasteiz. En los depósitos cretácicos vascos se encuentran algunos yacimientos de gran singularidad e importancia de los que los aficionados a la paleontología sin duda tendrán noticia. Por un lado en el Cretácico Inferior de Sierra Cantabria en la provincia de Álava se encuentra un yacimiento de ámbar que encierra restos de antiguos insectos que conservan una enorme cantidad de detalles de su estructura orgánica original. Este yacimiento está asociado a unos depósitos que ya se han mencionado anteriormente (ver Castilla-La Mancha, vol. 1). Son esas arenas blanquecinas que afloran persistentemente en la mayor parte de las zonas de la Península en las que domina el desarrollo de rocas mesozoicas. Estas arenas se formaron en ambientes continentales muy próximos a la costa, en ambientes litorales y marinos muy someros y como ya se explicó son especiales por muchas razones, ya que además de albergar el yacimiento de Sierra Cantabria, en algunos lugares contienen materiales de interés económico como caolín o carbón (ver Aragón, vol. 2). Los restos de ámbar e insectos de este yacimiento se pueden admirar en Álava, Museo de Ciencias Naturales. Además, en este Museo podréis ver los fósiles de otros yacimiento, del final del Cretácico, que ha suministrado una gran cantidad de restos de grandes

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reptiles pterosaurios, dinosaurios, cocodrilos y tortugas, que habitaron los ambientes próximos a la costa, se trata del yacimiento de Laño. El curioso de la geología no puede visitar el País Vasco sin acercarse a la zona de Zumaya a tomar contacto con otra de las localidades en las que ha quedado registro de la catástrofe que marcó el límite Cretácico-Terciario (ver Murcia, vol, 5). El registro de este evento ha quedado entre las capas de sedimentos formados en un ambiente marino profundo, en lo que se conoce como un abanico submarino. Un lugar en el que se acumulaba una enorme cantidad de sedimentos procedentes de la erosión de las tierras emergidas, y transportados a través de la plataforma marina gracias a la acción de la gravedad.

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MUSEO DE CIENCIA NATURALES DE ÁLAVA PAÍS VASCO: Siervas de Jesús, 24 01001 Vitoria-Gasteiz 945 18 19 24 - 945 18 19 18 Eras Geológicas: todas Registro fósil: Ambar, Invertebrados marinos ammonites Clasificación: Interés:

Vitoria-Gasteiz es una ciudad atractiva por su historia. El edificio donde se enclava el Museo es un ejemplo de ello. Los visitantes podréis encontrar también una buena oferta de museos (Museo de armería, de naipes, de bellas artes, de arqueología, y el de ciencias 240 Llodio (Laudio)

Zubialde Zubiaur P. Nat. Urkiola P. Nat. Gorbea Emb. Urrúnaga Legutiano Gopegui 625 Murgia Emb. de Zadorra 622 Arroyable Foronda Ilarraza N-I Nanclares de Oca VITORIAMorillas GASTEIZ A-68 Condado de Treviño Maeztu (Burgos) A-1 Miranda Zambrana Bernedo SIERRA DE de Ebro CANTABRIA Peñacerrada Lanciego Elciego Laguardia 232 Río Ebro

LOGROÑO

naturales) todos ellos enclavados en edificios nobles de la ciudad. La provincia además cuenta con una variopinta muestra de lugares a visitar, como el Museo del yacimiento de la Hoya, que corresponde a un poblado del 1er milenio a.C. en Laguardia, o el Museo Vasco de Gastronomía en Laudio. El Museo abre todos los días laborables excepto los lunes, de 10-14 y por la tarde 16-18.30. Los sábados por la mañana y domingos y festivos abre de 11 a 14. La entrada es gratuita. Previa cita, los miércoles hacen una visita guiada por el Museo. Cuenta con tres secciones repartidas en dos plantas comunicadas por escaleras y ascensor. Geología y Paleontología se exponen juntas. La exposición de fósiles resulta algo abigarrada, aunque los ejemplares, tanto de minerales como de fósiles, son excepcionales. La última planta alberga la colección de zoología y botánica.

