Rutas por Museos y Colecciones de Paleontología: Canarias, Extremadura, Andalucía y Gibraltar

November 6, 2017 | Autor: A. Delgado Buscal... | Categoría: Paleontology, Cultural Heritage
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Descripción

Rutas por Museos y Colecciones de Paleontología CANARIAS, EXTREMADURA, ANDALUCÍA y GIBRALTAR, MURCIA y BALEARES Ángela Delgado Buscalioni

Instituto Geológico y Minero de España 2009

Serie: Guías. Museos de Paleontología.

DELGADO BUSCALIONI, Ángela Rutas por Museos y Colecciones de Paleontología: Canarias, Extremadura, Andalucía y Gibraltar, Murcia y Baleares / Ángela Delgado Buscalioni; Isabel Rábano, coord..- Madrid: Instituto Geológico y Minero de España, 2009 154 págs; ils; 23 cm. - (Guías Museos de Paleontología; 5) ISBN 978-84-7840-815-3 1. Colección 2. Museo Paleontología 3. Libro guía. 4. Comunidad Autónoma de Navarra. 5. Comunidad Autónoma de Cataluña. 6.Comunidad Autónoma Valenciana. I. Instituto Geológico y Minero de España, ed. II Rábano, I.,coord. III Guías Museos de Paleontología 56:061.6(460)

Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados. Coordinación: Isabel Rábano Textos: Ángela Delgado Buscalioni. Profesora de Paleontología del Departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid Textos de Introducción a la Geología: Mª Antonia Fregenal Martínez. Profesora del Departamento de Estratigrafía de la Universidad Complutense de Madrid Ilustraciones: Ángela Delgado Buscalioni, Miguel García Ramos Cartografía Geológica: Instituto Geológico y Minero de España Diseño y Maquetación: Equipo Franja Impresión: ISBN: 84-7840-571-2 (Colección) ISBN: 978-84-7840-815-3 NIPO: 474-09-001-1 Depósito Legal: © Instituto Geológico y Minero de España

A todos aquellos que luchan por legar un planeta mejor a las generaciones venideras. A Rafa, Anne y Lola

ÍNDICE

De qué trata y a quién va dirigida esta guía ...........................................7 Los museos..........................................................................................11 Cómo utilizar la guía.............................................................................23 La escala del Tiempo............................................................................26 Museos de Canarias .............................................................................28 Geología de Canarias ......................................................................29 Museo de la Naturaleza y el Hombre, Tenerife.................................31 Museos de Extremadura.......................................................................38 Geología de Extremadura ................................................................39 Museo de Geología de Extremadura ................................................42 Museos de Andalucía y Gibraltar...........................................................46 Geología de Andalucía .....................................................................47 Museo Municipal del Puerto de Santa María....................................55 Museo de Historia Natural, Los Barrios............................................63 Parque Geológico de Ardales...........................................................71 Museo Municipal, Sección de Paleontología MMPE, Estepona .........77 Museo de Prehistoria y Paleontología José Gibert, Orce ..................81 Aula Museo de Geología de la Cuenca de Sorbas............................90 Museo Municipal de Arqueología de Montoro ..................................98 Museo de Paleobotánica del Jardín Botánico, Córdoba..................104 Museo Municipal de Arqueología Santiesteban del Puerto .............111 Museo Municipal de Gibraltar........................................................116

Museos de Murcia..............................................................................124 Geología de Murcia .......................................................................125 Museo de la Asociación Cultural Paleontológica Murciana.............129 Museo Municipal “Jerónimo Molina” de Ciencias de la Naturaleza y Etnografía de Jumilla ............................................129 Museos de Baleares ...........................................................................136 Geología de Baleares.....................................................................137 Museo Balear de Ciencias Natruales ............................................141

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DE QUÉ TRATA Y A QUIÉN VA DIRIGIDA ESTA GUÍA El conocimiento de la naturaleza, el turismo rural, el senderismo y la búsqueda de rutas históricas comienza a ser algo habitual en la formación integral de las personas, y por eso cada vez existen más guías y textos especializados sobre estos temas; en cambio, los aficionados y amantes de los fósiles carecían de una guía sencilla que les permitiese localizar los museos y las aulas de paleontología de España. Con este libro el Instituto Geológico y Minero de España continúa una colección de guías que reúne los 75 museos y colecciones de fósiles que podéis visitar en las diversas autonomías de nuestro país.

He procurado que sea ahí donde aprendáis a disfrutar de la observación de los fósiles y de su conocimiento. No encontraréis aquí un catálogo descriptivo de fósiles, con sus nombres científicos y la relación de ejemplares maravillosos; he creído más didáctico que sean los fósiles los que os muestren cómo ha sido la vida en la Tierra, los momentos más impresionantes de la historia remota de nuestra península o los cambios que ha experimentado su geografía, su clima y los animales y las plantas que la han habitado desde hace más de 500 millones de años hasta la actualidad. Ya sabéis que la Paleontología es la ciencia que estudia los fósiles; pues bien, viajando por los museos viajaremos también en el tiempo y conoceremos mejor la paleontología y la geología de nuestro país.

Para elaborar estas guías he recorrido muchos museos y he observado cómo los visitantes se fascinan con los fósiles. Algunas de las preguntas que se hacían me han sido útiles para la guía. En particular, quisiera dedicar esta guía a los padres y madres de familia que tienen la inquietud de transmitir a su prole la sensibilidad ante lo natural, y a las niñas y niños que mostraban un brillo de sorpresa y entusiasmo constantes en sus ojos. Cuando yo era niña, solía correr detrás de los guías en los

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museos; ahora no es frecuente encontrar un guía uniformado como los de entonces, con gorra de plato, que al final del recorrido esperaba ser reconocido y valorado por los visitantes. Era, y es, una profesión difícil, pues el público es amplio, diverso y exigente. Esta guía de viajes por el tiempo quiere emular el savoir faire de quienes ejercen la profesión de conducir a la gente por los espacios y universos evocados por los objetos naturales que han sido recogidos y custodiados por los humanos, a veces durante siglos.

Esta guía, quiero resaltarlo, no es para expertos, sino para un público "simplemente" sensible y entusiasta de la naturaleza, que esté interesado por la vida del pasado y al que le guste viajar. Está dirigida a familias y a personas que disfruten visitando pequeñas localidades en busca de paisajes excepcionales o pequeños museos y aulas que divulguen conocimientos de la naturaleza y de los fósiles. Pretende también ser una guía didáctica de introducción a la paleontología, de modo que encontraréis información básica en el CD adjunto acerca de los fósiles y sobre el origen y la evolución de las plantas y animales. He pensado también en el uso que podrían darle los docentes a esta guía, así que incluyo reseñas sobre las actividades que realizan los museos. He intentado hacer una búsqueda exhaustiva para que dispongáis de las referencias de todos o casi todos los museos de paleontología de España. La experiencia me dice que la demanda de cultura de la naturaleza en nuestro país es muy grande y que gracias a la presión del público se abren cada vez más centros dedicados a las ciencias naturales. Como profesional de la paleontología me gustaría ver que esos centros progresan, y cuando digo "progresan" no sólo me refiero a mejorar la difusión y divulgación de su patrimonio natural, sino también a que se consoliden como centros que protegen el patrimonio de todos, catalogando y conservando adecuadamente los materiales fósiles que guardan. Estas guías manifiestan expresamente su respeto por todos estos centros, sabiendo que son muchos los que asumen con entusiasmo la responsabilidad de hacer de la cultura de la naturaleza algo activo. Espero que también a ellos les sea de utilidad este trabajo, como estímulo para alcanzar sus objetivos. En comunidades como Cataluña, Aragón, Valencia y La

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Rioja, donde la riqueza paleontológica y la afición por las ciencias naturales es grande, el número de pequeños museos es sin duda mayor que en otras, y algunos comienzan a tener recursos e infraestructuras que garantizan su perdurabilidad, contando, además, en sus plantillas, también con profesionales. En general, veréis que los museos de paleontología son muy jóvenes en nuestro país, y no ha sido tarea fácil localizar algunas de las colecciones. El tipo de gestión que tienen es muy variopinta; la gran mayoría dependen de los Ayuntamientos y no se hallan siquiera registrados o catalogados a escala provincial o autonómica. Es probable, por ello, que algunas colecciones no aparezcan aquí, a pesar de nuestros esfuerzos. Se han omitido, eso sí, las colecciones particulares que no son visitables y aquéllas cuyos fondos proceden de la expoliación intencionada de yacimientos; tampoco se incluyen las que tienen como finalidad el comercio de fósiles con el único objetivo del provecho personal de un individuo, ni aquéllas cuyo recolector oculta la procedencia de los fósiles y evita que sean catalogados y documentados. Quiero, con ello, defender la idea del patrimonio paleontológico como bien común y como legado cultural.

Los fósiles pueden ser objetos bellos –muchos así lo creemos–, y pueden ser tratados como obras de arte de la naturaleza. Pero, sobre todo, los fósiles son indispensables para conocer la historia de nuestro planeta y nuestra propia historia. Los fósiles son los únicos documentos de origen orgánico capaces de transmitirnos información desde el pasado al presente. Dicho de otro modo, un fósil es un médium, como los de las pelis, que nos comunica acontecimientos de hace millones de años. A estos mensajeros de tiempos antiguos hay que respetarlos y no olvidar que sólo la colaboración de todos –los que los encuentran, los que los custodian, aquellos que nos los muestran y los que los estudian para descifrar sus mensajes– nos permitirá comprender mejor nuestra historia. Acepto correr el riesgo de despojar a la ciencia paleontológica y a la geología de pesadas definiciones y arduos nombres para acercar los fósiles al público en general. En la búsqueda de un discurso simple, claro y quizá esquemático, probablemente haya cometido alguna imprecisión; espero que

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no sean muchas, y espero también que aquellos compañeros que vean sus ideas reflejadas a lo largo de la guía no se sientan defraudados. Después de dejar unas páginas escritas para que los aventureros comiencen su singladura, quiero decir que me encantaría recibir las impresiones de aquellos que sigan las recomendaciones aquí propuestas. Para quienes deseen hacer críticas, comentarios o sugerencias, os dejo la siguiente dirección cibernética: [email protected]

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LOS MUSEOS Definir en detalle qué es un museo no es algo fácil, primero porque la definición depende de las características y el desarrollo de cada sociedad; en segundo lugar, porque también hay definiciones jurídicas de la expresión "bienes de interés museográfico", y tercero, porque no es lo mismo hablar de museos de arte, bien conocidos en nuestra cultura, que de paleontología, palabra para muchos desconocida. En algunas de las legislaciones sobre museos de las autonomías españolas se define lo que es un museo y se diferencia a éstos de las colecciones museográficas. Podemos encontrar, por ejemplo, esta definición: "Son museos las instituciones o centros de carácter permanente, abiertos al público, que reúnen, conservan, ordenan, documentan, investigan, difunden y exhiben de forma científica, didáctica y estética conjuntos y colecciones de valor histórico, artístico, científico, técnico o de cualquier otra naturaleza cultural, para fines de estudio, educación o contemplación. Un museo debe de tener fondos, y éstos estar reflejados en un Libro de Registro, un Inventario y un Catálogo, a fin de contar con una documentación exhaustiva de nuestro patrimonio histórico."

Ya veréis que en nuestro país existen muy pocos museos dedicados al estudio de los fósiles, y de las ciencias naturales en general, que cumplan todos los requisitos de la definición anterior. En cambio, es mucho más frecuente que os encontréis con lo que legalmente se conoce como colecciones museográficas. Las colecciones museográficas son conjuntos estables de bienes culturales conservados por una persona física o jurídica que, sin reunir todos los requisitos propios de los museos, se exponen al público para su contemplación de forma permanente, coherente y ordenada. Muchas de estas colecciones actualmente son gestionadas por los municipios. Ahora bien, en esta guía se utiliza indistintamente el término "museo", para hacer más fluida la lectura. Esta situación de pocos museos y muchas colecciones permite averiguar cómo se han ido formando las colecciones de

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fósiles que existen en nuestro país, y clasificarlas de acuerdo con las razones y los fines que les dieron origen.

Los museos y sus creadores

La creación de museos y colecciones de historia natural, plantas, animales, minerales, rocas y fósiles es algo muy antiguo en nuestra cultura. Ya en Grecia existieron colecciones que eran tratadas y custodiadas como verdaderos tesoros. En Roma proliferaron las colecciones privadas y se potenció el comercio de objetos artísticos y naturales. Formaba parte del buen gusto y del placer por la vida el tener colecciones raras, originales, y se valoraban los objetos por su antigüedad. Muchas de las colecciones que vais a visitar guardan ese espíritu: los objetos expuestos son tratados como elementos estéticos que guardan historia. Cada fósil es un objeto precioso y preciado por su rareza y forma parte de una conjunción extraña entre lo natural y lo mitológico.

El primer coleccionismo

Algunos de los fondos de los museos creados a partir de colecciones privadas delatan el carácter de quienes las fueron acopiando a lo largo de toda su vida. El entusiasmo de esas personas refleja parte de sus creencias respecto de los fósiles. En algún caso, prevalece en la colección la fascinación por lo desconocido, el asombro por cómo se ha podido formar un objeto particularmente extraño, como un insecto hallado en ámbar, por ejemplo, o una huella o un coprolito (hez fósil en que se ha conservado parte de la digestión que tuvo un animal de hace millones de años). Ese interés es algo natural en los seres humanos, y del mismo modo que hoy algunas personas lo tienen muy vivo, los humanos de hace más de 50.000 años también lo compartían. En su libro Fósiles y Hombres, el paleontólogo francés Eric Buffetaut cuenta que durante las excavaciones arqueológicas en las cuevas de Arcy-sur-Cure, en Borgoña, se descubrió en un nivel del Paleolítico Medio una colección de fósiles compuesta por un coral y un caracol llevados a la cueva por un neandertal. Los fósiles, pues, han despertado siempre la curiosidad de los humanos y han estado en la base de numerosas leyendas y mitos.

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La leyenda del "Gigante", por ejemplo, hunde sus raíces en la paleontología y, de hecho, la "gigantología" se consolidó como una rama de esta ciencia durante los siglos XVII y XVIII. Los escritos acerca de los fósiles del "Barranco de las Calaveras" o "de las Maravillas", en la localidad de Concud, próxima a Teruel, atestiguan el fuerte debate que en un momento hubo en torno a la presencia de gigantes en España. El debate lo protagonizaron el benedictino Feijoo y el franciscano Torrubia. Torrubia defendía la existencia de gigantes en Concud basándose en la tradición oral de los indígenas centroamericanos, que sólo ponían nombres a aquello que conocían, y la palabra "quinametin" significaba gigante, así que, si existía la palabra, debía existir "la cosa". Torrubia citaba los trabajos de otros gigantólogos europeos que describieron los restos de Teutobocus, rey de los teutones derrotado por Mario, cónsul romano. Feijoo, por su parte, interpretó los huesos del Barranco de las Calaveras como los restos de una batalla. El Barranco de Concud está, ciertamente, lleno de huesos cuya edad se remonta a hace unos 7,5 millones de años. Su peculiar y rica asociación de fósiles (rinocerontes, jabalíes, antílopes, caballos primitivos, ciervos y el perro más antiguo de que se tenga noticia) lo hacen merecedor de la atención prestada por estos y otros estudiosos.

Muchos de los museos cuyas colecciones guardan este sabor "misterioso y mítico" se han formado a partir de la recolección de fósiles hallados en el entorno geológico más próximo. Esta tarea la suele iniciar una única persona, instruida o no pero que, en general, trabaja aislada. Conocer sus historias es toda una experiencia, creedme. Actualmente se está intentando que colecciones así reunidas sean catalogadas e inventariadas, pues corren el riesgo de que en el futuro se pierdan o desaparezcan. Algunas comunidades autónomas están potenciando ayudas para ello, o bien conceden una serie de privilegios fiscales a aquellos coleccionistas que ceden sus colecciones a una institución pública, pero estas acciones son aún insuficientes y hay que trabajar más en esta dirección con el fin de organizar y estructurar el rico patrimonio paleontológico y geológico que tiene España y sus comunidades.

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Las colecciones virtuosas

Otro tipo de colecciones son aquellas creadas por "coleccionistas virtuosos", que seleccionan con sumo cuidado las piezas, recreándose en "lo precioso" del objeto fósil. Este tipo de museos y colecciones conservan el espíritu de los antiguos Gabinetes de Historia Natural de los siglos XVI y XVII. Pretenden mostrar el fósil en toda su integridad, es decir, mostrar que son realmente objetos "preciosos" que nos enseñan qué organismos existieron en el pasado. Para ello buscan el mejor ejemplar, aquél en el que podamos apreciar todas sus partes, cada detalle de su anatomía, y procuran que esté siempre perfectamente preparado y limpio.

En este tipo de colecciones, que sin duda son muy ilustrativas, existe un cierto sentido de "orden natural" que podríamos rastrear hasta el Renacimiento y que consiste en creer que los seres pueden ser exhaustivamente ordenados y catalogados. Fue precisamente en el Renacimiento cuando se crearon los Gabinetes de Historia Natural con el fin de sistematizar los objetos, ordenándolos según las analogías que se encontraban entre aquéllos hallados en la Tierra y los del macrocosmos, procurando así reunir la totalidad de la Naturaleza en un único sistema. De acuerdo con este sistema de pensamiento, los fósiles eran considerados representaciones petrificadas de otros objetos, por ejemplo astros u órganos. Eran comunes términos como Priapolitos o Histerolitos para denotar las piedras con forma de órganos masculinos (priapo) o femeninos (útero). Pero esta tradición no se ha agotado del todo, pues algunos de los términos que utilizamos en la actualidad para referirnos a determinados fósiles proceden de costumbres arraigadas en la historia natural renacentista. Nombres como "ammonites" o "belemnites" se han seguido usando desde hace tres siglos para identificar, en el lenguaje corriente, las extrañas formas de algunos fósiles. Un coleccionista "virtuoso" siempre acabará mostrando la colección que tanto esfuerzo, y muy probablemente dinero, le habrá costado, convirtiendo su muestra en una "Raroteca" o en el "Thesaurus fossilium" del Manierismo renacentista. Estos museos, ubicados probablemente en los lugares más insólitos y bellos, estarán siempre bien ordenados, tendrán etiquetas con el nombre de la especie a la que el fósil perte-

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nece y los coleccionistas más ilustrados habrán comenzado a hacer un catálogo documentado de sus colecciones, algo necesario para la transmisión del saber.

Colecciones enciclopédicas

A diferencia de los museos y colecciones que hemos mencionado, los museos enciclopédicos se gestan con la colaboración de muchas personas, y su orden obedece al saber científico de la época en que se crean. En estas instituciones los fósiles son el legado dejado por el tiempo, y como tal, es un documento que hay que custodiar. Este privilegio, estar cerca del saber y custodiarlo, creó la élite cultural que correspondió en sus orígenes fundamentalmente a la Corte y a la Iglesia. La raigambre de las órdenes religiosas en las ciencias naturales españolas es profunda. Uno de los primeros naturalistas españoles, el Padre José de Acosta (1540-1600) era jesuita. Nacido en Medina del Campo y de origen judío, Acosta estudió en Alcalá de Henares y viajó a Perú. Sus estudios sobre la fauna de las Indias son los primeros que intentan explicar por qué los animales y las plantas de aquellas regiones eran diferentes a los europeos. Acosta combinó argumentos geográficos, biológicos y teológicos, y sus escritos influyeron en las observaciones que Darwin realizara en su viaje a las Indias. Éste y otros jesuitas españoles, especialmente después que fueron expulsados de España, en 1767, contribuyeron al mejor conocimiento de la historia natural y humana de Hispanoamérica en la Europa ilustrada. Jesuitas, escolapios, benedictinos y franciscanos participan activamente en los estudios de la historia natural de España; además del padre Acosta, ya se han destacado las figuras de Torrubia y Feijoo. Estas órdenes religiosas han jugado también un importante papel en la historia de la paleontología española, y su relevancia científica se extiende hasta el tercio final del siglo XX. Muchos de estos religiosos llegaron a la paleontología defendiendo los principios del cambio orgánico o "transformismo" que promulgaba la teoría de la evolución. Aún se pueden visitar algunas colecciones en los centros docentes de estas congregaciones que, además, mantienen en vigor la paleontología participando activamente en los descubrimientos científicos.

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La primera colección enciclopédica de importancia fue la del Real Gabinete de Historial Natural de Madrid, fundado en 1752 por Fernando VI a propuesta del Marqués de la Ensenada y que hoy es el Museo Nacional de Ciencias Naturales.

Este tipo de centros tiene un poder "sacralizador" de los objetos naturales, donde sólo los expertos pueden comprender su orden, sus nombres y su significado. El discurso de la historia natural se aleja del gran público y si uno no maneja su jerga no puede más que observar y maravillarse del trabajo realizado por otros. La ciencia natural del siglo XVIII quería encontrar un lenguaje que fuese capaz de denominar lo visible y que le permitiera comparar los seres entre sí. Ese intento queda reflejado en los cientos de términos especializados que sirven para describir animales y plantas (por ejemplo, pigostilo, pigidio, gena, pleura, braquia, pistilo, bráctea, etc.), términos que para muchos no significan más que supercalifragilístico espiralidoso, estribillo de una canción que cantaba Mary Poppins en la película protagonizada por Julie Andrews. Sin embargo, para los especialistas, esos nombres hablan de la forma, la cantidad, el tamaño o la manera en que se distribuyen los elementos en el espacio.

La utilización de estos términos que describen la anatomía de los organismos fue decisiva para poder comparar y ordenar a los seres entre sí, de un modo sencillo. Así, detrás del nombre Tyrannosaurus rex, hay un análisis profundo de las diferencias y semejanzas que existen entre este animal (un dinosaurio) y los demás. La posibilidad de ordenar la naturaleza poniendo nombre a las especies nos ha servido como referente para reflexionar sobre la vida en el pasado, y cómo podrá ser ésta en el futuro. Esta disciplina se conoce con el nombre de Taxonomía y su saber le llega al público a través de los nombres latinizados de las especies. Esta es la razón por la que cada fósil tiene una etiqueta donde aparecen su nombre, su procedencia y su antigüedad. En algunos sitios podemos ver la serie de ejemplares a partir de los cuales se realizó la primera descripción de una especie; a esos lugares se les llama "tipotecas".

Los museos didácticos

Entre los museos de más reciente creación cada vez surgen más los museos didácticos, en los cuales el público desempeña un

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papel protagonista. Sin duda, estos museos aparecen en sociedades mejor formadas, con mayores recursos y más tiempo de ocio. En teoría, estos museos tienen una estructura más compleja y más dinámica que los tradicionales, pues necesitan de una mayor infraestructura y de recursos humanos para poder mantener las exposiciones, las actividades que promueven y, en general, las iniciativas educativas que diseñan para los diversos públicos. A partir del siglo XIX y, por supuesto, en el XX, el museo se "democratizó", puesto que se socializa la cultura.

La iniciativa de estos nuevos museos surge en Estados Unidos y provoca la creación de una verdadera trama museológica que se engrana en instituciones internacionales y que ya no restringe la noción de museo a la sola idea de guardar y proteger una colección. Para poner en marcha y mantener museos de este tipo se necesitan instituciones sólidas y una administración pública comprometida con la cultura, de modo que, lamentablemente, por ahora no hay muchos en nuestro país. Si vais a uno de estos museos, observaréis que los objetos naturales que se exponen son pocos. El fósil que se muestra está seleccionado porque forma parte de un contexto más general que también se expone, sea una idea, una actividad o una analogía. Se busca así presentar una mejor relación entre los objetos. Hay que intentar comprender en estos museos cuál es la historia, el discurso que debemos seguir, qué elementos y en qué direcciones preferentemente debemos mirar, para sacar el máximo provecho a nuestra visita, pues a veces incluso se persigue la complicidad entre el objeto y el observador, para que así se sienta involucrado y aprenda mejor. Un museo didáctico tiene que animar a que se produzca esa complicidad. Por ello, uno de los avances en este sentido fue la idea de ilustrar pictóricamente los museos paleontológicos, introduciendo grandes murales que representen retazos de la vida del pasado a modo de clichés fotográficos. Algunos de nuestros museos siguen esta tradición, que comenzó en Estados Unidos hacia 1950, cuando famosos ilustradores como Charles Knight comenzaron a llenar los huecos de nuestra imaginación. La riqueza y la diversidad del pasado más remoto quedó espléndidamente plasmada en los murales del Museo Peabody, de Yale. Pero los ilustradores y maquetistas españoles no van a la zaga, y sus obras

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están dejando huella en el mundo nacional e internacional de la representación paleontológica.

A veces, buscando una comprensión sencilla e inmediata de los hallazgos paleontológicos y científicos, se crean modelos. Los modelos explican la relevancia de determinados hallazgos mediante el uso de reconstrucciones, programas de ordenador, holografías o grandes maquetas de tamaño natural, o la mecánica que existe detrás de un acontecimiento natural, como por ejemplo el crecimiento de las plantas. Ahora bien, no es fácil encontrarlos, puesto que requieren de expertos y personal especializado, y a veces se trata de técnicas muy costosas. No obstante, algún ejemplo encontraréis en las visitas que aquí os recomiendo. Es importante que, como visitante, uno se deje seducir por las imágenes que desvelan el pasado, mirarlas proyectadas en el tiempo, pues es ahí donde se reconocen los avances de la ciencia. Las imágenes son las interpretaciones y explicaciones sobre un tema. Lamentablemente, los museos suelen retirar de sus exhibiciones las reconstrucciones, los dioramas y las pinturas que consideran pasadas de moda. Y digo "lamentablemente" porque la comparación entre el antes y el ahora de las reconstrucciones es muy ilustrativa del saber paleontológico. Un porcentaje muy alto de los museos de España están dedicados a los dinosaurios y a la evolución humana; tener la posibilidad de comparar las reconstrucciones que se han hecho a lo largo de la historia es entrar en la propia historia de nuestras creencias: de los dinosaurios lentos y torpes, fieros y sangrientos pasamos a concebirlos como animales estilizados, ágiles, inteligentes y sociales. Y en la esfera de lo humano, de los neandertales morenos, barbudos, peludos y bárbaros a los humanos de piel blanca, lampiños, con costumbres sociales sofisticadas. El papel que desempeñan estos museos en nuestra sociedad ha de ser activo y activado, pues si bien tenemos la oportunidad de visitar pequeñas colecciones paleontológicas con bellos ejemplares, los museos didácticos, por sus capacidades económicas y técnicas, pueden poner en relación y en reacción mundos muy diversos. Estos museos han de incitar a la reflexión, rompiendo esquemas prefijados, y han de educar nuestra sensibilidad hacia la historia y las ciencias, ya

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que no dejan de ser manifestaciones humanas tan atractivas como la música o el deporte.

