RSE y Corrupcion

July 22, 2017 | Autor: Alberto Domina | Categoría: Responsabilidad Social Empresarial, Etica
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Descripción

COMBATIENDO LA CORRUPCIÓN: ÉTICA Y CULTURA

Décimo Principio Del Pacto Global de Naciones Unidas: Las Empresas deben trabajar contra la corrupción en todas sus formas, incluyendo la extorsión y el soborno

Trabajo Práctico Final: Monografía

II Cátedra Pacto Global Responsabilidad Social Empresaria Universidad Nacional de Rosario – 2009 Preparado por: Cont. Alberto C. Dómina Noviembre 2009

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Prefacio Este trabajo tiene por finalidad tanto mostrar la relación entre corrupción y ética, y entre corrupción y la cultura poblacional, como poner en evidencia que la mejor forma de combatir la corrupción es alentando el desarrollo de valores éticos, eliminando la desigualdad y disminuyendo la pobreza. Índice Introducción Ética, Economía y Negocios Ética de la Empresa, no sólo responsabilidad social Significado de la corrupción Ética y Corrupción en las organizaciones La corrupción en la Administración Pública Importancia de los Aspectos Culturales en la Corrupción - La distancia al poder y el individualismo en el comportamiento ético Dimensiones de la cultura Diferencias culturales y nivel de honestidad de los países Diferencias Culturales y Comportamiento Ético La Corrupción en el Mundo Corrupción: Situación en América Latina Conclusión Bibliografía Anexo

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Introducción Ante tantos cambios que nuestras sociedades han enfrentado en las últimas décadas, como los logros científicos y tecnológicos, así como los cambios sociales, los económicos y los culturales, parece ser que han quedado marginados ciertos aspectos fundamentales e indispensables para el desarrollo individual y social, como la ética, la responsabilidad social y el desarrollo sustentable. La marginación de estos aspectos fundamentales, han fomentado altos niveles de corrupción que es una de las mayores causas de la pobreza. Ética, Economía y Negocios En sus comienzos los estudios económicos formaban parte de la filosofía moral. Aristóteles consideró las cuestiones económicas en su “ética nicomaquea” y en la “politica” como formando parte de los estudios mas amplios de índole ética y política. Asimismo, Adam Smith, considerado como el “padre de la economía”, siendo profesor de filosofía moral, mantuvo a la economía como formando parte de un esquema mayor de filosofía moral. En su obra “la teoría de los sentimientos morales”discute una amplia gama de valores o virtudes, como la prudencia, la vigilancia, la circunspección, la templanza, la constancia, la firmeza y la justicia, algunos de los cuales vuelve a plantear en su obra cumbre “la riqueza de las naciones”. Finalmente, la benevolencia aparece como la virtud de mayor nivel 1 . En realidad, este autor veía a la prudencia, entendida como la unión de las dos cualidades de razón y entendimiento por un lado con el autocontrol o ecuanimidad por el otro, como la virtud mas provechosa para el individuo y la que dominaba la mayor parte de las acciones del grupo social. Amartya Sen hace notar que Adam Smith sólo procuraba establecer como se llevaban a cabo las transacciones normales del mercado y como operaba la división del trabajo. De modo alguno pretendía sostener que el autocontrol (self-love), o siquiera el concepto ampliado de prudencia, habría de constituir el mejor fundamento de la sociedad. Por cierto, Adam Smith sostenía que no debía haber 1

Montuschi, Luisa: “Ética, economía y negocios. Consideraciones respecto de la responsabilidad social de las empresas” Documentos de Trabajo-Universidad del CEMA, 2003