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El edificio del Museo de Ciencias Naturales de Álava forma parte del patrimonio histórico de esta ciudad, pues su torre es parte de la arquitectura gótica civil de VitoriaGasteiz. En uno de los carteles que anuncian el museo se puede ver la Torre del Museo en todo su esplendor y, de fondo, unos grandes cetáceos que nos remiten a otro tiempo: "cuando la ciudad estuvo inundada". A la entrada del Museo no encontraCartel anunciador del Museo de Ciencias Naturales de Álava, al que se ha añadido el ammonite gigante de la exposición, procurando que guarde proporción con el tamaño de la ballena.

réis la ballena que podríais esperar por el cartel, pero a cambio os recibirá un ammonite gigante de más de un metro de diámetro.

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El Museo, dependiente del Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Álava, es el único museo de ciencias naturales del País Vasco. Se exponen colecciones de Paleontología, Mineralogía, Botánica y Zoología. Como sucede en casi todos los museos asentados en edificios con mucha personalidad, las colecciones se exponen en espacios que, en ocasiones, no son muy adecuados. Aquí, por ejemplo, el espacio de exposición se distribuye en varios pisos. Aunque se trata de un museo público que representa a las ciencias naturales de toda la Comunidad, su organización es más propia de un museo fundado con los fondos de colecciones privadas. Uno esperaría encontrar los fósiles de los yacimientos más relevantes del País Vasco, así como la reseña de las excavaciones, y en cambio gran parte de sus colecciones las constituyen magníficos ejemplares de todas las partes del mundo. Portada del número de la revista del Museo de Álava dedicado al estudio de los insectos en ámbar.

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El Museo comenzó a funcionar en 1986; impulsa numerosas actividades científicas y didácticas, y edita estudios monográficos sobre temas diversos de paleontología. Uno de sus mejores atributos, cuando los paleontólogos nos referimos al Museo de Ciencias Naturales de Álava, son los fósiles en ámbar. Lamentablemente los visitantes sólo pueden ver unos pocos ejemplares expuestos, junto con una serie de bonitos carteles que se realizaron con motivo de una exposición monográfica sobre insectos y ámbar. No obstante, los fondos del Museo guardan una de las mejores muestras halladas en Europa, y casi podríamos decir que mundiales.

El ámbar en el Museo de Álava

El ámbar es una resina orgánica insoluble en agua que es producida principalmente por árboles como los pinos u otras coníferas, o bien por otros de tipos de árboles como las acacias.

La colección de fósiles en ámbar se debe al reciente descubrimiento de un importante yacimiento del Cretácico Inferior. En los bloques de ámbar se han hallado un gran número de inclusiones con restos orgánicos: vegetales, insectos y algún pequeño lagarto. Los insectos son, en general, el grupo mejor representado, pues en España existen más yacimientos de edad semejante con inclusiones de insectos en ámbar (en Asturias y en Teruel, por ejemplo). El ámbar es una resina orgánica insoluble en agua que es producida principalmente por árboles como los pinos u otras coníferas, o bien por otros de tipos de árboles como las acacias (leguminosas). Los ámbares de Álava y Burgos fueron arrastrados después de desprenderse de las cortezas de los árboles productores. El color del ámbar es variado, puede tener tonos amarillos, rojos, color tierra o ser negruzco; depende de las transformaciones químicas que haya sufrido y de su alteración al contacto con la atmósfera y el agua. Dos son las resinas fósiles naturales: el copal y el ámbar, fruto de la exudación de los árboles. El exudado puede ser de partes diferentes, del tronco e incluso de las raíces, interiores o exteriores. La sustancia exudada se oxida y, dependiendo de este pro-

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ceso que es progresivo en el tiempo, la resina es primero copal (si han transcurrido unos pocos o miles de años), y con posterioridad se transforma en ámbar. La resina ámbar más antigua que se conoce procede del Carbonífero. Xavier Martínez Delclós, paleontólogo de la Universidad Central de Barcelona, es uno de los estudiosos que exploran hoy en día la riqueza de las inclusiones de insectos en ámbar. En sus trabajos ha reconocido hasta 13 grandes grupos de insectos en los yacimientos de Burgos y Álava, siendo los dípteros y los himenópteros los más abundantemente registrados. Estos yacimientos son de gran importancia para el estudio de la evolución de los insectos, pues es precisamente en el Cretácico Inferior cuando aparece un gran número de grupos semejantes a los actuales, y ade-