Los parques naturales, geológicos y culturales

Algunas comunidades autónomas están desarrollando un nuevo ámbito para conservar, mostrar y potenciar su patrimonio. Como podréis seguir en las guías, algunos de los centros que se pueden visitar forman parte de rutas establecidas dentro de un Parque Natural, un Parque Geológico o un Parque Cultural. Estas figuras se han creado para abarcar áreas extensas de un territorio cuyos paisajes sean de una belleza singular, ya sea por su flora o por su fauna, o bien porque contengan formaciones geológicas o paleontológicas que merezcan una atención especial. En estos lugares, los yacimientos geológicos y paleontológicos son considerados "Monumentos Naturales y Culturales", lo que, por una parte, resalta su interés científico, educativo y turístico, y, por otra, establece un nexo entre la historia de la tierra y la historia del hombre. El desarrollo de estos territorios ha favorecido a aquellas zonas con escasos recursos tecnológicos que han visto en los Parques un nuevo modo de ganarse la vida, relacionado con un turismo que busca valores en la naturaleza y que incentiva el respeto por la cultura tradicional y natural. En estos ámbitos encontraréis a personas muy concienciadas de la labor que realizan, que tratan de llevar adelante iniciativas de muy diversa índole para potenciar la oferta cultural y crean, por ejemplo, rutas arqueológicas, etnológicas, senderos, etc. Conviene, si vais a uno de estos lugares, que recopiléis todo tipo de información acerca de lo que ofrecen, pues su oferta es variada y asequible. Normalmente encontraréis exposiciones y colecciones dedicadas a la geología y a la paleontología local o regional, en lo que se denominan Aulas o Centros de Interpretación, que no museos, pues sus fondos son más bien escasos. Muchos de estos centros ofrecen visiones interesantes por la sencilla razón de que podemos contemplar los fósiles en el contexto en que fueron hallados y en su lugar de procedencia, situación de gran potencial didáctico que a veces está poco explorada o mal gestionada.

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La creación de este tipo de parques es una iniciativa reciente que está cuajando pero que requiere de la colaboración y la buena voluntad de muchos estamentos: ciudadanos, ayuntamientos, asociaciones culturales, patronatos, diputaciones y los propios licenciados y profesionales. En parte, podríamos hablar de una nueva visión de lo que es la cultura gestionada y animada desde dentro, en busca de un proyecto global, con grupos y redes de cooperación. En este modelo, la conciencia y la protección del patrimonio se convierten en algo colectivo, en una custodia compartida. El resultado, en consecuencia, debería ser una relación más dinámica con la cultura y con los bienes naturales y culturales, pues se invita a los visitantes a que participen activamente. En muchos de estos centros encontraréis que la visita es guiada y que existen actividades que son muy populares. El éxito de estas iniciativas dependerá de que los grupos que las impulsan vayan formando un verdadero tejido en acción, no sólo en la defensa de sus intereses puntuales, sino en la consolidación de una cultura más próxima a la naturaleza.

Los museos tecnológicos y temáticos

En este apartado me referiré a dos tipos muy distintos de museos. Unos son los temáticos relacionados con los fósiles, que suelen ser museos dedicados a la minería del carbón, y los otros son los grandes Museos de las Ciencias. En ambos casos nos alejamos mucho de donde comenzamos, pues aquí los fósiles se muestran como ejemplos de grandes discursos e ideas procedentes de aspectos humanos, científicos y tecnológicos muy diferentes.

En los museos de minería el desarrollo científico está vinculado a la búsqueda del carbón, y el estudio de los fósiles tiene por único objetivo el saber si existe este combustible y qué calidad tiene. El carbón es un producto derivado de la fosilización de los abundantes restos vegetales que se produjeron en remotos pantanos de aguas estancadas. Algunos de estos museos han cuidado notablemente sus exposiciones y son lugar de encuentro entre varios mundos: el científico, el técnico, el social propio del mundo minero y el del visitante. Los Museos de las Ciencias, por su parte, son algo más complejo, aunque los fósiles se utilizan también con objetivos

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muy puntuales. Estos grandes museos suelen recibir a un público muy numeroso y a veces distan poco de los centros de atracciones. Aquí, los visitantes, de un modo lúdico, disfrutan de los objetos que se exponen, de su funcionamiento. Son lugares en los que la técnica parece hacerlo todo posible y que supuestamente nos acercan a bosques tropicales, minas o desiertos. Son las catedrales de nuestro mundo tecnológico y científico, construidas por grandes corporaciones o para gloria de nuestras administraciones políticas. Su prestigio puede llegar a ser grande y desarrollar una labor educativa importante en nuestras sociedades, pero para ello requieren del dinamismo de propuestas que mantengan a estos museos vivos en tanto que museos.

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CÓMO UTILIZAR LA GUÍA Cuando pensamos cómo debía ser este libro, tuvimos como referencia las guías de viajes, pues de algún modo el espíritu práctico y teórico que lo anima se acerca mucho a la idea de un viaje por la Península, pero también a lo largo del tiempo.

La guía está organizada por comunidades autónomas, agrupadas en 5 volúmenes, cada uno dedicado a la paleontología de comunidades autónomas próximas geográficamente. El lector encontrará una explicación breve sobre la geología de cada comunidad junto con la descripción de sus museos. Todos éstos cuentan con una ficha previa con direcciones, horarios, localización, si disponen de visitas guiadas, además de un breve resumen sobre sus características y sobre el entorno histórico y natural donde se ubican. Un código simple permite saber si el museo alberga una colección extensa de fósiles o si está dedicado específicamente a un grupo paleontológico. Así, el código “Eras Geológicas” se refiere a la antigüedad geológica de los restos de la colección. De este modo, “desde 600 millones de años (m.a.)” sería la máxima antigüedad referida, y el lector podrá comprobar en la escala del tiempo, que aparece en el CD o en la página 27, de qué Era o Periodo se está hablando. “Registro Fósil”, por su parte, es un indicador de la diversidad de la colección, la calificación de “completo” atiende a que el museo o la colección contienen fósiles de un gran número de grupos biológicos. En caso de colecciones específicas se indica el tipo de fósiles que el visitante va a encontrar. Por último, cada guía contiene un CD donde, de un modo resumido y gráfico, el lector podrá acudir para documentarse sobre la historia geológica de la Península, con mapas de cómo fueron cambiado los perfiles geográficos de ésta a lo largo del tiempo geológico. Un espacio del CD está dedicado a los fósiles más abundantes y se describen las características más relevantes de éstos, y a modo de curiosidad, el lector podrá encontrar en qué momento se producen los grandes cambios de la vida en la Tierra, descritos a partir de preguntas simples como:

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¿Cuándo se conquista la tierra firme?, o ¿Cuándo aparecieron las bacterias?, ¿Cuándo apareció el sexo?, etc. El contexto geológico y geográfico de los museos. Antes de hablaros de los museos de cada comunidad, os presentamos los dominios geológicos más importantes que la componen, en breves reseñas elaboradas por la geóloga María Antonia Fregenal. Se incluyen también mapas geológicos y geográficos, donde hallaréis los logotipos de los museos y el trazado de las rutas principales para acceder a ellos por carretera. Puesto que muchos museos muestran la riqueza paleontológica de su zona, ésta dependerá de la antigüedad y el origen de las rocas y de las formaciones que hay en el entorno. En cualquier caso, combinando el mapa geológico y la situación del museo podréis tener una idea previa de lo que os vais a ir encontrando.

Las fichas de cabecera. La información relativa a la localización (logotipo, dirección, teléfonos, página web) de cada museo se consigna en las cabeceras. Se os proporcionan, además, datos sobre si es fácil o difícil el acceso, los horarios y las ofertas didácticas y de ocio. Se añade también si el centro tiene interés local (si se ocupa de la historia y la naturaleza de la zona), geológico (si se ocupa más de la geología que de la paleontología) o museológico (si la historia del museo es particularmente interesante). Finalmente, para ayudaros a elaborar una ruta por si queréis visitar otros lugares y monumentos de las respectivas localidades o cercanos a ellas, se recogen algunas características del entorno natural e histórico en que se halla emplazado cada museo. En el margen inferior de la ficha, encontraréis los siguientes iconos que representan el interés del museo o de la zona donde se ubica: paleontológico, geológico, histórico, paisajístico, huellas, arqueológico, minero, senderismo.

Interés paleontológico

Interés arqueológico

Interés geológico

Huellas

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Interés histórico

Interés paisajístico

Minería

Sendero

Visita guiada Hotel

CD

Hotel

CD

La clasificación. Si la colección, además de estar simplemente ordenada, se completa con paneles, modelos, maquetas y montajes que ayuden didáctica y estéticamente al museo, se valora con una estrella ( ). Si existen piezas únicas que sean relevantes o asociaciones fósiles especiales, la colección será señalada con un rombo ( ).

La información de cada museo. He procurado contextualizar los fósiles dentro de cada museo, destacando si pertenecen a un yacimiento importante, si tienen detrás una historia particular o si por su excelente preservación son buenos guías para aprender algo sobre la evolución. No se trata, por lo tanto, de describir exhaustivamente todos los fósiles, sino más bien de subrayar lo que podemos conocer a través de ellos, sin dejar de compararlos con los organismos vivos y aprovechando algunos especímenes para relataros descubrimientos que han determinado la historia de la paleontología española. A esto se dedican sobre todo los recuadros que acompañan al texto principal.

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LA ESCALA DEL TIEMPO Rutas por periodo geológico.

Un modo de utilizar la guía sería recorrer la Península en busca de periodos geológicos específicos. No es muy práctico, ciertamente, pero si alguien desea, por ejemplo, visitar los museos con fósiles del Triásico –y tiene tiempo para ello–, puede darse un buen paseo desde Alcover (Tarragona) a Requena (Valencia), y de ahí a Santiesteban del Puerto (Jaén). En todo caso, esta opción me permite introducir algo que siempre va a estar presente en esta guía: la referencia temporal.

La escala del tiempo nos sirve para conocer la edad, los millones o miles de años que tienen unos fósiles o unos sedimentos, pero también es un modo de ordenar los acontecimientos que ha vivido el planeta. La escala del tiempo siempre se lee de abajo hacia arriba, de lo más antiguo a lo más moderno. En la escala hay varias subdivisiones, la mayor corresponde a las Eras. La Era “primaria” es el Paleozoico, la “secundaria” es el Mesozoico y la “terciaria” es el Cenozoico, que llega hasta nuestros días. La otra división que se utiliza a lo largo de la guía son los periodos. A cada Era le corresponden una serie de periodos; al Mesozoico, por ejemplo, le corresponden los periodos Tríasico, Jurásico y Cretácico. Finalmente, se incluye también una escala más pequeña, que son las épocas. Hay varias épocas por periodo. El Plioceno y el Mioceno son épocas del periodo Cenozoico. En la figura se representa una escala de tiempo a la que seguramente tendréis que acudir muchas veces.

55 Ma

PALEOCENO

SUPERIOR Malm

SENONENSE NEOCOMIENSE

359 Ma

LOPINGIENSE GUADALUPIENSE CISURALIENSE

NEOPROTEROZOICO

251 Ma

PROTEROZOICO

199 Ma

MEDIO

INFERIOR PRÍDOLI LUDLOW WENLOCK LLANDOVERY 443 Ma

SUPERIOR MEDIO INFERIOR 488 Ma

INFERIOR Lías

INFERIOR

MEDIO

416 Ma

MEDIO Dogger

SUPERIOR

SUPERIOR

SUPERIOR

CÁMBRICO

CRETÁCICO

INFERIOR

MISSISSIPPIENSE

DEVÓNICO

EOCENO

P A L E O Z O I C O

PALEÓGENO

OLIGOCENO

34 Ma

F A N E R O Z 0 I C O

MIOCENO

SILÚRICO

5 Ma

ORDOVÍCICO

PLIOCENO

SUPERIOR

PENNSYLVANIENSE

CARBONÍFERO

1.8 Ma

145 Ma

TRÍASICO

PERÍODO

EÓN

PLEISTOCENO

23 Ma

PÉRMICO

ÉPOCA 299 Ma

HOLOCENO

0.01 Ma

JURÁSICO

M E S O Z O I C O

ERA

PERÍODO

NEÓGENO

ÉPOCA

65 Ma

PALEOZOICO

F A N E R O Z 0 I C O

C E N O Z O I C O

CUAT.

ERA

EÓN

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MEDIO INFERIOR 542 Ma

EDIACÁRICO

600 Ma

CRIOGÉNICO 850 Ma 1000 Ma

TÓNICO

MESOPROTEROZOICO

1600 Ma

PALEOPROTEROZOICO

2500 Ma

ARCAICO Tabla cronoestratigráfica.

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CANARIAS

MAPA GEOLÓGICO DE

CANARIAS

Escala 1:5.000.000

LEYENDA SEDIMENTOS

ERUPCIONES BASÁLTICAS ESTROMBOLIANAS

ERUPCIONES HISTÓRICAS

UNIDADES BASÁLTICAS TABULARES

EDIFICIO CENTRAL TEIDE

COMPLEJOS BASALES

CANARIAS

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CANARIAS

Museo de la Naturaleza y el Hombre

El archipiélago canario es un conjunto de islas cuyo origen es volcánico y que comenzó a formarse sobre el fondo oceánico atlántico durante el Jurásico, aunque la mayor parte de las islas se formaron durante un largo episodio de actividad volcánica generalizada que tuvo lugar en el Mioceno. Por tanto casi todo el territorio emergido del archipiélago se corresponde con rocas y edificios volcánicos de diverso tipo que no encierran registro paleontológico. Esta peculiaridad se refleja en los colores utilizados en el mapa geológico, que como veréis no coinciden con los utilizados en las restantes comunidades.

Las evidencias paleontológicas más antiguas de Canarias se encuentran en la isla de Fuerteventura y se corresponden con restos de organismos marinos de ambientes profundos asociados a sedimentos oceánicos cretácicos que fueron incorporados dentro de lo que se conoce como el Complejo Basal, los primeros edificios de rocas volcánicas que se formaron cuando la isla comenzó a configurarse en el Cretácico Inferior. Sin embargo la mayoría de los fósiles canarios se corresponden con dos tipos de yacimientos distintos, todos

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CANARIAS

ellos Neógenos y Cuaternarios. El primer tipo son las acumulaciones de restos asociadas a los rellenos de los tubos de lava. Estos tubos se forman al entrar en contacto una corriente de lava con el aire, la capa más externa se enfría y solidifica rápidamente formando una costra endurecida, mientras que en su interior la lava fundida continúa fluyendo. Es muy común que la zona interna de estos tubos, de los que se pueden admirar excelentes ejemplos en la Cueva de Don Justo en la Isla de El Hierro, quede hueca y en ella queden posteriormente atrapados organismos, o que por ellos circulen flujos acuosos que arrastran sedimentos y llevan incorporados restos de plantas y animales que posteriormente pueden fosilizar. Un gran número de vertebrados (aves, lagartos, tortugas, ratones, musarañas, etc.) han sido recuperados de estos yacimientos y se encuentran expuestos en el Museo de la Naturaleza y el Hombre en Tenerife. El segundo tipo de yacimientos corresponde a las acumulaciones de invertebrados marinos asociadas a las dunas y depósitos litorales pliocenos y cuaternarios.

Aunque existen también depósitos continentales en el interior de las islas formados por la acumulación de sedimentos erosionados de los relieves volcánicos de las islas y transportados en medio fluvial, estos han sido muy poco explorados, pero resultan prometedores. Así, por ejemplo se han encontrado restos de una posible zona de nidificación de tortugas terrestres en Lanzarote y Fuenteventura de edad miocena. La abundancia de huevos y su tamaño, han permitido caracterizar la talla del animal, estimando un caparazón de hasta 80 cm. Restos de estas tortugas gigantes se pueden encontrar también en el Museo de la Naturaleza y el Hombre de Tenerife.

CANARIAS

Hotel

CD

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MUSEO DE LA NATURALEZA Y EL HOMBRE

TENERIFE: Fuentes Morales s/n. 38003 Santa Cruz de Tenerife 922 20 93 20

Eras Geológicas: Mioceno-Pleistoceno Registro fósil: Invertebrads marinos y vertebrados terrestres, plantas Clasificación: Interés:

MUSEO DE LA NATURALEZA Y EL HOMBRE

Tenerife es una capital llena de sugerentes tradiciones y de una cultura propia. La ciudad ha creado un organismo autónomo para la gestión de Museos y Centros. El Museo de la

Naturaleza se sitúa en el edificio neoclásico del antiguo Hospital Civil, y engloba a dos centros dedicados uno a la Arqueología canaria y otro a sus ciencias naturales. Podéis visitar también, dentro de la oferta de Tenerife, el Museo de la Ciencia y el Cosmos, Museo de historia de Tenerife y Centro de Fotografía- Isla de Tenerife. Está situado a 10 minutos de la Estación Central de Guaguas de San Cruz. Los horarios son de martes a domingo de 9 a 19 horas, y permanece cerrado todos los lunes y festivos. Existen visitas guiadas para grupos entre 10 y 30 personas previa cita telefónica al 922 209320. El museo realiza también actividades didácticas y cuenta con talleres, maletas didácticas y programas para profesorado, entre otros servicios. La museografía y medios que dispone el museo intentan una aproximación atractiva para el público visitante.

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CANARIAS

Fachada del Museo, edificio neoclásico del antiguo Hospital Civil.

La ciudad de Tenerife ha creado un organismo de museos y centros que articula su oferta cultural. Se trata del Organismo Autónomo de Museos y Centros y entre sus museos está el de la Naturaleza y el Hombre, que, a su vez, acoge en su interior dos centros: El Museo Arqueológico y el Museo de Ciencias Naturales. Ambos museos están unificados en la primera sala, en la que se explica, con ayuda de audiovisuales, el origen y la naturaleza del archipiélago canario. En esta primera área expositiva, el hombre entra como un elemento más de la naturaleza. No hay que olvidar que Canarias son islas y que, desde el punto de vista de la diversidad de animales y plantas, una isla siempre constituye algo particular respecto de lo que sucede en los continentes. En esta primera parte, uno tiene la posibilidad de informarse de la situación geográfica tan particular de Canarias en la Macaronesia, las distintas teorías sobre su origen y también cómo funcionan sus volcanes o cómo éstos han condicionado la vida y el clima de las islas. En la planta superior, el Museo de la Naturaleza y el Hombre se abre en dos anillos: el que desarrolla la Arqueología y el anillo de las Ciencias Naturales, en donde un área se dedica exclusivamente a "minerales, rocas y fósiles". En esta área tendréis una pequeña introducción al valor que tienen los fósiles para la paleontología, como documentos que nos permiten conocer la evolución del mundo orgánico en la Tierra. Algunas vitrinas muestran ejemplares de los principales reinos de animales, plantas y grupos biológicos.

CANARIAS

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Macaronesia: Es una región que se caracteriza por la vegetación mezclada entre elementos mediterráneos, atlánticos y tropicales. La región Macaronesia está formada por Canarias, las Azores, Madeira y Cabo Verde.

Los fósiles que encontraréis en este museo no son muy antiguos, los mejores conocidos y más abundantes son de edad relativamente reciente, de hace menos de 2 millones de años. Como sabéis, existen muchos tipos de depósitos donde podemos encontrar fósiles. A lo largo de vuestras visitas habréis visto varios tipos de depósitos marinos (fósiles acumulados en un litoral o en los fondos de mares someros, por ejemplo) y también depósitos no marinos, como los fluviales o los de un lago. En Canarias, debido a su carácter volcánico, se han hallado fósiles en tubos volcánicos. Estos tubos son cavidades, a veces muy extensas y ramificadas, que se han formado durante la llegada y el enfriamiento de coladas de lava con cierta fluidez. Estas cavidades son muy frágiles, y la edad que pueden alcanzar antes de su destrucción no sobrepasa los 500.000 años. Es en estas cuevas o tubos volcánicos donde, como os digo, se ha encontrado el mayor número de restos fósiles de vertebrados, como

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CANARIAS

aves o distintas especies del lagarto gigante Gallotia, así como restos de las ratas gigantes Canariomys, que son exclusivas de las islas.

Gallotia gigante que habita sólo en la isla de El Hierro.

Los animales y plantas que habitan una isla suelen tener cierto parecido con la flora y la fauna del continente más próximo, pero el aislamiento y el equilibrio natural alcanzado en cada isla hace que tengan siempre una serie de especies únicas o endémicas. En Canarias, por ejemplo, existen 13 especies de reptiles, de las cuales 11 son endémicas. Estas especies son distintos tipos de formas del lagarto Gallotia, alguna de las cuales es la gallotia gigante que habita sólo en la isla de El Hierro.

Las ratas gigantes de la isla de Tenerife y de la isla de Gran Canaria: Las dos ratas gigantes de las islas pertenecen a dos especies distintas, pues cada isla tenía su propio múrido (ratas y ratones). La cabeza de estos múridos gigantes medía unos 7 cm. El Canariomys, de Gran Canaria, se especializó en un modo de vida herbívoro, terrestre y a veces cavador. La especie de Tenerife, en cambio, tenía una dieta más generalista y sus hábitos locomotores eran más propios de un animal trepador y nada cavador. Las ratas y ratones tienen más de 1.000 especies vivas. Es una de los grupos de mamíferos más diversificados. Sus miembros se encuentran en todo el mundo y han desarrollado distintos modos de vida, todos terrestres: ratas de bosque,

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ratones enanos, arborícolas, trepadores, de páramo, de arrozal, de campo, excavadores, pescadores, etc.

Rata gigante de Canarias, Canariomys. Arriba el esqueleto descubierto y estudiado por la paleontóloga experta en roedores Nieves López Martínez. Las partes en negro son las que faltan por descubrir. Abajo, reconstrucción en vida (Dibujo de Nieves López Martinez)

Desde el punto de vista de la paleontología, las Islas Canarias plantean dos enigmas que estimulan bastante a los científicos. Son dos enigmas opuestos, como los verdaderos enigmas: uno es ¿cómo llegaron animales y plantas a las islas? y, el otro, ¿cuándo y por qué se extinguieron los que se extinguieron? Cómo llegan animales y plantas hasta las islas, aún no esta claro. En el caso de las Canarias, algunos autores creen que distintas oleadas de migrantes atravesaron la barrera marina desde África, pero otros piensan que la fauna de Canarias son los restos de una antigua fauna común con el continente que, al aislarse, quedó relegada y evolucionó por su cuenta. En todo caso, tanto la flora como los vertebrados son reliquias de las faunas que pobla-

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CANARIAS

ron el continente africano durante el Mioceno.

La aparición de especies gigantes en las islas se suele relacionar con el aislamiento y con la composición de la fauna, en la que faltaban muchos de los depredadores que las presionaban en el continente.

Los fósiles más antiguos de que tenemos noticia corresponden a unas plantas encontradas en cenizas volcánicas de época miocena (de hace unos 13 millones de años). De hecho, en el Museo podréis ver estos fósiles. Otros restos hallados de edad equivalente son unos fragmentos de huevos que han sido atribuidos a aves corredoras del tipo de la avestruz. Este hallazgo fue muy sonado, pues si estas aves formaban parte de la fauna gigante miocena del continente africano no habrían sido capaces, al ser aves corredoras, de cruzar una barrera marina. Pero lamentablemente sólo se dispone de cáscaras, y además hay que añadir que determinar la antigüedad de los sedimentos en las islas no siempre es tarea fácil. De igual modo, se tienen interpretaciones científicas a partir de fósiles que apuntan a que las islas se poblaron con oleadas de inmigrantes. En este caso, los fósiles descubiertos corresponden a tortugas, huevos completos de edad miocena (procedentes de Lanzarote y Fuerteventura) y restos óseos de la

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tortuga Geochelone, de edad más moderna (Plioceno y Pleistoceno, descubiertos en Gran Canaria y Tenerife). Para las tortugas, se propone una secuencia en la que las primeras Geochelones llegaron desde África a Lanzarote y Fuerteventura durante el Mioceno. Las otras especies de Geochelone, las de Gran Canaria y Tenerife, son fruto de colonizaciones posteriores, a partir de las primeras que llegaron a las islas. A medida que nos alejamos de África y nos acercamos a Tenerife, las tortugas van incrementando su talla. La aparición de especies gigantes en las islas se suele relacionar con el aislamiento y con la composición de la fauna, ya que faltaban muchos de los depredadores que las presionaban en el continente.

La desaparición de faunas en las islas es otro tema interesante que los científicos se esfuerzan por aclarar. Los estudios al respecto se han centrado en las ratas gigantes Canariomys, de Tenerife y Gran Canaria, y en la rata de la lava (Malpaisomys). Se propone que la rata gigante de Gran Canaria y Malpaisomys se extinguieron después de la llegada del hombre a las islas, hace tan sólo entre 400 y 500 años. Las especies endémicas tuvieron probablemente que competir con los mamíferos que introdujeron los hombres: cabras, perros, cerdos, ratones de casa, la rata negra, el conejo, gatos, muflones, erizos y ardillas. El resultado es que de las 20 especies de mamíferos que existen en las islas, sólo 9 son autóctonas, entre ellas los murciélagos y las musarañas. El ser humano parece que tuvo gran influencia en la nueva composición de la fauna de las islas. Si queréis conocer más sobre su historia, visitad ahora el ala del museo correspondiente a la arqueología.

