Responsabilidad social hacia los presos

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Descripción

William Castañeda S.

Universidad Adventista del Plata Escuela de Graduados Maestría en Teología

RESPONSABILIDAD SOCIAL HACIA LOS PRESOS

Trabajo Práctico

Por William Castañeda Soriano Enero de 2015

TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………….. Iglesia Católica……………………………………………………………………. Mensaje jubilar de Juan Pablo II…………………………………………….. Juan Chrisostomo……………………………………………………….. …… Martín Lutero……………………………………………………………………… Iglesia Adventista del Séptimo Día……………………………………………….. Ministerio de Capellanía Adventista (MCA)………………………………… Manual de la Iglesia Adventista del Séptimo Día……………………………. Enciclopedia Adventista……………………………………………………… Elena G. de White………………………………………………………..…….

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CONCLUSIÓN………………………………………………………………….. …….. 10 BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………….

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INTRODUCCIÓN A lo largo del tiempo se han abierto discusiones acerca de la relación entre la “ayuda social” y la “evangelización”. ¿Van juntas? ¿Son lo mismo? ¿Cuál es primera? etc. Deiros lo define así: “Responsabilidad social, es una consecuencia de la evangelización. En otras palabras, la evangelización es el medio que Dios usa para llevar a la gente al nuevo nacimiento, y la nueva vida se manifiesta en el servicio a los demás. Es un puente para la evangelización”.1 De esta manera queda claro que aunque son

diferentes, se

complementan de forma integral para el cumplimiento de la misión evangélica. Existe un grupo particular de personas que no podemos ignorar, ya que están presentes en nuestras sociedades y que por algún delito (en su gran mayoría) se encuentran privados de su libertad. Por más que alguien quiera ignorar esta realidad, no logrará hacerlo. A estas personas se les conoce como presos, reclusos, internos, prisioneros o reos. Han sido privados de su libertad “por imposición de una medida de aseguramiento o pena privativa de la libertad”.2 ¿Pero cuándo comenzó este flagelo para este mundo? ¿Por qué hay tantas cárceles en el mundo llenas de seres humanos viviendo en tan precarias condiciones? La Biblia dice que el hombre salió perfecto de las manos del Creador. Fue creado para gobernar con justicia y misericordia; creado para amar y sustentar la creac ión; para vivir en armonía con sus semejantes; para adorar a su Creador y recibir de Él sabiduría 1

Pablo A. Deiros. Diccionario hispanoamericano de la misión (México: Editorial Unilit, 1997), 268. Torres, Saúl, Informe estadístico Mayo 2014 (Bogotá, Colombia: INPEC, 2014), 8. http://www.inpec.gov.co/portal/page/portal/Inpec/Institucion/Estad%EDsticas/Estadisticas/Informes%20y%2 0Boletines%20Estad%EDsticos 2

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e inmortalidad. “Le proveyó compañerismo humano, un mundo bueno, trabajo y propósito y conducción moral”.1 Este era el ideal de Dios para el hombre. Sin embargo, con la entrada del pecado todo lo bueno hecho por Dios se degeneró. La naturaleza del hombre se pervirtió. Su amor se convirtió en odio y egoísmo. La pureza fue suplantada por la inmundicia y deseos impuros. El desequilibrio y la intolerancia ahora hacían parte de su ser. La avaricia, lujuria y codicia dominaban sus pensamientos. El asesinato comenzó a ser parte de sus conquistas egoístas. “Todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo sólo el mal”.2 El pecado entró libremente causando la separación entre Dios y el ser humano. Ahora, era preso en todos los sentidos, había perdido su libertad y viviría esclavo para siempre, a menos que el cielo proveyera una solución, lo cual fue así. Dios proveyó un antídoto para el veneno mortal del pecado. Enviaría a su Hijo. La existencia de cárceles hoy y la presencia de presos en ellas, es tan solo una consecuencia de aquella desobediencia en el Edén. Es el resultado de la pérdida de libertad que el hombre sufrió por voluntad propia. Dios lo creó como un ser libre, libre de decidir a quién amar y servir. Finalmente, decidió servir al mal. Ahora, con una naturaleza corrupta y libre de santidad se convirtió en el depredador de su misma naturaleza y de la creación que le fue entregada para su especial cuidado. Con su nueva naturaleza, el deseo fiel y natural de obedecer normas o leyes quedó inexistente, y al incumplirlas o pasarlas por alto, recibiría las consecuencias naturales de una ley transgredida. Desde la antigüedad han existido las cárceles como lugares de detención o privación de libertad de aquellos transgresores de la ley. Por un lapso de tiempo, estos transgresores se retienen y confinan en estos lugares para que vindiquen su delito y aprendan a vivir en 1