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más coincide la diversificación de los insectos con la de las plantas con flor. La excavación de los yacimientos de ámbar no es cómoda, pues hay que concentrar el material y después tamizarlo, para lo cual se utiliza maquinaria pesada como hormigoneras y mesas tamizadoras. Después comienza el trabajo en el laboratorio, donde se selecciona el material con inclusiones orgánicas, se reparan los fragmentos de ámbar deteriorados con grietas y se cortan y lijan las piezas para facilitar la observación de los ejemplares. Finalmente, se tallan pequeños bloques y se pulen. Toda esta fina y detallada labor se realiza en este museo. El poder del ámbar. Existió en época romana "La Gran Ruta del Ámbar", que fue una vía de intercambio comercial y cultural con los pueblos del centro y del norte de Europa. El ámbar es conocido desde muy antiguo; era una extraña sustancia que "nacía del agua", ardía con facilidad, era capaz de aprisionar vida en su interior y, al frotarla, atraía a los cuerpos ligeros, de modo que fue un producto muy buscado por las civilizaciones arcaicas. Científicamente, las inclusiones de ámbar se han estudiado durante más de 200 años, intentando comprender las razones por las que este tipo de resina es capaz de conservar los detalles y la forma tridimensional de los animales y plantas que quedan incluidos. En al ámbar se produce una deshidratación, y el ejemplar queda protegido del agua y de la descomposición (fruto del ataque de bacterias y hongos). Los ejemplares incluidos pueden llegar a conservar células y hasta orgánulos (mitocondrias o el propio núcleo). En la novela de Parque Jurásico se fantaseaba con la idea de extraer la sangre a los mosquitos que habían quedado incluidos en ámbar para poder examinar el ADN de los dinosaurios, pensando que estos mosquitos habrían sido capaces de chuparles la sangre en algún picotazo. Pues bien, sí se ha intentado buscar moléculas de ADN de insectos y plantas en ámbar, pero de épocas mucho más recientes, pues el ADN es una molécula que comienza a desintegrarse con la muerte del individuo y a destruirse a partir de los 10 mil años de antigüedad y tiene un límite de 100 mil años.

Las salas de exposición Además de los fósiles en ámbar, el Museo de Ciencias Naturales de Álava hace un repaso por los ejemplares fósiles más relevantes que han sido

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descubiertos en la Península, en Europa y en otros continentes. La exposición comienza por los vertebrados (anfibios, reptiles, peces, aves, reptiles voladores, etc.) y finaliza con los distintos grupos de invertebrados (ammonites, insectos, crustáceos, equinodermos, bivalvos, etc.). ????????????????? ????????????????? ??????????

El ammonite gigante de la entrada sólo preludia la colección de cefalópodos fósiles, algunos de cuyos ejemplares proceden de los yacimientos del País Vasco, pero otros proceden de compras o intercambios, especialmente con Rusia. En este museo hay una gran variedad de ammonites. Los ammonites son considerados los cefalópodos

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¿Quiénes son los cefalópodos? Los cefalópodos actuales son los nautilos, calamares, chipirones, sepias, pulpos y otras delicias (por tratarse de unos animales bellísmos con complejas conductas). Los cefalópodos tienen dos diseños corporales diferentes: 1) los que carecen de concha externa, como los calamares, pulpos y chipirones, y 2) los que tienen concha enrollada. Desde el Ordovícico (hace unos 450 millones de años), los cefalópodos han sido importantes en los mares Paleozoicos, y su diversidad corporal fue mucho mayor de lo que es en el presente. Durante la Era Primaria (Paleozoico) existieron nautiloideos de concha recta o enrollada, pero este último grupo decayó hacia el final de esta Era y sólo pervive el famoso Nautilus. Durante el Mesozoico (Era Secundaria) los ammonites y belemnites se diversificaron. Los ammonites, un grupo parecido a los nautiloideos, diversificaron aún más durante el Cretácico. Los belemnites, por su parte, son los parientes más próximos de los calamares. Los calamares y los pulpos aparecieron en los mares del Terciario.