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EXTEMADURA

MAPA GEOLÓGICO DE

EXTREMADURA

LEYENDA CUATERNARIO NEÓGENO PALEÓGENO JURÁSICO-CRETÁCICO PÉRMICO-TRIÁSICO CARBONÍFERO CÁMBRICO-DEVÓNICO PROTEROZOICO ROCAS VOLCÁNICAS NEÓGENO-CUATERNARIO COMPLEJO BASAL DEL VULCANISMO CANARIO CRETÁCICO-PLIOCENO ROCAS PLUTÓNICAS HERCÍNICAS

Escala 1:2.500.000

EXTREMADURA

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MUSEOS DE

EXTREMADURA Museo de Geología de Extremadura

La margen derecha del valle del Guadalquivir delimita los escenarios más antiguos de la historia geológica y paleontológica de la península Ibérica. En el contexto de las extensas plataformas marinas que rodeaban un viejo continente de más de 500 millones de años de antigüedad conocido como Gondwana se fueron formando a lo largo del Paleozoico las rocas que hoy se observan en Extremadura así como en las provincias de Huelva, Sevilla, la Sierra de Córdoba. Este antiguo continente era una masa de tierra que reunía parte de las actuales África, Sudamérica, Antártida, India, Australia y fragmentos de Europa como Iberia. Cuando Gondwana colisiona en el Carbonífero con otras masas continentales del hemis-

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EXTEMADURA

ferio norte tiene lugar la orogenia Hercínica o Varisca, con el consiguiente levantamiento de una gran cadena montañosa de la que hoy queda como testimonio o vestigio en la península Ibérica el Macizo Ibérico o Hespérico. Este conjunto geológico ocupa territorialmente casi la totalidad del tercio occidental de la Península Ibérica y por tanto se extiende por numerosas comunidades autónomas (Galicia, Asturias, Castilla-León, Madrid, Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía). El Macizo Hespérico ha sido dividido en varios dominios geológicos en función de su estructura y de las rocas que afloran: 1) La Zona Asturoccidental-leonesa; 2) La Zona Cantábrica; 3) La Zona Centroibérica; 4) La zona de Ossa-Morena; 5) La Zona Sudportuguesa. En Extremadura afloran hacia el norte la Zona Centroibérica y hacia el sur la Zona de Ossa Morena que se continua en Portugal. Compuestas por un amplio abanico litológico de rocas plutónicas metamórficas y sedimentarias, granitos, gneises, pizarras, cuarcitas, conglomerados, dolomías o calizas entre otras, de edad Precámbrico y Paleozoico. Tanto las rocas que componen la Zona Centroibérica del Macizo Ibérico como los materiales paleozoicos (cámbricos, ordovícicos, silúricos, devónicos) de Ossa Morena y parte de los carboníferos se formaron también en ambientes marinos. Los cambios que estos ambientes tuvieron a lo largo del tiempo han dejado un amplio espectro de fósiles producidos en estas plataformas carbonatadas someras. Por ejemplo, las rocas de las plataformas del Cámbrico o las del Carbonífero son ricas en construcciones arrecifales, mientras en ambientes de cuenca oceánica más profundos abundaron graptolitos durante el Silúrico, fósiles conservados en pizarras negras. Los fósiles cámbricos más abundantes son los arqueociatos. Las bioconstrucciones de este grupo que formaron los arrecifes cámbricos afloran en Badajoz, siendo uno de los puntos más notables el de Alconera. Los afloramientos con pizarras silúricas más relevantes se encuentran en la provincia de Cáceres, por ejemplo en el propio parque del Monfragüe. La riqueza de fósiles de edad Precámbrica y Paleozoica ha permitido a los pale-

EXTEMADURA 41

ontólogos compararlos con los de procedentes de otros continentes como África o Sudamérica, determinando así la posición de Iberia hace mas de 500 millones de años. En Extremadura se conocen unos 400 afloramientos fósiles, la gran mayoría Paleozoicos y un abundante número de nuevas especies de invertebrados marinos se han descubierto en ellos. Un gran número de ejemplares excepcionales se encuentra en el Museo Geominero (véase volumen 1 Madrid y Castilla-La Mancha) ya que sus descubrimientos se deben a la confección del primer Mapa Geológico de España que supuso el desarrollo de una actividad única en el ámbito de la Geología hacia mediados del siglo XIX.

La paleontología de Extremadura más relevante es pues Paleozoica, pues esta Comunidad no cuenta con grandes afloramientos geológicamente más modernos. Así, se conocen hallazgos puntuales miocenos, y restos asociados a cuevas de edad pliocena. Además del Museo de Geología de Extremadura, la Comunidad cuenta con otros centros de menor envergadura dedicados a la geología con colecciones paleontológicas, como el Museo Geológico “José María Fernández Amo” ubicado en Santa Marta de Los Barros (Badajoz), el Museo del Granito en la localidad de Quintana de la Serena en la provincia de Cáceres, y el Centro de Interpretación de la Minería de Extremadura de Aldea Moret (Cáceres) situado en la “Mina Abundancia”.

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Hotel

CD

EXTEMADURA

MUSEO DE GEOLOGÍA DE EXTREMADURA

BADAJOZ: Centro Cultural Alcazaba, John Lennon, 5. Mérida 924 33 06 80

Eras Geológicas: entre 500 y 200 millones de años Registro fósil: Invertebrados marinos Clasificación: Interés:

Ubicado en el Centro Cultural de Mérida, este Museo que depende del Ayuntamiento reúne y expone donaciones de minerales y fósiles. El museo tiene el siguiente horario: de Lunes a Viernes de 9 a 13,30 h y de 17 a 20 h. Se pueden realizar visitas guiadas didácticas a grupos de escolares.

En gran medida sus colecciones han surgido a partir de las explotaciones mineras de casiterita y wolframita utilizadas para la fabricación de envases en la fábrica de conservas que hacia los años 40 y 50 gestionaba el empresario gallego José Fernández.

EXTEMADURA

Centro cultural donde está ubicado el museo.

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Se trata de un Museo con más espíritu geológico que paleontológico, inaugurado en 1991 y en donde se ha gestado la AGEX (Agrupación de Geólogos de Extremadura). Esta asociación cuenta con actividades y divulga activamente la geología extremeña, iniciativa encomiable para una disciplina que lamentablemente está desapareciendo o es muy escasa en los entornos educativos y de cultura natural. Este Museo en principio se estructura a partir de la fuerte vinculación entre Geología y Paleontología, aunque su capacidad expositiva sea más bien de corte clásico con vitrinas que reúnen, por un lado, minerales y rocas y, por otro, a los fósiles. Un equivalente a este centro lo encontramos en el Museo de Geología Valentí Masachs de Manresa (vol. 4 Cataluña). La Agex ha promovido la divulgación del perfil histórico de geólogos que realizaron su actividad en Extremadura o bien oriundos de esta Comunidad. La historia del Museo de Geología de Extremadura está ligada a la figura de Vicente Sos Baynat. Otros geólogos y paleontólogos de origen extremeño son Eduardo Hernández Pacheco, o José Maria Fernández Amo. A este último está dedicado otro Museo de Geología ubicado en la localidad de Santa Marta de Los Barros (Badajoz). La actividad de estos y otros activos geólogos extremeños se corresponde con la época de modernización de la ciencia española (entre 1900 y 1936 comienzo de la Guerra civil) capitalizada por la creación de La Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. Hernández Pacheco fue fundador de la comisión encargada de las Investigaciones Paleontológicas y Prehistóri-

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EXTEMADURA

Vitrinas del museo.

cas y desarrolló su actividad científica en lo que es actualmente el Museo Nacional de Ciencias Naturales ubicado en Madrid. Los fósiles del Museo de Geología de Extremadura son Paleozoicos, siendo los trilobites y crucianas los más representativos. Si algún visitante quiere conocer más sobre los fósiles de este periodo de la vida, le conviene visitar Asturias (vol. 3 de esta Guía).

Crucianas: Con este nombre se denominan los rastros producidos por la actividad desarrollada por trilobites. Claro que alguno se cuestionará si realmente fueron estos los animales que dejaron estas huellas en los fondos de los mares someros del Paleozoico. Paleontólogos dedicados al estudio de las trazas (o sea icnólogos) comprobaron que estas huellas que se conservan sobre todo en sedimentos arenosos correspondían verdaderamente con la de los trilobites. Pudieron medir la anchura de las pistas y relacionarlas con la de los caparazones que se habían conservado en los mismos sedimentos (algo que no es frecuente). De modo que las puntas glenales de los trilobites que estaban midiendo (las puntas glenales arrancan de la parte posterior de las mejillas en su cabeza) habían dejado también una señal en el sedimento. Estos rastros pueden ser muy variados como observareis, pues no son solo producidos durante la locomoción, sino que dependen de la actividad que estuviera realizando el animal y de la posición de su cuerpo. La cruciana es una pista lobulada, dejada por los apéndices del animal que dejaría unos arañazos

EXTEMADURA

en el sedimento blando. El movimiento es retroverso, o sea, que el animal andaría hacia atrás coordinando la fila de apéndices (hay que contar incluso con más de una docena de apéndices). El animal se movería empujando por el propio sedimento que quedaría delante, al tiempo que formaba una cresta central por el movimiento excavador de los pares de apéndices de cada segmento. Las trazas que veis están en relieve, es decir que lo que veis es el relleno que aparece exhumado en relieve inverso al producido originalmente.

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ANDALUCÍA

MAPA GEOLÓGICO DE

ANDALUCÍA

LEYENDA CUATERNARIO NEÓGENO PALEÓGENO JURÁSICO-CRETÁCICO PÉRMICO-TRIÁSICO CARBONÍFERO CÁMBRICO-DEVÓNICO PROTEROZOICO ROCAS VOLCÁNICAS NEÓGENO-CUATERNARIO COMPLEJO BASAL DEL VULCANISMO CANARIO CRETÁCICO-PLIOCENO ROCAS PLUTÓNICAS HERCÍNICAS

Escala 1:5.000.000

ANDALUCÍA

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MUSEOS DE

ANDALUCÍA Museo Municipal del Puerto de Santa María. Museo de Historia Natural Los Barrios. Museo Municipal de la Historia y Tradiciones de Ardales. Museo Municipal, Sección de Paleontología MMPE de Estepona. Museo de Prehistoria y Paleontología J. Gibert de Orce. Aula Museo de Geología de la Cuenca de Sorbas. Museo Municipal de Arqueología de Montoro. Museo de Paleobotánica de Córdoba. Museo Municipal de Arqueología Santiesteban del Puerto. Museo de Gibraltar

Si observamos con un poco de atención el mapa geológico de Andalucía nos daremos cuenta de que existen tres grandes zonas en las que afloran rocas de muy distintas edades que presentan distintas disposiciones o direcciones estructurales.

Estos tres dominios corresponden a: El valle o depresión del Guadalquivir, que con forma de cuña abierta hacia el Atlántico recorre gran parte de Andalucía de noreste a suroeste, desde la Sierra de Cazorla hasta el Golfo de Cádiz, pudiéndose observar aquí parte de las rocas más modernas que afloran en la comunidad.

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ANDALUCÍA

En la margen noroccidental del valle se encuentra el dominio formado por parte de las rocas más antiguas de la comunidad andaluza y que se corresponde con una parte del llamado Macizo Ibérico o Hespérico.

En la margen suroriental del valle se levanta la Cordillera Bética, que se extiende por todo el sureste de la comunidad andaluza ocupando una ancha franja de dirección Suroeste-Noreste. Esta Cordillera con sus 600 km de longitud y sus 200 km de anchura, arranca en el Golfo de Cádiz y se extiende hasta Valencia, dentro de la Península, continuándose después hasta las Islas Baleares. La Cordillera Bética o las Béticas se extienden no sólo por Andalucía sino también por las comunidades de Murcia y Valencia (ver Murcia en este volumen y Valencia en el volumen 4). En el Parque de las Ciencias, Granada se recogen los principales aspectos de la geología andaluza y su evolución.

La margen derecha del valle del Guadalquivir delimita los escenarios más antiguos de la historia geológica y paleontológica de Andalucía. En el contexto de las extensas plataformas marinas que rodeaban un viejo continente de más de 500 millones de años. de antigüedad conocido como Gondwana se fueron formando a lo largo del Paleozoico las rocas que hoy se observan en las provincias de Huelva, Sevilla y la Sierra de Córdoba. Este antiguo continente era una masa de tierra que reunía parte de las actuales África, Sudamérica, Antártida, India, Australia y fragmentos de Europa como Iberia. Cuando Gondwana colisiona en el Carbonífero con otras masas continentales del hemisferio norte tiene lugar la orogenia Hercínica o Varisca, con el consiguiente levantamiento de una gran cadena montañosa de la que hoy queda como testimonio o vestigio en la península Ibérica el Macizo Ibérico o Hespérico. Este conjunto geológico ocupa territorialmente casi la totalidad del tercio occidental de la Península Ibérica y por tanto se extiende por numerosas comunidades autónomas (Galicia, Asturias, Castilla-Leon, Madrid, Extremadura, Castilla-La

ANDALUCÍA

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Mancha y Andalucía). El Macizo Hespérico ha sido dividido en varios dominios geológicos en función de su estructura y de las rocas que afloran: 1) La Zona Asturoccidental-leonesa; 2) La Zona Cantábrica; 3) La Zona Centroibérica; 4) La zona de Ossa-Morena; 5) La Zona Sudportuguesa.

En Andalucía afloran parte de la Zona Sudportuguesa y la mayor parte de Ossa Morena que se continúan en Portugal y Extremadura, compuestas por un amplio abanico litológico de rocas plutónicas metamórficas y sedimentarias, granitos, gneises, pizarras, cuarcitas, conglomerados, dolomías o calizas entre otras, de edad Precámbrico y Paleozoico. En la Zona Sudportuguesa se encuentra lo que se conoce como la Faja Pirítica, una banda con importantes yacimientos de minerales metálicos en torno a los que se desarrolla la intensa actividad minera de Riotinto en Huelva.

Los materiales paleozoicos (cámbricos, ordovícicos, silúricos, devónicos) de Ossa Morena y parte de los carboníferos se formaron en ambientes marinos. Los cambios que estos ambientes tuvieron a lo largo del tiempo han dejado un amplio espectro de rocas formadas en estas plataformas carbonatadas someras. Las rocas de las plataformas del Cámbrico o las del Carbonífero son ricas en construcciones arrecifales, mientras en ambientes de cuenca oceánica más profundos abundaron graptolitos durante el Silúrico. En los litorales y plataformas marinas siliciclásticas se formaron las cuarcitas características del Ordovícico de esta región. Los fósiles procedentes de las plataformas marinas que bordearon Gondwana durante el Paleozoico Inferior fueron organismos de climas cálidos, ya que durante este lapso de tiempo este continente se desplazó desde el hemisferio sur hacia el norte, hasta alcanzar latitudes ecuatoriales. Sin embargo apenas sí tenemos posibilidad de contemplar los fósiles de estos periodos en los museos andaluces. El Museo Geominero de Madrid y el

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Museo Provincial de Ciudad Real son quizás los lugares en donde mejor se ilustra y documenta la riqueza fosilífera de este dominio geológico.

Al final del Carbonífero, unos 300 millones de años antes del presente, la mayor parte de la región era una tierra emergida. En un ambiente de extensas cuencas pantanosas intramontañosas, con densos bosques, se fueron formando las rocas en las que se encuentra un rico registro de restos de vegetales de este tiempo. La riqueza de este registro se puede disfrutar de un nuevo museo dedicado a la paleobotánica en el Jardín Botánico de Córdoba. Otras colecciones de plantas se pueden ver en el Museo Geológico de PeñarroyaPueblonuevo y Museo Municipal de Arqueología de Montoro (ambas localidades en la provincia de Córdoba). El dominio geológico andaluz más extenso corresponde con la Cordillera Bética, una cadena montañosa que recorre 600 km desde Gibraltar hasta el sur de la provincia de Alicante y que se continúa en las Islas Baleares.

Tres grandes unidades o dominios geológicos forman esta cordillera: 1) las Zonas Internas; 2) el Complejo del Campo de Gibraltar y 3) las Zonas Externas (a su vez divididas en Prebético y Subbético, ver Murcia y Valencia).

Las Zonas Internas están formadas por rocas metamórficas, es decir rocas que han sufrido enterramiento a altas profundidades y temperaturas y transformación de sus composiciones minerales y estructuras originales, en su mayoría paleozoicas, y por escasas rocas mesozoicas, algunas de las cuales también han sufrido metamorfismo durante otra orogenia, la Alpina. Este dominio geológico se extiende al sur de la cadena por las provincias de Málaga, Granada y Almería y se continúa en Murcia (ver Murcia). Sierra Nevada o la Sierra de los Filabres son ejemplos emblemáticos de lugares pertenecientes a las Zonas Internas de las Béticas.

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El Complejo del Campo de Gibraltar, que aflora extensamente en la provincia de Cádiz, está formado por rocas arenosas y arcillosas de edad Cretácico a Mioceno inferior formadas en ambientes marinos profundos. El Museo de Gibraltar cuenta con una exposición dedicada, además de a la paleontología, a la geología de la zona. Las Zonas Externas constituyen toda la franja septentrional de la cordillera y está formada por sucesiones de rocas sedimentarias mesozoicas y terciarias, de litologías variadas que se depositaron en ambientes sedimentarios de distinto tipo, con neto predominio de los ambientes marinos sobre los continentales.

Durante el Mesozico, las rocas del comienzo del Triásico están formadas por sucesiones de conglomerados y areniscas depositados en grandes sistemas fluviales en cuyos sedimentos se han conservado las huellas en Cambil y Santisteban del Puerto en Jaén (Triásico medio-superior) de extraños reptiles lejanamente emparentados con los cocodrilos y dinosaurios. Durante el Jurásico, el Cretácico y el Paleógeno la sedimentación tuvo lugar en los litorales, plataformas marinas someras y cuencas oceánicas del antiguo mar del Tethys, en las que en algunos momentos se formaron costas y plataformas arenosas, aunque lo más relevante es la formación de enormes masas de rocas carbonatadas (calizas, dolomías y margas) formadas en los ambientes de plataformas carbonatadas someras muy cálidas y en ambientes oceánicos más profundos. Cuando uno llega a Jaén desde Bailén pasa desde la planicie de la depresión del Guadalquivir a las primeras sierras de las Zonas Externas de las Béticas. La deslumbrante blancura de esas colosales sierras son una imagen típica de Andalucía y se corresponden con los afloramientos actuales de esas calizas marinas jurásicas y cretácicas. Los fósiles marinos son muy abundantes en esas rocas mesozoicas, en cambio son muy escasos los centros de paleontología en donde se nos proporciona información de los fósiles y de la rica geología de

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esta parte de Andalucía. Entre estos pocos museos se encuentran el Museo Municipal Arqueológico de Montoro (Córdoba), el Museo Municipal de Porcuna (Jaén) y el Museo Comarcal de Vélez Rubio (Almería).

Al final del Cretácico comenzó una fase orogénica que se prolongó durante gran parte del Terciario y que tuvo su origen en el choque de la Placa Africana con la Placa Europea y otras pequeñas placas situadas entre ambas, como la Placa Ibérica. Esta orogenia, conocida como Alpina, es la que dio lugar a la formación de la Cordillera Bética, de manera que todas las rocas formadas durante el Mesozoico y parte del Terciario en el margen meridional de la Placa Ibérica se levantaron y llegaron a aflorar en la actual cadena montañosa. Esta orogenia que también fue responsable de la formación de los Pirineos y los Alpes, tuvo también como consecuencia el cierre del Océano del Tethys, del que hoy nos queda como un minúsculo vestigio el Mediterráneo.

Tras el levantamiento de la cadena montañosa se formó la depresión del Guadalquivir, así como otras pequeñas fosas o cuencas repartidas entre las sierras y cordones montañosos que constituyen las Béticas. Estas fosas se conocen como las “Cuencas Interiores” y se rellenaron de sedimentos durante el Neógeno y el Cuaternario, sirvan como ejemplo las cuencas de Granada, GuadixBaza (Granada), Níjar o la de Sorbas (ambas en Almería). Los rellenos de estas cuencas afloran hoy gracias a que la red fluvial actual los ha erosionado y dejado parcialmente al descubierto, al encajarse sobre ellos. Nadie debería dejar de visitar los restos más relevantes de las faunas del Plioceno y Pleistoceno, los grandes mamíferos que habitaron la Península hace tan solo 1 millón de años, en el Museo de Arqueología y Paleontología de Orce en Granada. La Cuenca del Guadalquivir se extiende desde el Golfo de Cádiz hasta la Sierra de Cazorla, situada en el Dominio Prebético de las Zonas Externas, y está rellena por sedimentos cuya edad abarca desde el Mioceno hasta el Cuaternario. Durante todo el Mioceno la cuen-

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ca estuvo ocupada por el mar y actuó como un estrecho que comunicaba el Atlántico con el Mediterráneo y que se cerró al final del Mioceno. Los primeros sedimentos se depositaron en ambientes marinos profundos, evolucionando después a ambientes costeros y deltaicos. Al final del Mioceno, durante el Messiniense, la cuenca pasa a estar bajo dominio continental netamente fluvial. El Messiniense es un piso muy conocido, ya que durante el mismo ocurrió lo que se conoce como la “crisis del Messiniense”, que implicó la desecación parcial del Mediterráneo y de la que han quedado como testimonio extensos depósitos de evaporitas, como los de la cuenca de Sorbas en Almería. La geología del Mioceno se encuentra bellamente representada en el Parque de Ardales (Málaga) y el Aula de Geología y las Cuevas de yeso de Sorbas (Almería).

Existen también en Andalucía sedimentos y rocas sedimentarias de edad muy reciente, plio-pleistocenas, tanto en las cuencas interiores que ya se han mencionado muchas de las cuales tienen un registro de naturaleza continental, como a lo largo de su extenso litoral Atlántico y mediterráneo, testigos de la evolución de ese litoral a lo largo de los últimos tres millones de años hasta alcanzar su configuración actual. La riqueza paleontológica del litoral Plioceno tiene su centro en el Museo Municipal de Estepona (Málaga), dedicado principalmente a la malacología (conchas de moluscos, bivalvos y gasterópodos). Los abundantes restos rescatados de cetáceos y de sirenos ballenas de las playas pliocenas se pueden visitar en el Museo de Rojales (Castellón) y el Museo Aula de Geología de Sorbas. Las costas de la provincia de Cádiz tienen una serie de formaciones rocasas que forman parte de sistemas de ambientes litorales, amplias playas arenosas, estuarios, marismas. Las formaciones rocosas de este litoral son por sí mismas museos paleontológicos que muestran una gran abundancia de galerías, restos de conchas acumuladas, pectínidos y ostras. El Museo Municipal del Puerto de Santa María y el Museo de Ciencias

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Naturales de Los Barrios (ambos en Cádiz) exponen restos paleontológicos de esta época. En el litoral de Huelva, en la playa de Matalascañas, se ha inaugurado el Parque Dunar (dedicado a la dinámica, flora y fauna de las dunas en la costa), un nuevo museo dedicado al mar mostrará esqueletos y animales vivos que pueblan mares y costas.

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MUSEO MUNICIPAL DEL PUERTO DE SANTA MARÍA

CÁDIZ: C/ Pagador, 1 y Plaza de España Puerto de Santa María 956 542 705 - 956 542 775

Eras Geológicas: Plioceno-Pleistoceno, desde 3 m.a Registro fósil: Grandes mamíferos Clasificación: Interés:

El Puerto es una localidad veraniega de la Bahía de Cádiz. El casco urbano tiene una arquitectura bien conservada con palacetes del siglo XVIII y Castillo árabe. El Museo se sitúa en la Plaza de la Prioral de estilos gótico y barroco. Del Puerto partieron expedi-

ciones a América, entre las que destacan las de Juan de la Cosa (1504). Situado al margen del río Guadalete su entorno natural es muy rico (marismas de Valdelagrana) y, ha conservado restos arqueológicos y paleontológicos de valor. El Museo del Puerto abre de lunes a sábado de 10 a 14 h. y es gratuito. Un vídeo ilustra algunas características de interés sobre el paisaje y medio natural del municipio y la bahía. Junto con la sección de Paleontología se exponen restos arqueológicos de la zona de muy diversas épocas y obras pictóricas y escultóricas de artistas locales contemporáneos. Entre los fondos se encuentran las liricografías de Rafael Alberti. El municipio cuenta también con un museo dedicado a este poeta. El Puerto se haya muy próximo (20 km.) de Cádiz y está bien comunicado por carretera, ferrocarril y autobuses de línea. Se recomienda también una visita al Museo Arqueológico de Jerez de la Frontera y de Cádiz (para más información contactar con 956 333316, y 956 212281 respectivamente).

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El Museo Municipal del Puerto de Santa María es uno de esos lugares que se visitan con gusto, aunque no fuera más que por lo grato que resulta deambular por las calles de su entorno, las más antiguas de este municipio costero. Ubicado en la plaza donde se alza la Prioral, enclave obligado en el recorrido histórico del municipio, el museo se localiza en uno de los caserones que bordean la plaza, con la única seña de una pequeña placa a la entrada. Este distintivo tan humilde no hace honor a las actividades que realiza este museo, y aunque sus salas de exposición son pequeñas cuenta con una buena representación de la paleontología de la zona. El Museo del Puerto de Santa María participa, por ejemplo, en las excavaciones que se llevan a cabo en Gibraltar, donde se han descubierto restos interesantes de los últimos pobladores neandertales de la península, y su equipo de restauradores asesora y también participa en la preparación de los fósiles hallados en Orce (Granada), de modo que se trata de un pequeño centro neurálgico de la paleontología andaluza. Patio del museo mostrando los restos hallados en las excavaciones subacuáticas de la Bahía de Cádiz.