Benjamin Clausen, Gerald Wheeler. Génesis, historia de los orígenes (Estados Unidos: Asociación Publicadora Interamericana, 2006), 39. 2 Génesis 6:5

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sociedad, respetando las leyes establecidas. En este siglo, las cárceles continúan siendo una realidad que es imposible desconocer; lo mismo que las diferentes problemáticas sociales que se generan especialmente por el incremento de personas recluidas en estos lugares. Según el Centro Internacional para Estudios de Prisiones1 la población carcelaria mundial supera los 10.2 millones de presos. Solo en Estados Unidos hay más de dos millones y es el país con mayor proporción de población reclusa en el mundo. Y la más grave preocupación es el impactante y rápido crecimiento de esta población. Aunque es cierto que el delito que han cometido estas personas debe ser asumido con responsabilidad aceptando las consecuencias; también es cierto que merecen una oportunidad de restaurar su falta y recibir un tratamiento que les ayude a reincorporarse con la sociedad, aprendiendo a respetar las normas establecidas y los derechos de cada persona que le rodea. ¿Qué hacer con este problema? La solución por la que muchos han optado es ignorarlos, odiarlos o condenarlos. Sin embargo, “Jesús fue muy específico acerca de lo que le gustaría que sus seguidores hicieran con los presos, registrado en Mateo 25:36, Porque estuve en la cárcel y vinisteis a mí”.2 Una tarea que es posible de hacer y que coloca de relieve que al visitar, simpatizar, servir y acompañar a un preso, o dejar de hacerlo es como si le prestáramos o negáramos este servicio al mismo Jesús. Abriendo un poco el panorama, en las líneas que siguen, se podrán conocer algunas consideraciones y posturas que determinadas personas y organizaciones cristianas tienen en cuanto al servicio social y evangelistico a hacia los presos. Finalizando con una conclusión y una propuesta.

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Centro Internacional para Estudios de Prisiones (International Centre for Prison Studies) 2011-2013. http://www.prisonstudies.org/ 2 Kelly, Jason, and Catherine O'Connell-Cahill. 1998. "Visitation rites." U.S. Catholic 63, no. 9: 26. Academic Search Complete, EBSCOhost (accessed November 5, 2014).

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Iglesia Católica Mensaje jubilar de Juan Pablo II En su mensaje jubilar para las cárceles1, Juan Pablo II enfatiza que el propósito del encuentro de Jesús con el hombre es su salvación, la cual no es impuesta sino propuesta. Este jubileo ayuda a que la vida del preso vuelva a tener sentido. “Abre al futuro en el cual el compromiso del hombre y la gracia de Dios deben construir juntos lo que queda por vivir”. Uno de los motivos del valor del jubileo en las cárceles es que para enfrentar esa difícil situación, es necesaria “una fuerte experiencia de fe”. En breves palabras los aspectos esenciales de este mensaje son: Que el tiempo es de Dios y por lo tanto se debe depender de él absolutamente; que la experiencia del jubileo abre puertas para la reconciliación y restauración. Por lo tanto, las victimas podrán estar tranquilas y los ofensores lograrán reinsertarse restaurados a la sociedad; Apela a las entidades oficiales al respeto de los derechos del preso; Apoya e incentiva el involucramiento en actividades laborales y rechaza el ocio y finalmente llama a los presos a que experimenten y profundicen su relación con Dios. Juan Chrisostomo De su homilía llama la atención: “¿Hay cosa más fácil que visitar la cárcel? ¿Hay algo más dulce?” Al encontrarse con la condiciones de vida más tristes que existen, “aún,

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Juan Pablo II, Mensaje Jubilar para las cárceles, 9 de julio de 2000 (Madrid-Beirut: Editado por ICCPPC, 2003) http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/messages/documents/hf_jpii_mes_20000630_jubilprisoners_sp.html

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[dice] cuando seas de piedra, saldrás de ahí con muy humanos sentimientos”1. También dice que se podrá llegar a una profunda reflexión de la condición humana contemplando la situación de estas personas en sus lugares de privación.