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una motivación única en el comportamiento de los individuos. Su defensa del comportamiento basado en el interés propio siempre aparece en contextos muy específicos, tanto en lo atinente al problema bajo consideración como al período en que el mismo se presenta. Además, en otras partes de su obra Adam Smith presenta fuertes críticas morales al funcionamiento de la economía. Thomas Malthus, que fue el primer profesor de economía política de Inglaterra, siguió la línea de Smith y ubicaba a la economía como a una ciencia moral considerando que “las causas de la riqueza y pobreza de las naciones” eran el principal objetivo de los estudios económicos. A pesar de estas evidentes demostraciones de la importancia que Adam Smith y sus seguidores le asignaba a las cuestiones morales, con posterioridad se los han querido identificar con la posición que sostiene que la ciencia económica debe estar libre de valores y que la gente se comporta de modo egoísta de acuerdo con su interés propio, y en el presente, son pocos los economistas que aceptan abiertamente una posible vinculación entre ambas disciplinas Sin embargo la opinión pública esta reclamando en las encuestas y por todos los canales posibles comportamientos éticos en los líderes de todas las áreas, y que temas cruciales como el diseño de las políticas económicas y sociales y la asignación de recursos sean orientados con criterios éticos. Incluso el Papa Juan Pablo II ha señalado que la ética no sólo no es ajena a la economía sino que debería orientarla y regularla; el Papa exige un “código ético para la globalización”. Ética de la Empresa, no sólo responsabilidad social En los años setenta del pasado siglo XX surge en Estados Unidos lo que, al menos a primera vista, parece una nueva moda: la business ethics o ética de los negocios. Las razones de tal irrupción son los escándalos de corrupción en que incurren conocidas empresas que provocan en la ciudadanía una pérdida de confianza que se traduce en perjuicios para las empresas. Los empresarios norteamericanos comprueban de nuevo en la segunda mitad del siglo XX algo tan sabido por la economía como que la confianza vende, que la credibilidad vende, y que la calidad es la mejor propaganda; y que, por el contrario, la falta de calidad y de ética perjudica a la empresa. Las malas consecuencias en el negocio recuerdan al empresariado norteamericano que, para lograr beneficios, es preciso ir “mas allá de la cuenta de resultados”; que las bien probadas virtudes son rentables; que la conducta ética, en este mundo en que todas las empresas se parecen y todos los productos se asemejan, es un signo de distinción, una ventaja competitiva; y que los intangibles son indispensables inclusos para obtener beneficios tangibles. De esta manera, debe comprenderse que la ética empresarial abarca tres dimensiones 2 : 1)La forja del carácter: Las empresas se ven obligadas a forjarse un carácter y lo inteligente es adquirir predisposiciones excelentes para tomar decisiones prudentes y justas; para esto la empresa debe: a)Explicitar claramente los valores por los que la misma quiere orientarse; b) Crear los mecanismos necesarios para que las decisiones en los distintos niveles de la organización se ajusten a esos valores, creando un clima ético; c)Trabajar en ello en el medio y largo plazo, sabiendo que ese es el tiempo humano, no la inmediatez del presente; d) Pertrecharse de los instrumentos ya al alcance, como códigos éticos, auditorías éticas o comisiones de seguimiento; 2) Las metas de la empresa: La ética de la empresa debe ocuparse de las metas lo cual consiste no sólo en producir beneficio monetario, sino también en ayudar a crear una sociedad decente o, lo que es idéntico, una buena sociedad. Cualquier actividad social, como es el caso de la empresarial, recibe su legitimidad de producir bienes para la sociedad en la que se inscribe. Y el bien que la empresa pude proporcionar consiste en productos materiales, servicios, trabajo, participación en proyectos que mejoran la sociedad, redes sociales que acrecientan el capital social y la costumbre de actuar por valores morales, todo lo cual compone en las sociedades un valiosos capital ético. Así las cosas, la corrupción y los malos usos se hacen imposibles, de suerte que la empresa ética, la empresa auténtica, es un bien público; 3) El protagonismo de los afectados. La ética de la empresa tiene en cuenta una responsabilidad entendida como “responsividad”, en cuanto es necesario responder a las expectativas legítimas de aquellos afectados por su actividad. Esto se hace necesario por razones de prudencia y por razones de justicia, que son dos caras de la ética.

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Cortina, Adela: “Ética de la empresa, no sólo responsabilidad social”, Revista de Empresa Nº 11, 2005