Abierto en 1982, el museo alberga una colección variopinta del patrimonio histórico, artístico, arqueológico y paleontológico del municipio y de otros términos municipales aledaños. Su patio muestra el escenario de lo que sería un museo clásico: ánforas romanas apiladas, estatuas de mármol y vértebras de ballenas, en definitiva, el placer de acumular y contemplar los bellos objetos de la antigüedad. Estos restos nos deben llevar a reflexionar sobre la riquezas que se esconden en los mares. España es un país rico en arqueología marina y el Ministerio de Educación tomó la iniciativa de emprender estas investigaciones en la Bahía de Cádiz y Ceuta. Así se creó el

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Centro de Arqueología Subacuática que canaliza proyectos relacionados con las excavaciones de yacimientos ubicados en el mar, como los del conjunto romano de Baelo Claudia, los de Traflagar y Tarifa, entre otros. Esta institución trabaja también en los cambios de paisaje en el litoral de Cádiz, debidos a la dinámica de las mareas. Las salas principales están dedicadas a la arqueología y a la paleontología. Los restos arqueológicos de la provincia de Cádiz tienen el aliciente de descubrirnos los objetos del mundo tartésico, así que una visita por los museos arqueológicos de Cádiz y de Jerez de la Frontera completarán la del museo del Puerto de Santa María, y nos darán una idea bastante nítida de una de las "culturas" más antiguas de la Península. El país tartésico y su área de influjo cultural se extendía por la región del sur peninsular, desde el Algarve, los ríos Guadiana y Tinto, la costa de Huelva y Cádiz, la zona interior del valle del Guadalquivir, hasta probablemente Cartagena. Los tartesos formaban un conjunto de pueblos organizados política y socialmente, que explotaban la riqueza metalífera de la zona y que mantenían un comercio marítimo con fenicios y griegos. En el término municipal del Puerto además, la historia de Tartesos se ilustra con los hallazgos de la Torre de Doña Blanca y su necrópolis, con restos de seis niveles de población que van desde el siglo VIII hasta el siglo III a.C. Este sitio arqueológico puede visitarse no sólo por su interés histórico, Torre de Doña Blanca.

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Lagar del siglo IV-III a.C. en la Ciudad fenicia del Castillo de Doña Blanca.

sino también por su interés natural, pues desde la Torre de Doña Blanca se puede uno alzar buscando el punto más elevado para ver un paisaje diferente de la Bahía de Cádiz, el paisaje que contemplaron fenicios, cartagineses y romanos. El poblado se encontraba a pie de costa, y las sierras circundantes son restos de antiguas dunas gigantes ya fosilizadas.

La Bahía de Cádiz entraba tierra adentro hasta la altura de Jerez de la Frontera, y San Fernando y Cádiz eran islas en el mar. El Museo Municipal del Puerto muestra en un audiovisual algunos de los rasgos más característicos del paisaje natural de la región y de su modelado en tiempo histórico. Los apasionados de los mapas que quieran ver cómo se han configurado la bahía y el golfo deberían visitar el Museo Arqueológico de Jerez de la Frontera, cuya proximidad podrían aprovechar para ver cómo el litoral puede verse modificado en tan sólo miles de años.

La localidad del Puerto de Santa María es un punto de partida ideal para realizar alguna excursión con el fin de comprender cómo se ha formado el Golfo de Cádiz. Por el propio municipio del Puerto pasan dos de los ríos que son los causantes del paisaje que vemos en la actualidad: el río Guadalete y el río San Pedro, que rodea la flecha de Valdelagrana. Hace tan sólo unos 18.000 años, el mar se retiró durante el periodo glacial aproximadamente 13 km., y el río Guadalete excavó un valle profundo entre el Puerto de Santa María y

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Mapa geográfico de la Bahía de Cádiz hace unos 6.500 años. Los romanos utilizaron este estuario para la construcción de sus navíos.

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Puerto Real. Con el deshielo, el nivel del mar aumentó y fue inundando progresivamente el valle del Guadalete. Su nivel máximo lo alcanzó hace unos 6.500 años, tiempo en que llegó hasta la localidad de El Torno, después de haber ascendido por la vega. El final de los deshielos, que es la etapa interglaciar en que vivimos, hizo cambiar este paisaje poco a poco, pues por una parte los aportes de los ríos iban colmatando (cegando) el estuario inundado por el mar y, por otra, se iba formando, debido al flujo de las mareas, una barrera de arena (hoy el enclave de Valdelagrana) entre el Puerto de Santa María y Puerto Real.

Los yacimientos arqueológicos que muestra el Museo Municipal se localizan en torno a este paisaje, que debió ser muy rico. En las lomas que circundarían el estuario se han hallado restos de la Edad de Bronce (3.800 años). En la época romana, el estuario todavía tenía una parte navegable, y de hecho se han localizado restos del astillero donde los romanos construyeron sus naves para la invasión de Britania. La región ha sido profusamente poblada, así que el museo conserva también restos visigodos, árabes y de la Edad Media. Los enlaces comerciales de la provincia de Cádiz con América durante el siglo XVIII modificaron definitivamente el paisaje de la bahía con la construcción de un canal (El Corte) entre los ríos Guadalete y San Pedro.

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Ahora bien, al fondo de la sala principal del museo se encuentran los restos más notables de la paleontología de la zona. Los hallazgos más antiguos corresponden al Plioceno-Pleistoceno, es decir, unos 2 millones de años de la actualidad. El Plioceno de la región tiene una marcada influencia marina, pues se han encontrado los vestigios de un mar somero de esta época geológica al norte del Puerto de Santa María, en dirección a Sanlúcar de Barrameda. De aquellos tiempos provienen los restos que podéis ver en el museo: dientes de tiburones, vértebras de grandes cetáceos y erizos clipeaster de gran tamaño, así como conchas de bivalvos (ostras gigantes) y gasterópodos. Los viajeros asiduos a los museos de paleontología españoles quizá recuerden que otro punto del litoral Plioceno se enclava en Rojales, una localidad de la provincia de Alicante donde restos mucho más completos de cetáceos y de sirenios fueron interpretados como monstruos e incluidos en la leyenda popular de "La encantá". Trazando una línea entre estos puntos tendremos una idea de la configuración de la península hace 2 millones de años . Los grandes fósiles que expone el museo corresponden a los de un yacimiento de la transición al Pleistoceno, una preciosa mandíbula de mastodonte y unas defensas indican la presencia de estos grandes mamíferos en el sur de Europa. El mastodonte que podéis ver es un Anancus, uno de los más modernos que se conocen en la Península. Restos de este tipo de proboscídeos se exponen también en el Museo Provincial de Ciudad Real, donde se exhibe un esqueleto completo montado (ver las páginas dedicadas a ese museo de Castilla para tener más información sobre la anatomía de estos mastodontes). Mastodontes y otros grandes mamíferos como hipopótamos y gacelas habitaron en lo que debió ser una zona rica. en canales fluviales, en uno de los cuales se han encontrado los fósiles, de modo que es posible que sus cadáveres fuesen arrastrados por la corriente del canal y acumulados.

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Exposición de fósiles del Pleistoceno y en primer término defensa de mastodonte.

Perfil estratigráfico de lo que queda del yacimiento arqueológico de «El Aculadero».

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Restos de herramientas del Paleolítico Inferior del yacimiento del Aculadero se exponen también en este museo. Hay que decir que el sur de la Península es un lugar muy rico en este tipo de restos. Los avezados en la evolución de los humanos recordarán que las herramientas más antiguas halladas en España son las de los yacimientos en torno a Orce, Granada (ver Museo de Orce). La antigüedad de los artefactos de Orce es de 1,2 millones de años. Los restos que se exponen en el Museo del Puerto se cuentan también entre los más antiguos de

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Europa (en torno a 1 millón de años), y corresponden a la industria achelense, característica de una fase primitiva en la evolución de la humanidad. Paleolítico: Edad de piedra es un término propuesto para ordenar las herramientas de la humanidad. Empezó en África hace aproximadamente 2,5 millones de años y dura hasta hace sólo unos 10,000 años, cuando se introduce la agricultura y se pulen los cantos. Se han establecido varios periodos a lo largo del Paleolítico: el Paleolítico Inferior se caracteriza por herramientas de tipo olduvayense (2,5 millones de años) y achelenses (1,5 millones de años a 150.000 años). El Paleolítico Medio se caracteriza por herramientas denominadas mustelienses (100.000 a 35.000 años). El Paleolítico Superior termina con el periodo denominado magdaleniense (17.000 - 10.000 años), especialmente connotado por su expresividad artística. El Paleolítico Superior podría también hacer mención al arte del hombre de las Cavernas, cuyos mayores exponentes se encuentran a lo largo del suroeste Europeo.

Intervalo de tiempo que corresponde al Paleolítico superior (entre 30 y 10 mil años) y su arte.

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MUSEO DE HISTORIA NATURAL LOS BARRIOS

CÁDIZ: C/ Calvario, 14 y Casa de la Cultura 956 62 11 69 - 956 66 25 22

Eras Geológicas: 500 m.a Registro fósil: Invertebrados y vertebrados marinos y terrestres. Moluscos e Insectos Clasificación: Interés:

Los Barrios es una de las localidades del campo de Gibraltar, su ubicación a caballo entre el Parque de los Alcornocales y la costa ha hecho de Los Barrios lugar de paso y un municipio con vida cultural. El Museo se encuentra en un bello pósito de finales de 1700, alberga una colección con ejemplares de diversa procedencia. La localidad conserva edificios y palacetes del siglo XVIII en su casco urbano. En la oficina de Turismo os informarán tam-

bién de la oferta de senderismo y de la visita a las cuevas (cueva de Bacite) que hay próximas a Los Barrios. Los Barrios es lugar de paso si nos dirigimos a Gibraltar, Algeciras o La Línea desde Jerez de la Frontera. El modo más directo para llegar es la carretera que conecta Jerez con Algeciras por el interior, cruzando por las ricas dehesas de Cádiz. El Museo abre de lunes a viernes (los domingos está cerrado) de 9,30 a 12 horas, y sábados de 15 a 20 horas. Podréis pedir una visita guiada previo concierto.

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El municipio de Los Barrios se encuentra en el centro geográfico del Campo de Gibraltar. Los Barrios se ubica también en uno de los espacios protegidos más extensos de Andalucía, el Parque Natural de los Alcornocales, por donde transcurre la llamada “ruta del toro”. El museo de esta localidad nace de la sinergia entre un ayuntamiento activo en la difusión de la cultura –no hay más que darse un paseo por su Casa de la Cultura– y un colectivo de amantes de la naturaleza que han cedido sus colecciones privadas con el fin de crear un museo de historia natural.

El museo se encuentra en un edificio singular de la localidad, y no es el único edificio que nos gustará de Los Barrios, pues el casco antiguo, a pesar de los desmanes del mundo moderno, guarda una cierta armonía en su urbanismo, marcadamente del siglo XVIII. El Museo de Historia Natural se El museo se encuentra en un edificio singular de la localidad, marcadamente del siglo XVIII. El Museo de Historia Natural se aloja, pues, en el Edificio del Pósito, uno de los mejores pósitos (instituto de carácter municipal y de muy antiguo origen, destinado al acopio y préstamo de grano, principalmente de trigo) andaluces de los tiempos de Carlos III, edificado en 1768, restaurado y destinado a fines culturales desde 1993.

aloja, pues, en el Edificio del Pósito, uno de los mejores pósitos (instituto de carácter municipal y de muy antiguo origen, destinado al acopio y prés-

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tamo de grano, principalmente de trigo) andaluces de los tiempos de Carlos III, edificado en 1768, restaurado y destinado a fines culturales desde 1993. La Junta de Andalucía lo tiene catalogado por su arquitectura interior, donde ha de admirarse su bóveda de medio cañón con bovedillas en forma de media luna que se abren a la principal, confiriendo un ambiente cálido. Vitrinas del museo mostrando ejemplares de ammonites y de trilobites procedentes de diversos yacimientos mundialmente conocidos

Las colecciones que se muestran están bastante bien seleccionadas: se trata de un museo que tiene una muy rica colección paleontológica y que tiene también el buen gusto de no incluir animales disecados. De sus 25 metros lineales de expositores con fósiles de animales y de vegetales, con conchas actuales, corales e insectos, la pulcra elección de las piezas que se muestran es su mejor cualidad. A pesar de ello, es cierto que en este tipo de exposiciones te puedes perder, porque el modo en que se presenta la colección tiene principalmente un objetivo estético de la colección. Los que sienten curiosidad por los

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Ammonites cuya concha, tras un singular proceso de fosilización, se ha convertido en una "piedra preciosa" que es utilizada en joyería. El ejemplar superior se encuentra expuesto en el Museo Geominero de Madrid. El inferior procede de un yacimiento ruso.

fósiles pueden pasar sin duda un buen rato mirando sus formas, pero la exposición no tiene pretensiones didácticas.

En cualquier caso, existen una serie de curiosidades que merece la pena que busquéis entre los fósiles expuestos. Por ejemplo, no deberíais pasar por alto los ammonites pulidos del Jurásico ruso (pertenecientes al género Calloceras), en algunos de los cuales podéis incluso apreciar el nácar. Este tipo de fósiles han pasado ya a la categoría de joyas, como gemas naturales, y en Canadá y Estados Unidos las llaman "ammolites". El ejemplar expuesto se aproxima algo al material que utilizan los joyeros americanos: restos de ammonites de tipo korite que son iridiscentes y muy brillantes, parecidos al ópalo. La calidad dependerá del grado en que irise la concha, que parece deberse a la transformación del nácar y de la materia orgánica que la concha forma al sufrir una determinada compresión durante su enterramiento.

Otras de las curiosidades que podéis contemplar son los coprolitos de dinosaurios. Copro es una palabra griega que significa excremento; litos, por su parte, significa piedra; la asociación ya podéis hacerla. En el registro fósil conocido mundialmente existen evidencias de este tipo, de muy diversos animales y épocas. Los coprolitos tienen, por supuesto, forma: la forma del intestino del animal que lo produjo; tienen también

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Coprolito (hez fósil) atribuido a un dinosaurios herbivoro.

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estructura, que dependerá de los procesos digestivos, y contienen información de las presas engullidas o de la dieta del organismo que los fabricó. Así pues, los paleontólogos estudian también estos restos como fuente de información sobre las posibles cadenas alimentarias que existieron en el pasado.

Desde el punto de vista de la cantidad de ejemplares, se trata de uno de los museos españoles con mejor y más variada representación de los más importantes yacimientos del mundo. En paleontología, a esos destacados yacimientos se les conoce con el nombre de “yacimientos excepcionales de conservación”, aunque lo más común es oír su denominación en alemán fósil lagerstätten. Este tipo de yacimientos se pueden dar en cualquier periodo geológico y en cualquier tipo de ambiente; pueden ser resultado de una trampa natural, de una cuenca marina, de un relleno de cueva, etc., de modo que la matriz que engloba al fósil puede ser de muy distinta naturaleza. Lo bueno que tienen es que nos proporcionan mucha información sobre la biodiversidad que existía en el pasado, pues no únicamente se trata de la buena preservación de los ejemplares fósiles, sino también de la riqueza de especies animales y vegetales que se pueden descubrir en ellos. En el museo de Los Barrios encontraréis una muestra de esos yacimientos, algunos de los cuales son muy famosos y forman parte del acerbo mundial de la paleontología, como sucede con el yacimiento de Chiapada de Araripe, de Brasil, perteneciente al Cretácico Inferior, o el rico yacimiento en mamíferos terciarios de Dakota, Estados Unidos.

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Muchos os habréis preguntado la razón de encontrar ejemplares provenientes de tan lejanos lugares en colecciones como ésta, o en otras que quizá ya hayáis visitado (el Museo Municipal de Arnedo, en La Rioja; el Museo de Atienza, en Guadalajara, o el Museo de la Asociación Cultural Cidaris, de Elche, por ejemplo). Os diré que en algunos países se permite la venta o el intercambio de fósiles, e incluso la extracción de material fósil para comercialización, a veces bajo la supervisión de instituciones científicas que determinen y controlen lo que se puede extraer. En otras está prohibido, pero aún así, se hace comercio furtivo. La legislación en nuestro país es mucho más severa y pretende el control del material fósil, así como prohibir su venta. Nueva pieza que se ha convertido en la estrella de la colección que gestiona Juan José Castillo: un fósil de cianobacterias, o algas verdeazuladas, de 3.500 millones de años de antigüedad. Procede de un yacimiento de la zona minera de Ironwood, en el estado norteamericano de Michigan.

Si sois observadores, es posible que hayáis percibido que en los museos donde se exponen fósiles de otros países casi siempre se muestran los mismos fósiles. Por ejemplo, son muy comunes los mesosaurios del Pérmico del yacimiento de Sao Paulo de Brasil, merycoidodontes de Dakota, alguna otra sardina de la formación norteamericana de Green River, o trilobites de Marruecos. En el esquema al márgen podéis localizar estos yacimientos, que están ordenados cronológicamente y con algún pequeño comentario acerca de su importancia.

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Yacimientos de los que proceden los fósiles más frecuentes de las colecciones privadas: Marruecos (Devónico). De estos yacimientos proceden los mejores ejemplares de trilobites. Yacimiento de Sao Paulo, Brasil (Pérmico). En este yacimiento se descubrieron unos grupos de reptiles muy extraños, los mesosaurios y talatosaurios. Se trata de reptiles acuáticos muy primitivos y con especializaciones particulares. Yacimientos de la Formación Santana, Brasil (Cretácico Inferior). Estos yacimientos son uno de los más extensos de Brasil, conocido desde hace aproximadamente 50 años. Se trata de una cantera de nódulos de calizas donde se han descubierto insectos, plantas, reptiles voladores completos (pterosaurios), peces, cocodrilos, tortugas y dinosaurios. En la figura podéis ver una foto de un pequeño cocodrilo. De estos yacimientos proceden los peces mas vendidos de las tiendas de fósiles: Tharrhias y Dastibe. En la figura hay un grupo de individuos de tharrhias. Xixia de Hennan y Liaoxi, en China (Cretácico). En estos yacimientos en las provincias de Xianjian y Liaoning se han descubierto huevos de dinosaurios, además de una de las mejores colecciones de fósiles nunca conservados, como son los famosos dinosaurios con plumas del yacimiento de Jehol en Liaoning. Yacimiento de El Hakel, Líbano (Cretácico Superior). Este yacimiento es muy rico en peces. Uno de los peces fósiles que veis en la figura al margen es un rinobato. Estos son parientes de los peces guitarra actuales, intermedios morfológicamente entre tiburones y rayas. Cuando una especie perdura millones de años apenas sin cambios, entonces se dice que es un "fósil viviente". En el acuario de San Fernando (Cádiz) podréis ver un rinobato actual. Comparad con el ejemplar fósil de la figura y veréis que son casi idénticos después de más de 70 millones de años de evolución. Yacimiento de Green River, en el oeste de Estados Unidos (Eoceno). De este yacimiento proceden muchos de los peces que se pueden ver en colecciones y tiendas, como los Diplomytus o los Mioplorus. Green River fue un lago tropical hace 50 millones, descubierto por los buscadores de kerosén. Hoy es uno de los yacimientos más famosos de Norteamérica, que ha proporcionado una rica documentación de la vegetación, y con una fauna tropical remota rica en insectos, cocodrilos y tortugas. Yacimiento de Dakota del Sur, Estados Unidos (Oligoceno). Uno de los ejemplares más famosos de esta localidad, y que encontraréis a menudo en ferias y museos de paleontología, es Merycoidodon. Habitualmente lo que veréis serán cráneos que a alguno le recordarán los de los cerdos, y de hecho está considerado uno de sus parientes próximos. Este animal tenía el tamaño

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de un cordero y formaba grandes manadas que vivieron en las planicies de América del Norte.

Fósiles de algunos yacimientos excepcionales ordenados cronológicamente. En el recuadro superior los yacimientos Mesozoicos de Brasil y Líbano: el pequeño cocodrilo de Araripe, los peces Tharrhias de Ceara y pez guitarra de El Hakel. En el recuadro inferior, el pez Diplomystus y el cráneo del mamífero Merycoidodon, ambos de los yacimientos Cenozoicos de Norteamérica.

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PARQUE GEOLÓGICO DE ARDALES Hotel

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ANDALUCÍA: Parque de Ardales y Museo Municipal de la Historia y Tradiciones Ardales Ayuntamiento y Camping 952 45 80 87 - 952 45 81 20

Eras Geológicas: Jurásico y Mioceno

Registro fósil: marinos, restos de ballenas Clasificación: Interés:

Ardales proporciona una amplia oferta cultural y tiene una variada oferta en la gestión de sus espacios naturales, geológicos, paleontológicos y arqueológicos a través de varios centros coordinados. La localidad serrana es un paso crítico entre la costa y el interior de la provincia de Málaga. Ha sido núcleo de población desde hace 4.500 años, localidad fortificada en el siglo IX, conserva una bella iglesia construida sobre una mezquita en el siglo XV por mudéjares. En las proximidades se encuentra los balnearios de Carratraca. A Ardales la mejor forma de llegar es desde el norte por Campillos dirección Teba y desvío por la MA442 hasta los embalses de Gudalhorce y de aquí a Ardales, o bien desde el sur Málaga por la comarcal 337 en dirección a Ojén desviándonos en Cártama dirección Alora-Carratraca-Ardales. La amplia oferta de Ardales os permitirá pasar más de un día organizando excursiones. En Ardales podéis focalizar la visita a Museos así como a una famosa Cueva prehistórica. Esta última requiere concertar visita (teléfonos: 952 45 80 87; 952 45 81 20) y los grupos son para un máximo de 15 personas, con una duración entre 10,30 a 13,30. Es muy recomendable también hacer una excursión al Desfiladero de los Gaitanes en El Chorro y a la ciudad mozárabe de Bobastro (siglo IX-X). Aunque los fósiles expuestos en el Parque no son abundantes, ni tampoco excepcionales, la geología y el paisaje son soberbios.

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Ardales es uno de esos encantadores pueblos de la sierra andaluza, próximo a la costa y de luz muy especial. Geográficamente, comunica la costa y el interior, pues se sitúa en el paso natural entre los ríos Turón y Ruinas de una Guadalhorce. Esta condición ha hecho de Ardales un antigua foraleza. sitio históricamente estratégico: fenicios y romanos, visigodos y árabes se asentaron ahí. Hoy es un lugar turístico que trata de cuidar su patrimonio cultural. En Ardales se pueden visitar una importante cueva con ocupación paleolítica y Cueva de Ardales, su museo municipal conocida también arqueológico, que ilustra como Cueva de sobre los ricos restos Doña Trinidad o de encontrados hasta la la Calinoria, época medieval. descubierta en

Iglesia parroquial de Ntra. Sra. de los Remedios de finales del siglo XVI.

1821.

El Parque de Ardales no está en la misma localidad, sino en un gran embalse, llamado del Conde del Gaudalhorce, que ahora es un importante centro de recreo de Málaga. La presa de este embalse, gran obra de ingeniería de la época de Alfonso XIII, fue inaugurada en 1921. Se puede visitar y disfrutar de la hermosa vista que ofrece. Básicamente, el Parque es utilizado como centro de información, puesto que ahí se gestionan los recorridos y visitas a sitios de gran

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valor geológico y arqueológico. No obstante, es recomendable detenerse y visitar su exposición, para tener una idea más completa de la magnificencia de la geología, la paleontología y la arqueología de la zona.

Otro de los puntos de interés paisajístico y geológico de Ardales es el desfiladero de los Gaitanes, que se encuentra en el curso del río Guadalhorce, en el paraje de El Chorro. El desfiladero está excavado en unas rocas de calizas del Jurásico y lo surca un sendero, ahora muy peligroso si no lo remedian, llamado "caminito del rey", al que se accede desde el embalse del Conde de Guadalhorce. Este camino para vigilancia del canal es espectacular: las pasarelas colgadas a unos 100 metros del fondo fueron graciosamente construidas entre 1901 y 1905 e inauguradas por Alfonso XIII. Algunas zonas de estas sierras calizas tienen cuevas cársticas formadas recientemente por los cursos de la red fluvial. Este camino para vigilancia del canal es espectacular: las pasarelas colgadas a unos 100 metros del fondo fueron graciosamente construidas entre 1901 y 1905 e inauguradas por Alfonso XIII.

Geográficamente, la ubicación de Ardales es especial: al este se sitúa la Sierra de las Nieves, reserva natural que llega a alcanzar los 1500-1900 metros de altitud, y, al oeste, se encuentra la sierra del valle de Abdalajís,

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Mapa geográfico que muestra Andalucía durante el Mioceno (hace unos 10 millones de años). Un estrecho interior comunicaba Cádiz con Murcia, a través de lo que hoy es la depresión del Guadalquivir. (Dibujo modificado de López Martínez, J. y Durán Valsero, J.J. en "Geología y Arqueología Prehistórica de Ardales").

cuya especial belleza le ha conferido la denominación de Parque Natural. Ardales está también inmerso en la zona geológicamente más compleja de la cordillera Bética. Por una parte, se ubica en un punto por donde pasa una línea imaginaria que se extiende de este a oeste y que correspondería a la demarcación donde encontraríamos las sierras de mayor altitud de Andalucía. Por otra parte, está situado en un lugar estratégico para observar el resultado de la orogenia alpina en las Béticas. Las Béticas son la franja más occidental del cinturón europeo de cadenas montañosas que se levantaron durante la orogenia alpina. Desde el Mioceno a la actualidad esta cordillera Bética ha estado emergida por encima del nivel mar. Los bloques levantados corresponden a esas sierras calizas cuyos aportes se formaron, fundamentalmente, durante el Jurásico. Durante el proceso de levantamiento, entre las zonas elevadas, quedaron zonas deprimidas. Muchas de estas zonas, por ejemplo la de Ardales, fueron marinas. Durante el final del Mioceno hubo una invasión del mar que alcanzó una de estas depresiones, lo que hoy es la depresión del río Guadalquivir. Entonces, un gran estrecho comunicaba Cádiz con Murcia por el interior, dejando a Huelva, Sevilla, Córdoba y Granada en mitad del mar.

