Romper las reglas: juego y desafío ético en el arte

No es sólo la locura, sino también la impotencia lo que mejor identifica los ángulos ciegos de la razón. La incapacidad de actuar de otra manera que la que ha sido programada en nuestro código genético, en nuestro condicionamiento reflejo, o en nuestro aprendizaje previo. Esos puntos ciegos, incontrolados e irracionales, están representados en las siguientes obras a través de dos preguntas decisivas relacionadas con el comportamiento y la identidad. Una está focalizada en el cuestionamiento de la noción de masculinidad -¿hay un soldado en mí?- y la otra, en la rabia e irracionalidad de instintos y pulsiones -a través de la recurrente pero definitiva ¿qué es lo que puede un cuerpo?-.  Nada es banal ni complaciente en estos juegos. Los artistas que rompen las reglas demuestran su insumisión y discrepancia planteando paradojas y desafíos, bordeando las trincheras de la tolerancia moral, proponiendo retos. Los artistas desafiantes ya no pretenden reestablecer o reinventar lazos sociales, no buscan el consenso; sólo exhiben una pertinaz voluntad de evidenciar controversias instalándose en el desacuerdo.