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Significado de la corrupción A la corrupción en términos generales, en nuestra cultura occidental, Aristóteles la definió como un cambio que va de alguna cosa, al no ser, de ella; de aquí que la corrupción involucre descomposición, alteración, putrefacción, seducción, cohecho, soborno, como algo dado o prometido para inducir el algo con vistas a corromper el comportamiento de una persona, especialmente en su funcionamiento, para hacer algo ilegal o malo, algo tortuoso, sin escrúpulos, fraudulento, vicioso o abusivo, una mala costumbre 3 . La corrupción como acto, estado o proceso de corromper, de ser corrupto, conllevando el cambio del ser al no ser, forma parte, por tanto, de la consideración ética del bien y del mal, relacionándose con el involucramiento de la deshonestidad, como la falta de verdad, falta de confianza, sin integridad, torcido, sin base en carácter, depravado, pervertido, malévolo, decadente, pútrido, actuando por mercenarios motivos sin consideración de honor, derecho o justicia. Así, los errores de comisión, de omisión y los cambios que producen desviaciones entre lo deseado y lo que ocurre, pueden encontrarse entrelazados estrechamente con posibilidades de corrupción, de ahí la relevancia en indagar su posible causalidad. Sin embargo, la corrupción conlleva más profundamente: a) La comisión de una violación de deberes u obligaciones, los cuales pueden o no estar legalmente o reglamentariamente especificados; b) El interés de algún agente al cual la corrupción sirve o beneficia y por lo que los intereses de otros son afectados; y c) Que quien induce la corrupción y quien la lleva a cabo, son partes del mismo fenómeno. Es así, que debe ser considerado como algo posiblemente corrupto cualquier acto que obstruye el desarrollo individual, grupal, organizacional o social. En 2005, David Nussbaun, Director Ejecutivo de Transparencia Internacional dijo: “La corrupción no es un desastre natural: es el robo frío y calculado de las oportunidades de los hombres, mujeres y niños menos capaces de protegerse a sí mismos”. El Índice de percepción de la corrupción (IPC) define la corrupción en el sector público como el abuso de cargos públicos para beneficio privado. El Pacto Global incluyó el principio referido a la corrupción, la connivencia ilegal e inmoral entre políticos y empresarios a espaldas de los ciudadanos, que deberían ser los protagonistas de la vida pública. En el lanzamiento del Pacto, Kofi Annan pronunció: “Elijamos unir el poder de los mercados con la autoridad de los ideales universales. Elijamos reconciliar las fuerzas creativas de la empresa privada con las necesidades de los menos aventajados y las exigencias de las generaciones futuras”. Se trata, por tanto, de intentar poner al servicio de todos los seres humanos los inmensos beneficios de la globalización, cambiando la orientación actual, que dista mucho de caminar en ese sentido. A su vez, debe comprenderse que la corrupción no solo es pública. El caso de Siemens, y múltiples otros similares como, entre otros, la quiebra del principal banco privado dominicano hace algunos años, que absorbió recursos vitales para el país; el soborno comprobado realizado por ejecutivos de una transnacional líder en Argentina para vender masivamente informatización al principal banco público, han mostrado que la corrupción corporativa es parte importante del problema global. En los hechos, los esquemas de corrupción suelen entrelazar a ejecutivos públicos y privados. Soborno, coima, mordida, son algunas de las formas de denominar a la auténtica plaga de la sociedad actual. Quizás la principal herramienta para frenar su expansión es mejorar la transparencia de la gestión pública y privada, lo que implica el acceso del público a la información. La corrupción no sólo se concentra en las coimas que los ciudadanos pagan a funcionarios, ya que los costos mayores los paga la sociedad en las grandes operaciones de colusión económica, entre empresas y funcionarios, como los que se han dado, entre otros, en el mercado de armas y en otras formas de corrupción más silenciosas. Entre ellas, las connivencias entre el crimen organizado y miembros de la policía, la influencia sobre el sistema judicial, los crímenes medioambientales. Los costos económicos de la corrupción son altísimos, y los pagan finalmente los consumidores; destruye la confianza, elemento clave de la economía; socava el sistema de valores morales y crea nihilismo en los jóvenes.

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Estrada García, Ricardo, Monroy Alvarado Germán y Ramírez Alcántara, Hilda: “Ética-responsabilidad social-desarrollo sustentable en

las organizaciones” Administración y organizaciones, Universidad Autónoma Metropolitana, 2005