Ardales es un lugar único para observar cómo contactan los sedimentos formados por unas rocas de color lechoso calizo, de época Jurásica (unos 150 millones de años), con otros sedimentos de granos gruesos obs-

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curos del Mioceno marino (en torno a 10 millones de años). Debo insistir en esta peculiaridad geológica porque las calizas jurásicas y los conglomerados y arenas del Mioceno forman los paisajes dominantes por donde ha transcurrido la historia de los pueblos y culturas de Ardales, y también de sus fósiles.

Las rocas jurásicas tienen fósiles marinos que sitúan el origen de sus sedimentos hace unos 200 ó 150 millones de años. Durante gran parte del Jurásico las costas de la Península fueron extensas plataformas de poca inclinación y de aguas someras. En estas condiciones habitaron los organismos que han dejado los restos fósiles que se exponen en el Parque de Ardales: belemnites y ammonites.

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Restos arqueológicos de Bobastro excavados en los sedimentos de edad miocena.

El otro gran dominio geológico se puede ver a lo largo de la carretera que se dirige hacia Bobastro, justo al borde de la carretera del embalse, pero probablemente el mejor emplazamiento para contemplarlo sean las ruinas de la iglesia rupestre mozárabe de Bobastro. En el Parque de Ardales también hay

fósiles expuestos de edad miocena, e igualmente se trata de fósiles marinos: ostras gigantes, bellotas de mar, pectínidos (semejantes a las "conchas de Santiago") y restos fragmentarios de una mandíbula y una vértebra de ballena. Los fósiles de Ardales nos remontan a unos mares que no existen en la actualidad en Andalucía.

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MUSEO MUNICIPAL DE ESTEPONA, SECCIÓN DE PALEONTOLOGÍA

MÁLAGA: Matias Prats, s/n. Plaza de Toros de Estepona 952 80 71 48

Eras Geológicas: Desde 3 m.a

Registro fósil: Moluscos e invertebrados marinos Clasificación: Interés:

Estepona es municipio turístico y ha desarrollado su oferta cultural y de ocio al aire libre. Además de sus cuatro museos, las costas de Estepona permiten el avistamiento de delfines en el estrecho. El Museo de Paleontología es, por su temática, único en España. El museo abre diariamente. excepto domingos, de 9 a 15

y los sábados de 10 a 14. El Museo inauguró nuevas salas en Enero del 2002. La entrada es gratuita. El municipio de Estepona ha concentrado su oferta cultural en un único centro, así junto al nuevo museo de paleontología, se encuentra el de arqueología, etnográfico y taurino. Los amantes de las ciencias naturales pueden visitar Selwo Parque Natural, un espacio con unos 2000 animales que viven en semilibertad.

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Moluscos más habituales en el registro fósil: bivalvos, gasterópodos y escafópodos. De izquierda a derecha los géneros: Neotrygonia, Conus y Dentalina.

Estepona fue invadida por el mar al comienzo del Plioceno. El mar penetró por los valles fluviales que drenaban los relieves de Sierra Bermeja. Esta región es, desde el punto de vista de su riqueza malacológica única, por la variedad y diversidad de sus conchas. Sus abundantes yacimientos de edad pliocena (entre 4 y 2 millones de años) ha permitido recoger y estudiar un número importante de especies. Hasta el momento se conocen 869 especies de moluscos, entre los que destacan gasterópodos, bivalvos y escafópo-

dos, además de un número de especies de otros grupos de invertebrados, de vertebrados y de plantas. En total se han identificado hasta 966 especies.

Cuando se compara la riqueza de los mares pliocenos con la de los mares de la actualidad, se puede determinar que muchas de estas especies habitan hoy en día en regiones tropicales del océano Atlántico o en el Indopacífico. Si no las podemos encontrar actualmente en el Mediterráneo, significa que durante el Plioceno este mar tenía un régimen más cálido. Este supuesto se ve, además reforzado, por la presencia de fósiles de corales solitarios, como los flabeliformes, y de erizos de tipo Clypeaster, ausentes en nuestros mares actuales. Los moluscos bivalvos son un ejemplo excelente de la relación que existe entre la forma exterior del cuerpo y los hábitos de vida. Esto significa que en ocasiones la forma de los animales nos puede también dar información sobre el medio: si se trataba de un substrato blando o de uno fangoso, si acaso era arenoso o si había mucha turbidez o, por el contra-

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Ejemplos de invertebrados expuestos en el Museo de Estepona.

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rio, era tranquilo, etc. Los paleontólogos han estudiado la forma interna y externa de los bivalvos extintos y los han comparado con las especies vivas, destacando varios diseños relacionados con modos de vida: los que se entierran, los nadadores, los que se sueldan a un substrato duro y los perforadores de substratos duros.

En Estepona se ha reconstruido el aspecto que tuvo el litoral utilizando bivalvos, principalmente. El hallazgo de una gran abundancia de ostras formando bancos en las arenas finas, sugiere que al comienzo del Plioceno el litoral malagueño fue una bahía o ensenada. De hecho, los bancos de ostréidos crecen próximos al litoral, las ostras no viven enterradas pues se alimentan filtrando las aguas en movimiento durante las mareas. La acumulación de ostréidos en yacimientos a pie de costa es frecuente en el litoral del Cádiz, por ejemplo en Chiclana de la Frontera. A lo largo del Plioceno, el paisaje se transforma como resultado del progresivo avance del mar. De este modo la bahía derivó en una plataforma abierta que se fue haciendo cada vez más profunda. En esta última fase, los fósiles de bivalvos coinciden con organismos que se enterraban en el sedimento o se alimentaban de detritos del fondo marino.

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DE LA FORMA DE LOS BIVALVOS Y DE DÓNDE HABITAN Bivalvos que se entierran. Las conchas que viven enterradas en el sedimento tienen las valvas idénticas: una es imagen especular de la otra. Para enterrarse, el animal se mueve hacia adelante y hacia detrás. Muchos de ellos tienen una serie de flancos o crestas que ayudan a anclarse al animal al substrato y no deslizarse. Si se entierran a poca profundidad en medios muy activos, sus conchas son gruesas y crestadas como las almejas. Cuando las conchas viven medio enterradas, es decir, con la mitad anterior enterrada y la mitad posterior fuera del sedimento, en contacto con el agua, las valvas comienzan a ser desiguales. Por ejemplo, en la familia de los mejillones se conoce una secuencia donde existen grupos emparentados de especies endobentónicas (totalmente enterradas) con conchas idénticas (Inoceramus) y otras especies epibentónicas (que viven en la superficie), cuyas valvas se han convertido en asimétricas (Arca y Mytilus). Los bivalvos nadadores. La morfología más común de estos animales es la concha tipo vieira o concha de Santiago, con expansiones en forma de alas. Como su nombre indica, nadan cerrando sus valvas gracias a un músculo que se localiza en la zona de la comisura. Algunos grupos como los Chlamys o Pteria aparecieron durante el Mesozoico y aún existen en la actualidad. Los bivalvos cementantes, también denominados ostréidos (del tipo de las ostras), tienen conchas muy desiguales: una valva es convexa, o cónica, y larga, algo irregular porque se adapta al substrato donde se cementa, mientras que la otra valva se ha modificado a modo de tapa. Estos ostréidos se apilan formando bancos o arrecifes. Sus formas más llamativas son Gryphaea, Exogyra o Diceras, muy característicos de los mares mesozoicos. Los bivalvos que perforan los substratos alargan sus valvas de modo extremo, casi como si fuesen gusanos, y algunos son capaces de disolver la roca utilizando sustancias químicas. Son comunes los Lithophaga y los Pholas.

La forma de los bivalvos. Comparando el contorno de las valvas, con los modos de vida, podeis ver que en los dos bivalvos superiores (Mytilus y Arca) la concha es asimétrica. Los bivalvos nadadores como Chlamys tienen una expansion alar. Las conchas de los ostréidos son desiguales como la del género Hyotissa. Finalmente en la parte inferior se muestra la concha de un bivalvo cementante como Lithophaga.

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MUSEO DE PREHISTORIA Y PALEONTOLOGÍA JOSÉ GIBERT, ORCE

GRANADA: Ayuntamiento de Orce 958 74 63 29 - 958 74 62 80

Eras Geológicas: Pleistoceno 1,2 a 1,1 AM

Registro fósil: grandes mamíferos y humanos Clasificación: Interés:

La vía más bella de entrada a Orce es a través del paraje natural de la Sierra de María (Almería). A lo largo de este acceso se cruza por los espléndidos yacimientos del Cuaternario cuyos fósiles acoge el Museo. El Museo está localizado en una Alcazaba árabe. Con interés arqueológico se encuentra en la localidad otro Museo

de Arqueología. A 7 km. la localidad de Galera ofrece visitas guiadas a poblados algáricos. El Museo conserva las ricas acumulaciones de fósiles producidas por hienas carroñeras que arrastraron hasta sus habitaciones cientos de animales herbívoros. Bellos ejemplares de carnívoros como tigres dientes de sable. El Museo de Orce cuenta con visitas guiadas. Tiene un horario estable de atención al público todos los días de 11 a 14 y de 16 a 18 horas. La proximidad a Galera permite una visita conjunta de restos paleontológicos y arqueológicos con la posibilidad de hacer noche en las cuevas que se utilizan para turismo rural. También se organizan desde aquí actividades para escolares como por ejemplo "simular una excavación". En el mismo podréis consultar sobre las excursiones a los yacimientos y a otros lugares históricos. Orce cuenta también con un museo arqueológico, situado en el Palacio de Segura, que tiene el mismo horario.

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El Museo del Ayuntamiento de Orce está dedicado al paleontólogo catalán Josep Gibert. Aunque la zona era ya conocida por sus fósiles desde 1976, fue el equipo de paleontólogos del Museo de Sabadell, a cuya cabeza estaba Gibert, quienes comenzaron una labor continuada de excavaciones. En 1983, Orce se constituyó en hito de la paleontología, a raíz del hallazgo de lo que se vino a llamar “el hombre de Orce”, que condujo a considerar a este pueblo de Granada “cuna de la humanidad europea”. El hombre de Orce era nada menos que testimonio de lo que hoy se considera la primera oleada de pobladores procedentes de África, ocurrida hace 1,6 o 1,8 millones de años “El hombre (en el Pleistoceno Inferior). de Orce”. Hasta los descubrimientos de Orce se creía que los primeros pobladores de Europa habían llegado hace 800.000 años, así que estos hallazgos trastocaban los datos que se manejaban en la evolución de los seres humanos. ¿Pero fue Orce en realidad “la cuna de los primeros europeos”? Algunos aseguraban que no se trataba de restos humanos, surgió entonces un gran debate científico y social y tuvo que abandonarse el primer proyecto para la creación del museo. El rifirrafe ciertamente ensombreció durante unos años la riqueza paleontológica de estos yacimientos cuaternarios, pero el tesón y el convencimiento de muchos investigadores en el interés paleontológico de la comarca han derivado, primero, en la creación de un museo que ya tiene un merecido prestigio, y, segundo, han puesto en evidencia que los restos fósiles –especialmente si son humanos– también tienen impacto en la sociedad. Los yacimientos del área de Orce han proporcionado más de 15.000 ejemplares fósiles, aunque lo que

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se puede ver en el Museo es sólo una pequeña muestra. No obstante, os sorprenderá. Restos fósiles humanos que han sido polémicos. Como la evolución humana siempre ha despertado gran inquietud social, algunos episodios de su reconstrucción parecen sacados de una novela de Agatha Christie. El caso más famoso es el del supuesto “hombre de Piltdown”. Entre 1912 y 1915, un aficionado de nombre Charles Dawson, envió una serie de restos al conservador del Museo Británico, que se entusiasmó con el descubrimiento. En realidad, los restos fósiles habían sido concienzudamente preparados y amañados, y resultaron ser una broma que tardó 40 años en ser descubierta. Sin que se conozca aún quién fue el bromista, lo que sí sabemos es que en una zanja fueron apilados restos de mamíferos, cráneos humanos y una mandíbula de orangután cuyos dientes habían sido pulidos para que parecieran los de un humano. El paleontólogo S. Woodward propuso una nueva especie uniendo la mandíbula de orangután con los restos del cráneo, formando una verdadera quimera. Esta especie nueva se mantuvo durante años, aunque siempre polémica. En 1953 se demostró el engaño mediante el análisis químico de los restos.

Torre Homenaje de la Alcazaba de las Siete Torres, del siglo XI, donde está ubicado el museo del Ayuntamiento de Orce.

El Museo del Ayuntamiento de Orce tiene una ubicación noble: la Torre Homenaje de la Alcazaba de las Siete Torres, del siglo XI. La Alcazaba se levanta en el centro de la localidad, con proporciones de gigante en relación con las construcciones populares que la rodean. En el primer piso de la torre se expone la fauna de grandes mamíferos; en el segundo, cómo fue la génesis de los yacimientos que se localizan en los alrededores de Orce y, en la última sala, se exponen los restos humanos.

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El paisaje de Orce hace millón y medio de años

Paisaje actual de la zona, propio de una comarca semidesértica.

Si se accede a Orce desde Almería por el paraje de Sierra María, se puede contemplar un paisaje agreste, con la desnudez propia de una comarca semidesértica. El paisaje actual de la zona dista mucho de lo que fue Orce hace más o menos 1,6 millones de años. El viajero sólo se convencerá de que esta zona era un espacio abierto tipo sabana, rico en lagos y pantanos, cuando reconozca en el Museo de Orce los hipopótamos y elefantes que poblaron la región.

Antiguo paisaje de como sería Orce hace aproximadamente 1,6 millones de años.

En torno a estas lagunas, charcas y lagos –que guardan ciertas similitudes con las Tablas de Daimiel–, habitaron diversos mamíferos de gran tamaño, hoy ya desaparecidos o cuyos parientes vivos habitan otras regiones lejos de la Península Ibérica. Orce es uno de los lugares más ricos en fósiles tanto del Plioceno como del Pleistoceno (un intervalo que abarca desde hace 1,6 millones de años hasta hace 800.000 años). En sus yacimientos se han encontrado 19 especies diferentes de grandes mamíferos, carnívoros y herbívoros. En la primera de las salas del museo tenemos una reducida muestra de aquella diversidad: un tigre de diente de sable, el licaon o perro salvaje, hienas gigantes, osos, junto con ciervos gigantes y pequeños, caballos, elefantes, rinocerontes, búfalos e hipo-

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pótamos. Restos de las extremidades y cráneos, algunos completos, se exponen sobre el sedimento blanquecino característico de los lagos desecados del cuaternario. Una de las claves para reconocer a qué especie pertenecen los fósiles es la forma de las muelas. En esta guía os proporciono la posibilidad de que reconozcáis algunos de estos fósiles, por sus dientes y muelas. Las muelas de los grandes mamíferos. Los mamíferos son los animales con los dientes y las muelas de mayor complejidad. La importancia de la dentición en los mamíferos es tan grande que muchas veces se han trazado sus historias evolutivas (por ejemplo, en los roedores o también en los lagomorfos, los conejos) estudiando precisamente los cambios que ha habido en su dentición. Esto explica el gran júbilo que surge cuando se descubre un diente humano en yacimientos antiguos, pues nos proporciona mucha información. En el museo José Gibert tendréis la oportunidad de comparar cómo varía la dentición entre los grandes mamíferos. Las muelas de los mamíferos tienen dos características especiales: una es la disposición de los cristales que forman el esmalte del diente. Algunos dientes, vistos al microscopio, muestran sus cristales increíblemente ordenados, lo que significa que el esmalte es durísimo. La otra característica es que las muelas tienen una serie de cúspides, cada una de las cuales tiene su propio nombre y se dispone de una determinada manera. La combinación de estos dos rasgos da como resultado muelas de distintos tipos. Como solo la disposición de las cúspides se aprecia a simple vista, en esto se basa la siguiente clasificación: Lofodonta: las muelas extienden sus cúspides transversalmente. Es el caso de los elefantes, la chinchilla, los tapires, algunos múridos (ratas) y de los monos babuines.

Lofodonta

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Selenodonta: las cúspides se desarrollan de atrás hacia delante y en forma de media luna, formando bordes filosos. Es el caso de los ciervos, los bóvidos y los caballos. Selenodonta

Bunodontas: las cúspides forman un cuadrado; las muelas son voluminosas y rectangulares. Los humanos las tenemos así; también los osos, los cerdos y los mapaches. Bunodonta

Secodontas o muelas carniceras: Tienen cúspides extremadamente desarrolladas, que forman salientes picos y valles. Las muelas superiores e inferiores encajan entre sí, actuando como una cizalla. Es el caso de muchos carnivoros. Secodonta Muelas de mamíferos. La disposición de las cúspides de las muelas es un rasgo que se utiliza para diferenciar los tipos. (Dibujos modificados de Israel M. Sánchez en "Patrimonio Paleontológico de la Comunidad de Madrid"

¿Por qué hay tantos fósiles en Orce?

La segunda sala del Museo José Gibert nos ofrece una visión de los yacimientos de Orce. La acumulación de huesos fósiles que puede ver el visitante es un ejemplo de la riqueza del lugar: la densidad media de huesos por metro cuadrado es de aproximadamente 50 especímenes. Si preguntáis en la visita guiada cómo se puede extraer esta masa de huesos, quizá os llevéis una grata sorpresa, pues entre las actividades que organiza el Museo está la realización de simulacros de excavación.

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Esta sala da buen ejemplo de cómo los paleontólogos extraen información de los fósiles. Habíamos visto huesos aislados en la planta inferior. Aquí se nos muestra una acumulación de restos, muchos de ellos corresponden a dientes cuyas especies podemos incluso distinguir usando nuestra pequeña clave de identificación de dientes. Algún visitante, una vez descartada la posibilidad de que lo que tiene ante sí sea un descuidado montón de huesos aislados de distintas partes del cuerpo, podría pensar que la acumulación es ocasional producida, por ejemplo, a orillas de un lago. Pero dicho amasijo de huesos está apilado en completo desorden y no muestra ninguna orientación, así que es imposible que su forma se deba a la acción de corrientes.

En realidad, fueron las hienas gigantes los agentes que provocaron esta enorme acumulación. Os explico: la actividad de los carnívoros pleistocenos produjo abundantes cadáveres que las hienas se aprovechaban de las cacerías y arrastraban parte de las carcasas para su propia alimentación carroñeándolos en las guaridas que previamente habían excavado. Las hienas no son más que un agente que acumula lo que otros han cazado, y así como quien estudiara nuestro cubo de basura podría saber cómo vivimos, qué preferencias alimenticias tenemos y hasta cuántas veces vamos al cine por semana, lo mismo sucede al estudiar los cubiles de las hienas. Acumulación de fósiles en los yacimientos de Orce. En el recuadro se muestra un hueso mordido y fracturado por hienas.

Ahora bien, la mayoría de los huesos que veréis en este amasijo son huesos largos, de las extremidades: metápodos, tibias, húmeros, astrágalos, calcáneos, radios, fémures, escápulas. Muchos de estos huesos muestran las fracturas características que se han producido después de haber

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sido mordidos por las hienas. En la última sala del Museo hay una vitrina dedicada a mostrar precisamente las marcas que dejaron en los huesos.

Los estudiosos han llegado a plantearse quién cazaba a quién, y cómo lo hacían. Gracias a la labor de las hienas podemos reconstruir parte de la vida de las sabanas del Orce primitivo y saber que los carnívoros seleccionaban a sus presas entre las más jóvenes, las que presentaban enfermedades que les impedían huir del ataque o seleccionaban hembras, que por su menor talla eran más débiles. Si algún visitantes curioso se fija bien en el tamaño de los huesos, se dará cuenta que muchos son de pequeño tamaño. Hipopótamos, elefantes y rinocerontes eran las presas de los tigres diente de sable de mayor talla; mientras que los perros salvajes licaones y los tigres de menor talla eran los depredadores de caballos y del resto de rumiantes.

¿Existió el hombre de Orce?

En una vitrina aislada de la tercera sala se expone lo que fue un gran hallazgo en su momento: un humano en Orce. Los restos son poco vistosos, pero para los paleontólogos hasta un pequeño fragFragmento de bóveda de cráneo, descubierta en Orce y que inicialmente fue atribuida a fósil humano.

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mento constituye un gran dato. Lo que ocurre es que en este caso la señal es muy polémica. Este pequeño fragmento de bóveda de cráneo ha sido uno de los fósiles más estudiados de España. Se han hecho estudios, efectuado mediciones, se han estudiado las suturas entre los huesos intentando, con herramientas matemáticas muy sofisticadas (mediante fractales), ver si el zigzagueo de la sutura era representativo o no de una bóveda de cráneo humano. Se han analizado también las proteínas fósiles del cráneo, extrayendo una pequeña esquirla y triturándola para ver su contenido. Aún así, toda la información extraída ha sido poco convincente para el conjunto de científicos que siguen pensando que posiblemente no se trate de un resto humano; algunos especulan que el fragmento pudo haber pertenecido a una especie de caballo primitivo. Pero curiosamente no son los restos óseos los que atestiguan la presencia de humanos en Orce, sino las herramientas que éstos han dejado. Una de las vitrinas nos muestra los primeros artefactos rústicos que construyeron los hombres de Europa. La antigüedad de estos artefactos es de 1,3 millones de años, y son los primeros instrumentos humanos de Europa occidental.

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AULA MUSEO DE GEOLOGÍA DE LA CUENCA DE SORBAS

ALMERÍA: Ayuntamiento de Sorbas, Oficina Municipal de Turísmo de Sorbas Natur-Sport: 950 364 109

Eras Geológicas: Mioceno, 6 m.a

Registro fósil: Invertebrados y vertebrados marinos Clasificación: Interés:

Enclave geológico y paisajístico de interés. Existen visitas guiadas a los arrecifes de coral y a unas bellas y excepcionales cuevas de yeso, también encontraréis senderos para caminar por las márgenes del Río de Aguas. Sorbas es una pequeña localidad con edificios nobles suspendida entre dos barrancos. Interés arqueológico con abrigos neolíticos. A pocos kilómetros está el interesante poblado de Los Millares del tercer milenio a. C., con dólmenes y tumbas colectivas. El Aula de Geología y Paleontología tiene una bien ordenada colección explicativa que caracteriza la historia geológica de la zona. Antes de visitar el Aula Museo es indispensable concertar una cita previa en los centros de contacto señalados. El Aula Museo tiene paneles explicativos, con abundante documentación sobre la zona, no se realizan visitas guiadas. Las visitas guiadas sólo se conciertan para las excursiones, por ejemplo al arrecife fósil. La cueva de yeso se recorre con expertos espeleólogos de la localidad de Sorbas. Es emocionante el planteamiento de no alterar el medio natural en la cueva. Los amantes de la Naturaleza pueden disfrutar 1 ó 2 días en Sorbas. Existen alojamientos en Los Alías (Cariariz) y en Sorbas. Indispensable vehículo para transladarse por la zona si nos quedamos una mañana dedicada a la visita de la cueva y el Aula Museo.

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Sorbas sobre el cauce del río Aguas.

Interior del Aula Museo.

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El Aula Museo de Geología es un pequeño edificio enclavado en el mismo corazón de las formaciones rocosas que constituyen los vestigios de un mar somero de hace 5,5 millones de años. El Aula Museo se encuentra en el centro del conjunto de núcleos familiares de Cariatriz, y desde la carretera comarcal Al 8121 cruzamos por “Los Martínez” y “Los Ramírez” en dirección a “Los Alías” por un valle con almendros, olivos y senderos muy propicios para caminar. Si queremos aprender a leer las señales que contienen las rocas viajando entre Sorbas y Murcia, una parada en “Los Alías” nos permite descubrir la génesis del paisaje de la zona.

El edificio del Aula Museo se encuentra adosado a la pequeña ermita de San Ramón Nonato (santo patrón de las embarazadas), que tiene sus fiestas a finales del mes de agosto. Este Museo está organizado en tres pequeñas salas dedicadas a explicar cómo se desecó el mar Mediterráneo, que hace casi 6 millones de años

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bañaba los márgenes de la Sierra de los Filabres y de Sierra Alhamilla. El Aula Museo de “Los Alías” narra uno de los episodios más críticos de la historia del mar Mediterráneo: la crisis messiniense.

Situación de Sorbas hace 6 millones de años. Sorbás era una pequeña cuenca marina bordeada por arrecifes tropicales. Durante lo que se llama crisis del messiniense (hace unos 5 millones de años) el mar Mediterráneo se desecó dejando los depósitos de yesos que actualmente pueden visitarse en la localidad (figuras modificadas de Braga, J. C.; Martín, J. M. y Aguirre, J., 2001, "Los fósiles y la Paleobiogeografía", XVII Jornadas de la Sociedad Española de Paleontología").

El Mediterráneo en este extremo de Almería, se denominó durante el Mioceno Mar de Alborán. En la actualidad, Alborán es una isla española situada entre Marruecos y Almería, pero hace 6 millones de años el mar de Alborán era casi un mar interior formado por una serie de pequeñas islas que se extendían desde la Península hasta las costas de África. Estas islas miocenas estaban circundadas

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por arrecifes de coral. Aún hoy podemos tener una visión de la extensión y profundidad de aquellos arrecifes, pues se encuentran fosilizados en las cimas de las sierras que rodean el Aula Museo, orladas con unas rocas crespadas de color más claro. En esta región de Sorbas se puede seguir el edificio dejado por los arrecifes que habitaron un mar tropical de temperaturas por encima de los 20º, que se extendía desde la localidad de Vera a la Sierra de Gador. La oferta de la Oficina Municipal de Turismo de Sorbas permite hacer una excursión guiada por estos arrecifes fósiles. Colonias de corales fósiles en el Arrecife de Cariatiz, los huecos rodeados de caliza corresponden a los esqueletos de las colonias que han sido disueltos por el agua con mas facilidad que el resto de la piedra.

En Sorbas podrás compartir las evidencias de cómo cambió el Mar de Alborán en el transcurso de unos pocos millones de años. La primera parte de la exposición muestra la riqueza en ambientes y animales de las islas instaladas en el mar tropical de Sorbas, para pasar a una segunda parte donde dicha cuenca marina quedó totalmente desecada. La última parte de la exposición vuelve a enseñar cómo se produjo la recuperación de la paupérrima situación en la que quedó este litoral, hace tan solo 5 millones de años.

