Resumen Narrativo: El Racismo en los Discursos Historiográficos y Literarios en el Proceso de Formación del Estado Nacional Peruano

July 17, 2017 | Autor: Luis Escobedo | Categoría: Race and Racism, Race and Ethnicity, Racismo, Racismo y discriminación, Nacionalismo
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Descripción

El Racismo en los Discursos Historiográficos y Literarios en el Proceso de Formación del Estado Nacional Peruano (Resumen Narrativo) Escobedo, L., (2015). Resumen Narrativo: El Racismo en los Discursos Historiográficos y Literarios en el Proceso de Formación del Estado Nacional Peruano. Defensa Pública para el Grado de Doctor. Instituto de Estudios Ibéricos e Iberoamericanos, Universidad de Varsovia, 25 de Mayo del 2015, Varsovia, Polonia.

En los albores del siglo XXI, la identidad indígena, entre otras, aún no es uno de los principales pilares en la formación de la nación peruana. Sostenemos que la intención del Estado y las elites peruanas, y más tarde de la mayoría de peruanas y peruanos, a lo largo de la historia republicana ha sido que precisamente no lo fuera. Históricamente, estas entidades han perseguido un modelo de construcción nacional enfocado en el crecimiento económico y el desarrollo industrial entendidos como progreso. En este afán, tras la Independencia, el Estado y las élites determinaron que el problema era todo aquello que se percibiera como contrario a su propia idea de progreso. De esta manera, las zonas rurales, la Sierra y la Selva peruanas, así como todo lo asociado a ellas, se proyectarían como un problema que requería solución. Consecuentemente, la población indígena, por predominar en estas zonas, se convertía en parte esencial del problema. Es así como, a lo largo de la época republicana, el Estado y las elites peruanas han imaginado y buscado construir una nación peruana occidental, europea, urbana, costeña, limeña, criolla, ‘blanca’, en contraposición a un Perú andino, rural, serrano, amazónico, indígena, ‘no blanco’. Aquello que no representara la idea de una nación de progreso, industrial, por ende, debía transformarse. De no ser esto posible, entonces, debía aislarse, excluirse o eliminarse. La situación del Perú contemporáneo es, pues, el resultado de esta manera racializada de imaginar la nación peruana propia del Estado y las elites peruanas de toda la época republicana, y hoy en día también propia de la gran mayoría de peruanas y peruanos. Desde esta postura, postulamos las siguientes hipótesis: 1. El racismo en el Perú, como ocurre hoy en día, se gesta dentro del proceso de construcción nacional. 2. El racismo, como se practica hoy en día, se habría desarrollado como sentimiento y expresión de la ansiedad y la frustración de muchas peruanas y

peruanos que perciben ciertos factores culturales o étnicos como obstáculos en la construcción de ciudadanas y ciudadanos nacionales ideales. 3. Si bien las peruanas y peruanos afirman pertenecer a un país diverso, recurriendo para confirmarlo a elementos percibidos como contribuciones de culturas no hegemónicas a la nación peruana, muchos de estos elementos existen sólo a manera de ‘traces’ (francés para ‘rastros’) y no como pilares en la construcción de una nación peruana diversa. Los cuatro capítulos de este trabajo han buscado sustentar estas hipótesis describiendo procesos, ‘de-construyendo’ objetos, y exponiendo las piezas de información recolectadas desde una perspectiva sociológica, histórica y literaria. El Capítulo I comienza haciendo una revisión de fuentes estadísticas, tales como censos de población y vivienda, e indicadores sociales, para explicar la situación de la desigualdad social según el área de residencia y la región natural. A continuación, hacemos una revisión literaria de diferentes contribuciones en las ciencias sociales con el fin de generar un mejor entendimiento sobre el significado de etnicidad dentro del contexto peruano, y sobre las relaciones binarias ‘blancos’-indígenas y ‘blancos’‘no blancos’ en el Perú. En el Capítulo II recurrimos a teorías modernistas de la nación y el nacionalismo. Revisamos diferentes obras de Gellner, principalmente Nations and Nationalism (1983), prestando especial atención a su propuesta para el estudio de la historia de la humanidad según diferentes órdenes sociales y económicos, su principio de entropía social e igualdad, y su ‘tipología de los nacionalismos’. Asimismo, revisamos Imagined Communities (1983), de Benedict Anderson, enfocándonos en su teoría sobre el desarrollo de la consciencia nacional. A continuación, en el Capítulo III, enfrentamos a la historiografía tradicional y nacionalista con la historiografía moderna y revisionista, para trazar una línea histórica más objetiva entre los comienzos de la era moderna, en la que la Monarquía católica empezaría a participar a través de las Reformas Borbónicas del siglo XVIII, y las guerras civiles por la Independencia de los Estados hispanoamericanos a comienzos del siglo XIX. Nos enfocamos principalmente en cómo la llegada de la era moderna afectó a las elites peruanas hasta que la Independencia del Perú fuera impuesta por San Martín y Bolívar. El Capítulo IV comienza con un análisis sociológico, del discurso y comparativo de dos novelas latinoamericanas del siglo XIX: Los Bandidos de Río Frío (1891) del mexicano Manuel Payno, y Aves sin Nido (1889) de la peruana Clorinda Matto de