Martín Lutero Si algo repugnaba Martín Lutero era la indiferencia y desatención al necesitado, y sobre todo cuando lo hacían especialmente los monjes pretendiendo su fidelidad a Dios. Lo deja claro al mencionar que “La institución monástica sostiene abiertamente, a despecho de la enseñanza divina y sin la menor vergüenza, que no es preciso obedecer a los padres ni cuidar de lo que es de otro”.2 Tergiversan algunos textos de la Biblia y se excusan diciendo que “obedecer es mejor que los sacrificios, que los padres espirituales son de una categoría más alta que los padres carnales y que sí practican el amor al prójimo, pero ante todo entre los hermanos del convento”. Si un monje vea a un hambriento, a un sediento, o desnudo, o vagabundo, a un encarcelado, etc. y no lo atendía, podía decir tranquilamente que “no practicó la caridad por no querer presentar un sacrificio en lugar de ser obediente”. En otro escrito de Lutero acerca del mandamiento “no matarás” dice que este mandamiento también se quebranta por omisión. “Dirá Jesús: “Yo estuve hambriento…” lo cual es como si dijera: Habéis dejado que yo y los míos pereciésemos de hambre, sed y frío; que las fieras nos desgarrasen; que nos pudriéramos en una celda y feneciésemos en la

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S. Juan Chrisostomo, Exhortación a visitar las cárceles. Homilia LX. Sobre el evangelio de S. Juan (México: Editorial Tradición, 1981). http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/es/evd.htm 2 Erich Sexauer, Obras de Martín Lutero Tomo III (Buenos Aires, Argentina: Editorial Paidós, 1974), 159

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miseria”.1 “Aunque no hayas cometido esto con actos, sin embargo abandonaste a tu prójimo en la miseria y dejaste que pereciera en cuanto estuvo a tu alcance”.

Iglesia Adventista del Séptimo Día Ministerio de Capellanía Adventista (MCA) El Ministerio de Capellanía es un ministerio especial para tareas especiales en lugares particulares2. El trabajo de este ministerio y la misión de la iglesia son el de restaurar3 a la humanidad caída a su plenitud por el tiempo y la eternidad. Trabaja en ambientes tan distintos como institutos correccionales, instituciones de salud y militares, escuelas, comercios, industrias y otros.

Manual de la Iglesia Adventista del Séptimo Día Se comisiona a un grupo especial llamado “Sociedad de hombres adventistas” perteneciente al departamento de Ministerio personal, a cumplir con las siguientes funciones: “Esfuerzos de predicación laica, ministerio en las prisiones y servicios comunitarios”.4

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Erich Sexauer, Obras de Martín Lutero Tomo IV (Buenos Aires, Argentina: Editorial Paidós, 1974), 74,75. Iglesia Adventista del Séptimo Día, Reglamentos Eclesiástico-Administrativos (Argentina, División Sudamericana: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2013), 318. 3 El énfasis es nuestro 4 Marcos Blanco. Iglesia Adventista del Séptimo Día. Manual de iglesia (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana), 98. 2

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Enciclopedia Adventista El ministerio en las prisiones abarca diversos aspectos “como el aconsejamiento, el ministerio a las familias de los presos, la rehabilitación de los internos, centros de reinserción social (hogares de paso), y los servicios de adoración”.1 “El propósito central es llevar el consuelo y la esperanza del Evangelio de Cristo a los hombres y mujeres perdidos, y plantar la semilla por el Espíritu Santo en agua”.

Elena G. de White Sus enseñanzas siempre tuvieron un foco, Jesús. Y su amor hacía él la llevó a vivir una vida de servicio abnegado hacia su prójimo. Sus consejos como sus vivencias también abarcaron el visitar a los presos. Durante un viaje a Oregon2, visitó una cárcel en compañía de algunos hermanos de iglesia y allí participó de un culto de adoración llevándoles un mensaje de esperanza a los presos. Sus consejos llevan a reorganizar prioridades y pensar cuáles son las cosas que tienen más valor después de una relación diaria con Cristo. Ella considera que los presos que “están detrás de las paredes de una prisión necesitan consuelo y ánimo”.3 También hace un pronunciamiento muy serio en relación con la salvación. Dice que “Al descuidar de vestir al desnudo, alimentar al hambriento, visitar a los que están en la cárcel, muestran de qué espíritu son. No sería prudente que tales personas entren al

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Don F. Neufeld, Seventh-day Adventist Encyclopedia M-Z (EE.UU: Review and Herald Publishing Association, 1996), 383 2 Elena G. de White, Notas biográficas (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995), 256. 3

Elena G. de White, El ministerio pastoral (Estados Unidos: Asociación ministerial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, 1997), 162.