Restos de conchas, ostras, erizos, esqueletos de animales coloniales como briozoos, peces y hasta una vértebra de un animal que ya no frecuenta las costas almerienses: los sirenios, nos introduce en los ambientes que caracterizaron esta cuenca marina. A lo largo de las salas encontraréis paneles explicativos, organizados por investigadores de la Universidad de

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Granada, de cada unos de los ambientes que se desarrollaron en Sorbas: la zona del arrecife, la zona de playa y litoral, la zona de mar abierto y su plataforma.

El arrecife es un empedrado construido por el crecimiento de organismos tales como algas, corales o esponjas. Los arrecifes de la actualidad se forman principalmente por el crecimiento de corales. Los arrecifes miocenos de Sorbas también son de coral, de un coral denominado Porites. En este mar tropical de rica fauna marina. La riqueza de un litoral no se basa en tener las mejores playas arenosas, sino por los ambientes que siempre son más propicios a que se desarrolle la vida. En el litoral se encuentran las orillas rocosas, los bancos cenagosos, o los barros arenosos con lagunas interiores tipo albufera. En Sorbas se ha podido reconstruir la fisionomía y riqueza del litoral tropical, descubriendo en las formaciones rocosas, la acción de diversos organismos, o de conchas y organismos que se incrustaron en las rocas. Los paleontólogos y geólogos denominan a estos sedimentos bioturbados, que quiere decir precisamente modificadas por organismos. En Sorbas existió una albufera, con sedimentos arenosos de grano muy fino. En este ambiente de laguna interior y por lo tanto de aguas calmas han quedado preservadas huellas de aves y de algún pequeño mamífero herbívoro. Huellas de aves en las playas fósiles de Sorbas.

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Zonas de cuevas yesíferas, fruto directo de la desecación por evaporación y decantación de sus sales que sufrió el Mediterráneo en la crisis messiniense. Fotos del Barranco del Infierno.

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Ahora bien, la atracción más importante de la zona son sus cuevas yesíferas, fruto directo de la desecación por evaporación y decantación de sus sales que sufrió el Mediterráneo en la crisis messiniense. Por esta razón, los visitantes encontrarán términos como el de “rocas evaporíticas” en los paneles referidas a los yesos. Las ricas cuencas marinas desecadas formaron los depósitos de yeso de cristales de gran tamaño que crecen en forma de V y que se denominan “cola de golondrina”. Algún ejemplo de estos cristales gigantes puede verse también en el Aula Museo.

Los yesos de la cuenca de Sorbas forman bancos de gran altura (de hasta 120 metros), acumulación que indica la envergadura del evento. Esto yesos posteriormente conCueva en figuraron, por la Sorbas. acción de las aguas y su red de drenaje, los espectaculares espacios que caracterizan a las cuevas kársticas de yesos, de las cuales existen muy pocos ejemplos en el mundo, pues las cuevas más recientes son calizas.

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Cristal de yeso de cola de golodrina.

Karst o Cárstico: Es una manera de modelar un relieve formando cavernas, torcas, simas, etc. Este modelado se debe a que determinadas rocas como las que llevan carbonatos (la caliza o el mármol, por ejemplo), o bien los yesos, se disuelven por la acción del agua que puede quedar estancada o incluida en una red fluvial de aguas subterráneas. En Andalucía, ligados al Karst existen un gran número de manantiales de aguas termales, así como de aguas minerales. Un gran número de balnearios se han creado en torno a ellos, como los de Carratraca, en Málaga; Lanjarón, en Granada; Fuente Amarga, en Cádiz, o Sierra Alhamilla, en Almería.

Tras la desecación de las pequeñas cuencas de mar que rodeaban estas islas y del propio mar Mediterráneo, muchas especies desaparecieron de los litorales del sur. Los fósiles nos hacen saber que el paisaje de las costas cambió drásticamente, pues fue siendo colonizado por organismos oportunistas: los estromatolitos. Los estromatolitos son

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Estromatolitos, las distintas capas que se aprecian en la fotografía corresponden a las bandas de crecimiento de estos tapetes de algas y bacterias.

tapetes compuestos por algas y bacterias que viven en aguas someras y en condiciones de mucha salinidad. En la actualidad aún podemos verlos en las costas de Australia.

Aprender de lo que sucedió en los ecosistemas marinos del pasado tras una gran crisis, es una lección. En Sorbas registro de esta transición, que debió durar menos de un millón de años. Justo después, hace 4 millones de años, las costas mediterráneas están ya recuperadas, no las devastemos de nuevo.

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MUSEO MUNICIPAL DE ARQUEOLOGÍA DE MONTORO

CÓRDOBA: Pza. de Sta. María del Castillo, s/n 957 16 00 89

Eras Geológicas: Desde 500 m.a a 10 m.a

Registro fósil: Plantas y animales marinos Clasificación: Interés:

La oficina de turismo de Montoro tiene buena documentación de la oferta natural y cultural de las sierras y pueblos de esta zona. Montoro tiene 4 Museos: el del aceite, el de la Semana Santa, el Arqueológico y Paleontológico y el Museo dedicado al pintor M. Luna. Montoro está en un lugar estratégico para

los amantes de la arqueología, no sólo por sus yacimientos, sino por la proximidad a el Parque arqueológico de Cerrillo Blanco en Porcuna en Jaén, donde se conservan restos íberos con una serie de conjuntos escultóricos excepcionales del siglo V a. C. El Museo Arqueológico de Montoro depende de la oficina de turismo. Su horario es de Lunes a Sábado de 10 a 13 horas y los festivos de 11 a 13. Es imprescindible acudir a la oficina pues tienen horario de invierno y verano, y porque desde esta se abre el edificio. El Museo es sencillo, y en parte se trata de una colección para uso didáctico. La exposición se encuentra en la Iglesia de Santa María de la Mota, una antigua mezquita. En la nave de esta extraña iglesia, los fósiles se exponen junto con vitrinas dedicadas a la arqueología y etnología local.

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Montoro es un municipio que se encuentra en la zona olivarera, muy próximo a Córdoba y a Jaén. Situado al margen de la gran vía que conecta Andalucía con Castilla, nadie podría adivinar cómo es Montoro hasta que no entra en él. Lo domina un gran meandro del río Guadalquivir que divide el paisaje en dos zonas: la sierra, que comenzaría en el propio Montoro, y la campiña. Sin embargo, lo que más llama la atención son sus edificios de piedra roja, porque estamos ante un pueblo andaluz que no se encala. Esa piedra, conocida por el nombre de “molinaza”, tiene cantería en la localidad y es un material de arenas rojizas del Trías. El Museo Municipal de Montoro es un centro pequePuerta de entrada al Museo Municipal de Montoro.

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ño, montado especialmente para escolares, pero que guarda una muestra significativa de los fósiles de Andalucía. Inaugurado en 1995, también es museo arqueológico, y su riqueza en este campo se puede inferir fácilmente si se conocen sus ricas tradiciones, el cultivo del aceite, todo lo romano que se manifiesta en su Semana Santa o su arquitectura de espléndidas casas solariegas del XVIII.

El Museo Municipal de Arqueología y Paleontología está emplazado en un edificio singular recuperado con este fin. Ubicado en la nave de una antigua Iglesia, la de Santa María de la Mota, se mezcla en las vitrinas de su exposición el cruce de civilizaciones de Montoro, e incluso en la propia construcción de la Iglesia, donde sobre una antigua mezquita se levanta una ermita románica. La fama de los yacimientos con fósiles que circundan Montoro es conocida de antiguo. Cuando visitéis el Museo pensad que los fósiles expuestos deben de ser una muestra muy parecida a la que en 1780 envió López de Cárdenas, un cura de Montoro, al Real Gabinete de Historia Natural (hoy Museo Nacional de

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Ciencias Naturales). López de Cárdenas fue contratado por el rey como recolector de fósiles. Cárdenas había catalogado más de 200 fósiles que había reunido en canteras y escombreras de minas, en simas y cavernas, los cuales llamaron la atención del propio director del Real Gabinete, Francisco Dávila, quién lo recomendó para el cargo. Cárdenas reclamó una persona de ayuda que estuviera dispuesta a viajar por lugares difíciles y se quejaba de no encontrar por los alrededores ningún sujeto aficionado a la historia natural. ¡Lástima que el tiempo no se pliegue! Ahora, seguramente Cárdenas habría tenido compañía, pues el museo se fundó a partir de la colección particular de un docente aficionado a los fósiles, que ha compartido su pasión con sus alumnos. Cuando Cárdenas hizo un catálogo de lo que había encontrado en su búsqueda de "petrificaciones", citaba fósiles Paleozóicos, Mesozóicos y Cenozóicos.

Cuando llegamos a Andalucía desde la meseta castellana, cruzamos por la sierra de Despeñaperros. Muchos habréis notado que la sierra está formada por pizarras de colores oscuros, grises, o de tonos rojizos. Estos sedimentos fueron en su origen, hace unos 500 millones de años, arena de playa: las playas de una extensa plataforma de aguas cálidas y poco profundas. Uno de los paisajes geológicos más antiguos de la Península es Sierra Morena, lugar donde se localiza Despeñaperros. Esta sierra es muy rica en fósiles del Paleozoico Inferior, que proceden de animales que habitaron los mares interiores que rodeaban los, por entonces, desolados continentes. Continentes que hace 500 millones de años carecían de vegetación y de animales terrestres. En el Museo de Montoro tendréis una primera aproximación a estos fósiles, y hallaréis algunos de los protagonistas que habitaron en los arrecifes de esos mares, como arqueociatos y braquiópodos, o flotando en la columna de agua como sucedía con los graptolitos. Ya más cerca del municipio de Montoro, a espaldas del pueblo se encuentra la Sierra de Cerdeña y

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Montoro. Estos paisajes son geológicamente más jóvenes que Despeñaperros, pues aunque sus rocas son también paleozoicas, pertenecen al Carbonífero. También aquellos yacimientos están representados Reconstrucción de los árboles más abundantes que existieron durante el Carbonífero hace unos 300 millones de años.

en el museo. Siendo el Carbonífero un momento interesante de la historia del planeta, pues comienza justo después de la colonización terrestre de plantas y animales; de hecho, el Museo de Montoro dedica una vitrina a los ejemplares de restos de plantas recogidos en las minas de Puertollano en Ciudad Real y de Peñarroya-Pueblonuevo, en la propia provincia de Córdoba (ver también Jardín Botánico de Córdoba). Son éstos fósiles las estrellas del museo. La cuenca minera cordobesa se denomina del Alto Guadiato, cuya industria abarcaba la explotación de carbón y la fundición de plomo a partir de los metales de Sierra Morena. La localidad de PeñarroyaPueblonuevo queda como ejemplo del patrimonio minero e industrial de la zona, pues se pueden conocer los carbones y la minería local en el Museo Geológico Municipal con que cuenta. El carbón del Alto Guadiato tenía la particularidad de ser "coque". El coque es un carbón de hulla denso, que fue muy apreciado.

Lo más característico de los niveles mesozoicos de este museo son los ammonites, o como los llamó Cárdenas, cuernos de Ammonites. En las vitrinas

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dedicadas al Mesozóico se expone una extensa colección de estos cefalópodos que habitaron los mares jurásicos y cretácicos de la región bética. A la vista de los fósiles, se podría decir que durante muchos millones de años Montoro estuvo sumergido, pues los últimos vestigios del Montoro marítimo corresponde al Mioceno. Hace 10 millones de años el litoral que bañaba Montoro estuvo colonizado por grandes tiburones de tipo "carcharodon" (uno de los

Restos fósiles más habituales encontrados en los depósitos litorales del Mioceno (hace unos 10 millones de años): ostra gigante, erizo Clypeaster y diente de tiburón.

tiburones de mayor tamaño que se conocen), erizos de tipo clipeaster y ostras gigantes son los ejemplares más comunes de esta fauna del litoral miocénico. De todo ello se tiene memoria en Montoro.

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MUSEO DE PALEOBOTÁNICA DE CÓRDOBA

CÓRDOBA: Jardín Botánico de Córdoba, Avda. de Linneo s/n 957 20 00 77

Eras Geológicas: Desde 345 m.a. Registro fósil:Vegetales Clasificación: Interés:

Situado en el Jardín Botánico de Córdoba, el Museo de Paleobotánica ocupa un antiguo molino de agua de origen árabe. El Jardín Botánico es relativamente reciente pero tiene una buena oferta en sus espacios y museos. El jardín se encuentra pegado al casco antiguo de la ciudad, en la rivera del Guadalquivir. El horario

de invierno es de 10.00 a 14.30 y de 16.00 a 18.00. Durante el verano el horario de tarde se modifica de 20.00 a 22.00. Abierto de martes a domingo (incluído festivos). Cerrado domingo tarde y lunes todo el día. Existen talleres y documentación dedicada a la didáctica de la botánica y paleobotánica capaces de acoger a escolares.

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El Museo de Paleobotánica de Córdoba se encuentra dentro del Jardín Botánico, al que nos referiremos en primer lugar, por ser un espacio que cuenta con otros alicientes. El Jardín Botánico ocupa uno de los mejores sitios de la ciudad: a la vera del río Guadalquivir y al margen de la muralla que encierra el legado de la Córdoba musulmana y judía. El Jardín está gestionado por el Ayuntamiento y por la Universidad de Córdoba. Esta alianza comenzó durante el siglo XVII pero las tensiones políticas de la época impidieron se materializasen. Un grupo de universitarios retomó la idea en 1983, y en los 7000 m2 del Jardín podemos hallar un arboretum, una rosaleda, una escuela, el jardín tacto-olfativo y mucho más. En el edificio que se levanta a la entrada del jardín, aparte de conservar y mostrar la diversidad vegetal, se imparten varios talleres y se desarrollan labores didácticas.

Antiguo molino de agua llamado Molino de la Alegría, edificio que conserva elementos medievales y renacentistas, donde se encuentra el Museo de Paleobotánica dentro del Jardín Botánico.

También forman parte de este complejo los museos Etnobotánico y de Paleobotánica. El primero está dedicado a la utilización de las plantas por la humanidad, y en sus tres salas se nos muestra los diferentes modos en que el ser humano se ha relacionado con el mundo vegetal. El Museo de Paleobotánica, por su parte, está emplazado en un bello molino de agua medieval y renacentista: el Molino de la Alegría. Este molino fue usado para el grano en época árabe y más tarde se reconvirtió en batán (un molino para tratar los paños). Luego, ya durante el siglo XX, fue estación hidroeléctrica de una empresa de electricidad. Abierto a finales del año 2001, el Museo de Paleobotánica alberga la colección cedida por el especialista paleobotánico Roberto Wagner. El fondo consta de 150.000 ejemplares procedentes de los mejores yaci-

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mientos españoles, así como de otras partes del mundo, Podréis ver fósiles de plantas del Devónico-Carbonífero (360 millones de años del presente) hasta el cuaternario. Distribuido en dos plantas, los aspectos más chocantes de los fósiles de origen vegetal son los diferentes tipos de fosilización que éstos han podido tener. Por eso, una de las primeras vitrinas con Lugar donde se catalogan los ejemplares fósiles de plantas.

que os toparéis tiene que ver con ello. Pretende esta muestra que descartéis aquello que tantas veces habíais confundido con una planta y resulta ser un pseudofósil, o que comprendáis porqué hay restos vegetales que se conservan como una impresión o porqué existen como restos carbonosos de brillante color negro. Impresión de una hoja procedente del yacimiento de la Cerdanya en Cataluña.

La primera de las salas se dedica a la aparición de las

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Fósiles de origen vegetal y su conservación. Casi siempre equivocamos como planta a uno de los pseudofósiles más comunes, las dendritas inorgánicas de óxido de manganeso, que cristalizan en planos que se apilan y dan el aspecto de hojas de un helecho (ver, además, el Museo del departamento de Geología de la Universidad de Valencia en el volúmen 4). Los restos fósiles de plantas se conservan de modo muy diverso. Las plantas son los restos orgánicos imprescindibles para formar el carbón. En este caso, los restos vegetales se carbonizan, pierden todo el agua enriqueciéndose en carbono. Otras plantas fosilizan como meras impresiones, que a veces pueden preservar algo de materia orgánica. En la fotografía veis la impresión de una hoja de un árbol pariente de los laureles, exenta de materia orgánica.

Reconstrucción de la licofita Omphalophoios, según Roberto Wagner en "La huella del pasado. Fósiles de Castilla- La Mancha".

plantas durante el Devónico y el Carbonífero. De esta última época destaca el yacimiento de Puertollano, que R. Wagner precisamente ha llamado la "Pompeya paleobotánica" (ver información en el Museo de la Diputación de Ciudad Real en el volúmen 1). El registro paleobotánico de este yacimiento es excelente y la alegoría hecha a Pompeya resume el estallido de un volcán que "congeló" el bosque, dejando enterrado en cenizas, todo los árboles de varias decenas de metros de altura. Ello ha permitido reconstruir con fidelidad el aspecto que tendrían los árboles, en especial una licofita arbórea denominada Omphalophloios. Debido a la implicación de este centro con el estudio de los fósiles de Puertollano, la sala descrita es la más relevante de su exposición.

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Tronco de conífera del Pérmico expuesto en el Jardín Botánico

La siguiente sala muestra los fósiles del Pérmico, Mesozoico, Terciario y Cuaternario. Inmediatamente La reconstrucción de una catástrofe de hace unos 300 millones de años. Gracias a los depósitos de lava y ceniza volcánica, casi al igual que en Pompeya, podemos tener una imagen completa de lo que sucedió hace 299 millones de años.. Actualmente sobre un corte en el terreno existe una franja que señala el momento en que se produjo la catástrofe, por debajo de esta línea podemos encontrar los depósitos de los restos de vegetación que se acumularon antes de que la catástrofe sucediera. Las licofitas, como las Omphalophloios, son propias de ambientes palustres anegados de agua. Antes de la destrucción del bosque, su madera era fuente para la creación de extensas turberas que constituyen, en la actualidad, las minas de carbón de Puertollano. En las turberas se encuentran restos de troncos, ramas con hojas, pequeñas hojas aisladas, etc. Con el primer estallido del volcán, la onda expansiva fragmentó los extremos superiores de los árboles, que son los que primero cayeron. Muchos de los restos partidos tienen forma de “plumeros”, y los especialistas coinciden en que se trata de los órganos reproductores de Omphalophloios, la planta más abundante en estos bosques. Uno de los fósiles que ha conservado fidedignamente estos órganos reproductores se puede visitar en el Museo de Arqueología y Paleontología de Montoro, muy cerquita de Córdoba. La última fase coincide cuando la erupción cobró fuerza. Los depósitos de este momento se caracterizan por troncos que cayeron encima de los restos de hojas, y otros quedaron en pie in situ, cubiertos y sujetos por las cenizas volcánicas.

percibiréis que el tipo de vegetación ha cambiado respecto de lo que visteis del Carbonífero. A partir del Triásico, los licopodios fueron sustituidos por co-

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níferas, por las cícadas y los helechos con semillas (llamados pteridospermas). Comienza, así, el dominio de las plantas productoras de semillas. Muchas de las coníferas que dominaron durante el Mesozoico siguen persistiendo en la actualidad, pero han pasado a un segundo plano, pues a partir del terciario las plantas con flor, o angiospermas se establecieron como elementos dominantes en la flora. Las evidencias fósiles indican que podemos llevar el origen de los grandes árboles que vemos en la actualidad a unos 30 millones de años atrás. Una de las revoluciones botánicas en la Tierra fue la evolución de las gramíneas que aparecieron hace ya 24 millones de años (por conocer el origen de las causantes de nuestras alergias). Las grandes praderas de gramíneas que nos son tan familiares hoy en día, crecieron durante el Mioceno y su expansión se ha relacionado con la diversificación de los grandes mamíferos herbívoros. Evolución de las plantas vasculares, con tejidos conductores de los fluidos vegetales. La anchura de las áreas dibujadas a lo largo del tiempo geológico corresponde al momento de mayor diversidad del grupo. 1. Paleozoico, 2. Mesozoico, 3. Cenozoico y la actualidad. En la evolución de estas plantas se puede diferenciar tres grandes fases. Primero

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el dominio de las plantas productoras de esporas (en color verde). Las esporas son células implicadas en la reproducción del vegetal. Durante el Paleozoico, grupos como las atrofitas, helechos y licofitas adquirieron su máxima diversidad. Estas plantas coexistieron en ambientes pantanosos. El segundo dominio corresponde al de las plantas productoras de semillas. Estas comenzaron a dominar el mundo terrestre del Mesozoico. Los helechos con semillas (pteridospermas), cicadales y coniferales son algunos de los grupos más representativos de esta Era. La semilla es una estructura reproductora compleja, que porta el embrión de la futura planta y que permitió la conquista de nuevos medios al independizarse de los ambientes con agua. El dominio de las plantas en el Cenozoico corresponde a las angiospermas (plantas con flor). Desde su aparición durante el Mesozoico se han ido convirtiendo en los elementos dominantes de los paisajes terrestres.

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MUSEO MUNICIPAL DE ARQUEOLOGÍA SANTIESTEBAN DEL PUERTO

JAÉN: Ayuntamiento de Santiesteban del Puerto 953 40 41 11

Eras Geológicas: 250 m.a Registro fósil: Huellas Clasificación: Interés:

Santiesteban se encuentra enclavada en un cerro desde donde se divisa el bello paisaje que produce el monocultivo de la oliva. En las proximidades se encuentran los municipios de Úbeda y de Baeza de gran riqueza arquitectónica, y poética pues Machado fue profesor en estas tierras. Baeza al igual que Úbeda se carac-

teriza por sus edificios públicos y civiles del renacimiento andaluz del siglo XVI. Las huellas se encuentran a pie de carretera que une la comarca de El Condado, en un lugar conocido como Erillas Blancas. Aunque no son muy numerosas, su valor radica en su rareza pues se desconoce el animal que las produjo, tal vez un dinosaurio. Se ha propuesto que el lugar sea declarado Monumento Natural, y protegiendo el yacimiento se ha construido un pabellón cerrado muy peculiar. Para hacer atractivo el paraje, un panel y una escultura del hipotético animal ilustra al transeunte el significado de estos restos.

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Uno de los atractivos de todo viaje es encontrar súbitamente una sorpresa, sobre todo si es grata. Pues esto es lo que sucede con las huellas de Santiesteban, en Jaén. Además de que la zona es, desde el punto de vista del paisaje, de una serena sobriedad, dominada por el ordenado monocultivo de la aceituna, uno se encuentra con unos sedimentos y un registro fósil poco comunes en España.

Desde la ruta que conecta Úbeda con Santiesteban nos vamos adentrando en los dominios del Triásico (nada menos que 230 millones de años de la actualidad). En aquel tiempo, Andalucía era una gran llanura costera, de clima árido, con numerosos ríos poco profundos que la cruzaban y en la que proliferaron lagunas y charcas. Varios afloramientos de este periodo se han conservado, y hoy constituyen unos terrenos arcillosos y de areniscas, muy compactados y de un rojo intenso, como el escarpe sobre el cual se asienta Santiesteban del Puerto; o bien, como las arcillas irisadas, veteadas por calizas y yesos, que pueden apreciarse entre Granada y Jaén.

Huellas de Santiesteban.

Las huellas que se exponen en Santiesteban se produjeron en una de estas zonas encharcadas, próxima al cauce de un río, o a uno de sus canales. Las huellas son profundas y dejan una marca de tres dedos, dos externos más largos y uno central más corto. Puesto que nadie ha sabido ver en estas huellas el

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Montaje donde se compara la forma de una huella de dinosaurio ornitópodo del yacimiento de La Rioja (en primer término) con las huellas de Santiesteban.

rastro de cuatro patas, se cree que estos animales debieron andar a dos patas (bípedos como nosotros o los dinosaurios). Las huellas han sido protegidas, el rastro es corto y el número de huellas no supera las 25, de modo que no se trata de un gran yacimiento, comparable a la Rioja. Alguien con cierto sentido crítico podría preguntarse qué tienen estas huellas de especial; pues bien, digamos que son un verdadero enigma. Al borde de la carretera, a modo de reclamo, hay una reconstrucción en metal de una especie de dinosaurio, pero en

Las huellas son profundas y dejan una marca de tres dedos, dos externos más largos y uno central más corto. La imagen es un montaje fotográfico que muestra el pie reconstruido del "dinosaurio de Santiesteban" y sus huellas. En el pie y en la huella se han señalado los dedos II, III y IV, de modo que el dedo I (pulgar) y V (meñique) habrían desaparecido a lo largo del proceso evolutivo.

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realidad no está claro que hayan sido dinosaurios los que dejaron estas huellas. Es verdad que si el animal caminaba a dos patas y tenía tres dedos, esa combinación de rasgos es propia de un dinosaurio, pero estaríamos ante una especie totalmente desconocida, pues, por un lado, todos los fósiles que se conocen tienen el dedo del centro más largo que los laterales.

Por otro lado, los dinosaurios del Triásico suelen ser animales de talla muy reducida, y estas huellas son francamente grandes, ya que alcanzan los 30 centímetros. Quienes las han estudiado estiman que, de tratarse de un dinosaurio, la altura de la pata debía de ser de un metro y 40 centímetros de longitud, dato que contrasta con las evidencias que tenemos, pues se ha concluido que los dinosaurios de la época tenían una altura entre 30 y 80 cm, salvo los Prosaurópodos, cuyos esqueletos han sido encontrados completos en el Triásico de Alemania y alcanzan a medir unos dos metros de altura.

Si construyéramos el eslogan "Jaén deja huella" y decidiéramos promoverlo, no mentiríamos, pues corresponde fielmente a la paleontología de la región. En los Triásicos jienenses se han hallado otra serie de huellas que han servido para hacernos una idea de la fauna de grandes animales que habitaron las tierras emergidas de la península. Estas huellas pueden verse en el Museo de la Ciencia de Granada, en la sección dedicada a las ciencias de la Tierra. El rastro es corto, pero las señales de las huellas dejadas por pies y manos son muy claras. Es el caso de la huella de Cambil, también conocida como huella de Chiroterium.