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El corrupto no sólo daña por lo que roba a la sociedad, sino por el mensaje que transmite: todo para mí, no me importan los demás, no tengo problemas de conciencia, lo único importante es enriquecerse. Una investigación de la Universidad de Harvard, identificó que la principal causal con la que estaba conectada la corrupción eran los niveles de desigualdad. Cuanto mayores son las asimetrías en una sociedad, élites reducidas tienen el control de grandes decisiones económicas, de los recursos, de la información, y las grandes mayorías tienen grados mínimos de información y de participación real. En esas condiciones hay, según los investigadores, “incentivos perversos” para las prácticas corruptas, porque los grupos de alto poder no tienen control y pueden actuar con impunidad. La corrupción, a su vez, aumenta la desigualdad; por ello, cuanto más equitativas las sociedades y mayor participación de las mayorías, en educación, salud, información e incidencia en las decisiones, mejor podrán vigilar, y protestar, y menor será la corrupción. Ética y Corrupción en las organizaciones Es imprescindible fomentar valores éticos dentro de la empresa, lo que permite que los integrantes de la misma actúen de forma honesta y transparente, evitando de esta manera la práctica de la corrupción. A tal fin, se deben preparar Códigos de Ética que sirvan para desarrollar el valor de denunciar lo corrupto y no aceptarlo con indiferencia. La penetración de los valores éticos en las organizaciones no debe entenderse como una labor de catequización, pues no se trata de ganar adeptos para una nueva religión, sino de divulgar los valores aceptados socialmente, con la intención de que se arraigue en la cultura organizacional. Se debe evitar que el código de ética se transforme en una declaración programática y sea una bandera reinvindicativa de los derechos de quien pretende imponerlo y, que se convierta en un mero ritualismo carente de contenido, aceptando las formas, pero ejerciendo costumbres que al margen del código ético puedan ser fuentes de corrupción. Un código de ética, no resuelve por sí solo la corrupción, pero junto con el control contable y jurídico, el control de gestión y el ejercicio de una política de personal sana, puede construir una herramienta eficaz para combatirla. La falta de conocimiento, real o fingido, sobre la importancia de la consideración ética en nuestro actuar cotidiano, por una parte, y las posibles repercusiones de actos y procesos de corrupción, por la otra, han propiciado que se llegue a ver la corrupción como algo natural, normal; se torna indispensable que se difunda el conocimiento del concepto de la ética y del actuar con la consideración ética de las consecuencias, lo que permitirá combatir la práctica de los actos y procesos de corrupción en todas sus posibles manifestaciones. La corrupción en la Administración Pública Patricio Orellana dice que: “la corrupción administrativa es un proceso perverso realizado por funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones, que consiste en apropiarse o desviar indebidamente recursos asignados directa o indirectamente a la atención de los usuarios y puede asumir, además, las formas veladas de la beneficencia deliberada o no deliberada y de actos conforme a las normas que implican el mismo efecto de desviar recursos de su destino legítimo” 4 . En este caso, es importante aclarar que las deficiencias a que se refiere son aquellas que implican incumplimiento de deberes u olvido de los principios fundamentales de la Administración. Aclara además que, desde esta perspectiva, el sujeto de la corrupción no es otro que el jefe, porque es el que tiene el poder, que en este caso es la facultad de desviar los recursos de un fin social a un fin individual. En este sentido, quien toma la decisión del acto corrupto es el que tiene el poder; el usuario puede ser un corrupto que ofrezca suculentas mordidas, pero la decisión siempre será del jefe. La causa fundamental de la corrupción administrativa, es la debilidad o ausencia de los valores éticos en los seres humanos. Sin embargo, existen otras causas que no son fáciles de encontrar, 4

Estrada García, Ricardo, Monroy Alvarado Germán y Ramírez Alcántara, Hilda: “Ética-responsabilidad social-desarrollo sustentable en las organizaciones” Administración y organizaciones, Universidad Autónoma Metropolitana, 2005

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diversos factores individuales, grupales, organizacionales y sociales son coproductores de este fenómeno multicausal; por lo tanto, es necesario empeñar esfuerzos de indagación para determinarlos. Es necesario promover el dejar de percibir que la corrupción hace posible las cosas de maneras más eficientes y eficaces, ya que a la larga esto impide también un desarrollo más armonioso de todos. Promover la remoción de las obstrucciones al desarrollo, es tratar de prevenir y curar la patología de la corrupción. Importancia de los Aspectos Culturales en la Corrupción - La distancia al poder y el individualismo en el comportamiento ético Bernardo Kliksberg señala que “La ética importa. Porque los valores éticos predominantes influyen a diario en los aspectos vitales de la economía”.No parece haber dudas de la influencia de la cultura; pero ¿Cuál es el papel concreto que desempeña la cultura en el comportamiento ético de los países? Dimensiones de la cultura Hofstede realizó una conceptualización de los valores culturales y demostró que existen menos variaciones entre determinados valores y creencias de las personas de un país que entre personas de países diferentes. Las dimensiones que identifica Hofstede surgen de la respuesta diferenciada de las distintas culturas a los problemas básicos con los que todas las sociedades se enfrentan: a) La desigualdad humana; b) El comportamiento del individuo según su integración en el grupo con el que principalmente se identifica; c) El nivel de estrés experimentado al enfrentarse a un futuro desconocido; d) La división de los roles sociales entre hombres y mujeres. Hofstede encontró diferencias culturales entre países en relación a cuatro dimensiones 5 : 1. La distancia al poder, vinculada a la tendencia en una sociedad a aceptar o rechazar la desigualdad humana; yendo desde “la desigualdad es una cosa normal y deseable”(gran distancia al poder) a “la desigualdad debe ser evitada tanto como sea posible (poca distancia al poder). 2. El individualismo-colectivismo, vinculada a la relación de los individuos con la sociedad; yendo desde “cada uno actúa por si mismo”(individualismo) a “Las personas deberían permanecer atadas o vinculadas a un grupo determinado a lo largo de toda su vida” (colectivismo) 3. La aversión la incertidumbre, vinculada con el nivel de ansiedad de la sociedad cuado se enfrenta a lo desconocido; yendo desde el miedo (gran aversión a la incertidumbre) a la curiosidad (débil aversión a la incertidumbre 4. La orientación hacia la masculinidad o la feminidad, vinculada al carácter masculino (cuando los valores predominantes son los tradicionalmente asignados a los hombres: ambición, agresividad o deseo de alcanzar un status elevado con mucho poder) o femenino (cuando los valores dominantes son los históricamente asignados a la mujer, como cuidado, protección, ternura o consenso) de la Sociedad. Mas tarde, Hofstede introduce una quinta dimensión: La orientación temporal, donde las culturas se orientan al largo plazo (aludiendo a la perseverancia, a la categorización de las relaciones según los estatus y al respeto establecido; sintetizándose estos valores en palabras como trabajo, ahorro, moderación, empeño, deber, futuro, virtud y esfuerzo) o al corto plazo (correspondiendo con respeto a las obligaciones sociales, y con el deseo de resultados rápidos, donde la tenacidad y la perseverancia no se consideran aspectos relevantes). Estos cinco ejes culturales son considerados como las dimensiones nacionales de los programas mentales de una nación. Diferencias culturales y nivel de honestidad de los países Las sociedades más honestas se caracterizan por una reducida distancia al poder y una orientación individualista de su cultura. La distancia al poder tiene su origen en el sistema de valores de los miembros de una sociedad. Son las personas las que aceptan que exista desigualdad. En los países con una elevada distancia al poder las personas valoran su estatus, y los que tienen distinto estatus se muestran socialmente separados. Por el contrario, cuando la distancia al poder es reducida las personas se sienten iguales; se pone el 5