Cefalópodos extintos y actuales (nautilo). Las variaciones morfológicas de los cefalópodos se relacionan con el tipo de enrrollamiento de sus conchas. Los primeros cefalópodos tuvieron caparazones rectos y cónicos. El ejemplar fósil que muestra el montaje, corresponde a un ortóceras. Los cefalópodos con caparazón en espiral, son nautilodeos y ammonoideos. Los que alcanzaron un alto grado de diversidad durante el Mesozoico son los famosos ammonites. A la derecha, concha de Nautilus, en ella se aprecian las cámaras del interior del caparazón. Abajo, conchas de ammonites. El dibujo muestra que si la concha se desgasta lo que se vería sería el trazado de la suturas de las cámaras. Estas suturas son de tres tipos (1 al 3), y los especialistas las utilizan para diferenciar a los distintos grupos de ammonites.

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más inteligentes y ágiles. Fueron agresivos carnívoros, rápidos nadadores capaces de competir con los peces. Los ojos de estos animales eran como los de los vertebrados (o sea, como los nuestros). Su cuerpo blando ocupaba la última vuelta de su esqueleto en espiral. El término ammonite procede de ammonis cornu, o “parecido al cuerno de un carnero”. Muy pocas veces se puede apreciar la concha exterior de un fósil de ammonite. En este museo se tiene la oportunidad de ver ejemplares con concha. La concha en ocasiones no es del todo lisa, sino que está ornamentada. Las especies de ammonites tenían una gran variedad de tamaños, podían medir desde varios milímetros hasta 2 metros de diámeVitrina del Museo de Álava mostrando distintos tipos de conchas de ammonites.

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tro. Aquí veréis todo tipo de ejemplares, en algunas de las cuales el macho tiene una microconcha y la hembra una macroconcha. Las conchas siempre se encuentran enrolladas en espiral, y a diferencia de las de los caracoles, las de los ammonites son casi planas. No obstante, existen otras denominadas “heteromorfas”, en las que las vueltas de la espiral se abren y la concha se transforma en un tubo sinuoso que puede curvarse a izquierda o a derecha. Linajes que han dado especies típicas de heteromorfos son por ejemplo Baculites o Scaphites. Se supone que, comparados con sus parientes de conchas enrolladas, estos heteromorfos nadarían más lentamente, cerca del fondo. Los fósiles más importantes de los mares mesozoicos: los ammonites. Cuando uno se pone delante de un ammonite por primera vez, muy posiblemente lo que vea sea una serie enrollada en una espiral plana, que está formada por un determinado número de piezas que encajan entre sí. Entre las teselas se dejan ver las líneas de contacto, conocidas con el nombre de suturas. Cuando en la fosilización se ha conservado la concha, no se aprecian las suturas, pues quedan cubiertas. A lo largo de la evolución las suturas de los ammonites cambian. Si trazásemos una línea temporal, los ammonites del Paleozoico tienen fundamentalmente suturas sencillas, llamadas goniatíticas (1). Los ammonites del Mesozoico muestran suturas más complejas, denominadas ceratítidas (2), mientras que los últimos ammonites con frecuencia tenían suturas de trazados muy sinuosos, con valles y crestas, que reciben el nombre de ammoníticas (3). La complejidad de estas líneas de contacto siempre ha sido un tema de debate. Muchos paleontólogos creen que está relacionada bien con un modo de aumentar la cohesión de las cámaras favoreciendo así la posibilidad de sumergirse a una mayor profundidad y avanzar ocupando los mares abiertos, bien con la forma de la concha.