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Estas otras huellas, típicas del Triásico andaluz, pertenecen a cuadrúpedos, y se han asociado a un grupo de animales marchadores que mantenían sus extremidades erguidas. Es decir, tendrían la postura y tamaño de un león actual.

No hay que pensar que los grandes cuadrúpedos antiguos caminaban lentamente y eran torpes de movimientos. Aunque en la actualidad la idea de reptil la asociemos a un pequeño animal, de cuerpo aplanado y extremidades despatarradas, no sucede lo mismo con los reptiles que vivieron hace unos millones de años. Por el contrario, en la evolución de los reptiles, y concretamente de estos reptiles parientes lejanos de los cocodrilos, su locomoción era ligera, y su impronta ha quedado por muchos sedimentos triásicos no sólo de España sino también de Europa. Estos animales se conocen con el nombre de Rauisúquidos. Los reptiles del Triásico, rauisúquidos. En el pie se reconocen cinco dedos, el quinto más retrasado, y se han conservado las marcas de sus uñas. Las huellas de la mano son de tamaño más reducido.

Huella del pie de un reptil del Triásico atribuida a Chiroterium. I al V son dedos. La huella está en relieve porque se trata de un molde.

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MUSEO MUNICIPAL DE GIBRALTAR

GIBRALTAR: Bomb House Lane (+ 350) 200 74289

Eras Geológicas: Desde 30 mil años

Registro fósil: Neandertales, flora y fauna Clasificación: Interés:

Gibraltar es un mosaico arquitectónico, de personajes y de culturas, el propio edificio del museo lo demuestra. El Museo de Gibraltar repasa la prehistoria con los más relevantes hallazgos de los "últimos neandertales de Europa" y, deja connotar la relevancia estratégica del sitio desde lo militar. Es un lugar interesante y curioso. El museo se sitúa muy próximo a la calla principal de Gibraltar (Main Street), el edificio actual es histórico.

Abre de lunes a viernes de 10 a 18 y los sábados de 10 a 14. Podéis ver un vídeo muy bueno (aunque sin traducir al castellano) sobre la historia de Gibraltar. La oferta del Peñón es amplia y está bastante bien organizada, merece la pena recorrerla, desde el punto de vista de la museística son interesantes los túneles del gran asedio, en la parte alta del Peñón. Conviene recopilar información sobre su oferta (Información 45000), si no habéis venido con vehículo podréis subir a la parte alta en grupos organizados desde los hoteles. Existe también la posibilidad de ver delfines o hacer submarinismo.

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Este es uno de los museos de devoción para los seguidores de la evolución de los humanos. De muchas y notables peculiaridades, el Museo de Gibraltar nos ofrece, para empezar, la oportunidad de comparar dos estilos museísticos bien contrastados, pues tiene un sabor muy británico en la manera de exponer sus hallazgos, pero, en cambio, está enclavado en un edificio lleno de la historia de España. Es un museo extenso, con tres niveles, y aunque algunas de sus partes expositivas son y algo parcas, os encontraréis con agradables sorpresas, tanto los adultos como los pequeños.

Entrada al museo.

El edificio tiene espacios exteriores muy acogedores y ha integrado los restos arqueológicos de las distintas ocupaciones y otros sucesos que ha ido sufriendo la Roca: baños almohades, fragmentos de una conducción de agua del siglo XVII, una pequeña excavación donde se pueden seguir los acontecimientos vividos durante el asedio a la Roca en el siglo XVIII por los españoles, las cenizas de un gran incendio y los restos de los oficiales caídos durante el mismo.

El Museo es un reflejo a pequeña escala de Gibraltar, donde la falta de espacio lleva a la reocupación siglo tras siglo. Una grandiosa maqueta de la Roca, construida en el XIX, y una colección fotográfica de los cambios recientes vividos en Gibraltar os harán reflexionar acerca de cómo se abasteció la roca de agua, o cómo consiguió ser una fortaleza aislada entre el mar y España. Si tenéis oportunidad de recorrer la oferta turística de Gibraltar, tened presente esto, pues comprenderéis el esfuerzo humano y científico desarrollado con tal fin.

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Por hacer un poco de historia, os diré que en 1876, dos geólogos británicos visitaron Gibraltar para establecer el modo de obtener agua potable, y en esta ocasión se perforó la montaña. Más tarde, en 1903 se construyó, en una de las pendientes de la costa este, un tremendo terraplén de hormigón para recoger el agua y canalizarla. Si alguno duda de la envergadura de estas obras, que visite el interior de la roca y compruebe, en un paseo, el espesor de los túneles del Gran Asedio (1779-1783), que han sido utilizados hasta la II Guerra Mundial. A lo largo del recorrido, se recrea con maniquíes, con bombas, cañones y hasta con la dieta de un soldado, la historia bélica de Gibraltar.

Montaje expositivo mostrando los cráneos más famosos de neandertales descubiertos en Gibraltar y otras localidades de Europa.

Volviendo al Museo, sus estrellas, paleobiológicamente hablando, son los restos de neandertales encontrados en las cuevas de Forbes y de "La Torre del Diablo". La visión de los dos cráneos en una sala obscura y vacía de la planta inferior recuerda a las esculturas del legendario Egipto. Un equipo interdisciplinar formado por investigadores británicos y españoles se encarga en estos momentos de su estudio y de las excavaciones, aunque los primeros hallazgos datan de 1848. El teniente Edmunt Flint, de la sociedad científica de Gibraltar, halló uno de los cráneos en la cantera de Forbes y se le dio el nombre de Homo calpicus. El otro ejemplar expuesto es de un niño de cuatro años de edad que fue encontrado en la “Torre del Diablo", hacia 1926.

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Homo calpicus.

Representación de una familia neandertal, hace 30.000 años.

Cuando fue descubierto, el Homo calpicus fue interpretado como una variante humana extraña. No hubo mayor repercusión porque, a pesar de que era lo que hoy entendemos por un neandertal, el primer neandertal se nombró a partir de los restos descubiertos en 1857, en el valle Neander, de Alemania, y de ahí su nombre. Así, el descubrimiento de Gibraltar pasó desapercibido, quedando olvidado durante 16 años sin que se le concediera la importancia que merecía, pues en realidad, como os digo, fue el primer neandertal descubierto. Tal vez deberíamos preguntarnos por qué el Homo calpicus no fue famoso en su época.

Si ponemos en orden estas y otras fechas, podremos imaginar la convulsión que hubo en el mundo científico tras el hallazgo, en 1857, del primer neandertal en Alemania, previo al trabajo científico sobre El origen de las especies, de Charles Darwin, que se publicó en 1859. Con Darwin, el origen del hombre desde sus parientes los simios dejaba un espacio abierto a la existencia de especies intermedias o "eslabones" entre éstos y aquél. Se ponía en tela de juicio la creencia de que el hombre era una especie única, aislada del resto del mundo animal. El hallazgo de los neandertales se produjo justo antes del debate darwinista y su existencia generaba una tremenda confusión: ¿cómo podían existir otros humanos, tan parecidos a nosotros y, sin embargo, "diferentes"?

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En las primeras descripciones, los neandertales eran calificados de verdaderas anomalías, de "raza de bárbaros". Algún investigador quiso ver en el fósil alemán de Neander a un individuo celta de complexión robusta, mientras que otros creyeron ver a un invasor cosaco. En todo caso, los neandertales no se reconocen como un grupo biológico pariente de los humanos modernos hasta 1900, aunque aún hoy estos parientes tan próximos siguen generando preguntas en el ámbito científico, como por ejemplo si nosotros tenemos algo de ellos en nuestros genes (para este particular, ver Atapuerca en el volumen 2). Cráneo de Neandertal. En esta imagen, que corresponde al anuncio del Congreso Científico de Paleoantropología que tuvo lugar en Gibraltar en agosto de 2001, se pueden muy bien apreciar las diferencias entre el cráneo de un neandertal y el de un humano moderno. Las flechas señalan los rasgos más peculiares del cráneo: el saliente arco de la órbita (1), las anchas fosas nasales (2), el largo maxilar (3) y la frente huidiza (4).

Comparación entre el cráneo de un humano moderno (a la derecha) y un neandertal.

Aunque por el momento la sala que contiene los restos paleontológicos de los animales que habitaron la zona durante el Pleistoceno no es muy acogedora, no se os puede pasar por alto su contenido. Los fósiles expuestos reflejan los cambios climáticos que sufrió el sur de la península durante el Pleistoceno Superior (hace entre 60.000 y 25.000 años). Los especialistas consideran que la fauna de grandes mamíferos que hubo durante esa época era bastante semejante a la actual (cabras, osos, toros, cerdos, ciervos, zorros, gatos silvestres), pero que desaparecieron algunas especies, como las hienas manchadas, el leopardo y el exótico rinoceronte de rostro estrecho (Stephanorhinus), e incluso pingüinos. Un gran número de pequeños huesecillos de aves, palomas, cuervos, búhos, águilas, halcones y

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ocas han permitido reconstruir los ambientes boscosos y de sabana del entorno. La vegetación dominante no era tampoco muy distinta de la actual: pinos, olivos y lentiscos, principalmente.

Craneo del Hombre de Neanderthal, encontrado 8 años antes del que se encontró en el Valle de Neander, cerca de Dusseldorf.

Las poblaciones de neandertales del sur de la península habitaron en grupos distribuidos en un paisaje abierto y ocupaban las abundantes cuevas que existen en la provincia de Cádiz, en torno a Gibraltar. Los especialistas coinciden en que la alimentación de estos humanos era diversa, pues consumían plantas, mariscos, tortugas, pájaros y grandes y pequeños mamíferos. Al parecer, los cambios climáticos –hacia un régimen más frío– y los cambios en la vegetación –que comenzó a ser más árida– fueron los factores que desestabilizaron a estas poblaciones. Uno puede ilustrarse acerca de la vida de nuestros parientes neandertales en las salas del piso inferior, pero también podéis disfrutar de una experiencia similar a la visita de los espacios donde se llevan a cabo las excavaciones paleontológicas, pues el museo ha hecho un bonito montaje a tamaño natural de las cuevas en las que se han descubierto los fósiles, con sus fisuras y sus estalactitas. Ahí podréis ver, maquetas de los pro-

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pios investigadores en plena faena y los fósiles dispuestos por antigüedad, desde 70.000 a 3.500 años (edad del bronce).

Los principales hallazgos se han realizado en las cuevas Gorham, Collins, Martin's, Mammoth y Vanguard. Los restos humanos en estas cuevas se disponen de modo análogo a grandes comunidades de vecinos que se suceden en el tiempo: vestigios de fogatas, huesos quemados del ave íbex, o de tortugas, acumulaciones de herramientas líticas del musteriense, en definitiva, un gran basurero de los primeros humanos (ver también la información sobre el Museo de Orce, de Granada, si queréis comparar el gran basurero que dejaron, en ese caso, las hienas).

El tercer piso nos lleva a la actualidad, a la zoología, la botánica y también, aunque menos, a la geología. No quisiera dejar de señalar que os encontráis en uno de los lugares geológicamente más estratégicos del sur de la península, y también uno de los más bellos. Intentando que os pongáis en situación brevemente, os diré que Gibraltar está formada por una masa rocosa de color gris pálido muy cristalina. Esta roca se forma a partir de unos sedimentos producidos en un fondo marino de poca profundidad (alrededor de 30 metros), en unos ambientes tropicales cálidos, hace unos 180 millones de años. En un paseo por la parte alta de Gibraltar, en torno a la cueva St. Michael y el Cueva de castillo árabe, podríais encontrar algunos fósiles, es-

St. Michael.

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pecialmente de depósitos de algas dispuestas en láminas (estromatolitos), o bien en concentraciones esféricas (oncolitos) (ver Museo de la Facultad de Geología en Valencia, volumen 4).

¿Por qué se levanta esta peña en medio de las costas gaditanas? Una de las interpretaciones acerca de su geología sugiere que tanto este margen de la Cordillera Bética como el equivalente en el Rif marroquí tuvieron una historia geológica común: el pilar de Hércules y el de Gebel Musa en la parte marroquí son dos muestras evidentes de ello. Este arco montañoso que del lado español integra a la costa atlántica de Cádiz se formó hacia el Mioceno (hace de 25 a 20 millones de años), debido a la colisión entre los dos continentes, África y Europa. El impacto produjo un domo central (hacia el estrecho) con levantamiento de la corteza terrestre. El colapso de este domo hizo que las masas levantadas se deslizaran, unas hacia las costas de Cádiz, las otras hacia Marruecos. De modo que la roca sobre la que estáis ha viajado tal vez unos 100 km. Pero aún falta lo mejor: los que habéis viajado con esta guía sabréis que el final del Mioceno es un momento clave para la historia del Mar Mediterráneo (ver Aula Museo de Sorbas, en Almería). El estrecho quedó desecado en este período denominado mesiniensse, pues los movimientos de masas de tierras cerraron la cuenca marina de Alborán, formándose una serie de lagos y cuencas de agua salobre hace unos 5.5 millones de años. Cuando el Atlántico rompió esta dinámica, al comienzo del Plioceno (a unos tres millones de años de la actualidad), se empieza a rellenar el Mediterráneo desecado con una cascada de agua marina en comparación con la cual las cataratas del Niágara serían un pequeño rápido. A pesar de ser esta una interpretación casi cinematográfica de grandes efectos especiales, los geólogos no están del todo convencidos de su veracidad. En ciencia siempre hay que explorar todas las posibles soluciones, pero seguro que ahora miraréis la Roca con respeto.

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MAPA GEOLÓGICO DE

MURCIA

Escala 1:5.000.000

LEYENDA CUATERNARIO NEÓGENO PALEÓGENO JURÁSICO-CRETÁCICO PÉRMICO-TRIÁSICO CARBONÍFERO CÁMBRICO-DEVÓNICO PROTEROZOICO ROCAS VOLCÁNICAS NEÓGENO-CUATERNARIO COMPLEJO BASAL DEL VULCANISMO CANARIO CRETÁCICO-PLIOCENO ROCAS PLUTÓNICAS HERCÍNICAS

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MUSEOS DE

MURCIA Museo de la Asociación Cultural Paleontológica Murciana. Museo Municipal “Jerónimo Molina” de Ciencias de la Naturaleza y Etnografía de Jumilla.

La Comunidad de Murcia se encuentra en su totalidad enclavada dentro del dominio de la Cordillera Bética, que como se explica en la geología dedicada a Andalucía es una cadena montañosa levantada durante la orogenia Alpina como resultado del choque de las placas africana y europea. Encontramos en Murcia representación tanto de las Zonas Externas de la cordillera como de las Zonas Internas. Las Zonas Externas están compuestas por rocas mesozoicas y terciarias y se dividen en dos dominios geológicos distintos, el Prebético y el Subbético, siendo el Prebético el dominio más externo y septentrional de las mismas, que en Murcia lo encontramos desarrollado al

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norte de la comunidad y especialmente bien representado en la zona del altiplano de Jumilla-Yecla. El Prebético murciano está compuesto por rocas triásicas similares las que componen el Triásico de la Cordillera Ibérica (ver Castilla-La Mancha volumen 1); por calizas, dolomías y margas jurásicas formadas en plataformas marinas carbonatadas; por grandes extensiones de afloramientos cretácicos compuestos tanto por rocas siliciclásticas, como areniscas y arcillas, como por calizas, dolomías y margas, todas ellas formados en ambientes costeros y de plataformas marinas someras; y por rocas de edad Paleógeno y Mioceno siliciclásticas y carbonáticas formadas en una gran diversidad de ambientes marinos y continentales.

El Subbético, que se sitúa inmediatamente al sur del dominio Prebético y adosado a este. El Subbético está formado por sucesiones de rocas de la misma edad, litología y origen ambiental muy similares al del Prebético, aunque las rocas sedimentarias jurásicas y cretácicas de esta zona se formaron en ambientes marinos oceánicos mucho más profundos.

En el Jurásico Superior y en el Cretácico Inferior de ambos dominios de las Zonas Externas se han encontrado importantes yacimientos de ammonites, como los de la Sierra de Peña Rubia, en los alrededores de Cehegín y los de la Sierra del Lugar en Fortuna. Ejemplares de estos yacimientos se encuentran en el Museo Arqueológico de Cehegín y se pueden visitar en el Museo de la Asociación Cultural Paleontológica Murciana en la localidad próxima a la capital de Los Garres. En el Subbético murciano, concretamente en la localidad de Caravaca de la Cruz, se encuentra también un punto de gran singularidad geológica conocido internacionalmente y que no podemos dejar de mencionar, se trata del llamado límite K/T o límite Cretácico-Terciario. El límite entre el Cretácico y el Terciario datado en 65 millones de años de antigüedad corresponde con uno de los eventos de extinciones masivas más importantes de los que han ocurrido a lo largo de la historia de la Tierra. Se trata del evento que acabó con los dinosaurios, y con otros

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muchos grupos biológicos que habitaron tanto océanos como continentes durante el Mesozoico. Entre otras causas se piensa que esta catástrofe estuvo relacionada con el impacto de cuerpos meteoríticos contra la Tierra. Estos eventos quedan registrados en los sedimentos por un enriquecimiento en ciertos elementos químicos que tienen un origen extraterrestre como por ejemplo el Iridio. Caravaca es una de las localidades del mundo en la que se puede encontrar esta capa en sedimentos formados en ambientes pelágicos o ambientes oceánicos profundos.

Las rocas metamórficas de las Zonas Internas de las Béticas (ver Andalucía en este mismo volumen) afloran en Murcia a lo largo de la Sierra de Espuña y en una banda que corre paralela a la costa desde el límite con la provincia de Murcia hasta el Cabo de Palos.

Tras el levantamiento de la Cordillera Bética y dentro de la misma se produjeron dos fenómenos interesantes. Por un lado durante el Mioceno Superior tuvo lugar un episodio de vulcanismo que ha dejado un extenso registro de rocas volcánicas y que se encuentra especialmente bien representado en el Cabo de Gata en Almería, pero que también se reconoce a lo largo de la costa Murciana hasta llegar al mar Menor. A este vulcanismo neógeno se encuentran ligados importantes yacimientos de minerales metálicos en torno a los que durante mucho tiempo ha desarrollado su actividad uno de los distritos mineros españoles más importantes hasta décadas recientes, el de Cartagena y la Unión del que se han obtenidos grandes cantidades de estaño, plomo, zinc e incluso plata. Además y también a partir del Mioceno Superior, se generaron dentro de la cordillera numerosas zonas deprimidas que se conocen como las “Cuencas Interiores” y que se rellenaron de sedimentos de origen tanto marino como continental de edades comprendidas entre el Mioceno Superior y el cuaternario. Las cuencas de Lorca, Murcia Carrascoy, Águilas, Fortuna, Mula, Terragoya y Campo de Cartagena son ejemplos de algunas de ellas.

En estas zonas encontramos gran variedad en la litología y ambientes sedimentarios: depósitos de carbonatos y

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limos formados en lagos, conglomerados y areniscas fluviales o de playas y deltas, calizas formadas en arrecifes o sales producto de la sedimentación durante la crisis Messiniense (ver Andalucía), entre otras ilustran esta variedad.

Muchas de estas cuencas tienen interesantes yacimientos en los que se encuentran fósiles procedentes de los diversos ambientes descritos: floras y faunas continentales y excepcionalmente bien conservadas entre las láminas de sedimentos lacustres profundos, formados por acumulación de diatomitas, y fósiles marinos variados como tiburones. Muchos de los fósiles procedentes de estas cuencas se exponen en la sede de la Asociación Cultural Paleontológica Murciana en Los Garres. Mención aparte merece, por su singularidad, el yacimiento del Mioceno Superior de huellas o icnitas producidas por caballos primitivos, pecorinos salvajes y mastodontes al caminar sobre el sedimento depositado alrededor de una zona lacustre, que se encuentra en las proximidades de la localidad de Jumilla, que cuenta con un Museo de Arqueología en el que se conservan fósiles de la zona.

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MUSEO DE LA ASOCIACIÓN CULTURAL PALEONTOLÓGICA MURCIANA

Hotel

CD

MURCIA: Centro de Enseñanza Secundaria Severo Ochoa de Los Garres. Camino de la Tiñosa, 50 968 82 29 80

Eras Geológicas: Desde 180 m.a

Registro fósil: Invertebrados marinos y vertebrados terrestres Clasificación: Interés:

Además de Los Garres, en otras localidades de Murcia hay centros con colecciones arqueológicas y fondos paleontológicos. Los Museos de Cehegin y Jumilla son ejemplo de ello. Murcia capital tiene un dilatado patrimonio histórico artístico, bien vale una visita al Museo Arqueológico. Recientemente dispone la comunidad del Museo de La Ciencia y El Agua. La asociación cultural Paleontológica muestra una colección creada por ini-

ciativa de aficionados de la paleontología y donde también participan profesionales. Las visitas programadas para escolares son los martes y miércoles en horarios lectivos del Instituto de Bachillerato y para el público en general los sábados de 15 a 20,30. Los Garres están a pocos Km de Murcia capital en dirección sudeste. El Museo minero de la Unión Plaza San Asensio Saez s/n, La Unión (Murcia) es otro de los lugares a visitar. Verificar si los museos que vais a visitar están abiertos, pues la red de museos está en remodelación.

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Vista general del museo.

Plano con la distribución del museo.

Esta iniciativa propulsada por una asociación cultural y ubicada en un centro de enseñanza es una de las pocas ofertas que se pueden visitar en la Comunidad de Murcia dedicada en exclusiva a los fósiles. No obstan-

te, y quizá por el esfuerzo e interés del colectivo, así como por la especial ubicación de la sede del museo, en torno a él se ha desarrollado una documentación cuidada con el fin de divulgar el conocimiento que tenemos acerca de los fósiles. El centro alberga una de las muestras más representativas de la paleontología de la región, que es especialmente rica en los periodos Jurásico y Cretácico de la Era Mesozoica, y en el Mioceno y Plioceno de la Era Cenozoica.

Los fósiles del Jurásico y del Cretácico

La región de Murcia es una área compleja desde el punto de vista de su geología, rica en minerales y fósiles. Los fósiles más antiguos que se han conservado son jurásicos, de hace unos 180 millones de

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años. Pertenecieron a los animales que habitaron los mares que bañaban el borde del macizo ibérico, cuando las costas se perfilaban donde hoy se halla Sierra Morena.

Vitrina del Jurásico.

Estos fósiles marinos pertenecen a una fauna para nosotros muy lejana. Los ammonites son sin duda los fósiles más excepcionales de los yacimientos jurásicos de Murcia. Además de su gran variedad, en el yacimiento de Fortuna se han descubierto unos 20 tipos diferentes, algunos de los cuales han conservado su concha original, y quizá por ello han sido brutalmente expoliados. La fauna fósil que se expone de esta época corresponde a un fondo marino alejado de la costa, aunque poco profundo, pues el fondo tenía relieves, pequeñas cuencas que ocasionalmente sobresaldrían por encima del nivel del mar.

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Los mares jurásicos y cretácicos de Murcia: El mar de Murcia se hallaba en el oeste del Mar de Tetis (actualmente el Mediterráneo), en la vía de paso hacia lo que más tarde sería el Atlántico, pues aún no se había abierto como mar y el sur de la Península aún no estaba emergido. La diversidad de los animales que habitaron estos mares estaba dominada por los cefalópodos, animales nadadores que flotaban en la columna de agua. Cefalópodo quiere decir que "tienen los pies colocados en la cabeza", como los calamares y los pulpos. Los cefalópodos jurásicos y cretácicos tenían esqueleto externo, tal como los belemnites y los ammonites. Los ammonites poseían conchas enrolladas y el animal vivía en el extremo de la cámara externa. Igual que un calamar, poseía ojos, pico y tentáculos, aunque podía esconder los tentáculos detrás de un par de plaquitas, denominadas Apticus, que sellaban la apertura de la concha. Las especies de ammonites se han sucedido cambiando sus rasgos a una tasa evolutiva acelerada, por eso se han descrito tantas, que corresponden a distintos periodos de tiempo. También por estos mares pasaban nadando hacia el oeste, hacia donde se encuentran hoy Cuba y Chile, grandes reptiles marinos como los ictiosaurios y los cocodrilos, ambos adaptados a un modo de vida exclusivamente acuático. En el fondo vivían algas, erizos, conchas como las almejas y caracolas, y nadado en la columna de estos cálidos mares estaban los primeros teleósteos o peces modernos. Los teleósteos más antiguos que se conocen son los aspidorrínquidos y los leptolépidos. Peces, estos últimos, muy veloces, con colas totalmente simétricas. Estos peces del Jurásico son los parientes más remotos de los peces que veréis en el Museo procedentes de los yacimientos de Lorca y Hellín.

Comparación entre los fondos marinos del Jurásico y del Mioceno. El registro fósil de la Comunidad de Murcia es muy rico en ambos casos. Los mares jurásicos estuvieron dominados por organismos nadadores pertenecientes a los moluscos cefalópodos (ammonites, nautiloideos y belemnites).

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Los fósiles del Mioceno

Muchos de los fósiles marinos que aquí se exponen proceden de los animales que vivieron en deltas o arrecifes del Terciario. El Mioceno es, concretamente, uno de los mejores periodos representados en la región de Murcia, de modo que el Museo le dedica

Vitrina del Mioceno.

Hueso de Cetáceo.

varias vitrinas. Hay varios itinerarios geológicos por los famosos yacimientos donde se han conservado magníficos ejemplares del erizo Clypeaster (ver Museo de Elche en el volumen 4), pero estos trayectos han sido expoliados para la extracción de fósiles,

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destrozando el patrimonio geológico, paisajístico e incluso biológico de la zona.