Pinillos, José María: Importancia de la distancia al poder y el individualismo en el comportamiento ético, trabajo presentado para el Congreso Internacional de Responsabilidad Social Empresaria, Buenos Aires, Septiembre de 2006

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énfasis en el poder legítimo (en la autoridad) y no en el poder coercitivo que describe a las sociedades con una elevada distancia al poder. Un rasgo cultural que describe a las sociedades más honestas es el rechazo de la desigualdad, las personas se perciben iguales. En los países con poca distancia al poder destaca asimismo la existencia de una gran movilidad social, así como una clase media abundante, la riqueza está bien distribuida y están vigentes sistemas políticos democráticos. Este último rasgo está en sintonía con otra dimensión de la cultura y diferencia a los países más honestos de aquellos que no lo son: el carácter individualista de la cultura; porque la democracia supone al menos un mínimo nivel de individualismo: “un hombre un voto” El efecto que tiene la distancia al poder en el comportamiento ético de los países ha quedado ya evidenciado: la aceptación de la desigualdad de las personas favorece los comportamientos corruptos. Las sociedades más individualistas son más éticas; en estas sociedades las personas consideradas individualmente son más importantes que los grupos. El éxito es consecuencia del trabajo personal y el esfuerzo siempre tiene una recompensa. Las diferencias en distancia al poder e individualismo son demasiado grandes para ignorarlas y pensar que las desigualdades culturales no influyen o afectan al comportamiento ético de los países. Dentro de los países menos honestos se acepta la desigualdad, explicada por una gran distancia al poder, así como un elevado colectivismo. En los países más honestos, como características culturales destacan la igualdad y la importancia del individuo frente al grupo. Diferencias Culturales y Comportamiento Ético La distancia al poder y el individualismo son las dimensiones que influyen significativamente en el nivel de honestidad de las sociedades. La evidencia empírica encontrada pudiera resultar sorprendente, ya que es bastante habitual pensar en el colectivismo como sinónimo de solidaridad y rechazar al individualismo al asociarlo con un comportamiento egoísta. Hofstede señala que muchas veces se usa la palabra “colectivismo” como “estado colectivista”. Sin embargo se refiere al “grupo colectivo”. El colectivismo se caracteriza por una fuerte lealtad al grupo y hostilidad con otros grupos. De forma que el colectivismo se perfila como la raíz de los conflictos étnicos en todos los lugares del mundo. La defensa de los objetivos del grupo puede justificar comportamientos en donde se anteponen éstos, es decir el interés del grupo, a cualquier interés personal por legítimo que éste sea. Cuando esto se produce en un entorno en el que el poder aparece centralizado, con poca movilidad social, una clase media escasa y desigual distribución de la riqueza, características estas de gran distancia al poder, todo ello desemboca en corrupción. Se contrapone esta situación con aquella en que se respeta al individuo, a la persona, culturas en al que se acepta el logro de los objetivos personales pero con respeto al derecho de los demás. Subyace en todo ello el reconocimiento de la dignidad de la persona. Habiéndose evidenciado el papel de la cultura en el comportamiento ético de los países la cuestión que se plantea es cómo cambiar los parámetros de la cultura vinculados a comportamientos poco honestos; pues la cultura está profundamente enraizada en la sociedad, opera de modo inconsciente, y está impregnada por los valores de las instituciones políticas así como también por los sistemas técnicos, todo lo cual simultáneamente refuerza los valores y las creencias. Países como Singapur o Chile, a pesar de la inercia de sus culturas, se destacan por su comportamiento ético, esto es, por la ausencia de corrupción, pues han reconocido el impacto de la ética en el desarrollo, y la importancia de la reducción de las barreras entre países. La Corrupción en el Mundo Si una sociedad cultiva sistemáticamente sus valores éticos cosecha resultados; en este sentido, Noruega es uno de los países líderes mundiales en transparencia (número uno en los últimos tres años entre 180 países del mundo en la tabla de Desarrollo Humano de la ONU); es una economía potente, con altísimo desarrollo social; allí la corrupción es casi inexistente. Esa sociedad trata por todos los medios de mantener muy altos standards éticos. Así está analizando continuamente sus responsabilidades como país desarrollado hacia el mundo en pobreza, y su gobierno impulsa una discusión ética permanente sobre los desafíos éticos de la sociedad en las escuelas. Los valores éticos