Turner. A continuación, para el siglo XX hacemos el análisis sociológico y del discurso de los trabajos de dos grandes escritores peruanos: Mario Vargas Llosa y José María Arguedas. Comenzamos con El Sueño del Celta (2010) de Vargas Llosa con el objetivo de hacer referencia a una zona geográfica del Perú comúnmente olvidada en la mayoría de estudios sobre racismo en el contexto peruano: la Selva amazónica. Los sucesos discutidos en la obra datan de las primeras dos décadas del siglo XX. Luego, nos enfocamos en los años 20 y 30, décadas importantes en la vida nacional del Perú. A través del análisis e interpretación de Los Ríos Profundos (1958) y Yawar Fiesta (1941) nos colocamos en este importante período y en la Sierra peruana de comienzos del siglo XX. Cerramos el capítulo con el análisis de La Ciudad y los Perros (1962) de Vargas Llosa con el objetivo de interpretar las relaciones interpersonales entre peruanos ya en una Lima de todos los colores e identidades. Finalmente, llegamos a las siguientes tres conclusiones. Conclusión 1: Hemos postulado que el racismo en el Perú, como ocurre hoy en día, se gesta dentro del proceso de construcción nacional. Drinot (2011) indica que el Estado y las élites de comienzos del siglo XX imaginaron una nación peruana industrial, entendiendo industrialización como progreso y civilización. Así, toda identidad que entonces fuera percibida como representación de aquellos valores sería idealizada: lo urbano, occidental, europeo, costeño, limeño, criollo. Toda identidad que fuera percibida como lo contrario, es decir, lo rural, andino, amazónico, indígena, de ascendencia africana y otras, sería transformada, aislada, excluida, eliminada. Esta relación recíproca e inversa en términos estructurales, como la describiría Levi-Strauss (1963; 1969), también motivaría la jerarquización de fenotipos: lo percibido como (más) blanco, (más) claro, o de rasgos (más) europeos, frente a lo percibido como menos blanco, menos claro, de rasgos menos europeos, o ni blanco ni claro ni de ascendencia europea. Pero, si bien al principio eran el Estado y las élites los que imaginaban y construían el Perú, ahora lo hacen de manera similar la mayoría de peruanas y peruanos. Es así como, en su afán por crear ciudadanas y ciudadanos nacionales ideales capaces de industrializar, generar progreso, civilizar, según la visión occidental, las peruanas y peruanos han venido construyendo una identidad homogénea – no diversa – a costa del sacrificio de identidades históricamente percibidas como opuestas a la idea de progreso y civilización. Conclusión 2: Hemos postulado que, el racismo, como se practica hoy en día, se habría desarrollado como sentimiento y expresión de la ansiedad y la frustración de

muchas peruanas y peruanos que perciben ciertos factores culturales o étnicos como obstáculos en el camino hacia la construcción de ciudadanas y ciudadanos nacionales ideales. Por ejemplo, Alejandro Toledo fue un personaje de alto estatus y poder durante su presidencia del Perú. Si las peruanas y peruanos no lo hubieran percibido de manera racializada, entonces Toledo habría sido, en principio, el modelo de peruano ideal, según la visión nacionalista peruana del siglo XX: se hizo presidente tras su movimiento hacia una identidad urbana, occidental, costeña, limeña, criolla. Por ello, Toledo no representaba el triunfo de una identidad indígena y/o rural sino que más bien occidental y/o urbana. A pesar de ello, desde la visión tan racializada de las peruanas y peruanos, se le llamaba ‘cholo’. Por un lado, instrumentalmente, incluso con fines políticos. Por otro lado, peyorativamente, como señal del sentimiento y expresión de ansiedad y frustración por haber sido las peruanas y peruanos representados por un individuo al que percibían visualmente como un ciudadano no totalmente ideal. Desde entonces todo mérito se lo atribuirían a su formación académica occidental y toda falta a sus orígenes culturales o étnicos. Conclusión 3: Hemos postulado que si bien las peruanas y peruanos afirman pertenecer a un país diverso, recurriendo para confirmarlo a elementos percibidos como contribuciones de culturas no hegemónicas (por ejemplo, la indígena) a la nación peruana, muchos de estos elementos existen sólo a manera de ‘traces’ y no como pilares en la construcción de una nación peruana diversa. El término francés trace, propuesto por Derrida (1976) y literalmente traducido al castellano como ‘rastro’, es una unidad constituyente del lenguaje cuya significación depende de los efectos de otros traces (Howarth 2000). Su identidad, por ende, se constituye activamente dentro de un ‘juego de diferencias’ (Derrida 1981). Así, el significado de lo urbano, occidental, costeño, limeño, criollo, hispanohablante, de ascendencia europea, ha dependido de los efectos de su interacción con elementos rurales, andinos, amazónicos, indígenas, de ascendencia africana y otras. Del mismo modo, el significado de estos últimos ha dependido de los efectos de su interacción con los primeros. Esto explica por qué, a pesar del proceso de homogeneización cultural por el que han pasado peruanas y peruanos, elementos de diversidad son visibles e incluso atribuibles al Perú: son sólo traces de su diversidad. En suma, el nacionalismo peruano ha aspirado hacia la construcción de una nación urbana,

occidental,

costeña,

limeña,

criolla,

hispanohablante,

empleando,

transformando, aislando, excluyendo, eliminando, la identidad rural, andina, amazónica, indígena, de ascendencia africana y otras. Sobre estas bases se gesta

el racismo del Perú de hoy. Y elementos de diversidad pasan a ser ‘traces’. Sin duda, en el nuevo milenio, visiones sobre la construcción de una nación peruana diversa han empezado a emerger. Sólo nos preguntamos si las peruanas y los peruanos realmente tienen el deseo de mudarse a una estructura sobre la cual el racismo y otros tipos de discriminación simplemente no son posibles.

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