Los depósitos más extendidos de la provincia de Álava corresponden al Cretácico (un intervalo de tiempo que va desde hace 140 millones de años hasta hace 65 millones de años). De este lapso se tiene en el museo un buen registro de biotas de distintos tipos de ambientes marinos y no marinos. Las biotas marinas crecieron alrededor de los arrecifes del Cretácico Inferior. Físicamente aún podemos distinguir estas construcciones, pues los gran-

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des montes de colores claros de rocas calizas que se sitúan aislados en el norte de Álava (Sierra de Urkilla, La Leze) corresponden a los arrecifes de corales construidos hace 110 millones de años. Un buen número de fósiles marinos proceden de yacimientos del Cretácico Superior. Durante el Cretácico, el mar que inundaba la provincia pasa de ser un mar profundo a un mar somero, así que al final del Cretácico los yacimientos con fósiles reflejan ambientes de costas arenosas con grandes deltas. Los fósiles más importantes entonces y los más estudiados ahora por los especialistas –por tratarse de especies poco comunes en otras partes de la Península–, son los bivalvos (Modiolus e Inocerámidos), los cangrejos y los erizos (Hemipneutes). En esas costas arenosas del final del Cretácico habitaron los grandes saurios: dinosaurios y cocodrilos, junto con otros reptiles como tortugas, formas voladoras conocidas técnicamente como pterosaurios e incluso pequeños lagartos y mamíferos. El Museo de Álava alberga una de las mejores colecciones que existen en Europa de estos fósiles. Cuando se estudia en detalle el origen de los depósitos de Laño, se descubren varios paisajes: desde los niveles y fósiles de ambientes más marinos hasta los ambientes más terrestres o continentales, pasando por los de transición, como los costeros o de litoral. Con estos fósiles conocemos, por lo tanto, la ecología de cada uno de estos ambientes, contando un lapso de tiempo de varios millones de años. La concentración de fósiles ha dejado también evidencias de los pequeños y de los grandes animales que habitaron hace 70 millones de años esta zona. A partir de la muestra se puede hacer una estima de los pesos corporales, que oscilaban entre menos de 100 gramos (en anfibios y mamíferos) hasta más de 3 toneladas para el caso del dinosaurio más grande. El lugar donde se produjo este interesante yacimiento es fruto de la concentración y acumulación

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de las carcasas de los esqueletos que fueron arrastrados hasta los canales fluviales, mezclados con los que específicamente vivían en aquellos ríos y llanuras inundadas próximas a la costa. En una de las muestras monográficas se expuso material procedente de estos yacimientos. Aunque la colección ha pasado a los fondos del museo, aún hoy podéis ver alguna vértebra y hueso largo de un gran tamaño en la sala del piso superior, junto a la sección dedicada a la zoología y la botánica de Álava. El hueso largo de la figura perteneció al brazo de un dinosaurio saurópodo, conocido científicamente como Lirainosarus, un animal herbívoro que debió llegar a pesar 3 toneladas. A pesar de este peso, el nombre de este dinosaurio significa en vasco "ligero", resaltando así que no se trata de uno de los dinosaurios más grandes.

Hueso del brazo (húmero) del dinosaurio saurópodo Larainosaurus del Cretácico Superior (68 millones de años) del yacimiento de Laño. Para su extracción el fósil ha sido cubierto de una gasa empapada en yeso.

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MUSEO DE MINERALES Y FÓSILES DE URRETXU PAÍS VASCO: Jauregi, 19. Casa de la Cultura. Ayuntamiento de Urretxu 943 72 41 70 - 943 72 01 51 Eras Geológicas: todas Registro fósil: variedad aunque escasa muestra Clasificación: Interés:

Urretxu celebra en octubre una semana dedicada a los fósiles y minerales que incluye actividades para pequeños y mayores, exposiciones, compraventa, salidas al campo, etc. La localidad está en el corazón industrial del País Vasco y aunque su urbanismo esta dete-

DONOSTIASAN SEBASTIÁN A-8 Zumaia Zarautz

MAR CANTÁBRICO

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Elgoibar Zestoa Andoain Azpeitia Eibar Azcoitia Villabona Tolosa 632 A-15 Urretxu Ibarra Bergara Legorreta 130 Zumárraga Ordizia Arrasate- Legazpi P. Nat. Aralar Beasain Mondragón SIERRA Oñati Zegama DE ARALAR

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riorado por la industria, ha conservado parte de su centro histórico. En sus proximidades podéis visitar Zumárraga y Legazpi. En esta última se ha levantado un Parque temático dedicado a la ferretería de Mirandaola. El Museo está ubicado en la Casa de Cultura, su horario habitual durante el invierno es de 9-13 y de 16-20, en verano sólo de mañana de 10 a 14. La entrada es gratuita. La colección está ordenada más con sentido didáctico que como exposición museográfica. Existen talleres y guías para alumnos y profesores, se pueden solicitar cascos auriculares para realizar una visita asistida. Las visitas guiadas hay que concertarlas. Los fondos del museo están divididos en dos secciones ubicadas en una única pequeña sala. La sección de paleontología muestra una serie de fósiles ordenados cronológicamente.