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anticorrupción y proigualdad, solidaridad y cooperación que ha puesto en marcha son esenciales en sus logros económico-sociales. Esos valores son cultivados cuidadosamente en el sistema educativo en todos sus niveles, y a través de ejemplos de líderes; y sin embargo, la legislación anticorrupción es reducida. La causa se halla en los valores sociales dominantes. Asimismo, de informes de Transparencia Internacional se infiere que países desarrollados como Finlandia y Dinamarca, con altos niveles de renta y de competitividad, presentan niveles reducidos de corrupción; resultando significativo que estas culturas predomina una actitud de rechazo de las desigualdades y de apoyo a la equidad; en estos países, un corrupto es rechazado por su familia y amigos; es paria para la sociedad. Todos los actores deben comportarse éticamente en el desarrollo, no sólo en el tema de corrupción; Inglaterra, donde hay muchas empresas mineras que tienen inversiones en los países en desarrollo, ha creado recientemente el Ministerio de la Responsabilidad Social Empresaria, y una de sus líneas fundamentales es que las empresas mineras deben tener un código de ética muy exigente, que significa invertir con un trato igualitario que beneficie a la comunidad donde están invirtiendo y ser un tractor positivo de desarrollo en la región. También se puede mencionar, como un hecho positivo, en lo que se refiere al acceso del público a la información, el caso de Porto Alegre, en Brasil, que logró erradicar casi del todo la corrupción a través del presupuesto participativo porque 150 mil personas deciden y hacen seguimiento de cómo se invierte 6 . Y como contrapartida, como uno de los casos de corrupción se puede citar el de Siemens, la mayor empresa de ingeniería europea, que aceptó que los sobornos era parte de una práctica sistemática de décadas que fue aplicada en múltiples países. En los países muy corruptos, los sobornos eran casi el 40% de los contratos; en otros, del 5% al 6%. El jefe de la División Criminal del Departamento de Justicia de Estados Unidos, señaló que la corrupción en ella “era sistemática y extendida”; el Director del FBI que lideró la investigación la llamó “masiva y cuidadosamente orquestada”. Tan insertada estaba la corrupción en la cultura corporativa que uno de los principales operadores de los sobornos, alegando que eran prácticas extendidas, afirmó después de haber admitido su culpa: “La gente dirá después de Siemens que no hemos sido afortunados, que hemos roto el mandamiento número 11. Ese mandamiento dice: no permitas que te descubran”. Corrupción: Situación en América Latina Como ya se lo mencionara, las visiones económicas predominantes en la región tienden a desvincular ética y economía. Sugieren que son dos mundos diferentes con sus propias leyes, y que la ética es un tema para el reino del espíritu. Este tipo de concepción que margina los valores morales parece haber sido una de las causas centrales del “vacío ético” en el que se han precipitado diversas sociedades latinoamericanas. La idea de que los valores no importan mayormente en la vía económica práctica ha facilitado la instalación de prácticas corruptas que han causado enormes daños. Los ciudadanos latinoamericanos muestran sed de ética, el anhelo de una nueva moral pública que sobrepase la meta de corrupción cero y que les procure una sociedad más rica, justa y participativa 7 ; existiendo un rechazo generalizado, una enorme indignación por la impunidad y la exigencia creciente por respuestas contundentes. No hay riqueza posible si hay desigualdad y exclusión, porque ésta debilita la cohesión social que es imprescindible para el desarrollo. Uno de los costos silenciosos de la desigualdad son los incentivos para la corrupción. La propuesta es una economía donde todos puedan ser productores y consumidores. Es imprescindible, en una América latina agobiada por grados agudos de pobreza y desigualdad (casi uno de cada dos latinoamericanos es pobre, la pobreza es mayor que en 1980, la desigualdad es la mayor del planeta), recuperar la estrecha relación que debería haber entre valores éticos y comportamientos económicos. Ello significa poner en el centro de la agenda pública temas como la coherencia de las políticas económicas con los valores éticos, la responsabilidad social de la empresa 6