La vida en los ambientes marinos se acumula preferentemente en los espacios de transición, donde las condiciones ambientales fluctúan menos. Muchos de los yacimientos murcianos son reflejo de medios de transición como los abanicos deltaicos, los arrecifes o los espacios abiertos encharcados entre la línea de costa y zonas pantanosas. Estas últimas son plataformas ricas en diversidad animal, que suelen ser frecuentes en zonas tropicales y subtropicales. Sobre estas plataformas crecieron durante el Mioceno muchos de los organismos ahora fósiles: los grandes Peces teleósteos y diatomeas. La roca que engloba a estos peces es de origen orgánico, lo que significa que su origen son los esqueletos, en este caso, de las diatomeas, algas de una sola célula envueltas en un caparazón que suele tener orificios y que es de sílice. La forma y composición del alga es lo que confiere a la roca sus características de ligereza y porosidad. Los peces son pequeños teleósteos. Estos peces tan frecuentes en nuestros mares tienen unas 20.000 especies, y radiaron hacia el Cretácico superior. El éxito de esta radiación, según algunos autores, se debió a la manera en que modificaron su aparato mandibular. Las bocas de los peces son únicas, pues sus mandíbulas se articulan de modo que son capaces de proyectar la boca hacia delante y formar un tubo. Este mecanismo constituye un eficaz sistema de succión al abrir la boca, que atrae los alimentos hacia el tubo.

Yacimiento Mioceno con abundantes restos de peces óseos. La matriz de color blanco está formada por diatomeas, se conoce esta roca de origen orgánico como diatomita. En la parte superior, fotografía al microscopio electrónico de una diatomea. El ejemplar de la fotografía corresponde al yacimiento de Hellín cuyos restos se exponen en el Museo Geominero de Madrid.

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erizos ya mencionados, ostras de gran tamaño, pectínidos y otras conchas bivalvas, caracoles, algas calcáreas, cangrejos, etc. Periodo Terciario, Parascutella tarraconensis, Mioceno, Lorca.

Caparazón de una tortuga terrestre gigante, procedentes del yacimiento del Puerto de la Cadena, del período Mioceno, con una antigüedad estimada en 7 millones de años.

Próximos a Murcia y hacia el sur, se han descubierto yacimientos del Terciario con vertebrados, que son la atracción principal del Museo. La edad es equivalente a la de muchos afloramientos en Murcia, Mioceno-Plioceno, y los fósiles se depositaron en un ambiente de transición entre marino y continental. De modo que en los niveles que caracterizan este lapso de tiempo se produce una alternancia entre depósitos marinos, con fósiles de ostras y conchas pectínidos, y depósitos donde aparecen los vertebrados. Entre éstos, se han encontrado fragmentos de jirafas y de ciervos, así como el esqueleto del caparazón de una tortuga Testudo terrestre, que se expone en el Museo.

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Hotel Hotel

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MUSEO MUNICIPAL “JERÓNIMO MOLINA” DE CIENCIAS DE LA NATURALEZA Y ETNOGRAFÍA DE JUMILLA

MURCIA: Plaza de la Constitución 3, Jumilla 968 78 07 40

Eras Geológicas: Entre 161 y 5,5 m.a

Registro fósil: Invertebrados y vertebrados Clasificación: Interés:

MUSEO MUNICIPAL “JERÓNIMO MOLINA” DE CIENCIAS DE LA NATURALEZA Y ETNOGRAFÍA DE JUMILLA

El museo está dedicado al estudioso de la historia de Jumilla, Jerónimo Molina García (1911-1992), maestro, arqueólogo y etnógrafo jumillano y gran defensor de la cultura. La colección de etnografía, entomología, geología y paleontología se encuentra ubicada en un palacete del siglo XIX. El museo constituye una magnífica introducción a la geología y paleontología de la zona, como paso previo a conocer los ricos yacimientos paleontológicos, como los de la Hoya de la

Sima o la Sierra de las Cabras, de fácil acceso, señalizados en la carretera y con paneles informativos. En ellos se pueden ver in situ huellas y rastros de una gran variedad de mamíferos. El museo abre los martes a sábados de 10 a 14 h y de 17 a 20 h en invierno (domingos y festivos de 10 a 14 h; lunes cerrado), y en verano el horario de apertura por las tardes es de 18 a 21h.

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El Museo está ubicado en un palacete del siglo XIX y dedicado a un maestro y naturalista estudioso de la historia de Jumilla. Aunque se creó en 1956, el emplazamiento presente es de 1969, mientras que su estructuración actual data de Noviembre de 2007. Consta de cuatro plantas: La planta sótano está dedicada a sala de exposiciones temporales y conferencias. La planta baja, principal, está dedicada a la Geología regional, Mineralogía y, en especial, a la Paleontología (invertebrados y vertebrados) de los yacimientos del Municipio. Las otras dos corresponden a la Etnografía local y a Vista de la sala una notable colección de mariposas y coleópteros exde fósiles puestos en dioramas. El museo ha apostado por inteinvertebrados. grar la gran geodiversidad de la zona de Jumilla en particular, y en general de la comarca del Altiplano murciano de modo que se convierte en la antesala de una oferta que se amplía con la visita a los ricos yacimientos paleontológicos de esta área. La sinergia entre investigadores y el Municipio proporciona una oferta particularmente atractiva si estáis interesados en conocer cómo es la geología, cómo se formaron los yacimientos, cómo se sucedió el paisaje y cómo fueron las faunas que habitaron la región. La documentación geológica y el entusiasmo del profesor de Estratigrafía de la UCM Lorenzo Vilas y de su equipo de investigación, así como el buen hacer de un importante colectivo local encabezado por su actual director Cayetano Herrero, hace que este museo sea un punto de interés para los amantes de la naturaleza.

Fachada principal del Museo de Jumilla.

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Ejemplo de invertebrados expuestos en vitrina: Equinodermos y Rudistas.

En la planta dedicada a la geología y paleontología, el visitante reconocerá que las Sierras que le circundan están formadas principalmente por materiales de edad cretácica y terciaria. Así pues, la mayoría de los fósiles de invertebrados son cretácicos, con lo que una gran parte de la colección de este museo que se expone en las vitrinas son corales (solitarios y coloniales), ammonites, rudistas (con el holotipo de varias especies y un género) sin Huella de oso.

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Huella de Hipparion.

Reconstucción del paleoambiente de la zona de Jumilla en el Mioceno superior. Las huellas del équido Hipparion son las primeras que se conocen en España. Dibujo de Mauricio Antón.

olvidar que durante el Cretácico se desarrollaron potentes plataformas marinas carbonáticas en esta región, cuya mejor representación está en la Sierra del Carche. La sala de los yacimientos de vertebrados (el 60% de la planta), incluye restos que abarcan un lapso de tiempo entre el Mioceno superior (Messiniense) y Plioceno vinculando los fósiles expuestos con sus correspondientes yacimien-

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Reconstrucción de algunos de los animales cuyas huellas están en la Hoya de la Sima. (Mauricio Antón).

Rastro de una manada de Hipparion en el yacimiento de La Hoya de la Sima.

tos; en este caso se trata de huellas y rastros de una gran variedad de mamíferos (camellos, osos, tigres, antílopes, équidos hiparion, rinocerontes, entre otros). Las ilustraciones con murales y dibujos de Mauricio Antón ayudan al visitante a transponerse en el tiempo hace unos 5,5 millones de años. La mayor parte de las huellas expuestas fueron

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Rastro de Paracamelus únicas hasta el momento sobre yesos.

extraídas en las canteras de yesos que estuvieron en funcionamiento en el siglo XIX y parte del XX. Así pues, esta zona es rica en yacimientos de huellas y gracias a la puesta en valor de su patrimonio geológico y paleontológico se está consiguiendo la protección de estos rastros, algunos de ellos espectaculares. Uno de los famosos “rastreadores de huellas fósiles”, Félix Pérez Lorente, ha identificado 191 huellas de camellos que correspondía a un grupo compuesto entre 10 y 15 individuos, que se han determinado como nuevo género y especie: Paracamelichnum jumillensis. Y, os aseguro que no es muy frecuente encontrar huellas de camellos, rinocerontes, o de un oso de hace aproximadamente 5,5 millones de años. Un paseo por los yacimientos de la Hoya de la Sima y Sierra de las Cabras, de fácil acceso, señalizados en la carretera y con paneles informativos, permitirá al visitante también rastrear el pasado.

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MAPA GEOLÓGICO DE

BALEARES

LEYENDA CUATERNARIO NEÓGENO PALEÓGENO JURÁSICO-CRETÁCICO PÉRMICO-TRIÁSICO CARBONÍFERO CÁMBRICO-DEVÓNICO PROTEROZOICO ROCAS VOLCÁNICAS NEÓGENO-CUATERNARIO COMPLEJO BASAL DEL VULCANISMO CANARIO CRETÁCICO-PLIOCENO ROCAS PLUTÓNICAS HERCÍNICAS

Escala 1:5.000.000

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MUSEOS DE

BALEARES Museo Balear de Ciencias Naturales.

Las Islas Baleares son enclaves actualmente emergidos del “Promontorio Balear” que fue una prolongación de las Cordilleras Béticas (véase Andalucía y Murcia, en este volumen). Este promontorio se eleva sobre el fondo del Mediterráneo occidental y las islas se encuentran en dos plataformas poco profundas que contiene a las islas de Ibiza y Formentera (en zona occidental) y a las islas de Mallorca, Menorca y Cabrera (en la región oriental). En las Islas Baleares se diferencian las tres grandes unidades: Paleozoico, Mesozoico y Cenozoico. El Paleozoico se caracteriza por los material metamórficos que afloran exclusivamente en Menorca. Los materiales más antiguos que se conocen corresponden al Devónico al que se le superpone los procedentes de una plataforma somera del Carbonífero (hace unos 300 millones de años). Este Paleozoico aflora de modo espectacular en el faro de Faváritx y Es Murtar en Menorca. El Mesozoico que aflora en las Baleares corresponde al Triásico, que se caracteriza por facies de areniscas silíceas rojas fluviales,

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calizas y dolomías de plataformas marinas y margas rojas con yesos. El Jurásico Inferior y Cretácico Inferior comprende facies de plataforma marina somera y corresponden a los importantes relieves constituidos por potentes calizas y dolomías que se pueden apreciar por ejemplo en los paisajes de Mallorca. Estos depósitos Mesozoicos corresponden a la Cordillera Bética (véase en la guía Andalucía). El Jurásico y Cretácico están caracterizados por la presencia de fósiles marinos, en especial ammonites y braquiópodos que se exponen en el Museo Balear de Ciencias Naturales de Mallorca. Durante la Orogenia Alpina, que comenzó al final del Cretácico, se fue cerrando progresivamente el Tethys, convirtiéndose en pequeños mares residuales. Para entonces las Islas Baleares formaban una pequeña península que se unía al continente por Almería y Murcia. La emersión completa del área se produjo durante el Paleógeno inferior y se relaciona con el movimiento que tuvo la placa Africana respecto a la europea. Durante el Oligoceno en el área mediterránea se inició un proceso de adelgazamiento de la corteza terrestre, formándose lo que se denominan las cuencas marginales. El adelgazamiento de la corteza comenzó en la zona actualmente ocupada por la cuenca Provenzal, que se extendió de forma paulatina hacia el Sur y que culminó durante el Mioceno con la abertura del surco de Valencia o cuenca catalano-balear. Por otra parte, en el Sur de la Península el desmembramiento de una parte del orógeno bético-rifeño provocó la formación de la cuenca de Alborán (véase Andalucía). Los materiales correspondientes al Paleógeno inferior (Paleoceno y Eoceno inferior) no han sido reconocidos en las Baleares, de modo que el Cenozoico se conoce a partir de los depósitos litorales del Eoceno medio y superior. Los sedimentos cenozoicos se pueden ordenar en tres subunidades. Una primera correspondería con una fase continental, pues durante el Eoceno superior y Oligoceno se implantan dominios lacustres bien representados en Mallorca, con importantes depósitos de carbón que evolucionan a lagos con una sedimentación

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predominantemente carbonatada. Estos depósitos son ricos en fósiles, desde gasterópodos, plantas, hasta mamíferos. De esta época son las minas de lignito que se explotaron en la isla de Mallorca, como las que se encuentran en Selva, Binissalem, o Sineu. La segunda subunidad se caracteriza por una importante transgresión (subida del nivel del mar) que sucede al comienzo del Mioceno, de modo que se establecen depósitos lacustres litorales que evolucionan a ambientes marinos litorales y de plataforma. La tercera subunidad abarca el intervalo Mioceno-Plioceno. Durante el final el Mioceno tiene lugar una transgresión que se asocia a depósitos litorales y de plataforma con la formación de un complejo sistema arrecifal que se estableció hacia el final del Mioceno (Tortoniense), cuyos depósitos se pueden apreciar entre otros lugares de la isla de Mallorca en Llucmajor-Campos. Una gran abundancia de fósiles procedentes de las diferentes zonas del arrecife como foraminíferos, bivalvos, estromatolitos y por supuesto corales se pueden ver en el Museo de Ciencias Naturales de Baleares. Tras esta fase transgresiva se sucede una regresión que coincide con la llamada crisis messiniense donde se forman importantes depósitos evaporíticos (de yesos) y estromatolíticos (véase también Sorbas en Andalucía). Durante el comienzo del Plioceno se produce una nueva transgresión y se depositan sedimentos carbonatados y así como por depósitos de playas y dunas muy ricos en bivalvos y gasterópodos. El Pleistoceno en las islas Baleares está caracterizado por depósitos marinos litorales que registran las fluctuaciones del nivel del mar relacionadas con las diferentes glaciaciones, y por el relleno en áreas bien delimitadas en una serie de cuencas que se mantienen activas hasta la actualidad.

Los fósiles más representativos de las Islas Baleares se encuentran en el Museo Balear de las Ciencias Naturales de Mallorca. Además de este Museo, existen importantes colecciones en otras instituciones cuyo acceso está restringido como el Museo de la Naturaleza de las Islas Baleares que pertenece al Centro de la

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Sociedad de Historia Natural de las Baleares, así como el centro de investigación IMEDEA (Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados) donde se desarrollan los estudios sobre la Paleontología balear. La historia geológica y paleontológica de las Islas Baleares es excepcional, especialmente a partir del momento en que estas masas de tierra se encontraban ya aisladas del resto de la Península. Los fósiles del Pleistoceno han recibido particular atención por que revelan una fauna y una flora única y denotan procesos evolutivos relacionados con la insularidad. Para una mejor comprensión de la peculiar historia geológica de las islas conviene localizar enclaves naturales donde podamos entrar en contacto con su geología, paleontología y su actual biodiversidad. Existe una buena oferta de Parques Naturales y Centros de naturaleza como el Parque Natural de s’Albufera, Parque Natural de Mondragó en Mallorca, Ecomuseu de Cap de Cavalleria en Fornells, Menorca, o el Parque Nacional Marítimo Terrestre del Archipiélago de Cabrera.

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MUSEO BALEAR DE CIENCIAS NATURALES

MALLORCA: Carretera Palma-Soller, km. 30 971 63 40 64

Eras Geológicas: Desde 240 m.a

Registro fósil: Invertebrados marinos y fauna insular Clasificación: Interés:

Este Museo cuenta con una colección bien documentada de los fósiles procedentes de las diversas Islas, en especial de Mallorca y Menorca. Se trata de un centro que abrió al público en 1992 y que actualmente realiza una labor activa en la formación y divulgación de las ciencias naturales en Baleares. En este centro también se investiga en diversas áreas de la Historia Natural. El Museo cuenta con exposiciones permanentes sobre la Historia de la

Ciencias Naturales en las Islas Baleares, mostrando las colecciones de los naturalistas oriundos de las islas desde la Ilustración hasta nuestros días. El Museo conserva colecciones históricas relevantes y dispone además de las exposiciones permanentes de espacios dedicados a exposiciones temporales y talleres. Su horario es de 10 a 18 en día laborables y de 10 a 14 los festivos, cierra los lunes. El Museo dispone de visitas guiadas que incluyen también el Jardín Botánico y edita material didáctico adaptado a diversos niveles educativos.

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El recorrido de la exposición permanente de Paleontología comienza por un repaso general sobre el modo en que los fósiles pueden preservarse, para pasar a los tiempos geológicos y comenzar el recorrido de cómo ha sido la evolución de la flora la fauna en las Islas Baleares desde el Paleozoico hasta la actualidad. De modo que a lo largo de las vitrinas uno aprende a reconocer cuales han sido los cambios más notables que ha tenido la geología y el registro fósil de las islas. Como el visitante podrá observar, los fósiles más antiguos del Paleozoico proceden de Menorca, es en esta isla donde se encuentran los mejores afloramientos de este periodo. En cambio, a lo largo del recorrido la mayor parte de los ejemplares corresponden a la isla de Mallorca. El legado que dejaron Guillem Colom y Joan Bauzá, ambos oriundos de Mallorca, está integrado en la exposición y en las colecciones albergadas en Soller. Ambos trabajaA lo largo del recorrido de la exposición encontramos fósiles de invertetebrados que habitaron las plataformas marinas del Tríasico, Jurásico y Cretácico Inferior.

ron sobre los foraminíferos baleares cuyo registro se extiende desde el Eoceno superior, donde se puede apreciar ejemplares de numulites procedentes de la Cabrera, al Mioceno. Los fósiles Miocenos son los más diversos y abundantes, pues es el lapso de tiempo junto con el Plioceno mejor representado en el conjunto de las islas. Joan Bauzá es conocido por ser uno de los pioneros en el estudio de los peces fósiles en la Península. Los visitantes reconocerán que algunas de las vitrinas del museo están dedicadas a los peces, sobre todo a la ictiofauna del Mioceno supe-

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Características y zonas del sistema arrecifal del Mioceno de Mallorca (según Pomar y colaboradores, 1983 en X Congreso Nacional de Sedimentología). En la figura se representa un conjunto de organismos actuales

que pueden formar parte del talud de un arrecife: 1, alga rodofícea ramificada; 2, rodofito o alga calcárea; 3, coral solitario; 4, colonia de briofitos; 6, ostréido; 7, pectínido; 7, colonia de coral ramificado; coral Hallimeda; 9, espárido (sargo); 10, lábrido (pez loro). En el talud fosilizado de Mallorca se han encontrado asociados fósiles equivalentes a los aquí representados mostrando la riqueza en biodiversidad que tuvieron estos arrecifes de hace unos 8 millones de años.

rior. Debido a que durante el Mioceno se sucedieron diversas fases transgresivas, en este periodo se pueden encontrar numerosos fósiles que habitaron los litorales, lagunas salobres, y plataformas marinas. No olvidemos que uno de los sistemas arrecifales más completos de la Península Ibérica, donde se reconocen las diferentes partes de un arrecife (talud, frente y el lagoon externo e interno), se ha descrito para el Mioceno superior de Mallorca. De modo que no es raro que encontremos una gran diversidad de

peces asociados como lábridos, rayas, espáridos, peces loro, además de los tan temidos tiburones.

Convertirse en insular

Sin lugar a duda lo más relevante al visitar este Museo es intentar comprender cómo la historia natural de las Islas se ha modelado desde el Oligoceno hasta la actualidad. Esto nos va a permitir conocer cómo se aislaron y evolucionaron las plantas y animales que vemos hoy en día. Para tener una idea de la dimensión de este aislamiento, se conocen unas 230 especies endémicas (plantas y animales) en las islas. Hay que recordar que la emersión completa de las islas se produjo durante el Paleógeno inferior y se relaciona con el movimiento que tuvo la placa Africana respecto a la europea. De modo, que podríamos decir que el comienzo de la singular historia de las baleares se

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produjo durante el Oligoceno. Los depósitos lacustres del Oligoceno muestran una rica fauna y flora. Durante el Oligoceno se implantan dominios lacustres bien representados en Mallorca, ricos en gasterópodos, plantas, e incluso mamíferos. En cambio, la fauna de mamíferos encontrada pone de manifiesto que debió existir aún una comunicación entre las tierras emergidas y los continentes africano y europeo, así pues el aislamiento debió suceder posteriormente durante el Mioceno. Así pues, aunque la máxima antigüedad de la fauna endémica de estas islas se estima (al menos para algunos grupos de mamíferos) de edad Messiniense (muy al final del Mioceno). Con el cierre del estrecho de Gibraltar el nivel del mar descendió drásticamente (este periodo se conoce como la crisis del messiniense) y el Mediterráneo se convirtió en una serie de lagos salados. Este momento es crítico pues se supone que la desecación del mediterráneo, hace unos 5 millones de años, favoreció nuevas colonizaciones de fauna procedente del continente o de las islas más próximas como Cerdeña. Las islas se sellan durante el Plioceno conservando así parte de su peculiar fauna y flora hasta nuestros días. En cambio, algo nuevo sucedió durante el Pleistoceno, pues junto con las glaciaciones se produjo la llegada del hombre. De esta manera la historia de las islas nos permite también adentrarnos en el mundo de las extinciones más recientes del planeta, las del Cuaternario, y con ello en el debate si estas se produjeron por cambio climático o por la presencia de los humanos. Uno de los ejemplos emblemáticos de esto último es la historia de Myotragus cuyos restos podrán verse también en el Museo de Sabadell (vol. 4, Cataluña). Myotragus balearicus, es un caprino que se incluye dentro de la familia de los bóvidos y que agrupa a una serie de géneros y especies como cabras, íbices, gorales etc, y que habitó en las islas Baleares hasta tiempos históricos. El origen de los caprinos se remonta al Mioceno entre 18 y

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15 millones de años y aparecieron en tierras Eurasiáticas. Este grupo se desarrolla en ambientes alpinos, en regiones montañosas de Europa y de Asia. Myotragus balearicus es una forma exclusiva (endémica) del Este de las Islas Baleares, donde el género durante más de 5 millones de años evolucionó aislado. Este animal constituye un ejemplo excepcional en términos evolutivos desde muchos puntos de vista. Por ejemplo, dada su relativamente reciente extinción (posiblemente entre 3650 y 2125 años) los investigadores aún pueden extraer el ADN de sus restos para conocer cua-

Esqueleto y reconstrucción del aspecto que tendría en vida el caprino enano Myotragus balearicus.

les fueron las afinidades de parentesco de este especial caprino con el resto. Así se ha llegado a la conclusión de que Myotragus era un pariente cercano de las ovejas (Ovis) y del Budorcas. Sus especiales condiciones evolutivas determinaron que Myotragus fuese una caprino enano de 5 cm de alzada y entre 12 y 15 kilos de peso, cuyas modificaciones en la dentición indicarían que sería un animal ramoneador como lo son las ovejas. Sus ojos estaban dirigidos anteriormente y su cornamenta era muy corta. Su propio nombre hace mención a estas condiciones peculiares, pues se llama "cabra-rata de baleares". El enanismo provocado por la insularidad de Myotragus es para la biología evolutiva un tema apasionante, pues el

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enanismo se relaciona con la ausencia de depredadores carnívoros de modo que se supone que este herbívoro no tuvo presión selectiva para modificar su talla en relación con la de sus potenciales depredadores. La otra cuestión que resulta apasionante es su extinción y recientemente se ha demostrado que Myotragus fue uno de los primeros animales extinguidos por el ser humano. Se ha estimado que ambos grupos, humanos y la cabra balear, coexistieron por un periodo de tiempo estimado entre 970 y 1.000 años. Aún los investigadores no conocen con exactitud cómo intervino el ser humano en su extinción, si su extinción fue debida a la depredación, a la introducción de una enfermedad que generó la catástrofe, o a la destrucción del habitat natural de Myotragus y la llegada de nuevos competidores y depredadores asociados a la emigración humana. Si después de este resumen los lectores se sienten atraídos por esta cabra-rata pueden encontrar restos muy interesantes en el Museo de Paleontología de Sabadell en Cataluña (vol. 4), y en el Museo de la Ciutadella de Menorca, en donde se exponen los restos más notables de Myotragus procedentes de la Cueva C-2 de Punta Nati.

Junto con este especial caprino otros representantes de la fauna cuaternaria extinguidos posiblemente por la llegada del hombre a las islas fueron un roedor estrechamente emparentado con los lirones actuales y una musaraña pariente de la “rata

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arranyera” de Menorca y el “rat grill” de Ibiza. Lo que parece es que la llegada del hombre no sólo tuvo un efecto destructor sino que homogeneizó las características naturales del conjunto de islas, de modo que antes de su llegada había más diferencias entre las islas en flora y fauna. Otro de los cambios notables que aconteció tras la llegada del hombre fue la drástica reducción del Boj balear, así como la extinción de los lagartos en Mallorca debida a la introducción de mustélidos. Las especies endémicas de Baleares son en la actualidad más abundantes en los habitats más marginales (líneas de costas y cimas montañosas), algunas de ellas, como el sapillo A lytes muletensis, estaban

ampliamente distribuidas en Mallorca. No puedo cerrar sin el comentario de que el urbanismo desestructurado y salvaje está favoreciendo la pérdida en diversidad y con ello empujando al hombre a la soledad aburrida del cemento.

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AGRADECIMIENTOS:

No puedo mencionar una a una a las personas que me han dedicado su tiempo para poder llevar a término la realización de esta guía, porque han sido muchas. Directores y directoras de museos, de aulas de interpretación o de los parques culturales de toda España, a todas mi agradecimiento. A mis compañeros de profesión, que gentilmente me han procurado información sobre sus estudios, sin ellos esta guía jamás hubiese prosperado. A Nieves López que puso su entusiasmo y afecto revisándola y a Isabel Rábano que confió desde el primer momento en el proyecto. Con este libro cierra una etapa en la divulgación del Patrimonio Geológico y Paleontológico para dar paso a una nueva generación más activa y preparada de profesionales. No quiero dejar de agradecer al estudio de diseño Equipo Franja por su dedicación y cuidado en la elaboración de la serie. Finalmente, también quiero agradecer a los compañeros de la Unidad de Paleontología de la Universidad Autónoma de Madrid por su ayuda, y como no, a mis estudiantes que tuvieron que compartirme con mi obligada dedicación a esta serie. El marco de esta serie forma parte de los objetivos de divulgación del patrimonio paleontológico desarrollados en el proyecto subvencionado CGL-2009-11838.

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