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Museo de Urretxu.

El Museo de Urretxu es uno de los pocos museos paleontológicos de índole municipal que se abren al público en el País Vasco. Este Museo surge, y

Montaje que muestra una panorámica del Museo de Urretxu y el trazado dedicado a la semana de la Ciencias Naturales en esta localidad.

crece, dentro de una semana que anualmente se dedica a los minerales y a los fósiles. Se trata de una especie de semana cultural, festiva y comercial que se realiza en la localidad de Urretxu durante el mes de octubre. La colección que alberga fue cedida por un coleccionista local, N. Aguado, promotor de este conjunto de actividades.

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La dirección del museo es capaz de movilizar, durante la semana de los minerales y los fósiles, a aficionados, padres e hijos, especialistas y comerciantes. No es extraño, pues, que durante la última semana de octubre os encontréis allí una magnifica exposición monográfica sobre "ammonites" o "gemas" o "fósiles en ámbar".

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Además, potenciadas por el propio Ayuntamiento, se promueven actividades al aire libre relacionadas con la naturaleza. Minerales y fósiles son los protagonistas de la exposición. Los primeros mostrando los distintos tipos de cristalizaciones y organización según su naturaleza: sulfuros, silicatos, sales haloides, boratos, etc., hasta minerales de uranio. Los fósiles, por su parte, ilustran los cambios que han vivido las faunas del planeta. Los ejemplares proceden de muy diversas partes del mundo. El Museo en sí ocupa, de momento, una pequeña sala en un edificio municipal. Su estructura expositiva está pensada con fines didácticos y se dirige espe-

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cialmente a escolares. Se ha señalado dentro del museo un recorrido con actividades para alumnos y profesores. Este aspecto está muy potenciado, pues se preparan maletines y textos para los escolares con el fin de acercarlos al mundo de los fósiles, de la paleontología y, en general, de las ciencias naturales.

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Urretxu, lugar natal del músico que compuso el Himno de Gernika, José María Iparragirre, y ubicado al pie del monte Irimo, comienza a compaginar su Semana de las Ciencias Naturales con otras ofertas que pueden visitarse en el entorno.

AGRADECIMIENTOS: No puedo mencionar una a una a las personas que me han dedicado su tiempo para poder llevar a término la realización de esta guía, porque han sido muchas. Directores y directoras de museos, de aulas de interpretación o de los parques culturales de toda España, a todas mi agradecimiento. A mis compañeros de profesión, que gentilmente me han procurado información sobre sus estudios, sin ellos esta guía jamás hubiese prosperado. A Nieves López que puso su entusiasmo y afecto revisándola y a Isabel Rábano que confió desde el primer momento en el proyecto. A los que han viajado conmigo en las visitas a museos alentándome siempre; mis amigos de Cádiz, Madrid, Barcelona (a mi madre Ángela, a Alicia, Fernando, Nuria, Roberto, Rocío, Rosa). Existe además una serie de personas que han estado detrás abasteciéndome de información como Juan Bartina que desde Barcelona contribuyó con sus recortes de noticias de prensa a tenerme al día. Especialmente quiero agradecer a María Antonia Fregenal su ayuda, pues no sólo ha sido quien me ha iniciado en la geología, sino que ha colaborado en la redacción de las partes dedicadas al contexto geológico de cada Comunidad. María Luisa de la Garza revisó mis expresiones gramaticales. Finalmente, también quiero agradecer a los compañeros de la Unidad de Paleontología de la Universidad Autónoma de Madrid por su ayuda, y como no, a mis estudiantes que tuvieron que compartirme con mi obligada dedicación a esta serie. La elaboración de este proyecto contribuyó a mi formación para desarrollar las bases del proyecto subvencionado BTE-2001-0185.

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