Duque, Guillermo: Participación, antídoto contra los corruptos: Kliksberg, El Colombiano, Medellín, 25/04/2006

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Fraguas, R.: “La corrupción ceno no vale para América Latina, es necesaria una economía ética”, entrevista a Bernardo Kliskberg, Diario El País, Madrid, España, 12/02/2006

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privada, la eticidad en la función pública, apoyo a las pequeñas y medianas empresas base de la creación de trabajos, fortalecimiento de sociedades civiles, que se movilicen para exigir ética, y solidaridad, defender la inversión social que será mas necesaria que nunca, privilegiar educación y salud para todos 8 . Todos los actores sociales deberían colaborar para que la ética volviera, tanto para erradicar la corrupción como para motivar actitudes éticas positivas. Debe el Estado dar la cara con políticas públicas activas y muy bien gestionadas, no esperando a que los pobres escriban en un formulario lo que les sucede. Debe implementar vigorosas políticas de reforma y fortalecimiento del poder judicial, apoyo a la profesionalización de las instituciones policiales vinculadas con la investigación de esos delitos, establecimiento de instituciones reguladoras sólidas y dotadas de capacidad técnica efectiva, gestión activa para la recuperación de activos en el exterior. Debe ampliar las posibilidades de control social; ello significa entre otros aspectos, maximizar los grados de transparencia de la gestión tanto pública como privada e instalar mecanismos institucionalizados de participación continua de la población. La apertura plena de los presupuestos, su análisis por la ciudadanía, su selección directa de prioridades, la rendición de cuentas, generarían una gestión local muy mejorada y reducirían sensiblemente los niveles de corrupción y de clientelismo. Bernardo Kliksberg propone una gestión social de excelencia; siendo la política la que fije y atienda los intereses colectivos y establezca las prioridades y las metas, dentro de su esfera de legitima actuación, y la gerencia social es la que diseñe los instrumentos para aplicarlas y generar la articulación entre el Estado y otros actores sociales y estimule la participación y el crecimiento del capital social de las comunidades pobres. Los gestores sociales son técnicos cuyo proceder está guiado por valores éticos. Conclusión La ética importa. Los valores éticos predominantes en una sociedad influyen a diario en aspectos vitales del funcionamiento de la economía. Eludir esa relación, como ha sucedido en América latina en las últimas décadas, significa crear el terreno propicio para que ese vacío de discusión ética favorezca que se desplieguen sin sanción social los valores antiéticos que encabeza la corrupción y continúan en el egoísmo exacerbado, la insolidaridad y la insensibilidad frente al sufrimiento de tantos 9 . Para mejorar la equidad, es imprescindible trabajar en la familia, la educación y los medios masivos para fomentar una “cultura de la transparencia y la responsabilidad”. Ambos significan que el otro importa. La corrupción es lo contrario: egoísmo maximizado. En los 90 en Argentina, algunos sectores de la población llegaron a invertir los valores. Los funcionarios y empresarios que robaban cubriendo sus operaciones eran percibidos como “unos vivos”; los que no lo hacían, “una especie de idiotas”. La década de políticas ortodoxas extremas destruyó parte de la clase media y de las oportunidades para la mayoría de la población, pero además, erosionó profundamente los valores básicos. En América latina, los valores morales fueron degradados, marginados, excluidos; la corrupción es una lacra inaceptable en un continente con tanta pobreza, es una violación de las normas morales. Hay que combatirla con leyes severas, con cero impunidad, con control social. A mediano plazo hay que lograr que en nuestras sociedades se instale el rechazo visceral a la corrupción. La ilegalización “cultural” además de jurídica de la corrupción es la doble batalla a dar.

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Kliskberg, Bernardo: ¿Cómo enfrentar la crisis?, www.pensardenuevo.org, Diciembre de 2008 Kliskberg, Bernardo: La ética que cuenta, Diario La Nación, 13/06/2004