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cielo”.1 El contexto de lo que ella menciona es el descuido, el hacer caso omiso y el pasar por alto el deber hacia el prójimo especificado en la Ley de Dios. Termina diciendo que “por su egoísmo y dureza de corazón, por su falta de saber apreciar a sus hermanos aquí, claramente revelan el hecho que en el reino de los cielos ellos no podrían apreciar a Dios, ni a su Hijo, ni a los santos”.2

Conclusión Se puede concluir diciendo que aunque está bien, éticamente hablando, el visitar y ayudar a los presos en su proceso de resocialización. La ética bíblica nos lleva a colocar como prioridad una relación personal salvífica con Jesús. Una relación de fe y amor con el Salvador llevará naturalmente al creyente a obedecer su santa Ley. Como resultado hará obras benéficas en favor de otros, no como méritos u obligación, sino porque encuentra gozo sabiendo que Dios es el que obra en él. El poder del evangelio presentado por medio de las Escritura y por una vida piadosa de cada creyente, servirá como llave para que muchos corazones de hombres y mujeres detrás de las rejas, obtengan la verdadera libertad. EL cielo entero trabaja para que el hombre recobre el honor y la dignidad como preciosos dones otorgados en el Edén. A todos aquellos que están privados de su libertad, se les promete llegar a ser “verdaderamente libres” en el Hijo de Dios.3 Y a la iglesia de Cristo, teniendo en cuenta las necesidades de cada preso, se le encomienda “acordarse de ellos, como si estuvieran presos juntamente con ellos”.4 Recordando el ejemplo que Dios ha

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White, El ministerio pastoral, 162. Ibid. 3 Juan 8:36 4 Hebreos 13:3 2

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dejado, que, cuando Él se acuerda de sus hijos, siempre actúa en favor de ellos. Envía como sus representantes a hombres que trabajen por la restauración y salvación de otros semejantes a ellos.1

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Éxodo 2: Cuando Dios oyó el clamor de su pueblo en esclavitud, “se acordó de su pacto con Abrahán, Isaac y Jacob. Y miró Dios a los israelitas y reconoció su condición” (vs.24, 25). Enviando entonces a Moisés como instrumento de liberación le dijo: “Por tanto, ve, yo te envío a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas (3:10)

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BIBLIOGRAFÍA Blanco, Marcos. Iglesia Adventista del Séptimo Día. Manual de iglesia. Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana. Centro Internacional para Estudios de Prisiones. International Centre for Prison Studies 2011-2013. Chrisostomo, S. Juan. Exhortación a visitar las cárceles. Homilia LX. Sobre el evangelio de S. Juan. México: Editorial Tradición, 1981. Clausen, Benjamin. Wheeler, Gerald. Génesis, historia de los orígenes. Estados Unidos: Asociación Publicadora Interamericana, 2006. Deiros, Pablo A. Diccionario hispanoamericano de la misión. México: Editorial Unilit, 1997. Iglesia Adventista del Séptimo Día, Reglamentos Eclesiástico-Administrativos. Argentina, División Sudamericana: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2013. Jason, Kelly and O'Connell-Cahill, Catherine 1998. "Visitation rites." U.S. Catholic 63, no. 9: 26. Academic Search Complete, EBSCOhost (accessed November 5, 2014). Juan Pablo II, Mensaje Jubilar para las cárceles, 9 de julio de 2000. Madrid-Beirut: Editado por ICCPPC, 2003 Neufeld, Don F. Seventh-day Adventist Encyclopedia M-Z. EE.UU: Review and Herald Publishing Association, 1996. Sexauer, Erich. Obras de Martín Lutero Tomo III. Buenos Aires, Argentina: Editorial Paidós, 1974. ________. Obras de Martín Lutero Tomo IV. Buenos Aires, Argentina: Editorial Paidós, 1974. Torres, Saúl, Informe estadístico Mayo 2014. Bogotá, Colombia: INPEC, 2014.

White, Elena G. de. El ministerio pastoral. Estados Unidos: Asociación ministerial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, 1997. ________. Notas biográficas. Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995.

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