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Bibliografía • Cortina, Adela: “Ética de la empresa, no sólo responsabilidad social”, Revista de Empresa Nº 11, 2005. • Duque, Guillermo: Participación, antídoto contra los corruptos: Kliksberg, El Colombiano, Medellín, 25/04/2006 • Estrada García, Ricardo, Monroy Alvarado Germán y Ramírez Alcántara, Hilda: “Ética-responsabilidad socialdesarrollo sustentable en las organizaciones” Administración y organizaciones, Universidad Autónoma Metropolitana, 2005. • Fraguas, R.: “La corrupción ceno no vale para América Latina, es necesaria una economía ética”, entrevista a Bernardo Kliskberg, Diario El País, Madrid, España, 12/02/2006 . • Kliskberg, Bernardo: ¿Cómo enfrentar la crisis?, www.pensardenuevo.org, Diciembre de 2008. • Kliskberg, Bernardo: La ética que cuenta, Diario La Nación, 13/06/2004. • Montuschi, Luisa: “Ética, economía y negocios. Consideraciones respecto de la responsabilidad social de las empresas” Documentos de Trabajo-Universidad del CEMA, 2003. • Pinillos, José María: Importancia de la distancia al poder y el individualismo en el comportamiento ético,

trabajo presentado para el Congreso Internacional de Responsabilidad Social Empresaria, Buenos Aires, Septiembre de 2006.

Anexo ARGENTINA SACÓ OTRA MALA NOTA EN EL RANKING GLOBAL POR EL MAL MANEJO IRREGULAR DE FONDOS PUBLICOS Y EL ENRIQUECIMIENTO PATRIMONIAL DE FUNCIONARIOS Clarín: Martes 17/11/2009 Por: Daniel Santoro La Argentina, por cuarto año consecutivo, sigue ubicada en una muy mala posición en el ránking mundial de la corrupción: está en la posición 106 sobre 180 países encuestados. El dato está incluido en el Indice de Percepción de la Corrupción que realiza Transparencia Internacional (TI) del 2008, la ONG global que todos los años realiza esta informe que se difundirá hoy y al que accedió Clarín ayer. En una encuesta financiada por el Banco Mundial y otras organizaciones internacionales, empresarios y expertos la Argentina terminó reprobada: sacó 2,9 puntos sobre un total de diez en este índice de percepción de la corrupción internacional. Se trata de una encuesta -no de datos empíricos- sobre los niveles de corrupción en el sector público argentino porque la corrupción, obviamente, se esconde y los casos que llegan a la Justicia se consideran solo como la punta del iceberg. Este tipo de informes son utilizados por gobiernos extranjeros, organismos de crédito internacional y empresas a la hora de decidir, por ejemplo, donde hacer inversiones. Para tener una idea en el contexto americano, no en el mundial, nuestro país se ubicó en la posición 23 sobre un total de 31 países analizados, donde Canadá con 8,7 puntos se lleva los laureles del país más transparente y Haití, el del más corrupto. Detrás de Argentina, con peor imagen, se alinean Bolivia, Guyana, Honduras, Nicaragua, Ecuador, Paraguay, Venezuela y Haití. "Argentina y Venezuela también se ubican entre los países con el desempeño más eficiente en el índice, lo que indica que los altos niveles de percepción de la corrupción no están asociados exclusivamente con la pobreza", afirma el informe de TI, cuya sucursal local es Poder Ciudadano. "La Argentina se mantiene firme en el aplazo", dijo metafóricamente Delia Ferreira Rubio, presidenta de Poder Ciudadano, luego de poner la discrecionalidad en el manejo de los fondos públicas como uno de los agujeros negros argentinos, al enumerar las causas de la corrupción.

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Seguramente, la mafia de los medicamentos que se empezó a investigar el año pasado y estalló este año en la Justicia puede haber sido uno de los temas que impactó entre los encuestados. Otros de los escándalos que impactaron en el 2008 fue el de la valija del venezolano Guido Antonini Wilson con 800 mil dólares que se intentó entrar en el 2007 pero terminó el año pasado con condenas a sus ex socios en la justicia de Miami. En realidad, a criterio de los expertos es preocupante que las posiciones de la Argentina no mejoren desde hace 4 años. La caída empezó con el final de la presidencia de Eduardo Duhalde, en medio de la crisis financiera y social por la renuncia de Fernando De la Rúa tuvo: 2,8. Pero gran parte de los dos primeros años de la gestión del ex presidente Néstor Kirchner tocaron el peor pozo de la historia reciente: 2,5 por ciento. En el 2006 y el 2007 con las promesas de la presidenta Cristina Kirchner de mejorar la calidad institucional del gobierno se entró a esta meseta del 2,9 que no logra subir a mejores posiciones. Seguramente, el índice para el año en curso será peor: a principios de año el entonces fiscal nacional de investigaciones administrativas Manuel Garrido renunció a su cargo diciendo que en el país había "impunidad casi total para la corrupción", luego de denunciar al ex secretario de Transporte Ricardo Jaime, el primer kirchnerista en ser investigado por enriquecimiento ilícito. En realidad, la impunidad para la corrupción no es un fenómeno de ningún partido político en particular sino de toda sociedad. Un informe del Centro de Investigación y Prevención de la Criminalidad Económica (CIPCE) reveló que las 750 causas por corrupción de los últimos 25 años tienen un duración promedio de 14 años.

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